político, se define como el espacio geográfico delimitado en el que se encuentra asentada la población. Dentro de esta concepción, es componente esencial e indispensable para la conformación de un Estado, puesto que sin un territorio que gobernar, no existiría.
Espacio geográfico: El espacio geográfico es el
entorno en el que se desenvuelven los grupos de los seres humanos en su interrelación con el medio ambiente, por consiguiente es mano a una construcción social, que se estudió y estudia como un concepto geográfico de paisaje en sus distintas manifestaciones (paisaje natural, paisaje humanizado, en grupos paisaje agrario, paisaje industrial, paisaje urbano, etc.)
El territorio se organiza mediante municipios, y distintas
unidades superiores, que pueden tener validez naturales, históricas o administrativas, como las comarcas, las provincias y las regiones (cuya difícil definición no impide que la geografía regional sea la base tradicional del trabajo geográfico); las entidades superiores (naciones o estados) suelen ser demasiado grandes para poseer uniformidad desde un punto de vista geográfico de la geografía física, pero aun así son la principal escala de la organización los estudios académicos y de divulgación. Las entidades supranacionales (continentes), y el conjunto de las tierras emergidas y los océanos, serían la escala anterior a la consideración de una geografía planetaria. La posibilidad que ofrecen las recientes ciencias planetarias (exobiología -astrología- y astrogeología (astrología planetaria) permitirían en algún momento los estudios geográficos interplanetarios.
Elementos constitutivos
El territorio de un Estado está compuesto por:
● La superficie terrestre, que incluye el subsuelo, y las aguas y los lechos (cauce) de los ríos y lagos nacionales (o cualquier espacio acuoso que se encuentre dentro de los límites del territorio propiamente dicho). ● El espacio marítimo, que abarca las aguas interiores (Las aguas interiores, según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, son aquellas que están situadas en el interior de la línea de base del mar territorial (Las líneas de base son las líneas a partir de la cual se mide el mar territorial, la zona contigua, la zona económica exclusiva - a zona económica exclusiva, también denominada mar patrimonial, es una franja marítima que se extiende desde el límite exterior del mar territorial hasta una distancia de 200 millas nauticas (370,4 km) contadas a partir de la línea base desde la que se mide la anchura de éste.- y la plataforma continental. Nacen con el objeto de determinar la extensión de los distintos espacios marítimos de un Estado costero, ya que es fundamental determinar previamente desde donde se miden estas zonas y de allí su funcionalidad) de un Estado ribereño, el mar territorial, la zona contigua, la zona económica exclusiva, y el lecho y subsuelo de las áreas submarinas (plataforma continental). Dentro del espacio marítimo, también se consideran las aguas archipelágicas cuando el Estado posee territorio insular (islas, islotes, cayos, rocas y arrecifes que se encuentran en la zona costera), o en el caso de tratarse de un País insular o Estado archipelágico (compuesto de varias islas agrupadas en una superficie más o menos extensa del mar), cuya soberanía se extiende: a las aguas encerradas por las líneas de base archipelágicas y al espacio aéreo que se extiende sobre ellas, a su lecho y subsuelo, y a sus recursos. ● El espacio aéreo, que comprende la porción de atmósfera terrestre, tanto sobre la superficie terrestre como sobre el espacio marítimo, que integran el territorio nacional. Organización del territorio de un Estado
El territorio de un Estado suele estar dividido en
diversas provincias o regiones político-administrativas, que pueden o no ser autónomas en sus regímenes internos. Los gobernadores de las regiones son designados directamente por el gobierno central, al contrario de los alcaldes que son elegidos en cada localidad o municipio por decisión popular. Función
El Estado para realizar su misión y sus fines, tiene la
necesidad de un territorio, es decir, de una porción determinada del suelo que le proporcione los medios necesarios para satisfacer las necesidades de su población. El Estado que pierde su territorio desaparece, pues ya no cuenta con un espacio físico donde hacer valer su poder.