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COMPENDIO DERECHO CONSTITUCIONAL I Unidad 4 2023
COMPENDIO DERECHO CONSTITUCIONAL I Unidad 4 2023
DERECHO CONSTITUCIONAL I
3 créditos
Responsable de contenido:
Ab. Andrea Elizabeth Espinoza Cuzco Mgs.
Titulaciones Semestre
DERECHO Segundo
Tutorías: El nombre, competencias y demás datos del profesor tutor asignado se publicarán en
el aula virtual de aprendizaje (online.utm.edu.ec)
Comprender las teorías del Estado Constitucional de Derechos y técnicas del Derecho
Constitucional, relacionándolas con las nuevas tendencias del Constitucionalismo global y
analizando los principios contenidos en la Constitución del Ecuador.
Aplicar correctamente los criterios de interpretación de los derechos humanos en caso de conflicto
o situaciones de violación de derechos.
Previo a la aparición del núcleo duro de los Derechos Humanos se suscitaron algunos
eventos importantes como el análisis de las normas Ius Cogens, de las obligaciones
erga omnes en el derecho internacional público, la formulación de las cláusulas de no
derogación en los tratados de derechos humanos, la redacción del artículo 19 del
proyecto de responsabilidad internacional propuesta por Roberto Ago, así como la
afirmación de la responsabilidad penal del individuo en el derecho internacional.
Desde las últimas décadas de siglo XIX ha surgido con fuerza la idea de establecer un cierto
contenido fundamental, imperativo e indeleble dentro del Derecho Internacional, una especie de
legalidad superior que establezca derechos y obligaciones inderogables para los Estados y
organismos internacionales, como así también, más recientemente, para los particulares. Términos
como “ius cogens”, obligación “erga omnes”, “crimen internacional”, “deber de no reconocimiento”,
“violación grave” y “derecho de injerencia”, han surgido a la luz de esta búsqueda. Determinar cuál
es este ius cogens ha sido un asunto nada fácil en la doctrina y la jurisprudencia, especialmente
cuando se ha tratado de establecer un concepto claro de este, buscando a la vez
dilucidar su contenido y establecer sus vinculaciones con las demás instituciones del Derecho de
Gentes. Fuente: “La Costumbre Internacional, el Ius Cogens y las
obligaciones Erga omnes ” (Pág. 3)
Autor: Diego Ibáñez
Diseño: Luis Cando Arévalo
Combacau las describe como “normas de valor superior, que no se pueden derogar y
cuyo desconocimiento entraña la nulidad del tratado infractor”
El autor italiano Antonio Cassese se refiere al ius cogens sosteniendo que existen en
el ámbito internacional “valores que deben tener prioridad sobre cualquier otro
interés o exigencia nacional”.
Daniel O`Donnell, afirma que se trata de “una norma imperativa y perentoria del
derecho internacional que no puede ser desconocida en circunstancia alguna y que
obliga a los Estados en todo tiempo, aun si no son parte de los instrumentos
convencionales de derechos humanos en virtud de los cuales esa práctica infame ha
sido proscrita”.
3. Solo pueden ser modificadas por otra norma ulterior de derecho internacional
general que tenga el mismo carácter.
En caso de contradicción entre una norma de ius cogens y una norma que no sea de ius
cogen, la consecuencia será la nulidad de esta última, que puede presentarse bajo dos
aspectos diferentes:
➢ Una nueva norma de ius cogens conllevará a la nulidad de todo tratado existente que
sea contrario a esta nueva norma imperativa.
➢ Todo tratado que sea contrario a una norma de ius cogens en vigor será nulo desde
el inicio (Abello-Galvis, 2011). Fuente: “Compendio de Derecho Constitucional 4”
UTM (Pág. 3)
Autor: Rubén Balda Zambrano
Diseño: Luis Cando Arévalo
Las normas que conforman el ius cogens internacional tienen, entre sus principales
características, las siguientes:
Imperatividad: implica que no pueden ser modificadas ni ignoradas por los sujetos de
Derecho Internacional y los obligan en todo su contenido. No pueden celebrarse acuerdos
que vayan en su contra y sólo pueden derogarse por otras normas de ius cogens que
contengan mayor grado de protección.
Generalidad: se imponen universalmente y de forma general a todos los sujetos de
Derecho Internacional.
Constitucionalidad: son exigencias de orden ético y político, indispensables para el
correcto funcionamiento de la comunidad internacional
Carácter histórico: son expresión de necesidades perentorias de la sociedad internacional
en un momento concreto, lo que no excluye la posibilidad de que vayan evolucionando en
el tiempo.
Responsabilidad especial: su vulneración conlleva un ilícito internacional que genera
una responsabilidad agravada y ampliada.
Nulidad: la sanción al tratado o reserva que contravenga una disposición de ius cogens
es la nulidad.
Fuente: “La Costumbre Internacional, el Ius Cogens y las
obligaciones Erga omnes ” (Págs. 10 y 11)
Autor: Diego Ibáñez
Diseño: Luis Cando Arévalo
➢ En primer lugar, son aquellas obligaciones que “se contraen ante toda la
comunidad internacional”.
Las obligaciones erga omnes son aquellas que tiene un efecto que rige para la
comunidad internacional en su conjunto.
Esas normas son aplicables a todos los Estados, y se puede considerar que todos
los Estados tienen un interés jurídico en la protección de los derechos de que se
trata. Todo Estado puede invocar la responsabilidad del Estado que vulnere esas
normas.
La opinión dominante hoy en día (y excluyente hasta la década de 1980) es que las
obligaciones erga omnes provienen exclusivamente de normas de ius cogens y el
Fallo “Barcelona Traction Light and Power Company Limited”, de la Corte
Internacional de Justicia de 1970, no hace más que confirmar lo anterior, al expresar
“Habida cuenta la importancia de los derechos de que se trata, se puede sostener
que todos los Estados tienen un interés jurídico en protegerlos; son obligaciones erga
omnes. Estas obligaciones derivan, por ejemplo en el derecho internacional
contemporáneo, de la prohibición de los actos de agresión y genocidio, así como de
los principios y normas relativos a derechos fundamentales de la persona humana,
incluida la protección contra la esclavitud y la discriminación racial”
Existen dos dimensiones para afrontar las relaciones entre el Derecho Internacional y el Derecho interno: la
dimensión positivista, que es el análisis de la respuesta que ofrece cada uno de los ordenamientos jurídicos acerca
de cómo se integran las normas internacionales en el ordenamiento interno, y cuál es la posición de estas normas
en el sistema jurídico estatal. La segunda dimensión es doctrinal. Las dos principales teorías son la dualista y la
monista.
En la concepción dualista hay dos ordenamientos jurídicos distintos y separados: el nacional y el internacional.
Ambos ordenamientos tienen fuentes distintas, pues el Derecho Internacional regula las relaciones entre Estados
y el Derecho interno las que se presentan entre personas o entre el Estado y sus súbditos. Por tanto, como el Estado
es soberano la validez del orden constitucional es independiente de su conformidad o no con el Derecho
Internacional. La consecuencia del incumplimiento de un tratado es hacer al Estado respectivo responsable
internacionalmente. Además, tratándose de dos sistemas autónomos, entre los cuales no existe relación de
dependencia o subordinación, la norma internacional para recibir aplicación en el orden interno necesita ser
transformada o incorporada a éste, mediante acto de voluntad del legislador nacional.
La concepción monista sostiene que hay “un sistema normativo universal” (Kelsen). Esta unidad del ordenamiento
jurídico conlleva la prevalencia del Derecho Internacional, que delega en los órganos nacionales la facultad para
dictar el ordenamiento nacional. Según Kelsen, las normas jurídicas derivan su validez y su fuerza obligatoria de
otras normas superiores desde el punto de vista jerárquico hasta llegar a la norma fundamental. El monismo con
primacía del Derecho interno es consecuencia de la soberanía estatal absoluta, lo que conduce a la negación del
Derecho Internacional. En cambio, el monismo con primacía del Derecho Internacional sostiene que este Derecho
es un orden superior del cual dependen los sistemas jurídicos de los Estados.
Las normas pertinentes de las dos Convenciones de Viena sobre el Derecho de los Tratados son los artículos 26,
27 y 46. El artículo 26 dice: “Pacta sunt Servanda. Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido
por ellas de buena fe”. El artículo 27 dispone: “El derecho interno y la observancia de los tratados. Una Parte no
podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado”. El
artículo 46 dice: “Disposiciones de derecho interno concernientes a la competencia para celebrar tratados. 1. El
hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado haya sido manifestado en violación de
una disposición de su derecho interno concerniente a la competencia para celebrar tratados no podrá ser alegado
por dicho Estado como vicio de su consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y afecte a una norma
de importancia fundamental de su derecho interno. 2. Una violación es manifiesta si resulta objetivamente evidente
para cualquier Estado que proceda en la materia conforme a la práctica usual y de buena fe”. Estos tres artículos
permiten concluir que las Convenciones de Viena sobre Derecho de los Tratados adoptaron una concepción
monista con preeminencia del Derecho Internacional con excepción de una violación manifiesta de
una norma fundamental de su Derecho interno concerniente a la competencia para celebrar tratados.
3. Todo Estado parte que haga uso del derecho de suspensión deberá informar
inmediatamente a los demás Estados parte en la presente Convención, por conducto
del Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, de las
disposiciones cuya aplicación haya suspendido, de los motivos que hayan suscitado
la suspensión y de la fecha en que haya dado por terminada tal suspensión.
3. Todo Estado Parte en el presente Pacto que haga uso del derecho de suspensión
deberá informar inmediatamente a los demás Estados Parte en el presente Pacto, por
conducto del Secretario General de las Naciones Unidas, de las disposiciones cuya
aplicación haya suspendido y de los motivos que hayan suscitado la suspensión. Se
hará una nueva comunicación por el mismo conducto en la fecha en que se haya dado
por terminada tal suspensión.
Del contenido de las disposiciones transcritas se establece con claridad que los Estados que forman
parte de la Convención Americana de los Derechos Humanos y del Pacto Internacional de los
Derechos Civiles y Políticos, como es el caso ecuatoriano, tienen que garantizar el Reconocimiento
de la Personalidad Jurídica; el Derecho a la Vida; el Derecho a la Integridad Personal; la Prohibición
de la Esclavitud y Servidumbre; el Principio de Legalidad y de Retroactividad; la Libertad de
Conciencia y de Religión; la Protección a la Familia; el Derecho al Nombre; los Derechos del Niño;
el Derecho a la Nacionalidad; los Derechos Políticos; y las garantías judiciales indispensables para
la protección de tales derechos.
➢ Derecho a la Protección Familiar: Arts. 40.5; 44; 45; 66.20; 67; 69; 329; 360; 363.1 de la
Constitución.
➢ Derecho a la Identidad: Arts. 11.2; 21; 45; 57.12; 58; 59; 66.28; 83.14; 377; 379 de la
Constitución.
➢ Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes: Arts. 35; 44; 45; 46; 57.10; 66.3,b); 175; 341;
380 de la Constitución.
ius cogens”
La Constitución del Ecuador obliga a todos los operadores jurídicos a analizar de forma
sistémica cada una de las fuentes del derecho teniendo como premisa la plena vigencia de
los Derechos Humanos a través de su interpretación más favorable, derechos que se
encuentran plasmados a lo largo de la misma Carta Fundamental.
La clasificación más conocida de los Derechos Humanos es aquella que distingue las
llamadas tres generaciones de los mismos, y el criterio en que se fundamenta es un enfoque
periódico, basado en la progresiva cobertura de los Derechos Humanos. (AGUILAR, 2016)
INNATOS: Son inherentes a la persona por su naturaleza, pues el individuo lo trae consigo desde su
nacimiento. Son anteriores y superiores al Estado, que junto con la Sociedad, se limitan a reconocerlos.
Esto significa que no son una gracia, un favor o una concesión del gobernante.
UNIVERSALES: La universalidad consiste en que todo sujeto de la especie humana los posee. Se
extienden a la totalidad de las personas en todo tiempo y lugar; por tanto, no puede invocarse NINGUNA
DIFERENCIA para justificar su desconocimiento, resultando por lo tanto terminantemente prohibido
excluir de la titularidad y ejercicio de estos derechos a los individuos por pertenecer a una determinada
etnia, religión, concepción ideológica, género, clase social, nacionalidad, condición migratoria,
discapacidad, enfermedad catastrófica, profesión, ni por cualquier otra distinción, personal o colectiva,
temporal o permanente, que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o
ejercicio de los derechos. Esta característica está profundamente ligada con la prohibición de
discriminación.
ABSOLUTOS: Porque su respeto se puede reclamar indistintamente ante cualquier persona o autoridad.
INALIENABLES: “Por ser irrenunciables, al pertenecer en forma indisoluble a la esencia misma del
ser humano no pueden ni deben separarse de la persona y, en tal virtud, no pueden transmitirse o
renunciar a los mismos, bajo ningún título” No caben, por consiguiente, ni la violación por un agente
externo, ni siquiera la renuncia del propio sujeto.
INDIVISIBLES: Significa que los derechos son interdependientes, pues el que no se reconozca uno de
ellos pone en riesgo a los demás. Por ejemplo, negarles a las personas el derecho de aprender, les
dificultaría el acceso a los derechos económicos, políticos o sociales, e incluso a su propia libertad y
dignidad personal.
INVIOLABLES: Nadie puede atentar, lesionar o destruir los Derechos Humanos. Esto quiere decir que
las personas y los gobiernos deben regirse por el respeto a los Derechos Humanos; las leyes dictadas, las
políticas económicas y sociales que se implementan no pueden ser contrarias a éstos.
La segunda generación de derechos humanos se sostiene en la ideaa de que los derechos de primera
generación, si no están acompañados de una emancipación económica, se convierten simplemente
en derechos formales y en derechos de propietarios y de los burgueses y por eso se reivindica la
necesidad de una intervención estatal dirigida a garantizar condiciones mínimas de equidad y de
igualdad material. Surgen todos los derechos económicos sociales y culturales.
Los nuevos derechos colectivos aseguran las necesidades colectivas de los individuos
(trabajo, salud, seguridad, etc.) y además suponen una interacción del Estado a través
de servicios públicos para asegurar estos derechos. Fuente: “Construyendo Estado en
Ecuador” (Págs. 64 a 70)
Autor: Harold Burbano
Diseño: Luis Cando Arévalo
Los derechos de los pueblos están comprendidos en los derechos relacionados con los pueblos
indígena, afroecuatoriano y montubio, entre los que tenemos el derecho a la tierra y al territorio,
derecho a la identidad cultural, derecho a la autonomía, derecho a la justicia y a ejercer su derecho
propio, derecho a ser consultados y a participar en la toma de decisiones, derecho al desarrollo,
derecho a la propiedad intelectual y que en la Constitución del 2008, se conocen como “derechos
de las comunidades, pueblos y nacionalidades”.
Los derechos civiles en la Constitución de 2008, están garantizados en los “derechos de libertad”
que reconocen y garantizan la inviolabilidad de la vida, el derecho a una vida digna, la integridad
personal, la igualdad formal, la igualdad material y la no discriminación, el libre desarrollo de la
personalidad, la libertad de opinión y expresión del pensamiento, el derecho a la rectificación de
afirmaciones inexactas en los medios de comunicación, la libertad de conciencia y de religión, el
derecho a tomar decisiones libres sobre su sexualidad, vida y orientación sexual, a tomar decisiones
libres, responsables e informadas sobre su salud y vida reproductiva, la reserva sobre sus
Los derechos políticos se encuentran reconocidos en los derechos de participación, a saber: derecho
a elegir y ser elegidos, derecho a participar en los asuntos públicos, derecho a presentar proyectos
de iniciativa popular normativa, derecho a ser consultados, derecho a fiscalizar a los representantes
del poder público, derecho a revocar el mandato de todos los cargos de elección popular, derecho a
desempeñar cargos públicos, derecho a conformar partidos y movimientos políticos. También se
establecen las reglas para el ejercicio del derecho al voto y sobre la representación paritaria de
mujeres y hombres de forma alternada y secuencial. Se destacan el derecho al voto para los
extranjeros; el voto facultativo para las personas que oscilan entre 16 y 18 años, para las personas
ecuatorianas que viven en el exterior y para los integrantes de las fuerzas armadas y policía nacional.
La Constitución de 2008 también reconoce los “Derechos de Protección” relacionados con el acceso
gratuito a la justicia, el derecho a una tutela judicial efectiva y a un debido proceso.
Los Derechos del Buen Vivir conocidos como Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(Segunda Generación), han sido señalados como todos aquellos cuyo contenido social
procuran mejores condiciones de vida; La actual Constitución ecuatoriana, desde el Art. 12
hasta el 34, contiene a los nuevos derechos al agua y a la alimentación; y luego el derecho
al ambiente sano; el derecho a la comunicación e información; el derecho a la cultura y la
ciencia; el derecho a la educación; al hábitat y vivienda; el derecho a la Salud; y el derecho
al trabajo y a la seguridad social.
Su papel es clave para garantizar la igualdad sustantiva que trasciende la igualdad formal,
de ahí su vinculación con el principio de justicia, para desembocar en la equidad que
garantiza la cohesión social y por ende vigoriza la democracia. Desde esta perspectiva, son
un importante soporte para el diseño de las políticas públicas y constituyen herramientas
jurídicas para cerrar brechas, disminuir asimetrías, erradicar desigualdades y eliminar
prácticas de discriminación. En este sentido, las acciones del Estado deben estar
encaminadas a procurar su respeto y realización progresiva con el objetivo de coadyuvar a
revertir dolorosas realidades afincadas, como la pobreza, exclusión, la desigualdad entre
otras (Defensoría del Pueblo, 2013).
La concepción del Buen Vivir necesariamente recurre a la idea del «nosotros» porque el
mundo no puede ser entendido desde la perspectiva del «yo» de Occidente. La
comunidad cobija, protege, demanda y es parte del nosotros. La comunidad es el sustento
y es la base de la reproducción de ese sujeto colectivo que todos y cada uno «somos».
De ahí que el ser humano sea concebido como una pieza de este todo, que no puede ser
entendido sólo como una sumatoria de sus partes. La totalidad se expresa en cada ser y
cada ser en la totalidad. «El universo es permanente, siempre ha existido y existirá; nace
y muere dentro de sí mismo y sólo el tiempo lo cambia» (pensamiento kichwa). De ahí
que hacer daño a la naturaleza es hacernos daño a nosotros mismos. Cada acto, cada
comportamiento tienen consecuencias cósmicas, los cerros se enojan o se alegran, se
ríen o se entristecen, sienten...piensan...existen (están).
Fuente: “Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-
2013” (Pág. 32)
Autor: Consejo Nacional de Planificación
Diseño: Luis Cando Arévalo
En el modelo de Estado ecuatoriano, todas las personas, en forma individual o colectiva, tienen
derecho (Arts. 16 y 18):
Por ello desde el Estado se fomentará la pluralidad y la diversidad en la comunicación (Arts. 17, 19
y 20) a través de:
➢ Garantías para que opere la cláusula de conciencia a toda persona, y el secreto profesional y
la reserva de la fuente a quienes informen, emitan sus opiniones a través de los medios u otras
formas de comunicación, o laboren en cualquier actividad de comunicación.
➢ La libertad estética;
➢ Difundir sus propias expresiones culturales y tener acceso a expresiones culturales diversas.
➢ Acceder y participar del espacio público como ámbito de deliberación, intercambio cultural,
cohesión social y promoción de la igualdad en la diversidad.
➢ Difundir en el espacio público las propias expresiones culturales, la que se ejercerá sin más
limitaciones que las que establezca la ley, con sujeción a los principios constitucionales.
➢ Gozar de los beneficios y aplicaciones del progreso científico y de los saberes ancestrales.
En el plano educativo, la educación es vista como un derecho de las personas a lo largo de su vida
y un deber ineludible e inexcusable del Estado. Constituye un área prioritaria de la política pública
y de la inversión estatal, garantía de la igualdad e inclusión social y condición indispensable para el
buen vivir. Las personas, las familias y la sociedad tienen el derecho y la responsabilidad de
participar en el proceso educativo. Como la educación es indispensable para el conocimiento, el
ejercicio de los derechos y la construcción de un país soberano, constituyéndose en un eje estratégico
para el desarrollo nacional, se centrará en el ser humano y garantizará su desarrollo holístico, en el
marco del respeto a los derechos humanos, al medio ambiente sustentable y a la democracia; será
participativa, obligatoria, intercultural, democrática, incluyente y diversa, de calidad y calidez;
impulsará la equidad de género, la justicia, la solidaridad y la paz; estimulará el sentido crítico, el
arte y la cultura física, la iniciativa individual y comunitaria, y el desarrollo de competencias y
Las personas que habitan el territorio ecuatoriano tienen derecho a un hábitat seguro y saludable, y
a una vivienda adecuada y digna, con independencia de su situación social y económica. Así mismo
tienen derecho al disfrute pleno de la ciudad y de sus espacios públicos, bajo los principios de
sustentabilidad, justicia social, respeto a las diferentes culturas urbanas y equilibrio entre lo urbano
y lo rural. El ejercicio del derecho a la ciudad se basa en la gestión democrática de ésta, en la función
social y ambiental de la propiedad y de la ciudad, y en el ejercicio pleno de la ciudadanía (Arts. 30
y 31).
La salud es un derecho garantizado por el Estado, cuya realización se vincula al ejercicio de otros
derechos, entre ellos el derecho al agua, la alimentación, la educación, la cultura física, el trabajo,
la seguridad social, los ambientes sanos y otros que sustentan el buen vivir. El derecho a la salud se
garantiza mediante políticas económicas, sociales, culturales, educativas y ambientales; y mediante
el acceso permanente, oportuno y sin exclusión a los programas, acciones y servicios de promoción
y atención integral de salud, salud sexual y salud reproductiva. La prestación de los servicios de
salud se regirá por los principios de equidad, universalidad, solidaridad, interculturalidad, calidad,
eficiencia, eficacia, precaución y bioética, con enfoque de género y generacional (Art. 32).
El Buen Vivir, más que una originalidad de la nueva carta constitucional, forma parte de
una larga búsqueda de modelos de vida que han impulsado particularmente los actores
sociales de América Latina durante las últimas décadas, como parte de sus
reivindicaciones frente al modelo económico neoliberal.
El Buen Vivir es una apuesta de cambio que se construye continuamente desde esas
reivindicaciones por reforzar la necesidad de una visión más amplia, la cual supere los
estrechos márgenes cuantitativos del economicismo, que permita la aplicación de un
nuevo modelo económico cuyo fin no se concentre en los procesos de acumulación
material, mecanicista e interminable de bienes, sino que promueva un modelo económico
incluyente.
El Buen Vivir se construye también desde las reivindicaciones por la igualdad y la justicia
social (productiva y distributiva), y desde el reconocimiento y la valoración de los
pueblos y de sus culturas, saberes y modos de vida.
La Constitución ecuatoriana hace hincapié en el goce de los derechos como condición del
Buen Vivir, y en el ejercicio de las responsabilidades en el marco de la interculturalidad
y de la convivencia armónica con la naturaleza...Se supera la visión reduccionista del
desarrollo como crecimiento económico y se establece una nueva visión en la que el
centro del desarrollo es el ser humano y el objetivo final es alcanzar el sumak kawsay o
Buen Vivir…formula una relación entre Estado, mercado, sociedad y naturaleza. El
mercado deja de ser el motor que impulsa el desarrollo y comparte una serie de
interacciones con el Estado, la sociedad y la naturaleza. Por primera vez, en la historia de
la humanidad una Constitución reconoce los derechos de la naturaleza, que pasa a ser uno
de los elementos constitutivos del Buen Vivir.
La vulnerabilidad está en todos y cada uno de nosotros, como lo están otras características
propias del ser humano, como lo están la consciencia y la capacidad de amar, la empatía y la
voluntad de supervivencia. No existe quien pueda considerarse ajeno a ella. No hay quien
sea invulnerable.
Fuente: “Derechos humanos de los grupos vulnerables”
(Págs. 13 a 15)
Autor: Red de Derechos Humanos y Educación Superior
Diseño: Luis Cando Arévalo
El Talón de Aquiles
Las personas adultas mayores (aquellas que han cumplido los sesenta y cinco años de edad) recibirán
atención prioritaria y especializada en los ámbitos público y privado, en especial en los campos de
inclusión social y económica, y protección contra la violencia. Para esto el Estado garantizará a estas
personas los siguientes derechos (Arts. 36 y 37):
➢ Trabajo remunerado, en función de sus capacidades, para lo cual tomará en cuenta sus
limitaciones.
➢ Jubilación universal.
➢ Exoneración del pago por costos notariales y registrales, de acuerdo con la ley.
➢ Acceso a una vivienda que les asegure una vida digna, con respeto a su opinión y
consentimiento.
El Estado establecerá políticas públicas y programas de atención a las personas adultas mayores, que
tendrán en cuenta las diferencias específicas entre áreas urbanas y rurales, las inequidades de género,
la etnia, la cultura y las diferencias propias de las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades;
asimismo, fomentará el mayor grado posible de autonomía personal y participación en la definición
y ejecución de estas políticas. En particular, el Estado tomará medidas (Arts. 38) de:
➢ Se sancionará el abandono de las personas adultas mayores por parte de sus familiares o las
instituciones establecidas para su protección.
El Estado garantizará los derechos de los jóvenes y promoverá su efectivo ejercicio a través de
políticas y programas, instituciones y recursos que aseguren y mantengan de modo permanente su
participación e inclusión en todos los ámbitos, en particular en los espacios del poder público. Los
reconocerá como actores estratégicos del desarrollo del país, y les garantizará la educación, salud,
vivienda, recreación, deporte, tiempo libre, libertad de expresión y asociación. Fomentará su
Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a que el Estado, la sociedad y su familia procuren de
forma prioritaria su desarrollo integral, asegurándoles el ejercicio pleno de sus derechos, entre los
que se cuentan; su desarrollo integral, entendido como proceso de crecimiento, maduración y
despliegue de su intelecto y de sus capacidades, potencialidades y aspiraciones, en un entorno
familiar, escolar, social y comunitario de afectividad y seguridad, que les permita la satisfacción de
sus necesidades sociales, afectivo-emocionales y culturales, con el apoyo de políticas intersectoriales
nacionales y locales; sus derechos comunes del ser humano, además de los específicos de su edad;
a su integridad física y psíquica; a su identidad, nombre y ciudadanía; a la salud integral y nutrición;
a la educación y cultura, al deporte y recreación; a la seguridad social; a tener una familia y disfrutar
de la convivencia familiar y comunitaria; a la participación social; al respeto de su libertad y
dignidad; a ser consultados en los asuntos que les afecten; a educarse de manera prioritaria en su
idioma y en los contextos culturales propios de sus pueblos y nacionalidades; y a recibir información
acerca de sus progenitores o familiares ausentes, salvo que fuera perjudicial para su bienestar. El
Estado les reconocerá y garantizará la vida, incluido el cuidado y protección desde la concepción; su
libertad de expresión y asociación; el funcionamiento libre de los consejos estudiantiles y demás
formas asociativas. Bajo cualquier circunstancia se atenderá al principio de su interés superior, de
tal forma que sus derechos prevalezcan sobre los de las demás personas (Arts. 44 y 45).
➢ Educación especializada para las personas con discapacidad intelectual y el fomento de sus
capacidades mediante la creación de centros educativos y programas de enseñanza
específicos.
➢ Acceso de manera adecuada a todos los bienes y servicios, eliminándose las barreras
arquitectónicas.
➢ Incentivos y apoyo para proyectos productivos a favor de los familiares de las personas con
discapacidad severa.
Se sancionará el abandono de las personas con discapacidad y los actos que incurran en cualquier
forma de abuso, trato inhumano o degradante y discriminación por razón de su discapacidad.
Toda persona que sufra de enfermedades catastróficas o de alta complejidad tiene derecho a que el
Estado le garantice de manera oportuna y preferente la atención especializada y gratuita en todos los
niveles (Art. 50).
La Constitución (Art. 51) reconoce a las personas privadas de la libertad los siguientes derechos:
➢ A declarar ante una autoridad judicial sobre el trato que haya recibido durante la privación
de la libertad.
➢ A contar con los recursos humanos y materiales necesarios para garantizar su salud integral
en los centros de privación de libertad.
➢ A contar con medidas de protección para las niñas, niños, adolescentes, personas con
discapacidad y personas adultas mayores que estén bajo su cuidado y dependencia.
Las personas tienen derecho a disponer de bienes y servicios de óptima calidad y a elegirlos con
libertad, así como a una información precisa y no engañosa sobre su contenido y características (Art.
52). La Ley Orgánica de Defensa del Consumidor establece los mecanismos de control de calidad
y los procedimientos de defensa de los consumidores; y las sanciones por vulneración de estos
derechos, la reparación e indemnización por deficiencias, daños o mala calidad de bienes y servicios,
y por la interrupción de los servicios públicos que no fuera ocasionada por caso fortuito o fuerza
mayor. Las empresas, instituciones y organismos que presten servicios públicos deberán incorporar
sistemas de medición de satisfacción de las personas usuarias y consumidoras, y poner en práctica
sistemas de atención y reparación. El Estado responderá civilmente por los daños y perjuicios
causados a las personas por negligencia y descuido en la atención de los servicios públicos que estén
a su cargo, y por la carencia de servicios que hayan sido pagados. Las personas o entidades que
presten servicios públicos o que produzcan o comercialicen bienes de consumo, serán responsables
civil y penalmente por la deficiente prestación del servicio, por la calidad defectuosa del producto,
o cuando sus condiciones no estén de acuerdo con la publicidad efectuada o con la descripción que
incorpore. Las personas serán responsables por la mala práctica en el ejercicio de su profesión, arte
u oficio, en especial aquella que ponga en riesgo la integridad o la vida de otras personas. Las
personas usuarias y consumidoras podrán constituir voluntariamente asociaciones que promuevan la
información y educación sobre sus derechos, y las representen y defiendan ante las autoridades
judiciales o administrativas (Arts. 53 a 55).
Los derechos colectivos son derechos humanos específicos de los cuales son titulares
ciertos grupos humanos. Los derechos colectivos son parte de los llamados derechos
de tercera generación cuyo reconocimiento internacional fue históricamente posterior
a la de los derechos civiles y políticos (primera generación) y a la de los derechos
económicos, sociales y culturales (segunda generación). Esta clasificación en
generaciones, por supuesto, es puramente metodológica y no implica jerarquización
alguna, al menos desde un enfoque integral de los derechos humanos. Algunos
derechos de tercera generación son el derecho al desarrollo, a la paz, al patrimonio
artístico y cultural, a un medio ambiente sano, los derechos de los pueblos indígenas
y los de los consumidores. En el caso ecuatoriano, los derechos colectivos, que como
decimos son también derechos de tercera generación, reconocidos
constitucionalmente son entre otros los ambientales, los derechos étnicos y los de los
consumidores.
Tal es el caso, por ejemplo, del conflicto entre el derecho de las comunidades
indígenas a mantener sus propias formas de administración de justicia entre
las cuales a veces se incluyen castigos físicos al infractor y el derecho
individual de éste a su integridad física.
En estos casos, varios autores han señalado que no son admisibles estas
prácticas de la comunidad violadoras de los derechos humanos individuales,
estas prácticas propiamente no estarían protegidas por los derechos
colectivos.
Fuente: “Los derechos colectivos” (Págs. 1 y 2)
Autor: Agustín Grijalva
Diseño: Luis Cando Arévalo
La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas el 17 de septiembre de 2007. La Declaración reconoce los derechos colectivos
de los pueblos indígenas, incluyendo su derecho a la libre determinación y los derechos a sus
tierras, territorios y recursos. Por primera vez, la organización mundial ha dado reconocimiento
universal de los derechos de los pueblos indígenas. El desafío ahora es que los estados las pongan
en práctica y contribuyan a la mejora de la vida de los pueblos indígenas del mundo. En los
últimos años, las Naciones Unidas también han establecido tres importantes mecanismos
destinados a proteger los derechos de los pueblos indígenas y la promoción de sus intereses.
Los pueblos indígenas de todo el mundo han sido víctimas del colonialismo. Históricamente, han
visto sus tierras arrebatadas, sus recursos expropiados, su población reducida a través de la guerra
y la enfermedad y se han visto obligados a aceptar las leyes y políticas de los Estados
hegemónicos.
Según el Convenio de la OIT N° 169, los pueblos indígenas son descendientes de poblaciones
que habitaban en "un país o una región geográfica durante la conquista o la colonización o el
establecimiento de las actuales fronteras estatales" y "conservan todas sus propias instituciones
sociales, económicas, culturales y las instituciones políticas".
Fuente: “Derechos Humanos de los Grupos Vulnerables”
(Pág. 215)
Autor: Red de Derechos Humanos y Educación Superior
Diseño: Luis Cando Arévalo
Las comunidades indígenas, los pueblos y las naciones son aquellos que, teniendo una
continuidad histórica con las sociedades anteriores a la invasión y precoloniales que se
desarrollaron en sus territorios, se consideran distintos de otros sectores de las sociedades que
ahora prevalecen en esos territorios o en partes de ellos. Constituyen ahora sectores no
dominantes de la sociedad y tienen la determinación de preservar, desarrollar y transmitir a
futuras generaciones sus territorios ancestrales y su identidad étnica como base de su
existencia continuada como pueblo, de acuerdo con sus propios patrones culturales, sociales
las instituciones y el sistema legal.
En concreto, reconoce que los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación y
tienen el derecho de vivir y desarrollarse como les conviene a sus tierras y recursos. La
Declaración también es fundamentalmente un documento de protección de los pueblos
indígenas contra la discriminación y hace un llamamiento a los gobiernos a tomar las
medidas necesarias para asegurarse de que reciben el mismo trato que los demás miembros
de la sociedad.
Los Derechos de las Comunidades, Pueblo y Nacionalidades como categoría de derechos en la Constitución del
Ecuador recoge los derechos colectivos, constan desde el Art. 56 al 60, contempla los derechos colectivos de los
pueblos indígenas, del pueblo afroecuatoriano, del pueblo montubio y las comunas.
Se garantiza su derecho a:
➢ No ser objeto de racismo y de ninguna forma de discriminación fundada en su origen, identidad étnica o
cultural;
➢ Conservar la propiedad imprescriptible de sus tierras comunitarias, que serán inalienables, inembargables
e indivisibles;
➢ Participar en el uso, usufructo, administración y conservación de los recursos naturales renovables que
se hallen en sus tierras;
➢ La consulta previa, libre e informada, dentro de un plazo razonable, sobre planes y programas de
prospección, explotación y comercialización de recursos no renovables que se encuentren en sus tierras
y que puedan afectarles ambiental o culturalmente; participar en los beneficios que esos proyectos
reporten y recibir indemnizaciones por los perjuicios sociales, culturales y ambientales que les causen. La
consulta que deban realizar las autoridades competentes será obligatoria y oportuna;
➢ Crear, desarrollar, aplicar y practicar su derecho propio o consuetudinario, que no podrá vulnerar
derechos constitucionales, en particular de las mujeres, niñas, niños y adolescentes;
➢ Mantener, proteger y desarrollar los conocimientos colectivos; sus ciencias, tecnologías y saberes
ancestrales; los recursos genéticos que contienen la diversidad biológica y la agrobiodiversidad; sus
medicinas y prácticas de medicina tradicional, con inclusión del derecho a recuperar, promover y proteger
los lugares rituales y sagrados, así como plantas, animales, minerales y ecosistemas dentro de sus
territorios; y el conocimiento de los recursos y propiedades de la fauna y la flora;
➢ Mantener, recuperar, proteger, desarrollar y preservar su patrimonio cultural e histórico como parte
indivisible del patrimonio del Ecuador. El Estado proveerá los recursos para el efecto;
➢ Construir y mantener organizaciones que los representen, en el marco del respeto al pluralismo y a la
diversidad cultural, política y organizativa. El Estado reconocerá y promoverá todas sus formas de
expresión y organización.
➢ Participar mediante sus representantes en los organismos oficiales que determine la ley, en la definición
de las políticas públicas que les conciernan, así como en el diseño y decisión de sus prioridades en los
planes y proyectos del Estado.
➢ Ser consultados antes de la adopción de una medida legislativa que pueda afectar cualquiera de sus
derechos colectivos.
➢ Mantener y desarrollar los contactos, las relaciones y la cooperación con otros pueblos, en particular
los que estén divididos por fronteras internacionales.
➢ Impulsar el uso de las vestimentas, los símbolos y los emblemas que los identifiquen.
Se reconoce a las comunas que tienen propiedad colectiva de la tierra, como una forma
ancestral de organización territorial.
Fuente: “Constitución de la República” (Art. 60)
Diseño: Luis Cando Arévalo
Los Derechos de Libertad conocidos como derechos civiles (Primera Generación), ahora
señalados en el Art. 66 de la Constitución del Ecuador, reconocen y garantizan la
inviolabilidad de la vida; el derecho a una vida digna; la integridad personal; la igualdad
formal, igualdad material y no discriminación; el libre desarrollo de la personalidad; la
libertad de opinión y expresión del pensamiento; el derecho a la rectificación de
afirmaciones inexactas en los medios de comunicación; la libertad de conciencia y de
religión; el derecho a tomar decisiones libres sobre su sexualidad, vida y orientación
sexual; a tomar decisiones libres, responsables e informadas sobre su salud y vida
reproductiva; la reserva sobre sus convicciones; la objeción de conciencia; el derecho a
asociarse en forma libre y voluntaria; a transitar libremente por el territorio nacional y
a escoger su residencia; la libertad de iniciativa económica; libertad de trabajo; el
derecho al honor y al buen nombre; a la protección de datos de carácter personal; a la
intimidad personal y familiar; a la inviolabilidad y al secreto de la correspondencia; a la
inviolabilidad de domicilio; el derecho a dirigir quejas y peticiones; a participar en la
vida cultural de la comunidad; a disponer de bienes y servicios de calidad; a la propiedad
en todas sus formas con función y responsabilidad social y ambiental; a vivir en un
ambiente sano; y el derecho a la identidad.
Entre los Derechos de Libertad también se incluyen a los distintos tipos de familias; la
definición de matrimonio; de unión de hecho y las normas de protección de los derechos
de los integrantes de la familia; así como la obligación del Estado en adoptar los
mecanismos necesarios para la protección de estos últimos, lo que es señalado en el Art.
69 de la mencionada Carta Fundamental.
Fuente: “Compendio de Derecho Constitucional 4”
UTM (Pág. 14)
Autor: Rubén Balda Zambrano
Diseño: Luis Cando Arévalo
➢ El derecho a una vida digna, que asegure la salud, alimentación y nutrición, agua potable,
vivienda, saneamiento ambiental, educación, trabajo, empleo, descanso y ocio, cultura física,
vestido, seguridad social y otros servicios sociales necesarios.
➢ El derecho al libre desarrollo de la personalidad, sin más limitaciones que los derechos de
los demás.
➢ El derecho de toda persona agraviada por informaciones sin pruebas o inexactas, emitidas
por medios de comunicación social, a la correspondiente rectificación, réplica o respuesta,
en forma inmediata, obligatoria y gratuita, en el mismo espacio u horario.
➢ El derecho a guardar reserva sobre sus convicciones. Nadie podrá ser obligado a declarar
sobre las mismas. En ningún caso se podrá exigir o utilizar sin autorización del titular o de
➢ El derecho a transitar libremente por el territorio nacional y a escoger su residencia, así como
a entrar y salir libremente del país, cuyo ejercicio se regulará de acuerdo con la ley. La
prohibición de salir del país sólo podrá ser ordenada por juez competente. Las personas
extranjeras no podrán ser devueltas o expulsadas a un país donde su vida, libertad, seguridad
o integridad o la de sus familiares peligren por causa de su étnia, religión, nacionalidad,
ideología, pertenencia a determinado grupo social, o por sus opiniones políticas. Se prohíbe
la expulsión de colectivos de extranjeros. Los procesos migratorios deberán ser
singularizados.
➢ El derecho a la libertad de trabajo. Nadie será obligado a realizar un trabajo gratuito o forzoso,
salvo los casos que determine la ley.
o Que ninguna persona pueda ser privada de su libertad por deudas, costas, multas,
tributos, ni otras obligaciones, excepto el caso de pensiones alimenticias.
o Que ninguna persona pueda ser obligada a hacer algo prohibido o a dejar de hacer
algo no prohibido por la ley.
La igualdad entre hombres y mujeres también es un derecho de libertad para lo cual el Estado
formulará y ejecutará políticas para alcanzar dicha igualdad, a través del mecanismo especializado
establecido en la ley, incorporará el enfoque de género en planes y programas y brindará asistencia
técnica para su obligatoria aplicación en el sector público (Art. 70).
Dicho cambio, según entiendo, promueve que todo ser vivo debe ser tratado con igual
consideración y respeto, en la medida en que todos los seres vivos comparten el mismo
valor, por eso la persona humana según, el biocentrismo, ya no es la única que puede
reivindicar un trato preferente, pues se encuentra inmersa en un sistema más complejo
que lo contiene, de ahí que los seres humanos no son más que una parte —importante
por supuesto, pero parte al fin— de la naturaleza; sin embargo, si bien la persona
humana no puede vivir sin la naturaleza, ella si puede prescindir de los humanos.
La comprensión de los derechos del buen vivir o sumak kawsay implica dos aristas:
una atinente a la relación armoniosa del individuo con la naturaleza, y otra relativa a
la satisfacción de unos derechos sociales que hagan posible dicho estado de cosas. Esto
último genera un gran problema, pues, en la Constitución de Montecristi, el Estado
aparece como un potente proveedor de bienes sociales, acarreando entonces la
necesidad de encontrar una fuente de recursos casi inagotables para poder cumplir
cabalmente su función de repartir justicia social. Por tanto, la tesis de la naturaleza
como sujeto de derechos implica dejar atrás modelos de desarrollo tan comunes por
nuestras latitudes, que tienen como sello distintivo la impronta extractivista.
La evolución del derecho en relación con los seres humanos demuestra que si bien la
reivindicación de derechos humanos ha sido progresiva (desde el reconocimiento de
derechos civiles y políticos hemos avanzado hacia el reconocimiento de derechos
colectivos y difusos), está claro que las fundamentaciones que han predominado la
justificación de su existencia no han sido lineales. Es precisamente en esta lógica
donde se inscribe el surgimiento de los derechos de la naturaleza, debiendo
profundizar en la coyuntura que antecedió este reconocimiento y la forma en que se
hizo efectivo, pues consideraciones de valoraciones axiológicas, es decir los
contenidos morales, éticos, espirituales atribuibles a la naturaleza, pasan por definir
previamente el contexto en el que se da este reconocimiento.
Bajo ese entendimiento concluimos que los derechos de la naturaleza reposan sobre
un fundamento biocéntrico, construido principalmente sobre componentes históricos
y ecologistas, en atención a la mezcla de dos elementos: uno que hace alusión a un
retorno/reconocimiento de los saberes ancestrales, y otro al despertar de la conciencia
ecologista.
Las teorías, doctrinas e ideologías sobre cuyas bases se han construido distintas
concepciones y fundamentos de los derechos humanos han sido muchas, y de ellas
también ha dependido la forma en cómo se han construido los Estados. Esto es así
puesto que hablar de derechos humanos es hablar de derecho y por lo mismo es hablar
de la teoría política atrás de un Estado. Fioravanti lo advierte con precisión al señalar
que es preciso anotar “la estrecha conexión que existe entre derechos y formas de
gobierno”. Es importante considerar esta idea pues el análisis del reconocimiento de
nuevos derechos constitucionales, cuyos sujetos titulares no son humanos, pasa por
analizar cuál es la implicación de concebir al Estado ecuatoriano como ‘pluricultural
y diverso’.
Fuente: “Derechos de la Naturaleza” (Págs. 27 a 46)
Autor: Julio Prieto
Diseño: Luis Cando Arévalo
En un país tan diverso en ecosistemas y con tanta diversidad cultural como Ecuador, las
concepciones varían mucho y pueden incluso contraponerse unas a otras, por lo que conviene
anticipar algo de sus rasgos principales.
Las culturas de la Amazonía no tienen mitos que expliquen su superioridad sobre la naturaleza, sino que por
el contrario, aparecen como un componente de esta, que no puede oponérsele. Para estas personas la adaptación
ecológica viene de una conciencia innata acerca de su necesidad y dependencia de su entorno para su
supervivencia, lo que los ha llevado a crear normas efectivas para el mantenimiento de los ciclos naturales.
Todos estos conocimientos acerca de los ciclos vitales de los ecosistemas que los rodean, no solo reflejan una
convivencia distinta dentro de la naturaleza, sino que resultarán ser un conocimiento útil a la hora de evaluar
determinado ecosistema. Los pueblos originarios de la Amazonía no sufrieron la llegada de los españoles del
mismo modo que el resto del Continente, ya que por lo difícil del acceso a sus tierras los conquistadores en
muchos casos se mantuvieron al margen. Fue con la comercialización del caucho, y posteriormente con la era
petrolera, que la cultura occidental llegó a impactar verdaderamente en estas concepciones, hasta el punto de
que se encuentran casi desaparecidas en muchas comunidades.
Los pueblos andinos del Ecuador habitan en nuestra serranía, y su orígenes es un tema todavía debatido, por
cuanto al momento de la llegada de los españoles el imperio incaico se encontraba en guerra, y muchas
poblaciones enteras eran trasladadas a otras localidades para facilitar su dominación. Por eso muchas historias
se entrecruzan, pero mantienen siempre algunos tintes en común, como sería, la presencia de la Pacha Mama
como centro de su cosmogonía. Para el mundo indígena andino, lo que una cultura interpreta de su entorno (o
de experiencias vividas) se expresa en forma de tradiciones. Por eso los fenómenos naturales, e incluso el
origen de las montañas es explicado desde su concepción de la Pacha Mama. En ese contexto tenemos a la
Pacha Mama en el ecosistema páramo, que más allá de su caracterización ecológica o altitudinal, para los
andinos es un recurso integral que mantiene la vida andina en su totalidad, incluyendo la vida de las propias
comunidades andinas. Sin embargo, también “para el mundo occidental, este ecosistema se ha vuelto vital
por su capacidad de captar y almacenar agua”. Esto nos permite identificar conocimientos empíricos y que
resultan vitales para su supervivencia, pero manteniendo una relación respetuosa y hasta afectiva con la Pacha
Mama. En nuestro criterio esta creencia comprende una visión biocéntrica, ya que, aunque considera las
sociedades dentro de ella, no las conciben en una jerarquía superior, sino dentro de un orden predeterminado.
En cuanto a los pueblos originalmente asentados en el litoral, debemos empezar notando que en el litoral
del Ecuador encontramos varios pueblos con raíces ancestrales, tanto indígenas como afrodescendientes
y también el pueblo montubio. Evidentemente los orígenes de cada uno de estos pueblos son distintos, y
reflejan su propio entendimiento de su entorno, de los espacios naturales, y su forma de determinar sus
concepciones y condiciones de vida. En cuanto a los pueblos afrodescendientes es preciso recordar que
provienen de una historia de esclavos que asumieron su libertad. Luego se ubicaron en el Chocó
ecuatoriano, que es un área mega diversa, en busca de refugio. Así, la naturaleza que los acogió ha debido
ser resembrada de cultura por ellos. Por otro lado, el pueblo montubio está ubicado en regiones donde la
naturaleza se encuentra afectada por formas de acción y cultivo intensivo, pero a pesar de esto “El pueblo
montubio es una cultura que conserva una diversidad de saberes y conocimientos míticos y culturales
que les permiten tener una relación efectiva y afectiva con su entorno y con la sociedad”, a pesar de que
ya no queda mucho de los ecosistemas originarios que fueron parte de la vida de este pueblo hasta
mediados del siglo.
Fuente: “Derechos de la Naturaleza” (Págs. 61 a 65)
Autor: Julio Prieto
Diseño: Luis Cando Arévalo
Por transversal se entiende que algo se halla o se extiende atravesado de un lado a otro,
de manera que al referirnos a la transversalidad de los derechos de la naturaleza estamos
haciendo alusión a la idea de que estos se encuentran extendidos a lo largo de todo el
texto constitucional. La transversalidad es originalmente un principio del derecho
ambiental en razón de que este era considerado como parte de los derechos humanos de
tercera generación. De acuerdo con Mario Peña: “Esto implica que sus valores,
principios y normas, contenidos tanto en instrumentos internacionales como en la
legislación interna de los Estados, nutren e impregnan el entero ordenamiento
jurídico.” En nuestra Constitución podemos encontrar este principio reflejado en el
artículo 395, que de manera expresa indica en su segundo inciso que “Las políticas de
gestión ambiental se aplicarán de manera transversal y serán de obligatorio
cumplimiento por parte del Estado en todos sus niveles y por todas las personas
naturales y jurídicas en el territorio nacional”; en el artículo 414, que obliga al Estado
a adoptar “medidas adecuadas y transversales para la mitigación del cambio climático,
mediante la limitación de las emisiones de gases de efecto invernadero, de la
deforestación y de la contaminación atmosférica” y dice que “tomará medidas para la
conservación de los bosques y la vegetación y protegerá a la población en riesgo”. Pero
adicionalmente veremos que esta transversalidad se aplica no solo específicamente a las
políticas en gestión ambiental ni a las obligaciones del Estado para mitigar el cambio
climático, sino a las de salud, educación y otras más, dejando reflejar la manifestación
de esta transversalidad en un verdadero entramado normativo.
Si nos referimos al artículo 14, de la Constitución es evidente que el titular del derecho
consagrado es la ‘Población’ humana, mientras que por lo demás tenemos una declaración
de interés público, que aunque sea útil para la conservación de los ecosistemas y se refiere
expresamente a la ‘integridad del patrimonio genético del país’, deja muy en claro que se
trata de un bien ‘del país’ y justifica así su protección por su valor como propiedad
(patrimonio) de los ecuatorianos, dejando de lado cualquier reconocimiento del valor
intrínseco de la naturaleza y manteniendo el enfoque antropocéntrico de la norma. Del
mismo modo sucede con el artículo 23 y el artículo 32, que establecen el enfoque de nuestra
política en aspectos puntuales de la misma (como salud y educación), y el hecho de que
este enfoque involucre al medioambiente, aunque afecta a la naturaleza, no implica el
reconocimiento de la misma como titular de derechos. El artículo 66, numeral 27, es
claramente un ejemplo de un derecho humano en cualquier contexto, inclusive partiendo
de su enunciado y su clasificación dentro de los derechos de la personas, en el capítulo
sexto (sobre derechos de libertad) en la Constitución. También si hablamos del artículo
276 nos encontramos con el mismo fenómeno, pues aunque la norma dispone una política
púbica que se propone ‘recuperar y conservar la naturaleza y mantener un ambiente sano’,
la finalidad declarada por esta norma es garantizar “a las personas y colectividades el
acceso equitativo, permanente y de calidad al agua, aire y suelo, y a los beneficios de los
recursos del subsuelo y del patrimonio natural”.
Sin embargo, como podemos ver, señalar estos artículos resulta todavía insuficiente, por un lado, porque
el segundo de estos artículos contiene un derecho a la reparación del derecho violado, que se encuentra
únicamente determinado en el artículo 71, y, por otro lado, porque este artículo 71 entraña algunas
cuestiones que debemos estudiar a profundidad para alcanzar la comprensión necesaria. Es decir, antes
de atender lo que implica este derecho de reparación, debemos centrarnos en el derecho que debe ser
reparado (art. 71), pues de lo contrario no seríamos capaces de detectar la vulneración de estos derechos
y mucho menos pensar en su reparación o restauración.
Tras revisar los elementos presentes en la norma, podemos afirmar que este artículo puede ser
dividido en al menos tres partes principales, diferenciadas a propósito de facilitar su estudio, en
titular del derecho, una parte sustantiva y otra adjetiva. Adicionalmente en esta misma norma
tenemos principios de aplicación e interpretación, que son aplicables ‘en lo que proceda’,
haciendo que esta determinación de procedencia sea primordial y merezca una mención aparte.
Fuente: “Derechos de la Naturaleza” (Págs. 89 a 90)
Autor: Julio Prieto
Titularidad Diseño: Luis Cando Arévalo
Empezando entonces con el estudio de este artículo, notamos que lo primero que se identifica
al iniciar la lectura del artículo 71 es al titular del derecho: La naturaleza o Pacha Mama,
donde se reproduce y realiza la vida.
Es de notar que en esta distinción es particularmente evidente el contraste con el derecho de
las personas a un medioambiente sano y el derecho ambiental, en cuanto a que el titular del
derecho en este último son las personas, y aunque ‘el ambiente sano’ es el bien jurídico
protegido, lo es en la medida que es útil para satisfacer el derecho de las personas, mientras
que en el caso de los derechos de la naturaleza se trata de un derecho inherente a la naturaleza,
en razón de ser el espacio donde se reproduce y realiza la vida.
Parte sustantiva
En relación con la sustancia de la norma, tenemos que este sujeto de derecho, llamado
‘naturaleza’ o ‘Pacha Mama’, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el
mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos,
lo cual constituye el derecho sustantivo en la norma, y que en este caso nos señala el contenido
del derecho, por aplicación de las reglas de interpretación previstas en la Constitución, y por
tratarse de un derecho en estado prematuro de evolución, sin mayor desarrollo jurisprudencial ni
doctrinario.
Esta parte sustantiva también entraña varios problemas, pues no es tan sencillo comprender (y
mucho menos consensuar) en qué consiste el derecho de respetar integralmente la existencia, el
mantenimiento y regeneración de los ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos,
de la naturaleza. Cada uno de estos aspectos merece un análisis: en qué consiste el deber de
respeto integral, qué es una reparación integral, cuáles son los ciclos vitales y en qué consiste la
existencia, mantenimiento y regeneración de estos (tanto desde el conocimiento ancestral como
desde el occidental), como las implicaciones jurisdiccionales de estos aspectos.
Sin embargo, resulta importante reconocer que también la referencia a las características del
titular del derecho resulta útil para definir el contenido mismo del derecho, ya que complementa
el contenido disponible si nos limitamos a atender esta parte sustantiva del artículo 71, que nos
habla de la forma cómo se protegen los bienes jurídicos (u objeto del derecho), o sea, cómo
salvaguardamos —de acuerdo con la norma constitucional— las consecuencias del constante
choque de intereses que se produce por la existencia de la naturaleza y nuestro convivir dentro
de ella.
Parte adjetiva
La última parte de este artículo (adjetiva) hace alusión a un tema de procedibilidad, al referirse a
lo que se podría considerar como legitimación activa (‘Toda persona, comunidad, pueblo o
nacionalidad’) y a un derecho adjetivo (‘podrá exigir a la autoridad pública el cumplimiento de
los derechos de la naturaleza’). Al ser cuestiones procesales afectan directamente la exigibilidad
jurisdiccional, por lo que ambos temas requieren de un comentario en verdad profundo. Por un
lado tenemos que la acción colectiva es una vía para acceder a la justicia y reclamar la protección
de derechos que por varios motivos resulten imposibles de proteger si se acudiera a la teoría del
derecho subjetivo o a una acción individual (por lo que teóricamente tendríamos acción colectiva
para los derechos de la naturaleza, aunque no sean un derecho colectivo)146 y, por otro lado, nos
encontramos con una gama de problemas para el exigimiento jurisdiccional de
los derechos de la naturaleza.
Fuente: “Derechos de la Naturaleza” (Págs. 91 a 92)
Autor: Julio Prieto
Diseño: Luis Cando Arévalo
La Constitución de la República (en adelante CR) consagra en el capítulo octavo sobre los derechos
de protección, art. 75 al 77, y en el acápite sobre Principios de la administración de justicia, art. 168
al 172, los principios del ordenamiento procesal y aquellos relacionados con el debido proceso, sin
perjuicio de unas cuantas disposiciones desperdigadas a lo largo del texto constitucional; los
primeros se refieren a la organización del proceso y los otros al derecho fundamental de obtener un
proceso debido, que se concretan al acceder al órgano jurisdiccional.
El Art. 75, dentro de los derechos de protección, establece que “Toda persona tiene derecho al
acceso gratuito a la justicia y a la tutela efectiva, imparcial y expedita de sus derechos e intereses,
con sujeción a los principios de inmediación y celeridad; en ningún caso quedará en indefensión.
El incumplimiento de las resoluciones judiciales será sancionado por la ley.”, aquí se hace
referencia a ciertos principios del ordenamiento procesal ecuatoriano como del debido proceso, así
el acceso a la justicia será gratuito, todo proceso se desarrollará bajo los principios de inmediación
y celeridad, y sobre todo al derecho a la tutela judicial efectiva o derecho de acceso a los tribunales.
El derecho de acceso a los tribunales es una creación del constitucionalismo de la segunda mitad
del siglo XX y tiene como objetivo elevar a la categoría de derecho fundamental el que “[t]odos
los derechos e intereses legítimos –esto es, cualesquiera situaciones jurídicamente relevantes-
puedan ser, llegado el caso, defendidos ante un genuino órgano judicial, de manera que no existan
supuestos de denegación de justici[a]” cuyo objetivo es el de cumplir con una exigencia propia de
la idea del Estado de Derecho.
El derecho de acceso a los tribunales conocido también como derecho a la tutela judicial efectiva
significa en primer lugar el derecho de acceso a la jurisdicción, esto implica la prohibición
constitucional de la denegación de justicia; así cualquier facultad, sea derecho subjetivo o interés
legítimo, que otorgue el ordenamiento jurídico debe ser plenamente justiciable. Además la tutela
judicial efectiva comprende: a) el derecho a no sufrir jamás indefensión; b) el derecho a obtener una
Empezamos por la definición y explicación del derecho al debido proceso establecido en el Art. 76
de la CR “En todo proceso en el que se determinen derechos y obligaciones de cualquier orden,
se asegurará el derecho al debido proceso que incluirá las siguientes garantías básica[s]”; hay que
distinguir que en este artículo se encuentran dos apartados, el primero trata sobre las garantías
genéricas de todo proceso y el segundo sobre las garantías constitucionales clásicas del proceso
penal.
En una definición, por su contenido, de debido proceso entendemos que es “el que se inicia, se
desarrolla y concluye respetando y haciendo efectivos los presupuestos, los principios y las
normas constitucionales, legales e internacionales aprobados previamente […] con la finalidad de
alcanzar una justa administración de justicia, provocando como efecto inmediato la protección
integral de la seguridad jurídica del ciudadano, reconocida constitucionalmente como un derecho.”
El primer numeral del Art. 76 en relación con el numeral siete letra k) consagran el derecho al juez
predeterminado por la ley “1. Corresponde a toda autoridad administrativa o judicial, garantizar el
cumplimiento de las normas y los derechos de las partes”, “7. El derecho de las personas a la
defensa incluirá las siguientes garantías k. Ser juzgado por una jueza o juez independiente,
imparcial y competente. Nadie será juzgado por tribunales de excepción o por comisiones especiales
creadas para el efecto.”, que en su esencia trata de evitar posibles manipulaciones en la
administración de justicia, es decir, “intenta evitar que cambiando el órgano judicial que ha de
conocer un litigio – o, en su caso, la composición de dicho órgano judicial- quepa influir en el
resultado del proceso.”. La predeterminación legal del juez es una garantía de la imparcialidad e
independencia de los jueces, porque como escribe Devis Echandía “nada más oprobioso que la
existencia de jueces políticos, de funcionarios al servicio de los gobernantes o de los partidos o
de cualquier grupo social o de presión.”. Este derecho se lo conoce también, en la tradición
constitucionalista liberal, como el derecho al “juez natural”. La Corte Constitucional colombiana,
en su sentencia SU-1184 de 2002 concluyó que es consustancial al juez natural que “previamente
se definan quiénes son los jueces competentes, que estos tengan carácter institucional y que una vez
asignada –debidamente– competencia para conocer un caso específico, no les sea revocable el
El numeral tres establece el principio de legalidad penal, “3. Nadie podrá ser juzgado ni
sancionado por un acto u omisión que, al momento de cometerse, no esté tipificado en la ley como
infracción penal, administrativa o de otra naturaleza; ni se le aplicará una sanción no prevista por
la Constitución o la ley. Sólo se podrá juzgar a una persona ante un juez o autoridad competente y
con observancia del trámite propio de cada procedimiento.”, conocido por el aforismo “NULLUM
CRIMEN, NULLA POENA SINE LEGE”; para el Ab. Fernando Yávar este principio tiene dos
fundamentos: “1. Político-constitucional, por medio del cual sólo la ley previa, estricta, escrita y
aprobada por el Parlamento, puede tipificar conductas y establecer sanciones (penas, medidas de
seguridad y consecuencias accesorias), 2. Funcional, así el principio de legalidad contribuye a la
prevención de delitos al crear una coacción psicológica en el momento de la publicación de la ley
y de su conocimiento por parte de todos.”
El principio indubio pro reo se establece en el numeral cinco: “5. En caso de conflicto entre dos
leyes de la misma materia que contemplen sanciones diferentes para un mismo hecho, se aplicará
la menos rigurosa, aun cuando su promulgación sea posterior a la infracción. En caso de duda
sobre una norma que contenga sanciones, se la aplicará en el sentido más favorable a la persona
infractora.”; en la duda se estará a favor del reo, constituye un principio limitador del ius puniendi
del Estado de Derecho, y se encuentra en íntima relación con la presunción de inocencia. Se aplica
a la ley penal como a la valuación de la prueba.
El derecho de defensa ha sido diseñado de la siguiente forma: “7. El derecho de las personas a la
defensa incluirá las siguientes garantías: a. Nadie podrá ser privado del derecho a la defensa en
ninguna etapa o grado del procedimiento. b. Contar con el tiempo y con los medios adecuados para
la preparación de su defensa. c. Ser escuchado en el momento oportuno y en igualdad de
condiciones. d. Los procedimientos serán públicos salvo las excepciones previstas por la ley. Las
partes podrán acceder a todos los documentos y actuaciones del procedimiento. e. Nadie podrá ser
interrogado, ni aún con fines de investigación, por la Fiscalía General del Estado, por una autoridad
policial o por cualquier otra, sin la presencia de un abogado particular o un defensor público, ni
fuera de los recintos autorizados para el efecto. f. Ser asistido gratuitamente por una traductora o
traductor o intérprete, si no comprende o no habla el idioma en el que se sustancia el procedimiento.
g. En procedimientos judiciales, ser asistido por una abogada o abogado de su
El Art. 77 de la CR trae una novedad en comparación con la Constitución Política del 98 ya que
enlista una serie de garantías específicas de los procesos penales donde se “haya privado de la
libertad a una persona”, reafirmando así su corte garantista e innovador. Muchas de esas garantías
ya las definimos y tratamos supra al hablar del derecho a la tutela judicial efectiva y de las garantías
básicas del debido proceso; sí queremos insistir en dos garantías que nos parecen fundamentales
como lo son: el derecho a ser informado de la acusación y la prohibición constitucional de la
reformatio in Peius. El sistema procesal penal de un Estado Constitucional es el modelo acusatorio
con sus diversos matices; así del principio acusatorio se derivan tres subprincipios, a saber: a)
separación entre el acusador y el juez; b) la carga de la prueba pesa sobre la acusación, y c) igualdad
de armas entre acusación y defensa. El derecho a ser informado de la acusación obedece a que “todo
A continuación pasamos a enlistar y conceptualizar los principios del ordenamiento procesal que
dicen relación con la organización macro de todo el sistema judicial ecuatoriano. Así el
capítulo titulado “La Función Judicial y justicia indígena”, arts. 168-172, nos trae la lista de
principios que estructuran el aparato judicial, a saber: “Art. 168.- La administración de justicia, en
“1. Los órganos de la Función Judicial gozarán de independencia interna y externa. Toda violación
a este principio conllevará responsabilidad administrativa, civil y penal de acuerdo con la ley”.
La independencia judicial implica que la justicia pueda “obrar libremente en cuanto a la apreciación
del derecho y de la equidad, sin más obstáculos que las reglas que la ley les fije en cuanto a la
forma de adelantar el proceso y de proferir su decisión”, además que en cumplimiento de este
principio se requiere que las personas encargadas de administrar justicia sean funcionarios oficiales
con sueldos pagados por el Estado.
“3. En virtud de la unidad jurisdiccional, ninguna autoridad de las demás funciones del Estado
podrá desempeñar funciones de administración de justicia ordinaria, sin perjuicio de las potestades
jurisdiccionales reconocidas por la Constitución”. La unidad jurisdiccional según Zavala Egas “es
el principio aplicable al ejercicio de la potestad jurisdiccional por el cual le compete sólo a los
órganos -jueces y tribunales- judiciales, en su función aplicativa, determinar lo que es Derecho en
caso concreto y en forma irrevocable, esto es, con fuerza de cosa juzgada, a través del proceso y
dentro del ámbito constitucionalmente demarcado” y agrega “Es, además, un principio de máximo
grado, pues se encuentra como una prescripción constitucional, lo cual implica dos extremos: es
tan inconstitucional que órganos no judiciales pretendan ejercer la potestad jurisdiccional, aun en
forma concurrente, como que los órganos judiciales actúen fuera del ejercicio de la potestad
jurisdiccional que les ha sido atribuida. El primer extremo es conocido como de exclusividad
positiva, el segundo como exclusividad negativa”.
“4. El acceso a la administración de justicia será gratuito. La ley establecerá el régimen de costas
procesales”.
“5. En todas sus etapas, los juicios y sus decisiones serán públicos, salvo los casos expresamente
señalados en la ley”. La publicidad del proceso implica que no existe justicia secreta, ni procesos
ocultos al escrutinio del público. Pero no todo el proceso puede ser público porque esto sería
perjudicial para la correcta marcha de los litigios; según Devis Echandía la publicidad “se reduce a
la discusión de las pruebas, a la motivación del fallo y a su publicación, y a la intervención de las
partes y sus apoderados y a la notificación de las providencias”.
El Art. 169 consagra los principios de simplificación, inmediación, celeridad, economía procesal y
el pro actione, “El sistema procesal es un medio para la realización de la justicia. Las normas
procesales consagrarán los principios de simplificación, uniformidad, eficacia, inmediación,
celeridad y economía procesal, y harán efectivas las garantías del debido proceso. No se sacrificará