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Área de Inclusión
Área de Inclusión
Universitario.
Facultad de Educación
• Referentes del Área de Inclusión
• Departamento de Orientación
El presente documento posee como propósito, presentar en forma sintética el marco legal y conceptual que
fundamenta las acciones permanentes del Área de Inclusión de Personas con Discapacidad de la UNCUYO. La
intención es concretar espacios de asesoramiento y acompañamiento de estudiantes, docentes, personal de apoyo
académico y otros organismos, a través de un trabajo cooperativo y articulado con el Departamento de Orientación
de la FEd.
El Área de Inclusión de Personas con Discapacidad de la UNCUYO, se fundamenta en la Convención sobre Derechos
de las Personas con Discapacidad (PcD) a la cual adhiere nuestro país en su totalidad, a través de la Ley 26.378,
alcanzando rango constitucional con la Ley 27.044. Esta convención adopta un nuevo paradigma sobre las personas
con discapacidad: el modelo social de la discapacidad y reafirma los valores intrínsecos que le son
inherentes a la persona y están expresados en la Declaración de los Derechos Humanos. Para ello se centra en la
eliminación de cualquier tipo de barreras, a los fines de brindar una adecuada equiparación de oportunidades.
El artículo 24 de la Convención, en que los Estados Partes reconocen el derecho de las PcD a la educación
inclusiva. El inciso 2; c) expresa claramente “…que se hagan ajustes razonables en función de las
necesidades individuales…”, para posibilitar el acceso al derecho a la educación permitiéndole formar parte de
la ciudadanía universitaria. Hace referencia, también, a las condiciones edilicias y académicas preexistentes que
representen una barrera o formas de discriminación y deban ser modificadas para permitir el acceso a las PcD
situándolos en un plano de igualdad de oportunidades con los demás estudiantes. El artículo 25.5 expresa que los
Estados Partes garanticen el acceso general a la educación superior y se realicen los ajustes razonables que permitan
alcanzar una educación inclusiva superior.
Marco legal
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Es vital observar críticamente cómo se contempla a las personas con discapacidad dentro del ordenamiento
normativo argentino, además de conocer la nueva concepción que se tiene en el derecho internacional de los
Derechos Humanos, a través de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su protocolo
facultativo.
Podemos decir que en este campo existió un vacío legal acerca de las personas con discapacidad hasta el año 2002,
en el cual se sancionó la Ley de Educación Superior N° 25.573 (modificatoria de la Ley 24.521), en la que se
contempla la discapacidad como tema de agenda. La misma detalla lo siguiente:
“El Estado, al que le cabe responsabilidad indelegable en la prestación del servicio de educación
superior de carácter público, reconoce y garantiza el derecho a cumplir con ese nivel de la enseñanza a
todos aquellos que quieran hacerlo y cuenten con la formación y capacidad requeridas. …Y deberá
garantizar asimismo la accesibilidad al medio físico, servicios de interpretación y los apoyos técnicos
necesarios y suficientes, para las personas con discapacidad.”
Otro avance en cuanto al reconocimiento de los derechos de los estudiantes universitarios con discapacidad
puede verse en el artículo 2 de la ley de Educación Superior, en la que se lee que deben ser evaluados en condiciones
dignas, ya que prevé que “durante las evaluaciones deberán contar con los servicios de interpretación y los apoyos
técnicos necesarios y suficientes”. Se estima que si para las evaluaciones (las cuales son las instancias máximas)
cuentan con esos servicios, también debe serlo para las clases en el aula y para cualquier gestión ante una oficina
administrativa de dicha institución.
En el artículo 3 de la misma ley se observa cómo la discapacidad pasó a ser parte de la agenda de la
universidad, ya que:
“Son funciones básicas de las instituciones universitarias: a) Formar y capacitar científicos,
profesionales, docentes y técnicos, capaces de actuar con solidez profesional, responsabilidad, espíritu
crítico y reflexivo, mentalidad creadora, sentido ético y sensibilidad social, atendiendo a las demandas
individuales, en particular de las personas con discapacidad, desventaja o marginalidad, y a los
requerimientos nacionales y regionales”.
En este campo es de resaltar cómo se equipara en la misma enumeración a la discapacidad, con la desventaja
y la marginación. Esto demuestra que en este enunciado se ha tomado a la discapacidad como un producto social, al
equipararla con las otras dos situaciones y no circunscribirla al ámbito médico (Palacios, 2008, citado en Rositto,
2012).
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incorporan el tema más allá de no contar con el apoyo de las autoridades, es decir, que queda librado a los esfuerzos
y recursos de cada unidad académica.
La Carta Magna no aborda el tema específicamente, pero hace referencia en dos ocasiones al tema de la
Educación Superior y a la Discapacidad. Al primero lo encontramos en uno de los tratados de Derechos Humanos
que tienen jerarquía constitucional y que están incorporados al texto de la misma. Este instrumento es la Convención
sobre los Derechos del Niño, y en ella se lee que se debe “hacer la enseñanza superior accesible a todos, sobre la
base de la capacidad, por cuantos medios sean apropiados” (Convención sobre los Derechos del Niño, 1989 artículo
28, inciso C). La mención al tema de la discapacidad en nuestra ley suprema la encontramos al hablar de medidas de
discriminación inversa para los grupos vulnerables. Esta dice que al Congreso le corresponde:
“Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de
trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados
internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los
ancianos y las personas con discapacidad” (Constitución de la Nación Argentina, 1994 artículo 75, inciso
23, citado por Rositto, 2012).
Para Dabove (2002, citado en Rositto, 2012) estas perspectivas intentan subsanar la identidad dañada de los
sujetos más frágiles de la comunidad jurídica, afectados por un conflicto de igualdad.
La ley 26.378 refiere que los Estados Partes que reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la
educación, asegurarán un sistema de educación inclusivo a todos los niveles, así como la enseñanza a lo largo de la
vida, con miras a desarrollar plenamente el potencial humano y el sentido de la dignidad y la autoestima y reforzar el
respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales (Artículo 24, punto 1).
Además, es fundamental esta norma cuando dice:
”Los Estados Partes asegurarán que las personas con discapacidad tengan acceso general a la educación
superior, la formación profesional, la educación para adultos y el aprendizaje durante toda la vida, sin
discriminación y en igualdad de condiciones con las demás. A tal fin, los Estados Partes asegurarán que
se realicen ajustes razonables para las personas con discapacidad” (Artículo 24, punto 5)
El mencionado instrumento legal prevé que: “Las disposiciones de la presente Convención se aplicarán a todas
las partes de los Estados federales sin limitaciones ni excepciones”. Esto significa que debe cumplirse en todo lugar
del territorio Nacional de la República Argentina, siendo responsable el Estado Federal.
Según datos de la Unesco, en el 2007, en Argentina según el censo 2001 había 2.176.123 personas con
discapacidad, el 7,1% de la población, predominando las situaciones de discapacidad de tipo motor, visual, auditiva y
mental, y la población universitaria en situación de discapacidad era de 17.961 personas (Rositto, 2012).
Resulta relevante la generación de conciencia acerca del tema, entendemos que se hace imperiosa la
construcción de una sociedad incluyente, sólo así se podrá asegurar que las personas con discapacidad tengan
acceso general a la educación superior y a la realización de ajustes razonables de acuerdo al tipo y grado de
inaccesibilidad que presente.
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Conceptos claves
A continuación se sintetizan los conceptos necesarios para analizar y participar de procesos inclusivos en el
marco de metodologías y recursos accesibles, que garanticen la progresiva eliminación de barreras en el contexto de
la educación superior:
Discapacidad
Se parte de la concepción de la discapacidad definida, desde un enfoque biopsicosocial, como una realidad
compleja, multidimensional, que se explica a partir de la interacción de un sujeto con sus circunstancias.
La Clasificación Internacional del Funcionamiento de la Discapacidad y de la Salud (CIF- OMS, 2001), define a
la Discapacidad como “un término genérico que incluye déficits, limitaciones en la actividad y restricciones en la
participación. Indica los aspectos negativos de la interacción entre un individuo (con una “condición de salud”) y sus
factores contextuales (factores ambientales y personales)”.
En nuestro país este concepto de discapacidad, que se encuentra enunciado en las normativas para la
certificación de la discapacidad, permite agrupar a las distintas personas con alteración en el funcionamiento de
acuerdo a determinadas categorías. Hasta junio de 2015, las categorías eran cinco: motora, visceral, mental, auditiva
y visual.
Modelo Social
El Modelo social, es aquel que considera que las causas que originan la discapacidad no son ni religiosas, ni
científicas, sino que son, en gran medida, sociales. Desde esta filosofía se insiste en que las personas con
discapacidad pueden aportar a la sociedad en igual medida que el resto de personas —sin discapacidad—, pero
siempre desde la valoración y el respeto de la diferencia. Este modelo se encuentra íntimamente relacionado con la
asunción de ciertos valores intrínsecos a los derechos humanos, y aspira a potenciar el respeto por la dignidad
humana, la igualdad y la libertad personal, propiciando la inclusión social, y sentándose sobre la base de
determinados principios: vida independiente, no discriminación, accesibilidad universal, normalización del entorno,
diálogo civil, entre otros. Parte de la premisa de que la discapacidad es en parte una construcción y un modo de
opresión social, y el resultado de una sociedad que no considera ni tiene presente a las personas con discapacidad.
Asimismo, apunta a la autonomía de la persona con discapacidad para decidir respecto de su propia vida, y para ello
se centra en la eliminación de cualquier tipo de barrera, a los fines de brindar una adecuada equiparación de
oportunidades.
Este último modelo mencionado, ha sido la consecuencia de una larga lucha, plantada por las propias
personas con discapacidad, que tuvo sus frutos en diversos ámbitos. Uno de dichos ámbitos es el del derecho
internacional de los derechos humanos, con sus consecuentes implicaciones en los Derechos de las legislaciones
internas de los Estados Parte. El último paso en dicho sentido, ha sido la reciente aprobación de la Convención
Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Este instrumento es el resultado de una
evolución que viene dándose en el plano del Derecho, a partir de la década de los años ochenta del siglo XX.
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Ahora bien, durante todo el proceso de elaboración de dicha Convención—en la que participaron muy
activamente las organizaciones de personas con discapacidad— se sostuvo que la misma adoptaría el modelo social a
la hora de comprender el fenómeno de la discapacidad.
Diseño Universal.
El diseño universal se define como “el diseño de productos, entornos, procesos y servicios que puedan utilizar
todas las personas, en la mayor medida posible, sin necesidad de adaptación ni diseño especializado”.
Hay que tener presente que no tiene el mismo efecto una rampa que un salva escaleras, ya que la primera
permite salvar el desnivel de forma autónoma y no requiere mantenimiento, y el otro, además de que no suele tener
un uso autónomo, tiene un mayor coste de inversión y de mantenimiento, y no es útil para personas que con
restricciones en su movilidad no sean usuarias de sillas de ruedas. Por eso, es fundamental que desde el principio se
piensen los entornos, productos y servicios bajo criterios de diseño universal.
1. Equidad de uso, en la medida que es útil para un amplio espectro de personas con diversidad funcional.
3. Simple e intuitivo, se entiende fácilmente con independencia de la experiencia, conocimiento o nivel cultural.
4. Información perceptible: el diseño transmite la información necesaria de forma eficaz para el usuario con
independencia de sus capacidades.
6. Bajo esfuerzo físico, el diseño debe ser utilizado de forma cómoda y con el menor esfuerzo.
7. Espacio suficiente de aproximación y uso: dimensiones y espacio apropiadas para permitir el acercamiento,
alcance, manipulación y uso independientemente de tamaño del cuerpo de las personas usuarias, su postura, o
movilidad.
Accesibilidad
La accesibilidad implica pensar y crear los entornos, productos, servicios y bienes para que puedan ser
utilizables por todos en condiciones de seguridad y máxima autonomía.
1. La importancia radical del diseño para todas las personas, de esta forma, los espacios, productos y servicios se
diseñan teniendo en cuenta las diferentes capacidades de las personas, de manera que sea quien sea, y con
independencia de sus circunstancias y entorno, pueda beneficiarse en igualdad de condiciones de dichos productos,
entornos o servicios.
2. La heterogeneidad de las capacidades humanas y sus diferentes restricciones, esta idea lo que nos recuerda,
es que a veces, aun incluyendo el diseño universal, pueden ser necesarias adaptaciones específicas o alternativas para
algunas personas con discapacidad.
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3. En el caso de ser necesario establecer adaptaciones para que las mujeres y hombres con discapacidad puedan
estar en los diferentes ámbitos y/o disfrutar de los productos, bienes y servicios, estos deben cumplir el mismo nivel
de prestación y dignidad de uso (si para subir a un piso no hay ascensor y es necesario utilizar un montacargas no sería
digno que estuviera descuidado, hubiera que transitar por pasillo mal iluminado, o estuviera sucio, etc.).
1. El ámbito: entornos (ámbitos de deambulación, viviendas, edificios, parques, etc.), productos y servicios.
2. Las cadenas de accesibilidad, por cuanto la accesibilidad es una cadena de elementos interrelacionados, de
forma que, si falla uno, falla la accesibilidad. Así, por ejemplo, para tomar el autobús no solo ha de ser accesible el
autobús, sino también el camino hasta la parada de autobús y la misma parada autobús. De poco sirve que el autobús
sea accesible si no se puede llegar a él.
Ajustes razonables
A diferencia de la accesibilidad, los ajustes razonables son respuestas a medida, es decir, un espacio,
entorno, producto, o servicio puede ser accesible, pero puede suceder que por el tipo de discapacidad y de su
funcionamiento concreto, la persona no pueda participar, en este caso, lo que establece la ley es que se debe buscar
una solución para que la persona con discapacidad pueda disfrutar ese derecho, por tanto: 1. Es una conducta
positiva de actuación de transformación del entorno.
2. Es una transformación tendiente a adaptar el entorno a las necesidades específicas de las personas con
discapacidad orientadas a darles una solución.
4. Tienen como fin facilitar la accesibilidad o la participación de las personas con discapacidad de forma análoga
a los demás miembros de la sociedad.
Barreras
Las barreras pueden definirse como aquellos obstáculos que impiden el desarrollo personal, la libre elección
y el pleno disfrute de la vida social y en comunidad.
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Las mujeres y hombres con discapacidad pueden encontrar diferentes barreras para poder estar en todos los
ámbitos de la vida. Sin embargo, para conocer las barreras, es importante conocer las diferentes capacidades
humanas, para plantear y configurar cómo complementarlas.
Las barreras, por tanto, existen cuando los entornos, los productos, los servicios no permiten que todas las
mujeres y hombres se beneficien o disfruten de ellos, por ejemplo, prohibir la entrada a personas con discapacidad
intelectual en un lugar de ocio, o algo mucho más invisible como el tener escalones de entrada a un local.
1. Barreras legales
Implica que las normas, bien las del Estado, en el funcionamiento de una entidad cualquiera, pública o
privada, existen limitaciones y restricciones en el caso de las personas con discapacidad.
2. Barreras sociales
Hay veces que las barreras son los prejuicios y el desconocimiento, que hacen que a las personas con
discapacidad se les dé un trato discriminatorio.
3. Barreras físicas
Son los obstáculos físicos que impiden la libertad de movimiento, ya sea el desplazarse, el tomar el autobús,
el entrar en una tienda, el usar un objeto, etc.
4. Barreras a la comunicación
Dentro de este concepto, se incluyen los obstáculos que afectan a los mensajes (ya sean orales, escritos o de
cualquier otro tipo), y que pueden encontrarse tanto en el canal del mensaje (su forma, es decir, el tipo de la letra, el
contraste cromático, si solo está prevista la oralidad, si no está disponible en versión braille, en lectura fácil, en
pictogramas, en formatos aumentativos y alternativos de comunicación etc.), como al contenido del mensaje, es
decir, la información en sí, y que está relacionado con la facilidad o dificultad para ser entendido. La garantía del uso
de la lengua de señas, y de los medios de apoyo a la comunicación oral, la audiodescripción, la comunicación
aumentativa y alternativa, etc., son exigencias de derechos humanos y de la accesibilidad universal.
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Bibliografía:
- Pastor,A. C., Sánchez Hípola, P., Sánchez Serrano, J. M. y Zubillaga del Río, A. (2013) Diseño
Universal para el Aprendizaje (DUA) Pautas para su introducción en el currículo. Versión 2.0.
Universidad Complutense de Madrid.
- Protocolo para Inclusión de Estudiantes con Discapacidad. (2017) Facultad de Educación. UNCuyo.
- Rositto, S., (2012) La educación universitaria y la discapacidad en Argentina: una perspectiva jurídica.
En Revista Educación & Pensamiento. Año 17, número 19 (p.82- p.92) ISSN 1692-2697, Colegio
Hispanoamericano. Disponible en:
http://repositoriocdpd.net:8080/bitstream/handle/123456789/23/11-47-1-PB.pdf?sequence=1
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