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Unos Momentos
Con…
Tu Yo, Interno…
Eloy Berthely P.
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Unos Momentos
Con… Tu Yo,
Interno…
Eloy Berthely P.
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Asociación Civil
Asistencial:
Cultural:
La Gran Invocación
Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que afluya luz a las mentes de los hombres,
Que la Luz descienda a la Tierra.
Introducción 10
Capítulo I Los Sabios 11
Capítulo II El Gurú 16
Capítulo III OM 30
Capítulo IV El Verbo 58
Capítulo V Samadhi 70
Capítulo VI Amrita 120
Capítulo VII Unión 181
Capítulo VIII El Gayatri 200
Capítulo IX Las Grandes Invocaciones 202
10
Introducción:
Capitulo I
“Los Sabios”
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Capítulo II
“El Gurú”
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24. Aquel que pretenda oír la voz del silencio, del soni-
do “insonoro”, y comprenderla, tiene que enterarse
de la naturaleza del Dharana.
36. Y dirá.
Capítulo III
“OM”
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252. Así como sólo el Sol ilumina todo este universo, así
mismo la entidad viviente, que es una dentro del
cuerpo, ilumina todo el cuerpo mediante la concien-
cia.
Capítulo IV
¡El Verbo…!
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290. Oísteis que fue dicho a los antiguos: Ojo por ojo, y
diente por diente,
331. Así que, todas las cosas que quisierais que los
hombres hiciesen con vosotros, así también haced
vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profe-
tas.
Capítulo V
Samadhi
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364. Uno puede señalar por qué los Maestros del Cono-
cimiento experimentaron tal sufrimiento al partir de la
Tierra. Por supuesto, este sufrimiento era consciente
y escogido voluntariamente. Así como el anfitrión
llena la copa del huésped hasta el borde, el Maestro
desea imprimir esta última señal de Su Enseñanza.
El envenenamiento de Buda lo libró de la deificación.
El sufrimiento y la resurrección - o la transformación
de la materia - de Cristo proporcionaron el logro de
la realización terrestre suprema. Pero nadie supo de
la desintegración del cuerpo en estado atómico. La
gente pensó que Su cuerpo había sido robado por
sus discípulos.
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Capítulo VI
Amrita…
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498. Al que recoge tan sólo las flores (de los placeres
sensoriales) y cuya mente se distrae (en los objetos
de los sentidos), la muerte le arrastra como una
enorme inundación arrasa a un pueblo entero mien-
tras duerme.
499. Al hombre que toma las flores (de los placeres sen-
soriales) y cuya mente se distrae, insaciable en sus
deseos, el Destructor lo pone bajo su dominio.
502. Igual que una flor bella y de brillante color, pero sin
perfume, así son de estériles las buenas palabras de
quien no las pone en práctica.
535. Pocos entre los seres humanos son los que cruzan
a la otra orilla. La mayoría solamente suben y bajan
por la misma orilla.
553. Aunque mes tras mes, hasta mil, uno hiciera ofren-
das durante cien años, pero otro honrase a un ilumi-
nado solamente por un momento, esta reverencia es
mejor que el sacrificio de cien años.
584. Aquel que hiere con sus armas a los que son ino-
centes e inofensivos, pronto se precipitará en uno de
estos estados: mucho dolor, heridas corporales o
grave enfermedad, pérdida de la mente u opresión
por un monarca, o graves acusaciones, o pérdida de
familiares, o ruina, o un incendio que incluso arrase
su hogar. Y tras la disolución del cuerpo nacerá en el
infierno.
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616. Pero el que antes era necio y después no, ese tal
es como cuando la luna ilumina la tierra liberándose
de las nubes.
690. Fácil es ver los fallos de los demás, pero los pro-
pios fallos son difíciles de ver. Uno avienta, como la
paja, los fallos de los demás, pero esconde los pro-
pios como el cazador se esconde a sí mismo.
750. Si algo debe ser hecho, uno debe hacerlo. Uno de-
be ir ascendiendo con firmeza, liberándose de los
extremes.
841. Quien no intima con los que tienen hogar ni con los
que no lo tienen, que libre vagabundea, sin deseos,
a ése llamo yo un noble.
Capítulo VII
Unión…
182
Capítulo VIII
El Gayatri
201
Capítulo IX
1936.
204
1940
205
1945
206
Bibliografía:
El Kibalión.
La Voz del Silencio.
Bhagavad-Gita.
El Nuevo Testamento.
Agni Yoga.
Dhammapada.
Hermandad.