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Ma.

Reina de la Paz
Martes de la 30ª semana de Tiempo Ordinario

Muy buenas noches queridos hermanos. Sean todos muy bienvenidos a la


casa del Señor.
Celebramos nuestra eucaristía en este martes de la trigésima semana del
tiempo ordinario y en el Evangelio de hoy, una cuestión habitual dentro de
la doctrina de los maestros religiosos de aquel tiempo da paso a las
parábolas del grano de mostaza y a la levadura.
Con estas parábolas San Lucas ilustra el modo que Jesús va viviendo la
experiencia de Dios como Padre y la forma como esa experiencia debe ir
enraizando en cada persona y en cada sociedad. El reino glorioso de los
últimos tiempos comienza, ya desde ahora, en la humildad de los corazones
de los creyentes.
En la minúscula semilla de mostaza se encierra algo inmensamente grande.
Dios sabe valorar la dimensión de lo pequeño frente a la mentalidad oficial
del tiempo de Jesús donde solo contaba lo grande y poderoso. De una
minúscula semilla brota la vida más exuberante, por eso tenemos que mirar
desde lo pequeño de nuestra vida la grandeza y el poder de Dios.
Con estos pensamientos y con el corazón dispuesto, cantando y
poniéndonos de pie, recibimos al Padre Francisco Ocampos, quien, en
nombre de Jesús, presidirá nuestra celebración.
Lecturas
La Palabra de Dios es aquella semilla pequeña de la cual nace una vida
exuberante y produce una cosecha rica, abramos el corazón y escuchemos
atentamente las lecturas que serán proclamadas.
Salmo
………………………………………………………………
Oración de los Fieles
A cada petición respondemos:
“Atiende Señor nuestras suplicas”
 Por el Papa, los obispos, sacerdotes y todas las personas
que formamos la Iglesia, para que nuestras vidas sirvan de
ejemplo y encienda los corazones de aquellos que se
encuentran alejados de Cristo.
Roguemos al Señor…

 Por los enfermos, para que puedan experimentar el poder sanador de


Dios en cuerpo, mente y espíritu, y puedan estar rodeados del amor y
el apoyo de los demás.
Roguemos al Señor…

 Por los misioneros para que, sigan sembrando abundantemente la


semilla de la gozosa Buena Nueva del Señor en nuestro mundo,
frecuentemente indiferente y hostil.
Roguemos al Señor.

 Por todos los que abandonan la Iglesia para que la chispita de fe


no se extinga totalmente, sino que se reavive de nuevo como luz
brillante.
Roguemos al Señor.

 Por todos nosotros para que estemos abiertos a la transformación y


al crecimiento
aunque el proceso sea siempre difícil y se encienda en nosotros el fuego del
Espíritu Santo y así lo que Dios ha sembrado y plantado en nosotros
produzca una rica cosecha
de bondad, luz y amor duraderos.
Roguemos al Señor…
Comunión
Cristo nos ofrece la vida eterna dándose a si mismo como un banquete
celestial. Recibamos a Cristo Eucaristía.

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