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1.

Podría calificarlo como un cuento fantástico, ya que los sucesos que ocurren son
irrealistas y es imposible que pasen. Claro ejemplo el hecho de que pueda ver, y estar
vivo estando sin cabeza.

Podría pertenecer a miedo, ya que el hecho de que alguien se encuentre sin cabeza lo
hace algo tenebroso.

2. Es imposible que sea un cuento realista, ya que un ser humano no puede hacer su día a
día sin una de sus partes más vitales como es la cabeza. Es algo irrealista.

3. Es un narrador protagonista en primera persona. Lo cuenta desde su punto de vista, lo


que hace vivir más su experiencia en la historia.

4. Por fin, apliqué mis dedos a la vértebra cortada como un troncho de col; palpé los
músculos, los tendones, los coágulos de sangre, todo seco, insensible, tendiendo a
endurecerse ya, como espesa papilla que al contacto del aire se acartona... Metí el
dedo en la tráquea; tosí... metilo también en el esófago, que funcionó automáticamente
queriendo tragárselo... recorrí el circuito de piel de afilado borde... Nada, no cabía dudar
ya. El infalible tacto daba fe de aquel horroroso, inaudito hecho. Yo, yo mismo,
reconociéndome vivo, pensante, y hasta en perfecto estado de salud física, no tenía
cabeza.

5. La principal textología es la narración. Aunque también aparece diálogo cuando el


protagonista va a hablar con el sacerdote.

6. Al sentarme con ella, me propuso negociar por la cabeza. Su propuesta fue algo
aterradora e indecisa. Me propuso mi cabeza por mis brazos. Fue una decisión muy
dura. Ya que, en la vida hay muchas personas sin brazos, pero ninguna sin cabeza, así
la sociedad no me miraría tan mal. Acepté su decisión. Fue un poco complicado. Luego
pensé, ¿y el peine? Me dirigí hasta una habitación oscura. Allí me quedé durante unos
minutos, y al salir, aparecí con la cabeza y sin brazos. Luego de eso, la mujer empezó a
peinarse. Poco a poco su cabello se iba transformando en hilos, como si de una
muñeca se tratase. Siguió así hasta quedarse calva. De repente se quita la cara, ya que
llevaba una máscara. Resultó ser el sacerdote al cual recurrí para encontrarle una
solución a lo de mi cabeza. Todo resultó ser una amenaza por su parte.

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