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Día 3: La primera marca del liderazgo como

servidor de Dios

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¡Bienvenido/a! A medida que avanzamos al tercer día, quiero animarte


a mantener nuestro tiempo diario juntos. Creo que reunirnos todos los
días puede ayudarte a desarrollar la disciplina que necesitarás para
crecer como líder de servicio. ¡Espero que te comprometas con esto!

Cuanto más leo en la Biblia la manera en que Cristo vivió y lideró, más
me doy cuenta de la importancia de las palabras positivas y
alentadoras en la vida de un líder. He aprendido también lo poderosas
que pueden ser las palabras necias.

Cuando tomes tu diario, piensa en algún momento durante los


últimos días en el que hubieras deseado tener más control sobre tu
lengua. En mi caso, muchas veces después de una conversación
hubiera deseado darle al botón de rebobinar y volver a intentarlo. A
menudo encuentro una forma mejor de decir algo después de
haberlo dicho.

¿Hubo algún momento reciente en el que sintieras lo mismo?


Descríbelo en tu diario. Tal vez pienses en algún momento en el que
hubiera sido mejor quedarse callado/a, pero en lugar de eso se te
escaparon algunas palabras inoportunas.

¿Tuviste una discusión con alguien cercano? O ¿fuiste muy duro/a con
uno/a de tus hijos/as? ¿Insultaste a alguien en el trabajo? Si te viene a
la mente más de un ejemplo ¡no te preocupes! Siéntete libre de
escribir varios, incluso si no estás completamente seguro/a de haber
ofendido a alguien.

[Selah]
Ahora, miremos en la dirección opuesta: ¿Has experimentado
personalmente el efecto perjudicial de las palabras pronunciadas por
otra persona? Piensa en tu pasado reciente: ¿Alguien te ha ofendido?
Escribe algunas ocasiones en las que las palabras de alguien te hayan
herido, o en las que tal vez fuiste acusado/a erróneamente.

Piensa en algunos intercambios con tu familia, con tus compañeros de


trabajo o amigos. Si no te sentiste ofendido personalmente ¿fuiste
testigo de que alguien que se desmoronaba bajo palabras duras?
¿Qué efecto tuvo en ellos?

[Selah]

Las palabras implacables atraviesan como espadas. La Biblia dice que


“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, mas la
lengua de los sabios es medicina” (Proverbios 12:18) Cuando nos
enteramos de que alguien ha estado murmurando sobre nosotros, eso
nos llega a lo más íntimo, donde puede agravarse. “Las palabras del
chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas”
(Proverbios 18:8) Las palabras crueles o falsas se adhieren a nuestra
alma de una manera de la que no podemos escapar sin antes librar
una gran batalla.

Esos recuerdos desagradables debes presentarlos ante el Señor. Ahora


mismo toma un tiempo para confesar la amargura que sientes por lo
que te han dicho de ti otras personas.

Y luego, mientras continúas orando, confiésale a Él algunas palabras


duras que hayas dicho. Vuelve a la lista que escribiste, a la que tú
también confiesas y pides perdón a Dios por decir esas cosas.

Continuaremos nuestra conversación después de que tomes un


minuto para hablar con Dios.

[Selah]

Las personas no perdonan tan fácilmente como lo hace Dios. No


podemos controlar la manera en que los demás responderán a
nuestro deseo de perdón. Sin embargo, lo que podemos hacer es
estar siempre dispuestos a perdonar cuando alguien humildemente
viene a nosotros a pedirnos disculpas.

Quiero darte un versículo impactante para que lo leas y medites. En


Proverbios 19:11 encontramos “La cordura del hombre detiene su furor,
y su honra es pasar por alto la ofensa”.

Una señal significativa del liderazgo de servicio es que puedes pasar


por alto la ofensa. Es una evidencia de que el Espíritu Santo está
trabajando en nosotros. Mirar más allá de las palabras es como
perdonar a alguien antes de que pidan perdón. ¡Esto es la gloriosa
gracia de Dios en acción!

Espero que tomes este versículo en serio. Este es verdaderamente uno


de los secretos de un gran liderazgo. No estoy diciendo que renuncies
a responsabilizar a las personas por lo que dicen y hacen, o que mires
hacia otro lado cuando la gente necesita ser disciplinada. ¡Nada de
eso!

El versículo está hablando de ofensa personal, es decir, cuando te


ofende lo que alguien dice. A Jesús le ofendieron mucho más de lo
que nos ofenden a nosotros, pero pasó por alto muchas afrentas
personales, fijando sus ojos en su gran misión, que era destruir la obra
del diablo. Vino a la tierra para soportar grandes inconvenientes,
acusaciones e intensas torturas. ¡Y todo esto por pecadores como
nosotros!

Como siervos del Señor, nuestro liderazgo y nuestras vidas, así como
nuestras palabras, deben reflejar esa fe en Él. Que lo que decimos sea
de edificación y aliento a los que nos rodean. Y que perdonemos a
quienes nos lanzan palabras imprudentes, incluso antes de que nos lo
pidan.

ORACIÓN:
Padre, lléname con tu sabiduría. Pon tus palabras en mi boca.
Perdóname cuando hablo desde mi propia pecaminosidad, y por
favor evita que la amargura dentro de mi corazón cause daño a
otros. Dame paciencia cuando otras personas me hagan daño.
Dame un espíritu compasivo, como el que tenía Jesús cuando
ministraba entre la gente. Te lo pido en su Nombre. Amen.

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