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Título: MU.

Historia Contemporánea (Universidad de Valencia)

Asignatura: Las Culturas Políticas de la Izquierda en España (II) Anarquismo y Feminismo

Profesor: Francisco Javier Navarro Navarro

Curso: 2014-2015

Ángel Pestaña:
Del anarcosindicalismo al
sindicalismo político.

MARCELO GUILLÉN GARCÍA

1
Índice
Páginas

1. Introducción …………………………………………………..….………………..…………………..3-4

2. Estado del la Cuestión: una aproximación al anarquismo en España………....4-10

 Surgimiento y características fundamentales……………..……………….....4-5

 El anarcosindicalismo como excepcionalidad española…………………….5-6

 El antipoliticismo como principio doctrinal…………………………….………..6-7

 El desarrollo de la CNT……………………………………………………………………..7-9

 Dos líneas en una organización………………………………………………………9-10

 Pestaña y la evolución del pensamiento sindicalista….………………..10-17

 Primeros años…………………………………………………………………..…………10-11

 En la dictadura: defensa del posibilismo……..……………………..……….11-13

 La Reorganización……………………………………………………………………….13-15

 La coyuntura republicana……………………………………………………………15-17

3. Escisión de la escisión: El Partido Sindicalista………………..………..………..…....17-22

 Un punto de inflexión. Camino al sindicalismo político……….…....17-20

 Un partido al servicio del sindicato……………………………………………20-22

4. Conclusión………………………………………………………………………..…………………..22-25

5. Bibliografía…………………………………………………………………………………………..…….26

2
1. Introducción
En las siguientes líneas vamos a desarrollar el trabajo para la asignatura Culturas Políticas de la
Izquierda (II) del máster de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia, en el cual
abordaremos uno de los temas relacionados con el contenido de la asignatura donde tratamos
dos de las culturas políticas destacables en la España del siglo XX como son el feminismo y el
anarquismo. En este caso, hemos escogido un tema relacionado con la cultura política
anarquista para el presente trabajo ya que nos servirá de estado de la cuestión y análisis
introductorio para abordar, más amplia y exhaustivamente, este mismo tema que también
tratamos en el Trabajo Final del presente máster.

El tema que vamos a tratar gira en torno a la conformación y desarrollo de un pequeño partido
político en el periodo de la Segunda República española, nos referimos al Partido Sindicalista,
fundado por Ángel Pestaña en el año 1934, que plasmaba la existencia de un partido
construido sobre los principios del sindicalismo y del anarquismo. En este trabajo, nuestro
análisis va a versar sobre uno de los aspectos más polémicos y excepcionales que se plantean
en torno a la ideología o cultura política anarquista, ya que el surgimiento de este partido
político como instrumento para canalizar las ideas y los principios anarquistas supone una
trasgresión o ruptura con el antipoliticismo, uno de los principios fundamentales sobre los que
esta ideología o movimiento político se basa. Nuestra intención en este trabajo será, por tanto,
situar el desarrollo teórico previó y las causas que llevaran a Pestaña, destacado militante de la
CNT, a conformar el Partido Sindicalista como un instrumento político del anarcosindicalismo y
fruto de una base doctrinal novedosa que este le dotaría.

Para abordar este análisis, en primer lugar partiremos de una introducción sobre el
anarquismo y su desarrollo en nuestro país que nos servirá para poner en situación la temática
a estudiar. Tras esto haremos un repaso a la figura de Ángel Pestaña y a su trayectoria política,
intentando analizar su evolución doctrinal y práctica como militante de la CNT, ya que sin
conocer su pensamiento no se podrá entender un partido político surgido de sus ideas. Para la
consecución de este objetivo será importante contextualizar la evolución de su pensamiento
en relación a la coyuntura histórica, sin la cual no se podrá entender el sentido de su evolución
doctrinal. Finalmente, analizaremos sintéticamente las ideas que llevaron a la formación
definitiva del Partido Sindicalista y las novedades básicas que este incorporaba, tanto en su
dimensión teórica como desde la acción política práctica. Así pues, no será pertinente un
estudio teórico del partido en sí, sino de la evolución y justificación doctrinal que llevarán a
Ángel Pestaña a conformarlo. Finalmente, terminaremos el trabajo con unas reflexiones finales

3
que nos sirvan de cara a nuestro trabajo posterior, ya que el objetivo de este trabajo es
presentarlo como estado de la cuestión y análisis teórico introductorio del Partido Sindicalista
sobre el cual posteriormente realizaremos una investigación mayor.

2. Estado de la Cuestión. Una aproximación al Anarquismo en España

Bien, para poder analizar el surgimiento del Partido Sindicalista y su significado se nos hace
necesario comenzar con una serie de presiones sobre el anarquismo, sea desde el punto de
vista teórico como de la evolución de este movimiento en nuestro país, ya que sin estas
aclaraciones se hace imposible comprender la dimensión de esta manifestación política que, a
priori, parecerá intrínsecamente contradictora.

Surgimiento y características fundamentales

El anarquismo como filosofía política nace en el seno del movimiento obrero cuando en 1872
en la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) se produce el enfrentamiento entre el
sector marxista y el sector proudhoniano, encabezado por Michael Bakunin, que termina con
la escisión de esta último. Surge así la rama denominada antipolítica o antiautoritaria como
oposición al estatalismo marxista, configurándose dos corrientes políticas que, nacidas del
socialismo utópico, iban a ser las hegemónicas dentro del movimiento obrero internacional y
que con el paso del tiempo se desarrollarían e irían tomando forma. Esto marca el inicio de
una filosofía política anarquista que ni mucho menos será monolítica, sino que como señala
Álvarez Junco: “el anarquismo no es una doctrina original y única sino una variante, o conjunto de
variantes, formada a partir de diversas herencias culturales y filosóficas”1

El anarquismo se fundamenta así en diferentes corrientes de pensamiento entre las que Junco
identifica dos principalmente y que nosotros también utilizaremos de punto de partida. Este
autor diferencia una herencia individualista que, preconizada desde los sectores intelectuales,
conciben el anarquismo como la liberación y exaltación del individuo desde una perspectiva
emancipadora ciertamente egoísta o elitista, mientras que, por el otro lado, identifica una
corriente popular o colectiva donde se concibe el anarquismo desde una sociedad
fundamentada en el progreso y en la solidaridad la cual logrará su emancipación mediante
formas cooperativistas autogestionadas. De forma muy sintética, hemos destacado dos

1
ALVAREZ, J (2010) La filosofía política del Anarquismo. En CASANOVA, J. (coord.) Tierra y Libertad. Cien años de Anarquismo en
España. ed. Crítica, Barcelona. p. 17

4
vertientes que serán importantes dentro del anarquismo, una separación que no genera dos
tipos ideales de esta corriente pero sí que señalará dos tendencias fundamentales. Pese a esto
hay que decir que, en nuestra opinión, el anarquismo no se puede entender sin su vinculación
al movimiento obrero y a la búsqueda de soluciones colectivistas.

Julián Casanova también parte de esta distinción de Álvarez Junco y destaca como en la España
del siglo XX predominó el anarquismo comunitario o solidario que convivió, en las primeras
décadas del siglo, con uno de carácter individualista y de corte europeo que se alejaba de las
masas, siguiendo las ideas de Nietzsche2. Así, en España se identifica al anarquismo como una
de las corrientes más importantes del movimiento obrero que pretende alcanzar la sociedad
sin clases, autogestionada y sin ningún tipo de autoridad, donde la emancipación del individuo
gozará de un papel importante pero complementario al objetivo principal de alcanzar la
liberación y la autogestión de los obreros.

El anarcosindicalismo como excepcionalidad española

La penetración de las ideas anarquistas en España se sitúa en la segunda mitad del siglo XVIII,
gozando de un recorrido muy amplio hasta antes de que se proclamase la II República y donde
se centra el objeto de nuestro estudio. Con la introducción de las doctrinas proudhonianas por
parte de dos republicanos federales como Pi i Margall y Francisco Garrido, y la llegada de
Fanelli3 como emisario de la AIT para difundir las ideas bakuninistas, se provocará que los
obreros españoles se decanten por las ideas de Mijaíl Bakunin frente a las de Karl Marx. Esto
marca el inicio de una filosofía política en España, donde encontrará unos de sus principales
bastiones. Comienza así el anarquismo a arraigar en nuestro país, con diferentes formas y
manifestaciones, iniciando un camino que, pese a lo que se ha señalado, no resulta
excepcional en comparación con el resto de los países de Europa, donde la acción y la
presencia de grupos anarquistas, independientemente de sus acciones, era a finales del siglo
XIX igual o superior al que se producía en España.

La excepcionalidad española no se sitúa pues en la violencia política o en el terrorismo, como


se ha intentado señalar, ya que esto se daba también en otros lugares, sino que solo podemos
hablar de un fenómeno excepcional en nuestro país en torno al desarrollo del
anarcosindicalismo, el cual se iniciará cuando el anarquismo se reoriente hacia un sindicalismo
revolucionario. En 1910 el sindicato catalán Solidaridad Obrera se convierte en la Conferencia
2
CASANOVA, J (2001) Propaganda por el hecho, sindicalismo y revolución: la presencia del sindicalismo en la España del siglo XX.
En MOYA, A (coord.) Ideología y movimientos políticos. Las claves de la España del siglo XX. Ed. Sociedad estatal España Nuevo
Milenio, Madrid. p.147
3
Giusepe Faneli fue un anarquista italiano enviado por Bakunin a España para difundir las ideas anarquistas y conformar la sección
de la Primera Internacional en nuestro país.

5
Nacional del Trabajo (CNT) suponiendo el inicio de este cambio y del camino
anarcosindicalista. La conformación de la CNT va a ser la que defina la importancia del
anarquismo en España con su auge en el periodo de entreguerras. Este sindicato se
configuraría a modelo de la Conferencia General de Trabajadores francesa pero, sin embargo,
no evolucionaría hacia el socialismo como si lo haría su homólogo vecino. La CNT va a ser la
organización de referencia para el anarquismo en nuestro país que desde su configuración
hasta finalizada la Guerra Civil va a protagonizar casi tres décadas de altos y bajos, con fuertes
discusiones doctrinales y polémicas en su seno, pero siendo en este periodo la organización
sindical referente para los trabajadores españoles, junto con la UGT, y que llegaría a tener en
su punto álgido alrededor de un millón de afiliados en la Guerra Civil.

El anarcosindicalismo mostrará un fenómeno que se desarrollará también en otros países


como Argentina, Portugal o Francia pero siempre siendo España el país de referencia y donde
este fue más fuerte. El sindicato supone un punto de inflexión organizativo dentro del
anarquismo y que, en el caso español, especialmente en ciudades industrializadas como
Barcelona, será la tendencia predominante en el siglo XX. Pero esTo no quiere decir que fuera
la única opción que se configurara, ya que a principios de siglo la organización en torno a
grupos de acción, con actuaciones clandestinas, había sido la manifestación organizativa
común del movimiento anarquista. El grupo se configuraba como una organización informal
compuesta, a su vez, por pequeños grupos unidos por unos lazos muy fuertes y que suponían
la principal forma organizativa del movimiento anarquista, antes de que el sindicalismo fuera
su principal herramienta e incluso convivió junto a este.

El antipoliticismo como principio doctrinal

Como hemos visto, el anarquismo se sustenta de varias influencias y se caracteriza por


presentar diversas bases doctrinales pudiendo hablar incluso de varios anarquismos, pues
bien, en las prácticas o estrategias el movimiento anarquista presenta también
manifestaciones diferentes y opuestas entre sí, además de rasgos comunes o definitorios. Por
tanto, como señalábamos, la diversidad estratégica del anarquismo va a marcar su desarrollo
no solo en España sino en el mundo, pero lo que nos interesa ahora no es entrar en sus
peculiaridades prácticas sino en hablar de uno de sus puntos comunes.

Hemos apuntado que en la AIT surge esta filosofía política a raíz del enfrentamiento de Marx
con Bakunin por su posición sobre el poder y el Estado. El anarquismo se postulaba como una
corriente que renunciaba a conquistar el poder sino a transformar la sociedad mediante sus
prácticas y acciones. En la Comuna de París los marxistas abogaban por la formación de un

6
partido de los trabajadores, que sin renunciar a sus fines revolucionarios, competiría en el
sistema parlamentario para aprovechar las ventajas de la legalidad. Los bakuninistas
rechazarían frontalmente estas prácticas aludiendo que retrasarían la emancipación proletaria,
se convertía así el antipoliticismo, como señala Junco: “es marca de la casa o rasgo que distinguía
a los libertarios de manera tajante de cualquier otro movimiento”4

Pues bien, esto sienta las bases de uno de los principios del anarquismo como es el
apoliticismo, ya que si bien se observaran multitud de prácticas y acciones, como vuelve a
señalar el mismo autor: “nunca optaron, en teoría al menos, por la política electoral o parlamentaria. El
antielectoralismo y antiparlamentarismo fueron, en definitiva, los rasgos definitorios del anarquismo”5

Este es el elemento clave que muestra como el Partido Sindicalista supone no solo una
excepción dentro del anarquismo, sino que rompe con la que había sido una de las principales
causas del surgimiento de esta ideología como es la renuncia a la toma del poder y, por tanto,
a la acción política. La elección de una parte del anarcosindicalismo, aunque pequeña, por la
acción política marca una ruptura tanto con las prácticas del movimiento anarquista como con
uno de los pilares del anarcosindicalismo, ya que si algo lo definía era, desde luego, su
antipoliticismo6. El Partido Sindicalista suponía optar por una vía que, sin renunciar a los
principios anarquistas, entroncaba de lleno con ellos al quebrar con una de sus máximas como
era y sería el antipoliticismo. Es por ello que este será un fenómeno peculiar de estudio y que,
para abordar las causas de su surgimiento y su estudio teórico, será preciso que realicemos un
importante contextualización previa sin la cual e no se pondrá entender el abandono del
antipoliticismo de una parte del anarcosindicalismo español, en un periodo políticamente
complejo como fue la II República.

El desarrollo de la CNT

Situadas las bases del anarquismo y algunos de sus elementos que lo caracterizaron en España
será preciso hablar también del desarrollo de la CNT, sindicato sobre el cual se erigiría el
anarcosindicalismo como manifestación principal del anarquismo en nuestro país y que fue un
elemento fundamental tanto dentro del movimiento obrero como en el panorama político
español en el siglo XX.

En los primeros años del siglo el anarquismo se había mantenido en la clandestinidad como un
movimiento moderno revolucionario organizado en torno a los grupos anarquistas, estos

4
ALVAREZ, J (2010) La filosofía política del Anarquismo. En CASANOVA, J. (coord.) Tierra y Libertad. Cien años de Anarquismo en
España. ed. Crítica, Barcelona. p. 20
5
Ibídem. p. 18
6
Ibídem p. 21

7
actuaban en la ilegalidad mediante la acción directa e incluso atentados terroristas, pero estas
no fueron las únicas manifestaciones de un movimiento que fue recordado más por sus
acciones violentas que por su importante labor cultural y educativa. Con el avance del
sindicalismo este gozaría de gran importancia con la presencia de la UGT, de corte socialista y
como correa de trasmisión del PSOE, y de la nombrada CNT que pronto adoptaría el
sindicalismo revolucionario como eje de acción.

Pese a que la CNT surgió en 1910, no será hasta finales de la década cuando, con el sistema
político de la Restauración Borbónica en plena decadencia, la organización sindical comience a
ganar un verdadero protagonismo consiguiendo salir de la clandestinidad y de la represión,
afirmando su identidad ideológica antiestatal y antipolítica, mediante un sindicalismo de
acción directa, independiente de los partidos políticos y llamado a transformar la sociedad por
la revolución, como se afirmó en los Congresos de la Confederación celebrados en Sants en
1918 y el celebrado en el teatro de la Comedia en Madrid en 19197. Se conformaba así el
sindicalismo revolucionario de carácter anarquista, alejado y en contra de la acción política
pero que años después, tras muchas discrepancias doctrinales y de acción en su seno, se
formaría el Partido Sindicalista de una de sus escisiones.

Los años previos a la década de los veinte habían supuesto un gran crecimiento de los
sindicatos fruto del desarrollo de capitalismo industrial en España, propiciando sus primeros
triunfos como el de la huelga de la Canadiense8 que llevó a numerosas mejoras para el
movimiento obrero y que repercutió en la afiliación de la CNT, llegando a su punto máximo
antes de la Guerra Civil con 700.000 afiliados9. Pero en la década siguiente, la situación se
revertió y la sublevación de Primeo de Rivera supuso un fuerte golpe para una organización
que ya estaba bastante debilitada por los años de pistolerismo frente a la sindical y a la
represión. Además, tras el crecimiento provocado por la Revolución Rusa, sus desilusiones
también se plasmaron en el movimiento anarcosindicalista. Tras los exilios y detenciones que
siguieron al golpe, la organización paso a la ilegalidad debilitándola profundamente y
provocando un descenso es su activad en un periodo que estaría protagonizado por la
violencia. Como señala Junco:

7
CASANOVA, J (2001) Propaganda por el hecho, sindicalismo y revolución: la presencia del sindicalismo en la España del siglo XX.
En MOYA, A (coord.) Ideología y movimientos políticos. Las claves de la España del siglo XX. Ed. Sociedad estatal España Nuevo
Milenio, Madrid. p.150
8
Se desarrollo en febrero de 1919 en Barcelona con protagonismo de la CNT y se terminaron consiguiendo mejoras salariales,
excarcelación de detenidos y el Decreto de la Jornada Laboral de ocho horas.
9
CASANOVA, J (2001) Propaganda por el hecho, sindicalismo y revolución: la presencia del sindicalismo en la España del siglo XX.
En MOYA, A (coord.) Ideología y movimientos políticos. Las claves de la España del siglo XX. Ed. Sociedad estatal España Nuevo
Milenio, Madrid. p.150

8
“la casi inexistente inactividad sindical que se vio sustituida por interminables debates
doctrinales mientras los hombres de acción se convertían en leyenda con atracos, huidas y
viajes transoceánicos”10. La violencia política en esto años llevó a la CNT a virar hacia
posiciones más extremistas desde una posición más débil condicionada por la represión y la
clandestinidad.

Dos líneas en una organización

En estos años las diferencias doctrinales configurarían dos líneas de pensamiento y de acción
dentro de la CNT totalmente diferenciadas y que terminarían por escindir el sindicato en la
República. Por un lado, se encontraría la línea revolucionaria llamados a si mismo puristas o
idealistas, estos eran los partidarios de mantenerse en la ilegalidad durante el régimen de
Primo de Rivera y actuar mediante acciones más radicales, eran lo más favorables a la violencia
política y actuar mediante las pistolas. Entre ellos destacaría el grupo anarquista llamado los
Solidarios formado por destacados miembros como Buenaventura Durruti, Francisco Ascaso o
García Oliver. De esta línea de pensamiento, en 1927 se crearía la Federación Anarquista
Ibérica (FAI) para agrupar a los diferentes grupos anarquistas de la península y servir de para
reforzar y preservar el dogma e ideología anarquista, lo que intento que sucediera también
dentro de la CNT donde pretendían una superioridad anarquista en dicho sindicato. Por otro
lado, se encontraría la línea posibilista llamada la “sindicalista” o pragmática, partidaria de
negociar con el régimen para devolver a la CNT a la legalidad, estos se posicionaban a
preservar la independencia del sindicato de las acciones o ideas del anarquismo, concibiendo a
este como una organización más burocratizada y disciplinada, creían que por la legalización y
el refuerzo de la actividad sindical, conseguirían arraigar más en los trabajadores y crear las
condiciones para una futura revolución.

Como señala Casanova, ambas se dieron a lo largo de la historia de la CNT, imponiéndose la


primera en los tiempos de clandestinidad, cuando el sindicato era más débil y la segunda con
la legalidad de este, en momentos de restablecimiento de las libertades11, una discontinuidad
en sus líneas de pensamiento que refleja perfectamente la discontinuidad que caracterizó a la
CNT en este periodo. Pese a esto, será en la legalidad republicana cuando la línea posibilista
terminará saliéndose de la CNT, conformando a principios de 1933 sus propios sindicatos, los
llamados de Oposición, que se agruparían en torno a la Federación Sindicalista Libertaría (FSL),

10
ALVAREZ, J (2010) La filosofía política del Anarquismo. En CASANOVA, J. (coord.) Tierra y Libertad. Cien años de Anarquismo en
España. ed. Crítica, Barcelona. p. 22
11
CASANOVA, J (2001) Propaganda por el hecho, sindicalismo y revolución: la presencia del sindicalismo en la España del siglo XX.
En MOYA, A (coord.) Ideología y movimientos políticos. Las claves de la España del siglo XX. Ed. Sociedad estatal España Nuevo
Milenio, Madrid. p.148

9
como organización de defensa de los principios de un sindicalismo posibilista y apartado de las
vías insurreccionales a corto plazo que defendía la FAI. Entre los miembros de esta corriente
destacarían Juan Peiró, Juan López o el propio Ángel Pestaña, que poco después, tras
abandonar la FSL, emprendería la aventura, casi en solitario, de fundar el Partido Sindicalista.

3. Pestaña y la evolución del pensamiento sindicalista

Tras introducir lo más sintéticamente posible la trayectoria del anarquismo en España hasta la
II República española, será a partir de este periodo cuando los acontecimientos provoquen una
escisión en la CNT entre las dos líneas diferenciadas en la organización. La disputa entre ambas
corrientes que terminó con la salida del sector posibilista, fue consecuencia directa para que
Pestaña virase hacia nueva posiciones, aceptando la participación política como una solución
para que el sindicalismo fuera ganando enteros en la sociedad y consolidase su fuerza,
esperando a que las condiciones fueran favorables a la revolución social. Se nos hace por ello
necesario hacer un repaso breve a lo que suponía la figura política de Pestaña y su evolución
doctrinal, desde sus inicios de militante cenetista hasta que en la legalidad republicana
termina siendo expulsado del sindicato. Queremos observa, de esta forma, como la evolución
de su doctrina política, unido a la sucesión de hechos que se dieron en la coyuntura
republicana, lo llevaron a fundar y sentar las bases del Partido Sindicalista.

Primeros Años

Ángel Pestaña Núñez (1886) nacido en Pontevedra y de profesión relojero, pronto marcharía a
Barcelona para desarrollar una intensa tarea periodística y comenzar a militar en el
movimiento anarcosindicalista con su ingreso en la CNT en 1915. La ortodoxia anarquista y la
defensa de la acción directa individual le atribuirían un rápido ascenso en los medios
sindicalistas en sus primeros años de militancia.12 Pero, como hemos visto, este se
caracterizará por proponer una solución reformista a los problemas que aquejaban al
anarcosindicalismo. Con la adhesión de la CNT al Komintern en 1919 Pestaña es enviado al II
Congreso de la Internacional Comunista, por lo que pasará varias semanas en Rusia donde
encuentra con Lenin13. De su viaje hay que destacar la impresión que se lleva de la URSS y que
le marcará durante toda su vida política. Criticará en varias obras al sistema soviético, en
especial el régimen de partido único, afianzándose en sus postulados anarquistas y

12
ELORZA, A (1974) El sindicalismo de Ángel Pestaña. Prólogo en PESTAÑA, A. Trayectoria Sindicalista. Ed. Tebas, Madrid.p.7
13
Ángel Mª de Lera relata el encuentro en su libro Retrato de un Anarquista.

10
defendiendo la inutilidad del Estado14. Esto influirá en muchos militantes de la CNT, la cual
terminará abandonado la III Internacional en 1922.

Será en esta época, con la vuelta a la legalidad, cuando se empiecen a ver los enfrentamientos
entre las dos corrientes. Pestaña defenderá el papel de las Juntas Sindicales frente a la activad
que, al margen del sindicato, llevaban grupos como “Los Solidarios” entre los que destacaban
posteriores figuras de la FAI como Durrriti y Ascaso.

En la dictadura: defensa del posibilismo

Ya con la dictadura, el enfrentamiento entre las dos líneas aumentará y Pestaña se reafirmará
en sus postulados posibilistas de cara a la legalidad del sindicato e intentar recuperar su acción
tras una posible caída de la dictadura. Se erigirá como uno de los líderes morales del sindicato
para defender estas posturas en la CNT Y mantener el sindicalismo revolucionario. En 1925 se
reafirma en los postulados anarquistas pero defenderá de forma clara la independencia
sindical frente al anarquismo, diciendo que el anarquista que pertenezca al sindicato debe
reconocer la separación entre las dos actividades15. Por estas ideas será acusado de
revisionismo lo que aceptará de buen término porque eso supondrá, en sus palabras, saber
adaptarse al cambio histórico16 algo que lo definirá muy bien en toda su trayectoria política.
Estas ideas lo alejaban cada vez más de los grupos anarquistas, justificando la distinción
necesaria entre el anarquismo y la CNT, como exponía en Solidaridad Obrera:

En el grupo anarquista caben todos los hombres que piensen, que sientan y obren en anarquista
(…) En cambio en el Sindicato, en la organización industrial o profesional, no caben nada más
que los trabajadores, los asalariados, los que sufren la explotación del hombre por el hombre y
quieren evitarla17

Este hay que situarlo como un punto clave en lo que será su posterior justificación teórica del
pensamiento sindicalista, ya que la separación entre sindicato y anarquismo o, dicho de otra
forma, la fidelidad anarquista compatible con la neutralidad sindical, le resultará fundamental
para poder justificar la existencia del Partido Sindicalista sin renunciar a los principios del
anarquismo y caer en una contradicción doctrinal. Pese a esto, aun no considera una total
separación entre ambas ideas ya que, como señala Antonio Elorza, este todavía pensaba que la
aceptación del anarquismo podía ser positiva para el sindicato si adoptaban la ideología

14
ELORZA, A (1974) El sindicalismo de Ángel Pestaña. Prólogo en PESTAÑA, A. Trayectoria Sindicalista. Ed. Tebas, Madrid.pp.11-12
15
Ibídem. P.20
16
Ángel Pestaña: “Revisionismo”, Solidaridad Obrera, Barcelona num.17, 7 de febrero de 1925
17
Ángel Pestaña: “Los grupos anarquistas y los sindicatos”, Solidaridad Obrera, num.23 , 21 de febrero de 1925

11
anarquista la mayoría de afiliados18. Este matiz parece poco relevante pero, cuando vuelva a
hablar de la separación entre sindicato y anarquismo, ya no hará esta precisión porque, como
veremos, con la evolución de los acontecimientos y el empuje de los grupos anarquistas en el
sindicato, terminará concibiendo al sindicato como una organización apolítica.

Con el paso del tiempo y el progresivo distanciamiento de las posturas entre sindicalistas y
anarquistas, Pestaña se irá reafirmando en sus objetivos, junto a compañeros de la línea
posibilista, de que la CNT actúe en la legalidad y de forma independiente a los grupos
anarquistas los cuales, a su vez, se refirmaran en la superioridad del anarquismo dentro del
sindicato. En 1926, a través del semanario Vida Sindical, junto a otros compañeros como Peiró,
suscribirá un artículo donde declaraban al sindicato como entidad económica independiente y
neutral en la lucha de los partidos políticos por el poder. Además, de afirmar su neutralidad
ideológica, reclamaban dos objetivos como la legalización inmediata de la CNT y la apertura de
los Sindicatos que estuviesen clausurados19. La afirmación de Pestaña por la neutralidad
ideológica del sindicato no variará con la formación del Partido Sindicalista, ya que este
considera al sindicato como una herramienta destinada a mejorar los intereses económicos de
los trabajadores que no participa en política pero, como explicaremos posteriormente, esto
será matizable cuando hable del sindicalismo económico y político.

Con la fundación de la FAI, los grupos anarquistas habían puesto de manifiesto su táctica de la
trabazón para que el anarquismo fuera dominante dentro de la CNT. La línea sindicalista
también se posicionaría reafirmándose en sus posturas, configurándose como corriente
mediante el proyecto que denominaría “Unión de Militantes”. Este proyecto, impulsado por el
grupo “Solidaridad” formado a idea de Pestaña, entre los cuales se encontraba él y otros
cenetistas moderados, surgía como iniciativa conciliadora de cara a una agrupación de
tendencias dirigida a reconstruir la CNT, adecuándose al sistema legal vigente y compensando
el influjo creciente del anarquismo20. Este intento fracasó por la salida de Peiró quien
consideraba que suponía un alejamiento del anarquismo y manifestaba que, como sucedería
posteriormente, ni en la línea de los llamados posibilistas había una homogeneidad doctrinal ni
de acción.

Pese a las diferencias internas, Pestaña seguirá convencido de un posibilismo sindicalista y así
lo muestra mediante una serie de artículos en 1929 que publica bajo el título Situémonos21,

18
ELORZA, A (1974) El sindicalismo de Ángel Pestaña. Prólogo en PESTAÑA, A. Trayectoria Sindicalista. Ed. Tebas, Madrid.p.21
19
Ibídem.p.26
20
Ibídem.p.30
21
Ángel Pestaña: “Los grupos anarquistas y los sindicatos”, Solidaridad Obrera, num.23 , 21 de febrero de 1925

12
donde expone la necesidad de reorganizar la confederación en la legalidad por medio de
sindicatos profesionales y a la espera de un cambio político. Pues bien, ese cambio político
llegaría con la caída de la dictadura, en un clima casi insostenible para el anarcosindicalismo, e
iba a significar un soplo de aire para este. Se irían legalizando poco a poco sindicatos y
reagrupándose aquellos legales que sobrevivían bajo otras siglas. Con la caída de Primo de
Rivera, Pestaña iba a tomar una actitud muy criticada, como se le criticó a lo largo de su
trayectoria, sobre el posicionamiento político confederal. Este rechazará la participación
política, directa o indirecta, de la CNT en el proceso de transición pero sí que aboga por un
intervencionismo de los trabajadores en el proceso político que se abría:

No vol pas dir aixó, ni de bon tros, que ens inclinem a una participación directa ni
indirecta dins de la política dára i de fin ara; i encara som més lluny, però molt mes, del
parlamentarisme (…) Voldríem que els treballadors agrupat en la Confederació, en els
sindicatos, fossin “intervencionistes”, però des de el carrer, directament, sense altres
intermediaris.22

Observamos así como Pestaña no promulga, ni mucho menos, la intervención política en su


coherencia anarquista, pero sí que abre una vía a la intervención individual para condicionar la
transición política y restablecer las garantías anteriores. Ese mismo posicionamiento sobre el
intervencionismo individual político se observará cundo siente las bases teóricas del P.
Sindicalista, donde sigue situando al sindicato fuera de la intervención política pero sí que
concibe la intervención individual, con una justificación diferente a esta, lo que le servirá para
sentar las bases de su sindicalismo político.

Como acabamos de analizar, Pestaña a lo largo de la dictadura no se aleja en ningún momento


de sus pensamientos posibilistas sino que, como vemos, profundiza en ellos abogando por
crear las condiciones necesarias y favorables en la legalidad para el desarrollo del sindicalismo.

La Reorganización

Con la caída de la dictadura, Pestaña comenzará a sentar las beses teóricas del sindicalismo
que ya se habían atisbado en su pensamiento en estos años previos. De esta forma, comenzará
a teorizar sobre el sindicalismo, el cual todavía no concibe en la acción política, pero que la
sucesión de acontecimientos le llevará progresivamente a situar las bases de sindicalismo
como doctrina independiente y transformadora de la sociedad.

22
Ángel Pestaña “Ja ho estem”, La Campana de Gracia, Barcelona, 14-09-1929

13
Pestaña se había reunido con el director general de seguridad el general Mola para la
legalización de la CNT, la cual se producirá el 30 de abril de 1930 en los términos que estos dos
habían establecido23. Con la vuelta a la legalidad los conflictos se recrudecen y la
confederación va cogiendo fuerza, ante lo cual Pestaña publica dos folletos que irán
concretando su posición sindicalista que señalábamos. Estos son Sindicalismo. Su organización
y tendencia, que incluye en la serie de Cuadernos de Cultura en Valencia, editados por el que
será presidente el Partido Sindicalista en la Guerra Civil Marín Civera. Además de un trabajo en
referencia a la cuestión organizativa titulado Normas Orgánicas. En textos atribuye los
problemas del sindicalismo a la marginalidad radical anarquista y propone un sindicalismo
autosuficiente como solución.

Además, habla de la capacidad del sindicato como herramienta del proletariado, citando
alguno como la CGT o las Trades-Unions, hablando del sindicalismo como el instrumento de
defensa de la clase trabajadora, pero que va más allá de simple la obtención de mejoras, sino
que sirve para superar la lucha de clases24. Esta será la primera concepción teórica del
sindicalismo, al cual atribuye una concepción vitalista y una doble dependencia para el
desarrollo del mismo. La primera dependencia, la sitúa sobre una peculiaridad en el carácter
nacional, haciendo referencia al carácter excesivamente impulsivo y poco reflexivo del español
y, la segunda dependencia, sobre el nivel cultural y económico de los españoles.

Es preciso detenerse en estas cuestiones, donde situamos los antecedentes a lo que será su
futuro proyecto político. En primer lugar, ya concibe al sindicalismo como una base teórica
para la transformación de la sociedad y de carácter vitalista, pues bien, cuando se analiza esto
pensamos ¿El anarquismo no posee también estos rasgos? Al darle una base teórica al
sindicalismo, no solo lo concibe a este como doctrina, sino que parece que el anarquismo solo
lo contempla como un fin a alcanzar. Pese a que retomaremos luego esta cuestión, vemos una
muestra inequívoca de que Pestaña, si no lo había hecho ya, se centra en desarrollar
teóricamente el sindicalismo como base de su acción y pensamiento político relegando al
anarquismo a un segundo plano o como un objetivo a largo plazo, puesto que nunca
renunciará al comunismo libertario como fin. En segundo lugar, habría que destacar su alusión
al carácter nacional ya que esto fundamentará un argumento de corte cultural para justificar
su viraje político y así lo señala también A. Elorza:

23
ELORZA, A (1974) El sindicalismo de Ángel Pestaña. Prólogo en PESTAÑA, A. Trayectoria Sindicalista. Ed. Tebas, Madrid.p.40
24
Ibídem.p.42

14
“el tópico de los caracteres nacionales carecería de interés, si no encontrase en ella una
declaración doctrinal que sigue al nacimiento del Partido Sindicalista y al abandono del último
rescoldo anarquista”25

Por otro lado, es importante destacar lo que propone en Normas Orgánicas, aunque sin entrar
en demasiado detalle, es una propuesta de mayor racionalidad para la organización de la
confederación proponiendo un federalismo de industria para organizar racionalmente con
cierto grado de burocratización la CNT por las deficiencias que esta había presentado. Cuando
siente las bases del Partido Sindicalismo utilizará la misma racionalidad federalista para su
organización aunque con una lógica diferente.

Antes de que se proclame la República, en nombre del grupo Solidaridad, publica “A todos los
anarquistas” como llamamiento a la militancia donde propone la superación de un anarquismo
individualista por uno de masas y con soluciones prácticas y realizables, estableciendo que solo
se podrá llegar al comunismo libertario con una etapa transitoria, alusión a la que tendrá que
recurrir muchas veces el sector posibilista una vez iniciado el régimen republicano y se
sucedan las insurrecciones y, que como bien señala Elorza, sentará aquí las bases teóricas de la
futura escisión treintista26. Esta será pues una cuestión clave en su pensamiento ya que
cuando no crea definitivamente en la revolución como medio para alcanzar el comunismo
libertario será cuando terminé produciéndose su viraje político.

La coyuntura republicana

La proclamación de la Segunda República abrió una esperanza para el conjunto del


movimiento obrero, no solo por lo que suponía que la democracia se instaurara por primera
vez en nuestro país sino porque ya, desde su proclamación, suponía una inversión del orden
que había imperado, siendo ahora los que estando tradicionalmente excluidos de la primera
plana política serían más que nunca los protagonistas. Para el anarcosindicalismo esto no iba a
ser una excepción y las expectativas de cambio político se afincaron en un movimiento
doctrinalmente escindido. Pero, pese a que la República abrió nuevas expectativas en el
anarquismo, la sucesión de los acontecimientos no hizo más que fomentar la dualidad entre
las dos corrientes del movimiento lo que llevaría a una inevitable escisión.

En lo que se refiere a la situación de Pestaña podemos situar que, si con el avance de la


dictadura su forma de entender la situación del anarcosindicalismo orientó su pensamiento de
posiciones anarcosindicalistas hasta elaborar una serie de principios teóricos del sindicalismo,

25
ELORZA, A (1974) El sindicalismo de Ángel Pestaña. Prólogo en PESTAÑA, A. Trayectoria Sindicalista. Ed. Tebas, Madrid.p.43
26
Ibídem.p.44

15
la coyuntura durante la República y el desarrollo de los acontecimientos lo empujaría a llevar
esos principios teóricos que había elaborado hacía nuevas formas de participación política que
se le antojaban las más adecuadas conforme al momento histórico.

Así pues, mientras Pestaña era elegido en el Congreso del Conservatorio de junio de 1931
secretario del consejo nacional de la CNT, abriendo una esperanza a que la corriente posibilista
pudiera expandir sus ideas en la organización, el desarrollo de los acontecimiento dificultó
mucho la estancia en su cargo y condicionaría el futuro del la organización confederal. Si la
República supuso una esperanza para la clase obrera, con el paso del tiempo el desencanto fue
creciendo entre los trabajadores por ver que las promesas iniciales no se habían cumplido.
Además, el sector revolucionario anarcosindicalista representado por la FAI vio en con el
régimen republicano la oportunidad perfecta para poner en prácticas sus tácticas
insurreccionales como forma de acabar con el capitalismo. La declaración de huelgas, la toma
de los ayuntamientos y la quema del registro de la propiedad, para la posterior proclamación
del comunismo libertario, se convirtieron en prácticas frecuentes y casi rituales para parte del
movimiento durante los primeros años de la República. Las sucesivas insurrecciones que se
llevaron a cabo fueron fuertemente reprimidas por la autoridad republicana y con grandes
represalias. Se terminó aplicando la ley de Defensa de la República para deportar a casi un
centenar de militantes anarquistas.

Como vemos, a Pestaña le toco ocupar la secretaría de la CNT en un momento complicado,


tanto por las insurrecciones y represión que debilitaban al movimiento anarquista como por la
oposición y ataques que desde la FAI sufría constantemente, tanto por su oposición a la vía
insurreccional como por las estrategias adoptadas para la organización. En esta siguió la misma
línea teórica que en los años anteriores, priorizando la acción revolucionaria sobre las
insurrecciones improvisadas, centrándose en el control de los representantes sindicales sobre
las huelgas, preocupándose por reglar el funcionamiento confederal e incluso llegando a
mostrar un programa constructivo del sindicalismo centrado en la reforma agraria. Finalmente
la situación se hizo insostenible y las críticas desde sector anarquista, entre las que destacan
las de Frederica Montseny27, que le acusaría de intentar formar un partido político por su
correspondencia con Azaña, y el aumento de las represiones, pese haberle pedido a Azaña el
descenso de las represalias, hicieron que en Marzo de 1932 presentara su dimisión como
secretario de la CNT

27
ELORZA, A (1974) El sindicalismo de Ángel Pestaña. Prólogo en PESTAÑA, A. Trayectoria Sindicalista. Ed. Tebas, Madrid.p.48

16
Durante su secretariado, en agosto de 1931, treinta miembros del sector posibilista del
anarcosindicalismo entre los que se encontraban los Pestaña, Peiró o López, entre otros,
suscribieron el denominado Manifiesto de los Treinta. Por este se afirmaban como corriente
sindicalista de la CNT que se oponía a la apuesta insurreccional que desde el sector anarquista,
capitaneado por la FAI, se proponía para derribar el sistema y alcanzar el comunismo
libertario. Como señalábamos anteriormente, con la proclama “A todos los Anarquistas” que
desde el grupo Solidaridad se había lanzado años antes, ya habían puesto de relieve la
necesidad de una fase de preparación previa para llegar a poder alcanzar el comunismo
libertario, se criticaba así las improvisación de la técnicas insurreccionales y se hacía un
llamamiento a fortalecer la organización como movimiento revolucionario28.

Este Manifiesto vendría a confirmar que la brecha que había entre dos doctrinas, generada
durante los años de dictadura, la coyuntura republicana la iba a terminar de separar. La
República evidenció las diferencias doctrinales y de praxis en el seno del anarcosindicalismo
español, el fallo del modelo insurreccional que desde los grupos anarquistas se puso en
práctica y las consecuencias que ello trajo para el movimiento fue lo que hizo pensar a Pestaña
sobre si las tácticas del anarquismo habían sido las más adecuadas. Se puede decir, por tanto,
que esto le empujo a enfocar, en este breve periodo, las bases teóricas del sindicalismo hacia
la participación y la acción política.

4. Escisión de la escisión: el Partido Sindicalista

La insostenible situación entre las dos corrientes llevó a que desde finales de 1932 se
empezaran a producir expulsiones de los militantes autoproclamados treintistas dentro de la
CNT. Los ataques desde el sector faista, acusándoles de traición y de haber vendido a los
militantes deportados, fueron el detonante para que se considerara a muchos de los
posibilistas de desviarse del ideal de la organización. A Pestaña le llegó la expulsión en
diciembre de 1932, apenas meses después de haber ocupado la secretaria general.

Un punto de inflexión: camino al sindicalismo político

Al poco tiempo, el sector expulsado que se había erigido como corriente dentro de la
organización no tardo en organizarse formando los llamados Sindicatos de Oposición e
integrándolos en la Federación Sindicalista Libertaria. Crearían así, en marzo de 1933, esta

28
ELORZA, A (1974) El sindicalismo de Ángel Pestaña. Prólogo en PESTAÑA, A. Trayectoria Sindicalista. Ed. Tebas, Madrid.pp.50-51

17
federación de sindicatos bajo los principios que en el Manifiesto de los Treinta habían
afirmado, donde se apartaban de la vía insurreccional, y sobre la doctrina que habían ido
conformando y defendiendo bajo la dictadura.

Para Pestaña, pese a que la nueva federación siguió los principios teóricos que él había ido
afirmando y ayudado a construir, los últimos hechos acontecidos ya habían cambiado su visión
del momento histórico y sabía que el cambio de estrategia tenía que llegar. Así pues, durante
1933 publicará las bases del embrión del sindicalismo político en El Sindicalismo: Qué Quiere y
adónde va las cuales pretenderá aplicar para la FSL pero, durante ese año ya sobrevolará una
decisión que acabará tomando, la de orientar ese sindicalismo político hacia la acción
electoral. Por tanto, lo más destacable de esta etapa no es tanto el papel de Pestaña dentro de
la FSL sino como en menos de un año pasará de sentar las bases de un sindicalismo de corte
político pero aun antielectoral, a aceptar que la participación parlamentaria es una vía más
para los obreros consolidando el sindicalismo político. Se encuentra pues en un punto de
inflexión teórica donde comienza a describir las relaciones entre sindicalismo y política.

En El Sindicalismo: Qué Quiere y adónde va volverá a denunciar la penetración anarquista


dentro del sindicato como principal problema para el sindicalismo, aludiendo, otra vez, a la
necesidad de una neutralidad política del sindicato. Pero como decíamos, lo relevante será
como va a ir justificando la relación entre sindicalismo y política, que aun no concebirá como
participación electoral:

Cuando decimos que los sindicatos (…) pueden ser los organismos encargados de la producción
y del reparto, hablamos de expresión económica de la revolución, de su aspecto económico y
material. Y cuando decimos que las federaciones locales, las regionales y la confederación
nacional ordenarán las actividades todas de la sociedad, articulándolas y orientándolas al fin
común que perseguimos, entonces hablamos de la expresión política de la revolución.29

Encontramos aquí uno de los puntos de inflexión clave, donde ya reconoce la separación entre
sindicalismo político y sindicalismo económico que establecerá como base teórica del Partido
Sindicalista. No la explica y ni le asienta una base teórica sólida para justificar la participación
electoral, como hará posteriormente, pero si se observa ya la idea del sindicalismo político:

Si el Sindicalismo - resume- va como finalidad hacia el comunismo libertario reconociendo la


existencia de un periodo de transición entre la destrucción del régimen capitalista y la
instauración del comunismo libertario, tal y como los teóricos del anarquismo lo concibieron y lo

29
Ángel Pestaña: El Sindicalismo: Qué Quiere y adónde va Ed. Selección, Barcelona, 1933, pag.9.

18
propagaron, su propósito será el de transformar todas las condiciones de la vida social, y al
pretenderlo HACE POLÍTICA…30

Vemos así claramente el reconocimiento de un sindicalismo político aunque lo precise aun de


forma difusa, lo que está claro, y como bien señala Elorza31, es que hay un cambio sustancial
entre el antipoliticismo confederal que siempre había sostenido a que ahora solo se le
reconozca un antielectoralismo o antiparlamentarismo, visión que cambiaría pocos meses o
semanas después. Reconoce pues ya, como había hecho el secretario de la CGT y líder de la AIT
Pierre Bersnard, la readmisión del término política como una fase, no de gobierno pero si de
administración, en el periodo transicional postrevolucionario.

Otro punto fundamental que también podemos identificar aquí es la fase de transición hacia el
comunismo libertario. Es en esta fase donde concibe la acción política del sindicalismo para
crear las condiciones para el futuro comunismo libertario, lo cual, como dice, no es
incompatible con los principios anarquistas que si conciben este periodo de transición. Esta
conciliación la hace posible por la escasa definición teórica que da esta fase y cuál es el tipo de
acción política que se ha de llevar en ella, como señala Elorza32, a costa de renunciar a
establecer una mayor precisión teórica sobre ese periodo transicional hace compatibles los
principios del anarcosindicalismo con una definición del sindicalismo político. La idea de una
fase transicional al comunismo libertario ya la había defendido junto a otros posibilistas, como
crítica a las insurrecciones, pero ahora va más allá.

Pestaña en este periodo formula sus ideas de forma difusa para conciliarlas con el
anarcosindicalismo pero esto no quita que se anticipen ya las ideas que plasmará
posteriormente. En esta línea, y aunque aun no hable directamente del sindicalismo político
para dirigir o ser protagonista de esa fase de transición, si precisa vagamente un modelo
federal para “administrar” el periodo transicional del que hablaba.

He aquí pues, lo que al día siguiente de la revolución debe hacerse. En el fondo, no es otra cosa
que dar el PODER económico, para que tengan también entre sus manos y en absoluto el poder
político; en una palabra: que emancipados económicamente de la tutela burguesa, logren su
emancipación política y social de la tutela del Estado (…) sirviéndose de los Municipios y de las
Conferencias Regionales y de la Confederación Nacional del Trabajo establecerán la política
social libertaria.

30
Ángel Pestaña: El Sindicalismo: Qué Quiere y adónde va Ed. Selección, Barcelona, 1933, pp.28-29.
31
ELORZA, A (1974) El sindicalismo de Ángel Pestaña. Prólogo en PESTAÑA, A. Trayectoria Sindicalista. Ed. Tebas, Madrid.pp.57
32
Ídem.

19
Observando lo que luego será la justificación teórica del Partido Sindicalista vuelven aquí los
términos difusos para no contradecir al anarcosindicalismo. Pese a esto, ya concibe a la
tradición federal como forma de organización sindicalista, algo que ya había propuesto y que
establecerá posteriormente como forma organizativa del sindicalismo político claramente.
Ahora sitúa al federalismo como forma para la administración política postrevolucionaria o del
el PODER político, aunque no lo llame así para no contradecir sus principios.

El sindicalismo económico, por otra parte, ya se observa como una variable bien definida y que
también utilizará posteriormente, este plasma el poder económico de los sindicatos para
organizar la producción y la economía, pero esto no es un poder contradictorio con el
anarquismo, en cuanto a que el sindicato manifiesta la voluntad colectiva y el control
cooperativo de los trabajadores sobre la economía.

En definitiva y como remarca Elorza33, Pestaña desarrolla los esquemas ideológicos de las ideas
sobre la administración política postrevolucionaria que Pierre Bersnard acababa publicar en la
revista Orto34, pero proclamando aun su distancia de los partidos políticos y manteniendo
todavía un nexo con el antipoliticismo doctrinal del anarquismo. El modelo político que todavía
propone para la fase de transición Pestaña lo resume en: el Municipio como la organización de
base conjunto con la “democracia representativa obrera” no guiada por leyes sino por normas
de conductas colectivas para complementar el poder económico del sindicalismo colectivo.

Esta serie de conclusiones teóricas suponen un punto de inflexión que precederá a su


definitiva concreción doctrinal del sindicalismo político en la figura del Partido Sindicalista. En
esta fase, pues, intentará aun adaptar su ideas de la praxis política del sindicalismo a las ideas
anarcosindicalistas que guarda la FSL, pero con el escaso éxito de esta federación y de sus
sindicatos por su poca capacidad y condicionados por la coyuntura política, irán haciendo ver
poco a poco a Pestaña que la participación política prerrevolucionaria es lo que el momento
histórico reclama.

Un partido al servicio del sindicato

Tras una larga evolución doctrinal, la coyuntura de los acontecimientos, donde ve un momento
para aplicar tácticas diferentes, va a precipitar a Pestaña desde sus últimos reductos del
anarcosindicalismo al sindicalismo político que concretará en la formación del Partido
Sindicalista, pese a todo ello, Pestaña solo verá en sus posturas una adecuación táctica del

33
ELORZA, A (1974) El sindicalismo de Ángel Pestaña. Prólogo en PESTAÑA, A. Trayectoria Sindicalista. Ed. Tebas, Madrid.pp.61
34
Pierre Bersnard: “La organización de la producción industrial” y Los sindicatos obreros y la revolución social, Barcelona, 1931

20
sindicalismo y seguirá sin renunciar al comunismo libertario como fin último. Esta conexión
con la tradición anarcosindicalista la intentará mantener en su doctrina, defendiendo que el
Partido Político solo es un instrumento del sindicato para favorecer mejor sus fines
coyunturales que propiciarán un cambio estructural en la sociedad.

A continuación, no será nuestra tarea hacer un análisis en profundidad de las bases teóricas
del Partido Sindicalista, sino exponer únicamente como este supone el paso definitivo en la
evolución de Pestaña desde el anarcosindicalismo al sindicalismo político. De esta forma,
condicionado por la coyuntura y por el fracaso de los medios de los cuales el anarquismo
revolucionario se había dotado para establecer el comunismo libertario, propondrá una
alternativa política esta vía. Su solución no será otra que profundizar en la respuesta que
siempre había encontrado, el sindicalismo, dirigiéndolo hacia el terreno político en
contradicción con la tradición anarquista, pero con el objetivo último de favorecer la
implantación del comunismo libertario.

Las páginas de Por qué se constituyó el Partido Sindicalista que escribirá en 1935, le servirán
como justificación teórica de su nuevo proyecto político donde, aunque como es evidente
reconoce el cambio táctico, estable una base doctrinal por la que quiere seguir justificando
que las nuevas tácticas no son incompatibles con el comunismo libertario. Por ello, lo primero
que reconoce es que para entender la constitución de su partido hay que diferenciar entre la
doctrina y la táctica o las circunstancias. Sigue defendiendo que el sindicato no se puede meter
en política, sino que lo concibe solo como medio para los trabajadores para obtener mejoras y
para organizar la producción futura (lo que ya concebía como sindicalismo económico),así
pues, sigue concibiendo al sindicato y sus comités en el apoliticismo y sin poder intervenir en
política. En cambio, justifica que el individuo si puede intervenir en política por organizaciones
o partidos específicos, reconociendo ya, como es evidente, la participación política también de
carácter electoral.

Pestaña tiene que justificar pues este cambio de posición, que atribuye ya a un fracaso del
proceso revolucionario. Comenzara con sus explicaciones alegando una mayor participación
política y preocupación por esta en la sociedad, donde han aumentado las pasiones por la
política. Además dice, los anarquistas tenían como objetivo la revolución y el voto perjudicaba
a ese objetivo, pero el proceso revolucionario clásico ha fracasado y se deviene imposible35.
Por tanto, hay que buscar otro medio para poder lograr los fines y este no será otro que la

35
PESTAÑA, A. (1935) Por qué se constituyó el Partido Sindicalista. Ed. Zero, Madrid. pp.15-16

21
participación política, concibiendo a la política como medio del que hay que aprovecharse, ya
que si de ella se aprovechan sus enemigos ellos también lo pueden hacer. El propio Pestaña
trata en el libro de dar respuesta a sus cambios doctrinales, intentado justificar porque se han
producido, se plantea si ha sido una decisión propia o le han influido los hechos histórico y,
probablemente, tuviera razón en las dos.

Pestaña comienza así alegando su cambio de postura de manera muy reflexiva, como lo había
venido haciendo durante toda su militancia. A continuación y siguiendo su libro, ya sentará las
bases tanto del sindicalismo Político como del Sindicalismo Económico, principios
fundamentales que definen la razón de ser del Partido Sindicalista. El sindicalismo económico,
como venimos explicando, concibe al sindicato como medio para la organización y
transformación económica de los trabajadores y que se mantiene en las posturas apolíticas,
pero, por otro lado, ahora ya define mucho mejor las líneas de un sindicalismo político que se
plasman en la constitución de dicho partido. El Partido Sindicalista supone así una
manifestación del sindicalismo político prerrevolucionario, como un instrumento del sindicato
para participar en política y crear las condiciones favorables para una la revolución social a
largo plazo. El partido ya no es solo un arma de clase, como lo concebían otros movimientos
obreristas, sino que es un partido social de corte interclasista. Así pues, la acción del partido
definida como acción sindical política se deriva de la acción económica del sindicato, es si de
clase, y es complementaria a esta para alcanzar el fin último de la transformación social.

Estas son, muy sintéticamente, la culminación de las ideas de Pestaña, donde ya no solo
reconoce una acción política postrevolucionaria de forma muy difusa, sino que ya establece la
actuación política como forma de trasmisión de las ideas sindicalistas para allanar el camino de
al comunismo libertario. Pese a todo ello, el autor sigue diferenciando el apoliticismo sindical
de la actuación política subordinada del partido para, en nuestra opinión, intentar seguir
manteniendo un lazo con el apoliticismo anarcosindicalista, como también intenta demostrar
con su crítica de las posiciones marxistas y de su visión materialista que aliena al individuo.
Esta justificación doctrinal para seguir en conexión con el anarcosindicalismo es totalmente
lógica pues, no olvidemos que su fin no es otro que alcanzar el comunismo libertario aunque
sea por un cambio de tácticas que las necesidades históricas le han apremiado a adoptar.

22
5. Conclusiones
A lo largo de este trabajo hemos querido conjugar un repaso de los hechos históricos
relevantes del anarcosindicalismo en relación con las ideas doctrinales de Pestaña, ya que
pensábamos que esta era la clave para poder realizar un buen repaso teórico de sus ideas y
explicar su pensamiento político, sin el cual no sería posible concebir el surgimiento del Partido
Sindicalista.

Hemos observado, en el presente análisis, como la evolución teórica de un anarcosindicalista


como Pestaña le obliga, por lo que él cree que es una necesidad histórica, a virar de tácticas y
romper con uno de los principios fundamentales del anarquismo. Pese a ello, Pestaña se
seguirá definiendo como defensor de los postulados anarquistas todo y que su cambió de
posición supone contradecir uno de los principio básicos del anarquismo. De ello nos gustaría
destacar dos ideas clave sobre su figura y pensamiento.

En primer lugar, destacar la importancia del momento histórico. Pestaña a lo largo de su vida
observará bien la coyuntura que le rodea y analizándola adaptará a ella su pensamiento
porque cree que es la mejor forma de poder lograr los fines en los que cree, para ello, no le
importará utilizar otros medios que le puedan suponer contradictorios. El Partido Sindicalista
sería un buen ejemplo pero no el único, ya que durante la Guerra, contrariamente a la línea
defendida por la mayoría anarquistas, priorizará obtener la victoria contra el fascismo y no en
hacer la revolución. En segundo lugar, pese a lo que parece que son cambios de rumbo
ideológicos en su pensamiento este sigue, en nuestra opinión, una linealidad doctrinal,
condicionada por el momento si, pero que nunca se desvió de su fin último como era el
comunismo libertario. Adaptó los medios a los fines, pero antes de juzgar su coherencia
doctrinal, decir que se mantuvo firme en sus pensamientos pese a las críticas que le pudieran
surgir tanto de sus enemigos como de sus aliados.

Además, tras este análisis sí que se nos plantean una serie de cuestiones que, más que
conclusiones, son reflexiones de cara a nuestro futuro trabajo. De un lado, habría que
plantearse si el modelo de partido que plantea Pestaña sería compatible con el anarquismo o
si en cambio se acercaría más a otros modelos teóricos como el federalismo o el laborismo
británico. Parece más que evidente, como hemos venido diciendo, que el Partido Sindicalista
rompe con el antipoliticismo, uno de los principios básicos del anarquismo, lo que lo haría
incompatible con esta doctrina pero ¿No se nos plantean otros ejemplos en la historia de
España que entrañarían también esta contradicción? Nos referimos a la entrada en el gobierno
republicano durante la Guerra Civil de varios miembros de la CNT, y algunos de ellos que

23
habían pertenecido al sector revolucionario como Montseny y Garcia Oliver, planteando
también una contradicción doctrinal con los principios anarquistas. Seguramente sea
complicado saber analizar hasta que punto supondrían estos casos una contradicción en una
filosofía política con unos principios doctrinales y prácticas diversas, que pueden resultar
incluso difusas y muchas veces contradictorias, pero lo que es seguro es que necesitaríamos de
un análisis mayor para resolver esta cuestión. De todas formas, pensamos que, calificativos al
margen, lo importante en un análisis teórico es la rigurosidad con la que se lleve.

Resaltar también que hay cuestiones sobre el pensamiento de Pestaña que no hemos tratado
en demasía pero que nos serán muy útiles para analizar el Partido Sindicalista. La impronta
federal con la que quiere dotar a la confederación y posteriormente al partido, nos plantea
puntos de análisis interesantes de cara a la comparación con otros modelos teóricos como con
respecto a la organización del partido y las implicaciones doctrinales que esto llevaría. Además,
hay un elemento que no hemos mencionado y que también puede resultar muy interesante, y
es que vemos en Pestaña una voluntad constante por la búsqueda de la colación política en
varios momento de su trayectoria política, esto marcará al Partido Sindicalista también, no
solo con la entrada en el Frente Popular sino en su presencia en la Guerra Civil. Un análisis
sobre estas cuestiones también nos podría dar claves respecto a sus derivas doctrinales.

Por otro lado, de cara a un futuro análisis teórico nos tendremos que centrar en observar otros
modelos de relación sindical o de sindicalismo político, ya que, a priori, parece que las formas
que plantea Pestaña se identificarían con el Modelo de Gotha invertido utilizado por los
laboristas británicos, sirviendo el partido como rueda de trasmisión del sindicato y no a la
inversa como originalmente se planteaba desde el marxismo clásico. Esto abre una ventana
muy importante para estudiar al P. Sindicalista no solo como un fenómeno derivado del
anarquismo o anarcosindicalismo, sino como una posible innovación o modelo teórico dentro
del sindicalismo tradicional, en el cual establece las bases del sindicalismo como doctrina
política independiente del anarquismo pero configurándolo para alcanzar sus mismos fines.
Nos platearíamos así también si Pestaña busca en el sindicalismo un fin además de un medio.

En fin, se nos plantean un sinfín de cuestiones que sería preciso resolver en otro análisis, pero
centrándonos en lo que hemos explicado, habría que quedarse con el esfuerzo doctrinal
constante que suponen las ideas de Pestaña para adaptarlas a lo que cree que el momento
histórico reclama sin abandonar sus principios originarios anarquistas. Pueda parecer, como
apunta Antonio Elorza en su análisis de Pestaña, que este va modificando vagamente sus ideas,
adaptándolas de forma difusa a sus cambios repentinos de acción, pero lo que nos parece a

24
nosotros es que hay una base doctrinal muy fuerte que, lejos de fundamentar unos principios
idealistas, lo que hacen es intentar justificar una serie de acciones políticas desde la
adecuación con la teoría. Es por esto que, independientemente del éxito del que este partido
gozara, creemos que el interés académico por lo que supuso el Partido Sindicalista, tanto
desde el punto de vista teórico como práctico, es innegable.

25
6. Bibliografía

 ALVAREZ, J (2010) La filosofía política del Anarquismo. En CASANOVA, J. (coord.) Tierra


y Libertad. Cien años de Anarquismo en España. Ed. Crítica, Barcelona.

 Barrio, A. (2004) La Modernización de España (1917-1939): política y sociedad. Ed.


Síntesis, Madrid.

 CASANOVA, J (2001) Propaganda por el hecho, sindicalismo y revolución: la presencia


del sindicalismo en la España del siglo XX. En MOYA, A (coord.) Ideología y
movimientos políticos. Las claves de la España del siglo XX. Ed. Sociedad Estatal España
Nuevo Milenio, Madrid.

 ELORZA, A (1974) El sindicalismo de Ángel Pestaña. Prólogo en PESTAÑA, A.


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 PESTAÑA, A. (1935) Por qué se constituyó el Partido Sindicalista. Ed. Zero, Madrid

 CASANOVA, J (1997) De la Calle al Frente. El Anarcosindicalismo en España (1931-1939)


Ed. Crítica, Barcelona.

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