Análisis: La Ilíada es el relato detallado de ciertos acontecimientos acaecidos en la
última fase de la guerra, de 10 años de duración, que enfrentó a la confederación de los griegos («argivos» o «aqueos») y a Troya/Ilión y sus aliados los «danaos». Es un relato que examina el absurdo de la furia y el orgullo, y el carácter tétrico de la guerra. Agamenón, el líder de los griegos, hace montar en cólera a Aquiles, el más feroz de los guerreros griegos, al arrebatarle su justo botín. Airado, Aquiles se retira de la lucha llevándose consigo a sus seguidores –los mirmidones–. El príncipe troyano Héctor encabeza un ataque contra la flota griega, varada en la playa, y los griegos, dirigidos incompetentemente por Agamenón, están a punto de ser destruidos por completo. Aquiles se niega a volver a la lucha, pero envía a su mejor amigo, Patroclo, a luchar en su lugar. Héctor mata a Patroclo y Aquiles, atormentado por la rabia y la pena, se lanza a buscar a Héctor para matarlo. Héctor, aunque es sabedor de que no puede vencer a Aquiles, decide luchar contra él de todas formas y resulta muerto. Aquiles, entonces, deshonra el cuerpo de Héctor arrastrándolo con su carro en torno a la ciudad. Todos estos acontecimientos ocurren en el lapso de dos días de lucha separados por dos días de tregua, y ocupan los primeros 22 libros de la Ilíada. Los libros XXIII y XXIV hacen el relato de los últimos estertores de la historia, que transcurren por un periodo de 13 días. En ellos se cuenta el extraño encuentro nocturno entre Aquiles y Príamo, el anciano rey de Troya y padre de Héctor, celebrado en el campamento de los griegos. Al final de esta reunión, el cuerpo de Héctor le es finalmente entregado a su padre para que se celebren los correspondientes ritos funerarios, ya que los dioses, ofendidos por el inaceptable comportamiento de Aquiles, lo han castigado manteniendo el cuerpo de Héctor hermoso y fresco; precisamente, el verso que cierra la obra: «Así hicieron las honras de Héctor, domador de caballos»
Aquiles: es el protagonista de la historia. Hijo de Peleo y Tetis, es nombrado
Pelida por su origen, o bien el de los pies veloces. Es muy fuerte, nunca ha sido derrotado, es colérico y supuestamente inmortal por haber sido bañado en el río Éstige, aunque faltó por mojar un talón, que será su único punto débil. Su único fin es la fama. Héctor: héroe troyano e hijo del rey Príamo. Es el mejor guerrero de su ciudad, y se representa como un hombre fiel a su ciudad y las gentes a quien defiende. Paris: es el hermano menor de Héctor y desencadenante de la guerra al enamorarse de Helena y raptarla pese a estar casada con Menelao, rey de Esparta. Es algo cobarde y bastante iluso. Helena: la mujer de Menelao, de excelsa belleza, tanto, que incluso la diosa Afrodita sentía celos de ella, lo que hace que enamore perdidamente a Paris por acto de la deidad. Menelao: marido de Helena, rey de Esparta, hermano de Agamenón y esposo agraviado que busca reponer su amor y dignidad recuperando a su mujer. Agamenón: rey de Micenas y jefe de los griegos. Es egoísta y con un ego desmedido que le enfrenta una y otra vez a Aquiles, su mejor guerrero. Es un hombre ambicioso y codicioso. Odiseo: será el protagonista de La Odisea, donde se narra su vuelta a Grecia acabada la guerra. También conocido como Ulises, es un hombre sabio, gran negociador y buen guerrero. Aunque no se observa en La Ilíada, de él parte la idea del Caballo de Troya que acaba con la guerra y con su ejército venciendo a Ilión. Patroclo: amigo íntimo de Aquiles, casi un hermano pequeño, por tanto, su protegido. Decide vestirse con las armas de Aquiles, de ahí que sea confundido con Héctor, quien le da muerte y desata la ira del héroe griego. Príamo: rey de Troya, hombre sabio y padre de Paris y Héctor, defiende a su pueblo frente a cualquier circunstancia. Durante la narración, aparecen otros personajes, como el caso de héroes griegos como Áyax el Grande y Áyax el Menor, igual que muchos dioses que toman partido por uno u otro bando, como Artemisa, Hades, Hermes o Poseidón. Tienen también cierta relevancia otros como Eneas, guerrero troyano que usaría el romano Virgilio para idear un origen mítico de Roma en su obra La Eneida, o la esclava Briseida, favorita de Aquiles. Argumentos por cantos: Canto 1/ La peste y la cólera: Se pide desde el principio a la musa que mande el canto de las desgracias alcanzadas por la ira de Aquiles. Llega a la asamblea de los argivos, Crises, sacerdote de Apolo para rescatar a su hija, hecha cautiva hacía poco en la guerra y por honor entregada a Agamenón. Apolo mandó sobre el ejército una terrible epidemia por haber sido rechazado ignominiosamente su sacerdote. Aquiles hace una asamblea, para aplacar al dios, en la que el adivinó Calcas pregona que ellos debían liberar a su hija Briseida de tan terrible disputa y, pero Agamenón se rehúsa entregarle su hija ciertamente a Crises, pero le arrebata a Aquiles a Briseida a quien había sido concedida como premio a su valor. Se apodera de Briseida, aunque Néstor se opone. Enardecido por esta ofensa, decide el irme joven separarse de la guerra con los mirmidones, sus soldados. Su madre Tetis reafirma su propósito y promete venganza al suplicante. Mientras tanto el ejército ofrece sacrificios expiatorios y son ofrecidos a Apolo. Entonces se hace retirar a Crises a su casa junto con las víctimas propiciatorias, por quienes es expiado el crimen siendo sacrificadas, puesto que se había presentado Tetis en el Olimpo ocultamente, favoreció con la victoria a los troyanos, mientras los aqueos no dieran una satisfacción a Aquiles. Hera, enemiga de los troyanos ataca estas determinaciones clandestinas y riñe con Zeus en la cena. Por esta causa se entristece toda la asamblea de los dioses, a quienes Hefesto hace volver finalmente a la tranquilidad y alegría. Canto 2/ El Sueño de Agamenón y la Beocia: Zeus quien habría de vengar la injuria inferida a Aquiles-, le envió un sueño a Agamenón para incitarlo a realizar la batalla con la esperanza de la victoria. Al amanecer, Agamenón manifestó lo comunicado en el sueño y su propia decisión a los jefes de los argivos; reunió al poco una asamblea de todos. Le agradaba para probar la fe del pueblo, del que desconfiaba, fingir la determinación de retornar a la patria: habiendo oído esto la multitud comenzó enseguida, cansada ya por la guerra, a sublevarse y a preparar la navegación. Odiseo reprimió la rendición de común acuerdo y por consejo de Atenea se valió de súplicas, amenazas y oprobios para que volvieran de este modo a la asamblea. A Tersites, aquel hombre torpe y malhablado que no cesaba de urgir la retirada, lo castigó con mayor severidad para escarmiento de los demás. Así cohibido el populacho se doblegó por in a dejarse persuadir por los excelentes discursos de Odiseo y de Néstor quienes renovaron las antiguas promesas y se valieron de estas ostentaciones para que los aqueos tuvieran confianza en el combate; el mismo Agamenón ordenó el combate y llenó del ardor de la pelea el ánimo de todos. Ya se anima el ejército; los primeros, sacrificadas ya las mayores víctimas, se sientan al convite delante de Agamenón; los demás toman sus alimentos por diversas partes y ofrecen sacrificios, y cada pueblo, instruido por sus jefes marcha a la batalla. Se inserta en este lugar el cuidadoso catálogo de las naves, pueblos, jefes, que habían seguido a Agamenón a la guerra de Troya. También los troyanos, descubrieron lo que tramaban los aqueos, marchan al campo bajo el mando de Héctor junto con sus aliados, de los que se añade una breve reseña. Canto 3/ Los Juramentos y Helena en la muralla: Al primer encuentro del combate, Paris o Alejandro provocan con suma fiereza a cada uno de los aqueos para el combate; pero en cuanto ve a Menelao saltando de su carro, huye atemorizado. Poco después él mismo, impulsado por los gritos de Héctor se ofrece en singular desafío con Menelao, comenzando lo más importante de la batalla; aceptada la condición pide Menelao que vaya por medio una promesa, consagrándola ante la presencia de Príamo. Así pues, los ejércitos dejan las armas y se preparan sacrificios de ambas partes, mientras tanto Helena llama desde la torre a Príamo ya los ancianos de Troya, a los jefes argivos que están en el campo inferior. Siendo llamado, se presenta Príamo en compañía de Antenor y se hace un pacto según el antiguo rito y bajo estas condiciones, de que, si uno de los dos venciese al otro, obtendría a Helena y sus riquezas; pero los troyanos inferiores a los aqueos pagarían una fuerte multa. Después de la partida de Príamo, toman las armas Menelao y Paris y marchan al espacio convenido para la pelea; pero Paris, superado, es sustraído por Hera ocultamente y se lo lleva incólume a su propia morada. Al mismo lugar lleva a Helena, quien resistiendo primero al nuevo marido le echa en cara su cobardía; sin embargo, poco después se reconcilia con él. De esta manera, en vano busca Menelao al adversario que estaba gozando de la protección de la diosa, mientras Agamenón busca públicamente el precio de la victoria que se había pactado. Canto 4/ Violación de los juramentos: Debiendo ser devuelta Helena a los aqueos según el pacto y dirimidas las diferencias en la línea de combate en la que fue separado Paris; Hera indignada en la asamblea de los dioses, no pudo contener ya su odio contra los troyanos e insiste ante Zeus a un que conceda que los aqueos den muerte a Paris. Atenea, enemiga también de los troyanos, enviada a la tierra por la exhortación de Zeus, persuade a Píndaro Licio para que, lanzada una lecha contra Menelao, rompa el pacto e introduzca una nueva causa para combatir. Llamado el médico Macaón, cura a Menelao de su herida no mortal. Mientras tanto, armados nuevamente vuelven a combatir los troyanos, mientras Agamenón va y viene entre la multitud de aqueos, alabando el valor de algunos como Idomeneo, Áyax y Néstor, que ya estaban situados en el campo de batalla y reprendiendo la tardanza de los otros como Menesteo, Odiseo, Diomedes que aún no se llenaban del nuevo ardor para combatir. Se reanuda la lucha, en la que Ares por una parte y Apolo, Atenea y otras divinidades por la otra, ayudan respectivamente a los troyanos y a los aqueos. Canto 5/ Principalía de Diomedes: Los aqueos continúan despedazando a los troyanos; delante de todos, el insigne Diomedes lleno de ferocidad por la protección de Palas retira a Ares de la batalla. Pero él mismo herido por Pándaro, ataca con mayor vehemencia a los enemigos; mata a Pándaro, estando de pie, y después peleando desde el carro de Eneas; hiere a Eneas que cubría el cuerpo de su amigo; hiere a Afrodita en la mano, pero Iris la saca del combate. Afrodita librada por su hija en el carro de Ares, la lleva al Olimpo, en donde su madre Dione la cobija en su seno. Los otros dioses se ríen sin que lo note. Apolo libra a Eneas, apartado por Atenea del furor de Diomedes y lo cura recreándolo en la fortaleza troyana y llama nuevamente a Ares a las islas. Ares exhorta a los troyanos para que peleen con fortaleza; enseguida se presenta ante ellos Eneas, ya curado. Tampoco los aqueos combaten con cobardía y caen muchos de una y otra parte, entre éstos Tlepolemo contra Sarpedón; finalmente se alejan poco a poco los aqueos. Hera y Atenea vienen desde el Olimpo en auxilio de éstos que luchaban. Por estas palabras de Hera se enardece nuevamente la masa; pero Diomedes aconsejado y conducido por Atenea, hiere al mismo Ares quien regresa enseguida al Olimpo desde el campo de batalla y ahí sana, siguiéndolo también las diosas. Canto 6/ El Coloquio de Héctor y Andrómaca: El adivino Heleno, cuando decaía en huida el ejército troyano exhorta a Héctor para que haga un sacrificio público a Atenea en la fortaleza. Así pues, él, habiéndose reanudado la lucha rápidamente, marcha a la ciudad; en este combate, Diomedes y Glauco, jefe de los licios, encaminándose al lugar de la lucha, antes de llegar a las manos, habiendo recordado la hospitalidad de sus padres, hecho el cambio de las armas, unen sus diestras. Hécuba y las demás matronas, por consejo de Héctor y de los próceres troyanos, llevan el manto al templo de Atenea y expresan sus votos por la salvación de la patria. Mientras tanto Héctor, en su casa, hace volver a Paris reprendiéndolo en el campo de batalla; a su esposa Andrómaca, la buscó en vano en sus habitaciones y salió finalmente de la ciudad por la puerta Escea; la encuentra con su hijo Astianacte y les habla por última vez. Armado, Paris alcanza a su hermano en el camino. Canto 7/ Combate de Héctor y Áyax: Héctor y Paris impulsan a los aqueos para que vuelvan a la batalla, combatiendo ya sea con armas iguales o mejores; lo cual, para que sea terminado finalmente, de acuerdo con el designio de Atenea y de Apolo, y la persuasión de Heleno sea provocado cada uno con la mayor fuerza posible por parte de Héctor para un combate cuerpo a cuerpo. Agamenón disuade a Menelao que se muestra alegre y confiado mientras los demás vacilan; al poco instigados por Néstor salen a combatir nueve héroes de cuyas suertes señala el suceso Áyax Telamonio. Se reúnen Héctor y Áyax y pelean duramente, mientras bajo la noche apartan a éstos, iguales en fuerzas, habiéndoles dado a su vez regalos. En los banquetes públicos Néstor hace el recuento de los cuerpos de los caídos que deben sepultarse y los campamentos que deben fortificarse. Cuando en la asamblea de los troyanos, Paris responde a Antenor quien dice que deben ser restituidos al dueño, Helena juntamente con sus riquezas, añade que él no regresará ningunas riquezas, sino que a aquéllas se añadirán las propias. Al día siguiente Príamo lleva aquella respuesta a los aqueos y a in de que también puedan ser sepultados los cuerpos de los troyanos manda que se haga una tregua. Después de estos sucesos cada bando procura dar sepultura a los suyos y al mismo tiempo los aqueos rodean su base naval con un muro y fosas; Poseidón se admira de estas obras con indignación en la asamblea de los dioses. A la cena sigue la noche amenazadora con sus rayos. Canto 8/ La Batalla Interrumpida: Ante la intervención de los dioses en la batalla, Zeus pide a estos que desistan de su participación, mientras que los troyanos hacen retroceder a los aqueos. Estos recuperan posición ante los troyanos cuando Teucro causa daño a su formación usando sus flechas. Cuando Hera y Atenea acuden en ayuda de los aqueos, estas son interceptadas por Iris quien, cumpliendo la orden de Zeus, les pide que no intervengan en la batalla.
Canto 9/ Embajada a Aquiles: Enviados por Néstor, se produce el encuentro entre
Fénix, Odiseo, Áyax Telamonio y otras dos personas, en la embajada. Todos ellos se dirigen luego hacia el lugar donde se encuentra Aquiles para disculparse con él en nombre de Agamenón. Acompañando esta acción con una serie de regalos, entre ellos Briseida, solicitándole, además, que regrese a la batalla, petición a la que Aquiles se niega acceder. Canto 10/ Gesta de Dolón: Diomedes y Odiseo son enviados por Néstor durante la noche en una labor de espionaje en la cual dan muerte al troyano Dolón quien también se encontraba espiando a los aqueos siguiendo las ordenes de Héctor. Posteriormente, gracias a la información obtenida por Dolón, se lleva a cabo el asesinato de soldados tracios, así como también del rey Reso mientras estos dormían. Canto 11/ Gesta de Agamenón: Armado Agamenón con espléndidas armas conduce por la mañana a sus tropas a las ilas de combate; lo mismo hacen Héctor y los otros príncipes de Troya. Ante el insólito valor de Agamenón que enardece a la turba desconocida, se excitan los troyanos y se inicia una gran batalla. El mismo Héctor apartado por mandato de Zeus hasta las murallas de la ciudad, evita el coraje del enardecido adversario, mientras aquél se marcha del combate malherido. Realizado esto, Héctor vuelve a pelear e infunde a los suyos un nuevo valor. Diomedes, Odiseo y Áyax vuelven a la decaída batalla; pero Diomedes herido por Paris se regresa violentamente hacia las naves; asimismo Odiseo herido por Soco y muerto aquél, viéndose rodeado por los troyanos, se libra del combate ayudado por Menelao y Áyax. A poco a Macaón y Euripilo los hieren las lechas de Paris. Viendo Aquiles a Macaón que se adelantaba en el carro de Néstor, envió a Patroclo para reconocer su presentación. Tan pronto como reconoció éste a Macaón y librado por Néstor de tan miserable muerte, le pide que o bien implore directamente la ayuda de Aquiles en auxilio de los aqueos o que él mismo espante a los enemigos revestido con el armamento de Aquiles. Al regreso Patroclo hiere al peligroso Euripilo y es curado en su tienda de campaña. Canto 12/ Combate en la muralla: En este canto de la Ilíada los troyanos acatan las recomendaciones brindadas por Polidamante y atraviesan el foso para llegar hasta el muro de los aqueos, momento en el cual deciden hacer a un lado las advertencias de Polidamante de no saltarlo. Después, Sarpedón abre un espacio en el muro para dar paso a los troyanos, pero estos se encuentran de frente con Áyax y Teucro. Canto 13/ la Batalla junto a las naves: Tras observar el favoritismo de Zeus hacia los troyanos, el dios Poseidón adopta la forma de Calcas con el propósito de brindar ánimo a los aqueos, dando lugar a una nueva batalla, con Poseidón y Zeus al frente de ambas tropas. En medio de la batalla Héleno y Deífobo son heridos por Menelao y Meríones, ocasionando con ello su retirada, mientras que, por otro lado, Héctor sigue su avance hasta encontrarse con Áyax. Canto 14/ Engaño de Zeus: Haciendo uso del cinturón de Afrodita, Hera engaña a Zeus, recibiendo también ayuda de Hipnos para hacerlo dormir y enviar a Poseidón a que acuda en ayuda de los aqueos. Por otra parte, Áyax ocasiona una herida en Héctor quien es trasladado por sus compañeros de batalla hacia las cercanías de la ciudad. Los aqueos logran tomar ventaja en la batalla gracias a la resistencia ofrecida por Polidamante y su hermano Acamante. Canto 15/ Nueva ofensiva desde las naves: Despertando de su letargo Zeus, ve a Poseidón dando ayuda a los troyanos contra los aqueos. Enseguida, reprende ásperamente a Hera y manda llamar del Olimpo a Iris y Apolo; se sirve de ellos como de sus ministros para restituir sus fuerzas a los troyanos y simultáneamente predice toda la serie de designios hasta la destrucción de la ciudad. Habiendo regresado Hera a la morada de los dioses, Ares sabe por ella lo referente a la muerte de su hijo Ascálafo y se apresta para la venganza; Atenea reprime su cólera. Apolo e Iris se presentan ante Zeus y por mandato de éste obliga a Poseidón bajo amenazas a que abandone la guerra. Éstea pesar de estar lleno de temor aún se atreve a resistirse. Apolo alienta a Héctor, ya sanado y retirado del combate por esa causa, y renueva la suerte de los troyanos. Héctor acometea los fortísimos aqueos que dejando de combatir se retiraban a las naves; mata a una parte de ellos; a otros los hace huir, yendo delante el dios, quien agitando su égida estremeció de temor a los aqueos y fortaleció a los troyanos, pues derribando el muro, preparó el camino para destruir al ejército. Por esta terrible desgracia que le comunicó Eurípilo, Patroclo regresó ante Aquiles y lo exhortó para que los ayudara en ese último trance. Mientras tanto los aqueos combaten terriblemente ante sus naves cayendo muchos de ambas partes. Finalmente, ellos se retiran sin dispersarse entre las ilas de las naves, desde las que Áyax Telamonio defiende del fuego, armado con una lanza, porque ya Héctor amenazaba quemar la nave de Protesilao. Canto 16/ Gesta de Patroclo: Una de las naves de los aqueos es incendiada por Héctor, mientras que Patroclo solicita autorización a Aquiles para tomar sus armas y usarlas en contra de los aqueos, dando muerte entre ellos a Sarpedón. Posteriormente, Apolo acude en ayuda de los troyanos golpeando a Patroclo quien luego resultaría herido por Eufrobo para, finalmente, caer muerto a manos de Héctor. Canto 17/ Gesta de Menelao: Aquí se da lugar la muerte de Eufrobo a manos de Menelao quien luego se apresta a defender el cuerpo sin vida de Patroclo. Finalmente, la presión ejercida por los troyanos hace retroceder a Menelao, acción que Héctor aprovecha para hacerse con las armas de Patroclo, cuyo cuerpo es luego tomado por los aqueos y llevado hasta su embarcación. Canto 18/ Fabricación de armas: Recibida la noticia de la muerte de Patroclo, Aquiles se entrega a la desesperación y a los lamentos. Ante estas lamentaciones despertada Tetis, llega desde el mar con su cohorte de Nereidas para consolar a su hijo; a quien cuando ve lleno de ambición de vengarse de Héctor, aunque aquello habría de ser decidido por el destino, digiera su deseo para el último día, pero le promete que le llevará armas nuevas fabricadas por Hefesto. Habiendo regresado las Nereidas a su mansión, Tetis se apresura hacia el Olimpo, mientras se renueva la batalla sobre el cuerpo de Patroclo que finalmente hubiera quedado en poder de Héctor, a no ser que Aquiles por consejo de Hera hubiese aterrorizado a los troyanos con su aspecto y voz terribles y los hubiese hecho huir hasta las murallas enemigas; mientras tanto los aqueos, rescatado el cuerpo, lo llevan a la tienda de Aquiles, al entrar la noche. Los troyanos tienen una tumultuosa asamblea y Polidamante los persuade de que se salven dentro de las murallas, no sea que Aquiles venga a las islas y acabe con ellos; pero este prudente consejo desagrada a Héctor y al pueblo. Los troyanos redoblan la vigilancia durante la noche con sus armas; los aqueos y al frente de ellos Aquiles, lloran la muerte de Patroclo, embalsaman el cadáver y lo colocan en el ataúd. Aquella misma noche llega Tetis al Olimpo en donde Zeus acababa de reprender a su esposa porque ayudó a Aquiles y es recibida amigablemente en la mansión de Hefesto. Para Hefesto le era fácil si se lo pedían con insistencia, fabricar escudos y toda clase de armas con su arte exquisito. Canto 19/ Aquiles depone su ira: A la salida del sol, Tetis le da a Aquiles las armas que había hecho Hefesto y lo excita nuevamente a la alianza para la guerra; pues el cuerpo de Patroclo derrama divinos olores a in de que dure incorrupto para la sepultura. Aquiles, reuniendo una asamblea, olvida su ira, y pide continuar la guerra cuanto antes. Por su parte Agamenón confiesa su error y una vez reconciliado, ofrece los dones prometidos por medio de su legado Odiseo; pero olvidándolos el, tal vez con intención de vengarse, apremia a comenzar la batalla. Finalmente cede ante Odiseo y espera hasta hallarse presente al que lo aconsejaba mientras las tropas tomaban el desayuno y recibe ante la asamblea los dones y a la hija de Brises, causa de la discordia a la que Agamenón juró devolverla intacta mediante un sacrificio expiatorio. Se trasladaron los dones desde un lugar público a la tienda de Aquiles en donde las mujeres lloraban a Patroclo y el héroe mismo vuelve a lamentarse y se abstiene firmemente de probar alimento, tomándolo el ejército. Aquiles es deleitado por Atenea, enviada desde el cielo; poco después se pone las nuevas armas, sube al carro con Automedonte y sabido por otro el destino de sus caballos, marcha a la isla lleno de vida. Canto 20/ Combate de los dioses: Al día siguiente, Odiseo pide una señal, y Zeus lanza un trueno en medio del cielo azul. Este gesto es entendido por uno de sus sirvientes como una señal de victoria contra los pretendientes. Odiseo aprovecha para ver quién es fiel al desaparecido rey, y librarse así de la venganza. Un profeta, amigo de Telémaco, advierte a los pretendientes que pronto los muros se mancharán de su sangre. A pesar de que algunos de ellos creen en la profecía y huyen, la gran mayoría de ellos se ríe de la adivinación. Canto 21/ Batalla junto al río: Aparece Penélope con un arco que Odiseo dejó en casa a su marcha a Troya. Promete a los pretendientes que se casará con aquel que consiga hacer pasar la flecha por los ojos de doce hachas alineadas. Uno tras otro, los pretendientes lo intentan, pero ni siquiera son capaces de tensar el arco. Odiseo pide participar en la prueba, ante la negativa de los demás. Tras la insistencia de Telémaco, le es permitido intentarlo. Con suma facilidad, Odiseo tensa el arco y consigue hacer pasar la flecha por los ojos de las hachas, ante el asombro de los presentes. A la señal de su padre, Telémaco se arma, preparándose para la lucha final. Canto 22/ la Muerte de Héctor: Antinoo, jefe de los pretendientes, se encuentra bebiendo cuando Odiseo le atraviesa la garganta con una lanza, dándole muerte. Ante las quejas de los demás, Odiseo responde con amenazadoras palabras, y los pretendientes temen por sus vidas. Se inicia la feroz lucha, con los numerosos pretendientes por un lado y Odiseo, su hijo y sus dos fieles criados por otro. Melantio, infiel cabrero de Odiseo, consigue armas, pero gracias a la ayuda de Atenea, todos aquellos que traicionaron a Odiseo van muriendo uno por uno. Los esclavos son colgados del cuello en el patio del palacio, mientras que Melantio es cortado en cachos para que coman los perros. Odiseo manda a Euriclea que haga fuego y limpie el patio con azufre. La esclava avisa a las mujeres que fueron fieles al héroe, que abrazan a su amo. Canto 23/ Juegos en honor a Patroclo: Después de que Odiseo matase a los pretendientes que se hospedaban en su casa, Odiseo manda a los presentes que vistan sus mejores trajes y bailen, para que los vecinos no sospechen de lo ocurrido. Con la ayuda de Euriclea, el héroe se presenta a Penélope, pero ella no le reconoce ya que ella estaba convencida de que él estaba muerto y el aspecto que tenía en ese momento no era el mismo que cuando se marchó a la guerra. Entonces, Odiseo describe el lecho conyugal del matrimonio, y cómo lo hizo él mismo de un olivo. Penélope, convencida ya, abraza a su esposo, que le narra sus aventuras, como por ejemplo el enfrentamiento que tuvo con Polifemo, el monstruo de Escila, cuando Circe convirtió en animales a todos sus marineros y así sucesivamente. Finalmente le cuenta que aún tendrá que hacer otro viaje, antes de terminar su vida en una tranquila vejez. Canto 24/ Rescate de Héctor: Las almas de los muertos viajan al Hades, donde cuentan lo ocurrido a Agamenón y Aquiles, compañeros del héroe en la expedición de los aqueos a Troya. Odiseo marcha a casa de su padre, Laertes, que se encuentra trabajando en la huerta. El hombre se encuentra envejecido y apenado por la larga ausencia de su hijo. Para ser reconocido, Odiseo le muestra la cicatriz y recuerda los árboles que en su infancia le regaló su padre. Mientras, los familiares de los pretendientes se juntan en asamblea, y piden venganza por la muerte de los suyos. Odiseo, su hijo y su padre, que se encuentran en la casa de éste, aceptan el reto, y da comienzo la lucha. Laertes dispara una lanza que mata al padre de Antinoo. Pero en ese momento cesa la lucha. Interviene la diosa Atenea, que anima a los itacenses a llegar a un pacto, para que juntos vivan en paz durante los años venideros. Fuentes:https://www.studocu.com/co/document/universidad-nacional-de-tres-de- febrero/historia-del-pensamiento-i/la-iliada-resumen-por-canto/12314887 http://files.lenguacastellanascn.webnode.es/200000011-0059a0152b/RESUMEN %20DE%20LA%20IL%C3%8DADA%20Y%20LA%20ODISEA.pdf http://www.nocierreslosojos.com/iliada-resumen-guia-lectura/