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De los recursos que más me han fascinado, que más despiertan esa sensación de juego, de ilusión

y de imaginación, empleados a la hora de usar el dibujo como medio narrativo, en una imagen o
varias imágenes en secuencia, es la del la perspectiva. Siempre me pierdo en la imaginación,
análisis y producción de tamaños, volúmenes, anatomías de los cuerpos y sus diferencias físicas,
tanto así que incluso dibujo en el aire los cuerpos y los tamaños, algo que hacía incluso desde
niño. Debido a esto, siempre admiré el cómo los artistas juegan con la perspectiva y los tamaños,
es las fugas y ángulos, y otras metamorfosis de la figura según el efecto que se desee producir en
el lector, especialmente a la hora de enfrentar dos personajes de tamaños diferentes. Por eso me
propuse poner en práctica los dispositivos que sirven estos propósitos: la composición, es decir, el
espacio plástico, los modos de visión, el encuadre de imagen, los puntos de vista, y las
connotaciones que todos estos producen.

En este grupo de tres dibujos, presento tres variaciones de perspectiva de una escena en la que
se configuran dos figuras centrales de mi historia: Tharqa, el guerrero humano, descendiente Intei,
y Awkerak el Poderoso, el Trog guerrero, despiadado líder de una banda de mercenarios.

En las tres imágenes evidencio el propósito perspectivista que tienen los diferentes tipos de
encuadre que doy a la escena.
En la imagen del perfil de la escena el propósito es dar una visión total y desafectada de una
tercera persona que observa el enfrentamiento de miradas desde una posición igualada tanto en
ángulo, como encuadre y posición del espectador. Se los observa desde una altura promedio entre
el alto de ambos contrincantes, y sin modificación ni de ángulo ni de proporción. Si bien se podrían
hacer todo tipo de lecturas en cuanto a la postura y aparente actitud de cada personaje, la imagen
es plana en todo sentido, meramente una presentación objetiva de el escenario y los personajes.
En la imagen vista desde arriba de Awkerak utilizo el encuadre en picado, observando desde un
ángulo superior, magnificando la anchura del monstruo desde su grueso cuello hasta sus amplios
hombros, de más de dos metros, y alejando y empequeñeciendo la figura del valiente. Esta es la
vista de los gigantes, que a todos ven como insignificantes.
En la imagen vista desde atrás del guerrero Tharqa, sin embargo, utilicé el encuadre de
contrapicado, para colocar al espectador desde la posición de alguien pequeño que se ve
acorralado, obligado a enfrentarse a la enorme criatura que lo observa, amenazante, sonriente,
con mano en barbilla, evaluándolo, midiéndolo, como quien observa un alimento o materia a ser
procesada o destruida, o un juguete para divertimento temporal. También combino éste con un
encuadre oblicuo, inclinando a los personajes y al escenario ligeramente, para expresar un
desequilibrio, un desbalance, que algo está torcido en esta apremiante situación.

La composición de la imagen en cuanto a la relación del espacio plástico es diferente en cada una
de las imágenes. En la imagen que presenta los personajes desde el perfil, el objeto es mostrar el
espacio entre los personajes y el volumen de sus figuras sin distorsión de ángulo y en su totalidad,
para dar al espectador una vista precisa, honesta, y plana del escenario. Podemos que la distancia
es considerable entre ambos personajes. Tharqa, el guerrero, permanece de frente a cierta
distancia prudente del monstruo, Awkerak, quién para su garrote verticalmente ante Tharqa,
amenazándolo con su diferencia de tamaño, lo que demuestra también el tamaño del arma que es
un árbol entero, con partes de hierro en el último tercio, tallado para formar el mango en el otro
extremo. No hay mayor relación entre los personajes más que la idea de que están observándose,
midiéndose, antes del combate.
En las otras variaciones se cambia el espacio plástico. En la imagen desde atrás de Tharqa la
historia es diferente: vemos como el espacio entre ambas figuras es reducido por el perspectiva,
creando la ilusión (que no sería desmentida de no existir las otras variaciones) de que están mucho
más cerca, y tamaño colosal de Awkerak se levanta como una torre, volviéndose más pequeño a
medida que alcanza el cielo al alejarse de Tharqa. Su imponente figura lanza una sombra sobre
Tharqa, de un valor oscuro, que sirve para ocupar el espacio entre ambos, salvando la distancia
entre ambos aún más, y posicionándolos sobre el suelo, a la vez que los une en esta oscuridad
proyectada por el peligro y malicia de la criatura, esto desde el lado connotativo. El resto de las
figuras de separan del fondo más agrisado, con un valor igualado, al resaltar con la sombra que
oscurece a ambos, ya que la visión del espectador se encuentra a contra luz.

Esta misma oscuridad que consume al héroe puede ser observada en la imagen en donde la
perspectiva se coloca detrás de la nuca de Awkerak, en una vista superior. Si bien Tharqa aparece
más alejado (porque de otra manera terminaría quedando debajo de Awkerak, completamente
escondido de la vista), aún así la figura de Awkerak alcanza a cubrir sus pies. Al conectarse ambas
figuras de esta manera, la noción de que Awkerak lo tiene a merced, a distancia de golpe, es
patente. A la vez, la sombra de Awkerak lo cubre también hasta la mitad del cuerpo, el peligro que
el monstruo representa es todavía más visible desde la vista del mismo, pues desde aquí podemos
ver como está sobre él, y no debajo. Además, desde esta altura Tharqa parece aún más pequeño,
tan pequeño como Awkerak lo vería a él.

Todo esto suma al propósito connotativo de cargar la imagen de una visión subjetiva en cuando a
cómo interpretar la situación desde cada punto de vista. Para Awkerak, una ser inferior, más
pequeño incluso que mi arma, debajo de mi y de mi sombra, a ser aplastado en un movimiento.
Para Tharqa, el mayor desafío al que se ha enfrentado, un monstruo colosal, que me evalúa de
manera burlona, intimidándome. Aún así, se para firmemente. Y, finalmente, para el ojo objetivo,
un cara a cara entre dos criaturas, una de ellas un monstruo colosal. Aún así, el panorama sugiere
un combate de par a par, si solamente vemos sus actitudes, especialmente la del Tharqa.

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