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ELOGIOS LAS ALAS DEL PERDÓN

«Kyle Gray es un médium y guía con un talento increíble que se dirige tanto a una

nueva generación de buscadores espirituales como a los que ya se convirtieron hace

tiempo».

Gabrielle Bernstein, autora de los superventas del New York Times: El universo te

cubre las espaldas y Súper atracción

«En Las alas del perdón vemos que la clave para vivir el Cielo en la Tierra es,

sencillamente, el camino del perdón. Hay sabiduría, alegría y paz en estas páginas. Y

también una verdadera medicina para el alma. Yo he aplicado esta medicina directamente

en mi corazón, así que te recomiendo que hagas lo mismo».

Doctora Christiane Northrup , autora de Las diosas nunca envejecen: la fórmula

secreta para sentirse radiante,

vital y disfrutar del bienestar a cualquier edad

«El nuevo libro de Kyle Gray, Las alas del perdón , es absorbente. Las emocionantes

historias de iluminación que comparte me tocaron el alma con su verdad y expandieron mi

corazón. Con sabiduría y humildad, Kyle nos recuerda a todos que el perdón es el camino

que lleva a la sanación, la paz y la iluminación. Este libro es uno de los imprescindibles de

este año».

Diana Cooper, autora de The Archangel Guide to Ascension

«Todo el mundo tiene que perdonar en algún momento. Lo que me gusta especialmente

de este libro es que me ha transmitido la sensación de que los ángeles están conmigo todo

el tiempo, protegiéndome y enviándome amor y compasión cuando los necesito, además

de la noción de que puedo recurrir a ellos para que me ayuden cada vez que se haga

necesario perdonar. Este libro me ha dado un tipo de consuelo que no he encontrado aún

en la ciencia actual».
David R. Hamilton , autor de Lo que me gusta de mí:

un libro para aprender a quererte

«Conoce a tu ángel del perdón. Kyle Gray nos proporciona una guía fácil, realista y muy

inspiradora para experimentar el milagro del perdón».

Robert Holden, autor de Happiness NOW! y Shift Happens!

«Supera todas las resistencias y regresa al amor con Las alas del perdón . Kyle y tus

ángeles, que están siempre a tu lado, te apoyarán en todo y celebrarán todos sus avances.

Este impresionante libro encierra en su interior la perspectiva y la inspiración que necesitas

para ser libre y encontrar tu forma de volver a la armonía en tu corazón».

Sandy C. Newbigging, autora del superventas Mind Calm

«El perdón es, seguramente, una de las cosas más difíciles de alcanzar (como ese

punto que está justo en medio de la espalda). No se puede falsear. Ni fingir. Es un estado

de pura gracia que todos queremos alcanzar porque conduce a la mayor y más profunda

de las felicidades. Nos devuelve a lo que más adoramos: al radiante diamante de nuestra

propia alma. Por eso ya he leído Las alas del perdón dos veces. Kyle Gray nos provee de

las historias, las oraciones, las herramientas espirituales y la experiencia angelical para

crear una vida que esté perpetuamente en un estado de gracia debido a ese perdón. Nos

muestra cómo permitir que el amor llegue a nuestro interior, donde no ha estado nunca

antes. Y nos ayuda a recordar lo que todos olvidamos con demasiada facilidad: que somos

amados, y siempre lo hemos sido».

Meggan Watterson, autora de Lo divino femenino

«Adoro a Kyle Gray. Irradia divinidad femenina. Es la prueba viviente de que lo femenino

vive tanto en los hombres como en las mujeres. Las alas del perdón es un libro inspirado

por la Divinidad; queda claro en todas sus páginas. Te ayudará a reconectar con todo lo

que está deseando salir desde tu interior, a estar abierto al apoyo benevolente que ya te
rodea y a liberarte con facilidad de lo que debería haber quedado atrás. ¿Y a quién no le

viene bien eso?».

Rebecca Campbell, autora de T rabaja tu luz

y Brilla hermana brilla


LAS ALAS DEL PERDÓN
El trabajo con los ángeles para liberar,
sanar y transformar tu vida

KYLE GRAY
Para la madre divina y sus ángeles:
ella tiene muchos nombres y muchos rostros,
pero su amor está siempre en las profundidades de nuestro
corazón, esperando a que regresemos.
«Si supieras Quién camina a tu lado por la senda
que has escogido, sería imposible que pudieses experimentar
miedo».
Un curso de milagros , capítulo 18, parte III, verso 2
PRÓLOGO
C omo maestra espiritual, he sido testigo de cómo muchísimas
personas se han abierto a su consciencia interior y al
crecimiento personal. Y como alumna espiritual he hecho ese mismo
viaje, liberándome día a día de los bloqueos que impedían la
presencia del amor en mi interior. Cuando nos convertimos en
alumnos espirituales, llegamos buscando la felicidad, la abundancia,
la serenidad y, sobre todo, la libertad, y deseando hacer lo que haga
falta para liberarnos de las ataduras del miedo. Con el tiempo, tras
innumerables oraciones, talleres, sesiones de orientación, clases de
yoga, libros de autoayuda y retiros silenciosos, acabamos
aceptando que la libertad que buscamos tan desesperadamente
solo surge de un acto muy radical: el perdón.
Al principio el perdón resulta desconcertante. ¿Cómo podría una
víctima de violencia doméstica perdonar a su maltratador? ¿Cómo
un marido perdonaría a la mujer que lo ha engañado con otro? ¿O
cómo alguien que ha perdido a un ser querido durante un ataque
terrorista podría perdonar un crimen tan violento y sin sentido? Pero
el «cómo» no es importante. Lo único que hace falta es querer
perdonar.
En el momento en que nos disponemos a perdonar, una fuerza
invisible toma el mando y recibimos toda la guía que necesitamos.
Muchas veces esa guía aparece con la forma que menos
esperamos. A mí el perdón me llega a través de la oración y la
meditación. Con la oración entrego mis falsas percepciones al amor
de la sabiduría y la guía interior. Entonces encuentro la serenidad y
ya estoy preparada para recibir. A través de la meditación alcanzo la
calma y en ese espacio es donde se me otorga el perdón. A través
de la práctica de la meditación me he sanado de todo tipo de
problemas, de resentimientos acumulados durante décadas y de
leves enfados. A través de la oración me rindo a los ángeles y en la
meditación recibo su guía. El perdón no es un acto. El perdón es un
regalo que se nos otorga cuando estamos preparados para recibirlo.
En cuanto nos rendimos, la fuerza invisible de los ángeles es la que
dirige.
Mi querido amigo Kyle Gray conoce la poderosa fuerza de los
ángeles a un nivel muy íntimo. Ha trabajado durante años como
médium, conectando con el reino de los ángeles para guiar a las
personas hacia el camino del perdón. Kyle es uno de los maestros
espirituales más auténticos que conozco. Tiene una integridad
enorme. Su compromiso no es guiar a las personas hacia el dinero,
los atractivos bienes materiales o el poder de la manifestación. Su
compromiso es guiarlos hacia la libertad. Kyle ha aceptado sin
miedo una invitación de los ángeles: ha elegido ser su enlace divino
y representarlos aquí, en la Tierra.
No me imagino un mejor representante que Kyle, un DJ tatuado
apasionado del hot yoga . Los ángeles no se equivocaron al elegir a
Kyle como compañero. Su genuino amor por la vida es contagioso y
su compromiso de servicio lo lleva a profundizar en su fe día a día.
Nosotros, los humanos, tampoco nos equivocaremos si elegimos a
Kyle como guía. Él es el mejor portavoz del reino angelical. Lo
vuelve todo real y su arrolladora presencia ayuda a nuestras mentes
limitadas a reconocer un poder que está más allá de nuestro mundo
físico.
En el prefacio de este libro, Kyle habla del perdón y dice: «En este
mismo momento hay ángeles rodeándote y maestros divinos en el
Cielo que te miran y esperan para llevarte a la liberación, la
sanación y la transformación que ofrece el perdón».
Eso sí que es una promesa…
Kyle ha recibido las claves para acceder a ese reino y ha
aceptado la responsabilidad de compartirlas contigo. Lo hace en
este libro, en donde las pone en tu conocimiento para que puedas
abrir una puerta invisible que lleva a esa libertad, que es lo que más
deseas. Este libro es una colaboración divina entre Kyle y los
ángeles. Su sabiduría te cambiará para siempre. Libérate de tus
miedos y deja que las alas del perdón te guíen.
Gabrielle Bernstein
PREFACIO
D esde que descubrí el poder y la belleza de los ángeles, no he
querido otra cosa que trabajar para ellos. Sentí muy pronto esa
llamada interior, la sensación de que tenía un propósito superior,
pero no sabía cuál era ni cómo se iba a ir desarrollando. Lo que sí
sabía era que trabajar en el campo espiritual iba a suponer un viaje
emocional y que encontraría complicaciones por el camino, pero aun
así no estaba preparado ni para la mitad de las experiencias que he
tenido desde entonces.
Una y otra vez, en prácticamente todas las sesiones,
conversaciones y talleres sobre los ángeles en los que he
participado, ha surgido un tema; un asunto que aparece más que
ningún otro. Nunca he comprendido del todo ese tema, ni la
sanación que se produce cuando realiza sus milagros, pero hay algo
que tengo claro: funciona. Ese tema del que hablo es el perdón.
El perdón es milagroso. La obra metafísica Un curso de milagros
define un milagro como «un cambio de percepción», y el perdón es
el momento en el que cambiamos la forma en la que vemos una
experiencia, una situación, a una persona o, más importante aún, el
modo en que nos vemos a nosotros mismos. El perdón crea una ola
de cambio. Nos aparta de la ira, el resentimiento y el miedo
profundo, nos envuelve, como un par de alas, y nos guía hacia la
paz, el amor y la calma.
Siempre que tengo la oportunidad de ayudar a alguien a perdonar,
la aprovecho y le ofrezco esa ayuda. El perdón no es algo que yo
pueda hacer por alguien (ni siquiera puedo convencer a esa persona
de que perdone); lo único que está en mi mano es ayudarlo a ver la
belleza que encuentras cuando lo sueltas todo y te sientes libre.
El perdón es especial porque sirve para muchas cosas. Una de
ellas es crear espacio. Es como una limpieza de colon espiritual:
arrastra todo lo malo, lo tóxico, lo negativo y los pensamientos
irracionales que nos unen a una persona, un lugar o una situación. Y
contribuye a que nos sintamos más ligeros y, en definitiva, más
libres.
También podemos ver el perdón como una operación de pulido:
sirve para limpiarnos y hacernos brillar. Es una elección que
hacemos, un regalo que damos. Y lo más importante de todo: es un
regalo que nos hacemos a nosotros .
Estoy fascinado por los cambios milagrosos que trae el perdón.
He visto con mis propios ojos cómo las personas se quitaban un
peso de encima, lloraban de alegría y soltaban todo lo que ya no les
servía. He sido el mensajero de los que pedían perdón desde el otro
lado y el médium para aquellos que necesitaban que el perdón
viniera de arriba.
En este mismo momento hay ángeles rodeándote y maestros
divinos en el Cielo que te miran y esperan para conducirte a la
liberación, la sanación y la transformación que ofrece el perdón.
Únete a nosotros para entrar en lo más profundo de tu corazón y
deja que este milagro fenomenal aplique su magia en tu vida.
INTRODUCCIÓN
E l perdón es posible para todos. Nunca olvidaré el momento en
el que me di cuenta de eso. Fue una tarde de sábado en la que
los rayos del sol se colaban entre las nubes y el cielo era de un azul
helado. Estábamos en primavera y yo caminaba con paso alegre.
Iba de camino a hacer lo que más me gusta: hablar con los ángeles
y compartir su amor con la gente. Solo tenía cita con tres clientes
ese día porque no me gusta llenar demasiado la agenda,
especialmente en fin de semana, cuando quiero tener algo de
tiempo para mí.
Mi despacho está en el centro de Glasgow, junto a la estación
central. Aunque se ubica en el centro de una ciudad con mucha
actividad, mi espacio de trabajo está lleno de paz. Todas las
semanas me visitan más de veinte personas y al menos la mitad
suele hacer algún comentario sobre la paz que se respira. Tengo
dos altares colocados junto a las ventanas. Uno está dedicado a la
Divinidad femenina, y otro, a la masculina. La sensación de
equilibrio es importante para mí y me gusta tener presentes tanto a
nuestra Madre como a nuestro Padre, al Dios y a la Diosa.
Cuando llegué ese día, me encontré a una mujer junto a mi
puerta. Era delgada, tenía el pelo rubio rojizo y parecía tener
cuarenta y pocos años. No esperaba a nadie a esa hora, así que la
saludé un poco confundido.
—Hola, ¿estaba esperando para verme a mí?
—Si usted es Kyle, entonces sí —respondió.
Le dije que volviera a la hora de su cita porque tenía que
organizar las cosas en mi despacho primero. Pero, para mi
sorpresa, ella repuso:
—¿No podría recibirme ahora, por favor? Es muy importante que
hable con usted. No sé cuánto tiempo tengo.
Se expresó con tanta seriedad que supe que decía la verdad.
—Deme cinco minutos —contesté.
Entré en mi despacho y encendí los calefactores y las velas lo
más rápido que pude. Cerré los ojos y recé mentalmente para
convocar a mis ángeles y agradecerles que me rodearan con su luz
protectora. Después recibí a la mujer. Se llamaba Rose.
La invité a sentarse ante mi mesa, donde tenía mis cartas
angelicales esperando para empezar la sesión, y le dije que le
prometía solo una cosa: sinceridad.
—Gracias por hacer esto —contestó—. Pero tengo que hacerle
una petición antes de empezar: si hay algún espíritu en la
habitación, no quiero saberlo. No tengo problemas con los ángeles,
pero no quiero saber nada de cualquier otra presencia que esté
conmigo.
Más confuso aún, pero dispuesto a cumplir sus deseos, prometí:
—Haré lo que pueda pero, como ya sabrá, normalmente es así
como obtengo la información sobre su vida y su mundo.
Le pedí que colocara las manos encima de las cartas angelicales
y yo puse las mías encima de las suyas. Los dos cerramos los ojos.
—Empiece pensando en el tema del que desee hablar hoy,
cualquier cosa sobre la que quiera que los ángeles le aconsejen y le
guíen.
En ese momento me sentí arrastrado por un torbellino. Vi a Rose
sentada en un tribunal, esperando un juicio. Se me pusieron todos
los pelos de punta cuando vi que estaba en el banquillo de los
acusados. Mentalmente dije: «Gracias, ángeles, por darme todo el
contexto. Quiero ayudarla».
Al instante vi a Rose peleando con un hombre adulto de más de
metro ochenta. Era grande, fuerte y no tenía reparos en usar los
puños. Entonces sentí una puñalada en el vientre. Solté una
exclamación, abrí los ojos y me miré las manos. Estaban cubiertas
de sangre.
Completamente en shock , susurré:
—Ha muerto alguien. De hecho, creo que ha sido asesinado.
—Yo no diría «asesinado» —replicó Rose con mucha calma—.
Creo que esa no es la palabra adecuada. Tuve que luchar por mi
familia; no podía dejar que siguiera haciéndonos daño.
Empecé a comprender someramente lo que estaba ocurriendo.
No tenía las manos cubiertas de sangre en la realidad, sino que mis
impresiones psíquicas habían hecho que me lo pareciera para que
comprendiera lo que había pasado. Y ahí mismo, justo al lado de
Rose, estaba el hombre de más de metro ochenta, en espíritu, que
me dijo: «Solo quiero que sepa que la perdono y que quiero que ella
me perdone».
—Buf —exclamé en voz alta—. Necesito que todos me deis un
minuto. Tengo aclararme un poco con lo que está pasando aquí.
Resultó que Rose había sufrido años de maltrato psicológico y
emocional. Su pareja, con la que llevaba más de quince años, la
había maltratado a ella y también a sus hijos. Y al final ya no pudo
más.
—Uno de los dos tenía que morir esa noche —confesó—. Y al
final fue él.
Ocultó el cuerpo de su pareja, pero unos días después, cuando se
le pasó el efecto de la adrenalina, se dio cuenta de que tenía que
llamar a la policía y contar la verdad.
Había ido a verme por una razón: el perdón. Y ahí estaba el
espíritu de su pareja, deseaba que ella supiera que la había
perdonado, pero Rose estaba todavía tan llena de ira, dolor y
resentimiento que no quería saber nada de él. ¿Y qué podía hacer
yo?
Invoqué mentalmente a sus ángeles y, cuando vi sus luces
rodeándola, le dije a Rose que estaban ahí y que la estaban
envolviendo con sus alas llenas de amor. Su mensaje me llegó alto y
claro y lo compartí con ella palabra por palabra: «Nosotros, los
ángeles, te queremos incondicionalmente y queremos que sepas
que la energía que tú conoces como Dios no tiene nada contra ti.
Aunque en la Tierra esas acciones tuyas no son las que nosotros
elegiríamos, e incluso tú desearías haber hecho las cosas de otra
manera, irás al Cielo algún día. Pero primero tienes que completar
tu viaje en la Tierra».
Le expliqué a Rose que el pasado estaba cerrado y que no
podíamos cambiarlo, pero que lo importante es lo que hacemos en
el presente.
—Estás perdonada —aseguré—, pero debes perdonarte a ti
misma.
La animé a perdonarse por sus acciones y por lo que creía que
había hecho pasar a su familia. Y no solo eso: tenía que perdonar a
su pareja (aunque eso seguro que le iba a llevar más tiempo).
No importaba lo que había tenido que pasar, ni que claramente se
sintiera víctima de la situación; había llegado el momento de dejarlo
todo atrás y seguir adelante. Para tener paz en su vida necesitaba
liberarse de la toxicidad y de los pensamientos llenos de rencor que
aún albergaba, tanto por su pasado como por su presente.
Todo el tiempo, mientras yo hablaba, ella permaneció sentada,
llorando sin parar. Los ángeles intentaban consolarla y ofrecerle
apoyo y yo supe que era importante que no la juzgara. Estaba allí
para ser una luz, compartir esa luz y ayudarla a verla. Aunque sus
acciones acabaran, por desgracia, llevándola a la cárcel, supe en el
fondo de mi corazón que podía conseguir la paz en su vida si
lograba perdonar.
Me prometió que se esforzaría todos los días para conseguirlo.
Al parecer, a la semana siguiente se tenía que presentar en los
tribunales para ser juzgada, como había visto en mi visión. Aunque
no vi cuál sería su destino, fui sincero y le dije que, debido a su
decisión de ocultar el cuerpo de su pareja, estaba seguro de que
tendría que pasar algún tiempo en la cárcel. Pero eso no pareció
agobiarla. Lo que realmente le daba miedo era haber cometido el
peor de los pecados. No quería ir al infierno y yo me alegré de poder
decirle que ese no sería el caso.
Antes de terminar la sesión, recé con Rose una oración e invité a
los ángeles del perdón a rodearla. También invoqué a los arcángeles
de la justicia, Raguel y Zaquiel, y les di las gracias por su
contribución para que el juicio fuera justo para todos.
En ese momento supe que mi trabajo había terminado; había
hecho todo lo que estaba en mi mano y, aunque Rose no estaba
abierta a oír el mensaje de perdón de su pareja, ese mensaje había
llegado a través de los ángeles. Ella ya sabía que no iría al infierno
y, al compartir con ella la verdad de que el Cielo nos está esperando
a todos, yo había podido contribuir a crear una luz en su vida de
nuevo.
Lo que más me asombró de este caso fue ver al alma de un
hombre que había llevado miedo y violencia a su familia cuando
estaba en la Tierra volver para decirle a la persona que lo mató que
la perdonaba y que quería su perdón, no para sentirse mejor, sino
para ayudarla.
Aún hoy creo que hay más perdón del que sabemos reconocer.
No siempre se trata de lo que podemos obtener de él, sino más bien
de lo que podemos dar . Un curso de milagros dice: «Tu perdón es
lo que conduce a este mundo de tinieblas a la luz». Y yo creo que
esa es la pura verdad.
Capítulo 1.
¿QUÉ ES EL PERDÓN?
«El perdón se alza entre las ilusiones y la verdad; entre el
mundo que ves y lo que se encuentra más allá; entre el
infierno de la culpa y las puertas del Cielo».
Un curso de milagros , lección 134

M i introducción espiritual al perdón se produjo cuando me


regalaron una baraja de cartas angelicales por mi
decimoquinto cumpleaños. A aquellos que no sepáis lo que son las
cartas angelicales os diré que son una herramienta de oráculo.
Cada baraja tiene cuarenta y cuatro cartas y cada una de ellas
incluye la imagen de un ángel, un mensaje y una palabra clave. Ahí,
en esas cartas con bellas imágenes, fue donde yo aprendí que el
perdón era algo poderoso y que, si conseguíamos soltar lo que fuera
que nos estaba reteniendo, podrían suceder los milagros más
increíbles.
Pero la verdad es que, aunque tomé contacto con el perdón en
ese contexto en una etapa muy temprana de mi viaje, no llegué a
saber de verdad lo que significaba perdonar.
Cuando pienso en mi vida, supongo que la primera vez que
realmente encontré el perdón (y los pensamientos justamente
opuestos) fue en el colegio. Recuerdo que, cuando jugábamos, se
daban discusiones por cosas triviales, y sobre todo me acuerdo de
cómo era sentirse herido y decepcionado, porque yo era un niño
hipersensible.
Nunca olvidaré cuando uno de mis mejores amigos empezó a
pasar más tiempo con otro niño que molaba más que yo. Los dos
me excluían cuando iban a nadar o a la pista de hielo después del
colegio hasta que al final decidieron no hablarme más. Durante
semanas, cada vez que intentaba hablar con ellos, compartir algo de
comer o enseñarles algo que me parecía guay, ellos me ignoraban.
Eso me rompió el corazón.
Recuerdo que hablé con mi madre sobre cómo me trataban y ella
me aconsejó que me llevara aparte a mi amigo, lejos de los demás,
y le explicara que apreciaba su amistad y le sugiriera que podríamos
ir por ahí todos juntos para que nadie se sintiera excluido.
Lo intenté y nunca se me olvidará lo que ocurrió. El otro niño
cogió una impresionante rabieta, empezó a chillar en medio del patio
de recreo y me gritó: «¡No vuelvas a hablarme nunca más! ¡No
quiero ni mirarte ! ¡Te desprecio!».
Como no sabía qué decir, simplemente me fui.
Esa noche, en un mar de lágrimas, le pregunté a mi madre:
—¿Qué significa «te desprecio»?
Mi madre es una persona muy intuitiva. Siempre he dicho de ella
que es una persona «inconscientemente consciente» porque su
intuición y su instinto maternal me han sido de ayuda cada día de mi
vida. Me recordó que me quería mucho, que yo era «un niño muy
especial» y que había muchas otras personas con las que podía
compartir mi tiempo.
Aunque tenía razón, una parte de mí resultó profundamente
herida por esta experiencia. Durante toda mi etapa escolar solo
quise que me aceptaran. Buscaba la atención de los otros niños y
era capaz de hacer cualquier cosa para lograr su aceptación, pero,
no sé por qué, siempre me daban de lado. Todas las veces.
Ahora, viéndolo con perspectiva, supongo que una parte de mí
creía que mi antiguo amigo tenía razón y yo no era lo bastante guay.
De hecho, era despreciable. Eso fue como abrir una lata llena de
gusanos en mi interior; me complicó la vida de muchas formas a
nivel social y me entorpeció a la hora de hacer nuevos amigos.
Lo único que quería era que me perdonaran, pero no sabía por
qué tenían que perdonarme. ¿Qué parte de mí era inaceptable?
Hay muchas posibilidades de que tú, igual que yo, hayas buscado
el perdón en cierto momento de tu vida y hayas querido sentirte
aceptado. Los dos sabemos cómo es sentirse solo, perdido y herido
y buscar alguna forma de alivio y sanación para intentar superar esa
sensación.
Estamos buscando porque tenemos la sensación de que nos falta
algo, de que no somos adecuados. O peor: alguien nos ha dicho
que no lo somos. Así que vamos por la vida sintiéndonos así y por
eso ten emos problemas con los demás y también con nosotros
mismos. Tal vez nos acerquemos al mundo de la espiritualidad en
busc a de respuestas y probemos la hipnoterapia, el reiki , la
oración, la meditación… incluso la comunicación con los ángeles.
Si has estado buscando, si quieres encontrar alivio, has venido al
lugar adecuado. Y no lo digo por una cuestión de ego, porque haya
algo «especial» en este libro, sino más bien porque yo ya he
recorrido (y aún sigo recorriendo) el camino del perdón. No me dirijo
a ti como un maestro, ni como ningún tipo de ser superior: te ofrezco
lo que he aprendido como un amigo.

¿SE PUEDE ESTUDIAR CÓMO CREAR


MILAGROS? SÍ
Como he dicho antes, la primera vez que me topé con el perdón,
en sentido espiritual, fue gracias a mi baraja de cartas angelicales.
Recuerdo que, cuando aprendí a utilizar esas cartas, le decía a la
gente instintivamente: «Necesitas aprender a perdonarte». Aunque
yo no tenía más que quince o dieciséis años en esa época, ese
consejo parecía ser justo lo que necesitaban todos los que cogían la
carta del «Perdón». Aún hoy sigo utilizando esa baraja y esa es la
carta que me parece más complicada y a la vez más sanadora de
todas.
Fue gracias a esa baraja de cartas por lo que empecé a aprender
cosas sobre los ángeles. Descubrí que podían ayudarnos si
recurríamos a ellos, y desde muy pronto en mi carrera angelical
aprendí que podían ayudar a las personas a perdonarse a sí
mismas y a los demás. Me di cuenta de que, cuando los invocaban,
esos seres increíbles guiaban a aquellos que necesitaban el perdón
para cambiar y sanar su vida.
En mi viaje angelical me sentí fascinado por muchos de los
diferentes autores espirituales que hay por el mundo, en concreto
por Doreen Virtue. Fue en su libro El camino de los trabajadores de
la luz donde me encontré por primera vez con Un curso de milagros
. El viaje que Doreen describe en El camino de los trabajadores de
la luz ha sido muy inspirador para mí, sobre todo la forma en que
ella sanó sus adicciones alimentarias y transformó su yo con
sobrepeso (algo que yo también he conseguido hacer).
Cuando leí que Doreen estudiaba Un curso de milagros , le pedí a
mi maravillosa madre que me buscara un ejemplar, así que aquel
año me regaló uno de tapa dura por Navidad. Estaba
emocionadísimo. Creía que iba a experimentar verdaderos milagros,
como los que se describen en Autobiografía de un yogui , de
Paramahansa Yogananda, donde lo gurús hacen aparecer oro,
flores y aceites perfumados de la nada.
Un curso de milagros es un texto metafísico canalizado. Quien lo
transcribió fue una mujer que se llamaba Helen Schucman y era
psicóloga. El texto le llegó a través de una «voz interior» que ella
solo supo describir como «Jesús». Escribió toda la información que
oyó durante un viaje que duró más de siete años.
Está escrito en un formato cristiano, casi bíblico, pero no es un
texto religioso. La cubierta del libro es azul con letras doradas y está
dividido en cinco secciones. La primera contiene el texto, la
siguiente es un libro de ejercicios con 365 lecciones (ese es el
verdadero curso), y después hay un manual para el maestro, una
sección de clarificación de términos y finalmente unos anexos.
Cuando cayó en mis manos por primera vez, hace más de una
década, yo no tenía ni idea de por dónde empezar. El texto estaba
escrito de una forma que me resultaba difícil de entender, empezara
por donde empezara, y todo parecía confuso en mi cabeza. Eso
siguió ocurriéndome durante un tiempo. Al final abandoné Un curso
de milagros en la estantería, y allí se quedó durante unos cuantos
años.
Pero fue muy curioso porque, aunque ese libro no tenía sentido
para mí, supe que había una forma de comprenderlo y que algún día
lo lograría .
Solo cinco años después empecé a conectar con él y a
comprender lo que me estaba enseñando. El momento definitivo fue
cuando me di cuenta de que había un libro de ejercicios en el curso
por una razón y que, si empezaba a trabajar con él mientras leía el
texto, con el tiempo lograría encontrarle sentido. Y, para mi
sorpresa, funcionó. Ahora, gracias también a autores y
conferenciantes como Marianne Williamson, Gabrielle Bernstein y mi
querido amigo Robert Holden, Un curso de milagros se ha
convertido en una parte importantísima de mi vida.
Para mí, Un curso de milagros es un curso sobre el perdón. Es un
libro con 365 ejercicios que nos ayudan a ver el mundo de una
forma diferente. De hecho, es un manual para cambiar nuestra
forma de pensar.
Su enseñanza principal es muy simple: «Solo el amor es real».
Cualquier cosa que no sea amor es «una ilusión». Básicamente el
miedo, el dolor, la pena, el estar a la defensiva, etc., no son más que
ilusiones; problemas que desaparecerán si «corregimos» nuestra
forma de pensar (y de actuar) y adoptamos otra, basada en el amor.
Un curso de milagros se ha convertido en mi práctica espiritual
diaria y me ha ayudado a comprender la dinámica del perdón. El
perdón no solo es el acto de decirle a otra persona (o a ti mismo)
que está perdonada; es aceptar desde lo más profundo que el amor
es todo lo que hay.

EXPLICACIÓN DE LOS MILAGROS


Estudiando Un curso de milagros he aprendido mucho sobre mí
mismo. Pero no solo eso: he creado un vínculo más fuerte con mis
ángeles custodios y con el Creador. Básicamente, Un curso de
milagros me ha vuelto a presentar a Dios.
No te voy a mentir: durante muchos años la palabra «Dios» me
provocó rechazo. Probablemente porque, como os pasará a
muchos, había tenido mis problemas con la religión y la gente
religiosa. El Dios que conocí inicialmente en la catequesis no era un
Dios de amor, sino de miedo. Desde el principio me dijeron que, si
no le pedías perdón a Dios por tus pecados, irías directo al infierno.
Genial…
Por eso en esa época prefería utilizar la palabra «Universo» o
«Fuente» para sustituir a ese «Dios», ya que había una parte de mí
que no quería verme incluido en la categoría de «persona religiosa».
Pero eso no es más que una percepción. A través del cambio (y la
sanación) de mi percepción, he acabado dándome cuenta de que
Dios es el Universo, no un viejo con un cayado, ni una energía
cruel. Como dice el reverendo Run al final de su reality show : «Dios
es amor».
Cuando comprendemos que Dios no es cruel ni crítico, que
nosotros no somos pecadores y no vamos a ir al infierno y que hay
un flujo de vida que quiere apoyarnos de todas las formas posibles,
nuestra relación con Dios cambia.
En Un curso de milagros se refieren a Dios como «Él» y, para que
resulte más fácil compartir lo que he aprendido, voy a utilizar la
misma denominación a partir de ahora. Pero la verdad es que Dios
es «Él» y «Ella»: un equilibrio divino. Dios está en todos los que
conocemos y en nosotros. Dios es una fuerza vital universal, es todo
lo que es y lo que será.
Un curso de milagros nos enseña que todos somos «hijos de
Dios»; aunque se usa un término masculino, en mi opinión, lo que
significa es que todos somos iguales. Nos recuerda que ninguna
persona es mejor ni está mejor dotada que otra, que somos todos
hermanos y hermanas en este planeta y que somos especiales a los
ojos de Dios.
Además nos ayuda a ver que nuestro verdadero maestro no está
fuera de nuestro ser, sino dentro, y a alcanzar ese estado de silencio
en el que podemos escuchar a ese maestro interior y todo lo que
tiene para ofrecernos.
Un curso de milagros también nos enseña que en la vida solo hay
dos estados del ser: el amor y el miedo. Cuando estamos en un
estado de amor, solo vemos y experimentamos amor, nos rendimos
al momento en el que estamos, confiamos en Dios y en sus ángeles
santos y permitimos que la energía de esa fuerza vital nos guíe para
avanzar.
Cuando estamos en un estado de miedo, nuestras percepciones
se nublan y nos falta confianza. Empezamos a esperar lo peor, o a
prepararnos para ello, y no podemos ver nuestra luz ni la de los
demás. Y estamos atrapados por la ira, la frustración, la infelicidad,
el cinismo y todo lo que no es amor ni aceptación.
Yo me siento agradecido por las veces que me he encontrado en
un estado de miedo, porque han sido oportunidades de recordar que
debo centrarme en el amor y, en último término, ser amor. La verdad
es que, cuando estamos en un estado de miedo, es como si
estuviéramos teniendo una pesadilla. No es real, porque todo
nuestro ser es amor. Es, literalmente, divino. Pero en ese momento
de miedo nos olvidamos de nuestra divinidad. Podemos recuperar
rápidamente esa divinidad recordando que solo el amor es real.
VOLVER A LA TOTALIDAD
O estamos preparados para volver a la totalidad o estamos en el
camino para alcanzar ese estado. Lo que me han enseñando los
ángeles es que ya somos seres completos. Nuestra alma es luz
divina y esa luz puede perder intensidad en el sentido físico, pero a
nivel espiritual siempre está brillando.
Las estrellas no pueden brillar sin la oscuridad. Seguramente en
tu vida ya te habrás encontrado con esa oscuridad, así que
considéralo de esta forma: ya estás brillando. Eres una estrella, un
producto de la luz divina del universo. Y lo más bonito de todo es
que tus ángeles custodios están viendo esa luz.
Ya estás completo y eres pleno en tu interior, solo necesitas que
tu mente y tu cuerpo físico reconozcan esa idea. Cuando lo
consigas, serás un milagro andante. Y como un milagro es un
cambio de percepción, puedes dedicar todos los días de tu vida a
los milagros. De hecho, ya los estás creando. Que estés aquí,
ahora, conmigo y en la presencia de tu ángel custodio, demuestra
que estás cambiando tu forma de pensar y te estás preparando para
recibir grandes bendiciones.

LA PALABRA QUE EMPIEZA POR PE: EL


PERDÓN
Para mí el perdón se ha convertido en mucho más de lo que
aprendí a raíz de mis experiencias en la infancia. No es
simplemente un acto o algo que se pueda decir, tampoco es un
estado mental ni una forma de pensar; es un estado del ser, un
cambio de percepción, es el recordatorio del amor y la erradicación
de los pensamientos y de las emociones limitadores basados en el
miedo. El perdón es algo que nos regalamos a nosotros mismos.
Nos aparta la venda de los ojos que impide que veamos el amor.
En la primera sección de Un curso de milagros hay una lista
titulada «Principios de los milagros» que releo constantemente.
Esos principios han sido para mí una fuente de inspiración muy
necesaria en innumerables ocasiones a lo largo de mi vida. Mientras
escribía este libro decidí crear mis propios principios y todos giran
en torno al perdón. Los escribí mientras viajaba por carretera con
unos amigos: íbamos a pasar el día a Alton Towers, el parque
temático de Staffordshire, para recuperar al niño que llevamos
dentro gracias a toneladas de risas y carcajadas.
Dedica un tiempo a estudiar estos principios y leerlos
detenidamente.

Los principios del perdón


El perdón es una aceptación muy profunda de nuestra santidad.
El perdón es la aceptación total de que todos somos iguales.
El perdón es honrar lo divino que hay en los demás y en
nosotros mismos.
El perdón es el momento en que volvemos a nuestro verdadero
ser.
El perdón es el momento en que dejamos que el amor sea
nuestra fuente de poder.
El perdón es nuestra forma de recibir la paz con los brazos
abiertos.
El perdón es el despertar de nuestra visión interior.
El perdón es una celebración y los ángeles bailan, felices.
El perdón es recordar nuestra inocencia.
El perdón es amarnos a nosotros mismos lo bastante para no
aceptar una mala conducta.
El perdón es cuando los errores de otra persona no afectan a
nuestra felicidad.
El perdón es abrirse a un amor que está siempre presente.
El perdón se come la toxicidad e inicia la sanación.
El perdón es recordar que no nos pueden hacer daño porque
nada puede empañar nuestra alma.
¿Estás listo y dispuesto a perdonar?

¿Qué significa el perdón para ti?


Para conseguir un cambio de percepción y permitir que el milagro
del perdón se produzca en tu vida es muy importante que dediques
un tiempo a pensar en lo que significa el perdón para ti. Si tienes un
diario, úsalo en este ejercicio para después poder consultarlo, pero
con que tengas a mano boli y papel es suficiente.

⏺ Escribe en el encabezamiento de la página: «¿Qué significa el


perdón para mí?».
⏺ Después, durante entre cinco y diez minutos, escribe
palabras, frases y sentimientos que te ayuden a descubrir lo que
significa el perdón para ti. Los principios del apartado anterior
pueden servirte de ayuda.
Cuando hayas sacado a la luz los sentimientos que te provoca
instintivamente la palabra «perdón», comprenderás el impacto que
puede tener en tu vida.
Este ejercicio funcionará aún mejor si cuentas con un compañero.
Sentaos uno frente al otro. Entonces tu compañero debe preguntarte
una y otra vez: «¿Qué significa el perdón para ti?». Y cada vez
debes responderle con algo nuevo. Así, sin pensarlo demasiado,
conseguirás arrojar luz sobre tus sentimientos más profundos en lo
que respecta a ese milagroso cambio de percepción. Después
intercambiad los papeles: tú harás las preguntas mientras tu
compañero va revelando sus ideas.
A continuación encontrarás una oración que he escrito
basándome en Un curso de milagros para invocar la visión y el
estado mental del perdón. Así podrás empezar a incorporar este
estado del ser a tu vida diaria y a vivir una vida impulsada por el
amor.
Querido Dios, Fuerza vital universal y Creador:
Soy como tú. No hay crueldad en mí, porque en ti tampoco la
hay. Tu paz me pertenece. Bendigo el mundo con la paz que
he recibido solo de ti.
Hoy elijo, por un bien superior, hacer esta elección para toda la
humanidad, sabiendo que todos somos uno contigo. Traigo tu
salvación como la acabo de recibir. Y doy gracias por los
demás, porque en su interior veo y reconozco tu luz y en ellos
encuentro tu paz. Nosotros somos santos porque tu santidad
nos ha liberado. Y doy gracias por esa libertad.
Yo despierto la visión del perdón. Perdono y soy perdonado.
Que así sea.
Capítulo 2.
UN ENCUENTRO SANTO
«Los ángeles escuchan cuando ella habla: ella es mi deleite,
la gran maravilla de toda la humanidad […]».
John Wilmot Rochester

N unca supe que iba a escribir un libro sobre el perdón. La verdad


es que una parte de mí no se sentía preparada. El perdón es
profundo. Es una aceptación sanadora que no solo afecta a nuestra
vida, sino que llega hasta lo más profundo de nuestra alma. ¿Cómo
podría yo escribir sobre eso? Pero entonces tuve un encuentro
santo.
Desde que leí El código Da Vinci, cuando era adolescente, me he
sentido fascinado por María Magdalena. La verdad es que antes de
eso no sabía gran cosa sobre ella, aparte de las historias sobre
«María, la amiga de Jesús» que te cuentan en la catequesis.
Cuando le preguntas a la gente qué es lo que sabe sobre María
Magdalena, hay muchas posibilidades de que la mayoría te conteste
que era una prostituta. Se extendieron rumores sobre q ue era lo
más bajo de la sociedad: una verdadera pecadora a la que el Señor
perdonó. Por este motivo, en la actualidad es un poderoso símbolo
de redención para muchos. Sin embargo, ha sido considerada una
prostituta porque, a lo largo de los años, la gente ha especulado con
la idea de que Jesús pudo haber tenido una relación con ella.
Supongo que eso provocó airadas protestas en el seno de la Iglesia,
sobre todo teniendo en cuenta que mantener relaciones era un acto
reprobado o «impuro». Aunque, años después, la Iglesia pidió
disculpas y María Magdalena fue canonizada, hasta el día de hoy
muchos siguen considerándola una prostituta, algo que no es
verdad.
Alguien confundió las historias, y lo digo literalmente: de hecho,
fue el papa Gregorio I en el siglo vi . Supuso que la María que le
lavaba los pies a Jesús y se los secaba con su pelo era María
Magdalena cuando en realidad era María, la hermana de Marta. Aun
así, yo no soy capaz de ver de forma negativa a esa María. Sí, era
prostituta, pero lo hacía para sobrevivir; era la única forma qu e
tenía de hacerlo en aquel tiempo. Lo único que se merece es que le
enviemos todo nuestro amor.

LA CHICA QUE CONOCE EL PERDÓN


Desde que empecé a aprender cosas sobre María Magdalena,
tantos años atrás, siempre que pienso en ella siento que su papel
tendría que ser el de ofrecer el perdón. Tal vez sea porque su
recuerdo se ha visto empañado de una manera tan terrible. Aunque,
a pesar de todo, siempre he sabido que su alma no guarda ningún
resentimiento, sino que existe en un espacio de amor eterno.
Ella siempre ha ocupado uno de los primeros puestos en mi lista
de oraciones espirituales. De hecho, hace tiempo me tatué su
retrato en el brazo. Es una mujer joven y sus grandes ojos aparecen
cubiertos con un triángulo invertido, en reconocimiento a la Divinidad
femenina. Delante del centro del corazón sostiene una copa, como
símbolo del Santo Grial y a la vez de las mujeres, que son los
recipientes de vida. Bajo la copa hay una rosa, que representa el
amor incondicional.
Cuando tenía unos veinte años, decidí estudiar a fondo la historia
de María Magdalena para conocer de verdad su pasado. Pronto me
enteré de que había un evangelio sobre ella y me compré un
ejemplar. Lo leí en su momento, pero, como era joven, la vida me
llevó por otro camino y no tuve oportunidad de seguir con mi estudio
sobre María. Simplemente continué creyendo que sería una guía
espiritual para cualquiera que recurriera a ella.

Iniciación
Mi relación con María Magdalena floreció cuando menos lo
esperaba. De hecho, fue este mismo año y, sinceramente, no estaba
preparado para lo que me pasó. Ocurrió cuando fui a dar una
conferencia en uno de los maravillosos encuentros organizados por
Hay House, el I Can Do It: Ignite, que se celebró en Londres. Creo
que allí se produjo algún tipo de iniciación divina.
Otro de los conferenciantes era Meggan Watterson. Meggan es,
según ella misma se define, «una teóloga en minishorts » y esta
especializada en la Divinidad femenina. Su libro Reveal (no
traducido al español) es un manual para desnudarse
espiritualmente. Todo el mundo me decía que me iba a encantar,
pero, como siempre que me dicen cosas así, prefiero mantener la
mente abierta y decidir por mí mismo.
Mi amiga Hollie Holden me invitó a sentarme con ella durante la
charla de Meggan. Estábamos en la parte derecha del auditorio, en
la segunda fila, y yo tenía muchas ganas de que Meggan subiera al
escenario.
En cuanto salió, me quedé cautivado. Fue como si una luz dorada
brillara c on fuerza a su alrededor. Llevaba un vestido naranja que
realzaba bellamente su figura. Y no solo eso: era muy divertida.
Pronto me hizo r eír con su cáustico sentido del humor y empecé a
sentir que en mi alma tenía lugar un proceso profundamente
sanador.
Durante su charla, Meggan nos dijo que nosotros éramos la
verdad que todos buscamos. Que en el interior de todos nosotros
había una voz proveniente del alma divina que estaba conectada
con la Fuente de amor eterno que nos había creado. Fue un
recordatorio exquisito de mi propia divinidad que además en ese
momento necesitaba escuchar.
Lo que me gustó aún más fue que Meggan habló de la diosa india
Kali y después de mi mujer favorita: María Magdalena. Me resultó
muy curioso, puesto que llevo a esas dos figuras tatuadas en el
cuerpo. A esas alturas yo ya estaba muy emocionado e
impresionado porque esa mujer se hubiera subido al escenario,
llena de amor y vulnerabilidad, para animarnos a todos a desnudar
nuestra espiritualidad y dejarla únicamente en lo más básico.
Meggan habló con mucho entusiasmo sobre los motivos de su
interés por la Divinidad femenina, pero dejó muy claro que no se
había subido ahí para crear feministas, sino para aportar equilibrio a
nuestra forma de ver la Divinidad. Fue entonces cuando hizo algo
que no me esperaba: anunció que iba a com partir con todos
nosotros un pasaje de un texto gnóstico del siglo ii conocido como
El trueno, mente perfecta .
De pie, en el centro del escenario, abrió los brazos con las palmas
hacia arriba y, mirando al vacío, empezó a recitar:
Pues yo soy la primera y la última,
la honorable y la despreciable,
la prostituta y la respetable,
la esposa y la virgen,
la madre y la hija,
la estéril y la que tiene muchos hijos.
Yo soy la que ha tenido muchos matrimonios,
y no tomé marido.
Yo soy el silencio incomprensible,
la idea cuyo recuerdo es frecuente,
la voz cuyo sonido es variado.
Yo soy la pronunciación de mi nombre.
¿Por qué me habéis odiado en vuestros consejos?
Yo soy la lámpara del corazón.
Pasara lo que pasara en ese instante, fue divino y santo. Mi visión
clarividente se abrió y vi una ola dirigiéndose hacia el público. Era
de un color rojo rubí y venía hacia mí como un tsunami. Sentí miedo,
pero supe que quería que me envolviera.
Cuando me golpeó, me dejó sin aliento. Me quedé desmadejado
en la silla, perdí la noción de lo que estaba pasando y tampoco me
importaba dónde estaba. No tengo ni idea de lo que dijo Meggan en
los últimos minutos de su charla. Lo único que recuerdo es un amor
inmenso. Fue como si mi corazón se hubiera abierto por la mitad. Si
había algún candado cerrándolo, este había desaparecido. Me sentí
milagrosamente arropado, mi visión se abrió totalmente y vi ángeles
por todas partes. Me giré y miré al resto del público. Ojalá hubieran
podido ver lo que yo estaba viendo: ángeles divinos de amor por
todas partes, asegurándose de que nuestras almas se empaparan
de todo el apoyo que necesitaban.
En medio de todo aquello, de repente recordé que había
concertado una entrevista para un periódico y que después tenía
que subir al escenario para dar una charla de una hora. Necesitaba
recuperarme de aquello. Salí discretamente al pasillo y fui al baño.
Tuve que encerrarme unos minutos en uno de los retretes para
procesar en mi cabeza lo que acababa de ocurrirle a mi alma.
La voz de El trueno, mente perfecta para mí fue la de María
Magdalena. Me pareció que Meggan solo había sido un medio para
canalizarla. Y no solo eso: aunque había más de quinientas
personas en la sala ese día, yo sentí que lo que fuera que había
pasado iba dirigido específicamente a mí.
—Pero ¿qué diantres ha sido eso? —me pregunté a mí mismo.
Y respondió la voz de Kamael, mi ángel custodio:
—Todo será revelado con prontitud.
Recé una oración para centrarme y durante unos minutos me
concentré solo en respirar. Necesitaba recordar lo sucedido para
poder compartirlo.
De camino al lugar de la entrevista, le comenté a Ruth, la
publicista de Hay House que me acompañaba:
—Oh, Dios mío… Adoro a Meggan Watterson. Tengo que
conocerla este fin de semana.
Ruth se rio.
—Es increíble, ¿verdad?
—Sí. Ahí dentro ha conseguido canalizar la energía de la Diosa y
me he quedado fuera de combate. ¿Estará por aquí luego?
—Creo que va a volver al hotel ahora.
Eso no era lo que esperaba oír, pero internamente dije: «Ángeles,
gracias por organizar un encuentro con Meggan más tarde para que
podamos conectar» y me rendí al momento.
Tras la entrevista (que salió muy bien), estuve un rato entre
bambalinas preparando el cierre del programa del sábado por la
tarde. Estaba deseando compartir mi mensaje sobre los ángeles y el
poder de la oración.
Nunca sé lo que voy a decir en estas charlas o, más bien, nunca
llevo las cosas demasiado preparadas porque me gusta compartir lo
que salga del centro de mi corazón, decir lo que me siento inspirado
a decir en ese momento. De hecho, lo que siempre hago es escribir
en mi diario una oración de apoyo y después, si me acuerdo, abro la
conferencia con esa oración. Eso fue lo que hice en esta ocasión. Y,
cuando miré al público, a punto de empezar a recitar mi oración, vi
que Meggan Watterson estaba sentada en el mismo sitio en el que
yo había estado antes. Ahora era ella la que había venido a verme a
mí …
Leí la oración que voy a compartir contigo ahora.
Queridos ángeles:
Os doy las gracias por permitir que yo sea una voz, vuestra voz,
para ayudar a los demás a descubrir sus dones y talentos
naturales. Gracias por mostrarme lo que debo decir, cómo
decirlo y cómo guiar a los demás. Estoy feliz de poder trabajar
con vosotros en la luz de la gracia de Dios y de tener esta nueva
oportunidad de compartir mi gratitud con vosotros. Me encanta
que estemos en el mismo equipo y que ayudemos juntos a la
gente a ver lo que es real. Vosotros sois mis guías y yo vuestro
mayor fan. Sé que vosotros también sois los míos. Vamos a por
ello, amigos. Os quiero.
Que así sea.
El público sonrió y yo me puse a compartir con ellos mi historia
durante lo que a mí me parecieron tres minutos pero realmente fue
una hora. Hablaba directamente al público, pero no podía evitar
mirar a Meggan de vez en cuando: su presencia me atraía. Nunca
me había pasado nada como aquello, ¿qué estaba ocurriendo?
Terminé y firmé mis libros, como siempre, y después volví al hotel.
Jessica, la coordinadora de eventos de Hay House, me invitó a
cenar con ella y acepté encantado.
Para mi sorpresa y felicidad, cuando llegué al restaurante,
sentados en la misma mesa que Jessica estaban el increíble
director de publicidad de Hay House, Jo Burgess, y… Meggan.
Antes de que me diera tiempo a decir nada, Meggan me dijo que
le había encantado mi charla. Yo me quedé estupefacto…Tenía que
contarle lo que había pasado.
Todo lo que sucedió esa noche me dejó completamente
alucinado. Meggan y yo hablamos de María Magdalena y de Kali y
compartimos nuestro amor por los ángeles y las oraciones. Fue
sencillamente maravilloso. Sentí que había conocido a una
verdadera hermana, mi nueva mejor amiga y mi compañera del
alma, todo al mismo tiempo. Y las palabras de Meggan extraídas de
El trueno, mente perfecta despertaron en mí la necesidad de
organizar todos los textos que tenía de María Magdalena en cuanto
volviera a casa para estudiarlos a fondo. Sentí que ahí había algo
que debía descubrir.
Cuando regresé a Glasgow, me llevé conmigo el libro de Meggan.
Me encantó su mensaje tan sincero sobre desnudarse
espiritualmente y ser vulnerables. De hecho, decidí que para
desnudarme espiritualmente tenía que hacerlo también físicamente.
Me quité toda la ropa y me metí en un agradable baño caliente con
el libro de Meggan.
Estaba leyendo y disfrutando de esas páginas cuando sentí que
algo me arrastraba. Dejé el libro y me acomodé en la bañera. Cerré
los ojos y entré en un estado parecido a un trance profundo.
De repente me encontré en una profunda cueva de cristal rojo.
Había cristales como rubíes por todas partes, resplandeciendo con
la luz. Digo «luz» pero realmente la cueva estaba a oscuras, aunque
no era algo negativo, sino más bien como si fuera de noche.
Delante de mí apareció sin previo aviso una figura femenina que
me miraba a los ojos. Los suyos eran marrón oscuro, como el
chocolate. Su cara, con forma de corazón, era hermosa, con los
pómulos altos. Tenía el pelo envuelto en un velo rojo, pero vi que
caía por debajo. Iba vestida de rojo, un rojo que solo puedo describir
como «ardiente».
—Estoy aquí para ayudarte con el libro sobre el perdón.
Oí esas palabras alto y claro. Fueron directas y simples y supe
que necesitaba anotarlas.
—¿El perdón? —pregunté en voz alta—. Espera, ¿dónde estoy?
—En la cueva de tu corazón. Me encontraré contigo aquí.
Entendí entonces que aquello era un encuentro santo con María
Magdalena. Y en ese momento me desperté.
Durante el resto de la tarde experimenté una sensación de pura y
absoluta felicidad. Fue impresionante, pero supe que me habían
asignado una misión desde el Cielo y que tenía que escuchar su
guía. Empecé a tomar notas en mi diario y a dejar constancia de
todo lo que me inspiraba.

LOS EVANGELIOS GNÓSTICOS


Esa noche, tumbado en la cama, me di cuenta no solo de que
María Magdalena había venido a verme mientras estaba en la
bañera, sino de que también se había manifestado ante mí el día del
congreso de Hay House. Ella era la ola roja que había iniciado
Meggan y su luz la que me había iluminado. Fue como si los
ángeles y los maestros ascendidos lo hubieran orquestado todo
para que yo asistiera a esa charla y pudiera ver que María
Magdalena estaba allí para apoyar mi trabajo. De hecho, sentí que
se iba a convertir en la guía espiritual de todo el proyecto.
Al día siguiente fui a mi despacho y empecé a repasar todos los
libros espirituales que tenía sobre santos, maestros ascendidos y
Jesús y el Santo Grial con la esperanza de encontrar más
información sobre ella. También revisé mis Evangelios gnósticos
para encontrar su mensaje.
Los Evangelios gnósticos son una colección de más de cincuenta
textos inspirados en las enseñanzas de muchos líderes espirituales.
Están escritos entre los siglos ii y iv , tras la muerte de Jesús.
Gnóstico viene de la palabra griega gnosis , que significa
«conocimiento» y que se puede interpretar como «iluminación», o lo
que a mí me gusta llamar «guía divina».
Los Evangelios gnósticos no forman parte del canon oficial
conocido como Nuevo Testamento. Ofrecen una nueva forma de
pensar (bueno, no tan nueva en realidad), una visión alternativa de
las enseñanzas de Jesús. Lo que siempre me ha impresionado es
que en estos textos las mujeres tienen voz, y la Fuente de energía
se reconoce como «Madre-Padre». Eso añade toda una nueva
dimensión al mensaje. Me sumergí en e l Evangelio de María
Magdalena y la experiencia fue iluminadora y reconfortante.
Mientras estudiaba ese texto tan ilustrativo, me di cuenta de que
todo trata del viaje del alma, de que los seres humanos recuerden la
verdad espiritual y la compartan con el mundo (igual que todas las
enseñanzas de crecimiento espiritual que otras personas y yo
estamos compartiendo con el mundo en la actualidad).
No se conservan las seis primeras páginas del manuscrito, así
que el Evangelio empieza en el capítulo 2, con una enseñanza de
Jesús:
«Todas las naturalezas, todas las producciones y todas las
criaturas se hallan implicadas entre sí, y se disolverán otra vez
en su propia raíz, pues la naturaleza de la materia se disuelve
en lo que pertenece únicamente a su naturaleza».
Capítulo 2, versículos 2-5

Aquí Jesús está enseñando algo que hoy en día afirman los
sabios, los yoguis y los físicos: que todos somos uno .
Continúa cuando Pedro le pregunta: «Puesto que nos lo has
explicado todo, explícanos también esto: ¿cuál es el pecado del
mundo?».
Y Jesús responde:
«No hay pecado, sin embargo, vosotros cometéis pecado
cuando practicáis las obras de la naturaleza del adulterio
denominada pecado . Por esto el Bien vino entre vosotros, hacia
lo que es propio de toda naturaleza, para restaurarla en su raíz».
Capítulo 3, versículos 3-6
Jesús está compartiendo una información muy importante que
podría haber cambiado radicalmente las ideas cristianas sobre el
pecado si este texto se hubiera incluido en el canon. Nos dice que
somos nosotros los que creamos el pecado; que hay cosas aquí
abajo que nosotros consideramos malas, pero que no tienen por qué
evitar el Bien. Me encanta que escriba «el Bien» con mayúscula
cuando lo que quiere es señalar lo más importante: que el Bien
existe en tu interior. Es tu naturaleza, quien eres. Ese Bien es tu
divinidad interior, es tu ser más santo. Es tu alma.
Las enseñanzas de este Evangelio son esos principios que
seguramente has sabido siempre y has oído innumerables veces:
que tú eres espíritu, tienes un alma y esa es la parte de ti que no se
puede destruir. Claro que vas a cometer errores y, sí, querrás
cambiar partes de tu vida, pero la verdad es que el bien que hay en
tu interior no puede desaparecer. Es la parte de ti que está
esperando que le prestes atención porque quiere crecer y elevarse
contigo.

HUMANIDAD
La parte final de las enseñanzas de Jesús antes de salir de
escena supone una enorme llamada de atención para todos
nosotros. Da igual si crees en la existencia de Jesús o no, tampoco
importa si no aceptas la validez de este texto; si estás listo para
emprender el viaje del perdón, sus palabras resonarán en tu alma.
Antes de irse, Jesús dice:
«La paz sea con vosotros, que mi paz surja entre vosotros.
Vigilad para que nadie os extravíe diciendo: “Helo aquí, velo
aquí”, pues el Hijo del Hombre está dentro de vosotros; seguidlo.
Los que lo busquen lo hallarán. Id y proclamad el evangelio del
reino. No impongáis más preceptos que los que yo he
establecido para vosotros, y no deis ninguna ley, como el
legislador, para que no seáis atenazados por ella».
Capítulo 4, versículos 2-10

Este mensaje me entusiasmó mucho, porque en él Jesús nos


enseña a no permitir que nada ni nadie nos distraiga y nos aparte de
nuestro bien. Nos anima a permanecer en paz y no dejar que nadie
nos insulte o nos aleje de nuestra propia divinidad interior. Cuando
dice que el Hijo del Hombre está dentro de nosotros, lo que quiere
decir es que en realidad somos todos compasivos y buenos, porque
la humanidad está definida por la benevolencia. Nos anima a
hablarles a los demás de su bondad y a compartir la nuestra con
todos los que nos rodean (el reino), antes de recordarnos que no
nos veamos atados por normas o leyes inventadas que se
interponen en nuestro crecimiento. Esto es importantísimo. Si
siguiéramos esos consejos, tal vez el perdón ni siquiera nos
supondría un problema. Te dejo que medites sobre ello.

DESCUBRIR A LA MAGDALENA
La presentación de María en el Evangelio me dejó totalmente
cautivado y confirmó lo que me decían de ella mis impresiones
intuitivas.
Comienza cuando María ve a los seguidores de Jesús
entristecidos por su crucifixión (o eso parece, aunque no llega a
decirlo). Les da miedo transmitir sus palabras y su sabiduría. María
se erige como líder y dice:
«No lloréis y no os entristezcáis; no vaciléis más, pues su
gracia descenderá sobre todos vosotros y os protegerá. Antes
bien, alabemos su grandeza, pues nos ha preparado y nos ha
hecho hombres».
El pasaje continúa demostrando el verdadero liderazgo y la
autoridad llena de amor de María:
«Dicho esto, María convirtió sus corazones al Bien y
comenzaron a comentar las palabras del Salvador».
Capítulo 5, versículos 9 y 10

Este fragmento confirma que María tenía una misión divina en la


Tierra: recordar a los demás seguidores de Jesús que el amor era
real y que ellos eran seres humanos. El término seres humanos es
realmente un interesante juego de palabras; yo considero que se
refiere a seres espirituales que recorren un camino humano. Y
parece que María era perfectamente consciente de ello. ¿Cómo
podían los otros haberlo olvidado tan fácilmente? ¿Cómo pudieron
dudar? Por suerte, María estaba ahí como canal y recordatorio de
que el amor existía y de que podían seguir avanzando en su
camino.

VISIONES PODEROSAS
María Magdalena revela en su Evangelio que es una poderosa
visionaria. En la actualidad diríamos «clarividente», porque ella vio a
Jesús después de su muerte. Pero no solo eso: también vio
ángeles.
La historia que se cuenta en el Evangelio de Juan confirma, en mi
opinión, que María era humana, pero también que estaba abierta a
la más espiritual de las experiencias. La historia comienza con la
visita de María a la tumba de Jesús al amanecer, cuando aún hay
oscuridad, para descubrir que la tumba está abierta y Jesús ha
desaparecido. Entonces regresa corriendo para decírselo a Simón
Pedro y a los demás discípulos y todos van hasta allí. No saben qué
hacer, así que se vuelven para reunirse con sus compañeros a
esperar. Mientras, María se queda en la tumba, cerca de la puerta,
llorando porque el maestro al que tanto amaba ha desaparecido de
su lugar de descanso definitivo. Sin dejar de llorar, mira al lugar
donde está la mortaja de Jesús y donde debería estar también su
cuerpo y ve un ángel, vestido de blanco puro, sentado en el lugar
donde había descansado la cabeza de Jesús y otro donde
estuvieron sus pies.
Los ángeles hablan con María y le preguntan por qué está
llorando. Ella contesta que es porque se han llevado a su maestro.
Entonces se vuelve y ve que hay alguien más. Cuando va a
preguntarle si es él quien se ha llevado a su maestro, esto es lo que
ocurre, según el Evangelio de Juan, capítulo 20, versículos 16-19:
«Jesús le dijo: “¡María!”. Volviéndose ella, le dijo: “¡Raboni!”
(que significa: “maestro”). Jesús le dijo: “¡No me toques! Porque
aún no he subido a mi Padre; pero ve a mis hermanos y diles:
Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”.
Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos la
noticia de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas
cosas».
En este pasaje se afirma que María Magdalena tuvo un poderoso
encuentro espiritual con Jesús, aunque al principio no lo reconoció.
Tal vez porque estaba sanado o porque su cuerpo espiritual era
diferente del físico. Fuera como fuera, María se convirtió en médium
de su mensaje y, en mi opinión, en un canal y en una visionaria con
el propósito de servir y compartir. Ella se erigió en la apóstol de los
apóstoles y, al canalizar el amor de Jesús, los animó a comenzar su
viaje. Él se apareció ante ella primero; ella fue la primera persona en
verlo tras la resurrección, antes de su ascensión a los Cielos. Fue
una conexión muy poderosa.

LA RESPUESTA A LA TRAICIÓN DE MARÍA: LA


PALABRA QUE EMPIEZA POR PE
María les comunicó a los demás discípulos que Jesús la había
visitado para darle una información nueva que les ayudaría en su
tarea. Pero, a pesar de que estaba compartiendo algo que solo
puedo definir como guía divina, muchos de los otros discípulos la
rechazaron. Cuestionaron por qué ella, precisamente, había recibido
esa guía en lugar de alguno de ellos.
María al principio se ofendió ante esta respuesta. Se sintió
traicionada, puesto que ella ya había guiado antes a los demás para
que recordaran el bien que albergaban en su interior. Pero
finalmente Levi, también conocido como Mateo, decidió apoyar su
visión.
La impresión que da el texto es que María, a pesar de sentirse
molesta, no les guardó rencor. Al final los discípulos salieron al
mundo para compartir «la buena noticia» como ella les había guiado
a hacer.

MAESTRA ASCENDIDA
En mis meditaciones he llegado a comprender que María
Magdalena no solo es lo que la gente llama una santa, sino además
una maestra ascendida a la que puede recurrir cualquiera. Era una
maestra y líder espiritual en la Tierra y sigue ejerciendo ese papel en
el otro lado. Por eso todos podemos solicitar su consejo y su apoyo
en nuestro viaje en busca del perdón.
María trabaja mano a mano con el reino angelical para traer
sanación y orientación a todos los que abran su corazón a su
presencia. A lo largo de este libro iré compartiendo su amor y sus
enseñanzas contigo.
María tiene el aura roja, pero no de un rojo denso: brilla y
resplandece como un rubí al sol. Cuando recurres a ella, se sitúa en
el centro de tu ser para poder guiarte con todo su amor desde el
interior.
Deja que María Magdalena sea tu guía en el perdón, que te apoye
en este viaje de libertad y te ayude a recordar tu divinidad interior.

Liberarse de la traición y recordar el bien


Como María Magdalena, probablemente en algún momento en tu
vida te habrás sentido traicionado y decepcionado. Seguro que en tu
interior, en alguna parte, estás dedicándole más energía a esa
sensación de traición que a canalizar tu bien interior. ¿Hay algo que
te esté reconcomiendo ahora o alguna cosa del pasado que ya no
necesites? ¿Le estás dando poder a tu pasado? ¿Estás añadiendo
ira a la traición y echando más leña al fuego?

⏺ Antes de avanzar en la lectura de este libro, dedica un tiempo


a pensar en aquellas áreas de tu vida en las que hayas
experimentado traición o en las que te sientas injustamente
tratado. ¿Hay alguna forma de que pienses en ellas de manera
diferente? ¿Ves ahora la situación con una perspectiva distinta?
¿Puedes elegir recordar algo bueno o centrarte en una emoción
mejor para eliminar el patrón kármico que se ha creado?
⏺ ¿Sientes que hay aspectos de tu pasado que necesitan un
milagro para poder resolverse? Escribe en tu diario, o
simplemente en una hoja de papel, todos esos aspectos,
pasados y presentes, en los que quieras recibir apoyo.
⏺ ¿Todavía sientes resentimiento cuando piensas en esos
problemas o tus sentimientos han cambiado? Escribe tus
emociones, instintos y sentimientos.
Cuando hayas hecho todo esto, reza esta oración:
Alma divina, María Magdalena:
Gracias por descubrirme tu luz de color rubí y hacer que ahora
brille sobre mí.
Recibo encantado tu guía, tu apoyo y tu protección cuando me
dispongo a realizar este viaje sagrado.
Gracias por prender una llama de amor dentro de la cueva de mi
corazón que purificará y limpiará todos los pensamientos y
recuerdos de miedo, ira o angustia.
Ahora que las llamas arden con fuerza, vuelvo al amor y
recuerdo mi santidad.
Gracias por ayudarme a ver que soy espíritu.
Gracias por ayudarme a aceptar el amor y percibir el perdón
como es.
Bienvenida a mi corazón, dulce María Magdalena. Ahora permito
que este viaje se produzca.
Que así sea.
Capítulo 3.
LOS ÁNGELES DEL PERDÓN
«En este mundo tenue de problemas nubosos
casi nunca percibimos nada hasta que unos ojos perplejos
ven alas blancas que cubren los cielos.
Sin ser conscientes, los ángeles están con nosotros».
Gerald Massey (poeta inglés)

H ay un coro de un millón de ángeles dedicado al perdón. Gracias


a mi clarividencia he podido ver a estos ángeles increíbles
mostrarse ante mí de muchas maneras diferentes. En una de las
visiones más memorables había un ser enorme, de más de dos
metros y con cuatro alas en la espalda, que despedía rayos azules.
Cuando recibimos a los ángeles del perdón en nuestra vida, se
nos asigna un ángel concreto que nos acompaña durante todo
nuestro viaje en la Tierra. Estas presencias angelicales se dedican a
ayudarnos a librarnos de las creencias y pensamientos limitadores
que se interponen entre nosotros y el amor.
Si empre que pienso en ángeles del perdón percibo en mi mente
varios colores: los rayos verdes curativos, el rojo rubí de la lealtad,
el amarillo de la energía y la felicidad, los azules de la sanación y la
comunicación… Los ángeles del perdón están aquí para ayu darnos
con todas esas cosas y más. Son unos seres maravillosamente
sanadores que desean con todas sus fuerzas ayudarnos con el per
dón.
Me acuerdo de que, durante una sesión privada con una chica
adorable de treinta y tantos años, vi a su lado a un segundo ángel,
vestido con una preciosa túnica dorada. El ángel era masculino, con
ojos azules, pómulos altos, mandíbula cuadrada y rizos dorados; la
típica imagen de un ángel. La chica estaba acumulando mucha
frustración y pensamientos muy alejados del perdón dirigidos contra
sí misma, contra los demás e incluso contra Dios. Se sentía muy
desamparada y perdida. Ninguna relación en su vida iba bien. Tenía
problemas con sus padres, sus anteriores parejas la habían
engañado y alguien en quien confiaba le había pedido dinero
prestado y nunca se lo había devuelto. Su carrera no la hacía feliz y
sentía su cuerpo más como una prisión que como el hogar de su
alma. Estaba al límite y había ido a verme como último recurso.
Recuerdo que, durante el transcurso de nuestra sesión, tras
reconocer todo lo que le había pasado y ver toda la ira, la frustración
y las emociones ocultas aflorar a la superficie, ella estaba a punto
de explotar.
En ese momento, el ángel de la túnica dorada se acercó y la
envolvió con sus alas. Cuando lo hizo, ella rompió a llorar y dijo:
—Ahora mismo siento un calor que me envuelve.
—Hay un ángel precioso rodeándote con sus alas —informé—.
Está aquí para ayudarte a sanar y llevarte a la felicidad.
Supe que esa era la razón por la que el ángel estaba allí. Ese
conocimiento instintivo ocurre a menudo con los ángeles: ellos
plantan mensajes en tu mente. Tanto si te consideras psíquico como
si no, la chispa de su presencia prende una consciencia interior.
Cuando la chica empezó a sollozar, soltando todo el dolor que
había retenido durante semanas, meses o incluso años, vi que una
verdadera sensación de alivio la llenaba. Recuerdo que me quedé
sentado allí con ella en mi despacho, sosteniendo su mano,
mientras dejaba ir toda esa ira y frustración. El ángel seguía
rodeándola y las cartas angelicales estaban echadas delante de
nosotros. Entonces le dije que estaba en un lugar seguro.
Cuando por fin consiguió soltar un suspiro de alivio, le pregunté:
—¿Adónde vas a ir a partir de aquí? ¿Qué te dice el instinto?
Y no voy a olvidar nunca en mi vida lo que pasó después.
Tras inspirar hondo otra vez, ella dijo:
—Estoy preparada para perdonar.
En ese momento el ángel empezó a llorar también. Fue muy
conmovedor ver a ese ángel de luz pura llorar de alegría. Él me
reveló que era un ángel del perdón y que había estado con esa
chica todo el tiempo, sin perder la fe en que algún día ella estaría
lista para perdonar.
Los ángeles del perdón no pueden presionarnos ni decirnos qué
debemos hacer, pero pueden permanecer a nuestro lado con la
esperanza y la fe de que en algún momento alcanzaremos nuestro
máximo potencial. El ángel que apareció en esta historia estaba a
punto de empezar su misión sagrada de guiar a esa chica a la
libertad que trae el perdón.
Puedes recibir a los ángeles del perdón en tu vida simplemente
pronunciando esta oración angelical afirmativa:
Gracias, ángeles, por ayudarme a comprender el milagro del
perdón.
Los ángeles siempre quieren ayudarnos a perdonar porque saben
que, cuando lo hacemos, toda nuestra vida se vuelve a centrar en el
amor.
Una cosa que he notado es que, cuando perdonamos, se produce
en nosotros una total restauración de la inocencia; es como si nos
volviéramos niños otra vez y empezáramos a ver las maravillas de la
vida de nuevo. Seguro que sabes, sobre todo si hay niños en tu
vida, que esos pequeños maestros rápidamente perdonan y dejan
atrás cualquier situación, además de ser unos seres que no tienen
problemas para aceptar nada.
Pero, claro, cuando crecemos aprendemos a guardar rencor y a
ocultar el dolor. En mi opinión, este comportamiento no debería ser
lo normal. El perdón debería ser natural para nosotros, como una
respuesta automática, porque nos quita un peso de encima.
Una vez, cuando estaba en un congreso angélico en Basilea,
impartí un taller de un día sobre el perdón con un grupo reducido.
Éramos unos treinta y fue una tarde estupenda. Durante el taller,
comuniqué a los asistentes que, puesto que habían elegido
conscientemente participar en un taller sobre el perdón, los ángeles
del perdón estarían cerca y harían alguna señal para avisar de su
presencia. Una semana después recibí la carta de Romy, una chica
que había asistido al taller:
Querido Kyle:
Me gustaría compartir contigo algo que me pasó justo
después de tu maravilloso taller sobre el perdón de Basilea.
Solo un día después estaba en la cama jugando con mi tercer
hijo, Valentin, que tiene dos años y medio. De repente él cogió el
cuaderno del taller, que estaba sobre la cama. La verdad es que
el cuaderno estaba prácticamente vacío porque guardé la mayor
parte de la información en mi corazón. Entonces mi hijo dijo,
muy decidido: «Mami, ¡te voy a leer!». Abrió el cuaderno y fingió
que leía. Señaló las páginas en blanco y dijo en alemán suizo:
«Ängeli, Ängeli, Ängeli…», que significa: «Ángeles, ángeles,
ángeles».
Me quedé perpleja y a la vez me sentí feliz y agradecida. Yo
nunca le he hablado de los ángeles. Me estaba guardando mis
conexiones para mí, pero ahora sé que ha llegado el momento
de compartir mi verdad y dar a conocer que he iniciado un
camino divino. Gracias.
Bendiciones:
Romy.
Los ángeles nunca dejan de sorprenderme. Esos seres poderosos
están ahí, esperando una oportunidad para recordarnos su
maravillosa presencia. En ese caso, el hijo de Romy se convirtió en
un mensajero «inconscientemente consciente» y le recordó que su
viaje de perdón con los ángeles estaba dando sus frutos y que ellos
eran reales y estaban presentes en su vida. Confío en que ahora
empiece a seguir ese camino con una fe inquebrantable, gracias a
ese encuentro santo tan increíble.
Mi ángel del perdón se me manifestó durante mi iniciación como
maestro de reiki el 13 de enero de 2013. Sucedió en casa de Roisin,
mi maestra de reiki, en Drymen, cerca de Loch Lomond, a treinta
minutos de Glasgow. Mientras ella me iniciaba en el nivel de
maestro de esta técnica de sanación tan increíblemente potente,
tuve la visión de un ángel azul profundo con la cara hecha de
estrellas; fue como si el cielo nocturno se estuviera acercando a mí.
Era hermoso y de otro mundo. En mi mente oí el nombre «Joel» y lo
vi escrito letra por letra.
Recuerdo que le conté a Roisin la visión del nuevo ángel que
había tenido durante la experiencia. Y resultó que ella había sentido
la presencia de ángeles a nuestro alrededor.
La razón por la que Joel vino a mí en ese momento fue que
estaba preparado para dar un paso más hacia la luz y trascender las
emociones, pensamientos y dificultades del pasado.
Después busqué el nombre de «Joel» y descubrí que era un
nombre hebreo que se podía interpretar como: «El Señor es Dios».
Muy adecuado, ¿verdad?
A partir de esa experiencia he cultivado mi relación con ese ángel
gracias a mi práctica diaria de perdón.

ELEVAR LA VIBRACIÓN
Para notar la presencia de tu ángel del perdón, lo mejor siempre
es reforzar tu conexión espiritual y elevar tu vibración. Sé que eso
suena un poco raro, pero te lo voy a explicar.
Todo en el universo es energía que vibra con una frecuencia u
otra. Todos sentimos esas frecuencias y probablemente simple
mente las calificamos de «positivas» o «negativas».
Por ejemplo, seguro que has experimentado el hecho de entrar en
una habitación y sentir que se puede cortar el aire con un cuchillo. Y
eres capaz de saber que alguien está de mal humor o en medio de
una rabieta. Esos son ejemplos perfectos de «vibración baja».
Pero hablemos de lo contrario. También sabes cómo es sentirse
feliz por algo o agradecido por una bendición en tu vida. Conoces
esa sensación que te inunda cuando te acuerdas de la persona
amada o rememoras un momento feliz de la infancia. O cómo es
cuando estás tan feliz que tienes ganas de llorar. Esos son ejemplos
perfectos de «vibración alta». Los ángeles están hechos de energía
de alta vibración.
Para cultivar una relación con tus ángeles, y con tu ángel del
perdón en particular, necesitas aprender a conectar con ellos. Para
hacerlo necesitas elevar tu energía.

Ritual para elevar la energía


⏺ Empieza pensando en algo de tu vida por lo que te sientes
agradecido.
⏺ Sonríe, siente el calor de esa bendición que llena tu mente.
⏺ Piensa en los seres queridos que te hacen sentir bendecido.
⏺ Ahora imagina que estás envuelto en una luz dorada.
⏺ Repite internamente: «Estoy envuelto por una luz dorada de
energía de la Fuente».
⏺ Imagina que estás rodeado de ángeles.
⏺ Visualiza a un ángel a tu derecha y otro a tu izquierda.
⏺ Siente que hay ángeles detrás de ti, protegiéndote.
⏺ Escucha el batir de sus alas mientras se elevan por encima de
ti.
⏺ Di: «Gracias, ángeles, por acercaros y recordarme vuestra
presencia».
⏺ Inspira hondo y confía en que tus ángeles están cerca.

PASAR TIEMPO CON LOS ÁNGELES


Lleva tiempo crear una verdadera conexión con los ángeles, pero
algunos tenemos la suerte de ver y sentir su presencia más que
otros. Creo sinceramente que las experiencias con los ángeles
dependen de nuestro compromiso y nuestra apertura. Tu intuición y
tus sentidos espirituales son como músculos que no utilizas siempre
o que tal vez no has llegado a usar nunca. Cuando llevas un tiempo
sin hacer ejercicio, resulta difícil, ¿verdad? Ocurre lo mismo cuando
quieres conocer a tus guías y ángeles, así que, antes de dar más
pasos, es importante que tengas en cuenta que estas cosas llevan
tiempo. Quererte a ti mismo durante la exploración de tus ángeles
es absolutamente decisivo. Si sientes que no estás progresando y
estás a punto de dejarte vencer por la situación, o te invade
continuamente la sensación de tener menos capacidades que los
demás, detente . Dedica un tiempo a quererte y a recordarte que
esos músculos necesitan un poco de tiempo para desarrollarse.
Creo que en realidad ya conocemos a nuestros ángeles y, cuando
decidimos contactar con ellos, se trata básicamente de un proceso
de recuerdo. Tomarse tiempo para respirar y relajarse durante la
experiencia es el mayor regalo que podemos hacernos.
A continuación voy a incluir una meditación para ti. Cuando
practiques esta meditación por tu cuenta, te sugiero una cosa:
grábala primero. Así no tendrás que abrir los ojos para mirar cuál es
el siguiente paso. La mayoría de nosotros contamos con una
grabadora gratuita y accesible en el teléfono. Cuando necesito
entrar en un e stado de meditación, simplemente me voy contando a
mí mismo los pasos en voz alta hasta que alcanzo un profundo
estado de felicidad meditativa. ¿Estás preparado para hacer lo
mismo?

Conocer a tu ángel del perdón


Cuando quieres conocer a tu ángel del perdón, no hay una forma
incorrecta de hacerlo. Si te pones a meditar y, a partir de ahí, haces
tu propio viaje, hay muchas posibilidades de que, si lo invitas a
unirse, aparezca tu amigo angelical. Pero, si necesitas algunas
pistas para ayudarte, te propongo unos cuantos pasos para llegar a
conocer a tu ángel del perdón:
⏺ Despeja el espacio a tu alrededor. Si te distraes con facilidad
durante la meditación, elimina todas las potenciales
distracciones de tu vista y del espacio.
⏺ Asegúrate de que la habitación tiene la temperatura adecuada
y decide dónde te vas a sentar para hacer la práctica.
⏺ Enciende velas para preparar el espacio y rodéate de objetos
que te transmitan amor y espiritualidad (tal vez una foto de un
ser querido, unos cuantos cristales y tu baraja de cartas
angelicales si tienes una).
⏺ Antes de cerrar los ojos, invoca la protección con una oración:
Gracias, ángeles y fuerza vital universal, por rodearme a mí
y a este espacio con una luz de amor incondicional y
protección. Gracias por cuidar de toda esta experiencia y de lo
que aprenda de ella.

⏺ Cierra los ojos y concéntrate en la respiración. Puede que te


venga bien ponerte la mano en el vientre para sentir el ritmo de
la respiración y así conectar con tu cuerpo.
⏺ Afirma interiormente: «Estoy a salvo y esta es una experiencia
segura».
⏺ Con los ojos cerrados, imagina que estás en un espacio
precioso lleno de luz. Siente como si estuvieras en una cueva
de luz en la que experimentas mucho amor.
⏺ En el centro de ese espacio, esperándote, está tu ángel del
perdón.
⏺ Con el ojo de tu mente sé consciente de la presencia de ese
ángel. ¿Se te aparece como un hombre, una mujer o un ser
asexuado? ¿Oyes su voz? ¿Te habla? ¿Dice su nombre? ¿Lo
reconoces? ¿Recuerdas quién era?
⏺ C omprende que estás en la cueva de tu corazón y que estás
siendo bendecido por la presencia de tu ángel del perdón.
⏺ Dale las gracias a tu ángel del perdón por revelarte su nombre
e identidad (incluso aunque no lo haya hecho todavía). Dale las
gracias también por transmitirte cualquier mensaje que
necesites saber.
⏺ Pasa algo de tiempo en ese espacio. Confía en las
conversaciones que tengas con ese ser y en las sensaciones
que notes en tu cuerpo. Sé consciente de que te está guiando
para que recuerdes la luz que eres.
⏺ Cuando sientas que reconoces a tu ángel, dale las gracias por
enviarte recordatorios de su presencia y abrázalo. No olvides
que siempre te estará esperando en la cueva de tu corazón.
⏺ Regresa a tu cuerpo y toma conciencia de que continúas
sentado en el lugar donde empezaste. Mueve los dedos de los
pies y de las manos, activa tus músculos y estírate antes de
abrir los ojos y volver a la habitación.

EL ARCÁNGEL JEREMIEL
L os arcángeles son como los encargados de los ángeles del
Cielo. Supervisan a los ángeles custodios y se aseguran de que
están cumpliendo sus obligaciones (algo que siempre hacen). Estos
seres increíbles son guerreros poderosos y pacíficos que nos
apoyan con su luz. Probablemente hay miles de arcángeles por ahí,
pero algunos son más conocidos que otros. Un arcángel en
particular con el que yo trabajo y al que recurro a menudo es el
arcángel Jeremiel. Yo creo que es el arcángel del perdón.
Yo llamo a Jeremiel «el obrador de milagros», porque nos puede
ayudar a entender por qué es útil perdonar y cómo podemos hacer
posible el perdón. Lo veo en mi visión clarividente rodeado de una
luz pura naranja y dorada. Los ángeles siempre se nos muestran
con una forma que podamos entender; yo veo a Jeremiel como un
ángel alto y delgado, con la piel dorada y el pelo rubio dorado hasta
los hombros, muy parecido al ángel del perdón que describí antes.
Tiene los ojos azul oscuro y lleva una capa de sabiduría. En la mano
porta una antorcha que despide la luz de la misericordia de Dios en
cualquier situación que necesite perdón. Su imagen aparece en la
portada de este libro.
«Jeremiel» en hebreo significa «la misericordia de Dios» y el
arcángel Jeremiel es el portavoz divino y la representación de la
misericordia de Dios. La palabra «misericordia» es poderosa porque
representa la compasión y el perdón. Cuando en tu vida ti ene lugar
una situación complicada en la que es necesario el perdón, puedes
elegir ser misericordioso o castigador. La misericordia es el camino
superior: es la elección del amor, no solo porque le estás otorgando
a alguien el regalo del perdón, sino por que, cuando eliges ser
misericordioso, dejas de aferrarte a pensamientos tóxicos y a un
resentimiento que te hará daño internamente.
Hace poco mantuve una sesión privada con una cliente que tenía
una relación sentimental tormentosa. Lauren había roto con su
pareja tantas veces que ya había perdido la cuenta. Tras pensarlo
mucho, decidió darle «una última oportunidad», pero desde
entonces lo único que había hecho ella era hacer sufrir a su pareja.
Lo castigaba por cada error que había cometido en el pasado y por
cualquier problema trivial que surgía en el presente; se ponía a
gritarle como loca o se echaba a llorar. No veía la forma de seguir
adelante con su relación, pero tampoco se imaginaba su vida sin su
pareja.
Cuando invité a los ángeles a la habitación para ayudarla a sanar
esa situación, fui consciente de que el arcángel Jeremiel quería
darle un mensaje a Lauren. Cuando su ángel custodio se apartó a
un lado para dejar que el todopoderoso arcángel dorado se colocara
tras ella, Lauren me dijo:
—Se me ha puesto de punta todo el vello del cuerpo.
Yo vi una luz de sanación total que la envolvía. Fue magnífico.
Después me llegó un mensaje claro e inconfundible: «Ya es hora
de que dejes de castigarte. Cada vez que lastimas a tu pareja, te
haces daño a ti misma. Hay amor en tu relación, pero no lo ves
porque estás centrada en el dolor».
Cuando le repetí a Lauren el mensaje palabra por palabra, ella se
echó a llorar al advertir que cada vez que reprochaba a su pareja
acciones del pasado o le recriminaba su comportamiento presente,
sentía tanto dolor y angustia como la que le provocaba a él.
Recuerdo que dijo:
—Necesito decirle lo agradecida que estoy de que tengamos
tantos recuerdos bonitos. Pero lo único que he hecho ha sido fijarme
en los problemillas de nuestra relación.
Le rezamos juntos a Jeremiel y agradecimos que hubiera enviado
su ola de luz a la vida de Lauren. En la oración también le dimos
permiso al arcángel para enseñarle el camino hacia la paz y para
ayudar a Lauren a comprender lo que significaba de verdad
perdonar en su relación.
Para muchos de nosotros puede ser mucho más fácil centrarnos
en el pasado, sobre todo en los problemas que hemos encontrado
por el camino, que en las cosas por las que nos sentimos
agradecidos ahora, pero, según Un curso de milagros, esa no es
nuestra verdadera naturaleza. Nuestro verdadero ser es siempre el
amor y, si nos centramos en el dolor de una situación, es que hemos
cogido el camino incorrecto; nos hemos alejado de nuestra
verdadera naturaleza y de los dones que nos ofrece el presente.
Lauren me escribió un correo unas cuantas semanas después
para decirme que su relación había dado un giro de 180 grados.
Cuando inició una conversación llena de amor profundo con su
pareja, los dos se dieron cuenta de que lo que de verdad
necesitaban era olvidar sus problemas del pasado y seguir adelante
juntos.
Jeremiel, como indica su nombre, es «la misericordia de Dios» y
puede despertar la compasión y el perdón en nuestro interior,
ayudarnos a vernos a nosotros mismos con mejor luz y convertir
nuestros miedos pasados en amor presente.
Como los demás arcángeles, Jeremiel puede estar con todos
nosotros al mismo tiempo. No está limitado por el tiempo y el
espacio: su energía está siempre presente y ayudará a cualquiera
que se lo pida. He visto cómo ayudaba a mucha gente con la
dinámica del perdón.
Muchos de nosotros intentamos perdonar, pero no podemos
olvidar. He descubierto que el arcángel Jeremiel no puede
ayudarnos a olvidar una situación, pero sí a olvidar el dolor. Gracias
a las enseñanzas de este arcángel increíble he aprendido que
siempre somos seres completos. Aunque nos sintamos heridos,
decepcionados y destrozados, la verdad es que no lo estamos.
Nuestra alma siempre permanece completamente íntegra; solo
necesitamos permitir que nuestro cuerpo físico acepte esta verdad.
Siempre que he recurrido a Jeremiel, me ha ayudado a encontrar
el camino. Recuerdo que hace poco, en un momento en el que me
sentía muy deprimido por una situación que se había producido
entre un viejo amigo y yo y no dejaba de recordar todas las cosas
malas de nuestra amistad, invoqué la energía de Jeremiel. Entonces
oí una voz queda en mi mente que me dijo: «Ya es hora de enviar
amor» y eso me dio la inspiración que necesitaba para cambiar mis
pensamientos. Jeremiel siempre nos ayuda a recordar que el amor
es la respuesta.

Invocar a Jeremiel
El arcángel Jeremiel puede ayudarte a convertirte en un obrador
de milagros. Según mi parecer, un obrador de milagros es alguien
que cambia la base de sus pensamientos y acciones para pasar del
miedo al amor y la aceptación.
Jeremiel también te ayudará a aceptar tu inocencia espiritual.
Aunque seguro que te gustaría poder volver atrás para cambiar o
sanar algunas cosas, la única forma de seguir adelante es aceptar
tu totalidad y reconocer esa misma totalidad en otros (en el siguiente
capí tulo llevaremos esta forma de recordar a un nivel más
profundo).
⏺ Puedes invocar al arcángel Jeremiel utilizando diferentes
técnicas, pero lo mejor de este libro es que su imagen aparece
en la portada. Puedes utilizar esa imagen como herramienta de
meditación para ayudarte a recibirlo en tu vida.
⏺ Te doy otra alternativa; recita estas palabras con los ojos
abiertos:
Estoy bien, seguro y protegido.
Una luz dorada del Cielo envuelve todo mi ser.
En este momento abro mi corazón y recibo en él las
bendiciones del arcángel Jeremiel.
Jeremiel, el arcángel, está ante mí con su antorcha de
iluminación.
Mientras Jeremiel está entrando en mi energía, yo elimino
cualquier resistencia. Me abro y recibo encantado su luz.
⏺ O puedes probar con esta oración:
Gracias, arcángel Jeremiel, por acercarte y revelarte ante mí de
una forma que puedo entender, tanto si es con signos físicos
como con recordatorios sutiles. Recibo tu guía y tu apoyo
mientras me permito aceptar completamente y comprender el
perdón. Con tu ayuda sé que puedo percibir el perdón como es,
ofrecerme este don a mí y ofrecérselo a los demás a diario.
Ahora dejo atrás todas mis resistencias y miedos pasados,
renuncio a todo lo que ya no necesito y destruyo los muros que
rodean mi corazón para que se revele mi verdad interior. Hay
una luz pura brillando dentro de mí y sé, Jeremiel, que tú la
ves. Gracias por ver mi verdad espiritual y por eliminar las
ilusiones de mi visión para que yo pueda verla también.
Gracias por enseñarme cómo perdonar y a quién y por
ayudarme a ver que yo estoy perdonado.
Acepto mi inocencia espiritual y, de ahora en adelante,
recordaré que el perdón es una parte natural de mi identidad
espiritual. Ahora cruzo las puertas de la libertad contigo a mi
lado como amigo y líder.
Perdono y soy perdonado.
Que así sea.

⏺ Tras la invocación o la oración, verás cómo la luz de Jeremiel


te envuelve a ti, a tu vida y a cualquiera que sientas que lo
necesita. Observa cómo se extiende por tu pasado, presente y
futuro.
Ya has completado la invocación.
Capítulo 4.
LA IRREALIDAD DEL PECADO
«Así es como opera la salvación. Al tú hacerte a un lado, la luz
que refulge en ti da un paso adelante y envuelve al mundo».
Un curso de milagros , lección 156

A hora que sabes que tienes a María Magdalena contigo como


guía y paradigma del perdón, al arcángel Jeremiel para
ayudarte en el camino del perdón y a tu ángel del perdón que está
dedicado totalmente a ti para traer milagros a tu vida, ya es hora de
avanzar en este viaje.
Uno de los retos fundamentales cuando hablamos del perdón,
sobre todo de perdonarse a uno mismo, es liberarse de la culpa. La
voz de la culpa es complicada y todos la hemos oído alguna vez.
Siempre que cometemos un error o hacemos algo que después
desearíamos no haber hecho, esa voz agobiante aparece y nos
hace sentirnos mal y tensos y avergonzarnos de nosotros mismos.
Nos hace sentir solos.

VULNERABILIDAD
Para ayudarte a lidiar con la culpa, creo que es importante que te
hable de mi vida y me sitúe en una posición de vulnerabilidad en la
que seguro que os encontráis muchos de vosotros. A mí me parece
que la vulnerabilidad no tiene nada de malo. Es bueno exponer tu
verdadero yo, porque así estás mucho más cerca de quererte a ti
mismo que cuando finges estar a salvo mientras te escondes detrás
de algo.
Tengo que dec ir que yo oigo la voz de la culpa cuando digo algo
fuera de lugar o que hiere a otras personas, y también cuando no
hago algo que creo que debería hacer, como, por ejemplo, mi
práctica de yoga. A veces incluso me viene a la cabeza alguna
situación muy tont a que me ha ocurrido y me siento raro y culpable.
Una de las mayores dificultades a las que me he enfrentado en mi
vida ha sido mi relación con la comida y con mi cuerpo. Cuando era
pequeño pasé un tiempo en una silla de ruedas e ingresado en un
hospital infantil a causa de un virus que me dejó paralizado.
Recuerdo que en aquella época no me gustaba comer, sobre todo la
comida del hospital. Pero, cuando mejoré, también empecé a
llevarme mejor con la comida y me convertí en un niño sano y en
forma.
Cuando mis padres se divorciaron, me mudé de Port Glasgow a
Greenock y cambié de colegio. En pocos días hice amigos en mi
nuevo colegio y no me resultó muy difícil el cambio. Pero la verdad
es que nunca me gustó el colegio e internamente mi antiguo ser
siempre repetía: «¿Por qué estoy aprendiendo esto?» o «No quiero
estar aquí».
Nunca sentí que encajara allí del todo. Era un soñador y me
pasaba las tardes mirando al vacío para consternación de mis
maestros. Según fui creciendo, mi sensibilidad se volvió tan
pronunciada que si alguien me gastaba una broma o me tomaba el
pelo, yo me lo tomaba muy a pecho y me disgustaba mucho por los
comentarios o los chistes de mis amigos.
Cuando me sentía deprimido o demasiado sensible nunca sabía
cómo librarme de esos sentimientos hasta que, alrededor de los diez
años, descubrí que, si comía mucho, no sentía tanto el resto de las
cosas. Si comía y comía, las burlas de los demás o la insistencia de
los profesores ya no me importaban.
Eso creó una enorme espiral en mi vida y pasé muy rápido de ser
un niño delgado de piernas largas a uno rechoncho que odiaba todo
su cuerpo.
Cuando encontré la espiritualidad, decidí que hacerme
vegetariano era importante para mi crecimiento, ya que no quería
sentirme culpable por comer animales o por consumir los cadáveres
de otros seres. Eso me vino bien, pero mi relación con la comida no
mejoró. Era vegetariano pero no comía sano. No consumía carne,
pero seguía ingiriendo montañas de comidas pesadas, fritas, con
mucha grasa y muchos carbohidratos y muy pronto estuve lo que un
médico calificaría de clínicamente obeso. De hecho, subía y bajaba
de peso como un yoyó y lo probé todo: dietas, infusiones,
programas en CD, nutricionistas y más. Y seguí así varios años.
Cada vez que hacía un cambio para mejor, recaía y comía todavía
más que antes. Me sentía culpable por comer de más y también por
tener sobrepeso. Cuando me sentía culpable, comía, y cuando me
sentía gordo, comía aún más… Era un verdadero círculo vicioso.
Aunque me estaba pasando todo esto, los ángeles seguían
trabajando conmigo y en mi interior; ellos no veían la imagen
monstruosa que veía yo y sabía que me querían aunque a mí me
costara mucho quererme.
Recuerdo que, cuando se publicó mi primer libro, me vi en los
periódicos, en la televisión y en fotografías y me di cuenta de que mi
cuerpo no reflejaba lo que yo enseñaba. Le decía a la gente que
necesitaba amor y perdón y, aunque yo sabía que era cierto, una
parte de mí me hacía sentir como un fraude porque yo no me quería
de verdad.
Mi madre fue quien me salvó, una vez más. Ella empezó un nuevo
plan de vida sana porque también había llegado a un punto en el
que no estaba contenta con su cuerpo. Me lo dijo tras acompañarme
al encuentro I Can Do It en el que di mi primera conferencia; fue en
ese momento cuando ella decidió que necesitaba reflejar
físicamente el amor del que hablábamos a todo el mundo, así que
se unió al programa Slimming World.
Cuando mi madre se unió a ese club, tengo que reconocer que yo
era escéptico. Creía que a mí no me iba a funcionar.
—Vamos, dale una oportunidad —me animó ella—. Es genial: se
puede comer mucho y todo es comida normal.
Pero elegí no creerla.
Tras la primera semana en el club, ella perdió casi un kilo y medio
y volvió a casa muy entusiasmada con su logro. Intentó una vez más
animarme para que me uniera y me dijo que a ella le encantaba.
—Si los ángeles me dan alguna señal de que es lo correcto, lo
haré —respondí.
Recuerdo que me fui a mi cuarto y les dije mentalmente a mis
ángeles: «Gracias, ángeles, por enviarme una señal para mostrarme
si ese es el método de pérdida de peso adecuado para mí».
Ese fin de semana era el Glasgow’s International Angel Day, un
evento que organizo todos los años junto con mi amiga Diane. El
dinero que recaudamos va para una organización benéfica infantil
local y siempre es muy bien recibido.
Ese día se unieron a nosotros más de doscientas personas. Mi
madre estaba en la puerta y acompañaba a la gente a sus asientos
y yo organizaba la venta de boletos de la rifa para la organización
benéfica. Cuando estaba a punto de abrir el programa de la tarde, vi
que mi madre me hacía un gesto para que me acercara.
Fui a su encuentro y me dijo:
—¿Ves a esa señora en primera fila, la del pelo negro y la blusa
roja?
—Sí —contesté, preguntándome qué pasaría.
—Es la mujer que dirige la clase de Slimming World. No sabía que
le interesaran los ángeles.
¿Necesitaba una señal más clara? Ese día, en aquella reunión
angelical, decidí ceder e iniciar un viaje para amar mi cuerpo y
aceptarme.
Una semana después acompañé a mi madre a la clase de
Slimming World y me pesaron. La cifra era mucho más elevada de lo
que esperaba, pero decidí continuar con el viaje. Hacerlo
acompañado de mi madre fue una gran motivación para ambos. Nos
compramos platos con forma de corazón, una cubertería nueva y
empezamos a seguir el plan (yo hice la versión vegetariana). Y
semana tras semana el peso fue abandonando mi cuerpo.
Recuerdo que les pregunté a los ángeles: «¿Qué más podría
hacer para apoyar mi crecimiento dirigido a la pérdida de peso?».
Y ellos contestaron: «Siéntete seguro y haz yoga».
Tenía mucho sentido. Sabía que necesitaba sentirme seguro. Mi
cuerpo había convertido mi barriga en un enorme escudo que me
rodeaba porque yo no quería ser visto para que nadie hiriera mi
sensibilidad. No sabía muy bien cómo conseguir sentirme seguro,
pero sí sabía que podía hacer yoga. Llevaba tiempo yendo a clases
una vez a la semana, así que solo tuve que empezar a ir cuatro o
cinco veces a la semana.
En solo unos cuantos meses había perdido más de trece kilos y
decidí pasar al siguiente nivel con el yoga, así que me apunté a una
formación para convertirme en profesor. La verdad es que por error
me apunté a una formación de profesor de ashtanga yoga, un tipo
de yoga sobre el que no tenía ni idea.
El primer día de clase para ser profesor de yoga, lo primero que
advertí fue que yo era el alumno más grande, en cuanto a tamaño
corporal, de toda la clase. Lo segundo que me llamó la atención fue
que era el único hombre, aparte del profesor.
La formación empezaba a las seis de la mañana con una práctica
para que el profesor pudiera «evaluar a qué nivel de profundidad
llegaba nuestra práctica». Estaba a punto de darme un ataque. El
profesor hablaba en sánscrito y era duro. Lo que a mí me parecía un
buen ejercicio, para él solo era un calentamiento, y lo que yo creía
que era yoga realmente no lo era. Mis compañeras de clase hacían
posturas complejas, elevando todo el cuerpo y apoyándose sobre
las manos y la cabeza. Entonces en mi mente empezó a resonar la
voz del miedo, la culpa, la gordura y la falta de forma. Estaba a
punto de llorar.
Durante todo el día sentí que no encajaba allí y decir que resultó
aterrador es poco. Volví al hotel con dolores, tanto físicos como
emocionales, preguntándome por qué me había apuntado y por qué
había elegido ese tipo de yoga. El ashtanga yoga es uno de los
estilos de yoga más físicos. Exige no solo flexibilidad, sino también
fuerza en las extremidades y en el tronco. ¿En qué estaba
pensando?
Me eché a llorar. Lo único que quería era sentirme seguro en mi
cuerpo y allí estaba, en un hotel y haciendo un curso para el que
necesitaba unos requisitos que no cumplía…

CAMBIO
Después de estar un rato tumbado en el sofá, preguntándome qué
hacer, llamé a mi madre (como siempre), y ella me dijo que
«resistiera» y que «al final merecería la pena». Tenía razón, por
supuesto. Pero yo no tenía suficiente fuerza, no podía hacer la mitad
de las posturas y, aunque creía que era flexible, en ese curso
parecía tan rígido como una tabla.
Me marché a casa, me senté en el suelo con las piernas
cruzadas, en posición de meditación e invoqué a mis ángeles. ¿Por
qué me sentía tan culpable por mi cuerpo: su forma, su tamaño y su
flexibilidad? Quería cambiar, pero al mismo tiempo me daba mucho
miedo y me parecía más fácil rendirme.
Un mensaje muy sencillo resonó en mi mente: «Quiérete lo
bastante para cambiar».
Eso era justo lo que necesitaba oír. Entendí mentalmente que
sentirme culpable y frustrado no me estaba ayudando a cambiar.
Necesitaba empezar a quererme a mí mismo y mostrar amor
también por toda aquella situación. Era imprescindible que cambiara
mi realidad para abrazar el perdón y tenía que hacerlo con un
corazón abierto. No quería culpar a nada ni a nadie de cómo me
sentía con mi cuerpo: mi relación con la comida había sido de esa
forma porque eso era lo único que conocía en ese momento, pero
ahora estaba en el camino de la recuperación.
Recordé la cita de Un curso de milagros : «El perdón es una
forma terrenal de amor» (lección 186).
Estaba listo para trabajar en perdonar todo mi cuerpo y quererme
lo bastante para cambiar. No importaba de dónde venía y adónde
iba. Estaba preparado para perdonarme allí y en ese momento e iba
a hacerlo de una forma llena de amor.
Así que seguí con mi comida vegetariana sana y añadí a mi
práctica espiritual diaria el yoga y varias afirmaciones que me
ayudaban a amar mi cuerpo. Practicaba la secuencia primaria del
ashtanga lo mejor posible y después, cuando estaba tumbado sobre
mi esterilla, me colocaba las manos sobre el vientre y recitaba
afirmaciones como:
No hay lugar más seguro que mi propio cuerpo.
Me quiero y me perdono.
Perdono y soy perdonado.
Ahora mi cuerpo vuelve a su estado natural de salud.
Sienta muy bien sentirse sano y feliz. Me encuentro bien.
Durante los meses siguientes, la transformación fue muy
llamativa: perdí más de trece kilos de nuevo, lo que hizo que la
pérdida total de peso se acercara a los treinta kilos. Y me sentía
genial.
Esto puede parecer el fin de la historia, pero de vez en cuando
todavía oigo la voz de la duda interna, a la que le gusta decir que
debería sentirme gordo, avergonzado y recordar las estrías que
tengo en el cuerpo, pero yo siempre elijo responder de una forma
llena de amor. Cada vez que escucho los comentarios negativos de
mi ego, me digo: «Estás seguro y los ángeles te aman lo indecible».

CULPA
La culpa es un aspecto complicado del amor por uno mismo y el
perdón y todos la hemos sentido. Estoy completamente seguro de
que te has sentido culpable en algún momento de tu vida y tal vez
incluso ni siquiera sepas por qué.
Yo he descubierto que, aunque esa culpa pueda parecer natural,
la verdad, como hemos dicho antes, es que nuestra forma natural de
ser es el amor. Cualquier cosa que venga del miedo es una ilusión
total y la culpa es prima del miedo. Para mí es la forma que tiene el
ego de ponerle dificultades al perdón. Es la voz que dice: «¿Pero
estás seguro de que quieres elegir el amor? ¿ Seguro que quieres
libertad?». Por difícil que parezca a veces, la respuesta
definitivamente es: «¡Sí!».
En mi caso, la culpa tiene mucho que ver con la forma en que me
he criado. No estoy culpando a mis padres y profesores (ni a los
tuyos): simplemente es la manera que tiene la gente de gestionar la
información de la que dispone. El ego nos ha llevado a creer que
necesitamos tener el control, así que juzgamos lo que está pasando
a nuestro alrededor e intentamos cambiarlo. No nos damos cuenta
de que, si nos apartamos de esa forma de hacer las cosas, es el
amor el que toma el control.
Por ejemplo, cuando era pequeño, fuera a donde fuera, me
decían si me estaba portando bien o mal. Bueno, sinceramente no
recuerdo que mis padres me dijeran nunca que era «malo», pero,
cuando estaba en el colegio, si hacía algo «mal», sí que me decían
que era «malo», y eso empezó a crear pensamientos de culpa en mi
interior. Durante toda la etapa escolar nunca me alabaron
públicamente cuando hacía algo bien, pero sí me señalaban cuando
era malo; y, sinceramente, es probable que eso me llevara a hacer
más cosas «mal» para llamar la atención.
La mayoría de nosotros cuantificamos nuestra valía personal
basándonos en cosas «buenas» o «malas», es decir, en lo bien que
lo estamos haciendo o que lo hemos hecho. Eso es algo que
también aprendemos cuando somos pequeños. Ganar una carrera
en el colegio te convierte instantáneamente en un niño más guay
que los demás; yo nunca gané ninguna, así que siempre sentí que n
o era tan bueno como los que me rodeaban. Y en clase, si tus no
tas no eran tan buenas como las de tus compañeros, no llegarías a
la universidad y después no conseguirías un trabajo, una relación,
un coche, etc. Esa mentalidad me estuvo persiguiendo, como a
muchos de nosotros, hasta la vida adulta. ¿Y si lo viéramos de
forma diferente?
¿Te imaginas cómo sería si sencillamente te dijeran que eres
bueno? Imagina que todos los padres, tutores, profesores, líderes,
etc., lo hicieran desde que naces y durante toda tu infancia, incluso
en el sistema educativo. Tu vida sería muy diferente y te sentirías
menos culpable.

TIPOS DE CULPA
Me he dado cuenta de que hay diferentes tipos de culpa. Estos
son los que he descubierto:
Rendimiento
Gran parte de la culpa viene de lo bien (o no) que hacemos algo.
Resurge cuando no tenemos una cierta cantidad de dinero en el
banco, cuando no conseguimos una cualificación o, peor, cuando no
tenemos muchos seguidores en Twitter.
La culpa basada en el rendimiento o en los logros es muy común,
sobre todo si alguien ya ha establecido un estándar que se espera
que cumplamos o si nosotros tenemos ciertas expectativas.

Comparación
La culpa también aparece al compararnos con otra persona. La
aprendemos en la infancia (es especialmente común entre los
hermanos) y después se extiende a lo largo de toda nuestra vida
cuando nos comparamos con los demás. Decimos: «Oh, a ti eso se
te da mucho mejor», o incluso «Tú lo has hecho mejor que yo», y
después nos sentimos culpables por no ser iguales que nuestro
prójimo. Pero siempre que nos comparamos con otra persona, nos
olvidamos de nuestra luz individual que brilla con fuerza.

Juicio
¿Qué ocurre cuando nos miramos al espejo y no vemos lo que
queremos? Puede que tengamos marcas, o cicatrices, o que
estemos en un estado físico que no nos guste. Nos juzgamos y nos
decimos que nuestra una imagen no es lo bastante buena. Y
después nos sentimos culpables por no ser lo que la sociedad
espera de nosotros o, lo que es peor, lo que otra persona espera de
nosotros. Pero, cuando sentimos culpa basada en un juicio, dejamos
de ver la divinidad que los ángeles ven en nosotros cada segundo.

Vergüenza
Mucha gente se enfrenta a la culpa porque se avergüenza de sí
misma. En estos tiempos me he encontrado con gente que siente
una vergüenza enorme por el color de su piel, la zona o el país en el
que nació o incluso su sexualidad. La vergüenza es un lugar
complicado en el que vivir, pero la verdad es que a los ojos de tu
ángel tú eres perfecto, no importa quién seas. Para él, tú eres una
gran luz.

Pecado
Mucha gente se siente culpable porque cree que está
decepcionando a Dios. Esta es una de las formas de culpa más
complicadas y a mí me resulta muy difícil ayudar a la gente que la
padece, porque hay demasiadas personas por ahí intentando
obligarnos a creer eso. La verdad es que Dios es amor y, por lo
tanto, no puede estar decepcionado con nosotros por nada, porque
en el amor no hay juicios ni resentimientos. Como hemos visto antes
en el Evangelio de María Magdalena, Jesús dijo: «No hay pecado».
Yo creo que el pecado es olvidar que el amor existe. La
interpretación literal de la palabra es que algo no ha salido de
acuerdo con el plan, y lo que yo he aprendido es que el plan de Dios
para nosotros es el amor y que es un «pecado» olvidarlo. La verdad
es que no podemos decepcionar a Dios porque somos una
extensión de su amor.
RECONOCER NUESTRA VALÍA INFINITA
Dirijo un grupo espiritual, The Angel Club (el club angelical), que
se reúne una vez al mes en Renfrew. Viene gente de todos los
lugares de Escocia y pasamos la tarde centrándonos en los ángeles.
Invitamos regularmente a algún conferenciante y también
compartimos nuestros pensamientos sobre un tema espiritual y
hacemos lecturas angelicales.
Hace poco organice una sesión abierta de coaching en el club en
la que hablé del poder del perdón. Fue una tarde muy conmovedora
porque mucha gente quiso compartir su vulnerabilidad con el resto
del grupo. Una mujer, Linda, levantó la mano cuando estábamos
hablando del perdón y dijo que se sentía culpable, pero que no tenía
una razón aparente para sentirse así.
Nos contó que se había criado en una casa en la que siempre la
hacían sentir mal. Su madre no había sido la más cariñosa del
mundo; de hecho, se arrepentía de haber tenido hijos y no tenía
problema en demostrarlo. Así que Linda había crecido en un lugar
en el que no la querían y se había pasado sesenta años sintiéndose
culpable por estar viva. Cuando se abrió al grupo no paraba de
llorar, desesperada por liberarse del dolor.
Yo me quedé completamente desconcertado por su
vulnerabilidad. Ahí estaba, delante de todos nosotros, compartiendo
su problema con una confianza total. La verdad era que yo no sabía
cómo ayudarla a sanar, así que cerré los ojos, inspiré hondo y
después, al exhalar, dije interiormente: «Gracias, ángeles, por
revelarme la cura para su culpa».
Entonces oí una respuesta sencilla y profunda: «Puedes sanar la
culpa reconociendo tu valía infinita. Tú eres suficiente».
La culpa, como dije antes, es prima del miedo y, cuando la voz del
ego la hace crecer en nuestra mente, podemos (o no) permitir que
se apodere de todo. La verdad es que podemos elegir entre el
miedo o el amor y, cuando permitimos que el amor dirija nuestra
mente, cambiamos nuestra percepción y así creamos un milagro.
También abrimos nuestro corazón y así podemos dar y recibir el
amor que merecemos, en el que se incluye el amor por nosotros
mismos.
Somos suficiente (esto significa suficientemente buenos ) y los
ángeles quieren que nos demos cuenta de ello. Nos quieren
incondicionalmente y saben que lo hemos hecho lo mejor que
podíamos hasta ese momento. Esos mensajeros santos de Dios
también quieren que sepamos que su Creador nos quiere con todo
su corazón y que, si reconocemos lo hermosamente perfectos que
somos a sus ojos, empezaremos a sentir ese amor.
Claro que la voz de la culpa volverá a asomar de vez en cuando,
pero, cada vez que lo haga, debemos repetir esta sencilla
afirmación: «Yo soy suficiente». O mejor incluso: «A los ojos de Dios
yo soy amor incondicional». Y poco a poco iremos abriéndonos el
camino.
Nuestra mente es como un jardín: necesita atenciones. Cada vez
que nos enfrentamos a pensamientos basados en el miedo,
estamos arrancando las malas hierbas, y cada vez que nos
recordamos que somos amor, estamos plantando un hermoso rosal
en ese lugar.
Oír este mensaje fue importante para Linda y para el resto del
grupo que asistió esa tarde. Para cerrar el encuentro hicimos una
meditación para aceptar que éramos suficiente. Recuerdo que,
cuando los que estaban allí se liberaron de lo que ya no necesitaban
y aceptaron que realmente eran suficiente, vi lágrimas y oí
exclamaciones de alivio.
Aceptar que somos suficiente me recuerda, una vez más, el
pasaje de el Evangelio de María Magdalena cuando Jesús dice:
«Por esto el Bien vino entre vosotros, hacia lo que es propio de toda
naturaleza, para restaurarla en su raíz».
Liberarse de la culpa es volver al bien que nos pertenece.
Perdonarnos es querernos lo bastante para comprender que somos
el Bien y que el Bien nos pertenece.

Rendición
María Magdalena, Jesús y los ángeles están esperando junto a ti
para ayudarte a liberarte de la culpa, pues resulta inútil a tu
propósito divino, que es ser feliz.
Cuando la voz de la culpa eleve demasiado el tono, las cosas más
importantes que debes saber son:

⏺ A los ojos de Dios tú eres suficientemente bueno.


⏺ Eres una expresión de amor.
⏺ La Tierra ha sido bendecida por tenerte aquí.
⏺ Los ángeles se reúnen a tu alrededor.
⏺ Eres un ser lleno de amor y merecedor de amor.
⏺ Te mereces la paz sencillamente por ser .
La siguiente fase del cambio es quererte lo bastante como para
darte cuenta de que te mereces perdonarte por haberte sentido
culpable. Permite que los ángeles eliminen esa culpa con esta
oración afirmativa:
Gracias, ángeles, por rodearme ahora, cuando revelo mi
verdadero ser.
Soy una chispa divina de amor incondicional y acepto mi
totalidad y mi santidad.
Rindo ante vosotros las ideas de culpa, vergüenza y pecado.
Con esa rendición me libero de mi visión.
Estoy lleno de luz cuando recuerdo que soy bueno y que solo
merezco cosas buenas.
Me hace sentir muy bien saber que no hago este viaje solo, que
vosotros me sostenéis y que me guiáis con vuestras alas.
Yo soy suficiente y soy amor incondicional aceptado por Dios y
sus ángeles.
Que así sea.
Capítulo 5.
SANAR EL DOLOR
«No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin
saberlo, hospedaron ángeles».
Hebreos, capítulo 13, versículo 2

E staba durmiendo, pero estaba despierto. Horas antes había


salido con mis amigos y habíamos estado bailando y pasándolo
bien. Tras tomar una cerveza en la pista de baile, decidí que durante
el resto de la noche no iba a beber más, prefería centrarme en
disfrutar de la compañía. Llevaba un tiempo fuera, visitando
diferentes lugares de Europa para compartir mi mensaje sobre los
ángeles, así que me sentía bien por estar otra vez en casa. Era
bastante tarde cuando volví, por lo que me fui directo a la cama y
me quedé profundamente dormido. Siete horas después, tuve un
sueño muy real, tanto que parecía una visión clarividente.
En el sueño yo era consciente de que estaba soñando. El año
anterior mi amigo Charlie Morley me enseñó que ese tipo de sueños
se denominan «sueños lúcidos» y que podemos interactuar con
ellos si queremos. Yo decidí olvidarme de cualquier tipo de control y
reconocer que la Divinidad estaba allí presente conmigo.
Estaba sobre una gran piedra. Veía un par de manos utilizando
herramientas de cantero para tallarla. Estaban grabando el símbolo
que se conoce como vesica piscis .

V esica piscis

Yo sabía que ese símbolo era importante y que estaba conectado


con María Magdalena, pero recuerdo que pensé: «¿Por qué sale
aquí, en mi sueño?».
De repente vi una cueva. Delante había una visión de María
Magdalena. Estaba cubierta por un velo rojo y su ropa era morado
oscuro, parecido al color de las berenjenas. Empezó a acercarse a
mí.
Iba acompañada de dos ángeles, uno a cada lado, totalmente
diferentes a todos los ángeles que había visto hasta ahora. Primero
porque eran idénticos. No eran ni masculinos, ni femeninos, sino
seres de luz pura. Sus caras brillaban como el sol y sus ojos
parecían muy profundos. Llevaban túnicas hechas de un material
sedoso que nunca había visto antes y estas flotaban alrededor de
sus cuerpos. Tenían unas alas de luz pura.
De pie, muy quieto, con el corazón golpeándome en el pecho y la
boca abierta por el asombro, sentí que por mis mejillas rodaban
lágrimas de alegría. Los dos ángeles avanzaban hacia mí, pero
María Magdalena se detuvo y se quedó mirando, como si supiera lo
que estaba pasando.
Mientras los ángeles se acercaban, sentí un calor intenso que se
extendía por mi cuerpo. Si mi corazón hubiera sido una puerta,
estaría abierta de par en par. Tenía todo el vello del cuerpo de
punta, formando lo que llamo «piel de ángel», pero no tenía miedo
porque sentía el amor. Solo estaba expectante por lo que pasaría
después.
Decidí que, como estaba despierto en mi sueño y podía participar,
necesitaba preguntarles a los ángeles por qué estaban allí. Así que
reuní el valor y les dije: «¿Quiénes sois y qué queréis compartir?».
Las evocadoras palabras de esos seres empezaron a llegar a mi
mente:
Somos los Myriam, oye nuestra llamada.
Hemos venido a ti en un estado de gracia.
Representamos el amor unificado y somos los ángeles que
visitamos a María de Magdala, como dicen los evangelios.
Con nuestra luz podemos ayudarte a despertar un estado de
gracia en tu interior.
Ya es hora de dejar atrás todo el dolor y el miedo a la
separación, porque la luz de la Fuente está siempre en el
interior.
Esta luz se conoce como Cristo.
Es el Espíritu Santo y está presente en tu interior ahora.
Recíbenos y permítenos despertar tu visión santa para que
puedas percibir la luz de Cristo que hay en tu interior y en el de
toda la humanidad.
Y tras decir eso, los ángeles y María se fundieron en uno, igual
que el símbolo de la vesica piscis , y desaparecieron.
Me desperté al instante.
Me senté en la cama y me froté los ojos preguntándome si había
sido solo un sueño. Salí de la cama de un salto y fui corriendo a ver
a mi madre. Ella me miró y dijo:
—¿Qué ocurre?
—No te vas a creer lo que me acaba de pasar —respondí.
Cuando empecé a contarle la historia a mi madre, me di cuenta de
que había sucedido algo profundo. Los Myriam afirmaban ser los
ángeles que visitaron a María Magdalena «como dicen los
evangelios». Comprendí que eran sus ángeles custodios y que
seguían trabajando con ella desde el otro lado. Juntos formaban un
equipo, como revelaba la vesica piscis : los dos círculos de ese
símbolo representaban la unión de los ángeles, y la forma oval del
centro, a la propia María. Tres energías individuales combinadas
para crear una. Era magnífico.
Pero tuve dudas sobre si debería desvelar esa visión a los demás.
¿Quién era yo para decir que me había encontrado con unos
ángeles bíblicos y una hermosa maestra ascendida, que era la
devota más querida de Jesús? Estuve muchos días meditando
sobre ello, pero supe que tenía que confiar en lo que había oído.
Tenía un significado y sería de ayuda para los demás.
Pensando en los Myriam, sentí que debía averiguar más sobre
ellos, su mensaje y los dones que ofrecían a la Tierra. ¿Eran esos
seres como los otros ángeles? ¿Podría invocarlos todo el mundo?
En primer lugar, quería saber más sobre su nombre. Myriam…
¿qué significaba? Descubrí que Miriam era lo mismo que María, lo
que tenía mucho sentido. Pero los ángeles se aseguraron de alguna
forma de que supiera que su nombre se escribía con i griega, no
latina.
Tras investigar un poco en internet, encontré que Myr era una
palabra egipcia que significaba «amor» o «amado». Y entonces tuve
un momento de iluminación. Si Myr significa «amado» y dejamos el
iam como está (que significa «yo soy», en inglés), el mensaje del
nombre de los ángeles era: «El amado que soy». Cuando lo vi, sentí
que cada cabello de mi cuerpo volvía a erizarse de nuevo. A María
Magdalena se la conoce como «la discípula amada» desde hace
cientos de años.
El siguiente objetivo de mi investigación sobre los Myriam se
centró en descubrir sus dones. Recordé la historia que cuenta el
Evangelio de Juan. María estaba de rodillas, llorando no solo la
pérdida de la vida de Jesús, sino también de su cuerpo físico. Y
mientras lloraba en su tumba se le aparecieron los dos ángeles y le
preguntaron por qué lloraba.
Me di cuenta de que los ángeles Myriam habían sanado el dolor
que había en el interior de María: estos seres angelicales divinos de
pura luz blanca habían absorbido la más profunda y más trágica de
las emociones. Y no solo eso, también habían despertado su visión
clarividente: fue después de verlos cuando se encontró con Cristo
resucitado.
Igual que cualquiera de nosotros, María era humana: tenía
emociones y estaba muy triste por verse separada de su maestro.
Los ángeles la ayudaron a eliminar esa sensación de separación
para que pudiera percibir al Jesús sanado y continuar con su misión
de despertar «el Bien» en los demás.
Este pasaje me recordó que los ángeles pueden venir a nosotros
cuando estamos sufriendo y salvarnos de nuestra peor pesadilla.
También pueden intervenir para sacarnos de una mala situación
(como un accidente de coche o un edificio en llamas) si aún no ha
llegado nuestra hora o si pasar por esa experiencia puede de alguna
forma bloquear nuestro propósito espiritual.
Incluso si nuestra mente no es capaz de aceptar su ayuda, según
las leyes espirituales divinas, los ángeles pueden ignorar nuestra
reticencia, sobre todo si nuestra alma necesita de un ajuste para
que volvamos a nuestro camino. Pueden sanarnos utilizando la
gracia.
Está claro que el propósito espiritual de María Magdalena era
compartir las maravillosas noticias sobre el bien con el mundo y, si
no la hubieran sanado de su dolor, no habría podido ver a Jesús
como era o superar toda la dureza de su crucifixión. Cuando los
ángeles fueron a verla, la ayudaron a alcanzar un estado de calma
definitiva en el que eliminaron toda resistencia al Espíritu para que
ella pudiera tener ese encuentro santo con Jesús. Esto se
convertiría en uno de los acontecimientos más importantes de su
vida y la llevaría a ser la maestra que es hoy, cuyas lecciones nos
han llegado a través del Evangelio.

DESPERTAR NUESTRA VISIÓN SANTA


Para que nosotros podamos avanzar en el perdón, hay que sacar
el dolor de nuestros corazones. El dolor es algo que todos
conocemos. Es esa emoción que nos embarga cuando nos
sentimos solos y olvidados. Es el miedo que nos atenaza el corazón
e intenta convencernos de que nunca vamos a volver a ser los
mismos. Afortunadamente eso es una completa ilusión y la verdad
espera silenciosamente en nuestro interior, deseando recibirnos con
los brazos abiertos cuando regresemos. Los ángeles están
preparados para guiarnos hasta ella.
Cuando el dolor desaparece, el perdón se vuelve más fácil,
porque vemos la luz como es y entonces percibimos también el
Espíritu. Para conseguir que se desvanezca, necesitamos olvidar
esa sensación de separación que nos persigue a todos y recordar el
amor. Los ángeles que nos rodean son una fuente constante y un
recordatorio de amor. Susurran suavemente a nuestra alma y nos
animan a escuchar. Quieren que sepamos que nunca nos
separamos de aquellos a quienes queremos. En un silencio interior
profundo, estamos conectados con todo y con todos los que han
sido y serán. Nosotros somos todo. Somos amor.
Cuando recordamos el amor, empezamos a sentirlo con más
fuerza. Por eso la gente que cree en los ángeles experimenta más
visiones o recibe más señales del Cielo: porque han elegido
recordar que todo eso está ahí.
La visión santa que los ángeles Myriam nos ofrecen es la caída de
la venda de nuestros ojos. Están aquí para librarnos de nuestra peor
pesadilla y llevarnos de vuelta a casa. Estos divinos ángeles
custodios de María Magdalena nos ayudan a sanar para que
podamos percibir la santidad que hay en todo.

Llamada a la sanación
La historia en la que María Magdalena ve a Jesús completamente
curado es una poderosa alegoría porque se refiere a algo con lo que
todos nos encontramos de una forma u otra. Todos nos sentimos
separados de nuestros seres queridos en algún momento de
nuestra vida y hace falta una profunda dedicación para recordar que
no estamos en absoluto alejados. Lo mejor de todo es que tenemos
ayuda.
Si estás preparado para sanar el dolor y el rencor en tu vida, eso
significa que estás listo para dejar atrás el miedo a que te arrebaten
lo que amas. Cuando estés preparado para sanarte de esta emoción
de pesadilla, te darás cuenta de que eres uno con lo que amas; eres
uno con todo. También recordarás que en lo más profundo del
silencio de tu corazón espera la conexión con el hogar, con todos
aquellos que han abandonado la Tierra y con aquellos que te
parecen alejados en el tiempo y el espacio, y será entonces cuando
percibirás tu Espíritu Santo, o lo que los Myriam llaman «Cristo».
Los Myriam nos ayudan a ver más allá del dolor, la culpa y el
miedo, a despertar la visión de la gracia y a recordar que nunca nos
separamos de Dios, porque la luz de Cristo está en el interior de
todos. Cuando digo «Cristo», no hablo de Jesucristo, sino de la
consciencia interna, que es santa y siempre estará ahí: tu ser real,
que también podríamos llamar «Buda» o «consciencia».
Así que puedes recurrir a los Myriam para:

⏺ Ayudarte a gestionar la pérdida de un ser querido.


⏺ Sanarte de la culpa y del miedo que quedan tras un
fallecimiento.
⏺ Superar cualquier emoción muy enraizada que esté conectada
con la sensación de estar separado de Dios, los ángeles o el
Espíritu.
⏺ Despertar la visión de la gracia (para que puedas percibir
también la luz en los demás).
⏺ Honrar tu divinidad interior.
Una llamada para los Myriam:
Ángeles santos y divinos de María Magdalena, seres de pura luz
blanca conocidos como los Myriam, ahora os invoco.
Estoy preparado y dispuesto a recordar el silencio del amor que
espera en el interior de la cueva de mi corazón. Gracias por
despertar en mi interior el estado de gracia en el que podéis
bendecir a los demás y por ayudarme a ver la vida a través de
los ojos del amor.
En este momento me sumerjo en mi poder espiritual y recargo
los sentidos que me ayudan a ver. Dejad que mis ojos vean la
luz en toda la humanidad.
Reconozco que puede que a nivel físico no experimente la
conexión que duerme en mi interior y elijo ir más allá de las
limitaciones de mi cuerpo y de la Tierra para ver claramente el
amor a un nivel más profundo.
Cuando interiorizo los dones con los que he venido a este
mundo, mi cuerpo empieza a aceptarlos también y a personificar
la verdad y la luz que soy.
Nunca estoy separado de los que amo. Siempre estoy con ellos
en cuerpo, mente y alma. Soy amor.
Que está iniciación se complete ahora que me rindo a vuestra
luz eficiente.
Que así sea.
Capítulo 6.
RECORDAR SOLO
PENSAMIENTOS LLENOS DE
AMOR
«A las cosas divinas se las debe amar para conocerlas».
Blaise Pascal (científico y filósofo francés)

S egún Un curso de milagros : «Perdonar no es otra cosa que


recordar únicamente los pensamientos amorosos». Yo creo que
es cierto. Cuando se trata de practicar el perdón y recuperar la paz
interior que se nos ofrece constantemente, tiene que haber elección.
Nosotros siempre la tenemos: podemos elegir el amor o el miedo.
Cuando nos tenemos que enfrentar a una situación difícil o vemos
que se nos viene encima algo doloroso, instantáneamente la voz del
ego empieza a lanzar un montón de defensas y sentimos cierta
presión para elegir una de ellas. Pero, mientras ocurre todo esto, en
nuestro interior hay silencio y dentro de ese silencio hay amor.
Cuando decidimos entrar en ese espacio, la única solución que nos
presentará la voz de nuestra alma será la total aceptación.
Cuando algo es doloroso, naturalmente sentimos ese dolor, pero
no tiene que ser real . Como he mencionado antes, Un curso de
milagros denomina «ilusión» a cualquier cosa que no es amor y yo
comparto esa forma de pensar. Aunque todos hemos experimentado
dolor en el pasado y lo sufriremos en el futuro, la verdad es que, en
lo más profundo de nuestra alma, la paz y la luz están desesperadas
por brillar.
En momentos de dolor, el ego continúa haciendo su trabajo y nos
dice que estamos siendo atacados. De hecho, seguramente está
haciendo algo más que eso y nos anima a defendernos con una
explicación o una experiencia terrenal que demuestre nuestra valía.
Pero no tenemos que caer en la trampa. Cuando nos enfrentamos al
miedo, podemos elegir dejarnos envolver por las alas del perdón.
Aunque eso no es tan fácil, claro. A mí, por ejemplo, me resulta
difícil en mi viaje del perdón permitir que alguien que ha sido cruel,
hiriente o amenazador se salga con la suya. Una parte de mí puede
abrazar el perdón, sí, pero otra parte siempre quiere saber los
motivos que llevan a alguien a pensar que es aceptable atacarme a
mí o a alguna otra persona. De vez en cuando alguien tiene ganas
de fastidiar y decide, por ejemplo, cuestionar mi trabajo o mi propia
valía personal. Elige crearse una opinión, pero la verdad es que no
sabe de dónde vengo, no conoce el trabajo que he hecho hasta este
momento ni la utilidad que tiene para los demás.
Recuerdo que hace dos años no dejaba de ver un mirlo
americano en mis meditaciones. Me encantaba verlo. Son unos
pajarillos muy valientes. Recuerdo que durante una meditación
recibí un mensaje sobre ellos y decidí compartirlo en mi página de
Facebook, que en aquel momento tenía unos 4.000 seguidores.
Encontré una fotografía del pájaro y escribí la información que había
recibido: «Cuando un mirlo americano te visita o se cruza en tu
camino con frecuencia significa que un ser querido que está en el
Cielo quiere decirte: “ Hola. Estoy aquí contigo ” ».
La imagen llamó mucho la atención, fue una locura. De hecho, en
unas pocas semanas se compartió más de 25.000 veces, lo que
significa que más de 50.000 personas habían visto mi publicación .
Fue genial, ya que mi intención era que la gente recibiera un
mensaje de ánimo y que compartiera lo que me habían transmitido
los ángeles.
Sin embargo al mismo tiempo apareció una oleada de gente
problemática en mi página que se puso a atacar mi trabajo y lo que
cobraba por mis sesiones privadas, diciendo que era un artista del
timo. Recuerdo que leí algunos de esos comentarios y eran
degradantes. Un hombre llegó a escribir en mi muro que no me
merecía estar vivo y que debería suicidarme. Recuerdo que me hizo
sentir náuseas y que incluso me puse a temblar. Yo estaba allí,
aportando mi ayuda para que el mundo se convierta en un lugar
más luminoso, y me castigaban por ello. No sabía qué hacer.
Después de pensarlo mucho decidí que no iba a consentir que me
convirtieran en una víctima: tenía que cambiar mi energía. Cuando
me atacan, necesito reafirmarme y saber de verdad en mi corazón
que mi alma está completa. Sabía que, cuando recordara quién era
realmente, estaría protegido.

SABER QUE LA AYUDA ESTÁ AQUÍ


Los ángeles me han enseñado que sí, que podemos pedir ayuda
y protección, pero, cuando sabemos de verdad que nos apoyan, nos
protegen y que estamos totalmente seguros, toda la dinámica de
nuestra energía cambia. Eso me trae a la mente una cita maravillosa
de la lección 183 de Un curso de milagros :
«El Nombre de Dios no puede ser oído sin que suscite una
respuesta, ni pronunciado sin que se produzca un eco en la
mente exhortándote a recordar. Di Su Nombre y estarás
invitando a los ángeles a que rodeen el lugar en el que te
encuentras, a cantarte según despliegan sus alas para
mantenerte a salvo y a protegerte de cualquier pensamiento
mundano que quisiera mancillar tu santidad».
Nada puede arrebatarnos nuestra santidad, pero algunas
personas y situaciones pueden contribuir a que la olvidemos. En
esas circunstancias necesitamos volver al pensamiento milagroso y
recordar solo pensamientos llenos de amor. Es nuestro único
refugio.
¿Qué es el pensamiento milagroso? Es ese cambio de percepción
por el que pasas del miedo al amor. Siempre que alguien te dirija
cualquier cosa que te disguste, devuélvele amor. La verdad es que,
cuando alguien empieza a castigarnos con sus palabras o sus
acciones, significa que ha olvidado el amor. Y lo más importante: ha
olvidado amarse a sí mismo. Nosotros podemos compartir nuestro
amor con esa persona enviándole pensamientos positivos.
Un curso de milagros dice: «Si lo que quieres es estar en paz,
tienes que abandonar por completo y para siempre la idea de
conflicto». Es cierto. Si quieres sacar de tu vida completamente la
sensación de sentirte atacado, necesitas eliminarla del todo de tu
mente. Cuando una mente ha abandonado el conflicto y solo
reconoce una disposición para crear paz, la paz es inevitable.
Por eso, cuando cientos de personas me criticaron en internet, mi
madre y yo nos esforzamos incansablemente por borrar y bloquear
todos los comentarios negativos y demás efectos del miedo de mi
página. Quería seguir reflejando solamente pensamientos llenos de
amor para que la gente recordara a los ángeles, así que continué
colgando mis actualizaciones diarias sobre el amor, la oración y los
ángeles. Y siempre que alguien decía algo para molestarme o
apartarme de mi santidad, le enviaba amor. Creo que, cuando le
enviamos amor a alguien, sus ángeles le dan un beso en la frente y
un masaje para eliminar la tensión de su cabeza. También le
susurran al oído dulces recordatorios de amor y rezan sin descanso
para que recupere el amor que espera en su interior. Así que anoto
el nombre de todas las personas conflictivas y las visualizo
recibiendo abrazos de los ángeles, besos en la frente de los
arcángeles y envueltos en una mantita rosa de amor… Y después
los dejo ir.
No es agradable sentirse atacado o intimidado por los problemas
de alguien, sobre todo cuando consideras que lo que estás haciendo
es bueno. La verdad es que podría haber hecho una lista de las
organizaciones benéficas a las que dono dinero todos los meses, los
sitios donde trabajo como voluntario o todas las veces que ofrezco
sesiones gratis para aquellos que lo necesitan, pero ¿qué habría
demostrado eso? Que alguien quería que yo mostrara mi luz y mi
santidad con acciones materiales, cuando la verdad es que mi
santidad no es algo que se vea, es algo que siente el corazón. Así
que la compartí de una forma que sé que funciona: enviando amor.
Cuando nos sentimos atacados o envueltos en una situación que
empieza a agobiarnos, debemos encontrar una forma de
realinearnos con lo que sabemos que es verdad. Tenemos que
volver a alinear nuestros pensamientos con Dios (amor) para que
podamos seguir adelante sintiéndonos apoyados, en vez de
separados de nuestra Fuente. Lo que yo he descubierto por mi
experiencia personal es que, en cuanto me acerco al miedo, pierdo
mi sensación de conexión con Dios y entro en un lugar en el que me
siento victimizado y solo. La verdad es, por supuesto, que los
ángeles están a mi lado y deseando ayudarme.
Hay una cita de un sacerdote y escritor italiano del siglo xix , san
Juan Bosco, que creo que nos puede ayudar a entender la
naturaleza de nuestros ángeles frente a la de nuestro ego. Dice así:
«Cuando seas tentado invoca a tu ángel. Él está más
dispuesto a ayudarte de lo que tú estás dispuesto a dejarte
ayudar. Ignora al demonio y no lo temas; porque él tiembla y
huye ante la mirada de tu ángel custodio».

La mayor parte del tiempo nuestro ángel custodio espera nuestra


invitación para poder ayudarnos. Los ángeles siempre están más
deseosos de ayudarnos que nosotros de que nos ayuden. Cuando
cambiamos nuestra forma de ver las cosas para recibir el apoyo que
merecemos, ellos actúan y transforman la energía que nos rodea y
las dificultades a las que nos enfrentamos. En este caso, el diablo
no es un demonio loco, sino más bien la voz negativa o el recuerdo
de algo que nos ha puesto en problemas.
La verdad es que no creo en el diablo porque tampoco creo en el
infierno. Creo que el diablo es la voz del ego, nuestro sistema
interno de dudas, y creo que el infierno se produce cuando
permitimos que el ego dirija nuestra vida en vez de utilizar nuestro
sistema de orientación divina.

ÁNGELES AL RESCATE
Los ángeles tienen la capacidad de apoyarnos cuando estamos
desesperados. Ellos pueden anular nuestro libre albedrío y
ayudarnos, incluso aunque se lo pidamos, si lo que está pasando no
es parte de nuestro karma o una de nuestras lecciones asignadas.
Por eso se oyen historias de gente que es salvada por una
presencia invisible o es visitada por un ángel cuando afronta un
momento de depresión profunda; esos ángeles son enviados por
Dios para salvar a esa gente. Yo he descubierto que, aunque los
ángeles pueden hacerlo, les resulta mucho más fácil si nosotros nos
alineamos con el amor. Cuando pronunciamos una oración de
afirmación, combinada con gratitud, nos visualizamos rodeados por
una luz dorada y meditamos, elevamos nuestra vibración para
acercarla a la de los ángeles. Para explicarlo de una forma sencilla:
los ángeles son luz divina y, cuando nos visualizamos rodeados de
luz, nos convertimos en imanes que atraen el apoyo de esos seres
impresionantes.
Si tenemos pensamientos negativos basados en el rencor o por
habernos sentido atacados, debemos saber que ese ataque no es
real; es una ilusión. Una persona puede decirnos cosas
desagradables o incluso lastimarnos físicamente, pero nuestro
verdadero ser no puede sufrir daño porque nuestra alma es eterna.
Y cuando empezamos a alinear con el amor nuestros pensamientos,
practicamos la meditación y las oraciones, los ángeles nos
envuelven con sus alas de protección y perdón.
Cuando alguien nos amenaza o nos inflige un daño físico o
emocional, se está haciendo daño a sí mismo también. La lección
26 de Un curso de milagros trata de los pensamientos de ataque.
Nos habla de que, cuando pensamos en alguien de forma negativa,
queremos atacarlo con insultos o señalar sus debilidades, nos
creemos que a nosotros también nos pueden atacar. Menudo círculo
vicioso. La frase que resume todo esto es la siguiente:
«Mis pensamientos de ataque atacan mi invulnerabilidad».

Esto es muy cierto. A los ojos de Dios nosotros somos


invulnerables, pero nuestros pensamientos, y no los de Dios, son
los que crean nuestra realidad. Lo que Un curso de milagros nos
enseña es que, cuando atacamos a otra persona, inevitablemente
nos estamos atacando a nosotros mismos.
Esta es la idea que se explica claramente en esa lección:
«La idea de hoy introduce el pensamiento de que siempre te
atacas a ti mismo primero. Si los pensamientos de ataque
entrañan forzosamente la creencia de que eres vulnerable, su
efecto no es otro que debilitarte ante tus propios ojos. De este
modo, han atacado tu percepción de ti mismo. Y puesto que
crees en ellos, ya no puedes creer en ti mismo. Una falsa
imagen de ti mismo ha venido a ocupar el lugar de lo que eres».

Cuando juzgamos a otras personas, no se puede producir el


perdón y, cuando estamos ocupados con pensamientos de ataque,
nos mostramos abiertos a recibir ataques también. En el contexto
del perdón solo hay una salida de este estado: crear una distracción
hacia el amor.

Una distracción hacia el amor


⏺ Si en algún momento estás a punto de juzgar a alguien y
lanzarte de cabeza a los pensamientos de ataque, recita esto:
En este momento rindo todos los pensamientos negativos y de
ataque a Dios.
Recuerdo que estoy unido a Dios.
En mi corazón brilla la luz de mi Creador.
Cuando recuerdo su nombre, un eco de amor resuena
en mi vida.
Cuando pronuncio su nombre, los ángeles de luz rodean
mi ser.
El amor es quien yo soy y voy a aprovechar este momento para
recordarlo.
Todas las ilusiones desaparecen cuando me centro en el amor.
Vuelvo al estado natural de quien soy.
Soy amor.
⏺ Mientras pronuncias estas palabras, visualiza que una luz te
rodea e irradia desde tu corazón.
⏺ Imagina que esta luz se mueve hacia la situación o la persona
que te esfuerzas en perdonar. Piensa que podrías ser tú.
⏺ Observa en tu mente cómo te rodean los seres angelicales,
manteniéndote a salvo y honrando el hecho de que, cuando te
libras de tus pensamientos de ataque, vuelves a la seguridad.

ENVIAR ÁNGELES DE AMOR Y ARMONÍA


Enviar amor no es nada difícil. Solo es cuestión de intención.
Puedes pensar en alguien, sentir amor en lo más profundo de tu
corazón, tener la intención de que llegue hasta esa persona y ya
está. Pero yo siempre utilizo una oración y una visualización, porque
eso supone una combinación poderosa. Y hay dos arcángeles en
concreto a los que invoco cuando quiero crear armonía y enviar
amor a una persona o una situación. Siempre están más que
dispuestos a ayudar.
El primero de los dos es el arcángel Raguel, cuyo nombre
significa «amigo de Dios». Es un ángel atractivo con un rostro suave
y femenino (de hecho durante años no pude afirmar si se me
presentaba en forma masculina o femenina). Siempre aparece en el
ojo de mi mente con unos ojos azules penetrantes, el pelo corto y
rubio y un aura resplandeciente de color dorado con tintes
anaranjados. Es uno de los ángeles de la justicia y su principal
propósito espiritual es traer armonía. Él quiere que todos estemos
en armonía y eso incluye a aquellos que nos crean problemas. Es
todo amor y ofrece un apoyo firme a todo el que lo invoca. Su
prioridad es que todo el mundo encuentre la paz.
El otro arcángel es Chamuel. La apariencia de este arcángel
poderoso siempre me ha recordado a David Bowie en los ochenta.
Lleva una impresionante túnica de color rubí brillante y su pelo casi
blanco prácticamente desaparece en su sutil aura del mismo color.
Su nombre significa «el que ve a Dios» y solo con ese significado ya
se comprende exactamente lo que pretende: es el ángel que ve a
Dios y, para mí, Dios es exactamente lo mismo que el amor, así que
es el ángel que ve el amor. Su propósito es ayudarnos a recordar el
amor. Puede ayudarnos a encontrar la divinidad en nuestro peor
enemigo, a descubrir el amor en un problema y, lo más importante, a
ver el amor en nosotros mismos. Su sola presencia expande nuestro
centro del corazón.
Estos dos ángeles suponen una poderosa combinación de
armonía y amor y están aquí ahora, a tu lado, para traer una
sensación de equilibrio a tu vida. Tanto si estás trabajando en el
perdón para ti mismo, para otra persona o para un problema
concreto, estos ángeles pueden ayudarte a aferrarte a la posibilidad
de cambio y a enviar y aceptar amor. Invócalos ahora, o en
cualquier momento que los necesites, y permíteles que te apoyen.
A continuación incluyo unas cuantas oraciones para ayudarte.
Una oración para recibir amor
y armonía
Poderosos arcángeles que me veis como un amigo, gracias por
enviar a mi lado a vuestros ángeles guerreros de la paz
Chamuel y Raguel. Me hace sentir bien saber que estoy
rodeado por una luz de paz.
Gracias, Chamuel, por desbloquear en mi interior la visión del
amor y despertar la aceptación en el espacio de mi corazón. Yo
recibo con los brazos abiertos tu presencia llena de amor y me
siento agradecido de que me vengas a ayudarme a ver el bien
en mi interior y el de los demás.
Gracias, Raguel, por derramar una ola de energía armoniosa
sobre todo mi ser. Permito que mis células se nutran y mi mente
se calme gracias a tu presencia. Sé que desde ahora siempre va
a haber una forma justa y positiva de seguir adelante.
Estoy apoyado por el amor y la armonía es mi única solución.
Que así sea.

Una oración para enviar amor y armonía


Gracias, arcángel Chamuel y arcángel Raguel, por bendecir la
vida de [nombre] y darle un beso en la frente con vuestro amor
incondicional. Cuando lo hagáis, despertaréis en su interior una
gran paz que se extenderá por todo su ser e inundará su
corazón.
Me hace sentir bien ver a [nombre] como un ser de amor
incondicional, que expresa y recibe la luz de este mundo.
Gracias por rodearlo de una seguridad total, por ayudarlo a
sentirse seguro y por recordarle que es la luz en este mundo.
Lo digo por el bien mayor y siguiendo la ley espiritual de la
gracia.
Que así sea.
SILENCIAR LOS PENSAMIENTOS DE PESADILLA
Cuando iniciamos la sanación, existe la posibilidad de que la voz
de nuestro ego intente interponerse trayendo a nuestra mente
pensamientos de pesadilla y recuerdos basados en el miedo. Pero
cuando tenemos que enfrentarnos a la oscuridad se nos presenta
una vez más la oportunidad de envolvernos en la luz. Entonces llega
un momento en el que podemos elegir un modo de pensar
perturbado o milagroso. Obviamente, sugiero el milagroso.
La razón por la que llamo «pensamientos de pesadilla» a los que
no considero positivos es porque, de la misma forma que, si un niño
tiene una pesadilla, uno de sus amorosos padres le dice que no es
real, cuando tengo un pensamiento problemático y me preparo para
lo peor, me recuerdo: «Es solo una pesadilla. No es real». Después
sigo mi proceso espiritual para cambiar mis percepciones.
Mi proceso particular incluye técnicas de visualización y
meditación, pero sé que eso resultará difícil para muchos, así que
voy a incluir otras cosas (y seres) que tal vez te sirvan de ayuda.

El arcángel Miguel
Una sencilla oración dirigida a Miguel, el arcángel y santo de la
protección, es a veces la forma de obtener seguridad más accesible
y efectiva. Miguel es un arcángel enorme y supongo que ya lo has
sentido, encontrado o invocado en tu práctica espiritual. La mayoría
de nosotros tenemos una imagen muy marcada de este ángel con
apariencia de guerrero que nos protege.
A lo largo de los años se ha visto a Miguel con una espada de luz
que utiliza para desconectarnos de cualquier cosa que no nos sirva
en nuestra vida o nuestro propósito y que incluya pensamientos
negativos o de pesadilla. Invócalo para limpiar tu mente de la voz
del ego y desbaratar su plan maestro para poner en tela de juicio tu
percepción. Utiliza esta oración:
Gracias, arcángel Miguel, por acercarte en este momento y
utilizar tu espada de luz para desconectarme de pensamientos,
emociones y percepciones que no sirven a mi propósito de estar
alineado con la felicidad.
Me rindo a tu energía de protección y te permito ser el guardián
de mi mente. Sé que, mientras tu presencia llena de amor
permanezca fuerte en mi mente, solo permitirás pensamientos
que me sirvan, me guíen y me protejan en mi camino hacia la
paz, la felicidad y el amor.
Es estupendo saber que estás aquí conmigo.
Que así sea.

Los ángeles querubines


Una idea que ha surgido recientemente y que me resulta muy
divertida es la de los ángeles querubines. Existe un nivel en la
jerarquía angelical al que pertenecen unos seres llamados
«querubines». Son ángeles que dirigen la voluntad divina. En los
textos espirituales se les describe con cuatro alas y cuatro caras,
pero en mi práctica me gusta imaginarlos como los dulces
querubines infantiles que aparecen en el arte del Renacimiento.
Cuando tengo pensamientos problemáticos o visiones de
pesadilla, me imagino a esos felices y sonrientes bebés que dirigen
lo divino bailando a mi alrededor. Me aferro a la visión de que esos
querubines felices me besan, me acarician el pelo y me guían para
dejar ir todos los pensamientos perturbadores e irreales ya desde un
principio hasta que desaparecen del todo y yo puedo compartir la
felicidad de los querubines.

Flores
No sé por qué adoro las flores. Cuando era pequeño mi madre
tenía una fuerte alergia al polen, así que nunca hubo flores en mi
vida. Pero una vez, durante la meditación, mi ángel custodio,
Kamael, me dio un girasol y desde entonces se ha convertido en
uno de mis símbolos espirituales. Siempre que me resulta difícil
rendirme a una situación, visualizo girasoles. A veces me imagino el
famoso cuadro Los girasoles de Van Gogh, pero en mi mente las
flores se ven más alegres e incluso más coloridas. Otras veces me
imagino un girasol, con una gran cara feliz y sonriente en el centro,
que me está mirando.
Continuamente introduzco cambios en mi práctica espiritual, pero
soy constante en el sentido de que, cuando se trata de transformar
mis percepciones, recurro a algo que me resulta familiar y seguro.
Es mi «proceso de seguridad».
Otra flor que me encanta es la margarita. Imagino que soy un niño
pequeño que corre a través de un campo de hierba muy verde y
cubierto de margaritas. Siempre que lo hago, aflora a la superficie
casi mágicamente la felicidad de mi niño interior.

Pensamientos llenos de amor


Es importante que encuentres tu amor y permanezcas conectado
con él mientras sigues los pasos del perdón. La gente, las
mascotas, las cosas, los recuerdos y los elementos de tu comunidad
que te hacen sentir incluido, seguro, aceptado y feliz son
importantes para este viaje. ¿Tienes recuerdos de la infancia que te
hacen sentir exultante? ¿Qué experiencia en los últimos doce
meses te ha hecho sentir realizado y apoyado? ¿Qué te alegra el
día?
Dedica un tiempo de contemplación a cultivar un enfoque
milagroso recordando solo pensamientos llenos de amor. Cuando te
enfrentas a un problema, ¿cómo puedes sentirte seguro y volver al
amor? Descubre cuál es tu proceso de seguridad.
Recuerda que el perdón no es una acción: es el proceso de
recuperar tu identidad espiritual y tu conexión con el amor.
Capítulo 7.
EL CUERPO ES UN TEMPLO
«El cuerpo puede sanar como efecto del verdadero perdón».
Un curso de milagros, El canto de la oración

P ara que el milagro del perdón se produzca a lo largo de nuestra


vida, es necesario que sea un proceso que realicemos con todo
el cuerpo. Nuestro cuerpo es el hogar de nuestra alma en este
momento y es muy importante mantener este espacio limpio y bien
cuidado.
Desde que era adolescente me ha fascinado la conexión entre el
cuerpo y la mente y cómo el espíritu habita entre los dos. También
me ha intrigado el hecho de que la forma en que tratamos nuestro
cuerpo es la misma en que vemos nuestra verdadera esencia. Y me
quedé asombrado al saber que lo que percibe la gente en su alma
es justo en lo que se convierte su cuerpo. No hay duda: nuestro
cuerpo también necesita perdón.
Un curso de milagros nos enseña que somos mucho más que
nuestro cuerpo; de hecho somos mucho más de lo que hay en la
Tierra. Y es cierto. Pero (y este es un pero muy importante) ahora
estamos aquí, en la Tierra y en un cuerpo, así que tenemos que
respetarlo y hacer el viaje lo más cómodo posible.
Tratamos nuestra alma igual que nuestro cuerpo y eso es algo
sobre lo que debemos reflexionar. Aprenderlo ha sido uno de mis
mayores retos. Durante años evité cualquier acto que implicara
cuidar mi cuerpo, porque creía que las cosas espirituales eran más
que suficientes para mí. No podía estar más equivocado.
Es importante aprender que tenemos un cuerpo, una mente y un
alma. Son como tres mejores amigos; los tres son un poco
diferentes, pero, por alguna razón, logran llevarse bien. Imagina que
uno tiene el culo más gordo, el otro piensa demasiado y el tercero
es de color dorado y va por ahí flotando: así son el cuerpo, la mente
y el alma.
El perdón es un proceso de integración espiritual: nos ayuda a
unir mente, cuerpo y espíritu. Eso no significa que todos acabemos
vistiendo una talla pequeña, teniendo una mente serena o
trabajando como sanadores de energía (aunque es posible). Lo que
significa es que tenemos que amar y respetar todas las partes de
nuestro ser.
El perdón del cuerpo nos permite sentirnos de forma diferente en
una situación y ser reales. ¿Has notado alguna vez que alguien
estaba mintiendo? Su cuerpo lo delata, no puede ocultarlo. Creo que
cuando no perdonamos, nuestro cuerpo también lo revela.

UN TEMPLO DE SANTIDAD
Mi forma de ver este tema es sencilla: nuestro cuerpo es un
hermoso templo. Es el hogar de nuestra alma. Pero, como ocurre
con todos los espacios bonitos, si pasamos un tiempo sin prestarle
atención, cambia muy rápido. Imagínate una iglesia vieja: la pintura
se descascarillará en las paredes, la madera se alabeará y los
insectos y el polvo la invadirán. Y lo que una vez fue hermoso se
queda destartalado y falto de amor.
Con nuestro cuerpo pasa exactamente lo mismo. Cuando no
permitimos que se produzca el perdón, es como si nos faltara amor
por nosotros mismos, y dejamos que el hogar de nuestra alma se
vuelva descuidado y polvoriento y que las cosas dejen de brillar
como lo hacían antes.
El perdón es como el feng shui : es una limpieza necesaria y,
cuando se produce, es sorprendente ver cómo cambian las cosas.
Cuando empezamos a practicar el perdón en nuestra vida, nuestro
cuerpo empieza a reflejar aceptación y confianza.
Louise Hay es una de mis mayores inspiraciones, no solo porque
fundara la editorial que me publica, sino por la sanación que creó en
su vida y en el mundo. El famoso libro de Louise Usted puede sanar
su vida se ha convertido en la Biblia para mí y constituye una parte
vital de mi práctica espiritual, sobre todo en lo que respecta a
trabajar con familia, amigos y, por supuesto, clientes. Gracias a él he
aprendido que la forma en que nos sentimos por dentro se refleja en
nuestro cuerpo y muchos pensamientos llenos de complicaciones,
resentimientos y faltos de perdón se manifiestan como un problema
físico. Desde entonces he trabajado con muchísimas personas, y
también conmigo mismo, para cambiar pensamientos y sentimientos
y ver esos cambios reflejados en el cuerpo.

ABRAZAR EL CAMBIO
Como he dicho antes, desde muy joven mi peso siempre ha sido
un problema para mí. Y lo resolví cambiando la forma que tenía de
sentirme hacia mí mismo y perdonándome por haber llegado a ese
estado en un principio, pero el viaje no terminó ahí. Cuando empecé
a perder peso, cambié también algo más: un viejo hábito, y esto me
proporcionó otra oportunidad de sanarme y perdonar.
Seguro que vas a hacer una mueca cuando lo leas, pero no hay
problema: yo era adicto a los refrescos con gas. Me encantaban: me
podía beber hasta seis latas al día de cualquiera de ellos. La
cantidad de azúcar que tiene ese número de latas es increíble. Por
eso, cuando empecé con mi plan de salud, me pasé a las bebidas
sin azúcar. Pero seguía bebiéndome seis latas o más al día.
Todo iba bien al principio. Pero pronto empezó a pasar algo
extraño: cuando entrenaba, si tenía mucho calor, o a veces sin
razón aparente, me salía un sarpullido por todo el cuerpo. Así que
me picaba todo, me irritaba y me sentía nervioso e inquieto. Eso
siguió ocurriendo durante varios meses.
No sé por qué no lo hice antes, pero por fin lo consulté con los
ángeles. Fui a mi cuarto, encendí una vela roja y me senté delante
de mi altar con las piernas cruzadas. Respirando profundamente y
con los ojos cerrados empecé a rezar: «Gracias, ángeles, por
recordarme vuestra presencia y por acercaros hoy durante mi
práctica de meditación. Es genial teneros aquí».
Empecé a relajarme y a vivir la experiencia. En mi mente vi
delante de mí a mi ángel custodio, Kamael, y a mi ángel del perdón,
Joel. Aparecieron en forma de luz, en vez de con sus formas
humanas habituales. Sonreí mentalmente, pero también con mi
cuerpo, porque sabía cuánto amor me profesaban.
Les dije: «Gracias, ángeles, por estar ahí y por revelarme lo que
necesito saber sobre el sarpullido que tengo en la piel».
Al instante, de una forma clarísima, me llegó una sola palabra:
«aspartamo»
Fue un momento iluminador.
Recuerdo que les di las gracias a los ángeles por transmitirme ese
mensaje tan alto y claro. Me quedé en su presencia un rato,
simplemente recibiendo la sanación de su luz. Fue un momento
precioso. Cuando terminó, di las gracias y abrí los ojos. Es curioso:
cuando cierro los ojos y conecto con los ángeles me resulta todo
más real que cuando abro los ojos y vuelvo a la Tierra.
Tras la experiencia, tardé un tiempo en procesar lo que había
pasado. Me di cuenta de que tenía trabajo que hacer: me estaba
embarcando en el proceso de superar una adicción. Recuerdo que
en mi nevera había doce latas de Irn Bru sin azúcar (el refresco de
naranja nacional de Escocia), pero yo ya estaba listo para dejarlas.
Repetí una y otra vez la afirmación de Louise Hay: «Estoy dispuesto
a cambiar». Y desde ese día dejé las bebidas cargadas de
aspartamo. Mi adicción terminó y nunca volvió.
Cuando se lo dije a mi madre, ella respondió:
—Ya te dije que no bebieras tantos refrescos, pero no me hiciste
caso.
Tenía razón: me lo había dicho. Lo de las guías es curioso:
muchas veces los ángeles permiten que nuestros seres queridos o
amigos cercanos sean su voz. La mayoría de las veces no nos
damos cuenta, ni tampoco ellos, pero existe la posibilidad de que,
cuando un ser querido es crítico con nosotros, en realidad lo que
esté haciendo es transmitirnos una orientación que viene de arriba.
¿Algún familiar te está animando a dejar un viejo hábito
relacionado con la comida, el tabaco o alguna otra cosa? ¿Y tú
sientes que tiene razón, pero te cuesta hacerle caso? Esas
personas son los mensajeros de la Divinidad y de tu cuerpo, que te
ofrecen una oportunidad para recordar el amor y perdonar.
Tuvieron que pasar unas cuantas semanas para que se me
quitara el sarpullido, pero pronto dejé de tener picores y pude parar
de rascarme todo el tiempo. Aunque de vez en cuando algo lo
activaba de nuevo, como un día que estaba comiendo chicle y
empecé a notar otra vez esos picores. Al momento siguiente tenía
todo el cuerpo cubierto por el sarpullido. Sí, el chicle también tenía
aspartamo.
Estuve varios meses así; cada vez que tomaba algo que tenía una
cantidad importante de ese ingrediente químico, el sarpullido volvía
a aparecer. Me volví un estudioso de la letra pequeña de todo lo que
comía, siempre forzando los ojos para intentar leer esas letras
minúsculas. Con el tiempo me pasé a los caramelos, los refrescos y
el chocolate negro ecológicos. Y encontré un chicle libre de
aspartamo para cuando me apetecía masticar. Durante un tiempo
pensé que se había acabado, que se había producido la sanación.
Pero no.
Tras una temporada el sarpullido volvió, pero esta vez relacionado
con el calor. Si estaba entrenando en el gimnasio o en una clase de
yoga muy dura, mi cuerpo reaccionaba al sudor o al calor que yo
mismo generaba.
El sarpullido volvió y además con virulencia. Eso fue un golpe
duro para mi confianza. Acababa de perder casi treinta kilos y me
sentía mucho mejor con mi cuerpo físico. ¿Qué era lo que no había
hecho?
VACACIONES DE SANACIÓN
Tenía intención de irme de vacaciones a Mallorca con mis amigos
Scott y Sean para pasar una semana de diversión al sol. Los tres
somos muy aficionados a la música electrónica y nos encanta ver en
directo a algunos de los mejores DJ del mundo, así que estaba
contando los días que quedaban para el viaje.
A pocas semanas de que llegara la fecha del viaje, mi cuerpo no
estaba en las mejores condiciones: mi sarpullido era tan grande
como antes y recurrente. Recé en busca de ayuda y utilicé
afirmaciones para limpiarme la piel, pero no funcionó. Recuerdo que
me sentía muy avergonzado y muy frustrado con mi cuerpo: ¿por
qué me estaba haciendo eso a mí?
Tras una larga charla, mi madre y yo decidimos que un médico
era la única opción. Cualquiera que me conozca sabe que para mí
eso es el último recurso. Si puedo evitarlo no voy a las consultas de
los médicos, ni a los hospitales, porque creo en nuestra capacidad
de autosanación. Y lo digo después de haber pasado meses en un
hospital cuando era niño.
Pedimos una cita y pude ir a ver a mi médico una semana
después. Fue una experiencia un poco rara, ya que no había vuelto
a verlo desde que estaba en el colegio. Obviamente estaba más
mayor y ya tenía algunas canas. Fue amable, me dejó contarle lo
que me pasaba y después de examinarme la piel, anunció:
—Es urticaria.
—¿Qué significa eso?
El médico me dijo que tenía la piel hipersensible (como el resto de
mi ser, en realidad) y que me iba a recetar un antihistamínico para
ayudarme a calmar el picor. Decidí rendirme ante todo ese proceso
y aceptar su receta. Me tomé inmediatamente las pastillas (que eran
enormes); quería saber si funcionaban.
Creo que al principio sí que lo hicieron. Pero, en cuanto
empezamos las vacaciones, el sarpullido apareció otra vez. Cada
vez que me quitaba la camiseta, empezaban a salirme unas
enormes manchas rosas por todo el cuerpo. Me moría de
vergüenza. Por suerte tengo dos amigos fantásticos que me ponían
crema en los sarpullidos de la espalda, donde yo no llegaba, y me
avisaban si el sarpullido asomaba por el cuello de la camiseta. No
dejé que eso me estropeara las vacaciones y, una vez que mi piel se
acostumbró al clima, la humedad y el calor, el sarpullido se calmó.
Nos lo pasamos muy bien en Mallorca y no hubo ningún
desencuentro ni nada parecido, todo fue genial. Yo era el explorador
de los tres, mientras que a ellos les gustaba quedarse en la cama
hasta las tres de la tarde, ja, ja.
De todas formas necesitaba prestarle atención al sarpullido, pero
no tenía ni idea de por qué me salía. Bueno, en realidad sí lo sabía ,
pero no sabía si quería admitirlo. En mi practica espiritual había
aprendido que los problemas de la piel son la manifestación de que
no te sientes «seguro» y «cómodo» en tu piel, y aunque yo había
transformado mi apariencia y cómo me sentía, todavía no me
aceptaba del todo.
Necesité ocho meses más para terminar de verdad con el
problema. Al final la solución resultó ser una progresión natural de
mi camino espiritual. Mientras avanzaba en mi práctica del yoga, mi
cuerpo y mi mente se volvían más fuertes cada día y yo estaba más
centrado y más flexible. Pensé que hacer hot yoga (yoga a altas
temperaturas) podía ser una buena idea. Había oído cosas muy
buenas sobre ese tipo de yoga; decían que servía para ayudarte a
llevar tu práctica un paso más allá. Y mi amigo Stephen me había
hablado del nuevo estudio que había abierto su tía en Glasgow, que
se llamaba Infinity, y decidí probar.

«HACE UN POCO DE CALOR AQUÍ»


Había llegado el día de mi primera clase de hot yoga . La tía de
Stephen, Colette, era la profesora de la clase. Estaba muy
emocionado, sus valoraciones en internet eran espectaculares y
sabía que ella era una profesora sénior de yoga con más de veinte
años de experiencia. Recuerdo que para la clase me puse una
camiseta ligera y mis pantalones cortos de algodón favoritos,
especiales para el yoga. La clase estaba llena: había unas treinta
personas, todas pegadas , frente a un espejo. También hacía un
calor abrasador… e iba a tener que aguantar allí noventa minutos.
Colette entró. Tenía una energía elevada y recordaba el nombre
de todo el mundo (y cuando digo todo el mundo, quiero decir todos y
cada uno de los alumnos). Anunciaba la postura y después nos
corregía uno por uno: «Sam, talón abajo. Lola, pecho abierto. Jamie,
sigue, empuja más. Muy bien, buena corrección». Me quedé
completamente alucinado.
El único adjetivo que sirve para definir aquella clase es
estimulante. No había sudado tanto en mi vida. El calor era
exagerado. Estábamos a casi 40 ºC, pero, con la ayuda de una gran
cantidad de agua y mucho entusiasmo, conseguí hacer una serie
dinámica de posturas de pie y sentadas.
Cuando salí de la clase me sentía imparable. Tenía una sonrisa
de oreja a oreja. Era exactamente el tipo de clase que estaba
buscando y estaba seguro de que iba a repetir. Me cambié de ropa y
volví a casa para darme un largo baño. Pero cuando llegué, me di
cuenta de que tenía todo el cuerpo cubierto por el sarpullido.
No quería que eso acabara con mi recién descubierta afición. Mi
madre me dijo que creía que era porque había sudado demasiado,
aun así decidí que iba a seguir haciendo hot yoga a pesar de todo.
Me apunté a otra clase dos días después y fui de todas formas.
Después empecé a ir tres o cuatro veces a la semana. Me
gustaba tanto que fui conociendo a todas las personas que
practicaban allí. Y no sé por qué, no podía evitar ser el que siempre
hacía alguna tontería en clase. Una noche estaba haciendo la
postura del bailarín, en la que, mientras estás de pie apoyado en
una pierna, tienes que cogerte el otro pie por detrás e inclinarte
hacia delante, de forma que pareces un bailarín. Jamie, que era el
profesor esa noche, me corrigió:
—Tira del pie elevado hacia atrás.
Y yo lo hice con tanta fuerza que le di una patada. Toda la clase
se echó a reír cuando él me dijo:
—¡Kyle, pero no tan atrás!
Pero a veces tenía que tumbarme y tomarme un descanso
mientras los demás seguían practicando. Me acaloraba demasiado.
Me sentía asfixiado, la verdad. Siempre tenía la camiseta
empapada, y pesaba y se volvía pegajosa cuando estaba cubierta
de sudor.
Decidí dar unas cuantas clases particulares con Colette, porque
había llegado a adorar y respetar su forma de dar clase y sabía que
ella podría ayudarme a mejorar mi equilibrio. Durante una de ellas le
conté que me asfixiaba en clase y le confesé que me preocupaba.
Ella me dio una solución.
Recuerdo perfectamente ese día. Estábamos en medio del
estudio, hablando del equilibrio y haciendo la secuencia Absolute
Hot Yoga , mi secuencia favorita. Le mencioné a Colette que esas
clases con calor me resultaban difíciles y que me parecía que la
camiseta me sofocaba. Entonces ella dijo:
—Pues es muy sencillo: practica sin camiseta.
La miré, desconcertado.
—No tienes nada de lo que avergonzarte —continuó—. Porque,
¿para quién estás haciendo yoga?
—Para mí —respondí y de repente lo comprendí todo.

CAMBIAR DE PERSPECTIVA
En ese momento entendí que la voz de mi ego me estaba
diciendo tan alto que todo el mundo se quedaría mirando mi cuerpo
y que eso era aterrador (sobre todo porque yo tengo el pecho más
ancho que la media) que había ahogado el hecho de que yo estaba
allí por mí . Igual que todos los demás. La mayoría de la gente que
iba a clase de hot yoga estaba demasiado ocupada en aguantar el
calor, permanecer hidratada y hacer bien su postura como para
preocuparse de cualquier otra cosa. Seguro que no se fijarían en mí
ni en mi cuerpo.
Cuando volví a casa esa noche me puse a meditar. Por fin estaba
preparado para sentirme cómodo en mi piel. Y más que eso: estaba
dispuesto a perdonarme por haberme sometido a esa persecución.
Sentado en mi cama cerré los ojos, invoqué a mis ángeles y les di
las gracias por estar conmigo en ese momento. Visualicé la energía
de María Magdalena detrás de mí. Cuando empezó a envolver mi
cuerpo de pies a cabeza con su hermosa luz de color rojo rubí,
internamente dije algo parecido a esto:
Mi cuerpo es un templo y ahora lo estoy honrando.
No hay ningún lugar más seguro que mi propio cuerpo.
Mi piel brilla radiante y fuerte.
El amor me rodea, está en mi interior.
La luz del amor incondicional se cuela bajo mi pelo, mi piel
y mis huesos.
Gracias, ángeles, por ayudarme a ver el milagro que es mi
cuerpo.
Estoy seguro aquí. Estoy a salvo.
Que así sea.
Algo ocurrió en esa práctica, porque me sentí totalmente abierto y
bendecido. Recuerdo que me quedé de pie delante del espejo de mi
dormitorio, sin camiseta, y me dediqué solo a honrar mi cuerpo y
aceptarlo por lo que era. Esa piel era santa y estaba honrando ese
templo porque por fin me había dado cuenta de que era el hogar de
mi alma.
Ya me sabía la teoría, conocía las palabras, pero esta vez era de
verdad. La energía de la autoaceptación gracias al perdón me
inundó. Había permitido que el perdón fuera una experiencia que
llegara a todo mi cuerpo y así había alcanzado lo más profundo.
Recuerdo mi primera clase tras esa sesión. Jamie era el profesor
esa vez. Era un sábado a las diez de la mañana e íbamos a
practicar la secuencia Absolute . Las personas del mostrador me
saludaron al entrar con sonrisas agradables y, después de que me
sellaran la tarjeta y me dieran toallas limpias, fui directo al vestuario.
Llevaba unos pantalones cortos y tenía una camiseta de tirantes por
si acaso, pero sabía exactamente lo que tenía que hacer. Me
entretuve más rato del normal y de repente decidí que había llegado
el momento: salí solo con los pantalones cortos. Y con ellos me
dirigí a la clase.
De camino hacia allí, me encontré con Jamie y comenté:
—Hoy voy a hacer toples.
Él sonrió y dijo:
—Todo al aire, muy bien. Que tengas buena clase.
Era justo lo que necesitaba oír.
La clase fue realmente buena y me sentí completamente libre . Ni
se me pasó por la cabeza lo que podían estar pensando los demás,
porque estaba muy concentrado en mi práctica. No me sentí
asfixiado y estuve muy centrado. Recuerdo que, al llegar a la
relajación al final de la clase, me liberé de todo el miedo acumulado
en mi cuerpo. Había terminado, el perdón se había completado.
Practicar hot yoga sin camiseta se convirtió en algo habitual para
mí. Entrar en clase sin la camiseta era parte de mi ritual. Pero
pasaron unas semanas antes de que me diera cuenta de algo
totalmente milagroso: el sarpullido había desaparecido. Entonces
practicaba yoga cinco o seis veces a la semana y también había
empezado a correr en el gimnasio. Y sí, lo has adivinado: ni un solo
sarpullido.
Creo que mi cuerpo no solo había aprendido a gestionar los
cambios de temperatura al pasar tanto tiempo en esa sala tan
cálida, sino que a un nivel más profundo mi piel había aceptado el
perdón cuando accedí a mi poder y honré lo que realmente era y los
cambios increíbles que había hecho, tanto por dentro como por
fuera. Había conseguido la sanación.

«CREÍA QUE ERA BUENO»


Hace un tiempo recibí un correo precioso de una chica que
necesitaba darse cuenta de que la falta de perdón estaba afectando
a toda su vida, incluido su cuerpo. Esto era lo que me decía:
Hola, Kyle:
Compré hace un tiempo tu libro de oraciones angelicales y
con él me enviaste una tarjeta de «Perdón». Reconozco que
cuando la vi pensé: «Buf, creía que este hombre era bueno,
pero es obvio que no», porque en ese momento creía que el
perdón solo significaba perdonar a los demás y no había nadie
que me hubiera hecho nada malo.
Pero en los últimos meses me he dado cuenta de que era a mí
a quien tenía que perdonar, porque me había rendido con todo.
Mi negocio se estaba hundiendo, estaba enfadada todo el
tiempo, nunca jugaba con mis preciosas hijas y estaba ganando
peso a un ritmo alarmante, pero me daba todo igual. Sentía que
había fracasado en todo lo que había intentado hacer. Entonces,
hace unos meses iba cruzando Central Station (no suelo ir por
esa estación) y nosotros nos encontramos. No creo que te
acuerdes, pero ese encuentro me inspiró para releer tu libro y la
tarjeta volvió a aparecer. Entonces lo entendí. No me sentía mal
porque estaba fracasando, estaba fracasando porque me sentía
mal. Así que revisé lo que había hecho mal y lo dejé ir. Me liberé
de toda la culpa pasada y decidí seguir adelante.
He empezado una carrera profesional totalmente nueva que
me hace más feliz, ahora juego al squash, participó en el
programa de entrenamiento jogscotland y paso la mayor parte
de mi tiempo jugando con mis hijas. Estoy muy agradecida
porque las cosas han cambiado. Y todo gracias a esa tarjeta con
la que creí que te habías equivocado.
Ahora quiero ir a verte para hacer una sesión privada.
Con cariño:
Lynsey.

LOS DIENTES Y LA VERDAD


Hace más o menos un año vi que un chico que conocía no hacía
más que colgar en internet mensajes sobre un dolor de muelas que
tenía y del que no lograba librarse. Sufría tanto dolor que no podía
dormir y le estaba afectando en su trabajo.
Callum formaba parte de un grupo musical, pero además tenía un
trabajo en el campo de los seguros, así que necesitaba toda su
energía. Decidí que podía ofrecerle mi ayuda si estaba abierto a
recibirla. Sabía que no es recomendable intentar que tus amigos se
traguen (literalmente en este caso) tus ideas por compromiso, pero
poco antes él había expresado cierto interés por la meditación y
otras cosas que yo iba colgando, como el tarot, así que le envié un
mensaje privado.
Me respondió al momento: «Estoy dispuesto a probarlo todo. He
tomado los analgésicos más fuertes y nada me quita el dolor. Me
vendrá muy bien lo que me ofreces. Gracias».
En la espiritualidad, la boca está gobernada por el chakra de la
garganta (consulta la página 140) y representa nuestra capacidad
para decir la verdad. Si no estás siendo sincero sobre algo, la
energía se puede acumular en esa zona del cuerpo. Sabía por un
cliente que había tenido en el pasado que concretamente el dolor de
muelas tenía que ver con una verdad dolorosa que no quieres
reconocer.
Decidí que iba a ser demasiado decirle todo eso a Callum de
golpe, pero que podía proponerle una afirmación sobre la verdad y
así tal vez llegara a conseguir el objetivo él solo. Le envié una copia
de la afirmación dedicada a los dientes de Louise Hay:
Tomo mis decisiones basándome en los principios de la verdad y
descanso tranquilo sabiendo que en mi vida solo obra la recta
acción.

Al día siguiente puso en su Facebook que había conseguido


aliviar su dolor de muelas gracias a mí. Dijo que había sido «pura
magia» y que había podido dormir toda la noche del tirón por
primera vez en muchos días. Después me contó que utilizaba esa
afirmación todos los días y que habían empezado a cambiar cosas
en su vida, tantas que tenía que ponerme al día.
Resultó que su novia y él llevaban meses con la sensación de que
su relación ya no funcionaba, pero ninguno de los dos había
encontrado las fuerzas para decírselo al otro. Y no solo eso, Callum
se había sentido atraído por otra persona y había tenido relaciones
con otra chica. Y toda esa situación llevaba «meses
reconcomiéndolo». Interesante, ¿verdad? ¿Con qué comemos? Con
los dientes y la boca.
Unos pensamientos llenos de resentimiento y alejados del perdón
pueden manifestarse en forma de dolencias físicas en nuestro
cuerpo y empeorar, sobre todo si nos negamos a abordarlos. Me
alegró haber podido ayudarlo en ese trance y me encantó saber que
tanto Callum como su novia habían encontrado nuevas parejas y
habían pasado página.

CUIDADO CORPORAL
Recuerdo otra experiencia preciosa que tuve cuando trabajé de
forma privada con una chica. Había recurrido a mí porque quería
saber hacia dónde iba su vida, pero obtuvo mucho más de lo que
esperaba.
Cuando Jade entró, vi luminosidad en los colores de su aura. Me
pareció una chica con éxito. Tenía el pelo largo, negro y liso y una
figura delgada. Llevaba casi toda la ropa blanca, solo la camiseta
era amarilla. Pero por la concentración de energía en su vientre
supe que había pasado por muchos cambios en su vida.
También reconocí en cuanto la vi que tenía una conexión especial
con los niños: era maestra. Me lo confirmó y me dijo que había
retomado su formación tres años antes.
Cuando le sujeté las manos a Jade sobre mis cartas angelicales,
en las que tanto confío, noté que ahí había una necesidad de
perdonarse a sí misma y que todo tenía que ver con sus hábitos
alimentarios del pasado. Sentí que Jade estaba volcada en su
trabajo y que le iba bien, pero que tenía grandes complejos sobre su
cuerpo. Su cuerpo ansiaba su perdón y su aceptación.
Cuando estaba barajando las cartas, me sorprendió que la carta
de «Cuidado corporal» saltara del mazo y cayera sobre la mesa
boca arriba. Jade la miró y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Acababa de darse cuenta de por qué estaba sentada en mi
consulta.
Apareció un ángel y se colocó detrás de ella. Y yo pensé que
ojalá tuviera a mano mis gafas de sol porque era muy, pero que muy
brillante . Le dije a Jade que había llegado un ángel de sanación a la
habitación y que estaba ahí para ayudarla a que el perdón alcanzara
todo su cuerpo.
Entonces empecé a hablarle sobre su vida: fue como si el ángel
hubiera cargado, o más bien descargado, esa información
directamente en mi mente.
—Tu ángel quiere que sepas que está encantado de que hayas
cambiado tus antiguos hábitos alimentarios y que hayas dado los
pasos hacia la sanación de tu vida. Está muy feliz de que ya no te
obligues a vomitar o te mates de hambre cuando tu cuerpo te pide
comida. Has llegado muy lejos y ahora estás empezando a cosechar
los beneficios de estar más sana. Pero todavía tienes problemas
con la energía e ira contenida en tu vientre, así que te cuesta
procesar la comida. Es como si tu cuerpo no pudiera soltar todo lo
que necesita y te sientes frustrada y gorda, aunque sabes que no lo
estás. También te sientes cansada por esa pesadez en tu vientre.
—¿Cómo sabes todo eso? —preguntó Jade, mientras sus
lágrimas caían sobre mi protector de escritorio negro.
—Yo no lo sé, pero los ángeles sí.
Yo sabía que el plexo solar, la zona del estómago, era donde se
acumulaba la ira y la frustración. También he descubierto, tras años
de práctica, que cuando alguien está furioso por algo y no puede
librarse de esa furia, le cuesta digerir la comida y tiene problemas
para ir al baño.
Le expliqué a Jade las conexiones energéticas que hay tras el
estreñimiento y esa sensación de hinchazón y eso le llegó.
—Hoy tienes la oportunidad de sanarte de tu pasado para siempre
—le dije, mientras ella cogía un buen puñado de pañuelos y se
limpiaba las lágrimas de la cara—. Has dejado atrás los malos
hábitos y has empezado a quererte lo suficiente para comer, pero la
verdadera pregunta es: ¿Estás dispuesta a perdonarte a ti y a tu
cuerpo por aferraros al pasado?
—Sí que lo estoy.
En los instantes siguientes vi un verdadero cambio en Jade.
Percibí cómo lo soltaba todo a nivel energético mientras su ángel
custodio bailaba y daba vueltas a su alrededor, limpiándola de su
pasado. Ella había entrado en un estado de perdón y su cuerpo
estaba liberándose energéticamente de lo que ya no le servía en su
camino hacia la felicidad.
Juntos les dimos las gracias a los ángeles y la ayudé a ver cómo
debería avanzar en su vida una vez que el pasado desapareciera
del todo. Vi por su sonrisa y el cambio en su rostro que su imagen
externa por fin estaba reflejando la ligereza que sentía por dentro.
Cuando terminó la sesión, supe que Jade iba a pasar a un nuevo
espacio. No me sorprendió recibir un email de agradecimiento un
poco más adelante en el que me contaba que por fin se sentía libre
tanto emocional como físicamente.

Me escribí una nota sobre todo esto mientras iba en un avión, a


más de 7.500 metros de altura, en un vuelo de Orlando, Florida, al
aeropuerto JFK de Nueva York:
Encarnación en el cuerpo
Tu realidad no es tu cuerpo.
La verdad sobre quien eres es algo más que físico: tu realidad
es el alma.
Eres espíritu puro contenido en un cuerpo.
Tu cuerpo es el hogar de tu alma, el asiento en el que se
acomoda tu santidad.
Para que el perdón se vuelva «real» necesita encarnarse en tu
cuerpo.
El perdón es recordar tu totalidad. Y eso incluye la piel que
habitas.
Imagina un bonito templo,
adornado con oro y lleno de luz.
En el centro del templo hay un trono.
Delante del trono, un altar.
Sobre el altar está la Divinidad,
la Fuente de la creación.
Tu cuerpo es ese templo sagrado,
el altar es tu mente
y el asiento de la Divinidad es tu corazón.
El templo está incompleto sin el altar.
Un altar está desnudo sin su fuente.
El perdón necesita de la encarnación.
El espíritu necesita integración.
Tenemos que cultivar en nuestro interior una sensación de
comunidad.
La aceptación de nuestra totalidad debe llegar hasta las puntas
de los dedos de las manos y de los pies.
La unidad empieza cuando recuerdas que la Divinidad está aquí,
en tu interior.
La santidad se recupera cuando abres los ojos y ves.

Un baño ritual
Sé que en esta época vivimos en un mundo de duchas, pero yo
he descubierto que muchos de mis pensamientos e inspiraciones
sanadoras más profundas me han llegado mientras estaba en la
bañera. Como todo este capítulo trata de cultivar la consciencia de
que nuestro cuerpo es el templo para nuestra alma, sería
maravilloso que dedicaras un tiempo a integrar tu cuerpo con la
esencia de tu alma. ¿Y por qué no darte un baño para ello?
Preparar un baño ritual es fácil. Solo tienes que crear un espacio
hermoso y utilizar algo que te ayude a sentir que puedes nutrir tu
cuerpo y conectar con tu yo interior real.
Para mis baños rituales mezclo diez mililitros de aceite de rosa
ecológico puro y cien mililitros de aceite de albaricoque ecológico.
Normalmente lo dejo un tiempo para que se mezcle bien y el frasco
me dura unos seis meses de uso esporádico, cada vez que me meto
a la bañera.
Después enciendo velas, que coloco alrededor de la bañera, y me
meto en el agua. Cuando estoy dentro, dejo que los aceites me
acaricien la piel y después masajeo para que penetren, dejando que
me nutran y me mimen. Mientras estoy ahí tumbado, desnudo, me
siento libre y sé que en ese momento soy uno con mi cuerpo y mi
alma.
Tú también puedes prepararte un baño ritual utilizando aceites.
Además voy a añadir unas cuantas sugerencias:
⏺ Sumerge tus cristales favoritos en el agua un rato antes de
entrar en la bañera.
⏺ Echa pétalos de rosa en la superficie del agua (uno de mis
detalles favoritos).
⏺ Utiliza sal rosa del Himalaya para bendecir el agua.
⏺ Enciende tu incienso favorito en el baño.
⏺ Ponte una mascarilla facial antes de entrar en el baño.
⏺ Reproduce alguna de tus canciones de amor favoritas
mientras estás en la bañera.
⏺ Pídele a una persona que quieras que te dé un masaje en el
baño o que te lave la espalda o el pelo.
⏺ Haz cualquier cosa que te haga sentir amado, nutrido y
sensual.
Capítulo 8.
LAS RUEDAS DEL PERDÓN
«Tu santa mente determina todo lo que te ocurre».
Un curso de milagros

C hakra es una palabra sánscrita que significa «rueda» y se


utiliza para describir las proyecciones espirituales del alma en
el cuerpo físico. He escrito sobre los chakras en mis libros
anteriores, pero creo que es importante explicar cómo avanza el
perdón por el campo de energía espiritual, así que en este capítulo
voy a hablar un poco más de estas «ruedas del perdón».
No importa si los chakras son «reales» o no, porque en este caso
nos sirven como mapa para nuestro trabajo y eso es lo importante.
Se trata de un mapa de nuestro ser espiritual y de cómo se
manifiesta en nuestra vida a nivel físico y emocional.
Hay siete chakras mayores (y muchos más menores) y todos
están relacionados con ciertas partes físicas de nuestro cuerpo y
cómo estas sirven a nuestra función espiritual en la vida. Estos siete
centros son como puertas y tienen que ver con cómo recibimos la
energía y cómo la expresamos.
Creo que cuando tenemos en nuestra vida una energía que
necesita del perdón, es posible que se manifieste a nivel físico y
que se acumule en un sentido energético en un chakra en particu
lar. Cuando llega ese perdón, la energía se libera y vuelve a nuestra
vida, dándole permiso a nuestra alma para empezar la sanación a
nivel externo. Es muy fascinante ver cómo sucede. Voy a dar una
descripción general de los chakras y una explicación sobre la
manera en la que el resentimiento y los pensamientos recurrentes y
faltos de perdón se pueden manifestar en ellos y cómo podemos
modificar nuestras percepciones para cambiar nuestro cuerpo a
nivel físico y emocional.
Nuestros chakras empiezan en la base de la columna y se
extienden hasta la coronilla. La energía se manifiesta en la base de
la columna y va subiendo también. Comprender cómo funciona es
fácil. Imagina una manguera que transporta agua por un sistema de
aspersores. La manguera está conectada al grifo del agua y hay
siete aspersores que se alimentan de ella. Si el inicio de la
manguera tiene una fuga, todos los aspersores se verán afectados;
eso mismo ocurre con los chakras. La energía puede subir y bajar
por nuestros centros de energía, pero es cuando todos están
equilibrados y funcionando correctamente cuando alcanzan su
máximo potencial.
Los chakras son como umbrales o portales: se abren y se cierran
de forma natural cuando tenemos ciertas experiencias. Hay muchas
cosas escritas sobre cómo equilibrar o limpiar nuestros chakras,
pero muy poco sobre cómo abrirlos de forma consciente. En mi
práctica espiritual, si un área de mi vida necesita equilibrio, o incluso
cierta atención, me centro en el chakra relevante, trabajo para lograr
el perdón en esa parte y permito que se abra el chakra, porque es
entonces cuando esa energía se materializa en mi vida.
A continuación voy a hacer una enumeración de los chakras.

EL CHAKRA BASE: MULADHARA


Muladhara es una palabra sánscrita que significa «soporte» o
«raíz». Este chakra está en la base de la columna. Está conectado
con la energía que rodea las cosas en que confiamos, como nuestra
«columna» en el mundo físico. A nivel fisiológico tiene que ver con la
columna vertebral, la pelvis, las piernas y los pies. El color que lo
representa es un bonito rojo.
La energía de este centro afecta y se ve afectada por:

• Nuestra salud física.


• Nuestra comunidad y nuestra gente cercana.
• Nuestro hogar y nuestra seguridad.
• Nuestros cimientos.
Si tu chakra base estuviera en la naturaleza, sería la tierra en la
que se plantan las semillas. Es la base en la que se planta todo. Por
eso es importante ser consciente de este chakra. Es la parte de mi
vida que estoy constantemente comprobando; de hecho llevo un
símbolo del chakra base en la muñeca y nunca me lo quito.
Cuando la energía del chakra base se bloquea, se pueden
producir muchos problemas, porque este es el chakra que alimenta
a los demás con su energía. Si esta parte de tu mundo necesita
atención, céntrate en ella antes de avanzar. Debes resolver primero
cualquier problema que tengas ahí.
Todos conocemos a alguna persona que camina encorvada, como
si llevara el peso del mundo sobre los hombros, ¿verdad? Es un
poco contradictorio, porque eso ocurre cuando se acumula mucha
energía en el chakra base y empieza a enconarse y a provocar
problemas.
Es interesante que la mayoría de la gente con problemas de
espalda tenga conflictos con la seguridad, el hogar, la familia o la
capacidad de permanecer centrado. Esas partes de sus vidas
necesitan atención, pero esas personas no dejan de postergarlo y,
haciéndolo, solo están provocándose un mayor sufrimiento.
El perdón a través del chakra base nos ayuda a llegar a una
aceptación de nuestros cimientos en la vida: cómo nos han
convertido en la persona que somos y cómo podemos crecer a partir
de ese espacio.
La energía del chakra base pretende que nos mantengamos
firmes y llenos de amor, aprovechando los aspectos de la vida que
nos sirven y recordándonos que no pasa nada por decir «no»
cuando no podemos ayudar a los demás. Este centro se queda
atascado o pierde energía cuando no nos ocupamos de nuestra
propia seguridad o cuando ponemos por delante a todos los de más.
Este centro de energía necesita que nos libremos de las ideas de
falta y limitación; nos recuerda que vivimos en un mundo sostenible
donde podemos conseguir lo necesario para nosotros mismos y
para nuestros seres queridos.
El elemento que rige este chakra es la tierra y podemos otorgarle
poder a este chakra conectando con este elemento a través de la
Madre Naturaleza.

El perdón y el chakra base


Antes de abrir este centro para permitir que se libere la
acumulación de energía y mejore el flujo de equilibrio en tu vida, es
importante revisar todas las áreas de tu vida vinculadas a este
chakra que necesitan de tu perdón.
Tus cimientos
Piensa en tu comunidad, tus seres queridos y tu familia. ¿Hay
elementos en esta área que precisen tu esfuerzo por perdonar?
¿Tus padres estuvieron ausentes? ¿Hubo una falta de apoyo
financiero o de seguridad cuando eras pequeño? ¿Uno de tus
padres (o los dos) permaneció al margen de tu vida? Esos son tus
cimientos.
Los ángeles que rigen el chakra base se acercan cuando te
preparas para abrir este centro y te recuerdan que esa es la tierra
en la que crece tu vida. Si miras a tu alrededor, verás cómo los
demás han plantado las semillas de sus vidas y han permitido que
florezcan. Esta es tu oportunidad de preparar tu tierra para poder
plantar las semillas de lo que va a pasar a continuación en tu vida.

Tu salud
Si has tenido problemas de salud durante toda tu vida o tu cuerpo
físico parece una enfermedad ahora mismo, es importante que
descubras si hay algún resentimiento o frustración sin atender en
esta parte de tu vida.
Los ángeles del chakra base te recuerdan que tienes todo el
derecho a estar en este mundo y que nada puede arrebatártelo.
Esos ángeles hermosos con su aura rojo rubí te ayudan a recordar
que tu cuerpo responde a tu ser mental-espiritual y que, dedicando
un tiempo a recordar tu plenitud espiritual, conseguirás que tu
cuerpo físico la refleje.

Conectar con la tierra


Después de trabajar con las partes relacionadas con el chakra
base que necesitan tu perdón, tendrás una oportunidad preciosa
para ofrecerle la resistencia al perdón al elemento que este chakra
representa. Los ángeles de la tierra y del chakra base se
manifestarán a tu alrededor mientras avanzas en este proceso y te
ayudarán a conseguirlo.
No tienes que salir al exterior para hacerlo (sobre todo si no es
posible en este momento) pero, si puedes, te lo recomiendo. Ve a
algún lugar y conecta con la naturaleza: siéntate en la hierba, en la
arena o en medio del bosque y respira el hermoso planeta en el que
vivimos. Acerca a ti la Tierra y sigue atrayéndola un poco más con
cada respiración. Si se cuelan pensamientos en tu mente, deja que
entren y salgan flotando; permite que te sostenga la madre que
tienes bajo los pies.
Pasa todo el tiempo que necesites haciendo esto. Mientras estoy
sentado siempre me resulta útil colocar las manos a ambos lados de
las caderas y empujar hacia abajo para enderezar la columna, y
después dejar que cualquier resistencia pase de mis manos a la
tierra. Veo en mi mente cómo la tierra convierte esa resistencia en
sustrato y permite que se utilice para el crecimiento de otros seres
vivos.
Esta es una oración para conectar con este chakra:
Gracias, madre Tierra y ángeles del planeta, por traerme la
energía que me proporciona una sensación de equilibrio,
conexión con la tierra y seguridad.
En este momento permito que mi chakra base me libere de
toda resistencia contra el perdón en las partes de mi vida que
me hacen cuestionarme mi salud física, mi seguridad, mi
comunidad, a mis seres queridos y a mi familia.
Ahora acepto la energía equilibrada de la tierra y permito que
entre en mi chakra base, el punto de mi cuerpo que me
mantiene fuerte, enraizado y conectado con todo lo que está en
perfecta armonía.
Me siento agradecido por este equilibrio. Estoy seguro aquí,
en mi cuerpo, y permito que este centro se abra y avance de la
forma que sea mejor para mi camino.
Que así sea.

EL CHAKRA SACRO: SVADISTHANA


Svadisthana es una palabra sánscrita que significa «el lugar
propio». Este chakra se encuentra cerca del hueso púbico, por
debajo del ombligo. Está conectado con cómo fluimos con la vida y
cuánta confianza tenemos en ella. Como es una zona que trata de la
confianza, también tiene que ver con uno de los aspectos más
sagrados de nuestro cuerpo y nuestra vida: nuestra sexualidad. A
nivel físico está relacionado con nuestros genitales, nuestro sistema
reproductor (por dentro y por fuera). El color que representa la zona
sacra es el naranja intenso.
La energía de este centro afecta y se ve afectada por:

• Nuestra sexualidad y la salud sexual.


• Nuestras relaciones.
• Nuestro sistema reproductor.
• Nuestra situación económica.
• Cómo fluimos con la vida.
Si nuestro chakra sacro estuviera en la naturaleza, sería el agua
que alimenta la tierra en la que hemos plantado nuestras semillas.
Desempeña un papel muy importante a la hora de nutrir y mantener
la vida.
Cuando la energía del chakra sacro se bloquea, puede afectar
mucho a nuestra vida, en especial a nuestra relación con nosotros
mismos. Esto puede pasar cuando ignoramos nuestro ser sexual. Es
algo de lo que a muchos de nosotros nos da vergüenza hablar, y
eso es como si estuviéramos avergonzados de quienes somos. Nos
encerramos en nosotros mismos, asustados de mostrar nuestro
verdadero ser, y nuestro chakra sacro pierde el equilibrio y envía
nuestros deseos sexuales por todas partes y sin control.
Pero somos seres sexuales (de hecho, sin sexo no existiríamos) y
es muy importante que cuidemos ese aspecto. Los momentos
sexuales se pueden considerar espirituales, tanto si son con alguien
a quien amamos como con nosotros mismos.
El chakra sacro es el centro de la anatomía espiritual que nos
permite sentirnos cómodos con nosotros mismos. Es el centro de
energía que quiere que veamos que somos seres sexuales y que el
sexo es algo hermoso, sobre todo cuando lo tratamos con respeto.
Es interesante que, cuando una persona ha tenido una
experiencia sexual difícil en su vida, el patrón parece repetirse.
Gracias a mi práctica he conocido a muchas personas a las que han
utilizado sexualmente en sus relaciones o, peor, que han sufrido
abusos, y eso se les ha repetido una y otra vez. También he
descubierto que una experiencia así no solo afecta a sus relaciones
con los demás, sino también consigo mismos. La mayoría de las
personas que han sufrido abusos o maltrato en el terreno sexual
sufren una gran vergüenza, a veces hasta el punto de culparse por
esa experiencia. Pero el perdón a través del chakra sacro nos ayuda
a aceptar nuestro ser sexual y nos permite entrar en el templo
interior.
El centro sacro contribuye a que recordemos que deberíamos
recibir respeto y placer, pero que también podemos darlos. A veces
eso nos causa problemas a nosotros y a nuestras relaciones, así
que lo mejor es dejar ir lo que no nos sirve y cuidar lo que es santo.
También nos anima a explorar nuestro ser espiritual-sexual, nos
ayuda a ver que esas partes están conectadas y también que el
Creador divino entra en juego en cada mujer y cada hombre.
Cuando este aspecto de nosotros se encuentra aceptado y
equilibrado, el resto de nuestra vida empezará a fluir y a expresarse
con facilidad.
El elemento que se asocia con el centro sacro es el agua, lo que
puede resultar sorprendente, sobre todo porque el color con el que
se asocia es el naranja. La principal razón es que las esencias de la
reproducción tienen una base de agua y el fluido que envuelva al
embrión en el vientre materno es acuoso.
También hay una gran conexión entre nuestro ser sexual y
nuestra seguridad financiera, porque ambas cosas reflejan nuestra
fluidez. ¿Podemos dar y recibir con un equilibrio perfecto?

El perdón y el chakra sacro


Antes de abrir el chakra sacro para permitir que se libere la
acumulación de energía, es importante revisar todas las partes de tu
vida y de tu crecimiento espiritual que se verán alterados si
equilibras este centro. También conviene conocer los aspectos de
este chakra que necesitan de tu perdón.

Tu ser sexual
Conectar con tu ser sexual es una parte importante del perdón y
es algo que se puede olvidar fácilmente. ¿Te has privado de placer
sexual tú mismo o te ha privado de él una pareja? ¿Alguien de tu
pasado te maltrató a nivel sexual? ¿Sientes que no estás
expresando tu ser sexual? ¿Has tenido un aborto, fortuito o
provocado, o te han arrebatado de alguna otra forma un hijo que tú
habías creado? ¿No has logrado compartir tu sexualidad con un ser
querido? ¿O tus impulsos sexuales están descontrolados? ¿Has
tenido, en tu opinión, demasiados compañeros sexuales? Esas son
las cosas que este chakra necesita que revises y perdones.
Recuerda que no puedes cambiar el pasado, solo tu actitud y el
lugar en el que estás ahora.
Los ángeles del chakra sacro quieren que sepas que, cuando
estás teniendo un momento íntimo genuino, contigo mismo o con
una pareja, ellos se regocijan, porque estás expresando quien eres
y alimentando una parte de tu carácter humano que muchas veces
queda olvidada.

Tu situación económica
El universo quiere que tengas una seguridad económica en la
vida. La energía del centro sacro está conectada con el flujo infinito
de abundancia y te anima a aceptarlo. Si has tenido problemas
financieros en el pasado o los tienes en el presente, tu centro sacro
te invita a explorar y perdonarlos. Si tenías deudas o las has
heredado, es hora de cambiar tu forma de ver tu economía. Tanto si
crees que te arrastra la codicia como si es la necesidad, tanto si
tienes demasiado como si no tienes suficiente, es porque el centro
sacro está en una espiral fuera de control. El perdón te ayudará a
conseguir subsistencia, equilibrio y fluidez en tu economía.

Conectar con el agua


Vasta, abundante y fluyendo constantemente, el agua es el
elemento que gobierna el chakra sacro y restaura el equilibrio
natural. Ahora que le estás prestando atención a las partes de tu
vida gobernadas por este chakra y a cómo trabajar con ellas y con el
perdón, te será útil conectar con los ángeles y el elemento agua
para permitir que la energía de la sanación fluya por tu vida.
Para conectar con el elemento agua y conseguir que el chakra
sacro esté abierto y receptivo hacia los ángeles y el equilibrio de
energía, hay dos cosas que te recomiendo. La primera es un baño.
Echa sal marina en el agua y sumérgete en esa energía cálida y
llena de apoyo. Permite que te sostenga el elemento agua y deja
que su sanación se vaya produciendo de forma natural.
La otra opción es meter los pies en el mar (asegúrate primero de
que estás en un lugar seguro para hacerlo y, si hace demasiado frío,
vigila la circulación). Abre los brazos y permítete conectar con su
abundante energía.
Esta es una oración para conectar con este chakra:
Gracias, agua vasta y abundante y a tus ángeles, por traerme la
sanación y una ola de paz llena de apoyo y equilibrio.
En este momento permito que mi chakra sacro se libere de toda
resistencia contra el perdón en las partes de mi vida
relacionadas con mi sexualidad, mis relaciones y mi economía.
Ahora acepto la energía equilibrada del agua y permito que
entre en mi centro sacro, el punto de mi cuerpo que me recuerda
que tengo un templo sagrado en mi interior que puedo expresar
a través de mi ser espiritual y sexual.
Me siento agradecido por estar libre y fluyendo. Estoy seguro
siendo quien soy y permito que este centro se abra y avance de
la forma que sea mejor para mi camino.
Que así sea.

EL CHAKRA DEL PLEXO SOLAR: MANIPURA


Manipura es una palabra sánscrita que significa «gema
reluciente». Este chakra se sitúa en el estómago, por encima del
ombligo. Está conectado con la fuerza de voluntad y los deseos y es
fascinante porque es como un enorme sol que brilla con fuerza con
su color amarillo dorado en el centro de nuestro cuerpo. A nivel
físico tiene que ver con nuestro sistema digestivo.
La energía de este centro afecta y se ve afectada por:

• Nuestra fuerza de voluntad.


• Nuestros deseos de éxito.
• Nuestra vitalidad.
• Nuestro sistema digestivo.
Si el chakra de nuestro plexo solar estuviera en la naturaleza,
sería el sol, que es indispensable para la fotosíntesis de las semillas
plantadas en la tierra y regadas por el agua. Es la energía del fuego
que trae calor y hace que las semillas germinen y se eleven hacia la
luz.
Cuando la energía del chakra del plexo solar se bloquea, se
concentra una gran cantidad de calor en el sistema energético que
nos hace estar furiosos, inquietos e irritables. ¿Has sentido alguna
vez que estabas a punto de explotar de furia? ¿O que estás
cansado, que no paras de ir de acá para allá o que tienes
demasiado calor todo el tiempo? ¿Has sentido alguna vez que
cualquier cosa, la más mínima, te podía hacer saltar? En días así, el
centro del plexo solar está a punto de explotar; tiene muchísima
energía acumulada, pero no fluye.
Otra cosa interesante es que, cuando te sientes nervioso por algo,
hay muchas posibilidades de que tu estómago no pare de
molestarte, que tu intestino se vuelva irritable y tengas que ir más
veces al baño. Eso es porque la energía de tu plexo solar ( tu fuerza
de voluntad ) se está escapando.
Cuando nuestro plexo solar no está alineado, nuestro deseo de
éxito se reduce, igual que nuestro ser vital. Pero, por otro lado, el
perdón a través del chakra del plexo solar nos ayuda a dejar ir esa
sensación que tenemos cuando creemos que no hemos hecho
suficiente y a reafirmar nuestra voluntad cuando se trata de avanzar.
El plexo solar es la zona de tu cuerpo que puede concentrar
muchas cosas que no necesitamos, sobre todo si sentimos que
hemos fallado en algo. Este centro de energía nos exige que
dejemos de regodearnos en los errores del pasado y, en vez de eso,
veamos la luz de nuestro presente y así atraigamos experiencias
más positivas y felices.
El plexo solar nos llama la atención para que reconozcamos
dónde estamos hoy y veamos que nosotros hemos creado nuestro
propio éxito. Nos ayuda a ver las cosas buenas de nuestra vida y a
experimentar el calor de las elecciones positivas que hemos tomado
hasta ahora.
El elemento que rige este chakra es el fuego y podemos otorgarle
poder a este centro conectando con ese elemento a través de las
llamas y el calor.

El perdón y el chakra del plexo solar


Antes de liberar la energía de tu plexo solar, tienes que analizar
las partes de tu vida en las que te sientes frustrado y sin energía.
Permítete pensar de forma diferente sobre tus elecciones y perdonar
tus errores pasados en lo que respecta a tu camino, tu éxito y tu
vitalidad antes de atraer la energía del sol para que puedas volver a
brillar con fuerza de nuevo.

Tu fuerza de voluntad y tu deseo


Es importante analizar cómo te evalúas a ti mismo y tu éxito. Si
sientes que no te has esforzado suficiente, o peor, que has sido un
fracaso total, es vital que cambies tus percepciones y crees la
sanación. Verte como alguien inútil o impotente puede contribuir a
empeorar los problemas que ya tienes y es importante saber que
cuentas con una poderosa fuente de poder en tu interior para crear
cambios positivos en tu vida. Perdónate por los errores pasado y por
la falta de voluntad. Nunca es tarde para hacer algo.

Tu vitalidad
Si has sufrido, o aún sufres, de falta de energía y te sientes
frustrado por ello, es hora de cambiar. A mucha gente le resulta
difícil de creer, pero la salud es nuestro estado natural. Tu cuerpo se
mantiene sano de manera natural. Si te sientes cansado, inquieto y
nervioso, es porque hay otros factores que contribuyen a tu
agotamiento.
Para restaurar tu vitalidad tienes que atender a las señales de tu
cuerpo. Si comes una comida o algún tipo de alimento concreto y
nada más hacerlo, o incluso mientras lo estás comiendo, sientes
sueño, es que tu cuerpo te está indicando que no le gusta.
Perdónate por todas las veces que has ignorado las señales y
ritmos naturales de tu cuerpo.

Conectar con el fuego


Como el elemento fuego es el que gobierna tu plexo solar, gracias
a su poder puedes quemar todos los pensamientos de
resentimiento, la mala energía y los contratiempos. También puedes
invocar a los ángeles del fuego y del sol (el poder solar) para que
traigan la energía purificadora del perdón a tu cuerpo y a tu vida en
general.
La forma más fácil de acercar el fuego a tu cuerpo es disfrutar del
sol. Estar un día bajo el calor del sol es una forma maravillosa de
aprovechar todas sus cualidades sanadoras. Cuando tengas algo de
tiempo, dedícate a relajarte bajo el sol, imagínate su luz entrando en
tu interior y dirigiéndose a tu estómago. Cuando entre, observa
cómo limpia milagrosamente toda la oscuridad, las frustraciones y la
ira, permitiendo que tu voluntad se reafirme. Como sabes, el sol es
un astro positivo: el calor de sus rayos nos hace sentir bien y libera
en nuestro cerebro todas las sustancias químicas relacionadas con
la felicidad. ¿Por qué no permitir también que equilibre nuestra
anatomía espiritual?
Esta es una oración para conectar con este chakra:
Gracias, energía del sol y ángeles solares, por enviarme una
fuerza vital positiva y revitalizadora a mi ser.
En este momento permito que mi chakra del plexo solar se libere
de toda resistencia contra el perdón en lo que respecta a lo bien
que he cumplido con mis objetivos hasta este momento.
Ahora acepto la energía inspiradora del fuego, sabiendo que me
impulsará hacia delante para que pueda convertir mis objetivos
personales en logros.
Soy consciente de que la felicidad no se basa en logros
externos, sino en el equilibrio interno y acepto mi estado natural
de bienestar.
Me siento agradecido por la inspiración de mis ángeles y aspiro
a inspirar también a otros. Brillo con fuerza mientras abro mis
alas para recorrer mi camino.
Que así sea.

EL CHAKRA DEL CORAZÓN: ANAHATA


El chakra del corazón es el centro tanto de la anatomía física
como espiritual. Es el espacio al que todos estamos conectados,
pero rara vez reconocemos.
Anahata es una palabra sánscrita que significa «intacto» y se
refiere a la aceptación espiritual de que el corazón no puede
romperse. El chakra del corazón está asociado con el color verde y
también con el rosa. A nivel físico, tiene que ver con el corazón, el
pecho y el sistema respiratorio.
El centro del corazón afecta y se ve afectado por:

• El altruismo y el servicio.
• La forma de dar y recibir amor.
• Nuestra conexión con el amor.
• Nuestro músculo del corazón.
• Nuestro autoconcepto.
Si el chakra del corazón estuviera en la naturaleza, sería el aire
que respiramos para mantenernos vivos. También el aire que
dispersa el polen de una planta a otra y que ellas respiran.
Cuando la energía del corazón se bloquea, podemos acabar
desconectados de nuestro estado natural, en el que somos seres
llenos de amor que aceptan el apoyo de los demás. Somos seres de
amor y es natural para nosotros expresar y recibir amor, pero la
mayoría de nosotros permitimos que una de las dos cosas
predomine. De hecho, todos hemos estado en algún momento a un
lado de la barrera o al otro. Hay personas que son tan generosas
que se cortarían el brazo izquierdo para dárselo a otra persona y
otras que solo reciben y reciben, sin medida.
El chakra del corazón es el centro que necesita más amor para
mantener su equilibrio, porque es donde sentimos con más
intensidad. Es interesante que la mayoría de las personas solteras o
que manifiestan problemas a la hora de relacionarse con los demás,
sean profesionales o personales, hayan sido heridas,
decepcionadas o traicionadas en el pasado. Parece como si su
corazón tuviera una herida sin curar y por eso se cerrara y dejara
fuera todo el amor y la ternura que merece.
El perdón a través del chakra del corazón nos ayuda a dejar atrás
un corazón roto y aceptar su totalidad, además de a respirar
profundamente para después exhalar toda la tristeza que ya no nos
sirve en nuestro viaje de amor.
La energía del chakra del corazón nos anima a equilibrar la
energía del amor en nuestra vida. Nos dice que no hay problema en
compartir nuestra verdad y que podemos encontrar la confianza
para aceptar a otros en nuestro mundo. Cuando se produce el
perdón a través del chakra del corazón, se recupera el equilibrio en
nuestra capacidad de dar y recibir. Y eso es algo que va más allá de
las relaciones.
Este centro de energía nos empuja a librarnos de la ilusión de que
alguien nos ha arrebatado toda nuestra bondad y nuestra confianza.
Nos recuerda que es natural vivir en un estado de amor y de
confianza en los demás, pero solo cuando logramos estar en
equilibrio con nosotros mismos .
El elemento de este chakra es el aire y podemos otorgar poder a
este centro simplemente conectando con el agradable aire fresco
del exterior o quemando incienso.

El perdón y el chakra del corazón


Antes de abrir el centro del corazón y permitir que se liberen el
dolor, el resentimiento o la energía desequilibrada acumulados, es
importante analizar los aspectos de tu vida conectados con el
chakra del corazón que necesitan de tu perdón.

Tu capacidad de servir
El servicio es un aspecto natural del alma. Ayudar, apoyar y guiar
a los demás forma parte de tu propósito espiritual divino. Pero eso
no debería significar entregar todos los aspectos de tu ser. El
servicio empieza por uno mismo.
Cuando traes el poder sanador del perdón a tu centro del corazón,
es importante que te digas que no pasa nada si has dado prioridad a
otras personas y a sus vidas. Si en algunos momentos has puesto
las necesidades de otros por delante de las tuyas, ha llegado la hora
de perdonártelo. Tus ángeles quieren que sepas que lo has hecho lo
mejor posible con lo que sabías, pero que ha llegado el momento de
servirte a ti mismo a través del perdón y el equilibrio en tu vida.
Cuando consigas eso, podrás servir a los demás con tu capacidad
natural para ser bueno y cariñoso.

Tus relaciones
Si sientes que tus relaciones, ya sean con tus padres, tus hijos o
tu pareja, no te traen más que problemas, ha llegado el momento de
perdonar. El chakra del corazón se cierra cuando retienes amor o
cuando recuerdas cómo te decepcionó otra persona. Reconocer que
las personas solo se hacen daño cuando se olvidan del amor te
ayudará a ver por qué es importante reabrir el corazón y dejar que el
amor fluya.
Los ángeles de las relaciones vienen junto a ti en este momento,
con sus hermosas auras sanadoras de color verde, para ayudarte a
reconocer que los problemas de tus relaciones pasadas no
determinan tu capacidad de amar y ser amado. También te ayudan a
ver que, cuanto más capaz seas de quererte a ti mismo y confiar en
quien eres, más permitirás que los demás te quieran. Después
podrás crear confianza a partir de ese espacio.

Conectar con el aire


Ahora que has superado los problemas de las áreas de tu vida
asociadas con el centro del corazón que necesitaban tu perdón, se
te presenta la oportunidad perfecta para liberarte de toda resistencia
ante el perdón. Permite que el elemento aire entre en tu corazón,
verás cómo los ángeles de este chakra del corazón te ayudarán a
abrirlo y a recuperar tu capacidad natural de dar y recibir amor.
Sugiero que salgas al exterior y medites al aire libre. Sitúate en un
sitio cómodo, donde no haya muchas interrupciones.
Si salir al exterior no te resulta práctico en este momento, hay una
alternativa maravillosa: el incienso. Envuélvete en una manta
calentita y enciende tu incienso favorito en un lugar seguro y
protegido contra incendios. Puedes usar las manos para guiar el
humo del incienso hacia todo tu cuerpo, especialmente hacia el
centro del corazón.
Tanto si meditas en el exterior como si trabajas con el incienso,
haz lo siguiente:

⏺ Cierra los ojos.


⏺ Permite que el centro de tu pecho se expanda cuando inhalas
e imagina que exhalas todo lo que ya no te sirve. Repite todo el
proceso de diez a veinte respiraciones.
⏺ Mientras practico este ejercicio suelo imaginar que inspiro luz
y exhalo toda la oscuridad, como símbolo de la negatividad, de
mi corazón y de mi cuerpo. Tú puedes hacer lo mismo.
Esta es una oración para conectar con este chakra:
Gracias, ángeles del corazón y elemento aire, por traerme la
sanación y la serenidad hasta el centro de mi ser.
En este momento permito que mi chakra del corazón se libere
de toda resistencia contra el perdón en las partes de mi vida que
evitan que dé y reciba amor y experimente confianza.
Ahora acepto la energía equilibradora del aire y le permito que
pase por mi chakra del corazón, el punto de mi cuerpo que me
conecta con la unicidad de todo ser vivo y la energía del amor
incondicional.
Me siento agradecido por dar y recibir amor cuando me siento
en amor y confianza perfectos. Me permito estar al servicio de
toda la humanidad.
Que así sea.

EL CHAKRA DE LA GARGANTA: VISHUDDHA


Vishuddha es una palabra sánscrita que significa «purificación».
Este centro de energía se encuentra en la garganta y la glándula
tiroides. Está conectado con la energía que nos permite expresar
nuestra creatividad y ser sinceros. El color que representa este
centro es el azul claro.
La energía de este centro afecta y se ve afectada por:
• Nuestra capacidad de ser sinceros.
• Nuestras capacidades creativas.
• Nuestras emociones.
• Nuestra voz.
Si nuestro chakra de la garganta estuviera en la naturaleza, sería
los pájaros que cantan en el cielo. Si seguimos con la analogía de
las plantas, sería el espacio en el que está la planta, que la envuelve
y le permite florecer.
Cuando la energía del centro de la garganta se bloquea, se
produce una gran sensación de frustración. Es porque la garganta
es el canal de expresión de todas nuestras emociones. Seguro que
lo sabes por experiencia personal: cuando te sientes muy
emocionado por algo, notas que la garganta se te cierra o sientes
como si tuvieras algo atravesado.
Todos hemos sentido una avalancha de emociones alguna vez.
Tanto tú como yo sabemos cómo es sentirse agobiado; se produce
esa sensación, que es como un volcán a punto de entrar en
erupción, y después la energía sube por nuestra columna y escapa
en forma de grito. Expresamos nuestro dolor por la boca: ese el
chakra de la garganta.
Por otro lado, este centro puede atascarse o perder energía
cuando no confesamos nuestros verdaderos sentimientos sobre
algo; eso puede interponerse entre nosotros y nuestro ser creativo.
El perdón a través del chakra de la garganta nos ayuda a
aceptarnos como somos en realidad y a decir la verdad. En el
proceso, tenemos que ser sinceros con nosotros mismos y con los
demás y mostrar nuestro auténtico ser y el camino que queremos
seguir en la vida.
El chakra de la garganta nos anima a librarnos de todas las ideas
de falta de aceptación y a ser fieles a nosotros mismos, a entrar en
el espíritu de integridad, ese lugar en el que somos sinceros y
reales, pero también a honrar a los demás.
El elemento que rige los tres últimos chakras (el de la garganta, el
del tercer ojo y el de la coronilla) es el espacio y podemos otorgar
poder a estos centros reconociendo la amplitud de nuestro interior.

El perdón y el chakra de la garganta


Antes de abrir el chakra de la garganta para permitir que se libere
toda la energía acumulada y entre la energía equilibradora del
espacio, es importante analizar todas las partes de tu vida
conectadas con este centro que necesitan tu perdón.

Tu verdad
Decir la verdad es muy importante, pero muchas veces ser
sincero con los demás, y sobre todo con nosotros mismos, es una
de las cosas más difíciles. Si te ha resultado difícil en el pasado, los
ángeles del chakra de la garganta están preparados para ayudarte a
perdonarte ahora. Si sientes que deberías haberle contado a alguien
la verdad sobre lo que sientes o desearías haberle dicho quién eras
en realidad pero no pudiste, no pasa nada. Tampoco hay problema
por ser quien eres. Lo que importa es que hoy admitas tu verdadera
identidad y la reconozcas. Es hora de perdonarte por no haber
hablado en el pasado. Lo fundamental es lo que puedes cambiar
ahora.

Tu creatividad
¿Eres creativo por naturaleza? ¿Tienes algún don especial que te
gustaría expresar? Si te sientes frustrado porque nunca has hecho
nada con ese don, o estás molesto porque alguien se ha interpuesto
entre tu creatividad y tú, es el momento de perdonar y seguir
adelante. Tus ángeles quieren que sepas que tu creatividad se
merece una oportunidad de brillar, pero solo puede hacerlo si entras
en un estado de perdón. Si tienes energía con falta de perdón en tu
chakra de la garganta, solo podrás expresar pequeños aspectos de
tu ser creativo. Pero, si dedicas tiempo a librarte de cualquier
obstáculo que haya aparecido en tu viaje creativo, alinearás tu
energía creativa con tu alma.

Conectar con el espacio


Ahora que le has permitido a tu ser espiritual mostrarse abierto,
sincero y creativo y has considerado los aspectos de perdón de este
viaje, es hora de librarte de cualquier resistencia que haya en tu
centro de la garganta. Los ángeles del espacio y el chakra de la
garganta se unen para ayudarte a abrirte y honrar tu ser divino.
Probablemente te estarás preguntado cómo conectar con el
espacio; no te preocupes, no hará falta que llames a la NASA. El
espacio está en todas partes. Es la energía que se mueve a través
de nosotros, el aspecto de la Divinidad que está en los mismísimos
átomos de nuestro ser.
Para conectar con el espacio solo necesitas entrar en un estado
de silencio, centrarte en la respiración y permitirte ser. Encontrar
comodidad en el silencio te permitirá ser uno con todo lo que existe.
Yo cierro los ojos, veo la oscuridad que hay tras mis párpados y me
siento reconfortado ahí. No veo nada, pero eso no significa que esté
solo. Igual que en la película Avatar , me veo conectado con todas
las cosas vivientes a través de la energía que me recorre.
Esta es una oración para conectar con este chakra:
Gracias, ángeles del espacio, por entrar en mi corazón y traerme
la energía que me da sensación de libertad y aceptación.
En este momento permito que mi chakra de la garganta se libere
de toda resistencia contra el perdón en las partes de mi vida que
se interponen entre mi verdad y mi creatividad y yo.
Ahora acepto la energía equilibradora del espacio y le permito
que pase por mi chakra de la garganta, el punto de mi cuerpo
que me permite hablar con integridad y mostrar quién soy en
realidad.
Me siento agradecido por poder expresarme de forma sincera.
Que así sea.

EL CHAKRA DEL TERCERO OJO: AJNA


Ajna es una palabra sánscrita que puede interpretarse como
«percepción». El chakra del tercer ojo se encuentra entre las cejas.
Tradicionalmente ese es el espacio que está conectado con nuestra
visión, nuestra mente y nuestra consciencia psíquica/espiritual. El
color que lo representa es el azul índigo. A nivel físico tiene que ver
con los ojos, las orejas y la cabeza.
La energía de este centro afecta y se ve afectada por:
• Nuestra percepción.
• Nuestra imagen del mundo.
• Nuestra intuición.
• Nuestros sentidos psíquicos.
• La claridad de nuestra mente.
Si nuestro centro del tercer ojo estuviera en la naturaleza, iría más
allá de ella. Sería la inteligencia divina que recorre la flor, como si
fuera una onda de energía, y el ángel custodio que la protege.
Cuando la energía del tercer ojo se bloquea, nos sentiremos un
poco descentrados. La señal más común que nos alerta de que
tenemos un bloqueo en ese punto es un dolor en la cabeza: es
como si toda la energía del ambiente en el que estamos subiera
como una exhalación por nuestra columna y se nos acumulara en la
cabeza.
El tercer ojo puede afectarnos de varias maneras. ¿Sabes esa
sensación que tienes cuando notas que toda la presión se está
acumulando en la cabeza y de repente empiezas a encontrarte mal?
¿Alguna vez has entrado en una habitación y te has mareado y
después has descubierto que algo negativo ocurrió allí en el
pasado? O, peor aún, ¿has sentido que alguien te deja sin energía?
Es tu tercer ojo, detectando la energía de lo que te rodea.
El perdón a través del chakra del tercer ojo nos ayuda a cambiar
nuestras percepciones por completo. Si juzgamos o criticamos a
alguien que nos ha hecho «algo malo», hay muchas posibilidades
de que estemos permitiendo que nuestro tercer ojo se llene de
energía negativa y se atasque. Cuando señalamos algo que no nos
gusta de alguien, estamos permitiendo que esa idea negativa
contamine nuestra visión de su santidad y el centro espiritual que
está vinculado con nuestra visión se ve contaminado. Pero, si
entramos en el perdón, nuestro tercer ojo se abre y podemos ver la
realidad del Espíritu que nos rodea.
Este centro de energía exige que nos libremos de todos los juicios
negativos y entremos en un espacio en el que confiemos en lo que
sentimos y actuemos en consonancia. Es el centro que gobierna los
sentidos psíquicos y tiene una conexión cercana con el centro del
plexo solar. Si confiamos en lo que sentimos y vemos la santidad en
todos los seres sensibles, nuestra visión psíquica se abrirá.

El perdón y el chakra del tercer ojo


Antes de abrir este centro y permitir que se libere la energía
psíquica acumulada, es importante analizar qué aspectos de tu vida
conectados con el chakra del tercer ojo necesitan tu perdón. Revisa
lo siguiente.

Tu percepción
Tú puedes elegir cómo ver el mundo que te rodea. Puedes verlo
como un lugar lleno de miedo, negatividad y dificultades. Pero esa
percepción está basada en el miedo, así que, si la eliges, es
probable que vivas todo el tiempo dentro de una enorme ilusión.
El perdón a través del chakra del tercer ojo te ayuda a sanarte de
esa forma de pensar para que puedas elegir ver el mundo
basándote en el amor. De hecho, es hora de liberarte y perdonar por
pensar de forma negativa sobre el mundo que ves y decidir ver el
amor en todas partes. Y cuando elijas alinear tu percepción con la
luz que hay en todos los seres, permitirás que tus ángeles se te
acerquen mucho más que nunca.

Tu visión
La visión que tienes de la vida en tu mente es seguramente lo que
crearás en el mundo. ¿Has pasado alguna vez por una experiencia
negativa y después has temido que volviera a ocurrirte? ¿Te pones
nervioso ante una situación e imaginas el peor resultado posible
para poder estar preparado? Es hora de perdonarte por eso y hacer
un cambio. Tus ángeles quieren que sepas que siempre es mejor
pensar en el mejor resultado posible antes que en el peor, porque
cuando piensas lo mejor, te alineas con el bien superior.

Conectar con el Espíritu


Ahora que has descubierto qué partes de tu percepción y tu visión
puedes cambiar y perdonar, tienes una maravillosa oportunidad para
acercar a ti a los ángeles del Espíritu. Estos ángeles te ayudarán a
liberarte de toda resistencia al cambio para que tengas una
verdadera sensación de claridad. Recuerda, el perdón es un estado
del ser y, según vas entrando en él, tu visión santa se despierta.
Como los ángeles no están limitados por el tiempo y el espacio,
puedes recitar la oración que incluyo a continuación en cualquier
lugar, siempre que quieras. Si sientes que te vendría bien darle un
buen empujón a este proceso, visitar un lugar que parezca
especialmente alineado con el Espíritu, tal vez tu altar o tu templo
favorito, y recitar mentalmente esta oración da buenos resultados.
Lo que es adecuado para ti también lo es para el Cielo.
⏺ Siéntate en silencio y deja que se te cierren los ojos.
⏺ Respira.
⏺ Imagina una luz de color índigo envolviendo todo tu cuerpo y
sobre todo tu frente.
⏺ Siente como si te sostuviera y te masajeara esa luz.
⏺ Mira la abertura del tercer ojo entre tus cejas. Está
parpadeando lentamente, pero brilla con luz divina.
⏺ Visualiza ese ojo repleto de esplendor y capaz de ver. Sé
consciente de que estás en contacto con tu visión santa.
⏺ Recita esta oración:
Gracias, ángeles del Espíritu y de la visión santa, por acercaros
a mí y traer con vosotros una verdadera sensación de conexión
con la santidad.
En este momento permito que mi chakra del tercer ojo se libere
de toda resistencia contra el perdón en mi percepción y mi visión
para que pueda ver la luz como es.
Ahora acepto la energía equilibradora del Espíritu y los ángeles
y les permito que entren en mi chakra del tercer ojo, el punto de
mi cuerpo que tiene que ver con cómo percibo el mundo y el
Espíritu.
Me siento agradecido por estar en contacto con mi visión interior
y le permito que se alinee con el amor ahora y para siempre.
Que así sea.

EL CHAKRA DE LA CORONILLA: SAHASRARA


Sahasrara es una palabra sánscrita que significa «multiplicado por
mil». Este chakra se encuentra en la coronilla. A lo largo del tiempo
los místicos lo han descrito como una flor de loto de mil pétalos que
se abre en la coronilla y alcanza varios centímetros por encima de la
cabeza. Es el centro de energía que tiene que ver con nuestra
conexión con Dios/la Fuente/la Divinidad y se ve como una hermosa
luz violeta y blanca.
La energía de este centro afecta y se ve afectada por:

• Nuestro crecimiento espiritual.


• Nuestra conexión con Dios.
• Nuestra imagen de Dios.
Si el chakra de la coronilla estuviera en la naturaleza, sería la
fuerza vital que conecta todas las células y los átomos. Es la
energía que hay en todo ser viviente: es el cielo, el suelo, el aire, el
sol, y las semillas… Es todo. Es Dios.
Cuando la energía del chakra de la coronilla se bloquea, provoca
una verdadera sensación de soledad, porque es nuestra conexión
espiritual con el Creador. Si perdemos la fe en Dios, o incluso en
nosotros mismos, el loto de mil pétalos se cierra, igual que lo hace
esa flor cuando se pone el sol.
Cuando el chakra de la coronilla se cierra, nos sentimos
desconectados del mundo. Nos enfrentamos a muchos problemas y
culpamos a la Fuente superior, en vez de aceptar nuestra propia
responsabilidad. Pero, en mi opinión, el chakra de la coronilla nunca
se cierra del todo . Incluso en los momentos más oscuros, hay una
rendija de luz del universo que espera poder sostenernos y
apoyarnos.
Me gustaría añadir que, el hecho de que una persona sea atea no
implica que no pueda tener un chakra de la coronilla equilibrado. A
veces hay toneladas de felicidad y luz hasta en los no creyentes
más fervientes. Es un signo inequívoco de que están siguiendo el
camino que han elegido.
El perdón a través del chakra de la coronilla nos ayuda a entrar en
un espacio positivo con Dios. En concreto, si hemos tenido
experiencias complicadas con la idea de Dios, o incluso solo con la
palabra «Dios», el perdón será necesario. «Dios» no es una palabra
religiosa; es la gente la que la convierte en eso. Dios es la energía
de la creación, el macrocosmos y el microcosmos, la energía de
todo lo que hay, ha habido y habrá. Dios es el universo y el universo
es Dios.
La energía del chakra de la coronilla nos invita a librarnos de las
limitaciones que los demás nos han impuesto relacionadas con la
idea de Dios. Por ejemplo, si nos hemos criado en un hogar muy
religioso y nos han obligado a temer a la Fuente de la creación, es
necesario el perdón. Reconocer que Dios es una energía de amor y
aceptación es lo más importante que podemos hacer porque nos
ayuda a saber que somos amados y aceptados.
Según vamos alcanzando una mayor consciencia espiritual, se
abre cada vez más el chakra de la coronilla. Es el chakra que está
vinculado con nuestro crecimiento y nuestra capacidad de
permanecer espiritualmente consciente, incluso cuando nos
enfrentamos a problemas. Es el centro que yo diría que tiene que
ver con la aceptación de todo lo que nos pasa en la vida. Nos ayuda
a seguir adelante, con amor y perdón, desde ese espacio de
aceptación.

El perdón y el chakra de la coronilla


Antes de abrir este centro y alinearlo con los otros seis chakras
con los que ya has trabajado, es importante que te asegures de que
eres consciente de cualquier limitación propia que hayas creado a
través de la resistencia al perdón en el centro de la coronilla. Revisa
lo siguiente.

Tu imagen de Dios
¿Te sientes frustrado con Dios? ¿Sientes que Dios tiene la culpa
de las cosas que has tenido que soportar?
Es importante saber que Dios no elige que tú sufras daño o pases
por dificultades. Dios es una aceptación y amor totales y quiere que
te sientas aceptado y amado. En el momento de tu creación te
dieron libre albedrío, como a todos los demás, y te lo siguen dando
en este momento. ¿Estás preparado para ver que Dios es amor y al
hacerlo, perdonarte por pensar que él ha querido castigarte? Para él
tú siempre estás perdonado.

Hasta qué punto crees que eres espiritual


Esta es una idea fundamental para avanzar en el perdón y en el
trabajo con el chakra de la coronilla. Mucha gente, cuando entra en
el mundo de la espiritualidad, se permite pensar que está más
conectada con la Divinidad que los demás, cuando eso no es cierto,
ni mucho menos. No hay ningún curso, etiqueta, certificado o
iniciación que te vaya a conectar más con la Divinidad o hacerte
más espiritual. Ya estás conectado y ya eres espíritu; lo único que
necesitas cambiar es tu consciencia de ello. Saber que todos somos
iguales y que todos somos espíritu te ayuda a entrar en un estado
de perdón, consciente de que el amor está dentro de todos
nosotros. También te permite liberarte de cualquier consideración
elitista a la que esté aferrándose tu ego.

Conectar con la Fuente


Ahora que has trabajado con todas las partes de tu vida que
tienen que ver con el chakra de la coronilla y que necesitan tu
perdón, tienes la oportunidad de alinear las siete ruedas del perdón
y avanzar m ás lleno de amor y aceptación. Dios y sus ángeles
santos se manifestarán a través del chakra del loto de los mil
pétalos para que te sientas más conectado con todo lo que ha sido,
es y será.
Practica esta meditación en un lugar en el que te sientas seguro y
cómodo:

⏺ Visualiza una luz blanca y penetrante que sale del Cielo y te


besa la coronilla.
⏺ Con ese beso, una preciosa flor de loto se abre en ese lugar.
Brilla con fuerza, muy hermosa.
⏺ Dedica un tiempo a reconocer que Dios, los ángeles y todos
los espíritus de los ancestros que se fueron antes están a tu
lado ahora.
Esta es una oración para conectar con este chakra:
Gracias, Padre Celestial, Fuente universal de la creación, por
prender en mí la chispa de la divinidad que había olvidado. Te
doy la bienvenida a ti y a tus ángeles ahora para que elimines
todos los pensamientos que se interponen entre mi conexión
contigo y yo.
En este momento me libero de todas las ideas de miedo y
castigo, al reconocer verdaderamente que tu esencia solo es
amor y aceptación.
Ahora acepto la energía equilibradora de la Fuente y le permito
que entre en mi chakra de la coronilla, que se abre como un
precioso loto de mil pétalos.
También permito que mis chakras alcancen una alineación
perfecta, creando una sensación de Cielo en la Tierra
Me perdono a mí, a todos los seres vivientes y a todas las almas
que he tocado en mi vida. Perdono y soy perdonado.
Que así sea.
Capítulo 9.
LA MENTE ES UN ALTAR
«El viaje a Dios es simplemente el redespertar del
conocimiento de donde estás siempre y de lo que eres
eternamente».
Un curso de milagros

L levo muchos años fascinado por los altares. De hecho hay uno
prácticamente en todas las habitaciones de mi casa y tengo tres
en el despacho. Me encanta crear espacios sagrados en los que
honrar a la Divinidad.
Cuando pienso en cómo descubrí los altares, el primer recuerdo
que me viene a la cabeza es de cuando tenía tres o cuatro años.
Una vecina, que se llamaba Margaret, venía a mi casa a veces para
cuidarme, sobre todo en la época en que mis padres estaban
atendiendo a mi abuela enferma. Ella siempre me hacía mi comida
favorita y me dejaba elegir una chocolatina de un tarro en el que
tenía de varios tipos. Básicamente, me consentía tanto como si
fuera parte de su familia.
Recuerdo una tarde en la que ella me estaba cuidando porque
mis padres estaban co n mi abuela en el hospital, y ella y su marido,
Jim, me llevaron a misa con ellos. Margaret y Jim eran unas
personas maravillosas y mu y amantes de la familia (de hecho,
todavía lo son). Son católicos devotos y siempre han vivido una vida
decente. Su hijo incluso se preparó para convertirse en sacerdote.
Esa tarde, después de la misa, recuerdo que Margaret me llevó
hasta el vestíbulo de la iglesia, donde había una hornacina con una
estatua de una mujer pálida, con los brazos a los lados y las palmas
hacia arriba. Llevaba la cabeza cubierta con un manto azul. Delante
de la estatua había unas velas votivas envueltas en plástico rojo.
—¿Quién es esa? —pregunté señalando la estatua.
Margaret sonrió y dijo:
—Es Nuestra Señora, hijo mío. Es la madre del niño Jesús.
Yo conocía el nombre de Jesús, pero entonces aún no entendía
del todo su propósito, así que continué:
—Oh. ¿Y qué estamos haciendo nosotros aquí?
Margaret volvió a sonreír.
—Yo voy a encender una velita por tu abuela y a rezarle a Dios
por ella, para que la ayude a curarse. Ya sabes que últimamente no
se encuentra muy bien.
Yo sabía que mi abuela ya no tenía las mejillas sonrosadas como
antes y que pasaba mucho tiempo en la silla de ruedas. Y deseé
con todas mis fuerzas que lo que estábamos haciendo sirviera para
ayudarla.
Esa fue mi primera experiencia con el acto de encender velas y
conectar con los altares y he estado obsesionado con ello desde
entonces. Hace unas cuantas noches, mientras estaba escribiendo
este libro, vino a verme mi amigo John para tomar unas cervezas y
ponernos al día. Fue a dejar la chaqueta en mi dormitorio y cuando
salió dijo:
—Tío, lo que tienes ahí dentro parece una tienda de artículos
religiosos. Hay velas y dioses por todas partes. Y huele como una
iglesia.
Tenía razón. Ahora mismo tengo un altar al lado de mi cama con
una enorme estatua de bronce de Ganesha, el dios elefante hindú.
A su lado hay un cristal de citrino grande (para la abundancia), una
vela de la virgen María de México y una vela roja para María
Magdalena, además de un rosario de cuentas y otras cosas. Sobre
la otra cómoda tengo fotografías del dalái lama y estatuas de la
diosa tibetana Tara verde, el dios hindú Shiva, el dios mono
Hánuman y otra de Ganesha. Como ya habrás deducido, tengo una
curiosa mezcla de todo. Me gusta toda la iconografía religiosa y
espiritual y no me importa de dónde venga. Para mí todos esos
seres y dioses vienen del mismo sitio y todos nos llevan de vuelta al
amor.
Hace muchos años leí en un libro de Diana Cooper que, si solo
tenemos libros y objetos espirituales en nuestro espacio,
elevaremos sus vibraciones y lo mantendremos conectado con la
Divinidad. Desde entonces tengo objetos y libros espirituales en mi
habitación; si así se convierte en un lugar atractivo para la Divinidad,
entonces también es bueno para mí.

NUESTRA MENTE
Nuestra mente es un lugar poderoso. En ella se procesa todo lo
que hacemos y elegimos además de aquello en lo que nos
concentramos en la vida. Sin embargo, no hay una manera correcta
de describirla, porque nunca la hemos visto en la realidad. De
hecho, ni siquiera sabemos dónde está. La mayoría de nosotros
pensamos que está en nuestra cabeza, aunque los hechos nos
dicen que ahí es donde está nuestro cerebro . Pero ¿dónde está
nuestra mente?
En mi opinión, la mente es nuestra esencia. Es un traductor
interno que está suspendido entre el amor y el miedo, y somos
nosotros los que tenemos que elegir cuál de esas voces queremos
escuchar. Es como en esos antiguos dibujos de Tom & Jerry , en los
que se aparecía un ángel sobre un hombro y un demonio sobre el
otro. Eso es justo a lo que nosotros nos enfrentamos a diario.
El demonio de nuestro hombro es en realidad nuestro ego. Es la
voz del miedo, que busca poner en cuestión nuestras creencias y la
concepción que tenemos de nuestra propia valía. Su trabajo es
ponernos en dificultades cuestionando nuestra capacidad de aceptar
el amor. Podemos pasar mucho tiempo encandilados por nuestro
ego y sus falsas promesas.
El ángel del otro hombro es la voz de nuestra alma, nuestro
maestro interior o lo que Un curso de milagros llama «el Espíritu
Santo». Es el amor y la aceptación lo que olvidamos cuando
decidimos seguir la voz del miedo. Pero ese maestro interior es la
parte de nosotros que nos guía directamente hacia nuestros ángeles
y nuestro Creador.
A mí me gusta imaginarme la mente como un altar. Es el centro
de un hermoso templo sagrado y todo lo que pongas encima se lo
estás ofreciendo directamente a la Divinidad. Es el espacio sagrado
dentro de nuestro ser que está ante el trono de Dios, el espacio en
el que reconocemos que nunca estamos separados, que somos
parte de todo lo que es, ha sido y será.
Como dice Un curso de milagros : «No hay tiempo, lugar, ni
estado del que Dios esté ausente. No hay nada que temer».
Dedica un tiempo a reconocer verdaderamente que este poderoso
espacio que hay en nuestro interior es importante para nuestro viaje
de perdón. Justo ahí, desnudo sobre el altar, está nuestro verdadero
ser. En ese espacio, en nuestra mente, es donde se forman todas
nuestras ideas de perdón, amor y aceptación. Es bueno conocer
este espacio y reconocer el impacto que puede tener.

LA DIVINIDAD ESTÁ EN EL INTERIOR


Llevo años escribiendo y hablando sobre espiritualidad. Siempre
le enseño a la gente que todos tenemos una hermosa conexión con
la Divinidad en nuestro interior y que los ángeles están siempre
cerca. No es nada nuevo para mí, pero un día algo resultó diferente.
Llevo un tiempo escuchando unas canciones increíbles mientras
voy en coche a mi despacho. Probablemente he estado condu
ciendo más rápido porque he llegado antes de lo que esperaba.
Me gusta muchísimo el espacio en el que tengo mi despacho y
sobre todo los altares que tengo allí. Todos los días, cuando entro,
enciendo las velas y el incienso y saludo a las figuras sagradas que
representan a Dios en mi vida.
Muchas veces, cuando llego al despacho, hago mi práctica de Un
curso de milagros . Ese día en concreto había quedado con mi
amiga Hollie por Skype unos treinta minutos después de llegar, así
que pensé que encendería las velas y me pondría con mi lecció n de
ese día sin más dilación. Encendí las velas de la habitación principal
y volví a la habitación donde está mi escritorio para coger Un curso
de milagros . Normalmente tomo apuntes en mi diario mientras
reviso la lección y, cuando termino, medito sobre las afirmaciones
que he leído o su mensaje fundamental.
Ese día me tocaba la lección 157. Recuerdo que leí en voz alta el
encabezamiento: «En su Presencia he de estar ahora» y me esforcé
por comprenderlo. Hablaba de entrar en la presencia de Dios, la
presencia de nuestra propia santidad y la presencia de la
consciencia de Cristo. Era algo bastante grande.
En trance sentí que me levantaba, caminaba hacia la habitación
principal, caía de rodillas delante del altar de mi Madre Divina y
repetía en voz alta: «En su Presencia he de estar ahora» y
empezaba a llorar. Lloraba tanto que mantenía la boca muy abierta
para poder respirar y notaba mocos, lágrimas y quién sabe qué más
cayendo por mi cara, pero estaba liberando todo el dolor y
experimentando lo que solo puedo describir como pura felicidad.
En ese momento tuve la revelación de ser uno con la Divinidad.
Estaba literalmente conectado con Dios.
En realidad es algo que ya sé, pero estoy tan ocupado intentando
cumplir con mi agenda y con todas las cosas que tengo que hacer
que se me olvida fácilmente.
Y no solo eso. Cuando aproveché ese momento para reconocer a
Dios y entrar en su Presencia, no me estaba alejando de mí mismo,
sino volviendo a mi interior .
Me quedé sentado allí, sollozando, durante lo que parecieron dos
minutos, pero en realidad debió de ser media hora. De pronto
escuché el sonido del Skype en la otra habitación. Cogí un montón
de pañuelos, me limpié y fui a responder la llamada.
Hollie Holden es una de las personas más maravillosas que
conozco. Ella me comprende. Su marido, Robert, y ella son mis
mejores amigos en todo el mundo. Son muy auténticos y podemos
hablar de las cosas más tontas o tener conversaciones muy
profundas y sinceras sobre la Divinidad. Hollie y Robert no solo se
han convertido en unos grandes amigos para mí, sino también en
mentores, sobre todo en lo que respecta a Un curso de milagros ,
así que esa llamada me pareció fruto de la sincronización divina.
Hollie se dio cuenta enseguida de que había estado llorando y
dijo:
—Oh, cariño, ¿estás bien?
Con gran esfuerzo logré contarle lo que acababa de pasarme.
Bueno, la verdad es que no conseguí decir más que:
—Me acabo de dar cuenta de que su Presencia está en mí y yo
en él y que los dos estamos juntos.
Y me eché a llorar otra vez.
—¿Y cómo se supone que vamos a gestionar algo así? —
respondió Holly.
Solté una carcajada. Ella tenía razón: eso era algo muy grande .
El reconocimiento de que somos amor y estamos conectados con él
eternamente… ¿Qué puede ser más grande que eso?
Para entenderlo, imagínate un templo sagrado. Dentro de ese
templo hay un altar precioso lleno de objetos espirituales, velas y
cosas brillantes. Delante hay solo pura luz divina, el Espíritu Santo,
y lo único que hace es amar y aceptar.
Te sugiero que medites a partir de la siguiente oración:
Eres un templo santo.
Tu mente es un altar de la Divinidad.
Dentro del templo hay una intensa luz.
La intensa luz está llena de aceptación y amor.
Todos los días estás delante de Dios.
Reconócelo y reconoce su Santidad.
Nunca estamos separados del Amor.
Según Un curso de milagros :
«No puedes comprender cuánto te ama tu Padre, pues en tu
experiencia mundana no hay paralelo que te pueda ayudar a
comprenderlo. En la Tierra no hay nada comparable, y nada que
alguna vez hayas sentido aparte de Él se parece en lo más
mínimo a su Amor».

DECORAR EL ALTAR
Ahora que hemos reconocido que tenemos dentro de nosotros un
altar situado delante de la Divinidad, es importante decidir lo que
ponemos en él.
La explicación corta sería: todo lo que tengamos en la cabeza.
Mostramos a la Divinidad cada uno de nuestros pensamientos.
Nuestros ángeles, nuestro Creador y nuestros seres queridos que
están en el Cielo ven todas nuestras ideas, así que es importante ali
near nuestros pensamientos con el lugar en el que queremos estar.
A mí me gusta describir los pensamientos como algo magnético.
Todos y cada uno de nuestros pensamientos atraen hacia ellos una
experiencia o situación. El estado de nuestra mente determinará el
tipo de experiencia. ¿Qué estás atrayendo ahora: problemas o
milagros?
Parece una locura que lo que elegimos tener en nuestra mente
determine los milagros que sucederán en nuestra vida. Pero todos
los pensamientos que tenemos crean lo que va a pasar después en
nuestra vida. ¿Y no tenemos derecho a los milagros? Por eso es
importante orientar la mente hacia ellos. Cuando elegimos ser como
nuestros ángeles y nuestro Creador y avanzar en la vida de una
forma llena de amor, perdón y aceptación, atraemos experiencias
caracterizadas por el amor y la aceptación y recibimos el perdón de
aquellos que sentimos que nos guardaban rencor.
Incluso cuando algo se nos pone cuesta arriba, podemos decidir
cómo reaccionar. No será fácil, pero recuerda algo: respira . Creo
que cuando dedicamos un tiempo a escuchar a nuestra voz interior
y a revisar nuestros pensamientos, es como si limpiáramos el polvo
del altar; estamos escogiendo los objetos más bonitos y haciéndoles
una buena limpieza. Y no solo eso, sino que, si hay cosas que han
llegado hasta el altar pero ya no nos sirven o no deberían estar allí,
podemos quitarlas y sustituirlas por algo nuevo.

LIMPIAR EL ALTAR DE TU MENTE


Hace poco, mientras estaba de viaje en Estados Unidos, tuve la
increíble oportunidad de pasar unos días con mi amiga Kate Northup
y su nuevo marido, Mike, en Portland, estado de Maine. Tenía
muchas ganas de pasar un tiempo con ambos, porque conectamos
el mismo día que nos conocimos, que fue cuando Kate y yo dimos
una charla en el congreso I Can Do It de Hamburgo, Alemania.
Durante mi estancia con Kate y Mike hicimos muchas cosas
geniales, como ir a clases de yoga y al gimnasio o cenar junto al
puerto. Maine es un lugar precioso y el tiempo que pasé allí me dejó
esa sensación de «así debería ser la vida», como dice el cartel de
bienvenida que te encuentras al llegar.
La estancia con esta pareja para mí fue muy reveladora y solo
puedo considerarla como sanadora. Si no conoces a Kate todavía,
deberías buscarla por ahí. Escribió un libro fantástico titulado
Money, a Love Story (sin traducción al castellano), que se centra
especialmente en ayudar a sanar a la gente y librarla de los miedos
relacionados con su situación económica.
Yo creía que no tenía miedos relacionados con mi economía. Para
mí el miedo es básicamente pensamientos faltos de perdón sobre
un tema. La verdad es que, para tener solo veintiséis años, a mí me
había ido bastante bien. En lo que respecta a mi negocio, siempre
he ganado más que suficiente para pagar el alquiler, el coche y todo
lo demás, pero la verdad es que todavía vivo en casa de mi madre y
definitivamente estaba evitando que se me acercaran oportunidades
de abundancia.
Kate es un alma llena de amor y sensibilidad y no acostumbra a
obligarte a aceptar sus ideas. No me dijo que cambiara nada en mi
vida, pero su demostración de su práctica espiritual y cómo estaba
conectada con la economía personal me llamó mucho la atención.
A Kate le encanta hablar de negocios, no porque sea avariciosa o
porque quiera tener más que nadie, sino porque en el fondo ella
sabe que eso les demuestra a los demás que es posible crear un
estilo de vida feliz, desahogado y repleto de abundancia. Así que
prácticamente todos los días acabábamos hablando de algo
relacionado con los negocios y empecé a fijarme en mis reacciones
cuando eso ocurría: me encogía. Mi cuerpo respondía d e forma
física a lo que sentía en lo más profundo. Tenía que des cubrir lo
que estaba pasando.
Sinceramente, sentía que trabajaba demasiado y que sin duda me
pagaban poco. Me di cuenta de que me había pasado toda mi vida
adulta sirviendo a los demás y que, mientras lo hacía, mi propia vida
se había quedado en suspenso. Y no solo eso, sino que me parecía
que era mi deber hacer que mis servicios fueran más que
asequibles para así ayudar a todas las personas que pudiera, pero
al mismo tiempo estaba sacrificando mi oportunidad de crear un
hogar propio al evitar que mi carrera fuera creciendo de forma
natural. Tenía que admitirlo ante mí mismo: estaba asustado,
cansado y abrumado por mi miedo a los asuntos económicos.
Aunque no les conté lo que me estaba pasando ni a Kate ni a
Mike, estoy segurísimo de que esas personas tan intuitivas e
inteligentes lo supieron. Recuerdo que les hablé de mi lista de
espera, con más de novecientas personas, y de que intentaba
atenderlas a todas, pero que hacía años que no actualizaba mis
tarifas y que ahora no estaban en consonancia con mi reputación.
También les dije que estaba deseando preparar un curso online
para que mis enseñanzas se distribuyeran masivamente y poder
ayudar a más de una persona a la vez.
Durante mi visita de cinco días Kate me estuvo animando a
descubrir lo que se interponía en mi camino a la abundancia. De
hecho, lo que estaba poniendo en el altar de mi mente era «falta de
abundancia».

Cambiar los pensamientos


En mi penúltima noche visitamos un lugar que se llama
Portsmouth, a una hora y media de distancia, para ver a nuestra
querida amiga Cheryl Richardson y a su marido, Michael. Cenamos
en un increíble restaurante francés y para mí fue maravilloso estar
rodeado de gente con la que tenía tanta afinidad. Todos hablamos
de aventuras recientes y yo compartí lo que estaba haciendo y que
estaba escribiendo un libro sobre el perdón. Fue fantástico. Pero,
claro, teniendo en cuenta que compartía mesa con una experta en
asuntos de dinero y otra en cuidado personal, solo era cuestión de
tiempo que saliera el tema de la abundancia.
Durante nuestra conversación hablé de mis preocupaciones por el
negocio y de que me estaba resultando extremadamente difícil subir
mis tarifas sin dejar de ser leal a mis seguidores locales. Me abrí y
les conté con total sinceridad que mi estupenda madre y yo
habíamos podido saldar todas nuestras deudas y que ahora nos
encontrábamos en una situación económica muy positiva, pero
también me daba cuenta de que estaba evitando crecer.
Cheryl me dijo que yo tenía derecho a la abundancia y que el
universo estaba deseando apoyarme. Me aseguró que a la vida le
encantaría colaborar, pero que necesitaba quitarme a mí mismo del
medio primero. En ese momento todos mis pensamientos
limitadores empezaron a darme vueltas por la cabeza. Pero
entonces entendí que tenía que dejar de ser tan testarudo y
permitirme crecer. Me di cuenta de que comparar lo que ganaba yo
con lo que ganaban mis compañeros del colegio no era sano, ni
para mí ni para ellos. Tenía que evitar las comparaciones y dejar de
basar mi éxito en lo que ganaba. Tenía que perdonarme por mi
enfoque financiero y dejarlo ir.
Me sentí inspirado. Fue increíble estar rodeado de gente que me
valoraba y comprendía mi situación. Cheryl sacó su baraja de la
gracia y me dijo que cogiera una carta. Yo dije en voz alta: «Gracias,
ángeles, por revelarme lo que necesito saber» y cogí una.
La carta decía: «Recibir: cuando nos abrimos a los demás, nos
abrimos a la abundancia del universo».
Rompí a llorar. Allí mismo, en medio del restaurante, me puse a
llorar sin poder contenerme.
Apareció la camarera con la carta de los postres, me vio y dijo:
—Oh, perdón. Vuelvo luego.
—No se preocupe —me apresuré a decir—. Somos terapeutas.
Y todos reímos.
Kate, Cheryl, Mike y Michael me ayudaron a ver que lo que estaba
poniendo en el altar de mi mente estaba bloqueando mi capacidad
para recibir. Me explicaron que podía cambiarlo y que podía hacerlo
en ese mismo momento. Cheryl dijo:
—Pídele a Dios que te dé más dinero para que puedas
compartirlo con los demás si eso te hace sentir mejor.
Empecé a escribir una oración para eso en mi teléfono:
Gracias, Dios, por darme más dinero para nutrirme y así poder
compartirlo con otros.
Que así sea.
Y la sanación se produjo en ese momento. Mis pensamientos
cambiaron de escasez a abundancia, de miedo a amor. Me di
cuenta de que Dios estaba más que feliz de conceder abundancia si
yo permitía que eso ocurriera. Me perdoné por mis elecciones
pasadas y me sentí perdonado.
Esa misma noche, de camino a casa en el coche, Mike y yo
hablamos de lo poderosa que había resultado esa cena y, aunque
una parte de mí se sentía expuesta, me vi completamente aceptado.
Hablamos sobre maneras de cambiar la forma en que yo hacía las
cosas y de cómo transmitir mis enseñanzas al mundo. Hice una lista
de unas cuantas cosas que podía hacer y, con el apoyo de Kate,
conseguí ordenarlas por prioridades.
Establecí el objetivo de ganar 10.000 libras al mes para poder
ahorrar dinero y pagar la señal de una casa propia y seguí utilizando
mi oración y mi estado mental de perdón. Creé un curso online y las
plazas se agotaron en siete días. Y, solo con eso, ya superé mi
objetivo de las 10.000 libras: fue milagroso.
Dejar Maine fue muy emotivo. Estoy deseando volver y crear más
milagros con mi hermana adoptiva Kate y su familia.
Ese viaje me mostró claramente lo que estaba poniendo en el
altar de mi mente. ¿Qué es lo que estás poniendo en el tuyo? ¿Te
está sirviendo?

Crear un altar
Un altar es una muy buena forma de contar con una
representación física de lo que tienes en la mente. Como he
comentado antes, aquello en lo que piensas con más frecuencia es
lo que estás contribuyendo a crear. ¿Estás creando perdón?
Hay muchísimos libros sobre la ley de la atracción y sobre
manifestar lo que quieres; pasa exactamente lo mismo con el
perdón. Cuando tienes pensamientos llenos de perdón, atraes
situaciones y personas de perdón, y cuando piensas lo contrario, ya
te puedes imaginar a lo que te tendrás que enfrentar.
Cuando tienes pensamientos de perdón es como si adornaras con
velas el altar de tu mente. Se encienden y se van consumiendo
despacio, contribuyendo a la paz. Esa paz no solo se encuentra en
tu templo sagrado, sino que se extiende como una ola, tocando a
todos los que se cruzan en tu camino.
Como sabes, a mí me encantan los altares, así que tengo
muchos. Los trato como espacios físicos que me ayudan a cultivar
mis pensamientos y la energía que transmito a los demás.
Un ejemplo es el altar a Ganesha que tengo en mi dormitorio.
Ganesha es el eliminador de obstáculos. Las enseñanzas hinduistas
nos dicen que él quita de en medio todo lo que se interponga entre
nosotros y nuestra paz interior. A mí me encanta esa idea, por eso le
preparé un espacio en mi habitación al que pudiera ir todos los días
para recordarme la intención de seguir libre de cualquier obstáculo
situado entre la paz y yo.
Mi altar a Ganesha tiene un cristal de citrino, porque la terapia con
cristales nos enseña que el citrino es una piedra que contribuye a la
abundancia. Lo he puesto ahí para recordarme que la abundancia
va más allá de la situación financiera; tiene que ver con reconocer
las bendiciones que tenemos.
También tengo un rosario budista que me hizo mi amiga Natalia,
que tiene una medallita de oro de María Magdalena. Me encanta.
Me ayuda a recordar que esta maestra ascendida puede ayudarme
a volver a la cueva de mi corazón en cualquier momento y que,
desde ese espacio, el milagro del perdón es posible.
También tengo una vela de la virgen María que me trajo mi amiga
Anna de México. Tengo una profunda afinidad con la Madre Divina y
sé que nunca está lejos cuando necesito su guía y su aceptación
llenas de amor.
Ahora que estás en disposición de acercarte al milagro del perdón
y recordar tus conexiones llenas de amor, ¿por qué no preparar un
espacio en tu casa que sea la representación física del trabajo
positivo que estás haciendo interiormente? Vacía una parte de una
estantería, tu mesita de noche o incluso la repisa de la chimenea y
llena ese espacio con objetos que te recuerden el amor y te ayuden
a permanecer centrado en el estado mental de crear milagros.
Recuerda que ese estado mental es aceptación, confianza y
amor. Es el espacio perfecto en tu interior que te recuerda tu
totalidad y es la parte de ti que nunca te permitirá ser víctima de tu
peor pesadilla. Es el tú real, que nunca está separado de la
Divinidad.
Para ayudarte, incluyo una oración para cerrar tus meditaciones:
Hay un altar en el centro de mi mente,
Un lugar muy santo donde moran los ángeles.
En este espacio hay un yo perfecto: lleno de amor, aceptación
y total.
Ahora entro en el templo santo y me arrodillo delante del altar.
Le doy la bienvenida a ese amor siempre presente que me
espera.
Me libero de toda resistencia y vuelvo a ver a mi Creador.
Gracias, Dios, por entrar en el espacio de mi mente en el que ya
habitas.
Gracias, Dios, por enviarme tus ángeles para acompañarme
y rodearme.
Estoy protegido por la luz santa. Los arcángeles y los seres
santos me guardan.
Es maravilloso estar aquí contigo de nuevo y sentirse aceptado.
Que así sea.
Capítulo 10.
HACIA LA LUZ
«Él no sabe de sombras. Suyos son los ojos que ven más allá
del error al Cristo en ti».
Un curso de milagros, El canto de la oración

M i viaje hacia las alas del perdón ha sido interesante. Ha sido la


primera vez que, mientras estoy escribiendo un libro, he
sentido la necesidad de ir a sitios sagrados a obtener información y
conseguir perspectiva.
Para ser sincero, creía que iba a ser más fácil de lo que ha sido.
La redacción de mis tres últimos libros me resultó mucho más
sencilla. Todos trataban de los ángeles y los ángeles son mi vida,
así que me resultaba natural compartir lo que sé. Pero el perdón es
diferente: es una lección que he aprendido y que nunca dejaré de
aprender. Ha sido un estupendo recordatorio de que soy un aprendiz
en este camino, no un maestro.
Cuando firmé el contrato para este libro, creí que el universo tenía
otra idea. Sentí que estaba firmando un acuerdo espiritual para
comprender completamente y personificar lo que significaba
perdonar y ser perdonado.
Cuando descubrí que María Magdalena era mi guía del perdón y
que sus ángeles traían apoyo a este planeta, decidí buscar en
lugares que podrían tener alguna conexión con María. Busqué
inspiración en El código Da Vinci . Es cierto, es un libro de ficción,
pero tenía la sensación de que, aunque no fuera cien por cien veraz,
el hecho de que tanta gente hubiera creído en esa historia podría
haber invocado una energía de María Magdalena con la que podía
conectar.
Intentaba encontrar un espacio físico que complementara las
emociones y experiencias que vivía en mi interior. El primer lugar
que me vino a la mente fue Rosslyn Chapel, cerca de Edimburgo.

LA BÚSQUEDA
Me desperté temprano un domingo por la mañana. Habían
pasado muchos años desde la última vez que visité Rosslyn Chapel
y estaba deseando volver. Metí en una mochila unas cuantas cosas
que me servían de ayuda en mi viaje: una postal con una ilustración
de María Magdalena, dibujada por Lily Moses, una artista con
mucho talento, y un cristal de cuarzo escarlata con el que había
estado meditando.
Descubrí el cuarzo escarlata cuando empecé esta aventura. Los
cristales siempre han tenido una gran influencia en mi práctica
espiritual porque la sanación con cristales fue el primer sistema de
sanación que estudié.
Mi amigo Liam Wood es un famoso y respetado vendedor de
cristales. Siempre cuelga en su página los cristales más raros y más
bonitos. He guardado su web en mi lista de favoritos y a menudo
echo un vistazo para ver sus hermosas y brillantes novedades.
Un día miré su página y vi una entrada de un cuarzo escarlata.
Era un cristal del tamaño de la palma de la mano y acabado en
punta de forma natural, pero tenía una veta de color rojo profundo
atravesando su centro, creo que a causa de la presencia de hierro
en el mineral.
Me entusiasmé mucho, porque ese cuarzo escarlata anunciaba a
gritos la energía de la Diosa/María Magdalena. Miré por internet y
descubrí que se creía que las sacerdotisas de la antigua tierra de
Lemuria utilizaban los cristales de cuarzo escarlata para atraer las
bendiciones de la Diosa. Y para mí eso ya fue más que suficiente.
Así que salí de viaje hacia Rosslyn Chapel con mi cristal, la postal
con la imagen de María Magdalena y mi diario.
En cuanto llegué me sentí inspirado, pero, para ser
completamente sincero, no noté el impacto que esperaba. Paseé
por la hermosa capilla con su techo estrellado y sus hermosas
vidrieras en las ventanas. Hice la visita guiada y escuché la historia
de la capilla y del trabajo de los canteros en su construcción. Pero
nadie mencionó a María Magdalena.
Salí fuera. Rodeé la capilla y encontré un sitio tranquilo con vistas
a las bonitas colinas que se elevaban en el horizonte. Me senté con
mi cristal en la mano y miré la imagen de María Magdalena.
—¿Dónde estás? —susurré—. Quiero aprender más.
Cerré los ojos, empecé a respirar muy despacio y escuché mi
interior. Sentí una gran calma, pero no ocurrió nada extraordinario:
no llegaron ángeles ni mensajes de María Magdalena. Decir que me
sentí decepcionado es poco, pero esas cosas pasan de vez en
cuando.
Volví a la capilla otra vez para encender un vela por Meggan
Watterson, quien inconscientemente había vuelto a despertar mi
amor por María Magdalena y me había ayudado a conectar con ella,
como he contado antes. Escribí en el libro: «Para Meggan Watterson
y su trabajo sagrado con las mujeres». Después volví a casa.
Pasaron varias semanas y me di cuenta de que seguramente
tenía suficiente información para el libro sobre el perdón, pero
también sentí un ardiente deseo de ir a Glastonbury. Tenía la
sensación de que allí encontraría el espacio perfecto para abrirme al
Cielo.

LA LLAMADA DE LA AVENTURA
Una noche le hablé a mi buena amiga Sara sobre este proyecto.
Parecía muy interesada y siempre es bueno compartir el tema sobre
el que estás trabajando con amigos de mentalidad afín.
Había conocido a Sara unos años antes, cuando estuve dando
una conferencia en Stratford-upon-Avon. Ella vive en Coventry y nos
mantenemos en contacto a través de Facebook. A Sara le encanta
todo lo que tenga que ver con los ángeles, los cristales y la
espiritualidad, así que siempre nos damos likes y compartimos las
publicaciones del otro.
Sara acababa de visitar Avebury, pero no había sentido la fuerte
conexión espiritual que esperaba. Entonces yo le conté que había
tenido la misma sensación cuando estuve en Rosslyn. Le comenté
que estaba sintiendo una fuerte atracción por Glastonbury, aunque
no sabía por qué. Ella ya había estado allí, pero solo en una visita
relámpago de dos horas. Me pareció tan perfecto que le pedí que se
viniera conmigo en mi aventura de exploración de los sitios
sagrados de Glastonbury. Dos semanas después empezó el viaje.
Quedamos en el aparcamiento del hotel y hubo abrazos y risitas
emocionadas. Hacía más o menos un año desde la última vez que
nos vimos, así que nos pusimos un poco al día antes de meternos
en mi coche de alquiler y dirigirnos al centro de Avalon.
Glastonbury es un lugar sobrecogedor, en el mejor de los
sentidos. La energía allí es alta; al principio me sentí un poco
mareado y me latía la cabeza, pero no era una sensación negativa.
Sabía que estaba experimentando algún tipo de cambio, pero
todavía tenía que descubrir qué implicaba.
En el pasado, cuando escuchaba a la gente hablar de
Glastonbury, me mostraba un poco escéptico, porque siempre se
dicen cosas maravillosas sobre ese lugar y yo creía que no podía
ser tan bueno. Pero me equivocaba: es un lugar verdaderamente
mágico. En cada esquina ocurre algo emocionante y High Street
está llena de tiendas que venden cualquier cosa que tenga que ver
con cristales, espiritualidad, magia, sanación y ángeles (en especial,
objetos dedicados a la Diosa).
Sara y yo nos dimos una vuelta por las tiendas mientras nos
contábamos lo que había pasado últimamente en nuestras vidas.
Entramos en todas las tiendas que nos resultaron atractivas y
miramos todos los cristales y figuras de la Diosa. Pero, aunque
había cosas bonitas, nada me llamó la atención.
Pero todo cambió cuando fuimos a una tienda que se llamaba
Stone Age. Todos mis amigos espirituales de Facebook me habían
hablado sobre ella. Stone Age está al final de una calle estrecha
llena de cristales incrustados en las paredes. En el exterior también
hay un montón de imaginería increíble, entre la que destaca un
enorme Buda.
La tienda estaba cerrada, pero de su puerta colgaba un cartel que
decía: «Vuelvo dentro de 10 minutos», así que esperamos y
miramos el escaparate. Todo brillaba. Había por todos lados
cristales que resplandecían bajo la luz. Entonces algo me llamó la
atención. Ahí, en el centro de la vitrina principal del escaparate,
había una estatua de una virgen negra hecha de obsidiana de unos
treinta centímetros de alto. Estaba en una plataforma giratoria
motorizada y giraba 360 grados. Creo que vi a la virgen girar como
treinta veces porque de repente la tienda estaba abierta y nosotros
dentro.
Me sentí como si estuviera en trance. Miré por la tienda, pero no
podía quitarme de la cabeza a la virgen negra. Me perseguía,
aunque sabía que costaría más que los vuelos y el hotel juntos.
Pero tenía que preguntar cuánto.
La amable mujer que estaba detrás del mostrador, vestida con un
top morado y con vuelo, se acercó a la vitrina con las llaves y la
abrió. Sacó la estatua y me dijo: «Cuesta 395 libras».
Di las gracias y me dirigí a la puerta.
Pero, cuando intenté marcharme, no pude salir por la puerta. Fue
como si un enorme ángel estuviera allí parado diciendo: «No pasar».
Algo se me escapaba.
Estaba en Glastonbury, todo el mundo allí era bastante espiritual,
así que le dije a la mujer:
—Me he sentido muy atraído por esa virgen. Es como si no
pudiera irme sin ella, pero está lejos de mi presupuesto.
Entonces la mujer gritó:
—Lui, ¿puedes darme un precio mejor para la virgen negra de la
vitrina?
Una voz que llegó del piso de arriba preguntó:
—¿Qué precio tiene?
—395 libras.
Oí que alguien bajaba. El hombre me sonrió y dijo:
—¿Es usted el que quiere la virgen negra? Es muy poderosa.
—Lo sé. Me ha atraído poderosamente desde la que la he visto —
dije devolviéndole la sonrisa.
—Te la puedo dejar en cien libras menos —ofreció.
—Vendida.
Y cinco minutos después salí de la tienda con una mochila que
pesaba bastante más que cuando entré.

EL POZO DEL CÁLIZ


Tras descansar un rato en el hotel, ya estábamos preparados para
volver a Glastonbury. Queríamos visitar el Pozo del Cáliz. Sabía que
sería un lugar interesante porque el estanque situado en la entrada
de sus jardines tenía la misma forma que el símbolo de la vesica
piscis que había visto en aquel sueño tan lúcido que tuve con María
Magdalena y los Myriam.
Envolví la virgen negra en una toalla y también me llevé varios
cristales para que el agua del pozo los limpiara y los bendijera. No
podía ocultarlo: estaba emocionadísimo. Bajé y llamé a la puerta de
Sara. Cuando abrió ella también estaba dando saltos de felicidad y
de emoción. Me alegré mucho de que alguien tan parecido a mí me
estuviera acompañando en ese viaje. Y fue aún más curioso que
Sara llevara dos bolsos y uno de ellos lleno de cristales que quería
limpiar en el pozo.
Llegamos a la puerta de los jardines del Pozo del Cáliz y
compramos las entradas. La amable señora de la taquilla nos dio un
mapa y unas botellas para coger agua del pozo y que pudiéramos
llevárnosla. Y sin más pasamos.
En cuanto entramos en los jardines se produjo un evidente
cambio de energía: los dos nos sentimos inundados por una total
serenidad, como si un leve silencio nos diera un beso en la cabeza.
Sara quiso ir al baño antes de que nos pusiéramos a explorar, así
que yo decidí sentarme a esperarla en un banco al lado del
estanque de la vesica piscis . Cerré los ojos, respiré profundamente
y sentí que todo mi ser se abría.
Seguí concentrándome en mi respiración hasta que de repente
una leve brisa me rozó la nuca y me puso todo el vello de punta.
Abrí los ojos y allí mismo, de pie junto a las fuentes que había en el
estanque vesica piscis , estaba uno de los ángeles Myriam. Era muy
brillante y etéreo y se veía tan de otro mundo que resultaba
indescriptiblemente hermoso. Los ojos se me llenaron de lágrimas.
Unos segundos después el ángel se desvaneció, pero yo supe que
seguía cerca.
Miré por encima del hombro y vi que Sara volvía. No sabía cuánto
tiempo había tardado. Me levanté y me acerqué a ella.
—Están aquí —dije con una sonrisa, y los dos nos adentramos
más en los jardines.
Cuando entras en lo que se considera la zona principal del
complejo, justo antes de los estanques sanadores, hay dos enormes
tejos. Es como si fueran espíritus guardianes de la naturaleza,
asegurándose de que solo los que tienen amor en su corazón entran
en ese santuario de sanación. No pude evitar darles un enorme
abrazo a esos árboles. Los dos me transmitieron calor.
Mientras caminábamos hacia los estanques sanadores vimos a un
grupo de niños con los pies metidos en el agua jugando con su
madre. Era una imagen preciosa.
Seguimos nuestro camino y nos sentimos atraídos por la fuente
con la cabeza de león como si fuera un imán. En cuanto llegamos
allí, supe que tenía que beber de esas aguas sanadoras.
Cuando llegamos a los jardines, la amable señora que nos recibió
comentó que el agua tenía un alto contenido de hierro y que tal vez
nos costara un poco acostumbrarnos al sabor. Con eso en mente,
cogí mi botella y empecé a llenarla. Después la levanté, la miré un
momento y di el primer sorbo.
—Sabe a… como a… —Mirando al cielo, intenté describirlo.
—Sangre —respondió Sara.
Tenía razón. El agua sabía a sangre. Y eso me pareció algo santo
y prometedor. ¿Podría representar la sangre de la Madre Tierra o
incluso la sangre de Cristo? Yo solo sabía que, pasara lo que pasara
allí ese día, era una especie de iniciación o proceso con el que iba a
completar mi viaje de perdón. Me sentí restablecido mientras bebía
el agua «férrea» del pozo.
Sara y yo mantuvimos un breve silencio mientras sacábamos los
cristales y los metíamos bajo el agua. Sara colocó sus cristales en
forma de cuadrícula y yo me senté a meditar en silencio mientras
esperaba para poder limpiar la estatua de la virgen negra.
Recuerdo que sentí el agua fría resbalándome por los brazos
cuando sumergí la estatua bajo el agua. Estaba bautizando mi
nuevo icono en un agua que sabía a sangre. La estaba bendiciendo
la sangre de la Madre Tierra mientras la lavaba con agua, como a
Cristo; fue fascinante. Me sentí como si me fuera a estallar el
corazón de tanto amor que sentía.
Después saqué una toalla de la mochila y dejé la estatua encima
para que el aire cálido de la tarde la secara.
Mientras estábamos allí sentados, disfrutando del ambiente, una
señora asiática muy guapa se acercó a la fuente para llenar su
botella. Llevaba un sombrero de paja pasado de moda y ropa
blanca. Tenía alrededor del cuello un pañuelo de un rojo vivo.
Yo me aparté a un lado con mi virgen negra.
—Perdón. Me voy a apartar para no estorbarle.
—No se preocupe. ¿Qué es lo que tiene ahí? —preguntó
señalando directamente mi estatua.
Levanté la virgen negra para que pudiera verla.
—Es la estatua de una virgen negra. La he comprado aquí en
Glastonbury y acabo de bendecirla con el agua del pozo.
—¿Virgen, dice? Mi nombre es el equivalente indio de virgen o
Madre Divina: me llamo Shakti.
—Encantado de conocerla. No sabe lo importante que ha sido
para mí oír lo que acaba de decir.
La mujer sonrió y salió del jardín.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Sara—. Ahora mismo siento que
la Divinidad está aquí, con nosotros. No podrían estar enviándonos
más señales para confirmarnos que están aquí con nosotros, en
este viaje.
De repente empezó a sonar una música muy tranquila. Era un
saxofón y su melodía era uno de los sonidos más bonitos que he
oído en mi vida. Parecía que el músico tocara una sensual canción
de amor para su pareja, pero yo sentí que la Divinidad me estaba
tocando esa canción de amor a mí.
—¿Solo lo oigo yo? ¿Esa música está solo en mi cabeza o es
real?
Sara se echó a reír.
—No, tonto, no está en tu cabeza. Es como si los ángeles tocaran
para nosotros.
Noté que ella también estaba muy impactada por la energía y por
todo lo que había sucedido ese día.
El tiempo pasó rapidísimo. Nos dimos cuenta de que se estaba
haciendo tarde y sabíamos que los jardines cerraban a las seis, así
que recogimos nuestras cosas y seguimos el paseo hasta la parte
superior del pozo.

LA MADRE Y EL HIJO
Hay un bonito nicho en una de las paredes de los jardines, que
parece casi una diminuta capilla al aire libre, con una estatua de una
madre con un hijo rodeada de velas. Han colocado dos bancos para
que la gente se siente allí y medite tranquilamente. Yo me acerqué,
observé la estatua y mi visión clarividente despertó al instante. Sentí
que la madre era María Magdalena y el niño era yo. Noté los brazos
amorosos de María envolviéndome y me consumió una luz roja de
amor incondicional. Caí de rodillas y me envolvió una presencia
invisible, pero en mi mente me veía entre los brazos de la discípula
amada.
Tras unos minutos conseguí volver a la Tierra, saqué una velita de
la mochila, la encendí y la puse sobre el altar que había delante de
la madre y el niño. Estuve allí unos minutos en silencio, solo dando
gracias, y me vino a la mente el recuerdo de mi abuela. Sabía que,
sin su visita en el momento de su fallecimiento físico, cuando yo
tenía cuatro años, no habría estado en la posición en la que estaba
en ese momento. Me sentí agradecido. Y bendecido.
No sabía dónde estaba Sara, pero no importaba. Sabía que
estaría experimentando sus propias conexiones.
Me levanté, sin apartar los ojos de la madre y del niño, y de
repente vi a los ángeles Myriam delante de mí. Di un respingo,
porque no esperaba su presencia. Se acercaron aún más hasta
situarse justo delante de mí. Estaba mirando cara a cara a esos
ángeles, los que despiertan nuestra visión santa, los ángeles que
nos arrancan del dolor y nos ayudan a entender el perdón.
Tuve la abrumadora sensación de que los Myriam me estaban
preguntando si estaba preparado para comprender del todo y vivir
envuelto por las alas del perdón, unas alas que parecían estar
unidas a ellos. Sentí que mi alma decía, alto y claro: «¡Sí!».
Entonces los Myriam se fundieron para formar un solo ser, se
convirtieron en una espada de luz y así entraron en mi corazón.
Todo me parecía normal, pero era como si estuviera viendo el
mundo que me rodeaba con una nueva luz. ¿Podría ser eso el
despertar que había estado buscando?
Pensándolo ahora, creo que, cuando miré a los Myriam, lo que
tenía realmente ante mí era el amor incondicional y entonces
recordé cómo era sentirse completamente apoyado y perdonado.
Fue una experiencia que no olvidaré nunca. Creo que, cuando
nos abrimos de verdad al milagro del perdón, los ángeles que guían
el proceso nos inician para que podamos representar
verdaderamente el perdón en el mundo.
Después Sara y yo fuimos hasta el manantial y nos sentamos a
meditar para procesar la energía que habíamos experimentado ese
día. Notamos algo completamente diferente. Me sentía
increíblemente bien. Fue como si me hubiera liberado de todas las
barreras, bloqueos y miedos de mi cuerpo. Sentía que con cada
exhalación expulsaba el miedo y con cada inspiración introducía un
amor más profundo.
Justo antes de irnos le pedí a Sara que me hiciera una foto en el
manantial. Miré dentro y ahí, flotando sobre el agua, había una
pluma blanca. Obviamente la pluma podía ser de un pájaro, pero
para mí fue algo importante, como si fuera una señal, un
recordatorio de que ahora caminaba envuelto por las alas del
perdón.

VISIONES DE LA VIRGEN NEGRA


Cuando se hizo de noche, estaba deseando irme a dormir. Todo el
día de viaje desde Glasgow a Bristol y después conducir hasta
Glastonbury había sido ya bastante intenso, y a esto había que
añadir mis encuentros con los ángeles del perdón y María
Magdalena.
Antes de dar el día por concluido, Sara y yo estuvimos charlando
en pijama mientras nos comíamos una pizza. Después me fui a mi
habitación y directo a la cama. Ahí tumbado me que dé pensando,
intentando procesar el día, y me acordé de mi estatua de la virgen
negra recién bendecida. Salí de la cama para sacarla de la mochila.
Le quité la toalla y la puse en la mesita, mirando hacia mí. Me senté
con el diario en el regazo y escribí una oración y una bendición que
reflejaban las experiencias que había vivido ese día. Es esta; tiene
fecha del 10 de julio de 2014 y la transcribo palabra por palabra:

Amado
Estoy aquí, desnudo y preparado,
listo para conocer el perdón,
y dispuesto a compartirlo,
viviendo ahora envuelto por sus alas.
Estoy expuesto con total humildad,
compartiendo mi realidad con el mundo,
porque he aceptado el amor al que tengo derecho.
Soy el hijo de la humanidad, una expresión de luz,
un eco del amor de Dios.
Recordando mi verdadera identidad y aceptándola ahora,
acerco a mí a los coros angelicales.
Los ángeles y los arcángeles santos me rodean ahora.
Me han preparado el camino.
Con total confianza sigo ese camino, porque hoy me siento
honrado y amado.
Soy el amado.
Me quedé allí sentado en la cama, con los ojos llenos de lágrimas
y un profundo sentimiento de amor. Me sentí preparado; y con la
sensación de que el perdón recorría mi ser: por fin lo había
conseguido. Dediqué cinco minutos a meditar y después me tumbé,
apagué la luz y me quedé profundamente dormido.
Muy temprano por la mañana sentí que algo me despertaba.
Tenía los ojos tan cansados que apenas podía abrirlos. Por fin lo
conseguí: abrí primero el ojo derecho y después el izquierdo.
Flotando sobre mí había una niebla roja. Lo raro era que me hacía
sentir inquieto.
De la niebla asomó la cara oscura de una figura femenina,
mirando lo que yo solo puedo describir como mi alma. En ese
momento lo único que pude hacer fue rendirme. Vi cómo la cara
consumía toda la oscuridad de mi cuerpo. Fue como si la hubieran
enviado para arrancar de mi corazón, mi cuerpo, mi mente y mi alma
todos los aspectos que no me estaban ayudando en mi viaje de
perdón.
Era raro, una parte de mí estaba asustada y no sabía por qué. Así
que invoqué a un ángel que conocía y que sabía que no me
decepcionaría: «Gracias, arcángel Miguel, por estar a mi lado ahora
y asegurarte de que estoy a salvo».
Recuerdo que sentí que Miguel y sus ángeles se acercaban a mí.
Empecé a respirar con más facilidad y volví a caer en un sueño
profundo.
A la mañana siguiente dormí casi hasta las diez de la mañana. Sin
embargo, Sara, que había pasado una noche tranquila y se había
despertado al amanecer, ya estaba más que preparada para
enfrentarse a lo que trajera el día.

EXPLORAR MÁS
Volvimos a Glastonbury para nuestro segundo día de compras y
exploración de la magnífica ciudad. Habíamos oído que había una
tienda de chocolate puro al final de la calle en la que estábamos, así
que decidimos ir a echar un vistazo. Era genial sentirse tan
conectado con la energía del perdón y con los maestros ascendidos
y, a la vez , ser capaz de recompensarnos con algún que otro
capricho, por ejemplo, un chocolate sano .
Mientras estábamos en la tienda pidiendo un chocolate negro
Mulberry (que estaba increíble), nos encontramos con Ruth, una
amiga de Sara, y su amigo Phil. Fue curioso porque justo habíamos
estado hablando de ella. Es una mujer con un alma hermosa, que
emprende muchas acciones por los animales y siempre está
compartiendo peticiones para evitar la crueldad con los animales y
apoyando campañas a favor de la Tierra. Charlamos un rato y yo
empecé a contarles cómo había ido nuestra aventura hasta
entonces. Y de repente ella dijo:
—¿Habéis estado ya en Magdalene Close? Hay una capilla allí, la
de St Margaret, que tiene una energía maravillosa.
Yo me emocioné mucho.
—¡Oh, Dios mío! ¿Puedes llevarnos?
Ella sonrió, asintió y nos fuimos todos juntos.
Bajamos por High Street sin parar de charlar y entonces vi que un
hombre le daba a Sara una hoja de papel. Ella se giró para mirarme.
—Esto es increíble —dijo—. No te lo vas a creer. —Y me dio el
papel.
Era un pasaje sobre María Magdalena, que se suponía que había
ido a Glastonbury cuando huyó de Tierra Santa. No había duda:
tanto si vino a Glastonbury como si no, en ese momento estaba allí
con nosotros.
Llegamos a la capilla de St Margaret y entramos. La encontramos
completamente vacía. Había unos cuantos asientos a los lados y un
gran espacio vacío en el centro.
—Tengo la sensación de que quiero emitir algún sonido que nos
ayude a aprovechar la energía que nos acompaña hoy —dijo Ruth.
Nos sugirió que formáramos un círculo, cogiéndonos las manos, y
después, con una voz aguda, casi operística, empezó a entonar
unos sonidos angelicales impresionantes. No había palabras, solo
sonidos, pero me llegaron al corazón. Se me puso de punta todo el
vello del cuerpo y me sentí abrumado por la sensación de que había
ángeles presentes. El sonido fue creciendo y de repente me di
cuenta de que Ruth estaba canalizando la energía de la Divinidad
femenina hacia nosotros. Fue precioso.
Cuando paró, todos nos sentamos para recuperarnos. Entonces
noté que había velas y un cajón para donaciones en la capilla. Me
acerqué para encender una vela y me di cuenta de que había dos
iconos al lado de las velas. Uno era el de santa Margarita de
Escocia y el otro era el de mi querida María Magdalena. Entonces
dije mentalmente una oración: «Gracias, María Magdalena y
Myriam, por acercaros a mí y revelarme aún más sobre vosotros».
—Hay más sonidos —anunció Ruth.
Así que de nuevo nos reunimos rápidamente en el centro de la
capilla vacía. Ella empezó otra vez, pero en esta ocasión los sonidos
eran profundos y masculinos. Todos cerramos los ojos para
escucharla traer a ese espacio la voz divina y sanadora. Pero
entonces yo no lo pude evitar y tuve que abrir los ojos. Quería ver lo
que estaba pasando.
Cuando los abrí, miré a los demás y vi que estaban bañados en
una luz pura y blanca, como la de los Myriam. Entonces se me
ocurrió que esa voz que salía de Ruth era la energía de la Divinidad
masculina. Parecía la energía de Cristo. Estábamos recibiendo la
bendición de la Divinidad femenina y la masculina.
Algo me llamó la atención: una mariposa de color blanco puro.
Entró por la puerta y empezó a dar vueltas a nuestro alrededor.
Mientras volaba por encima de nuestras cabezas, recordé que en mi
libro Oraciones a los ángeles explicaba que una mariposa puede
ser un mensaje del Cielo para decirnos que alguien ya no está
sufriendo. Es una señal de transformación. Ahora creo que esa
mariposa era mi ser superior transmitiendo: «transformación». Fue
como si yo estuviera yendo más allá de la limitación del dolor.

ENFRENTARSE CARA A CARA CON EL MIEDO


A esas alturas ya habíamos visitado prácticamente todos los sitios
destacables de Glastonbury, incluida la Glastonbury Tor. La subida
fue un paseo excelente y poder colocarme justo bajo la Torre de San
Miguel me pareció absolutamente sensacional. Solo había un lugar
que no habíamos visitado. Yo no sabía por qué lo habíamos dejado
en último lugar, pero los ángeles sí: se trataba del White Spring.
Yo esperaba que fuera un arroyo muy puro que corría por una
zona verde, pero estaba equivocado. Para llegar allí tuvimos que ir
caminando hasta pasar el Pozo del Cáliz y después girar a la
izquierda y subir una pequeña colina. En la ladera de la colina, a
unos trescientos metros, había un antiguo edificio victoriano. Vimos
a un grupo de gente fuera y a algunas personas sentadas en unos
muros bajos de piedra.
Un voluntario nos saludó y nos advirtió:
—Nada de teléfonos, linternas ni fotos.
Miré al interior del edificio y no vi más que unas cuantas velas que
parpadeaban por el efecto del aire que se colaba dentro. Recuerdo
que me quité los zapatos y entré con Sara a mi izquierda, mientras
Ruth y su amigo Phil se fueron por otro lado.
—Esto me da un poco de miedo —susurró Sara—. No me siento
cómoda con tanta oscuridad en un lugar que no conozco. Estoy
intimidada.
—¿En serio? —respondí—. No hay nada que temer aquí. Hay
ángeles por todas partes.
Al principio el lugar parecía estar en total oscuridad, pero, cuando
nuestros ojos se adaptaron a la escasez de luz, me di cuenta de que
en el centro de la casa había estanques en los que se estaban
bañando unos niños mientras sus padres los vigilaban desde la
orilla.
Sentí que me sumergía en un estado que se ha vuelto natural
para mí cuando visito lugares sagrados: entré en piloto automático.
Advertí que mi cuerpo se encaminaba hacia la izquierda de aquella
sala, al rincón más alejado. En un estado casi de ensoñación, me vi
ante la estatua de una virgen negra que estaba bañada por la luz de
las velas. Estaba justo delante de un pequeño estanque que tenía
una corriente de agua que agitaba la superficie. Supe que tenía que
meterme: tenía que bendecirme en esa agua sanadora.
Me senté a un lado del estanque, me subí los pantalones cortos
todo lo que pude y metí los pies en el agua helada. Me llegaba a los
muslos y estaba muy fría , pero no me importó, porque sabía que se
estaba produciendo la sanación.
Sentí que me rendía aún más a la virgen negra. Me di cuenta de
que ella era la presencia que había aparecido sobre mi cama la
noche anterior y que, aunque en ese espacio había oscuridad, en
esa oscuridad había mucha luz.
La energía de la virgen negra me envolvió cuando le permití que
me librara de los miedos que se interponían entre el perdón y yo. Me
di cuenta entonces de que ella era un aspecto de la Diosa y también
de María Magdalena. Me estaba liberando.
En mi mente vi a los Myriam y a unos ángeles de pura luz blanca
que eliminaban de mi ser lo que quedaba de una oscuridad que ya
no necesitaba. La virgen negra estaba consumiendo todo mi miedo
y haciéndolo desaparecer. Me estaba limpiando, bautizando con una
luz santa y curativa.
Se me ocurrió que muchas personas temen a la oscuridad porque
oculta lo desconocido y puede ser difícil de controlar. Pero sin
oscuridad no puede brillar la luz.
La virgen negra es un aspecto de la Divinidad que representa lo
desconocido. Es una fuerza que tiene una impresionante capacidad
para ayudarnos a ver que nuestros miedos no son tan malos como
creíamos; es un recordatorio de que todos somos un canal de
energía pura de la Fuente.
La virgen negra está dentro de todos los hombres y mujeres. Es
un aspecto de nosotros profundo, contenido y emocional. Es la parte
de nosotros que no revela a los demás lo que está pasando en el
interior, la que nos dice que sigamos adelante, incluso cuando
nuestro miedo resulta casi imposible de soportar. Nos ayuda a
recordar que la luz está disponible y que somos la luz que brilla a
través de la oscuridad, como una estrella en el cielo nocturno.
Tras pasar un rato en el estanque y liberar la energía que me
estaba haciendo sentir miedo, tuve la sensación de que iban a
producirse cambios radicales en mi vida. Unos cambios que
sucederían para que yo pudiera ser una mayor fuente de luz. No
saber qué iba a pasar era un poco agobiante, pero confié en que
sucedería lo que necesitaba que ocurriera, porque estaba envuelto
por las alas del perdón y todas esas caras diferentes de la energía
de la Divinidad estaban ahí para recordármelo.
Salí a sentarme fuera con el resto del grupo, y en completo
silencio dejé que mi alma, mi cuerpo y mi mente encajaran lo que
acababa de pasarme. En ese momento supe que mi exploración del
perdón estaba prácticamente terminada. Glastonbury había sido una
enorme fuente de luz en ese viaje. Estaba exultante, emocionado y
me sentía mucho más ligero de lo que jamás pensé podría estar.

EL PERDÓN ES QUIEN SOY


Después de lo que solo puedo describir como un día bien cargado
de experiencias, le dimos las gracias a Ruth y a Phil por su apoyo
en esa aventura y volvimos al hotel a descansar.
Mientras íbamos en el coche hacia allí nos dimos cuenta de que,
aunque todavía estaba el sol en el cielo, ya había aparecido la luna,
y era una luna llena.
—Crepúsculo —dije y miré a Sara.
Recuerdo que me tumbé en mi cama, con la ropa y los zapatos
puestos, intentando procesar lo que había pasado ese día. Mi mente
seguía recordando todas las sincronizaciones, recordatorios y
visiones que habían ocurrido durante mi visita. ¿Qué posibilidades
había de estar hablando de María Magdalena y que un hombre
desconocido en la calle le diera a Sara un pasaje de ella? ¿O de
que, tras haber comprado una virgen negra, resultara que había una
en el White Spring?
Sentí que realmente había cerrado el círculo de comprensión del
perdón, superado toda la oscuridad en mi vida y aceptado la luz de
mi alma. Pero también sentí que todavía quedaba algo por llegar
que completaría el proceso.
Tras una siesta y una ducha, decidí que tenía sentido volver a
subir a Glastonbury Tor una última vez. Había luna llena en aquella
bonita noche de verano y volvíamos a casa al día siguiente, así que
tenía que acabar el viaje por todo lo alto.
Se lo propuse a Sara y ella me dijo:
—Yo te iba a decir lo mismo, así que ¡venga!
Subir a la Glastonbury Tor es una experiencia estimulante. Lleva
entre diez y veinte minutos, depende de tu nivel de energía. Es una
colina bastante empinada, pero a mí me encanta andar y me daba la
sensación de que el camino hasta la Torre de San Miguel, que hay
en la cumbre, era como un peregrinaje sagrado.
Sara y yo caminamos a diferente ritmo; yo iba un poco más
rápido. Parecía que todos esos saludos al sol del yoga estaban
sirviendo para algo.
Cuando llegamos arriba había muchas personas esperando para
ver la puesta de sol y contemplar la luna llena. En ese momento la
luna brillaba a nuestra izquierda y el sol a la derecha; estaban en
una alineación perfecta.
Espero que a lo largo de todo este libro hayas detectado algo que
a mí me resulta extremadamente importante en la espiritualidad: el
equilibrio. Me apasiona Un curso de milagros pero, como seguro
que ya habrás notado, es un texto predominantemente masculino.
Espero que mi fascinación y mi conexión con la Divinidad femenina
hayan servido para aportar cierto equilibrio. En la espiritualidad
pagana, el sol siempre representa a Dios, o la energía de la
Divinidad masculina, mientras que la luna representa la Divinidad
femenina. En ese momento, de pie en la cumbre de la Glastonbury
Tor, me sentí en completo equilibrio sabiendo que el sol y la luna
estaban brillando a la vez sobre mi vida y sobre mí.
Fue una experiencia fascinante estar allí arriba. Para completarla,
Sara y yo le dimos las gracias al universo, en forma de sol y de luna,
de Dios y de Diosa.

UN ENCUENTRO CON EL PERDÓN


De vuelta en el hotel, estábamos mirando todos los tesoros que
habíamos ido recopilando en nuestro viaje y hablando de lo increíble
que había sido estar allí cuando nos interrumpió una luz que
parpadeaba en mi teléfono. Lo miré y vi que era un mensaje de mi
amigo George. Me decía que uno de nuestros amigos comunes me
había mencionado en una publicación y me preguntaba si lo había
visto.
Me sentí mal al instante. Con anterioridad ese amigo había estado
borrando cosas y bloqueándome en las redes sociales. En nuestro
último mensaje había muchas sonrisas y corazones, pero parecía
que algo no le había gustado. Decidí llamar a George.
—¡Hola, tío! ¿Qué dice?
—Siento ser yo el que te cuente esto, Kyle. No sabía que tuvierais
problemas.
—Ni yo.
George me dijo que había dos publicaciones de esa persona, a
quien yo consideraba un buen amigo, con contenido desagradable.
Decían varias cosas, entre ellas: «su libro no es más que un montón
de mierda» y que yo merecía «pudrirme en el infierno».
Me sentí traicionado. Mi mente empezó a ir a mil por hora.
Recordé todas las veces que había apoyado a mi supuesto amigo
con los problemas que había tenido en la vida. ¿Por qué me estaba
haciendo esto ahora? ¿Y qué podía hacer yo ? Mi ego hizo acto de
presencia y empezó a lanzar ideas a mi mente. Me estaba
enfrentando cara a cara con el miedo.
George me apoyó mucho, pero me di cuenta de que se sentía mal
por haber sido él quien me había dicho lo de los mensajes. Durante
todo ese tiempo Sara continuó sentada a mi lado, preguntándose
qué estaba pasando.
Tras unos diez minutos de enfado, frustración y miedo, analicé lo
que sentía. Estaba dispuesto a permitir que otra persona me hiciera
creer que era un fraude, cuando no era cierto, y determinara cómo
me sentía, cuando eso era solo decisión mía.
Recordé las enseñanzas de Un curso de milagros y supe que, si
quería sentir paz, tenía que eliminar la idea de «ataque» de mi
mente. Recordé mi totalidad y mi integridad y me dije que no tenía
que demostrarle nada a nadie.
Me dije que podía elegir entre el miedo o el amor. Supe que el
perdón me devolvería a mi estado natural que es el amor. Así que
tenía que perdonar.
Sara se quedó sentada en silencio mientras yo encontraba la
forma de conseguirlo. Como un ángel custodio, me apoyó con mi
problema, pero me permitió elegir cómo quería gestionarlo.
Decidí sentarme en el suelo, en la postura de meditación: con las
piernas cruzadas, las manos sobre las rodillas y las palmas hacia
arriba. Me imaginé rodeado por la luz y recordé a los ángeles
Myriam. Los invoqué con una visualización y supe que estaban allí.
Renuncié al dolor que esa situación me estaba provocando y
recordé que yo ya estaba completo y sanado. En voz alta dije:
—Gracias por revelarme más formas de perdonar.
Y después me imaginé cómo el amor salía de mi corazón y
llegaba hasta la persona que había colgado en internet esas
palabras sobre mí. Y entonces me sentí libre.
Supe que nunca llegaría a hablar con esa persona, pero que me
estaba observando. Así que colgué una foto con una cita y
únicamente dije: «Te quiero y te perdono». Y sentí un alivio enorme.
En ese momento supe que el perdón se había convertido en un
proceso para mí. Los Myriam habían penetrado en mi corazón en el
altar del Pozo del Cáliz y la madre y el niño habían hecho lo que era
necesario. Sabía cómo perdonar. Realmente caminaba envuelto por
las alas del perdón.
Fue un poco sorprendente pasar por toda esa situación hasta
llegar a sentirme liberado en solo treinta minutos. Sinceramente, fue
increíble. Pero había pasado.
Sara y yo hablamos y le di las gracias por haberme acompañando
en aquel viaje por Glastonbury. Ella también sentía que yo la había
ayudado. Había verdadero equilibrio ahí. Nuestra amistad se había
visto reforzada por los encuentros y acontecimientos que habíamos
experimentado. Ella se iba a primera hora de la mañana, así que
nos despedimos y nos fuimos a dormir.
Glastonbury me ayudó a conocer el verdadero perdón y estaré
siempre agradecido por ello.
Capítulo 11.
LOS MAESTROS DEL PERDÓN
«Los milagros son expresiones naturales del perdón. Por
medio de los milagros aceptas el perdón de Dios al
extendérselo a otros».
Un curso de milagros

H ay una congregación de poderosos seres espirituales, ángeles,


maestros, dioses y diosas que pueden apoyarnos en nuestro
viaje hacia las alas del perdón. Podemos invocarlos en cualquier
momento porque ellos no están limitados por el tiempo o el espacio.
Están aquí en el momento presente, esperando nuestra llamada.
Esos maestros del perdón van más allá de las religiones, aunque
algunos comparten una larga historia con estas. No obstante son
líderes espirituales de amor incondicional que no pertenecen a
ninguna confesión y que están dispuestos a llevarnos de vuelta a la
paz.
A mí me ha fascinado la religión desde que era muy pequeño,
pero he aprendido que, aunque la tengamos aquí, en la Tierra, en el
Cielo no existe. Los ángeles me han enseñado en mi prácti ca diaria
que todos los sistemas de creencias solo son diferentes caminos
hacia el mismo lugar: el amor. Lo único que hay en el Cielo es amor:
se trata de un espacio de pura paz y aceptación y esos seres
divinos pueden ayudarnos a crear eso mismo en la Tierra. Tenemos
que empezar por el interior.
Podemos invocar a estas figuras sin necesidad de creer en la
religión a la que se supone que están ligados, puesto que son más
que eso. Son, en definitiva, la representación divina de una
aceptación completa y total.
Ya hemos hablado de unos cuantos ángeles y maestros
ascendidos que pueden ayudarnos con el perdón. Para que
continúes con tu práctica, creo que resultará útil dedicarles un
espacio en este libro al que puedas acercarte para entrar en
comunión directamente con estos maestros.
Aunque yo llamo a estos seres «maestros», eso no significa que
sean más especiales que nosotros ni que debamos adorarlos. Se
trata más bien de figuras que podemos respetar e invocar porque ya
han recorrido el camino en el que estamos nosotros ahora o se han
dedicado a servir a la humanidad.
Todas las personas con las que nos cruzamos tienen un rostro
diferente (su cubierta es distinta), pero, si miramos en su interior,
todos son luz y esencia de amor. Los maestros ascendidos son
seres que han reconocido esa luz y que están aquí para ayudarnos
a reconocerla en nuestro interior y también en el de los demás.
Están aquí para ayudarnos a perdonar.
En este capítulo he reunido a los ángeles y a los maestros que
creo que pueden ser de ayuda en este proceso. Son seres por los
que me siento especialmente atraído y a los que he invocado
durante mi práctica espiritual (no me parece bien incluir a aquellos
con los que no tengo una conexión), pero la lista es más larga.
Puedes invocar a cualquier santo, ser querido, dios o diosa que te
parezca adecuado.
Para aquellos a los que os cuesta relacionaros con un ser
específico en vez de con la energía de la unicidad, vedlo así: estos
seres representan la unicidad y el amor universal. En mi opinión son
consciencia universal expresada de una forma que podemos
entender y con la que podemos establecer una relación personal.
Si te cuesta creer en un maestro o santo concreto, recuerda que
personas de todo el mundo invocan a estos seres con mucha fe y
reverencia en sus corazones. Aunque no sean «reales», ya solo
esta creencia hace que la energía conectada con ellos sea tan
poderosa que supondría una gran pérdida dejar que se perdiera, así
que acéptala en tu vida.

MAESTROS ASCENDIDOS
Jesús
Jesús es el portador de la verdad. Es una luz para todo el
universo y una demostración viva/muerta/espiritual de que el perdón
es posible. Cuando vivió y caminó por la superficie de la Tierra, fue
perseguido por sus creencias y enseñanzas, pero aun así amo a sus
hermanos y hermanas de este mundo.
Jesús está en todos los lugares al mismo tiempo. Está contigo
ahora mismo. Espera tu llamada y, con la ayuda de sus ángeles
santos, puede devolverte a tu ser natural lleno de luz.
Cuando invocas a Jesús, él traerá luz a tu mente y te ayudará a
ver. Su presencia te quitará todas las vendas de los ojos que evitan
que veas y eliminará todos los bloqueos que se interponen entre el
milagro que buscas y tú. Es la voz del amor y su presencia resuena
en tu corazón, esperando que aceptes que estás perdonado. Te
ayuda a ver la luz en los demás para que puedas vivir una vida llena
de milagros y alejada de la condena.
Jesús es un maestro espiritual, pero quiere que lo reconozcas
como un amigo y un hermano. Acude a ti como un igual y no te pide
que lo idolatres, sino que admitas los rasgos que compartes con él.
Jesús es la voz del Espíritu que te ayuda a ver que el perdón es la
única elección de tu alma y a erradicar la voz del miedo.
Tu luz nunca se pierde (siempre está presente), pero con los
problemas de la vida es fácil olvidarla y ocultarla. Cuando piensas
en Jesús, él viene a ti como una antorcha ardiente, entra en tu
templo sagrado y lo ilumina para que veas con claridad. Solo con su
presencia desaparecerá la oscuridad y podrás entrar en un estado
de aceptación y perdón de Dios.
Invoca a Jesús para ayudarte a:

• Sanar.
• Perdonar a aquellos que te han hecho daño, emocional o
físicamente.
• Recordar que el amor es real.
• Aceptar que el único plan que Dios tiene para ti es el amor.
Te propongo una oración a Jesús:
Querido Jesús:
Gracias por ponerte al frente de mi mente y ayudarme a ver la
verdad. Como una antorcha llameante, tu luz se extiende por los
cuatro costados de mi ser, eliminando toda la oscuridad y las
dudas.
Ahora entro en tu presencia y abrazo tu aceptación y tu amor
incondicional y al mismo tiempo admito que el perdón es una
parte natural de quien soy, porque consiste en recordar que soy
un ser de luz al que no pueden hacer daño. Estoy seguro,
Jesús, y sé que tú eres mi guía lleno de amor.
Te doy la bienvenida ahora para que me señales todas las
partes de mí y de mi vida que necesitan mi perdón. Con tu
apoyo, hago la milagrosa elección de perdonar y ser perdonado.
Gracias, amigo y hermano.
Que así sea.

María Magdalena
Para mí, María Magdalena es la parte femenina que equilibra la
energía masculina de Jesús. Es una mujer increíble que una vez
estuvo en la Tierra y que, igual que Jesús, su amigo/maestro/igual,
tuvo que sufrir que sus creencias, sus enseñanzas y su visión
clarividente fueran criticadas y cuestionadas por los demás. Ella
sabe cómo es perdonar.
María Magdalena es la maestra ascendida que se relaciona con
nuestra humanidad porque también tuvo problemas con su ser
emocional. Ella lloró cuando experimentó pérdida y cuando los otros
dudaron de sus enseñanzas. Pero, con fuerza, coraje,
determinación y fe, reclamó su poder para enseñar y sanar.
María viene a ti para ayudarte a reivindicarte y ser un líder de
amor. La esencia de María Magdalena entra en la cueva de tu
corazón y te ayuda a despertar tu capacidad para salir en defensa
de lo que crees y seguir la verdad de tu alma, incluso cuando estás
bajo el escrutinio de los demás. Es una líder perfecta para todos los
trabajadores de la luz.
La energía de María Magdalena y sus ángeles también sirve para
despertar tu visión interior. Te ayuda a derribar todas las barreras
tras las que te escondes, convencido por el ego, y a darte cuenta de
que, para alcanzar la paz, tienes que liberarte de todas las ideas de
conflicto y ataque. No son naturales en ti. María te ayuda a
permanecer en tu verdadera esencia (el amor) y compartirla con el
mundo.
Invocar la presencia de María Magdalena traerá grandes cambios
a tu vida. No solo te ayudará a entender lo que es el perdón, sino
también a vivir en el camino del perdón. Recibes el mensaje de
María en este momento para recordarte que el alma es
indestructible y que tienes la capacidad de ser fuerte con integridad.
Ella es una defensora implacable del perdón y te ayudará a serlo
también.
Invoca a María Magdalena para ayudarte a:
• Honrar tus dones.
• Comprender el perdón.
• Superar las dudas.
• Volver a conectar con la guía de tu corazón.
• Abrirte a tus capacidades de clarividencia.
Te propongo una oración para María Magdalena:
María de Magdala, conocida como la Magdalena:
Gracias por acercarte a mí en este momento. Le doy la
bienvenida a tu esencia en la cueva de mi corazón para que
prendas en mí la capacidad de perdonar y ser perdonado.
Estoy preparado para seguir tus pasos y reivindicar mi poder
para servir a la humanidad y ser un líder del amor.
Te doy las gracias por silenciar la voz del ego con tu feroz luz de
color rubí y por amplificar la voz del Espíritu para que pueda
seguir mi verdad espiritual. Acepto tu protección y tu fuerza.
Gracias por ser mi hermana en la luz. Tu ayuda es bien recibida
aquí y ahora.
Que así sea.

María, la madre divina


María, la madre de Jesús, siempre ha sido una verdadera figura
de amor en mi vida. Mi primer encuentro con ella, como he contado
antes, fue en una iglesia con mi vecina, que rezó una oración y
encendió una vela por mi abuela, que estaba a punto de morir.
Siempre he creído que, aunque María tiene unos fuertes vínculos
con la fe católica, es una figura de amor incondicional que
cualquiera puede invocar, sin importar su credo, su religión o su
sexo. Ella viene a todos los que la invocan con una aceptación
completa y total en su corazón.
A esta poderosa figura también se la conoce como la reina de los
ángeles porque trabaja incansablemente con el reino angelical para
traer la paz, el perdón y el amor incondicional. Es una fuerza con la
que todos podemos relacionarnos, puesto que todos hemos tenido
en nuestra vida una madre, una abuela u otro tipo de figura
maternal.
María considera a todos los hombres, mujeres, niños y niñas
como propios. Para ella cada uno de nosotros somos su hijo. Nos
hace sentir seguros con su luz azul brillante de purificación y
protección. Como un abrazo enorme y lleno de amor, entra
directamente en nuestra alma y nos recuerda que el amor es
nuestro estado natural. Y arrastra cualquier resentimiento y
resistencia que evite que vivamos una vida más feliz y más
equilibrada.
Invoca a María, la madre divina, para ayudarte a:
• Eliminar los miedos que se interponen entre el perdón y tú.
• Abordar todos los aspectos del perdón relacionados con la
crianza o la maternidad.
• Sentirte seguro y protegido.
• Recibir una inyección de confianza y amor.
• Manifestar el perdón allí donde se necesita.
Te propongo una oración a la madre divina:
Divina madre María, reina de los ángeles y madre de nuestro
planeta:
Gracias por concederme tus bendiciones de paz en mi vida. Con
tu apoyo, sé que el perdón es el camino hacia delante para mí y
este planeta.
Gracias por acercarte y envolverme con tu capa azul de
sabiduría mientras me libero de todos los duros juicios sobre mí
mismo, los demás y este planeta. Me siento seguro y nutrido por
tu amor mientras elijo el perdón y me libero.
Que así sea.

Buda
La palabra Buda significa «despierto» y así fue como llegó a estar
a Siddharta Gautama, como se le conoció en algún momento. Era
un rico príncipe indio al que su padre consentía y protegía de tal
manera que vivía de espaldas al sufrimiento del mundo real. Un día
el príncipe pidió a uno de sus jinetes que lo llevara lejos del castillo y
allí se encontró con un hombre viejo y enfermo y con otro muerto y
no entendía nada de lo que estaba pasando.
Esa misma noche el príncipe abandonó su casa y todas sus
riquezas y salió a buscar algo que aliviara el sufrimiento del mundo y
trajera la paz a la humanidad.
En su búsqueda, fue de un extremo al otro; como había
empezado con todas sus necesidades cubiertas, renunció a todas
sus pertenencias y vivió una vida ascética, hasta el punto de que
incluso llegó a subsistir ingiriendo solo tres semillas de sésamo al
día. Pero siguió sin encontrar lo que buscaba. Fue entonces cuando
decidió sentarse bajo un árbol de Bodhi hasta hallar la iluminación
total.
Bajo ese árbol, Buda se enfrentó a los miedos y deseos de su
ego, pero mantuvo la atención en su respiración y la paz en su
corazón. Y fue entonces cuando logró la iluminación a través de la
falta de apego.
Buda puede ayudarte a desconectarte de la voz del miedo y del
deseo de cosas que no te sirven y a aceptar lo que ha pasado y no
puedes cambiar. Después podrás empezar a transformar el punto en
el que estás hoy.
Invoca a Buda para ayudarte a:

• Dejar de repetir siempre lo mismo.


• Eliminar tu deseo de buscar situaciones que no te sirven.
• Desconectarte de los miedos con los que te alimenta tu ego.
• Encontrar la paz que hay en tu interior.
Te propongo una oración para Buda:
Buda, iluminado y amigo:
Gracias por tu guía y tu apoyo. Acepto tu paz y tranquilidad en
mi corazón en este momento.
Gracias por ayudarme a soltar mi pasado y los deseos que ya no
sirven a mi propósito, que es encontrar la paz.
Te recibo para iluminar mi camino y que pueda desvincularme de
los miedos de la mente de mi ego, llegar al paraíso de mi alma y
compartir ese paraíso con todos los que se crucen en mi
camino.
Te acojo en mi corazón, querido Buda, para que pueda, como tú,
demostrar amor y aceptación.
Que así sea.

Tara
Tara es una diosa budista que trae compasión y protección de
todo daño. Es conocida como la madre de la liberación y su nombre
significa «diamante».
En el budismo tibetano, Tara es un bodhisattva , que es
básicamente un ser angelical que viene a ayudar a aquellos que lo
necesitan y los apoya con las dificultades que se encuentran aquí en
la Tierra. Se dice que los boddhisattva han alcanzado un estado de
iluminación a través de la compasión por los demás.
La historia que cuenta el nacimiento de Tara es muy hermosa y
esotérica. Se dice que nació de las lágrimas que derramó
Avalokiteshvara, el señor de la compasión, cuando miró al mundo y
vio sufrir a la gente. Sus lágrimas cayeron en forma de rayos y de
uno de ellos nació un loto, que se abrió, y Tara apareció dentro. Se
dice que su esencia existe para apoyarnos y guiarnos desde el
sufrimiento y la vergüenza a la compasión y la liberación.
Yo veo a Tara como un ser angelical dorado. Ella acude a la
llamada de todas las personas en la Tierra con dificultades para
comprender a los demás y sus circunstancias. En términos de
perdón, nos guía hacia la libertad y nos permite ver el punto de vista
de la otra persona. Nos ayuda a entender que las personas solo
hacen daño a los demás cuando tienen miedo.
Con el apoyo de Tara, tendrás compasión por aquellos que te han
hecho daño y desearás que encuentren la paz a través de tu
perdón. De esta forma te liberarás del dolor que te han causado las
malas elecciones de otros.
Tara tiene muchas formas y todas están asociadas con colores: la
Tara blanca se asocia con la purificación, la Tara verde te protege de
todo daño y la Tara dorada cumple deseos y trae prosperidad.
Invoca a Tara para ayudarte a:

• Sentirte seguro cuando te juzgan o te malinterpretan.


• Tener compasión por los demás.
• Liberarte del resentimiento.
• Servir a la humanidad con actos llenos de amor.
• Activar tu buda interior.
Te propongo una oración para Tara:
Tara, madre de todos los budas:
Gracias por acercarte en este momento y por iluminar las
partes de mi vida en las que puedo ser más compasivo y
parecerme más a ti.
Estoy preparado para dejar atrás todos los juicios sobre los
demás y sobre mí mismo y para servir a la humanidad a través
de la paz que creo en mi interior.
Con tus rayos angelicales dorados, blancos y verdes me ofreces
un apoyo y una guía que yo acepto.
Oh, diosa de la compasión, gracias por dirigir tu bondad
hacia mí.
Que así sea.
Krishna
Krishna es una de las deidades más amadas de la India. Se dice
que es la encarnación del dios Vishnu, que es parte de la trimurti, y
que está totalmente dedicado a lograr la paz para todos los seres
sensibles en el tiempo y el espacio.
Krishna es más conocido por su papel en el texto espiritual
Bhagavad Gita, donde actúa como guía y mentor de Arjuna, un
hombre que está a punto de empezar una gran guerra con sus
primos. Krishna ayuda a Arjuna a tomar sus propias decisiones
morales y éticas sin decirle cuál es la adecuada; por esa razón lo
invocan muchos que buscan la claridad.
Siempre que pienso en Krishna siento en mi corazón un amor,
una bondad y una paz absolutos. Es un maestro sensible que quiere
que todo el mundo siga el camino del amor.
Las historias de su vida lo describen como un maravilloso
consorte para la diosa Radha, a la que adora, así que también lo
puedes invocar si necesitas ayuda con las relaciones y el perdón en
el contexto del amor.
Krishna se representa a menudo en jardines con animales
salvajes, así que también puede ayudarte con el perdón en el
contexto de los animales. Por ejemplo, si has visto cómo
maltrataban a un animal y te cuesta perdonar a quien lo hizo o si
tratas de ayudar a un animal a superar los traumas del pasado,
Krishna te ayudará y te apoyará.
Yo tuve un encuentro con Krishna mientras estaba en la India.
Estaba pasando una temporada en una granja ecológica en el sur
de la India y vi cómo un miembro del personal pegaba un perro del
que yo me había enamorado. Salí corriendo al rescate del animal y
tiré al hombre al suelo. Por pura furia, miedo y frustración, le puse
un pie sobre el pecho y le di un buen susto. Por suerte el perro
estaba bien y yo me ocupé de cuidarlo durante el resto del viaje.
Tras el incidente, me sentí lleno de frustración, así que fui
corriendo al templo y me puse de rodillas delante de las estatuas de
Radha y de Krishna, llorando.
De repente sentí que me inundaba una gran paz. Cerré los ojos y
sentí que mi cuerpo estaba bañado en una luz llena de paz. En ese
momento supe que el perdón era la única opción. Krishna me ayudó
a ver que no podía dejarme atrapar por lo que había pasado ni
forzar a otra persona a soportar mi miedo. Necesitaba demostrar lo
que significaba perdonar.
A la mañana siguiente me acerqué al hombre y él abrió los brazos
para abrazarme. Pareció que lo que había pasado entre Krishna, él
y yo había llegado a su corazón también. Recuerdo que le dije que
lo sentía y, aunque no hablaba mi idioma, sé que lo entendió.
Colocó las manos en posición de rezar y se inclinó ante mí. Y lo
mejor de todo fue que, al parecer, entendió que tenía que ser más
respetuoso con el perro, porque desde entonces se portó bien con
él. Gracias, Krishna.
Invoca a Krishna para ayudarte a:

• Tomar las decisiones correctas en una situación concreta.


• Perdonar relaciones pasadas y presentes.
• Dejar atrás el resentimiento que te impide aceptar el amor.
• Sanar todo lo que tenga que ver con relaciones románticas o con
almas gemelas.
• Buscar el perdón en asuntos que tengan que ver con animales o
mascotas.
Te propongo una oración para Krishna:
Krishna, señor de la luz y maestro de bondad:
Gracias por acercarte a mí en este momento. Acepto tu apoyo y
tu guía llenos de amor ahora que empiezo a trabajar con el
perdón en todas las partes de mi vida. Gracias por llamarme la
atención sobre las partes de mi vida que necesitan decisiones y
por dirigirme hacia las que sirven a mi propósito y a la
humanidad.
Gracias por enseñarme que las relaciones llenas de amor
pueden ser también conscientes.
Me siento bendecido por tener tu apoyo.
Que así sea.

Shiva
El nombre de Shiva significa «auspicioso» y es considerado como
una de las formas primarias de Dios en el hinduismo. Es una
poderosa imagen de la Divinidad y es uno de las tres caras
principales de la trimurti (las otros dos son Brahma y Vishnu).
A Shiva se lo conoce como el dios destructor, pero en tiempos
más recientes se le está denominando «el transformador», porque
se le puede invocar para transformar una situación negativa.
Shiva tiene muchas formas, cada una con su propia personalidad
y nombre. Es conocido como Mahadeva, que significa «gran Dios»,
y también como Nataraja, «el bailarín cósmico».
El principal propósito de Shiva es destruir un universo cansado y
preparar el camino para que Brahma empiece el proceso de
creación. En el contexto del perdón, es un maestro maravilloso al
que puedes invocar con el fin de prepararte el camino y ayudarte a
crear un nuevo principio en tu vida.
Se considera que Shiva es una deidad iracunda por esa
naturaleza feroz y destructiva, pero la verdad es que es un ser de
amor incondicional. En mi baraja Oraciones a los ángeles. Cartas
oráculo le he dedicado la carta «El padre divino» a Shiva. El artista
con el que colaboré me ayudó a crear una figura pacífica y amorosa,
que fuera al mismo tiempo poderosa. En esa imagen Shiva tiene
cuatro brazos: dos sujetan el sol con el símbolo «Om», que
representa la unicidad y la vida, y los otros dos están en una
posición de oración, para mostrar que Shiva nos honra. Tiene una
serpiente alrededor del cuello, muestra de que ha domado la fiereza
de su ego, y está acompañado de un tambor, para despertar su
mente distraída.
Cuando estuve en la India, viví en una ciudad que se llamaba
Tiruvannamalai, donde se encuentra un lugar santo dedicado a
Shiva. Hay un templo que se llama Annamalaiyar, que está al pie de
una colina santa llamada Arunachala, donde se dice que se
manifestó Shiva. Fui hasta la colina y la subí junto con un grupo de
peregrinos. Empezamos a las siete de la mañana y a mí me llevó
dos horas, pero puede llevar hasta cuatro horas. Cerca de la cima
de la colina hay un grupo de devotos de Shiva que te insta a que te
quites los zapatos para llegar a la cima porque desde allí puedes
seguir exactamente los pasos de Shiva. Me sentí sostenido,
apoyado y lleno de energía durante la subida y noté que la
presencia de Shiva era muy fuerte allí.
Invoca a Shiva para ayudarte a:
• Despejar el camino al perdón.
• Eliminar los miedos y la maldad de tu ego.
• Recobrar el sentido de unicidad con todos los seres vivos.
• Recuperar tu fe en Dios.
• Eliminar cualquier resentimiento contra Dios.
• Sanar cualquier problema con la paternidad.
Hay un mantra para Shiva que a mí me ha resultado muy
poderoso. Lo aprendí en el Mind, Body, Spirit Festival el 11/11/11 y
me lo he ido encontrando en diferentes partes del mundo desde
entonces. De hecho, lo estaban entonando en voz alta muchos de
los hombres que subían la colina Arunachala, en la India. Los
cánticos indios tradicionales se repiten 108 veces. El mantra es Om
Nama Shivaya (pronunciado «Ommm Nama Shiiivaya»).
Te propongo una oración a Shiva:
Shiva, bailarín y transformador cósmico:
Gracias por acercarte y prepararme el camino hacia el perdón.
Te doy la bienvenida ahora para que dirijas mi atención hacia las
formas de eliminar la maldad y la perversidad de los comentarios
de mi ego para que pueda recuperar mi conexión natural con la
unicidad con todos los seres sensibles.
Gracias por acercarte como una pacífica figura paternal y
ayudarme a sentirme seguro mientras avanzo por el camino
hacia mi propósito divino, que es ser feliz.
Que así sea.

Kali
Kali es una diosa hindú que trae una verdadera sensación de
poder y fuerza. Se la ve como una de las encarnaciones iracundas
de la esposa de Shiva, Parvati, y, aunque es una diosa a la que es
mejor no enfadar, resulta una gran aliada para todos los que la
invocan. Su nombre significa «negro» o «fin del tiempo» y es
considerada la diosa de la muerte.
Las imágenes que veas de Kali tendrán la forma de una diosa con
la piel azul o negra y con ocho brazos. En esos brazos llevará armas
e incluso puede lucir un collar de calaveras. Es probable que esté de
pie sobre un hombre, Shiva, que se dice que doma su furia
destructiva con su presencia.
Por esa imagen, a Kali la temen muchos practicantes espirituales.
La idea de invocar a una diosa iracunda asociada con la muerte
puede resultar aterrador y es cierto que Kali lleva consigo lo
desconocido, como pasa con la muerte.
Pero, en mi opinión, Kali es una diosa a la que puedes invocar
para que te ayude a aceptar que no todo lo que hay en la Tierra es
permanente y a eliminar la vinculación con las cosas físicas para
mejorar tu conexión con los aspectos espirituales más profundos de
tu ser.
Creo que Kali representa la misma fuerza que la virgen negra.
Consumirá todo tu miedo. Mirará fijamente a los ojos de tu alma y te
preguntará si estás preparado para dejar atrás los pensamientos y
las situaciones problemáticos y destructivos que están bloqueando
tu camino hacia la verdad y el perdón.
Kali realmente es una figura maternal benevolente, pero, como la
mayoría de las madres, alberga en su interior un fuego que será
suficiente para darte un buen empujón si lo necesitas. En el contexto
del perdón, es una figura maravillosa para eliminar tus patrones
autodestructivos, por ejemplo, aquellos que te impulsan a regresar a
una relación que te está rompiendo el corazón o a alimentar una
adicción que te somete.
Kali ahuyentará tu miedo. Arrancará de tu alma cualquier aspecto
inútil a tu crecimiento y domará tu ego hasta el punto de pisarlo y
plantarse sobre él. Vendrá a ti como una madre llena de amor y te
dirá que estás perdonado, pero también que dejes el pasado donde
está y sigas adelante.
Invoca a Kali para ayudarte a:

• Eliminar los patrones autodestructivos de tu vida.


• Dominar los pensamientos iracundos.
• Adoptar una actitud firme en las situaciones negativas.
• Eliminar todos los aspectos del miedo.
• Reforzar tu poderoso lado femenino.
Te propongo una oración para Kali:
Kali, diosa madre:
Te invoco ahora y acepto tu ayuda para eliminar la oscuridad de
mi vida. Gracias por eliminar los patrones destructivos de mi
personalidad y por dominar los pensamientos iracundos que se
interponen entre el estado del perdón y yo.
Entra en mi interior ahora y lléname de poder para seguir
adelante sin temores.
Me hace sentir muy bien saber que tu esencia protectora y llena
de amor está conmigo ahora.
Que así sea.

Ganesha
Ganesha es el dios elefante hindú adorado en todo el mundo. Es
conocido como el eliminador de obstáculos, por su capacidad única
para apartar los obstáculos de nuestro camino hacia la paz interior.
Ganesha es el hijo de Shiva y Parvati. La leyenda dice que su
cabeza de elefante surgió tras un horrible accidente que ocurrió en
su casa. Un día Shiva estaba fuera con su poderoso ejército y
Parvati estaba en casa haciendo sus cosas. Se aburría, así que
decidió hacer un muñeco de arcilla de un niño pequeño. Una vez
hecho, le gustó tanto su muñeco que utilizó sus poderes para darle
vida y lo llamó Ganesha.
Como se dio cuenta de que tenía arcilla por todas partes, Parvati
fue a lavarse y dejó a Ganesha cuidando la casa. Pero entonces
Shiva volvió a casa y encontró allí a alguien que creyó que era un
impostor. Y con un mandoble de su espada le cortó la cabeza a
Ganesha.
Cuando se enteró de lo que había pasado, Parvati se disgustó
mucho. Shiva no podía consolarla, así que mandó a sus guardias
que trajeran la cabeza del primer ser vivo que encontraran que
estuviera mirando al este. Los guardias encontraron un elefante y
trajeron su cabeza. Shiva la utilizó para devolverle la vida a
Ganesha con esa nueva cabeza.
Aunque esta historia es más un cuento que la narración de un
acontecimiento histórico, demuestra que la energía de Ganes ha
tiene la capacidad de devolvernos a la vida, incluso si sentimos que
hemos perdido la cabeza por una situación.
Hace años que me siento atraído por Ganesha. Siempre lo he
mantenido cerca en mi práctica espiritual y lo invoco cada vez que
me tengo que enfrentar a un obstáculo. Él viene inmediatamente y
parece hacer desaparecer cualquier dificultad que se presenta ante
mí.
Cada vez que salgo del país viajo con la imagen de Ganes ha y
tengo una postal con su imagen junto a mi esterilla de yoga mientras
practico. Siempre ha sido para mí una gran figura de paz. Y no solo
eso: mi animal salvaje favorito es el elefante. Me encanta que sean
seres familiares y comunitarios y, en honor a Ganesha, hago una
donación a Save the Elephants todos los meses.
Ganesha te ayudará a eliminar los obstáculos en todas las partes
de tu vida. En el contexto del perdón, te ayudará a superar cualquier
pensamiento que esté evitando que te perdones a ti o a otra
persona y a eliminar cualquier bloqueo que impida que hagas las
paces con los demás.
Invoca a Ganesha para ayudarte a:

• Eliminar bloqueos y obstáculos en tu vida.


• Allanar tu camino.
• Despertar tu sentido de conexión con tu comunidad.
• Eliminar la agitación que provocan los pensamientos
complicados.
Te propongo una oración para Ganesha:
Ganesha:
Gracias por aparecer ante mí y eliminar todos los obstáculos de
mi camino. Me reconforta saber que tu alma gentil y humana
está limpiando con todo su amor el camino que tengo por
delante.
Con tu apoyo abordo ahora el camino del perdón, la aceptación
y la paz. Desde este lugar de fuerza y sanación, creo una vida
llena de bendiciones y abundancia.
Gracias por iluminar el camino. Ahora te sigo.
Que así sea.

LOS ÁNGELES DEL PERDÓN


Los ángeles del perdón son una fuerza de ángeles a los que
puedes invocar en cualquier momento. Acudirán a tu llamada y te
ayudarán con una voz o un instinto que surgirá de tu interior. Te
ayudarán con su amor y su gracia a liberarte de cualquier ilusión
dolorosa. Te guiarán para que veas que eres una luz brillante y que
lo que pasa aquí en la Tierra no es toda la verdad. A través del
perdón esos ángeles increíbles te ayudarán a recordar que eres
santo y un hijo de Dios totalmente amado.
Tienes un ángel custodio del perdón a tu lado ahora. Tanto si eres
consciente como si no, hay partes de tu vida en las que necesitas el
perdón. El ángel del perdón que está junto a ti te ha hecho pensar
en esas partes y está esperando para ver si eliges escuchar.
Tu ángel del perdón espera en el centro de tu corazón. Ellos no
necesitan un nombre, ni una oración muy elaborada, solo necesitan
que estés presente. Necesitan que estés en el presente. El presente
es donde puedes analizar no lo lejos que has llegado o adónde vas,
sino la belleza del lugar en el que estás hoy. No se trata de planear
el futuro o recordar lo que ha ocurrido, sino de disfrutar de las
preciosas vistas del aquí y el ahora.
Tu ángel del perdón te invita a quedarte quieto, disfrutar del
silencio y respirar. Es en esos momentos en los que puede ayudarte
a hacerte consciente de tu divinidad interior, tu totalidad y la paz que
te espera.
Los ángeles del perdón no entienden el conflicto, porque no es
real. Te van a pedir que dejes ir todos los pensamientos que se
interponen entre la felicidad y tú. Esos pensamientos y sentimientos
están provocados por tu ego, que quiere tener razón y demostrar
algo. Quiere que los que te hacen daño sufran. Está empujado por
el miedo. Pero tu ángel te convoca para que entres en tu corazón y
te ayuda a ver que no hay ningún enemigo, solo amor.
Tu ángel te presenta una visión santa de la realidad: el tú real, el
tú sanado y el tú sostenido y apoyado. Quiere que veas lo que él ve;
él te ve pleno, completo y sano.
Siéntate en silencio, evita todas las distracciones, apaga los
teléfonos, aléjate del mundo «real» y pasa un tiempo en tu corazón.
Cierra los ojos y pronuncia esta oración:
Voy a entrar ahora en la cueva de mi corazón para encontrar la
cara brillante de mi ángel custodio del perdón.
Que así sea.

LOS ÁNGELES DE LA PAZ


Hay una congregación de ángeles que están dedicados a la paz
de este planeta. Trabajan directamente con María, la madre divina.
Esos seres son los ángeles más dulces y más hermosos que he
visto. Están hechos de una luz dorada, blanca y perlada. Entran y
salen del aire como una gota de pintura que cae en el agua. Vayan
adonde vayan, traen consigo un olor a rosas, azucenas y lavanda.
La misión de estos ángeles es conseguir la paz de todos los seres
sensibles en este planeta. Responden a la llamada de la gracia, que
todas las almas pueden hacer. La llamada de la gracia es como un
SOS, porque se produce cuando el alma envía una petición de
ayuda del Cielo. Y son estos ángeles los que muchas veces salvan
a personas, animales y países con su intervención dramática y
milagrosa.
Los ángeles de la paz llevan el estado mental del perdón a
naciones enteras. También pueden enviar su luz a los líderes del
mundo y a los que ostentan el poder; solo están esperando que se
lo pidan.
Algo hermoso que he descubierto sobre estos ángeles es que
pueden responder a cualquier oración, aunque no está dirigida
directamente a ellos. Oyen cualquier súplica de paz que hace
cualquier ser sensible en el planeta y responden a la llamada de
cualquier corazón que desee serenidad para todos los seres
vivientes.
Creo que los ángeles de la paz están presentes cuando ocurren
las cosas más benditas, por ejemplo, cuando un perro salva a un
gato de morir ahogado o cuando un lobo entabla amistad con un
burro. Eso nos inspira a amarnos los unos a los otros y ver a nuestro
prójimo como un hermano o hermana.
He visto ángeles de la paz llorar de alegría, especialmente cuando
se completa su misión. Este mismo año conocí a una mujer que me
contó que un ángel la había salvado de un terrible accidente de
coche. Mientras me contaba la historia, rompí a llorar. Empezaron a
rodar por mis mejillas lágrimas de alegría porque detrás de ella vi a
un ángel llorando para celebrar que había salvado su vida y que
podía seguir inspirando a otros.
Invoca con la siguiente oración a los ángeles de la paz y permite
que sus bendiciones se extiendan a toda la humanidad:
Queridos ángeles de la paz:
Gracias por extender vuestras olas de bondad, aceptación
y amor a todos los corazones que están abiertos a la paz.
Gracias por guiar la luz de la paz y la curación a los niños
y animales de este planeta, que a veces no tienen voz propia.
Gracias por brillar en su camino.
Os permito mostrarme cómo traer la sanación, el cambio
y el perdón a este planeta y a todos sus habitantes.
Que así sea.

LOS MYRIAM
Con suerte a estas alturas ya habrás pensado en los Myriam,
habrás recurrido a ellos o incluso habréis mantenido un encuentro.
Recordarás que esos ángeles eran los ángeles custodios de María
Magdalena y han elegido seguir trabajando con ella desde el Cielo
para traer cambios radicales en la Tierra y sanación a la humanidad.
Los Myriam me hacen sentir totalmente inundado de amor. Tienen
la verdadera esencia de la pureza. Son los seres más hermosos que
he visto en mi vida. Se ven como unas llamas gemelas, que bailan y
zigzaguean en el aire con sus túnicas perladas.
Nunca olvidaré cuando los vi trabajar con un grupo. Ese año hice
una presentación sobre María Magdalena y su Evangelio gnóstico
ante un grupo de cuarenta personas. Les hablé de mis encuentros
con los Myriam y de cómo sentí que estaban dedicados a eliminar el
dolor y todas las emociones complicadas que suscita.
Guié al grupo en una meditación profunda, emotiva y llena de luz
en la que podían abrirse a la ayuda de los Myriam. Tenía los ojos
cerrados, pero pude oír exclamaciones y sollozos profundos de
alivio cuando esos ángeles llenos de gracia entraron en los
corazones de todos los presentes. Cuando abrí los ojos para
asegurarme de que todos estaban bien, vi a algunas personas
enjugándose las lágrimas de los ojos mientras unas luces blancas
puras daban vueltas a su alrededor. Supe que se estaba
produciendo la sanación.
Tras la meditación, tuvimos una puesta en común y varias
personas dijeron que, mientras invocaban a los Myriam, se habían
dado cuenta de que guardaban algún rencor. Una mujer admitió que
siempre lo había pasado mal ante la imagen de su cuerpo desnudo:
cuando se miraba en el espejo, se llenaba de tristeza y frustración.
Otra mujer habló del dolor que tenía tras perder a un familiar y
confesó que hasta ese día se sentía responsable, aunque realmente
impedirlo no había estado en sus manos. Los Myriam ayudaron a
esas personas a librarse de su dolor, por eso había lágrimas.
Los Myriam te ayudarán a ti también. Llegarán con una luz blanca
divina y limpiarán con ella tres aspectos de tu ser: tu cuerpo físico
quedará cubierto por su luz, el altar de tu mente quedará limpio
gracias a su luz y la totalidad de tu alma se hará evidente bajo su
luz.
Esos ángeles también despertarán en tu interior la visión de
Cristo: te ayudarán a ver a todos como iguales, como un alma, y a
recordar que no estás separado de tus seres queridos y que todos
los que se han ido al Cielo antes que tú te están esperando en el
centro de tu corazón. Los Myriam traen una sanación milagrosa a
nivel espiritual y están esperando tu llamada.
Puedes invocarlos de muchas maneras. Una de ellas es
dibujando la vesica piscis (consulta la página 80). También puedes
utilizar la siguiente oración:
Amados Myriam:
Os recibo en mi mente y os muestro las partes de mi vida que
necesitan un milagro. Gracias por ayudarme a ver dónde están
presentes los resentimientos en mi vida para que pueda librarme
de ellos.
Estoy preparado para ver la luz de Cristo en todo el mundo.
Y para perdonar y aceptar a toda la humanidad. El momento
es ahora. Que mi visión de santidad se despierte ahora.
Me siento bendecido por teneros a mi izquierda y a mi derecha
mientras me guiáis desde mi interior.
Que así sea.
Capítulo 12.
ACEPTAR EL MILAGRO
«Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente
buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has
levantado contra él».
Un curso de milagros

¿ Y ahora qué? Es inevitable que la vida te lance una bola con


efecto en lo que respecta al perdón. Pero hay muchas
posibilidades de que te hayas acercado a este libro porque sabes
que el perdón te permitirá alcanzar la paz y ese es el primer paso.
Creo sinceramente que todo tiene que ver con la intención; que es
probablemente más importante que el proceso. Cuando estamos
decididos a hacer algo, al final lo haremos sin importar cuánto
tiempo nos lleve.
Mientras escribía este libro he descubierto muchas áreas de mi
vida que necesitaban del perdón y he sido mucho más consciente
de cómo avanzar hacia él. Creo que escribir sobre el perdón me ha
traído una consciencia más profunda de ese proceso increíble y de
cómo realizarlo.

TOCAR CORAZONES
Mientras escribía este libro, recibí la bendición de poder pasar los
últimos momentos de su vida con una de mis clientes, que ya se
había convertido en una amiga. Era una mujer joven que se llamada
Michelle, pertenecía a mi club angelical y tenía una luz muy brillante.
Supe por sus amigas que Michelle tenía cáncer y lo estaba pasando
mal. En un principio había vencido a la enfermedad, pero después
sufrió una fuerte recaída que su cuerpo parecía incapaz de superar.
Unas semanas antes de que se fuera al Cielo, celebré en mi
despacho un día dedicado a la madre María para unos cuantos
amigos y desde allí enviamos intenciones y pensamientos
sanadores al mundo. Michelle consiguió reunir la energía y el coraje
para unirse a nosotros; yo no podía imaginar que aquella sería la
última oportunidad de pasar tiempo juntos. Aunque estaba cerca del
final de su vida, tenía tanta fe en los ángeles y en la propia vida que
dibujaba una sonrisa en la cara de toda la gente con la que se
cruzaba.
Recuerdo que en su funeral, en East Kilbride, cerca de Glasgow,
compartí lágrimas con muchas personas por la gran pérdida que
acababa de sufrir este mundo. Apenas tenía cuarenta años y me
hizo preguntarme por qué ocurren cosas así. Pero también supuso
un importante recordatorio de que, aunque Michelle se había ido
demasiado pronto, había hecho lo que necesitaba hacer: amar.
Estuviera donde estuviera, Michelle siempre sería una fuerza llena
de amor. A pesar de que solo la conocía desde hacía poco más de
un año, supe que había inspirado a mucha gente. Su partida rompió
muchos corazones, pero nos ayudó, tanto a sus seres queridos
como a mí, a recordar que no merece la pena vivir una vida llena de
tristeza y resentimiento. Sin duda me ayudó a recordar que el amor
es el único camino.
Existe la posibilidad de que hayas perdido a alguien en tu vida, tal
vez a alguien muy cercano a ti. Permite que sea tu recordatorio lleno
de amor de que merece la pena vivir la vida y perdonar , porque eso
te ayuda a ser el amor que eres.

LA GUÍA DE UNA AMIGA


Tras el funeral de Michelle, fui a comer con mi amiga Georgina,
que había asistido al funeral conmigo. Georgina también forma parte
de mi club angelical y aquel día también estuvo en mi despacho
para invocar conmigo a la madre María. Tenemos mucho en común:
ella también practica ashtanga yoga y sigue las enseñanzas de Un
curso de milagros .
Durante la comida hablamos de muchos temas, entre ellos el
perdón y lo importante que es aceptarlo en nuestras vidas. Georgina
también me contó que una de sus familiares tenía una expareja no
la dejaba en paz y causaba problemas solo porque sí. Antes de que
me diera cuenta estaba negando con la cabeza y entrando en un
espacio de crítica.
—Parece un… —empecé a decir.
Pero, antes de que me diera tiempo a terminar la frase, Georgina
intervino diciendo, con una gran sonrisa en la cara:
—¡Una fuente de felicidad!
Qué forma de ser más poderosa y positiva. Le pregunté a
Georgina si podía compartir su guía con los lectores y ella accedió,
así que ahí va:
La próxima vez que veas que estás a punto de insultar a
alguien y de emitir una opinión desagradable sobre otra
persona, aunque sea solo mentalmente, en vez de decir algo
malo, di que es «una fuente de felicidad».
Cuando entras en un estado de perdón, recuerdas la pureza
y la inocencia de todo el mundo y también que todos son una
creación de amor (incluso si ellos lo han olvidado, es tarea tuya
recordarlo).
¿Qué más puedo decir?
VOLVER A VALORAR EL MILAGRO
En este momento de la lectura espero que hayas comprendido
que el perdón no es algo que dices y tampoco algo que haces.

Es un estado en el que entras:


El perdón es un estado en el que recuerdas tu inocencia.
El perdón es un estado en el que reconoces que eres
indestructible.
El perdón es un estado en el que recuerdas que eres luz pura.
Es un proceso en el que tienes que recordar:
El perdón es recordar que el pecado no es real.
El perdón es recordar que solo el amor es real.
El perdón es recordar que no estás separado de la Divinidad.
Es un aspecto de la Divinidad:
Cuando perdonas, los ángeles se acercan.
Cuando perdonas, elevas tu corazón hacia Dios.
Cuando perdonas, vuelves a tu estado natural de totalidad.
Este es el mensaje final que te envío desde el amor:
Tal vez no me reconozcas, o no sepas quién soy. Voy a ayudarte
a recordarlo.
He estado contigo desde el principio. Antes de que entraras en
el tiempo y el espacio, sabía quién eras. Te he estado viendo
desde que se plantó la semilla en lo más profundo del vientre de
tu madre. Te he visto crecer desde que eras una sola cadena de
ADN. Estaba contigo mientras te desarrollabas y te preparabas
para entrar en el mundo. Estuve allí en tu nacimiento. He viajado
contigo desde tus primeros pasos y estaré contigo cuando
respires tu último aliento.
Cuando te miro, veo más allá de tu piel. No veo tus órganos y no
reconozco tus defectos. Cuando te miro, veo que estás repleto
de luz. Te veo lleno de un potencial ilimitado. Te miro y me
pregunto por qué te alteras, te estresas, te frustras o te enfadas
tanto. Te miro y espero que algún día veas lo que yo veo. Veo un
cuerpo, pero dentro veo un alma. Te veo como un niño, pero te
conozco como un amigo.
Estoy aquí, encantado de servirte y espero que me invoques. Te
he visto pasar por todos los problemas, también levantarte y
caer. Nunca te he olvidado y espero que me recuerdes, porque
estoy
aquí a tu lado ahora.
Una vez estuvimos juntos y bailamos entre las estrellas. Ahora
estoy aquí para decirte algo que quiero de verdad que sepas.
Eres libre e inocente. Eres tan perfecto como se puede ser. No
has decepcionado a la vida, al Creador, ni a mí. Ya estás
perdonado, no tienes ni que pedirlo. Lo único que tienes que
hacer es aceptarlo, pero no es una tarea fácil. ¿Estás preparado
para hacerlo? Porque yo soy tu ángel custodio y te estoy
diciendo la verdad.
Estás perdonado. Es hora de que lo aceptes. Eres amor. El amor
no tiene fronteras. Eres libre, total, completo y estás sanado.
El amor es quien eres. Te quiero.
AGRADECIMIENTOS

He tenido mucho apoyo a mi alrededor mientras escribía este libro,


seguramente ha sido el proyecto más iluminador y a la vez más
difícil de mi vida.

Estaba sentado en el sillón del barbero cuando llamé por teléfono a


Michelle Pilley, le conté la idea que tenía para este libro y ella me dio
el visto bueno inmediatamente. Me siento muy agradecido de tener
una editora como tú, Michelle, eres un canal de amor.

Me gustaría darle las gracias también a Robert Holden, que en lo


que a mí respecta es el mejor mentor, coach, amigo y experto en
vinos que he conocido. Robert me ha ayudado a llegar a un nuevo
nivel de comprensión de Un curso de milagros y de mí mismo. E
incluso me ayudó a encontrar el título de este libro. Gracias también
por presentarme a tu familia; se han convertido en personas a las
que adoro. Te quiero, Bobby.

Gabrielle… ¿Qué puedo decir? Me siento bendecido por haberte


conocido. Gracias por escribir un prólogo tan estupendo. Me llegas
al corazón y al alma cada vez que te veo y me siento agradecido de
haberme embarcado en este viaje contigo. Eres un ángel en la
Tierra.

Quiero darle las gracias a Lizzie, mi correctora, porque hace magia.


Gracias por hacer mi trabajo diez veces mejor de lo que era antes.

También quiero expresarle mi agradecimiento a Julie Oughton de


Hay House, por su paciencia y su guía, y a Leanne por hacer
milagros con la portada y el diseño interior.

Ruth y Jo, de Hay House, se merecen grandes vítores y abrazos


llenos de amor por mantenerme en la prensa y por creer de verdad
en mi trabajo. Os habéis dejado la piel por mí todo el tiempo y
agradezco el increíble apoyo que recibo por vuestra parte.
Gracias a Sara Twigger por ir a Glastonbury conmigo y ayudarme a
entender los milagros que ofrece el perdón. A Meggan Watterson
por iniciarme en el tema de la Diosa. A Kate y Mike Watts, por la
estancia con vosotros en Maine, que sinceramente ha sido la mejor
visita de mi vida. Vosotros dos sois mis paradigmas en la vida y en
el amor.

A Jason: gracias por la preciosa ilustración de la portada. Es


espléndida.

A mi padre: gracias por tu apoyo. Me encanta cómo te estás


interesando cada vez más por estos temas.

Y finalmente gracias a mi madre: eres mi pilar, mi mayor fan y mi


mejor apoyo. Estoy feliz de que los ángeles me ayudaran a elegirte
para guiarme por este camino. Eres la mejor psíquica que conozco y
una persona que intenta aprender todo esto mejor que yo para
ayudarme a crecer. Te quiero muchísimo.

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