22* conferencia. Algunas perspectivas
sobre el desarrollo y la regresién.
Etiologia
Sefioras y sefiores: Hemos averiguado que la funcién libi-
dinal recotre un largo camino de desarrollo hasta poder en-
trar al servicio de la reproduccién en Ia manera llamada
normal, Ahora querrfa exponerles la importancia que este
hecho tiene para la causacién de las neurosis.
Creo que coincidimos con las doctrinas de la patologia
general si suponemos que un desarrollo de esa indole acatrea
dos peligros: primero, el de la inbibicién y, segundo, el de
la regresidn. Vale decit, dada la tendencia general de los pro-
cesos biolégicos a la variacién, por fuerza sucederd que no
todas las fases preparatorias trascurran con igual felicidad y
se superen completamente; partes de la funcién quedarén re-
trasadas de manera permanente en esos estadios primeros, y
un cierto grado de inhibicién se mezclard en el cuadro total
del desarrollo.
Procurémonos analogias con estos procesos en otros cam-
pos. Cuando un pueblo entero abandona su lugar de residen.
cia para buscar uno nuevo, como tantas veces ocurtié en pe-
riodos anteriores de la historia humana, es seguro que no
todos sus miembros Ilegarén al nuevo sitio, Prescindiendo de
otras pérdidas, debe contarse por Jo general con que peque-
fios grupos 0 bandas de los migrantes se detendran en el ca-
mino y se establecerdn en esas estaciones mientras el grueso
sigue adelante. O, para buscar una comparacién més sugeren-
te: ustedes bien saben que en los mamiferos superiores las
glindulas sexuales masculinas, originariamente situadas muy
adentro de la cavidad abdominal, en un cierto momento de
Ja vida intrauterina inician una migracién que Jas lleva casi
directamente bajo la piel de la extremidad pélvica. Como
consecuencia de esta migracién, hallamos que en cierto ni-
mero de machos uno de esos rganos dobles se quedé atrés
en Ia cavidad pélvica 0 encontré ubicacién duradera en el
Uamado canal inguinal, por el cual ambos tienen que pasar
en su migracién, o, al menos, que este canal ha permanecido
abierto, cuando normalmente debe cerrarse una vez cum-
plido el cambio de ubicacién de las gléndulas sexuales, De
joven estudiante, cuando realicé mi primer trabajo cientifico
bajo la direccién’de Von Briicke, me ocupé de las rafces ner-
309viosas posteriores de la médula espinal de un pequeiio pez,
de conformacién muy arcaica todavia.’ Hallé que las fibras
nerviosas de estas raices tenfan su origen en grandes células
situadas en el asta posterior de la sustancia gris, lo que no
sucede en otros vertebrados, Pero enseguida descubri que
tales células nerviosas estaban presentes, fuera de la sustan-
cia gris, en todo el trayecto que va hasta el llamado ganglio
espinal de la raiz posterior, y de abi deduje que las células
de estas masas de ganglios habian migrado desde la médula
espinal hasta las raices de los nervios. Esto es Jo que ensefia
también la historia evolutiva; pero en este pequefio pez toda
la via de la migtacién se manifestaba por unas células te-
trasadas?
Si estudian més a fondo estas comparaciones, no les resul-
tard dificil pesquisar sus puntos débiles. Por eso itemos a
una formulacién directa: Juzgamos posible, respecto de cada
aspiracién sexual separada, que partes de ella queden retra-
sadas en estadios anteriores del desarrollo, por mds que otras
puedan haber alcanzado Ja meta tiltima. Advierten ustedes
que nos representamos a cada una de estas aspiraciones como
una corriente continuada desde el comienzo de la vida, que
descomponemos, en cierta medida artificialmente, en oleadas
separadas y sucesivas. Es justa Ja impresin de ustedes en
cuanto a que estas representaciones han menester de ulterior
aclaracién. Pero ese intento nos Ilevaria demasiado lejos, Per-
mitanme afiadit todavia que una demota ast de una aspita-
cién parcial en una etapa anterior debe Jlamarse fijacién (a
saber, de la pulsién).
El segundo peligto de un desarrollo como este, que pto-
cede por etapas, reside en que facilmente las partes que ya
han avanzado pueden revertir, en un movimiento de retro-
ceso, hasta una de esas etapas anteriores; a esto lo llamamos
regresién. La aspiracién se ver impelida a una regresién de
esta indole cuando el ejercicio de su funcién, y por tanto el
logro de su meta de satisfaccién, tropiece con fuertes obs-
téculos externos en Ja forma més tardia o de nivel evolutivo
superior. Aqui se nos presenta la conjetura de que fijacién y
regtesién no son independientes entre si. Mientras més fuer-
tes sean las fijaciones en la via evolutiva, tanto més Ja fun-
cién esquivard las dificultades externas mediante una re-
gresién hasta aquellas fijaciones, y la funcién desarrollada
mosttard una resistencia tanto menor frente a los obstdculos
externos que se oponen a su decurso. Consideren esto: si un
1 [El amocetes, latva de 1a lamprea de rio.]
2 [Freud resume aguf los hallazgos de sus dos primeros trabajos
(18774 y 18784). Una sintesis anterior (18976, n™ II y TIE) se
incluye en AE, 3, pégs. 2235.)
310pueblo en movimiento ha dejado tras sf poderosos contingen-
tes en las estaciones de su migracién, los que siguieron avan-
zando se inclinarén a retirarse a estas estaciones si son
derrotados o tropiezan con un enemigo muy poderoso. Pero
también, mayot peligro correrdn de ser detrotados cuanto
mayor sea el niimero de sus miembros que se quedaron atrds.
Para la comprensién de las neurosis, es importante que no
pierdan de vista este nexo entre fijaci6n y regresidn. Ello les
proporcionaré un apoyo seguro en el problema de la causa-
cién de las neurosis, en el problema de la etologin delat
neurosis, en el que enseguida entraremos.
Pero ahora quiero demorarme todavia en la regresién.
Tras lo que han aprendido sobre el desarrollo de la fu
libidinal, pueden esperar ustedes regtesiones de dos clases:
retroceso a los primeros objetos investidos por Ia libido,
que como sabemos son de naturaleza incestuosa, y retroceso
de toda Ja organizacién sexual a estadios anteriores. Las dos
se presentan en las neurosis de trasferencia [pég. 274] y
desempefian un importante papel en su mecanismo. En pat-
ticular, el retroceso a los primetos abjetos incestuosos de 1a
libido es un rasgo que con regularidad francamente fatigosa
hallamos con los neursticos. Mucho mds puede decirse acerca
de las regtesiones de Ia libido si se trae a consideracién otro
grupo de neurosis, Jas amadas narcisistas, Io que por el
momento no nos proponemos hacer.® Estas afecciones nos
anotician sobre otros procesos de desarrollo de la funcién
libidinal, que no hemos mencionado ain, y concomitante-
mente nos muestran nuevas variedades de la regresién, Aho-
ta bien, creo que tengo que advertirles, sobre todo, que no
confundan regresién y represién,* y ayudarlos para que ten-
gan claros los vinculos entre esos dos procesos. Represién
s, como ustedes recuerdan [pdgs. 269 y sigs.], aquel pro-
ceso por el cual un acto admisible en la conciencia, vale
decir, un acto que pertenece al sistema Prec, se vuelve in-
conciente y por tanto es relegado al sistema Ice. Y de igual
modo hablamos de represién si al acto animico inconciente
no se lo admite en el sistema que sigue, el preconciente, sino
que es rechazado en el umbral por la censura. El concepto de
§ [Se las examina en la 26* conferenci
+ (No se refiere, naturalmente, a la semejanza verbal entre am-
bas; esta se da en nuestro idioma (también en inglés: regression y
pression) pero no en alemin, donde Jos términos respectivos son
Repression y Verdringung)
ULas sbreviaturas aqui empleadas corresponden a los sistemas
Pisconciente e inconciente, y fueron utilizadas por primera vez, en
3 interpretacion de los suefios (19004), AE, 5, pégs. 534 y sigs. (En
ese lugar explicamos también (pag. 533, 1. 9) los motivos que nos lle-
varon a adoptar en castellano las abteviaturas Cc, Pree, Ice, ete:}]
BllIa represi6n no tiene, pues, ningtin vinculo con la sexualidad;
por favor, retengan bien esto, Designa un proceso puramente
psicolégico, al que podemos caracterizar todavia mejor si lo
Vamamos #6pico. Con ello queremos decir que se relaciona
con las supuestas espacialidades psiquicas 0, si abandonamos
esta gtosera representacién auxiliar, con el edificio del apa-
rato animico compuesto por sistemas psiquicos separados,
La comparacién que establecimos nos hace reparar en que
hasta aqui no hemos usado Ja palabra «regresién» en su sig-
nificado general, sino en uno muy especial. Si Je dan ustedes
su sentido general, el de un retroceso desde una etapa més
alta del desarrollo a una més baja, entonces también Ja re-
ptesidn se subordina a la regresién, pues puede describirse
como el retroceso de un acto ps{quico a un estadio més pro-
fundo y anterior del desarrollo. Slo que en el caso de Ja
represiGn no nos intetesa esta direccién retrocedente, pues
también hablamos de represién en sentido dindmico, cuando
un acto psiquico es retenido en el estadio més bajo, el de lo
inconciente. Es que la represién es un concepto tdpico-di-
némico, y la regresién, un concepto puramente descriptivo.
Ahora bien, al hablar de Ja regresién como Jo hicimos hasta
aqui, relacionéndola con la fijacién, mentamos exclusiva.
mente el retroceso de la libido a estaciones anteriores de su
desarrollo, vale decir, algo por entero diverso de Ia represién
en cuanto a su naturaleza y completamente independiente de
ella. Por otra parte, no podemos decir que la regresidn libi-
dinal sea un proceso puramente psiquico, ni sabemos qué
Jocalizacién debemos atribuitle en el interior del aparato
animico. Y si bien ejerce la influencia més poderosa sobre
Ia vida anfmica, el factor orgénico es el que més se destaca
en ella,
Blucidaciones como estas tienen que resultar un poco 4ri-
das. Volvmonos a la clinica para encontrar ejemplos de apli-
cacién més concretos. Ustedes saben que histeria y neurosis
obsesiva son Jos dos principales exponentes del grupo de las
neurosis de trasferencia. Sin duda, en el caso de Ia histeria
tenemos una regresién de la libido a los objetos sexuales pri-
marios, incestuosos, pero nada que se parezca a una te-
gresi6n a una etapa anterior de la organizacién sexual, En
cambio, el papel principal en el mecanismo de la histeria re-
cae en la represin. Si se me permite completar por medio
de una construccién lo que sobre esta neurosis hemos verifi-
cado hasta aquf, podrfa desctibir la situacién de la siguiente
manera: La unificacién de las pulsiones parciales bajo el
primado de Jos genitales se ha cumplido, pero sus resultados
312chocan con la resistencia del sistema preconciente enlazado
con la conciencia. La o genital rige entonces para
el inconciente, mas no de igual modo para el preconciente;
y esta repulsa’ de parte del preconciente produce un cuadro
que presenta ciertas analogfas con el estado anterior al del
primado genital No obstante, constituye algo enteramente
verso.
De las dos regresiones libidinales, In que lleva a una fase
anterior de la orgenizacién sexual es con mucho la més lla-
mativa, Como ella falta en la histeria, y como toda nuestra
concepcién de Ias neurosis esté todavia muy influida por el
estudio de esa enfermedad, que fue el primero en empren-
derse, el significado de la regresién libidinal se nos aclaré
también macho después que el de la represién. Estemos pre-
parados para que nuestros puntos de vista vuelvan a ampliar-
se y a subvertirse cuando podamos incorporar a nuestras con-
sideraciones, ademas de la histeria y Ia neurosis obsesiva, las
otras neurosis, las narcisistas.
En el caso de la neurosis obsesiva, al contrario, Ia re-
gresi6n de la libido al estadio previo de la organizacién
sfdico-anal es el hecho més Ilamativo y el decisive para la
exteriorizacién en sintomas. E] impulso de amor tiene que
enmascararse, entonces, como impulso sddico. La representa
cién obsesiva:
(wohimencs de excitacién) relaciondndola ‘con «Redzmassen> (=
sss de estima); of, pls, 3423
18 [Esto es Hamado # veces «principio de constanciay; véase mi
comentario sobre este principio y el «principio de placer» en el
Aplndioes al primer trabajo de Freud sobre, alas neuropsicosis de
fensa» (18942), AE, 3, pig. 65. Cf. también infra, pég. 3427.)
324fancién originaria, A Jo mismo aspiran al comienzo también
las otras, las pulsiones yoicas. Peto bajo el influjo del macs-
tto apremio, pronto aprenden a sustituir cl principio de
placer por una modificacién, La tarea de evitar displacer se
‘es eleva casi al mismo rango que ta de ganar placer; el yo
experimenta que es inevitable renunciar a una satisfaccién
inmediata, posponer la ganancia de placer, soportar un poco
de displacer y resignar por completo determinadas fuentes de
placer. El yo as{ educado se ha vuelto «tazonable», ya no se
deja gobernar més por el principio de placer, sino que obe-
dete 4 principio de realidad, que en el fordo quiere tam-
bién alcanzar placer, pero un placer asegurado pot el mira-
miento a la realidad, aunque pospuesto y reducido.
El trénsito del principio de placer al principio de realidad
es uno de los progresos mds importantes er el desarrollo del
yo. Ya sabemos que las pulsiones sexuales se suman tatdfa-
mente y con renuencia a este tramo del desarrollo del yo, y
después nos enteraremos de las consecuencias que tiene para
el ser humano el hecho de que su sexualidad se conforme con
un vinculo tan laxo con 1a realidad exterior. Y ahora, para
concluir, una tiltima observacién que corresponde a este con-
texto: Si el yo del ser humano tiene, al igual que la libido, su
historia de desarrollo, no les sorprenderd enterarse de que
existen también «regresiones del yo», y querrén saber, ade-
més, el papel que este retroceso del yo a fases més tempra-
nas de su desarrollo puede cumplir en fa contraccién de
neurosis?
10 [Esta expresién aparece por primera vez en «Fotmulaciones so-
bbre los dos principios del acarver psfquico» (19115), AE, 12, pag.
225, donde en una «Nota introductoria» resefio el origen del con-
cepto
20 {Se hallarén algunos comentatios sobre Ja evolucién de las opi
nniones de Freud respecto de la regresin y sus diversos usos del
término en un «Apéndicer que al final de la parte T del
«Proyecto de psicologia» (19504), AE, 1, pags. 390-3.]
325