La Prensa Obrera en Espafia’?
Por VICTOR MANUEL ARBELOA
1. LAS EPOCAS DE LA PRENSA OBRERA
Por razones de claridad y de racionalidad de trabajo, he dividido mi estudio
sobre la prensa obrera en nuestro pais ‘en tres grandes épocas: la primera
comprende fos aftos 1869-1899; la segunda, los afios 1900-1923, y la tercera, eb
periodo 1923-1939. Dejo, en principio, la etapa anterior a 1869, afio de la funda:
cién de la Internacional en Espafia, porque ta considero prehistérica, sin que
ia olvide en un momento posterior. y no pienso tampoco por ahora estudiar
fa época que va desde 1939 hasta hoy, porque apenas existe prensa obrera legal
unos pocos periddicos y revistas de los movimientos catélicos obreros—; ¥
la clandestina que se publice fuera de Espafa es por ahora, en muchos casos.
inencentrable, inclasificable y sujeta a demasiados vaivenes, Queda, sin embar-
go, como punto lejano que tocar.
Pero dentro de cada una de estes divisiones, hechas un poco a capricho, hay
limites mucho mds exactos, que corresponden generalmente a tiempos marca-
dos por las condiciones socio-péliticas de Espafia, determinantes directamente
de ta marcha de las publicaciones del movimiento obrero.
Por eso, en esa primera época general, 1869-1899, podemos distinguir:
(2) Este atticulo aupone el estudio «Sobre Ia prensa obrera en Espafies, 1 (1869-1879), que
publiqué en Revista de Trabajo, de Madrid, nim, 90, 1970, pigs. 117-195. Propiamente, To publicede
alii es fe parte documental cal estudio, on forma de fiches de cada periédico, para hacer més féelt
fa lecture, El trahajo—auiero cubrayarlo desde el principio~es mwy provisional @ impertects, no
cxento de errores, Beste que lo terming he podido ver muchos nuaves documentos y hasta verios
periédicos nuevas, lo que modifica en gran parte fo ya hecho. He afiadide muchas piginas y he
corregide también bastanses, No obstante, creo que alll esté el trabajo fundamental y puede servir, por
ahora. En io: siguientes nimeros de Je revista iré publicando, en diversas entregas, at fruto de nvis
Investigaciones sobre el perfotlo 1900-1923. Como complemente dal presente artieule, cfr. Bibliegratia,
oparteds O7, en este mismo numero cla REVISTA DE FOMENTO SOCIAL,
163V. M. ARBELOA
4.1, La época del nacimiento y desarrollo de Ja | internacional
en Espafia hasta 1874
Tras la visita 3 Espafia de Fanelii—miembro de la Internacional y de la Alianza
de Bakunin—aparecen los primeros grupos internacionalistas: el de Madrid, en
diciembre de 1868, para reorganizarse ai afio siguiente, en que nacen también
el grupo de Barcelona y Paima, para continuar creciendo hasta fa escisién de
1872 y 1873. Los delegados espafioles asisten a los congresos internacionales;
se celebran los primeros congresos de la Internacional en Espafia: Barcelona
(1870), Valencia (1871), Zaragoza (1872), Cérdoba (1873). Aunque desde sep-
tiembre de 1871, y por influencia sobre todo de la Gomuna de Paris, ia espada
de Damocles pende sobre 1a asociacion obrera, no Hega su forzosa disolucién
hasta 1874,
Bn este period saten a la luz algunos de fos periédicos més importantes
en toda Ia historia de la prensa obrera espafiola. Basta citar aqui—luego volve-
temos sobre ellos—«La Federaciéns, de Barcelona, fundado y dirigido al princi-
pio por ef aliancista e internacionalista Rafael Farga Pellicer, que comienza el
1 de agosto de 1869 y termina ef 3 de enero de 1874; «la Solidaridad», de
Madrid, drgano de ta Internacional, que dura todo ef aito 1870; «E] Obreros, que
aparece poco antes en Palma, y que no he podido ver en parte alguna; «La
Emancipacién», de Madrid {junio de 1872-abril de 1873), primero érgano de ta
Comision federal y luego dei grupo marxista expulsado de la seccién espa-
fiola; «El Condenado», de Madrid (febrero de 1872enero de 1874). dirigido por
el aliancista Tomas Gonzdlez Morago, que libr6.una lucha sin cuartel contra «La
Emancipacin» de fa segunda época; «La Revista Social», de Barcelona (agosto
de 1872-20 de noviembre de 1880), ditigida por José Garcia Vifias, fundador dei
nticleo internacionalista de Barcelona, y que fue una de las pocas publicaciones
del primer periodo—jla tinica?—que continué tras ia disolucién de la Internacio-
nal, sin duda por ser drgano de la Unidn Manufacturera; el «Botetin de la Fede-
racién Regional Espafola», que salia en Aleoy (enero de 1873julio del mismo
afio), érgano dela Comision Federal.
Otras muchas publicaciones ven la luz en estos afios fundacionales, de las
que después haré una rapida mencién.
1.2. 1874-1881, época de clandestinidad y represién del movimiente obrero
El Decreto de Serrano y Garefa Ruiz del 14 de enero de 1874 disuelve la Inter-
nacional espafiola, El 27 de junio se celebra el congreso clandestino de la Fede-
racién regional espafiola en Madrid, al que asisten delegados de las 47 Federa-
ciones locales; desde entonces s6la se tendran en este perfode des conferencias
comarcales cada verano, El 2 de mayo de 1879 se constituye en Madrid ol
partido socialista obrere espaiiol, que Hevard une vida larvada hasta 1888.
Apenas se editan periddicos obreros en esta época, de los que se conservan
poquisimos y ninguno importante,
1.3. 1881-1899, periodo de relativa calma y expansién del movimiento obrero
En febrero de 1881, los dirigentes obreres federales disuelven en Barce-
lona Ia ilegal Federacién regional espafiola, tras Ia caida de Génovas y la subi-
156'
PRENSA OBRERA EN ESPANA
da al Poder de Sagasta, y en septiembre del-mismo afio un congreso tenido en
Ia misma ciudad, constituye fa Federacion de Trabajadores de la regién espa-
ola, organizacion piblica y legal, con las mismas caracteristicas y propésitos
de fa anterior. Asisten representantes de 140 organizactones obreras cue, a
axcencién de ocho socialistas, se declaran anarquistas colectivistas,
La Federacién celebré un segundo congreso en Sevilla (1882) y un tercero
en Valencia (1883); aunque este ditimo congreso condené los delitos atribuidos
a ja «Mano Negra» y todo tipo de actos ilegales, ta represién deshizo casi
por completo a la Federacién, que celebré, con todo, un cuarto congreso en
Madrid (1887), Mientras tanto, una Federacién de resistencia al capital, llamada
Pacte de Union y Soltdaridad, se constituia en congreso en Barcelona, sobre
base anarquista, en 1886, y un afio més tarde en Valencia. En esta misma
ciudad, en septiembre de 1888, Ia Organizacién Anarquista de la Regién Espa-
Acta austitula a la anterior Federacién, y se componia de grupos y personas
con un centro de relaciones.
Los dias 12-14 de agosto de 1888 se fundaba en Barcelona la Unién General
de Trabajadores (U. G. T.}, de tendencia y direccién socialistas, con 27 secsio-
ngs y 3.355 federados, especialmente miembros de Ja Federacién Tipografica, en
imanes de los socialiatas. Ocho dias més tarde, y a propuesta de la agrupacién
madriiefa, en otro congreso, también en Barcelona, se constituia. definitiva-
menie el Partide Socialista Obrero Espaiol, con 18 delegados que representa:
ban a 20 agrupaciones. Desde entonces y hasta fines de siglo, el partido socia-
lista celebré cuatro congresos: Bilbao (1890), Valencia (1892), Madrid (1894)
y de nuevo en ia misma capital (1899), contando ya en este dltimo con 45
agrupaciones. La Unién General tuvo seis congresos: Bilbao (1890), Valencia
(4892), Madrid (1894), Valencia (1896) y Madrid (1899);.en esta ultima fecha
la Unidn contaba ya 48 secciones y 6.437 federados; se acordé trasladar el
Comité nacional de Barcelona.a Madrid.
La Ley def 30 de junio de 1887 autcrizaba la consiitucién de sindicatos
obreros. En 1890 comenzése a celebrar, por vez ‘primera, el Primero de Mayo,
pero de muy distinta manera entre socialistas y anarquistas. El 26 de junio
del mismo afio se establecia el sufragio universal en Espafia; en las elece!
nes municipales de mayo del afio siguiente, cf partido socialista presentaba
sus primergs candidatos en Bilbao y en San Salvador del Valle; sélo en 1897
salieron elegidos tes concejales socialistas en le capital vizeaina. Desde
4807 presentaban también jos socialistas candidaturas a diputados a Cortes.
En 1891, y a raiz de ia «Rerum Novarum», comienzan a tomar relieve los
circulos catélicos de obreros, que habia echado a andar, ya en 1880, el Padre
Vicent.
Este mismo aio comienza la agitacién campesina («rabaasaires) en Cata-
lufia, que duraré hasta 1896. Se suceden fas huelgas generales de inspiracion
anarquista en toda Espafia. Es la época de los atentados sociales, asesinatos de
hombres politicos, sublevaciones obreras y.campesinas, seguidos de crueles
e@ indiscriminadas represiones que contintian hasta finales de siglo. Son ya
célebres fos procesos de Jerez contra los anarquistas, en enero y febrero
de 1892; el atentado de Paulino Pallas contra el general Martinez Campos en
Bareslona (24 de septiembre de 1893); las bombas en el Liceo de la misma
ciudad (7 de noviembre del mismo afio), durante la procesién del Corpus (7 de
junto de 1896}; af ascsinate de Cénovas del Castillo por Angiolillo, anarquista
187V. M. ARBELOA,
italiano (@ de agosto de 1897); los procesos de Montjuich (1894 y 1897}, cerea-
dos por tempestuosas campafias de protesta dentro y fuera de Espahia. Se
multiptican también las leyes contra fa anarquia estos afios.
Aunque los socialistas no estén de acuerdo con el pensamiento y menos
con la conducta de sus enemigos tradicionales, promueven o sostienen fas
campaiias contra la aciitud represiva dei Gobierno, uniéndose muchas veces
también los grupos republicanos, con fos gue, aunque sélo tacitamente por
ahora, colaboran los socialistas, como en la campaiia electoral fegisiativa
de 1899,
Socialistas y anarquistas representan sus respectivas agrupaciones en los
humerosos congresos internacionales de este tiempo.
No faltan tampace entre ellos, como luego iremos viendo, escisiones, sece-
siones, tendencias batallonas, juchas personalistas, que a veces dan origen
2 la éreacién de diversos érganos de expresién.
La prensa recoge, evidentemente, todo este agitado, complejo y, al mismo
tlempo, fecundo estado de cosas. .
EI 42 do marzo de 1886 sale a Ia luz el primer periddico oficial del nuevo
partido socialista, semanario que sc convertiré en diario el 1 de abril de 1813 y
duraré hasta el fin de la guerra civil, continuando su publicacién en el exitio
hasta hoy. Se Hama +E! Socialista», a imitacién de su homénimo francés, diri-
gido por Guesde; lo dirige Pablo Iglesias hasta su muerte (1925) y de una
mantra més austera y menos rica a la vez continda la tradicién de «La Eman-
cipacién», de ta que también Iglesias fue redactor, dentro de la més pura orto-
doxia marxista. Al érgano oficial.se le afadira en Bilbao, desde e! 7 de octubre
de 1894, «La Lucha de Clases», que se editard hasta octubre de 1934. Unos
pocos periédicos socialistas, repartidos por toda {a Peninsula, hatén coro a
estos dos hermanos mayores,
La prensa anarquista ¢s abundantisima en esta torcera época.
De jos 96 periddicos de esta época general (1869-1899) estudiados por
mi, 80 pertenecen a este pericdo. Sobresalen entre todos ellos «Acracia», de
Barcelona (enero de 1886-junio de 1888), fundado por Farga Peilicer y Anselmo
Lorenzo, con fa cooperacién de Térrida det Marmol, Seguin Manuel Reventés, «es
probablemente la mas pensada, mejor escrita y més cuidadosamente impresa
de las muchas que ha engendrado el anarquismo entre nosotros». Deben citarse
también «Bandera Sooial=, de Madrid (22 de febrero de 1885-21 de enero
de 1887), que se refunde en «El Productors, que aparece en Barcelona desde
el 1 de febrero de 1887 al 21 de septiembre de 1893. Primero diario, hasta el
Aumero 32 {11 de marzo de 1887), y luego semanal, es la publicacién mas
importante del tiempo, en ia que colaboran los mejores escritores anarquistas
de! momento; «La Revista Blanca», que se edita en esta época en Madrid y que
durara hasta 1936 en su sede de Barcelona, fundada y dirigida por Federico
Urales («Juan Montseny»},. subtitulada «Publicacién quincenal de Sociologia,
Ciencias y Artes», de divulyacién cientifica y literaria, en la que colaboran
muchos de Jos personajes literarios y politicos no anarquistas, camo Unanwno,
Giner de os Rios, Manuel Cossio, etc.; «Ciencia Social», de Barcelona {octu-
bre de 1895-junio de 1896), «Revista mensual de Sociologia, Artes y Letras»,
ablerta también a la colaboracién de propios y extrafios: Unamuno, ‘Verdes
Montenegro, Pompeyo Gener, etc., y en cuya portada se escriben los nombres
de Proudhon, Coubert, Darwin, Marx y Bakunin.
168PRENSA OBRERA EN ESPANA
2, LAS DIFIGULTADES DE LA INVESTIGACION, LOS PRECURSORES
Que yo sepa, sélo dos autores han estudiado sistemdticamente ta prensa
ebrera en Espafia: el historiador némero uno del anarquismo, Max Nettlau, y
la profesora francesa Renée Lamberet. El primero ha dejado esparcidos en sus
numerosas obras datos y noticias sobre la bibliografia del movimiento obrero
espafiol, especialmente en su rama anarquista, dandonos un breve resumen
de titulos y fecha en su «Biographie de I'Anarchie», Bruxelles, 1897, libro pro-
logado por Elisée Recius. De los periédicos que yo he visto y estudiado, Max
Nettlau cita en su libro casi todos--entre los anarquistas, ya se entiende-—;
pero sus citas, ademas de extremadamente sucintas—no suelen pasar de tres
Ineas—, estén Ilenas de errores, de dudas, de silencios, lo que me hace
pensar que en muchos casos no vio os periddicos. Entre los de tendencia
anarquista—-recordemos que su libro se edita en 1897-—no menciona «A los
Obreros» (Madrid, 1875),.«El Chornalers (Valencia, 1883-1884)—zera realmente
anarquista?-—, «El invencible» (Zaragoza, 1895), «El Revolucionarioy (Gracia:
Barcelona, ;18917), «La Tribuna Libre» (Sevilla, 1891-1992}.
En cambio, yo no he visto ninguno de estos periédicos que él menciona
en su libro citado, paginas 140-144: «El Obrero» (Palma de Mallorca, 1869
a 1871), «El Rebelde» (Granada, 1870), «EI Derecho y e! Orden» (Cérdoba,
1873], «La Voz de! Trabajador+ (Bilbao), «El Trabajo» y el «Boletin de la
Asociacién de Trabajadores» (EI Ferrol), «La Justicia» y «El Internacional
(Malaga, 1872 a 1873), «El Obrero» (Sabadell), «La Legalidad» (Gracia), «E)
Tejedor» {Vails}, «Les Descemisados. Organo de las ditimas capas sociales»
(30 marzo 1873 sq), «Las Represaliag» (en 1872, «le n’ 5 est du 15 juins), «Et
Orden. Hoja Socialista de Propaganda y de Accién Revolucionaria» (1875-77 (7),
ale n? 48, cité dans fe «Bulletin» jurassien, est du 14 octobre 1877»), «La
Revolucién Popular» (feuille d'action révolutionnaire, automne de 1877»}, «Et
Movimiento Social» (1880}, «El Autonomista» (1881; «j'ignore si ce journal n’a
pas pars avant cette date»), «El Hijo del Trabajo» (Pontevedra, 1882), «El
Cosmopolitas (Valladolid, «1 aout 1884 sq.»), «Unién Obrera» (Barcelona, «revue
mensuelle, 1885+), «El Esclavo Moderno» (Villanueva y Geltrii, 1886), «La Lucha
Obreras (La Corufia, 1886), «E] Cuarto Estado, Revista dcrata bimensual»(Oren-
se, 1896-87).
Evidentemente, estos periddicos se citan en otros periédicos, en las actas
del Consejo Federal, on libros del tiempo; pero vuelve a dudar de que Nettlau
jos haya visto. Por su manera de citar—dentro de su habitual desorden, que
yo he respetado todo lo posible—, me inclino por la negativa. La dificultad de
conservacion de tales periédicos se acrece porque—como ya Jo nota Nettlau—
desde 1874 hasta 181 fos periédicos sern secretes.
Renée Lamberet ha dedicado at tema todo un libro, que ha sido para todos
jos estudiosos de! movimiento obrero espafiol algo asi como el «Catén» de
nuestros ya lejanos afios de escuela. El libro se titula «Mouvements ouvriers
et socialistess (Chronologie et Bibliographie): «L'Espagnes 1750-1936), publ
cado por Les Editions Ouvrieres de. Paris en 1953, dentro de ta coleccién
Mouvements Quvriors et Socialistes, Chronologie et Ribliographie, dirigida por
Edovard Dolléans et Michel Crozier.
No es facil agradecer a inmensa labor flevada a cabo por esta benemérita
investigadora. pero tal vez por querer ser sus discipulos, con serledad, no
podemos callamos nuestras criticas, que no intentan otra cosa que continuar
Su precioso trabajo.
169V. M. ARBELOA
Renée Lamberet ha podido ver, ‘con calma y detencién, muchos periddicos
que Nettlau no pudo ver, especialmente en fas colecciones recogidas en el
International Institut vé6r Soziale Geschiedenis, de Amsterdam, y otros fondos.
Pero muchas veces su manera de citar es incorrecta y deficiente, sin sefalar
nunca fos casos en que no ha visto las publicaciones—que son muchos—y
omitiendo un bueno nimero de ellas, sobre todo entre las ne anarquistas.
Lamboret incluye, ademés, muchas publicaciones que no son obreras ni
socialistas, haciendo casi siempre una division aparte. Este es un criterio
discutible, pero a las veces forzosamente necesario, si no se quiere dejar at
margen periddicos y diarios de suma importancia para el. movimiento obrero.
Yo mismo, aun proponiéndome esirictamente !a sola inclusién de periddicos
obreros, he faltado varias veces a este principio; asi, he incluido un periddico
de inspiracién y hasta discipline federal como sEl Campesino» (Vendrell, 1895-
1896), reformistas como «E} Ideat del Pueblo» (Sabadell, 1889) 'y hasta burgue-
ses paternalistas, aun autodefiniéndose samigos del obreror, como los catdlicos
«Ef Amigo de! Obrero» (Barcelona, 1895-1908) y «El Obrero Catélico» (Madrid.
1895-1896). No es nada facil, pues, someterse a una disciplina rigurosa en este
punto y, en mi caso, he de tomar una actitud severa porque, de otro modo,
centenares de publicaciones federales, demécratas, pseudoobreristas tendrian
que ocupar su puesto dentro del estudio.
La profesora francesa cita—pags. 53-58—casi todas las publicacicnes men-
cionadas por Nettlau que yo no he encontrado, citando también algunas fuen-
tes de esas menciones, como Francisco Mora (se refiere, sin duda, a su libro
«Historia del Socialismo Obrero Espafiol», Madrid, 1902) y Juan José Morato
{sin duda, también a su libro «Historia de ta Seccién Espajiola de la’ Internacio-
nal, 1868-1874, Madrid, 1930}. Corrige a Nettlau en algunos puntos; sitda
«Las Represalias» en Madrid y en 1874; «El Orden», también en Madrid y de
1875 a 1878. No cita, entre las seftaladas por el historiador austriaco, ~Ei
Obrero» (Sabadel!), «El Derecho» (Cérdoba), «La Legalidad» (Gracia), «El Teje-
dor» (Valls) y «E] Autonomistar. «El Tejedors, de Valis, es citado a menudo en
«La Federacién> desde mayo de'1871; cuando en el sexto congreso de La Unié
Manufacturera, del 3 al 6 de agosto de 1873, en Barcelona, se reorgani:
Unin sobre 1a base de Federaciones de oficic, la Federacién de Trabajadores
a Mano decidio publicar su viejo érgano «El Tejedors, mientras las otras Fede-
raciones siguieron con «La Revista Social» (2). «Ei Derecho» se cita sin men-
cionar el lugar de edicién, en las actas del Consejo federal, en fecha 6 de
agosto (3), Los dos periédicos son citados—situando a «El Derecho» en Sevi-
ila en el folleto de Carl Hillman «Die internazionale Arbeiterassociation (1864
1871): ihre Geschichte, Programm und Tatigkeit», Leipzig, 8. d. (;18717}. pé
gina 14. El mismo folleto, que cita «La Emancipacién», «El Obrero» y «La Fede-
racién», entre los érganos obreros, menciona también «Ei Grito da Guerram, de
Madrid, y «endlich ein Organ in Valladolid». «El Grito de Guerra» aparece en
las actas del consejo federal, fecha 7 de julio de 1871, pero sin especificar que
se trate de un periédico obrero: «E] dia 7 se contesté a unos propagandistas
de nuestra causa en Granada y a cierto ofrecimiento hecho por Ta redaccién
de «El Grito de Guerra» (4). Oscar Testut, en su libro «Association Interna-
nationale des Travailleurs», Lyon, 1870 pag, 65, cita, junto a «La Solidaridad»,
de Madrid, «La Federaciéne, de Barcetona, y «El Obreror, de Palma, «La Lega:
{2} Vor ba Federacién, nim, 206, 9 de agosto de 1873.
(2) Actas de fos Consejos y Comisién Federal de la Regién Espaficla (1870-1974), tomo |. Trans.
eripelén y estudio preliminar por Carlos Seco Serrane, Barcelona, 1970, pag. 68
(A) Ob, cite, 1 pig. 66.
170PRENSA OBRERA EN ESPANA
lidad», «paraissant @ Gracia, en Catalogne», dando como revistas socialistas que
aparecen en Madrid las dos revistas republicanas «Justicia Social» y «El Pro-
letariado» (confusién, sin duda, con «El Proletario»).
Entre los no citados por Nettlau, y que yo no he podido ver, cita Lamberet
esta larga lista de titulos (pags. 55-78 de su libro, citado): e£l Petyéleo» (Ma-
drid, 1873, anarchiste), «El Cantén Murciano» (Carthagene, 1873, Organo de
la sJunta Soberana de Salvacién de Cartagena»), «La Solidaridad» (Barcelone,
1974-1876), «Bandera Social», Madrid, 13 septiembre 1878, sp.), «El Esclavo
Moderno», Barcelone, 1881-1885, anarchiste), «Los Parias» (Barcélone, 1881-1985,
anarchiste), «Crénica de los Trabajadores de la Regién Espafiola (Barcelona, 2
léc. 1882-1883, fondée apres le Congres de Seville, organe de la Féderation,
publiée par la Comission Fédérale), «La Cronica» (Madrid, 1883, anarchiste) .
«El Defensore (Cadiz, 1883), «La Luz» (Barcelone, 1 novembre 1885-1886, fondée
par Rosendo Ards; rédacteurs, José Lopez Montenogro, «Pitarras, Cristébal Li-
tran, ote,), «Eco del Proletariado> (Sans, 1885), «La Unién Obrera» (Ei Ferroi,
4885, anarchiste), «E! Condenado» {Barcelone, 1886, anarchiste; premiere quo-
tidien ouvrier en Espagne, pendant 27 jours}, «La Organizacién Obreray (Bar-
celone, 1886, collaborateur, A. Lorenzo), «La Protesta Humana» (Barcelone, 1226,
un des premiers organes communistes-anarchistes en Espagne), «La Crénica
de los Trabajadores» (1887. 8. q.: organe des anarchistes-collectivistes, est sur-
tout une publication administrative et de statisque}, «El Grito del Pucblo»
11887, collectiviste-anarchiste), «La Bandera Roja» (Barcelone, 15 juin 1888,
au 1 février 1889, 20 numeros, rédacteurs. E: Borrel, Ernesto Alvarez; hebdoma-
daire; collectiviste anarchiste), «La Justicia Humana» (31888-18897), commu-
niste-anarchiste), «La Revelucéo Social» (Barcelone, juillet, 1890, sq., en por-
iugais), «El Condenado» (Alcoy, 1890-1893}, «El Compostelano» (Santiago, 1892
8q.), El Pan del Pobre» (Malaga, 1895, anarchiste), «Vida Nueva» (1895.sq., s0-
claliste), «Bandera Rojax (La Corogne, {1897-18987
Sobre estos periddicos habria que hacer ciertas precisiones. No creo que «El
Petrélec» ni «Los Descamisados» fueran internacionalistas; mas bien paracen
haber sido escritos para desprestigiar a los internacionalistas y a sus drganos
de prensa. Sdlo en este sentido puedo decir que no he visto esos dos perid-
dicos como obreros de la Internacional. El «Eco dei Proletariado», yno sera ef
subtitulo de «La Revista Social», que aparecia en Sans, en su segunda época
(1885) ?. «El Grito del Pueblo» ges ef que yo describo, impreso en San Martin
de Provensals y que comienza en julio de 1986? «La Justicia Humana» ges la
misma publicacién que yo he visto, pero de 1886? Estoy muy lejos de haber
Hlegado ai fin de mi estudio—nunea fo repetiré bastante—, pero me temo otra
vez, por el modo de citar algunos de estos periddicos, que A. Lamberet no los
haya visto tampoco.
De los estudiados por mi, la ilustre autera ne menciona «El Amigo del
Obrere (Barcelona, 1895-1908), «La Asociacién» (Madrid, 1889-1898), «EI Aienco
Qbrero de Badalona» (Badalona, 1888-1903}, «El Ateneo Tarraconense de la
Clase Obrera» (Tarragona, 1879-1882), «Bandera Roja» {Palma, 1892), «La De-
fensa» (Barcelona, 1895-1896), «El Eco de los Obreros Toneleros de la Regidn
Espafiolay (San Martin de Provensals, 1890-1891), «Fraternidad» {Gijén, 1899-
4900), «La Guerra Social» (Barcelona, 1891-1893), «El Jornalero» (Alcoy, 1889-
1890), «La Labor Corchera» (Palamés, 1892}, «El Obrero Catélico- (Madrid,
1895-1896), «Las Ocho Horas» (Barcelona, 1885), «El Paladin sombrerero»
{Barcetona, 1892), «El Primero de Mayo» (Barcelona, 1896), «Ei Proletariado»
{Sabadell, 1884), «La Protestay (Valladolid, 1899-1902), «La Reforma Social»
(Walencia, 1894), «La Republica Social» (Matard, 1896-1899}, «La Revista So-
wm¥. M. ARBELOA
cial» (Barcelona, 1892), «Suplemento a la Revista Blanca» (Madrid, 1899-1903),
«E} Trabajoe (Cédiz, 1899-1900), «La Traccién Ferroviarias (San Martin de Pro-
vensals, 1893-1898}, «La Verdad Social» (Barcelona, 1899], «La Voz del Cbrero»
{Vilianueva y Geltrd, 1891), ademas de «El Campesinos y «El idea! del Pueblo»,
ya citados antes, De éstos, «Las Ocho Horas» y «El Primero de Mayo» no son
propiamente periddicos, sino hojas conmemorativas. Ademas, ni «El Amigo del
Obrero», «El Ateneo Obrero de Badalonas, «El Ateneo Tarraconense de {a
Clase Obrera» y «El Obrero Catélico» son propiamente obreros, y por tanto
no es demasiada descortesia no citarlos.
Ni Nettlau ni Lamberet citan—ni yo los he visto—cuatro periédicos que las
Actas del Consejo y de la Comision Federal Haman «socialistas»: «El Tejedor»,
de Gracia (5); «El Pyoletariow, de Palma (6),.y «Movimiento General», «de !a
Federacién de Gonstructores de Calzado» (7).
El lector podré ver con estas someras muestras cuén lejos estamos atin
de tener una base seria de trabajo para comenzar a construir no sélo la histo-
ria de la prensa obrera, sino también del movimiento obrero en Espafa.
En primer lugar, muchos periédicos parecen haberse perdido. Las dificiles
circunstanclas en que aparecieron, los pocos ejemplares publicados, la mala
calidad del papel, las continuas persecuciones, requisas, incautaciones y, por
si fuera poco, la tormenta de fa guerra civil han hecho casi imposible la conser-
vacién de las colecciones de prensa obrera (8). Parece haberse perdido casi
todo en Galicia, Asturias y Andalucia. Queda muy poco—hablo sélo de esta
primera época, pero puede extenderse también a las posteriores—en el pais
vasco, pais veienciano, Baleares, Aragon. Solamente se ha conservado bas-
tante en Catalufia, aunque no todo ni mucho menos, y algo en Madrid.
Por las noticias que tengo, después de haber escrito desde el Instituto de
Historia Social de Amsterdam—y contando con su generosa ayuda—a todos
los centros importantes del mundo, no se conserva prensa obrera espanola co-
rrespondiente a este primer periodo, excepto en el mismo Instituto holandés
y_ algunos niimeros sueltos—que anoto en su jugar adecuado—en el Institute
Giacomo Feltrinelli, de Milan. En el Instituto de Amsterdam, formado con los
fondos recogidos por Max Nettlau y Rocker, enriquecidos después con valiosos
archivos de primera categoria, deposits Federica Montseny, hija de Teresa
Mafié (Soledad Gustavo) y Federico Urales (Juan Montseny), las inaprociables
colecciones atesoradas por sus progenitores, incansables militantes libertarios,
fundadores o colaboradores de casi toda fa prensa anérquica desde los aitos
ochenta hasta su muerte. Gracias a este atinado gesto pudo salvarse este
tesoro, que la seriedad del International Instituut véér Soziale Geschiedenis
y fa hispanofilia de sus responsables—pienso sobre todo en mis amigos Maria
Huninck, bibliotecaria, y Rudolf de Jong, director del departamento hispénico—
lo ponen bien al cubierto y, al mismo tiempo, al servicio de los que buscan
la verdad histérica.
(5) Ob, cits, 1h, pigs. 218 (sesion de! 24 de noviembra de 1878), 264 (5 de enero de 1874) y 296
(9 de febrero de 1274),
48) Shida, pig. 104 (
le 1873 (pég. 164).
{7} Sider, pigs. 226 (sesién del 1 de diciambre de 1873) y 257 (2 ds endro cs 1874), sin expect.
ficer ef lugar de ediecién.
(2) Sobre to que significé le guerre civil y sus consecuencias, puede verse al artéculo dol historia:
dor Hbertaria Joud Palrats, eGlosas en torno @ nuestra épicax, Frente Libertarie, Faris, nim, 7, marzo
de 1971.
6a del 15 de agosto de 1873) y varias veces mds, hasta el 6 de octubre
172PRENSA OBRERA EN ESPARIA
Las fuentes, pues, son escasas o estén lejos; las facilidades no existen;
fos medios suelen ser nulos; tas posibilidades de edicion, escasisimas. Para no
hablar més que de mi mismo, necesité Dios y ayuda, como popularmente deci-
mos, para poder ir a Amsterdam, vivir alli y ver de prisa—a veces demasiado
de prisa—ias colecciones. Pasé un afio para encontrar un jugar de publicacién,
que esta vez fue «La Revista de Trabajo», en la seccién que por entonces
cuidaba, con tanto acierto, Antonio Elorza, Pero en honor a la verdad he de
confesar también que tanto en Amsterdam como en casi todas las partes de
Espafia he encontrado arrobas de amabitidad y de generosa colaboracidn. Casi
todos los archiveros y bibliotecarios de cludades y pueblos donde aparecié
alguna publicacién obrera desde 1869 a 1936 han colaborado conmigo para
darme tos datos mds precisos posibles. He de destacar, entre otras muchas,
la cooperacién de Montserrat Condominas. bibliotecaria de la Hemeroteca del
Instituto Municipal de Historia de Barcelona. Al fin del trabajo redactaré una
Jarguisima lista de cudntos me ayudaron en esta obra fatigosisima—que tam-
bién es suya~-y que sélo por servicio al mejor conocimiento de! movimiento
obrero espafio! contintio.
3. PERIODICOS Y TENDENCIAS
Entre los socialistas, y ademas de fos dos jefes de fila, «El Socialista» y
sta Lucha de Glases>, ya citados, fe enumeracién no es demasiado larga:
ademés de las hojas conmemorativas «Las Ocho Horas» y «El Primero de Mayo»,
estén en esta primera época «Bandara Aojax (Palma), «La Emancipacién» (en
su segunda época, muy anterior a 1a fundacién del partido), «La Guerra Sociale,
«La Reforma Social», «La Republica Social», «La Verdad Social», «La Voz del
Obrero», todos ellos antes citados—casi todos ausentes en el libro de R. Lam-
beret—. y «La Unién Obrera», «érgano ofictal de la Unidad General de Traba-
Jadores en Espafia, fundada en agosto de 1888», que ella sitia ya ese mismo
aio, y del que yo sélo he podido ver hasta ahora el nmero 10, febrero de 1896.
También «El Obrero» (Barcelona, 1880-1891), dirigide por José Pamias, antiguo
alianeista y delegado al Congreso de Zaragoza, miembro fundador del Partido
Socialista en Barcelona, luego expulsado “det mismo, puede considerarse, al
menos hasta 1886, como publicacién parasocialista, y de ia que los socialistas
dispusieron, antes de fa fundacién de su drgano oficial madrifeio, con relativa
amplitud. Socialista, aunque no oficial, es «El Obrero» (E! Ferrol, 1890-1892).
No es ahora el momento de analizar en profundidad las caracteristicas de
fos diferentes periédicos ni de las distintas tendencias, pero cabe decir al menos
que la prensa socialista en este tiempo estuvo condicionada y hasta deter-
minada por el contenido y hasta por el estilo de «El Socialista», de Madrid, y
por su director, Pablo iglesias, quien, a su vez, seguia de cerca a J. Guesde y
a «Le Socialiste», francés. Es una prensa austera, sin alifios de ninguna clase,
dirigida sélo a fa educacién de sus miembros de cara a la conquista de los
poderes de la sociedad burguesa; moderadamente, pero firmemente anticle-
rical, antianarquico y antiburgués, dependiendo en gran medida de la manera
de pensar y actuar del socialismo internacional. Creo que Juan José Morato,
uno de los que mejor conocieron el periddico por dentro y por fuera, acierta
cuando escribe: «Fue desde luego «El Socialistay un periédico de clase contra
clase, dspero, hostil a todos, intransigente, escrito en lenguaje claro, duro
mas bien, y despojado de todo adorno y sensibleria... Habia que realizar un
trabajo considerable e implacable de diferenclacién, y se realizé; habia que
reaccionar contra la garruleria de politicos, que hablaban de Repiiblica, demo-
473Vv. M. ARBELOA
cracia, revolucion, ete., para luego quedarse en la supresién de las Consumos,
y 8@ reaccioné=; y en otro lugar: «No era facil que un semanario de estas
condiciones y, por afadidura, poco 0 nada ameno, conquistara lectores, y més
entre un publico como el republicano, de paladar intelectual habituado a las
fuartes especias con que sazonaban sus trabajos los escritores de la idea,
nara muchos de fos cuales la Republica estaba ya en ef horlzonte sensible» (9)
solo con motive de la fiesta det 1 de mayo o del aniversario de la Comune
la prensa sovialista se viste de fiesta ¢ invita a su mesa a fa flor y nata de
jos socialistas~—junto con algunos republicanos—de Espafia y fuera de Espafia
Mucho mas dificil resulte ver claro en fa balumba de fa prensa anarquica.
Cuatquier grupo puede editar un periédico, cualquier tendencia tiene su 6rgano
de expresién. Hasta 1886, més o menos, la prensa anarquista parece preset
tar un cardcter comin, sobre todo los ahos 1869-1881, pero a partir de aqui
las diferencias se acentian, especialmente entre los colectivistas y comu-
nistas—todos ellos dcratas—, cosa no siempre facil de distinguir, como no
fo serd, en la segunda época, hacerlo entre sindicalistas y anarquistas puros, y
en ia terceta, entre faistas y cenetistas. Sobre este punto, y contestando a
una carta mia, me escribia Federica Montseny, el 8 de octubre de 1969: «La
diferencia existente entre comunistas (anarquistas) y colectivistas es la si-
guicate: Durante muchos afos, ef principio de justicia social, establecido por
Proudhon, Bakunin y otros pensadores en sus libros era: «A cada uno el pro-
ducto integro de su trabajo». Pero pronto hombres que analizaron esta formula
colectivista, principalmente Kropotkin y Malatesta, estimaron que ella entra:
fiaba ya un principio de injusticia y ef peligro de una tesorizacién, por cuanto
jos mas fuertes y los mas aptos podrian trabajar mas y por tanto vivir mejor,
poseer mas que los débiles, los nifios, las mujeres y tos ancianos. Y entonces
se lanzé la formula comunista: «De cada uno segin sus fuerzas y a cada
uno segtin sus necesidades». En Espaiia los primeros que lo adoptaron fueron
los anarquistas andaluces, demostrando fa influencia del medio, de ta tradicién
oral, de Jas costumbres en la propia interpretacién de las ideas. Los ditimos
en abandonar la férmula colectivista fueron los catalanes, los vascos y !os
asturianos: Ricardo Mella murié Naméndose siempre colectivista o anarquista a
secas, no aceptando la férmula comunista malatestiana, Sin embargo, hoy todo
el mundo acepta, en nuestros medios, como principio basico de la nueva orde-
nacién social por nosotros propiciada el: De cada uno segtin su fuerzas y a
cada uno segun sus necesidades.»
s£l fruto del trabajo—escribia «El Productor», periédico colectivista por
antonomasia, en el niimero 32 (11 de marzo de 1867)—aportado a ta masa
comtin por cada obrero asociado, la cuota equivalente a este trabajo, lo que
por él se satisfaga al individuo, serd propiedad individual y cada uno podré
hacer de ello !o que mejor fe parezcas; para evitar la explotacién, las materias
primas y los instrumentos de trabajo serén siempre propiedad colectiva uni-
versal. El mismo periédico dedica a este tema numerosos trabajos, algunos
de ellos escritos por Ricardo Mella.
Entre las publicaciones pertenecientes a esta tendencia pueden conside-
rarse «La Solidaridad» (Sevilla, 1888-1889), dirigido por Ricardo Mella, que
polemiza a menudo con «El Productors—-en el que luego colaboraré—por no
defender suficientemente e! anarquismo-colectivismo; «La Bandera Roja» (Ma-
drid, 1888-1889); «Bandera Social» (Madrid, 1885-1887), que cesa al refundirse
(9) Juan Jost Morator Pablo iglesias Posse, educader de muchedumbres, Barcelone, 1962 (reed
ign), pigs. 71 y 6384
174PRENSA OBHERA EN ESPANA
en «Et Productor»; «Los Desheredados» (Sabadell, en su segunda época: 28 de
noviembre de 1884-1896); cE! Grito del Pueblo» (Barcelona, 1806). «La Revista
Social» (Madrid y Sans, 1881-1885), dirigida por el notario madrilefio Serrano
Oteyza, que—seatin se lee en el prospecto—viene a defender la linea andrquico-
colectivista: de los congresos de Sevilla (1882) y Valencia (1883).
Entre los anarquistas-comunistas podemos incluir «Tierra y Libertad» (Gra-
cia-Barcetona, 1888-1889), fundado. y dirigido por Federico Uraies, subtitulado
«quincenario anarquico-comunista», en constante polémica con «El Productor»:
«Ariete Anarquista» (Barcelona, 1896), «E] Comunistas (Zaragoza, 1895), «Et
Invencible» (Zaragoza, 1895}, «La Justicia Humana» (Barcelona, 1886), «El Por-
venir Anarquista»’ (Barcelona-Gracia, 1891}, «E] Rebelde» (Zaragoza, 1893), «La
Revancha» (Reus, 1893), «El Revolucionario» (Gracia-Barcelona, 18917), «La Re-
volucién Social» (Barceiona, 1889-1890), «La Tribuna Libre» (Sevilla, 1891),
Otros parecen etuidistantes en esta lucha de tendencias y aun fuchan por
su desaparicién 0 integracién. «El Socialismo», fundado y dirigido por Fermin
Salvochea (Sevilla, 1886-1891), al cambiar en el nimero 65 (16 de junio de 1890)
su adjetivo de «sociatista» por el de «comunista-andrquico», declara que s6lo
las diferencias existentes entre anarquistas le hicieron velar sus predilecciones
por ef comunismo anarquico, pero «hoy que las relaciones entre todos jos
anarquistas son sinceras y cordiales, habiéndose suavizado asperezas y acor-
tado distancias. no vemos ningun peligro para la causa en colocarnos en nues-
tro punto puesto con nuestra bandera desplegada, a fin de que todes sepan
lo que queremos y adénde vamos»,
Otros como «E! Proletario» (San Feliu de Guixols, 1890), que se subtitula
sanarguista», se.propone propagar «la unién ¢ inteligencia entre los proleta-
rios de todos ios patses», declarando no querer estampar