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Techos

Involucra o nos referimos a un aspecto amplio de los edificios.

Etimológicamente nos viene del latín tectum, y este del verbo tegere:

cubrir, ocultar, proteger.

Como Definición decimos: Conjunto de elementos que conforman la parte superior


de un edificio, que lo cubre y cierra. Se compone por un sistema estructural y una
cubierta.

Nos proporciona Abrigo, Seguridad y Símbolo. Estos tres conceptos son


esencialmente subjetivos, aunque para cumplir con el primero por lo menos nos
debe proporcionar las condiciones que nuestra biología requiere, aunque
dependiendo de la edad, costumbres, etc, este abrigo también es relativo. En
cuanto a la seguridad tiene que ver con las expectativas de los ocupantes, lo
mismo que lo que este techo transmite, comunica, representa de sus dueños. En
síntesis, el techo no será bien visto si a los ojos de los usuarios del edificio no
cumple con las expectativas de estos.

Teniendo en cuenta la parte de la definición de arquitectura que nos dice que…”el


edificio como un sistema de funciones que se concreta a través de materiales y
tecnología”, específicamente la función es la interacción entre dos partes, esto es
las solicitaciones o requerimientos que nos propone el medio y la respuesta que a
esto dan los materiales o el conjunto de sus combinaciones de que una de las
partes del edificio, para este caso “el techo”.

Mínimamente, nuestro techo ha de dar respuesta a las cinco solicitaciones


básicas: Solicitación mecánica, solicitación térmica, solicitación higrotérmica,
solicitación hidrófuga y solicitación acústica. Si que se agoten en este listado, por
ejemplo la respuesta a la demanda económica o la legal, etc.

Mecánicamente tenemos las “cargas” que constituyen las solicitaciones, y su


respuesta será la Estructura del techo, lo que lo sostiene. Esto amerita un análisis
pormenorizado de aquellas al que llamamos “análisis de cargas”, resultando en una
ponderación en kg de aquellas, las que ubicadas en una dirección y un sentido
constituyen las fuerzas que deberemos reflejar en el “diagramas de
deformaciones” al que se le opondrá un sistema de reacciones que sostendrá el
sistema en equilibrio. Luego de este análisis y elegida la materialidad aplicando
simples modelos realizaremos el predimensionado que nos acerca a la forma
definitiva. Uno de los aspectos a tener muy presente, por tratarse de placas las
que en general constituyen el “techo”, es la necesidad de “rigidizar”, esto es evitar
las deformaciones en el sentido de sus dimensiones mayores. Acá recurrimos a
imaginar, esquemas en estas placas de la única figura indeformable que es el
triángulo, a sea por el agregado de diagonales o al empleo de placas preformadas
que por su misma condición cumplen esa función. Por último se considerarán los
apoyos y vínculos. Los primeros reciben las cargas y las transmiten al resto de las
estructuras que las llevan al terreno las otras evitarán desplazamientos,
manteniendo al techo en el lugar diseñado, respecto del resto del edificio.

Hablamos de las cargas, pero ¿que las genera, cual es su origen?. La principal la
constituyen los pesos de las cosas o sea la acción de la fuerza gravitatoria. Por un
lado el “peso propio”, el de las estructuras constitutivas al que se le agregan las
“sobrecargas”, compuestas por aquello que está pero puede no estar, como las
personas, muebles, equipos, etc.

Luego debemos considerar la acción del viento que genera presión pero también
succión por lo que los techos podrán estar sometidos a esfuerzos de flexión hacia
ambas caras. La lluvia, la nieve, el granizo, los sismos, son generadores de
cargas, en ocasiones muy importantes. La última, en nuestra región, no es
significativa pero en lugares próximos a la cordillera si lo es y es objeto de toda
una especialización.

Así podemos organizar los techos según la deformación predominante con lo que
tendremos los techos de compresión, a partir del concepto estructural del arco,
tales como las bóvedas de cañón corrido y las cúpulas. Recordemos que por no
registras deformaciones de tracción podrán ser construidas solamente con
materiales capaces de absorber deformaciones de compresión tales como la
piedra, ladrillos, mampuestos en general.

Techos en los que registramos deformaciones de compresión y de tracción


(separadas) constituidos por los llamados reticulados en los que cada barra
absorbe una deformación distinta, estos según su forma podrán ser reticulados
bidimensionales, o sea que se arman en un plano que se repita como el de las
cabriadas, o reticulados tridimensionales en los que las barras se disponen en un
espacio, o sea que las encontramos en un plano pero a su vez unidas entre sí.

Por último tenemos los techos sometidos a deformaciones de Flexión, por lo que
registramos deformaciones de tracción y compresión combinadas e inseparables.
Tal el caso de las estructuras lineales constituidas por vigas, y las planas que se
registran en las losas.

Cabe recordar que siempre hablamos de esfuerzos y deformaciones


predominantes, ya que aquellos nunca o rara vez se registran puros.
Como ya se mencionó todo techo básicamente está compuesto por un sistema
estructural que lo sostiene mecánicamente y puede absorber total o parcialmente
otras solicitaciones como es el caso de las losas, o está compuesto por mas de un
sistema, apareciendo la cubierta, que absorbe la solicitación hidrófuga y total o
parcialmente las otras solicitaciones.

Es así que para el sistema estructural puede estar constituido por una estructura
principal y otra u otras secundarias, como en los techos armados con madera o
hierro, podemos tener, vigas, terciales, cabios, correas, etc. Sostenidas unas por
otras, manejado de esa manera una de las variables de estas estructuras como
son las luces, o distancia entre los apoyos.

En el caso de la solicitación hidrófuga, las consideraciones generales que


debemos atender son:

• pendientes mínimas, esto depende del material, si es o no permeable, si


es o no continuo, y la influencia del viento en tanto genera una fuerza capaz
de remontar una pendiente.

• barrera fidrófuga, comprender que todo el edificio debe estar protegido,


claro está que cada parte de el requerirá una solución distinta. En algunas
oportunidades se toma un recaudo adicional, por ejemplo la aislación en
muros requiere de dos capas horizontales, unidas lateralmente, esto es
conocido como el cajón hidrófugo, en el caso de algunos techos, bajo la
cubierta principal (tejas, chapas, pizarras, etc.) se coloca otra aislación
hidrófuga en general de menor resistencia mecánica pero eficaz para
impedir el paso del agua (roberoil, tybeck, etc)

• protección por diseño, como se dijo con impedir la aproximación del agua
a una superficie, esta estará protegida, tal el caso de las galerías, aleros o
similares. Es un recurso en el que no aparecen ni mas ni nuevos
materiales.

• escurrimiento de agua de lluvia, es fácil suponer que en definitiva al agua


no solo hay que impedir que “entre” al edificio, sino conducirla para su
oportuna evacuación, o sea derivarla desde nuestros techos, patios, etc
hacia nuestro terreno y luego, total o parcialmente, derivarla al sistema
público de evacuación de agua pluvial. Esto requiere de un diseño de todo
el sistema en el inicio de nuestro anteproyecto.

• encuentros interferencias, será inevitable que algunas partes del edificio


sea “perforadas” por cañerías de ventilaciones, humos, ingreso del agua de
tanque, otros servicios, etc. Tanto la localización de estas interferencias
como su solución, deben ser objeto de diseño deteniéndonos en su
expresión estética, y en su solución particular, en general dan lugar a la
colocación de zinguería adecuada, que son piezas de transición segura
entre un material y otro.

Las variables determinantes son la continuidad o discontinuidad de la barrera


hidrófuga y consecuentemente la pendiente o sea la diferencia de altura entre un
punto y otro. Para las cubiertas continuas será la mínima que impida la
acumulación de agua. Mientras que para las conformadas por piezas, la pendiente
mínima será la necesaria para que el agua no pueda retroceder entre pieza y
pieza, dependiendo del tamaño del material, su sistema de encastre y los vientos
característicos de la zona. Así techos de pizarras lisas requerirán pendientes del
orden del 70%, para tejas cerámicas dependiendo del tipo del 45 al 35%, mientras
que para chapas metálicas del 11 al 5%, siendo estos valores indicativos.

Las membranas ya sean asfálticas o acuosas se materializan con mas de una


capa del mismo material a los efectos de aumentar su espesor, sus principales
características su impermeabilidad como capa en cualquier posición en la que se
la coloque, y la posibilidad de darle la forma exacta de la construcción que se
quiere recubrir, ya que por tratarse de un fluido tomará la forma del que lo
contenga.

En cuanto al comportamiento frente a la solicitación acústica, cabe destacar que


si bien, son en principio los muros los mas afectados por el desplazamiento de los
ruidos, no debemos descartar los que si pueden llegar desde el cielo, como por
ejemplo el tránsito de aviones en barrios próximos a los aeropuertos. A esto hay
que sumarle que la mayoría de los techos de viviendas son los llamados techos
livianos, y esto constituye de por sí un inconveniente al momento de detener los
ruidos, acá se aplicará la teoría de masa resorte masa, en lugar de la teoría de
masas válida para muros y techos de hormigón o mampostería.

En cuanto a la solicitación térmica e higrotérmica, caben las mismas


consideraciones que para el resto de la envolvente, pudiendo aplicar los modelos
ya estudiados, como herramientas de diseño. Sí, cabe recordar que los techos por
su posición relativa (parte superior) mediante la convección en el interior de la
vivienda estarán mas propensos a perder mayor energía térmica, ya que por lo
dicho la diferencia térmica será mayor. Consecuentemente, las condiciones de
aislación deberán compensar aquella pérdida.

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