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BIOLOGÍA: MECANISMOS DE COMUNICACIÓN CELULAR

LECTURA: TEXTO Principios de Fisiología Humana. Cindy L Stanfield. 4ª Edición. Capítulo 5.

Nuestros organismos están compuestos aproximadamente por 1014 de células, si bien no pueden sobrevivir aisladas. En cambio, nuestras
células dependen unas de otras para mantener el desarrollo interno en un estado compatible para la vida. Para alcanzar este objetivo,
las células deben comunicarse

Mecanismos de comunicación intercelular: Prácticamente todas las funciones corporales precisan comunicación entre las células. Ver
una manzana necesita la comunicación entre las células de los ojos y las del cerebro. La lucha contra una infección requiere la
comunicación entre varios tipos de células en la sangre. El crecimiento y el desarrollo desde el estado de niño al de adulto precisan la
comunicación entre las células por todo el organismo. Existen otros cientos de ejemplos posibles.

Sorprendentemente, las células del organismo utilizan solo unos pocos mecanismos para comunicarse entre sí. En relativamente pocos
casos, las células están ligadas físicamente por uniones comunicantes y, en la mayoría de los casos, las células se comunican mediante
mensajeros químicos.

La mayoría de las veces, las células se comunican mediante mensajeros químicos, que son todos ligandos, es decir, moléculas que se
enlazan con las proteínas de forma reversible. El organismo tiene cientos de mensajeros químicos, con multitud de funciones. La
comunicación mediante mensajeros químicos se produce cuando una célula libera una sustancia química en el líquido intersticial,
normalmente mediante un proceso denominado secreción, y otra célula, denominada la célula diana, responde al mensajero químico.
En esencia, la célula diana es aquella a la que va «destinado» un mensaje. Una célula diana responde al mensajero químico porque tiene
determinadas proteínas, denominadas receptores, que reconocen de forma específica el mensajero y se unen a él. La unión de los
mensajeros a los receptores produce una respuesta en la célula diana mediante una gran variedad de mecanísmos denominados
transducción de señales. En términos generales, la intensidad de la respuesta de la célula diana aumenta a medida que aumenta el
número de receptores unidos. El número de receptores unidos depende tanto de la concentración del mensajero en el líquido intersticial
como de la concentración de receptores en la célula diana.

Mensajeros químicos

Los mensajeros químicos se pueden clasificar por su función y su estructura química. En primer lugar, tendremos en cuenta las clases
funcionales de los mensajeros químicos.Aunque existen cientos de mensajeros químicos, la mayoría se pueden clasificar en tres
categorías principales: 1) paracrinos; 2) neurotransmisores, y 3) hormonas. Cuando se liberan en el líquido intersticial, cada una de estas
categorías de mensajeros transmite una señal mediante la unión a receptores de una célula diana, como se describirá a continuación.

Las sustancias químicas paracrinas son aquellas que se comunican con las células vecinas. La célula diana debe estar lo suficientemente
cerca para que, una vez que se segregue en el líquido extracelular la sustancia paracrina, pueda alcanzarla mediante difusión simple.
Entre las sustancias paracrinas, normalmente se incluyen los factores de crecimiento, los factores de coagulación y las citocinas. Los
factores de crecimiento son proteínas que estimulan la proliferación y la diferenciación de las células.Los factores de coagulación son
proteínas que estimulan la formación de coágulos sanguíneos. Las citocinas son péptidos, normalmente liberados a partir de células
inmunes, que intervienen en la coordinación de las defensas del organismo contra las infecciones. Aunque la mayoría de las citocinas
funcionan como paracrinas, otras viajan en el torrente sanguíneo hasta células diana distantes y trabajan más como las hormonas.

Un ejemplo de un mensajero paracrino es la histamina, una sustancia química importante en las reacciones alérgicas y la inflamación y
que segregan los mastocitos repartidos por todo el organismo. Durante las reacciones alérgicas, la histamina es responsable de la
rinorrea y los ojos rojos y llorosos asociados a este proceso. La liberación de histamina por parte de los mastocitos como respuesta a las
infecciones bacterianas y a varias formas de daños en los tejidos forma parte de una respuesta compleja denominada inflamación,
caracterizada en parte por el enrojecimiento y la tumefacción. En la inflamación, la histamina aumenta el flujo sanguíneo en los tejidos
afectados (produciendo enrojecimiento) y provoca que el flujo se fugue de los vasos sanguíneos y vaya al tejido (produciendo
tumefacción). Las autocrinas son una subclase de sustancias paracrinas que actúan en la misma célula que las segregó. Por tanto, la
célula secretora es también la célula diana. A menudo una sustancia autocrina regula su propia secreción.

Los neurotransmisores son sustancias químicas liberadas en el líquido intersticial desde las células del sistema nervioso denominadas
neuronas. Los neurotransmisores se liberan desde una porción especializada de la neurona denominada axón terminal, que se encuentra
muy cerca de la célula diana. Dado que la unión entre las dos células se denomina sinapsis, la comunicación por medio de
neurotransmisores a menudo se denomina señalización sináptica. La célula que libera el neurotransmisor se denomina neurona
presináptica, mientras que la célula diana (que puede ser otra neurona, una lándula o una célula muscular) se denomina célula
postsináptica. Con la liberación de la neurona presináptica, el neurotransmisor difunde rápidamente a una distancia corta desde el axón
terminal y se une a los receptores en la célula postsináptica, lo que desencadena una respuesta. La comunicación entre una neurona y
su(s) célula(s) diana resulta muy específica, porque va dirigida solo a células con las que tiene una sinapsis. Un ejemplo de
neurotransmisor es la acetilcolina, liberada por las neuronas que desencadenan la contracción de los músculos esqueléticos.

Las hormonas son sustancias químicas liberadas por las glándulas endocrinas (u ocasionalmente otro tipo de tejido) al líquido intersticial,
desde donde se pueden difundir por la sangre. Las hormonas viajan en la sangre hasta sus células diana, que pueden estar distantes del
lugar donde se libera la hormona. El torrente sanguíneo distribuye una hormona a casi todas las células del organismo, pero solo las
células que poseen receptores específicos para ella son capaces de responder y, por tanto, servir de células diana. Un ejemplo de
hormona es la insulina, que segrega el páncreas y actúa en las células diana de todo el organismo para regular el metabolismo de energía.
Una clase especial de hormonas, denominadas neurohormonas, son segregadas por una clase especial de neuronas denominas células
neurosecretoras por medio de un mecanismo similar al de la liberación de neurotransmisores. Al igual que las hormonas «clásicas»
segregadas por las glándulas endocrinas, las neurohormonas se liberan en el líquido intersticial y después difunden por la sangre, que
las distribuye a las células diana de todo el organismo. Un ejemplo de neurohormona es la vasopresina o ADH (hormona antidiurética),
sintetizada por las células neurosecretoras que se originan en una zona del cerebro denominada hipotálamo. Una vez que se libera la
vasopresina de los axones terminales de estas células neuro secretoras, que están situadas en la neurohipófisis, viaja en la sangre hasta
sus células diana. Las células diana primarias están situadas en los riñones, donde la vasopresina afecta al volumen de orina que se
excreta.

Es importante indicar que un mensajero químico puede encuadrarse en más de una de estas clases funcionales. Por ejemplo, la
serotonina es un neurotransmisor cuando la liberan las neuronas de determinadas regiones del cerebro, pero es una sustancia paracrina
cuando se libera de las plaquetas, fragmentos celulares localizados en la sangre. Para conocer la forma en que las diferentes clases de
mensajeros químicos colaboran.

Clasificación química de los mensajeros: La estructura química de un mensajero determina sus mecanismos de síntesis, liberación,
transporte y transducción de señales. La característica química más importante consiste en si el mensajero puede disolverse en el agua
o traspasar la bicapa lipídica de la membrana plasmática de las células. Las moléculas lipófilas (hidrófobas) son solubles en lípidos (y, por
tanto, traspasan fácilmente la membrana plasmática), pero no se disuelven en el agua. Las moléculas hidrófilas (lipófobas) son solubles
en agua y no traspasan la membrana plasmática.Hay cinco clases principales de mensajeros químicos: 1) aminoácidos; 2) aminas; 3)
péptidos/proteínas; 4) esteroides, y 5) eicosanoides. Otros mensajeros químicos, como la acetilcolina y el óxido nítrico, no se encuadran
en ninguna de estas clases.

Clase Propiedad química Ubicación de los receptores en la célula diana Clasificación funcional
Aminoácidos Lipófoba Membrana plasmática Neurotransmisores
Aminas* Lipófoba Membrana plasmática Paracrinas, neurotransmisores, hormonas
Péptidos/proteínas Lipófoba Membrana plasmática Paracrinas, neurotransmisores, hormonas
Esteroides Lipófila Citosol† Hormonas
Eicosanoides Lipófila Citosol Paracrinas
*Una excepción son las hormonas tiroideas, las cuales, a pesar de ser aminas, son lipófilas y tienen receptores en el núcleo de las células diana.
† Algunas hormonas esteroideas tienen receptores en la membrana plasmática.

Síntesis y liberación de mensajeros químico: Las rutas sintéticas generales y los mecanismos de liberación para mensajeros químicos
son similares dentro de una clase química. En esta sección examinaremos la síntesis y liberación de cada clase de mensajero.

Después de la síntesis en el citosol, los diferentes tipos de moléculas mensajeras (aminoácidos, aminas, péptidos, proteínas, esteroides,
etc) se transportan en vesículas, donde se almacenan hasta que son liberados mediante exocitosis.

Transporte de mensajeros: Una vez liberado, un mensajero debe primero alcanzar y después unirse a receptores de la célula diana para
que se transmita la señal. En muchos casos, el mensajero se libera de una célula que se encuentra cerca de la célula diana, de forma que
alcanza el receptor mediante difusión simple. Esto se aplica a las sustancias paracrinas y los neurotransmisores. Normalmente, estos
mensajeros se degradan rápidamente en el líquido intersticial y se vuelven inactivos, lo que minimiza la expansión de sus señales. Sin
embargo, las hormonas se transportan en la sangre, de forma que tienen acceso a la mayoría de las células del organismo.

La sangre puede transportar las hormonas disueltas o unidas a proteínas transportadoras. Para transportarlas en forma disuelta, el
mensajero debe ser hidrófilo. Normalmente se transportan de esta manera los péptidos y las aminas (excepto hormonas tiroideas).
Puesto que los esteroides y las hormonas tiroideas son hidrófobas y no se disuelven bien en la sangre, estas hormonas se transportan
principalmente unidas a proteínas transportadoras.

Mecanismos de transducción de señales: Los mensajeros químicos transmiten sus señales mediante la unión a receptores
de células diana situadas en la membrana plasmática, en el citosol o en el núcleo. La ubicación del receptor depende de si
el mensajero es lipófilo o lipófobo. En cualquier caso, la unión del mensajero al receptor cambia la actividad de las proteínas (por ejemplo,
las enzimas) ya presentes en la célula o estimula la síntesis de nuevas proteínas. Esta sección describe las propiedades de los receptores
y los diferentes mecanismos de transducción de señales que estos ponen en movimiento. Asimismo, la respuesta de la célula diana
depende de la afinidad de sus receptores por el mensajero. Cuando un mensajero esta…….

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