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De Archie Sam PAG5
De Archie Sam PAG5
KENNETH P. WERRELL
Agosto 2005
Air University Library Cataloging Data
Werrell, Kenneth P.
Archie to SAM : a short operational history of ground based air defense / Kenneth
P. Werrell.—2nd ed.
p. ; cm.
Rev. ed. of: Archie, flak, AAA, y SAM : a short operationa history of ground- based
defensa aérea, 1988.
Con Nuevo prólogo.
Incluye referencias bibliograficas. ISBN 1-58566-
136-8
1. Defensa aérea—Historia. 2. Arma antiaéreaas—Historia. 3. Misiles Anti-aereos—
Historia. I..
358.4/145—dc22
Aviso
ii
A la
memoria de
Michael Lewis Hyde
Nacido el 14 de mayo de 1938
Graduado de la Academia de la USAF el 8
de junio de 1960
Muerto en acción el 8 de diciembre de 1966
AVISO . ……….. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ii
DEDICATORIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . iii
.
PROLOGO…. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . xiii
RECONOCIMIENTOS .. .. . .. .. . .. . .. . . .. xxii
v
Capítulo Pag.
vi
Capítulo Pag.
Ilustraciones
Figura
3 Arma alemana de 88 mm . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
6 Disparo de Cohetes .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
12
7 Cañón ligero de 40 mm británico y tripulación….
vii
Figura Pag.
12 Globos de barrera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
13 Cañón de 90 mm M-1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
19 B-24 en Ploesti . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
21 Taifun . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
22 Enzian . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
23 Rheintochter . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
24 Schmetterling . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
25 Wasserfall . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
26 B-24 derribado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
28 Chaff . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
29 Cañón alemán de 20 mm . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
viii
Figura Pag.
30 George Preddy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
34 Caída de B-29 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
35 Duster . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
36 Skysweeper . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
37 Vulcan Phalanx . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
38 Vulcan M163 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
39 F-51 Mustang . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
41 Nike Ajax . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
42 Nike Hercules . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
43 Bomarc . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
44 Thunderbird . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
45 Seaslug . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
46 Lanzamiento de Hawk . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
48 Mauler . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
49 Chaparral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
ix
Figura Pag.
65 Terrier..................................................................... 140
x
Figura Pag.
xi
Figura Pag.
xii
Prólogo
La historia de la defensa aérea basada en tierra del Dr.
Kenneth Werrell es un importante aporte tanto para la
academia como, y más importante aún, para la defensa de la
libertad de nuestra nación. Es quizás parte de la naturaleza
humana que en tiempo tendamos a perder de vista las
lecciones del pasado, especialmente cuando no están de
acuerdo con ciertas queridas preconcepciones nuestras.
Tal miopía puede ser peligrosa, si no definitivamente
desastrosa, como lo ilustra de forma amplia el estudio del
Dr. Werrell. Sin sentimentalismo, hace la crónica de un
patrón de lecciones aprendidas que fueron olvidadas
rápidamente, lo que nos recuerda que si bien el poder
aéreo era una maravilla también tuvo limitaciones y
vulnerabilidades. En Corea y Vietnam, el pueblo americano
fue despojado de sus ilusiones de omnipotencia nacional y
técnica. El infeliz resultado de estos dos conflictos fue
doblemente lamentable porque las lecciones de la Segunda
Guerra Mundial estaban—o debieron haber estado—
frescas en nuestras mentes. En ese conflicto, como lo
muestra el Dr. Werrell, una defensa antiaérea desde tierra
relativamente barata hizo una gran diferencia: en Ploesti,
en Antwerp y en los puentes del Rin.
Y hará una diferencia mañana. El mayor valor del
trabajo del Dr. Werrell es que brinda referencias y
orientación para nosotros como soldados profesionales y
aviadores encargados de velar por la seguridad de los EEUU.
Nos hemos tomado seriamente las lecciones de la historia
para planear y programar nuestra defensa aérea basada
en tierra en la siguiente década y más allá. Tanto a la
vanguardia como retaguardia, hemos enfatizado en los
principios consagrados de masa, mezcla y movilidad.
Ningún arma, ni siquiera las modernas aeronaves de hoy,
puede hacer el trabajo sola. Esta afirmación se aplica con
particular fuerza en la defensa aérea, y al menos otra emerge
del trabajo del Dr. Werrell y los nuestros propios: una
defensa aérea efectiva requieres un esfuerzo conjunto y
combinado. Nuestro planeamiento se ha basado en el supuesto de
que la defensa aérea jugará un rol central para salvaguardar a
xiii
nuestras fuerzas de superficie de los ataques aéreos. En
tierra, la defensa aérea contará con la cooperación y
asistencia de nuestros colegas en la infantería, blindados y
artillería de campo. De nuestro éxito o fracaso en trabajar
juntos para cubrir los desafíos del mañana depende el
futuro de nuestra nación.
DONALD R. INFANTE
Mayor General, Ejército EEUU
Jefe de la Artillería de Defensa
Aérea
xiv
Acerca del Autor
KENNETH P. WERRELL
xix
Prefacio a la Primera Edición
Archie, Fuego antiaéreo, AAA, y SAM es una historia
operacional de los sistemas de defensa aérea basada en tierra
desde el comienzo de la guerra aérea hasta 1988. El titulo se
refiere a los muchos nombres que los aviadores han usado y
usan para describir al fuego antiaéreo: Archie en la Primera
Guerra Mundial (por los británicos), fuego antiaéreo en la
Segunda Guerra Mundial y Corea (por los alemanes), AAA
después pero especialmente en Vietnam (de la abreviatura
norteamericana de artillería antiaérea), y más recientemente
SAM (de la abreviatura en inglés de misil aire-superficie). Este
estudio se concentra en cómo estas armas se desarrollaron y
como afectaron las operaciones aéreas de los Estados Unidos
y de otros países.
El tema de los sistemas de defensa aérea basada en tierra
ha sido olvidado por una variedad de razones. Primero, la
investigación es difícil porque el material fuente está
fragmentado. Aún más significativo es el hecho de que el
tema carece de “sex appeal.” Los lectores están más
interesados en el avión que en las armas que lo derribaron.
Mientras que el avión se presenta como un arma dinámica,
avanzada, excitante y ofensiva, los sistemas de defensa aérea
son vistos de forma opuesta. Más aun, la experiencia de los
EEUU ha sido casi exclusivamente con el uso ofensivo de las
aeronaves, no con el uso defensivo de fuego antiaéreo y
SAMs; los americanos pocas veces han peleado sin
superioridad aérea. También existe la idea tomada de la
Segunda Guerra Mundial de que mucha gente, si no toda, cree
en la guerra arquetípica en la que los aviones derrotan a
todos los que llegan de todos los frentes. Otro factor es que la
comunidad de defensa aérea ha sido abrumada por la
comunidad de ataque aéreo. No es que la última sea menos
capaz o profesional que la primera, solo que la comunidad de
ataque aéreo tiene la atención y el apoyo tanto de la industria
como del Congreso. No sorprende por tanto que el tema de fuego
antiaéreo y SAMs haya sido descuidado.
A pesar de este descuido y las razones ya expuestas, los
sistemas de defensa aérea basada en tierra son importantes.
Han estado involucrados y han impactado en muchos
conflictos aéreos, y han logrado notables éxitos. Estas armas
xx
han derribado y dañado gran cantidad de aeronaves y por
tanto han forzado a los aviadores a hacer cambios y pagar un
costo más alto en las operaciones. Claramente, la defensa
aérea basada en tierra ha estado presente y s i e m p r e h a
s i d o u n f a c t o r e n l a s g u e r r a s a é r e a s . No hay nada
que indique que esta influencia disminuirá en el futuro.
El olvido del tema de los sistemas de defensa aérea basada
en tierra, por un lado, contrastado con su importancia por el
otro, motivó este estudio. En él, he trazado el registro
histórico desde la Primera Guerra Mundial hasta varios
conflictos menores en la década de los 80s. A pesar de que es
primeramente una narrativa, he tratado de analizar la historia
y obtener algunas generalizaciones, sin embargo, por tentador
que pueda ser, prefiero decir “generalizaciones” en vez del a
menudo mal empleado término “lecciones.”
Los reconocimientos indican donde realicé mi investigación,
y las notas al final de capitulo indican los documentos en los
que basé el estudio. La investigación estuvo mayormente
confinada a fuentes en idioma inglés, la base de las cuales
fueron documentos de la USAF, Ejército y Marina. Además,
he hallado material de Fuentes primarias relacionado a la
Real Fuerza Aérea y la Luftwaffe. He hecho un uso
considerable de fuentes secundarias, y he empleado unas
cuantas entrevistas. Debo admitir que la principal dificultad
para este estudio fue que, mientras he contado con material
de ambos bandos cubriendo las guerras en todo el mundo, mi
cobertura de las guerras de Corea, Vietnam y el Medio
Oriente se deriva principalmente de un solo lado. Finalmente,
no usé los ricos, aunque oscuros materiales clasificados por
obvias razones.
Sin saltar a las conclusiones, varios temas están presentes.
Un estudio de la evolución de las armas de la defensa aérea
basada en tierra brinda una mirada clásica a la perenne lucha
entre el ataque y la defensa, así como el impacto de la tecnología
en la guerra. Sin embargo, no solo involucra tecnología, la
cobertura llega a temas como tácticas, liderazgo, cambio e
innovación. Y quizás más importante, este tema no puede ser
estudiado sin la particular impresión de que muchas de las
principales características de las batallas entre aviones y
antiaéreos se repiten una y otra vez. Claramente, abundan
lecciones y generalizaciones en esta historia. Espero que mi
enfoque haga justicia al tema, es decir, espero que el
resultado cure algo del descuido en el tema y se adecúe a su
pasada y permanente importancia.
xxi
Reconocimientos
Muchas personas y organizaciones ayudaron a hacer
posible este libro. Primero, deseo agradecer a mi alma mater,
Radford University, que alentó e hizo posible mi trabajo con el
Air University: a la Junta de Visitantes; Dr. Donald Dedmon,
presidente; Dr. David Moore, vice presidente de Asuntos
Académicos, Dr. W. D. Stump, Decano de la Escuela de Artes y
Ciencias; y al Dr. W. K. Roberts, jefe del Departamento de
Historia. Al Teniente General Charles Cleveland, ex
comandante del Air University; Mayor General David Gray,
USAF, retirado; y Mayor General Paul Hodges, ex comandante
del Air War College, que fueron permanentes en su apoyo a lo
largo del proyecto. El Coronel Thomas Fabyanic, USAF,
retirado, fundador y primer director del ARI, y Coronel
Kenneth Alnwick, USAF, retirado, su sucesor, que merecen
mucho del crédito por ayudarme a concebir el concepto,
alentar el proyecto y superar muchas de las barreras
encontradas. También, especial agradecimiento al Coronel
Neil Jones, USAF, retirado; Brigadier General John C. Fryer
Jr.; y Coronel Sidney J. Wise, que me dieron vital ayuda en la
publicación. Otras personas en Air University me ayudaron
en muchas formas importantes, especialmente el Coronel
Dennis Drew, Preston Bryant, Dianne Parrish, John Westcott,
y Dorothy McCluskie. Muchos otros me ayudaron en el
proceso del documento: Lula Barnes, Sue Carr, Carolyn Ward,
Marcia Williams, y Cynthia Hall. Por el apoyo logistico estoy
agradecido al Capitán Harbert Jones, Betty Brown, y Marilyn
Tyus. El Programa de Historia de la USAF ayudó en muchas
formas, con personas como el Dr. Richard Morse, Lynn Gamma,
Judy Endicott, Pressley Bickerstaff, y Margaret Claiborn del
Centro de Investigación Histórica de la USAF. La Biblioteca de
Air University jugó un rol clave para hacer posible este libro,
con especial agradecimiento a Tomma Pastorett, Ruth Griffin, y
Kathleen Golson. El Ejército de los EEUU también prestó
considerable apoyo a este proyecto. Especialmente útiles
fueron varias agencias en Fort Bliss: la Escuela de Defensa
Aérea, el Museo de Defensa Aérea y la Dirección de Desarrollo
de Combate. Doy especiales gracias a Jesse Stiller, el historiador
del Comando de Artillería de Defensa Aérea. En otros países
doy gracias al Comodoro del Aire H. A. Probert, Humphrey
xxii
Wynn, y J. P. McDonald, de la Organización Histórica Aérea
en Londres; e l staff d e l R e a l I n s t i t u t o d e Artillería,
Woolwick, Reino Unido; y E. Hines y Paul J. Kemp del Museo
Imperial de Guerra en Londres, que hicieron posible la
investigación de los lados británico y alemán. Finalmente,
debo agradecer a toda mi familia, especialmente a mi esposa,
Jeanne, que soportó mucho para hacer posible este proyecto.
xxiii
Capítulo 1
1
Figura 1. A inicios de la Primera Guerra Mundial, la necesidad de protección
antiaérea superó al equipo disponible. Esto forzó a los combatientes a
improvisar usando piezas de artillería común modificadas (Reimpreso
del Museo Imperial de Guerra.)
en el caso británico ser ocho veces los recursos gastados por los
aviadores alemanes. Sin embargo, las defensas británicas se
volvieron cada vez más efectivas. Los alemanes lanzaron 43
aeronaves sobre Londres durante su último gran raid (19 de mayo
de 1918), y en su contra los defensores británicos emplearon
salidas de cazas 84 y 126 armas que dispararon 30,000
rondas. A pesar de que los defensores reclamaron tres
bombarderos destruidos, solo 13 alcanzaron y bombardearon
el centro de Londres. En la guerra, las defensas propias
reclamaron 21 dirigibles (de 201 salidas) y 27 aeronaves (de
424 salidas), de las que el fuego de tierra se atribuyó tres
zeppelines y entre 11 a 13 aviones. En noviembre de 1918, los
británicos usaron 480 armas antiaéreas y 376 aviones en la
defensa de Gran Bretaña.3 El grueso de las operaciones
aéreas durante la Primera Guerra Mundial no era estratégico
2
sino en apoyo a las fuerzas de tierra. En el frente oeste, los
artilleros antiaéreos alemanes reclamaron 1,588 aviones
aliados (19 % del total), mientras los artilleros franceses
reclamaron 500 aviones alemanes; los artilleros italianos
reclamaron 129; los artilleros de la Fuerza Expedicionaria
Británica 341; y los artilleros americanos, 58. Las armas se
hicieron cada vez más efectivas conforme el equipo
improvisado daba paso a otro especialmente diseñado,
mientras, relativamente hablando, los aviones mostraban
solo modestas mejoras en desempeño. Entre las tecnologías
empleadas por los defensores había sistemas de detección por
sonido, luces de búsqueda, medidores ópticos de distancia y fusible
de tiempo mecánicos.4 Como consecuencia, el número de
disparos antiaéreos alemanes por cada derribo bajó de 11,600
en 1915 a 5,000 en 1918; para los franceses bajó de 11,000
(1916) a 7,000 (1918); para los rusos de 11,000 (1916) a 3,000
(1917); y para los británicos de 8,000 (1917) a 4,550 (1918).
La artillería antiaérea (AAA) americana derribó 17 aviones
alemanes en tres meses, con un promedio de 605 tiros por
derribo.5
En contraste con los avances alcanzados durante la Primera
Guerra Mundial, los defensores aéreos hicieron pocos
progresos entre las guerras. El arma de tres pulgadas de la
Primera Guerra Mundial domino la poca AAA que hubo, y los
dispositivos acústicos brindaron el mejor equipo de localización
(fig. 2). En 1928, los Estados Unidos adoptaron como equipo
estándar el arma M3 de tres pulgadas que tenía un techo
efectivo de 21,000 pies, que excedía el techo de los aviones de
entonces. Mientras tanto, nuevas tecnologías como
revestimientos removibles de cañón, mecanismos de carga
automática y mejoras continuas de espoleta, mejoraron las
armas antiaéreas. Sin embargo, la revolución en tecnología de
aviación de la década de 1930 permitió velocidades y alturas
mucho mayores, dejando a las armas de tres pulgadas y al
equipo de localización acústica obsoletos.6 En resumen, desde
mediados a fines de los 1930s, los aviones (ataque) tuvieron la
delantera sobre la AAA (defensa).
En la segunda mitad de la década de 1930s, comenzaron a
aparecer nuevos equipos en las unidades antiaéreas
alrededor del mundo. Las grandes potencias adoptaron armas
un poco más grandes, pero mucho más poderosas, decidiendo
por un cañón con un calibre de casi 90 mm con una
3
Figura 2. El arma pesada estándar de AAA de Estados Unidos durante
los años entre guerras fue este cañón de tres pulgadas. En la foto,
miembros de la 62da Artillería Costera realizan un ejercicio de
práctica en agosto de 1941. (Reproducido de USAF.)
4
Figura 3. Arma alemana de 88 mm. Fue la pieza de artillería estándar
alemana durante la Segunda Guerra Mundial. (Reproducido de Museo
Imperial de Guerra.)
5
estadounidense William “Billy” Mitchell, que predijeron que el
empleo del poder aéreo resultaría en ciudades devastadas,
industrias pulverizadas, civiles bajo ataques de pánico y luego
llegaría la rendición. Estos aviadores creyeron que no había
defensa directa contra los bombarderos y como sucintamente dijo
el Primer Ministro Stanley Baldwin “El bombardero siempre
pasará.” Sin alarma temprana, el problema de la defensa
aérea parecía imposible, dado que la única potencial solución
para interceptar a los bombarderos de alta velocidad y gran
altura eran patrullas aéreas que eran impracticables. Otro
factor que llevaba a la desesperación a las altas esferas fue la
creencia de que solo unos pocos bombarderos podrían
proporcionar un adecuado poder de fuego (altos explosivos,
incendiarias y gas venenoso) que tendría resultados decisivos.
Por lo tanto, los británicos pusieron su fe y sus esfuerzos en
una fuerza estratégica de bombarderos, dependiendo del miedo
de la represalia para disuadir un ataque aéreo enemigo. Por lo
tanto, descuidaron muchos esfuerzos defensivos. No fue sino
hasta 1937 que la Real Fuerza Aérea (RAF) cambió su énfasis
de bombarderos a cazas. Para entonces, el radar británico,
integrado dentro de un sistema nacional de comando y
control, prometió una solución y llevó a una nueva visión en
el problema de la defensa aérea. Sin embargo, la defensa aérea
británica no actuó en consecuencia a fines de la década de
1930 (fig. 4). Al 1 de enero de 1938, los británicos tenían solo
180 armas antiaéreas mayores de 50 mm. Este número
aumentó a 341 para Setiembre de 1938 (Múnich), a 540 en
Setiembre de 1939 (declaración de guerra), y a 1,140 durante
la Batalla de Inglaterra.9
Durante la decisiva Batalla de Inglaterra, la AAA jugó un
rol secundario al de los cazas de la RAF, pues los artilleros
reclamaron solo 357 de los 1,733 aviones alemanes que los
británicos creen haber destruido. (Una fuente más reciente
ubica los derribos de artilleros en menos de 300.) Pero una
adecuada medida de eficiencia debe incluir más que simples
reivindicaciones. Para fines de setiembre de 1940, los
británicos estimaban que el 48 % de los bombarderos
alemanes regresaron de las áreas defendidas. Aun si fuese
una sobreestimación, el fuego antiaéreo indudablemente forzó
a los bombarderos a volar más alto, enervaron a las
tripulaciones y resultó en una reducida precisión de
bombardeo.10 Además, las armas antiaéreas fueron la
principal defensa contra ataques nocturnos, pues los cazas
6
Figura 4. Arma de 3.7 pulgadas montada en un “colchón Pile”, usada
durante la campaña de las V-1 y denominada así por el comandante
de la artillería antiaérea General Frederick Pile. (Reproducido de Museo
Imperial de Guerra.)
11
Figura 7. Cañón ligero de 40 mm británico y su tripulación. Los Bofors de 40
mm suecos tuvieron mucha acción durante la guerra sirviendo a ambos
bandos. (Reproducido de Museo Imperial de Guerra.)
12
conocida como la bomba zumbadora, cargaba una cabeza de
combate de dos toneladas a casi 160 millas a
aproximadamente 400 millas por hora (mph). Las defensas
aliadas consistieron de raids de bombardeo contra blancos de
V-1 (plataformas de lanzamiento, plantas de fabricación y
depósitos de suministros), patrullas de caza, barreras de globos
y AAA. Inicialmente, los defensores asumieron que las
bombas sin piloto volarían a 400 mph y a 7,500 pies.
Después, debieron corregir sus supuestos a 350 mph a 7,000
pies y finalmente a 330 mph a 6,000 pies. Los británicos
completaron un plan detallado sobre la defensa de su
territorio en enero de 1944 (fig. 9). Establecieron líneas de
patrullas de cazas y una línea de artillería de 400 armas
pesadas y 346 ligeras inmediatamente al sur de Londres.
Pero las demandas para apoyar la invasión del Día D y el
optimismo resultante del bombardeo de los sitios alemanes
de lanzamiento llevaron a los británicos a revisar el plan en
marzo. Se pidió una reducción en el número de armas
defendiendo a Londres a 192 armas pesadas y 246 ligeras,
una reducción total de 528 a 288 armas pesadas y de 804 a
282 ligeras. El Mariscal del Aire Roderic Hill, comandante de
la defensa, señaló que la AAA hubiese estado en dificultades si los
V-los operaban entre 2,000 a 3,000 pies y no a los 6,000 pies
predichos.21 Los eventos validaron las advertencias de Hill.
Después de la invasión aliada de Europa el 6 de junio de
1944, Adolfo Hitler presionó por una campaña con las V-1
como medio de alivio para sus tropas. Los alemanes
comenzaron el bombardeo el 12 de junio solo pudieron disparar
dos pequeñas salvas; sin embargo, para el 18 de junio, los
alemanes lanzaron la V-1 numero 500; para el 21 de junio, la
número 1,000; para el 29 de junio, la 2,000 y para el 22 de
Julio, la 5,000. Estos ataques con V-1s continuaron hasta
Setiembre, cuando los alemanes se retiraron de sus bases
francesas antes del avance terrestre aliado.22
Las V-ls iban rápido para la época, cruzando la costa inglesa a
una velocidad promedio de 340 mph y acelerando a cerca de
400 mph conforme agotaban su combustible. Por lo tanto, los
pilotos de caza tenían apenas seis minutos para localizar y
derribar a estos proyectiles antes de que alcanzaran sus
blancos. Los V-ls eran difíciles de ubicar debido a su pequeño
tamaño, casi la mitad de un FW 190. Este problema fue
exacerbado por su aproximación a baja altura entre 2,100 y
2,500 pies. No solo la V-1 era difícil de ver e interceptar, sino
13
que también era difícil de derribar. Una fuente estimó que el
misil era ocho veces más difícil de derribar que un avión tripulado,
aun si volase recto y nivelado. Aunque esta estimación era
probablemente una exageración, la V-1 no era un blanco fácil
de destruir.23
15
Figura 10: Los Británicos pusieron sus armas pesadas de 3.7
pulgadas en una base sólida conocida como “colchón Pile.”
(Reproducido de Museo Imperial de Guerra.)
16
El plan tenía varios peligros. Primero, estaba la cuestión de
la efectividad. ¿Mejoraría realmente el nuevo concepto la
defensa? Una zona dividida frenaría a los pilotos de caza, que
declararon 883 de las 1,192 V-1 derribadas hasta el 13 de julio.
Segundo, ¿cuánto tiempo tomaría tal reposicionamiento,
incluyendo cientos de armas pesadas, miles de efectivos y
decenas de miles de toneladas de provisiones y equipo? ¿Qué
pasaría con las defensas mientras tanto? Finalmente,
¿cuánto tiempo tomaría llegar a una decisión clara sobre esta
propuesta? Con cada día que pasaba, el redespliegue se volvía
cada vez más difícil pues las armas móviles se ponían en
colchones Pile y más armas se añadían al cinturón.30
El 13 de julio, Hill tomó la decisión de crear un cinturón
con todas las armas en la costa. Este audaz y rápido ejercicio
de autoridad fue notable, así como la velocidad con que fue
implementado. Para el 17 de julio, las armas pesadas, radar y
equipo de apoyo y provisiones estaban en sus posiciones,
seguidos en dos días por las armas ligeras. Esta acción, que
involucró el movimiento de 23,000 hombres y alrededor de
60,000 toneladas de provisiones, no fue poca cosa (fig. 11).
Los británicos desplegaron las armas en la costa entre Dover y
Beachy Head, creando una zona que se extendía 10,000
yardas sobre el agua y 5,000 yardas en tierra. Los aviones
estuvieron restringidos a alturas sobre 8,000 pies en esta
área, pero los pilotos de caza eran libres de recorrer el Canal
Inglés y sobre Inglaterra entre el cinturón de armas y la línea
de globos31. A pesar de que el redespliegue y separación de las
aeronaves y las armas fue un factor principal en la
aumentada efectividad de las defensas, también había otros
factores. El número de armas pesadas en el cinturón costero
creció de 376 el 1 de julio a 416 el 23 de ese mes; a 512 el 30;
y a 592 el 7 de agosto. Además, había 892 cañones de 40 mm
y 504 cañones de 20 mm más 254 tubos de cohete. La adición
del nuevo radar americano (SCR-584) y predictores para las
armas británicas de 3.7 pulgadas y las americanas de 90 mm
también mejoró las defensas.32 Otra gran mejora técnica fue el
uso de espoletas de proximidad que detonaban a una
distancia predeterminada del blanco. La nueva espo-
17
Figura 11. Diagrama del despliegue defensivo final de Londres durante
la campaña contra las V-1. (Adaptado desde USAF.)
leta probó ser casi cinco veces más efectiva que las de tiempo
o contacto.33 Finalmente, los artilleros mejoraron su precisión
conforme adquirieron más práctica.
Estas mejoras defensivas, aunadas a la conocida dirección,
altura y velocidad de las V-1s, permitieron a los defensores
mejorar dramáticamente su efectividad. Antes del
redespliegue, las defensas derribaron el 42% de V-ls
observadas; después del mismo esa cifra subió a 59 %. Otro
paquete de datos, similar pero no exactamente coincidente,
indicaba que las defensas derribaron el 48 % de los misiles
detectados sobre tierra antes del reposicionamiento y 84 % de
estos luego. El punto máximo ocurrió entre la noche del 27
de agosto y la mañana del 28 en que los defensores
destruyeron 90 de los 97 misiles reportados, permitiendo que
solo cuatro V-ls lleguen a Londres.34
18
El incrementado poder de las defensas fue el resultado
principalmente de la enorme mejora en la efectividad de la
AAA. Los artilleros eran responsables del 22 % de los derribos
antes del redespliegue y del 54 % después. Derribaron el
17% de sus blancos en la primera semana después del
redespliegue y un 74 % en los últimos cuatros días de acción
(del 29 de agosto al 1 de Setiembre de 1944).35
Durante la campaña de verano, los alemanes comenzaron a
lanzar V-ls desde bombarderos. La primera prueba aérea
conocida contra los británicos ocurrió el 6 de abril de 1944 en
Peenemünde, con el primero uso identificable de un arma de
lanzamiento aéreo contra Inglaterra ocurrida el 9 de julio de
1944. Entre entonces y el 5 de setiembre, la Luftwaffe lanzó
desde el aire cerca de 400 V-1s. Con la retirada de las fuerzas
alemanas de los sitios franceses de lanzamiento, estas armas de
lanzamiento aéreo se volvieron la mayor amenaza contra
Inglaterra en los meses finales de la guerra. Entre el 5 de
Setiembre y el último lanzamiento aéreo el 14 de enero de
1945, los alemanes arrojaron alrededor de 1,200 de estas V-ls
contra Inglaterra, pero solo 66 alcanzaron Londres.36
Claramente, su precisión era muy pobre.
El acto final en la campaña contra las V-1 en Gran Bretaña
vino en marzo de 1945 cuando los alemanes introdujeron
una versión de largo alcance de la V-1. Dotando al V-1 de un
ala y cabeza de combates más ligeros (36 % menos) se le permitía
cargar 50 % más combustible y lograba volar 220 millas
comparado con el alcance estándar de entre 150 a 160
millas. Los alemanes lanzaron el primer V-1 modificado desde
rampas en Holanda el 3 de marzo. Desde entonces hasta el
29 de marzo, los alemanes dispararon 275 V-ls contra Gran
Bretaña, 13 de los cuales alcanzaron Londres. Alertados por
el reconocimiento fotográfico y los reportes de inteligencia
sobre esta nueva arma, los aliados ordenaron que las defensas
del norte se refuercen el 27 de febrero con siete escuadrones
de cazas diurnos y tres escuadrones de cazas nocturnos. Pero
los artilleros de AAA se desempeñaron tan bien que los
británicos relevaron a todos menos uno de los escuadrones
diurnos. Los defensores derribaron al 73 % de los 125 misiles
observados.37
Los alemanes dispararon 10,500 V-ls contra Gran Bretaña,
de los que alrededor de 2,000 se estrellaron poco después del
lanzamiento. Los defensores observaron 7,500 misiles y
19
derribaron 4,000 (53 %); atribuyeron a los pilotos de caza con
1,847 derribos, los artilleros con 1,878, y los globos con 232 (fig.
12).38 La eficiencia mejoró desde un 42 % de los derribos de V-ls
observados antes del redespliegue a la costa (durante el periodo
del 12 de junio al 15 de Julio) a 59 % después del mismo (16
de Julio a 5 de Setiembre). Las armas derribaron al 63 % de
los misiles lanzados en vuelo después de este periodo (16 de
setiembre de 1944 a 14 de enero de 1945) y 33 % de las V-1
lanzados de tierra desde Holanda. Visto de otra manera, el
porcentaje de V-ls que alcanzaron Londres, con respecto a las
lanzadas, bajó en estos periodos (29, 23, 6, y 5) con una tasa de
23 %. Aproximadamente 2,419 V-1s alcanzaron la Región de
Defensa Civil de Londres, matando a 6,184 civiles e hiriendo
seriamente a 17,981. Cerca del 5 % del total de bajas fueron
personal de servicio y aproximadamente el 92 % de las bajas
ocurrieron en el área de Londres.39
Para poner en perspectiva a las V-1s, se les debe comparar
con otras armas alemanas que mataron y mutilaron civiles
británicos durante la Segunda Guerra Mundial. Los bombardeos
alemanes mataron a 51,509, las V-2s mataron a 2,754, y las
armas de largo alcance a 148. De las 146,777 bajas civiles
británicas (muertos o heridos) en la Segunda Guerra Mundial,
los bombardeos causaron 112,932; las V-1s, 24,165; las
V-2s, 9,277; y las armas de largo alcance 403.40 Las bombas
zumbadoras, junto con los misiles balísticos V-2, hicieron
más que matar y asustar a los británicos. Esto socavó la
moral de una nación cansada de la guerra después de casi
cinco años de conflicto. El ataque de las V impulse a casi un
millón y medio de londinenses a dejar la ciudad, más del
número que evacuó durante los bombardeos. En este periodo, las
autoridades estimaron que la producción cayó en 25%.41 El
esfuerzo defensivo involucró escuadrones de caza, cerca de
250,000 efectivos y 2,500 armas.
Otro aspecto de la historia operacional de la V-1 es
frecuentemente dejado de lado. Los alemanes también
lanzaron entre 7,400 a 9,000 V-ls contra blancos en el
continente, la mayoría (4,900) contra el puerto de Antwerp,
Bélgica. En la defensa de la ciudad, los aliados desplegaron
18,000 tropas que emplearon 208 armas de 90 mm, 128 de
3.7 pulgadas y 188 de 40 mm. Además, usaron 280 globos
20
Figura 12. Los globos de barrera fueron unos dispositivos
relativamente económicos que evitaron más aviones en vuelo de los
que destruyeron. Estos dispositivos fueron también útiles contra las
V-1s. (Reproducido de http://www.raf.mod.uk/bob1940/images.)
25
Figura 15: Los alemanes usaron una amplia variedad de armas
antiaéreas ligeras incluyendo este Bofors de 40mm montado en
cañón. (Adaptado desde Air Force Historical Research Agency.)
29
Figura 18. Armas alemanas de 128 mm montadas en rieles. Los
mejores artilleros alemanes emplearon estas armas, y dos docenas
de estas defendieron los campos petroleros de Ploesti. (Adaptado de
USAF.)
33
Los alemanes introdujeron mejoras tecnológicas para
incrementar la eficiencia del fuego antiaéreo. En 1941, las
unidades antiaéreas comenzaron a recibir radares para orientar
armas. El radar era un gran avance sobre los detectores
sonoros, el sistema que se usaba para detectar y seguir
aviones. El dispositivo antiguo sufría de un corto alcance y
desempeño errático. Sin embargo, la introducción alemana del
radar fue lenta, pues para agosto de 1944, la Luftwaffe aún
usaba cerca de 5,500 detectores sonoros.61 Otra mejora fue la
introducción de proyectiles acanalados. Estos casquillos se
fragmentaban en piezas de 80 a 100 gramos en vez de las
usuales de 1 a 7 gramos, causando por lo tanto mucho más
daño.62 La munición incendiaria también incrementó la
eficiencia del fuego antiaéreo en tres veces, según los
estimados alemanes.
Las espoletas fueron otro avance importante. Los alemanes
pidieron espoletas dobles (de contacto y tiempo) en 1943 y las
introdujeron en combate a fines de 1944. Estas espoletas
incrementaron la efectividad de las armas de 88 mm cinco
veces; de las de 105 mm tres veces; y de las de 128 mm dos
veces. Pero los alemanes lo hicieron el gran cambio en
espoletas; en vez de eso, los aliados introdujeron las espoletas de
proximidad. Después la guerra, un estudio americano calculó
que, si los alemanes hubiesen usado espoletas de proximidad,
pudieron haber aumentado la eficiencia de su fuego antiaéreo
por un factor de 3.4, haciendo muy peligrosas las operaciones
de los B-17 e impracticables las de los B-24.63
Los alemanes también experimentaron con varios enfoques
novedosos para los sistemas de defensa aérea basados en
tierra, incluyendo ajustar el ánima y casquillo en sistemas
que disparaban un proyectil diferente, como, por ejemplo, un
casquillo de 88 mm en un arma de 105 mm. Tales proyectiles
lograron mayores velocidades que los demás, pues más
pólvora empujaba a un proyectil menor, pero no llegaron a
entrar en servicio.
Los alemanes también probaron otro concepto—cohetes
antiaéreos (luego conocidos como misiles superficie-aire o
SAM). A pesar de tener pocos resultados positives en este
programa en la década de 1930, consideraron esta nueva
tecnología para la tarea de combatir los ataques aéreos
aliados. A inicios de 1941, el General Walter Dornberger, una
34
de las figuras alemanas clave en el desarrollo de cohetes y
misiles, ordenó un estudio de un misil antiaéreo con una
altura de hasta 60,000 pies. Werner von Braun, jefe de
investigación de misiles en la base de pruebas de
Peenemünde, propuso en su lugar un interceptor de
propulsión cohete.
Esta fue la ruta inicial que tomaron los alemanes y que resultó
en el espectacular, aunque tácticamente deficiente, Me 163. En
cualquier caso, en setiembre Hitler detuvo todos los proyectos
de desarrollo de largo plazo. Los alemanes después levantaron
la orden de detención del programa, y en abril de 1942,
formularon las especificaciones para una variedad de cohetes
antiaéreos, tanto guiados como no guiados. Los alemanes
hicieron de los cohetes la pieza central de su programa de
desarrollo. El líder de la Luftwaffe, Hermann Goering, tenía altas
expectativas, y en setiembre de 1942, autorizó el trabajo en cohetes
AAA. En respuesta, von Braun remitió un estudio en noviembre
de 1942 que mencionaba tres tipos de cohetes antiaéreos: un
misil de 28 pies, de una sola etapa y combustible sólido; otro de
33 pies, dos etapas y el mismo combustible; y uno de 20 pies,
etapa única y combustible líquido. Impulsado por el jefe de los
antiaéreos alemanes, General Walter von Axthelm, los cohetes
antiaéreos se volvieron el núcleo del programa de desarrollo
alemán de 1942.64
Posteriormente, los alemanes desarrollaron varios misiles
antiaéreos guiados y dos pequeños cohetes sin guiado de
lanzamiento terrestre, los Foehn y Taifun. El Foehn fue
diseñado contra aviones en vuelo bajo, medía menos de tres
pulgadas de diámetro y cerca de dos pies de largo y pesaba
3.3 libras. El primero se disparó en 1943, el cohete tenía un
alcance de 3,600 pies y se tenía planeado que se dispare en
ráfagas desde un cañón de 35 tiros. Los alemanes pusieron
tres baterías en servicio y les atribuyeron el derribo de tres
aviones aliados, sin embargo, el impacto principal del cohete
fue psicológico.65
El otro cohete antiaéreo no guiado, el Taifun, media menos
de cuatro pulgadas de diámetro y 76 pulgadas de longitud,
pesaba 65 libras y cargaba una cabeza de 1.4 libras (fig. 21).
Los alemanes dispararon los cohetes de combustible líquido
en salvas ya sea desde un lanzador de 30 tiros o uno de 50
tiros montado en el carro de un cañón de 88 mm. El Taifun
podía alcanzar una altura de 46,000 a 52,000 pies.66
35
Además, los alemanes desarrollaron cuatro cohetes
guiados: Enzian, Rheintochter, Schmetterling, y Wasserfall. El
Enzian podía pasar por una aeronave, aunque era pequeño,
radio controlado y le faltaba cola horizontal (fig. 22). Tenía casi
12 pies de largo, y su envergadura era de 13.5 pies. Pesaba
4,350 libras y era asistido en su lanzamiento desde el carro de
un arma de 88 mm por cuatro impulsores de combustible
36
de combate de 330 libras a una distancia oblicua de 18,000
yardas y una altura de 29,000 pies. Los alemanes primero
probaron el dispositivo radio controlado en agosto de 1943 y
dispararon 82 cohetes a inicios de enero de 1945 (fig. 23), pero
cancelaron el programa el mes siguiente. El Rheintochter II
Figura 24. El Schmetterling tenía la cuarta parte del peso del Enzian y
Rheintochter y parecía un avión. Los alemanes probaron alrededor de
80 de estos misiles. (Reproducido de Fuerza Aérea Historical
Investigación Agency.)
Figura 28. El Chaff fue una contramedida efectiva usada contra el radar
en la Segunda Guerra Mundial. (Adaptado del Museo de Defensa Aérea
del Ejército de los EEUU)
Fratricidio
Un problema del que los artilleros antiaéreos preferirían no hablar
es el de disparar e impactar en aeronaves amigas. El fratricidio en
medio de la velocidad y confusión de la batalla es tanto
comprensible como lamentable. Las tropas de tierra y los artilleros
antiaéreos dispararon sobre aeronaves amigas en la Primera Guerra
Mundial y habían formado la actitud de “No existe un avión
amigo”. 85 Esa actitud y problema aún subsisten.
46
Figura 29. Cañón alemán de 20 mm. El fuego ligero antiaéreo alemán era
muy potente. Este cañón de 20 mm es asistido por el soldado alemán
al fondo que opera un medidor de distancia. (Reproducido del Museo
Imperial de Guerra.)
Figura 30. George Preddy murió por fuego amigo cuando perseguía
aviones alemanes en diciembre de 1944. Era uno de los principales ases
de AAF con 26.8 victorias acreditadas. (Reproducido de
http://www.wpafb.af.mil/ museum/history/wwII/ce32.htm.)
51
Figura 31. Cañón de 20 mm de la Marina de EEUU. Estas armas fueron
responsables de un tercio de los derribos de aviones japoneses atribuidos a armas
navales hasta setiembre de 1944, y un cuarto de los derribos después.
(Reproducido de
http://www.bcoy1cph.pacdat.net/20mm_Oerlikion_AA_USN..jpg.)
52
Figura 32. Cañón de 40 mm de la Marina EEUU. De nuevo el
omnipresente Bofors, fue responsable de la mitad de los aviones
japoneses destruidos por armas navales después de octubre 1944.
(Reproducido de http://www. grunts.net/album/Marina/guncres.htm.)
54
Figura 33. Secuencia de avión A-20. Este Douglas A-20 fue derribado
por los japoneses sobre Karos, Nueva Guinea. Holandesa (Reproducido
de USAF.)
55
Figura 33. Secuencia de avión A-20 (continuación). (Reproducido de
USAF.)
Las Lecciones de la
Segunda Guerra Mundial
Como en toda gran guerra, la Segunda Guerra Mundial
brindó muchas lecciones. La Segunda Guerra Mundial es
todavía más importante para los Aviadores porque fue no solo
la primera guerra aérea de gran escala sino también la única
guerra aérea total y la una guerra aérea de los Estados
Unidos con un competidor par. Los aviadores de todos los
países tienden a descuidar o pasar por alto el fuego antiaéreo.
A pesar de que la guerra remarcó el valor y letalidad del fuego
antiaéreo, los aviadores prefirieron repasar las lecciones que
encajaban mejor con sus ideas preconcebidas y futuras
intenciones. La actitud de los aviadores cambió poco desde
los años entre guerras en que consideraban que el fuego
antiaéreo sería de poca utilidad y no valdría el esfuerzo. El
resultado de este desdén sería evidente en las próximas
guerras.
En retrospectiva, al menos seis lecciones sobre fuego antiaéreo
surgen de la Segunda Guerra Mundial. Primero, el fuego
antiaéreo probó ser letal y efectivo—derribando más aviones de
los EEUU que cualquier otra arma enemiga. Claramente, fue la
mayor amenaza desde inicios de 1944. Las concentraciones de
armas demostraron la capacidad de inhibir seriamente las
operaciones aéreas como el caso de la campaña de las V-1, la
campaña de petróleo en el otoño-invierno de 1944 y las
operaciones contra el puente Remagen.
58
Segundo, el fuego antiaéreo hizo a las operaciones a baja
altura muy costosas. El fuego antiaéreo derribó a muchos de
los cazas americanos perdidos durante la guerra, la mayoría
de estos en pasadas de ametralladora.100 Varias misiones
enfatizaron el peligro de las operaciones a baja altura; las más
notables fueron la misión de Ploesti en agosto de 1943, la
supresión del fuego antiaéreo en Arnhem, Holanda, en
Setiembre de 1944, y el ataque alemán a los aeródromos
aliados en enero de 1945.
Una tercera lección que puede recogerse de la guerra es
que los aviadores salieron con contra medidas anti AAA que
serían estándares para el futuro. Los aviadores intentaron
evitar áreas de concentración de fuego antiaéreo volando
cursos irregulares en presencia de fuego de tierra, volando solo
una pasada sobre el blanco, y usando tanto el sol como el
terreno para máxima protección. También emplearon chaff y
perturbadores para degradar al radar, especialmente durante
la noche o en mal clima. Finalmente, los aviadores atacaron a
las armas directamente. Sin embargo, en muchos duelos
avión-cañón, los artilleros tuvieron la ventaja. La experiencia
de combate indicaba que enfrentar a un piloto altamente
entrenado con un avión muy caro contra una tripulación
menos entrenada y un arma de tierra de menos valor tenía
poco sentido.
Cuarto, la tecnología de reciente evolución inclinó el
balance ofensivo-defensivo en favor de la defensa. El radar
fue la primera y más importante parte del equipamiento.
Permitió superar a las teorías de Douhet y otros (como los
instructores y alumnos de la Escuela Táctica del Cuerpo Aéreo),
que creyeron que el bombardero siempre pasaría, causaría un
daño decisivo y sufriría pérdidas sostenibles. Las contra
medidas electrónicas en cierta forma anularon al radar
defensivo, pero este aun daba a los defensores alarma
temprana e información de orientación más precisa de la que
antes tenían. El radar dio a los defensores mucho mayores
capacidades de noche y también con mal tiempo. La espoleta
de proximidad dio otro gran impulso a los defensores,
aumentando la efectividad de las armas alrededor de cinco
veces. Un avance tecnológico que estaba en etapa de
desarrollo, pero no entro en servicio durante la guerra fue el
cohete antiaéreo. Este dispositivo era capaz de alcanzar Alturas
por encima de los bombarderos de más alto vuelo en la Segunda
Guerra Mundial, y, equipado con una espoleta de proximidad,
59
habría causado serias bajas en las formaciones de bombarderos.
Quinto, el fuego antiaéreo demostró un buen desempeño costo-
efectividad, derribando aviones hostiles un costo
relativamente bajo. Sin embargo, su efectividad debe ser
medida más allá de los derribos. El fuego de tierra complicó la
tarea de los aviadores, forzándolos a volar más salidas, llevar
equipo adicional y adoptar procedimientos adicionales, todo
lo que los distraía de su función principal. Las defensas
antiaéreas también redujeron la precisión de bombardeo. La
mejor medida, por lo tanto, es el costo (esfuerzo y pérdidas)
requerido para poner bombas sobre el blanco.
Una sexta y última lección de la guerra concierne a la
dificultad para identificar aviones correctamente: los artilleros
nunca fueron capaces de separar a los amigos de los
enemigos. No solo el fuego amigo derribó naves propias—el
caso más dramático fue el demostrado por la pérdida de los
transportes aliados de tropas sobre Sicilia en Julio de 1943 y
cazas alemanes el 1 de enero de 1945—sino también a
menudo el fuego amigo no disparaba a aviones hostiles. A
pesar del equipamiento electrónico, códigos, procedimientos,
briefings y zonas restringidas, el problema persistió y los
accidentes ocurrieron. El fin de la guerra trajo otros dos
desarrollos que parecían superar a estas ventajas ganadas por
la defensa. El primero fue la propulsión a chorro que
incremento significativamente el desempeño de las aeronaves,
complicando la tarea del defensor. El otro fue la bomba
atómica que extendía el concepto de que un avión y una
bomba podían destruir una ciudad, lo que era muy diferente
de las formaciones masivas de cientos de aviones volviendo
día tras día. Este desarrollo desplazó al concepto tradicional
de defensa que dominaba la Guerra aérea. Esta, entonces, era
la situación de la defensa aérea en la inmediata era post–
Segunda Guerra Mundial.
Notas
1. Edward Westermann, Flak: German Anti-Aircraft Defenses 1914–1945
(Lawrence, Kans.: University Press, 2001), 9.
2. Ibid., 10–16.
3. Los alemanes desplegaron casi 2,800 armas antiaéreas hacia el fin de la
guerra con el 30% destinada a defensa. Ver P. T. Cullen, “Defensa aérea of
London, Paris, and Western Germany” (ensayo, Air Corps Tactical School,
Maxwell Field, Alabama, n.d.), 7, 9, 28, 99, tabla 5, Air Force Historical
Research Agency (HRA), Maxwell Air Force Base (AFB), Ala.; “Antiaircraft
Defences of Great Britain: 1914 to 1946,” appendix A, Royal Artillery Institute
(RAI), Woolwick, United Kingdom; “Antiaircraft Gun Trends and Scientific and
60
Technical Projection: Eurasian Communist Countries,” Julio 1981, 1–1;
N.W. Routledge, History of the Royal Regiment of Artillery: Anti-Aircraft Artillery,
1914–55 (Londres: Brassey’s, 1994), 22; y Westermann, Flak, 26.
4. Westermann, Flak, 27.
5. Otra fuente lista los disparos por derribo de Estados Unidos en
1,055; Gran Bretaña 1,800; y Francia, 3,225. Ver Ian Hogg, Anti-Aircraft:
A History of Air Defence (Londres: MacDonald y Jane’s, 1978), 67; US Army
Air Defense School, “Air Defense,” 21, 29, 30; Cullen, “Air Defence of
London,” 94; extractos de la Conferencia sobre Defensa aérea, División de
Inteligencia Militar, Francia, no. 8312, 26 Diciembre 1923, HRA; A. F.
Englehart, “Antiaircraft Defenses: Their development during the World War”
(ensayo, Air Corps Tactical School, alrededor de 1934), 6, 9, HRA; V. P.
Ashkerov, “Anti-Aircraft Missile Forces and Anti-Aircraft Artillery,”
traducción de Zenitnyye Raketnyee Voyska I Zenitnaya Artilleriya (1968), 5–
6, HRA. Los artilleros norteamericanos consiguieron otros 41 Aviones
alemanes. Ver Charles Kirkpatrick, Archie in the A.E.F.: The Creation of the
Antiaircraft Service of the United States Army , 1917–1918 (Fort Bliss, Tex.:
Museo de Artillería de Defensa Aérea, 1984), 85–86.
6. Los localizadores acusticos eran poco precisos y poco confiables. En
las mejores condiciones, tenían un alcance de 5 a 10 millas. Ver Hogg, Anti-
Aircraft, 64; y [British] Manual of Anti-Aircraft Defence, Provisional, Marzo
de 1922, 164, RAI.
7. Mayor General B. P. Hughes y Brig N. W. Routledge, Woolwick, Reino
Unido, entevistados por el autor, Octubre de 1982; “Antiaircraft Artillery,”
Air Corps Tactical School, 1, 1 Noviembre 1932, HRA; Louis Smithey y
Charles Atkinson, “Development of Antiaircraft Artillery,” Coast Artillery
Journal, Enero–Febrero 1946, 70–71; William Wuest, “The Development of
Heavy Antiaircraft Artillery,” Antiaircraft Journal, Mayo–Junio 1954, 23.
8. Theodore Ropp, War in the Modern World (Durham, N.C.: Duke Uni-
versity Press, 1959), 289.
9. “Antiaircraft Defences of Great Britain”; y Frederick Pile, Ack-Ack
(Londres: Harrap, 1949), 73. Un estadounidense escribió en su tesis de 1929
para el Air Corps Tactical School que el fuego antiaéreo no valía la pena, lo
que era la óptica de los defensores de los bombarderos en ambos lados del
Atlantico. Ver Kenneth Walker, “Is the Defense of New York City from Air
Attack Possible?” Reporte de Investigación, Air Corps Tactical School, Mayo
1929, 30, HRA.
10. Del alemán Flieger Abwehr Kanone, para cañón anti aviones.
11. Pile, Ack-Ack, 100, 157, 181, 183; “Antiaircraft Defences of Great
Britain”; entrevista a Hughes; “Air Defense,” 2:122–24; Frederick Pile, “The
Anti-Aircraft Defence of the United Kingdom from 28th July, 1939 to 15th
Abril, 1945,” suplemento al Londres Gazette, 16 de Diciembre 1947, 5978,
Air University Library (AUL), Maxwell AFB, Ala.; y “History of A. A.
Command,” n.d., 14, RAI.
12. Pile, Ack-Ack, 115; Pile, “Antiaircraft Defence of UK,” 5975; y “His-
tory of A. A. Command,” 14–15.
13. Routledge, Royal Regiment of Artillery, 400.
14. Los Británicos desarrollaron un cohete de dos pulgadas (que llevaba una
cabeza de 0.3 libras) y uno de tres pulgadas que pesaba 54 libras,
61
incluyendo su cabeza de 4.5 libras. Este último fue probado con éxito en
Jamaica en 1938–39 y entró en servicio en 1940. En Julio de 1941, los
Británicos desplegaron 1,000 tubos lanza cohete, y casi 6,000 estaban
desplegados para Julio 1943; muchos de los cuales eran dispositivos de
doble cañón. Sin embargo, las unidades de cohetes registraron pocas
victorias. Ver Routledge, Royal Regiment of Artillery, 56, 79.
15. Pile, Ack-Ack, 155–56, 186–93, y 379; Pile, “Anti-Aircraft Defence of
UK,” 5982; “History of A. A. Command,” 123–24, placas 45, 49; “Antiaircraft
Defences of Great Britain,” apendice B; y Routledge, Royal Regiment, 338, 399.
16. Routledge, Royal Regiment, 108 –12, 124, 144 –53.
17. Armas mayores de 50-55 mm se consideraban “pesadas”; las
menores a este tamaño se consideraban “ligeras.”
18. Escuela de Defensa Aérea del Ejército de los EEUU, “Air Defense,” 2,
127–28, 131–32; H. E. C. Weldon, “The Artillery Defence of Malta,”
AntiaircraftJournal, Mayo–Junio 1954, 24, 26, 27, 29; Charles Jellison,
Besieged—The World War II Ordeal of Malta, 1940–1942 (Hanover, N.H.:
University Press of New England, 1984), 166–67, 170, 205, 258;
Christopher Shores, Duel for the Sky (Londres: Blandford, 1985), 88, 90,
92; y Routledge, Royal Regiment, 166–74.
19. Pile, Ack-Ack, 266, 301, 303, 305; Pile, “Anti-aircraft Defence of UK,”
5984; y “Survey of Antiaircraft Defenses of the United Kingdom,” 1, pt.
3:52, 53, 118, RAI.
20. Pile, Ack-Ack, 323–44; y “Fringe Targets,” RAI.
21. Para una discusión mas detallada de la V-1 y sus operaciones en la
Segunda Guerra Mundial, ver Kenneth Werrell, The Evolution of the Cruise
Missile (Maxwell AFB, Ala.: Air University Press, 1985), cap. 3; Basil Collier,
The Battle of the V-Weapons, 1944–1945 (Londres: Hodder y Stoughton,
1964), 56–59; Roderic Hill, “Air Operations by Air Defence of Great Britain y
Fighter Command in Connection with the German Flying Bomb and Rocket
Offensives, 1944–45,” suplemento de Londres Gazette, 19 de Octubre de
1948, 5587–89; Basil Collier, The Defence of the United Kingdom (Londres:
Her Majesty’s Stationery Office, 1957), 361, 365; y Ministerio del Aire
Británico, “Air Defence of Great Britain, The Flying Bomb and Rocket
Campaign: 1944 to 1945,” primer borrador de reporte, 7:42–43, HRA.
22. Collier, V-Weapons, 69, 71–75, 79; Hill, “Air Operations by Air
Defence,” 5591–92; Rowland Pocock, German Guided Missiles of the Second
World War (New York: Arco Publishing, Inc., 1967), 48; Jozef Garlinski,
Hitler’s Last Weapons (Londres: Times Book, 1978), 168; David Irving, The
Mares Nest (Londres: Kimber, 1969), 233, 236, 240; y M. C. Helfers, The
Employment of V-Weapons by the Germans during World War II, monografía
(Washington, D.C.: Oficina del Jefe de Historia Militar, Departamento del
Ejército , 1954), 18–30, HRA.
23. Hill, “Air Operations,” 5594; Collier, Defence of the UK, 374; Mary
Welborn, “V-1 y V-2 attacks against the United Kingdom during World War
II,” reporte técnico ORO-T -45 (Washington, D.C.: Johns Hopkins
University Press, 16 de Mayo 1950), 9, HRA; “Minutes and Related Data
Scientific Sub-Committee of Crossbow Committee, V-1, vol. 2,” Operations
Research Section (ADGB) Reporte 88, n.d., HRA; Reporte del Ministrio del
Aire Británico, “Points of Impact and Accuracy of Flying Bombs: 22 June–
28 July,” 29 de Julio de 1944, HRA; “The Speed of Air-Launched Divers,”
62
HRA; Reporte de la Junta de Generales, Fuerzas de los EEUU en el Teatro
Europeo, “Tactical Employment of Antiaircraft Artillery Units Including
Defense against Pilotless Aircraft(V-1),” estudio no. 38, 39, HRA; “Minutes
and Related Data Scientific Sub-Committee of Crossbow Committee, V-1,
vol. 2,” 7 de Agosto de 1944, S.B. 60093, HRA; Reporte del Ministerio del
Aire Británico, “Air Defence of Great Britain Tactical Memoranda I.G. no.
9675,” 24 de Noviembre de 1944, HRA; Ministerio del Aire Británico, “Air
Defence of Great Britain,” 126; Hillery Saunders, Royal Air Force, 1939,
1945, vol. 3, The Fight Is Won (Londres: Her Majesty’s Stationery Office,
1954), 165.
24. Hill, “Air Operations aéreas,” 5592, 5594; “Air Defence of Great
Britain,” 121, 151, 179; Saunders, Royal Air Force, 165; y Collier, Defence of
the UK, 380.
25. AC/AS Intelligence, “Flying Bomb,” 8, HRA; Mary Welborn, “Over-all
Effectiveness of First US Army Antiaircraft Guns Against Tactical Aircraft”
(ensayo, Johns Hopkins University, Washington, D.C., 18 de Enero de
1950), 6, AUL; Reporte de Cuartel General Supremo de las Fuerzas
Expedicionarias Aliadas (SHAEF), División de Defensa Aérea, “Notes on
German Flying Bomb,” 22 de Agosto de 1944, HRA.
26. Un asunto relacionado pero casi totalmente pasado por alto es el del
daño terrestre causado por los cascos de la artillería antiaérea. En un caso
durante la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, los casquillos causaron un
tercio más de daño que las bombas alemanas. Ver James Crabtree, On Air
Defense (Westport, Conn.: Praeger, 1994), 17.
27. El fuego amigo también derribó cazas británicos. En la primera
semana, el fuego antiaéreo derribó dos Tempests. Ver Bob Ogley,
Doodlebugs and Rockets: The Battle of the Flying Bombs (Brasted Chart,
Westerham, U.K.: Froglets, 1992), 83; y Pile, Ack-Ack, 330–33.
28. Hill, “Air Operations,” 5592, 5594; SHAEF notes, 26 de Julio de 1944,
HRA; y Collier, Defence of the UK, 375.
29. Hill, “Air Operations,” 5596–97; y Ministerio del Aire Británico, “Air
Defence of Great Britain,” 133–35. Para otra sugerencia sobre el anillo
costero, ver carta del Ten Gen Carl Spaatz al comandante supremo de
SHAEF: The Use of Heavy Anti-Aircraft against Diver, 11 de Julio 1944,
HRA.
30. Collier, Defence of the UK, 381–83; y Collier, V-Weapons, 91–95.
31. Pile, Ack-Ack, 334–35; Hill, “Air Operations,” 5597; Collier, Defence of
the UK, 523.
32. Ministerio del Aire Británico, “Air Defence of Great Britain,” 130;
“Flying Bomb,” 8; y SHAEF notes, 15 de Agosto de 1944, HRA.
33. Ministerio del Aire Británico, “Air Defence of Great Britain,” 106; y
Ralph Baldwin, The Deadly Fuze (San Rafael, Calif.: Presidio Press, 1980),
261–66.
34. Collier, Defence of the UK, 523; Welborn, “V-1 y V-2 attacks,” tabla 2;
Hill, “Air Operations,” 5599.
35. Collier, Defence of the UK, 523; y Welborn, “V-1 y V-2 attacks” 10.
36. Hill, “Air Operations,” 5599, 5601; “Air Launched ‘Divers’ September
and October 1944,” HRA; Ministerio del Aire Británico, “Air Defence of Great
Britain,” 113; Collier, Defence of the UK, 389, 391, 522; Saunders, Royal Air
63
Force, 167–68; decimo séptimo reporte del asistente del jefe de estado
mayor (Inteligencia), “War Cabinet Chiefs of Staff Committee Crossbow,” 22
de Julio de 1944, HRA; y Collier, V-Weapons, 119, 131.
37. Resumen semanal de inteligencia del Ministerio del Aire, 289, HRA;
Benjamin King y Timothy Kutta, Impact: The History of Germany’s V-
Weapons in WorldWar II (Rockville Centre, N.Y.: Sarpedon, 1998), 291.
38. La artilleria antiaérea costaba un tercio de lo que costaban ls cazas
y casi 25 % mas que los globos. Collier, Defence of the UK, 523; Hill, “Air
Operations,” 5603; y Ministerio del Aire Británico, “The Economic Balance
of the Fly-Bomb Campaign,” reporte resumen, 4 de Noviembre de 1944,
HRA.
39. Memorandum 5-7B de las Fuerza Aéreas Estratégicas de los EEUU,
Armamento y Munición, “An Analysis of the accuracy of the German Flying
Bomb (V-1) 12 June to 5 October 1944,” 144, HRA; Ministerio del Aire
Británico, “Air Defence of Great Britain,” 123; y Collier, Defence of the UK,
523.
40. Collier, Defence of the UK, apendice L.
41. King y Kutta, Impact, 3, 211.
42. Reporte del Teatro Europeo no. 38, 40–41, 45, HRA; Reporte de
Operaciones del Cuartel General de Antwerp X Forward, no. 2J, 1 de Mayo
de 1945, anexo A, HRA; SHAEF, “Report of ‘V’ Section on Continental
Crossbow (September of 1944–March 1945),” 28, HRA; y United States
Strategic Bombing Survey (USSBS), V-Weapons (Crossbow) Campaign,
Enero 1947, 2d ed., 15.
43. Reporte de Cuartel General Antwerp X Forward, no. 2H, 4 de Marzo
de 1945, HRA; Reporte de Antwerp X no. 2J, anexo A; Reporte de Teatro
Europeo no. 38, 40–45; y King y Kutta, Impact, 274.
44. Peter G. Cooksley, Flying Bomb (New York: Scribner, 1979), 185.
Para un buen recuento secundario ver R. J. Backus, “The Defense of
Antwerp against the V-1 Missile” (Tesis para el Master de Arte y Ciencia
Militar, Colegio General de Comando y Estado Mayor del Ejército de los
EEUU, 1971).
45. Escuela de Defensa Aérea del Ejército de los EEUU, “Air Defense,”
2:36; y Welborn, “Over-all Effectiveness,” tabla 8.
46. Escuela de Defensa Aérea del Ejército de los EEUU, “Air Defense,”
2:37; y Ejército EEUU, “Anti- aircraft Artillery” nota no. 8, 4, Colegio General
de Comando y Estado Mayor del Ejército de los EEUU, Fort Leavenworth,
Kans.
47. “The GAF 1 January attack,” Fuerzas Aéreas Estratégicas de los
Estados Unidos en Europa, Resumen de Inteligencia Aérea 62 (fin de
semana del 14 de Enero de 1945), 5, HRA; “Airfield attack of 1 January,”
HRA; Resumen de Inteligencia SHAEF 42, 30 [USACGSC]; Resumen de
Acción Aérea Diaria, Oficina del Sub-Jefe de Estado Mayor, División
Inteligencia, Fuerzas Aéreas del Ejército, Washington, D.C., 3 de Enero de
1945, HRA; Resumen Diario de Operaciones Aéreas del Capitán del Grupo
de Servicio no. 1843, Ministerio del Aire, Whitehall, 2 de Enero de 1944,
HRA; Saunders, Royal Air Force, 209; Roger Freeman, The Mighty Eighth
War Diary (New York: Jane’s Publishing Co. Ltd., 1981), 412–13; Historia y
Resumen Estadistico, IX Comando de Defensa Aérea, Enero 1944–Junio
64
1945, 80; Werner Gerbig, Six months to Oblivion (Londres: Allan, 1973), 74,
76–79, 110, 112; USAF Credits for the Destruction of Enemy Aircraft, World
War II, Estudio Histórico USAF 85 (Maxwell AFB, Ala.: USAF Historical
Division, Air University, 1978), 286; y Reporte Resumen del Estado Mayor
Operacional Aéreo nos. 1503, 1504, Air Ministry War Room, 2, 3 Enero
1945, HRA. El recuento mas detallado, pero no necesariamente mas
preciso, es Norman Franks, The Battle of the Airfields (London: Kimber,
1982).
48. Gerbig, Oblivion, 99–103, 116; Estudio Histórico USAF 85, 286; IX
Comando de Defensa Aérea, 78–79; Historia, 352 Grupo de Caza, Enero de
1945, HRA; Historia, 366 Grupo de Caza, Enero de 1945, HRA.
49. Escuela de Defensa del Ejército de los EEUU, “Air Defense,” 2:158–
63; y Welborn, “Over-all Effectiveness,” 9, 29.
50. Ver notas 30 y 33; Ejército de los EEUU, Artillería Antiaérea [USACGSC];
y la USAF en Europa, “Air Staff Post Hostilities Intelligence Requirements on
German Air Defense,” reporte, vol. 1, sec. 4 (14 de Setiembre de 1945): 17,
HRA.
51. Walter Grabman, “German Air Forec Air Operations Defense: 1933–
1945,” circa 1957, 3, 18, 40a, 81, 83–84, HRA; D. von Renz, “The
Development of German Antiaircraft Weapons and Equipment of all Types
up to 1945,” estudio, 1958, 102, HRA; y Westermann, Flak, 84, 285.
52. Ian Hogg, German Artillery of World War II (Londres: Arms and
Armour, 1975), 162, 167; R. A. Devereux, “German Experience con Antiaircraft
Artillery Weapons in WWII,” estudio, 19 de Julio de 1946, AUL; y la USAF en
Europe (USAFE), “Post Hostilities Investigation,” 1:3.
53. Hogg, German Artillery, 115, 170, 172; USAFE, “Post Hostilities Investi-
gation,” 1:5; Peter Chamberlain y Terry Gander, Antiaircraft Guns (New
York: Arco Publishing, Inc., 1975), 22.
54. Los alemanes cancelaron sus esfuerzos para construir un cañón
antiaéreo de 150 mm en 1940. Ver Hogg, German Artillery, 173–78;
Chamberlain y Gander, Antiaircraft Guns, 23–24; USAFE, “Post Hostilities
Investigation,” 1:10, 22; y Westermann, Flak, 69.
55. Matthew Cooper, The German Air Force, 1933–1945 (Londres: Jane’s
Publishing Co. Ltd., 1981), 185; Samuel Morrison, History of US Naval
Operations in World War II, vol. 9, Sicily-Salerno-Anzio: January 1943– June
1944 (Boston, Mass.: Little, Brown y Co., 1954), 215 –16; Albert Garland y
Howard Smyth, The US Army in World War II: The Mediterranean Theater of
Operations, Sicily and the Surrender of Italy (Washington, D.C.: Oficina del
Jefe de Historia Militar, 1965), 375, 379, 412; y John Terraine, A Time for
Courage: The Royal Air Force in the European War, 1939 –1945 (New York:
Macmillan Publishing Co., Inc., 1985), 579.
56. Sub Jefe del Estado Mayor Aéreo, División Histórica de Inteligencia,
“The Ploesti Mission of 1 August 1943,” Estudio Histórico USAF 103
(Maxwell Field, Ala.: Historical Division, Junio 1944), 16, 50, 99, HRA;
Reporte de la Junta de Evaluación de las Fuerzas Aéreas del Ejército
”Ploesti,” 15 de Diciembre de 1944, vol. 6:7–8, HRA; y Reporte de las
Fuerzas Aéreas Aliadas del Mediterraneo (MAAF), “Ploesti: Summary of
Operations Results and Tactical Problems Involved in 24 attacks between
5 April–19 August 1944,” 13 de Enero de 1945, 1–3, HRA.
57. Junta de Evaluación de AAF, “Ploesti,” 2, 4, apendice E; MAAF,
“Ploesti,” 2; Historia, 1er Grupo de Caza, Junio de 1944, 2, HRA; e Historia,
65
82 Grupo de Caza, Junio de 1944, 2, HRA.
58. Entre 1939 y 1944, los alemanes capturaron y usaron 9,500 armas
antiaéreas y 14 millones de rondas de munición. Ver Westermann, German
Flak, 325; MAAF, “Ploesti,” 1–3; Junta de Evaluación de AAF, “Ploesti,” ii;
15va Fuerza Aérea, “The Air Battle of Ploesti,” reporte, n.d., 83, HRA.
59. Von Renz, “Development of German Antiaircraft Weapons,” 380;
USAFE, “Post Hostilities Investigation,” 8:11; reporte USSBS, European
War, no. 115, “Ammoniakwerke Merseburg, G.M.B.H., Leuna, Alemania,”
Marzo de 1947, 7–16, 21, AUL; y Frank Anderson, “German Antiaircraft
Defenses in World War II,” Air University Quarterly Review (Primavera
1954): 85.
60. USAFE, “Post Hostilities Investigation,” 5:2; Reporte de la Junta de
Evaluación de las Fuerzas Aéreas del Eército en el Teatro Europeo de
Operaciones, “Flak Defenses of Strategic Targets in Southern Germany,” 20
de Enero de 1945, 25, HRA; Reporte de las Fuerzas Aéreas Aliadas del
Mediterraneo, “Flak and MAAF,” 7 de Mayo de 1945, 9, HRA; y Reporte de la
15va Fuerza Aérea, “Comparative Analysis of Altitudes and Flak Experienced
during the attacks on Vienna 7 y 8 February 1945,” 3–4, HRA.
61. Westermann, Flak, 110–11.
62. Un gramo pesa 0.035 ounces.
63. Von Renz, “Development of German Antiaircraft Weapons,” 257;
USAFE, “Post Hostilities Investigation,” 7:7, 37; USSBS, “The German Flak
Effort Throughout the War,” 13 de Agosto de 1945, 16, 19, HRA; Johannes
Mix, “The Significance of Anti-Aircraft Artillery and the Fighter Arm at the
end of the war,” Flugwehr und Technik, Febrero–Marzo 1950, 5, 10; Thomas
Edwards y Murray Geisler, “Estimate of Effect on Eighth Air Force
Operations if German Antiaircraft Defenses Had Used Proximity Fuzed (VT)
Ammunition,” reporte no. 1, Análisis de Operaciones, AC/AS-3, Cuartel
General de las Fuerzas Aéreas del Ejército, Washington, D.C., 15 de
Febrero de 1947, HRA; y USAFE, Walter von Axtheim, “Interrogation
Report,” vol. 12 (1945): 26–27, HRA.
64. Von Renz, “Development of German Antiaircraft Weapons,” 340–43,
353; Ernst Klee y Otto Merk, The Birth of the missile—The Secret of Peene-
münde (New York: E. P. Dutton, 1965), 65; y Westermann, Flak, 164, 196–
97, 209, 227.
65. Von Renz, “Development of German Antiaircraft Weapons,” 257;
USAFE, Von Axthelm, “Interrogation Report,” 24; y USAFE, “Post Hostilities
Investigation,” 3:43–44.
66. Von Renz, “Development of German Antiaircraft Weapons,” 357;
USAFE, “Post Hostilities Investigation,” vol. 12, figs. 61, 8, 9, y 1:23; Willy
Ley, Rockets, Missiles and Space Travel (New York: Viking Press, 1951),
222–23, 393.
67. Hay varios reportes de estos misiles, como lo indican las citas. Me
he basado principalmente en la División de Inteligencia Militar, “Handbook
on Guided Missiles: Germany and Japan,” no. 461, 1946 (en adelante
citada como MID 461). Es una sola fuente, tiene la data técnica mas
detallada, y es una publicacion de post-guerra. También, ver Von Renz,
“Development of German Anti-aircraft Weapons,” 362; Von Axthelm,
“Interrogation Report”; USAFE, “Post Hostilities Investigation,” 12:7, fig. 60;
Klee y Merk, The Birth of Missiles, 68, 86; y Ley, Rockets, Missiles and
Space Travel, 395.
66
68. MID 461; USAFE, “Post Hostilities Investigation,” 12:8, fig. 61; y Ley,
Rockets, Missiles and Space Travel, 223, 394.
69. MID 461; Von Renz, “Development of German Antiaircraft Weapons,”
362; USAFE, “Post Hostilities Investigation,” 8:10, 12:7, fig. 61; Ley, Rockets,
Missiles and Space Travel, 395; Klee y Merk, Birth of Missiles, 68; y Georgia
Institute of Technology, Missile Catalog: A Compendium of Guided Missiles y
Seeker Information, Abril 1956, 110, 124, Redstone Scientific Information
Center, Huntsville, Ala. Una fuente dice que el HS 117 podíaalcanzar una
distancia de 24,000 yardas y 35,000 pies de altura y que los alemanes
dispararon 80 de estas. Ver USAFE, “Post Hostilities Investigation,” 1, 12:6.
70. La V-2 tenía casi 47 pies de largo y tenía un peso de lanzamiento de
28,229 libras. Ver Ley, Rockets, Missiles and Space Travel, 390, 393.
71. Ibid.; USAFE, “Post Hostilities Investigation,” 12:5–6; y Klee y Merk,
Birth of Missiles, 66–68, 125.
72. MID 461; USSBS, “German Flak,” 1, 2, 5, 6, 19; Von Axthelm, Interro-
gation Report, 44; Mix, “Significance of Anti-AircraftArtillery,” 22; y Wester-
mann, Flak, 234, 292–93.
73. Army Air Forces Statistical Digest: World War II (Washington, D.C.:
Oficina de Control Estadistico, Diciembre de 1945), 255–56; y Hogg, Anti-
Aircraft, 115.
74. Thomas Edwards y Murray Gelster, “The Causes of Bombing Errors as
Determined from Analysis of Eighth Air Force Combat Operations,” reporte
no. 3, Operations Analysis, AC/AS-3, Headquarters Army Air Forces, 15 de
Julio de 1947, 3, 19, HRA; “Report by Mr. Butt to Bombing Command on
His Examination of Night Photographs, 18 August 1941,” en Charles
Webster y Noble Frankland, The Strategic Air War against Germany, 1939 –
1945, con cuatro anexos y apendices (Londres: Her Majesty’s Stationery
Office, 1961); y minutas de la Conferencia de Fuego Antiaéreo realizada en
el Cuartel General de las Fuerzas Aéreas Estratégicas de los Estados
Unidos en Europa (A-2), Londres, 1–11 de Junio de 1945, HRA.
75. Una formación mas cerrada parecerá contraria a la intuición pues
poner a mas aviones en una misma ubicación, presentando un mejor
blanco. Sin embargo, el análisis de operaciones encontróque de hecho la
clave era cuan rapido los aviones cruzaran sobre el fuego antiaéreo pues
las armas podían disparar solo una cantidad lmitada de rondas en un
periodo dado. Mientras mas rápido pasaran las aeronaves sobre armas,
menos rondas podrían recibir.
76. Fuentes alemanas indican una reduction de tres cuartos, mientras las
fuentes de los EEUU usan cifras mas modestas que varian entre un cuarto y
dos tercios. Ver USSBS, “German Flak,” 19; Harry Smith, “Flak Evasion,”
Electronic Warfare, Abril–Mayo de 1970, 18–19, 36; Octava Fuerza Aérea,
“Reduction of Losses and Battle Damage,” reporte de investigaci´pn
operativa, 12 de Febrero de 1944, 15, 50, HRA; y Daniel Kuehl, “The Radar
Eye Blinded: The USAF y Electronic Warfare, 1945–1955” (PhD diss., Duke
University, 1992), 30.
77. Octava Fuerza Aérea, “Special Report of Operations in Support of First
Allied Airborne Army : 17–26 September 1944,” 9–13, HRA.
78. Albert Davis et al., 56th Fighter Group in World War II (Washington,
D.C.: Infantry Journal Press, 1948), 79–81; Historia, 56th Grupo de Caza,
reporte resumen, 18 de Setiembre de 1944, HRA; John Tussell Jr., “Flak
versus Fighters,” Coast Artillery Journal, Julio–Agosto 1946, 43; y Octava
67
Fuerza Aérea, “Special Report of Operations in Support of First Allied
Airborne Army ,” 18, HRA.
79. “Special Report of Operations in Support of First Allied Airborne
Armyo ,” 43–44.
80. Cuartel General de las Fuerzas Aéreas Estratégicas de los EEUU en
Europa, Oficina del Director de Operaciones, “Neutralizing German Anti-
Aircraft Defensas,” estudio, 14 de Noviembre de 1944, 1–3, HRA.
81. 15va Fuerza Aérea, “High Altitude Bombing Attacks on Flak Batteries,”
31 de Marzo de 1945, HRA.
82. Ibid.; División Histórica, Departmento del Ejército , Utah Beach to
Cherbourg (6 June–27 June 1944) (Washington, D.C.: Government Printing
Office [GPO] 1947), 171–73.
83. Reporte conjunto no. 4, “German Flak and Allied Counter-Flak
Measures in Operation Varsity,” RAI; “History of Air Defense,” Air Defense
Magazine, Abril–Junio 1977, 22. Es poca la información disponible sobre
las defensas antiaéreas soviéticas. James Hansen escribió que los soviéticos
aumentaron sus armas antiaereas por un factor de ocho entre 1941 y 1945.
Afirma que los soviéticos atribuyen al fuego antiaéreo el 40 % de sus 7,000
aeronaves derribadas. Ver James Hansen, “The Development of Soviet
Tactical Air Defenses,” International Defense Review, Mayo 1981, 53.
84. Elwood Quesada, “Effect of Antiaircraft Artillery on IX Tactical Air
Command Operations,” Coast Artillery Journal, Setiembre–Octubre 1946, 29.
85. Kirkpatrick, Archie in the A.E.F., 93, 100, 179.
86. Garland y Smyth, The US Army in World War II, 175–82; y Charles
Shrader, “Amicicide: The Problem of Friendly Fire” (ensayo, Combat Studies
Institute, Fort Leavenworth, Kans., 1982), 67–68.
87. Una fuente británica afirma que 14 de 100 aviones fueron
derribados, otros 19 regresaron, mientras que el resto esparció sus cargas
a lo largo de la campiña. Routledge, Antiaircraft Guns, 262; y Shrader,
“Amicicide,” 69.
88. Así como el tema del fatricidio es pasado por alto, lo mismo ocurre
con el tema de los aviones enemigos no combatidos. Solo se requiere un
ejemplo para dejarlo en evidencia: los radares americanos detectaron a los
aviones que volaban hacia Pearl Harbor antes del ataque pero no pudo
identificarlos. Ver Aircraft Identifiers, Gree, 2757, y Brentrall, 2759, carta al
comandante: “Aircraft Identifiers Aboard Merchant Ships, 9 June 1944,”
HRA; “Analysis of Reports Concerning the Engagement of Friendly Aircraft
by Our Own Ground or Shipborne Forces and Also All Reports Covering the
Engagement of Our Own Ground Forces by Friendly Aircraft,” item no. 4,
“Attacks on Friendly Aircraft by Ground and Naval Forces,” anexo A al 21
Grupo de Ejército/225/Ops, 29 de Julio de 1944, HRA; Historia, 65 Grupo
de Caza, “Light, Intense and Accurate: US Eighth Air Force Strategic
Fighters versus German Flak in the ETO,” 89, HRA; Escuela de Defensa
Aérea del Ejército EEUU, “Air Defense,” 2:38, 169; diario de guerra del Brig
Gen Richard E. Nugent, Noviembre 1944, 12, HRA; Shrader, “Amicicide,”
34, 45, 66, 70; y David Mets, Master of Airpower (Novato, Calif.: Presidio
Press, n.d.), 268.
89. Reporte de la Junta de Generales, Fuerzas de los EEUU en el Teatro
Europeo, “Antiaircraft Artillery Techniques,” 10, HRA.
68
90. Stephen McFarland y Wesley Newton, To Command the Sky: The
Battle for Air Superiority over Germany, 1942–1944 (Washington, D.C.:
Smithsonian Institution, 1991), 81n, 261; Flota de los EEUU, “Antiaircraft
Action Resume–October 1944,” Boletín Informativo no. 27, 9-2, HRA.
91. Shrader, “Amicicide,” 70 –71.
92. Buford Rowland y William Boyd, US Navy Bureau of Ordnance in
World War II (Washington, D.C.: GPO, n.d.), 219–20, 231, 235, 238, 245–
47, 258, 266; y Robert Sherrod, History of Marine Corps Aviation in World War
II (Washington, D.C.: Combat Forces, 1952), 401.
93. Rowland y Boyd, US Navy Bureau, 221–34, 266; Chamberlain y
Gander, Antiaircraft guns, 40; Flota de los EEUU, Boletín Informativo no.
27, 1–5; Hogg, Anti-Aircraft, 80; y Routledge, Royal Regiment, R52–53.
94. Rowland y Boyd, US Navy Bureau, 220, 266, 283, 286; Flota de los
EEUU, Boletín Informativo no. 27, 1–5.
95. Escuela de Defensa Aérea del Ejército de los EEUU, “Air Defense,”
2:192.
96. Ibid., 197–98; Chamberlain y Gander, Armas antiaéreas, 34; Reporte del
Cuartel General, Fuerzas del Ejército de Estados Unidos en el Pacifico, Junta de
Investigación Antiaérea, “Survey of Japanese Antiaircraft Artillery,” 3–5, 59, 65
–66, 72, USACGSC; y Memorandum de Inteligencia no 4 de la Flota del
Pacifico de los Estados Unidos y zona de fuego antiaéreo del Oceano
Pacifico, “Japanese Antiaircraft Materiel,” 11 de Abril de 1945, Centro
Histórico Naval (NHC), Washington, D.C.
97. AAF Statistical Digest, 221–27, 255–61; A. H. Peterson, R. G. Tuck, y
D. P. Wilkinson, “Aircraft Vulnerability in World War II” (ensayo, RAND
Corporation, Santa Monica, Calif., rev. 12 de Julio de 1950), tabla 8, AUL;
Oficina de Informacion, Documento, 3 de Mayo de 1967, en “Korean
Combat Statistics for Three-Year Period,” 19 de Junio 1953, NHC; y Kuehl,
“The Radar Eye Blinded,” 31.
98. Escuela de Defensa Aérea del Ejército EEUU, “Air Defense,” 2:293;
Junta de Investigación de AAA, “Survey of Japanese AAA,” 192, HRA; y Jefe
de Operaciones Navales, Grupo de Inteligencia Aérea, Boletín de Información
de Fuego antiaéreo no. 10, Junio 1945, 28, HRA.
99. AAF Statistical Digest, 226, 261; Reporte de Inteligencia aérea no. 8,
15–17; 20va Fuerza Aérea, “Flak Damage on Various Types of Missions,” y
“Final Analysis of Flak Loss and Damage for Operations against Japan,”
Reporte de Inteligencia aérea, vol. 1, nos. 26–27, Noviembre–Diciembre
1945, 3–7, HRA. Ver también Kuehl, “The Radar Eye Blinded,” 37–38.
100. El fuego antiaéreo derribó a varios ases. En la Primera Guerra
Mundial, derribó al máximo as, el Barón Rojo, Manfred von Richthofen (80
victorias). En La Segunda Guerra Mundial, el mayor as americano en
Europa, Francis Gabreski (28 victorias), se estrelló mientras atacaba un
aeródoromo; el fuego antiaéreo de EEUU mató a George Preddy Jr. (26.8
victorias); y los antiaéreos alemanes derribaron a Hubert Zemke (17.8
victorias) y Duane Beeson (17.3 victorias).La AAA Japonesa mató a Robert
Hanson (25 victorias), el tercer as en el ranking de los Marines. El fuego
antiaéreo también derribó a dos de los mayores ases británicos, Brendan
Finucane (32 victorias) y Robert Tuck (29 victorias ).
69
Capítulo 2
71
Figura 35. El Duster fue uno de los varios proyectos antiaéreos
fallidos del Ejército. Montaba dos armas de 40 mm sobre un vehículo
(Reproducido de http://www.militaryhistorymuseum.org/gallery.html.)
72
El cañón de 20 mm se basó en el Gatling de mediados del
siglo XIX y experimentos alemanes de la Segunda Guerra
Mundial. En junio de 1946, el gobierno de los EEUU otorgó a
General Electric un contrato por un arma rápida que se conoció
como Vulcan. La compañía entregó una versión calibre .60 en
1950, y dos años después apareció un modelo más avanzado en
tres calibres: .60 mm, 20 mm, y 27 mm. La Fuerza Aérea y el
Ejército adoptaron el 20 mm como M61 Vulcan. Sus seis
cañones tenían rotación eléctrica y podía disparar a una
velocidad máxima de 7,200 tiros por minuto. El cañón se
produjo en varios calibres, y no solo se montó en aeronaves
de ala fija y rotatoria, también fue adaptada por la Marina
(Phalanx) e inicialmente se desplegó en 1979 (fig. 37). El
Ejército comenzó el desarrollo de su versión en 1964 y montó el
M61 en una porta tropa blindado M113 como arma de defensa
aérea en buen clima y cielo claro llamado M163 (fig. 38).
Figura 37. La Marina equipó varias de sus naves con el rápido Vulcan
Phalanx para protección antiaérea cercana. (Reproducido de
http://www.bb62museum.org/images/phalanx.jpc.)
73
Las entregas de la versión del Ejército comenzaron en 1968. En
1984, al arma terrestre comenzó a actualizar muchos de
estos cañones en el proyecto Sistema de Defensa Aérea
Vulcan Mejorado que añadía una computadora digital y un
radar solo de distancia. Estas modificaciones aumentaron la
efectividad y simplificaron las operaciones. Otra mejora fue
nueva munición (penetrante que descartaba el casquillo) que
incrementó el máximo alcance antiaéreo efectivo desde 1,600
a 2,600 metros. El Ejército también usó otra versión montada
en un tráiler (Sistema de Defensa Aérea M167 Vulcan).3
Los esfuerzos del Ejército para reemplazar el Vulcan con un
arma más avanzada terminaron en desastre. La preocupación
sobre el Vulcan se centraba en su corto alcance, su lenta
reacción y la falta tanto de protección a la tripulación, así como
la capacidad de distinguir amigo de enemigo. El éxito del
Soviético ZSU-23-4 con armas de 23 mm montadas en el
chasis de un camión en las guerras del Medio Oriente
(discutidas luego en
74
el capítulo 4) y la creciente amenaza de los helicópteros
soviéticos artillados fueron factores adicionales. A principio de
la década de 1980, el Ejército buscó un sistema móvil, todo
tiempo que superase estas limitaciones. Después de rechazar
al Gepard alemán, creyó que podría obtener lo que quería en
forma rápida y económica combinando varias partes de
equipos existentes. Después de competir con General
Dynamics, Ford Aerospace ganó un contrato en mayo de 1981
para la División Defensa Aérea o M247 Sargento York. Usaría
un chasis de tanque M48A5, dos armas 40 mm Bofors y un
radar (APG-66) del F-16. Los problemas de fabricación, peso,
confiabilidad y radar aumentaron tanto el tiempo como el
costo. También levantó muchas críticas, tanto desde dentro
del Ejército (defensores de los SAM y helicópteros) y fuera de
él (una prensa hostil). Los pobres, o al menos cuestionables
resultados, no ayudaron. Sobre todo, la amenaza creció más
de lo que el sistema podía manejar. Como resultado, el
Secretario de Defensa Caspar Weinberger cancel el proyecto
en agosto de 1985. Costó a los Estados Unidos $1.8 billones.4
Retrocediendo en el tiempo, las armas antiaéreas probaron
ser útiles como apoyo a fuerzas de tierra, a pesar de la casi
completa falta de oposición aérea en la Guerra de Corea. En la
concentración de medios impulsada por la Guerra de Corea, el
Ejército desplegó 66 batallones de armas antiaéreas para
defensa continental, sin embargo, comenzó a reducir
progresivamente sus armas antiaéreas. Siguiendo a las
pruebas de 1955, el Ejército retiró sus armas cuádruples
calibre .50. Las armas duales de 40 mm permanecieron en
servicio a principios de la década de 1960 antes de ser
transferidas del Ejército Regular a la Guardia Nacional. Los
estudios de mediados de los 50s indicaban que las armas no
podrían brindar protección adecuada contra la amenaza
esperada y que los misiles guiados serían más efectivos para
el rol de defensa aérea en áreas adelantadas. El Ejército
redujo sus últimas armas antiaéreas usadas para defensa
continental a mediados de los 60. De eta forma, el misil Hawk
(Homing All the Way Killer), a pesar de ser considerado un
arma de media y gran altura, tomó el lugar de las armas de
40 mm, 75 mm, y 120 mm.5 Así termina la historia de la AAA
empleada por los defensores aéreos de los EEUU, pero no el
fin de la AAA. Los aviadores americanos tenían una
perspectiva diferente—seguir enfrentando armas en combate.
75
Los Antiaéreos vuelven al combate:
La Guerra de Corea
La guerra de Corea fue muy diferente de lo que los
planificadores anticiparon: a diferencia de sus experiencias
de la Segunda Guerra Mundial o sus pronósticos de la
Tercera, los aviadores americanos no se enfrentaron a una
densa y técnicamente avanzada defensa aérea o a una gran
amenaza aire-aire; tampoco realizaron operaciones nucleares
estratégicas contra una gran potencia. En su lugar, ambos
lados limitaron la guerra política y militarmente. Los Estados
Unidos (mediante las Naciones Unidas) lucharon contra un
enemigo de menor orden, aunque con el respaldo de una gran
potencia, sin armas nucleares y con pocos blancos
estratégicos. Los pilotos americanos hicieron una guerra aérea
principalmente de apoyo aéreo directo (CAS) e interdicción
contra defensas antiaéreas débiles y obsoletas, enfrentando
cazas modernos, pero en acción geográficamente remota del
principal teatro de operaciones.
Comparada a la defensa aérea que los aliados encontraron en
la Segunda Guerra Mundial, la defensa de los comunistas
Corea demostró ser débil en números y tecnología. La
inteligencia de EEUU estimó que inicialmente los norcoreanos
estuvieron mal equipados en armas antiaéreas. Mientras sus
unidades de vanguardia usaban ametralladoras de 12.7 mm
(calibre .50), la defensa de áreas posteriores tenía alrededor
de 20 armas de 76 mm, que carecían de dirección por radar.
Pero estas armas se multiplicaron cuando China entró en la
guerra para fines de 1950. En mayo de 1951, se estimaba
que los comunistas tenían en acción 252 piezas antiaéreas
pesadas y 673 ligeras, aumentando a un tope de 786 armas
pesadas y 1,672 ligeras a inicios de 1953. Sin embargo, estos
totales apenas excedían el número que los alemanes
desplegaron alrededor de algunos de sus blancos clave a fines
de la Segunda Guerra Mundial, y el equipo mismo era
recuerdos de esa guerra. A pesar de que los aviadores
enfrentaron unas pocas armas de 76 mm, la principal arma
antiaérea norcoreana fue el cañón Soviético 85 mm Modelo
1939 que después fue reemplazado por el de 85 mm Modelo
1944. En las etapas posteriores de la guerra, algunas de estas
armas fueron controladas por radar. La principal pieza ligera
antiaérea fue el arma automática de 37 mm. Los comunistas
también usaron grandes cantidades de ametralladoras de
76
12.7 mm. A partir de octubre de 1951, los aviadores aliados
reportaron cohetes antiaéreos no guiados que alcanzaban
10,560 pies, pero no hay indicaciones de éxito de estos, y los
reportes desaparecieron para diciembre d e 1952.6
¿Cuán efectivo fue el fuego antiaéreo comunista en la
Guerra de Corea? No evitó las operaciones aéreas, pero las
hizo más costosas. El fuego hostil forzó a los aviadores a volar
más alto y redujo la precisión de bombardeo. La USAF estima
que la precisión del bombardeo en picada bajó de un error
circular probable (CEP) de 75 pies en 1951 a 219 pies en
1953, lo que significó que se necesitaban más salidas para
destruir un blanco.7 De la misma forma, los B-29 que antes
habían atacado “casi a voluntad” como describió un escritor a
alturas tan bajas como 10,000 pies con múltiples pasadas,
ahora operaban a 20,000 pies o más.8 Sin embargo, a pesar
de aumento del fuego antiaéreo enemigo, la tasa de pérdidas
de la USAF bajó durante el curso de la guerra desde 0.18 % por
salida en 1950 a 0.07 % en 1953. En total, las pérdidas de
combate de los EEUU (Fuerza Aérea, Marine Corps, y Marina)
llegaron a 1,230 aeronaves en 736,439 salidas con una tasa
de .17 %. Los aviadores creen que salvo 143 todas estas se
debieron a fuego de tierra (fuego antiaéreo y armas ligeras).9
Un análisis posterior revela que las pérdidas de USAF no
fueron distribuidas de manera uniforme, es decir, los caza-
bombarderos recibieron 58% de los aviones perdidos, a pesar
de que representaban solo el 36 % de las salidas. Los jets
sufrieron menos que las aeronaves de hélice, pues operaban a
velocidades y alturas mayores. Los F4U Corsair a pistón de la
Marina recibieron dos veces más impactos que el jet F9F y
fue considerada el 75 % más vulnerable. De forma similar, el
famoso avión de hélice F-51 Mustang de la USAF era mucho
más vulnerable que el reactor F-80 Shooting Star (fig. 39).10 En
el periodo de julio a noviembre de 1950, el Mustang tuvo una
tasa de pérdida de 1.9 % de las salidas comparada con los
0.74% del Shooting Star.11 La Fuerza Aérea concluyó que la
probabilidad de pérdida de un avión de pistón era el triple
que la de un jet. Una evaluación de las pérdidas en agosto de
1952 indicó que el fuego antiaéreo ligero era el principal
problema. En ese mes, los antiaéreos destruyeron 14 aviones
de la Quinta Fuerza Aérea y dañaron otros 153. Durante toda
la guerra, la Fuerza Aérea atribuyó al fuego antiaéreo ligero el
79 % de los aviones derribados y el 45 % de los averiados, las
armas ligeras el 7 y 52 %, y fuego pesado con 14 y 3 %.12
77
Figura 39. El famoso North American Mustang P-51 de la Segunda
Guerra Mundial, entró en acción como F-51. Sufrió el más alto
número de pérdidas de la USAF por acción enemiga, de las que el
95% de las perdidas conocidas fueron por fuego de tierra.
(Reproducido de USAF.)
Misiles Antiaéreos
Al mismo tiempo que las fuerzas militares de los EEUU
soportaban la reducción post Segunda Guerra Mundial y el
trauma y frustración de la limitada Guerra de Corea, una
nueva arma comenzó a evolucionar (fig. 40). Esta arma que
mejoraría significativamente la defensa aérea y cambiaría
radicalmente la guerra en el aire era, por supuesto, el SAM.
Varios países intentaron proseguir los esfuerzos alemanes en
el campo, pero por 20 años, estos misiles de primera
generación fueron notorios más por sus promesas que por su
desempeño. Los grandes y pesados misiles demostraron
limitada movilidad, pobre confiabilidad y cuestionable
letalidad. Inicialmente usaban combustible líquido que
presentaba problemas para manipulación, confiabilidad,
tiempo de reacción y almacenamiento. Los primeros misiles
eran guiados por sistemas de comando en los que una unidad
de radar adquiría y enganchaba el blanco, una segunda el
misil, y una computadora hacia las correcciones del misil para
permitir la interceptación. A pesar de que este extraño
sistema podía derribar aviones volando a alturas
relativamente elevadas, cursos estables y velocidades
82
moderadas, tenía poca capacidad para destruir blancos de
movimiento rápido, vuelo bajo y maniobrando. (Debe recordarse
que los defensores aéreos consideraban como amenazas a
formaciones de aviones a gran altura.) El sistema de guiado era
vulnerable también a ECM.
85
Figura 41. El Nike Ajax fue el primer SAM operativo de los EEUU.
(Reproducido del Museo de Defensa Aérea del Ejercito de los EEUU)
86
de hasta 1,000 millas/hora a una altura máxima de 60,000
pies y una distancia horizontal de 28 millas. El Hércules
también podía equiparse con una cabeza de combate
convencional de fragmentación, y se construiría sobre la
tecnología Ajax existente y seria por ello compatible con el
equipo Ajax de tierra.29
El misil propuesto era algo más grande que su predecesor.
El modelo 1810 Hércules era siete pies más largos,
considerablemente más ancho y cuatro veces más pesado que el
Ajax. El Ejército hizo buen uso de su experiencia con misiles
en general y el Nike en particular lo que le permitió comenzar a
desplegar el Hércules en junio de 1958.30 Los vuelos de prueba
con misiles de investigación y desarrollo comenzaron a inicios
de 1955 y se extendieron hasta junio de 1956. En marcado
contraste con el record del Ajax, el Hércules tuvo pocas
dificultades con el impulsor, pero si encontró problemas el motor
principal: 12 de los primeros 20 vuelos de prueba en 1955
fueron interrumpidos, la mitad por problemas de motor.
Además, el programa sufrió un revés en setiembre de 1955,
cuando a Hércules estalló en un banco de prueba matando a
un civil e hiriendo a cinco. Esto llevó al Ejército a adoptar un
motor principal de combustible sólido en 1956, que demostró
ser más confiable sin disminuir su desempeño.31 El Ejército
comenzó a probar el Hércules contra aviones a control remoto
(otra vez el QB-17) en 1956, logrando su primer derribo con
ojiva convencional en abril de 1957. Anteriormente el
programa estuvo plagado de fallas en pruebas (76 % de los
intentos en abril de 1958) principalmente atribuidas a fallas
en la baliza de guiado, fuente auxiliar y circuitería de la
cabeza explosiva.
87
Figura 42. El Nike Hércules era más grande, pesado y de mejor
performance que su predecesor. (Adaptado del Museo de Defensa
Aérea del Ejército de los EEUU.)
88
El misil mejoró y en su primer lanzamiento publico el 1 de
julio de 1958, interceptó un blanco simulado volando a una
velocidad de 650 nudos a 100,000 pies. En pruebas posteriores
ese mes, el Hércules demostró que podía seleccionar un objetivo
cuando destruyó tres drones con cabezas de fragmentación.
(Debe notarse que estos blancos eran más exigentes que el
comprobado QB-17.) El Ejército nunca probó el Hércules con
cabeza atómica, a pesar de haber programado esa
demostración para agosto de 1958. (La cabeza nuclear entró en
servicio en 1958.) Las pruebas posteriores mostraron una
mejora en la tasa de aciertos del misil de 71 % sobre 75
intentos de julio a octubre d e 1958.32
El Ejército no quedó contento con el misil Hércules. Desde el
comienzo del programa en octubre de 1954, la dirección
solicitaba modernización, investigación y desarrollo. La
preocupación específica del Ejército era vencer tanto a
aviones de alta performance (esperados para el periodo 1960–
70) como aviones de vuelo bajo e incremental la efectividad de
destrucción y manejo de blancos. Mientras que el programa
Nike Zeus (ver debajo) fue diseñado para combatir misiles
balísticos enemigos, el Ejército inició mejoras al Hércules
para enfrentar aviones. Las principales fueron hechas al
radar para aumentar la distancia de detección y captura a las
unidades de tierra. Las pruebas de estas mejoras contra
blancos en vuelo comenzaron a inicios de 1960 y para
mediados de año hubo éxitos contra drones y misiles
balísticos (Corporal y Hércules). El Ejército comenzó a
desplegar el Hércules mejorado en junio de 1961 y para
mayo de 1964 había retirado todos sus Ajax en Estados
Unidos. La producción total de Hércules excedió los 25,500
misiles, y sirvió en seis países además de los Estados
Unidos.33
Los aviadores también participaron en el desarrollo de los
SAM. En abril de 1946, las Fuerzas Aéreas del Ejército de
EEUU (AAF) tenían tres sistemas SAM en desarrollo dentro de
28 proyectos de misiles. Boeing diseñó el sistema de misil para
aeronave tierra-aire sin piloto (GAPA) para la defensa contra
atacantes con un alcance de 35 mill as y u n a altura de
60,000 pies . Lo s aviado res probaro n alrededo r de 100
de estos misiles. Otros dos proyectos de las AAF fueron el
Wizard de la Universidad de Michigan y el Thumper de
General Electric, ambos diseñados para alcanzar rangos de 550
millas y alturas de 500,000 pies. En 1947, la USAF relegó los
89
dos proyectos antimisiles balísticos al estado de “estudio
prolongado”. Para marzo de 1948, la Fuerza Aérea cancel el
Thumper. El Wizard continuó como estudio, pero Boeing
reemplazó el proyecto GAPA con el Bomarc (Boeing, Centro de
Investigación Aeronáutica de la Universidad de Michigan) en
1949 (fig. 43).34
Estos esfuerzos llevaron al Ejército y a la Fuerza Aérea a
una batalla sobre roles y misiones.35 Mientras el campo de los
misiles se había dividido en las líneas de misiles balísticos
(Ejercito) y misiles aerodinámicos (Fuerza Aérea), este
acuerdo cambió a una división por alcance, defensa de punto
o táctica (Ejército), y defensa de área o de largo alcance
(Fuerza Aérea). Como resultado, el misil Talos de la Marina,
que la USAF estaba adoptando para defensa de punto en
tierra fue otorgado al Ejército. Esto fue formalizado por el
Secretario de Defensa Charles E. Wilson en noviembre de
1956.36 El Bomarc entró en este esquema, al ser propulsado por
motores de chorro que requerían aire atmosférico, tenía alas y
controles aerodinámicos y tenía un alcance mayor que la serie
Nike. En enero de 1950, la Fuerza Aérea canceló el GAPA y lo
reemplazó con el proyecto Bomarc, que era esencialmente
una aeronave no tripulada. De hecho, los aviadores
inicialmente diseñaron el misil XF-99 (después cambiado a
IM-99 [Misil Interceptor]) como si fuese un caza experimental.
El Bomarc tenía la apariencia, tamaño (46.8 pies de largo y
18 pies de envergadura) y peso (15,500 libras). Era radio-
controlado con un dispositivo de guiado radar activo.
La USAF comenzó a probar el IM-99A en 1952 pero no
logró éxito en sus primeros lanzamientos, sin motores de
chorro, hasta octubre de 1954. El record de pruebas del misil
era malo, con menos del 40 % de los 134 lanzamientos de
Bomarc A alcanzando sus objetivos. Sin embargo, en 1958 un
Bomarc logró una interceptación a 1,500 millas de sus
controladores y dos años después el misil se volvió operativo.
El Bomarc empleó un impulsor de combustible sólido y dos
motores chorro de sustentación para alcanzar Mach 2.5 y un
alcance de 125 millas. La USAF probó por primera vez el
modelo B, impulsado por un propulsor de combustible sólido,
en mayo de 1959. El B tuvo mejor desempeño (mayor alcance
y mejorada capacidad a baja altura), mayor confiabilidad y
guiado superior que su predecesor.
90
Figura 43. El Bomarc de la USAF solo estuvo en servicio por un periodo
breve. (Reproducido de Smithsonian Institution.)
91
El Bomarc falló por varias razones, incluyendo aumento de
costos y variaciones de cronogramas. La amenaza cambió de los
bombarderos antes de 1955 a misiles intercontinentales
balísticos a fines de la década de 1950 o misiles aire-
superficie lanzados desde bombarderos, armas que
sobrepasaban las capacidades del Bomarc. Además, los
Estados Unidos adoptaron una estrategia de disuasión
ofensiva; es decir, construir una capacidad nuclear ofensiva
americana a costa de la defensa. Finalmente, el desempeño
mejorado de los misiles Nike duplicó, si no excedió en más,
las capacidades del Bomarc.38
Otros países también diseñaron, construyeron y probaron
SAMs (fig. 44). Los británicos pusieron su primer SAM, el
Bloodhound, el servicio en 1958; el Thunderbird en 1960 y el
Seaslug en 1962 (fig. 45). Estos misiles de primera generación
tenían sistemas de guiado comandado y eran grandes (casi
20 pies de largo).39 Los franceses trabajaron en el PARCA y el
92
Figura 45. El Seaslug fue uno de los primeros SAM de la Marina Real
que sirvió en la guerra de las Malvinas, pero no se le atribuyeron
derribos. (Reproducido de Museo Imperial de Guerra.)
93
A pesar del conocimiento del SA-2 desde 1957 y su
potencial (similar al del Nike Ajax), los Estados Unidos
hicieron progresos mixtos en las contra medidas. Los
presupuestos ajustados a finales de la década de 1950
frenaron estos esfuerzos. Los aviadores asignaron alta
prioridad a las contra medidas contra el SA-2 en los
presupuestos de los años fiscales 1964 y 1965, pero era
demasiado tarde. Los aviadores americanos no tenían nada
efectivo que usar cuando la necesidad se presentó. Debido a un
ejercicio conjunto Fuerza Aérea–Ejército en 1964 usando el
misil Hawk, algunos aviadores concluyeron que el avión no
podría operar en áreas protegidas por SAMs. (Debe notarse
que el Hawk era un SAM más capaz que el SA-2.)
A pesar de que es fácil y parcialmente correcto culpar a los
ajustados presupuestos, también es cierto que los aviadores
subestimaron el requerimiento de contra medidas. A pesar de
que la USAF equipó a los bombarderos estratégicos con
dispositivos de alerta electrónica y perturbación a finales de
los 50s, no hizo lo mismo con los cazas y bombarderos
tácticos. Inicialmente, la Marina de los EEUU hizo un mejor
trabajo. Cualquiera sea la razón —dinero, obsesión con el
uso de armas nucleares, requerimientos de energía eléctrica,
confianza en la maniobrabilidad o velocidad de los cazas—las
fuerzas tácticas de la USAF estaban mal preparadas para el
estilo de combate que enfrentarían en Vietnam.41
Los Estados Unidos desarrollaron otras dos familias de
misiles que eran considerablemente más pequeños y mucho
más móviles. La Junta Stilwell de 1946 detectó la necesidad de
equipo ligero y transportable para los soldados de los EEUU y
concluyó que las ametralladoras calibre .50 existentes eran
inadecuadas. Buscó una ametralladora antiaérea capaz de
enfrenar aviones volando a velocidades de 1,000 millas/hora a
distancias de 200 a 2,500 yardas. Cuatro años después, el
Ejército solicitó una familia de armas para combatir aviones
volando a 1,000 millas/hora a alturas desde cero a 60,000 pies y
distancias horizontales hasta 27,000 yardas. De estos estudios
vino el requerimiento formal a inicios de 1951 para un misil
superficie-aire guiado que proteja a las unidades de vanguardia
de ataques aéreos de baja altura.42
Los Estados Unidos comenzaron el desarrollo del Hawk en
1952 (fig. 46) y el progreso fue relativamente rápido. El
Ejército otorgó a Raytheon un contrato de desarrollo en Julio
de 1954, comenzó pruebas de vuelo en junio de 1956,
94
comenzó la producción en 1957, y activó la primera unidad
de misiles en agosto de 1960.43 Para defenderse mejor contra
aviones en vuelo bajo, en 1964 el Ejército comenzó un programa
99
La tercera familia de misiles antiaéreos, los portátiles,
también resultaron del esfuerzo post Segunda Guerra Mundial
por obtener protección antiaérea móvil y más efectiva. En
1954, la Guía de Desarrollo del Ejército recomendó que se le
dé la primera prioridad a la amenaza aérea de baja altura
(bajo 10,000 pies) y añadió la necesidad de investigar en
técnicas de guiado infrarrojo para permitir operaciones en
condiciones de baja visibilidad. En 1955, Convair comenzó sus
propios estudios de factibilidad de un sistema de misil para baja
altura ligero y transportable por un solo hombre, a pesar de no
haber un requerimiento militar formal para tal arma. La
compañía lo llamó Redeye, era un sistema construido
alrededor de un pequeño misil de guiado infrarrojo que podía
ser llevado y disparado por un solo hombre. En noviembre de
1956, la compañía presentó el concepto a los representantes
de los Marines y el Ejército.55
El arma que se apoyaba en el hombre del combatiente se
veía como una bazooka de la Segunda Guerra Mundial (fig.
50). Su tubo de lanzamiento pesaba menos de cuatro libras,
mientras que el cohete pesaba 14.5 libras y medida 43
pulgadas de longitud y 2.75 pulgadas de diámetro. Un cohete
impulsor lanzaba el misil unos 25 pies, donde se activaba el
motor principal se forma segura lejos del operador. El
buscador infrarrojo estaba diseñado para guiar al dispositivo y
su cabeza de 1.2 libras al blanco para explosión por impacto.
La compañía estimó un rango máximo de dos millas náuticas y
una probabilidad de destrucción de 0.35 a 0.40.56
El Ejército respondió con un requerimiento en julio de 1957
para un sistema de un solo hombre que pudiese destruir
aviones volando a alturas bajas con velocidades de hasta 600
nudos a una distancia máxima de 4,100 metros. También
quería capacidad antitanque y que el sistema estuviese
operativo para el año fiscal 1961. Otras dos compañías
además de Convair compitieron por el contrato, Sperry (Lancer)
y North American (SLAM – Misil antiaéreo lanzado desde el
hombro), pero el Ejército las rechazó debido a su excesivo peso.
La institución tenía algunas dudas respecto a la propuesta del
Convair Redeye, específicamente su buscador y peso, y solicito
más investigación, pero los Marines, con un millón de dólares
para investigación y desarrollo que usar o perder, llevaron el
proyecto a desarrollo. Así, en abril de 1958, Convair recibió
un contrato de un año por un estudio de factibilidad y
demostración para el Ejército y Marine Corps.57
100
Figura 50. El Redeye dio al soldado americano un arma que podía
derribar un avión. Este misil de primera generación estaba limitado por
su incapacidad de identificar amigos o enemigos y una envolvente de
combate restringida (Reproducido de Redstone Arsenal.)
101
probabilidad de derribo contra aviones de alto rendimiento sería
menor a los 0.5 requeridos, después reducidos a 0.3. Además,
el peso aumentó a 29 libras debido al chasis de acero del
motor y a un sistema de lanzamiento más complejo. Luego,
las dudas del Ejército fueron confirmadas por los varios
problemas que encontró el proyecto. El resultado fue que los
costos estimados de investigación se triplicaron, y el
cronograma se extendió así que tomó casi siete años poner en
servicio un sistema inicial (en octubre d e 1967).59
El Ejército reconoció estos problemas y en mayo de 1961
accedió a aceptar un arma menos capaz como media
provisional. Varias fallas en demostraciones del sistema en
Julio y agosto de 1961 redujeron las esperanzas para el
Redeye y obligaron retrasos para remediar las deficiencias.
Sin embargo, el 12 de octubre de 1961, el Ejército presentó el
misil al público en una demostración a 300 testigos,
incluyendo al Presidente John F. Kennedy y el Secretario de
Defensa Robert S. McNamara. Pero los problemas del Redeye
no estaban resueltos como se demostró más adelante ese
mes, cuando seis de siete misiles fallaron sobre los drones
blancos por más de 200 pies. El contratista solucionó
algunos problemas aerodinámicos pero un año después aun
no había resuelto las dificultades del buscador: insuficiente
precisión de guiado y radiación infrarroja (IR) ajena al blanco.
Sin embargo, el Ejército se mantuvo con el proyecto e incluso
comenzó a solventar un arma mejorada, inicialmente
denominada Redeye II y después conocida como Stinger.60
El contratista hizo buenos progresos con los principales
problemas técnicos del Redeye excepto con la discriminación
del fondo y el peso (excediendo el requerimiento de 22 libras).
Sin embargo, a fines de 1963, el Ejército decidió pasar al
Redeye a producción limitada debido a la necesidad de esta
arma.61 Las dificultades continuaron, en este caso los
problemas tanto de confiabilidad como de producción
estancaron al misil en producción limitada hasta diciembre
de 1968. En febrero de 1967, el Ejército distribuyó el Redeye a las
tropas. El sistema iba progresando con el problema de la
discriminación del fondo, pero aun carecía de un sistema IFF
ligero. Los costos y continuos problemas crearon Resistencia
en el Congreso hacia el programa.62 Pero para 1970 el Redeye
cumplía o excedía todos los requerimientos militares excepto
el peso. La producción se detuvo en 1974 después de la entrega
de más de 33,000 sistemas. Alrededor de 10 países compraron el
102
sistema, mientras que pequeñas cantidades se enviaron a zonas
calientes como Chad, Nicaragua, Somalia y Sudan.63 El
Redeye le dio al hombre en tierra una capacidad sin
precedentes para defenderse contra una aeronave—el poder
de derribarla con un solo disparo. Pero, mientras que este
misil trazó el camino para otros misiles infrarrojos portátiles,
su record de desarrollo fue mixto. Como anotó un escrito, el
Redeye requirió “un programa de desarrollo prolongado y
nunca demostró ser totalmente satisfactorio.”64 Cabe resalta
que estos sistemas portátiles de primera generación estaban
limitados por su corto alcance, falta de capacidad de
identificación amigo o enemigo, vulnerabilidad de
contramedidas simples, baja velocidad y agilidad solo contra
blancos a los que buscara por la cola. Sin embargo, causó
considerable preocupación en los pilotos de ataque.65
Los diseñadores hicieron varios esfuerzos por adaptar el
Redeye a roles más diversos. A fines de la década de 1960, la
Fuerza Aérea investigó el uso del misil en modo aire-aire
(Misil Redeye de lanzamiento aéreo-[RAM]). También
pensaron en Redeyes lanzados desde helicópteros tanto
contra helicópteros como contra camiones enemigos. Estos
misiles fueron probados exitosamente, pero descartados
debido a restricciones de lanzamiento, costo y poca disponibilidad.
La Marina también evaluó la posibilidad de usar Redeyes para
defender pequeñas naves y en 1966 realizó disparos de
Redeye de botes de 85 pies. Pruebas posteriores durante
1969 fueron exitosas, pero no se presentó ningún
requerimiento militar.66
Mientras tanto, el Ejército buscaba un arma más capaz
para enfrentar las amenazas aparecidas en la década de
1970. Específicamente, quería un sistema transportable por un
equipo de dos hombres y que pesara no más de 30 libras para
derrotar aeronaves volando a 660 nudos y que usaran
contramedidas electrónicas e infrarrojas a distancias de
2,500 a 5,000 metros. El Ejército también quería la capacidad
de identificar a la aeronave y en 1971 seleccionó el Redeye
mejorado—Redeye II o Stinger—para este rol. Se veía como un
Redeye, pero era mucho más sofisticado de mayor
performance. Comparado con su predecesor tenía un
buscador, cabeza explosiva y espoleta mejorados. Sin
embargo, era también más largo (10 pulgadas) y p e s a d o
(tres l i b r a s ).67 Después de pruebas en que se dispararon
130 misiles, el Ejército autorizó la producción en 1978 y el
103
Stinger llegó a las tropas en febrero de 1981. Para 1985, el
Stinger fue sucedido por una versión equipada con un
buscador más avanzado, de tecnología Passive Optical Seeker
(buscador óptico pasivo). Este sistema tenía la ventaja
añadida del IFF y un alcance de 10 kilómetros. La producción
de una tercera versión mejorada, con microprocesador
reprogramable, comenzó en 1987 y tenía un módulo de
software reemplazable que se podía actualizar.68 El Stinger
tiene un desempeño superior al Redeye en velocidad (Mach
2.2 versus Mach 1.6), alcance (4,800 versus 3,000 metros), y
altitud (3,800 versus 3,000 metros) (fig. 51). También tiene
varias capacidades ausentes en el Redeye: IFF en el tubo de
lanzamiento y sensor contra medidas para las ECM de las
aeronaves.69
A pesar de que fueron diseñados como un sistema a ser
portado por un hombre, el ejército adquirió Stingers en una
variedad de plataformas. Los primeros misiles de producción
de una versión aire-aire llegaron al Ejército a mediados de
1986 y se adaptaron en varios helicópteros de esa arma. Otra
aplicación del Stinger es el Avenger (fig. 52). El ubicuo
104
Figura 52. El Avenger consistió de una torreta con misiles Stinger
montada en el popular Hummer. (Reproducido de Redstone Arsenal.)
105
Figura 53. El Bradley Linebacker montaba cuatro misiles Stinger sobre
un vehículo de combate Bradley. (Reproducido de internet: army-
technology.com.projects/linebacker1.htm.)
Varios otros países han desplegado SAMs portátiles similares,
incluyendo a los Matra franceses, los suecos Bofors RBS- 70,
los británicos Blowpipe y Javelin, pero los más importantes
son los rusos SA-7 (versión rusa del Strela, nombre código
OTAN Grail). Impulsado por el desarrollo del Redeye, el
proyecto SA-7 comenzó en 1959 pero entró en servicio en
1966 antes de la aparición del sistema americano (fig. 54). El
SA-7 era limitado en varias formas: estrictamente un sistema
de búsqueda de colas a usarse contra aviones volando a
menos de 574 millas/hora y preferentemente bajo 287
millas/hora. Era también muy sensible a otras Fuentes de IR
además del blanco; es decir, no se podía apuntar a 20° del
sol, o a elevaciones de menos de 20 a 30°, porque podía
engancharlas como fuente de calor. Su pequeña cabeza de
combate (1.15 kilogramos) tenía limitada letalidad. Una
versión mejorada (Strela-2M) apareció en 1971, brindando
una mayor envolvente de captura, mayor alcance y velocidad,
así como dispositivos para detectar radares de aviones. El
SA-7 tuvo un desempeño similar al Redeye, pero ha sido
usado en muchos más países (56) y se construyeron 35,000
en total.71
106
Figura 54. SA-7 Grail. Los soviéticos rápidamente desarrollaron y
desplegaron SAMs portátiles. Los Nor vietnamitas usaron por primera
vez el SA-7 en 1972, y resultó especialmente efectivo contra aviones
lentos y en vuelo bajo. (Reproducido de USAF.)
107
El periodo de las dos décadas posteriores a la Segunda
Guerra Mundial vio un gran progreso en aeronaves. Las
principales fuerzas aéreas del mundo pasaron de aviones de
hélice a jets, que aumentaron la velocidad desde 400 mph a
1,400 mph y techos desde poco más de 30,000 pies a más de
50,000. Esta mejora en el desempeño dio al ataque una
creciente ventaja sobre la defensa. Mientras la transición a jet
ocurrió en forma rápida, los cazas impulsados por reactores
se enfrentaron en combate durante la Guerra de Corea
(1950–53); la correspondiente mejora en equipo defensivo, el
misil superficie-aire, demoró más. Durante este periodo, los
defensores aéreos descontinuaron la AAA pesada,
mantuvieron las armas ligeras, y gradualmente equiparon a
sus fuerzas con SAMs. Algunos SAMs fueron desplegados en
la década de 1950, pero el primer empleo en combate no
ocurrió hasta que los U-2s fueron derribados sobre la Unión
Soviética en 1960 y Cuba en 1962. Ahora el defensor tenía un
potencial contrincante para los jets, al menos los de alto
vuelo. La primera prueba de combate de amplia escala
ocurrió en el Sudeste Asiático a mediados de la década de
1960.
Notas
1. Este Stinger no debe confundirse con el SAM del mismo nombre que
se menciona lineas abajo. Ver Mary Cagle, “History of the Mauler Weapon
System,” Diciembre de 1968, 4, R.
2. El arma de 20 mm dispararía un proyectil de dos onzas a 2,870 pies
per segundo a una distancia vertical de 5,100 yardas y una horizontal de
5,200 yardas. El Vigilante fue diseñado para defense contra jets hasta los
10,000 pies de altura y una distancia de 14,000 pies. El Skysweeper podía
disparar a una velocidad de 45 a 55 tiros por minuto con una velocidad de
salida de 2,825 pies/s y podía alcanzar una altura vertical de 18,600 pies. Ver
Cagle, “Mauler,” 5, 9–10, 19, 55; Robert Frank Futrell, “United States Air
Force Operations in the Korean Conflict: 1 July 1952–27 July 1953,”
Estudio Histórico USAF 127 (Maxwell AFB, Ala.: USAF Historical Division,
Air University, 1956), 87; y Escuela de Defensa Aérea del Ejército de los
EEUU, “Air Defense: A Historical Analysis,” Junio 1965, 3:30–33, AUL.
3. La version del ejército tenía dos velocidades de tiro, 1,000 y 3,000
tiros/min, cualquiera de las que agotaba rápidamente las 2,300 rondas de
munición que llevaba en el vehículo. Ver Tony Cullen y Christopher Foss,
eds., Jane’s Battlefield Air Defence, 1988–89 (Londres: Jane’s, 1988), 64–
65; “M163 20 mm Vulcan,” blokadvies.www.cistron.nl/m163.htm; Federation
of Atomic Scientists, “GAU-4 20 mm Vulcan M61A1/M61A2 20 mm
Automatic Gun”; Federation of Atomic Scientists, “M167 VADS Vulcan Air
Defense System”; y Ejército de los EEUU TACOM-RI, “The Gatling Gun,” 6
108
www-acaka1rai.army.mil/LC/cs/csa/aagatlin.htm.
4. El sistema tenía un costo estimado por unidad de $6.6 millones, casi 2.4
veces el costo de los tanques que iba a proteger. Sus 4 km de alcance eran
excedidos por los misiles de 6 km de los helicópteros sovieticos. Ver O. B.
Koropey, “It Seemed Like a Good Idea at the Time”: The Story of the Sergeant
York Air Defense Gun (Alexandria, Va.: Comando de Material del Ejército de
los EEUU, 1993), 44, 46, 66, 104–5, 131, 183, 185; y George Mauser, “Off
the Shelf and into the Trash Bin: Sgt York, NDI Integration and Acquisition
Reform” (tesis, Colegio de Guerra del Ejército EEUU, 1996), AUL.
5. Cagle, “Mauler,”13–14, 19; Escuela de Defensa Aérea del Ejército
EEUU, “Air Defense,” 3:33–34; James Eglin, Air defense in the Nuclear Age
(N.Y.: Garland, 1988), 190; Max Rosenberg, “The Air Force and the National
Guided Missile Program: 1944–1954,” estudio, 1964, 36, 42, HRA; y Joseph
Russo, “ADA in Retrospect,” Air Defense Trends (Julio–Setiembre de 1975):
12.
6. El 85 mm Modelo 1939 podía disparar 15-20 proyectiles de 20 libras por
minuto a 2,625 pies/s con un techo efectivo de 25,000 pies, mientras que
el 85 mm Modelo 1944 tenía una velocidad adiconal de salida de 325
pies/s y una capacidad aumentada en altura de 4,000 pies. El arma de 37
mm podía disparar proyectiles de 1.6 libras a una tasa de 160 tiros/min
hasta un techo efectivo de 4,500 pies. Ver Futrell, Estudio Histórico 127,
41, 43; “Far East Air Forces Intelligence Roundup,” 12–18 de Enero 1952,
2:11–12; “Far East Air Forces Intelligence Roundup,” 29 de Diciembre 1951–
4 de Enero 1952, 3:8; “Far East Air Forces Intelligence Roundup,” 28 de
Febrero–6 de Marzo 1953, no. 31, II-1, II-2, II-10, HRA; y Andrew T. Soltys,
“Enemy Antiaircraft Defenses in North Korea,” Air University Quarterly
Review 7, no. 1 (Spring 1954): 77–80.
7. El error circular probable es el radio de un circulo dentro del cual se
espera que caigan la mitad de proyectiles. Ver Futrell, Historical Study, 165.
8. Robert Jackson, Air War over Korea (N.Y.: Scribner’s, 1973), 99.
9. Comandante en Jefe, Flota del Pacifico de los EEUU, Korean War: (25
June 1950–27 July 1953) US Pacific Fleet Operaciones, cap. 3, NHC;
“Carrier Operations Evaluation Report No. 6, interim, 1 February 1953–27
Julio 1953,” 44, 68, reproducido en William Hodge et al., “Theater Air
Warfare Study” (tesis, Colegio de Guerra Aérea, Maxwell AFB, Ala., 1977),
39, AUL; “Far East Air Forces Report on the Korean War,” estudio, bk. 1:63,
82, 97, HRA; Futrell, Estudio Histórico 127, 80; y Oficina de Información
de la Armada EEUU, “Korean Combat Statistics for Three-Year Period,”
NHC. Una fuente china dice que mas del 90 % de los aviones derribados de
EEUU en la guerra se debieron a AAA. Ver Jon Halliday, “Air Operations in
Korea: The Soviet Side of the Story,” 156–57, en William Williams, ed., A
Revolutionary War: Korea and the Transformation of the Postwar World
(Chicago: Imprint, 1993).
10. La USAF sabía que el F-51 era vulnerable al fuego de tierra debido a
su motor de enfriamiento líquido y la toma de aire bajo el fuselaje. Un estudio de
cazas de la Segunda Guerra Mundial en el teatro europeo indicó que el P-51
(como fue denominado) era tres veces mas vulnerable al fuego antiaéreo
que el P-47. Al autor se le dijo que la decision de emplear el F-51, y no el
mas robusto P-47, en Corea se basó principalmente en la
109
disponibilidad de partes. Ver A. H. Peterson et al., “Aircraft Vulnerability
in World War II,” reporte RAND RM-402, rev. Julio 1950 (Santa Monica,
Calif.: RAND, 1950), fig. 13, AUL.
11. Grupo de Evaluación de la Flota del Pacifico, memorándum de
investigación, “The Relative Risk to Anti-Aircraft Fire for Jet and Propeller
Driven Ground Attack Aircraft in Korea,” Marzo de 1952, NHC; Robert
Futrell, “United States Air Force Operations in the Korean Conflict: 25
June–1 November 1950,” Estudio Histórico USAF 71 (Maxwell AFB, Ala.:
USAF Historical Division, Air University, 1952), 57, HRA.
12. “FEAF Report on Korean War,” 128; y Resumen de Inteligencia de la
5ta Fuerza Aérea, 15 de Setiembre de 1952, 26, HRA.
13. Futrell, Estudio Histórico 127, 152; 5ta Fuerza Aérea, Oficina de
Análisis de Operaciones, memorándum de análisis de operaciones, “A Survey
of Fighter Bomber Tactics and Flak Losses,” Enero de 1952, 7, HRA; Pat
Meid y James Yingling, US Marine Corps Operations in Korea 1950–1953, vol.
5, Operations in West Korea (Washington, D.C.: Historical Division, US
Marine Corps, 1972), 64, 69.
14. Futrell, Estudio Histórico 127, 152; y Meid y Yingling, US Marine
Corps Operations, 5:70.
15. Futrell, Estudio Histórico 127, 152–53.
16. Meid y Yingling, US Marine Corps Operations, 5:70, 492n.
17. Ibid., 70–72.
18. Futrell, Estudio Histórico 127, 219–22; Historia, Fuerzas Aéreas del
Lejano Oriente, Julio–Diciembre 1952, vol. 1:58, HRA; y “FEAF Report on
Korean War,” 39.
19. Otra razón para no usar ECM fue la insuficiente potencia de
perturbación que se podía generar por el reativamente bajonúmero de B-
29s involucrados y las limitaciones de los operadores entrenados y su
equipo. Ver Daniel Kuehl, “The Radar Eye Blinded: The USAF and
Electronic Warfare, 1945 –1955” (PhD diss., Duke University, 1992), 131,
134, 151–52, 157–58.
20. Otro problema fue los blancos se ubicaban muy cerca del río Yalu y
por tanto estaban cubiertos por las armas chinas que no podían ser
suprimidas. Ver Kuehl, “The Radar Eye Blinded,” 150–51; y A. Timothy
Warnock, ed., The USAF in Korea: A Chronology, 1950–53 (Maxwell AFB,
Ala.: Programa de Museos e Historia de la Fuerza Aérea, 2000), 75.
21. Futrell, Estudio Histórico 71, 116; “FEAF Report on Korean War,” 39–
41, 128–33; memorandum de Thomas Power al Gen James Knapp:
“Commanders’ Conference, Patrick Air Force Base, Fla., 30 September–1
October 1957”, 4 de Octubre 1957, 2; y “Strategic Air Command
Participation in the missile Program from March 1957 through December
1957,” Estudio Histórico USAF 70, vol. 2, HRA.
22. El misil tenía dos juegos de aletas: las cuatro delanteras tenían 23
pulgadas y las posteriors cuatro 52 pulgadas. En total, el misil media 19.5
pies de largo y tenía un diámetro máximo de 12 pulgabas que bajaba a 8
pulgadas en la base. Ver Bell Laboratories y Douglas Aircraft, “Project Nike:
History of Development,” Abril 1954, 1, 2, 7, 13, 16, R; y Mary Cagle,
“Development, Production and Deployment of the Nike Ajax Guided Missile
System, 1945–1959,” Junio 1959, 3–5, 30, R.
23. Bell Labs, 17, 20, 29–30, 76; y Cagle, “Nike Ajax,” 37–39, 54.
110
24. La ojiva fue el componente mas cambiado. Creció de las 200 libras
originals a 312 libras y cambió en concepto de usar fragmentos grandes y
de movimiento lento a unos mas pequeños y por ende mas rápidos.
Inicialmente, cada una de las dos cargas principales (de 150 libras cada
una) fue diseñada para fragmentarse en 30,000 partes cada una con
perdigones (.087 ounces). Después, esto cambió a fragmentos de 60
perdigones en un paquete de 179 libras al centro y 122 libras adelante. La
ojiva fue diseñada para “causar un gran daño táctico dentro de un radio de
20 yardas.” Ver Cagle, “Nike Ajax,” 87, 89, 154.
25. Bell Labs, 43, 91, 108, 111, 129; y Cagle, “Nike Ajax,” 81, 103–17.
26. Bell Labs, “Project Nike,” 78; y Cagle, “Nike Ajax,” 160, 177–78.
27. Otras fuentes dan un total producido de 15,000. Ver Tony Cullen y
Christopher Foss, eds., Jane’s Land-Based Air Defence: Ninth Edition,
1996–97 (Londres: Jane’s, 1996), 290; y Cagle, “Nike Ajax,” 122, 179–81.
28. Cagle, “Nike Ajax,” 167, 182–99.
29. Mary Cagle, “History of the Nike Hercules Weapon System,” Abril
1973, v, 8–9, 15, 35, 39–40, R.
30. Cagle, “Nike Hercules,” 42–43, 53.
31. Ibid., 57–59, 97.
32. Ibid., 97–99, 102–6; Christopher Chant, Air Defence Systems and
Weapons: World AAA and SAM Systems in the 1990s (Londres: Brassey’s,
1989), 93.
33. Cagle, “Nike Hercules,” 161–64, 171–72, 187, 192n; y Cullen y Foss,
Jane’s Land-Based Air Defence, 1996–97, 290.
34. Escuela de Defensa Aérea del Ejército EEUU, “Air Defense,” vol.
3:48–50; y Rosenberg, The Air Force, 71, 75, 76, 79, 83, 117–18, 150.
35. Ver Clayton Chun, “Winged Interceptor: Politics and Strategy in the
Development of the Bomarc Missile,” Air Power History (Winter 1998): 48.
36. Eglin, Nuclear Age, 103, 114, 135–37.
37. Otra fuente dice que la Fuerza Aérea construyó 570 Bomarcs. Ver
Chun, “Winged Interceptor,” 50 –51, 57; Mark Morgan y Mark Berhow,
Rings of Supersonic Steel: Air Defenses of the United States Army 1950–1979
and Introductory History and Site Guide (San Pedro, Calif.: Fort MacArthur
Museum Association, 1996), 22, 24; Kenneth Schaffel, The Emerging Shield:
The Air Force and the Evolution of Continental Air Defense, 1945–1960
(Washington, D.C.: Oficina de Historia de la Fuerza Aérea, 1991), 236–38; y
Eglin, Nuclear Age, 179.
38. Chun, “Winged Interceptor,” 46, 52–53, 55–57.
39. Los SAMs británicos son cubiertos en el capítulo 4 en la discusion
sobre la Guerra de las Malvinas.
40. El SA-2 medía 35 pies de largo y pesaba 4,875 libras con sus
impulsores. Podía llevar ua ojiva de 288 libras a Mach 3.5 a una distancia
de 24–25 millas y era efectivo entre 3,000 y 60,000 pies. Aparentemente,
los soviéticos dispararon 14 SA-2s contra Francis Gary Powers en 1960: 12
fallaron, uno destruyó un MiG-19, y uno impactó en el U-2. Ver R. A.
Mason, ed., War in the Third Dimension: Essays in Contemporary Air Power
(Londres: Brassey’s, 1986), 105; John Taylor, ed., Jane’s All the World’s
Aeronave, 1967–68 (New York: McGraw-Hill Book Co., 1967), 521–22; C.
M. Plattner, “SAMs Spur Changes in Combat Tactics, New Equipment,”
Aviation Week, 24 de Enero 1966, 26, 30; Ejército de los EEUU, “Air
111
Defense Artillery Reference Handbook,” estudio, 1977, 18–19, AUL; Lon
Nordeen, Air Warfare in the missile Age (Washington, D.C.: Smithsonian
Institution, 1985), 15; y Laurence R. Jensen, “Use of Intelligence
Information to Determine Countermeasures Requirements for the SA-2”
(tesis, Air Command y Staff School, Maxwell AFB, Ala., 1966), 9–10, AUL.
41. Marshall Michel, Clashes: Air Combat over North Vietnam, 1965–1972
(Annapolis: Naval Institute, 1997), 33; Jensen, “Use of Intelligence
Information,” 28–42; Richard Rash, “Electronic Combat, Making the Other
Guy Die for His Country!” (tesis, Colegio de Guerra Aérea, Maxwell AFB,
Ala., March 1983), 7, 92, AUL; William Momyer, Air Power in Three Wars
(Washington, D.C.: Departmento de la Fuerza Aérea, 1978), 138; y Wayne
Thompson, To Hanoi and Back: The USAF and North Vietnam, 1966–1973
(Washington, D.C.: Smithsonian Institution, 2000), 48.
42. Mary Cagle, “History of the Redeye Weapon” May 1974, 1–3, R.
43. Cullen y Foss, Jane’s Land-Based Air Defence, 1996–97, 292.
44. Chant, Air Defence Systems, 100; Tony Cullen y Christopher Foss,
eds., Jane’s Battlefield Air Defence, 1988–89 (Coulsdon, Surrey, U.K.: Jane’s,
1988), 201–2, 205; y Cullen y Foss, Jane’s Land-Based Air Defence, 1996–
97, 298.
45. Morgan y Berhow, Rings of Supersonic Steel, 24.
46. Cagle, “Redeye,” 4.
47. En Diciembre de 1958, el Ejército incrementó el requerimiento del
Mauler para vencer blancos de radar cross section de un metro cuadrado al
mucho mas dificil requeriemiento de 0.1 metros cuadrados, que le
permitiría capturar misiles balisticos. Esto aumentó el costo y complejidad
en casi 75 %. Ver Cagle, “Mauler,” 80, 105, 107, 168.
48. Ibid., 35, 227, 232, 243–44, 251, 255.
49. Ibid., 245, 251; y Chant, Air Defence Systems, 125.
50. La Marina comenzó el proyecto Sidewinder a fines de los 40s y probó el
primer misil en 1953, entrando en servicio en 1956. Ver Duncan Lennox,
ed., Jane’s Air-Launched Weapons (Londres: Jane’s, 2000), 82.
51. Mary Cagle, “History of the Chaparral/FAAR Air defense System,”
Mayo de 1977, 3–5, 10, 18.
52. Cagle, “Chaparral,” 20, 36–37, 44, 66.
53. Ibid., 91–92, 109, 111, 114, 116, 129, 193–94; y Chant, Air Defence
Systems, 126.
54. Chant, Air Defence Systems, 127; y Tony Cullen y Christopher Foss,
eds., Jane’s Land-Based Air Defence, 1999–2000 (Coulsdon, Surrey, U.K.:
Jane’s, 1999), 168, 170.
55. Cagle, “Redeye,” 5–8.
56. Ibid., 8, 13. La probabilidad de destrucción es el estimado de las
posibilidades de que un misil derribe un blanco, en este caso, un 35 a 40
%.
57. El contrato fue por $1.58 millones. Ver Cagle, “Redeye,” 14–18.
58. Ibid., 44–45.
112
59. Ibid., 18, 28.
60. Ibid., 85, 96–98, 102–5, 112–13, 198.
61. Ibid., 117–19, 133.
62. Ibid., 121, 127–28, 139.
63. Estos requerimientos incluyeron velocidad del blanco, altura,
distancia, maniobrabilidad, confiabilidad y tiempo de preparación. La
probabilidad en un solo disparo contra jets se puso en 0.3 pero se estimó
en 0.4 contra un MiG-21 y se calculó en 0.51 contra un drone F9F volando a
300 pies y 430 kts. Ver Cagle, “Redeye,” 147, 155; y Cullen y Foss, Jane’s
Battlefield Air Defence, 1988–89, 23–24.
64. Chant, Air Defence Systems, 105.
65. Ibid.
66. Cagle, “Redeye,” 157, 159–61.
67. Ibid., 198, 203–4; y Chant, Air Defence Systems, 129.
68. Cullen y Foss, Jane’s Battlefield Air Defence, 1988–89, 20, 22; y
Cullen y Foss, Jane’s Land-Based Air Defence, 1999–2000, 36.
69. Cullen y Foss, Jane’s Battlefield Air Defence, 1988–89, 25; y Cullen
y Foss, Jane’s Land-Based Air Defence, 1999–2000, 39.
70. Cullen y Foss, Jane’s Battlefield Air Defence, 1988–89, 22, 23; y
Cullen y Foss, Jane’s Land-Based Air Defence, 1999–2000, 162–63.
71. Cullen y Foss, Jane’s Battlefield Air Defence, 1988–89, 4 –19; y
Steven Zaloga, Soviet Air Defence Missiles: Design, Desarrollo y Tactics
(Londres: Jane’s, 1989), 177, 184, 237.
72. Cullen y Foss, Jane’s Battlefield Air Defence, 1988–89, 10–11; y
Cullen y Foss, Jane’s Land-Based Air Defence, 1999–2000, 22–23.
113
PAGINA INTENCIONALMENTE EN BLANCO
Capítulo 3
Operaciones Francesas
Comparados con la participación posterior norteamericana,
los franceses realizaron operaciones más pequeñas con
equipo menos sofisticado. Un factor compensador fue que
inicialmente los comunistas ofrecieron poca defensa directa
contra los ataques aéreos, sin desplegar sus primeras
defensas hasta enero de 1950.1 Durante la decisiva batalla de
Dien Bien Phu de 1954, los franceses tenían solo 107
aeronaves de combate que eran recuerdos de la Segunda
Guerra Mundial (cazas, caza-bombarderos, y bombarderos).
Aquí, los franceses intentaron duplicar su éxito de 1953 en Na
San, cuando usaron parte de sus mejores tropas para atraer a las
guerrillas a campo abierto, en donde recibieron fuego aéreo y
de artillería.
Sin embargo, el Vietminh aprendió lecciones de sus
derrotas previas y aumentó su protección antiaérea. La AAA
comunista forzó a los aviones franceses, que inicialmente
volaban de 600 a 1,800 pies, a volar entre 2,700 y 3,000 pies,
lo que redujo su efectividad. Las armas también cobraron su
cuota en los aviones franceses. Durante ataques sobre las
líneas de suministros del Vietminh, las dos semanas después
del 24 de noviembre de 1953, la AAA comunista impactó en 45
de las 51 aeronaves y derribó dos. No sorprendió que el fuego
antiaéreo y el poder aéreo jugasen un rol vital en el asedio.
Los comunistas comenzaron la batalla atacando aeródromos
franceses a lo largo de Indochina c o n artillería e
115
infiltraciones, y dañaron varias de las pocas aeronaves
francesas. Un bombardeo de artillería del Vietminh el 10 de
marzo de 1954 comenzó el ataque directo a Dien Bien Phu y en
cuatro días cerró las pistas de la guarnición. Mientras tanto,
los comunistas asaltaron las posiciones francesas al mismo
tiempo que esquivaban ataques aéreos.
La parte aérea de la batalla fue el duelo entre la aviación
francesa y la defensa aérea comunista. Las armas de la
defensa aérea (16 del Vietminh y 64 de China), obligaron a los
aviones franceses a ir más alto cada vez y afectaron así la
precisión de las armas y del envío de suministros. De esta
manera, el Vietminh contrarrestó el poder aéreo francés e
hizo que más del 50 % o de los suministros lanzados no
alcance sus puntos y quede en poder del Vietminh. Las armas
dirigidas por radar alcanzaron aviones volando tan alto como
10,000 pies. Durante la batalla, el Vietminh derribó 48
aviones franceses y averió a otros 167. Más importante aún,
aislaron a la Fortaleza del exterior y neutralizaron una de sus
más potentes armas. Así, la AAA jugó un rol crítico en la
batalla decisiva de la primera guerra de Indochina.2
Figura 56. Artilleros Nor vietnamitas corren a sus armas. Estas armas
derribaron las tres cuartas partes de los aviones que EEUU perdió en
la guerra. (Reproducido de USAF.)
124
Figura 59. Una respuesta al radar Nor vietnamita fue el jamming stand
off. El EB-66 fue la principal plataforma de la USAF para esto.
(Reproducido de USAF.)
126
Figura 60. A-4 naval disparando un Shrike. Una respuesta activa a los
radares enemigos fue el misil anti radiación que se guiaba por la
señal de radar. También fue usado por la USAF. (Reproducido de
USAF.)
128
previos, los SAMs fueron responsables del 50 % de las pérdidas de
la Fuerza Aérea en esa; ahora eran responsables de solo 16 %.
Durante este tiempo, los SAMs fueron responsables de la mitad de
los aviones que perdió la Marina.27
Figura 62. B-52 dañado. El B-52 operó a grandes alturas fuera del
alcance de muchas armas Nor vietnamitas, pero no de los misiles. Los
SAMs alcanzaron a los Stratofortress y forzaron un aterrizaje de
emergencia en DaNang. (Reproducido de USAF.)
133
incluyen tanqueros y aviones de reconocimiento.39
Conforme el bombardeo cobró su cuota en el norte y la invasión
vietnamita en el sur se estancó y fue empujada atrás, las
negociaciones llevaron al comentario de Henry A. Kissinger de
“la paz está al alcance de la mano” del 26 de octubre. Pero por
cerca que los pacificadores hayan estado de un acuerdo, no
llegaron a un tratado.
Linebacker II
El 14 de diciembre el Presidente Nixon dio a los Nor
vietnamitas 72 horas p a r a v o l v e r a n e g o c i a c i o n e s
s e r i a s “ o ya verían.” E l “o ya verían” fue una ofensiva de
bombardeo de tres días contra Vietnam del Norte, ordenada por
Nixon ese día y luego cambiada el 19 de diciembre a un
periodo indefinido. El objeto de Linebacker II—el nombre código
para el bombardeo de Diciembre—era retomar las
negociaciones.40 Los aviadores americanos volvieron al hogar de
los SAMs, AAA, y MiGs en la noche del 18 de diciembre.41 Por
tres días consecutivos, el guión fue prácticamente el mismo.
Primero, los F-111s comenzaron con ataques en bases aéreas y
otros blancos a las 1900, comenzando una operación que duró
nueve horas y media.42 Entre 20 a 65 minutes después, la
primera de tres oleadas de B-52s descargó sus bombas. La
segunda ola siguió cuatro horas después y fue seguida a la
vez por la tercera ola cinco horas después. Cada oleada
consistía de 21 a 51 B-52s apoyados por entre 31 a 41 otros
aviones, y cada ola voló exactamente el mismo patrón: el
mismo rumbo desde el oeste y, después de un viraje
pronunciado, el mismo rumbo de salida al oeste. También
hubo ataques diurnos de la Fuerza Aérea, Marines y Marina.
El bombardeo afectó Hanói, pero las pérdidas de aeronaves
también impactaron a los aviadores. Durante los primeros
tres días de operaciones, 12 aviones fueron derribados, no era
un gran número y parecía tolerable; sin embargo, las pérdidas
de B-52—tres en la primera noche y seis en la tercera—fueron
chocantes. Los B-52s eran, después de todo, el principal
bombardero nuclear estratégico de los EEUU, la base de la
impresionante Triada. Hasta entonces, la USAF había perdido
solo un B-52 por fuego enemigo, a pesar de que 17 se habían
perdido por otras causas. Mientras la tasa total de pérdidas
de B-52 de 3% de las salidas efectivas en las tres misiones
134
parecía aceptable, la tasa en la tercera misión fue 6.8 %, y los
nueve B-52s perdidos hasta este punto en Linebacker II
representaron casi el 5 % de los 170 a 210 B-52s que la USAF
había desplegado en el Sudeste asiático y más del 2 % de los
402 en servicio en 1972.43 Esto hizo recordar al verano y otoño
de 1943 sobre Alemania.
La pérdida de los B-52 resaltó varios problemas. Primero, la
flota de B-52 era de calidad mixta, consistía de 107 de los
viejos pero modificados modelo D y 99 de los más reciente
modelo G. Solo la mitad de estos últimos tenia equipo ECM
modernizado, lo que resultó ser uno de los factores críticos al
determinar que aviones fueron impactadas por los SAM, los
grandes verdugos de los B-52s.44 A pesar de que los
defensores dispararon más SAMs a los B-52Ds, mas B-52Gs
fueron alcanzados y derribados, con cinco destruidos en las
primeras tres misiones.
Un segundo problema fue que los B-52s eran controlados,
o, mejor dicho, sobre controlados, desde los Cuarteles del SAC
en Omaha. El SAC armaba los planes básicos de batalla y
tácticas literalmente a millas de millas del combate real.
Inicialmente, el SAC tuvo una política de no maniobrar en la
pasada de bombardeo, a pesar de que tales maniobras a
menudo permitían a los aviones eludir los SAMs.45 El SAC
también mandaba un procedimiento de “seguir adelante”, que
ordenaba que los bombarderos continúen sus misiones a
pesar de la pérdida de motores, computadores y mas
críticamente, equipo de ECM.46 No es de sorprender que, con
un cuartel general controlando los bombarderos y otro los
aviones de apoyo, hubiera problemas de coordinación entre los
bombarderos y sus escoltas, incluyendo dos casos en que los B-
52s dispararon a aviones de los EEUU.47 Otras dificultades de
coordinación incluyeron radio americanos perturbados por
ECM de los EB-66 ECM y radares amigos severamente
degradados por ECM de los B-52 ECM.48
Las pérdidas indicaron que las ECM eran inadecuadas.
Primero, la protección ECM de los B-52 bajaba
marcadamente en el viraje de 100° inmediatamente después
de soltar las bombas, pues el banqueo de los bombarderos
reducía la efectividad de los perturbadores puntuales.49
Segundo, los vientos que diferían de los pronósticos en
dirección y velocidad afectaban la protección de las ECM de
los corredores de chaff. Por ejemplo, el 20 de diciembre, solo
135
cuatro de las 27 celdas de B-52 recibieron protección de chaff
en la línea de lanzamiento de bombas, y todos los B-52s
derribados estuvieron de 5 a 10 millas de la cobertura de
chaff. Tercero, los artilleros Nor vietnamitas sorprendieron a
los Aviadores americanos usando un radar diseñado y
desplegado para control de tiro (designado T8209) para guiar a
los SA-2s. Los aviadores americanos no tenían equipos para
recibir alerta y perturbar a este “nuevo” radar de banda I.50
Los Nor vietnamitas aprovecharon de las tácticas
estereotipadas al lanzar ráfagas de SAMs al punto en que los
B-52s ejecutaban sus virajes después del blanco. Los
operadores de SAM limitaron el guiado radar a los últimos
cinco a 10 segundos para interceptar, lo que dificultó la tarea de
los operadores de ECM y Wild Weasels.51 Las pérdidas forzaron
a los aviadores a modificar sus operaciones.
Así, la Fuerza Aérea formó un panel revisor y cambió sus
tácticas.52 A pesar de que muchos aviones americanos
continuaron volando sus misiones casi de la misma manera,
este no fue el caso para los B-52s. De las cuatro misiones
entre el 21 y 24 de diciembre, la USAF empleó solo 30 B-52Ds
en una sola oleada. Además, los planificadores variaron el
tiempo, rumbo y altura. Los aviadores aumentaron la
cantidad de chaff, tratando de formar una mancha de chaff
en vez de un corredor. De esta forma, en vez de que el 15 % de
los bombarderos reciban protección de chaff en el punto de
soltamiento de bomba, ahora la recibía el 85 %. En total, los
aviadores americanos lanzaron 125 toneladas de chaff durante
Linebacker II. Los equipos hunter-killer nocturnos fueron
usados por primera vez el 23 de diciembre para anular la
amenaza SAM amenaza; sin embargo, el mal tiempo permitió
solo resultados marginales. La Fuerza Aérea también instaló
rápidamente perturbadores y ARMs modificados para usarlos
contra el radar de banda I que los había sorprendido.53 Pero
los aviadores americanos inicialmente carecían del AGM-45
versión A-6 adecuado para este trabajo y no los consiguieron
hasta el 27 de diciembre. El AGM-78, que también podía ser
usado contra radares de esta banda, era escaso ya desde
antes del inicio de Linebacker II.54
Los aviadores atacaron Hanói con estas nuevas tácticas el 21
de diciembre y perdieron dos B-52s y un A-6A. Durante las
siguientes tres noches, las bombas cayeron sobre blancos en
Haiphong y al norte de Hanói. Las nuevas tácticas y nuevos
136
blancos significaron a los aviadores la pérdida de solo tres
aviones en estas tres misiones. No hubo bombardeo el 25 de
diciembre, un gesto cortés y ciertamente diplomático que permitió
a los defensores Nor vietnamitas rearmarse.
El ataque del 26 de diciembre fue de este tipo. Los Estados
Unidos enviaron 120 B-52s, la mayor cantidad en cualquier
misión Linebacker, contra blancos en Hanói y Haiphong. A
pesar de que tenían el apoyo de 99 aeronaves, dos B-52s
fueron derribados. Siguiendo la disposición de SAC de “seguir
adelante”, atacando en celdas cortadas—formaciones de dos
en vez de los normales tres bombarderos—y por tanto
careciendo del adecuado poder de ECM. Las restantes tres
misiones (27–29 de diciembre) emplearon 60 B-52s cada
noche, pero igualmente siguieron el mismo patrón. Cinco
aeronaves (dos de ellas B-52s) cayeron el 27de diciembre y no
hubo pérdidas en los últimos dos d í a s .
En total, durante Linebacker II los B-52 soltaron casi
15,000 toneladas de bombas, mientras los aviones tácticos
añadieron otras 5,000 toneladas.55 Como hubo solo 12 horas
de condiciones de vuelo visual durante los 12 días de
operación, los aviadores apuntaron la mayoría de sus
municiones con técnicas no visuales usando radar y
LORAN.56
A pesar de las afirmaciones Nor vietnamitas de 81 derribos
(38 B-52s), Linebacker II costó 27 aeronaves, 15 de los cuales
fueron B-52s.57 Comparado con la tasa de pérdidas esperada de
3 %, la tasa total de pérdidas estuvo debajo de 2 % y la de los
B-52 ligeramente sobre este valor lo que fue aceptable.58 Así,
los aviadores compararon favorablemente la tasa de pérdidas
en Vietnam y especialmente las de Linebacker II con las de la
Segunda Guerra Mundial y Corea. Tal comparación, sin
embargo, deja de lado el hecho de que las aeronaves de la
época de Vietnam eran mucho más caras que sus
predecesoras, mientras que los inventarios y la producción de
aviones mucho más pequeños.59
Los aviadores americanos sofocaron dos partes de la
defensa aérea enemiga. La pequeña Fuerza Aérea comunista
lanzó 2 aviones, intentó interceptaciones con 20, pero no logró
impactar en los B-52s y derribó solo dos F-4s por la pérdida de
seis MiGs.60 Las tácticas americanas de supresión de
aeródromos, escolta de cazas, ECM, ataques nocturnos,
operaciones de gran altura y mal clima anularon a los MiGs.
137
Todas salvo las primeras dos tácticas fueron también exitosas
e neutralizar la AAA Nor vietnamita, que dañó solo un B-52 y
derribó tres aviones tácticos.61 Pero, si los Aviadores
americanos manejaron adecuadamente a los cazas y al fuego
antiaéreo, no hicieron lo mismo con los SAMs.
Durante Linebacker II, los Nor vietnamitas dispararon 1,285
SAMs que derribaron a los 15 B-52 perdidos y a otras 3
aeronaves.62 Los Aviadores americanos, sin embargo, no
atacaron emplazamientos de SAM sino hasta el sexto día de
operaciones (23 de Diciembre) y no los atacaron de nuevo
sino hasta el 27 de Diciembre, cuando los B-52s y F-111s
atacaron el emplazamiento de SAM más peligroso.63 Las
unidades hunter-killer de la USAF también atacaron este
sitio, denominado por los EEUU como VN 549, con al menos
nueve AGM-45s y dos AGM-78s, pero el VN 549 sobrevivió y
por lo tanto el 27 de Diciembre los planificadores instruyeron
a las tripulaciones de bombarderos a volar lejos de él. Al
respecto, circulaban rumores de que era operado por
artilleros chinos. Los ataques de B-52 y F-111 sobre
emplazamientos de SAM continuaron en los últimos dos días
de la operación, junto con ataques de F-4 sobre instalaciones
de almacenamiento de SAM. A pesar de estos esfuerzos,
inteligencia que solo dos sitios fueron dañados al 50 %, ocho
no fueron afectados y los resultados contra otros tres son
desconocidos.64 Debe notarse que solo el 3 % de las bombas
lanzadas durante Linebacker II cayeron sobre blancos de
SAM en comparación con las 5.3 % que cayeron sobre
aeródromos.65 Lo que cambió la historia fue que el 29 de
diciembre, los Nor vietnamitas agotaron sus SAMs, dejando a
Vietnam del Norte esencialmente indefenso (fig. 64).66
Claramente, Linebacker II fue una gran exhibición de
armas. Después de años de restricciones y frustraciones, los
Aviadores americanos pudieron actuar directamente y
derrotar a un formidable sistema de defensa aérea. Para los
EEUU, y especialmente sus pilotos, era una orgullosa y
satisfactoria forma de terminar la guerra, o al menos de
terminar su participación. La USAF vio a Linebacker II como
una validación del poder aéreo y una prueba de lo que se
podía hacer sin restricciones políticas (fig. 65). Sin embargo,
los aspectos tácticos, la victoria, no deben ensombrecer el
hecho de que el bombardeo estratégico no logró finales
decisivos en Vietnam; el tratado final fue sustancialmente el
mismo que los acuerdos hechos en octubre.67
138
Conclusiones
139
Figura 64. Durante la Guerra de Vietnam, los misiles Talos de la
Armada derribaron un MiG en 1968 y otro en 1972. Este Talos está a
bordo del USS Galveston. (Reproducido de USAF.)
Figura 65. Un Terrier derribó un MiG en 1972, uno de los tres MiGs
destruidos por SAMs de la Armada. EsteTerrier está montado en el USS
McCormick. (Reproducido de USAF.)
140
La efectividad de la defensa es mucho más de que el total de
aeronaves destruidas, sino que debe además incluir el costo
para que el atacante coloque bombas sobre un blanco. Los
SAMs hicieron el ataque aéreo más complicado, peligroso y
caro. Claramente, el costo de conducir el ataque aéreo creció
conforme la Guerra de Vietnam seguía.
Las contra medidas ayudaron a mantener las pérdidas de
aeronaves americanas en una cantidad manejable. Un oficial
de la USAF estimó que las CME redujeron las pérdidas en 25
%, mientras un oficial de la Marina llevó la cifra a 80 % (fig.
66).68 Sin embargo, las operaciones aéreas fueron caras tanto
en pérdidas como esfuerzo. Los artilleros comunistas probaron
ser un enemigo respetable e ingenioso, a pesar de estar
limitado por el equipo soviético de segunda categoría. Con
todo, a pesar las tácticas de la capaz defensa aérea comunista
y su adaptación a la situación táctica cambiante, los aviadores
americanos gradualmente aumentaron su margen. La gran
mejora para el lado atacante vino con el uso de CME junto
con armas anti radiación, “inteligentes” y stand off. Estas
armas aumentaron la precisión y redujeron las pérdidas. En las
operaciones de gran escala de Linebacker II, los Aviadores
americanos mostraron que la masiva aplicación de aviones
modernos con equipo moderno podría triunfar contra
defensas limitadas en números y calidad.69
Figura 66. RF-4C. Se perdieron más F-4s que cualquier otro avión de
la USAF en Vietnam. La Fuerza Aérea atribuyó el 80 % de estas
pérdidas a fuego de tierra, 10 % a MiGs, 7 % a SAMs, y 2 % a ataques
en tierra. (Reproducido de USAF.)
141
Notas
1. Victor Flintham, Air Wars and Aircraft: A Detailed Record of Air Com-
bat, 1945 to the Present (New York: Facts on File Yearbook, Inc., 1990), 256.
2. El Vietminh usó armas norteamericanas de 105 mm capturadas en la
Guerra de Corea así que los lanzamientos fallidos de munición francesa
fueron canales importantes de aprovisionamiento para los comunistas. Ver
Bernard Fall, Hell in a Very Small Place: The Siege of Dien Bien Phu
(Philadelphia, Pa.: J. P. Lippincott, 1966), 31–34, 49, 133, 144, 454–55;
William Leary, “CAT at Dien Bien Phu,” Aerospace Historian, Setiembre de
1984, 178–80, 183; Robert Frank Futrell, The United States Air Force in
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Historia de la Fuerza Aérea, 1981), 19–20, 116; y V. J. Croizat, trans., A
Translation from the french: Lessons of the war in Indochina, vol. 2, Reporte
de RAND RM-5271-PR (Santa Monica, Calif.: RAND, 1967), 292, 302.
3. Futrell, USAF in Southeast Asia to 1965, 158–59, 163, 196.
4. Benjamin Schemmer, “Vietnam Casualty Rates Dropped 37% after
Cambodia Raid,” Armed Forces Journal, 18 de Enero de 1971, 30; Michael
McCrea, “U.S. Navy, Marine Corps and Air Force Fixed-Wing Aircraft Losses
and Damage in Southeast Asia (1962–1973),” Centro de Análisis Naval
(CNA), estudio, Agosto de 1976, 2-1, 2-13, 2-19, 2-20, AUL; y Futrell, USAF
in Southeast Asia to 1965, 116.
5. The Pentagon Papers, ed., edición del Senador Gravel (Boston, Mass.:
Beacon Press, 1975), 3:269; y Lon Nordeen, Air Warfare in the Missile Age
(Washington, D.C.: Smithsonian Institution Press, 1985), 11.
6. The Pentagon Papers, 3:294–95; Nordeen, Air Warfare, 15, 18; U. S.
Grant Sharp, Strategy for Defeat: Vietnam in Retrospect (San Rafael, Calif.:
Presidio Press, 1978), xiii–xiv, 271; Lou Drendel, . . .and Kill MiGs: Air to Air
Combat in the Vietnam War (Carrollton, Tex.: Squadron Signal Publishers,
1984), 8; David Halbertstam, The Best and the Brightest (New York: Random
House, 1972), 367–68; y Richard Kohn, Jefe de Historia de la Fuerza Aérea,
entrevista del autor, Junio 1986.
7. Para una crítica especialmente aguda de los aviadores, ver Hanson
Baldwin, “Introduction,” en Jack Broughton, Thud Ridge (Philadelphia, Pa.:
J. P. Lippincott, 1969), 12–13; y Dana Drenkowski, “Operation Linebacker
II,” Soldier of Fortune, Setiembre de 1977, 32–37, 60–61.
8. Varios factores ayudan a explicar esta situación. Las defensas aérea
comunistas en el sur eran mínimas cuando se comparaban con las del norte, y
nadie quería arriesgar a los B-52 que eran capaces de ataques nucleares.
Además, los altos mandos temían que es uso de grandes bombarderos
estratégicos enviaría una señal errada a las varias potencias en guerra, no
amigas, neutrales y amigas, y generaría publicidad hostil.
9. Esta aeronave estaba mal diseñada, y no tenia respaldo eencial para
sus vitales controles hidráulicos. De las 617 aeronaves que la USAF perdió
sobre Vietnam del Norte, 280 eran F-105s. Ver McCrea, “Fixed-Wing Aircraft
Losses and Damages,” 6–47. Además de 334 F-105 perdidos en combate en
el Sudeste Asiatico, hubo 63 pérdidas operativas. Ver John Granville,
“Resumen of USAF Aircraft Losses in SEA,” studio del Comando Aéreo
Táctico, 1974, 22, 36, 57, HRA.
142
10. Broughton, Thud Ridge, 22, 96; y William W. Momyer, Air Power in
Three Wars (Washington, D.C.: Departmento de la Fuerza Aérea, 1978),
126.
11. Esta era la mitad de los MiG-21 de Vietnam del Norte. Ver R. Frank
Futrell et al., eds., Aces and Aerial Victories: The United States Air Force in
Southeast Asia, 1965–1973 (Washington, D.C.: GPO, 1976), 35–42. El ratio
de la Marina de derribo de MiG-pérdidas en Vietnam era 3.9:1 (54 MiGs
destruidos) y el de la Fuerza Aérea era 2.2:1 (129 MiGs destruidos). Ver
“Southeast Asia Air-to-air Combat,” Armed Forces Journal International,
Mayo de 1974, 38. En la Segunda Guerra Mundial, los cazas de la USAAF
tenían un margen de 3.6:1 en combate aire-aire contra Alemania y 4.3:1
contra Japón. El coeficiente de la Marina y Marine Corps contra Japón era
13:1. Ver Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos, Army Air
Forces Statistical Digest: World War II (Washington, D.C.: Oficina de Control
Estadistico Control, 1945), 255–61, 263–68; y Adm Louis Denfeld, Jefe de
Operaciones Navales, Armada de los EEUU, discurso en el 37 aniversario
de la aviación naval, 9 de Mayo de 1949, NHC. En la Guerra de Corea, los
pilotos de caza dela USAF llegaron a un promedio de 6.9:1 victorias por
pérdida en combate aire-aire. Ver Larry Davis, MiG Alley: Air to Air Combat
over Korea (Carrollton, Tex.: Squadron Signal Publishers, 1978), 70; y
Maurer Maurer, USAF Credits for the Destruction of Enemy Aircraft, Korean
War, Estudio Histórico USAF no. 81 (Maxwell AFB, Ala.: Albert F. Simpson
Historical Investigación Center, Air University, 1975).
12. John Kreis, Air Warfare and Air Base Air Defense, 1914–1973
(Washington, D.C.: Oficina de Historia de la Fuerza Aérea, 1988), 285–86;
Nordeen, Air Warfare, 13; Paul Burbage et al., “The Battle for the Skies over
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Inc., 1978), 224; Schemmer, “Vietnam Casualty Rates,” tabla 351; Instituto
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Diciembre 1967, 2:49, LBJ; y Wayne Thompson, To Hanoi and Back: The U.S.
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Institution, 2000), 40, 242.
13. Reporte de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), “The
Effectiveness of the Rolling Thunder Program in North Vietnam: 1 January–
30 September 1966,” Noviembre 1966, A-2, A-16, LBJ; CIA, “Report on
Rolling Thunder,” 1966, 6, LBJ; IDA, Jason Study, “The bombing of North
Vietnam,” 3:49–50; y Raphael Littauer y Norman Uphoff, eds., The Air War
in Indochina, rev. ed. (Boston, Mass.: Beacon Press, 1971), 283.
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15. McCrea, “Fixed-Wing Aircraft Losses and Damages,” 2–3; Futrell,
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16. Cable a la Sala de Situación de la Casa Blanca, 12/16437 Mayo, 1;
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de Junio de 1965, 1–2; y memorándum “CIA Appreciation of SA-2 Activity
in North Vietnam during Late July, 1 August 1965”, 1, en CIA Investigation
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(Frederick, Md.: University Publications, 1983); Futrell, Aces and Aerial
Victories, 5; Notas de Lyndon B. Johnson, reunion en la Casa Blanca, 16 de
Mayo de 1965, 3, LBJ; y Thomas D. Boettcher, Vietnam: The Valor and the
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22. Nordeen, Air Warfare, 16; y Burbage, “The Battle for the Skies,” 240.
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25. Ivan Rendall, Rolling Thunder: Jet Combat from World War II to the
Gulf War (New York: Free Press, 1997), 151–54.
26. McCrea, “Fixed-Wing Aircraft Losses and Damages,” 2–24; Michel,
Clashes, 37–38, 62; Nordeen, Air Warfare, 23–24; Burbage, “Battle for the
Skies,” 240; Momyer, Air Power in Three Wars, 127; y Lake y Hartman, “Air
Electronic Warfare,” 47.
27. Michel, Clashes, 127.
144
28. Littauer y Uphoff, The Air War in Indochina, 283.
29. Schemmer, tabla 351.
30. Ibid.; Carl Berger et al., eds., The United States Air Force in Southeast
Asia: 1961–1973 (Washington, D.C.: Oficina de Historia de la Fuerza Aérea,
1977), 116; Armitage y Mason, Air Power in the Nuclear Age, 2; James
Coath y Michael Kilian, Heavy Losses: The Dangerous Decline of America’s
Defense (New York: Penguin Books, 1985), 136–37; Warren Young, The
Helicopters (Alexandria, Va.: Time-Life Books, 1982), 140; y Peter Mersky,
US Marine Corps Aviation: 1912 to the Present (Baltimore, Md.: Nautical y
Aviation, 1987), 244. En Vietnam, en promedio, un helicoptero era alcanzado
en cada 450 salidas, uno derribado en cada 7,000, y uno perdido en cada
20,000. Ver Peter Borgart, “The Vulnerability of Manned Airborne Weapon
Systems, pt. 3: Influence on Tactics and Strategy,” International Defense
Review, Diciembre 1977, 1065.
31. Claude Morita, “Implication of Modern Air Power in a Limited War,”
Reporte dela entevista al General John Vogt Jr., Comandante de la 7ma
Fuerza Aérea, Oficina de Historia de las Fuerzas Aéreas del Pacífico, 29 de
Noviembre de 1973, 23–24, AUL; John Doglione et al., Airpower and the
1972 Spring Invasion, monografía 3 en USAF Southeast Asia Monograph
Series, ed., Arthur J. C. Lavalle (Washington D.C.: Departmento de la Fuerza
Aérea, 1975–1979), 142, 197; Nordeen, Air Warfare, 64; G. H. Turley, “Time of
Change in Modern Warfare,” Marine Corps Gazette, Diciembre 1974, 18; CNA,
“Documentation and Analysis of US Marine Corps Activity in Southeast Asia:
1 April–31 July 1972,” 1:110, 1:111, Centro Historico del Marine Corps; y
Lake y Hartman, “Air Electronic Warfare,” 47.
32. Doglione, Airpower and the 1972 Spring Invasion, 132; Berger et al.,
The USAF in Southeast Asia, 168; Nordeen, Air Warfare, 64; Cámara de
Representantes, Audiencias ante el Subcomité del Comité de Adquisiciones,
93d Cong., 1ra sesión., 9 de Enero de 1973, 10; y CNA, “Resume of Air
Operations in Southeast Asia: January 1972–31 January 1973,”
OEG/OP508N, Enero 1974, 4-17, 4-19.
33. Seymour Hersh, The Price of Power—Kissinger in the Nixon White
House (New York: Summit Books, 1983), 506; y Richard Nixon, RN: The
Memoirs of Richard Nixon (New York: Grosser & Dunlap, 1976), 606–7.
34. Guenter Lewy, America in Vietnam (New York: Oxford University,
1978), 410; y Hersh, The Price of Power, 526.
35. TAC, “SEA Tactics Review Brochure,” 11, 68.
36. Las armas guiadas era caras, estaban limitadas por el clima y eran
escasas. Ver Directorate of Operaciones Analysis, Headquarters Pacific Air
Forces, Project Contemporary Historical Examination of Current Operations
Report, “Linebacker: Overview of the First 120 days,” 27 Setiembre de
1973, 21, 27, AUL; y Nordeen, Air Warfare, 59, 63. Un problema hallado en
los pods ECM fue que creaban interferencia con las bombas de guiado
electro-optio (EOGB) en su sistema de guiado. Una pantalla de cable
solucionó rápidamente el problema. Ver Patrick Breitling, “Guided Bomb
Operations in SEA: The Weather Dimensions, 1 February–31 December
1972,” Reporte de Examen de Historia Contemporanea de las Operaciones
en Curso, 1 de Octubre 1973, 3, 24, AUL; Jeffery Rhodes, “Improving the
Odds on Ground attack,” Air Force Magazine, Noviembre 1986, 48; Delbert
Corum et al., The Tale of two Bridges, monografía 1 en USAF Southeast Asia
145
Monograph Series, ed., Arthur J. C. Lavalle (Washington, D.C.: Departamento
de la Fuerza Aérea, 1975–1979), 85–86; y Morita, “Implications of Modern
Air Power,” 6.
37. Michel, Clashes, 222; Momyer, Air Power in Three Wars, 129;
Comando de Asistencia Militar, Vietnam, “Linebacker Study”; Nordeen, Air
Warfare, 24; y Comité del Senado sobre Fuerzas Armadas, Hearing on Fiscal
Year 1974 Authorization, 92d Cong., 2da sesión., 13–20 Marzo 1973, pt.
6:4275.
38. TAC, “SEA Tactics Review Brochure,” 11, 78. Durante el periodo del
10 de Mayo al 10 de Setiembre de 1972, los Estados Unidos perdieron 63
aviones de ala fija en combat sobre el norte: 21 por AAA, 22 por MiGs, y 20
por SAMs.
39. Comando de Asistencia Militar, Vietnam, “Uncoordinated Draft,” 7,
chap. 8; Burbage, “Battle for the Skies,” 267; Dirección de Análisis de
Operaciones, “Linebacker,” 70–72; DOD, Oficina del Sub Secretario de
Defensa, “US Aircraft Lossses in SE Asia,” Octubre 1973, tabla 351, 5; R.
Mark Clodfelter, “By Other Means: An Analysis of the Linebacker bombing
Campaigns as Instruments of National Policy” (tesis de maestría,
University of Nebraska, 1983), 77; y CNA, “Resume of Air Ops en SEA:
January 72–January 73,” 4-1, 4-8, 4-19, 4-23.
40. Marvin y Bernard Kalb, Kissinger (Boston, Mass.: Little, Brown y
Co., 1974), 412; Clodfelter, “By Other Means,” 105, 111; W. Hays Parks,
“Linebacker and the Law of War,” Air University Review 34 (Enero–Febrero
1983): 16; y Nixon, RN: The Memoirs, 734.
41. Broughton, Thud Ridge, 36.
42. Briefing Books IV, Cuartel General USAF, detalles de las misiones de
Linebacker II, 2 vols., Diciembre 1972, HRA.
43. Norman Polmar, ed., Strategic Air Command—People, Aircraft, and
Missiles (Annapolis: Nautical & Aviation, 1979), 126; Granville, “Resume of
USAF Aircraft Losses,” 18; James McCarthy y George Allison, Linebacker II—
A View from the Rock (Maxwell AFB, Ala.: Air Power Research Institute,
1979), 12; y Karl Eschmann, “The Role of Tactical Air Support: Linebacker
II” (tesis, Colegio de Comando y Estado Mayor Aéreo, Maxwell AFB, Ala., 1985),
70–72, AUL.
44. “The Role of Tactical Support,” 49, 70–72; y McCarthy y Allison,
Linebacker II, 86. En estas primeras tres misiones, el 1.6 % de los Ds y el
4.9 % de los Gs fueron derribados por salida. En todos los 11 días de la
campaña, los Ds sufrieron el 1.8 % y los Gs, 2.7 %. Cerca del 10 % de los
misiles disparados contra los Gs impactaron, mientras que solo el 3 % de los
disparados contra los Ds lo hicieron. Ver Headquarters USAF, briefing books,
December 1972; briefing, Headquarters Pacific Air Forces, “Operations
Analysis: Linebacker II Air Operations,” 31 de Enero de 1973, HRA; McCarthy
y Allison, Linebacker II, 70; y Eschmann, “The Role of Tactical Air Support,”
49.
45. Esta política cambió rápidamente al comenzar la segunda oleada en
el segundo día. Ver McCarthy y Allison, Linebacker II, 46–47.
46. Robert Clement, “A Fourth of July in December: A B-52 Navigator’s
Perspective of Linebacker II” (tesis, Colegio de Comando y Estado Mayor
Aéreo, Maxwell AFB, Ala., 1984), 18, 49, AUL; y McCarthy y Allison, Line-
backer II, 30, 32.
146
47. Headquarters USAF, “Linebacker USAF bombing Survey,” 1973, 35,
HRA; TAC, “SEA Tactics Review Brochure,” 11, 77; y Eschmann, “The Role of
Tactical Support,” 60.
48. Eschmann, “The Role of Tactical Support,” 60, 63; y Clodfelter, “By
Other Means,” 121.
49. TAC, “SEA Tactics Review Brochure,” 11, 76.
50. Strategic Air Command (SAC) Briefing “Chaff Effectiveness in
Support of Linebacker II Operations”, Marzo 1973, HRA.
51. TAC, “SEA Tactics Review Brochure,” 11, 76.
52. “The Battle for the Skies over North Vietnam: 1964–1972,” 94, HRA.
53. SAC, “Chaff Effectiveness,” Marzo de 1973; y TAC, “SEA Tactics Re-
view Brochure,” 11, 76.
54. SAC, “Chaff Effectiveness,” Marzo 1973. Para una discussion general
de los cambio, ver también Clement, “A Fourth of July in December,” 49;
Eschmann, “The Role of Tactical Air Support,” 75–76; McCarthy y Allison,
Linebacker II, 97, 121; e Historia, 388th Ala Tactica de Caza, Octubre–
Diciembre 1972, 27, 32–33, HRA.
55. Los B-52s volaron 708 salidas efectivas; los F-llls, 148; los A-7s, 226; y
los F-4s, 283. Ver Headquarters USAF, Briefing Books, II.
56. Durante periodos de visibilidad limitada, los cazas del TAC
obtuvieron algunos éxitos notables, logrando impactar en dos blancos
especialmente difíciles: la planta termica de Hanoi y Radio Hanoi. Esta última,
protegida por una pared anti-explosiones de 25 pies de alto y 10 pies de
espesor, había sobrevivido al bombardeo de 36 B-52s. Los F-4s obtuvieron
cuatro bombas de guiado lasérico dentro de las paredes y destruyeron el
blanco. Ver Clodfelter, “By Other Means,” 120; y Oficinadel Sub Jefe de
Estado Mayor, Inteligencia (ACSI), “Linebacker II: 18–29 December 72,”
documento de respaldo III-KI, HRA.
57. Historia, Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea, 1 de Julio de
1972–30 de Junio de 1973: Resumen de Linebacker III, K2, HRA; Estudio
CNA, “US Navy, Marine Corps and Air Force Fixed-Wing Aircraft Losses and
Damages in Southeast Asia (1962–1973), Pt. 1: List of Aeronave Lost,” reporte
no. CRC 305 (Alexandria, Va.: Defensa Documentation Center, 1977), 191–93,
223, 488–92, AUL; Eschmann, “The Role of Tactical Air Support,” 103–4,
lista 30 aeronave destruidas, incluyendo tres perdidas en accidentes.
Futrell, Aces and Aerial Victories, 17, dice que se perdieron 27 aviones
USAF. Los Nor vietnamitas dicen que 81 aviones de EEUU (34 B-52s). Ver
también Gareth Porter, A Peace Denied—The United States, Vietnam and the
Paris Agreements (Bloomington, Ind.: Indiana University, 1975), 161–62; y
Richard Holloran, “Bombing Halt Brings Relief to B-52 Crews in Guam,”
New York Times, 2 de Enero de 1973, 3. Drenkowski, “Operation Linebacker
II,” pt. 2, 55, dice que de 22 a 27 B-52s fueron destruidos.
58. Clodfelter, “By Other Means,” 108; y Clement, “A Fourth of July in
December,” 47.
59. Headquarters USAF, Briefing Books, I y II.
60. Eschmann, “The Role of Tactical Air Support,” 108; Berger et al.,
USAF in SEA, 60; Drendel, y Kill MiGs: Air to Air Combat, 47, 73; SAC,
“Chaff Effectiveness,” Marzo de 1973; McCarthy y Allison, Linebacker II, 65,
116; y Futrell, Aces and Aerial Victories, 125.
61. Eschmann, “The Role of Tactical Air Support,” 46.
62. CNA, “Resume of Air Ops SEA: January 72–January 73,” 4-17. Los
147
Nor vietnamitas no tenían el equipo mas moderno; en la Guerra del Medio
Oriente de 1973, Egipcios y Sirios causaron fuertes pérdidas en los aviones
israelíes con misiles SA-3 y SA-6 sovieticos asi como cañones ZSU-23-4, los que
no fueron empleados en la Guerra de Vietnam. Ver cap. 4. Los Nor
vietnamitas pueden haber mejorado y operado sus defensas sin la ayuda o
conocimiento de los soviéticos. Ver Porter, A Peace Denied, 161; y Jon Van
Dyke, Norht Vietnam’s Strategy for Survival (Palo Alto, Calif.: Pacific Books,
1972), 61, 217.
63. En el tercer día de la campaña, un comandante del SAC ordenó una
búsqueda de instalaciones norvietnamitas de almacenamiento de SAM. En
18 horas, el personal de inteligencia comenzó a encontrarlas, por lo que el
SAC solicitó a JCS permiso para bombardearlas. Se preveía la aprobación de
todos excepto uno, a pesar de que tomó de 24 a 36 horas. Como resultado,
estas blancos no fueron alcanzados hasta el 26 de Diciembre. Ver
McCarthy y Allison, Linebacker II, 97–98.
64. Ibid., 155; Eschmann, “The Role of Tactical Air Support,” 94; y
George Allison, “The Bombers Go to the Bullseye,” Aerospace Historian, De-
cember 1982, 233; e Historia, 388 Ala Tactica de Caza, Octubre– Diciembre
1972.
65. Mientras varios helicopteros y transportes fueron destruidos en el
suelo, inteligencia afirmó que solo de 2 a 3 MiG-21s fueron dañados. La
mayoría de las bombas cayeron en los patios de ferrocarriles (44 %) e instalaciones
de almacenamiento (30%). Ver ACSI, “Linebacker II,” Headquarters USAF,
“Linebacker USAF Bombing Survey,” 3, 14, 16–17, 40–43.
66. Clodfelter, “By Other Means,” 127. Los aviadores también abían
agotado los blancos de valor en el área de Hanoi-Haiphong. Ver McCarthy y
Allison, Linebacker II, 163.
67. Sería un error historico sostener que los mismos terminus pudiesen
haberse obtenido en Octubre. Algunos creen que el bombardeo de
Linebacker II estuvo mas orientado a los Sur Vietnamitas (para reafirmarles
el apoyo norteamericano) que a los Nor vietnamitas.
68. Momyer, Air Power in Three Wars, 126; y Senado, Hearing on Fiscal
Year 1974 Authorization, pt. 6:4253.
69. Los artillernos antiaéreos norteamericanos capturaron muy pocos
blancos durante el curso de la Guerra de Vietnam. Hubo al menos dos
incidentes de aviones Nor Vietnamitas atacando fuerzas de tierra o navales
estadounidenses. A pesar de que algunas unidades de AAA del Ejército
sirvieron en la guerra, ninguna disparó sus armas contra aviones hostiles.
Sin embargo, la Armada atribuye a sus artilleros el derribo de tres MiGs
Nor vietnamitas. El primero cayó por un misil Talos disparado desde el
USS Long Beach en Noviembre de 1968, el segundo por un Terrier disparado
por el USS Sterett el 19 de Abril de 1972, y el tercero por un Talos
disparado por el USS Chicago el 9 de Mayo de 1972. Ver Historia, 7ma
Flota, 1972, apartados 1, 20, 25, NHC; y McCrea, “Fixed-Wing Aircraft
Losses and Damages,” 2–30.
148
Capítulo 4
149
Se dice que el poder aéreo ganó una de sus victorias más
impactantes de todos los tiempos en la guerra de junio de
1967. Los ataques preventivos de la Fuerza Aérea Israelí (IAF)
en el primer día destruyeron el grueso de las numéricamente
superiores Fuerzas Aéreas Árabes en tierra, permitiendo que
los aviones blindados y de apoyo aéreo directo (CAS) aplasten
decisivamente a las numéricamente mayores fuerzas de tierra
árabes. En ese primer día, la IAF destruyó el 85 % de la
Fuerza Aérea Egipcia Fuerza Aérea y 410 aviones árabes a
cambio de 19 aviones caídos (todos salvo 2 o 3 por fuego de
tierra). Esta guerra corta y puntual costó a los israelíes de 40
a 50 aviones (entre 3 a 12 por fuego de tierra). En contraste,
las Fuerzas Aéreas Árabes perdieron 450 aviones, la mayoría
en tierra, con de 60 a 79 en combate con aviones israelíes y
cerca de 50 por la defensa aérea israelí.2
A pesar de que los egipcios tenían de 18 a 25 baterías de
SA-2s, estos SAMs no tuvieron efecto directo en la batalla.
Sus operadores dispararon quizás una docena de misiles,
pero reclamaron solo un posible impacto. Mientras que las
fuentes no clasificadas no mencionan un desglose de los
logros de la defensa aérea israelí, aparentemente un Hawk
israelí derribó a un IAF A-4 el 5 junio. El caza bombardero
aparentemente penetró un área restringida alrededor de una
instalación nuclear israelí.3
Los israelíes obtuvieron una fenomenal victoria militar y
nuevos territorios en 1967, pero no lograron la paz. La Unión
Soviética reaprovisiono a sus clientes árabes que llevaron una
guerra de atrición en un terreno amplio a lo largo del canal de
Suez Canal, la nueva frontera entre Egipto e Israel. Entre
Julio de 1967 y enero de 1970, la IAF perdió 15 aeronaves (13
por fuego de tierra), mientras que reclamó 74 aviones egipcios y
sirios. Entre setiembre y octubre de 1969, la IAF neutralizó a
los SAMs egipcios a lo largo del canal. En enero de 1970, los
israelíes recibieron pods ECM de los EEUU y, en tres meses,
neutralizaron el sistema de defensa aérea egipcio destruyendo
tres cuartas partes de sus radares de alarma temprana. La
ofensiva de Nuevo salió triunfante.
Los soviéticos respondieron a inicio de 1970 enviando más
misiles, incluyendo el SA-3, a Egipto. A pesar de que el
alcance de los SA-3 entre un tercio y la mitad del de los SA-2
(alcance diagonal de 13–17 millas comparado con la 25–30
millas del SA-2), el primero podía operar contra aviones en
vuelo bajo. El misil estuvo operativo en abril de 1970, y para
150
fines de junio, los egipcios tenían 55 baterías de SAM. Los
técnicos y operadores soviéticos reforzaron la defensa aérea
egipcia, de la que en esencia tomaron el control. La Guerra en
los cielos comenzó a calentarse a fines de junio cuando los
SAMs derribaron tres aviones de la IAF aeronave en una
semana. En respuesta, la IAF atacó y destruyó cinco
baterías SAM egipcias. El 8 de julio de 1970, los dos oponentes
acordaron un alto al fuego; y a pesar de que la batalla decayó,
las tensiones permanecieron y el intervalo permitió a los
egipcios recomponer sus defensas a lo largo del canal. En la
guerra de atrición (Julio de1967 a mayo de 1973), los
israelíes perdieron 27 aeronaves (25 por fuego de tierra), y los
árabes 162, la mayoría en combate aire-aire, pero al menos
13 por misiles Hawk y 24 por armas de 37 y 40 mm.4
La Guerra de 1973
El ataque conjunto egipcio-sirio sobre Israel el 6 de octubre de
1973 tomó al mundo y a los israelíes por sorpresa. Debido a
la abrumadora superioridad de la IAF, nadie esperaba que los
ejércitos árabes ganaran; y, por lo tanto, no se esperaba que
ataquen. Además, la sabiduría convencional sostenía que la
superioridad aérea era vital para la victoria. Después de todo,
la aviación había gobernado el campo de batalla desde 1939, o,
dicho de otra forma, la victoria solo era posible bajo cielo
amigo o al menos neutral. Esta óptica dejaba
convenientemente de lado las varias guerras de guerrilla y
especialmente la Guerra de Vietnam. Durante los primeros días
del conflicto, los dos estados árabes hicieron poco uso de sus
Fuerzas Aéreas y se basaron principalmente en sus sistemas
de defensa aérea basada en tierra y fueron modestos en sus
planes aéreos, tratando de obtener superioridad aérea solo local
y limitada. En el día uno, los egipcios volaron entre 200 a 240
mientras que sus ejércitos avanzaron bajo un paraguas
protector de armas de defensa aérea de superficie.
El paraguas de la defensa aérea fue masivo, mixto y móvil.
Los egipcios enfatizaron en su fuerza de defensa desde tierra
(formada como un arma separada en 1968) que tenía tres
veces la cantidad de personal de su Fuerza Aérea y
representaba un cuarto del total de sus fuerzas armadas. La
defensa aérea siria era más pequeña pero densa debido al
campo de batalla más pequeño. Los sirios operaban cerca de
47 baterías SAM (32–35 SA-6s y el resto SA-2s y SA-3s),
151
mientras los egipcios operaban 150 baterías, de las que 46
eran SA-6s.5
Los árabes desplegaron no solo un gran número sino
también una gran variedad de equipo soviético. El vasto
número de armas era imponente e incluía un pequeño número
del nuevo caño cuádruple de 23 mm ZSU-23-4. El arsenal de
misiles incluyó al SA-2 y SA-7 empleados en Vietnam, el SA-3
empleado en la guerra de atrición, y un misil nuevo, el SA-6.
El sistema de defensa aérea árabe era además de grande variado,
porque, a diferencia de las estáticas defensas nor vietnamitas
( excepto por la AAA l i g e r a y SA-7s), las defensas árabes se
podían mover pues tanto el ZSU-23-4 como el SA-6 estaban
montados en vehículos, y el SA-7 era llevado por soldados.
Cabe resaltar que el impacto de la defensa aérea árabe
resultó de la combinación de cantidad, variedad, movilidad y
modernidad, como pronto descubriría la IAF.6 El SA-6, la
más moderna de estas armas, había sido visto en 1967 pero
no en acción. Era un misil relativamente pequeño, pesaba
alrededor de 1,200 l i b r a s y podía ser montado en un
chasis de tanque (PT-76) (fig. 67).
Figura 67. El móvil SA-6 no fue empleado en Vietnam, pero fue efectivo
contra la Fuerza Aérea Israelí en la guerra de 1973. (Reproducido del
Museo de Defensa Aérea del Ejército de los EEUU.)
152
Su tamaño, velocidad y motor sin humo lo hacían difícil de
detectar visualmente. El misil era más rápido (Mach 2.5–2.8) y
mucho más sofisticado que los otros SAM soviéticos, pues
usaba radar para guiar su vuelo inicial y cambiaba
rápidamente de frecuencia y luego se dirigía a su presa
usando sensores buscadores de calor. Y quizás aún más
importante, empleaba frecuencias de radar fuera del rango
cubierto por la ECM israelíes. (El SA-6 usaba un filtro, al igual
que el SA-7, para contrarrestar el uso de bengalas empleadas
como señuelo). Su alcance diagonal de 17 a 25 millas es
comparable al del SA-2’s y SA-3’s; además el SA-6 puede
destruir aviones volando a bajas alturas. Por lo tanto, la
combinación de novedad, movilidad, alta velocidad, guiado
sofisticado y capacidad a baja altura dio al SA-6 un gran
potencial. Aunque no produjo la tasa de destrucción del 97%
prometida por los soviéticos, derribó muchas aeronaves y obligó
a la IAF a llevar a sus naves al alcance de la AAA árabe,
especialmente el ZSU-23.7
Figura 68. El ZSU-23-4 resultó una desagradable sorpresa para los aviones
israelíes en la Guerra del Medio Oriente de 1973. Montaba cuatro cañones
de 23 guiados por radar en un vehículo remolcado. (Reproducido del
Museo de Defensa Aérea del Ejército de los EEUU)
153
El ZSU-23-4 era una pieza muy efectiva de AAA (fig. 68). Montado
sobre el chasis de un tanque PT -76, sus cuatro cañones de 23
mm podían disparar a una velocidad máxima de 4,000 tiros
por minuto, a pesar de que los artilleros nunca mantenían
presionado el gatillo, sino que eran entrenados para disparar
en ráfagas cortas de 75 rondas. Un radar con un alcance de
12 millas dirigía las armas, que podían alcanzar un rango
efectivo de 4,000 pies y tenía también miras ópticas. Similar
al SA-6, sus mayores ventajas eran su capacidad a baja altura,
movilidad y el no haber sido visto en acción previamente por
Occidente.8
Después del asalto árabe inicial, como se esperaba, los
israelíes lanzaron rápidamente contra atraques con tanques y
aviones para cortar el avance del ejército invasor, para
socorrer a los rebasados defensores adelantados y para
proteger su propia movilización. Sin embargo, los operadores de
tanque, aviadores, equipos y tácticas israelíes fallaron contra los
misiles y armas árabes. En el frente de Suez, la IAF perdió
cuatro aviones en su primer ataque; y, en el frente de las
Alturas del Golán, perdieron otros cuatro aviones adicionales
a los de la primera ola y dos de cuatro en la segunda oleada.
Algunos afirman que los artilleros árabes derribaron de 30 a
40 aviones israelíes en el primero día de la guerra.
Durante los primeros tres días, la IAF perdió docenas de
aviones, quizás hasta 50, en el frente de Suez. Estas fuertes
pérdidas (dos veces la cantidad de la Guerra de 1967)
impactaron a los israelíes, quienes, por el momento, dejaron
de volar a 10–15 millas del Canal de Suez. Sin embargo, la
grave situación militar requería que la IAF continúe sus
esfuerzos, especialmente en el crítico frente sirio. Durante la
primera semana, la IAF perdió un total de 78–90 aeronaves,
un considerable porcentaje de su fuerza.9
El SA-7 tuvo poco impacto directo sobre la batalla y
probablemente sirvió más como un distractor para los
israelíes y para elevar la moral de los árabes. El SAM portátil
derribó solo dos aeronaves de ala fija y dañó a otras 30. Los
aviones podían superar en velocidad y maniobra al misil,
como ya lo habían demostrado los aviadores americanos el
año anterior. Además, el SA-7 carecía de poder destructivo;
golpeaba a la aeronave en su cola, donde su pequeña cabeza
de combate usualmente no causaba un daño catastrófico. Un
arreglo de este misil para montaje en vehículo, el SA-8
equipado con ocho SA-7s, tampoco fue más efectivo.10
154
Por el otro lado, el SA-6 demostró ser especialmente
efectivo al destruir una considerable proporción de aviones de
la IAF e indirectamente forzar a los aviones israelíes al fuego AAA
árabe. La gran velocidad de los SAMs y sus nuevas y
variantes frecuencias eran difíciles de contrarrestar. La sobre
confianza de los israelíes, su descuido en ECM (en un momento,
la IAF despojó a sus aviones de ECM para una mayor economía,
velocidad y maniobrabilidad), y las serias restricciones de los
EEUU sobre ventas de ECM dejaron a la IAF en un serio
aprieto. El resultado fue que “la IAF podía ir a cualquier lugar
excepto cerca de los frentes de las Alturas del Golán y Suez,
donde era más necesaria. Como habían comenzado a hacer
tres años antes, los misiles soviéticos redefinieron exitosamente la
naturaleza de la guerra moderna.”11 En respuesta, la
improvisación israelí fue rápida y efectiva, aunque costosa.
La IAF usó una variedad de medios para lidiar con la
amenaza SAM. Para derrotar a los misiles buscadores de
calor, empleó maniobras violentas, girando hacia el misil para
presentar al buscador IR un “lado frío,” y maniobrando el avión
para cruzar en el cielo creando una “mancha caliente.”
Además, los aviadores israelíes soltaron bengalas, incluso
soltaron combustible y luego lo prendían como señuelo para los
misiles térmicos. Observadores en helicóptero alertaban a los
pilotos de los lanzamientos de misiles. La IAF también usó
chaff, primero llevado en los frenos de velocidad, después en
una forma más convencional; pods ECM americanos
mejorados y perturbadores stand off operando desde el suelo,
helicópteros y transportes.
Además, los israelíes asaltaron directamente a los SA-6s.
La baja trayectoria inicial de los SA-6’s alentó a la IAF a
realizar bombardeo en picada sobre los SAMs desde ángulos
muy pronunciados, medidas desesperadas improvisadas ante
una situación desesperada. La IAF también disparó misiles
anti radiación Shrike.12
Los israelíes le dieron vuelta a la guerra aérea y en cierto
grado a la acción en tierra neutralizando los SAMs árabes.
Concentrándose primero en los sirios, la IAF destruyó la
mitad de sus SAMs en cuatro días. Otro factor que ayudó a la
IAF fue que los sirios agotaron sus SA-6s. Una fuente afirma que
los israelíes destruyeron un centro de control sirio que
debilitó seriamente a las defensas de misiles sirias. Los sirios
fueron derrotados, y solo restricciones políticas evitaron una
victoria israelí mucho mayor.13
155
La solución para el problema de la IAF en el frente egipcio
vino de una fuente inesperada, el ejército israelí. Los egipcios
hicieron una gran arremetida desde su formidable posición a
lo largo del canal, aventurándose fuera de la cobertura de su
protección antiaérea, y sufrieron una derrota decisiva el 14 de
octubre en la mayor batalla de tanques desde la Segunda
Guerra Mundial, y aprovecharon rápidamente su victoria
táctica. En las primeras horas de la mañana del 16 de octubre,
las fuerzas israelíes cruzaron el canal y en poco tiempo
causaron el caos en el ejército egipcio. Para medio día, los
israelíes habían destruido cuatro emplazamientos de SAM, y
para la mañana siguiente la IAF estaba operando en total
apoyo a las fuerzas de tierra. Al contrario de la práctica
común, el ejército hizo posible que la Fuerza Aérea operase.
Según una narración, una división blindada israelí destruyó 34
baterías de misiles, casi la mitad de los SAMs egipcios que
defendían el canal. Los israelíes ahora tenían la iniciativa y
pudieron haber logrado fácilmente una aplastante derrota a los
egipcios, pero las grandes potencias intervinieron y se llegó a
un cese al fuego el 22 de octubre. Los israelíes ganaron la
guerra y en el proceso destruyeron aproximadamente 40 de
los 55–60 baterías de SAM que los egipcios tenían en acción.
Esta destrucción fue causada tanto por la IAF como por las
fuerzas de tierra israelíes.14
Sin embargo, la defensa aérea basada en tierras cobró una
cuota sustancial. Fuentes secundarias afirman que los árabes
perdieron de 40 a 75 aeronave (una o dos docenas por misiles
Hawks) y los israelíes quizás 82 a 100 por SAMs y fuego
antiaéreo.15 Un estudio del Ejército de los EEUU ubicó el
número total de pérdidas israelíes en 109, 81 por defensa
aérea desde tierra. El estudio atribuye a la AAA 31 aeronave,
a los SAMs (fuera del SA-7) 40, a los SA-7s 4, y a una
combinación de SAMs y AAA 6. De las 516 aeronaves árabes
perdidas, el estudio atribuyó 36 a armas de tierra, 42 a
armas de 20 mm y 23 a Hawks.16
Las defensas de tierra también reclamaron varias
aeronaves amigas. Los artilleros israelíes aparentemente
derribaron a dos de sus propios aviones, que probablemente
eran Mirages confundidos con aeronaves del mismo tipo que los
egipcios recibieron de los libios. Los árabes destruyeron de 45
a 60 de sus propios aviones. Por ejemplo, el 8 de octubre los
SAMs sirios destruyeron 20 MiGs iraquíes, mientras los SA-6s
egipcios pueden haber derribado 40 aviones egipcios. Así, los
156
SAMs árabes destruyeron más aviones árabes (45–58) que los
aviones israelíes (39–44). Este “fuego amigo” fue causante de
10 a 12 % del total de pérdidas árabes.17
Los helicópteros nuevamente demostraron ser vulnerables.
Las defensas aéreas y de tierra israelíes devastaron un ataque
de comandos egipcios en el primer día de guerra, derribando
20–35 de aproximadamente 50 helicópteros Mi-8. Un ataque
egipcio al crítico Puente del canal israelí el 18 de octubre
terminó con todos los cinco helicópteros derribados. Por el
lado árabe, los SA-7s reclamaron seis naves de ala rotatoria
de la IAF.18
La IAF claramente ganó la Guerra aérea, destruyendo cerca
de 450 aeronaves árabes mientras que perdió alrededor de 107
aeronaves en combate, con 115 perdidas en total. Comparada
con la Guerra de 1967, los árabes perdieron casi el mismo
número de aeronaves—a pesar de que muchas más en el
aire—mientras que los israelíes perdieron el doble. Sin embargo,
considerando las salidas las pérdidas de la IAF bajaron de 4 % en
1967 a poco más de 1 % en 1973. Las pérdidas árabes en
1973 estuvieron por debajo del 5%.19
A pesar de que la IAF derrotó a las Fuerzas Aéreas árabes
en el aire, no logró usar el poder aéreo como lo había hecho en
1967. El CAS resultó limitado y decepcionante, especialmente
en los críticos primeros tres días de la guerra. Un estudio
concluyó que los aviones no dañaron ni destruyeron
inequívocamente algún tanque. Aun si esta baja en la efectividad
del CAS es exagerada, el poder aéreo claramente influyó en la
guerra menos en 1973 que en 1967. Un sistema de defensa aérea
de superficie denso, móvil y mixto frenó a la que probablemente
era la mejor entrenada y más motivada Fuerza Aérea en el
mundo y le causó severas pérdidas. Así como los aviadores
americanos subestimaron la defensa aérea nor vietnamita, los
aviadores israelíes subestimaron a la árabe y ambos pagaron
el precio. La guerra de 1973 pareció indicar que el balance entre
el ataque y la defensa (específicamente aviones versus defensa
de tierra) se había inclinado en favor de la última. Parecía que
los aviones habían perdido el dominio del campo de batalla.20
La acción de la IAF en el Líbano en el verano de 1982 alteró
esta óptica.
157
El Combate desde 1973: Valle de Bekaa
El Líbano existía en un estado de caos desde la ocupación
por milicias de izquierda y derecha, guerrillas palestinas, el
ejército sirio, y por las peleas entre estos grupos y entre estos e
Israel. Los sirios reconstruyeron sus fuerzas militares
después de la derrota de 1973, logrando casi triplicar su
defensa aérea basada en tierra, desde 30 a 80 baterías
provistas con su mejor personal. A fines de abril de 1981, los
sirios movieron 19 baterías de misiles, incluyendo SA-6s, al
valle del Bekaa libanés. Allí, los sirios establecieron lo que,
para el registro de la guerra de 1973, arecía ser una densa y
formidable defensa aérea.21
A inicios de junio de 1982, los israelíes invadieron el
Líbano, principalmente combatiendo a las guerrillas
palestinas, pero también enfrentando a los sirios. Los israelíes
derrotaron a estos últimos, a pesar de su gran arsenal de
moderno equipo soviético y las “lecciones” de la guerra de 1973.
En esta breve pero intensa acción, los israelíes obtuvieron una
victoria notable, destruyendo entre 80 a 90 aviones sirios y de 19
a 36 baterías de misiles, al costo de la destrucción de tres a
seis aviones propios. Además, la defensa aérea israelí derribó
al menos un jet sirio (un arma Vulcan derribó un Su-7) y dos
helicópteros.22
El 9 de junio, la IAF neutralizó la defensa aérea siria en el
valle de Bekaa con un ataque complejo, cuidadosamente planeado,
bien coordinado y efectivamente ejecutado. Usaron drones
lanzados desde tierra y aire como señuelos para activar los
radares sirios, lo que permitió a los EC-135 israelíes obtener
la ubicación y frecuencias de los radares sirios, información
que rápidamente retransmitieron a los elementos de ataque.
Los israelíes añadieron inteligencia de tiempo real a la
respuesta rápida para dar a sus pilotos ubicaciones precisas
de los SAMs e información precisa para la sintonización de
los equipos de perturbación. En guerra electrónica, la IAF usó
pods de CME, cohetes de chaff, posiblemente chaff desde
drones, y perturbadores stand-off en CH-53, Boeing 707 y
transportes Arava. Los aviadores israelíes emplearon tácticas
distractoras, tiempos precisos, tácticas minuciosas de baja
altura y armas como ARMs, municiones stand-off, bombas de
hierro y bombas de racimo. Además, los israelíes usaron un
158
nuevo misil anti radiación superficie-superficie, el Wolf. Las
fuerzas de tierra dispararon fuego de artillería, lanzaron
asaltos terrestres a lo largo del frente, y justo antes del
ataque aéreo, neutralizaron el centro de control center con
una incursión de comandos. Los sirios no pudieron responder
pues no lograron ocultar ni ubicar favorablemente sus
radares, y encendieron cortinas de humo que en vez
confundir guiaron a la IAF. En el primer día, la IAF destruyó
17 baterías de misiles y averió severamente otras dos. Los sirios
movieron más unidades SAM al valle de Bekaa, pero sin
resultados. En el segundo día, la IAF destruyó 11 baterías
más. El 24 de Julio, los israelíes neutralizaron otras 3
baterías de SA-8, y pocos días después, algunos SA-9s. Según
reportes, la IAF destruyó 4 baterías de SA-9 en Setiembre (fig.
69).23
159
Ataques aéreos americanos
en el Medio Oriente, 1983–1986
Los ataques norteamericanos en el Medio Oriente, poco
más de un año después, fueron mucho menos exitosos. Los
Estados Unidos intervinieron en el Líbano en 1983, y en
diciembre de ese año la Marina respondió al ataque sirio a
aeronaves americanas de reconocimiento con un ataque aéreo
que consistió de 12 A-7Es y 16 A-6Es. Los aviadores navales
usaron tácticas probadas en Vietnam: penetraron a 20,000
pies y luego descendieron a 3,000 pies para el ataque. Para
responder a los misiles buscadores de calor sirios lanzaron
numerosas bengalas como señuelo, pero hicieron poco efecto. Los
pilotos americanos encontraron una defensa intense, más de
la esperada, y misiles soviéticos SA-7 y SA-9 modificados para
enfrentar a las bengalas de señuelo. Los sirios lanzaron 40–
50 SAMs, que derribaron un A-7 y un A-6 y dañaron a otro A-
7. Mientras que la Marina culpó de las pérdidas a los cambios
en los sensores de los misiles soviéticos, los israelíes
criticaron el planeamiento, tácticas y experiencia de los
EEUU. Después el fuego sirio contra los aviones de EEUU se
encontró con el bombardeo desde los buques.24
Esta experiencia insatisfactoria sacudió a los americanos y
probablemente influyó en la siguiente operación de los EEUU,
el raid de abril de 1986 sobre Libia. Un factor que guiaba el
planeamiento americano era el evitar a los SA-7s, lo que
significaba operar de noche. Había, por supuesto, otras razones
para los vuelos nocturnos como lograr el máximo de sorpresa,
evitar un gran enfrentamiento con la defensa aérea libia,
evitar bajas tanto en asesores soviéticos como civiles libios, y
revelar lo menos posible sobre las ECM americanas. Sin
embargo, las operaciones nocturnas también significaban
que solo se podría usar efectivamente dos tipos de aviones:
los FB-111 de la Fuerza Aérea y los A-6 de la Marina. Mientras
los A-6s se ubicaban en los portaviones que navegaban el
Mediterráneo, los bombarderos FB-111 estaban estacionados
en Gran Bretaña, requiriendo un viaje Redondo de 5,600
millas (un vuelo de 14 horas). Estos aviones necesitarían
numerosas recargas en vuelo debido a la distancia y
restricciones de sobrevuelo de espacio aéreo.25
Los aviadores americanos lanzaron una gran fuerza de
ataque de 32 bombarderos (18 FB-111s y 14 A-6s) apoyada
160
por casi 70 aeronaves. La gigantesca fuerza de apoyo fue
requerida debido a que la defensa aérea libia era tanto grande
como sofisticada para un país del tercer mundo. Además de
MiGs, consistía de 100 baterías de SA-2s, SA-3s, y SA-6s (de
30 a 60 baterías estaban operativas), así como SA-5, SA-8,
SA-9, y misiles Crotale franceses y quizás 450 armas AAA.26
Los aviones americanos penetraron exitosamente las defensas
libias, suprimiendo y eludiendo fuego de SAMs y AAA libios y sin
encontrar oposición aérea. Los aviadores usaron tácticas de baja
altura y alta velocidad —los FB-111s a 400 pies y 500 nudos,
los A-6s hasta 200 pies y 450 nudos—para soltar bombas de
guiado laser y de acero. Un FB-111 fue derribado, pero la causa
no se hizo pública. A pesar de que los libios recibieron aviso
de 30 a 45 minutos de controladores aéreos malteses que
aviones no identificados se dirigían al Norte de África,
aparentemente los radares libios no se activaron hasta cuatro
minutos antes del ataque a las 0200. La perturbación stand off
de los EF-111s y EA-6Bs, las ECM de abordo y cerca de 50
misiles anti radiación anularon casi completamente al radar
libio. La misión fue un éxito técnico y político: los aviadores
pusieron la mayoría de sus bombas en el blanco, las pérdidas
fueron ligeras (el FB-111 derribado), y desde el ataque aéreo no
hubo actividad terrorista abierta y directamente asociada con
Libia. Así, el raid de 12 minutos demostró que las Fuerzas
Armadas de los EEUU podían atacar blancos difíciles a pesar
de la distancia y otros obstáculos naturales, así como penetrar
defensas numerosas y sofisticadas con pocas pérdidas.27
Guerra Indo–Paquistaní
En setiembre de 1965, la guerra entre India y Pakistán
estalló en el subcontinente asiático y duró 23 días. Ambos
lados emplearon pequeñas fuerzas aéreas equipadas con
unas pocas aeronaves modernas (Mig-21 indios y F-104
pakistaníes), pero muchos aviones eran al menos una década
más antiguos (Hunters y Vampires indios y F-86 pakistaníes).
Así como la Guerra en tierra terminó en un punto muerto,
también ocurrió en la Guerra aérea. Aun al momento de
escribir este libro (2005), es difícil describir exactamente qué pasó
por las versiones contradictorias. Los pakistaníes reclaman haber
destruido 110 aviones indios, 35 en combate aire-aire, 32 con
armas antiaéreas y los restantes en ataques a aeródromos.
Admiten haber perdido 19 aeronaves, 8 en combate aéreo, 2
161
debido a su propia AAA, y 9 por otras causas. Los pakistaníes
admiten que las armas indias derribaron algunas aeronaves
pero que no se perdió ninguno de los F-86 que se emplearon
en las casi 500 salidas CAS, a pesar de que 58 fueron
dañados. Los indios reclaman 73 aviones pakistaníes
destruidos y admiten la pérdida de 35. Los indios dispararon
unos cuantos misiles SA-2 y reclaman un C-130. Los
pakistaníes discuten este reclamo, diciendo que no perdieron
un C-130 por los SAMs, y que más bien el SA-2 dañó a un
transporte indio An-12. Los pakistaníes admiten que un SA-2
dañó a un RB-57F a 52,000 pies.28
En diciembre de 1971, los dos países libraron otra breve
Guerra (dos semanas). Esta vez, ambos lados habían mejorado sus
fuerzas aéreas en calidad y cantidad, pero aun desplegaron
fuerzas que eran relativamente pequeñas y mezcla de
moderno y antiguo. Pakistán perdió la guerra y sus territorios
del este, lo que es ahora Bangladesh. Otra vez, los reclamos
de los combatientes se contradecían marcadamente, y estas
diferencias permanecieron junto con los problemas políticos.
Los indios reclamaron haber destruido 94 aviones
pakistaníes con una pérdida de 54 y declararon que un avión
cayó por un misil SA-2. Los pakistaníes reclamaron la
destrucción de 104 aviones indios con un costo de 26 naves.
Admiten haber perdido de 3 a 4 por fuego antiaéreo, así como
2 por fuego amigo. Los pakistaníes afirman que la AAA
registró 49 de sus 104 derribos. Otra fuente establece que la
mitad de las aeronaves pakistaníes perdidas cayeron por la
defensa de tierra.29
Figura 70. Los Blowpipe británicos eran otro tipo de SAM portátil. Fue
usado por ambos bandos en la Guerra de las Malvinas, y ambos le
atribuyeron derribos. (Reproducido de Museo Imperial de Guerra.)
163
La defensa aérea argentina fue mínima contra los Harrier y
helicópteros británicos. Sin embargo, se nota rápidamente que,
en contraste con la Fuerza Aérea Argentina, que voló y peleó
sin CME, los británicos emplearon perturbadores de CME a
bordo de sus bombarderos Vulcan, dispensadores de chaff en
los Sea Harriers, perturbadores CME en sus buques y
cohetes de chaff Corvus. Los británicos usaron misiles anti
radiación (Shrikes) contra lo s principales radar e s
166
argentinas entre 44 y 55. La narración más detallada, basada
en fuentes argentinas, ubica a las pérdidas debidas a los
Harriers en 21; a SAMs, 18; AAA, 3 (fig. 73); y fuego amigo, al
menos dos.36
El reporte oficial inglés atribuye al Blowpipe la destrucción de
nueve aviones argentinos, mientras que otros autores dicen
que el verdadero número va de dos a cuatro. Las tropas que llevaban
el Blowpipe de 47 libras a través del difícil terreno de las islas
criticaron su peso. Esto es comprensible bajo las circunstancias,
pero el misil dio algo de protección a las tropas contra los
167
Los británicos inicialmente atribuyeron al Rapier, su otro
SAM basado en tierra, con 13 derribos que después subieron
a 20 (fig. 74). Así como los derribos del Roland son muy
disputados por los británicos, también lo son los derribos de
Rapier para quienes han visto documentos argentinos y
hablado con pilotos de ese país. (Quizás esta discusión tenga
que ver más con las futuras ventas de estas armas que con
historia.) Los autores que usan fuentes argentinas acreditan
al Rapier de una a tres y mientras los británicos dicen que la
campaña valida el arma, la búsqueda de las bajas reales genera
168
aeronaves. El voluminoso misil Seaslug, que entró en servicio en
1962, no recibió mérito alguno. El Sea Dart de dos etapas destruyó
de 5 a 8 aviones, pero lo más importante fue que forzó a los
aviones argentinos a emplear tácticas de baja altura. Sin
embargo, solo podía manejar un blanco a la vez, como quedó
dramáticamente comprobado cuando cuatro A-4s atacaron al
HMS Coventry (fig. 75). Los Sea Darts del destructor
derribaron a las primeras dos aeronaves argentinas,
173
y el poder soviético en general. En febrero de 1987, el Jefe de
Estado Mayor de la Fuerza Aérea Larry Welch testificó que “en
algún lugar entre 150 y 300 Stingers habían sacado a la
Fuerza Aérea Rusa absolutamente fuera de los cielos en
Afganistán.”47 Los rebeldes afirmaron haber derribado entre
15 a 20 helicópteros soviéticos en un mes y para el verano de
1987 pueden haber derribado una aeronave al día.
174
del Partido Comunista Afgano reconoció la efectividad del arma
y como cambió el conflicto, notando que en el asedio de Khost,
una ciudad a 100 millas al sur de Kabul, los SAMs de EEUU y
Gran Bretaña detuvieron el aprovisionamiento aéreo de los
comunistas durante el día. Así, el enemigo fue forzado a
conceder el campo a los rebeldes y concentrar sus fuerzas en
Kabul y otras grandes ciudades. El Stinger cambió el balance
en el aire y no es descabellado afirmar que también lo hizo en el
balance militar. Los soviéticos comenzaron su retirada del
conflicto en febrero de 1989. La derrota en Afganistán
seguramente fue un factor en la caída de la Unión Soviética
que ocurrió poco tiempo después.48
Resumen
Cualquier guerra es difícil de evaluar, pero las pequeñas guerras
son especialmente espinosas. Debido a que la cantidad de
equipo usado es usualmente poca y en su mayor parte por
debajo de lo más moderno, es difícil extrapolar los hallazgos en
generalidades para su uso futuro. Cuando las guerras se
Libran entre países se incrementa el problema del análisis.
Sin embargo, la guerra es el único laboratorio que tiene el
soldado, y por ello debe hacer su mejor esfuerzo.
La guerra Arabe-Israeli de 1973 presentó muchas
sorpresas, desde su origen hasta la forma en que se luchó.
Los árabes desafiaron la sabiduría popular en dos aspectos: al
atacar a un país que tiene superioridad militar y al atacar sin
superioridad aérea. Inicialmente, los árabes usaron poco sus
Fuerzas Aéreas y avanzaron bajo una densa y letal sombrilla
de SAMs y armas. Esta defensa aérea demostró ser efectiva y
causó fuertes pérdidas sobre la Fuerza Aérea Israelí. Los
misiles y armas probaron intensamente a la IAF; pero los
israelíes cambiaron sus tácticas, adoptaron nuevo equipo,
persistieron y ganaron. Sin embargo, la defensa aérea árabe
no permitió que los israelíes peleen la Guerra aérea y terrestre
como lo habían hecho en 1967 y como hubiesen querido. Debido
a esta guerra, algunos comentaristas hablaron del retiro de los
tanques y aviones, victimas del moderno misil. La defensa
parecía ser suprema.
Sin embargo, las guerras de 1982 por lo visto ofrecieron
lecciones diferentes. La IAF ganó una impactante victoria contra
los aviones y SAMs sirios. Esto se hizo mediante esfuerzos
coordinados de todas las armas y especialmente con equipo
175
de alta tecnología como ARMs, vehículos remotamente
pilotados (RPV), y aeronaves de electrónica especializada.
Las implicancias de la Guerra de las Malvinas apresen
menos claras. Puede pensarse de ella como el inverso de
Vietnam; es decir, una fuerza británica relativamente
sofisticada pero pequeña contra una más grande pero menos
moderna fuerza argentina. Los argentinos usaron
principalmente aeronaves y bombas antiguas, sin protección
de CME y en los límites de su alcance. No sorprende por
tanto que los británicos, aun con un reducido número de
aeronave y SAMs, causaran severas pérdidas sobre estos
aviones y las tripulaciones aéreas. Pero los argentinos
penetraron las defensas, hicieron mucho daño en la más
costosa flota británica y estuvieron cerca de repeler a la
contra-invasión británica. Sin embargo, los británicos
ganaron la guerra.
Inmediatamente después de la invasión de Afganistán, los
soviéticos hicieron buen uso del poder aéreo en apoyo de las
operaciones de tierra contra las guerrillas. Inicialmente, la
limitada protección antiaérea de los rebeldes no pudo afectar
el apoyo aéreo; pero la introducción de SAMs portátiles más
modernos y letales cambió este panorama. Estos misiles no
solo causaron pérdidas sustanciales en las aeronaves
soviéticas, sino que forzaron a los aviadores a usar tácticas
menos efectivas y degradó la moral de los pilotos afganos. En
resumen, estas armas neutralizaron el poder aéreo, que, a su
vez, invirtió la marea en tierra. En corto plazo, los soviéticos
concedieron la derrota.
Si estas guerras demostraron algo, fue el potencial de la
alta tecnología. Al mismo tiempo, indicaron el que manejo de
números y armas era extremadamente importante para el
resultado final. Las armas de alta tecnología demandan personal
de alta calidad.
Notas
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Aérea,” 19; Bill Armaston et al., guerra Planes: 1945–1976 (Londres:
Salamander, 1976), 58; Walker, Fighting Jets, 149; y Borgart, “The
Vulnerability,” pt. 3, 1064.
13. Insight Team, The Yom Kippur War, 204; Walker, Fighting Jets, 150;
Coleman, “The Israeli Air Force,” 18; y Yonay, No Margin for Error, 353.
14. Yonay, No Margin for Error, 313. Otro autor dice que la IAF destruyó
28 emplazamientos de SAM y el Ejército Israeli otros 12. Ver Herzog, War
of Atonement, 242, 259; Insight Team, The Yom Kippur War, 338; Herzog,
Arab-Israeli Wars, 285, 341; y Rubenstein y Goldman, Shield, 127, 129.
15. Greenhouse, “The Israeli Experience,” 597–98; Herzog, Arab-Israeli
Wars, 346–47; Herzog, War of Atonement, 257; Luttwak y Horowitz, The
Israeli Army , 347; Nordeen, Air warfare, 163–66; M. J. Armitage y R. A.
Mason, Air Power in the Nuclear Age, 2d ed. (Urbana, Ill.: University of Illinois,
1985), 134; Roy Braybrook, “Is It Goodbye to Ground attack?” Air International,
Mayo de 1976, 234–44; Charles Wakebridge, “The Technological Gap in the
Middle East,” National Defense (Mayo–Junio 1975): 461; y “SA-6–Arab Ace,”
779.
16. John Kreis, Air Warfare and Air Base Air Defense, 1914–1973
(Washington, D.C.: Oficina de Historia de la Fuerza Aérea, 1988), 336.
17. “Bekaa Valley Combat,” Flight International, 16 de Octubre de 1982,
1110; Herzog, The War of Atonement, 260; Insight Team, The Yom Kippur
War, 315; Kreis, Air warfare and Air Base, 336; Thomas Walczyk, “October
War,” Strategy and Tactics (Marzo–Abril 1977): 10; Martin van Creveld, The
Washington Papers, Military Lessons of the Yom Kippur War—Historical
Perspectives, no. 24 (Beverly Hills/Londres: Sage Publications, 1975): 31;
Borgart, “The Vulnerability,” 1064, 1066; Rubenstein y Goldman, Shield, 128;
Herzog, Arab-Israeli Wars, 347; y Ropelewski, “Egypt Assesses,” 16.
18. Rubenstein y Goldman, Shield, 13; Dupuy, Elusive Victory, 592;
Nordeen, Air Warfare, 151; Herzog, Arab-Israeli Wars, 266; Herzog, War of
Atonement, 258; y Lawrence Whetten y Michael Johnson, “Military Lessons
of the Yom Kippur War,” World Today, Marzo de 1974, 109.
19. Herzog, The War of Atonement, 260–61; Corddry, “The Yom Kippur
War–1973,” 508; Historical Evaluation and Research Organization,
apendice; Walczyk, “October War,” 10; William Staudenmaier, “Learning
from the Middle East War,” Air Defense Trends, Abril–Junio 1975, 18;
“Israeli Aircraft, Arab SAMs in Key Battle,” 14; Rubenstein y Goldman,
178
Shield, 128; y Borgart, “The Vulnerability,” 1066. Varios factores
contribuyen a las discrepancias en pérdidas. Además de las diferencias en
entrenamiento, liderazgo, motivación y doctrina de ambos bandos,
sobresalen otros dos factores: el equipo Sovietico versus el Occidental y la
carencia en los árabes de equipo ECM mientras que Israel si lo usaba.
Ver Dupuy, Elusive Victory, 549; Coleman, “The Israeli Air Force,” 18; y
Nordeen, Air warfare, 162–63.
20. Van Creveld, The Washington Papers, 31–32; Luttwak y Horowitz,
The Israeli War, 350–51; Hansen, “The Development of Soviet Air Defense,”
533; Historical Evaluation and Research Organization, “The Middle East
War,” 148, 177; y Drew Middleton, “Missiles Blunt Thrust of Traditional
Tank-Plane Team,” New York Times, 2 de Noviembre de 1973, 19.
21. “Bekaa Valley Combat,” 1110; William Haddad, “Divided Lebanon,”
Current History, Enero de 1982, 35.
22. “Antiaircraft Defence Force: The PLO in Lebanon,” Born in Battle, no. 27,
7, 32; R. D. M. Furlong, “Israel Lashes Out,” Interavia, Agosto de 1982, 1002–
3; Clarence Robinson Jr., “Surveillance Integration Pivotal in Israeli Suc-
cesses,” Aviation week, 5 de Julio de 1982, 17; Edgar Ulsamer, “In Focus:
TAC Air Feels the Squeeze,” Air Force Magazine, Octubre de 1982, 23; y
Anthony Cordesman, “The sixth Arab-Israeli Conflict,” Armed Forces Journal
International, Agosto de 1982, 30. La IAF puede haber desturido alrededor de
108 aviones sirios. Ver “Syrian Resupply,” Aerospace Daily, 15 de Noviembre
1982, 74.
23. Furlong, “Israel,” 1002–3; Robinson, “Surveillance,”17; Ulsamer, “In
Focus,” 23; Cordesman, “Sixth Arab-Israeli Conflict,” 30; “Bekaa Valley
Combat,” 1110; Drew Middleton, “Soviet Arms Come in Second in Lebanon,”
New York Times, 19 de Setiembre de 1982, 2E; “Israeli Defense Forces in
the Lebanon War,” Born in Battle, no. 30, 22, 45–47; “The Syrians in
Lebanon,” no. 27, 12, 28, 31–33; y “SA-9 Firings Seen Part of Attempt to
Probe Israeli Capabilities,” Aerospace Daily, 8 de Noviembre de 1982, 45.
24. Eugene Kozicharow, “Navy Blames Aeronave Loss on Soviet Sensor
Change,” Aviation week, 12 de Diciembre de 1983, 25–26; Richard Halloran,
“Navy, Stung by Criticism, Defends Cost of bombing Raid in Lebanon,” New
York Times, 7 de Diciembre de 1983, 1, 19; y Thomas Friedman, “US Ships
atack Syrian Positions in Beirut Region,” New York Times, 14 de Diciembre
de 1983, 1.
25. “US Demonstrates Advanced Weapons Technology in Libya,” Aviation
week, 21 de Abril de 1986, 19; Fred Hiatt, “Jet Believed Lost, 5 Sites
Damaged in Raid on Libya,” Washington Post, 16 de Abril de 1986, A25; y
Anthony Cordesman, “After the Raid,” Armed Forces, Agosto 1986, 359.
26. Cordesman, “After the Raid,” 358, 360.
27. Ibid., 355–60; “US Air Power Hits Back,” Defence Update/73, 1986,
27–32; Hiatt, “Jet Believed Lost,” A25; “US Demonstrates Advanced
Weapons Technology in Libya,” 20, 21; David North, “Air Force, Navy Brief
Congress on Lessons from Libya Strikes,” Aviation week, 2 de Junio de
1986, 63; y Judith Miller, “Malta Says Libya Got Tip on Raid,” New York
Times, 6 de Agosto de 1983, 1, 8.
28. Flintham, Air Wars and Aircraft, 195; John Fricker, Battle for Pakistan:
The Air war of 1965 (Londres: Allan, 1979), 122, 124, 183–84. Se pueden
encontrar reivindicaciones ligeramente diferentes en Nordeen, Air warfare,
179
113.
29. Flintham, Air Wars and Aircraft, 200–202; John Fricker, “Post-
Mortem of an Air War,” Air Enthusiast, Mayo de 1972, 230, 232; Nordeen,
Air Warfare, 103–4; Borgart, “The Vulnerability,” 1066; y Pushpindar
Chopra, “Journal of an Air War,” Air Enthusiast, Abril de 1972, 177–83, 206.
30. Gran Bretaña, Ministerio de Defensa, The Falklands Campaign: The
Lessons (Londres: Her Majesty’s Stationery Office, 1982), anexo B, AUL; y
Dov Zakheim, “The South Atlantic: Evaluating the Lessons” (articulo
presenteado en la conferencia en Southern Methodist University sobre las
Tres Guerras de 1982: Lecciones a ser aprendidas, Dallas, Tex., 15 de Abril
1983), 29.
31. Jeffrey Ethell y Alfred Price, Air War South Atlantic (New York:
Macmillan Publishing Co., Inc., 1983), 146.
32. Ibid., 180–81; David Brown, “Countermeasures Aided British Fleet,”
Aviation week, 19 de Julio de 1982, 18; “British Government on
Performance of Roland, Rapier in Falklands,” Aerospace Daily, 27 de
Octubre de 1982, 309; “British SAMs Credited with Most Kills in Falklands
Conflict,” Aerospace Daily, 9 de Agosto de 1982, 211; Insight Team of the
Sunday Times (Londres), War in the Falklands (Cambridge, Mass.: Harper y
Row Publishers, 1982), 201; Ministerio de Defensa, Falklands Campaign,
19, anexo C; Derek Wood y Mark Hewish, “The Falklands Conflict, pt. 1:
The Air War,” International Defense Review 8 (1982): 978, 980; Brian Moore,
“The Falklands War: The Air Defense Role,” Air Defense Artillery (Winter
1983): 19; “Blowpipe Draws Commendation for Falklands Performance,”
Aerospace Daily, 12 de Agosto de 1982, 239; y David Griffiths, “Layered Air
Defense Keyed British Falklands Victory,” Defense week, 30 de Agosto de
1982, 13. Los franceses reclamaron que nueve misiles Roland derribaron
cuatro Harriers y dañaron otro, lo que es muy discutido por los Británicos.
Interesantemente, los británicos habían tratado de vender sus misiles
Rapier a los argentinos. Ver “Euromissile on Performance of Roland in
Falklands, Middle East,” Aerospace Daily, 23 de Setiembre de 1982, 126;
“Exocet, Roland Combat Performance Rated High,” Aviation week, 1 de
Noviembre de 1982, 26; y Anthony Cordesman, “The Falklands: The Air
War and Missile Conflict,” Armed Forces Journal International, Setiembre de
1982, 40.
33. Anthony Cordesman y Abraham Wagner, The Lessons of Modern War,
vol. 3, The Afghan and Falklands Conflicts (Boulder: Westview, 1990), 337–38;
Brad Roberts, “The Military Implications of the Falklands/Malvinas Island Con-
flict,” report no. 82-140F, Servicio de Investigación del Congreso, Biblioteca del
Congreso, Agosto de 1982, 15, AUL; Cordesman, “The Falklands,” 33, 35;
Steward Menaul, “The Falklands Campaign: A war of Yesterday?” Strategic
Review (Otoñol 1982): 87–88; Wood y Hewish, “The Falklands Conflict, pt. 1,”
978; Ezio Bonsignore, “Hard Lessons from the South Atlantic,” Military
Technology, Junio de 1982, 32; John Guilmartin, “The South Atlantic War:
Lessons and Analytical Guideposts, A Military Historian’s Perspective,” 17,
Southern Methodist University Conference, Abril de 1983; Ethell y Price,
Air War South Atlantic, 120–21, 183, 217–18; y Jesus Briasco y Salvador
Huertas, Falklands: Witness of Battles (Valencia, Spain: Domenech, 1985),
172.
34. Guilmartin, “The South Atlantic,” 12; y Ethell y Price, Air war South
Atlantic, 179.
180
35. Me he basado principalmente en los reportes oficiales britáincos
para las estadisticas. Ver Ministerio de Defensa, Falklands Campaign,
anexo B. Ver también las cifras, que varían a veces de estos números, en
Wood y Hewish, “The Falklands Conflict, pt.1,” 980; Moore, “The Falklands
War,” 21; Cordesman, “The Falklands,” 32; y Guilmartin, “The South
Atlantic,” 17.
36. Briasco y Huertas, Falklands, 165–68, 173; Ethell y Price, Air war
South Atlantic, 207; y Rodney Burden et al., Falklands: The Air war
(Londres: Arms y Armour, 1986), 33–147.
37. Derek Wood y Mark Hewish, “The Falklands Conflict, pt. 2: Missile
Operations,” International Defense Review, Setiembre de 1982, 1151, 1154;
Moore, “The Falklands War,” 20; Christopher Foss, “European Tactical Missile
Systems,” Armor, Julio–Agosto 1975, 24; Ethell y Price, Air war South
Atlantic, 196–209; Briasco y Huertas, Falklands, 165–69; y Terry Gander,
“Maintaining the Effectiveness of Blowpipe SAM,” Jane’s Defence Review, 4,
no. 2 (1983): 159.
38. Algunas narraciones dicen que el radar del Rapier interfería con los
radares de la Armada Real. Después de todo, ¡el ejército británico no
esperaba pelear junto a los destructores en las planicies de Europa Central!
Otros dicen que los británicos enviaron a la unidad del ejército a las
Falklands sin radar, en contraste con el regimiento de la Real Fuerza Aérea
que llegó después con los Rapier y radar. Cual fuese el caso, la unidad
inicial que llegó a tierra en la campaña, y la única que vio acción, disparó
misiles de guiado óptico. Ver “UK Planned to Use Shrike Missiles against
Argentine Radars,” Aerospace Daily, 30 de Agosto de 1982, 334; “Air
Defense Missiles Limited Tactics of Argentine Aircraft,” Aviation week, 19 de
Julio de 1982, 21; Gran Bretaña, Ministerio de Defensa, Falklands
Campaign, 22; Wood y Hewish, “The Falklands Conflict, pt. 2,” 1153;
Moore, “The Falklands War,” 19; y Price, Air war South Atlantic, 196–208;
Briasco y Huertas, Falklands, 165–69; y Jacques du Boucher, “Missiles in
the Falklands,” African Defence, Octubre 1983, 60.
39. John Laffin, Fight for the Falklands (New York: St. Martin’s Press, 1982),
92–93; Ministerio de Defensa, Falklands Campaign, 9, anexo B; Wood y
Hewish, “The Falklands Conflict, pt. 2,” 1151, 1154; Ethell y Price, Air war
South Atlantic, 196–208; y Briasco y Huertas, Falklands, 165–69.
40. Cordesman, “The Falklands,” 38; Ministerio de Defensa, Falklands
Campaign, anexo B; Insight Team, War in the Falklands, 216; Ethell y Price,
Air war South Atlantic, 196–208; Briasco y Huertas, Falklands, 165–69;
Roger Villar, “The Sea Wolf Story-GW S25 to VM40,” Jane’s Defence Review
2, no. 1 (1981): 75.
41. Cordesman y Wagner, Afghan and Falklands Conflicts, 337–38, 351.
42. Cordesman, “The Falklands,” 34; Alistair Horne, “A British Historian’s
Meditations: Lessons of the Falklands,” National Review, 23 de Julio de 1982,
888.
43. Anthony Cordesman y Abraham Wagner, The Lessons of Modern
War, vol. 2, The Iran-Iraq War (Boulder: Westview, 1990), 460–62; Anthony
Cordesman, “Lessons of the Iran-Iraq War: pt. II, Tactics, Technology and
Training,” Armed Forces Journal International, Junio de 1982, 70, 78–79;
“The Iranian Air Force at War,” Born in Battle, no. 24, 13; “The Iraq-Iran
War,” Defence Update, no. 44 (1984): 43–44; y Nordeen, Air warfare, 185–
181
88.
44. Stephen Harding, Air War Grenada (Missoula, Mont.: Pictorial Histories,
1984), 9, 33, 36, 51; y Thomas D. Des Brisay, “The Mayaguez Incident,” en Air
War–Vietnam (Indianapolis, Ind.: Bobbs-Merrill Co., Inc., 1978), 326.
45. Jean de Galard, “French Jaguar Shot Down in Chad,” Jane’s Defence
weekly 1, no. 4 (4 de Febrero de 1984): 142; Charles Mohr, “Contras Say They
Fear a Long War,” New York Times, 16 de Junio de 1986, 8; Pico Iyer,
“Sudan: Stranded Amid the Gunfire,” Time, 1 de Setiembre de 1986, 34; y
William Claiborne, “S. African Military Says Intervention in Angola Staved
Off Rebel Defeat,” Washington Post, 13 de Noviembre 1987, A28.
46. John Cushman, “The Stinger Missile: Helping to Change the Course
of a War,” New York Times, 17 Enero 1988, E2; Ray Barnes, ed., The U.S.
War Machine (New York: Crown Publishers, 1978), 234–35; Maurice
Robertson, “Stinger: Proven Plane Killer,” International Combat Arms, Julio
1985; y General Dynamics, The World’s Missile Systems (Pomona, Calif.:
General Dynamics, 1982).
47. Cordesman y Wagner, Afghan and Falklands Conflicts, 170, 174; Bill
Gertz, “Stinger Bite Feared in CIA,” Washington Times, 9 Octubre 2000;
“Soviets Press Countermeasures to Stinger Missile,” Aerospace Daily, 6 de
Agosto 1987, 205; “Disjointed Rebels Join Forces as They Oust their Enemy,”
Insight, 25 de Enero 1988, 21; y Anthony Cordesman, “The Afghan
Chronology: another Brutal Year of Conflict,” Armed Forces, Abril 1987,
156–60.
48. Cordesman y Wagner, Afghan and Falklands Conflicts, 177;
Cordesman, “Afghan Chronology,” 158–60; Cushman, “The Stinger Missile,”
E2; Rone Tempest, “Afghan Rebel Rockets Jar Government Assembly,”
Washington Post, 30 de Noviembre de 1987, A24; John Kifner, “Moscow Is
Seen at Turning Point in its Intervention in Afghanistan,” New York Times,
29 Noviembre de 1987, 1; Peter Youngsband, “Grappling for the advantage
when Talk Replaces Gunfire,” Insight, 7 Diciembre 1987, 43; Robert
Schultheis, “The Mujahedin Press Hard,” Time, 18 May 1987, 51; y Steven
R. Weisman, “US in Crossfire of Border War,” New York Times, 17 de Mayo
de 1987, E3.
182
Capítulo 5
La Administración Kennedy
En 1961, la saliente administración Eisenhower pasó el
programa ABM al nuevo presidente, John F. Kennedy, quien
estaba entre el deseo de expandir las capacidades militares n
nucleares y la creciente amenaza ICBM soviética (por no
mencionar el tema de campaña de Kennedy sobre la “brecha
187
de misiles”). El nuevo secretario de defensa, Robert S.
McNamara, estudió el programa ABM y en abril concluyó que
el sistema no podría manejar un ataque masivo o señuelos y
que solo llevaría a los soviéticos a construir más misiles
balísticos. A pesar de estos temores y probablemente por
propósitos políticos, McNamara autorizó cerca de $250
millones para investigación y desarrollo de ABM.18
Pocos meses después en 1961, el secretario solicitó
estimaciones de un programa de producción de un ABM. En
Setiembre aprobó la primera fase de un programa de tres que
protegería seis ciudades con 12 baterías con poco menos de
1,200 misiles por casi $3 billones. McNamara presentó a
Kennedy la propuesta en noviembre, y el presidente dio su
aprobación tentativa, pero las discusiones de presupuesto en
diciembre de 1961 lo convencieron de abandonar este
despliegue temporal.19
Para entonces los ingenieros americanos desarrollaron dos
tecnologías que prometían vencer dos de las dificultades que
llevaron al fracaso al Nike Zeus (ayudas a la penetración y
puros números): el radar phased array y un nuevo misil de
alta aceleración.20 McNamara ordenó el desarrollo del nuevo
sistema de misil en enero de 1963, que fue llamado Nike X en
febrero de 1964. El sistema emplearía el misil Zeus,
renombrado Spartan en enero de 1967, para interceptar misiles
en aproximación a distancias de cerca de 300 millas náuticas (nm)
y alturas de 100 nm (fig. 81).21 Un nuevo misil de defensa
cercana, el Sprint, usaría la atmosfera para discriminar un
misil armado de señuelos y restos, pues desaceleraría a
diferentes velocidades debido a la fricción atmosférica. Entonces
interceptaría a los misiles activos sobrevivientes a entre 5,000 y
100,000 pies a una distancia máxima de 100 nm (fig. 82). Los
misiles se lanzaron por primera vez en noviembre de 1965 y
siguieron vuelos de prueba entre 1965–70, durante este
periodo 42 Sprints fueron probados con resultados
significativamente mejores que los requeridos.22
El radar Phased array fue la otra innovación del sistema y
una gran mejora. En contraste a los radares del Nike-Zeus que
solo podían seguir un blanco y un misil interceptor a la vez, el
nuevo radar podía manejar más objetos y servir a más de una función
simultáneamente. Otra ventaja de este radar era que operaba
en el espectro UHF que era más resistente al apagón
188
Figura 81. Lanzamiento de un Spartan. Este misil era el componente
de largo alcance del primer sistema ABM norteamericano. Fue diseñado
para alcanzar misiles balísticos antes de su reingreso. (Reproducido de
Comando de Aviación y Misiles del Ejército de los EEUU.)
189
Figura 82. El misil Sprint fue el componente de corto alcance del
sistema ABM norteamericano. Era un misil de alta aceleración
diseñado para destruir ojivas en curso que eludiesen al Spartan.
(Reproducido de
http://www.brook.educ/FP/proyectos/nucwcost/sprint.htm.)
191
Los soviéticos comenzaron a trabajar en un sucesor para el
Griffon a mediados de la década de 1950. Conocido en código
OTAN como Galosh (ABM-1), era un misil mucho más grande
que el Griffon y mayor que el ICBMs que se suponía iba a
interceptar fuera de la atmosfera (fig. 84). La inteligencia
occidental lo detectó por primera vez en 1964 y dos años
después detectó 64 desplegados en cuatro sitios en un anillo
a 40–50 millas del centro de Moscú. Los Estados Unidos
creían que tenía limitaciones similares a las del Nike-Zeus:
solo podía capturar un número limitado de ICBMs y era
vulnerable al apagón nuclear. Logró capacidad operativa
inicial (IOC) en 1968 y estuvo totalmente operativo en 1970.26
La inteligencia americana detectó la construcción de otra
posible instalación ABM al noroeste de Rusia en Tallin en
1963–64. La Agencia de Inteligencia de Defensa pensó que este
Sistema tenía capacidades ABM, a pesar de que había tanto en
inteligencia militar como la CIA quienes creían que era un
sistema de defensa anti bombardeo. Si tenía capacidades
ABM, estas eran marginales y solo podían hacer frente a los
primeros misiles.
192
El SA-5 (Gammon) fue probado en vuelo por primera vez en
1962 pero no fue operativo hasta 1968. A inicios de la década
de 1980, los soviéticos desplegaron más de 2,000 lanzadores
en 120 e m p l a z a m i e n t o s .27
Los soviéticos claramente estaban haciendo un mayor
esfuerzo en el campo de ABM que los Estados Unidos. Desde
una óptica positiva, esto podía explicarse por la tradicional
mentalidad defensiva soviética atribuida a su horrífica
experiencia en la Segunda Guerra Mundial. Una visión más
ominosa era que los estaban tratando de obtener
superioridad nuclear estratégica. En cualquier caso, se cree
que los soviéticos invirtieron de $4 a $5 billones en
programas ABM para 1967 comparados con los cerca de $2
billones de los Estados Unidos. En 1967, el Secretario
McNamara estimó que los soviéticos estaban gastando 2.5
veces lo que los Estados Unidos en defensa aérea, mientras
que dos años después, el Secretario Melvin ubicó la cifra en
3.5 a 4 veces.28
A inicios de la década de 1960, los detractores de los ABM
se enfocaban en tres principales aspectos del sistema.
Resaltaron el tema del impacto adverso de un Sistema ABM exitoso
en el sistema de disuasión, la destrucción mutuamente
asegurada (MAD). Su temor era que la defensa ABM llevaría a
una Carrera armamentista (tanto de armas defensivas como
ofensivas) que desestabilizaría el balance internacional de
poder. El costo fue siempre un factor. Mientras algunos usaban
cifras para “bajo” de $4 a $5 billones, otros vieron costos
mucho más altos, variando entre $4 billones para un Sistema
ABM magro a quizás $40 billones en 10 años para uno más
completo. Algunos creyeron que mientras el despliegue de
ABM solo llevaría al despliegue de más ICBMs que anularían
la defensa, ambos lados gastarían más dinero para nada. Sin
embargo, al final la mayor objeción al despliegue de un
Sistema ABM fue técnica: ¿funcionaría el sistema contra un
ataque masivo?, ¿funcionaría la primera vez que fuese necesario?
Y ¿funcionaría contra amenazas sofisticadas que incluyan
señuelos y perturbadores?29
Había muchos detractores al sistema, tanto dentro como
fuera del gobierno. Quizás el más notable dentro de la
administración era el secretario de defensa y sus objeciones se
centraban en el costo del ABM y lo que podría alentar (o forzar)
a hacer a los soviéticos. Era coherente en su posición y ligó el
ABM a un programa nacional de refugios que era caro e impopular
193
entre el público y los políticos.30 McNamara en cambio apoyó una
estrategia de disuasión.31
Había, por supuesto, quienes apoyaban el sistema. Los
analistas de sistemas se opusieron a un incremento en los
sistemas ofensivos y en su lugar apoyaron la defensa ABM
con misiles de silo Minuteman ICBM. Y mientras tanto la
Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada y el director
de Investigación e Ingeniería para Defensa se opusieron al despliegue
de un sistema Nike-X, ambos fueron “muy entusiastas” sobre un
sistema ABM orientado contra una amenaza ICBM más
pequeña. Los militares en su más alto nivel, Los Jefes Conjuntos
de Estado Mayor (JCS), hicieron a un lado sus discrepancias
interservicios para unirse en respaldo del ABM del Ejército,
uno de varios programas clave, mientras que dentro de la
administración había voces discordantes. El secretario de la
Fuerza Aérea (Harold Brown) y el de Marina (Paul Nitze)
favorecieron algún tipo de despliegue. Había también
presiones políticas desde el Congreso y no solo de los
Republicanos. El Presidente Lyndon B. Johnson temía que
un fracaso al desplegar el podría generar una brecha ABM
potencial que sería usada por los Republicanos en las
próximas elecciones, de la misma forma en que los
Demócratas habían usado efectivamente la pretendida
brecha de misiles en la elección de 1960. Johnson también
temía que los militares (específicamente la JCS), descontentos
con la conducción de la guerra de Vietnam, causaría
problemas políticos. En este punto el público, como a menudo es el
caso, estaba desinformado y desinteresado del tema. De hecho,
una encuesta de opinión publica de 1965 en Chicago reveló
que ¡el 80 % de quienes respondieron pensaron que los
Estados Unidos ya tenían un sistema ABM listo!32 Como nota
adicional, esta percepción sigue hasta hoy.
A fines de 1966, McNamara ofreció al presidente una
estrategia de dos vías para lidiar con el tema. La
administración Johnson trataría de rechazar las propuestas
de ABM continuando el desarrollo y procurando ítems de
largo plazo, mientras aplacaba a los oponentes y negaba la
necesidad de un ABM al negociar un tratado de control de
armas con los soviéticos. El Presidente Johnson favoreció el
control de armas, pues prefería gastar en sus amados
programas domésticos “Gran Sociedad” en lugar de una
improductiva, si no provocadora, carrera armamentista, pero
los soviéticos no estaban interesados. En junio de 1967, el
194
Presidente Johnson se reunió con el premier Soviético Alexi
Kosygin en Glassboro, New Jersey, y discutieron un acuerdo
para limitar el despliegue de ABM. McNamara dijo a los rusos
que eran necesarias restricciones en las armas defensivas para
evitar una Carrera armamentista. En respuesta, el líder
soviético golpeó la mesa y replicó molesto: “¡La Defensa es moral,
el ataque es inmoral!”33 La presión sobre la administración
aumento poco después cuando los chinos anunciaron que
habían detonado una bomba de hidrogeno y pocos días
después de la reunión de Glassboro, Johnson le dijo a McNamara
que aprobaría el despliegue.34
En setiembre de 1967, McNamara dio un discurso clave en
San Francisco. A pesar de que dejó en claro que una defensa
ABM contra un ataque ICBM soviético era tanto inútil como
cara, el secretario de defensa anunció que los Estados Unidos
desplegarían un sistema ABM “ligero” para proteger al país de
un ataque chino.35 Otro propósito del sistema ABM de los EEUU
era proteger los ICBM (Minuteman) del país y al país mismo
contra un lanzamiento accidental. El sistema consistiría de la
defensa de área Spartan y la defensa terminal Sprint de 25
grandes ciudades. El sistema se conocería como Sentinel y
costaría un estimado de $4–$5 billones.36
Los promotores del ABM habían Ganado una significativa
victoria y pensaron que el camino estaba libre, pero si la
política jugaba un rol importante sobre esto, la política de
plazos jugo su parte en descarrilar, o al menos desplazar el
despliegue del ABM. Los grupos ciudadanos se alzaron para
oponerse a la instalación de misiles alrededor de las ciudades
en que vivían. Esto fue inesperado, pues las encuestas de opinión
indicaban que el público (el 40 % de quienes opinaron) apoyaba
el despliegue ABM por un margen de casi dos a uno. El
problema fue el clásico “no en mi patio.” Estimulados por el
activismo y la ola anti- establishment de fines de los 60s y
apoyados por el liderazgo y orientación de muchos
articulados, los activistas, científicos apasionados y
académicos, un movimiento de protesta estropeó los planes
de la administración y promotores. Otro factor, quizás menos
persuasivo, fue que las agencias de inteligencia degradaron la
amenaza de los ICBM chinos para los Estados Unidos.37
Mientras tanto, los esfuerzos diplomáticos continuaron: en
julio de 1968 el Presidente Johnson anunció que las
conversaciones con los soviéticos comenzarían en setiembre,
195
pero la invasión Soviética de Checoslovaquia canceló este
esfuerzo.38 Esta era la situación cuando una nueva
administración tomo el poder.
Los promotores del ABM esperaban que los republicanos
entrantes presionaran con el despliegue de ABM, pero el
Presidente Richard M. Nixon, el estereotipo de guerrero frío,
era también un político listo. Reaccionando al descontento
popular sobre el camino que estaba tomando el Sentinel, cambió la
dirección del proyecto en semanas. En marzo de 1969, Nixon
anunció que el Sistema ABM estaba siendo re denominado
(Safeguard), reducido (de 17 lugares de Sprint a 12),
reubicado (de las ciudades), y reorientado (a defender los
ICBM de Estados Unidos). Este no solo era un compromiso
entre los extremos de aumento o cancelación; también era un
camino diferente del trazado por la previa administración
demócrata. El hecho fue que Nixon vio al sistema como una
moneda de cambio en las negociaciones de armas en curso.39
La batalla pública y política continuó. A inicios de 1969 se
dio una de las más acaloradas discusiones de política de
defensa post Segunda Guerra Mundial. El público permaneció
relativamente desinformado o confundido sobre el tema, pero
los que expresaban una opinión seguían apoyando al ABM
por un margen de casi dos a uno. El Senado era una materia
diferente. Después de un debate récord de 29 días, el 6 de
agosto de 1969 el Senado votó y se dividió por igual, permitiendo
al Vicepresidente Spiro T. Agnew emitir el voto dirimente para
preservar el sistema.40
Entonces, para sorpresa de algunos y Alivio de muchos, los
Estados Unidos y la Unión Soviética alcanzaron un acuerdo
después de duras negociaciones. En mayo de 1972, las dos
superpotencias firmaron el Tratado de Limitación de Armas
Estratégicas (SALT), que limitaba el número de estas armas.41
Por importante que fue este tratado, mas importante para
esta historia fue el acuerdo para limitar ABMs.
El tratado de ABM fue también concluido en mayo de 1972, y
le permitía a cada país tener dos sitios ABM, uno dentro de 150
km de su capital nacional y otro al menos a 1,300 km del
primero y dentro de 50 km de sitios de ICBM. Cada sitio estaba
limitado a un máximo de 100 lanzadores y 100 misiles
interceptores. El tratado prohibió el desarrollo, prueba y
despliegue de sistemas (o sus componentes es aire, móviles,
marinos o espaciales) y actualizar los sistemas actuales a
capacidades ABM. Iba más allá al prohibir el desarrollo,
196
prueba y despliegue de lanzadores de recarga rápida cabezas
de guiado independiente y pruebas de ABMs contra misiles
estratégicos. El tratado podía ser revocado con un aviso de seis
meses de antelación. En 1974, los dos países enmendaron el
tratado reduciendo los sitios permitidos para cada país de dos a
uno. Los soviéticos eligieron defender Moscú mientras que los
Estados Unidos continuaron trabajando en su sitio de Grand
Forks, North Dakota.42
La vida del Sistema de los EEUU fue breve. La Fuerza
Aérea declare la instalación de Grand Forks operativa en
setiembre de 1975 (fig. 85). Para entonces, los militares
decidieron que el sistema era caro y de dudoso valor. Por lo tanto,
en febrero del año siguiente, la JCS ordenó la desactivación
del sitio, dejando a los Estados Unidos sin un sistema ABM
activo. Safeguard costó a los Estados Unidos cerca de $6
billones. Mientras tanto, los soviéticos continuaron operando
su Sistema en el área de Moscú.43 El ABM americano parecía
muerto y no volvería a la vida por otra década.
Figura 85. Instalación ABM de los EEUU en Grand Forks, North Dakota.
Los 16 objetos redondos al frente son silos Sprint, los más grandes
detrás son silos Spartan, y la estructura de forma piramidal posterior es
el radar del sitio. (Reproducido de http://www.paineless.id.au/
missile/Hsafeguard.html.)
197
Defensa anti Misiles balísticos: E l Renacer
La defensa anti Misiles balísticos continuó después del
retiro del Safeguard, aunque en una escala mucho más
reducida. Los presupuestos bajaron de cerca de $1 billón al año
a fines de la década de 1960 a cerca de la décima parte para
1980 y serían necesarios grandes eventos para revertir esta
tendencia. Mientras tanto, un esfuerzo trató de conectar la
BMD co n la defensa de sitios de Minuteman. Comenzó en
1971 como Hardsite Defense, un programa prototipo elaborado
alrededor de silos Sprint fortificados. Desde estos, el Ejército
propuso un Sistema llamado LoAD (defensa de baja altura) que
presentaba un misil de alta aceleración armado con una cabeza
nuclear como el Sprint pero considerablemente más pequeña
(fig. 86).44 Apareció vinculado a la ubicación del ICBM MX (misil
experimental) que siguió a las series de Minuteman e n un a
propuesta de bases conocida como Refugio Protector Múltiple
(MPS).45 Los defensores enterrarían un sistema BMD móvil en un
túnel, una unidad defensiva por complejo ICBM, con lo que creyeron
que duplicarían efectivamente el número de misiles que el
atacante tendría que usar para asegurar la destrucción de
l o s ICBMs, pero había grandes obstáculos para este arreglo.
Primero, este esquema podría requerir la modificación o
retiro del tratado ABM debido a l a mo vi l i dad de LoAD.
Segundo, u n e stu dio del Ej é rci to de octubre de 1980
estimó s u costo en $8.6 billones sobre 10 años. Tercero, el
MPS requería una gran área de terreno, generando la
resistencia de los residentes y congresistas de las áreas
afectadas.46
El Presidente Ronald Reagan creó una comisión, dirigida por
el Teniente General USAF Ret. Brent Scowcroft, para estudiar
el asunto de las bases de ICBM y actualizar las fuerzas
estratégicas. El reporte de abril de 1983 concluyó que
aparentemente ninguna tecnología actual BMD combinaba
“practicabilidad, capacidad de supervivencia, bajo costo y efectividad
técnica suficiente para justificar el proceder más allá de la
etapa de desarrollo de tecnología.”47 En parte debido a este
reporte, el gobierno canceló el sistema BMD para MPS en
1984 y decidió poner los nuevos misiles en los silos que
habían albergado a los Minuteman III.48 Reagan acabó con
este esquema BMD y comenzó otro más ambicioso.
198
Interceptor
Radar
Shelter
201
Scud es el nombre código OTAN para un misil soviético
balístico superficie-superficie que evolucionó de la V-2 alemana.
Comparado con el origen, tiene mayor alcance y precisión, pero
una cabeza de combate más ligera (fig. 87).59 Los iraquíes
modificaron el Scud B para extender su alcance a 650 km.
Esta conversión también aumentó la velocidad del misil de 40
a 50 % pero redujo tanto el peso de la cabeza como su
precisión. Debido a mala fabricación, el misil modificado tenía
una tendencia a desarmarse durante su fase terminal.60 No
intencionalmente, un misil tambaleante y en desintegración
se volvió un vehículo reingresante maniobrante y con
señuelos— un blanco mucho más difícil de interceptar que la
ojiva original del Scud.61
Antes de la guerra, había temores de que las víctimas por
ataques de misiles fuesen en promedio de 10 por Scud
disparado, un estimado acorde a los cinco muertos por cada
V-2 durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, esto
no tomaba en cuenta el impacto de las cabezas de combate
químicas, que habrían causado aún mayores bajas.
202
Durante la guerra, los iraquíes lanzaron 91 Scuds: tres a
Bahréin, 40 a Israel, y 48 a Arabia Saudita.62 A pesar de la
considerable preocupación israelí y de la coalición, los iraquíes
no emplearon armas químicas y las bajas fueron mucho
menores de las estimadas. Israel sufrió solo dos muertes
directas por Scuds y otras 11 indirectas. Además, probablemente
12 saudís murieron y 121 fueron heridos.63
Hubo también bajas americanas. El 26 de febrero, un Scud
impactó un almacén en Dhahran que se usaba como cuadra
por 127 soldados americanos, matando a 28 e hiriendo a
otros 97 (fig. 88). Este Scud representó el 21 % del personal
de EEUU muerto durante la guerra y el 40 % de los heridos.64
Varios factores explican este incidente: aparentemente una
batería de Patriot estaba desactivada por mantenimiento, y otra
tenía problemas con la computadora. Otro factor fue mera mala
suerte, este Scud no solo cayó en el almacén, sino que, a
diferencia de muchos otros misiles iraquíes, permaneció
intacto y detonó su cabeza explosiva.65 Sin embargo, la
cantidad de muertos fue mucho menor a uno por cada misil
disparado.66.
203
El poder político del Scud excedía de lejos su impacto
militar. Los israelíes no iban a quedarse de brazos
cruzados mientras los misiles iraquíes cubrieran sus
ciudades con muerte y destrucción. Sin embargo, si
intervenían, la coalición cuidadosamente armada
rápidamente se desbarataría, que era lo que los iraquíes
deseaban.67 A pesar de que los israelíes rechazaron la ayuda
americana antes que los lanzamientos comenzaran, cambiaron
de opinión después del primer Scud. Los israelíes rápidamente
pidieron tanto misiles americanos Patriot como códigos de
identificación amigo/enemigo para permitir a sus aviones
atacar blancos iraquíes sin confundirse con aviones de
la coalición. Los EEUU accedieron rápidamente al primer
pedido, pero rechazaron la segunda. Sin embargo, las
autoridades americanas comprendieron que la amenaza de los
Scud tenía que ser contenida para mantener a los israelíes fuera
del conflicto.68 Un elemento importante en este esfuerzo fueron
los Patriot del Ejército.
El Patriot
El Ejército había estado preocupado sobre la defensa contra
misiles balísticos tácticos desde que las V-2 aparecieron en la
Segunda Guerra Mundial. Como ya se dijo, este servicio había
realizado proyectos para cumplir su objetivo. En agosto de 1965,
el DoD estableció una oficina de proyecto en el arsenal de
Redstone para el Sistema que fue re nominado SAM-D
(desarrollo de misil superficie-aire). El Ejército quería un
Sistema que fuse móvil, incluyese una capacidad antimisil y
pudiera reemplazar a los Hawk y Nike-Hercules. En claro, el
misil estaba diseñado principalmente como un arma de defensa
de punto (lo que quiere decir que tenía alcance limitado) contra
aviones en vuelo relativamente bajo y de baja velocidad en vez
de contra misiles balísticos de vuelo más alto y más veloz.
Hubo varios esfuerzos para cancelar el programa. El
Ejército respondió simplificando la tecnología y recortando los
costos. Mas al grano, en 1974 DoD descartó el requerimiento de
BMD para ahorrar fondos. Ahora el SAM-D iba a ser estrictamente
un SAM móvil contra aeronaves. En mayo de 1976, el programa
fue re denominado Patriot (seguimiento phased-array para
interceptar un blanco), que era un acrónimo forzado. Sin
embargo, algunos dicen que se pensó así para agradar
al influyente portavoz de la cámara de representantes Tip
204
O’Neil de Massachusetts, mientras otros creían que ningún
programa llamado Patriot sería cancelado en el año del
bicentenario nacional.69 El Patriot se voló por primera vez en
febrero de 1970 y dos cualidades lo distinguían: primero, que
llevaba una cabeza de combate convencional que hacía su
tarea de interceptar misiles mucho más difícil. Esto llevó a un
Nuevo enfoque en el Sistema de guiado llamado track-via-misil
(TVM). Un solo radar phased-array de tierra guiaba al misil
interceptor hacia el misil que se aproximaba, y conforme los dos
misiles se acercaban uno al otro, el buscador del interceptor
intentaba detector energía radar emanada por el radar de
tierra que se reflejaba en el atacante. El sistema remotaba esta
información al computador de tierra que guiaba al interceptor
hacia su blanco. En teoría, esto hace al sistema más preciso y
más difícil de perturbar. La TVM era tan crítica para el Patriot
que, en febrero de 1974, el DoD detuvo el proyecto por dos
años hasta que el concepto se probase con éxito.70
En 1980, el Ejército decidió modificar el Patriot para
permitir la defensa contra una amenaza balística soviética. La
primera versión (PAC-1, Capacidad ATM Patriot) era solo un
cambio menor al software del sistema y fue completada para
diciembre de 1988. La segunda actualización, PAC-2, tenía
más cosas: incluía cambios en el software, una mejor cabeza
explosiva y un radar mejorado que le dio alguna capacidad contra
misiles balísticos, aumentando su radio de defensa de 3 a 12
millas.71
El Patriot estaba volando alto. El DoD concedió autorización
de producción total en abril de 1982. En 63 vuelos de prueba
entre abril y junio de 1982, el misil registró 52 éxitos. Por lo
tanto, el ejército programó las primeras entregas de
producción en junio de1982 y IOC para junio de 1983. Las
pruebas operativas en mayo y junio de 1983, sin embargo,
revelaron serios problemas de confianza y mantenimiento que
amenazaron al Patriot con la cancelación. Raytheon se
recuperó de la crisis y excedió las expectativas en las nuevas
pruebas, anotando 17 impactos en 17 pruebas entre 1986 y
enero de 1991. Lo más impresionante fue lo que el Patriot
prometía contra misiles balísticos: en septiembre de 1986,
un Patriot interceptó un misil balístico Lance y luego en
noviembre de 1987 interceptó a otro Patriot que actuaba
como reemplazo de un misil balístico entrante.72
205
El misil de 2,200 libras (al lanzar) lleva una cabeza
convencional de 200 libras hasta casi 79,000 pies y a una
distancia de 37 nm. La electrónica del Patriot puede enganchar
simultáneamente hasta 50 blancos y manejar cinco
enfrentamientos al mismo tiempo. Es capaz de defender un área
de 20 km frente a su posición y 5 km tanto a izquierda como
derecha. Cuatro misiles se montan en un tráiler jalado por un
tractor o un camión.73
Patriots en Acción
El Patriot era la única arma de los EEUU usada contra un
misil balístico, y formó la última línea de la defensa activa
contra los Scuds (fig. 89). Los Estados Unidos llevaron por aire
32 m i s i l e s Patriot a Israel en 17 horas y los puso operativos
en tres días. Su despliegue en la Guerra del Golfo eventualmente
consistió de7 baterías en Israel, 21 en Arabia Saudita y 4 en
Turquía. 74
Figura 89. El misil Patriot fue la respuesta de los EEUU a los Scuds
durante la primera Guerra del Golfo. Su performance fue discutida,
pero alivió presiones políticas y psicológicas. (Reproducido de
Redstone Arsenal.)
206
La alarma temprana provista por los satélites estratégicos
fue crucial para la BMD activa. A pesar de que los satélites del
Programa de Apoyo a la Defensa Americana fueron diseñados
para alertar sobre lanzamientos ICBM, tenían la capacidad de
capturar a los misiles balísticos tácticos, de vuelo más bajo,
menor emisión de calor y corta distancia como lo
demostraron contra cientos de misiles balísticos tácticos
durante sus pruebas y en dos guerras en el Medio Oriente.75
Antes de que los lanzamientos comenzaran en la Guerra del
Golfo, el Comando Aéreo Estratégico (SAC) elaboró un sistema
que coordinaba información de los satélites, la dirigía a través
de tres comandos separados (SAC, Comando Espacial y
Comando Central), y la pasaba al usuario en el campo.
Mientras que el satélite no indicaba precisamente ya sea la
ubicación del lanzamiento o el punto anticipado de impacto,
brindaba información general. El cuello de botella eran las
comunicaciones, sin embargo, el sistema daba una advertencia
de unos cuantos minutos tanto a las tripulaciones de los
Patriots defensivos como a la gente en el área blanco. Durante
la guerra, los satélites detectaron todos los 88 lanzamientos
de Scud.76
Una de las principales controversias de la guerra se centró
en cuantos Patriots impactaron Scuds. Los Patriots se
enfrentaron a muchos de los 53 Scuds que estuvieron en sus
áreas de cobertura, de 46 a 52 según fuentes secundarias, con
158 SAMs (fig. 90). El General Norman Schwarzkopf
inicialmente afirmó un éxito del Patriot de 100 %. Después la
guerra, el fabricante alardeó de un 89 % de éxito sobre Arabia
Saudita y 44 % sobre Israel. Luego, en diciembre de 1991, el
Ejército declaró éxitos del 80% y 50 % respectivamente. En el
siguiente mes de abril, las cifras se redujeron a 70 y 40 %,
respectivamente.77
No solo los expertos criticaron estas cifras. Los
investigadores del congreso notaron que el ejército tenía poca
evidencia en que basar sus altas afirmaciones. La Oficina de
Contabilidad General (GAO) declare que mientras el Ejército estaba
confiado en que el 25 % de los disparos resultaron en la
destrucción de la cabeza de combate del Scud, tenía una fuerte
evidencia de respaldo solo en un tercio de estos casos. El
crítico más visible, Theodore Postal del Instituto de
Tecnología de Massachusetts, fue mucho más agudo en su ataque
a las afirmaciones del Ejército. Postal escribió que sus estudios
207
Figura 90. Restos de Scud, primera Guerra del Golfo. La incapacidad
de la coalición para impedir los ataques de Scuds fue bochornosa,
pero finalmente el misil no fue un arma efectiva. (Reproducido de
Defense Visual Information Center.)
Notas
1. Una version mas complete de la historia de la defense contra misiles
balisticos se puede puede hallar en el texto “Hitting a Bullet con a Bullet: A
History of Balistic Missile Defense,” CADRE Research Paper 2000–02 (Maxwell
AFB, Ala.: College of Aerospace Doctrine, Research and Education, 2000),
del mismo autor del libro.
2. United States Strategic bombing Survey, Overall Report (Washington,
D.C.: Government Printing Office [GPO], 1945), 88–89; Adam Gruen, Preemp-
tive Defense: Allied Air Power versus Hitler’s V-Weapons, 1943–1945 (Wash-
ington, D.C.: Programa de Historia y Museos de la Fuerza Aérea, 1998), 15;
Robert Allen, “Counterforce in World War II,” en Theater Missile Defense:
Systems and Issues—1993 (Washington, D.C.: American Institute of
Aeronautics and Astronautics, 1993), 109; y Military Intelligence Division,
Handbook on Guided Missiles of Germany and Japan, Febrero 1946, R.
3. David Johnson, V-1, V-2: Hitler’s Vengeance on London (New York:
Stein y Day, 1981), 168–69.
4. Donald Baucom, The Origins of SDI, 1944–1983 (Lawrence, Kans.:
University Press of Kansas, 1992), 4; y Frederick Pile, Ack-Ack: Britain’s
Defence against Air attack during World War II (Londres: Harrap, 1949),
388.
5. Comando de Armamento de Misiles del Ejército, Surface-Air Missiles
Reference Book, V-1, 2, R; Stephen Blanchette, “The Air Force and Balistic
Missile Defense” (tesis, Colegio de Comando y Estado Mayor Aéreo, Febrero
1987), 10–11, 15–16, AUL; Baucom, The Origins of SDI, 4, 6, 12–13; Georgia
Institute of Technology, “Missile Catalog: A Compendium of Guided Missile
and Seeker Information,” Abril 1956, 101, 128, 130, R; “History of Air
Research and Development Command: July–December 1954,” vol.1, 225–27,
Agencia de Investigación Histórica, Maxwell AFB, Ala.; y James Walker,
Frances Martin, y Sharon Watkins, Strategic Defense: Four Decades of Progress
(n.p.: Oficina de Historia, Comando del Espacio y Defensa Estratégica del
Ejército de los EEUU, 1995), 4.
6. Comando de Armamento de Misiles del Ejército, “SAM Reference
Book,” IV-16, V-1, 2–3, 6, R; John Bullard, “History of the Field Army
Balistic Missile Defense System Project, 1959–1962,” Diciembre 1963, 5, R;
Mary Cagle, “History of Nike Hercules Weapon System,” Abril 1973, 191, R;
y Woodrow Sigley, “Department of the Army Presentation to the Department
of Defense Anti-balistic missile Committee: Scheduling and Costs for the
Army Antibalistic missile Program,” Octubre 1956, 4, R.
210
7. Bullard, History, 2, 4, 9, 12–13, 80; Cagle, “Nike Hercules,” 173, 191,
192n; y Tony Cullen y Christopher Foss, eds., Jane’s Land-Based Air
Defence, 1996–97, 9th ed. (Coulsdon, Surrey, U.K.: Jane’s, 1996), 290.
8. “ABM Research and Development at Bell Laboratories: Project History,”
I-1, I-2, I-3, I-5, I-6, I-10, I-15, R; y Walker, Martin, y Watkins, Strategic
Defense, 10.
9. “ABM Project History,” I-15; Space and Missile Defense Command
(SMDC), “A Discussion of Nike Zeus Decisions,” 5, HRA; y Ralph Taylor,
“Space Counter Weapon Program: Air Defense Panel Presentation,” Febrero
1961, HRA.
10. “ABM Project History,” I-5, I-32; y K. Scott McMahon, Pursuit of the
Shield: The US Quest for Limited Balistic Missile Defense (Lanham, Md.: Uni-
versity Press of America, 1997), 15; SMDC, “Discussion of Nike Zeus Deci-
sions,” 5–7; y Walker, Martin, y Watkins, Strategic Defense, 18.
11. Craig Eisendrath, Melvin Goodman, y Gerard Marsh, The Phantom
Defense: America’s Pursuit of the Star Wars Illusion (Westport, Conn.:
Praeger, 2001), xix.
12. Es conveniente una aclaracion en la terminología. En los primeros
años, la defense contra misiles balisticos se orientaba principalmente, sino
exclusivamente, contra misiles estratégicos y era conocida usualmente como
ABM. Después, los esfuerzos defensivos se orientaron tanto a armas estratégicas
como tacticas, y se usó el término defensa anti misil balístico. Para evitar
complicaciones al lector, he usado indistintamente ABM y BMD para referirme a la
defensa de misiles balísticos en general ya sea contra armas estrategicas o
tacticas. Ver Daniel Papp, “From Project Thumper to SDI: The Role of Balistic
Missile Defense in US Security Policy,” Air Power Journal, Abril 1987, 41.
13. Comando de Armamento del Ejército, “SAM Reference Book,” IV-4;
Comando Norteamericano de Defensa Aérea (NORAD), “Quest for Nike Zeus
and a Long- Range Interceptor,” articulo de referencia historica no. 6, 7–13,
HRA; B. Bruce Briggs, The Shield of Faith: A Chronicle of Strategic Defense
from Zeppelins to Star Wars (N.Y.: Simon y Schuster, 1988), 141; Edward
Jayne, “The ABM Debate: Strategic Defense and National Security” (PhD diss.,
Political Science, Massachusetts Institute of Technology, 1969), 24; NORAD,
“Quest for Nike Zeus,” 2; y Walker, Martin, y Watkins, Strategic Defense,
18.
14. Por ejemplo, la administración Eisenhower recortó la planeada
compra de cazas interceptors de 4,500 aeronaves a 1,000, y la planeada
compra de 8,300 Nike Hercules a 2,400. Ver Briggs, The Shield of Faith,
137, 141; y Edward Reiss, The Strategic Defense Initiative (New York:
Cambridge University, 1992), 22.
15. “ABM Project History,” I-15; y NORAD, “Quest for Nike Zeus,” 1.
16. “ABM Project History,” I-24, I-26; History of the 1st Strategic Aero-
space Division: The Nike–Zeus Program, Agosto 1959–Abril 1963, 17–18,
29, HRA; y Walker, Martin, y Watkins, Strategic Defense, 19.
17. “ABM Project History,” I-22, I-23.
18. Walker, Martin, y Watkins, Strategic Defense, 19.
19. SMDC, “Discussion of Nike-Zeus Decisions,” 10; y NORAD, “Quest
for Nike Zeus,” 16–17.
20. SMDC, “Discussion of Nike-Zeus Decisions,” 8–9.
21. SMDC, “ABM Project History,” 2–9, X-1, I-36, I-37; y Walker, Martin, y
Watkins, Strategic Defense, 23.
211
22. Comando de Armamento de Misiles del Ejército, libro de referencia,
IV-14; “ABM Project History,” I-37, 2–9, 9-1, IX-4, IX-21, IX-23; y Briggs,
The Shield of Faith, 246–47.
23. “ABM Project History,” I-37, I-44, II-1; Baucom, The Origins of SDI,
19; y Walker, Martin, y Watkins, Strategic Defense, 23, 26.
24. Otros metodos para mejorar la probabilidad de supervivencia de la
fuerza atacante era lanzar una alerta, dispersar, proliferar e incrementar el
número de armas en alerta.
25. Steven Zaloga, Soviet Air Defence Missiles: Design, Development and
Tactics (Coulsdon, Surrey, U.K.: Jane’s, 1989), 121–22.
26. El Galosh era un cohete de combustible líquido de tres etapas que
llevaba una ojiva nuclear de 2–3 megatones y llegaba a un rango máximo
de 300 km y una altura máxima de 300 km. Ver David Yost, Soviet Balistic
Missiles and the Western Alliance (Cambridge, Mass.: Harvard University,
1988), 28; y Zaloga, Soviet Air Defence Missiles, 128, 133, 135, 137.
27. De acuerdo a un estudioso de alto nivel y credibilidad, la mayoría de
la comunidad de inteligencia creía que Tallinn era un sistema de defensa
aérea. Ver Morton Halperin, The Decision to Deploy the ABM: Bureaucratic
and Domestic Politics in the Johnson Administration (Washington, D.C.:
Brookings Institution, 1973), 82; “ABM Project History,” I-41, I-43, I-44, 2–
4; Briggs, The Shield of Faith, 277; David Grogan, “Power Play: Theater Balistic
Missile Defense, National Balistic Missile Defense and the ABM Treaty”
(Master of Laws, George Washington University Law School, May 1998), 9;
Jayne, “The ABM Debate,” 307, 318; Benjamin Lambeth, “Soviet Perspectives
on the SDI,” en Samuel Wells y Robert Litwak, eds., Strategic Defenses and
Soviet-American Relations (Cambridge, Mass.: Ballinger, 1987), 50; Kerry
Stryker, “A Bureaucratic Politics Examination of US Strategic Policy Making:
A Case Study of the ABM” (tesis de maestría, San Diego State University,
1979), 107, 156; Walker, Martin, y Watkins, Strategic Defense, 29–30; y Zaloga,
Soviet Air Defence Missiles, 15, 100, 102.
28. Douglas Johnston, “Malistic Missile Defense: Panacea or Pandora?”
(PhD diss., Harvard, 1982), 195; y Yost, Soviet Balistic Missiles, 26.
29. Entrevista con el Ten Gen Austin Betts, 12 de Marzo de 1971, 8,
HRA; Briggs, The Shield of Faith, 259; Donald Bussey, “Deployment of
Antibalistic missile (ABM): The Pros y Cons,” Servicio de Referencia
Legislativa de la Biblioteca del Congreso, Abril de 1967, 17, 24; Halperin,
The Decision to Deploy, 63; y Walker, Martin, y Watkins, Strategic Defense, 26.
Ver también “The ABM Debate,” 129–31, para ejemplo.
30. El predecessor de McNamara, Thomas Gates, también estaba en
contra del despliegue porque creía que el público no apoyaría el programa
de refugios necesario. Ver Jayne, “The ABM Debate,” 90; y Howard Stoffer,
“Congressional Defense Policy-Making and the Arms Control Community:
The Case of the Antibalistic missile” (PhD diss., Columbia University,
1980), 117. La posición de McNamara sobre los límites del Sistema ABM
permaneció constante. La administración Kennedy habia presionado para un
pedido de refugios en Agosto de 1961 pero tuvo dificultades con los
programas siguientes el próximo año. Un estudio del DoD a inicios de los
60s concluyó que los refugios podrían salvar una vida por $20 versus los
$700 por persona del Nike-X. Ver Briggs, The Shield of Faith, 252; y Jayne,
“The ABM Debate,” 182, 230.
212
31. Los argumentos a favor y contra del ABM durante este period estan
mas claramente puestos en Halperin, The Decision to Deploy, 79–81. Ver
también Baucom, Origins of SDI, 23; entrevista de Betts, 4; Stryker, “A
Bureaucratic Politics Examination,” 104; Briggs, The Shield of Faith, 285; y
Walker, Martin, y Watkins, Strategic Defense, 29–30.
32. Entrevista de Betts, 8; Halperin, The Decision to Deploy, 78, 83;
Jayne, “The ABM Debate,” 309, 359; Stryker, “A Bureaucratic Politics
Examination,” 171, 181–82, 208, 227; y Comité del Senado sobre Asuntos
Exteriorres, “Staff Memorandum on Current Status of the Antibalistic
missile (ABM) Program,” 90th Cong., 1st sess., Marzo 1967, 2.
33. Baucom, Origins of SDI, 33, 34; Halperin, The Decision to Deploy,
84–86; y Jayne, “The ABM Debate,” 360.
34. Baucom, Origins of SDI, 34; y Jayne, “The ABM Debate,” 372.
35. Las bajas estimadas para un pequeño ataque chino contra los Estados
Unidos eran cerca de 6 a 12 millones sin defensas, 3 a 6 millones con
defensas terminales, y zero a 2 millones con defensas terminales y de área.
Ver Jayne, “The ABM Debate,” 302; y Halperin, The Decision to Deploy,
89n.
36. Baucom, Origins of SDI, 35–37; Briggs, The Shield of Faith, 286, 327;
Jayne, “The ABM Debate,” 249n38, 374n2; y Walker, Martin, y Watkins,
Strategic Defense, 33.
37. James Bowman, “The 1969 ABM Debate” (PhD diss., University of
Nebraska, 1973), 127–32, 170; McMahon, Pursuit of the Shield, 45, 47; Stoffer,
“Congressional Defense Policy Making,” 149; Walker, Martin, y Watkins,
Strategic Defense, 33.
38. Jayne, “The ABM Debate,” 413–14; Thomas Longstreth y John Pike,
A Report on the Impact of US and Soviet Balistic Missile Defense Programs on
the ABM Treaty (n.p.: National Campaña to Save the ABM Treaty, 1984), 4;
y McMahon, Pursuit of the Shield, 45.
39. Baucom, Origins of SDI, 38; Bowman, “The 1969 ABM Debate,” 178;
Briggs, The Shield of Faith, 299; Erik Pratt, “Weapons Sponsorship: Promot-
ing Strategic Defense in the Nuclear Era” (PhD diss., University of California,
Riverside, 1989), 148; Stryker, “A Bureaucratic Politics Examination,” 229;
y Walker, Martin, y Watkins, Strategic Defense, 33, 38.
40. Baucom, Origins of SDI, 43; y Bowman, “The 1969 ABM Debate,”
173, 177.
41. El acuerdo SALT I dio a los soviéticos una ventaja numerica tanto
con ICBMs (1,618 a 1,054) y misiles estratégicos lanzables desde submarinos
(62 buques y 950 misiles a 44 buques y 710 misiles). Ver Baucom, Origins
of SDI, 51–71; y Longstreth y Pike, A Report on the Impact, 4.
42. Baucom, Origins of SDI, 70; Grogan, “Power Play” (May 1998), 11; y
L. Maust, G. W. Goodman, y C. E. McLain, “History of Strategic Defense,”
reporte final de System Planning Corporation (SPC), SPC 742, Setiembre de
1981, 16–17.
43. Walker, Martin, y Watkins, Strategic Defense, 38; Bradley Graham,
Hit to Kill: The New Battle over Shielding America from Missile atack (N.Y.:
Public Affairs, 2001), 12; y Eisendrath, Goodman, y Marsh, The Phantom
Defense, 7.
44. El radar era la décima parte del tamaño del Sistema SAFEGUARD y
el misil la cuarta parte del tamaño del Sprint.
213
45. Consistía en mover aleatoriamente los ICBMs y señuelos entre los
silos para que el atacante tuviese que apuntar a todos los 4,600 silos para
destruir los 200 misiles estrategicos. La Fuerza Aérea se opuso a este
sistema, pero con el interes de mantener la cooperación militar cambió su
punto de vista. Ver Desmond Ball, “US Strategic Concepts and Programs: The
Historical Context,” en Wells y Litwak, eds., Strategic Defenses, 25; Baucom,
Origins of SDI, 95, 172–73; y Douglas Johnston, “Balistic Missile Defense:
Panacea or Pandora?” (PhD diss., Harvard University, 1982), 54.
46. Air Force Magazine, Mayo de 1999, 150; y Oficina de Evaluación de
Tecnología, MX Missile Basing (Washington, D.C.: GPO, 1981), 5–6, 17,
125.
47. Reiss, The Strategic Defense Initiative, 56.
48. El Sistema BMD fue redenominado SENTRY en 1982. Ver Reiss, The
Strategic Defense Initiative, 57; y Walker, Martin, y Watkins, Strategic
Defense, 43.
49. La Fuente clave sobre SDI es Baucom, Origins of SDI.
50. Kerry Hunter, “The Reign of Fantasy: A Better Explanation for the
Reagan Strategic Defense Initiative” (PhD diss., University of Washington,
1989), 182–84.
51. Ibid., 91–95, 142.
52. La principal preocupación de los EEUU fue que los soviéticos pudiesen
convertir su ventaja de misiles mas pesados para lanzar en mas ojivas
maniobrables y buscar superioridad estrategica. Ver Baucom, Origins of SDI,
77–85.
53. David Dennon, Balistic Missile Defense in the Post-Cold War Era
(Boulder: Westview Press, 1995), 97; William Kincade, “The SDI and Arms
Control,” en Wells y Litwak, Strategic Defenses, 102; y Roberto Zuazua, “The
Strategic DefensaeInitiative: An Examination on the Impact of Constructing a
Defensive System to Protect the United States from Nuclear ballistic
Missiles balisticos” (tesis de maestría, Southwest Texas State University,
1988), 28.
54. Reiss, The Strategic Defense Initiative, 2, 89; Dennon, Balistic Missiles
Defense, 90; Paul Uhlir, “The Reagan Administration’s Proposal to Build a
Balistic Missile Defense System in Space: Strategic, Political y Legal Im-
plications” (tesis de maestría en Relaciones Internacionales, University of
San Diego, 1984), 101.
55. Hugh Funderburg, “The Strategic Defense Initiative and ABM Efforts:
An Analysis” (tesis de maestría en Ciencia Política, Western Illinois
University, 1985), 17; Longstreth y Pike, A Report on the Impact of US and
Soviet Balistic Missile Defense Programs, 10; Reiss, The Strategic Defense
Initiative, 60; y Zuazua, “A Strategic Defense Initiative,” 38.
56. Hunter, “The Reign of Fantasy,” 154–69; Kincade, “The SDI and Arms
Control,” 103; Zuazua, “A Strategic Defense Initiative,” 38.
57. Dennon, Balistic Missile Defense, 13, 105n53; Aengus Dowley, “A
Review of the Strategic Defense Initiative and Balistic Missile Defenses” (tesis
de maestría, Southwest Missouri State University, 1995), 69, 124;
Funderburg, “Strategic Defense Initiative,” 17; Papp, “From Project Thumper
to SDI”; y Zuazua, “A Strategic Defense Initiative,” 28.
58. Dennon, Balistic Missile Defense, 111; y McMahon, Pursuit of the
Shield, 7.
214
59. Norman Freidman, Desert Victory: The war for Kuwait (Annapolis:
Naval Institute, 1992), 340.
60. Rick Atkinson, Crusade: The Untold Story of the Persian Gulf War
(New York: Houghton Mifflin, 1993), 79; Freidman, Desert Victory, 340;
McMahon, Pursuit of the Shield, 298; David Snodgrass, “Attacking the Theater
Mobile Balistic Missile Threat,” Escuela de Estudios Avanzados de Poder
Aéreo, n.d., 89, AUL; Roy Braybrook, Air Power: The Coalition and Iraqi Air
Forces (Londres: Osprey, 1991), 9; James Coyne, Airpower in the Gulf
(Alexandria, Va.: Aerospace Education Foundation, 1992), 55; Warren
Lenhart y Todd Masse, “Persian Gulf War: Iraqi Balistic Missile Systems,”
CTS, Febrero 1991, 1–2, AUL; y R. A. Mason, “The Air Power in the Gulf,”
Survival, Mayo/Junio 1991, 216.
61. Friedman, Desert Victory, 340.
62. Anthony Cordesman y Abraham Wagner, The Lessons of Modern
War, vol. 4, The Gulf war (Boulder: Westview Press, 1996), 856; Coyne, Air-
power in the Gulf, 55, 122; Richard P. Hallion, Storm over Iraq: Air Power and
the Gulf War (Washington, D.C.: Smithsonian Institution, 1992), 186; George
Lewis, Steve Fetter, y Lisbeth Gronlund, “Casualties and Damage from Scud
attacks in the 1991 Gulf War” (artículo DSCS, Marzo de 1993), 5; and,
Atkinson, Crusade, 90.
63. Gulf war Air Power Survey (GWAPS), vol. 4, Weapons, Tactics and
Training (Washington, D.C.: GPO, 1993), 332; y Hallion, Storm over Iraq,
185–86.
64. Atkinson, Crusade, 418, 420; GWAPS, vol. 5, Statistical Compendium
(Washington, D.C.: GPO, 1993), 657–58; y Hallion, Storm over Iraq, 185.
65. Atkinson, Crusade, 416–17, 419; Hallion, Storm over Iraq, 185; Michael
Hockett, “Air Interdiction of Scud Missiles: A Need for Alarm,” artículo de Air
War College, Abril 1995, 40, AUL; y McMahon, Pursuit of the Shield, 299–300.
66. GWAPS, vol. 2, Operations and Effects and Effectiveness, 191; Michael
Gordon y Bernard Trainor, The Generals’ war (Boston: Little, Brown y
Company, 1995), 239; y Edward Marolda y Robert Schneller, Shield y Sword:
The United States Navy and the Persian Gulf war (Washington, D.C.: Centro
de Historia Naval, 1998), 197.
67. Ciertamente hubo una reticencia de parte de muchos países árabes
a luchar contra los Iraquies. Algunos, sino muchos, hubiesen preferido
combatir a Israel. Se tiene reports de que soldados egipcios y sirios
lanzaron vivas vuando supieron que Iraq había lanzado Scuds contra Israel.
Ver GWAPS, vol. 4, Weapons, Tactics and Training, 35; y Gordon y Trainor,
The Generals’ War, 235.
68. Gordon y Trainor, The Generals’ War, 231; Hallion, Storm over Iraq,
180; y Robert Scales, Certain Victory (Washington, D.C.: Brassey’s, 1994),
183.
69. Richard Barbera, “The Patriot Missile System: A Review and Analysis
of its Acquisition Process,” Escuela de Postgrado Naval, Marzo de 1994, 9,
AUL; Donald Baucom, “Providing High Technology Systems for the Modern
Battlefield: The Case of Patriot’s Antitactical Balistic Missile Capability,” Air
Power History (Spring 1992): 4–6, 8; Tony Cullen y Christopher Foss, eds.,
Jane’s Battlefield Air Defence 1988–89, 9th ed. (Coulsdon, Surrey, U.K.: Jane’s,
1988), 206; William Gregory, “How Patriot Survived: its Project Managers,”
Interavia Space Review, Marzo de 1991, 66; y Steven Hildreth y Paul
215
Zinsmeistser, “The Patriot Air Defense System and the Search for an
Antitactical Balistic Missile Defense,” Servicio de Investigación del
Congreso, Junio 1991, 9, AUL.
70. Barbera, “The Patriot Missile System,” 11, 48; Baucom, “Providing High
Tecnology,” 7; Cullen y Foss, Jane’s Battlefield Air Defence 1988–89, 206;
Theodore Postal, “Lessons of the Gulf War Experience with Patriot,” Inter-
national Security (Winter 1991/92): 129–33; Frank Schubert y Theresa Kraus,
The Whirlwind War: The United States Army in Operations Desert Shield and
Desert Storm (Washington, D.C.: Center of Military History, 1995), 241.
71. Barbera, “The Patriot Missile System,” 13–14, 23–24; Baucom, “Pro-
viding High Tecnology,” 7, 9; y Cordesman y Wagner, The Lessons of Modern
War, 869.
72. Barbera, “The Patriot Missile System,” 13–17; Baucom, “Providing High
Tecnology,” 9; Cullen y Foss, Jane’s Battlefield Air Defence 1988–89, 206;
Hans Fenstermacher, “The Patriot Crisis” (Cambridge, Mass.: Harvard
University, Kennedy School of Government Case Program, 1990), 3, 5, 7–9, 13;
Gregory, “How Patriot Survived,” 67; y Hildreth y Zinsmeistser, “The Patriot
Air Defense System,” 11.
73. Jorg Bahneman y Thomas Enders, “Reconsidering Balistic Missile
Defence,” Military Technology, Abril 1991, 50; Barbera, “The Patriot Missile
System,” 22, 37, 65; Cullen y Foss, Jane’s Battlefield Air Defence 1988–89,
209; y Schubert y Kraus, The Whirlwind War, 264.
74. GWAPS, vol. 2, Operations and Effects and Effectiveness, 118; Hallion,
Storm over Iraq, 180; y Snodgrass, “Attacking the Theater Mobile Balistic
Missile,” 87.
75. Los Scuds emitían la tercera parte de la firma de calor de un ICBM.
Ver Cordesman y Wagner, The Lessons of Modern War, 862; y Donald Kutyna,
“Space Systems in the Gulf War,” borrador, 138.
Gulf war Air Power Survey, Command and control (Washington, D.C.: GPO,
1993), 248–50; GWAPS, vol. 4, Weapons, Tactics and Training, 280–81. Esta
alerta fue un factor importante la relativamente baja cantidad de victimas. Una
razón por la que el V-2 fue mucho mas mortal (cinco muertos por misil) que la V-
1 (0.6 muertos por misil) durante la Segunda Guerra Mundial fue que el
primero no daba advertencia porque llegaba a velocidades subsónicas con
un sonido particular que cesaba antes de su caída final. Ver Hallion, Storm
over Iraq, 186; y Kenneth P. Werrell, The Evolution of the Cruise Missile
(Maxwell Air Force Base, Ala.: Air University Press, 1985), 60–61. Para cifras
ligeramente diferentes pero la misma conclusión, ver Lewis, “Casualties and
Damage,” 4–5. Los satelites no eran infallibles, por ejemplo en una ocasion,
confundieron un ataque de B-52 con un lanzamiento de Scud. Ver Tom
Clancy con Chuck Horner, Every Man a Tiger (New York: Putnam, 1999),
385, 464; y Gary Waters, Gulf Lesson One—The Value of Air Power: Doctrinal
Lessons for Australia (Canberra, Australia: Air Power Studies Centre, 1992),
217.
76. Parte de la razón de esta disparidad en la tasa de éxito en las dos
areas viene de diferentes tripulaciones, doctrina y condiciones. Ver
Cordesman y Wagner, The Lessons of Modern War, 871–74; Coyne, Airpower
in the Gulf, 122; GWAPS, vol. 2, Operations and Effects and Effectiveness,
118n; GWAPS, vol. 4, Weapons, Tactics and Training, 280n; Hallion, Storm
over Iraq, 185; Stewart Powell, “Scud War, Round Three,” Air Force
Magazine, Octubre 1992, 35; y Snodgrass, “Attacking the Theater Mobile
216
Balistic Missile,” 88–90.
77. Ted Postal, carta al editor, International Security (Verano 1992), 226;
Oficina de Contabilidad General, Operation Desert Storm: Data Does Not Exist
to Conclusively Say How Well Patriot Performed, Setiembre de 1992, 3–4; y
Steven Hildreth, “Evaluation of US Army Assessment of Patriot Antitactical
Missile Effectiveness in the war against Iraq,” Servicio de Investigación del
Congreso, Abril 1992, 7, 16.
78. Carta de Postal, 235n, 237–39.
79. Postal, “Lessons of the Gulf War Experience with Patriot,” 146; y
Theodore Postal, “Lessons for SDI from the Gulf War Patriot Experience: A
Technical Perspective,” testimonio ante el Comité de las Fuerzas Armadas,
16 de Abril de 1991, 4, AUL. Para una defensa del Patriot, vea Robert Stein,
“Patriot ATBM Experience in the Gulf War,” International Security (Verano
1992): 199–225. Los participantes en esta pelea tienen una agenda
específica—estaban discutiendo los hechos sobre el impacto del desempeño
del Patriot en la Guerra del Golfo sobre SDI y Defensa Nacional de Misiles
Balísticos. Para una vision mas balanceada, ver Alexander Simon, “The
Patriot Missile: Performance in the Gulf War Reviewed,” Julio 1996,
http://www.cdi.org/issues/bmd/Patriot.html.
80. Atkinson, Crusade, 147–48, 175; Clancy, Every Man a Tiger, 321,
379; GWAPS, vol. 2, Operations and Effects and Effectiveness, 182; 330, 335;
GWAPS, vol. 5, Statistical Compendium, 418; Gordon y Trainor, The Gen-
erals’ War, 237–38; Thomas Keaney y Eliot Cohen, Revolution in Warfare?
(Annapolis: Naval Institute, 1995), 73n; Mason, “The Air Power,” 217; y
Snodgrass, “Attacking the Theater Mobile Balistic Missile,” 3.
81. Atkinson, Crusade, 177–81; GWAPS, vol. 2, Operations and Effects
and Effectiveness, 330–31; Gordon y Trainor, The Generals’ War, 241, 245–
46; Hallion, Storm over Iraq, 181; Keaney y Cohen, Revolution, 73; y Scales,
Certain Victory, 186.
82. Cordesman y Wagner, The Lessons of Modern War, 331–32; GWAPS,
vol. 4, Weapons, Tactics and Training, 292–93; y Gordon y Trainor, The
Generals’ War, 240. El problema de los Scud pudo haber sido mucho peor.
Si el misil hubiese sido mas moderno, podría haber maniobrado y ser mas
preciso. También podia haber sido usado en mayores cantidades, armado
con ojivas químicas, o con ojivas mas confiables. (De 39 cabezas que impactaron
en Israel, solo un tercio detonó. Ver Lewis, “Casualties and Damage,” 1.)
83. James Winnefeld, Preston Niblack, y Dana Johnson, League of Air-
men (Santa Monica, Calif.: RAND, 1994), 132, 134.
217
Capítulo 6
218
Aparentemente, los iraquíes tenían la intención de repetir
esa estrategia en la Guerra del Golfo, es decir, preservar su
Fuerza Aérea y confiar en la defensa aérea basada en tierra para
protegerse del poder aéreo de la coalición. Como dijo bien un
comentarista: los iraquíes estaban “preparados para volver a
pelear su última guerra mientras la coalición se preparó para
luchar la siguiente.”2 Los iraquíes no reconocieron que la
coalición era un enemigo muy diferente que los iraníes.
La defensa aérea iraquí era ciertamente impresionante en
números e incluía algunos elementos muy modernos. La Fuerza
Iraquí era quizás la sexta Fuerza Aérea más grande en el
mundo, con cerca de 915 aeronaves. Estas incluían 180 cazas
de alta calidad (Mirages, MiG-25s, MiG-29s, y Su-24s) y más de
300 aviones de calidad moderada (MiG-23s, Su-7s, Su-25s, Tu-
16s, y Tu-22s), con los restantes que eran una mezcla de
equipo soviético antiguo incluyendo MiG-17s y MiG-21s. Sus
aviones carecían de capacidad de recarga en el aire por lo que tenían
alcance limitado en comparación con la coalición. La diferencia entre
los aviadores iraquíes y sus enemigos de la coalición en
términos de entrenamiento y experiencia era aún mayor que la
brecha en equipamiento.3
La defensa aérea iraquí era imponente, su arsenal
consistía de cientos de misiles superficie-aire y miles de
armas antiaéreas incluyendo toda la variedad de armas
soviéticas (130–80 SA–2s, 100–125 SA–3s, 100–125 SA–6s, 20–
35 SA–8s, 30–45 SA–9s, 3 SA–13s, y lanzadores SA–14) así
como de 55 a 65 unidades de Crotale-Roland franceses.
Mientras que muchos de los SAMs eran sistemas rusos
antiguos (SA-2s y SA-3s), otros eran más modernos y letales.4
Además, los iraquíes tenían entre 20 y 25 lanzadores
americanos Hawk mejorados capturados a los kuwaitíes que
eran de preocupación para la coalición.5
Los equipos antiaéreos iraquíes eran tanto grandes como
impresionantes. Su inventario autopropulsado consistía de
167 ZSU-23/4, 425 armas de 30 mm, y 60 de 57 mm. El
número de armas remolcadas era asombroso: 3,185 de 14.5
mm, 450 de 20–23 mm, 2,075 de 35–40 mm, y 363 de 100 mm
y mayores.6 La defensa iraquí era particularmente numerosa
219
alrededor de la capital y principal ciudad de Bagdad. La fuente
más detallada (desclasificada) afirma que había 58 lanzadores
de SAM con 552 misiles y casi 1,300 armas defendiéndola.
Mientras otras fuentes dan diferentes cifras, en cualquier
caso, era bastante poder de fuego. Bagdad estaba protegida por
más SAMs y armas que cualquier ciudad de Europa Oriental
durante la Guerra Fría, con siete veces el número de SAMs de
los que tenía Hanói en el pico de la Guerra de Vietnam. El
General Charles A. “Chuck” Horner, comandante aéreo en la
Guerra del Golfo, dijo después a un comité del Senado que las
defensas iraquíes eran el doble de densas que las de Europa
oriental, pero “desde el punto de vista aéreo, la veíamos como
una amenaza tan dura como la que encontraríamos en
cualquier otro lugar.”7
Estas defensas en aire y tierra eran altamente centralizadas. La
clave era un sistema de control computarizado llamado KARI
(anagrama de Iraq deletreado al revés en francés en honor de
sus desarrolladores). Consistía de tecnología de 1970s
tecnología y estuvo en operación en 1987. El KARI estaba
orientado contra amenazas del oeste (Israel) y del este (Irán),
consistía de varios radares y más de veinticuatro centros de
operaciones. Construido para manejar ataques de 20 a 40
aeronaves, el KARI demostró ser capaz de manejar hasta 120
rastros a la vez durante la Guerra Irán-Iraq. Era altamente
automatizado y “amigable”, requiriendo pocos operadores o de
bajo nivel. De hecho, fue diseñado para ser operado por
personal con el equivalente a sexto grado de educación. El KARI
era tanto caro como redundante, cubriendo todo Iraq y,
después de la invasión de agosto invasión, también Kuwait.8
Como con sus otros sistemas, los iraquíes tenían un gran
número y variedad de radares, cerca de 500 ubicados en 100
puestos. La inteligencia americana consideraba a seis radares de
baja frecuencia chinos (Nanjing) como los más peligrosos, pues
eran los menos susceptibles a perturbaciones y en teoría podían
detectar a las aeronaves furtivas.9
De esta forma, los iraquíes desplegaron una potente Fuerza
Aérea y defensa aérea, sin embargo, se enfrentaban a la más
fuerte, numerosa y moderna Fuerza Aérea en el mundo,
reforzada con aliados. Claramente, la coalición tenía
220
superioridad de poder aéreo en términos de número, calidad
de aeronave, comunicaciones y doctrina. Y los aviadores de la
coalición también tenían otras grandes ventajas.
Los aviadores de la coalición se beneficiaron enormemente
de la maduración de dos tecnologías recientes que inclinaron
el balance en favor de la ofensiva: aviones furtivos y munición
guiada de precisión (PGM) (fig. 91). La tecnología furtiva redujo
la capacidad del radar para detector a las aeronaves y,
combinada con rutas de vuelo cuidadosamente planeadas, hizo
a los ataques nocturnos y en mal tiempo esencialmente
invisibles. Así, el radar que había sido el principal equipo de la
defensa aérea desde inicios de la década de 1940, fue anulado
dejando a los defensores dependiendo de la suerte ciega y de
sus propios ojos para la detección de ataques y el guiado de
armas y misiles. (La captura infrarroja fue algo degradada
pero no al mismo grado que el radar.)
El impacto de esta tecnología fue mejorado por el desarrollo
de PGMs, que permitían una precisión de casi “un disparo, un
impacto”, lo que significaba que pocas aeronaves podrían
causar un significativo daño al defensor. Las grandes flotas de
aviones de ataque y apoyo ya no eran necesarias para causar
un daño crítico al oponente.10
La coalición tenía significativas ventajas de inteligencia, y
ciertamente la flota americana de satélites de vigilancia
fotográficos, infrarrojos y electrónicos fue crucial. Las
plataformas aéreas se añadieron a esta capacidad. Además, l a
coalición contactó y recibió información de las compañías que
habían construido e instalado equipo en blancos potenciales.
Los aviadores también usaron agentes en el campo.11 Por el
otro lado, los iraquíes tenían una buena idea de las
capacidades de reconocimiento de los EEUU debido a la
asistencia de inteligencia que el país había dado a los
iraquíes en la guerra contra Irán. Por lo tanto, emplearon
varios métodos para negar el uso de estas. Sin embargo, al
final pocas veces una fuerza tan bien informada ha
combatido a otra tan mal informada. Quizás la más grande
ventaja de la coalición fue la calidad de su personal. Los
aviadores aliados eran competentes y altamente entrenados, no
solo tenían más experiencia de vuelo que sus oponentes, sino que
221
también muchos (sobre todo fuerzas de OTAN) habían
entrenado en los muy realistas entrenamientos red flag.
Incluso si los dos bandos hubiesen intercambiado
equipo, la coalición habría ganado, aunque a mayor costo.
222
La coalición planeó usar su aplastante poder aéreo para
atacar simultáneamente blancos estratégicos y de defensa
aérea.12 El plan inicial requería que los F-117 ataquen centros
clave de defensa aérea, que los misiles de crucero ataquen la
red de distribución eléctrica, junto con ataques a las
instalaciones de comando y comunicaciones. Estos asaltos
serían seguidos por el vuelo de cazas Americanos F-14 y F-15
para combatir a los interceptores iraquíes. Después, ataques
aéreos masivos de la coalición apoyados por drones,
perturbadores y aviones equipados con misiles anti radiación
saturarían, neutralizarían y destruirían el sistema de defensa
aérea iraquí.13
El plan estratégico planteaba una operación de cuatro fases
para lograr las metas militares y políticas de la coalición. La
lista de blancos de los aviadores creció de 84 en agosto de
1990 (Instant Thunder) a 481 para el comienzo de las acciones el
15 de enero de 1991. Al mismo tiempo, el número de blancos en
el conjunto de “Defensa Aérea Estratégica” creció de 10 a 56, y
los de aeródromos de 7 a 31.14
La Guerra de la coalición comenzó con un esfuerzo para
cegar al Sistema de defensa aérea iraquí. La Fuerza de Tarea
Normandy, nueve helicópteros AH-64 Apache del Ejército,
guiados por tres helicópteros de la Fuerza Aérea, atacaron
dos radares de alarma temprana 21 minutos antes del ataque
principal (hora H). (Esto de hecho, puede haber alertado a los
defensores.) Poco después del asalto inicial, misiles de crucero
lanzados desde B-52s y buques de la Marina, y bombas de
guiado laserico lanzadas desde F-117s alcanzaron blancos
cruciales. Los bombarderos furtivos y misiles de crucero y lo
súbito, preciso y furioso del asalto tomó a los iraquíes por
sorpresa. La coalición había engañado a los defensores
iraquíes antes de la Guerra volando un programa repetitivo
de vuelos a lo largo de la frontera. Cuarenta minutos después
de la hora H, cantidades masivas de aviones de la coalición
apoyados con drones y plataformas de supresión de defensa
atacaron a los iraquíes.15 En horas, la coalición había logrado
superioridad aérea, si es que no era supremacía. O, para
decirlo en forma más elegante, “El ataque inicial envió un golpe
paralizador del cual Iraq nunca se recuperó.”16 Ahora los
aviadores podían elegir a los indefensos iraquíes a su gusto.
Los aviadores usaron una variedad de tecnologías y
considerables recursos para combatir a la defensa aérea iraquí,
saliendo victoriosos más allá de sus más optimistas estimados.
223
En retrospectiva, es fácil olvidar que mientras nadie dudaba
del resultado final de la guerra con Iraq, había dudas y
preocupaciones acerca de su costo. Como escribió un observador
después: “Era la Guerra que no se podía perder, la pregunta
era el precio a pagar para ganarla.”17 El General H. Norman
Schwarzkopf escribió que hubo el temor de perder alrededor
de 75 aeronaves en la primera noche. El General Buster C.
Glosson, que dirigió la campaña aérea, pensó perder de 10 a
18 aeronaves, mientras que el Coronel John A. Warden III, uno
de los planificadores principales, estimó que el número seria
entre 10 a 15. Los estimados de pérdidas totales fueron
también variados y considerables. Al final, un oficial del
Comando Central (CENTCOM) opinó que entre el 10 a 15 % de
los atacantes se perderían.
Otro estimado de esa unidad fue que la pérdida de aeronaves
de la coalición sería de entre 114 y 141 en las primeras tres
fases de la guerra, con pérdidas adicionales en la fase en
tierra. El General Merrill M. McPeak, Jefe de Estado Mayor de
la Fuerza Aérea, no aceptaría un estimado de pérdidas
de 0.5% y en vez de eso esperaba pérdidas de cerca de 150
aeronaves en una campaña de 30 días. Warden pensó que
probablemente no más de 40 se perderían en una campaña de
seis días. En su dramática y crucial presentación al General
Horner, Warden usó la cifra de 3 % de pérdidas en el primer
día y luego una tasa de atrición de 0.5%, creyendo que se
perderían 150 aeronaves. El general USAF retirado Charles
Donnelly dijo a un comité que se perderían 100 aeronaves en
una campaña de 10 días con 2 0 , 0 0 0 salidas. Horner
escribe en sus memorias de la post Guerra que esperaba
perder 42 aviones de la USAF, mientras que Glosson pensó no
perder más de 80. Un estudio que no empleaba aviones
furtivos (no está claro por qué, pero aparentemente tampoco
incluía misiles de crucero) indicaba como pérdidas a la mitad
de los F-111Fs de la Fuerza Aérea y de los A-6s de la Marina.
Esto llevó a la decisión de usar solo F-117s y misiles de
crucero contra blancos en Bagdad. Un recuento de
postguerra hace notar que en contraste con las predicciones
de una tasa de atrición de 0.5 % de las salidas, las pérdidas
en combate llegaron a 0.05 %.18 La coalición empleó tres
medios principales para neutralizar a la defensa aérea iraquí:
decepción, perturbación y destrucción. Los aviadores usaron
drones para engañar los radares iraquíes, no solo para
confundir a los operadores sino también para hacer que
224
descubran su posición y así hacerlos vulnerables a
contramedidas directas. La Marina estaba adelantada con este
concepto, aprendiendo del exitoso uso israelí de drones en la
operación del Valle de Bekaa en 1982. La Marina compró
versiones del dron israelí Sansón, al que llamaron TALD
(Tactical Air Launched Decoy) (fig. 92). Los aviones de los
Marines y de la Marina podían llevar hasta ocho de estos
drones pequeños (menos de ocho pies de largo y 400 libras) y
baratos ($18,000) en un rack de bombas estándar. Estaba
equipado para simular aviones americanos y además podía
lanzar chaff. La principal desventaja del dispositivo era su
limitado alcance, que dependía de la altura de lanzamiento.19
Figura 93. Drone BQM-74. Fue usado para engañar radares enemigos,
así como obligarlos a revelar su posición para medidas defensivas
activas. (Reproducido de http://www.multipull.com/
twascasefile/bqm74e.gif.)
226
La coalición también empleó 60 F-4G Wild Weasels cuyas
estructuras y misiona básica habían aparecido por primera vez
en la Guerra de Vietnam. Llevaban equipo electrónico que les
permitía detectar, identificar y localizar señales de radar y luego
atacarlos con misiles aire-superficie de guiado pasivo de radar. Según
el Estudio de la Fuerza Aérea sobre Poder Aéreo en la Guerra
del Golfo, el F-4G fue el arma elegida para combatir los
radares iraquíes. Una razón fue que era el único avión de la
USAF que podía programar el HARM (misil anti radiación de
alta velocidad) en vuelo sobre que blancos no impactar,
convirtiéndolos en “armas inteligentes.” Los Weasels volaron
misiones autónomas y de apoyo, en total con 2,700 salidas
durante la guerra con una perdida en combate.23
228
cambiaron sus operaciones a altura medias de alrededor d
15,000 pies.32 Las operaciones a mayor altura redujeron la
efectividad tanto de la AAA como de los SAMs infrarrojos. Sin
embargo, las operaciones de mayores alturas también
disminuyeron la precisión de bombardeo con bombas “tontas”, y
aumentaron la interferencia del clima sobre las armas de
precisión, y redujeron la efectividad del potente cañón de 30
mm del A-10. Por ejemplo, los F-16s en tiempo de paz lograron
una precisión de 30 pies con bombas no guiadas, pero durante
la guerra, esta llegó a 200 pies.33 Un estudio de la post Guerra
notas que este cambio en altura “fue uno de los cambios más
significativos en el planeamiento total de los ataques, dado
que el entrenamiento en tiempo de paz para muchos de los
contribuyentes del poder aéreo (incluyendo a los más
importantes, Estados Unidos y el Reino Unido) enfatizaba el
lanzamiento de armas a baja altura.”34 La guerra del Golfo
demostró que la mejor forma de combatir a una densa
defensa aérea era usar operaciones SEAD (las tácticas de
USAF) en lugar de las tácticas de baja altura de OTAN.35
Los esfuerzos de la coalición contra la defensa aérea iraquí
fueron efectivos. La combinación de medidas destructivas, los
misiles anti radiación unidos a los ataques al sistema KARI y
la perturbación, abrumaron a los defensores iraquíes. El
poder aéreo ofensivo fue efectivo porque las defensas no
pudieron generar un serio costo a los atacantes. Tanto el
acumulado de pérdidas de aviones como la tasa de pérdidas
estuvieron dramáticamente por debajo de lo visto en las
guerras previas e incluso que los estimados en entrenamiento
de la Fuerza Aérea entrenamiento.
229
Figura 94. A-10 dañado. De las 38 pérdidas en combate de las Fuerza
Aéreas de la coalición, solo una fue por aviones enemigos. La AAA
también dañó 24, los SAMs IR a 15, y los SAMs de guiado radárico a 4,
incluyendo este A-10, uno de los 13 de su tipo afectados.
(Reproducido de Defensa Visual Information Center.)
230
Defensa aérea desde 1991:
Iraq, los Balcanes y Afganistán
El dominio de loe EEUU continuó después del gran éxito
militar en la Guerra del Golfo. Mientras que no había desafíos
directos a la supremacía norteamericana, si hubo pruebas
menores. Estas acciones enfrentaron a los numérica y
técnicamente superiores aviadores americanos contra defensas
aéreas más pequeñas y técnicamente inferiores del tercer
mundo.
El triunfo político no siguió a la gloriosa victoria militar de
1991 en el Golfo Pérsico. Para proteger a los rebeldes iraquíes
en las zonas norte y sur del país, la coalición voló patrullas
aéreas para evitar el uso iraquí de plataformas de ala fija. Las
operaciones salían de la Base de Incirlik, Turquía, y cubrían el
país al norte de los 36° con el nombre de Northern Watch,
mientras que las operaciones al sur de los 32° (extendidas en
Setiembre de 1996 al área al sur de los 33°) fueron llamadas
inicialmente Provide Comfort, y en 1997, Southern Watch.
Ambas tuvieron acción esporádica según los iraquíes jugaban al
gato y el ratón. El enemigo enviaba sus aviones a las dos zonas
para probar y tantear a los aviadores de la coalición, prendían
sus radares y disparaban AAA y SAMs, a los que los aviadores
respondían. Hasta mayo de 1998, la coalición voló más de
175,000 salidas en el sur y un número similar en el norte sin
pérdidas en combate. También derribaron algunos aviones
iraquíes, dispararon cohetes y lanzaron bombas.37
En diciembre de 1998, los aviadores tomaron la iniciativa en
respuesta al obstruccionismo iraquí hacia los inspectores de
armas. Volaron 650 salidas en un ataque de cuatro días a 93
blancos en Iraq. Los iraquíes no lanzaron aviones o SAMs de
medio alcance contra las fuerzas de la coalición, pero
respondieron con SAMs de corto alcance y AAA. La Operación
Desert Fox afirmó haber destruido 14 blancos y dañado
severamente otros 26 sin perdidas ni daño a los aviones anglo-
americanos. Las dos operaciones Watch estuvieron en vigor
hasta 2002.38
El colapso de Yugoslavia llevó a un conflicto que arrastró a
la OTAN en los Balcanes. En abril de 1993, las Naciones
Unidas pidieron a OTAN poner en vigor una zona de no vuelo
en el área. Como en Iraq, los aviadores enfrentaron un gran,
parcialmente moderno pero peligroso sistema de defensa
aérea. La historia de la Fuerza Aérea sobre el enfrentamiento
231
nota que “los planificadores reconocieron que la defensa
aérea integrada Serbia era un sistema bastante sofisticado,
pero consistía principalmente de equipo antiguo con un
limitado número de armas potencialmente modificadas o de
tercera generación.”39 Consistía de casi toda la gama de equipo
soviético de defensa aérea: SA-2 (tres lanzadores), SA-3 (16),
SA-7/14/16 (más de 10,000), SA-6 (80), y SA-9 (130). Los
serbios también emplearon 54 armas AAA ZSU-57-2 (57 mm) y
350 M53/59 (30 mm).
Los serbios atacaron a los aviadores y pudieron derribar un
Sea Harrier británico en abril de 1994 con un SAM y un F-16
de la USAF F-16 en junio de 1995 con un SA-6. En agosto de
ese año, ataques de mortero serbio sobre Sarajevo dispararon
la Operación Deliberate Force, una campaña aérea que
continuó desde el 30 de agosto hasta el 14 de setiembre de
1995. Los pilotos de ocho países de OTAN volaron 3,500 salidas
en 11 días de ataques sobre 48 blancos. Hubo una perdida en
combate, un Mirage francés atribuido a un misil portátil.40
A mediados de 1999, la alianza de NATO se enfrascó en una
campaña aérea para forzar al ejército serbio a salir de Kosovo.
Comenzando con ataque el 24 de marzo, la Operación Fuerza
Aliada duró 78 días durante los cuales los aviadores volaron
alrededor de 10,500 salidas de combate (38,000 salidas de
aeronaves en total) y casi 500 salidas de vehículos aéreos no
tripulados (UAV). L o s serbios d i s p a r a r o n cerca de 850
SAMs e i n c o n t a b l e AAA a los aviadores, pero solo
pudieron derribar un F-117 y un F-16. Sin embargo, la pérdida
del F-117 fue impactante pues ninguno había sido alcanzado y
menos derribado en la Guerra del Golfo. La causa de la pérdida
no se hizo pública, pero es probable que se haya debido a un SA-3.
Sin embargo, las pérdidas de aeronaves fueron menores que las
de la Guerra del Golfo. Sin embargo, la pérdida de 15 UAVs
según un recuento (25 UAVs según otro) y de 3 a 5% de sus
salidas indica tanto su vulnerabilidad como de hecho, por
qué se les emplea.41
Los serbios aprendieron de la experiencia iraquí. Solo en
pocas ocasiones confrontaron directamente a las fuerzas aliadas;
en vez de eso intentaron preservar su sistema de defensa aérea
como una fuerza. Fueron exitosos pues los serbios estuvieron
disparando tantos SAMs a los aviones aliados en los últimos
días de la operación como en el primero. Así, los aviadores
debieron mantener a los aviones de apoyo a gran altura y
operar relativamente alto (sobre 15,000 pies) durante la
232
campaña, a diferencia de la acción en Iraq donde la altura y las
salidas de apoyo bajaron en la operación después que la defensa
aérea fue suprimida.42
Los Estados Unidos respondieron a los ataques del 11 de
setiembre de 2001 al World Trade Center y al Pentágono con un
asalto al santuario terrorista en Afganistán, así como al
gobierno que los protegía. El 7 de octubre, ataques aéreos de
EEUU golpearon centros de comando y control, de defensa
aérea, y aeródromos en Afganistán. Comparadas a las
operaciones contra Iraq y Serbia, la oposición fue más débil y las
capacidades americanas fueron mayores. Los aviadores
americanos usaron no solo el equipo que ya había salido airoso
contra Iraq sino también material nuevo como los bombarderos
B-1 y B-2, UAVs, y municiones: dispensadores corregidos por
viento, munición conjunta de ataque directo y bombas guiadas
por GPS. Ni los terroristas ni los afganos tenían mucho en
defensa aérea. En un conflicto de un solo lado, los aviadores
americanos perdieron tres aviones en accidentes y dos o tres
UAVs por engelamiento, pero ninguno debido al enemigo. Contra
esta mínima resistencia, el principal problema fue distinguir el
blanco correcto.43
Un año y medio después, Iraq fue sede de otra Guerra rápida.
El 21 de marzo de 2003, Fuerza Aéreas de la coalición
comenzaron ataques aéreos sobre Iraq. Esta vez la defensa
aérea fue mucho más débil de lo que habían sido en la
primera Guerra del Golfo, consistiendo de 325 aviones de
combate y 210 SAMs. Las Fuerza Aéreas de la coalición
fueron también más pequeñas en número que antes: 1,800
aviones comparados con 2,400. Sin embargo, esta fuerza era
mucho más capaz porque más aviones podían soltar munición
de precisión, y algo de la tecnología usada en pequeña escala
en la Guerra del Golfo que ahora era más difundida (como
vehículos aéreos no tripulados [UAV]), y se introducía nueva
tecnología (algunos proyectiles guiados). Como consecuencia,
los aviadores lanzaron más del doble de armas guiadas que
en la primera guerra, aunque volaron menos salidas.
Mientras que en la primera el 8% del total de municiones
lanzadas eran armas guiadas, en la segunda el 68 % eran
guiadas. No hubo combate aire-aire; de hecho, la Fuerza
Aérea iraquí enterró sus mejores cazas en la arena en vez de
arriesgarlos en combate o en refugios.44
Por lo tanto, no es de sorprender que la defensa aérea
iraquí fuese aún menos efectiva de lo que había sido hace
233
una década. Las Fuerza Aéreas de la coalición registraron
1,224 incidentes de fuego antiaéreo y 1,660 SAM lanzados
principalmente sin asistencia de radar. El fuego enemigo derribó
solo siete aviones, seis helicópteros y un A-10.45 Las Fuerza
Aéreas de la coalición neutralizaron efectivamente la defensa
aérea iraquí, ganaron la superioridad aérea y aplicaron el
poder aéreo a su voluntad. Sin embargo, algunos viejos
problemas subsistieron. Por ejemplo, con una oposición enemiga tan
ineficiente, se presentaron casos de fratricidio. Los Patriots
derribaron a un RAF Tornado y un F/A-18 Hornet de la
Marina. Además, un F-16 disparó un HARM (AGM-88) que
neutralizó un radar situado con una batería Patriot.46 Los
helicópteros nuevamente la pasaron peor que los aviones de
ala fija, recibiendo 6 de las 7 pérdidas de los EEUU. Otra
indicación es que, en una incursión, el fuego de tierra iraquí
alcanzó a 27 de 35 helicópteros del ejército y derribó uno.47
Mientras que el conflicto en sí fue desigual, el final de los
grandes combates no terminó la guerra, solo cambió su
carácter de una campaña convencional en un choque guerrilla.
Al momento de esta redacción (noviembre de 2003), cinco
helicópteros de EEUU han sido destruidos mayormente con
granadas propulsadas por cohete (RPGs) o misiles portátiles
SAMs desde el fin de la guerra convencional.48
Notas
1. Una notable ironía es que los militares de EEUU entrenaron por
razones practices en el desierto del oeste norteamericano sobre terreno
quizas muy cercano al que se esperaría encontrar en el campo de batalla de
la Guerra en el Golfo Pérsico.
2. Anthony Cordesman y Abraham Wagner, The Lessons of Modern War,
vol. 4, The Gulf war (Boulder: Westview, 1996), 396.
3. Los números se obtuvieron de Cordesman y Wagner, The Gulf war,
127. Aparentemente, los Iraquies convirtieron algunos transportes en
tanqueros en Libya entre la invasion de Kuwait y el estallido de la Guerra
del Golfo. Ver Michael Gordon y Bernard Trainor, The Generals’ war
(Boston: Little, Brown y Company, 1995), 104; y Gulf War Air Power Survey
(GWAPS), vol. 4, Weapons, Tactics, and Training (Washington, D.C.:
Government Printing Office [GPO], 1993), 22.
4. Estos números son principalmente de Cordesman y Wagner, The Gulf
war, 431, complementados con GWAPS, vol. 4, Waepons, Tactics, and
Trainingo, 10, que son algo diferentes de las cifras menos detalladas de
GWAPS, vol. 2, Operations and Effects and Effectiveness, 82; y W. J. Barlow,
“Command, Control, and Communications Countermeasures (C3CM) during
Desert Shield/Desert Storm,” Junio de 1992, IDA paper P-2678, 137, HRA.
5. Los Iraquies consideraron al Hawk mucho mas efectivo que
234
cualquiera de sus SAMs soviéticos durante la guerra Iraq-Iran War. Ver
Anthony Cordesman y Abraham Wagner, The Lessons of Modern War, vol. 2,
The Iran-Iraq war (Boulder: Westview Press, 1990), 461; Cordesman y
Wagner, The Gulf war, 431; Mike Freeman, presentación, “Suppression of
Enemy Air Defenses (SEAD),” Diciembre de 1990, HRA; William Peters,
“Background Paper on Captured Hawk Kuwaiti SAMs,” 12 de Agosto de
1990, HRA; Major Bell, articulo informativo, “Captured Kuwaiti Hawk Air
defense system,” 27 de Diciembre de 1990, HRA; y Robert Boyd, Memo for
XOOSE, “Status of Iraqi I-Hawk,” 27 de Diciembre de 1990, HRA.
6. GWAPS, vol. 4, Weapons, Tactics, and Training, 15.
7. Gen Charles Horner, testimonio, Comité de Fuerzas Armadas del Senado,
Hearings before the Committee on Armed Services, Estados Unidos, 102d
Cong., 1st sess., “Operation Desert Shield/Desert Storm,” 12 de May de
1991, 235; y Cordesman y Wagner, The Gulf war, 407. Sin embargo, los
aviadores creían que el sistema de defensa aérea iraquí no era tan Bueno
como había sido el de Vietnam. Ver Gen Larry Henry en la exposición de
Horner, “Extract of Major Comments of Questions: Notes from Horner
Brief,” 20 de Agosto de 1990, HRA; y James Winnefeld, Preston Niblack, y
Dana Johnson, A League of Airmen: U.S. Air Power in the Gulf War (Santa
Monica, Calif.: RAND, 1994), 172. También ver Gordon y Trainor, The
Generals’ War, 108; y GWAPS, vol. 2, Operations and Effects and
Effectiveness, 82.
8. Los Iraquies trataron sin éxito de añadir una capacidad
aerotransportada de alarma temprana a este Sistema. Instalaron radars
franceses (Tiger) a bordo de transportes soviéticos Il-76, pero este esfuerzo
improvisado tuvo poca capacidad. Ver Gordon y Trainor, The Generals’ War,
105–8; Barlow, “Command, Control, and Communications,” 140; y GWAPS,
vol. 4, Weapons, Tactics, and Training, 6.
9. Gordon y Trainor, The Generals’ War, 105; y GWAPS, vol. 2, Op-
erations and Effects and Effectiveness, 83.
10. Para una discusión detallada del desarrollo de tecnología furtiva y
PGMs y su empleo e n l a Guerra del Golfo, v e r Kenneth Werrell,
Chasing the Silver Bullet: The USAF weapons development from Vietnam to
Desert Storm (Washington, D.C.: Smithsonian Institution, Abril 2003).
11. Barlow, “Command, Control, and Communications,” 136.
12. Esto fue un cambio de las anteriores campañas aéreas que primero
atacaban las defensas aéreas y luego iban a alcanzar otros blancos. Este
nuevo tipo de guerra aérea, paralelo en vez de serial, se atribuye al Coronel
John A. Warden III, USAF. Ver su libro, The Air Campaign: Planning for
Combat (Washington, D.C.: National Defensa University, 1988).
13. GWAPS, vol. 4, Weapons, Tactics, and Training, 171.
14. Cordesman y Wagner, The Gulf War, 495; y GWAPS, vol. 1, Planning,
5.
15. Cordesman y Wagner, The Gulf war, 397; y GWAPS, vol. 4,
Weapons, Tactics, and Training, 172–74, 181.
16. Barlow, “Command, Control, and Communications,” 148.
17. Bernard Trainor, “War by Miscalculation,” 204, en Joseph Nye y
Roger Smith, eds., After the Storm: Lessons from the Gulf War (Lanham, Md.:
Madison, 1992).
18. Rick Atkinson, Crusade: The Untold Story of the Persian Gulfo War
235
(Boston: Houghton Mifflin, 1993), 40; Tom Clancy y Charles Horner, Every
Man a Tiger (New York: Putnam, 1999), 339; James Coyne, Air Power in the
Gulf (Arlington, Va.: Aerospace Educational Foundation, 1992), 104;
“Desert Storm/Desert Shield: Preliminary Report on Air Force Lessons
Learned,” 25, n.d. (postwar) HRA; “Desert Storm: A Strategic and an Opera-
tional Air Campaign,” persentación, n.d. (previa a la guerra) HRA; Gordon y
Trainor, The Generals’ War, 90, 115, 132, 188; GWAPS, vol. 1, Planning, 151;
R. A. Mason, Air Power: A Centennial Appraisal (Londres: Brassey’s, 1994),
137–38; H. Norman Schwarzkopf, It Doesn’t Take a Hero (New York: Bantam,
1997), 415; Bob Woodward, The Commanders (New York: Simon y Schuster,
1991), 340; David A. Deptula, “Lessons Learned: The Desert Storm Air Cam-
paign,” Abril de 1991, 24, HRA; “Extract of Major Comments and Question:
Notes from Horner Brief,” entrevista con el Brig Gen Buster C. Glosson, n.d.
[6 de Marzo de 1991], 4, HRA; y entrevista con el General Glosson, n.d.,
82–83, HRA. Para otra apreciación de las pérdidas estimadas, ver
Cordesman y Wagner, The Gulf War, 399.
19. Cuando se lanzaba desde 40,000 pies y a minima velocidad en aire,
el TALD podía alcanzar 86 millas. El alcance efectivo en condiciones de
combate sería, por supuesto, algo menor, alrededor de 30 a 40 millas
según fuentes abiertas. Ver Cordesman y Wagner, The Gulf War, 413;
“Conduct of the Persian Gulf War: Final Report to Congress,” apendice T,
“Performance of Selected Weapon Systems,” T -197; Barlow, “Command,
Control, and Communications,” 149; James Dunnigan y Austin Bay, Shield
to Sword: High- Tech Weapons, Military Strategy, snd Coalition Warfare in the
Persian Gulf (New York: Morrow, 1992), 213–14; Gordon y Trainor, The
Generals’ War, 113, 217; GWAPS, vol. 2, Operations and Effects and
Effectiveness, 133; y GWAPS, vol. 4, Weapons, Tactics, and Training, 186.
20. Gordon y Trainor, The Generals’ War, 113–14; GWAPS, vol. 2, Op-
erations and Effects and Effectiveness, 132; y GWAPS, vol. 4, Weapons,
Tactics, and Training, 102–3. Los señuelos podían volar a velocidades de
hasta 550 nudos, a una distancia de hasta 450 millas nauticas, y a una
altura de 40,000 pies por casi una hora pero no al mismo tiempo. Ver
Cordesman y Wagner, The Gulf War, 413.
21. Barlow, “Command, Control, and Communications,” 149; Thomas
Christie, John Donis, y Alfred Victor, “Desert Shield/Desert Storm Sup-
pression of Enemy Air Defenses,” reporte de Fase I, IDA Document D-1076,
Enero 1996, 4, HRA; y entrevista a Glosson, 6 de Marzo de 1991, 8, HRA.
22. Cordesman y Wagner, The Gulf War, 427; Ten Gral de los Royal Marine
Moore citado en Winnefeld, Niblack, y Johnson, A League of Airmen, 179,
nota 46; y Conduct of the Persian Gulf War, Final Report to Congress, Abril
de 1992, 129, 218.
23. GWAPS, vol. 4, Weapons, Tactics, and Training, 92–93; y GWAPS, vol.
5, A Statistical Compendium, 339, 641.
24. Norman Friedman, Desert Victory: The war for Kuwait (Annapolis,
Md.: Naval Institute, 1991), 166; y GWAPS, vol. 4, Weapons, Tactics, and
Training, 94.
25. GWAPS, vol. 4, Weapons, Tactics, and Training, 94–96.
26. Ibid., 96–97.
27. Ibid., 104.
28. “AGM-88 HARM,” Air Force Magazine, Mayo de 2000, 156.
236
29. Christie, Donis, Victor, Desert Shield/Desert Storm, II-4; entevista a
Glosson, Marzo de 1991; entrevista al Ten Gral Charles A. “Chuck” Horner,
4 de Marzo de 1992, 55, HRA; Thomas Keaney y Eliot Cohen, Revolution in
Warfare?: Air Power in the Persian Gulf (Annapolis, Md.: Naval Institute, 1995),
195; GWAPS, vol. 2, Operations and Effects and Effectiveness, 133; y GWAPS,
vol. 5, Statistical Compendium, 550–53.
30. GWAPS, vol. 4, Weapons, Tactics, and Training, 114; y Stan Morse, ed.,
Gulf Air War Debrief (Londres: Aerospace, 1991), 154–57.
31. “Airborne Electronic Combat in the Gulf war,” n.d., 2, HRA.
32. Luego en la campaña, Horner bajó esta altura a 10,000 pies y
posteriormente a 8,000 pies.
33. Esta precisión se mide en error circular probable, con la mitad de
las bombas cayendo dentro de ese radio.
34. William Andrews, Airpower against an army: Challenge and Response in
CENTAF’s Duel with the Republican Guard, CADRE Paper (Maxwell AFB,
Ala.: Air University Press, 1998), 35; Atkinson, Crusade, 101–2; GWAPS, vol.
2, Operations and Effects and Effectiveness, 99; GWAPS, vol. 4, Weapons,
Tactics, and Training, 51; Edward Marolda y Robert Schneller, Shield and
Sword: The United States Navy and the Persian Gulf War (Washington, D.C.:
Naval Historical Center, 1998), 183, 194; y Winnefeld, Niblack, y Johnson, A
League of Airmen, 127.
35. Friedman, Desert Victory,164.
36. Además, las fuerzas de los EEUU perdieron 13 aeronaves, y los
aliados cinco por causas ajenas al combate. Ver Keaney y Cohen,
Revolution in Warfare?, 196; GWAPS, vol. 2, Operations and Effects and
Effectiveness, 142; y GWAPS, vol. 5, Statistical Compendium, 640–51.
37. “Fact Sheet,” US Central Command Air Forces, 2, Mayo 1998.
38. Los Estados Unidos también dispararon 325 TLAMs y 90 CALCMs.
Ver Greg Seigle, “ ‘Fox’: The Results,” Jane’s Defence weekly, 13 de Enero
de 1999, 25.
39. Headquarters USAF, “The One Year Report of the Air War over Serbia:
Aerospace Power in Operation Allied Force,” Octubre de 2000, 34.
40. Allied Forces Southern Europe, Fact Sheet: Operation Deliberate Force;
Federation of American Scientists, “Operation Deliberate Force”; Kevin Fedark
y Mark Thompson, “All For One,” Time, 19 de Junio de 1995; y Richard P.
Hallion, “Control of the Air: The Enduring Requirement” (Washington, D.C.:
Bolling AFB, 1999).
41. Aparentemente, los helicopteros serbios derribaron algunos UAVs. Ver
Tim Ripley, “UAVs over Kosovo—Did the Earth Move?,” Defense System Daily,
1 de Diciembre de 1999; Anthony Cordesman, “The Lessons and Non-
Lessons of the Air and Missile Campaign in Kosovo,” Centro de Estudios
Estrategicos e Internacionales, Septiembre de 1999, 24, 132, 209–10; David
Fulghum, “Report Tallies Damage, Lists US Weaknesses,” Aviation week and
Space Technology, 14 de Febrero de 2000, 34; Joel Hayward, “NATO’s war
in the Balkans: A Preliminary Assessment,” New Zealand Army Journal,
Julio 1999; Headquarters USAF, “Air War over Serbia,” 44; “Operation
Allied Force: The first 30 days,” World Air Power Journal (Otoño 1999): 18,
21; “NATO’s Role in Kosovo,” 30 de Octubre de 2000,
http://www.NATO.int/kosovo/ kosovo; USAF, “Air War Over Serbia (AWOS)
Fact Sheet,” 31 de Enero de 2000 [en USAF, One Year Report]; y Headquar-
ters USAF, “The Air War over Serbia,” 33, 44.
237
42. Headquarters USAF, “The Air War over Serbia,” 19, 43.
43. David Donald, “Operation Enduring Freedom,” International Air
Power Review (Spring 2002): 16–29.
44. Michael T. Moseley, “Operation Iraqi Freedom: By the Numbers”
(Shaw AFB, S.C.: USAF Assessment and Analysis Division, 30 de Abril de
2003); y Werrell, Chasing the Silver Bullet, 256, 258.
45. Moseley, “Operation Iraqi Freedom”; y David Willis, “Operation Iraqi
Freedom,” International Air Power Review (Verano 2003): 24.
46. Willis, “Operation Iraqi Freedom,” 17.
47. Barry Posen, “Command of the Commons,” International Security
28:1, 25.
48. Dexter Filkins, “At leastl 17 Dead as 2 U.S. Copters Collide over Iraq,”
New York Times, 16 de Noviembre de 2003, 1.
238
Capítulo 7
242
Figura 95. Hawk interceptando a un Lance. El Hawk tenía el potencial
para interceptar misiles balísticos, como lo demostró contra este
Lance superficie-superficie (Reproducido de Organización para la
Defensa de Misiles Balísticos.)
243
Montado en un vehículo con ruedas o tractado, el MEADS
ofrece movilidad estratégica y táctica. A diferencia del Patriot
que requería al C-5 para transporte aéreo, el MEADS se
podría transportaren el ubicuo C-130; de hecho, este se
volvió en el requerimiento que guiaba al sistema.14 El
estimado de costo fluctuó desde los $36 billones originales, y
la entrada en servicio se ha alargado desde 2007 a 2010.15
En mayo de 1999, los tres consorcios del gobierno
otorgaron el contrato MEADs a Lockheed-Martin. Esto
sorprendió a algunos observadores en vista de las dificultades de
la compañía con el programa THAAD (ver más adelante). Como
deseaban los EEUU, el misil estaría basado en el PAC-3 como
una medida de reducir costos que podría bajar el costo de
desarrollo de $5 billones a la mitad. El MEADS sería un arma
versátil, capaz de interceptar misiles balísticos, así como de
defender contra vehículos no tripulados a bajas alturas.16
Otro sistema en desarrollo para cubrir el rol TMD es el
Arrow israelí (fig. 96). Israel comenzó a trabajar en el proyecto
en 1986 y obtuvo apoyo de los EEUU dos años después. Esto
evolucionó en una relación inusual que incluyó un casi complete
financiamiento de los EEUU para el desarrollo del misil,
mientras los israelíes solventaban el sistema de alarma
temprana y control de fuego.17 El Arrow tuvo considerables
problemas técnicos, en el periodo de 1988 a 1991, sus records
fueron llamados decepcionantes y el misil no logró su
primera interceptación sino hasta Noviembre de 1999.18 El
Arrow fue diseñado para tener una cobertura mayor que el
PAC-3 (una batería de Arrow podría cubrir el área de cuatro
baterías de Patriot según una fuente) pero menor que el
THAAD. Siendo menos móvil que el Patriot, usa una ojiva de
explosión-fragmentación para destruir su blanco.19 Los
israelíes declararon al sistema operativo en octubre de 2000, y
planean desplegar tres baterías con un costo total del
programa de $2–$10 billones.20
244
En contraste con estos sistemas de bajo nivel, el sistema
THAAD es de nivel superior. Está planeado para enfrentar
blancos a una distancia mínima de 200 y 150 km en altura lo
que le dará 10 veces la cobertura del Patriot. Este desempeño
ampliado le permitiría una capacidad dispara-mira-
dispara— lanzamientos secuenciales a un misil entrante. Será
más portable que el Patriot, pues se podrá llevar por aire en
un C-130.21 Como los más recientes BMDs norteamericanos,
tiene una ojiva de impacto para destrucción.
245
El THAAD usa radar en el inicio del enfrentamiento y luego un
sensor infrarrojo y computadores a bordo para la
interceptación.22 Los costos estimados varían desde $10-$15
billones, con una entrada en operación prevista para 2007.23
El THAAD comenzó su desarrollo en 1988 y se aceleró con
una adjudicación a Lockheed-Martin en setiembre de 1992
(fig. 97). El esfuerzo tuvo dificultades y repetidas pruebas fallidas.
Incluso los dos (de 16 intentos) éxitos en 1984 y 1991 fueron
discutidos por los críticos que dijeron que habían sido
arreglados.24 Después de seis interceptaciones fallidas entre
1995 y 1999, el THAAD logró su primera interceptación en
junio de 1999 cuando impactó un misil Minuteman
modificado a 50 millas de altura y con una velocidad de
aproximación (combinada) de 15,000 pies/s. En la siguiente
prueba en agosto de 1999, el THAAD logró otra
interceptación.25
Menos de tres semanas después del segundo éxito, el
Departamento de Defensa (DOD) anunció que el arma entraría a
desarrollo de ingeniería y manufactura (EMD) sin más
pruebas. Este cambio en el requerimiento anterior a una
decisión positiva se basaría en tres interceptaciones exitosas.
Pocos días después, el máximo evaluador de DOD, Philip
Coyle, director de Pruebas y Evaluación Operacional, afirmó
que estos éxitos no eran “operacionalmente realistas” y pidió
más pruebas. Coyle basó su declaración en el hecho que el
misil usado no era el que sería desplegado, los blancos fueron
empleados sobre una distancia más corta de la que el sistema
podría enfrentar, y las condiciones de prueba fueron ideales.
Coyle duda que el sistema pueda ser desplegado antes de
2010.26
Sistemas de la Marina
La búsqueda por una BMD náutica tuvo dos causas.
Primero, la Marina requería protección de sus activos contra
misiles balísticos. Segundo, la BMD embarcada permitiría el
movimiento de recursos escasos y eliminaría el problema de
permisos de los países que los alojen. Tal movilidad sería una
prueba de fuerza y daría a los Estados Unidos una ventaja
política/diplomática.
La Marina desarrolló dos programas: el de bajo nivel (sistema
de área) y el de alto nivel (sistema de teatro o NTW), ambos
basados en el misil estándar.
244
Figura 97. THAAD maniobrando después de lanzado. (Reproducido de
http://army-technology.com/projects/thaad/images/Thaad3.jpl.)
245
cruceros de clase Aegis con el sistema en setiembre de 1998 y
completó exitosamente ensayos en el mar el siguiente mes
(fig. 98). La Marina condujo la primera prueba de vuelo del
misil en junio de 2000 y programó el despliegue de la primera
unidad en 2003. El sistema se diseñó para protección contra
aeronaves, misiles de crucero y misiles balísticos de corto
alcance. El DOD canceló el programa en diciembre de 2001,
cuando iba en $2 billones de sobrecosto (60 % de incremento) y
dos años retrasado.27
249
Figura 99. Taepo Dong 1. Los norcoreanos desarrollaron una familia
de misiles balísticos capaces de llevar ojivas nucleares, basados en
este misil Taepo Dong 1. (Reproducido de Organización de Defensa de
Misiles Balísticos.)
250
Esto es notable en vista de la cercanía geográfica, emocional y
política con la amenaza. El ministro de defensa surcoreano
declare que no se unirían al programa BMD conjunto
americano-japonés, argumentando falta de dinero y tecnología.
Por su parte, los surcoreanos querían modificar su acuerdo en
vigor por 20 años con los Estados Unidos que los limitaba a
misiles superficie-superficie con alcances menores a 180 km.
Deseaban extender las distancias permitidas a 500 km, con
lo que podrían alcanzar todo Corea del Norte, mientras que
aparentemente los Estados Unidos estaban dispuestos a
aceptar hasta 300 km. Los surcoreanos en teoría dieron más
valor a la disuasión y menos a un sistema BMD directo que los
Estados Unidos.43
A diferencia de los surcoreanos, el gobierno de Taiwán
quería mucho al BMD. En marzo de 1999, anunció un
programa de $9 billones en un periodo de desarrollo de 10
años para desarrollar un sistema de defensa de baja altura. Al
mismo tiempo, hubo una intense especulación sobre que los
Taiwaneses querían cobijarse bajo la sombrilla BMD
americano-japonesa. Este esfuerzo fue apoyado por un pedido
del congreso norteamericano para que el DoD estudie un
acuerdo defensivo con Taiwán. En junio de 1999, el presidente
de Taiwán evidenció que su país deseaba unirse al programa de
defensa de teatro contra misiles balísticos.44 Las relaciones de los
EEUU con Taiwán son sensibles: China se opone a la BMD
americana más que Rusia, pero es aún más firme respecto a
Taiwán. Por lo tanto, la ayuda militar a la isla se da con
precaución. Sin embargo, en abril de 2001 la administración
Bush anunció la mayor venta de armas a Taiwán en décadas.
Pese a ello los Estados Unidos difirieron la provisión de BMD,
a pesar de que se reservaron el derecho de transferir el PAC-3
para despliegue en 2010 bajo determinadas circunstancias.
Bush declare explícitamente las intenciones de los EEUU de
defender a Taiwán de una invasión china.45
Los aliados europeos de los EEUU criticaron el esfuerzo
BMD americano, pues lo vieron como otro ejemplo de
arrogancia y unilateralismo en vez de consulta y acuerdo entre
aliados. Creyeron que EEUU estaba exagerando la amenaza, y
más seriamente que el despliegue BMD separaría a los Estados
Unidos de Europa, pues los socios ya no compartirían un
riesgo nuclear. Esto, dijeron, reforzaría el sentimiento
aislacionista americano siempre presente, y la actitud y acción
de fortaleza de EEUU.46
251
La principal queja europea se centra en el impacto del
desarrollo de BMD sobre el tratado ABM de 1972. Estos
detractores europeos creen que una modificación de este
acuerdo y el desarrollo de BMD alentarían a los rusos a aumentar
sus fuerzas ofensivas y defensivas, anulando las fuerzas
disuasivas de Gran Bretaña y Francia, y llevaría a una
carrera armamentista con China y Rusia.47 El Presidente
francés Jacques Chirac dijo que “el desarrollo de escudos siempre
resultará en la proliferación de espadas.”48 Estos defensores
creyeron que la solución al problema de las armas nucleares
no era la tecnología sino la diplomacia centrada en el tratado
ABM de 1972 y los varios acuerdos que limitan a los sistemas
defensivos y ofensivos e insisten en que el tratado ABM debe
mantenerse para lograr la reducción de armas.
Al mismo tiempo, cambios técnicos y políticos estaban
afectando el tratado.49 En diciembre de 1993, los Estados
Unidos propusieron modificaciones al acuerdo para aclarar las
pruebas de BMDs en lo que algunos percibían como un área
gris. El tratado permitía BMD equipada contra misiles
balísticos tácticos no contra estratégicos; sin embargo, estos
términos no estaban definidos. Pese a ello, los Estados
Unidos por años ha usado informalmente el concepto
denominado Foster Box. Requiere la aprobación por un panel
de cumplimiento del tratado para pruebas BMD americanas
contra blancos que exceden los 2 km por segundo y una altura
de interceptación de 40 km. Por lo tanto, los Estados Unidos
propusieron colocar un límite superior en velocidad de blanco
y distancia contra la que el sistema puede ser probado,
específicamente 5 km por segundo en velocidad y 3,500 km en
distancia.50 Los Rusos estaban de acuerdo en aceptar el límite de
velocidad del blanco, pero también querían restringir al misil
interceptor a una velocidad máxima de 3 km por segundo. En
mayo de 1995, las dos naciones accedieron a este acuerdo.51
En este punto, estas fueron las únicas concesiones hechas
por la administración Clinton hacia el despliegue o
desarrollo de BMD. De hecho, más temprano en la revisión
de cinco años del tratado en setiembre de 1993, la
administración se apartó de algunos de los cambios propuestos por
la anterior para relajar las restricciones del tratado. En 1996,
Clinton respondió a la presión del congreso por BMD con un
veto.52
Sin embargo, los eventos conspiraron contra el tratado: la
proliferación de misiles y amenazas NBC con varios países; el
252
reporte Rumsfeld; los desarrollos de misiles de Corea del Norte y
la política doméstica, especialmente los temores de los
Demócratas de que los Republicanos usen la BMD como un
tema en las elecciones del 2000. Estos eventos forzaron a la
administración a concesiones claves, sino es que
capitulaciones ante los partidarios de la BMD. En enero de
1999, el Secretario de Defensa William Cohen anunció un
programa de $6.6 billones en cinco años para desarrollar un
sistema BMD de los casi $4 billones ya presupuestados.
Cohen declaró que los Estados Unidos estaba buscando
cambios limitados en el tratado ABM que permitiesen en
despliegue de una BMD con restricciones y que, de no
aprobarse tales enmiendas, el país se podría retirar del
tratado. Un periodista observe que el anuncio de Cohen
“enfureció a los rusos, consternó a los defensores del control de
armas y estimuló nuevos esfuerzos de los halcones en el congreso
para abandonar el tratado anti misiles balísticos de 1972, que
consideran que limita la capacidad de los EEUU para
defenderse ante una creciente amenaza de misiles.”53
Mientras tanto, la administración trató de recuperar a los
rusos y defensores del control de arma. A pocas horas de las
declaraciones de Cohen, las máximas autoridades de la
administración, incluyendo a la Secretaria de Estado
Madeleine Albright y al consejero de seguridad nacional del
presidente Samuel Berger, aclararon o según algunos
repudiaron las palabras de Cohen.54 En un intento de alentar a
los Rusos a acceder a las modificaciones del tratado, la
administración llegó hasta a ofrecer apoyo financiero de los EEUU
para ayudar a Rusia a terminar una importante instalación de radar
en Siberia y modernizar otra en Azerbaiyán. A pesar de que había
unas pocas y débiles señales mixtas provenientes de Moscú, los
rusos mantuvieron la opinión de que el tratado debía
permanecer intacto.55
Sin embargo, Clinton cedió a las realidades políticas conforme
el Congreso aprobaba, por un margen a prueba de veto, una
propuesta de Defensa Nacional anti Misiles en marzo de 1999.
En Julio, Clinton firmó la medida que buscaba una BMD
nacional lo más temprano que fuese técnicamente posible. El
presidente también se comprometió a tomar la dura y rápida
decisión en junio de 2000, a pesar de que parecía que iba a ser
una mera formalidad en vista de la próxima elección
presidencial.56 A inicios de 2000, varias personalidades
influyentes solicitaron posponer esta decisión. Algunos
253
fervientes defensores de la BMD temieron que Clinton optase
por un sistema mínimo y corte las posibilidades de uno más
robusto y prefiriese esperar la elección de un Republicano. Otros
querían que la decisión se tome fuera de la luz de la política del
caldeado, pero no particularmente iluminado año electoral. Mientras
tanto, los nominados presidenciales de 2000 mantuvieron sus
posiciones sobre el tema. El Republicano, George W. Bush,
propuso apoyar no uno sino dos sistemas de defensa anti misil
(BMD nacional y de teatro) lo más pronto posible. Su oponente,
Al Gore, fue más cauto. Apoyó el concepto BMD, pero no
desplegaría el sistema sin extensas pruebas, conversaciones
con los rusos y la aprobación internacional.57
Clinton dejó en claro que aprobaría la BMD si cubría cuatro
criterios, que incluían un costo aceptable, una real amenaza, una
tecnología alcanzable y tolerable impacto diplomático.58 Todos
estos cuatro criterios estaban abiertos a amplias
interpretaciones. Por ejemplo ¿qué costo es tolerable?
¿Cuánto vale el salvar a una ciudad de los EEUU? ¿Qué
medida define “tecnología alcanzable”? Esto es, ¿Cuan bien
debe trabajar el sistema? En forma similar, las apreciaciones
de amenaza e impacto diplomático eran sujeto de
considerable juicio subjetivo.
A lo largo de la historia de la BMD, sus detractores han
formulado objeciones técnicas. Estas se centraban en la
facilidad con la que un atacante podía engañar o saturar al
sistema usando señuelos relativamente simples. Un nuevo tema
fue el destacar que el impulsor para el misil no sería probado
hasta después que el sistema fuese desplegado. Los críticos
notaron que produciría 10 veces las vibraciones de alta
frecuencia que en el sistema de pruebas y, según un estudio
de la Oficina de Presupuesto del Congreso, “distorsionaría o
dañaría la óptica o electrónica de destrucción del vehículo,
eliminando la capacidad de interceptación.”59 Tres grandes
grupos científicos se opusieron al plan y quizás lo más
impresionante fue una petición que enviaron la mitad de los
Premios Nobel norteamericanos al Presidente urgiéndolo a
rechazar la NMD, pues llamaron al plan “prematuro, un
desperdicio y peligroso.”60 Los detractores también subrayaron la
perenne objeción del costo. A inicios de abril de 2000, el Director de
la Organización de Defensa anti Misil Balístico anunció que la
primera fase d el sistema costaría casi 60 % más de los
estimados previos y $20.2 billones para desarrollar, desplegar
y soportar el sistema de 100 misiles en Alaska hasta 2025. El
254
estimado creció de $26–$30 billones en los reportes de julio a
$40.3 billones en agosto, pero la prensa insistía en usar la cifra
de $60 billones, la misma cifra que la Oficina de Presupuesto del
Congreso dio en abril para un sistema mucho más expandido.61
Independientemente de los detalles, claramente los costos eran
altos y parecían seguir subiendo.
La administración Clinton propuso un plan en un punto
medio para una BMD. Los EEUU construirían un radar de
seguimiento en la remota isla Shemya, en las Aleutianas de
occidente; actualizaría cinco radares de alarma temprana y
reemplazaría el actual sistema de satélites de alarma temprana
(Programa de Apoyo a la Defensa) con el sistema de satélites
infrarrojos basados en el espacio (SBIRS-High). Después, los
Estados Unidos añadirían radares basados en tierra y el
sistema infrarrojo especial (SBIRS-Low). Para proteger Alaska y
Hawaii (junto con los otros 48 estados) —áreas políticamente
importantes pese a que relativamente pocos estadounidenses
viven allí—los misiles inicialmente se ubicarían en Alaska.
Después, los Estados Unidos construirían un Segundo sitio de
misiles interceptores en la zona norte del país para proteger
mejor a la muy poblada sección este del territorio.62 La
primera fase del plan requería un nuevo radar en Shemya
para 2005, 20 misiles basados en Alaska para 2005, y 100
misiles para 2007. Los Estados Unidos deseaban cambios en
el tratado ABM de 1972 para permitir la modernización de otros
radares en Alaska, Massachusetts y California. La segunda
fase expandiría el sistema de radar. En la tercera fase, los
Estados Unidos sumarían un segundo emplazamiento de
misiles en North Dakota con 150 misiles.63
La Defensa de Misiles Balísticos continuó su curso
oscilante durante la segunda mitad de 2000 e inicios de
2001. El sistema sufrió contratiempos debidos a problemas
técnicos y eventos diplomáticos. La amenaza de un ICBM de
Corea del Norte se redujo en 2000 pues ese país promovió
conversaciones con los surcoreanos, incluyendo una reunión
de los líderes de las dos Coreas. Además, y más precisamente
para los norteamericanos, a fines de 1999 los norcoreanos
anunciaron una moratoria en sus pruebas de misiles. Luego
a fines de julio de 2000, el presidente ruso Vladimir Putin
anunció que los norcoreanos tenían la voluntad de abandonar
su programa de misiles a cambio de un impulsor para lanzar
satélites al espacio. El énfasis en Corea del Norte como
amenaza parecía estar cediendo.64
255
Los rusos efectuaron una dura y efectiva campaña
diplomática para debilitar el programa BMD. Las visitas del
Presidente Putin a aliados americanos fueron problemáticas
para los defensores de la NMD, pero la cooperación rusa y
china era inquietante para las autoridades de EEUU. En una
declaración conjunta en Julio de 2000, los dos países
llamaron al tratado ABM de 1972 ABM “la piedra angular de la
estabilidad estratégica global y la seguridad internacional” y
advirtieron de las “más graves consecuencias adversas” si los
Estados Unidos continuaba con la NMD.65 En julio de 2001
Rusia y China firmaron un pacto de amistad, del que los
comentaristas de prensa enfatizaron que la NMD era un
factor principal para su desarrollo.66 En otro movimiento, los
Rusos ofrecieron compartir una defensa de misiles de teatro
con Occidente, específicamente una defensa de interceptación
en fase de impulso (BPI). Alcanzar a los misiles hostiles
cuando estaban siendo lanzados tenía numerosas ventajas,
pues el misil sería un blanco más lento (y por tanto más fácil)
durante sus primeros 120 a 210 segundos de vuelo. La
destrucción entonces discriminaría el problema de señuelos y
haría que los escombros cayesen en suelo del enemigo. Un
sistema de este tipo basado en Rusia cubriría a los Estados
Unidos de ataques ICBM desde Corea del Norte, y muchos
desde Irán e Iraq, a pesar de que no desde Libia ni
lanzamientos desde China o Rusia.67 El concepto BPI también
tuvo apoyo de varios críticos antiguos de la BMD, incluyendo
a Theodore Postal, quien opinó que el concepto “tiene muchos
más sentido. Toda la tecnología está al alcance de las
manos.”68 Otros hicieron notar que la BPI sería un tercio más
barato que el plan de Alaska y menos amenazante para los
chinos y rusos. La única pequeña objeción de Rusia a la
posición americana fue una concesión de Putin en junio de
que si había razones de preocupación sobre el asunto de la
proliferación de misiles balísticos. Aun así, sin embargo, los
generales rusos insistieron en que la amenaza de estados
rebeldes no era tan urgente como sostenían los Estados
Unidos.69
Más serias y ciertamente más dramáticas fueron las fallas
de las pruebas. Después de lograr un éxito en sus primeras
pruebas de interceptación en octubre de 1999, el misil falló
en enero de 2000. Debido a la decisión pendiente del
Presidente Clinton, la prueba programada para el
verano de ese año fue critica.70 Antes del evento, algunos
256
dijeron que el ensayo estaba arreglado. Un artículo en Time
dijo que “poco se ha dejado al azar... tan poco, de hecho, que esta
puede ser una prueba solo en nombre—una costosa prueba de arte
de desempeño a lo Potemkin para lograr enormes adquisiciones
militares.”71 En cualquier caso, el programa sufrió un doble
fracaso el 8 de julio de 2000, cuando el vehículo destructor no
logró separarse del impulsor, y el globo señuelo no se despegó
del misil blanco. Los Ángeles Times la llamo un “espectacular
fracaso de prueba” y una “debacle de monumentales
proporciones.”72 Además, mientras que un observador neutral
podría considerar el incidente como una prueba nula,
verdaderamente eran malas relaciones públicas y políticas.
Con solo un éxito en tres intentos, la presión diplomática de
simpatizantes y detractores por igual, presión doméstica
magnificada por los medios y costos estimados crecientes, el
Presidente Clinton estaba bajo mucha presión para cancelar
el programa. La cercanía de la campaña para la elección
presidencial no ayudó al asunto, y el 1 de septiembre de 2000,
anunció que estaban posponiendo la decisión, dejando esa
responsabilidad a su sucesor.73
Notas
1. David Dennon, Balistic missile Defense in the Post-Cold War Era (Boul-
der: Westview Press, 1995), 11.
2. Donald Baucom, The Origins of SDI, 1944–1983 (Lawrence, Kans.:
University Press of Kansas, 1992), 199; Balistic missile Defense Organization
(BMDO), “Fact Sheet: Balistic missile Defense Organization Budgetary His-
tory,” http://www.acq.osd.mil/bmdo/bndolink/htm/tmd.html; Dennon,
Balistic missile Defense, 8–10; General Accounting Office, Theater Missile
Defense Program: Funding and Personnel Requirements Are Not Fully Defined,
Diciembre 1992, 1–2, AUL; James Lindsay y Michael O’Hanlon, Defending
America: The Case for Limited National Missile Defense (Washington, D.C.:
Brookings Institution, 2001), 114.
3. El financiamiento para defense BMD varió de $1,103 miliones en TMD
en 1993 y $1,886 millones en NMD a $1,646 miliones y $553 millones en
1994. Ver BMDO, “Fact Sheet,” 1.
4. Theater Missile Defense: Systems and Issues, 1994 (Washington, D.C.:
American Institute of Aeronautics and Astronautics, Junio 1994), 3, 8; y
Dennon, Balistic missile Defense, 14, 54.
5. BMDO, “Fact Sheet,” 2.
6. James Walker, Frances Martin, y Sharon Watkins, Strategic Defense:
Four Decades of Progress (n.p.: Oficina de Historia del Comando del Espacio
260
y Defensa Estratégica del Ejército de los EEUU, 1995), 107.
7. Balistic missile Defence Organization, “Fact Sheet, History of the Bal-
listic Missile Defense,” http://www.acq.osd.mil/bmdo/bmdolink/html/tmd.
html, 3; David Grogan, “Power Play: Theater Balistic missile Defense, National
Balistic missile Defense and the ABM Treaty” (tesis de maestría en leyes,
George Washington University Law School, May 1998), 57–64.
8. BMDO, “Fact Sheet: Patriot Advanced Capabability-3,” 1–2, http://www.
acq.osd.mil/bmdo/bmdolink/html/tmd/html; Tony Cullen y Christopher
Foss, eds., Jane’s Land-Based Air Defense, 9th ed., 1996–97 (Londres: Jane’s,
1996), 286; Richard Falkenrath, “US and Balistic missile Defense” Center
for Science y International Affairs (Harvard University), Octubre 1994, 18; y
Lisbeth Gronlund et al., “The Weakest Line of Defense: Intercepting
ballistic Missiles,” en Joseph Cirincione y Frank von Hippel, eds., The Last
Fifteen Minutes: Balistic missile Defense in Perspective (Washington, D.C.:
Coalition to Reduce Nuclear Dangers, 1996), 57.
9. Gronlund et al., “The Weakest Line of Defense,” 57.
10. Cullen y Foss, Jane’s Land-Based Air Defense, 9th ed., 1996–97,
209, 284; Falkenrath, “US and Balistic missile Defense,” 20–21; J. W.
Schomisch, 1994/95 Guide to Theater Missile Defense (Arlington, Va.: Pasha,
1994), 47, 49, 51; y Walker, Martin, y Watkins, Strategic Defense, 99, 102.
11. Philip Coyle, “Rhetoric or Reality? Missile Defense Under Bush,” Centro
de Información para la Defensa, Washington, D.C., May 2002; John Donnelly,
“Patriot Interceptions Hit Targets in Tests,” Space and Missile Defense
Report, 24 de Marzo de 2002, 2; John Donnelly, “Military May Cut in Half
Buys of Anti-Scud Missiles,” Defense week, 17 de Julio de 2000; Bradley
Graham, “Army Hit in New Mexico Test Said to Bode Well for Missile
Defense,” Washington Post, 16 de Marzo de 1999, 7; “PAC-3 Missile Program
Cost Overruns Soar to $278 Million,” Aerospace Daily, 18 de Junio de 1999;
James Hackett, “Missile Defense Skeptical Revival,” Washington Times, 26 de
Agosto de 1999, 13; “Missile Defense Success Story,” Washington Times, 20
Octubre 2000; Gopal Ratnam, “U.S. Army Struggles to Lower PAC-3 Missile
Costs,” Defense News, 31 de Julio de 2000; Robert Wall, “Missile Defense
Changes Emerge,” Aviation week and Space Technology, 30 de Agosto de
1999, 30; “Lockheed’s PAC-3 Knocks Down a Contract,” Baltimore Sun, 17
de Setiembre de 1999; y Hunter Keeter, “PAC-3 Intercept Clears Way for
LRIP Decision,” Defense Daily, 17 de Setiembre de 1999, 1.
12. Centro de Estudios para la Defensa y Seguridad Internacional,
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1.htm; Cullen y Foss, Jane’s Land-Based Air Defense, 289, 293–95;
Falkenrath, “US and Balistic missile Defense,” 19; y Federation of Atomic
Scientist, “HAWK,” 1–2, http://www.fas.org/spp/starwars/program/
hawk.htm.
13. Los franceses salieron en Mayo de 1996. Ver BMDO, “Fact Sheet:
Medium Extended Air Defense System,” 1–2,
http://www.acq.osd.mil/bmdo/bmdolink/htm/tmd/html; Centro de
Estudios para la Defensa y Seguridad Internacional, “US-Allied
Cooperation,” 3, http://www.cdiss.org/coopt.htm; y Vago Muradian,
“Lockheed Martin Beats Raytheon to Win MEADS Effort,” Defense Daily, 20
de Mayo d e 1999.
14. BMDO, “Fact Sheet,” 1; Federation of Atomic Scientists, “Medium Ex-
261
tended Air Defense System (MEADS) Corps SAM,” 1, http://www.fas.org/
spp/starwars/program/MEADS.htm; Cullen y Foss, Jane’s Land- Based
Air Defense, 292; Ramon Lopez, Andy Nativi, y Andrew Doyle, “The Need for
MEADS,” Flight International, 17–23 de Marzo de 1999, 34; y Schomisch,
1994/95 Guide, 78.
15. BMDO, “Fact Sheet,” 2; Cullen y Foss, Jane’s Land-Based Air De-
fense, 292; Gronlund, “The Weakest Line of Defense,” 47; Lopez, Nativi, y
Doyle, “The Need for MEADS,” 34; Greg Seigle, “US Spending Row Puts
MEADS in Jeopardy,” Jane’s Defence weekly, 25 de Agosto de 1999; y Wall,
“Missile Defense Changes Emerge,” 30.
16. Muradian, “Lockheed Martin.”
17. Oficina General de Contabilidad, US Israel Arrow/Aces Program: Cost,
Technical, Proliferation and Management Concerns, Agosto 1993, 1–2; Arieh
O’Sullivan, “Final Arrow Test to be Held Soon,” Jerusalem Post, 22 Octubre
1999; y Arieh O’Sullivan, “Air Force Welcomes Arrow 2,” Jerusalem Post, 15
de Marzo 2000.
18. BMDO, “Fact Sheet,” 1, http://www.acq.osd.mil/bmdo/bmdolink/
html/tmd.html; Steven Hildreth, “Theater Balistic missile Defense Policy, Mis-
sions and Program: Current Status,” Servicio de Investigación del
Congreso, Junio de 1993, 30; William Orme, “In Major Test, New Israeli
Missile Destroys ‘Incoming’ rocket,” New York Times, 2 de Noviembre de
1999; Schomisch, 1994/95 Guide, 125; y Greg Seigle, “Confidence Over
US-Israeli target Test of Arrow 2,” Jane’s Defence weekly, 20 de Octubre
d e 1999.
19. BMDO, “Fact Sheet,” 2; Schomisch, 1994/95 Guide, 124–25; y
Seigle, “Confidence over US-Israeli Target Test.”
20. Arieh O’Sullivan, “Arrow Anti-Missile Shield is Operational,”
Jerusalem Post, 17 de Octubre de 2000; “The Arrow Shield,” Jerusalem
Post, 16 de Marzo de 2000; Hildreth, “Theater Balistic missile Defense
Policy,” 30; William Orme, “Israel: Missile Defense Deploys,” New York
Times, 15 de Marzo de 2000, A6; y Schomisch, 1994/95 Guide, 125.
21. Cullen y Foss, Jane’s Land-Based Air Defense, 9th ed., 1996–97, 283;
David Heebner, “An Overview of the U.S. DOD Theater Missile Defense
Initiative,” 53, en American Institute of Aeronautics y Astronautics, Theater
Missile Defense: Systems and Issues—1993 (Washington, D.C.: AIAA, 1993);
y Earl Ficken, “Tactical Balistic missile Defense: Have We Learned Our
Lesson?” Colegio de Guerra Aérea, Abril de 1995, 21.
22. Balistic missile Defense Organization, “Fact Sheet: Theater High Al-
titude Area Defense System,” 2, http://www.acq.osd.mil/bmdo/bmdolink//
Html/tmd.html; Ficken, “Tactical Balistic missile Defense,” 21; y Cullen y
Foss, Jane’s Land-Based Air Defense, 284.
23. La confusión sobre costos puede deberse a la inclusión/exclusión
del sensor TMD-GBR que brindará información de búsqueda y captura al
TMD. Ver Cirincione y von Hippel, “Last 15 Minutes,” 48; Cullen y Foss,
Jane’s Land-Based Air Defense, 283–84; Oficina General de Contabilidad,
Theater Missile Defense Program: Funding and Personnel Requirements Are
Not Fully Defined, Diciembre 1992, 10–11, HRA; Bradley Graham, “Pentagon
Gives THAAD a Boost,” Washington Post, 20 de Agosto de 1999, 2; Joseph
Peterson, “Theater Missile Defense: Beyond Patriot?” Naval Post- graduate
School, Junio 1994, 97; y Schomisch, 1994/95 Guide, 250.
262
24. El Bureau Federal de Investigation limpió al contratista de estos
alegatos. Ver Bradley Graham, Hit to Kill: The New Battle over Shielding
America from Missile attack (New York: Public Affairs, 2001), 228; Craig
Eisendrath, Melvin Gorman, y Gerald March, The Phantom Defense:
America’s Pursuit of the Star Wars Illusion (Westport, Conn.: Praeger, 2001),
23; William Broad, “New Anti-Missile System to be Tested this week,” New
York Times, 24 de Mayo de 1999, 1; y Walker, Martin, y Watkins, Strategic
Defense, 103.
25. BMDO, “Fact Sheet, THAAD,” 1; Glenn Goodman, “Layered Protec-
tion,” Armed Forces Journal International, Noviembre de 2000; Bradley
Graham, “Anti-Balistic missile Has 2d Hit,” Washington Post, 3 de Agosto
de 1999, 6; James Hackett, “What the THAAD Hit Means,” Washington
Times, 15 de Junio de 1999, 18; Robert Holzer, “U.S. Navy Rips Missile
Merger,” Defense News, 8 de Febrero de 1999, 3; y Philip Shelton, “After six
Failures, Test on Antimissile System Succeeds,” New York Times, 11 de
Junio d e 1999.
26. John Donnelly, “THAAD Intercepts Were Unrealistic, Top Tester Says,”
Defensa Daily, 23 de Agosto de 1999, 1; Graham, “Pentagon Gives THAAD a
Boost,” 2; y “THAAD Test Flight Pushed Back as Accelerated Development is
Mulled,” Inside Missile Defense, 14 de Julio de 1999, 4; y Coyle, “Rhetoric
or Reality?”
27. BMDO, “Fact Sheet: Navy Area Balistic missile Defense Program,”
Noviembre 2000, 1–2, http://www.acq.osd.mil/bmdo/bmdolink/html/tmd.
html; “Navy Optimistic Following Recent Success of Navy Area Missile De-
fense System,” Defense Daily, 28 de Agosto de 2000; Peter Skibitski, “Navy
Again Slides Date of First Area Anti-Balistic missile Shot,” Inside the Navy,
13 de Marzo de 2000; “White House Decision May Move Sea-Based NMD
into Spotlight,” Inside Missile Defense, 6 de Setiembre de 2000; Robert Wall
y David Fulghum, “What’s Next For Navy Missile Defense,” Aviation week and
Space Technology, 24 de Diciembre de 2001, 44; y Ron Laurenzo, “Adridge
Speaks on Osprey, Missile Defense, More,” Space and Missile Defense Report,
3 de Enero de 2002, 1.
28. John Donnelly, “Pentagon Plans $5 Billion for ‘Upper Tier’ Missile
Defense,” Defensa week, 20 de Diciembre de 1999, 1.
29. Gronlund, “The Weakest Line of Defense,” 48; Heebner, “An Overview,”
56; Peterson, “Theater Missile Defense,” 72; Schomisch, 1994/95 Guide, 75,
77; y Simon Worden, “Technology and Theater Missile Defense,” en American
Institute of Aeronautics and Astronautics, Theater Missile Defense: Systems
and Issues—1993 (Washington, D.C.: AIAA, 1993), 94.
30. BMDO, “Fact Sheet: Marina Theater Wide Balistic missile Defense,”
1–2; Wade Boese, “Navy Theater Missile Defense Test Successful,” Arms Con-
trol Today, Marzo 2002, 29; Goodman, “Layered Protection”; Anthony Sommer,
“Defense Missile Test Will Be Held Off Kauai,” Honolulu Star-Bulletin, 11 de
Julio de 2000; y Robert Suro, “Missile Defense is Still Just A Pie in the
Sky,” Washington Post, 12 de Febrero d e 2001.
31. Los buques Aegis ya han costado al país $50 billones. Ver Coyle,
“Rhetoric or Reality?”; Kim Holmes y Baker Spring, “Missile Defense Com-
pass,” Washington Times, 14 de Julio de 2000; Murray Hiebert, “Flying
High on Blind Faith,” Far Eastern Economic Review, 22 de Febrero de 2001;
y Lindsay y O’Hanlon, Defending America, 102–3.
32. Colin Clark y Robert Holzer, “U.S., Allies Move on Maritime TMD
263
Partnership Plan,” Defense News, 29 de Noviembre de 1999, 1; y Sandra
Erwin, “U.S. Ponders Sea-Based Missile Defense,” National Defense, Octubre
1999, 25.
33. “Let President Defer Missile Deployment,” Minneapolis Star Tribune,
11 de Julio de 2000; y Richard Newman, “Shooting from the Ship,” U.S.
News and world Report, 3 de Julio d e 2000.
34. Esto recuerda históricamente la mentalidad de los británicos en el
periodo interguerras y su regla de 10 años que justificaba presupuestos de
defensa mínimos. Esta política los dejó mal preparados para la Segunda
Guerra Mundial, y quizás alentó la agresión alemana, y ciertamente los llevó
a reveses militares a inicios de la guerra.
35. Citado en Clarence Robinson, “Missile Technology Access Emboldens
Rogue Nations,” Signal, Abril de 1999; y James Hackett, “CIA Candor on
Missile Threat,” Washington Times, 20 de Setiembre de 1999, 19.
36. Lindsay y O’Hanlon, Defending America, 198, apendice C, “Excerpts
from the 1998 Rumsfeld Commission Report.”
37. Robinson, “Missile Technology.”
38. Ibid. El reporte tuvo considerable credibilidad debido a sus
unanimes hallazgos e impresionantes autores. Ver Lindsay y O’Hanlon,
Defending America, 197n.
39. Citado en “Missile Controversies,” Air Force Magazine, Enero 1999,
50.
40. “Missile Controversies,” 50.
41. Especificamente, el Estimado Nacional de Inteligencia (NIE) dijo,
“Proyectamos que durante los próximos 15 años los Estados Unidos muy
probablemente enfrente amenazas ICBM desde Rusia, China, y Corea del
Norte, probablemente desde Iran, y posiblemente desde Iraq.” Ver Lindsay y
O’Hanlon, Defending America, 218, apendice D, “Excerpts from the 1999
National Intelligence Estimate”; John Donnelly, “Iran Has Makings of North
Korea’s Taepo Dong,” Defense week, 24 de Mayo de 1999, 1; Jim Lea,
“Report: N. Korea Using Japanese Technology for Developing Missiles,”
Pacific Stars and Stripes, 20 de Febrero de 1999, 3; Jim Lea, “ROK Won’t
Join Missile Program,” Pacific Stars and Stripes, 5 de Mayo de 1999, 3;
Robinson, “Missile Tecnology”; y Steven Myers y Eric Schmitt, “Korea Accord
Fails to Stall Missile Plan,” New York Times, 18 de Junio de 2000.
42. “Budget Rise Sought to Cover Missile Shield,” South China Morning
Post, 21 de Diciembre de 1999; Steven Hildreth y Gary Pagliano, “Theater
Missile Defense and Technology Cooperation: Implications for the U.S.-
Japan Relationship,” Servicio de Investigación del Congreso, Agosto de
1995; y Calvin Sims, “U.S. and Japan Agree to Joint Research on Missile
Defense,” New York Times, 17 de Agosto d e 1999.
43. Don Kirk, “U.S. to Back Seoul’s Plan For Extended Missile Force,” In-
ternational Herald Tribune, 13 de Julio de 2000; Lea, “ROK Won’t Join”; y
Don Kirk, “U.S. and Japan to Join in Missile Defense to Meet Pyongyang
Threat,” International Herald Tribune, 29 de Julio d e 1999.
44. Vanessa Guest, “Missile Defense is Wrong Call on Taiwan,” Los Angeles
Times, 3 de Mayo de 1999, 17; “Missile Defense System Necessary,” South
China Morning Post, 25 de Junio de 1999; y “Taiwan Plans to Buy Missile
Defense,” Washington Post, 26 de Marzo de 1999, 22.
45. William Tow y William Choung, “Asian Perceptions of BMD: De-
264
fense or Disequilibrium?” Contemporary Southeast Asia, Diciembre de
2001; y Lindsay y O’Hanlon, Defending America, 124–25.
46. Joseph Fitchett, “Washington’s Pursuit of Missile Defense Drives
Wedge en NATO,” International Herald Tribune, 15 de Febrero d e 2000.
47. Elizabeth Becker, “Allies Fear U.S. Project May Renew Arms Race,”
New York Times, 20 de Noviembre de 1999, 5; Clifford Beal, “Racing to Meet
the Balistic missile threat,” International Defense Review, Marzo de 1993,
211; William Drozdiak, “Possible U.S. Missile Shield Alarms Europe,”
Washington Post, 6 de Noviembre de 1999, 1; “Experts: U.S., Europe Far
Apart on Response to Balistic missile Threat,” Inside Missile Defense, 14 de
Julio de 1999, 1; y Schomisch, 1994/95 Guide, 99.
48. Tow y Choung, “Asian Perceptions of BMD.”
49. Había acusaciones de que los Sovieticos burlaban el tratado. Mientras
muchos de esos casos estaban en una zona gris, sobre la cual los abogados
discutieron indefinidamente, el ministro Sovietico de relaciones exteriores
Eduard Shevardnadze admitió en Octubre de 1989 que la instalación de
radar en Krasnoyarsk era una violacion al tratado. Ver Ralph Bennett,
“Needed: Missile Defense,” Reader’s Digest, Julio de 1999.
50. Los ICBMs tienen una velocidad de 7 km/s y un alcance de 10,000,
mientras que los misiles balísticos tacticos tienen velocidades alrededor de
2 km/s. Ver Falkenrath, “US and Balistic missile Defense,” 37, 39; y
Gronlund, “The Weakest Line of Defense,” 59.
51. Gronlund, “The Weakest Line of Defense,” 59.
52. “Missile Defense,” Kansas City Star, 24 de Enero de 1999, K2; y
Schomisch, 1994/95 Guide, 24.
53. Thomas Lippman, “New Missile Defense Plan Ignites Post–Cold War
Arms Debate,” Washington Post, 14 de Febrero de 1999, 2; Steven Myers,
“U.S. Asking Russia to Ease the Pact on Missile Defense,” New York Times,
21 de Enero de 1999, 1.
54. La administración quería ir mas allá en la reducción de armas, aun
cuando el acuerdo START II no había sido ratificado por el parlamento
Ruso. Había esperanzas de que START III reduciría aun mas las ojivas
nucleares estatégicas de ambas potencias de 6,000 a 1,500. Ver Sheila
Foote, “White House Threatens Veto of Cochran’s NMD Bill,” Defense Daily,
5 de Febrero de 1999, 1; Lippman, “New Missile Defense Plan”; Bill Gertz,
“U.S. Missile Plan Hits Roadblock,” Washington Times, 22 de Octubre de
1999, 1; Frank Gaffney, “What ABM Treaty?” Washington Times, 4 de Marzo
de 1999, 17; Bradley Graham, “U.S. to Go Slowly on Treaty,” Washington
Post, 8 de Setiembre de 1999, 12; y Jonathan Weisman, “U.S., Russia to
Develop a Joint Missile Defense,” Baltimore Sun, 1 de Agosto d e 1999.
55. Michael Gordon, “U.S. Seeking to Renegotiate a Landmark Missile
Treaty,” New York Times, 17 de Octubre de 1999, 1; Graham, “U.S. To Go
Slowly on Treaty,” 13; Jane Perlez, “Russian Aide Opens Door a Bit to U.S.
Bid for Missile Defense,” New York Times, 19 de Febrero de 2000; “Russia:
Talks with U.S.,” New York Times, 23 de Diciembre de 1999, A8; “Russia
Rejects Changes in ABM Treaty,” Washington Post, 4 de Marzo de 2000, 14;
y Weisman, “U.S., Russia to Develop.”
56. Bennett, “Needed”; y David Sands, “U.S. Considers Placing Missiles at
Alaska Sites,” Washington Times, 9 de Setiembre de 1999, 17.
57. Elizabeth Becker y Eric Schmitt, “Delay Sought in Decision on
265
Missile Defense,” New York Times, 20 de Enero de 2000; Justin Brown,
“Two Views of Security, as Seen in ‘Star Wars,’ ” Christian Science Monitor,
13 de Marzo de 2000; Bradley Graham, “Missile Shield Still Drawing
Friends, Fire,” Washington Post, 17 de Enero de 2000; James Hackett,
“Sorties against Missile Defenses,” Washington Times, 27 de Diciembre de
1999; y Jane Perlez, “Biden Joins G.O.P. in Call for a Delay in Missile-
Defense Plan,” New York Times, 9 de Marzo de 2000.
58. En Febrero 1985, el politico Paul Nitze propuso que la SDI debe ser
juzgada por su efectividad militar, sobrevivencia y costo efectividad al
margen; es decir, debe ser mas barato para la defense que para el ataque añadir
sistemas adicionales. Ver Eisendrath, Goodman y Marsh, The Phantom
Defense, 16; y Mary McGrory, “Going Ballistic,” Washington Post, 30 de
Marzo de 2000.
59. “A Misdirected Missile Defense Plan,” Los Angeles Times, 30 de Abril
de 2000, M4.
60. Davis Abel, “Missile System’s Best Defense is Public Opinion,” Boston
Globe, 28 Enero 2001; William Broad, “Nobel Winners Urge Halt to Missile
Plan,” New York Times, 6 de Julio de 2000; y Elaine Sciolino, “Critics
Asking Clinton to Stop Advancing Missile Plan,” New York Times, 7 de Julio
d e 2000.
61. Jim Abrams, “Report Puts $60 Billion Tag on Shield,” USA Today, 27
de Abril de 2000; Tony Capaccio, “National Missile Defense Cost Estimate
Rises nearly 20 %,” Defense week, 11 de Setiembre de 2000; Helen Dewar,
“Clinton is Urged to Defer to Successor on Missile Shield,” Washington Post,
14 de Julio de 2000; y John Donnelly, “Missile Defense Costs 60 % more
than Advertised Price,” Defense week, 3 de Abril d e 2000.
62. Dean Wilkening, “Keeping National Missile Defense in Perspective,”
Issues in Science and Technology (Winter 2001); y Lindsay y O’Hanlon,
Defending America, 89.
63. “Pentagon Delays Test of Defense Using Missiles,” New York Times,
22 de Marzo 2000; Steven Myers y Jane Perlez, “Documents Detail U.S. Plan
to Alter ’72 Missile Treaty,” New York Times, 28 de Abril de 2000;
“Misdirected Missile Defense Plan,” Los Angeles Times, 30 de Abril de 2000;
y Robert Suro y Steven Mufson, “GAO Report Finds Fault with Missile
Shield Plan,” Washington Post, 17 de Junio de 2000.
64. Centro de Información para Defensa, National Missile Defense: What
Does It All Mean? (Washington, D.C.: Center for Defense Information, 2000),
4; Michael Gordon, “North Korea Reported Open to Halting Missile
Program,” New York Times, 20 de Julio de 2000; y Steven Myers, “Russian
Resistance Key in Decision to Delay Missile Shield,” New York Times, 3 de
Setiembre de 2000.
65. Ted Plafker, “China, Russia Unify against U.S. Missile Shield,” Wash-
ington Post, 19 de Julio d e 2000.
66. El dominio económico y military de los EEUU era, por supuesto, el
principal factor en llevar a estos dos países juntos.
67. Christopher Castelli, “Russian BPI Could Help Negate Missile from
North Korea, Iran, Iraq,” Inside the Navy, 19 de Febrero de 2001; Michael
Gordon, “Joint Exercise on Missiles Seen for U.S. and Russia,” New York
Times, 29 de Junio de 2000; y James Hackett, “Putin’s Missile Defensa
Política,” Washington Times, 21 de Julio d e 2000.
68. Tom Bowman, “Consensus Grows for ‘Boost-Phase’ Missile Defense,”
266
Baltimore Sun, 18 de Julio de 2000.
69. Ibid.; David Hoffman, “Russian Generals Diverge from Putin-Clinton
Stance on Missile Threat,” Washington Post, 30 de Junio de 2000; y
Eisendrath, Goodman, y March, The Phantom Defense, 107.
70. Coyle, “Rhetoric or Reality?”; y Graham, Hit to Kill, 188.
71. Mark Thompson, “Missile Impossible?” Time, 10 de Julio d e 2000.
72. Tom Plate, “The Costs of a Ridiculous ‘Defense,’ ” Los Angeles Times,
12 de Julio de 2000; y Tom Bowman, “Missile Defense Supporters Still
Hopeful after Failed Test,” Baltimore Sun, 9 de Julio d e 2000.
73. Charles Babington, “Clinton’s Decision Presents Challenges to Gore,
Bush,” Washington Post, 2 de Setiembre de 2000.
74. Eric Schmitt, “In Search of a Missing Link in the Logic of Arms Con-
trol,” New York Times, 16 de Julio d e 2000.
75. John Barry, “Looking Forward to NMD,” Newsweek, 29 de Enero de
2001; Steven Myers, “Bush Repeats Call for Arms Reduction and Missile
Shield,” New York Times, 27 de Enero de 2001; y Miles Pomper, “Political
Turmoil May Up Odds for Missile Defense Accord,” Congressional Quarterly
weekly, 18 de Noviembre d e 2000.
76. Michael Gordon, “Moscow Signaling a Change in Tone on Missile De-
fense,” New York Times, 22 de Febrero d e 2001.
77. Joseph Fitchett, “Bush Can’t Afford to Ignore Missile Defensa, Envoys
Tell Europeans,” International Herald Tribune, 6 Febrero 2001; y David
Sands, “Shadow Official Backs Missile Shield Guarding NATO,” Washington
Times, 15 de Febrero de 2001.
78. El emplazamiento de Alaska puede sestar listo entre 2003 y 2005 con
una capacidad de emergencia antes que otros dos sistemas: el laser
aerotransportado y el Sistema de la Marina. Ver Carla Robbins y Greg
Jaffe, “Bush’s Planned Missile-Shield Program May Violate ABM Treaty
‘Within months,’ ” Wall Street Journal, 12 de Julio de 2001; James Dao,
“Pentagon Sets Fourth Test of Missile For July 14,” New York Times, 7 de
Julio de 2001; y Wayne Specht, “Pacific ‘Test Bed’ for Missile Defense Raises
Questions about ABM Treaty,” Pacific Stars and Stripes, 16 de Julio d e
2001.
79. “Conservatives Determined to Carry Torch for US Missile Defence,”
Londres Financial Times, 12 de Julio de 2001.
80. John Diamond, “Missile Test Inspires Praise y Caution,” Chicago
Tribune, 16 de Julio de 2001.
81. Ibid.; Vernon Loeb, “Interceptor Scores a Direct Hit on Missile,”
Washington Post, 15 de Julio de 2001. El radar que se suponía iba a
reporter la interceptación exitosa falló. Esto es importante, pues sin la
indicacion de una interceptacion exitos, el sistema lanzará a los
interceptors de reserve contra el blanco destruido, desperdiciando los
limitados misiles de defensa. Ver Peter Pae, “Crucial Radar Failed Missile
Defense Test,” Los Angeles Times, 18 de Julio d e 2001.
82. Coyle, “Rhetoric or Reality?”; y Robert Wall, “Missile Defenses New
Look to Emerge This Summer,” Aviation Week and Space Technology, 25 de
Marzo de 2002, 28.
83. Coyle, “Rhetoric or Reality?”; Graham, Hit to Kill, 245; David Sanger,
“NATO Formally Embraces Russia as a Junior Partner,” New York Times, 29
de Mayo de 2002; y Michael Wine, “U.S. y Russia Sign Nuclear Weapons
Reduction Treaty,” New York Times, 24 de Mayo d e 2002.
267
Capítulo 8
Resumen
Los aviadores han tenido que enfrentar a la defensa aérea
basada en tierra desde que esta derribó al primer avión en
1912. En cada guerra excepto la Primera Guerra Mundial, se
han perdido más aviones de los Estados Unidos por defensa
aérea desde tierra que por cazas; sin embargo, el combate
aire-aire ha dominado la mente del público y de los aviadores.
Mientras que esta actitud errada y romántica puede
entenderse probablemente y excusarse en el público, no es el
caso para los aviadores, quienes deben someterse a un
estándar más alto. Ellos deben saberlo mejor.
Probablemente esta actitud de denigrar a la AAA y la defensa
(la idea de que el bombardero siempre pasaría) llegó a su
cima en las décadas de 1930s y 1940s. A finales de los 1920s y
principios de los 1930s, la aviación hizo grandes progresos y la
brecha entre el ataque y la defensa creció. Durante los primeros
años de la Segunda Guerra Mundial, el ataque tuvo la ventaja
porque el fuego antiaéreo era relativamente ineficaz. Sin
embargo, entre 1935 y 1944 la aviación avanzó poco. (Por
ejemplo, el B-17 que voló por primera vez en 1935 era aún un
equipo de vanguardia en 1945, al igual que cazas como el Me 109 y
Spitfire, que volaron por primera vez en 1935 y 1936.) Estas
aeronaves y otras similares son más representativas del
combate aéreo en la Segunda Guerra Mundial que los B-29 y
Me 262 de mejor desempeño y recordación y que entraron en
combate en junio de 1944.
268
En contraste, la tecnología para defensa dio grandes saltos
durante la guerra. El fuego antiaéreo pasó de ser un arma
ineficiente a una fuerza potente para 1944. A pesar de que la
AAA no podía detener a los pilotos determinados, podía causa fuertes
pérdidas, reducir la precisión y en general hacer mucho más costosas
las operaciones aéreas. Los notables extintos antiaéreos, como
las armas aliadas en la campaña de las V-1, la defensa
alemana de los blancos petroleros y la defensa americana del
puente Remagen contribuyeron a apoyar este punto. Con
respecto a los aviones defensivos, el fuego antiaéreo demostró
ser económico y muy ventajoso en costo-efectividad.
271
La guerra en Afganistán pareció demostrar la superioridad de
la defensa. Este conflicto enfrentó a una Fuerza Aérea
moderna contra una guerrilla con armas ligeras en terreno
agreste, similar a la Guerra de Vietnam. La Fuerza Aérea
Soviética se desempeñó razonablemente bien hasta que las
guerrillas emplearon los avanzados SAMs portátiles. Estas
armas causaron sustanciales pérdidas a la aviación, forzando
la modificación de tácticas para reducir su vulnerabilidad, y
reduciendo así su efectividad. Como resultado, la ventaja
militar pasó a los insurgentes, que eventualmente sacaron a los
soviéticos del país y de la guerra.
Tendencias (Especulaciones)
¿Qué significa todo esto? ¿Cuáles son las lecciones del
pasado? ¿Y qué nos dicen sobre el futuro? Así como en el
pronóstico del tiempo, probablemente sea una apuesta
segura esperar en general más de lo mismo, junto con algunas
sorpresas desagradables. Podemos esperar ver desplegados sistemas
de defensa aérea más capaces en el futuro. Las capacidades
de los SAMs en las pizarras de diseño indican que se volverán
más difíciles de perturbar y de evadir, y más efectivos contra
muchos más atacantes. La clave para los avances en defensa
aérea parece estar en el área de la electrónica. Ciertamente la
tecnología furtiva ha quebrado el impacto del radar sobre la
defensa aérea, al menos por el momento. Claramente, los
defensores buscarán medios para combatir este nuevo
desarrollo. De seguro, los dispositivos se volverán más
complejos a la vez que más capaces. Los Sensores mejorarán,
y la casi total confianza en el radar terminará. Diferentes
tipos de sensores serán conectados y darán más datos más
rápidamente a los defensores aéreos. Todo esto será mucho
más caro en términos de dólares y personal entrenado.
Una segunda expectativa es que las armas efectivas de
defensa aérea se esparcirán en números y geografía. Podemos
esperar que más países equipen a sus fuerzas con más y
mejores misiles, y a veces incluso ver nuestras armas usadas en
nuestra contra. Además, los SAMs portátiles darán protección
antiaérea a los grupos de guerrilla y se volverán una potente
arma para los terroristas.
Los futuros conflictos militares pueden ser decididos no
tanto por el desempeño en combate de las armas—esto es, su
273
probabilidad de destrucción, tiempo de vuelo, radio letal,
envolvente de lanzamiento, ECM y contra-contra medidas
electrónicas (ECCM) —sino por otros factores. Estos incluirán
aspectos no técnicos como el número de armas en el campo y en
almacén; facilidad para mantenimiento y confiabilidad, costo y
f a c t o r e s humanos i n c l u y e n d o entrenamiento, adapta-
bilidad y motivación. Sobre todo, el resultado dependerá de
cuán bien puedan los militares integrar este complicado
arreglo. ¿Cuáles son las áreas que darán mejores
recompensas en el futuro? Las ECM mejoradas serán útiles
pero cada vez más difíciles debido a efectivas ECCM y a la
introducción de multisensores en gran escala. Sobre todo,
l o s aviadores necesitan armas stand off capaces y
versátiles: el atacante debe alejarse de los defensores. Estas
armas ofrecen la promesa de aumentada precisión
(requiriendo por lo tanto menos salidas) y alcance (permitiendo
un menor riesgo para los aviadores). Los defensores a é r e o s
también necesitan más ECM y ECCM. La gran área de
oportunidad está en el campo de los sensores múltiples. Tanto
los defensores amigos como sus compañeros aviadores se
beneficiarían mucho de la introducción de equipo efectivo de
identificación. Hasta que se resuelva el problema de separar
rápida y efectivamente a los amigos de los enemigos, la efectividad
tanto del ataque como de la defensa se verá muy reducida. En
resumen, el área que necesita ser explotada es la electrónica.
Los avances en tecnología civil indican que se puede esperar
mucho de la electrónica—equipos más económicos, pequeños
y capaces. Por lo tanto, el futuro parece pertenecer a los que
pueden usar mejor —no solo desplegar—alta tecnología y de
alto costo en combate. Esto decidirá el resultado de las
guerras y el balance entre el ataque y la defensa.
Conclusiones
Históricamente, los supuestos de la USAF sobre futuros
conflictos han demostrado estar errados. Desde 1945, la Fuerza
Aérea se ha equipado para el combate aire-aire y una lucha
nuclear con una gran potencia. A pesar de que este fue
ciertamente el desafío más serio de los EEUU durante los
pasados 60 años, la realidad de la guerra desde 1945 ha
demostrado ser muy diferente. Desde la Segunda Guerra
Mundial, la USAF se ha enfrentado en tres guerras contra
potencias menores, ha usado armas convencionales, y ha
274
hallado que su principal oposición son las armas de la
defensa aérea basada en tierra.
Estos conflictos resultaron diferentes de lo que se
esperaba, pero nuevamente indicaron el poder de la defensa.
Los dos primeros, Corea y Vietnam, demostraron los
problemas de pelear una campaña prolongada contra un
enemigo primitivo, determinado e ingenioso. Vietnam también
significó la introducción de los SAM, que inclinaron el
balance desde el ataque hacia la defensa. Los EEUU
contrarrestaron estas amenazas usando ECM, acción directa
y tácticas; sin embargo, nunca encontraron una solución
aceptable a un precio razonable. Las Fuerzas Armadas
americanas debieron volver a aprender lecciones antiguas a un
costo considerable.
Es de notar que los Estados Unidos desde 1945 no han
enfrentado a un competidor par en combate aire-aire directo
como lo hizo sobre Europa en la Segunda Guerra Mundial. Con
la excepción de Corea, donde los Estados Unidos enfrentaron a
una fuerza mayor con cazas de calidad aire-aire equivalentes,
la USAF ha tenido las ventajas de números, tecnología,
entrenamiento, comando y control, y espíritu. Ese esfuerzo
norteamericano dio frutos en la batalla aire-aire, pero la
victoria tiende a obscurecer otras amenazas para las
operaciones aéreas. Al mismo tiempo, los aviadores pusieron
mucha menos atención al peligro de la defensa de tierra en
tiempo de paz, y como resultado, pagaron un alto precio en la
guerra.
La Guerra del Golfo fue principalmente una historia de
superioridad aérea ofensiva, a pesar de que nuevamente
demostró la continua importancia y costo para los aviadores
de las defensas de tierra. El aplastante triunfo en la Guerra
del Golfo se debió a muchos factores; sin embargo, dos de las
tecnologías claramente más importantes fueron los aviones
furtivos y la mejora en PGMs stand off. En la prolongada y
continua disputa entre el ataque y la defensa, la Guerra del
Golfo indicó que el ataque está haciéndose más importante.
Este impacto se ve magnificado por el surgimiento de los
Estado s Unidos como la única superpotencia con
abrumador dominio en las áreas de economía, tecnología y
fuerzas armadas. Sin embargo, las acciones sobre los
Balcanes e Irak refuerzan la percepción de que a pesar de
que el ataque es dominante, la defensa aérea basada en tierra
aun es una fuerza con la que se debe lidiar y puede causar costos a
los aviadores. La situación dista de ser estática. Los aviadores
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americanos deben darse cuenta de que las crecientes
capacidades de la defensa aérea basada en tierras los
desafían de dos importantes maneras: la primera y más obvia
es al hacer su trabajo más difícil y p e l i g r o s o , ya sea en un
gran conflicto con un enemigo similar o en uno menor contra
un enemigo o también menor. El otro aspecto es el impacto de
este equilibrio ataque/defensa sobre las potencias amigas,
quienes indudablemente pedirán ayuda a los EEUU para
los problemas de sus Fuerzas Aéreas. Este estudio indícalas
posibles dificultades para los sistemas de defensa aérea y las
posibles soluciones para combatirlas basado en la experiencia
pasada y reciente. Claramente, las armas de la defensa aérea
basada en tierra son un activo vital para los aviadores
americanos de ayer y hoy. Si nuestros aviadores van a salir
triunfantes, deben poner atención a las defensas aéreas
basadas en tierra que han tenido en el pasado y dominar el
desafío que imponen. El mundo no es estático; el duelo entre
ataque y defensa continuará.
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Archie to SAM
A Short History of Ground-Based Air Defense
Editor Jefe
Dr. Richard Bailey
Editor de Copia
Carolyn J. McCormack
Ilustraciones
Steve Garst
Daniel Armstrong
Composicion y
Production Preprensa
Ann Bailey
Calidad Review
Mary J. Moore
Preparacion de Imprenta
Joan Hickey
Distribucion
Diane Clark
Traducción
Comandante FAP
Guillermo Gonzales Cucho