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¿CÓMO SABER QUE EL ESPÍRITU SANTO ESTÁ EN

MÍ?

Muchos piensan que desde que uno cree en Jesucristo se recibe el Espíritu Santo, usando
como texto para su fundamento Efesios 1:13, el cual dice: “En él también vosotros,
habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de nuestra salvación, y habiendo creído
en él fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”; sin embargo, nos damos
cuenta, por la misma escritura, que en realidad esta interpretación no es correcta ya que
en el libro de los Hechos se nos enseña lo contrario.

En Hechos capítulo 8: 4-12 se nos narra acerca de la predicación de Felipe en la ciudad de


Samaria. Se nos dice que “…la gente, unánime, escuchaba atentamente… OYENDO Y
VIENDO LAS SEÑALES QUE HACÍA porque de muchos que tenían espíritus inmundos salían
estos dando grandes voces (LIBERACIÓN), y muchos paralíticos y cojos eran sanados
(MILAGROS Y SANIDADES); …había GRAN GOZO en aquella ciudad… pero cuando creyeron
a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, SE
BAUTIZABAN hombres y mujeres”.

Podemos resumir que la gente oía, escuchaba y creía (como dice Efesios 1:13), había
liberación, milagros, sanidades y aún se bautizaron; pero había un problema, aún con
todo, NO HABÍAN RECIBIDO EL ESPÍRITU SANTO y enviaron a Pedro y a Juan para que
oraran por ellos “… para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún NO HABIA
DESCENDIDO SOBRE NINGUNO DE ELLOS, sino que SOLAMENTE HABÍAN SIDO
BAUTIZADOS EN EL NOMBRE DE JESÚS” (v15-16)

Por lo antes expuesto, podemos afirmar que una persona puede experimentar lo
mismo que los Samaritanos e incluso bautizarse, pero también es probable que no reciba
el Espíritu Santo al igual que ellos, pero ¿cómo es que Felipe se daba cuenta que no tenían
el Espíritu Santo?, esta pregunta es importante pues el método o la forma en que Felipe
se daba cuenta es la misma para nuestros días.

¿CÓMO SABER SI UNA PERSONA TIENE EL


ESPÍRITU SANTO?

En Hechos 10:43-47 se nos da la respuesta a esta interrogante. En estos versículos


se nos dice que mientras Pedro estaba predicando, “el Espíritu Santo CAYÓ SOBRE LOS
QUE OÍAN EL DISCURSO y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se
quedaron atónitos de que también sobre los gentiles SE DERRAMASE EL DON DEL
ESPÍRITU SANTO” (V44-45), los que acompañaban al apóstol sabían que en ese instante
se estaba derramando el Espíritu Santo, pero al igual que Felipe, ellos sabían “ PORQUE
LOS OÍAN QUE HABLABAN EN Lenguas…”

"y estas señales seguirán a los que creen… hablarán nuevas lenguas” (Marcos
16:17). La señal no es llorar, no es saltar, no es reír, no es caer de espaldas (pues los que
retrocedieron y cayeron a tierra fueron los enemigos de Jesús cuando llegaron a llevarlo
preso en Juan 18:6), LA SEÑAL ES HABLAR EN LENGUAS.

En Hechos 2: 4 dice que “…fueron todos LLENOS del Espíritu Santo y


COMENZARON A HABLAR EN OTRAS LENGUAS…”, los apóstoles fueron llenos del Espíritu y
es lo mismo que decir que se derramó sobre ellos, por tal razón Pedro dice: “Mas esto es
lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, DERRAMARÉ DE MI
ESPÍRITU…” (V17).

A esta experiencia Jesús la llamó bautismo del Espíritu Santo al decir: “Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, más vosotros seréis BAUTIZADOS CON EL ESPÍRITU SANTO
dentro de no muchos días” (Hechos 1:5). El apóstol Pedro a este bautismo lo llama don al
expresar en su discurso “… y recibiréis el DON DEL ESPÍRITU SANTO” (Hechos 2:39) y en
Hechos 10:47 cuando se derramó el don dijo: “…estos que han RECIBIDO EL ESPÍRITU
SANTO TAMBIÉN COMO NOSOTROS”, es decir, que recibir el Espíritu Santo es lo mismo
que recibir el don del Espíritu Santo, que se derrame, que caiga sobre nosotros, que nos
bautice con su Espíritu, que seamos llenos.

El versículo que se menciona al inicio de este tema (Efesios 1:13) no quiere decir
que desde que creemos o nos bautizamos ya tenemos el Espíritu Santo, pues la señal es
hablar en lenguas.
Lo que el apóstol Pablo está haciendo es recordándoles a los Efesios el momento en el
cual recibieron el Espíritu Santo, pues ellos debieron experimentar el hablar en lenguas tal
como sucedió cuando Pablo llegó a Efesio (Hechos 19) donde “…habiéndoles impuesto
Pablo las manos vino sobre ellos el Espíritu Santo; Y HABLABAN EN LENGUAS…” (V6)

Es importante tener en cuenta que también existe el don de diversos géneros de


lenguas y esto tiende a confundir a algunos. La señal de que hemos recibido el Espíritu
Santo es hablar en lenguas, sin embargo, muchos después de recibirlo no continúan
hablando en lenguas constantemente, razón por la cual, sienten preocupación al pensar si
en realidad tienen o no el Espíritu Santo. Todos debemos hablar en lenguas como señal
de que hemos recibido el Espíritu Santo, pero no a todos se nos dará el don de diversos
géneros de lenguas.

Para tener dones del Espíritu Santo, primero hay que recibir el Espíritu Santo
y su señal es hablar en lenguas, posteriormente se nos puede dar dones de sanidad,
hacer milagros, diversos géneros de lenguas, etc., así que no hay que preocuparse si
usted no continúa hablando en lenguas como lo hacen otros porque ellos tienen ese otro
don de diversos géneros de lengua y a usted quizás Dios le ha dado otros dones para el
servicio de Dios; pero desde el momento que habló en lenguas la primera vez fue lleno,
sellado, bautizado con el Espíritu Santo.

“…Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo no es de él” (Romanos 8:9)


EL ESPÍRITU SANTO PRÉDICA

Prédica escrita sobre el Espíritu Santo

Quizás en este escrito no se aborde todo lo que implica recibir el Espíritu Santo, pero
mencionaré algunos puntos a considerar a cerca de la importancia del Espíritu Santo para
nuestra salvación.

RECIBIR EL ESPÍRITU SANTO PARA NACER DE


NUEVO

El Espíritu Santo y la Salvación

Jesús le dijo a Nicodemo “…que el que no naciere de agua Y DEL ESPÍRITU, NO


PUEDE ENTRAR en el reino de Dios” (Juan 3:5). El versículo 6 habla de la diferencia
entre nacer de la carne “y lo que es NACIDO DEL ESPÍRITU”, y el verso 8 nuevamente
repite: “… Todo aquel que es NACIDO DEL ESPÍRITU…”; es decir, que repitió tres
veces lo mismo y, sin duda alguna, nosotros como creyente debemos experimentar
ese nacer del Espíritu. Nacemos en el espíritu y somos adoptados como hijos de Dios al
recibir el Espíritu Santo “…por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8:15).

RECIBIR EL ESPÍRITU SANTO NOS HACE PARTE


DEL CUERPO DE CRISTO
Jesucristo dijo: “…Seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”
(Hechos 1:5), lo cual se cumplió en Hechos 2:4 cuando “… fueron todos llenos del
Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas…”. Ser lleno se refiere a ser
bautizado, tal como Jesús lo había declarado anteriormente. El apóstol Pedro lo llamó don
del Espíritu Santo, al hablar del mismo acontecimiento en Hechos 2:38 al decir: “…y
recibiréis el don del Espíritu Santo”. De igual forma, el apóstol Pedro, después de
expresar que se derramó el “…don del Espíritu Santo” (Hechos 10:45), dijo: “… Estos
que han RECIBIDO EL ESPÍRITU SANTO…” (Hechos 10:47), dándonos a entender
que es lo mismo bautismo del Espíritu Santo, llenura del Espíritu Santo y recibir el
Espíritu Santo.

Lo antes expuesto es importante, porque el apóstol Pablo en 1 Corintios 12:13 dice:


“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo…”, refiriéndose al
cuerpo de Cristo, al cual pasamos a ser parte por medio del bautismo del Espíritu Santo. Sin
pentecostés no hay iglesia, pero qué bueno que se derramó el Espíritu Santo bautizándonos
para pertenecer al Cuerpo de Cristo.

AL RECIBIR EL ESPÍRITU SOMOS SELLADOS


PARA EL DÍA DE LA REDENCIÓN

Efesios 4:30 dice: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual FUISTEIS
SELLADOS PARA EL DÍA DE LA REDENCIÓN”, en otras palabras, el Espíritu Santo,
es el sello que nos brinda la seguridad de que Dios nos dará nuestra herencia hasta el día de
la redención.

En Romanos 8:23, Pablo habla de “…la redención de nuestro cuerpo”, refiriéndose al día
en que Cristo venga por su iglesia. En el versículo 11 lo dice en forma más clara: “ Y SI EL
ESPÍRITU de aquel que levantó de los muertos a Jesús MORA EN VOSOTROS, el que
levantó de los muertos a Cristo Jesús VIVIFICARÁ VUESTROS
CUERPOS mortales POR SU ESPÍRITU que MORA EN VOSOTROS”. Es el Espíritu
Santo el que transformará este cuerpo mortal cuando Jesús venga por su iglesia.

“…No todos dormiremos, pero todos seremos transformados…en un momento, en un abrir


y cerrar de ojos… los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos
transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción y esto
mortal se vista de inmortalidad” (1Corintios 15:51-53). Los versículos anteriores nos
enseñan que seremos transformados, pero es necesario recibir el Espíritu Santo porque “…
SI ALGUNO NO TIENE EL ESPÍRITU DE CRISTO, NO ES DE ÉL”.

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