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EL ESPIRITU SANTO EN CRISTO

El Nuevo Testamento introduce la era del Espíritu, cumpliendo la promesa


de que Dios derramaría su Espíritu sobre toda carne, pondría su Espíritu dentro
del corazón del pueblo, y de esta manera escribiría allí sus leyes. Se iba a hacer
esto en los días del Mesías, quien sería ungido con el Espíritu Santo. Por lo tanto
leemos en el Nuevo Testamento que el Espíritu Santo opera sobre el Señor Jesús,
dentro de él y también por intermedio de él.

Las designaciones "Espíritu de Cristo," y "Espíritu de Jesucristo," indican


una relación entre Cristo y el Espíritu Santo, la cual no es compartida por sus
discípulos. Por ejemplo, no pensaríamos nunca de hablar del "Espíritu de Pablo."

Desde el comienzo hasta el fin de su vida terrenal, el Señor Jesús estuvo


íntimamente relacionado con el Espíritu Santo. Tan estrecha es la relación que
Pablo describe a Cristo como "Espíritu Vivificante." El significado no es que Jesús
sea el espíritu, sino que él da su espíritu y por medio de él ejercita su
omnipresencia.

MINISTERIO

Luego Jesús fue llevado por el Espíritu Santo al desierto, (Mr._1:12), para
ser tentado de Satanás. Allí venció las sugestiones del príncipe de este mundo,
sugestiones que le hubieran conducido a intentar la realización de su labor
inspirado de un espíritu egoísta, vanaglorioso y mundano, y a usar su poder
siguiendo lineamientos naturales.

Llevó a cabo su ministerio con la plena conciencia de que moraba en él el


poder divino. Sabía que el Espíritu del Señor estaba sobre él para cumplir el
ministerio que se había predicho del Mesías (Lc_4:18). Por el dedo de Dios echó
fuera demonios. Lc_11:20. Lea Hch._10:38. El Señor Jesús dio su testimonio en el
sentido de que el Padre, dentro de él, realizaba los milagros.
Cristo fue ungido por el Espíritu

En el Nuevo Testamento el ungimiento se menciona con relación a Cristo


únicamente en los siguientes pasajes: Lucas 4:18 El Espíritu del Señor está sobre
mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado
a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista
a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; Hechos 4:27 Porque
verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien
ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel.; 10:38
como Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como
éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo,
porque Dios estaba con él; Hebreos 1:9 Has amado la justicia, y aborrecido la
maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus
compañeros.

El ungimiento de Jesús ocurrió, probablemente, en el momento de su


bautismo, aunque ungimiento y bautismo no son sinónimos.

Tampoco es lo mismo que la plenitud del Espíritu, cosa que Cristo conoció
desde el momento del nacimiento; pero el ungimiento marcó una nueva etapa en
su Ministerio, etapa en la que el poder del Espíritu se hizo públicamente manifiesto
a través de él. Sirvió para distinguir al Cristo verdadero de los falsos. El ungimiento
tuvo, por lo tanto, las siguientes características en relación a la vida y el ministerio
de Cristo.

1. El ungimiento de Jesús de Nazaret. Sirvió para destacarlo como el Mesías.


Pedro se refirió a este hecho en la oración que pronunció después de la primera
persecución de los discípulos: "Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad
contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los
gentiles y el pueblo de Israel" (Hch. 4:27 Porque verdaderamente se unieron en
esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato,
con los gentiles y el pueblo de Israel,) El escritor de la carta a los Hebreos se
refiere también al hecho de que el ungimiento de Jesús tenía el efecto de
señalarlo como el elegido: "Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, por lo
cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros"
(He. 1:9 Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el
Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros.)

2. El acto de ungir a Jesús. Le dio el poder necesario para cumplir


su misión profética. En la sinagoga de Nazaret dijo: "El Espíritu del Señor está
sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres" (Lc.
4:18).

3. Pedro relacionó el ungimiento de Jesús con su ministerio de hacer el


bien: "Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y
cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo,
porque Dios estaba con él" (Hch. 10:38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y
con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a
todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.)

Cristo estaba lleno del Espíritu

Hay dos referencias específicas al hecho de que el Señor Jesucristo estaba


lleno del Espíritu. Son éstas:

 Lucas 4:1, que dice que estaba lleno del Espíritu después de su bautismo.

 Juan 3:34, que declara que Porque el que Dios envió, las palabras de Dios
habla; pues Dios no da el Espíritu por medida.

Si bien ninguna de estas dos referencias afirma específicamente que Cristo


fue lleno del Espíritu desde el momento de su concepción o nacimiento, se trata
de un hecho que puede deducirse de las profecías del Antiguo Testamento sobre
el Mesías.

Por ejemplo, Isaías habló de la relación entre el Espíritu Santo y el Mesías


en los siguientes términos: "Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de
sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de
conocimiento y de temor de Jehová" (Is. 11:2). En otro lugar, Isaías profetizó así
sobre el siervo de Dios: "He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien
mi alma tiene contentamiento..." (Is. 42:1). Versículos como los mencionados
implican que el ser lleno del Espíritu fue una experiencia permanente del Mesías, y
esto no puede sino significar que lo fue desde su nacimiento.

Cristo fue sellado con el Espíritu

Cristo mismo declaró esto, como puede verse en Juan 6:27 Trabajad, no
por el alimento que perece, sino por el alimento que dura para vida eterna, el que
os dará el Hijo del hombre; pues a éste le selló el Padre, Dios. (VM). El sello era
la marca de su origen celestial y la prueba de su carácter de Hijo de Dios.

Cristo fue guiado por el Espíritu

Después de su bautismo, Cristo fue guiado por el Espíritu al desierto para


enfrentar la tentación de Satanás (Lc. 4:1Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del
Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto). Su invariable obediencia a
la dirección del Espíritu le permitió hacer siempre lo que agradaba al Padre (Jn.
8:29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre,
porque yo hago siempre lo que le agrada.)

Cristo se regocijó en el Espíritu

En Lucas 10:21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu y


dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas
cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque
así te agradó. Vemos la declaración que Cristo se regocijó en el Espíritu Santo.
Esto constituía parte del fruto del Espíritu que abundaba en él.
Cristo recibió poder por el Espíritu

En la controversia con los fariseos, que los llevó a cometer el pecado


imperdonable, Cristo dijo claramente que El echaba fuera los demonios por el
poder del Espíritu (Mt. 12:28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los
demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.)

Surge entonces la siguiente pregunta:

¿Todos los milagros de Cristo fueron realizados en el poder del Espíritu? O


dicho de otro modo:

¿Dependía Cristo del poder del Espíritu para realizar sus milagros durante su
Ministerio terrenal? Además del caso mencionado en Mateo 12, lo que escribe
Lucas en 4:14-15 Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su
fama por toda la tierra de alrededor. 4:15 Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y
era glorificado por todos; y 18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me
ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los
quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos.

Muestra también, que el poder que tenía para dar vista a los ciegos y
libertad a los oprimidos era el poder del Espíritu. Esto indicaría que realizó
numerosos milagros en el poder del Espíritu.

Jesús también hizo milagros con propio poder

La curación de la mujer con el flujo de sangre fue resultado de su propio


poder (Mr. 5:30 Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido
de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?). El milagro
de curar al paralítico que fue bajado por el techo por sus amigos se atribuye al
"poder del Señor" (Lc. 5:17ss.). La curación de la multitud después de la elección
de los discípulos fue resultado de su propio poder (Lc. 6:19 Y toda la gente
procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.) Cuando nuestro
Señor fue acosado en el jardín de Getsemani, en respuesta a la pregunta de la
multitud acerca de su identidad, contestó: "Yo soy" (Jn. 18:6 Cuando les dijo: Yo
soy, retrocedieron, y cayeron a tierra.) Ante esta respuesta cayeron en tierra,
probablemente como resultado de un momentáneo destello de su propio poder.

De modo que tenemos declaraciones diáfanas de que ciertos milagros los


realizó con el poder del Espíritu y otros con su propio poder. Por lo tanto, una
afirmación acertada de la cuestión sería la siguiente: Cristo no se veía obligado a
hacer los milagros en el poder del Espíritu, pero en determinadas ocasiones así lo
hizo; en algunos casos se valió claramente de su propio poder.

¿Qué importancia tienen estos hechos relativos al obrar del Espíritu en la


vida y el ministerio de nuestro Señor?

1. En primer lugar El Ministerio del Espíritu estaba relacionado con


el desarrollo de la naturaleza humana de Cristo.

Si bien su naturaleza Divina era inmutable, su naturaleza humana era


susceptible al desarrollo. Por ejemplo, su sabiduría aumentaba (Lc. 2:52 Y Jesús
crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.), y
aprendió la obediencia (He. 5:8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la
obediencia.) Este desarrollo no tenía nada que ver con la necesidad de vencer el
pecado, porque él no conoció pecado, ni era tampoco el desarrollo de un cuerpo
que hubiese sido contaminado por el pecado. Pero hubo crecimiento genuino, y
esto tuvo lugar por el poder del Espíritu.

2. En segundo lugar El hecho de que Cristo dependía del poder del Espíritu
realza la profundidad de su condescendencia. El hecho de que el Dios-hombre
tuviera que depender del Ministerio del Espíritu en ÉL es demostración de las
limitaciones de la humanidad.

3. En tercer lugar Todo esto constituye una vivida demostración, también, de la


necesidad que tiene el creyente del Ministerio del Espíritu en su propia vida.
Si el Señor de la gloria no desestimó el Ministerio del Espíritu en su propio
caso, ¿cómo podemos nosotros, los pecadores, aunque seamos redimidos, vivir
independientemente de su poder? Si Él dependía del Espíritu, también nosotros
tenemos que depender de él.

CRUCIFIXIÓN

El mismo Espíritu que lo condujo al desierto y lo sostuvo allí, le dio también


fuerzas para consumar su ministerio sobre la cruz, donde, "por el Espíritu eterno,
se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios." Heb_9:14. Fue a la cruz con la unción
que reposaba aún sobre él. El Espíritu mantuvo vivas ante sus ojos. Las inflexibles
demandas de Dios y le inflamó de amor hacia el hombre y celo hacia Dios, para ir
hacia adelante a pesar de los obstáculos, dolores y dificultades, y consumar la
redención del mundo. El Espíritu Santo llenó su mente de un ardor, celo y amor
constantes, que le condujeron a un completo sacrificio. El Espíritu Santo había
penetrado en el espíritu humano y lo había elevado de tal manera, que ese
espíritu humano vivía en lo eterno e invisible, y pudo capacitarlo para sufrir la cruz,
menospreciando la vergüenza.

El Espíritu Santo quien le había acompañado desde antes de su


encarnación permanecía junto a él aún en el momento de la crucifixión. “Por el
Espíritu Eterno, se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios”. Heb. 9:14.

Por medio de la cruz Jesús restaura el vínculo que debe existir entre el
hombre y Dios, se remedia el enajenamiento adoptado voluntariamente por el
hombre hacia la vida espiritual, y vence al diablo. “Porque si siendo enemigos,
fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando
reconciliados, seremos salvos por su vida” Ro. 5:10. “Pero ahora en Cristo Jesús,
ustedes que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de
Cristo” Ef. 2:13 (traducción del autor).
Introducción

El ministerio y crucifixión de Jesús, está plagado de la presencia del Espíritu


Santo, y esto lo podemos constatar estudiando en las Escrituras la vida de Jesús.
Es por eso que en esta oportunidad se dará a conocer detalladamente como el
Espíritu Santo estuvo presente en cada momento del ministerio y crucifixión de
nuestro Señor Jesucristo.
Conclusión

El Espíritu Santo es el "compañero" inseparable de Jesús. A lo largo de


toda su vida y actividad siempre se detecta su presencia. La encarnación acontece
por obra del Espíritu. En el bautismo de Jesús, al comienzo de su misión
mesiánica, allí está el Espíritu. Inmediatamente después "el Espíritu conduce a
Jesús al desierto", donde va a ser tentado por el diablo, Jesús rechaza el espíritu
del mal y se deja guiar por el de Dios.

A partir de ahí el Espíritu le acompañará a lo largo de todo su ministerio.


Por el poder del Espíritu expulsará los demonios y su presencia producirá alegría
desbordante. La predicación de Jesús y su acción en favor de los necesitados es
una buena noticia que produce alegría.

El Espíritu se hace también presente en la cruz y su poder resucitará a


Jesús.
S.E.P.A.D

NUCLEO GUAYANA

ASAMBLEAS DE DIOS DE VENEZUELA

SAN FELIX – EDO. BOLIVAR

Profesor:

EUGENIO MALAVÉ

INTEGRANTES:

Díaz Osbel

Pante Jimi

Abreu Euclides

Galindo Alvis

Guerra Carlos

Meneses Franklin

Mes de septiembre del año 2013

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