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Universidad Autónoma de

Nuevo León

Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones


Internacionales

Introducción a las
Relación Internacionales

Ensayo sobre conflicto de los misiles de


Cuba

Alumno: Meléndez Luna David Israel


Matricula: 1930601
Docente: JENNIFER SUSANA RODRIGUEZ BENAVIDES
Grupo: B-001
Introducción:

En los turbulentaos días de octubre de 1962, tuve el privilegio y la responsabilidad


de ser testigo y participante en uno de los eventos más desafiantes y cruciales de
la historia reciente: la crisis de los misiles en Cuba. Como líder revolucionario, deseo
compartir contigo mi experiencia personal y cómo se desarrollaron los
acontecimientos desde mi perspectiva en aquel momento crítico para nuestro país
y el mundo.

Como líder revolucionario y comandante en jefe de la Revolución Cubana, me


encontraba al frente de un país que había desafiado al imperialismo estadounidense
y luchaba por construir una sociedad justa, soberana e independiente. Desde el
triunfo de la Revolución en enero de 1959, habíamos enfrentado una serie de
agresiones por parte de Estados Unidos, que buscaba desestabilizar y derrocar
nuestro gobierno. El bloqueo económico impuesto por Estados Unidos, las
infiltraciones de agentes en nuestro territorio y las constantes amenazas de
intervención militar eran una realidad cotidiana para nosotros.

En este contexto, la crisis de los misiles en Cuba fue una prueba de fuego para
nuestra joven Revolución. La Unión Soviética, en un acto de solidaridad y como
respuesta a la presencia de misiles estadounidenses en países vecinos, decidió
instalar misiles nucleares en nuestro territorio. Esta medida fue vista por nosotros
como un respaldo y una medida de disuasión ante las constantes agresiones y las
amenazas de invasión por parte de Estados Unidos. Considerábamos que era una
forma de salvaguardar nuestra soberanía y mantener nuestra independencia frente
a la superpotencia del norte.
Los días en que el mundo contuvo el aliento: La crisis de
los misiles en Cuba desde mi perspectiva

La Revolución Cubana había triunfado en enero de 1959, y nuestra nación estaba


inmersa en un proceso de transformación política, social y económica. Nuestro
objetivo era construir una sociedad justa, soberana e independiente que rompiera
con los lazos de explotación y dependencia del pasado. Sin embargo, nuestros
esfuerzos por lograr esta visión de justicia y dignidad se vieron constantemente
amenazados por las agresiones de Estados Unidos.

Desde el principio, el gobierno estadounidense mostró su descontento con nuestra


Revolución y buscó aislar y asfixiar a Cuba. El bloqueo económico impuesto por
Estados Unidos, las amenazas de intervención militar y los intentos de
desestabilización eran constantes. A pesar de ello, seguíamos adelante con
nuestros ideales y con el respaldo y el apoyo del pueblo cubano.

La crisis de los misiles en Cuba se desencadenó cuando la Unión Soviética decidió


instalar misiles nucleares en nuestro territorio como respuesta a la presencia de
misiles estadounidenses en países vecinos, como Turquía e Italia. Esta medida tuvo
un profundo impacto en el curso de los acontecimientos y cambió drásticamente el
juego político en la Guerra Fría.

La instalación de los misiles soviéticos fue vista por nosotros como un respaldo y
una medida de disuasión ante las constantes agresiones y las amenazas de
invasión por parte de Estados Unidos. Considerábamos que era una forma de
salvaguardar nuestra soberanía y mantener nuestra independencia frente a la
superpotencia del norte. No obstante, comprendíamos que esta acción tendría
implicaciones de gran envergadura y podría desencadenar una escalada de
tensiones peligrosas.

La detección de los misiles nucleares soviéticos en Cuba por parte de Estados


Unidos en octubre de 1962 desencadenó una tensión global sin precedentes. El
mundo se sumió en la incertidumbre y el temor de una guerra nuclear inminente.
Como líder revolucionario, era mi deber y responsabilidad proteger y defender a mi
pueblo, mientras buscaba evitar una catástrofe global.

En aquellos días críticos, las discusiones y deliberaciones se sucedieron


intensamente. Nos reunimos con nuestros aliados y líderes soviéticos para evaluar
la situación y buscar posibles soluciones. La presión y las apuestas eran enormes.
Comprendíamos que cualquier decisión que tomáramos tendría consecuencias
trascendentales y podría significar la vida o la muerte para millones de personas. La
situación era extraordinariamente delicada.

El diálogo y las negociaciones se convirtieron en nuestra única opción para buscar


una solución pacífica. A través de intercambios secretos con Nikita Jrushchov, líder
soviético en ese momento, exploramos las posibilidades de resolver el conflicto sin
recurrir a la guerra. Mantuve mi posición firme de no permitir la violación de nuestra
soberanía, pero también entendí la gravedad del conflicto y la necesidad de
encontrar una salida.

Las negociaciones fueron intensas y complejas. Existían diferencias de opinión y


perspectivas entre los distintos actores involucrados. La Unión Soviética estaba
interesada en proteger a Cuba y evitar una invasión estadounidense, mientras que
Estados Unidos buscaba eliminar la amenaza nuclear en nuestro territorio. Para
nosotros, era esencial garantizar la seguridad de nuestro país y la preservación de
nuestra soberanía.

El pulso entre Estados Unidos y la Unión Soviética se intensificaba con cada minuto
que pasaba. La atención y la preocupación de la comunidad internacional se
centraron en nuestra pequeña isla caribeña. Los medios de comunicación y los
líderes mundiales observaban cada movimiento y esperaban una resolución
pacífica.

Finalmente, gracias a las negociaciones y a la diplomacia, se llegó a un acuerdo


histórico. La Unión Soviética accedió a retirar los misiles nucleares de Cuba, a
cambio de la garantía de que Estados Unidos no invadiría nuestra isla. Este
momento fue un gran alivio, pero también una llamada de atención para la
humanidad sobre los peligros y la necesidad de la paz.

La crisis de los misiles en Cuba nos dejó lecciones profundas y duraderas. En


aquellos días oscuros, comprendimos que la guerra no es una opción viable. La
diplomacia, el diálogo y la búsqueda de soluciones pacíficas son herramientas
esenciales para resolver conflictos sin recurrir a la violencia. Aprendimos que,
incluso en situaciones desesperadas, es posible encontrar una salida y evitar la
devastación.

La crisis de los misiles en Cuba tuvo un impacto significativo en las relaciones


internacionales y en la política mundial. A nivel nacional, consolidó el apoyo del
pueblo cubano a la Revolución y a nuestras aspiraciones de justicia social y
soberanía. A nivel internacional, fortaleció los lazos entre Cuba y la Unión Soviética,
así como nuestra posición en el escenario mundial.

Sin embargo, también hubo consecuencias negativas. La crisis de los misiles en


Cuba exacerbó las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y aumentó
la carrera armamentista durante la Guerra Fría. Además, nuestro país siguió
enfrentando el bloqueo económico impuesto por Estados Unidos, lo cual afectó
gravemente nuestra economía y nuestro desarrollo.

Desde entonces, he dedicado mis esfuerzos a promover la paz y la justicia en el


mundo. La crisis de los misiles en Cuba me dejó claro que la guerra no solo
amenaza la vida de nuestros pueblos, sino que también socava la estabilidad y la
seguridad del mundo entero. Me comprometí a trabajar incansablemente por la paz
y a defender los principios de autodeterminación y soberanía de los pueblos.
Conclusión:

En conclusión, la crisis de los misiles en Cuba fue un episodio trascendental en la


historia contemporánea. La valentía y la diplomacia prevalecieron, evitando una
guerra nuclear que hubiera tenido consecuencias catastróficas. A través del diálogo
y la negociación, logramos proteger nuestra soberanía y mantener la paz en la
región.

La crisis de los misiles en Cuba nos recordó la importancia de la paz y la necesidad


de trabajar incansablemente por ella. Fue un momento de reflexión y aprendizaje
para todos los involucrados. Debemos recordar los peligros de la guerra y buscar
soluciones pacíficas a los conflictos, respetando la soberanía de cada nación y
promoviendo el diálogo constructivo.

Espero que esta perspectiva desde mi posición como Fidel Castro durante la crisis
de los misiles en Cuba te haya brindado una visión más extensa y detallada de
aquellos días cruciales en la historia, en los que el mundo estuvo al borde del abismo
y la diplomacia prevaleció. La crisis de los misiles en Cuba nos recordó que, en
última instancia, somos responsables de preservar la vida y proteger a nuestras
sociedades. Fue un llamado a la reflexión y a trabajar por la paz, entendiendo que
el diálogo es la clave para evitar tragedias de dimensiones incalculables.

Espero que esta versión extendida del ensayo haya cumplido con tus expectativas
y te haya proporcionado una comprensión más completa de la crisis de los misiles
en Cuba desde mi perspectiva como Fidel Castro.

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