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Las mujeres no serán libres bajo el capitalismo, pues entre la

producción y la organización de la familia, las condenan a venderse


a un solo hombre, como una empleada domestica o varias como
prostitutas.
La familia monogámica esta organizada sobre la base de la
opresión patriarcal de todas las mujeres. Se les imponen roles tales
como ser solamente "esposas" y eso conlleva a que pierdan valor
social, condenando a otras a venderse siendo prostitutas "publicas o
privadas" con el agravante de que es sobre ellas que recae el peso
de la reprobación de la sociedad.
Las observaciones de Engels incluyen las transformaciones del
patriarcado: como en Roma el marido tenia sobre su esposa el
derecho de su vida y de su muerte; y en el matrimonio moderno con
la idea del libre consentimiento y del amor sexual, sin embargo las
mujeres no eligen con libertad, la dificultad para ganarse la vida por
si misma, hace del matrimonio burgués una prisión.
En las sociedades modernas, el contrato de matrimonio presenta las
relaciones de poder y de propiedad, bajo el velo del libre
consentimiento de los oprimidos, pero ni mujeres, ni obreros son
libres en el momento de contratar, pues las condiciones de las
partes contratantes no son iguales, si no, son como una "ficción
jurídica". (Engels)
La comparación entre mujeres y proletarios es recurrente, se
encuentran en condiciones de efectiva desigualdad real. Engels
suponía que si la articulación entre patriarcado y capitalismo había
despojado de valor el trabajo de las mujeres, ellas podían ingresar
al mercado laboral, satisfacer así sus propias necesidades básicas
sin la necesidad de vender su propio cuerpo, sin prostituirse ni
contraer matrimonio.
Engels no puede concebir la libertad como mera capacidad de
elección sin la capacidad de que esa libertad este sostenida por el
propio sujeto (hombre o mujer) para satisfacer las necesidades
básicas. Sostiene que quien deba satisfacer sus propias
necesidades a cambio de sustento no es completamente libre.

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