BLANCANIEVES

Erase una vez dos hermanas gemelas, a una la llamaron Blancanieves y a la otra Bruja. Mientras
Blancanieves creció con todo tipo de halagos, Bruja cada día parecía más triste. Si eran iguales,
¿Por qué no le decían a ella lo guapa que estaba? Solo en su cuarto podía sentirse guapa, cuando se
lo preguntaba a su espejito y este le contestaba que la más guapa de todas era ella misma. Pero
entonces, ¿Qué ocurría con su hermana gemela?

Un día, Bruja le escondió el cepillo a su hermana y el pelo de Blancanieves comenzó a encresparse

y enredarse. Bruja comenzó a reirse de ella, pensando que ahora la guapa sin duda era ella. Ya no
eran tan parecidas si su hermana tenía el pelo así de feo. Pero su hermana, cuando se miró al espejo
solo exclamó:

– Mira que bien, con el pelo así puedo ponerme la felpa roja tan bonita que quería estrenar.

Y así fue, cuando su madre vió la felpa tan bonita, no le dijo nada de su pelo. Seguía estando tan
guapa como siempre.
Bruja, al ver esto se enfadó y pensó que ahora ella quería el mismo pelo, porque ella también
quería estrenar la felpa, así estaría más guapa.

Así fue, como Bruja dejó de cuidar su pelo, de cepillarlo y lavarlo. Al cabo de unos días, consiguió
el pelo de su hermana, pero cuando su madre la vió, no le dijo que su felpa era muy bonita, sino que
parecía una Bruja de verdad. Ella, corrió a esconderse a su cuarto y cuando se miró al espejito, no
podía reconocerse. Tenía el pelo tan enredado que no se le veía la felpa tan bonita que había querido
estrenar. Por haber querido el pelo de su hermana, había dejado de reconocerse. No le gustaba, no le
quedaba bien y ya ni su propio espejito la veía la más guapa del reino.

Cada día era más y más triste hasta que Blancanieves la encontró llorando un día detrás de unos
arboles.
– ¿Que te pasa, Bruja? Ya tu pelo se ve bonito, ¿Por qué pareces tan triste?
– Porque haga lo que haga, nunca seré como que tú.

Ante esta respuesta, Blancanieves se quedó muy sorprendida, pero continuó preguntándole:
– Bruja, ¿Por qué quieres ser como yo? Somos gemelas, ya nos parecemos, ¿No crees que
sería mejor ser distintas? Así seremos más especiales, y cada una, a su manera, seremos
auténticas. De esta manera, ya no se fijarán en lo guapas que estamos. Se fijarán en algo
más importante, en quienes somos cuando nuestro pelo está feo.

Fue entonces cuando Bruja comprendió que la belleza es cuestión de actitud. Que compararse con
su hermana solo había servido para alejarse de sí misma. Desde ese día, luchó por verse ella guapa,
sin necesidad de preguntarle a su mamá, fue entonces cuando ésta comenzó a ver todo lo bonita que
era su hija Bruja.

No hay que compararse entre nosotras. Somos maravillosas por ser quien queremos ser y cada una
de vosotras teneis que ser autentica y teneis que daros valor vosotras mismas. Sin espejitos, sin que
nadie tenga que deciros que estais guapas para que vosotras podais pensarlo.