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Santiago de Cali, septiembre 30 de 2020

CIRCULAR PARA LOS MIEMBROS DE ESTE GRUPO DE WHATSAPP

Con motivo de la discusión generada por el programa de la


SEMANA MUNDIAL DEL ESPACIO SME
Octubre 4, 5 y 6 de octubre

Apreciados compañeros, reciban un cordial saludo.

Me pronuncio como parte del comité organizador de la SME y directo responsable del programa
académico. Lo hago por este medio porque las opiniones por redes son inmediatistas sin posibilidad de
mayor reflexión y preferí escribir en silencio, “… en la calma y en la frescura del alma” como diría Walt
Whitman. Intentaré ser breve.

1. Probablemente sí sea un error la poca presencia femenina en la SME, pero no fue intencionado. Son
varios los eventos similares en los que he participado en su organización durante muchos años en los
que nunca se ha pensado en el tema de género como criterio de selección de los invitados. Es cierto
que en los últimos años se reclama mayor participación de la mujer, que supongo se irá ganando en la
medida en que la población femenina crezca en los diferentes campos.

2. Quiero señalar otros errores del programa: no hubo presencia de todos los capítulos de la RAC, el
programa se publicó solo 4 días antes de iniciar que es muy tarde según mi criterio, las actividades son
diurnas tiempos donde hay menos público, se programaron solamente 3 días y una semana tiene 7 y es
probable que haya varios más.

3. La SME fue un programa que empezó a organizar la Comisión Colombina del Espacio CCE hace más
de un mes. El 13 de agosto me invitaron a una reunión en la que presentaron las actividades que la CCE
había organizado para los días 7 al 10 de octubre. Ese día me nombraron líder de un comité académico
que se encargaría del programa de los días 4 al 6 de octubre. El comité lo conformaban 5 personas de la
cual solo conozco a Orlando Méndez. Ese día Raúl Joya quedó encargado de diseñar el afiche del evento.

4. El tema lo lleve esa misma semana a la Junta Directiva de la RAC, donde se decidió que el programa
consistiría en dos actividades diurnas y dos vespertinas durante los tres días, observación diurna del Sol
y que las actividades del domingo serían exclusivas para niños.

5. Se suponía que los invitados y los temas del programa los decidía el comité que yo dirigía nombrado
el 13 de agosto, por lo que solicité a los integrantes de la CCE los nombres de los integrantes del comité,
pero nunca hubo respuesta. Me sentí como el rey del Asteroide 325 de la novela el Principito, que
gobernaba solo para sí.

6. En reunión posterior con el CCE, la segunda y última en la que participe, les compartí el programa que
había aprobado la RAC y les comuniqué que no había recibido los nombres de los integrantes del comité
académico. En esa reunión me dieron vía libre para organizar el programa académico.

7. Para esta tarea me apoye en dos personas que conocen el panorama nacional mejor que yo: Raúl Joya
y Cristian Goez. Además, llamé a los amigos a quienes más confianza les tengo y que mejor se
desempeñan en este campo de la navegación espacial en el país. No hubo tiempo para una convocatoria
nacional que sería lo ideal, ni para conseguir representantes de todas las regiones como sí me hubiera
gustado. En este momento nunca pensé en el tema de género.

8. Con el programa académico de los días 4, 5 y 6 de octubre organizado y el afiche terminado, solo
quedaba pendiente integrarlo con el programa de los días 7 a 10 que había organizado la CCE y definir la
plataforma de transmisión para empezar su publicidad. Varias llamadas hice la semana pasada
intentando solucionar este par de problemas, pero nada ocurrió.

9. La sorpresa fue mayor al principio de esta semana cuando varios conferencistas me avisaron que la
CCE estaba haciendo publicidad al programa del 7 al 10 que ellos organizaron, desconociendo el
programa de la RAC del 4 al 6. Mi decisión fue cancelar nuestra participación, pero en conversaciones
con Raúl Joya decidimos continuar con el evento como un programa de la RAC. Por lo tanto, hay dos
programas para la próxima semana, el de la RAC y el de la CCE en días diferentes.

10. Ayer miércoles con el apoyo de Raúl Joya solucionamos por nuestra cuenta el problema de la
plataforma de transmisión. Con todo solucionado hoy empezamos a anunciarlo, razones por las que su
publicidad empezó tan tarde

Hasta aquí mi pronunciamiento oficial como directo responsable de la parte académica del evento.

Pero no quiero terminar sin emitir mi opinión con respecto a la equidad de género que tanto se está
discutiendo. Es evidente que cada vez hay más presencia femenina en la sociedad en todas las
actividades humanas y mucho más en las profesionales, como también hay presencia cada vez más activa
de grupos que antes también eran discriminados. Pero con el mismo derecho que las mujeres exigen el
50% de presencia, también podrían hacerlo los afrodescendientes, los de motricidad reducida, la
comunidad LGTBI y tantos otros grupos sociales que exigen no ser excluidos. Cuando hay tantos grupos
sociales que reclaman derechos, no es justo que alguno reclame el 50% de participación. Creo que los
criterios de selección deberían ser otros que para nada son excluyentes.

Pero en atención al reclamo de los usuarios de este grupo de WhatsApp, creo que sí es importante que
en adelante se tenga presente la presencia de las minorías en todas las actividades que se organicen,
que en adelante todos al unísono podamos expresar “crece, crece la audiencia” como lo soñaba nuestro
poeta Eduardo Zalamea en el Sueño de las Escalinatas, del cual les comparto un breve fragmento, no tan
breve, en el que nos recuerda que en este planeta sí hay gente de verdad marginada y excluida.

Cordialmente,

Marino Hernando Guarín Sepúlveda


Presidente
Fragmento del poema
“El sueño de las escalinatas”
Eduardo Zalamea

Apelo a vosotros, ¡creyentes! Necesito de vosotros y de todos los seres de condición contradicha.

He aquí, pues, mis citaciones a esta audiencia:

En primer término, cito a los hongos humanos que proliferan sobre las escalinatas o agonizan en
ellas:

Esculturas vivientes, gesticulantes y gimientes que abren avenida hacia la abierta sala de nuestra
audiencia:

El adolescente epiléptico que hace precipitar el ritmo de las plegarias con su alarido de entusiasmo
y su bramar de espanto;

el enano que salmodia su irreparable mendicidad bajo el lujo su enorme turbante amarillo;

el paralítico que, con sus tablillas ambulatorias, remeda sobre la sorda piedra la invitación de las
castañuelas a la danza;

la leprosa que, mendicante, púdica, coqueta, desesperada, exasperada, cierra o hace flotar el
vuelo violeta de su manto sobre su desleída carne gris;

el niño que pone al sol los coágulos azulencos de sus ojos descompuestos;

el hermoso mozo mutilado por sus propios padres para que la muda y muda plegaria de sus
muñones le garantice el pan de cada día;

el demente, el sifilítico, el idiota, el varioloso, el pianoso, el tiñoso, el sarnoso, el caratoso, el


tuberculoso, y toda la horda innumerable de los consuntos. Que vengan aquí, que se acuclillen en
primera fila, muy cerca de mí para que su yerta brasa haga borbollar las palabras en mi pecho
hasta que broten de él lenguas de fuego.
Pues quiero desatar un gran incendio.

Doy luego precedencia en mis invitaciones a las gentes que viven un poco más allá de las
escalinatas, detrás de los Templos y los Palacios:

las muchachas que acarrean las arenas y reciben en pago de su afán minúsculas hojuelas de
estaño; los vendedores de leños para las piras funerarias; de tierras de colores para los tatuajes de
la casta y el rito; de rosarios de sándalo, nueces o vidriería, que amansan la ira e inoculan la
resignación; las niñas que venden guirnaldas para adornar las esquivas gargantas del Río; las
niñas que venden diminutas almadías de paja con dos velillas encendidas para ofrendar al Río; los
vendedores de tortillas; los vendedores de especias; los vendedores de hojas de betel; los
vendedores de buñuelos en que arraciman las abejas; los vendedores de pájaros; los vendedores
de emplastos; los vendedores de bálsamos y laxantes; los vendedores de ceniza; los vendedores
de sal; los vendedores de agua...

¡Oh delirante confusión de las cosas más nimias y necesarias! El comerciante cuenta en fracciones
de céntimo sus ganancias y el comprador irrita su propia hambre con un puñadito de garbanzos o
recontados granos de arroz.

Que abran el parque de los profetas y los dejen venir hasta mí, con sus salientes ojos alucinados,
sus arremolinadas greñas, sus barbas cundidas de piojos y sus inciertas piernas de ebrios de Dios.
Que los dejen llegar hasta nosotros, pues necesitamos su testimonio. Su demencia corrobora
nuestra razón y sus palabras nuestro designio.

¡Crece, crece la audiencia! Hay ya silbos de llama en la brasa.

¡Que vengan también el herborista y el sacamuelas; el botero y el guía; el alfarero y el tejedor de


mimbres; el astrólogo y el sastre; el homeópata y el acupuntista...

que vengan las mujeres que trituran las piedras al borde de las carreteras;

los ancianos que rasuran el vello amarillo de la tierra secana;

el niño tuerto que teje los saríes de púrpura y de oro;

los hombres que tiran de los carros cargados con grandes vasijas de gres;

los encantadores de serpientes;

los pastores adolescentes de jabalíes y búfalos;

los colectores de boñiga;

los cornacas;

los hombres que cuidan de los monos en los templos olorosos a orina y benjuí;

los remendones de babuchas;

los barberos que, en cuclillas, rasuran y tonsuran a sus clientes entre las ruedas locas de los
rickshaws;

los mozos de tiro de los rickshaws;

los ganímedes de leche de coco;

los trenzadores de cuerdas;

los basureros y los recogedores de colillas;

los esquiladores y cardadores;

los camelleros y burreros;

los poceros y los pregoneros;

los estafetas y las plañideras;

la mujer que tuesta los garbanzos; la que cuece el arroz; la que sabe parar los flujos; la que
maquilla a la niña impúber; la casamentera y la amortajadora; los que baten el cobre y los que
graban el cobre y los que nielan el cobre...y los incineradores de cadáveres,
¡y las parteras de la miseria recién parida!

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