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Con el objetivo de evitar un uso excesivo de líneas adicionales en el pentagrama, el bajo eléctrico
―al igual que el contrabajo― suena una octava más grave que las notas representadas en notación
musical. Como la guitarra eléctrica, el bajo eléctrico necesita ser conectado a un amplificador para
emitir sonidos. Desde los años cincuenta, el bajo eléctrico ha reemplazado progresivamente al
contrabajo en la música popular como el instrumento de la sección rítmica que se ocupa de las
líneas de bajo. Aunque estas varían notablemente en función del estilo de música, el bajista cumple
una función similar con independencia del estilo de que se trate: establecer el marco armónico y
marcar el tiempo o «pulso rítmico». El bajo eléctrico se usa como instrumento de acompañamiento
o como instrumento solista en prácticamente todos los estilos de música popular del mundo,
incluyendo el blues, el flamenco, el jazz, el punk, el reggae y el rock.
A mediados de los años treinta, el inventor y guitarrista Paul Tutmarc, de Seattle (Washington),
desarrolló el primer bajo eléctrico de cuerpo macizo de la historia, un instrumento muy similar a los
bajos modernos que había sido diseñado para ser sostenido y ejecutado horizontalmente. En 1935,
el catálogo de ventas de la compañía de Tutmarc, Audiovox, ofrecía su «violín-bajo electrónico»,
un instrumento de cuerpo sólido con un mástil de 30,5 pulgadas que disponía de trastes.
El cambio de forma, acercándolo a una guitarra, hizo al instrumento más fácil de transportar, y la
adición de los trastes eliminó los problemas de afinación propios del contrabajo, haciendo del bajo
eléctrico un instrumento mucho más fácil de ejecutar que este último. Sin embargo, el invento de
Tutmarc no tuvo demasiado éxito comercial, por lo que su idea no fue retomada hasta principios de
los años cincuenta, con la llegada de Leo Fender (1909-1991) y su Precision Bass
Rol del Instrumento
El Bajo no es un instrumento protagonista. Ese es uno de los motivos por los que casi nunca lo
apreciamos en una audición.
A nivel auditivo constituye un buen ejercicio ya que aprender a distinguirlo y a seguirlo nos hace
aumentar nuestra capacidad de separación de instrumentos y a afinar el oído.