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TEMA 9.

EL CAPITAL SOCIAL: LAS APORTACIONES SOCIALES

SUMARIO: 1.- Objeto y título de la aportación. 2.- Clases de aportaciones. 2.1.- Aportaciones dinerarias:
la verificación de la realidad del desembolso. 2.2.- Aportaciones no dinerarias. 3.- Aportaciones no
dinerarias encubiertas: las adquisiciones onerosas por la SA. 4.- Los desembolsos pendientes o
dividendos pasivos en la SA. 5.- Las prestaciones accesorias

1.- Objeto y título de la aportación

Por aportación social hay que entender la prestación que debe realizar el socio a favor
de la sociedad por las acciones o participaciones sociales que ha suscrito, en el
momento del otorgamiento de la escritura de constitución o de un posterior aumento
de capital.

Si la suscripción no va seguida de una efectiva aportación patrimonial a la sociedad, tal


acción o participación social se reputa nula (art. 59 LSC). Además, las prestaciones
aportadas por el socio en concepto de capital pasan a formar parte del patrimonio de
la sociedad, porque, salvo que se exprese lo contrario, se presumen hechas a título de
propiedad (art. 60 LSC).

En las SdC, las aportaciones de los socios sólo pueden consistir en bienes o derechos
patrimoniales susceptibles de valoración económica (dinero u otros bienes
susceptibles de ser incluidos en el balance, que registra el patrimonio social; art. 58.1
LSC). Pueden ser bienes materiales (muebles o inmuebles) o inmateriales (patentes,
marcas, diseños industriales, …), entre los que se encuentran situaciones de hecho
como el fondo de comercio.

La Ley excluye expresamente la aportación de trabajo o de servicios en concepto de


capital (art 58.2 LSC). La razón no radica en que no sean prestaciones cuantificables
económicamente, sino porque su efectiva prestación a favor de la sociedad depende
de la voluntad del socio-prestador, lo que resulta incompatible con el principio de
integridad del capital social. Además, tampoco son conformes con el principio de
desembolso mínimo, pues resulta evidente que una prestación de trabajo o servicio a
favor de la sociedad no cumple la exigencia legal de que, al tiempo de la suscripción,
las acciones se hayan desembolsadas al menos en una cuarta parte (si es una SA) o
íntegramente si se trata de participaciones sociales de una SL.

2.- Clases de aportaciones

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Las aportaciones sociales susceptibles de valoración económica que realicen los socios
por la suscripción de acciones (SA) o participaciones sociales (SL) pueden ser de dos
clases: dinerarias o no dinerarias.

2.1.- Aportaciones dinerarias: la verificación de la realidad del desembolso

El régimen de las aportaciones dinerarias es prácticamente común a las tres


sociedades de capital (arts. 61 y 62 LSC).
Las «aportaciones dinerarias» o que consisten en dinero es lo habitual en la práctica
societaria. Se efectuarán en euros, y si se hace en moneda extranjera se determinará
su equivalencia en euros (arts. 4.3 y 61 LSC).
El problema fundamental que presenta esta clase de aportaciones es la verificación de
que, en efecto, se ha hecho la aportación de dinero comprometida. Por ello, para
garantizar la efectividad o realidad de la aportación del dinero a la sociedad, la Ley
obliga al notario autorizante de la escritura (de constitución, de ejecución de aumento
de capital o de aquellas en las que consten los sucesivos desembolsos) a verificar o dar
fe de la realidad del desembolso del dinero, para lo cual se le tendrá que hacer entrega
de la certificación bancaria que acredite su depósito a nombre de la sociedad (art.
62.1, 3 y 4 LSC).

No obstante, como excepción, no será necesario acreditar ante el notario la realidad


de las aportaciones dinerarias en la constitución de las SL, siempre y cuando los socios
fundadores manifiestan en la escritura de constitución que responderán
solidariamente, frente a la sociedad y frente a los acreedores sociales, de la realidad de
estas (art. 62.2 LSC).

2.1- Aportaciones no dinerarias.

Cuando la prestación aportada por el socio no es dinero, sino otro tipo de bien o
derecho susceptible de valoración económica, la preocupación del legislador reside,
sobre todo, en la valoración que se le otorga al bien, pero también en quién y cómo
responde de la realidad de la aportación y de su valoración.

Para hacer frente a estos riesgos, que pueden poner en cuestión la solvencia
patrimonial de la sociedad, y como medida de protección de los terceros contratantes
con la misma, la LSC establece un sistema de informes emitidos por peritos
independientes, así como de responsabilidad sobre varios sujetos, que es uno para las
SA (y comanditarias por acciones) y otro para las SRL.

Así, tratándose de una SA, con carácter general, se exige que un experto
independiente, nombrado por el registrador mercantil, emita un informe en el que

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describa el bien y establezca su valor, que se anexará a la escritura de constitución, de
aumento de capital o de desembolso posterior, prohibiéndose que se dé en la
escritura al bien aportado un valor superior al establecido por el perito (art. 67 LSC).
Perito informante que responderá del daño causado a la sociedad por una peritación
que no respete la diligencia y los estándares propios de la profesión (art. 68 LSC)

Esta regla general tiene una serie de excepciones; es decir, no es necesario este
informe cuando el accionista aporte determinados tipos bienes. Estas excepciones se
establecen en el art. 69 LSC (también art. 70 y s. LSC), y están relacionadas con bienes
que tienen ya atribuido un valor objetivo por el propio mercado (p. ej., acciones de
otra sociedad que cotizan en bolsa) o por un perito con anterioridad.

En cuanto a la responsabilidad por la realidad y valoración atribuida al bien aportado


en concepto de capital social, los socios fundadores responden solidariamente frente a
la sociedad, a los socios y a los acreedores de la realidad y del valor dado a dichas
aportaciones sociales (art. 77 LSC). Pero se considera que esta responsabilidad
patrimonial no es suficiente, por ello, se impone al socio aportante del bien un
determinado régimen de responsabilidad en función de su naturaleza. Así, cuando se
aportan bienes muebles o inmuebles o derechos asimilados (art. 64 LSC), el aportante
está obligado a la entrega y saneamiento de la cosa objeto de la aportación, en los
términos establecidos por el Ccv para el contrato de compraventa (art. 1474); es decir,
el aportante responde frente a la sociedad de la posesión legal y pacífica del bien
aportado, en tanto que se aplicarán las reglas del Cco relativas al contrato de
compraventa en punto a la transmisión de los riesgos (arts. 331 y ss.). En el caso de
que la aportación social consista en un derecho de crédito, el aportante responde de la
legitimidad de éste y de la solvencia del deudor. Y si lo que se aporta es una empresa o
establecimiento, el aportante quedará obligado al saneamiento de su conjunto, si el
vicio o la evicción afectase a la totalidad o a alguno de los elementos esenciales para su
normal explotación (arts. 64 a 66 LSC).

Cuando se trata de una SRL, la única diferencia con el régimen apuntado para las SA
radica en que no es preciso el informe de un experto sobre la naturaleza y valor de la
aportación no dineraria (art. 67 LSC), que se substituye por un sistema de
responsabilidad solidaria, frente a la sociedad y a los acreedores, por la realidad y
valoración de las aportaciones no dinerarias realizadas, a cargo de los socios
fundadores, las personas que eran socios al tiempo de acordarse el acuerdo de
aumento de capital, y de quienes adquieran alguna participación social desembolsada
mediante aportación no dineraria. Un sistema de responsabilidad que se hace
extensivo a los administradores de la SL en el supuesto de que se trate de un aumento
de capital con cargo a esta clase de aportaciones sociales (art. 73.3 LSC).
De ser el caso, tanto en las SA como en las SL, esta responsabilidad debe ser exigida

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ante los tribunales por los administradores (por los liquidadores, si la sociedad
estuviese en liquidación), sin que sea necesario el previo acuerdo de la Junta General
(art. 74 LSC). Esta acción de responsabilidad también podrá ser ejercitada por el socio
o socios que, habiendo votado en contra del acuerdo, representen, al menos, el 5% del
capital, así como también por cualquier acreedor en caso de insolvencia de la sociedad
(art. 74.2 LSC).
3.- Aportaciones no dinerarias encubiertas: las adquisiciones onerosas por la SA

Solo en relación con las SA, y con el objeto de que los socios no puedan eludir esta
regulación legal de las aportaciones no dinerarias (ciertamente, gravosa) acordando
que la sociedad adquiera, a título oneroso, bienes de los socios, la LSC extiende ese
régimen legal de las aportaciones no dinerarias a cierto tipo de estas adquisiciones,
exigiendo, además, que sean aprobadas por la Junta General de la SA; es decir, con el
conocimiento de todos los socios y con la aprobación, al menos, de la mayoría (art. 72
LSC).

El propio precepto excluye de este régimen las adquisiciones onerosas realizadas por
los administradores que estén comprendidas dentro de las operaciones ordinarias de
la sociedad, así como las que se verifiquen en una Bolsa de Valores o en subasta
pública.

4.- Los desembolsos pendientes o dividendos pasivos en la SA

Se denomina dividendo pasivo o desembolso pendiente a la parte de la aportación de


capital que el accionista tiene pendiente de realizar a la sociedad anónima, que en el
momento de otorgar la escritura de constitución (o de ejecución del aumento de
capital) no pueden superar el 75% del valor nominal de cada una de las acciones
suscritas por el accionista (art. 79 LSC).

El accionista está obligado a cumplir esta deuda en la forma y en los plazos previstos
en los estatutos (art. 81 LSC). La escritura de constitución o de ejecución de aumento
de capital debe mencionar si los desembolsos pendientes se efectuarán en metálico o
mediante aportaciones no dinerarias, así como la forma y plazo máximo. Si los
dividendos pasivos han de efectuarse mediante aportaciones no dinerarias, el plazo de
no puede exceder de 5 años y, además, se expresará la naturaleza del bien o bienes a
aportar, valor y contenido. Si la aportación no dineraria o in natura deviene imposible,
se hará en dinero (arts. 80 LSC y 134 RRM).

La falta de desembolso en plazo situará al accionista en mora (art. 82 LSC). Los efectos
de la mora son (art. 83 LSC):

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1.- El accionista no podrá ejercitar el derecho al voto (se entiende respecto de las
acciones en las que se ha producido la mora). El importe de estas acciones será
deducido del cómputo del quorum.

2.- El accionista no podrá ejercitar el derecho de suscripción preferente (de nuevas


acciones ni de obligaciones convertibles en acciones), ni el derecho a percibir
dividendos. En el supuesto de que el accionista abonase el importe de los dividendos
pasivos adeudados, junto con los intereses de demora, podrá reclamar los dividendos
no prescritos (menos de 5 años desde el día de cobro), pero no podrá reclamar la
suscripción preferente de nuevas acciones si transcurrió el plazo para su ejercicio.

3.- La sociedad podrá elegir, según los casos y la naturaleza de la aportación no


efectuada: (1) reclamar al accionista moroso el cumplimiento de la obligación con
abono del interés legal y de los daños y perjuicios causados por la morosidad, o (2)
enajenar las acciones respecto de las que incurre en mora por cuenta y riesgo del
accionista (art. 84 LSC). Si la venta no se puede realizar (p. ej., porque no se encuentra
comprador), se procederá a amortizar la acción o acciones, con la consiguiente
reducción de capital. En substancia, estaremos en un supuesto excepcional de
exclusión indirecta del accionista moroso de dividendos pasivos.

Las acciones con dividendo pasivo se denominan «acciones no liberadas», y al igual


que las «acciones liberadas», se pueden transmitir a otra persona, pero en tal caso se
establece un régimen especial de responsabilidad por la deuda de dividiendo pasivo.
En concreto, el accionista que transmita acciones no liberadas junto y el adquirente de
estas responderán del cumplimiento de la obligación de dividendos pasivos de forma
solidaria, y por el plazo de tres años desde la fecha de la transmisión. Si el que paga la
deuda es un adquirente, podrá reclamar todo lo pagado al transmitente o
transmitentes anteriores (art. 85 LSC). Para facilitar esta reclamación, las acciones no
desembolsadas serán nominativas (mientras no sean liberadas) si están expresadas
mediante títulos, y si están representadas mediante anotaciones en cuenta, se
consignará tal circunstancia en la anotación.

5. Las prestaciones accesorias

Además de las aportaciones de capital, la LSC admite que los socios, a través de los
estatutos de la sociedad, pueden establecer con carácter obligatorio para todos o
algunos de los socios la obligación de realizar una determinada prestación accesoria (al
capital social) a favor de la sociedad. Estas obligaciones estatutarias se pueden
establecer sobre la persona del socio, de forma que si deja de serlo desaparece tal
obligación de prestación accesoria, o se puede vincular la obligación a la posesión de
una o determinadas acciones o participaciones sociales, cualquier que sea la persona
que sea su titular (arts. 86 a 89 LSC).

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Consisten, en general, en la prestación por parte de los socios de determinados
servicios a favor de la sociedad, que se pueden remunerar con una participación en los
beneficios de la sociedad o de otra forma, pero también pueden ser gratuitas (art. 127
RRM). Son especialmente frecuentes en las SdC familiares o de pequeño tamaño, pero
pueden existir en cualquier tipo de SdC y servir para fines diversos; por ejemplo: a)
para establecer un sistema de participación e interés de los trabajadores en la marcha
de la sociedad; b) en sociedades que agrupan a varios empresarios, para obligar a los
socios a una determinada conducta, como pactos de no competencia; c) puede
consistir en la obligación de aportar asistencia técnica, complementaria muchas veces
a las inversiones de capital extranjero, especialmente cuando se aportan patentes o
licencias de explotación de derechos de propiedad industrial o intelectual.

Ahora bien, debe quedar claro que las prestaciones accesorias no pueden integrar el
capital social, ni se pueden entregar acciones o participaciones a cambio de ellas. Los
estatutos deberán detallar su régimen, expresando su contenido y las acciones o
participaciones sociales que llevan aparejada la obligación de realizar aportaciones
accesorias, las consecuencias por su incumplimiento y las eventuales cláusulas penales
(art. 127 RRM). Si la prestación accesoria es retribuida, la retribución no podrá exceder
del valor que corresponda a la prestación (art. 87.2 LSC).

Como ya se ha señalado, las prestaciones accesorias pueden estar vinculadas a la


titularidad de determinadas acciones o participaciones sociales. En tal caso, la
transmisión voluntaria inter vivos de tales acciones o participaciones queda
condicionada a la autorización de la sociedad (de la Junta General si es SL, de los
administradores si es una SA), salvo disposición contraria de los estatutos (art. 88 LSC).
En la medida en que la creación -con posterioridad a la constitución de la sociedad- de
prestaciones accesorias implica una nueva obligación para el socio o socios obligados,
su creación exige mayoría reforzada y el consentimiento individual del socio o socios
afectados. Igual sucede en relación con un eventual acuerdo de modificación o
extinción anticipada de la obligación de prestación accesoria (art. 89 LSC).
En el caso de que una sociedad limitada tenga la condición de empresas emergente de
acuerdo con la ley 28/2022, de 21 de diciembre, de fomento del ecosistema de las
empresas emergentes, se admite expresamente la inscripción en el Registro Mercantil
de las cláusulas estatutarias que incluyan una prestación accesoria de suscribir las
disposiciones de los pactos de socios, siempre que el contenido del pacto esté
identificado de forma que lo puedan conocer no solo los socios que lo hayan suscrito
sino también los futuros socios (art. 11.2 Ley 38/2022).

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