Al igual que la castidad, el concepto de virginidad ha implicado tradicionalmente
la abstinencia sexual. El concepto de virginidad suele implicar cuestiones morales o religiosas y puede tener consecuencias en cuanto a la condición social y las relaciones interpersonales. La Organización Mundial de la Salud califica la virginidad como un constructo social para el control de mujeres y niñas y una forma dañina de discriminación de género. El término virgen originalmente solo se refería a las mujeres sin experiencia sexual, pero ha evolucionado para abarcar una serie de definiciones, como se encuentra en los conceptos tradicionales, modernos y éticos. Los individuos heterosexuales pueden o no considerar que la pérdida de la virginidad ocurre solo a través de la penetración pene- vaginal, mientras que las personas de otras orientaciones sexuales a menudo incluyen el sexo oral, el sexo anal o la masturbación mutua en sus definiciones de la pérdida de la virginidad. Las implicaciones sociales de la virginidad todavía permanecen en muchas sociedades y pueden tener diversos efectos en la agencia social de un individuo. Usualmente se dice que una persona es virgen cuando nunca ha tenido sexo. Sin embargo, el “sexo” y “perder la virginidad” quieren decir cosas diferentes según la persona. En el caso de la mujer virgen, esta suele tener una membrana en la entrada de la vagina llamada himen. El himen está perforado para que pueda pasar la menstruación. Como esta membrana suele romperse durante la primera relación sexual está generalizado asociar la virginidad femenina con el himen. Pero la virginidad es mucho más que tener o no tener el himen intacto. De hecho, en el varón no hay ningún signo físico de su virginidad, ni se puede hacer un examen médico para comprobar si ha tenido relaciones sexuales. Pero cada varón sabe si es virgen o no. Esa membrana se puede romper por diferentes actividades normales de la vida de la mujer (ponerse un tampón, montar a caballo, en bici, hacer gimnasia, etc.) sin que esto signifique realmente la “pérdida” de la virginidad porque la virginidad es algo más que “no tener roto el himen”. Y la virginidad también es más que “no tener relaciones sexuales”. El concepto de virginidad, puede incluir también aspectos como el deseo de valorar y expresar la sexualidad como un regalo, una riqueza, una expresión plena de entrega y amor que busca la unión exclusiva con la persona amada. Los jóvenes que comprenden este aspecto de la virginidad suelen cuidar los gestos físicos de cariño y ternura cuando están en una relación romántica para ser coherentes con este concepto de sexualidad. En definitiva, la virginidad no es algo exclusivamente biológico (no tener el himen roto o no haber tenido relaciones sexuales), sino que puede incluir también el deseo de preparar el corazón para un amor exclusivo. Aunque una persona haya tenido relaciones sexuales, también tiene la posibilidad de “reconquistar su virginidad”. Consiste en tomar la decisión de dejar de tener relaciones sexuales y hacer el esfuerzo sincero de preparar su corazón para la persona con quien se comprometerá en un proyecto de vida para el resto de sus vidas. Es lo que se conoce como “la segunda virginidad”.
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