Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Texto Nº4 Sujeto - Pubertad y Adolescencia
Texto Nº4 Sujeto - Pubertad y Adolescencia
PUBERTAD Y ADOLESCENCIA
Desarrollo del adolescente: aspectos físicos
J.L. Iglesias Diz
Doctor en Medicina. Pediatra. Acreditado en Medicina de la Adolescencia
INTRODUCCION:
A medida que este proceso se prolonga se hacen más evidentes las características de
personalidad propias del mismo y se va conformando una subcultura adolescente: crean un
lenguaje particular, códigos y modos de acción donde buscan diferenciarse.
Nos interesa abordar más detalladamente la dimensión psico-social-afectiva de la
adolescencia, caracterizada por la búsqueda de la identidad personal y el proceso de socialización y
su relación con la enseñanza.
Alfredo Fierro define a la adolescencia, desde el plano de lo psicológico, como el ‘’periodo de
transición de la infancia a la adultez’’, es decir, como un ‘’periodo preparatorio para la edad adulta’’ y
de recapitulación de la pasada infancia, de toda la experiencia acumulada y ahora puesta en orden.
Para recorrer esa transición y lograr su diferenciación, el adolescente se vale de ciertos usos o
modos identitarios : adopta una moda particular , usa un lenguaje que pretende ser auténtico,
original, escucha diversos tipos de músicas pero que tienen la impronta de la juventud (letras que
hablan de amores juveniles, rebeldía, de desencantos; ritmo alegre, jovial; sonidos duros que parece
que solo ellos pueden tolerar) y afrontar ritos ‘’modernos’’ (la fiesta de 15, la iniciación sexual, etc.)
como para marcar hitos.
¿Qué caracteriza al adolescente? El joven vive una permanente construcción de identidades,
3
de un yo único y verdadero, preguntándose permanentemente ¿Quién soy? ¿Qué quiero hacer de mi
vida? ¿Qué valores hago míos?, situación que lo conmociona: debe enfrentarse a los cambios, y
esto produce confusión, contradicción y temor. No pueden aun renunciar a ciertos aspectos de su
niñez y también acepta que debe ir adquiriendo otras responsabilidades.
Encontramos también en ellos, cierta inestabilidad emocional, provocada por lo anteriormente
expresado: hay fluctuaciones en el estado de ánimo, de la euforia de la omnipotencia a la tristeza del
desaliento, del amor al desprecio, de la aceptación a la rebeldía, de un idealismo a un marcado
materialismo. Alfredo Fierro, señala que el adolescente tiene una visión ‘’romántica’’ de su existencia:
busca ideales, proyectos grandiosos, grandes ansias de vivir. Se abre un mundo nuevo al cual
quieren proyectarse. Veremos luego si esta idea aún perdura en la posmodernidad y si se logra
definir esas contradicciones.
Otra característica adolescente se da en el plano de la integración social: las relaciones con la
familia u otras instituciones tradicionales (escuela, religión) se desvanece en pos de entablar nuevas
relaciones con los pares, con grupos de individuos que comparten las mismas experiencias y
sensaciones. Como veremos más adelante, en la actualidad, a estos se les agrega un nuevo factor
de socialización: los medios masivos de comunicación, de marcada incidencia en la formación de
identidades adolescentes.
Se pierde la figura de los padres como modelos a seguir (aunque se buscan figuras sustantivas,
generalmente en la TV), y se prefiere pasar más tiempo con los compañeros o amigos. Otro aspecto
significativo es el descubrimiento de una nueva moral, la apertura a un idealismo ético. La razón es
la medida de los cuestionamientos, tanto internos como externos. Como Piaget lo demostró, el
desarrollo cognitivo en el adolescente es marcado: se pasa de una lógica concreta o una lógica
formal, que les permite pensar mas allá de los límites de lo real. Esa posibilidad de traspasar los
límites de lo sensible y entrar en los dominios de lo abstracto por imperio de la razón es lo que hace
que el joven se plantee diversas hipótesis y se abra a las ‘’infinitas aristas de lo posible’’. Tiene una
avidez por lo intelectual, por el saber y juzga las normas y los valores desde un punto de vista moral:
el deber ser, como orden racional e ideal. Ahora bien, ¿Cuál es el saber que busca el adolescente
actual? ¿Cuáles son los valores que lo impulsan? Son preguntas de muy difícil respuesta…
En la década de 1970, Peter Blos decía: “’La creación de un conflicto entre las generaciones y
su posterior resolución es la tarea normativa de la adolescencia. Su importancia para la continuidad
cultural es evidente. Sin este conflicto no habría reestructuración psíquica adolescente, no habría
crecimiento ni maduración.”
Jaime Baryllko señala: “Somos distintos y distantes. Es normal que tu hijo se rebele contra ti. Es
normal que a veces no coincida contigo, es normal que te comprenda, que no lo comprendas… La
confrontación requiere un punto de vista, y un punto de vista ha de ser elaborado… ayuda a pensar y
a vivir’’.
Hoy en día, en particular en los sectores medios y altos de la sociedad nos enfrentamos con un
fenómeno nuevo: se ha eclipsado la autoridad paterna, que tiene un común denominador en su
modo de ejercerse: miedo e inseguridad de los padres.
Característicos de esta situación son:
-Padres que no ejercen la autoridad: justifican que su hijo debe expresarse con la libertad para
madurar su espíritu critico. Se acercan a sus hijos vistiendo como jóvenes, ‘’borran distancias’’, se
declaran compinches intercambiando confidencias. Tambien algunos padres consideran que la
respuesta la deben buscar los adolescentes por si solos, generando una ‘’distancia ausente’’.
4
-Padres sobreprotectores: prolongan indefinidamente la infancia de sus hijos, amparados en la
inseguridad externa que amenaza con peligros constantes. Aceptar el crecimiento de sus hijos es
aceptar la perdida de ellos y a su vez reconocer que han envejecido. Y esto no es sencillo. Estos
padres quieren ser imprescindibles, no aceptan la separación, no confían en las decisiones de sus
hijos, en sus criterios para actuar; resuelven sus problemas para negarles la autonomía más que
para ayudarlos .
-Padres que hacen uso abusivo y arbitrario de su autoridad: Recurren para justificar sus ordenes
y actitudes a la expresión: ‘’Porque soy tu padre… tu madre…’’ El hijo viene a ser una propiedad
particular, una posesión absoluta. Muchas veces no vacilan en humillar al hijo, censurándolo en
público, haciendo comentarios ridiculizantes.
La existencia en estos modelos paternos da cuenta de la dificultades de los padres en asumir
con madurez el ejercicio de la autoridad, trasladándose la responsabilidad a las escuelas, a los
docentes, al gobierno, a los medios. El problema se pone afuera generando confusión, frustración.
Estos estilos de padres no permiten al adolescente incorporar una imagen claramente diferenciada
del adulto, separada de por sí por la madurez generacional, sino que se encuentra con padres
atemorizados o autoritarios, quizás con sus mismas dudas.
Unos de los rasgos de la posmodernidad son, sin dudas, el de la fugacidad y la relatividad de las
cosas. Ya no hay valores absolutos, más bien un desencanto de valores modernos como verdad,
libertad, justicia, racionalidad; las concepciones objetivas y rigurosas dan paso a concepciones más
flexibles. Es lo que Zygmunt Bauman llama, desde su originalidad conceptual, la modernidad líquida.
La define como una modernidad que se adapta (como lo hacen los líquidos al recipiente que lo
contiene) a soluciones pasajeras, fugaces. Lo posmoderno está estimado a durar poco tiempo y a
variar infinidad de veces. ‘’Es el sentimiento de inestabilidad asociado a la desaparición de puntos
fijos donde situar confianza. Desaparece la confianza en uno mismo, en los otros y en la
comunidad’’.
Los adolescentes no están exentos a esta realidad, hay retrasos en asumir responsabilidades y
se tiende a extender al periodo de la adolescencia lo mas que se pueda, porque no hay nada seguro
más que lo que se vive, el aquí y ahora. Viven el momento sin tener expectativas sobre el futuro, sin
aspiraciones ni metas. Por ejemplo los intereses que manejan hoy los adolescentes son las de
‘’pasarla bien’’, ‘’estar todo el tiempo con los amigos’’, ‘’salir los fines de semanas’’, ‘’el viaje de
egresados’’, ‘’tomar algo’’, etc. Dicen, sin embargo, que les preocupa su futuro y que en algún
momento se ven obligados a estudiar para prepararse mejor. Quieren obtener los frutos sin el
esfuerzo del estudio. Contradicción marcada de quienes piensan cada vez menos en asumir roles de
adultos y extender lo más posible un estilo de vida distante y despreocupado de toda obligación;
estilo de vida que muchas veces es estimulado por la propia sociedad posmoderna, que ven en la
juventud no una edad sino una estética de la vida cotidiana, el ‘’estilo joven’’.
En los tiempos posmodernos , los adolescentes y jóvenes encuentran un “eco perfecto” : su
propia realidad interna se ve reflejada y emparentada con la realidad externa :una se espeja en la
otra .
Veamos algunos datos que expresan esta situación.
5
En el contexto actual, la adolescencia se postula como un modelo social. Por lo tanto, está
dejando de ser considerada como una etapa en el desarrollo vital para convertirse en un modo
de ser y hacer válido como referencia para el conjunto de la sociedad.
La brecha generacional entre padres e hijos se ha acortado. En la mayoría de las situaciones
el adolescente no encuentra una imagen claramente diferenciada en sus padres, sino que a
menudo descubre en ellos sus mismas dudas y conflictos personales. Muchos padres buscan,
incluso, asemejar su imagen a la de los hijos. Los adultos dejan de ser, entonces, un sólido
frontón para confrontar y no dan espacio al adolescente para confirmarse y autoafirmarse.
Existe un fuerte desencuentro entre dos culturas, la adolescente juvenil y la institucional
escolar adulta, desencuentro que Esther Díaz expresa de este modo: ‘’se vive realmente en una
escuela moderna que atiende a adolescentes posmodernos’’.
Frente a estas alternativas, entendemos que la denuncia permanente de sus actitudes solo
contribuiría a alentar y espejarnos en la actitud hipercrítica del adolescente, y ser víctimas de la
cultura reinante. Elegimos, por lo tanto, adherir a la primera opción. Acercarnos a ellos, ‘’ir a su
encuentro’’, nos ayudará a confirmar que es un momento de la vida en el que descubrir un horizonte
inmenso de alternativas de realización personal y comunitaria.
Sin duda alguna, los medios masivos de comunicación ejercen gran influencia en los
comportamientos y actitudes de los adolescentes. Los adolescentes están expuestos a los estímulos
mediáticos, que impactan directamente en la subjetividad proponiendo modas, imágenes, formas de
ser, marcas y emblemas. Esta exposición ha hecho que, como bien lo manifiesta Daniela Blanco, la
escuela haya dejado de ser el centro exclusivo de producción y transmisión de conocimientos.
Resquebrajan la legitimidad de la escuela. Los medios audiovisuales (televisión, internet) llegaron a
convertirse en ‘’educadores a distancia’’. El saber que los adolescentes buscan no está en la
escuela, sino en estos medios.
Otra incidencia se da en la socialización. Dice Marcelo Urresti que ‘’los medios masivos de
formato audiovisual son los nuevos agentes de la socialización que se suman a los tradicionales –la
familia, la escuela, el trabajo- a los que plantea una tenaz batalla’’. El chat permite relacionar,
impersonalmente, a individuos de países y culturas diferentes.
Hay una ‘’dependencia’’ de los mass-media. Esto hace que el adolescente imite ciertas conductas
de personajes mediáticos con los cuales se identifica, los que llegan a ser modelos sustitutivos. Esta
imitación se da más que nada en lo lingüístico: imitan expresiones tomadas de la TV, ejemplo, ‘’tipo
na’’ ‘’ estas out’’, ‘’y bueno, nada’’, etc. Vemos que también los mismos adolescentes aceptan que la
televisión va formando sus personalidades.