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YO CHRISTIANE F.

NOMBRE: Christiane Vera Felscherinow EDAD: 14 años OCUPACION:


Estudiante/Prostituta ESTADO CIVIL: Soltera
La historia transcurre en el Berlín de los 70, un Berlín frío y decadente en el
que muchos jóvenes no tienen nada mejor que hacer que probar e ir
introduciéndose en el letal y oscuro mundo de las drogas y la prostitución.

Somos testigos de cómo una niña de 14 años, poco a poco y por curiosidad se
va introduciendo en el oscuro y sórdido mundo de las drogas. Esto bajo el
telón de los problemas económicos y emocionales de sus padres, desde la
migración del área rural y el desarraigo de esa identidad de su comunidad.

El golpe de realidad en la zona urbana con valores de unidad nulos y el


aislamiento emocional por el trabajo de la madre como sostén de la familia y
el padre hundiéndose en el alcoholismo por la frustración de sus sueños de
grandeza no alcanzados, hace que este padre sea solo una sombra borrosa
entre peleas familiares que alcanza niveles de violencia cada vez
más altos.

Esta situación provoca la fractura familiar, y la integración de un nuevo


integrante al tener una nueva pareja sentimental de su madre. El desarraigo,
la falta de atención de la madre por la situación económica, un padre ausente
y una sociedad deshumanizada fue el trasfondo que encamino a esta
adolecente a la puerta falsa de las drogas.

Comienza imitando el tatuaje del chico que le gusta y continúa probando


heroína, como el chico que le gusta. Durante el desarrollo de la historia fui un
testigo impotente de todas las fases por las que pasa Cristina en su descenso
al infierno.
Desde su primera vez en la discoteca de moda, hasta su primera inyección de
droga, la pérdida de su virginidad, su bonito y destructivo primer amor, las
penurias por las que debe pasar una vez enviciada, la prostitución, las
mentiras, las recaídas, la falta de valores, la unidad familiar, la falta de
principios y amor propio, el apoyo de la familia.

"Yo controlo" se repite Cristina mientras juega a ser mayor, poco después se
vera que no es así y llegan los "viajes" a bordo del LSD, los comprimidos de
Efedrina y demás medicamentos que, por aquel entonces, vendían sin receta
a cualquiera.

Cristina quiere viajar más allá de lo que el ácido le permitía y empieza a


inyectarse. Así entra en un mundo de jeringas compartidas y de sucios baños
públicos, de mentiras y abuso de confianza de su madre, y aunque hubo
señales de las actividades de esta jovencita, asi como comentarios directos de
personas allegadas a la madre, esta no solo los ignoro, sino que hasta se
molestó y fue empeorando la toma de decisiones de su hija.

El personaje más desdibujado quizás sea el de la madre, totalmente ajena al


drama que está viviendo su hija hasta casi el final del libro. Yo, Cristina F es un
libro frío, duro, real.

La madre de Christiane, dañada por el maltrato del padre, ocupada en


trabajar y centrada en mantener su relación con su nuevo novio, no se da
cuenta de lo que pasa con su hija. La joven ha conocido a un chico que
consume heroína. Ella está fascinada con él y solo quiere captar su atención y
tras conseguirla, desea sentir lo que él siente. Como si fuera una prueba de
amor. Así que se adentra en una espiral de toxicomanía que la lleva a vivir a
la calle, a prostituirse junto a su novio y a contraer diferentes enfermedades,
mientras algunos de sus amigos terminan falleciendo. A pesar de sus
intentos por dejarlo, en cuanto vuelve a ver a su chico o a sus amigos, recae.

Este libro es tan real la mostrarte que las drogas no tienen ningún glamour,
que la preocupación y los límites de los padres tienen sentido. Las drogas no
son divertidas, las adicciones te convierten en otra persona, en alguien que
solo tiene un objetivo: drogarse. Se acaba la diversión, las aficiones, la familia,
los amigos, hasta el placer de comer. Se acaba todo.
La adolescencia es una época extraña. Es un proceso de búsqueda interior,
pero también es un momento donde la relación con el exterior es muy
importante. En esa relación, todo es blanco o negro. Mientras que las
personas adultas se conciben como seres raros que no entienden nada de lo
que les sucede, su pandilla es vital. Incluso cuando les lleva a hacer algo que
no quieren o rechazan una parte importante de su personalidad. Por eso, son
tan vulnerables y por eso,
Como familia debemos darles armas que protejan a los adolescentes durante
su búsqueda interior y sus luchas constantes con el exterior. Y una de las
mejores es, sin duda, el conocimiento. Es por ello que les recomiendo la
lectura de Yo Christiane F, un libro que les mostrará, sin mitificación alguna,
los desastres de la droga.

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