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Violet y Felix

En una época muy lejana cerca de 1595 en España, dos jóvenes debajo de un árbol de otoño
se declaraban su amor.
- Violet te cite porque tengo algo que decirte.
Felix suspiro y continuo con su discurso:
- Me gustas, me gustas, muchísimo. Te amo con toda mi alma Violet.
Violet quedo sorprendida ante la declaración de Feliz. La joven le dijo:
- Tú también me gustas Felix.
Después de decir esas palabras, Violet acerco su rostro al de Felix hasta quedar labio con
labio, fundiéndose en un profundo beso.
Pero algo interrumpía su felicidad, sus familias se odiaban, porque la madre de Felix fue la
ex esposa del padre de Violet. Entonces, decidieron amarse a escondidas, lejos de los
conflictos de su familia. Así fue como empezaron su romance.
Los días pasaban y ellos más se enamoraban. A veces en el día salían a hurtadillas de sus
cuartos para encontrarse bajo el árbol en que se declararon su amor. En las noches Felix
visitaba a su amada en su balcón. Pero un día Feliz decidió subir aquel balcón para poder
estar en los brazos de su amada. De repente el rey entro los observo y hablo:
- Violet, ¿qué haces con este chicho? Si te dijimos que debías dejar de verlo.
Violet habla:
- Papá yo lo amo, ¿por qué me prohíbes amar?
El padre se quedó cayado mientras que con su mirada ultrajaba al joven.
Felix habla:
- Señor con respecto le pido que me deje amar a su hija. Se que nuestras familias se
odian, pero eso no impide que yo ame a su hija.
- Felix, aléjate de la vida de mi hija, no quiero volverte a ver mis terrenos, si en dado
caso se te ocurriera pisar mi casa o ver a mi hija, te juro que decapito yo mismo.
- Papá no, si cumples tal amenaza tendrás que olvidarte de mí. Además, que te ha el
derecho de prohibirme amar, es como si te prohibiera amar a mamá.
El rey levanta su mano de manera amenazante, seguido a ello cachetea a Violet. Felix
reacciona desenfundando y blandiendo su espada. Violet se interpuso entre los dos y
dijo:
- Mi amado Felix, luego hablaremos. Te prometo que todo estará bien.
El rey dijo:
- Sí, mejor lárgate como la vil alimaña que eres.
A lo que Felix responde:
- Me voy, pero no por usted señor sino por ella, para que no sufra.
Los dos amantes se despidieron con un tierno beso. Luego, bajo lentamente por aquel
balcón.
Violet salió corriendo al baño. Su padre furioso le dijo a Violet:
- Ven aquí.
Violet lo dejo con la palabra en mano y salió.
Entra la madre, sale Violet.
- No puedes prohibirle amar a nuestra hija, ella ya tiene 18 años y es libre. Además,
mi rencor no es con el joven. El odio que siento por esa familia no me da derecho de
prohibirle amar a mi hija, y tú que eres su padre deberías apoyarla. Así que vete a
reflexionas mientras iré a hablar con ella.
El padre salió de la habitación. La madre entra al baño en donde está Violet.
- Hija disculpa a tu padre, toma una actitud incorrecta.
- Mamá, siento dolor y me pesa de corazón alejarme de mi amor.
- Sí, hija. Te daré un consejo para eliminar ese dolor, ve a buscarlo y habla con él.
Dile que yo los apoyo y les doy mi bendición. Así odie a esa familia, tú tienes
derecho amar. Ve mi niña a demostrar aquel amor que crece cada día más.
Violet salió del castillo y se dirigió cabalgando al reino de su amor. Al llegar al castillo
de su amor, le pregunto a una empleada que los ayudaba en este amor prohibido, por el
paradero de Felix. Ella le dijo que estaba en su habitación.
Violet llega a los aposentos de su amor en donde lo encuentra llorando, sentado en el
suelo con una copa de licor en su mano. Ella entro lentamente y con su dulce voz lo
llamo:
- Felix.
Él se levantó rápidamente y le dijo:
- Violet, ¿qué haces aquí?
- He venido, para decirte que mi madre nos apoya y nos ha dado su bendición para
estar juntos. Sin embargo, mi padre no ha cambiado de parecer. También, he venido
porque te amo demasiado y no quiero vivir sin ti.
- Amor mío, lo sé, pero las palabras se las lleva el viento. Pero lo que te digo es de
corazón amada mía, vámonos lejos y tengamos una familia.
- Que más quisiera que una vida contigo, pero es mi deber como hija quedarme con
mis padres, pues si huyo contigo mi madre quedara sola y mi padre me odiara.
- No amada mía, que no te importe tu padre, pues él es egoísta y no quiere verme.
- Sí, es verdad lo que dices, así que hablare con mi madre y dejare a mi padre.
- Amada mía quédate hasta que amanezca.
- Está bien, mi amor, pasare la noche junto.
Los dos se dirigieron a la cama para acostarse y dormir entrelazados.
A la mañana siguiente Violet se despierta y se da cuenta que es tarde. Coge su ropa
apuradamente y sale, pero antes le da un beso a su amado.
Al llegar a su reino vio a su padre muy enojado mientras que su madre le hacia señas para
que se dirigiera a la pieza. Aunque el padre la vio y furioso dijo:
- ¿Violet dónde estuviste?
- Estaba con mi amor, es decir con Felix.
- Te lo adverti Violet.
- Papá no lo hagas, te lo imploro.
Su madre miro a su hija y le dijo:
- Ve a tu cuarto, es mejor así.
- Mamá, ¿dónde quedo todo lo que me dijiste?
- Mi amada niña, espero puedas perdonarme.
Pasaban los días y Violet dejo de visitar a Felix. Ella lloraba todo el tiempo mientras trataba
de ingeniarse planes para escapar y encontrarse con su amor, pero no era posible, pues su
padre la tenía vigilada y encerrada en su cuarto. Mientras Violet sufría y buscaba una forma
para estar con su amado, este por su parte no había ido en su búsqueda; aún menos ni había
tratado de comunicarse con ella por medio de cartas que se solían enviar con la
servidumbre.
Una noche Violet estaba acostada en su cama y en un eterno letargo hasta que escucha su
nombre.
- Violet, Violet.
Ella se levantó, se asomó al balcón y vio a su amor, su corazón dio un vuelvo de alegría.
Llorando le pidió que viniera a su rescate, así que este hayo la forma de subir por el balcón.
Al llegar ahí se abrazaron largamente hasta que Felix le dijo:
- Mi amada, perdóname por no haber venido antes. Pero a mí también me tenían
prisionero en mi propio cuarto. Sólo hoy halle la forma de escaparme y venir
corriendo en busca de tu regazo.
- Pero ¿por qué estabas encerrado?
- Tu padre hablo con el mío y le dijo cosas horribles, por eso amor mío he venido por
ti, ¡vámonos!, ¡vámonos lejos! Solo tenemos hasta esta noche.
- Sí, pero qué pasara con mis padres. Necesito un tiempo para pensar y poder tomar
una decisión.
- Está bien mi amor, te daré un mes y volveré cuando este se cumpla para escuchar tu
respuesta, amada mía.
Antes de que Felix partiera se abrazaron y besaron apasionadamente. Los dos
prometieron volver a verse cuando se cumpliera el mes. Sin embargo, los amantes no
contaban que aquella promesa no se cumpliría y ese sería su ultimo beso.
Los días pasaban, pero Violet aún no sabía que decisión iba a tomar hasta que un día su
padre entro a su habitación y le dijo:
- Qué o quién se ha adueñado de tu mente.
- No es nada, papá.
- Mira Violet, tenemos que hablar seriamente así que siéntate. Como tú lo sabes te
prohibí ver con Felix, pero, ahora iras a buscarlo y le dirás lo siguiente, dile:
- Que ya no quieres estar con él ni volver a verlo, que tú solo estabas
experimentando, por ende, todo lo que tuvieron fue falso, solo era para divertirte.
- Pero papá, por qué debo de obedecerte e ir en contra de lo que siento, yo a él lo
amo.
- Sino me obedeces me vere obligado a desquitar toda la rabia y odio que siento hacia
tu madre, la usare como mi saco de boxeo.
El padre se levanta, pero antes de que saliera Violet le dijo:
- No te atrevas.
Pero, el padre la ignoro y salió de la habitación.
Los días pasaban mientras las palabras de su padre la agobiaban. No dejaba de pensar
en las consecuencias que pagaría su madre si se iba. Por fin comprendió que no había
otra salida, pues no podía hacer que su madre pagara el precio de su felicidad. Al ver
que no encontraba otra salida, que estaba contra la pared y la espada, comenzó a pensar
en las palabras que le iba a decir, sin embargo, inmediatamente volvía a buscar alguna
salida. De esta forma pasaron sus días hasta que se cumplió el mes. En ese mes Violet
no pudo salir de su cuarto, era otra prisionera del reino con la única diferencia de tener
una celda lujosa.
Felix llego por la noche en busca de su amada, como lo voy a prometido hace un mes.
Felix emocionado escalo por las ramas de las plantas que se trepaban por las paredes
del castillo. Una vez llego al balcón abrió las puertas que lo separaban de ir a los brazos
de su amada. Cuando ingreso a la habitación, vio que seguía tan hermosa como el
primer día que la vio tal vez hasta un poco más, pues su hermosa cabellera seguía
teniendo el brillo, volumen y sedosidad de siempre; sus ojos color cielo, además de
aquella piel de porcelana. Felix se acerco a Violet y le dijo:
- Mi amada Violet, dime si para ti este tiempo lejos no ha sido una tortura. Dime si
has logrado ser feliz, cómo te has sentido. He venido en busca de tu respuesta y de
ti, sobre todo he venido por ti.
- Felix, mira ya he tomado mi decisión y es no. Me sincerare contigo arriesgándome a
que llegues a odiarme. La verdad tu solo fuiste pasajero, quería experimentar y tú
estabas disponible. Lo lamento. Las palabras se la llevan el viento, pero el amor se
denostaba, sin embargo, yo no te puedo dar ese amor.
- Pero mi amor, podemos intentarlo una vez más, no me dejes solo, te lo suplico.
Felix se arrodilla y le abraza piernas, llorando dice:
- No te alejes de mí, sé que solo dices eso porque te da miedo dejar a tus padres.
El padre de Violet entra a la habitación y dice en tono autoritario
- Felix Alargate, sal ya mismo de mi reino y no vuelvas pie en este o cumpliré de
decapitarte.
Felix se levanta, se acerca a Violet poniéndose a tan solo unos centímetros de distancia
de sus labios.
- ¿Dónde quedo ese amor, aquellos besos, abrazos y te amo? Respóndeme amada
mía. Si tú no estás a mi lado, la tristeza me devorara hasta los huesos, y con mi
último aliento seguiré llamándote para que vengas a salvarme.
Felix al ver que Violet seguía inmutable decidió abrazarla tan fuerte que casi se funden
en uno solo, sin embargo, Violet seguía igual. Felix contempla por última vez el rostro
de su amada. Comprendió que este era el adiós, así que se alejó hasta desvanecerse en la
oscuridad.
El padre de Violet con una sonrisa en su rostro dijo:
- Bien hecho.
El padre sale del cuarto. Violet queda sola en la oscuridad abrazadora de su cuarto mientras
la tristeza la acompañaba. Pasaron los días, pero la depresión en Violet y la melancolía no
se iban, parecía que cada día aumentaban más. Era un completo tormento estar alejada de
su amor, para Felix tampoco fue fácil, este decidió ahogar sus penas en la bebida.
Aquel amor prohibido había sido lo más apasionante que le había pasado, Felix no podía
creer que esto terminara, así que se dijo para sus adentros que la iría a buscar y la
recuperaría así tuviera que dar su vida. Ese mismo día fue cabalgando hacia el reino de su
amada, al entrar allí pregunto a un campesino si sabía dónde estaba la princesa, este le dijo
que no perdiera pues ya se había casado. Felix no creyó las palabras del hombre, así que fue
a buscarla, pero cuando llego vio que esta estaba con otro hombre. Al ver esto Felix partió
decepcionado de ver como su amada, su reina lo había dejado. Saliendo de los terrenos del
castillo se encontró con la empleada que los había ayudado en su amor, esta le dijo:
- Ah mi querido joven, me duele verte así. Veo que ya te has enterado de que Violet
contrajo nupcias con otro hombre.
Felix no sabía que responder, así que prefirió alejarse para evitar que vieran sus lágrimas
derramarse. Sin embargo, la empleada olvido decirle que Violet se había enamorado de otro
hombre. Mientras se alejaba vio aquel balcón, llegando a su memoria todos los bellos
momentos, besos y promesas de amor que se habían hecho en este. En ese momento Violet
salió, provocando que sus miradas se cruzaran. Felix decidió alejarse, no iba a permitir que
lo vieran llorar.
Los meses pasaron y cada uno vivía destinos diferentes, Violet era feliz con su nuevo amor,
pero Feliz no lograba superar haberla perdido. Sin embargo, a veces la felicidad llegaba a
Felix, pues este se alegraba por su amada. Aunque, los años pasaron Felix no logro rehacer
su vida, pues este había caído en un estado de depresión extrema hasta el punto de no
probar bocado. Felix estaba en un estado lamentable al borde de la muerte, pero aún la
seguía amando al punto de que con su último aliento siguió llamando a Violet, pero esta no
vino. Felix había muerto por aquel amor prohibido que nunca alcanzo. Pero Violet vivió
feliz y jamás se enteró de la cruel vida que vivió Felix por su rechazo.

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