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El Mito de la Competencia de Monedas y del

Free Banking.
Madrid, 24 de septiembre de 2023 6:31h.

Trataremos de reflejar las ideas recogidas en el libro El Plan América, respecto a


la competencia de monedas propuesta del Diputado D. Javier Milei. Este libro
está siendo editado como alternativa monetaria para Argentina. El presente
informe recoge literalmente uno de los capítulos del libro El Plan América y
otros comentarios.

El Mito de la Libre Competencia de Monedas

Vacio Teórico Monetario.


The Monetary Defense and People Welfare Association

Como hemos dicho, el dinero se creó con la única finalidad del intercambio de
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trabajo. Por eso el dinero debe representar un depósito de valor previo y efectivo.
Estoy en contra de la libre emisión de monedas, pero a favor de la competencia
de monedas que respeten el criterio único de emisión o respaldo de su zona
(CUR pág.83), con el fin de que cada zona económica tenga una unidad de
cuenta. De esta forma los emisores de una zona podrán competir con otras
monedas de otras zonas. En definitiva, en un Estado liberal podrían convivir
varias monedas, pero cada zona económica debería disponer una única unidad
de cuenta, es decir, cada zona económica debería definir su propio criterio de
respaldo o emisión (CUR). La propiedad de “unidad de cuenta”, que
históricamente se ha atribuido a la moneda, en verdad pertenece a la zona
económica. La moneda emitida en esa zona, con la denominación facial de la
zona, debe respetar la unidad de cuenta.

La libre competencia de monedas sin criterio de respaldo es la política


monetaria de economistas mediocres que no tienen política monetaria. Existen
diferentes motivos que avalan esta afirmación.

Técnicamente la competencia de monedas presenta grandes problemas.


a) En primer lugar la unidad de cuenta. Al existir múltiples monedas sin un
criterio único de emisión o respaldo por zona (CUR), no existiría unidad de
cuenta en una zona económica, por lo que el comercio, en una primera fase se
ralentizaría. Ya hemos dicho que en EE.UU., a mediados del siglo XIX, la
existencia de más de 8.000 diferentes tipos de billetes (nominados en dólares)
que emitían bancos privados, empresas de seguros y del ferrocarril, cada cual
con sus propios depósitos y sistema de respaldo, generó tal ruido y confusión
monetaria que llegó a frenar la buena marcha de la actividad económica, todo

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ello a pesar de considerarse monedas de curso legal y estar referenciadas en
dólares (pág. 78)

b) El hegemón monetario. El mercado, para solucionar este problema tendería


a adoptar una moneda-patrón, como el dólar, por lo que la competencia de
monedas desaparecería a medio plazo. La competencia de moneda es una
utopía temporal poco útil. Es más, el Estado, al cobrar los impuestos en una
moneda oficial de referencia, favorecería y aceleraría el no uso de las monedas
locales secundarias. La historia ratifica esta propensión, la historia valida la
figura del hegemón monetario.
El emisor de la moneda hegemónica, fuera del control de toda autoridad, sin
ancla de ningún tipo, gozaría de todos los privilegios típicos de cualquier
Banco Central fiduciario. En definitiva, el BCRA sería sustituido, a la postre,
por otro banco central privado hegemónico. El Plan América está en contra de
cualquier tipo de banco emisor fiduciario y defiende la necesidad de
transformar el BCRA en un banco con depósito de valor, por medio del Patrón
Interés.

c) Un tercer problema técnico de primer orden es la inflación. La


competencia de monedas no respetaría el Principio de Crecimiento Progresivo de
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la Masa Monetaria, por lo que existirán, mayoritariamente, períodos de exceso


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de dinero e inflación, y otros, los menos, de escasez monetaria y de deflación.


La competencia de monedas generaría gran inflación en su primera etapa
(competencia pura). Durante su segunda etapa, en la que dominará el
mercado un banco o empresa hegemónica, el grado de inflación dependería de
la propia gestión del banco hegemónico.
Durante la primera etapa, muchos bancos y empresas de primer orden,
emitirían y concederían créditos alegremente para ganar cuota de mercado.
Los bienes refugios aumentarían de valor, los cuales, a su vez,
desencadenarían un efecto dominio inflacionario en alquileres y restantes
precios.
Una vez estabilizado el mercado emisor con diferentes quiebras, mini-
crisis y crisis, la competencia de monedas, en su fase de banco hegemónico,
producirá igualmente inflación por motivos similares a los que la produce
cualquier Banco Central: a) porque la inflación no es una herramienta sólida
que nos permita conocer con precisión a priori la cantidad de moneda a emitir
y b) porque, “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe
absolutamente”.1 El banquero hegemónico se sentiría tentado de definir,
influir y manipular el funcionamiento de todos los sectores de actividad
económica. Su soberbia le haría errar y hacerle pensar qué sector es el bueno y
cuál es el malo, quién es buen administrador y cuál es el incompetente, etc.
Trataría de nombrar “a dedo” a familiares y conocidos en los Consejos de
Administración de las empresas, partidos, etc.

1 En 1887, Lord Acton escribió al Obispo Creighton indicándole se debían aplicar las mismas normas morales a todos los
hombres, incluidos los líderes políticos y religiosos, especialmente porque “el poder tiende a corromper y el poder
absoluto corrompe absolutamente”

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Por eso estamos en contrata de todo banco fiduciario y apostamos por los
bancos con depósito de valor. El ancla del Principio de Crecimiento Progresivo de
la Masa Monetaria impide que la arrogancia del banquero pueda accrescere y
provocar burbujas e inflación.

d) El cuarto gran problema técnico es la pérdida del blindaje monetario. Con


la dolarización de la economía, excluido el Peso del mercado, Argentina
perdería su blindaje monetario natural, permitiendo que el emisor
hegemónico, sea nacional o extranjero, pueda apropiarse de los principales
recursos naturales del país mediante la emisión monetaria, es decir,
exportando o generando inflación. Por ejemplo, la Reserva Federal podría
hacer una impresión especial de dinero para comprar la empresa que controla
la explotación de “Vaca Muerta” y hacer que su dinero circule fuera de EE.UU.
El Plan América, mediante la serialización del dinero electrónico (pág. 151),
describe como evitar que especuladores o monedas internacionales
hegemónicas puedan desestabilizar la tipo de cambio y/o el valor de la
moneda nacional, provocando un proceso inflacionista o deflacionista
(Mecanismo flujo-especie-precio de Hume pág.146). Argentina debe mantener
la masa monetaria que demanda el mercado nacional, impidiendo que la
especulación o las injerencias monetarias extranjeras alteren su bloque
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monetario. Perder el blindaje monetario, como propone Javier Milei, es muy


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negativo. Si esto se produce, con el paso del tiempo, los principales recursos
naturales argentinos pasarán a estar controlados por empresas extranjeras.
Y que las empresas extranjeras controlen los recursos naturales de Argentina
no sería malo si la lucha a entablar en el mercado por dichos recursos fuese de
“tú a tú”, es decir, en igual de condiciones. Pero mientras que los empresarios
argentinos, para obtener dólares o euros, tendrían que trabajar duro y exportar
bienes transables (commodities), un norteamericano o un europeo solo
tendrían que estar próximo a la impresora monetaria y pedir un par de
favores. Unos lucharían con trabajo por el control de los recursos naturales y
otros, con tan solo “hacer pasillo”, podrían obtener la financiación necesaria.
Además de hacerse con el control de dichos recursos exportarían inflación.
Perder el blindaje monetario es una locura.

Competencia de Monedas: realidad práctica.


La Escuela Austriaca de Economía (EAE), por carecer de una teoría
monetaria sólida, equipara las reglas del mercado industrial al monetario.
Confunden la competencia de monedas con libre emisión de moneda (CUR
pág.83). Como hemos indicado anteriormente, en un país pueden cohabitar
varias monedas (competencia monetaria), pero en cada zona económica de ese
país solo puede haber un criterio de emisión monetaria o respaldo (CUR),
porque, de lo contrario, se rompería la unidad de cuenta, una de las propiedades
fundamentales de una zona económica.
Porque la EAE es realmente sólida y brillante en todo menos en teoría
monetaria, muchos austriacos añoran el Patrón Oro y otros la competencia de

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monedas defendida por Mises.2 Y justamente porque la EAE no tiene una
teoría monetaria vanguardista, muchos los economistas austriacos, como
Javier Milei, dejan abiertas todas las puertas monetarias.

La competencia de monedas ya existe en países donde el mercado de


divisas no tiene restricciones o “cepos”. En la Unión Europea existe
competencia de monedas, e incluso se permite las monedas electrónicas
privadas y las monedas sociales complementarias. Por tanto, liberalizando el
mercado de divisas argentino Javier Milei ya cumpliría una de sus promesas
políticas: la competencia de monedas.

Para ganar la confianza de los ciudadanos, las reformas legales monetarias


se tendrían que elevar a rango constitucional. Y dentro de la Constitución,
estos derechos se tendría que considerar o categorizar como derechos
fundamentales, para que ningún Juez, ni siquiera esgrimiendo otro derecho
fundamental, como lo es el “interés general”, pudiera autorizar a un Gobierno
a apropiarse o limitar la libre tenencia y cambio de divisas. Por lo expuesto, no
es necesario que Javier Milei dinamite el Banco Central o que extermine el
Peso.
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Y si este nivel de competencia nos parece escaso, como propone el Patrón


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Interés, en una zona económica podrá haber empresas y bancos que emitan
dinero, respetando el criterio único de emisión o respaldo (CUR) y el Principio
de Crecimiento Progresivo de la Masa Monetaria.

Javier Milei, que presume de ser liberal, debería de permitir que el Peso
siguiese compitiendo con otras monedas. Si cierra el Banco Central de la
República Argentina (BCRA) estaremos impidiendo que el Peso pueda
competir. El Peso será la única moneda excluida de la competencia monetaria.
Curioso, realmente curioso. Liberalizando el mercado de divisas y
protegiendo las cuentas bancarias en monedas extranjeras, permitirá que el
pueblo argentino decida con qué moneda quiere trabajar y ahorrar. Cuando él
decide dinamitar el Banco Central se está convirtiendo en un planificador más.
El cierre del BCRA es propio de un planificador socialista más que de un
liberal de cuna. No reinventemos la rueda. El Peso debe de tener la
oportunidad de reformarse y de competir en el mercado.

Es paradójico observar como Javier Milei tiene por mitos a personalidades


históricas que opinan justo lo contrario de lo que él defiende, como Juan
Bautista Alberdi (anti dolarización) o Murray Rothbard (anti free banking).

2 Mises, La desnacionalización del dinero (Madrid: Unión Editorial, 1983)

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Respecto al Free Banking, o libre emisión de moneda por parte de los
bancos, el libro dedica varios capítulos a estudiar sus debilidades. La historia
de Inglaterra, Escocia y de EE.UU., perfectamente documentada, vienen a
indicar que existe una gran mitificación sobre este sistema de emisión de
moneda (ver más detalles en el libro).
Hoy a pocos meses de las elecciones presidenciales, Javier Milei no tiene
una propuesta monetaria de dolarización clara. Sigue diciendo que tiene cinco
opciones o vías de dolarización, pero sin definirse por ninguna de ellas.
Apuesta porque la competencia de monedas salvaría a Argentina, sin
especificar cómo el Estado proveería de dinero a la economía en caso de una
pandemia, donde los ingresos en dólares del Estado bajasen súbitamente.
La dolarización argentina no depende ni del tipo de cambio dólar-peso, ni
de si el nivel de endeudamiento del Estado es un cinco por ciento más o
menos. Si realmente la Libertad Avanza dispone de un sistema monetario
científico de conversión, este tipo de factores no deberían influir. Es más,
“cuanto peor mejor”, es decir, cuanto más se devalúe el Peso, más fácil debería
ser dolarizar la economía argentina. Y esta es la tendencia actual del Peso. Por
tanto, en nuestra opinión, la falta de concreción en el modelo de dolarización
es debido a una inseguridad clara y manifiesta de lo que desean hacer. Ya
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debería haber apostado por una vía y explicado el cronograma de acciones


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tanto respecto a la libre emisión como a la dolarización.


En el libro El Plan América, exponemos 18 razones técnicas por las cuales
no se debe dolarizar la economía argentina. A largo plazo, Javier Milei hará
mucho daño al movimiento liberal por no madurar sus ideas.
No nos engañemos, la dolarización dura, sin la competencia del Peso, no es
altruista. Será un gran negocio financiero y un gran negocio extractivo de
recursos naturales para unos pocos.

Atentamente,

Pedro Gómez Luis Alberto Oddone


Madrid Miami
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