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¿Qué crees que les pasa a las personas que dan amor?

¿Si has amado alguna vez, cómo te has sentido? ¿De qué
crees que tratará la lectura?
A PROPÓSITO DEL AMOR
Llegará el día en que, después de aprovechar el espacio,
los vientos, las mareas y la gravedad,
aprovecharemos para Dios las energías del amor.
Y ese día, por segunda vez en la historia del mundo,
habremos descubierto el fuego.
Teilhard de Chardin

Amor: la fuerza creadora por excelencia


Derrama amor dondequiera que vayas: ante todo en tu casa.
Da amor a tus hijos, a tu mujer, a tu marido, a un vecino...
No dejes que nadie venga a ti sin irse mejor y más feliz.
Sé la expresión viva de la bondad de Dios;
bondad en tu rostro, bondad en tus ojos,
bondad en tu sonrisa, bondad en tu saludo cálido.
Madre Teresa

Un profesor universitario envió a sus alumnos de sociología a las villas miserias de Baltimore para estudiar
doscientos casos de varones adolescentes. Les pidió que escribieran una evaluación del futuro de cada chico. En
todos los casos, los estudiantes escribieron: “No tiene ninguna posibilidad”. Veinticinco años más tarde, otro
profesor de sociología se encontró con el estudio anterior. Envió a sus alumnos a que hicieran un seguimiento del
proyecto para ver qué les había pasado a aquellos chicos. Exceptuando a veinte de ellos que se habían ido o habían
muerto, los estudiantes descubrieron que casi todos los restantes habían logrado un éxito más que modesto como
abogados, médicos y hombres de negocios.
El profesor se quedó pasmado y decidió seguir adelante con el tema. Por suerte, todos los hombres estaban en la
zona y pudo hablar con cada uno de ellos. “¿Cómo explica su éxito?”, les preguntaba. En todos los casos, la
respuesta cargada de sentimiento, fue “Hubo una maestra”. La maestra todavía vivía, de modo que la buscó y le
preguntó a la anciana, pero todavía lúcida mujer, qué fórmula mágica había usado para que esos chicos salieran de
la villa y tuvieran éxito en la vida. Los ojos de la maestra brillaron y sus labios esbozaron una agradable sonrisa. “En
realidad es muy simple –dijo-. Quería mucho a esos chicos.”
Eric Butterworth
¿Después de cuantos años se hizo otro estudio sobre el futuro de adolescentes en Baltimore? ¿Cuántos casos se
estudiaron?
¿Por qué crees que los casos estudiados de adolescentes tuvieron un gran porvenir?

¿Cuál crees que pudo ser la clave del éxito de la maestra a favor de sus estudiantes? Comenta tu opinión

Según tu criterio, ¿Qué nos da a entender la siguiente expresión: “¿Cómo explica su éxito?”, les preguntaba.

¿Qué opinas del primer y segundo profesores universitarios? ¿Qué opinión te merece la actitud de la maestra?
¿Qué crees que les pasa a las personas que ayudan en la vida? ¿Cómo te has sentido cuando alguna vez has
ayudado a algún familiar? ¿De qué crees que tratará la lectura?
¡CREO QUE PUEDO!
Si piensas que puedes o piensas que no puedes, tienes razón.
Henry Ford

Rocky Lyons, el hijo de Jets Lyons defensor zaguero de los New York, tenía cinco años cuando viajaba en auto por
los campos de Alabama con su madre, Kelly. Iba dormido en el asiento delantero de la camioneta con los pies
apoyados en su falda.
La madre iba manejando con cuidado por el sinuoso camino de dos carriles, cuando se topó con un puente angosto.
Al hacerlo, la camioneta chocó contra un poste, se deslizó fuera del camino y la rueda delantera derecha quedó
atascada en un surco.
Temiendo que la camioneta volcara, Kelly trató de volverla al camino apretando con fuerza el pedal del acelerador
y girando el volante a la izquierda. Pero el pie de Rocky quedó atrapado entre su pierna y el volante y perdió el
control de la camioneta. Ésta se deslizó por una barranca de seis metros.
Al llegar abajo, Rocky se desesperó. “¿Qué pasó, mamá? – preguntó-. Nuestras ruedas apuntan al cielo”. Kelly
estaba cegada por la sangre.
La palanca de cambios se le había incrustado en la cara, partiéndosela desde el labio superior hasta la frente. Tenía
las encías desgarradas, las mejillas destrozadas, los hombros aplastados. Con un hueso destrozado que le salía de la
axila, quedó clavada contra la puerta abollada. “Yo te sacaré, mamá”, anunció Rocky, que milagrosamente no había
resultado herido. Se soltó de la presión de Kelly, se deslizó por la ventanilla abierta y trató de sacar a su madre.
Pero ella no se movía. “Déjame dormir”, suplicaba Kelly, que por momentos perdía la conciencia. “No, mamá –
insistía Rocky-, no puedes dormirte”.
Rocky volvió a entrar en la camioneta y se las arregló para rescatar a Kelly. Luego le dijo que subiría al camino y
pararía un auto para conseguir ayuda. Temiendo que nadie viera a su hijito en la oscuridad, Kelly se negó a dejarlo
ir solo. Treparon lentamente la banquina. Rocky usó su magro cuerpo de veinte kilos como pudo para empujar a su
madre que pesaba más del doble. Avanzaban de a pulgadas. El dolor era tan grande que Kelly quería renunciar,
pero Rocky no la dejaba.
Para alentar a su madre, Rocky le dijo que pensara en “el trencito”, el tren del clásico cuento infantil, “El trencito
que pudo”, que logró subir una montaña empinada. Para recordárselo, Rocky repetía sin cesar su versión de la frase
inspiradora del cuento: “Yo sé que puedes, yo sé que puedes”.
Cuando finalmente llegaron al camino, Rocky vio por primera vez la cara deshecha de su madre. Se echó a llorar.
Agitando los brazos y rogando “¡Pare, por favor, pare!”, el niño le hizo señas a un camión. “Lleve a mamá a un
hospital”, le rogó al camionero que se detuvo.
Fueron necesarias ocho horas y más de trescientas puntadas para reconstruir la cara de Kelly. Ahora luce muy
distinta: “Tenía la nariz larga y recta, labios finos y pómulos altos; ahora tengo la nariz aplastada, los pómulos
chatos y labios mucho más gruesos”, pero tiene pocas cicatrices visibles y se recuperó de las heridas. El heroísmo
de Rocky se convirtió en noticia. Pero el valiente jovencito insiste en que no hizo nada extraordinario. “No es que
quisiera que sucediera – explica-. Simplemente hice lo que cualquiera hubiera hecho.” Su madre dice: “Si no fuera
por Rocky, me habría desangrado”.
Relato escuchado por primera vez a Michele Borba
1-¿De qué trata el tema?
2-¿Qué pasó con Kelly en su temor de volcar la camioneta?

¿Si Kelly no hubiera pisado el acelerador que hubiera pasado? ¿Qué piensas?

¿Qué crees que sentía el niño en su interior respecto a su madre?

¿Qué parte de este relato te gusto más? Coméntalo


¿Qué opinas de la actitud del niño al expresar “Yo sé que puedes, yo sé que puedes”
¿Qué opinas del pensamiento de Henry Ford?

Profesor Juan Carlos Castañeda Cruz

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