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Violencia doméstica.
Maltrato infantil.
Abuso físico.
Violencia en el noviazgo.
Violación marital.
Violación perpetrada por una persona con la que se tiene una cita.
Acoso.
La violencia familiar puede adoptar muchas formas, pero involucra el uso de la intimidación y amenazas o
conductas violentas para ejercer poder y control sobre otra persona. En general, la persona abusiva es de sexo
masculino y las mujeres a menudo son las víctimas; sin embargo, la violencia familiar también se produce
contra los hombres. El maltrato infantil, de personas mayores y de hermanos también se considera violencia
familiar.
Alrededor de 4,8 millones de mujeres son víctimas de maltrato de sus parejas íntimas cada año.
La mayor frecuencia de violencia hacia un cónyuge está asociada con un mayor riesgo de que el
cónyuge violento también maltrate a los hijos.
Existe una estrecha vinculación entre el acoso y otras formas de violencia: el 81 % de las mujeres
acosadas por el esposo o la pareja actual o anterior, también sufrieron agresión física por parte de esa
pareja, y el 31 % también sufrió maltrato sexual.
Las consecuencias psicológicas de las víctimas de violencia de parejas íntimas pueden incluir
depresión, pensamientos e intentos suicidas, baja autoestima, abuso de alcohol y otras drogas, y
trastorno de estrés postraumático.
Sexual. Suele acompañar o seguir el maltrato físico, y tiene como consecuencia una violación u otra
actividad sexual forzada.
Acoso. Conducta de hostigamiento o amenaza repetida que a menudo deriva en maltrato físico o
sexual.
Económica. Esto se da cuando la persona que maltrata controla el acceso a todos los recursos de la
víctima, como el tiempo, el transporte, el alimento, la vestimenta,el refugio, el seguro y el dinero.
Por ejemplo, puede interferir con la capacidad de la víctima de autoabastecerse e insistir en controlar
todas las finanzas de la víctima. Cuando la víctima abandona la relación violenta, el perpetrador
puede recurrir al aspecto económico como una manera de mantener el control u obligar a la víctima
a regresar.
Comuníquese con centro de asistencia local para mujeres maltratadas o con la Línea Nacional de Violencia
Doméstica (National Domestic Violence Hotline) llamando al 800-799-SAFE. Ellos podrán brindarle
información útil y asesoramiento.
La Coalición Nacional Contra la Violencia Familiar (National Coalition Against Domestic Violence) anima a
las mujeres con relaciones de maltrato a que elaboren un plan de seguridad. El siguiente plan puede ayudarla
en situaciones difíciles:
Busque un lugar seguro en su casa si se inicia una discusión. Evite las habitaciones sin salida y las
habitaciones con peligros potenciales, como la cocina.
Sepa a quién contactar en caso de una crisis y acuerde una palabra o señal clave entre familiares o
amigos de confianza, para hacerles saber que necesita ayuda.
Guarde los papeles y documentos importantes en un lugar al que pueda acceder fácilmente si fuera
necesario, lo que incluye: credenciales de seguro social, actas de nacimiento, libreta de casamiento,
chequera, tarjetas de crédito, resúmenes bancarios, credenciales de seguro médico y cualquier
registro de maltrato anterior, incluso fotografías y denuncias policiales.
Recuerde que existe ayuda disponible y que usted tiene derecho a vivir sin miedo y sin violencia. Sin ayuda,
el maltrato continuará y la pondrá en riesgo de resultar gravemente herida.
¿Qué es la violencia sexual?
EL PANDILLAJE
El término pandilla se refiere a un grupo de personas, generalmente menores y adolescentes entre los
12 y 24 años, que se reúnen con el fin de socializar y de encontrar soporte emocional con los demás
miembros de su grupo. La mayor parte de ellos expresan su disconformidad con el sistema a través de
formas de comportamiento violentas que atentan contra el patrimonio público o privado de la población.
En el Perú, las primeras pandillas surgieron durante los años 1990, como consecuencia del
descontento social que se manifestó durante la época del terrorismo. La falta aguda de satisfacción de
las necesidades básicas en el país, causó el desplazamiento de la población marginada de las áreas
rurales hacia las grandes ciudades, acentuándose la presión demográfica y el surgimiento de focos
adicionales de pobreza.
Los pandilleros se sienten protectores de sus barrios, de su territorio, y de sus viviendas. Estudian
estrategias de “guerreo” entre ellos, y utilizan armas de fabricación casera, como bombas hechas con
botellas llenas de kerosene con mechas de trapo y otras hechas con piedras y cohetes prendidos
envueltos en papel periódico. También tienen acceso a través del mercado negro, a sables afilados y a
pistolas. Entre ellos impera la venganza por afrentas hechas a sus compañeros; muchas de las peleas
terminan hasta con la muerte de sus integrantes. Las guerras se llevan a cabo en las calles y carreteras
aledañas.
Muchas veces, hasta cortan el tráfico vehicular. Debido a la falta de fondos, la policía sólo se presenta
para constatar las peleas, mas no cuentan con personal suficiente ni con protección adecuada para
enfrentarse con estos grupos. Según una informante: La Policía llega cuando termina todo; hacen bulla
para que todos salgan corriendo, y tardan a propósito. Dice que si atrapan a uno, nadie firma la
denuncia, porque los pandilleros son vengativos. Todo el mundo se queda callado. En la pandilla
muchos de sus miembros se drogan, toman alcohol y roban. A través del robo y venta de drogas,
solucionan su problema económico. Los muchachos toman licor a partir de los 14 años; sino antes.
Muchos son incitados por los vendedores de drogas y alcohol, que así ven asegurado su “negocio”. El
pandillero se identifica con su grupo a través de sus tatuajes y formas de vestir. Las barras fabrican
banderas con el nombre de su pandilla y su filiación deportiva y las exhiben en sus “guerras” y en los
eventos para los que se reúnen. Se visten con shorts hasta la rodilla, polos sueltos y casacas con
capuchas (para que no los reconozcan cuando delinquen).
Se identifican con los raperos norteamericanos, y también componen canciones alusivas a su grupo, a
su vida y a sus desgracias.
Algunos se afeitan la mitad de las cejas y el cabello (se dejan cerquillo) como señal de filiación a un
grupo pandillero. Utilizan un lenguaje mezclado con mucha jerga para comunicarse entre ellos. Por
ejemplo: Para pedir droga dicen “pásame un rolo”. El nombre de las pandillas se identifica con los
equipos de fútbol a los que apoyan o con los barrios a los que pertenecen. Es sorprendente cómo
muchos de los padres (90% de los muchachos viven dentro de el núcleo familiar) aprueban la
existencia de estos grupos; ya sea para protegerse de las nuevas invasiones alrededor de sus
viviendas, o para garantizar la seguridad de su entorno. Los pandilleros utilizan los medios de
comunicación y los avances tecnológicos para hacer conocer sus triunfos. Es frecuente que cuelguen
en el “You Tube” sus peleas callejeras y su quehacer diario. Utilizan para filmarlas, sus celulares.
Además utilizan el Internet y los grupos de la Web para “chatear” y contar sus cuitas.
En los conos, adonde viven los pandilleros, organizaciones religiosas como la Iglesia Evangélica o
Católica tratan de atraer a los pobladores dándoles ayuda y consejería, o comida a precios reducidos
en sus comedores populares. De paso, tratan de establecer relación con los pandilleros y convencerlos
para su rehabilitación. El que se retira de la pandilla, generalmente lo hace cuando forma una familia y
se considera ya una persona responsable y mayor. Según la Ley de Pandillaje Pernicioso (DL899-Mayo
1998), a un pandillero infractor en calidad de líder o cabecilla, que tiene entre los 14-16 años, se le
puede internar entre 3 y 5 años. Al que está entre los 16-18 años, se le internará entre 4 y 6 años. Los
adultos que induzcan a menores o cabecillas, serán recluidos entre 10 y 20 años. Entre las acciones y
programas propuestos por la Policía Nacional están los de información, dialogo, entretenimiento y
recreación, formación deportiva y vinculación con la comunidad. También se han formado Patrullas
Juveniles integradas por pandilleros retirados que tomarán contacto con los grupos delincuentes y los
invitarán a talleres de promoción y desarrollo juvenil. El programa “Gaviota” de la Policía Nacional trata
de reincorporar a niños y adolescentes de la calle a sus hogares y a los centros educativos.
La falta de recursos económicos para dotar a las ciudades con personal policial idóneo que pueda
prevenir y reprimir las situaciones de violencia, convierte a las ciudades en el blanco de estos
adolescentes desadaptados. Es perentoria la existencia de programas organizados por el gobierno en
los que se promueva la educación de estos jóvenes; la enseñanza de oficios que les permitan
desarrollar sus potencialidades y adquirir una independencia económica; la promoción y construcción
de campos de deporte y lugares de esparcimiento sano guiados por promotores supervisores; el
acuerdo con los clubes de fútbol para que no propicien la existencia de barras perniciosas dentro del
Estadio y las calles; la promoción de la enseñanza de oficios dentro del ámbito de Clubes de Madres,
que les permitan a aquellas trabajar dentro de su contorno para que puedan tener tiempo cualitativo
con su familia e hijos; la promoción de charlas y consejería sobre la unidad familiar; la restitución del
Servicio Militar Obligatorio, pero con un salario mínimo, como una forma de crear una mayor conciencia
nacional entre los jóvenes y de garantizarles un ingreso que les permita cubrir sus necesidades
mínimas. He considerado necesario hacer el preámbulo anterior, para presentar en el capítulo que se
continuará, la historia de Giovanni, un muchacho pandillero, que sufre las consecuencias de haber
nacido dentro del mundo de la pobreza y de los desplazados sociales.
En las familias, la violencia contra la mujer y los hijos, se han incrementado dramáticamente. El
maltrato y abuso sexual infantil y adolescente tiene como sus principales abusadores a los propios
miembros de la familia.. Estas situaciones marcan la vida de nuestros niños y adolescentes,
inclinándoles para soportar o descargar violentamente los traumas que llevan dentro en quienes
consideran más débiles o sensibles.
En cuanto a la percepción de si mismo como sujetos de DEBERES, los consideran como "algo que
tenemos que cumplir". Algunos ejemplos son "respetar a nuestros padres" deber de "trabajar de
acuerdo con nuestra edad", "votar", "aconsejar a los menores" y el deber de brindar apoyo en el caso
de personas que tengan más experiencia. se menciona el deber de brindar y recibir el apoyo del grupo:
al incurrir sobre este punto se le asigna a sentirse seguros y defendidos por el grupo.
II.VI.- La pobreza.
La pobreza no es un factor para inclinarse al robo, pudiendo realizar otro trabajo digno que nos lleve a
realizar nuestras habilidades en el trabajo.
Las sustancias psicoactivas son aquellas cuyo consumo puede alterar los estados de conciencia, de
ánimo y de pensamiento. Son sustancias psicoactivas, por ejemplo, el tabaco, el alcohol, el cannabis,
las anfetaminas, el éxtasis, la cocaína y la heroína. Más en inglés…
1.1 El consumo de tabaco se está extendiendo a un ritmo acelerado en los países desarrollados y
entre las mujeres. El consumo medio de cigarrillos es especialmente elevado en Asia y el Extremo
Oriente, aunque el continente americano y Europa del Este le siguen muy de cerca. Más en inglés…
1.2 Si bien el consumo de alcohol está disminuyendo en los países desarrollados, se encuentra en
aumento en los países de la antigua Unión Soviética y en los países en desarrollo, en particular en la
región del Pacífico Occidental. Más en inglés…
1.3 En todo el mundo, cerca de 200 millones de personas consumen algún tipo de droga ilegal, por lo
general cannabis, pero también anfetaminas, opiáceos y cocaína. El consumo de drogas ilegales es
más habitual entre los varones y los jóvenes. El número de personas que consumen drogas por vía
intravenosa también está creciendo, lo cual contribuye a la propagación del VIH. Más en inglés…
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2. ¿En qué medida afectan las drogas a la salud?
2.1 Las sustancias psicoactivas constituyen un lastre notable para la sociedad en términos de salud. En
particular, el tabaco y el alcohol se encuentran entre las principales causas de muerte y discapacidad
en los países desarrollados. Además, se espera que el impacto del tabaco aumente en otras partes del
mundo. Más en inglés…
2.2 El consumo de sustancias psicoactivas, ya sea por placer o para aliviar el dolor, puede dañar la
salud y acarrear problemas sociales a corto y largo plazo. Los efectos sobre la salud pueden consistir
en enfermedades del hígado o del pulmón, cáncer, lesiones o muertes provocadas por accidentes,
sobredosis, suicidio y agresiones. Algunos ejemplos de los efectos en el plano social son las
detenciones, la pérdida de las relaciones y el descuido de las obligaciones laborales y
familiares. Más en inglés…
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4.1 La drogadicción puede considerarse un proceso de aprendizaje. Una persona consume una droga y
experimenta su efecto psicoactivo, que resulta muy gratificante o reafirmante, y que activa circuitos
cerebrales que aumentan la probabilidad de que la persona repita esta conducta. El cerebro reacciona
como si consumir la droga fuera importante para la supervivencia. Más en inglés…
4.2 Algunos estudios revelan que la dependencia a determinadas drogas es, en gran medida,
hereditaria, y se desarrolla por la interacción de determinados genes con otros factores individuales y
ambientales. La exposición a las drogas podría afectar más a una persona que tiene predisposición
genética a la drogodependencia que a otra que no la tiene. Las diferencias genéticas pueden influir en
el grado de placer que proporciona la droga a una persona, el daño para su salud, la intensidad del
deseo y del síndrome de abstinencia, y la manera en que se desarrolla la tolerancia. Más en inglés…
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Los adictos al alcohol, el tabaco o la cocaína son más propensos a sufrir depresión que quienes no padecen una
adicción.
Fuente Patrick Jan Van Hove
La drogadicción es más frecuente entre las personas con trastornos mentales que en la población en
general. Las personas que sufren estos trastornos presentan, por ejemplo, un mayor riesgo de
dependencia al alcohol en algún momento de su vida que las personas que no padecen trastorno
alguno.
Asimismo, los drogodependientes son más propensos a padecer enfermedades mentales que el resto
de la población. Así, por ejemplo, los adictos al alcohol, el tabaco o la cocaína son más propensos a
sufrir depresión que quienes no padecen una adicción.
Esto sugiere que ambos trastornos poseen una base común, o que sus efectos interactúan de algún
modo. De esta manera, el consumo de drogas podría provocar enfermedades mentales, o servir para
aliviar ciertos síntomas de una enfermedad mental o los efectos secundarios de la medicación.
Además, dado que un gran número de drogas provoca efectos propios de determinadas enfermedades
mentales, la drogodependencia y la enfermedad mental podrían tener las mismas causas
neurobiológicas. Más en inglés…
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Se considera que la manera más eficaz de tratar la drogadicción consiste en combinar la medicación
con un tipo de psicoterapia llamado terapia conductual. En la actualidad, se están desarrollando
tratamientos nuevos y mejores. Más en inglés…
6.1 Algunos de los medicamentos empleados en el tratamiento de la drogadicción inhiben los efectos
de la droga o provocan reacciones desagradables. La droga puede sustituirse por otras sustancias,
como por ejemplo metadona en vez de heroína. Estos sustitutos actúan como la droga en ciertos
aspectos, aunque sin producir algunos de sus efectos más perjudiciales. Más en inglés…
6.2 La drogadicción también puede tratarse a través de diferentes terapias conductuales, que intentan
remplazar la motivación de consumir drogas estimulando otros comportamientos. Estas terapias
pretenden ayudar a los pacientes a “desaprender” su conducta drogodependiente, aprender nuevas
maneras de reaccionar ante el deseo de droga, y desarrollar nuevas técnicas para evitar el
consumo. Más en inglés…
6.3 Los rápidos avances en nuestro conocimiento sobre el funcionamiento del cerebro dan lugar a un
amplio abanico de nuevas cuestiones éticas sobre la investigación y el tratamiento de la
drogodependencia. La investigación biomédica se guía por principios morales como garantizar que los
beneficios para la sociedad sean superiores a los riesgos para quienes acceden a recibir un tratamiento
o a participar en los experimentos. Las cuestiones éticas que deben tenerse en cuenta son la igualdad
de acceso al tratamiento, la posibilidad de tratar a una persona sin su consentimiento, la financiación
pública del tratamiento de dependencia, la credibilidad pública de los ensayos clínicos y las cuestiones
morales derivadas de los experimentos con animales y la detección genética. Más en inglés…