Hace mucho tiempo, en la India, vivía un hombre llamado Sissa ben Dahir.
Sissa era un sabio
consejero en la corte del rey Shihram. Un día, el rey Shihram estaba buscando una forma de recompensar a Sissa por su lealtad y servicio. Sissa, en lugar de pedir una recompensa material, propuso un juego de ajedrez. Sissa explicó las reglas del ajedrez al rey y le dijo que, como recompensa, solo quería que le dieran un grano de trigo por la primera casilla del tablero de ajedrez, luego dos granos por la segunda casilla, luego cuatro por la tercera, y así sucesivamente, doblando la cantidad de granos en cada casilla. El rey Shihram, pensando que esto sonaba como una recompensa modesta, aceptó de inmediato la solicitud de Sissa. Sin embargo, pronto se dio cuenta de la magnitud del compromiso que había adquirido. A medida que avanzaba en el tablero, la cantidad de granos de trigo se duplicaba en cada casilla, lo que conducía a una cantidad de granos. Cuando llegaron a la casilla 64, la última del tablero, la cantidad total de granos de trigo que Sissa había pedido era mucho mayor de lo que el rey podría pagar. De hecho la cantidad final es tan grande que supera con creces la producción mundial de trigo de muchos años. Esta historia ilustra cómo un crecimiento exponencial lleva a resultados asombrosos y cómo es importante comprender las implicaciones de las decisiones que tomamos En matemáticas y ciencias, situaciones de la vida real