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neras".

Ciertamente, todas las realidades son: un hombre, un árbol, un pájaro, una


piedra, un concepto, un color, un movimiento, Dios... Todos los entes o realidades
son, pero no son de la misma manera: no es lo mismo el ser o modo de ser del hombre
que el de la piedra, por ejemplo. Así, "ente" se predica o se dice de todas las
realidades, pero no de un modo unívoco o equívoco, sino análogo, ya que conviene a
todo lo real pero no del mismo modo.

Históricamente, el ser como concepto análogo fue descubierto por Aristóteles. En


oposición a Parménides que concebía el ser de modo unívoco, Aristóteles considera
que el ser se dice de modos diversos pero siempre en relación a un único principio;
y esto es la analogía. La analogía se basa en el hecho de que lo primero que
conocemos es el mismo ente real, no el "ser general"; ese primer conocimiento se
enriquece al conocer la estructura de la realidad del ente.

La metafísica se divide en dos partes fundamentales: Ontología y Teología natural:

Ontología: Se ocupa del ente en cuanto ente, y de los modos y estructuras del ser
de los entes. Es el estudio del ser en general, de los aspectos comunes a todos los
entes o que podemos deducir por el mero hecho de ser. Pertenecen a este ámbito de
estudio las distinciones entre: substancia y accidentes, esencia y ser, materia y
forma, acto y potencia, ser en movimiento, la causalidad...

Teología natural o Teodicea: Trata del estudio de Dios como ser subsistente y Causa
primera de los entes. La teología natural aborda la cuestión acerca de la
existencia y esencia de Dios. Recordemos que este estudio es filosófico y, por
tanto, utiliza como instrumento propio la razón. En este sentido, no debemos
confundir la teología natural (o teodicea) con la teología sobrenatural (o
religión) que tiene como instrumentos la fe y la Revelación.

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