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Asignatura: Historia Argentina.

Alumnos: Nahuel Alcalá y Pablo Galera.

Profesora: Adriana Micale.

Año: 2023.

Título: Análisis del libro de John Lynch. “San Martín, Soldado Argentino, Héroe
Americano” Capítulo: Estrategia Continental.

España había visto el fin de su propia guerra de independencia, volvía a posar su


mirada sobre América y durante los años 1813-1815, los ejércitos realistas lograron
victorias sobre los ejércitos venezolanos, chilenos en Rancagua y porteños en el Alto
Perú.

El gobierno en Buenos Aires decide durante el verano de 1813-1814 enviar a San


Martín al noroeste para hacerse cargo del Ejército del Norte, el cual luego de haber
sufrido reveses representa un riesgo de potencial avance realista sobre Tucumán, esto
además le permitiría al gobierno en Buenos Aires dedicar sus recursos a la contención
de los españoles por la banda oriental.

A la llegada y asunción de San Martín en enero de 1814, el general, se encontró con un


panorama difícil desde el punto de vista de la escasez; falta de recursos, de dinero, de
uniformes, de medicamentos entre otros faltantes.

San Martín estaba dispuesto a trabajar en todos los detalles. Una vez al mando del
ejército en Tucumán, San Martín comenzó a aplicar lo aprendido en Campo Mayor;
estableció como prioridades vestir al ejército, adiestrarlo y pagarle sus salarios, también
comenzó a desviar dinero del gobierno para los uniformes, la paga de los hombres,
alcohol y medicinas. Con esto logró darles a sus hombres un nuevo sentido de
identidad, pero también instituyó reglas para promover la ética, el honor y la justicia, un
claro ejemplo de esto se evidencia en el destierro de Dorrego a Santiago; luego de que
éste se burlara de Belgrano, quien asistía a clases de formación de oficiales por parte de
San Martín.

Durante el año 1814 por falta de recursos y por problemas de salud del general, la
revolución frena su marcha. En esta parte de su vida San Martín apoyó al movimiento
de guerra gaucha ejecutado por los jefes locales (Caudillos), junto a sus seguidores
gauchos, que en grupos pequeños practicaban la guerra de recursos. Esta experiencia sin
duda será de relevancia histórica cuando San Martin lleve a cabo su ‘‘plan de ahogo’’
sobre Lima.

Debido al deterioro de su salud, San Martín se retira a la ciudad de Saldán en la


provincia de Córdoba con el fin de reponerse, en su lugar queda al mando Rondeau.

Durante su descanso, Don José no solo pensaba con renunciar a su cargo, sino que ya lo
tenía decidido; es más, en su mente ya estaba trazada la estrategia de continuar con la
creación de un pequeño Estado en Mendoza. El General consideraba que el camino
hacia el Alto Perú con su particular terreno, altura, temperatura extrema, y la falta de
recursos, representaba más una barrera, que una entrada hacia la liberación. Él estaba
convencido que un movimiento de flanqueo desde Chile hacia el corazón del imperio
realista, era la única posibilidad.

Habiendo dejado el norte al cuidado de Rondeau y de los caudillos, además de mejorar


significativamente las condiciones del Ejército del Norte; San Martín deja Saldán y por
pedido propio, el gobierno de Buenos Aires le otorgó el cargo de Intendente Gobernador
de Cuyo con sede en Mendoza, ciudad a la que llegó en agosto de 1814.

El primer logro a concretar era conquistar Chile, hecho que por supuesto, coincidía con
los intereses de los propios chilenos.

Durante su estancia en Mendoza, San Martín estableció los lineamientos que debían
cumplirse, a su vez, Tomás Guido presentaba la estrategia ante el gobierno en Buenos
Aires; aunque la explicación de Guido no incluía el apartado en el cual desde Chile y
por el Pacífico, se buscaría conquistar Lima. Esta omisión no era casual, se ideó así ya
que el gobierno porteño no veía a Mendoza como sí lo hacía con las incursiones al Alto
Perú desde el norte.

Don José soñaba con cosas grandes y el gobierno central era débil, tomaba malas
decisiones y no lograba la unión nacional. Por su parte, San Martín gozaba en Mendoza
del afecto y apoyo incondicional del pueblo, en el cual podía apoyarse para proveer y
abastecer al ejército de todo lo necesario para su cruzada andina.

En 1817, el General inicia su camino hacia Chile. Hasta Chacabuco no fue un camino
fácil: murieron mulas, caballos y hombres, pero sin embargo, las tropas criollas logran
la victoria y en febrero ingresa triunfal a Santiago; y así, su amigo O´Higgins, asumiría
al poder.

Con el paso del tiempo, San Martín percibirá las hostilidades de los chilenos; y una
derrota en la batalla de Cancha Rayada, le demostraría a que nunca debe subestimarse al
enemigo… Pero más adelante, las fuerzas sanmartinianas obtendrían en Maipú el
triunfo definitivo sobre los españoles, para la liberación total de Chile.

Para la próxima etapa de su plan libertador, San Martín necesitaba un nuevo apoyo, y
curiosamente lo encontraría en Gran Bretaña y en su conocimiento marítimo: Thomas
Cochrane, a quien nombraría Almirante durante la creación de la armada chilena en
1820.

Esta última decisión implicaría el quiebre definitivo con el gobierno de Buenos Aires,
pero San Martin era un hombre de decisiones difíciles, no temía a las repercusiones de
sus decisiones, más confiaba en sus ideas y permanecía firme para lograr sus objetivos.

El camino por mar hacia Perú inicia en agosto de 1820, saliendo del puerto de
Valparaiso. El primer destino era Pisco, luego Ancón y luego Huacho, donde además el
ejército podría descansar y hacerse de recursos; además, la estrategia era bloquear
paulatinamente a Lima y asfixiarla cortando los ingresos de recursos y haciendo que el
ejército realista sufriera de inanición. Esto llevaría tiempo, el cual San Martín necesitaba
para que los criollos peruanos decidieran unirse al proceso revolucionario. Pero los
peruanos tenían ideas diferentes, no les importaba quién gobernara, sino qué poder
tendrían y sin perder su posición.

Poco a poco la estrategia criolla fue dando frutos con las victorias en Trujillo,
Guayaquil, Arica, Tacna, Tarma y Pasco; acortando así el cerco alrededor de los
realistas, y todo esto sin contar con un ejército del tamaño necesario y sin entrar en
combate directo.

Con la caída de Lima en julio de 1821, San Martin es nombrado Protector y se declara
la independencia del Perú, aunque aún por confirmarse, ya que los españoles se
refugiaban en las montañas para reagruparse. Debido a que la toma del Perú se dilatí,
San Martín perdió apoyo por culpa de las diferencias entre argentinos y chilenos, entre
él mismo y Cochrane y entre el ejercito con la armada. Don José no buscaba ir a una
batalla campal, sino conquistar por la razón y el corazón más que por la fuerza, sin
olvidar que tampoco que sus tropas eras menores a las españolas.

En 1822 viaja a Guayaquil a pedirle a Bolívar el apoyo necesario para poder dar por
terminada su obra libertadora. Y si bien ambos camaradas tenían puntos en común,
también tenían diferencias: el correntino requería tropas (colombianas), pero Bolívar
ponderó la estrategia criolla como vacilante y no brindó su apoyo esperado; además
pensaba para sí mismo el título de Libertador del Perú.

De este modo Don José, que siempre estuvo motivado por su deseo de liberación y
nunca de títulos, honores o cargos; le cedió a Bolívar la decisión final, y así, la titánica
campaña revolucionaria del General San Martín culminaría con su renuncia irrevocable
en el Cabildo de setiembre de 1822.

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