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Unos Momentos
Con…
Tu Yo, Interno…

Eloy Berthely P.
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Unos Momentos
Con… Tu Yo,
Interno…

Eloy Berthely P.
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Asociación Civil

Instituto de Fomento Para la Cultura


Tres Valles Ver. A.C.

Tel/Fax. (0155) 26-03-64-87 ifc3valles@yahoo.com.mx


4

Somos una Asociación Civil sin “Fines de Lucro”


Autorizada por el SAT como “Donataria” y expedir recibos
deducibles de impuestos. Oficio No. 325-SAT-09-IV-E-
76763 Fecha de Emisión: 21 de Abril del 2006. Autoridad
Emisora: Administración Central de Normatividad de Im-
puestos Internos de la Administración General Jurídica.
La Asociación Civil obtiene su personalidad Jurídica el
día16 de Abril del 2005.

Asistencial:

Beneficiar a personas, sectores y regiones de es-


casos recursos; comunidades indígenas y grupos vulne-
rables por edad, sexo o discapacidad, mediante la aten-
ción a necesidades básicas en materia de alimentación,
vestido, vivienda.

Cultural:

Promover y difundir la música, artes plásticas, artes


dramáticas, danza, literatura, así como el apoyo a las ac-
tividades de educación e investigación artística en los
términos señalados.
5

La publicación de esta obra se halla financiada por


los donativos de las personas para la Difusión de
la misma.

El dinero del “Donativo” es utilizado exclusivamente


para nuevas publicaciones.

Registro Público del Derecho de Autor.


Registro de la Adaptación: 03-2009-040211253200-01

¡Su Donativo es 100% Deducible!

¡Ayude a Cuanto Ser Viviente Pueda…y si no


Puede…al menos no los Lastime!
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La Gran Invocación
Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que afluya luz a las mentes de los hombres,
Que la Luz descienda a la Tierra.

Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,


Que afluya amor a los corazones de los hombres;
Que Cristo retorne a la Tierra.

Desde el centro donde la Voluntad de Dios es cono-


cida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de
los hombres;
El Propósito que los Maestros conocen y sirven.

Desde el centro que llamamos la raza de los hom-


bres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz,
Y selle la puerta donde se halla el mal.

Que la Luz, el Amor y el Poder, restablezcan el Plan


en la Tierra.
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Esta invocación no es propiedad de ningún indivi-


duo o grupo en especial. Pertenece a toda la humanidad.
Empleándola o estimulando a otros para que la reciten, no
se favorece a grupo alguno ni a organización determina-
da.

La belleza y la fuerza de esta Invocación reside en


su sencillez y en que expresa ciertas verdades esenciales
que todos los hombres aceptan innata y normalmente: la
verdad de la existencia de una Inteligencia básica a la que
vagamente damos el nombre de Dios; la verdad de que
detrás de las apariencias externas, el Amor es el poder
motivador del Universo; la verdad de que vino a la Tierra
una gran Individualidad llamada Cristo por los cristianos,
que encarnó ese Amor para que pudiéramos comprender-
lo; la verdad de que el Amor y la Inteligencia son conse-
cuencia de la Voluntad de Dios y, finalmente, de que el
Plan Divino sólo puede desarrollarse a través de la huma-
nidad misma.
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Con Dedicatoria a Todo Busca-


dor Sincero, y en especial a:

Venus que fue mi compañía


durante doce años, anhelando
que siga en su evolución, y mi
eterno agradecimiento por lo
único que sabía hacer “Dar
Amor” ¡Gracias Peluche!
¡Donde quiera que te encuen-
tres! (31-12-08)
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Introducción 10
Capítulo I Los Sabios 11
Capítulo II El Gurú 16
Capítulo III OM 30
Capítulo IV El Verbo 58
Capítulo V Samadhi 70
Capítulo VI Amrita 120
Capítulo VII Unión 181
Capítulo VIII El Gayatri 200
Capítulo IX Las Grandes Invocaciones 202
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Introducción:

En esta adaptación lo único que tratamos de hacer,


es el de difundir más ampliamente todo lo que se a escrito
y leído respecto a los “Maestros de Sabiduría.”
No tratamos de reformar o de hacer nuestra la enseñanza
impartida aquí, si no de que, al estudiante sincero y bus-
cador, le sea más sencillo el encontrar lo que ha estado
buscando por largo tiempo.

Anhelamos que les sea de gran utilidad para su


evolución; para los que están pasando por un momento
difícil, para los que le llaman problemas, para los que se
sienten solos, para los codependientes, a los que en estos
momentos tienen baja la autoestima, para los que perdie-
ron a un ser querido, para los que sufren de Violencia In-
trafamiliar, para los que no entienden del porque así del
nacimiento de su Hijo.

—Para todos aquellos, que siempre se preguntan el:


¿por qué de las cosas?—

Lo único que tienen que hacer para comprender lo


escrito aquí es Meditar, y, Reflexionar: ¿Qué Ocurre
Cuando Nada Está Ocurriendo?

—Antes de Recorrer el Sendero, Tienes que Convertir-


te en el Sendero Mismo—

A todos los que han escuchado a su “Yo Interno”


nuestros mejores Anhelos de Paz Profunda.
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Capitulo I

“Los Sabios”
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1. Los Sabios de la Sabiduría permanecen cerrados,


excepto para el oído capaz de comprender.

2. Donde quiera que estén las huellas del Maestro,


allí los oídos del que están pronto para recibir sus
enseñanzas se abren de par en par.

3. Cuando el oído es capaz de oír, entonces vienen


los labios que han de llenarlos con sabiduría.

4. Los principios de la Verdad son Siete; el que com-


prenda esto perfectamente, posee la clave mágica
ante la cual todas las puertas del templo se abrirán
de par en par.

5. El Todo es mente; el universo es mental.

6. Como arriba es abajo; como abajo es arriba.

7. Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra.

8. Todo es doble; todo tiene dos polos; todo su par de


opuestos; los semejantes y los antagónicos son lo
mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza,
pero diferentes en grado; los extremos se tocan;
todas las verdades son Semi-verdades; todas las
paradojas pueden reconciliarse.

9. Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de


avance y retroceso; todo asciende y desciende; to-
do se mueve cómo un péndulo; la medida de su
movimiento hacia la derecha, es la misma que la
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de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la


compensación.

10. Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su


causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; la suer-
te no es más que el nombre que se le da a una Ley
no conocida; hay muchos planos de casualidad,
pero nada escapa de la Ley.

11. La generación existe por doquier; todo tiene sus


principios masculino y femenino; la generación se
manifiesta en todos los planos.

12. La mente, así como todos los mentales y demás


elementos, pueden ser trasmutados, de estado en
estado, de grado en grado, de condición en condi-
ción, de polo a polo, de vibración en vibración. La
verdadera trasmutación hermética es una práctica,
un método, un arte mental.

13. Más allá del Cosmos, del Tiempo, del Espacio, de


todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la
Realidad Substancial, la Verdad Fundamental.

14. Lo que constituye la Verdad fundamental, la Reali-


dad substancial, está más allá de toda denomina-
ción pero el sabio la llama el Todo.

15. En su esencia, el Todo es incognoscible.

16. El universo es una creación mental sostenida en la


mente del Todo.
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17. El todo crea en su mente infinita, innumerables uni-


versos, los que existen durante eones de tiempo, y
así y todo, para El la creación, desarrollo, deca-
dencia, y muerte de un millón de universos no sig-
nifica más que el tiempo que se emplea en un abrir
y cerrar de ojos.

18. La mente infinita del Todo, es la matriz del Cos-


mos.
19. En la mente del Padre-Madre, los hijos están en el
hogar.

20. No hay nadie que no tenga Padre o Madre en el


Universo.

21. El medio sabio reconociendo la irrealidad relativa


del Universo, se imagina que puede desafiar las le-
yes. Ese no es más que un tonto vano y presun-
tuoso, que se estrellará contra las rocas y será
aplastado por los elementos, en razón de su locura.
El verdadero sabio conociendo la naturaleza del
Universo, emplea la Ley contra las leyes: las supe-
riores contra las inferiores, y por medio de la Al-
quimia trasmuta lo que no es deseable, en lo valio-
so y de esta manera triunfa. El adeptado consiste,
no en sueños anormales, visiones o imágenes fan-
tasmagóricas, sino en el sabio empleo de las fuer-
zas superiores contra las inferiores, escapando así
de los dolores de los planos inferiores vibrando en
los más elevados.
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22. Si bien es cierto que todo está en el Todo, no lo es


menos que el Todo está en todas las cosas. El que
comprende esto debidamente ha adquirido gran
conocimiento.

23. La posesión del Conocimiento, si no va acompaña-


da por una manifestación y expresión en la práctica
y en la obra, es lo mismo que el enterrar metales
preciosos: una cosa vana e inútil. El conocimiento,
lo mismo que la Fortuna, deben emplearse. La ley
del uso es Universal, y el que la viola sufre por
haberse puesto en conflicto con las fuerzas natura-
les.
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Capítulo II

“El Gurú”
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24. Aquel que pretenda oír la voz del silencio, del soni-
do “insonoro”, y comprenderla, tiene que enterarse
de la naturaleza del Dharana.

25. Habiéndose vuelto indiferente a los objetos de per-


cepción debe el discípulo ir en busca del Rajá de
los sentidos, al Productor del pensamiento, aquel
que despierta la ilusión.

26. La Mente es el gran destructor de lo Real. Destruya


el discípulo al Destructor. Porque:

27. Cuando su propia forma le parezca ilusoria, como,


al despertar, todas las formas que en sueños ve.

28. Cuando él haya cesado de oír los muchos sonidos,


entonces podrá discernir al Uno, al sonido interno
que mata al externo.

29. Entonces únicamente, y no antes, abandonará la


región de Asat, lo falso, para entrar en el reino de
Sat, lo verdadero.

30. Antes que el alma pueda ver, debe haberse alcan-


zado la Armonía interior, y los ojos carnales han de
estar cegados a toda ilusión.

31. Antes que el alma pueda oír, es menester que el


hombre se vuela tan sordo a los rugidos como a los
susurros; a los bramidos de los elefantes furiosos,
como al zumbido argentino de la dorada mosca de
fuego.
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32. Antes que el alma sea capaz de comprender y re-


cordar, debe estar unida con el Hablante silencio-
so, de igual modo que la forma en la cual es mode-
lada la arcilla, lo está al principio con la mente del
alfarero.

33. Porque entonces el alma oirá y recordará.

34. Y entonces al oído interno hablará.

35. La Voz del Silencio.

36. Y dirá.

37. Si tu alma sonríe mientras se baña en la luz del Sol


de tu vida; si canta tu alma dentro de su crisálida
de carne y materia; si llora en su castillo de ilusio-
nes; si pugna por romper el hilo argentino que la
une al Maestro; sabe, discípulo, que tu alma es de
la tierra.

38. Cuando tu alma en capullo presta oído al bullicio


mundanal; cuando responde a la rugiente voz de la
Gran Ilusión; cuando temerosa a la vista de las ar-
dientes lágrimas de dolor, y ensordecida por los gri-
tos de desolación, se refugia tu alma, a manera de
cautelosa tortuga, dentro de la concha de la Perso-
nalidad, sabe discípulo, que tu alma es altar indig-
no de su “Dios” silencioso.
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39. Cuando, ya más fortalecida, tu alma se desliza de


su seguro refugio, y arrancándose del tabernáculo
protector, extiende su hilo de plata y se lanza ade-
lante; cuando al contemplar su imagen en las olas
del Espacio, murmura: “Este soy yo”, declara el
discípulo, que tu alma está presa en las redes de la
ilusión.

40. Esta tierra, discípulo, es la Mansión de dolor, en


donde hay colocados, a lo largo del Sendero, de
tremendas pruebas, diferentes lazos para coger a
tu Yo, engañado con la ilusión llamada “Gran
Herejía”

41. Esta tierra, oh ignorante discípulo, no es sino el


sombrío vestíbulo por el cual uno se encamina al
crepúsculo que precede al valle de la luz verdade-
ra; luz que ningún viento puede extinguir; luz que
arde sin pabilo ni combustible.

42. Dice la gran Ley: “Para llegar a ser conocedor del


Yo Entero debes primeramente ser conocedor del
yo. Para lograr el conocimiento de tal yo, tienes
que abandonar el Yo al No-Yo, el Ser, al No-Ser, y
entonces podrás tú reposar entre las alas de la
Gran Ave. Sí, dulce es el reposo entre las alas de
aquello que no ha nacido ni muere, antes bien, es
el AUM a través de las eternidades.

43. Monta el Ave de Vida, si pretendes saber.

44. Abandona tu vida, si quieres vivir.


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45. Tres vestíbulos, oh fatigado peregrino, conducen al


término de los penosos trabajos. Tres Vestíbulos,
oh vencedor de Mara, te conducirán por tres diver-
sos estados al cuarto, y de allí a los siete mundos,
a los mundos del Eterno Reposo.

46. Si deseas saber sus nombre, oye y recuerda:

47. El nombre del primer Vestíbulo es Ignorancia


(Avidya)

48. Es el Vestíbulo en que tú viste la luz, en que vives


y en que morirás.

49. El nombre del segundo es Vestíbulo de la Instruc-


ción. En él encontrará tu alma las flores de vida,
pero debajo de cada flor una serpiente enroscada.

50. El nombre del tercer Vestíbulo es Sabiduría, más


allá del cual se extienden las aguas sin orillas de
Akshara, la fuente inagotable de Omnisciencia.

51. Si quieres cruzar seguro el primer Vestíbulo, haz


que tu mente no tome por la Luz del Sol de vida los
fuegos de concupiscencia que allí arden.

52. Si pretendes cruzar sano y salvo el segundo, no te


detengas a aspirar el aletargador perfume de sus
flores. Si de las cadenas Kármicas quieres liberar-
te, no busques tu Gurú en aquellas mayábicas re-
giones.
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53. Los Sabios no se detienen jamás en los jardines de


recreo de los sentidos.

54. Los Sabios desoyen las halagadoras voces de la


ilusión.

55. Aquel que ha de darte nacimiento, búscalo en el


Vestíbulo que está situado más allá, en donde son
desconocidas todas las sombras y donde la luz de
la verdad brilla con gloria inmarcesible.

56. Aquel que es increado reside en ti, discípulo, como


reside en aquel Vestíbulo. Si quieres llegar a él y
fundir los dos en uno, debes despojarte de las ne-
gras vestiduras de la ilusión. Acalla la voz de la
carne, no consientas que ninguna imagen de los
sentidos se interponga entre la luz y la tuya, para
que así las dos puedan confundirse en una. Y tan
pronto te hayas persuadido de tu propia ignorancia,
huye del Vestíbulo de la Instrucción. Este Vestíbu-
lo, tan peligroso en su pérfida belleza, es necesario
sólo para tu prueba. Cuidado, lanú, no sea que,
deslumbrada por el resplandor ilusorio, se detenga
tu alma, y en su engañosa luz quede presa.

57. Esta luz radiante emana de la joya del Gran Enga-


ñador (Mara), hechiza los sentidos, ciega la mente,
y convierte al incauto en un náufrago desvalido.

58. La pequeña mariposa, atraída por la deslumbrado-


ra luz de tu lámpara de noche, está condenada a
perecer en el viscoso aceite. El alma imprudente
que deja de luchar aferrada con el demonio burlón
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de la ilusión, volverá a la tierra como esclava de


Mara.

59. Contempla las legiones de almas. Mira cómo se


ciernen sobre el proceloso mar de la vida humana,
y cómo exhaustas, perdiendo sangre, rotas las
olas, caen una tras otra en las encrespadas olas.
Sacudidas por los huracanes, acosadas por el re-
fugio vendaval, precipítense en los regolfos, y des-
aparecen abismadas en el primer gran vórtice.

60. Si desde el vestíbulo de la Sabiduría pretendes pa-


sar al Valle de Bienaventuranza, cierra por comple-
to tus sentidos, discípulo, a la grande y espantable
herejía de separatividad que te aparta de los de-
más.

61. No permitas que tú “nacido del Cielo”, sumido en el


mar de Mara, se desprenda del Padre Universal
(Alma), antes deja que el ígneo Poder se retire al
recinto más interno, la cámara del corazón y mora-
da de la Madre del Mundo.

62. Entonces, desde el corazón, aquel Poder ascen-


derá a la región sexta, la región media, el lugar si-
tuado entre tus ojos, cuando se convierte en el
aliento del Alma Una, la voz que todo lo llena, la
voz de tu Maestro.

63. Sólo entonces podrás tú convertirte en “Paseante


del Cielo”, que con su planta huella las auras sobre
las olas, sin que a su paso los pies toquen las
aguas.
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64. Antes que puedan sentar el pie en el peldaño supe-


rior de la escala, la escala de los místicos sonidos,
tienes que oír la voz de tu Dios Interno de siete
modos distintos.

65. Como la melodiosa voz del ruiseñor entonando un


canto de despedida a su compañera, es el primero.

66. Percíbese el segundo a la manera del sonido de un


címbalo argentino de los Dhyanis, despertando las
centellantes estrellas.

67. Suena el siguiente como el lamento melodioso del


espíritu del océano aprisionado dentro de su con-
cha.

68. Y éste va seguido del canto de la Vina.

69. El quinto, a manera de flauta de bambú, suena vi-


brante en tu oído.

70. Y luego se convierte en sonido de trompeta.

71. El último vibra como el sordo retumbar de una nube


tempestuosa.

72. El séptimo absorbe todos los demás sonidos.

73. Estos se extinguen, y no se les vuelve a oír más.

74. Cuando los seis han sido muertos y abandonados


a los pies del Maestro, entonces el discípulo está
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sumido en el Uno, se convierte en este Uno, y en él


vive.

75. Antes de entrar en aquel sendero, debes destruir tu


cuerpo lunar expurgar tu cuerpo mental y purificar
tu corazón.

76. Las puras aguas de eterna vida, claras y cristali-


nas, no pueden mezclarse con los cenagosos to-
rrentes del tempestuoso monzón.

77. La gota de rocío celeste que acariciada por el pri-


mer rayo de sol matutino, brilla en el seno del loto,
una vez caída al suelo, conviértese en barro; mira:
la perla es ahora una partícula de cieno.

78. Lucha con tus pensamientos impuros antes que


ellos te dominen. Trátalos como pretenden ellos
tratarte a ti, porque, si usando de tolerancia con
ellos, arraigan y crecen, sábelo bien, estos pensa-
mientos te subyugarán y matarán. Cuidado, discí-
pulo, no permitas que ni aun la sombra de ellos se
acerque a ti. Porque crecerá, aumentará en magni-
tud y poder, y entonces esta cosa de tinieblas ab-
sorberá tu ser antes que te hayas dado cuenta de
la presencia del monstruo negro y abominable.

79. Antes que el “místico Poder” pueda hacer de ti un


Dios, oh lanú, debes haber adquirido la facultad de
destruir a voluntad tu forma lunar.
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80. El Yo material y el Yo espiritual jamás pueden estar


juntos. Uno de los dos tiene que desaparecer: no
hay lugar para entrambos.

81. Antes que la mente de tu alma pueda comprender,


el capullo de la personalidad debe ser aplastado, y
el gusano del sensualismo ha de ser aniquilado, sin
resurrección posible.

82. No puedes recorrer el Sendero antes que tú te


hayas convertido en el Sendero mismo.

83. Haz que tu alma preste oído a todo grito de dolor,


de igual modo que descubre su corazón el loto pa-
ra absorber los rayos del sol matutino.

84. No permitas que el sol ardiente seque una sola


lágrima de dolor, antes que tú hayas enjuagado en
el ojo del que sufre.

85. Pero deja que las ardientes lágrimas humanas cai-


gan una por una en tu corazón, y que en él perma-
nezcan sin enjugarlas, hasta que se haya desvane-
cido el dolor que las causara.

86. Estas lágrimas, oh tú de corazón muy compasivo,


son los arroyos que riegan los campos de caridad
inmortal. En este suelo es donde crece la flor de
medianoche, la flor de Buda, más difícil de encon-
trar y más rara de ver que la flor del árbol Vogay.
Es la semilla que libra del renacimiento. Pone al
Arhat a cubierto de toda lucha y concupiscencia, y
le guía a través de las regiones del Ser a la paz y
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beatitud conocidas únicamente en la Región del Si-


lencio y del No-Ser.

87. Mata el deseo; pero si lo matas, vigila atentamente,


no sea que de entre los muertos se levante de
nuevo.

88. Mata el amor a la vida, pero si matas la voluntad de


vivir, procura que no sea por la sed de vida eterna,
sino para substituir lo pasajero por lo perdurable.

89. Nada desees. No te irrites contra el Karma, ni con-


tra las leyes inmutables de la Naturaleza. Lucha tan
sólo contra lo personal, lo transitorio, efímero y pe-
recedero.

90. Ayuda a la Naturaleza y con ella trabaja, y la Natu-


raleza te considerará como uno de sus creadores y
te prestará obediencia.

91. Y ante ti abrirá de par en par las puertas de sus re-


cintos secretos, y pondrá de manifiesto ante tus
ojos los tesoros ocultos en las profundidades mis-
mas de su seno puro y virginal. No contaminados
por la mano de la materia, muestra ella sus tesoros
únicamente al ojo del Espíritu, ojo que jamás se
cierra, y para el cual no hay velo alguno en todos
sus reinos.

92. Entonces te indicará los medios y el camino, la


puerta primera y la segunda y la tercera, hasta la
misma séptima. Y luego te mostrará la meta, más
allá de la cual hay, bañadas en la luz del sol del
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Espíritu, glorias inefables, únicamente visibles para


los ojos del alma.

93. Sólo existe una vereda que conduzca al sendero,


sólo al término de ella puede oírse la “Voz del Si-
lencio”. La escala por la cual asciende el candidato
está formada por peldaños de sufrimiento y de do-
lor: éstos únicamente pueden ser acallados por la
voz de la virtud. ¡Ay de ti discípulo, si queda un so-
lo vicio que no hayas dejado atrás! Porque enton-
ces la escala cederá bajo tus plantas; y te precipi-
tará: su base descansa en el profundo cenagal de
tus pecados y defectos, y antes que puedas aven-
turarte a cruzar este ancho abismo de materia, tie-
nes que lavar tus pies en las aguas de la Renun-
ciación. Sé precavido, no sea que pongas un pie
todavía manchado en el peldaño inferior de la es-
cala. ¡Ay de aquél que se atreva a ensuciar con sus
pies fangosos un escalón tan sólo! El cieno inmun-
do y pegajoso se secará, se hará tenaz, pegará sus
pies en aquel sitio, y como el pájaro cogido en la li-
ga del cazador astuto, quedará imposibilitado para
un nuevo progreso. Sus vicios adquirirán forma, y
le arrastrarán hasta el fondo. Sus pecados levan-
tarán la voz, semejante a la risa y al plañido del
chacal después de la puesta del sol; sus pensa-
mientos se convertirán en un ejército, y se lo lle-
varán tras sí como un esclavo.
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94. Mata tus deseos, lanú; reduce tus vicios a la impo-


tencia, antes de dar el primer paso en solemne via-
je.

95. Ahoga tus pecados, enmudécelos para siempre,


antes de levantar un pie para subir la escala.

96. Aquieta tus pensamientos y fija toda la atención en


tu Maestro, a quién todavía no ves, pero a quien
sientes.

97. Funde tus sentidos en sólo sentido, si quieres estar


seguro contra el enemigo. Por medio de este senti-
do único, que está oculto en la concavidad de tu
cerebro, es cómo pueda mostrarse ante los ofus-
cados ojos de tu alma el escarpado sendero que a
tu Maestro conduce.

98. Largo y penoso es el camino que tienes ante ti,


discípulo. Un solo pensamiento acerca de lo pasa-
do que dejaste en pos de ti, te arrastrará al fondo, y
tendrás que emprender de nuevo la subida.

99. Mata en ti mismo todo recuerdo de pasadas expe-


riencias. No mires atrás, o estás perdido.

100. No creas que pueda extirparse la concupiscencia


satisfaciéndola o saciándola, pues esto es una abo-
minación inspirada por Mara. Alimentando al vicio es
cómo se desarrolla y adquiere fuerza, a la manera
del gusano que se ceba en el corazón de la flor.
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101. La rosa tiene que convertirse nuevamente en el ca-


pullo nacido de su tallo generador, antes que el
parásito haya roído su corazón y chupado su savia
vital.

102. El árbol de oro produce las yemas preciosas antes


que la tormenta haya maleado su tronco.

103. El discípulo ha de recobrar el estado infantil que


perdió, antes que el sonido primero pueda herir su
oído.

104. La luz del Maestro Uno, la luz áurea e inextinguible


del Espíritu, lanza desde el principio mismo sus re-
fulgentes rayos sobre el discípulo. Sus rayos pasan
a través de las densas y obscuras nubes de la mate-
ria.

105. Ora aquí, ora allí, estos rayos la iluminan, de igual


modo que a través del espeso follaje de la selva los
rayos del sol alumbran la tierra. Pero, a menos de
ser pasiva la carne, fría la cabeza, y el alma tan fir-
me y pura como deslumbrador diamante, sus irra-
diaciones no llegarán a la cámara, sus rayos no ca-
lentarán el corazón, ni los místicos sonidos de las al-
turas Akásicas, llegarán al oído del discípulo, a pe-
sar de todo su entusiasmo, en el grado inicial.

106. A menos de oír, tú no puedes ver.

107. A menos de ver, tú no puedes oír. Oír y ver: he


aquí el segundo grado.
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Capítulo III

“OM”
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108. Mientras hablas con palabras cultas, te lamentas


por lo que no es digno de lamentarse. Aquellos que
son sabios no se lamentan ni por los vivos ni por los
muertos.

109. Nunca hubo un tiempo en el que Yo no existiera, ni


tú, ni todos estos reyes; y en el futuro, ninguno de
nosotros dejará de existir.

110. Así como en este cuerpo el alma encarnada pasa


continuamente de la niñez a la juventud y luego a la
vejez, de la misma manera el alma pasa a otro cuer-
po en el momento de la muerte. A la persona sensa-
ta no la confunde ese cambio.

111. La aparición temporal de la felicidad y la aflicción, y


su desaparición a su debido tiempo, es como la apa-
rición y desaparición de las estaciones del invierno y
el verano. Todo ello tiene su origen en la percepción
de los sentidos, y uno debe aprender a tolerarlo sin
perturbarse.

112. La persona que no se perturba ante la felicidad y la


aflicción, y que permanece estable en medio de am-
bas, es sin duda merecedora de la liberación.

113. Los videntes de la verdad han concluido que, de lo


no existente no hay permanencia, y de lo eterno no
hay cambio. Esto lo han concluido del estudio de la
naturaleza de ambos.
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114. Sabed que aquello que se difunde por todo el cuer-


po es indestructible. Nadie puede destruir a esa al-
ma imperecedera.

115. El cuerpo material de la entidad viviente eterna, in-


destructible e inconmensurable, tiene un final con
toda certeza.
116. Tanto el que cree que la entidad viviente es la que
mata como el que cree que ésta es matada, carecen
de conocimiento, pues el ser ni mata ni es matada.

117. Para el alma no existe el nacimiento ni la muerte en


ningún momento. Ella no ha llegado a ser, no llega a
ser y no llegará a ser. El alma es innaciente, eterna,
permanente, permanente y primordial. No se la mata
cuando se mata el cuerpo.

118. Una persona que sabe que el alma es indestructi-


ble, eterna innaciente e inmutable, ¿cómo puede
matar a alguien o hacer que alguien mate?

119. Así como una persona se pone ropa nueva y dese-


cha la vieja, así mismo el alma acepta nuevos cuer-
pos materiales, desechando los viejos e inservibles.

120. Al alma nunca puede cortarla en pedazos ningún


arma, ni puede el fuego quemarla, ni el agua hume-
decerla, ni el viento marchitarla.

121. Esta alma individual es irrompible e insoluble, y no


se la puede quemar ni secar. El alma está en todas
partes, y es sempiterna, inmutable, inmóvil y eter-
namente la misma.
33

122. Se dice que el alma es invisible, inconcebible e in-


mutable. Sabiendo esto, no debes afligirte por el
cuerpo.

123. Sin embargo, si crees que el alma, nace siempre y


muere para siempre, aun así no tienes por qué la-
mentarte.
124. Aquel que ha nacido, es seguro que va a morir, y,
después de morir, es seguro que uno volverá a na-
cer.

125. Todos los seres creados son no manifiestos en el


comienzo, manifiestos en el ínterin, y de nuevo no
manifiestos cuando son aniquilados. Entonces, ¿qué
necesidad hay de lamentarse?

126. Algunos consideran que el alma es asombrosa,


otros la describen como asombrosa, y otros más
oyen hablar de ella como algo asombroso, mientras
que hay otros que, incluso después de oír hablar de
ella, no logran comprenderla en absoluto.

127. Aquel que mora en el cuerpo nunca puede ser ma-


tado. Por lo tanto, no tienes que afligirte por ningún
ser viviente.

128. Cuando tu inteligencia haya salido del espeso bos-


que de la ilusión, te volverás indiferente a todo lo
que se ha oído y a todo lo que habrá de oírse.

129. Cuando tu mente ya no se perturbe con el florido


lenguaje de los Vedas, y cuando permanezca fija en
34

el trance de la autorrealización, habrás llegado en-


tonces a la conciencia divina.

130. ¿Cuáles son las señales de aquel cuya conciencia


está absorta así en la trascendencia? ¿Cómo habla
y qué lengua usa? ¿Cómo se sienta y cómo camina?

131. Se dice que un hombre se halla en estado de con-


ciencia trascendental pura, cuando abandona, todas
las variedades de deseos de complacer los sentidos,
deseos que surgen de la invención mental, y cuando
su mente, purificada de ese modo, encuentra satis-
facción únicamente en el ser.

132. Aquel cuya mente no se perturba ni siquiera en


medio de las tres clases de sufrimiento, ni se alboro-
za en los momentos de felicidad, y que está libre de
apego, temor e ira, se dice que es un sabio de men-
te estable.

133. En el mundo material, aquel a quien no lo afecta


ningún bien o mal que pueda obtener, y que ni lo
alaba ni lo desprecia, tiene firmemente en su pose-
sión el conocimiento perfecto.

134. Aquel que es capaz de apartar los sentidos de los


objetos de los sentidos, tal como la tortuga guarda
las extremidades dentro del caparazón, tiene firme-
mente en su posesión el conocimiento perfecto.

135. Al alma encarnada se la puede alejar del disfrute


de los sentidos, aunque el gusto por los objetos de
los sentidos aún quede en ella. Pero, al experimen-
35

tar un gusto superior y dejar por ello semejantes


ocupaciones, su conciencia queda fija.

136. Los sentidos son tan fuertes e impetuosos, que in-


cluso arrastran a la fuerza la mente del hombre de
buen juicio que se esfuerza por controlarlos.

137. Aquel que restringe los sentidos, manteniéndolos


totalmente bajo control, y fija su conciencia en Mí, es
conocido como un hombre de inteligencia estable.

138. Al contemplar los objetos de los sentidos, en la


persona se desarrolla el apego a ellos, de ese apego
nace la lujuria, y de la lujuria surge la ira.

139. De la ira surge la ilusión completa, y de la ilusión, la


confusión de la memoria. Cuando la memoria se
confunde, se pierde la inteligencia, y al perder la in-
teligencia, uno cae de nuevo al charco material.
140. Pero una persona que está libre de todo apego y
aversión, y que es capaz de controlar los sentidos
por medio de principios que regulan la libertad, pue-
de conseguir toda la misericordia del Señor.

141. Para aquel que se encuentra satisfecho de ese


modo, dejan de existir las tres clases de sufrimientos
de la existencia material; con la conciencia así de
satisfecha, la inteligencia de uno pronto queda bien
establecida.

142. Aquel que no está relacionado con el Supremo, no


puede tener ni inteligencia trascendental ni una men-
te estable, sin lo cual no hay posibilidad de encontrar
36

la paz. Y ¿cómo puede haber felicidad alguna sin


paz?

143. Así como un fuerte viento arrastran un bote que se


encuentre en el agua, así mismo uno sólo de los
errantes sentidos en el que se concentre la mente,
puede arrastrar la inteligencia del hombre.

144. Por lo tanto, todo aquel cuyos sentidos están apar-


tados de sus objetos, tiene sin duda una inteligencia
firmemente establecida.

145. Sólo puede encontrar la verdadera paz la persona


que ha renunciado a todos los deseos de complacer
los sentidos, que vive libre de deseos, que ha renun-
ciado a todo sentido de posesión y que está despro-
vista de ego falso.

146. Ése es el camino de la vida espiritual y divina. Des-


pués de llegar a ella, el hombre no se confunde. Si
incluso a la hora de la muerte uno se encuentra en
ese estado, puede entrar en el Reino de Dios.

147. Aunque soy innaciente y Mi cuerpo trascendental


nunca se deteriora, y aunque soy el Señor de todas
las entidades vivientes, aún así aparezco en cada
milenio en Mí trascendental forma original.

148. Cuando quiera y dondequiera que haya una decli-


nación en la práctica religiosa, y un aumento predo-
minante de la irreligión, en ese entonces Yo mismo
desciendo.
37

149. Para redimir a los piadosos y aniquilar a los infieles,


así como para restablecer los principios de la reli-
gión. Yo mismo aparezco milenio tras milenio.

150. Aquel que conoce la naturaleza trascendental de


Mí aparición y actividades, al abandonar este cuerpo
no vuelve a nacer de nuevo en este mundo material,
sino que alcanza Mí morada eterna.

151. Estando liberadas del apego, el temor y la ira, es-


tando totalmente absortas en Mí y refugiándose en
Mí, muchísimas personas se purificaron en el pasa-
do mediante el conocimiento acerca de Mí, y de ese
modo todas ellas alcanzaron el estado de amor tras-
cendental por Mí.

152. En la medida en que todos ellos se entregan a Mí,


Yo los recompenso.

153. Incluso los inteligentes s confunden al tener que


determinar lo que es la acción y lo que es la inac-
ción.

154. Las complejidades de la acción son muy difíciles de


entender. Por consiguiente, uno debe saber bien lo
que es la acción prohibida y lo que es la inacción.

155. Se entiende que alguien tiene pleno conocimiento,


cuando cada uno de sus esfuerzos está desprovisto
del deseo de complacer los sentidos. Los sabios di-
cen que él es un trabajador cuyas reacciones del
trabajo han sido quemadas por el fuego del conoci-
miento perfecto.
38

156. Abandonando todo apego a los resultados de sus


actividades, siempre satisfecho e independiente, él
no ejecuta ninguna acción fruitiva, aunque está dedi-
cado a toda clase de actividades.

157. El hombre que posee una comprensión tal, actúa


con la mente y la inteligencia perfectamente contro-
lada, abandona todo sentido de propiedad de sus
posesiones y actúa únicamente para satisfacer las
necesidades básicas de la vida. Obrando así, no es
afectado por reacciones pecaminosas.

158. Él se satisface con ganancias que vienen por sí


mismas, ha superado la dualidad, está libre de toda
envidia y es estable tanto en el éxito como en el fra-
caso. Por eso, él nunca se enreda aunque ejecute
acciones.

159. El trabajo de un hombre que está desapegado de


las modalidades de la naturaleza material y que tie-
ne plenamente en su posesión el conocimiento tras-
cendental, se funde enteramente en la trascenden-
cia.

160. Tan sólo trata de aprender la verdad acudiendo a


un Maestro espiritual. Hazle preguntas de un modo
sumiso y préstale servicio. Las almas autor realiza-
das pueden impartirte conocimiento, porque han vis-
to la verdad.

161. Habiendo obtenido verdadero conocimiento prove-


niente de un alma auto realizada, nunca volverás a
ser víctima de semejante ilusión, pues, por medio de
39

ese conocimiento, verás que todos los seres vivien-


tes no son más que parte del Ser Supremo.

162. Aun cuando se te considere el más pecador de to-


dos los pecadores, cuando te sitúes en el bote del
conocimiento trascendental serás capaz de cruzar el
océano de los sufrimientos.

163. Así como un fuego ardiente convierte la leña en


cenizas, así mismo el fuego del conocimiento reduce
a cenizas todas las reacciones de las actividades
materiales.

164. En este mundo no hay nada tan sublime y puro


como el conocimiento trascendental. Dicho conoci-
miento es el fruto maduro de todo misticismo, y
aquel que se ha vuelto experto en la práctica del
servicio devocional, disfruta de ese conocimiento in-
ternamente, a su debido tiempo.

165. Un hombre fiel que se consagra al conocimiento


trascendental y que subyuga los sentidos, es mere-
cedor de obtener ese conocimiento, y al adquirirlo,
encuentra rápidamente la suprema paz espiritual.

166. Pero las personas ignorantes e infieles que dudan


de las Escrituras reveladas, no adquieren conciencia
de Dios sino que caen. Para el alma que duda no
hay felicidad ni es este mundo ni en el otro.

167. Aquel que ni odia ni desea los frutos de sus activi-


dades, es conocido como alguien que siempre es
40

renunciado. Esa persona, liberada de toda clase de


dualidades, supera fácilmente el cautiverio material y
se libera por completo.

168. La mera renuncia a todas las actividades, sin dedi-


carse al servicio devocional del Señor, no puede
hacer que uno se sienta feliz. Pero una persona
sensata que esté dedicada al servicio devocional,
puede llegar al Supremo sin demora.

169. Aquel que trabaja con devoción, que es un alma


pura y que controla la mente y los sentidos, es que-
rido por todos, y todos son queridos por él. Aunque
esa persona siempre trabaja, jamás se enreda.

170. Los yoghis, abandonando el apego, actúan con el


cuerpo, la mente, la inteligencia, e incluso con los
sentidos, únicamente con el fin de purificarse.

171. El alma firmemente consagrada logra una paz in-


maculada, porque Me ofrece los resultados de todas
las actividades; mientras que una persona que no
está unida a lo Divino, que codicia los frutos de su
labor, se enreda.

172. Cuando el ser viviente encarnado controla su natu-


raleza y renuncia mentalmente a todas las acciones,
reside feliz en la ciudad de las nueve puertas, sin
trabajar ni hacer que se trabaje.

173. Sin embargo, cuando uno se ilumina con el cono-


cimiento mediante el cual se destruye la nesciencia,
41

entonces su conocimiento lo revela todo, tal como el


Sol ilumina todo durante el día.

174. Cuando la inteligencia, la mente, la fe y el refugio


de uno están todos fijos en el Supremo, uno se lim-
pia por entero de los recelos a través del conoci-
miento completo, y prosigue así por el sendero de la
liberación, sin desviarse.

175. Los sabios humildes, en virtud del conocimiento


verdadero, ven con la misma visión a un manso y
erudito brahmana, a una vaca, a un elefante, aun pe-
rro y a un paria.

176. Aquellos que tienen la mente establecida en la


igualdad y en la ecuanimidad, ya han conquistado
las condiciones del nacimiento y la muerte. Ellos son
intachables como el brahmán, y por eso ya están si-
tuados en el brahmán.

177. Una persona que ni se regocija al conseguir algo


agradable ni se lamenta al obtener algo desagrada-
ble, que es inteligente en relación con el ser, que no
se confunde y que conoce la ciencia de Dios, ya está
situada en la trascendencia.

178. Una persona así de liberada no se ve atraída al


placer de los sentidos, sino que, más bien, siempre
está en trance, disfruta de una felicidad ilimitada, ya
que se concentra en el Supremo.
179. Una persona inteligente no participa de cosas que
son fuentes de desdicha y las cuales se deben al
contacto con los sentidos materiales. Esas clases de
42

placeres tienen un comienzo y un final, y por eso el


hombre sabio no se deleita con ellos.

180. Si antes de abandonar este cuerpo actual uno es


capaz de tolerar los impulsos de los sentidos mate-
riales y contener la fuerza del deseo y la ira, uno se
halla bien situado y es feliz en este mundo.

181. Aquel cuya felicidad es interna, que es activo y se


regocija internamente, y cuya meta es interna, es en
verdad el místico perfecto. Él está liberado en el Su-
premo, y al final llega al Supremo.

182. Aquellos que se encuentran más allá de las duali-


dades que surgen de las dudas, que tienen la mente
ocupada internamente, que siempre están muy ocu-
pados en trabajar por el bienestar de todos los seres
vivientes, y que están libres de toda clase de peca-
dos, logran la liberación en el Supremo.

183. Aquellos que están libres de la ira y de todos los


deseos materiales, que están auto realizados, que
son auto disciplinados y que se están esforzando
constantemente por la perfección, tienen asegurada
la liberación en el Supremo en un futuro muy cerca-
no.

184. Lo que se denomina renunciación, es lo mismo que


el yoga, o el vincularse con el supremo, porque
jamás puede alguien convertirse en yogui, a menos
que renuncie al deseo de complacer los sentidos.
43

185. Se dice que una persona está elevada en el yoga,


cuando, habiendo renunciado a todos los deseos
materiales, ni actúa para complacer los sentidos, ni
se ocupa en actividades fruitivas.

186. Uno debe liberarse con la ayuda de la mente, y no


degradarse. La mente es la amiga del alma condi-
cionada, así como también su enemiga.

187. Para aquel ha conquistado la mente, ésta es el me-


jor de los amigos; pero para aquel que no lo ha
hecho, la mente permanecerá como su peor enemi-
go.

188. Aquel que ha conquistado la mente, ya ha llegado a


la Superalma, porque ha conseguido la tranquilidad.
Para ese hombre, la felicidad y la aflicción, el calor y
el frío, y la honra y la deshonra, son todos lo mismo.
189. Se dice que una persona que está establecida en la
comprensión del ser y se le da el nombre de yogui,
cuando ella se encuentra plenamente satisfecha en
virtud del conocimiento y la comprensión que ha ad-
quirido. Esa persona está situada en la trascenden-
cia y es auto controlada. Ella ve todo igual, ya sean
guijarros, piedras u oro.

190. Se dice que una persona está aún más adelantada,


cuando ve a todo el mundo con igualdad de ánimo,
es decir, a los honestos bienquerientes, a los afec-
tuosos benefactores, a las personas neutrales, a los
mediadores, a los envidiosos, a los amigos y a los
enemigos, y a los piadosos y a los pecadores.
44

191. El trascendentalita siempre debe ocupar el cuerpo,


la mente y el yo en relación con el Supremo; él debe
vivir a solas en un lugar apartado, y siempre debe
controlar la mente con cautela. Él debe estar libre de
deseos y de sentimientos de posesión.

192. Practicando así un control constante del cuerpo, la


mente y las actividades, el yogui, con la mente regu-
lada, llega al Reino de Dios mediante el cese de la
existencia material.

193. No hay ninguna posibilidad de convertirse en yogui,


si se come demasiado o se come muy poco, ni se
duerme demasiado o no se duerme lo suficiente.

194. Aquel que es regulado en sus hábitos de comer,


dormir, recrearse y trabajar, puede mitigar todos los
sufrimientos materiales mediante la práctica del sis-
tema de yoga.

195. Cuando el yogui disciplina sus actividades menta-


les mediante la práctica del yoga y se sitúa en la
trascendencia –libre de todos los deseos materia-
les—, se dice que él está bien establecido en el yo-
ga.

196. Así como una lámpara no tiembla en un lugar en el


que no hay viento, así mismo el yogui, cuya mente
está controlada, siempre permanece fijo en su medi-
tación en el ser trascendente.
45

197. Uno debe dedicarse a la práctica del yoga con de-


terminación y fe, y no dejarse apartar de la senda.
Uno debe abandonar, sin excepción, todos los dese-
os materiales nacidos de especulaciones mentales,
y de ese modo controlar con la mente todos los sen-
tidos, por todas partes.

198. Un verdadero yogui Me observa a Mí en todos los


seres, y también ve a todo ser en Mí. En verdad, la
persona auto realizada Me ve a Mí, el mismo Señor
Supremo, en todas partes.

199. Aquel que Me ve en todas partes y que ve todo en


Mí, Yo nunca lo pierdo a él, y él nunca Me pierde a
Mí.

200. Un yogui como ése, que se dedica al venerable


servicio de la Superalma sabiendo que Yo y la Su-
peralma somos uno, permanece siempre en Mí en
todas las circunstancias.

201. Para aquel que tiene la mente desenfrenada, la au-


to realización es una labor difícil. Pero aquel que tie-
ne la mente controlada y que se esfuerza por los
medios adecuados, tiene asegurado el éxito.

202. El yogui es superior al asceta, superior al empírico


y superior al trabajador fruitivo. Por lo tanto, sé un
yogui.
46

203. Y de todos los yoguis, aquel que tiene una gran fe y


que siempre se refugia en Mí, piensa en Mí y Me
presta un amoroso servicio trascendental, es el que
está más íntimamente unido a Mí por medio del yo-
ga, y es el más elevado de todos.

204. De muchos miles de hombres, puede que uno se


esfuerce por la perfección, y de aquellos que han lo-
grado la perfección, difícilmente uno Me conoce en
verdad.

205. Todos los seres creados tienen su origen en estas


dos naturalezas. De todo lo que es material y de to-
do lo que es espiritual en este mundo, sabed con to-
da certeza que Yo soy tanto el origen como la diso-
lución.
206. No hay verdad superior a Mí. Todo descansa en
Mí, tal como perlas ensartadas en un hilo.

207. Sabed que Yo soy la semilla original de todo lo que


existe, la inteligencia de los inteligentes y el poder de
todos los hombres poderosos.

208. Esos herejes que son sumamente necios, que son


lo más bajo de la humanidad, a quienes la ilusión les
ha robado el conocimiento y que participan de la na-
turaleza atea de los demonios, no se entregan a Mí.

209. Después de muchos nacimientos y muertes, aquel


que verdaderamente tiene conocimiento se entrega
a Mí, sabiendo que Yo soy la causa de todas las
causas y de todo lo que existe. Un alma así de gran-
de es muy difícil de encontrar.
47

210. Aquellos a quienes los deseos materiales les han


robado la inteligencia, se entregan a los semidioses
y siguen las reglas y regulaciones específicas de
adoración que corresponden a sus propias naturale-
zas.

211. Yo estoy en el corazón de todos en forma de la Su-


peralma. En cuanto alguien desea adorar a algún
semidiós. Yo hago que su fe se vuelva firme para
que pueda consagrarse a esa deidad en particular.

212. Dotado de esa fe, él se esfuerza por adorar a un


determinado semidiós, y obtiene lo que desea. Pero,
en realidad, esos beneficios únicamente los otorgo
Yo.

213. Yo nunca Me les manifiesto a los necios y pocos in-


teligentes. Para ellos estoy cubierto por Mí potencia
interna, y, por lo tanto, ellos no saben que soy inna-
ciente e infalible.

214. Yo sé todo lo que ha ocurrido en el pasado, todo lo


que está ocurriendo en el presente y todas las cosas
que aún están por ocurrir. Además. Yo conozco a
todas las entidades vivientes; pero a Mí nadie Me
conoce.

215. Todas las entidades vivientes nacen en el seno de


la ilusión, confundidas por las dualidades que surgen
del deseo y el odio.
48

216. Las personas inteligentes que se están esforzando


por liberarse de la vejez y de la muerte, se refugian
en Mí mediante el servicio devocional. Ellas son de
hecho brahmán, porque saben absolutamente todo
acerca de las actividades trascendentales.

217. Aquellos que tienen plena conciencia de Mí, que


saben que Yo, el Señor Supremo, soy el principio
que gobierna la manifestación material, que gobierna
a los semidioses y que gobierna todos los métodos
de sacrificio, pueden entenderme y conocerme a Mí,
incluso a la hora de la muerte.

218. Y quienquiera que al final de la vida abandone el


cuerpo recordándome únicamente a Mí, de inmedia-
to alcanza Mi naturaleza. De esto no hay ninguna
duda.

219. Cualquier estado de existencia que uno recuerde


cuando abandone el cuerpo, ese estado alcanzará
sin falta.

220. Aquel que medita en Mí, con la mente constante-


mente dedicada a recordarme a Mí, y que no se
aparta del sendero, es seguro que llega a Mí.

221. Para aquel que siempre Me recuerda sin desvia-


ción, Yo soy fácil de obtener, debido a su constante
ocupación en el servicio devocional.
49

222. De acuerdo con la opinión védica, hay dos maneras


de irse de este mundo: una en la luz y la otra en la
oscuridad. Cuando uno se va en la luz, no regresa;
pero cuando se va en la oscuridad, sí lo hace.

223. Yo, en Mí forma no manifestada, Me encuentro


omnipresente en todo este universo. Todos los seres
están en Mí, pero Yo no estoy en ellos.

224. Y, sin embargo, todo lo creado no descansa en Mí.


¡He ahí mi opulencia mística! Aunque Yo soy el que
mantiene a todas las entidades vivientes y aunque
estoy en todas partes. Yo no soy parte de esta mani-
festación cósmica, pues Mí Ser es la fuente en sí de
la creación.

225. Sabed que así como el poderoso viento, que sopla


por doquier, siempre descansa en el cielo, así mis-
mo todos los seres creados descansan en Mí.

226. Todo lo que hagas, todo lo que comas, todo lo que


ofrezcas o regales, y todas las austeridades que rea-
lices, hazlo, como una ofrenda a Mí.

227. De ese modo te librarás del cautiverio del trabajo y


sus resultados auspiciosos y desfavorables. Con la
mente fija en Mí y siguiendo ese principio de renun-
ciación, te liberarás y vendrás a Mí.

228. Siempre ocupa la mente en pensar en Mí, vuélvete


devoto Mío, ofréceme reverencias y adórame a Mí.
Estando completamente absorto en Mí, es seguro
que vendrás a Mí.
50

229. Aquel que me conoce como el innaciente, como el


que no tiene principio, como el Supremo Señor de
todos los mundos, sólo el, que entre los hombres.
Está libre de engaño, se libera de las reacciones de
los pecados.

230. La inteligencia, el conocimiento, la ausencia de du-


da y engaño, la indulgencia, la veracidad, el control d
los sentidos, el control de la mente, la felicidad, la
aflicción, el nacimiento, la muerte, el temor, la valent-
ía, la no violencia, la ecuanimidad, la satisfacción, la
austeridad, la caridad, la fama y la infamia, todas es-
tas diversas cualidades de los seres vivos sólo son
creadas por Mí.

231. Yo soy la fuente de todos los mundos materiales y


espirituales. Todo emana de Mí. Los sabios que sa-
ben esto perfectamente, se dedican a Mi servicio
devocional y Me adoran con todo su corazón.
232. Yo soy la Superalma, que se encuentra situada en
los corazones de todas las entidades vivientes. Yo
soy el principio, el medio y el fin de todos los seres.

233. Además, Yo soy la semilla generadora de todas las


existencias. No hay ningún ser –móvil o inmóvil—
que pueda existir sin Mí.

234. Pero, ¿qué necesidad hay, de todo este conoci-


miento detallado? Con un solo fragmento de Mí
mismo, Yo estoy omnipresente en todo este universo
y lo sostengo.
51

235. Si tú crees que soy capaz de ver Tu forma cósmica,


entonces ten la bondad de mostrarme ese ilimitado
Ser universal.

236. Mira ahora Mis opulencias: cientos de miles de


formas divinas y multicolores.

237. Todo lo que quieras ver, ¡obsérvalo de inmediato


en este cuerpo Mío! Esta forma universal puede
mostrarte todo lo que deseas ver y todo lo que vayas
a querer ver en el futuro. Todo —lo móvil e inmóvil—
está aquí por completo, en solo lugar.

238. Pero tú no puedes verme con tus ojos actuales. Por


lo tanto te doy ojos divinos. ¡Mira Mi opulencia místi-
ca!

239. Tan sólo fija la mente en Mí, y ocupa toda tu inteli-


gencia en Mí. Así, siempre vivirás conmigo, sin nin-
guna duda.

240. Sin embargo, si eres incapaz de trabajar con esa


conciencia de Mí, trata entonces de actuar renun-
ciando a todos los resultados de tu trabajo y trata de
situarte en el ser.
52

241. Aquel que no es envidioso sino que, más bien, es


un buen amigo de todas las entidades vivientes, que
no se cree propietario de nada y que está libre del
ego falso, que mantiene la ecuanimidad tanto en la
felicidad como en la aflicción, que es tolerante, que
siempre está satisfecho, que es auto controlado, y
que está dedicado al servicio devocional con deter-
minación, con la mente e inteligencia fijas en Mí, esa
clase de devoto Mío es muy querido por Mí.

242. Aquel por quien nadie es puesto en dificultades y a


quien no lo perturba nadie, que mantiene el equilibrio
en la felicidad y en la aflicción, en el temor y en la
ansiedad, es muy querido por Mí.

243. Aquel que ni se regocija ni se aflige, que ni se la-


menta ni desea, y que renuncia tanto a las cosas fa-
vorables como a las desfavorables, un devoto de
esa clase es muy querido por Mí.

244. Aquel que es igual con amigos y enemigos, que


mantiene la ecuanimidad en medio del honor y el
deshonor, el calor y el frío, la felicidad y la aflicción,
la fama y la infamia, que siempre está libre de rela-
ciones contaminantes, que siempre es callado y se
satisface con cualquier cosa, a quien no lo preocupa
ninguna residencia, que está fijo en el plano del co-
nocimiento y que está dedicado al servicio devocio-
nal, esa clase de persona es muy querida por Mí.
53

245. Aquellos que siguen este imperecedero sendero


del servicio devocional y que con fe se dedican a él
por entero, teniéndome a Mí como la meta suprema,
son muy queridos por Mí.

246. La humildad; la ausencia de orgullo; la no violen-


cia, la tolerancia; la sencillez, el acudir a un Maestro
Espiritual genuino; la limpieza; la constancia; el auto
control; el renunciar a los objetos del goce de los
sentidos; la ausencia del ego falso; la percepción de
lo malo del nacimiento, La muerte, la vejez y las en-
fermedades, el estar libre del enredo de los hijos, la
esposa, el hogar y lo demás; la ecuanimidad en me-
dio de eventos agradables y desagradables; la de-
voción constante y pura por Mí; el ambicionar vivir
en un lugar solitario; el estar desapegado de las ma-
sas; el aceptar la importancia de la auto realización;
y la búsqueda filosófica de la Verdad Absoluta; todo
eso Yo declaro que es conocimiento, y cualquier otra
cosa que haya aparte de eso es ignorancia.

247. Él es la fuente de luz de todos los objetos lumino-


sos. Él está más allá de la oscuridad de la materia y
no está manifestado. Él es el conocimiento, Él es el
objeto del conocimiento, y Él es la meta del conoci-
miento. Él está situado en el corazón de todos.

248. Algunos perciben a través de la meditación a la


Superalma que se encuentra dentro de ellos, otros a
través del cultivo de conocimiento, y aun otros a
través del trabajo sin deseos fruitivos.
54

249. Aquel que ve que la Superalma acompaña al alma


individual en todos los cuerpos, y que entiende que
ni el alma ni la Superalma que están dentro del
cuerpo destruible son destruidas jamás, realmente
ve.

250. Aquel que ve que la Superalma está presente de la


misma manera en todas partes, en cada ser viviente,
no se degrada por la mente. De ese modo, él se diri-
ge al destino trascendental.

251. El cielo, debido a su naturaleza sutil, no se mezcla


con nada, aunque es omnipresente. De igual modo,
el alma que posee la visión brahmán no se mezcla
con el cuerpo, pese a encontrarse en ese cuerpo.

252. Así como sólo el Sol ilumina todo este universo, así
mismo la entidad viviente, que es una dentro del
cuerpo, ilumina todo el cuerpo mediante la concien-
cia.

253. Aquellos que ven con los ojos del conocimiento la


diferencia que hay entre el cuerpo y el conocedor del
cuerpo, y que además pueden entender el proceso
por el cual se logra la liberación del cautiverio de la
naturaleza material, llegan a la meta suprema.

254. La modalidad de la pasión nace de ilimitados dese-


os y anhelos, y, debido a ello, la entidad viviente en-
carnada queda atada a las acciones materiales frui-
tivas.
55

255. Has de saber que la modalidad de la oscuridad,


nacida de la ignorancia, causa el engaño de todas
las entidades vivientes encarnadas. Los resultados
de esa modalidad son la locura, la indolencia y el
sueño, los cuales atan al alma condicionada.

256. La modalidad de la bondad lo condiciona a uno a la


felicidad; la pasión lo condiciona a uno a la acción
fruitiva; y la ignorancia, que cubre el conocimiento de
uno, lo ata a uno a la locura.

257. A veces, la modalidad de la bondad se vuelve re-


saltante, venciendo a las modalidades de la pasión y
la ignorancia. A veces, la modalidad de la pasión
vence a la bondad y la ignorancia, y, en otras oca-
siones, la ignorancia vence a la bondad y la pasión.
De ese modo, siempre hay una competencia por la
supremacía.

258. Las manifestaciones de la modalidad de la bondad


se pueden experimentar cuando todas las puertas dl
cuerpo están iluminadas por el conocimiento.

259. Cuando hay un aumento de la modalidad de la pa-


sión, se manifiestan los signos de gran apego, acti-
tud fruitiva, intenso esfuerzo, y un anhelo y deseo in-
controlables.

260. Cuando hay un aumento de la modalidad de la ig-


norancia, se manifiestan la oscuridad, la inercia, la
locura y la ilusión.
56

261. Cuando uno muere en el estado de la modalidad de


la bondad, va a los planetas superiores y puros de
los grandes sabios.

262. Cuando uno muere en el plano de la modalidad de


la pasión, nace entre aquellos que se dedican a las
actividades fruitivas; y cuando uno muere en el plano
de la modalidad de la ignorancia, nace en el reino
animal.

263. El resultado de la acción piadosa es puro y se dice


que está en el plano de la modalidad de la bondad.
Pero la acción que se hace en el plano de la modali-
dad de la pasión termina en el sufrimiento, y la ac-
ción que se ejecuta en el plano de la modalidad de la
ignorancia termina en la necedad.

264. De la modalidad de la bondad se desarrolla el ver-


dadero conocimiento; de la modalidad de la pasión
se desarrolla la codicia; y de la modalidad de la igno-
rancia se desarrollan la necedad, la locura y la ilu-
sión.

265. Aquellos que se encuentran en el plano de la mo-


dalidad de la bondad, gradualmente ascienden a los
planetas superiores; aquellos que están en el plano
de la modalidad de la pasión, viven en los planetas
terrenales; y aquellos que están en el plano de la
abominable modalidad de la ignorancia, descienden
a los mundos infernales.
57

266. Cuando el ser encarnado es capaz de trascender


estas tres modalidades asociadas con el cuerpo ma-
terial, puede liberarse del nacimiento, la muerte, la
vejez y sus aflicciones, y puede disfrutar de néctar
incluso en esta vida.

267. Hay tres puertas que conducen al infierno: la luju-


ria, la ira y la codicia. Todo hombre cuerdo debe
abandonarlas, pues ellas llevan a la degradación del
alma.

268. El hombre que se ha escapado d esas tres puertas


del infierno, ejecuta actos que conducen hacia la au-
torrealización, y de ese modo alcanza gradualmente
el destino supremo.

269. Aquel que hace a un lado las disposiciones de las


Escrituras y actúa según sus propios caprichos, no
consigue ni la perfección, ni la felicidad, ni el destino
supremo.

270. Así pues, mediante las regulaciones de las Escritu-


ras, se debe entender lo que es el deber y lo que no
lo es. Después de conocer esas reglas y regulacio-
nes, se debe actuar de una manera en que uno se
vaya elevando gradualmente.
58

Capítulo IV

¡El Verbo…!
59

271. Bienaventurados los que lloran: porque ellos reci-


birán consolación.

272. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de


justicia: porque ellos serán hartos.

273. Bienaventurados los de limpio corazón: porque


ellos verán á Dios.

274. Bienaventurados sois cuando os vituperaren y os


persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi
causa, mintiendo.

275. Gozaos y alegraos; porque vuestra merced es


grande en los cielos: que así persiguieron á los pro-
fetas que fueron antes.

276. Vosotros sois la luz del mundo: una ciudad asenta-


da sobre un monte no se puede esconder.

277. Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de


un almud, mas sobre el candelero, y alumbra a todos
los que están en casa.

278. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres,


para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a
vuestro Padre que está en los cielos.

279. Oísteis que fue dicho a los antiguos; No matarás;


mas cualquiera que matare, será culpado del juicio.
60

280. Mas yo os digo, que cualquiera que se enojare lo-


camente con su hermano, será culpado de juicio; y
cual quiere que dijere a su hermano Raca, será cul-
pado del consejo; y cualquiera que dijere, Fatuo,
será culpado del infierno del fuego.

281. Por tanto, si trajeres tu presente al altar, y allí te


acordares de que tu hermano tiene algo contra ti,

282. Deja allí tu presente delante del altar, y vete, vuelve


primero en amistad con tu hermano, y entonces ven
y ofrece tu presente.

283. Concíliate con tu adversario presto, entre tanto que


estás con él en el camino; porque no acontezca que
el adversario te entregue al alguacil, y seas echado
en prisión.

284. Oísteis que fue dicho: No adulterarás:

285. Más yo os digo, que cualquiera que mira a una mu-


jer para codiciarla, ya adulteró con ella en su co-
razón.

286. Por tanto, si tu ojo derecho te fuere ocasión de ca-


er, sácalo, y échalo de ti: que mejor te es que se
pierda uno de tus miembros, que no que tu cuerpo
sea echado al infierno.

287. Y si tu mano derecha te fuere ocasión de caer,


córtala, y échala de ti: que mejor te es que se pierda
uno de tus miembros que no que todo tu cuerpo sea
echado al infierno.
61

288. También fue dicho: Cualquiera que repudiare, dele


carta de divorcio:

289. Mas yo os digo, que el que repudiare a su mujer,


fuera de causa de fornicación, hace que ella adulte-
re; y el que se casare con la repudiada, comete adul-
terio.

290. Oísteis que fue dicho a los antiguos: Ojo por ojo, y
diente por diente,

291. Mas yo os digo: No resistáis al mal; antes a cual-


quiera que te hiriere en tu mejilla diestra, vuélvete
también la otra;

292. Y al que quisiere ponerte a pleito y tomarte tu ropa,


déjale también la capa;

293. Y a cual quiere que te cargare por una milla, ve con


él dos.

294. Al que te pidiere, dale; y al que quisiere tomar de ti


prestado, no se lo rehúses,

295. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y abo-


rrecerás a tu enemigo.

296. Mas yo os dugo: Amad a vuestros enemigos, ben-


decid a los que os maldicen, haced el bien a los que
aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persi-
guen;
62

297. Para que seáis hijo de vuestro Padre que está en


los cielos: que hace que su sol salga sobre malos y
buenos, y llueve sobre justos e injustos.

298. Porque si amareis a los que os aman, ¿qué recom-


pensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los
publicanos?

299. Y si abrazareis a vuestros hermanos solamente,


¿qué hacéis de más? ¿no hacen también así los
Gentiles?

300. Sed pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre


que está en los cielos es perfecto.

301. Mirad que no hagáis vuestra justicia delante de los


hombres para ser vistos de ellos: de otra manera no
tendréis merced de vuestro Padre que está en los
cielos.

302. Cuando pues haces limosna, no hagas tocar trom-


peta delante de ti, como hacen los hipócritas en las
sinagogas y en las plazas, para ser estimados de los
hombres: de cierto os digo, que ya tienen su recom-
pensa.

303. Mas cuando tú haces limosna, no sepa tu izquierda


lo que hace tu derecha;

304. Para que sea tu limosna en secreto: y tu Padre que


ve en secreto, él te recompensará en público.
63

305. Y cuando oras, no seas como los hipócritas; porque


ellos aman el orar en las sinagogas, y en los canto-
nes de las calles en pie, para ser vistos de los hom-
bres: de cierto os digo, que ya tienen su pago.

306. Mas tú, cuando oras, éntrate en tu cámara, y cerra-


da tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu
Padre que ve en secreto, te recompensará en públi-
co.

307. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque


vuestro Padre sabe de que cosas tenéis necesidad,
antes que vosotros le pidáis.

308. No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y


el orín corrompe, y donde ladrones minan y hurtan;

309. Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla


ni orín corrompe, y donde ladrones no minan ni hur-
tan:

310. Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará


vuestro corazón.

311. La lámpara del cuerpo es el ojo: así que si tu ojo


fuere sincero, todo tu cuerpo será luminoso:

312. Más si tu ojo fuera malo, todo tu cuerpo será tene-


broso. Así que, si la lumbre que en ti hay son tinie-
blas, ¿cuántas serán las mismas tinieblas?
64

313. Ninguno puede servir a dos señores; porque o abo-


rrecerá al uno y amará al otro, o se llegará al uno y
menospreciará al otro: no podéis servir a Dios y a
Mammón.

314. Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida,


que habéis de comer, o que habéis de beber; ni por
vuestro cuerpo, que habéis de vestir: ¿no es la vida
más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?

315. Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni sie-


gan, ni llegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial
las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que
ellas?

316. Mas ¿quién de vosotros podrá, congojándose,


añadir a su estatura un codo?

317. Y por el vestido ¿por qué os congojáis? Reparad


los lirios del campo, como crecen; no trabajan ni
hilan;

318. Mas os digo; que ni aún Salomón con toda su gloria


fue vestido así como uno de ellos.

319. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana es


echada en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mu-
cho más a vosotros, hombres de poca fe?

320. No os congojéis pues diciendo: ¿Qué comeremos?


¿O que beberemos, o con que nos cubriremos?
65

321. Porque los Gentiles buscan todas estas cosas: que


vuestro Padre celestial sabe que de todas estas co-
sas os serán añadidas.

322. Así que, no os congojéis por el día de mañana; que


el día de mañana traerá su fatiga: basta al día su
afán.

323. No juzguéis, para que no seáis juzgados.

324. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzga-


dos; y con la medida con que medís, os volverán a
medir.

325. Y ¿por qué miras la mota que está en el ojo de tu


hermano, y no echas de ver la viga que está en tu
ojo?

326. O ¿cómo dirás a tu hermano: Espera, echaré de tu


ojo la mota, y he aquí la viga en tu ojo?

327. ¡Hipócrita! Echa primero la viga de tu ojo, y enton-


ces mirarás en echar la mota del ojo de tu hermano.

328. No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras


perlas delante de los puercos; porque no as rehue-
llen con sus pies, y vuelvan y os despedacen.

329. Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y


se os abrirá.

330. Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca,


halla; y al que llama, se abrirá.
66

331. Así que, todas las cosas que quisierais que los
hombres hiciesen con vosotros, así también haced
vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profe-
tas.

332. Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la


puerta, y espacioso el camino que lleva á perdición,
y muchos son los que entran en ella.

333. Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino


que lleva á la vida, y pocos son los que la hallan.

334. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el


reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de
mi Padre que está en los cielos.

335. El discípulo no es que su Maestro, ni el siervo más


que su señor.

336. Así que, no los temáis; porque nada hay encubier-


to, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no
haya de saberse.

337. O que os digo en tinieblas, decidlo n la luz; y lo que


oís al oído, predicadlo desde los terrados.

338. Y no temáis á los que matan el cuerpo, mas al alma


no pueden matar: temed antes á aquel que puede
destruir el alama y el cuerpo en el infierno.

339. Y cualquiera que me negare delante de los hom-


bres, le negaré yo también delante de mi Padre que
está en los cielos.
67

340. No penséis que he venido para meter paz en la tie-


rra: no he venido para meter paz, sino espada.

341. Porque he venido para hacer disensión del hombre


contra su padre, y de la hija contra su madre, y de la
nuera contra su suegra.

342. Y los enemigos del hombre serán los d su casa.

343. El que ama padre ó madre más que á mí, no es


digno de mí; y el que ama hijo ó hija más que á mí; y
el que ama hijo ó hija más que á mí, no es digno de
mí.

344. El que hallare su vida, la perderá; y el que perdiere


su vida por causa de mí, la hallará.

345. El que recibe os recibe á vosotros, á mí recibe; y el


que á mí recibe, recibe al que me envió.

346. El que recibe profeta en nombre de profeta, merced


de profeta recibirá; y el que recibe justo en nombre
de justo, merced de justo recibirá.

347. Y cualquiera que diere á uno de estos pequeñitos


un vaso de agua fría solamente, en nombre de
discípulo, de cierto os digo, que no perderá su re-
compensa.

348. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí,


que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas.
68

349. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

350. El que no es conmigo, contra mí es; y el que con-


migo no recoge, derrama.
351. Porque hay eunucos que nacieron así del vientre
de su madre; y hay eunucos, que son hechos eunu-
cos por los hombres; y hay eunucos que se hicieron
á sí mismos eunucos por causa del reino de los cie-
los; el que pueda ser capaz de eso, séalo.

352. Y cualquiera que dejare casas, ó hermanos, ó her-


manas, ó padre, ó madre, ó mujer, ó hijos, ó tierras,
por mi nombre, recibirá cien veces tanto, y heredará
la vida eterna.

353. Como el Hijo del hombre no vino para ser servido,


sino para servir, y para dar su vida en rescate por
muchos.

354. Porque en la resurrección, ni los hombres, tomarán


mujeres, ni las mujeres maridos; mas son como los
ángeles de Dios en el cielo.

355. Amarás al Señor tu Dios de todo corazón, y de toda


tu alma, y de toda tu mente.

356. Este es el primero y el grande mandamiento.

357. Y el segundo es semejante á éste: Amarás á tú


prójimo como á ti mismo.

358. Porque donde quiera que estuviere el cuerpo muer-


to, allí se juntarán las águilas.
69

359. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y


juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un
cabo del cielo hasta el otro.

360. El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no


pasarán.

361. Por tanto, también vosotros estad apercibidos; por-


que el Hijo del hombre ha de venir á la hora que no
pensáis.
70

Capítulo V

Samadhi
71

362. Las personas no se dan cuenta del significado de


Dios o Bodhissattva. Como si fueran ciegas pregun-
tan: “¿Qué es la luz?” Pero la gente carece de pala-
bras para describir sus propiedades, a pesar de que
perciben la luz a diario.

363. A menudo se pregunta por qué no respondo una


pregunta. Usted debe saber que las flechas del pen-
samiento a menudo rozan el objeto de la respuesta.
Imagínese un viajero que cruza un abismo por medio
de una soga. ¿Sería sabio llamarle? Llamarlo podría
interferir con su balance. Por lo tanto, uno debe pro-
nunciar nombres con menos frecuencia, reservándo-
los para la necesidad imperiosa. La habilidad para
usar nombres individuales es necesaria, pero articu-
larlos debe ser como el golpe de un martillo en el
espacio.

364. Uno puede señalar por qué los Maestros del Cono-
cimiento experimentaron tal sufrimiento al partir de la
Tierra. Por supuesto, este sufrimiento era consciente
y escogido voluntariamente. Así como el anfitrión
llena la copa del huésped hasta el borde, el Maestro
desea imprimir esta última señal de Su Enseñanza.
El envenenamiento de Buda lo libró de la deificación.
El sufrimiento y la resurrección - o la transformación
de la materia - de Cristo proporcionaron el logro de
la realización terrestre suprema. Pero nadie supo de
la desintegración del cuerpo en estado atómico. La
gente pensó que Su cuerpo había sido robado por
sus discípulos.
72

365. Señor, concédeme fundir en llamas los harapos


decepcionantes de lo ordinario. No fallaré en darme
cuenta de que la osadía alada tiene Tu Bendición.
En la caldera forjaré las Alas de Alaya. No sé nada
de quejas, crueldad, o de nada que pueda hacer de-
caer mis nuevas alas. ¡Nueva será mi canción!

366. Ampliamente se ha difundido el alabo a la osadía.


Los discípulos menores han girado hacia el camino
de la búsqueda y se Nos han acercado, pidiéndonos
que Nosotros juzgásemos sus esfuerzos. Cada uno
trae sus sueños: “Yo destruiré todos los templos te-
rrestres, pues la Verdad no necesita paredes. Yo re-
garé todos los desiertos. Yo abriré todas las prisio-
nes. Yo demoleré todas las espadas. Yo marcaré to-
das las sendas. Yo eliminaré todas las lágrimas. Yo
viajaré a través de todas las tierras. Yo escribiré el
libro de la humanidad”. Pero el menor de éstos se
volvió hacia las estrellas brillantes y dijo: “¡Saludos,
hermanos!” Y con este saludo de osadía se desva-
neció su ego. ¡Dejemos que el camino del Universo
sea reconocido en este saludo osado!

367. El mundo ha perdido su felicidad, pues la felicidad


está en el espíritu. Los que se han alejado del espíri-
tu deben soportar la infelicidad pues, ¿por qué más
volverían al espíritu? En esto reside el significado de
los grandes eventos. ¡Buscad la felicidad a través de
mentiras y a través del asesinato! Uno puede regoci-
jarse de que la degeneración está apresurando la
evolución. Los crímenes están aventando el fuego
de un mundo extinto.
73

368. El imperil, lo que atrae el peligro, es el veneno que


surge de la irritabilidad. Este veneno, uno considera-
blemente substancial, se deposita contra las paredes
de los canales de los nervios y luego se expande a
lo largo de todo el organismo. Si la ciencia moderna
tratara de examinar objetivamente los canales de los
nervios, prestando atención a las corrientes astrales,
se encontraría con una extraña descomposición de
las substancias astrales durante el trayecto de esa
substancia a lo largo de los canales de los nervios:
esta es una reacción al imperil. Sólo el descanso
puede ayudar a que el sistema nervioso se recupere
del enemigo peligroso que puede atraer las irritacio-
nes más variadas y las contracciones más dolorosas
del organismo. El que se aflige con el imperil debe
repetir: “¡Cuán bello es todo!” Y estará bien; puesto
que el flujo de la evolución sigue a la ley inmutable,
es bello. Cuanto más refinado sea el sistema nervio-
so, más doloroso será el depósito del riesgo. El
mismo veneno, al añadírsele un ingrediente, puede
contribuir a la descomposición de la materia.

369. No tienen gran mérito los que no pueden distinguir


la golondrina del buitre. Pero, ¿qué mérito tienen los
que creen que al desplumar las alas del águila pue-
den convertirla en un pato indefenso? Cuídese de
los hipócritas, especialmente de los que están in-
mersos en la avaricia: los astutos que mueven su
guiso “espiritual”. La manifestación de la invulnerabi-
lidad de las leyes del mundo, parpadea como una
espada. No hay lugar para que el hipócrita recueste
su cabeza. El maestro que no ha asimilado las Indi-
caciones de la Enseñanza es como un asno bajo un
74

fardo de grano demasiado pesado. De igual modo, el


pescador que ha preparado sus canastas para pes-
cado que no puede pescar, es como un zorro en las
afueras de un gallinero bien cercado.

370. ¡Grande es la confusión en el mundo! Un golpe


contra la Enseñanza actúa como un bumerán, gol-
peando al que ataca. El aire está vivo con flechas.
Seque el sudor provocado por el ataque del enemi-
go. En el momento del asalto le hablaré de los asun-
tos eternos. Regocijémonos, pues las oportunidades
se multiplican. Yo sé que dentro de todo corazón
hostil germina una semilla útil.

371. Lo nuevo debe ser visto como urgente y útil. Las


abstracciones inaplicables no tienen lugar. Estamos
hartos de los castillos en el aire. Aún los mundos dis-
tantes deben dominarse en su realidad física. Domi-
nio como, por ejemplo, sobre una pieza de hielo o
sobre un calor químico del sol, tiene que penetrar la
conciencia, así como el dominio también sobre los
productos más insignificantes de la materia. El re-
trasar el entendimiento espiritual es provocado por
una falta de atención a las manifestaciones de la na-
turaleza. Al perder el poder de la observación, el
hombre pierde la habilidad para sintetizar. La aboli-
ción del uso del dinero liberará a la humanidad de
las vendas que impiden su visión. Hay momentos de
la evolución cuando los muros que erigimos para
que sostengan el conocimiento convencional, se
vuelven obstáculos. La hora para la emancipación
del conocimiento ha llegado, y de asumir la respon-
sabilidad personal de su uso. Una mente libre tiene
75

el privilegio de buscar nuevos diseños basándose en


combinaciones inusuales. Estos vínculos sin detec-
tar hasta ese momento llevarán a capas más exalta-
das de la naturaleza. Al contemplar el juego que es
tímido y limitado, la mente libre está en lo cierto al
señalar combinaciones nuevas y mejores. ¡Regocí-
jese en el Gran Juego de la Madre del Mundo!

372. Sus discusiones sobre los ejemplos de un registro


de calumnias en la historia están en lo correcto. La
calumnia es como combustible para la flama del
podvig. La calumnia, cuando ocurre, es inquietante
en la vida ordinaria, pero desde el punto de vista de
la historia la flama de la calumnia es multicolor; sin la
calumnia la humanidad agradecida probablemente
habría enterrado sus manifestaciones más brillantes.
La Táctica Adversa asegura que las campanas de la
humanidad que retumban, no estén silenciosas. La
música de las esferas necesita acompañamiento,
pero los difamadores enloquecidos por la envidia,
imaginan que sus aullidos densifican la atmósfera de
forma que las sinfonías de la Eternidad no pueden
penetrar a través de la Tierra. Aún así, un buen due-
ño de casa encuentra un uso para toda clase de
desperdicios. Así que, deje que las antorchas de la
difamación iluminen el camino del logro inmutable. Al
llamar a Nuestros mensajeros charlatanes, la gente
está reconociendo su particularidad. Malditas están
las caricias de los animales inferiores. Y la maldición
de lo que queda de la raza que desaparece ha so-
brepasado aún a la de la era de la oscuridad. No es
tanto una bajeza como una maldición de la receptivi-
dad lo que hace de las masas de la humanidad un
76

material indigno. Es precisamente la maldición lo


que da lugar al inconstante y a su consecuencia:
traición. Por lo tanto, definamos la calumnia como la
antorcha del salvaje. ¡Pero durante el paso de la no-
che todo fuego puede usarse!

373. No hay juicio más erróneo que el que está basado


en las acciones aparentes. Al mirar tan solo lo evi-
dente, la gente pierde el vínculo con la realidad.
Usualmente, cualquier enseñanza que guía a la
fuente de la realidad la gente lo llama sueños. La
mayoría de la gente ve la vida como si estuviera ca-
rente de señales de nuevos comienzos, y ve tan sólo
la decadencia evidente. Por tanto, uno puede estar
totalmente inmerso en la idea de la descomposición
y fácilmente pasar por alto los nuevos comienzos va-
liosos. Los nuevos comienzos están escondido sa-
biamente; de otro modo las catástrofes naturales
destruirían las semillas de la nueva posibilidad. La
inercia es una cualidad esencial de estos elementos,
y para poder impregnarlos con energía evolutiva que
afecte al espíritu, se necesita al que pueda abarcar
el pensamiento. Por tanto, el pensamiento es el
vínculo de comunicación con los elementos. Cuando
Nosotros hablamos de la necesidad de fortificar el
mecanismo del pensamiento, estamos advirtiendo
contra el asalto desenfrenado de las fuerzas elemen-
tales. Algunos períodos de la existencia planetaria
están sujetos a los asaltos de los elementos. La úni-
ca resistencia contra éstos es el esfuerzo constante
de la gente por lograr una renovación de la vida. Es-
ta saturación del pensamiento permitirá la concen-
tración de la Enseñanza y, como una espada des-
77

tructora, dividirá las nubes del caos incomprendido.


El pensamiento puede proteger contra las fuerzas
elementales, de otra forma el balance se disturbaría
hasta tal punto que sucederían catástrofes cósmi-
cas. ¿Un año de hambruna, de sequía, de enferme-
dad no sería el resultado de la degeneración en ma-
sa del pensamiento? Los pensamientos de un hom-
bre no bastan para resistir a los elementos. Aun una
nueva tendencia en la conciencia no puede propor-
cionar la forma necesaria del pensamiento conscien-
te. Sólo un entendimiento completo y la responsabi-
lidad, harán que sea posible inyectar poder al pen-
samiento. De otro modo no habrá tensión sin enten-
dimiento, como velas tensadas ante la furia del tor-
bellino. Observamos gran tensión en las ondas
magnéticas así como en los rayos químicos. El pen-
samiento humano se ha torcido como una navaja
destemplada. El caos se detiene en las profundida-
des de la conciencia. ¿Puede uno resistir? La idea
de Nuestra Guía está comenzando a penetrar las
mentes, ya que se está convirtiendo gradualmente
claro que nada más permanece en los torbellinos del
caos. ¡Qué doloroso para el espíritu sensitivo!
¡Cómo podemos Nosotros observar las ondas de la
oscuridad sin precedentes! El corazón puede conte-
ner sólo una cantidad limitada de este veneno ele-
mental.

374. ¿Qué ha forzado los venenos hacia las esferas te-


rrestres? Los disturbios de los elementos dan lugar a
un poderoso gas venenoso. Usualmente este gas se
asimila con facilidad en el espacio, pero los rayos del
sol están impulsando las ondas gaseosas hacia las
78

capas más cerca del planeta. A pesar de que de es-


to resulta una reacción peligrosa, los advertidos
podrán sobrevivir al veneno. La irritación y su fruto,
riesgo, combinan fácilmente con el veneno del espa-
cio, el cual se llama aeroperil. Estas leyes se pare-
cen a todas las cosas. El Maestro a veces lleva una
máscara contra el gas. Por supuesto la acción del
veneno no es siempre la misma. Pero los mecanis-
mos sensitivos reaccionan. El frío reduce considera-
blemente la acción de los gases.

375. Es posible que algunos no estén de acuerdo en


aceptar la profecía, y dirán: “Yo puedo aceptar todas
las cosas excepto las profecías”. respuesta: “Déje-
nos entonces poner a un lado esta palabra. Para us-
ted serán más significativo 'los decretos del Gobier-
no invisible”. Su corazón moderno prefiere expresio-
nes modernas. Nosotros no insistimos en los térmi-
nos. Para Nosotros es más esencial que usted expe-
rimente los efectos de estos decretos, que su cere-
bro recuerde que el Gobierno Invisible e Internacio-
nal existen. Para usted la palabra profecía tiene un
efecto acientífico en sus diccionarios; pero el hábito
servil, vendrá en su ayuda al clasificar el significado
preciso de la palabra decreto; y su tendencia a ver
conspiración por todos lados lo ayudará a aceptar la
existencia de un Gobierno Invisible. Además, la co-
rrelación del hecho y del efecto harán que surja su
respeto. “Nosotros no usamos evasivas para la ter-
minología, sino que concluimos una acción útil. Es
hora de reemplazar la terminología bíblica con ex-
presiones más precisas. Un amuleto en un bolsillo
no es de gran valor al Gobierno Invisible. Lo que se
79

necesita es devoción, probada con la acción cons-


ciente. Usted pensó vencernos en el campo de la
terminología; pero atrajo un decreto, los resultados
de lo cual Nosotros le pedimos que contemplara.
Proteja sus palabras y pensamientos. Nosotros valo-
ramos el valor del osado; pero la astucia de la me-
diocridad Nuestro Gobierno la desdeña.”

376. No tener hogar es un atributo necesario del Maes-


tro. El Maestro tiene un lugar donde quedarse, pero
no una casa. El Maestro participa de la vida, pero no
le toca lo ordinario. El Maestro embellece una deci-
sión, pero no la prolonga. Siente piedad, pero no se
lamenta. El Maestro defiende, pero no gesticula. El
Maestro afirma, y nunca está inseguro. Él advierte,
pero no posterga. De ser absolutamente necesario,
Él castiga, pero nunca hiere. Es agradecido, y no ol-
vida. Evalúa los motivos, y no muestra debilidad.
Protege cuidadosamente, pero no se impone. No
teme, pero aún así no es temerario. Y de este modo,
valore al Maestro, quien se revela para el crecimien-
to de su espíritu. El espíritu se tiene que alimentar
conscientemente.

377. El Hatha Yoga no se puede considerar como una


forma independiente. El crecimiento del espíritu lo
convierte en Raja Yoga. Es imposible nombrar a al-
guien que haya logrado pasar del Hatha Yoga por su
cuenta. Además, en un mundo de oscuridad y pre-
juicio, los logros a través del Hatha Yoga pueden
también provocar daño mediante el fortalecimiento
del cuerpo astral. Los faquires pueden adaptarse a
este mundo de oscuridad y sin pretenderlo debilitar
80

el ascenso del pensamiento. Inclusive una persona


sentada tranquilamente y en contemplación puede
lograr más, puesto que el pensamiento es el Raja de
todo lo que existe. La belleza nace por medio del
alumbramiento del pensamiento. Ciertamente, un
Bhakti ardiente puede encender nuevos mundos con
un pensamiento. Y el paso de un Jnani no será más
que la sonrisa de un Raja-Bhakti. Por tanto Hatha y
Jnana no son originales y son insuficientes. ¿Qué
sabio del conocimiento no será el señor del amor?

378. Afirme Nuestra Enseñanza como su propia casa de


ladrillo, como su propia construcción. Deje que el
aliento de lo renovado llene todo su ser. El significa-
do de Comunidad está expresado en el pensamiento
unido para el desarrollo del mundo. La distribución
de los beneficios del material básico, surgirá de un
entendimiento de la verdad suprema. Los pensa-
mientos relacionados con los beneficios materiales
inferiores, carecen de importancia. Uno debe recha-
zar los pensamientos sobre la cantidad y esforzarse
únicamente por la calidad. Del beneficio de la cali-
dad, y del daño de la duda, uno debe hablar inago-
tablemente.

379. Después de que uno de Nuestros colaboradores


había completado un largo experimento químico
cargado de responsabilidad, un niño exclamó: “¡De
qué forma tan linda juega con los cristales!” Cuando
vemos a un hombre escalando una montaña, ¿pen-
saríamos qué se apresura por alcanzar a su Maes-
tro? Cuando observamos un carpintero, ¿sabemos
que peldaño de la casa es el que va a reforzar?
81

Cuando nos encontramos con una mujer que aca-


rrea agua, ¿sabemos de quién es la sed que va a
saciar? Cuando vemos una puerta cerrada, ¿pode-
mos saber quién saldrá primero? Cuando oímos un
trueno súbito, ¿sabemos a qué velocidad se mueve
el rayo? Pero la gente casi siempre asume que el
que se agacha lo hace para recoger una piedra y
asesinar. Está segura de que el que galopa su caba-
llo a horcajadas acelera con calumnia. La gente “sa-
be” que el que alza la voz dice una mentira. “Sabe”
que el que ofrece su mano está ardiendo en traición.
Interpreta todos los movimientos de los demás de
acuerdo a su propia forma de pensar. ¡Pobres gen-
tes! ¿Quién las ha investido con la maldición de sí
mismos? ¿De dónde viene el prejuicio de sus deci-
siones? ¿En qué encrucijada escucharon los gritos
de calumnia? Cualquier saludo les parece una con-
dena. Esperan que las montañas soportarán las
amenazas de los calumniadores y que los océanos
no se secarán por traición. Para ustedes, ¡el Símbolo
del Áspide Sagrado del conocimiento aún no se ha
fraguado!

380. Es necesario distinguir entre la indignación del


espíritu y la irritación. El fuego de la irritación tiene
que dividirse en dos clases. Cuando la irritación tie-
ne un carácter cósmico impersonal, su veneno pue-
de ser arrastrado por una corriente de Prana. Pero si
sentimientos dañinos, como la arrogancia o la auto-
compasión, intensifican la irritación, el sedimento del
veneno se precipitará hacia los centros. Entonces no
habrá forma de quitarlo; uno sólo puede desprender-
se al desarrollar la percepción cósmica. La calidad
82

del pensamiento tiene que entenderse como una sa-


nación. La gratitud es probablemente el purificador
más sublime del organismo. El que haya encontrado
la semilla y comprenda el cuidado del Emisor puede
proyectar gratitud al espacio. Grande es el poder sa-
nador de la emisión de la gratitud. Uno tiene que
transformar todo lo abstracto en realidad.

381. El Gobierno Internacional nunca ha negado su exis-


tencia. Se ha proclamado a sí mismo, no en mani-
fiestos sino con acciones que se han registrado en la
historia oficial. Uno puede citar casos de las Revolu-
ciones Rusas y Francesas, así como de la historia
de las relaciones Anglo-Rusas y Anglo-Indias, cuan-
do una Mano independiente y externa alteró el curso
de los eventos. El Gobierno no escondió la existen-
cia de sus enviados a varios países. Naturalmente,
en armonía con la dignidad del Gobierno Internacio-
nal, nunca se escondieron. Por el contrario, se mos-
traron abiertamente, visitaron varios gobiernos y fue-
ron conocidos por muchos. La literatura conserva
sus nombres y los adorna con las fantasías de los
contemporáneos. No se trata de organizaciones se-
cretas - a las que los gobiernos temen tanto - sino de
personas reales que son enviadas por decreto del
Gobierno Internacional Invisible. Hostil a las tareas
internacionales es toda perpetración de fraude. Pero
la unidad de los pueblos, la apreciación de la labor
creativa, el crecimiento de la conciencia, se afirman
mediante el Gobierno Internacional como medidas
inaplazables. Y si uno rastrea las medidas de este
Gobierno, se encontrará que no se le puede acusar
de inactividad. La existencia de este Gobierno ha en-
83

trado en la conciencia de la humanidad varias veces,


bajo varios nombres. Toda nación recibe su adver-
tencia una sola vez. Los enviados salen una vez por
siglo; ésta es la ley de los Arhats. Los actos del Go-
bierno Invisible van de acuerdo con el proceso de la
evolución del mundo, por ende los resultados están
basados en la ley natural. No hay deseo personal en
esto, sólo las leyes inmutables de la materia. Yo no
deseo; ¡yo sé! Y por consiguiente las decisiones,
aun entre corrientes turbulentas, son firmes. Uno
puede escalar una montaña desde el norte o desde
el sur: el resultado sigue siendo el mismo.

382. Los fenómenos en los que usted ha tomado parte,


han exigido calma. Además de la calma, uno podría
haber notado la necesidad de una tensión real. Esta
condición creó una acumulación de energía que
podría ser vinculada con la que opera en una toma
de agua. Por lo tanto, sería correcto decir que para
la manifestación de los fenómenos se necesita cal-
ma.

383. El esfuerzo, durante el crecimiento de la concien-


cia, se concentra en el centro del plexo solar. Si el
esfuerzo va más allá de sus propios límites, enton-
ces la conocida como muerte ardiente sería inevita-
ble. Una conciencia sin cultivar puede llevar la emo-
ción ardiente del esfuerzo, pero el ascenso posterior
exige que el tesoro se guarde temporeramente de-
ntro de un cofre seguro. Todo pensamiento deposita
su sedimento en las paredes de los canales del sis-
tema nervioso. Cuando más perfecto sea el esfuerzo
más fosforescentes los sedimentos. El único lugar
84

suficientemente protegido para ese combustible es


el plexo solar, el que gradualmente absorbe los se-
dimentos de los canales auxiliares. A veces una ab-
sorción de esta naturaleza puede ser tan vigorosa
como para provocar unas sensaciones dolorosas en
forma de estrellas. Entonces el Maestro deberá apli-
car un rayo enfriador, que ayuda a sacar los sedi-
mentos de las extremidades del centro. Todo esto es
un proceso de la expansión de la conciencia. Por
medio de pasos trienales, uno puede trazar la sutile-
za de la receptividad. Todo paso exige la conserva-
ción del cofre para el próximo paso de avance. Pro-
tejamos la ley de la vida que eleva la escalera de la
belleza y de la felicidad.

384. Cuando uno habla de la utilidad de alguien, no sig-


nifica que sea un pilar de la Enseñanza. Uno debe
considerar las cosas en su realidad, puesto que
exagerar es tan erróneo como menospreciar. No se
debe arrastrar a nadie por la fuerza hacia el cielo. A
la hora destinada, el ciego recuperará su visión. Es
útil señalar la medida del orden de la vida, evitando
lo que es innecesario, de manera que hasta el más
humilde pueda ver el beneficio del progreso material.
Pero es erróneo forzar a la gente a lavar su cara.
Note la utilidad de todo mensajero y no ponga todo
el peso de un camello sobre un burro.

385. Todo movimiento de conciencia debe fluir con la


corriente de la evolución. Todo paso de la vida se
debe considerar como inseparable del auto-
mejoramiento. Una forma que se haya petrificado se
puede duplicar, pero en la corriente, no se puede
85

duplicar ninguna onda. Sueño o vigilia, trabajo o


descanso, movimiento o reposo, todos nos llevan de
la misma forma hacia el logro del plan de la vida. “Es
como hojas caídas”, dice el tímido. “Es como semi-
llas para diseminarlas”, dice el sabio. “Es como fle-
chas de luz”, dice el osado. Quienquiera que se
asuste con el rugido del torrente aún no ha nacido
en el espíritu. Quien se eleva en la onda puede pen-
sar en los mundos distantes.

386. Responda únicamente cuando sienta que su res-


puesta puede ser entendida. A menudo el que pre-
gunta no es capaz de captar su respuesta. Entonces
es necesario encontrar un acorde consonante antes
de enviar su pensamiento en una nueva dirección.
Es un error creer que una corriente que corta a
través del pensamiento es menos peligrosa que un
cuchillo lastimando una arteria. Usted no debe inter-
ceptar el pensamiento del que cuestiona, sino que
debe infundir nueva sangre de vida, no como un cla-
vo en un ataúd, sino como el rayo de un médico.
Una respuesta aplazada puede darse en forma de
consejo.

387. Es erróneo creer que es fácil perder algo sobre la


Tierra. Es aún más difícil encontrar algo. La palabra
pérdida sugiere que algo se obtuvo. Todo lo que se
adquiere arrastrará tras de sí al que lo haya adquiri-
do. A veces es imposible librarse de nuestras pro-
pias posesiones, tanto de las materiales como de las
inmateriales. Por eso Nosotros aconsejamos la
aceptación de esas posesiones con toda la respon-
sabilidad hacia las mismas. Esto permite el mejora-
86

miento de la calidad de nuestras posesiones y pen-


samientos. Arrastrar con andrajos que hayan sobre-
vivido es pesado. ¿Cómo limpiar las úlceras del
pensamiento de la cobardía y traición? Uno no pue-
de curar el aura con alquitrán de cedro. Uno no pue-
de quemar las úlceras con la flama del impacto, y
tiene que encontrar la valentía para soportar el dolor.
¿Pero cómo puede el valor encontrase en un estado
de cobardía? El terror sacude al cobarde, pero para
Nosotros el terror es completamente inadmisible. Us-
ted que adquiere posesiones: ¡piense en la calidad!

388. Un hombre ciego sueña con la recompensa mate-


rial. Pero, si fuera a recuperar la vista, se asombraría
de ver que crea su propia recompensa. Al ascender
en la conciencia, un hombre progresa lleno de gozo,
y el pensamiento de la recompensa lo convertirá en
esclavo. De hecho, hay muchos esclavos, precisa-
mente los que tratan de conciliar la servidumbre de
su espíritu bajo una impenetrabilidad helada y una
renunciación aparente de lo que ni siquiera poseen.
Cada uno de los recompensados ya es un esclavo.
Sólo por medio de una conciencia libre, sin auto-
exaltación ni auto-menosprecio, se puede construir
la evolución. El martillo del espíritu es el arma más
valiosa del logro.

389. Uno debe distinguir los tres grupos de medicinas:


vigorizantes, sostenedoras y restauradoras. Deje-
mos para nuestros enemigos el cuarto grupo: las
destructoras. Dirijamos nuestra atención sobre las
vigorizantes, pues son las primeras en actuar sobre
nuestro sistema nervioso. Los centros de los nervios
87

y las secreciones de las glándulas indican el desa-


rrollo futuro de la medicina. A través de estos domi-
nios la humanidad descubrirá la energía suprema, la
cual por simplificación seguimos llamando espíritu.
El descubrimiento de las emanaciones de esta
energía será el próximo paso en el desarrollo de la
cultura. La metalización en el cultivo de las plantas
rendirá secreciones prácticas de las raíces. Por tanto
es necesario una vez más dirigir nuestra atención al
mundo vegetal. Además, examine las propiedades
nutritivas de los vegetales y se llevará varias sorpre-
sas. La falta de discriminación en la elección de los
alimentos humanos es asombrosa. Hablo de la cali-
dad.

390. El alumno no debe estar obsesionado, y el Maestro


no se puede ver como un dictador. De hecho, se
exige de un estudiante un entendimiento de la Jerar-
quía y armonía de la acción: la reconciliación del li-
bre albedrío con la aceptación del Maestro. La men-
te débil generalmente está confundida. Por supues-
to, las condiciones y limitaciones impuestas por la
Enseñanza contradicen el significado de la libertad
en su acepción más vulgar. Pero por medio de la
cultura y del entendimiento de la meta-idoneidad, se
forma el gran concepto del Maestro. El entendimien-
to del significado de la idea del Maestro es una vía a
través de los primeros pasos de la evolución. Uno no
debe traer al concepto del Maestro expectativas de
nada supe mundano. El Maestro es El que da el me-
jor consejo de por vida. Esto abarcará prácticamente
el conocimiento, la creatividad y el Infinito.
88

391. No diga: “No me acuerdo”. Diga: “Fallé en obser-


var”. No culpe a la memoria, pero no mire hacia
atrás para señalar su incapacidad para prestar aten-
ción. La gente se caerá por las escaleras antes que
prestar atención a los peldaños. No diga: “No sé”.
Diga: “Aún no lo he podido aprender”. Ni la edad, ni
la salud, ni las condiciones de la vida justifican el
fúnebre “no sé”. El ahínco en la vida se alía con el
interés de aprender. No diga: “He decidido”. Diga:
“Me parece que esto es adecuado para la meta”. Es
fácil aumentar la meta-idoneidad, pero cambiar la
decisión individual es indigno. Sobre todo, no invite a
la infelicidad insistentemente, como se suele hacer.

392. Uno debe decir a la gente con firmeza que el nuevo


Mundo ha surgido. La gente no está acostumbrada a
asumir su lugar en las tareas de la creación. Es un
error creer que la conquista no tiene ninguna rela-
ción con la misión del Nuevo Mundo. Ya sea para la
conquista de los países o de una clase de gente es-
pecial, la conquista forma parte de distintas varian-
tes de pensamiento. En el proceso de la evolución
uno puede considerar sólo el ascenso de la concien-
cia fundada sobre la libertad de las oportunidades. Al
observar la historia del desarrollo de la humanidad,
se pueden observar períodos completos de creci-
miento. No ocultemos que precisamente en este
momento se está abriendo ante la humanidad un li-
bro de descubrimientos y de la luz de la osadía. Esta
fruta madura del tormento arduo de la comunidad
está lista para brotar con semilla. ¿Puede uno dividir
esta fruta con una espada, o aplastarla con miedo, o
a través de la cobardía postrada, o usurparla me-
89

diante la astucia traicionera? No, sólo la unidad de la


conciencia y la acumulación del conocimiento con-
cederá a la humanidad el regalo de una nueva raza.
Los impulsos hacia esta voluntad sucederán no por
medio de los fenómenos cósmicos, sino por los de la
corriente del pensamiento. No deberemos perdernos
la fecha destinada cuando los rayos del pensamiento
proporcionen la solución para el mundo. Sugerimos
que la humanidad no sólo reflexione sino que en-
tienda el momento astro químico del planeta cuando
el pensamiento, como un ingrediente químico, inten-
sifique la atmósfera. De cualquier modo, hasta que
el significado de las emanaciones del pensamiento
se entienda, el pensamiento se deslizará sobre las
frentes de los escépticos. ¡Pero el momento no es-
pera!

393. Hay una necesidad urgente de preparar a los pere-


grinos para que entiendan la Enseñanza. El acto
más simple para mejorar la vida, los ayudará a se-
guir el camino inusual. La utilidad los guiará hacia
una búsqueda de la belleza. La vida revelará las exi-
gencias para la meta-idoneidad. Una simple explica-
ción de una tarea puede proporcionar confianza en
su logro. De este modo se acercarán más fácil, más
rápida y más útilmente. La osadía del hombre des-
encadenado no es una abstracción. La valentía del
pájaro que vuela a través del océano proporciona un
ejemplo para la humanidad, a pesar de que nadie
considera la golondrina una heroína. Sin embargo,
ventile sus despensas y sus muros.
90

394. Preguntarán: “¿Quién le dio derecho a osar?” Diga:


“Nosotros osamos por el derecho de la evolución. El
derecho de la evolución está inscrito con flama en
nuestros corazones. No se nos puede privar de la
verdad de la inmutabilidad del ascenso. Ya sea entre
las multitudes como en la soledad, sabemos nuestro
derecho innegable. Podemos afirmar que sólo los
ciegos son incapaces de percibir la dirección de la
evolución. Pero cuando la puerta del conocimiento
se perfila distintivamente, no es difícil esforzarse por
salir de la oscuridad”. ¡Osadía! ¿Debería uno enten-
derla como una parte desatendida y relacionada con
el logro? ¿No debería ser la osadía nuestra comida
de todos los días, y nuestra vestimenta para todos
los pensamientos? ¿No se volverán transparentes
las paredes de la prisión? ¿Y no se derretirá el sello
de los rollos de escrituras para los osados? Al reco-
mendar la osadía, Nosotros le ofrecemos el camino
más simple. El corazón conoce la verdad de este
camino. En la actualidad, uno no puede señalar
ningún otro. ¡Demuestre osadía! Hay muchas con-
frontaciones en el mundo, pero sólo en la flama es
que se puede forjar la base de un nuevo mundo.
¡Herrero, sostenga con firmeza el martillo!

395. ¿Cuándo entenderá la gente el significado del pen-


samiento y de la palabra? La gente sigue dándole
más importancia al derrame de un saco de semillas
ordinarias que al derrame de las palabras destructi-
vas. Cualquier roedor puede recoger las semillas,
pero inclusive ni un Arhat es capaz de eliminar las
consecuencias del pensamiento y la palabra. Cuan-
do las personas parten de viaje por el mar sólo lle-
91

van consigo cosas escogidas cuidadosamente; pero


al hablar no están dispuestos a prestar atención al
significado, ni a las consecuencias de sus palabras.
Nosotros no amenazamos, sino que señalamos las
primeras señales de humo ascendiendo en espiral
bajo su camisa.

396. Está en lo justo recordar que trabajar con Nosotros


tiene tan solo una dirección: la de la conmensurabili-
dad y la meta-idoneidad. El que traiciona su camino
simplemente carece de estas cualidades, y su desti-
no es como el de un gatito en el mar.

397. La palabra arrepentimiento no existe en el vocabu-


lario Senzar. Lo que existe es una expresión familiar
para usted: cooperación sabia. Considere la hipo-
cresía esencial en la noción del arrepentimiento. Lo
más simple es demostrar esto a la gente por medio
de un ejemplo en la medicina. Por la distorsión del
pensamiento un hombre cura a su hermano; pero no
hay palabras o pensamientos que puedan curar la
herida, cuyos tejidos desgarrados se pueden reparar
sólo con el esfuerzo persistente. Para la restauración
de la meta-idoneidad es necesario demostrar la co-
operación sabia. La consecuencia de la acción se
puede curar únicamente por medio de la acción. No
hay declaraciones verbales, ni juramento, de impor-
tancia. El que haya comprendido su locura tiene que
corregirla con razonamiento estable. Sólo mediante
la cooperación sabia uno puede eliminar la locura.
Absolver un pecador arrepentido por dinero, ¿no es
un crimen infame? No es este intento de soborno de
la Divinidad peor que cualquier intento de fetichismo
92

arcaico. La luz se tiene que esparcir por todos los


ángulos de este problema aterrador, de otra forma
las prendas interiores humanas nunca perderán su
mugre.

398. Trate de captar el inicio de la duda. No obstaculice


sus pasos con esos impedimentos corruptos. Cier-
tamente, es más fácil cargar con una serpiente de
verdad en su pecho que ser estrangulado por una
boa común de la duda. Apresúrese a revelar la con-
ciencia del Nuevo Mundo. Deje atrás las memorias.
¿Puede el cuadriguero, en su empuje enérgico, mi-
rar hacia atrás continuamente?

399. Recordemos la Leyenda del Grial. Titurel devoto de


la Enseñanza, recibió el poder de la Luz. Su suce-
sor, inmerso en la oscuridad, sangró sin parar por
una herida incurable. En memoria de días más dig-
nos, los restos de Titurel fueron expuestos, y las pa-
labras del gran muerto repetidas. Sin embargo la
flama en el Cáliz de la Verdad ya se había extingui-
do. La llegada de un nuevo héroe era necesaria para
poder quitar al sucesor indigno de Titurel, el Cáliz de
la Verdad. Sólo entonces el fuego del mundo se vol-
vería a encender. Esta leyenda es muy conocida en
el Oeste, pero originalmente fue concebida en el es-
te. ¿No es acaso paralela a un caso contemporá-
neo?

400. Uno puede brindar tributo a los héroes, pero toda


hora brinda su propio juicio. La erosión natural de
una parte de una roca revela nuevas venas de oro.
No derrumbe el templo de otro si usted no puede
93

erigir uno nuevo en el mismo lugar inmediatamente.


El lugar del templo nunca debe estar vacante. Para
expresar las cualidades de Dios, la humanidad ha
inventado muchos términos. Todo nuevo concepto
alarga el vínculo con el conocimiento. No hay puer-
tas en el Este sobre las que el Nombre del Concepto
Supremo no esté inscrito. Ciertamente, uno no pue-
de entrar a las regiones del este sin conocimiento.
No olvidemos que sobre las piedras es que el este
ha inscrito sus preceptos.

401. La duración de la Enseñanza tiene una proporción


inversa a la medida de la conciencia. Cuanto más
amplia sea la conciencia, más corta la fórmula. Para
los que están cerca, un mundo, o inclusive una letra,
es suficiente. ¡El primer mandamiento es como el
trueno en movimiento, el último es en silencio!

402. ¡Qué grande es el juego de la Madre del Mundo!


Llama por señas a Sus niños desde Sus campos dis-
tantes. ¡Rápido, niños! Deseo enseñaros. Tengo
ojos agudos y oídos alertas listos para vosotros.
Sentaos sobre Mi vestimenta. ¡Aprendamos cómo
elevarnos!

403. Usted piensa acertadamente en lo que se refiere a


los efectos múltiples de las emanaciones humanas
sobre sus alrededores. Un ejemplo convincente se
puede encontrar en el efecto de los seres humanos
sobre los animales y las plantas. Dé a alguien un
animal o una planta, y al notar el cambio en su con-
dición puede identificar el hombre que sea un des-
tructor de la energía de la vida. Como un vampiro, el
94

jinete puede agotar a su caballo; o el cazador a su


perro, o el jardinero a sus plantas. Busque la causa
de esto en las emanaciones del hombre. Observe y
registre la historia de la enfermedad del espíritu. Las
raíces de lo que es físicamente evidente están ocul-
tas en las acumulaciones pasadas. Le aconsejo que
trate fríamente a los que despiden emanaciones in-
sanas. Tratarlos con frialdad los hará mejores con
mayor prontitud. No lo considere como una crueldad.
Sólo le recordamos que abra la puerta de la sensibi-
lidad para todos los que la golpeen.

404. Si usted nota repeticiones en la Enseñanza, eso


significa que se pueden encontrar nuevos detalles, o
que el mandato que aún no se ha aplicado totalmen-
te se debe volver a reforzar. Uno debe recordar que
los beneficios de la aplicación de Prana se pueden
extender sobre toda una comunidad. Uno puede al-
macenar Prana no sólo para el uso de uno mismo
sino, por medio de la energía psíquica, puede
transmitir una parte de lo que tiene almacenado para
los demás. En una era remota un niño enfermo era
rodeado por personas saludables para que aumenta-
ra su fuerza. Pero es esta clase de vampirismo la
que no debe ser ni siquiera sugerida. Es un asunto
bastante distinto cuando hay una transmisión cons-
ciente, voluntaria y bondadosa. Esto no puede ser
sólo hacia una persona, sino igual a varias a la vez
si uno entiende cómo balancear las transmisiones
juiciosamente. Es una realidad importante que el be-
neficio material pueda transmitirse por medio de
energía psíquica. La substancia pesada se transmite
95

por energía sin peso. Esto no es sólo una sugeren-


cia sino un fenómeno real.

405. Si un hombre muy simple le pregunta el propósito


de la Enseñanza, diga: “Qué usted viva felizmente”.
No se verá agobiado por consideraciones demasia-
do complicadas. Deje que todo su ser se impregne
con el entendimiento de que toda la Enseñanza se
ocupa de mejorar su vida. El entendimiento de la
responsabilidad vendrá después. Primero, proclame
el gozo y el mejoramiento de la vida.

406. ¿Puede uno revelar a la gente la verdad de la evo-


lución de las palabras cuando no puede ni siquiera
estar segura de que tiene su pan de todos los días?
Uno tiene que evitar hasta ofrecer una pista de abs-
tracciones.

407. ¿Cómo despertar devoción? Por medio de la meta-


idoneidad. ¿Cómo mejorar la calidad? Por medio de
la reverencia hacia el dominio. ¿Cómo despertar la
creatividad? Por medio del deseo de la belleza.

408. Deje que los niños describan sus ideas de la Nueva


nación. De esta forma podemos observar cómo lo
no-visto se vuelve manifiesto. Inspire en los niños el
impulso de convertir sus sueños en realidad. Esta es
la mejor tarea que les podemos ofrecer. Después,
déjelos que describan una pieza de granito común.
Eso será una prueba para su ingenio. A lo mejor la
piedra les dará una idea de las fortalezas de los
mundos distantes. De lo ordinario uno puede evocar
las chispas de la belleza.
96

409. Urusvati, al sufrir el dolor provocado por la flecha


magnética, experimentó las ondas de las corrientes
desde un planeta distante. Es correcto considerar las
corrientes magnéticas como canales entre los plane-
tas. El estudio de la comunicación entre los mundos
debe incluir la investigación de las ondas magnéti-
cas, pero por supuesto no se puede olvidar la con-
ciencia espiritual.

410. ¿Han aprendido por fin a disfrutar los obstáculos?


¿Podemos Nosotros estar seguros de que lo que les
parece un obstáculo multiplicará sus habilidades
diez veces? ¿Podemos Nosotros aceptarlos como
guerreros conquistadores? ¿Podemos enviarles la
flecha para ayudarles, seguros de que la agarraran
al vuelo? ¿Podemos Nosotros pronunciar la palabra
del Nuevo Mundo al unísono? ¿Podemos Nosotros
creer que en nombre de la belleza de la creación us-
tedes han quemado sus vestimentas gastadas?
¿Puede la Madre del Mundo confiar en que vigilaran
la textura de la Luz? ¿Puede el León apresurase a
ayudarlos? ¿Puede la Luz iluminar sus caminos? Y
finalmente, ¿entienden ustedes cómo aplicarse a sí
mismos la Enseñanza otorgada? ¿Podemos Noso-
tros confiarles el que porten los signos dados? ¿Po-
demos enviar el rayo del perfeccionamiento? ¿Po-
demos confiar en que vigilarán? ¿Podemos construir
una fortaleza partiendo del entendimiento de sí mis-
mos? ¿Podemos regocijarnos de la constancia de su
camino? ¿Puede la Madre del Mundo llamarlos jus-
tos? ¿Puede el león convertirse en protector de sus
moradas? ¿Puede la Luz bañar los nuevos pasos?
97

¡Desatranque sus puertas! ¡La victoria está en el


umbral!

411. ¡Apresúrese, apresúrese a entender el Maestro!


Rodeémosle con un muro de devoción protector y
encerrémonos en el interior de la fortaleza. Después
de haber vagado lo suficiente usted llegará a com-
prender que con el Maestro, siempre hay éxito.
Dónde haya fracaso, somos nosotros los que hemos
moldeado y rasgado y destruido el plan de la meta-
idoneidad. En el fracaso, nos hemos desviado de la
flecha de ayuda puesta a prueba. ¿Podemos afirmar
que en la hora del peligro proclamaremos el Nombre
del Maestro? ¿Podemos ser testigos del Nombre
del Maestro? ¿Podemos descubrir el regocijo de la
gratitud del Maestro? O, por otro lado, a veces nos
preguntamos ¿por qué la Enseñanza no se acomoda
a nuestras costumbres, y por qué a la inactividad la
perturba la Enseñanza? ¿Por qué nos despiertan de
nuestro sueño de auto-justificación? La gratitud y la
devoción florecen gozosamente en Nuestra Comuni-
dad. Si Nuestro conducto nos trae nuevas de que un
colaborador piensa que ha sacrificado algo en nom-
bre de la Enseñanza, esto Nos obligará a rechazar
su cooperación. Nuestros colaboradores saben no
sólo cómo recibir sino cómo dar. Cuando promueva
Nuestra Enseñanza no grite en la plaza, sino ofrezca
simplemente una sonrisa a los que se le acerquen.
Los que vengan voluntariamente aceptarán al Maes-
tro. Pero el que esté engañado se consumirá con
sus cadenas. Esperamos gozo, y aceptamos única-
mente la maravillosa flor de la devoción. ¡Démonos
prisa por entender la Enseñanza! Afirme el éxito;
98

afirme el gozo; afirme el entendimiento del progreso.


Expulse los pensamientos que pertenecen al viejo
mundo. No me cansaré de repetirlo.

412. . Usted sabe que los miembros y colaboradores del


Gobierno Internacional siempre han tenido que obe-
decer los Decretos. Por última vez, inclinémonos
hacia M., hacia el evento histórico de Nuestra Adver-
tencia. Esta tradición obsoleta de advertir a la huma-
nidad, en cada uno de los siglos, está afectando
nuestra benevolencia; en esto reside su naturaleza
básica. De otra forma la función del enviado no sería
sincera ni convincente. St. Germain habló con L. con
buenas intenciones. Del mismo modo M. se dirigió a
V., y A.L.M. convocó Nuestro Decreto adecuada-
mente. Alabo a los que han ayudado a Nuestros en-
viados con sus pensamientos de apoyo. Si a Nuestro
guerrero se le dice que una montaña es Nuestra,
éste acepta el decreto. Si no fuera de esta forma, el
significado del Gobierno se perdería. St. Germain se
sintió enfermo luego de cumplir su misión debido al
pensamiento indisciplinado de sus colaboradores.
Protéjase del daño del pensamiento indisciplinado.
Piense sólo en nuevos rayos. Considere como per-
dido ese día en el que no haya contemplado el Nue-
vo Mundo. Plantéese problemas que exijan solucio-
nes concretas a las preguntas de la vida. No pierda
su aliento con preguntas cosmogónicas mientras in-
tenta escalar las alturas de la Tierra.
99

413. ¿A quién debemos llamar valeroso? Quizás a la


mariposa más pequeña expuesta a las mismas con-
diciones atmosféricas que el león. Observe los efec-
tos de la Enseñanza en el humilde. A menudo llevan
en sí el huracán del esclarecimiento mejor que los
que se consideran grandes.

414. Disemine los granos de la Enseñanza poco a poco.


Deje fluir el ser imperceptiblemente. La hora de pre-
dicar ha pasado, y la vida continúa. Inspire la con-
ciencia de su hermano con un toque imperceptible,
dada a éste como el pan de todos los días. Expone y
entienda su ira y suprímala con meta-idoneidad.
Afírmelo en el gozo de la contención entendida. Esté
consciente de los milagros que se le manifiesten, pe-
ro revele la co-dimensión de lo que trasciende al In-
finito. Elimine los feriados especiales, y haga de la
vida un feriado perpetuo. “Mi feriado será el suyo. Mi
camino será su logro. Mi generosidad será su heren-
cia. Usted no notará la generosidad, pero usted se
asombrará de su propia transformación. No necesito
recibir las gracias, pero su gratitud será combustible
para usted, porque lo supremo por encima de las
flamas de otras ofertas, es el fuego de la gratitud.”
“Maestro, veo y recuerdo indeleblemente”. La suce-
sión manifestada de los Maestros brilla como una
ristra de perlas interplanetarias. ¡Añada también su
propia perla!

415. Creo que todo el mundo puede leer Nuestros libros.


No veo entre los que se Nos acercan quién tenga
miedo. Ponga a prueba el miedo de la gente. Mués-
trele las máscaras atemorizantes, luego sonría con
100

entendimiento cuando el corazón de la gente tiem-


ble. ¿Dónde está su confianza en el Maestro?
¿Dónde está su comprensión de dónde reside el po-
der? Uno puede distinguir a Nuestra gente a la pri-
mera llamada. Como la voluntad del venado se
apresura la Nuestra. No conozco ninguna máscara
temerosa que pueda hacer que Nuestra gente se dé
la vuelta. Nosotros no siempre necesitamos tomar
como ejemplos a gigantes o héroes. Recuerdo un
niño hindú que había encontrado a su Maestro. Le
preguntamos: “¿Sería posible que el sol te pareciera
oscuro si lo vieras sin el Maestro?” El niño sonrió. “El
sol seguiría siendo el sol, pero en la presencia del
Maestro doce soles brillarían para mí”. El sol de la
sabiduría de la India brillará, puesto que a la orilla de
un río se sienta un niño que conoce a su Maestro.
Igual que existen los conductores de electricidad,
hay también conductores y acumuladores de cono-
cimiento. Si un bárbaro intenta perjudicar al Maestro,
dígale que la humanidad llama a los que destruyen
minas de conocimiento.

416. ¿Puede Nuestra gente tener cerca a sus seres que-


ridos? Los seres cercanos darán profundidad al sen-
timiento de responsabilidad, afán e ingenio.

417. Uno debe saber que tener sus centros abiertos le


permite disminuir la imperfección a su alrededor. No
sólo trae el desarrollo de la sensibilidad sino también
el ofrecimiento de sus propias fuerzas para el mejo-
ramiento de su entorno. Uno puede observar que las
fuerzas emitidas para esto en cierto modo las absor-
be el espacio, y este grado de apertura de los cen-
101

tros se llama “Lámpara del Desierto”. Después sigue


el grado de “León del Desierto”.

418. Uno debe distinguir entre la devoción absoluta y la


devoción condicional. La mayor parte del tiempo la
gente demuestra una devoción absoluta cuando re-
cibe, pero cada acto de dar a cambio es difícil debi-
do a las condiciones auto-impuestas. ¡Algunos acep-
tan lo que se les ha dado, pero luego obstaculizan
su propia conciencia, y comienzan a pensar que el
tesoro que les fue dado no es más que una parte del
molde! Uno debe recordar que la medida de su pro-
pia devoción determina la medida de lo que se reci-
be. La fe debe ser igual proporcional al conocimien-
to. Toda condición restrictiva sobre la propia fe, es-
tablece una condición igualmente restrictiva sobre
sus frutos. Y aún así a nadie le gustaría que le lla-
masen discípulo condicional. Un título como ese
ofendería. La ley actúa de forma idéntica bajo las
mismas condiciones. Pero la ley no se ofende; ésta
conmensura. Siéntase seguro de la conmensurabili-
dad de la devoción.

419. La cosmogonía debería evocar todos los pensa-


mientos que exaltan. Mientras que el dios de una
gente adormecida se concibe como sentado encima
de una bola insignificante, el espíritu superior fija la
mirada en el Infinito, adornado en el gozo del cono-
cimiento ilimitado. ¡No degrade el Infinito!
102

420. La armonía de las auras no exige igualdad en color.


Por tanto, un aura violeta puede estar en armonía
con una verde, y una rosa puede hacer que una azul
sea más visible. En combinaciones como éstas se
pueden encontrar corrientes de intensidad especial.
Inclusive es conveniente combinar colores, como
una garantía del arco iris futuro. Las vibraciones de
los colores luminosos tienen tantos matices que es
imposible para la gama de sonidos terrestres acom-
pasar la sinfonía de las esferas. Su lila terrestre y el
violeta no tienen nada en común con Nuestro púrpu-
ra celestial.

421. Una simple afirmación de respeto hacia el conoci-


miento hará posible resolver todas las contradiccio-
nes. El pensamiento verdadero es imposible sin re-
verencia hacia el conocimiento. El Maestro aconseja
que el conocimiento se defina como la base para
desarrollar la conciencia. Señala que el conocimien-
to construye el camino hacia la Única Enseñanza.
¿Es posible que la humanidad no pueda comprender
que el conocimiento emana de la Fuente Única? Por
lo tanto, la línea divisora entre el conocimiento y la
ignorancia es la línea divisora entre la luz y la oscu-
ridad. Nosotros somos capaces de unir los ritmos del
Tora con los ritmos de los Vedas fácilmente, o los
preceptos del Buda con las palabras de Cristo, pues-
to que Nosotros no establecemos diferencias entre
las Enseñanzas que emanan de la Fuente Única.
103

422. Fíjese en las épocas de los grandes eventos. Los


Vedas ya se están uniendo al Tripitaka y a la Kábala.
Las enseñanzas de Buda y las palabras de Cristo y
de los Maestros, están dispersando la ignorancia.
Observe cuidadosamente el crecimiento del conoci-
miento en distintas partes del mundo. Tanto los que
afirman como los que niegan, caminan en una sola
dirección. La era es irrepetible, como una puerta
hacia lo pre ordenado. Muertos están los que ven la
hora determinada como cualquier otra.

423. No escuche al maestro que exige un pago por su


enseñanza. La Enseñanza no puede comprarse u
obtenerse por medio de coerción. Ciertamente, se
gana acceso a la Enseñanza sólo al probar su devo-
ción hacia sus actos. Son acciones, no palabras, las
que guían hacia la Comunidad del Conocimiento. Si
un niño se esfuerza por esa Comunidad, ¿no habrá
trabajo para él en la misma? Del mismo modo, ¿al-
guien que acepte con toda su conciencia los estatu-
tos de la Comunidad encontrará las puertas tranca-
das? ¿Puede uno citar un ejemplo cuando la
búsqueda de una conciencia pura no fue contesta-
da? Los estatutos de la Comunidad del Conocimien-
to están definidos con precisión. Ningún artificio
puede opacarlas. Viajero, pague su deuda, y camine
incansablemente.

424. Algunos no serán capaces de reconciliar la idea de


la igualdad con la de la Jerarquía. La igualdad reside
en el potencial del espíritu que todo lo posee. La Je-
rarquía está basada en la singularidad de la expe-
riencia personal acumulada. Por esto es justo decir
104

que un complejo de conocimiento será la puerta a la


Jerarquía. Fíjese en la expresión “compleja”, pues
una especialidad limitada no puede definir la exten-
sión de la Jerarquía. Esfuércese por el conocimiento,
logre el entendimiento del Maestro. Ciertamente, la
reverencia hacia el Maestro es la panacea, aún para
los daños físicos. Hay mayor dificultad cuando nues-
tros centros están abiertos, pues cada soplo del viejo
mundo trae enfermedad y sólo la brisa de la verda-
dera evolución puede devolver la salud. Por lo tanto,
no se envuelva en el viejo mundo; atraiga a los jóve-
nes hacia el gozo del Nuevo Mundo. En todo existe
el gozo, y sin embargo una meta-idoneidad firme.

425. Hacia El de la gran Iluminación se acercó un pupilo


que buscaba un milagro, diciéndole: “Después del
milagro, tendré fe”. El Maestro sonrió tristemente,
luego hizo un gran milagro. “Ahora”, exclamó el pupi-
lo, “estoy listo para ascender los peldaños de la En-
señanza bajo su tutela”. Pero el Maestro, señalando
hacia la puerta, dijo: “Vete. ¡No te necesito!”

426. Se debe indicar que todos los derivados del opio


son indeseables para el camino hacia la Enseñanza.
La vigilancia perspicaz lo acercará más a Nosotros.

427. Exprese sus rezos mediante la acción devota. Sepa


cómo afirmar la Enseñanza a diario. No pierda ni un
día, ni una hora. Sepa cómo pensar de usted mismo,
como el creador de todo un mundo en acción. Sepa
cómo traer la Enseñanza a todo pensamiento. Sepa
cómo revestir sus fuerzas, como en una batalla. Se-
pa cómo sentir gratitud, como la unión del gozo y la
105

belleza. Termine con honor, pues el fin expresa el


fuego acumulado de nuestros logros. Es una traición
infame saber la Enseñanza y no aplicarla. Abusar de
la Enseñanza es peor que la muerte del espíritu,
pues por medio de este acto uno se exila de la co-
operación y se condena a Saturno.

428. Debo señalar cómo agudizar su poder sobre el filo


de Mi espada. La manifestación del Maestro puede
iluminar a la gente, pero sólo si el camino está pavi-
mentado con conocimiento. El dragón es poderoso,
y sus rizos son cortantes.

429. El destino que lleva hacia Nosotros tiene que for-


jarse a toda hora. La degradación de la idea de pro-
porción, es una especie de auto-estrangulación.
Posponer el logro es como ahogarse uno mismo.

430. Contemple cada uno de los acercamientos hacia


Nosotros. Vuélvase irremplazable. Por la noche,
cúbrase con Nuestro Nombre. Por el día, vístase con
la armadura de la devoción.

431. En la relación entre el Maestro y el discípulo, el


Maestro sólo puede instruir dentro de los límites de
lo que está permitido. Eleva al discípulo, liberándolo
de sus costumbres gastadas. Le advierte contra toda
clase de traición, superstición, e hipocresía. Pone a
prueba al discípulo, abiertamente y en secreto. El
Maestro le quita las trancas a las puertas hacia el
próximo paso con las palabras: “Regocíjate, herma-
no”. También puede poner impedimentos con las pa-
labras: “Adiós, transeúnte”. El discípulo escoge su
106

propio Maestro. Este lo reverencia como a uno de


los Seres Supremos. Confía en Él y Le hace llegar
sus mejores pensamientos. Valora el Nombre del
Maestro y lo inscribe en la espada de su palabra.
Demuestra diligencia en el trabajo y flexibilidad en el
logro. Da la bienvenida a las pruebas al igual que al
amanecer, con su esperanza dirigida hacia la apertu-
ra de la próxima puerta. Amigos, si desean acercar-
se a Nosotros, escojan un Maestro sobre la Tierra y
depositen su guía a Su cuidado. Les dirá a tiempo
cuando se pueda girar la llave en la puerta. Todos
deberíamos tener un Maestro en la Tierra.

Fortifíquese con el pensamiento de Mi deseo pa-


ra demostrarle el mejor camino. Considere cuán im-
perativo es para usted ayudarme en este deseo. No
permita que nada gastado obstruya su esfuerzo. Re-
cuerde que un caballo que se tambalea puede impe-
dir el avance de toda una caravana. Por tanto deci-
mos: “Camine con certeza, de otro modo su destino
será caer sobre una lanza”. Su acercamiento a No-
sotros se estremece sobre el balance; no trate de
esconderlo. Pronunciemos la plegaria a Shamballa:

Tú Quien me llamó a la senda del trabajo,


acepta mi idoneidad y mi deseo.
Acepta mi trabajo, Oh Señor, pues de día y
de noche Tú me contemplas.
Manifiesta Tu mano, Oh Señor, pues grande es
la oscuridad. ¡Yo Te sigo!
107

432. Camine como si ascendiese la montaña del gozo.


Grande es el alcance de la batalla para la regenera-
ción de la conciencia de la humanidad. El Maestro
se regocija en su resolución.

433. Los discípulos son de cuatro clases. Algunos si-


guen las indicaciones del Maestro y ascienden en el
orden adecuado. Otros, a espaldas del Maestro, si-
guen las Indicaciones hacia el exceso y por eso a
menudo se lastiman. Otros, en ausencia del Maes-
tro, aprovechan para charlatanear y de este modo
destruyen su camino. Otros, a Sus espaldas, critican
al Maestro y Le traicionan. ¡Terrible es el destino de
estas dos últimas clases! Dejemos que el entendi-
miento del concepto del Maestro se afirme.

434. En lo correcto está el que rechaza las expresiones


malditas, indecentes, o ambiguas, pues en sus orí-
genes se encuentra la ignorancia. El habla debe ser
hermosa, clara y de significado profundo.

435. Los pasos para adquirir Conocimiento son: alerta,


inquisitivo, inquieto, atento, retentivo, transformador,
portador de la espada, influyente, lámpara del de-
sierto, león del desierto, colaborador de los Princi-
pios Creativos, creador. Cada uno de los grados se
subdivide en tres. El orden se tiene que pasar gra-
dualmente. El que se esfuerza puede lograr el cam-
bio, pero el desertor se descorazona.

436. ¿Quién es el traidor? El calumniador, el que no lo-


gra hablar, el que malversa, el hipócrita, el contradic-
torio, y el que desea la caída de la Enseñanza. Las
108

nubes oscuras las dispersa con facilidad el torbelli-


no; el torbellino invisible de la conciencia actúa de la
misma forma.

437. ¡El corazón conoce a sus amigos! Por lo tanto,


examine cuidadosamente sus amigos para que no
admita en su corazón a alguno de paso. El Maestro
es su amigo más cercano. No le añada a Su carga.

438. El grado “León del Desierto” permite especialmente


la realización del pensamiento individual. Por tanto
uno debe ser particularmente cuidadoso. El grado de
“León del Desierto” no conoce la ofensa. ¿Quién
podría ofender? El gran corazón puede abarcarlo to-
do. El gozo se logra fácilmente si siente devoción
hacia Nosotros en todo momento. La satisfacción
está al alcance de los discípulos que valoran las nu-
bes, entendiendo que sin las nubes el sol abrasaría.
El Maestro puede actuar donde Su mano no está
atada.

439. El Maestro ama las batallas y sabe cómo llenan el


Cosmos con energía. El Maestro se mantiene a tu
lado. ¿Cómo, entonces, le puede temer al precipi-
cio? ¿Cómo, entonces, le puede temer a las bestias
grandes? Buscar pulgas en la propia vestimenta es
trivial. Pero sostener en sus manos la espada de Sa-
lomón y el mandato de Maitreya le confiere la luz
matutina. El entendimiento de la batalla sin prece-
dentes, suena como una trompeta jubilosa. No de-
bemos diferir en el entendimiento. Puesto que si no,
Nuestro razonamiento verá el logro donde nuestros
ojos sólo ven la decadencia. Restrinja al tonto de las
109

decisiones triviales. En los juicios flojos, gastados,


se esconde un veneno mortal.

440. Entiendo cuán difícil es para el hambriento esperar


a que su sopa hierva, pero es necesario para que los
microbios peligrosos perezcan. Mientras nos prepa-
ramos para el espacio, contemplemos los mundos
distantes. Sintamos como que participamos con
ellos. El vínculo con éstos hace la densificación del
cuerpo astral, o sutil, más alcanzable, y los sonidos
de los mundos distantes se podrán discernir pronto.
Las conexiones de los mundos distantes con el
cuerpo físico serán posibles en un futuro próximo.

441. De hecho, todas las personas crean su propia tabla


de mandamientos de acuerdo a sus deseos huma-
nos. Lo que desea el espíritu inactivo, el despierto lo
recibe. Pero la marea se llevará el residuo de los
pensamientos inestables. La participación en las ta-
reas planetarias es el mejor temple para la espada
de cada cual. El que sucumbe a las contracorrientes
no volverá a encontrar su curso. Por eso uno puede
aceptar la batalla del mundo. El que no lave su cara
con el flujo de la corriente mentirá como una piedra
en el camino. Uno puede impartir a pocos el Misterio
sagrado. La cantidad es pequeña, pero el espacio lo
escucha, pues, como una caldera humana, funde y
templa los pensamientos del mundo. ¡Dejemos que
la gente cuide el pensamiento!
110

442. El karma de las acciones de uno no se puede com-


pensar con la inacción. El que construye una pira pa-
ra incinerar la Verdad tendrá que voltear y quitar ca-
da una de las cenizas. El mandato de la justicia ni
quema ni arde. Se enciende, inesperadamente, y
consume las ciudadelas de la obstrucción. El éxito
de las estructuras cósmicas difiere de las expectati-
vas humanas. La mente humana es como un princi-
piante en una lección, tratando de evitar contestar,
endulzando sus palabras. ¿Pero cómo entonces
puede uno actuar? Sólo mediante el entendimiento
de la cercanía de las estructuras cósmicas. ¿Quié-
nes son los jueces y quiénes los juzgados? ¿Signifi-
ca la música de las esferas la victoria de las conjetu-
ras humanas? ¿O clama la purificación de la Verdad
olvidada? Hay una profecía que nos recuerda la
condena y luego la purificación de una ciudad sa-
grada.

443. A menudo Nos preguntan por qué no nos apresu-


ramos a destruir una entidad dañina. Esto se debe
explicar claramente, especialmente puesto que us-
ted tiene el arma para esta clase de destrucción.
Debo tomar el ejemplo de un médico. A menudo el
médico está listo para eliminar un nudo de nervios
enfermos, pero un daño posible a un centro simpáti-
co se vuelve su escalpelo. Ningún ser está aislado.
Innumerables son las capas de la red Kármica que
unen aún a los seres más disparatados. En el flujo
del curso kármico uno puede trazar corrientes que
vinculen lo más despreciable con lo más preciado.
Por tanto el que corta debe en primer lugar aneste-
siar los canales que unen los cursos del karma. Si
111

no la destrucción individual, aun la justificada, puede


causar daño al conjunto. Por eso las formas de des-
trucción se deben distorsionar con la mayor precau-
ción posible.

444. La falta de sinceridad hacia la devoción por mínima


que sea, y el no aceptar los fundamentos de la reno-
vación, puede afectar su salud. Esta falta de sinceri-
dad puede anidar en los resquicios de la conciencia.
La insinceridad es sumamente contagiosa, por lo
que afecta las emanaciones de los demás. ¡Si las
personas se dieran cuenta del daño que se hacen a
sí mismas y a los demás al tomar decisiones a me-
dias! Pueden dividir su conciencia y provocar su
muerte. Como pasa con frecuencia, la enfermedad
comienza sin manifestarse y luego se vuelve inevita-
ble una operación peligrosa. De ahí surge la deca-
dencia humana, de la mordida de la serpiente más
diminuta de la insinceridad. Uno debe prevenir, pero
no puede cambiar a los demás. Un caballo que salta
el precipicio no puede ser detenido. El planeta puede
explotarse con facilidad convirtiéndolo en innumera-
bles meteoritos, aumentando de este modo la canti-
dad de satélites muertos en el universo. Sin embar-
go, la justicia cósmica debe cumplirse. Se necesitará
tiempo para determinar si la Comunidad será acep-
tada voluntariamente. Para ese entonces, las rela-
ciones entre los mundos se habrán desarrollado lo
suficiente como para que se reconozca la realidad
del mundo astral, y entonces se cuestionará inclusi-
ve la vida sobre la Tierra. O se volverá un jardín
hermoso de logros o caerá en un abismo de deca-
112

dencia, cuando nuestros seres más valiosos sean


enviados a vivir en otros planetas.

445. ¿Por qué la flama arde bajo nuestros pies? El es-


fuerzo verdadero es como el fuego, imparable como
el torbellino. La comprensión ardiente de Nuestros
Decretos protege con fuego. Ese auto-
involucramiento ardiente es como un muro; desde la
parte interior, usted observa la batalla protegido, pe-
ro listo a disparar su flecha. El Nuevo Amanecer lle-
gará, Me relevará de la guardia nocturna agotadora.
La carga de los pensamientos de la humanidad son
golpes de martillo sobre las bases de la vida. Pero
es imposible encontrar refuerzos en el momento de
la decisión. Por tanto puedo decir, “¡Aún así, regocí-
jese!” El surgimiento de una llama de las suelas de
los pies, puede ser una indicación del comienzo de
una nueva etapa de grandes logros. Se les ha dicho
muchas veces que no deben menospreciarse por la
atención inadecuada a las fechas insignificantes. Por
el sonido de las trompetas, los guerreros reconocen
el momento de avanzar hacia el campo de batalla.
¡Guerreros manifiestos, qué corriente tan indomable,
nunca repetible y oscura a los ojos del mundo, rugen
sobre su campo! ¿Qué los ha impulsado a mantener
sus espadas afiladas y sus escudos listos? Usted
dirá: “Conocemos las fechas determinadas de la tie-
rra y nada puede empañar nuestra visión. El Protec-
tor de las fechas nos ha confiado la combinación de
las fuerzas, y las decisiones. La paciencia se ha
convertido en inmutabilidad. Ayer temblábamos ante
la expectativa, pero hoy nos regocijamos en el ardor
113

de la batalla al saber que la batalla destinada nos


llevará a la victoria.”

“Señor de las Siete Puertas, que nos guíe hacia el sol


el que ha atravesado la medianoche.
Tuyas son nuestras flechas, Oh Señor.
Sin Tu Mandato no entraremos en la ciudad del re-
poso.
Ni una hora, ni un día, ni un año detendrá nuestro
camino;
Pues Tú, el más rápido, sostienes las riendas de
nuestros caballos.
Pues Tú también pasaste por este camino y nos diste
Tu paciencia como garantía.
Dinos, Protector, ¿hacia dónde fluye la corriente de
la paciencia?”
“Surge de la mina de la confianza.”

¿Quién sabe dónde el mensajero cambia su corcel?

446. Todo acto de reverencia hacia el Maestro, demues-


tra un entendimiento de la Enseñanza. Toda señal
de reverencia para el lugar de trabajo del Maestro,
demostrará un entendimiento y devoción profundos.
Pero estas muestras de atención no pueden ser pre-
cipitadas. Estas muestras deben florecer por sí solas
en la conciencia. El Maestro no exigirá: “¡Págueme
con respeto!”
114

447. ¿Se puede esperar lo que se conoce como mila-


gro? La característica más importante de un fenó-
meno “milagroso” es, por supuesto, lo inesperado.
La misma substancia de la naturaleza humana hace
que estos fenómenos sean evasivos. La conciencia
ordinaria crea obstáculos al presumir condiciones
conflictivas. El Adepto al conocimiento sólo puede
pedir: “Queridos humanos, no se distraigan con gri-
tos de expectativas cuando la nave de la esencia
universal ya está produciendo una combinación
bendecida. ¿Puede uno esperar que el barco gire
hacia la derecha, cuando Nuestra Mano dirige el
timón hacia la izquierda?” Sólo el que tenga un en-
tendimiento claro e infalible de lo que es inmutable,
puede ser un colaborador en el proceso del mundo.
Si una habitación parece vacía a simple vista, ¿po-
demos afirmar que realmente está vacía? Dejemos
que los fantasmas de la ignorancia no limiten el hori-
zonte.

448. Yo afirmo, y usted debe entenderlo, que lo que pa-


rece imposible hoy, podrá ser factible mañana. El
Maestro usa Su poder para salvaguardar sus triunfos
en toda su belleza. La desdicha de la gente reside
en su falta de entendimiento del proceso de la en-
carnación y la complejidad de las circunstancias que
rodean el logro. Por ejemplo, la soledad es el mejor
amigo del logro, pero algunas veces se necesitan
testigos, y las condiciones kármicas se vuelven en-
tonces más complejas. El Maestro puede señalar el
canal más necesario para la acción. El Maestro pue-
de proteger hasta cierto punto, pero la sombra dan-
zante del pasado continuará su ronda. Uno se debe
115

concentrar en sus propios pensamientos para en-


contrar la actitud adecuada hacia esos demonios.
Cuando vea un portero no se preocupe demasiado
con su mentalidad. Además, cuando se encuentre
con un criminal condenado no discuta con éste la
cosmogonía. Mientras uno está en la Tierra, con fre-
cuencia debe pulir sus tesoros, y sobre este camino
uno se encuentra con muchos demonios. Podemos
recordar muchos encuentros con entidades atemori-
zantes en Nuestras vidas pasadas. Los elementos
están sumamente ligados a los logros terrestres in-
dividuales. Los elementos montan guardia en ambos
lados. La batalla del fuego con la tierra tendrá como
resultado sus propios fenómenos y se deben esperar
manifestaciones inoportunas. La Tierra es el guar-
dián de las formas antiguas del pensamiento, pero el
fuego es el estallido rebelde de la evolución. ¡Qué
batalla tan imprevisible Estamos librando en los ra-
yos de los elementos! La indestructibilidad de la
substancia primaria proporciona la firmeza en la ba-
talla, y el conocimiento de la continuidad de la exis-
tencia proporciona alas para el logro.

449. Diga: “hermanas y hermanos, trabajen incansable-


mente, y sus alas crecerán en el flujo rápido del día
y la noche.” Y dígale al incrédulo: “Sentirá calor, y su
vida será agradable; puede encontrar estas cosas
volviéndose hacia el Maestro. Pero no tire piedras de
incredulidad sobre el camino.” En la batalla de los
elementos toda conciencia gastada es como una pa-
red contra la luz. Diga, “No enrede la red de la vida.”
Todo trueno libera muchas cargas de energías nega-
tivas y positivas. Considere la batalla por la realiza-
116

ción de Nuestro Plan como sin precedentes. Consi-


dere todas las imágenes en el espejo como ciertas.
Pero no confunda las fechas. Todo año dado tiene
su propio significado.

Pensar que una situación no tiene solución sólo


se le ocurre a los que dependen de otras personas
en lugar de en el poder de su propio pensamiento.
La pena experimentada, por otros fluye como olas
pequeñas sobre un río; pero las imágenes de la Ver-
dad, a lo que usted llama ideas, rigen el karma del
mundo. Es asombroso ver como las imágenes de la
Verdad participan en la batalla espacial. Mientras las
multitudes se desintegran en una furia de ignorancia
y traición ciegas, los pensamientos de la Verdad en-
trelazan sus nidos celestiales, los cuales para la evo-
lución real son mucho más valiosos que cualquier
otra adoración por parte de naciones enteras. Usted
entiende tanto el trabajo de la realidad como el de
Maya. El pensamiento espacial es la realidad, mien-
tras que la gente generalmente le presta atención al
de Maya. Tenga en mente que cada uno de Noso-
tros puede sufrir ante el bajo nivel de los que están
en la Tierra; pero esto no tendría efecto sobre el plan
de evolución puesto que es a través de éste que
crea. Las imágenes de la Verdad proporcionan a to-
do cuerpo, ya sea en evolución o desintegrándose,
nuevas posibilidades para volar hacia las esferas
superiores. Todo Maestro de la vida basa Su poder
sobre las imágenes de la Verdad, y crea el futuro por
medio de Su pensamiento, no mediante la concien-
cia de las masas. Las cenizas de los fuegos pasados
pueden disminuir la visión, pero los fuegos de las
117

nuevas imágenes de la verdad brillan en el Infinito.


Cuando nosotros hemos trascendido los límites es-
trechos de la etnia y nacionalidad, ¿no es lo mismo
para nosotros cuál es el planeta que se nutrirá del
pensamiento espacial? Lo único importante es que
el pensamiento se llene con un entendimiento del
Bien Común. Entonces las contracorrientes de las
naciones no distraerán al ojo que esté dirigido hacia
la evolución inevitable. La reverencia para el lugar
de morada del maestro, no debe ser reverencia
hacia el suelo, o hacia los rituales del templo, sino
para la ignición de la justicia en el espacio. A menu-
do nos agotamos al mejorar la condición de la
humanidad, pero no lamentamos haber enviado ni
siquiera un pensamiento evolutivo. Estos pensa-
mientos echan raíces y florecen como en un jardín
encantado; y los trabajadores de este jardín son in-
visibles como por arte de magia. Sepa cómo dirigir
su pensamiento hacia el Bien Común y Nosotros
siempre estaremos con usted. Terminemos con una
leyenda: “Miremos hacia las estrellas. Se nos ha di-
cho que la nave de la sabiduría vierte su contenido
obteniéndolo de Tushita, y que las gotas de esta po-
ción milagrosa se volvían brillantes en el espacio.
Pero el Maestro dijo: “Así brillan las puntas de las
flechas del pensamiento, pues el pensamiento perfo-
ra la substancia radiante y crea nuevos mundos.”
¡Pensamiento creativo, no dejes de adornar el espa-
cio con tus flores de luz!
118

450. Cuando el Maestro aprieta más Sus vínculos con


un discípulo, los aros que haya recibido del Maestro
se los debe devolver. Esto no se debe observar co-
mo un suceso extraño. El karma de la obsesión o de
la debilidad del espíritu se puede definir fácilmente
como una barrera entre el discípulo y su Maestro. La
auto-corrección por la que es expulsado, puede de-
volverle al punto del camino sobre el que fue inte-
rrumpido. El discípulo debe entender la necesidad
de apresurarse y de aplicarse esta tarea. Es difícil
considerar como un discípulo cualificado al que no
tenga preguntas que plantearle a su Maestro. Por
supuesto, las preguntas y respuestas vendrán en su
momento, y el tejido vivo de la confianza saturará el
espacio.

451. Así es como el discípulo se acerca al Maestro:


abierto, listo para quitarse los andrajos de los viejos
mundos, esforzándose hacia la nueva conciencia,
anhelante de conocimiento, sin miedo, sincero, de-
voto, vigilante agudo, laborioso, conocedor de la me-
ta-idoneidad, y sensitivo. Él encontrará el camino de
la confianza. Maya ya no lo tentará. Maya ya no lo
atemorizará. En el seno de la Tierra encontrará la
Piedra de los mundos distantes. Para él, la vida se
adornará, la habilidad se fortalecerá, y los mundos
superfluos desaparecerán. “Maestro, he logrado re-
sistir las pruebas del calor y el horror del frío. Mi for-
taleza física me ha abandonado, pero mis oídos
permanecen atentos. Y mi cuerpo de luz está listo
para temblar ante Tu llamada. Y mis brazos están
listos para llevar las piedras más pesadas para el
Templo. Tres nombres me resultan conocidos. Co-
119

nocido me resulta el Nombre de La Que Ha Cubierto


Su Rostro. Mi poder aumenta.” Así se dirigirá el
discípulo al Maestro.
120

Capítulo VI

Amrita…
121

452. Todos los estados encuentran su origen en la men-


te. La mente es su fundamento y son creaciones de
la mente. Si uno habla o actúa con un pensamiento
impuro, entonces el sufrimiento le sigue de la misma
manera que la rueda sigue la pezuña del buey...

453. Todos los estados encuentran su origen en la men-


te. La mente es su fundamento y son creaciones de
la mente. Si uno habla o actúa con un pensamiento
puro, entonces la felicidad le sigue como una som-
bra que jamás le abandona.

454. "Me maltrató, me golpeó, me derrotó, me robó". El


odio de aquellos que almacenan tales pensamientos
jamás se extingue.

455. "Me maltrató, me golpeó, me derrotó, me robó".


Quienes no albergan tales pensamientos se liberan
del odio.

456. El odio nunca se extingue por el odio en este mun-


do; solamente se apaga a través del amor. Tal es
una antigua ley eterna.

457. Muchos desconocen que al disputar, perecemos;


pero aquellos que lo comprenden, refrenan por com-
pleto sus disputas.

458. Al que vive apegado al placer, con los sentidos irre-


frenados, sin moderación en la comida, indolente,
inactivo, a ese Mara lo derriba, como el viento derri-
ba a un árbol débil.
122

459. Al que vive consciente de las impurezas, con los


sentidos refrenados, moderado en la comida, lleno
de fe, lleno de sustentadora energía, a ese Mara no
lo derribará, como el viento no derribará a la monta-
ña.

460. Quienquiera que sea que carezca de autocontrol y


no permanezca en la verdad, aunque se vista con la
túnica amarilla, no es merecedor de ella.

461. El que se ha liberado de toda mancilla, está esta-


blecido en la moralidad y se curte en el autocontrol y
la verdad, tal es merecedor de la túnica amarilla.

462. Los que imaginan lo no esencial como esencial y lo


esencial como no esencial, debido a tan equivocado
juicio nunca llegan a lo Esencial (Nirvana, el supre-
mo refugio más allá de las ataduras).
463. 12. Pero aquellos que ven lo esencial en lo esencial
y lo in esencial en lo in esencial, debido a su correc-
ta visión, perciben la esencia.

464. Así como la lluvia penetra en una casa mal techa-


da, la avidez penetra en una mente no desarrollada.

465. Así como el agua no penetra en una casa bien te-


chada, la avidez no penetra en una mente bien des-
arrollada.

466. El malhechor se lamenta ahora y se lamenta des-


pués. Se lamenta tanto aquí como allí. Siempre se
lamenta y sufre percibiendo la impureza de sus pro-
pios actos.
123

467. El bienhechor se regocija ahora y se regocija des-


pués. Tanto aquí como allí se regocija. Se regocija;
se regocija enormemente, percibiendo la pureza de
sus propios actos.

468. Sufre ahora y sufre después. Sufre en ambos esta-


dos. "He actuado mal", se dice sufriendo. Además,
sufre abocándose a un estado más doloroso. Así el
que mal obra.

469. Goza ahora y goza después. En ambos estados es


verdaderamente feliz. "He actuado bien, se dice feliz.
Además, abocándose a un apacible estado es feliz.
Así el que bien obra.

470. Aunque uno recite muy a menudo las escrituras, si


es negligente y no actúa en consecuencia, es como
el vaquero que cuenta las vacas de los otros. No ob-
tiene los frutos de la Vida Santa.

471. Aunque uno recite poco las escrituras, si se condu-


ce según la Enseñanza, abandonando el deseo, el
odio v la ilusión, provisto con una mente bien libera-
da y no apegándose a nada ni aquí ni después, ob-
tiene los frutos de la Vida Santa.

472. La atención es el camino hacia la inmortalidad; la


inatención es el sendero hacia la muerte. Los que
están atentos no mueren; los inatentos son como si
ya hubieran muerto.
124

473. Distinguiendo esto claramente, los sabios se esta-


blecen en la atención y se deleitan con la atención,
disfrutando del terreno de los Nobles.

474. Aquel que medita constantemente y persevera, se


libera de las ataduras y obtiene el supremo Nirvana.

475. Gloria para aquel que se esfuerza, permanece vigi-


lante, es puro en conducta, considerado, auto con-
trolado, recto en su forma de vida y capaz de per-
manecer en creciente atención.

476. A través del esfuerzo, la diligencia, la disciplina y el


autocontrol, que el hombre sabio haga de sí mismo
una isla que ninguna inundación pueda anegar.

477. El ignorante es indulgente con la in atención; el


hombre sabio custodia la atención como el mayor
tesoro.

478. No os recreéis en la negligencia. No intiméis con


los placeres sensoriales. El hombre que medita con
diligencia, verdaderamente alcanza mucha felicidad.

479. Cuando un sabio supera la inatención cultivando la


atención, libre de tribulaciones, asciende al palacio
de la sabiduría y observa a la gente sufriente como
el sabio montañero contempla a los ignorantes que
están abajo.
125

480. Atento entre los inatentos, plenamente despierto


entre los dormidos, el sabio avanza como un corcel
de carreras se adelanta sobre un jamelgo decrépito.

481. Por permanecer alerta, Indra se impuso a los di-


eses. Así, la atención es elogiada y la negligencia
subestimada.

482. El monje que se deleita en la atención y observa


con temor la inatención, avanza como el fuego, su-
perando todo escollo grande o pequeño.

483. El monje que se deleita en la atención y observa


con temor la inatención, no es tendente a la caída.
Está en presencia del Nirvana.

484. Esta mente voluble e inestable, tan difícil de gober-


nar, la endereza el sabio como el arquero la flecha.

485. Esta mente tiembla como un pez cuando lo sacas


del agua y lo dejas caer sobre la arena. Por ello, hay
que abandonar el campo de las pasiones.

486. Es bueno controlar la mente: difícil de dominar, vo-


luble y tendente a posarse allí donde le place. Una
mente controlada conduce a la felicidad.

487. La mente es muy difícil de percibir, extremadamen-


te sutil, y vuela tras sus fantasías. El sabio la contro-
la. Una mente controlada lleva a la felicidad.
126

488. Dispersa, vagando sola, incorpórea, oculta en una


cueva, es la mente. Aquellos que la someten se libe-
ran de las cadenas de Mara.

489. Aquel cuya mente es inestable, no conoce la ense-


ñanza sublime, y aquel cuya confianza vacila, su sa-
biduría no alcanzará la plenitud.

490. Aquel cuya mente no está sometida a la avidez ni


es afectada por el odio, habiendo trascendido tanto
lo bueno como lo malo, permanece vigilante y sin
miedo.

491. Percibiendo que este cuerpo es frágil como una va-


sija, y convirtiendo su mente tan fuerte como una
ciudad fortificada vencerá a Mara con el cuchillo de
la sabiduría. Velará por su conquista y vivirá sin
apego.

492. Antes de que pase mucho tiempo, este cuerpo,


desprovisto de la consciencia, yacerá arrojado sobre
la tierra, siendo de tan poco valor como un leño.

493. Cualquier daño que un enemigo puede hacer a su


enemigo, o uno que odia a uno que es odiado, ma-
yor daño puede ocasionar una mente mal dirigida.

494. El bien que ni la madre, ni el padre, ni cualquier


otro pariente pueda hacer a un hombre, se lo pro-
porciona una mente bien dirigida, ennobleciéndolo
de este modo.
127

495. ¿Quién comprenderá esta tierra y el terreno de


Yama y este mundo de los Devas? ¿Quién investi-
gará el bendito Camino de la Virtud como el experto
que selecciona las mejores flores?

496. El discípulo que se ejercita, comprenderá esta tie-


rra y el terreno de Yama y el mundo de los Devas. El
discípulo que se ejercita, investigará el bendito Ca-
mino de la Virtud, como el experto que selecciona
las mejores flores.

497. Percibiendo este cuerpo como la espuma y com-


prendiendo que es como un espejismo, aniquilará
las espinas de las pasiones sensuales y burlará la
vigilancia del rey de la muerte.

498. Al que recoge tan sólo las flores (de los placeres
sensoriales) y cuya mente se distrae (en los objetos
de los sentidos), la muerte le arrastra como una
enorme inundación arrasa a un pueblo entero mien-
tras duerme.

499. Al hombre que toma las flores (de los placeres sen-
soriales) y cuya mente se distrae, insaciable en sus
deseos, el Destructor lo pone bajo su dominio.

500. Así como la abeja liba en la flor, sin dañar su color


y esencia, y luego se aleja, llevándose únicamente la
miel, así el sabio pasa por esta existencia.

501. No deberíamos considerar los fallos de los demás,


ni lo que los otros han hecho o dejado de hacer, sino
nuestros propios actos cometidos u omitidos.
128

502. Igual que una flor bella y de brillante color, pero sin
perfume, así son de estériles las buenas palabras de
quien no las pone en práctica.

503. Igual que una flor bella y de brillante color, y asi-


mismo rebosante de perfume, son de fructíferas las
buenas palabras de quien las pone en práctica.

504. De la misma manera que un montón de flores


hacen muchas guirnaldas, así muchos actos buenos
deben ser efectuados por aquel que nace como ser
humane.

505. El perfume de las flores no se propaga contra el


viento, como tampoco la fragancia de la madera del
sándalo, del rododendro o del jazmín, pero la fra-
gancia del virtuoso se esparce contra el viento. La
del hombre virtuoso se expande en todas las direc-
ciones.

506. Madera de sándalo, rododendro, loto, jazmín: muy


superior a todas estas clases de fragancia es la de la
virtud.

507. De pequeño alcance es la fragancia del rododendro


o del sándalo, pero la de la virtud es suprema y se
esparce incluso entre los dioses.

508. Mara no encuentra el sendero hacia aquellos que


son perfectos en la virtud, viviendo vigilantes y libres
de mancillas, a través de la perfecta realización (de
las Verdades).
129

509. Del mismo modo que puede germinar y florecer un


aromático loto en un estercolero, así, entre los ofus-
cados, deslumbra en sabiduría el discípulo que sigue
al Perfecto Iluminado (el Buda).

510. Larga es la noche para aquel que está despierto.


Largo es el camino para el viajero cansado. Larga es
la existencia repetida para los necios que no cono-
cen la Enseñanza sublime.

511. Si un hombre busca y no puede encontrar alguien


que es mejor o igual que él, que prosiga reciamente
la senda de la vida. No puede haber amistad con un
necio.

512. "Tengo hijos, tengo riqueza", así contabiliza el ne-


cio en su mente. Pero él mismo no se pertenece.
¡Cuánto menos los hijos y la riqueza!

513. Un necio consciente de su necedad es por tal razón


un hombre sabio, pero el necio que piensa que es un
sabio es verdaderamente un necio.

514. Aun si toda su vida un necio se asocia con un sa-


bio, no comprenderá la Enseñanza, igual que la cu-
chara nunca captará el sabor de la sopa.

515. Si un hombre inteligente se asocia con uno sabio,


aunque sólo sea por un momento, rápidamente
comprenderá la Enseñanza, como la lengua capta el
sabor de la sopa.
130

516. Necios, hombres de inteligencia inferior, se com-


portan como sus propios enemigos, cometiendo ma-
les actos que producen frutos amargos.

517. No está bien hecho aquel acto que causa remordi-


miento después de llevado a cabo, y cuyo resultado
uno experimenta lamentándolo con lágrimas en la
cara.

518. Bien hecho es aquel acto que no causa arrepenti-


miento y cuyo resultado uno experimenta con la
mente llena de gran deleite y felicidad.

519. Mientras un mal acto cometido no da su fruto, du-


rante ese tiempo el necio lo cree tan dulce como la
miel, pero cuando el mal acto madura, el necio se
enfrenta al dolor.

520. Aunque mes tras mes un necio sólo pudiera comer


como mucho alimento un pellizco de hierba kusa,
aun eso no sería la sexta parte.

521. Un acto malo ejecutado no da su fruto inmediata-


mente, igual que la leche no se vuelve agria ense-
guida. Tal como el fuego cubierto de cenizas arde,
así el mal acto persigue al necio quemándolo.

522. Para su ruina, por supuesto, consigue el necio co-


nocimiento y fama, que oscurecen su destine y ofus-
can su mente.
131

523. Ese necio desea reputación y prioridad entre los


monjes, autoridad en los monasterios y honores en-
tre otras familias.

524. Deja que laicos y monjes piensen que él es el que


ejecuta cada trabajo, grande o pequeño, dejando
que se refieran a él. Así es la ambición de este ne-
cio, aumentando sus deseos y su orgullo.

525. Mas, ciertamente, uno es el sendero que conduce a


las conquistas mundanas y otro el que lleva al Nir-
vana. Comprendiéndolo así el monje, no se regocija
con los favores mundanos, sino que cultiva el des-
apego.

526. Si uno encuentra un hombre sabio, quien como un


descubridor de tesoros te señala tus defectos y te
llama la atención sobre los mismos, debe asociarse
con tal persona. Uno irá bien y no mal en la compañ-
ía de esta persona.

527. Dejadle que os aconseje y exhorte y os disuada del


error. Esta persona es valiosa para los nobles, pero
desagradable para los mezquinos.

528. No os asociéis con amigos mezquinos; no man-


tengáis la compañía de hombres innobles. Asociaos
con amigos nobles; conservad la compañía de los
mejores entre los hombres.
132

529. Aquel que bebe en la fuente de la Enseñanza vive


felizmente con una mente serena. El hombre sabio
siempre goza en la Enseñanza proclamada por los
nobles iluminados.

530. Los que riegan, canalizan el agua; los arqueros en-


derezan la flecha; los carpinteros tallan la madera;
los sabios se disciplinan.

531. Como una sólida roca no se mueve con el viento,


así el sabio permanece imperturbado ante la calum-
nia y el halago.

532. Como un lago profundo es transparente y tranquilo,


así se vuelven los sabios al escuchar la Enseñanza.

533. El santo se desapega de todo y no se implica en la


avidez sensual. Cuando le alcanza la felicidad o el
sufrimiento, con sabiduría no se deja afectar ni por la
euforia ni por el abatimiento.

534. Ni para sí mismo ni para otros desea hijos, riquezas


o reinos; ni con equívocos busca su propio éxito.
Una persona así es, por supuesto, virtuosa, sabia y
recta.

535. Pocos entre los seres humanos son los que cruzan
a la otra orilla. La mayoría solamente suben y bajan
por la misma orilla.

536. Pero aquellos que obran rectamente de acuerdo


con la Enseñanza, que está bien establecida, cruzan
más allá de las pasiones y alcanzan el Nirvana.
133

537. Viniendo desde el hogar al estado sin hogar, que el


hombre sabio abandone los estados de ofuscación y
cultive la lucidez. Por difícil que resulte, que busque
el deleitamiento y el disfrute en el desapego. Super-
ando los placeres sensuales, sin impedimentos, el
sabio se libra a si mismo de las impurezas de la
mente.

538. Aquellos que perfeccionan sus mentes en los Fac-


tores de Iluminación, sin ataduras, deleitándose en
el abandono de la avidez, esos, libres de corrupción,
esclarecidos, alcanzan el Nirvana incluso en este
mundo.

539. Para aquellos cuyo viaje está concluido, libres de


dolor, plenamente liberados de todo y que han pues-
to fin a todas las ataduras, se extinguió el fuego (de
las pasiones).

540. Se esfuerzan por permanecer atentos. A ningún lu-


gar se apegan. Como cisnes que dejan su lago,
abandonan lugar tras lugar y marchan.

541. Para ellos no hay acumulación, y su alimento no es


otro que la Liberación, que es Vacío e Indefinible: tal
es su objeto. Su curse es como el de los pájaros en
el aire: no deja huella.

542. Aquel que controla firmemente sus sentidos, como


el auriga sus caballos; aquel que está purificado del
orgullo y desprovisto de las pasiones, a ese tal hasta
los dioses envidian.
134

543. Como la tierra, una persona ecuánime y bien disci-


plinada no se resiente. Es comparable a una colum-
na. Es como un lago cristalino. Alguien de tal ecua-
nimidad escapa a nuevos nacimientos.

544. Su mente es tranquila, tranquila es su palabra y


tranquilos sus actos para quien está liberado a
través del conocimiento perfecto, residiendo firme y
en paz.

545. El hombre que no es crédulo, que ha comprendido


lo Increado, que ha cortado las cadenas, ha puesto
fin a la ocasión (del bien y del mal) y ha erradicado
los deseos, ese hombre es el hombre supremo.

546. Verdaderamente delicioso es aquel lugar donde los


iluminados moran: sea en el pueblo o en el bosque,
sea en la espesura o en el claro.

547. Deliciosos son los bosques donde las personas


comunes no encuentran placer. Allí disfrutan los que
han quemado sus pasiones. Pues éstos no son bus-
cadores de los placeres sensoriales.

548. Mejor que mil disertaciones, mejor que un mero re-


voltijo de palabras sin significado, es una frase sen-
sata, al escuchar la cual uno se calma.

549. Mejor que mil versos de palabras inútiles, es uno


con una simple y beneficiosa línea que al escucharla
uno se serene.
135

550. Mejor es una simple palabra de la Doctrina [que


pacifica al que la oye] que cien versos de innumera-
bles palabras.

551. Más grande que la conquista en batalla de mil ve-


ces mil hombres es la conquista de uno mismo.

552. Mejor conquistarse a uno mismo que conquistar a


los demás. Ni un dios ni un semidiós, ni Mara ni
Brahma, pueden deshacer la victoria de aquel que
se ha amaestrado a sí mismo y se conduce siempre
con moderación.

553. Aunque mes tras mes, hasta mil, uno hiciera ofren-
das durante cien años, pero otro honrase a un ilumi-
nado solamente por un momento, esta reverencia es
mejor que el sacrificio de cien años.

554. Aunque durante un siglo un hombre hiciera el rito


del fuego en el bosque, si por un solo momento hon-
rase a un iluminado, esta reverencia es mejor que el
sacrificio del fuego durante un siglo.

555. Lo que uno ofrezca en este mundo durante un año,


o los regales que efectúe para alcanzar mérito, es
una nimiedad al lado de lo que representa honrar a
aquel santo que es excelente.

556. Para el que cultiva el hábito de reverenciar cons-


tantemente a los mayores y respetarlos, cuatro ben-
diciones van en aumento: edad, belleza, bendición y
fuerza.
136

557. Un solo día de la vida de una persona virtuosa y


meditativa vale más que los cien anos de la vida de
una persona inmoral y descontrolada.

558. Un solo día de la vida de una persona que se es-


fuerza con firme resolución vale más que cien años
de la vida de una persona perezosa e indolente.

559. Un solo día de la vida de una persona que hace un


intenso esfuerzo vale más que cien años en la vida
de uno que es perezoso e inactivo.

560. Un solo día de la vida de una persona que com-


prenda cómo todas las cosas surgen y se desvane-
cen, vale más que cien años de la vida de una per-
sona que no comprende cómo las cosas surgen y se
desvanecen.

561. Un solo día de la vida de una persona que vea el


Estado Inmortal vale más que cien días de la vida de
una persona sin la visión del Estado Inmortal.

562. Un solo día de la vida de una persona que perciba


la Sublime Verdad vale más que cien años de la vida
de una persona que no perciba la Sublime Verdad.

563. Apresuraos en hacer el bien; refrenad vuestra men-


te hacia el mal, ya que quienquiera que es lento en
hacer el bien, se recrea en el mal.
137

564. Si un hombre obra mal, que no lo haga una y otra


vez, que no se recree en ello. Dolorosa es la acumu-
lación del mal.

565. Si un hombre obra bien, que lo haga una y otra vez,


que se recree en ello. Feliz es la acumulación del
bien.

566. El malhechor todo lo ve bien hasta que su mala ac-


ción da fruto, pero cuando madura la fruta, entonces
ve sus desafortunados efectos.

567. Incluso una buena persona puede experimentar do-


lor al obrar bien, pero en cuanto el fruto se produce,
entonces experimenta los buenos resultados.

568. No penséis con ligereza sobre el mal diciéndoos


"no vendrá a mí". Igual que un cántaro se llena gota
a gota, del mismo modo el necio, acumulándolo po-
co a poco, se llena de maldad.

569. No penséis con ligereza sobre el bien diciéndoos


"no vendrá a mí". Igual que un cántaro se llena gota
a gota, del mismo modo el sabio, acumulándolo po-
co a poco, se llena de bondad.

570. Igual que un comerciante con una pequeña cara-


vana transportando mucha riqueza evitaría un cami-
no peligroso, y así como un hombre que ama la vida
evitaría el veneno, así uno debería evitar el mal.
138

571. Del mismo modo que el veneno no puede dañar la


mano que lo transporta, pues el veneno no afecta si
no hay herida, así no sufre daño quien no está equi-
vocado.

572. Quienquiera que hiere a un hombre inocente, puro


y sin falta, aquel mal se vuelve contra ese necio, así
como el polvo que se ha lanzado contra el viento.

573. Algunos nacen de matriz; los malévolos nacen en


estados desgraciados; los auto dominados van a es-
tados benditos; los iluminados obtienen el Nirvana.

574. Ni en los cielos ni en medio del océano, ni en una


gruta en las montañas se halla un lugar donde uno
pueda permanecer a salvo de las consecuencias de
sus males actos.

575. Ni en los cielos ni en medio del océano, ni en una


gruta en las montañas se halla un lugar donde uno
pueda permanecer a salvo de la muerte.

576. Todos tiemblan ante el castigo. Todos temen la


muerte. Si comparamos a los otros con uno mismo,
ni mataremos ni provocaremos muerte.

577. Todos temen el castigo; todos aman la vida. Com-


parándose con los demás, uno no debe matar ni
provocar la muerte.
139

578. Quienquiera que buscando su propia felicidad daña


a los que igual que él la buscan, no la obtendrá des-
pués de la muerte.

579. Quienquiera que busca su propia felicidad y no da-


ña a los que igual que él la buscan, la hallará des-
pués de la muerte.

580. No habléis agresivamente con nadie, porque los


que atacáis podrán replicaros de igual manera. Las
discusiones crean dolor y podréis recibir golpe por
golpe.

581. Si permaneces en silencio, como un inservible


gong, alcanzarás el Nirvana; hallarás la paz.

582. Igual que un vaquero con un palo conduce las va-


cas a la pradera, así la vejez y la muerte conducen
la vida de los seres a su conclusión.

583. Cuando un necio obra mal, por sus propios hechos


este estúpido hombre estará atormentando, como
uno abrasado por el fuego.

584. Aquel que hiere con sus armas a los que son ino-
centes e inofensivos, pronto se precipitará en uno de
estos estados: mucho dolor, heridas corporales o
grave enfermedad, pérdida de la mente u opresión
por un monarca, o graves acusaciones, o pérdida de
familiares, o ruina, o un incendio que incluso arrase
su hogar. Y tras la disolución del cuerpo nacerá en el
infierno.
140

585. No es ir desnudo, ni tener el cabello enmarañado,


ni permanecer sucio o ayunar, ni yacer en el suelo,
ni embadurnarse el cuerpo con cenizas, ni caminar
sin ponerse erguido, lo que puede purificar al mortal
que no se ha liberado de sus dudas.

586. Aunque vista correctamente, si vive en paz, some-


tidas las pasiones y controlados los sentidos, es pu-
ro y a nadie hiere, él es un Brahmán, un asceta, un
monje.

587. Es difícil hallar en este mundo alguien que, refre-


nado por la modestia, evite todo reproche, como el
corcel evita el látigo.

588. Esforzaos y sed rigurosos, como lo es el corcel


cuando siente el látigo. Por la confianza, la virtud, el
esfuerzo, la concentración, la investigación de la
Verdad, el recto conocimiento y conducta, la aten-
ción mental, superaréis el gran sufrimiento.

589. Los que riegan, canalizan las aguas. Los fabrican-


tes de flechas, las enderezan. Los carpinteros traba-
jan la madera. Los virtuosos se auto controlan.

590. ¿Qué risa, qué gozo puede haber cuando siempre


se está ardiendo (en las pasiones)? Si estuvierais
envueltos en la oscuridad, ¿no buscaríais la luz?

591. Contemplad este bello cuerpo, masa de dolores,


montón de grumos, trastornado, en el que nada du-
ra, nada persiste.
141

592. Decadencia para este cuerpo, nido de enfermeda-


des, perecedero. Esta putrescible masa se destruye.
Verdaderamente, la vida acaba en la muerte.

593. Como vacías calabazas en otoño son estos rese-


cos huesos. ¿Qué placer hay en mirarlos?

594. Este cuerpo es una ciudadela hecha de huesos cu-


biertos de carne y sangre en donde se almacenan el
envejecimiento y la muerte, el orgullo y el engaño.

595. Incluso los fastuosos carruajes reales envejecen.


También el cuerpo envejece. Pero la Enseñanza de
los Buenos nunca envejece. Así, lo Bueno permane-
ce entre los Buenos.

596. Aquel que aprende poco, crece como un buey; cre-


ce en carne, pero no en sabiduría.

597. A través de muchas vidas he errado en el Samsara


buscando, pero no encontrando, al constructor de la
casa. Sufrimiento total en este volver y volver a na-
cer.

598. ¡Oh, constructor de la casa! Ahora te he percibido.


No volverás a construir esta casa. Todas las vigas
han sido quebradas. Se ha aniquilado el soporte
central. Mi mente ha alcanzado lo incondicionado.
Habiéndolo alcanzado, representa el fin del apego.
142

599. Al no haber vivido la noble vida, al no haber adqui-


rido tal riqueza en su juventud, tales hombres desfa-
llecen como viejas garzas en un estanque sin peces.

600. Aquellos que no han observado la Vida Santa, que


en su juventud no han adquirido tesoros, se tornan
como inútiles arcos, mirando hacia el pasado.

601. Si uno se aprecia a sí mismo, deberá protegerse


bien. El hombre sabio permanece atento en cada
una de las tres vigilias.

602. Establézcase primero uno mismo en lo que es


apropiado antes de aconsejar a los demás. Actuan-
do de esta manera, el hombre sabio no caerá en
desgracia.

603. Según aconseja a los demás, debe él mismo ac-


tuar. Bien controlado él mismo, puede guiar a los
otros. Verdaderamente es difícil controlarse a uno
mismo.

604. Uno mismo es su propio refugio. ¡Qué otro refugio


podría haber! Habiéndose controlado a uno mismo,
se obtiene un refugio difícil de conseguir.

605. Por uno mismo es hecho el mal; en uno mismo na-


ce y uno mismo lo causa. El mal muele al necio co-
mo el diamante muele la dura gema.
143

606. La corrupción que sobrepasa al hombre es como la


enredadera maluva estrangulando al árbol sala y lo
convierte en aquello que para él desearía su propio
enemigo.

607. De fácil ejecución son las cosas nocivas y dañinas.


Lo bueno y beneficioso es verdaderamente difícil de
hacer.

608. El hombre estúpido que, por su falsa visión, des-


precia las enseñanzas de los Iluminados, los Nobles
y los Rectos, cultiva frutos que, como le sucede al
kashta, producen su propia destrucción.

609. Por uno mismo se hace el mal y uno mismo se con-


tamina. Por uno mismo se deja de hacer el mal y
uno mismo se purifica. La pureza y la impureza de-
penden de uno mismo. Nadie puede purificar a otro.

610. Por buscar el logro (espiritual) de los otros, no obs-


tante, no debe uno ser negligente en la búsqueda
del propio logro. Percibiendo claramente la propia
meta, permita que otro intente su propio resultado

611. ¡No persigáis cosas mezquinas! ¡No viváis en la


negligencia! ¡No abracéis falsos puntos de vista! ¡No
apoyéis el mundo! (Al prolongar el ciclo de la exis-
tencia y la continuidad: Samsara).

612. ¡Despertaos! Nunca seáis negligentes. Seguid la


ley de la virtud. El que practica la virtud vive feliz-
mente en este mundo y en el próximo.
144

613. Seguid el sendero de la virtud y no el del mal. El


que practica la virtud vive felizmente en este mundo
y en el próximo.

614. Si uno percibe el mundo como una burbuja de es-


puma y como un espejismo, a ese no lo ve el Dios
de la Muerte.

615. ¡Venid, contemplad este mundo adornado como un


carro real donde los necios están inmersos! Pero pa-
ra los sabios no existe ningún apego hacia aquél.

616. Pero el que antes era necio y después no, ese tal
es como cuando la luna ilumina la tierra liberándose
de las nubes.

617. Aquel cuyas buenas acciones superan las malas,


ilumina este mundo como la luna emergiendo de las
nubes.

618. Este mundo está ciego. Solamente unos pocos


aquí pueden ver con claridad. Tan solo unos pocos
van a un reino divino, como pájaros liberados de las
redes.

619. Volando, los cisnes siguen el sendero del sol. Los


hombres surcan el aire por poderes psíquicos. Los
sabios se apartan de este mundo, habiendo conquis-
tado a Mara y sus huestes.
145

620. No hay mal que no pueda hacer un mentiroso que


haya transgredido la única Ley y que se muestra in-
diferente al mundo de más allá.

621. Verdaderamente los míseros no irán al reino celes-


tial. Los necios no alcanzarán, por supuesto, la libe-
ración. Los hombres sabios se regocijan en la gene-
rosidad y van a un reino más feliz.

622. Mejor que el poder sobre todo lo terreno, mejor que


habitar en los cielos, mejor que el dominio sobre los
vastos mundos, es el fruto del Vencedor de lo Iluso-
rio.

623. Quien conquista la pasión, no vuelve a ser derrota-


do; ¿qué podría perturbar al Buda omnisciente, libre
de cualquier pasión y cuyo camino conduce a él?

624. Él, en quien no hay enredo, liberado de la avidez


que hace renacer, ¿qué podría perturbar al Buda
omnisciente y cuyo camino conduce a él?

625. Los sabios se adiestran en la meditación y se delei-


tan en la paz de la renuncia; tales Budas de mente
perfecta incluso por los dioses son muy queridos.

626. Raro es el nacimiento como un ser humano. Difícil


es la vida de los mortales. Extraño es escuchar la
Sublime Enseñanza. Rara es la aparición de los Bu-
das.
146

627. El abandono del mal, el cultivo del bien y la purifi-


cación de la mente: tal es la enseñanza de los Bu-
das.

628. La paciencia y la tolerancia son la más alta ascesis.


Los Budas proclaman que el Nirvana es el supremo.
No es un renunciante ni un asceta el que agrede a
los otros.

629. No reprochar, no hacer ningún daño, practicar la


moderación según los preceptos fundamentales, ser
moderado en la alimentación, residir en la soledad,
aplicarse uno mismo a la concentración mental ele-
vada, tal es la enseñanza de los Budas.

630. Ni un torrente de monedas de oro hace la felicidad


levantando placeres sensuales. De pequeñas dulzu-
ras y penas son los placeres sensuales. Conociendo
esto, el hombre sabio no encuentra felicidad ni si-
quiera en placeres celestiales. El discípulo del Todo
Iluminado se deleita en la aniquilación del apego.

631. Conducidos por el miedo, los hombres acuden a


muchos refugios, a montañas, bosques, grutas,
árboles y temples. Tales, empero, no son refugios
seguros. Acudiendo a estos refugios, uno no se libe-
ra del dolor.
147

632. Pero aquel que toma refugio en el Buda, la Ense-


ñanza y la Orden y ve con recta comprensión las
Cuatro Nobles Verdades; tal es en realidad el refugio
seguro; ése es en verdad el refugio supremo. Recu-
rriendo a este refugio, uno se libera de todo sufri-
miento.

633. Difícil es hallar al hombre de gran sabiduría: tal


hombre no nace en cualquier parte. Cuando nace un
hombre así, que la familia se sienta muy dichosa.

634. Feliz es el nacimiento de los Budas; feliz es la En-


señanza de la Doctrina sublime; feliz es la unidad de
la Orden; feliz es la vida austera de los unidos.

635. Qué valiosa es la reverencia de aquel que reveren-


cia al Buda y sus discípulos; éstos han superado los
impedimentos y se han liberado de la pena y la la-
mentación. El mérito de quien reverencia a tales
hombres pacíficos y sin miedo por nadie ni nada
puede ser medido.

636. Verdaderamente felices vivimos sin odio entre los


que odian. Entre seres que odian, vivamos sin odio.

637. Felices vivimos con buena salud entre los que


están enfermos. Entre los que están enfermos, vi-
vamos con buena salud.

638. Vivimos felices sin ansia entre aquellos que ansían.


Entre aquellos que ansían, vivamos sin ansiar.
148

639. Felices vivimos porque no tenemos impedimentos.


Llenémonos de gozo como dioses en la Esfera Ra-
diante.

640. La victoria engendra enemistad. Los vencidos viven


en la infelicidad. Renunciando tanto a la victoria co-
mo a la derrota, los pacíficos viven felices.

641. No hay fuego como el deseo; no hay mal como el


odio; no hay nada más enfermo que el cuerpo; no
hay mayor felicidad que la paz del Nirvana.

642. El hambre es la mayor aflicción; los agregados


(cuerpo-mente) representan la mayor enfermedad.
Percibiendo esta realidad, se alcanza el Nirvana, la
dicha suprema.

643. La salud es la más alta posesión. El contento es el


mayor tesoro. Un amigo de confianza es el mejor pa-
riente. Nirvana es la más alta bendición.

644. Habiendo experimentado el saber de la soledad y


de la quietud, libre de angustia y de atadura, se ab-
sorbe en el saber del gozo de la Doctrina.

645. Saludable es la visión de los Nobles; su compañía


siempre resulta dichosa. No viendo a necios, uno
permanecería siempre feliz.
149

646. Verdaderamente, quien permanece en compañía


de necios se atribula durante mucho tiempo. La aso-
ciación con necios es incluso tan penosa como con
un enemigo. Feliz es la compañía con un sabio, in-
cluso tanto como el encuentro con un pariente.

647. Si hallas un hombre inteligente, sabio, con conoci-


miento, consistente, responsable y noble, con un
hombre tal, virtuoso e inteligente, debe uno asociar-
se, como sigue la luna el sendero de las estrellas.

648. Aquel que se aplica a lo que debe ser evitado y no


se aplica a lo que debe ser obtenido y abandona su
búsqueda, abocándose a los placeres, envidiará al
que ha procedido de modo contrario.

649. No identificarse con lo que es agradable ni identifi-


carse con lo que es desagradable; no mirar a lo que
es placentero ni a lo que es displacen tero, porque
en ambos lados hay dolor.

650. Evita la identificación con lo querido, porque la se-


paración de ello representa dolor; las ataduras no
existen para aquel que no hace diferencias entre
querido y no querido.

651. Del placer nace el sufrimiento; del placer nace el


miedo. Para aquel totalmente libre de placer no hay
dolor, y mucho menos miedo.
150

652. Del deseo surge el dolor; del deseo surge el miedo.


Para aquel que está libre de deseo ni hay dolor ni
mucho menos miedo.

653. Del apego surge el sufrimiento; del apego surge el


miedo. Para aquel que está libre de apego ni hay do-
lor ni mucho menos miedo.

654. De la avidez surge el sufrimiento; de la avidez sur-


ge el miedo. Para aquel que está libre de avidez ni
hay dolor ni mucho menos miedo.

655. Del aferramiento surge el sufrimiento; del aferra-


miento surge el miedo. Para aquel que esta libre de
aferramiento ni hay dolor ni mucho menos miedo.

656. El que es perfecto en virtud y Visión Cabal está es-


tablecido en la Doctrina, dice la verdad y cumple su
deber y es venerado por la gente.

657. El que ha desarrollado el anhelo por lo Incondicio-


nado tiene la mente motivada y no condicionada por
los placeres materiales, es denominado uno que No-
retorna.

658. Un hombre ausente por largo tiempo y que vuelve


estando a salve, recibe la mejor bienvenida de sus
parientes y amigos.

659. Del mismo modo, los buenos actos que se efectúan


en esta existencia recibirán la mejor bienvenida en la
próxima, como el vecino recibe al ser querido que
vuelve.
151

660. Uno debe liberarse del odio. Uno debe abandonar


el orgullo. Uno debe despojarse de todas las atadu-
ras. El sufrimiento no toma al que controla la mente,
el cuerpo y sus pasiones.

661. A aquel que refrena el enfado que surge, de la


misma manera que el que controla una cuadriga
tambaleante, a ése llamo yo conductor. Los demás
aguantan meramente las riendas.

662. Conquista al hombre airado mediante el amor; con-


quista al hombre de mala voluntad mediante la bon-
dad; conquista al avaro mediante la generosidad;
conquista al mentiroso mediante la verdad.

663. Uno debe decir la verdad y no ceder a la ira; si nos


piden, hay que dar, aunque se posea poco; por me-
dio de estas tres cosas, uno se hace merecedor de ir
a la presencia de los dieses.

664. Aquellos sabios que son inofensivos y siempre se


controlan corporalmente van a un estado sin muerte,
donde residen sin ningún sufrimiento.

665. Se destruyen todas las contaminaciones de aque-


llos que siempre están vigilantes, que se auto disci-
plinan día y noche y que se esfuerzan totalmente en
alcanzar el Nirvana.

666. El que sigue es un hecho de siempre, Atula: culpan


al que permanece en silencio, culpan al que habla
mucho y culpan al que habla moderadamente. No
dejan a nadie en el mundo sin culpar.
152

667. No hubo nunca, ni habrá, ni hay ahora nadie, que


pueda encontrarse en este mundo que deje de cul-
par o elogiar a otros.

668. La sabiduría brota en aquel que se examina día a


día, cuya vida es intachable, inteligente, arropado
con el conocimiento y la virtud.

669. ¿Quién podría culpar al que es como una pieza de


refinado oro? Incluso los dioses lo elogian; aun
Brahma lo elogia.

670. Uno debe refrenar la mala conducta del cuerpo y


controlarlo. Abandonando la mala conducta del
cuerpo, uno debe adiestrarse en su buena conducta.

671. Uno debe refrenar la mala conducta del habla y


controlarla. Abandonando la mala conducta del
habla, uno debe adiestrarse en su buena conducta.

672. Uno debe refrenar la mala conducta de la mente y


controlarla. Abandonando la mala conducta de la
mente, uno debe adiestrarse en su buena conducta.

673. Los sabios se controlan en actos, en palabras y en


pensamientos. Verdaderamente se controlan bien.

674. Como una amarillenta hoja eres tú ahora. Los men-


sajeros de la muerte te esperan. Te hallas en el um-
bral de la decadencia. ¿Dispones de provisiones?
153

675. Haz una isla de ti mismo. Esfuérzate enseguida;


conviértete en sabio. Purificado de contaminaciones
y sin pasiones, penetrarás en el celestial estado de
los Nobles.

676. Tu vida puede acabarse ahora. La presencia de la


muerte está aquí. No hay lugar para detenerse en el
camino. ¿Dispones de provisiones?

677. Haz una isla de ti mismo. Esfuérzate sin demora;


conviértete en sabio. Purificado de impurezas y sin
pasión, te liberarás del próximo nacimiento de la an-
cianidad.

678. Gradualmente, poco a poco, de uno a otro instante,


el sabio elimina sus propias impurezas como un fun-
didor elimina la escoria de la plata.

679. Al igual que el óxido surgido del hierro acaba co-


miéndose a sí mismo, así los actos conducen al
malhechor a un estado lamentable.

680. La no-recitación es el óxido de los encantamientos;


la falta de reparación es el óxido en las casas, como
la falta de cuidado lo es de la belleza y la negligencia
de la vigilancia.

681. Tu conducta inadecuada es la falta de la mujer. La


ruindad es la falta en el donante. Las acciones inco-
rrectas son la falta tanto en este mundo como en el
próximo.
154

682. Mas la peor de las faltas es la ignorancia; es la más


grande. Abandonando las faltas, permanece sin
mancilla, oh monje.

683. Fácil es la vida de un sinvergüenza que, con la


osadía de un cuervo, es calumniador, impertinente,
arrogante e impuro.

684. Difícil es la vida de un hombre modesto que siem-


pre busca la pureza, que es desapegado, humilde,
cuya manera de vivir es limpia y reflexiva.

685. Cualquiera que destruya la vida, diga mentiras, hur-


te, vaya en búsqueda de las mujeres de los otros, y
sea adicto a los licores y tóxicos, en esta misma vida
arrancará su propia raíz (felicidad).

686. Sepa entonces, ¡oh, buen hombre!, "no de fácil


control son las cosas perniciosas". No dejes que el
deseo y el odio te arrastren por el camino del sufri-
miento durante largo tiempo.

687. La gente da de acuerdo con su bondad y como le


place. Si uno está envidioso de comida o de bebida
de los otros, no podrá hallar la paz ni de noche ni de
día.

688. Pero el que supera este sentimiento por complete,


lo somete y lo destruye, obtiene paz de día y de no-
che.
155

689. No hay fuego como el deseo; no hay atadura como


el odio; no hay red como la ilusión; no hay río como
la avidez.

690. Fácil es ver los fallos de los demás, pero los pro-
pios fallos son difíciles de ver. Uno avienta, como la
paja, los fallos de los demás, pero esconde los pro-
pios como el cazador se esconde a sí mismo.

691. Fácilmente, las personas ven las faltas en los otros,


pero difícilmente en sí mismas. Como paja disemi-
nada al viento, difunde uno las faltas de los otros,
mientras esconde las propias como camufla sus da-
dos el hábil jugador.

692. El que ve las faltas de los otros y se irrita, en ese


crecen las mancillas. Está lejos de poder destruir
esas mancillas.

693. No hay senda en el cielo. Debe el Santo hallar la


suya. La Humanidad se recrea en los impedimentos
(obstáculos)* Los Budas están libres de impedimen-
tos.

694. Aquel que decide un caso con parcialidad no es


justo. El sabio debe investigar imparcialmente tanto
lo correcto como lo incorrecto.

695. Está establecido verdaderamente en la buena ley


aquel sabio que, guiado por ella, decide lo justo y lo
injusto con imparcialidad.
156

696. No se vuelve uno sabio tan sólo con hablar mucho.


Aquel que es apacible, libre de odio y miedo (y no
causa miedo), es llamado un hombre sabio.

697. No está uno versado en la Doctrina por hablar mu-


cho. Aquel que habiendo escuchado la Doctrina no
la ignora y la observa, ese tal es uno versado en la
Doctrina.

698. No se es un Thera (venerable) únicamente porque


se tenga el cabello canoso. Ese tal puede ser sólo
maduro en edad, y de él se dirá que "es un hombre
que ha envejecido en balde".

699. En aquel que hay verdad, perfecto comportamiento,


no violencia, abstinencia y autocontrol, ese sabio
que ha descartado las impurezas, sí es llamado un
venerable.

700. Si un hombre es celoso, avaro y mentiroso, no es a


través de las meras palabras, el aspecto y la belleza
como se volverá un hombre de buena voluntad.

701. Pero el que ha superado y eliminado esas contami-


naciones y se ha convertido en un hombre sabio, li-
berado de odio, ése, por supuesto, es un hombre de
buena voluntad.

702. No por afeitarse la cabeza, un hombre indisciplina-


do y mentiroso se vuelve un asceta. ¿Cómo podría
ser un asceta si está lleno de anhelo y deseo?
157

703. El que logra sojuzgar todo mal, pequeño o grande,


ése es un monje, porque ha superado todo mal.

704. No es meramente un monje el que vive de la cari-


dad de los otros, sino aquel que observa el código
de conducta y por ello se hace merecedor de tal
condición.

705. El que ha trascendido tanto el mérito como el de-


mérito, que sigue la noble vida pura y vive con com-
prensión en este mundo, a ése verdaderamente se
le denomina monje.

706. Observando (voto de) silencio, el hombre no edu-


cado y necio no se vuelve un sabio. Pero el hombre
sabio que, como si sostuviera una báscula, escoge
lo que es bueno y descarta lo malo, es un verdadero
sabio.

707. Por esta misma razón es un sabio. El que com-


prende el mundo (su naturaleza) por dentro y por
fuera, es llamado un sabio.

708. No es un hombre noble, un santo, si daña seres


sintientes. El que cultiva el amor benevolente hacia
todos los seres es llamado noble.

709. No es sólo por la mera moralidad y la austeridad, ni


por la erudición, ni por el desarrollo mental de la
concentración, ni viviendo en retire, ni pensando
"gozo de la bendición de la renuncia negada a las
personas mundanas", como uno debe sentirse satis-
158

fecho, sino que el monje debe conseguir la extinción


de todas las contaminaciones.

710. De los Senderos, el Óctuple Sendero es el mejor.


De las Verdades, las Cuatro Nobles Verdades. El
Desapego es el mejor de los estados mentales, Y de
los hombres, el hombre de visión clara.

711. Únicamente, éste es el Sendero. No hay otro para


la purificación de la visión. Seguid este Sendero y
confundiréis a Mara.

712. Siguiendo este Sendero, pondréis fin al sufrimiento.


Habiendo yo aprendido el proceso de arrancar la fle-
cha del deseo, proclamo este Sendero.

713. Vosotros mismos tenéis que esforzaros. Budas sólo


son los que indican el camino. Aquellos que entran
en el Sendero y cultivan la meditación se liberan de
las garras de Mara.

714. "Todos los fenómenos condicionados son imper-


manentes." Cuando uno comprende esto con sabi-
duría, entonces uno se hastía de tal insatisfactorie-
dad. Éste es el Sendero de la purificación.

715. "Todos los fenómenos condicionados están sujetos


al sufrimiento." Cuando uno comprende esto con sa-
biduría, se hastía de tal insatisfactoriedad. Este es el
Sendero de la purificación.

716. "Todos los fenómenos condicionados son imperso-


nales." Cuando uno comprende esto con sabiduría,
159

entonces uno se hastía de tal insatisfactoriedad.


Éste es el Sendero de la purificación.

717. El que no se esfuerza cuando es el memento de


esforzarse; el que, aún joven y fuerte, es indolente;
el que es bajo en mente y pensamiento, y perezoso,
ese vago jamás encuentra el Sendero hacia la sabi-
duría.

718. Vigilante del habla y bien controlado en mente, que


no haga mal con el cuerpo; que purifique esas tres
vías de acción y alcance el sendero mostrado por los
Sabios.

719. Verdaderamente, de la meditación brota la sabidur-


ía. Sin meditación, la sabiduría mengua. Conociendo
el doble camino de la ganancia y la pérdida, debe
conducirse uno mismo de manera tal que pueda
aumentar la sabiduría.

720. Devasta el bosque de las pasiones. Desde el bos-


que de las pasiones emerge el miedo. Devastando el
bosque y la maleza de las pasiones, permaneced,
oh monjes, libres de éstas.

721. Aun el mínimo deseo del hombre hacia la mujer, si


no es aniquilado, atará mucho tiempo su mente, co-
mo el becerro a su madre la vaca.

722. Elimina tu arrogancia como se arranca la lila en


otoño. Cultiva el Sendero de la paz. El Nirvana ha
sido mostrado por el Iluminado.
160

723. Aquí viviré en la estación de las lluvias; aquí viviré


en el otoño y en el invierno: así proyecta el necio. No
se da cuenta del peligro de muerte.

724. La muerte alcanza y se lleva a aquel cuya mente


está anclada en sus hijos y rebaños, como un gran
río anega a un pueblo mientras duerme.

725. Los hijos no ofrecen ninguna protección, ni el pa-


dre, ni los parientes. Para aquel que está agarrado
por la muerte, no puede haber refugio en ningún pa-
riente.

726. Comprendiendo este hecho, que el hombre sabio,


refrenado por la moralidad, aclare rápidamente el
Sendero que conduce al Nirvana.

727. Si al renunciar a una pequeña felicidad se vislum-


bra una felicidad mayor, entonces que el hombre sa-
bio renuncie a la felicidad más pequeña en vista de
la felicidad mayor.

728. Aquel que desea su propia felicidad causando su-


frimiento a los otros, no está liberado del odio, pues-
to que él mismo está apresado en las redes del odio.

729. Lo que debería hacerse, no se hace. Lo que no de-


bería hacerse, se hace: las impurezas, los impulses
contaminantes de tales personas, arrogantes y ne-
gligentes, crecen.

730. Aquellos que siempre persisten en la práctica de "la


atención sobre el cuerpo", y no hacen lo que no de-
161

be hacerse, y constantemente hacen lo que debe


hacerse, esos atentos y reflexivos ponen términos a
las corrupciones.

731. Habiendo eliminado a la madre (avidez) y al padre


(orgullo) y a los dos reyes (infinitismo y nihilismo), y
habiendo destruido a un reino y sus habitantes (ape-
go), uno se convierte en un iluminado.

732. Habiendo eliminado a la madre y al padre y a los


dos reyes, y habiendo destruido el peligroso sendero
(de los deseos sensoriales), se marcha sin dolor
hacia el estado de iluminado.

733. Bien alertas se mantienen los discípulos del Buda,


y tanto de día como de noche siempre recuerdan al
Buda.

734. Bien alertas se mantienen los discípulos del Buda,


y tanto de día como de noche siempre recuerdan la
Doctrina.

735. Bien alertas y atentos se mantienen los discípulos


del Buda, y tanto de día como de noche siempre re-
cuerdan la Orden.

736. Bien alertas y atentos se mantienen los discípulos


del Buda, y tanto de día como de noche siempre
están vigilantes a las sensaciones del cuerpo.

737. Bien alertas y atentos se mantienen los discípulos


del Buda, y tanto de día como de noche se deleitan
en no hacer daño.
162

738. Bien alertas y atentos se mantienen los discípulos


del Buda, y tanto de día como de noche se deleitan
en la meditación.

739. Difícil es renunciar; difícil es gozar. Difícil y penosa


es la vida familiar. Penosa es la asociación con los
que nos son incompatibles. Penosa es la larga ruta
del Samsara. Para evitarla, no persigas el mal.

740. El que está lleno de confianza y virtud, posee gloria


y riqueza y es honrado dondequiera que esté o don-
dequiera que vaya.

741. Incluso desde un lugar tan lejano como las monta-


ñas del Himalaya, los buenos relucen. Pero los ma-
levolentes, aunque cercanos, son invisibles, como
las flechas lanzadas en la noche.

742. Aquel que se sienta solo, descansa solo, pasea so-


lo, se auto controla en soledad, hallará dicha en el
bosque.

743. El que no dice la verdad, va a un estado totalmente


desgraciado, y también el que habiendo hecho algo
dice que no lo hizo. Ambos, por igual, después de la
muerte pagarán sus acciones en otro mundo.

744. Muchos que visten la túnica amarilla son de mala


disposición y descontrolados. Debido a la suma de
sus perversas acciones, nacerán en un estado des-
graciado.
163

745. Más valdría que el perverso se tragase una bola de


acero candente como una llama de fuego, que ser
inmoral y descontrolada persona tomando las limos-
nas que le ofrecen las gentes.

746. Cuatro calamidades se precipitan sobre el hombre


negligente que se asocia con mujeres de otros: la
adquisición de deméritos, pérdida de sueño, senti-
miento de culpa y un estado de lamentación.

747. Hay adquisición de deméritos lo mismo que hay un


buen y un mal destino. Breve es la alegría del hom-
bre y la mujer asustados. El Rey impone un grave
castigo. Ningún hombre debe frecuentar a la mujer
de otro.

748. De la misma manera que una brizna de hierba kusa


mal cogida con la mano la corta, así la vida de un
asceta mal enfocado le conduce a un estado de
desgracia.

749. Cuando lo que debe ser hecho no es hecho, hay


práctica corrupta y la vida santa es dudosa, no so-
breviene ningún fruto.

750. Si algo debe ser hecho, uno debe hacerlo. Uno de-
be ir ascendiendo con firmeza, liberándose de los
extremes.

751. Es mejor evitar hacer la mala acción, porque ésta


es seguida por el remordimiento; mejor hacer la
buena acción, tras la cual no se produce ningún es-
tado de lamentación.
164

752. Como una ciudad fronteriza, bien custodiada por


dentro y por fuera, guárdese uno a sí mismo. Que no
descuide la oportunidad; para aquellos que descui-
dan la oportunidad, habrá nacimiento en un doloroso
estado.

753. Aquellos que se avergüenzan cuando no deberían


avergonzarse y que no se avergüenzan cuando de-
berían hacerlo, están condicionados por equivoca-
dos puntos de vista y se conducen hacia un estado
de dolor.

754. Aquellos que temen lo que no debe ser temido y no


temen lo que debe ser temido, están condicionados
por equivocados puntos de vista y se conducen
hacia un estado de dolor.

755. Imaginan como equivocado lo que no es equivoca-


do y como no equivocado lo que sí lo es: seres que
mantienen tales falsos puntos de vista se desploman
en un estado de dolor.

756. Conociendo lo equivocado como equivocado y lo


acertado como acertado: esos seres, adoptando la
visión correcta, alcanzan un estado de felicidad.

757. De la misma manera que un elefante en el campo


de batalla soporta la flecha que se le lanza desde un
arco, así uno debe soportar las abusivas palabras
que se le dirijan. Verdaderamente, la mayoría de los
hombres poseen una naturaleza enferma.
165

758. Llevan a una asamblea elefantes entrenados. El


rey monta el animal entrenado. Los mejores entre-
nados entre los hombres son los que resisten el
abuse.

759. Excelentes son las mulas entrenadas, así como los


briosos corceles del Sind y los nobles y sólidos ele-
fantes; pero mucho mejor es el que se ha ejercitado
a sí mismo.

760. Seguramente, jamás con tales vehículos se alcan-


zará el Nirvana, sino controlándose a través del so-
metimiento y el auto entrenamiento.

761. El incontrolable elefante Dhanapalaka, cuando está


en cautiverio, no come, porque recuerda al elefante
del bosque.

762. El estúpido, cuando es torpe, glotón, perezoso y se


enfanga como un cerdo en la pocilga, renacerá una
y otra vez.

763. Previamente, esta mente vagaba donde le placía,


como a ella se le antojaba. Hoy, con sabiduría, yo la
controlaré como el conductor controla el elefante en
ruta.

764. Gozar de la atención pura, vigilad vuestras mentes,


salid del fango de las pasiones como lo conseguiría
un elefante hundido en el fango.

765. Si encontráis un amigo inteligente (quien es apro-


piado) para acompañaros, de buena conducta y pru-
166

dente, en tal caso vivid con él felizmente y vigilantes,


venciendo todos los obstáculos.

766. Si no encontráis un amigo inteligente para acom-


pañaros, de buena conducta y sagaz, entonces vivid
solos como el rey que ha renunciado al país con-
quistado, o como un elefante que se pasea a volun-
tad por el bosque.

767. Es mejor vivir solo; no hay amistad con un necio.


Que uno viva solo, evitando todo mal, estando libre
de preocupaciones, como un elefante paseándose
solo por el bosque.

768. Es deseable tener amigos cuando surge una nece-


sidad; feliz aquel que está contento con cualquier
cosa que haya; el mérito obtenido es agradable
(consolador) cuando el fin de la vida se avecina; feliz
es el abandono de todos los sufrimientos.

769. En este mundo proporciona felicidad atender a la


madre; felicidad atender al padre; felicidad atender a
los ascetas, y felicidad, también, atender a los No-
bles,

770. Feliz es la virtud milenaria; feliz es la confianza bien


establecida; feliz es la adquisición de la sabiduría;
feliz es la abstención del mal.

771. Los deseos de un hombre negligente crecen como


la enredadera maluva. El corre de aquí para allá (de
una a otra vida) como un mono en el bosque bus-
cando la fruta.
167

772. Quienquiera que en este mundo es vencido por el


vasto deseo, el apego, sus penas crecerán como la
hierba birana después de haber llovido.

773. Pero quienquiera que en este mundo vence el vas-


to deseo, tan difícil de doblegar, sus penas le aban-
donarán como el agua se desliza por la hoja del loto.

774. Yo declaro esto: ¡Afortunados los que os habéis re-


unido aquí! Cortad las raíces de la avidez como el
que corta la dulce raíz de la birana. No seáis como el
junco, al que Mara arrasa una y otra vez.

775. De la misma forma que un árbol cortado crece de


nuevo si sus raíces están firmes e intactas, de igual
modo, cuando permanecen las raíces del deseo sin
haber sido destruidas, el sufrimiento surge una y otra
vez.

776. Las treinta y seis corrientes del deseo que arrastran


hacia el placer vigorosamente, encadenan a la per-
sona de mente ofuscada, llevándola tras el torrencial
apego.

777. Las corrientes (del deseo) fluyen por todas partes.


Sus raíces retoñan y se desarrollan. Contemplando
cómo retoñan, hay que cortar esas raíces con la sa-
biduría.

778. En los seres surgen los placeres y son saturados


por la avidez. Inclinados hacia la felicidad, buscan la
felicidad. Verdaderamente, tales hombres nacerán y
decaerán.
168

779. Acorralados por la avidez, están aterrados como


liebres cautivas. Encadenados por grilletes, hallarán
sufrimiento una y otra vez por mucho tiempo.

780. Los seres humanos atrapados en el deseo sienten


el mismo terror que una liebre atrapada en el cepo.
Por ello, que abandone el deseo aquel monje que
desea el desapego.

781. Quienquiera que, liberado del deseo, encuentra dis-


frute en el bosque, pero más adelante es tentado por
el deseo y vuelve a casa, tal hombre, ¡contemplad-
lo!, era libre y ha vuelto a la esclavitud.

782. Aquello que es fuerte no es la atadura hecha de


hierro, madera o cuerda, sino el apego a piedras
preciosas y adornos, el anhelo de mujer e hijos, tal
es la gran atadura.

783. La atadura es fuerte, dicen los sabios. Pero incluso


esta atadura que amarra a los seres [que se afloja,
pero tan difícil es de cortar totalmente], los sabios
acaban cortándola definitivamente y, abandonando
los placeres de los sentidos, libres de anhelos, re-
nuncian.

784. Aquellos que están infatuados con la codicia pene-


tran en una corriente que les atrapa como la tela que
la araña ha tejido de sí misma. Por esta razón, el
sabio corta con todo ello y se aleja abandonando to-
da tribulación.
169

785. Abandonad el apego al pasado; abandonad el ape-


go al futuro; abandonad el apego al presente. Cru-
zando a la otra orilla del devenir, la mente, liberada
por todas partes, no retornaréis al nacimiento y el
envejecimiento.

786. El que se perturba con perversos pensamientos,


que es excesivamente ávido, que se recrea en pen-
samientos de apego y aumenta más y más la avidez,
hace cada vez más sólidos los grilletes de Mara.

787. El que se recrea en someter los males pensamien-


tos, medita en las impurezas del cuerpo, permanece
muy atento y se esfuerza por superar la avidez, él se
libera de los grilletes de Mara.

788. El que ha alcanzado la meta, sin miedo, permanece


sin avidez, desapasionado, ha eliminado las espinas
de la vida. Este es su último renacimiento.

789. El que permanece sin avidez ni aferramiento, y es


sagaz en la etimología y los términos, y conoce los
grupos de letras y sus secuencias, está llamado a
vivir su último renacimiento, siendo un gran hombre
de profunda sabiduría.

790. Yo todo lo he dominado, todo lo conozco. De todo


me he desapegado. A todo he renunciado. He des-
truido totalmente toda avidez. Habiendo comprendi-
do todo por mí mismo, ¿a quién llamaré mi maestro?
170

791. El regale de la Verdad es más excelso que cual-


quier otro regale. El saber de la Verdad es más ex-
celso que cualquier otro saber. El placer de la Ver-
dad es más excelso que cualquier otro placer. El que
ha destruido la avidez, ha superado todo sufrimiento.

792. La riqueza arruina al necio, que no busca el Nirva-


na. Por culpa del aferramiento a las riquezas, los
hombres ignorantes se arruinan a sí mismos y a los
otros.

793. La cizaña daña los campos como la avidez a la


humanidad. Por lo tanto, cuando se produce sin avi-
dez, los frutos son abundantes.

794. La cizaña daña los campos como el odio daña a la


humanidad. El que se desembaraza del odio, produ-
ce abundantes frutos.

795. La cizaña daña los campos como la ignorancia a la


humanidad. Por lo tanto, el que se desembaraza de
la ignorancia, produce abundantes frutos.

796. La cizaña daña los campos como la codicia daña a


la humanidad. Por lo tanto, el que se desembaraza
de la codicia, produce abundantes frutos.

797. Refrenar el ojo es bueno. Refrenar el oído es bue-


no. Refrenar la nariz es bueno. Refrenar la lengua es
bueno.
171

798. Refrenar el cuerpo es bueno. Refrenar la palabra


es bueno. Refrenar la mente es bueno. El control
general es bueno. El monje que se controla comple-
tamente es liberado de todo dolor.

799. Aquel que se controla en mano, en pie y en habla,


poseyendo el más alto control, gozando interiormen-
te, dominado, solo, contento, ése es llamado monje.

800. Dulces son las palabras del monje que ha amaes-


trado su lengua, que se expresa con sabiduría, que
no es petulante y que expone el significado del texto.

801. Que el monje more en la Doctrina, que se deleite


en la Doctrina, que medite en la Doctrina, que re-
cuerde bien la Doctrina, que no se extravíe de la su-
blime Doctrina.

802. Uno no debe despreciar lo que uno ha recibido, no


debe envidiar lo de los otros. El monje que envidia a
los otros no alcanza la calma mental.

803. Aunque reciba muy poco, el monje no lo desprecia,


e incluso los dieses veneran a ese de vida pura y es-
forzada.

804. El que no piensa "yo" y "mío" con respecto a su


mente y a su cuerpo, y que no se tribula por lo que
es o no es, ése, por supuesto, es denominado un
monje.
172

805. El monje que permanece en el amor benevolente,


que goza en la Doctrina, alcanza el Nirvana, que es
la superación de todos los fenómenos condiciona-
dos.

806. Vacía, oh monje, esta barca (de la vida). Vaciada


por ti, se moverá con celeridad. Eliminando la avidez
y las pasiones, viajarás hacia el Nirvana.

807. Libérate de cinco cosas, rechaza cinco cosas, culti-


va cinco cosas. El monje que va más allá de las cin-
co ataduras es denominado "El que cruza de la co-
rriente".

808. Medita, oh monje. No seas inatento. No dejes que


tu mente se disperse con placeres sensuales. No
permanezcas inatento y te dejes consumir como una
bola de acero. Abrasándote, no tendrás que gritar:
"Esto es sufrimiento."

809. No hay concentración para el que no tiene sabidur-


ía; no hay sabiduría para el que no se concentra. En
aquel que hay concentración y sabiduría, ése verda-
deramente está próximo al Nirvana.

810. Aquel monje que ha entrado en un lugar vacío, la


mente calmada y capaz de ver con Visión Cabal la
Doctrina, consigue la dicha suprema que trasciende
la de los hombres.
173

811. Al contemplar el surgir y desvanecerse de los


Agregados" (mente-cuerpo), experimenta dicha y fe-
licidad. El que tal percibe, llega al Nirvana.

812. Esto es lo que llega a ser lo principal para un mon-


je: control sensorial, contento, observancia estricta
del Código de Conducta, asociación con benévolos y
energéticos amigos que viven con total pureza.

813. Sea cordial en sus maneras y refinado en su con-


ducta; saturado de gran júbilo, logrará poner fin a to-
do sufrimiento.

814. Como palidecen y caen las flores del jazmín, arro-


jad fuera y totalmente la avidez y la malevolencia.

815. El monje que es calmo en cuerpo, calmo en la pa-


labra, calmo en la mente, bien dispuesto y que se ha
despojado de las cosas mundanas, es verdadera-
mente denominado "uno en plena paz".

816. ¡Oh, monje!, mírate a ti mismo con ojos críticos;


examínate a ti mismo. Cuidando de ti mismo y vigi-
lante, ¡oh, monje!, vivirás felizmente.

817. Uno mismo es su propio protector; uno mismo es


su propio refugio. Por lo tanto, que uno mismo se
cuide de la misma forma que el vendedor de caba-
llos cuidará al buen caballo.
174

818. Lleno de alegría, lleno de confianza en la Enseñan-


za del Buda, el monje obtendrá el Estado de Paz, no
afectado ante los fenómenos condicionados, jubilo-
so.

819. El monje que mientras es joven se aplica a la En-


señanza del Buda, ilumina este mundo como la luna
libre de nubes.

820. Esforzado y resistente, cruza la corriente. Descarta,


oh noble, los deseos sensoriales. Conociendo la
aniquilación de los fenómenos condicionados, sé, oh
noble, un conocedor del Nirvana.

821. Mediante la meditación y la Visión Cabal, el noble


alcanza la más alta Sabiduría y, liberándose de toda
atadura del que sabe, se extingue.

822. Aquel para el que no existe ni esto ni aquello, ni


"yo" ni "mío", está alerta y liberado de las pasiones,
a ése llamo yo un noble.

823. Al que es meditativo, puro y tranquilo, que ha lleva-


do a cabo su deber y está libre de corrupciones,
habiendo alcanzado la más Alta Meta, a ése llamo
yo noble.

824. El sol brilla de día; la luna brilla de noche; en su


armadura brilla el rey guerrero; en la meditación bri-
lla el noble. Pero todo el día y toda la noche brilla el
Buda en su esplendor.
175

825. Porque ha descartado el mal, es llamado noble;


porque vive en paz, es llamado monje; porque ha
abandonado las impurezas, es llamado recluso.

826. Nunca debe dañarse a un noble, ni deberá el noble


devolver el daño al que se lo ha provocado. Se
avergüence aquel que lastime a un noble. Más se
avergüence el noble que quiera vengarse.

827. No es pequeña la recompensa del noble que no


toma represalias. Cuando la mente es apartada del
placer y cesa el intento de dañar, el sufrimiento
amaina.

828. El que no comete ningún mal con el cuerpo, la pa-


labra y la mente, el que se auto controla en estos
tres aspectos, a ése llamo yo noble.

829. Reverénciese devotamente a cualquiera que haya


comprendido la Doctrina predicada por el Iluminado,
como un brahmán reverencia el sacrificio del fuego.

830. No por dejarse el pelo trenzado, ni por el linaje, ni


por el nacimiento se vuelve uno un noble, sino aquel
que es verdadero y recto, puro, ése es un noble.

831. ¿De qué sirve el pelo trenzado, oh necio? ¿De qué


sirve tu ropa de antílope? Interiormente estás lleno
de pasiones, pero permaneces limpio por fuera.
176

832. Al hombre que lleva túnica hecha de apaños, que


esta delgado, de vigorosas venas, que medita solo
en el bosque, a ése llamo yo noble.

833. Yo no llamo merecidamente noble a uno porque ha


nacido en tal linaje o de madre brahmín. No puede
serlo merecidamente quien no se ha liberado de los
impedimentos. El que está libre de impedimentos
(mentales), libre de ataduras, a ése llamo noble.

834. El que ha cortado todas las ataduras y no tiembla,


el que ha ido más allá de toda atadura y es libre, a
ése llamo yo noble.

835. El que ha cortado la correa (de la malevolencia),


las riendas (de la codicia) y la cuerda (de las herej-
ías), junto con la erradicación de las tendencias la-
tentes, y ha diluido la ignorancia y es un iluminado, a
ése llamo yo noble.

836. El que sin odio padece reproches, golpes y casti-


gos, para quien la paciencia es su arma y poder, a
ése llamo yo noble.

837. Quien carece de cólera, pero es firme, virtuoso, li-


bre de avidez, auto controlado y que éste será su
último renacimiento, a ése llamo yo noble.

838. Aquel que como el agua en la hoja del loto, o como


el grano de mostaza en la punta de una aguja, no se
agarra a los placeres, a ése llamo yo noble.
177

839. Al que en esta vida ha efectuado la aniquilación del


sufrimiento, que es libre de sus Agregados (cuerpo-
mente) y se ha emancipado de las trabas mentales,
a ése llamo yo noble.

840. Aquel cuya sabiduría es profunda, que posee la Vi-


sión Cabal, adiestrado en conocer cuál es el sendero
correcto y cuál el equivocado, que ha alcanzado el
final más elevado, a ése llamo yo noble.

841. Quien no intima con los que tienen hogar ni con los
que no lo tienen, que libre vagabundea, sin deseos,
a ése llamo yo un noble.

842. Aquel que ha dejado de lado el palo de la violencia


hacia los seres, débil o fuerte, que no mata ni causa
muerte, a ése llamo yo noble.

843. Aquel que es amigo entre los hostiles, controlado


entre los armados, desapegado entre los apegados,
a ése llamo yo noble.

844. Aquel cuyo deseo y odio, orgullo e ignorancia han


caído como la semilla de mostaza desde la punta de
la aguja, a ése llamo yo noble.

845. Aquel que sólo profiere palabras gentiles, instructi-


vas y veraces, que habla sin ofender a nadie, a ése
llamo yo noble.
178

846. Aquel que en este mundo no coge nada que no le


den, sea valioso o sin valor, pequeño o grande,
agradable o desagradable, a ése llamo yo noble.

847. Aquel que no tiene anhelos en este mundo ni en el


próximo, libre de deseos y emancipado, a ése llamo
yo noble.

848. Aquel que a través del conocimiento, está libre de


dudas, y se ha establecido firmemente en el Nirvana,
a ése llamo yo noble.

849. Quien ha trascendido las ataduras tanto del mal


como del bien, libre de pena, libre de contaminacio-
nes y puro, a ése llamo yo noble.

850. Aquel que está libre de mancha, inmaculado como


la luna, puro, absolutamente sereno y claro, que ha
destruido la sed del devenir, a ése llamo yo noble.

851. Quien ha superado la avidez, este dificultoso sen-


dero, el océano de vida, la ignorancia, el que ha cru-
zado y llegado más allá, que es meditativo, libre de
aferramiento y dudas, que a nada se encadena y ha
alcanzado el Nirvana, a ése llamo yo noble.

852. El que ha abandonado los deseos sensoriales, ha


renunciado a la vida mundana y no tiene hogar, ha
destruido todos los deseos sensoriales y devenido
libre, a ése llamo yo noble.
179

853. Aquel que en este mundo ha superado la avidez,


renunciando a la vida mundana y viviendo sin hogar,
el que ha destruido la avidez y devenido libre, a ése
llamo yo noble.

854. Aquel que ha descartado las ataduras mundanas y


celestes, y está completamente liberado de ellas, a
ése llamo yo noble.

855. El que está más allá del placer y el displacer sere-


ne, sin manchas, y que ha conquistado sus Agrega-
dos (mente-cuerpo), y es tenaz, a ése llamo yo no-
ble.

856. Aquel que conoce el camino de los seres que mue-


ren y renacen, que no se apega, que camina hacia el
Nirvana y se ilumina, a ése llamo yo noble.

857. Aquel cuyo destine ni los dieses ni los semidioses,


ni tampoco los hombres conocen, que ha destruido
todas las impurezas y que ha conseguido la meta, a
ése llamo yo noble.

858. Aquel que no se agarra a los Agregados, que son


pasado, futuro o presente, que permanece sin enca-
denarse y sin aferramiento, a ése llamo yo noble.

859. Aquel sin miedo, el noble, el héroe, el gran sabio, el


conquistador, sin deseos, el limpio, el iluminado, a
ése llamo yo noble.
180

860. Aquel sabio que conoce sus vidas previas, que


percibe el cielo y el infierno, que ha llegado al final
de los nacimientos y que ha alcanzado el Conoci-
miento Supremo y ha completado su labor viviendo
la vida santa, a ése llamo yo noble.
181

Capítulo VII

Unión…
182

861. Consideremos un concepto que está extremada-


mente sobrecargado. En medio de la vida diaria la
gente asimila con dificultad la comprensión de lo que
es la cooperación, sin embargo, mucho más difícil e
inaccesible para ellos es el concepto de la Herman-
dad. La herencia corporal, esto es, la relación con-
sanguínea, impide la aceptación del concepto de la
Hermandad. Para la gente es más sencillo desco-
nocer por completo cualquier comprensión del Mun-
do de la Hermandad. Ellos prefieren llamarlo más
bien utopía antes que reflexionar sobre la posibilidad
de aplicarlo en la vida.

862. Si incluso, en el estrecho mundo de la vida domés-


tica la gente no halla dentro de sí misma la afirma-
ción de la hermandad, entonces en el amplio senti-
do, les puede parecer algo poco práctico. Además,
la gente lee con poca atención los antiguos Manda-
mientos, los que hablan acerca de un gran número
de Hermanos y Hermanas .Asimismo, los recuerdos
de la gente acerca del Mundo Sutil se han nublado.
Sólo allí es posible encontrar una amplia realización
de la Hermandad. El cuerpo impide la vía a muchas
amplias ideas. Únicamente el irse más allá de los
límites de la comprensión corporal hará que sea po-
sible el reconocimiento de la cooperación fraternal.
Reunamos los signos de un semejante estado de
conciencia expandido.

863. La gente ha intentado sellar la unión de la herman-


dad con sangre. Ellos han derramado la sustancia
183

más preciosa con el propósito de obtener el estado


de Hermandad. Escuchando todas las canciones
sobre la Hermandad uno percibe un maravilloso
poema de los sueños de la humanidad. Si uno
agrupara todas las costumbres que se han acumula-
do alrededor del concepto de Hermandad, uno lle-
garía a conocer un testimonio extraordinariamente
conmovedor de las aspiraciones de los pueblos. La
manifestación de los logros en el nombre de la Her-
mandad revela que a la abnegación siempre se la ha
vinculado con estos empeños del corazón puro. Sin
embargo, precisamente ese concepto de Herman-
dad es especialmente profanado y envilecido.

864. Aún las mejores adiciones al concepto de Herman-


dad sólo lo han degradado y han hecho que sea difí-
cil alcanzarlo. Este concepto ha sido vinculado con
el de libertad e igualdad, mas su trinidad fue conce-
bida en el sentido terrenal, es decir, bajo condiciones
en que ni la libertad ni la igualdad existen.

865. La libertad más elevada puede ser realizada en el


Mundo Supra mundano, donde las leyes son enten-
didas como una realidad hermosa e inmutable. Allí,
también, es entendida la igualdad de la semilla del
espíritu, siendo esta la única medida de liberalidad y
equilibrio. Usualmente, a las estatuas terrenales re-
presentando a la libertad, se les provee de alas o an-
torchas, recordándonos así las esferas y condiciones
elevadas.
866. Existe una anécdota respecto de las imágenes re-
presentando a la igualdad: Cuando una vez un es-
cultor recibió la orden de esculpir mil estatuas de es-
184

tas para ser usadas en la decoración de una triunfal


avenida, él hizo una estatua y propuso usarla como
molde para el resto.

867. Raramente es posible conversar acerca de la Her-


mandad. Precisamente en los períodos de gran obs-
tinación e intolerancia terrenal no es inusual obser-
var que la gente, por decirlo de algún modo, se ha
puesto de acuerdo para envilecer este concepto. Ya
las antiguas costumbres de hermandad a través de
la unión de la sangre se han vuelto tan amenazantes
para toda la raza humana, que la venganza más
primitiva se podría considerar como una travesura
de niños. Tú sabes que Yo estoy hablando acerca
de algo que particularmente necesita reforzarse.

868. Si tú entras en una reunión de personas con las pa-


labras, “Amigos y colaboradores,” la mayoría te mi-
rará de manera sospechosa. Mas si tú te atreves a
llamarlos hermanos y hermanas, entonces muy po-
siblemente te denunciarían como alguien que ha
pronunciado palabras inadmisibles.

869. Algunas veces la gente establece hermandades,


pero esas instituciones superficiales y pomposas
nada tienen en común con el gran concepto de la
Hermandad. Así empieza la gente las comunidades,
las cooperativas, diferentes asociaciones y socieda-
des; mas en sus fundamentos no existirá ni la más
sencilla de las verdades. En consecuencia, estos
establecimientos están muy lejos de aquella Her-
mandad que es una fuerte e inalterable unión de
confianza.
185

870. Podría ser que en estos momentos ciertos corazo-


nes muy refinados estén ya soñando acerca de la
creación de organizaciones donde la confianza sería
la piedra angular. No se puede insistir en que todo
está mal, cuando el ojo humano ve sólo algunos de
los detalles de la época que se acerca.

871. Sobre los fragmentos de los símbolos antiguos uno


puede observar la vitalidad de los conceptos bási-
cos. Justamente cuando desde el punto de vista te-
rrenal todo ha sido transgredido, podría ser que al
mismo tiempo estén naciendo los más hermosos
conceptos.

872. ¿Cuándo, entonces, debería uno hablar de los con-


ceptos necesarios? Particularmente cuando ellos
hayan sido transgredidos. Entonces, precisamente,
hablemos de ellos cuando la gente ya los considere
sin esperanza. ¿Por qué justamente ahora Nosotros
traemos a la memoria la Hermandad? Mas la gente
en su desesperación vendrá a buscar las esparcidas
semillas de la predestinada Comunidad Fraternal.
No nos confundamos con las oscilaciones del
péndulo de la vida. La desesperación puede ser la
precursora de la recuperación de la visión.

873. De manera correcta se ha observado que ciertos


rayos son captados con especial dificultad, como
también todo aquello relacionado con estos rayos.
Esta es la razón por la que Nosotros no tratamos de
coaccionar a otra conciencia que ha sido armoniza-
186

da de manera diferente. La compulsión no es un


atributo de la convicción. Es imposible ordenar
amistad y esto se aplica especialmente a la Her-
mandad. Estos conceptos requieren desinterés y
una comprensión de los fundamentos.

874. Si el amplio concepto de Hermandad se ha rebaja-


do a una relación consanguínea, esto significa que la
conciencia se ha empobrecido grandemente. La
conciencia, con frecuencia es tan limitada que la
gente no puede entender para nada qué formas de
hermandad podrían existir fuera de la relación con-
sanguínea. Se han designado grados de parentesco
como “primos hermanos,” “primos segundos” e inclu-
so “primos en tercer grado,” mas la imaginación titu-
bea y no quiere ir más allá. Se podrían compilar
muchos libros de convencionalismos que se han
acumulado alrededor del concepto de Hermanad.

875. En épocas antiguas, diferentes pueblos han enfati-


zado la importancia de la Hermandad. El fratricidio
fue considerado un grave crimen. Detrás de todo
esto se puede percibir una reverencia por ciertos
estados exaltados; con medidas fuertes la gente sal-
vaguarda algo que no tiene cabida en sus pensa-
mientos diarios. La razón niega este “algo,” mas en
las profundidades de su fuego, el corazón lo afirma.
El corazón palpitó con la belleza del significado de la
Hermandad. Nuevamente la humanidad se volverá
hacia el corazón y comprenderá la esencia de la
Hermandad.
187

876. ¿Tal vez, la Hermandad sí existe? ¿Tal vez, como


un ancla terrenal, mantiene el equilibrio? ¿Tal vez,
en los sueños de la humanidad ha permanecido co-
mo una realidad inalterable? Recordemos ciertos
sueños y visiones, tan claramente grabados en la
memoria, visiones de murallas y torres de la Her-
mandad. La imaginación es sólo el recuerdo de
aquello que existe. ¿Tal vez, en realidad, alguien
también recordará la torre de Chun?

877. La chispa del Infinito debe ser expresada en todo.


Cada concepto debe incluir la presuposición de su
desarrollo en el Infinito. Se puede notar toda la serie
de conceptos que se suceden entre sí. Ni la amistad
ni la cooperación pueden ser terminales. Entre ellas
y el Mundo Sutil debe haber todavía otro algo que
pueda igualmente pertenecer a los dos Mundos. Es-
te algo es llamado Hermandad.

878. No puede nombrarse un concepto más grande,


ningún otro que pueda coronar las relaciones huma-
nas y que se corresponda con la naturaleza esencial
de los Mundos Sutil y Ardiente. Por lo tanto, la Her-
mandad es llamada triple. Se extiende entre los tres
Mundos como un sólido puente. Es casi imposible
imaginar el contacto del Mundo terrenal con el Ar-
diente, mas una confluencia como esa es posible ba-
jo la panoplia de la Hermandad.

879. Nadie desea encontrarse en un campo cercado sin


posibilidad de ni siquiera ver por encima de la cerca.
Uno necesita descubrir una grieta, aunque sea pe-
queña, por la que pueda auscultar la posibilidad de
188

acercarse al Infinito. Hasta en la vida diaria se debe


encontrar el principio unificador, para que no sólo lo
muy pequeño sino también lo grande puedan ser
aceptados de manera general. Tal vez en cada pla-
neta existe un lugar para grandes encuentros.

880. Cuando las rocas empiezan a caer la gente las


rompen y las remueven para dar seguridad al cami-
no; y lo mismo sucede con ciertas definiciones
humanas. Con el transcurso de los siglos un término
podría perder su significado original y debería ser
reemplazado por una palabra cercana al período ac-
tual. Esto ha pasado con la palabra iniciado. Junto
con la palabra unción, su significado original ha sido
relegado al pasado. En lugar de iniciado y no inicia-
do, digamos conocedor y desconocedor o instruido e
ignorante. Pero es mejor reemplazar el término ini-
ciación con la palabra educación. Así podría ser ex-
presado sin menosprecio, con una palabra más cer-
cana a los tiempos actuales.

881. De ninguna manera está bien encubrir algo bueno


con palabras pasadas de moda cuando es posible
expresarlas de una manera más comprensible para
las grandes masas. ¡Sin lugar a dudas, el conoci-
miento no es sólo para los elegidos sino para todos!
Por lo tanto, nosotros no debemos reiterar desgas-
tadas moralejas, sino más bien, designar las mejores
condiciones para una comprensión científica. Úni-
camente el ignorante no entenderá que para un
avance exitoso de la ciencia se deberán establecer
las mejores condiciones de vida.
189

882. La ciencia no podrá ir más allá de los límites del


círculo mecánico hasta que esta muralla no sea so-
brepasada por la comprensión del Mundo Sutil.

883. En algunos lugares se prohíbe los remedios home-


opáticos; asimismo, algunos insisten en curar a la
gente exclusivamente con sus métodos. El pensa-
miento prohibitivo es limitador. Es imposible esta-
blecer prohibiciones de todos los métodos de trata-
miento para favorecer sólo uno. Se debería recordar
que todas las medicinas son meramente expedien-
tes auxiliares; sin la energía primaria ninguna medi-
cina tendrá el efecto necesario.

884. Es imposible dividir a los médicos en alópatas y


homeópatas, por la forma en que cada uno de ellos
aplica su mejor método. Mas el médico debería fa-
miliarizarse con la energía básica, la que será el fac-
tor operante para la recuperación más rápida.

885. Se nos preguntará lo siguiente, “¿Cuál es la co-


nexión que existe entre los tratamientos curativos,
conceptos desgastados y nuestros discursos acerca
de la Hermandad?” Sobre la relación de muchos
conceptos debería ponerse luz, lo que ampliaría la
comprensión de la Hermandad.

886. En los senderos de la Hermandad fortifiquémonos


con la confianza. Nosotros no estamos hablando de
una fe ciega sino precisamente de calidad de con-
fianza. Se debe entender que nuestras cualidades
son el hábitat para las vitaminas. La cualidad de
190

desconfianza o de duda será mortal para las mejores


vitaminas. ¿Por qué saturarnos con vitaminas ma-
nufacturadas, cuando nosotros mismos somos los
mejores productores de ellas y de las más podero-
sas?

887. Cuando las vitaminas externas caen en un hábitat


natural, ellas pueden producir una reacción comple-
ta. Más incluso las mejores vitaminas de los vegeta-
les no podrán manifestar sus mejores propiedades
cuando entran en un organismo envenenado. Así,
Nosotros estimamos aquellos organismos en los
que, las cualidades básicas de la naturaleza humana
han encontrado aplicación.

888. El ser que está lleno de dudas no está capacitado


ni siquiera para una forma primitiva de cooperación.
Incluso, éste no podrá entender toda la hermosa dis-
ciplina de la Hermandad. Precisamente disciplina,
ya que no se puede llamar de otra manera a la vo-
luntaria armonía que yace en los fundamentos de los
trabajos de la Hermandad. Los Hermanos se juntan
para trabajar y sin confianza, no hubiera calidad en
sus trabajos.

889. Con frecuencia el Mundo Sutil es descrito como al-


go brumoso, frío, un reino poblado de sombras
errantes. ¿No son estas descripciones producidas
por la superstición? No obstante, ¿no son estas
descripciones el resultado de la inhabilidad de disfru-
tar de las ventajas de las cualidades de este estado
191

superior? En realidad, el prejuicio y la desconfianza


pueden esconder el verdadero aspecto del Mundo
Sutil. Hasta en las condiciones terrenales el hombre
ve lo que desea ver; entonces, es eso lo que él ve
de aquel Mundo donde todo está compuesto de
pensamiento. Allí los moradores pueden crear y
contemplar de acuerdo a la calidad de su pensa-
miento. Es útil poseer un pensamiento puro ya que
éste conoce efectivamente el significado de la con-
fianza.

890. De una sola chispa se ha liberado una poderosa


energía. Asimismo, de un destello de fuerza nervio-
sa se puede establecer un flujo constante de fuer-
zas. Desde hace mucho tiempo la gente se dio
cuenta que al comienzo, la energía nerviosa es mu-
cho más poderosa que la fuerza muscular. Se ha
aceptado que la tensión nerviosa es breve y que es
seguida de un decaimiento de fuerzas. Mas un pos-
tulado como aquel no es natural. Sólo las condicio-
nes de la vida terrenal impiden un reabastecimiento
continuo de energía psíquica. Es posible crear con-
diciones de vida en donde la energía psíquica sea
proporcional a la energía muscular. Después que
éste principio sea descubierto se buscará su expan-
sión. Asimismo, la cooperación no estará limitada a
destellos temporales sino que entrará en la concien-
cia, a lo que le seguirá la Hermandad. No es pruden-
te confiar una valiosa vasija a un mensajero inexper-
to. Asimismo, a la Hermandad le es imposible con-
vocar gente desinformada e ignorante. Es imposible
que un globo mantenga una presión ilimitada sin
haber sido probado antes. Sin una realización firme
192

la gente no podrá tomar sobre sí la carga de concep-


tos más grandes. Hasta un caballo es gradualmente
acostumbrado a soportar cargas. Pero, si la chispa
de la realización está ya brillando, entonces el sopor-
tar el resto de la carga se vuelve progresivamente
posible.

891. Algunas personas hablan poco acerca de la Her-


mandad, pero hacen mucho por Ella. Y existen otros
que siempre tienen a la Hermandad en la punta de
sus lenguas y nunca están muy lejos de la traición.

892. A la Hermandad se la debería ver como una institu-


ción adonde sus miembros no trabajan por el día si-
no por la tarea. Uno debe amar la labor para poder
preferir la tarea. Se debe realizar que las tareas son
infinitas y el proceso de perfeccionamiento es tam-
bién ilimitado. Cualquiera que tenga miedo no podrá
amar la tarea.

893. Algunas veces tú has escuchado el hermoso canto


de los trabajadores. Verdaderamente, el trabajo
puede ser acompañado tanto de un pensamiento
inspirado como jubiloso. Mas uno deberá probarse a
uno mismo en todo.

894. La abnegación también será necesaria en los sen-


deros de la Hermandad. Es muy probable que mu-
chos encuentren está condición muy difícil de cum-
plir. Ellos no se dan cuenta la frecuencia que la gen-
te manifiesta esta cualidad, incluso en la vida diaria.
En cada inspiración, en cada estallido de entusias-
mo, la abnegación, de manera infalible, estará in-
193

cluida. Precisamente, uno debería percibir la impor-


tancia de las palabras.

895. En la vida no existe ninguna de aquellas cualidades


que pertenecerían exclusivamente a los héroes. El
hecho es que los héroes no son raros, sino que ellos
no siempre están armados con espadas y lanzas.
Así, es necesario entender y traer a la vida los mejo-
res conceptos.

896. Uno se puede privar a sí mismo de valor y determi-


nación cuando se empieza a repetir lo difícil que es
el logro. No hay ninguna diferencia en como se apli-
ca el valor, éste debe crecer de manera ilimitada.
En lugar de hablar de un valor incierto, sería mejor
que la gente llamara a esta condición simplemente
pusilanimidad. Los músculos y los huesos se pue-
den romper, mas el espíritu es inquebrantable.

897. No llevemos con nosotros la obstinación. No existe


carga más intolerable que el empecinamiento. La
gente no escoge un caballo terco; ellos ni siquiera se
llevan a un perro obstinado a un viaje. La terquedad
es una parálisis de los mejores centros. Los experi-
mentos con la energía psíquica no tendrán ningún
resultado si el investigador es terco. La razón y la
sabiduría no llevan en sí la restrictiva obstinación.

898. La susceptibilidad no es conveniente para un largo


viaje. Esto no significa que Nosotros sólo busque-
mos perfecciones celestiales. Nosotros lo único que
hacemos es advertir sobre qué carga no debería ser
llevada. Uno debería tener éxito en fortalecerse en
194

la alegría y de probarla en distintas circunstancias y


en toda clase de climas. Uno no debería torturarse y
atormentarse, mas debería probarse para cerciorar-
se de los límites de la resistencia corporal.

899. . Cualquier alimento que contenga sangre es dañi-


no para el desarrollo de la energía sutil. Si sólo la
humanidad se abstuviera de devorar cadáveres, en-
tonces la evolución podría ser acelerada. Los aman-
tes de la carne han tratado de remover la sangre,
mas ellos no han sido capaces de obtener los resul-
tados deseados. La carne, incluso con la sangre
removida, no puede estar completamente libre de las
emanaciones de esta poderosa sustancia. Los ra-
yos del sol remueven hasta cierto punto estas ema-
naciones, mas su dispersión en el espacio también
causa un gran daño. Trata de llevar a cabo algún
experimento con energía psíquica cerca de un ma-
tadero y recibirás señales de locura aguda, sin men-
cionar las entidades que se adhieren a la sangre ex-
puesta. No sin razón se ha llamado sagrada a la
sangre.

900. En consecuencia, se pueden observar diferentes ti-


pos de personas. Es posible convencerse de lo fuer-
te que es el atavismo. El deseo por los alimentos
que contienen sangre es aumentado por el atavismo
ya que las generaciones precedentes estuvieron sa-
turadas con esta sustancia. Desdichadamente, los
gobiernos no prestan atención para mejorar la salud
de la población. La medicina del estado y la higiene
tienen un nivel muy bajo. La supervisión médica no
195

es más alta que la de la política. Ningún pensamien-


to nuevo entra en estas instituciones gastadas. Ellas
sólo demandan, ellas no ayudan. Así pues, en el
sendero a la Hermandad no debe haber mataderos.

901. No obstante, hay personas que hablan demasiado


en contra del derramamiento de sangre pero ellos
mismos continúan comiendo carne. Existen muchas
contradicciones en el hombre. Únicamente el per-
feccionamiento de la energía psíquica podrá promo-
ver la armonización en la vida. La contradicción no
es sino desorden. Los diferentes estratos tienen sus
contenidos correspondientes. Mas una tempestad
puede levantar olas y después, con lentitud se podrá
restablecer la corriente correcta.

902. Nosotros hemos hablado sobre la mezcla de los es-


tratos. En las tormentas cósmicas la corriente de la
actividad química está siendo constantemente des-
estabilizada y los rayos refractados. No es fácil asi-
milar dichas perturbaciones a menos que recorde-
mos acerca de la inviolabilidad de las leyes. La as-
trología, una ciencia que permanece, todavía puede
padecer muchas fluctuaciones debido a una falta de
información terrenal. Adicionalmente, se han escon-
dido muchas señales. Nosotros decimos esto, no
por desilusión sino por el contrario, para recordarles
a los observadores acerca de la complejidad de las
condiciones.

903. La hipocresía, la intolerancia y la superstición son


tres cualidades que deberían ser rechazadas en el
sendero a la Hermandad. Que cada uno reflexione
196

de donde han nacido estos agentes serviles de la ig-


norancia. Se pueden escribir libros enteros sobre
esos senderos de las tinieblas. Uno debería pensar
sobre cómo pudieron crecer estos perniciosos co-
rruptores. Ellos crecen de manera imperceptible.
Mas nunca ha habido una época donde estos hayan
sido más numerosos que en los tiempos actuales. A
pesar de toda la espiritualización de la ciencia y a
pesar de las condiciones de la investigación racional
de las manifestaciones del Mundo Sutil, no hay pre-
cedente para el crecimiento de los crímenes debido
a la ignorancia. La gente no puede entender que el
pensamiento espacial los puede liberar de sus grille-
tes. Considera las épocas obscuras como un cono-
cimiento pasajero que avergüenza al ignorante.

904. La senda hacia la Hermandad es un camino de


mucha altura. Así como se puede ver desde lejos a
la montaña, lo mismo pasa con la Hermandad. El
Maestro no puede ser insistente con los cortos de
vista. Y durante el ascenso los contornos de la cima
se pierden de vista. Estando allí mismo, uno no
puede distinguir la cumbre, así también, en el sende-
ro a la Hermandad existen muchos giros en el cami-
no. Uno debería acostumbrarse a pensar sobre la
complejidad del logro. Uno debería amar todos los
obstáculos ya que las piedras en el camino no son
sino escalones en el ascenso. Hace mucho tiempo
se dijo que uno no asciende a través de piedras pu-
lidas.

905. Las súplicas a la Hermandad no permanecen sin


respuesta, mas existen muchas formas de contestar.
197

La gente da muchas vueltas dentro del círculo de


sus propias expresiones por lo que no perciben otras
señales. Además, la gente no es capaz de entender
las insinuaciones y advertencias que algunas veces
están contenidas en una sola palabra o en una sola
chispa. Ellos no desean reflexionar sobre las razo-
nes de esta brevedad. Los eruditos, a pesar de ser
muy letrados, no recuerdan la ley del Karma. Sin
embargo, cuando la gente ve a un transeúnte ex-
puesto a un peligro, ellos se lo advierten con un grito
y no se ponen a leerle discursos de las causas de su
desgracia. Así, también, respecto a las reacciones
kármicas, a menudo es posible prevenir con una
exclamación breve sin ahondar en las profundidades
de éstas.

906. Todo el mundo ha tenido muchas veces la oportu-


nidad de convencerse a sí mismo que la respuesta
de la Hermandad ha venido en señales que por fue-
ra, son muy insignificantes. Se podría afirmar atre-
vidamente que una gran mayoría de las indicaciones
resbalan en la conciencia o son interpretadas de
forma incorrecta. Dichas distorsiones del significado
son especialmente dañinas cuando están en manos
de gente desconsiderada e irreflexiva quienes su-
bordinan las indicaciones a sus fortuitos estados de
ánimo.

907. Existen muchas ocasiones cuando las señales


esenciales han sido explicadas por el ignorante co-
mo algo completamente opuesto. En sus costum-
bres terrenales la gente, con frecuencia, interpreta
las cartas a su propio entender, sin preocuparse por
198

el significado preciso de las palabras. Esas prácti-


cas egoístas deben de ser abandonadas en los sen-
deros hacia la Hermandad.

908. Al actuar con atención en sus relaciones terrenales,


la gente se acostumbrará también a actuar con
atención en el Elevado Servicio. No hay que dejar
las preguntas de la gente sin contestar. Es mejor
dar una respuesta muy breve que dejar detrás una
estela de veneno. Se puede mostrar fácilmente que
los fermentos de veneno empiezan cuando no existe
conexión.

909. Existe conocimiento suficiente de la existencia de la


Hermandad del Bien así como de la existencia de la
Hermandad del mal. Es asimismo bien conocido
que esta última se esfuerza en imitar a la anterior en
métodos y acciones. El ignorante pregunta, “¿Es
posible para alguien distinguir en el método, éste o
aquel Hermano?” Si la apariencia y las palabras son
idénticas, entonces no es difícil caer en el error y
aceptar los consejos que puedan llevar al mal. Así
razonará el hombre que no sabe que el medio de
discriminación está contenido en el corazón. El em-
pleo de la energía psíquica ayuda a discernir infali-
blemente la esencia interior de las manifestaciones.
No se necesitan dispositivos complicados cuando el
hombre lleva dentro de sí mismo la chispa del cono-
cimiento.

910. Investigadores de la energía psíquica pueden dar


testimonio que las evidencias de la energía son infa-
libles. Ellas pueden ser relativas en materia de fe-
199

chas terrenales, pero en calidad ellas no estarán


erróneas. Y es precisamente la calidad la que es
necesaria para la discriminación de la esencia. La
energía primaria no puede mostrar lo negativo como
positivo. Esta evidencia científica protege a la gente
en contra de un acercamiento del mal. No sin fun-
damento se llama a esa discriminación la armadura
de la Luz.

911. Se podría preguntar por qué un arma tan necesaria


como aquella no es confiada a toda la gente. Cada
persona tiene una, mas ésta, con frecuencia está
encerrada bajo siete llaves. La misma gente es la
responsable de haber encerrado su más grande te-
soro en el sótano. Muchos, incluso después de
haber escuchado acerca de esta energía, no se
muestran ansiosos por aprender los medios para
descubrirla. ¡Así de magro es el amor por el cono-
cimiento!

912. La misma energía activada le permite a la gente


proveerse de serenidad ante los acontecimientos.
Un investigador no debería agitarse o irritarse duran-
te sus observaciones. La manifestación de sereni-
dad será una señal de Servicio. Es imposible con-
sagrarse al Servicio si nuestra propia esencia ondula
como olas bajo un fuerte viento.
200

Capítulo VIII

El Gayatri
201

Oh Tú, sustentador del Universo,


De Quien todas las cosas proceden,
A Quien todas las cosas retornan,
Revélanos el rostro del verdadero Sol Espiritual,
Oculto por un disco de luz dorada,
Para que conozcamos la verdad,
y cumplamos con todo nuestro deber,
Mientras nos encaminamos hacia Tus sagrados pies.
202

Capítulo IX

Las Grandes Invocaciones


203

Que las Fuerzas de la Luz iluminen a la


humanidad.
Que el Espíritu de Paz se difunda por el mun-
do.
Que el espíritu de colaboración una a los
hombres de buena voluntad donde quieran que
estén.
Que el olvido de agravios, por parte de todos
los hombres, sea la tónica de esta época.
Que el poder acompañe los esfuerzos de los
Grandes Seres.
Que así sea y cumplamos nuestra parte.

1936.
204

Que surjan los Señores de la Liberación.


Que traigan ayuda a los hijos de los hombres.
Que aparezca el Jinete del Lugar secreto,
Y con Su venida, salve.
Ven, oh Todopoderoso.

Que las almas de los hombres despierten a la Luz.


Que permanezcan con intensión masiva.
Que el Señor pronuncie el fíat:
¡Ha llegado a su fin el dolor!
Ven, oh Todopoderoso.
Ha llegado, para la Fuerza Salvadora, la hora de ser-
vir.
Que se difunda por el mundo, oh Todopoderoso.

Que la Luz, el Amor, el Poder y la Muerte,


Cumplan el propósito de Aquel que Viene.
La Voluntad de salvar está presente.
El Amor, para llevar a cabo la tarea, está ampliamen-
te difundido.
La ayuda activa de quienes conocen la verdad tam-
bién está presente.
Ven, oh Todopoderoso, y fusiona a los tres.
Construye una muralla protectora.
El imperio del mal debe terminar ahora.

1940
205

Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,


Que afluya luz a las mentes de los hombres,
Que la Luz descienda a la Tierra.

Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,


Que afluya amor a los corazones de los hombres;
Que Cristo retorne a la Tierra.

Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conoci-


da,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de
los hombres;
El Propósito que los Maestros conocen y sirven.

Desde el centro que llamamos la raza de los hombres,


Que se realice el Plan de Amor y de Luz,
Y selle la puerta donde se halla el mal.

Que la Luz, el Amor y el Poder, restablezcan el Plan


en la Tierra.

1945
206

Bibliografía:

El Kibalión.
La Voz del Silencio.
Bhagavad-Gita.
El Nuevo Testamento.
Agni Yoga.
Dhammapada.
Hermandad.

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