Está en la página 1de 1

Devolución • Amparo

Amparo, me acuerdo de cuando contastes lo temprano que empezastes a trabajar y como


te presionaban en casa con ese tema. Me tocó mucho porque creo que heredé la visión que
tienen mis padres sobre el trabajo. Para ellos es como cargar un fardo, y para mí también
es muy pesado. Me sentí más cerca tuyo aquel día y cuando dices

me inculcaron una responsabilidad que en verdad no debería haberla tenido tan


joven, y asi, pensándolo fríamente me hice una sufridora nata, una solitaria que no
quería depender de nadie, una fuerte para que no la hirieran más, una bromista para
que no dependiera de nadie para reírse.

Algunas veces siento el ruido que hace mi centrifugadora (interna) y me río acordándome
de alguna vez que contaste sobre la tuya. Muchas veces este año sentí admiración por la
curiosidad con que te entregabas a lo que se proponía, sentía que te estabas abriendo
verdaderamente a lo que compartimos y decían nuestros profesores. Hablas desde tus
vísceras y con el corazón, y eso me alegra, me hace querer prestar más atención y saber
más de ti.

Me impresionó lo que cuentas de hablar en inglés, te siento tan elocuente. Me alegra como
te defiendes en el párrafo siguiente. Le senti gusto a gloria. Te acompañe más de cerca en
los encuentros que justo te estaba pasando lo de sentirte estafada en el trabajo y percibir tu
recusa a seguir corriendo exhausta me ayudó a cuestionarme mi propio senso de urgencia
constante.

Cuando traes tu lista de ‘tengo que…’, sentí un peso, al primer vistazo que le eché pensé
que eran una lista de introyectos.

Independiente de lo que digan tus amigas, yo veo un cambio genial en ti y siento que la
intensidad que pones fue su combustible. Siento que estás más cómoda, abierta, relajada,
curiosa y alegre, especialmente después que te liberaste en tu trabajo. Como la tensión
interna es un tema que traes seguido, me conecto mucho contigo y me alegra verte
entusiasmada, más viva.

También podría gustarte