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Adriana Lugo Hernández

La ciudad española en América: Análisis de modelos urbanos. San Cristóbal de La


Laguna
El análisis del proceso histórico de las ciudades americanas ha sido tema de
investigación preferente y de gran debate en los últimos años. El proceso de fundación
de ciudades en la América española del siglo XVI se ha coronado como uno de los
fenómenos más importantes de la historia, habiendo tenido lugar en un breve lapso de
tiempo. La ciudad hispanoamericana cuenta con una existencia de quinientos años.
Desde entonces ha protagonizado un proceso que posee numerosas facetas: entre el
fuerte Navidad y las grandes metrópolis se sitúan los límites cronológicos de un
fenómeno múltiple en el que han participado numerosos ingredientes: el mundo
aborigen, el pueblo ibérico, un intenso mestizaje, motivaciones económicas, etc. En esta
transformación, la ciudad supone el elemento vertebral de cohesión y construcción de la
nueva sociedad, de expansión territorial y política, así como de desarrollo cultural y
socioeconómico, de arraigo y de mestización. Y sobre esta base se crean los otros
elementos, como la mentalidad, lengua y cultura. Fueron construidas siguiendo unos
modelos específicos: el trazado en damero, aplicado en casi todas las nuevas
fundaciones. Esta forma geométrica supuso una novedad urbanística vigente hoy en día.
La fecha de 1573 es fundamental en la historia urbana de Hispanoamérica y representa
un hito en el proceso urbano. En ese año Felipe II suscribió unas ordenanzas de
población en las que incluyó orientaciones urbanísticas por las que se regían los núcleos
urbanos de los tiempos siguientes. Las ordenanzas de 1573 representan el final del
periodo de descubrimiento y conquista para iniciar otra fase de ocupación y
colonización sistemática de los territorios. El mundo aborigen es protagonista desde
1492 de la transformación más rigurosa de sus creencias culturales. Los españoles
inventaron para ellos el pueblo de indios, una unidad poblacional para unas
cuatrocientas familias. Hispanoamérica se rige y se dirige desde España a través del
Consejo de Indias o de la Casa de la Contratación y se hacen las divisiones
administrativas (virreinatos, audiencias, obispados, corregimientos) dirigidas por
autoridades provinciales.
Para entender el urbanismo americano es importante conocer sus precedentes en
Europa y en España. Los trazados de Santo Domingo, San Cristóbal de La Laguna o Las
Palmas de Gran Canaria se rigen por los mismos criterios que los de Puerto Real y
Puerto de Santa María en Andalucía. Son criterios urbanos imperantes en el momento,
en los que, a su vez, confluyen tanto las fuentes literarias y teóricas como la praxis
urbanística de los conquistadores. El modelo clásico de la ciudad americana no surgió
de una idea española o europea, luego trasplantada a América, sino que fue el producto
de un progresivo perfeccionamiento de diversas experiencias urbanas y conceptos
teóricos que fueron, por primera vez, íntegramente utilizados en América. En este
modelo ordenador confluyen, por tanto, tanto la experiencia urbanística medieval de los
conquistadores como los tratados y la teoría sobre planeamiento urbano, que influye
sobre todo en la codificación de las leyes de Indias (promulgadas en 1573) y no tanto en
la planificación de las ciudades canarias que son anteriores.
1. Clasificación cronológica. Teoría urbana. Aplicación: San Cristóbal de La
Laguna fue fundada a la vera de la antigua laguna de Aguere, que al igual que ocurrió
en otras ciudades del mundo como la Ciudad de México, la laguna tuvo que ser
dinamitada en la época debido al estado del agua, se secó y dio lugar al crecimiento de
la ciudad, tras la finalización de la conquista de las islas. Las tropas del Adelantado
Alonso Fernández de Lugo vencieron, en julio de 1496, a la última resistencia guanche
en El Realejo. Con ello finaliza la conquista de Tenerife, que fue incorporada a la
Corona de Castilla. En 1497, tras la derrota de los guanches, se fundó en Aguere
(topónimo aborigen que significa «la laguna»), la población de San Cristóbal de La
Laguna. Esta denominación aún suele usarse para referirse poética o periodísticamente a
La Laguna. El nombre actual de «San Cristóbal de La Laguna», viene del hecho de que
la ciudad fue fundada a la vera de dicha laguna y en fechas cercanas a la festividad de
San Cristóbal de Licia, concretamente el 27 de julio de 1496. San Cristóbal en su
hagiografía tiene que cruzar precisamente una laguna cargando con el Niño Jesús al
hombro, por lo que fue tomado como patrono y titular de la ciudad. La coletilla «de La
Laguna» es en razón del citado lago de Aguere. También se la suele llamar «Ciudad de
los Adelantados», por haber tenido en ella su residencia el Adelantado Alonso
Fernández de Lugo y sus descendientes o «Ciudad de Aguere», en razón de su nombre
aborigen. Desde el 26 de junio de 1496 consta ya documentalmente el nombre de Villa
de San Cristóbal. Se decidió emplazarla en el lugar que ocupa por estar situada lejos de
la costa y así evitar ataques piratas; porque era lugar de paso para quienes se trasladaban
de una vertiente a otra de la isla; por su clima y suelo fértil para cultivos y pastos; y por
la existencia de agua potable en las inmediaciones. El primer asentamiento, integrado
por casas pajizas, se realizó en torno a la actual Iglesia de Nuestra Señora de La
Concepción, configurándose la denominada «Villa de arriba». En vista de la afluencia
de pobladores, el Cabildo acordó, el 24 de abril de 1500, trazar un plano de ensanche en
dirección sur, hacia lo que sería la «Villa de abajo», estableciendo una cuadrícula de
calles ordenadas según la planimetría que imperaba en Europa en ese momento.
Asimismo, se prohibió hacer casas y comerciar en la «Villa de Arriba», con el fin de
garantizar la expansión hacia el sur. Con esta medida adoptada por el Cabildo se
perseguía crear una ciudad ordenada al modo renacentista. El casco histórico de la
ciudad quedó configurado definitivamente a finales del siglo XVI, tal y como se observa
en el primer plano que se conserva de la ciudad, realizado en 1588 por el ingeniero
italiano Leonardo Torriani. El 23 de marzo de 1510, por real cédula, la reina Doña
Juana I de Castilla concedió al Ayuntamiento el privilegio de escudo de armas, que
representa al Arcángel San Miguel dominando una peña que simboliza al Teide. El 20
de enero de 1531, Carlos I, por real cédula, concedía a San Cristóbal de La Laguna el
título de Ciudad. El epíteto de Noble le fue concedido por otro real título de 8 de
septiembre de 1534; mientras que desde 1964 ostenta, además, los títulos de Muy
Noble, Leal, Fiel y de Ilustre Historia. Una de las instituciones que reflejan la plenitud
de la ciudadanía y de la autoridad municipal desde la fundación de La Laguna es el
Cabildo Insular, reunido en un principio en la Iglesia de Nuestra Señora de La
Concepción, con posterioridad en la Ermita de San Miguel y desde 1547 en las Casas
Consistoriales. Se sabe que, tras la conquista, la isla de Tenerife se convirtió
rápidamente en la más poblada de Canarias y La Laguna en el núcleo urbano más
importante del archipiélago. En 1582, la ciudad sufrió una virulenta epidemia de peste
negra que produjo entre 5.000 y 9.000 fallecidos.
Plano de San Cristóbal de La Laguna realizado por Leonardo Torriani en 1588

2. Unidad topográfica y administrativa del asentamiento: El trazado de esta


ciudad, junto con el de Las Palmas de Gran Canaria, suponen un hito en cuanto a
urbanismo se refiere y son el precedente más inmediato del urbanismo americano. El
trazado de la ciudad La Laguna recuerda el de algunas fundaciones americanas de los
primeros años del siglo XVI, especialmente el de Santo Domingo y otras como La
Habana, Coro, Cartagena de Indias, todas ellas anteriores a la tercera década del siglo
XVI. Tanto en estas primeras fundaciones americanas como en las Canarias, la trama
urbana se aproxima a la perpendicularidad del trazado ortogonal y existe la intención de
construir largas calles rectilíneas, aunque siempre falta la regularidad en la forma y
tamaños de las manzanas. Se trata de una ciudad de nueva fundación con proyecto de
trazado. El urbanismo planeado es posterior en el tiempo y con un número mucho más
reducido de ciudades. La forma urbana basada en un método planificado, con un trazado
viario predeterminado, basado generalmente en una retícula rectilínea, apareció con
posterioridad. Un trazado en retícula, como es el caso de La Laguna, no puede darse de
forma espontánea, sino que, en contraste con el crecimiento orgánico, debe ser
determinado conscientemente y aplicado al lugar elegido. La importancia de la
geografía, el marco y los condicionantes topográficos son esenciales tanto en la creación
y elección del lugar como en el posterior desarrollo de la ciudad. El lugar sobre el que
se asienta es un lugar geográfico con relieve, geología, clima, situación, orientación, etc.
que condicionarán su destino. Topográficamente, a grandes rasgos las ciudades se
asientan sobre una colina o en una llanura. De ese modo podemos distinguir entre: la
ciudad-llanura y la ciudad-colina. La Laguna es, concretamente, una ciudad-llanura,
dado que se emplaza en una llanura, un campo o terreno sin altos ni bajos. Aun cuando
el municipio no es de los más extensos de la isla, sí que es de los más variopintos; en su
centro, en una extensa vega rodeada de montañas, se ubica la ciudad de San Cristóbal de
La Laguna con un cinturón de barrios populares, entre los que destacan San Roque, La
Verdellada, Barrio Nuevo, El Coromoto, San Benito, San Lázaro y El Bronco. Al sur,
entre la ciudad y Santa Cruz de Tenerife, se encuentra la zona en auge urbano y
económico: La Cuesta, Taco y La Hornera. Al norte, la costa y la comarca agrícola de
Tejina y Valle de Guerra, y la turística de Bajamar y Punta del Hidalgo. Al oeste, el
municipio se expande por Geneto y Los Baldíos, y se conserva en forma residencial y
rústica en Guamasa y El Ortigal. Al este, el municipio se extiende por el macizo de
Anaga, donde destacan los asentamientos rurales de Jardina, Las Mercedes, El Batán o
Las Carboneras. Tiene una extensión de 102,05 km², ocupando el octavo puesto en
cuanto a extensión de la isla de Tenerife y el 13.er de la provincia. La mayor altura del
municipio se encuentra en la elevación conocida como Cruz de Taborno, a 1020 metros
por encima del nivel del mar. La economía se basaba, en origen, en el cultivo de
hortalizas y platanera en la comarca del nordeste; ganadería de vacuno en los
alrededores de la ciudad, teniendo la mayor cabaña ganadera de vacuno de la provincia;
y en Los Rodeos se concentra la mayor superficie de cereal de Canarias. En la
actualidad también destaca la agricultura de flor cortada en invernadero. La ciudad es
sede de la Asociación de Ganaderos de Tenerife (AGATE) y de la Cooperativa del
Campo La Candelaria. La zona comercial y urbana se ubica en la zona centro y sur del
municipio y turística en la costa norte. En la zona sur del municipio se encuentran los
principales polígonos industriales: Los Majuelos, Las Torres de Taco, Las Mantecas,
Las Chumberas, etc, donde se concentran fábricas de alimentación y manufacturas,
exportaciones y centros comerciales de gran tamaño de la rama de la alimentación,
bricolaje, automóviles y equipamientos domésticos. En el casco histórico y en los 180
barrios del municipio se dispersa el comercio tradicional y la pequeña industria familiar.
La mayoría de la población trabaja en el sector servicios. En el municipio se encuentra
la Universidad de La Laguna. En el municipio de La Laguna se concentra el mayor
número de grandes centros comerciales de la isla y con él la mayor parte del capital
comercial de la misma, el Aeropuerto de Tenerife Norte, el Hospital Universitario de
Canarias, la Universidad de La Laguna, el Archivo Histórico Provincial. El municipio
de La Laguna concentra el 17,18% de esas 48.300 empresas, de las cuáles 1.251 (un
15,06% municipal) se encuentran en la zona urbana.

3. Dimensión del organismo urbano: tamaño y población: La Laguna, inicialmente


capital de un territorio insular, no tuvo límites restrictivos hasta el siglo XVIII y
principios del XIX. Sus límites como núcleo fundacional serán los puntos de arranque
de los diversos caminos hacia el resto de la isla. Estará demarcado, con carácter
puramente locativo, al Noroeste por San Benito y San Lázaro; al Sur, por la ermita de
San Cristóbal y el inicio del camino a Santa Cruz; al Oeste, por la ermita de San Juan; y,
al Norte, por la ermita de San Diego del Monte. La zonificación del Casco fundacional
estará vertebrada en torno plazas y calles, en general:
– Plaza del Adelantado: centro político y cultural de la Ciudad (destacan las
edificaciones del Convento de Las Catalinas, Casas Consistoriales, Palacio de Nava,
Ermita de San Miguel, Casas del Mercado, etc.)
– Eje Calle de La Carrera: Espacio religioso en torno a esta «calle real», marcada
por un hábitat oligárquico y religioso (destacan los emblemáticos templos de La
Concepción y Los Remedios y las Plazas de La Catedral, Antigua y de la «Pila seca»).

– Eje Calle San Agustín: espacio educativo, asistencial y religioso (destacan el


Palacio de Valle Salazar-actual sede del Obispado-; Hospital e Iglesia de Los Dolores;
Iglesia-Convento de S. Agustín –desde 1846, Instituto de Canarias-; y, por último, sede
inicial de la Universidad de San Fernando (en el antiguo Colegio jesuita), de la Escuela
Normal y más recientemente, de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de
Tenerife).

– Cuarta zona mixta: espacio de hábitat residencial, comercial, religiosa y sanitaria y


a través del eje de la Calle de Herradores, de conexión con Santa Cruz y Tacoronte
(Hospital de San Sebastián, Convento de Santa Clara, Iglesia Convento de Santa
Domingo y, hacia la antigua Villa de Arriba, Iglesia de la Concepción).

A partir del siglo XIX se alterará esta zonificación histórica, especialmente a raíz del
Reglamento de «cuarteles», como sistema de ordenación cuyo antecedente es la
resolución del Consejo de Castilla de 1768 y que se pone de actualidad a partir de 1815.
La Laguna se estructura en cuatro cuarteles: Los Remedios, San Agustín, La
Concepción y Santa Domingo, aunque no llegará a implementarse efectivamente. En
1814 se inicia la ampliación hacia el Barrio de San Juan con la instalación en la zona del
primer cementerio de la Ciudad. Asimismo, en las primeras décadas del XIX se
despliega el hábitat del Barrio de San Cristóbal, en el inicio del Camino hacia Santa
Cruz, anexándose, después, el denominado Barrio Nuevo. Se amplían y mejoran,
asimismo, los caminos: hacia el Oeste, San Miguel; hacia el Norte, San Benito y
Camino de la Villa; y, en la Vega, los caminos de San Diego y Las Mercedes. El plano
del prebendado Pacheco, en 1814, refleja la red de caminos y las cuadrículas de vías
secundarias. El plano de 1831, permite detectar el avance en la urbanización de la Vega
y el incremento de la red de caminos: Camino Largo y Tejina, ambos paralelos al
Camino de Las Mercedes. Como una segunda circunvalación, emerge el Camino de
Fuente Cañizares. A fines del XIX los planos reflejan una ciudad estancada. Esta
cartografía revela un pequeño incremento del hábitat en el barrio de San Juan.
Plano de La Laguna, hacia 1800

En cuanto a la demografía, la población estimada de La Laguna en el período


moderno permite contabilidad unas 5179 personas en la tazmía de 1531, con un
crecimiento a partir del dato del recuento de 1514 (851 habitantes y unos 2.000-2.500
habitantes). A partir de 1552, La Laguna contará con 5513 habitantes y que se sitúa en
1561 en 7220 habitantes, representando un 40´9% del total de la población isleña. La
evolución global del doblamiento lagunero, en la etapa más reciente, evoluciona desde
los 107.593 habitantes censados en 1900 a los 153.224 de 2012, con un crecimiento
interanual positivo en el intervalo de la crisis actual. La destructiva peste de 1582-1583,
acabará con casi el 50% de la población de La Laguna, provocando que, en 1592, el
censo municipal apenas refleje 5.032 personas. La evolución poblacional a partir del
siglo XVII, evolucionará desde los 6.994 habitantes estimados para 1688 a los 7.222 de
1787. Los efectos de la crisis vitivinícola, que afectarán especialmente a la Isla de
Tenerife, marcarán la tendencia al estancamiento y el crecimiento de los nuevos núcleos
competidores. La pérdida de la capitalidad insular a favor de Santa Cruz, oficializada a
partir de 1803, propiciará un reajuste poblacional en la actual Área Metropolitana de
Tenerife (10.241 habitantes en La Laguna y 7.924 en Santa Cruz, en 1888). Una
correlación que se altera, sustancialmente, en el censo de 1900. En 1940, el censo de
población arroja un claro desequilibrio lagunero (10.485 habitantes en el Casco frente a
los 33.042 del Municipio) frente al crecimiento exponencial de Santa Cruz (52.726
habitantes en el Municipio, de los cuáles el 74´2% radican en el Casco y sus barrios
aledaños). En la actualidad, La Laguna cuenta con 157 503 habitantes con una densidad
de 1499,21 hab./km².
Pirámide de la población de La Laguna, 2019

El sector servicios acoge a un 68% de los varones ocupados en la zona y a un 84% de


las mujeres ocupadas. Ocupando el segundo lugar en importancia el sector de la
industria y energía acogiendo un 13% para el caso de la población ocupada masculina y
un 4% en la femenina. Y en tercer lugar se encuentra el sector de la construcción con un
12% para los varones y solo un 1% para las mujeres. La composición de la ocupación es
mayoritariamente masculina, al igual que para el resto de la comunidad, representando
los hombres el 66% de la misma. La relación mujeres/hombres es de 1,8. Parece
constatarse, una aproximación en las generaciones más jóvenes que reducen la tasa
hasta llegar al 1,4.

4. Forma urbana: San Cristóbal de La Laguna responde a una planificación regular y


cuadricular, como ya he mencionado en el punto 2, con planimetría y trazado octogonal
que le confirió una gran fama durante el siglo XV, ya que este tipo de trazado resultó
innovador y cumplía con los “cánones” de una ciudad típicamente renacentista.

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