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Manual de Cuencias Forences
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contar con la autorización expresa de Editorial Tébar Flores. La infracción de estos derechos
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Penal).
eISBN: 978-84-7360-761-2
CRIMINALÍSTICA
chas de sangre encontradas en el lugar de los hechos abarcan toda la gama de su origen,
pero de ti depende la realización experimental y la reproducción de los patrones, para así
poder entender el porqué de la geometría, forma y disposición de las gotas de sangre,
siendo esta la mejor manera de lograr respaldar las investigaciones.
Un analista de patrones de manchas de sangre busca definir qué causó las manchas de
sangre en la escena. Al perseguir este fin, los analistas no pueden evitar reconstruir la
secuencia fáctica del hecho criminal. Esto se debe a que la sangre, al comportarse como
un fluido responde a ciertas propiedades físicas (desarrollado más adelante), que estarán
relacionadas por ejemplo con la morfología de la gota. Y que, como todo testigo mudo
hallado en el lugar debe ser debidamente documentado y detallado, ya que si se aplican
conocimientos en geometría y física, estos nos aportarán elementos que permitirán es-
clarecer el delito y su mecánica.
La importancia del análisis de patrones de manchas de sangre en un escenario criminal
radica en la posibilidad de conocer:
• El origen desde donde se vertió la sangre;
• La trayectoria y velocidad de impacto;
• El tipo de patrón hemático;
• La posición de víctima y victimario al momento del ataque, como así también de
objetos;
• El desplazamiento o movimientos realizados en el sitio del suceso, en ciertos
casos;
• Confirmar o refutar las declaraciones de los testigos;
• El número de golpes o impactos;
• Los objetos o el arma empleada, debido a la velocidad de impacto de la gota;
• Los intentos de alterar la escena.
Sin más preámbulos pasaremos a explicar los conceptos más importantes que serán
fundamentos incuestionables en el análisis de patrones hemáticos.
Posteriormente cuando nos referiremos a patrones, haremos alusión al modelo que sirve
de muestra para ser comparado sobre su igual, es decir, que existen determinados pa-
rámetros conocidos que son asociados al mecanismo que los creó que nos permitirán
clasificar a los patrones hemáticos en manchas activas, pasivas, o por transferencia. Esto
permite crear el vínculo para la identificación del patrón conocido que será comparado con
las trazas resultantes objeto de la investigación.
Generalmente al nombrar manchas, nos referimos a cuando una parte de una cosa o
cuerpo ajeno ensucia una superficie, destacándose una modificación de la zona por te-
ner un color o aspecto diferente al resto. En este caso, la sangre se impregna o queda
depositada sobre las diversas superficies que la pueden contener (azulejo, vestimentas o
pared, entre otras).
Por último, nos centraremos en la sustancia en cuestión por la que aquí se escribe todo un
capítulo. Se entiende por sangre al líquido, generalmente de color rojo, que circula por las
arterias y venas del cuerpo, que se compone de una parte líquida o plasma, y de células
en suspensión, que su función es distribuir oxígeno, nutrientes y otras sustancias a las
células del organismo y recoger de estas los productos de desecho.
Criminalísticamente hablando, la sangre estará presente en todos los hechos violentos,
por lo que su estudio nos proporcionará información única y científica sobre los actos
ocurridos e individuos involucrados en las acciones punibles.
Por lo anteriormente expuesto podemos decir que el análisis de patrones de manchas de
sangre es el estudio integral del agrupamiento de sangre depositada sobre el cuerpo o
elementos lindantes de la escena, que por las características morfológicas, su localización
y distribución nos proporcionarán una interpretación de los acontecimientos que dieron
lugar a su origen.
Nos centraremos en estas últimas, las proteínas plasmáticas, en la que podemos diferen-
ciar tres grandes grupos, que son: las albúminas, las globulinas y el fibrinógeno.
Las albúminas son las proteínas más abundantes (60 %) y actúan como transportadoras
de lípidos y hormonas, teniendo como responsabilidad el balance osmótico, es decir,
regulando la distribución de agua entre el plasma y los líquidos tisulares a través de las
membranas celulares. Las globulinas por su parte se encuentran presentes en menor
medida (35 %), y además de transportar lípidos y vitaminas liposolubles en la sangre
se encarga de generar anticuerpos (inmunoglobulinas) fundamentales en la defensa del
organismo. Por su parte el fibrinógeno, presente en un 4 %, es un importante factor en
la coagulación de la sangre, debido a que cuando existe una lesión esta proteína ayudará
a detener la hemorragia formando y solidificando el coágulo de sangre. Es por ello que,
cuando la sangre se derrama fuera del organismo en los 3-5 primeros minutos, el fibri-
nógeno comienza a tomar una consistencia sólida (coagula) y luego de un determinado
tiempo, se observa un líquido sobrenadante denominado suero, el cual posee similar
composición que el plasma, pero carece de fibrinógeno y otros factores que favorecen a
la coagulación.
El biólogo forense Lovatón (2016) afirma que “un volumen de 500 ml de sangre coagula
aproximadamente entre 15 a 20 minutos, después de producirse el derramamiento de la
misma fuera del cuerpo” (pp. 97-98).
El 1 % de las proteínas restantes representa otras proteínas reguladoras en el proceso de
coagulación, enzimas y hormonas, de las cuales no se hablará ya que se encuentran en
una mínima porción.
Por otra parte, en la fracción celular, representada por el 45 % de la sangre, se pueden
diferenciar los siguientes elementos figurados:
Glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos: son las células más abundantes de la sangre.
Entre sus componentes se encuentra la hemoglobina,la que le confiere ese color tan
característico y que a su vez permite transportar el oxígeno a los tejidos corporales e
intercambiarlo por dióxido de carbono desde los pulmones para su eliminación.
Glóbulos blancos o leucocitos: componente celular presente en menor medida que los
glóbulos rojos. Debido a que forman parte del sistema inmunológico del cuerpo, su núme-
ro aumenta en caso de infección con la finalidad de combatir las enfermedades.
Plaquetas: son las células sanguíneas más pequeñas que intervienen en la formación de
coágulos y en la reparación de vasos ayudando a cicatrizar las heridas, debido a que se
aglutinan en dicho sector formando un “tapón” que sellará el daño. Si de esta forma no se
detiene la hemorragia, intervienen los factores de coagulación antes mencionados.
Cabe destacar que la sangre representa aproximadamente un 7-8 % del peso corporal hu-
mano promedio y que los valores normales de sangre en el organismo para los hombres
son de 5 a 6 litros y de 4 a 5 para las mujeres.
COMPOSICIÓN
Depende del reactivo utilizado, dará una coloración específica o una luminiscencia como
en el caso del luminol.
A) PRUEBA DE PERÓXIDO
Se trata, simplemente, de agregar unas gotas de agua oxigenada de 20 volúmenes y ob-
servar que se produce un burbujeo blanquecino. Su empleo es factible cuando la muestra
presenta una cantidad mínima.
Se debe tener en cuenta que se dan falsos positivos cuando la muestra contiene sales
minerales (cobre, níquel, cobalto, hierro), pus de heridas infectadas, secreción nasal o
manchas de origen vegetal, entre otros. Además posee una baja sensibilidad, 1/40.000.
de 500.000 a 1.300.000. Con el tiempo esta técnica ha dejado de usarse debido a su alto
grado de toxicidad y sus características cancerígenas.
Paralelamente se realiza la misma operación para las pruebas denominadas control positi-
vo, que posee sangre testigo, y para control negativo, que emplea otro limpio. El primero
deberá virar a la coloración esperada y el restante no se modificará. Cabe destacar que si
la prueba de control positivo no presenta el cambio de color es muy probable que la causa
sea la pérdida de actividad del peróxido de hidrógeno.
D) LEUCOMALAQUITA VERDE
Al igual que la fenolftaleína la forma leucomalaquita verde es incolora y se puede oxidar
por la acción de las peroxidasas para dar una coloración verde. Si bien algunos autores
señalan a esta técnica como la más fiable, es menos sensible que la bencidina. Además
se sospecha que posee características carcinógenas debido a que pequeños cambios en
su estructura pueden producir altos niveles de toxicidad.
Para la elaboración del reactivo se mezclan 32 g de perborato de sodio y 0,10 g de
malaquita verde y se guardan en frasco de ámbar. Posteriormente se prepara el solvente
diluyendo 6,6 ml de ácido acético glacial en 3,3 ml de agua destilada.
Para su aplicación se disuelve la parte sólida en el solvente, que deberá continuar siendo
incoloro, y se agregan unas gotas del reactivo sobre el elemento que contiene la muestra,
por ejemplo un hisopo humedecido con agua destilada.
E) LUMINOL
A diferencia de los ensayos anteriores, mediante este método no se evidenciará a simple
vista un cambio de coloración, sino que se obtendrá una químio-luminiscencia azul blan-
quecina sobre la presunta mancha de origen sanguíneo lavada. Otra de las diferencias
más significativas es la gran sensibilidad que posee, siendo de 1/5.000.000.
Esta es una solución alcalina de 3-aminoftalhidrazida que se prepara de dos formas: la
primera disolviendo 0,07 g de perborato de sodio, 0,01 g de 3-aminoftalhidrazida y 0,5 g
de carbonato de sodio anhidro en 10 ml de agua destilada. Para la segunda se preparan
dos soluciones, por un lado se disuelve 0,05 g de carbonato de sodio anhidro en 0,01 g de
3-aminoftalhidrazida en 10 ml de agua destilada, y por el otro se prepara agua oxigenada
de 20 volúmenes.
En ambos casos su aplicación será por aspersión sobre la zona donde se presume la
presencia de sangre, la diferencia radica que la segunda preparación se efectuará dos
F) BLUESTAR® FORENSIC
En el año 2000, Loïc J. Blum, profesor de Bioquímica de la Universidad Claude
Bernard-Lyon I y director del Laboratorio de Ingeniería Enzimática y Biomolecular, comenzó
a investigar, bajo las órdenes del presidente de Bluestar, Jean-Marc Lefebvre-Despeaux,
en una nueva fórmula basada en el luminol, con la finalidad de subsanar las desventajas
ampliamente conocidas que este poseía, llegando así a la fórmula que posteriormente
sería conocida como Bluestar® Forensic.
Al igual que el luminol, este reactivo se basa en la quimioluminiscencia revelando man-
chas de sangre que no solo son inobservables a simple vista, sino las que también se
hayan limpiado o lavado. Por otra parte entre sus virtudes podemos decir que su aplica-
ción no altera el ADN permitiendo así su posterior análisis y serología forense de rutina;
posee una extrema sensibilidad permitiendo observar manchas de sangre diluidas a un
grado de 1:10.000 o diminutas gotas que se han lavado; presenta la capacidad acentuada
y duradera de luminiscencia sobre los soportes haciendo que no sea necesaria la com-
pleta oscuridad y así permitiendo obtener fotos de gran calidad; a través de la práctica
constante el perito podrá reconocer las diferencias de color, intensidad y duración, por lo
que será muy difícil confundir sangre y falsos positivos.
Para su aplicación se debe disolver tres tabletas catalizadoras en la solución de 500 ml de
reactivo contenida en la botella, se coloca el atomizador y se rocía sobre la superficie. Se
puede rociar una o más veces no perdiendo la luminiscencia resultante.
G) FLUORESCEÍNA
La aplicación de la fluoresceína para la búsqueda de sangre en la escena del crimen se
descubrió en 1910. Su fundamento químico se basa en que al ser una molécula capaz de
emitir luz cuando se expone a una longitud de onda específica y que además posee una
alta sensibilidad para adherirse a las moléculas hemo presentes en la sangre (enzimas y
hierro) permite la detección de este fluido hemático aun cuando las superficies se han
lavado.
La fluoresceína puede prepararse mediante una reducción ácida en alcohol o mediante
una básica en agua. La primera será más conveniente emplear en superficies verticales o
resbaladizas aunque es una solución muy volátil.
La forma de preparación es la siguiente:
Solución ácida en alcohol: se disuelve 0,1 g de fluoresceína en 20 ml de etanol en un re-
cipiente pequeño con tapa, se le añaden 2 g de zinc granular, 1 ml de ácido acético glacial
y se calienta durante unos 30 minutos. Posteriormente se decanta o se extrae con pipeta
1 ml de lo obtenido y se completan 100 ml de solución con etanol (es decir, se agregan
99 ml).
Solución básica a base de agua: se disuelve 0,1 g de fluoresceína en 20 ml de agua desti-
lada en un recipiente pequeño con tapa, se le añaden 2 g de zinc granular, 1 g de gránulos
de hidróxido de sodio (NaOH), se calienta durante 30 minutos y se decanta o extrae con
pipeta 1 ml de lo obtenido y se agrega en 99 ml de agua destilada.
Cabe destacar que para ambas soluciones se debe tener en cuenta que la preparación
puede variar debido a que el analista deberá subsanar posibles problemas de sensibilidad
que se presentan en la escena para así obtener mejores resultados.
Su aplicación será por aspersión de la zona a analizar que al entrar en contacto con el gru-
po hemo de la sangre se oxida emitiendo una fluorescencia de color verde lima que será
visible únicamente aplicando una fuente de luz alternativa sobre la mancha que deberá ser
de una longitud de onda entre los 445 a 485 nm empleando un filtro de color amarillo o
naranja, aunque se mejor aplicación se observa entre los 445 a 455 nm con filtro de color
amarillo.
Entre sus ventajas podemos destacar que no altera el ADN, no requiere de oscuridad
completa observando la mancha en el contexto de la escena, la reacción permanece por
períodos prolongados, y no es carcinogénica ya que se ha empleado durante muchos
años en la medicina oftalmológica.
debido a la diferencia de afinidad que estos posean con la fase estacionaria, logrando así
su separación y mediante el uso de un detector conocer su composición química.
DETERMINACIÓN DE ESPECIE
Una vez que se conoce que la naturaleza de la muestra es sanguínea debemos asegurar-
nos de que la misma es de origen humano.
Estas técnicas se basan en la capacidad que tienen las proteínas plasmáticas de origen
humano de reaccionar a través de sus antígenos cuando se enfrentan a una fracción que
posee anticuerpos, difundiendo ambas, una hacia la otra interaccionando entre sí. Dicha
interacción se observará como un complejo antígeno-anticuerpo, evolucionando y gene-
rando una reacción de precipitación que contrastará con el soporte empleado.
Cuando hablamos de antígeno nos referimos a la sustancia que al ingresar al organismo
de un animal de otra especie estimula una respuesta inmunitaria produciendo otra proteí-
na con el objetivo de reaccionar en contra de ella, denominada anticuerpo. Precisamente
esa reacción específica es la característica más importante de estas técnicas, ya que cada
anticuerpo humano reaccionará únicamente con su correspondiente antígeno que estará
presente en la mancha de sangre estudiada.
Hoy en día existen pruebas que agilizan la detección de sangre humana, en donde se
coloca la muestra en la porción inferior (signado con la letra S) que migra por el soporte,
dando resultado positivo cuando aparecen dos líneas rojas, una en la fracción testigo T y
la otra en control C, indicando una alta probabilidad de que la muestra sea sangre humana,
entre estas podemos nombrar a Bluestar® OBTI.
le aplican las diferentes leyes físicas. Si bien las propiedades físicas de los fluidos son
diversas, a continuación solo se explicaran todas aquellas relacionadas directamente con
el tema que nos concierne, ellas son: gravedad, viscosidad, y tensión superficial (capila-
ridad).
La gravedad es la fuerza de atracción a la que está sometida la sangre sin la influencia del
cuerpo. Esta fuerza es la que ejerce la tierra sobre todos los cuerpos que se hallen en las
proximidades atrayéndolas hacia su centro.
En el vacío, la sangre experimenta un movimiento en caída libre, es decir, solo influye en
ella la acción de la gravedad despreciando el roce con el aire, descendiendo así de forma
lineal y vertical con una aceleración constante de aproximadamente 9,8 m/s, al caer libre-
mente, su velocidad final es de aproximadamente 7,65 m/s.
Otro aspecto muy importante a tener en cuenta es cuando la sangre presenta otra forma
de energía que exceda la atracción gravitacional. Esa energía puede ser la que produce
el impacto de un proyectil de arma de fuego sobre el cuerpo, aquí se observarán gotas
viajando en diversos sentidos, algunas de forma opuesta al centro de la Tierra debido a
la gran energía que estas presentan, esto se verá hasta un punto máximo en donde esa
energía decrece hasta igualarse a la gravedad y es allí donde la gota comenzará su caída
hacia el suelo, si es que antes no media otra superficie (techo o pared, entre otras).
La viscosidad es una medida de la resistencia de los líquidos al moverse, es decir, la
resistencia que tienen las moléculas que conforman un líquido para separarse unas de
otras, esta oposición se debe a las fuerzas intermoleculares que actúan entre ellas. La
viscosidad suele disminuir con el aumento de la temperatura y es por esa razón que se
dice que a menor viscosidad mayor fluidez.
En el caso de la sangre, el factor principal de la viscosidad es el valor del hematocrito,
que es el porcentaje del volumen total de la sangre compuesta por los eritrocitos. Es por
ello que al aumentar el hematocrito aumenta la viscosidad. Sus valores varían entre 36,1
y el 44,3 % en mujeres y entre el 40,3 y el 50,7 % en los hombres, debido a la diferencia
de musculatura que hay entre ambos sexos y por la mayor necesidad de oxígeno de los
últimos. También su aumento o disminución puede verse modificada por otros factores
fisiológicos o biológicos.
La tensión superficial, antes de proceder a aclararla, es preciso conocer el término de cada
palabra que le da forma. Por un lado tenemos la tensión que es definida como la acción de
fuerzas opuestas a las que es sometido un cuerpo. Por el otro, el término superficial que
proviene de “superficie” que a su vez puede traducirse como parte externa de un cuerpo
que limita o separa de lo que lo rodea, dicho esto podemos explicar el concepto de tensión
superficial.
La superficie de un líquido se comporta básicamente como una membrana estirada bajo
tensión. Este efecto se debe a que las moléculas que se encuentran en el seno del líquido en
reposo experimentan atracciones con las moléculas vecinas en todas las direcciones oca-
sionando un equilibrio entre ellas, ya que las fuerzas denominadas cohesión se anulan entre
sí. A su vez, las moléculas presentes en la superficie, al no estar rodeadas por moléculas
símiles, produce que actúe una fuerza neta hacia el interior del líquido y hacia los lados, ho-
rizontalmente. Esta fuerza se equilibra con otra de repulsión hacia arriba (fuerza ocasionadas
por las moléculas de aire) y de esta manera se genera una tensión en la superficie.
Para algunos líquidos la forma de la gota no es igual; en el caso de la gota de sangre las
fuerzas de cohesión hacen que las moléculas de sangre estén atraídas entre ellas y forme
así la capa elástica. De esta forma la tensión superficial le da una forma esférica a la gota
y la protege de la deformación por la acción de la fuerza de gravedad.
Figura 10. Ensayo de capilaridad, el líquido rojo asciende por las fibras de la tela.
COÁGULOS
DERRAMADAS
NOTA: Se propone al lector realizar las prácticas sugeridas. Le permitirán entender me-
diante la observación directa el criterio de las clasificaciones de patrones de manchas de
sangre, con las manchas creadas por usted mismo. Con seguridad comenzará a sentirse
Figura 12. Recreación de gotas a baja velocidad, cuando se deja caer una esponja
impregnada en sangre sobre un soporte.
Figura 13. Salpicadura por impacto a velocidad media producto del golpe de
un elemento contundente sobre la superficie ensangrentada.
Figura 14. Micro salpicadura por impacto a alta velocidad e impacto de proyectil sobre pared.
Así de escueto no resulta alentador, pero para empezar a entender claramente lo que se
ha desarrollado le propongo lo siguiente:
SANGRE SIMULADA: Coloque en un recipiente leche y agrégale colorante rojo logrando
simular la coloración de la sangre. Lo más difícil aquí será lograr la viscosidad correcta
que tiene dicho fluido. Si lo desea puede colocar una o dos cucharadas de miel y revolver
suavemente hasta lograr una mayor consistencia al fluido.
Práctica 1: Preparar una cantidad de sangre simulada, de ser posible conseguir un traje
hemo repelente o ropa vieja que se pueda manchar, esponjas, papel para cubrir el suelo y
las paredes, y un hierro o palo para generar impactos.
Nuestro experimento va a consistir en embeber la esponja con la sangre simulada e im-
pactar el elemento contundente por usted elegido con la esponja previamente embebida,
logrando generar salpicadura, y así observar y capitalizar la teoría hasta aquí mencionada.
Para preparar el escenario se debe empapelar las paredes, el suelo y el techo de la zona
elegida, y colocar un adoquín, un bloque de cemento o un objeto resistente como un
yunque de platero. Medir las distancias donde coloca este elemento, determinando la
distancia al suelo y a las paredes circundantes e incluso la distancia al techo, tomar nota
de las mismas y fijar fotográficamente. Luego colocar la esponja ya embebida en la sangre
simulada y golpear con la fuerza que desee. Aquí usted es el selector de la velocidad a
aplicar pero solo podrá generar velocidades medias y bajas en este experimento. ¿Cómo
lo logra? Golpeando con mucha fuerza con el elemento elegido para una velocidad media,
o pisar la esponja para una velocidad baja. Posteriormente dejar secar y comenzar a ana-
lizar las salpicaduras generadas observando el tamaño, la forma y el número de manchas.
Las manchas de salpicadura muestran rasgos específicos que llamaremos morfología (el
estudio de la forma). Esto incluye la forma circular o elíptica ovoidal con gotas satélites se-
cundarias. Si no reúne estas características, no estamos ante manchas activas salpicadas:
busque en las realizadas por usted sabiendo de antemano que son producto de un impacto.
Una prueba con un aerosol de pintura rojo es rociar al aire: verá el cono generado, y así
logrará tener una idea visual de cómo es la agrupación de estas finas gotas a una distan-
cia cercana y una lejana. Es muy importante tener en cuenta que en lugares abiertos una
corriente de aire puede generar cambios en la dispersión, ya que el aire influye sobre la
fina nube de micro gotas.
La salpicadura hacia adelante, originada desde el interior del objeto saliendo por el orificio,
generará un patrón de mancha de sangre reducida a la pulverización de micro gotas debi-
do a la fuerza aplicada,saliendo en forma de cono y llevando también partes del cerebro,
piel o diversos elementos pertenecientes a la zona de impacto.
Otra de las consideraciones a tener en cuenta en el momento de realizar la investigación
en el lugar del hecho cuando estamos en presencia de sangre salpicada es el conocido
patrón de vacío que se produce como consecuencia de que entre la fuente que originó la
sangre y la superficie salpicada medió un objeto que posteriormente fue removido, siendo
observable la ausencia de la sangre salpicada. La importancia de este radica en la ausen-
cia de algo y no en la presencia, como sucede en los patrones restantes.
Figura 18. Momento anterior y posterior, respectivamente, a la generación del patrón de vacío.
A.2) Proyectadas
Patrón de sangre lanzada o arrojada o de desecho son patrones creados cuando se arroja
o proyecta sangre desde un objeto en movimiento. Es muy importante cuando se obser-
va un sitio donde hay salpicadura por impacto pensar que patrón será lineal con gotas
elípticas marcando un recorrido y, que de haber una línea de gotas, se deberá pensar
en dos golpes ya que el patrón nace de una combinación entre el impacto que lesiona
produciendo sangrado, y otro impacto sobre la sangre que fluye (fuente sangrante). Aquí
sucede una combinación de acciones: el elemento usado genera un patrón de salpicadura
de velocidad media; producto del impacto (el agresor dirige el objeto hacia el sujeto por
segunda vez) sucederá la transferencia de la sangre si el sujeto blande el objeto para nue-
vamente asestar un golpe (este movimiento puede ser en cualquier dirección): aquí nace
el/los patrón/es de sangre lanzada, proyectada o de desecho.
No siempre los patrones lanzados son producto del elemento, en ocasiones la sangre
lanzada es de la víctima producto de acciones defensivas.
La sangre exhalada es un patrón de mancha resultado de la sangre forzada por un flujo de
aire fuera de la nariz, la boca o una herida. El término utilizado para describir estas man-
chas es espiratorio o expectorado. El mecanismo de producción está dado por la acumu-
lación de sangre en boca, nariz o pulmones. En alguna de estas áreas, la sangre se mezcla
con aire y saliva que, al ser expirada o expectorada a través de su boca o nariz, será de un
color menos intenso (diluida) y se observarán gotas cargadas de burbujas de aire.
Pensemos que hay personas que estornudan o tosen con mucha fuerza y es imposible
frenar la salida repentina de finas gotas y algunas no tanto. El patrón resultante puede ser
confundido con salpicadura de media o alta velocidad pero con la diferencia observable,
que debe ser muy tenida en cuenta, de presentar las mencionadas gotas burbujeantes
que están presentes durante cierto tiempo en la superficie y que al estallar generarán
salpicaduras satélites.
a diferente velocidad con un ritmo acompasado generando rastros lineales motivados por
el aumento y disminución de la presión (sistólica y diastólica). Además la morfología de
las gotas serán elípticas alongadas generando rastros lineales y arcos. La combinación de
sangre saliendo y la víctima caminando generará depósitos y superposiciones de chorros
difícilmente confundibles con otros patrones.
B) MANCHAS PASIVAS
B.1) Goteo
Cuando la sangre se acumula y adquiere un volumen suficiente, en un objeto o parte del
cuerpo, comienza a caer libremente generando lo que se conoce como goteo donde solo
actúa la acción de la gravedad.
Si se anima, pinche la punta de un dedo con un alfiler generando así la salida de sangre,
sin duda alguna en un instante verá que la sangre comienza a acumularse y de pronto
caerá libremente, debido a que acumuló la cantidad suficiente de volumen que vence la
capacidad de tensión superficial. En ese momento estará en presencia de una gota pasiva.
Pero ojo, no es obligatorio hacer tal experimento; téngalo presente cuando le suceda en
un accidente.
Ahora bien si realiza el ensayo, reúna la primera cualidad que un analista de manchas de
sangre debe de poseer, ya que con solo la teoría o la lectura de un libro no la alcanza, sin
haber experimentado lo leído. Ante una mancha problema, el analista debe recurrir a la
teoría, luego generar manchas hasta encontrar un patrón, para así explicar y comparar con
las manchas que están siendo analizadas.
Sin embargo, no mal interprete lo sugerido, si hay que analizar un patrón de sangre
arterial no se le pedirá a usted lector, pinchar o cortarse una arteria, solo se menciona
la importancia de reproducir los patrones debido a que creemos que no hay nada más
interesante que la experiencia personal para refutar o respaldar la teoría.
Una opción más alentadora es hacer que una persona con los conocimientos necesarios
le extraiga suficiente sangre para la experiencia práctica. Ojo, no se exceda en la cantidad
ya que más de 1,5 l puede ser fatal.
Práctica 2: Con la sangre real o la simulada tome cuatro objetos diferentes que tenga a
su alcance en casa, elementos con los que una persona puede llegar a lesionar a otra(cu-
chillo, palo, masa, destornillador), busque dos superficies lisas y dos superficies rugosas
(papel, vidrio, etcétera). Ahora con una regla, siempre utilizando una misma altura (por
ejemplo de 30 cm), tomará uno de los objetos y lo apoyará sobre la sangre, llevándolo a
la altura elegida, dejando caer la gota pasiva en las diferentes superficies que se hayan
elegido,repitiendo el proceso con todos los elementos y superficies elegidas,pero siempre
respetando la misma altura. Observe los resultados de las gotas resultantes, saque sus
propias conclusiones y dedique tiempo a medir las manchas resultantes. Cada detalle
debe de ser anotado y graficado. Lo puede repetir tantas veces lo desee.
En conclusión, aunque la altura elegida sea la misma para todos los objetos, sin duda al-
guna las gotas obtenidas serán de distintos tamaños. El diámetro resultante de la mancha
de sangre producida por caída libre está en función del volumen de la gota, la textura de
la superficie en la que impacta y la distancia recorrida. Por tal motivo resulta muy difícil
determinar la altura en goteo pasivo, ya que no se conoce el volumen que se acumuló
antes de caer la gota y no siempre se sabe de qué objeto caía. Incluso las superficies
también generan notables cambios.
Práctica 3: Si le gusta la experiencia, continúe con lo siguiente: sobre una superficie
blanca como papel para obtener buen contraste, genere gotas pasivas de caída libre
equidistantes empezando con una altura de 10 cm perpendicular al plano y aumente 5 cm
en casa gota hasta alcanzar 1,5 m o más. Luego elija otras diez superficies de similares
características (por ejemplo, lisas, limpias, pulidas, vidrios, chapa, cerámica), y otras diez
rugosas o porosas para obtener diversos resultados y comparar las características de las
gotas obtenidas.
B.2) Escurrimiento
En este caso por acción de la atracción gravitacional, la sangre escurre hacia la zona
declive del soporte donde esta se vertió y cualquier cambio en su dirección podrá obser-
varse a simple vista, permitiendo al analista saber si hubo movimientos posteriores en la
escena. Todo flujo de sangre una vez que sale al exterior obedece a leyes de la física, por
ende la acción de la gravedad tendrá influencia sobre la dirección del mismo generando su
recorrido. También contorneará el objeto o las partes del cuerpo, es decir, que si el objeto
se mueve posteriormente, el patrón de flujo resultante será anormal o fuera de lugar y
evidenciará más de una dirección durante su escurrimiento.
Los flujos: Cuando el corazón sigue latiendo, la sangre saldrá de una herida generando
un sangrado activo, que resulta independiente de las fuerzas físicas, pero una vez en el
exterior del cuerpo será la fuerza de atracción gravitacional la encargada de controlar su
destino, pero no el origen de este patrón. Cuando el corazón deja de latir, la sangre del
interior de cuerpo dejará de fluir, pero si se gira el cuerpo la circulación será drenada
al exterior generando flujos pasivos con amplio control que genera la atracción de la
gravedad.
Práctica 4: Realice lo siguiente, con un gotero aplique unas gotas sobre una superficie lisa
(como por ejemplo un cartón) e inmediatamente coloque el soporte en posición vertical,
verá cómo el líquido se desliza hacia abajo por la acción de la gravedad. Posteriormente
rote el objeto por otro de sus lados y así sucesivamente hasta completar todos sus lados,
allí podrá observar el escurrimiento visto de manera sencilla logrado con solo unas pocas
gotas y los cambios de direcciones que sufre el líquido al rotar la superficie son escurri-
mientos.
B.4) Coágulos
La sangre dentro del cuerpo es líquida, pero una vez en el exterior tiende a coagular rá-
pidamente comenzando a comportarse como un gel al espesarse, esto es más frecuente
cuando hay vida. De distinta forma ocurre cuando se derrama sangre una vez que cesó la
vida, ya que muchas veces esta no coagula o no lo hace de forma completa.
La separación del suero es observable frecuentemente al final del proceso de coagulación.
Como patrón de sangre no brinda mucha información ya que los coágulos pueden ocurrir
en cualquier volumen de acumulación de sangre, pero se puede decir que si hay coágulos
hubo “vida”.
Figura 29. Patrón generado por el contacto pasivo de una suela de calzado
sobre un soporte absorbente y liso (cartulina).
Figura 30. Patrón de contacto activo, se observa el deslizamiento de dígitos sobre la superficie.
taba en movimiento o no. El que el individuo lesionado o el objeto sangrante hayan estado
en movimiento provocará manchas pasivas por goteo direccionado, es decir, que la caída
de la gota se da por la acción de la gravedad y el desplazamiento de la fuente sangrante.
A medida que las gotas se liberan, se mueven con el mismo impulso y en la misma direc-
ción que el objeto del que cayeron golpeando en superficies y pisos circundantes, esta
combinación hace que las gotas impacten en ángulos variados. Si las manchas resultantes
muestran un lado circular sobre el ángulo de impacto y el opuesto presenta espinillas,
este tendrá un ángulo agudo, mientras que si la mancha presenta espinillas alrededor de
la periferia tenderá a un ángulo más recto, pero si la persona está en forma estática, se
puede decir que la gota al caer en caída libre (solo por la acción de la gravedad) sobre una
superficie horizontal generará manchas circulares producidas por un ángulo de 90º cuyo
diámetro variará, dependiendo principalmente de la altura desde donde cae la sangre y la
cantidad, y las características de la superficie sobre la que impacta.
En lo que respecta a las diferentes superficies es preciso aclarar que las diferentes textu-
ras de los soportes que reciben la gota de sangre producen características significativas
en las manchas. Si la gota impacta sobre una superficie lisa y dura, no tendrá mucha
distorsión y formará un círculo de bordes lisos sin presencia de espinillas; en cambio si
el soporte es áspero y poroso producirá bordes irregulares produciendo festones y hasta
satélites, y además puede producir una mancha con forma de mapa. En superficies absor-
bentes tales como alfombras y tapices, se observará una leve distorsión formando festón
bordado alrededor del borde de las “gotitas”. Cabe destacar que estas características son
propias de manchas de tipo goteo.
Práctica 5: Se propone al lector realizar ensayos simples pero muy enriquecedores para
entender y capitalizar rápidamente lo leído. Vamos a probar lo siguiente, tomar un gotero
con sangre simulada o real y generar gotas de caída libre sin movimiento sobre un papel
de tamaño A4 o una superficie semirrígida como cartón o cartulina apoyada sobre una
mesa. Dejar caer una gota perpendicular a la superficie elegida a una altura aproximada
de 20 cm, esta gota impactará a un ángulo de 90º y la mancha resultante será circular.
Luego se debe tomar uno de los lados del soporte y elevarlo progresivamente, dejando
siempre el extremo opuesto apoyado sobre la mesa. Entre elevación y elevación del so-
porte deje caer otra gota, hasta dejar el soporte prácticamente de forma vertical. Lo que
se está requiriendo es cambiar el ángulo del soporte (hoja, cartón o cartulina) haciéndolo
más agudo al elevarlo del plano. De esta manera verá como la morfología de la gota se irá
alargando a medida que disminuye el ángulo de incidencia.
Una vez elegidas, se traza una línea recta en paralelo al eje mayor de cada gota proyectán-
dola hacia atrás, en la dirección que viajaba, pasando por el centro de la misma, para mar-
car la trayectoria se puede utilizar un hilo. A medida que se va realizando el procedimiento,
cada una de estas líneas se cruzará en una determinada zona, conociendo así la ubicación
aproximada de la fuente de sangre. Además en el lugar del crimen, puede suceder que las
salpicaduras evaluadas den como resultado dos o más zonas de convergencia, indicando
allí que distintas acciones dieron origen a las diferentes gotas, por ejemplo dos golpes
con un trozo de madera en dos lugares cercanos darán dos zonas de convergencia de las
máculas de sangre analizadas.
Por otro lado, cuanto más amplio es el número de gotas seleccionadas y el campo de las
salpicaduras más preciso se vuelve el punto de convergencia, esta precisión se acentúa
más con las manchas ubicadas en el extremo derecho y el extremo izquierdo.
Para la medición de la mancha elíptica se tomará solo el cuerpo principal, es decir, se debe
excluir el satélite, las espinillas o los festones presentes. Para lograrlo se necesita trazar
una elipse imaginaria sobre la misma, de esta manera con el auxilio de un calibre o regla
milimétrica se logrará medir el eje menor (ancho) y el eje mayor (longitud) de la mácula.
Luego se aplica la mencionada regla del seno, que sería la medida del eje menor dividido
el eje mayor de la elipse. Una vez obtenido el resultado, con la ayuda de una calculadora
aplicamos el arco seno (sen -1), ya que estamos buscando la inversa del seno para poder
determinar el ángulo. Otra herramienta útil para resolver el arco seno es la tabla de fun-
ciones trigonométricas (ver Figura 38).
Una vez que se conoce el ángulo, con la ayuda del transportador podemos conocer donde
convergen los distintos ángulos obtenidos de las gotas analizadas. A tal elemento debe-
mos colocarlo al inicio de cada mácula y en su centro (eje mayor) teniendo en cuenta la
dirección de procedencia logrando así conocer el punto de origen de la salpicadura, tema
que se explicará en el siguiente apartado.
Ángulo
Figura 39. Representación del triángulo rectángulo que se forma para determinar la zona de origen.
Figura 41. Resolución del cálculo para conocer la altura o distancia de la gota seleccionada a la zona de origen.
Una vez que se realiza este procedimiento con cada una de las gotas seleccionadas da-
remos con el punto o zona de origen de las mismas, se debe recordar que cuanto mayor
sea el número de máculas seleccionadas, más preciso será nuestro origen.
Práctica 6: Tome una jeringa con sangre humana y provoque una salpicadura con un
ángulo de 45° aproximadamente con respecto al plano y a 34 cm del soporte elegido, por
ejemplo una cartulina de papel. Golpee firmemente con la palma de la mano lo más veloz
posible la base de la jeringa para así generar el patrón de mancha de sangre. Otra opción
sería realizar la experiencia con el preparado de sangre simulada anteriormente descrito.
De esta manera, logrará obtener la forma elíptica en un gran número de gotas, que pos-
teriormente se analizarán determinando su direccionalidad y su zona de convergencia,
como así también la distancia del lado adyacente.
Posteriormente realice las mediciones pertinentes de los ejes y aplique la función arco
seno para conocer el ángulo de impacto, corroborando con la práctica lo que nos dice
la teoría. Cabe destacar que por los elementos utilizados para las mediciones se puede
generar diferencias ínfimas entre las medidas de los ángulos obtenidos con respecto al
ángulo de incidencia real, ya que durante su vuelo se le aplica a cada gota la fuerza de la
gravedad y la resistencia del aire por ejemplo.
Por último, aplicaremos la función tangente para conocer la distancia en que se encontra-
ba la fuente que originó las salpicaduras. En este punto habremos logrado aplicar todos
los conocimientos aprendidos durante el desarrollo de este capítulo.
puede afirmar que es prácticamente imposible que todas las gotas analizadas converjan
en un mismo y único punto de origen, por ello muchas veces se habla de zona de origen
y no un único punto de origen.
El auge de la tecnología aplicada a la investigación y estudio criminal, creando por ejemplo
escáneres láser 3D y programas informáticos de reconstrucción virtual forenses que se
han transformado en alternativas efectivas y fiables para determinar el área de origen y
otros puntos de interés criminalístico, ha llevado a que en los últimos años el empleo de
esta técnica de encordado decrezca en muchas partes del mundo, pero aún en diversas
situaciones se sigue empleando debido al bajo costo que esta posee y a la ausencia de
estas tecnologías en las policías científicas.
Así, en un intento de delimitar los ámbitos de trabajo desde la analítica documental pode-
mos establecer la siguiente clasificación:
• Documentos manuscritos. Cuyo contenido son textos o firmas plasmados en re-
cibos, testamentos, cheques, graffiti, anónimos, recetas médicas...
• Documentos tipografiados. Cuya elaboración se lleva a cabo mediante máquinas
de escribir, impresoras, fotocopiadoras u otro tipo de impresión.
• Documentos de identidad. Referidos a pasaportes, cartas de identidad, permisos
de conducir, títulos de viaje... En estos casos el análisis abarca tanto la parte ma-
nuscrita como la referida a las medidas de seguridad que contienen este tipo de
documentos.
• Documentos mercantiles. Cheques, letras de cambio, pagarés... Como en el caso
anterior, el objeto de estudio es verificar que las medidas de seguridad no han sido
vulneradas y su contenido no ha sido sometido a borrados, lavados, añadidos...
• Documentos de lotería y moneda. Estos documentos carecen de expresiones
manuscritas; en estos casos, la pericia no recae pues sobre la escritura sino sobre
las alteraciones fraudulentas que pretenden simular las características del billete
auténtico.
En este trabajo nos vamos a centrar en el documento manuscrito y en las distintas formas
de abordarlo. Félix del Val Latierro, en su libro Grafocrítica. El documento, la escritura y su
proyección forense (Ed. Tecnos, Madrid, 1963), utiliza el concepto de grafotecnia como
ciencia general del grafismo y clasifica las distintas disciplinas en función de dos criterios:
por la forma del grafismo (caligrafía, paleografía, taquigrafía, criptografía), y por su finali-
dad (diplomática, grafonomía, grafopatología, grafología, grafocrítica…).
Llegados aquí nos encontramos distintas denominaciones para referirnos al mismo es-
tudio del documento manuscrito: pericia caligráfica, grafística o grafocrítica. Aunque no
considero una cuestión de calado el debate sobre la denominación, sí debemos tenerla en
cuenta a fin evitar confundir la esencia de su objeto.
Afirmaba el Dr. Luis Gonzalo Velásquez de Posada en el X Congreso de la Sociedad Inter-
nacional de Peritos en Documentoscopia que resultaba algo perplejo para los miembros
de un tribunal, cuando no para otros actores jurídicos, ver ante sí a dos peritos a los que
habiéndosele pedido el mismo objeto dicen representar ciencias distintas: uno dice ser
perito calígrafo y otro documentólogo (por ejemplo) cuando ambos han realizado una
investigación en la misma línea.
Ejemplo de ello “quedó reflejado” en el asunto GAL cuando el juez Garzón solicitó un
peritaje sobre ciertos manuscritos, con el fin de poder atribuirlos o no a los inculpados.
Dichos papeles fueron sometidos al examen de cinco expertos que coincidieron en su
dictamen. Los medios de comunicación no se cansaron de llamar grafólogos a los ex-
pertos en escrituras (Lázaro Carreter, 1997). De tal situación también fui objeto en mi
persona cuando fui designado por el Cuerpo de Policía Local de la ciudad de Alicante para
investigar la autoría de inscripciones manuscritas realizadas con aerosol, o cuando con el
profesor Vicente Soto Pelegrín realizamos un curso sobre la Grafística aplicada al graffiti
vandálico en la Universidad de Salamanca y la prensa dio cuenta de la actividad en los
mismos términos.
Lo realmente importante es el carácter científico con que se aborda el análisis de un do-
cumento, en nuestro caso manuscrito, desde unos conocimientos objetivos aplicados a
través de un método, argumentados y verificables. El punto de partida en el análisis de un
documento es la claridad meridiana con que debe quedar expuesto el objeto de estudio.
No caben discrepancias a este respecto. Desde ahí podremos aplicar el método idóneo
que ofrezca una respuesta adecuada.
No voy a resolver un debate que queda en un segundo plano y que se extiende más allá
del presente trabajo, incidiendo en el objeto mismo del análisis documental que se preten-
de que no es otro sino determinar la autenticidad o falsedad de un documento manuscrito
y su atribución a un autor concreto.
Es el objeto planteado lo que ha propiciado la evolución desde la grafología original, que
queda en un área de la psicología experimental, hacia otras áreas de estudio como la
discriminación de tintas, el análisis de soportes y útiles de escritura, entrecruzamiento de
trazos… delimitando el espacio de investigación que cada ciencia del grafismo se reserva
para sí.
tipográficas y sus eventuales combinaciones con otra cifra o alguna letra, llegamos al total
aproximado de:
857.560.902.216.027.392.000.000.000
Para las 26 letras y cifras de nuestro alfabeto obtenemos un 1 seguido de mil setecientos
ceros”.
Edmond Solange Pellat (1927) elaboraría las primeras leyes de la escritura que citamos a
continuación:
Ley del impulso cerebral. El gesto gráfico está sometido a la influencia inmediata del ce-
rebro. El órgano que escribe no modifica la forma de la escritura si funciona normalmente
y está bastante adaptado a su función.
Es el cerebro, la formación psíquica superior, la encargada de producir la escritura. Sin
embargo, la exteriorización de las órdenes que dimanan del cerebro, se materializa a tra-
vés del mecanismo muscular.
Cuando el escribiente pierde la mano diestra o esta se incapacita para escribir, y es la
mano no diestra, los pies o la boca, los que han de suplirla, se conservan las mismas
características gráficas.
Ley de la acción del yo. Cuando el sujeto escribe, el yo está en acción, pero el sentimiento
casi inconsciente de esta actuación pasa por alternativas continuas de intensidad y debili-
dad. Adquiere el máximo de intensidad cuando tiene que realizar un esfuerzo, es decir, en
los comienzos, y el mínimo cuando el movimiento de la escritura viene secundado por el
impulso adquirido, o sea, en los finales.
Celso y José del Pichia afirman: “En la práctica, la consecuencia del fenómeno se nota
casi siempre en las imitaciones. Al principio del trabajo, el falsificador está excesivamente
preocupado con la tarea. Al final, se deja afectar por el hábito, registrando entonces las
marcas que permiten algunas veces determinar la autoría de las escrituras”.
Ley de la marca del esfuerzo. No se puede modificar voluntariamente en un momento
dado la escritura natural más que dejando en su trazado la señal del esfuerzo realizado
para lograr el cambio.
Los parámetros gráficos, presión, velocidad, forma, inclinación, etc. constituyen un todo
característico, que se compone de expresiones individuales y que al igual que los gestos
propios, resultan altamente definitorios. Intentar controlar la ejecución de todos ellos si-
multáneamente imprime un esfuerzo que se manifiesta en el grafismo.
Ley de permanencia de los caracteres. Quien escribe en circunstancias en que el acto de
escribir es particularmente difícil, traza instintivamente o bien formas de letras que le son
más habituales, o bien formas más fáciles de construir.
Esta ley se muestra especialmente activa en personas enfermas que se encuentran debi-
litadas y escriben en la cama, aquellas sometidas a coacción, o la necesidad de escribir
en planos alejados para lo que es necesario un esfuerzo en la aproximación, por ejemplo.
Además de estas leyes, a través de la historia del ejercicio de las ciencias del grafismo se
han desarrollado lo que se conoce con el nombre de Principios de Grafística Aplicada
(Viñals y Puente, 2001).
• Toda escritura tiene un índice de variabilidad intrínseca, por lo que dos letras nun-
ca son absolutamente iguales a menos que sean el producto de un calco.
• Una escritura de un nivel gráfico alto no puede ser atribuida a un escritor cuyo
nivel gráfico es inferior.
• La escritura simulada refleja evidencias de conflicto y lucha contra la automatiza-
ción inconsciente, manifestando “signos de esfuerzo” en la imitación para alcanzar
la forma pretendida y en el intento de evitar que se manifiesten las características
gráficas personales.
• El disimulo gráfico lleva a la modificación de los elementos más llamativos descui-
dando gran número de detalles, no pudiendo evitar descubrirse el autor.
• Se modifica más fácilmente la forma que el movimiento, por lo que es factible que
aparezcan temblores y pequeños depósitos de tinta producto de una reducción en
la velocidad.
• Toda escritura está sometida a un proceso de evolución, estabilización o involu-
ción gráfica de acuerdo con la edad o el estado psicofísico. De ahí que sea idóneo
para el cotejo buscar escrituras contemporáneas.
• Las firmas o textos añadidos se ajustan en función del espacio disponible, evitan-
do entrar en contacto o superponerse a rasgos anteriores.
Andrés Menyel Royán (1992) reprodujo el decálogo de Félix del Val Latierro actualizando
conceptos que ya se encontraba en el elenco de Principios de la Grafística, Cormenzana
López (2012), inspector del Cuerpo Nacional de Policía, lo relaciona en la revista Ciencia
Policial:
• La psique y el grafismo están en relación permanente causa-efecto.
• Así como no hay dos personas iguales, tampoco existen dos escrituras iguales.
• Lo psíquico y lo fisiológico determinan la fisionomía del escrito, dando como re-
sultado variedades infinitas.
• La escritura es un resultado neuromotor gráfico condicionado por la adaptación
al órgano que ejecuta la función, pero independientemente de este así como del
alfabeto empleado.
• Los estados de conciencia, pasajeros o permanentes, repercuten en el grafismo.
• La escritura es inicialmente un acto volitivo, pero con predominio posterior del
subconsciente, lo que explica la permanencia y fijeza de las peculiaridades gráficas.
• No se puede simular la propia grafía sin que se note el esfuerzo de la lucha contra
el subconsciente.
SINCERIDAD GRÁFICA
La sinceridad gráfica es un concepto que no se deriva necesariamente del contenido de
un documento (sinceridad ideológica), sino de la adición, sustracción o alteración del
documento original. Está relacionada con la espontaneidad expresada en la ausencia de
desde la zona más próxima al eje del cuerpo. El hombro sirve de eje y la maniobra de tras-
lación pasa del brazo al cuerpo entero.
El mecanismo fisiológico del gesto gráfico se lleva a cabo en cualquiera de estos niveles
siguiendo los siguientes movimientos:
• Extensión: de abajo hacia arriba.
• Flexión: de arriba hacia abajo.
• Abducción: de izquierda a derecha.
• Aducción: de derecha a izquierda.
El resultado eran dos textos que respetaban las mismas distancias al borde de la hoja,
entre letras, entre palabras, entre renglones…, los ejes geotrópicos (superior relativo al
tamaño de las hampas e inferior relativo al tamaño de las jambas) eran los mismos pro-
porcionalmente. Se cumplía con exactitud el principio de grafística en el que se afirma que
“se modifica antes la forma que el movimiento”.
Sin embargo, todos manifestaron la dificultad de alterar el gesto gráfico que tenían in-
teriorizado, siéndoles imposible traicionarse en muchas ocasiones. Eso cuando podían
valorarlo porque el gesto era visible, algo que no les era posible en rasgos como la presión
que permanecía fuera de su control.
Gestos tipo. Podemos definirlos como “tics” que se repiten de modo involuntario como
una peculiaridad constante a lo largo de un escrito. Para considerar un gesto como tipo
valoraremos los siguientes factores:
• Frecuencia de aparición.
• Posición (importancia de inicios y finales).
• Forma (resultante de la grafodinámica).
• Tamaño.
• Enlaces (grafodinámica de la unión entre letras).
• Arcos y ángulos.
En cuanto a la posición es posible añadir el lugar donde se colocan las tildes (próximas
o alejadas de la letra a la que acompañan, adelantadas o retrasadas), de igual modo las
barras de la letra “t” y “T”, o el lugar de abreacción (donde abren o cierran los óvalos), la
posición intrínseca del valle y los montes de la letra “M”, y lo signos de puntuación (dis-
tancia a la letra más próxima).
Respecto a la forma, considero que no debemos tratarla aisladamente sino en relación
a otros factores. Así, en relación al tamaño, el gesto será más significativo cuanto más
pequeño, por cuanto que el gesto resulta menos controlable por el amanuense. Asociada
a signos de puntuación o tildes, nos facilitará esa peculiaridad como una vírgula, el sentido
de trazado, un óvalo…
Los enlaces. Resulta tremendamente difícil alterar la propia tendencia sin dejar marca del
esfuerzo proporcional en conseguirlo. El modo de enlazar unas letras con otras queda tan
interiorizado que no es posible modificarlo.
Derivada de esta carga inconsciente podremos señalar como de mayor valor pericial el
rasgo estudiado y aquellas deformaciones específicas que se repiten (bucles, blancos
internos…). Cuanto mayor sea el número de estos rasgos con mayor fiabilidad podremos
determinar una pauta de identidad del escritor.
la firma se estampó antes que el texto y por lo tanto no puede validar un compromiso que
no se hallaba en el papel en el momento del acuerdo.
En lo relativo a la superposición de tintas es necesario señalar que el éxito dependerá
según el tipo de impresión y la tinta en contacto. Diversas investigaciones de INTERPOL
están consiguiendo ampliar el campo experimental y sus resultados positivos sobre dis-
tintos tipos de tintas.
LÁPICES DE GRAFITO
Son instrumentos de escritura manual que depositan sobre el soporte una mezcla de
grafito y arcilla encerrada en forma de mina o varilla dentro de un cilindro prisma, gene-
ralmente de madera o de cualquier otro material.
En 1665 se tiene la idea de ahuecar un palillo de madera de enebro para insertar varias
varillas de grafito; en 1795 se descubrió el método para mezclar el grafito pulverizado con
la arcilla hasta formar una mezcla que luego era horneada, dependiendo de la relación de
arcilla y grafito combinada, el lápiz sería más duro o más blando (cuanto más grafito más
blando y oscuro será el trazo).
A principios del siglo XX, el inglés Brookman desarrolló una clasificación que utilizaba la
letra B precedida de un número para definir el grado de intensidad del negro que tenía el
lápiz (2B, 3B…) y la letra H para indicar de menos a más su dureza (cuanto más duro,
más claro será el trazo).
Como características del trazo de la escritura realizada con lápiz podemos citar:
• Al deslizar el lápiz de grafito sobre una superficie cualquiera, la punta del lápiz se
va erosionando por el rozamiento y el grafito se va transfiriendo al soporte, que si
se trata de papel, el grafito quedará entre sus fibras ya que no puede penetrar en
las fibras como lo haría la tinta.
• El trazo no es una línea sólida sino que hay variaciones de intensidad y color. Al
iluminar el trazo con luz oblicua se observara un brillo plateado metálico.
• En el trazo es la huella o estriación que deja la punta del lápiz que permite estudiar
el sentido del trazo.
• El trazo dependerá tanto del papel como del tipo de lápiz, de la presión ejercida
por el escritor y de la superficie sobre la que se apoya el soporte, cuanto más
rugoso sea el papel más desgaste tendrá la punta y más grafito se depositará en
el papel.
Determinación del sentido del desplazamiento. Si observamos con luz oblicua o rasante
y con ayuda de una lupa binocular, veremos que, además de la profundidad del trazo que
desplaza algunas fibras del papel, los restos de grafito quedan entre estas últimas en la
cara que mira hacia el punto de origen del trazo, tal y como se ve en la imagen siguiente.
PLUMAS FUENTE
En 1883, el estadounidense Lewis Edson Waterman patenta un sistema estable y fiable,
consistente en la primera pluma estilográfica con depósito de tinta (pluma fuente). El gran
paso hacia el triunfo comercial llegó en 1954 cuando de nuevo Waterman fabricó las pri-
meras plumas que usaban cartuchos de tinta fabricados en plástico (Ezcurra y Grávalos,
2010).
Partes y funcionamiento de una pluma. Para un experto en escrituras la parte más im-
portante de la pluma, es el plumín o plumilla, ya que es la que confiere a la escritura sus
características. Está formado por gavilanes que en función de su grosor pueden ser ex-
trafinos, finos, medios o gruesos.
Cuanto más fino sea el plumín más fácilmente levantara las fibras del papel, creando más
posibilidades de sangrado en el trazo, pseudo-rebabas y cuanto más presione el sujeto al
escribir más se separaran entre si los gavilanes de la punta con lo que el trazo será más
grueso. Estos mismos gavilanes dejaran su surco en el papel.
Características de la escritura con pluma. El trazo producido por una pluma viene condi-
cionado por dos factores: a) la tinta utilizada,y b) el punto metálico que la deposita sobre
el papel.
Hoy en día los puntos de la pluma son redondeados y se deslizan con facilidad por el pa-
pel, lo que hace que algunas de las características del trazo queden suavizadas e incluso
invisibles, pudiendo llegar a confundirse con el trazo de cualquier útil de tinta fluida.
• Signo de Meyer: Se trata de una característica física que se puede observar a
través del microscopio a partir de 10 aumentos y que caracteriza a este útil.
Puesto que el punto de pluma culmina con dos gavilanes, se producirán dos sur-
cos en el trazo, cuanto más rígido sea el punto mejor se apreciarán estas ranuras.
Debido a la gravedad la tinta tendera a desplazarse hacia esos surcos, dejando
una estrecha zona oscura a lo largo de los bordes que otros instrumentos de tinta
fluida no producen.
• Rebabas: Son las franjas perigramáticas paralelas al trazo principal que pueden
aparecer o no en función de la inclinación del útil.
• Meniscos: Se refiere al sombreado que aparece en los ángulos agudos o en las
curvas muy cerradas, contribuyen a su producción la consistencia de la tinta, la
velocidad, la posición baja de la pluma.
• Calibre: O grosor del trazo, por tratarse de un útil con doble punta, cuanta más
presión ejerce el escritor más se van a separar los gavilanes y más tinta va a fluir,
provocando así una mayor anchura del trazo. El calibre tiene por lo tanto una re-
lación directa con la presión ejercida.
La escritura con pluma presenta como característica la presencia repetitiva de
variaciones en la anchura del trazo.
Por lo tanto diremos que si tenemos que distinguir bajo el microscopio un trazo realizado
por un útil de tinta fluida de otro ejecutado con pluma, habrá que prestar atención a:
• Bordes perigramáticos del trazo, por un lado veremos el surco de los gavilanes
y un mayor depósito de tinta.
• Presencia de meniscos en los ángulos agudos y cambios de dirección.
BOLÍGRAFOS
Entendemos por tal el instrumento de escritura que tiene en su interior un deposito tubu-
lar y en la punta una esfera o bolita metálica que al desplazarse rozando en el soporte gira
y facilita la salida de la tinta de forma regulada.
El industrial catalán Amadeo Arboles registro en 1946 la marca Bolígrafo (compuesto de
Boli, de bolilla y grafo, de escritura). Aunque es una marca registrada, debido a la exten-
sión en el uso de esta palabra la Real Academia de la Lengua Española admite bolígrafo
como nombre genérico para designar a cualquier útil de escritura cuya punta es una bola
giratoria (Gutiérrez Gerrero, 2008).
Son elementos comunes en todos los bolígrafos:
• caña: cuerpo del bolígrafo,
• depósito: contenedor de tinta,
• bolilla: o esfera rotatoria. La bola va a estar en permanente contacto con la tinta
del contenedor y al girar la deposita en el papel formando un trazo.
Por lo tanto, cualquier deformidad en la bola se trasladara al papel, afectando al trazo y
transfiriendo una particularidad que permitirá identificar ese bolígrafo. Igualmente cual-
quier dificultad en el giro de la bola, descentramiento, afectara al trazo y lo hará particular.
Estos son los elementos comunes, pero puede tener otros accesorios que no afectan a la
función escritora, como son: a) mecanismo de apertura: pulsador, girador…; b) mecanis-
mo de sujeción en el bolsillo: clip, mosquetón…; c) puntera: parte inferior de la caña; d)
antideslizante: que permite su agarre al escribir.
Hay que destacar un tipo de bolígrafos llamados presurizados o espaciales, en los que
el cartucho que guarda la tinta esta sellado y se caracterizan porque la tinta sale aun en
ausencia de gravedad y en condiciones extremas de temperatura, por esta razón son
utilizados por los astronautas.
Las características de los trazos realizados con un bolígrafo pueden diferenciarse en tres
grupos, dependiendo de donde se sitúen esas características (Ezcurra y Grávalos, 2010):
Características endogrammáticas
–– Surcos. También llamado ductus documental, es la hendidura dejada por la pre-
sión que ejerce el escribiente, el sujeto ejerce una presión que aplasta las fibras
del papel dejando un surco. Este aplastamiento no supone la rotura de las fibras
del papel y se puede observar pasando ligeramente la yema de los dedos por el
reverso del papel o aplicando luz infrarroja.
–– Estrías. Es una de las características más significativa del bolígrafo, que además
de ayudarnos a reconocerlo, nos va a mostrar el sentido del desplazamiento,
puesto que aparece una estría longitudinal que va del interior al exterior. Estas
estriaciones aparecen en la parte en interior y terminan en la parte exterior.
–– Blancos microscópicos. Son pequeñas faltas de entintamiento que aparecen en
el interior de los trazos y que se diferencian de los levantamientos del útil, ya que
no se interrumpe el ductus y por tanto las fibras del papel aparecen aplastadas en
ese tramo de recorrido.
–– Botones. Son también comunes las acumulaciones de tinta en algún momento de
la escritura, cuando hay una mayor descarga en un punto del trazo.
Este hecho es debido a que la tinta se va depositando entre la bola y el soporte, y
allí se queda acumulada hasta que al realizar un giro se produce el contacto y en
consecuencia el depósito en un determinado punto del trazo.
Características perigrammáticas
–– Rebabas. Sombreado o franja de tinta irregular producida en el borde perimetral
de los trazos, generadas habitualmente cuando el ángulo de inclinación del útil
respecto del papel es muy agudo por efecto de una especial forma de agarre.
Pueden darse en la parte externa o interna del trazo, dependiendo del útil y de la
forma de agarre, apareciendo en el lado del trazo en el que el bolígrafo tenga su
mayor separación con la vertical.
En muchas ocasiones esta característica tiene gran valor pericial, ya que está directamente
relacionada con la forma de agarre del útil y el grado de inclinación respecto de la vertical.
Características paragrammáticas
–– Signos paragrammáticos. Puntos o líneas en las zonas adyacentes a los trazos, se
dan con frecuencia en las firmas imitadas y suele ser debido a ligeros retoques o
ajustes posteriores, a veces son automatismos propios del escritor.
ROTULADORES O MARCADORES
Historia. Estos útiles salen al mercado entre 1960-1964, la versión más generalizada es
que el rotulador fue comercializado en 1963 por la sociedad japonesa Pentel, y consistía
en un cilindro colocado dentro de un tubo del que sobresalía una punta. El cilindro estaba
compuesto por fibras plásticas muy finas pegadas entre sí.
Al parecer sus inventores buscaban un tipo de útil, de uso sencillo para el gran público,
que produjera una escritura similar al pincel con el que se escriben los caracteres de la
caligrafía japonesa, aunque evitando las complicaciones que estos pinceles presentaban.
Este invento tuvo un gran éxito en Estados Unidos en 1964 con algunas modificaciones.
Las primeras versiones de este útil utilizaban el bambú poroso para su punta, las poste-
riores el fieltro y más tarde se utilizó la fibra de nylon o plástico.
Los primeros rotuladores podían ser desechables o recargables, pero la vida de la punta
se limitaba a unas cuantas recargas, ya que con el tiempo va perdiendo rigidez y se va
desgastando. El acceso de la tinta desde el reservorio hacia la punta se produce por la
misma gravedad y la capilaridad del material que lo constituye.
Características físicas del trazo realizado con rotulador. Igual que sucede con los demás
útiles de escritura, los trazos hechos con este tipo de útil también presentan peculiarida-
des debido a la propia estructura del instrumento, al tipo de tinta:
• El trazo suele ser amplio y uniforme por el tipo de punta ancha y homogénea, en
este trazo no hay claro-oscuros.
ROLLER-BALL
Este útil apareció en el año 1966 combinando las características de los bolígrafos y las
de los útiles de punta de fibra. Tienen una bolita en la punta al igual que los bolígrafos,
aunque mucho más pequeña que la de estos, pero utilizan tinta de base acuosa de similar
composición a la de las plumas o rotuladores. Se conserva el término inglés “Roller-ball”
porque en castellano no existe un término específico para denominar a este tipo de útil.
Otra característica a tener en cuenta es la variable presión, ya que no existe como tal al no
penetrar el útil sobre el soporte. Al contrario que en la escritura realizada con un bolígrafo,
a mayor proximidad del soporte escritural menor calibre en el trazo, y a la inversa.
MÉTODOS DE IDENTIFICACIÓN
Desde el punto de vista de la grafística, una falsificación manuscrita no es más que una
simulación de la propia identidad gráfica, atribuyéndose la identidad de otra persona o
creando una ficticia que pretende alejarse de la del propio falsario (anónimos).
Históricamente la forma de abordar la investigación sobre el documento cuestionado
ha ido evolucionando a través de distintos métodos, bien en su propia estructura como
soporte, bien en los elementos de seguridad introducidos en algunos de ellos, bien en la
escritura y todo lo que envuelve su ejecución.
Según el tipo de documento y la aplicación concreta podremos hacer uso de una técnica
u otra. Entre algunas de estas técnicas podemos citar:
• Exámenes microscópicos. Su objeto consiste en llegar a características de difícil
o imposible percepción mediante la visión natural.
• Exámenes macroscópicos. Se realizan usando medios ópticos menos potentes
que mantienen el aumento óptico en una escala de 1:1 a 1:4. Compensa el menor
número de aumentos con una mayor visión de campo.
• Análisis espectral de tintas. Mediante el empleo de distintas franjas del espectro
lumínico se discriminan las tintas empleadas en un documento, comprobando la
existencia de añadidos.
• Análisis químicos. Dirigidos hacia la tinta o el propio soporte. No estudia el gesto
gráfico.
• Técnicas grafométricas. Se ubican dentro del método del mismo nombre y cuya
finalidad es el estudio métrico entre los distintos elementos que componen el
documento analizado. Son especialmente útiles en textos tipografiados.
• Tratamiento de imágenes digitalizadas. A través de los algoritmos de los pro-
gramas de edición de imágenes es posible no solo llevar a cabo el análisis del
documento, sino hacerlo visible a los destinatarios del informe.
MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN
En este apartado vamos a relacionar y explicar en qué consisten los métodos de examen
más importantes que guían al perito en la investigación de los problemas grafísticos:
1. Método morfológico, caligráfico o gramatomórfico. Con estas denominaciones
nos referimos al método estudiado por Reveneau en 1641 basado en la compara-
ción sobre las formas del grafismo de modo extrínseco.
Posición del
escritor
Útil de escritura
Causas Soporte de
exógenas escritura
Plano
Condiciones
Modificación climatológicas
involuntaria de la
escritura
Edad
Estados
psicológicos
Causas
endógenas
Patologías físicas
Mixtas (drogas)
(cuando la alteración se lleva acabo sobre el propio soporte escritural mediante borrados
o lavados, así como agregando elementos gráficos).
La falsedad, desde una perspectiva técnica, es un concepto objetivo carente de connota-
ciones jurídicas o morales. Habla de una falta de correspondencia gráfica sin que, necesa-
riamente, dicha carencia de identidad suponga un ilícito penal. Así por ejemplo, podemos
copiar un Velázquez, o un billete o el texto de la Declaración de Independencia de EE.UU.,
siempre y cuando no intentemos hacer pasar por auténtico el cuadro o el documento
histórico, o pongamos en circulación el billete.
La sustancia empleada en el lavado ataca también la cola del papel y desprende parcial-
mente las fibras más superficiales. En ambos casos se ve afectada la transparencia del
papel y, aunque el fenómeno es menos visible que el raspado, con el tiempo los elemen-
tos químicos empleados tienden a amarillear. Se puede acelerar este proceso mediante la
aplicación de polvos colorantes, vapores de yodo o productos similares.
Las tachaduras, manchas de tinta o rayas, tienen un efecto de supresión al esconder tras
de sí el trazo que contiene la información original. A pesar de que se las incluye en el
apartado de falsificación por sustracción, comparten su forma de actuación con las alte-
raciones por adición, ya que suponen la introducción de nuevos elementos gráficos a un
texto auténtico para modificar su sentido.
La imitación servil es la reproducción de las formas gráficas del modelo elegido. Existe
un ejercicio previo sobre el modelo hasta que el falsario cobra seguridad en la ejecución.
A pesar de todo es inevitable una menor velocidad que en el modelo original que, a veces
se traduce en detenciones o temblores, así como anomalías en la cohesión.
La imitación reiterada es una variante de la imitación servil, pero con un mayor ejercicio
en la ejecución del grafismo que pretende imitar, hasta conseguir cierta soltura. Su detec-
ción viene condicionada por tres factores:
1. Complejidad gráfica de la firma (si se trata de un texto, los rasgos de identidad son
más identificables en función del siguiente factor).
2. Amplitud de la muestra. A mayor extensión del texto o número de firmas, mayores
son las expectativas de detectar la falsificación.
3. Tendencia del falsario a reproducir automatismos aparentes, y a su contrario, a la
relajación en aquellos rasgos de identidad no advertidos.
La ejecución libre se lleva a cabo por quien desconoce las características gráficas de la
víctima, no llegando ni a la imitación más torpe, precisamente por la carencia de modelo
que tiene el falsario.
La imitación indirecta utiliza la ayuda de herramientas o procedimientos de ayuda en la re-
producción. Así, en la modalidad de calco puede emplearse papel carbón, o una fotocopia
repasada con bolígrafo negro, o el empleo de un punzón o bolígrafo sin tinta cuyo surco
será repasado con mayor seguridad posteriormente. El problema que encuentra el falsario
es que no consigue recorrer con exactitud el surco del calco seco que realizó previamente
y el microscopio acompañado de una luz rasante es suficiente para advertirlo. Si caben
dudas, al aplicar la luz infrarroja (880 nm) y eliminar el pigmento vemos dos ductus de
un mismo trazo.
La imitación indirecta por transparencia se desarrolla mediante luz natural (el cristal de
una ventana) o luz artificial (negatoscopio o retroproyector).
En el caso de firmas, el montaje más simple consiste en el recorte de una firma auténtica,
pegarlo en el documento que se desea y fotocopiarlo. De ahí la principal reserva sobre
documentos fotocopiados que no han permitido el acceso al original.
Otro ejercicio de transferencia podemos obtenerlo al mojar con un hidrocarburo la pági-
na de una revista a la que hemos adosado una hoja de papel. Al frotar al tiempo que se
esparce el líquido se va transfiriendo la imagen a la hoja de papel. En el supuesto de una
firma, el falsario la repasaría después con un punzón de punta roma.
En cualquiera de estos casos el documento original no existe, pues el original es la misma
copia manipulada.
Temblores
Es necesario advertir de que los temblores hay que estudiarlos detenidamente, pues pue-
den deberse a causas naturales.
Inicialmente los temblores llaman la atención del perito al ser consecuencia de la insegu-
ridad. En el falsario se suelen manifestar en trazos prolongados y de difícil ejecución, así
como en los perfiles, pues la menor presión hace que disminuya también el control sobre
el trazo.
Dentro de los temblores debidos a causas naturales podemos distinguir entre aquellos
que tienen su origen en una patología del autor (se distribuye a lo largo de todo el texto y
resultan característicos), la edad (temblores en los inicios) o el frío (atenaza los dedos y
produce una escritura angular).
Abuso de firma en blanco
La confianza entre las partes de un acuerdo llega a producir en ocasiones la firma de un
documento en blanco, hecho que es aprovechado posteriormente por una de ellas para
alterar el acuerdo primigenio. Esta situación puede llevar al perito a dictaminar que el texto
es auténtico y la firma también lo es.
Entre las formas de estudio que podemos emplear para establecer que la firma se plasmó
con anterioridad al texto podemos distinguir las siguientes:
1. Si ha transcurrido suficiente tiempo entre el momento en que se recogió la firma y
aquel en que se añadió el texto, la dinámica evolutiva de la firma hace posible que
un estudio de la misma verifique que la firma se encuentra en la posición correcta
dentro del conjunto de eslabones de una cadena en el tiempo.
2. En base al tiempo transcurrido, la absorción de los componentes de la tinta por el
papel y su dispersión en los bordes en los grafismos puede establecer diferencias
entre los distintos elementos que componen el documento. Un análisis químico
podría resolver la diferencia.
LA FIRMA
El Diccionario de la Real Academia define la firma como “nombre y apellido, o título, que
una persona escribe de su propia mano en un documento, para darle autenticidad o para
expresar que aprueba su contenido”.
Celso y José del Pichia dicen que es la representación gráfica de la persona en el ambiente
social en que actúa. Desde esta autentificación del documento que la contiene, el autor
asume obligaciones y responsabilidades de las que se derivarán ganancias o pérdidas en
el patrimonio o en otro tipo de derechos de carácter dispositivo.
Desde este concepto abordamos una perspectiva histórica de la firma que se convierte en
la llave que valida determinados actos jurídicos e identifica a los intervinientes en lo que
supone un acto de trascendencia social, bien como proyección de la propia personalidad,
bien como expresión de una relación entre distintos miembros de la sociedad.
Consta de una parte identificativa, como es la descrita, y una parte codificada que es la
rúbrica. Si recurrimos nuevamente al Diccionario de la Real Academia encontraremos su
definición como el “rasgo o conjunto de rasgos que al firmar pone cada cual después de
su nombre o título, a modo de contraseña, como parte integrante de la firma”.
La firma es un acto automático que no necesita reflexión ni atenerse a ninguna norma
ortográfica. Es el único elemento escritural que permite ser ilegible o escamotear letras.
Cuando sucede a un texto manuscrito por el mismo autor, no tiene porqué mantener su
correlación con el texto, pudiendo presentar diferencias en cuanto al tamaño, dirección,
inclinación… sin que ello suponga una alteración del gesto escritural interiorizado por su ti-
tular. Es más, permite ser modificada según la voluntad del titular tantas veces como desee.
En la actualidad la firma se ha expandido al ámbito de la informática mediante la “firma
electrónica”, que es un código alfanumérico asociado a distintos documentos o acciones
en el entorno informático, no gozando de las garantías mínimas una firma digitalizada.
En todos los casos, tanto grafístico como tecnológico, la firma cumple tres funciones que la
convierten en un elemento básico del tráfico documental en la sociedad de nuestros días:
1. Función identificativa. Representa a una persona concreta.
2. Función declarativa. Expresa su voluntad a través de un documento y asume su
contenido. La firma supone una declaración de asunción y responsabilidad del
contenido del documento firmado.
3. Función probatoria. Permite identificar a su autor y verificar que se trata efectiva-
mente de la persona a que representa. Ello como consecuencia de que constituye
CLASIFICACIÓN DE LA FIRMA
La firma admite distintas clasificaciones según los criterios que se apliquen, como por
ejemplo:
• Por su legibilidad: legible o ilegible.
• Por su tamaño (en relación al texto o al soporte donde se plasma): grande, normal
o pequeña.
• Por su dirección: ascendente, rectilínea o descendente.
• Por la forma: redondeada en arco o en guirnalda, angulada, ornamentada, filiforme.
• Por la rúbrica: con rúbrica o sin rúbrica. En el primer caso consistente en un punto
al final de la firma, una línea de subrayado, de lazada, regresiva, proyectada hacia
delante, zigzagueante, de formas circulares, envolvente, de tachadura…
• Por su complejidad: firma complicada, sencilla, visé.
• Por el medio de constitución: grafístico o caligráfico, firma electrónica.
EVOLUCIÓN DE LA FIRMA
A través de la vida de una persona la escritura evoluciona conforme a distintos factores
como son el estado de salud, el hábito de escribir, el útil de escritura empleado, etc. La
firma no es una excepción dentro de los mismos parámetros siguiendo una pauta de sim-
plificación de trazos que se agudiza en función, además, de las circunstancias citadas por
la edad o la cantidad de firmas que habitualmente realiza su titular. En este último caso,
determinadas profesiones que exigen gran cantidad de firmas de modo periódico (médi-
cos, notarios, policías…), provocan que dicha simplificación llegue a lo que se denomina
firma visé como exponente de tal simplificación.
Tal y como hemos afirmado, la elaboración de la firma carece de normas por lo cual es
factible que una persona modifique la estructura o la morfología más aparente de su
sello personal en cualquier momento. No obstante esto no es habitual, pues la firma se
construye con fines de estabilidad, ya que una variación constante no la haría reconocible
incluso por las personas de mayor relación documental con su titular.
Esta evolución de la firma supone una utilidad a la hora de ubicar un documento en el
tiempo, pues cada firma de un mismo autor tendría su lugar en una cadena de sucesión.
• Epígrafe. El escritor se sitúa sobre un epígrafe final que delimita el espacio del
actuante en el documento de que se trate (el contratante, el trabajador, el inqui-
lino,…) y en este espacio más reducido viene a situarse nuevamente según la
pauta del apartado anterior.
• Ubicación prefijada. Es posible que la posición venga determinada por la parte que
redacta el documento o que lleva la iniciativa en el acto protocolario, señalando
con un punto o con una pequeña cruz el lugar donde debe situarse la firma. En
este caso el espacio no resulta útil desde el punto de vista identificativo al haber
perdido toda espontaneidad.
• Casillas de formularios. En los formularios es posible que el espacio indicado para
ubicar la firma venga dado por una casilla a la que el escritor intenta adecuarse
modificando las proporciones de su firma.
BALÍSTICA INTERIOR
Estudia los fenómenos que ocurren en el interior del arma de fuego, desde que se pro-
duce la percusión hasta que la bala abandona el cañón del arma. Incluye por lo tanto
los fenómenos relacionados con los sistemas de alimentación, percusión, obturación y
BALÍSTICA EXTERIOR
Estudia el comportamiento del proyectil desde que sale de la boca del cañón del arma de
fuego, hasta que colisiona con alguna barrera. Incluye todo lo referente a los sistemas
de mira de las armas y cálculo de trayectorias en el aire. En los primeros instantes tras
abandonar el cañón del arma, la bala experimenta un brusco cambio de presión, además
de que sale acompañada por gases y partículas, a esta primera etapa se le denomina
“balística intermedia”. Después de recorrer unos pocos centímetros, la bala logra esta-
bilizarse y realiza el resto de su trayecto influenciada únicamente por la gravedad y los
efectos producidos por el medio en el que viaja, es decir, la fricción del aire, los efectos de
la rotación y la influencia del viento. En los disparos a distancias cercanas, esta trayectoria
es básicamente una línea recta, debido a la alta velocidad del proyectil, que para el caso
del calibre más pequeño es de alrededor de 250 m/s. Cuando el tiro se realiza a distancias
largas o mayores que 50 metros, la trayectoria muestra comportamiento curvo, similar a
una parábola.
BALÍSTICA TERMINAL
Estudia la acción del proyectil sobre el blanco, cómo realiza la transferencia de su energía
y todos los efectos que se producen alrededor de la superficie de impacto. Una parte
principal de esta área es la que estudia la efectividad del proyectil al impactar en un ser
vivo, ya sea un ser humano o una pieza de caza. Aquí son importantes los conceptos de
energía cinética, tanto al momento del contacto (que determina la capacidad de efectuar
daños), como la residual tras abandonar el cuerpo, y viene dada por la masa del proyectil
y el cuadrado de su velocidad. También, el poder de parada, que es la capacidad del pro-
yectil de detener a un ser vivo, y el poder de penetración, el cual caracteriza la capacidad
de una bala de poder atravesar una barrera; estos dos conceptos dependen de la energía,
el calibre y un coeficiente que se obtiene según la forma del proyectil. Aunque todas es-
tas nociones están entrelazadas, enfocan el análisis de la interacción bala-barrera desde
ángulos distintos y complementarios.
BALÍSTICA FORENSE
La balística forense se refiere a todo conocimiento relacionado con las áreas de estudio de
la balística, que pueda ser utilizado con fines de investigación forense. Incluye todo tipo
de análisis sobre armas de fuego, balas, vainas, cartuchos, residuos de disparo y orificios
dejados por el paso de las balas sobre distintas superficies o cuerpos (Posada, 2003).
Por ejemplo, los fenómenos de la balística interior son de gran interés desde el punto de
vista identificativo, ya que es en este periodo donde el arma imprime todas sus huellas
sobre el cuerpo de la bala y la vaina; mientras que la balística exterior y la balística ter-
minal, son importantes para la determinación de trayectorias y distancia del disparo, etc.
Algunos de los estudios periciales que son de utilidad forense se describen brevemente
a continuación:
Análisis identificativos
Los peritos establecen la correspondencia de una bala o una vaina con un arma de fuego.
En los casos donde no hay arma, relacionan entre ellas varias evidencias, ya sea del mis-
mo o de diferente caso. Además, se estudian los antecedentes de la evidencia, es decir,
se compara con todos los casos anteriores para buscar relaciones. Estas pericias son
importantes porque permiten confirmar o descartar la presencia de un arma específica en
el lugar de los hechos, o saber si las balas o vainas de distintos hechos tienen relación.
La balística identificativa no es en sí misma una aplicación de alguna rama de la ciencia
balística, sino que posee sus propios fundamentos científicos; su estudio es el motivo del
presente trabajo.
de los homicidios dolosos se cometieron con armas de fuego, así como el 17 % de los
suicidios. Sin entrar en analizar las causas de esta realidad, se observa que los análisis
que requieren de una identificación balística son esenciales para la Autoridad Judicial. Los
peritos deben ofrecer al sistema judicial resultados fiables en los que los jueces puedan
basar sus conclusiones.
Reseña histórica
Henry Goddard fue el primero en realizar una identificación balística (Posada, 2003), des-
pues de que en 1835 se resolviera un asesinato cometido con arma de fuego en la ciudad
de Londres. En ese tiempo se utilizaban armas de avancarga y cada dueño fabricaba sus
propias balas mediante un molde. Durante la investigación, Goddard observó que la bala
encontrada poseía un abultamiento irregular en su cuerpo, por lo que se realizó un regis-
tro en la casa del sospechoso en busca del molde. Luego de hallarlo y fabricar con este
una nueva bala, Goddard encontró que también dejaba una protuberancia irregular, que
al compararla con la original, resultaban idénticas, por lo que llegó a la conclusión de que
ambas habían sido hechas con el mismo instrumento. A la luz de esta y otras pruebas, el
asesino confesó.
Tras este episodio, varios investigadores utilizaron la observación detallada de las evi-
dencias balísticas, por medio de microscopios o fotografías ampliadas. Se destacan los
aportes del profesor V. Balthazard, uno de los padres de la criminalística, quien ya en 1912
presentó dos ponencias, una sobre vainas y otra sobre balas, en un Congreso de Medicina
Legal celebrado en París, donde expuso los procedimientos para realizar identificaciones.
En 1925, en la ciudad de Nueva York, se creó el primer instituto dedicado a la investiga-
ción balística, el Bureau of Forensic Ballistics (Oficina de Balística Forense), integrada por
Charles E. Waite, Philip O. Gravelle y John H. Fisher, y más tarde Calvin H. Goddard. En el
seno de esta oficina se desarrolló el microscopio de comparación balístico, lo que signifi-
có un importante paso en el desarrollo de los estudios identificativos, y se establecieron
los fundamentos para llevar a cabo la investigación balística. La resolución del primer caso
judicial en 1927 gracias a los análisis balísticos de Calvin Goddard, le ha merecido que en
los Estados Unidos lo consideren el padre de la balística forense moderna.
En Europa, en la década de 1920, el microscopio de comparación fue introducido por
medio de Sydney Smith, director del Instituto Forense de El Cairo. Rápidamente se difun-
diría por toda Europa, donde expertos como Locard, Söderman y Churchill, entre otros,
pusieron en práctica las experiencias de Goddard y compañía, e incluso las superaron. Ha-
cia1930 la balística identificativa había desarrollado plenamente su potencial y su sustento
teórico. En España, se adquiere el primer microscopio de comparación en el año 1975,
mismo año en que se crea el primer laboratorio de balística forense del país.
El mayor avance desde la creación del microscopio de comparación se dio a finales de los
años 80 y la década de los 90, cuando se desarrollaron en varios países bases de datos
informáticas con imágenes capaces de realizar “identificaciones” por medio del ordena-
dor. Estos sistemas aplican diversos filtros y seleccionan una lista de posibles candidatos.
A partir de esta selección, un perito debe realizar las comparaciones para determinar el
resultado. Estos sistemas han significado un enorme paso en este campo, ya que permite
relacionar de una manera rápida los antecedentes balísticos de la evidencia. El primero de
ellos se adquirió en España en el año 2000.
Actualidad
En la actualidad, las metodologías y tecnologías siguen siendo prácticamente las mismas.
En cuanto a sistemas informatizados, desde el 2005 las empresas que comercializan
sistemas de identificación automática, tales como IBIS, EVOFINDER (antiguo CONDOR) y
más recientemente el ALIAS, han implementado una tecnología de escaneo láser tridimen-
sional de las superficies de balas y vainas en lugar de la tradicional captura fotográfica, lo
que ha ayudado a mejorar la calidad visual de las imágenes con las que el perito puede
trabajar. Sin embargo, todavía se está lejos de un sistema perfecto, ya que los resultados
requieren aún mucho aporte del experto para identificar los resultados correctos.
Por otra parte, la influencia de los criterios “Daubert” ha abierto un fuerte debate sobre
la validez científica de los fundamentos de la balística identificativa, principalmente en los
Estados Unidos, a pesar de lo cual los laboratorios de todo el mundo continúan utilizando
la metodología estándar basada en dichos fundamentos. De momento, la reacción ha sido
la realización de múltiples estudios que procuran validar los principios en los que se basa
esta técnica, así como la implementación de sistemas de gestión de la calidad con el fin
de minimizar errores. Por ejemplo, los laboratorios europeos adscritos a la red ENFSI
deben, antes del año 2015, estar acreditados bajo la norma de calidad ISO 17025, la cual
garantiza la calidad de los análisis de laboratorios de ensayo o calibración, por medio de
directrices y controles sobre todos los aspectos que afectan los dictámenes periciales
(Lucena, 2010).
El fuerte peso que tiene la prueba científica ha hecho que históricamente haya sido nece-
sario que los sistemas judiciales establezcan ciertos criterios para poder depositar sobre
ella un grado de confianza, en la búsqueda de formar esa íntima convicción que el juez ne-
cesita. Esto por cuanto no es desconocido que, en los juicios, alguna de las partes puede
buscar peritos externos como testigos que aporten su opinión, la cual seguramente apo-
yará la versión de la parte que le contrató, y podría estar en contraposición con la opinión
de los peritos oficiales, de manera que el juez debe decidir cuál de ambos testimonios
acepta. Por lo tanto, cada vez con más frecuencia se hace necesario saber cómo evaluar
la veracidad de las declaraciones científicas de peritos externos y oficiales. Generalmente,
los jueces y jurados se han decantado por los peritos oficiales porque no representan nin-
gún interés de parte en el proceso, aunque la valoración de la prueba no debería depender
de la procedencia del perito, ni de sus títulos o experiencia, sino solamente de la validez
científica de la técnica utilizada.
Por otra parte, los desarrollos tecnológicos de los últimos 20 años, específicamente los
análisis genéticos y las bases de datos informáticas con sistemas de búsqueda auto-
matizados, han puesto de manifiesto que algunas de las técnicas criminalísticas habían
sido sobrevaloradas, ya sea por el juez o por los propios expertos. Se han revelado gran
cantidad de injusticias, como el caso de los múltiples errores cometidos en la pericia de
identificación por análisis de cabellos, los cuales fueron descubiertos gracias a posterio-
res pruebas de ADN, o el sonado caso de las huellas dactilares de “Brandon Mayfield”,
donde el FBI de Estados Unidos emitió un resultado atribuyéndole a este hombre las
huellas encontradas en un atentado terrorista en España, cosa que luego fue desmentida
gracias a que la Policía Nacional española encontró al verdadero autor del hecho (Otero,
2010; Lucena, 2010).
La suma de ambos factores, tanto el testimonio contradictorio entre peritos especializa-
dos, como el hallazgo de errores en pruebas científicas que se consideraban infalibles, ha
provocado una revolución en las ciencias forenses. Las autoridades científicas han salido
al paso, demandando que las técnicas criminalísticas reformen sus metodologías y sigan
el modelo de los análisis de ADN, el cual se basa en un formalismo matemático de datos
estadísticos y sus consecuentes determinaciones de tasas de error. Las autoridades ju-
diciales por su parte, se han vuelo más rigurosas en lo que se refiere a la aceptación de
pruebas catalogadas como científicas, los jueces quieren saber qué tanto pueden confiar
realmente en una valoración pericial antes de tomar sus decisiones, y exigen seriedad y
rigurosidad en los análisis. Muestra de esto son los criterios de Daubert, utilizados por el
Tribunal Supremo de los Estados Unidos para aceptar la prueba científica, modelo que ha
llamado la atención en países de Europa y el resto del mundo.
ocurre con el latón, aluminio o cupro-níquel del que están hechas las vainas y cápsulas
iniciadoras, frente al acero o los polímeros que conforman las piezas de los mecanismos
de alimentación, percusión y obturación de las armas de fuego. Esto no es algo casual,
los fabricantes en general construyen sus armas con materiales mucho más duros que las
balas y vainas, porque deben estar diseñadas para poder realizar muchos disparos y se-
guir funcionando sin problemas, soportando el roce constante con los elementos del car-
tucho, además de las inmensas presiones y temperaturas que ocurren en cada disparo.
Estas huellas que el arma imprime sobre los elementos del cartucho son principalmente de
dos tipos diferentes: huellas por estampado y huellas por arrastre. Según el tipo de arma y
sus mecanismos, se imprimirán unas u otras huellas (Howard, 1962; Posada, 2003).
presentes en el material más duro rayarán al material más suave. Este tipo de huellas se
pueden encontrar tanto en la vaina como en la bala:
Figura 2. Las irregularidades de la superficie producen líneas paralelas cuando hay movimiento.
Observe que las huellas posteriores podrían sobreponerse a las primeras.
Impresas Impresas
por el arma fuera del arma
Consistentes Transitoras
Figura 3. Esquema de clasificación de las huellas. En el esquema se observan todos los tipos de huellas
que el analista debe considerar. Se aprecia que las huellas impresas fuera del arma y las transitorias interfieren
con las huellas consistentes. De todo el conjunto de huellas que poseen las evidencias, solamente las huellas
individualizantes son de utilidad identificativa.
del ánima después de cada disparo a causa de la presión y temperatura en el interior del
cañón. Estas partículas, así como se depositan libremente, de esa misma forma abando-
nan también la superficie, dando lugar a mucha variabilidad. La presencia de estas huellas
puede superponerse y ocultar a las huellas consistentes. Para el caso de las vainas, las
huellas transitorias se deben también a la deposición aleatoria de partículas sobre el plano
de cierre y aguja percutora, a las pequeñas variaciones en la fuerza de la percusión, a la
variabilidad que existe en la deflagración de la pólvora en cada cartucho, generando dife-
rentes fuerzas de retroceso, etc.
La forma más efectiva para reconocerlas es mediante la toma de testigos del arma (al me-
nos tres), de forma que al cotejarlos entre ellos, permite filtrar visualmente todas aquellas
huellas que sean transitorias y dejar solamente las huellas consistentes. Las huellas con-
sistentes suelen clasificarse como huellas de clase, huellas individualizantes y huellas de
subclase (Conrad et al., 2011; Committee to Assess the Feasibility, Accuracy and Technical
Capability of a National Ballistics Database, 2008).
Huellas de clase
Se les denomina con este nombre porque son las huellas que sirven para clasificar, den-
tro de un grupo de armas, a las que tienen ciertas características comunes. Son huellas
impresas por razones de diseño o modelo del arma. Para el caso de las balas, se trata
del tamaño, número, giro y ángulo de inclinación de las estrías. Para las vainas, sería
principalmente la forma y tamaño de la aguja percutora, la forma, tamaño y posición del
tope de expulsión y uña extractora, así como la forma del rayado del plano de cierre. En
principio, estas características deben aparecer en las balas y vainas de forma consistente,
sin importar el material del que estén hechos.
La razón de esto es que el fabricante del arma tiene un interés especial en que estas hue-
llas sean impresas siempre, para asegurar la estabilidad de la bala disparada y el correcto
funcionamiento de los sistemas de percusión y alimentación de los cartuchos. Como cada
empresa fabrica las armas de acuerdo a sus diseños propios, estas características mu-
chas veces difieren entre casas comerciales y sus modelos. Sin embargo, está claro que
todas las armas construidas bajo los mismos diseños imprimirán iguales características
de clase. Otras armas de marcas y modelos diferentes que utilicen piezas con medidas
similares también imprimirán algunas características de clase iguales.
Huellas individualizantes
Son huellas microscópicas impresas por razones ajenas al diseño del arma, que tienen su
origen en las irregularidades aleatorias que existen en toda la superficie metálica del ánima
del cañón del arma de fuego, así como en las distintas piezas que entran en contacto con
la vaina. Debido a que su origen es aleatorio, es decir, no es decisión del fabricante agre-
garlas o no, sino que aparecen simplemente porque no existe ningún proceso industrial
que genere piezas de armas que sean idénticas desde el punto de vista microscópico, se
dice que pueden individualizar al arma de fuego. Además, otras huellas individualizantes
se van agregando a lo largo del uso del arma de fuego, a la vez que algunas de las origi-
nales van desapareciendo, como parte del proceso natural de desgaste y fricción de los
metales. En la práctica se ha observado la consistencia de las huellas individualizantes, es
decir, que se imprimen reiteradamente sobre las balas y vainas de los cartuchos utilizados
en el arma.
En vista de que cada arma tiene diferentes huellas individualizantes, son de utilidad foren-
se, ya que sirven para relacionar una evidencia con un arma específica. Como puede ob-
servarse en el esquema de la Figura 3, estas huellas están siempre mezcladas con otros
tipos de huellas, y esa es la de razón, junto con algunos factores que afectan la impresión
de huellas, que hace complicado el análisis balístico identificativo.
Huellas de subclase
Es interesante señalar que la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de
los Estados Unidos (ATF) señala una clasificación adicional, a la cual denominan “huellas
de subclase”. Esta nueva clasificación surgió al observar que algunas herramientas con las
que se fabrican armas de fuego imprimen sus mismas señales irregulares sobre un grupo
de piezas de armas fabricadas de forma consecutiva. Estas, a su vez, imprimen dichas
irregularidades sobre las balas o vainas, de manera que las señales tienen la apariencia
de ser individualizantes, pero en realidad son comunes en todo el grupo de armas. Se
recalca el hecho de que es una condición temporal y no controlada durante el proceso de
manufactura, tal como una muesca o fractura en una herramienta utilizada en la fabrica-
ción. Dada la tendencia a cometer el error de confundirlas con huellas individualizantes, el
estudio de las huellas de subclase adquiere una gran importancia.
Para el caso de las balas, se ha hallado huellas de subclase únicamente en los campos de
la bala y nunca en las estrías (Tulleners y Hamiel, 1999). Esto se debe a que en el proceso
de fabricación del cañón, el orificio central se realiza con un taladro, y luego los surcos de
las estrías se realizan con una herramienta de corte o por estampado. El taladro no dejará
huellas de subclase por su forma de operar, mientras que la herramienta que se usa para
crear el estriado sí puede repetir sus señales, en tanto no se desgasten sus irregularida-
des lo suficiente para que estas señales cambien.
Para el caso de las vainas, se han reportado (SWGGUN, 2009) casos de huellas de sub-
clase presentes en algunos tipos de aguja percutora, específicamente las que tienen un
acabado con círculos concéntricos. Además, se ha reportado que los planos de cierre de
algunas armas, como Ruger, Lorcin, Browning e incluso HK, son susceptibles a presentar
este fenómeno, así como algunos topes de expulsión.
Dichos estudios indican que normalmente, junto con las huellas de subclase, se imprimen
suficientes huellas individualizantes, de forma que con un análisis profundo se evita la
confusión. Sin embargo, es de suma importancia que un analista conozca las distintas
rrectos. Estos factores son (Committee to Assess the Feasibility, Accuracy and Technical
Capability of a National Ballistics Database, 2008):
imprimir huellas muy variables, tal es el caso de las armas Bryco o Lorcin, Hi-Point y Ran-
ger. En estas armas, el desgaste en los estriados suele ser muy alto con pocos disparos,
lo cual produce que las balas “resbalen” dentro del cañón en vez de tomar el estriado con
firmeza. Además, tienden a desprender muchas partículas metálicas a causa de la tempe-
ratura y presión de los disparos. En contraste, también hay armas que utilizan procesos
de fabricación muy minuciosos y de alta calidad, con cañones tipo poligonales en vez de
estriados, en los que la superficie queda muy pulida y la bala tiene un contacto mínimo
con el cañón, lo que limita notablemente la impresión de huellas peculiares.
Unicidad
Es un principio que se basa en el hecho básico de que no existen dos objetos que sean
perfectamente idénticos. Aunque dos armas de fuego fabricadas de forma consecutiva
parezcan muy similares, al observarlas bajo un microscopio a unos 30 aumentos se ob-
serva una serie de irregularidades y diferencias. Esto se debe en gran medida a que en
los procesos de fabricación, una misma herramienta de corte se utiliza para confeccionar
varios cañones u otras partes del arma, pero sus filos se desgastan rápidamente, lo que
origina variación microscópica entre ellos. Incluso tras someter los cañones y piezas a
procesos de pulido, siempre existen granos microscópicos que son inherentes a la propia
estructura de las aleaciones metálicas. Habrá zonas microscópicas de mayor y menor du-
reza, que por el uso, la constante presión y altísimas temperaturas, desgastarán las zonas
más suaves y dejarán sobre relieve las porosidades más duras. Debido a esto, la superficie
microscópica del ánima del cañón y de las piezas de los sistemas de alimentación y percu-
sión en un arma de fuego, presentan relieves peculiares y porosidades totalmente aleato-
rios. Estos relieves, que originalmente se forman desde el mismo proceso de fabricación,
también se enriquecen durante el uso del arma de fuego (Posada, 2003; Howard, 1962).
Por lo tanto, es imposible que dos cañones observados microscópicamente tengan el
mismo conjunto exacto de irregularidades distribuidas en la misma ubicación, número e
intensidad. De la misma forma se puede argumentar sobre la aguja percutora, el plano
de cierre, el tope de expulsión y el resto de piezas que entran en contacto con la vaina.
Permanencia
Muchos de los relieves presentes en el arma son estables en el tiempo, es decir, no se
modificarán de manera apreciable, e imprimirán las mismas lesiones prácticamente de
forma inmutable durante una secuencia larga de disparos, dada la mayor dureza del acero
de las armas de fuego frente al plomo, latón, etc. de los que están hechas las balas y
vainas. Aunque los huellas puedan ir desapareciendo y otras se vayan incorporando, esta
evolución es lenta y no afecta la totalidad de los elementos identificables (Posada, 2003).
Ahora bien, esta característica puede ser un problema en las armas de fuego de mala
calidad, como Bryco o Lorcin, Hi-Point y Ranger.
Hay muchos estudios que apoyan esta aseveración, en los que se han realizado miles de
disparos con una misma arma de fuego, y luego se han comparado los testigos obtenidos
(Martín et al., 2006; Uchiyama, 2008). Se ha observado que en las vainas hay una mayor
permanencia de las huellas que en las balas, principalmente si estas son de plomo sin
revestimiento, aunque se comprueba que para secuencias mayores a las del uso estándar
(cientos de disparos) se sigue observando suficientes huellas identificativas.
Repetibilidad
En cada disparo, el arma imprime lesiones sobre las balas que atraviesan el cañón y sobre
las vainas que interaccionan con los sistemas del arma. En vista de que todo el proceso
está mecanizado, cada cartucho interactúa con el arma de forma prácticamente igual, por
lo cual todas las balas y todas las vainas son expuestas a las mismas lesiones. Además,
las grandes presiones a las que se ven sometidas las partes, así como el diseño de las
armas en las que el diámetro de la bala es mayor que el diámetro del cañón para asegurar
que tome el estriado y se bloquee el escape de los gases, permiten un mayor contacto
entre las superficies, lo cual causa que se impriman todas sus imperfecciones (Howard,
1962). Esto no significa que las balas o vainas tomadas de una misma arma sean total-
mente idénticas, dado que las huellas consistentes se entremezclan con las huellas tran-
sitorias y, además, los múltiples factores ya expuestos pueden provocar variaciones. Sin
embargo, el principio de la repetibilidad asegura que, aparte de las diferencias notadas,
también se observan múltiples señales coincidentes.
Suficiencia
Estas lesiones deben ser observadas en aumentos de 30X a 50X, para poder encontrar
suficiente abundancia de las mismas, puesto que en aumentos menores solamente se
observan las características de clase, pero muy pocas individualizantes. Es importante
apuntar que las huellas buscadas pueden estar presentes a lo largo de toda la superficie
del cuerpo de la bala, principalmente en las estrías, en la zona cercana a la base, mientras
que en las vainas se localizan en todas las piezas que entran en contacto con ella.
De esta forma, el principio de la suficiencia asegura que el rayado balístico es tan variado
y abundante, y por lo tanto tan distinto entre diferentes armas de fuego, que con este gra-
do de aumento óptico es posible localizar, en la mayoría de los casos, suficientes huellas
individualizantes en cantidad y morfología, de manera que el analista tenga un alto grado
de certeza de que no están presentes por casualidad, y así excluir otras posibles armas
de fuego.
Este elemento es crítico en el caso de trozos de balas donde la cantidad de rayado es muy
poca, o en las vainas percutidas por armas que no posean mecanismos automáticos de
alimentación, como el revólver, en donde muchas veces solo se cuenta con la huella de
percusión. Otro caso complicado es el de las armas con ánima poligonal, donde el diá-
metro promedio del cañón es muy similar al de la bala, de manera que hay poco roce y la
impresión de las huellas es mucho menor.
mos internos de los diferentes tipos de armas de fuego. Por esto, la duración del periodo
de formación suele tardar más de un año, al lado de un perito de mayor experiencia, y
debe incluir los siguientes aspectos (Conrad et al., 2011):
• Identificar por separado las huellas impresas por el arma, de las huellas impresas
antes o después del contacto con el arma.
• Reconocer las huellas comunes en muchos tipos de armas de las huellas particu-
lares.
• Distinguir las huellas de subclase de las huellas individualizantes.
• Diferenciar las huellas consistentes de las huellas transitorias en un arma.
• Valorar todos los aspectos expuestos que pueden alterar la impresión de huellas.
Este último aspecto, por lo general, conlleva un trabajo adicional, dado que si el perito
valora que existe algún factor que cause variabilidad en las huellas, deberá realizar las
acciones que considere necesarias para respaldar o descartar su hipótesis. Por ejemplo,
puede ser necesario que tenga que tomar más elementos testigo de otro material o casa
fabricante, realizar una limpieza del arma de fuego o una inspección detallada del ánima
del cañón. Puede ocurrir también que las huellas estén ocultas por la propia deformación
de la bala, por ejemplo en las balas expansivas, así que el perito tendrá que descubrir el
rayado balístico al enderezar las zonas deformadas.
Además, el perito deberá dominar las técnicas de empleo de los microscopios de com-
paración, principalmente sobre el uso de una iluminación adecuada y también acerca de
los distintos sistemas ópticos y mecánicos. En caso de contar con una herramienta de
comparación automatizada, deberá conocer a fondo su utilización y limitaciones.
TÉCNICA DE COMPARACIÓN
Básicamente hay dos situaciones posibles a las que el analista debe enfrentarse. Por un
lado, comparar balas o vainas para relacionarlas con un arma de fuego sospechosa. Por
otro lado, comparar una bala con otra, o una vaina con otra, en ausencia del arma. En el
caso de tener el arma de fuego, se revisará minuciosamente el ánima del cañón para des-
cartar alteraciones intencionales de este. Luego se tomarán al menos tres muestras testi-
go, preferiblemente con cartuchos de la misma casa comercial de la evidencia a analizar,
con el fin de corroborar la repetibilidad de las huellas. Si el arma de fuego está ausente,
no será posible evaluar esta repetibilidad ni su variabilidad frente a factores que puedan
modificar las huellas, por lo que el resultado debe emitirse de forma más cuidadosa.
Comparación de balas
Según las características de clase del arma, la bala puede tener distinto número de estrías,
o no tener ninguna, como en el caso de las armas de fuego poligonales y de ánima lisa. La
estría es la zona de la bala que ha sido “excavada” por los campos del ánima del cañón, y
por eso es la parte en la que hay mayor contacto entre ambas superficies.
Si se cuenta con el arma de fuego, el perito deberá cotejar una estría de uno de los testi-
gos, contra todas las estrías del otro testigo, hasta que encuentre cuál de todas es la que
presenta señales que coincidan. Como en el caso de las balas, todas las huellas observa-
das son por arrastre, se evaluará la correspondencia de líneas por su ubicación relativa,
su profundidad y cantidad. Al encontrar la estría que muestre correspondencia con las
huellas, irá girando ambas balas simultáneamente en busca de microlesiones comunes
a lo largo de todas las estrías de las balas. Puede corroborar también las huellas en los
campos de la bala, pero debe tener siempre en cuenta que en general no se debe emitir
criterio únicamente con estas para evitar errores por huellas de subclase. Por último, se
debe repetir la comparación con el tercer testigo, con el fin de verificar que la presencia
de huellas sea repetible en todos ellos.
Una vez concluido el estudio entre testigos, es tiempo de colocar la evidencia y compa-
rarla contra uno de los testigos. Se procede de manera similar, colocando alguna estría
de la evidencia a estudiar, donde se observe su rayado balístico, y luego se va girando el
testigo, y se busca si hay alguna estría donde haya correspondencia. Cuando se encuen-
tre una posible coincidencia entre dos estrías, se deberán rotar ambas balas juntas para
verificar si existen otras microlesiones en las estrías restantes. En el caso de no contar
con el arma, se omite lo referente al cotejo entre testigos, y se realiza directamente la
comparación entre las balas dubitadas, con las limitaciones del caso.
Comparación de vainas
Si el arma de fuego está presente, se realizará primero un cotejo entre dos de los testi-
gos obtenidos. En este cotejo se analizarán todas las superficies del arma que están en
contacto con la vaina: aguja percutora, plano de cierre, recámara, uña extractora, tope de
expulsión, etc., en función del tipo de arma de fuego y de los mecanismos que posea.
Hay que recordar que en este caso se buscará mayormente huellas estampadas, así como
también, en algunos casos, huellas de arrastre. En el caso de las huellas estampadas, lo
que se evalúa son las irregularidades que sobresalgan de los contornos más regulares.
Una vez halladas todas las similitudes, se colocará el tercer testigo con el fin de corroborar
la secuencia encontrada.
Luego, se colocará la evidencia que se debe estudiar, y se comparará con uno de los testi-
gos, tratando de localizar la secuencia de huellas que anteriormente había sido observada
entre testigos. Para evitar cometer errores por huellas de subclase, es necesario evaluar
todas las impresiones y no guiarse únicamente por la correspondencia de una de ellas. En
el caso de no contar con el arma, se omite lo referente al cotejo entre testigos, y se realiza
directamente la comparación entre las vainas dubitadas, con las limitaciones del caso.
No concluyente
• La evidencia y los testigos del arma presentan coincidencia en sus huellas de
clase.
• Primera posibilidad. El arma analizada presenta insuficiente reproducibilidad en
los testigos que se obtienen con ella, por lo que es imposible emitir un criterio.
• Segunda posibilidad. Las coincidencias entre las huellas individualizantes en los
testigos y en la evidencia analizada son escasas, lo cual genera dudas respecto a
una misma o distinta procedencia. En este caso, el perito cuenta con el recurso
de tomar nuevos testigos de otras marcas o materiales, realizar una limpieza del
arma o tomar cualquier acción que permita despejar sus dudas. En caso de no
*. La palabra “suficiente” se entiende como una reproducción significativa de marcas aleatorias, que excedan cualquier
posible coincidencia al azar que se haya estudiado entre distintas armas de fuego.
contar con el arma, es más difícil poder evaluar los cuestionamientos sobre la
coincidencia o no de las huellas, por lo que es más común obtener el resultado
no concluyente.
En las pruebas interlaboratoriales elaboradas por ENFSI, así como en algunos laboratorios
(por ejemplo, en la Guardia Civil se propone en la implementación de su Sistema de Cali-
dad), se subdivide esta segunda posibilidad en otros resultados:
Posible identificación
Coinciden las huellas de clase y hay similitudes en algunas individualizantes, pero son
insuficientes* para emitir el criterio positivo.
No concluyente
Coinciden las huellas de clase, pero la evidencia carece de huellas individualizantes (cri-
terio totalmente neutral).
Posible exclusión
Coinciden las huellas de clase pero las diferencias en las individualizantes no son suficien-
tes* para declararlo negativo.
No apto para análisis identificativo
La evidencia estudiada posee muchos daños producidos después de haber impactado
una superficie, los cuales ocultan las huellas individualizantes que pudo haber tenido. O
bien, la evidencia es solo un trozo de tamaño muy pequeño y esto limita el criterio que
se podría emitir.
2. Según el contexto, el trazo del centro en ambas líneas puede parecernos un número “13” o una letra “B”. El cerebro
resolverá el carácter ambiguo de acuerdo con la información de contexto. Saber cuál es el correcto es otro tema
(Risinger et al., 2002).
expendedora de billetes de lotería, la cual imprime números del 00 al 99, es decir, 100
posibilidades. Suponga que tan solo 12 personas compran un billete cada uno; note que
la cantidad de posibilidades excede más de ocho veces a la cantidad de compradores.
No existe ninguna ley matemática o física que impida que dos de estos compradores
adquirieran billetes con el mismo número. Aunque intuitivamente parezca improbable, se
puede demostrar que no lo es, pues en realidad hay un 50 % de probabilidad de que esto
sí ocurra (la misma probabilidad de que al lanzar una moneda caiga una cara o la otra).
Otro ejemplo: se puede demostrar que en un grupo de tan solo 23 personas escogidas al
azar, existe una probabilidad mayor que el 50 % de que haya dos personas que cumplan
años el mismo día. Esto ejemplifica que el razonamiento “probabilístico” intuitivo normal-
mente falla frente al cálculo matemático.
Por su parte, Aitken y Taroni (2010) señalan que los expertos deben aceptar que “la
identificación es puramente una estimación probabilística del valor de cualquier tipo de
evidencia” y que “pasar de una probabilidad a una certeza es un acto de fe, no un razona-
miento basado en la lógica”, e indica que esta falacia se debe a que el analista concluye
ilógicamente que la probabilidad de encontrar otra fuente con las mismas características
es cero. Desde esta perspectiva, la observación de una característica debe tratarse desde
el punto de vista estadístico, es decir, a partir de la estimación de la frecuencia de dicha
característica en una población representativa. En otras palabras, identificar que una bala
fue disparada por un arma de fuego con un grado de certeza absoluto, excluyendo cual-
quier otra arma y sin tener en cuenta la frecuencia con la que los rasgos están presentes
en otras armas de fuego, es en sí mismo una contradicción.
tratarse de la misma arma cuya huella identificativa haya cambiado; de esta manera, el
analista concluiría un falso negativo.
estudios que los validan. Si bien es cierto que las armas de fuego sufren modificaciones
con el tiempo, para que ocurran estos cambios se requiere una gran cantidad de disparos,
usualmente mucho más de cientos, por lo que se espera que desde el momento en que
se cometió el delito hasta que el arma es incautada, no debería haber modificaciones tales
que impidan la comparación exitosa, de forma que no se cometerían falsos negativos.
Bonfanti y De Kinder (1999) realizan una revisión de las publicaciones relacionadas con
el tema de la unicidad, repetibilidad y permanencia de las huellas. Mencionan alrededor
de 50 trabajos donde se comparan armas fabricadas de forma consecutiva, en los que se
concluye que es posible distinguirlas microscópicamente (ver Figuras 5, 6 y 7).
Figura 6. Estudios realizados en moldes de cañones estriados de forma más o menos consecutiva.
Algunos autores (Grzybowski et al., 2003) proponen utilizar los porcentajes de aciertos y
fallos de las evaluaciones y pruebas interlaboratoriales, como tasa de error para reportar
los resultados, y con esto cubrir el requisito de Daubert de “conocer el error del análi-
sis”. Si un perito capaz y bien formado comete errores en porcentajes muy bajos en las
pruebas controladas, sería de esperar que estos mismos porcentajes se repitan en los
casos reales. De esta forma, si un perito falló únicamente en un 1 % de las evaluaciones,
entonces los autores indican que este dato se puede extrapolar y argumentar que en un
caso real, este perito puede reportar que el margen de error de su análisis será también
de 1 %, o sea, 99 % de certeza.
Trabajo en pareja
Esto se recomienda en muchos laboratorios, con el fin de evitar posibles errores de in-
terpretación subjetiva. Aunque las metodologías sean objetivas, el resultado final siempre
dependerá del criterio del analista capacitado. Sin embargo, en muchísimos casos resulta
innecesario el doble criterio, dada la abundancia de las huellas analizadas, por lo que se
podría trabajar de forma individual. Aquellos casos en los que la escasez de huellas difi-
culte tomar una postura, se recomienda que un segundo perito participe del análisis y que
ambos adopten el criterio más objetivo posible.
Toma de imágenes
De nuevo, es política de muchos laboratorios realizar la captura de una o varias imáge-
nes en los casos de identificación positiva, donde se muestre la correspondencia de las
secuencias de comparación entre la evidencia y el testigo. El fin de estas fotografías no
es mostrarlas al juez para su convencimiento, dado que se requiere capacitación para
interpretarlas. La verdadera utilidad es conservar un registro de lo observado, que luego
le permita al perito reconocer las huellas en las que fundamentó su análisis. En realidad,
cuando el mismo perito u otro requiere cerciorarse de lo analizado, la única manera efec-
tiva es repetir el análisis con las evidencias en el microscopio de comparación.
Ítems
Ítems Aguja
Aguja Expuls Recámar Cargado
comparad Plano
Planocierre
cierre Expulsor Extractor
Extractor Recámara Cargador CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
comparados percutora
percutora or a r
os
+ √ + √ √ √
Figura 9. Esta tabla puede ser útil para respaldar los hallazgos del perito en el análisis de vainas.
Evaluación constante
La evaluación constate mediante pruebas de control, suministradas tanto por entes ex-
ternos evaluadores (interlaboratoriales), así como por el propio laboratorio (intralabora-
toriales) debe realizarse con regularidad. Estas pruebas cumplen dos objetivos, primero,
detectar posibles fallos para buscar la manera de corregirlos. Segundo, conocer cuándo
un analista en formación está listo para peritar. Además, sirven de respaldo en un juicio,
porque junto con la experiencia, son la mejor prueba de la capacidad de un perito.
Investigación
Se recomienda que los analistas, en la medida de lo posible, se actualicen sobre las no-
vedades y hechos que ocurren en su campo a nivel mundial, por lo que es necesario que
cuenten con revistas científicas. Es importante también que procuren destinar tiempo para
desarrollar proyectos de investigación, que les permita vincularse con la literatura y los
expertos de otros laboratorios.
–– Por otro lado, existe gran cantidad de coincidencias en líneas que aleatoriamente
aparecen entre balas testigos de diferentes armas de fuego. El porcentaje de lí-
neas que sí se repite entre testigos de distintas armas de fuego fue de alrededor
del 15 % al 20 %.
La conclusión de Biasotti fue que ni el conteo total de líneas coincidentes TLM (Total Mat-
ching Lines), ni el porcentaje de líneas coincidentes %ML (Percent Matching Lines), eran
criterios de medida adecuados para establecer la relación entre balas disparadas por la
misma o por diferente arma de fuego.
De manera alternativa, propone que la coincidencia de líneas es útil únicamente si se pre-
senta en grupos de líneas consecutivas, de forma que coincida no solo la ubicación sino
también el grosor. Los grupos de líneas coincidentes son mucho menos frecuentes entre
balas de armas de fuego diferentes. A estos grupos se les denomina CMS (Consecutive
Matching Striae).
En su experimento, Biasotti observó que grupos de dos o tres líneas consecutivas podían
aparecer con cierta frecuencia en balas disparadas por diferente arma, pero nunca obser-
vó grupos de más de cuatro líneas consecutivas (ver Figura 10).
Figura 10. Se reproduce la gráfica obtenida por Biasotti (1959) para la frecuencia de grupos
de líneas consecutivas, tanto para balas disparadas por la misma arma (curvas a la derecha)
como para balas disparadas por diferentes armas (curvas a la izquierda). En este caso,
no se observaron grupos de más de tres líneas entre las balas de distintas armas.
Con base en estos resultados, Biasotti sugirió la posibilidad de establecer un umbral ba-
sado en CMS, a partir del cual se asegurara un resultado categóricamente identificativo.
Investigaciones posteriores a Biasotti junto con Murdock (Moran, 2006), los llevaron a
fundamentar lo que denominaron Criterio Numérico Conservador, el cual enuncia que
Figura 11. En la gráfica del experimento de Biasotti se muestra cuál es el Criterio Conservador aplicado en balas.
Más de 6 líneas aseguran una identificación (imagen basada en Moran, 2006).
Regla 1: Regla 2 y 3:
Si las líneas muestran continuidad, aunque Las pequeñas líneas NO INTERRUMPEN el
no alcancen el límite divisorio central, en- conteo.
tonces SÍ se cuentan. Si las líneas no coinciden en posición, en-
tonces INTERRUMPEN el conteo.
Regla 4:
Si la línea se observa en la misma posición pero con diferente grosor, entonces no se
cuenta, y además interrumpe el conteo.
Figura 12. Se ilustran las reglas para la aplicación de criterios CMS (Moran, 2006).
APOYO PROBABILÍSTICO
Un apoyo importante a esta metodología de trabajo es el de Howitt et al. (2008). Estos
autores argumentan en sus cálculos que al observar en el microscopio, con un aumento
de 40X, la mayoría de las personas puede observar con una resolución de alrededor
de dos a tres centésimas de milímetro. Es decir, lo que esté a una distancia inferior se
verá como una sola línea y no como dos líneas independientes. Esto significa que para
una capacidad de resolución visual “r” de dos centésimas de milímetro, entonces se
puede considerar que el espacio “continuo” que se observa a través del microscopio, en
realidad se puede dividir en múltiplos de esa medida, es decir, 2, 4, 6… centésimas de
milímetro. Si la estría observada tiene un ancho “w”, entonces la cantidad de posiciones
Subjetividad
La forma de contar sigue siendo subjetiva, porque algunas líneas muy finas no se obser-
van en ciertos aumentos, o no son consideradas por algunos expertos. No se llega a re-
sultados uniformes, y si cada perito cuenta distinto, se puede llegar a resultados distintos,
o al mismo resultado pero con contradicciones en los argumentos.
Poca utilidad
El conteo es muy laborioso e innecesario, porque no aporta ninguna ayuda al analista,
razón por la cual no ha sido muy difundido, solamente se utiliza en un porcentaje bajo de
laboratorios en los Estados Unidos. Su utilidad se circunscribe únicamente a intentar dejar
evidencia documental de lo analizado.
No validado
El Criterio Conservador es solo una propuesta que no ha sido en realidad validada, se
trata de una metodología en desarrollo. Los experimentos se han realizado con cantidad
de muestras relativamente pequeñas para probar su eficacia.
estandarizar la teoría científica de la balística forense en ese país, y ha incluido esta me-
todología como una opción recomendada para los analistas, dada la objetividad que le
confiere su carácter cuantitativo. Además, en muchos artículos en los que se defiende la
validez de la balística como ciencia, se menciona la cuantificación de CMS para apoyar la
objetividad de los análisis.
Utilidad
El conteo de CMS no es una técnica que sustituya la metodología tradicional de compa-
ración, sino que solo la complementa. Se apoya exactamente en la misma teoría y princi-
pios, pero incluye un procedimiento cuantificable adicional, que permite al perito tener una
base más firme para poder defender sus hallazgos frente a un jurado. Además, constituye
una forma de comunicación normativa o estándar entre peritos, para fundamentar conclu-
siones basadas en registros pormenorizados, y no en la memoria del analista, como en la
metodología tradicional. Si a esto se suma el potencial para realizar cálculos estadísticos,
su utilidad resulta evidente.
Validez
Moran (2006) se refiere a varios estudios que apoyan el Criterio Conservador, la mayoría
de los cuales se basan en cañones de armas fabricados de forma consecutiva, porque
se espera que las armas fabricadas en secuencia se asemejen más que otras armas (ver
Figura 14).
Número de com-
CMS
paraciones entre
Referencia Arma utilizada Máximo
armas diferentes
contado
(KNM)
Tulleners, F., Giusto, M., Hamiel, J.
“Striae Reproducibility of Sectional
Cuts of One Thompson Contender 45 ACP 928 3
Barrel”. AFTE Journal, Vol. 30, No. 1,
Winter 1998, pp. 62-81
Miller, J. “Criteria for the Identification
of Toolmarks”. AFTE Journal, Vol. 30, 38 SPL 500 4
No. 1, Winter 1998, pp. 15-61
Miller, J. “Criteria for Identification of 25 AUTO 60 4
Toolmarks Part II Single Land Impres-
380 ACP 60 3
sion Comparisons”. AFTE Journal, Vol.
32, No. 2, Spring 2000, pp. 116-131 9 mm Luger 60 2
Es interesante agregar además que Charles et al. (2010) hacen referencia a una publicación
de Michael Neel (A Comprehensive Statistical Analysis of Striated Tool Mark Examination)
en la que se analizan más de 4000 comparaciones para determinar la diferencia estadís-
tica entre KM (Known Match, elementos procedentes de la misma arma) y KNM (Known
non-Match, elementos procedentes de diferentes armas). En su trabajo se determina la
validez estadística de las observaciones (mediante pruebas Z para análisis de hipótesis),
y encuentra que es posible distinguir estadísticamente entre KNM y KM, tanto para casos
bidimensionales como tridimensionales, incluso con el criterio mínimo de identificación de
Biasotti y Murdock. Concluye que existe diferencia estadística significativa incluso entre el
CMS observado en el KNM más parecido y el KM menos similar.
Por último, un aspecto adicional que respalda la validez de los criterios CMS, es el que
menciona Moran (2006) quien recalca que hasta ese momento se había realizado más de
6000 comparaciones KNM, es decir, cuyo resultado se conocía de antemano debía ser
negativo, y en ninguna de ellas se había violado el criterio numérico conservador.
RAZONES DE VEROSIMILITUD
La razón de verosimilitud, conocida también como LR (Likelihood Ratio), surge de la apli-
cación de la Estadística de Bayes en forma de “apuestas”. Tiene significado solo si se uti-
liza para agregar o restar valor a una creencia previa. Aplicado a la balística identificativa,
si se está evaluando la hipótesis de que el arma del imputado fue la utilizada para asesinar
a una persona de la cual se recuperó una bala, y el juez de antemano tiene testigos que
afirman haber visto al imputado accionar el arma, entonces el valor del LR servirá para
afirmar o desvirtuar la creencia del juez sobre el arma del imputado. Por ejemplo, si un
perito calcula que en su análisis se obtiene un LR = 1000, este analista puede exponerle
al juez: “El valor que usted creía que tenía la hipótesis del fiscal, créalo ahora 1000 veces
más”, y si LR= 1/1000, diría al juez: “De lo que usted creía, ahora debe creer 1000 veces
más la hipótesis del defensor”. La idea global sobre el uso del LR implica que si todas
las evidencias se presentaran de esta forma, la multiplicación de todos los LR resultaría
en el valor de todo el conjunto de evidencias (siempre que estas sean independientes).
De nuevo, es ilustrativo hacer la analogía con la imagen de una balanza en la que se van
colocando pesos a un lado y a otro hasta observar hacia dónde se inclina.
Para expresarlo en términos matemáticos, utilizamos Pr(A) para denotar la probabilidad
que ocurra A, o de que A sea cierta. Mientras que Pr(A|M) significa la probabilidad de que
ocurra A o de que A sea cierta, siempre que se considere a la población caracterizada por
M, o que se cumpla la condición M. Por ejemplo, si el evento A es “ser zurdo”, y la res-
tricción M es “ser mujer”, entonces Pr(A) sería la probabilidad de ser zurdo, mientras que
Pr_(A|M) sería la probabilidad de que una mujer sea zurda. Se podría poner una segunda
restricción N, que sea por ejemplo ser español, de manera que Pr(A|M,N) representaría la
probabilidad de que una mujer española sea zurda.
Para el caso forense, llamaremos Hf a la hipótesis del fiscal, por ejemplo, que el arma
encontrada en posesión del sospechoso fue la que disparó la bala. Hd sería la hipótesis de
la defensa, o sea, que fue otra arma la que disparó. “Ev” serían los hallazgos del análisis
identificativo, es decir, la correspondencia o no de huellas entre el arma y la bala estu-
diada. Por último, I sería la información que el juez conoce alrededor del caso que está
juzgando.
La razón Pr_(Hf | I) / Pr_(Hd | I) es un factor que se conoce como opinión a priori, y sería
la comparación entre las dos hipótesis que el juez valora en un inicio, antes de conocer el
resultado del análisis de la evidencia: la probabilidad de que el arma sí disparara la bala,
entre la probabilidad de que fuera otra arma la que la disparara, dada toda la información
para el caso. Por ejemplo, suponga que el sospechoso tiene una coartada de credibilidad
razonable, y el juez valora al principio que es 90 % más probable la hipótesis de la defensa,
respecto a la hipótesis del fiscal con apenas un 10 %. Esto significa matemáticamente que
Pr(H | I) 10 1
f
el juez tiene una opinión a priori Pr(H | I) 90 9 .
d
Ahora al juez se le presenta la evidencia científica. La nueva opinión del juez tras conocer
el resultado del análisis de la evidencia “Ev”, se llama opinión a posteriori, y se representa-
ría de forma matemática con la razón Pr(Hf | Ev, I) / Pr(Hd | Ev, I). Esta opinión a posteriori
se calcula mediante el teorema de Bayes en forma de apuestas:
El factor “LR” que se señala entre corchetes cuadrados es la denominada Razón de Ve-
rosimilitud, y es aportado por el perito luego de valorar la evidencia. Es la razón entre la
probabilidad de que la evidencia ocurra considerando la hipótesis del fiscal sea correcta,
contra la probabilidad de que la evidencia ocurra cuando la hipótesis del defensor sea
la correcta. Continuando con el ejemplo, suponga que el perito llega a la conclusión
de que es 1000 veces más probable que sí se trate del arma sospechosa, a que se trate de
Pr(Ev | H f , I)
otra arma; o sea, Pr(Ev | H d , I) 1000. Con este LR, junto con su opinión a priori, el juez
puede ahora obtener su opinión a posteriori utilizando el teorema de Bayes en forma de
apuestas:
Pr(Hf | Ev, I) 1
1000 111,1
Pr(Hd | Ev, I) 9
En este ejemplo, el juez empezó pensando que la hipótesis del defensor era 9 veces más
probable, pero tras conocer el peso de la evidencia, se forma una nueva opinión en la que
la hipótesis del fiscal es ahora 111 veces más probable; este valor significa casi un 99,1 %
a favor de la hipótesis del fiscal contra un 0,9 % de la hipótesis del defensor (99,1/0,9 ≈
111,1).
Es obvio que, cuanto mayor sea el LR, se puede confiar con más certeza en una de las dos
hipótesis. Además, queda claro que si el juez no tiene una opinión a priori, no puede realizar
ningún cálculo. También queda claro que la participación del perito se limita solo a estable-
cer el peso de la evidencia, es decir, a calcular el “LR” de lo que está analizando, mientras
que el juez es quien forma sus opiniones antes y después de conocer la evidencia.
(λ SG ) y λSG (λ DG ) y λ DG
Pr(y | SG) e , y = 0, 1, 2, … Pr(y | DG) e , y = 0, 1, 2, …
y! y!
El autor propone el siguiente ejemplo con números hipotéticos, los datos experimentales
se muestran en el lado izquierdo de la tabla siguiente, y con ellos se obtienen los prome-
dios ponderados λSG = 3,91 y λDG = 1,325. Los datos que se calcularon con la distribución
propuesta aparecen en el lado derecho de la tabla, donde se observa que corresponden
de forma bien aproximada con los datos experimentales, y permiten completar la tabla de
la izquierda para los valores no observados experimentalmente (señalados con “-”).
De esta forma, según este autor, para dos balas comparadas en las que se observa un
grupo de 6 líneas consecutivas coincidentes, se podrá asignar un LR de 110. Para el caso
de un grupo de 10 líneas coincidentes, un LR = 3833, etc. (valores en gris en las tablas).
la cantidad de armas que tenga, o el arma específica que utilizaría en el hecho concreto.
Además se considera que nadie excepto el sospechoso podría haber empleado su arma.
El autor plantea las siguientes redes bayesianas, con su respectivo LR:
Pr( y | x, H f ) Pr( y | x, F )
= Pr( F | H f ) × + Pr( F | H f )
Pr( y | H d ) Pr( y | F )
analista ha determinado que esto pueda ocurrir con una probabilidad baja de 0,001 (una
de cada mil armas usadas imprimirá huellas similares); con lo cual Va = 0,2 / 0,001 = 200.
Reuniendo todo lo anterior, LR 0,99 (20 200) (1 0,99) 4000. En este ejemplo, el
autor expone la metodología para calcular las relaciones de verosimilitud, aunque no indi-
ca cómo asignar los valores a las diferentes probabilidades de la ecuación, por lo que los
datos de los ejemplos no reflejan datos reales sino figurados.
que realiza el juez, y el peso del análisis, se expresa como “la evidencia es X veces más
probable bajo la hipótesis del fiscal que bajo la hipótesis de la defensa”, de forma que no
hay margen para confusión o sobreinterpretación de los datos numéricos.
Figura 17. Propuesta de Evett para escalas verbales. *La escala verbal para valores de LR mayores de 1.000.000 no
es original de Evett, sino que Aitken y Taroni comentan que suele ser aceptada.
El uso de la escala verbal posee la ventaja de comunicar los resultados de forma más
comprensible para el juez, dado que este debe estar seguro de entender lo que se le
comunica. No hay que olvidar que la función del perito en el proceso judicial es asesorar
al juez en todo aquello de lo que él carece de conocimiento especializado, para ayudarle
a tomar su decisión. La desventaja de expresar los resultados del análisis solo de manera
matemática, aunque sea más exacto desde el punto de vista científico, es que no cubre
esta importante labor de asesoramiento por parte del analista, dado que el juez quizá no
comprenda o utilice incorrectamente los datos numéricos. Por eso, el perito debe enten-
der que no solo es un científico, sino un científico forense, y su papel es protagonista
cuando los desconocedores de la técnica valoran la prueba en el juicio.
En los resultados concluyentes (identificación o exclusión), el perito puede mantener
el uso de escalas verbales para expresar sus resultados, siempre que lo haga de forma
que su argumento pueda comprobarse. Por ejemplo, la AFTE (Association of Firearm and
Toolmark Examiners) de Estados Unidos recomienda no utilizar expresiones tales como:
“El arma analizada fue la que realizó las marcas, y se puede descartar con total certeza
a todas las demás armas del mundo”, pues esto es imposible de demostrar. En su lugar,
proponen expresarse de esta forma: “La posibilidad de que otra arma haya impreso las
marcas es tan remota que resulta prácticamente imposible”. Sin embargo, Aitken y Taroni
mencionan que esta forma de expresarse también es falaz, porque el perito no debe emitir
una valoración sobre la hipótesis (en este caso la del fiscal, Hf: la evidencia fue disparada
por el arma analizada), sino que solo debe valorar la prueba. Según estos autores, la forma
correcta de emitir un criterio en escala verbal sería algo como: “La evidencia analizada
apoya muy fuertemente la hipótesis de que la bala SÍ fue disparada por el arma”. De
esta forma, el juez emplearía este dato en el contexto de toda la información que conoce.
Por otra parte, una de las escalas verbales usadas en la balística identificativa es el re-
sultado no concluyente, que ocurre cuando al perito se le dificulta concluir debido a los
múltiples factores que pueden ocultar o evitar que se impriman todas las huellas del
arma. El problema de esta escala verbal es que no indica nada concreto sobre la evidencia
analizada, lo que lo convierte en un resultado inútil, solo dice que no se puede probar ni
descartar cualquier hipótesis. En estos casos el perito carece de la posibilidad de expresar
su grado de creencia de que las huellas apuntan hacia una hipótesis u otra. Aquí sería muy
útil poder expresar los resultados mediante el cálculo del LR junto con su correspondiente
escala verbal, para poder asignarle algún peso a la evidencia, de manera que el juez pueda
valorar este resultado en conjunto con el resto de la pruebas del caso. Así, en vez de con-
cluir: “No es posible saber si la bala fue disparada por el arma analizada, o por otra arma
con características de clase similares”, se concluiría algo como: “La evidencia analizada
apoya (aquí se incluye la escala verbal) la hipótesis de que la bala SÍ/NO fue disparada
por el arma”. La escala verbal indicaría si la apoya de forma leve, moderada, moderada-
mente fuerte, fuerte, muy fuerte o extremadamente fuerte, según se haya podido calcular.
Este autor concluye que la determinación de este parámetro permite, dentro de ciertos
porcentajes, diferenciar entre balas disparadas por distintas armas, con la ventaja de ser
una metodología totalmente instrumental y no subjetiva. Sin embargo, lo sugiere como
(1º)
Huellas Exclusión
Clase
distintas (2º)
Comparación Abundancia Identificacíon
microscópica líneas
Huellas (LR > 1 000 000)
compatibles
Clase
iguales Supera
Escasez criterio CMS
líneas CMS (3º)
compatibles No Supera
Calcular LR
criterio CMS
Figura 18. Situaciones posibles que analiza un perito ante una bala dubitativa.
Probabilidad que la evidencia tenga muchas huellas compatibles dado que SÍ fue disparado por el arma
LR = Probabilidad que la evidencia tenga muchas huellas compatibles dado que NO fue disparado por el
arma
El valor del numerador (semejanza) debería ser igual que uno, dado que es lo que se es-
peraría en esa situación (de manera análoga a como ocurre en los análisis de ADN, como
se explicó anteriormente). Por otra parte, el denominador corresponde a la frecuencia ϒ
con la que se espera que la secuencia de huellas pueda hallarse en la población. De esta
forma:
Pr(Ev | H f ) 1
LR
Pr(Ev | H d ) γ
Puesto que no hay bases de datos con frecuencias, se puede utilizar estimaciones
probabilísticas como las sugeridas por Bunch (Sección 5.3), en la que para CMS de 6
líneas consecutivas, se esperan frecuencias inferiores a ϒ = 1×10-6, lo que significa un
LR > 1.000.000. A este resultado se le asignó una escala verbal de “extremadamente
fuerte”. Para fines metodológicos, se recomienda separar los casos en dos:
Probabilidad que la evidencia no tenga huellas compatibles dado que SÍ fue disparada por el arma
LR =
Probabilidad que la evidencia no tenga huellas compatibles dado que NO fue disparado por el arma
El valor del denominador debería ser uno, puesto que se espera que armas distintas no
impriman huellas compatibles; aunque si la bala presenta algún grupo pequeño de líneas
compatibles, en el denominador podría colocarse el valor correspondiente según la gráfi-
ca de Howitt. Mientras tanto, en el numerador se debe contemplar la probabilidad de que
las huellas no se hayan impreso debido a alguno de los factores expuestos: (A) marca
y material de la cartuchería utilizada; (B) diferencia de presiones en los cartuchos; (C)
preutilización del cartucho en otra arma; (D) uso de cartuchos incompatibles; (E) limpieza
del arma; (F) calidad del arma; (G) cambio de piezas del arma; (H) daños intencionales del
ánima del cañón del arma; (I) asentamiento de relieves en el arma.
La valoración de cada una de estas probabilidades deberá realizarse con base en el análi-
sis detallado de la bala (por ejemplo, puede ser que la bala muestre señas de haber sido
utilizada en un arma de un calibre distinto), y estudios estadísticos donde se contemplen
todas las posibilidades. Por ejemplo, uno de los términos de la ecuación está relacionado
con el factor (E) limpieza del arma. Para calcularlo, se necesitan dos probabilidades,
Pr(Ev | E), sería la probabilidad de que en un arma que se limpia, se observen menos
huellas de las que se observaban antes de limpiarla. Este valor se puede calcular median-
te experimentos con distintas armas de fuego, valorando cómo influye este elemento. El
siguiente factor es Pr(E_|_Hf), la probabilidad de que el arma en cuestión haya sido lim-
piada en realidad. Esto se podría valorar con estadísticas sobre qué tan común es que las
personas limpien sus armas en un determinado tiempo. Esto mismo se repite para todos
los términos de la ecuación, al valorar todos los factores que puedan incidir.
Si el valor del LR es cercano a uno (si alguno de los términos de la suma es altamente
probable) significa que, a pesar de no tener huellas compatibles, no se podría descartar
que se trate de la misma arma de fuego. De lo contrario, si todos los términos aparecen
con probabilidades bajas, entonces el LR apoyará la hipótesis de que la bala no fue dis-
parada por el arma analizada. En la tabla siguiente se expone un ejemplo hipotético, la
primera columna es la probabilidad de que el factor “X” oculte las huellas en cualquier
arma, y la segunda columna es la probabilidad de que ese factor se haya presentado en el
arma analizada; los valores “0” indican factores que se descartan si es posible determinar
que no influyeron.
En este ejemplo, el LR = (0,0065 / 1) ≈ 1/154, es decir, es 154 veces más probable que
la bala (sin huellas compatibles) haya sido disparada por otra arma que por el arma anali-
zada. Este valor corresponde a una escala verbal de Evett que indica: “La evidencia apoya
INTRODUCCIÓN
Como es sabido, en el disparo intervienen dos elementos fundamentales: el arma y la
munición siempre han ido de la mano. La munición es el conjunto de suministros que
se necesitan para disparar un arma de fuego. Es decir, si tenemos un arma, debe existir
munición que pueda disparar, y si tenemos munición, habrá que buscar un arma para dis-
pararla. Esto parece algo evidente, pero el devenir histórico de las armas y municiones ha
sido así. Por tanto, antes de entrar en la materia, es importante hacer un repaso histórico.
Como se ha visto en otros capítulos, la pólvora es el agente común empleado como pro-
pelente del proyectil. Por tanto, la aparición de las armas de fuego, creadas en principio
para la defensa humana, es una consecuencia aplicada de la invención de la pólvora en el
año 1231, que se atribuye a los chinos en la batalla de Kuang Fen en la que se empleó un
dispositivo que podía propulsar “flechas voladoras”. En Occidente se conoció la pólvora
gracias a científicos árabes. Sus efectos se describieron por primera vez a mediados del
siglo XIII de la mano de Roger Bacon en Inglaterra. Sin embargo, la sustancia no llegó
hasta 1308 con la aparición de cañones llamados culebrinas y falconetes. A partir de la
segunda mitad del siglo XIV aumentan las referencias al uso bélico de armas de fuego
y empiezan a desarrollarse armas portátiles que podían ser transportadas y empleadas
por una sola persona. En esta época, se empleaba como sistema de ignición la “llave de
mecha”, que consistía en una mecha que el tirador debía acercar al fogón con una mano
mientras sostenía el arma con la otra, con lo que la eficacia a la hora de hacer puntería
era muy escasa.
En el siglo XV se hizo una modificación en este sentido que fue decisiva, incorporando al
arma el serpentín, que era un brazo metálico en forma de “S”, de ahí proviene su nombre,
en cuyo extremo llevaba un sección de mecha empapada en nitrato potásico que por
rotación se acercaba al fogón, ubicado en el centro del arma. Más tarde se introdujo una
pequeña modificación para posicionarlo en el lateral del arma, que se denominó la cazo-
leta, un dispositivo en forma de cuchara con tapa y fijado al cañón.
El serpentín también se perfeccionó con mecanismos más complejos como la sierpe a
resorte, que utilizaba un fiador que levantaba la mecha, con lo que se consiguió una mayor
rapidez para disparar. A partir de ahí surgieron los primeros arcabuces, construidos como
armas de caza. Para usos militares, se introdujo el pestillo o palanca, un mecanismo sim-
ple, robusto y barato que se utilizó hasta principios del siglo XVIII.
Durante estos siglos no podemos hablar de munición tal como la concebimos hoy en día,
ya que no existía un conjunto como tal. En las armas existentes se introducía el propelente
(pólvora negra) por el cañón, se comprimía con una baqueta y se ponía un taco de papel
para comprimir la pólvora y vitar que se cayese. A continuación se introducía el proyectil,
que consistía en una bola de plomo fundida en un molde. Esta dinámica era lenta y tediosa
con lo que había poca cadencia de tiro.
El siguiente avance importante fue el cartucho de papel, que apareció por primera vez en
España en la segunda mitad del siglo XVI. Se le llamó cartucho porque así se llamaban
cada uno de los huecos que tenían la aljaba o el carcaj para guardar las flechas.
Este cartucho solo contenía la pólvora, por lo que el proceso de carga se debía hacer aun
en varios tiempos, con lo que seguía siendo lento. Debido a esa lentitud, se modificó este
cartucho envolviendo el proyectil junto con la carga de pólvora, aunque esto no evitó que
hubiese que introducirlo con la baqueta, golpeando fuerte para que pudiese atravesar el
cañón salvando las estrías del ánima.
Esto se pudo solucionar en parte por una nueva aportación del capitán francés Claudio
Minie, que diseñó un proyectil cilíndrico-ojival con base hueca en la que se alojaba una
pieza troncocónica de madera, con lo que se consiguió un mejor ajuste a las estrías.
Este cartucho facilitó enormemente la carga y aumentó la cadencia de tiro hasta dos o tres
disparos por minuto porque había que seguir cebando la llave. Había que seguir investi-
gando la forma de evitar esto; que no llegaría hasta la inclusión del pistón o cebo, con lo
que se tendrían los tres componentes que permitirían la carga de una sola vez.
En 1799, Edward C. Howard descubrió las pólvoras fulminantes, que podían prenderse al
ser golpeadas y en 1807, el sacerdote escocés Alexander Forsyth inventó la llave de per-
cusión, utilizando esta propiedad de las pólvoras fulminantes. Posteriormente el armero
inglés Egess inventó el pistón. Solo faltaba unir el pistón al cartucho.
En 1836, Juan Nicolás Dreyse inventa el cartucho que lleva su apellido. El cartucho Drey-
se consistía en una envoltura de papel que contenía los tres elementos básicos: pólvora,
proyectil y fulminante. Otro paso importante que siguió al cartucho Dreyse fue la inven-
ción del fusil de aguja, capaz de percutir el nuevo cartucho. Se abría una nueva era y la
avancarga tenía sus días contados.
Enseguida se varió la colocación del pistón, que obligaba a que una larga aguja penetrase
en el disparo hasta llegar al pistón. También aparece el cartucho Chassepot, que llevaba el
fulminante en el centro de un disco de cartón, con lo que dio lugar al culote y la envoltura
se empezó a hacer de papel parafindo, con lo que el cartucho comenzó a tener un aspecto
muy parecido a lo que conocemos hoy en día.
Otro avance fue el introducido por Casimiro Lafaucheux, que diseñó un cartucho formado
por una vaina de cartón reforzado, que evitaba problemas de humedad, y un culote me-
tálico con una aguja percutora exterior que incidía en el fulminante, alojado en el interior.
En 1846 se modificó este cartucho y se hizo el casquillo metálico.
Un año antes, en 1845, Flobert ideó otro cartucho que fue el primero de los que hoy
llamamos de percusión anular. Estos cartuchos no usaban pólvora negra, sino que toda
la carga propulsora era fulminante. Como consecuencia, la potencia de tiro era muy baja,
con lo que el proyectil y, por tanto el calibre, debían ser pequeños. De ahí que esta muni-
ción se usase en pistolas de salón o pistolas Flobert.
Este cartucho sería perfeccionado en 1857 por Horace Smith y Daniel Wesson, armeros
de Springfield (EE.UU.) y creadores de la conocida marca Smith & Wesson, que sacaron
al mercado su famoso revólver First Issue Revolver (primera edición) con un calibre .22
Short (.22 Corto). Está basado en el cartucho de Flobert, pero le añadieron carga de pól-
vora negra y un proyectil en forma ojival, de plomo y del mismo diámetro que el casquillo.
A partir de ahí se diseñaron cartuchos de percusión anular de mayor calibre, llegándose
al .44 Henry o el 56-56 Spencer, muy destacado en la guerra de Secesión de EE.UU. por
su potencia y eficacia.
Hacia 1873, en el Arsenal de Frankford, Filadelfia (EE.UU.), tras varias experiencias con
cartuchos de todos los sistemas que había hasta el momento, se llegó al convencimiento
de que el sistema de Berdan era el mejor y de ahí salió el tipo de cartucho que hoy cono-
cemos y que ha variado poco hasta nuestros días.
elementos que forman un cartucho debe ser óptimo para que el resultado sea el deseado
en conjunción con el arma en que va a ser empleada. La introducción histórica era nece-
saria, pero a efectos de este capítulo, en el entorno de la criminalística o la investigación
forense, lo que nos ocupa es el cartucho de munición tal como lo concebimos hoy en día,
ya que rara vez nos encontraremos cartuchos antiguos en un caso criminal actual.
CARTUCHO DE MUNICIÓN
De forma técnica, al cartucho lo podemos definir como una unidad funcional, compuesta
por un fulminante o iniciador, vaina o casquillo, pólvora o carga propulsora, y un proyectil
o proyectiles, que al ser percutido por un arma, hace que se produzca el disparo.
Los componentes de los cartuchos suelen ser de forma general los mismos en todos
ellos, aunque presenten distintas formas o aspecto. Se pueden encontrar en el mercado
de todas las formas posibles o imaginables, según las necesidades del consumidor, que
demanda formas y composiciones diferentes para cada uso; más aún en la cartuchería
destinada a la práctica del deporte de la caza, a la que tiene acceso mayor número de
personas por necesitar menos requisitos de tipo administrativos para su tenencia y uso.
TIPOS DE CARTUCHOS
De forma general se puede apreciar en todos ellos similitud en los elementos que los inte-
gran, no obstante nosotros para su estudio los vamos a dividir fundamentalmente en dos
grandes grupos: por un lado la cartuchería metálica (de diferentes materiales como cobre,
bronce, latón, acero, etc.) y por otro la cartuchería semimetálica (el cuerpo suele ser de
plástico o de cartón y el culote de latón, su aplicación principal es en el uso de escopetas).
CARTUCHERÍA METÁLICA
Sus componentes principales son los siguientes:
1) Casquillo
También recibe el nombre de cápsula o vaina. Es el elemento contendor de la
carga de propulsión o pólvora. Desde el punto de vista morfológico, podemos
apreciar distintas partes y diseños, que podemos enumerar como: boca, cuerpo
y culote.
Las formas más comunes del casquillo son: cilíndrica, cilíndrica entallada, cilín-
drica golleteada, cónica y cónica golleteada. La forma del casquillo condicionará
la forma de la recámara del arma, ya que la vaina es introducida en la recámara.
Entre estos dos elementos debe existir un acoplamiento perfecto para evitar que
en la deflagración producida en el disparo, los gases escapen por otros huecos
diferentes a la boca de fuego y ventana de expulsión.
La forma del culote está diseñada en función del sistema de extracción que tenga
el arma, de si es necesario que el culote haga de tope para evitar que el cartucho
se introduzca en la recámara más de lo debido, y de la potencia de la munición.
Así, puede ir reforzado dependiendo de la carga de pólvora que contenga la muni-
ción. El culote presenta distintas formas, pero los más comunes son de pestaña,
ranura, reforzada, ranura con pestaña y ranura con pestaña corta, según observa-
mos en la siguiente figura.
2. Para más información, véase el capítulo “Balística forense y trazas instrumentales: Residuos de disparo”, donde se
especifican cuáles son los elementos metálicos procedentes del fulminante.
3) Carga propulsora
Es la pólvora alojada en el interior del casquillo, cuya misión es la propulsión del
proyectil, debido a la deflagración que produce su combustión. Como se ha visto,
las hay negras y sin humo o pólvoras nitro, que pueden contener nitrocelulosa o
nitroglicerina3.
4) Proyectil
Es la parte del cartucho que sale propulsado como consecuencia de la deflagra-
ción de la pólvora. También se puede llamar bala, aunque por su comportamiento
es más correcto el término proyectil. La forma, composición y especificaciones
pueden variar enormemente en función de sus usos; incluso existen proyectiles
de fabricación casera, muy personalizados. Esto dificulta su clasificación en grupos
cerrados y definidos.
La evolución de los proyectiles se puede apreciar en distintas etapas, como en
general, en la cartuchería, que ya se vio al principio de este capítulo. El proyectil
ha seguido parecida evolución en cuanto a su forma y composición, según las
necesidades de los avances que iban surgiendo. Al principio era una simple bola
de plomo puro, fundido en un molde; más adelante, el plomo se endurecía con
antimonio y estaño. También se ha visto que el progreso de las armas hizo que se
tuviese que variar la forma esférica del proyectil, dando paso a otros con forma
ojival. La utilización de pólvoras nitro, mucho más potentes, requirió que el pro-
yectil de plomo se recubriese con otra sustancia más dura que recibe el nombre
de blindaje o camisa.
Así como los casquillos deben adaptarse a la forma y tamaño de la recámara del
arma y su resistencia debe estar acorde con la carga de pólvora y el calibre, los
proyectiles deben cumplir menos características fijas, por ello hay gran variedad.
Una característica combinada a tener en cuenta es que tendrá mayor alcance
cuanto mayor sea la longitud del proyectil en relación a su diámetro y menor
sea el ángulo que ofrezca a la resistencia del aire. A continuación se expone una
clasificación tradicional.
3. Ver otros capítulos del libro; en particular, el capítulo “Balística forense y trazas instrumentales: Residuos de disparo”,
donde se explican los diferentes tipos de pólvoras.
Figura 14. Diferentes formas de proyectil: esférica (A), cilíndrica (B), ojival (C),
cilindro-cónica (D), cilindro-ojival (E) y aerodinámica (F).
El núcleo, en general, suele ser de plomo, material pesado que contribuye a darle
mayor estabilidad, pero en función del efecto que se desee conseguir, existen mul-
titud de composiciones diferentes. Puede estar compuesto por un solo elemento
o por varios. Los núcleos de un solo elemento, a su vez, pueden ser macizos o
huecos y si están formados por varios elementos, podemos clasificarlos en fun-
ción del tipo de envuelta o camisa de latón, cobre, cuproníquel, acero latonado,
teflón, etc.
El avance en los procesos de fabricación ha propiciado que se puedan desarro-
llar proyectiles compuestos de hasta ocho metales diferentes. Dependiendo del
blanco al que se desean dirigir o de los efectos requeridos, se puede modificar
el comportamiento del proyectil. Así, se pueden conseguir proyectiles capaces
de atravesar chalecos antibalas y otros que se expanden 360º dentro del blanco,
cuando este es muy blando, cediendo el proyectil toda su energía sin traspasarlo.
Recientemente, el ejército de EE.UU. ha desarrollado la ”bala verde”, denominada
así por ser ecológica, ya que el plomo causa un grave daño al medio ambiente. En
la bala verde, el núcleo de plomo del proyectil se ha sustituido por otro de tungs-
teno nylon. Hay proyectos para hacer esto con los proyectiles y perdigones de las
municiones de caza, que cada año se disparan millones por el campo en la práctica
de este deporte. Más adelante se verá que atendiendo a los efectos que producen,
encontramos más formas de clasificar los proyectiles.
Si se observa la forma de la base del proyectil, esta puede ser hueca, tronco-có-
nica, cóncava, plana, talonada, etc., como se puede observar en la siguiente fo-
tografía.
Figura 15. Bases de proyectiles con sus diferentes formas: hueca o perforada (G),
tronco cónica (H), cóncava (I), plana (J) y talonada (K).
La forma de la punta del proyectil puede ser redondeada, plana, hueca, aguda,
etc., como se puede observar en la siguiente fotografía.
Si se observa la silueta del cuerpo del proyectil, puede ser moleteada, ranurada,
entallada, lisa, etc., como se puede ver en la siguiente fotografía.
5) Camisa o envuelta
Suele ser de aleaciones de metales, y su misión es recubrir en parte o en su tota-
lidad al proyectil y dotarle de mayor dureza. Se suele emplear multitud de aleacio-
nes, pero las más comunes están fabricadas a base de cobre o latón, recubiertas
de zinc, cobre y níquel (cupro-níquel), acero, etc.
Teniendo en cuenta la parte de proyectil cubierto por la camisa, se pueden dividir
en blindados, en los que el proyectil está recubierto en su totalidad, y semiblinda-
dos, en los que la camisa no recubre la punta.
4. Recordemos que el calibre de un arma de fuego es el diámetro del proyectil que dispara, expresado en las distintas
unidades que se adopten en cada país.
patrón único y específico para su denominación. Esto requiere estudiar cada car-
tucho en concreto y conocer su origen y evolución.
CARTUCHERÍA SEMIMETÁLICA
Suele emplearse principalmente con fines deportivos, tales como la caza, tiro al plato o
tiro olímpico, para lo que se utilizan armas largas, escopetas, de ánima lisa. Los com-
ponentes del cartucho semimetálico suelen ser los mismos que hemos visto para la
cartuchería metálica, aunque con bastantes diferencias morfológicas y con alguna parti-
cularidad específica.
Como se ha visto para el cartucho metálico, los componentes o partes principales del
cartucho semimetálico son las siguientes:
VAINA
PERDIGONES
TACO
PÓLVORA
CULOTE
1) Casquillo
Tal y como ocurre con el cartucho metálico, también se denomina cápsula o vaina
y, de igual manera, es el elemento contenedor de los distintos elementos. En él
podemos distinguir dos partes claramente diferenciadas, el cuerpo, que suele ser
de plástico, normalmente de policloruro de vinilo (PVC, cuya fórmula química es
[C2H3Cl]n), y el culote, que es metálico, fabricado normalmente de latón. Estas dos
piezas, una metálica y la otra no, proporcionan el nombre genérico a este tipo de
cartuchos semimetálicos.
2) Fulminante o cápsula iniciador
También denominado pistón, se aloja en el casquillo y su función es la misma que
en la cartuchería metálica. Suele ir en el centro del culote, es decir, son de percu-
sión central y lo más habitual es que sean de tipo bóxer, aunque también podemos
encontrarlos del tipo berdan y excepcionalmente, de un tipo mixto o combinado,
denominado berdan/bóxer.
Figura 21. Culotes de cartucho semimetálico con los tres sistemas de fulminante.
Figura 22. Detalle de culote de cartucho semimetálico con diferentes fulminantes de percusión central tipo bóxer.
3) Taco
Es un elemento nuevo que no se ha visto muy frecuentemente en la cartuchería
metálica. Hay que remontarse a los inicios históricos, con el cartucho de papel,
en el que entre la carga de pólvora y el proyectil se colocaba un taco de madera o
de cartón, antes de envolver todo el conjunto. La cartuchería metálica evolucionó
de tal manera que aquel taco se hizo innecesario, sin embargo, en la cartuchería
semimetálica no es posible ajustar los proyectiles, o el proyectil, al casquillo, por
lo que sigue siendo necesaria su presencia.
El taco ha evolucionado mucho desde sus orígenes, como hemos visto, desde el
taco de madera que llevaba el cartucho de papel hasta nuestros días, ha pasado
por diferentes formas y composiciones. En la actualidad es de plástico de polie-
tileno y sus formas son muy diversas, como se puede apreciar en la siguiente
fotografía.
LA CARGA DE PROYECCIÓN
La carga de proyección puede estar constituida por un único proyectil, denominado balote,
que puede ser de múltiples y diferentes formas en función del uso, o por gran cantidad de
proyectiles y en este caso recibe el nombre de proyectil múltiple. Estos pueden ser perdi-
gones o postas de diferentes tamaños y en función del mismo, se le asigna un número al
cartucho que lo indica. Por lo general, los perdigones y las postas están hechos de plomo,
endurecidos con un tratamiento a base de antimonio y arsénico. Esta composición es muy
contaminante debido al gran periodo de desintegración del plomo en unión de antimonio y
arsénico, por lo que permanecen en los campos y cursos de ríos durante mucho tiempo.
Anualmente, con la temporada de caza, cientos de miles de perdigones son disparados
y van a parar a zonas susceptibles de ser contaminadas, por eso hay varios proyectos
dirigidos a modificar la composición de los perdigones y evitar esta contaminación.
Cartuchos especiales
Los fabricantes de munición siempre han intentado evolucionar en la creación de cartu-
chos, modificando cualquiera de los componentes del mismo, para obtener mejoras o
especificaciones concretas, en función de las necesidades de nuevas prestaciones que se
les han ido planteando por la demanda del mercado o de los consumidores. Estas modi-
ficaciones que hacen que un cartucho tenga un determinado comportamiento, dentro de
los de un mismo calibre, lo convierten en “especial”.
la recámara del arma con el que va a ser disparado, de lo contario, el cartucho no podrá
ser introducido en la recámara y, por tanto, no podrá ser disparado.
Dado lo anterior, el mayor número de modificaciones que se ha realizado en los cartuchos
ha sido en la composición de la carga de pólvora y en el proyectil, en lo que respecta a
la morfología, dimensiones, peso y composición para lograr diferentes prestaciones en la
precisión, poder de parada, de penetración o en la velocidad y sonido.
Proyectiles dumdum
La denominación de este tipo de proyectiles se debe a su lugar de fabricación, ya que así
se denominaba un arsenal que tenía Gran Bretaña en la India.
Su origen vino determinado por la ineficacia de la munición que empleaban los británicos
en las confrontaciones con los afganos y paquistaníes, que tenía muy poco poder de
parada. El proyectil era una bala blindada normal y se modificó achatando la punta del
proyectil, al mismo tiempo que se dejaba esta parte al descubierto, es decir, sin blindaje.
De esta forma, al impactar el proyectil en el blanco, la punta se deformaba y ensanchaba,
con lo que se conseguía mayor poder de parada que con la punta anterior, que facilitaba
la penetración limpia en el blanco.
Este tipo de proyectil se prohibió para su uso militar en 1907 por la Convención de La
Haya, pues las heridas y destrozos que causaba eran mucho mayores que una munición
completamente blindada, que produce heridas menores y más limpias. En la actualidad su
uso se reserva para el deporte cinegético.
Sobre esto existen algunas controversias y hay quien sostiene que la munición dumdum
es más segura para uso policial, por parte de fuerzas y cuerpos de seguridad, ya que la
deformación del proyectil tras el primer impacto, evita rebotes y que se descontrole su
trayectoria. También se sostiene que el poder de parada que proporciona esta munición
es necesario y que con el calibre adecuado no causa muchos daños y se evita que los
proyectiles puedan atravesar el blanco y continuar una trayectoria incierta.
Munición KTW
Las siglas con las que se conoce a esta munición se corresponden con las iniciales de los
apellidos de sus inventores, que fueron Paul Kopsch, Daniel Turcus y Don Ward (KTW). Se
trata de un proyectil con mayor poder penetrante que uno normal. Su núcleo tiene forma
troncocónica, y es de acero tratado con tungsteno, recubierto por una camisa de latón,
que reduce el desgaste del ánima del cañón y un revestimiento de teflón, que es lo que le
proporciona el mayor poder de penetración. Algunos fabricantes han cambiado el núcleo
de tungsteno por bronce, que es mucho más barato, conservando el revestimiento de
teflón. En el argot policial, a esta munición se la llama “mata policías” porque el proyectil
es capaz de atravesar los chalecos antibalas.
correctamente a la recámara del arma, esta cámara se tapona con una tapa de latón. Esta
caperuza de latón, al impactar el proyectil en el blanco, se introduce en la cámara huecay
deforma el proyectil al ensancharse sus paredes. Esta gran deformación proporciona al
proyectil un alto poder de parada. Debido a este funcionamiento, también se suele deno-
minar proyectil deformable.
Figura 32. Detalle de proyectiles Quick Defense recuperados tras impactar con un blanco.
En la punta del proyectil, a modo de cierre, lleva una pequeña tapa de plástico que se
rompe al impactar contra un objetivo, lanzando los perdigones del interior hacia el blanco
alcanzado. Posee escaso poder de penetración y no es de uso convencional.
Munición THV
Se trata de un proyectil diseñado para alcanzar velocidades muy altas, de ahí su nombre,
en francés Tres Haute Vitesse (THV). Para que pueda alcanzar velocidades de hasta
700 metros/segundo, está fabricado en cobre y, para aligerarlo, es hueco.
Para aprovechar su elevada velocidad y energía en el impacto, tiene forma de parábola
cóncava por lo que, al impactar en un blanco, se frena bruscamente, momento en que toda
su energía es transmitida al objetivo. Debido a esto, es capaz de traspasar los chalecos
antibala convencionales, motivo por el que está prohibido en España y en otros países.
Proyectiles accelerator
Este proyectil es una variedad que pertenece a la marca Remington. Su fundamento está
en reducir su peso y calibre sin que se varíe la carga del interior de la vaina ni la presión
Proyectiles trazadores
Este tipo de proyectiles sirven para indicar la trayectoria al tirador mediante una estela de
humo o de luz que van dejando a su paso. Se suele intercalar munición de este tipo con
munición normal. Cuando se produce el disparo, la pólvora del cartucho al arder quema la
sustancia colocada en la cavidad del culote, produciéndose humo o luz.
Estos cartuchos suelen ir pintados en su ojiva con el color verde o rojo, dependiendo del
país de origen, diferenciándose así de los cartuchos ordinarios.
Proyectiles incendiarios
Son proyectiles destinados a provocar incendios en el lugar de su impacto. Se compo-
ne de un blindaje normal y un núcleo que deja libre una cavidad en la parte de la ojiva,
lugar donde se deposita la materia inflamable, que suele ser fósforo blanco. Al chocar el
proyectil contra el blanco se rompe el blindaje exterior, dejando en contacto con el aire el
fósforo blanco que se inflama.
Proyectiles explosivos
Tal como indica su nombre, la característica de estos proyectiles es que explotan cuando
impactan sobre su objetivo. En un principio se fabricaron para el deporte de la caza, pero
se dejaron de usar debido a los destrozos que producían en las piezas. En la actualidad
se restringe su uso para fines militares y se les dota de una espoleta con la que se puede
controlar el momento de la explosión, tras haber penetrado en el blanco.
La espoleta puede funcionar, bien por contacto o por tiempos, pudiéndose conseguir la ex-
plosión una fracción de tiempo después del contacto con el blanco, con lo que la explosión
se produce en el interior del objetivo, siendo mucho mayores los efectos conseguidos.
Proyectiles subsónicos
Estos proyectiles están montados en vainas que llevan una carga inferior a la de su calibre
y suelen usarse con armas a las que se les acopla silenciador. Se consigue así disminuir
su velocidad hasta los 340 metros/segundo, que es la velocidad del sonido en el vacío; de
ahí su nombre de subsónicos, es decir, por debajo de la velocidad del sonido.
proporcionado por una batería que lleva el arma y que está determinado por el fabricante
para que no pueda ser activado por cualquier otro mecanismo.
Las firmas H&K y Dynamit Nobel fueron las pioneras en la investigación y logro de una
munición sin vaina con proyectil de calibre reducido (inferior a 5 mm). El cartucho ha
marcado un cambio radical en la forma clásica de la fabricación de la munición, si bien los
obstáculos que se han superado y deficiencias técnicas son numerosas.
INTRODUCCIÓN
En este capítulo vamos a bordar un estudio que puede entrar en el campo de la balísti-
ca de laboratorio y de la química forense. Esto es debido a que el fenómeno a tratar se
produce en el proceso de disparo de un arma. Aunque nos puede aportar datos muy
importantes para completar un estudio balístico, el análisis principal se realiza a través de
la composición de materia, que entra en la química forense.
Una de las cuestiones que la balística forense antiguamente no podía responder era afir-
mar con completa seguridad si una persona había disparado un arma de fuego. Siempre
se han podido relacionar casquillos, proyectiles y armas, pero no se podía llegar al con-
vencimiento certero de si una persona concreta había efectuado el arma, con lo cual, a
veces un caso no quedaba resuelto si no se podía encontrar a quien lo había efectuado.
Un suicidio simulado, por ejemplo, en el que se había disparado a una persona a muy
corta distancia, en una zona necesariamente vital y a la que se le había colocado después
el arma en la mano, simulando su autolisis, podía quedar sin resolver.
Este problema hoy día está resuelto con la técnica del estudio de los residuos de disparo
producidos tras hacer fuego con un arma, granos de pólvora sin quemar, granos de pól-
vora parcialmente quemados, otros totalmente quemados, residuos de la detonación del
fulminante, etc., que salen del arma y acompañan al proyectil y que se quedan impregna-
dos en las manos, ropa, cara y otras zonas de quien realizó el disparo. También se puede
emplear el estudio de estos restos para determinar otros aspectos como la distancia de
disparo o los tipos diferentes de munición empleados en un mismo hecho, ya sea con un
mismo arma o con diferentes; es decir, se podrá determinar el arma exacta y munición
empleada.
En muchas ocasiones el estudio de residuos de disparo se confunde con un análisis
que se realizaba en la antigüedad y que se dejó de hacer porque sus resultados no eran
concluyentes, además de arrojar bastantes casos de falsos positivos1. Nos referimos a
la famosa prueba de la parafina; no va a realizar en detalle y, de forma muy somera,
consiste en determinar la presencia de nitratos y nitritos en las manos de una persona
que ha disparado un arma de fuego. Estos compuestos quedan adheridos a la parafina
al aplicarse sobre las manos, que, al ponerse en contacto con una solución de difenila-
mina, se convierte en rojo. Sin embargo, estos compuestos se encuentran en el tabaco,
en fertilizantes, en productos farmacéuticos, en plantas leguminosas y en otras muchas
sustancias, con lo que cualquier persona cuyas manos u otras partes del cuerpo hayan
estado en contacto con alguna de estas sustancias, puede dar positivo a la prueba de la
parafina. Por lo tanto, puede proporcionar lo que se denomina un falso positivo, es decir,
la prueba es positiva, pero esa persona no ha disparado un arma, sino que ha estado en
contacto con otra sustancia que contiene nitratos y nitritos.
En el seminario INTERPOL de Aspectos Científicos del Trabajo Policial, celebrado en 1965,
la prueba de la parafina se consideró carente de valor, por lo que, desde entonces, dejó de
utilizarse y se buscaron alternativas que pudieran ayudar a determinar de forma fiable si
una persona había disparado un arma. Sin embargo, hasta antes de esa fecha su uso era
muy extendido y aún hoy hay quien al estudio de residuos de disparo lo sigue llamando
prueba de la parafina; un error muy frecuente en medios de comunicación, en comunica-
ciones judiciales y en el ámbito pericial. Como se ha dicho, esta prueba dejó de utilizarse
hace décadas, por tanto, no debería denominarse así, ya que lo que hoy se realiza es el
estudio de residuos de disparo.
Organismos como el European Network of Forensic Science Institutes (en adelante ENF-
SI), referente de los estudios forenses a nivel internacional, ni siquiera han llevado alguna
vez los estudios de parafina en sus programas; por eso resulta chocante que se siga
explicando en determinados cursos como prueba de parafina a los estudios de residuos
de disparo. Se pretende con esto abandonar por completo el uso de ese término en todos
los ámbitos.
1. En investigación forense se produce un falso positivo cuando, al realizar cualquier tipo de prueba, se obtiene como
resultado que sí existe lo que se busca, pero realmente no es cierto y puede haberse producido una contaminación,
haberse empleado mal la técnica o la usada no sirve para ese tipo de estudio o análisis.
haya oprimido el gatillo de arma. El diseño de los distintos elementos que forman un car-
tucho ha de ser óptimo para que el resultado sea el deseado, en conjunción con el arma
en el que va a ser empleado. Las fases del disparo se resumen en:
• Percusión. El accionamiento del gatillo inicia un proceso mecánico en el arma que
culmina cuando la aguja percutora incide sobre la cápsula iniciadora o fulminante,
produciendo su detonación.
• Ignición. La mezcla iniciadora se activa por el golpe de la aguja. La llama produ-
cida debe tener un volumen, longitud, temperatura y presión suficientes como
para transmitirse a la carga de pólvora del interior del casquillo, a través de los
espacios entre los granos, provocando su ignición instantánea.
• Combustión de la pólvora. Cuando la superficie de los granos de pólvora se ha
encendido, comienzan a producirse gases y altas presiones. La pólvora arde cada
vez más aprisa y produce más gases y estos hacen aumentar la temperatura y la
presión, introduciéndose por todas partes y acelerándose la combustión de los
granos de forma violenta (deflagración).
El aumento de la presión provoca la dilatación de las paredes del casquillo (o vaina) libe-
rando al proyectil de su sujeción al casquillo por el gollete (en la cartuchería metálica), de-
jándola libre de ella para comenzar su movimiento empujada por la presión de los gases.
No solo el proyectil saldrá expulsado, sino que por todas las aperturas del arma va a salir
una auténtica nube de productos gaseosos, principalmente y de forma más ostensible por
la boca de fuego del cañón y por la ventana de expulsión de los casquillos en las pistolas,
y por el tambor en los revólveres.
El volumen de gases generados será directamente proporcional al calibre de la munición
empleada por su mayor contenido en pólvora y mezcla iniciadora, estando su expulsión y
dispersión condicionada a las características estructurales del arma.
NUBE DE RESIDUOS
El volumen de gases generado en el disparo se denomina en su conjunto nube de resi-
duos, incluyendo productos de la degradación de la pólvora (como los nitritos y nitratos,
con granos parcialmente quemados y otros sin quemar), de la mezcla iniciadora (con
aportación de metales pesados como el plomo, bario y antimonio), también residuos
depositados en el ánima de disparos anteriores, que son arrastrados y movilizados, así
como pequeños fragmentos desprendidos del propio proyectil por el rozamiento con el
estriado del ánima.
La compleja mezcla de residuos, que han estado sometidos a las altas presiones y tempe-
raturas en el interior del arma, experimenta un rápido enfriamiento al entrar en contacto
con el aire. Los elementos metálicos vaporizados originarios de la mezcla iniciadora se
En algunos casos se ha detectado la presencia de algún otro elemento, como por ejemplo
estaño, o la ausencia de alguno de los elementos de la terna plomo/bario/antimonio, pero
con una incidencia muy baja que puede ser valorada en cada caso concreto.
Las dimensiones de estas partículas están comprendidas entre 0,5 y 5 micras. En su
mayor parte, debido a las condiciones de alta presión y temperatura que se dan en el
disparo, presentan una morfología esférica que las hace muy características y facilita su
identificación y búsqueda dentro de una muestra. También se pueden presentar en forma
de masas irregulares, que son menos características.
Lo que no encontraremos nunca es que estas partículas sean de formas angulosas, con
aristas o morfologías cristalinas, ya que sus componentes no se combinan en estas for-
maciones. Por lo tanto, durante el análisis en el laboratorio forense, si se encontrasen
estas morfologías, aun conteniendo los mismos componentes indicados, estas partículas
no podrían ser calificadas como residuos de disparo.
Figura 3. Fotografías de partículas de residuos del fulminante en las que se aprecia la morfología esférica.
A la izquierda se muestra la gráfica de la composición elemental de estas partículas, obtenido por un
microscopio electrónico de barrido con detector de rayos X, donde los distintos picos pertenecen a,
entre otros, los elementos plomo (Pb), antimonio (Sb) y bario (Ba) (microscopio electrónico con detector
de Rayos X Servicio de Criminalística de la Dirección General de la Guardia Civil, en adelante SECRIM).
Figura 5. Kit de toma de muestras de residuos de disparo ideado y usado por el SECRIM.
Figura 6. Caso real que muestra una partícula de residuos de disparo incluida
entre las fibras textiles de una prenda de ropa.
La toma de muestras debe realizarse en zonas del lugar de los hechos próximas a donde
se sospeche que se ha disparado un arma y próximas a las personas, tanto las víctimas
como los supuestos autores. Para llevarla a cabo se deben evitar contaminaciones exter-
nas, por tanto, los discos adhesivos no deben tocarse con las manos desnudas, es ne-
cesario utilizar guantes y evitar que el disco toque otras superficies que no sean aquellas
que queremos estudiar. Como regla general, se realizarán tomas de muestras de las zonas
y con el protocolo siguiente:
–– Conjunto de los dedos índice y pulgar de cada mano del sospechoso.
–– Rostro del supuesto tirador.
Figura 7. Zonas de las manos donde se suelen depositar partículas de residuos de disparo.
desde el último o si el arma ha sido limpiada, por lo que las armas recogidas de-
berán enviarse al laboratorio convenientemente protegidas y aisladas.
Figura 8. Resultado del análisis de residuos de disparo en el interior del cañón o ánima de una escopeta de caza.
pertinente. Es importante destacar que los embalajes que se utilicen para el transporte
de las muestras deben ofrecer las garantías de seguridad suficientes y los documentos
deben especificar cada uno de los pasos que se hayan realizado con las muestras y la
identificación de quien las haya hecho.
Una vez realizados estos procesos, las muestras podrán ser remitidas al laboratorio co-
rrespondiente para su evaluación. El especialista encargado del caso procederá a estudiar
la documentación y muestras recibidas y preparará los análisis requeridos empleando los
métodos que estime más oportunos para la mejor interpretación posterior de los resulta-
dos obtenidos.
El proceso consiste en el estudio pormenorizado de los datos del caso, que darán una
idea de lo que debe buscarse en cada uno, ya que ningún suceso es igual a otro; de ahí
la importancia que tiene que la recogida de muestras se haga con todos los pormenores
explicados. A continuación, se llevará a cabo un estudio macroscópico de todas las mues-
tras recibidas, incluidas las ropas que se hayan remitido y se elegirán las zonas de interés,
sobre las que se realizará un estudio microscópico en profundidad. Una vez se tenga una
idea clara del caso, se procederá a las tomas de muestras necesarias y al análisis por
microscopía electrónica de barrido de las muestras y porta muestras seleccionados.
Una vez concluidos los resultados de microscopía, que podremos obtener en forma de fo-
tografías y gráficas como las que se han podido observar en este capítulo, el especialista
hará una minuciosa interpretación de todos los resultados obtenidos; desde la observa-
ción macroscópica hasta los resultados analíticos del detector de rayos X y con todo ello
se redactará un informe, que cuando vaya dirigido al entorno judicial, en el marco de un
caso criminal, se denominará Informe Pericial o Informe Forense.
ESTUDIO DE PÓLVORAS
Como se ha indicado, este capítulo está en el marco de la Balística de Laboratorio y
de la Química Forense. Dentro de esto, otro de los análisis que se pueden realizar y
que ayuda al fin último de la Criminalística, que no es otro que la identificación, es el
estudio de las pólvoras que hayan podido intervenir en cualquier caso criminal. Para ello
veremos cuáles son las más comúnmente empleadas y cuál es su función en el proceso
del disparo. En primer lugar, busquemos definirla, para ello recurrimos al Diccionario de
la lengua española (RAE-ASELE), donde encontramos que pólvora es: “Mezcla inflamable
compuesta generalmente de nitrato de potasio, azufre y carbón, que a cierto grado de
calor se inflama desprendiendo bruscamente gran cantidad de gases”.
En el campo de la Balística Forense nos interesa cuál es su implicación, para lo que de-
bemos saber que esa “mezcla inflamable” o deflagrante se utiliza como propulsor del pro-
yectil en un arma de fuego. Hay muchas clases de pólvoras y, en general, nos referimos a
la denominada pólvora negra, que está compuesta por proporciones variables de carbón,
azufre y nitrato potásico. En la actualidad se utilizan propelentes nitrocelulósicos y a estos
también se les llama pólvoras, aunque por su composición son productos totalmente
diferentes desde el punto de vista químico.
La pólvora negra más común suele tener, de forma aproximada, un 75 % de nitrato potá-
sico, un 15 % de carbón y un 10 % de azufre (porcentajes en masa). Sus características
físicas son el color negro proporcionado por el carbón (antiguamente carbón de leña), el
brillo debido al salitre del nitrato potásico o potasa y el sabor salado. Actualmente se uti-
liza en pirotecnia y en armas antiguas. Su poder de combustión y, por tanto, su potencia,
depende del tamaño de los granos y de la superficie de contacto. A mayor tamaño, mayor
tiempo de combustión, y a mayor superficie de contacto, mayor rapidez de combustión y
mayor potencia. Es decir, la velocidad de combustión de la pólvora podemos modificarla
variando el tamaño y forma del grano. Para diferentes armas o calibres, se utilizarán dife-
rentes tamaños y formas del grano de pólvora.
Figura 11. Distintos tamaños y formas de granos de pólvora para diferentes usos.
LA DISTANCIA DE DISPARO
Las afirmaciones que podemos hacer en los informes periciales sobre la distancia a la que
se produce un disparo están todas basadas en experiencias llevadas a cabo en el SECRIM
y que, a día de hoy, están perfectamente contrastadas por todos los científicos que se
dedican a estos estudios y avaladas por la ENFSI.
A título personal también he llevado a cabo mis propios experimentos científicos utilizando
diferentes armas de distintos calibres, efectuando disparos en el interior de una galería
de tiro, sobre diversos blancos, utilizando piezas de carne de cerdo, por tener este animal
una morfología anatómica parecida a la humana; unas veces vistiendo con ropa las piezas
y otras no. En series de fotografías que veremos a continuación se pueden apreciar los
efectos.
De esos estudios, se ha concluido qué características debemos buscar tras un disparo,
para la determinación de la distancia desde la que se efectuó.
Para ello debemos tener en cuenta el tipo de proyectil que se disparó; su forma y calibre
son fundamentales e indican la forma y tamaño del orificio causado, así como la determi-
nación de orificios de entrada y de salida. Para esto veremos también una serie de marcas
y señales que se denominan caracteres constantes en un disparo.
De este modo, podemos reconocer orificios en forma de estrella, que determinan que el
disparo fue producido a una distancia muy corta o por contacto de la boca de fuego con
la superficie. Los orificios de estrella son típicos de los disparos a quemarropa o en actos
de suicidio, en los que podremos apreciar, además del anillo de suciedad y el collarete
erosivo provocados por la nube de residuos de disparo, granos de pólvora parcialmente
quemados, que producirán el tatuaje, así como una quemadura y mancha gris.
Para disparos a corta distancia en los que existe poca distancia entre la boca de fuego y la
víctima u objeto impactado, se recurrirá a la química forense para determinar la existencia
de residuos de disparo, para lo que se tomarán muestras de los diferentes orificios o he-
ridas. A continuación se pueden realizar pruebas colorimétricas de detección de nitritos,
nitratos y plomo, utilizando la conocida prueba del químico Peter Griess-von Illoswa, que
sirve para detectar la presencia de nitritos orgánicos y que se fundamenta en la reacción
de diazotación de Griess, descrita por primera vez en 1858 por Peter Griess.
El reactivo típico de Griess contiene 0,2 % de diclorhidrato de naftiléndiamida y 2 % de sul-
fanilamida en ácido fosfórico al 5 %. Cuando se emplea sobre una muestra que contenga
nitritos, se teñirá de un color rojo rosado, debido a que cuando se agrega ácido sulfanílico,
los nitritos forman una sal de diazonio, de ahí el nombre de diazotación, que al agregar
α-naftilamina, proporciona el color rosáceo.
Los resultados se podrán observar en papel fotográfico aplicado a las superficies en las
que existen disparos, con una técnica especial de revelado que se deberá aprender y
practicar de modo experimental con otros disparos realizados en idénticas condiciones;
es decir, se trata de una prueba totalmente experimental. Con esta prueba se podrán de-
terminar distancias que oscilan entre el contacto hasta los cuatro metros, dependiendo del
tipo de municiones y armas empleadas.
A continuación, se muestran unas fotografías de las marcas dejadas por diferentes dispa-
ros de prueba realizados en laboratorio con varios calibres y a distintas distancias. En ellas
se puede apreciar cómo son los resultamos de los diferentes efectos que se han mencio-
nado anteriormente. Las fotografías y los datos están también avalados por ENFSI y de los
experimentos llevados a cabo, podemos destacar, como datos orientativos de referencia,
para armas cortas, que la mancha gris se conserva hasta una distancia de disparo de 20 a
30 cm, que el límite máximo de alcance de los residuos es de 1,5 m y para armas largas, la
mancha gris hasta los 40 cm. El límite máximo de los residuos de disparo se aprecia hasta
los 2 o 3 m y, finalmente, el anillo de suciedad es independiente de la distancia de disparo.
Figura 17. Se pueden apreciar los efectos producidos por un disparo por contacto, empleando
una pistola calibre 9 mm. Los bordes aparecen estriados y el orificio no está claramente definido.
Existe mancha gris y anillo de suciedad.
Figura 18. Realizamos otro disparo con la misma pistola a 7 cm. Ahora los bordes del orificio
de entrada sí están definidos y seguimos viendo, aunque más difuso, la mancha gris y el anillo de suciedad.
Figura 19. Se observan los resultados del disparo de una pistola del calibre 7,65 mm, a una distancia de 2,5 cm. Se
puede apreciar cómo la mancha gris y el anillo de suciedad están solapados y muy definidos.
El orificio de entrada
Su forma dependerá del ángulo de incidencia del proyectil. Será circular para disparos
perpendiculares, oblicuo para disparos con ángulo de impacto diferente a 90º o en canal,
en los casos de disparos tangenciales a la superficie de impacto.
El diámetro del orificio es variable y depende fundamentalmente del diámetro del proyectil
y de la forma de su punta. Además hay que tener en cuenta que, tras producirse la pe-
netración del proyectil, la piel se retrae, lo que origina una disminución del diámetro de
la herida.
Si se tiene en cuenta, además, que la mayor parte de los proyectiles de arma de fuego
tienen una forma ojival se puede afirmar que, de forma general, el diámetro del orificio
de entrada será menor que el calibre del proyectil. El diámetro será menor cuanto más
puntiagudo sea el proyectil.
Como en toda regla, existen excepciones:
• Ciertos diseños de municiones que buscan grandes efectos de parada (municio-
nes expansivas) pueden llegar a producir orificios de entrada mayores a los del
calibre del proyectil.
• De igual forma, en los disparos a cañón tocante o a bocajarro, el diámetro del
orificio de entrada es considerablemente mayor al calibre del arma.
• Previas deformaciones o fragmentaciones del proyectil por impactos anteriores
sobre superficies interpuestas en su trayectoria o bien pérdidas de estabilidad del
mismo (muy usuales en proyectiles de alta velocidad) pueden dar lugar a orificios
de entrada irregulares y de tamaño variable con posteriores trayectos erráticos
dentro del organismo.
El collarete erosivo
El collarete erosivo recibe nombres diversos según la bibliografía que se consul-
te, así es denominado también como cintilla erosiva, cintilla de contusión, collarete
contuso-erosivo, etc. De igual manera se pueden encontrar acepciones como collarete
de limpieza para hacer referencia al anillo de suciedad que queda al pasar el proyectil,
limpiándose este en esa zona.
Es el resultado de la excoriación epidérmica producida alrededor del orificio de entrada.
Tiene un aspecto apergaminado, no suele exceder de 1 mm de anchura y su color es rojo
carmín.
El paso del proyectil a través de la piel deprime esta en forma de dedo de guante, debido a
la elasticidad de la dermis, mientras que la epidermis, no elástica, se desgarra en la base
del cono de depresión, dando lugar a una erosión epidérmica concéntricamente al orificio
de entrada.
La forma circular o en media luna, más o menos alargada, de la erosión depende natural-
mente del ángulo de tiro, perpendicular (circular) u oblicuo (media luna).
El anillo de suciedad
Es un ribete negro, circular, que se sitúa en el borde del orificio de entrada, sobre el co-
llarete erosivo. Este anillo está formado por la herrumbre, partículas metálicas, granos de
pólvora y suciedad que hubiera en el ánima del arma antes del disparo. La parte anterior
del proyectil arrastra todo ello y lo deposita, por roce, en el borde del orificio de entrada.
Si hay interposición de vestido, el limpiado se producirá sobre las ropas externas.
La infiltración hemorrágica
Es la que produce el color rojo brillante que presenta el collarete erosivo, y se produce por
la rotura de los capilares sanguíneos existentes en la dermis.
El orificio de salida
Suele presentar una forma circular u oval, de análogo diámetro o ligeramente superior al
de entrada. Pueden darse casos en los que el proyectil choque o que atraviese tejido óseo,
produciéndose su fragmentación o desestabilización y dando lugar a orificios de salida
irregulares. Hay ocasiones en que puede ser difícil diferenciar entre orificios de entrada y
de salida. Para diferenciarlos debemos atender a las características mencionadas, enten-
diéndose que en los orificios de salida, por regla general, no se encontrarán.
La estrella
Cuando se realiza un disparo a bocajarro o a quemarropa (1-3 cm de distancia), el orificio
de entrada toma un aspecto particular, parecido a la forma de una estrella.
La fuerza de expansión de los gases provoca una herida contusa con orificio irregular, es-
trellado y, sobre todo, una cavidad anfractuosa debida al despegue de los tegumentos: es
la denominada “herida en cuarto de mina de Hoffman”, cuyas paredes están tapizadas por
restos negruzcos compuestos de humo, partículas metálicas, residuos de disparo, granos
de pólvora, mezclados con sangre y fibras de las ropas vestidas.
La quemadura
La combustión de la pólvora de propulsión del proyectil produce gases muy calientes que
siguen su misma dirección. Estos gases se enfrían con gran rapidez, pero cuando la piel
esta próxima a la boca de fuego, se pueden producir quemaduras de primer y segundo
grado.
La quemadura depende de la naturaleza y estado del blanco y de la cantidad, clase y pre-
sión de la pólvora. La expresión de la quemadura se reduce si el blanco está mojado por
efecto de la lluvia, del sudor u otro motivo.
La quemadura será mayor cuanto más cantidad de pólvora, ya que aumentará la propor-
ción de gases y, por consiguiente, la quemadura.
De igual manera, la quemadura en municiones cargadas con pólvoras de nitroglicerina es
mayor que las de pólvora de nitrocelulosa, pues aquellas producen gases más calientes
que estas.
Se verifican quemaduras más graves en aquellas municiones con alta presión de recá-
mara, pues a mayor presión, la combustión es más completa y por lo tanto, habrá mayor
volumen de gases.
Experimentalmente se ha comprobado que las distancias máximas aproximadas de apari-
ción de quemadura sobre el blanco son:
–– Para armas largas: 15 cm.
–– Para armas cortas: 7,5 cm.
La mancha
La mancha negra es una aureola nebulosa que representa el depósito pulverulento de los
productos de la combustión.
El grado de humedad del blanco y la cantidad de pólvora influyen sobre la intensidad de la
mancha, del mismo modo que lo hacen en la quemadura. Conviene poner de manifiesto
que una mancha puede disminuir o desaparecer por efectos de la lluvia o del lavado.
El tatuaje
Los tatuajes proceden de los granos de pólvora no quemados cuya fuerza de penetración
es suficiente para desgarrar la epidermis e incrustarse.
La importancia, extensión y aspecto de estas formaciones varían con la distancia de dis-
paro, con el arma empleada, con la variedad de pólvora utilizada y también con el modelo
del cartucho.
Los tatuajes forman alrededor del orificio de entrada una figura circular u ovalada, según
el disparo sea perpendicular u oblicuo. El diámetro de la figura aumenta directamente con
la distancia, mientras que el número de incrustaciones es inversamente proporcional a la
distancia de disparo.
Si hay interposición de ropas, mancha y tatuaje, se observan a cortas distancias en el
plano más superficial, y a quemarropa, sobre el plano profundo.
Figura 23. Disparo con pistola marca Browning cal 7,65 mm a cañón tocante.
Figura 24. Disparo con pistola marca Browning cal 7,65 mm a 5 m de distancia.
Figura 25. Disparo con pistola marca Glock cal 9 mm. Pb a cañón tocante.
Figura 27. Disparo con revólver marca Uberti cal 44-40 WIN a 15 m de distancia.
Figura 28. Disparo con Carabina marca Rossi cal 44 mm Magnum a 25 m de distancia.
INTRODUCCIÓN
Hablar de evidencia traza resulta sencillo, si se analiza la siguiente definición: “Cualquier
material que no es detectado a simple vista, para los cuales se necesita algún medio de
ampliación o aumento” (Salas, 2011). En muchas ocasiones estas evidencias trazas se
caracterizan por estar íntimamente relacionadas al principio de Locard, principio que fue
planteado por primera vez en 1910, por el profesor Edmond Locard, de la Universidad de
Lyon en Francia, que indica que como resultado de un hecho delictivo se da la transfe-
rencia de evidencias entre las partes (víctima, criminal y el sitio del suceso), esto por el
contacto que existió entre las mismas mientras sucedía el hecho (Salcedo, 2007).
Sin embargo, si se llega a estudiar profundamente cada una de las evidencias trazas, al
punto de analizar su importancia en el ámbito forense, conociendo sus técnicas de bús-
queda, levantamiento, embalaje y análisis, ya no resultaría tan sencillo hablar de las evi-
dencias trazas y, menos aún, si se incorporan las características propias de los soportes
a los cuales se logran adherir.
En este capítulo se pretende justamente eso, entender a fondo las evidencias trazas en
el campo forense, de manera que el lector al terminar el capítulo entienda la complejidad
que existe al hablar de evidencia traza y se sienta capaz de reconocer y analizar aquellas
evidencias trazas de importancia forense.
Retomando la definición anteriormente mencionada de evidencia traza, se podría enten-
der que pueden ser evidencia traza cualquier elemento o sustancia que cumpla con el
principio de Locard y que pueda pasar desapercibida. Por lo tanto, la lista de las posibles
ELEMENTOS PILOSOS
Los elementos pilosos son la evidencia traza por excelencia en el campo forense. Esto
quiere decir que es la evidencia más común de encontrarse en un sitio del suceso, no
importa qué tipo de suceso se está enfrentando, puede ser robo, violación, homicidio,
secuestro o suicidio, entre otros.
Los elementos pilosos son una continuación de la piel cornificada, la cual está constituida
por proteínas 28 %, lípidos el 2 % y en pequeñas cantidades sales minerales y sustancias
hidrófilas, aproximadamente el 70 % de agua. Las proteínas capilares son en su mayoría
queratina, que es una sustancia de sostén formada por macromoléculas constituidas por
largas cadenas de aminoácidos unidos entre sí (Macdonnel cit. en Vázquez, 2013)
El elemento piloso se puede encontrar en la mayor parte del cuerpo. Sin embargo, existen
zonas de este que se caracterizan por una ausencia del elemento piloso, estas son: las
superficies palmo plantares, ombligo y mucosas. Además, se indica que los elementos
pilosos nacen de lo que se conoce como un folículo piloso, que se define como la parte
de la piel que da crecimiento al elemento, esto por contener las células madre (Vázquez,
2013).
Existen tres aspectos básicos de los elementos pilosos, que le dan el valor de evidencia
dentro del campo forense. Estos tres aspectos son ubicación, presencia de escamas y
renovación (Molina, 1997).
Si analizamos en profundidad estos tres aspectos básicos de los elementos pilosos, po-
dremos quizá entender por qué son la evidencia traza más común en el campo forense:
1. Ubicación de los elementos pilosos en el cuerpo de un mamífero: los elementos
pilosos se encuentran en el exterior del cuerpo de los mamíferos, con una función
muy básica de protección y sensorial. El ser humano como mamífero que es se
caracteriza por la presencia de elementos pilosos en la mayor parte de su cuerpo,
lo que significa que aquellos que no están cubiertos por prendas de vestir o por
ciertos objetos como gorras o sombreros están expuestos al ambiente, por lo
que, ante un roce o contacto fuerte entre dos partes, es muy probable que sea el
elemento piloso el que se logre transferir.
2. Presencia de escamas: las escamas del elemento piloso se describen como célu-
las transparentes anucleadas (Molina, 1997). Las escamas hacen que una vez que
el elemento piloso se desprenda, se pueda anclar a otra superficie o soporte por
largos periodos de tiempo.
Existen varios tipos de escamas, las mismas se pueden dividir en dos grandes
grupos: escamas imbricadas y coronales, estas últimas solo presentes en animales
EMBALAJES
Al hablar de un embalaje correcto para los elementos pilosos, se debe hablar de un em-
balaje que lo proteja y que garantice su integridad y que no coloque la duda de que los
mismos elementos que se levantaron en el sitio, son los mismos que se analizaron en el
laboratorio y los que eventualmente se presentarán en un juicio.
Según el Manual de Recolección de Indicios del departamento de Ciencias Forenses de
Costa Rica, la definición de embalaje es: “La maniobra que se hace para guardar, proteger
y preservar un indicio, dentro de algún recipiente protector”. En este mismo manual se
define como embalaje interno: “Embalaje cuya finalidad es contener el objeto y protegerlo
directamente contra la contaminación, derrames, o pérdidas de sus características físicas
o químicas de interés para la investigación criminal”, y embalaje externo como: “Embalaje
final que complementa el embalaje interno, el cual debe encontrarse debidamente lacrado
para garantizar la identidad o individualización del indicio” (Organismo de Investigación
Judicial, 2015).
Un buen embalaje interno para un elemento piloso es un sobre de papel hechizo, es decir,
un sobre que se realiza de manera manual a partir de un trozo de papel. Este sobre hechi-
zo se debe introducir en otro sobre de papel de considerable tamaño, en el cual se debe
asegurar que sus esquinas estén debidamente cerradas, selladas o dobladas, para evitar
que el elemento piloso se pierda.
En cuanto al embalaje interno se debe tener mucho cuidado cuando el color del elemento
piloso es igual que el sobre. Por eso, para aquellos casos donde esto ocurra se debe de
utilizar un sobre que haga contraste con el elemento piloso que se va a guardar. Ejemplo
claro de esto es una cana o elemento piloso sin pigmento dentro de un sobre de papel
blanco: claramente se corre el riesgo de perderse y no ser encontrado en su apertura. Así,
al momento de crear este embalaje en estos casos concretos, utilice un sobre de papel de
un color que haga contraste como el negro, de esta manera asegura que el mismo será
detectado y levantado al momento de la apertura del sobre.
El embalaje externo de los elementos pilosos es otro sobre de papel de un tamaño consi-
derable, de manera que se asegure que el embalaje interno anterior pueda entrar sin pro-
blema. Este embalaje externo como asegura el traslado debe de ir debidamente cerrado,
lacrado y rotulado con la información más relevante del caso.
Es importante aclarar que se usa papel en sus embalajes porque el papel al ser un ma-
terial poroso que permite una especie de respiración evita el aumento de temperatura y
humedad, protegiendo de esta manera la integridad del elemento piloso, además al ser un
material que no presenta carga estática evita que el elemento se adhiera a este, lo que no
sucede con el plástico.
Analizando el elemento desde una visión macroscópica, se pueden observar tres grandes
partes del elemento piloso, que son las siguientes (Molina, 1997):
• Extremo proximal o raíz: la parte que se encuentra dentro del folículo piloso de la
piel.
• Caña: la parte libre del elemento piloso, que cubre la mayor cantidad del elemento
piloso.
• Extremo distal o punta: la parte final de los elementos pilosos.
El extremo distal o punta es de forma variable y se encuentra expuesto a las agresiones
del medio ambiente. Se observa cómo una porción de la caña o cuerpo del pelo se va
adelgazando paulatinamente hasta llegar a la punta (Vázquez, 2013).
Ampliando un poco más lo relacionado con la raíz, es importante resaltar que el estudio
de esta es de suma importancia dentro del ámbito forense porque muchas veces depen-
diendo de si la misma se observa o no, así será la marcha analítica a seguir.
En la raíz, se encuentran células epidérmicas altamente especializadas, que, dentro de los
folículos pilosos, sufren un proceso de esclerotización. Las células epidérmicas localizadas
dentro de los folículos pilosos se transforman poco a poco en células muertas sin núcleo
y con una estructura externa sólida de queratina. Por este proceso de transformación,
podemos identificar tres tipos de raíces (anágena, catágena y telógena) según la fase de
crecimiento en la que se encuentra el elemento piloso. En la fase anágena, el folículo pilo-
so se encuentra activo transformando células epiteliales en células queratinizadas de pelo.
Si en esta fase el elemento piloso es arrancado de su folículo, este a su vez arrastrará
células nucleadas vivas. En la fase catágena el folículo cesa la actividad de transformación
células y se desprende de la raíz del elemento piloso, en esta fase la posibilidad de que
se tengan células epiteliales nucleadas adheridas a la raíz disminuye significativamente y
aquellas pocas que se encuentren pueden ser pobres donadoras de ADN nuclear. En la
fase telógena el elemento piloso está listo para caer naturalmente y dar lugar a un nuevo
elemento piloso (Robertson, 1999).
Para estar seguro del tipo de raíz que presenta el elemento piloso se debe observar a nivel
microscópico.
los gránulos al microscopio. Esta dificultad de observar los gránulos puede estar a su vez
relacionada con el pequeño tamaño de los gránulos o por el efecto oscurecido que da una
pigmentación muy densa (Ogle y Fox, 1999).
La distribución de los pigmentos alude a la distribución y concentración de los gránulos
en varias áreas de la corteza, y se pueden mencionar las siguientes (Ogle y Fox, 1999):
• Unilateral: distribución que hace referencia a los pigmentos concentrados a un
solo lado de la corteza del pelo. A nivel microscópico se observa como una banda
más oscura a un lado del elemento piloso.
• Uniforme: esta distribución hace referencia a cuando los gránulos de pigmento
están distribuidos igualmente a lo largo de toda la corteza.
• Aleatorio: son altas concentraciones de pigmentos en algunas zonas del elemento
piloso y bajas en otras. No presenta un patrón definido.
• Central: esta distribución está concentrada en la parte central del elemento, muy
cerca de la médula. Para evitar confundirse con la médula, se debe utilizar el mi-
crómetro para apreciar mejor los gránulos de pigmento.
• Periférica: distribución del pigmento orientada hacia los bordes, o sea, hacia la
cutícula.
Relacionado con la agregación y su tamaño, se puede decir que por agregación de los
pigmentos se entienden las formas reconocibles que adoptan los conjuntos de pigmentos
distribuidos en el elemento piloso. Según la agregación y su tamaño, se puede clasificar
en amontonados, ovalados, en franjas y en rayas, o inclusive ausentes, que es el caso de
una distribución de pigmento uniforme donde no se forman agregaciones notorias (Pilco,
2012).
En los párrafos anteriores se mencionaron aspectos de importancia de las partes del
elemento piloso, como los son la cutícula y la corteza. A continuación, hablaremos de la
médula, una de las estructuras más importantes al momento de realizar la caracterización
de un elemento piloso.
La médula se puede observar desde el extremo distal al proximal. Los patrones de mé-
dula en los seres humanos suelen ser ausentes, continuas, interrumpida o discontinua y
fragmentada.
La médula ausente se refiere a cuando el elemento no tiene médula o cuando por la den-
sidad del pigmento la misma no se observa. La médula continua es cuando se observa
la médula a lo largo de todo el elemento piloso, sin interrupciones. Se denomina médula
discontinua o interrumpida cuando las longitudes que presentan médula visible son ma-
yores a las longitudes que no la presentan. La médula fragmentada es cuando la mayor
longitud del elemento presenta una médula no visible, contraria a la anterior. Es importante
tener en cuenta que un mismo elemento piloso puede contar con combinaciones de los
patrones antes descritos, de manera que se pueda tener médulas continuas/interrum-
pidas, continuas/fragmentadas, interrumpidas/fragmentadas o continuas/interrumpidas/
fragmentadas (Ogle y Fox, 1999).
Además de los patrones anteriormente mencionados, la médula puede ser ausente, opa-
ca, traslúcida y opaca/traslúcida. El término ausente se refiere cuando la médula no es
visible, incluyendo cuando la misma no se puede observar debido a la alta densidad del
pigmento del elemento piloso. Cuando la médula se llena de aire y se observa al micros-
copio, la misma se ve opaca, mientras que cuando se llena de líquido la misma se observa
traslúcida (Ogle y Fox, 1999). Es común observar que un mismo elemento piloso tenga
las dos médulas mezcladas, es decir, en una parte se observa opaca y en otra traslúcida.
Según una bióloga costarricense, que centra su estudio en análisis microscópicos en pe-
los de animal con el objetivo de diferenciar perros de diferentes razas por medio de sus
elementos pilosos, recalca que la médula varía entre individuos y entre pelos de un mismo
individuo. Además, resalta que la función principal de esta estructura es la protección del
pelo mediante la adición al mismo de espacios internos aéreos. Esto posiblemente esté
relacionado con la presencia de las células cilíndricas (Méndez, 1999).
Se puede decir que el análisis o caracterización del elemento piloso está centrado fun-
damentalmente en su médula. Cuando el análisis de elementos pilosos inicia, lo que se
recomienda es que el analista divida en grupos, según la médula observada, y a partir
de estos grupos pueda iniciar con la comparación de los mismos y el respectivo patrón
tricológico. Se estudiará con más detalle a lo largo del capítulo los aspectos propios de la
comparación tricológica.
CARACTERIZACIÓN MORFOLÓGICA
Una vez que se tiene claro las partes que conforman un elemento piloso y las estructuras
que en cada una de ellas se pueden observar, se hace de interés saber para qué sirve
toda esa información. Se podría decir que toda esa información sirve para poder caracte-
rizar un elemento piloso o un conjunto de ellos. Con la caracterización se puede saber la
afinidad biológica, el origen del elemento piloso, la procedencia del mismo, así como si
el mismo ha sido sometido a tratamientos cosméticos e, inclusive, se puede saber si el
elemento piloso sufre ciertas enfermedades propias de los elementos pilosos. Además,
Otra característica que nos ayuda a diferenciar entre humano y animal son las escamas,
pues en el ser humano solo se presentan escamas tipo imbricadas, en tanto que en los
otros grupos de mamíferos se pueden presentar ya sean imbricadas o coronales (Jiménez
cit. en Rodríguez, 1998). En los animales la cutícula está conformada por escamas de
mayor grosor, más sobresalientes y poco imbricadas, contrario a lo que sucede con el ser
humano (Román cit. en Rodríguez, 1998).
de las áreas de las axilas y se cree que está relacionado con el sudor excesivo
de ciertos individuos. Además del grosor, en algunos casos se observan los ele-
mentos pilosos totalmente oscurecidos. Si se afeitan estos elementos pilosos, se
podrán apreciar las concreciones de parásitos en torno a la totalidad o a una parte
del tallo, incluso hasta la abertura del folículo. En esta enfermedad, la parte del
elemento que se ve más afectada es el tercio central del elemento.
• Tricofito Endotrix: esta enfermedad comprende un grupo de parásitos que se en-
cuentran en los elementos pilosos, a saber:
–– Tricofito acuminado: en esta enfermedad los elementos pilosos parecen estar
rellenos de una masa de esporas unidas en cadenas y paralelas al eje longitu-
dinal. Se considera que es una de las enfermedades que muestran infecciones
más avanzadas. En algunas ocasiones, con esta enfermedad, en ciertos luga-
res del elemento piloso se observa una cantidad de esporas acumuladas que
hacen que la cutícula se levante y dé una apariencia al elemento como si fuera
a explotar.
–– Tricofito crateriforme: en esta enfermedad las esporas detectadas tienden a
ser más redondas que las que se encuentran fuera del elemento piloso.
–– Tricofito neo-endotrix: esta enfermedad se caracteriza por la presencia en la
superficie del elemento piloso de algunos micelios, los cuales son otro grupo
de parásitos del elemento piloso. Además de los micelios, se detecta otro
grupo de parásitos, los cuales se encuentran en el interior del propio elemento
piloso.
–– Tricofito ectotrix: esta enfermedad se define por la presencia de parásitos que
se observan en la superficie de los elementos pilosos. El grupo se subdivide
en microsporones y megalosporones.
–– Peliculosos capitis: esta enfermedad consiste en una infección causada por un
insecto, el mismo se identifica como pediculosiscapitis. Este insecto pone gran
cantidad de huevos que poseen una forma ovalada y que se adhieren fuerte-
mente a los cabellos por medio de secreciones quitinosas. Esta enfermedad
se caracteriza por ser contagiosa.
Además del origen, procedencia y posibles enfermedades, con una buena caracterización
del elemento pilosos, se puede observar si el mismo ha sufrido algún tratamiento cosmé-
tico, llámese decoloración o tinción o ambos, los cuales cuando son muy invasivos y ar-
tificiales se vuelven muy fáciles de detectar pues el cambio de color a nivel microscópico
es muy brusco y evidente.
Sin embargo, los tratamientos cosméticos que son menos invasivos, como por ejemplo
los tintes sin amoniaco que se van con el lavado del cabello, suelen ser más complicados
de diferenciar a nivel micro, puesto que guardan una gran similitud con el color natural
del cabello.
En las secciones anteriores se estudió en detalle las partes que conforman un elemento
piloso y se explicó en profundidad qué características del mismo se deben analizar para
poder obtener información, como, por ejemplo, saber si su origen es animal o humano,
así como saber a qué parte del cuerpo del ser humano pertenece.
Ahora se procede a explicar qué es un patrón tricológico. El mismo se puede definir como
un conjunto de elementos pilosos cuyas características representan a una persona deter-
minada. Según la licenciada Marycell Molina, antigua directora y fundadora de la Unidad
de Tricología de Costa Rica, un patrón tricológico debía comprender elementos pilosos de
todas las zonas del cuerpo de un ser humano, por ende su patrón tricológico debía com-
prender elementos pilosos de la zona de la cabeza, de la zona púbica, además de incluir
vellos del cuerpo, que son los que se ubican en las piernas, brazos, axilas, espalda, pecho,
etc., así como los vellos faciales, entiéndase estos como cejas, pestañas, barba, bigote,
etc. En conclusión, resulta un patrón tricológico muy complejo.
Como las demás áreas de las ciencias, la tricología forense ha cambiado y mejorado a
través de los años. En la actualidad las partes que deben conformar un patrón tricológico
han variado, está compuesto únicamente por los elementos pilosos del área de la cabeza
y de la zona púbica. El cambio se debe a que a través de los años se ha demostrado que
la información que aportaban los vellos faciales y vellos del cuerpo era reducida y, por
ende, muy poco útil al momento de realizar comparaciones tricológicas con los mismos.
Actualmente un buen patrón tricológico de una persona está compuesto por 100 ele-
mentos pilosos de la zona de la cabeza y 20 de la zona púbica. Para tomar el patrón de la
zona de la cabeza, esos 100 elementos pilosos deben tomarse de distintas partes de esta.
Para este fin la cabeza se divide en cinco sectores, denominados como frontal, temporal,
parietal, occipital y corona. De cada sector se deben tomar 20 elementos pilosos que al
final sumaron un total de 100, que representarán a toda la zona de la cabeza. La zona pú-
bica se encuentra representada en 20 vellos. En caso de los varones, se debe contemplar
dentro de esos 20, vellos pertenecientes al área del escroto (Molina y Rodríguez cit. en
Salas, 2011).
Es importante señalar que, al momento de llevar a cabo la extracción del patrón trico-
lógico, la persona que lo realiza debe de tener cuidado y paciencia, pues los elementos
pilosos deben ser extraídos con raíz, uno a uno y de modo manual. Esto quiere decir que
se debe evitar arrancar o cortar los elementos pilosos. Usando el método de extracción
correcto se asegura que no se pierda la raíz del elemento durante el proceso: se debe
recordar que en la raíz se encuentra información vital para la caracterización, y sobre todo
para análisis futuros de ADN.
Este filtro es útil para los análisis de ADN, pues como bien se sabe este es el único análi-
sis que ofrece un alto nivel de confianza y presenta un alto valor probatorio. No obstante,
como el mismo es muy costoso e imposible de realizar a todos los elementos pilosos
levantados de una escena del crimen, la comparación morfológica tricológica llega a ser
un tamiz de qué elementos pilosos cuestionados comparten características con los patro-
nes de interés. Consecuentemente, estos son los que deberían someterse a un análisis
de ADN.
Los elementos pilosos distinguen dos tipos de fuente de ADN por presentar una confor-
mación celular: ADN nuclear y ADN mitocondrial.
El ADN nuclear se encuentra presente en aquellos elementos pilosos que presentan cé-
lulas epiteliales nucleadas adheridas a la raíz, y que por lo tanto se observan en su fase
anágena. Este ADN es idéntico al que se logra extraer de una muestra de sangre. Por ello
se puede individualizar a una persona con alto nivel de certeza. El ADN mitocondrial pre-
sente en las mitocondrias (organelas celulares que se encuentran en el citoplasma) posee
un pequeño conjunto de genes o genoma diferente al nuclear. Una característica particular
de este ADN es que se hereda solo por vía materna, ya que durante la reproducción sexual
las mitocondrias masculinas se encuentran en su totalidad ubicadas en las colas de los
espermatozoides, las cuales quedan fuera del óvulo durante la concepción. Puesto que
el genoma mitocondrial es más pequeño y de herencia exclusiva materna, los niveles de
asociación no permiten individualizar a un individuo (Vargas, 2014).
A pesar de toda la información que los elementos pilosos pueden aportar como evidencia
traza en el campo forense, ya sea por medio de su caracterización o comparación mor-
fológica microscópica, es de suma importancia que para que el mismo llegue a tener un
valor probatorio en un juicio esté sujeto a una hipótesis policial clara, pues solo así se
puede filtrar qué evidencias son las que pueden ayudar en el esclarecimiento del delito.
Por ejemplo, en un caso de robo en una vivienda, en donde los asaltantes utilizaron pasa-
montañas, de nada sirve realizar un levantamiento y un análisis exhaustivo de elementos
pilosos, si al final la probabilidad de que esos elementos pilosos sean de los sospechosos
FIBRAS TEXTILES
Las fibras se definen como aquellas estructuras filamentosas que componen los tejidos
orgánicos y vegetales, animales y minerales, así como aquellas que han sido creadas por
la inventiva humana, comportándose como unidades de materia alargada, cuya longitud
es como mínimo cien veces superior a su diámetro y su estructura molecular se orienta
en sentido longitudinal (CEFOF, 2000).
En la clasificación básica de las fibras, estas se clasifican en fibras naturales, artificiales
y sintéticas. La fibra natural se subdivide en tres grupos: fibras de plantas, fibras animales
y fibras minerales. Por otro lado, las fibras artificiales son aquellas fibras que se fabrican a
partir de polímeros orgánicos. A su vez, las fibras sintéticas son producto de la destilación
de la hulla, el petróleo o de los productos derivados del gas natural (CEFOF, 2003).
Las fibras naturales son aquellas que se encuentran en la naturaleza como tales y el hom-
bre las adecua para su utilización, entre las que se pueden mencionar, el algodón, la lana,
el yute, la seda, etc.; mientras que las fibras artificiales comprenden todas aquellas hechas
por el ser humano, como por ejemplo el rayón y el dacrón (Molina, 1997).
Siguiendo con la clasificación de las fibras naturales, las fibras animales son, como su
nombre indica, las que derivan de un animal, como por ejemplo la lana. También se pue-
den mencionar en este grupo a la alpaca o el cachemir, entre otros. Los elementos pilosos
utilizados para crear estas fibras son en su mayoría de oveja, sin embargo, a veces utilizan
elementos pilosos de alpaca, camello, cabra, conejo de angora, llama, la vicuña, el gato
(mohair) y el yak (Molina y Rodríguez cit. en Salas, 2011).
La lana es una sustancia proteica con queratina. En un corte longitudinal se observan las
presencias de las escamas. Aunque en fibras muy delgadas no se logran distinguir las
escamas como en una fibra gruesa, todas ellas se pueden identificar bajo una alta mag-
nificación. En el corte transversal de la lana se puede observar varias partes. La primera
parte es la epidermis o cutícula, la que está compuesta por escamas. La segunda parte
forma el mayor porcentaje de las fibras, se llama córtex y está compuesto por células
corticales. La tercera parte es la médula, que ocupa la parte central. Esta última varía
y en fibras delgadas puede llegar a ser invisible. Comparado con otras fibras, la lana es
muy débil, característica que se compensa con la alta elongación, la alta resistencia y la
recuperación elástica. La lana es flexible, plegable, de fácil manejo y porosa. Asimismo, es
un pobre conductor y esto contribuye a la concentración de energía electrostática. Esto
se manifiesta cuando se camina en una alfombra y se sienten cargas electrostáticas. Por
último, debido a sus proteínas, algunos insectos pueden alimentarse de ella, como las
polillas (Joseph, 1986).
Se debe tener en cuenta que es muy poco frecuente encontrar una prenda u objeto con
una composición de 100 % lana, pues la mayoría de los fabricantes la combinan con otras
fibras naturales o artificiales para poder bajar el costo de la confección. Como resultado,
es muy frecuente encontrar una prenda de vestir que tenga un porcentaje X de lana, con
Y de algodón y Z de nailon.
Dentro de las llamadas fibras naturales, se encuentran las fibras vegetales, derivadas de
algún producto vegetal. Este producto puede ser hojas, tallos, flores, etc. Estas fibras se
pueden identificar de una manera muy sencilla a nivel microscopio, y se puede comparar
con una colección de muestra control o con un patrón. La composición de las fibras ve-
getales son las células de las plantas, las cuales están hechas de celulosa, grasas, ceras y
material colorante. Se pueden clasificar según la parte de la planta que se utiliza para crear
la fibra (Molina y Rodríguez cit. en Salas, 2011).
La fibra de semilla del algodón se obtienen a partir de las semillas de varias especies del
género Gossypium. La fibra de algodón crece durante la floración de la planta, es cuando
se considera a la misma una extensión de una única célula de la capa externa de la semi-
lla. Es fácil de distinguir en el microscopio, debido a que se observa claramente una banda
o cinta ancha, que en algunas partes es aplanada y en otras torcidas. Esta fibra puede
teñirse por una gran variedad de productos (Molina y Rodríguez cit. en Salas, 2011).
Otro ejemplo de fibra vegetal que se obtiene de una semilla es el kapok. Se obtiene de la
semilla de un árbol, de la especie Ceiba pentandra. Los frutos de este árbol son verdes
y con forma de gota, y las semillas se encuentran envueltas por una especie de pelusa
que arrastra el viento. Esta pelusa es lo que más tarde se convierte en la fibra. La fibra
de kapok ha sido muy utilizada por su condición de biocompatible y biodegradable. Entre
los usos y propiedades más importantes que tiene la fibra kapok, se mencionan los si-
guientes: hipoalergénica, impermeable (después de un lavado vuelve a su estado normal),
impide la propagación de sonido, caliente (sus fibras tan cerradas evitan que pase el frío),
amigable para el ambiente, liviana y resistente. Es importante mencionar que también es
flamable y que puede ser irritante para los pulmones si se inhala directamente (Gallardo
et al., 2017).
También existen fibras naturales vegetales que se extraen del tallo de la planta. Estas
fibras están compuestas por diferentes sustancias, entre las que destacan la lignina en
mayor medida y la celulosa en menor. Un ejemplo claro de esto es el lino obtenido del
Linum usitatissimum, reconocido por la semilla de linaza. Si se comparan estas fibras con
las de algodón, se debe comentar que estas presentan mayor material no celulósico, lo
que lo hace una estructura más compleja y menos flexible, pero a la vez más resistentes
que otras fibras naturales. Estas fibras se utilizan para confeccionar diferentes prendas, en
especial las toallas para secar, y esto es debido a su gran capacidad para absorber agua.
También dentro de esta categoría de fibras naturales vegetales que provienen del tallo de
la planta se encuentra el conocido cáñamo, que proviene del tallo de la planta Cannabis
sativa. El color de la fibra de cáñamo varía de un gris verdoso a café y se caracteriza por
presentar una buena resistencia. Además, se utiliza para fabricar cuerdas, redes y corde-
les (Molina y Rodríguez cit. en Salas, 2011).
Dentro de las fibras naturales vegetales, existen fibras que se extraen de las hojas de
las plantas, ejemplos de estas fibras son las conocidas como manila y sisan. Pueden
ser fibras cuyos hilos alcanzan de uno a dos metros de longitud y sus terminales son
bifurcadas o romas, además se caracterizan por presentar un color amarillento. Se utilizan
principalmente en la fabricación de cuerdas y mecates. Además de las fibras naturales
vegetales que se extraen de semillas, hojas, y tallos, existen unas que se extraen de los
frutos, el ejemplo más clásico de esto es la fibra que se extrae de la cáscara del coco, las
cuales son utilizadas en la confección de sogas, cepillos, alfombras, felpudos, etc. Si se
quisiera caracterizar estas fibras, la mismas se pueden definir como fibras de color café,
resistentes y curvas (Molina y Rodríguez cit. en Salas, 2011).
Las fibras hechas por el hombre, a diferencia de las fibras antes mencionadas, no depen-
den de las características de su fuente natural, sino que como son confeccionadas por
el hombre, se les crean ciertas características difíciles de encontrar en la naturaleza. Por
ejemplo, se crean fibras con carácter absorbente del agua, las cuales son comunes que
se utilicen en la fabricación de prendas que repelen el agua, además hay otras fibras que
extinguen la combustión, por lo que son utilizadas en la confección de ropa de dormir para
niños. Las fibras hechas por el hombre son producto de sustancias poliméricas, las cuales
por medio de la fusión o dilución se transforman en un material viscoso. Estas fibras se
pueden clasificar en fibras artificiales y sintéticas (Molina y Rodríguez cit. en Salas, 2011).
Las fibras artificiales son el producto de procesos químicos y físicos, a los cuales
son sometidas las fibras naturales. Ejemplo de estas fibras son rayón-viscosa, rayón-
cupro-amoniacal, el acetato y el triacetato de celulosa. En este mismo grupo están las
denominadas fibras proteicas y algínicas, las cuales se obtienen a partir de proteínas
de origen animal o vegetal. Las fibras sintéticas, se definen como aquellas fibras que se
obtienen por medio de procesos químicos a los que se ven sometidos algunos productos
derivados del petróleo, es decir todas aquellas preparadas a partir de polímeros sintéticos
que provienen del etileno, propileno y acrilonitrilo. Como ejemplo de estas fibras se pueden
mencionar: el acrílico, el poliéster, el nailon, spantex, teflón, polietileno, polipropileno.
(Molina y Rodríguez cit. en Salas, 2011).
El rayón está compuesto por celulosa, el mismo es un polímero de unidades anhydro-
glucosas. Las diferencias entre el rayón y el algodón incluyen el grado de cristalizado. El
rayón a nivel morfológico tiene una estructura diferente al de la molécula del algodón,
también es diferente en relación con el largo de las cadenas. Contaminantes de varios
tipos usados en el proceso de confección, introducen diferencias significativas al rayón
Existen varios tipos de tejidos; los tejidos planos y los de punto. Los tejidos planos están
constituidos por dos tipos de hilos: urdimbre y trama. Los hilos de urdimbre son aquellos
que corren en dirección longitudinal, mientras que los de trama son aquellos que van en
dirección transversal. Se puede clasificar en los siguientes tipos: tafetán, esterilla, sarga,
satín, crepé, maquinilla, jacquard, de felpa con tensión floja, gasa y espolinados. Los teji-
dos de punto son aquellos donde se observan una serie de mallas entrelazadas a partir de
uno o más hilos. Entre los tipos de tejidos de punto resaltan los siguientes: jersey-plano,
jersey-circular, acanalado-plano, acanalado-circular, gusanillo o malla, tricot, taschel, sim-
ples y milanés (Hollen et al. 1987).
Es importante aclarar que los tejidos indican el método de entrelazar los hilos y no la fibra
que contiene. En cualquier clase de tejido se puede usar cualquier tipo de fibras e inclusive
se pueden usar combinación de estas en un mismo tejido.
A continuación, se explican un poco más las características a saber de cada tipo de tejido
mencionado anteriormente (Molina y Rodríguez cit. en Salas, 2011).
• Tafetán: Se conoce cuando en un tejido cada hilo de urdimbre se entrelaza con
el hilo de la trama, algunos ejemplos de tela que llevan este tipo de tejido son la
batista, la manta, el calicó, el lino, el cambray, el crepé, etc.
• Cruzado: Se observa un entrelazado de dos hilos de la urdimbre con un hilo de la
trama en filas alternadas, formando líneas diagonales muy evidentes. Ejemplo de
estos tejidos son: la sarga, el cheviot, el foulard, la gabardina, el cutí, la mezclilla,
entre otros.
• Satén: Este tejido se forma pasando los hilos de la urdimbre por encima de unos
cuantos hilos de la trama, teniendo un entrelazado mínimo. Este tejido se caracte-
riza por la suavidad de la superficie. También se puede obtener un satén de trama,
que es cuando estos hilos son los que pasan por encima de los de urdimbre.
• Lizo o jacquard: Estos tejidos son muy comunes cuando se desea fabricar telas
con diseños o dibujos pequeños y repetitivos. Cuando son diseños más comple-
jos se usan los telares de jacquard.
• Pelo o hilos levantados: Se combinan el tejido liso con el uso de alambres que
sacan de la tela hilos adicionales de la trama o la urdimbre y forman bucles que
constituyen el pelo. Ejemplo de estos son la felpa, pana y el terciopelo.
cobijarse, la fibra entra en contacto directo con la piel del ser humano y por ende en este
momento se vuelve una potencial evidencia traza.
Es importante mencionar que las fibras pueden verse desde el punto de vista foren-
se como elementos cuestionados o elementos patrón. Cuando las fibras son elementos
cuestionados, por lo general es porque de una prenda de vestir u objetivo semejante, se
desprende una fibra, la cual se puede encontrar en el sitio del suceso, prendas de vestir
o en el cuerpo de ofendidos o imputados, y por ende se vuelve cuestionada. Un claro
ejemplo son los atropellos con fuga, en donde se encuentran en el parabrisas del vehículo
que comete la infracción una fibra, la cual después de ser analizada se concluye que es
de la misma naturaleza que la fibra que compone el tejido de la prenda que vestía el o la
occisa en el momento de sufrir el atropello, en este caso la muestra patrón es claramente
la prenda de vestir del occiso. En este ejemplo queda claro que la fibra como evidencia
traza tiene la misma capacidad del elemento piloso, la cual por su forma o tamaño tiene
la capacidad de transferirse de un cuerpo a otro, e inclusive por su tamaño puede pasar
desapercibida.
Otro ejemplo de un caso forense es un homicidio, donde el cuerpo de la víctima se en-
cuentre atado con cuerdas en pies y manos. Por lo general, esas cuerdas son cortadas
por los sospechosos y una vez que se encuentra el cuerpo atado, se analizan las cuerdas
ubicadas en el cuerpo (cuestionadas), y se comparan con el trozo de cuerda que se en-
cuentra en la casa de los sospechosos (patrón), para llegar a la conclusión de que ambas
cuerdas están hechas de la misma fibra.
En los casos de robo con fuerza sobre las cosas, o en los casos donde existe una agresión
física, como producto de una fuerte pelea o forcejeo, donde las personas en la misma
se tiran de las prendas, es muy común que alguna de las personas que participa en la
pelea se quede con alguna fibra que no le corresponde a sus prendas de vestir, sino que
le corresponda a la prenda de vestir de la otra parte. También es muy común en caso de
homicidio, donde la persona antes de morir se logró defender quedando en sus manos
atrapadas algunas fibras que pertenecen a las prendas de vestir del atacante, que, durante
la lucha, se lograron desprender y adherirse. También se pueden mencionar los casos de
robo en las casas, donde el sospechoso al entrar por la ventana deja en la misma una
fibra o un trozo de la prenda que portaba al momento de cometer el delito, y cuando se
logra comparar con las prendas que portaba el sospechoso, se logra identificar un origen
común. Se hace de importancia resaltar que para que una fibra cuestionada sea de rele-
vancia, se debe estudiar muy bien la hipótesis del caso, y al momento de recolectar un
posible patrón, el mismo debe compartir características básicas con el cuestionado, esto
quiere decir que tanto la fibra cuestionada como el patrón deben compartir al menos el
color.
En conclusión, por la simple razón de que las fibras forman parte de las prendas de vestir
y estas son las que todos los seres humanos utilizan para cubrir su piel, es muy normal
pensar que todo aquello que se logre desprender de la prenda será una posible evidencia
traza de utilidad en el campo forense.
Como ya se mencionó al inicio del presente capítulo, las prendas no solo tienen la capaci-
dad de que de ellas se desprendan fibras, sino que la prenda de vestir a la cual pertenecen
puede ser un buen soporte con una alta capacidad de adherir y retener otras partículas.
Esa capacidad que tienen las prendas de vestir de que se le adhieran evidencias trazas,
tiene definitivamente que ver con el tipo de fibra y tejido que la componen. Cuando se
dice que por su composición hay fibras naturales que tienen pelos de animal, entonces las
mismas presentan escamas y estas ayudan al anclaje.
En el año 2006, se realizó un estudio cuyo objetivo era analizar el potencial de ciertos
tejidos y fibras al momento de recolectar ciertos restos vegetales, simulando prendas de
vestir en casos reales. En ese estudio se llegó a la conclusión de que la prenda que logró
recolectar un mayor números de especies vegetales fue una sudadera gris, cuya compo-
sición es lana más acrílico con tejido de punto, también se lograron observar especies
adheridas a un vestido, compuesto este de algodón con tejido gasa, a una licra negra de
nailon con tejido jersey, a una camiseta blanca de algodón con tejido jersey y acanalado y
a un paño de algodón con tejido de sarga, así como un pantalón de courduroy de algodón
con tejido de felpa. Mientras que las prendas que casi no lograron recolectar restos vege-
tales fueron una sudadera negra, compuesta de algodón y acrílico con un tejido de jersey y
acanalado y un pantalón color crema de poliéster con tejido tafetán (Oliva, 2006).
Según el estudio anterior, se puede concluir que las prendas compuestas por fibras de al-
godón presentaron una desventaja como soporte para la evidencia traza, pues el algodón
no produce carga estática, por lo que no favorece la adherencia de las estructuras, mien-
tras que las prendas compuestas por fibras como acrílico, nailon y poliéster presentaron
una gran capacidad de adherencia, esto porque estas fibras se caracterizan por tener alta
carga estática. Con esta conclusión no se entendería cómo se lograron adherir estructuras
vegetales a prendas de algodón, sin embargo, si analizamos los tejidos de esas prendas
esto se podría entender.
En el mismo estudio, no solo se analizaron la capacidad que tienen las fibras para recolec-
tar o lograr adherir las estructuras, sino que también se analizó el tipo de tejido de esas
prendas. Las prendas que presentaron tejidos como jersey y tafetán presentaron menor
capacidad de adhesión, pues son tejidos lisos y compactos, o sea entre una puntada y
otra no hay espacios suficientes para favorecer al anclaje. Sin embargo, entre los factores
que favorecen la adherencia están los tejidos denominados sarga, felpa y gasa, dichos
tejidos se caracterizan por ser corrugados, acanalados y por poseer diseños de cadena
entrelazadas en sus fibras que permiten un arreglo espacial de tal manera que favorece
el anclaje de las estructuras vegetales. Entonces, si una prenda de vestir de fibras de
algodón se combina con un tejido sarga, tenemos una prenda que, si bien por sus fibras
tendrá poca capacidad para recolectar evidencia, por su tejido puede que funcione muy
bien para atrapar evidencias trazas.
La transferencia de las fibras se puede dar en varias direcciones, si se analiza la teoría
de vinculación y el tipo de caso. En 1997, se realiza en la Sección de Biología Forense
de Costa Rica un estudio en el cual se llega a la siguiente conclusión: en casos como
ataque sexual, asalto u homicidio es de esperar que la transferencia de la fibra se dé
entre prendas de vestir; o entre prendas de vestir con ropa de cama; o entre prendas de
vestir y cuerpo o cabello de la persona. Sin embargo, en casos de atropello con fuga, la
transferencia de la fibra se da entre la prenda de vestir y la parte externa del vehículo y,
por último, en el caso de homicidios y asaltos, la transferencia se da entre las prendas de
vestir y una posible arma (Molina, 1997).
EMBALAJES
Tal como se mencionó para los elementos pilosos, el embalaje en el caso de las fibras
es el mismo. Se debe utilizar un embalaje interno que lo proteja y lo individualice, y un
embalaje externo que nos asegure la trazabilidad del mismo.
Si nos referimos a las fibras, el embalaje interno es un sobre de papel con sus extremos
asegurados o un sobre hechizo (trozo de papel doblado a modo de sobre). El mismo debe
ir debidamente cerrado y rotulado. El embalaje externo de una fibra puede ser un sobre
de papel o una bolsa pequeña de papel Kraft, el cual va a contener el embalaje interno
mencionado anteriormente. Este embalaje externo debe ir cerrado, lacrado y rotulado, de
manera que garantice la cadena de custodia del mismo. Si se habla de que lo que se va a
embalar no es una fibra sino un tejido, el embalaje interno y externo, puede ser un sobre
o bolsa de papel que se ajuste al tamaño del tejido.
Los cuidados que se deben tener durante el embalaje de una fibra son los mismos que
con los elementos pilosos. Si la fibra es muy pequeña asegúrese de que la misma no se
vaya a perder en el embalaje interno, o sea asegure las esquinas del sobre o de la bolsa o
bien realice un sobre hechizo que se ajuste más al tamaño de las fibras. Si las fibras son
claras, asegúrese de que el embalaje interno genere un contraste, o sea que sea fácil de
detectar al abrirlo, esto se logra utilizando como embalajes internos sobres o trozos de
papel de colores, o marcando con marcadores de colores los sobres o el trozo de papel,
de manera que al abrir el mismo, se observe el contraste que el marcador genera con la
fibra que el mismo contiene.
Es importante mencionar que, si por el interés de la investigación las fibras son levantadas
de sectores diferentes, los mismos deben guardarse en embalajes internos separados.
Por ejemplo, si es de interés de la investigación saber si el sospechoso condujo un vehí-
culo determinado, es importante embalar por separado aquellas fibras que se recolectan
del asiento del conductor y sepáralas de las recolectadas del resto del vehículo.
ANÁLISIS DE FIBRAS
El análisis de fibras en el campo forense consta de varios análisis, según los resultados
obtenidos en cada uno de ellos, así se hacen solo algunos o se hacen todos. Para los
análisis, las fibras deben ser colocadas entre un porta y cubreobjetos con un medio de
montaje. Los análisis a los cuales pueden ser sometidos una fibra son los siguientes (Mo-
lina y Rodríguez cit. en Salas, 2011):
• Análisis macroscópico: consiste en observar algunas características macroscópi-
cas de la fibra, tales como color, longitud, estructura, trenzado, composición de
colores y tejidos.
• Análisis microscópico: dentro de este hay dos tipos de análisis microscópicos, el
longitudinal y el de corte transversal:
–– Análisis microscópico longitudinal: este análisis observa características tales
como color, torsión, diámetro y longitud de la fibra, largo, número de fibras
que componen el hilo, inclusiones, cortes y adherencias. A veces solo con este
tipo de análisis se puede saber el origen y el tipo de fibra.
–– Análisis microscópico del corte transversal: este análisis consiste en observar
con el microscopio el corte transversal de la fibra. Para realizar el corte se
utiliza un micrómetro. Lo que se observa es la forma del corte transversal y
la misma se clasifica en: circular, poligonal, tubo plano y hueco, esférico, tri-
lobular, triangular, ovalado, forma de hueso, forma de judía, forma de hongo,
en forma de Y, tetralobular, multilobular, en bloque, redondeado y estrellado.
Estos cortes se comparan con patrones de fibras que ya están identificadas,
que actúan como una especie de guía.
• Determinación del comportamiento ante la incidencia de luz ultravioleta: una vez
que la luz ultravioleta incide sobre la fibra, en la misma se observa una deter-
minada respuesta, es esta respuesta la que se analiza al microscopio. Si como
respuesta a esa incidencia la fibra presenta fluorescencia, se considera como una
respuesta positiva, esto significa que la fibra durante su fabricación fue sometida
a varios procesos de confección.
• Análisis de luz polarizada: para realizar este análisis la fibra se coloca entre un
porta y cubreobjetos para ser observado a un microscopio, el cual ha sido adap-
tado para polarizar la luz, además se utilizan aceites de inversión. En este análisis
se observa los colores y las elongaciones de las fibras como un comportamiento
de la misma, al ser esta sometida a la luz polarizada, para lo cual se exponen a
aceites de diferentes índices de refracción. Las fibras sintéticas tienen dos índices
de refracción o birrefringencia.
• Determinación del espectro infrarrojo: las fibras hechas por el hombre son pro-
ducto de sustancias poliméricas, de aquí la importancia de este tipo de análisis,
ya que se estudia la capacidad de absorción de luz infrarroja de los polímeros y el
COMPARACIÓN DE FIBRAS
La comparación de las fibras, como la de los elementos pilosos, consiste en comparar
una serie de características que son observadas y analizadas tanto en los elementos pa-
trón como en los elementos cuestionados. Al llegar a este punto, las fibras tuvieron que
pasar por una batería de análisis, la cual va a contener más de un tipo de análisis, que ya
fueron mencionados y explicados anteriormente. A cuantos más análisis se le somete a la
fibra, más características se van a observar y más poder va a tener la comparación. Por
ejemplo, si en una comparación solo se analizan las características microscópicas de las
fibras cuestionadas vs. patrón, esta va a ser una comparación muy pobre; de lo contrario,
si en esta comparación, además de analizar las características microscópicas, también se
analizan las características observadas utilizando la luz polarizada, más punto de fisión,
más análisis de tinta, sin lugar a duda, esta última comparación va a resultar más compleja
y más rica en la información que aporta.
Se recuerda que la fibra cuestionada es aquella que se desconoce su origen y en ciencias
forenses suele ser la que aporta la información requerida en muchas ocasiones para cola-
borar con la resolución del caso. Por lo general, en los casos reales lo que se observa casi
siempre es una fibra cuestionada que es la que tiende más a funcionar como evidencia
traza, por ser más sensible a la transferencia entre las partes. Esto no quiere decir que
no se pueda contar con un trozo de tela o con un tejido específico como cuestionado, sin
embargo esto es menos frecuente, debido a que es más difícil que un trozo de tela se
desprenda, para que esto suceda la fuerza que se debe aplicar sobre la misma deber ser
muy fuerte.
Cuando se habla de un patrón en la comparación de fibras, se refiere a aquel trozo de
tela del cual se cree que proviene la fibra cuestionada analizada. Este en la mayoría de las
veces forma parte de una prenda de vestir o de un objeto utilizado para hacer amarras,
como cuerdas, mecates, etc. Es muy común que los patrones le sean decomisados a
las partes, ya sea de forma directa o como resultado de la inspección que realizan los
agentes policiales en sus viviendas (ofendidos o imputados). En este caso, a diferencia
de los cuestionados, es más probable contar con un trozo de tela o una prenda de vestir
completa como patrón.
Al igual que los elementos pilosos, los análisis de comparación de fibras a nivel forense,
tienden más a un resultado de descarte que a una posible inclusión. La comparación
de fibras, no puede llegar a incluir con 100 % de certeza, claramente con la cantidad de
prendas de vestir del mismo material que existen en el mercado, sería imposible realizar
tal individualización con ese grado de certeza, sin embargo lo que sí puede realizar este
estudio es concluir si la parte cuestionada comparte características con la parte patrón, ya
dependerá del aporte de otras pruebas en el caso, que le den mayor fuerza a este análisis
o por lo contrario la debiliten.
Para ejemplificar lo anterior, en un caso donde el imputado deja una fibra del pantalón
que portaba el día de los hechos en la escena del crimen, al momento de realizar la com-
paración y dependiendo de la cantidad de análisis que se le realicen, se puede llegar a
la conclusión de que la fibra cuestionada encontrada en la escena del crimen comparte
características con la muestra patrón tomada del pantalón del sospechoso, por ejemplo,
ambas son poliéster y ambas presentan el mismo tinte. A pesar de que se llega a esta
conclusión al realizar la comparación, no se puede decir que las fibras cuestionadas per-
tenezcan a ese pantalón, debido a la cantidad de pantalones de poliéster con ese mismo
tinte, que puedan existir en el mercado. Sin embargo, tomando este mismo caso, si por
particularidades de cómo sucedieron los hechos contamos con información de testigos
que indiquen que prendas de vestir portaba el sospechoso y la misma coincida con los
resultados de los análisis, esto sí le puede dar más peso a nuestra comparación, sin
embargo, la comparación por sí sola no vincula directamente a ninguna de las partes
involucradas.
INTRODUCCIÓN
La botánica forense es una disciplina infrautilizada en la casuística forense, un aspecto
evidencial único en la escena del delito que a menudo se pasa por alto debido a la falta
de conocimiento sobre su potencial (Coyle, Massey y Valentín, 2012). Su estudio puede
incluir la identificación de restos vegetales mediante la clasificación botánica tradicional
de especie, así como evidenciar materiales traza o evidencias de transferencia, el mapeo
del lugar del suceso o el tipaje geológico en la escena (Coyle, Lee, Lin, Lee y Palmbach,
2005a). El estudio forense que implique el análisis de restos vegetales incluye delitos
criminales y otros estudios complementarios en investigación post mortem, tales como
muertes inesperadas, sospechosas de violencia intencionada o no intencionada, o de ori-
gen accidental. En el presente capítulo abordaremos una introducción a la botánica foren-
se en cuanto al estudio de la evidencia vegetal, su procesamiento y análisis diagnóstico en
el laboratorio, con el fin de llegar a una identificación del taxón específico, bien con fines
de caracterización de la especie tóxica o como prueba en el escenario forense.
La botánica forense utiliza la evidencia vegetal como probativa en la prueba de enjuicia-
miento, siendo esta disciplina, a su vez, subdividida en varias especialidades que incluyen
anatomía (estudio de rasgos celulares y tisulares), sistemática (taxonomía e identificación
de especie), palinología, ecología vegetal y limnología. Es importante considerar que la
evidencia vegetal siempre puede estar relacionada con el medio ambiente o escenario;
los palinomorfos, por ejemplo, son restos microscópicos que por la ubiquidad de los es-
pecímenes de los que proceden, por su alta resistencia a la degradación y por su propia
capacidad de dispersión, están virtualmente presentes por largos periodos de tiempo.
Por último, la biología molecular y la metodología del ADN han contribuido, desde hace
más de dos décadas, como herramientas importantes en la investigación de la botánica
forense. En el presente capítulo, se realiza una revisión de los artículos más recientes y
relevantes en esta disciplina, así como de la eficiencia de los marcadores genéticos más
utilizados en el diagnóstico de especie.
EVIDENCIA BOTÁNICA
En la evaluación de la evidencia botánica es crítico proceder de manera cauta con una
cuidadosa recolección de la misma, así como seguir una debida documentación y pre-
servación para su posterior análisis (Ladd y Lee, 2005). Al considerar la evidencia en un
contexto criminal, es fundamental establecer posibles asociaciones entre presunta víctima
e investigado, así como entre estos y la evidencia vegetal propiamente y, a su vez, entre
esta y la escena del posible delito, lo que sería la clásica teoría de unión four-way link age
o de las cuatro vías (víctima, investigado, evidencia y escenario). Ejemplos de utilidad de
la evidencia botánica, en relación con la taxonomía y ecología forense, pueden ser: diluci-
dar si ha ocurrido un homicidio o suicidio; si se trata de la escena primaria o secundaria
del suceso; investigar la búsqueda de personas desaparecidas, e incluso estudiar el inter-
valo post mortem. La eficacia de la evidencia del material vegetal encontrado dependerá
de cómo de única sea la especie en cuestión en el área geográfica de estudio, así como
su historia genética. Muchas plantas o restos traza pueden requerir del análisis de ADN
para confirmar si la muestra evidencial se originó desde una especie concreta propuesta
como hipótesis, si se generó desde una parte de la planta, desde la misma semilla o por
reproducción clonal (Coyle et al., 2005a; Coyle (ed.), 2005).
La evidencia botánica forense incluye muchos tipos de materiales que se transfieren como
resultado del contacto directo o que están depositados en pequeñas cantidades en la
víctima o sospechoso, en un objeto o en la escena (Coyle et al., 2012). Los contenedores
de recolección de muestras y evidencias vegetales pueden ser bolsas de papel de tamaño
apropiado, duquesas y botes paravolúmenes líquidos, así como sobres y tarjetas de reco-
lección para materiales traza (Gaensslen, Harris y Lee, 2008; Saferstein, 2009). El conoci-
miento del principio de intercambio de Locard es un elemento inherente que debe aplicar-
se en todos los casos que involucran el potencial de evidencia botánica. La evidencia del
rastro incluye muchos tipos de materiales que se transfieren como resultado del contacto
directo, o que son depositados en pequeñas cantidades sobre un soporte, sea un objeto,
cuerpo de víctima e investigado o en la escena. El tiempo de contacto y las circunstancias
del depósito son factores que influyen en la cantidad de evidencia que se transfiere de un
objeto a otro (Coyle et al., 2012). También es posible tener una transferencia secundaria
desde un elemento a otro, inherente a la escena o como contaminación, si las pautas
adecuadas de recolección de la evidencia no se siguen (Gaensslen et al., 2008).
Una vez que la evidencia ha sido reconocida es vital indicar exactamente dónde se en-
contraron estos elementos probatorios, tanto por razones de cadena de custodia, como
para fines de reconstrucción (Saferstein, 2009). Cada elemento de evidencia, a partir de
la muestra original, debe ser fotografiado utilizando un marcador numérico o escala que
indique el tamaño del ítem. El último paso de la documentación será medir y esbozar cada
elemento de evidencia que se recopila (Coyle et al., 2012). Una vez que se ha obtenido
y documentado adecuadamente, se debe realizar una inspección visual de la potencial
evidencia botánica. La evidencia debe ser recolectada con pinzas estériles, mientras que
para aquellos ítems que no sean fáciles de observar, el uso de un rodillo permitirá obtener
cuidadosamente la evidencia sobre el soporte en cuestión. Según convenga, se podrá uti-
lizar cinta adhesiva, gel o papel de contacto (Barash, Reshef y Brauner, 2010; Gaensslen et
al., 2008; Saferstein, 2009). Es posible utilizar un aspirador cuando no hay evidencia traza
visible; no obstante, este método es válido como último recurso debido a la posibilidad
de dañar la muestra o soporte durante el proceso de aspirado (Coyle, 2005). El cepillado
se puede hacer sobre una hoja de papel limpia para atrapar las partículas traza que se
desprenden. En caso de que la evidencia de transferencia botánica se haya adherido a la
ropa, como manchas de hierba, se recortará el área manchada (Coyle et al., 2012). El ma-
terial vegetal también se puede capturar sobre vehículos y puede usarse potencialmente
para unir un vehículo a la escena de un accidente o un vehículo a una escena secundaria
donde el cuerpo de la víctima haya sido encontrado. Si alguno de los ítems que se van a
recoger está mojado o puede contener cualquier tipo de humedad, es imperativo permitir
que se aireen. El secado no debe acelerarse con un ventilador o calentador (Coyle et al.,
2012). Las tarjetas de recolección, tipo papel Whatman/FTA para análisis de ADN de mate-
rial vegetal, son beneficiosas para la recolección y transporte de muestras. Además, estas
tarjetas tienen propiedades antifúngicas y antibacterianas que evitarán el crecimiento de
organismos que potencialmente podría afectar a la calidad del ADN. Si las muestras ya
están secas y quebradizas, pueden pegarse con cinta adhesiva dentro de las tarjetas de
recolección y presentarse fácilmente para los análisis microscópicos, biológicos o quími-
cos adicionales.
La arquitectura de una planta la componen sus raíces, tallos, hojas, flores y frutos. Los
esquemas de clasificación en Botánica Forense pueden ser distintos a aquellos rutinarios
en clasificación botánica tradicional basados en morfología sistemática y designaciones
de nomenclatura del latín (Coyle, 2005). Así, el investigador forense puede utilizar agrupa-
ciones distintas en sus esquemas de clasificación vegetal como: plantas tóxicas, drogas,
plantas ornamentales, verduras, plantas aromáticas o plantas medicinales, entre otras
(Coyle, 2005; Ladd y Lee, 2005). El análisis visual macroscópico de fragmentos vegetales
involucra la fotografía y clasificación descriptiva del material botánico a partir de carac-
teres morfológicos (Coyle et al., 2012). Algunas consideraciones en la metodología de
análisis son realizar una visualización, descripción y documentación macroscópica de los
material vegetal sirvió para relacionar el escenario del suceso. En el análisis de las varia-
bles presentes para un conjunto de 15 casos en una serie de doce años se observó que
la identificación taxonómica resultó útil y se clasificaron tres categorías de casos: 1) con-
sumo de la planta intencionado (homicidio, suicidio o abuso/automedicación); 2) consumo
no-intencionado o accidental, y 3) casos donde se debía asociar el escenario a la evidencia
o víctima fallecida. El tejo, la adelfa y la cicuta han sido ejemplos de plantas relacionadas
frecuentemente en casuística. En otros escenarios, por ejemplo, en un caso de agresión
sexual, se encontró una espiga de herbácea Festuca spp., como evidencia vegetal en la
vagina de la víctima, que podría dar muestra del lugar donde ocurrieron los hechos. De un
total de 40 taxones analizados para identificar las causas posibles de los casos de falle-
cimiento, algunas de las especies tóxicas encontradas fueron: tejo-Taxus baccata (n=4),
adelfa-Nerium oleander (2), cicuta-Conium maculatum (1), Kalanchoe daigremontiana (1)
y Abrus precatorius (1); solo un 9 % del total resultaron especímenes no identificados.
Según las especies referenciadas en el estudio casuístico, las toxinas posteriormente
encontradas en fluidos corporales fueron: taxina, oleandrina, coniína y daigremontianina,
respectivamente. Así, después de identificar la especie tóxica en cuestión puede ser ne-
cesario correlacionar el alcaloide o toxina propiamente a partir de los fluidos del individuo,
si los hubiere (sangre, orina, fluidos/tejidos, contenido gástrico). En los casos de las USD
es, por tanto, recomendable que primero se proceda a identificar una especie tóxica po-
tencial, recogida en el escenario junto al individuo fallecido, y que secundariamente se
realice la determinación química.
El tejo europeo, Taxus baccata, es una conífera venenosa cuyos efectos cardiotóxicos han
sido conocidos desde hace más de 2000 años. Las intoxicaciones letales en humanos su-
ponen un hecho raro, pero han sido descritas en la literatura (Frommherz et al., 2006; Per-
sico et al., 2011; Pietsch et al., 2007). Las concentraciones taxoideas en la planta varían
con la estación del año. Recientemente, Grobosch et al. (2013) describen en detalle las
toxinas implicadas. En general, paclitaxol (taxol A), 10-desacetilpaclitaxol, cefalomanina
(taxol B) y bacatina III se presentan en concentración baja (<0,48 % de peso seco en ho-
jas), siendo los componentes mayores (30 %) una mezcla de compuestos de alcaloides,
como toxina B, toxinas responsables de la toxicidad (1,2 % peso seco). La dosis letal en
adulto se ha documentado en 50 g de hojas, 250 g de alcaloide taxina o 3 mg de taxina por
kg de peso corporal (Wilson, Sauer y Hooser, 2001). El máximo tiempo de detección de
toxinas encontrado por Grobosch et al. (2013) fue de 5 días en suero (122 h). Si la orina
está disponible, es recomendable una hidrólisis enzimática para mejorar la sensibilidad en
la metodología espectrofotométrica, especialmente si se sospecha que se administró una
pequeña cantidad de la planta.
Figura 1. Detalle macroscópico de las hojas de tejo Taxus baccata. La adelfa Nerium oleander
es una planta ornamental de distribución mundial cuyos principios activos son la oleandrina,
olinerina y digitoxigenina: todos ellos glucósidos cardíacos similares al digital. Las intoxicaciones
por adelfa pueden ocurrir tanto en humanos como en animales, sin embargo, la mortalidad
es baja incluso en los casos de ingesta con fines autolíticos (Langford y Boor, 1996).
La cicuta típica (Conium maculatum) es conocida como perejil lobuno o cañaleja, y es una
de las especies más venenosas dentro de las plantas superiores. Es una planta nitrófila
muy común, de distribución mundial, perteneciente a las Apiaceae. Contiene alcaloides
piperidina como conoiina, N-metil-coniína, conhidrina, pseudoconhidria o gammaconiceí-
na (Vetter, 2004). Todos los órganos vegetativos, flores y frutos contienen alcaloides y su
concentración depende de las variedades existentes, sus condiciones ecológicas y la edad
de la planta. Existen muchos estudios de muertes por toxicidad de esta planta tanto de
humanos como de animales (Vetter, 2004). Se han descrito envenenamientos con cicuta
desde la antigua Grecia, así como en la casuística presente, por ejemplo, en humanos que
erróneamente han tomado hojas de perejil (Petroselinum crispum), raíces de Pastinaca
sativa, o semillas de anís (Pimpinella anisum).
En la Figura 3 se observa una foto de la semilla de C. maculatum, junto a semillas de kiwi
de pulpa verde (Actinidia chinensis), a partir de una muestra de contenido gástrico de un
caso analizado en INTCF, pudiéndose probar la ingesta de la planta (Martínez y Fernán-
dez-Rodríguez, 2018). Parecida a la cicuta, se encuentra el perejil de perro o “fool´s par-
sley” (Aethusa cynapium), la cicuta acuática o “water hemlock” (Cicuta maculatay C. viro-
sa), otras cicutas norteamericanas (C. douglasii, C. occidentalis) (Bruneton, 2001) y otras
plantas del género Oenanthe (como O. crocata o nabo del diablo), confundidas a veces
por chirivías, angélicas y otras plantas de raíces comestibles o curativas (Piqueras, 1996).
En detalle, entre sus sustancias tóxicas se describen los alcaloides alifáticos insaturados,
como cicutotoxina y oenantotoxina, y los derivados piperidínicos como la coniína (Pique-
ras, 1996). En general, la identificación de las apiáceas es delicada, en especial cuando
aún no se han formado flores y frutos. Además, el contenido en alcaloides varía entre las
partes de la planta, según estación, hora del día, humedad, temperatura y localización
geográfica. Cuando la planta madura, el alcaloide se concentra aumentando en los ta-
llos, hojas y frutos, aunque las raíces contienen las mayores concentraciones observadas
(Bruneton, 2001). La caracterización de la toxina en los fragmentos vegetales obtenidos
de autopsia (como esófago/estómago) se puede efectuar por cromatografía en fase ga-
seosa con espectrometría de masas (Bruneton, 2001). La toxina coniína ha sido descrita
en la literatura, a partir de suero, tejidos, incluso en orina de intoxicados (Vetter, 2004).
Las medias del contenido estimado según las diversas partes de la planta son: raíces
0-0,5 %, tallos 0,02-0,7 %, hojas 0,3-1,5 %, flores 1 %, frutos inmaduros 1,6-3 %, maduros
0,2-1 % y semillas 0,02-0,9 %. No obstante, ante un fallecimiento inesperado, el examen
de las evidencias puede no demostrar resultados concluyentes o específicos, por ejemplo,
se puede observar una mera congestión pulmonar (Barceloux, 2008). Es, por tanto, im-
prescindible relacionar la evidencia del resto vegetal para poder confirmar posteriormente
la toxicidad en los fluidos corporales del fallecido. Así, la presencia de gammaconiceína
en sangre y orina resultó ser la prueba congruente para confirmar la exposición del in-
dividuo intoxicado o fallecido a la especie en cuestión (Barceloux, 2008). En cuanto a
Oenanthe, se han descrito varios sucesos de consecuencia mortal, como un caso donde
las raíces de cicuta acuática fueron confundidas con raíces de apio (Piqueras, 1996). Las
descripciones de la literatura apuntan a diversas causas de consumo, como la intención
de conseguir un efecto alucinógeno, intención de consumo voluntario por enfermedad
(psicopatología) y con fines criminales (Bruneton, 2001). Frolme y Pfänder (2004) iden-
tificaron semillas de C. maculatum de dos individuos fallecidos, de los cuales mediante
espectroscopía GC-NMR también se pudo probar la existencia de gammaconiceína en
contenido de estómago, sangre y orina.
La falsa heleborina Veratrum album es otro ejemplo de planta implicada en los accidentes
por ingestión de plantas tóxicas con morfología similar a plantas comestibles, conteniendo
alcaloides como protoveratina, jervina, ciclopamina y veratramina (Kikkawa et al., 2017).
En Europa, V. album es confundida a menudo con Gentiana lutea, ingrediente utilizado en
la fabricación de vino. Ante estos casos, se requiere de la identificación rápida y fidedigna
de la especie implicada mediante caracteres morfológicos o por análisis químico. Sin
embargo, los exámenes morfológicos requieren alta experiencia en sistemática ya que las
muestras suelen estar fragmentadas y los análisis químicos son difíciles. Kikkawa et al.
(2017) diseñaron primers específicos de Veratrum stamineum y V. album para una combi-
nación de dos marcadores (trnH-psbA y trnL-trnF) y lograron identificar incluso muestras
pequeñas con un límite de detección <10 pg de ADN. La tecnología del ADN, como la PCR
a tiempo real, identificando dianas específicas, puede ser una herramienta aplicable en
plantas superiores en el ámbito forense.
Schieltz et al. (2011) investigaron un delito de salud pública, donde encontraron ricina
activa en una muestra de polvo blanco. La ricina es una toxina mortal procedente de la
semilla de Ricinus communis. Los autores abordan igualmente la identificación molecu-
lar como requisito en la resolución de los casos donde morfológicamente no pudieron
identificarse los restos vegetales. Los ensayos genéticos demostraron la citotoxicidad del
preparado como evidencia del delito, así, tras proceder a la identificación de especie, se
pudo comprobar, mediante espectrometría, la detección de la toxina ricina. Este trabajo
es un ejemplo de la veracidad al realizar este tipo de análisis en investigaciones forenses.
Una especie relativamente nueva en el mercado ilícito, usada de manera tradicional para
aliviar el dolor o mejorar el ánimo, es el kratom Mitragyna speciosa (Rubiaceae), un pa-
riente del café, que ha demostrado contener toxicidad suficiente como para ser letal, sien-
domitraginina y 7-hidroximitraginina los principales componentes activos. Warner, Kauf-
man y Grundmann (2016) presentan un estudio reciente en la especie. El interés creciente
en esta planta como droga de abuso requiere de la evaluación química para identificar
su toxicidad. Aunque de forma menos común, se están produciendo investigaciones no
cromatográficas, como PCR y análisis directo de espectrometría de masa en tiempo real
(DART-MS), para llegar a obtener análisis confirmatorios. La técnica rápida de PCR usando
polimorfismos de fragmentos de restricción (RFLP) se ha seguido utilizando, asimismo,
en el análisis de productos comercializados (Maruyama et al., 2009; Rosenbaum et al.,
2012). Sin embargo, en la metodología rutinaria en el laboratorio forense no se dispone,
en algunos casos, de una detección rápida de la droga a partir de matrices biológicas. Un
inmuno ensayo, por ejemplo, como icELISA, permitiría detectar la mitraginina procedente
de las hojas de kratom (Warner et al., 2016), siendo un método de análisis rápido y que
requiere de una muestra mínima. No obstante, será necesario en un futuro obtener mayor
sensibilidad y especificidad en este tipo de pruebas a partir de fluidos biológicos.
En la Figura 4 se muestra microfotografía SEM de Melosira sp. (ver Figura 4a). Además,
se demostró que el pirograma obtenido mediante las señales representadas de pirose-
cuenciación (PSQ) de la región V7 del ADNr 18S, puede ser un patrón identificativo del
género de diatomea en cuestión (ver Figura 4b) (Zhao et al., 2018).
como los granos de polen; estos contienen una pared gruesa exterior, la exina (Mildenhall,
Wiltshire y Bryant, 2006). Como ejemplo, se describe un caso de un individuo encontrado
en agua de acequia, donde se individualizaron granos de polen en bazo y pulmón. El polen
resultó coincidente con el encontrado en el medio de inmersión (Martínez, González-
Porto, Munuera y Acevedo, 2015); ver Figura 5.
PALINOLOGÍA FORENSE
La Palinología Forense responde a la aplicación de los granos de polen y esporas al
resolver aspectos legales, civiles o criminales (Adams-Groom, 2012; Mildenhall et al.,
2006). Una muestra de procedencia palinológica puede contener granos de polen típico
de angiospermas, así como esporas de hongos, helechos y un rango de otros materiales
microscópicos (Moore, Webb y Collinson, 1991). El número total de tipos de polen y es-
poras identificados en una muestra se denomina ensamblaje de polen o de palinomorfo
(Milne, Bryant y Mildenhall, 2005). La palinología puede ser muy útil en el análisis de los
escenarios, tanto si los hechos han transcurrido en el exterior (Mildenhall, 2003) como en
un interior (Mildenhall, 2006b). Esta disciplina puede utilizarse en casos puntuales donde
se ha objetivado esta evidencia específica como pieza informativa, pudiendo resolver cier-
tos delitos o sucesos, no obstante, no se utiliza de forma rutinaria (Adams-Groom, 2012).
En Gran Bretaña, la Palinología Forense, en cambio, ha sido utilizada más habitualmente
tras el desarrollo de la Unidad de Ecología Forense del Servicio Científico Forense británi-
co, siendo un ejemplo de unidad medioambiental multidisciplinar (Mildenhall et al., 2006).
Los granos de polen tienen cuatro características principales para su identificación: tama-
ño, forma, aperturas y ornamentación (Milne et al., 2005). El tamaño del grano de polen
está entre 5 y 200 µm de diámetro, pero el tamaño medio ronda 20-70 µm (25-40 µm,
según Mildenhall, 2006a). Las formas pueden ser esféricas, triangulares, elípticas, hexa-
gonales, pentagonales o variantes geométricas distintas, pudiendo ser triangular cóncava,
triangular convexa, con protrusiones desde los ápices, etc. (Adams-Groom, 2012). Ade-
más, la mayoría de los tipos de polen poseen una o más aperturas, aunque algunos gra-
nos no poseen apertura. El rango de tipos de aperturas varía en su forma y denominación,
Figura 6. Granos de polen del tipo polínico de Erica arborea, de dispersión típica en tétrada regular.
Se observan tres aperturas colporadas por grano de polen, y observación de su disposición entre los granos.
Tamaño de la tétrada en torno a 35 µm. Cedido de A.V. González-Porto, 2018.
(mínimo) por muestra. Si un tipo particular de polen domina el perfil, puede ser necesario
realizar un recuento mayor para garantizar que se seleccionen tipos de grano más raros.
En un examen de rutina, las muestras de polen se pueden visualizar bajo microscopio de
luz de transmisión (TLM) con mil aumentos. Secundariamente, el microscopio SEM servirá
para investigar detalles de superficie y otros caracteres minuciosos. No siempre será nece-
sario realizar el conteo de todas las muestras, especialmente, si durante el proceso queda
claro que el perfil es muy similar o bastante diferente al de las muestras control. Es impor-
tante no exagerar la presencia de los tipos menos comunes de polen cuando se comparen
muestras problema con muestras control durante el análisis. Cada muestra se homogeniza
y se toma una alícuota que deberá representar el perfil de polen medio para dicha área,
siendo esto más acertado que realizar una toma simple aleatoria de distintas áreas.
METODOLOGÍA DE ANÁLISIS
La preparación de la muestra para el análisis polínico a partir de la muestra forense en
cuestión implica varios procedimientos químicos secuenciales (Milne et al. 2005). El ob-
jetivo será eliminar el máximo posible de material mineral y de materia orgánica, dejando
solo el material biológico que contenga el polen y/o las esporas. En ocasiones, unos pocos
granos de material serán lo necesario para procesar, pero otras veces se necesitará más
cantidad de origen, por ejemplo, de restos de suelo, para poder llegar a obtener la eviden-
cia necesaria para la identificación polínica.
Los carbonatos de calcio y otros minerales de carbonato pueden eliminarse con ácido
hidroclórico, mientras que los minerales de silicato como arena de cuarzo y arcilla se obtie-
nen usando ácido hidrofluórico. Para eliminar el material orgánico fino y el protoplasma o
lípidos más externos de los granos de polen o de esporas la muestra se somete a acetoli-
sis. Esto implica calentar la muestra durante 3-10 minutos en una mezcla de ácido sulfúrico
y anhídrido acético en un radio de 1:9. Ya que esta solución repele el agua, la muestra debe
enjuagarse varias veces con ácido acético antes y después de acetolisarse. Los fragmentos
más grandes de materia vegetal y otros debris no deseados se limpian de la muestra me-
diante filtrados en malla de 150-200 µm. El filtrado debe conducirse mejor después de la
acetolisis para asegurar que los granos de polen y esporas adheridos a fragmentos grandes
orgánicos no se pierdan. Los minerales pesados que tengan una gravedad específica ma-
yor que los granos de polen y esporas deberán limpiarse mediante una separación líquida
pesada usando por ejemplo bromuro de zinc con una gravedad de 1.65-2. En cada paso el
residuo de cada muestra se va descartando. Entre cada procedimiento químico, la muestra
se enjuagará varias veces con agua destilada y deberá ser centrifugada.
Algunas muestras de suelo pueden requerir desfloculación con varios compuestos inclu-
yendo detergentes, o pueden necesitar sonicación para liberan el polen de algunos oxi-
dantes, por ejemplo, pueden necesitarse ácido nítrico o bases fuertes, como el hidróxido
de potasio. Una vez que el procedimiento de extracción haya terminado, pequeñas gotas
del residuo orgánico pueden montarse sobre un portaobjetos para su visualización al mi-
croscopio óptico. Algunos palinólogos utilizarán para ello glicerina o aceite de silicona que
permanece viscoso y permite el movimiento de los granos o esporas para poder visualizar
mejor los rasgos morfológicos. Otros palinólogos utilizan un medio de montaje plástico
permanente. El ensamblaje del polen a partir de una muestra se identificará hasta el nivel
taxonómico más bajo posible (familia, género, especie) (Mildenhall, 2006a; Mildenhall et
al., 2006).
Una vez que los datos se han recopilado, pueden convertirse en porcentajes para com-
parar las frecuencias relativas de los tipos de polen, y mediante estadísticas comparar
similitudes. Dado que la evidencia palinológica a menudo es compleja de presentar, es
importante que en el informe se dé una interpretación muy clara, evidenciándose mediante
tablas. Es recomendable que la recolección de datos se envíe a un palinólogo/experto bo-
tánico para la redacción final del informe. La investigación se realizará en comparación con
las colecciones de polen de referencia disponibles, siendo estas en ocasiones procedentes
de figuras, fotografías ya publicadas de especímenes, o de material fresco de referencia,
previamente recolectado del lugar del delito o de la escena. Muchas muestras de polen
pueden proceder de más de una comunidad vegetal o de diferentes medios naturales,
pudiéndose determinar así, por ejemplo, la historia del movimiento o sucesión de algunos
ítems y, por consiguiente, dilucidar la posible sucesión de acontecimientos.
Mediante el análisis del polen se ha podido reconocer que una escena secundaria no era
el lugar donde ocurrió el suceso (escena primaria) (Milne et al., 2005). Así, los resultados
obtenidos a partir de evidencias palinológicas y también micológicas (esporas) han sido
probatorios en casuística en la comparación de área/s muestreada/s del delito, con res-
pecto a las evidencias encontradas en ropa y calzado de víctima o investigado, para dar
peso a las hipótesis planteadas por ambos relatos, de víctima y sospechoso (Mildenhall,
2006a; Wiltshire, Hawksworth, Webb y Edwards, 2014). En concreto, un alto porcentaje de
polen encontrado en la ropa reflejaba un número de taxones representativos de un área
de bosque donde, según la víctima, había ocurrido un suceso de agresión, siendo estos:
Betula, Quercus, Pinus y Sambucus nigra, así como restos de Rosaceae y Cupressa-
ceae. Por el contrario, el área donde el investigado decía que habían ocurrido los hechos
consentidos no presentaba especies de árboles ni arbustos. Mildenhall (2006a) también
describe cómo las evidencias encontradas en la escena de una supuesta agresión sexual
—granos de polen de Coprosma, una planta típica de Nueva Zelanda—, y las encontradas
en el cuerpo de la víctima, fueron comparadas y probaron ser de la misma procedencia.
MICOLOGÍA FORENSE
Los hongos (reino Fungi) abarcan una diversidad de taxones con ecologías, ciclos de
vida y morfologías de amplio rango que van desde los organismos acuáticos unicelulares
hasta los basidiomicetos. La micología puede contribuir, en concreto, a una variedad de
res. En algunos casos, las esporas de hongos que han sido rara vez documentadas, y así
consideradas como raras, han resultado de particular valor como evidencia de contacto.
La ocurrencia de la evidencia como “rara” fue utilizada como: (a) raramente encontrada, a
partir de 4.300 preparaciones de palinomorfos que habían sido estudiadas en los últimos
20 años y (b) rara vez registrada en la literatura científica y en material de colección. Los
métodos clásicos químicos y de pre-procesamiento para obtener palinomorfos (como po-
len, esporas de plantas, esporas de hongos y otras entidades microscópicas) se describen
en Moore, Webb y Collinson (1991) y Wiltshire (2015).
En cuanto a la metodología de análisis de esporas fúngicas, el procedimiento químico pue-
de incluir un tratamiento por pasos de hidróxido de sodio, ácido acético glacial, anhídrido
acético y ácido sulfúrico concentrado, ácido hidroclórico concentrado y ácido hidrofluóri-
co, con lavados de agua en cada paso. Después de neutralizar, los extractos que quedan
se tiñen con safranina diluida y se pueden montar en glicerol para su visualización micros-
cópica (magnificación >1500x). Los detalles de los especímenes pueden introducirse en
una base de datos y/o buscarse online en herbarios (Hawksworth et al., 2016).
MICETISMOS
Las intoxicaciones por hongos, también llamadas micetismos, se producen cuando se
ingieren setas que contienen sustancias que producen reacciones tóxicas en el orga-
nismo. La mayoría de las intoxicaciones se producen de manera accidental, excepto las
producidas por el consumo de hongos alucinógenos que se hace de modo voluntario. No
obstante, también puede ocurrir que tras una muerte inesperada USD se observen ejem-
plares de basidiomicetos en el lugar del suceso o fallecimiento. Una correcta identificación
morfológica de la especie de hongo en cuestión se puede realizar si se han podido preser-
var ejemplares enteros en buen estado (Illana-Esteban, 2013). En su ausencia, se puede
realizar una identificación a partir de los posibles restos o fragmentos presentes, incluso
desde el contenido estomacal, mediante la identificación de toxinas o empleando mar-
cadores genéticos (Iturralde, Ballesteros y Ramón, 2002; Korabecna, 2007; Laussmann
y Meier-Giebing, 2010; Mello et al., 2011). La toxicidad está muy probada en algunas
especies de hongos como las del género Lepiota, L. brunneoincarnata y L. josserandii,
así como en las especies Amanita phalloides, A. virosa y Galerina marginata, entre otras,
ya que poseen alfa-amanitina, beta-amanitina, amanina y amaninamida, que causan en-
venenamientos fatales con síntomas de insuficiencia hepática fulminante (ej., Sgambelluri
et al., 2014). Estos micetismos pueden presentar cierta diversidad, ya que por ejemplo
el género Lepiota produce alfa y beta-amanitina pero no falotoxinas, y los niveles de
L. josserandii son 3 o 4 veces superiores a los de L. brunneoincarnata, A. phalloides y
G. marginata.
HONGOS ALUCINÓGENOS
Más de la mitad de aproximadamente 200 especies de hongos alucinógenos, cuyo con-
sumo provoca alteraciones neurológicas de la percepción sensorial, pertenecen al gé-
nero Psilocybe (Guzmán, Allen y Gartz, 1998; Guzmán y Castro, 2003). En cuanto a la
procedencia de las setas consumidas, los ejemplares pueden ser de recolección en campo,
obtenidos de cultivos industriales, a partir de kits con esporas comercializadas, así como
procedente de alijos (Illana-Esteban, 2013). Si los ejemplares son completos, como en
cualquier otra identificación, se estudiarán los caracteres macro y microscópicos, aunque
a menudo el material puede estar reducido a polvo o dañado. En ese caso, se puede recu-
rrir a pruebas químicas rutinarias como el test de color, cromatografía en capa fina (TLC),
cromatografía de gases (GC), cromatografía HPLC, electroforesis capilar CZE y técnicas
espectroscópicas (por ejemplo, Anastos, Lewis, Barnett y Sims, 2006; Musshoff, Madea
y Beike, 2000). Las investigaciones pueden consistir en determinar concentraciones de
psilocina y psilocibina, por ejemplo, mediante cromatografía de intercambio catiónico (IEC)
(Laussmann y Meier-Giebing, 2010). Por último, se podrá determinar la especie alucinó-
gena mediante análisis de secuencia genética ITS (Lee, Cole y Linacre, 2000; Nugent y
Saville, 2004).
TAFONOMÍA
La tafonomía se encarga de estudiar los cambios que se producen durante la descom-
posición de los restos biológicos, siendo el tiempo requerido para su degradación el
denominado intervalo post mortem (PMI). Estudiando el crecimiento de los hongos sobre
la superficie corporal del fallecido se pueden obtener indicios para estimar el PMI. En un
caso que describen Van de Voorde y Van Dijck (1982), los investigadores consideraron
interesante cultivar en el laboratorio los hongos hallados sobre la piel de un individuo
encontrado en su domicilio, bajo las mismas condiciones (12 ºC), con el fin de determinar
cuánto tiempo habían tardado en crecer. Esto daría una idea del tiempo que llevaba falle-
cido. Las colonias de hongos originales fueron congeladas para parar así su crecimiento.
Tras el experimento se dedujo que el PMI era de al menos 18 días. En otro caso, se descri-
ben Aspergillus y Penicillium como los hongos encontrados sobre la piel de un individuo
desaparecido hacía días sin poder precisar exactamente y encontrado en un pozo. Por la
apariencia del cuerpo de la víctima y el estado de los órganos se dudaba de un PMI de
2-10 días (Hitosugi et al., 2006). Sin embargo, tras analizar la tasa de crecimiento de las
colonias de hongos sembradas se evidenció que había permanecido en el lugar del hallaz-
go más de 4 semanas (Hawksworth y Wiltshire, 2011).
MARCADORES MOLECULARES
Los marcadores moleculares facilitan un método alternativo a los métodos morfológicos
tradicionales, siendo empleados para la identificación, caracterización y comprensión de
la evolución de las especies del reino Fungi (Singh y Gupta, 2017). Los recientes avances
en la micología molecular han abierto el camino para que los investigadores identifiquen
y caractericen nuevas especies de hongos en entornos únicos (Singh y Gupta, 2017).
Con el desarrollo de tecnologías de secuenciación de ADN se han proporcionado nuevos
conocimientos sobre la taxonomía de los hongos.
Las regiones ITS tienen un significado biológico importante en el procesamiento de ARNr
en hongos (Singh y Gupta, 2017). La identificación mediante secuenciación en electrofore-
sis capilar de las regiones ITS es un método simple para la determinación de la variabilidad
inter e intraespecie (ver Figura 7). Las estructuras secundarias son necesarias para el
reconocimiento correcto de los sitios de escisión y proporcionan la unión de fragmentos
para proteínas nucleolares y ARN durante la maduración del ribosoma (Hausner y Wang,
2005). Las estructuras de ITS1 y ITS2 contienen tres o cuatro brazos helicoidales (Hausner
y Wang, 2005; Wolf, Achtziger, Schultz, Dandekar y Muller, 2005). Los cambios evoluti-
vos en tamaño y secuencia de estas regiones son entonces biológicamente permisibles
siempre que no perturben la formación de estructuras secundarias que faciliten el proce-
samiento del ARNr (Korabecna, 2007). En estudios recientes, la pirosecuenciación, usando
las parejas de primers ITS1F/ITS2 y ITS3/ITS4, ha permitido identificar estas secuencias,
siendo un método validado para el estudio de diversidad e identificación de hongos (Mello
et al., 2011). Se observó que el par ITS1F-F/ITS2 resultó más selectivo, produciendo mayor
diversidad de secuencias con respecto al par ITS3/ITS4. Ambas regiones ITS1, ITS2, no
obstante, proporcionan información adecuada en el diagnóstico de taxón y se utilizan en la
asignación de poblaciones de hongos en ambientes específicos.
ITS 1
ITS 5 ITS 3
ITS 1
18 sr RNA 5.8 s
ITS 2
26 sr RNA
ITS 2 ITS 4
ITS region
Figura 7. Esquema del cistrón ARNr eucariota consistente en los genes 18S, 5.8S, y 28S ARNr,
transcritos por la ARN polimerasa I como una sola unidad. Los procesos de post-transcripción dividen
el cistrón eliminando los dos espaciadores internos. Estos espaciadores, incluyendo el gen 5.8S, son
normalmente referidos como la región ITS. Los genes ARNr de la subunidad mayor ribosomal (26S nuclear)
y subunidad menor (18S nuclear) se han utilizado para caracterizar especies mucho antes del concepto
del ADN barcoding, siendo usados comúnmente en análisis filogenéticos y con fines identificativos.
95 °C 4 min
a_F Kikkawa
ATGTCACCACAAACAGAGACTAAAGC (94 °C 30 s, 55 °C 30 s, 72 °C 1 min)
rbcL et al.
a_R GTAAAATCAAGTCCACCRCG x 35 c
(2016)
72 °C 10 min
98 °C 10 min
_F3 TATCTTGGCAGCATTCCGAGTAACTCC (98 °C 10 s, 56 °C 30 s, 72 °C 45 s) CBOL
rbcL
_R3 GATTCGCAGATCCTCCAGACGTAGAGC x 35 c (2009)
72 °C 5 min
95 °C 10 min
3F_KIM CGTACAGTACTTTTGTGTTTACGAG
Kress y
(94 °C 30 s, 55 °C 30 s, 72 °C 1 min)
matk_a Erickson
1R_KIM ACCCAGTCCATCTGGAAATCTTGGTTC x 35 c
(2007)
72 °C 10 min
95 °C 10 min
390F CGATCTATTCATTCAATATTTC
Cuénoud
(94 °C 30 s, 55 °C 60 s, 72 °C 90 s)
matk_b et al.
1326F TCTAGCACACGAAAGTCGAAGT x 35 c
(2002)
72 °C 10 min
95 °C 10 min
NY552 CTGGATYCAAGATGCTCCTT
Ferri
(94 °C 30 s, 54 °C 30 s, 72 °C 45 s)
makt_c et al.
NT1150 GGTCTTTGAGAAGAACGGAGA x 35 c
(2015)
72 °C 10 min
94 °C 5 min
F GTTATGCATGAACGTAATGCTC
Sass
psvA-tr- (94 °C 1 min, 55 °C 1 min, 72 °C
et al.
nH R CGCGCATGGTGGATTCACAATCC 1.5 min) x 30 c
(2007)
72 °C 7 min
95 °C 10 min
ITS2-F CCGTGAACCATCGAGTCTTT
Murali
(95 °C 15 s, 58 °C 30 s, 72 °C 30 s)
ITS2 et al.
ITS_R CTCGCCGTTACTAGGGGAAT x 35 c
(2016)
72 °C 10 min
Figura 8. Lista de primers y condiciones de PCR para distintos candidatos barcode en plantas terrestres.
La referencia para matk_a y matk_b también se presenta en Levin et al. (2003) y Ferri et al. (2015)
(Little, D. para gimnospermas, sin publicar), respectivamente.
afirmaron que la variación de longitud del psbA-trnH es suficiente para discriminar espe-
cies ya que los niveles del análisis interespecífico resultaron con un poder de discrimina-
ción en torno al 95 %.
Ferri et al. (2015) compararon el diagnóstico de plantas de forma unilocus y multiloci
para los cuatro marcadores: psbA-trnH, trnL-trnF, matK y rbcL y recomendaron el uso de
una combinación de los loci: rbcL + psbA-trnH para la identificación forense. Chen, Yao,
Han, Liu y Song (2010) probaron de forma similar 7 regiones de ADN: psbA-trnH, matK,
rbcL, rpoC1, ycf5, ITS2 y ITS, potenciales por su disponibilidad como barcodes en una
muestra total de más de 8500 plantas, así como de muestras relacionadas pertenecien-
tes a unas 6000 especies, 1000 géneros y más de 200 familias, incluyendo angiosper-
mas, gimnospermas, helechos, musgos, algas y hongos. Por un lado, estos cuatro loci:
rbcL, rpoC1, matK y ycf5, habían sido propuestos por el CBOL-PWG, mientras que los
otros tres, psbA-trnH, ITS2 y nrITS, fueron recomendados por Kress et al. (2007), sien-
do la región ITS2 descrita primeramente por Chiou, Yen, Fang, Chen y Lin (2007). En la
Figura 9 (adaptada de Chen et al., 2010) se muestra la eficacia de diagnóstico para los
barcodes psbA-trnH versus ITS2, en un rango amplio de taxones para las cinco cate-
gorías principales de angiospermas, dicotiledóneas, monocotiledóneas, gimnospermas y
helechos. Se demostró una eficiencia media mayor para la región ADNr ITS2 (92,8 %), no
obteniéndose el mismo resultado diagnóstico para la amplificación con psbA-trnH (42 %),
donde la PCR para el estudio de helechos no tuvo éxito (Chen et al., 2010). La región ITS2
de ADN ribosomal ha sido pues seleccionada como mejor candidato barcode, siendo su
secuencia un potencial marcador filogenético en los niveles de género y especie. Chen et
al. (2010) presentaron este estudio como ejemplo de la necesidad de la técnica barcoding
como estándar en la autentificación de plantas, así como de sus procesados y adulterados.
Wallace et al. (2012), en su estudio sobre autentificación de productos naturales, habían
utilizado primeramente la combinación rbcLa/matK, pero vieron limitaciones al identificar
especies cercanas. Es por esto que el barcode ITS fue probado posteriormente como su-
plemento identificativo en dicho trabajo. Otro ejemplo multiloci es el de Tomasello y Heubl
(2017), que resolvieron el diagnóstico de la especie Xanthium sibiricum mediante primers
específicos para ITS y trnQ-rps16 (con 64 y 42 zonas hipervariables, respectivamente).
Mediante dichos loci se obtuvieron valores de discriminación superiores en comparación
con el locus psbA-trnH, que solo reconoció 29 zonas variables.
Porcentaje Porcentaje
Familias Géneros Especies Especímenes
Categoría identificación identificación
(N) (N) (N) (N)
ITS2 (%) psbA-trnH
Angiospermas 78 218 281 347 96,0 48,1
Dicotiledoneas 70 204 266 326 96,9 19,4
Monocotiledoneas 8 14 15 21 90,5 28,6
Gimnospermas 10 15 32 37 89,2 5,4
Helechos 10 12 13 16 81,3 0,0
Total 98 245 326 400 92,8 42,3
Figura 9. Eficiencia de resolución según comparación entre los barcodes ITS2 y psbA-trnH
en un rango amplio de taxones para cinco categorías principales. Adaptado de Chen et al. (2010).
Otro de los desafíos en la identificación mediante el código de barras de ADN será, ade-
más, discriminar especies estrechamente relacionadas o recientemente evolucionadas
(Dong et al., 2015). Las tasas lentas relativas de sustitución de los nucleótidos de mito-
condrias en plantas y los problemas técnicos en el uso de las regiones nucleares han cen-
trado la atención en varias regiones propuestas en el genoma del plastidio (Newmaster,
Fazekas, Steeves y Janovec, 2008). Las Myristicaceae, o familia de la nuez moscada, son
un grupo antiguo dentro de las angiospermas, que contiene algunas especies reciente-
mente evolucionadas que proporcionan una prueba desafiante para la identificación. El ob-
jetivo de Newmaster et al. (2008) fue determinar la utilidad relativa de seis codificaciones
(Universal Plastid Amplicon-UPA, rpoB, rpoc1, accD, rbcL ymatK) y el locus de cloroplasto
no codificante psbA-trnH, para el género Compsoneura, usando los dos enfoques de
región y multirregión. Cinco de las regiones que se probaron fueron predominantemente
invariables entre especies (UPA, rpoB, rpoC1, accD, rbcL), mientras que dos de las regio-
nes (matK y trnH-psbA) tuvieron una variación significativa y fueron prometedoras para
barcoding en nuez moscada. El enfoque multiloci que utiliza una región moderadamente
variable (matK) y otra más variable (psbA-trnH) proporcionó la resolución esperada entre
todas las especies de Compsonuera, incluidas las recientemente evolucionadas C. sprucei
y C. mexicana. Se vio que el uso de dos regiones produce un rango reducido de variación
intraespecífica en relación con la distribución de divergencia interespecífica, consiguiendo
un 95 % de las muestras correctamente identificadas.
Después de la revisión de Newmaster et al. (2008), rbcL había emergido como el primer
estándar potencial codificante de base, al ser este la región codificante del plastidio más
caracterizada en GenBank. Se obtuvo un 85 % de resolución en especies congenéricas,
mientras que el psbA-trnH, propuesto por Kress et al. (2005), se consideró el segundo
locus más prometedor. En un estudio de herbáceas, como material medicinal procesado
de Aristolochia spp., el porcentaje de variación genética fue así superior para psbA-trnH,
seguido de matK y rbcL, no habiéndose incluido ITS2 (Costa et al., 2016).
musgo, hongos, cutículas de plantas, fragmentos de madera, así como fitolitos a modo
de cristales de sílice procedentes de plantas. En el ámbito forense, a partir de muestras
de suelo, también se ha avanzado igualmente en los últimos años incluso proponiendo
un protocolo de actuación para obtener los códigos identificativos de los fragmentos pre-
sentes. Dadas las características de este tipo de muestras, se observaron dificultades de
inhibición en el análisis de amplificación de ADN (posiblemente por la presencia de ácido
húmico), siendo la cantidad y calidad de ADN extraído baja a partir de unos 200 tipos de
fragmentos biológicos analizados (<15 ng/uL) (Bell et al., 2016).
Por último, para identificar intraespecíficamente restos vegetales se hace necesario di-
señar marcadores moleculares microsatélites STRs o SNPs que pudieran identificar el
genotipo individual (Koopman et al., 2012). Sin embargo, tal especificidad de dichos mar-
cadores, como específicos de especie, supone aún un desafío en la botánica forense. En
la individualización de ejemplares de la misma especie, muchos taxones de plantas tienen
ya paneles diseñados deSTRs que se han desarrollado. La fuerza impulsora en la valida-
ción de paneles de STRs se ha utilizado típicamente para estrategias de mejora de plantas
con fines comerciales, para la protección de patentes o en base a la necesidad forense
(Allgeier et al., 2011; Craft, Owens y Ashley, 2007; Howard et al., 2009; Ward, Gilmore,
Robertson y Peakall, 2009). Como decíamos previamente, en el flujo de trabajo barcoding,
el uso de los datos de secuencia generados será en combinación con la generación de
una buena base de datos. Sin embargo, algunos de los barcodes propuestos en plantas
terrestres son regiones no codificantes que no pueden sensiblemente alinearse y por tan-
to no se beneficiarían de la utilidad de BOLD-ID. En un futuro, la búsqueda de nuevos al-
goritmos puede ser satisfactoria en la creación de datos generados a partir de secuencias
no alineadas, siendo los más precisos por el momento los de la herramienta de búsqueda
de alineamiento BLAST y el método diagnóstico DNA-BAR (DasGupta, Konwar, Mandolu
y Shvartsman, 2005).
CONCLUSIÓN
La tecnología relativa a la botánica forense ha estado disponible en la comunidad cientí-
fica durante años, pero no se ha instalado sistemáticamente en el área legal. Las pautas
apropiadas de recolección, análisis, interpretación de resultados y datos casuísticos re-
lacionados con la evidencia vegetal se muestran en el presente capítulo para algunas de
las principales subdisciplinas. La identificación molecular ha permitido dar una solución
para el diagnóstico de muestras muy pequeñas y de difícil resolución morfológica. En
muchos estudios se comprueba que un solo marcador no sirve como único identificador
de taxón, siendo necesario un acercamiento multiloci. Se ha logrado una meseta de reso-
lución de aproximadamente un 70 % a partir del conjunto de datos de plantas superiores,
utilizando una combinación de cuatro a siete regiones de plástidos (Fazekas et al., 2009).
Históricamente, los botánicos han argumentado que las especies de plantas no están tan
INTRODUCCIÓN
En este capítulo pretendemos dar a conocer algunas pautas de comportamiento ante un
siniestro vial desde la criminalística; no para la reconstrucción del propio siniestro, que se
podría abordar desde otro punto de vista, sino para una posible identificación de vehículos
y/o personas implicadas en el siniestro y para encontrar una causa concreta del mismo.
Daremos unas indicaciones breves que deben conocer los agentes intervinientes, sobre
todo en lo que a la recogida de muestras se refiere, haciendo mención a los posibles análi-
sis de laboratorio que se pueden solicitar y a los resultados que de ellos podemos esperar.
Ante un siniestro vial podríamos plantearnos la ejecución de una Inspección Técnico Ocu-
lar1 (ITO, en adelante) en toda regla y llevar a cabo una recogida de muestras impecable
como la que se hace habitualmente. Pero esto no es posible, porque como sabemos, tras
cualquier incidente en una vía, una de las prioridades principales es restablecer el tráfico
rodado, dada la importancia que tiene la movilidad en muchos sectores; por eso no po-
demos paralizarlo por mucho tiempo. Esto es así hasta el punto que solo en casos muy
concretos la ley tiene previsto que los primeros agentes intervinientes puedan modificar el
escenario y realizar un levantamiento provisional de las posibles víctimas en los siniestros
viales y ferroviarios.
Podemos comprender la importancia que tiene que la actuación sea lo más rápida po-
sible, pero no por ello debería hacerse mal si se tiene la formación adecuada y se sabe
decidir qué tipo de evidencias pueden servirnos para investigar el caso una vez que se
haya limpiado y dejado libre la vía donde tuvo lugar el incidente. Por eso se pretende dar
aquí unas pautas precisas que sirvan para saber qué tipo de evidencias deben recogerse
y cómo. De cada una de las cuestiones, se podrá adquirir una mayor formación específica,
ya que lo que se pretende con este artículo es presentar de manera general los diferentes
elementos que se van a tratar.
1. Este enunciado es general, pero si las intervenciones son por parte de agentes de Policía, podremos llamarlo Ins-
pección Ocular Técnico-Policial.
2. Edmund Locard (Saint-Chamond, Ródano-Alpes, 13 de diciembre de 1877-Lyon, 4 de mayo de 1966) fue un crimi-
nalista francés, considerado uno de los principales pioneros. Enunció su principio en 1928, en su obra Manuel de
Technique Policière.
𝑝𝑝 = 𝑚𝑚𝑣𝑣
3. Todos los enunciados que haremos en relación con los siniestros viales serán referidos, por aproximación, a la
mecánica de Newton; es decir, a la mecánica clásica.
4. Las siguientes definiciones de los principios de la termodinámica han sido resumidas y adaptadas por el autor para
facilitar su comprensión y carecen del dogmatismo que requieren las leyes físicas, aunque no por ello dejan de ser
acertadas.
5. La entropía es “la magnitud termodinámica que indica el grado de desorden molecular de un sistema” (Diccionario
de la lengua española).
cero absoluto. Esto, a su vez, significa que los átomos que forman el cristal tendrán algún
tipo de movimiento que produce esas imperfecciones que no se podrán eliminar ya que
necesitarán un movimiento compensatorio.
Visto lo anterior, pasaremos a lo que nos interesa en este capítulo, que es la criminalística
en el siniestro vial.
CRIMINALÍSTICA VIAL
Son muchos los autores que coinciden en hablar de la criminalística vial como una ciencia
que se dedica a interpretar los indicios provenientes de un siniestro vial, para lo cual se
vale de métodos que no le son propios, con el objetivo de esclarecer los motivos de los
siniestros que ocurren en las vías públicas, rutas, etc., para prevenir los mismos y crear
elementos de seguridad. Solo añadir que la criminalística, en general, se sirve de otras
muchas ciencias, técnicas, artes y ensayos para cumplir con sus objetivos; entre ellas se
encuentran las matemáticas, la física, la química, la medicina, la planimetría, la fotografía,
etc. Estas ciencias, técnicas o artes se aplican en el escenario del siniestro y sobre las
6. Decimos “en principio” porque la criminalística sirve también para demostrar que un hecho supuestamente delictivo
no lo es, y entonces se emplea para eximir de responsabilidad en lugar de para incriminar.
7. Para más información, recomendamos Ibáñez Peinado, J. y otros (2010) Técnicas de Investigación Criminal. Ed.
Dykinson y Ministerio del Interior.
8. Se denomina índice de refracción al “cociente de la velocidad de la luz en el vacío y la velocidad de la luz en el medio
cuyo índice se calcula, se trata de un valor adimensional. El índice de refracción de un medio es una medida para
saber cuánto se reduce la velocidad de la luz (o de otras ondas tales como ondas acústicas) dentro del medio”.
9. El cristal laminar es un vidrio de seguridad compuesto por dos capas de vidrio templado, de unos dos milímetros
cada una de ellas, que han sido procesadas mediante tratamientos químicos y térmicos que aumentan su resistencia
y que hacen que al romperse lo haga en pequeños trozos. Estas dos capas de cristal están unidas entre sí, a modo
de sándwich, por una capa de butiral de polivinilo (PVB), termoplástico transparente de gran resistencia o de o etil-
vinil-acetato (EVA). Además de la seguridad que ofrece en caso de rotura, también proporciona buena protección de
los rayos ultravioletas, de los que llegan a absorber hasta el 99 %, impidiendo que se decoloren o estropeen piezas
interiores y proporcionando mayor confort a los ocupantes ya que facilita la climatización del habitáculo. También
proporciona un buen aislamiento acústico, sobre todo los que incluyen cámara de aire. Pero la característica principal
en seguridad es la resistencia mecánica que ofrece el conjunto ante cualquier impacto y a que objetos exteriores
puedan penetrar al habitáculo del vehículo y que, en caso de fractura, no se rompe en múltiples trozos, sino que
quedan adheridos a la malla de PVB o EVA, impidiendo que los fragmentos sean lanzados contra los ocupantes del
vehículo y les causen lesiones. Todas estas características han hecho que desde 1983, por el Reglamento 43 de la
Unión Europea, sea obligatorio que los parabrisas de los vehículos estén fabricados de vidrio laminar.
Para las evidencias que hemos tratado hasta ahora, en caso de que el siniestro haya
consistido en atropello, se atenderá de forma especial a que en ellas puedan encontrarse
restos de las víctimas, tales como sangre, pelos, fibras textiles, etc. En caso de encontrar-
los se hará indicación expresa de ello y es preferible no tratar de extraer estas muestras
si no contamos con la preparación adecuada para ello. En ese caso, es más recomendable
enviarlas al laboratorio tal como se encuentren, tratando de protegerlas adecuadamente.
Pinturas: los vehículos cuentan con varias capas, desde la chapa al exterior, y son de dife-
rente color y composición; a veces se conoce como pintura automotriz. Normalmente son
tres, pero pueden aumentar en función del tipo de vehículo, lo cual ya es identificativo.
Suelen llevar una imprimación sobre la chapa, que la prepara para recibir las demás, es
antioxidante y sirve para pulir cualquier parte que no haya quedado suficientemente lisa.
Después lleva la pintura del color y encima de esta, a modo de acabado, se cubre con una
laca o pintura protectora que proporciona brillo y protege la pintura de las condiciones
climatológicas. Esta estructura en capas le proporciona gran dureza y consistencia, de
modo que cuando recibe un golpe o raspón se desprenden en forma de escamas que son
fáciles de recoger en la vía o del propio vehículo.
Si la zona de donde se obtienen escamas de pintura hubiese sido reparada con anterio-
ridad, se facilita la identificación, incluso visual, ya que la primera capa, la imprimación,
suele ser más gruesa al haber sido empleada en los talleres para pulir y rellenar.
Lámparas: no son identificativas pero sirven para conocer detalles sobre el siniestro
que pueden ser importantes en algunas circunstancias. Sobre las lámparas se puede
averiguar, a través de microscopía electrónica, si en el momento del siniestro estaban o
no funcionando y si el filamento ha sufrido deformación. También se puede averiguar la
dirección de un golpe sufrido.
Figura 8. Lámpara de un vehículo Figura 9. Detalle del estado del Figura 10. Filamento de lámpara
tomada como muestra filamento de una lámpara de de vehículo tras un siniestro
en un siniestro vial. vehículo tras un siniestro. con formación de esfera
de óxido de wolframio.
El embalaje de estas evidencias es muy importante, ya que se debe evitar que se rompan
o se alteren los filamentos. Si en el siniestro se rompe el bulbo de la lámpara, es impor-
tante encontrar los trozos de filamentos y enviarlos también al laboratorio.
Fibras textiles: estas evidencias suelen darse en casos de atropello, como ya se ha in-
dicado. La aparición de fibras textiles de las ropas de una víctima de atropello nos puede
ayudar a identificar a un vehículo que se haya dado a la fuga o nos puede indicar con qué
partes del vehículo fue golpeada. Dado su reducido tamaño, la localización es difícil, por
lo que se deberá emplear algún medio de iluminación y aumento.
Por su forma y tamaño, a veces se confunden fibras textiles con pelos o viceversa. Esto
no tiene mayor importancia ya que será el examen en laboratorio el que nos dirá esto con
certeza.
Para la recogida de fibras se emplea cinta adhesiva especial, sin color, que se aplicará so-
bre las superficies que sean susceptibles de contenerlas, utilizando una tira por cada zona
a investigar. Después se pega el trozo de cinta sobre sí misma para que quede cerrada
y protegida; se pueden guardar en sobres individuales para evitar contaminaciones. Se
indicará sobre qué zona se ha aplicado cada trozo de cinta adhesiva.
Si se encuentran fibras textiles en alguna pieza de un vehículo que se pueda recoger, es
mejor enviar al laboratorio la pieza completa para evitar riesgos de estropear la evidencia
en la extracción.
Figura 14. Fibras textiles color verde introducidas entre vidrios del parabrisas
delantero de un vehículo, sospechoso de provocar un atropello.
Figura 15. Pantalón que llevaba la víctima de un atropello con restos color rojo.
Figura 16. Detalle de mancha roja del pantalón Figura 17. Detalle de la mancha roja en la que
de una víctima con restos de posible pintura. se aprecian escamas de pintura de vehículo.
Hay otras muchas evidencias que se pueden obtener en un siniestro vial y las que se han
mencionado son más importantes, dada la extensión de este capítulo.
INTRODUCCIÓN
En sustitución de los múltiples e incorrectos términos que existían en su momento, el
español Santamaría introduce la denominación de lofoscopia. Del griego lofos, cresta,
y skopia, examinar, designa la especialidad de la actual policía científica que se encarga
del análisis de las huellas dejadas por una parte cualquiera de la epidermis, sobre todo
de aquellas que se caracterizan por la presencia de las crestas papilares. No obstante, el
estudio de los dibujos lineales, presentados en relieve en las caras y bordes de las manos
y los pies se les conoce con los nombres de lofoscopia, papiloscopia y dermatoglifia.
La lofoscopia se subdivide:
• Dactiloscopia. Derivada del griego daktilos, dedos, y skopia, observar, analizar.
• Quiroscopia. Del griego cheir, mano, y skopia, observar, examinar, es otro de los
términos introducidos por Santamaría.
• Pelmatoscopia. Del griego pelma, planta del pie, y skopia, examinar u observar.
• Dactiloscopia tiene asignados distintos cometidos en el orden policial:
– Determinar la verdadera personalidad del reseñado por infracción legal.
– Descubrir a los individuos que reinciden.
– Conocer los antecedentes de los delincuentes.
– Cotejo de las huellas recogidas, a los efectos oportunos con las archivadas.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Los dos libros de Francis Galton (primo de Charles Darwin), Finger Prints, publicado en
1892, y Finger Prints Directory, publicado en 1895, fueron los “actos fundadores” de la
dactiloscopia, así como el punto de referencia para los expertos en esta disciplina. Incluso
los estudios más maduros de unos cincuenta años más tarde, como Cummins y Midlo
Fingerprint, An Introduction To Dermatoglyphics, en 1943, se consideraron una “Biblia” de
dermatoglyphics, especialmente para el estudio de embriología y genética, validó muchas
de las percepciones atribuidas a Francis Galton. La dactiloscopia entró muy rápidamente
en el campo de la criminología, y se encontró con los favores del interés y la curiosidad
de la sociedad imperialista victoriana del siglo XIX. Inmediatamente se aplicó de manera
consistente en las colonias británicas de East India Company y en las comunidades pe-
nitenciarias del Reino Unido. La pregunta de cómo, cuándo y por quién se usó la huella
digital por primera vez con fines de investigación forense es una pregunta un poco dudosa
y ambigua. Algunas fuentes acreditan el descubrimiento a un médico escocés, Henry
Foulds, quien en octubre de 1880, doce años antes de Francis Galton, lo ilustró en la
revista científica Nature, con un artículo titulado “Sobre el surco de la piel de la mano”.
Textualmente Foulds declaró: “Cuando una huella digital o una huella sangrienta se coloca
en arcilla o vidrio, puede llevar a la identificación criminal de los delincuentes. Ya tuve la
experiencia en dos casos, encontrando la correspondencia real de estos signos. En una
ocasión, la huella digital reveló quién había estado bebiendo de un vaso”. También hay un
segundo término de comparación que apoyaría esta hipótesis. Foulds realizó con Charles
Darwin, primo de Francis Galton, un informe epistolar a través del cual Galton se percató
de cierta información que luego podría proporcionar. En cualquier caso, Henry Foulds,
quien también logró identificar al autor de un robo gracias a una huella digital, probable-
mente subestimó el potencial de la dactiloscopia como ciencia forense, deseando insistir
especialmente en la oportunidad de establecer, a través de ella, algunas reglas generales:
sobre la herencia y sobre las posibles diferencias raciales entre poblaciones, entre otras.
Concentró la mayoría de sus estudios en esa dirección, siguiendo una orientación particu-
larmente apreciada por los eruditos positivistas y basado en los principios de la genética
mendeliana y el darwinismo social. Más allá de cualquier especulación, debe notarse que
Galton, gracias también a la contribución de William Hershel, oficial del Servicio Civil Indio
Británico en el Distrito Hooghly, en Jungipoor (India), elaboró un trabajo que puede con-
siderarse completo, ya que logró investigar discursos y reflexiones que no se encuentran
en ninguno de los autores que lo precedieron: estudios en profundidad sobre los siste-
mas de clasificación y codificación de huellas, cálculos estadísticos sobre su variabilidad,
métodos de reclutamiento y detección de huellas dactilares mediante el uso de tinta tipo-
gráfica, uso de herramientas de catalogación y archivo. Pero fue principalmente gracias a
Galton y su colaboración con Edward Henry, “comisionado” de la Policía Metropolitana de
Londres entre 1903 y 1918, que los tribunales británicos primero, y los de todo el mundo
después, confirieron el valor probatorio a la dactiloscopia. Edward Henry, con su texto
Clasificación y usos de las huellas dactilares (1900), fue el creador del primer método de
clasificación de decadaptación institucionalizado, aceptado oficialmente por el Ministerio
de Asuntos Internos del Reino Unido.
Las dos premisas básicas en que se basa la dactiloscopia son la persistencia de la morfo-
logía de la impresión en el lapso de la vida y la individualidad de la misma. Si bien la pri-
mera premisa recuerda datos en gran parte intuitivos, establecidos con absoluta certeza
por estudios sobre anatomía y morfogénesis de las crestas papilares, la individualidad o
identidad absoluta está sujeta a una verdad empírica respaldada por una base estadística.
La individualidad dactiloscópica, como la singularidad de la persona humana, existe solo
en un sentido retórico; es un axioma que todo el mundo entiende su precisión, pero sigue
siendo imposible de probar, con una excepción, la del hecho concreto que lleva a la iden-
tificación en casos judiciales específicos. La dactiloscopia se basa en criterios de absoluta
certeza porque equipara la noción de “rareza” con la de “unicidad”. La complejidad y la
delicadeza del tema se habían señalado desde fines del siglo XIX por el Galton, quien en
1892 dijo: “Nuestro problema es este: proporcione dos huellas digitales similares, ¿cuál
es la probabilidad de que pertenezcan a personas diferentes?”. El texto Huellas digitales
de Galton es un volumen de 13 capítulos. Aparte de los capítulos 11 y 12, que tratan
principalmente del intento poco probable de establecer conexiones entre la forma de las
huellas papilares, la herencia y la raza, muchos pasajes del libro revelan aquellos que pue-
den considerarse los tres preceptos de la dactiloscopia: la inmutabilidad de las huellas a lo
largo de la vida, por lo que no experimentan variaciones morfológicas naturales; variedad
y diferencia de las formas papilares en el individuo y en la población, para las cuales no
es posible encontrar la misma huella, incluso si se reproduce parcialmente, en varias per-
sonas o en el mismo individuo; oportunidad de codificar huellas dactilares que, incluso en
su infinita variabilidad, se pueden catalogar en función de sus características generales,
desde las cuales se puede clasificar y almacenar los datos.
De la última tesis nació el triparto de Galton, para el cual las huellas dactilares son siem-
pre rastreables en tres formas: arco (arco o adelta), lazo (ansa o monodelta) y espiral
(espiral o bidelta). Gracias a la diferente curvatura de las líneas papilares, Galton también
afirmó en 1895: “Para aquellos que estudian la huella digital, los primeros objetos que
deben observarse son los deltas, para determinar si el modelo tiene dos, uno o ningu-
no. La principal característica de los arcos es la ausencia de delta; una soga tiene uno;
una espiral tiene dos. Hay algunos modelos ambiguos, y otros que no están definidos,
pero los primeros son infrecuentes y los últimos raros. Aparte de estas excepciones, hay
algunos inconvenientes, la clasificación funciona bien y con facilidad”. La primera carac-
terística evidente es que cualquier huella digital se compone de paquetes de líneas bien
definidos. Galton señaló tres vigas: la basal, formada por líneas ubicadas en la base de la
punta de los dedos, más precisamente entre la segunda falange (falangina) y el comienzo
de la tercera falange (falangetta), en la articulación; la marginal, presente en el vértice de
la tercera falange (falangetta) y que corre lateralmente con respecto a ella, circunscribe
FUNDAMENTOS CIENTÍFICOS
En las crestas papilares existen, de hecho, algunas accidentalidades o imperfecciones,
que generalmente se denominan en relación con la forma que toman (bifurcaciones, inte-
rrupciones, líneas de línea, ojales, ganchos, islotes, puntos); las discontinuidades de las
crestas papilares se denominan minucias, puntos característicos o “detalles de Galton”.
Estas accidentalidades son muy significativas y hacen que la huella sea única; en la epider-
mis, la capa más externa de la piel, en correspondencia con la punta de los dedos, la pal-
ma de la mano, la planta del pie, incluye la piel o las crestas papilares o los dermatoglifos;
estos tienen un espesor variable y forman diseños absolutamente originales. Esto se debe
al hecho de que las huellas dactilares tienen signos generales (desarrollo de las líneas de
las crestas de la piel) y, sobre todo, particulares (las “minucias”); estos son los que hacen
número “4” representa el tipo de minucias que se encuentran con mayor frecuencia en
una huella digital (término de línea y bifurcación a la derecha y a la izquierda), mientras
que “n” representa el número de minucias iguales en forma y posición. Por ejemplo, si a
“n” se le asigna el número 17, obtenemos: (1/4) 17 = 1 / 17.179.869.184, lo que significa
que existe la posibilidad de 17 mil millones de huellas dactilares con 17 puntos en común,
igual para forma y posición, pertenecen a dos individuos diferentes.
Como ya se anticipó, el axioma aristotélico de identidad absoluta, para el cual todos son
iguales solo a sí mismos en un límite de espacio y tiempo, es un principio intuitivo, obvio,
lógico y muy comprensible, pero no objetivamente demostrable. La probabilidad estadís-
tica de enfrentarse con dos huellas dactilares, o partes de ellas, con un cierto número de
puntos característicos comunes, iguales en forma y posición, pertenecientes a diferentes
personas, es un límite que tiende a cero. Sin embargo, la población humana está formada
por unos 7 mil millones de individuos a los que se pueden asociar casi 14 mil millones de
huellas de manos y casi 70 mil millones de huellas dactilares. Esta cifra aumenta constan-
temente considerando que la población mundial está destinada a aumentar exponencial-
mente. Otro orden de problemas se deriva del margen de error fisiológico que distingue
cualquier procedimiento científico, incluso el más riguroso; es decir, la posibilidad de
obtener “falsos negativos” o “falsos positivos”. Además, a esta posibilidad debe agregarse
la posibilidad de falsificación voluntaria y fraudulenta de pruebas. Si falsificar un testi-
monio llevado a juicio no es imposible, incluso manipular la evidencia científica es más
complejo, pero ciertamente no es inalcanzable. En todo el mundo, la identidad a través
del uso de huellas papilares juega un papel preeminente e indiscutible en la investigación
forense. Existen principalmente tres áreas de aplicación de la identidad dactiloscópica. La
primera se refiere a la “dactiloscopia judicial”, o la posibilidad de que los rastros papilares
encontrados en la escena de un crimen conduzcan a la reconstrucción de actos delictivos.
En otras palabras, toma la forma de identificar a las personas que, por diversas razones,
estuvieron presentes en el lugar donde se cometió un delito. Una segunda serie de re-
gulaciones se refiere a las leyes o los artículos de ley dirigidos al control de identidad,
entendidos esencialmente como el “deber de poder” de la Autoridad Judicial o de Segu-
ridad Pública para identificar y reconocer a una persona; es decir, para atribuirla a una
persona “ detalles personales exactos y completos” (Intini, 2003), independientemente de
la comisión de un delito. La “identificación preventiva” (la segunda área) se entiende más
que nada como el conjunto de datos necesarios y suficientes que permiten identificar a la
persona, especialmente desde el punto de vista burocrático y personal. El artículo pres-
cribe que la identificación de la persona puede llevarse a cabo también realizando, cuando
sea necesario, huellas dactilares: “La huella preventiva, por lo tanto, el listado y actualiza-
ción de las llamadas listas dactiloscópicas anteriores, funcionales a múltiples actividades
de la Policía y, más en general, de Justicia” (Intini-Picozzi, 2009). La tercera área, que se
deriva de la segunda pero con algunas diferencias fundamentales, se refiere al “control
social”; el conjunto de reglas implementadas que extiende el uso de datos biométricos a
Puede hablarse igualmente de una dactiloscopia judicial, considerada por la Policía cien-
tífica como la rama que comprendería los trabajos realizados en aras a la identificación
de las personas. Una dactiloscopia antropológica, a través de los estudios de anatomía
comparada, racial y evolutiva y también de una dactiloscopia clínica cuando se analizan las
repercusiones clínicas y las aplicaciones que a este objeto posee la dermopapiloscopia.
En el período embrionario tiene lugar la formación de la piel y el tejido nervioso que con
posterioridad se separan. La piel se compone de dos partes: epidermis y dermis. La epi-
dermis se compone de una capa córnea, una capa transparente, una capa granulosa, una
capa de Malpighio y una capa basilar dermis (zona profunda) o corion (tejido conectivo).
En la región palmar y plantar existen las papilas dérmicas, dispuestas en series lineales
conteniendo vasos sanguíneos y corpúsculos del tacto (papilas nerviosas). Con una altura
aproximada de 110 a 225 micras, da lugar a la formación de las crestas. Los relieves que
se forman en las papilas son muy variables y resultan ser personales. En el lomo (altura
superior) de las crestas aparecen una serie de orificios, denominados poros. Los dibujos
evolucionan en tamaño conforme al desarrollo del feto, permaneciendo inalterado no solo
en este periodo sino durante toda la vida, llegando a autorregenerarse tras traumatismos
graves, salvo en la destrucción de la capa más profunda de la epidermis. Sobre la superfi-
cie de la piel, aparecen unas líneas que se dibujan con un cierto paralelismo en pequeñas
zonas, creando una especie de dibujos en ciertas porciones de las palmas de las manos,
la planta de los pies y especialmente en la cara interna de los dedos. Estos dibujos po-
seen tres características importantes para la identificación, son perennes, inmutables y
diversiformes.
• Perennes: está fisiológicamente demostrado que una vez formados estos dibujos
(a partir del sexto mes de vida intrauterina) permanecen invariables en número,
situación, forma y dirección hasta que la putrefacción destruya la piel. Si ha exis-
tido embalsamamiento o momificación, los dibujos permanecen incluso durante
miles de años.
• Punto: pequeño fragmento de cresta tan corto como ancho que suele estar situa-
do en el centro de una interrupción o de un delta hundido o, más generalmente,
entre dos crestas.
• Transversal: es la cresta que se aparta de la dirección principal y cruza ante otras
de dirección opuesta.
PUNTO DÉLTICO
Se considera “punto déltico” al que consideramos como centro del delta. En los deltas
hundidos, es el punto determinado por el centro o lugar geométrico donde se cortan las
tres bisectrices de cada uno de sus tres ángulos, sean estos abiertos o cerrados. Pero si
estuviera invadido por un punto papilar, lo situaremos en este por ser visible y más segu-
ro. En los deltas en trípode, en el punto de unión de las tres ramas.
PSEUDODELTAS
Los “pseudodeltas” o falsos deltas, se observan en los dactilogramas que tienen “pseu-
donúcleos” o “núcleos rudimentarios” y también en muchos de los que tienen invadido el
núcleo efectivo por un sistema parcial de crestas papilares. Las crestas que están agru-
padas en los núcleos de los dactilogramas presentan peculiaridades del sistema nuclear
que describimos a continuación:
• Asa, así es como se denomina a la cresta que está doblada de forma semicircular
y dos ramas más o menos oblicuas y paralelas entre sí.
• Asa volteada, igual que la anterior pero con la diferencia de que la parte semicir-
cular está situada en la parte inferior del dactilograma.
• Círculo, elipse y espiral, se denominan así porque toman la forma de las figuras
geométricas.
• Ondulada, crestas que forman curvas en forma de eses.
Otra clasificación posible teniendo en cuenta los núcleos de los dactilogramas es:
• Ansiformes, núcleos que están formados por asas que se encajan unas con otras.
• Verticilares, las crestas son curvas en forma de elipses, círculos u óvalos.
• Biansiformes, dos núcleos ansiformes uno de los cuales normalmente es de asas
volteadas superponiéndose al núcleo principal o en el costado opuesto al delta.
• Binucleados mixtos, tienen un núcleo verticilar y otro de asas volteadas.
Debemos tener en cuanta que existe diferentes centros nucleares, siendo las más comu-
nes:
• Recto, tiene una sola cresta que está entre medias de las ramas del asa más
interna del núcleo, unas veces puede fundirse con el asa y otras veces queda
formando un cóncavo.
• Birrecto, trirrecto, tetrarrecto y pentarrecto, igual que el explicado anteriormente
pero con dos, tres, cuatro o cinco crestas. Existen casos en que las ramas del asa
más interna no concurre con cresta alguna, eso se denomina horquilla o presilla.
considerarse también unidas como la anterior se toma la cresta central como centro recto,
d) “tetrarrectos” y “pentarrectos”, exactamente igual que los anteriores, e) en el centro de
“horquilla” y “presilla”, el punto central es donde continúa la cabeza del asa interior con la
rama que esté más alejada del delta, f) “centro de interrogación” punto central el extremo
libre del signo.
existen en la superficie de la piel de las yemas de los dedos de cada dedo humano, así
como en la de la palma de cada mano y cada pie.
Las crestas de la piel están provistas de orificios correspondientes a los conductos y a las
glándulas sudoríparas.
La gran importancia de este diseño papilar radica, a los efectos de la señalización y la
identificación, en los siguientes principios:
• variabilidad de individuo a individuo;
• existencia desde el sexto mes de vida intrauterina hasta la ruptura post mortem;
• se prestan más que cualquier otro personaje a una clasificación, lo que da como
resultado tres sistemas de líneas en competencia.
Las impresiones papilares, según el área a la que se refieren, pueden ser de mano o digi-
tales. Los primeros reproducen el diseño de las crestas papilares que cubren la palma de
la mano; el segundo, el dibujo de la punta del dedo.
Las huellas de las palmas se componen de tres “zonas” o “regiones” que responden a
muchas protuberancias en el interior de la mano, a saber:
• la región superior;
• la región de espera;
• la región hipotenaria.
El diseño de la región superior se caracteriza por involuciones complejas con vórtices
o con combinaciones en triangulaciones de haces de líneas en la base de cada dedo; la
región blanda, la más pobre de las crestas bien definidas, se caracteriza a menudo por
pliegues o arrugas diminutas casi paralelas a la línea larga de inserción del dedo; el área
hipoténica normalmente consiste en haces de crestas más gruesas, que parecen desarro-
llarse ligeramente de manera oblicua en el exterior.
Con respecto a las huellas dactilares, se puede decir que una huella digital es una impre-
sión dejada por los dermatoglifia de la última falange de los dedos. Un dermatoglifo es el
resultado de surcos y surcos alternos. Los dermatoglifos están presentes en las palmas
de las manos, en las plantas de los pies y en las puntas de los dedos. Las crestas varían
en anchura de 100 a 300 micrones, mientras que el período de surcos de cresta corres-
ponde aproximadamente a 500 micrones. La condición de ausencia de huellas dactilares
en medicina se llama adermatoglifia.
La identificación mediante el uso de huellas digitales se basa en dos premisas básicas de
persistencia, según las cuales las características de las impresiones no cambian a través
del tiempo y la individualidad, que establece que la impresión es única de un individuo a
otro.
Al igual que las huellas digitales se forman en el feto entre el sexto y el séptimo mes de
embarazo y no cambian de por vida, en caso de rasguños o cortes, la piel de las yemas
de los dedos crece con las mismas características. Su modificación quirúrgica es casi
imposible: un médico reconocería a simple vista que la cresta original fue reemplazada
por una cicatriz.
Para tratar brevemente la apariencia desde el punto de vista biológico, la piel se construye
a partir de tres tipos de tejido, epidermis y dermis, que en conjunto forman la piel, y la
hipodermis que se encuentra más profunda. Mientras que la epidermis es la capa más
superficial, la dermis está inmediatamente debajo de esta y, por lo tanto, tiene relaciones
íntimas con ella, porque la apoya, la nutre y ofrece su hogar a los apéndices epidérmicos
(glándulas y pelos).
La epidermis y la dermis se unen a través de las papilas dérmicas, es decir, las exten-
siones cónicas del tejido conectivo que se extienden desde la dermis para penetrar en la
epidermis.
El diseño superficial de la piel es la reiteración de la disposición y el grosor de las fibras
conectivas de la dermis y esto da lugar a una disposición papilar precisa.
Este diseño es tan típico que es utilizado para la identificación de un individuo y, a menos
que haya traumas o intervenciones quirúrgicas, la primera característica de persistencia
está asegurada, por lo tanto, por el nuevo crecimiento de la capa de piel muerta con las
mismas características.
Las huellas dactilares son parte, junto con la apariencia física, del fenotipo de un individuo,
el cual se cree que se determina de forma única por la combinación de un genotipo espe-
cífico con un entorno específico. Su formación es, por lo tanto, similar a la de los vasos
sanguíneos en la angiogénesis; las características generales comienzan a emerger con la
definición de la piel en la punta de los dedos, pero al mismo tiempo la posición del feto en
el útero y los flujos de líquido amniótico cambian durante este proceso de entrenamiento,
lo que lo hace único. Este entorno micro varía de una mano a otra y de un dedo a otro:
hay, por lo tanto, muchos factores que varían durante este desarrollo, incluso si existe una
herencia genética que al principio tuvo una gran influencia.
En cuanto a la segunda premisa, la individualidad, se considera verdadera sobre la base de
resultados empíricos, pero su validez absoluta no ha sido científicamente probada. La sin-
gularidad de una huella dactilar es una hipótesis de trabajo que, en un sentido matemático,
es difícil, si no imposible, intentar. La prueba opuesta es más fácil de obtener en teoría, si
se encuentran en la práctica dos huellas dactilares idénticas de dos dedos diferentes. La
igualdad de dos huellas dactilares que pertenecen a dos personas diferentes, sin embar-
go, desde su descubrimiento hasta hoy, nunca se ha probado.
A nivel mundial, el patrón de las crestas y valles exhibe una o más regiones caracteriza-
das por una forma particular; se les llama “regiones singulares”. La presencia de estas
regiones determina la clasificación de toda la huella en una de las cinco clases definidas
por Sir Edward Henry.
Las superficies sobre las cuales se depositan las huellas dactilares y sobre las cuales
pueden mejorarse y detectarse pueden ser porosas o no porosas; esta distinción es
fundamental porque es el tipo de superficie donde vamos a buscar, encontrar, exaltar y
detectar huellas papilares latentes que dependen de la elección de la sustancia que se
utilizará para resaltar las crestas papilares:
• Polvos (polvo gris plata, polvos coloreados para contrarrestar superficies, polvos
magnéticos, etc.) en el caso de superficies no porosas.
• Scene-Scope (instrumento que consiste en una lente CCD protegida por un espe-
jo que hace visibles impresiones papilares latentes en superficies tanto porosas
como no porosas gracias a la polarización simultánea de un haz compacto de
rayos ultravioleta de 254 nm por medio de una lámpara especial; posiblemente
presentes, se destacarán con un color verde típico y se pueden encontrar a través
de documentación fotográfica sin la necesidad de roce físico de agentes químicos
con los pinceles clásicos).
• Projectina Polilight PL10 (es una lámpara forense similar al Crime-Scope cuya
emisión de luz no se debe a una lámpara normal sino a un gas ligero, el xenón,
que gracias al cambio de color de las longitudes. La onda disponible desde el
campo visible al infrarrojo a la del ultravioleta, con la selección manual de dife-
rentes filtros, permite investigar las superficies más variadas y detectar, también
gracias al uso de filtros especiales de color dedicados, no solo posibles impre-
siones papilares latentes, sino también otros residuos de sustancias biológicas
que normalmente no son visibles a simple vista, como sangre, esperma, saliva,
neblina de sudor mezclada con polvo).
Figura 7. Ejemplo de una huella digital detectada por lámpara forense Projectina Polilight.
CASOS REALES
Un caso de 2011 es emblemático: un joven de 30 años fue investigado por el cargo de
haber participado junto a otras 5 personas en un robo a mano armada destinado al robo
de varias alfombras por un valor total de unos 50.000 euros, transportados por una fur-
goneta conducida por un conductor ucraniano en la carretera que conecta la salida de la
autopista con el lugar al que estaba destinada la expedición.
Específicamente, la participación en este robo se atribuyó al joven de 30 años sobre
la base del descubrimiento de una huella de la palma atribuible a la palma de la mano
izquierda en una de las dos puertas traseras de la furgoneta. Comenzaron entonces las
investigaciones científicas de naturaleza dactiloscópica por parte de un departamento de
investigaciones científicas de policía competente para el territorio, expertos dactilosco-
pistas del mismo departamento encontraron 21 puntos característicos idénticos en forma
y posición entre la impresión latente y la impresión de la palma de la mano izquierda de
cierta pertenencia del joven investigado; sin embargo, estas minucias no se indicaron y
todas resultaron ser adecuadas; de hecho, algunas estaban mal definidas o incluso cubier-
tas por el punto opaco usado para indicarlas. Debido a esta demostración insatisfactoria,
8 de los 21 puntos característicos indicados por estos departamentos de investigaciones
científicas para demostrar la identidad de la huella latente con la del joven sospechoso, no
se consideraron de manera suficiente y objetivamente más allá de toda duda razonable,
solo se admitieron 13 puntos característicos para el cálculo de probabilidades útiles para
la identificación del sujeto. Además de los puntos característicos, durante el debate se
destacó el asesor técnico del joven que investigó que la unidad de dactiloscopia del de-
partamento de investigaciones científicas mencionado anteriormente también se refirió en
este caso, donde se trataba de una impresión de mano y no digital. También cabe señalar
una sentencia de la Corte Suprema italiana Nº 2559 del 1959 para los cuales había sufi-
cientes 16/17 puntos característicos de igualdad entre la huella latente y la del sospechoso
para llegar a una cierta identificación, ahora válida solo para las huellas dactilares.
Como ya se mencionó anteriormente, en lo que respecta a las huellas de las palmas, están
formadas por una serie de aristas papilares menos características y menos discriminato-
rias que las de las huellas dactilares, es necesario referirse a la sentencia de la Corte Su-
prema italiana Nº 4254 de 1989 para la que el número de puntos característicos idénticos
para la forma y posición que deben encontrarse entre una huella de la mano desconocida
y una nota para llegar a una identificación corroborada por una certeza razonable debe ser
igual o superior a 23/24 puntos.
Además de estos aspectos puramente técnicos, la furgoneta objeto del robo mencionado
y en cuya escotilla trasera izquierda se encontró la huella de la palma fue descubierta
accidentalmente gracias a un helicóptero de los Carabinieri Cazadores de Calabria dentro
de un cobertizo abandonado en un área rural a 20 km del lugar donde estaba destinada la
carga; también se verificó que este cobertizo no estaba cerrado, y al mismo podía acceder
INTRODUCCIÓN
A pesar de que la literatura sobre la utilidad de los insectos en las investigaciones forenses
es muy antigua, no es sino hasta las tres últimas décadas cuando esta disciplina experi-
mentó un nivel de consolidación tal, que la ha constituido en una evidencia aceptada en
las diferentes salas de juicio alrededor del mundo.
Hasta hace unos diez años, la mayoría de las personas, incluyendo los operadores de
justicia, no tenían claro en qué forma podía ayudar un insecto en el esclarecimiento de
una investigación criminal; hoy día, gracias a la creciente moda de utilizar la criminalística
como medio masivo de entretenimiento, las personas saben que la respuesta a este inte-
rrogante es la entomología forense, rama de la ciencia forense que utiliza la información
que brindan los insectos para emitir conclusiones en casos de investigación legal relativos
a humanos o vida silvestre (Gennard, 2007).
Desafortunadamente, esta moda ha generado lo que se denomina “el fenómeno CSI1”, al
que se le atribuyen dos efectos indirectos sobre los sistemas de administración de justicia:
Primero, dado que muchas de las aplicaciones prácticas mostradas en la serie están
fundamentadas en investigación científica real, se da una forma de “capacitación” de la
población en general, incluyendo a la delincuencia. Por ejemplo, en el caso particular que
nos ocupa, tenemos al Dr. Madisson Lee Goff, autoridad mundial en entomología forense,
quien ha trabajado como asesor científico del exitoso programa televisivo.
1. Siglas en inglés de Crime Scene Investigation con que se identifican las series televisivas de investigación de la
escena del crimen.
Segundo, se ha generado una sobre expectativa en los operadores de justicia y las vícti-
mas, pues, con el afán de entretener, muchas de las pericias se muestran de fácil y coti-
diana aplicación en los laboratorios forenses, situación nada apegada a la realidad.
A fin de contrarrestar los efectos del supra citado fenómeno y, a la vez, contribuir con un
proceso objetivo de capacitación, en el presente capítulo se pretenden abarcar aspectos
generales de la entomología forense, desde sus principios teóricos, sus antecedentes
históricos y sus aplicaciones más comunes, con el propósito de presentar la información
necesaria para la correcta aplicación e interpretación de esta disciplina en el quehacer de
los administradores de justicia, diferenciando la realidad de la ficción.
Debe quedar claro que este capítulo no pretende ser un texto técnico sobre entomología
forense, por lo que en algunas secciones no se profundizará en los cimientos teóricos de
la aplicación, pues no es el objetivo principal de la presente publicación.
Figura 1. Ilustración de los ensayos realizados por Francesco Redi para ejemplificar la teoría de la
generación espontánea de la vida (Ilustración Guiselle Fonseca Peñaranda).
a) c)
b) d)
Figura 3. Etapas de la Metamorfosis de una mosca carroñera de la familia Calliphoridae, se muestra desde:
(a) el adulto ovipositando, (b) larvas de diferente nivel de desarrollo, (c) pupario y (d) pupario vacío donde
se muestra la ruptura de la cubierta por parte del adulto que emergió (Fotografías John Vargas OIJ).
Figura 4. Diagrama de una red trófica en los procesos de putrefacción humana donde se indica con
flechas las relaciones de alimentación que se da entre los organismos participantes está claro que
no todos los organismos llegan al mismo tiempo, sino que su aparición se da en una sucesión
temporal. Por ejemplo, todos los depredadores de larvas de díptero llegan hasta el momento de
que ya existen estas en el sistema, lo que puede variar de 2 a 7 días según
las condiciones (Ilustración Guiselle Fonseca Peñaranda).
2. 60 % de la cual es agua.
3. Insectos y otros artrópodos.
4. Carroñeros vertebrados.
Visto de esta manera, un cuerpo que es sepultado de manera habitual según las costum-
bres occidentales, es decir, preservado dentro de un ataúd y una bóveda fúnebre en un
panteón, sufrirá fundamentalmente una descomposición basada en la deshidratación y
la acción microbiológica5. Por el contrario, el cuerpo expuesto al medio ambiente sufrirá
además de los procesos supra citados, una acelerada pérdida de masa corporal por el
efecto de los carroñeros invertebrados y vertebrados que tengan acceso a él.
De acuerdo con lo anterior, un cuerpo en su proceso natural de descomposición puede
ser definido como un microecosistema temporal, donde se entreteje una amplia y comple-
ja red de relaciones tróficas y reproductivas por parte de los diferentes organismos que se
han especializado dentro del sistema, en la tarea biológica de la degradación y reutilización
de la materia orgánica animal (ver Figura 4).
Lo anterior es la piedra angular de las aplicaciones forenses de la entomología, ya que los
organismos invertebrados que se han especializado en esta función, en la mayoría de los
ecosistemas del planeta, son los insectos, particularmente algunas especies de moscas
y escarabajos.
a) b)
5. Bacterias y hongos.
2. Omnívoros: Comprenden las especies que “ingieren” todo tipo de alimento, por
ejemplo, hormigas, avispas y algunos escarabajos. Cuando existen grandes po-
blaciones de estos insectos, la tasa de descomposición se puede ver afectada por
eliminación de especies necrófagas.
3. Parásitos y depredadores: Algunos autores señalan este grupo como el más im-
portante de los artrópodos después de los necrófagos. Se incluyen aquí muchos
escarabajos, algunas moscas y avispas. Algunos de estos son depredadores de
estados inmaduros o adultos de las especies de necrófagos.
4. Incidentales u oportunistas: Se aprovechan de la presencia del cuerpo para to-
marlo como hábitat natural o lugar de residencia permanente, por ejemplo, salta-
montes, ciempiés, arañas, ácaros, etc.
En función de lo anterior, se sabe que los insectos abarcan todos los hábitats terrestres y
casi todos los acuáticos, con excepción del agua salada. Esta amplia distribución permite
que existan faunas de insectos, según las condiciones climáticas de las zonas geográficas
donde se desarrollan. Por tanto, las comunidades de insectos de las zonas costeras son
diferentes de las que se encuentran en altitudes medias y estas, a su vez, son diferentes a
las comunidades que se desenvuelven en altitudes superiores a los 2.000 msnm.
Finalmente, hay que indicar que los insectos tienen una influencia tanto positiva como
negativa en la vida del ser humano, por su papel como plaga de alimentos almacena-
dos, productos textiles y cultivos, vectores de enfermedades y/o polinizadores de plantas,
como, por ejemplo, en el caso del árbol de mango que se sabe que es polinizado en un
51,6 % por moscas principalmente especies de la familia Calliphoridae, principal grupo de
dípteros carroñeros (Jirón y Hedstron, 1985) (ver Figura 7).
“Un oficial de la corte de repente escuchó a una mujer llorar… El oficial le preguntó qué
había ocurrido. La mujer dijo que su esposo había muerto por el fuego, pero el oficial des-
cubrió muchas moscas agrupadas en la cabeza… La autopsia reveló la presencia de una
herida en la cabeza del cuerpo. La mujer confesó que ella y otro hombre habían causado
la herida en la cabeza de su esposo”.
Figura 8. Representación del primer caso reportado en la literatura, que ocurre en el siglo X
en China, en este, se refiere la relación de la presencia de moscas en el cuerpo con la posible
dinámica de los hechos (Ilustración Guiselle Fonseca Peñaranda).
Figura 9. Representación de un caso del siglo XIII que relata sobre la muerte a cuchillazos de un aldeano
en una villa china, en el cual supuestos rastros de tejido en el arma homicida atrajeron a las moscas,
delatando al supuesto responsable de crimen (Ilustración Guiselle Fonseca Peñaranda).
El tercer caso más antiguo ocurrió en el siglo XVIII, según Cheng 1890, con el homicidio
de un comerciante chino a quien asesinaron y le roban su cargamento de seda. Dos días
después del crimen, el policía encargado de la investigación detecta un bote que tenía
varios grupos de sedas lavadas, en algunas de las cuales se reunían algunas moscas. El
policía arresta a los hombres del bote quienes, posteriormente, reconocen el delito ante
la evidencia de restos de sangre en las sedas.
6. Instrumento para segar que se maneja con ambas manos. Está formado por una hoja larga y curvilínea, puntiaguda
por un lado y sujeta por el otro, más ancho en un mango largo que forma ángulo con el plano de la hoja y lleva dos
manijas, una en el extremo y otra en el segundo tercio del mango.
Figura 10. Representación de un caso del siglo XVIII que relata sobre la muerte de un comerciante de seda.
Días después del homicidio, la policía nota la presencia de moscas en un grupo de telas que estaban
siendo lavadas, tras un interrogatorio, quienes estaban en posesión de estas confiesan el delito
(Ilustración Guiselle Fonseca Peñaranda).
Un análisis actual de estos casos, desde una perspectiva tanto científica como jurídica,
podría desvelar infinidad de faltas en el procedimiento aplicado por aquellos investiga-
dores de homicidios, sobre todo en cuanto a derechos humanos se refiere, durante la
indagatoria de los imputados. Sin embargo, es destacable que ya desde esa época era
aceptado por parte de los operadores de justicia la relación entre víctimas de homicidio y
algunos tipos de insectos.
En Occidente, a pesar de que para el año 1600 en algunos grabados artísticos ya aparecía
la mosca asociada con muerte y descomposición (Greenberg y Kunich, 2002), no fue sino
hasta 1855, casi mil años después que en China, cuando se tiene el primer reporte de la
utilización de insectos en una investigación criminal.
El Dr. Marcel Bergeret (Gebbard, 2006) investiga en 1850 la muerte de un infante que
apareció en un apartamento en París, Francia. Con la evaluación de los insectos de los
restos momificados del niño, se concluye que el niño murió en 1848, con estos resultados
se acusa a los ocupantes anteriores del apartamento y se exonera a los habitantes del
momento. A pesar de que el margen establecido ha sido cuestionado en publicaciones
modernas (Greenberg, 1991), este caso es reconocido como el primero en que se aplicó
la sucesión de insectos para determinar el intervalo post mortem.
Los trabajos de Bergeret, junto con Broudel y Yovanovitch (Keh, 1985), inician una exitosa
carrera en el campo de la entomología forense, la cual es retomada por Megnin en 1894
en su obra Fauna of Cadavers, donde establece el concepto de que un cuerpo expuesto al
aire sobrepasa una serie de ocho etapas, cada una caracterizada por diferentes artrópo-
dos que aparecen en sucesión regular.
Aunque la obra de Megnin ha sido objeto de críticas, porque la duración del ciclo de vida
de los insectos está sujeta, entre otras causas, a las condiciones meteorológicas del lugar,
los estados de descomposición descritos por él continuaron vigentes y fueron seguidos
por Leclercq (1969) y Easton y Smith (1970).
BIOMODELOS DE ESTUDIO
La biología en general de los insectos carroñeros, así como la sucesión temporal de las
comunidades presentes en los procesos de putrefacción, han sido ampliamente estudia-
das desde finales de los años sesenta hasta inicio de los noventa. Se ha utilizado una am-
plia gama de cadáveres para el estudio de la sucesión, entre los que se incluyen: iguanas,
sapos, ratones, conejos, perros, tortugas, impalas, cerdos e, incluso, elefantes.
Con la llegada de los primeros dictámenes criminalísticos a las cortes, surge la inquietud
sobre la aplicabilidad de los resultados de las investigaciones realizadas en cuerpos no hu-
manos, pues cadáveres extremadamente pequeños, tales como lagartos, sapos, ratones
y otros pequeños roedores, se caracterizan por su descomposición rápida, lo que puede
tener un efecto en la tasa de descomposición y en la sucesión de insectos.
OTRAS APLICACIONES
INSECTOS PRESENTES EN CARGAMENTOS DE CANNABIS SATIVA
El análisis de los insectos, o restos de ellos, presentes en los grandes cargamentos de
marihuana han permitido emitir criterio sobre el posible origen geográfico del cargamento
e, incluso, establecer la ruta que siguió para llegar al lugar donde fue confiscado.
Crosby et al. (1985) analizó dos diferentes cargamentos de Cannabis sativa decomisados
en Nueva Zelanda, de las 60 especies encontradas solamente una era conocida para
Nueva Zelanda, mientras que ocho eran nativas solamente de Asia, dando suficiente infor-
mación para indicar que el cargamento tenía origen en Tenasserim, división de Birmania
ubicada entre el Mar de Andaman y Tailandia.
Del conocimiento de los hábitats de los insectos encontrados, se sugirió que las plantas
habían sido cosechadas cerca de un arroyo o un lago, con presencia de árboles de higuera
y nidos de termitas, después de la presentación de esta evidencia, uno de los sospecho-
sos involucrados en el caso pasó de no culpable a culpable (Smith, 1986).
de larvas o adultos (que usualmente son pocos a nivel mundial), pues dichas identifica-
ciones podrían realizarse en los laboratorios de biología molecular donde solamente se
requeriría verificar las secuencias genéticas que caracterizan una determinada especie.
Dichas técnicas permiten hoy día identificar gran cantidad de especies (Benecke y Wells,
2001), sin embargo, aún existe incapacidad de diferenciar aquellas muy cercanas, sobre
todo en grupos que requieren una nueva revisión taxonómica, tal es el caso de las moscas
del género Lucilia, que se presentan en el Neotrópico.
AMBIENTAL FORENSE
En el caso particular de Costa Rica, se ha implementado la aplicación del estudio de macro
invertebrados (en su mayoría insectos), como indicadores de la Contaminación de Cuer-
pos de Agua, lo anterior, gracias a que por Decreto Ejecutivo Nº 33903-MINAE-S 2007, se
aprobó el Reglamento para la evaluación y clasificación de la calidad de cuerpos de agua
superficiales, mismo que en su “Capítulo V: Del monitoreo biológico”, incorporó el índice
BMWP-CR (Biological Monitoring Working Party, modificado para Costa Rica por Astorga,
Martínez, Springer y Flowers).
Este índice permite valorar la calidad de los cuerpos de agua en función de la diversidad
de las poblaciones de macroinvertebrados acuáticos, esta aplicación se desarrollará con
mayor detalle en el capítulo de este libro, referente a los análisis en materia ambiental
forense.
DESARROLLO LARVAL
Una de las formas se basa en determinar la edad de las larvas de la especie pionera8
recolectadas de la víctima, las cuales van a proveer el período mínimo de tiempo desde
su muerte. Este método requiere de un conocimiento detallado de la duración del ciclo de
vida de las especies de moscas recolectadas, así como de las condiciones ambientales del
sitio del suceso (Wells et al., 1995). Estas determinaciones de la edad de los individuos
pueden realizarse a través de curvas de crecimiento de la longitud o el peso de los espe-
címenes (ver Figura 11), así como por medio del estudio retrospectivo de la cantidad de
horas que requieren las diferentes especies para completar su ciclo en condiciones deter-
Figura 12. Ejemplo del cálculo de desarrollo por el método de acumulación de unidades térmicas.
Si una especie X completa su ciclo 15 días a 20 ºC, entonces requiere 300 ADD. Si esta especie es
recolectada de un cuerpo y llega al laboratorio requiriendo 5 días más para completar su ciclo a 20 ºC,
entonces consumió 100 ADD de las 300 ADD totales que requiere, quedando 200 ADD antes de
ser recolectada del cuerpo, si la temperatura de los días anteriores al hallazgo fue de 25 ºC
en promedio, entonces la oviposición se dio 8 días antes de la recolecta.
Figura 13. Cámaras aclimatadoras utilizadas para modificar las condiciones ambientales a las moscas en desarrollo.
(ADD o ADH) restaban a partir del descubrimiento del cuerpo, para que las moscas con-
cluyeran su ciclo larval.
Dado que es posible conocer el total de unidades térmicas que requiere una especie para
completar su ciclo, la determinación de tiempo de muerte se realiza por la sustracción del
tiempo total conocido para la especie bajo condiciones constantes y el tiempo que le tomó
completar el ciclo en el laboratorio.
Esta metodología implica una serie de medidas de difícil implementación en el trabajo
rutinario de un laboratorio forense, en virtud de que obliga el transporte de material vivo
hasta el laboratorio, lo cual involucra una serie de recursos y conocimientos no siempre
disponibles, sobre todo en países como Costa Rica que usualmente opera con un déficit
de recursos significativo. Adicionalmente, variaciones importantes de las condiciones del
medio natural del crecimiento de las larvas a uno de laboratorio podrían agregar factores
no controlables en los modelos estadísticos utilizados para las determinaciones del tiem-
po de muerte.
SUCESIÓN BIOLÓGICA
Cuando se completa el ciclo de vida de la especie que ovipositó primero, la determina-
ción a través de este primer método se dificulta, pues no es posible determinar el tiempo
transcurrido desde que las moscas adultas emergieron de sus puparios hasta la aparición
del cuerpo. Algunos reportes de la literatura indican que, en sitios del suceso cerrados,
se puede determinar la edad de los adultos atrapados, cuantificando la cantidad o nive-
les de pteridina en los ojos de los individuos muertos, tanto frescos como secos (Wall
et al., 1990; Thomas y Chen, 1989) o bien, por medio del conteo de bandas cuticulares
agregadas diariamente al exoesqueleto de los mismos (Tyndale-Biscoe et al., 1974). No
obstante, esto no es una aplicación de rutina de los laboratorios forenses.
Por tanto, el segundo método para la determinación del tiempo transcurrido después
de la muerte, toma ventaja de la aparición cronológica de diferentes grupos de organis-
mos conforme el cuerpo se va descomponiendo, denominado sucesión biológica de
artrópodos, comúnmente observada en una amplia variedad de carroña (ver Figura 3)
(Tantawi et al., 1996; Wells et al., 1995; Jirón y Cartín, 1981; Payne, 1965).
Este método se rige bajo el principio de que un cuerpo en descomposición es un atractivo
para un grupo de insectos que al colonizarlo lo transforman, haciéndolo llamativo para un
segundo grupo, de insectos que nuevamente lo modificarán y lo harán agradable para un
tercer grupo, y así sucesivamente. Tiene la ventaja de que el período de tiempo que abarca
es mucho mayor que el del método de desarrollo larval.
Otra forma reportada en la literatura para determinar el tiempo de muerte a partir de
evidencia artropodológica es la valoración de la sucesión de ácaros, la cual es válida
ENTOMOTOXICOLOGÍA
Frecuentemente, los patólogos forenses examinan restos humanos en descomposición
o en reducción esquelética, en tales situaciones, las muestras tradicionalmente utiliza-
das en toxicología, tales como sangre, orina y órganos sólidos, a menudo no se en-
cuentran disponibles o se hallan en condiciones que dificultan o imposibilitan el análisis
(Sadler et al., 1995; Kintz et al., 1994; Catts y Goff, 1992; Kintz et al., 1990).
Las larvas de mosca han sido recientemente utilizadas como muestra toxicológica para
detectar diversas sustancias, como por ejemplo bromazepam, levomepromazina (Kintz
et al., 1990), malatión (Nolte et al., 1992), fenobarbital (Kintz et al., 1990), trazolam,
oxazepam, alimemazina y clomipramina (Kintz et al., 1990), amitriptyina y nortriptylina
(Miller et al., 1994), metanfetamina (Goff et al., 1992), penicilina (Goff et al., 1994), entre
otras. Además, la morfina (Introna et al., 1990), codeína (Kintz et al., 1994) y la cocaína
(Nolte et al., 1992) han sido también detectadas en larvas bajo situaciones experimentales
(Nolte et al., 1992).
a) b) c)
Figura 15. Procedimiento para la preservación de larvas, explicación de los distintos pasos en el texto.
10. Mezcla de alcohol etílico, formalina, ácido acético y agua en proporción 15:6:2:30.
Puparios:
Los puparios deben colocarse en forma separada dentro de recipientes de plástico o
vidrio, preferiblemente con tapa, sin alcohol o ningún otro tipo de sustancia preservante.
Debe colocarse dentro de cada recipiente un trozo pequeño de papel toalla o papel higié-
nico de manera que las muestras no se golpeen contra los bordes del recipiente. Además,
es necesario colocar dentro del mismo una etiqueta de papel, en la cual se debe escribir
con lápiz de grafito, el número de caso que identifica el indicio.
a) b) c)
ESTUDIO DE CASO11
Caso número 1
En una denuncia interpuesta ante la Policía Judicial de Costa Rica, se señala la desapari-
ción de un hombre desde el día 22 de marzo de 1999, fecha en que según sus familiares
el joven no llegó a su casa a dormir, e ignoran desde ese día su paradero y el del vehículo
que conducía.
Los investigadores se dan a la tarea de ubicar al joven y realizan un rastreo de las llamadas
que se hicieron desde su lugar de trabajo, su celular y los teléfonos de su casa.
El jueves 1 de abril de 1999, se recibió una llamada telefónica por parte de un oficial de
la policía administrativa que indicaba que, en la zona del Tejar del Guarco, a la altura del
kilómetro 27 de la ruta, a orillas de la carretera se encontraba un cuerpo en avanzado es-
tado de putrefacción. Se levantó el cuerpo el día 2 de abril, en presencia del patólogo y de
a) b)
Figura 17. a) Antropofagia cadavérica que presentaba el cuerpo durante el hallazgo del cuerpo.
b) Masas de larvas desarrollándose en el área del cuello.
Los carroñeros se alimentan de los orificios ya hechos o abiertos y extraen los tejidos
blandos, por lo que tal hallazgo es indicativo de que el ofendido tuvo una lesión. De esta
manera, no se podía descartar una herida con arma blanca, ya que los casquillos de arma
de fuego no fueron encontrados. El dictamen médico legal de patología estableció un
tiempo de muerte de 15 días aproximadamente.
Figura 18. Proyección del tiempo de muerte respecto al día de la autopsia médico legal según Patología Forense.
Caso número 2
Se inició un proceso de investigación en virtud de que una serie de vecinos llamaron a la
policía el 28 de febrero de 2000, porque de la casa de su vecino se expedían malos olores
y hacía varios días que no habían visto a su propietario.
Figura 19. Antropofagía cadavérica que presentaba el cuerpo, que se encontraba maniatado.
Figura 20. Proyección del tiempo de muerte respecto al día de la recolecta según Entomología Forense.
INTRODUCCIÓN
La escena del crimen es el lugar en el que se ha producido un evento susceptible de una
investigación. Este concepto se refiere no solo al sitio físico y concreto donde ocurrieron
los hechos, debe ser entendido en manera más amplia dependiendo de su extensión, del
tipo y de las circunstancias del evento que se analiza.
Las ciencias forenses comienzan en la escena del crimen.
El estudio de la escena del crimen tiene sus fundamentos en la teoría de la Transferencia
de Edmund Locard, enunciada en su Manual de Técnica Policial, en 1923.
Esta teoría establece que el contacto entre dos elementos produce un intercambio re-
cíproco de materia, que puede ser identificado y analizado por los expertos forenses:
“Nadie puede cometer un crimen con la intensidad que esa acción requiere sin dejar los
numerosos signos de su presencia; el delincuente, por una parte, dejará indicios de su
actividad en la escena del crimen, y por otra, inversamente, se llevará en su cuerpo o en
su ropa los indicios de dónde ha estado o de lo que ha hecho”.
Eso significa que siempre hay una relación directa entre los elementos de la escena, la
víctima y el victimario: las evidencias físicas pueden vincular por ejemplo a un sospechoso
con la víctima, y también pueden conectar escenas de crímenes distintas.
Escena Víctima
Evidencias
Objeto Sospechosos
b) La ubicación física:
• Escena del crimen en campo abierto: la que se produce en el exterior (calles,
bosques, campos, etc).
• Escena del crimen en campo cerrado: la que se encuentra en el interior (pisos,
edificios, casas, villas, garajes).
• Escena del crimen mixta: la que se produce en edificios públicos (centros
comerciales, bancos).
• Escena del crimen en vehículos: la que se produce en coches, barcos, trenes,
aviones.
c) El tamaño de la escena:
• Macroscópico: se refiere a escenas del crimen que incluyen en el interior de la
escena del crimen principal otras escenas de diverso tamaño (por ejemplo, cuer-
po de la víctima).
• Microscópico: se refiere a cualquier objeto específico o evidencia relacionada con
el crimen (por ejemplo, pelos).
Claramente, los dos elementos (macroscópico, microscópico) están relacionados.
d) La condición física:
• Escena del crimen subacuática: se refiere a escenas que se producen debajo del
agua (mar, lagos, ríos).
• Escena del crimen enterrada: se refiere a escenas que se producen debajo del
suelo (pozos, galerías).
ETAPAS DE LA INVESTIGACIÓN
Las etapas principales de la investigación de la escena incluyen fundamentalmente las
siguientes fases:
• Evaluación, protección y preservación del lugar de los hechos.
• Observación preliminar del lugar.
• Fijación del lugar.
• Inspección detallada y búsqueda de las evidencias.
• Recolección y tratamiento de las evidencias.
• Liberación del lugar.
• Documentación y remisión de evidencias.
Todos los aspectos del examen de escena se llevan a cabo de manera coordinada.
Fuera
Zona 3
Zona 2
Zona
1
Crítica
Exterior restringida
Exterior amplia
Hay que tener en cuenta que la escena puede haber sido alterada antes de la llegada
del personal de primera intervención por causas accidentales (por ejemplo, familiares o
personas que se encuentran en el lugar). También pueden haber ocurrido alteraciones
naturales causadas por fenómenos atmosféricos (calor, humedad, viento, lluvia).
En otros casos, las alteraciones pueden haber sido provocadas a propósito por los crimi-
nales para desvirtuar la investigación o dirigirla en otra dirección (staging).
El tipo más común de estadificación ocurre cuando el autor del crimen modifica unos ele-
mentos de la escena para simular un suicidio o un accidente. El segundo tipo más común
de puesta en escena es cuando el autor intenta redirigir la investigación, simulando una
agresión sexual (Pettler, 2015).
a) Descripción escrita
Consiste en documentar por escrito el estado en que se encuentran el lugar, las personas
y los objetos, consignándolos en actas. Las notas deben ser tomadas en orden cronológi-
co, y ser legibles y detalladas, incluyendo los siguientes datos:
• Información del caso (fecha, hora, lugar).
• Descripción de la escena (tipo de ubicación, condición, olor, temperatura, con-
dición de víctima y cualquiera circunstancia inusual). En caso de cadáveres, es
importante registrar la ubicación del cadáver respecto a otros objetos y a las
ventanas, el uso de aire acondicionada o calefacción.
• Ubicación de las evidencias (posición de hallazgo de las evidencias).
• Lista de las evidencias (tipo de evidencia, clasificación por números o letras, fecha
de recogida y nombre de quién la recogió).
El orden de descripción tiene que ser:
• De derecha a izquierda.
• De abajo hacia arriba.
• De lo general a lo particular.
c) Imágenes forenses
La fijación por imágenes forenses se puede realizar en diferentes maneras.
El vídeo consiste en la grabación de la escena del crimen y permite una mejor orientación
espacial respecto a la que se puede lograr con la fotografía fija.
Es muy útil grabar el vídeo desde la ubicación de la víctima acercándose a ella lo más
posible sin tocarla o comprometer las evidencias.
Así como en el caso de la fotografía fija, el personal técnico no debe aparecer en el vídeo.
La grabación de vídeo se realiza solo después del recorrido inicial, antes de la fotografía.
La fotografía se realiza después del recorrido inicial o después de la grabación de vídeo.
Se debe utilizar un método organizado y sistemático que consiste en:
Fotografías generales: se realizan para documentar la escena en su estado inicial
y deben ser hechas desde diferentes ángulos, antes de colocar marcadores o
referencias métricas y antes de cualquier movimiento de las evidencias. Las foto-
grafías generales proporcionan las relaciones entre el contexto y las evidencias.
Hay equipos fotográficos con lentes específicas que permiten hacer fotos esféri-
cas y panorámicas de alta resolución para poder tomar en un solo “marco” todo
El escáner láser se ha demostrado en los últimos años una herramienta crítica para los
investigadores de la escena del crimen. Uno de los mayores beneficios del escáner láser
3D es que permite capturar una gran cantidad de datos exactos en breve tiempo, median-
te la creación de una representación tridimensional precisa de la escena de un crimen.
El dispositivo láser móvil tiene la capacidad de recopilar miles de mediciones por segundo,
mientras una cámara digital de alta resolución incorporada toma las imágenes.
Una vez recogidas las informaciones, un software especial procesa los datos para realizar
la reconstrucción de la escena en 3D con mediciones precisas.
Por lo tanto, el sistema proporciona datos más fiables que los métodos tradicionales por-
que tienen bajo nivel de trabajo manual (posibles errores humanos) y permite acelerar el
proceso de investigación de la escena del crimen.
Las evidencias se pueden considerar como el conjunto de elementos físicos y datos in-
materiales que se remontan al autor de un crimen o a la víctima. Evidencia es cualquier
elemento material o no que sea capaz de indicar la ocurrencia de un hecho (Fisher, 2012).
Las evidencias y las trazas relevantes son las que se producen durante el evento, pero
también pueden encontrase otras producidas después por contaminación (por ejemplo,
por miembros de la familia, primeros rescatadores). Las trazas ocupacionales son las
producidas antes del hecho por sujetos no involucrados en el crimen y, por lo tanto, no
están relacionadas con el crimen.
Las evidencias pueden clasificarse en los siguientes grupos genéricos (Gitec, 2012):
• Indicios de carácter no lofoscópico (manchas, restos materiales orgánicos o inor-
gánicos, rastros, marcas, indicios documentales, objetos, equipos informáticos).
• Indicios de carácter lofoscópico (huellas dactilares, palmares, plantares).
• Indicios entomológicos (insectos cadavéricos).
• Otogramas (huellas de orejas).
En la escena del crimen pueden estar presentes evidencias no visibles a simple vista y,
por lo tanto, para la búsqueda es necesario utilizar lámparas forenses especiales o re-
activos químicos. Las lámparas de luz forense son dispositivos portátiles de xenón que
emiten luz dentro, por debajo y encima del espectro visible, es decir de los 380 hasta a
750 nanómetros (nm). La luz cambia de color al modificarse la longitud de onda.
Energía creciente
Los métodos químicos que más comúnmente se utilizan en la escena son las pruebas pre-
suntivas para la búsqueda de sangre. Estos test no son específicos porque pueden reac-
cionar con substancias distintas de la sangre (por ejemplo, metales, productos blanquean-
tes) y producir falsos positivos. Pero ayudan al investigador a suponer que la sustancia
analizada podría ser sangre y, por lo tanto, a proceder con la recolección de la muestra.
Los más utilizados son la prueba de Kastle-Meyer o test de la fenolftaleína (que es un
reactivo incoloro que en presencia de sangre vira a un color rosado brillante) y la prueba
de Adler o test de la Bencidina (que vira a azul oscuro).
El luminol (5-ammino-2, 3-diidro-1, 4-ftalazindione) se utiliza solo para visualizar áreas
con pequeñas cantidades de sangre o con sangre lavada. Reacciona con la hemoglobina
en la sangre, produciendo luminiscencia que dura unos segundos y necesita, para ser de-
tectada, de oscuridad total. Por lo tanto, se requiere habilidad y medidas especiales para
fotografiar el luminol (fotografía de larga exposición). Existen diferentes formulaciones
comerciales de luminol.
Todos los reactivos para las pruebas presuntivas están disponibles en varias preparacio-
nes que se pueden llevar a la escena. Las pruebas presuntivas para los otros tipos de
fluidos (semen, saliva) y las pruebas confirmatorias generalmente se hacen directamente
en el laboratorio.
En la escena del crimen se pueden encontrar huellas dactilares de los siguientes tipos:
1) Visibles: no requieren un procesamiento para la visualización. Se producen por el
contacto de manos sucias en superficies limpias, o manos limpias en superficies
sucias o con polvo (por ejemplo, huellas dactilares en la sangre, grasa).
2) Plásticas o modeladas: son huellas tridimensionales dejadas por “impresión” de
las manos con sustratos maleables (jabón, cera).
3) Latentes: requieren un procesamiento para la visualización.
Para la búsqueda de huellas dactilares latentes se utilizan mayormente los polvos, que hay
de varios tipos con diferentes colores y formulaciones (carbón, metálicos, magnéticos),
para optimizar el contraste dependiendo del tipo de sustrato.
La huella si está presente se fotografía y se quita con cinta adhesiva negra o blanca.
En casos raros, en la escena se utilizan reactivos químicos como el cianoacrilato para
buscar huellas sobre superficies no porosas, porque este reactivo requiere la utilización
de cámaras portátiles en el que se puede producir el ahumado (super glue fuming). El
cianoacrilato se utiliza por ejemplo para la búsqueda de huellas dentro vehículos. Las
huellas detectadas pueden ser tratadas adicionalmente con polvos o con colorantes como
amarillo básico y Ardrox (disponibles en el mercado también como spray).
En casos de superficies porosas (papel, madera), se utilizan reactivos químicos como la
ninhidrina y el DFO para destacar las líneas. El procesamiento se realiza generalmente en
el laboratorio.
Lámparas especiales que utilizan la reflectancia UV intensificada en lugar de fluorescencia
permiten detectar huellas dactilares sobre la mayoría de las superficies no porosas sin
ningún tratamiento o después de la exaltación por cianoacrilato.
Antes de la aplicación de productos debe evaluarse bien si los reactivos usados pueden
interferir con otros análisis que se requieren (por ejemplo, ADN).
RECOLECCIÓN DE EVIDENCIAS
La recolección (levantamiento) de evidencias se efectúa después de la observación, fija-
ción e inspección detallada del lugar de los hechos.
El levantamiento de una evidencia se puede hacer solo después de haberla marcado de
forma única (con un número o letra), haberla fotografiado con y sin referencia métrica y
haber escrito notas y realizado croquis. El levantamiento inadecuado de la evidencia puede
producir su destrucción o contaminación, si no se observan las necesarias precauciones.
Ya que las evidencias pueden ser de diferentes tipos y pueden consistir en objetos movi-
bles o amovibles, trazas sobre superficies desmontables o no desmontables, hay proce-
dimientos específicos para la correcta recogida y el manejo de cada tipo de evidencias,
biológicas y no biológicas (TWGCS, 2013).
En particular, el grupo español y portugués de la Sociedad Internacional de Genética Fo-
rense (GHEP, 2000) ha desarrollado recomendaciones para la recogida y envío de mues-
tras biológicas con fines de identificación genética.
Una vez recogidas, las evidencias deben recopilarse de manera adecuada para estar pro-
tegidas contra roturas y evitar contaminación, alteración o cambios, garantizando la inte-
gridad.
Obviamente, la elección del tipo de embalaje depende de la naturaleza de la evidencia
(por ejemplo, bolsas de papel o plástico, sobres, cajas, etc.). Diferentes tipos de evidencia
requieren diferentes contenedores (por ejemplo, porosos, no porosos).
Es necesario usar material desechable para la recolección y, una vez terminada la recogida
de muestras, es importante tirar todo el material utilizado (guantes, mascarillas, papeles,
etc.), en contenedores apropiados, sin dejar nada en el lugar de los hechos.
Cada evidencia debe ser etiquetada de manera inequívoca y embalada individualmente. Es
necesario evitar cualquier contacto entre las mismas evidencias y entre las evidencias y
las muestras de referencia.
Por ejemplo, en el caso de evidencias biológicas, las muestras húmedas se deben colocar
en un recipiente impermeable y no poroso. Las bolsas de plástico se pueden usar solo
temporalmente si la evidencia es húmeda, por la posibilidad de crecimiento de hongos o
bacterias que degradan la muestra. Bolsas de plástico transpirables se pueden usar para
evidencias húmedas e hisopos.
Para lograr una buena preservación, de todos modos antes del embalaje es preferible
sacar las evidencias húmedas en un lugar protegido, sobre una superficie limpia.
–– Evidencias secas (cigarrillos, fibras, etc.) pueden almacenarse en sobres de papel
o de plástico.
–– Es importante evitar frotamiento entre la muestra y el contenedor para impedir la
pérdida de material biológico. Para muestras biológicas líquidas se utilizan tubos
o frascos de plástico.
–– Pelos y fibras se pueden empaquetar en varios recipientes como sobres de papel,
viales de plástico o vidrio.
–– Las armas de fuego deben descargarse y ponerse en condiciones de seguridad
en el lugar donde se encuentran. La recolección se hace utilizando cajas de cartón
especiales de diferentes tamaños.
–– Vainas, cartuchos, proyectiles y balas deben ser empaquetadas por separado en
sobres de papel o de plástico. No se deben utilizar pinzas de metal para recogerlos
porque dejan marcas.
–– Restos de incendio que contienen posibles líquidos inflamables se deben sellar en
recipientes de metal para evitar la pérdida de vapores al ambiente exterior.
–– Muestras líquidas inflamables deben recogerse en frascos de vidrio (no plástico)
y sellarse con tapas cubiertas de teflón.
–– Evidencias de vidrio deben empaquetarse cuidadosamente en recipientes de plás-
tico o de papel.
–– Drogas y pastillas se pueden empaquetar en bolsas de papel o recipientes de
plástico.
–– Llaves, monedas y joyas se empaquetan en bolsas de papel o de plástico.
–– Piedras, ramas y hojas se empaquetan en bolsas de papel o de plástico.
–– Billetes, papeles y cartones se empaquetan en bolsas de papel o de plástico.
–– Sobres y sellos se empaquetan en bolsas de papel o de plástico.
–– Suelo se almacena en bolsas de plástico.
–– Insectos se empaquetan en frascos de plástico o de vidrio, herméticos.
–– Ordenadores, teléfonos móviles, notebooks y cámaras digitales se empaquetan
sin realizar alguna operación anterior (es decir, si los equipos están apagados,
deben quedar apagados) en bolsas de papel o de plástico, cajas de cartón.
crimen hasta el laboratorio. De este modo, permite demostrar que la evidencia analizada
es la misma que se halló en el lugar de los hechos: esto asegura la validez de la prueba
ante el Tribunal. Una ruptura en la cadena de custodia puede resultar en una evidencia
crítica no útil en el juicio.
Pero aunque pueda estar establecida una férrea cadena de custodia, las evidencias pue-
den haber sido alteradas previamente o accidentalmente en la escena o el laboratorio. Eso
significa que la sola cadena de custodia no puede ser el único fundamento en el que basar
conclusiones fiables.
La fiabilidad de los resultados debe estar garantizada por un riguroso programa de ges-
tión de la calidad que se refiera no solo a la fase documental necesaria para el manteni-
miento de la cadena de custodia, sino también y, sobre todo, a los métodos científicos
de ejecución de las pruebas.
En los últimos años se han desarrollado muchos sistemas automatizados (por ejemplo,
LIMS) para la gestión de pruebas que claramente son más eficientes que los métodos ma-
nuales para el procesamiento de un gran volumen de evidencias. Estos softwares también
pueden enviar alertas cuando se transfieren evidencias altamente sensibles. Además, para
la identificación de casos y evidencias se ha introducido el uso de un código de barras que
permite aumentar la eficiencia del seguimiento de las evidencias.
Figura 11. Resumen de las tareas del examinador de la escena (ENFSI, 2012).
ERRORES COMUNES
El fin de la investigación en la escena del crimen es descubrir las evidencias físicas útiles
para poder reconstruir cómo ha ocurrido un crimen. Por lo tanto, representa la fase más
crítica que puede comprometer toda la investigación subsecuente. Es una actividad irre-
petible que debe ser realizada de manera sistemática por personal técnico, que no debe
estar condicionado por interpretaciones personales. De este modo, son indispensables:
paciencia, atención, precisión y experiencia.
Los errores más comunes durante la investigación de la escena del crimen consisten en:
• Distorsión de las imágenes debido a errores durante la fotografía o vídeo.
• Dificultad en ubicar la posición de la víctima o de las evidencias por falta de imá-
genes generales y referencias (norte/sur).
• Ausencia de referencias métricas y/o identificativas de las evidencias.
• Dificultad en entender si las evidencias fueron fotografiadas antes o después de la
manipulación de la escena.
• Imprecisiones durante la recogida, embalaje, transporte y almacenamiento de las
evidencias (por ejemplo, si la evidencia no se toma adecuadamente puede no ser
suficiente para el análisis; si no está correctamente empaquetada puede contami-
narse; si no se trasporta y almacena correctamente, puede alterarse o degradar-
se).
• Documentación incompleta, por lo que la cadena de custodia está alterada y una
evidencia puede ser impugnada y no utilizada en el juicio.
Por lo tanto, el eslabón más débil en el proceso forense desde la escena del crimen hasta
el juicio es la fase de investigación de la escena del crimen.
CONSIDERACIONES PSICOLÓGICAS
Aunque pueda generar cierta controversia hablar de los posibles problemas psicológicos a
los que se exponen los investigadores cuando atienden una escena del crimen, en mi opi-
nión, la información aquí expuesta debería ayudar a evitarlo. Especialmente dirigido a los
equipos de Crime Scene Investigation (CSI) y Crime Scene Investigation Diver Technology
(CSIDT) en su entendimiento sobre que es el PTSD (Trastorno de Estrés Post Traumático)
y el Crítico Estrés en Interrogatorios.
Los problemas psicológicos asociados con el trabajo que desarrollan los investigadores
del CSI no es algo nuevo. Estos problemas a menudo han estado relacionados con vete-
ranos de guerra, y los mismos han sido estudiados durante años.
Cuando se analizan las diferencias entre los equipos del CSI y del CSIDT, según el grado
de exposición en una escena del crimen, es evidente que existen diferencias considera-
bles entre ambos. Por ejemplo, el equipo del CSI observa a la víctima desde la distancia,
y puede ver el cuerpo de forma continua o intermitente, mientras que el CSIDT puede no
observar a la víctima hasta tener cierta proximidad a ella, esto puede deberse a que se
expone a un entorno con poca o ninguna visibilidad. A nivel psicológico existe una gran
diferencia entre ver a una víctima que está flotando en una superficie, y verla por primera
vez a pocos metros de distancia sobre un oscuro río o lago.
Considerando las principales diferencias entre las actividades terrestres (land-based) que
realizan los del CSI, y las acuáticas que realizan los del CSIDT, se debe tener en cuenta
que cuando se realizan las actividades terrestres, el CSI no pierde en ningún momento
sus sentidos básicos (gusto, visión, olfato, oído, tacto); caso contrario sucede con el
están unidas a un evento que inhibirá o retrasará, su capacidad de funcionar con normal
capacidad en el momento del evento, esto depende del individuo.
Desde un punto de vista clínico, ciertos eventos traumáticos y el impacto que estos pue-
den tener sobre el individuo son razonablemente predecibles. La exposición a un evento
crítico, a largo o corto plazo, tiene a menudo un impacto considerable en la habilidad de
funcionar con normalidad. Los primeros casos documentados de estrés traumático son
datados en el personal militar que se ha visto envuelto en combate. En ese momento, el
término era normalmente usado para describir los efectos psicológicos, y hacían referen-
cia a “situaciones disturbadoras transitorias”.
El término reacciones ante crisis a corto plazo se utilizó para identificar individuos o gru-
pos que han estado expuestos a eventos tales como violencia doméstica, maltrato infantil,
víctimas de violación (hombres y mujeres), violencia laboral, inundaciones e incendios
industriales.
Como resultado, el término debriefing (interrogatorio) se refiere a una técnica específica
diseñada para ayudar a las personas a tratar los síntomas tanto psicológicos como físicos
asociados con una exposición a un evento o situación crítica. Además, ayuda al individuo
a reconocer la forma óptima para administrar sus frustraciones, pensamientos y emocio-
nes. En otras palabras, ayuda al individuo en el modo en el que procesan dicho evento y el
reflejo o impacto que tiene o está teniendo en él. Las crisis a corto plazo también pueden
hacer referencia a una catástrofe emocional, que incluye negación, rabia, confusión, hu-
millación, culpa e ideas homicidas/suicidas.
Los individuos pueden formar grupos muy variados, según sus personalidades, experien-
cias y predisposición psicológica. Si se colocan 100 huellas dactilares en una pizarra, se
puede observar que todas parecen iguales, sin embargo todas tendrán diferencias entre sí.
Si por alguna razón se piensa asistir a un grupo de apoyo para tratar el trastorno de estrés
postraumático, incidentes de estrés críticos o trastornos similares, se recomienda seguir
los siguientes consejos:
• Comprender los objetivos del programa. Esto podría incluir algo similar a un pro-
grama de 12 pasos.
• Acudir a un programa de asistencia para empleados o encontrar un especialista en
ese “trastorno”, que se adapte a su personalidad y necesidades.
• Ajustarse al programa y a los consejos del especialista.
• No comprometerse a los llamados “trece pasos”. Este término es usado en otras
organizaciones que tienen como objetivo dar a la persona herramientas para ser
políticamente correcto y de forma muy sutil. Es bastante frecuente en muchos
programas, y esas personas solo complicarán su vida.
Marco Aurelio lo dijo perfectamente cuando escribió: “Evitando mirar lo que hay en la
mente de otro hombre, uno rara vez puede ser infeliz, pero aquellos que evitan mirar en
su propia mente serán necesariamente infelices”.
Desde este punto de vista se analizarán algunas de las últimas investigaciones en relación
al PTSD y el Critical Incident Stress Debriefing. El PTSD (Trastorno de Estrés Postraumá-
tico), así como el Critical Incident Stress (estrés por incidente crítico), es un trastorno
que puede ser asociado con cualquier experiencia vital abrumadora, ya que muchos de
los eventos que encontramos son aquellos que se perciben como impredecibles y que se
escapan de nuestro control. Esto incluye a los testigos de un evento en el que no están
involucrados de forma directa, así como espectadores y familiares de los implicados. En
cada estudio analizado, los grupos que siempre están incluidos en los datos estadísticos
son Law Enforcement y EMS, los cuales incluyen al CSI y al personal de apoyo.
Se deben analizar todos los aspectos necesarios, pues todos suman. Cuando se habla de
aspectos necesarios, se habla de analizar la apariencia, la condición de la mayoría de las
víctimas, la necesidad de pruebas y documentación, el tiempo dedicado a fotografiar y los
detalles con los cuales la documentación debe ser hecha.
Con demasiada frecuencia, el resultado final es que se considere que la/el investigador se
ha vuelto complaciente o frío en su trabajo. ¿Es esta una observación realista de compa-
ñeros o supervisores? En la mayoría de los casos, esto no es cierto, es más bien un signo
de que la persona puede estar, lo que comúnmente llaman “quemado”. ¿Por qué no se re-
fiere a esta condición como estresado? “Estresado” es un término ambiguo y no identifica
el problema real, que a menudo está oculto. En otras palabras, es más un término argot
que generalmente se utiliza cuando el problema real es desconocido. Tener un “mal día”
es también un término generalmente usado en lugar de estresado, dependiendo de las
circunstancias. Normalmente, se necesita un tiempo de recuperación relativamente corto
para aliviar este problema. Los temas que provocan el estrés son transitorios y tienen muy
poco impacto en cualquier individuo.
Estar “quemado” (burnt out) es considerado, por la mayoría de los psicólogos, como algo
totalmente diferente a estresado. El hecho de que las personas utilicen ambos términos
para describir el “día” de un individuo no aclara las diferencias entre los dos.
Estos términos se usan más metafóricamente que de manera descriptiva. La mejor ma-
nera de definir “quemado” es considerar la acumulación de angustia emocional que se
impone a cualquier persona involucrada en este campo. El psicólogo a menudo se referirá
a la acumulación de este tipo de estrés como “trastorno de estrés postraumático o PTSD”.
Este trastorno también se puede definir como la pérdida de la perspectiva hasta el punto
de volverse negativo y retraído.
La exposición, en este nivel, a algunos de los crímenes más atroces al alcance de la
imaginación de cualquiera es, en sí misma, perjudicial psicológicamente. Las escenas
grotescas en las que un investigador debe trabajar de manera diaria son condiciones de
trabajo “normales”, no existe alguna manera de preparar a la víctima para bajar un poco el
impacto que muchas veces genera el observarla.
El investigador está constantemente observando, documentando, fotografiando, tocando
y moviendo las víctimas y/o sus partes del cuerpo, y más aún debe involucrarse en el
proceso de documentación, todo lo que observa alrededor de la víctima, los sonidos que
se generan en ese momento, los olores que puede llegar a percibir y que tendrá que so-
portar repetidamente.
¿Es de extrañar entonces que la familia CSI y CSIDT son quizás los más afectados por la
naturaleza del trabajo? No, pues con demasiada frecuencia, terminan siendo la última en
la lista de prioridades en lugar de ser la primera. La acumulación de escenas del crimen
se vuelve abrumadora y el esfuerzo por “bloquear” o por olvidarse de aquello a lo que han
sido sometidos tiene un coste considerable. Debido a que hay muchos problemas con los
que lidiar, es decir, las familias de la víctima, la separación entre su familia y la familia de
la víctima, todo se vuelve tan pequeño que a menudo se “fusionan”. Cualquier individuo
que se considere “pesimista”, como dicen, puede, y con frecuencia lo hace, ser víctima
de una “infección insidiosa”.
Los sentimientos desesperados y la frustración que a menudo se asocian con este tipo de
estado mental depresivo son casi predecibles. Si bien es cierto que los diferentes indivi-
duos lidian con las circunstancias de manera diferente, el patrón psicológico en esta línea
de trabajo tiene su propia forma, imparcial y única.
El individuo que tiene que ir a la guerra verá, de primera mano, el grado de devastación
y desprecio por la vida humana más allá de la comprensión. La mayoría de las veces, el
individuo no tiene idea de que exista tanto horror en el mundo aparte de lo que ve en la
televisión o en las películas. Para aquellos involucrados en el campo de la ciencia forense,
lo que ven es parte de una realidad que no forma parte de un programa de televisión o una
película con coreografía, por lo que es muy normal que llegue a un alto grado de devas-
tación, pero durante un período de tiempo más largo. Para los que trabajan en el campo
forense, cada día de trabajo trae diferentes circunstancias, diferentes eventos y diferentes
culturas con las que lidiar, diferentes entornos, diferentes actitudes, etc.
Una vez más, se puede sugerir que el equipo considere hospice el hecho de recibir comen-
tarios y sugerencias. Hospice es la mejor fuente que he encontrado, que puede proporcio-
nar una solución realista y, sin duda, una respuesta positiva con respecto a este problema.
Hay tres tipos principales o clasificaciones de trastorno de estrés postraumático (PTSD). y
la lista que aquí se proporciona no implica que estas clasificaciones aparezcan u ocurran
en ningún orden en particular. También se debe tener en cuenta que estos son ejemplos
y no incluyen respuestas individuales a PTSD porque decir que cualquier respuesta parti-
cular es “típica” o “común” no es cierto.
Evitación
• Sentirse emocionalmente “desapegado” o complaciente con los demás.
• Evitar circunstancias y sentimientos o actividades que puedan recordar determi-
nadas circunstancias o acontecimientos.
• Incapacidad para olvidar o dejar de lado eventos particulares que han ocurrido.
• La reclusión y la pérdida de interés en actividades que alguna vez disfrutó hasta
cierto punto, la vida en general como “solía ser”.
• Una abrumadora sensación de pérdida con respecto al futuro.
• Incapacidad para mantener su trabajo o realizarlo de forma “normal”.
Re-experiencia
• Recuerdos de un determinado evento, aunque sean vagos o específicos.
• Respuestas físicas que dan miedo, porque no son familiares, incluso para recor-
datorios sutiles de un evento (por ejemplo, sensación de sofocación, corazón
palpitante, mareo, náusea o diarrea, tensión muscular y a veces una sensación de
ardor en piernas o brazos, sintiendo frío o comenzar a sudar sin ninguna razón
aparente).
• Pesadillas (despertarse con un “sonido” o “sentimiento” particular de sentir algo
al lado).
tipo de terapia, su elección debe ser un terapeuta que se ajuste a usted y a su perso-
nalidad, alguien especializado en PTSD y que entienda que usted es una persona con
necesidades específicas.
Es importante que comprendas que es normal tratar de suprimir sus recuerdos, sin em-
bargo, justo cuando crees que tienes todo bajo control (una ilusión), el ataque de pánico,
la depresión o cualquiera de los síntomas reaparecerán de nuevo.
La parte del PTSD que no será evidente de inmediato es el daño que causa a amigos y
familiares y la capacidad para concentrarse en el trabajo.
Hagas lo que hagas, no seas la típica persona que cree tener todo bajo control y no nece-
sita ayuda. Si alguna vez te siente mal, es evidente que necesitas ayuda y esta debe llegar
más pronto que tarde. Cuando alguien te dice que el PTSD, la ansiedad, la depresión, etc.
no es un signo de debilidad, te están diciendo la verdad porque ciertamente no lo es.
Existe un método que ayuda a disminuir los sentimientos abrumadores asociados con
PTSD, cuando se habla del trabajo de los investigadores en una escena del crimen, sea
esta en la tierra o bajo el agua. Este método se caracteriza porque es un proceso de paso
a paso. Como investigador, cuando se comienza a trabajar en casos por primera vez, se
cuenta con un FTO (oficial de entrenamiento de campo) y es justo esa persona quien lo
guía en todo el proceso de investigación. Bueno, cuando se trata de PTSD, se debe seguir
el mismo proceso; tu terapeuta o médico es tu FTO, el cual te guiará en todo el proceso,
te dará la orientación, el apoyo y una luz al final del túnel.
Tratamiento temprano
En cuanto sospeche que puede tener un problema de PTSD, debe buscar ayuda. De
hecho, si un compañero de trabajo cree que se está estresando, sea lo suficientemente
inteligente como para consultar al menos a su médico o terapeuta. Lo único que puede
ser peor que estar estresado hoy, es volver a estresarse mañana. El tratamiento de cada
persona es diferente y cada tratamiento requiere el tratamiento cuidadoso y metódico de
estas necesidades únicas por parte de una persona cualificada, alguien que verdadera-
mente entienda y muestre comprensión. Hay terapeutas excelentes que están muy bien
cualificados para ayudar a quien está en estas condiciones.
VIDA FAMILIAR
Existe, sin duda, un gran impacto que el PTSD ocasiona en la familia y amigos. ¿Alguna
vez has estado cerca de alguien que la mayoría de las veces se encuentra deprimido?
¿Consideras que estar con esa persona deprimida es divertido? ¿Cuánto tiempo estuviste
cerca de una persona deprimida? En algunos casos se puede ser condescendiente con
esas personas, pero si es un familiar la cosa es diferente, y esto sí conlleva un gran im-
pacto en la familia en general.
Pensar que se puede “ocultar” el PTSD y que los problemas son una ilusión que compar-
tes solo contigo mismo es falso. El autoengaño es parte del PTSD y esto se puede cambiar
si se busca la ayuda adecuada y sigue el programa correcto. El terapeuta es un maestro y
una vez que se establece una relación de trabajo con él o ella, las cosas cambian sin que
la persona afectada se dé cuenta y se puede decir que realmente funciona.
“La exposición constante a los peligros generará desprecio por ellos”, (Séneca)
Los meses de verano son conocidos por las actividades recreativas acuáticas, que
desafortunadamente incluyen el abuso del alcohol y las drogas. En los últimos seis o siete
años, los niveles de alcohol en las víctimas ahogadas han disminuido, sin embargo, no
se requieren muchos informes de serología para encontrar que la razón de esas muertes
se debe a la mezcla de drogas con alcohol. Por supuesto, no es un secreto que las
benzodiazepinas y otras medicinas para el dolor están aumentando a medida que aumenta
su tasa de adicción. Por estas razones parece que la carga de trabajo para el CSIDT será
más pesada que los años anteriores.
Hoy día, es común escuchar a los del CSIDT decir la siguiente frase: “Hace unos años,
las cosas no eran tan complicadas como lo son ahora”. Esto se debe a que hoy en día se
dan más ahogamientos accidentales, suicidios y algún homicidio, en donde el cuerpo de
la víctima se arroja a un río o lago para deshacerse de él, algo así como en las películas
donde la víctima tiene un bloque de cemento atado a sus pies. A raíz de las nuevas escenas
del crimen, la vieja y buena policía se ha vuelto más inteligente y ha encontrado diferentes
formas para identificar a la víctima. Sin embargo, como respuesta a esto, los delincuentes
han desarrollado nuevas maneras para deshacerse de un cuerpo, pues cortan la cabeza, las
manos y los pies, y los tiran en un lago o río. Pero aunque el delincuente quiera borrar su
obra, siempre surge algo y casi siempre hay alguna evidencia física que se encuentra en el
proceso de investigación; depende del ingenio y la metodología del investigador, encontrar
dicha evidencia. Lo que nunca debe hacer un investigador es asumir o dar nada por sentado.
Los estándares profesionales que son evidentes en el CSIDT y CSI están establecidos por
la razón y el principio para buscar la verdad y entender que en realidad es solo la persis-
tencia en el autoengaño, la arrogancia y la ignorancia lo que hace daño.
Hoy en día los investigadores se enfrentan a una nueva lista de peligros biológicos y vícti-
mas para identificar y una amplia variedad de “pruebas” con las que trabajar.
El punto que se trata de señalar aquí es que hay quienes luchan por el homicidio perfecto,
lo que significa que el CSIDT debe concentrarse en mejorar cada una de sus habilidades.
La experiencia, el ingenio, la adaptabilidad, la improvisación y la imaginación son algunas
de las herramientas que un investigador utiliza en cada escena del crimen.
DOCUMENTACIÓN FOTOGRÁFICA
El CSI utiliza cámaras digitales y de vídeo para documentar la escena del crimen mediante
un formato estandarizado o un procedimiento. El CSI tiene la obligación de fotografiar a
una víctima que muestre las condiciones circundantes, la ubicación y el estado real de la
víctima. Los requisitos habituales son los siguientes:
CSI CSIDT
El objetivo es el mismo, sin embargo, el CSIDT está expuesto a ambientes
El número de fotografías
más complejos, lo que dificulta la toma de fotografías. Por lo general, los
debe estar de acuerdo con
ambientes típicos presentan una visibilidad limitada y poca luz. Además,
la descripción y cada una
al encontrarse la víctima en un medio líquido no está parada, hay cierto
de ellas debe aportar una
movimiento, por lo que dificulta más la toma de fotografías, aspecto que no
explicación minuciosa.
sucede con la víctima terrestre.
Cada fotografía debe ilus-
trar la importancia de su
descripción y proporcionar El CSIDT debe tomar más fotografías, y es, hasta cierto punto, más específi-
buenos ejemplos de un co en las ilustraciones debido al medio ambiente al que se expone.
proceso metódico y/o pro-
cedimiento específico.
La fotografía o ilustración
debe presentarse de tal
manera que permita una Es muy difícil tomar fotografías bajo el agua que puedan llegar a compararse
interpretación clara inde- con las fotografías tomadas en tierra.
pendientemente de su des-
cripción.
Interpretar estas fotografías es una tarea complicada que en ocasiones precisa de arduas
explicaciones por parte de los investigadores. Estas dificultades no suponen una nulidad
de las imágenes por parte del Tribunal, ya que son conscientes.
FOTOGRAFÍA DIGITAL
El objetivo principal de fotografiar la escena del crimen es proporcionar un registro docu-
mentado de la misma. La escena siempre debe estar documentada en su estado original.
El mejor enfoque es realizar fotografías desde al menos tres ángulos generales.
Otro ejemplo de las diferencias entre el proceso de investigación es que el CSI puede re-
velar huellas dactilares de la víctima antes de que sea transportada a la morgue. El CSIDT
no realiza este procedimiento debido al entorno. En cambio, el CSIDT embala las manos
para preservar cualquier evidencia que pueda estar presente para que el CSI pueda reali-
zar sus investigaciones. En los casos en los que la víctima está sumergida y hay evidencia,
que casi siempre existe, el CSI y CSIDT trabajan en equipo.
En esta experiencia, surge la necesidad de entrelazar los aspectos básicos de cada campo
para que se pueda llevar a cabo una investigación exhaustiva de la escena del crimen en
el entorno submarino de una manera más completa y profesional. En este sentido, no se
puede trabajar con el método de prueba y error, sino que hay que establecer un modo
ordenado y sistematizado de colaboración. Al establecer algunos protocolos o directrices
básicos para proporcionar al buzo las herramientas necesarias para realizar investiga-
ciones bajo el agua de manera segura, tiene que haber algunas reglas básicas. En mi
opinión, OSHA, US CoastGuard, EPA y NOAA serían las organizaciones para estudiar y
establecer un buen conjunto de directrices para la comunidad de buceo. La Asociación de
Contratistas de Buceo proporciona información sobre las prácticas de buceo seguro y las
operaciones de buceo seguro, que es uno de los puntos más importantes.
Además de establecer prácticas de buceo seguras, es necesario que el buzo comprenda
la anatomía humana y los cambios biológicos y químicos que tienen lugar en la víctima
fallecida que se encuentra sumergida en el ambiente acuático. Aprender y comprender
estos cambios es imprescindible en la capacidad del buzo para declarar en un tribunal de
justicia. El buzo debe tener tanta confianza en su capacidad para llevar a cabo una investi-
gación profesional de la escena del crimen en el entorno submarino como su contraparte,
el investigador CSI. Además, hay que recordar que los equipos del CSI y CSIDT presentan
diferencias en sus entornos, por lo que requieren protocolos diferentes.
Aunque el CSI y el CSIDT tienen los mismos objetivos, los retos y dificultades laborales no
son equivalentes. En el caso del CSIDT se precisa un mayor control de la información y un
entendimiento de la situación más completa. Esto supone un problema en la comunidad
legal que llega a dudar en ciertas ocasiones de la veracidad o el rigor laboral del CSIDT.
Se espera que al menos el sistema judicial actual llegue a confiar en la capacidad del
equipo CSIDT y se pueda minimizar la mala información que llega a los jurados, que solo
provoca confusión.
CSI CSIDT
El plano general muestra la mayor parte de la es- El proceso de documentación de CSIDT no incluye
cena, según la disponibilidad de iluminación y, por la misma secuencia de fotografías que el de CSI.
supuesto, las circunstancias existentes. Hay un “punto de partida” diferente para el equi-
po CSIDT. Normalmente, el CSI comienza su pro-
ceso de documentación fotografiando el frente de
la residencia, mientras que el CSIDT comienza su
documentación en el borde del agua o al final de
un muelle.
En algunos casos, como en una cantera de roca,
la fuente de luz utilizada será insuficiente debido
a la “negrura” del agua. Algunas canteras de roca,
dependiendo de la profundidad, parecen absorber
la luz hasta el punto de provocar una iluminación
mínima.
Un disparo de plano medio (aproximado), que no Un disparo del plano medio es un evento raro para
puede excluir elementos, se muestra en la fotogra- el CSIDT. La visibilidad, la iluminación y las partí-
fía de resumen. culas existentes, etc. generan problemas para la
toma de fotografías. Los elementos o evidencias
“a simple vista” son aún más raros, a menos que
el elemento o evidencia sea una cuerda, ladrillo o
elemento similar que pueda estar bien iluminado.
Una fotografía de primer plano de cada elemento Este tipo de fotografía estará limitado por las condi-
(a simple vista) que se muestra en las fotografías ciones del fondo, es decir, vida vegetal, formaciones
anteriores. rocosas, sedimentos, escombros, visibilidad, etc.
Una vez que el elemento se identifica y se coloca
a “simple vista”, se vuelve a fotografiar y se hace
una anotación sobre las circunstancias en las que
se encontró originalmente.
Con muy pocas excepciones, la capacitación que reciben la mayoría de los buzos que
participan en la recuperación de un cuerpo es principalmente la capacitación de buzos
recreativos.
El equipo utilizado por los buzos de recuperación del cuerpo es un equipo de buceo re-
creativo estándar de propiedad personal.
Estos equipos no tienen un estándar de consenso general para operaciones o prácticas de
buceo seguro. No se han establecido los requisitos relacionados con el equipo, las pautas
de capacitación, los planes de estudio o la junta de seguridad:
• No se han establecido requisitos nacionales de formación.
• Los protocolos relativos a estas operaciones de equipo no existen.
• OSHA. Las pautas de seguridad no existen o no se siguen.
• Los protocolos y entrenamientos de buceo de riesgo biológico no existen.
• No se requieren estudios de anatomía y fisiología humana.
• Las leyes del gas ideal (ecuaciones de gas universales) no son parte de la forma-
ción requerida.
• Estos equipos utilizan principalmente “reguladores de segunda etapa” de bucea-
dores recreativos estándar.
• Estos equipos están habitualmente expuestos a contaminantes desconocidos de-
bido a la falta de capacitación.
• Los protocolos de descontaminación son inexistentes.
• Ninguno de estos equipos ha tenido formación CSI.
• Las prácticas de navegación segura (Chapman´s Piloting) no existen.
• Los buques de apoyo de superficie no tienen o no están aprobados/certificados
por la Guardia Costera.
• No se requiere personal médico de emergencia (certificado) a bordo de los bu-
ques de apoyo de superficie.
• La radio u otros dispositivos de comunicación no son necesarios para la comuni-
cación instantánea con el hospital u otro personal de emergencia.
• No se requieren buzos de reserva.
• No se requieren líneas de seguridad (tethering).
• No se requieren sistemas alternativos de seguridad de fuente de aire.
• No se requieren dispositivos de doble horario.
• No se requiere información.
• A bordo el Manual de seguridad no se requiere.
• No se requieren formas diurnas ni iluminación nocturna (OSHA).
Agua contaminada
El agua contaminada es el estado en el que se ha convertido nuestro entorno acuático.
Los factores que contribuyen a este estado o condición son infinitos y, a menudo, con-
tienen definiciones engañosas. Uno los problemas o preocupaciones principales a los
que se expone la CSIDT son los”contaminantes persistentes, bioacumulativos y tóxicos”
o (PBTs). Los PBT se consideran sustancias altamente tóxicas y de larga duración que
pueden acumularse en niveles que han demostrado ser perjudiciales para los seres hu-
manos y para nuestro ecosistema frágil. Estos PBT son responsables de una amplia gama
de problemas adversos para la salud humana, incluidos los problemas neurológicos, de
cáncer, genéticos y reproductivos. Los PBT tienen la capacidad de viajar largas distancias
y permanecer por generaciones en personas y en el medio ambiente que han estado
expuestos a estos químicos. Lo importante sigue siendo que estos productos químicos
están desembocando en nuestros lagos y ríos. La contaminación puede controlarse con
muestras de tejido de peces y, en algunos casos, también con sedimentos del fondo del
lago y del río. Como resultado de los peligros asociados con la contaminación de PBT en
ciertas aguas, los estados que han emitido avisos sobre estos peligros son: Carolina del
Norte, Principal, Rhode Island, New Jersey, Ohio, Texas, Indiana, Florida, Michigan, Alaba-
ma, Nueva York, Misuri, Vermont, Connecticut.
Hay 12 contaminantes primarios que merecen especial atención y preocupación tanto
por el CSI como por el CSIDT, los cuales son: mercurio, clordano, dioxinas y furanos,
toxafeno, DDE-DDP-DDT, mirex, benzo(a)pireno, octocloroestireno, PCBs, alquil-plomo,
hexaclorobenceno, aldrin-dieldrin.
La lista parcial de PBT conocidos incluye: cloroalcanos, compuestos de antraceno, as-
besto, cadmio y cadmio, C10-13 (parafinas cloradas de cadena corta), p-diclorobenceno,
hexabromobifenilo, hexacromociclododano, hexaclorobutadieno, plomo y compuestos de
plomo, pentaclorobenceno, fluorooctano ácido sulfónico, fluorooctano sulfonilfluoruro,
fenantreno, bifenilos polibromados, 4-Tetraclorobenceno y 1, 2, 4, 5-Tetraclorobenceno.
Muchos bifenilos policlorados (PCB) también son PBT. Estos productos químicos se eli-
minaron del comercio a finales de la década de 1970 porque son persistentes, bioacu-
mulables y aumentan el riesgo de cáncer. Desde entonces, hemos aprendido que los
PCB también interfieren con el desarrollo normal del cerebro en los niños. Sin embargo,
debido a que son persistentes y bioacumulativos, la mayoría de las personas en Estados
Unidos todavía tienen niveles detectables de PCB en la sangre, aunque los niveles están
disminuyendo gradualmente.
Desafortunadamente, nuestros lagos, ríos y océanos se han convertido en un virtual “ver-
tedero”, que ha recibido derrames químicos “accidentales”. En muchas áreas, las bacterias
residentes se desconocen a menos que alguien atrape un pez “deformado” u otra fuente
de vida marina que se haya convertido en una víctima de los efectos tóxicos del suminis-
tro de agua contaminada.
Por supuesto, esta “contaminación ambiental” se extiende a otras áreas de vida silvestre,
como es el caso de arroyos, ríos y estanques. Dependiendo de la fuente de información,
el agua contaminada puede definirse de muchas maneras y puntos de vista diferentes.
La realidad es que al hablar sobre la pureza del agua, es importante entender que el térmi-
no “pureza” es relativo. Podría ser sorprendente saber que el agua, en su forma más pura,
es uno de los disolventes más agresivos conocidos. La forma más pura de agua, cuando
entra en contacto con una sustancia, disuelve la sustancia hasta el punto de saturación.
Cuando la mayoría de las personas se refieren al “agua limpia”, por lo general se refieren a
no contaminadas por químicos o sustancias “hechas por el hombre”. La tendencia actual
de consumir agua embotellada es ciertamente más saludable que el agua del grifo en
casi cualquier circunstancia, pero se debe tener en cuenta que la “pureza” del agua no
puede exceder su contenido. En otras palabras, el agua es tan limpia como su dispositivo
de contención. El proceso de producir agua embotellada o pura como tal, es un proceso
bastante largo. Un proceso que ha existido durante bastante tiempo desde que el agua
“pura” es importante en la atención de la salud, la producción de alimentos, productos
farmacéuticos y soluciones intravenosas. El problema importante aquí es que el agua es
tan “limpia” como su contenedor o dispositivo de contención.
Si se ha contaminado el fondo del lago o la costa, ¿está contaminada el agua en el lago?
Considere siempre a una víctima sumergida como una fuente de contaminación, porque
se desconocen las circunstancias de su muerte. Algunos virus, como el cólera, una enfer-
medad bien estudiada, el Vibrio cholerae puede vivir solo de entre cuatro a siete días fuera
del cuerpo, según las condiciones existentes. Existen 4 métodos estándar para contami-
nar un cuerpo: ingestión, inyección, absorción e inhalación. Sin embargo, un método
adicional debe ser incluido. Las drogas, por ejemplo, han sido “transportadas” en seres
humanos vivos por medio de “bolsitas” de plástico o contenedores similares que se pue-
den cerrar. Dado que muchas muertes han sido por causa de la rotura de la bolsa, se han
implementado mecanismos nuevos que son mucho más resistentes al ácido estomacal y
a los jugos digestivos. Las agujas, cuchillas de afeitar y objetos similares también deben
considerarse peligrosas antes de tocar el cuerpo.
Código de conducta
Es lógico pensar que existe una responsabilidad considerable en el campo de la ciencia
forense. Como investigador de la escena del crimen y técnico de buceo, el grado de
responsabilidad es más profundo debido a los peligros en la descripción del trabajo y el
proceso de recolección de evidencias, la mayoría de los cuales se considera material de
riesgo biológico. Las siguientes pautas son un requisito para garantizar una comprensión
del carácter ético y profesional que cada investigador del CSIDT debe mantener:
• No permitir el incumplimiento de ningún elemento de este código por parte de
ningún miembro del equipo o asociados. Cualquier miembro del equipo que sea
ESPASMO CADAVÉRICO
El espasmo cadavérico, que también se puede denominar rigidez instantánea, es impor-
tante en las investigaciones forenses porque generalmente ocurre en el momento de la
muerte. El espasmo cadavérico puede persistir hasta que la clasificación de rigor mortis
realmente comienza y se confunde a menudo con el rigor mortis real. La causa específica
es desconocida, sin embargo, el espasmo del cadáver a menudo se asocia con muertes
violentas que incluyen emociones extremas o intensas. En el caso de una víctima fallecida
que se estaba defendiendo, el despliegue típico del espasmo del cadáver estará en las
manos y en los antebrazos, dependiendo de la intensidad del evento.
En el caso de un ahogado, el CSIDT puede encontrar a la víctima agarrando un par de
gafas, algún resto de maleza u ocasionalmente una prenda. Dependiendo de los hallazgos
de los examinadores médicos, los elementos que la víctima está sosteniendo pueden pro-
porcionar cierto nivel de prueba de que la víctima estaba viva antes de ingresar al agua.
En algunos casos, la víctima tendrá una o ambas manos en una posición parcialmente
cerrada, también conocida como la posición de la función; además es común que entre
las manos, la víctima tenga algún cabello o muestra de tejido o una fibra de ropa. Depen-
diendo de la solicitud de protocolo de los examinadores médicos, es prudente proteger
las manos de la víctima con el fin de preservar cualquier evidencia que cualquiera de las
dos manos pueda tener. El examen de las manos de las víctimas debe ser realizado por el
laboratorio o el médico forense. El embolsado de las manos de la víctima se debe hacer,
si es posible, antes y después de la documentación fotográfica. Independientemente de
las circunstancias, cualquier duda que el CSIDT tenga, el médico forense siempre debe
aprobar el movimiento o la manipulación de cualquiera de las dos manos para el embolsa-
do, antes de que se modifique la posición de la víctima o la mano o manos de la misma.
Ahogamiento suicida: ejemplos Caso 1 y Caso 2.
CASO 1
Se observó a un hombre blanco de cuarenta y seis años nadando cerca de un popular
negocio frente al lago.
Las personas que observaron al hombre pensaron que iba a nadar pero, cuando no pudo
volver a la superficie después de hundirse, se preocuparon y llamaron a la policía. Tiempo
después de que el oficial de policía finalizó las entrevistas, informó a los equipos de CSI
y CSIDT.
Los equipos y el oficial de policía principal tuvieron una sesión informativa y establecieron
un área de búsqueda de “escena del crimen” y ejecutaron protocolos departamentales.
Una vez que se completaron las entrevistas con los testigos y se estableció el protocolo
de seguridad, el CSI comenzó con su investigación, mientras que el equipo CSIDT co-
menzó sus procedimientos de preinmersión y controles de seguridad. Una vez que el CSI
tenía completada su investigación en la tierra, el CSIDT comenzó sus procedimientos de
investigación.
A los 17 minutos de la búsqueda, se localizó a la víctima y se completó el protocolo de
documentación. La víctima fue puesta en confinamiento y transportada a la oficina del
médico forense. Se anotó la siguiente información:
“La víctima era un hombre blanco, de aproximadamente 47 años de edad, que había sido
diagnosticado con una enfermedad terminal tres días antes.
Era un cliente frecuente en el negocio ubicado en las cercanías y tenía muchos amigos
que también eran clientes frecuentes del negocio.
Antes de entrar en el agua, había ingerido una cantidad suficiente de pastillas y alcohol
como para dejarlo inconsciente (prueba de detección de drogas post mortem)”.
Este tipo de casos, hace algún tiempo se consideraba extraño, sin embargo últimamente
se ha venido dando un aumento notable en los incidentes de ahogamientos suicidas en
muchas áreas de este país. En algunos casos puede existir una nota o carta escrita por
la víctima antes de su desaparición. Es posible que esta información no esté disponible
antes del proceso de recuperación, pero debe considerarse dentro del ámbito de las
posibilidades. El documento generalmente se deja en un lugar visible donde se puede
encontrar fácilmente. Ocasionalmente, la ubicación de la víctima, se indicará en la carta.
En algunos casos, una conversación con amigos es la única pista disponible. En cualquier
caso, la ubicación de la víctima está mejor definida. Al igual que en otras investigaciones,
es común que todos los instrumentos que se encuentren sobre o en el cuerpo, perma-
nezcan inalterados. Estos instrumentos pueden ser: cuerdas, nudos, pesos o cualquier
cosa adherida al cuerpo. Todos los artículos se fotografían en su lugar, antes de mover a
la víctima.
Algunas víctimas son fáciles de encontrar. No es infrecuente observar a la víctima atada
a una botella de plástico, para que sea más fácil localizarlos. También se puede atar una
cuerda desde un muelle apilado con el otro extremo unido a su muñeca o tobillo. Una
teoría es que algunas víctimas hacen evidente su ubicación con la esperanza de una rápida
recuperación, tal vez para minimizar el trauma para los amigos y familiares, o una idea
preconcebida de que sus cuerpos estarán más presentables durante el funeral. La espe-
culación tiene una forma de volverse retórica.
Los casos de homicidios, donde para ocultar los cuerpos los tiran al agua, son cada vez
más comunes. No es raro encontrar una víctima que parece haberse suicidado cuando en
realidad son víctimas de un homicidio. Se han producido varios casos en los que primero
se piensa que la víctima se había ahogado accidentalmente (se cayó del bote) y luego,
tras analizar el caso y sus evidencias, se descubre que la víctima había sido asesinada.
Como ejemplo, una víctima que está atada con un peso adjunto, inicialmente se puede
considerar suicidio, sin embargo, avanzando en la investigación se concluye que la víctima
no pudo haber atado la cuerda en la forma en la que se encontró, por lo tanto, el médico
forense indica el homicidio desde el inicio.
CASO 2
Un caso en la Costa Oeste que inicialmente se descartó como un suicidio fue reabierto e
investigado como un homicidio por solicitud de la familia del difunto. Un hombre de 54
años fue encontrado muerto en el fondo de su piscina, en el extremo profundo, atado a
una barra de pesas de 20 kilos.
Debido a que recientemente se había realizado un examen médico y se le había diagnosti-
cado una enfermedad terminal, se llegó a la conclusión de que se había suicidado.
La familia insistió en que se reabriera la investigación y contrató a un investigador privado
para que llevara la investigación. Las fotografías de la escena del crimen fueron revisadas
por el investigador privado que encontró dos fotografías que incluían los zapatos y la
cuerda a la que estaba atada la víctima. Las fotografías fueron ampliadas por el investiga-
dor privado, que reveló un nudo inusual en los cordones de los zapatos. El investigador
privado tenía las fotografías, mostrando los cordones, los cuales fueron evaluados por un
amigo en un laboratorio forense. El amigo de los investigadores privados concluyó que la
víctima ató un zapato, pero el otro zapato y la cuerda (con el nudo) no pudieron ser atados
por la víctima. La información fue entregada a los investigadores del departamento de Po-
licía, quienes reabrieron el caso como un homicidio. En un plazo de seis meses se realizó
un arresto. El acusado fue juzgado y fue declarado culpable de asesinato en primer grado.
En conclusión, el acusado no consideró las diferencias en cómo se ataban los zapatos. La
víctima se ató un zapato antes de ser golpeada (por detrás) por el acusado. El acusado ató
el otro zapato de la víctima (mirando a la víctima hace que el nudo se “ponga” de manera
diferente) y luego ató una cuerda alrededor de los pies de la víctima en un extremo y la ba-
rra en el otro. El acusado luego arrojó a la víctima (inconsciente) a la piscina y dejó la casa.
La fotografía incluía los zapatos, pero no con la intención de mostrar las diferencias en
las que se ataban los zapatos. La conciencia, la ética y la profesionalidad del investigador
encontraron el único detalle que todos los demás pasaron por alto. Aunque el acusado
era diestro no consideró las diferencias en el nudo. Atar un zapato como el usuario es
diferente a atar un zapato para otro.
LIGADURAS Y CUERDA
De acuerdo a la definición clínica, el homicidio incluye el uso de cuerdas y ligaduras como
restricciones, ataduras y métodos de sujeción de dispositivos de peso a las víctimas. La
importancia de la documentación fotográfica no se puede enfatizar lo suficiente. La evi-
dencia mostrada en una fotografía puede revelar el más mínimo detalle.
La tarea más importante para el CSIDT es mantener el nudo en su lugar sin cambiar nin-
gún aspecto del mismo. Los nudos no se pueden deshacer o alterar de ninguna manera.
Si los pies de la víctima se han atado a un dispositivo ponderado para mantener a la víc-
tima sumergida, la documentación fotográfica debe incluir ambos extremos de la cuerda
y los nudos en cada extremo. Se podrá cortar la cuerda cuando sea la única forma de
rescatar a la víctima, siempre y cuando se avise al médico forense.
En cualquier caso, asegúrese de que los nudos y la cuerda hayan sido fotografiados y
grabados en vídeo. Durante el proceso de fotografiar y grabar en vídeo los nudos y la
cuerda, para identificar, utilice las etiquetas adhesivas y asegúrese de que cada una sea
clara y legible. Recuerde que el comienzo del rollo o la tarjeta de memoria tengan la “piza-
rra de anotaciones” que contiene toda la información necesaria. El uso de regla o escala
es siempre una buena idea en el proceso de documentación.
Nota: Las “etiquetas” claras y concisas que indican qué extremo de la cuerda fue a la vícti-
ma y qué extremo fue al objeto utilizado, deben estar en su lugar antes de cortar la cuerda.
Este tipo de escenas del crimen es cada vez más frecuente. Se sospecha que hay varias
razones por las que esto ocurre.
Los procedimientos de investigación inadecuados incluyen, entre otros, los siguientes:
• Evidencia pasada por alto, ya sea incriminatoria o exculpatoria.
• No reconocido como de importancia.
• Simplemente no se considera.
CAUSAS DE MUERTE
Mors (latín) que significa “muerte”.
Mors-putativa significa “muerte” en relación.
Mors-subita significa “muerte” repentina.
Las palabras que pertenecen a la muerte incluyen: letal, fallecimiento, eutanasia, post
mortem.
La muerte puede tener un inicio repentino o el resultado de una enfermedad a largo plazo.
La muerte asociada con el medio acuático a menudo se declara como un incidente de
ahogamiento. Los incidentes de navegación, de electrocución y de buceo en aguas poco
profundas, etc. pueden no incluirse como parte de la información estadística disponible.
Debido a que hay muchas variables a considerar en cualquier investigación, la documenta-
ción, en todas sus formas, debe ser exhaustiva e imparcial. La documentación presentada
por el equipo proporciona una variedad de información que el médico forense puede re-
querir para determinar el tiempo en que se cometió un homicidio. Se le debe proporcionar
al médico forense tanta información como sea posible y brindar imágenes completas y
concisas de la escena del crimen.
CONSIDERACIÓN Y CONCLUSIONES
La interacción entre la ley y la medicina exige la experiencia especializada del patólogo
forense, que debe estar certificado en patología.
La responsabilidad de la CSIDT es multifocal, lo que requiere una amplia formación, edu-
cación y comprensión. Servir como los ojos y las manos al médico forense no solo es
un privilegio, sino también una responsabilidad profesional muy importante. El nivel de
capacitación y educación continua brinda la oportunidad de trabajar con algunos de los
mejores en el campo médico legal, y eso es un privilegio.
Aunque los términos forense y patología son sinónimos, ambos tienen muchas aplicacio-
nes. El termino forense, aquí, se entiende como medicina forense en relación con la ley.
La patología, por otro lado, se define como un estudio científico o la rama de la medicina
o campo médico que se centra en los síntomas y las causas de una enfermedad. Sin
embargo, en una declaración más precisa, se puede decir que la patología es una ciencia
médica relacionada con todos los aspectos de la enfermedad, pero con especial referencia
a la naturaleza esencial, las causas y el desarrollo de condiciones anormales.
La filosofía post mortem (después de la muerte) es el estudio de las verdades básicas,
el razonamiento, los conceptos y los puntos de vista del cuerpo humano después de la
muerte. El término muerte, en relación con cualquier víctima, es en realidad una mentira.
El cuerpo, como organismo, continúa viviendo de una forma u otra. Hay cambios bio-
lógicos y bioquímicos que ocurren hasta que el cuerpo se recicla completamente o se
descompone. El estudio de la investigación forense subacuática y la aplicación del equipo
CSIDT son más especializados debido a las diferencias inherentes que existen con las
escenas de crimen ocurridas en tierra.
El ambiente acuático se puede caracterizar por presentar factores como el agua contami-
nada, la velocidad de enfriamiento del cuerpo, la vida marina y la inmersión en un medio
fluido, todas estas características no están asociadas con las investigaciones típicas “ba-
sadas en la tierra”.
Todos los buceadores involucrados en el proceso de recuperación requieren “desconta-
minación”, esto incluye a cualquier buceador que haya sido expuesto a cualquier fluido
corporal o agua que ha sido contaminada con fluido corporal. Se recomienda encarecida-
mente que se use una solución de pre- y post- inmersión en ambos oídos, es decir, ácido
bórico y 70 % de alcohol.
Nota: En el momento de la muerte, la velocidad a la que el cuerpo se enfría (promedio de
la superficie) es de 2 grados por hora durante aproximadamente seis horas, luego de 1 a
1’5 grados por cada hora adicional. Sin embargo, en un medio fluido, la velocidad de en-
friamiento del cuerpo es directamente proporcional a la temperatura del agua “ambiente”
y se requiere documentación sobre la temperatura del agua.
Para aclarar la “tasa de enfriamiento corporal” se deben considerar las siguientes cues-
tiones físicas.
© Editorial Tébar Flores. Prohibida la reproducción sin la autorización expresa de la editorial.
Tema 12: Escena del crimen subacuática 379
fuerza de flotabilidad permite que un objeto flote o, lo que es importante, parezca más
liviano o pese menos. La víctima, total o parcialmente inmersa en el agua, es empujada
o levantada por una fuerza que es igual al peso del agua desplazado por la víctima. La
flotabilidad depende del volumen y cómo el volumen establece la flotabilidad de un ob-
jeto o víctima; al disminuir el volumen o comprimir el volumen, la flotabilidad se reduce.
Por el contrario, aumentar el volumen, como cuando la víctima está hinchada, aumenta
la flotabilidad y la víctima emerge. El único elemento que debe tener en mente es que el
principio de Arquímedes no incluye la “tensión superficial” del agua en la que se encuen-
tra la víctima. No creo que la tensión superficial sea tan importante en esta aplicación;
sin embargo, es importante comprender que la tensión superficial juega un rol en temas
como los patrones de salpicaduras de sangre.
Recordemos que la tensión superficial se refiere a la acción o reacción de un líquido, en
este caso el agua, cuando entra en contacto con un gas u otro líquido que hace que la
superficie del agua actúe como una membrana estirada. En otras palabras, las burbujas de
agua que se ven en un automóvil recién encerado son causadas por la tensión superficial
del agua. Por cierto, el jabón que se usa en el agua minimiza o elimina la tensión super-
ficial de la misma. Si aplica agua corriente en el capó de su automóvil bien encerado, va
a observar las “burbujas”, sin embargo si luego le aplica agua jabonosa ya no las verá. La
mayoría de los jabones contienen un surfactante que es un agente que reduce o minimiza
la tensión superficial del agua que está utilizando.
Recuerde que el peso del fluido desplazado es directamente proporcional al volumen del
agua desplazada. Si la flotabilidad de una víctima no tiene restricciones, tiende a aumentar.
Una víctima cuyo peso excede su flotabilidad tiende a hundirse. Es importante recordar
esto cuando se considera la fermentación o la ausencia en el tracto digestivo de las víc-
timas. También se debe considerar la edad de la víctima debido al desarrollo de su tracto
digestivo.
Si una víctima en equilibrio tiene una “capacidad de compresión” menor que la del agua
circundante, el equilibrio de la víctima se considera estable y permanece en reposo en su
profundidad actual; sin embargo, si la compresibilidad de la víctima es mayor, su equilibrio
se considera inestable y la víctima se eleva y se expande con el menor movimiento hacia
arriba, o cae y se comprime con el menor movimiento hacia abajo.
Es posible que las siguientes leyes no se apliquen en todos los casos; sin embargo, estas
leyes son lo suficientemente importantes como para tenerlas en cuenta al tratar con víc-
timas terrestres o víctimas sumergidas. La principal diferencia que estas leyes establecen
está relacionada con el proceso de fermentación que se produce dentro del cuerpo huma-
no y más específicamente en el sistema digestivo humano.
La ley de Joule
El volumen de un gas no cambia en su energía interna cuando la temperatura es constante.
Ambiente (L) para existir o existir en todos los lados (abarcando).
La ley de Alvogadros
Establece que si la presión y las temperaturas externas son las mismas, todos los gases
contendrán el mismo número de moléculas en volúmenes iguales.
La ley de Henry
Establece que la masa de un gas dado que se disolverá en un volumen de líquido es di-
rectamente proporcional a la presión ejercida sobre el gas.
Ley de Hooke
Se refiere a la elasticidad o flexibilidad de los pulmones (cumplimiento pulmonar). La
flotabilidad es una función del volumen que cambia con:
–– Profundidad de la víctima: un recipiente de un galón americano de capacidad con
un ppm de aire permanecerá a un metro de la superficie. Si se lleva el contenedor
a una profundidad de 33 pies, se tendrá la mitad de un ppm de aire en el conte-
nedor de un galón. El mayor cambio de presión ocurre en los primeros 33 pies
de altura, por lo tanto, el contenido de gas de la víctima también estará sujeto al
cambio.
Nota = un galón americano (Gal) = 3,78541 litros
–– Temperatura del agua: la víctima que está sumergida en agua se enfría más rápi-
damente que la víctima que está en tierra. Cuando la temperatura del cuerpo se
enfría, en agua la actividad de las bacterias y de las enzimas residentes disminuye,
lo que a su vez provoca un retraso en su actividad.
La corriente o movimiento del agua enfría el cuerpo más rápidamente que el agua sin
gas. Enfriar el cuerpo frena más rápidamente las bacterias y la acción de las enzimas. La
corriente de agua no es diferente del movimiento del aire sobre el cuerpo.
El factor de enfriamiento del viento se refiere a la velocidad del aire en movimiento, que
es lineal, lo que significa que cuanto más rápidos sean los movimientos del aire sobre la
superficie de la piel, mayor será la pérdida de calor.
–– La función gástrica o la ausencia de la misma determinan el marco de tiempo en
el que puede ocurrir la hinchazón.
Los cambios anatómicos tienen muchas implicaciones con respecto a la víctima sumergi-
da, estos no tienen que ser el resultado de una intervención quirúrgica o enfermedad. Los
cambios anatómicos que tienen un impacto muy alto en la víctima incluyen mordeduras de
PROFUNDIDAD DE LA VÍCTIMA
La profundidad de la víctima juega un rol importante con respecto a la cantidad de gas
que se formará y el grado en que su cuerpo podrá expandirse como resultado de la for-
mación de gas. Los dos factores principales que afectan directamente al cuerpo humano
sumergido son, en primer lugar, el aumento de la presión ambiental con el aumento de la
profundidad. El segundo factor es que cuanto más profundo desciende el cuerpo, más fría
se vuelve el agua. La profundidad y la presión ambiental no tienen variables; sin embargo,
la temperatura del agua, según decrece la víctima, tiene algunas variables a considerar.
Por ejemplo, a medida que la víctima disminuye, se pueden presenciar termoclinas (una
termoclima o capa térmica o metalimnio es una capa en la que la temperatura cambia más
rápidamente con la profundidad, que en las capas superiores o inferiores). Puede haber
una diferencia de diez grados en la temperatura del agua por encima de la víctima y la
distancia térmica en la que se puede ubicar.
En situaciones de visibilidad, la imagen térmica tiene una visibilidad mucho mejor que
el agua por encima o por debajo de su posición. La limpieza térmica a menudo contiene
menos bacterias que el agua más caliente y más estacionaria por encima y por debajo de
su ubicación.
MASA CORPORAL
La víctima sumergida que haya o no consumido alimentos, bebidas y medicamentos con-
tinuará produciendo gas, lo que aumentará la masa corporal de la víctima.
La formación de gas pútrido ocurre en el estómago y los intestinos de la víctima, lo que
hace que el estómago o el abdomen de la víctima se distienda. El aumento de la presión
dentro de la pared abdominal a menudo hace que el cuerpo “purgue” el líquido manchado
con sangre pútrida de la boca, la nariz y la vagina.
Esta presión también hará que el cuerpo purgue el fluido teñido de sangre del recto, que
también puede mezclarse con material fecal. Esta actividad juega un rol importante en la
apariencia y condición física de las víctimas.
La formación de gas dentro de los tejidos causará una hinchazón generalizada del cuerpo,
que será crepitante al tacto. Crepitante es el sonido/sensación que se siente al examinar
a una persona que tiene, por ejemplo, enfisema subcutáneo.
La forma en que el cuerpo humano fallecido responde a la producción de gas será más
profunda en su distensión, donde los tejidos están sueltos.
Estas áreas incluyen la cara, los senos, el escroto, los labios mayores y el pene. Los ga-
ses que se producen como resultado de la descomposición del cuerpo incluyen: dióxido
de carbono, hidrógeno, sulfuro de hidrógeno, metano y amoniaco. Dependiendo de la
cantidad de cualquiera de estos gases que se liberan en el aire, así será el grado de “olor
ofensivo”.
Además de estos gases, también se liberarán pequeñas cantidades de mercaptanos, un
producto químico de base orgánica que se forma cuando el oxígeno de un alcohol se re-
emplaza espontáneamente por azufre, lo que contribuirá a este olor desagradable.
Recuerde que la temperatura del agua juega un papel importante en el inicio de la forma-
ción de gases y la hinchazón. Las bacterias y enzimas naturales pueden verse afectadas
por la ingesta de antibióticos (fabricados/diseñados fuera del cuerpo) pueden ser natura-
les o sintéticos, pero ambos destruyen o inhiben los microorganismos; por ejemplo, una
mujer a la que se le ha recetado un antibiótico en la mayoría de los casos desarrollará una
infección vaginal por levadura como resultado de la destrucción de la flora vaginal normal.
El yogur tiene las bacterias buenas que se aproximan mucho a la flora que fue destruida
por el antibiótico. La ingestión de cerveza, lechuga, huevos duros, bebidas carbonatadas,
judías y cebollas a menudo acelerarán la producción de gas como resultado del proceso
de fermentación.
CAMBIOS ANATÓMICOS
Los cambios anatómicos tienen muchas implicaciones con respecto a la víctima sumer-
gida. Los cambios anatómicos que tienen un impacto muy alto en la víctima incluyen pre-
sencia de tortugas y peces gato en agua dulce, cangrejos, piojos de mar y camarones en
agua salada, hélices de un bote, desembarque intencional, amputaciones, decapitaciones
y ciertas posiciones que afectan la función gastrointestinal.
EL SISTEMA DIGESTIVO
Para entender el proceso involucrado en la producción de gas y la fermentación, podemos
revisar el sistema digestivo. Primero, se debe entender la acción del tracto digestivo, en-
zimas y proteínas en alimentos ingeridos.
Enzimas
La lipasa es una enzima que separa la grasa que se encuentra en la secreción pancreática,
los tejidos y la sangre. La lipasa gástrica cambiará las grasas emulsionadas a ácidos gra-
sos y glicerol. Se encuentra en la boca, estómago e intestino delgado.
La amilasa salival, otra enzima a la que también se puede hacer referencia como Ptyalin,
es una clase de enzima que divide o hidroliza los almidones. La amilasa pancreática tam-
bién se conoce como amilopsina.
Las proteínas o las enzimas pepsina y tripsina son las enzimas primarias de los jugos
gástricos, que convierten las proteínas en proteasas y peptonas.
Los carbohidratos contienen las enzimas pancreáticas, amilasa e invertasa.
La invertasa es una enzima que divide el azúcar, que también se encuentra en los jugos
gástricos.
La amilasa pancreática también se conoce como amilopsina, que es una enzima responsa-
ble de la hidrólisis del almidón en una sustancia llamada maltosa y acroodextrina.
Las siguientes secreciones tienen acciones específicas en el sistema digestivo.
• Los jugos gástricos cuajan las proteínas de la leche y los productos enriquecidos
con leche que contienen estas proteínas en peptonas.
• La saliva convierte el almidón o los almidones cocidos en una sustancia llamada
maltosa.
• La bilis, que a menudo se ve en los “alzados secos”, es un líquido verdoso que
emulsiona las grasas.
• El jugo pancreático contiene sustancias que convierten las peptonas en sustan-
cias o compuestos más simples.
• Los jugos intestinales son responsables de completar la transformación de pepto-
nas en aminoácidos.
Es importante que no se confundan estos dos términos.
• La descomposición es el proceso de corromperse, entrar o hallarse en estado de
putrefacción.
• La autolisis es la descomposición espontánea que se produce en el tejido estéril,
el cuerpo humano, post mortem.
INTRODUCCIÓN
La fotografía forense es una rama de la criminalística que sirve para documentar y eviden-
ciar los indicios que se encuentren en un determinado lugar, como así también respaldar
las conclusiones o estudios realizados en el mismo.
En este apartado vamos a ver algunos puntos que tenemos que tener en cuenta ante la
toma fotográfica que se va a realizar, ya que los escenarios criminales varían según su
lugar y su iluminación, y de esto dependerá la buena toma fotográfica. Se tiene que tener
en cuenta que en la toma fotográfica en la parte pericial, las imágenes tienen que tener
buena calidad, además de tener referencia métrica para saber su dimensión. El perito
fotógrafo debe tener conocimiento de todas las ramas de la criminalística, ya que actúa en
cualquiera de ellas en el desarrollo de las imágenes, también su conocimiento ayuda a los
demás peritos en la solicitud del uso de las imágenes.
Al fotografiar escenas de crímenes violentas, el objetivo debe ser registrar el máximo de
información útil que permita al fiscal o diversos peritos comprender dónde y cómo se
cometió el hecho y poder determinar mediante los indicios y evidencias si es una escena
del crimen primaria o secundaria.
La grabación de vídeo de la escena del crimen se ha transformado en una práctica común
en muchas divisiones, sin embargo, nunca debe reemplazar la fotografía digital. Los erro-
res más comunes que se cometen al utilizar cámaras de vídeo en una escena del crimen
es mover la cámara rápidamente, un enfoque y una iluminación defectuosa y un uso in-
adecuado de la función de zoom. El perito fotográfico debe describir en la grabación cada
habitación y escena del crimen.
MANEJO DE LA CÁMARA
Lo más importante del manejo de una cámara réflex es colgarte la cámara del cuello, y
luego tomar una postura cómoda para la toma fotográfica. La más conveniente se va a
detallar en el apartado siguiente.
La velocidad de obturación
Es la que regula la cantidad de luz que entra al sensor de nuestra cámara. Variando el
control de la velocidad de obturación podrás hacer la misma fotografía con resultados muy
distintos. Uno de los elementos en los que impacta de una manera más determinante es
en la congelación (o no) del movimiento.
Cuando tratamos la velocidad de obturación, tener luz natural y directa nos proporciona
una imagen más fiable. Sin embargo, el flash (luz artificial) nos proporciona una imagen
un tanto modificada por la propia velocidad de obturación.
En la exposición hay tres factores a tener en cuenta: ISO/ASA es la clasificación de la sen-
sibilidad a la luz en los sensores, como así también a la película si hablamos de fotografía
química; velocidad de obturación es la duración del tiempo en el cual el obturador está
abierto; apertura (f) es el tamaño del orificio donde pasa la luz.
Apertura de diafragma
El diafragma es la parte de la cámara que determina el tamaño de la abertura. Está com-
puesto por unas pequeñas laminillas metálicas, imbricadas entre sí en el interior del ob-
jetivo. Estas forman un orificio regular que determina el diámetro del haz luminoso y, por
tanto, la intensidad de luz que tendrá el plano focal.
El diafragma es el que controla la cantidad de luz que atraviesa el objetivo y también de-
termina la extensión de la profundidad del campo.
Algunas combinaciones de abertura y velocidad dan lugar a una exposición equivalente,
es decir, que en muchas ocasiones la imagen o película se encontrará expuesta a la mis-
ma cantidad de luz. Un diafragma muy abierto y una velocidad de obturación elevada nos
darán una profundidad de campo escasa y una abertura más pequeña, y una velocidad de
obturación más lenta nos darán una profundidad de campo mayor.
Los valores de la escala son los siguientes: f/1, f/1.4, f/2, f/2.8, f/4, f/5.6, f/8, f/11, f/16,
f/22, f/32, f/45 y f/64. Los números crecen a medida que la abertura se hace menor, por
tanto f/5.6 es más pequeña que f/4 pero más grande que f/8. Por eso, el diafragma se
mide en fracciones, por ende, mientras más alto sea el número más pequeño será la
apertura y viceversa.
Distancia focal
Es la distancia en milímetros entre el centro óptico y la superficie del sensor de la imagen,
cuando esta se encuentra proyectada.
Los objetivos de distancia focal larga acercan el objeto por su ángulo de campo más
estrecho.
La sensibilidad ISO
Es, junto con la apertura del diafragma y el tiempo de exposición, uno de los tres elemen-
tos que definen la exposición en las fotos, lo que se conoce como el famoso triángulo de
la exposición.
La sensibilidad ISO marca la cantidad de luz que necesita nuestra cámara para hacer una
fotografía. Este concepto, que viene arrastrado de la fotografía convencional, se mantiene
en la fotografía digital, aunque sus fundamentos son algo diferentes.
También tenemos que saber que a mayor sensibilidad ISO, menor calidad de imagen y a
menor sensibilidad ISO, mayor calidad de imagen, por lo que siempre se recomienda en
la parte pericial no modificar el ISO siempre y cuando no sea necesario, ya que en las
pericias siempre se busca tener calidad de imagen. Cuando se tiene que modificar esta
sensibilidad se tiene que ir a menú, luego sensibilidad ISO y de ahí seleccionamos el ISO
que deseamos para nuestra fotografía, como se puede observar en las siguientes figuras.
Cabe mencionar que esta sensibilidad se debe utilizar cuando tenemos escasa luz en la
escena fotográfica.
Al final de dicha selección podemos encontrar algo que se describe de la siguiente ma-
nera: Hi-1 o Hi-2. Estos ajustes a partir Hi 0.3 hasta Hi 4 pertenecen a las sensibilidades
ISO de 0.3 a 4 EV por encima del rango ISO base (cuando hablamos del ISO base es que
quiere decir que estamos levantando un ISO demasiado sensible), es decir, en una D800
con un ajuste ISO de Hi 2, sería el semejante a utilizar la sensibilidad ISO 25600, lo que re-
sultaría muy útil en condiciones de poca luz. Las imágenes tomadas con estos ajustes tie-
nen más probabilidades de presentar ruido (píxeles luminosos aleatorios, niebla o líneas).
Balance de blancos
Es un control de la cámara que sirve para equilibrar los niveles de los colores básicos: rojo,
verde y azul (RGB), con el objeto de que la parte más brillante de la imagen aparezca como
color blanco, y la menos brillante como negro. Si realizamos el balance de blancos correc-
tamente, ese blanco y ese negro serán puros, no tendrán ninguna dominación de color.
Este control, dependiendo de las cámaras, puede ser automático o manual. Se en-
cuentran en el menú de la cámara a utilizar y buscar la opción más adecuada depen-
de la imagen y los colores que debemos tomar (ver Figura 12), esto nos va a dar dis-
tintas opciones de luz: incandescente, fluorescente, luz de sol directa, flash, nublado
y sombra (ver Figura 13).
Flash externo
El flash fotográfico o destellador fotográfico es un mecanismo que actúa como fuente
de luz artificial para iluminar escenas en fotografía. El flash es una fuente de luz artificial,
intensa y dura, que generalmente abarca poco espacio y es transportable. Se utiliza nor-
malmente para iluminar escenas del crimen o lugares del hecho que están oscuras.
Metadatos
Es la información que contiene la imagen que fue tomada: la fecha, hora, distancia focal
de la lente que se empleó, diafragma, velocidad de obturación, hasta datos más complejos
como la localización en la que fue tomada y todos los datos que conciernen a los derechos
de autor.
COMPRESIÓN DE LA IMAGEN
Formato RAW
En el archivo RAW es el equivalente digital al negativo en la fotografía química, cada vez
que se toman fotografías en un hecho pericial, se debe configurar la máquina desde el
menú de la misma en RAW + JPEG, ya que de esta manera nos podemos defender en
cualquier juicio por la adulteración de la imagen como una prueba pericial.
Este archivo RAW no tiene compresión y contiene toda la información de la imagen que se
tomó tal como la capturó el sensor del cuerpo de la máquina fotográfica. Este archivo sir-
ve como prueba ya que cualquier modificación se debe guardar con otro formato distinto,
y esto va a servir para la integridad de la imagen que fue tomada. También estos archivos
son sumamente pesados en megabytes, ya que no está comprimido.
Formato JPEG
Este formato presenta un archivo de compresión ya que reduce el tamaño de un archivo
RAW y con esto conlleva a la pérdida de información. Es el más usado por la población y
el más apto en cualquier dispositivo móvil, también preserva las variaciones en el brillo
de una imagen.
Formato TIFF
Este formato permite conservar mayor cantidad de información con respecto al formato
RAW, por lo que los archivos en este formato resultan un poco más amplios que los
JPEG. Para un informe pericial entre los archivos de compresión es el más usado ya que
no pierde tanta información. También estos pueden almacenar entre 8 y 16 bits por canal,
sin embargo los archivos de compresión JPEG pueden almacenar información en 8 bits
por canal.
TIPOS DE CÁMARAS
Los tipos de cámaras más usuales en estos tiempos son: cámaras réflex, cámaras de
formato medio, cámaras de formato grande, cámaras de vídeo y teléfonos móviles.
Estas cámaras contienen un sensor llamado CCD, el cual trabaja con fotodiodos aptos de
generar cargas eléctricas en forma correspondiente a la cantidad de luz incidentes sobre
ellos.
Los tipos de lentes que se encuentran son: lente corta, lente normal, lente teleobjetivo
fijo, lente de teleobjetivo para acercamiento zoom, lentes macro, lentes ojo de pez (fotos
360º)… A su vez, la fotografía tiene fundamentos lógicos, ya que estas pueden contro-
lar la perspectiva aparente, la exposición, la profundidad de campo, y puede detener el
movimiento (para este capítulo no será necesario ya que los escenarios criminales son
estáticos y no dinámicos).
LA PERSPECTIVA
La perspectiva es el sentido del espacio y la distancia en una fotografía, la perspectiva
aparente, es controlada por la selección de lentes: lentes de ángulo ancho, lentes norma-
les y lentes teleobjetivos.
La perspectiva verdadera es controlada por la distancia desde la cámara hasta el objeto
que se va a fotografiar. Debemos tener en cuenta que las lentes normales son las más
usadas en los escenarios criminales, ya que abarcan más dimensión en la toma fotográ-
fica.
LA PROFUNDIDAD DE CAMPO
La profundidad de campo es la distancia entre los objetos mas cercanos y los más dis-
tantes enfocados en frente y detrás del sujeto; cuanto más pequeña es la apertura más
grande será la profundidad de campo y cuanto mayor es la apertura, más pequeña será
la profundidad de campo. También se encuentra la distancia hiperfocal que se trata de
enfocar en un punto entre dos objetos para aumentar la profundidad de campo.
Las fotografías tienen que mostrar cómo está preservado el lugar del hecho (ver Figu-
ras 18 y 19): se comienza desde afuera del escenario y se tiene que ir determinando la
ubicación de dónde se cometió el hecho, usando letreros de calle, números de casas o
edificios, u otros puntos de referencia reconocibles. Estas fotografías deben preservar la
profundidad de campo en relación a la calle o casa que fotografíen, todo ello para dar ma-
yor veracidad a la imagen. También se debe tener en cuenta el punto de entrada y salida.
Igualmente, debe estar visible una escala alfanumérica en la toma fotográfica. En algunos
casos se puede utilizar como referencia de ubicación las fotografías con latitud y longitud,
que estas van a aparecer en los metadatos de la imagen1.
1. Hay que tener en cuenta que estos dispositivos pueden tomar señal o no, y esto puede producir un error en la infor-
mación de la ubicación ya que la máquina, al no tomar señal, va a poner la latitud y longitud del fotograma anterior.
También se tiene que considerar la fotografía aérea, que esta puede ser tomada con un
dron. Estas imágenes sirven para mostrar el lugar del hecho con amplitud. Asimismo, se
recomienda sacar una fotografía 360° mostrando: la calle, las intersecciones y el edificio
o casa; en el caso de no poseer una cámara de estas características, se pueden tomar
con una cámara réflex y un trípode realizando distintas tomas que abarquen lo que se
quiere mostrar, y luego se pueden unir con el programa Lightroom, el cual se detallará en
este capítulo más adelante. Desde el exterior de la escena, uno se debe ir acercando gra-
dualmente al lugar del hecho para poder sacar fotografías de relación (mediano alcance)
mostrando los carteles de sector y las evidencias que se encuentran en la escena. Las
fotografías de primer plano de la numeración de la casa no deben faltar en ningún informe
pericial, ya que estas identificarán y establecerán claramente la ubicación del escenario.
Las fotografías como pruebas, por lo general, tienen que ser a 90°, con referencia al obje-
to a fotografiar y se tienen que fotografiar en el estado en que se encuentra la evidencia.
La primera instantánea tiene que ser tal cual se encuentra el objeto y posterior a esta con
referencia métrica, marcando ancho y largo del mismo. Los tipos de lentes que se deben
utilizar dependerán de la escena del crimen en la que nos hallemos, ya que cada lente
dependerá de la superficie a abarcar, ejemplo: si tenemos un baño de 2 x 2 m no se podrá
utilizar una lente de 50 mm, ya que no va a tener la capacidad de abarcar la totalidad de
la superficie a fotografiar.
En un hecho de violación, la intención del registro fotográfico es consignar información so-
bre signos de cualquier lucha en la escena donde ocurrió el hecho, o indicaciones de la
resistencia de la víctima para oponerse al ataque, tales como moretones, marcas negras
y azules, ropa desgarrada, etc. Las marcas de mordidas deben fotografiarse con luz obli-
cua, con y sin un dispositivo de medición en la escena del crimen y también en la morgue.
En los hechos de violación, la fotografía infrarroja ultravioleta del cuerpo puede detectar
marcas de mordeduras latentes, ya que puede producirse una hemorragia en el tejido deba-
jo de la piel. Se debe representar la ubicación de pelos y fibras extraños, fluidos biológicos
y manchas, estas se deben fotografiar como se indica en el apartado de luces forenses.
También se debe fotografiar las pertenencias de la víctima, como la preservación de manos
y pies para que quede constancia de cómo se trasladó el cuerpo hacia la morgue judicial.
Documentación en vehículos
Para fotografiar un vehículo secuestrado o que haya tenido algún tipo de intervención en el
lugar de los hechos, se debe seguir una técnica (horaria o anti horaria) para la realización
de las tomas fotográficas. Se comienza por el frente, lateral derecho, parte trasera y lateral
izquierdo (Figuras 20-31), cada vez que se va describiendo se tiene que aclarar que se
hace desde el asiento del conductor. En estas fotografías es importante que se observe el
dominio del vehículo, y luego empezar por la puerta que uno elige y siguiendo un orden
como se explicó anteriormente. Finalmente se tiene que sacar la foto de la identificación
del vehículo (numeración), y si hay alguna evidencia que es de interés para la causa se
debe fotografiar de la misma manera que en el lugar del hecho.
Figuras 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31. Secuencia de documentación en vehículos.
Estas fotografías sirven para preservar las huellas latentes, ya que los procesos emplea-
dos para revelar dichas huellas, como los reactivos, pueden destruir las impresiones visi-
bles, ya que al aplicar demasiado reactivo la huella dactilar se empastará y la fotografía no
tendrá el fin que deseamos. Algunas veces es la única manera que existe para preservar
una impresión latente.
Todas las huellas latentes deben ser fotografiadas antes de ser levantadas, y las impresio-
nes latentes deben ser fotografiadas antes de que se comience cualquier proceso que las
transforme en visibles. Cada vez que vayamos a fotografiar, siempre tenemos que tener
en cuenta que la lente debe estar a 90° con respecto a la huella a capturar, se debe utilizar
una ISO sensible si esta lo requiere, y un rótulo de identificación, además de mantener un
registro fotográfico de todas las tomas. En la fotografía de la huella latente no se tiene que
tener en cuenta la posición de 90° ya que, como se dijo anteriormente, se puede observar
con una luz artificial a 45° de la superficie donde está aposentada. En estos casos, la su-
perficie donde está aposentada nuestra huella, da un rol participativo muy importante ya
que hay elementos que hacen reflejos o dificultan la toma fotográfica.
Figuras 32, 33, 34, 35. Fotografía de huellas sobre vidrio negro.
superficie de la huella dactilar, de tal manera que el haz de luz sea oblicuo, procurando no
iluminar el fondo oscuro, ya que de este modo se puedan tomar las crestas papilares con
la luz incidente que se aplica, en contraste con el fondo negro.
En las huellas latentes sobre un objeto traslúcido (acetato), se debe crear un contraluz por
detrás del elemento que vamos a fotografiar, de tal modo que sobresalgan las impresiones
dactilares por efecto de la luz.
En las huellas latentes sobre un espejo vamos a tener una complicación, porque la huella
aposentada en dicho objeto genera dos imágenes: la huella revelada en el espejo y la que
se refleja en el fondo del espejo, por lo que se realizará lo siguiente: colocar la cámara y
el espejo, si es factible, perpendicularmente (90°); colocar una pantalla de cualquier color
que haga el efecto de rebote del haz de luz, con el fin de iluminar el área específica a
fotografiar, evitando que la luz incida directamente sobre el objeto. Se tendrá que abrir el
diafragma al máximo (f/4) si la lente es apta para tal diafragma (como sabemos las lentes
nos dan limitaciones en cuanto a la apertura del diafragma, y con una velocidad de obtu-
ración de 50 segundos).
Después se debe tomar una fotografía de la huella dactilar una vez levantada (acetato o
soporte para levantamiento de huellas) con referencia métrica.
Con respecto a la iluminación, se aconseja tener un flash angular que van colocados en la
boca de la lente de la máquina, esto va a servir para que no genere sombras en la huella y
tenga una iluminación uniforme y precisa. En este estilo de fotografías no se debe aumen-
tarla ISO, ya que lo que buscamos en estas placas es calidad de imagen.
Fotos panorámicas
Las fotografías a 360° muestran la posibilidad de visualizar un contenido no solo como lo
alcanza una cámara fotográfica convencional, o la vista (el ojo humano que percibe casi
180°), sino también lo que pasa alrededor, encima, debajo del protagonista que está to-
mando la imagen. Estas fotografías sirven para facilitar la percepción de un mayor campo
visual.
Hay varias compañías con productos en el mercado, una de las más recomendables es la
Ricoh Theta, una cámara con doble lente que ha tenido mucho éxito.
Otro producto es Kodak Pixpro, sumado a las GoPro (hay un pequeño dispositivo en el
cual se unen varias cámaras para formar las 360°).
También existen cabezales con distintos accesorios para cámaras réflex, cámaras com-
pactas y teléfonos móviles con motores eléctricos que se pueden dirigir mediante una
aplicación desde un dispositivo móvil, para la dirección de rotación y el tiempo de du-
rabilidad (ver Figura 38), además hay cabezales pero de motor manual que tienen una
desventaja, que no se puede programar el tiempo de giro y no soporta mucho peso, por
lo tanto, las cámaras réflex para este dispositivo se descartarían.
LUMINOL
Antes de empezar a hablar del fotografiado del luminol, vamos a hacer una pequeña rese-
ña acerca del uso de este reactivo.
El luminol sirve para revelar las manchas de sangre en forma latente, también para lo-
calizar el lugar donde posiblemente ocurrieron los hechos. Esto surge del estudio de la
secuencia fáctica realizada con anterioridad y esta actuación tiene que estar respaldada
mediante fotografía o vídeo. Este reactivo actúa en un medio alcalino del ión ferroso exis-
tente en la hemoglobina.
Primero se debe fotografiar de lo general a lo particular con la localización mediante GPS o
numeración del domicilio donde se realiza la aplicación de dicho reactivo y se debe sacar
una fotografía ilustrando el interior del mismo, incluyendo piso y techo.
Se debe colocar la cámara en un trípode, si el lugar lo acredita, ya que va a ser necesaria
una exposición prolongada. Normalmente se sugiere utilizar una velocidad de obturación
de 8 segundos, y un diafragma lo más abierto posible con una sensibilidad ISO/1600, lo
que se busca es fotografiar la luminiscencia del reactivo y en estos casos no se busca
calidad. El tipo de lente no es importante ya que tenemos que abarcar la mayor superficie
posible, estas fotografías se deben tomar sin flash porque si lo utilizamos podríamos opa-
car la luminiscencia del reactivo. En grandes superficies no se recomienda tomar una gran
cantidad de imágenes, porque puede incomodar la vista de los técnicos que lo revisarán;
al observar tanta cantidad de fotografías se les va a hacer más difícil entrar en detalles;
en estas aplicaciones el lugar debe tener una iluminación tenue o semioscura porque este
reactivo produce luminiscencia, por ende la cartelería alfanumérica debe ser lumínica para
que salga en las placas fotográficas. El fotógrafo tiene que indicar al técnico químico que
va a aplicar el reactivo (con el uso de una linterna o láser), cuáles van a ser los laterales
y las partes inferiores y superiores que entran dentro del cuadro del fotograma. De esta
manera, el químico aplicará el reactivo acorde a nuestra indicación, porque si es aplicado
en una superficie que no captamos con nuestra cámara, no se verá en el fotograma. Se
recomienda que el fotógrafo enfoque antes de que el técnico químico aplique el reactivo y
la cámara fotográfica tiene que estar en forma manual, porque si ponemos la máquina en
automático el sensor de enfoque va a opacar la luminiscencia.
LUCES FORENSES
La utilización de luces forenses es la técnica de todo investigador a la hora de comenzar
a realizar una inspección ocular en un hecho de carácter delictivo, en búsqueda de evi-
dencias.
El sistema de luz forense posee características exclusivas destinadas a mejorar la inves-
tigación forense y policial.
Las luces forenses se encuentran entre los espectros de los 400 nm a los 720 nm, siendo
la significancia en su color con el tipo de evidencia a localizar.
Las evidencias que se puede obtener son: minúsculas, opacas, brillantes, sólidas, líqui-
das, físicas, biológicas, marcas, contusiones, etc. Algunas de ellas son: huellas dactilares,
pelos, fibras, plásticos, saliva, semen, sangre, marcas de herramientas, marcas de morde-
duras, abolladuras, contusiones, laceraciones, alteraciones en documentos cuestionados.
Para algunas evidencias, como las huellas dactilares, es conveniente contar con polvos
reactivos fluorescentes que ayudarán mucho más a la labor del fotografiado. Asimismo,
la ninihidrina y el DFO son más sensibles bajo la exposición de luz forense que bajo la luz
blanca natural, ayudando al experto a detectarla y verlas en detalle.
Otro aspecto muy importante en el uso de las luces forenses es la posibilidad de visualizar
las evidencias que, ahora sí, están emitiendo luz gracias a la detección por medio de las
luces forenses, pero que deben resaltar gracias a la utilización de un color particular de
filtro.
Para la obtención de estas imágenes es necesario programar la máquina fotográfica con
un diafragma abierto (f1.8) y una velocidad menor (20 seg) y una sensibilidad ISO de
1600, también para este estilo de fotografías se debe colocar un filtro en la boca de la
lente del mismo color que tiene el investigador, ya que sin este no se podrá observar la
evidencia que estamos resaltando. Con respecto a la cartelería alfanumérica tiene que ser
luminosa y, a su vez, tiene que salir en las fotografías indicando el sector y el número de
evidencia.
Otra particularidad que se debe tener en cuenta son las reglas fluorescentes, esto con
la luz UV va a ser luminiscencia y se podrá observar la dimensión de la evidencia en la
fotografía.
También existe un elemento llamado Crimen Scope que está compuesto de distintos fil-
tros y emite a distintas longitudes de onda sin realizar ningún cambio de cabezal, como
se mencionó al principio de este apartado. Además, estas luces sirven para fotografiar
huellas dactilares detectadas en el lugar del hecho para ser enviadas al sistema AFIS.
INTRODUCCIÓN
La genética forense es la rama de las ciencias forenses que utiliza el análisis del ADN para
la identificación de los individuos. Durante varios años, tanto en el campo de las investi-
gaciones criminales como en los casos de paternidad, el análisis de ADN ha reemplazado
a las investigaciones tradicionales que permitieron al máximo establecer la compatibilidad
de una traza con la sangre del sospechoso o del presunto padre analizando los grupos
sanguíneos.
El análisis del ADN es ahora la herramienta más poderosa y utilizada para la identificación
personal, porque se puede realizar a partir de prácticamente cualquier tipo de muestras
biológicas (por ejemplo, sangre, saliva, pelos, dientes, huesos).
Todas las células de un individuo, con la excepción de casos de patologías, normalmente
contienen 22 pares de cromosomas autosómicos y un par de cromosomas sexuales (XX
en las mujeres y XY en los hombres).
Durante la concepción, el padre pasa al hijo la mitad de su información cromosómica y
la madre la otra mitad: por lo tanto, la composición genética de cada individuo es única y
es igual (con excepción de casos de patologías) para todas las células, tejidos y órganos.
Eso significa que también si dos personas de una misma familia son más o menos pare-
cidas, nunca son genéticamente idénticas (excepto los gemelos).
El cromosoma está formado por una molécula de ADN, asociada a ARN y proteínas: el
ADN contiene hasta 100.000 genes, que determinarán los rasgos hereditarios.
Su uso fue limitado porque para el análisis RFLPs era necesaria una gran cantidad de ADN
no degradado y la interpretación de los patrones VNTR era bastante compleja y problemá-
tica, especialmente en el caso de muestras mixtas. A lo largo de los años, ha habido una
rápida evolución gracias a la introducción en la ciencia forense de la técnica de reacción
en cadena de la polimerasa (Polymerase Chain Reaction) que permite obtener millones de
copias de un tramo de ADN utilizando cantidades mínimas de ADN.
Los laboratorios forenses realizan anualmente cientos de pruebas de ADN: las tecnologías
modernas, rápidas y económicas, permiten obtener resultados concluyentes de una am-
plia gama de evidencias biológicas, incluso las degradadas o en escasa cantidad. Debido
a esto, la tipificación de ADN es ahora el procedimiento más utilizado para la identificación
personal.
Las principales aplicaciones del análisis de ADN incluyen la identificación personal en
casos criminales para identificar el donante de una traza, comparando por ejemplo el ADN
de las evidencias biológicas encontradas en la escena de un crimen con el de un sospe-
choso; identificación individual en desastres de masas (DVI), evaluación de las relaciones
biológicas (paternidad, maternidad, reconstrucción de árboles genealógicos).
Estos marcadores del ADN ubicados en la región no codificante fueron inicialmente elegi-
dos para fines de identificación humana, porque no dan informaciones adicionales sobre
el fenotipo de una persona o su estado de salud, permitiendo por lo tanto el respeto de la
privacidad de un individuo.
En particular, para uso forense la comunidad científica internacional seleccionó STRs con
las siguientes características (Gill et al., 1996, Carracedo y Lareu, 1998):
• Alto poder de discriminación > 0,9.
• Heterocigosidad (Ho) > 70 %.
• Diferentes ubicaciones en los cromosomas.
• Robustez y reproducibilidad de los resultados.
• Longitud de alelos en el rango de 90-500 pb.
• Bajos índices de tartamudeo (stutter).
La abundancia en el genoma, el alto nivel de polimorfismo, la tasa de mutación reducida
(del orden de 10-3) y la facilidad de amplificación, convirtieron los STRs en los marcado-
res de rutina utilizados en las pruebas forenses de ADN.
La Comisión de ADN de la Sociedad Internacional de Genética Forense (ISFG) estableció
en octubre de 1993 la nomenclatura de STR, actualmente utilizada universalmente, con
el objetivo de favorecer la reproducibilidad internacional del análisis de ADN y permitir
comparaciones de resultados de los laboratorios de todo el mundo.
Claramente, ampliándose la actividad de tipificación de STR, se observaron muchos nue-
vos alelos y microvariantes que fueron estudiados para confirmar su secuencia.
En 1997, el Grupo de Genética Aplicada del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología
(NIST) creó la base de datos STRBase, de libre acceso online, que es muy útil para la
comunidad científica porque incluye información sobre la tipificación STR y una lista de
nuevos alelos a medida que se encuentran.
Las muestras forenses frecuentemente tienen ADN en una cantidad limitada o con alta
tasa de alta degradación debido a la exposición a factores ambientales (humedad, calor,
UV, etc.) o al efecto de los microorganismos.
MINI-STRS
Los STR de dimensiones reducidas (Mini-STR) se introdujeron para solucionar los pro-
blemas relacionados con el análisis de ADN de muestras forenses en mínima cantidad o
muy degradadas, por lo que el análisis de los STR tradicionales no era suficiente, ya que
podría dar lugar a perfiles parciales por la pérdida de los amplicones de mayores tamaño.
En 2001, John Butler y Bruce McCord, del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología
(NIST), estudiaron la manera de colocar los cebadores directos e inversos de la reacción
de amplificación (PCR) inmediatamente cerca de la región de repetición de un STR con el
objetivo de crear productos de PCR más pequeños que los tradicionales. De esa manera
obtuvieron amplicones de tamaño reducido (Butler, 2003).
Estos nuevos marcadores pequeños se utilizaron por la primera vez para la identificación
de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en el World Trade Center
de Nueva York.
Durante la investigación se encontraron restos muy degradados por el efecto del calor
y del fuego y por la prolongada permanencia en los escombros, así como por los pro-
cesos de descomposición orgánica, que con el análisis tradicional de STR se obtuvieron
resultados muy malos o totalmente negativos. El uso de Mini-STR aumentó el éxito de la
amplificación del ADN de muestras comprometidas, permitiendo obtener datos útiles para
la identificación en casos donde el uso de marcadores STR no había producido resultados.
Los perfiles de ADN obtenidos por Mini-STR son compatibles con los perfiles de ADN de
las muestras procesadas utilizando los STR tradicionales: esto permite la comparación con
perfiles antiguos ya almacenados en bases de datos nacionales.
Además, se observó que el uso de la tecnología Mini-STR mejora la sensibilidad de
la detección de ADN y produce resultados también con muestras de ADN inhibidas o
escasas o con muestras de casos anteriores (cold cases), que no habían sido útiles para
una prueba de ADN.
Eso significa que haplotipos Y-STR idénticos indican atribución a la misma rama masculina
de una familia, mientras haplotipos diferentes indican una exclusión.
Por lo tanto, una base de datos Y-STR consiste en frecuencias de haplotipos en lugar de
frecuencias alélicas.
Los marcadores del cromosoma Y, se utilizan en ciencias forenses para reconstruir las
relaciones de parentesco del lado masculino de una familia, especialmente cuando no hay
personas en el árbol familiar, y permiten establecer si los sujetos masculinos pertenecen
o no a la misma línea paterna (por ejemplo, si dos o más hermanos son hijos del mismo
padre), tanto en pruebas de parentesco como en casos de identificación de víctimas de
desastre y/o personas desaparecidas.
Eso haplotipos Y-STR idénticos indican atribución a la misma rama masculina de una fa-
milia, mientras haplotipos diferentes indican una exclusión.
También los Y-STR son particularmente útiles en casos de violencia sexual para distinguir
el componente masculino en mezclas, especialmente en muestras donde hay un efecto de
enmascaramiento debido a una cantidad muy pequeña de ADN masculino.
Por lo tanto, la tipificación de los Y-STR es una herramienta adicional que puede usarse
como un suplemento de la tipificación autosómica tradicional para identificar a una perso-
na. Además, el análisis del cromosoma Y se puede utilizar en pruebas genealógicas para
rastrear linajes paternos (ascendencia).
En 1997, un estudio internacional multicéntrico recomendó el uso para análisis forense de
9 marcadores (DYS19, DYS389I, DYS389II, DYS390, DYS391, DYS392, DYS385 a/b) que
representan el haplotipo mínimo (MHL o minHt).
En enero de 2003, el Grupo de Trabajo Científico sobre Métodos de Análisis de ADN
(SWGDAM, por sus siglas en inglés) recomendó la extensión de los MHL con la inclusión
de añadir los marcadores DYS438 y DYS439.
A partir de esto las compañías comerciales comenzaron a desarrollar varios múltiplex
inicialmente sencillos y que hoy permiten hasta el análisis de 23-27 loci Y-STR.
Pero dado que todos los marcadores ChrX están ubicados en el mismo cromosoma den-
tro de un área de 240 cm, varias veces puede ocurrir un fenómeno de linkage (ligamento).
Comparado con los autosomas, pero el ChrX tiene menores tasas de recombinación/
mutación y un tamaño de población efectivo más pequeño, lo que resulta en una deriva
genética más rápida.
Por eso, los marcadores ChrX son útiles para estudios de antropología evolutiva y de las
enfermedades genéticas.
En forense, los marcadores del cromosoma X se usan principalmente en casos de pater-
nidad en los cuales el niño es femenino o de maternidad si el niño es masculino, ya que
el padre transfiere su único cromosoma X a sus hijas, mientras los hijos lo heredan de la
madre.
También se utilizan en casos donde no sean disponibles para análisis unos miembros de
la familia como, por ejemplo, para establecer la hermandad en los casos en ausencia del
presunto padre: si dos mujeres tienen el mismo padre, deben compartir el mismo ChrX
paterno, por lo tanto, el análisis de dos hermanas o hermanastras puede atribuir/excluir
la paternidad.
Desafortunadamente esto se aplica solo a una minoría de casos de parentesco y, en con-
secuencia, solo pocos laboratorios tratan este tipo de análisis.
Se han identificado más de 50 X-STR que se han utilizado para preparar diferentes múl-
tiplex de PCR (Becker et al., 2008; Hundertmark et al., 2008; Gomez et al., 2007; Diegoli
et al., 2010).
En el tracto homólogo de los cromosomas X y Y, se encuentra el gen Amelogenin (AMEL)
que se ha comprobado útil para la identificación del sexo del donante de una muestra
biológica.
En 1993, el Prof. K. Sullivan, del Servicio de Ciencias Forenses (Reino Unido), desarrolló
por primera vez un conjunto de cebadores de PCR útiles para el análisis del gen Ame-
logenin: cuando se analiza con tales cebadores el ADN de los individuos femeninos se
encuentra un solo pico (alelo X), mientras que el ADN de los machos da lugar a dos picos,
uno para el cromosoma X y otro para el Y. En el caso de trazas mixtas, la proporción de
área y altura de los picos X e Y puede ser útil para comprender cuál es el aporte de los
diferentes contribuyentes a la traza.
Los polimorfismos de una sola base (Single Nucleotides Polimorphisms, SNPs) consisten
en variaciones de la secuencia de ADN que ocurren en una base (adenina, guanina, timina
o citosina) y representan el 90 % de todas las variaciones genéticas humanas.
Los SNPs están presentes tanto en los cromosomas autosómicos como en los sexuales
(X, Y), así como en el ADN mitocondrial, y pueden encontrarse dentro o fuera de una se-
cuencia de codificación, por lo que pueden ser causa de enfermedades genéticas (Dwight,
2000).
Los SNPs en una secuencia de codificación pueden crear una mutación silenciosa que
produce la misma proteína que la producida en ausencia de mutación (SNPs sinónimos)
o determinar una variación en la secuencia de polipéptidos de la proteína (SNP no sinó-
nimo).
Los SNPs fuera de las regiones codificantes puede afectar el empalme de genes (genes
splicing), los factores de transcripción o la secuencia de ARN no codificante.
Obviamente, los SNPs pueden influir en el desarrollo y manifestación de enfermedades,
en la respuesta a factores ambientales, terapias, fármacos o pueden afectar el fenotipo
de un individuo.
Los SNPS tienen muchas ventajas, como la abundancia en el genoma, las tasas de muta-
ción bajas (10-8), el tamaño reducido de los amplicones (que aumenta las posibilidades
de éxito en el análisis de muestras degradas), el alto potencial de automatización, que
permite la determinación simultánea de millones de SNPs.
Siendo sustituciones de una sola base, los SNP son bialélicos (o en algunos casos trialé-
licos) y por lo tanto presentan desventajas (Butler, 2007) como dificultades con la detec-
ción de la mezcla, bajo polimorfismo que implica la necesidad de analizar un gran número
(40-60) de SNP para alcanzar el mismo poder de discriminación (PD) obtenido por el
análisis tradicional de 13-15 STR autosómicos.
Pero en general, los SNP producen un interés particular en la genética forense: por ejem-
plo, Sánchez en el 2006 ha desarrollado un panel de 52 SNPs para pruebas de identifica-
ción humana; unos haplotipos de Y-SNPs y mt-SNPs se han encontrado útiles en análisis
de parentesco; otros SNP (Ancestry Informartive Markers, AIM) son informativos para
establecer con alta probabilidad la ascendencia geográfica de una persona. Por ejemplo,
en la investigación sobre los atentados de Madrid de 2004, se analizaron 34 SNPs autosó-
micos relacionados con la ascendencia para identificar un sospechoso.
Otros SNPs fueron seleccionados para la predicción de las características fenotípicas indi-
viduales (como el color de la piel, el color del cabello o el color de los ojos) con el objetivo
de producir un identikit útil para fines de investigación. La predicción fenotípica basada
en el análisis de ADN es particularmente útil en los casos en los que no hay sospechosos
disponibles para la comparación directa del perfil STR o cuando no hay coincidencia entre
el perfil STR de la evidencia y los perfiles en una base de datos de ADN.
En 2010, Walsh desarrolló el primer sistema (IrisPlex) para predecir el color azul y marrón
de los donantes de las muestras de ADN y que fue ampliado posteriormente para permitir
la predicción simultánea del color del cabello, de ojos y piel en un solo ensayo múltiplex.
Una herramienta de acceso abierto está disponible en la web de la Universidad Erasmus
de Rotterdam1 para permitir la predicción de los fenotipos, con una precisión de más del
90 %, usando los resultados obtenidos del análisis de los SNPs, mediante comparación
con los datos de color de ojos, cabello y piel presentes en diferentes bases de datos de
población.
El método más barato y comúnmente utilizado para analizar los SNPs es la reacción
SNaPshot®, que permite un análisis económico y rápido de hasta a 40 SNPs en una sola
reacción. Este método se basa en la extensión de cebadores no marcados por didoxinu-
cleótidos (dNTP) marcados con diferentes colorantes fluorescentes (T = rojo, G = azul,
A = verde y C = negro); cada cebador es complementario a la secuencia precedente el
SNPs y termina justo un nucleotido antes. La polimerasa extiende el cebador en el extre-
mo 3 solo por un nucleótido que es complementario al SNPs y bloquea la ulterior exten-
sión. Los cebadores SNaPshot extendidos difieren según el tamaño y el color y pueden
separarse por electroforesis capilar (CE). La detección de la base incorporada permite
revelar la presencia/ausencia de un polimorfismo SNP.
1. https://hirisplex.erasmusmc.nl/
METODOLOGÍA ANALÍTICA
El análisis del ADN forense es un proceso complejo y laborioso que, por lo tanto, debe ser
realizado por personal experto con la capacitación técnica necesaria.
En los últimos años, las fases del proceso analítico se han automatizado y eso permite
acelerar el tiempo de análisis y reducir el riesgo de errores humanos de los operadores.
EXTRACCIÓN DE ADN
El análisis de ADN se puede hacer a partir de una amplia gama de muestras forenses,
como fluidos biológicos (por ejemplo, sangre, saliva, semen), hisopos salivales, pelos,
manchas, dientes, huesos, restos de cadáveres.
El ADN nuclear se extrae del núcleo de la célula y, por lo tanto, el procedimiento consiste
en la lisis celular para liberar el ADN de los otros componentes y en la posterior purifica-
ción del extracto.
Los métodos tradicionales se basan en procedimientos de digestión enzimática (general-
mente mediante proteinasa K), solubilización con detergente (SDS) y el uso posterior de
solventes orgánicos (como fenol o cloroformo) para la separación de los ácidos nucleicos
de los contaminantes (proteínas). El paso siguiente es la recuperación del ácido nucleico
de la solución que contiene el lisado celular, por precipitación del ADN en solución acuosa.
CUANTIFICACIÓN DE ADN
La cuantificación de ADN consiste en evaluar si se han extraído cantidades suficientes de
ADN de las muestras que se utilizarán en los análisis.
Es un paso importante, especialmente cuando se trabaja con muestras complejas (por
ejemplo, trazas de contacto, antiguas y/o degradadas) ya que escasas cantidades de ADN
pueden producir perfiles parciales y/o difíciles de interpretar, mientras que demasiado
ADN puede producir artefactos y, por lo tanto, conducir a resultados incorrectos.
Los métodos de cuantificación modernos utilizados en los laboratorios forenses se basan
principalmente en la PCR en tiempo real (Real Time PCR) que permite monitorear el pro-
greso de la reacción de PCR a medida que avanza y determinar exactamente la presencia
del ADN humano, y en unos casos también la cantidad de ADN masculino y, por lo tanto,
la proporción entre el ADN total y lo masculino, datos fundamentales, por ejemplo, en
circunstancias de mezclas como las que se encuentran en casos de violencia sexual.
Estos sistemas también permiten evaluar la presencia de posibles inhibidores en la mues-
tra, así como la calidad del ADN (estado de degradación) que es particularmente útil
cuando se trata de analizar evidencias forenses complejas.
La cantidad de ADN en la muestra se puede estimar mediante una comparación con una
curva de calibración de estándares conocidos, usando softwares especiales.
Varios kits comerciales (Quantiplex Pro RGC kit, Hyres, Quantifiler duo, Quantifiler trio,
Plexor® HY) para la cuantificación en tiempo real de muestras forenses están disponibles
y garantizan en poco tiempo resultados fiables y precisos.
Figura 5. Ejemplo de cuantificación de ADN en Real Time por el kit Quantiplex Pro RGC (Qiagen).
La última etapa al final de los ciclos consiste en la elongación final (Final Extencion) que
sirve para asegurar que cualquier parte restante de la cadena sea totalmente ampliada.
Generalmente se hace a una temperatura de 70-74 °C durante 5-15 minutos.
El proceso de la PCR se hace automáticamente mediante el uso de termocicladores, que
permiten calentar y enfriar las muestras para obtener la temperatura necesaria para cada
etapa.
De esta manera, en cada ciclo siguiente, la cantidad de ADN sintetizado en el ciclo anterior
se duplica, y eso produce una acumulación exponencial (igual a 2n, donde n es el número
de ciclos de amplificación) de las secuencias molde. Esto permite reproducir un fragmen-
to de ADN varios millones de veces.
En 2012, en EE.UU., el FBI propuso ampliar también el número de loci principales de CO-
DIS de 13 a 20 loci, con el objetivo no solo de reducir las falsas coincidencias, sino tam-
bién de aumentar la compatibilidad internacional y el poder de discriminación en particular
en casos de identificación de personas desaparecidas.
En marzo de 2015, el FBI publicó la expansión a 20 loci del núcleo CODIS original que
entró en vigor a partir del 1 de enero de 2017. Se incluyeron los 5 loci ESS (D1S1656,
D2S441, D10S1248, D12S391 y D22S1045) más D2S1338 y D19S443, que ya son mar-
cadores comunemente utilizados en todo el mundo. En esta perspectiva, para cubrir los
loci centrales de Europa y los de EE.UU., se comenzaron a producir nuevos múltiplex
comerciales capaces de amplificar hasta 27 marcadores.
Estos múltiplex incluyen todos los reactivos requeridos para las amplificaciones por PCR
(tampón de reacción con polimerasa Taq, Primer Mix, controles positivos de ADN mascu-
lino o femenino).
PROBLEMAS ANALÍTICOS
Los análisis de evidencias biológicas son particularmente delicados, porque la molécula
de ADN experimenta procesos de degradación a partir de los primeros momentos de la
muerte celular cuando las condiciones fisiológicas del organismo se alteran.
Además, las propiedades geoquímicas del suelo, la humedad, los rayos UV, el calor, los
microorganismos pueden favorecer la degradación de la molécula de ADN, influyendo así
en el éxito del análisis. Por lo tanto, la preservación del ADN en muestras forenses puede
ser influida por una interacción compleja de procesos, como la causa de la muerte, la
fecha del hallazgo, la exposición a condiciones ambientales inadecuadas.
El otro factor limitante es lo cuantitativo, porque cuanto menor es la cantidad de ADN,
más difícil es el análisis y la reproducibilidad del resultado y frecuentemente se obtienen
perfiles parciales.
La amplificación de cantidades de ADN menores de 100 picogramos, que corresponden
al contenido de ADN de aproximadamente 15 células diploides, requiere precauciones
especiales tanto en la fase analítica como para la interpretación de los resultados.
De hecho, en estos casos, por los fenómenos estocásticos, durante la reacción de PCR
se pueden producir efectos como el desequilibrio de los alelos en un heterocigoto (rela-
ción de altura de pico generalmente < 60 %), la pérdida de uno de los alelos (allelic drop
out), o la falta de amplificación de unos marcadores, o la amplificación de alelos que no
solo toque o por el uso regular, si por contacto directo o transferencia indirecta, ni si fue
dejado por el último manejador. Esto, obviamente, tiene implicaciones significativas en el
análisis de casos forenses.
CÁLCULOS ESTADÍSTICOS
Los expertos forenses analizan las muestras biológicas de un crimen para identificar al
individuo del que proceden. Si los resultados del análisis de ADN son interpretables, es
posible comparar los perfiles obtenidos de las muestras. Generalmente se pueden encon-
trar las siguientes situaciones típicas SWGDAM (2010):
• Los perfiles de ADN son diferentes (“NO coinciden”), entonces las muestras pro-
vienen de diferentes donantes.
• Los perfiles de ADN son iguales (“Coincidencia”), entonces las muestras pueden
provenir del mismo donante.
En este último caso, es necesario realizar evaluaciones estadísticas para demonstrar que
la prueba de ADN tenga un valor concreto. Los cálculos estadísticos más frecuentes son:
1) Probabilidad de coincidencia aleatoria (Random match probability o RMP)
La probabilidad de coincidencia aleatoria Random Match Probability (RMP) re-
presenta la probabilidad de encontrar el mismo genotipo de la evidencia en un
individuo a alcanzar en la población. La frecuencia de perfil de ADN en una pobla-
ción específica se obtiene calculando la frecuencia del genotipo para cada locus y
luego multiplicando la frecuencia de todos los loci.
La RMP es el recíproco de la frecuencia del perfil. Obviamente, cuanto menor sea
la frecuencia de un genotipo dado en la población, menor será la posibilidad de
encontrar a otro individuo con ese genotipo. Esto significa que genotipos raros
proporcionan evidencias más fuertes. Bases de datos de poblaciones diferentes a
veces pueden producir resultados ligeramente diferentes.
2) Probabilidad combinada de inclusión o de exclusión (CPI/ CPE)
El cálculo de la probabilidad combinada de inclusión o de exclusión (CPI/ CPE) se
utiliza mayormente para calcular la probabilidad de que una persona al azar, de
una población determinada, sea incluida o excluida como posible contribuyente a
una mezcla.
La probabilidad combinada de CPI/CPE se utiliza para interpretar de manera con-
servadora las mezclas complejas de ADN: un individuo puede ser incluido o ex-
cluido como donante dependiendo de si tiene o no los alelos de la mezcla.
PI = (Pa + Pb +... Pz)2 donde a, b, ... z son los alelos de la mezcla PE = 1 – PI
CPI = PI1 x PI2 x..... PIn donde 1, 2, ... n son los marcadores analizados CPE =
1 – CPI.
2. Accesible en línea con el fin de proporcionar una base de datos de referencia para ChrX STR haplotipos (www.chrx-
str.org)
d) Mt Database (EMPOP)
El European DNA Profiling Group (EDNAP) puso en línea, el 16 de octubre de 2006, una
base de datos de población (EMPOP) con el objetivo de desarrollar estándares para la
generación de datos útiles para las estimaciones de la frecuencia de los haplotipos de
ADN mitocondrial, y también ofrecer herramientas útiles para el análisis y los controles de
calidad (Parson, 2007).
La base de datos es mantenida y actualizada por el Instituto de Medicina Legal de Inns-
bruck (Austria).
La base de datos de EMPOP comprende 34.617 mitotipos de la variación HVS-I (16024-
16365) de varias poblaciones mundiales enviadas la mayoría por laboratorios que parti-
cipan en ejercicios colaborativos. Está disponible también una sección que incluye unos
softwares para el análisis de ADNmt y la ejecución de los controles de calidad de los datos.
La base de datos permite buscar y revisar las frecuencias alélicas de SNP de varias po-
blaciones y, además, permite la combinación de poblaciones en grupos, la comparación
entre poblaciones individualmente o entre grupos o con datos de HapMap equivalentes.
base de datos es, obviamente, exclusivo para fines policiales y existen sanciones severas
para cualquier persona que utiliza las informaciones o las muestras para fines diferentes
de los permitidos.
Para garantizar el respeto de la privacidad y la seguridad de las informaciones, el database
no contiene ninguna información sobre las muestras del donante, su nombre o sobre el
caso penal. Todos los datos se archivan utilizando códigos alfanuméricos.
El software puede comparar múltiples perfiles para buscar si el perfil de una evidencia
coincide con el de otra, por ejemplo de otro crimen o con el de algún donante conocido
para verificar si la misma persona (aún desconocida) es autora de diferentes crímenes.
En caso de una coincidencia, si la persona es conocida, se requiere una nueva muestra
de ADN del sospechoso para realizar una prueba de confirmación. Solo después de la
confirmación de la coincidencia, se puede pedir al laboratorio de pruebas proporcionar
informaciones adicionales sobre el caso y las muestras.
Las informaciones almacenadas en las bases de datos son relativas únicamente al sexo y
a la identidad genética de una persona y por eso fueron seleccionados unos marcadores
STR útiles para el propósito.
En particular, en EE.UU. se requirieron inicialmente 13 loci (D3S1358, D5S818, D7S820,
D8S1179, D13S317, D16S539, D18S51, D21S11, CSF1PO, FGA, TH01, TPOX y vWA) para
la inclusión de un perfil de referencia en CODIS. Pero en 2012, con el objetivo de aumentar
la compatibilidad internacional y el poder de discriminación, el FBI propuso la expansión
de los 13 loci originales de CODIS de 13 a 20 loci y, en 2015 se decidió la inclusión de
los loci D2S1338 y D19S443, más los 5 loci (D1S1656, D2S441, D10S1248, D12S391 y
D22S1045) que después del Tratado de Prüm fueron incorporados en el European Stan-
dard Set (ESS). Esta resolución está activa desde enero 2017.
En octubre de 2018, CODIS contiene más de 13.566,716 perfiles de delincuentes,
3.323,611 perfiles de personas arrestadas, 894.747 perfiles forenses y produjo más de
440.346 coincidencias que asistieron en más de 428.808 investigaciones criminales. Aho-
ra es la base de datos de ADN más grande del mundo.
La validación realizada por el fabricante durante el proceso de desarrollo sirve para evaluar
si los métodos son efectivamente fiables y establecer cuáles son las condiciones y las
limitaciones de la nueva metodología.
La validación interna se realiza por el laboratorio con el objetivo de acumular datos capa-
ces de demostrar que los métodos funcionan como se esperaba por el laboratorio.
Cada tipo de validación debe realizarse de acuerdo con las recomendaciones del Scientific
Working Group on DNA Analysis Methods, que es un grupo que incluye alrededor de 50
expertos forenses de varios laboratorios de ADN federales, estatales y locales en Estados
Unidos y en Canadá.
Figura 9. Principales estudios requeridos para las validaciones interna y de desarrollo (SWGDAM, 2010).
Además, la fiabilidad de los resultados de un análisis de ADN debe estar garantizada por
un riguroso programa de gestión de la calidad que concierne la fase documental y, sobre
todo, los métodos de realización de las pruebas.
Por lo tanto, el mantenimiento de altos estándares de laboratorio se basa en el control de
calidad (QC) y la garantía de calidad (QA).
El control de calidad se refiere a las medidas que se toman para garantizar que el resultado
del análisis de ADN y su interpretación cumpla con un estándar de calidad específico.
La garantía de calidad se refiere a las medidas que toma un laboratorio para monito-
rear, verificar y documentar su desempeño. Las pruebas de aptitud regulares (Proficiency
testing) y la auditoría internas y externas son componentes esenciales de los programas
de control de calidad y sirven como mecanismos claves para la autoevaluación crítica de
la actividad del laboratorio.
Las pruebas de aptitud implican análisis de muestras conocidas que son enviadas al labo-
ratorio en forma de ejercicios inter-laboratorios, por parte de organismos independientes
de prestigio.
Estas muestras tienen que ser analizadas con el mismo procedimiento que el laboratorio
utiliza para analizar evidencias y, de esta manera, se pueden comparar los procedimientos
analíticos utilizados por distintos laboratorios y los resultados obtenidos que tienen que
ser idénticos independientemente de la metodología utilizada. Por eso, la comunidad cien-
tífica internacional y en particular la Sociedad Internacional de Genética Forense (ISFG) ha
desarrollado protocolos y recomendaciones que son periódicamente revisadas y que los
laboratorios de genética forense tienen que seguir para garantizar la precisión y reprodu-
cibilidad de los análisis.
Las auditorías internas y externas son revisiones independientes de las operaciones de
laboratorio realizadas por expertos internos o externos al laboratorio para determinar si el
laboratorio está trabajando de acuerdo con un estándar definido.
Los laboratorios que realizan análisis forenses de ADN deben, por lo tanto, adoptar un
programa de control y garantía de calidad, de acuerdo a las disposiciones del documento
del grupo de trabajo de ADN de ENFSI (European Network of Forensic Science Institutes).
En particular, la norma UNE EN ISO / IEC 17025 se refiere a un conjunto de normas esta-
blecidas a nivel internacional para garantizar la calidad en los laboratorios.
La norma específica que “los requisitos generales para la competencia de los laboratorios
para realizar pruebas y/o calibraciones, incluido el muestreo”.
Por lo tanto, de acuerdo a la norma, el laboratorio debe establecer, implementar y man-
tener un sistema de calidad adecuado para el propósito de sus actividades y documentar
las políticas, sistemas, programas, procedimientos e instrucciones en la medida necesaria
para garantizar la calidad de los resultados de las pruebas y/o calibraciones. Además, la
documentación del sistema debe estar a disposición del personal para ser correctamente
aplicada.
Cumplir con los requisitos de ISO/IEC 17025:2005 significa “tener tanto la competencia
técnica requerida para realizar los análisis, como un sistema de gestión de calidad, que es
esencial para garantizar la exactitud de los datos analíticos y la trazabilidad de las medidas”.
Un laboratorio que trabaja de acuerdo con la ISO 17025 cumple con todos los estándares
internacionales y produce resultados fiables que son interpretados por personal cualifica-
do. Por este motivo, se ha establecido internacionalmente que solo los laboratorios con
este tipo de acreditación pueden enviar los perfiles de ADN a las bases de datos nacionales
de ADN (ENFSI 2010). El programa de acreditación requiere una amplia documentación
de todos los aspectos de las operaciones de laboratorio (la especificación y calibración de
equipos y reactivos; la validación y descripción de los métodos analíticos, la definición de
estándares y controles apropiados, los procedimientos para el manejo y el análisis de las
muestras y la interpretación de los resultados analíticos), pruebas de aptitud, auditorías
internas y externas de las operaciones de laboratorio, un plan para abordar las deficiencias
con acciones preventivas y correctivas, especificación de la educación, capacitación y
experiencia del personal.
En esta línea, en muchos países, y en particular en Estados Unidos, se requiere la cer-
tificación de calidad de los expertos forenses para demostrar que la persona tiene las
necesarias calificaciones y experiencia para analizar las muestras, elaborar los informes y
también testificar en el juicio. Obviamente, se requiere que esta competencia se mantenga
a través de un programa de actualización continua.
PRUEBAS DE PATERNIDAD
Una de las aplicaciones más difundidas del análisis forense de ADN consiste en las prue-
bas de paternidad. En el campo criminal, estas se limitan generalmente a casos de vio-
lencia sexual o de identificación de restos humanos (por ejemplo, en casos de desastres
masivos), mientras en el sector privado y en el derecho civil hay numerosas solicitudes de
análisis de paternidad, maternidad, reconstrucción de arboles familiares.
Las leyes que regulan las pruebas de maternidad o paternidad, especialmente en la esfera
privada, son diferentes de un país a otro: en algunos casos el análisis está prohibido, en
otros no, se pueden realizar también pruebas de paternidad prenatales...
Las razones para determinar la paternidad son muy diversas, por ejemplo: dudas acerca
de la paternidad en particular cuando la pareja ha pasado por una separación temporal o
si el hombre sospecha de infidelidad de su esposa, disputas por divorcio, hijos ilegítimos,
custodia y derechos de visita de los hijos, supuesto intercambio de recién nacidos en
hospitales, casos de adopción, seguros médicos, herencia, casos de inmigración.
La prueba la pueden solicitar tanto mujeres como hombres; generalmente las mujeres
piden sostenimiento económico, apellido y derechos varios a hombres que niegan la
paternidad, mientras que los hombres pretenden comprobar si les están acusando injus-
tamente de ser padres biológicos.
También los hijos pueden pedir pruebas, por ejemplo, cuando descubren infidelidad entre
sus padres para comprobar la verdadera paternidad o en casos donde fueron separados
de sus padres a una edad muy temprana y quieren reunificarse.
La posibilidad de realizar exámenes prenatales en el feto, así como análisis post mortem
de cadáveres, garantiza la plena aplicación del derecho de los herederos.
Si la prueba está ordenada por razones judiciales, el juez mismo puede también determi-
nar quién tendrá que pagar el costo del análisis.
En las pruebas de paternidad tradicionales, se analizan los perfiles de ADN del trío (pre-
sunto padre, madre e hijo), pero el análisis de paternidad se puede realizar también en
ausencia de la madre, analizando solo la pareja padre-hijo/a.
De acuerdo con las leyes de Mendel, cada individuo recibe el 50 % de su herencia genética
de su padre y el 50 % de su madre. Por lo tanto, el presunto padre, para ser considerado
el verdadero padre biológico, debe tener la mitad del perfil genético del hijo.
Si en el hijo hay alelos que no se encuentran en el supuesto padre, este puede ser
excluido como posible padre biológico (exclusión); en cambio si el hombre examinado
(presunto padre) tiene todos los alelos paternos obligados, el resultado del análisis es una
inclusión (compatibilidad) y, en este caso, es necesario realizar un cálculo bioestadístico
para determinar la posibilidad de que el individuo en cuestión sea el padre biológico real.
La posibilidad de analizar a la madre permite de identificar claramente el alelo procedente
de ella y entonces definir con certeza el alelo paterno obligado. Eso, en casos de exclusión
de paternidad, permite considerar solo los alelos paternos obligados para demostrar con
mayor certeza la exclusión; en casos de compatibilidad (inclusión) de alcanzar valores
bioestadísticos más altos de hipótesis de paternidad.
El peso de la evidencia a favor de la hipótesis de paternidad, se puede estimar como un
índice de paternidad (PI, índice de paternidad) o como probabilidad de paternidad (W)
según la fórmula de Essen-Möller (de la probabilidad alemana de Wahrscheinlichkeit) .
El índice de paternidad (IP) expresa cuántas veces es más probable la hipótesis de que el
presunto padre sea el padre biológico comparada con la hipótesis de que lo sea cualquier
otro sujeto al azar en la misma población.
IP (índice de paternidad) = X/Y
Para una combinación específica madre-hijo/a, presuponiendo la maternidad indubitada:
X = la frecuencia con la que el presunto padre transmite el alelo obligatorio al hijo/a
Y = la frecuencia con la que un hombre al azar en la población transmite el alelo obligatorio
al hijo/a.
Figura 10. Predicados verbales para explicar pruebas de paternidad (Hummel, 1997).
En el caso de incompatibilidad entre los perfiles para una exclusión “cierta” de paternidad
es necesario que se encuentren al menos 3 incompatibilidades entre el perfil del supuesto
padre y lo del hijo. No se puede excluir la paternidad en base a la incompatibilidad de solo
un marcador genético porque al pasar de una generación a otra, pueden ocurrir mutaciones
en el ADN (generalmente 1-step, las mutaciones 2-step son hasta a 10 veces mas raras).
Por lo tanto, es posible que el padre biológico presente un alelo distinto de lo que se
observa en el hijo. Se ha calculado que la tasa de mutación de los STR, está entre 5x104 y
105 y, por lo tanto, la posibilidad de 3 mutaciones concomitantes sería < 1,25x1010 (Weis-
senbach y coll. Nature Genet. 7, 246, 1994).
Si, a pesar del análisis de al menos 15 marcadores, se encuentran solo 1-2 incompatibili-
dades, entonces es necesario extender la investigación a otros marcadores, incluidos los
SNP o marcadores en los cromosomas sexuales.
Si no se encuentran más incompatibilidades, es necesario hacer el cálculo bioestadístico
de paternidad incluyendo la tasa de mutación de los alelos de los marcadores incompati-
bles, para averiguar también la posibilidad de que un familiar cercano del supuesto padre
(típicamente un hermano) sea el verdadero padre biológico.
En casos de reconstrucción de arboles familiares, se debe tener en cuenta que general-
mente, la cantidad de material genético se reduce al 50 % al aumentar la distancia en las
ramas del árbol genealógico. Por lo tanto, el análisis es más complicado y debe extender-
se a un gran número de marcadores, incluidos los sexuales.
Existen diferentes softwares útiles para el cálculo bioestadístico de paternidad (por ejem-
plo, Familias, Pater, PATCAN, FamLinkX), algunos de los cuales están disponibles de forma
gratuita, como Familias, que fue desarrollado por la Universidad de Oslo y desde hace
muchos años es el software más utilizado por los expertos forenses.
Para que una prueba de paternidad tenga validez legal es necesario claramente identificar
a los sujetos que se someten a la prueba y adquirir las autorizaciones necesarias, de con-
formidad con las disposiciones de la ley del país sobre la protección de los datos. También
es necesario el consentimiento de las partes interesadas para la toma de las muestras
ADN RÁPIDO
En los últimos años se han desarrollado nuevos sistemas que permiten realizar en poco
tiempo un análisis preciso del ADN para producir perfiles compatibles con los obtenidos
por métodos tradicionales.
En EE.UU., la Rapid DNA Act de 2017 autorizó al director del FBI a “emitir normas y proce-
dimientos para el uso de instrumentos de ADN rápido y los análisis de ADN resultantes”.
Este tipo de instrumentos han sido desarrollados originalmente para identificar a los sos-
pechosos más rápidamente, permitiendo a personal no técnico realizar un análisis de ADN
en una estación móvil o en la estación de policía local, a partir de una muestra biológica
tomada a un sospechoso.
Eso tiene el potencial de aumentar la seguridad pública, especialmente en las fronteras de
los países, permitiendo la investigación rápida de perfiles contrastados con una base de
datos de ADN mientras el sospechoso aún está bajo custodia.
Los hisopos bucales son ideales para este tipo de instrumentos de ADN rápido, porque
contienen grandes cantidades de ADN fresco de un individuo.
El proceso consiste en extracción, amplificación, separación, detección e interpretación de
los resultados automatizada, sin intervención humana en menos de dos horas.
Todos los reactivos y materiales necesarios para cada reacción están contenidos en unos
cartuchos especiales. El operador solo tiene que colocar la muestra en el instrumento y
esperar el resultado (perfil de ADN autosómico) que es útil para ser enviado a las bases
de datos de ADN.
Por eso, para permitir también una comparación con los resultados obtenidos en un la-
boratorio tradicional, se han desarrollado y validado los mismos kit comerciales utilizados
habitualmente en laboratorios forenses para uso también con este tipo de instrumentos
rápidos.
Aunque estos nuevos instrumentos (por ejemplo, RapidHIT, DNAscan, Rapid DNA Analysis
System) se puedan utilizar para analizar otro tipo de muestras diferentes de los hisopos,
el FBI estableció que los sistemas Rapid DNA no pueden utilizarse para analizar muestras
de las escenas del crimen, que deben ser procesadas por un laboratorio de ADN forense
acreditado.
Esto se debe a que las muestras forenses varían ampliamente, dependiendo de la natu-
raleza de la muestra, edad, exposición a factores ambientales, cantidad y calidad del ADN
que pueden contener. Además frecuentemente las muestras forenses contienen ADN de
más de un individuo.
Por lo tanto, el análisis de las muestras forenses requiere precauciones especiales tanto
durante la fase analítica como para la interpretación de los resultados y tiene que ser he-
cha por personal experto.
En EE.UU. se ha establecido que los laboratorios forenses que utilizan el sistema de ADN
rápido deben trabajar en conformidad con los documentos “FBI Director’s Quality As-
surance Standards for DNA Databasing Laboratories and the Addendum to the Quality
Assurance Standards for DNA Databasing Laboratories performing Rapid DNA Analysis
and Modified Rapid DNA Analysis Using a Rapid DNA Instrument (2014)”, que describen
los requisitos que deben cumplir los laboratorios acreditados que realizan el análisis de
ADN rápido para que los resultados se consideren útiles para la inclusión en el Sistema de
indexación de ADN combinado (CODIS).
Los derechos de los animales y su origen se asocian a cuestiones que divergen entre
filósofos, científicos y juristas desde los primordios de la humanidad hasta los tiempos
modernos, pues versa sobre la relación de superioridad que el hombre ejerce sobre todas
las especies vivas.
El primer reconocimiento de derechos de los animales ocurrió en 1822, en Inglaterra,
por medio de la creación de una “sociedad de protección animal” y, tras ese acto, nuevas
sociedades, reglas y normas pasaron a ser aprobadas entre los parlamentarios, contra la
crueldad con caballos, ganado y perros (Rodrigues, 2002). Otro marco en la comunidad
científica, asociado a los derechos de los animales, fue la obra El Origen de las Especies,
del naturalista británico Charles Darwin que, en 1859, propuso evidencias de la evolución
de las especies. En la época, su obra fue duramente criticada, pues esta revolucionaba
la creencia contemporánea sobre la creación de la vida en la Tierra. En el libro, Darwin
defiende dos teorías principales: la de la evolución biológica, en la cual todas las especies
de plantas y animales que viven hoy descienden de formas más primitivas, y la de que
esta evolución ocurre por “selección natural” (Ridley, 2006).
En Brasil, en 1886, en la ciudad de São Paulo, surgió el primer dispositivo insertado en
el Código de Posturas, que pretendía cohibir los malos tratos a los animales sometidos a
castigos bárbaros e inmoderados, bajo pena de multa. Sin embargo, solo después de tres
décadas se inició una sistematización de normas de protección a los animales en el país,
con la elaboración del Decreto Nº 16590 de 1924, que regulaba la concesión de licencias
para “carreras de toros, botellas, novillos, peleas de gallos y canarios” (Levai, 2004).
Posteriormente, en 1934, en el gobierno provisional de Getúlio Vargas, se expidió el De-
creto Nº 24645 que garantizaba medidas protectoras a los animales, tanto en la esfera civil
como penal. Este documento, con estatus de ley, reforzó su protección jurídica por medio
de varios dispositivos propios, posibilitando derechos a los animales. La Constitución Fe-
deral de 1988 concedió estatus constitucional al medio ambiente, garantizando protección
a la fauna y a la flora. El artículo 225, 1°, inciso VII, refuerza la protección y prohibición
de actos de crueldad contra los animales, disponiendo que: “Incumbe al Poder Público
proteger la fauna y la flora, vedadas, en la forma de la ley, las prácticas que pongan en
riesgo su función ecológica, provoquen la extinción de especies o someten a los animales
la crueldad”.
La Ley de Crímenes Ambientales (Ley 9605/1998) fue la primera que, de forma efectiva,
criminalizó las conductas nocivas al medio ambiente. Además de la protección a la fauna,
la Ley de Crímenes Ambientales también trata de infracciones administrativas perjudi-
ciales al medio ambiente, imponiendo sanciones administrativas y penales, generando
responsabilización al agente infractor con aplicación de penas, las cuales pueden ser en
forma de multa, prestación de servicio social y restricción de libertad.
Las conductas que generan las sanciones previstas en la Ley de Crímenes Ambientales en
los casos asociados a animales silvestres, domésticos o domesticados son las siguien-
tes. El artículo 29 prevé como conducta criminal “matar, perseguir, cazar, coger, utilizar
especímenes de la fauna silvestre, nativos o en ruta migratoria, sin la debida autorización,
licencia, autorización de la autoridad competente, o en desacuerdo con la obtenida”, bajo
pena de detención de seis meses a un año, y multa. Este artículo, en su párrafo 1, todavía
añade otras conductas que incurren en las mismas penas: quien impide la procreación
de la fauna, quien modifica, daña o destruye nido, abrigo o criadero natural, quien vende,
expone a la venta, exporta o adquiere, de la fauna silvestre, nativa o en ruta migratoria,
así como productos y objetos procedentes de criaderos no autorizados o sin la debida
autorización, licencia o autorización de la autoridad pública competente.
También se prevé en este artículo la posibilidad de aumento de pena si el crimen se
practica contra una especie rara o considerada amenazada de extinción, en período prohi-
bido a la caza, durante el período nocturno, en casos de abuso de licencia, en unidad de
conservación y/o si se utilizan métodos o instrumentos capaces de provocar destrucción
masiva. Si el crimen se deriva del ejercicio de caza profesional, la pena también se incre-
menta. Pero en ese caso, será hasta el triple de la pena. La introducción de un espécimen
animal en Brasil, sin la debida autorización técnica, también es un crimen previsto en el
artículo 31 de la Ley de Crímenes Ambientales, e implica la detención de tres meses a un
año/multa.
Otro tipo de crimen contra la fauna es la exportación de pieles y cueros de anfibios y
reptiles, sin la autorización de la autoridad competente, previsto en el artículo 30. La pena
de ese crimen tiene una diferencia en relación a la prevista en el artículo 29, pues el autor
estará sujeto a la reclusión de uno a tres años/multa y no más a la detención.
La pesca, a los efectos de esta ley, se considera como todo acto destinado a retirar, ex-
traer, recoger o capturar especímenes de los grupos de los peces, crustáceos, moluscos
y vegetales susceptibles o no de aprovechamiento económico, salvo las especies amena-
zadas de extinción, constantes en las listas oficiales de la fauna y la flora. Para ello, queda
prohibido practicar esos actos en períodos y lugares prohibidos por el órgano competen-
te, incurriendo la pena de detención de uno a tres años/multa. En este crimen también
puede acrecentar la pena de detención para la reclusión de uno a cinco años, en casos de
uso de explosivos o sustancias que produzcan efecto similar, uso de sustancias tóxicas u
otro medio prohibido por la autoridad competente.
Es importante resaltar que, para la caracterización de la existencia o no de todos esos
crímenes citados, es necesario observar primero si hay o no autorización de la autoridad
competente o licencia para colecta, manejo, estudio científico o cualquier otra actividad
pues, en posesión de tales documentos, tales conductas no se tipifican como crimen.
El castigo puede ser extinto si hay comprobación de la recuperación del daño ambien-
tal causado por medio de la presentación de laudo pericial. En este contexto, podemos
plantear una cuestión de extrema importancia y que puede ser respondida por biólogos y
demás profesionales del área ambiental: ¿Es posible la recuperación completa de un daño
causado al medio ambiente?
Medir un daño ambiental es cada vez más difícil frente a los extensos cambios generados
por factores antrópicos: contaminación, deforestación, explotación clandestina de anima-
les, la explotación de madera, las fugas de petróleo son algunos de los factores que han
llevado a una disminución sustancial en la fauna y la flora terrestre y acuática. ¿Solo el
resarcimiento a través de multas basta en relación a tales daños?
En todo el mundo ocurren numerosos casos de daños ambientales. En el caso de Brasil,
se puede citar el caso ocurrido en 2015, de la ruptura de represas de la minería Samarco,
en el Distrito de São Bento en Mariana (MG), el mayor desastre ambiental ocurrido en
Brasil, devastando la ciudad y causando daños irreparables.
Ante este desastre, ¿de quién es la responsabilidad de las muertes, de las pérdidas irrepa-
rables y de todo el perjuicio de ese desastre ambiental? Una vez más, nos cuestionaremos
“¿Solo con el resarcimiento basta?”, “¿cómo valorar el volumen o tamaño del daño am-
biental?”, “¿existe recuperación ambiental ante ese caso desastroso?”, “¿Samarco tendría
responsabilidad penal y administrativa?”, “¿el Gobierno de Minas habría sido negligente
en las concesiones de licencias ambientales?”.
Figura 1. Imágenes del desastre ocurrido en 2015 por la ruptura de la represa de desechos
de la Samarco Mineradora, en el Distrito de São Bento en Mariana (MG). Foto: g1globo.
Otro caso de gran repercusión es el episodio de las aves en extinción en el golfo de México
tras un accidente en 2010. Una gran explosión provocó la fuga de petróleo, considerado
el mayor desastre ambiental de la historia de Estados Unidos. Las consecuencias para el
medio ambiente fueron catastróficas, muchas especies acuáticas se vieron afectadas por
productos tóxicos. Cuatro especies de tortugas marinas, además de delfines, cachalotes,
camarones y otros crustáceos y peces (el golfo de México es uno de los únicos viveros
en el mundo del atún rojo) vieron sus poblaciones devastadas.
En casos como estos, la ciencia forense puede contribuir ricamente a través de la pericia
criminal por medio de profesionales ligados al medio ambiente, que actúan con conoci-
mientos técnicos-científicos en la preservación de la naturaleza.
El perito criminal al autorizar en una pericia volcada a crímenes contra la fauna, si esta
involucra animales vivos, solo podrá hacerlo con el conocimiento profesional del médico
veterinario y del biólogo, lo que dará condiciones para que se realice la identificación de
las especies por medio de la genética forense, por ejemplo. Si el crimen involucra ani-
males muertos, el perito, además de preocuparse por la clasificación e identificación de
las especies, también estará encargado de determinar la causa mortis de los animales en
cuestión, realizando exámenes de necropsia, histopatológico, genéticos, entre otros.
La ciencia forense, además de auxiliar a través de pericias ambientales, puede contribuir a
través de las investigaciones científicas estandarizadas en grandes laboratorios de univer-
sidades y de los propios laboratorios de la policía científica en institutos de criminalística.
Entre los diversos crímenes ambientales, el tráfico de animales es uno de los más cometi-
dos en todo el mundo. El uso de la genética forense animal es sin duda la ciencia esencial
para auxiliar directa e indirectamente en esos casos.
Ahora vamos a reflexionar un poco sobre datos del tráfico de animales para posteriormen-
te insertar estudios en el área de la genética y minimizar los efectos de ese crimen en las
poblaciones de la fauna silvestre.
Las consecuencias sanitarias son referentes al hecho de que ningún animal comerciali-
zado es sometido a control sanitario, pudiendo transmitir enfermedades graves, incluso
desconocidas, para otros animales silvestres, creaciones domésticas y para el hombre.
La toxoplasmosis y la psitacosis representan algunas de las zoonosis más comúnmente
transmitidas por los psitacídeos. En 1929, la importación de loros de Brasil y de Argentina
a Estados Unidos y Europa generó un brote mundial, que se inició en 1882 y se asoció a
loros importados de Argentina, la psitacosis se hizo conocida como la fiebre del loro y se
difundió rápidamente en varios países. En 1942, la incidencia de psitacosis se hizo tan alta
que la importación de los psitacídeos fue prohibida en Estados Unidos. Otra enfermedad,
denominada PPD (Pacheco’s Parrot Disease), un herpes de los virus de psitacídeo, fue
descrita en las aves importadas de Brasil a Estados Unidos en 1930 (Clubb, 1987). Otra
consecuencia sanitaria del tráfico de aves hace referencia a los seres humanos, ya se
conocen más de 180 tipos de enfermedades que pueden ser transmitidas por animales
silvestres (Bouer, 1998).
Las consecuencias socioeconómicas están ligadas al hecho de que el tráfico de animales
genera pérdidas económicas para el país, además de no contribuir a las arcas públicas,
generando perjuicios en las labranzas, ya que muchos animales silvestres actúan en el
control de plagas de modo mucho más eficiente que los métodos artificiales (Gliesch,
1993).
Otro aspecto social de la relevancia de este acto es el reclutamiento de una importante
parcela de la población rural brasileña para que participe de una actividad ilegal, como
forma de fuente económica alternativa para complementar la renta familiar. Como ya se
mencionó, estos son los colectores o cazadores que, en la mayoría de las veces, no son
conscientes de que están contribuyendo a la extinción de especies (Gamba, 1998).
Las consecuencias ecológicas pueden asociarse a la retirada de una especie de su hábitat
natural. Como las especies poseen relaciones intra e interespecíficas y también con el
medio físico-químico que las rodea, la retirada de individuos de un determinado ambiente
altera el equilibrio dinámico de los ecosistemas, generando consecuencias para la perpe-
tuación y supervivencia de sus integrantes (Norton, 1997).
Al eliminar especies, las interacciones se pierden, dificultando predecir cuáles son las
consecuencias en los ecosistemas. Esta eliminación de especies no necesita ser total,
basta que haya una reducción en su abundancia para que genere consecuencias ecoló-
gicas. Por ejemplo, la caza excesiva, en algunas regiones de la Amazonia Central, llevó al
declive de las poblaciones de caimán, lo que acarreó una reducción en las poblaciones
de especies de invertebrados que se alimentaban de los excrementos de esos animales.
En consecuencia, hubo una reducción de las poblaciones de las especies de peces que
se alimentaban de estos invertebrados, llevando a la carencia de algunos peces que son
valiosos recursos alimentarios para la población local (Fitzgerald, 1989).
Figura 3. Base de datos forenses desarrollada por la autora del capítulo, titulado de Forensic Bird Base,
para ayudar al centro de rehabilitación de animales que han sido objeto de tráfico ilegal (Gonçalves, 2017).
del ADN mitocondrial, disponibles en el GenBank, base de datos de nucleótidos del NLM/
NCBI, ubicado en el National Institutes of Health (NIH) y que contiene informaciones de
secuencias nucleotídicas de aproximadamente 260.000 especies. Las búsquedas en el
GenBank, hechas a través del “número de acceso”, único para cada secuencia, permiten la
visualización de datos que pueden subsidiar la correcta identificación taxonómica de aves.
En este estudio fue posible caracterizar segmentos parciales del gen mitocondrial cito-
cromo oxidasa I (COI) para la generación de perfiles genéticos de Amazona aestiva y sus
subespecies para inferencias taxonómicas.
Los resultados basados en datos morfológicos pueden generar información no significati-
va o errónea en casos de identificación de especies o subespecies. Por otro lado, diversos
trabajos han demostrado la eficacia del uso de secuencias de ADN mitocondrial para dife-
renciar órdenes, familias, especies o subespecies animales (Hebert, 2003). En un estudio
con hormigas, existe la posibilidad de que las secuencias del gen COI ayuden a inferir
límites entre las especies, con el objetivo taxonómico. En los peces teleosteos y cartila-
ginosos, también se emplearon secuencias del gen COI para la identificación de especies
de peces de diferentes órdenes. En aves, el código de barras de ADN fue utilizado para
la identificación de 206 especies norteamericanas, resultando en diferentes secuencias
entre las especies, pero algunas presentaron alta variación intraespecífica (Hebert, 2004).
Otro estudio en el que se utilizó el código de barras de ADN fue descrito por Kerr (2007),
y posibilitó identifcar 643 especies de 27 órdenes diferentes, distribuidas en 71 familias y
286 géneros, originarias de Estados Unidos y Canadá, totalizando el 98 % de la avifauna
neártica. De estas especies, el 94 % formaron clados recíprocamente monofiléticos y, para
las que no fue posible la identificación, los autores propusieron que estas pudieron haber
sufrido hibridación o pueden representar especies crípticas.
En el presente estudio, los resultados del secuenciamiento automático de los productos
de PCR para las 8 muestras de las dos subespecies de Amazona aestiva, utilizando el
conjunto de primers 1 (LTyr / COIH7557) y el conjunto de primers 3 (COIaRT / CO178Ht)
no evidenciaron diferencias entre las secuencias nucleotídicas. Las secuencias nucleotí-
dicas obtenidas fueron comparadas con secuencias depositadas en bases de datos del
Genbank y, a través de análisis BLAST (Basic Local Alignment Search Tool) en el National
Center for Biotechnology Information (NCBI), se pudo confirmar un alto nivel de identidad
con secuencias de identidad ADN ya descritas para A. activa. La composición media de
las bases nitrogenadas fue de 25,4 %, adenina (A), 25,8 % timina (T), 23,5 % citosina (C)
y 24,6 % guanina (G).
a) b)
Figura 6. Geles de agarosa que evidencian el resultado de las pruebas de amplificación realizadas con diferentes
conjuntos de primers para la amplificación de un segmento del gen mitocondrial COI.
a) Amplificación de muestras de ADN de ejemplares de Amazona aestiva aestiva (resultado positivo).
b) Amplificación de muestras de ADN de ejemplares de Amazona aestiva xanthopteryx (resultado positivo).
MM: marcador de peso molecular de 1 Kb (indicaciones en pares de bases).
Este tipo de análisis es importante porque los datos morfológicos pueden generar infor-
mación no significativa o errónea en casos de identificación de especies o subespecies.
La elevada tasa evolutiva generalmente presentada por marcadores de ADN mitocondrial
permite que estos sean utilizados en estudios de taxonomía, filogeografía, reconstrucción
de historia demográfica y diversificación adaptativa.
Por lo tanto, la genética forense es una herramienta molecular esencial para minimizar
efectos y consecuencias de crímenes ambientales como por ejemplo el tráfico de anima-
les, auxiliando en la conservación de especies, como soporte auxiliar ambiental y jurídico.
Figura 7. Productos de PCR, relativos a la amplificación de genes CHD-Z y CHD-W de ejemplares de Amazona
aestiva, visualizados en gel de agarosa 2 %. MM: marcador de peso molecular de 1 kb
(indicaciones en pares de bases), M: macho y F: hembra.
Los datos de sexaje molecular ayudan a aquellos lugares que mantienen animales para
programas de reproducción, pues indican, con alta fiabilidad, la identificación de machos
y hembras. Además, el manejo de las aves significa no solo la conducción de la creación
en sí (apareamiento, puesta, alimentación), sino también el manejo genético (selección
de parejas visando a mejores resultados). Para ello, hay que cuidar y vigilar la formación
de futuras parejas, pues la endogamia puede provocar la disminución de la heterozigosis
y, consecuentemente, aumento de la homocigosis. Al reducir la heterozigosis, se puede
favorecer el aumento de genes recesivos indeseables o de efectos deletéreos. La pérdida
de la variabilidad genética en poblaciones pequeñas tiende a ocurrir aleatoriamente, cau-
sando cambios en las frecuencias alélicas y genotípicas, fijando algunos alelos y eliminan-
do otros, este proceso es denominado deriva genética. La mayoría de estos genes están
relacionados con la reducción de la fertilidad, el aumento de la mortalidad, el aumento de
las enfermedades debido a la disminución de la resistencia y el vigor híbrido y el aumento
del valor genético adaptativo.
Por último, los estudios de caso presentados en el presente capítulo son solo ejemplos
reales de estudios genéticos que involucran a muestras animales provenientes de crí-
menes ambientales y que se sometieron a análisis en busca de conservación de la fauna
silvestre. Las muestras biológicas para estos análisis fueron sangre y plumas de las aves
silvestres, recogidas de forma no destructiva, causando menos estrés en los animales.
1. International Organization for Standardization, ISO/IEC 27037:2012, Guías para la identificación, recolección, adquisi-
ción y preservación de la evidencia digital.
2. U.S. Department of Homeland Security, Best Practices For Seizing Electronic Evidence, V.4.2, 2015.
Figura 3. Ejemplo de información del teléfono móvil asignado para un caso en particular.
3. International Organization for Standardization, ISO/IEC 27042:2015, Guías para el análisis y la interpretación de evi-
dencia digital.
OPERACIONES TÉCNICAS
Llegada la fecha establecida para realizar el informe técnico o pericia, el perito, junto con
el personal administrativo designado por el jefe/coordinador, realizarán la apertura de la
muestra y realizarán el acta correspondiente dejando constancia y registro del estado de
las muestras recibidas y, si corresponde, de la presencia de las partes interesadas intervi-
nientes. Las muestras quedarán a cargo del perito designado para la realización del trabajo.
El procedimiento que integran las tareas desarrolladas dentro del ámbito forense digital
comprenden, como anteriormente se expuso, de metodologías de trabajo basadas en:
procedimientos establecidos, recomendaciones hechas, estándares de las mejores prácti-
cas forenses digitales y las recomendaciones realizadas por la ISO/IEC 27042.
Durante el desarrollo de la labor técnica se deberán utilizar, entre otros, procedimientos
estándares de calidad, que seguidamente se describen:
1. Análisis preliminar: Consiste en el análisis del caso para definir el orden de traba-
jo sobre las muestras, considerando la volatilidad de la información, el interés del
operador judicial, y el estudio solicitado. De no tener ninguna hipótesis de trabajo,
podrá seguir un criterio comúnmente utilizado denominado triaje4, que consiste
en determinar el orden e importancia de análisis por medio de un estudio super-
ficial de procesamiento de muestras.
2. Adquisición: Comprende a su vez, las siguientes tareas:
a. Preparación del ambiente de trabajo y la creación de la imagen forense, si
correspondiese. Esta actividad hace posible la repetitividad de la prueba, garan-
tizando así la integridad de los datos e información contenida en la misma. Para
la validación de la información contenida en los soportes de almacenamiento
digital objeto de estudio, tanto en el soporte original como en la copia forense,
la técnica que debe utilizarse como anteriormente se expuso, es la generación
de hashes.
4. University College Dublin, Managing a Digital Investigation Unit, 2013, 4ª edición: “Protocolo de intervención es un
método de selección y clasificación”.
4. Informe técnico: El informe técnico o dictamen debe ser escrito y firmado por
el perito actuante. Su contenido, en general, lo comprenden: un encabezado de
referencia que identifique fecha, lugar, organismo solicitante y datos de la causa,
la identificación del requerimiento del operador judicial, la apertura y estado de las
muestras, las operaciones efectuadas y las herramientas utilizadas, y finalmente
las conclusiones arribadas. La información complementaria con el soporte de
evidencias o indicios será adjuntada en soporte digital, y será entregada junto con
las muestras al operador judicial solicitante.
EXCLUSIONES
Los laboratorios forenses digitales deben indicar cuáles son sus limitaciones o que tareas
quedarán fuera de su alcance, ya sea porque no se cuente con el conocimiento específico,
o no tenga el laboratorio un software forense especializado. También existen operaciones
que corresponden a la informática en general y no a la forense digital y las mismas debe-
rán ser excluidas de la tarea del laboratorio y derivarse por los canales propios de cada
organización, como:
–– Análisis de dispositivos analógicos, como las contenidas en cintas de vídeo.
–– Inspección ocular de toda la información contenida en dispositivos.
–– Transcripciones de texto o dactilografías.
–– Ordenamiento de información.
–– Extracción del inventario de información de un dispositivo de almacenamiento
digital.
–– Impresión fuera de lo que son contenidos en informes técnicos o pericias genera-
dos en el laboratorio.
–– Escuchas de comunicaciones, fotografías o filmaciones durante las tareas de
investigación.
–– Copias simples conocidas como de resguardo de dispositivos con almacenamien-
to de información digital fuera de lo que son contenidos en informes técnicos o
pericias generados en el laboratorio.
CONCLUSIONES
Las tareas desarrolladas en los laboratorios forenses digitales son de una complejidad
creciente, alineado a los cambios que se producen en los ambientes de las tecnologías de
información y las comunicaciones (TICS).
En la actualidad, a medida que avanzan las garantías de los individuos, las empresas que
desarrollan dispositivos digitales buscan garantizar las mismas mediante la confidencia-
lidad de la información privada, encubriendo mediante criptografía los datos y haciendo
más difícil la visualización de la información que pueda servir de indicio o evidencia dentro
del proceso judicial.
El creciente volumen de información que se genera a diario, las capacidades de guardarla
en dispositivos que no se puede identificar físicamente en donde se encuentran, como
por ejemplo la “Nube”, y las restricciones de accesos, hacen necesario que los operadores
judiciales sean conscientes de las limitaciones con que enfrenta la ciencia forense digital
el momento de la obtención de la información necesaria para la toma de decisiones.
INTRODUCCIÓN
Las disciplinas forenses se ocupan de la aplicación de la ciencia y la tecnología para la
detección e investigación de delitos, aportando significativos datos a los estamentos en-
cargados de administrar Justicia. Normalmente, representa una dinámica interdisciplinaria
que se fundamenta en la cooperación y coordinación entre los funcionarios encargados
de hacer cumplir la ley, médicos forenses, odontólogos forenses, genetistas forenses,
antropólogos forenses, biólogos forenses, criminalistas y demás especialistas convoca-
dos, conforme el contexto del caso investigado. En tal sentido, la identificación humana
representa uno de los mayores desafíos que el hombre ha enfrentado (Bernstein, 1997;
Muller y Saayman, 2003).
La odontología forense se ha transformado en una parte integral de las ciencias forenses.
A través del tiempo, el rol de las estructuras del sistema estomatognático (conjunto de
tejidos duros y blandos que conforman el macizo cráneo facial) ha ido en franco aumento,
ya que muy a menudo los dientes y las restauraciones dentales representan el único me-
dio de identificación viable (Bernstein, 1997; Interpol, 2014). En las catástrofes o, como
se las suele denominar actualmente, incidente adverso con múltiples víctimas, es decir
accidentes aéreos, ataques terroristas, terremotos o tsunamis, por ejemplo, el desempe-
ño de los odontólogos forenses ha sido clave para contribuir en la identificación de las
víctimas, aunque también han brindado su aporte en investigaciones de delitos, estudios
étnicos y en cuerpos con avanzado estado de descomposición, ahogados, quemados y/o
carbonizados (Interpol, 2014; Bernitz, 2009) [Figura 1]. Otras áreas de aplicación incluyen
la criminalística, violencia familiar y situaciones de abuso sexual. Las huellas de mordedu-
ras representan hoy en día un controversial tópico en la investigación criminal, pero está
demostrado que permiten aportar sólida evidencia para la detección de los involucrados
(Avon, 2004; Vale, 1996).
Los diversos métodos empleados por el perito odontólogo incluyen la toma de impresio-
nes dentales (ver Figura 2), radiografías, fotografías, rugas palatinas, huellas labiales y los
perfiles de ADN aportados por la pulpa dental y las muestras de saliva (Pretty y Sweet,
2001). Se ha expresado la razonable fiabilidad de los métodos de investigación aplicados
en odontología forense, no obstante, también se ha puesto especial énfasis respecto de
serias carencias que han motivado replanteos y cambios de paradigma en el abordaje pe-
ricial de los profesionales odontólogos, en el afán de maximizar la eficacia y eficiencia en
sus procedimientos (Pretty y Sweet, 2001; Borrman, Dahlbom y Loyola, 1995). La mayoría
de las identificaciones dentales se basan en restauraciones, caries, dientes faltantes y/o
dispositivos protésicos fijos o removibles, desempeñando un importante rol el registro
que el facultativo clínico asistencial asienta en la documentación pergeñada en ocasión de
la atención a sus pacientes (Borrman, Dahlbom y Loyola, 1995; Chandra y Reddy, 2009).
El establecimiento de la odontología forense como una disciplina científica se ha atribuido
al odontólogo cubano Óscar Amoedo, quien contribuyó a la identificación de las víctimas
de un incendio en París, Francia, en 1897 (Luntz, 1977).
IDENTIFICACIÓN
Es destacable que la identificación positiva o categórica dependerá principalmente de la
cantidad y calidad de la información ante mortem (AM) colectada y, en particular, de la
disponibilidad de evidencias tales como radiografías (John, 2006; Deplama, 2005), huellas
dactilares (Brannon y Morlang, 2001), registros odontológicos (Senn y Stimson, 2010;
Sweet y Di Zinno, 1996; Adams, 2003) y de ADN (Pretty y Addy, 2002), requisito esencial
para permitir, posteriormente, efectuar las comparaciones de rigor (Senn y Stimson, 2010;
Adam) que podrían devenir en la identificación indubitable: “(…) Toda la información post
mortem (PM) recabada podrá ser cotejada con el perfil de la persona desaparecida…”
(Leung, 2008).
La identificación de un cadáver NN es más fiable si se fundamenta en particularidades
físicas derivada del propio cuerpo que cuando es comparada con evidencias circunstan-
ciales. Por lo tanto, se deben describir las características generales del mismo, incluyendo
el sexo, la edad estimada, estatura, constitución física, el color de la piel, cabello y color
de ojos. Asociando dichos elementos con otros detalles, como pertenencias de la víctima
por ejemplo, se podría arribar a una identificación inequívoca. Muchas veces, empero,
solo se dispone de caracteres específicos como cicatrices, lunares, tatuajes y anomalías,
que representan estigmas indiciarios, no exactos, que permitirán reducir el espectro de
posibilidades, aunque sin otorgar certera identificación (Bowers, 2006; Silver y Souviron,
2009). Las fotografías de los cadáveres que destacan su rostro y otras peculiaridades
se deben tomar para el reconocimiento visual del cuerpo por parte de sus familiares
(Bell, 2001). Sin embargo, se ha considerado que el estrés asociado con la muerte de
un familiar, junto con los cambios post mortem en el fallecido, torna muy endeble el uso
del reconocimiento visual, siendo entonces muy poco fiable (De Valck, 2009; Hincliffe,
2011). Existen informes de identificaciones visuales erróneas en la literatura (Bowers,
2006; Silver y Souviron, 2009), en muchos casos debido al estado de severa conmoción y
angustia causado a los familiares, resultando por ello identificaciones incorrectas (Sweet
y Di Zinno; Hinchliffe, 2011).
Se ha ponderado que los métodos aceptados científicamente como primarios para es-
tablecer una identificación positiva son las huellas dactilares, los perfiles de ADN y los
análisis odontológicos comparativos (Bernstein, 1997; Avon, 2004; Interpol, 2018). La
información proporcionada por el equipo interdisciplinario de identificación puede llevar a
los investigadores de la Policía a determinar posibles identidades para la persona desco-
nocida. Las comparaciones entre las identidades posibles y el individuo desconocido pue-
den dirigir a los expertos a una identificación presunta o, en la mejor de las situaciones,
categórica (Bernitz, 2009; Bowers, 2006). La identificación presuntiva también se puede
hacer en base a tatuajes, piercings, pulseras, vestimenta o reconstrucción facial (Avon,
2004; Bernitz, 2009).
sona cada 40 segundos. En los últimos 45 años, las tasas de suicidio se han incrementado
en un 60 % en todo el mundo (World Health Organization). El suicidio se encuentra entre
las tres causas principales de muerte entre las personas de 15 a 44 años, estimando la
OMS que durante las últimas dos décadas, las tasas de suicidio han aumentado 16 por
100.000 a nivel mundial (World Health Organization). Todas estas muertes generalmente
terminan en la jurisdicción de las ciencias forenses (World Health Organization). Se ha
hecho hincapié en la necesidad de fomentar la formación y capacitación de profesionales
vinculados a las ciencias forenses, jerarquizando su devenir pericial (Interpol). En el actual
mundo globalizado, la información aportada por la odontología forense representa un tópi-
co relevante en diferentes investigaciones, aportando significativos datos que contribuye
a su esclarecimiento (Briem Stamm, 2011). Parafraseando nuevamente al profesor Wecht,
“los científicos forenses deben estar dispuestos y preparados para desempeñar un papel
importante y altamente sensible en la investigación de la muerte, que tiene importancia
internacional y ramificaciones políticas de largo alcance. La utilización de conocimientos
y habilidades universales para resolver tales asuntos controvertidos y, por lo tanto, con-
tribuir al logro de la justicia social, debe ser un objetivo reconocido de los científicos fo-
renses, tanto individualmente como a nivel de las organizaciones profesionales científicas
forenses nacionales e internacionales” (Wecht, 1965).
ODONTOLOGÍA FORENSE
El establecimiento de la identidad utilizando las características propias de los dientes
se remonta a la Antigua Roma (Ring, 1976). A través de la historia se han reportado
diferentes casos donde aspectos inherentes a los tejidos de la cavidad oral han jugado
un rol preponderante en una correcta identificación (Appelbaum, 2010). Los caracteres
odontológicos contribuyen a establecer la identidad de una persona viva (conmocionada,
desorientada, con alteraciones mentales, etc.) o, fundamentalmente, de un cadáver, em-
pleándose el cotejo de información suministrada por el sistema estomatognático recabada
de la víctima, con aquellos registros suministrados por el odontólogo asistencial. Si los ca-
racteres anatómicos, morfológicos u otros rasgos adquiridos a través de los tratamientos
dentales resultan concordantes con los obtenidos de la víctima, la persona o entidad des-
conocida podría ser identificada tornándose entonces la metodología comparativa como
la piedra angular de la identificación basada en odontología forense (Interpol; Avon 2004;
Bernitz, 2009). No en vano se ha considerado a los tejidos del sistema estomatognático
como la “caja negra” del organismo humano, al efectuar una comparación con lo que
acontece en los accidentes aéreos cuando se busca rescatar dicho artefacto, de color
rojo o naranja, que permitirá inferir las causas que motivaron el siniestro (Reverte Coma,
1999). La cavidad oral tiene particularidades individualizantes, además de encontrarse
sumamente protegida y resguardada, de ahí tal concepto. De todas formas, todavía se
formulan serios interrogantes sobre la falta de estandarización a nivel internacional en los
Edad
En niños se evalúan los patrones de la cronología de la erupción dental (ver Figura 4),
longitud de la raíz y el desgaste dentario.
En adultos jóvenes se debe considerar el desarrollo de los terceros molares, quizá el único
parámetro biológico fiable en la franja etaria que oscila entre los 14 y los 21 años, aproxi-
madamente. Este aspecto resulta por demás álgido en aquellos jóvenes indocumentados
que han delinquido y no se tiene certeza de su edad cronológica, requisito esencial para
que el juez dictamine su posterior derrotero legal.
En adultos de mediana edad y en mayores se toma en cuenta la progresión de la enfer-
medad periodontal, el desgaste excesivo, las restauraciones múltiples, las extracciones,
las patologías óseas y obturaciones complejas. Se ha examinado concienzudamente la
composición de la dentina y la deposición de cemento que también contribuyen a la es-
timación la edad.
Etnia
Se puede evaluar a través de la morfología del cráneo. Otras características a tener en
cuenta podrían ser caracteres de la morfología dentaria como el tubérculo de Carabelli o
los incisivos en forma de pala.
En relación a características sexuales, se considera el tamaño y la forma del cráneo (no
hay diferencias de género con respecto a la morfología de los dientes).
Presencia o ausencia de cromatina Y en dientes.
Análisis de ADN.
Tamaño del canino mandibular.
El estado socioeconómico se podría evaluar a través de la calidad, cantidad y presencia o
ausencia de tratamientos odontológicos.
Ocupación, hábitos dietéticos y enfermedades dentales o sistémicas. La presencia de
erosión puede sugerir hábitos de alcohol o trastornos de la alimentación, en tanto que las
manchas pueden indicar fumadores o efectos inherentes a la tetraciclina.
El Consejo Americano de Odontología Forense (ABFO), sin embargo, recomienda que se
limiten a cuatro conclusiones (American Board of Forensic Odontology, 2019):
Se sabe que la odontología forense se utilizó para identificar a las víctimas de un incen-
dio en la Ópera de Viena en 1878, pero se ha expresado que el nacimiento formal de la
odontología forense se produjo merced a la identificación de las víctimas del incendio del
Bazar de la Caridad que se produjo el 4 de mayo de 1897 en Rue Jean-Goujon, París. El
doctor Óscar Amoedo regresó a Cuba en 1889 después de estudiar en el New York Dental
College. Posteriormente fue enviado como delegado al Congreso Internacional de Odon-
tología en París en 1890 (Amoedo, 1897; Amoedo, 1898). Decidió quedarse en París y se
convirtió en instructor y profesor de Odontología, y finalmente se convirtió en profesor
titular. Mientras estuvo en París, escribió 120 artículos científicos. Un incendio trágico
en un evento de caridad estimuló su interés en la identificación dental y el campo de la
odontología forense. Si bien no estuvo involucrado en la identificación de las víctimas del
incendio, conoció a muchas de las víctimas que sobrevivieron y fueron entrevistadas. Sus
relatos sobre el incendio se presentaron en un documento en el Congreso Médico Inter-
nacional de Moscú y se publicaron en inglés en 1897. Amoedo escribió una tesis titulada
L’Art Dentaire en Medicine Legale, que le valió un doctorado y se desempeñó como la
base de su libro con el mismo nombre publicado en 1898 (Amoedo, 1898; Ciocca Gómez,
2010). El libro que escribió fue el primer texto completo sobre odontología forense, de ahí
que sea considerado el Padre de la Odontología Forense.
En 1895, el doctor Pablo Valencia reconoció el cadáver, demostrando que, conforme los
estigmas odontológicos, correspondía al caudillo cubano José Martí. Tal descripción fue
encontrada más tarde a través de una carta dirigida a Horatio S. Rubens Gonzalo de
Quesada, que dice: “Bazán también confirma la descripción del incisivo superior faltante
expuesto en la autopsia, ya que extrajo el diente, por lo tanto, parece casi seguro que la
pérdida de Martí es una realidad”. En 1907 se analizaron los restos en el cementerio de
Santiago de Cuba, donde el médico J. Montero Zambrano realizó un estudio del cráneo y
los dientes que coincidió con el doctor. Zayas Bazán, dentista de José Martí, arribando a
la conclusión de que el cadáver encontrado correspondía a Martí (Ciocca Gómez, 2010).
Entre los casos contemporáneos más destacados se encuentra el correspondiente al pi-
loto argentino Benjamín Matienzo, teniente de la Fuerza Aérea Argentina, quien el 20 de
junio de 1919, en un intento por cruzar la cordillera de los Andes, se precipitó, desapare-
ciendo por varios meses. Sus restos finalmente pudieron ser recuperados, comprobán-
dose que había sobrevivido a la caída, pero su fallecimiento se produjo a causa del frío y
del hambre. Su identificación categórica resultó viable a través del cotejo con su registro
odontológico (Luntz, 1977).
En 1909 se produjo un incendio de gran magnitud en la Legación alemana en la ciudad
de Santiago de Chile, hallándose posteriormente un cadáver calcinado. Se sospechaba
que el cuerpo correspondía al ciudadano alemán Wilhelm Beckert, quien cumplía fun-
ciones en dicho lugar, en razón de que se logró recuperar un anillo matrimonial con las
iniciales N. L. (Natalia López era el nombre de su esposa). Asimismo, un joven chileno
que se desempeñaba como portero de la Legación había desaparecido, recayendo sobre
él la sospecha de haber robado veintisiete mil pesos, dinero que había sido sustraído de
la caja de caudales. A raíz del grave conflicto diplomático suscitado (Alemania exigía a
Chile amplias reparaciones por lo que consideraba una ofensa), el juez que entendía en
la cuestión ordenó una segunda autopsia y, atento a la información recabada, encargó al
doctor Germán Valenzuela Basterrica, odontólogo que ocupaba el cargo de director de la
Escuela Dental de la Universidad de Chile, un análisis pericial de la dentadura del cuerpo
calcinado, estableciendo que, conforme las características dentales, el cadáver examina-
do no correspondía al de Beckert y sí al infortunado portero, logrando aclarar la delicada
situación internacional planteada (Ciocca Gómez, 2010). También se puede recordar la
identificación de Carlos Gardel, Josef Mengele y Ernesto “Che” Guevara (Luntz, Ciocca
Gómez; Highfield, 1999).
Después del final de la Segunda Guerra Mundial, hubo rumores de que Adolf Hitler ha-
bía escapado con su esposa Eva Braun (Highfield). En realidad habían muerto juntos en
1945; sin embargo, sus cuerpos habían sido quemados y luego enterrados por soldados
rusos (Highfield, 1999). Debido a la falta de registros ante mortem y post mortem, fue
un desafío disipar los rumores de que aún estaban vivos. Finalmente, se encontraron
piezas de la mandíbula de Hitler que revelaron restos de un puente protético, así como
formas inusuales de la mandíbula reconstruida, con evidencia de enfermedad periodontal
(Luntz, 1977; Highfield, 1999). La identidad de Adolf Hitler se confirmó cuando el trabajo
protético resultó coincidente con los registros mantenidos por su dentista, Hugo Blaschke
(Highfield, 1999).
El incendio a bordo del ferry Scandinavian Star fue uno de los peores desastres marítimos
en la historia. La identidad dental se pudo establecer en 107 casos (68 %) [Solheim, Lo-
rentsen, Sundnes, Bang y Brennes, 1992].
llo, vestimentas, frotis vaginal, biopsia, o procedentes de sus familiares (Pretty y Sweet,
2010; Interpol). Se ha determinado que todo tipo de organismo puede ser identificado
mediante el examen de secuencias de ADN. Cada célula del individuo lleva una copia del
ADN de esa especie. Las huellas de ADN o la tipificación del ADN (perfilado), tal como es
conocido en la actualidad, es utilizada en la identificación humana (Alonso et al., 2001).
El perfil de ADN representa un estándar forense, con implicaciones en el fuero penal,
como así también aportando pruebas de vínculo biológico en todo el mundo (Alonso et
al., 2005). Inicialmente la comunidad forense realizaba la determinación del perfil gené-
tico valiéndose del análisis de VNTRs, aunque este método requería una gran cantidad
de material y de excelente calidad, de ahí que sus resultados no hayan sido lo suficien-
temente óptimos, especialmente cuando se disponía de un escaso número de muestras
de material biológico o el mismo se hallaba degradado. Actualmente, en la mayoría de
los institutos forenses el estudio del ADN se realiza a través del análisis de STR, que han
permitido obtener excelentes resultados para la identificación humana en razón de que
presentan mayor polimorfismo (es decir más cantidad de alelos), menor tamaño (en pares
de bases), mayor frecuencia de los heterocigotos (superior al 90 %) y baja frecuencia de
mutaciones (Alonso; Alkass et al., 2010). Los dos tipos de ADN que se utilizan son el ge-
nómico y el mitocondrial. El ADN genómico en el cuerpo humano se halla en el núcleo de
cada célula y representa una fuente de ADN para la mayoría de los análisis forenses. Los
dientes son excelentes proveedores de ADN genómico. Con respecto al ADN mitocondrial,
resulta otro tipo de material que se puede utilizar cuando las muestras de ADN extraídas
se encuentran degradadas (Álvarez Cubero et al., 2012).
Se ha establecido que, en razón de la naturaleza resistente de los tejidos dentarios al
ataque de factores ambientales como incineración, inmersión, trauma, mutilación, des-
composición y acción microbiana, representan una excelente fuente de ADN. En la es-
tructura del diente, la dentina y la pulpa pueden proveer importante cantidad de material
genético (Álvarez Cubero et al. 2012). La producción total de ADN genómico obtenida
de una muestra dental puede variar de 6 μg a 50 μg (Bernick y Nedelman, 1975). Se ha
enfatizado que a través del procedimiento realizado mediante la PCR se puede contribuir
a la diferenciación de un individuo respecto de otro con un alto nivel de fiabilidad y con
alrededor de 1 ng (una millonésima de un gramo) del ADN (Bertacci, Chersoni, Davidson
y Prati, 2007). Así, abundante cantidad de ADN de calidad puede extraerse de un diente,
lo que representa una ostensible ventaja en el proceso de identificación (Bertacci, Cher-
soni, Davidson y Patri, 2007). El ADN puede tener una buena conservación en los tejidos
dentarios y óseos durante un extenso periodo, habiéndose reportado casos de obtención
de ADN en muestras con decenas de miles de años de antigüedad (Alkass et al., 2010;
Álvarez Cubero et al., 2012).
Se ha hecho hincapié en la falta de estandarización a nivel internacional respecto al uso de
protocolos forenses para la obtención del ADN de los dientes, aunque se sabe que existen
diferentes guías de procedimiento donde se aconsejan buenas prácticas para la extrac-
nen procesos celulares y fibras nerviosas. Las mitocondrias también están presentes a
lo largo de las fibras nerviosas que hacen a los túbulos ricos en ADN (Corte-Real). Se ha
analizado en una investigación (Kinney, Nalla, Pople, Breunig y Ritchie, 2005) que, sobre
diez dientes con tratamiento de conducto, es decir con la pulpa completamente eliminada,
se han reportado rendimientos de ADN suficientes para generar perfiles STR nucleares
completos en ocho de ellos. La terapia endodóntica se realiza en dientes con tejidos pul-
pares infectados e involucra la extirpación completa de la pulpa. Durante este tratamiento,
la superficie pulpar de la dentina también es eliminada, irrigando reiteradamente todo el
sistema del conducto radicular con hipoclorito de sodio. Estos regímenes de tratamiento
hacen improbable que el material orgánico pueda sobrevivir a nivel de la dentina.
El cemento cubre las raíces de los dientes y es un tejido mineral, avascular, con una es-
tructura laminada. Se compone de 45 a 50 % de minerales inorgánicos (hidroxiapatita),
proteínas como el colágeno y una matriz no colágena. El cemento se clasifica en dos tipos,
basado en la presencia o ausencia de células (cementocitos) [Corte-Rea]. El cemento ce-
lular es fuente de ADN, ya que contiene cementocitos dentro de la matriz extracelular. El
cemento celular es similar en composición física y química al hueso, aunque estructural-
mente y funcionalmente diferente (Corte-Real). Es avascular, no contiene inervación y po-
see menor cantidad de sales inorgánicas. A diferencia del cemento óseo, no se somete a
remodelación continua, sino que aumenta de espesor paulatinamente a lo largo de la vida.
El cemento celular es predominante en la porción apical de las raíces (De Leo, Turrina y
Marigo, 2000). Los cementocitos están conectados por canalículos que se dirigen hacia
el ligamento periodontal, su fuente de nutrientes. Fuentes adicionales de ADN asociadas
con cemento están representadas por inclusiones de tejidos blandos, residuos de sangre,
vasos que atraviesan canales accesorios, tejidos periodontales y fragmentos de hueso
atrapados entre las raíces de los molares.
En virtud de lo expuesto, la pulpa y el cemento representan los tejidos más valiosos como
fuentes de ADN genómico en el diente y, asimismo ambos tejidos junto con la dentina
pueden proveer de ADN mitocondrial. El esmalte es importante en la preservación de la
dentina y la pulpa, pero carece de ADN. El contenido total de ADN de los dientes varía con-
siderablemente de un individuo a otro y también entre los dientes de un mismo individuo
(Haapasalo, Shen, Quian y Gao, 2010). Algunos de los factores que podrían incidir en el
contenido de ADN incluyen el tipo de diente, la edad cronológica del donante y el estado
de salud del diente. Cada uno de estos factores influirá en las proporciones relativas del
ADN presente en la corona, raíz, pulpa, dentina y en cemento (De Leo, Turrina y Marigo,
2000).
TIPO DE DIENTE
Los dientes que conforman la dentadura humana se clasifican en cuatro tipos, incisivos,
caninos, premolares y molares, que difieren en cuanto a forma y tamaño, aunque histo-
lógicamente poseen una estructura similar. Estudios que han comparado el contenido
de ADN entre los diferentes tipos de dientes han demostrado que aquellos con mayor
volumen de pulpa aportan la mejor fuente de ADN (Kinney, Nalla, Pople, Breunig y Ritchie,
2005) por tener más células. También se ha verificado que se recupera más ADN de los
dientes multirradiculares respecto de aquellos con una sola raíz (Corte-Real; Corte Real,
Kinney, Nalla, Pople, Breunig y Ritchie), probablemente porque existe una superficie más
extensa de la raíz y por ende mayor cantidad de cemento. Entonces es lógico pensar que
la selección del diente para obtener la muestra debería ser sobre aquellos con mayor
superficie de la raíz y volumen de tejido pulpar, siendo los molares los principales candi-
datos, hecho aconsejado en diferentes guías de procedimientos, como los publicados por
Interpol en su Manual para Identificación de Víctimas en Catástrofes (Interpol) o por la Co-
misión de ADN de la Organización Internacional del Recomendaciones de la Sociedad de
Genética Forense (Alonso, Martín, Albarrán, García, Fernández de Simón et al., 2005). En
ausencia de molares, se esperaría que los premolares fueran los de elección, pero debe
tenerse en cuenta que los caninos ostentan mayor tamaño en su cámara pulpar, aportan-
do entonces potencialmente mayor cantidad de ADN. Otro aspecto a considerar reside en
que aquellas piezas dentarias retenidas, es decir que no han erupcionado en la cavidad
oral, además de ser plausibles de menor contaminación, se encuentran más protegidas
por el hueso alveolar, por lo que representan un excelente reservorio de material genético
(Corte-Real). Es importante tener en cuenta que una vez seleccionado el diente, se debe
proceder a incluir el mismo en un frasco o envase plástico cubriéndolo con sal gruesa a
los fines de una mejor conservación. Asimismo, el frasco debe ser rotulado y etiquetado
para su identificación, preservación y posterior traslado, respetando la denominada cade-
na de custodia, a los efectos de su ulterior análisis en el laboratorio de genética forense.
TOMA DE MUESTRAS
Respecto de la toma de muestra para la determinación del perfil genético a partir del
diente, se han detallado diferentes métodos, como por ejemplo la sección horizontal de
la pieza dentaria a nivel de la unión cemento-esmalte o verticalmente hasta el ápice, es
decir en el extremo final de la raíz. También se puede realizar el aplastamiento del diente
y obtención de polvillo dentinario mediante el uso de instrumental rotatorio o sierra, que
resulta bastante sencilla y relativamente de bajo costo (Gaytmenn y Sweet, 2003). Una
metodología que requiere de mayor equipamiento e inversión económica se denomina
molienda criogénica y consiste en acondicionar la muestra seleccionada en un tubo plás-
tico que posteriormente será introducido en una cámara de frío (ver Figura 5), donde me-
diante un procedimiento automatizado la estructura morfológica del diente (corona-raíz)
quedará íntegramente reducida a solo un polvillo, del que, en una secuencia posterior,
podrán extraerse orgánicamente las cadenas de ADN. El proceso de extracción de ADN se
compone de 3 etapas diferentes: ruptura celular o lisis (que permite el uso de diferentes
técnicas a efectos de lograr la destrucción de las membranas celulares), desnaturalización
Basado en los perfiles genéticos obtenidos a partir del análisis de STRs, el FBI desarrolló
sistema CODIS, para permitir a los laboratorios forenses la creación de bases de datos de
perfiles de ADN. Se ha calculado que la posibilidad de que dos individuos puedan tener
el mismo perfil de ADN de 13 loci sea de aproximadamente uno en mil millones. Estados
Unidos mantiene la mayor base de datos de ADN del mundo. A partir de 2017, el número
mínimo de STRs que deben ser analizados se ha extendido a 20 loci. Los SNPs son varia-
ciones de la secuencia de ADN que ocurren cuando un único nucleótido (A, T, C o G) en
la secuencia del genoma se altera. Por ejemplo, un SNP podría cambiar la secuencia de
ADN: AAGGCTAA a ATGGCTAA (Alonso et al.; Bosshardt, 2005; Avery y Chiego, Budowle,
Bieber y Eisenberg, 2005). Los SNP son nuevos marcadores emergentes, de interés para
su aplicación en medicina forense debido a su pequeño tamaño de amplificación, hecho
de suma practicidad para analizar muestras degradadas, con menor tasa de mutación en
comparación con los STR.
Dicha unidad portátil, aprobada por la Federación Dental Internacional (Federación Dental
Internacional), cuenta como importante ventaja el blindaje interno para evitar la fuga de
radiación, además de un escudo de radio protección a los fines de proteger al operador de
la dispersión de los rayos x. Si bien puede funcionar analógicamente (a través de películas
radiográficas estándar y empleo de líquidos revelador y fijador), su mayor cualidad reside
en la capacidad de digitalizar las imágenes obtenidas a través de un sensor electrónico
sensible a los rayos X que es colocado de manera similar a la película común (ver Figura 7).
El sensor va conectado a un ordenador, creando una imagen radiológica que se visualizará
instantáneamente en la pantalla (ver Figura 8). Una importante propiedad radica en que
el dispositivo, denominado radiovisiógrafo, genera una mayor calidad en la resolución de
las imágenes, optimizando la lectura e interpretación de las estructuras del sistema es-
tomatognático, permitiendo, por ejemplo, mensurar los puntos craneométricos. Muchos
investigadores están trabajando para perfeccionar los sistemas comparativos (resta digital
de imágenes, rectificación de imágenes, análisis punto a punto, etc.) para ayudar al odon-
tólogo forense a analizar las imágenes radiográficas (Pham, Jonasson y Kiliaridis, 2010).
“La radiografía digital junto con los métodos asistidos por computadora para comparar
la información dental post mortem, recopilada en la morgue, con la información dental
ante mortem, proporcionada por las familias de los desaparecidos, y la aplicación de la
ley permite una rápida resolución e identificación” (Zitová y Flusser, 2003). Esto requeriría
HUELLAS DE MORDEDURAS
Las huellas de mordedura humana representan un punto álgido en el contexto de una
investigación penal, donde un sospechoso o una víctima han transferido sus improntas
dentarias a otra persona o en un objeto inanimado, como una barra de chocolate, man-
zana, queso o un alfajor (Vale, 1996) (ver Figura 9). Se las suele encontrar en casos de
asesinato o ataques sexuales (Francescani y Baram, 2008). Aunque su análisis pericial
resulta muy significativo, la piel humana representa un soporte muy delicado para arribar
a conclusiones categóricas, en razón de su marcada elasticidad, sumado al insoslayable
hecho de que generalmente entre el momento del ataque que originó la huella de mor-
dedura hasta que un perito odontólogo efectúa el examen de rigor, ha transcurrido un
importante lapso de tiempo, razón por la cual los caracteres dentarios importados sobre
la piel han perdido claridad y nitidez, tornándose muy complejo y problemático expedirse
con autoridad sobre la efectiva correspondencia de los caracteres anatómicos de los dien-
tes del sospechoso y/o víctima involucrados en el hecho (Souviron, 2006). Un aspecto
fundamental reside en la fijación de la huella de mordedura mediante técnicas fotográficas
estandarizadas. Se ha proclamado a través de diferentes estudios que el nuevo paradigma
de la investigación forense respecto del análisis pericial de las huellas de mordeduras ha
ponderado a la técnica del doble hisopado como un estándar de oro, considerado como
el método más óptimo en la búsqueda de ADN contenido en la saliva humana (Bowers,
2006).
causadas por los dientes representan una lesión contusa, que puede ser simple o com-
pleja, dependiendo de la dinámica involucrada en su producción. Es posible identificar
específicamente el o los tipos de dientes improntados en la piel por los caracteres mor-
fológicos. En tal sentido, por ejemplo, los incisivos producen lesiones rectangulares, en
tanto que los caninos generan estigmas triangulares. Otras características incluyen fractu-
ras, rotaciones, desgaste adicional, malformaciones congénitas, etc. Cuando la impronta
(dubitada) se puede documentar y registrar en la zona lesionada, es factible compararla
con la impresión de la dentadura del sospechoso (indubitada) que permita, eventualmen-
te, identificar específicamente los dientes que causaron la lesión (Giannelli, 2007; Page,
Taylor y Blenkin, 2011).
Pese a que la admisibilidad de las mordeduras como evidencia ha sido estipulada, divul-
gada y aceptada en diferentes latitudes por un largo tiempo, algunos odontólogos han
esgrimido que la metodología de análisis de este tipo de indicio rara vez ha sido plausible
de una evaluación crítica y legítima para ser considerada prueba en un juicio (Giannelli,
2008). Existen carencias de publicaciones que contribuyan a establecer parámetros de
sensibilidad, especificidad e índice de error, necesarios para que este indicio sea admitido
científicamente (Giannelli, 2008; Page, Taylor y Blenkin, 2011).
Las siguientes pruebas se deberían realizar durante el examen del sospechoso de haber
generado la lesión:
1. Examen clínico: examen de las estructuras extra e intraorales, registrando en una
historia clínica odontológica. Se asientan características inherentes al estado de la
salud dental, la oclusión, articulación témporo mandibular, movilidad dental, bolsa
periodontal, restauraciones dentales, diastemas, fracturas, caries, etc.
2. Fotografías: se producen fotografías faciales completas de frente y de perfil, ade-
más de vistas frontales y laterales de los dientes en oclusión.
3. Impresiones: es necesario producir modelos de estudio extremadamente precisos
de los dientes que registren todas las características de la dentición.
4. Mordida simple: una muestra de la mordida del sospechoso se registra en oclu-
sión céntrica utilizando una barra de cera.
5. Muestra salival: también se toma saliva para las pruebas de ADN (American Board
of Forensic Odontology, 1993).
En tal sentido, la ABFO sugiere una serie de condiciones:
Mordedura humana: los dientes humanos causaron el diseño. Los criterios para
esto son:
–– El diseño muestra características de clase que se corresponden con dientes
humanos, incluyendo los reemplazos prostéticos cuando estén presentes.
–– Las características discernibles son suficientes para que otras causas del pa-
trón se consideren improbables o excluidas.
–– Diseño curvilíneo o una lesión generalmente circular u ovalada que frecuen-
temente consiste en dos arcos opuestos que pueden estar presentes o no,
separados de su base por un espacio. A veces solo un arco es visible.
provoca el daño sobre el cuerpo, para efectuar una valoración respaldatoria en lo civil o
penal, para estimar la incapacidad con pérdida de función e indemnización de secuelas
por un acto accidental, ilícito o ilegal. Las lesiones por traumatismos de etiología acci-
dental refieren a un suceso eventual o involuntario, provocando un daño identificado por
su impronta, a diferencia de las causales homicidas o suicidas, que resaltan por si sola
la tentativa en ocasión de matar. Las normativas penales sancionan en escala de valores
(leve-grave-gravísima) el riesgo del daño que produce la lesión. Por agentes externos, las
lesiones pueden producirse por agentes físicos con quemaduras, químicos por fármacos,
cáusticos, tóxicos y/o drogas de abuso, mecánicos con luxaciones dentales y fracturas,
por etiología biológica con virus y bacterias o bien patológicas por tóxicos (plomo-mer-
curio) con descalcificación, manchas y distintas manifestaciones en las piezas dentales.
En investigación criminal, se puede detectar el agente vulnerante con base en la expe-
riencia y según las circunstancias del hecho; teniendo en cuenta la ubicación, los indicios,
verificación de conductas y maniobras, agregadas a la morfología, se identifica la lesión
con causa fortuita o por intención de ocasionar el daño. Detectada la contusión con su
etiología mecánica o traumática, se verifica las consecuencias producidas por la misma
para estimar la incapacidad por las secuelas, si corresponde, y para ello es necesario
diferenciar el tipo de contusión que se evidencia.
Es posible considerar si se produjo herida o no en la contusión examinada en la piel de la
víctima, para diferenciar rigurosamente las características de la lesión; si se describe una
escoriación epidérmica, con sus manifestaciones vitales o no, pasando por una erosión en
capa córnea o mucosa, o por una herida contusa como es el caso de una lesión producto
de una mordedura, golpes de puño, por un proyectil o explosión. Sin solución de conti-
nuidad en la piel, no hay herida, como en el caso de manchas, máculas o exantemas con
localización en la boca, pudiendo estar asociadas a restos de amalgama o bien provocadas
por una mala adaptación de diferentes elementos protéticos. Pueden presentarse en la
boca, equimosis, petequias, bolsa sanguínea y hematomas por consecuencias multicau-
sal, como restos dentales con ápices, luxaciones y fractura de las piezas dentales, con
presencia ocasional de petequias en el paladar.
Tanto en las lesiones producidas por armas blanca como por armas de fuego, se combinan
las heridas mencionadas con antelación, pudiendo ocasionar el desprendimiento de me-
jillas y tegumentos óseos, con severas secuelas en las facies y en el cráneo, con puntos
de partida en la cavidad oral; como consecuencia de esto pueden ocasionarse fracturas
y quemaduras, involucrando las trabéculas óseas del proceso alveolar, adicionando erite-
mas, ampollas, escaras que desencadenan en casos severos en la carbonización, ya sea
localizada o bien afectando zonas del cuerpo en su totalidad. Las consideraciones odon-
tolegales fundamentadas en la interpretación de la situación mancomunada en la totalidad
de las evidencias examinadas, permiten arribar a una congruente conclusión pericial,
para el dictamen del caso, basado en un minucioso asesoramiento del auxiliar de justicia.
El perito examinará a la persona o el cuerpo del cadáver, mediante la inspección ocular,
focalizando la zona lesionada, ubicación topográfica con localización posible de otros focos
lesivos, extensión/dimensión, cantidad e intensidad, para llegar a evaluar la curación de la
lesión, el tiempo de consolidación, reparación y rehabilitación, disminución de la función
valorando las secuelas en los órganos alterados, para llegar mediante estudios diagnós-
ticos complementarios, a estimar la magnitud del daño, con o sin causas preexistentes
(simultáneas) o bien sobrevinientes (posteriores) o agregadas como concausas, según
denominación en Derecho. La exposición sobre el abuso de menores intenta despertar la
atención del profesional odontólogo ante los recaudos que debe tomarse en la asistencia
y examen bucodental; introduciendo una amplia gama de conceptos para poder identificar
el problema y poder prestar su colaboración ante estos episodios humillantes, que padece
un menor con maltrato y/o violentado, con crueldad excesiva (sevicias) con ensañamiento
y tormentos en menores de corta edad.
El castigo y abuso corporal del menor de edad se produce históricamente, avanzando y
tomando mayor magnitud en los tiempos actuales, siendo necesario detectarlo a tiempo y
difundirlo, para frenar y en lo posible combatir este episodio casi cotidiano en una socie-
dad civilizada. Aunque no es un área frecuente para el odontólogo, quien brinda asistencia
en salud y como parte integradora de las ciencias de la salud con el arte de curar, se ve
obligado como persona a informar a las autoridades y es su deber como profesional el
detectar este padecimiento del menor indefenso, contribuyendo a evitar que se desenca-
denen daños mayores.
La dinámica del maltrato padres/hijos necesita ser identificado a tiempo y corregirse para
restaurar la situación familiar y proteger el bienestar del menor dentro de su hogar. De-
ben ser detectadas todas las lesiones físicas que presente el niño, si fueron infligidas
intencionalmente, descartando que los estigmas presentes en el cuerpo del menor no
sean traumatismos accidentales. La etiología está enfocada en la psicopatología y los
trastornos de conducta, es por esto que la identificación temprana, la información y el tra-
tamiento del menor, representa el camino ideal para conseguir una intervención interdis-
ciplinaria, recomponiendo la armonía para el menor. El profesional odontólogo desempeña
una importante función en el descubrimiento de sevicias, por huellas ocultas en lugares
poco visibles del cuerpo, escondiéndose en la cavidad oral este tipo de rastros, que sin
la debida atención del profesional y obviando su registro en la historia clínica, puede ser
interpretado en el estudio forense como alteraciones patológicas que dejaron secuelas de
una enfermedad. Las lesiones que se hacen evidentes en las distintas estructuras facial
y bucal deben ser asociadas por el odontólogo, buscando en otros sectores del cuerpo,
dado que con frecuencia hay discrepancia entre el origen y el relato que ofrecen la víctima
y el agresor. El término de síndrome (maltrato) en menores se aplica a lesiones no acci-
dentales, incluyendo lesiones físicas o ataques corporales como mentales. El objetivo es
corregir o mejorar los factores etiológicos para restaurar la constelación familiar, o cuanto
menos, proteger al niño hasta entonces indefenso y sin protección.
Las lesiones en estos niños cubren todo traumatismo físico, desde lesiones superficiales
en tejidos blandos hasta traumatismos masivos con lesiones esqueléticas y mortales. Las
necropsias incluyen un examen post mortem riguroso y completo del cuerpo, para deli-
near traumatismos de larga data y con muertes sospechosas de abuso al menor, donde
pueden encontrarse lesiones internas cuando faltan las externas. Las lesiones infligidas
por el agresor/ofensor son de toda índole y naturaleza, agregando a los traumas, quema-
duras y mordeduras. Las marcas están distribuidas por todo el cuerpo y puntualmente
localizadas en mejillas, espalda y costado del cuerpo. La cabeza representa un área común
y blanco fácil de lesiones, que tipifica mejor el “YO” del niño abusado y violentado con
golpes contundentes.
Las lesiones en estructuras bucales y faciales permiten la asistencia odontológica, la
atención del profesional aumentará cuando la naturaleza de la lesión no coincida con la
explicación de antecedentes y cronología acerca del origen e indicio de las lesiones. Las
manifestaciones bucales representan una extensión de las fuerzas dirigidas incluyendo
cualquier tipo de lesión traumática en la dentición del menor; los traumatismos de labios
en forma de laceraciones o contusiones, dientes fracturados o avulsionados, fracturas
agudas de mandíbula y lesiones en lengua son expresiones comunes de tal violencia.
El profesional odontólogo debe involucrar su responsabilidad moral y legal en las huellas
y evidencias examinadas y notificar a las autoridades dando su opinión ante la sospecha
de los traumas observados, denunciando, involucrando y dejando a un costado el secreto,
ya que se pone de manifiesto la justa causa, con un claro fundamento explícito, ante la
necesidad de evitar un mal mayor, es decir que se repitan o intensifique la sevicia y ponga
en peligro la vida del menor. La conducta del odontólogo basada en su responsabilidad,
ante un hecho de esta naturaleza, que pone en peligro la vida, no está en el amparo bajo
secreto profesional, ya que debe evitar que se intensifique el daño producido a la persona
indefensa e invalidada de su personalidad. Es de esperar que el conocimiento del tema,
sirva para concienciar a la comunidad educativa y profesional, para saber informar sobre
discordancias en el testimonio ofrecido ante una asistencia de este tipo, identificando a
tiempo la sospecha de negligencia, para preservar una identidad que por sí sola no puede
denunciar ante las autoridades legales y permitiéndoles desde el área de salud, su rein-
serción para un futuro mejor en la sociedad.
Por ello se puede concluir que, el sistema bucodento-maxilofacial de todos los individuos
determina aspectos importantes de las personas frente a un hecho delictivo, como en la
producción de diversas y variadas lesiones corporales. La valoración odontológica foren-
se, relacionada con la identificación de estas lesiones que son investigadas, observadas
y estudiadas como evidencias fundamentales, permiten valorar con gran estímulo la labor
realizada en función de asesorar a la Justicia. Basados en la exploración de todo rastro
corporal con huellas que se manifiestan en zonas alternadas en los componentes del
sistema estomatognático, el perito debe ser cuidadoso en la preservación de la lesión,
tomando los registros necesarios para la conservación de las mismas. En cuanto a la
EL PROTOCOLO DE INTERPOL
Interpol actúa colaborando con las estrategias vinculadas a la acción policial en 191 de los
195 países declarados como soberanos en el mundo y ha desarrollado el Manual para la
Identificación de Víctimas de Catástrofes (IVC), que contiene formularios con diferentes
colores, según los datos registrados sean ante mortem (AM, amarillo) o post mortem
(PM, rosa), hecho que establece una concordancia de procedimientos, cualquiera fuere
el lugar del incidente y la nacionalidad de las víctimas, significando un valioso aporte al
estandarizar sus estrategias. Su diseño, directivas e implementación lo han consolidado
como el método más idóneo para la práctica y recopilación de datos en incidentes adver-
sos con víctimas múltiples, contribuyendo a la identificación inequívoca de las víctimas
(Interpol). El propósito es brindar asesoramiento y asistencia a las agencias distribuías
por diferentes latitudes, utilizando para ello idiomas como inglés, español, árabe o francés
(Interpol). Además, proporciona directrices a los países miembros y tiene como objetivo
la aplicación de normas de conducta internacionales, incluidos los métodos de trabajo
y documentos en común a ser utilizados en operaciones multinacionales. La intención
es sincronizar estrategias diplomáticas, políticas y policiales al sobrevenir un incidente
adverso, con la firme intención de promover una respuesta coordinada, rápida y eficaz
(Interpol). Los equipos IVC deben ser interdisciplinarios, o sea compuesta por expertos de
las más diversas áreas del conocimiento, como médicos, odontólogos, psicólogos, gene-
tistas, antropólogos, licenciados en Criminalística y policías, entre otros. En los casos de
víctimas de más de un país, se debe garantizar la participación de profesionales de las na-
ciones implicadas, con el fin de facilitar el intercambio de información, principalmente en
la obtención de datos ante mortem (Bezerra, 2005). Se recomienda que cada país miem-
bro tenga uno o más equipos definidos y permanentes, los cuales serán responsables de
la respuesta al evento, además del planeamiento, preparación y formación de personal. Si
un accidente ocurre en un país donde no hay un equipo previamente habilitado y formado,
la cooperación podrá ser solicitada de inmediato.
Una vez desencadenada la tragedia, un miembro del equipo asumirá el rol de coordinador
IVC, pudiendo desempeñarse como tal personal militar, policial, médico u odontólogo,
entre otros, con el requisito de que cuenten con la instrucción y preparación necesaria y
suficiente para dirigir las operaciones requeridas. El encargado de dirigir tan espinosa y
delicada tarea, deberá arribar al lugar y analizar la situación en relación con la extensión
del área implicada, el estado de conservación de los cadáveres, la estimación de la dura-
ción del proceso, la localización de un Instituto Médico Legal en condiciones de contener
y abordar el hecho catastrófico o, por lo menos, evaluar la posibilidad de ensamblar y
organizar un espacio transitorio, y de coordinar esfuerzos para el acopio y clasificación de
los cuerpos (Interpol). Este primer conjunto de expertos, denominado precursor, realizará
una evaluación del escenario con el fin de diagnosticar la situación, tomando como refe-
rencia el número de víctimas, tipo de catástrofe, sitio del incidente, dificultad de acceso,
distancia, logística, posibles lugares para transporte de los cuerpos, sustanciación de los
FORMULARIOS DE IDENTIFICACIÓN
Los formularios diseñados por Interpol se han agrupado de acuerdo a diferentes colores
en ante mortem (AM), amarillo y post mortem (PM), de color rosa. En lo referente a los
datos odontológicos, se utiliza la sección “Odontología”, en los apartados que van desde
el número 600 al 650 en color amarillo (AM) y 610 a 650, en color rosa (PM) [Interpol, de
Walck, 1984; Sweet, 2010]. En los campos 600 a 620 AM (amarillo), se deben consignar
los datos registrados del sujeto en vida, especificando las fuentes de tales datos. Los
documentos recuperados de los facultativos clínico asistenciales deben, preferentemente,
ser originales o copias de buena calidad. Los recursos imagenológicos, los modelos de
yeso y las fotografías necesitan estar correctamente señaladas con los datos filiatorios
del paciente y del odontólogo, especificando la fecha del estudio. Todo otro dato adicio-
nal debe ser registrado en el campo 620 o en “Información complementaria” que figura
en el campo 700 (Interpol). En los campos 630 a 650 AM (amarillo) deben anotarse los
últimos registros odontológicos de la persona desaparecida, comenzando con los datos
fechados más recientemente. Las superficies dentales deben identificarse utilizando (M)
para mesial; (O) para oclusal; (D) para distal; (V) para vestibular y (L) para lingual. En el
supuesto caso que se requiera emplear otra nomenclatura o abreviatura, se debe aclarar
en 610 a 625 PM (rosa), consignando la información recabada de la obducción odontole-
gal. Asimismo, en los campos 630 a 650 PM (rosa), se insertan los datos emanados del
examen post mortem de la cavidad oral. Se va rellenando el odontograma conforme se
realiza la inspección pericial, detallando la ubicación y extensión de las restauraciones y
demás detalles encontrados (patologías, ausencias dentales, anomalías de forma, tamaño,
posición, etc.). Para la distinción de los materiales restauradores, se rellena el odonto-
grama con el color negro para amalgama, rojo para oro y verde para materiales estéticos.
En el formulario amarillo, se asientan las ausencias dentales con una “X” sobre el gráfico
dentales. En el resto del mundo, como la República Argentina, sin embargo, esta práctica
parece ser entendida solo como un acto voluntario del profesional que las confecciona.
ras, estas pueden llegar a los 900 ºC en relativamente rápidos periodos de tiempo (Seals
y Seals, 1985). Aun protegidas por los tejidos blandos y duros, las estructuras alojadas
intraoralmente se verán así en condiciones extremas que indudablemente complicarán
cualquier tipo de procedimiento dados los importantes cambios físicos y estructurales
que van a sufrir. Por otra parte, el comportamiento de estos materiales frente a la acción
de cáusticos no ha sido prácticamente explorado aún a sabiendas de que los criterios de la
ADA recomiendan resistencia de las marcaciones a estos agentes vulnerantes (Richmond
y Pretty). La American Dental Association (ADA) ya ha establecido los criterios específicos
para la marcación de prótesis: a) identificación específica; b) técnica sencilla; c) marcación
resistente a fuego y químicos; d) la prótesis no debe verse debilitada y e) la marca debe
ser cosméticamente aceptable (Baad, Uzma, Nupura, Vidya, Pramond y Suschma, 2015),
con lo que el espectro de materiales y alternativas útiles se reduce considerablemente.
Figura 12. Grabado con tecnología láser de prótesis dental de cromo cobalto.
Organizaciones forenses de todo el mundo han recomendado que las prótesis dentales
deberían estar marcados con, como mínimo, el nombre del paciente y, preferiblemente,
con más datos como por ejemplo el número de seguro social (Richmond y Pretty). Un
número de identificación nacional es utilizado por los gobiernos de varios países como
medio para el control de sus ciudadanos, tanto residentes permanentes como temporales.
Las formas en que se implementan este tipo de sistemas dependen de cada país, aunque
en la mayoría de ellos cada ciudadano tiene un número de identificación en el nacimiento
(como Argentina) o cuando llegan a la mayoría de edad (por lo general de 18 años). (Baad,
Uzma, Nupura, Vidya, Pramond y Suschma, 2015).
En base a la aplicación universal y sencillez del método, otra alternativa que se sugiere
es el uso de marcas en prótesis dentales y aparatos (prótesis removibles y fijas, aparatos
ortopédicos, implantes, placas quirúrgicas y ortodóncicas) utilizando para tal fin un punto
láser. El láser aplicado a técnicas informáticas puede aportar también métodos de graba-
do de códigos QR en prótesis (ver Figura 13). Asimismo, sería ideal extenderlo a dientes
obturados y/o sanos, tal como se realiza en Suiza, a efectos de contar con el número de
DNI en su estructura.
QUEILOSCOPIA
Otra de las técnicas aportadas por el perito odontólogo de escasa difusión en Sudamérica,
se denomina queiloscopia, que puede ser interpretada en un sentido amplio como el estu-
dio de las características de los labios, grosor de los mismos, disposición de las comisu-
ras labiales y las impresiones labiales, con fines de identificación humana (Sharma, Saxe-
na y Rathod, 2009). Desde un punto de vista más restrictivo, la queiloscopia se refiere al
estudio, registro y clasificación de los surcos de la mucosa labial y de las impresiones que
ellos dejan (Negré Muñoz, 2004). Los labios son estructuras anatómicas que constituyen
la puerta de entrada al organismo de todos los alimentos, ofreciendo protección de las es-
tructuras bucales, participación en la fonación y obviamente su importancia estética como
punto de referencia de los aspectos afectivos del ser humano. Figún y Garino (2008) los
definen como “repliegues músculo membranosos, blandos, depresibles y móviles que
circunscriben el orificio bucal, encontrándose dos tipos de revestimiento, uno cutáneo y
otro mucoso”. Los surcos labiales son los hundimientos que se presentan entre pliegues
en la epidermis de los labios, dividiéndose según algunos autores en dos grupos: simples,
los que tienen un solo elemento en su forma, y compuestos, aquellos que están formados
por dos o más formas distintas (Coward, 2007). Además de la identificación y obtención
de distintas pruebas, las huellas labiales también se pueden utilizar en el trabajo de de-
tección, constituyendo una probable fuente de información criminalística. Una impresión
de los labios en la escena de un crimen puede ser una base para las conclusiones sobre
el carácter del evento, el número de las personas involucradas, el sexo, los cosméticos
utilizados, hábitos, rasgos de trabajo, y los cambios patológicos de los labios de ellos
mismos (Kenneth, 2005; Hinojal y Martínez, 2005). Existe una especificidad individual en
la morfología de los surcos labiales, o sea que una persona no tiene los mismos surcos
labiales que otra; por ende, reúne las mismas características de las huellas dactilares:
unicidad, perennidad, inmutabilidad y clasificabilidad (Coward, 2007).
A pesar de no ser aún una técnica utilizada muy a menudo en la identificación humana,
la queiloscopia permite confrontar improntas labiales dubitadas halladas en objetos o
pertenencias en el lugar del hecho, como pueden ser tazas, vasos, colillas de cigarrillos,
servilletas, puertas, ventanas, prendas de vestir, almohadas usadas en casos de sofo-
cación, con improntas indubitadas pertenecientes al sospechoso y/o víctima del suceso
(Navarro, Castelló, López y Verdú, 2006; Agustine, Barpande y Tupkari, 2008). Si bien en
los últimos años se ha evidenciado un importante crecimiento en cuanto a publicaciones
especializadas acerca del tema, todavía hay serios cuestionamientos sobre si realmente la
identificación de personas a través de las huellas labiales es una técnica fiable. Por ende,
es menester continuar realizando estudios y pruebas tendientes a esclarecer aspectos
inherentes. Quizás una de sus desventajas es que existen tantas clasificaciones como
autores han estudiado el tema (Bonfigli, Trujillo-Hernández, Cantín-López, Fonseca, 2010;
Bernardoni, Sauer, Briem Stamm, 2013), es decir que se carece todavía de una clasifica-
ción universal, hecho que seguramente contribuiría a una mayor practicidad y difusión. Es
importante destacar que el reconocimiento, recolección, análisis, interpretación y almace-
namiento de los datos provistos por las huellas labiales debería ser asumido y difundido
como un valioso aporte a toda forma de capacitación y entrenamiento; esto transformaría
en una buena práctica a la elaboración de bases de datos que permitirían en el futuro, el
poder contar con un registro más a la hora de encarar un proceso de identificación.
Sería muy oportuno incluir esta variable como base de datos en las diferentes fuerzas
policiales y/o de seguridad en Argentina, como así también en los diferentes claustros
terciarios y universitarios, lo que permitiría aunar criterios para la protocolización de una
ficha odontológica que incluya el registro queiloscópico, a la vez que modificaría algu-
nos esquemas demasiado estructurados en cuanto a la información que debe manejar
el odontólogo que presta servicios en cualquier institución (hospitalaria, policial, militar,
etc.), limitándolo sobremanera y reduciendo notablemente el espectro de su capacidad a
la hora de ser solicitado para conformar el tan mentado equipo interdisciplinario de identi-
ficación (Navarro, Castelló, López y Verdú, 2006; Bonfigli, Trujillo Hernández, Cantín López
y Fonseca, 2009). Se ha enfatizado en el planteo que afirma que dada la ausencia de este
tipo de idoneidad profesional en la investigación primaria de la escena, el personal policial
debería estar capacitado para detectar, evaluar y procesar evidencias de corte odontológi-
co (Briem Stamm). Las huellas labiales han sido descritas como de importante valor para
la investigación criminal, sustentado esto en la identificación personal relacionando a su
autor con el sitio del hallazgo de las mismas, y poseen el mismo valor que la dactiloscopia
(Negré Muñoz, 2004) (ver Figura 14). Igualmente, cuando existe un caso de identificación
de cadáveres o personas que han sido mutiladas, la queiloscopia puede convertirse en
elemento esencial para esclarecer identidades de personas (Briem Stamm; Negré Muñoz,
2004). Son varios los estudios que se pueden encontrar en la literatura especializada en
los que se evidencia su aplicación y se plantean diferentes métodos de clasificación, téc-
nicas de revelado y levantamiento de las huellas labiales, dimorfismo sexual, asociación
con grupos poblacionales étnicos y aplicación en los procesos judiciales que requieran
identificar a un ser humano.
CONCLUSIÓN
En virtud de lo reflexionado, no caben dudas de que el odontólogo forense puede des-
empeñar un valioso aporte en la identificación humana. Las diferentes aplicaciones inhe-
rentes a su espectro de actuación requieren de una gran preparación emocional, técnica
y científica. Sus idoneidades incluyen la identificación de vivos y fallecidos, el análisis de
presumible evidencia en objetos inertes, la estimación de la edad dental, huellas de mor-
deduras para identificar a los sospechosos, víctimas de agresiones violentas y sexuales,
situaciones de violencia familiar (abuso conyugal, negligencia y negligencia conyugal),
y realizando aportes en los estudios arqueológicos y antropológicos de las poblaciones.
No menor es su injerencia en el correcto registro, mantenimiento y archivo de la docu-
mentación labrada en las historias clínicas odontológicas, contribuyendo a ilustrar a las
autoridades legales para que puedan reconocer la impericia, la imprudencia, negligencia e
inobservancia de los reglamentos y deberes a su cargo. El contexto imperante en el actual
mundo globalizado ha suscitado la formación de odontólogos expertos en la investiga-
ción criminal, maximizando su devenir pericial, dentro de un equipo interdisciplinario, en
tragedias naturales, accidentales y provocadas intencionalmente. Aún así, la odontología
vestigio), también se puede perseguir información sobre la actividad (por qué el vestigio
está donde está) y, sobre todo, de cómo los vestigios pueden relacionarse con el escena-
rio de un delito. Los análisis comparativos comprenden principalmente la identificación.
Sin embargo, el estudio de la transferencia de vestigios puede llevar a conocer la actividad
del mismo con respecto al delito, y este aspecto es muy distintivo de la química forense.
La química analítica, aunque también es una disciplina multidisciplinar que desarrolla y apli-
ca métodos, instrumentos y estrategias para obtener información sobre la composición y
naturaleza de la materia en el espacio y el tiempo, con frecuencia trata muestras que deben
ser representativas del todo que se va a analizar, y relaciona los resultados en términos de
significancia estadística empleando herramientas quimiométricas (Valcárcel, 1999; Kellner
et al., 2004). Sin embargo, en la química forense, los resultados provienen de muestras
de origen y calidad desconocida, aquellos vestigios dejados por descuido en la escena
del crimen, y su significancia o grado de certeza suele probarse mediante razonamiento
estadístico empleando, principalmente, la estadística bayesiana. Además, la complejidad
de las muestras suele requerir de ciertas pruebas presuntivas y de cribado, por ejemplo,
para discriminar muestras donde haya presencia o no de una supuesta droga, fluido, etc.
Estas pruebas presuntivas son muy importantes para orientar sobre qué vestigios hay que
someter a pruebas confirmatorias con otras herramientas analíticas que tengan capacidad
para identificar y/o cuantificar. Por otro lado, los análisis cuantitativos, exceptuando el área
de la toxicología, donde se busca la cantidad de tóxico presente en un vestigio, tienen poca
relevancia en química forense, frente al papel central que poseen en química analítica.
Otra característica propia de la química forense es el empleo de terminología propia en
la que se incorporan nombres y conceptos tanto de química como de ciencias jurídicas.
Algunos de estos términos son los ya mencionados vestigios (de los que se puede tener
conocimiento directo o circunstancial), la cadena de custodia, el caso judicial (civil o penal)
o la naturaleza destructiva o no destructiva de la prueba. Entre estos términos, tiene una
relevancia especial el concepto de vestigio. En el ámbito de las ciencias forenses, es la
última acepción del diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (Real Academia
Española, 2018) la que principalmente define vestigio (del latín vestigium) como aquel “in-
dicio por donde se infiere la verdad de algo o se sigue la averiguación de ello”, por tanto, es
la evidencia que permite investigar la verdad sobre un hecho. Pierre Margot, sin embargo,
considera una concepción de vestigio más amplia (ver Figura 1) definiéndolo como “un
patrón, una señal o material transferido durante un hecho. Es el remanente (la memoria)
de una fuente o actividad que lo produjo”. Esta concepción proporciona al vestigio, una vez
descifrado y entendido, capacidad informativa sobre el origen (identidad) o la actividad (por
qué está donde está) delictiva que lo produjo (Morelato et al., 2014). Es decir, el vestigio
que pertenece a un hecho pasado no reproducible y suele ser incompleto o fragmentado,
además de inusual en un entorno, no solo es un indicio de quién o con qué se produjo el
hecho (identidad) sino que también puede dar información sobre cómo, cuándo, dónde,
qué y por qué se produjo el hecho (actividad o acción). Mientras que la primera faceta de
vestigio como fuente es esencial como prueba judicial, la faceta de vestigio como actividad
lo convierte en el nexo de procesos de inteligencia forense donde hoy en día la investiga-
ción científica tiene mucho que aportar.
Figura 1. Utilidad de los vestigios como prueba judicial (proporcionando información sobre la identidad)
y para procesos de inteligencia forense (proporcionando información sobre la actividad o acción).
Sin embargo, una aproximación más práctica es la que actualmente se realiza en la Red
Europea de Institutos Forenses (ENFSI, European Network of Forensic Science Institutes)
(ENFSI, 2018). En ENFSI hay constituidos distintos grupos de trabajo enfocados en tratar
diversas temáticas como animales, plantas y trazas en suelos; imagen digital; ADN hu-
mano; documentos; drogas; explosivos; huellas dactilares; armas y residuos de disparos;
investigaciones de incendios y explosiones; tecnología de la información forense; análisis
forense del habla y audio; escritura manuscrita; pinturas y vidrios; accidentes de tráfico;
escena del crimen; fibras y pelo. La Química tiene un papel importante en todos los gru-
pos de trabajo exceptuando el de imagen digital, tecnología de la información forense,
marcas y análisis forense del habla y audio. Es decir, en un futuro próximo, el papel de la
Química parece estar más ligado a problemáticas cada vez más concretas y que requie-
ren de una formación específica.
TÓXICOS
Tóxicos EJEMPLOS Ejemplos
Inorgánicos Arsénico, plomo, mercurio, cianuro, sílice
lizado, como el alcohol etílico o los psicofármacos, o no, como el cannabis o la cocaína.
La Junta Internacional de Fiscalización y Estupefacientes (JIFE) es el órgano que clasifica
las sustancias fiscalizadas de estupefacientes (lista amarilla), psicotrópicos (lista verde)
y precursores (lista roja) (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, 2018).
Esta clasificación se tipifica por estructura química y uso (terapéutico, clínico, ilícito) y no
por sus efectos, por lo que nuevas sustancias con similitudes estructurales a sustancias
fiscalizadas pueden ejercer y ejercen efectos análogos, pero no se consideran ilegales
al no incluirse en ninguno de los listados que recoge la legislación. En estos casos, se
puede recurrir a disposiciones de carácter más general (por ejemplo, delitos contra la
salud pública) para evitar la impunidad (European Monitoring Centre for Drugs and Drug
Addiction and Eurojust (EMCDDA-EJ), 2016). En situación de indefinición se encuentran
las nuevas sustancias psicoactivas (NPS, por su denominación inglesa New Psychoactive
Substances) que en el momento de su aparición no se conocen sus efectos y/o su es-
tructura química. Estas se pueden agrupar estructuralmente en diferentes familias como
son los derivados de fentanilo y otros opioides, cannabinoides sintéticos, triptaminas,
feniletilaminas, piperazinas, piperidinas, arilciclohexilaminas y otros compuestos de fabri-
cación ilícita.
como las del Departamento de Drogas y Crimen de Naciones Unidas (United Nations
Office on Drugs and Crime (UNODC), 2011), el grupo de trabajo científico en toxicología
forense (Scientific Working Group for Forensic Toxicology (SWGDRUG), 2013), la agencia
antidopaje (World Anti-Doping Agency (WADA), 2016) o el departamento de salud y servi-
cios humanos de Estados Unidos (U.S. Department of Health and Human Services, HHS)
(Food and Drug Administration, 1999).
CASO 1
Marcelo regentaba un bar de copas madrileño en el que Joana trabajaba de camarera du-
rante los fines de semana. Sobre las 6:30 h del sábado16 de diciembre de 2017, cuando
finalizó la jornada laboral y se habían marchado los clientes del bar, ambos permanecie-
ron en el interior del mismo y Marcelo la invitó a chupitos. Joana se sintió mareada, con
quemazón en el pecho y perdió el conocimiento. Lo recuperó momentáneamente al ser
colocada por Marcelo encima de la mesa de billar con las piernas colgando en uno de
sus extremos, pero Joana no podía mover su cuerpo, pues no le respondía al deseo de
moverse, a pesar de intentarlo, y tampoco podía articular palabra alguna. Marcelo le bajó
los leggins y el tanga y la penetró por vía vaginal. Después, la vistió y trasladó a un sofá
del local donde se durmió hasta el día siguiente. Cuando volvió a casa se sentía muy mal
y estuvo vomitando y dio aviso de no poder ir a trabajar esa noche. Tenía en su cabeza
imágenes inconexas, tenía lagunas…, recordaba un sofá, que estaba sobre una mesa y
que no podía moverse, notaba que le quitaban la ropa…, pero no tenía muchos recuerdos
nítidos. Tomó la decisión de no decir nada, pues se sentía avergonzada y culpable, porque
sus padres no querían que trabajase en un bar de copas. Pero el domingo, estaba tan mal
que se lo contó a su amiga, esta lo comentó con sus padres que consultaron en el puesto
de la Guardia Civil de la localidad lo que había que hacer en estos casos. Finalmente, Joana
denunció.
CASO 2
Una mujer de 50 años, otra de 14 y un hombre de 61 fallecieron en Sevilla por una in-
toxicación. La adolescente de 13 años, de la misma familia, permanece ingresada en un
Hospital de Sevilla y evoluciona favorablemente.
La familia cenó pescado el viernes y poco después empezó a sentirse mal, con diarrea
y vómitos. El fallecido era fontanero en paro, trabajó para una aseguradora y perdió el
empleo al inicio de la crisis. Vivían de la recogida de cartones, chatarra, tapones, etc. que
iniciaban a diario con una pequeña furgoneta a partir de las siete de la mañana.
Encontraron casi un millar de tapones en un saco dentro de la bañera de su casa, que no
usaba la familia y donde el hombre, por costumbre, depositaba distintos efectos que luego
vendía. También se encontró un barreño con agua y lejía, que una hija de la familia había
dejado para decolorar unas zapatillas el día anterior a los hechos.
Teniendo en cuenta la descripción de los hechos, ¿qué parecen indicar los indicios?
Los indicios parecen indicar una intoxicación alimentaria. El malestar de la familia, que
cenó lo mismo, comenzó después de la cena.
A raíz de los resultados de las pruebas de laboratorio, ¿se produjo una intoxicación
alimentaria? ¿Cuál fue el compuesto que podría haber producido la intoxicación? Los
compuestos detectados, ¿cómo reaccionan en el ambiente húmedo de una bañera?
No se produjo una intoxicación alimentaria. No se detectaron tóxicos en los restos de
pescado. En los tapones se identificó fosfuro de aluminio, que en ambientes húmedos
producen fosfuro de hidrógeno (fosfina) que es extremadamente tóxico. La reacción del
fosfuro de aluminio con agua para dar fosfina (ecuación 1) es una reacción exotérmica
(-166 kJ / mol) que aumenta su entropía, porque se pasa de un sólido y un líquido a un
sólido y un gas, teniendo ΔS positiva y su energía libre de Gibbs negativa, siendo una
reacción espontánea a temperatura ambiente: ΔG =ΔH – T•ΔS < 0.
Por tanto, si el fosfuro de aluminio entra en contacto con agua, desprende PH3.
Ecuación 1: AlP (s) + 3H2O (l)→Al (OH)3 (s) + PH3 (g)
evolución del fuego: una primera de crecimiento, en la que la temperatura aumenta desde
la temperatura ambiente hasta unos 500 ºC, donde hay suficiente energía para alcanzar
una combustión brusca generalizada, conocida como flashover, en la que se produce una
transición súbita al estado de combustión generalizada de todos los materiales combus-
tibles contenidos dentro del recinto. Esta fase conduce a otra de fuego totalmente desa-
rrollado, donde se pueden alcanzar temperaturas superiores a 1500 ºC y, finalmente, se
produce una fase de decaimiento y descenso de la temperatura.
En recintos cerrados, el flashover se produce debido a la súbita combustión de los gases
que se encuentran acumulados justamente debajo del techo, y que produce la ignición de
todos los materiales combustibles del recinto que hasta entonces no habían sido prendi-
dos, como consecuencia de la radiación generada. Si, por el contrario, el incendio ocurre
en un espacio confinado que no dispone del oxígeno suficiente para comenzar la ignición,
pero sí de gases y humo combustibles con una temperatura cada vez más elevada, la
entrada repentina de una determinada cantidad de oxígeno al lugar presurizado con estos
gases calientes puede originar una fuerte explosión denominada backdraft. La principal
diferencia entre un flashover y un backdraft es la cantidad de oxígeno presente en el
ambiente. En el primero existe una cantidad de oxígeno adecuada para la combustión, de
manera que el incendio arde libremente. Por el contrario, en el segundo no existe suficien-
te oxígeno para provocar un fuego activo.
ACELERANTES DE LA COMBUSTIÓN
Un acelerante de la combustión es una sustancia, generalmente un líquido inflamable,
empleado con el fin de iniciar o acelerar la propagación de un incendio (Atoche García e
Hidalgo Muñoz, 2009). Hoy en día hay muchos acelerantes de la combustión que pueden
emplearse para generar o propagar un incendio. La Figura 6 muestra algunos líquidos
inflamables que pueden emplearse como acelerantes de la combustión y su composición
está detallada y publicada en la bibliografía científica (Martín Alberca et al., 2015; Martín
Alberca et al., 2018).
Líquido
Composición detallada
inflamable
No obstante, es necesario tener en cuenta que existen estudios científicos que demues-
tran la variabilidad inherente a la composición de la gasolina dependiendo de la locali-
zación geográfica, la estación del año, la refinería o el lote (Sandercock, 2012; Hetzel,
2014). Otra estrategia propuesta ha sido el empleo del método de la curva de destilación
avanzada para proporcionar datos de referencia sobre líquidos inflamables (Bruno et al.,
2010; Bruno y Allen, 2013).
La técnica de cromatografía gaseosa con espectrometría de masas (GC/MS) está bien
establecida para el análisis de vestigios de restos de incendios. Sin embargo, durante
los últimos años se han hecho algunas propuestas para mejorar su rendimiento. Por
ejemplo, una fase de control de calidad para comprobar las etapas preanalíticas y analí-
ticas, nuevas columnas cromatográficas o ajustes de los parámetros instrumentales. Por
otra parte, con el fin de resolver algunas limitaciones de la metodología convencional de
GC/MS, algunos autores han utilizado técnicas alternativas, como sistemas portátiles y
otras combinaciones instrumentales (Fernández de la Ossa et al., 2013; Fernández de la
Ossa et al., 2014 (a); Martín Alberca et al., 2016 (b); Zapata y García Ruiz 2016 (a)). Entre
las técnicas de análisis, las técnicas de espacio de cabeza acopladas a espectrometría de
masas, así como técnicas de espectroscopia vibracional combinadas con herramientas
quimiométricas, están demostrando resultados prometedores para la discriminación de
líquidos inflamables y sustratos. Otro aspecto relevante es la modificación de los líquidos
inflamables por distintas acciones como son la biodegradación bacteriana, la evaporación,
el efecto de la matriz o la acidificación. A modo de ejemplo, la acción microbiana en ga-
solina afecta principalmente a los n-alkanos y los bencenos monosustituidos, mientras
que, en destilados del petróleo, afecta a los n-alcanos. El efecto de matriz puede ser
especialmente importante en materiales sintéticos relacionados con productos derivados
del petróleo. La acidificación, con sulfúrico para la preparación de artefactos incendiarios,
produce cambios químicos muy significativos en gasolina, mientras que en otros líquidos
inflamables es menos acusado (Martín Alberca et al., 2015; Martín Alberca et al., 2018).
CASO 3
Una inmensa nube de humo negro y llamas de más de 20 metros de altura alertan y pre-
ocupan a los vecinos del lugar. Algunos testigos manifiestan que vieron a un todoterreno
en la zona del vertedero de neumáticos y después se originó el fuego en tres puntos
distintos. Los bomberos de la zona actúan delimitando la extensión del incendio con cor-
tafuegos de hasta 60 y 80 metros de ancho en zonas estratégicas de las 11 hectáreas que
ocupaba el vertedero, debido al peligro de contaminación del suelo y los acuíferos que
advirtieron al hacer pruebas con agua y espuma. También se solicita el confinamiento a
los vecinos en sus viviendas, con ventanas y puertas cerradas y la suspensión de clases
durante varios días de todos los centros educativos de la zona.
El hecho de que el incendio tenga tres focos distintos, ¿qué indica a los investigadores?
Una característica de los incendios provocados es la presencia de varios focos, de forma
natural habría un foco.
¿De qué están compuestos los neumáticos para que su combustión sea tan difícil de
controlar?
Los neumáticos están compuestos principalmente de caucho natural, cauchos sintéticos,
partículas de carbón, agentes químicos (azufre, óxido de zinc, cadmio y aditivos), aceites
minerales y fibras reforzantes (hilos de acero y textiles).
¿Por qué se solicitó a los vecinos confinarse en sus casas y se suspendieron las clases
durante el incendio?
La combustión de neumáticos libera humo negro debido a que el caucho natural y sintéti-
co son polímeros de hidrocarburos que lo producen de forma característica.
Se producen gases como monóxido de carbono y sulfuro de hidrógeno que son muy
perjudiciales para la salud. También se liberan partículas de carbón y elementos metálicos
muy perjudiciales si se respiran.
CASO 4
En la madrugada del miércoles, en uno de los aparcamientos de un centro comercial en
Roma, se da aviso policial de una caravana incendiada. En la caravana dormían un total de
once personas. Tres hermanas de etnia gitana de 4, 8 y 20 años mueren por el incendio
de la caravana. Las autoridades investigan un vídeo en el que se puede ver a una persona
que lanza una botella contra el vehículo. Tras lanzar la botella, la persona en cuestión huyó
del lugar.
(2) KClO3 + H2S04 → HClO3 + KHS04; 3HClO3 → 2ClO2 (g)+ HCl04+ H2O
(3) 2KClO3 → KCl04 + KCl+02
Figura 10. Cambio de la composición orgánica de la gasolina por efecto del ácido sulfúrico.
De los resultados del análisis químico, ¿qué se puede indicar en el informe forense?
Se puede indicar en el informe forense que en los vestigios analizados se encuentran re-
siduos de ácido sulfúrico y alguna sal de clorato. También se detecta gasolina acidificada.
Todo ello es compatible con el uso de un cóctel molotov de iniciación química.
Clasificación
Explosivo Velocidad de velocidad Aplicación
detonación (m/s) detonación
PETN 8.400 Secundario Militar
TNT 6.900 Secundario Militar
TATP 5.300 Primario Casero
ANFO 4.200 Terciario Comercial
Pólvora flash 1.000 Propelente Comercial/casero
Pólvora negra 400 Propelente Comercial/casero
Una tercera forma de clasificar los explosivos es de acuerdo con su composición química
(Zapata Arráez, 2018). La Figura 12 resume los explosivos de acuerdo a este criterio de
clasificación.
Figura 12. Clasificación química de los explosivos (adaptado de Zapata Arráez, 2018).
En primer lugar, se distingue entre compuesto explosivo individual y una mezcla explosiva
oxidante-combustible (Zapata Arráez, 2018). Si es un compuesto explosivo individual pue-
de ser orgánico o inorgánico. A su vez, dentro de los explosivos orgánicos, es importante
diferenciar entre los que son nitro-explosivos, peróxidos u otros. Los nitro-explosivos se
subdividen, además, en nitro-aromáticos, nitro-alifáticos, nitraminas y ésteres de nitrato
(Zapata Arráez, 2018). Si es una mezcla oxidante-combustible, se clasifican según el oxi-
dante que lo compone: una sal de nitrato, de clorato, de perclorato u otro oxidante. Las
Los artefactos pirotécnicos (Conkling, 1985; Donner, 1997; Ledgard, 2006; Martín Alber-
ca y García Ruiz, 2014) están implicados en accidentes fortuitos o negligentes, y lucha
urbana. El análisis químico de muestras procedentes de artefactos pirotécnicos es muy
frecuente en un laboratorio químico-forense. Ya sea por las deficientes medidas de segu-
ridad de una empresa que fabrica material pirotécnico, ya sea por la temeridad y necedad
de ciudadanos aficionados que lanzan petardos y fuegos artificiales incorrectamente, ya
sea por la violencia desmedida de delincuentes urbanos que buscan añadir luz, fuego y
destrucción en cualquier evento, la policía científica debe realizar en numerosas ocasiones
investigaciones de estos y muchos otros casos en cuyos informes se incluye el análisis
químico de las muestras y la identificación de los explosivos de baja energía (pólvoras)
que se han detectado en cada artefacto pirotécnico.
En resumen, las pólvoras que se utilizan en la fabricación de material pirotécnico son
mezclas oxidante-combustible, cuyo oxidante suele ser una sal de nitrato o perclorato,
como la pólvora negra (compuesta por nitrato de potasio, carbón y azufre) o la pólvora
flash (compuesta por perclorato de potasio y aluminio).
Las municiones (Monforte-Soler, 1992; Saverio Romolo y Margot, 2001; Dalby et al.,
2010) se emplean en delitos cometidos con armas de fuego. La identificación de residuos
de disparo en las manos, ropa, pelo de una persona es prueba inequívoca de que dicha
persona ha presenciado de cerca un disparo o bien, ha entrado en contacto posterior-
mente con objetos, personas o lugares expuestos a algún disparo. La identificación de
residuos de disparo ha consistido hasta ahora en la detección de partículas compuestas
conjuntamente por plomo, antimonio y bario (las cuales resultan de la combinación de
los residuos de combustión procedentes del fulminante, el propelente, la bala y la vaina).
Sin embargo, la fabricación de nueva munición no tóxica (libre de plomo) ha obligado a
replantear las condiciones necesarias para asegurar la identificación positiva de residuos
de disparo. Y por ello, cada vez es más frecuente el análisis orgánico de las muestras con
el objetivo de identificar algún compuesto explosivo característico del propelente usado
en la munición (Charles et al,. 2011; Brożek-Mucha, 2017).
En resumen, las pólvoras que se utilizan actualmente en la fabricación de municiones
contienen nitrocelulosa en una determinada proporción, ya sean pólvoras de simple base
(cuyo único componente explosivo es la nitrocelulosa), pólvoras de doble base (compues-
tas típicamente por nitrocelulosa y nitroglicerina) o pólvoras de triple base (compuestas
típicamente por nitrocelulosa, nitroglicerina y nitroguanidina).
CASO 5
Explosión en un cajero automático con un paquete bomba. Los delincuentes consiguen
llevarse parte del dinero que contenía el cajero. La policía científica llega al lugar de la
explosión y comienza su investigación: inspección ocular, recogida de vestigios, análisis
químico de las evidencias… Este hecho se da con relativa frecuencia, empleando diferen-
tes explosivos, como se presenta en los casos siguientes.
Figura 13. Resultados de los análisis de las muestras del caso 5, mediante diferentes técnicas
analíticas (Zapata y García Ruiz, 2016 (b)).
A raíz de los resultados de las pruebas de laboratorio, ¿cuál fue el explosivo utilizado
para cometer el atentado? ¿Cuál es su composición química?
La identificación de los iones nitrato, sulfato y perclorato mediante IC/CE en una alta con-
centración, así como la identificación de nitrato potásico y perclorato potásico mediante
IR/Raman, es prueba inequívoca de que el explosivo utilizado fue algún tipo de pólvora
negra (nitrato de potasio + carbón + azufre). Particularmente, la pólvora utilizada en este
caso contenía una mezcla de nitrato y perclorato de potasio como oxidante. El explosivo
puede haberse obtenido de la extracción y acumulación de material pirotécnico, o haberse
preparado de forma casera a partir de sus componentes.
CASO 6
Resultados de los análisis de laboratorio
Los vestigios estudiados en este segundo caso son de la zona del cráter, restos de plás-
tico del cajero y restos de los billetes. Se aplicaron diferentes técnicas analíticas identifi-
cando los restos de explosivos recogidos en la Figura 15. Los correspondientes análisis
se dan en la Figura 16.
Figura 15. Resumen de los compuestos químicos detectados en las muestras del
caso 6 mediante diferentes técnicas analíticas (Zapata y García Ruiz, 2016 (b)).
CASO 7
Resultados de los análisis de laboratorio
Los resultados del laboratorio sobre los vestigios dieron los resultados recogidos en la
Figura 17 y la Figura 18.
IC/CE - - -
HPLC-MS TNT y RDX TNT y RDX RDX
GC-MS TNT y RDX TNT y RDX RDX
Raman/IR - - -
Figura 17. Resumen de los compuestos químicos detectados en las muestras del caso 7
mediante diferentes técnicas analíticas (Zapata y García Ruiz, 2016 (b)).
1. El principio de Intercambio de Locard: “Toute action de l’homme, et a fortiori, l’action violent qu’est un crime, ne peut
pas se dérouler sans laisser quelque marque” puede traducirse así: Cualquier acción de un individuo, y obviamente
la acción violenta que constituye un crimen, no puede ocurrir sin dejar rastros.
denominadas evidencias traza o trazas, que dicen o ayudan a entender algo del evento
ocurrido (Eric, 2006). En las ciencias forenses, casi siempre, el problema no son las pe-
queñas cantidades (concentraciones) de los analitos, sino la propia cantidad de material
disponible para el análisis (Zieba-Palus y Kała, 2015). Las trazas pueden ser macro-trazas
o micro-trazas, que no difieren en términos fisicoquímicos, sino en tamaño y prevalencia.
A pesar de su prevalencia, las trazas pueden accidentalmente perderse o transferirse a
otro substrato, evaporarse a elevadas temperaturas, destruirse por acción de fuego, sus
propiedades pueden cambiar, etc. Estas trazas a menudo son desestimadas por quienes
inspeccionan una escena del crimen debido, seguramente, a que muchos laboratorios no
favorecen su análisis pues toman más tiempo y necesitan técnicas microscópicas y mi-
croanalíticas más complejas (Marc, 2006; Zieba-Palus y Kała, 2015). Pero el investigador
forense debe saber qué tipo de evidencias deben recogerse o recuperarse y qué valor
forense pueden cada una de ellas aportar a la investigación. Muchas trazas pueden estar
contenidas en distintos tipos de fragmentos como pedazos de vidrio, fibras de tela, lana,
alfombras, pelo, etc. La lista es interminable pues cualquier cosa puede convertirse en
evidencia (Grieve y Houck, 2004). Estas trazas pueden transferirse cuando dos o más
objetos se tocan, o cuando una acción o movimiento en la escena del crimen altera las
partículas pequeñas de su ambiente (2018). Por ejemplo, partículas de un leño pueden
transferirse a otra superficie tras un golpe, o granos de polen pueden adherirse a una
prenda durante un forcejeo o pelea en el suelo. Estas evidencias pueden usarse para pro-
curar reconstruir un evento y tratar de determinar si una cosa o persona estuvo presente
en ese evento, si una persona u objeto fue movida, o si un determinado ataque ocurrió de
lado, de frente, etc. La Figura 19 representa ejemplos de trazas y de las posibles relacio-
nes entre estas y la escena del crimen.
Algunas trazas (por ejemplo, ADN) pueden considerarse como vínculos primarios y otras
(por ejemplo, huellas de zapatos) como vínculos secundarios a una persona, objeto o
evento. Hay evidencias que ayudan a determinar si se cometió un crimen, otras ayudan a
identificar a las víctimas o culpables, y otras ayudan a entender cómo se llevó a cabo el
crimen (ver Figura 19). Es importante tener en cuenta que diversas trazas o evidencias
pueden dar varias pistas o responder a más de una pregunta en la investigación criminal.
Además, las evidencias pueden ser inclusivas o exclusivas (Eric, 2006). En el primer caso,
permiten demostrar un vínculo entre una traza y un objeto o persona. En el segundo caso,
eliminan la posibilidad de que haya tal vínculo. Por otro lado, para estudiar las evidencias
y trazas también deben tomarse en cuenta sus características de clase o las adquiridas
aleatoriamente (Eric, 2006). Las primeras definen colectivamente a un grupo de individuos
u objetos (por ejemplo, el tamaño de unos guantes) y las segundas definen e identifican
a individuos u objetos como únicos, excluyendo a todos los demás individuos u objetos
(por ejemplo, un corte o rasguño accidental aleatorio y zigzagueante en el dedo meñique
de un guante izquierdo). Finalmente, se han descrito cinco condiciones que deberían o
deben respetarse para que las características de una traza se consideren fiables a la hora
de identificar su origen: distinguibilidad, alta varianza interfuente a intrafuente, varianza
FIBRAS
Las fibras naturales pueden ser de origen animal, mineral o vegetal, dominando las de
algodón, y de entre las fibras sintéticas, la que domina es el nylon. Las fibras no muestran
características adquiridas aleatoriamente, por lo que no pueden atribuirse con seguridad
a una única fuente. Sin embargo, analizando muchas características de clase indepen-
dientes (composición química, índice de refracción y otras propiedades ópticas, color,
apariencia física, etc.) es posible reducir el número de fuentes putativas y aumentar la
fuerza del vínculo entre la traza no discriminada y su fuente (Eric, 2006). Las fibras deben
recogerse de cualquier objeto donde se sospeche que ha habido una transferencia cruza-
da (por ejemplo, las prendas de vestir del sospechoso, el asiento de un coche, etc.). En
cualquier caso, las fibras del propio sustrato deben recogerse por separado para cualquier
comparación. Las tres etapas normalmente usadas para la detección y recolección de
fibras son la inspección visual, el uso de cintas adhesivas y la utilización de aspiradoras
(Marc, 2006). La observación visual con luz ambiental y/o UV (254 a 366 nm) permite
visualizar, grabar y recoger muchos tipos de fibras usando pinzas. Esto ayuda a la recolec-
ción específica de varios tipos de fibras en bolsa de papel o dobleces de papel (para evitar
la electricidad estática), especialmente de aquellas fibras que se creen relevantes para la
investigación. Las cintas adhesivas, aunque tienen el inconveniente de no ser selectivas,
sirven para recoger muchos tipos de fibras cubriendo una o diferentes zonas sospechosas
de un mismo objeto, que luego se trasportan sobre una película transparente dentro de
una bolsa de papel. El uso de una aspiradora no permite la localización selectiva de las
fibras, pues todas terminan sobre un filtro especial, al igual que cualquier otra partícula
aledaña (basura, trozos de vidrio, caspa, etc.) (Marc, 2006). En el pelo (fibra de origen
animal), se puede utilizar microscopía para estudiar las escamas, médula, raíz, y otras
características para poder determinar la especie de origen (Eric, 2006).
TINTAS Y PINTURA
La pintura, esmalte, laca y barniz a menudo pueden recuperarse en casos de entradas a
la fuerza, choques y otros incidentes. Aunque, con frecuencia, las partículas de pintura y
tinta encontradas solo indican características de clase (químicas o físicas), pueden incluso
demostrar un origen común si las piezas o partículas son suficientemente grandes, coinci-
den en el número de capas y sus aristas encajan (cotejo físico) (Eric, 2006; Marc, 2006).
La única excepción indubitada ocurre cuando el vínculo se establece por cotejo físico, tras
rearmar una pieza que se ha fracturado con un patrón único y probatorio; en tal caso, no
se requiere un cotejo químico (Eric, 2006). Las trazas de pinturas se suelen encontrar en
y cerca de las herramientas que han tocado una superficie, y viceversa. Por ello, es im-
portante una comparación cruzada de cualquier traza encontrada cerca del incidente o en
sus inmediaciones. Las partículas adheridas a herramientas no deben desprenderse, sino
cubrirse cuidadosamente para que lleguen al laboratorio intactas. Cuando están sueltas,
las partículas deben almacenarse en bolsa de papel o papel plegado para evitar el efecto
dispersor de la electricidad estática (Marc, 2006). El mayor problema con las tintas es
hallar muestras con trazabilidad y composición conocida. Por ello, es de interés disponer
de buenas bases de datos, porque pueden ayudar a estimar la variabilidad esperada en los
casos forenses y, por ende, estudiar el grado de individualización de las técnicas analíticas
frente a la población de muestras (Alamilla Orellana, 2014).
VIDRIO
El vidrio, básicamente compuesto de dióxido de silicio (SiO2), es un producto inorgánico
solidificado, pero no cristalizado. En España, por ejemplo, los tipos de vidrio más común-
mente analizados en los laboratorios forenses son los arquitectónicos y los de coches,
seguidos por los de contenedores (Alamilla Orellana, 2014). Las partículas de vidrio, que
pueden viajar varios metros de distancia desde su origen, normalmente provienen de las
ventanas de vehículos o viviendas que se rompieron para ingresar en ellas, de objetos
que se rompieron durante un asalto o ataque, etc. (Eric, 2006). El vidrio solo presenta
características de clase (composición química, color, índice de refracción, fluorescencia,
patrones, densidad, etc.), por lo que no se puede atribuir a un solo origen. La única excep-
ción ocurre cuando el vínculo entre una muestra no discriminada y un origen se demues-
tra mediante el rearmado de una pieza fracturada (cotejo físico) que presenta patrones
de fractura aleatorios únicos de la muestra y la traza. Por ello, ya no son necesarias las
propiedades físicas o químicas. La frecuencia de ocurrencia de un determinado índice de
refracción también puede permitir que una traza sea atribuida a una fuente, dada la rareza
de ocurrencia de ese índice de refracción dentro de la población (Eric, 2006).
Aun así, en el caso de los vidrios de vehículos, no siempre es posible relacionar un
fragmento encontrado en un escenario con un modelo de vehículo en particular. Esto es
porque los vidrios originales no son trazables a los modelos de vehículos que, además,
durante su vida útil pueden sufrir cambios no controlados de las piezas originales. Para el
resto de los vidrios (ornamentales, arquitectónicos, envases, etc.), la variabilidad depen-
derá de cada caso en concreto (Alamilla Orellana, 2014).
El muestreo de cualquier partícula de vidrio se utiliza para efectos de comparación, en
caso de que se encuentren fragmentos de vidrio en el sospechoso, su entorno u objetos
relacionados. El muestreo se hará primordialmente sobre cualquier pedazo de vidrio
remanente en la escena del crimen (ventanas, botellas y gafas rotas, por ejemplo) (Marc,
2006). El muestreo debe ser múltiple para evitar que los efectos de las variaciones propias
del material desvirtúen los resultados finales del laboratorio. La persona que inspecciona
debe estar atenta a cualquier partícula de vidrio antes de mover la escena del crimen para
tomar huellas, impresiones u otro tipo de muestreo de evidencias. Si ese es el caso, su
análisis es prioritario al del vidrio, pues generalmente no afectan al análisis del vidrio y
normalmente dan lugar a evidencias de inclusión más importantes (Marc, 2006). Aunque
toma tiempo, es complejo y no se puede realizar con vidrio de seguridad, los fragmentos
de vidrio remanente pueden relacionarse mediante un reensamblaje de las piezas, es
decir, un cotejo físico. Por ello, es importante que se realice una muy buena labor de
colección de trozos y partículas de vidrio por si al avanzar la investigación se puede
establecer un fuerte vínculo tras la reconstrucción de un objeto con los mismos patrones
de rotura (Marc, 2006).
RESIDUOS DE DISPARO
Los residuos de disparo (GSR, del inglés Gunshot Residues) son trazas directamente
relacionadas con las municiones usadas en armas de fuego. Los GSR podrían permitir
asociar a una persona con la escena de un crimen donde se usó un arma de fuego. Las
partículas GSR, dependiendo del tipo de arma, normalmente quedan sobre la víctima, el
cartucho, el cañón y la cámara del arma, el cuerpo y las manos del tirador, y otra gente u
objetos del lugar del disparo. Las GSR son partículas macro y microscópicas que resultan
de la condensación de los vapores producidos por las reacciones a alta temperatura (ca.
2.000-2.500 °C) y presión que ocurren tras disparar una bala en un arma de fuego. Esas
partículas, que normalmente son esféricas y esferoides, varían bastante en tamaño (ca.
0,1–5 μm), y debe considerarse que las que son grandes tienen una baja probabilidad de
transferencia y retención en las manos de la persona que dispara un arma (Blackledge y
Jones Jr., 2007). Los GSR se constituyen por material proveniente del fulminante, el pro-
yectil, el envolvente del proyectil, la vaina y el cañón del arma (Wolten et al., 1977; Heard,
2008). Sus componentes básicos son plomo, bario y antimonio, si bien, por motivos de
salud relacionados con las galerías de tiro, cada vez más se están produciendo pólvoras
sin metales pesados.
En la mayoría de los casos forenses donde se investigan GSR, se trata de identificar la
distancia de disparo (López López y García Ruiz, 2014 (b)). Esto es crítico, pues la distan-
cia de disparo de un suicidio no suele ser la misma que la de un disparo en autodefensa,
disuasión, homicidio, ejecución, etc. Esto es importante porque cada tipo de crimen recibe
un trato penal diferente.
de datos se toman como características identificativas la zona de firma espectral (la parte
que aporta más información química) del grupo de espectros.
En particular, para el análisis de partículas de GSR, la técnica más usada actualmente
es sin duda la microscopía electrónica de barrido con analizador de rayos-X de energía
dispersiva (SEM-EDX, del inglés scanning electron microscope with an energy-disper-
sive X-ray analyzer) (Tassa et al., 1982). Otros métodos son la formación de complejos
con el ácido de Lewis (Patonay et al., 2007), el análisis de activación neutrónica (Wolten
et al., 1977), la espectrometría de absorción atómica (Wolten et al., 1977), la difracción
de rayos-X (XRD) (Tassa et al., 1982), y el análisis hiperespectral multivariante (Ortega
Ojeda et al., 2017). Estos métodos, aunque son bastante útiles, tienen sus desventajas.
Por ejemplo, la activación neutrónica tiene baja sensibilidad al plomo y requiere mucho
tiempo, pues todas las muestras a analizar deben enviarse a un reactor nuclear (Wolten
et al., 1977). En general, estos métodos no siempre identifican los compuestos en esos
especímenes. Por ejemplo, pueden confirmar la presencia de plomo sin mostrar si está en
su forma metálica, como óxido, sulfuro, etc. (Tassa et al., 1982). Por ello, es fundamental
usar métodos que permitan la identificación de los compuestos, sus elementos e iones. A
pesar de los avances en muchas técnicas de análisis, hay aún muchos problemas para la
detección de metales pesados en GSR utilizando análisis elemental a groso modo. Aunque
los GSR no parecen cristalinos o exhiben características que sugieran a fragmentos cris-
talinos (lados o caras de cristales), los métodos de difracción (difracción de electrones o
rayos-X) muestrean patrones cristalinos (Wolten et al., 1977). Los residuos presentes en
la mano del tirador que se recogen rápidamente después de un disparo muestran lecturas
de GSR iguales o superiores a los límites de detección. A pesar de ello, los niveles de
elementos como el Sb bajan rápidamente (Wolten et al., 1977), lo que es especialmente
negativo pues en los casos reales siempre hay lapsos grandes entre el disparo y el mues-
treo de las manos del sospechoso. Adicionalmente, el límite de detección de Pb es bajo
debido a la gran absorción de rayos-X que tiene el Pb (Wolten et al., 1977). Para compli-
carlo todo, en muchos casos se han encontrado partículas con Sb, Cu y Zn en disparos de
prueba cuyos fulminantes no contenían esos metales, e incluso cuando el arma se había
limpiado muy meticulosamente antes de los disparos (Wolten et al., 1977). Varios análisis
indicaron que en algunos casos el Pb no venía del fulminante, sino del proyectil. En esos
casos, el análisis del Pb reveló propiedades metálicas, siendo el único metal detectado en
el difractograma pues no se detectaron trazas de Sb, Ba u otros elementos relacionados
con GSR, ni siquiera a las distancias más cercanas. Para que esos elementos puedan ser
detectados deben estar en concentraciones de al menos un 1 %, incluida la contribución
de la tela (Leiva Miranda et al., 2018). Para las municiones actuales sin plomo, la espec-
troscopía Raman puede aportar información relevante a partir del estudio de la parte
orgánica (López López et al., 2015).
CASO 8
Fibras
A media noche informan a la Policía local que la zapatería del pueblo acaba de ser robada.
Los ladrones se llevaron 5.000 € en efectivo y 20 pares de zapatos de la mejor calidad. Se
asume que fueron varios individuos, porque el botín era voluminoso y tras sonar la alarma
no hubo tiempo para que una sola persona hubiese hecho todo el trabajo. Los ladrones
entraron y salieron por la ventana trasera del almacén, cuyo cristal rompieron para tal
efecto. En su huida, una prenda de uno de los ladrones se rasgó, cortó, y se quedó colga-
da en una arista de la ventana. Era un trozo de tela de color azul oscuro. Cuando detuvie-
ron a los sospechosos, estos ya se habían percatado del daño en la prenda y procuraron
ocultarlo ensuciando y forzando daños similares en varios tipos de prendas de colores
semejantes, pero de materiales distintos. Trataban de confundir a la Policía.
Figura 21. Espectros NIR de las telas de poliéster y algodón analizadas (Prego Meleiro, 2014).
A la vista de las imágenes del microscopio, ¿se podría concluir que las telas del sospe-
choso se corresponden con la encontrada en la escena del crimen?
A priori no se puede concluir nada a partir de las imágenes de microscopio óptico. Es
necesario aplicar otras técnicas más concluyentes.
CASO 9
Tintas y pinturas
En una agencia de cobros, cuando se estudiaba la firma para la recepción de dinero, se
notó que una de las firmas de autorización final que debe escribirse con bolígrafo rojo,
parecía estar hecha antes de tiempo pues parecía estar por debajo de un trazo azul de una
firma de rango inferior. Es decir, que el documento pudo haberse firmado como autorizado
antes de que se hayan revisado todos los requisitos y que todo estuviese en regla. Eso
parecía ser un fraude, y con esa sospecha pasó a manos del juzgado correspondiente, que
ordenó la investigación del caso.
Figura 22. Fotografía con microscopio óptico del cruce de tintas sospechoso (superior izquierda).
La tinta azul, que representa una de las autorizaciones secuenciales de rango inferior, parecería estar por
encima de la tinta roja que representa a la firma de autorización final. Los espectros Raman tomados
en diferentes puntos de la firma evidencian las distintas especies químicas de las tintas empleadas y el papel.
Figura 23. Esquema del cotejo de tintas mediante un algoritmo de Classical Least Squares (CLS)
en el software Matlab. Las áreas de color rojo intenso muestran una alta concentración del espectro
localizado en esas áreas, que en cada caso se muestra debajo del mapeo correspondiente.
¿Qué ventaja tiene el estudio del cruce de trazos mediante espectroscopía Raman?
La firma o iniciales se componen mayoritariamente de letras realizadas con algún tipo de
tinta. El texto que constituye la firma normalmente contiene poca cantidad de tinta, que
además usualmente ha penetrado la estructura del papel. Cualquier forma de extracción
de la tinta supone la destrucción del documento (evidencia), requiere de una autorización
judicial, y por ello no se realizó. En su lugar, la espectroscopía Raman es un método no
destructivo, donde la tinta se analiza directamente en el documento. Cada tinta y papel
tienen un espectro característico.
¿Qué información se obtiene de los datos espectrales en la zona del cruce de trazos?
En este caso, mediante el cotejo semisupervisado con un algoritmo de comparación
Classical Least Squares (CLS) en el software Matlab, se demostró que la tinta roja sí está
por encima de la tinta azul, dado que su firma química (espectral) está en toda el área
donde se espera que haya tinta roja (ver Figura 12). En cambio, la firma química de la
tinta azul llega hasta donde comienza la tinta roja y no la sobrepasa por arriba, a pesar de
que sus solventes invaden un poco el área del papel. En conclusión, el documento no era
fraudulento.
CASO 10
De un concesionario, se avisó del robo de un vehículo azul nuevo de marca Volkswagen.
La descripción de varios testigos permitió la detención de un sospechoso en cuya nave
se encontraron varias piezas y chapas de un vehículo que podría corresponder al robado.
Figura 24. Espectro IR de una muestra de pintura azul de cierto modelo de coches Volkswagen. La composición
química consistente con una resina acrílica (en verde) con poliuretano (en morado). Las bandas comunes a ambos
compuestos están marcadas en azul (De la Vera Calderón, 2016).
Figura 25. Gráfico de dispersión de scores del conjunto total de muestras (sin datos anómalos),
bien separadas según sus componentes (De la Vera Calderón, 2016). El Grupo B (poliuretano, en azul),
está bastante distanciado de los otros grupos de melamina y estireno (Grupo A, en verde) y poliuretano
y estireno (Grupo C, en rojo), lo que permitió diferenciar a la evidencia.
CASO 11
Los servicios de emergencia recibieron el aviso de que una persona resultó herida por
arma de fuego durante una fiesta pública. Gracias a muchos testigos, se logró detener a
varias personas. Para saber si esas personas dispararon un arma de fuego, era necesario
determinar si, por ejemplo, sus manos contenían GSR. Los procedimientos oficiales dicen
que unos residuos son GSR cuando la técnica SEM-EDX da positivo en los metales pesa-
dos que se utilizan como indicadores (Pb, Sb, Ba, etc.).
Dado que no hubo resultado positivo de GSR en las manos de los sospechosos me-
diante los análisis SEM-EDX, ¿se puede concluir que los sospechosos no dispararon ni
manipularon un arma?
SEM-EDX no da positivo si las municiones disparadas no contienen metales pesados. Por
ello habría que buscar otra alternativa. Por suerte, la universidad con la que colaboran
acababa de desarrollar un nuevo método para detectar municiones sin metales pesados,
mediante un sistema hiperespectral SWIR y algoritmos semisupervisados de compara-
ción. El sistema necesita de una librería con varios de los componentes de las municiones
tanto con metales pesados como sin ellos (ver Figura 26).
Figura 26. Algunos de los estándares (compuestos puros) que componen la librería
de compuestos presentes en diversas municiones con y sin metales pesados (Herranz Valera, 2015).
Este sistema permite obtener la imagen hiperespectral del objeto que contiene los re-
siduos de disparo, y contrasta los miles de espectros contra la librería de compuestos
puros. De esa manera se puede obtener un mapa de concentraciones nominales de com-
puestos y sus respectivas proporciones espectrales independientemente de que tengan o
no metales pesados y de, por ejemplo, el color de la tela que los contenga (ver Figura 27).
Figura 27. Detección de residuos de disparo de municiones con (SyB) y sin metales pesados (Sintox)
sobre telas de algodón blanca (fila superior) y algodón negra (fila inferior) (Ortega Ojeda et al., 2017).
En todas ellas es evidente la zona de GSR, sin interferencia alguna por el tipo de tela.
Figura 28. Detección de distintos componentes de los residuos de disparo de municiones con (SyB)
y sin metales pesados (Sintox) sobre tela de algodón blanca y negra (Ortega Ojeda et al., 2017).
El color más cálido (rojo) indica la presencia del compuesto. Esta técnica permite definir
las regiones donde está presente la munición e identificar de cuál se trata.
En conclusión, esta técnica resulta muy rápida, fiable, no destructiva y sencilla de aplicar
para la detección de GSR incluso en muestras que no contienen metales pesados.
INTRODUCCIÓN
La odontología forense, la queiloscopia (estudio de las huellas labiales) y la rugoscopia
(estudio de las rugas palatinas) están implicadas en el ámbito de investigación, civil y pe-
nal. Todas ellas tienen como objetivo poder conseguir la identificación positiva de personas
en circunstancias concretas, ya sea en el ámbito de la investigación criminal, de desastres
naturales o de catástrofes, siendo también útiles para determinar la edad, el sexo y la raza
en casos discutidos. Por un lado, la odontología forense tiene la capacidad de obtener
resultados en la identificación cuando el cadáver se encuentra en avanzado estado de
descomposición o ha pasado por circunstancias especiales como altas temperaturas o un
largo periodo de tiempo sumergido en el agua, sin olvidar que los dientes, en ocasiones,
son utilizados como arma, dejando marcas específicas que también es posible analizar. Por
otro lado, es indudable la validez de la queiloscopia y de la rugoscopia pues ha quedado
demostrado que tanto las huellas labiales como las rugas palatinas son únicas, perma-
nentes, invariables y clasificables. Dado que hablamos de elementos de la boca, es muy
probable que en muchos casos encontremos trazas de saliva que puedan ayudar a adquirir
ADN, que a su vez ayudará a determinar a quién exactamente pertenece esa muestra.
IDENTIFICACIÓN DE PERSONAS
La identificación es el proceso por el que se establece la identidad de las personas. La
identidad, siguiendo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) es:
“Un conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan
frente a los demás” y “coincidencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a
las demás”. La misma RAE, también, define identificar como: “Reconocer que una persona
o cosa es la misma que se supone o se busca”.
Locard considera la identificación personal como una operación policial o médico-legal ca-
paz de establecer la personalidad de un individuo. También define identidad como el con-
junto de caracteres que determinan la propia personalidad del individuo, diferenciándole
de sus semejantes. Para Lacassagne, se trata de la determinación del conjunto de signos
que diferencian a un individuo del resto, pudiendo ser tanto durante la vida como después
de la muerte. Carrera Carbajo, además, menciona la necroidentificación, entendiéndola
como la comparación, cotejo o correlación de los datos obtenidos de los restos humanos
(post mortem) con aquellos logrados de la investigación criminal (ante mortem), con el
fin de identificar al individuo, requiriendo que ambos datos coincidan. José Vicente Ro-
dríguez Cuenca, antropólogo, afirma que la identificación es un proceso comparativo y
reconstructivo cuyo objetivo es situar a una persona desconocida dentro de un universo
biosocial conocido.
Desde la antigüedad se han buscado fórmulas que permitieran distinguir fácilmente unas
personas de otras. Por ejemplo, el uso de un nombre es una de estas fórmulas, ya que
nombrar a las personas se ha convertido en una forma para expresar la individualidad y
personalidad jurídica de cada individuo. El nombre es el vínculo entre la persona jurídica
y la física, por lo tanto, el nombre siempre debe ser fijo, permanente e inalterable. Por
este motivo, se solían utilizar nombres que hiciesen referencia al lugar de nacimiento, a
la profesión, a las habilidades o incluso a determinados rasgos físicos. Dentro del ámbito
del derecho nos encontramos con un problema, y es que a pesar de que el nombre de las
personas sea fijo, permanente e inalterable, no es exclusivo, es decir, puede haber más
de una persona con el mismo nombre. Por todo esto no puede ser un método de identifi-
cación válido. Los diferentes medios por los que una persona puede ser identificada son:
• Dientes: naturales y sintéticos (fijos o extraíbles).
• Huesos: anomalías óseas.
• Presencia de cuerpos extraños: implantes, mezcla de partículas, instrumentos
quirúrgicos, balas, etc.
• Configuración sinusal: mandibular y frontal.
• Suturas craneales.
• Características de tejidos blandos: rugas palatinas (rugoscopia) y labios (queilos-
copia).
• Comparación fotográfica: superposición o aproximación facial y dental.
• Análisis de ADN.
La identificación de personas podría ser dividida en la identificación de personas vivas y
la identificación de personas muertas.
© Editorial Tébar Flores. Prohibida la reproducción sin la autorización expresa de la editorial.
Tema 19: Queiloscopia y la identificación humana 569
QUEILOSCOPIA
La queiloscopia es la técnica de investigación forense que se ocupa de la identificación de
personas basándose en las impresiones de los labios. El patrón de arrugas en los labios
tiene características individuales, como las huellas dactilares. Las huellas labiales pueden
ser visibles o latentes, es decir, que pueden ser apreciadas a simple vista o estar ocultas.
Las visibles generalmente se producen cuando los labios están manchados con algún tipo
de sustancia coloreada (pintalabios, maquillaje o productos alimenticios pigmentantes) o
incluso cuando están cubiertos de saliva, que además añade un gran valor por poseer
material genético. A menudo se dejan en objetos como tazas, cigarrillos, vasos, puertas,
ventanas y/o ropa. Estas huellas pueden ser recogidas y analizadas posteriormente para
proporcionar una evidencia tan valiosa como las huellas dactilares. No hay dos personas
con impresiones de labio idénticas.
La impresión de los labios es única para cada individuo (Saraswathi et al., 2009). No
cambia durante la vida de una persona. No obstante, un trauma importante en los labios
puede ocasionar cicatrices y, en consecuencia, alterar el patrón y la morfología de los
surcos. Previas investigaciones sobre el tema revelaron que las impresiones de los labios
muestran diferencias según la raza y los orígenes étnicos de una persona (Verghese et al.,
2010). Aun así, Petersen (2009) afirmó que las impresiones labiales de gemelos idénticos
no son exactamente iguales.
La identificación de una víctima desconocida o un sospechoso siempre será una tarea
difícil. A veces, es necesario aplicar técnicas menos conocidas e inusuales como la quei-
loscopia. Además, Sharma et al. (2009) también indicaron que las impresiones de labios
son muy útiles en la investigación forense, así como en la identificación personal y se
considera una de las formas más importantes de transferencia de evidencias, análoga a
las huellas dactilares.
HISTORIA DE LA QUEILOSCOPIA
En 1902, el antropólogo R. Fischer señaló por primera vez el fenómeno biológico de los
sistemas de surcos en la parte roja de los labios humanos. Más tarde, Edmond Locard, en
1932, recomendó el uso de labios impresos en la investigación del crimen. En 1950, Le
Moyne Snyder, un experto forense también conocido como “el padre de la queiloscopia”,
sugirió el concepto de las arrugas en los labios para identificar a las personas en su libro
Investigación de homicidios. Afirmó que los labios impresos poseen características indivi-
duales como las huellas dactilares.
En su libro, revela un caso muy interesante en el que una mujer fue golpeada por un
automóvil impactando la cara en el guardabarros delantero izquierdo del coche. El propie-
tario del coche negó el incidente pero, posteriormente, en el examen queiloscópico de las
huellas que se encontraron en el guardabarros del coche se concluyó que la mujer fue
golpeada por el automóvil.
En 1960, el doctor Martín Santos propuso que las características del labio pudieran ser
utilizadas en la identificación personal y propuso un sistema para clasificar las impresio-
nes de labios. En Hungría, en 1961, los rastros del labio encontrados en una puerta de
cristal en la escena de un asesinato llevaron al examen de la impresión del labio. En aquel
momento se demostró la utilidad de los trazos labiales para la identificación criminal.
En el periodo 1968-1971, dos científicos japoneses, Yasuo Tsuchihashi y Kazuo Suzuki,
estudiaron los surcos del labio extensivamente. Llamaron a estos surcos labiales sulci-
laboriumrubrorum. En 1971, estudiaron gemelos monocigóticos y concluyeron que no
había dos labios impresos que mostraran el mismo patrón.
En los últimos años, se han estudiado diferentes aspectos de los labios, como la deter-
minación del sexo, la estabilidad y diversos patrones morfológicos. También se analizaron
los cambios post morten de las impresiones de los labios para determinar las medidas
antropométricas de la región del labio antes y después de la fijación. Todos estos estudios
llegaron a la conclusión de que la queiloscopia puede utilizarse eficazmente como una
herramienta adicional para la identificación de personas en la investigación del delito.
ANATOMÍA Y PATOLOGÍA
Los labios son dos pliegues carnosos que rodean el orificio oral. Están limitados exter-
namente por la piel e internamente por la mucosa. Estas dos capas encierran el músculo
orbicular de la boca (orbicularis oris), los vasos y nervios labiales, el tejido conectivo
fibroadiposo y numerosas pequeñas glándulas labiales salivales. La piel es continua con la
mucosa en el borde de transición o bermellón, una zona rojiza (dependiendo del grado de
melanización) cubierta por un delgado epitelio queratinizado con papilas del tejido conec-
tivo cerca de la superficie. La zona de transición está desprovista de glándulas salivales,
pero en el labio superior, y rara vez en el labio inferior, contiene glándulas sebáceas.
Según el grosor se diferencian cuatro tipos de labios: delgados, que son característicos de
la raza blanca, europea o caucásica, cuyo espacio subnasal y piel del labio inferior puede
ser expandido en consecuencia del labio fino; medios, que tienen la mucosa más ovalada
y un grosor entre 8 y 10 mm; gruesos, siendo muy voluminosos e hinchados y contienen
un cordón labial abultado característicos de la raza negra; y mixtos, que corresponden a
razas orientales y suelen componerse por un labio superior delgado y un labio inferior
grueso. Estos cuatro tipos y sus variables, dan multitud de morfologías labiales.
Figura 3. Por orden: Labios delgados. Labios medios. Labios gruesos. Labios gruesos y abultados.
La línea de contacto entre los labios (la fisura oral) se encuentra justo por encima de los
bordes cortantes de los incisivos superiores. En cada lado, una comisura labial forma el
ángulo de la boca, generalmente cerca del primer diente premolar. Externamente, en el
centro del labio superior hay un surco vertical poco profundo, el filtrado, que termina en
un ligero tubérculo y limitado por crestas laterales.
Internamente, cada labio está conectado a la encía por un frenillo labial medial. El frenillo
del labio superior es más grande. Las glándulas labiales situadas entre la mucosa y el
músculo orbicular de la boca son parecidas a las glándulas salivales.
Figura 4. Frenillo sublingual (Netter, F.H. Atlas de Anatomía Humana. Ed. Elsevier).
3. Foseta del labio inferior: Hablamos de invaginaciones congénitas del labio inferior.
Surgen de la persistencia de los surcos laterales en el arco embrionario. Se pre-
sentan como fístulas simétricas bilaterales de ambos lados de la línea media del
borde bermellón del labio interior. Su aspecto varía de presiones sutiles a promi-
nentes grumos.
4. Labio doble: Hay un pliegue redundante de tejido en el lado mucoso del labio. El
labio superior resulta afectado mucho más a menudo que el labio inferior, aunque
ocasionalmente ambos labios están involucrados. Todas estas condiciones con-
ducen a desviaciones del contorno normal del labio y alteraciones en las impre-
siones labiales, por lo tanto, son útiles para el fin de la identificación.
Patología adquirida
Las lesiones adquiridas de los labios pueden afectar a las marcas en el borde bermellón
y, por lo tanto, causar una alteración de las impresiones de los labios.
Se clasifican de la siguiente manera:
1. Lesiones coloradas:
a) Lesiones blancas, como el papiloma de células escamosas, verucca vulgaris y
condiloma.
b) Lesiones rojas, como el hemangioma y el sarcoma de Kaposi.
c) Lesiones marrones, como el melanoma y la mácula melanótica labial.
d) Lesiones amarillas, como el lipoma.
2. Lesiones ulcerativas: Consisten en condiciones como úlcera traumática, eritema
multiforme, etc.
10.1 10.1’
10.2 10.3
10.4 10.5
Figura 10. Tipo I: Imagen 10.1. Tipo I´: Imagen 10.1’. Tipo II: Imagen 10.2. Tipo III: Imagen 10.3. Tipo IV: Imagen 10.4.
Tipo V: Imagen 10.5. Clasificación de Suzuki y Tsuchihashi (1970).
También encontraron que las diferentes áreas del labio pueden tener patrones diferentes,
así que los labios se dividieron en cuatro cuadrantes y se estudió cada uno de ellos. Se
encontró que el Tipo III era el patrón predominante, seguido de cerca por el Tipo II. Tam-
bién se descubrió que no había dos impresiones labiales idénticas. Aunque para cada par
de gemelos, las impresiones eran casi siempre las mismas, comparaciones detalladas
demostraron que no eran del todo idénticas. También se observó que los patrones de
impresión de los niños eran similares a las de sus padres, lo que indica la existencia de
la herencia en los labios impresos. El estudio también observó que no hubo cambios en
las impresiones de labios durante un periodo de tres años. Además, también descubrie-
ron que después de haber sufrido un traumatismo en los labios, se reanudaba su patrón
después de la curación.
Clasificación de Renaud
Renaud clasificó las impresiones labiales en diez tipos diferentes, asignándoles una letra.
Tanto el labio superior como el inferior fueron divididos en dos partes, izquierda y derecha
y destacó los tipos de impresiones que se encuentran en cada una de ellas. Para referirse
al labio superior hizo uso de letras mayúsculas (“I” para el lado izquierdo y “D” para el lado
derecho) y para el labio inferior utilizó letras minúsculas (“i” para el lado izquierdo y “d”
para el derecho). Los diez tipos de marcas de huellas de Renaud son:
• Tipo A: líneas verticales completas.
• Tipo B: líneas verticales incompletas.
• Tipo C: líneas bifurcadas completas.
• Tipo D: líneas bifurcadas incompletas.
• Tipo E: líneas ramificadas completas.
• Tipo F: líneas ramificadas incompletas.
• Tipo G: líneas reticuladas.
• Tipo H: líneas en aspa.
• Tipo I: líneas horizontales.
• Tipo J: otros tipos de forma.
Clasificación de Kasprzak
Kasprzak diferencia las impresiones de labio dependiendo del diseño que predomina en la
zona central de los labios:
• Lineal (L).
• Reticular (S).
• Bifurcado (R).
• Indeterminado (N).
OBJETIVOS DE LA QUEILOSCOPIA
Los objetivos de la queiloscopia son, entre otros:
• Estudiar diversos patrones de impresiones de labios en diferentes individuos.
• Determinar el nivel de significación de la proporción de casos en varios grupos de
patrones de impresión de labios.
• Elevar la permanencia de las impresiones labiales comparando las impresiones
labiales con el patrón inicial después de un año.
• Estudiar la importancia médico-legal de las huellas labiales.
• Correlacionar los hallazgos anteriores.
Por lo tanto, el objetivo principal de la queiloscopia es tener el poder de cotejar la impre-
sión labial de un sospechoso con la encontrada en la escena del crimen, ya que, gracias
a ello, se podría llegar a asociar al sujeto con el lugar de los hechos o, en caso contrario,
eludir la responsabilidad de esa persona, siendo imposible demostrar su participación.
Las huellas labiales, como indicio, podrían ayudar a conducir una investigación criminal.
Además, una impresión de labio en el lugar del crimen puede servir como una base para
las conclusiones sobre la naturaleza del delito, el número de personas que han estado
involucradas, los sexos, los cosméticos utilizados, los hábitos, etc.
IMPRESIONES LATENTES
Lápices de labio permanentes o de larga duración y sus huellas labiales
Los lápices de labios permanentes, al contrario que los lápices convencionales, no dejan
impresiones visibles y, por lo tanto, pueden pasarse por alto en la escena del crimen.
Como medios de impresión, en el estudio se utilizó cerámica, vidrio, tejido de algodón y
papel. Las impresiones de labio fueron conservadas durante diversos periodos de tiempo
y fueron desarrolladas más adelante usando el polvo de aluminio, el polvo de óxido de co-
balto y el polvo magnético. Los resultados muestran que se pueden obtener impresiones
de labios identificables hasta 30 días después de producirse.
Según Trozzi et al. (2001), existen diferentes métodos físicos y químicos que permiten
localizar y desarrollar impresiones latentes. Sin embargo, las impresiones de labios con
lápiz de labios de larga duración pueden ser visibles, requiriendo reactivos que son más
sensibles que los materiales convencionales para localizar y desarrollar las huellas labiales.
Las barras de labios tienen diferentes composiciones. Durante la fabricación del lápiz
labial de larga duración, el contenido de aceite se reduce al mínimo. Por lo tanto, el desa-
rrollo que utiliza recipientes y reactivos convencionales es más difícil.
Algunos estudios previos demostraron la efectividad de varios polvos de huellas dactilares
y reactivos en impresiones de lápiz labial. De estos, el rojo de la huella digital, el negro de
la impresión del dedo y el polvo metálico de plata resultaron ser los más eficaces (Álvarez,
1999). También se determinó que el yodo sublimado no produce desarrollo. Por lo tanto,
es necesario encontrar otros métodos de desarrollo que son más sensibles a los aceites y
más fáciles de aplicar. Entonces, los estudios se han llevado a cabo para analizar la efica-
cia de tres lisocromos diferentes para las impresiones digitales rojas y los polvos negros
y metálicos, así como ninhidrina en el desarrollo de láminas latentes de lápiz de labios de
larga duración sobre papel poroso y superficies de tela.
Budavem (1996) y Lillie (1969) apuntaron que el término lisocromo es genérico para los
compuestos que tienen la capacidad de teñir los ácidos grasos. Su molécula contiene una
porción que se disuelve en contacto con la grasa (liso) y otra que es responsable del color
(cromo). Los lisocromos tienen ventaja sobre el reactivo químico porque reaccionan con
grasas y reactivos físicos. Prepararon unas muestras después de aplicar el lápiz labial en
10 voluntarios y esperar los cinco minutos recomendados para que el lápiz labial se fijara.
Las impresiones se hicieron en papel de seda y tejido de algodón blanco usando presión
durante tres segundos. Las muestras fueron expuestas a condiciones ambientales.
Los diversos productos químicos utilizados para desarrollar las impresiones de labios
fueron:
1. Ninhidrina (base de acetona): en este caso se disolvieron 0,6 g de ninhidrina en
100 ml de acetona con agitación mínima.
2. Sudán III (solución): se disolvieron 1,5 g de sudán III en 100 ml de etanol, se
añadieron 50 ml de agua destilada y se agitó la mezcla.
3. Aceite rojo O (solución): 1,5 g de aceite rojo O se disolvió en 100 ml de etanol y
50 ml de agua destilada.
4. Sudán negro (solución): 0,375 g de sudán negro se disolvió en 100 ml de etanol
y 50 ml de agua destilada.
Las impresiones de labios latentes se desarrollaron a intervalos que oscilaban entre 1 y
40 días.
RUGOSCOPIA
Al estudio de las rugas palatinas para establecer la identidad de una persona se le da el
nombre de palatoscopia o rugoscopia. Los pliegues palatinos transversales o las rugas
palatinas son elevaciones asimétricas e irregulares de la mucosa localizada en el tercio
anterior del paladar, formada por la membrana lateral de la papila incisiva, dispuesta en
dirección transversal desde el rapto palatino situado en el plano sagital medio.
Las rugas palatinas, de la misma forma que las huellas dactilares, no cambian a lo largo
de la vida del individuo, están protegidas de traumatismos y altas temperaturas debido a
su posición interna en la cavidad oral, rodeadas y protegidas por labios, mejillas, lengua,
dientes y huesos y, además, no se ven afectadas por dispositivos protésicos. Las rugas
palatinas son únicas para cada individuo y son razonablemente estables durante el creci-
miento de una persona. Una vez formadas, solo cambian en su longitud, debido al creci-
miento normal, permaneciendo en la misma posición a lo largo de la vida de una persona,
ya que incluso una enfermedad, traumatismo o ataque químico parecen ser incapaces de
cambiar la forma de las rugas palatinas.
La palatoscopia puede ser utilizada como una técnica de necroidentificación. Resulta ser
de especial interés en aquellos casos en los que no hay huellas dactilares disponibles,
como en cuerpos descompuestos, cuerpos quemados y aquellos en condiciones en las
que faltan los miembros superiores. Es de las técnicas más valiosas en accidentes aero-
náuticos, para asegurar la identificación de pilotos haciendo uso de los datos ante mortem.
Hay diferentes maneras de analizar las rugas palatinas. La inspección intraoral es proba-
blemente el método más utilizado, ya que es de los más fáciles y económicos. Sin em-
bargo, esto puede crear dificultades si se requiere una revisión comparativa en el futuro.
Para ser más preciso y detallado, la necesidad de preservar la evidencia puede justificar
el uso de fotografías o impresiones. Si bien la observación de la forma de las rugas es un
proceso subjetivo, también es relativamente fácil de grabar y no requiere instrumentación
compleja.
© Editorial Tébar Flores. Prohibida la reproducción sin la autorización expresa de la editorial.
586 Manual de Criminalística y Criminología
Las rugas facilitan el transporte de alimentos a través de la cavidad oral, evitan la pérdida
de alimento de la boca y participan en la trituración de alimentos. Debido a la presencia de
receptores táctiles y gustativos, las rugas contribuyen a la percepción del gusto, cualida-
des mecánicas del alimento y posición de la lengua.
Sassouni ha afirmado que no hay dos paladares iguales en su configuración y que la huella
de paladar no cambia durante el crecimiento. Se considera que son estables durante toda
la vida (después de la finalización del crecimiento), aunque hay un debate considerable
sobre el tema.
La palatoscopia es una técnica que puede ser de gran interés en la identificación humana.
De hecho, contrariamente a las impresiones de los labios, es posible obtener datos ante
mortem estables. Tales registros se encuentran en la práctica odontológica en sus diver-
sas formas (moldes dentales, fotografías intraorales y prótesis dentales). Sin embargo,
la palatoscopia podría no ser tan útil en las investigaciones de escenas del crimen y en la
vinculación de sospechosos con escenas del crimen porque no se espera que ese tipo de
pruebas se encuentren en tales circunstancias.
Gitto et al. (1999) describieron un método en el que se añaden las rugas palatinas a las
prótesis dentales completas del paladar para mejorar los patrones de expresión verbal y
fonética en algunos pacientes.
Es importante señalar la existencia de patrones y formas anormales en las rugas palatinas,
ya que estas anomalías se consideran como un reflejo de alteraciones en el crecimiento
normal del paladar. Estos patrones anormales pueden ser utilizados como una caracte-
rística o signo adicional en el diagnóstico de paladar hendido en los seres humanos y se
ha utilizado como punto de referencia en las pruebas de cirugía pre y postquirúrgica de
paladar hendido.
HISTORIA DE LA RUGOSCOPIA
Las rugas fueron descritas por primera vez en 1732 por Winslow, con una posterior ilus-
tración de estas por primera vez de la mano de Santorini, en 1775, en la que puso un di-
bujo que representa tres líneas onduladas que cruzan la línea media del paladar. Además,
la aplicación de patrones de rugas palatinas para la identificación personal fue sugerida
por Allen en 1889.
El primer sistema de clasificación fue presentado por Goria en 1911, donde caracterizó el
patrón de las rugas especificando el número de rugas o la zona rugosa con respecto a los
dientes. Cabe destacar, además, que la rugoscopia fue propuesta por primera vez en 1932
por un español llamado Trobo Hermosa. Posteriormente, en 1937, Carrea llevó a cabo un
estudio detallado y estableció un método para clasificar las rugas palatinas.
En 1983, Brinon, siguiendo los estudios de Carrea, dividió las rugas palatinas en dos gru-
pos (fundamentales y específicas), de manera similar a la realizada con las huellas dactila-
reticulina era muy delicado y que los fibroblastos eran diferentes en cantidad y tamaño
del tejido palatino adyacente. Muchos investigadores han estudiado la morfología de las
rugas palatinas y las diferencias raciales, pero muy pocos han estudiado la individualidad
de las rugas palatinas.
CLASIFICACIÓN
El primer sistema de clasificación para el patrón de rugas palatinas fue desarrollado por
Goria en 1911, y se categorizó de dos maneras: especificando el número de rugas y es-
pecificando la extensión de la zona rugosa con respecto a los dientes. En este sistema las
rugas compuestas de dos o más ramas se contaron como una sola, ya sea en forma de
V o Y. Distinguió además dos tipos de rugas: simples o primitivas, y más desarrolladas.
Según la clasificación de Trobo, las rugas palatinas se clasificaron en dos grupos:
• Rugas simples: donde las formas rugosas estaban bien definidas y subclasificadas
como A, B, C, D, E, F.
• Rugas compuestas: donde las rugas fueron formadas por la unión de dos o más
rugas simples y se clasificaron como tipo X.
Ángulo C C
Círculo D D
Sinuosa E E
Punto F f
Las rugas de ambos lados del paladar están numeradas separadamente de anterior a pos-
terior y clasificadas según su forma, posición u origen en relación con el rafe de la palatina
mediana. En este sistema se reconocen tres categorías de unificación: origen común que
diverge lateralmente, orígenes separados que convergen lateralmente y orígenes separa-
dos que convergen lateralmente pero que implican una ruga primaria y una secundaria.
Las ramas, las roturas, las papilaciones, las formaciones anulares y las espirales se cuen-
tan, mientras que las direcciones de las rugas se miden en grados con relación a los rafes
de las palatinas medianas. Es importante observar la distribución de las rugas secundarias
y fragmentarias, observando la proximidad a la ruga primaria más cercana mientras se
estudia la relación de la frontera posterior con los dientes. Se mide la papila incisiva y
posteriormente se clasifica según una de las siete formas.
La clasificación de Kapali et al. dependía de la forma, por lo que las rugas palatinas podrían
dividirse en:
• Curvas.
• Onduladas.
• Rectas.
• Circulares.
Carrea clasifica las rugas palatinas dividiéndolas en cuatro tipos diferentes teniendo en
cuenta su dirección y recibieron números romanos. Incluyen:
• Tipo I: rugas dirigidas posterior-anterior.
• Tipo II: rugas perpendiculares al rafe.
• Tipo III: rugas dirigidas anterior-posterior.
• Tipo IV: rugas dirigidas en varias direcciones.
Clasificación de Martín dos Santos: se basa en la forma y posición de cada ruga palatina.
Esta clasificación indica y caracteriza lo siguiente:
• Una ruga inicial. La anterior en el lado derecho está representada por una mayús-
cula.
• Varias rugas complementarias. Las otras rugas están representadas por números.
• Varias rugas subcomplementarias. Las otras rugas de la izquierda están represen-
tadas por números.
La clasificación por Basauri se compone de dos grupos: simples y compuestas. Estos, a
su vez, se subdividen en 10 tipos que describen formas particulares: 0, señalado; 1, recto;
2, curvado; 3, en ángulo; 4, sinuoso; 5, circular; 6, griego; 7, en forma de cáliz; 8, en forma
de raqueta; 9, ramificado.
Lima, por otro lado, realiza una clasificación que consta de cuatro tipos principales: pun-
teado, recto, curvo y compuesto. Cada tipo tiene un símbolo numérico y otro alfabético,
uno que denota la forma y el otro la posición. El autor informó que esta clasificación es
CONCLUSIONES
La odontología forense es una técnica muy desarrollada y con una utilidad demostrada y
consolidada. Teniendo en cuenta la singularidad de la dentición de cada individuo, debido
tanto a las propiedades anatómicas como a los complementos restauradores, suman-
do además las características debidas a diferentes costumbres étnico-raciales únicas, la
odontología forense asegura la exactitud de los resultados, mediante un empleo preciso
de todas las técnicas disponibles. La correcta identificación de las víctimas en accidentes
y desastres naturales, a pesar de ser una tarea muy complicada, es de gran importancia.
La queiloscopia y rugoscopia, en cambio, son campos relativamente nuevos entre todas
las herramientas de identificación disponibles para la ciencia forense. Ambas han genera-
do información útil, como que las impresiones son únicas para cada individuo y que pue-
den usarse para fijar la identidad de una persona, que, además, permanecen estables con
el tiempo y en el caso de las impresiones labiales también muestran diferencias de géne-
ro. Trabajar todavía más sobre ambos temas puede ayudar a hacer de la queiloscopia y la
rugoscopia una realidad práctica en el nivel básico del proceso de identificación forense.
Una de las dificultades que se nos presentan al llevar a cabo estas técnicas es que úni-
camente poseemos información ante mortem con la odontología forense, gracias a los
registros dentales. No obstante, en algunos de estos registros odontológicos y teniendo
en cuenta algunos tratamientos específicos que pueden incluir al paladar de alguna forma,
podría encontrarse información útil relativa a las rugas palatinas de los pacientes. A pesar
de ello, generalmente no existen registros de huellas labiales ni de rugas palatinas, por lo
que sus funciones son más reducidas.
Por otro lado, en lo que atañe a la identificación, la queiloscopia es utilizada sobre todo
para realizar la comparación de huellas labiales encontradas en el lugar de los hechos
con las impresiones de un sospechoso. Las rugas palatinas, en cambio, por su posición
en la boca, es prácticamente imposible que dejen algún tipo de evidencia en una escena
del crimen. La odontología forense, haciendo referencia a lo mencionado anteriormente,
profundiza más en accidentes y desastres naturales, en cuyos casos encajaría también la
rugoscopia.
Todas las técnicas desarrolladas han demostrado ser de gran utilidad, siendo capaces
entre todas ellas de abarcar multitud de casos diferentes en los que un individuo debiera
ser identificado. Por ello, cabría la necesidad de trabajar más sobre estos temas, ya que
puede ayudar a hacer de la odontología forense, queiloscopia y rugoscopia, una realidad
práctica en el nivel básico del proceso de identificación forense.
Cualquier proceso que posea la posibilidad de ayudar en la identificación de un individuo
debe ser perseguido, y si finalmente se considera válido, utilizado en el ámbito de las
investigaciones criminales y los procedimientos legales.
Teniendo en cuenta que no es posible elegir el tipo de prueba que nos vamos a encontrar
en un escenario del crimen y que son muchos los indicios posibles, es indudable la venta-
ja que podría obtenerse de contar con registros ante mortem de todas las características
con posibilidades identificativas de la boca. Es decir, al realizar los registros dentales, no
supondría ningún coste (ni económico, ni temporal), registrar también las rugas palatinas
y las impresiones de los labios, si además ha quedado probado que no requieren instru-
mentos complejos.
Dada la cantidad de atentados, desastres naturales, accidentes aéreos, etc., a los que nos
enfrentamos diariamente, la identificación personal ha pasado a ser un tema primordial
por lo que cuantas más técnicas identificativas tengamos a nuestra disposición, mayor
valor tendrá el resultado que obtengamos.
Por tanto, sería de gran beneficio llevar a cabo estudios adicionales en muestras grandes
y tomar más parámetros para el análisis de todas estas técnicas, sobre todo, de las menos
desarrolladas como son la queiloscopia y la rugoscopia, en todas las razas del mundo para
poder preparar datos mucho más consolidados y que se genere una unanimidad en su
utilización.
INTRODUCCIÓN
La realidad aumentada es una tecnología que combina el mundo real con el virtual me-
diante un proceso informático, enriqueciendo la experiencia visual y mejorando el canal de
comunicación. Es utilizada con gran éxito en distintos ámbitos, tales como la arquitectura,
la educación o la publicidad, como así también en disciplinas de rigor científico, y como
tales no quedan excluidas la criminalística, la criminología y la seguridad vial. Para traba-
jar con esta tecnología es necesario contar con: 1) Monitor o proyector: donde se verá
reflejado la suma de lo real y lo virtual formando la realidad aumentada. 2) Cámara web
o similar: dispositivo que toma la información del mundo real y la transmite al software
de realidad aumentada. 3) Software: programa que toma los datos reales y los transfor-
ma en realidad aumentada. 4) Marcadores: son códigos impresos en hojas de papel con
símbolos que el software interpreta y realiza la respuesta deseada. Actualmente, se puede
trabajar con esta tecnología a través de tablet, smartphone y lentes inteligentes.
A continuación se exponen algunas de las utilidades de la implementación de esta tecno-
logía en disciplinas vinculadas a las ciencias forenses e investigación criminal.
de seguridad, desde aquellas que tienen más injerencia en los siniestros viales, como la
conducción a gran velocidad, el uso del teléfono móvil, etc., a aquellas que no tienen ese
impacto, como lo es la distracción del conductor al observar el tablero de instrumentos
del automóvil (velocidad, GPS, etc). Siguiendo este orden de ideas, la empresa Continen-
tal desarrolló la tecnología Head-Up Display con el objeto de reducir la distracción del
conductor y aumentar la seguridad del conductor.
Para visualizar un tablero de instrumentos (Abréu, 2014), ya sea para ver la velocidad
crucero o la ubicación geoespacial, necesariamente —y aunque sea un instante— se tiene
que quitar la visión de la vía pública. La vista necesita adaptarse a una distancia más corta
y enfocar antes de comenzar el flujo de información. Este proceso se repite cuando se
levanta nuevamente el ángulo de visión, para readaptarse a una mayor distancia visual y
volver al entorno de tráfico. Esta actividad toma tiempo y esfuerzo en la vista, más aún si
sucede con frecuencia.
Para realizar esta secuencia, se requiere como mínimo medio segundo, cuando se trata
de un tablero de instrumentos de un tamaño considerable. Esto significa que cuando los
conductores apartan su mirada a una velocidad de 120 km/h de la vía pública se pierde
por unos 33 metros la visión de la calzada.
Un head-up display permite al usuario disponer de la información directamente en la línea
de visión, es decir, sobre la vía pública. Los conductores reciben la información relaciona-
da con la velocidad, las señales de advertencia y flechas indicadoras para la navegación,
sin necesidad de bajar la mirada para observar el tablero de instrumentos o una pantalla
secundaria.
La imagen virtual no se advierte de manera plana sobre el parabrisas, sino como “flotante”
sobre el capó a una distancia aproximada de dos metros, disponiendo una información
adicional de tal relevancia que permitirá captar situaciones de riesgo mucho más rápido,
por ejemplo, el sistema emite una alerta temprana cuando no hay una distancia prudencial
con el vehículo que circula delante teniendo en cuenta las velocidades de ambos vehículos.
Como resultado, el conductor del automóvil es capaz de ver lo que advierte el sujeto que
conduce el camión o autobús, precisamente en la posición que ocupan estos vehículos en
la carretera. Esto le permite identificar claramente si está en condiciones de realizar una
maniobra segura de adelantamiento.
Figura 4. Sectorización del área mediante realidad virtual para la intervención quirúrgica.
BALÍSTICA–MEDICINA LEGAL
Uno de los mayores desafíos del perito —sea oficial o de parte— será transmitir sus co-
nocimientos de manera clara, precisa, y metódica, no solo para el entendimiento de los
magistrados y las partes, sino además para garantizar la defensa en el juicio por parte del
imputado. Es por ello que se aconseja la utilización de apoyo gráfico a sus conclusiones,
especialmente cuando en las mismas predomina el lenguaje técnico científico.
El objeto de prueba es aquello susceptible de ser probado, aquello sobre lo que puede o
debe recaer la prueba, puede versar en objetos (arma de fuego secuestrada) o personas
(cuerpo de la víctima), estos elementos cobran importancia desde el punto de vista jurí-
dico, cuando el perito como sujeto procesal le suministra al juez el conocimiento sobre
las circunstancia de interés criminalístico que conforman al objeto de prueba, y que va a
permitir tener por acreditada (o no) alguna proposición fáctica del hecho que se investiga.
En las pericias balísticas y médicas forenses de delitos contra la integridad física de las
personas mediante el uso de un arma de fuego, resulta necesario explicitar con rigor
científico la posición de víctima y victimario al momento de ejecutarse el o los disparos,
teniendo en cuenta la trayectoria del proyectil y las lesiones extra e intracorpóreas. Estas
conclusiones van a ser receptadas por el juez con el objeto de establecer la figura penal
a aplicar, siendo totalmente relevante para tener por acreditado la conducta del victimario
y de esa manera calificar el hecho con todos los elementos del tipo penal que exige el
ordenamiento penal.
Las conclusiones llevarán a los magistrados a inclinarse por una figura simple (homicidio
simple), una figura agravada (homicidio calificado por alevosía), por una figura atenuada
(estado de emoción violenta), una excusa absolutoria (legítima defensa), variando de ma-
nera sustancial la pena a aplicar, desde cadena perpetua a la absolución del imputado. Por
todo lo expuesto, podemos afirmar la gran importancia probatoria que tienen las conclu-
siones del médico forense y del perito balístico al determinar la posición en la escena del
crimen, de la víctima y victimario en el momento de ejecutarse el disparo.
La realidad aumentada aparece como una herramienta de trabajo, para ilustrar de manera
acabada, categórica y científica el cuadro probatorio esencial para la resolución del hecho
delictivo. Cabe destacar, que además de no ser una técnica compleja desde el punto de
vista informático, se distingue ampliamente con métodos de transmisión de conocimien-
tos tradicionales como pueden ser el informe escrito o infografías en dos dimensiones.
Con la tecnología de realidad aumentada es posible observar y dejar registrado de ma-
nera clara y precisa cada una de las conclusiones de los forenses, y por lo tanto mejorar
significativamente el canal de comunicación con los magistrados, ya que facilita notable-
mente el entendimiento de las teorías del caso por parte de los idóneos, dejando de lado
tecnicismos y malas interpretaciones por parte de los sujetos procesales que carecen de
conocimientos científicos (Baudino, 2014).
JUICIO ORAL
En los sistemas acusatorios adversariales, el juicio oral es la etapa procesal más impor-
tante a la que deben enfrentarse los peritos, sean oficiales o de parte.
En el juicio penal, el debate se debe desarrollar con observancia a ciertos caracteres, tales
como la oralidad, inmediación, contradicción, publicidad y continuidad. El experto forense
deberá exponer sus conclusiones de manera oral en audiencia pública y frente al tribunal
de juicio, el órgano acusador y la defensa, quienes le realizarán preguntas en forma de
interrogatorio y contrainterrogatorio.
Con el aporte de la realidad aumentada (Baudino, 2011), el criminalista se puede posicio-
nar frente al juez en el debate oral junto con una reproducción tridimensional de la víctima
en tamaño real, con la misma altura, vestimenta, rasgos fisonómicos, heridas, etc. Podrá
indicar de un modo ilustrativo, detallado y convincente, posiciones, secuencias de las he-
ridas, trayectorias, etc. De esta manera resulta factible transmitir al juez el conocimiento y
las conclusiones periciales en forma fidedigna, concisa y pragmática. En la fotografía que
se adjunta se puede advertir que se colocó el patrón gráfico en el piso, el software codi-
fica la imagen tridimensional de la víctima conjuntamente con la trayectoria del proyectil
de acuerdo a las conclusiones balísticas. Al girar el patrón, de la misma manera girará la
representación virtual, por lo que podrá ser apreciada desde cualquiera de sus ángulos. En
el mismo sentido se puede añadir el esqueleto de la víctima en la misma escala, posición
y ubicación en la silla, mostrando el recorrido del proyectil en el interior del cuerpo, indi-
cando y detallando los huesos que fueron perforados. Queda de manifiesto la relevancia
en la ilustración del material probatorio, facilitando al idóneo mostrar y ejemplificar sus
conclusiones periciales. Sea un perito balístico o un médico forense podría interactuar
con la víctima para exponer de manera sencilla, dinámica y categórica los resultados de
su labor pericial.
ACCIDENTOLOGÍA VIAL
La accidentología vial se nutre de fotografías, relevamiento planimétrico, mecánico y me-
diante la aplicación de principios fisico-matemáticos en el análisis de huellas, deformacio-
nes, rastros, posiciones finales y otros elementos, se llega a una conclusión pericial sobre
la “mecánica del hecho”.
Este elemento de prueba va a permitir al magistrado encuadrar la conducta del acusado en
alguna de las figuras penales establecidas en el ordenamiento de fondo. Razón por la cual,
estas conclusiones periciales van a permitir al juez armar su teoría del caso y dictaminar
si corresponde atribuirle al imputado un homicidio/lesiones simples por dolo eventual, un
homicidio/lesiones culposas, o bien si el hecho investigado no encuadra en un tipo penal.
Posiblemente, la accidentología vial es —por la complejidad de las secuencias fácticas—
una de las disciplinas forenses en donde más se hace uso de los recursos informáticos
para exponer la mecánica del siniestro vial. Tanto es así, que resulta difícil explicar una
mecánica del hecho, combinando todos los conocimientos técnicos-científicos que pue-
den haber influido en el desencadenamiento del siniestro. Por este motivo, las conclu-
siones transmitidas de manera escrita o verbal sin apoyo de infografías llevan a distintas
interpretaciones por la dificultad de transmitir las circunstancias de tiempo, lugar, modo
y personas, de manera simultánea y eficaz.
Es así que la realidad aumentada aparece como una tecnología que permite exponer a
los expertos de manera sencilla, científica y fidedigna cada una de las consideraciones y
conclusiones arribadas en su informe pericial.
Se ilustran a continuación una serie de imágenes demostrativas de la aplicación de la
realidad aumentada en la exposición de las conclusiones periciales por parte del perito
en accidentología vial. Animación forense que respeta el informe de planimetría legal del
lugar del hecho y las medidas a escala real de los vehículos intervinientes en el suceso
presuntamente delictivo y, por supuesto, las conclusiones científicas de la labor pericial.
Se advierte cómo el software (Buildar) codifica tres patrones gráficos sobre la mesa de
trabajo, representando un Ford K, un Chevrolet Meriva y la autopista en donde ocurrió el
siniestro. Esta tecnología le permite al perito interactuar con la imagen tridimensional con
total facilidad sin necesidad de tener conocimientos informáticos, de manera dinámica y
sencilla.
En la parte inferior derecha se advierte la mano del idóneo manipulando los códigos que
representan los vehículos partícipes del accidente. El patrón gráfico de la derecha con-
forma el “escenario del suceso”, la autopista confeccionada tridimensionalmente en base
al informe planimétrico, el que se puede observar posicionado por debajo del vidrio de
la mesa, esto es porque es el único patrón que no requiere movimiento. El código de la
izquierda representa al Ford K, mientras que el que se encuentra en el medio al Chevrolet
Meriva. El perito desplaza estos dos patrones “reconstruyendo el hecho” de acuerdo a
las conclusiones periciales arribadas en su labor. La aplicación de esta tecnología permite
interpretar de manera fidedigna cada uno de los elementos de prueba aportados por el
especialista, que van a mejorar notablemente el canal de comunicación con los órganos
judiciales.
Queda en evidencia que el apoyo gráfico mediante estas técnicas de recreación virtual
conllevan a la obtención, por parte del perito, de una información adicional de carácter
objetivo y con un alto nivel de convicción, que supera claramente las conclusiones escri-
tas convencionales (Baudino, 2011).
Se expone en las siguientes imágenes (ver Figura 10) una representación vectorial de
los objetos involucrados en el hecho, en una vista en perspectiva, donde se aprecian sus
proporciones y tamaño a escala, representados en forma tridimensional.
En las siguientes imagenes (ver Figura 11) se añade, para un lograr un mayor realismo,
texturas, materiales y colores similares a los objetos reales.
Al poder construir con el ordenador una representación que contemple todas las ca-
racterísticas anteriormente mencionadas, no solo se está logrando dibujar el escenario,
además las imágenes logradas presentan la posibilidad de poder ser contempladas por
cualquiera de sus lados. Esta circunstancia permite colocar al operador en la posibilidad
de “ubicarse”, a través de la percepción, en un espacio que presenta propiedades muy
semejantes a las del lugar real.
Después de obtener el escenario del suceso en tres dimensiones, se procede a crear
digitalmente los personajes intervinientes en el hecho delictivo. Para tal fin se tiene en
consideración las características fisonómicas de los personajes, color de piel, rasgos del
rostro, cabellos, altura, edad, contextura física, etc. Seguidamente, teniendo en cuenta el
material probatorio obrante en autos, se procede a añadir vestimentas y objetos específi-
cos, armas, relojes, gorros, entre otros.
Se ilustra a modo ejemplificativo el proceso de creación de uno de los personajes de la
reconstrucción digital.
Finalizada la construcción de los personajes y del lugar de los hechos en tres dimensio-
nes, se procede a realizar la proyección virtual de cómo sucedieron los hechos en base a
la prueba recolectada en autos. La realización de esta técnica auxiliar implica un análisis
minucioso de todo el expediente, valorando todo el material probatorio y el lugar físico
donde ocurrieron los hechos, unidos a la coherencia y a la lógica.
A continuación se exponen capturas obtenidas del vídeo de reconstrucción virtual efectua-
da en un juicio penal de Argentina.
De esta manera se brinda la posibilidad de que los jueces, el jurado popular y las partes
puedan contemplar estas argumentaciones en un contexto claro y referente como lo es
justamente el lugar de los hechos. Esta proyección permite a la audiencia tener un conoci-
miento de la extensión del terreno, su iluminación, la disposición de los objetos materiales
y demás indicios pertinentes al hecho que se investiga. Además, hay que agregarle a ello
lo más importante: los movimientos y posiciones que la víctima y victimario se fueron
describiendo en la consumación del hecho, definiendo de esta manera la conducta de los
mismos. Dichas animaciones se proyectan conjuntamente con la prueba incorporada y
valorada por la Fiscalía en su acusación, tales como balística, planimetría legal, fotografía
legal, medicina legal, autopsia, testimonios, etc.
La reconstrucción virtual tridimensional del hecho criminal aparece, en la etapa de debate,
como una herramienta de apoyo a los alegatos de las partes, con una influencia directa
y vídeo son abundantes, están bien sincronizados con el contenido, y repiten o refuerzan
los conceptos presentados.
Recordemos que el deber del jurado es mantenerse imparcial durante el desarrollo del de-
bate hasta el momento de la deliberación. Para una buena recuperación de la información,
en el momento de las deliberaciones resulta fundamental haber asimilado las distintas
versiones de las partes. Esto se consigue trabajando la información y comprendiéndola,
la recuperación es más probable que falle cuando se ha memorizado mecánicamente. La
capacidad de recordar imágenes mentales y la riqueza de las mismas depende de la mo-
dalidad de presentación del estímulo y de su grado de concreción. En la modalidad mul-
timedia, la imagen mental será mejor recuperada, por ser más rico el estímulo en rasgos
figurativos. Diversos estudios han establecido que cuando los contenidos de una diser-
tación están acompañados de buenas ilustraciones, se retienen y se recuerdan mejor. Se
ha evidenciado igualmente que cuando las imágenes suministran información adicional,
complementan información poco clara o incompleta, o ayudan a decodificar e interpretar
otros mensajes, la compresión tiende a incrementarse.
el emisor pretende que se imaginen, estableciendo la gran importancia, en esta etapa del
debate, de la imaginación representativa de las circunstancias de tiempo, lugar y modo.
Teniendo en cuenta la aplicación de esta técnica de litigación, en los juicios por jurado en
el derecho comparado, no es concebible en pleno siglo XXI, un Ministerio Público o una
defensa eficiente y eficaz, sin el amplio concurso y auxilio de estos modernos elementos
de trabajo en causas que así lo ameriten.
INTRODUCCIÓN
La expansión humana descontrolada hacia sectores naturales, hábitat de animales sil-
vestres, y la mayor integración de animales domésticos a la vida familiar no ha ido de la
mano con el desarrollo de políticas de protección, tanto para el medio ambiente como
para sus animales. Las presiones sociales obligan al desarrollo de nuevas estrategias
legislativas enfocadas hacia la protección del medio ambiente y los animales como inte-
grantes (sintientes y activos) que pueden modificar el planeta. La demanda social exige un
mayor grado de conocimiento, perfeccionamiento y especialización por parte de quienes
deben hacer cumplir la ley e investigadores, sobre disciplinas no consideradas hasta hace
algunos años, como son la criminalística y ciencias forenses aplicadas a casos donde los
animales se ven involucrados. Esta reciente disciplina debe velar por la protección, bien-
estar y conservación de animales silvestres, de compañía y para los destinados al consu-
mo, mediante la aplicación de herramientas y protocolos científicamente válidos y diseña-
dos para los diferentes casos. Aquellos que profesionalmente son afines a la veterinaria
deben trabajar de manera multidisciplinaria para investigar y elaborar nuevas herramientas
forenses y procesos criminalísticos que permitan abordar temas diversos: casos penales
y civiles como puede ser reclamación de seguros; ejercicio ilegal de la profesión; disputas
industriales; proyectos de impacto ambiental, requerimientos gubernamentales; inspec-
ción de comercio de animales de compañía y silvestres; riesgos de salud pública por
existencia de animales (por ejemplo, zoonosis); maltrato animal (doméstico, de consumo
o fauna silvestre), bienestar animal (Cooper and Cooper, 2008); evaluación de animales y
sus rentas, valoración económica, diagnóstico de lesiones, identificación de animales, de
fraudes, costes de producción, identificación de productos y subproductos de origen ani-
mal, exámenes forenses veterinarios, determinación de impericia, imprudencia y omisión,
intoxicación y envenenamientos, valoración económica en animales exóticos, transporte
nacional e internacional de animales, productos de origen animal y medicamentos de uso
animal (Cooper, 1998; McDonough; McEwen, 2016), entre otros.
En este capítulo presentaremos los principales tópicos en los cuales los animales pueden
verse involucrados en una investigación criminal abordando conceptos, definiciones y
procedimientos comúnmente utilizados en el área de la veterinaria aplicada a las ciencias
forenses y criminalística.
infecciones, salud pública, ataques, etc. pueden generarse al convivir en ambientes tan
estrechos y con baja o nula condición sanitaria.
En cualquier hecho delictivo donde participen animales es de vital importancia recopilar
la mayor cantidad de antecedentes y evidencias físicas (EF) de origen biológico o no,
que puedan explicar de manera lógica y coherente los hechos que acontecieron en un
determinado lugar. Esta evidencia debe ser manipulada bajo protocolos debidamente es-
tablecidos, por parte de profesionales, autoridades competentes y los centros de análisis
forense, asegurando de tal forma que los análisis se realizan bajo los estándares de cali-
dad y legalidad requeridos para llevar adelante un caso de índole judicial.
Los espacios físicos donde ocurre un hecho contrario a todo ordenamiento jurídico y que
pueda comprometer la vida o el bienestar de animales domésticos o de consumo se co-
nocen como “lugar de los hechos” (LDH), “escena o escenografía del crimen” (EC), “sitio
del suceso” (SS), etc. Todos estos términos pueden variar según la región geográfica. Se
define el LDH con componente animal asociado, por su propia estructura y naturaleza,
como un espacio difícil de abordar, caótico, desorganizado, desafiante y difícil de entender
si no se dominan y consideran en la investigación ciertos aspectos pertenecientes a todos
los actores (víctima, victimario y entorno).
identificar especie, diagnosticar lesiones, verificar fluidos como esperma, sangre, saliva,
etc. La prueba pericial tiene su consolidación por medio de la elaboración de informes,
que son documentos escritos, teniendo por base el material examinado. La finalización
del informe es de total responsabilidad de los peritos que lo firman. En todas las etapas
de la pericia es esencial garantizar la cadena de custodia, es decir, preservar la cronología
de las pruebas de manera que puedan ser rastreadas para asegurar el valor probatorio de
la prueba pericial (Garcia da Costa Filho, 2011). La anamnesis es esencial para sospechas
de la causa de lesiones o de circunstancias en un caso. Situaciones como el transporte
pueden tener gran influencia, por lo tanto, el cuidado debe ser todavía más grande en ca-
sos donde la historia es pobre. La policía, el veterinario, el tutor, instituciones protectoras
o también testimonios pueden ayudar con los antecedentes históricos del animal, y con el
examen indirecto, donde se necesita la prueba testimonial (Munro, 2013). La finalidad del
perito en el LDH es hacer el levantamiento de vestigios, haciendo un estudio sistemático.
Se debe evaluar el tiempo transcurrido desde la muerte, por estudios de las alteraciones
post mortem; observar, describir, recoger y materializar vestigios, fotografiar y dibujar;
son principios de la investigación criminal para llegar a una conclusión con comprobación
científica del informe pericial (Mcdonough, 2016; Tremori et al., 2017). El uso de termi-
nologías y nombres semejantes hace más fácil comprender informes, ya que estos van a
ser enviados a autoridades acostumbradas a un lenguaje (Tremori et al, 2017) más simple,
directo y conocido.
TRÁFICO ANIMAL
El comercio internacional de animales silvestres crece anualmente, la Organización Inter-
nacional de Policía (International Policing Organization, INTERPOL), con 190 países miem-
bros, ha declarado que el tráfico de animales ocupa una posición preocupante, detrás del
tráfico de drogas, armas y personas. Los principales países financiadores son la Unión Eu-
ropea (EU), Estados Unidos, Emiratos Árabes y Japón. El comercio ilegal, el tráfico ilegal
y contrabando son actividades que afectan de manera directa e indirecta la fauna silvestre
de países con gran biodiversidad. Es posible percibir el efecto nocivo de la actividad por
el número de especies añadidos en la lista oficial de animales de fauna silvestre amenaza-
dos de extinción. La conservación de las especies también tiene relación con el síndrome
“bosque vacío”, ya que los grandes vertebrados frugívoros actúan haciendo la difusión de
Los casos sospechosos de animales víctimas de tráfico ilegal deben ser investigados. La
identificación taxonómica es una actividad rutinaria para los peritos criminales en veteri-
naria. La mayoría de las técnicas utilizan documentación fotográfica, morfología, genética
y también el análisis de pelo. El tráfico animal también puede ser un medio de difusión
de enfermedades zoonóticas. La detección rápida de enfermedades requiere de la parti-
cipación de profesionales ligados directa e indirectamente con la salud pública y ciencias
forenses, aplicadas a la fauna. Estudios muestran que un 70 % de las enfermedades que
afectan al ser humano son zoonóticas, lo que crea un escenario complejo, ya que muchas
pueden presentar una fisiopatología y epidemiología desconocida, principalmente cuando
hablamos de las enfermedades donde los animales silvestres tienen participación en el ci-
clo. A través de las técnicas moleculares se puede hacer el diagnóstico de enfermedades
zoonóticas en animales silvestres. Se considera que gran parte de los animales pueden
Figura 3. Identificación por pelo, microscopia óptica de mono (Alouatta guariba), donde
es posible ver la médula con coloración marrón al centro. Los parámetros deben ser comparados
con materiales referencia o enviados a laboratorios especialistas en análisis de pelos y fibras.
(Cedido por Fernanda Marion Monteiro Garcia y la profesora Dra. Noeme Sousa Rocha. Facultad
de Medicina Veterinária e Zootencia-Unesp, Campus de Botucatu, Brasil).
Figuras 4 y 5. Aprehensiones de material para pericia forense veterinaria, donde se necesita hacer
la identificación de especies. (Cedido por Fernanda Marion Monteiro Garcia y
la profesora Dra. Noeme Sousa Rocha. Facultad de Medicina Veterinária
e Zootencia-Unesp, Campus de Botucatu, Brasil).
Los avances en la veterinaria legal son importantes para la elucidación de casos de delitos
con animales, así se obtienen informaciones que ayudan al peritaje veterinario, sobre todo
para respuesta de las cuestiones de la justicia (Cooper, 1998; Alacs, et al., 2010; Frosch
et al., 2011).
Ya hemos señalado de manera tangencial algunas de las técnicas criminalísticas más
utilizadas en el ámbito veterinario. Sin embargo, creemos imprescindible desarrollar (de
manera breve) algunas de ellas para su mayor comprensión y valorar su importancia.
TOXICOLOGÍA FORENSE
La eliminación de productos tóxicos al medio ambiente por parte de la actividad humana
domiciliara e industrial puede causar daño a la fauna y flora autóctona, a animales que
migran en determinadas épocas del año (por ejemplo, humedales) y al propio humano
(por ejemplo, riego de vegetales para consumo con aguas contaminadas). La acción de
cebos con venenos como método, por ejemplo, para controlar ataques al ganado por
parte de animales silvestres, puede ser solo el foco inicial de una contaminación, ya que
en muchos casos los animales que los consumen no mueren en el lugar de consumo
primario, trasladándose hasta kilómetros para luego morir generando un foco secundario
de intoxicación.
ODONTOLOGÍA FORENSE
La relación humano-animal ha ido en aumento y no ha estado libre de problemas duran-
te el proceso de adaptación entre ambas especies. Las principales consecuencias que
derivan de las mordeduras (por ejemplo, de perros) son las lesiones físicas, eventual
transmisión de enfermedades infecciosas, secuelas psicológicas que se traducen en cos-
tos económicos e incapacidad laboral y, en algunos casos, la más importante de todas,
la muerte de la víctima y/o el sacrificio del animal. Aunque ya se trabaja con algunas he-
rramientas en odontología forense para el análisis de mordeduras de animales, basadas
muchas en las utilizadas en el área humana, queda camino por recorrer debido a que las
mordeduras no solo las ocasionan los animales domésticos, como el perro y el gato, sino
también animales silvestres de los cuales aún no se cuenta con una vasta información,
con la cual poder comparar patrones de mordidas encontradas en los LDH. Dentro de los
métodos más utilizados para asociar una mordedura a un animal determinado es el aná-
lisis comparativo morfológico y morfométrico de los patrones de mordida, encontrados
sobre cuerpos o sustratos de diferente consistencia, con los generados sobre distintas
superficies por los animales sospechosos. En general, los métodos más comunes para
la determinación de huellas de mordedura humana incluyen técnicas para comparar la
morfología de la dentición (forma, tamaño y posición de los dientes, junto con la forma
de los arcos dentales), con rasgos y características similares presentes en fotografías de
tamaño natural de las lesiones, con superposiciones transparentes o computacionales
(Sweet, et al., 1997; Sweet y Bowers, 1998). Estas metodologías pueden ser adaptadas
al contexto animal, no olvidando incorporar durante la investigación aspectos etológicos
propios de cada especie.
ENTOMOLOGÍA FORENSE
La entomología legal y forense emplea una serie de insectos en una investigación de orden
judicial. Los insectos llegan de forma predecible a un cadáver con el fin de poner huevos
y/o alimentarse. Algunos llegan cuando el animal esta moribundo, otros en s avanzados de
putrefacción o cuando solo hay restos secos. Conociendo la fenología de estos agentes y
la secuencia de arribo diferenciada al cadáver es posible determinar, con cierta exactitud:
1) el intervalo post mortem, IPM, (período de tiempo que ha transcurrido desde la muerte
hasta la recolección de muestras); 2) la presencia de sustancias tóxicas en el cadáver
como posible causa de muerte (entomotoxicología); 3) la correspondencia de un lugar
(para saber si los animales encontrados murieron en ese lugar o fueron trasladados desde
otros sectores), entre otros. Para la colección de cada una de estas etapas y especies hay
protocolos amplios, al igual que formas de crianza de larvas para la identificación fenotípi-
ca de las especies mediante el reconocimiento de los estados adultos1.
ANATOMÍA COMPARATIVA
El primer objetivo de una investigación criminal incluida el área veterinaria es la identifi-
cación. El conocimiento anatómico comparativo es una importante herramienta en el mo-
mento de reconocer la especie mediante el análisis de restos óseos o derivados (pelos,
plumas, vísceras, uñas, cascos, pieles, etc.) presentes en el LDH. Los forenses humanos
definen si es humano o no. El criminalista/forense veterinario debe ir más allá cuando los
restos son de origen animal no-humano, intentando determinar, al menos, la especie y
número de individuos involucrados. Es necesario contar con profesionales especializados
en anatomía comparativa y con una base de datos con la cual comparar los restos óseos
u otros encontrados en el LDH, en especial cuando se trata de delitos contra animales sil-
vestres, protegidos y en peligro. Para la toma de muestras biológicas (órganos y tejidos)
que posteriormente serán analizadas en el laboratorio y la elaboración de informes peri-
ciales, el criminalista/veterinario forense debe poseer un conocimiento anatómico básico
que le permita reconocer estructuras y le permita utilizar conceptos y nomenclatura clara,
precisa y concisa, especialmente si el muestreo debe realizarse forzosamente en el LDH.
TRAZOLOGÍA
Estudia las huellas como impresiones de la estructura externa de los objetos, con el fin
de identificarlos y esclarecer las circunstancias relacionadas con el mecanismo de forma-
ción de ellas. Estas huellas pueden ser abordadas por diversas áreas según su origen y
naturaleza. La zooscopía estudia las huellas generadas por animales y fundamentalmente
mediante el uso de sus patas y dientes (esta última tratada en el área de la odontología
forense). Según la naturaleza del sustrato que pisa es posible que la huella sea más o
menos clara, indicando incluso algunas características propias de cada uno de ellos. La
presencia de membrana interdigital podría indicar actividad acuática, la presencia de garra
su capacidad para escarbar, etc. Nos puede dar una idea de la altura y peso aproximado
y la distancia entre las huellas nos podría indicar si el animal está en movimiento y la
dinámica de este (corriendo, trotando, etc.). Las patologías de miembros que afecten el
crecimiento de los cascos (o uñas) en algún animal como pueden ser las deformaciones,
asimetrías o el uso de herraduras con características particulares (desgaste, defectos,
etc.) podrían aparecer en la huella (característica individual) y ser útiles en la identifica-
ción de un animal que pudo participar en un hecho delictivo (por ejemplo, como medio
de transporte o carga).
TAFONOMÍA
La tafonomía de vertebrados es el estudio de todos los procesos que ocurren en los
cuerpos desde el momento de su muerte hasta que son recuperados. Estos cambios
pueden ser generados por agentes abióticos y bióticos. Los roedores son un agente tafo-
nómico que puede modificar los contextos de distribución y pueden ser la causa de que
se produzcan asociaciones espaciales de materiales que no habrían estado originalmente
relacionados, o viceversa (Gutiérrez, 2004). Son muchos los vertebrados que aprovechan
cadáveres como fuente de alimentación, provocando cambios tafonómicos. Dentro de los
más comunes se encuentran algunos cánidos, roedores, cerdos, aves (cuervos, águilas,
gaviotas) y algunos peces. Otros vertebrados herbívoros como las ardillas, ovejas y vacas
pueden roer huesos, especialmente si se encuentran en un medio ambiente nutritivamen-
te pobre (Gunn, 2009).
Fotografíe y documente cualquier lesión externa, retire la piel para visualizar alguna
lesión en el tejido subcutáneo.
Elija una metodología para hacer la necropsia (decúbito dorsal o decúbito lateral).
Abra la cavidad torácica y abdominal y examine todos los órganos y estructuras.
Tome muestras de órganos y fluidos (más detalles en el apartado “Toma y envió de
muestras”).
Tome muestras para histopatología y otros laboratorios.
Escriba todos los hallazgos al finalizar la necropsia.
Realice el reporte macroscópico al finalizar la necropsia.
Integre todos los resultados y realice su dictamen final.
Entregue el resultado a la Fiscalía o a la persona que haya pagado por el caso.
Figura 6. Secuencia de una necropsia forense. Adaptado de “Veterinary Forensics”, 2018, CRC Boca Ratón Florida.
Foto de las marcas, hierro, tomar la sección de piel con la marca del
Equinos
animal y resguardarla.
Cerdos Tomar la máscara (piel de la cara con las orejas), aretes.
Tomar la sección del tatuaje, recuperar el chip, cadenas, collares u
Perros y gatos
otros objetos que pertenezcan al animal.
Recuperar aretes metálicos o de plástico, así como el área de marcaje
Bovinos
de la piel.
Mantenga bajo custodia el cadáver, piel, plumas y otras partes del
Fauna silvestre
animal hasta ser entregada a la agencia encargada de la vida silvestre.
Figura 7. Recupere siempre estas muestras2.
Apuñalamiento: lesión más profunda que extensa (cuchillos, puñales, entre otros).
Incisión: más extensa que profunda, linear (cuchillos, navajas, botellas de vidrio).
Lesión punzo contundente: con o sin abrasión, hendiduras lineales en hueso (mache-
tes, hachas, espadas).
TÉCNICAS DE MUESTREO
Los animales sujetos a abusos, abandono y crueldad pueden presentar grados de desnu-
trición o sufrir infecciones oportunistas. Los animales vivos capturados en una investiga-
ción forense deben someterse a exámenes rutinarios de química sanguínea, un análisis de
orina y un hemograma completo para establecer su salud metabólica y fisiológica. Todos
los animales, ya sean vivos o muertos, deben someterse a radiografías ortogonales de
cuerpo completo para buscar huesos rotos o cuerpos extraños. Además de estas mues-
tras y pruebas estándar, y basándose en los hallazgos del examen físico o la necropsia,
el veterinario y el investigador pueden elegir otros factores involucrados en el caso. Esta
sección describe los métodos de muestreo y conservación para diversas aplicaciones fo-
renses. Como se señaló anteriormente, los requisitos de envío varían según el laboratorio.
Las descripciones de muestreo, empaquetado y conservación que citamos a continuación
son pautas generales y se recomienda al lector que hable con sus laboratorios habituales
para determinar los protocolos exactos a seguir.
DISPAROS
Una gran variedad de armas de fuego puede utilizarse contra los animales. La forma de los
proyectiles puede variar desde perdigones de escopeta hasta balas y perdigones de rifle
de aire comprimido, y la composición metálica puede incluir aleaciones de cobre, plomo
o tungsteno. Cada tipo de proyectil se comporta de manera diferente cuando contacta
y entra en un cuerpo. Las variables que afectan a un proyectil incluyen el tipo de arma
de fuego utilizada, la distancia entre el tirador y el animal, y si el proyectil golpea tejidos
blandos o huesos. Dependiendo de la combinación de estas variables, un proyectil puede
fragmentarse, pasar completamente a través del cuerpo o incrustarse en tejidos blandos o
huesos. El análisis de los materiales balísticos implica un examen general y microscópico
de las partículas, en busca de características tales como las impresiones del percutor y
los patrones de estriado. Se puede usar microscopía de luz regular, así como microscopía
electrónica de barrido. Si el arma de fuego de un sospechoso está disponible, los pro-
yectiles disparados pueden compararse con los elementos extraídos del animal utilizando
un microscopio de comparación. Los elementos trazas en los huesos y la composición
de las partículas metálicas se determinan mediante espectroscopia de fluorescencia de
rayos X (XRF, por su sigla en inglés). El residuo de disparo en un animal o sospechoso se
analiza mediante microscopía electrónica de barrido/espectrometría de rayos X de energía
dispersiva (SEM-EDX, por su sigla en inglés).
Muestras
Independientemente de la composición metálica del proyectil o fragmento, o si se ha
fragmentado o se ha mantenido entero, los elementos nunca deben manipularse con
instrumentos metálicos. El acero de los instrumentos metálicos puede alterar o borrar las
características de identificación que podrían coincidir con los proyectiles disparados con
el arma de fuego de un sospechoso. Los elementos se deben recuperar de los tejidos con
los dedos o con unas pinzas de plástico. Los proyectiles hechos de cobre o tungsteno
pueden pasar a través del cuerpo sin fragmentarse, dejando poco o nada para la recupera-
ción y el análisis. Además, los cuerpos deshuesados y degradados pueden retener poco o
ningún fragmento balístico visible en los restos. Si los proyectiles impactan el hueso, este
se fragmentará. Se pueden dejar rastros microscópicos de plomo, cobre o tungsteno en el
hueso que fue impactado directamente por la bala. Las astillas, pinchazos (perforaciones)
o surcos a través del hueso indican dónde entró el proyectil en contacto directo con el
hueso. Estas áreas deben preservarse y analizarse para detectar la presencia de metales
traza. La determinación de la presencia de metales traza puede ayudar a diferenciar entre
la muerte por arma de fuego u otro trauma. Los animales disparados a corta distancia (a
unos pocos metros) pueden tener residuos de disparos en el pelo o la piel. El pelo puede
cortarse y empaquetarse para detectar el plomo, el antimonio y el bario que se produce
cuando se dispara una pistola.
TOXICOLOGÍA
Muchos compuestos pueden ser utilizados para envenenar a los animales. Los tóxicos
comunes incluyen organofosforados, carbamatos, metales pesados y anticoagulantes,
aunque los elementos comunes del hogar como el xilitol, las plantas de lirios y el anticon-
gelante pueden utilizarse deliberadamente para causar intoxicación. No existe una prueba
única para verificar si hay intoxicación en el sistema y no hay una muestra única apropiada
para la prueba. Cada toxina o sustancia tóxica tiene mecanismos específicos de acción
y formas en que se metabolizan y excretan en el cuerpo. Es importante tener en cuenta
los signos clínicos o los hallazgos generales del animal en cuestión para limitar la lista de
posibles compuestos a analizar.
Los métodos de prueba dependen de la toxina de interés. La mayoría de las toxinas or-
gánicas se pueden detectar mediante cromatografía de gases/espectroscopía de masas
(GC/MS, por su sigla en inglés) y/o cromatografía líquida/espectroscopía de masas (LC/MS,
por su sigla en inglés). Las pruebas de xilitol y brometalina han demostrado ser un desa-
fío y pueden no ser lo suficientemente sensibles o específicas para su uso en medicina
forense. Los metales pesados pueden detectarse a través de espectrometría de masas
de plasma acoplado inductivamente (ICP/MS, por su sigla en inglés). A través de conver-
saciones entre el veterinario y el toxicólogo, se pueden desarrollar métodos de muestreo
y prueba ideales para cada caso.
Muestras
Si es posible, se deben tomar aproximadamente 10 g de muestra para el análisis. Las
muestras más pequeñas se pueden obtener con el toxicólogo que analizará la muestra.
Si la toxina afecta a más de un animal pequeño, se pueden agrupar muestras de tamaño
insuficiente y los resultados se pueden aplicar al grupo más grande. Sin embargo, se
debe tener cuidado para garantizar que la ley permita la traducción de los resultados de
las muestras agrupadas a todo el grupo de animales.
La mayoría de las toxinas se metabolizan a través del hígado. La toxina original o sus
metabolitos pueden circular en la sangre durante un de tiempo después de la exposición.
Si solo se puede tomar una muestra de un animal vivo, la sangre es la más valiosa. Sin
embargo, la sangre es más difícil de obtener de animales muertos. Se pueden tomar
muestras de hígado de animales que se sospecha que han muerto de intoxicación. Las
toxinas de acción rápida, como los carbamatos y los barbitúricos, pueden matar animales
a las pocas horas de haber ingerido el cebo. Estos compuestos también pueden hacer que
el animal regurgite el material ingerido. En estos casos, el contenido del estómago es la
muestra preferida, ya que el veneno aún puede estar presente en la ingesta. Si el animal
ha regurgitado todo el contenido del estómago, se pueden tomar muestras de sangre
completa de animales vivos y del hígado o la pared del estómago de animales muertos. Es
importante establecer si un animal fue sometido a eutanasia con barbitúricos antes de las
pruebas de toxicología, ya que este compuesto se detectará en los tejidos blandos de todo
el cuerpo de animales sacrificados. Los animales que pisan cebo mientras se alimentan
(por ejemplo, buitres) pueden tener trazas de tóxicos en los pies. En los casos en que el
animal ha sido rescatado y no deja órganos internos para analizar, se puede tomar una
muestra completa de los pies para detectar la exposición a una toxina.
Los anticoagulantes y las sustancias químicas disuasivas de las aves (por ejemplo,
4-aminopiridina) se metabolizan lentamente en el cuerpo y tienen efectos retardados en el
animal. Como el tiempo entre la ingestión de la toxina y la manifestación de signos clínicos
o la muerte puede ser de hasta varios días, el contenido del estómago no será valioso en
la identificación de la sustancia nociva. Para la mayoría de las toxinas de acción lenta, la
sangre (viva) y el hígado (muerto) son las muestras preferidas para las pruebas. Los ani-
males pueden envenenarse involuntariamente o maliciosamente con etilenglicol (anticon-
gelante). Este compuesto causa daño y formación de cristales en los riñones. Los efectos
iniciales de la toxina se pueden ver a los pocos minutos u horas de ingestión, pero los
signos clínicos pueden persistir durante días antes de la recuperación con tratamiento o la
muerte. Si se sospecha que el etilenglicol es el tóxico, se puede extraer sangre de anima-
les vivos en un tubo colector (tubo tapa rojo y amarillo) y centrifugar para separar el suero.
Dado que el etilenglicol se metaboliza a través de los riñones, este órgano proporciona la
mejor muestra para las pruebas. Además, el análisis de orina y/o la evaluación histológica
de los riñones revelarán los cristales característicos de oxalato de calcio. Los metales pe-
sados, como el plomo, el mercurio o el zinc pueden causar debilitamiento rápido o lento y
la muerte, según la dosis consumida. En animales vivos, las muestras apropiadas incluyen
líquido ocular, sangre u orina (captura libre o cistocentesis). Si el cebo o el alimento están
disponibles, se pueden recolectar aproximadamente 500 g de muestra para su análisis. El
hígado puede ser recogido de animales muertos para pruebas de metales pesados.
Los rodenticidas de fosfina/fosfuro se fabrican como gránulos o bloques sólidos. Al entrar
en contacto con el agua, ya sea en el medio ambiente o en el estómago, se libera un gas
tóxico. Las muestras de cebo para la prueba se deben empaquetar en recipientes secos y
herméticos al usar un respirador químico. Los animales sospechosos de haber muerto de
toxicosis de fosfina deben someterse a una necropsia en una campana de ventilación para
proteger al veterinario de los gases tóxicos. El estómago no debe abrirse, sino que debe
retirarse intacto del cuerpo y empaquetarse en un recipiente hermético antes de retirarlo
de la campana para su análisis o transporte.
QUEMADURAS
Las quemaduras en la piel pueden ser causadas por el contacto con agua caliente, vapor
u objetos calientes. Además, pueden producirse debido a la exposición a microondas o
corriente eléctrica. Independientemente del modo de quemadura, el efecto sobre la es-
tructura microscópica de la piel es muy similar. Las quemaduras de la piel causadas por
el agua caliente o el vapor generalmente tienen un patrón de goteo o vertido en el cuerpo
que se puede visualizar al afeitarse o al desplumar al animal. Las quemaduras por objetos
calientes (por ejemplo, cigarrillos, metales) generalmente reflejan la forma del objeto. Las
quemaduras de cigarrillos son pequeñas y circulares, mientras que las quemaduras de los
implementos de la chimenea, por ejemplo, pueden tener una forma geométrica. Las que-
maduras por objetos calientes generalmente tienen bordes claros y definidos, mientras
que los bordes de las quemaduras por agua y vapor son graduales. El efecto de la elec-
trocución en la piel puede ser similar a las quemaduras producidas por objetos calientes.
Sin embargo, la extensión de la quemadura puede ser mucho más severa. Las corrientes
de alto voltaje pueden provocar laceraciones cauterizadas de la piel y la coagulación del
músculo subyacente, lo que da como resultado un aspecto cocido de los tejidos blandos.
El contacto con un cable electrificado puede resultar de la transferencia de elementos a la
piel en un evento llamado “metalización”. Tanto las quemaduras de objetos calientes como
las de electrocución pueden provocar el “chamuscado” del pelo o las plumas. Finalmente,
las quemaduras también pueden ser causadas por la aplicación de productos químicos
como la lejía. Estas quemaduras químicas son similares en apariencia macro y microscó-
pica a las quemaduras de líquidos calientes.
La profundidad de una quemadura (y, por lo tanto, el grado) se puede determinar a través
de la histopatología. No siempre es necesario determinar el alcance de una quemadura
en un animal. Determinar si las quemaduras son de 1º, 2º o 3º grado puede ayudar al
veterinario a formular un pronóstico a largo plazo para el animal, pero no debe impedir la
provisión de tratamiento y cuidados de apoyo.
Muestras
Las muestras histológicas pueden detectar la profundidad y el alcance de una quemadura,
así como evaluar la metalización del metal electrificado. Las muestras para el examen
histopatológico deben tomarse desde la periferia de la quemadura, así como en áreas cer-
canas al centro. Las biopsias de animales vivos o secciones de animales muertos deben
ser muestras de espesor completo. Si se sospecha de quemaduras profundas, se puede
incluir el panniculus carnosus (capa de músculo estriado profundo al panículo adiposo)
en la muestra de biopsia. El pelo y las plumas afectadas por el fuego, objetos calientes o
electrocución pueden aparecer rizados, ennegrecidos o acortados. Alrededor de las que-
maduras pequeñas, estos cambios pueden ser sutiles y no ser visibles inmediatamente a
simple vista. Se puede emplear una fuente de luz alternativa (ALS, por su sigla en inglés)
para resaltar estos cambios sutiles en el pelaje o el plumaje. El ALS debe ajustarse a 530-
560 nm y la superficie del animal debe verse a través de un filtro rojo. Con esta combina-
ción, el pelo chamuscado o quemado y las plumas presentarán una fotoluminiscencia de
color naranja brillante.
PROTECCIÓN Y ASEGURAMIENTO DE LA EC
Antes de cualquier procedimiento es obligatorio: a) Corroborar las denuncias sobre la
existencia de un hecho ilícito. b) Obtener la orden y los permisos judiciales (órdenes de
registro) para acceder a él. c) Determinar los posibles riesgos a los cuales el investigador
y su equipo, las personas presentes, animales vivos y evidencias puedan estar expuestos.
Entre ellos se pueden mencionar: agentes físicos (por ejemplo, condiciones ambientales,
ubicación o terreno); agentes químicos (radiación, gases, sustancias químicas, etc.) y bio-
lógicos (por ejemplo, presencia animales, zoonosis, etc.). El objetivo de la protección es
evitar que se pierdan evidencias o entren nuevas que puedan alterar la escenografía origi-
nal. Para ello existen protocolos dependiendo si es un LDH abierto, cerrado, mixto o su-
bacuático y debe estar a cargo del oficial designado por el investigador responsable. Para
el perimetraje (cierre de la EC) se pueden utilizar una serie de elementos como cintas,
cuerdas, etc. o elementos propios del lugar como árboles, rocas, etc. Todo dependerá de
sus características y extensión. La EC es dinámica y debe estar en constante evaluación.
BÚSQUEDA DE INDICIOS
Dependiendo de las características geográficas, los riesgos potenciales, las condiciones
y extensión del LDH, la experiencia de investigador responsable, ambiente y la naturaleza
del delito que se investiga se puede optar por diferentes métodos de búsqueda. Entre
estos métodos se cuentan: búsqueda en el sentido de las agujas del reloj, sentido contra-
rio a las agujas del reloj, por zonas o cuadrantes, en cuadrícula, lineal, en espiral, radial,
etc. Una EC que presenta características únicas puede requerir que el investigador utilice
esas características para desarrollar un patrón efectivo. Un ejemplo de esto puede ser el
rastreo de un animal herido. El método de búsqueda lo puede realizar una persona o más,
según las circunstancias lo requieran. Durante este proceso es imperativo mirar arriba,
abajo y hacia ambos lados, al momento de entrar y salir. Marcar los hallazgos (con ban-
deras, conos, etc.) y tras elaborar una teoría de lo ocurrido, determinar cuáles de estos
indicios se convertirán en evidencia. Estos últimos se marcan con un número identifica-
torio y entran en el muestreo para su análisis. Teniendo presente en todo momento los
principios criminalísticos, es necesario siempre registrar y evaluar el entorno en búsqueda
de indicadores de negligencia (por ejemplo, inanición, deshidratación, problemas médicos
evidentes y collar incrustado), acumulación de animales o cualquier otro tipo de maltrato
como abuso, golpes y peleas con animales. También habrá que estar atento a la presencia
de animales muertos, vivos o agonizantes (realizar triaje animal). Fuentes de alimento y
agua (fuente con agua, agua de baño, aguas de lluvia). Armas de fuego, cuchillos u otros
tipos de armas y municiones. Agujeros de bala, punzones y otros indicadores de armas y
violencia. Recetas, drogas ilícitas para animales y humanos. Instrumentación quirúrgica y
clínica (por ejemplo, jeringas, gasas, etc.). Dinero excesivo. Si hay una escena de fuego o
abuso usando llamas; líquidos inflamables, otros tipos de combustible y fuentes de igni-
ción. Fluidos corporales (sangre, heces, vómitos), salpicaduras de sangre, tejido corporal
(por ejemplo, uñas o trozos de ellas), en rincones ocultos; huellas dactilares y/o calzado.
Textiles completos o fibras. Marcas provocadas por dientes, uñas, etc., sobre muebles,
paredes, etc.
FIJACIÓN
Para garantizar la identificación única del lugar a inspeccionar, se debe realizar:
a) Documentación fotográfica: deberán considerarse fotografías panorámicas, pla-
no general, plano medio, primer plano y al detalle. Las panorámicas nos ubican
en el lugar donde ocurren los hechos. Normalmente debe fijarse el LDS en 360º y
contemplar las zonas de salida o entrada al mismo; la general, puede contener una
porción significativa de la escena y los elementos contenidos dentro. Su finalidad
es mostrar los límites definidos del LDH y el estado en que se encontró; plano me-
dio proporciona una comprensión de la relación entre los elementos de la imagen;
las de primer plano ilustran las características generales de las evidencias (forma,
color, tamaño), al detalle ilustran las características útiles para la identificación e
individualización de los elementos (morfología de heridas, marcas de percusión
de vainillas, números de serie, códigos de barras, huellas, entre otros). Cuando
sea necesario, es obligatorio utilizar testigos métricos de acuerdo al tamaño de la
evidencia y al color del sustrato donde se encuentra (siempre debe contrastar).
Siempre que sea posible se debe posicionar el testigo métrico en el mismo plano
que el objeto que se está siendo fotografiado y en el mismo ángulo de la eviden-
cia. De esta forma se establecerá una referencia en unidades de medida estanda-
rizadas que permitirán dimensionar el tamaño de la evidencia. Las fotografías no
se borran y deben almacenarse en un disco especialmente definido para el caso.
Deben fotografiarse la cara del animal, la sábana de pertenencias y la evidencia.
b) Fijación vídeo gráfica: una de las variaciones más claras entre el uso de foto-
grafía y videografía para documentar la escena es la grabación de audio. El audio
no debe ser grabado mientras se captura vídeo en una EC debido a eventuales
problemas de admisibilidad en el tribunal. Su uso proporcionará a quienes no es-
tuvieron en la EC una interpretación de imágenes de manera fluida y móvil. Útil en
casos de maltrato animal donde el dolor se puede evidenciar de manera objetiva
mientras se realiza inspección clínica del ejemplar.
c) Fijación topográfica: consiste en representar gráficamente mediante medidas en
un bosquejo (croquis), plano, 3D o animación virtual (u otra idónea). El bosquejo
es una representación gráfica del LDH ejecutada a mano alzada, orientada en su
norte, sin escala, acotado con todas las medidas registradas en el terreno.
d) Documentación narrativa: consiste en describir de manera clara, objetiva y pre-
cisa el LDH, los procedimientos realizados durante la inspección, resumen de los
hechos, las condiciones medioambientales, las evidencias, de manera cronológi-
ca, de lo general a lo particular, teniendo en cuenta la hora de cada actividad.
BIENESTAR ANIMAL
El concepto del bienestar se refiere a una buena o satisfactoria calidad de vida y tiene
relación con aspectos propios de cada especie animal. El bienestar de un individuo se
mide en relación a su grado de adaptación con su medio ambiente (o donde se desen-
vuelva). La ciencia del bienestar animal establece criterios y metodologías que reflejen,
con exactitud, la calidad de vida de los animales en diferentes situaciones, evaluándola de
manera objetiva, mediante el uso de parámetros fisiológicos y de comportamiento. Así es
posible determinar grados de bienestar que pueden ir desde muy bueno hasta muy malo.
El Protocolo de Pericia en Bienestar Animal (PPBEA) ha sido desarrollado para ayudar en
la identificación de casos de maltrato animal, de acuerdo con el concepto de las Cinco
Libertades del Bienestar Animal, creado por John Webster y difundido por la Farm Animal
Welfare Council (FAWC, 1993), teniendo en consideración los siguientes puntos: 1) libre
de hambre, sed y desnutrición; 2) libre de miedo y angustias; 3) libre de dolor, lesiones y
enfermedades; 4) libre para expresión de su comportamiento natural; 5) libre de incomo-
didades físicas o térmicas.
Esta es una manera adecuada, de acuerdo con los creadores del PPBEA, Hammerschmiddt
y Molento (2017), pues puede evaluar los animales sin invadir ni alterar sus libertades.
Grupo Indicadores
Cantidad de bebederos con relación al número de animales.
Limpieza de los bebederos.
Disponibilidad del agua.
Calidad del agua.
Cantidad de comederos en relación al número de animales.
Indicadores
nutricionales Limpieza de comederos.
Disponibilidad adecuada de cantidad de alimentos, variedad y fre-
cuencia.
Calidad de los alimentos.
Buenas prácticas de almacenamiento y caducidad en reserva.
Puntuación de condición corporal.
Limpieza y condición de la superficie corporal (plumas y piel).
Limpieza del medio ambiente (su entorno).
Calidad de sustrato disponible.
Análisis de la calidad del aire.
Presencia de animales con dificultad para respirar.
Indicadores
ambientales Animales con señales de comportamiento de hipotermia.
Densidad del alojamiento.
Caracterización y número de espacios o instalaciones que los ani-
males puede utilizar.
Opción de acceso al aire libre (espacio abierto).
Zonas libre de lluvia, viento y sol para libre acceso.
Claudicación (cojeras).
Lesión en la superficie corporal.
Cicatriz y evidencias de fracturas antiguas.
Presencia de fracturas, contusiones y hematoma.
Lesiones en las articulaciones.
Evidencias de dolor, medir por escala según especie.
Indicadores Análisis de la expresión de la cara, postura corporal y otras señales.
de salud Enfermedades infecciosas.
Enfermedades no infecciosas.
Endo- y ectoparásitos.
Vacunación y desparasitación.
Mutilaciones.
Intervenciones en la integridad física del animal.
Mortalidad.
Evaluación del comportamiento.
Presencia de estereotipias u otros comportamientos anormales.
Calidad y cantidad de vocalización.
Privación del comportamiento social natural de la especie.
Estructura física y social cuando están alojados en grupo.
Privación de comportamiento natural exploratorio y lúdico.
Reacciones anormales.
Restricción a los movimientos naturales para tumbarse, levantarse.
Indicadores Evidencias de manejo inadecuado en la interacción con animales,
comportamentales como caídas, torsiones, daños en general.
Señales de canibalismo, arrancamiento de plumas.
Automutilación.
Variedad técnica de enriquecimiento ambiental, frecuencia de ofer-
ta y monitoreo de los efectos.
Actitud de los animales en general y anormalidad en estados de
alerta.
Actitud de los animales a las personas, sus cuidadores. Tener en
cuenta en centro de gravedad corporal, erección de los pelos y
plumas, de acuerdo con la especie.
Figura 11. PPBEA para aves silvestres aplicable a otras especies,
adaptándolos a los indicadores de bienestar de cada especie.
Los grupos de indicadores del bienestar animal están compuestos por estas medidas,
que por supuesto, pueden cambiar de acuerdo con la situación en que se encuentran
los animales, tipo de alojamiento y el contexto. Así, los indicadores deben utilizarse des-
pués de una revisión sistemática de la especie y de cada caso en particular. Se debe
adaptar cuando sea necesario de acuerdo con los criterios específicos. Para la utilización
adecuada de los protocolos de evaluación se recomienda veterinarios con conocimiento y
entrenamiento práctico en el área de la ciencia forense veterinaria.
4. Nota: la división entre medio ambiente, depredador y pesca y registros históricos se ha realizado solo con fines
didácticos.
MEDIO AMBIENTE
• Composición geográfica del área: llanuras, valles, bosques, quebradas, cerros,
cursos de agua (ríos, esteros, afluentes), espejos de agua (lagos, lagunas), hu-
medales, pantanos, entre otros componentes.
• Asentamientos humanos: límites de zona urbana y zona rural, construcciones ha-
bitacionales, industriales, agrícolas, vertederos (legales e ilegales), líneas ferro-
viarias, autopistas, carreteras (con o sin pavimentación), caminos de huellas para
vehículos, personas, senderos.
• Corredores biológicos para depredadores y presas.
• Áreas de alimentación, reproducción, tránsito y descanso para depredadores y
presas.
• Áreas o sectores considerados como trampa ecológica activas (por ejemplo, tra-
mo de carreteras, tendido eléctrico, torres de alta tensión, construcción para pro-
ducción de energía eólica, etc.).
• Clasificación de áreas según tipo de clima y suelo.
DEPREDADORES Y PRESA
El investigador debe contar con información permanente sobre:
• Lista de depredadores por especie, clasificados por presencia confirmada, avista-
miento o sospecha de presencia por área o sector.
• Etología por especie (conocimiento básico incorporado a la ficha por especie).
Comportamiento como depredador (solitario, grupal, en etapa reproductiva, en-
fermedad y comportamientos atípicos de depredación), patrón de depredación
(descripción detallada sobre el consumo de la presa, marcas o signos relevantes
en la presa), actividad horaria de depredación/consumo de alimento, preferencia
de presa y determinar si puede o no actuar como carroñero oportunista y/o presa
eventual.
• Caracterización de la signología por especie:
–– Características fenotípicas de la especie (largo, ancho, alto, peso, pelaje, siste-
ma dental, por edad y estado reproductivo).
–– Signología específica de depredación dejada en las presas, énfasis en la técni-
ca empleada para sometimiento del espécimen y/o muerte del ejemplar. Seña-
lar si hay diferencias de métodos según sea la especie afectada.
–– Características de la o las heridas generadas en la presa (superviviente al ata-
que y en cadáver (por ejemplo, hacer énfasis si son heridas de bordes netos
o con desgarros). Ubicación de las heridas en el cuerpo de la presa (para
sometimiento y/o causal de muerte).
REGISTROS HISTÓRICOS
En relación al área que está bajo investigación es fundamental considerar:
• Registro histórico de ataques de vida silvestre. Dos categorías: confirmados y no
confirmados.
• Registro histórico de enfermedades infectocontagiosas de ganado doméstico:
mascotas y vida silvestre.
• Registro histórico de antropozoonosis y zoonosis.
u organización afines, a razón de entregar las bases técnicas adecuadas que permitan
el desarrollo urbano en conjunto con la convivencia sustentable en el tiempo con la fau-
na silvestre, con especial relevancia hacia el manejo sobre los corredores biológicos, la
sensibilidad técnica de las trampas ecológicas y conservación de la biodiversidad. Como
requisito, esta base debe ser capaz de permitir la comparación de ataques de carnívoros
producidos bajo circunstancias y zonas geográficas diferentes; incluir registro de muerte
y supervivencia de las presas, su depredador y grado de certeza de la conclusión de la
investigación.
CONSIDERACIONES FINALES
Para que esta disciplina adquiera la fuerza necesaria es preciso: 1) Crear grupos multidis-
ciplinarios entre todas las disciplinas involucradas en el ambiente animal y jurídico, ela-
borando bases de datos basados en evidencia científica. 2) Generación de publicaciones
científicas a nivel internacional. 3) Generar convenios de colaboración entre instituciones
formalmente constituidas para el desarrollo de esta disciplina. 4) Generar instancias de
diálogo y debate a nivel mundial a fin de elaborar protocolos más completos a los exis-
tentes. 5) Globalizar la información y colaboración. 6) Generar instancias de perfecciona-
miento multidisplinarias y especializadas.
CRIMINOLOGÍA
INTRODUCCIÓN
La siniestralidad vial representa una de las mayores causas de fallecimiento en el mundo,
y de lesiones medulares y traumatismos, con datos estadísticos que la sitúan entre las
diez primeras con más de un millón de víctimas mortales. Afecta a todos los sistemas
poblacionales, convirtiéndola en una preocupación de índole mundial.
Según datos de la OMS1, el número aproximado de personas que fallecen como con-
secuencia de siniestros viales, ronda los 1,3 millones, lo cual supone que cada día, por
estas causas, mueren alrededor de 3.000 personas. Otro dato significativo y alarmante,
cifra entre 20 y 50 millones de personas los traumatismos derivados de estos siniestros,
siendo a su vez origen de un gran porcentaje de discapacidades.
Aunque la estimación de fallecimientos supera el 1,2 millones, siendo una cifra que se
logra reducir, hay que especificar que el número de vehículos sí ha crecido significativa-
mente en estos últimos años, aproximadamente un 15 %. Según datos de la OMS, en
2013 el mayor impacto de fallecimientos por siniestros viales, en relación con la población
e índice de motorización, se centra en países de ingresos medios (80 %), siguiéndole los
de ingresos bajos (12 %) y, finalmente, los de ingresos altos (8 %).
El impacto causado por la siniestralidad vial ha alcanzado una dimensión tan relevante, que
ha obligado a los países a reconocerla como problema de salud pública y establecer polí-
ticas específicas para reducirla. La siniestralidad vial depende, por lo tanto, de diferentes
factores, como son el humano, el tecnológico, la sociedad y la política, que se relacionan
a su vez con los usuarios de las vías, los vehículos, las vías en sí mismas, el entorno, la
actitud social ante el riesgo vial y estrategias de intervención.
En el presente capítulo se va analizar la relación existente entre la criminología y la si-
niestralidad vial, observando cómo puede intervenir la ciencia criminológica en la mejora
de la siniestralidad vial y proponiendo medidas de reducción y mejora, pasando por la
explicación de los grandes problemas de la misma, como son la agresividad en la con-
ducción, la cual viene aparejada de una inseguridad vial, el principal objeto de estudio que
es el delincuente vial, diferentes modelos de prevención y, para finalizar, se establecerán
algunas pautas de cómo el analista delictivo en seguridad vial puede desempeñar mejor
su la labor para observar, analizar y proponer medidas efectivas para la reducción de las
víctimas viales.
A) Personales
Detrás de la siniestralidad vial nos encontramos con que la mayoría de los siniestros via-
les han ocurrido por la comisión de un delito contra la seguridad vial o por las conductas
desviadas de algún usuario de la vía. Siendo estas ocasionadas por el mal llamado “error
humano”, ya sean en forma de conductas negligentes o temerarias.
B) Factor social
Entendemos la circulación de vehículos, ya sean de motor o no, como una interacción
social, en la que rigen sus propias normas, leyes de tráfico, reglamentos, etc., siendo
esta característica especialmente importante para el estudio por parte de la criminología,
ya que es un fenómeno social y donde participa prácticamente cualquier persona como
usuarios de las vías, ya sean conductor, pasajero o peatón.
C) Víctimas viales
Como en cualquier comisión de un delito hay víctimas, y en los delitos contra la seguri-
dad vial también. Pudiendo ser de forma abstracta la seguridad vial y de forma objetiva
las víctimas ocasionadas en los siniestros viales, ya sean por la comisión de un delito o
conducta negligente en la conducción.
D) Conductas antisociales
En el tráfico viario es fácil de observar conductas antisociales, que resumiendo son aque-
llas que van en contra de la leyes de tráfico, como por ejemplo, el estacionar en doble fila,
a realizar conductas que pongan en peligro a los demás usuarios de las vías; ocasionadas
por conductores agresivos en la conducción y en un paso más siendo violentos en la vía,
con el único fin de querer ocasionar daño a los demás usuarios.
Como hemos podido ver, son muchos los puntos de coincidencia entre la criminología y
la siniestralidad vial, por ello se puede y se debe aplicar esta ciencia para intentar reducir
la siniestralidad vial. Ya que se puede aplicar en todas las esferas de la siniestralidad,
antes-durante-después. En 1970, Willian Haddon, epidemiólogo estadounidense, propuso
una matriz formada por dos dimensiones, la primera compuesta por las fases del siniestro
vial: antes (pre-siniestro), durante (siniestro) y después (post-siniestro) y los factores
intervinientes en el siniestro: humano, vehículo y vía. La matriz permite interconectar cien-
cias diferentes y disciplinas diversas, pero que están vinculadas por tener en su campo
de estudio aspectos de la siniestralidad vial. Lo que nos establece un campo enorme para
empezar a estudiar. Esta matriz, aunque sea ya clásica (pero en la actualidad constituye la
clasificación más extendida y utilizada en la materia), sigue poniendo en valor los aspectos
más relevantes de las fases de un siniestro vial; y al igual que otras materias que estudian
la seguridad vial, la criminología vial debe regirse por lo establecido en ella, ya que nos
hace de guía y nos establece el camino a seguir.
Estamos ante una idea relativamente nueva, que es la de aplicar los conocimientos crimi-
nológicos a la siniestralidad vial, ya en el año 1970 el criminólogo alemán Günther Kaiser
escribió un libro titulado Delincuencia de tráfico y su prevención general en el que expuso
los postulados de la aplicación de la criminología al delincuente vial, pero sin profundizar
en los demás usuarios de las vías, aunque toda su carrera científica la dedicó al tráfico
viario, entre otras cuestiones criminológicas.
Desde entonces no se ha vuelto a profundizar, de una forma generalizada, en la materia,
hasta que en 2014 por parte de dos criminólogos, Juan Antonio Carreras Espallardo y
José María González González, definieron lo que para ellos es la criminología vial, como
una disciplina dentro de las modernas criminologías específicas7: “La criminología vial es
una disciplina criminológica encaminada al estudio y prevención de los delitos contra la
7. Hikal, C.; Wael, S. (2013) “Teoría de las Criminologías Específicas”, Revista Digital de Criminología y Seguridad. TE-
MA’S. Año I, Número 05. (p. 92-101).
seguridad vial, y a la resolución de todo conflicto que surja tras un siniestro vial; actuando
sobre los comportamientos delictivos o desviados dentro de las vías, a la restitución de
la víctima a su estado original; haciendo hincapié en las formas de control social, tanto
formal e informal y a la reacción social que causan los siniestros viales8”.
Su objetivo principal es el estudio e investigación de los fenómenos viales, ya sean desde
la óptica del conductor, víctima o la prevención.
Con ello se conseguirá aplicar soluciones reales y efectivas para:
• En un primer lugar, la evitación de delitos contra la seguridad vial y siniestros
viales. Como eje principal: la prevención vial.
• Y en un segundo lugar, tras la producción del delito o siniestro, conseguir que
el conductor pueda volver a conducir con todas las garantías y no vuelva a ser
un peligro para la circulación; y con lo que respecta a la víctima, que es la gran
olvidada en todo el entramado vial, intentar que vuelva a su vida normal antes del
siniestro vial, ayudándola en todo lo posible y actuando en todo lo que necesite
para la consecución de ese objetivo.
Edmond Locar describió: “Il est impossible au malfaiteur d’agir avec l’intensit que suppose
l’action criminelle sans laisser des traces de son pasaje”, es decir “es imposible que un
criminal actúe, especialmente en la tensión de la acción criminal, sin dejar rastros de su
presencia9”, postulando el principio de intercambio de Locard10 en el año 1928, siendo una
referencia actual en el ámbito de la criminalística y no en la criminología. Y todo esto viene
en referencia a no confundir los términos, ya que es importante saber diferenciarlos, tanto
de una forma genérica como específica en el caso que nos contempla, en fenómeno vial.
Podemos definir la criminalística vial11 como: “La ciencia que estudia los siniestros viales y
los delitos relacionados con la seguridad vial, buscando pruebas en la escena del suceso
para reconstruir el siniestro y proceder a la detención o imputación de los responsables.
Usando una Técnica Policial específica para este tipo de hechos que consiste en una serie
de medios y procedimientos científicos encaminados al descubrimiento e investigación
de los delitos”.
8. Aspectos Criminológicos en Materia de Seguridad Vial. 2014, 1ª edición, Ed. Criminología y Justicia.
9. Manuel de Technique Policière. París: Payot, 1923.
10. “Siempre que dos objetos entran en contacto transfieren parte del material que incorporan al otro objeto”.
11. Carreras y González, 2016.
1. ¿Qué? ¿Qué ocurrió, fue un siniestro vial, un delito contra la seguridad o ambos?
2. ¿Quién? ¿Quién fue el delincuente y quién fue la victima?
3. ¿Cómo? ¿Cómo ocurrieron los hechos? Se investiga mediante la reconstrucción
con una buena inspección ocular.
4. ¿Dónde? ¿Dónde ocurrieron los hechos? Pueden ser varios lugares.
5. ¿Cuándo? La fecha y hora.
6. ¿Con qué? Los objetos que se utilizaron (vehículos, armas, etc.).
7. ¿Por qué? Busca conocer el motivo de los hechos (alcohol, drogas,
enfermedades mentales, falta de preparación de conductor, motivación victimal,
factores ambientales geográficos etc.
A la criminalística vial le interesa ¿qué? ¿quién? ¿cómo? ¿dónde? ¿cuándo? ¿con qué?
y a la criminología vial le interesa ¿por qué? y habría que añadir dos más:
8. ¿Qué sintió la víctima? Y su papel en el iter críminis.
9. ¿Y ahora qué? La situación en la que queda el caso tras el suceso.
Estas dos últimas irían referidas a la víctima y al victimario, a la primera para resarcirla
y al segundo para reinsertarlo y evitar que delinca.
12. Según estudio realizado por National Highway Traffic Safety Administration, en 1979.
13. Estudio realizado por Attitudes (Audi) y la colaboración de Intras, en el año 2006.
intentar, con ayuda de su vehículo, forzar al otro para intentar causarle algún daño a los
ocupantes del mismo.
Anteriormente hemos visto varias formas de nombrar a la agresividad en la conducción,
pero el término que mejor conjuga es aggressive driving, porque describe mejor los
comportamientos objeto del estudio. Se debería unificar este concepto y no denominar
las mismas conductas antisociales con diferentes nombres, ya que lo que haríamos sería
duplicar la información expuesta.
La noción de agresión deriva del latín aggredi, acercarse. Se entiende en el sentido de
atacar, pero también en el de hacer frente a un reto. La terminología misma expresa que
se trata de imponer los deseos contra las resistencias mediante una violenta superación
de las mismas recurriendo, por ejemplo, a la lucha o la amenaza. En definitiva se trata de
ejercer un dominio (Fisher, 1966).
Tal como dicen Edmunds y Kendrick, introducirse en el tema de la agresividad es entrar
en una “jungla semántica”. Se han dado muchas definiciones a la agresión, en las cuales
lo común sería la noción que incorpora Buss de “una respuesta que se vuelve un estímulo
nocivo para otro organismo”; el aspecto diferencial sería la conclusión del concepto de
“intención” en el daño producido, el cual por algunos fue considerado innecesario por
su condición mentalista y no es apropiado para un análisis riguroso. El problema es que,
obviamente, muchas situaciones en las cuales un individuo daña a otro no constituyen
agresión, debido a la falta de intención. De este modo, Edmunds y Kendrick sostienen que
el concepto de agresión debe incluir tres aspectos: la producción de un estímulo nocivo,
el intento de dañar y el hecho de que el ataque tenga una probabilidad mayor a cero de
ser exitoso.
Una de las definiciones más aceptadas es la de “la producción de un estímulo nocivo de
un organismo hacia otro con la intención de provocar daño o con alguna expectativa de
que el estímulo llegue a su objeto y tenga el efecto deseado” (Kaplan y Sadock, 1997).
Según este concepto, y aplicado a la conducción, la podemos definir como cualquier
forma de comportamiento de un conductor, con la que intenta directa o indirectamente
provocar, perjudicar o causar daño de cualquier tipo a otras personas que comparten el
espacio común por el que discurre el tráfico14. Generalmente se entiende en el sentido de
impulsar acciones que superan notablemente las normas de comportamiento de conduc-
ción segura y que directamente afecta a otros usuarios de la carretera, colocándolos en
peligro innecesario.
CONDUCTOR AGRESIVO
Pero la conducta agresiva que se observa en muchas de las personas que conducen no
está siempre relacionada con un rasgo de personalidad psicopático, en la mayoría de
los casos las personas que manifiestan en determinadas ocasiones un tipo de conducta
agresiva son personas que podemos calificar de “normales”, con un comportamiento
adaptado en su vida ordinaria, que no obstante cuando se enfrentan a la tarea de conducir
manifiestan una respuesta agresiva ante ciertas circunstancias del tráfico. Middendorff
afirma que la raíz común entre la criminalidad y el mal comportamiento en la circulación es
la personalidad del autor; respecto a esto, Mergen establece que “no hay hechos ajenos a
la personalidad”, y continúa diciendo que no hay hechos sin motivación o causa, aunque
sí hay actos que pueden armonizar más o menos difícilmente con la personalidad de su
autor, presentándose muchas veces como “ajenos a la personalidad”, pero que no lo son.
Frey y Göppinger, citados por este, aseguran que “todo ser humano ha sido infractor del
Código de Circulación, al menos una vez en su vida”.
Según Clarke y Felson (1993), toda persona tiene alguna probabilidad de cometer un
delito, y de ser delincuente en un momento dado y ciudadano respetuoso con la Ley en
el momento siguiente, afirmación que se corresponde mucho con los delincuentes viales.
La agresividad es uno de los comportamientos que parece caracterizar más al hombre al
volante. En principio podría pensarse que los propios vehículos son la causa directa de
la aparición de tales conductas, cuando en realidad estos no son más que el instrumento
de su manifestación. Los comportamientos agresivos de los conductores tienen raíces
mucho más profundas de lo que en principio pudiera pensarse. De hecho, son una buena
medida la expresión de que vivimos en un ambiente especialmente propicio para generar
agresividad. Lo que sí está claro es que las personas “conducen como viven” (Tillman y
Hobbs, 1949).
Aunque no hay un perfil definido de conductores agresivos, la agresividad en la con-
ducción en la mayoría de los casos corresponde a un estado y no a un rasgo estable de
comportamiento, aunque hay ciertos patrones de personalidad que están presentes en
este tipo de conducción agresiva como son las personas impulsivas y con baja tolerancia
a la frustración.
Según Ernes Seeling, estos conductores entrarían dentro del grupo de los denominados
“delincuentes por falta de disciplina social” y los etiqueta como infractores de las normas
de circulación. Dice que son “individuos que no presentan ninguna tendencia criminal,
pero que sin embargo no son capaces de mantenerse dentro de los límites establecidos
por las leyes. No presentan ninguna característica física, psicológica o de carácter típica
que los diferencie del resto de personas normales”.
El Dr. Vicente Garrido Genovés afirma que el perfil de los conductores agresivos se co-
rresponde mucho con la personalidad del delincuente reincidente, y se caracterizan por
tener un “ego inflado”, por “amar el riesgo y la transgresión de las normas”, por no adap-
tarse la conducción a las circunstancias que requieren la vía por la que circulan y perso-
nas que acumulan gran cantidad de sanciones. Además, estos conductores perciben las
faltas o errores de los otros conductores como intencionados, tomándoselo como algo
personal y sobre todo piensan que quieren perjudicarles. El conductor agresivo es una
persona que encuentra en el acto de conducir una manera de expresarse, despreciando
el interés de los otros y afirmándose, pero sintiéndose especial en todos los contextos
y no solo en el vehículo. Desde otra perspectiva, las investigaciones ofrecen precisas
descripciones del prototipo de conductor agresivo. Sería aquel individuo que manifiesta
tendencias antisociales y violentas, desajustado e incontrolado en sus comportamientos,
con un escaso nivel de eficacia y de control personal, y que, en consecuencia, es incapaz
de reaccionar adecuadamente frente al estrés emocional intenso. Estas personas buscan
encontrar formas alternativas, pero inadecuadas, de responder a sus sentimientos hos-
tiles subyacentes, recurriendo al alcohol o al vehículo, con la expectativa de reducir su
ansiedad, intentando incrementar así su sentimiento de eficacia y su superioridad frente a
los demás. Todo ello les lleva a aumentar su nivel habitual de agresividad, dando lugar a
estilos de conducción violenta, competitiva, arriesgada, temeraria, que busca sensaciones
nuevas e intensas y que por tanto les convierte en individuos de alto riesgo.
Las emociones son un factor desencadenante de nuestra agresividad en la conducción, y
así lo demuestra un reciente estudio realizado por Prevensis, afirmando que el 84,5 % tie-
ne un control emocional bajo y establece que las situaciones que más nos alteran (y que
por lo tanto crean agresividad) son el tener un altercado con otro conductor, tener al con-
ductor que nos precede pegado a nosotros, intensidad del tráfico, etc. Y nos da el perfil
del conductor inestable, que a su vez tiene muchos de los rasgos del conductor agresivo,
juzga a los demás conductores, es competitivo, mantiene el motor a altas revoluciones y
va a velocidad superior a la permitida.
Una vez explicado qué es y en qué consiste la inseguridad ciudadana, vamos a extrapolar
estos términos a la seguridad vial.
Revisada la literatura científica al respecto, observamos que hay varias definiciones de qué
es la inseguridad vial, pero solo desde la óptica de la accidentología vial15, las cuales son:
• Inseguridad vial activa o riesgo activo, que se refiere a las causas de los siniestros.
• Inseguridad vial pasiva o riesgo pasivo, que se refiere a las causas de los daños y
las víctimas.
Pero como vemos, estas definiciones no tienen nada que ver con la aplicación del término
de inseguridad ciudadana a la seguridad vial. Están enfocados a la criminalística y no a la
criminología.
El término inseguridad vial se viene utilizando de manera errónea o poco científico, se usa
para decir que la seguridad vial existente es poca o nula, en relación a algún siniestro vial,
al mal comportamiento de los conductores, etc.
Lo que se pretende es definir y aclarar esta terminología, siempre desde la visión crimi-
nológica y especialmente de su disciplina, la criminología vial, y definir y especificar qué
es la “inseguridad vial”.
El problema de por qué no se ha definido correctamente puede deberse a que la delin-
cuencia vial o las conductas antisociales en el tráfico rodado causan una menor sensación
de inseguridad con respecto a otros delitos, aunque sabemos que estos delitos son más
peligrosos y están más extendidos que otro tipos de delitos.
La inseguridad vial se puede definir como “un fenómeno socio vial, en el que las conduc-
tas antisociales y delincuenciales en el tráfico viario, hacen que los usuarios de las vías
tengan una percepción o sensación de ausencia de seguridad vial cuando ejercen como
usuarios de las mismas, llegando a la existencia de creer que corren peligro u observan
un riesgo que les puedan llegar a dañar o agredir, materializándose en un siniestro vial16”.
La inseguridad vial, al igual que la inseguridad ciudadana, está compuesta por la insegu-
ridad vial objetiva y la subjetiva.
Se considera inseguridad vial objetiva a la vulnerabilidad que experimenta el usuario de la
vía y su nivel de exposición cierta y concreta a sufrir o verse implicado directamente en
un siniestro vial.
Por su parte, podríamos definir la inseguridad vial subjetiva como la percepción o miedo
difuso que tiene el usuario de la vía a sufrir o verse implicado en un siniestro vial —muy
común en las personas que sufren amaxofobia—.
15. Disciplina que se encarga del estudio referido a la participación y protagonismo de todo aquello vinculado a los mo-
mentos inmediatos, mediatos y posteriores de un siniestro vial y se ocupa del reconocimiento, localización, rescate
y estudio de todos los elementos o indicios para determinar la mecánica del hecho y sus causas.
16. Carreras y González, 2016.
23. Es importante recordar que la víctima principal (siempre que no haya lesionados y/o homicidios imprudentes) es “la
seguridad vial”, entendiéndola como la protección de la seguridad colectiva, en la que todos formamos parte de ella,
ya sea de una manera u otra. Considerándola como un derecho de todos los ciudadanos, vinculado a los derechos
fundamentales de la vida y la integridad física y psíquica de las personas. Gracias a la Ley Orgánica 15/2007 de 30
de noviembre, se da un paso más en la protección de la seguridad vial, incrementando el control sobre el riesgo
tolerable y considerar a los delitos contra la seguridad vial desde el peligro abstracto (no hace falta que se produzca
lesión o daño, lo que se pena es la propia conducta en sí), hasta el desprecio por la vida de los demás en el tráfico
rodado.
A partir de esta teoría han surgido modelos alternativos, pero derivados de ella, proponien-
do alguna dimensión más, por ejemplo Gray (1972) propone dos dimensiones básicas de
la personalidad, ansiedad e impulsividad; Zuckerman (1991) establece la relación entre la
conducta antisocial y la personalidad a partir de la variable búsqueda de sensaciones, muy
relevante en los delitos contra la seguridad vial, ya que se ha asociado a conducir bajo los
efectos del alcohol, sobrepasar los límites de velocidad, competir con otros conductores,
conducir en sentido contrario y con otro abanico de conductas de riesgo en relación a la
conducción (Burns y Wilde, 1995). En palabras de Garrido, Stangeland y Redondo citan
a Zuckerman para recordar la definición de la búsqueda de sensaciones como un rasgo
definido por “la búsqueda de experiencias y sensaciones variadas, nuevas, complejas, e
intensas, y la disposición a asumir riesgos físicos, sociales, legales y financieros a fin de
lograr tales experiencias”.
Zuckerman y sus colegas proponen un modelo alternativo (Zuckerman, Kuhlman, Joire-
man, Teta y Kraft, 1993) en el que se integran varias dimensiones de personalidad que se
han asociado a la conducción agresiva. Su cuestionario, el ZKPQ-50-CC, ha sido traducido
y utilizado en muchos países, incluso en España.
Las dimensiones de este modelo son:
• La dimensión agresión-hostilidad mide la disposición a comportarse de forma
agresiva, grosera y desconsiderada, y a mostrar una conducta antisocial, vengati-
va y maliciosa.
• La dimensión impulsividad-búsqueda de sensaciones se caracteriza por una
búsqueda activa de experiencias que suponen excitación y riesgo, acompañada
de falta de planificación en las acciones y tendencia a actuar impulsivamente, es
decir, sin evaluar las posibles consecuencias o el riesgo de las acciones.
• La dimensión de neuroticismo-ansiedad evalúa aspectos de personalidad relacio-
nados con una tendencia a experimentar estados afectivos de connotación negati-
va, incluyendo sentimientos de ansiedad y tensión emocional, estados de ánimos
depresivos, preocupación, indecisión, sensibilidad a la crítica y falta de confianza.
• La dimensión de sociabilidad se refiere a la predisposición del individuo para
compartir el tiempo con amigos, involucrarse en actividades lúdicas con otros y
su incapacidad para estar en soledad.
• La dimensión de activación se refiere a la necesidad del individuo de mantenerse
continuamente activo y su preferencia por tareas desafiantes que requieren es-
fuerzo y dedicación.
Las dimensiones expuestas anteriormente son rasgos innatos en la personalidad del con-
ductor, científicamente demostrado por diversos estudios (Aluja, Rossier, Garcia, Angleitner,
Kuhlman y Zuckerman, 2006).
Básicamente existen dos aspectos del comportamiento del conductor que parecen estar
relacionados con la probabilidad de que se vea envuelto en un siniestro vial, sus habili-
dades y destrezas al volante (o la falta de ellas) y su estilo de conducción (habitualmente
arriesgado y temerario) (Elander, West y French, 1993). Los déficit de habilidades se
traducen en errores, generalmente involuntarios y no intencionados, asociados a fallos
en los mecanismos cognitivos y de procesamiento de la información. Las conductas de-
liberadamente infractoras a la norma vial, que no solo pueden explicarse recurriendo a
argumentos racionales sino también a través de los aspectos de carácter emocional y
motivacional (Reason, Manstead, Stradling, Baxter y Campbell, 1990), tienen un mayor
impacto sobre la seguridad vial y han acaparado la atención de los investigadores sobre
el riesgo y la conducta.
A la vista de lo anterior, podemos dividir los rasgos de personalidad en dos grupos, según
su intervención en la comisión de delitos viales y/o siniestros viales, por infracción vial o
error, quedando de esta manera:
• Rasgos de personalidad asociados a infracción vial: hostilidad, impulsividad y
búsqueda de sensaciones.
• Rasgos de personalidad asociados al error humano: ansiedad, activación y so-
ciabilidad.
Las características asociadas a la infracción penal forman parte de un bajo autocontrol del
delincuente según manifestó Gottfredson y Hirschi en su Teoría del Autocontrol (1990); en
síntesis, las personas que carecen de autocontrol tenderán a ser impulsivas, insensibles,
físicas (en oposición a mentales), buscadoras de riesgo, imprevisoras y no verbales, y
tenderán por tanto a implicarse en actividades delictivas y similares24.
Y podríamos considerar un “alto autocontrol” a las personas que se ven involucradas en
delitos contra la seguridad vial y sus consecuencias (siniestros viales) por la comisión de
algún error que lo haya producido; y aquí entra de lleno lo que estableció Günther Kaiser,
“en el tráfico viario todo conductor está próximo a la situación delictiva, cualquiera es un
delincuente potencial, la línea entre delito o no es muy próxima, la cual se puede cruzar
en cualquier instante”.
R. P. ASOCIADOS R. P. ASOCIADOS
A INFRACCIÓN AL ERROR
VIAL HUMANO
HOSTILIDAD ANSIEDAD
IMPULSIVIDAD ACTIVACIÓN
BÚSQUEDA DE SOCIABILIDAD
SENSACIONES
BAJO ALTO
AUTOCONTROL AUTOCONTROL
PREVENCIÓN VIAL
La prevención equivale a disuadir al infractor potencial de los delitos contra la seguridad
vial con la amenaza del castigo, y guiarle por un camino en el cual tiene que seguir una tra-
yectoria correcta sin incumplir ninguna norma establecida en las leyes de la seguridad vial
y en las penales. En consecuencia, concibiendo la prevención criminal (eficacia preventiva
de la pena) y operando en el proceso motivacional del infractor (disuasión).
Es lo que se acostumbra a denominar “papel preventivo general del derecho penal”. Esta
es la aproximación típica y tópica del derecho penal frente a la delincuencia: la prevención
general.
Otros autores entienden también por prevención el efecto disuasorio mediato, indirecto,
perseguido a través de instrumentos no penales, que alteran el escenario criminal modi-
ficando alguno de los factores o elementos del mismo (espacio físico, diseño arquitectó-
nico y urbanístico, actitudes de las víctimas, efectividad y rendimiento del sistema legal,
etc.). Se pretende así poner trabas y obstáculos de todo tipo al autor en el proceso de
ejecución del plan criminal o desviarlo mediante una intervención selectiva en el escenario
del crimen que “encarece”, sin duda, los costes de este para el infractor, con el consi-
guiente efecto disuasorio.
Lo que a rasgos generales es un problema social, ya que la interacción con el fenómeno
circulatorio es un fenómeno de masas. Y esta prevención no interesa exclusivamente a
los poderes públicos, sino a todos, ya que los efectos de una mala prevención afecta a la
sociedad en general, y no tenemos más que ver todos los días las imprudencias cometi-
das en nuestras vías y los resultados lesivos de las mismas.
Se pueden distinguir tres grandes perspectivas en la prevención del delito, atendiendo
a las causas en que se origina y según se centre en la estructura, en la personalidad o
en la circunstancia (Pease, 1997). La primera apuesta por el cambio económico y so-
cial, la segunda por cambiar o reformar a los delincuentes y la tercera por intervenir en
las situaciones que propician el delito. De las tres, la que se centra en la estructura, se
descarta, ya que su aplicación no depende directamente de los problemas relacionados
con la delincuencia, sino de las normas y leyes dictadas por los Gobiernos. Por eso nos
centraremos en las dos siguientes y se reclasificarán en prevención primaria, secundaria
y terciaria. La primaria es la que se centra en las circunstancias del delito; la secundaria
intentará cambiar a las personas que se encuentran en los grupos de riesgo y la terciaria
está destinada exclusivamente a la población reclusa y/o penada, cuyo objetivo es evitar
la reincidencia. Y al final se añade la prevención situacional, creando estrategias enca-
minadas a la intervención de las variables físicas y sociales del ambiente con el objetivo
de alcanzar una reducción de la percepción de temor y de los índices de criminalidad en
la zona. Dichas estrategias se conforman por los aportes de varias disciplinas como el
urbanismo, la arquitectura, psicología y por supuesto la criminología. Por este medio es
como se busca la disminución de las oportunidades de delito, a través de la modificación
del entorno en que la sociedad vive, trabaja y se desarrolla.
En las políticas de seguridad vial se utilizará siempre como referencia las estrategias euro-
pea y española para el intervalo 2011-2020. Con el objetivo de minimizar la siniestralidad
vial, así como evitar lesiones de todo tipo, estos documentos constituyen una base fun-
damental para acometer proyectos e iniciativas que respondan a las exigencias sociales,
con el trasfondo de una participación multisectorial en una sinergia dirigida a reducir las
consecuencias de los siniestros viales.
La intervención sobre las distintas incidencias para evitar riesgos debe convertirse en una
prioridad que evalúe la repercusión social, en lo que respecta a protección de los usuarios,
definición de medidas y estrategias, y una contribución directa al cumplimiento normativo
general.
Las prioridades reflejadas en las Estrategias de Seguridad Vial se corresponden con las
siguientes:
1. Proteger a los usuarios más vulnerables, incluyendo niños, jóvenes, personas
mayores, peatones y ciclistas.
2. Potenciar una movilidad segura en la zona urbana.
3. Mejorar la seguridad de los motoristas.
4. Mejorar la seguridad en carreteras convencionales.
5. Mejorar la seguridad en los desplazamientos relacionados con el trabajo, tanto en
la empresa y empleados como en el transporte profesional.
6. Mejorar los comportamientos en relación al alcohol y velocidad en la conducción,
como factores de riesgo que acentúan las posibilidades de sufrir siniestros viales.
PREVENCIÓN PRIMARIA
Martin Bloon (1996) define la prevención primaria como “las acciones planteadas que
buscan prevenir un problema predecible, proteger un estado de salud o de funcionamien-
to adaptado ya existente, y promover algún objetivo de salud deseable. De este modo, la
prevención primaria implica esos tres elementos (prevención, protección y promoción)
dentro de una perspectiva sistémica donde cada elemento afecta y es afectado por los
otros”.
Podemos decir que la prevención primaria opera intrínsecamente de tres modos:
1. Tratando con problemas que pueden ceñirse en el futuro sobre la población objeto.
2. Con los recursos con los que tal población cuenta (los cuales pueden necesitar
protección).
3. Y desarrollando los recursos potenciales de los que pueden llegar a disponer
(promoción).
Bloom propone una “ecuación sistemática o ecológica” de la prevención primaria, en la
que establece que cada elemento en una situación dada está relacionado en última instan-
cia con todos los demás elementos, a menudo, de forma interactiva.
La evidencia de que la actitud social ante el riesgo es una clave fundamental para la segu-
ridad vial implica que los usuarios de las vías públicas han de ser socializados, formados y
educados de modo que adquieran hábitos socioviales responsables. Un comportamiento
vial seguro se manifiesta en un uso correcto de los vehículos, de las vías públicas y sobre
todo en una actitud social preventiva.
Las exigencias de prevención primaria suelen atenderse a través de estrategias de política
cultural, económica y social, cuyo objetivo último es dotar a los ciudadanos —como afirma
Luderssen— de capacidad social para superar de forma productiva eventuales conflictos.
Todo empieza por el conocimiento general del conductor de las medidas generales para
el control de las conductas que no respetan las normas de comportamiento, al ser res-
ponsables de los mandos de un vehículo a motor conoce los radares que, colocados
estratégicamente, controlan la velocidad inadecuada; controles de alcoholemia, de drogas,
de cinturones, de telefonía móvil, y que la vigilancia de los agentes, aunque de escasa pre-
sencia, pueden intervenir ante cualquier infracción que cometa. Ello le supone un factor
positivo para inhibir cualquier conducta infractora.
PREVENCIÓN SECUNDARIA
La llamada prevención secundaria, por su parte, actúa más tarde en términos etiológicos:
no cuando —ni donde— el conflicto criminal se produce o genera, sino cuando y donde
se manifiesta, cuando y donde se exterioriza. Opera a corto y medio plazo, y se orienta
selectivamente a actos concretos, particulares, sectores de la sociedad: aquellos grupos
y subgrupos que exhiben mayor riesgo de padecer o protagonizar el problema criminal.
La prevención secundaria se plasma en la política legislativa penal y en la acción policial,
fuertemente polarizada por los intereses de la prevención general.
En concreto, a las fuerzas y cuerpos de seguridad encargados de la vigilancia y control
del tráfico le corresponde:
• La intervención directa, en el caso de la prevención general.
• La colaboración y apoyo, en el caso de la prevención social.
• Y el asesoramiento y consejo, en la prevención situacional.
Programas de prevención policial, de control de medios de comunicación, de ordenación
urbana y utilización del diseño arquitectónico como instrumento de autoprotección, desa-
rrollados en barrios bajos, son ejemplos de “prevención secundaria”.
La prevención secundaria está dirigida a los infractores para que no vuelvan a cometer las
mismas u otras transgresiones, conocen las medidas de prevención general y también las
consecuencias de no respetar las normas, pero dado el grado de reincidencia, parece ser
que por sí solas no son todo lo efectivas que se desean y la tasa de reincidencia en infrac-
ciones en los delitos contra la seguridad vial y las infracciones administrativas derivadas
del tráfico son muy altas.
PREVENCIÓN TERCIARIA
La prevención terciaria, por último, tiene un destinatario perfectamente identificable: la
población reclusa, penada; y un objetivo preciso: evitar la reincidencia. Es, de las tres
modalidades de prevención, la de más acusado carácter punitivo. Y los programas reha-
bilitadores, resocializadores en que se concreta —muy alejados, por cierto, etiológica,
cronológica y espacialmente de las raíces últimas del problema criminal—, se llevan a
cabo en el propio ámbito penitenciario. La plena determinación y selectividad de la po-
blación destinataria de tales programas, así como los elevados índices de reincidencia
que se aprecian en ella, no compensan el déficit etiológico de la prevención terciaria, sus
insuperables carencias, dado que esta implica una intervención.
La penología en los últimos años intenta buscar una solución a esta prevención terciaria,
en términos generales la mayor parte de los delincuentes son reincidentes y, según auto-
res como Hirschi, la “esperanza de vida delictiva” de gran parte de los delincuentes son
hasta los 25 años, con lo que esta prevención puede llegar tarde a los penados.
Pero partiendo en contra de lo establecido por Hirschi con respecto a la edad, los delin-
cuentes viales no terminan su carrera delictiva a la edad que propuso, sino que empiezan
a esa edad a cometer los delitos contra la seguridad vial. Por eso, esta prevención es
muy importante para los penados en esta clase de delitos, en la que habría que hacer un
esfuerzo para que pudiese llegar a su fin. Habría que intentar reeducar a los penados, que
en algunos casos (a elección del mismo reo) puede realizar un taller de seguridad vial,
llamado TASEVAL, dentro de los trabajos en beneficio de la comunidad (que es realizado
por los condenados que tengan que cumplir 30 jornadas o menos de trabajo y que según
la Secretaría de Instituciones Penitenciarias son el 70 % del total de las condenas). Siendo
una buena manera de reeducar, y que desde la prevención habría que hacer que este ta-
ller fuese de obligado cumplimiento para todos los penados en materia de seguridad vial,
independientemente de la condena que se le estableciese por el delito cometido.
PREVENCIÓN SITUACIONAL
La prevención situacional del delito o prevención medioambiental sigue los postulados de
la Escuela de Chicago, en lo que pretende eliminar los objetivos más fáciles, o hacer más
reales las consecuencias negativas de la delincuencia, centrándose más en los factores
y circunstancias inmediatas que en la propia intención de la persona en delinquir. Por lo
tanto, se centra en el ambiente para el delito más que en aquellos que cometen los actos
criminales. Busca prevenir la ocurrencia del delito más que de detectar y sancionar a los
delincuentes. Busca no tanto eliminar las tendencias criminales o delincuenciales a tra-
vés del mejoramiento de la sociedad o sus instituciones, sino meramente trata de hacer
la acción criminal menos atractiva para los delincuentes. Esta prevención es aplicable a
cada tipo de delito, y no solamente al delito “oportunista” o relacionado con la adquisición
de objetos, sino inclusive a delitos más calculados o profundamente motivados. Ya sean
delitos cuidadosamente planeados o motorizados por el odio o la ira, están fuertemente
afectados por contingencias situacionales (Tedeschi y Felson, 1994).
Hough25, en 1998, define la prevención situacional como:
a) Estrategias dirigidas a enfrentar un patrón específico de delitos.
b) Estas involucran el manejo, diseño y manipulación del medio ambiente inmediato
en el que estos delitos ocurren.
c) El objetivo de estas estrategias es reducir la oportunidad que permite que estos
delitos se ejecuten.
d) Buscan aumentar el esfuerzo vinculado a la comisión de un delito, dificultando la
obtención del blanco delictivo, como por ejemplo con la utilización de candados u
otras medidas de endurecimiento de blanco, que dificulten el paso del delincuente.
e) Buscan aumentar el riesgo, real o percibido, de detección o aprehensión del de-
lincuente, tales como la colocación de cámaras de vigilancia en sectores de riesgo
y mayor intensidad de iluminación.
f) Persiguen reducir la recompensa de cometer el delito, como por ejemplo desin-
centivar el uso de especies de valor en los peatones que transitan en la vía pública.
Centrada en el siguiente marco teórico general:
1. Una base teórica deudora principalmente de la teoría de actividades rutinarias, la
teoría de la acción racional y la teoría del control.
2. Una metodología estándar basada en el paradigma de la investigación de acción.
(Action Research).
3. Un conjunto de técnicas de reducción de la oportunidad.
4. Un conjunto de prácticas evaluadas que incluyen estudios sobre el desplazamiento.
25. Hough, Mike y Nick Tilly (1998). “Getting the Grease to the Squeaks. Research Lessons for Crime Prevention”. En:
Crime Detection and Prevention Series, 85. Home Office, Londres.
Las teorías ecológicas aseguran que el ambiente y el diseño del espacio urbano (en nues-
tro caso la forma de las calles, de un carril o dos, más o menos anchos, estacionamientos,
la información que aportan, etc.) pueden tener influencia decisiva en el comportamiento
humano y, por ende, en la criminalidad. La criminología ambiental se ocupa de estudiar si
los factores ambientales como el espacio, la estructura del escenario, el calor, el frío, el
ruido, el hacinamiento, la congestión, retenciones, etc. nos influyen a la hora de cometer
un delito o de vernos involucrado en un siniestro vial. Y gracias a esto, podemos aplicar
la prevención situacional.
Existen tres principales teorías que fundamentar a la prevención situacional del delito:
1. Teoría de la “Elección Racional”, que expone que el individuo delinque en razón a
un modelo económico de costo-beneficio, significa que el delito es una elección
que el delincuente en potencia tiene entre una serie de alternativas posibles a
partir de un cálculo racional en el que se considera las ventajas y desventajas en
cada una de las opciones.
2. Teoría de la “Actividad Rutinaria”, que pretende dar una explicación causal de la
conducta antisocial en correlación con los objetos ubicados en tiempo y espacio
de los individuos, por lo general en este caso los sujetos activos del delito estu-
dian y analizan la dinámica que sus víctimas realizan a diario, por ejemplo: analizar
la ruta que utiliza la víctima para trasladarse desde su casa a su trabajo.
3. Teoría del “Diseño Ambiental”, que nos indica que el diseño urbano influye facili-
tando o desalentando la criminalidad, así como que el diseño arquitectónico puede
permitir o dificultar procesos de interacción comunitaria que redunden en la pre-
vención del delito. Por ejemplo: un fraccionamiento diseñado como condominio
privado con muros perimetrales y solo un acceso principal que pueda ser contro-
lado fácilmente, disminuye la posibilidad de que posibles agresores ingresen a la
comunidad sin ser detectados, lo que desalienta la actividad antisocial.
Clarke, en 1997, estableció que algunas de las causas del delito pueden ser explicadas a
partir de las oportunidades existentes en el ambiente y su entorno.
Siguiendo a Wortley y Mazerolle (2008), las premisas de esta perspectiva ambiental las
podemos resumir en tres puntos:
• La influencia del ambiente en la conducta delictiva.
• La no aleatoriedad de la distribución espacio-temporal.
• Y la utilidad de los elementos anteriores en el control y prevención del delito.
Pese a la importancia y repercusiones que tienen los delitos contra la seguridad vial, la
delincuencia viaria se considera como un grupo independiente de delitos a causa de sus
específicos modos de comisión y las razones de su nacimiento (Kaiser, 1970).
Alice Coleman en su obra titulada Utopia on trial (1994) establece dos posiciones clara-
mente distintas y extremas en cuanto a los estudios de los espacios, que son:
26. Según estudio realizado por National Highway Traffic Safety Administration, en 1979.
28. El acrónimo original de este modelo es SARA (Scanning, Analysis, Response and Assement) de John Eck y Hill
Spelman.
La prevención Realizar
Problemas Eliminar las resulta más investigaciones, Identificar los
específicos causas de los eficaz que la acciones prácticas problemas que
persistentes problemas imposición y específicas requieren atención
de la ley (BASE)
Siguiendo los pasos anteriormente expuestos, se intentará conseguir poner fin al proble-
ma de estudio, que como bien se ha dicho tiene que ser un problema concreto, específico,
ya que para disminuir la siniestralidad vial conllevará la aplicación de infinidad de trata-
mientos de problemas individualmente, intentando ir de lo particular a lo general.
La visión del criminólogo-analista en seguridad vial es esencial por sus especiales ca-
racterísticas de la visión multidisciplinar de la ciencia y aplicarla de una forma objetiva
y científica para la reducción de los siniestros viales, poniendo en marcha medidas de
prevención, tanto para el delincuente como para la víctima, y en base a la criminología
ambiental, aplicar medidas en las vías para convertirlas en espacios crimífugos, que son
aquellos diseños urbanos que, por sus especiales características físicas, inhiban y disua-
dan, o cuando menos disminuyan, la probabilidad de que sea cometido un delito.
INTRODUCCIÓN
El criminal en serie no es un término producto del siglo XXI, a través de la historia del
ser humano se han presentado manifestaciones criminales que, si bien no han sido nom-
brados o señalados en su momento como un comportamiento en serie, sin duda podrían
ser incluidos en nuestros tiempos como tales por su relación tan estrecha a lo que hoy
se denomina comportamiento en serie (Ressler y Douglas,1988). Desde el caso de Peter
Kurten, en 1929 en Düsseldorf (Alemania), hasta el caso reciente de Samuel Little, de-
tenido en el año 2012 en Kentucky (Estados Unidos) por la vinculación con cerca de 90
homicidios (34 ya confirmados con evidencia probatoria) cometidos contra mujeres entre
los años 1970 y 2005; sin dejar de mencionar el caso de destripador de Whitechapel, en
1888 y que sin duda puede ser citado como el primer caso documentado y señalado como
un comportamiento homicida en serie.
Estos casos, sumados a muchos más cometidos a través de los tiempos y en diferentes
partes del mundo, han dejado a su paso consecuencias fatales y laceración emocional en
la comunidad mundial. Los especialistas del comportamiento en serie han realizado dife-
rentes tipos de clasificaciones del comportamiento sistemático o serial, tomando como
referencias principales el motivo y el modus operandi; independiente a su clasificación, lo
que no nos deja lugar a dudas es que el asesino en serie sádico sexual es lastimosamente
el que mayor repetición de su comportamiento se investiga.
Fue en 1986 cuando el coronel Robert K. Ressler y el investigador John Douglas del
FBI propusieron la clasificación de este tipo de crímenes, tomando como base central el
número de víctimas, la tipología y su manera de abordarlas (Douglas y Munn, 1992), sin
embargo el término serienmörder fue utilizado por primera vez en 1931 por el psiquíatra
alemán Karl Berg, en el caso de Peter Kurten, y en la época moderna la comunidad cientí-
fica ha sumado nuevos elementos a considerar para vincular indicios de comportamiento;
además de las evidencias físicas, estos indicios comportamentales son lo que denomi-
nados en la perfilación criminal moderna como las piedras angulares de la criminología
aplicada a lo forense, el modus operandi.
Un punto que debemos agregar es “la normalidad social” con la que se desenvuelven en
la actualidad los criminales en serie; es decir, muchos de los rasgos de personalidad de un
sujeto que realiza crímenes en serie son tan habituales que no permiten levantar sospecha
alguna de ellos, la habilidad de relacionarse, de convencimiento o de visitar lugares donde
existan víctimas potenciales.
Los seguidores de la escuela del FBI que explica el comportamiento criminal han adoptado
esta definición al referirse a los casos en serie: “Es el homicidio de dos o más personas
en distintos lugares y tiempos, donde el autor del crimen tiene un lapso de enfriamiento
emocional entre cada homicidio y otro; buscando en todos una satisfacción psicológica”.
MOTIVO
Lo podemos definir como las necesidades impelentes en el campo emocional, psicológico
o material, y que se satisface al convertirlo en comportamiento. El motivo es un com-
ponente (junto al modus operandi) que siempre estará presente en las manifestaciones
criminales, es el motivo el que nos ayudará a establecer la etiología del comportamiento
a investigar. La determinación del motivo no se hace directamente, no es posible leer la
mente del criminal como históricamente nos han hecho creer, no necesitamos meternos
en su mente porque es imposible habitarla, debemos interpretar los comportamientos y
las manifestaciones objetivas que se dan en la escena del crimen; como especialistas en
ciencias del comportamiento humano tenemos la obligación de saber que todos los com-
portamientos tienen un motivo y el comportamiento en un criminal no es la excepción.
La determinación del motivo no tiene que ser hecha de manera inmediata y directa en la
escena del crimen, porque los motivos pueden tener una doble forma de presentación;
en algunos casos este motivo está claro al iniciar la investigación y puede ser identificado
de manera rápida, pero en otros casos la evidencia inicial es totalmente nula, por lo tanto
requerimos de una investigación profunda de la víctima, de la escena del crimen y de los
objetos relevantes para la investigación adecuada.
Establecer el motivo detrás del crimen nos provee de avances significativos para la in-
vestigación y la prevención futura de nuevos casos criminales; estos avances incluyen lo
siguiente, pero no están limitados solo a esto:
• Reduce la lista de sospechosos, al indicar un motivo en particular como fuente
activadora.
• Puede ser útil para la investigación como una manera de ligar con otros casos
donde se haya identificado el motivo; y con evidencia forense probatoria estable-
cer el vínculo.
• Al unirse con evidencia específica, el motivo puede ofrecer datos relevantes para
obtener la identidad del agresor.
• Después del análisis motivacional y el análisis de evidencia física, puede darnos
información del estado mental del sujeto en el momento de su acción criminal.
MODUS OPERANDI
Significa manera de actuar, y esto se describe en el legajo correspondiente a cada cri-
minal. Estos legajos se clasifican y almacenan en un sistema, de manera que ayuden a
relacionar un crimen con determinado criminal o, como es el caso que nos ocupa, una
serie de crímenes cometidos por un sujeto que aún no ha sido identificado. La manera de
aprovechar el modus operandi fue descubierta a principios de XX por el jefe policíaco Sir
Llewellyn Atcherley, en Yorkshire (Inglaterra). Scotland Yard y otras policías de Inglaterra
emplean una modificación del sistema de Atcherley, la policía inglesa comenta haber
obtenido un éxito considerable en el sistema de tomar en cuenta el modus operandi, y
reconoce que ha sido un instrumento muy útil para la investigación.
El método de identificar por medio del modus operandi fue introducido en Estados Uni-
dos por August Vollmer cuando era jefe de policía en Berkeley, estado de California. Las
modificaciones de Vollmer y otras que se han hecho al sistema original de Atcherley han
sido utilizadas por un buen número de organizaciones del mundo con gran éxito; de he-
cho, el éxito de este sistema es dependiente directo de la habilidad de los investigadores
y de la persona que funja como analista de la información. Los investigadores deberán
ser capaces de descubrir y dar cuenta de métodos y hechos esenciales para la correcta
clasificación del delito; y el analista deberá ser capaz de clasificar los datos que obtenga y
compararlos con los ya existentes.
Hans Gross en 1924 definió el modus operandi como la manera en la que un crimen se
ha cometido, y se refiere a las acciones y conductas encaminadas a cometer el crimen;
por su parte, John Douglas en 2006 las definió como las acciones llevadas a cabo por el
agresor durante la comisión del crimen; para el autor del capítulo el modus operandi es un
comportamiento aprendido y se caracteriza por ser dinámico, es decir cambiante según el
criminal vaya avanzando en su carrera criminal y se da cuenta de que una acción o técnica
funciona mejor para él que otra.
En términos generales, toda investigación criminal tiene como objetivo dar respuesta a
las preguntas de la investigación. Estas son qué, quién, cómo, cuándo, dónde, con qué y
por qué. El modus operandi (MO) está envuelto en la pregunta del cómo: cómo el agresor
comete el crimen y los pasos que siguió para cometer el delito con éxito.
El modus operandi del agresor es un aspecto fundamental de su ataque y de sus métodos
utilizados que, por lo general, cumplen con estos requisitos:
1. Para asegurar el éxito en el delito.
2. Para proteger su identidad.
3. Para facilitar la huida.
Actos de precaución
Los actos de precaución también son conocidos como “conciencia forense” en el ámbi-
to de la criminología, son acciones que realiza el agresor, antes, durante o después del
FIRMA
Son las acciones que realiza el criminal en la escena del crimen o con la víctima, y que
no sirven para cometer el crimen, proteger la identidad o favorecer la huida del lugar;
son actos materialmente innecesarios. Como vimos con antelación, el modus operandi
se compone de las acciones que requiere el agresor para cometer su acción; remover
o destruir evidencias, o alterar las apariencias o la selección de sitios. La firma describe
cualquier cosa que el agresor realice y que no sea necesaria para completar el delito,
como por ejemplo llamar por un nombre distinto a la víctima, obligarla a leer algún guion
que el mismo ha preparado o que la fuerce a utilizar determinada ropa, debido a esto la
firma del agresor entra en el campo de las necesidades emocionales y psicológicas.
Los elementos importantes a tener en cuenta para identificar la firma en la investigación
son los siguientes:
• Tomarse un tiempo extra para completar la conducta criminal.
• Actos innecesarios.
• Incluye una necesidad emocional.
• Involucra actos de expresión de fantasía.
Los crímenes que comenten las personas son una consecuencia y resultado de diferentes
influencias. Además de las necesidades psicológicas y emocionales, su firma debe ser
bastante distintiva y puede ser de gran apoyo para el investigador encontrar la diferencia
entre los distintos agresores que cometen diferentes tipos de crímenes.
Un punto común de confusión en la actualidad es que la firma es la mejor manera de
conectar crímenes en serie, no se puede utilizar solo este criterio para sugerir que una
serie de crímenes sea el trabajo de un solo agresor, pero lo que sí podemos inferir es
la existencia de indicios comportamentales y la posibilidad de vinculación, esto significa
que el análisis de la firma no se centra en determinada o particular evidencia, sino en un
conjunto de puntos de evaluación, aunque en el campo laboral todavía algunos creen que
es solo la firma la que nos llevará al agresor.
• Principio de identidad de casos: Este principio indica que debemos evitar las ge-
neralidades en la investigación de los casos, debido a que cada investigación tiene
sus propios motivos, su propio modus operandi y produce sus propias evidencias,
físicas o de comportamiento.
• Principio de la dinámica conductual: Este principio indica que las conductas son
dinámicas, cambiantes y debido a ello se debe analizar el contexto en el que se
presentan.
• Principio de la secuencia conductual: Este principio indica que la conducta plas-
mada en la escena del crimen tiene un orden; establece que a lo que observamos
en nuestro análisis primario, le antecede una manifestación y también una acción
criminal postcrimen.
• Principio de la reconstrucción de hechos: Este principio parte de la criminalís-
tica aplicada al campo y es un complemento fundamental para la detección de
conductas en la escena del crimen; además, indica la importancia de realizar,
fundamentado en la evidencia física y de comportamientos, una reconstrucción
del hecho investigado que apoye la teoría del caso.
PROTOCOLO DE INTERVENCIÓN
Fase I: Recopilación de datos
La primera fase del método consiste en la recopilación de todos los datos posibles sobre
el hecho investigado, partiendo desde la hora del aviso, el primer oficial en llegar, los da-
tos preliminares de la víctima y los primeros indicios físicos y conductuales del caso. Es
condición necesaria que la información recolectada sea lo más objetiva posible; debemos
recordar que la calidad de un perfil criminal está directamente relacionada con la evidencia
que se analice y la fiabilidad que proporcione a la investigación.
características se han detectado tres que merecen la atención y se denominan las carac-
terísticas “problema”, debido a lo complejo no solo de su inclusión, sino también a su
comprobación: la edad del agresor, el sexo y su inteligencia. Las dos primeras no deben
ser establecidas si no son acompañadas de evidencia física concluyente; y la tercera de-
bería quedar siempre de lado de cualquier perfil criminal objetivo, por la naturaleza de su
origen. Esta fase nos proporcionará información importante en los siguientes campos; sin
embargo, no debe ser limitativo.
• Evidencia de habilidad criminal.
• Conocimiento de la víctima.
• Conocimiento de la escena del crimen.
• Conocimiento de métodos y materiales.
Víctima II
El sábado 31 de julio de 2008 muere un hombre en la sala del hospital civil a las 10:30 de
la mañana; la víctima había sido trasladado con heridas de cuchillo en su cuello y región
pectoral, además de hematomas en la zona de su rostro. El cuerpo lesionado fue auxiliado
por una pareja de jóvenes que pasaban en su automóvil en las calles Cristóbal Colón y Ma-
nuel Doblado, alrededor de las 4 de la mañana. Este hombre de 48 años vivía solo en un
pequeño apartamento ubicado en el cruce de las calles antes mencionadas, se dedicaba
a trabajar en una tienda de licores de la zona centro y, a pesar de ser discreto en su vida
sexual (de acuerdo a la investigación para elaborar el perfil de la víctima), se sabía que
buscaba parejas sexuales ocasionales a cambio de una retribución monetaria, sobre todo
hombres jóvenes, era común que le visitaran en su trabajo.
Víctima III
El domingo 19 de octubre de 2008 se localiza el cuerpo de un hombre de 48 a 50 años
sobre la calle Tlaxcala cruce con Manuel Doblado. La primera presencia policial se da alre-
dedor de las 6:00 a.m., cuando los transeúntes observan el cuerpo de la víctima junto a un
contenedor de basura. De acuerdo a los primeros informes, se estiman de 2 a 4 horas tras
haber fallecido; la víctima es identificada por vecinos, que indican que se dedicada a lavar
y cuidar automóviles por la noche en la zona de bares, era frecuente su estado etílico y
también su gusto por los jóvenes, buscaba en la zona el servicio de quienes se dedicaban
a ello, y se citaban en algún hotel. La víctima presentaba heridas cortantes en la región
supra ciliar derecha, heridas cortantes en tabique nasal, aumento de volumen en ambos
ojos y una herida cortante en la zona abdominal, sus pertenencias estaban íntegras y no
existen indicios de actividad sexual, permitida ni forzada.
Víctima IV
El domingo 25 de enero de 2009 en el interior de una vivienda ubicada en la calle Fran-
cisco Villa y Bulevar Norzagaray se localiza el cuerpo de un hombre de aproximadamente
40 años en la habitación y sobre el suelo; el cuerpo de la víctima se localizó debajo de un
colchón, la víctima estaba en posición decúbito dorsal, presenta una camisa que le cubre
el rostro (en la zona de ojos y cabello) y una pañoleta que le cubre nariz y boca, presenta
una herida cortante en la cara lateral izquierda de su cuello, sus brazos están atados con
unas cintas de bota hacia la parte de su espalda, y sus piernas presentan cinta adhesiva
de color canela que lo inmoviliza en la parte de sus tobillos. El cuerpo presenta invasión de
fauna cadavérica, está ya iniciando el estado de descomposición y se le estiman al menos
48 horas desde la muerte. Frente al cuerpo de la víctima estaba un ventilador de color
blanco encendido (a pesar de ser invierno y tener una temperatura ambiente de 3 grados
centígrados) y se señala como indicio una fregona húmeda y se fijan fotográficamente
limpieza de manchas de sangre, que salen positivas después de la aplicación del luminol.
Sobre una cama se localiza un cuello de botella fragmentada y con rastros de hemático,
un recipiente de tinta color negro para zapatos y tape de color canela, en la segunda ha-
bitación se localiza una leyenda escrita sobre la pared con tinta negra para calzado que
dice lo siguiente:
“...gusano será víctima # 5... 4.20... adiós mundo cruel...”
La víctima era un hombre que vivía solo y que trabajaba en un bar gay de la zona como ca-
marero, su vida sexual era impersonal y con gustos sexuales por los varones, a diferencia
de las otras víctimas no existe información de que pagara por servicios sexuales, tampoco
indicios de robo o acceso forzado al domicilio, además de evidencia de convivencia.
Víctima V
El último caso documentado se presenta el miércoles 18 de febrero de 2009 en el inte-
rior de una vivienda, se recibe un aviso en la Policía local para acudir como analistas de
la escena del crimen a las calles Lerdo de Tejada y Cristóbal Colón en la zona centro de
la ciudad; en el interior de la vivienda se localiza el cuerpo de un hombre con una edad
estimada entre los 45 y 50 años, debajo de un colchón y en una posición ventral la cama;
el hombre, completamente vestido, presenta heridas cortantes en la cara lateral del lado
izquierdo de su cuello, el lugar presenta un acceso íntegro (no hay daño en la chapa) y en
el interior se observa demasiado movimiento de muebles, las pertenencias de la víctima
no están con él. La víctima trabajaba en la zona centro cuidando y lavando automóviles,
vivía solo desde hacía más de 5 años, era conocido por solicitar servicios sexuales con
los jóvenes de la zona a cambio de un pago en efectivo.
INTRODUCCIÓN
La criminología, como ciencia social interdisciplinar, se encarga del estudio empírico de la
conducta delictiva y de la reacción de la sociedad frente al delito, es decir, estudia el delito
como fenómeno social, basándose en el estudio y observación del delincuente, la víctima
y el control social. Su finalidad es proporcionar un análisis de la situación criminal con el
objetivo de prevenir futuros delitos.
Si hablamos de terrorismo, existen pocas cosas que puedan crear actualmente tanta
inseguridad y miedo en la sociedad. El fenómeno del terrorismo no es, para nada, una
novedad, pero sí es una de las mayores preocupaciones tanto de los ciudadanos como
de los distintos Gobiernos e instituciones gubernamentales. Ahí es donde, como criminó-
logos expertos en prevención, debemos de contribuir a diseñar una prevención contra el
terrorismo en paralelo con las diversas instituciones y Estados.
En España, hemos tenido durante más de cuatro décadas nuestro propio terrorismo inter-
no, el terrorismo de ETA, que perseguía la independencia del País Vasco. Un terrorismo
dirigido, sobre todo, contra miembros de los cuerpos de seguridad, Fuerzas Armadas, car-
gos políticos, empresarios y periodistas; el ciudadano de a pie no era la “diana” preferida
por los terroristas, a pesar de los muchos civiles asesinados durante los más de cuarenta
años de conflicto. Pero, con el nuevo terrorismo que ha surgido, el denominado terroris-
mo de etiología yihadista, las alarmas de preocupación se han encendido en la población
civil. Los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid (11-M) y los posteriores en Lon-
dres, París, Niza, Manchester, o los atentados de Cataluña en agosto de 2017, han puesto
en evidencia una preocupación mayor en la sociedad, por ser atentados indiscriminados
contra la población en suelo occidental.
Pero ¿cómo ha llegado este terrorismo de etiología yihadista hasta nosotros? Para cono-
cer el actual terrorismo, debemos analizar la evolución desde el siglo XIX debido a que la
extensión del tema es bastante significativa. Además, es a partir de este siglo cuando se
produce una serie de hechos relevantes para poder entender el actual terrorismo yihadis-
ta. Desde esta fecha hasta la actualidad, la evolución de terrorismo ha pasado por cuatro
fases muy bien diferenciadas.
La primera de ellas se sitúa desde la segunda mitad del siglo XIX hasta principios del
siglo XX de la mano del terrorismo de carácter anarquista, global y, quizás, en muchas
ocasiones, en complot con el nacionalismo. Fueron las épocas de los asesinatos del zar
ruso Alejandro II (1881), del presidente del Consejo de Ministros español Antonio Cánovas
del Castillo (1897) o del presidente de los Estados Unidos William McKinley (1901), por
citar algunos ejemplos. Esta fase se caracteriza porque el terrorismo anarquista es trans-
nacional e internacional. Sus actos terroristas eran indiscriminados y sus ejecuciones pre-
ferentes eran los magnicidios, para que los efectos de sus actos fueran aún más letales.
Una segunda fase que avanza desde el primer cuarto del siglo XX hasta pasada la Segunda
Guerra Mundial. Este periodo se caracteriza porque sigue teniendo un gran peso el anar-
quismo, pero desde el punto de vista del anticolonialismo. La Unión Soviética de Stalin o
la Alemania nazi realiza fuerte represalia contra estos grupos terroristas. Además, es un
periodo en el que los atentados se producen primero en Occidente y se extienden, con
posterioridad, a Asia, Medio Oriente y África, siempre vistos desde el prisma del antico-
lonialismo anteriormente citado. Uno de los hechos más luctuosos de esta etapa fue la
Matanza de Hebrón, que sucedió bajo el mandato británico de Palestina, o los atentados
de los Hermanos Musulmanes en Medio Oriente. La particularidad de esta fase es la per-
sonalización como objetivo justificado a todo aquel que no participaba en la lucha antico-
lonial, es decir, se identificó por primera vez como blanco a la población civil en general,
como medio de influencia de los fines de las corrientes anticoloniales.
La tercera fase viene caracterizada por una fuerte presencia terrorista en Europa Occiden-
tal, América y Japón. Es conocida como la etapa de la Guerra Fría. Es la fase en la que
aparece Euskadi Ta Askatasuna (ETA), organización separatista nacionalista vasca que,
como hemos indicado antes, persigue la independencia del País Vasco. Durante décadas,
ETA siembra el terror y el caos con diversos atentados, algunos de los más cruentos e
impactantes son el asesinato en 1973 del presidente del Gobierno español y futuro su-
cesor de Franco, el almirante Luis Carrero Blanco; el atentado de la Plaza de la República
Dominicana en 1986, con doce víctimas mortales; además, se debe señalar el atentado
“Hipercor” en 1987, con veintiuna víctimas mortales o, el secuestro, y posterior asesinato,
del joven concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco.
También se puede destacar de esta tercera fase, en Irlanda, el Ejército Republicano Irlan-
dés Provisional (IRA, 1969), también nacionalista. Causó estragos luchando “en las calles”
contra el Ejército Republicano Irlandés Oficial. Uno de sus mayores atentados se produjo
el 21 de julio de 1972, con nueve fallecidos y más de ciento treinta heridos. En América,
el Frente de Liberación de Quebec (sin fecha definida de creación) luchó por la indepen-
dencia de Quebec mediante atentados, secuestros y asesinatos contra toda la sociedad.
En Colombia, nace el Ejército de Liberación Nacional (ELN, 1964) y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC, 1964). Y, por último, respecto a Japón, citamos al
Ejército Rojo (1971), que cometió distintos ataques tanto en Asia como en Oriente Medio
tras asociarse con el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).
La cuarta y última fase comienza a finales de los años ochenta y abarca hasta la actualidad;
es la que podríamos denominar etapa islámica, caracterizada por adquirir una dimensión
más internacional y que surge a raíz de las tensiones habidas en Oriente Medio con gru-
pos radicales que empiezan a atentar, sobre todo, a objetivos estadounidenses e israelíes.
En sus inicios, dieron lugar a atentados muy cruentos en embajadas, aeropuertos, avio-
nes, etc., donde destacamos el secuestro, y posterior derribo por una bomba a bordo, del
vuelo comercial 103 de American World Airways, que cayó sobre la ciudad de Lockerbie
en 1988 con 270 personas fallecidas; o el atentado del World Trade Center en 1993, con
seis fallecidos y más de mil heridos. Pese a que los hechos indicados son en suelo bri-
tánico y norteamericano, no debemos olvidar la fuerte presencia islámica, también, en
determinadas zonas de India y Filipinas.
El terrorismo internacional llegó a su máxima inflexión en esta fase con los atentados del
11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos; ese día cambió el mundo y cambió la forma
de enfrentarse al nuevo terrorismo de corte islamista. Con el ataque a las Torres Gemelas,
el grupo terrorista Al Qaeda, liderado por Osama Bin Laden, consiguió dos cosas esencia-
les: por un lado, sembró el terror (más de tres mil muertos y más del doble de heridos)
y, por otro lado, logró la primera campaña publicitaria en directo dirigida al mundo entero.
Desde ese día, en todos los rincones del planeta se supo quién era Al Qaeda, y qué reivin-
dicaba. El 11-S cambió la forma de enfrentarse al terrorismo, un terrorismo caracterizado
por ser trasnacional. Aunque posteriormente llegarían otras barbaries terroristas de Al
Qaeda, esas no son de objeto de estudio en este trabajo de investigación, ya que nuestro
objetivo es analizar el terrorismo yihadista del Dáesh.
En España, como se ha citado anteriormente, el 11 de marzo de 2004 sufrimos el atentado
terrorista más grave de la historia de nuestro país, mediante una serie de atentados terro-
ristas llevados a cabo por una célula de corte yihadista. Diez explosiones casi simultáneas
en cuatro trenes de la red de cercanías de la Comunidad de Madrid dejaron la cifra de 193
víctimas mortales y la friolera cifra de casi dos mil heridos. Más recientemente hemos
tenido los atentados de Cataluña, en agosto de 2017.
Igualmente, no debemos olvidar que hay territorios en donde la crueldad terrorista ame-
naza casi a diario a países como Siria, Iraq o Afganistán, en conflicto bélico permanente
durante años, siendo significativos grupos como Daésh, Al Qaeda en la Península Arábiga,
AQAP, Talibán, Frente Al Nusra o los Huthis, por citar algunos grupos con amplia actividad.
1. La delincuencia violenta incluye aquellas actividades violentas de la vida diaria que se recogen en el Código Penal
como el homicidio y sus formas, las lesiones, las amenazas y coacciones, etc. Insertados en la delincuencia violenta,
existen dos tipos de actos: los actos de violencia expresiva y los actos de violencia instrumental.
la sociedad. Es una narrativa sangrienta que no llega a destruir tanto como a desprestigiar.
El terrorismo va más allá de la violencia: es política con utilización de la violencia en be-
neficio de un proyecto político. Resulta incuestionable la relación tan estrecha que existe
entre terrorismo y política; de manera que el terrorismo es, por muy ilegítimo que resulte,
una herramienta más de la política. Aunque la violencia es intrínseca al terrorismo, este no
incluye solo violencia. De hecho, lo más importante del terrorismo no es la violencia sino
su discurso. Es por esta razón que el terrorismo modula la violencia atacando los núcleos
de la sociedad para su transformación. El atentado atrae el foco sobre la narrativa, la dota
de visibilidad y expande sus ideas. Hace pedagogía conmocionando para convocar a la
audiencia y plantear el debate, fijar sus ideales e imponer las palabras con las que ha de
realizarse.
Narrar es seducir, describir la realidad desde un punto de vista subjetivo. Es decir, los
discursos narrativos son emociones presentadas racionalmente. Una narrativa es la se-
lección de hechos que conduce a un ideal preestablecido. No es un hecho neutral ni ob-
jetivo. Es un acto creativo y volitivo que incorpora elementos racionales e irracionales, un
nexo entre lo táctico y lo explícito. Es decir, narrativa es un mecanismo de construcción
de identidad, una herramienta de socialización. Y es que las narrativas no describen la
realidad, sino que la crean, generando el espacio ético necesario para la violencia (Freund,
1987). La narrativa es un poder, una herramienta de persuasión política muy difícil de
desactivar, precisamente por su carácter de no ser racional. Si existe un elemento carac-
terístico de las narrativas es la gestión de los silencios: el acento que pone sobre algunos
aspectos y las sombras en que sume a otros. Las narrativas llevan consigo la capacidad
para enfatizar lo importante y su perspectiva.
El terrorismo se configura como un acto de provocación que pretende la denuncia y el
cambio de roles, lo cual no es difícil porque la lógica del proceso no es lineal, sino dia-
léctica, una lógica de transformación. El terrorista se presenta como un amante de la paz
inevitablemente impulsado a la acción, mientras el Estado, del que solo se visualizan sus
atribuciones coercitivas, es presentado como represor (Aznar, 2013).
extremismo violento y los conflictos que este invoca para justificar su existencia. En este
tipo de contranarrativas, la palabra será el elemento fundamental sobre el que recaerá este
tipo de discursos. Así, el relato transmitido a través de los representantes gubernamen-
tales no deberá presentar inexactitudes en función de quién sea su narrador. Al respecto,
los Gobiernos deberán centrar su atención en coordinar el mensaje que transmiten a la
ciudadanía. Será esencial que la narrativa del Gobierno sobre el extremismo violento sea
coherente con las acciones que el ejecutivo emprenda para neutralizar su capacidad ope-
rativa. Por tanto, la claridad expositiva, la veracidad y la transparencia del mensaje cons-
tituirán los elementos fundamentales de la comunicación estratégica (Miravitllas, 2015).
Las narrativas alternativas son conjuntos de historias que forman un relato alternativo al
planteado por las narrativas extremistas violentas, cuyo objetivo es reducir la legitimidad
del discurso violento incrementando la aceptación de un segundo que se presenta como
alternativa. En relación con los relatos alternativos, los narradores de estos pueden tener
perfiles muy variados, desde la ciudadanía de base a expertos, autoridades religiosas y
personajes públicos, pasando por periodistas. La credibilidad se configura como factor
decisivo en la narración de este tipo de discursos. La aptitud técnica para conducirlo se
puede adquirir mediante formación específica a corto plazo, cuestión sobre la que ya
trabajan algunos Gobiernos. Otras capacidades, como el liderazgo, el prestigio social o la
notoriedad, constituyen un requisito previo indispensable. Por ejemplo, si se considera la
narrativa extremista de carácter violento del radicalismo islamista, los jóvenes musulma-
nes residentes en Estados occidentales tendrían un papel clave como propagadores de
un relato alternativo que se apoyase en la existencia de alternativas a la yihad tal y como
la entienden los extremistas. Al respecto, los centros de acogida supondrían un perfecto
agente preventivo a medio plazo. Al identificar la siguiente generación de líderes comuni-
tarios, la Administración puede tratar de sensibilizarlos para que tomen consciencia de la
importancia de hacer frente al extremismo violento (Miravitllas, 2015).
Por último, las narrativas de choque pretenden reducir el grado de aceptación de una
narrativa extremista violenta entrando en conflicto directo con su sistema de historias. Es
decir, estos discursos se orientan a la deconstrucción, desacreditación y desmitificación
de los mensajes de la narrativa adversaria, al tiempo que deslegitiman a sus narrado-
res. Por tanto, en lo que respecta a las narrativas de choque, la selección del narrador
presentará una importancia fundamental en la difusión de este tipo de relatos, ya que
quienes han asumido de forma parcial o total un discurso violento, solo escucharán a
un tipo determinado de actores a los que reconozcan una elevada credibilidad, autoridad
y autenticidad. Entre los distintos tipos de actores que pueden reunir estas premisas se
sitúan antiguos terroristas y extremistas violentos, sus víctimas y supervivientes, o líderes
comunitarios, religiosos o políticos (Miravitllas, 2015).
Figura 1. Se debe evitar la difusión de imágenes que ensalcen o mitifiquen el perfil del terrorista.
NIVELES DE CONTRANARRATIVA
A continuación, se desarrollarán los distintos niveles promulgados por Toboso (2016) en
los que se enmarca la contranarrativa: el desprestigio, la deslegitimización y la desradi-
calización.
En cuanto al desprestigio, es el primer nivel de la contranarrativa y a su vez el más
ambicioso, ya que se dirige al sector más numeroso de la población. Se centra en las
instituciones públicas y en los medios de comunicación con un doble objetivo: comunicar
las medidas que adoptan para fomentar la pedagogía de la amenaza, y alentar de que el
desprestigio de la narrativa yihadista puede conducir a una reducción de las bases de
apoyo o al aumento de los individuos neutrales.
Con relación a la deslegitimación, el objetivo de este segundo nivel es desgastar el mar-
co intelectual de la ideología yihadista cuestionando sus creencias y significados de su
narrativa. Este deterioro puede ser fruto de modos de expresión deficientes o porque
el discurso se apoye en engaños maliciosos. Se distinguen dos actores principales en
este nivel: las comunidades musulmanas europeas y los musulmanes occidentales. Este
nivel de contranarrativa está orientado fundamentalmente a tres sectores receptores de
la narrativa yihadista: los neutrales, los simpatizantes y los justificadores. En el caso de
los neutrales, la contranarrativa refuerza su desvinculación de la narrativa yihadista, del
mismo modo que sucedía en el primer nivel. Respecto los simpatizantes, se produce un
desgaste y desacreditación del relato yihadista, como en el anterior nivel. Por último, se
sitúan los justificadores que afirman la defensa de Dáesh hacia los musulmanes, enten-
diendo así que sus acciones están justificadas. Por todo ello, desde este nivel, resulta
imprescindible promover que tanto el Corán como las demás enseñanzas de Mahoma no
conllevan la comisión de dichas acciones violentas (Toboso, 2016).
ta, Dáesh, que obtuvo el Premio Sájarov en 2016. Es embajadora de Buena Voluntad de
Naciones Unidas para la dignidad de los supervivientes de trata de personas y ha sido
galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2018.
RELATOS DE PLOMO
En España, otro buen caso de este tipo de contranarrativa de choque es el conocido
como Relatos de plomo (Gobierno de Navarra, 2015), donde distintas víctimas (directas,
indirectas y multivictimización) y supervivientes de la organización terrorista ETA en Na-
varra ofrecen una serie de testimonios sobre lo acontecido en la época. Entre las decla-
raciones ofrecidas por estos narradores, destaca la modélica reacción de las víctimas del
terrorismo, que siempre han respondido pacíficamente a la violencia de ETA confiando
al Estado su seguridad y las reivindicaciones de justicia. En este sentido, son reseñables
algunas palabras de los familiares de las víctimas como “el odio y el rencor no están en
mi cabeza” o “no les condenen; pidan que no maten”. De hecho, esta perspectiva evoca
a los casos de justicia restaurativa llevados a cabo entre familiares de víctimas de ETA y
los propios etarras.
No en mi nombre,
fue en nombre de iblis (demonio en árabe),
con fe soy buen hombre,
ahora te toca a ti,
nuestros corazones herís,
yo canto en un día gris,
lo denominan guerra,
yo lo llamo apocalipsis,
el islam no es odio,
no es ira, no es rencor;
no me hables de guerra,
háblame de amor.
Asimismo, en otro de sus versos recita:
En una entrevista afirma: “Soy musulmán libre de hacer lo que sea siempre que no per-
judique a nadie”, y añade: “Muchas personas van a la mezquita, leen el Corán, pero luego
hacen maldades. Se supone que las escrituras del islam no solo te enseñan a rezar, te
enseñan a hacer el bien”. Asimismo, asegura que “Dios dice que cuando matas a una
persona es como si mataras a toda la humanidad y cuando salvas a una persona es como
si salvaras a toda la humanidad”. Afirma que la comunidad musulmana tiene miedo al
rechazo de la gente y que necesitan unirse todos y hablar, porque con el miedo alimentan
el poder de los terroristas (cit. en Vázquez, 2017).
Tal y como puede apreciarse, este es un ejemplo claro y explícito de lo que es la contra-
narrativa en estado puro: un musulmán residente en España denunciando el terrorismo
yihadista. Y ya no solo sería un ejemplo de relato alternativo que busca la desradicaliza-
ción o la prevención secundaria en aquellas personas que se encuentran en riesgo de
ser captadas, sino que supone una herramienta preventiva de tipo primario. Es decir, no
funciona como prevención frente al terrorismo únicamente sobre aquellos jóvenes que
pueden llegar a ser terroristas, sino hacia toda la población en general: eso es lo positivo
de este tipo de contradiscursos, ya que como afirma el propio Abdel, se trata de un rap
educativo.
El poder pedagógico que presenta el rap es verdaderamente amplio. Su pretensión máxi-
ma es fomentar valores de la no violencia, la igualdad, la justicia, etc., y reflexionar sobre
su presencia en las canciones. Asimismo, entre los objetivos que persigue el rap, se
pueden destacar los siguientes: interiorizar valores prioritarios como la solidaridad, el res-
peto, la tolerancia o la cooperación; adquirir habilidades sociales como la escucha activa,
la asertividad, la negociación y la resolución de conflictos; controlar y disminuir la impul-
sividad, y reducir la agresividad y la ira. Por todo ello, el rap como subgénero del hip hop
puede configurarse como una herramienta más de contranarrativa frente al terrorismo;
siendo especialmente eficaz en la prevención de los más jóvenes.
Figura 3. Meme contra las amenazas terroristas vertidas por Yassin Ahram Pérez, conocido
como “el Cordobés”, como ejemplo de contranarrativa lanzado desde los usuarios de Twitter.
Puede afirmarse que se está ante una contranarrativa terrorista basada en el humor frente
a la narración del terror. Lejos de lo que cabría esperar a Dáesh en su difusión del terror
como arma eficaz para promover la desestabilización, al menos en las redes sociales, se
produjo un efecto contrario al esperado. Puede decirse que los usuarios de Twitter res-
pondieron con una contranarrativa realmente ingeniosa.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Desde un enfoque global en la prevención de la delincuencia y en concreto, del terrorismo,
no debería obviarse ninguna estrategia de contención. En este sentido, no debería despre-
ciarse ninguna de las herramientas vistas con anterioridad, tales como los discursos de
las víctimas y supervivientes del terrorismo, el rap o el propio cómic y su influencia. Por
tanto, es necesaria la inclusión de planes nacionales de educación formal o informal en los
que se incluyan este tipo de medidas contraterroristas, tal y como ya se viene haciendo
en otros países. Al respecto, España, como país susceptible no solo de sufrir atentados
terroristas, sino también de aportar jóvenes a los grupos que los llevan a cabo, debería
contar con iniciativas de estas características.
Es indispensable cambiar la narrativa del odio y empoderar a jóvenes que podrían llegar
a ser víctimas de ideologías extremistas poniendo en peligro la seguridad de todos. Por
tanto, el diseño y la puesta en marcha de políticas públicas y privadas que contengan ins-
trumentos específicos de prevención del delito en todas sus posibles formas específicas
de criminalidad deberá ser una realidad en el contexto español en el futuro más próximo.
Por todo ello, neutralizar la violencia es el punto de partida. Sin embargo, es determinarte
acabar con la narrativa terrorista, anulando sus ideales y aniquilando la violencia estruc-
tural. En ausencia de narrativa, la violencia se transforma en un fenómeno irracional. Por
tanto, para enfrentar el terrorismo a nivel estratégico y político debe existir un discurso
que alinee objetivos y acciones.
CONCEPTOS RELACIONADOS
Dialéctica
Se conoce como el arte de dialogar, argumentar o discutir. En otras palabras, es el mé-
todo de razonamiento que consiste en analizar la realidad poniendo de manifiesto sus
contradicciones e intentando superarlas. Por su parte, el método dialéctico (Platón, 1982)
investiga la verdad mediante el examen crítico de proposiciones (tesis) y contrapropo-
siciones (antítesis), resolviéndose la cuestión a través de la formulación de una síntesis
final o conclusión.
Oratoria
Se ocupa de la influencia del lenguaje sobre la programación mental con el objetivo de
transmitir al interlocutor claridad y concisión. La oratoria eficaz es aquella que es capaz
de convencer. Según Maura (2015), la oratoria deja de ser una actividad de unos pocos
para convertirse en práctica generalizada: un arte antiguo pero vigente. La oratoria eficaz
basada en un discurso creíble supone una forma de adquirir prestigio social a través de
la palabra.
Persuasión
La persuasión utiliza la claridad y el orden de ideas en todo discurso racionalista. El
objetivo de la persuasión es transmitir un mensaje comprensible, creíble y memorable;
aunque convencer sea la pretensión final. Comprensible por hablar el idioma del público,
no dando por hecho que deben saber lo que se va a explicar. Creíble por decir la verdad
o que lo parezca y por demostrarlo. Memorable por ser estructurado y con un mensaje
claro, repitiendo las ideas importantes en la conclusión (De Marta, 2014).
Radicalización narrativa
Es un proceso que puede representarse como una pirámide de radicalización que com-
prende diversas capas en función de la intensidad con la que cada individuo comparte la
narrativa violenta. En la base de la pirámide se sitúan los individuos neutrales, el grupo
más numeroso y los que no comparten ninguno de los elementos fundamentales de la
narrativa violenta. En un segundo nivel se sitúan los simpatizantes, que se identifican solo
con el primer elemento narrativo: “El grupo al que yo pertenezco está siendo atacado”. En
otra capa superior se encuentran los justificadores, que además de asumir la primera pre-
misa narrativa legitiman el uso de la violencia por parte de otros: “La organización violenta
X defiende a todos los miembros de mi grupo por lo que sus acciones están justificadas”.
Finalmente, en el vértice de la pirámide se encontraría al grupo minoritario formado por
individuos morales que asumen los dos niveles narrativos anteriores y que además con-
sideran una obligación moral apoyar y participar en las acciones violentas: “Es un deber
personal tomar partido en la defensa de los miembros de mi grupo” (Miravitllas, 2015).
Radicalización violenta
La radicalización es una actitud fanática y extrema con respecto a unos ideales concretos.
No obstante, los individuos o grupos radicales no tienen por qué estar supeditados al ejer-
cicio necesario de la violencia, aunque afecten a la calidad democrática de un determinado
territorio (Jordán, 2009). En cambio, por radicalización violenta se entiende la adopción
de comportamientos que justifican la violencia en el intento de conseguir un fin (Veldhuis
y Staun, 2009). En este sentido, el proceso de radicalización conduciría a la formación
de creencias extremistas aumentando notablemente la probabilidad de cometer ciertas
tipologías delictivas como el terrorismo.
Retórica
La retórica supone el conjunto de procedimientos y técnicas del uso del lenguaje, persi-
guiendo fines estéticos y persuasivos. Retórica y oratoria son dos disciplinas difícilmente
separables. La retórica se construye sobre las reglas del discurso y es fundamentalmente
escrita. La oratoria es su resultado: la palabra hablada. La retórica es la utilización del
lenguaje a fin de comunicar, persuadir, convencer o deleitar. Un conjunto de recursos que
actúan en los diferentes niveles de la construcción del discurso. La retórica supondría el
Terrorismo
Terrorismo es toda actividad violenta organizada por un grupo político (estatal o no esta-
tal) y dirigida contra los derechos fundamentales de la persona, contra el orden jurídico
propio de un Estado democrático de Derecho, y contra la legalidad internacional. Es una
forma específica de criminalidad que trata de producir un terror indiscriminado, porque
se ejerce no solo contra los responsables o representantes de unos grupos políticos, sino
también sobre una población (violencia indiscriminada) de un Estado o de varios Estados.
Por tanto, es una actividad que se realiza por motivos políticos para la destrucción de un
orden político o para la conquista del poder político (López, 2002).
INTRODUCCIÓN
El análisis del comportamiento no verbal es una herramienta imprescindible para los pro-
fesionales de las ciencias forenses. En este capítulo abordaremos la importancia de este
lenguaje silencioso pero que nunca se calla. Un lenguaje que nos permite inferir mu-
chas informaciones útiles para nuestro trabajo profesional en cualquier fase del análisis
o comprensión de un crimen (antes de que se cometa, durante la investigación y tras su
resolución).
Figura 1. Las etapas de la investigación criminal y el estudio del crimen (antes, durante y después).
Todo pensamiento suele ir asociado a unos sentimientos propios del emisor. Si el receptor
no comparte los mismos juicios de valor sobre el mensaje recibido, aun cuando el mensa-
je sea correctamente decodificado, puede dar lugar a diferentes emociones.
Por tanto, el buen comunicador no solo debe saber encapsular el contenido informativo
dentro de un mensaje, sino que debe saber transmitirlo y generar las mismas emociones
en los receptores del mensaje. Para ello, no solo es necesario un conocimiento adecuado
de la lengua sino también una correcta y acertada congruencia con el lenguaje verbal y
no verbal.
El lenguaje es un conjunto de sonidos articulados o símbolos con los que el ser humano
manifiesta lo que piensa o siente.
El instrumento más evidente de comunicación es el lenguaje, sin embargo, no es el único.
Interviene también el componente no verbal. La manera en cómo se transmite el mensaje,
en ocasiones, es mucho más importante que el propio mensaje.
Toda comunicación presupone cierto tipo de emoción (Medina y Rodrigo, 2005). La emo-
ción es uno de los aspectos más importantes en la vida de las personas.
GESTOS (G)
A través de los gestos con manos, pies, brazos, piernas, cuerpo, podemos comunicar una
intención o una emoción. Los gestos, en especial con las manos, son un elemento muy
habitual en nuestra comunicación, aunque muchas veces los pasamos por alto sin darnos
cuenta de que nos traicionan y contradicen nuestras palabras o dan más información de
la que quisiéramos, como pasa en el caso de los deslices emblemáticos que veremos a
continuación.
La gestualidad es una disciplina desarrollada a partir del estudio del uso simultáneo de la
palabra y el gesto. La observación minuciosa del movimiento corporal y del habla, en un
acto simultáneo, permite clasificar, en primer término, el gesto.
En el caso concreto de los gestos con las manos, pueden clasificarse (Efron, 1941; Ekman
y Friesen, 1969; Knapp, 1980) en:
Emblemas
Sustituyen al mensaje oral y están determinados culturalmente. Tienen un significado
traducible verbalmente como por ejemplo, el pulgar levantado significaría “todo va bien”
o “perfecto”, etc.
Figura 2. Típico gesto emblema de levantar el pulgar para decir que todo está bien.
Los emblemas se ejecutan casi siempre deliberadamente, pero a veces pueden ser in-
conscientes, como los lapsus linguae también hay lapsus no verbales que Ekman (Ekman,
2003) llama deslices emblemáticos y que revelan información oculta. Por ejemplo, gestos
que en su traducción verbal significan “vete al diablo”, “vete al carajo”, como el corte de
manga o los cuernos.
Otro desliz emblemático es cuando un sujeto dice que “sí” con las palabras, pero “no” con
el rostro o con algún gesto. Cuando la parte no verbal y la verbal son incongruentes, te-
nemos que quedarnos con la parte no verbal que es la vía cerebral más rápida y auténtica.
A Rubalcaba se le preguntó si ponía la mano en el fuego por José Blanco, y vemos como
dice que no con un gesto de cortar algo en el aire, y mueve la cabeza diciendo que no.
O cuando a Amanda Knox, acusada por el asesinato en 2007 de Meredith Kercher, una
compañera de intercambio que compartió su apartamento, la periodista le preguntó si
ella estaba en el lugar del delito, si fue ella a matar Meredith y si sabía algo que no había
contado a la policía, no solo notamos que aprieta los labios como de confección sino que
su rostro dice “sí” haciendo un movimiento de arriba abajo afirmativo, pero con la palabra
dice que “no”.
Ilustradores
Acompañan en sintonía al mensaje oral para verbalizarlo. Para reconocer su significado
necesitamos de un contexto.
Está demostrada (Ekman, 2003; Vrij, 2000; Vrij, 2000b) la disminución de ilustradores
cuando mentimos, y veremos más adelante el porqué, pero podemos ya explicar que
cuando una persona ha vivido realmente lo que está contando se moverá de manera sin-
crónica explicando lo sucedido, dibujando no verbalmente la escena; por ejemplo, si dice
“he ido allá” y señala un punto en el espacio, “he cogido el cuerpo en brazos” y sus manos
hacen como si lo recogiera en ese momento.
La sincronía es una de las características muy importantes de los ilustradores; personas
que se ponen la mano en el corazón jurando que querían a la persona fallecida, pero el
gesto llega mucho después de la palabra es signo que la persona no cree lo que está
diciendo. Si así lo fuera, el gesto tendría que ser sincrónico o incluso llegar una décima
de segundo antes.
Políticos abiertamente xenófobos en sus discursos, cuando hablan del emigrante diciendo
“el migrante es mi hermano” y ponen la mano en el corazón porque tiene como objetivo
intentar trasmitir que lo dice de todo corazón.
Durante la entrevista con un sujeto que decía sentirse enfadado por la situación en la que
se encontraba, el gesto de pegar el puño encima de la mesa llegó mucho después de la
expresión verbal, significando que esta emoción era simulada.
Manipuladores o adaptadores
Sujetamos, tocamos, estrujamos un objeto o a nosotros mismos con el objetivo de mane-
jar sentimientos o controlar respuestas en situaciones de tensión.
Ekman detalla una larga lista de acciones: masajea, frota, rasca, agarra, pincha, estruja,
acomoda o manipula de algún modo a otra parte del cuerpo.
De por sí, un gesto manipulador no significa que la persona nos está engañando, pero
sí que aumentan cuando el sujeto se siente molesto o siente alguna emoción negativa.
Pero si sabemos leerlo bien dentro de una conversación, si sabemos hacer las preguntas
correctas, pueden revelar algo más que mera incomodidad o nerviosismo. Si una persona
en su comportamiento no verbal normal no tiene gestos manipuladores y solo aparecen
en momentos concretos, hay que saber descifrarlos.
Reguladores
Reflejan y regulan el flujo de la conversación y tienen influencia cultural.
El papel de las manos es importante en la comunicación y aporta mucha información
controlable. Existe una parte del cerebro llamada el área de Broca que está implicada en
el proceso del habla, pero se ha comprobado que también se activa al mover las manos.
Esto implica que gestualizar está directamente unido al habla, así que permite mejorar la
capacidad verbal en gran manera y conseguir un mensaje más persuasivo y comprensible.
Además, diversos estudios han constatado que reforzar con gestos una frase ayuda a
evocar a la mente las palabras a usar.
Es importante tener en cuenta unas reglas imprescindibles para interpretar gestos:
1. Leer los gestos de forma agrupada (frase) y no interpretarlos de forma aislada.
2. Buscar la congruencia entre lenguaje verbal y lenguaje no verbal.
3. Interpretar los gestos en un contexto.
Asimismo, conviene tener presente que cada individuo posee su propio estilo de gesti-
cular y, en cierto modo, el estilo de una persona revela su cultura (Flora Davis, 2004).
Esto quiere decir que es necesario conocer su manera de gesticular y de posicionarse en
condiciones normales para poder detectar los cambios significativos de su gesticulación.
Un gesto tiene, generalmente, varios significados dependiendo del contexto, la persona,
su edad y su género (hombres y mujeres no se expresan igual). La postura y los gestos se
deben interpretar dentro de un contexto específico. Un mismo gesto no significa siempre
lo mismo.
A la hora de interpretar gestos de angustia o nerviosismo, es de gran ayuda tener en
mente las respuestas emocionales que podían tener nuestros ancestros. Paul Ekman cree
que muchos de los incesantes movimientos de las manos y los pies como indicadores
de angustia pueden ser residuos que le han quedado a la especie humana debidos a
POSTURAS (P)
La posición que tomamos al sentarnos, al estar de pie junto a otros, al entrar en un lugar,
también informan de cómo nos sentimos.
La postura corporal expresa el grado de interés y apertura hacia los demás, reflejados en
la exposición y orientación del torso. La forma de llevar el cuerpo erguido o de colocar
la boca se aprende. Esto se debe a la gran sensibilidad del ser humano para captar las
señales corporales de los demás y a su capacidad para imitar; nuestras neuronas espejos
son las encargadas de esta tarea.
Los movimientos corporales cambian de dirección coincidiendo con los ritmos del discur-
so, de forma que el cuerpo puede danzar al ritmo de las palabras.
Visualmente, la postura tiene una gran incidencia en nuestra imagen personal, sobre todo
para transmitir confianza, estabilidad y seguridad. La postura es, también, un potente indica-
dor del estado emocional y predisposición a la acción.
Los últimos descubrimientos científicos (Cuddy, 2016) revelan que las posturas influyen
en nuestro propio estado de ánimo y en la segregación hormonal, provocando en noso-
tros mismos una reacción de emociones internas que nos condicionan en la manera de
sentirnos y de actuar. Así, caminar erguido no solo provoca en los demás la sensación
de que estamos seguros de nosotros mismos, sino que a nosotros mismos nos provoca
esta misma sensación. Esto es porque aumenta la testosterona (hormona del poder) y
disminuye el cortisol (hormona del estrés).
Hay posturas de apertura y de contracción, es importante entender qué estímulo ha gene-
rado este tipo de reacción en la otra persona. Se trataría de posturas depresivas, abatidas
o cabizbajas y se comunicaría por un tronco inclinado hacia delante, una cabeza hundida,
hombros colgando y pecho hundido.
Hay posturas de acercamiento que trasmiten atención e interés; posturas de retirada, se
trataría de posturas negativas de rechazo, y hay posturas de expansión y de contracción.
Es muy interesante ver cómo un sujeto cambia su postura cuando se le hacen preguntas
indiscretas o que generan inquietud. En la literatura del comportamiento no verbal es
célebre la postura del expresidente americano Nixon, que delante de una “manada” de
periodista preguntándole por el escándalo Watergate dijo: “No soy un político corrupto”
cambiando totalmente su comportamiento no verbal para tratar de protegerse con un cru-
ce de brazos y se echa para atrás para alejarse psicológicamente de lo que afirmó, porque
en realidad no estaba pensando lo que dijo.
Para Albert Mehrabian (1968) existirían cuatro categorías posturales diferentes:
1. Posturas de acercamiento: posturas que transmiten atención o interés, mostra-
dos por la inclinación del cuerpo hacia adelante.
2. Posturas de retirada: posturas negativas, de rechazo o repulsa y se mostrarían
retrocediendo o volviéndose hacia otro lado.
3. Posturas de expansión: posturas orgullosas, arrogantes, altivas o despreciativas
y se mostrarían por la expansión del pecho, un tronco erecto o inclinado hacia
atrás, cabeza erecta y hombros elevados.
4. Posturas de contracción.
PARALENGUAJE (PA)
No solo lo que se dice, sino cómo se dice, la entonación, la velocidad del habla, el timbre,
denotan emoción y aportan contenido informativo.
Todo enunciado verbal posee un tono propio. La prosodia es el componente del lenguaje
que se refiere al procesamiento cognitivo necesario para comprender o expresar intencio-
nes comunicativas. Abarca aspectos del habla tales como:
• Variaciones de la entonación.
• Acento y ritmo.
• Modulaciones de la intensidad vocal.
El paralenguaje va más allá de las palabras, se centra en aspectos no semánticos del len-
guaje e introduce contenido emocional en el mensaje, que será interpretado por el oyente.
Está formado por:
• La entonación o tono de la voz. De lo más agudo a lo más grave, según el estado
emocional del hablante. Ante una emoción intensa el tono se torna más agudo.
Está codificado que al final de una pregunta se dé un tono más agudo y un tono
más grave al concluir una idea.
• El volumen. También expresa la emotividad del hablante. Puede ser suave, regular
o fuerte. Una voz suave puede indicar timidez o inseguridad; en cambio, una voz
muy fuerte da señalas de seguridad, dominio o autoridad.
PROXÉMICA (PR)
Los espacios juegan también un papel clave. La distancia entre personas y el espacio
ocupado en una reunión nos están informando, entre otros temas, del grado de relación
que hay entre ellas.
La proxémica o proxemia es una disciplina que estudia la manera en que los espacios
afectan al ser humano y cómo podemos utilizarlo a nuestro favor. Edward T. Hall (1966)
estudió cómo las distancias y el espacio físico influyen en las relaciones y en la confianza
entre personas.
El concepto de distancia también viene influido por otros aspectos como la temperatura
corporal, texturas, olores…
Según Hall, hay dos categorías sensoriales relacionadas con la sensación de espacio:
• Receptores de distancia: los oídos, ojos y nariz.
• Receptores inmediatos: la piel, membranas y músculos.
Los estudios realizados por Eduard T. Hall desvelaron que la distancia social entre la gente
está generalmente correlacionada con la distancia física. Dicho hallazgo lo llevó a realizar
una clasificación de las distancias físicas entre las personas. Para realizar la clasificación
tuvo en cuenta el tipo de contacto, el trato y la relación entre los individuos. La clasifica-
ción es la siguiente:
• Distancia íntima: es la distancia que se da entre 15 y 45 centímetros. Es la más
guardada por cada persona. Para que se dé esta cercanía, las personas tienen que
tener mucha confianza y en algunos casos estarán emocionalmente unidos, pues
la comunicación se realizará a través de la mirada, el tacto y el sonido. Es la zona
de los amigos, parejas, familia, etc.
–– Distancia íntima, fase cercana: el acto de amor, la lucha cuerpo a cuerpo. Lo
que se ve se hace con detalle.
–– Distancia íntima, fase lejana (15 a 45 cm): voz baja, bizqueo, calor y olor.
Según Hall, el espacio interpersonal es diferente para cada persona y depende de la cul-
tura. Por ello, diferenció dos tipos de culturas:
Figura 11. La proxémica determina el grado de sintonía que tenemos con las otras personas.
puede mantener el espacio personal, la gente evita mirarse para no restar intimidad a los
extraños. Esa forma de ignorarlos expresa simbólicamente que esas personas no existen
y, por lo tanto, no invaden el espacio personal. A medida que disminuye el espacio físico,
suele aumentar el contacto físico.
Lyman y Scott (1967) identifican tres formas en que el hombre se entromete en el espacio
o territorio personal de los demás:
• Violación.
• Invasión.
• Contaminación.
También señalan cuatro formas en que el hombre típicamente previene la agresión a su
territorio personal, o en que responde a ello:
• Defender el territorio.
• Aislarse.
• Reforzar alianzas lingüísticas.
• Retirarse.
Una de las aportaciones más interesantes de la proxemia la encontramos en el terreno
de la negociación y de la gestión de reuniones. La forma en la que manejemos el espacio
influirá definitivamente en la percepción que los demás tengan de nosotros.
En la sala de reuniones podremos utilizar el espacio para transmitir superioridad, igual-
dad, o subordinación. En función de nuestra posición en la mesa distinguimos diferentes
puestos, como señala Cook (1970), y cada interacción tiene un porcentaje en función de
lo que estos puestos pueden ofrecer y sugerir:
• Puesto enfrentado. Sentado frente al interlocutor estando uno a cada lado de la
mesa. Se mantiene la distancia, no ofreciendo excesiva confianza y trasmitiendo
firmeza respecto a la opinión en el asunto a tratar. Si la reunión es con miembros
del mismo equipo, se establece una relación de superior-subordinado.
• Puesto cooperativo. Sentados en el mismo lado de la mesa interlocutor y receptor,
conversando entre ellos formando un ángulo de 45°. Refleja confianza, cordialidad
y cooperación. Es muy útil para acercar posturas. En el puesto cooperativo, la per-
cepción de escucha activa es muy superior a la que se genera mediante un puesto
enfrentado. Esta posición permite interpretar perfectamente la comunicación no
verbal.
• Puesto de esquina. Situados uno junto al otro, pero con una esquina entre ambos.
Esta posición permite percibir las señales no verbales y genera cercanía pero, a
su vez, mantiene una pequeña barrera entre ambos que proporciona seguridad. Si
se desea generar cercanía y cordialidad con una persona con la cual es la primera
vez que se mantiene una reunión, sería más adecuado una posición de esquina
HÁPTICA (H)
El tacto es uno de los grandes olvidados y, sin embargo, uno de los más poderosos. El
sistema nervioso está conectado a nuestro cuerpo con infinidad de “sensores” táctiles
que nos transmiten sensaciones. Desde el frío o calor hasta el contacto físico, la háptica
nos influye enormemente en la emoción y nos ayuda en la comunicación. El tacto es el
primer sentido que el feto desarrolla, y con ello el niño conoce el mundo que le rodea.
Todo niño necesita contacto físico y la falta de él puede derivar en graves enfermedades
psicológicas y físicas. De hecho, la historia nos enseña trágicos casos de niños en orfa-
natos o instituciones similares que, faltos de afecto, fallecieron.
Si nos fijamos en la infancia de muchos criminales, vemos que no tuvieron ninguna mues-
tra de cariño de parte de sus padres o incluso que el único contacto fueron castigos,
capaces de crear una herida emocional dentro del “yo”.
El tacto es una cuestión cultural, hay países que se catalogan como de ”alto contacto”,
como los países mediterráneos, América Latina, Oriente Medio; mientras que Francia,
India y China se encontrarían entre los países de ”mediano contacto”, ya que los de ”bajo
contacto” son Japón, Estados Unidos, Reino Unido y Australia.
Hay compañeros profesores italianos y españoles que trabajan en países de “bajo con-
tacto” que me contaron cómo dar una “palmadita” en la espalda a un alumno puede ser
considerado acoso.
En ámbito médico, Corey y Callanhan (1984), Marie Postma-Nilsenová y Kiek Tates (2015)
o Beverly G. Willison y Robert L. Masson (1986), Gueguen, N., Vion, M., (2009) notaron
que acompañar al compromiso verbal con un toque ligero en el codo del paciente au-
mentaba la adhesión al tratamiento. El hecho de que el paciente tomara su medicamento
hacía que su malestar disminuyera y, en consecuencia, incrementaba la impresión de
competencia de su médico, y este último, al ver la mejora en el paciente, se sentía más
profesional. Y todo con un toque ligero en el codo.
Otra investigación de Wheaton College de los Estados Unidos muy interesante se produjo
en una cabina telefónica, donde un investigador del experimento dejaba adrede unas
monedas de diez centavos y al salir de ella esperaba que otra persona entrara y las en-
contrara.
Una vez que la persona acababa su llamada y salía de la cabina telefónica, el investigador
le preguntaba verbalmente si había visto unas monedas que había olvidado sin querer. Esta
petición se hacía en una primera fase solo de forma verbal, mientras que en una segunda
también se añadió un compromiso no verbal con un ligero toque en el antebrazo. En esta
segunda fase, la devolución de esas monedas era de porcentaje netamente superior.
Nannberg y Hansen (1994) demostraron que un leve contacto en el brazo consigue que
una persona tenga más perseverancia cuando ejecuta una tarea difícil. Incluso se llegó a
investigar a camareros, quienes aumentaban sus propinas cuando utilizaban también un
compromiso no verbal con un toque en el codo del cliente, bautizado por los investigado-
res April H. Crusco y Christopher G. Wetzel (1984) como “el toque del Rey Midas”.
Un breve toque de no más de tres segundos en el antebrazo puede comunicar emocio-
nes prosociales como la simpatía, empatía, cooperación y amor. Además, promueve la
confianza, la cooperación y genera una impresión positiva sobre la otra persona, es como
si dijera verbalmente “me importas”. Está en una zona no demasiado íntima como para
que se pueda considerar una invasión personal, pero tampoco está tan alejada para pasar
inobservado.
APARIENCIA (A)
Cómo somos, qué apariencia mostramos, hace que los demás se lleven una conclusión
sobre nosotros aún sin haber hablado. No solo sucede con personas, también con espa-
cios, objetos, contenidos informativos. Cómo presentemos un mensaje o un mensajero
es determinante para su credibilidad y/o aceptación.
De manera habitual, el ser humano tiende a juzgar a las personas por su apariencia, sin
esperar a conocerlas. La apariencia es cómo los demás ven y perciben al resto, a través
de su vestuario, la forma de hablar, la forma de actuar, su aspecto físico, etc.
La realidad es que el ser humano dispone de muy poco tiempo, tanto para analizar a
otros, como para dar una buena impresión. En pocos segundos atribuimos un significado
favorable o desfavorable de otras personas, un lugar o un producto. Esto es debido a la
evolución de nuestra especie, siendo un recurso adaptativo. Si aquellos que tenemos ante
nosotros, persona, lugar, objeto, lo juzgamos como amenazante y/o peligroso, nuestra
reacción será la huida. Los seres humanos necesitamos hacer evaluaciones instantáneas
para tomar decisiones al momento.
Esos análisis, aparentemente rápidos, tienen mucha relación con nuestra personalidad,
con nuestras experiencias y con nuestras necesidades.
Día a día, nos llegan miles de estímulos sin disponer de tiempo suficiente para procesar-
los todos. Inconscientemente descartamos algunos y relacionamos otros con nuestros
esquemas mentales preconcebidos y estructurados. La mayoría de nuestras decisiones
son rápidas y de manera automática, en base a recuerdos, experiencias pasadas y a atri-
buciones ya realizadas. El cerebro organiza la información en categorías mediante compa-
raciones rápidas y con ayuda de las emociones.
El efecto halo es un sesgo cognitivo muy común. Tiene que ver con la influencia de nues-
tras percepciones, en juzgar las cualidades de una persona a partir de nuestra primera
impresión (Thorndike, 1920).
Gregory P. Stone (1962) señaló que puede deducirse una gran matriz de información a
partir de la imagen de otra persona (identidad, valores, estados de ánimo, actitudes). El
vestir o la apariencia física se define en este contexto como “un conjunto de modificacio-
nes del cuerpo y/o suplementos mostrados por una persona en el proceso de comunicar-
se con otros seres humanos” (Eicher y Roach-Higgins, 1992).
Hay una facilidad enorme por la cual nuestros procesos de elaboración de las informa-
ciones sociales incurren en distorsiones para economizar los recursos cognitivos, que se
convierten en errores de razonamiento, de juicios.
Investigadores norteamericanos de la Universidad de Princeton trabajaron en una investi-
gación liderada por Nikolaas N. Oosterhof y Alexander Todorovya documentando amplia-
mente en 2006 que nuestro cerebro emocional puede obtener ese juicio instantáneo en
menos de 100 milisegundos.
Según Asch (1946), nuestras impresiones sobre los demás están reguladas por nuestras
expectativas. Y los rasgos evidentes de la personalidad se asocian con otras característi-
cas que no se conocen directamente.
Snyder, Tanke y Berscheid (1977) enseñaron a algunos estudiantes una foto de una mujer
muy guapa y una muy fea, y realizaron una llamada telefónica con ellas. Se notó como su
forma de comportarse era cálida y seductiva con la mujer guapa (que era elegida a pro-
pósito) y también ella se comportaba como “guapa” y hablaba de manera más atractiva.
Hay personas que tienen que acudir a un juzgado y siempre se han teñido el pelo, pero
el día del juicio se dejan canas, o a pesar de que puedan andar por su propio pie o mejor
con una muleta, van en silla de ruedas con alguien que le ayude a llevarla. También es
reseñable cómo las dos políticas acusadas de haber falsificado un máster o una tesis
universitaria, se visten de blanco remarcando el carácter psicológico no verbal de este
color: estoy limpio de cualquier pecado, soy pura, etc. El color es algo muy importante en
la trasmisión de los mensajes no verbales según Valdez y Mehrabian (1994).
Algo similar ocurre con los tatuajes, algunas personas lo asocian con personas delincuen-
tes o irresponsables, y en esta campaña publicitaria se quería remarcar que una persona
tatuada puede ser el médico que te salve la vida.
Estudio de Richard R. Johnson (2005) en el que varios sujetos eran entrevistados después
de ver fotos de policías vistiendo uniformes de diferentes colores, los sujetos debían cla-
sificar las fotos según su impresión de maldad, agresividad y competencia. Los resultados
mostraron que los policías con uniforme negro eran vistos como más competentes, pero
también más agresivos y malos.
OCULÉSICA (O)
El movimiento de los ojos, la dilatación de las pupilas, el tiempo que mantenemos fija la
mirada en un punto, aporta información sobre el interés mostrado. En la actualidad se está
avanzando enormemente en la investigación en este campo y se está introduciendo en
diversos mercados como el retail, el diseño web, los videojuegos.
VERBAL (V)
No solo lo que se dice, sino cómo se dice; la forma en la que se utilizan ciertas palabras,
la cantidad de detalles, el orden, las preposiciones, etc. Aportan mucha información adi-
cional al contenido verbal.
Resulta evidente que tener la capacidad de controlar, además del contenido del mensaje,
todos los canales de comunicación, no es nada fácil. Y, con bastante probabilidad, algunos
indicadores mostrarán contradicciones con el mensaje en caso de que este no sea fide-
digno y es la base del proceso psicológico de la mentira.
Esto no quiere decir que, para todos los mensajes, sea necesario trabajar todos los cana-
les, pero sí hay que tener especial cuidado en su uso y puesta en escena.
Debemos tener en cuenta una serie de reglas a la hora de evaluar la información a través
de los canales de comunicación:
• 1ª Regla: Leer indicadores en “grupos” (clusters).
– Un indicador único no es bastante para definir un pensamiento. Es como eva-
luar un discurso por una única oración o una palabra.
que en ningún experimento hasta el momento se habían explorado tres canales de comu-
nicación de forma simultánea.
Mehrabian siempre ha tenido claro que los resultados de estos estudios son “limitados en
su aplicación”, así lo manifestaba en su primer estudio: “Estas conclusiones, respecto a la
relativa aportación del componente tonal de un mensaje verbal, pueden ser generalizadas
de forma segura solamente para situaciones comunicativas en las cuales no haya infor-
mación adicional acerca de las relaciones entre el emisor y el receptor”.
En su página web Mehrabian advierte: “Por favor, tenga en cuenta que estas y otras fór-
mulas con respecto a la relativa importancia del mensaje verbal y no verbal se derivaron
de experimentos que abordan la comunicación de sentimientos y actitudes (por ejemplo;
las cosas que nos gustan y las que nos desagradan). A menos que un comunicador esté
hablando de sus sentimientos o actitudes, estas fórmulas no son aplicables”.
Mehrabian deja claro que su fórmula solo se aplica cuando están en juego sentimientos
o actitudes. No será válida en otras situaciones. La fórmula es aplicable “exclusivamente”
cuando: “La conversación es de índole emocional, en la que entran en juego sentimientos
o actitudes, cuando surge en este proceso una incongruencia entre lo verbal y lo no verbal
(primando en este caso la comunicación no verbal)”.
querida. En muchos casos hemos visto alegría o alivio, emociones totalmente incoheren-
tes o simulaciones de la emoción de tristeza. Es clave, una vez más, entender que la de-
tección de mentiras es el análisis de las incongruencias emocionales de las personas, se
trata de analizar si sus gestos, su expresión facial, su postura, sus distancias, su háptica,
en definitiva, si su comportamiento no verbal es congruente o no con la emoción correcta
que tendría que sentir el sujeto utilizando los protocolos de análisis no verbales que nos
da la ciencia que ahora citaremos (FACS, EMFACS, FEAP, etc.)
Las emociones constituyen un aspecto fundamental de la vida del hombre y sirven para
clasificar y evaluar las experiencias que vivimos.
La palabra latina emotio, el participio pasado del verbo emovere que se forma sobre movere
con el prefijo e-/ex (de, desde) y significa retirar, desalojar de un sitio, hacer mover. Es por
eso que una emoción es algo que saca a uno de su estado habitual.
La etimología es bastante fácil, lo difícil es definir lo que es en realidad la emoción. Por
todo lo que cada uno haya vivido durante su vida, sabe en qué consiste una emoción,
pero en el momento en el cual se intenta definirla se entra en bastantes conflictos, tanto
que algunos teóricos han llegado a afirmar que es imposible llegar a una definición última
de emoción.
Una buena definición de emoción es la que incorpora todas sus esferas de actuación: la
respuesta fisiológica, motivacional, cognitiva y comunicativa.
A nivel fisiológico entra en juego el sistema nervioso central y el sistema nervioso autóno-
mo, responsables de específicas reacciones corporales relacionadas con la manifestación
de varias emociones. A estas modificaciones hay que añadir una dimensión cognitiva,
capaz de mediar la relación entre ambiente, evaluar y dar sentido a lo que está pasando
delante del sujeto. También hay un nivel motivacional que orienta la acción y modifica el
comportamiento según los fines y los deseo. Normalmente nos alejamos de lo que no nos
gusta y nos acercamos a lo que encontramos placentero. La dimensión motivacional da
origen a planes capaces de regular los comportamientos, establecer las prioridades y los
sistemas de respuesta que, a largo plazo, contribuyen a formar los intereses, organizar las
preferencias y a orientar los fines de la persona. Finalmente, el nivel expresivo y comuni-
cativo, al cual pertenece toda la esfera del comportamiento no verbal.
Todas las emociones tienen alguna función que les confieren utilidad y permiten que las
personas ejecuten con eficacia las reacciones conductuales apropiadas, independiente-
mente de la cualidad placentera que puedan generar.
Todas las emociones, incluso las más desagradables, tienen funciones importantes en la
adaptación social y personal.
Existen diversas teorías al respecto, pero el consenso general apunta a que las emociones
cumplen tres funciones concretas:
Asimismo postulaba que algunas emociones eran innatas y fue el primero en sugerir
que eran universales. Lo que explicó Darwin es que las expresiones emotivas son como
fósiles del comportamiento aún visible de algunos gestos del pasado, antes tenían un sig-
nificado muy importante para la supervivencia de la especie, y que ahora se han moldeado
gracias a la protección que nos ofrece la sociedad moderna.
Otro científico, Duchenne (1862), aplicaba pequeñas descargas eléctricas en los múscu-
los faciales para generar determinadas expresiones. Gracias a su estudio se ha podido
comprobar que el músculo orbicular (orbicularis oculi), de difícil control voluntario, pro-
duce las características arrugas alrededor de los ojos que solo aparecen cuando nuestra
sonrisa no es fingida (de ahí que la sonrisa genuina se llame “la sonrisa de Duchenne”).
Las emociones básicas merecen este calificativo, porque existe un número limitado de
ellas, porque han sido seleccionadas por la evolución debido a su valor adaptativo, porque
tienen una configuración no verbal muy marcada y característica, un centro neurológi-
co definido, por su aparición en la vida del neonato de manera secuencial y finalmente
porque la unión de estas puede formar emociones más complejas como las llamadas
secundarias o sociales.
De hecho, Matsumoto en el 2004 junto a Jessica L. Tracy, profesores de Psicología en la
Universidad de Columbia Británica, analizaron las reacciones espontáneas de victoria y de
derrota de los atletas durante los Juegos Paralímpicos de Atenas, llegando a postular que
también estas dos emociones son básicas. Desde luego sin entrar en el mérito si es así,
hacemos referencia a este estudio.
También gracias a los avances tecnológicos, la ecografía 4D nos permite ver nuevas ex-
presiones del feto nunca vistas antes con la 2D o 3D, como son los bostezos, la succión,
los parpadeos y sus emociones básicas.
Las expresiones faciales están conectadas a lo que sentimos. El córtex motor y la amíg-
dala interactúan en el procesamiento de emociones. Dicha interacción genera impulsos
eléctricos transmitidos a través del nervio facial, que derivan en movimientos de los mús-
culos de la cara.
Cuando compramos comida, el proceso de decisión se atiende en una parte analítica del
cerebro llamada neocórtex. El neocórtex sabe que tienes que comer para seguir viviendo,
un segmento de necesidades básicas no pasionales. Sin embargo, la decisión de comer
más chocolate del que deberías se debe a que el sistema límbico se encarga de convencer
al neocórtex para que este busque una excusa racional ante un impulso irracional.
Debido a la velocidad de los impulsos electroquímicos dentro del sistema límbico, el neo-
córtex tiene que justificar la acción que el sistema límbico ha impulsado, y que quizá ya
haya realizado, sin demasiado tiempo para reaccionar.
Para evitar que nos sintamos mal en estos casos, el sistema límbico ya se ha encargado
de evitarlo solicitando al área tegmental ventral (ATV) que libere dopaminas.
Comprender la emoción en base a la observación de la conducta nos permite conocer el
estado real de la persona durante la transmisión del mensaje, evaluar mejor el contenido
y predecir la acción futura.
En el caso del emisor, debe ser capaz de transmitir la emoción de manera adecuada, apor-
tando credibilidad al mensaje, transmitir el mensaje con el contenido emocional específico
y preparar al receptor para la acción.
Así pues, la emoción nos enfrenta a una respuesta concreta que puede considerarse una
de las cuatro posibilidades siguientes:
a) Quedarnos inmóviles, algo que hace que podamos pasar desapercibidos, tal como
nuestros antepasados hacían ante la llegada de un depredador que aún no se ha-
bía percatado de su existencia y, por tanto, estar parado aseguraba que seguirían
sin ser vistos.
b) Huir, tratando de escapar del lugar donde estamos en riesgo. Esta permitió a
nuestros antepasados escapar de una muerte segura cuando eran descubiertos
por un depredador mayor, por ejemplo.
c) Luchar, enfrentándonos al riesgo. En este sentido podríamos entender dos opcio-
nes, la batalla en sí misma con un enemigo, como podría ser el llanto desconso-
lado de un bebé en medio de la selva y en la oscuridad al notar que su madre no
está cerca y se aproxima un depredador; o la llamada de auxilio, en este último
caso, solo los bebés que, con su llanto, consiguieron atraer a su madre a defen-
derlos, se salvaron de la muerte segura y transmitieron, así, esa actitud que, a
veces, tanto desespera a los padres cuando su bebé llora desconsoladamente en
la cuna, justo cuando salen de la habitación.
d) Alegrarnos por haber sorteado un riesgo o haber conseguido algo que deseamos.
En estas circunstancias era y es muy habitual dejar al descubierto cualquier par-
te del cuerpo, como cuando se levantan los brazos en señal de victoria, siendo
entonces vulnerables a un ataque. Por descontado, esta respuesta se daba en
situaciones donde no era posible un ataque ante una manifestación de alegría,
transmitiendo, así, a las futuras generaciones las claves de cuándo y cómo expre-
sar la alegría y evitando las manifestaciones demasiado llamativas ante descono-
cidos o miembros no cercanos a nosotros. Es por eso que no nos arrancamos de
igual manera en una situación de alegría con alguien querido que con alguien solo
conocido.
FACS Y EMFACS
Ekman entendió que si hay emociones básicas, estas son reconocidas y expresadas de
igual manera por parte de toda la población mundial, tal como hemos explicado. Por eso
podemos analizar la configuración facial de la tristeza, la ira, la sorpresa, la alegría, el mie-
do, el desprecio y el asco del ser humano de manera universal.
Por eso nace el sistema FACS de Paul Ekman y Wallace V. Friesen (1978), un sistema que
se basa en la anatomía de los músculos, no es invasivo, el análisis no destruye la muestra,
ya que se trata de material en vídeo que permite su visión repetidas veces y es un método
muy preciso. Una única desventaja es la dificultad de su aprendizaje y el tiempo necesario
para su uso.
La investigación demuestra que el uso del FACS tiene éxito en tratamientos y estudios
frente a la pérdida traumática, estudios sobre la aparición y remisión de la depresión, la
esquizofrenia y otras psicopatologías, estudios que tratan sobre pacientes con depresión y
alto riesgo de suicidio, identificados los patrones de actividad facial en la intoxicación por
alcohol, y se está utilizando también en diferentes áreas que no sean la clínica.
Los movimientos individuales de los músculos faciales son codificados por FACS desde
leves cambios instantáneos en la apariencia facial. Se trata de un estándar común de cla-
sificar sistemáticamente la expresión física de emociones.
Utilizando la codificación facial (FACS), es posible codificar y decodificar, manualmente,
casi cualquier expresión facial anatómicamente posible, enumerando las unidades especí-
ficas de acción (UA) y los segmentos temporales que produjeron la expresión.
Es un procedimiento donde se analizan más de 40 unidades de acción, 8 posiciones de la
cabeza y 6 movimientos de los ojos.
Entendiendo por unidad de acción el movimiento de un músculo o grupo de músculos
inserto en la parte superior o inferior del rostro, y que puede ser horizontal, vertical u
oblicuo.
Como las unidades específicas de acción (UA) son independientes de cualquier interpre-
tación, estas pueden ser utilizadas para la toma de decisiones de orden superior, inclu-
yendo el reconocimiento de emociones básicas o los comandos preprogramados para un
entorno ambiental inteligente. Las unidades de acción documentadas actualmente son
más de 10.000.
Las puntuaciones que tenemos con el FACS son únicamente descriptivas, no dan un sig-
nificado del comportamiento facial, se trata de analizar los movimientos que se aprecian
en el rostro tal como aparecen. Para que la decodificación del FACS tenga un significado
a nivel psicológico, hay que utilizar el EMFACS.
EMFACS es un acrónimo de “Emotion FACS” y se basa en la utilización del Sistema de
Codificación de la Acción Facial para detectar las emociones a través de la expresión de
la cara. En este sistema solo se consideran las emociones básicas, aquellas unidades de
acción que se asocian a determinadas emociones.
Emoción Codificación
Ira AU 4+5+7+17+23
Miedo AU 1+2+4+5+20+25, 26 o 27
Tristeza AU 1+4+15 con o sin 54+64
Asco AU 9+17
Sorpresa AU 1+2+5+27
Desprecio AU R12/L12 o R14/L14
Alegría AU 6+12
Figura 21. EMFACS
Sorpresa
• Definición
La sorpresa es una emoción que se produce delante de un estímulo inesperado,
novedoso o extraño.
La sorpresa es una emoción sin valencia determinada, no tiene en si un carácter
hedónico determinado. Además, es una emoción muy breve que da paso a otra
congruente con la valencia emocional del estímulo.
• Desencadenantes
Los principales instigadores de la emoción de sorpresa son:
–– Lo inesperado o desconocido.
–– Estímulo novedosos de una intensidad entre débil o moderada.
–– La aparición de hechos fuera de contexto.
–– Aumento brusco de una situación estimulante o su interrupción.
• Funciones
La emoción de sorpresa produce un bloqueo momentáneo de todas las activida-
des que pueden interferir con el ajuste al cambio novedoso producido por el am-
biente, dirigiendo la atención y la memoria a este estímulo para su afrontamiento.
• Sensación subjetiva
La principal experiencia de la emoción de sorpresa es de “mente en blanco” o
también la sensación de incertidumbre por lo que puede pasar.
• Expresión facial
–– Elevación de la parte interior de las cejas AU 1.
–– Elevación de la parte exterior de las cejas AU 2.
–– Elevación del parpado superior AU 5.
–– Apertura de la boca AU 27.
Los músculos que ejercen mayor influencia son: el frontal, el elevador del parpado
superior, el masetero, el temporal y el pterigoideo interno.
• Expresión vocal
–– Tono de alto nivel
–– Vocalizaciones espontaneas del tipo ¡oh!, ¡cómo!
Asco
• Definición
La emoción de asco se define como una marcada aversión producida por algo
fuertemente desagradable o repugnante hacia alguna cosa, una impresión des-
agradable causada por algo o un acontecimiento psicológico o de valor moral
repugnante.
• Desencadenantes
Todo estímulo desagradable que puede ser dañino o nocivo puede provocar la
emoción de asco (alimentos en mal estado, secreciones corporales, ciertos ani-
males, conductas inapropiadas, trozos corporales, falta de higiene y un largo etc.).
• Funciones
La función adaptativa del asco está muy clara, prepara el organismo a reconocer
y rechazar lo potencialmente dañino, para así alejarnos, expulsarlo o eliminarlo.
También tiene una función social y preventiva facilitando la aparición de conduc-
tas apropiadas para neutralizar esta emoción, potenciando hábitos saludables e
higiénicos.
• Sensación subjetiva
La repulsión es la experiencia subjetiva de la emoción de asco que puede incluso
estar acompañada de sensación de náusea, vómito o arcadas.
• Expresión facial
–– Nariz fruncida AU 9.
–– Elevación de la barbilla AU 17.
• Unidades de acción complementarias
–– Elevación de las mejillas AU 6.
–– Separación de los labios AU 25.
–– Descenso de la mandíbula AU 26.
Los principales músculos implicado son: el elevador del ala nasal y labio superior,
triangular de los labios, masetero, temporal y pterigoideo interno.
• Expresión vocal
–– Emisión de sonido como de aclarar la garganta.
–– Sonidos guturales “aj” o “uf”.
Miedo
• Definición
El miedo es una emoción producida por un peligro presente e inminente (a di-
ferencia de la ansiedad, donde el peligro no está presente, siendo indefinible o
impredecible).
• Desencadenantes
El miedo se activa por la percepción de daño o peligro que puede ser de natura-
leza física o psicológica.
También el aprendizaje juega un papel muy importante en la asociación entre
estímulo y miedo, tras un condicionamiento clásico en el cual un estímulo que
previamente no suscitaba una respuesta, acaba provocándola a consecuencia de
su asociación temporal con otro estímulo que sí provoca la respuesta.
Existen, asimismo, algunos peligros que son evolutivos y derivan de la historia de
nuestra especie.
• Funciones
El miedo activa al sujeto para que lleve a cabo alguna conducta que le distancie
del estímulo.
Esta emoción actúa como un activador que avisa del riesgo vital, facilitando las
respuestas de escape o evitación de la situación peligrosa.
Las estrategias de afrontamiento que el ser humano puede adoptar son muchas:
retirarse, inmovilizarse, amenazar o atacar, etc.
• Sensación subjetiva
La emoción de miedo, a nivel subjetivo, es una de las más intensas y en ocasiones
de las más desagradables.
Puede provocar sensación de tensión, desasosiego, preocupación y recelo por
la propia seguridad, y con frecuencia sensación de pérdida de control ante una
amenaza, de la cual no se puede hacer frente por inseguridad respecto de las
propias capacidades.
• Expresión facial
–– Elevación de la parte inferior de las cejas AU 1.
–– Elevación de la parte exterior de las cejas AU 2.
–– Descenso y contracción de las cejas AU 4.
–– Alargamiento de la comisura de los labios AU 20.
–– Separación de labios AU 25.
–– Descenso de la mandíbula AU 26.
–– Apertura de boca AU 27.
© Editorial Tébar Flores. Prohibida la reproducción sin la autorización expresa de la editorial.
Tema 25: La huella no verbal del crimen 747
Figura 24 Miedo.
Alegría
• Definición
La alegría es un sentimiento positivo que aparece cuando una persona experimen-
ta una atenuación en su malestar, cuando consigue una meta u objetivo, cuando
tiene una experiencia placentera.
• Desencadenantes
Fundamentalmente hay dos tipos de situaciones que provocan alegría: aquellos
estímulos que atenúan o eliminan una experiencia negativa o la ocurrencia de algo
positivo, deseado o placentero.
• Funciones
La alegría atenúa la respuesta fisiológica al estrés y reajustaría el nivel homeostá-
tico del organismo.
Asimismo, a nivel social disminuiría el comportamiento hostil y contribuiría a la
aparición de conductas amistosas y prosociales.
• Sensación subjetiva
La alegría permite experimentar todo tipo de sensaciones placenteras y psicoló-
gicamente positivas, como incremento de la autoestima, la confianza, optimismo.
• Expresión facial
–– Elevación de las mejillas AU 6.
–– Elevar comisura de los labios AU 12.
• Unidades de acción complementarias
–– Separación de los labios AU 25.
Los músculos implicados en la alegría sentida son los cigomáticos mayor y orbi-
cular del párpado.
• Expresión vocal
Elevación del tono de voz y aumento de su sonoridad introduciendo un mayor nú-
mero de variaciones tonales. Producción de formas sonaras como “ja, ja”, “je, je”.
Tristeza
• Definición
La tristeza es una sensación negativa y un decaimiento del estado de ánimo ha-
bitual de una persona.
• Desencadenantes
La tristeza emerge ante la pérdida irreparable de un ser querido o una meta valiosa
o ante el planteamiento de una contingencia aversiva.
También podemos sentir tristeza cuando no tenemos los medios para alcanzar
una meta importante o ya no tenemos esperanza de llegar a ella.
• Funciones
El sentimiento de tristeza ralentiza nuestras funciones motoras y cognitivas para
un ahorro de energía, favoreciendo un enfoque hacia nosotros mismos y nuestros
Expresión vocal
Cuando nos sentimos tristes, se produce un descenso en la media y el rango de fre-
cuencia principal de la señal vocal y en su intensidad. El tono de voz resulta más bajo y
monótono, de menor sonoridad e intensidad. También a nivel de fluencia disminuyen las
palabras articuladas y aumenta el tiempo necesario para su articulación.
Ira
• Definición
La ira aparece cuando la persona se ve sometida a una situación que le producen
frustración o que le resulta aversiva. Esto permite un proceso vigorizador de ener-
gía que centra la atención al agente que instiga esta emoción y actuando como
defensa en situaciones que comprometen la integridad física o la propia imagen
y autoestima.
• Desencadenante
Los desencadenantes de la ira pueden ser situaciones frustrantes, tales como
obstrucción del acceso a una meta teniendo los medios para alcanzarla, trasgre-
sión de normas y derechos o situaciones aversivas como experiencias desagra-
dables o de dolor.
• Funciones
La ira nos permite desarrollar conductas rápidas de defensa o ataque ante situa-
ciones desagradables o generadoras de frustraciones.
Es una de las pocas emociones que permite un despliegue de energía para alcan-
zar metas y retirar cualquier bloqueo u obstáculo.
• Sensación subjetiva
La vivencia emocional subjetiva de la ira se experimenta como un estado desagra-
dable e intensamente activador.
La persona tiene mucho vigor para resolver con la mayor inmediatez posible la
situación problemática y este comportamiento suele ser muy poco reflexivo.
• Expresión facial
–– Bajada del interior de las cejas hacia el interior AU 4.
–– Elevación del parpado superior AU 5.
–– Párpados tensos AU 7.
–– Elevación de la barbilla AU 17.
–– Afinar labios AU 23.
• Unidades de acción complementarias:
–– Elevación del labio superior AU 10.
–– Contracción de los labios en forma de embudo AU 22.
–– Separación de los labios AU 25.
–– Dilatación de las fosas nasales AU 38.
Desprecio
• Definición
La emoción del desprecio se expresa principalmente en situaciones sociales,
cuando se quiere expresar desaprobación por un comportamiento transgresor
de las normas morales y las convenciones sociales, el comportamiento agresivo
y violento, la traición a la confianza, etc.; tales actitudes evocarían una evaluación
moral del otro y un sentimiento positivo hacia nosotros mismos que nos sentimos
moralmente mejor que los demás.
• Antecedentes
Serían situaciones que provocan esta emoción: las actitudes de superioridad,
traición a la confianza, situaciones en las que el individuo necesita sentirse más
fuerte, más inteligente o más civilizado; violaciones de normas morales e irres-
ponsabilidad que evocarían una evaluación moral.
El desprecio requiere esencialmente ver “malas cualidades” de alguien y al mismo
tiempo hacer una comparación entre esta persona y nosotros mismos o nuestro
grupo.
• Funciones
Incluso el desprecio tiene un valor adaptativo. En una perspectiva evolutiva, puede
considerarse como una modalidad expresiva que sirve para preparar al individuo o
• Expresión vocal
Tono medio bajo con un timbre de voz de rango amplio. Puede estar acompañado
de risas de burla.
La historia de las micro expresiones se remonta a los años 60, cuando Haggard e Isaacs
(1966) en su estudio de entrevistas psicoterapéuticas hablaban de “micro momentáneas”.
Los autores explicaban su existencia debido a la represión emocional de los pacientes.
En 1967, Ekamn empezó sus estudios con pacientes deprimidos, de hecho, en su libro
Telling Lies: Clues to Deceit in the Marketplace, Politics, and Marriage, habla de una pa-
ciente, Mary, ama de casa de 42 años.
Figura 31. El padre de Paulette, una niña que desapareció y luego se encontró muerta en su
domicilio, tiene una micro expresión de asco al relatar la desaparición de su hija.
La investigación tuvo una importancia vital para la psicología, ya que estos pacientes
afirmaban falsamente que ya no se sentían deprimidos, pero se suicidaron una vez dada
el alta médica.
Cuando las grabaciones de las entrevistas clínicas de los pacientes se examinaron a cá-
mara lenta, Ekman y Friesen vieron micro expresiones que revelaron fuertes sentimientos
negativos que el paciente estaba tratando de ocultar, como profunda tristeza, desprecio
o asco.
Todo esto fue por una falta de interés hacia la comunicación no verbal de los pacientes,
ignorando que la expresión emocional podía ser un factor muy importante para tener en
cuenta y que en una entrevista clínica no solo es importante la parte de contenido verbal,
sino que la no verbal no puede ser ignorada.
DETECCIÓN DE MENTIRA
DETERMINAR LA CONDUCTA CONGRUENTE
El proceso emocional se inicia con la aparición de un estímulo que es procesado hasta
llegar a una determinada conducta
Proceso(Palmero y Mestre,
de la percepción 2004).
emocional
PERCEPCIÓN NO ESTÍMULO
CONSCIENTE
DISPOSICIÓN BIOLÓGICA
RESPUESTA EXPERIENCIA
MOTIVACIÓN COGNITIVA EMOCIONAL
(OREXIS) (PENSAMIENTO) (EMOCIÓN SENTIMIENTO)
REPRESIÓN
EMOCIONAL
CONTROL
EMOCIONAL
ESTÍMULO
DISPOSICIÓN BIOLÓGICA
RESPUESTA EXPERIENCIA
MOTIVACIÓN COGNITIVA EMOCIONAL
(OREXIS) (PENSAMIENTO) (EMOCIÓN SENTIMIENTO)
REPRESIÓN
EMOCIONAL
Nivel 2. Inferencias
CONTROL
EMOCIONAL
QUÉ ES LA MENTIRA
“La gente miente un promedio de dos veces al día, o por lo menos eso es lo que normal-
mente se admite”, dice Bella DePaulo (2003, 2018), psicóloga de la Universidad de Virgi-
nia, que en uno de sus estudios pide a los sujetos que lleven un registro de las mentiras
diarias que dicen.
Existen dos formas fundamentales de mentir:
• Ocultar. Se basa en retener cierta información sin decir en realidad nada que falte
a la verdad.
• Falsear. No solo retiene información verdadera, sino que presenta información
falsa como si fuera cierta.
A menudo el engaño incluye ambos tipos de mentira, aunque no siempre el mentiroso usa
las dos. De hecho, un buen mentiroso, si puede elegir, preferirá ocultar a falsear puesto
que ocultar es más fácil que falsear y dispone de mayor repertorio de argumentos de
salida que el falseo, es decir, el mentiroso dispone de más respuestas creíbles ante un
ocultamiento que con un falseo, tales como la ignorancia ante el hecho, la intención de
decirlo más tarde o la ausencia de memoria.
En resumen, el engaño es el intento deliberado, exitoso o no, de ocultar, generar y/o ma-
nipular de algún otro modo información factual y/o emocional, por medios verbales y/o no
verbales, con el fin de crear o mantener en otra (s) persona (s) una creencia que el propio
comunicador considera falsa (Masip, 2004).
Los sistemas cerebrales aquí son diferentes, son el de ataque y huida y el de evitación del
castigo o inhibido conductual.
El segundo sistema que se activa es el cognitivo, que se refiere al contenido del relato del
mentiroso que fabula, inventa unos hechos y sus detalles sabiendo que tiene que tener
buena memoria para recordar lo que ha dicho, a quién, cuándo, y no incurrir en errores
y/o incongruencias, también tendrá que contestar a posibles preguntas organizando con-
tinuamente su relato.
Por último, la actividad de la gestión conductual tiene como misión que los otros dos sis-
temas de respuestas salgan con calidad. Tiene como objetivo controlar la conducta para
no ser detectado y ajusta nuestro discurso, nuestros gestos, posturas, expresión, para dar
la impresión de que decimos la verdad.
Ahora, la verdad siempre está presente y de manera más fácil que la mentira, y querrá
salir y, como los tres sistemas trabajan simultáneamente, esto significa que el mentiroso
necesita un gran esfuerzo para producir el engaño.
Este esfuerzo es la base también de la teoría de la carga cognitiva de Virj, en la cual ex-
plica que un mentiroso da más peso a la parte cognitiva relatando el contenido del falso
relato, y por eso los otros dos sistemas, el emocional y sobre todo el conductual, no se
controlan. Por eso no habrá sincronía en los gestos, no aparecerán gestos ilustradores, la
persona nos mirará fijamente y solo después parpadeará.
INCONGRUENCIAS EMOCIONALES
Lo más útil no es centrarse en conductas específicas y únicas de engaño, sino sobre todo
las incongruencias emocionales.
Vimos que hay siete emociones que son básicas y por eso son las con las cuales trabaja-
remos para ver si estas emociones son verdaderas o simuladas.
Lo más importante es observar la conducta normal, y de este modo descubrir cuándo se
producen cambios importantes en la conducta. Será entonces cuando se pueda hablar de
detección de incongruencias conductuales.
Ekman afirma que un conjunto de expresiones faciales muy sutiles y ciertos marcadores
del comportamiento no verbal del cuerpo humano podrían ser utilizados para detectar
mentiras con cierto grado de fiabilidad. Básicamente, para Ekman, cuando una persona
miente oculta sus verdaderas emociones. No obstante, esas emociones subyacentes lo-
gran emerger a través de efímeras microexpresiones que duran menos de una quinta parte
de un segundo, dejando aflorar así las verdaderas intenciones que se quieren esconder,
como la ira o la culpa.
Fruto de sus estudios, algunas de sus teorías han sido utilizadas dentro del programa
Screening of Passengers by Observation Techniques (SPOT) para cuidar la seguridad
aeroportuaria por oficiales de la Administración de Seguridad del Transporte (TSA) en
Implicación en el Se le
Emoción esperada
crimen acusa
Figura 35. Emociones esperadas según los diferentes contextos (Alicia Juárez, 2017).
Se tratará de ver si esta emoción que el sujeto presenta es congruente con la emoción que
nos esperamos en ese momento concreto utilizando el FACS y el EMFACS de Ekamn. Esto
significa que si no hay congruencia estamos delante de un posible engaño o simulación.
Podemos encontrarnos con varios panoramas. Por ejemplo, si una persona no presenta
ningún tipo de emoción, podríamos estar delante de un sujeto que padece alguna en-
fermedad médica, psicológica o psiquiátrica. Es normal que delante de un psicópata no
encontremos ningún tipo de emoción. Tampoco delante de un asesino en serie, como
el español Francisco García Escalero, quien padecía esquizofrenia y explicaba todos sus
asesinatos crueles sin ningún tipo de emoción.
Podemos también encontrar que la emoción que nos esperamos es totalmente diferente
a la que presenta el sujeto, como hemos visto delante de la pérdida irreparable de un ser
querido, el ser humano prueba y expresa tristeza, sin embargo, hay casos en los cuales
las personas sienten alegría, en el párrafo anterior hemos explicado detenidamente cuál
es su significado.
Por ejemplo, cuando Pietro Maso, asesino en serie italiano, confiesa estar arrepentido,
pero al relatar sus atrocidades tiene microexpresiones de alegría y de gozo. Rosario Porto,
madre de la difunta Asunta Basterra, se reía a carcajadas durante la primera inspección de
su vivienda por parte de la Policía.
También puede pasar que la emoción que presenta el sujeto y su comportamiento no ver-
bal sea congruente con la que nosotros nos esperamos en ese momento concreto, pero
con el análisis no verbal, esa emoción no es realmente sentida, sino que es simulada. La
persona tratará de simular esta emoción, pero no la prueba de verdad.
Y la literatura criminológica está llena de casos. Nosotros como analistas tenemos que
analizar la sincronía de su relato con su comportamiento no verbal, el cambio de su com-
portamiento no verbal básico.
Sin embargo, esto es así solo en el caso de que las preguntas no hayan sido
dadas a conocer previamente. En ese caso se produce el fenómeno inverso,
es decir, las respuestas mentirosas presentan menor latencia de respuesta.
• Tensión vocal. La voz suena tensa, no relajada o con estrés vocal. Esto último
punto puede medirse con mucha precisión mediante los analizadores de estrés
vocal.
• Frecuencia o tono de voz. Aumento de frecuencia o tono de voz. La voz suena
más aguda.
FALSOS MITOS
Muchos son los expertos que dicen ser capaces de desvelar los secretos que ocultamos
en nuestra conducta, desde expertos en comportamiento hasta especialistas en progra-
mación neurolingüística (PNL), pasando por expertos en tecnología.
Analizan personalidades a partir de imágenes y vídeos, detectan la falsedad en discursos
políticos, venden cursos de oratoria y seminarios en técnicas de comportamiento no ver-
bal y detección de la mentira e incluso libros de autoayuda.
Se han desarrollado técnicas de detección de mentiras basadas en diversas tecnologías,
como el polígrafo o el movimiento ocular, y se ofrecen servicios de detección científica
del engaño.
El problema con la tecnología dedicada a la detección de mentiras radica en que no de-
tecta directamente la mentira, sino ciertos indicadores de la conducta relacionados con
la misma.
En cuanto a los especialistas en comportamiento, algunos autoproclamados expertos
en comportamiento no verbal que creen poder leer algo tras las expresiones faciales,
la postura y movimientos del cuerpo, dicen poder descifrar las verdaderas emociones y
sentimientos y revelar los secretos ocultos de las personas, suelen basarse en anécdotas
y solo referencian a otros autores que apoyan sus teorías, pero por lo general no hay citas
de estudios científicos contrastados.
El PNL no tiene tras de sí evidencias científicas, pero resulta tan compleja y tira tanto de
bibliografía que puede incluso ofrecer ciertos resultados, pero no constituye en sí una
opción veraz para el tema que nos ocupa.
INTRODUCCIÓN A LA INVESTIGACIÓN
El ser humano, al igual que otros animales, quiere saber sus circunstancias futuras tratan-
do de predecirlas. Esta predicción se realiza mediante razonamientos causales y probabi-
lísticos, puesto que las acciones futuras se ven influenciadas por las acciones presentes
de un modo u otro. Estos sistemas de causa y efecto son, obviamente, probabilísticos.
Habitualmente los efectos se dan en más ocasiones cuando están precedidos por las
causas que cuando faltan.
No es lo mismo comprensión que predicción, puesto que la segunda se puede realizar
sin tener en cuenta a la primera. Con la base del conocimiento y la comprensión, el ser
humano puede predecir mucho mejor los fenómenos y, por ello, es esencial para la inves-
tigación responder a las preguntas qué y por qué. Además, la predicción, se basa en otros
conceptos como son la tradición y la autoridad.
Referente a la tradición: hay conocimientos que se transmiten de generación en genera-
ción, dado que los conocimientos son acumulativos y estas son verdades “obvias” que
“todo el mundo conoce”. Es decir, son heredados. Una ventaja de este conocimiento es
que evita al investigador la enorme tarea de buscar desde el principio la comprensión y
ERRORES
Las observaciones que hacemos son, en la mayoría de los casos, imprecisas. Tratar de
recordar aspectos como el color de la carpeta que llevaba un profesor determinado el pri-
mer día que impartió clase es más una adivinanza que una observación clara y sin error;
es posible que otros alumnos digan otros colores (observaciones imprecisas).
Si esa pregunta era sabida que se iba a formular, los alumnos irían preparados para tomar
apuntes el primer día de clase y anotar los detalles para responder bien a la pregunta.
En su contra, la investigación científica es una actividad consciente, con criterios más
concisos e instrumentos para medirla. Otro fallo común es asociar que cuando acaecen
fenómenos similares, estos sucesos son enmarcados como un esquema general debido
a la tendencia que se tiene a regularizarlos (la sobregeneralización). Para poder ser pre-
cavidos en este aspecto, y evitar caer en el error, se puede salvaguardar la investigación
realizando un nuevo estudio sobre el caso (repetición) y verificar si se produce de nuevo
el mismo resultado o no.
Cuando se establece un esquema general, se puede caer en el error de concentrarse en
aquellos supuestos que se contemplen dentro del esquema y evitar los demás. Estos per-
juicios pueden ser grandes losas sobre la investigación (observación selectiva).
El uso de razonamientos lógicos y metódicos es utilizado, de forma consciente y explícita,
por los investigadores para evitar caer en el error de la ilógica o hechos aleatorios (razo-
namiento ilógico) que, en modo alguno, demostrarán una investigación seria.
El hecho de contestar a una pregunta tan simple como, ¿qué es la realidad? nos lleva a ver
la dificultad de contestarla de forma simple, siendo esta muy compleja para la asunción
La teoría social científica busca explicar cómo son las cosas y por qué. No buscan respon-
der a disputas subjetivas sobre valores, sino las razones de por qué son así. Es decir, las
ciencias sociales serían igual a la suma de la teoría con la recopilación y análisis de datos.
En el proceso de investigación social, la profundización en las características y tareas de
cada una de las etapas de la misma obliga a tener un conocimiento de qué hay que realizar
de forma establecida previamente y, además, analizar las decisiones tomadas, así como
los subsiguientes dilemas que surgirán para los investigadores en dichas etapas.
El procedimiento científico tiene unas reglas determinadas y con pautas establecidas pero
la realidad obliga a tener en cuenta otros factores como son las decisiones motivadas por
las restricciones presupuestarias, que merman los recursos financieros y humanos de la
investigación, así como las limitaciones existentes actualmente en las técnicas de investi-
gación empírica en las ciencias sociales.
A la hora de abordar el diseño de una investigación, hay que tener en cuenta una gran
cantidad de factores y tratar de obtener el mejor resultado con los medios disponibles
(Hakim, 2000):
• Recursos temporales.
• Recursos financieros.
• Recursos geográficos.
• Disponibilidad de datos.
• Requisitos teóricos.
• Requisitos lógicos.
• Objetivos de la investigación.
• Cuestiones de la investigación.
Cualquier método y diseño de una investigación científica tiene pros y contras: los méto-
dos más explicativos no producen resultados tan representativos o generalizables, a veces
ni realistas y puede que, en la práctica, sean muy difíciles de realizar.
La investigación social es un proceso continuo con principio y fin en la teoría (ver Figura 1).
Las etapas son flexibles, pese a que sea una sucesión lógica y jerarquizada, puesto que se
pueden interrelacionar y así puede ser cambiado el diseño inicial en caso de necesidad.
Las diferentes etapas pueden englobarse en dos grandes procesos genéricos:
1. Construcción del marco teórico de la investigación:
–– Teoría.
–– Hipótesis.
–– Conceptos y variables.
–– (Causalidad).
Teoría
Hipótesis
Análisis
Recogida Conceptos
de datos
Método Mediación
Estas etapas si se siguen de una forma lineal, sería la forma típica de la metodología cuan-
titativa, mientras que una división más difuminada es habitual en la metodología cualitati-
va. Ambas han de seguir esencialmente las mismas etapas de la investigación y aplicar, en
la medida de lo posible, la misma lógica (Goldthorpe, 2000). La lógica inferencial científica
se tiene que aplicar a las dos metodologías, siendo su diferencia la forma de selección y
recolección de datos (King, Keohane y Verba, 2000).
El objetivo principal de la tarea científica es la inferencia, consistente en pasar de los
hechos observados a generalizaciones no observadas. Si las reglas de la inferencia están
bien aplicadas, se pueden obtener patrones generales y objetivos en la realidad social
desde los datos observables. Estas reglas usan métodos de investigación sólidos que
requieren el uso de diferentes procedimientos sin sesgo para precisar aquello que se
observará y, a su vez, para realizar una buena selección de los casos.
la Segunda Guerra Mundial”. Esta idea es, sobre todo, subyacente a las investigaciones
biomédicas realizadas por los nazis, y de ese campo se ha extrapolado al de las ciencias
sociales. En las ciencias sociales se ha visto también que es necesario este control ético,
como bien demuestra Agar (2004) en los ejemplos citados por él, como el estudio de obe-
diencia a la autoridad de Stanley Milgram. Tras la promulgación del Código de Núremberg,
se desarrollaron otras normas internacionales, como son la Declaración de Helsinki de
1964 o el Informe Belmont (Belmont Report) estadounidense de 1978, con gran acogida
en la comunidad científica (Pérez y Díaz, 2010).
Los requisitos éticos de cualquier investigación social pueden ser resumidos en siete
puntos:
• Que tenga un valor social y científico.
• Posee validez científica.
• Selección correcta de los sujetos.
• Existe una relación positiva entre el riesgo y el beneficio.
• Evaluación independiente.
• Ha de contar con el consentimiento informado.
• Máximo respeto por la autonomía y bienestar de los sujetos intervinientes.
En la actualidad se han de incluir nuevos factores que no se preveían tras el final de la
Segunda Guerra Mundial puesto que, en aquella época, las teorías del conflicto y el rol
todavía mayoritariamente privado de la mujer orientaban las investigaciones. En la posmo-
dernidad, como lo denominan algunos autores, es necesario superar esta visión e incluir
de forma natural a la mujer y ver desde otra perspectiva las teorías del conflicto. Hoy en
día, la ética de la investigación presenta en su base el respeto cultural y el reconocimiento
de las formas de organización social básicas.
Como se citó anteriormente, la base actual gira en torno al informe Belmont que postula
tres principios éticos básicos para la investigación:
1. El principio de beneficencia, cuya base es no hacer daño a los participantes de la
investigación. Los riesgos aquí pueden ser (Pérez y Díaz, 2010):
–– Riesgo inexistente, como es el caso de los estudios descriptivos, ya que no se
realiza ninguna intervención en los participantes.
–– Riesgo mínimo, serían los llamados estudios prospectivos, donde emplean
procedimientos rutinarios.
–– Riesgo, puede afectar al sujeto de diversas formas.
La investigación ha de ser realizada por personal científicamente cualificado, evi-
tando la exposición a daños graves a los participantes, y con la capacidad de dar
por finalizado el procedimiento en previsión de causar algún daño físico o psico-
lógico. El investigador asegurará también que la participación o la información
PARADIGMAS DE LA INVESTIGACIÓN
Paradigma, según el Diccionario de la Real Academia Española proviene del latín tardío
“paradigma”, y este del griego clásico παράδειγμα “parádeigma”. Se define como la teoría
o conjunto de teorías cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que suministra la
base y modelo para resolver problemas y avanzar en el conocimiento.
En filosofía, según Goldschmidt, existen dos funciones fundamentales en el paradigma;
una, la de ejercitar el intelecto y otra, la del descubrimiento de semejanzas (Goldschmidt,
1947). Un claro ejemplo lo da Platón en su obra El Político (Πολιτικός), perteneciente a los
diálogos de Platón, siendo el último de ellos (De Azcárate, 1872).
González Escudero afirma que “para asegurar el procedimiento desarrollado hasta el mo-
mento pasa Platón a hablar de un paradigma, esto es, de un ejemplo. Aristóteles dirá más
adelante que el ejemplo es el típico recurso deíctico, el que muestra la actividad de algo.
Por ello, el funcionamiento, entendido como bien o actividad, consiste en contemplar el
papel social o de relación en el que estamos integrados personas y cosas en el cosmos”
(González, 2007).
Los ejemplos son importantes en toda investigación porque es muy difícil mezclar la expe-
riencia con el pensamiento, cosas tangibles con las intangibles y, por ello, siempre es ne-
cesario facilitar la comprensión de ambos mediante sucesos más asumibles de entender.
En la Retórica de Aristóteles, el paradigma (παράδειγμα) es una las dos pruebas que
generan persuasión. Este es la prueba que sirve para inferir una regla general a partir de
diferentes casos particulares. Aquí la regla es una premisa general que vincula la afirma-
ción inicial del orador al caso particular puesto de ejemplo y sirve, por tanto, para probar
la verdad de tal afirmación (Martín, 2011).
El paradigma ha tenido un uso excesivo y, además, confuso en las ciencias sociales por-
que se trata de:
• Un sistema de ideas, de carácter precientífico.
• Un sinónimo de teoría.
• Una corriente de pensamiento.
El estadounidense Thomas S. Kuhn fue un insigne intelectual que contribuyó al cambio
de orientación de la filosofía y la sociología científica tras la publicación, en 1962, del libro
The Structure of Scientific Revolutions, publicado en castellano como La estructura de las
revoluciones científicas.
Hay que tener en cuenta que desde la “revolución” causada por el libro de Kuhn, los inves-
tigadores sociales, si no se sobreponen, pueden estar separados por el paradigma en el
que fueron incorporados al mundo científico además de ”innecesaria, pero drásticamente,
por sus ideologías (…) este pluralismo paradigmático, que descansa fundamentalmente
en el cruce del eje consenso-conflicto, con el eje interacción individual-normativa social,
no impide que todos ellos apliquen el método científico a un mismo objeto de estudio
desde la perspectiva social, puesto que lo que cambian son los aspectos del objeto en los
que se especializan, las técnicas de investigación social que desarrollan y la valoración
social de las conclusiones que obtienen” (Bordas, Bordas y Crespo, 2015).
ciencia entendida como acumulación progresiva y lineal de nuevos avances y logros. Pero
también existen los momentos revolucionarios donde la relación de continuidad lineal
con el pasado se interrumpe bruscamente y comienza una nueva construcción. Estas dos
visiones teóricas son, obviamente, contrapuestas y el paso de una a otra tiene resultados
tan extremos sobre la disciplina implicada, que Kuhn establece que se trata de una revo-
lución científica. La ciencia se desarrolla según cinco fases concretas:
• Establecimiento de un paradigma.
• Ciencia normal.
• Crisis.
• Revolución científica.
• Establecimiento de un nuevo paradigma.
En la disciplina afectada tras una revolución, según Kuhn: “Se reorienta la disciplina, trans-
formando la estructura conceptual a través de la cual los científicos miran el mundo”. Es
decir, hay un cambio tanto de los problemas o retos planteados a la investigación científica
como de los criterios establecidos por los profesionales de esa disciplina que considera-
ban qué era un problema admisible o la solución aceptada de este.
Para Kuhn, el paradigma no es un conjunto de axiomas, sino que se asignaría a todos los
compromisos compartidos por una comunidad de científicos, fundada sobre adquisicio-
nes que preceden a la disciplina misma y que actúa dirigiendo la investigación en términos
de identificación, formulación y preparación. Esto se dividiría en dos grandes partes, una
compuesta por los teóricos, ontológicos y aquellos de creencias; y, la otra parte, los que
se refieren a la aplicación de la teoría y a los modelos de soluciones de problemas.
Para Kuhn, la ciencia normal serían aquellas fases de una disciplina científica durante las
que predominaría un paradigma concreto, compartido por la comunidad científica. Duran-
te esta fase la ciencia se desenvuelve de una forma lineal y acumulativa atribuida, como
se hizo referencia anteriormente, a la totalidad del desarrollo científico.
Las ciencias sociales no poseen un paradigma único compartido de forma amplia por la
comunidad científica, sino que estarían en una fase previa a la paradigmática, con excep-
ciones como las ciencias económicas. Es difícil, por no decir imposible, ni siquiera en
períodos históricos limitados, encontrar para las ciencias sociales o en la sociología un
paradigma compartido de forma global.
Robert W. Friedrichs, seguidor de Kuhn, trató de hacer un estudio sobre la revolución
de los paradigmas, pero al final llegó a un resultado más conservador afirmando que la
sociología es una disciplina multiparadigmática. Partió de la base en que se mantuviesen
todos los elementos de la definición original menos el consenso de la comunidad científi-
ca, abriendo la multiconvivencia de varios paradigmas simultáneos.
Han existido algunas ideas generales, coherentes y operativas, que se pueden identificar
como paradigmas, como son el positivismo y el interpretativismo.
EL PARADIGMA POSITIVISTA
Se considera paradigma positivista al estudio de la realidad social utilizando el marco con-
ceptual, las técnicas de observación y medición, los instrumentos de análisis matemático,
así como los procedimientos de inferencia de las ciencias naturales. La corriente positivis-
ta surgió en el siglo XIX, junto con las ciencias sociales, siendo su autoría perteneciente a
Comte y Spencer. Estos autores trataron de aplicar los métodos de las ciencias naturales
a las ciencias sociales.
Se trató de extrapolar la ley natural de causa-efecto, con las variables cuantitativas y apli-
car la inducción. Esta parte de lo particular (la muestra) a lo general (la población) para
hallar las respuestas.
El paradigma positivista de Comte fue aplicado por Durkheim, quien trató de traducir los
principios del pensamiento positivo en praxis empírica convirtiéndose, según la doctrina,
en el primer científico social. Según Durkheim, Comte no se ocupó de cosas, sino de
conceptos. Afirmó que los fenómenos sociales son hechos naturales, sometidos a leyes
naturales (reconocimiento implícito de su carácter de cosas), pero al aplicar su principio
y deducir de este la ciencia que contiene, lo que asume como objetos de estudio son las
ideas.
Durkheim fundamentó su praxis empírica en la teoría del hecho social, donde los hechos
sociales son cosas, es decir, modos de actuar, de pensar, de sentir que presentan la pro-
piedad de existir fuera de las conciencias individuales.
Los hechos sociales, pese a que no sean entidades materiales, poseen las mismas propie-
dades que las cosas del mundo natural. Además, los hechos sociales tienen las siguientes
características:
• No están sujetos a la voluntad del hombre, porque ofrecen resistencia a su inter-
vención, lo condicionan y, también, lo limitan.
• Funcionan según sus propias reglas, ya que tienen una estructura determinista
que el hombre puede descubrir a través de la investigación científica.
• El mundo social está regulado, al igual que el mundo natural, por leyes capaces
de ser estudiadas con la misma lógica de investigación que las del mundo natural,
sería la denominada Física Social, puesto que los fenómenos de la vida social
obedecen a leyes naturales inmutables como la ley de la causalidad.
Posteriormente, para solventar las limitaciones intrínsecas del positivismo surgió el
neopositivismo (1930 a 1960, aproximadamente) y posteriormente el post-positivismo. El
neopositivismo tuvo tres grandes círculos: el vienés, el berlinés y el estadounidense. Esta
corriente trató de aplicar los nuevos conceptos de las ciencias naturales, como fueron la
relatividad de Einstein o el principio de incertidumbre de Heisenberg, introduciendo ele-
mentos de probabilidad e incertidumbre, a la vez que fueron perdiendo la imperatividad
de las leyes deterministas.
A partir de los años 60 del siglo XX, el neopositivismo es superado por el post-positivismo,
donde la observación empírica no es una imagen objetiva, sino que depende de la teoría de
la que se parte. Mantienen los postulados empiristas fundamentales del positivismo con
los principios del operacionismo, cuantificación y generalización; así como la centralidad
del método científico en la investigación social, es decir, la analogía de fondo entre el
método de las ciencias sociales y el de las ciencias naturales. Las características más
novedosas del neopositivismo serían:
• El registro de la realidad depende del punto de vista del investigador, de sus con-
dicionamientos sociales y culturales.
• La realidad existe independientemente de la actividad cognoscitiva pero el acto de
conocer está condicionado por las circunstancias sociales y por el marco teórico
en las que se colocan.
• Hay una apertura a las técnicas cualitativas pero manteniendo la centralidad de las
cuantitativas.
Las críticas al paradigma positivista se han basado, sobre todo, en la gran atención y cui-
dado prestado a la formulación y el desarrollo de técnicas y procedimientos empíricos, en
el período neopositivista. La radicalización del empirismo ha ocasionado:
• Un empirismo antiespeculativo basado en el mito del método y los datos.
• El objetivo ha dejado de ser la formulación de teorías y su posterior comprobación
empírica, por una mera recolección y descripción de datos. La crítica al positivis-
mo también afirma que se ha producido un reduccionismo, puesto que ha habido
un proceso de reducción progresiva donde:
–– Han disminuido los límites de la exploración teórica, acentuando el arte proba-
torio en detrimento de la teoría.
–– Desplazamiento de la atención del contenido al método, privilegiando compro-
bación empírica y no teoría.
–– Trivialización extrema debido a la exclusión de interrogantes de forma no in-
mediata y simplemente traducibles a procedimientos empíricamente compro-
bables.
• Se ha producido un cambio en las prioridades y se ha pasado de la operacionali-
zación de conceptos a la resolución de los problemas prácticos de obtención de
datos y su análisis (estadística más sofisticada). En resumen, se ha pasado del
método al dato como polo principal.
Las críticas pueden resumirse, en opinión de Luciano Gallino (2005), como “un enorme
montón de datos minuciosamente registrados, medidos y clasificados, pero no coordina-
dos entre sí, exentos de conexiones significativas, incapaces de proporcionar un conoci-
miento adecuado del objeto al que se refieren nominalmente”.
EL PARADIGMA INTERPRETATIVISTA
El interpretacionismo parte de la base teórica de que la realidad no puede ser simplemen-
te observada, sino que, también tiene que ser interpretada. El positivismo fue criticado,
sobre todo, por la corriente historicista alemana a finales del siglo XIX puesto que según
estos no había una homogeneidad de las ciencias naturales con las ciencias humanas.
El objeto de las ciencias naturales lo constituye una realidad externa al hombre mien-
tras que, para las ciencias sociales, al no haber separación entre observador y realidad
convicción a dicha dominación puede surgir, normalmente, de tres fuentes distintas que
pueden ser coetáneas:
• Legitimación del poder tradicional: basada en “la fuerza del pasado”, en la tradición
del grupo.
• Legitimación del poder carismático: proveniente de la apreciación de los atributos
individuales (percibidos, su carisma) de un líder particular.
• Legitimación del poder legal-racional: procedente de argumentaciones éticas y
racionales.
En cambio, el poder sin dominación se mantiene, principalmente, por las diferentes for-
mas de coerción, tanto física como psíquica, que sus poseedores traten de aplicar sobre
el individuo.
Cuando el vínculo entre el subordinado y el poder es más estrecho, la entrega del subor-
dinado es todavía mayor y los que ejercen el poder se encuentran con menos obstáculos.
Las críticas al paradigma interpretacionista no fueron tanto en el planteamiento original
weberiano sino, sobre todo, contra sus continuadores, porque llevaron hasta el extremo
la orientación hacia el individuo. Esto se refiere a que la crítica fue contra la denominada
sociología neocomprensiva puso el acento en el carácter subjetivista del planteamiento
de Weber y desplazaron la atención sobre el mundo de la vida cotidiana y la interacción
intersubjetiva. Sus críticos cuestionaron cuatro puntos:
• Atendiendo al subjetivismo extremo, se excluye la posibilidad de la ciencia social
porque cada acción humana es irrepetible e irreductible a componentes sociales
externos y generales.
• Niega la objetividad del conocimiento, porque no permite ir más allá del individuo.
• No permite el control intersubjetivo, puesto que otro investigador podría llegar al
mismo resultado elaborando los mismos datos u otros diferentes.
• Se excluye a las instituciones, al focalizarse solamente en el individuo y sus inte-
racciones:
–– Su origen radica en la interacción individual, pero tienen autonomía respecto a
los individuos y sus elecciones.
–– No trasciende de los pequeños hechos de la vida cotidiana (microsociología).
–– Nuevos paradigmas.
La popularidad de la teoría sociológica se produjo a partir del último cuarto del siglo XX,
renovando su misión social con diferentes tendencias desde puntos de vista macro, con
los enfoques neomarxistas y neoweberianos; y, desde puntos de vista microsociológicos,
en la última década del siglo XX, con el postmodernismo. En líneas generales, puede de-
cirse que estas nuevas tendencias:
• Son un rechazo a las teorías generales, universales, acusadas de totalitarismo
homogeneizante.
Lewis Coser se basó en las tesis funcionalistas y las representadas por Durkheim y Simmel
para hacer su construcción teórica. El conflicto, además de ser una constante en las
sociedades, es algo inherente a las propias relaciones sociales. El conflicto podría ser
positivo en el sentido que facilita el cambio social y asegura tanto la integración como la
conservación del grupo social (Coser, 1961).
Ralf Dahrendorf, supera las teorías dicotómicas y se puede enmarcar en las pluralistas,
añadiendo elementos de la tradición liberal. La sociedad según Dahrendorf no es una lu-
cha entre dos grupos antagónicos, sino que esta está segmentada y es multidimensional.
Todos los grupos sociales están divididos en su interior por conflictos sociales y, además,
están segmentados.
Para Dahrendorf no hay una lucha de clases en el sentido decimonónico, sino que existe
una individualización del conflicto social (Dahrendorf, 1990). Tanto los individuos como
los grupos pugnan en una lucha constante inevitable pero que, a su vez, facilita el cambio
social (Dahrendorf, 1970). La lucha por el poder, debido al constante conflicto de inte-
reses, sigue siendo esencial, pero, en las sociedades democráticas actuales, el conflicto
puede ser resuelto de forma pacífica desde las instituciones.
Un autor esencial, que ha dejado su innegable impronta en la disciplina, ha sido el filósofo
Michel Foucault. Este autor rompió las formas dicotómicas de comprender el conflicto
y expuso una noción de poder desde una dimensión más compleja. Foucault partió del
estudio histórico de diversas disciplinas como la psiquiatría, la medicina o los sistemas
penales, a las que vinculó para elaborar su propuesta sobre las formas de saber-poder.
Su intención es obtener la comprensión de los mecanismos del poder, sin limitarse al
derecho y al Estado.
El filósofo francés, en el estudio del poder, parte de la premisa del poder soberano. Este
poder fue rebasado y reemplazado por el poder disciplinario que se basa en mecanismos
de obediencia. La disciplina se ejerce mediante complejos sistemas de vigilancia, que se
basan en la idea de la arquitectura carcelaria del filósofo utilitarista Jeremy Bentham: el
panóptico. Desde esta posición se aseguraba el funcionamiento automático del poder, sin
que este se ejerza de manera efectiva a cada momento; el objetivo de una estructura pa-
nóptica es permitir al vigilante, desde un puesto de control centralizado, observar a todos
los prisioneros recluidos en sus celdas alrededor del puesto, sin que sepan si están siendo
observados o no (Schulman, 2014). Desde las instituciones disciplinarias, como cárceles
o instituciones mentales, habría pasado a las prácticas de saber-poder (Foucault, 1976).
Aplicado a la sociedad, Foucault establece la tesis de un poder capilar, microscópico y
omnipresente, estableciendo un complejo marco de relaciones de poder intercaladas y
sutiles, solapándose y enmascarándose recíprocamente. El poder se ejerce sobre seres
libres “conduciendo sus conductas”, es decir, acciones que superan la mera coerción. La
acción del poder a través de las formas de gobierno estructura el campo de acción de los
sujetos.
TEORÍAS FUNCIONALISTAS
Estas teorías sociales son muy diversas con origen en las ideas de Durkheim y Weber,
siendo sus representantes más icónicos para las ciencias sociales y jurídicas Talcott Par-
sons, Robert Merton y Niklas Luhmann.
La teoría de Talcott Parsons parte de la consideración de la sociedad como un conjunto de
elementos en equilibrio, donde los sistemas sociales y los comportamientos individuales
se integran en el todo social para garantizar el orden y el equilibrio de la sociedad (Calvo,
2012). La fuerza y el poder no desaparecen, sino que se redefinen. La fuerza es un uso
más, no el más relevante de ellos, dentro de los procesos y las mediaciones del control
social. El primer elemento del poder es la idea de legitimidad, las obligaciones volunta-
riamente asumidas (siendo la fuerza secundaria pero no se excluye) (Parsons, 1967a).
Se produce algún tipo de consenso, en la línea propuesta por Weber, que gira bajo los
conceptos de sumisión y confianza institucional (Parsons, 1967b; Calvo, 2012).
Al tratar como obligatorio el compromiso y ser la base de las relaciones de poder, obliga a
su cumplimiento, sea voluntariamente por la persuasión, valores o conciencia; u obligato-
riamente a través de la fuerza en caso de su incumplimiento (Parsons, 1967b). El incum-
plimiento llevaría consigo la aplicación de sanciones negativas, con una doble función:
• Recordar la obligación a los “buenos ciudadanos”, impidiendo el incumplimiento
de otros.
• Castigar las infracciones siempre que se producen (Parsons, 1974b).
La propuesta de Parsons de adaptación de los individuos al sistema social, pese a ser un
elemento central, es muy rígido e irrealista por lo que no resulta muy útil para observar el
funcionamiento de los mecanismos de integración social (Calvo, 2012).
“Parsons contempla el sistema social como una estructura armónica donde se equilibran
diversos sistemas y subsistemas para asegurar la integración de los individuos en el sis-
tema social” (Calvo, 2012). Este esquema sistémico de integración social, hace que su
teoría (Teoría Sistémica) sea completamente integradora, tanto en el plano de la articula-
ción funcional de las estructuras sociales, como desde la integración de los individuos en
el todo social.
En el análisis del modelo funcionalista de Parsons realizado por Calvo (2001) se muestra,
como en uno de los modelos funcionalistas más sencillos, a la sociedad como un sistema
social complicado constituido por diversos sistemas (o subsistemas) engranados a la
perfección. Los sistemas (o subsistemas) serían cuatro, tres primarios y uno secundario.
Sistemas (o subsistemas) primarios:
• Sistema adaptativo o económico.
• Sistema cultural, con el objetivo de integrar el conjunto de valores, fines y objeti-
vos “políticos” del sistema social.
• Sistema de la personalidad, constituido por los patrones y las pautas de conducta
que los individuos interiorizan a través de los procesos de socialización.
Sistema (o subsistema) secundario: sistema de integración social, cuya razón de ser
es contribuir al equilibrio y mantenimiento del orden social como corrector de todas las
disfuncionalidades que puedan ocurrir en los sistemas primarios. Dentro de este sistema
secundario, es fundamental el sistema normativo de control social, que podría conside-
rarse un subsistema del sistema secundario.
La teoría social de Parsons resolvió, o al menos lo parece, el problema del orden dentro de
las teorías sociales. “La situación de normalidad teórica es aquella en la cual los valores,
los objetivos y las pautas de conducta del sujeto individual concuerdan funcionalmente
con los del sistema social”, según Calvo (2012). En las situaciones cotidianas, los indivi-
duos se comportarán como se espera de ellos dentro del sistema social, siendo el sistema
social complejo, pero, a la vez, ordenado y armónico.
Robert K. Merton es considerado por la doctrina como uno de los discípulos de Parsons,
pero puede considerarse realmente como otro de los puntales de las teorías funcionalis-
tas. Uno de sus logros fue adaptar el análisis conceptual en el que había derivado la teoría
de sistemas de Parsons en una proposición más próxima a la realidad social. Merton fue
también quién desarrolló la teoría de la desviación social.
En la desviación social, Merton afirma que se opera individualmente ante los procesos de
socialización. Los mecanismos de socialización no operan de manera idéntica en todos
los contextos y tampoco lo es la respuesta humana. La respuesta puede ser de dos tipos:
conformista o socialmente divergente (Merton, 1972).
Según Merton, cada individuo puede someterse al orden establecido aceptando e inte-
riorizando tanto los objetivos e intereses, los fines del sistema social, y los medios para
alcanzar esos fines, como rechazar esos fines o los medios para obtenerlos, dando lugar
a cinco tipos diversos de adaptación individual: conformidad, innovación, ritualismo, re-
traimiento y rebelión. Las actitudes de rechazo conllevan conductas divergentes, donde el
sujeto se aparta de los objetivos sociales, de los mecanismos legítimos para alcanzar esos
objetivos, o bien de ambas cosas a la vez.
• Conformidad: acepta los medios y los fines sociales.
• Ritualismo: acepta los medios, pero no los fines sociales.
• Innovación: acepta el fin social pero no los medios.
• Retraimiento: no acepta ni los fines ni los medios sociales, apartándose de la
sociedad, pero sin luchar contra ella.
• Rebelión: no acepta ni los fines ni los medios sociales, apartándose de la sociedad
y luchando contra ella para cambiarla.
Como se ha visto anteriormente en Parsons y, también, en Merton, lo normal es la con-
ducta que se adapta a la sociedad, siendo las conductas desviadas un fallo en el equilibrio
y orden social del sistema. En la teoría sistémica se recurre al sistema social de integra-
ción para subsanarlo, al fallar los sistemas primarios.
Un autor revolucionario en las teorías de integración social fue Niklas Luhmann, quien
elaboró su teoría desde una óptica funcionalmente estructural, frente a la teoría estruc-
tural-funcional desarrollada por Parsons (Luhmann, 1973) y vista anteriormente. Aquí se
produce un desplazamiento desde la estructura a la función y permite el análisis de las
estructuras sociales, las normas y los valores y la propia reflexión teórica sobre los mis-
mos desde una perspectiva propiamente funcionalista (Calvo, 2012).
El concepto de sistema usado por Luhmann solo se entiende en relación con un entorno,
porque ambos se constituyen en la medida que el sistema, a través de su operacionaliza-
ción, delimita un margen que lo diferencia de todo aquello que no está incluido en él: el
entorno. Así, el sistema no puede operar más allá de sus límites, pero tiene la capacidad
de sobrepasarlos para relacionarse con el entorno, surgiendo una interdependencia entre
ambos: sistema y entorno. La diferencia sistema / entorno es la base del planteamiento de
la teoría de los sistemas de Luhmann (1989).
Esta primera versión se completó posteriormente en una segunda fase, como un nuevo
modelo sistémico construido a partir del concepto de autopoiesis. Esta noción había sido
acuñada en Chile por biólogos evolucionistas y fue asumida por Luhmann como un re-
curso para superar las limitaciones de una teoría de sistemas desarrollada a partir de un
modelo cibernético (Calvo, 2012). Los sistemas sociales pueden ser considerados como
tipos especiales de sistemas autopoiéticos y Luhmann la utilizó para hacer constar el
cambio social dentro de un sistema integrado y armónico de orden social superando la
concepción limitada de Parsons. Esto posibilita que subsistemas como el derecho puedan
dar cuenta de su evolución sistémica autorreferencial merced a una compleja teoría que
contempla la evolución controlada del derecho como autorreproducción.
BALANCE CRÍTICO
Tras lo visto se puede constatar que el funcionalismo, en síntesis, presenta las sociedades
modernas como un todo perfectamente ordenado, como sociedades armónicas donde el
conflicto o bien es asimilado o bien queda totalmente excluido (Calvo, 2012). Estas teorías
difícilmente casan con perspectivas críticas.
Las teorías del conflicto, siguen afirmando que los funcionalistas desvirtúan fenómenos
esenciales a la sociedad como son el conflicto y el cambio social. Insistiendo en que el
derecho, es en realidad es un medio para asegurar y ejercer el dominio de unos grupos
sobre otros, justificando esa dominación o enmascarándola. Estas teorías, en contraposi-
ción a las funcionalistas, incluyen elementos de crítica social, política y jurídica; plasmán-
dose, a su vez, en la proyección de estas teorías en la teoría del derecho y en la ciencia
jurídica o en la criminología.
rio; cuyos contenidos pasarán a formar parte de la esfera del saber científico, cuando sean
contrastadas y aceptadas. Para que el conocimiento tenga carácter científico es necesario,
además, elaborar instrumentos que garanticen y controlen la validez de los conocimientos
adquiridos.
El conocimiento científico no goza de infalibilidad, ni exactitud, ni definitividad, puesto que
es autocorrectivo, y sus enunciados son susceptibles de revisión y modificación.
La investigación científica está compuesta por tres elementos, que la conforman y carac-
terizan como tal, siendo estos:
• La teoría.
• El método.
• La técnica.
Por sí sola, la observación de la realidad no proporciona un conocimiento científico de ella,
sino que es preciso el uso de técnicas para recopilar y cuantificar los hechos observados,
datos, y ordenarlos y clasificarlos. Para ello, se necesita un método que proceda a su
análisis conceptual. Junto con lo anterior, es necesaria una teoría que permita la interpre-
tación de los datos, para darles significado o averiguar su sentido mediante una hipótesis
para poder elaborar una teoría.
Los objetivos del conocimiento científico, fundamentalmente, son cuatro:
• Analizar
• Explicar
• Predecir
• Actuar
Obtener esos conocimientos con esas características necesita de un método, un uso siste-
mático de la observación controlada. La base del método es racionalizar los procedimientos
y técnicas de búsqueda con el fin de obtener la capacidad de lograr el efecto que se desea,
eficacia (máxima información), de forma eficiente, disposición con la máxima economía de
pensamiento. Podemos distinguir entre dos grandes clasificaciones de métodos:
Por su extensión:
• Generales, comunes a todas las ciencias.
• Particulares, válidos solo para determinados campos de la investigación.
Por su fin:
• Métodos heurísticos, de descubrimiento.
• Métodos didácticos, de demostración o explicación.
Como se ha referido anteriormente, el fin común de todos ellos es el conocimiento, la
consecución de algún tipo, modelo o teoría capaz de explicar y de predecir el porqué
de los hechos, de las cosas. Los enfoques pueden ser diversos: deductivo, dialéctico,
empírico, inductivo, matemático, etc. El método es una manera de realizar las actividades
humanas y por ello hay tantas clases de métodos como actividades a los que se refieran.
Existen dos grandes modalidades: pensamiento y actuación.
Métodos de pensamiento: discursivos o de razonamiento, con referencia a la formación
de conceptos y de juicios. Se establecen varias modalidades de ellos:
• Abstracción
• Análisis
• Clasificación
• Comparación
• Deducción
• Definición
• Inducción
• Síntesis
Métodos de actuación: referidos a la forma de realizar las actividades humanas en el en-
torno en que se realizan.
El método científico, si bien en sus formas más refinadas puede juzgarse complicado, es
en esencia de una notable sencillez. Consiste en observar aquellos hechos que permiten
al observador descubrir las leyes generales que los rigen. El método científico a pesar de
su sencillez esencial, ha sido obtenido con gran dificultad, y aun es empleado únicamente
por una minoría, que a su vez limita su aplicación a una minoría de cuestiones sobre las
cuales tiene opinión (Rusell, 1989).
Analizado todo lo anterior, se profundizará en el método científico. Según el científico Isaac
Asimov (1985), el método científico, en su versión ideal, contiene seis pasos:
1. Detectar la existencia de un problema.
2. Desechar los aspectos no esenciales.
3. Reunir todos los datos posibles que incidan sobre el problema, mediante la obser-
vación simple y experimental.
4. Elaborar la hipótesis, una generalización provisional que los describa de la manera
más simple posible un enunciado breve o una formulación matemática.
5. Con la hipótesis se pueden predecir los resultados de experimentos no realizados
aún y ver con ellos si la hipótesis es válida.
6. Si los experimentos funcionan, la hipótesis sale reforzada y puede convertirse en
una teoría o una ley natural.
Basándose en lo establecido por Isaac Asimov, se puede decir que el método científico
consiste en:
• Formular cuestiones a los problemas que presenta la realidad y los actores de
esta, con base en la observación de la realidad y la teoría ya existente.
HISTÓRICO
Fue el método empleado por los primeros sociólogos. Este método se basa en la tradición
filosófica de la historia junto con la teoría evolucionista de Darwin que revolucionó la bio-
logía. Su base es la idea de progreso, hoy en desuso.
A través de este método se delimitó la tipología de las diferentes sociedades e institucio-
nes, a su vez, estableció los factores del cambio social. Con este método se realizaron
estudios concretos, que sentaron la importancia de la investigación en las ciencias socia-
les. La investigación a través de este método asentó que su objeto principal de investiga-
ción era el origen, el desarrollo y las transformaciones de una civilización, una sociedad o
una institución concreta. Además, suponía la creación de una clasificación rigurosa, una
amplitud de conocimientos y una capacidad de síntesis notable. Finalmente, su meta era
la obtención de leyes generales del desarrollo humano.
COMPARATIVO
A través de este método se establece que solamente se pueden probar las relaciones
causales que son imprescindibles para la explicación científica comparando las distintas
situaciones. La principal ventaja es que se trata de un método que resulta útil para la com-
probación de hipótesis. Pero, a su vez, comporta varios inconvenientes:
• Es difícil la comparación de unidades amplias o sociedades completas.
• No es posible separar los diferentes factores de estudio en un gran número de
ocasiones.
• Es imposible separar una institución de su contexto, puesto que el significado
puede variar totalmente haciéndolo.
En definitiva, los estudios comparativos más rigurosos se limitan a analizar variaciones y
conexiones en una determinada sociedad o institución, estableciendo correlaciones entre
diversos elementos internos que la componen.
FUNCIONALISTA
Para el método funcionalista, una función es una variable cuya magnitud depende de la
magnitud de otra variable. Parte del concepto de Durkheim (2011 y 2016), quien enunció
este concepto como la aportación que hace al conjunto de la sociedad o de la cultura
cualquiera de sus componentes.
Este método estudia el mecanismo de una sociedad en un momento y lugar determinado,
considerándola como una organización, donde cada uno de sus elementos desarrolla una
función indispensable para la buena marcha del conjunto, como si de un engranaje se
tratase. El análisis funcional sería el estudio de distintos fenómenos sociales como proce-
sos o efectos de estructuras sociales determinadas, en los que se analiza la función que
ejercen en el mantenimiento de la estructura.
Una institución en esta sociedad tiene la función de corresponder con las necesidades del
organismo social donde radica. La delimitación y el análisis de esas funciones, mostrará
una imagen ajustada de la sociedad estudiada, además de proporcionar datos útiles para
sus posibles mejoras. Son esenciales para este método los conceptos de estatus y rol.
El estatus es la posición, dentro de las diferentes funciones a las que es preciso atender
para el funcionamiento del sistema social. Cada individuo pertenece a varios grupos, que
responden a funciones distintas, y ocupa una posición dentro de estos grupos. El estatus
fija la posición relativa dentro de una ordenación determinada.
ESTRUCTURALISTA
Es el método que considera un conjunto de datos como una estructura o sistema de in-
terrelaciones. Esta estructura permanece fija, aunque los elementos determinados varíen.
Aquí cada elemento de la estructura se define por sus relaciones, no por sus característi-
cas, lo que importa es su posición y cómo se comporta.
La estructura establece las reglas de juego y el sistema general de la estructura. En el
caso social, los comportamientos son considerados como signos o señales y trata de
descubrir sus códigos. La importancia radica en las relaciones estructurales. Obviamente
aquí importa más el todo que las partes y el individuo no tiene interés, lo que importa es
el sistema.
LA INVESTIGACIÓN SOCIAL
Se define como el proceso que, utilizando el método científico, permite obtener nuevos
conocimientos en el campo de la realidad social o que permite estudiar una situación
social para diagnosticar necesidades y problemas a los efectos de aplicar los conocimien-
tos con finalidades prácticas de todos los tiempos.
A tenor de lo definido anteriormente se pueden deducir dos tipos de investigación social:
• Pura: proceso que utiliza el método científico para obtener nuevos conocimientos
en el campo de la realidad social.
• Aplicada: proceso que utiliza el método científico para estudiar una situación social
para diagnosticar necesidades y problemas a los efectos de aplicar los conoci-
mientos con finalidades prácticas de todos los tiempos.
MARCO TEÓRICO
La teoría, se define como el conjunto de conceptos lógicamente relacionados que repre-
sentan lo que pensamos que sucede en el mundo. Las teorías proporcionan las razones
que explican por qué los hechos están conectados de una manera determinada y nos
ofrecen una estructura para observarlos e interpretarlos.
Las teorías permiten ver todo el espectro de la vida social y su complejidad, ordenando
las relaciones entre los fenómenos y sus posibles explicaciones. A través de la metodo-
logía científica, se convierten las teorías en explicaciones de la realidad que pueden ser
verificadas empíricamente. Según Hagan (2005), las teorías tratan de explicar la natura-
leza subyacente y el significado. Un ejemplo clásico de la sociología sobre el estudio de
la conducta desviada llevada a cabo por Durkheim, le permitió establecer explicación del
suicidio (1897).
Todo tipo de investigación necesita el desarrollo de un buen marco teórico, porque las
teorías interrelacionan los hechos y dan posibles explicaciones, estableciendo la base para
observarlos e interpretarlos. Por ello, se comenzará revisando la bibliografía acerca del
tema objeto de investigación, para construir el marco teórico teniendo en cuenta lo reali-
zado por otros investigadores precedentes. Una vez recopilada la bibliografía y sabiendo
las diferentes posturas que ha habido se adaptarán o innovarán nuestras investigaciones
respecto de esos estudios previos. Una teoría abstracta ha de ser transformada en un
marco teórico específico para una investigación concreta, sino no se podrán contrastar de
forma empírica las teorías. La metodología que se ha de emplear sería, en primer lugar,
determinar las preguntas de la investigación; en segundo lugar, especificar las hipótesis
estableciendo las relaciones entre las variables descriptivas del fenómeno a estudiar; y,
en tercer lugar, se han de constituir las definiciones de los fenómenos que se pretenden
explicar.
La formulación teórica inicia el proceso de la investigación, seguido del diseño empírico,
que es la estrategia usada para la recolección y análisis de los datos que responden a
los criterios teóricos establecidos previamente. En todas las etapas de la investigación, la
coherencia lógica es una premisa fundamental: la lógica es la que ocasiona todo el proce-
so de la investigación. Por ello, el marco teórico y el diseño empírico están íntimamente
relacionados mediante la metodología científica: sin un diseño empírico correcto no se
pueden comprobar las hipótesis explicativas del marco teórico.
El marco teórico se puede subdividir en seis apartados:
a) El tema de la investigación y las preguntas a formular.
b) Las hipótesis.
c) Los conceptos.
d) Las hipótesis operacionales.
e) Las variables y tipos.
f) Las relaciones causales.
Aunque el interés sea en un ámbito muy delimitado, pueden plantearse preguntas más
generales para que haya una coherencia lógica en niveles más generales.
LAS HIPÓTESIS
Una vez determinadas las preguntas de la investigación se pueden formular las hipótesis
como posibles respuestas a las preguntas, y ha de ser comprobadas empíricamente. La
hipótesis se define como proposición que, o bien describe una situación, o bien da una
explicación sobre diferentes fenómenos que pone en relación. Las primeras son hipótesis
descriptivas, que simplemente declaran o afirman cómo es un fenómeno; y las segun-
das son hipótesis explicativas, que relacionan la variación entre dos (o más) fenómenos.
Establecen que la variación de un fenómeno produce, o es la causa, de variación en el
fenómeno que se pretende explicar. Donde el primer fenómeno crearía una influencia,
causa del cambio que se produciría en el otro fenómeno. Las hipótesis explicativas tienen
relacionar al menos dos fenómenos.
Las hipótesis son esenciales para iniciar una investigación empírica, puesto que dirigen y
conducen la investigación, marcando el comienzo y la meta del objetivo, delimitando los
fenómenos a incluir y haciendo fluir la investigación para que llegue a ser una aportación
al conocimiento científico de una materia determinada.
Las hipótesis han de seguir cuatro reglas:
1) Han de ser deducidas de forma lógica de la teoría
Proporcionan la respuesta a la pregunta planteada y son coherentes con la teoría.
Habría un contraste indirecto de la teoría al producirse el contraste de las hipóte-
sis. Se puede obtener una formulación de hipótesis a través de un procedimiento
inductivo, observando la relación existente entre algunos fenómenos que vemos
en la realidad y formulando una hipótesis de contenido amplio y general sobre
esta relación.
2) Han de ser verificables empíricamente
Las hipótesis tienen que ser contrastadas empíricamente de manera efectiva. Son
hipótesis que pueden ser operacionalizadas. La operacionalización es la conver-
sión de los conceptos teóricos en variables (también se llama definición de trabajo
o definición operativa).
3) Han de ser refutables empíricamente
A través de la observación empírica pueden ser rechazables, por eso todas las
hipótesis principales han de acompañarse de alternativas, incluso contrarias a la
principal. Es necesario comprobar las alternativas principales para descartar rela-
ciones espurias entre las variables y ver otras interacciones entre ellas.
LOS CONCEPTOS
Este paso es la definición de los fenómenos que incluyen las hipótesis.
Los conceptos facilitan la precisión y la delimitación del objeto de estudio y acotar la bús-
queda de datos. Han de ser lo más concretos posibles y facilitar la obtención de datos.
Los conceptos son el punto base de la investigación científica, pero son constructos sim-
bólicos humanos que quieren capturar la esencia de la realidad, no es la realidad misma.
En las ciencias sociales los conceptos suelen ser controvertidos y polémicos, porque
existen diferencias en el significado y en el referente empírico del concepto, debido a su
carga de valores y normas. Por ello los investigadores han de combinar estos requisitos:
• Coherencia lógica
• Generalidad
• Precisión
• Propiedades características suficientes
• Referente empírico
• Utilidad
• Viabilidad técnica
Siempre se ha de llegar a un equilibrio entre los diferentes requerimientos y valorar las
diferentes opciones de definiciones. No es fácil mezclar todos estos elementos porque,
por ejemplo, la generalización puede ir en contra de la precisión.
DISEÑO EMPÍRICO
Para el estudio del diseño empírico, se dividirá el apartado en cuatro partes:
LA OPERACIONALIZACIÓN Y LA MEDICIÓN
La operacionalización es el proceso de obtención de fenómenos observables que repre-
senten conceptos abstractos. Es decir, el proceso por el que se cuantifican y especifican
los conceptos e hipótesis del marco teórico para ser contrastarlos empíricamente.
Es necesario medir la realidad para poder obtener observaciones y, por ello, son necesa-
rios los instrumentos de medición. Estos, sirven para asignar valores de alguna propiedad
del fenómeno investigado a los casos analizados. Los instrumentos de medición son, por
ejemplo, las preguntas de un cuestionario, una escala, un índice que mide un determinado
fenómeno. La medición se realiza mediante un instrumento a través de los indicadores.
Los indicadores son la representación observable de una variable. Estos pierden parte del
significado del concepto puesto que no lo reflejan, salvo en contadas ocasiones, de forma
total. Es obvio, que hay que tratar de que se pierda el menor significado posible. En cien-
cias sociales, habitualmente, los conceptos son multidimensionales y serán necesarios
varios indicadores para medirlos
A través de la medición, se asignan valores de la variable a un caso determinado. La varia-
ble es un concepto traducido en términos empíricos. Un valor es la magnitud de la variable
que puede reflejar casos diferentes: mil estudiantes es un valor de la variable estudiantes
de la universidad, cincuenta años es un valor de la variable edad, etc. Todo el proceso de
medición se ha de reflejar en las definiciones e hipótesis operacionales.
Las definiciones operacionales especifican los conceptos de la investigación enseñando
qué procedimientos se tienen que utilizar para medir el concepto, mediante variables sim-
ples o con varios indicadores. Las hipótesis de trabajo muestran las relaciones entre los
valores de los indicadores de las variables.
Para que la operacionalización sea correcta ha de indicar paso a paso todo aquello que se
ha de hacer en el proceso de medición de la variable, especificando el conjunto de opera-
ciones y procedimientos que han de seguirse para conseguir los indicadores empíricos.
Con ello, terceros investigadores pueden utilizar, mejorar o criticar nuestra operacionali-
zación. Una de las decisiones más importantes que se han de seleccionar respecto a las
variables y los indicadores, es la determinación del nivel de medición.
Los niveles de medición se diferencian mediante el grado de precisión que establezca
la ausencia o presencia de un concepto. Es una distinción entre las medidas cualitati-
vas y cuantitativas, condicionando las técnicas de análisis apropiadas para describirlas y,
también, para analizar las relaciones existentes entre ellas. Los niveles de medición son
cuatro:
• Nominal: indica la calidad de pertenencia o de diferencia, permitiendo la clasifica-
ción y las tipologías. No tienen ningún valor numérico, solo indican si un individuo
pertenece a un grupo o a otro.
• Ordinal: señalan las categorías que pueden ser ordenadas según la mayor o me-
nor presencia de un atributo, además de la pertenencia a una categoría. Estas
tampoco tienen un significado numérico.
• Numérico de intervalo: se puede determinar en cada caso la mayor o menor pre-
sencia de una determinada propiedad o atributo, pero de la cual desconocemos el
punto de origen (0), con ello solo se puede usar operaciones matemáticas como
la adición o la sustracción.
• Numérico de razón: dispone de todas las características de las variables numéri-
cas anteriores y, también, el valor 0. Es posible realizar cualquier operación mate-
mática.
ANÁLISIS DE DATOS
Antes de realizar el análisis de los datos propiamente dicho, es necesario describir y
presentar los datos de manera gráfica y tabulada. El análisis se realizará conforme a las
variables empleadas, por ejemplo, para las ordinales un análisis estadístico.
LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA
El proceso de recogida de datos y el de análisis, en la investigación cualitativa, se super-
ponen y se cruzan. En la investigación cuantitativa, como se podrá comprobar, existen
técnicas formales en el análisis de datos, pero no sucede lo mismo en la investigación
cualitativa. En este tipo de investigación, a partir de la observación de la realidad, se re-
En esta técnica la interpretación es subjetiva y personal, por ello el equilibrio entre la dis-
tancia o la inmersión absoluta, es un reto para el investigador que ha de tratar de ser lo
más neutral posible, aún a sabiendas que la neutralidad real es imposible. Un primer paso
que ha de dar el investigador es el hecho de informar a los participantes de su misión
observadora o no, es decir declarada o encubierta.
La observación abierta o declarada, pactada con el grupo observado, tiene la ventaja de
que los participantes saben de su labor, protegiendo al investigador; y, también, que le
exime de participar en ciertas actividades. Por el contrario, tiene la desventaja de que los
observados no se comporten con naturalidad, le escondan datos y que al no participar en
todas las actividades haya información que no sea conocida. Es una buena opción en gru-
pos cerrados donde, además, es recomendable tener un mediador cultural con influencia
en dicho grupo para que no sea percibido como hostil.
En la observación encubierta, el investigador no pacta con los observados la investiga-
ción. La desventaja de esta técnica es que al ser descubierto puede enfrentarse a situa-
ciones comprometedoras. La gran ventaja es la naturalidad de los sujetos que desconocen
que están siendo observados.
Para responder a la pregunta ¿Qué observar? El investigador ha de tomar muchas deci-
siones. Partiendo de la base teórica prevista, el investigador ante la complejidad de la rea-
lidad puede cambiar el rumbo para hacerlo más realista y verídico. Para Corbetta (2007),
es importante prestar atención a tres aspectos de la observación:
• El contexto físico, puesto que las características físicas son en la mayoría de las
ocasiones una muestra de características sociales.
• El contexto social, describiendo el ambiente humano, describiendo minuciosa-
mente los detalles, sobre todo, al comienzo de la investigación.
• Las interacciones formales, que son las que tienen lugar entre los individuos
dentro de las instituciones y las organizaciones, donde las funciones están prees-
tablecidas y las relaciones se desarrollan en un marco de vínculos prefijados.
En el diario de campo se registrarán todos los datos de la observación, a modo de apuntes
con detalles y comentarios personales. Hay que determinar los conceptos clave. Según
Corbetta (2007), hay dos elementos básicos: primero, la descripción de los hechos, luga-
res y personas; y segundo, la interpretación que el investigador da a estos hechos. Añade
este autor que el registro del diario de campo ha de:
• Llevarse de forma que sea actualizado lo antes posible para tener una mayor pre-
cisión. El retraso puede hacer perder datos.
• Describir los hechos, con las interpretaciones del investigador y de los sujetos
estudiados.
• Diferenciar claramente las descripciones, las interpretaciones del observador y las
interpretaciones de los sujetos estudiados. Identificando qué dice cada uno.
El análisis del material empírico recopilado, aunque no haya normas comunes, normalmen-
te se realiza identificando los temas culturales característicos del grupo. Según Corbetta
(2007), el análisis pasa por cuatro fases:
• Descripción.
• Clasificación.
• Identificación de las dimensiones de las tipologías.
• Construcción de los tipos ideales.
b) La entrevista en profundidad
Este tipo de entrevista también es llamada entrevista cualitativa, siendo una conversación
provocada por el entrevistador dirigida a un número considerable de sujetos, selecciona-
dos previamente en el plan de investigación, guiada por el investigador y con un fin cog-
noscitivo. La conducción del entrevistador se basa en un esquema flexible y no normativi-
zado. El objetivo de esta técnica es saber la perspectiva que tiene el sujeto estudiado. Las
características de esta técnica serían:
• Fin: comprender la realidad que se quiere explicar.
• El entrevistado es lo principal, se quiere saber qué piensa.
• Libertad de expresión de las opiniones del entrevistado, para conocer su interior.
• El entrevistador determina el tema y el desarrollo de la entrevista, para adaptarlo
a la investigación, pero esta es abierta.
• Tiene más sesgos que una encuesta cuantitativa.
• No hay muestra representativa.
La elección del tipo de entrevista se realiza basándose en el fin de la investigación, así como
de las características del fenómeno estudiado. Retomando la obra de Corbetta (2007),
el tipo de entrevista cualitativa se puede estructurar por diversos niveles de flexibilidad
atendiendo al entrevistador, la libertad de la que goce el entrevistado y la estandarización.
Estos niveles serían tres:
• Entrevista estructurada, es un cuestionario con preguntas abiertas y cerradas for-
muladas a todos los entrevistados, con el mismo orden. No es muy flexible, pero
es muy útil si se busca tener un cierto nivel de estandarización.
• Entrevista semiestructurada, aquí hay mayor libertad para el investigador y el en-
trevistado. Se dispone de un guion con un cierto orden lógico que permite al
entrevistador desarrollar aquellos temas que le interesen más o que surjan a lo
largo de la entrevista.
• Entrevista no estructurada, hay un tema que tratar y el entrevistador solo ha de
preocuparse por centrar el tema, pero la libertad al entrevistado es total puesto
que no hay ni guion, ni preguntas prestablecidas.
Para realizar una selección de los entrevistados, la muestra ha de ser una representación
socio-estructural correspondiente a los fines del estudio (Valles, 2002). Los entrevistados
se escogen por sus características, elegidos de manera más flexible que en una encuesta
cuantitativa. No hay un número estándar para todas las investigaciones, pero un mínimo
aceptado generalmente las sitúa entre treinta y cuarenta.
La entrevista siempre se intentará realizar con relajación, para que el entrevistado esté a
gusto y, por ello, se le cita en el momento y lugar que mejor le convenga. Lo más intere-
sante es que haya una conversación fluida para poder obtener los mayores datos posibles
del entrevistado sobre el tema.
Concluida la entrevista y transcrita, se ha de realizar el análisis del material empírico y su
interpretación. Los resultados suelen presentarse de una forma narrativa, habitualmente
usando las mismas palabras de los entrevistados para no alterar el material recopilado. Lo
más común a la hora de la presentación de los resultados es desarrollar el razonamiento
y junto a este se muestran los fragmentos de la entrevista que lo apoyan y explican. En el
caso de las entrevistas estructuradas, a veces también en las semiestructuradas, puede
existir una combinación entre los análisis cualitativo y cuantitativo.
Si son historias de vida, son las entrevistas basadas en vivencias personales. Con ellas
se trata de relacionar la biografía de una persona, con la historia vivida en una estructura
social determinada para explicar los cambios sociales que se han producido. Las modali-
dades en este tipo de entrevistas son tres (Pujadas, 1992):
• De relato único, testimonial y es una fuente única.
• De relatos cruzados, son relatos biográficos sobre un mismo tema, recopilados de
diversas fuentes. Crea una historia a través de varias fuentes.
• De relatos paralelos, son autobiografías para el estudio de unidades sociales am-
plias, con muchas fuentes donde obtener las historias.
Para diseñar y seleccionar los grupos de discusión se parte de la estructura social que se
quiere analizar. Las dimensiones más importantes de la estructura social son:
• Clase social
• Etnia
• Sexo
• Cohorte
• Nacionalidad
• Religión
• Hábitat
Cada grupo social posee una relativa homogeneidad interna en cuanto a intereses, opinio-
nes, actitudes y acciones; y esto ha de verse reflejado en los grupos de discusión.
• La batería de los grupos de discusión se debe diseñar de tal forma que los com-
ponentes de cada grupo compartan posiciones parecidas en la estructura social y
opiniones acerca del tema de la investigación.
• Cada grupo posee opiniones y posiciones diferentes del resto de grupos para
tener el abanico más amplio posible de actitudes y representaciones colectivas
respecto al tema investigado.
• Se han de minimizar las diferencias intragrupales y maximizar las diferencias in-
tergrupales, con un margen para el debate.
• Todos los participantes de cada grupo deben estar familiarizados con el tema que
se discute.
El comienzo del debate se realiza con una introducción durante la reunión en las que se
explican las razones del estudio, presentando posteriormente a los participantes. Tras la
presentación el moderador comienza a proponer temas y cuando se termine la discusión
se hará una síntesis de cierre. Todo el debate queda registrado en grabaciones que se
transcribirán, aunque el moderador podrá anotar todo aquello que crea de interés.
En el análisis se procuran crear clasificaciones que hayan salido durante el debate que
tengan sentido sustantivo. Los resultados se muestran apoyándose en las afirmaciones de
los participantes que sirven, a su vez, de argumentación del análisis.
posiciones. Sirven para crear bases documentales de apoyo o refutación de teorías e hi-
pótesis. Sus usos son, principalmente, dos (Brunet, Pastor y Belzunegui, 2002):
• Análisis de los mensajes emitidos para situarlos dentro de la realidad explicativa.
Pretende analizar también a los intervinientes de la realidad sociopolítica.
• Interpretación de textos para contextualizarlos y matizar otras investigaciones.
La metodología para el análisis de contenido implica una lectura total y se deben tener en
cuenta cinco aspectos esenciales:
• Contenido
• Emisor
• Destinatario
• Codificación
• Canal
En el pasado el análisis de contenido era sobre todo un campo para planteamientos cuan-
titativos, pero en la actualidad hay un mayor uso de los planteamientos cualitativos porque
existen varios presupuestos implícitos en el texto como son el sentido simbólico existente
y el contenido expresivo e instrumental del mismo. Los mensajes dan más información
que la pretendida por el autor del mismo de forma consciente.
Para el análisis de contenido, la doctrina crítica ha encontrado varias limitaciones que de-
ben ser tomadas en cuenta por el investigador a la hora de utilizarla. Los tres problemas
que plantea Isernia (2001) son una muestra de ello:
• Calidad de los documentos analizados.
• Validez de la codificación.
• Grado de estabilidad y reproducción de la codificación.
desarrollarse en los años setenta. Un lugar importante fue el Oxford Centre for Socio-Le-
gal Studies, que contó con la financiación de la American Bar Foundation entre otros
benefactores.
Según Renato Treves (1988), en Europa la referencia es la investigación empírica en los
países nórdicos, cuya base son las corrientes realistas escandinavas. Estas influyeron
parcialmente, también, en los países anglosajones.
Trevés, para explicar la sociología jurídica, sigue el camino de creación y aplicación del
derecho para así describir cómo se encuentran las investigaciones empíricas. Son cinco
etapas:
1) Producción de normas, haciendo una doble distinción:
–– Investigaciones puramente descriptivas.
–– Investigaciones de carácter prescriptivo u operativo.
2) Referencia a la aplicación de las normas, donde también se realizan importantes
investigaciones relacionadas con el desarrollo y la aplicación del derecho.
3) No aplicación de normas, campo donde hay algunas investigaciones destacadas
que exponen la voluntad de los legisladores de buscar, en ocasiones, realizar fun-
ciones latentes o encubiertas con la promulgación de normas emanadas para ser
normas ineficaces.
4) Investigaciones sobre los jueces y la Administración de Justicia, cuyo desarrollo
e importancia es ingente. También sucede lo mismo con investigaciones sobre
otros actores jurídicos como pueden ser los abogados.
5) Investigaciones sobre las relaciones de sistemas jurídicos, resolución alternativa
de conflictos y las investigaciones KOL (Knowledge and Opinion about Law), co-
nocimiento y opinión sobre el derecho.
La metodología que se ha de emplear, en principio será la más adecuada para ello, si bien,
según la doctrina el paradigma cuantitativo es aún dominante en la investigación social,
por lo menos en la sociología (Calvo y Picontó, 2012).
El uso de técnicas de recogida cuantitativas de datos son adecuadas para proporcionar
datos susceptibles de tratamiento estadístico. El fin de la investigación, con esta técnica,
busca saber de los hechos sociales y de las leyes y determinantes causales que los rigen.
La recogida de los datos se hace para verificar las hipótesis surgidas del conocimiento
teórico de los investigadores para ser filtradas cuantitativamente. El diseño de la investi-
gación y la posterior presentación de los resultados están caracterizados por poder obte-
nerse datos numéricos y analizarse estadísticamente. Desde un punto de vista general, la
investigación cuantitativa es la apropiada para estudiar grandes agregados sociales.
La investigación social cualitativa intenta descubrir la comprensión individual de los suje-
tos inmersos en el marco donde se desarrolla la acción social y los factores simbólicos
que la determinan. Esta investigación social tiende a la microsociología, que es el estudio
LA INVESTIGACIÓN SOCIO-JURÍDICA
Para una mejor comprensión se dividirá en tres grandes apartados:
a) Diseño de la investigación
Como se vio en las unidades didácticas precedentes, a efectos teóricos y educativos, las
fases de la investigación son homogéneas y sucesivas, pero en la práctica se solapan y
entremezclan, pudiendo estar en progreso varias actividades investigadoras al mismo tiem-
po. Puede suceder, también, que a medida que se vaya progresando en la investigación
se introduzcan nuevos elementos para delimitar el objeto y el diseño de la investigación.
La exposición por etapas, sin embargo, es muy útil porque da a la investigación una pri-
mera impresión sobre los procesos que desarrolla la investigación empírica.
Como se recordará, el primer paso es encontrar un tema de investigación. Hay que de-
terminar su enfoque y justificarlo en base al interés que puede tener. Investigar requiere
invertir tiempo y dinero, por lo cual el coste de la investigación socio-jurídica es un factor
importante a tener en cuenta; hay que añadir, además, la pericia del investigador y la dis-
ponibilidad de los datos existentes sobre la investigación a realizar. Resueltos todos estos
planteamientos de inicio se puede proceder a la siguiente etapa.
La segunda etapa de la investigación socio-jurídica es diseñarla. El diseño de investigación
es un plan integral de todas aquellas operaciones y actividades que se han de desarrollar
para lograr los objetivos propuestos de investigación. En esta etapa se ha de especificar
TEORÍAS SOCIO-JURÍDICAS
Partiendo de la base de la teoría del derecho tradicional, el concepto de derecho es es-
tatista, racional y formal. Es así, porque es un concepto de derecho basado en el modelo
monopolizador de las fuentes sociales del derecho y su aplicación siguiendo patrones
de racionalidad formal por parte del Estado. El derecho es, según Weber (1979), un
sistema normativo racional-formal y excluyente, capaz de organizar autónomamente los
presupuestos de legitimidad de sus prácticas y sus discursos. El ordenamiento jurídico y
Estado se confunden así, permitiendo el flujo de los valores de unidad del Estado-nación
al sistema jurídico.
Con esta base hay una negación de a las pretensiones de validez jurídica del derecho
natural, es más, se niega la condición de sistema jurídico a cualquier otro sistema social
normativo, incluso a cualquier sistema jurídico de base consuetudinaria.
Esta teoría tradicional del derecho, en la actualidad, choca frontalmente con la realidad ju-
rídica actual y las transformaciones acaecidas puesto que, como sostiene Schauer (2005),
el derecho y el concepto de derecho son construidos socialmente. Tal y como propone
Schauer, se puede constatar históricamente que el concepto de derecho cambia a lo lar-
go del tiempo y entre las diferentes culturas. Es un continuo proceso de construcción y
reconstrucción.
Actualmente existen múltiples enfoques de reflexión teórica sobre el derecho y en la ma-
yoría de las ocasiones, esos enfoques se pueden complementar.
La ideología liberal, creada en el siglo XIX, establecía que el papel del Estado era el de un
mero guardián del orden público. Su intervención económica y social se limitaba a garan-
tizar las reglas de juego determinadas por el libre albedrío de la economía. Por lo tanto,
las funciones sociales del derecho, era la de garantizar un marco abstracto y general de
autonomía protegida. Su misión se regía por tres ejes:
• Represión estatal de aquellos que no respetasen el orden social establecido.
• Establecer un marco de seguridad en las relaciones, respetando siempre los prin-
cipios de libertad e igualdad formal de los individuos.
• Disponer de las instituciones y herramientas precisas para resolver las disputas,
incluso de forma coercitiva.
El modelo jurídico liberal era el paso modernizador respecto al modelo represivo puro,
adaptando así los nuevos presupuestos sociales. El derecho sería el conjunto de las nor-
mas jurídicas que organizan y regulan el ejercicio de la fuerza. La coacción funciona me-
diante el derecho, se imponen los límites de uso y el personal que está autorizado para
ejercerla, esbozando el principio de legalidad.
Con la evolución social se tuvo que ir reformando la concepción y el uso del derecho,
así el Estado comenzó a intervenir en los sistemas sociales primarios para realizar una
integración social, promoviendo la regulación de los valores e intereses orientadores de
las relaciones sociales. Este modelo intervencionista se produjo en varias oleadas con-
secutivas, según las necesidades que han ido surgiendo en la sociedad. Según Calvo, en
el último cuarto del siglo XX se complementó la intervención con la regulación estatal de
campos anteriormente vedados o inexistentes como la protección de la salud y la seguri-
dad, del medio ambiente, de la educación, del empleo, habitabilidad… El Estado ha debido
intervenir en la vida y en las relaciones de individuos y grupos con fines de redistribución
de los bienes sociales y de aseguramiento de unos mínimos de bienestar: sanidad, educa-
ción, desempleo… Este sería un modelo del derecho hacia fines regulativos y resultados
prácticos.
EL DERECHO REGULATIVO
Al utilizarse el derecho como medio, se produce una gran legalización de la sociedad,
generando el denominado derecho regulativo (Habermas, 1987; Teubner, 2000). Este de-
recho útil está caracterizado por criterios y determinantes de índole material: económicos,
políticos, técnicos, etc. Haciendo que su estructura y contenido sean muy complicados,
al igual que los ejercicios de creación jurídica por los que se realiza. En este derecho, los
elementos jurídicos tradicionales se ven desbordados en todos los sentidos.
La primera mudanza que se constata desde el punto de vista de la fisonomía estructural
del derecho es su utilización como medio para la realización de políticas intervencionistas
orientadas a la promoción de fines, valores e intereses sociales. Según Luhmann (1986),
la burocratización de los mecanismos de realización del derecho crea una dinámica que
hará necesarias reglas y más reglas sobre estas. Esto conlleva una degradación de los
instrumentos normativos y una sobreabundancia de normas, debilitando su autoridad y
rigidez formal.
Además, conlleva la incorporación de saberes ajenos al ámbito de lo jurídico: biomedicina,
medioambiente, etc.
Para una realización efectiva del derecho regulativo es necesario crear un marco
jurídico-burocrático de intervención, de regulación compleja y una gran movilización de
grandes medios económicos, institucionales, técnicos y humanos. Según la doctrina en
general (Presman y Wildavsky, 1973), a este conjunto de actuaciones se le denomina
implementación.
Las características del derecho regulativo serían:
• Un mayor peso de la Administración para implementar la ley.
• Una mayor prevención y espacios más informales a través de técnicas como pue-
den ser: la composición, la tolerancia y la negociación.
• Flexibilidad y discrecionalidad.
• Medición de la eficacia según la consecución de objetivos o la realización de las
funciones.
PLURALISMO JURÍDICO
El pluralismo jurídico siempre ha estado presente en los enfoques socio-jurídicos, pero
no ha sido hasta las últimas décadas cuando ha empezado a emerger de las corrientes
puramente teóricas. Para los pluralistas el derecho también procede de otros agentes
sociales como grupos o comunidades, no solo del Estado, quienes producen normativas
que pueden ser consideradas como jurídicas desde un punto de vista sociológico, siendo
base de las tesis de un derecho social.
Según el profesor Calvo: “Al pluralismo jurídico en sentido estricto se llega desde el re-
conocimiento por el sistema hegemónico de sistemas jurídicos comunitarios a los que se
dota de autonomía relativa dentro de contextos de autogobierno y reconocimiento de la
pluralidad cultural. Reconocimiento de la validez general de las normas de todo el sistema
comunitario —por lo general, dentro de ciertos límites— y reconocimiento de los meca-
nismos coercitivos propios como expresión de los derechos de autogobierno de estos
grupos”.
GLOBALIZACIÓN
El fenómeno de la globalización implica una gran diversidad de procesos y de ámbitosque,
asentada en las posibilidades de los nuevos medios técnicos de comunicación, afecta a la
estructura y las dinámicas jurídicas (Santos, 1998; Gessner y Budak, 1998; Twining, 2003;
Teubner, 2002). En los procesos de globalización existen relaciones de poder y domina-
ción esenciales para entender este fenómeno y según la perspectiva en el contexto de
esas relaciones de poder el fenómeno tiene una visión u otra. Esta globalización, en prin-
cipio, no es buena ni mala. Según los intereses de cada actor tendrá una valoración u otra.
Como consecuencia de la globalización se ha debilitado la influencia estatal en ámbitos
sociales y económicos. Estos procesos conllevan una auténtica crisis de efectividad del
derecho en relación con los agentes económicos transnacionales y conlleva, a su vez, una
crisis de eficacia del modelo jurídico actual. Como contrapunto se han alzado más voces a
favor de una creación o reforzamiento de las estructuras de gobernabilidad internacional.
El surgimiento, según la doctrina, de una ley propia del capital global sería la Lex merca-
toria (Santos, 1998; Teubner, 1997, 2002; Garrido, 2010). Este instrumento, cuyas raíces
hay que encontrarlas en la Edad Media, ha retornado debido a la extendida práctica de
evitar las leyes nacionales, las formas tradicionales de resolución de los conflictos de
leyes nacionales e incluso al derecho internacional público. Con ello se permite un campo
más propicio para el negocio sin impedimentos nacionales protectores de derechos. En
esta ley se crea una autorregulación de los contratos y la resolución de conflictos se hará
en base de sus propias provisiones y fórmulas generales, sería una especie de dere-
cho consuetudinario efímero (Calvo y Picontó, 2012). Su aplicación más rígida o flexible
depende, en la mayoría de las ocasiones, de la distribución del poder entre sus socios
(Santos, 1998; 2009).
LA INVESTIGACIÓN CUANTITATIVA
Las técnicas cuantitativas se basan en el estudio de variables, para ello, se recoge un
gran número de casos y mediante métodos estadísticos lo analizan. Con ello se pueden
asumir posibles errores de medición en las variables y la formalización de relaciones
complejas entre estas. Se trata de una metodología analítica que estima que es posible la
comparación sin dificultad casos diferentes, cuyo fin es la verificación de leyes universales
formuladas por las teorías.
Las técnicas cuantitativas más comunes son las encuestas y los experimentos; el análisis
se realizará de forma estadística, por ello se dividirá este apartado en tres grandes subapar-
tados para facilitar la metodología:
A) LA ENCUESTA
Una encuesta, se puede definir como el procedimiento en el que el investigador busca
recopilar datos por medio de un cuestionario previamente diseñado, sin modificar el en-
torno ni el fenómeno donde se recoge la información, para entregarlo en forma de tríptico,
gráfico o tabla. En la encuesta, en definitiva, se recogen datos individuales para obtener
datos agregados sobre conjuntos de poblaciones y características de estas.
Tres elementos son caracterizadores:
• El cuestionario, elaborado para obtener información sobre el caso investigado.
Puede ser por teléfono, por correo, en persona, en línea…
• Muestra de personas, que ha de ser representativa de la población.
• Uso del análisis estadístico, codificando las respuestas de cada entrevistado para
su registro cuantitativo. La codificación es el proceso de asignación de valores
numéricos a las observaciones.
Las respuestas codificadas de cada entrevistado se trasladan a la matriz de datos donde
son sometidas a un análisis estadístico agregado con el fin de obtener descripciones y
explicaciones sobre el comportamiento y las actitudes del conjunto de la muestra (que
puedan ser extensibles al conjunto de la población).
La matriz de datos, es la tabla de filas y columnas donde se recogen las observaciones
recogidas de la encuesta. Las filas corresponden a los individuos y las columnas a las
preguntas de la encuesta (variables).
El cuestionario
No existen reglas fijas para elaborarlo, sino que ha de hacerse según las características
que presente el objeto de estudio, la población y los recursos de los que disponga el
investigador.
La experiencia, aquí, es un grado. Si las preguntas y las hipótesis sobre las que se basa
el estudio son claras, la operacionalización será más sencilla también. Es habitual y reco-
mendable, que se usen preguntas y bloques de preguntas de cuestionarios elaborados
previamente por otros investigadores, más aún cuando el cuestionario sea realmente
bueno. Esto se hace así porque permite acumular conocimiento científico, siendo además
la comparación posterior más fácil y permite avanzar en las técnicas de cómo preguntar
para, así, obtener mejor la información.
Según Corbetta (2007), se pueden agrupar en tres grandes grupos los tipos de preguntas
de los cuestionarios según el contenido de estos:
• Características sociodemográficas de los individuos, clasificación de los individuos
de la muestra por género, estado civil, edad, situación laboral, nivel de estudios,
profesión…
• Actitudes del individuo, sus puntos de vista, perspectivas, valores, opiniones...
• Comportamientos de los individuos, sus acciones realizadas o no.
Siguiendo nuevamente a Corbetta, los formatos de respuestas a las preguntas son de dos
tipos, abiertos y cerrados.
• Preguntas abiertas, donde el entrevistado tiene plena libertad para responder.
• Preguntas cerradas, donde el entrevistado ha de escoger una respuesta de una
lista junto a la pregunta.
La doctrina ha podido constatar que la forma y el orden con el que se formulan las pre-
guntas en el cuestionario afectan a las respuestas dadas. Corbetta (2007) afirma que para
un buen cuestionario han de seguirse unos principios básicos:
• Simplicidad del lenguaje.
• Extensión de las preguntas, mejor breves.
• Número de alternativas de respuesta a las preguntas cerradas.
• Expresiones de argot.
• Evitar el uso de conceptos ambiguos y de palabras con fuertes connotaciones
(especialmente si son negativas).
• Evitar dobles preguntas o subpreguntas dentro de las preguntas.
• Evitar las preguntas tendenciosas.
• Centrarse en momentos concretos en el tiempo.
• Concreción frente a abstracción.
1. Coeficiente de elevación N / n = k.
N = tamaño de la población o universo n = tamaño de la muestra. Se selecciona un individuo de cada k.
Censos y padrones
El censo se define, según Naciones Unidas, como el proceso total de recolectar, compilar,
evaluar, analizar y publicar o diseminar en cualquier otra forma, los datos (o la informa-
ción) demográficos, económicos y sociales que pertenecen en un momento determinado,
a todas las personas de un país o de una parte delimitada del mismo (Arias, 2016).
Existe una gran variedad de tipos de censos. En España, el censo de población se elabora
cada diez años. Según el Instituto Nacional de Estadística, los censos de población cons-
tituyen la operación de mayor rango dentro de la actividad estadística oficial y son, junto
con los anuarios, las publicaciones que más demandan los usuarios del INE.
El padrón hace referencia al registro en el que se encuentran inscritos los ciudadanos ha-
bilitados para participar en elecciones. En el caso de los padrones municipales en España,
hoy en día se actualizan constantemente ya que son los propios habitantes quienes han
de hacer su inscripción en el ayuntamiento correspondiente.
B) EL EXPERIMENTO
Es un diseño o plan de investigación, más que una técnica para obtener datos. Este
consiste en la comparación de un grupo experimental, formado por sujetos que serán
expuestos a la variable explicativa o estímulo, con otro grupo de igual composición al
grupo experimental pero sin el estímulo, llamado grupo de control. El valor de la variable
explicativa en cada grupo se ha de verificar antes, es decir, se mide antes de introducir
del estímulo, midiéndose nuevamente después de que el grupo experimental haya sido
sometido al estímulo. El impacto del estímulo se infiere de la comparación de los valores
de la verificación anterior y posterior en cada grupo.
Siguiendo lo establecido por Manhein y Rich (1988) la fórmula del efecto sería la siguiente:
Efecto del estímulo = (verificación posterior E – verificación anterior E)
– (verificación posterior C – verificación anterior C)2
Para llevar a cabo los experimentos, es necesario disponer de suficientes conocimientos
científicos sobre el objeto de estudio, porque se ha determinar cuáles son los factores
de control. Estos son las variables que comparten los sujetos del grupo de control y del
grupo experimental. La composición de los grupos respecto de las variables de control es
idéntica ya que los cambios en la variable que se tiene que explicar se deben al estímulo
y no a otra diferencia. Con este control sobre terceros factores y el estímulo se pueden
constatar relaciones causales.
2. E es el grupo experimental.
C es el grupo de control.
• Estadística univariada, los valores estadísticos son números que pueden sintetizar
las distribuciones de valores de las variables.
• Estadística bivariada y multivariada, aquella que puede mostrar la relación que
existe entre las variables.
• Estadística descriptiva busca averiguar las características de las distribuciones de
las variables y de las relaciones existentes entre ellas.
• Estadística inferencial, aquella que trata de inferir los parámetros poblacionales a
partir de los valores estadísticos obtenidos en la muestra.
INTRODUCCIÓN
El terrorismo ha modificado por completo el fenómeno de la violencia. En las últimas
décadas, y sobre todo desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, tanto los ciu-
dadanos como los expertos en terrorismo de etiología yihadista reconocen la necesidad
de conocer en mayor profundidad la radicalización violenta. Tal fenómeno se asume como
uno de los principales riesgos terroristas del mundo occidental y, en consecuencia, existe
la necesidad de estructurar un eje preventivo para evitar que los procesos de radicaliza-
ción culminen en acciones de naturaleza violenta. Por esa razón es necesaria una actua-
ción integral, específica y coordinada entre los diversos agentes y actores, tanto sociales
como institucionales, para frenar cualquier acción terrorista.
Una de las herramientas más relevantes y que reúne un mayor consenso entre los dis-
tintos expertos para afrontar la radicalización violenta es la formación y la sensibilización
social. Todo ello, con el fin de realizar detecciones tempranas, la neutralización de focos de
radicalización y la intervención en colectivos vulnerables. Como vemos, la clave radica en
disminuir la radicalización en etapas tempranas a fin de evitar una escalada radical gradual
que precipite, finalmente, en una acción violenta y/o un atentado. Así, es clave desarrollar
espacios de formación sobre indicadores de vulnerabilidad y elaborar herramientas para
• Neutrales: Son ajenos al debate político. No sienten interés en las causas político-
sociales ni son simpatizantes de ninguna ideología concreta.
• Simpatizantes: Estiman y creen en un grupo, causa u objetivos.
• Justificadores: No únicamente simpatizan, sino que justifican y legitiman la vio-
lencia para defender la causa.
• Obligación moral y personal: Sienten la obligación de luchar por el grupo y/o la
causa y asumen la violencia como una herramienta para combatir.
Por otro lado, la pirámide de las acciones radicales afirma que los individuos experimentan
distintos grados de radicalización en sus acciones, de menor a mayor intensidad.
• Inertes: Son individuos pasivos. No hacen ninguna acción por el grupo y la causa.
• Activistas: Realizan activísimo social y/o político, pero por cauces legales y no
violentos.
• Radicales: Practican acciones ilegales por y para la causa o el grupo.
• Terroristas: Ejecutan acciones ilegales y violentas contra la población civil.
RADICALIZACIÓN VIOLENTA
La radicalización violenta supone una amenaza internacional y creciente y, en consecuen-
cia, ha sido uno de los sectores de investigación más prolíficos. Mosteyrín y López (2017)
afirman que “el proceso de radicalización es el epicentro explicativo del terrorismo. Aun-
que se trata de un fenómeno ciertamente indeterminado, es la clave sobre la que descan-
sa la política preventiva en todos los países de nuestro entorno. No obstante, como objeto
de estudio suscita más controversia que acuerdo y no hay evidencia concluyente sobre
qué es y cómo opera en realidad la radicalización”.
En ese sentido, no existe una definición universal y aceptada. El término presenta contro-
versia en los círculos académicos, ya que cada disciplina introduce diversidad de especi-
ficaciones en el vocablo y, por tanto, se estudia el fenómeno de forma fragmentada. De
igual modo acontece en el uso del término por parte de las instituciones y actores sociales,
cada cual determina dicha definición según los intereses salvaguardados y/o afinidades
ideológicas. Desafortunadamente, el concepto ha sido politizado y distorsionado a pesar
de que la construcción terminológica del concepto debe alejarse de cualquier orientación
ideológica y política. Es ineludible la necesidad de delimitar un marco de referencia en
relación con la radicalización violenta capaz de enmarcar su realidad poliédrica y generar
investigaciones rigurosas, políticas públicas preventivas y de seguridad, herramientas de
detección, protocolos de intervención, entre otros.
Se requiere un concepto integral, operativo y estandarizado que constate los aspectos
nucleares del mismo, ya que subsiste un desacuerdo entre la relación de la radicalización
y la violencia, del pensamiento y la acción (Schmid, 2013). Si bien la radicalización (enten-
dida como un proceso que conlleva una escalada de violencia) ha sido estudiado desde
1970 por su relevancia en los movimientos sociales y en la formación de grupos clan-
destinamente violentos, a partir de los atentados del 11 de setiembre de 2001 la inves-
tigación ha incrementado exponencialmente centrándose en la radicalización relacionada
con el terrorismo de etiología yihadista (Della Porta y LaFree, 2012). Sea como sea, las
propuestas terminológicas para la radicalización violenta aguardan múltiples diferencias
y controversias. Sin embargo, es un concepto amplio y ha mutado de significado según
la época y el contexto, y, en consecuencia, debe emplearse con precaución y precisar su
significado según el análisis que se realice. Tales divergencias muestran la necesidad de
seguir analizando los procesos de radicalización violenta (King y Taylor, 2011).
Según Neumann (2013), los desencuentros para definir el fenómeno se deben a dos
factores: 1) el contexto y elementos normativo y 2) el resultado de la radicalización (Neu-
mann, 2013). Por un lado, el contexto histórico, cultural y político influye en la producción
de distintas nociones sobre la radicalización y, por tanto, un comportamiento puede ser
radicalizado dependiendo de la corriente mayoritaria y aceptada por la sociedad, institu-
ciones gubernamentales e instancias internacionales. Por tanto, la bibliografía reflexiona
sobre las consideraciones políticas del término y su variación según el contexto. Por otro
lado, se emplea la palabra extremismo en muchas de las definiciones y esta aguarda
diversidad de significados, ya sea una ideología que desafía el statu quo, los métodos
empleados para obtener un objetivo político, la adopción de una doctrina inflexible, entre
otros. Existen autores que comprenden la radicalización como un fenómeno únicamente
cognitivo, en el cuál un individuo adopta una actitud intransigente sobre problemáticas
multiforme. Cuarto, adquiere una alta destructividad y una violencia indiscriminada con
diversidad de tácticas. Y quinto, su origen es diverso y aguarda múltiples causas y moti-
vaciones por parte de los miembros de las organizaciones terroristas.
La radicalización violenta de etiología yihadista, según Reinares y García-Calvo (2013), es
un “proceso a través del cual un individuo adopta, en mayor o menor grado, actitudes y
creencias que justifican tanto utilitaria como moralmente el terrorismo inspirado en una
versión salafista y a la vez belicosa del credo islámico”. De igual modo, Jordán (2009) lo
define como un “proceso mediante el que el individuo incorpora un sistema de creencias
que incluye la voluntad de emplear o apoyar activamente la violencia con el fin de alcan-
zar los objetivos del salafismo yihadista”. Los procesos de radicalización violenta de esta
naturaleza no deben comprenderse como un subproducto del islam (Kundnani, 2012) ya
que la religión es más bien un factor facilitador y no explicativo. De hecho, los individuos
que inician un proceso de radicalización no necesariamente deben ser religiosos y pueden
experimentar una conversión durante el mismo (Sageman, 2007). Khosrokhavar (2014)
añade que el desconocimiento de la religión es un factor de riesgo para persuadir al indivi-
duo hacia creencias distorsionadas y radicalizadas. Este factor unido a otros estructurales
y socioeconómicos facilitan la radicalización violenta.
Existe un conjunto de variables que intervienen durante la radicalización violenta de etio-
logía yihadista (Pascual, 2009). Primero, se utiliza una subcultura violenta reafirmada por
convicciones absolutistas y recubiertas con una ideología neosalafista. Este componente
ideológico se convierte en un factor motivacional para justificar las acciones violentas
como una lucha legítima, homogeneizar a sus miembros y fortalecer sus relaciones in-
tergrupales. Segundo, se utilizan contextos socio-políticos con situaciones de agravio y
proselitismo para generan estructuras de oportunidad y socializar en el odio a individuos
vulnerables. Tercero, los agentes radicalizadores y de captación son fundamentales, tanto
los líderes carismáticos como los referentes modélicos que descubren durante el proce-
so. Y cuarto, la influencia de la propaganda terrorista como instrumento de persuasión.
Es una herramienta con elementos tanto racionales como emocionales que fomenta y
mantiene la fanatización del individuo. Todos los soportes propagandísticos son eficaces
para la consecución de las actividades terroristas.
el eje de todos ellos es su configuración por fases (Sperber, Cristellys y Ketelaer, 2016).
Es decir, es un proceso gradual desglosado en múltiples etapas por las cuales transita un
individuo hasta su total radicalización (Veldhuis y Staun, 2009). Estos marcos conceptua-
les ofrecen un proceso lógico y descriptivo muy útiles para comprender la radicalización
violenta como un camino y no un evento. Por tanto, no todos los individuos sumergidos
en un proceso de radicalización culminarán en acciones terroristas violentas (Borum,
2011b). Atendiendo a la diversidad de modelos teóricos desarrollados para explicar el
proceso de radicalización violenta se exponen cinco de ellos a continuación.
las dinámicas de grupo, el aprendizaje social, la identidad social, la gestión del terror, la
reducción de la incertidumbre, de la identidad, del narcisismo, antisocial, de la paranoia,
la absolutista o apocalíptica, de la novedad y de la humillación o venganza. Sin embargo,
todas estas teorías no son específicas para el terrorismo ni la radicalización, sino que se
han aplicado en diversos objetos de estudio. Por tanto, no responden a una lógica integral
ya que no existe una única teoría explicativa para la radicalización.
Sea como sea, en todos los modelos de radicalización presentados en el anterior aparta-
do avalan que los factores de riesgo y de vulnerabilidad son fundamentales. Esto es así
porque la investigación de los últimos cincuenta años evidencia que la radicalización es
un proceso gradual y no una condición o estado psicológico del individuo (Borum, 2011)
y que los trastornos mentales poca asociación y explicación operativa poseen en tal fe-
nómeno (Horgan, 2005). Entender la radicalización como un proceso, invita a valorar un
conjunto de factores interdependientes y recíprocos durante una secuencia de eventos y
etapas que influyen en la radicalización violenta (Taylor y Horgan, 2006). Según el Centre
de Prévention de la Radicalisation Menant à la Violence (CPRLV), el proceso de radicaliza-
ción violenta es multifactorial y se desarrolla una compleja interacción entre ellos, ya sean
individuales, psicosociales y colectivos. Un solo factor no explica la radicalización de un
individuo sino la convergencia de estos. Por ello, las dinámicas y la evolución constante
de tales procesos dificultan a la comunidad científica generar un listado estandarizado
de cuáles son los factores determinantes. Es un fenómeno que no presenta una escena
estática ya que no existe un perfil de sujetos radicalizados ni una única trayectoria de
radicalización. Así, aparece un consenso científico en que los conocimientos deben seguir
en constante innovación ya que la naturaleza del fenómeno en el marco de la investiga-
ción empírica se basa mayoritariamente en investigaciones cualitativas o bien en fuentes
secundarias (Neumann y Kleinmann, 2013). Si bien la bibliografía sobre el fenómeno es
extensiva, a continuación se presentan distintos marcos teóricos de interés que abarcan
los factores subyacentes y motivacionales de la radicalización violenta.
PROPAGANDA TERRORISTA
El terrorismo es un acto comunicativo y de publicidad (Weimann 2004) y sin los medios
de comunicación no es eficaz (Nacos, 2002). Su relación simbiótica y acción comunicativa
supera cualquier pretensión de marketing ya que la necesidad de impacto en las audien-
cias, esconde un escalamiento de la violencia como fin en sí mismo para atemorizar a la
sociedad (Jenkins, 2006). La globalización y los avances tecnológicos han invitado a los
grupos con intenciones ulteriores a promover ideologías violentas. Ahora, la transmisión
y la conexión de información es mundial, masiva, de bajo coste, inmediata y posibilita la
comunicación interpersonal sin barreras geográficas (Torres, 2009; Kalçik y Altan 2017).
Así, la explotación de internet y los medios de comunicación por parte de organizaciones
terroristas transciende el espacio-tiempo y es sumamente atractivo ya que les proporcio-
na libertad, anonimato, así como accesibilidad e interacción con otros usuarios y materia-
les de naturaleza terrorista y/o violenta (Jawhar, 2016).
Según Jawhar (2016), existen nueve finalidades terroristas en el uso de internet: propa-
ganda, radicalización, captación, comunicación y redes, financiación, formación, planifi-
cación, coordinación y minería de datos. De entre todos ellas, la propaganda, la radica-
lización violenta, así como la captación terrorista guardan una estrecha vinculación. La
propaganda es una de las herramientas persuasivas más influyentes en los procesos de
radicalización y captación de etiología yihadista (Weimann, 2006; Slike, 2008; Kruglanski,
Crenshaw, Post y Victoroff, 2008; Edwards y Gribbon, 2013; Torok, 2013; Gupta, 2011;
Cohen, Johansson, Kaati y Mork, 2014; Wadhwa y Bhatia, 2015; Winter, 2015; Neo et al.,
2016; Neo, 2016; García, Nieto y Alonso, 2017) ya que utilizada de manera sistemática
transforma las creencias, percepción y conductas de los individuos (Torres, 2009). La
• Simplificar la realidad: Presentar los temas sin profundizar y suscitar ningún es-
fuerzo intelectual y así llegar todas las audiencias apelando siempre a los sentidos
más primitivos.
• Provocar un malestar movilizador: Conseguir la participación de los individuos en
la lucha para reconducir un conflicto. No hacerlo es incongruente y contradictorio,
ya que quedarse alejado de tal situación genera ansiedad.
• Fomentar el efecto del ganador: Convencer al individuo de la necesidad de afilia-
ción a la organización terrorista ya que la victoria es inevitable. No hacerlo le sitúa
en una situación de marginalidad y vencimiento.
• Explotar la brutalidad: Fomentar estrategias comunicativas violentas mediante la
brutalidad explícita en sus acciones para demostrar su poder y conseguir un fuer-
te impacto mediático.
Para una efectiva difusión propagandística las organizaciones terroristas de etiología yiha-
dista se dotan de distintos formatos, herramientas e idiomas (Zelin, 2015; Winter, 2015;
Shamieh y Szenes, 2015; Derrick, Sporer, Church y Logon, 2016; Milton, 2016). Los
canales más utilizados para distribuir el material propagandístico son: las páginas web
oficiales, foros y blogs, páginas de alojamiento, redes sociales, mensajería instantánea
y productoras. Para dar credibilidad a la narrativa terrorista, emplean distintos soportes
propagandísticos tal y como se muestra en la Figura 2. Son elegidos según la estrategia
comunicativa deseada, el público objetivo y sus finalidades (Ortiz, 2015).
Soporte Características
el terror mediante atentados terroristas y con un discurso atractivo para algunos jóvenes.
Según la Europol (2018), existen tres patrones en los recientes atentados terroristas.
Primero, los asesinatos indiscriminados como Londres o Barcelona en 2017. Segundo,
los ataques a los símbolos occidentales del estilo de vida como Manchester en 2017. Y
tercero, los ataques a autoridades como París en 2017.
Según la Europol (2018) ha aumentado las detenciones de jóvenes por delitos vinculados
a organizaciones terroristas de etiología yihadista ya sea por su afinidad, colaboración en
la captación o adoctrinamiento, o bien en actividades de financiación. En el 2011 Europa
contaba con poco más de 100 individuos detenidos y sospechosos de estar vinculados
con dicho fenómeno. Cuatro años más tarde la cifra aumenta a 687 individuos y en 2016
incrementa a 718. Sin embargo, esta tendencia se mantiene constante en 2017 a pesar
de una ligera caída de 705 detenidos.
Figura 3. Número de detenidos vinculados a terrorismo de teología yihadista desde 2011 a 2017 en Europa.
Adaptado de “European Union Terrorism Situation and Trend Report”, 2018, Europol TE-SAT.
Del mismo modo sucede en España, el balance de detenidos relacionados con el terro-
rismo de etiología yihadista ha aumentado, triplicándose inminentemente desde 2013. De
hecho, los últimos tres años proliferan las cifras más elevadas. En la actualidad, se com-
puta un total de 322 detenidos si se contabilizan los 21 detenidos del año 2018, aún por
finalizar en el momento de escribir este capítulo (Ministerio de Interior, 2018).
Estas cifras poseen varias lecturas. Por un lado, el incremento de los radicales en Oc-
cidente evidencia que el discurso de los terroristas sigue convenciendo a diversidad de
jóvenes que buscan un reconocimiento rápido y fácil para ser admirados y sentirse útiles.
Por otro lado, el aumento en la formación y profesionalidad de las diferentes policías y
servicios de inteligencia ha potenciado la detección de más sospechosos y así evitar que
lleguen a perpetrar atentados en Occidente. Y, por último, la actualización del Código Penal
español en el año 2015 (donde se tipifican acciones que hasta el momento no son delicti-
vas), ha propiciado y facilitado a la Policía poder detener individuos que por su trayectoria
radical colaborarían con estas organizaciones terroristas.
También se ha producido un aumento en los perfiles de menores sospechosos de poseer
vinculaciones con organizaciones terroristas como el Daesh. En esta misma línea, ¿debe
plantearse una contranarrativa frente al discurso terrorista en los centros escolares? La
respuesta es afirmativa. Mientras Daesh adoctrina a los menores contra Occidente y des-
personaliza al “infiel” para que luchen contra él, los jóvenes occidentales no encuentran
una narrativa que les ayude a entender porqué esta gente actúa de tal modo.
La lucha contra cualquier persona o grupo violento no solamente debe realizarse en un
plano estrictamente operacional, sino que es imprescindible el diseño de una contranarra-
tiva adaptada a las especificaciones del momento para conseguir que sea eficaz sobre el
discurso dañino de estos grupos radicales. Por lo tanto, es fundamental que dicha con-
tra-narrativa se actualice a la vez que evoluciona la narrativa a desprestigiar. En la radicali-
zación violenta de grupos u organizaciones de etiología yihadista, existen múltiples casos
de individuos que han cometido acciones terroristas tras consumir la narrativa obtenida
de las redes sociales o personas afines. Como consecuencia de poseer un discurso influ-
yente y unas vías de exposición rápidas, en los últimos años los Gobiernos han iniciado
programas para contrarrestar la difusión del radicalismo en internet e, incluso, en la Unión
Europea se ha creado una unidad para combatir la propaganda del Daesh.
Por ejemplo, el Daesh dispone de una ventaja mecánica en su lucha para implantar el
califato: internet y las nuevas tecnologías, si bien tales herramientas son contrarias a la
ideología salafista que procesan para volver a los orígenes del islam. Mientras Occidente
cree, erróneamente, que domina las redes sociales por el hecho de inventarlas, el grupo
mediático del califato las usa a la perfección y sabe rentabilizarlas al máximo compar-
tiendo continuamente materiales propagandísticos con un lenguaje capaz de llegar a las
audiencias destinatarias, atrapándolas y convenciéndolas. Pero en la narrativa del Daesh
se hallan diversidad de materiales: asesinatos de rehenes y prisioneros, divertidas clases
dirigidas a infantes en las escuelas del autoproclamado Estado, entrenamientos de futuros
muyahidines al aire libre o materiales especiales como el Corán para menores. Todo ello,
con el fin de generar una visión idílica de este mal llamado estado islámico que el Daesh
se empeña en presentar, y así convencer a jóvenes occidentales para desplazarse a zonas
de conflicto omitiendo su capacidad de pensamiento crítico en relación con la fraudulenta
propaganda y narrativa terrorista.
Toda esta manipulación informativa muestra una imagen distorsionada de lo que realmen-
te está ocurriendo en este bucólico paraje que quieren transmitir. A través de sus audio-
visuales y otros soportes, presentan una visión de la supuesta sociedad islámica pura y
perfecta, con justicia e igualdad, muy alejada de la realidad en la que la mujer sigue siendo
una ciudadana de segunda y la justicia se aplica según una Sharía obsoleta e interesada.
Esta visión casi poética de la creación de un estado ya fue anunciada por su líder Abu Bakr
al-Baghdadi en su primer discurso transmitido en una fecha premeditada, coincidiendo
en viernes y en 4 de julio (día de la independencia americana). El líder proclamó: “Venid
tal y como sois que nosotros os aceptamos”. El discurso adoptado por el Daesh es muy
peligroso, ya que uno de sus objetivos ideológicos es la anulación de la identidad perso-
nal y la intensificación de la identidad social para favorecer al grupo. En consecuencia, se
inicia un proceso de adoctrinamiento que proporciona al individuo una visión dicotómica
del mundo y le sitúa en el lado aventajado, el endogrupo (los buenos y fieles) y le aleja del
exogrupo (los malos e infieles).
LA CONTRANARRATIVA TERRORISTA
Una de las herramientas utilizadas para evitar que un individuo inicie un proceso de radica-
lización violenta de etiología yihadista es la contranarrativa. Es un modo de comunicación
compuesto por métodos aplicados y mensajes transmitidos a una audiencia determinada
con el fin de combatir la propaganda terrorista que trata de influir en las acciones y per-
cepciones del receptor. Así, se define la contranarrativa terrorista como aquellos rela-
PROPUESTAS DE PREVENCIÓN
La prevención del crimen es el efecto anticipado, disuasorio e inhibitorio para evitar el
riesgo de cualquier acción delictiva a través de instrumentos que alteren factores o ele-
mentos del delito, el entorno, la víctima y/o el agresor (García-Pablos de Molina, 2012). En
este caso, cuando hablamos de radicalización violenta emanada del terrorismo de etiología
yihadista, es de gran importancia trabajar desde diversidad de ámbitos. Es fundamental
invertir en prevención a través de la formación. No únicamente en los medios de comuni-
cación, sino en los diferentes actores sociales que trabajan directamente con la ciudadanía
para dotarles de conocimiento sobre los signos de radicalización y cómo deben revertirse
en etapas tempranas. Esto es así porque los actores sociales que interaccionan con los
jóvenes y sus familiares son un objetivo caliente de las organizaciones terroristas.
proceso, se ejecutó el proyecto “¡Forsa!” en los Países Bajos. Trabajan con jóvenes en
proceso de rehabilitación y reintegración social mediante otros jóvenes voluntarios que
sirven como referentes. Todo ello, con el objetivo principal de reducir las posibilidades de
reincidencia. Sus lugares de incidencia son las escuelas, mezquitas, prisiones, centros de
internamiento y familia. Otro de estos programas de rehabilitación es el de “Asunción de
responsabilidades, romper con el odio y la violencia” en Alemania. Su objetivo es permitir
a los jóvenes detenidos por actos de violencia de etiología ideológica, vivir una vida res-
ponsable, no violenta y alejada de la radicalización. Para ello realizan formaciones de des-
radicalización a nivel local, educación cívica individual, grupal y un seguimiento después
de la liberación (De Jongh, 2018).
En lo que respecta la prevención informativa o periodística, es importante no precipi-
tarse en la difusión de noticias ya que se extraen conclusiones apresuradas. Debemos
fomentar: el lenguaje preciso de los términos, evitar proyectar imágenes y mensajes que
potencien la supremacía de los terroristas, minimizar la difusión de tales documentos grá-
ficos, ensalzar el papel de la víctima por encima del terrorista, crear espacios de debate
con expertos y evitar llevar a tertulianos o pseudoexpertos, y, sobre todo, difundir la idea
de que morir por una ideología, como es la yihadista, no “está de moda”, y solo genera
drama, destrucción y miseria.
Por otra parte, hay que impulsar programas atractivos para los jóvenes que perciben un fin
legítimo en los discursos de Daesh o Al-Qaeda. Sin la construcción de dichos instrumen-
tos es muy difícil poder crear una alternativa a la narrativa de los grupos y organizaciones
terroristas. Además, debe existir una relación fluida entre los actores sociales y las fuer-
zas y cuerpos de seguridad. Por último, es fundamental generar espacios de emergencia
social, capaces de atender a personas cercanas a individuos en riesgo de participar en
acciones violentas y radicales, dándoles asesoramiento y protección. De igual modo, hay
que proporcionar espacios de desradicalización a niveles bajos para poder, sino revertir la
radicalización temprana, frenarla.
La sociedad civil debe ser consciente y conocedora de las amenazas y riesgos intrínse-
cos de este terrorismo. Sin embargo, no debe permitirse que dicho fenómeno altere o
modifique los derechos y libertades de la ciudadanía que tanto ha costado conseguir. La
conciencia en la seguridad de un país empieza por el propio ciudadano, y la mejor arma es
la prevención con el fin de revertir esta balanza a favor de la convivencia social.
INTRODUCCIÓN
Los últimos dos años han sido esenciales para la gestación de un nuevo y más completo
marco normativo en materia de protección de datos personales; y esto, tanto en Europa
como en cada uno de los Estados miembros de la UE que, con mayor o menor intensidad,
han ido aprobando normas de ámbito estatal al respecto.
El 25 de mayo de 2016 se aprobó el nuevo Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento
Europeo y del Consejo, de 27 de abril de 2016, relativo a la protección de las personas
físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de
estos datos y por el que se deroga la Directiva 95/46/CE (en adelante RGPD). Al ser un
reglamento europeo, no necesita transposición al derecho nacional pues se trata de una
norma de aplicación directa en los estados miembros. En lo que se refiere a España,
desde esa fecha y hasta el 6 de diciembre de 2018 la Ley Orgánica 15/1999 de 13 de di-
ciembre de Protección de Datos de Carácter Personal (en adelante LOPD) y el reglamento
que la desarrolla no dejaron de estar en vigor. Y aunque lo han estado, ha sido solo en
aquello que no contradecía lo previsto en el RGPD y hasta la aprobación de la Ley Orgánica
3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos
digitales (en adelante LOPDyGDD).
El RGPD ha venido a solucionar un número importante de lagunas que, al menos a nivel
europeo, existían. Sin embargo, sigue habiendo algunos flecos sueltos y, desde luego,
cabe un desarrollo más exhaustivo del RGPD por parte de los Estados miembros en al-
gunos aspectos tales como: supuestos de aclaración de conceptos para determinar las
condiciones del tratamiento, en orden a cumplir una ley o por causa de interés público
(art. 6.2) o bien para precisar la regulación del tratamiento de datos sensibles (art. 9.2);
limitar los derechos de los interesados (art. 23.1); en su caso, la regulación de las san-
ciones (multas) a las Administraciones Públicas (art. 83.7); otras sanciones que no sean
multas (art. 84.1); la regulación del consentimiento prestado por menores y su edad límite
hasta donde marca el propio reglamento, la cualificación necesaria para ser Delegado de
Protección de Datos, etc.
En el caso español, la nueva LOPDyGDD ha venido a completar o solucionar algunos de
estos detalles, tales como la edad para la prestación del consentimiento de los menores,
las entidades o sectores que obligatoriamente deben nombrar Delegado de Protección de
Datos, y la formación que este debiera tener (con una interesante referencia a la preferen-
cia por los DPO que puedan acreditar su formación en protección de datos con un título
universitario).
Esta nueva Ley Orgánica de Protección de Datos española ha sufrido una larga y tortuosa
elaboración y su trámite no estuvo exento de polémica (preveía la posibilidad de que, con
su redacción original, los partidos políticos se asegurarán una cobertura legal para poder
recopilar datos personales y favorecer la creación de perfiles políticos de los ciudadanos
a partir de su identidad en la red1), y viene a recoger las previsiones del RGPD y las par-
ticularidades que el legislador español ha creído oportuno introducir.
Estamos, por tanto, en pleno proceso de cambio en Europa y en España. Nuevo marco
normativo europeo, reciente derogación de la LOPD y su reglamento de desarrollo (RD
1720/2007), y entrada en vigor de la nueva LOPDyGDD. Todo ello trae consigo una serie
de novedades en los derechos de los afectados (titulares de los datos personales) y en las
obligaciones de los responsables y de los encargados del tratamiento.
Esto afecta de lleno a todos aquellos profesionales que prestan servicio en el ámbito de
la criminología pues, en su quehacer diario, y a veces sin ser plenamente conscientes de
ello, adoptan la figura de responsable o de encargado del tratamiento de los datos, según
desarrollen su labor profesional (como responsables del tratamiento) o presten un servi-
cio para un tercero (como encargados del tratamiento de datos).
1. La nueva LOPDyGDD introducía una modificación a la Ley Electoral española (Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio,
del Régimen Electoral General, LOREG) por la que se habilitaba a los partidos a recoger datos sobre opiniones po-
líticas de los ciudadanos para la realización de actividades políticas durante el periodo electoral. Estos datos podían
conseguirlos en páginas web y otras fuentes de acceso público. Una actividad, además, que se escudaba en el
interés público. Sin embargo, el Tribunal Constitucional terminó con esta posibilidad ya que un grupo de juristas
propuso al Defensor del Pueblo que presentara un recurso de inconstitucionalidad contra dicha posibilidad. Como
resultado de ese recurso, resultó la sentencia de 22 de mayo de 2019 por la que se declaró inconstitucional el art.
58 bis. Apartado 1 de la LOREG.
Lo que se hace en este capítulo es ofrecer al lector una visión general de las novedades
principales del RGPD y de cómo ha de producirse la aplicación práctica de estas en los
obligados por la normativa en protección de datos personales.
Debido a la amplitud del tema tratado y a la visión general y preliminar que aquí se quiere
aportar, quedan fuera del análisis detallado aspectos como la evaluación de impacto sobre
la protección de datos, las medidas de seguridad adecuadas al riesgo, la notificación de
quiebras de seguridad a la autoridad de control o el novedoso régimen sancionador en el
RGPD. Aspectos que podrán abordarse con detenimiento en otro momento.
2. La LOPDyGDD 3/2018 también lo recoge en su artículo 1.2: “El derecho fundamental de las personas físicas a la
protección de datos de carácter personal, amparado por el artículo 18.4 de la Constitución, se ejercerá con arreglo
a lo establecido en el Reglamento (UE) 2016/679 y en esta ley orgánica”.
3. Art. 4.4 RGPD: “Elaboración de perfiles”: Toda forma de tratamiento automatizado de datos personales consistente
en utilizar datos personales para evaluar determinados aspectos personales de una persona física, en particular para
analizar o predecir aspectos relativos al rendimiento profesional, situación económica, salud, preferencias persona-
les, intereses, fiabilidad, comportamiento, ubicación o movimientos de dicha persona física.
4. Nótese que el hecho de que quien trate datos que deriven de la oferta de bienes y servicios destinados a ciudadanos
europeos, hace que el ámbito territorial de aplicación del RGPD sea mundial.
5. Fichero: Todo conjunto organizado de datos de carácter personal, cualquiera que fuere la forma o modalidad de su
creación, almacenamiento, organización y acceso.
EL INTERÉS LEGÍTIMO
Otro de los pilares esenciales en la protección de datos es la licitud del tratamiento, de
modo que haya una base legal que lo legitime. El interés legítimo es un elemento legitima-
dor en sí mismo que constituye una base jurídica suficiente para efectuar el tratamiento.
El Considerando 47 del RGPD comienza remarcando que “el interés legítimo de un res-
ponsable del tratamiento, incluso el de un responsable al que se puedan comunicar datos
personales, o de un tercero, puede constituir una base jurídica para el tratamiento, siem-
pre que no prevalezcan los intereses o los derechos y libertades del interesado, teniendo
en cuenta las expectativas razonables de los interesados basadas en su relación con el
responsable”. Por tanto, el tratamiento será lícito siempre y cuando sea necesario para la
satisfacción de los intereses legítimos que persiga el responsable del tratamiento o por un
tercero, siempre que sobre dichos intereses no prevalezcan los intereses o los derechos
y libertades fundamentales del afectado.
El artículo 6.1 del reglamento también se refiere a esta figura que, además, y según
apunta el citado Considerando 47, requiere de una evaluación meticulosa. También en
las evaluaciones de impacto hay que describir este interés legítimo (art. 35.7.a). La AEPD
define una evaluación del impacto, conocida por sus siglas en inglés PIA (Privacy Impact
Assessment), como “un ejercicio de análisis de los riesgos que un determinado sistema
de información, producto o servicio puede entrañar para el derecho fundamental a la
protección de datos de los afectados y, tras ese análisis, afrontar la gestión eficaz de los
riesgos identificados mediante la adopción de las medidas necesarias para eliminarlos o
mitigarlos”6.
El RGPD hace referencia a ello en su artículo 35.1 indicando que “cuando sea probable
que un tipo de tratamiento, en particular si utiliza nuevas tecnologías, por su naturaleza,
alcance, contexto o fines, entrañe un alto riesgo para los derechos y libertades de las per-
sonas físicas, el responsable del tratamiento realizará, antes del tratamiento, una evalua-
ción del impacto de las operaciones de tratamiento en la protección de datos personales.
Una única evaluación podrá abordar una serie de operaciones de tratamiento similares
que entrañen altos riesgos similares”.
Por último, también constituye un interés legítimo aquellos tratamientos de datos necesa-
rios para la prevención del fraude y los que tienen fines de marketing directo. A su vez, el
Considerado 48 considera igualmente que existe un interés legítimo para el tratamiento en
las cesiones de datos personales dentro de un mismo grupo empresarial.
6. Guía práctica para las evaluaciones de impacto en la protección de los datos sujetas al RGPD. Disponible en: https://
www.aepd.es/media/guias/guia-evaluaciones-de-impacto-rgpd.pdf Ref. 17 de diciembre de 2018.
EL PRINCIPIO DE INFORMACIÓN
En este caso, se puede hacer una fácil comparativa entre lo que había hasta la aplicación
del RGPD y lo que el reglamento ha traído consigo.
La información que debía prestarse según la anterior normativa española (LOPD derogada
el 6 de diciembre de 2018) y que era obligatorio prestar hasta mayo de 2018 era:
–– La existencia de un fichero o tratamiento de datos, de la finalidad de la recogida
de estos y de los destinatarios de la información.
–– El carácter obligatorio o facultativo de la respuesta a las preguntas que sean plan-
teadas.
–– Las consecuencias de la obtención de los datos o de la negativa a suministrarlos.
7. Álvarez Hernando, J. Sesión de formación “Nuevo Reglamento Europeo de Protección de Datos. Claves para la
adaptación de las empresas”, Aranda de Duero, julio 2018.
y dejen de tratarse si ya no son necesarios para los fines para los que fueron recogidos
o tratados de otro modo. Para ello, “el interesado tendrá derecho a obtener sin dilación
indebida del responsable del tratamiento la supresión de los datos personales que le
conciernan, el cual estará obligado a suprimir sin dilación indebida los datos personales
cuando concurra alguna de las circunstancias” recogidas en el artículo 17 del RGPD, es
decir, cuando:
a) Los datos personales ya no sean necesarios en relación con los fines para los que
fueron recogidos o tratados de otro modo.
b) El interesado retire el consentimiento en que se basa el tratamiento8, y este no se
base en otro fundamento jurídico.
c) El interesado se oponga al tratamiento con arreglo al artículo 21, apartado 19, y no
prevalezcan otros motivos legítimos para el tratamiento, o el interesado se oponga
al tratamiento con arreglo al artículo 21, apartado 210.
d) Los datos personales hayan sido tratados ilícitamente.
e) Los datos personales deban suprimirse para el cumplimiento de una obligación
legal establecida en el Derecho de la Unión o de los Estados miembros que se
aplique al responsable del tratamiento.
f) Los datos personales se hayan obtenido en relación con la oferta de servicios de
la sociedad de la información mencionados en el artículo 8, apartado 111.
Asimismo, el interesado también tendrá derecho a obtener la supresión de los datos
personales que le conciernan cuando haya hecho públicos los datos personales y esté
obligado a suprimir dichos datos, el responsable del tratamiento, teniendo en cuenta la
tecnología disponible y el coste de su aplicación, adoptará medidas razonables, incluidas
medidas técnicas, con miras a informar a los responsables que estén tratando los datos
personales de la solicitud del interesado de supresión de cualquier enlace a esos datos
personales, o cualquier copia o réplica de los mismos (art. 17.2 RGPD).
8. De conformidad con el artículo 6, apartado 1, letra a), o el artículo 9, apartado 2, letra a) (art. 17.1.b RGPD).
9. Art. 21. 1 RGPD: “El interesado tendrá derecho a oponerse en cualquier momento, por motivos relacionados con su
situación particular, a que datos personales que le conciernan sean objeto de un tratamiento basado en lo dispuesto
en el artículo 6, apartado 1, letras e) o f), incluida la elaboración de perfiles sobre la base de dichas disposiciones. El
responsable del tratamiento dejará de tratar los datos personales, salvo que acredite motivos legítimos imperiosos
para el tratamiento que prevalezcan sobre los intereses, los derechos y las libertades del interesado, o para la for-
mulación, el ejercicio o la defensa de reclamaciones”.
10. Art. 21.2 RGPD: “Cuando el tratamiento de datos personales tenga por objeto la mercadotecnia directa, el interesado
tendrá derecho a oponerse en todo momento al tratamiento de los datos personales que le conciernan, incluida la
elaboración de perfiles en la medida en que esté relacionada con la citada mercadotecnia”.
11. Art. 8.1 RGPD: “Cuando se aplique el artículo 6, apartado 1, letra a), en relación con la oferta directa a niños de servi-
cios de la sociedad de la información, el tratamiento de los datos personales de un niño se considerará lícito cuando
tenga como mínimo 16 años. Si el niño es menor de 16 años, tal tratamiento únicamente se considerará lícito si el
consentimiento lo dio o autorizó el titular de la patria potestad o tutela sobre el niño, y solo en la medida en que se
dio o autorizó. Los Estados miembros podrán establecer por ley una edad inferior a tales fines, siempre que esta no
sea inferior a 13 años”.
do en él, por el mero hecho de serlo, prácticamente las mismas obligaciones a las que se
ve sometido el responsable.
Un perito judicial, un psicólogo, un médico forense, un detective o un criminólogo pueden
ser el paradigma del encargado del tratamiento pues, para emitir sus informes o prestar
sus servicios profesionales por encargo, deben acceder a datos personales que custodia
el responsable del tratamiento, de ahí la importancia de conocer esta figura y sus res-
ponsabilidades y obligaciones en cualquiera de los ámbitos profesionales que rodean la
criminología.
El artículo 28 del RGPD regula la figura del encargado del tratamiento desde todos los
puntos de vista, y comienza por afirmar que cuando se vaya a realizar un tratamiento por
cuenta de un responsable del tratamiento, este elegirá únicamente un encargado que
ofrezca garantías suficientes para aplicar medidas técnicas y organizativas apropiados,
conforme con los requisitos del reglamento y que garantice la protección de los derechos
del interesado.
Es el encargado del tratamiento quien debe realizar el trabajo que le ha sido encomendado
y no podrá recurrir a otro encargado sin la autorización previa por escrito del responsable.
Y si hubiera que hacer algún cambio o sustitución en la persona que fuera a realizar el tra-
bajo, lo comunicará al responsable dándole la oportunidad de oponerse a dichos cambios.
El tratamiento por el encargado se regirá por un contrato u otro acto jurídico con arreglo
al Derecho de la Unión Europea o de los Estados miembros, que vincule al encargado
respecto del responsable y establezca el objeto, la duración, la naturaleza y la finalidad del
tratamiento, el tipo de datos personales y categorías de interesados, y las obligaciones
y derechos del responsable. Dicho contrato o acto jurídico estipulará que el encargado:
–– Tratará los datos personales únicamente siguiendo instrucciones documentadas
del responsable.
–– Garantizará que las personas autorizadas para tratar datos personales se hayan
comprometido a respetar la confidencialidad o estén sujetas a una obligación de
confidencialidad de naturaleza estatutaria.
–– Tomará las medidas de seguridad necesarias, conforme a las fijadas en el art. 32
del propio reglamento13.
–– Asistirá al responsable para que este pueda cumplir con su obligación de res-
ponder a las solicitudes que tengan por objeto el ejercicio de los derechos de los
interesados.
–– Suprimirá o devolverá todos los datos personales una vez finalice la prestación de
los servicios de tratamiento.
13. El artículo 32 del RGPD regula la seguridad del tratamiento de los datos personales, refiriéndose a las medidas téc-
nicas y organizativas apropiadas para garantizar un nivel de seguridad adecuado al riesgo que deben aplicar tanto el
responsable como el encargado del tratamiento.
14. La nueva LOPDyGDD (LO 3/2018) dice: “Los responsables y encargados del tratamiento deberán designar un dele-
gado de protección de datos en los supuestos previstos en el artículo 37.1 del Reglamento (UE) 2016/679 y, en todo
caso, cuando se trate de las siguientes entidades: (…)”. Y, a continuación, enumera dieciséis entidades o sectores
de actividad que estarán obligados a nombrar un DPO. Se puede consultar este listado en el texto de la ley publicado
en la web del BOE, disponible en: https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2018-16673
15. Esquema de certificación de Delegados de Protección de Datos —Esquema AEPD-DPD—, Disponible en: https://
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Anna Barbaro
Doctora Europea en Genética Forense (PhD), Universidad de Santiago de Compostela
(España). Licencia en Ciencias Biológicas, Universidad de Messina (Italia). Diploma de la
Escuela de Especialización en Genética Aplicada, Universidad La Sapienza de Roma (Ita-
lia). Máster en Técnicas Psicológicas y del Comportamiento en la Investigación Criminal,
Universidad La Sapienza de Roma (Italia). Calificación para el ejercicio de las profesiones
de Biólogo, Universidad La Sapienza de Roma (Italia). Diploma del curso Perito en Inves-
tigación Criminal, Escuela Superior de Criminalística y Criminología (España). Diploma del
curso Experto Superior en Perfilación Criminal, Escuela Superior de Criminalística y Cri-
minología (España). Diploma del curso Investigación de la escena del crimen intermedia
(EE.UU.). Diploma del curso Criminalística: Especializado en la escena del crimen, Centro
de Formación Estudio Criminal (España).
Directora del Laboratorio de Genética Forense de Studio Indagini Mediche e Forensi (SI-
MEF), Italia. Profesora de Genética Forense en el Máster en Ciencias Forenses de la
Universidad La Sapienza de Roma (Italia). Genetista forense senior y perito experto para
varios tribunales y juzgados italianos. A lo largo de su carrera, ha recibido varios premios
y reconocimientos científicos a su labor.
Federico Baudino
Abogado, estudió en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Diplomado de post-
grado en Criminalística y Criminología, Ateneo Universitario. Diplomatura universitaria en
Criminalística y Criminología, Universidad Siglo XXI. Y otra diplomatura en Metodología
de la Investigación en el Ámbito Judicial. Experto en Reconstrucción Virtual de Casos
Criminales. Calígrafo público Universidad Nacional de Rosario (Argentina). Doctor Honoris
Causa, otorgado por la Federación Iberoamericana de Abogados. Creador de la Oficina
de Reconstrucción Virtual de la dirección general de Policía Judicial de la Provincia de
Córdoba (Argentina).
Victor Cazzurro
Abogado especialista en Derecho de la Información y Protección de Datos Personales.
Doctor en Derecho, con mención Europea. DPO (Reconocido por IVAC, entidad acreditada
por la AEPD). Ha sido vicerrector de Investigación y de Relaciones Internacionales (2013-
2018), decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas en la Universidad Isabel
I (2013-2018), director del Grado en Derecho (2013-2016). Director del Máster en Ejerci-
cio de la Abogacía (2016-2018), director del Máster en Prevención de Riesgos Laborales
(2016-2018). Docente universitario tanto en universidades nacionales (Universidad Isabel
I, Universidad Europea Miguel de Cervantes, donde compatibilizó la docencia con otras
tareas en el Departamento de Servicios Jurídicos), como en internacionales (Universitá
Cattolica del Sacro Cuore di Milano (Italia), en 2007).
Ramón M. Chippirrás
Criminólogo, doctorando en Criminología. Especialista en Análisis y Prevención del Crimen.
Analista de Inteligencia y formación específica en Prevención del Terrorismo. Coordinador
del GT Prevención de la Radicalización Violenta del Colegio Profesional de la Criminología
de la Comunidad de Madrid. Vicesecretario del Colegio Profesional de la Criminología de
la Comunidad de Madrid. Criminólogo colaborador, como miembro experto, del Gabinete
de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad (SES) del Ministerio
del Interior en distintas etapas (marzo-diciembre 2017; mayo-diciembre 2018; enero-julio
2019) y, en diversas investigaciones. Perito judicial (Tribunal Superior de Justicia de Ma-
drid). Tutor de Prácticas Universitarias, Universidad Complutense de Madrid.
Mack S. House Jr
Experto internacionalmente reconocido en investigaciones de escenas de crimen bajo el
agua. Fundador y propietario de la CSIDT (International Weapons and Body Containment
Devices) (USA). Instructor sénior de investigación subacuática, tecnólogo de buceo, in-
vestigador de la escena del crimen. Ha colaborado con el Mecklenburg County Sheriff’s
Office y fue certificado en Norte Carolina como agente de policía experto en la investi-
gación de la escena del crimen. Miembro activo de International Crime Scene Investiga-
tors Association (ICSIA), International Association of Coroners and Medical Examiners,
Worldwide Association of Women Forensic Experts (WAWFE), Forensic Experts Incorpo-
rated, Evidence Partnership Ltd of Forensic and Policing Service Association and Global
Forensic. Autor de varias publicaciones y del Underwater Forensics Research Commercial
Scientific Diving. Ponente de CSIDT en conferencias y cursos nacionales e internacionales.
Angelo La Marca
Estudió Medicina y Cirugía y fue interno al Departamento de Medicina Forense de la
Universidad La Sapienza, Roma. Trabajó en prácticas en la Universidad de Santiago de
Compostela (España), en primera instancia en Medicina Legal y en segunda en Toxicología
Forense. Colabora con Studio Indagini Mediche e Forensi (SIMEF) de Reggio Calabria, en
Italia, desde el año 2000.
Ha conseguido títulos de máster en Criminología Aplicada y Psicología Legal, en Crimino-
logía Investigativa y Análisis del Comportamiento, en Grafística y Documentoscopia, y
dos en Informática Forense. Es coautor del libro La prova tecnica nel processo penale-as-
petti pratico scientifici, publicado por Key Editore (Italia) en 2016.
Es vicepresidente de la Asociación Nacional de los Carabineros retirados, experto forense
y criminalista para la Fiscalía y para bufetes de abogados en el campo de la dactiloscopia,
de la grafística forense, de la identificación y comparación antropométrica, de la transcrip-
ción de intercepciones telefónicas y ambientales, de la informática forense.
Pilar Martínez
Doctora en Ciencias Biológicas, Máster James Cook University (Australia). Licenciada en
la Universidad Complutense (Madrid). Actualmente desempeña su labor científico-técnica
como facultativo de carrera en el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses
(INTCF, Ministerio de Justicia). Experiencia en genética forense humana, investigación de
fluidos biológicos, identificación de especie no-humana, medicina legal, genética de po-
blaciones y filogenia, con interés en el diagnóstico molecular, bases de datos poblaciona-
les, automatización e informática aplicada al laboratorio de biología forense. Es miembro
del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Policiales (IUICP) y de la Internatio-
nal Society of Forensic Genetics (ISFG).
Cristian Salomoni
Licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad de Milán
(Italia), especializado posteriormente en ciencias forenses gracias al PostGrado en Crimi-
nalística, Infoanálisis y Técnicas Avanzadas en Ciencias Forenses y el Máster Propio en
Criminalística, Consejero Forense. Inteligencia Criminal y Policía Científica, los dos de la
Universidad Autónoma de Barcelona, y el Máster Oficial en Ciencias Policiales de la Uni-
versidad de Alcalá de Henares. Imparte clases en importantes universidades e institutos
de negocios como la Escuela Superior de Criminalística, UNIR, Instituto Hune, Instituto
Europeo de Criminología, Investigación y Seguridad, entre otros.
Actualmente es vicepresidente de ACONVE, la única asociación de expertos en compor-
tamiento no verbal. Sus ámbitos de investigación son la comunicación, sobre todo la
no verbal, la psicología, la criminología y la política. También colabora asiduamente con
medios de comunicación españoles e internacionales analizando casos de sucesos y de
actualidad.
Costa Rica. Y también, Profesor interino licenciado del Curso Biología Forense. Licencia-
tura en Biotecnología, Facultad de Ciencias Naturales en la Universidad Nacional de Costa
Rica.
Tabitha Viner
Patóloga veterinaria en The National Fish and Wildlife Forensics Laboratory de Estados Uni-
dos. Desempeñó actividades en el Zoológico Nacional Smithsoniano de Washington DC,
como patóloga asociada. Ha sido miembro de la junta de la Asociación Internacional de
Ciencias Forenses Veterinarias desde 2015 y editora en el Journal of Veterinary Forensic
Science (JVFS).
Ha participado en diversos programas internacionales relacionados con la actividad foren-
se animal como formadora y capacitadora. Ponente en innumerables congresos, semina-
rios de carácter nacional e internacional.