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ENSAYO

Alimentación sana

Guerra Ayma, María del Pilar

La alimentación saludable es uno de los factores de promoción y mantenimiento

de una buena salud durante toda la vida. El modelo de una alimentación saludable

contribuye a un excelente estado nutricional y a una mejor calidad de vida en las

personas, por el cual se pretende responder el por qué es tan importante el llevar una

alimentación balanceada, la importancia de este ensayo radica en ver los puntos

médicos, fisiológicos, sociales y económicos que se relacionen con el tema. Asimismo,

este trabajo pretende mostrar que lo más óptimo para todos es aprender a llevar una

buena alimentación. La Organización Mundial de la Salud ha sido de gran relevancia no

solo para informar sino para tratar de brindar las herramientas correctas para poder

atacar el problema de raíz. Con este trabajo se espera lograr crear conciencia en el

lector en respecto a sus hábitos alimenticios, asimismo el reconstruir su pensamiento

respecto a lo que uno piensa de los alimentos. La mala nutrición, en cualquiera de sus

formas, presenta riesgos considerables para la salud humana. La desnutrición contribuye

a cerca de un tercio de todas las muertes infantiles.

El incremento del sobrepeso y la obesidad en todo el mundo alcanza cifras

pandémicas y constituye uno de los principales desafíos para la salud pública. Personas

de todas las edades y condiciones se enfrentan a este tipo de mala nutrición, a

consecuencia de la cual están aumentando vertiginosamente, incluso en los países en

desarrollo, enfermedades relacionadas con el régimen alimentario. Existen diversos

elementos, que son indispensables para los seres vivos. La alimentación, por su
condición esencial es uno de ellos. Esta constituye una secuencia de actos voluntarios y

conscientes que van desde la planificación, producción, selección, preparación,

elaboración e ingestión de los alimentos. Estos actos son fáciles de modificar por la

acción de influencias externas educativas, culturales y económicas. ACT. 6 La

formación de una alimentación saludable no es algo que deba dejarse solo en manos de

la población, sino que debe ser abordado como un problema de salud pública, con una

política de Estado que esté pendiente de educar, comunicar y empoderar a la comunidad

de manera apropiada acerca de la relación que existe entre actividad física, alimentación

y salud; debería propender a una comercialización y publicidad que desaliente los

mensajes que promuevan prácticas alimentarias no adecuadas o la inactividad física,

promoviendo los mensajes positivos y propicios para la salud; reforzando la lectura de

etiquetado nutricional por parte de la población, considerando que los consumidores

tienen derecho a una información exacta, estandarizada y comprensible sobre el

contenido de los productos alimenticios para facilitar la toma de decisiones saludables.

Y a su vez en el aporte y gasto energético, diversos tipos de dietas y modalidades de

actividades física que reducen el riesgo de contraer enfermedades no transmisibles,

como también sobre decisiones saludables en materia de productos alimenticios. Los

hábitos se forman tempranamente en la infancia, entonces se debe orientar el trabajo a la

generación de políticas escolares que apoyen la alimentación saludable y la actividad

física, considerando que la escuela influye en la vida de la mayor parte de los niños/as.

Debiéndose enseñar higiene y promoción de una alimentación sana, limitando la

disponibilidad, en estos establecimientos, de productos con alto contenido de sal, azúcar

y grasas, instalando quioscos que sean verdaderamente saludables. Ahora bien, no

podemos olvidar que los alimentos también cumplen una función social, como lo es:

satisfacer la necesidad de alimento, satisfacer la sensación de apetito, conservar


tradiciones familiares, como protección, como acto de conciencia, como forma de

poder, como forma de ostentación, de gratificación, de evadirse, como mediador social,

como festejo, entre otras. Por lo que a la hora de hablar de alimentación saludable y

necesidad de cambio de hábitos alimentarios, es necesario tener todos estos aspectos en

cuenta, pues tal como plantea Echeverría, al referirse al lenguaje constructivista,

también podríamos establecer que la alimentación “construye realidad”, es decir una

realidad alimentaria en la población (Echeverría, 2003). Para hablar de alimentación

saludable tenemos que entender y reconocer que existen alimentos sanos y otros que no

lo son, por lo tanto para practicar o para llevar a cabo una alimentación saludable se

debe tener coherencia entre el discurso y en la acción. Es de relevancia tener en cuenta

las etapas del ciclo vital individual para poder comprender el concepto de alimentación

saludable, ya que las motivaciones para alimentarse son distintas o reeducado es el

adulto. En la educación parvularia, el infante comienza a tener sentido de

independencia, donde el pequeño decide comprar lo que desee en la cafetería. La etapa

de la adolescencia, es donde el joven busca independencia y la identificación de él

mismo, sin contar el tomar decisiones con la mayor libertad, lo que lleva a descuidar la

alimentación, pues come lo que quiere, donde quiere y como quiere. En la etapa adulta,

existe cierto criterio, aunque las decisiones sobre alimentación se ven influidas por

diferentes intereses que no siempre están ligados a la salud como tal pues puede variar

por la situación económica, por el trabajo, cuestión de tiempo entre otras. Como

conclusión se puede señalar que la mayor prevalencia de enfermedades en México, la

raíz del problema es el tema alimentario, lo que es un verdadero reto para la salud

pública por ser determinante sobre la salud de la población.

Mientras que por otro lado existen recomendaciones para tener una

alimentación saludable que están al alcance de una población que tiene libertad para
escoger su alimentación y tiempo libre, la consecución de una alimentación saludable

no debe dejarse al libre arbitrio; debe ser abordada como un problema de salud pública,

con una política de estado orientada a la educación, comunicación y empoderamiento de

la comunidad. Con el único fin de lograr cambios de conducta, centrados en la

motivación, de una alimentación saludable.

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