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Lo Que La Biblia Dice Sobre El Ayuno Que Agrada A Dios
Lo Que La Biblia Dice Sobre El Ayuno Que Agrada A Dios
Al mirar el pasaje del Sermón del Monte en el que Jesús habla sobre el ayuno, volvemos a ver la importancia de
nuestra actitud. El ayuno debe tener como propósito agradar y obedecer a Dios. No debemos ayunar para que
los demás nos vean y nos admiren.
Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar que
están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate
la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino solo ante tu Padre,
que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.»
(Mateo 6:16-18)
En estos versículos vemos algunos puntos interesantes:
• "Cuando ayunen": Esta frase muestra que Jesús esperaba que sus seguidores, los que escuchaban sus
enseñanzas, ayunaran. El ayuno formaba parte de su cultura, él sabía que ellos ayunaban por lo menos
un día al año (el Día de Expiación) y no les dice que dejen de hacerlo.
• Relacionado con el punto anterior vemos que es preferible que no se note físicamente cuando ayunamos.
Jesús los animó a arreglarse, a verse repuestos y animados. El versículo 17 dice "...perfúmate la cabeza y
lávate la cara...".
• El ayuno debe ser secreto, algo entre nosotros y Dios: "...para que no sea evidente ante los demás que
estás ayunando, sino solo ante tu Padre...".
• Dios nos recompensa cuando ayunamos para él y la única recompensa que debe importarnos es la suya.
Por eso, dentro de lo posible, él debe ser el único en enterarse de que estamos ayunando.
Sabemos que, gracias al sacrificio de Jesús en la cruz, ya hemos recibido el perdón por nuestros pecados. Jesús
fue el Cordero perfecto y propicio a través del cual estamos sin mancha. Solo tenemos que aceptar el sacrificio
de Jesús como válido para nosotros, reconociendo que hemos pecado, que solo somos perdonados y limpios a
través de él.
Por esto el ayuno ya no es una imposición. Si eres hijo de Dios, no ayunarás porque se exige de ti. Pedirás
dirección divina en cada una de tus situaciones y, según el Padre hable a tu corazón, decidirás si debes o no
hacer un ayuno. Hay un relato muy interesante en la Biblia, en Mateo 9:14-17. Es una pregunta que los
discípulos de Juan el Bautista le hicieron a Jesús.
Un día se le acercaron los discípulos de Juan y le preguntaron: ―¿Cómo es que nosotros y los fariseos
ayunamos, pero no así tus discípulos? Jesús les contestó: ―¿Acaso pueden estar de luto los invitados del novio
mientras él está con ellos? Llegará el día en que se les quitará el novio; entonces sí ayunarán. Nadie remienda
un vestido viejo con un retazo de tela nueva, porque el remiendo fruncirá el vestido y la rotura se hará peor. Ni
tampoco se echa vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, se reventarán los odres, se derramará el vino y los
odres se arruinarán. Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así ambos se conservan.
(Mateo 9:14-17)
¡Interesante! Jesús había ayunado 40 días y 40 noches antes de comenzar su ministerio (Mateo 4). Sin embargo,
él no exigía a sus discípulos que ayunaran. Esto sí lo hacían los fariseos y Juan el Bautista. Jesús explica que
mientras él (el novio) estaba vivo, no era el momento de ayunar o estar de luto. Ese momento llegaría y
entonces sí ayunarían.
Jesús también explica la diferencia que marcaban su venida y su vida. Los odres viejos (la ley) no podrían
contener el vino nuevo que representa el nuevo pacto a través del sacrificio de Jesús. Él traía algo nuevo: el
perdón de pecados y la vida eterna a través de la gracia (Efesios 2:8-9). El ayuno, y todo lo que se hacía por
obligación bajo la ley, pasa a ser hecho por amor y agradecimiento al Padre, mostrando nuestro anhelo
de disfrutar de su presencia y su cercanía.
¿Quieres acercarte más a Dios? ¿Deseas recibir dirección para alguna decisión? ¿Estás pasando por un tiempo
retador en tu vida? Puede que sea un buen momento para realizar un ayuno. Pregunta a Dios si ese es su deseo
para ti. Verifica con tu médico cuál es la mejor forma para hacerlo. No olvides que el Padre anhela que nos
acerquemos a él y nunca rechaza a los que le buscan.