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Otra de las grandes infracciones hacia los derechos humanos fue la del artículo
trece, el cual es el de la libre circulación. El bloqueo ilegal de Israel en Gaza ha
continuado durante dieciséis años. Según la organización de derechos humanos Al-
Mezan en Gaza, nueve pacientes, incluyendo tres menores, fallecieron mientras
esperaban la aprobación de permisos por parte de Israel para recibir tratamientos
vitales fuera de la Franja de Gaza. Esta situación se produjo en medio de
complicaciones burocráticas que involucraron a Israel, la Autoridad Palestina y la
administración de Hamás. Además, en agosto, la única central eléctrica de Gaza se
vio forzada a suspender su funcionamiento durante dos días debido al cierre de
Israel de todos los pasos fronterizos durante una semana, lo que resultó en la
interrupción del suministro de combustible.
Con respecto al artículo diecisiete que estipula toda persona tiene derecho a la
propiedad y a no ser arbitrariamente removido de esta, es evidente que mucha de la
población de Israel ha sido desplazada por motivo de la guerra. Durante el año,
decenas de miles de palestinos enfrentaron la amenaza de ser desalojados por la
fuerza tanto en Israel como en los Territorios Palestinos Ocupados. Entre ellos,
aproximadamente 5,000 vivían en comunidades de pastores ubicadas en el valle del
Jordán y las colinas del sur de Hebrón. En Cisjordania, incluyendo Jerusalén
Oriental, las autoridades israelíes demolieron alrededor de 952 estructuras
palestinas, lo que resultó en el desplazamiento de 1,031 palestinos y afectó los
medios de vida de miles de personas adicionales.
El 4 de mayo, el Tribunal Supremo de Israel confirmó la decisión de trasladar
forzosamente a más de 1,000 residentes de Masafer Yatta, en las colinas del sur de
Hebrón, que Israel había designado como "Zona de Tiro 918", un área de
entrenamiento militar cerrada a la población palestina.
En julio, el Tribunal Supremo de Israel legalizó el asentamiento de Mitzpe Kramim,
que se construyó en tierras de propiedad privada palestina en la Cisjordania
ocupada, argumentando que se había adquirido de buena fe. Esto revocó su
decisión anterior de 2020 que ordenaba la evacuación del asentamiento.
Según la OCAH, la violencia respaldada por el Estado de los colonos contra la
población palestina en Jerusalén Oriental y Cisjordania aumentó por sexto año
consecutivo en 2022, alcanzando su punto máximo en octubre, durante la
temporada de recolección de aceitunas. Las fuerzas armadas y la policía israelíes
no investigaron adecuadamente las denuncias de los palestinos sobre estos actos
de violencia. En Israel, las autoridades continuaron sin reconocer oficialmente a 35
aldeas palestinas en el Néguev/Naqab, privándolas de servicios esenciales. En
enero, la Autoridad de Tierras Israelí y el Fondo Nacional Judío comenzaron a
plantar árboles en tierras pertenecientes al pueblo de Saawa al Atrash en el
Néguev/Naqab, con el objetivo de forzar el traslado de la población palestina. En
diciembre, las autoridades israelíes demolieron nuevamente tiendas de campaña y
estructuras en Al Araqib, marcando la demolición número 211 desde 2010.
En otro orden de ideas, y a pesar de que han existido muchas instancias en las que,
por diversas razones, se ha violado el contenido del segundo artículo que va sobre
la no discriminación de los individuos por cualquier cualidad, es de vital importancia
que se brinde luz sobre el caso concreto de la población lesbianas, gays,
bisexuales, transgénero e intersexuales que han sido discriminados en Israel. Ello,
en tanto a que el 14 de febrero de 2023, el Ministerio de Sanidad de Israel emitió
una circular que prohibía a los profesionales médicos llevar a cabo "terapias de
conversión" con el objetivo de cambiar la orientación sexual de personas
homosexuales y lesbianas. Sin embargo, esta prohibición no se convirtió en ley, ya
que no tenía rango legislativo.
Para avanzar hacia una solución pacífica y respetuosa de los derechos humanos en
la región, es imperativo que ambas partes, así como la comunidad internacional,
trabajen juntas para abordar estos problemas y proteger los derechos y la dignidad
de todas las personas involucradas en este prolongado conflicto. La paz y la justicia
son esenciales para poner fin al sufrimiento de las personas en la región y construir
un futuro mejor para todos los civiles.
REFERENCIAS: