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Serie Cade Creek

Happy para siempre 1

Granjero en el Dell 2

La Llama de un Bombero 3

Stormy Glenn 1
Sinopsis

Después de siete años, Chester Bailey ha decidido dejarlo todo. Su


divorcio está finalizado y empacado su vida, con planes de mudarse a Cade
Creek. Pero el destino tiene un sentido del humor, que Chester descubre
cuando está involucrado en un accidente automovilístico, justo cuando
llega al pequeño pueblo. El rescate viene en la forma del jefe de bomberos
más sexy que ha visto alguna vez... y tal vez un nuevo amor.

El Jefe de Bomberos Jack Helmond está acostumbrado a ser llamado


a las escenas de accidentes. Es parte de su trabajo. Cuando descubre a un
joven asustado, atrapado en su auto, el trabajo cobra un nuevo significado.
Rescatar a Chester se vuelve personal.

Pero el pasado de Chester se niega a rendirse tan fácilmente. Su ex


no permitirá que una pequeña cosa. Como un nuevo amante o incluso los
papeles del divorcio. lo detengan de reclamar lo que cree que es suyo. Si
Jack tiene alguna esperanza de mantener las llamas del romance ardiendo
entre él y Chester, va a necesitar más que sus compañeros bomberos para
ayudarlo. Podría necesitar a todo Cade Creek.

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Dedicatoria

Para el Trav-Man: Gracias por ayudarme a trazar mi drama.

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Capítulo 1

Un suspiro de alivio se deslizó de los labios de Chester Bailey,


cuando el pequeño pueblo de Cade Creek apareció ante su vista. Parecía
haberle tomado semanas para llegar hasta allí, a pesar de que sabía que sólo
habían sido un par de horas, pero ¿no era el momento en que se entraba en
la planificación de algo, lo que duraba para siempre y no el hecho en sí?

Fuera lo que fuese, finalmente estaba en su destino, y no demasiado


pronto. A pesar de la nieve que cubría casi todo, en las últimas setenta y
cinco millas, había llegado en una sola pieza. Tuvo que que decidirse en el
más crudo invierno, el mudarse. Había estado conduciendo a paso de
tortuga, desde que llegó a las montañas.

Sólo esperaba que la invitación de Yancy para venir de visita, todavía


estuviera abierta, una vez que el hombre averiguara él estaba allí para
quedarse, y del por qué. Había una gran parte de Chester que no quería
decirle a Yancy sus problemas. Preferiría un abrazo y un batido de suero de
leche de fresa y un "Bienvenido a Cade Creek. ¿Cuánto tiempo puedes
quedarte?

No estaba seguro de que iba a conseguir algo de ello. Chester


suspiró, sus hombros se desplomaron, ya que algo de la emoción de llegar a
su destino, después de todo este tiempo, disminuyó. Yancy iba a querer una
explicación y decirle que "las cosas simplemente no funcionaron" no lo
haría.

Yancy querría saberlo todo.

La idea de un refrito, del último año de su vida,le hizo rodar el


estómago. Las lágrimas brotaron de sus ojos, mientras pensaba en lo mucho
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que su vida apestaba en este momento. El para siempre que le habían
prometido, cuando se enamoró de Oscar, había sido todo una fantasía
alimentada por un hombre que nunca tuvo la intención de dárselo. Había
sido un medio para un fin, una manera de conseguir que Chester hiciera lo
que Oscar quería.

Odiaba el haberse enamorado de esa fantasía prometida. Había


renunciado a todo, dejado a su familia en Boston y el mudarse a través de
todo el país, poniendo cada centavo que tenía, en un negocio con su socio,
y comprometió un para siempre con un hombre que, a la larga, no lo
quería.

Él no estuvo a la altura. No podía darle a su amante las cosas que


aparentemente necesitaba para sentirse completo. Chester lo sabía porque
lo había intentado. Lo había intentado hasta el punto de incluso pensar en
las cosas que Oscar quería de él, hicieron que su estómago se anudara de
miedo.

También lo hicieron sentir inadecuado.

Chester suspiró de nuevo y levantó una mano para cepillar el


flequillo de su cara. Casi se rió, cuando vio el gesto en el espejo retrovisor.
Yancy no iba a reconocerlo. No sólo había teñido su cabello de nuevo a su
color natural, sino que se había quitado las joyas, de la mayoría de sus
piercings para que se cerraran de nuevo. Solamente tenía unos pocos, y con
la excepción de un solitario pendiente en su oreja, todos estaban debajo de
la ropa. Ni siquiera estaba usando algún delineador de ojos.

Se sentía prácticamente desnudo.

El cambio tenía un propósito. Estaba cansado de que la gente le


echara una mirada y asumiera que estaba en cada cosa Kinky bajo el sol.
No estaba. Durante el último par de años, Chester de hecho había
aprendido que era malditamente vainilla, cuando se trataba de su vida
sexual. No quería ser azotado o usar un plug o caminar con una correa. Él
sólo quería que lo sostengan y lo amaran, que lo hicieran sentir como si
importara.
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Y esa sería la razón principal por la que se mudaba a Cade Creek,
solo, todo lo que poseía estaba embalado en la parte trasera del remolque,
que se tiraba detrás de su VW Bug1 azul pálido. Era casi triste pensar que
veinticinco años de vida, podrían reducirse a unas pocas cajas y algunos
muebles usados.

Era aún más triste pensar que pasar siete años con un hombre podían
reducirse a unas cuantas fotos, un anillo de bodas que nunca usaría de
nuevo, y el dinero que Oscar le había pagado por su mitad del negocio y
del condominio que habían poseído. Tenía suficiente dinero para empezar
una nueva vida, ahora que la antigua había terminado, y la planeaba
comenzarla en Cade Creek.

Ahora, si pudiera decidir lo que quería hacer con esa nueva vida,
podría estar bien.

Chester negó con la cabeza, mientras la luz roja en el semáforo en el


que estaba detenido cambiaba a verde. Sabía que iba a tener todo un
infierno, de mucho más que sólo un deseo de comenzar una nueva vida,
para que sucediera en realidad, y esperaba que su amigo Yancy pudiera
ayudar.

Chester condujo el auto en el tráfico una vez más, en dirección al


Cade Creek Diner, un lugar en el que había estado antes y del que se
enamoró. Por supuesto, había tomado mucha comunicación y algunos
pesados aleteos de pestañas, para convencer a la cocinera de que agregara
algunos platos vegetarianos en el menú, pero ahora que tenía, era uno de
los lugares favoritos de Chester para visitar en Cade Creek.

Una tortilla de queso vegetariana, sonaba justo como lo que


necesitaba, antes de llamar a Yancy y pedirle al hombre que viniera al

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1
pueblo, para que pudieran hablar y pudiera explicarle cómo su vida había
ido tan horriblemente mal... y luego pedirle ayuda.

Chester ni siquiera tuvo tiempo suficiente para gritar, cuando algo


duro y pesado se estrelló contra el lateral de su auto. El sonido de metal
contra metal era terrible, y uno que nunca olvidaría, pero era mejor que el
sonido que su vehículo hizo, cuando fue aplastado como una lata –con él
dentro de ella.

Cuando el mundo dejó de girar, Chester se encontró tumbado contra


la puerta de su pequeño auto, con las piernas atrapadas por el volante y el
salpicadero. El dolor hizo que su visión fuera borrosa, mientras explotó a
través de cada pulgada de su cuerpo. Sus mismas células gritaban en
agonía. Algo cálido y húmedo corría por el lado izquierdo de su cara.

Chester se aseguró de no moverse más de lo que tenía que, mientras


él hizo un balance de sus heridas. Su cabeza picaba, pero no tanto como sus
piernas. Fuego las quemaba como si su piel estuviera pelada. Las lágrimas
brotaron de sus ojos, cuando fue capaz de mover los dedos de sus pies. No
estaba paralizado, pero era obvio por la cantidad de dolor que sentía, que
algo estaba muy mal.

Cuando levantó la mano al costado de su cara, podía sentir la


humedad y la carne irregular. Tenía una herida en el costado de la cabeza.
Chester sospechaba que se había golpeado la cabeza contra la ventana del
lado en que el cristal se había destrozado, muy probablemente su cabeza lo
golpeo, mientras el auto se volcó a través del aire. Había algunos cortes en
su cara y el cuello, también muy probablemente causados por el cristal
roto.

—¿Estás bien?

Chester se giró para ver a un hombre de pelo negro bien arreglado,


mirándolo desde la ventana del lado del pasajero, que curiosamente parecía
ser la parte superior de su auto ahora. —¿Qué pasó?
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—Un camión se pasó la luz roja y te golpeó.
Bueno, eso lo explicaba.

—Soy Kapheri. —El hombre tenía un acento muy interesante,


mientras hablaba. —¿Puedes decirme tu nombre?

—Chester.

—Bien. —Kacheri sonrió. —¿Sabes dónde te encuentras, Chester?

—Um... en mi auto.

Duh.

—Cierto. —Kapheri rió. —¿Puedes decirme dónde está tu auto?

Chester casi dijo "en la calle", pero sabía la respuesta que el hombre
estaba buscando. —Cade Creek.

—¿Puedes decirme qué año es, Chester?

Chester frunció el ceño. —¿En serio?

—Temo que sí.

—Dos mil quince.

—Bien, bien. —Los dientes blancos de Kapheri destellaron, cuando


sonrió. —Está bien, una ambulancia está en camino. Trata de no moverte.

—Gracias. —Pero él realmente no tenía ningún plan de moverse, no


en un futuro cercano. Dolía malditamente mucho. —¿El conductor del
camión? ¿Está herido?

—Se alejó sin un rasguño. —Un profundo ceño cruzó el rostro del
hombre, mientras miraba hacia arriba y más allá del auto, a algo que
Chester no podía ver. —La policía debe estar aquí en un minuto o algo así,
para ponerlo bajo custodia. El maldito bastardo apesta a alcohol.

Chester farfulló con amarga diversión. —¿Me voy a morir porque


algún idiota había bebido demasiado y decidió tomar un camión de cinco 8
toneladas para un simple paseo?
Eso sonaba como algo que podía pasarle con su suerte.

—Bueno, no creo que te vayas a morir, pero... sí.

—Es... —Chester se humedeció los labios, deseando tener algo de


beber. Se sentían tan secos que dolían. —¿Queda algo de mis cosas?

Una vez más, Kacheri levantó la cabeza y miró más allá de lo


Chester podía ver. —Tal vez puedas salvar algo de ella, pero estoy bastante
seguro de que el remolque es una pérdida total.

—Maldita sea. —No había le había sacado un seguro. En


retrospectiva, eso había sido algo bastante estúpido. Había estado bastante
seguro de sus propias habilidades de conducción. Nunca soñó que tendría
que preocuparse por algún limpia culo, con demasiado bebido, que
embistiera contra él. —Hay nieve en mi auto. —Chester no sabía por qué
era importante, pero parecía serlo.

—Golpeaste un banco de nieve, Chester. Hay nieve sobre el


cincuenta por ciento de tu auto.

—Oh. —Chester gritó, mientras involuntariamente trataba de mover


su pierna y un pico de dolor atravesó su cuerpo, que fue peor que cualquier
cosa que alguna vez había sentido en su vida. Estaba seguro de que iba a
morir, porque nada de lo que doliera tan mal no podía ser fatal. —¿Qu-qué
tan lejos está... esta esa ambulancia?

—Pronto, Chester.

Chester casi gritó, cuando el rostro del hombre desapareció. Quería


pedirle al hombre que se quedara, que no lo dejara solo. Pero otra cara
apareció, que se llevó su aliento, con su pura belleza masculina, y con la
forma en que jadeaba, eso era bastante difícil de hacer.

—Hey, soy Jack. Soy un bombero. Alguien llamó y me dijo que hoy
tenías un pequeño problema. —La sonrisa del hombre era encantadora,
amable, y por un momento, Chester no sintió dolor. —¿Puedes decirme tu 9
nombre?
—Ches-Chester. —Sollozó, mientras trataba de mantener sus
lágrimas de dolor y miedo encerradas detrás de sus párpados. No quería
parecer un total tonto. —Chester Bailey.

—Hola, Chester, es bueno conocerte. —Chester observó que los ojos


de color verde oscuro del bombero deambulan por encima de él y sabía
que probablemente estaba revisándolo para ver las lesiones. —¿Te duele en
algún lugar, Chester?

—Mis piernas. —Dios, no podría ni siquiera empezar a describir


cuánto dolía sus piernas. Ellas se sentían como si estuvieran en llamas. —
Pero puedo mover los dedos de los pies. —Chester llevó la mano a la
sangrienta herida, en el costado de la cabeza. —Creo que me golpeé la
cabeza contra la ventana.

—Está bien, es bueno que puedas mover los dedos de los pies. —
Una amplia sonrisa cruzó el hermoso rostro de Jack. —Pero vamos a tratar
de no moverlas demasiado hasta que te saquemos de aquí. No queremos
causar más daño de lo ya hay.

Chester quería preguntarle al bombero, si tenía un ratón en el


bolsillo, porque estaba bastante seguro de que no moverse del todo, no
dependía de él. No había un nosotros involucrado. —Quiero salir de aquí.

Oh Dios, estaba lloriqueando.

—Sé que lo haces.

Chester gimió, cuando oyó un chasquido fuera del vehículo. —¿Qué


fue eso?

—Está bien, Chester. Los otros bomberos están asegurando el


vehículo, de modo que no se mueva. No es nada para alarmarse.

¿Alarmarse? Demonios, Chester iba a entrar en modo de pánico


puro. Comenzó a luchar para tratar de empujar el salpicadero y el volante
fuera de sus piernas. Cuando no pudo moverlos, comenzó a golpearlos con 10
sus puños.
—Por favor —, le suplicó al bombero mientras el miedo, crudo y
vívido, se agarraba de él. —Por favor, sácame de aquí.

—Chester. Chester, tienes que escucharme —, dijo Jack, su voz en


un tono casual, su mirada firme. —Necesitas mantener la calma. Quiero
que tomes una respiración profunda. Vamos, dentro y fuera, dentro y fuera.
Sólo respira conmigo.

Chester miró a los ojos de Jack, mientras respiraba hondamente, y


luego otro y otro. Poco a poco la presión en su pecho comenzó a ceder.

La sonrisa de Jack se amplió con aprobación. —Lo estás haciendo


muy bien, de Chester.

Chester se rió nerviosamente. —Supongo que tienes un montón de


experiencia con personas histéricas.

La risa de Jack iluminó sus ojos, y Chester se dio cuenta de que era
real, no la que le daba a todos. —Voy a admitir que tiendo a tratar más con
los incendios, pero los choques de vehículos reciben un tratamiento
especial en Cade Creek, especialmente los emboscados en la nieve por
conductores ebrios.

Extrañamente, Chester sintió el tirón de una sonrisa en sus labios. —


Vaya, soy afortunado.

—Hey, te dejaré saber que renuncié a una cena, realmente mala de


espaguetis de un frasco, para bajar aquí y sacarte de un banco de nieve.
Muestra un poco de agradecimiento.

Chester podría decir por la sonrisa en el rostro de Jack, de que el


hombre estaba bromeando con él. Jack no estaba realmente molesto. Sin
embargo, tenía un punto. —Sácame de este lío y te cocinaré una comida
italiana real.

Las cejas de Jack se levantaron. —¿Puedes cocinar?


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—Me encanta cocinar —, le respondió. Probablemente era una de
sus actividades favoritas. Era relajante ir a la cocina y dejar a su musa de la
cocina fluir. Se perdía durante horas en sus recetas.

—Bueno, simplemente podría tener que aceptarte eso, Chester.

Chester miró sus piernas atrapadas, haciendo una mueca. —Creo que
podría estar en el hospital por un tiempo, pero después de eso...

—Sólo concentrarte en la curación de tus heridas —, dijo Jack, y


Chester agradeció que el hombre no estuviera tratando de fingir que no
tenía ninguna lesión. Odiaba a las personas que fingían. —Cuando estés
mejor, siempre puedes encontrarme en la estación de bomberos.

Chester sonrió, mientras Cade Creek se hacía un poco más atractivo.


—Es una cita.

Un poquito de la tranquilidad que Chester que había encontrado se


redujo, cuando Jack levantó la mirada, las cejas de color marrón oscuro
uniéndose, cuando frunció el ceño a algo que Chester no podía ver. Dijo
algo a alguien fuera de la línea de visión de Chester, en voz baja, y luego
asintió con la cabeza, mientras lo miraba, hacia abajo.

—Voy a bajar una manta hacia ti, Chester. Quiero que cubras tu
cabeza y rostro con ella. ¿Puedes hacer eso por mí?

El corazón de Chester subió a su pecho. —¿Por qué?

—Tenemos que romper la ventana del frente para que podamos


echarle un vistazo a tus piernas y averiguar lo que vamos a necesitar para
sacarte de aquí.

Chester tragó. Estaba completamente de acuerdo en salir de allí. —


Bueno.

—Buen hombre. —Jack se dio la vuelta. Estaba de regreso, un


momento después, y lentamente bajó una manta gris, hasta que Chester
podía alcanzarla. —Está bien, cúbrete la cabeza y la cara hasta que te diga
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que te la quites. Vas a escuchar un montón de ruido, Chester, pero no quiero
que te asustes. Estaré aquí, ¿de acuerdo?

Chester asintió.

—Está bien, hazlo.

Chester tiró de la manta sobre su cabeza y cara. Era caliente,


sofocante realmente, y el sonido de vidrio rompiéndose fue silenciado, pero
aun así horripilante. Su corazón golpeó en su pecho, cuando sintió que
alguien le agarraba el brazo. Gritó y tiró de la manta, hasta que se la quitó y
pudo ver la cara de Jack sólo a pulgadas de la suya.

—Hey. —La sonrisa de Jack era irresistiblemente devastadora. —


Soy sólo yo, Chester. Sólo soy yo.

—Jack —, Chester respiró.

—Sí, es Jack. —El bombero guapo apretó el brazo de Chester. —Voy


a deslizarme hacia abajo y echarle un vistazo a tus piernas, ¿de acuerdo?

—Bueno.

Chester no podía apartar los ojos de Jack, mientras el hombre se


arrastraba a través del marco vacío, donde solía estar la ventana delantera.
—Tienes el pelo muy ondulado. —Chester no tenía ni idea de lo que le
hizo decir eso, aparte de para llenar el silencio que había caído sobre ellos,
cuando Jack comprobaba el auto aplastado.

—Siempre ha sido así —, Jack respondió, mientras continuaba


haciendo lo que fuera que estaba haciendo. —Volvió loca a mi madre,
cuando era un niño.

—Es bonito. —Chester quería deslizar sus dedos por el cabello


castaño rizado, de preferencia para aferrarse mientras el bombero sexy lo
follaba, y eso lo sorprendió. No a causa de su situación actual –aunque eso
lo hacía un poco extraño –sino porque realmente no se había sentido
atraído por alguien en bastante tiempo. Había empezado a pensar que su
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libido había muerto junto con su matrimonio.
Al parecer, era tan saludable como siempre lo fue.

—Gracias. —Jack le sonrió de nuevo. —También tienes el pelo


bonito.

—Solía ser verde. —Chester no podía decidir si extrañaba el verde o


no. Estaba empezando a pensarlo o no.

—¿Verde? —Las gruesas pestañas de Jack se levantaron. —¿En


serio?

—Sí.

—No pareces el tipo.

¿El tipo? ¿Había un tipo? Ah, claro... toda la razón por la que estaba
en Cade Creek, porque estaba cansado de ser un tipo.

—Está bien, Chester. —Jack se deslizó fuera del pequeño espacio y


luego miró hacia abajo, a Chester, con una mirada seria en su rostro. —Tus
piernas están bastante bien encajadas allí dentro. Vamos a tener que utilizar
una llave hidráulica especial para sacarte.

Chester se sintió un poco mareado cuando su rostro palideció. —¿Te


refieres a las mandíbulas de la vida2?

Jack se rió entre dientes. —Has oído hablar de ello, ¿verdad?

—¿Es tan malo? —Él iba a vomitar.

—Sólo estás atrapado allí adentro, muy bien, eso es todo.

—¿Y mis piernas? —¿Alguna vez volvería a caminar? —¿Qué pasa


con mis piernas?

2 Mandíbulas de la vida que abren una ventana del coche, el equipo de rescate de emergencia la utiliza para abrir
un vehículo de pasajeros completamente destruido, para sacar rápidamente y con bastante seguridad a los 14
ocupantes atrapados.
—No voy a mentirte, Chester. —La mueca de Jack dijo que era peor
de lo que... bueno, tal vez no. Chester estaba pensando que era bastante
malo así que no podría ser peor de lo que pensaba, pero aun así... —Hay un
poco de daño en tus piernas, pero no vamos a saber cuánto, hasta que te
llevemos al hospital y los médicos tengan la oportunidad de echarte un
vistazo.

Chester comenzó a respirar en forma más pesada, cuando el pánico


se apoderó de nuevo. Cada escenario que jugaba en su cabeza era peor que
el anterior. No quería estar paralizado. Le gustaban sus piernas.

—Hey, Hey. —El hermoso rostro de Jack se movió en su línea de


visión de nuevo, sólo a pulgadas de distancia. —No enloquezcas ahora,
Chester. Ahórratelo para las enfermeras en el hospital.

—Yo–.

—Hay un enfermero allí. Su nombre es Sammy. Tiene los ojos azules


como los huevo de un petirrojo y el pelo rubio. No puedes perderlo. Es el
único en el que debes enloquecer. —La sonrisa de Jack era fácil y
agradable. Invitaba a los demás a sonreír junto a él, y Chester podía sentirse
relajarse. —Sammy ha sido un dolor en mi culo durante años.

Las cejas de Chester parpadearon hacia arriba. —¿Él no te gusta?

—Oh, yo lo adoro. Es mi primo. Pero eso no significa que no sea un


dolor en el culo.

Chester se echó a reír, lo que estaba bastante seguro era el objetivo


de Jack.

—Sólo tienes que controlarte, Chester. —Jack le acarició la mano. —


Te vamos a sacar de aquí en poco tiempo. Y luego que me debes una cena
italiana, ¿recuerdas?

Chester asintió, mientras apretaba los labios. Él no iba a tratar de


fingir que no estaba aterrorizado. Estaba demasiado dolorido para eso, y 15
sólo estaba empeorando. Y la nieve no estaba ayudando.
—¿Jack?

—¿Sí, Chester?

—Tengo frío. —Sus dientes castañeteaban juntos, cuando un


escalofrío lo sacudió.

—Lo sé, hombre. Sólo un poco más. —Jack agarró el borde de la


manta y tiró de ella, hacia arriba, sobre el cuerpo de Chester. —Ahora, vas
a escuchar algo de ruido. Son sólo las mandíbulas cortando a través del
metal. Trata de no moverte.

Chester casi se echó a reír. Mudarse lo había metido en este lío en


primer lugar.

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Capítulo 2

El jefe de bomberos Jack Helmond pudo ver que el hombre atrapado


en el auto estaba en el borde de perderse por completo. Con la forma en las
piernas del Chester estaban inmovilizadas bajo el salpicadero, tenía que
estar con un montón de dolor. Jack deseaba que los paramédicos se
apuraran de una puta vez.

Mientras que él podría tratar algunas heridas, no tenía los suministros


para el tratamiento de lesiones más graves, algo que había estado
discutiendo con el Ayuntamiento de Cade Creek durante meses. Quería
tener sus camiones de bomberos, mejor equipados para situaciones de
emergencia o por lo menos tener un paramédico a bordo, en lugar de tener
que esperar a que la ambulancia llegara. Simplemente no tenía sentido que
el cuerpo de bomberos fuera llamado a la escena del accidente y luego no
darles el equipo adecuado o capacitación para atender a los heridos.

Jack sostuvo la mano de Chester más apretada, cuando vio que el


hombre se estremeció, mientras las mandíbulas de la vida comenzaron a
tirar hacia atrás el tablero de instrumentos. El sonido era horrible, ruidoso,
peor que las uñas bajando en una pizarra. Era un sonido que una vez lo
escuchabas nunca podrías olvidarlo.

Estaba un poco preocupado por la herida en el lado de la cara de


Chester. No se veía terriblemente profunda, pero las heridas en la cabeza
eran complicadas. El corte más pequeño podría causar daños irreversibles
en el cerebro, mientras que un corte profundo podía sanar con poca o
ninguna secuela.

—¡Jack! 17
Levantó los ojos, para ver a uno de los paramédicos de pie detrás de
él, maletín de médico rojo en la mano. —Hey, Jonny.

—¿Que tenemos?

—Conductor borracho pasó una luz roja y emboscó a Chester aquí.


—Jack asintió con la cabeza, hacia el hombre atrapado en el coche. —No
había LOC3. Sus pupilas son iguales y reactivas y él es A&Ox34. Sin
embargo, sus piernas están atrapadas bajo el salpicadero. Hay una cantidad
mínima de sangre de lo que fui capaz de ver y él fue capaz de mover los
dedos de los pies, pero todavía estoy preocupado por la presión del
salpicadero aplastándolas. También tiene una laceración en la sien
izquierda.

—Está bien, déjame subir allí y ver lo que tenemos.

Jack miró a Chester. El miedo que vio en los ojos grises ahumados
del hombre, lo afectaron, pero también sabía que era normal. Este no era su
primer accidente automovilístico. Ni siquiera era su primero con un
conductor lindo, aunque éste era de lejos el más lindo.

—Está bien, Chester —, dijo en un tono relajado y calmado. —Voy a


salir de aquí y dejar que mi amigo Jonny te eche un vistazo. No dejes que la
cara de bebé te engañe. Es condenadamente bueno en su trabajo.

—No. —Chester lo alcanzó, agarrando el brazo de Jack. —No te


vayas. Por favor.

—Voy a estar aquí, Chester. —Señaló un punto detrás de él. —Me


podrás ver todo el tiempo.

Los labios de Chester se apretaron, pero dejó caer la mano. Jack se


escabullo fuera del vehículo triturado y se puso de pie, dando un paso hacia
atrás, para que Jonny pudiera moverse en su lugar. Este era una pizca más
pequeño que él, por lo que no parecía tener los mismos problemas que Jack

3 Pérdida de conciencia. 18
4 Alerta y orientado a persona, lugar, y hora.
había tenido para entrar en parte delantera del auto aplastado. La maldita
cosa era lo suficientemente pequeña antes de que quedara aplastada como
una lata.

—¿Jack?

—Justo aquí, Chester. —Jack dio un paso adelante para que pudiera
verlo. Observó a Jonny empezar a tomar los signos vitales de Chester, y
luego conseguirlo listo, para un par de grandes IVs. —Así que, Chester —,
dijo para mantener la mente del hombre fuera de lo que estaba sucediendo.
—¿Qué pasó con el pelo verde?

Chester levantó la mano y tocó su flequillo. —Decidí volver a mi


color natural.

—Es un bonito color. —Era castaño claro, pardo o rubio arena o algo
así. Demonios, ¿qué sabía él? Era de color marrón.

—¿Sí?

—Claro. —Jack sonrió, tratando de sonar sincero. En realidad, era un


muy buen color. Iluminó el rostro de Chester. Pero si le preguntaba de qué
color era, Jack no lo sabría.

—Jack.

Este se volvió, para ver a uno de los ayudantes del sheriff caminando
hacia él, desde el otro lado de la intersección donde se estaba esposado el
conductor del camión. Rápidamente se dio la vuelta y volvió a mirar al
hombre inmovilizados en el auto. —Voy a estar de vuelta, Chester. Tengo
que hablar con el Ayudante y darle mi informe. Te prometo que estaré de
vuelta.

Los labios de Chester seguían una línea delgada, en su cara, mientras


asentía.

Jack odiaba apartarse y dejar al hombre, cuando estaba en su


momento más vulnerable, pero era el jefe de bomberos y eso significaba
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que tenía la obligación de darle a la policía un informe sobre el accidente y
donde estaban situadas las cosas en ese momento.

—Hey, Yancy.

—¿Qué tan malo es? —El ayudante Yancy Butler le preguntó,


mientras miraba a los restos.

—El conductor del camión, además de estar realmente borracho, no


sufrió ninguna lesión. El conductor del bug todavía está atrapado en el
salpicadero. Estamos trabajando para sacarlo. Jonny lo está estabilizando
ahora.

—¡Qué maldito desastre! —Yancy se sacó su sombrero de vaquero y


se frotó la parte posterior de su cuello, como si los músculos estuvieran
tensos. —El viejo Warner seguramente joderá el chico esta vez. El juez no
va a darle sólo un tirón de orejas.

Jack quería gruñir con frustración. —Tal vez si le hubiera quitado su


licencia, la última vez que consiguió un multa por beber bajo la influencia
del alcohol, no estaríamos tratando de sacar a Chester de debajo de su
tablero de instrumentos.

—¿Chester? —Preguntó Yancy.

A Jack no le gustó la forma en que la cara de Yancy palideció.


—¿Yancy?

—¿Chester Bailey?

—Sí, creo que así es como me dijo que era su nombre. —Los ojos de
Jack se ampliaron, cuando Yancy se echó a correr a través de la
intersección, hacia el triturado bug azul. Sin saber lo que estaba pasando,
Jack corrió tras él.

Escuchó a Chester llorar, incluso antes de que llegara. —¿Que está


pasando?
20
—Chester, cariño, está bien —, Yancy estaba diciendo. —Necesitas
calmarte. Si Ma descubre que te he molestado, va a estar enojada.

—¿Conoces a Chester? —, Preguntó Jack. Eso como que explicaba


por qué Chester estaba en Cade Creek.

—Sí, claro —, Yancy dijo, mientras miraba por encima del hombro.
—Chester y su esposo Oscar han sido amigos míos desde hace mucho
tiempo.

Jack no tenía ninguna explicación de por qué ese conocimiento hizo


que su corazón se hundiera. Chester era simplemente un hombre que había
que rescatar y él estaba en el negocio de rescatar a las personas. —¿Puedes
quedarte con él, Yancy? Necesito ver dónde estamos sobre su extracción.

—Tengo eso.

Jack esperó hasta que Yancy se volvió hacia Chester y luego fue a
hablar con sus hombres. Estaba seguro de que Chester preferiría a su amigo
a un total desconocido. —Jonny debería estar casi listo —, dijo cuando
llegó al pequeño grupo de bomberos reunidos alrededor de la parte
posterior del bug. —Una vez que haya estabilizado a Chester, podemos
volver a...

La voz de Jack se desvaneció, cuando atrapó el tufillo leve de la


gasolina. Eso era de esperarse. Este era un accidente automovilístico
después de todo. Pero el olor se hacía más fuerte. —Huelo gas. —Sabía
que era todo lo que tenía que decir a sus hombres para que se pusieran a
trabajar. Todos ellos comenzaron a buscar en el suelo alrededor del auto.

Jack se acercó a la zona del motor, en cuclillas para comprobar el


suelo, justo debajo del borde del auto. No podía ver nada, pero el olor era
cada vez mayor por segundo. —Jonny, —gritó, sabiendo que el hombre
podía oírlo a través del delgado metal del techo, —date prisa.

—Te escucho, jefe —, Jonny gritó. —Sólo necesito treinta segundos.


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—Que sean diez, Jonny —, respondió. —Muchachos, consigan las
mandíbulas listas, para ir al segundo en que Jonny salga.

—En ello, jefe —, Raff gritó, mientras se movía al frente del bug.

Jack se inclinó más cerca de la parte inferior del coche, olfateando


duramente. Dudaba que si hubiera estado parado, habría oído el ruido, pero
como estaba tan cerca, oyó el pequeño poof inconfundible de una llama
encendiéndose en alguna parte. Un momento después, una pequeña estela
de humo tejió su camino desde debajo del auto.

—¡Muévete! —Jack gritó, mientras se levantaba de un salto y corrió


hacia el otro lado del automóvil. —Jonny, sal de allí.

—Casi termino, jefe.

—¡Ahora Jonny! —Jack gritó, cuando llegó alrededor de la capota


aplastada del auto. Trató de mantener la alarma fuera de su voz, porque no
quería asustar al hombre atrapado en el vehículo, pero sabía que tenían
pocos minutos, tal vez segundos. —Consigue tu camilla lista. Tenemos que
conseguir a Chester fuera de allí, rápido.

Una vez que Jonny se fue, Jack agarró a Yancy por el brazo y
cabeceó para que diera un paso atrás. —Hay que limpiar la zona, Yancy.
Cuando este auto se vaya, va a irse muy rápido.

Yancy asintió y se fue. Jack regresó al auto, arrastrándose abajo para


que pudiera estar cerca de Chester. El rostro del hombre era blanco pálido,
sus ojos enormes. Jack le envió una sonrisa tranquilizadora, manteniendo
su voz calmada, mientras hablaba.

—Está bien, va a haber mucha actividad aquí, en un momento, un


montón de ruido. Quiero que cierres los ojos. Yo te voy a cubrir con esta
manta para mantener los residuos lejos de ti. —Comenzó a extenderla
sobre Chester, manteniendo un ojo en el humo que comenzaba a
derramarse por la parte trasera del auto. —Cierra los ojos, Chester. Te
sacaremos fuera de aquí, en un momento.
22
Una vez que Chester cerró los ojos, Jack tiró la manta sobre su
cabeza y luego se escabulló hacia atrás y se paró. Él asintió a Raff,
manteniendo un ojo en Chester y el salpicadero, mientras el bombero
utilizaba el gato hidráulico para rasgar hacia atrás la parte del auto, fijando
a Chester en el interior.

El ruido era ensordecedor, mientras las mandíbulas de pesado metal


agarraron el salpicadero y lo sacaron lentamente crujiendo hasta que el
tablero se levantó. Jack hizo un gesto con la mano cuando había espacio
suficiente para sacar a Chester.

—Consigue tu camilla, Jonny.

Jack deseaba que ellos tuvieran más tiempo, pero no lo tenían. La


parte trasera del pequeño auto estaba llena de humo. Jack, sospechaba que
tenían unos pocos segundos. Se agachó y metió la mano dentro. —Vamos,
Chester. Vamos a salir de aquí.

Chester lo alcanzó, cuando comenzaba a tirar al hombre en sus


brazos. Gritó cuando Jack sacó sus piernas de debajo del salpicadero. Jack
podía ver por qué. Las perneras de su pantalón estaban rotas, el material
saturado de sangre y trozos de plástico duro del salpicadero. Jack tiró y
luego levantó a Chester, sosteniéndolo hasta que pudo girar alrededor y
acostar a Chester en la camilla.

—Está bien, Chester —, dijo Jack, mientras palmeaba el hombro del


hombre. —Vas a estar bien.

Los gritos de Chester se habían reducido a gemidos. Jack dio un paso


atrás y observó a los paramédicos colocaran la C-spine5 alrededor de su
cuello y lo ataron a la camilla posterior. Chester fue levantado y llevado a
la ambulancia, que esperaba. Esperó hasta que la ambulancia se alejó, antes
de dirigirse a los otros bomberos.

23
5 Cervical Spine: Las causas más habituales de este tipo de lesión de los tejidos blandos en las vértebras
cervicales son los accidentes de coche.
—Está bien, vamos a apagar este fuego. —Jack se giró y comenzó a
dirigir a sus hombres. Sabía que no tenía necesidad. Podrían ser un
departamento de bomberos de pueblo pequeño, pero Jack insistió en que
sus hombres estuvieran bien entrenados. La vida de las personas dependía
de que ellos hicieran su trabajo y lo hicieran bien. —Y recuerden que se
trata de un viejo VW Bug. El motor probablemente tiene piezas de
magnesio, por lo que necesitamos enfriar el resto del vehículo antes de que
se encienda.

Raff sacó un extintor de clase D6 y empezó a rociar el motor,


mientras que Vinnie desplegó una línea de refuerzo. Jack simplemente oró
para que no necesitaran nada más fuerte que la línea de pre-conectado que
venía del tanque de agua del camión de bomberos. No le importaba el secar
y volver a enrollar, esas mangueras. Esa era una buena práctica para sus
hombres. Era la necesidad de una manguera más grande, lo que a él no le
gustaba. Eso significaba que el fuego era más grande, y eso no era algo
bueno.

Lo tomó cerca de una hora, para terminar de apagar el fuego, y luego


otra hora para limpiar la escena. Cuando la grúa llegó, Jack y un par de
otros chicos ayudaron a empujar el bug de vuelta sobre sus ruedas.

La cantidad de shock que Jack sintió cuando vio los restos, lo


aturdió. Él se quedó allí por un momento y miró fijamente al vehículo
destruido. Había visto una gran cantidad de colisiones de vehículos de
motor, en su tiempo como bombero. Algunos se alejaron, otros no. Con el
daño que el pequeño VW Bug tenía, Chester no debería ni siquiera estar
respirando en este momento, mucho menos estar consciente.

—Raff, recoge lo que puedas del bug y el remolque, lánzalo en la


parte posterior de mi aparejo. Voy a dejarlo en el lugar de Yancy, después
del trabajo. —Jack no tenía ninguna razón para salirse de su camino por un
hombre al que ni siquiera conocía, pero a él no le gustaba la idea de que

6 Polvo químico - D: los extintores de polvo químico seco, están diseñados para proteger áreas que contienen 24
riesgos de fuego clase D (metales combustibles) que incluye litio, sodio, aleaciones de sodio y potasio, magnesio y
compuestos metálicos.
Chester no tuviera sus cosas o perdiera alguna de ellas, mientras estaba en
el hospital.

—Seguro, jefe.

Jack se acercó a su equipo y sacó su portapapeles, empezando la


documentación del informe sobre el incidente. Tenía que tomar algunas
medidas de la escena del accidente y otras cosas, para poder dar la mejor
evaluación de lo que ocurrió al sheriff Riley, y las acciones que él y sus
hombres habían realizado para liberar a Chester de los escombros. Siempre
tenía que haber un informe para todo.

—Todo listo aquí, jefe —, Vincent Rizzo dijo, mientras se acercaba.


—Cargamos esas cosas como nos lo pediste.

Jack levantó los ojos, le envío a Vinnie una sonrisa amistosa. Él


estaba bien para un tipo de South Philly. —Gracias, Vinnie. Por qué tú y los
chicos no cargan y regresan a la casa. Estaré aquí un minuto. Sólo tengo
que tomar algunas medidas.

No era exactamente parte de su trabajo, pero él prefería ser


minucioso. Simplemente había muchas personas que trabajan en el servicio
público en Cade Creek, y las cosas iban mucho más suaves si todos
trabajaban juntos.

Jack terminó su informe, o lo que podía terminar en el lugar. Había


un par de cosas más pequeñas que necesitaría añadir, una vez que llegara de
nuevo a la estación. Comprobó la escena por última vez, asegurándose de
que todo había sido limpiado y las cosas estaban relativamente de vuelta a
la normalidad, luego subió a su vehículo de comando y se dirigió de vuelta
al trabajo.

Distraídamente se preguntó si estaba loco por pensar en dejarse caer


por el hospital mañana, después del trabajo y comprobar a Chester. ¿Estaría
empezando un fuego que podría no apagar?
25
Capítulo 3

Chester levantó la mirada, cuando oyó un suave golpe en la puerta


del hospital. Dado que Yancy acababa de irse, sabía que no era él. Su
mandíbula cayó, cuando el hermoso bombero que lo rescató, asomó la
cabeza por la puerta.

—Hey, Jack. —Chester quería morirse, cuando su rostro se sonrojó.


Estaba actuando como un chico con su primer enamoramiento de
secundaria. Jack iba a pensar que era un imbécil. Y no era como si su
primera impresión con el chico hubiera sido tan buena. Él había estado
doblado en su auto, o lo que quedaba de su auto.

—Hey, Chester. —El hombre entró en la habitación, se veía


confiado, fuerte, y tan sexy. Chester quería meter el puño en su boca, para
evitar gemir, cuando Jack metió las manos en sus bolsillos y estiró el
vaquero desteñido, sobre el bulto detrás de la cremallera, del hombre.

Maldición.

—¿Cómo te sientes? —Preguntó Jack.

—Mejor. —Chester sonrió, simplemente porque no podía hacer otra


cosa. Jack le estaba sonriendo, y él tenía una sonrisa fantástica. —El Doc
dice que tengo que permanecer en la cama durante un par de días, pero
entonces estaré bien para irme.

Los hermosos ojos verdes de Jack, bajaron a donde la manta cubría


las piernas de Chester. —¿No hay daño permanente?

—Probablemente voy a tener algunas cicatrices en mis espinillas,


donde el salpicadero me cortó, pero aparte de eso, debería estar como
26
nuevo en muy poco tiempo. No había huesos rotos. Sólo algunos raspones,
rasguños y puntos de sutura en mi cabeza.

—¿Conmoción cerebral? —Jack se acercó al borde de la cama, con


la mano bajando, su pulgar trazando el borde de la venda en la sien
izquierda de Chester. —Pareces estar respondiendo bastante bien, por lo
que no es probable que haya algún daño duradero.

Chester se rió entre dientes, mientras se encontraba con la mirada de


Jack. —Eso me dijeron.

—Esas son buenas noticias.

—Sí. —La sonrisa de Chester vaciló. La expectación flotaba en el


aire. —Así no era exactamente como quería llegar a Cade Creek.

—No, espero que no, pero al menos sabes que tenemos un gran
sistema de respuesta de emergencia.

Una pequeña risa estalló, más allá de los labios de Chester. —


¿Verdad?

Jack hizo un gesto sobre su hombro, con el pulgar. —Yancy dijo que
estabas pensando en mudarte por aquí.

E igual de rápido, la sonrisa se cayó de la cara de Chester. —Todo lo


que tenía estaba en el fondo de ese remolque. —Dudaba que tuviera una
olla para hacer pis en este punto. Una vez que saliera del hospital, estaría
viviendo en el sofá de Yancy, hasta que pudiera averiguar lo que iba a
hacer.

—Los chicos y yo fuimos capaces de salvar la mayor parte de ello —


, dijo Jack. —Esta mañana, dejé todo en casa de Yancy.

La mandíbula de Chester cayó, mientras sus ojos se dispararon hacia


Jack. —¿Salvaste mis cosas?

—No todo. —Jack parecía que estaba al borde de hacer una mueca, 27
como si el accidente hubiera sido culpa suya. —Los muebles estaban
prácticamente destruidos y probablemente tendrás que conseguir platos
nuevos, pero salvamos la mayoría de las cajas.

Lágrimas nublaron la visión de Chester, el alivio que sentía al no


perder hasta lo último que poseía, pesaba más de lo que pensaba que lo
haría. —Gracias.

—Para eso están los amigos.

El corazón de Chester latía dolorosamente en su pecho. —¿Y vamos


a ser amigos?

¿Por favor?

Toda la cara de Jack se extendió en una sonrisa. —Me gustaría serlo.


—Y luego frunció el ceño, la sonrisa en su rostro vacilando. —Si a tu
esposo no le importa, quiero decir. No me gustaría que–.

—¿Qué esposo? —Chester casi se atragantó con las palabras.


¿Alguien le había dicho a Jack sobre Oscar?

—Oh, um, Yancy dijo que estabas casado.

Los labios de Chester se apretaron en una línea en el recuerdo de la


ira, y la angustia. —Lo estuve. Ya no. —Agitó la mano distraídamente en el
aire. —De ahí la razón detrás de toda la mudanza a Cade Creek.

Los dedos de Jack eran frescos y suaves, a medida que tocó la parte
superior de la mano de Chester. Su pulgar comenzó a acariciar un rastro
sensual sobre la piel de este. —Me alegro de que hayas venido. Cade Creek
es un lugar maravilloso.

Chester oró que estuviera leyendo a Jack correctamente, cuando giró


la mano y entrelazó sus dedos juntos. —Creo que me va a gustar aquí.

—Estaría más que feliz de mostrarte los alrededores, una vez que
estés de vuelta en tus propios pies. —El guiño de Jack hizo que el corazón
de Chester golpeara, sólo un poco más rápido. —Conozco todos los buenos 28
lugares.
—Eso estaría bien. —Nerviosamente se humedeció los labios secos.
—Debería estar, otra vez, sobre mis propios pies, pronto.

Incluso la blancura de la sonrisa de Jack era deslumbrante. —


Entonces es una cita.

—Ya tenemos una cita para cenar.

—Bueno, ahora tenemos dos.

Chester rompió en una amplia y abierta sonrisa, pero antes de que


pudiera abrir la boca para decir algo más, la puerta se abrió y Oscar entró
como el dueño del lugar. El corazón de Chester se hundió, cuando Jack
saltó hacia atrás, como si tocarlo estuviera prohibido y no quisiera que lo
atraparan.

—Chester, amor, vine tan pronto como Yancy me llamó. —Cuando


Oscar fue a agarrar su mano, Chester la tiró contra su pecho. Hubo una
rabia destellando en los ojos de Oscar, antes de que parpadeara y luego
desapareciera. —He estado preocupado por ti, mi amor.

—Chorradas. —Una palabra, tres sílabas. Simple y directo al grano...


a menos que su cabeza fuera malditamente dura como para no entender lo
que demonios significaba. —No hay ninguna razón para que estés aquí,
Oscar.

—Soy tu esposo.

—Fuiste mi esposo —Chester replicó airadamente. —Dejaste de


serlo cuando tu necesidad de probar cada cosa Kinky en el mundo, superó
mi necesidad de ser tratado como un ser humano y no tu pequeño juguete
para masticar.

Los ojos de los Oscar se estrecharon y luego parpadearon hasta Jack.


—Chester, cariño, este no es el momento ni el lugar para ventilar los
problemas en nuestro matrimonio. Necesitamos.
29
—Nosotros no necesitamos hacer nada. —Chester señaló hacia la
puerta. —Pero tú tienes que irte, antes de que le pida a una de las
enfermeras que llame a seguridad.

—Ahora, Chester, tiene que calmarte. Tú sabes cómo te pones


cuando estás molesto. Y estoy seguro que el señor... señor... —Oscar miró a
Jack de nuevo.

—Jack Helmond — Jack respondió, mientras le tendía la mano. —


Soy el jefe de bomberos local.

—Sr. Helmond. —Oscar asintió, pero no estrechó la mano de Jack.


Después de un momento, la bajó de nuevo, a su lado. —¿Hay alguna razón
por la que el jefe de bomberos se encuentra visitando a mi esposo?

—Yo no soy tu esposo — Chester gruñó. Quería golpear a Oscar.


Podía ver sus posibilidades con Jack, escapándose en la nada, debido a
Oscar. —Tienes que irte, Oscar.

—Creo que tal vez debería irme —, dijo Jack, mientras se alejaba.

Chester inhaló bruscamente. —No, Jack, esto no.

La sonrisa de Jack fue sin malicia, casi de disculpa. —Me alegro de


que estés bien, Chester. Cuídate.

Se había ido al momento siguiente.

—¿Qué demonios estabas pensando, Chester? —Oscar espetó, en el


momento que la puerta se cerró detrás de Jack. Empezó a caminar en el
ritmo habitual que lo hacía, cuando estaba agitado por algo. —No tenías
que venir aquí. Deberías haberte quedado en la ciudad, donde perteneces.

La mandíbula de Chester cayó. —¿De qué. Llamas azules. Estás


hablando?

Oscar se pasó la mano por la cara. Por un momento, cuando este bajó
la mano, la tensión en el rostro del hombre tiró del corazón de Chester. — 30
Las cosas no debían ser así, Chester. —Las manos de Oscar aterrizaron en
sus caderas, la naturaleza agresiva del hombre, se mostraba en su rígida
postura. —¿Por qué tenías que ir y joderlo todo?

—¿Estás loco? —Chester sintió un pánico momentáneo, cuando se


dio cuenta de que estaba solo en la habitación con Oscar. Realmente nunca
había tenido miedo del hombre en el pasado, aunque no siempre se sentía
cómodo con algunas de las cosas que hizo Oscar.

Pero la oscuridad que cayó sobre el rostro de Oscar, lo hizo


detenerse. Una ola de temor se apoderó de él, cuando se acercó al borde de
la cama, tratando de alcanzar la mano que Chester había apretado contra su
pecho.

—He pensado un montón desde que te fuiste, Chester. He buscado en


mi alma por las respuestas. Lamento que me haya llevado tanto tiempo para
entender cómo las cosas tienen que ser entre nosotros.

—¿Co-cómo tienen que ser las cosas entre nosotros? —Miedo


helado se retorció alrededor del corazón de Chester, cuando Oscar le rodeó
muñeca, manteniéndola en un férreo control. Trató de liberarla. —Oscar,
eso duele.

—Hay placer en el dolor, Chester. No pude enseñarte eso, pero no te


fallaré de nuevo. —La voz de Oscar era absolutamente carente de emoción,
y eso lo enfrió. —Cuando te lleve a casa, vamos a empezar tus lecciones.

—Cade Creek es mi casa ahora, Oscar.

Supo que eran las palabras equivocadas, en el instante en que


salieron de su boca. La expresión de Oscar se nubló por la ira. Él extendió
la mano y agarró la mandíbula de Chester, con su enorme mano, apretando
hasta que Chester hizo una mueca.

—Aprenderás a obedecerme, Chester. —Había un filo en la voz de


Oscar, que le dijo que estaba a punto de perderse. —Esa es la forma en que
esto funciona.
31
Las lágrimas brotaron de los ojos de Chester, el dolor en su
mandíbula casi era tan malo, como el dolor que había sentido, mientras
estaba atrapado en su auto. —Por favor, Oscar, yo no.

—Maestro — dijo Oscar, había algo cobrando vida en sus ojos que
asustó a Chester, más que el férreo control que el hombre tenía en su rostro.
—Me gusta cómo suena. A partir de ahora, te dirigirás a mí como maestro.

Oscar estaba malditamente loco.

Chester no lo estaba.

Tragó saliva y asintió. —Si eso es lo que quieres, Oscar. —Él diría
cualquier cosa para lograr que Oscar lo soltara. Su sonrisa se tambaleó. Se
acercó y rozó sus dedos sobre la muñeca de Oscar, hasta que el hombre
aflojó su agarre. —Maestro.

Oscar retrocedió, sonriendo con satisfacción. Metió la mano en su


bolsillo y sacó una tira fina de cuero con un anillo en D conectado. —Sé
que debería esperar para darte esto, hasta que tengamos nuestra ceremonia
oficial de compromiso, pero creo que necesitamos esa conexión especial
ahora.

Chester comenzó a temblar cuando Oscar se inclinó hacia él, el collar


de cuero sostenido entre sus dedos. —No, me gustaría esperar —, dijo
rápidamente. —Tal vez podamos– ¡No! —Chester se arqueó lejos de Oscar
cuando el hombre intentó colocar el collar alrededor de su garganta. —¡No!
¡Detente!

Chester comenzó a gritar.

—Oye, ¿qué está pasando aquí? —La voz era femenina, pero
hablaba con la autoridad suficiente, para que Oscar saltara hacia atrás y
comenzara a correr hacia la puerta. —Aléjate de él. ¡Seguridad!
¡Seguridad!
32
Las luces del techo parpadearon dentro y fuera, mientras los
pulmones de Chester parecieron decidir que no podía tener aire en ellos.
Cuando alguien fue a colocar algo en su rostro, Chester gritó y lo golpeó.

—Cálmese, Sr. Bailey. Todo está bien —, dijo la voz femenina. —


Tenemos que darle un poco de oxígeno.

Las lágrimas que se habían colgado en las pestañas de Chester, se


deslizaron por sus mejillas, cuando detuvo lucha y permitió que la
enfermera le pusiera la máscara de oxígeno, sobre la boca y la nariz. Aire
inundó sus pulmones, mientras inhalaba. Las manchas dejaron de bailar
alrededor de los bordes exteriores de su visión.

—Ahora, —la enfermera dijo, mientras le tomaba el pulso, —todo


está mejor.

Chester estiró la mano y se sacó la máscara de oxígeno, lo suficiente,


para poder hablar. —Llame a Yancy Butler.

La enfermera sonrió. —¿Ese lindo nuevo Ayudante?

Chester no sabía cuan nuevo era Yancy, considerado, puesto que


había sido ayudante en Cade Creek durante los últimos dos años, pero
asintió de todos modos. —Por favor. —Necesitaba decirle a Yancy que
Oscar había perdido la cabeza, y luego tenía que masticarlo por llamar a
Oscar en primer lugar. Chester había sido perfectamente feliz de no tener a
Oscar alrededor.

Y todo este asunto del collar y maestro era casi tan loco como Oscar.
Chester sabía que había comenzado a entrar en algo de mierda Kinky.
Había sido un factor importante en su vida feliz incendiándose.
Simplemente no se había dado cuenta de lo lejos que Oscar había entrado
realmente en el estilo de vida.

Chester no le envidiaba a nadie, las cosas que los encendían. Pero el


dolor y la degradación que Oscar quería llevar a su vida, no era algo que
Chester disfrutaba. No estaba dispuesto a lamerle las botas de nadie.
33
—Bueno, creo que podemos quitarle esto ahora. —La enfermera le
quitó la máscara de oxígeno y la colocó de nuevo donde pertenecía,
colgada en la pared detrás de la cabeza de Chester. —¿Cómo se siente, Sr.
Bailey?

—Chester, por favor llámeme Chester.

La sonrisa de la enfermera fue cálida y amable. —¿Cómo te sientes,


Chester? ¿Tus piernas, duelen algo?

—No, Oscar nunca las tocó.

Los ojos de la enfermera se redondearon con sorpresa. —¿Conoces


al hombre que estuvo aquí?

—Desafortunadamente, lo hago. Era mi ex.

—Ya veo. —El tono de la enfermera –que había sido amable hace un
simple momento –se volvió frío y exacto. —Tendrá que restringir a sus
invitados en las horas de visita, Sr. Bailey. Es política del hospital.

La boca de Chester colgaba abierta, mientras observaba la puerta


cerrarse detrás de la enfermera cuando se fue. Le tomó un momento
averiguar que le habían asignado una enfermera homófoba, lo que
significaba que el resto de su estancia en el hospital, probablemente, iba a
ser oh tan maravillosa.

Vaya, ¿no era afortunado?

34
Capítulo 4

Jack firmó el último de los informes que necesitaba entregar, luego lo


deslizó en la carpeta en su escritorio. Colocó la carpeta a un lado, contento
de tener eso zanjado. Por mucho que le gustaba vivir en un pueblo
pequeño, como Cade Creek, la descripción del puesto de jefe de bomberos
aquí era muy diferente de uno en Boston.

Sabía más sobre la dinámica y la diplomacia necesarias para ser el


jefe de bomberos, de lo que jamás realmente quiso saber. Sólo quería
luchar contra los incendios y ayudar a proteger a la gente. Ni siquiera le
importaba los eventos para recaudar fondos, de desayunos de panqueques
ocasionales o las presentaciones escolares.

Odiaba la política. Odiaba tener que escribir informes semanales. Se


sentía como que tenía que reportar cada maldita cosita, hasta cuántas
respiraciones tomaba, mientras estaba de servicio. Entendía que tenía que
haber una rendición de cuentas, pero a veces se sentía como excesivas
Pero, teniendo en cuenta el tamaño de Cade Creek, suponía que tenían que
dar cuenta de cada centavo gastado, cada hora registrada, e incluso cada
respiración tomada.

No viviría en ningún otro lugar.

Jack se levantó y salió de su oficina, en dirección a la cocina


comunal, que todos los bomberos compartían. Necesitaba otra taza de café.
Vinnie y Raff estaban sentados en el sofá de la sala de estar, viendo un
partido de fútbol. Hank y Ari estaban sentados en sillas, con los pies
apoyados en la gastada mesa de café. 35
Arson –el perro caza de la estación– estaba tendido en el sofá, entre
Vinnie y Raff, ronquidos salían de su cabecita de perro. Jack discutiría con
los hombres acerca de permitirle a Arson subirse en el sofá, pero no le haría
ningún bien. No muchos podrían decirle que no, al joven dálmata. Era
demasiado malditamente lindo.

—Asegúrense de aspirar el sofá, después de que hayan terminado de


ver el partido de fútbol —, dijo al pasar junto los hombres.

—Seguro, jefe —, Vinnie respondió. —Sólo estamos dejando que


Arson tome una pequeña siesta. Le dimos una buena carrera esta mañana.

—Sólo asegúrate de que no se te olvide. —Jack se dirigió a la


cafetera. Después de prepararse una taza, se acercó a la mesa de tarea,
preguntándose quién estaba de guardia en la cocina hoy y si necesitaban
hacer una carrera a la tienda. Le daría, a un par de ellos, algo que hacer.

Esperar que una alarma sonara, podría ser a veces aburrido. No era
que quisiera que alguien estuviera en peligro, pero sólo podía ver tanta
televisión o escribir tantos informes, antes querer apuñalar sus ojos con un
cuchillo de mantequilla oxidado.

Maldición. Él tenía el deber de la cocina esta noche y mañana por la


noche. Eso era bueno y malo. Bueno, porque podría hacer un viaje a la
tienda. Malo, porque no era muy buen cocinero. Le encantaba comer y a él
le encantaba cocinar. Simplemente no tenía una muy buena imaginación a
la hora de planificar una comida. Macarrones con queso en caja, era
considerado como algo gourmet en la estación de bomberos.

Agarró la lista de la, compra de la parte frontal de la nevera y se


dirigió hacia el salón. —Tengo que hacer un viaje a la tienda para la cena
de esta noche. ¿Alguien tiene algo específico que les gustaría comer o que
necesitan para recoja?

Raff inclinó la cabeza hacia atrás y miró a Jack. —Algo para el


postre. 36
—Arson necesita más comida para perros —, añadió Hank. —Ah, y
algunas de esas pequeñas galletas para perros que tanto le gusta. Nos
estamos quedando casi sin ellas.

—Sólo porque no puedes parar de dárselas. —Todo el mundo sabía


que Hank era una gran presa fácil, cuando se trataba de Arson. La mayoría
de ellos lo eran, pero Hank lo era más que muchos. Él había sido el que
rescató a Arson de una zanja, donde había sido arrojado desde un
automóvil. No podía quedárselo, pero toda la estación de bomberos podía.
Aunque Arson vivía oficialmente con Jack, todos se turnaban para cuidar
del dálmata que habían adoptado.

—Está bien, voy a ir a la tienda de comestibles. Tengo mi radio


conmigo.

—¿Necesitas ayuda, jefe? —Hank preguntó, mientras sacaba las


piernas hacia abajo y se ponía de pie.

Jack sonrió, mientras negaba con la cabeza. —Estoy bien, Hank. Si


quieres, puedes quedarte a ver el juego. —Hank era un buen tipo.

—De todos modos mi equipo está perdiendo —, Hank se quejó,


mientras salía de la sala y se unía a Jack.

—¿Qué equipo es el tuyo? —Jack preguntó, mientras miraba hacia el


televisor.

—El perdedor.

—Correcto. —Jack se rió entre dientes, mientras se dirigía hacia su


camión. Excavó su bolsillo, por sus llaves y empezó recorrer la lista
mental en su cabeza, de lo que podía cocinar para la cena. No era un
cocinero horrible, pero tampoco era material para chef. Había aprendido a
cocinar por pura desesperación y una billetera delgada. Quizás albóndigas.
Eso no era demasiado difícil de hacer.

—Jack. 37
Levantó la vista, cuando escuchó a Hank llamarlo. Sus ojos se
posaron en el alto bombero, por un breve momento, antes de que
parpadeara hacia los dos hombres de pie que se encontraban en las puertas
abiertas de la bahía. —Yancy, Chester, ¿hay algo que esté mal? —Preguntó,
por la mirada aprensiva en la cara de Chester, mientras el apuesto joven se
mordía el labio inferior.

Chester vaciló por un instante, pero luego pareció controlarse. Él


cuadró los hombros y luego dio un paso adelante, extendiendo un gran
recipiente cuadrado de plástico. —Quería agradecerte, y a los otros
bomberos, por salvarme, así que hice algunas magdalenas y esas cosas. No
sé si ustedes pueden aceptar productos horneados en casa, pero... —Chester
se encogía de hombros, mientras se los entregaba. —Sólo quería darles las
gracias.

—Sí, podemos. —Jack le envió a Chester una sonrisa. —Gracias. Sé


que a los chicos les encantan los productos horneados en casa. ¿Cómo te
sientes? —Jack miró las piernas, vestidas en mezclilla, de Chester. Habían
pasado dos semanas desde que lo había visto por última vez, pero parecía
estar caminando bien.

—Estoy bien. —Una media sonrisa cruzó el rostro de Chester. —Me


tomó un par de días, antes de ponerme de vuelta en mis pies, pero el doctor
dice que no hay daño permanente.

—Bien.

La sonrisa de Chester se tambaleaba, mientras daba un paso atrás. —


Así que, yo sólo quería dejar esto.

La cabeza de Jack se inclinó hacia un lado. Chester estaba nervioso.


No podía encontrarse con los ojos de Jack. Sus ojos se movían en cualquier
lugar menos donde estaba Jack. —Chester, ¿qué pasa? —A Jack no le
gustaba la idea de que podría poner a Chester nervioso. —¿Pasó algo con
tu esposo?
38
La sonrisa de Chester se extendió por sus labios, mientras levantaba
los ojos y miró directamente Jack, pero era plástica como el contenedor que
Jack tenía en sus manos. —No. Tengo que irme. Estoy llevando un lote de
magdalenas a Kapheri Koffee Korner.

Estaba mintiendo entre dientes, y Jack no sabía por qué. Le lanzó una
mirada a Yancy, frunciendo el ceño, cuando el hombre se encogió de
hombros como si tampoco supiera lo que estaba pasando, o él no estuviera
dispuesto a hablar de ello.

—Bueno, gracias por las magdalenas —, Jack dijo, porque no podía


pensar en nada más que decir. No quería poner en su lugar a Chester,
especialmente cuando el hombre parecía tan condenadamente incómodo.

—No fue nada —, Chester respondió, mientras daba un paso atrás,


hacia las puertas abiertas de la bahía. —Sí, um... adiós. —Chester giró y
salió de la estación de bomberos, como si sus pies estuvieran ardiendo.
Yancy inclinó su cabeza y saludó con dos dedos, antes de girar y seguir a
Chester por la puerta.

—¿Hank, llevarías estos a la cocina? —Jack preguntó, mientras


sostenía el recipiente de plástico hacia el gran hombre. Una vez que Hank
había tomado las magdalenas y se fue para la cocina, Jack se acercó al
borde de las puertas de la bahía.

Buscó en la calle, hasta que sus ojos se posaron en la camioneta de


Yancy, estacionada en la calle. Su preocupación creció, sombreada
rápidamente por la confusión, mientras miraba a los dos hombres en el
asiento delantero. Sabía que algo andaba mal, cuando Yancy tiró a Chester
a un abrazo, el rostro del hombre estaba tan pálido, que era casi blanco.

Jack gruñó, mientras se dirigía hacia la camioneta. Quería saber qué


demonios estaba pasando. Chester le había dicho que no había efectos a
largo plazo de su accidente. Así que si eso no era lo que lo tenía tan
molesto, ¿qué era?

Quería saberlo.

Antes de que pudiera llegar a la camioneta de Yancy, esta se apartó


39
de la acera y salió a la calle. Jack tuvo sólo un breve momento, en que sus
ojos se encontraron con los de Yancy, antes de que la camioneta lo rebasara.
La ira que podía ver ardiendo en la intensa mirada del hombre, confundió a
Jack aún más.

No recordaba hacer algo que tendría, al ayudante, enojado con él. No


había tenido una discusión con el hombre, a pesar de haber chocado
cabezas más de una vez. Había enviado cada informe que le requirieron. Y
en el segundo que se enteró de que Chester estaba involucrado con alguien,
había dado un paso atrás y mantuvo su atracción para sí mismo.

Así que ¿por qué estaba Yancy enojado con él?

—Hey, jefe, ¿qué fue todo eso? —Hank preguntó, mientras se


acercaba.

—No estoy seguro. —Jack se encogió de hombros, con indiferencia,


mientras se giraba y se dirigía a su camioneta. —Supongo que Chester
quería darnos las gracias, por sacarlo de esa lata, en la que estaba atrapado.

—Claaaro. —Hank resopló, cuando se giró y se dirigió hacia el lado


del pasajero del vehículo de comando. Era evidente que no creía en las
palabras de Jack, más que él.

Jack suspiró pesadamente, frotando la tensión de la parte posterior de


su cuello, mientras caminaba al lado del conductor del vehículo. Subió y
arrancó el camión, conduciéndolo a la calle, dirigiéndose a la tienda de
comestibles.

—Así que, este chico Chester... —, dijo Hank. —Es algo lindo.

Jack echó un vistazo a Hank. —Supongo.

No hizo gran cosa sobre el hecho de que él prefería a los hombres.


No era un algo secreto, pero tampoco era algo que realmente discutiría
Después del fiasco que había dejado en Boston, cuando fue marginado por
un amante despechado, se aseguró de que sus superiores supieran de su
orientación sexual, antes de que asumiera el trabajo en Cade Creek. 40
También se aseguró de que ellos supieran que no iba a ocultarlo. No quería
que hubiera algún malentendido.

—¿Sabes si es soltero?

Jack apretó sus manos en el volante, mientras una oleada de celos se


extendía sobre él. —Creo que está separado actualmente de su esposo, pero
por lo que vi en el hospital, están tratando de resolver las cosas.

Y desde el punto de vista de Jack, eso totalmente apestaba. Estaba


salvajemente atraído por Chester y lo había estado desde los ojos gris
ahumado del hombre se habían posado en él, desde el fondo del VW Bug
destrozado. Sentía como que podrían haber hecho una conexión, mientras
esperaban a que la ambulancia llegara, la suficiente para obligarlo a
visitarlo en el hospital.

Una mirada a los ojos de Chester y él sabía que no estaba


imaginando cosas... justo hasta que el esposo de Chester entró. Jack
podrían ser muchas cosas, pero no un destructor de hogares. Si había
alguna posibilidad de que Chester y su esposo pudieran volver a estar
juntos, Jack estaba dando un paso fuera de la imagen.

—Oh, bueno —, Hank dijo mientras fruncía el ceño. —Supongo,


entonces, que es eso.

—Sí. —Jack le disparó a Hank otra mirada. —¿Qué? ¿Estás


interesado en Chester?

—Creo que es lindo.

—¡No es para ti! —Jack parpadeó al darse cuenta de lo que acababa


de decir. Bueno, lo que acababa gruñir en realidad. ¿Y de dónde había
salido eso? ¿Qué interés tenía en saber de quién iba detrás Hank? Era obvio
que estaba perdiendo la cabeza. —Mis disculpas, Hank. No tenía derecho a
morderte de esa manera.

—Hey, si estás interesado en él, sólo dilo. 41


—Está casado, Hank. —Con eso lo dio por terminado allí mismo, sin
importar lo mucho que podría haber fantaseado de lo contrario. —No voy
a romper un matrimonio y no voy a ser el rebote de alguien.

—No —, Hank reflexionó con un tono extraño, mientras se giraba


para mirar por la ventana del lado del pasajero. —Puedo entender eso.
Nadie quiere ser utilizado para superar a alguien más.

Jack frunció el ceño, ante la miseria en ese tono. Había una historia
allí, pero no era su lugar preguntarle a Hank al respecto. Todo el asunto
limitaba lo laboral, y técnicamente Jack era el superior de Hank, así que
realmente no podía preguntarle.

La voz en la radio cobró vida. —Jefe, tenemos un fuego estructural


en South Jenkins Road en Ferguson, posible Código Uno.

—Maldita sea. —Jack agarró el micrófono. —Diez-cuatro, Agnes.


Solicitud de equipo uno siendo enviado a la escena.

—Sí, jefe.

Jack colgó el comunicador de la radio de mano y golpeó la sirena.


Odiaba las llamadas de Código Uno. Sospechoso incendio estructural,
posiblemente ocupada. Significaba que la vida de alguien podría estar en
peligro, lo que significaba poner la vida de sus hombres en peligro. Era un
riesgo laboral, pero a Jack todavía no le gustaba.

Llegó a la dirección, enviada a su panel de control GPS por Agnes,


justo cuando el camión de bomberos estaba deteniéndose. Jack se detuvo a
un lado de la escena, dejando mucho espacio para otros vehículos de
emergencia. Cogió su chaqueta,el casco y salió del SUV.

—Hank, quiero que tú y Raff se preparen y revisen la casa.


Tendremos las mangueras listas.

—Lo tienes, jefe. —Hank salió corriendo.

Jack echó un vistazo a las llamas, saltando desde el tejado, y sabía


42
que iban a necesitar poner todas las manos a la obra. El edificio se quemaba
rápidamente. Se dirigió hacia el camión de bomberos. Vinnie ya estaba
desplegando las mangueras de agua. —Vinnie, necesito que tu y Ari
consigan el acoplamiento de la manguera en la boca de riego. Tenemos que
poner agua sobre ese fuego, antes de que Hank y Raff hagan un S & R7.

—Entendido, jefe.

Jack se giró y se dirigió hacia donde el Sheriff Riley estaba hablando,


con una mujer mayor, con un perro blanco. Estaba frenéticamente
apuntando a la casa que se encontraba en llamas.

—John, —dijo cuándo los alcanzó, —¿qué puedes decirme?

—La Sra. O'Brian dice que escuchó a sus vecinos discutiendo


temprano y entonces vio el humo. Cree que ambos están todavía dentro.

—Maldición. —John golpeó su micrófono. —Hank, Raff, dos


posibles ocupantes.

—Entendido —, respondió Hank.

Golpeó el micrófono de nuevo, mientras se dirigía hacia el borde de


la zona de combustión. —Hank, Raff, introdúzcanse cuando estén listos.

—Entendido —, Hank respondió de nuevo.

Jack vio como Vinnie y Ari rociaban el techo y las paredes de la casa,
con agua, mientras que Hank y Raff se desplazaron para revisarla y con
suerte encontrarían a alguien con vida. Con tanto humo, como el fuego
estaba emitiendo, eso podría ser imposible.

Esta era la parte más difícil de ser el comandante y jefe. Tenía que
estar allí, mientras sus hombres entraban al peligro. Era su trabajo hacer un
plan de acción, no llevarlo a cabo. Sólo lo llamaban si había un problema, y
rezaba cada vez que ellos salían, que no lo hubiera.

43
7 Búsqueda y rescate en ingles search and rescue.
Jack se tensó cuando su micrófono crujió. —Jefe, necesitamos un
cortador de perno, en el dormitorio trasero, ubicado en la esquina izquierda
—, dijo Hank. —Tenemos a un hombre esposado a una cama, con armazón
de metal.

—Dilo otra vez. —No podía haber oído eso correctamente.

—Corta pernos, jefe, necesitamos cortador de pernos.

—Entendido. —Jack negó con la cabeza, mientras se apresuraba a la


máquina para agarrar las tenazas. Él nunca entendió por qué algunas
personas sentían la necesidad de mejorar su vida sexual, pero a cada uno lo
suyo, supuso. Él prefería tener a alguien para sostener y amar. No
necesitaba el material extra.

Desde luego, no tenía necesidad de esposar a alguien a una cama.

Jack sacó el cortador de perno, de uno de los compartimentos del


camión de bomberos y giró la cabeza de vuelta a la zona de combustión.
Sus pasos vacilaron, como lo que sólo podría describirse un loco
desquiciado corrió justo en frente de la casa, agitando una pistola alrededor
salvajemente en el aire.

—¡Atrás! —El hombre comenzó a gritarle a Vinnie y Ari. —


¡Aléjense de aquí!

Hank y Ari retrocedieron, lentamente fuera del patio, llevando la


manguera de agua con ellos.

Jack colocó lentamente el cortador de perno hacia abajo, tratando de


alcanzar el micrófono en su hombro al mismo tiempo. —Hank, Raff,
tenemos un tipo con un arma. Extraigan a los civiles de cualquier manera
que puedan y llévenlos alrededor por el callejón. Voy a tener a los
paramédicos reuniéndose con ustedes allí.

—Entendido.

Jack golpeó el micrófono de nuevo. —Agnes, ¿Captaste eso?


44
—Diez-cuatro, Jefe. Paramédicos siendo desviados al callejón ahora.

La mandíbula de Jack cayó, cuando el Sheriff Riley entró en el patio


con las manos levantadas en el aire y empezó a hablar con el hombre
armado. Sólo sabía que el sheriff iba conseguir que su malditamente tonta
cabeza fuera volada y luego él tendría a todo el clan Blaecleah respirando
en su cuello. Esta situación había que desactivarla antes de que se
extendiera fuera de control.

Jack alzó la mano y golpeó a su micrófono de nuevo. —Vinnie, ¿me


copias?

—Adelante, jefe —, respondió Vinnie.

—¿Todavía tienes presión en la manguera?

—Afirmativo.

—¿Puedes alcanzar a ese imbécil, desde tu posición?

Jack oyó una risita. —Afirmativo, jefe.

—A la cuenta de tres, Vinnie.

—Entendido.

Jack cogió el cortador de pernos, de nuevo, en caso de que Hank y


Raff no pudieran conseguir liberar al civil, y caminó hacia la casa, dándoles
al sheriff y el idiota con la pistola un gran rodeo. Quería llegar a una
posición donde el sheriff pudiera verlo.

—¡Atrás!

Jack se congeló, cuando el hombre hizo un gesto con la pistola hacia


él.

—Tiene que quemarse —, el hombre insistió, con voz vacilante, que


era sólo un poco demasiado alta.
45
Las cejas de Jack se dispararon, cuando el hombre comenzó a
retroceder hacia la casa en llamas. Tenía que estar demente. Él iba a arder
en llamas si se acercaba demasiado. Ya los escombros estaba golpeando el
suelo alrededor de los bordes de la casa destruida.

—¿Por qué tienes que quemarla? —Preguntó el sheriff. —Parecía


que era una casa muy bonita.

El hombre negó con la cabeza.

Jack levantó las manos, tres dedos en una mano apuntando hacia
arriba en el aire. Esperó hasta que el sheriff Riley lo miró a los ojos y
luego, lentamente, bajó los dedos uno por uno, con la esperanza de que
Vinnie estuviera mirando.

Todo el infierno se desató, cuando dejó caer su tercer dedo.


Doscientos cincuenta libras de presión de agua golpearon de lleno al
demente, en el pecho. Bajó en un montón empapado de brazos y piernas.
Jack hizo un gesto con el brazo. Tan pronto como vio la caída del arma de
la mano del hombre. Vinnie cortó el agua y el sheriff corrió hacia adelante
para esposar al hombre.

—¡Hank, informe! —Necesitaba saber que sus hombres estaban


seguros.

—En el callejón, jefe —, respondió Hank. —Todos estamos fuera.

Jack dejó escapar un suspiro de alivio, cuando se pasó la mano por


la cara. —Entendido.

46
Capítulo 5

Chester ajustó el temporizador en la estufa y luego se dirigió al


fregadero, para limpiar su desorden. Una cosa que había sido inculcada en
su cabeza, mientras aprendía a cocinar, fue limpiar su desorden en la
marcha. Además, en el momento en que generalmente terminaba de
hornear, estaba agotado y odiaba tener que limpiar, cuando estaba cansado.
Por suerte, tendía a limpiar a su paso –la mayoría de las veces– así que
había sólo unos pocos platos que necesitaban ser limpiados, secados, y
guardados.

—Algo huele bien.

Chester sonrió, mientras Yancy siguió su nariz en la cocina. —Te


juro que no sé cómo John y Seamus se mantienen al día con tu factura de
alimentos. Estas gobernado por tu estómago.

—No es cierto —, dijo Yancy, mientras tomaba una galleta de la


rejilla de enfriamiento y luego apoyó su cadera contra el mostrador,
mientras empezaba a mordisquear la galleta. —Pregúntale a Seamus. Él te
lo dirá. Soy gobernado por él.

Chester inclinó la cabeza a un lado. —Sabes, realmente podría ver


eso. —Después de conocer al hombre, le creía. Yancy era gobernado por
Seamus. Si el hombre se echaba a reír, Yancy era feliz. Si él lloraba, Yancy
estaba dispuesto a asesinar a alguien. Por supuesto, era igual con el tercer
hombre en su relación inusual. John no era tan propenso al drama como
Seamus.

—Tan pronto como esas magdalenas salgan del horno, tengo que
llevarlas a Brennan. ¿Podrías ayudarme a cargarla en el auto? —El nuevo
47
auto. Su VW Bug había sido una pérdida total, igual que el remolque.
Estaba lentamente acostumbrándose al nuevo Jeep Cherokee, con doble
tracción, que Yancy le había ayudado a comprar.

Yancy miró las pilas de productos horneados Chester había estado


cocinando durante las últimas horas. —¿Cuánto vale para ti?

Chester resopló, contando con la necesidad de sobornar al


hombretón. —Hay un cheesecake de mora cocinándose en el horno ahora.
Es para el postre de esta noche, después de la cena. Si lo pides
amablemente, puede ser que te permita tener una rebanada.

Chester sabía que lo haría de todos modos. Diablos, le haría a Yancy


y sus dos esposos, veinte mil cheesecakes de mora si se lo pedían. En el
momento en que se habían enterado de lo que sucedió, a manos de su ex
esposo,le habían abierto su casa. Todos los Blaecleah lo hicieron.

—¡Sí! —El puño de Yancy bombeó en el aire, como si acabara de


alcanzar alguna gran victoria.

Qué bobo.

Chester se rió, entre dientes, mientras empezaba a apilar


contenedores de productos de panadería, en los brazos de Yancy para llevar
hasta el auto. —Trata de no apilar demasiados en la parte superior de uno al
otro. No quiero que se aplasten los pasteles. No se venden bien si están
aplastados.

—Señor, sí señor.

—Muévete antes de que llame a Seamus. —Chester agarró una pila y


siguió a Yancy por la puerta, hasta el auto. El trato que tenía con Brennan
requería productos recién horneados lunes, miércoles y viernes. Hacía algo
especial para los sábados, y el café estaba cerrado los domingos.

Chester había estado realmente sorprendido, cuando Brennan y


Kapheri se le acercaron sobre hornear para ellos. Brennan había abierto la
cafetería hace un tiempo atrás, servía muffins y unos pasteles, pero quería 48
diversificarse. Una vez que probó los productos horneados de Chester en la
cena del domingo en la casa Blaecleah, había rogado por a llegar a un
acuerdo para el horneado. Chester amaba hornear, por lo que había sido un
buen negocio para él.

—Gracias —, dijo, mientras se dirigía a la cocina, no se sorprendió


en lo más mínimo encontrar a Yancy comiendo otra galleta.

—¿Cómo está progresando el apartamento? —Preguntó Yancy.

—Muy bien —, Chester respondió. —Los contratistas deberían


terminar con la cocina al final de la semana, y entonces puedo mudarme. —
Chester se apoyó en el mostrador y miró a su amigo. —¿Por qué?
¿Tratando de deshacerte de mí?

—¡No, no! —La cara de Yancy palideció, mientras se tropezaba con


sus palabras. —Puedes quedarte todo el tiempo que desees, Chester. Tú lo
sabes. Sólo sé lo mucho que has estado esperando tener tu propia casa.

Chester se rió entre dientes. Sabía que Yancy podría dejarlo


quedarse, sin importar el tiempo que necesitara. —Bueno, como he dicho,
los contratistas deberían terminar al final de la semana.

—Sólo tú te negarías a mudarte a una casa sin tener la cocina


remodelada.

—Cuanto mejor la cocina, mejores son los productos horneados.

Yancy tragó saliva, lo que era una mirada extraña en un hombre tan
grande. —Las cocinas personalizadas son buenas.

—Pensé que lo verías a mi manera. —Chester miró el reloj en la


estufa. Diez minutos más y podría sacar el cheesecake. Si pudiera impedir
que Yancy se metiera con ella, el cheesecake se enfriaría a tiempo para la
cena. —¿Quieres parar y ver lo que han hecho con el lugar, mientras
corremos a la ciudad? De todos modos, tengo que verificar con el
contratista.

—Claro. —Yancy miró su uniforme de ayudante. —No necesitas que


49
me cambie, ¿verdad? Tengo un turno en un par de horas.
—No, estas bien. Incluso podrías convencer al contratista, de no
joder conmigo, si ve que soy amigo de un ayudante del sheriff.

—Ah, ya veo, —Yancy zumbó, —estás detrás de mí, por mi


uniforme.

Chester agitó un dedo en Yancy, no molesto en lo más mínimo. —Y


estás detrás de mí, por mis productos horneados. Suena como un negocio
para mí.

—Correcto. —Yancy tomó otra galleta. Le dio un mordisco, su


mirada intensa, mientras masticaba. —¿Has oído hablar de Oscar desde lo
del hospital?

Chester asintió, mientras la boca de su estómago se apretaba.


Realmente no quería tener esta conversación, pero sabía que Yancy
necesitaba saberlo, por si había un problema. —Ha llamado un par de
veces. Si continúa, voy a tener que cambiar mi número de teléfono.

—¿Está dejándote mensajes?

—Sí. —Y cada uno de ellos, le daba pesadillas a Chester.

—¿Los guardaste?

Chester se tragó la bilis, que subió a su garganta. —Sí. —Había sido


amigo de Yancy el tiempo suficiente, para saber que necesitaba una prueba
de que Oscar no lo dejaba en paz. —Los voy a necesitar si tengo que
conseguir una orden de restricción.

—¿Crees que va a llegar a eso?

Chester se desplomó, mientras la angustia que tenía desde el año


anterior, estalló. —Nunca creí que tendría que dejar a Oscar. Se suponía él
era el único, ¿sabes? No se suponía que fuera así.

—Lo sé, cariño —, la voz profunda de Yancy, era suave y


comprensiva cuando contestó. —Realmente también pensé que era el único 50
para ti.
—¿Por qué necesitaba todo eso, Yancy? ¿Por qué no podía
aceptarnos como éramos? —Esa era la pregunta que pasaba por la mente de
Chester, una y otra vez, una para la que no tenía respuesta. —¿Por qué él
necesitaba que lo llamara amo y llevarme alrededor con una correa para
sentirse sexualmente satisfecho? ¿Por qué no podía ser feliz con una
mamada?

—No todo el mundo está conectado de la misma manera, Chester. Tú


lo sabes. La gente necesita diferentes cosas para sentirse satisfecho. No lo
hacen malo o incorrecto, sólo diferente.

—Sólo que yo no quiero eso. Lo intenté, Yancy. —Chester podía


sentir sus ojos llenarse, de las señales de su dolor –y su frustración. —Fui a
esas estúpidas pequeñas fiestas de fin de semana, que sus amigos realizaron
y lo llamé maestro y lo dejé nalguearme y... y simplemente no pude
soportarlo. Llegó un punto en el que odiaba tener sexo.

—Hey, hey. —Un sollozo estalló de los labios de Chester, cuando los
grandes brazos de Yancy lo rodearon, abrazándolo con fuerza. —Está
terminado ahora, Chester. Nunca tendrás que hacer algo así de nuevo.

—Sólo quiero a alguien que me abrace y me ame. —Chester apretó


la cara, contra el pecho enorme de Yancy, mientras las lágrimas resbalaban
de sus ojos. —No quiero un plug anal atascado en mi culo.

Los labios de Chester se extendieron y sorbió sus lágrimas, cuando


escuchó un pequeño estruendo risa en el pecho de Yancy. Se echó hacia
atrás, secándose los ojos. —Supongo que sueno bastante quejumbroso,
¿eh?

—No, suenas como un hombre que sabe lo que quiere o no quiere en


este caso.

Incluso con las palabras de Yancy, Chester todavía se sentía como un


fracasado. Se apartó de Yancy y se acercó al fregadero para salpicar un
poco de agua en la cara. Se quedó allí por un momento, con las manos 51
apoyadas en el borde del fregadero.
—Sé que tú y Seamus y John están dentro de algunas cosas. Los he
escuchado. —Se dio la vuelta, cuando oyó gemir a Yancy, rápidamente
levantó la mano para impedir que el ruborizado hombre hablara. —Está
bien, Yancy. Como has dicho, no es malo, sólo diferente. Algunas personas
tienen la necesidad de tener algo extra en su vida sexual y otros no. Uno no
es mejor o peor que el otro.

Chester respiró, sosteniendo su mano contra su pecho. —Pero yo soy


una de esas personas que no necesitan o quieren esas cosas extra para estar
sexualmente satisfecho, y me aterra de que vaya a pasar el resto de mi vida
solo, a causa de ello.

—No. —Yancy negó con la cabeza. —Encontrarás a alguien que


quiere las mismas cosas que tú, Chester. Tienes que creer eso.

Chester deseaba poder decirle a Yancy que lo hacía, pero no lo hizo.


Él había dejado de creer eso, justo en el momento que se dio cuenta de que
el apuesto jefe de bomberos nunca le daría la hora del día. Jack Helmond
era definitivamente el hombre ideal de Chester. Por desgracia, era un
hombre ideal que no quería nada que ver con él.

Ni siquiera quería ser un amigo.

Chester tomó otra respiración limpiadora. Pensó que su mundo se


había terminado, cuando se separó de Oscar. Se había equivocado. También
estaba equivocado acerca de eso. Tenía que estarlo. La vida continuaría, y
en algún lugar en el camino, encontraría a alguien que quería una vida más
sencilla con Chester a su lado.

Y si no, conseguiría un perro.

Chester se giró, cuando el temporizador del horno se apagó. Se rió,


cuando Yancy empezó a saltar a su lado. Nunca hubiera esperado que el
enorme hombre, fuera tan animoso, pero entonces estaba emocionado
acerca de la comida, así que quizás lo explicaba.
52
Tomó algunos guantes de cocina y sacó el cheesecake, poniéndolo en
la rejilla para enfriar. Lanzó los guantes y extendió la mano para apagar el
horno. —Manos fuera, Yancy.

Cuando se volvió, Yancy lo miraba con los ojos como platos.

Chester rió. —Si lo tocas antes de que se enfríe, se convertirá en un


montón de sustancia babosa de mora.

El labio inferior de Yancy se deslizó fuera. —Me gusta la sustancia


babosa de mora.

Chester palmeó el gran hombre, en el hombro, mientras caminaba


junto a él. —Te gustará más el cheesecake de mora.

—¡Biiiien! —Gimió Yancy.

—Vamos. Podemos pasar por el apartamento y conseguir entregarle


esos productos horneados a Brennan, mientras se enfría. Si esta listo para el
momento en que volvamos, te voy a sacar una pequeña porción. —La
sonrisa feliz de Yancy, fue toda la respuesta que necesitaba. Chester tomó
su abrigo y se dirigió al exterior, a su coche.

—¿Que te hizo decidirte a comprar dos apartamentos pequeños y


tenerlos adaptados para un enorme apartamento? —Yancy preguntó, una
vez que estaban en el camino.

—Me gustó la ubicación para uno. Ese viejo edificio de ladrillo está
a sólo una cuadra de la plaza de la ciudad y del parque. Puedo caminar por
allí a la hora que quiera. Además, el mercado de agricultores está allí, cada
fin de semana y amo comprar productos frescos.

—Sí, pero podrías haber comprado una casa de campo y conducido


allí.

Chester se encogió de hombros. —No puedo explicarlo, Yancy. Eché


un vistazo a la señal de venta, en la ventana de la planta baja de ese edificio
y me enamoré de este lugar.
53
El lugar necesitaba trabajo, en las tres plantas, pero Chester se había
enamorado de él a primera vista y su fascinación con el antiguo edificio
aumentó con cada vez que lo veía. —Hay una librería en la planta baja. El
viejo que alquilaba el espacio, estaba preparando todo para meterlo en cajas
y mudarse. Le dije que podía quedarse con el mismo alquiler que estaba
pagando, con tal que me dejara hacer algunas mejoras en el sistema
eléctrico y la fontanería. Que prácticamente necesitaba una reforma.

—¿No crees que con los nuevos e-readers, se va a ir a la quiebra?

—No, pero si cosas se ponen difíciles, sólo voy a baja el alquiler.


Sigo pensando que hay una demanda de libros de bolsillo. Amo a mi e-
reader, pero a veces hay algo acerca de acurrucarse con un buen libro, que
no se puede encontrar con un pedazo de la tecnología moderna. Además,
¿qué va a pasar cuando el apocalipsis golpee y no haya electricidad? ¿Qué
van a leer entonces?

—El apocalipsis. —Yancy le dio la mirada más extraña. —Correcto.

Chester se rió entre dientes.

—Nunca dejas de sorprenderme, Chester Bailey.

—Es muy sencillo, Yancy. Necesito las dos plantas superiores y el


patio en la parte trasera. No tengo ningún uso para la tienda o los otros
apartamentos en el edificio. Ese viejo simplemente está tratando salir
adelante haciendo lo que ama, que es simplemente lo que el resto de
nosotros estamos tratando de hacer. No voy a darle una patada afuera, sólo
para aumentar el alquiler para otra persona. Prefiero tener a alguien allí que
necesita el espacio.

—¿Entonces no planeas abrir una tienda de artículos horneados?

—¡Infiernos no! —Respondió Chester. —¿Sabes a qué hora los


panaderos se levantan por la mañana?

—Sobre la misma hora que los rancheros, me imagino. 54


—Demasiado temprano para este niño bonito. —La idea de
levantarse tan temprano le daba urticaria. —Necesito mi sueño de belleza.

—Así que, ¿qué vas a hacer entonces?

Chester se encogió de hombros. —Todavía tengo algo de dinero


guardado. Ya se me ocurrirá algo. —Había utilizado una buena parte del
dinero, que había recibido de Oscar cuando se divorciaron, como pago
inicial en el edificio que compró, financiando un poco más que el precio de
venta, para que pudiera tener el lugar adaptado a sus necesidades. Podía
pagar las cuentas, por el momento, pero tendría que encontrar algo mejor
con el tiempo. Independientemente lo mucho que deseaba lo contrario, el
dinero no crecía en los árboles.

—Por ahora, voy a hacer los productos horneados para Kapheri y


Brennan y tal vez tener un puesto en el mercado de agricultores, los fines
de semana.

—Bueno, ciertamente tienes la cocina para ello.

—Lo sé. —Chester estaba tan emocionado de poder mudarse a su


nuevo apartamento, para poder empezar a usar la cocina gourmet
personalizada que había diseñado y pagado para ser instalada. —No puedo
esperar.

Su nueva vida estaba a sólo un par de semanas.

—Fui con un concepto de planta abierta.

Las cejas de Yancy se unieron en un ceño perplejo. —¿Genial?

—¿Viste las ventanas de la parte frontal del edificio? Dejan entrar


mucha luz. Y el ladrillo, mientras que es viejo, está en muy buena forma. El
contratista está reemplazando los pisos de madera, la instalación eléctrica,
la fontanería, y añadiendo escaleras ,hasta el dormitorio tipo loft, así como
un baño principal en la planta superior.

—Oh. —Yancy se rió entre dientes. —¿Eso es todo?


55
—No, en realidad no lo es. —Chester sonrió, cuando Yancy rodó sus
ojos. —Hay un dormitorio de invitados y una oficina. Y el terreno en la
parte de atrás del edificio, simplemente ha sido vaciado para desembocar
en un patio ajardinado.

—Bueno, a mí me parece que estás obteniendo lo que quieres.

—Lo estoy. —Chester suspiró. —Sólo desearía tener a alguien para


compartirlo.

La emoción que sentía por los cambios que estaba haciéndole a su


nuevo lugar, se desvaneció junto a la soledad que sentía, porque no tenía a
alguien para compartir su nuevo hogar. Independientemente de cuán
maravilloso sería el lugar, no compensaba el ir a la cama solo todas las
noches.

—Va a suceder, Chester. —El suave apretón de Yancy estaba


destinado a ser tranquilizador y Chester lo sabía, pero era fácil ser optimista
cuando compartías tu cama con dos amantes. —Hay alguien ahí afuera para
todos nosotros.

—Sí. —Ojalá pudiera creer que había alguien ahí afuera para él.
Dudaba de eso más y más cada día. —Tal vez. —Estaba empezando a
pensar que su alguien no existía.

56
Capítulo 6

Jack agarró su portapapeles y salió de su vehículo de comando.


Como el personal de más alto nivel de los bomberos en Cade Creek,
consiguió el trabajo divertido de inspeccionar las estructuras nuevas o
reacondicionadas, para así asegurarse de que cumplían con los códigos de
incendios. No era un trabajo horrible, pero podría ser tedioso a veces.

Echó un vistazo a la dirección en su portapapeles, luego comprobó la


que colgaba sobre la gran puerta que daba al interior del edificio. Cuando
fue a abrir la puerta, la encontró cerrada. Buscó y encontró un timbre. Lo
presionó y esperó.

—¿Sí? —Tiempo después respondió una voz.

—Inspector contra incendios.

Escuchó un timbre y luego el sonido de la cerradura haciendo “clic”


al abrirse. Empezó a pensar que tendría que hablar con el dueño del lugar,
sobre simplemente abrirle a alguien, hasta que vio la pequeña cámara de
vigilancia estenopeica localizada justo por encima del timbre. Si no hubiera
sabido lo que era –porque ellos tenían algo parecido en la estación de
bomberos– nunca habría sabido que lo estaban viendo.

Lo hacía sentirse un poco mejor.

Jack subió por las escaleras, hasta el segundo piso, tomando nota de
las nuevas escaleras y pasamanos. Estaban en el código, así como la gran
puerta resistente al fuego, en la parte superior de las escaleras. Un vistazo
rápido por el pasillo, mostró que las otras puertas en ese piso tenían las 57
mismas puertas resistentes al fuego de alta calidad. Le hacía sentirse un
poco más optimista acerca de esta inspección.
Jack golpeó y luego esperó.

—Hey, Mark —, dijo Jack, cuando la puerta se abrió y reconoció al


hombre que estaba allí. Él había inspeccionado varios lugares en los que
Mark trabajó en Bozeman, y el chico siempre jugaba sobre el tablero. No
tomaba atajos o intentaba conseguir salirse con la suya, con cosas que no
debía. Jack nunca había tenido que volver a inspeccionar cualquier
estructura en la que Mark trabajó.

—Hey, Jack. —Mark retrocedió. —Entra.

—¿Qué me puedes decir sobre el lugar? —Preguntó, mientras


empezaba a mirar a su alrededor, haciendo notas.

—El nuevo propietario, reemplazo todo el sistema eléctrico más el


sistema de plomería y aspersores. Ya vino el inspector para eso y pasamos.
—Mark sostenía el papeleo para ello. —Aquí tienes tu copia del informe.

—Gracias. —Jack los comprobó y luego los deslizó hasta el fondo de


la pila de papeles, en el portapapeles. —Esto va a hacer las cosas un poco
más fáciles.

—Convertimos los apartamentos en el frente del edificio, en el


segundo y tercer piso, en una residencia —, Mark comenzó, mientras
caminaban por el lugar. —El propietario añadió una cocina gourmet,
oficina, baño y dormitorio de invitados a la segunda planta.

—Oh, ¿eso es todo?

Mark se rió entre dientes. —Él sabía lo que quería.

—Bueno. ¿Qué más?

—En la tercera planta está el dormitorio principal, baño principal, un


vestidor. El cambio más grande, —Mark negó con la cabeza —aunque no
lo creas, es el balcón en el segundo piso.

Las cejas de Jack se levantaron. —¿Un balcón? ¿Aquí? —Estaban a 58


una cuadra del corazón de Cade Creek. Por supuesto, muchos de los
edificios de la zona, tenían unidades residenciales en el segundo y tercer
piso, pero ninguno que él conocía tenia balcones. —Eso tengo que verlo.

—En realidad es bastante espectacular —, dijo Mark. —Si yo tuviera


un anhelo de vivir en el corazón de Cade Creek, querría una disposición
como esta.

—¿Cómo trabajaste en el balcón?

—El suelo ya estaba allí, pero tuvimos que reforzarlo y luego añadir
algunas vigas de soporte, para los ladrillos, que iban con la pared exterior y
puertas dobles. Afortunadamente, el dueño quería que reutilizaramos la
mayor cantidad del ladrillo antiguo, como fuera posible, por lo que
coincide con lo que ya estaba aquí.

—Bien. —Jack estaba a favor del reciclaje de materiales. Aun así, se


quedó boquiabierto cuando obtuvo su primera buena mirada a las puertas
dobles de piso a techo y el nuevo muro que Mark había puesto, por no
mencionar el balcón que se encontraba más allá. —Maldición.

La risa divertida de Mark, llenó la gran sala. —Lo sé, ¿verdad?

—Este lugar es una locura.

—Es lindo, eso es seguro. —La risa de de Mark creció, mientras


negaba con la cabeza. —Vamos. Te mostraré el resto del lugar. Estoy
esperando sorprender al propietario, con las llaves, hoy mismo. Conseguí la
remodelación hecha dos semanas antes.

—Oh, estoy seguro de que amará eso.

—Sí, él ha estado viviendo con uno de los chicos Blaecleah, mientras


este lugar consiguió rehacerse. Me imagino que está ansioso por mudarse.

Las cejas de Jack levantaron. —¿Él es amigo de los Blaecleah? —


Mark asintió, y el aire en los pulmones de Jack tartamudeó. —No creo que
el nombre del propietario es Chester Bailey, ¿verdad?
59
—Sí, ¿cómo lo sabes?
—Nos hemos encontrado. —Jack tragó saliva. —No me di cuenta de
que Chester y su esposo habían decidido quedarse en Cade Creek. —
Chester había mencionado algo al respecto, pero hasta ese momento, Jack
no le había dado un pensamiento. Tal vez debería hacerlo.

Las cejas canosas de Mark se juntaron. —No creo que Chester este
casado.

—He conocido a su esposo. —Esas palabras sabían amargas en su


boca, y además de sentirse atraído a Chester, Jack no podía entender por
qué.

—Bueno, si tú lo dices. —Mark se rascó un lado de su cabeza, como


si estuviera confundido. —Pero el nombre de Chester es el único en todo el
papeleo, así que si está casado, nunca he oído hablar de ese tipo.

Jack no sabía qué pensar de ese pedacito de información. —


Técnicamente, ambos nombres no tienen que estar.

—Supongo.

Jack no quería discutir el estado civil de Chester. Se deprimía cada


vez que pensaba en ello. —¿Qué tal si me muestras el resto de lo que
hiciste y vemos si podemos terminar de inspeccionar este lugar?

—Oh, por supuesto. —Mark comenzó a señalar las otras cosas que
habían sido actualizadas o reemplazados, o incluso puestas donde algo que
no había estado antes –como los baños– mientras caminaban a lo largo de
la segunda y tercera planta.

Jack tomó notas, asegurándose de que todo correspondía al código


contra incendios. Él estaba impresionado. Mark había ido por encima del
mínimo requerido y adaptado el lugar con los más altos estándares. Todo el
lugar pasaba con gran éxito. Jack deseaba que su casa pasara tan
fácilmente.

—Está bien —, dijo una vez que estaban de vuelta en la habitación 60


principal. Jack estaba bastante seguro de que iba a ser la sala de estar, ya
que era el frente del edificio con ventanas altas y un techo que recorría todo
el camino, hasta el tercer piso. Hizo un par de notas rápidas y luego firmó
la parte inferior del formulario, entregándoselo a Mark. —Todo esta listo.

—Gracias, Jack.

Jack silbó, mientras miraba al techo alto y luego todo el resto de la


gran habitación. —Hombre, este seguro que va a ser un lugar fantástico.

—Me alegro de que te guste.

Los ojos de Jack se dispararon a la puerta, cuando oyó una voz


inconfundible. —Chester.

—Jefe Helmond. —Chester asintió educadamente, lo que hizo que


Jack quisiera moler sus dientes.

Jack sabía que algo había cambiado entre él y Chester, pero maldito
si podía averiguar de qué se trataba. El hombre había sido muy amistoso al
principio. Sólo se había vuelto distante después de que su esposo llegó.

¿Tal vez ese era el problema?

Jack miró a Yancy, preguntándose si el hombre sabía que su amigo


podría ser víctima de abuso conyugal. Era la única conclusión a la que
podría llegar. Chester era amable y abierto cuando se habían conocido.
Ahora, parecía casi temeroso de su propia sombra. Jack estaba empezando
a pensar que tenía que profundizar en cómo eran las cosas entre Chester y
su misterioso esposo.

—Es un fantástico lugar. —Jack le envió a Chester una sonrisa


amistosa, mientras hacía un gesto a la documentación en la mano de Mark.
—Acabo de firmar tu inspección contra incendios.

La mirada de Chester fue hacia Mark. —¿Eso es algo bueno?

Mark sonrió, mientras sostenía hacia afuera un juego de llaves. —


Significa que puedes mudarte en cualquier momento que desees. El trabajo 61
está listo y el lugar pasó todas las inspecciones con gran éxito. Todo está
listo.

Los hermosos ojos ahumados de Chester se agrandaron. —¿Me


puedo mudar?

—Sí.

Jack se rió, cuando Chester gritó y comenzó a bailar alrededor. El


hombre estaba tan emocionado, que Jack no pudo evitar sentirse feliz por
él. —¿Supongo que está ansioso por mudarse?

Yancy rió. —Creo que está cansado de dormir en mi sofá.

Jack levantó una ceja. —¿Está durmiendo en tu sofá?

Yancy se encogió de hombros.

Jack miró a Chester de nuevo, mirando el baile el hombre hacia la


cocina gourmet, justo al lado de la sala principal. —¿Cómo se siente su
esposo al respecto?

Las cejas de Yancy se juntaron en un ceño enojado. —¿Qué tiene que


ver Oscar con esto?

Jack se tensó ante la pregunta. No conocía a Chester tan bien, y no


conocía a Oscar en absoluto. No estaba seguro de lo que era apropiado
preguntarle a Yancy, y qué no, pero él estaba muy preocupado por la
situación entre Chester y su esposo. Algo estaba mal, pero no podía poner
su dedo en ello.

Jack bajó la voz, mirando a Yancy. —¿Qué tan bien conoces al


esposo de Chester?

—¿Por qué, tienes una erección por el esposo de Chester?

—También me gustaría saber eso —, Chester dijo, mientras se


acercaba, la emoción de mudarse a su apartamento ya no estaba en su 62
rostro. —Cada vez que nos topamos, preguntas por él. ¿Qué pasa con eso?
—Lo vi, cuando estaba contigo en el hospital y yo... bueno... —Jack
le disparó a Yancy una mirada, esperando que el hombre pudiera retomar lo
que estaba tratando de decir sin que él realmente tuviera que decirlo. Por el
ceño fruncido en el rostro de Yancy, parecía que eso no ocurriría —Mira,
yo–.

Maldición.

Simplemente no había manera fácil de decir esto.

—¿Sabes qué? —Chester agarró el portapapeles de la mano de Jack


y escribió en la parte superior del papel, antes de devolvérselo. —Ya que
pareces estar tan interesado en Oscar, aquí está su dirección. Ve a ser su
esposo. Renuncié a ese puesto hace meses.

La mandíbula de Jack colgaba, hasta su pecho, mientras miraba a


Chester subir enfurecido por las escaleras, hasta el dormitorio loft. Hizo
una mueca, cuando escuchó un portazo.

—Así se hace, idiota.

La mirada de Jack se lanzó hacia Yancy. —¿Qué?

—Me ha costado casi dos semanas, sacar a Chester de la depresión,


en la que acabas de empujarlo de nuevo. —La ira estaba viva y bien en los
ojos de Yancy, mientras miraba a Jack. —Muchas gracias.

—¿Por qué estás enojado conmigo? —Preguntó Jack, confudiendose


más a cada momento. —¿No deberías estar enojado con el esposo de
Chester?

—¡Chester no tiene un esposo!

La mandíbula de Jack cayó. —¿Qué?

Yancy rodó sus ojos. —¿Cuánto más claro puedo decirlo? Chester.
No. Tiene. Un. Esposo.
63
—Entonces, ¿quién era ese hombre en el hospital?
—Oh, ese fue el esposo de Chester, su ex-esposo. Se divorciaron
hace más de seis meses, antes de que Chester incluso llegara a Cade Creek.
Desafortunadamente, Chester nunca me dijo que se divorciaron o jamás
habrían llamado a Oscar cuando tuvo ese accidente. No tenía idea de que
ya no estaban juntos. Chester quería esperar hasta llegar aquí, antes de
decirme.

Sólo había una cosa que hacía eco, a través del cerebro de Jack. —
¿Chester no está casado?

—No.

—¿Novio?

Yancy se rió entre dientes. —No.

—¿Folla amigo? —Él tenía que estar seguro.

—Cielos, ¡no!

Eso fue lo suficientemente bueno para Jack. Golpeó el portapapeles


contra el pecho de Yancy, cuando pasó al hombre, en dirección a las
escaleras. Él tenía una pregunta más, pero sólo un hombre podía
responderla

Jack subió por las escaleras de dos en dos. Estaba sobrecogido una
vez más por la belleza de la casa, que Chester había creado para sí mismo,
pero no lo suficiente como para parar y mirar, en ese momento. Tenía cosas
más importantes para afrontar.

Cuando llegó a la puerta del baño principal, Jack no se molestó en


llamar. Eso podría significar que Chester le podía negar el acceso.
Simplemente giró el picaporte y abrió la puerta. Chester estaba sentado en
el asiento del inodoro, lágrimas deslizándose por su hermoso rostro de
porcelana. Cuando Jack entró, cerrando la puerta detrás de él, su cabeza se
levantó.

—Jack. —El saludo de Chester era un susurro ronco.


64
Jack agarró Chester, tirando al hombre y apretándolo contra su
cuerpo. —¿No estás casado?

—No.

—Malditamente perfecto. —Jack cerró sus labios hacia abajo, sobre


Chester, cogiendo la fuerte inhalación del hombre en su boca. Sus labios se
unieron, y Jack sentía como que volvía a casa. El segundo beso fue duro,
húmedo y exigente. Cantó a través de su torrente sanguíneo, vigorizándolo,
conquistándolo. Fue un beso para que su alma cansada se fundiera.

—Te quiero —, dijo, mientras levantaba la cabeza una fracción. —


Sin juegos, Chester. Sin fingir. Sin escondernos detrás de puertas cerradas.
Quiero que seas mío.

Jack no se dio cuenta de lo cierto que era, hasta que dijo las palabras.
Chester había llegado a él desde el primer momento en que se conocieron.
Jack apenas había sido capaz de pensar en otra cosa. Ahora que sabía que
Chester era libre y soltero, tenía toda la intención de presionarlo con su
petición.

—¿Qué dices, Chester? ¿Quieres darle a este viejo jefe de bomberos


una oportunidad?

La vacilación ondeó en los ojos de Chester. —¿Cómo te sientes


acerca de los juguetes sexuales, azotes y cosas como esas?

Maldición.

—No es lo mío, pero lo intentaría por ti.

—¿Llevarme alrededor con una correa?

—No en esta vida —, Jack gruñó. Su corazón empezó a hundirse. —


Mira, Chester, te quiero. No he sido capaz de pensar en nada, excepto en ti,
desde que vi tu cara asomándose hacia mí, desde el interior de tu auto
aplastado. Pero si eso es algo que necesitas en tu vida, no estoy seguro de
que esto vaya a funcionar. Sólo quiero sostenerte y amarte y–.
65
—¡Sí! —La sonrisa de Chester era amplia y enorme, con los ojos
gris ahumado llenos de alegría. —Sí, sí, por favor.

Eso era lo suficientemente bueno para Jack.

66
Capítulo 7

Los ojos de Chester casi se salieron de su cabeza, cuando Jack sonrió


y lo levantó por su trasero. Jack le dio la vuelta y lo puso sobre el
mostrador del baño. El poderoso cuerpo musculoso del hombre, se movía
con una gracia fácil como si estuviera cómodo en su piel.

—No te lo tomes a mal —, Jack dijo, cuando excavó algo de su


bolsillo y se lo tendió. Un condón y un tubo, de un solo uso, de lubricante.
—No he salido de casa sin ellos en el bolsillo, desde que me di cuenta de
que era gay. Esto no quiere decir que duermo con cualquiera. Simplemente
me gusta estar preparado.

Chester se rió entre dientes, mientras tomaba los dos artículos. —Me
gusta un hombre que está preparado.

Jack sonrió y cogió el dobladillo de su camisa. Cuando Jack se quitó


la camisa y la arrojó sobre el mostrador, Chester sólo pudo sentarse allí y
mirar. Estuvo a punto de tragarse la lengua, cuando Jack se sacó sus
pantalones vaqueros. ¿Alguna vez había habido un espécimen más perfecto
de hombre? Jack realmente lucia espectacular. Chester probablemente
podría correrse sólo con mirarlo.

—Te necesito desnudo, bebé.

—¿Huh?

Jack se rió entre dientes, mientras sus manos iban hacía la camisa de
Chester. Este levantó los brazos, cuando Jack lo empujó, y dio un paso,
fuera de sus pantalones, cuando así se lo indicó. Cuando las manos de Jack
se deslizaron por los brazos de Chester y circularon alrededor para
67
ponerlos sobre su cabeza, esta cayó hacia atrás, acompañada de un largo
gemido de necesidad, saliendo de sus labios.

Chester se sacudió, cuando sintió un conjunto de cálidas manos


callosas, que aterrizaban en su culo, antes de que comenzaran a moverse
alrededor de sus caderas. Un cosquilleo comenzó en la boca de su
estómago. Jack lo estaba tocando, acariciando su piel como si fuera seda
fina. Se mordió el labio, para ahogar su grito de alegría. La forma en que
Jack lo tocaba, envió un estremecimiento involuntario a través de él.

Su corazón latía tan rápido, en su pecho, que sus pulmones apenas


podían mantener el ritmo. Sus músculos se estiraron, apretándose tanto por
el esfuerzo, que Chester temía que iban a romperse como una banda de
goma utilizada en exceso.

—Date la vuelta, bebé.

Chester se giró ansiosamente. Se inclinó hacia delante, descansando


sobre el mostrador, y acomodó su cabeza en sus brazos. Sacó su trasero al
aire, extendiendo sus piernas, hasta que pudo sentir su polla y bolas
colgando, en el aire entre sus piernas.

La posición era un poco inquietante.

Las manos de Jack exploran los relieves de su espalda y bajaron


alrededor de sus caderas, antes de deslizarse a lo largo de sus nalgas. Era
como si Jack estuviera en una misión para conducirlo fuera de su mente.
Estaba funcionando. El mero roce de los dedos de Jack contra su piel, envió
un temblor cálido a través de Chester. La anticipación de donde Jack podía
llegar a tocarlo después, era casi insoportable.

Chester se tensó, cuando sintió dedos resbaladizos moverse entre sus


nalgas. Había sido estirado antes, pero esto casi se sentía como la primera
vez. Tal vez era porque sería la primera vez con Jack, lo que marcó la
diferencia, tal vez no. Chester simplemente sabía que los músculos de su
culo se abrían y cerraban, casi rogando ser violados. 68
El primer toque del dedo de Jack presionando contra su apretado
anillo de músculos, casi lo envió sobre el borde. Sólo curvando sus dedos
en las palmas de sus manos, fue capaz de evitar su orgasmo.

Empujándose en el grueso dedo de Jack, él trató de fundirse por más.


El segundo dedo se deslizó dentro más fácil que el primero, pero todavía
siseó cuando Jack empezó a mover dos dedos dentro y fuera de su estrecha
abertura. Siempre había una ligera quemadura al ser estirado, y él lo sabía.
Sólo que no había esperado sentir tal placer abrumador.

Jack movió su dedo en el culo de Chester, extendiendo su abertura


para empujar otro dedo. Casi no podía respirar, por el placer que corría por
su cuerpo, cuando Jack empujó otro dedo y rozó justo sobre su punto dulce.

—¡Jack! —Chester gimió, incapaz de mantener sus gritos para sí


mismo. Casi no podía respirar, debido al placer que corría por su cuerpo.
Gimió cuando los dedos de Jack acariciaron su cabello. Amaba que jugaran
con su cabello.

—¿Estás listo para mí, Chester?

Chester sintió que su sangre se disparaba, ante la pregunta de Jack.


Él estaba más que listo, para el hermoso bombero. —Sí. Por favor.

—Bien.

Chester oyó un sonido de rasgado, y luego algo se presionó contra su


culo. Era grande, grueso y duro. Se aferró al mostrador, seguro de que
estaba siendo dividido en dos. Podía oír los pesados jadeos de Jack detrás
Tal vez él también estaba emitiendo sus propios jadeos pesados, pero ya
que rápidamente se convirtieron en gemidos de placer, él no podía estar
seguro.

—Está bien, bebé —, Jack susurró al oído de Chester, mientras lo


tiraba hacia atrás, para inclinarse sobre el mostrador. —Tú déjame hacer
todo el trabajo, ¿de acuerdo?
69
Chester asintió, sin tener idea de lo que Jack estaba hablando, hasta
que el hombre comenzó a moverse, haciendo un pequeño movimiento de
empuje con sus caderas. Él sintió la presión de las manos de Jack en sus
caderas aumentar, mientras era tirado hacia atrás.

—¡Eso es, bebé! —El cálido aliento de Jack explotó sobre la nuca de
Chester, cuando el hombre se echó a reír. —Dios, Chester, sabía que serías
perfecto.

Las caderas de Jack empujaron hacia adelante una vez más, y


Chester sintió la larga y gruesa polla del hombre, llenar su culo. Un dolor
caliente comenzó a crecer en la garganta de Chester, mientras que Jack se
movía Las manos de Jack fueron al pecho de Chester, su abdomen, sus
pezones. Él incluso, le acarició los brazos. No parecía haber una pulgada de
carne, que Jack no hubiese tocado

Chester sintió que los músculos de su culo, se apretaban alrededor


de la polla de Jack, enviando choques de placer a través de su cuerpo. El
cual le dio la bienvenida a Jack en su interior, con un calor abrasador y una
opresión resbaladiza que nunca esperó.

Jack comenzó a moverse más rápido, empujando hacia adelante con


un propósito único. Chester gimió cuando el grueso eje que parecía llenarlo
tan perfectamente rozó su punto dulce con cada embestida. Podía oír a Jack
gruñir y gemir, diciendo en voz alta su nombre.

El corazón de Chester martilleaba en su pecho, mientras se esforzaba


hacia algo difícil de alcanzar, algo fuera de su alcance. Gimió, por la
frustración. El placer que sentía era explosivo. Necesitaba sólo una chispa
de una llama, para encenderse.

—¡Jack!

El clímax de Chester se estrelló sobre él de un momento a otro. Echó


la cabeza hacia atrás, gritando, mientras semen se disparaba de su polla
para salpicar sobre el estómago y el mostrador. Se abandonó a la vorágine 70
de sensaciones, mientras la pasión golpeó la sangre a través de su corazón,
pecho y cabeza. Estaba en medio de la devastación de un millón de
brillantes estrellas.

Mientras se dejaba caer, claramente oyó un rugido sordo detrás suyo.


Chester sintió al hombre empujarse de golpe en su culo, y luego el calor del
líquido caliente lo llenó. Sonrió, sabiendo que Jack había llegado a su
clímax. La cabeza de Jack llegó a descansar entre sus omóplatos. Chester
podía sentir los ríos de sudor vertiéndose fuera de él. Su estómago estaba
pegajoso por el semen.

Y, sin embargo, no podía alguna vez recordar estar más feliz.

Chester sonrió, cuando sintió los labios de Jack rozar su hombro.

—Gracias bebé.

—Eres más que bienvenido. —Tan feliz como estaba, Chester se


sentía algo inseguro, cuando la polla de Jack salió de su culo. Se levantó y
miró alrededor, buscando algo con que limpiarse. Realmente no quería
ponerse sus pantalones de nuevo, hasta limpiarse un poco.

—¿Buscando esto?

Chester se sonrojó, cuando vio las toallitas húmedas que Jack le


ofrecía. —Sí, gracias.

Jack le guiñó un ojo. —Como he dicho, siempre preparado.

El rubor de Chester se profundizó, cuando Jack le dio la espalda,


dándole un momento privado para limpiarse. Había algunas cosas que eran
simplemente embarazosas de hacer, cuando no lo conocía del todo bien.
Con suerte, con el tiempo, se pondrían más cómodos, uno alrededor del
otro.

Si fueran a tener más tiempo. Chester no estaba tan seguro.

Rápidamente puso su ropa de nuevo, sintiéndose más como él, una


vez que estaba completamente vestido. —¿Y ahora qué, Jack? —Chester 71
seguía preocupado por el tratamiento, caliente y frío, que había estado
recibiendo del hombre, desde el momento en que se conocieron.

Jack se giró, con las cejas levantadas. —Me gustaría llevarte a


comer.

Chester se cruzó de brazos, y luego se frotó las manos arriba y abajo


de sus brazos, cuando sintió un repentino escalofrío. —¿Por qué me
ignoraste, Jack? —Preguntó porque ese interrogante no se iría. Flotaba en
su mente como una bomba de relojería a punto de estallar. Probablemente
debería haberla hecho, antes de que tuvieran sexo. —En un momento
parecías interesado en mí y al siguiente, no podías escaparte lo
suficientemente rápido. ¿Puedo esperar el mismo tipo de comportamiento,
ahora que hemos tenido sexo?

—Pensé que estaba casado, Chester.

—Te dije que no lo estaba —, Chester insistió.

—Sí, y entonces tu esposo se presentó en el hospital. —Los labios de


Jack se volvieron una línea delgada, cuando el hombre suspiró y se apoyó
contra la pared. —Me niego a ser rebote de alguien o romper un
matrimonio.

—No estoy casado —, dijo Chester, tan concisamente como pudo,


debido a la cantidad de ira, que estaba hirviendo a través de él. —Estuve
con Oscar durante casi siete años, casado con él durante cinco de esos años.
Lo dejé hace uno. Nuestro divorcio fue definitivo hace más de seis meses.
¿Eso es lo suficientemente claro para ti? No estoy casado.

—¿Por qué?

Chester parpadeó, ante el súbito cambio en la conversación. —¿Que


por qué?

—¿Por qué te divorciaste? —Preguntó Jack. —Oscar parecía


bastante convencido de que los dos estaban todavía juntos, cuando lo vi en 72
el hospital.
—Oscar está loco —, Chester espetó. —Es por eso que nos
divorciamos.

—¿Abusó de ti?

Los hombros de Chester se hundieron. Eso casi habría sido simple.


Admitir que a su esposo le gustaba llevarlo con una correa, era tan
malditamente complicado. —No, no exactamente. Oscar simplemente se
involucró en algunas cosas de las que yo no quería saber nada. Él no iba a
aceptar un no por respuesta. Incluso ahora, todavía piensa que debemos
estar juntos, que él es mi maestro.

Las cejas de Jack se dispararon. —¿Está en el BDSM?

—Sí.

—¿Tú lo estás?

—No. —Chester sacudió la cabeza, enfáticamente. —No veo la


necesidad de ese tipo de cosas. No estoy diciendo que esté mal. Es que no
es para mí. A decir verdad, no entiendo lo que está mal con los mimos en la
cama, con un amante, en una tarde lluviosa de domingo. No entiendo por
qué alguien tiene que tener el culo golpeado con el fin de estar satisfecho.

Una sonrisa irresistiblemente devastadora. Cruzó los labios de Jack


mientras se apartaba de la pared y se acercaba, para estar delante de
Chester. Y le apartó el flequillo de su frente. —Estoy libre la tarde del
domingo, después de la iglesia.

—¿Sí? —El aliento de Chester tartamudeó, debido a la llama


sensual, que podía ver cobrando vida en los ojos verdes de Jack. —Podría
hacernos algunos croissants de jamón y queso, tal vez una tarta de frutas.
Podríamos conseguir un poco de café de la Kapheri Koffee Korner y tomar
el desayuno en la cama.

73
—Mejor haces un brunch8. —La sonrisa de Jack prometía todo tipo
de cosas lujuriosas. —Vas a necesitar dormir, después de que haya
terminado contigo. Estarás demasiado cansado para el desayuno.

¡Malditamente caliente!

—Suena perfecto.

Las manos de Jack acariciaron los brazos de Chester, antes de


moverse a ahuecar su culo, a través de sus pantalones vaqueros. —No
podemos simplemente sólo descansar en la cama todo el día. Estoy seguro
de que vamos a descubrir algo que nos mantenga ocupados.

Chester se estremeció, con una renovada necesidad. —Sí.

—Entonces, es una cita.

—Sí. —Chester no era lo suficientemente estúpido para rechazar un


día en la cama con Jack.

Este le guiñó un ojo, mientras le tomaba la mano y lo conducía fuera


del cuarto de baño. Chester gimió, cuando llegaron al pie de la escalera y
encontró a Yancy sentado en el mostrador de la isla, balanceando las
piernas. Mark estaba a su lado, ambos hombres sonriendo, mientras bebían
un poco de café.

—Ya era la maldita hora —, dijo Yancy. —Pensé que iba a tener que
empezar un incendio, sólo para poder atraerlos.

—Sólo necesitábamos un poco de tiempo, para arreglar las cosas


entre nosotros —, dijo Jack.

—¿Y lo hicieron? —Preguntó Yancy.

Chester sonreía, mientras miraba a Jack. —Lo hicimos.

8
El brunch (un neologismo a partir de la unión de breakfast (desayuno) y lunch (almuerzo)) consiste en una comida 74
realizada por la mañana entre el desayuno y el almuerzo. Por su contenido se suele definir como una
combinación entre que se sirve por regla general en un periodo de tiempo que va desde las 10 a las 13 horas
—Bien. —Yancy saltó del mostrador y se dirigió hacia la puerta. —
Mi cheesecake está esperando.

Las cejas de Jack levantaron. —¿Cheesecake?

—Te haré uno para el domingo.

—Hey —, dijo Yancy, mientras se daba la vuelta, apuntándolo. —


¿Cómo es que consigue todo un cheesecake sólo para él?

Chester se sentía casi mareado. mientras se inclinaba hacia el costado


de Jack. —Lo pidió amablemente.

—No lo pidió —, Yancy insistió.

El rostro de Chester se sonrojó de nuevo. —Oh, sí, lo hizo.

75
Capítulo 8

Jack estaba nervioso, ansioso. Estaba emocionado. Su cita debía


comenzar en treinta minutos. Se suponía que debía ir a la casa de Chester,
donde tendrían su cena y luego pasarían la velada juntos, y tal vez la noche.
Él quería dar una buena impresión, a su nuevo interés amoroso. Mantenerlo
feliz era su prioridad, sobre todo teniendo en cuenta que era su primera cita
de verdad.

Jack quería que todo fuera perfecto.

Después de su pequeño interludio, en el baño en el apartamento de


Chester hace dos semanas, ellos no habían sido capaces de estar juntos
hasta hoy, debido a un horario de trabajo más pesado de lo habitual y la
mudanza de Chester a su nuevo lugar. Las llamadas telefónicas nocturnas,
que duraban hasta altas horas de la noche, habían sido suficientes, pero
nunca reemplazarían el estar con Chester en persona. La imagen de
sostener al sexy hombre en sus brazos, había sido grabada en su memoria
para siempre.

Jack miró el ramo de flores silvestres, que estaba colocado en el


asiento de al lado. Comprarlas le había parecido una buena idea en aquel
momento. A todo el mundo le gusta ser cortejado, y Chester no merecía
nada menos. Quería que se sintiera importante, especial.

Ahora, se preguntaba si estaba cometiendo un error, al comprarlas.


Chester era un chico. Un montón de chicos no compraban flores para otros
chicos. Tal vez debería haber traído un paquete de seis de cerveza y una
pizza, en vez de flores y una botella de vino tinto.

Dios, era un tonto. Tenía treinta y ocho años y se sentía como si


76
estuviera a punto de salir en su primera cita, con su amor platónico de la
escuela secundaria. Si los chicos de la estación de bomberos pudieran verlo
ahora, se reirían como tontos.

Jack se detuvo en un lugar de estacionamiento en la calle, del nuevo


apartamento de Chester y apagó el motor. Podía ver las luces a través de las
altas ventanas del segundo piso. Sus labios se curvaron, en una pequeña
sonrisa, cuando vio la sombra de Chester pasar por delante de la ventana.
Echó un vistazo a su reloj. Todavía tenía otros veinte minutos antes de que
se suponía que debía llegar. Había llegado un poquito temprano.

Jack sacó su teléfono celular y marcó el número de Chester.

Este respondió un momento después. —Hola, guapo.

—¿Qué llevas puesto? —Preguntó con voz ronca y profunda.

La risa de Chester alivió los nervios de Jack. —Una sonrisa.

—Maldición. —Jack gimió, cuando su polla se endureció sólo así de


rápido. —Me gustaría ver eso.

—Tal vez te dejé.

Jack volvió a gemir, palmeando su dura polla a través de los


pantalones vaqueros. No era suficiente, no cuando Chester se rió de nuevo,
sólo que esta vez, el sonido era bajo y sensual. Jack miró rápidamente
alrededor. La calle estaba vacía, ni un alma a la vista. Estaba estacionado
cerca del final de la calle, su camioneta ensombrecida por el edificio, frente
al que estaba estacionado.

Era suficiente.

Jack metió la mano en la guantera y sacó unas cuantas toallitas


húmedas que guardaba allí. Las puso en el asiento de al lado y luego se
bajó la cremallera de sus pantalones y sacó su polla. Envolvió sus dedos
alrededor de su dolorida longitud y comenzó a bombear lentamente su
mano hacia arriba y hacia abajo. —Háblame bebé.
77
—¿Qué te gustaría que te diga? —Chester preguntó, con una voz
sedosa, que se clavó en los sentidos de Jack y envió su excitación por las
nubes. No conocía a nadie que pudiera provocarlo tan rápido como Chester
Bailey.

—Cualquier cosa. —Jack bombeó más rápido, apretando el puño


alrededor de su eje. Comenzó a acariciar su longitud, desde la raíz hasta la
punta. Pasó el pulgar sobre la húmeda cabeza, untando el líquido pre
seminal alrededor y apretando ligeramente. Se mordió el labio, mientras
movía su mano al ritmo que sus caderas estaban estableciendo.

—Podría decirte lo emocionado que estoy de verte esta noche.

—Oh, yo también, bebé. No puedo esperar. —Sus bolas estaban


empezando a levantarse, apretándose contra su cuerpo. Una banda de
excitación hilándose alrededor de él, mientras apretaba su miembro, su
pulgar acariciando en la cabeza con fugas. Gruñó cuando sintió el
cosquilleo disparándose por su columna vertebral. Agarró las toallitas
húmedas que había sacado de la guantera y las sostuvo sobre su polla.

La voz de Chester sumergió, aún más baja, cuando volvió a hablar.


—No estoy usando nada de ropa interior.

—¡Joder! —Jack gritó, mientras calientes cuerdas de semilla, se


dispararon fuera de su polla y lo golpearon sobre su pecho y debajo de la
barbilla. Él golpeó el salpicadero, mientras su polla se sacudió
violentamente en su mano y bombeando cuerdas de semen en las toallitas
húmedas.

—¿Acabas de masturbarte?

Jack se rió entre dientes. —Puede ser.

—¿Dónde diablos estas?

—Mira por la ventana. —Un momento después, la cortina se movió


y el rostro de Chester apareció en la ventana. —Por la calle, a la izquierda. 78
Cuando Chester miró en su camino, Jack levantó la mano y saludó.
—¿Qué estás haciendo ahí? —Preguntó Chester.

—Esperando hasta nuestra cita. —Echó un vistazo a su reloj. —


Tengo otros diez minutos.

—También tienes un auto de policía, viniendo por detrás de ti.

—¡Maldita sea! —Jack oyó a Chester riendo histéricamente, cuando


dejó caer su teléfono celular y comenzó a empujar su gastada polla de
vuelta a sus pantalones, subiéndose la cremallera. Acababa de calmarse y
de limpiarse, cuando una luz resplandeció en la ventana de su camioneta y
oyó un golpe en la ventana.

Jack gimió, cuando se giró y vio al Ayudante Nick Hale, de pie allí,
con una linterna en la mano. Él bajó la ventanilla, rezando para que el
diputado no hubiera visto su error de juicio. —¿Hay algún problema, Nick?

—No, sólo comprobando para asegurarme de que estabas bien.

—Estoy bien. —Giró los ojos, cuando Nick escudriñó el interior de


la camioneta. —Tengo una cita en diez minutos. Estoy esperando.

—Uh-uh. —Nick sonrió. —¿Y las flores?

—Para mí cita.

Duh.

—Ya veo. Bien. —Nick se rió, con una gran cantidad de diversión.
—Entonces, que tenga una buena noche, jefe.

Dios, le concediera la moderación.

—Tú también, Ayudante Hale. —Jack esperó hasta que Nick se alejó,
antes de subir su ventana y luego recoger su teléfono de nuevo. Todavía
podía oír a Chester riendo. —No fue tan divertido, Chester.

—Sí, lo fue.
79
Los labios de Jack se crisparon, mientras miraba por la ventana del
segundo piso. Aún podía ver a Chester parado allí, observándolo. —Te veré
en un minuto. —No tenía sentido esperar esos diez minutos extras. Chester
sabía que estaba allí.

Jack colgó el teléfono y lo deslizó en su bolsillo. Agarró las flores, el


vino y luego se bajó de su camioneta, cerrando la puerta detrás de él, antes
de atravesar la calle. Había un rebote en su paso y emoción latiendo en su
corazón, mientras subía las escaleras, hasta el apartamento de Chester. Él
no había tenido la oportunidad de ver el lugar desde que Chester se mudó, y
no podía esperar a ver lo que el hombre había hecho, con todo ese espacio
abierto.

Chester lo estaba esperando en la parte superior de la escalera, una


sonrisa seductora en su rostro. —Hey, guapo.

—Hey. —Jack envolvió un brazo alrededor de la cintura de Chester y


lo atrajo más cerca. Se inclinó y apretó sus labios. El toque de los labios de
Chester, contra los suyos, era una deliciosa sensación que tenía a su polla
intentando endurecerse una vez más. Jack sospechaba que sería un estado
normal en su futuro.

—¿Dónde están mis flores? —Chester preguntó, con un brillo en sus


ojos cuando se separaron.

Jack sonrió y le tendió el ramo de flores silvestres que había


comprado. Chester las subió hacia su nariz y las olió. Había un ligero rubor
en sus mejillas, mientras le echaba una mirada a Jack.

—Nadie me ha comprado flores antes.

—También he traído vino. —Jack se inclinó y rozó sus labios con los
de Chester. Él no estaba en lo más mínimo preparado para que Chester
avanzara como una locomotora. Antes de que Jack pudiera hacer más que
besarlo suavemente, se vio empujado contra la pared. Las flores y el vino
fueron colocados en una mesa lateral cerca de la puerta.

—No me romperé, Jack —, Chester gruñó justo antes de que sus


labios se estrellaran sobre los de Jack. En un abrir y cerrar de ojos, Jack se
80
transformó de un hombre tratando de ir fácil y tomar las cosas con calma a
un hombre dispuesto a reclamar a su amante.

El corazón le latía tan fuerte que podía sentir cada vibración, Jack
empuñó su mano en el pelo rubio arena de Chester y tornó a el beso más
profundó, rozando los labios, antes de forzar su lengua dentro, para
explorar y conquistar.

Chester gimió y apretó más.

Jack deslizó su mano por la espalda de Chester, hasta que se encontró


con la suave curva de su culo. Acarició suavemente su mano, sobre el globo
redondeado, aumentando la fuerza de su contacto cuando Chester gimió y
comenzó a retorcerse.

—Te gusta esto, ¿verdad, bebé? —Jack dijo, mientras se inclinaba


hacia atrás para ver la cara de Chester. Quería ver todas las reacciones.
Chester no lo defraudó. Él era glorioso.

El rostro de Chester estaba cerca. Jack podía sentir el aliento caliente


contra su rostro, mientras Chester jadeaba. Él chupó su labio inferior y
gimió, cuando Jack deslizó una mano por el interior de sus pantalones y
ahuecó la mejilla de su culo desnudo. Cuando Jack encontró la grieta y
apretó un dedo entre ellas, los ojos de Chester revolotearon, pequeños
gemidos cayendo de sus labios afelpados.

—Oh, sí, —Jack murmuró, mientras miraba a la cara de Chester


ruborizarse con placer —te gusta esto.

Chester se movió contra Jack, como la seda fría contra su piel. El


hombre fue hecho para el sexo. Fue hecho para ser tocado, acariciado, para
que su cuerpo fuera adorado. Jack ya podía preveer horas y horas dedicadas
simplemente para amar a Chester.

Jack se agachó y desabrochó los pantalones de Chester, luego


comenzó a empujarlos por las piernas. Chester pareció entenderlo de pronto
y movió sus caderas.
81
—Dulce Jesús. —Jack tragó saliva, cuando la polla de Chester
apareció y golpeó contra su estómago. —¿Vas a comando todo el tiempo?

—Sí, algo así. —Chester mordió sus labios, por un breve momento.
—La ropa interior me hace sentir como si me estuviera sofocando.

—Oye, no cambies eso por mí —, Jack respondió rápidamente, no


queriendo que Chester tuviera una idea equivocada. Dejó caer los
pantalones de Chester en el suelo y cogió la polla levantada, con tanto
orgullo, desde su ingle. —Amo la idea de tener un acceso tan fácil.

El largo y necesitado gemido de Chester, se hizo eco a través de la


habitación, sus caderas corcoveando, conduciendo su polla a través de los
dedos de Jack. Este observó el juego de placer, en el rostro de Chester
mientras lo acariciaba pasando su mano arriba y abajo por larga longitud.

—Oh, voy a divertirme tanto contigo, bebé. —Esas horas que Jack
imaginaba que gastarían en la cama, jugando simplemente, se convirtieron
en meses, tal vez años. Chester era la imagen misma de todo lo que alguna
vez había fantaseado. Él era la perfección en carne.

Jack tiró lentamente de la camisa de Chester sobre su cabeza, con


ganas de torturarse un poco, revelando cada pulgada de carne poco a poco.
Él no estaba decepcionado. Chester era un poco delgado, pero tenía buena
definición. Jack tenía el fuerte deseo de lamer su satinada piel.

—Alza los brazos, bebé.

Jack tuvo problemas para no tragarse la lengua, cuando Chester


estiró los brazos por encima de su cabeza. Tenía una pierna ligeramente
doblada, y su torso se arqueó en el aire, mientras se movía.

—Dulce Jesús —, Jack susurró, mientras devoraba con avidez cada


movimiento sensual, cada bocanada de aire que empujó el pecho de
Chester hacia arriba y abajo. Infierno, el pulso que latía rápidamente en la
base de su garganta era sexy.
82
Todo sobre Chester era sexy.
Cuando Jack cogió sus vaqueros y lentamente bajó la cremallera, él
podía sentir los ojos de Chester moviéndose sobre cada pulgada de su piel,
a medida que esta fue revelada. Cada mirada se sentía como una caricia,
una caricia suave. Jack tomó gran placer en la forma en que Chester lo
miraba, en la lengua que se lanzó de su boca para lamer su labio inferior.

Si un hombre necesitaba tener inflar su ego, la mirada en el rostro de


Chester, mientras Jack bajaba sus pantalones y su polla dura fue revelada,
lo habría hecho. Oyó el trago audible que Chester tomó. Era tan fuerte, que
él que casi lo sintió.

Jack miró a Chester, mientras agarraba su polla y le dio una larga


caricia con la mano. El calor en la mirada de Chester, la forma en que sus
ojos se volvieron vidriosos, el pre-semen que goteaba de su polla –todo ello
fue diseñado para volver loco a Jack.

Él sólo sabía.

Jack se acercó más a Chester, acariciando lentamente su suave y


satinada piel, mientras movía sus manos más arriba, pulgada a increíble
pulgada. Cuando Jack llegó a los gemelos pezones, de tono marrón, dejó
que su pulgar y el índice jugaran con un tenso capullo.

—¡Oh! ¡Por favor! Jack! —Las manos de Chester se agarró


frenéticamente a los hombros de Jack, su sincera súplicas era música para
los oídos de Jack.

Pero Jack no tenía ninguna intención de apresurar esto. Tenía la


intención de que las olas de placer pellizcaran a Chester antes de comérselo
vivo. Jack se rió entre dientes. Mientras sustituía los dedos con su boca,
chupando el pezón duro y firmemente. Liberando la succión, se inclinó
hasta robarle un beso, mientras que el pecho de Chester se agitaba de arriba
y abajo.

—¿Te gustó eso? —Preguntó contra los labios de Chester, sin esperar
una respuesta, antes de pasar a repetir la caricia burlona en su otro pezón. 83
El alto grito necesitado de Chester, destrozó el aire.
De repente, su erección se acunó en el ápice de los muslos de
Chester, la cabeza de su polla empujaba firmemente contra las bolas de
este. Un pequeño movimiento y Jack pudo sentir el fruncido y palpitante
agujero en su contra. Todo lo que Jack tenía que hacer era empujarle las
piernas contra su pecho y empujarse profundamente dentro del culo
apretado. Él podría tener a Chester. Reclamarlo. Márcalo. Podía hacer a
Chester suyo, con un solo empuje de sus caderas.

Afiladas garras desgarraron los hilos de su control. Apretando los


dientes, Jack trató de retroceder, para frenar las cosas antes de que él,
despiadadamente, reclamara a Chester, condenada moderación. Esbeltas
piernas se envolvieron alrededor de sus caderas, sosteniéndolo
apretadamente. Jack gimió. Estaba tan cerca del borde –excepto que
Chester no estaba listo, y Jack se negó a tomarlo sin alguna preparación.

Utilizando el apalancamiento que tenía, Jack cogió el tubo de


lubricante y el condón que siempre llevaba. Rápidamente arrancó la punta
del paquete de lubricante de un solo uso con los dientes. Le tomó un
momento para verter un poco de loción en sus dedos.

Le tomó un momento más, para extender esa loción entre las nalgas
de Chester, empujando un poco en su apretado anillo de músculos, hasta
que se aflojó lo suficiente para que Jack supiera que no le haría daño. Abrió
el condón y lo rodó hacia abajo, en su dolorida polla.

Jack envolvió sus brazos alrededor de las caderas de Chester, lo


levantó, presionándolo contra la pared. Tan suavemente como pudo, Jack
empujó la cabeza de su pene contra la apretada entrada de Chester. Él
empezó a mecerse contra este, empujando un poco más cada vez.

—¡Jack! —Fue un grito que hizo eco justo en el alma de Jack. Las
manos de Chester se aferraron violentamente a sus hombros, mientras
trataba de aguantar el placer que Jack podía ver en su rostro.

—Te tengo, bebé —, Jack murmuró. —Sigue adelante y cae. Te


atraparé.
84
Jack besó las cejas de Chester, los párpados, la punta de su naricita
respingona, sus altos pómulos, y finalmente sus labios afelpados. Su toque
era suave, lento, poco exigente. Hasta que la respiración de Chester era más
fácil y esos ojos gris ahumado ya no estaban vidriosos por el deseo
abrumador. Él quería a Chester excitado. No lo quería fuera de sí.

Al menos no todavía.

Jack comenzó a moverse de nuevo, esta vez más lentamente,


empujando dentro del cuerpo de Chester. Fue difícil no empujar todo el
camino. El culo de Chester apretó y masajeó la polla de Jack, como si
fueran dos piezas de un mismo todo.

Los ojos de Chester se cerraron y volvieron a abrirse, como a fuerza


de voluntad, su piel suave y sedosa brillante con una capa de sudor. Rico y
embriagador, el aroma masculino almizcleño de Chester era una invitación
sensual para participar en el cielo.

El control de Jack se volvió más frágil con cada embestida. Quería a


este hombre con un hambre que jamás había sentido. Quería arrasarlo,
adorarlo, marcarlo, reclamarlo para todo el mundo lo viera.

Chester estaba demasiado aturdido por el placer, para protestar, por


los besos que Jack dejó caer en sus labios o las caricias suaves que le
otorgó con una de sus manos. Jack mantuvo todo fácil, consiguiendo que
Chester se acostumbrara a ser amado con una mano suave.

Esto amenazaba con volverlo loco.

—Por favor, Jack.

El corazón de Jack dio un vuelco en su pecho, ante la suave súplica


de Chester. Ya no podía negárselo, más de lo que podía dejar de respirar. Se
inclinó lo suficiente, para que su pecho se frotara contra el pecho de
Chester, lo suficiente para que pudieran enredar sus lenguas. en un
apareamiento acalorado de bocas.
85
Presionándose fuertemente contra Chester, Jack empezó a molerse en
círculos lentos, entrando y saliendo en cantidades mínimas. Chester gritó,
poco tiempo después de que Jack empezara a moverse. Los músculos de su
cuello se destacaron en relieve, cuando la caliente humedad llenó el espacio
entre ellos, haciendo pulsar el culo de Chester alrededor de la polla de Jack.

Jack sintió la ondulación del placer a través de Chester, y fue


suficiente para tenerlo luchando contra su propia liberación. Apenas capaz
de pensar racionalmente, agarró las caderas de Chester y luego se estrelló
de nuevo en el férreo control alrededor de su polla. Él chasqueó sus caderas
en una rápida sucesión, cuando sintió la presión en sus bolas construirse.

Jack rugió cuando su semilla salió disparada, llenando el condón.


Seguía chorreando sucesivamente. Un río de placer estaba siendo arrancado
de su cuerpo. Siguió golpeando en Chester, cuando sintió su control
deslizarse lejos suyo, algo más fuerte y más poderoso envolviéndolo,
manteniéndolo en el borde. Agarró las piernas de Chester, arrojándolas
sobre sus hombros. Jack quería estar más cerca, necesitaba estar más cerca,
más profundamente.

Jack golpeó más duro, más rápido. Él ahuecó la parte posterior de la


cabeza de Chester. Su respiración se enganchó, mientras las emociones
corrían violentamente a través de él. Sus movimientos se volvieron
frenéticos, animales, mientras trataba de enterrar su polla todo el camino
hasta la empuñadura y luego más.

Gimió cuando otro orgasmo estremecedor, de repente, desgarró a


través de él, desgarrando su alma. Empujó un par de veces más. mientras
encontraba su placer, y sintió que sus bolas se vaciaban hasta la última
gota.

Jack tiró a Chester cerca de su pecho y simplemente respiraba a


través de los ecos de su clímax, cada temblor involuntario del cuerpo de
Chester sacudiéndolo. Este estaba más caliente que el fuego del Hades,
pero maldita sea, era perfecto. 86
—Me gustan las flores. —Chester volvió con su ramo, después de
que se vistieron y vagaron en el apartamento. Jack dejó escapar un suspiro
de alivio, mientras seguía a Chester hacia la cocina gourmet. Lo observó
llenar una alta jarra de vino, con agua y luego cuidadosamente colocar las
flores en ella. Él lo dejó en un pequeño aparador, cerca de la escalera que
conducían arriba, antes de girarse hacia Jack. —Gracias.

Los labios de Jack se curvaron hacia arriba, por la felicidad que vio
en el rostro de Chester. —Eres más que bienvenido, Chester. —Ahora que
la cuestión de flores había sido enterrada –con el conocimiento de que a
Chester le gustaron las flores– Jack empezó a mirar alrededor del
apartamento.

Su mandíbula cayó. —Chester, este lugar es increíble.

—¿Sí? —Chester sonó muy nervioso, mientras miraba a su


alrededor. —Quería algo informal, pero elegante al mismo tiempo.

—Conseguiste tu deseo. —La cocina gourmet había sido decorada


con colores brillantes, rojo, verde y azul, dándole un aspecto alegre, cuando
se comparaba con los armarios personalizados blancos y electrodomésticos
cromados. Un gran estante, colgaba del techo sobre la isla central, ollas y
sartenes colgaban de él.

Botellas de líquido y especias de colores, estaban amontonadas cerca


de la tabla de cortar, en el medio del centro de la isla, con los taburetes de
la barra en el lado más alejado, invitando a alguien a sentarse y charlar con
el que estaba cocinando.

La sala de estar era una verdadera obra maestra, en la estimación de


Jack. Un gran sofá seccional estaba colocado entre los taburetes insulares y 87
las ventanas, frente a las altas ventanas. El mullido gran sofá marrón,
rogaba para que se lanzarán en él, para tener amantes acurrucándose en los
suaves cojines. Las mesas de centro de madera y un soporte de televisión
entrelazado con los estantes de madera, se extendía a lo largo de la pared
debajo de las ventanas.

A un lado de la habitación, cerca del medio baño y la entrada al


apartamento, había una pequeña alcoba. Una mesa de madera clara con seis
sillas, estaba colocada bajo las luces, una pieza central con velas colocada
en el centro de la mesa.

Lo que más llamó la atención de Jack, la primera vez que vio el


lugar, eran las puertas de piso a techo, que conducían a la terraza junto a la
sala de estar. Le recordaban las altas puertas que vio, cuando visitó el barrio
francés de Nueva Orleans. Tenía el deseo de tenerlas abiertas y dejar que el
aire nocturno entrara, excepto que todavía estaba en el medio del invierno.
Pero tal vez este verano...

El lugar tenía un aspecto realmente vivido, la personalidad de


Chester en todo lo que Jack vio, desde los cuadros multicolores que
colgaban en la pared, a los libros en la estantería. El lugar era lo
suficientemente cómodo para relajarse y abrazar a tu amante y lo
suficientemente elegante para una cena.

—Me encanta, Chester. Has hecho un trabajo maravilloso con el


lugar.

—¿Sí? —Chester todavía sonaba nervioso.

—Bebé. —Jack se giró, así podía ahuecar el rostro de Chester entre


sus manos. —Este lugar es fantástico. Un diseñador de interiores no podría
haber hecho un mejor trabajo.

—Sólo quería que fuera cómodo.

—Déjame preguntarte algo.

—Está bien.

—¿Te gusta?
88
Chester miró lentamente alrededor de la sala de concepto abierto,
mirando primero hacia un lado y luego el otro antes de asentir, mientras se
encontraba con los ojos de Jack. —Sí.

—Entonces, eso es lo que importa.

—Pero.

Jack tuvo un impulso loco de rastrear al ex de Chester y golpear la


mierda de él. Había hecho que Chester se cuestionara cada paso. —Chester,
este es tu lugar. Puedes decorarlo de la forma que desees.

Los ojos de Chester cayeron al centro del pecho de Jack. Logró que
se manifestara un tic de ansiedad en uno de sus ojos. —Yo como que
esperaba, que tal vez en algún momento, también consideraras hacer de
este tu lugar.

Jack casi se tragó la lengua. Le tomó un momento ordenar caóticos


sus pensamientos. —Um, yo... ¿no crees que es un poco pronto en nuestra
relación, el estar pensando en vivir juntos?

—No, de acuerdo a Yancy.

—Tengo un perro.

—Mencionaste eso cuando hablamos por teléfono. —Chester agarró


la mano de Jack y lo jaló hacia la puerta principal. Él la abrió y se dirigió
por el pasillo, hacia la ventana al final del pasillo, donde se encontraba la
escalera de incendios. Señaló la ventana.

Jack frunció el ceño, mientras miraba a Chester y luego por la


ventana. —¿Cercaste el patio trasero?

—Bueno, no era un patio cuando empecé. Era sólo un montón de


tierra. Y todavía necesita un poco de trabajo, pero está totalmente vallado,
así Arson no puede salir y lo suficientemente grande, así tendrá espacio
para correr y jugar. Incluso, estaba pensando en poner un sitio para
barbacoas y esas cosas.
89
—Me parece, que prácticamente, has pensado en todo. —Y Jack no
estaba seguro de cómo se sentía acerca de eso, que no fuera el hecho de que
Chester había estado pensando en ellos dos juntos, planificando para ello.
—¿Seis semanas es el tiempo suficiente para conocer a alguien antes de
tomar ese tipo de decisión, Chester?

Jack sintió frío, cuando Chester dejó caer su mano y retrocedió. —


¿Cuánto tiempo necesitas conocer a alguien antes de saber si estás listo
para comprometerte con ellos? —Preguntó Chester. —¿Cuánto tiempo es el
tiempo suficiente?

90
Capítulo 9

Chester apretó los puños, antes de dejar caer sus manos a sus
costados. Se negó a dejar que Jack viera cuánto lo lastimó su rechazo. Él se
estaba moviendo demasiado rápido para el hombre. Podría ralentizar las
cosas y no hablar acerca de vivir juntos, hasta que se hubieran conocido
más. No era como si Jack estuviera diciéndole que no quería que estuvieran
juntos. Sólo que necesitaba más tiempo. Chester podría manejar eso.

—La cena debe estar lista para salir del horno dentro de unos
minutos. —Chester asintió con la cabeza hacia atrás, por el pasillo. —Por
qué no vamos a mi apartamento y conseguimos una copa de ese vino que
trajiste.

—Chester, tenemos que hablar de esto.

—No, no tenemos. Apresuré las cosas. Entiendo eso, y me disculpo


por ponerte en un mal lugar. Nunca quise que eso sucediera. —Y no
mencionaría la mudanza de nuevo, hasta que Jack lo hiciera. Desde luego,
no le diría al apuesto bombero que estaba enamorado de él. Chester no
creía poder soportar ese rechazo.

—Hey.

Chester apretó su mandíbula, cuando Jack lo agarró del brazo y tiró


de él, hasta detenerlo. No quería discutir sobre ello. Ya se encontraba al de
las lágrimas. No necesitaba que Jack lo viera convertirse en un debilucho.

—No estoy diciendo que eso no vaya a suceder, en algún momento,


Chester. Simplemente es demasiado pronto para mí. 91
—Lo sé —, susurró Chester. —Lo siento. No voy a tocar el tema de
nuevo.

Nunca.

—No lo hagas.

Chester frunció el ceño. —No, ¿qué?

—No me dejes fuera. —Jack sonaba desesperado, su tono ronco. —


Por favor.

Chester respiró profundamente, dejando que escapara el aire


lentamente. Tenía que recordar que él fue quien sacó el tema. Jack no
estaba tratando de rechazarlo. Sólo estaba pidiéndole algo más de tiempo,
para que se conocieran entre sí. No era tan complicado, como él estaba
tratando de hacerlo.

—Lo siento. Yo–. —Las palabras de Chester fueron interrumpidas


por el sonido del teléfono de Jack. Quería lanzar la maldita cosa por la
ventana, cuando Jack lo sacó de su bolsillo y miró el identificador de
llamadas.

—Lo siento, Chester. Tengo que tomar esto. Es la estación"

Chester asintió con comprensión. Jack era el jefe de bomberos. Si era


la estación de bomberos, entonces, probablemente era una emergencia. Lo
observó contestar el teléfono, y hablar por un momento. Con cada gesto de
la cabeza de Jack, el corazón de Chester se hundía un poco más. Él sabía
que toda la noche se había quemado hasta el infierno, cuando Jack colgó y
se limitó a mirarlo.

—Tienes que ir, ¿no?

—Lo hago, pero esta conversación no ha terminado, Chester. Vamos


a retomarla cuando regrese.

O no. 92
—Estaré aquí.
Chester se sentía perdido en qué debería hacer, cuando Jack le dio un
rápido beso en los labios y luego despegó por el pasillo, desapareciendo por
las escaleras. Moviéndose en piloto automático, se dirigió a su
apartamento, alcanzándolo justo antes de que el temporizador del horno se
apagó.

Chester agarró algunos guantes de cocina y se acercó, para sacar la


lasaña Alfredo de cuatro quesos que había hecho, fuera del horno,
colocándola sobre el mostrador. No sabía cuánto tiempo se sentó allí y se
quedó mirando la lasaña enfriarse, antes de que una idea se le ocurriera.
Envolvió el plato en papel de aluminio y luego lo colocó en una de sus
bolsas térmica de entrega. Lanzó dentro la ensalada, el pan francés, y el
cheesecake de mora que le había prometido a Jack.

Chester se puso la chaqueta y luego agarró sus llaves, mientras se


dirigía a la puerta principal con la bolsa, cerrando la puerta detrás de él.
Podría haber llevado su auto, pero la estación de bomberos estaba a sólo
unas manzanas de distancia. Simplemente parecía más fácil, a pesar del frío
en el aire el caminar.

Para cuando llegó al frente a la estación de bomberos, diez minutos


más tarde, Chester estaba deseando que hubiera tomado su auto, después de
todo. Él estaba congelando hasta las pelotas. Entró, mirando a su alrededor
para ver a alguien, a cualquiera. El lugar estaba vacío.

A excepción del ladrido.

Chester sonrió, cuando Arson llegó disparado hacia él. Dejó la bolsa
en el suelo y se puso en cuclillas, sosteniendo su mano en una forma no
amenazante. —Debes ser Arson —, dijo con una suave voz. —Soy Chester.
He oído hablar mucho de ti.

El dálmata lo olfateó. Debió haberlo olido a Jack sobre él, porque un


momento después, era todo lengua, lamiendole la mano, antes de pasar a
matar –lamiéndole la cara. Chester se rió, mientras acaricia al exuberante
perro.
93
—Que buen chico eres. —Chester acaricio al perro un tiempo, luego
se levantó, agarro su bolsa, antes de seguir al interior del edificio. —
¿Dónde está todo el mundo, Arson? ¿Todos se fueron y te dejaron aquí
solo?

Chester no pudo encontrar a nadie, por lo que regresó a la cocina


comunitaria. Rápidamente desempaquetó todo, excepto la lasaña, que dejó
en la bolsa térmica. Sin saber cuánto tiempo todo el mundo estaría fuera, él
escribió las instrucciones de recalentamiento, junto con una nota de que el
cheesecake, pan francés, y ensalada estaban en la nevera, luego pegó la
nota a la bolsa.

Con ello tan frío como estaba fuera, esperaba que Jack y su
tripulación de bomberos no estuvieran mucho tiempo fuera. Ellos tenían
que trabajar especialmente duro, con el agua fría con este clima. Chester se
estremeció, sabiendo sin duda que él no tenía lo necesario para ser un
bombero. Prefería su cocción.

Le dio a Arson otra caricia y luego hizo su camino de regreso al frío,


cerrando la puerta detrás de él, para que el perro no escapara. Chester se
aseguró que su pesada chaqueta tuviera la cremallera cerrada, luego caminó
por la acera hacia su apartamento. Deseó haber pensado en traer guantes o
una bufanda, pero había estado demasiada apurado para llegar a la estación
de bomberos. Él ahora estaba pagando por ese error de juicio. Se estaba
congelando.

Chester estaba un poco sorprendido por lo frío que se ponía Cade


Creek en el invierno, pero al menos explicaba la nieve. En la ciudad, el frío
significaba lluvia y quizá hielo. No nieve. No podía esperar a ver como
serian el resto de las estaciones.

Él no había pasado suficiente tiempo en Cade Creek para disfrutar


plenamente de los cambios de estación. Lo había visitado aquí y allá, pero
nunca por más de un par de días. A Oscar no le gustaba la pequeña ciudad
rural, prefiriendo la gran ciudad, así que no venían a menudo. 94
Ahora que estaba solo, estaba empezando a ver cuánto Oscar había
controlado su vida. Él no había tomado ninguna decisión, sin considerar
antes la forma en que Oscar se sentiría acerca de ellas y entonces las había
hecho a favor de este.

Vivir en la ciudad era un ejemplo perfecto. Él odiaba la ciudad.


Oscar la amaba, así que vivían en la ciudad. Tan agradable como lo fue,
cuando visitó a Yancy, a Oscar realmente no le gustaba el hombre. Esa
había sido la única cosa por la que Chester había discutido. Se negó a
renunciar a su amistad con Yancy, aunque el tiempo que pasaban juntos se
había reducido en los últimos años.

Chester suspiró. Sabía que él era el responsable de la situación con


Oscar. Había permitido que el hombre se hiciera cargo de su vida, aunque
él no sabía que eso era lo que estaba sucediendo, en ese momento.
Cualquiera de las dudas que tuvo en ese tiempo, las había apartado,
negándose a reconocerlas.

Testarudo.

Eso era lo que era, testarudo.

O necesitado.

Cualquiera de las descripciones funcionaría. Había sido demasiado


terco para admitir que estaba teniendo problemas en su relación. Y él había
estado demasiado necesitado para alejarse cuando debería haberlo hecho.
No le gustaba estar solo. Tal vez ese era su problema con Jack. No quería
estar solo. Ni siquiera le gustaba vivir solo.

Necesitaba un perro.

Tal vez necesitaba hablar con Jack y convencerlo para criar a Arson,
así podría tener una de las crías. O simplemente podría visitar la perrera
local, asumiendo que Cade Creek tenía una perrera. Riéndose de sí mismo,
sacó su teléfono y le marcó a Yancy. El ayudante local debería tener todas
las respuestas que necesitaba.
95
Sonrió cuando escuchó a Yancy responder, abrió la boca para
responder, pero lo único que salió fue un grito agudo, cuando fue agarrado
por detrás. El teléfono celular de Chester cayó al suelo, cuando fue
estrellado contra el vehículo aparcado más cercano.

—Te encontré —, Oscar gruñó. Su rostro estaba casi remolacha, roja


de rabia. Sus manos lo agarraron tan duramente, que sabía que iba a tener
moretones. —¿Tienes alguna idea de lo difícil que fue encontrarte? —
Oscar le espetó, mientras lo tiraba hacia adelante y luego lo golpeó contra
el auto de nuevo. —Odio este maldito lugar y me hiciste quedarme aquí.
Voy a tener que castigarte por eso, mi mascota.

—Os-Oscar, Qu-. —Chester gritó, cuando lo estrellaron contra el


auto de nuevo. Su espalda dolía por ser presionada en el metal duro y frío.

—¿Te di permiso para hablar? —La voz de Oscar estaba cargada de


desaprobación, mientras envolvía sus dedos alrededor de la garganta de
Chester, apretándolo

Chester intentó tragarse su miedo, mientras negaba con la cabeza.


Podía sentir su corazón latiendo a millones de millas por segundo y pensó
que realmente podría desmayarse por falta de oxígeno en sus pulmones.

—He tenido suficiente de tu desobediencia, Chester —, Oscar


espetó, su cara a meras pulgadas de la de Chester. —Es hora de que vuelvas
a casa y tomes tu lugar, como mi mascota.

Los ojos de Chester, se abrieron ante la implicación de esas palabras.


No quería volver a casa con su antiguo amante. Oscar se había vuelto
increíblemente aterrador, desde que ellos se habían separado. Había un
atisbo de algo oscuro e inestable en los ojos de Oscar, que heló a Chester
hasta el hueso.

Cuando Oscar sacó el collar de cuero, que había tratado de ponerle


alrededor del cuello en el hospital, Chester comenzó a luchar. No había
querido el collar alrededor de su cuello la última vez que Oscar había 96
tratado de ponerlo allí, y él no lo quería ahora. De alguna manera, sentía
como que perdería su libertad si permitía que la delgada tira de cuero fuera
colocada alrededor de su garganta.

Oscar lo poseería.

La cabeza de Chester golpeó el duro marco de la puerta de metal,


cuando Oscar lo giró y lo empujó hacia el auto. El dolor estalló en su
cabeza, aturdiéndolo, dándole a Oscar el tiempo suficiente para ponerle, el
collar de cuero, alrededor de su cuello. Cuando Oscar fue a cerrar el
pasador en el collar, Chester salto hacia atrás, gritando con toda la fuerza de
sus pulmones.

Un dolor agonizante explotó en su cara, cuando Oscar lo abofeteó.


La fuerza del golpe fue suficiente para que su cabeza nadara. Su visión
borrosa, mientras las lágrimas llenaban sus ojos. Sin embargo, aun
sabiendo que podría ser golpeado de nuevo, cuando Oscar fue a enganchar
el collar de nuevo, Chester se retorció y trató de escapar.

Su grito fue cortado abruptamente, cuando la presión alrededor de su


garganta desapareció. Chester oyó un fuerte grito y luego Oscar
simplemente ya no estaba allí de pie, presionándolo en el duro costado del
auto.

Él estaba en el suelo, luchando contra un vicioso dálmata que se


encontraba gruñendo.

Chester miró por un momento, aturdido, y luego rápidamente buscó


en el suelo el teléfono que había dejado caer, cuando Oscar lo asaltó. Lo
vio tirado en la cuneta, al lado de la rueda trasera. Chester se agachó y lo
agarró, sosteniéndolo hasta su oreja, para ver si Yancy todavía estaba allí.

Era algo dudoso, pero tenía que intentarlo.

—¿Yancy?

—Oh, gracias joder —Yancy espetó. —¿Dónde diablos estás,


Chester? 97
Chester dejó escapar un suspiro, mientras lentamente se alejaba de
donde Oscar seguía luchando con Arson. —Justo al final de la calle de la
estación de bomberos. Deberías apresurarte. Arson va a destrozar a Oscar.

—¿Arson? —Preguntó Yancy. —¿Arson, el perro de la estación de


bomberos?

—Sí.

—Será mejor que lo llames, Chester. Si lo daña demasiado, podría


tener un montón de problemas.

Maldita sea. Chester no había pensado en eso.

—Arson, ven —, gritó. —Arson. Es suficiente. Ven aquí, muchacho.

El perro chasqueó sus mandíbulas hacia Oscar, gruñendo con fuerza,


mientras se alejaba del hombre herido. Había sangre por todas partes. Oscar
tenía varias marcas de dientes, muy profundas, en sus brazos. Tan pronto
como estaba alcance de la mano, Chester agarró el collar de Arson y tiró de
él hacia atrás. Arson continuó gruñéndole y gruñéndole a Oscar.

Había puro veneno en los ojos de Oscar, mientras miraba al perro y


luego levantó la vista hacia Chester. Sus fosas nasales se ensancharon, una
señal segura de que estaba enojado. —¡Vas a pagar por eso, mascota. Y
también ese maldito perro!

Chester levantó los ojos, cuando escuchó las sirenas en la distancia.


Oscar también las oyó. El hombre se puso de pie, sosteniendo su brazo
contra su pecho. —Volveré por ti, Chester, y cuando vuelva, será mejor que
recuerdes quién es tu maestro. He aprendido mucho acerca de cómo cuidar
de una mascota desobediente.

Chester seguía sacudiendo la cabeza en negación, viendo la acera


vacía en la que Oscar corrió, cuando las sirenas se detuvieron y las puertas
se abrieron y cerraron.

—¿Chester?
98
—¿Huh? —Chester se giró para ver a Yancy y a su esposo, el sheriff,
de pie junto a él. —Arson sólo estaba tratando de protegerme —, dijo
rápidamente, cuando los dos hombres miraron al perro a sus pies. —Él es
un perro muy dulce.

—Lo sé, Chester —, dijo Yancy en la voz más suave que


probablemente alguna vez había usado. —Sin embargo, en este momento,
tiene que ir con John, mientras te llevo al hospital para un chequeo. Tienes
bastantes moretones en la garganta.

Chester levantó la mano y se frotó la garganta, haciendo una mueca


de lo dolorida que estaba. —Oscar trató de ponerme un collar otra vez. Él...
él me estranguló, cuando grité.

El toque de Yancy era ligero, cuando se acercó y frotó su pulgar


sobre los labios hinchados de Chester. —También, parece que te golpeó un
poco.

Chester se estremeció y levantó la mano para tocar su labio


hinchado. Cuando lo lamió, su lengua se quedó con una gota de sangre. —
Sí, me golpeó un par de veces.

—Muy bien, John va a llevar a Arson a la estación y sacar un APB


sobre Oscar. Voy a llevarte al hospital y obtener de ti, una declaración Eso,
junto con las fotografías que el hospital tomará, debería ser suficiente para
conseguir a Arson descolgado. Casi todo el mundo en Cade Creek lo
conoce y sabe lo buen perro que es. No creo que un juez ordenara
sacrificarlo.

Chester se quedó sin aliento. —¿Podrían ordenar que Arson sea


sacrificado?

—Atacó a alguien, Chester.

—Sólo porque me estaba defendiendo. —¡Oh hombre, esto


apestaba!. Jack nunca iba a aceptar mudarse con él ahora. Acababa de
matar a su perro.
99
Capítulo 10

—Jefe. —El micrófono de Jack chisporroteó con la voz de la


operadora. —Al sheriff le gustaría que pares por la estación, de camino a
casa.

Jack frunció el ceño, cuando extendió la mano y golpeó su


micrófono. —Diez-cuatro años, Agnes. —Se preguntó qué quería el sheriff.
Su informe del incendio en el que encontraba trabajando, no debería ser
esperado hasta dentro de cuarenta y ocho horas. Tenía tiempo de sobra para
terminar el papeleo. Además, el fuego en realidad parecía un accidente. No
había razón para involucrar a la policía.

Aun así, si John le había pedido que pasara por la estación, tenía que
haber una buena razón.

Dos horas más tarde, cuando salía de la escena del incendio –que
actualmente estaba apagado, por suerte– Jack deseaba que John
simplemente hubiera llamado. Estaba cansado, sucio y... cansado. El fuego
de la casa había destrozado la sala, pero habían sido capaces de apagarlo,
antes de que otra cosa se quemara. Jack nunca entendería por qué la gente
se iba a dormir con velas encendidas. Era una estupidez.

Jack se detuvo, delante de la oficina del sheriff y apagó su


camioneta. Salió y se dirigió hacia las escaleras del edificio, abriendo la
puerta y entrando. Antes de que pudiera pedirle a Agnes que le informara al
sheriff que había llegado, oyó un ladrido y luego Arson salió corriendo, de
una de las habitaciones traseras.

Jack se puso en cuclillas, frotando la cara y el cuello del animoso


perro. Echó un vistazo a la piel de Arson, en busca de señales de lesiones.
100
No estaba feliz, cuando le vio gotas de sangre seca en la piel, a lo largo de
su cuello.

—¿Qué te pasó, muchacho?

—Se metió en un pequeño problema.

Jack miró hacia arriba, para ver a John de pie, un par de pies detrás
de Arson. Jack se puso de pie, sacando su dedo y apuntando, esperó hasta
que Arson se sentó a su lado, como se le indicó. Él podría ser un perro
animoso, pero él era un perro animoso bien entrenado.

—¿Qué pasó?

—Un joven llamado Chester Bailey fue atacado y–.

—¿Chester fue atacado? —El corazón de Jack se detuvo, en su


pecho, mientras el miedo se comía a su alma. —¿Dónde está? ¿Quién lo
atacó? ¿Qué tanto fue herido? ¿Está vivo? Qué–.

—¡Whoa! —John levantó la mano. —¿Supongo que conoces a


Chester?

—Sí, estamos saliendo.

Los labios de John se extendieron en una sonrisa. —Así que, tú eres


por el que ha estado suspirando.

Si bien la idea de que Chester suspirara por él lo llenó de alegría,


estaba más preocupado por cómo estaba su amante. —¿Dónde está
Chester?

—Yancy lo llevó al hospital.

—El Hospital. —Jack se quedó sin aliento. Sintió que la sangre se


drenaba de su cara. —¿Estaba tan mal herido como para ir al hospital?

—No creo que en realidad estuviera tan mal herido, pero Yancy
quería un informe oficial de sus heridas, así como fotografías. Pensó que 101
podría necesitarlas, si Oscar intentaba obligarnos a sacrificar a Arson, por
atacarlo.

—¿Arson atacó al ex de Chester? —Jack estaba teniendo dificultades


para conectar los puntos, cuando todo su ser estaba concentrado en
averiguar lo que le sucedió a Chester.

John asintió. —Chester había llevado algo de comida a la estación de


bomberos, para todos ustedes. En su camino de vuelta a su casa, fue
atacado por Oscar. Arson salió en su defensa.

—Dime que tienes a ese hijo de puta encerrado —, Jack gruñó,


mientras apretaba sus puños, deseando poder envolverlos alrededor de la
garganta de Oscar.

—Me temo que no, hombre. Despegó cuando escuchó las sirenas.
Chester estaba hablando por teléfono, con Yancy, cuando Oscar lo atacó.
Dejó caer el teléfono a la acera, así que básicamente escuchó todo lo que
hacía. Simplemente no sabíamos dónde estaba exactamente, hasta que
Chester fue capaz de llegar a su teléfono otra vez.

—¿Lo grabaste?

—Oh, sí.

—Quiero oírlo.

—No, no lo haces.

Las fosas nasales de Jack, se ensancharon con ira. —Sí, lo hago. —


Quería saber por qué Oscar seguía viniendo tras su bebé. Se estaba,
condenadamente, cansado de que Oscar amenazara lo que él tenía con
Chester, por no hablar de asustar la mierda del hombre. —Déjame
escucharlo, John.

—Tu funeral, hombre. —John se giró y regresó a su escritorio. Cogió


su teléfono celular y se lo ofreció a Jack.
102
La mandíbula de Jack se apretó, mientras escuchaba lo que había
grabado. Los sonidos eran distantes, amortiguados. Los gritos de Chester
no lo eran. Jack oyó fuerte y claro y la cantidad de rabia que lo inundó hizo
que su ojos se humedecieran.

—Voy a matarlo.

—Sí. —John hizo clic, apagando la grabación y puso el teléfono de


nuevo en su escritorio. —Yo no escuché eso.

—¿Por qué este hombre tiene tal erección por Chester? —Jack tenía
una idea bastante buena de las cosas que había oído, y simplemente del
hecho de que Chester era fantástico, pero este chico parecía obsesionado.
—Chester me dijo que han estado divorciado por más de seis meses.

—Lo están —, John acordó. —Por lo que Yancy me ha dicho, lo que


he espiado, y lo que yo he puesto junto, Oscar se involucró con algunas
personas que conoció en un club, hace casi dos años atrás. Estos chicos
estaban en alguna mierda pesada, como esclavos sexuales, veinticuatro
horas al día y cosas de ese tipo. Queriendo complacer a Oscar, Chester
intentó ir junto con él, pero después de un tiempo, simplemente no podía.
Cuando habló con Oscar, las cosas como que se fueron al sur y terminaron
divorciándose. Eso debería haber sido el final de ello.

—¿Tomo, como que Oscar no tomó el divorcio tan bien?

—Esa es la parte divertida —, dijo John. —Durante seis meses,


Chester nunca escuchó de Oscar. No fue hasta que se mudó aquí y Yancy lo
llamó, después del accidente, que Oscar fue a la parte más profunda. Es
casi como que le tomó que Chester se alejara para que el hombre se diera
cuenta de que quería mantenerlo.

—No puede —, Jack gruñó, cuando una nueva oleada de ira se


extendió por él. —Chester me pertenece.

Jack no se dio cuenta, de lo mucho que significaban esas palabras,


hasta que las pronunció. Y entonces se dio cuenta de que podría haber
103
cometido un gran error. Cuando la expresión del rostro de Chester. La
última vez que lo había visto. Flotó en su mente. Había tanta tristeza, pero
también aceptación. Jack sabía que él no había sido diferente a Oscar.
Había hecho sus necesidades más importantes, que las de Chester, justo
como lo había hecho Oscar. Por supuesto, él había querido hablar de ello,
pero su reacción original había sido todo acerca de él y no de Chester.

Él era un imbécil.

Jack estaba realmente sorprendido de que Chester no le había dicho


que volara. Se lo merecía. Podría no estar listo para vivir con Chester
todavía, pero no podía desestimar que Chester había hecho la oferta.

Chester se preocupaba por él.

—Tengo que irme —, dijo Jack, llegando a una decisión. —¿Puedes


cuidar a Arson sólo un poco más? —No quería dejar al perro en el auto y
no tenía tiempo para llevarlo de regreso a la estación.

Una de las esquinas de la boca de John se arqueó hacia arriba. —


Supongo.

—Gracias. —Jack no esperó a que el sheriff dijera algo más. Tenía


que llegar a Chester. Tenía mucho que explicar y mucho que convencer.
Chester se merecía mucho más que alguien que estaba indeciso sobre lo
que quería.

Jack le dio a Arson una caricia rápida, en su camino hacia la puerta


con instrucciones de hacerle caso a John, y entonces estaba corriendo fuera
y subiendo a su camioneta. Hizo un trabajo rápido, al conducir
directamente al hospital.

Afortunadamente, la enfermera detrás del mostrador de registro, en


la sala de emergencia, era alguien que conocía. —Sammy.

—Hey, primo.

—Chester Bailey —, dijo Jack. —Yancy lo trajo.


104
Los ojos azules, como huevos de petirrojo, de Sammy bajaron a la
pantalla, frente a él, mientras escribía algo. —Oh, sí. Está en la sala de
doce.

Jack se dirigió a las puertas de seguridad .entre la sala de espera y las


de tratamiento. —Tengo que ir allí.

—Uh…

—Él es tu futuro primo político.

Sammy parpadeó. —¿Él sabe eso?

—Lo hará, tan pronto me dejes pasar hasta allí.

Las puertas se abrieron.

—Gracias, Sammy. —Jack corrió por la puerta y se dirigió hacia el


cubículo doce, contando los números uno por uno, hasta que llegó al que
quería. Podía oír voces bajas, murmurando, procedentes del interior. Jack
abrió la puerta y entró, en la pequeña habitación.

Sus ojos al instante cayeron sobre el rostro pálido de Chester. —Hey,


bebé. Escuché que tuviste una noche interesante.

Chester parecía sólo un poco aturdido, hasta que vio a Jack y luego
sus ojos se llenaron de lágrimas. Jack corrió a través del cuarto. Dio un
paso entre las piernas del hombre y lo tiró contra él, metiendo la cabeza del
hombre debajo de su barbilla.

—Te tengo, bebé. —Jack frotó movimientos largos, arriba y abajo,


en la espalda de Chester. Los sollozos casi silenciosos, que provenían del
hombre en sus brazos, le rompieron el corazón. Sólo al respirar
profundamente, y mantener a Chester agarrado con fuerza contra su pecho,
fue capaz de no perder la cabeza. —Todo va a estar bien, Chester.

—¿Cómo puedes decir eso? —Preguntó Chester. —Oscar no me


dejará en paz. 105
—Vamos a atraparlo, Chester —, dijo Yancy, recordándole a Jack,
que el hombre estaba todavía en la habitación.

Él asintió, a modo de saludo, mientras miraba a Yancy. —


¿Escuchaste eso, Chester? Yancy va a atraparlo y luego Oscar, nunca más,
te molestará de nuevo.

Chester gimoteó, cuando se inclinó hacia atrás, frotándose la mano


por la nariz. —Voy a conseguir un perro —, dijo. —Un feroz grande, malo
y feroz.

—¿Por qué no tomas a Arson en su lugar? —Jack no tenía idea de lo


que le hizo ofrecer a su perro, hasta que vio los ojos muy abiertos de
Chester. —Parece haberte tomado cariño, y por lo que escuché, a él no le
gusta mucho Oscar. —Eso hacía a Arson el mejor perro, siempre, y Jack
estaba más que dispuesto a compartirlo.

—No, pero–. —Chester frunció el ceño. —No puedo tener a tu perro.

—¿Ni siquiera si voy con él?

La cabeza de Chester se echó hacia atrás. Su mirada era intensa,


buscando, y luego se volvió una máscara de piedra, que no mostraba
ninguna emoción. —No —, Chester dijo, mientras sus ojos cayeron a su
regazo. —No creo que eso sea una buena idea.

—Chester–.

—Me gustaría que te fueras, ahora.

—Chester.

Chester se cerró. Era como si su cuerpo estuviera allí, pero él


simplemente había dejado el edificio. Era exasperante. Jack quería
agarrarlo por los brazos y sacudirlo, hasta que el hombre entrara en razón,
o al menos accediera a escucharlo.

—Creo que será mejor que te vayas, Jack. 106


Jack gruñó, cuando arrancó su brazo del agarre de Yancy. —No me
iré, hasta que Chester me escuche, maldita sea.

—Mira, puedes hablar con él mañana. En este momento, necesita un


poco de descanso y algo de espacio. Ha tenido una noche muy agitada, y no
creo que gritarle vaya hacerle ningún bien.

Joder.

Jack metió su mano por su cabello. No era así como se suponía que
irían las cosas, y estaba empezando a ponerse malditamente enojado,
porque Chester no iba sentarse y tener una conversación con él. Cada vez
que lo intentaba, Chester simplemente fingía que no estaba sucediendo o se
cerraba.

Jack no hacía las cosas de esa manera.

—Bien, lo que sea —, espetó mientras, giraba y se dirigía a la puerta.


—Dile a Chester que cuando esté listo para ser un adulto y discutir esto,
venga a buscarme.

Jack irrumpió por la puerta, antes de que Yancy –o Chester– pudiera


detenerlo. Él sabía que irse, cuando estaba tan enojado, probablemente no
era su decisión más inteligente, pero quedarse era incluso más tonto. Estaba
listo para gritar su frustración, y Chester no necesitaba oírlo. Con suerte,
una vez que se hubiera calmado y Chester hubiera regresado a la tierra de
los vivos, podrían hablar.

Jack no estaba seguro de lo que haría si Chester se negaba a hablar


con él alguna vez. La agitación hirviendo a través de su cuerpo, con cada
paso que daba lejos de Chester, era una enorme pista acerca de lo mucho
que el hombre había llegado a significar para él, en tan sólo unas semanas.
Jack no estaba dispuesto a renunciar a lo que podrían tener juntos.
Simplemente no estaba seguro de cómo mantenerlo.

Necesitaba un plan y él conocía exactamente a la persona con quien


hablar.
107
Una sonrisa se extendió a través de sus labios, mientras se dirigía
fuera del área de triaje de emergencia, saludando a Sammy. Esperó a que su
primo caminara hacia él. Manteniendo su voz baja, le preguntó: —
¿Cuándo terminas esta noche?

Sammy sonrió, mientras movía sus cejas. —Esperemos que unos


diez minutos, después de que salga de trabajar.

—Se serio, Sammy.

Los ojos de Sammy rodaron. —Salgo del trabajo en un par de horas.


¿Por qué?

—Pasa por mi casa, cuando salgas del trabajo. Voy a tener una
cerveza esperando por ti.

—Bueeeeeno.

—Necesito tu ayuda.

La ceja de Sammy subió con interés. —¿Con?

—Convencer a Chester, para que nos dé una oportunidad a Arson y a


mí.

Los labios de Sammy se torcieron en una mueca. —Lo siento, primo,


simplemente no estoy seguro de que sea posible.

—Sammy.

—Biiien. —Sammy le guiñó un ojo. —Ten esa cerveza esperando


por mí.

—Gracias, Sammy. —Jack golpeó el mostrador, ligeramente, luego


se dirigió hacia la puerta. Necesitaba hacer una parada en la estación y
comprobar a Arson, antes de dirigirse a casa. Él sabía que el procedimiento
era encerrar a un perro hasta por diez días, después de que mordía a
alguien. Como Arson estaba en la comisaría gran parte del tiempo, la 108
estación de bomberos y el departamento de policía, ambos, tenían su
registro de vacunas y la información de licencia actual del perro en el
archivo. Iba a ser solitario. Sin Arson allí.

Iba a ser aún más solitario sin Chester.

109
Capítulo 11

Chester suspiró, mientras miraba el sol ponerse lentamente por la


ventana del segundo piso de su apartamento. La gente, abajo, en la calle, se
movía como si el mundo hubiera continuado girando sin Jack en él. Eso, él
no logró. Todo se había detenido hace ocho días, cuando Jack salió del
hospital.

Chester sabía que sólo él tenía la culpa. Él había excluido a Jack,


justo como el hombre lo había acusado de hacer. Simplemente no podía
hacer frente a todo, en ese momento. Había estado recuperándose del
rechazo de Jack, de su invitación para vivir juntos, y luego el ataque de
Oscar y el rescate de Arson, y luego tener Jack saltando en la habitación del
hospital, rugiendo y gruñendo. Chester simplemente se había cerrado.

Y ahora estaba pagando el precio.

Jack –posiblemente la cosa más maravillosa que alguna vez le había


pasado– había desaparecido. No lo había visto, ni oído hablar del hombre,
en días. En un movimiento desesperado, en medio de la noche, lo había
llamado, sólo para que le respondiera, su correo de voz. Había dejado un
mensaje, pero eso había sido hace cuatro días y Jack no había regresado su
llamada. Tampoco le había regresado las otras tres veces que llamó.
Chester estaba empezando a recibir el mensaje.

Jack probablemente todavía pensaba que no había crecido.

Tal vez no lo había hecho.

Evitaba la confrontación, porque nunca le ganó nada, excepto dolor.


Odiaba discutir. Oscar solía hacer gritar y vociferar un montón, y no 110
parecía importarle de qué se trataba. A veces, Chester pensaba que al
hombre simplemente le gustaba escucharse gritar.
Chester sería el primero en admitir que era un poco romántico, pero
¿por qué no habría de serlo? Quería que lo invitaran a cenar y que lo
hicieran sentir especial. Él quería enamorarse de un chico que también lo
amara. Quería pasar las perezosas tardes de domingo, descansando en la
cama, riendo y abrazando y besando.

¿Qué estaba tan mal en eso?

¿Por qué se sentía como un bicho raro, cada vez que quería esas
cosas?

Oscar estaba más que dispuesto para pasar el rato en la cama, en una
perezosa tarde de sábado, pero sólo si lo había atado y amordazado, con un
plug anal en el culo. La idea de Oscar de hacer que él se sintiera especial,
era llamarlo mascota y esclavo y haciéndolo arrodillarse a sus pies,
mientras lo mostraba a todos sus amigos

Chester todavía estaba tratando de averiguar dónde Jack se situaba en


todo eso. Sabía que probablemente debería haber discutido las cosas con él
en lugar de correr, pero eso era más fácil, a que le dijera que él no está a la
altura, que era lo que habitualmente sucedía con Oscar.

También sabía que estaba mal medir a Jack por lo que había
experimentado con Oscar, pero parecía no poder evitarlo. Oscar había sido
su única relación real, el hombre con el que había decidido pasar su vida,
hasta que aprendió qué clase de vida quería Oscar.

¿Estaba precipitándose, al querer algún tipo de compromiso de Jack


tan pronto? Chester siempre había sentido que no debería tener sexo con
alguien con quien no estaba dispuesto a pasar su vida. Al permitir que Jack
lo jodiera, él había admitido –al menos para sí mismo– que quería un
compromiso por parte de Jack. Él sabía que tenían mucho que aprender el
uno del otro, ¿pero no podrían convivir, con la misma facilidad, como si
tuvieran viviendo en lugares separados?

Sin algún tipo de compromiso, incluso si sólo era discutir vivir 111
juntos, Chester no sabía si incluso tenían una relación. ¿Estaban saliendo?
¿Novios? ¿Amantes? ¿Eran una pareja?
¿Exactamente que eran?

¿Chester podría confiar en que Jack no le seria infiel, o ellos todavía


no habían llegado a esa etapa? ¿Y cuando era esa etapa? ¿Dos meses?
¿Tres? ¿Cuándo merecía ser llamado el único? Por cuánto tiempo tenían
que estar juntos, antes de que Jack lo mirara y pensara: "Este es el hombre
con el que quiero pasar mi vida." Tal vez él no lo haría. Tal vez por eso
Jack había salido de la habitación del hospital.

Sintiendo que su corazón se rompía en dos, Chester se apartó de la


ventana y fue a la cocina para hornear algo. Hornear siempre lo hacía sentir
mejor. Él nunca tuvo que pensar en nada y las instrucciones estaban escritas
para él con palabras claras y precisas. Él sabía lo que se esperaba que
hiciera y cuándo.

Cuatro horas más tarde, Chester se recostó contra su fregadero y se


quedó mirando los montones de alimentos, cubriendo el mostrador de la
isla, preguntándose qué iba a hacer con todo eso. Sabía que podía llevar los
pasteles y postres a Brennan y Kapheri, pero ¿qué pasaría con el resto?

Mientras contemplaba los panes, los tres quichés, tartas y postres


extravagantes, numerosos bocadillos, y un gran jamón glaseado con miel,
Chester sabía a quién podía dejárselo. Simplemente no quería ser él quien
lo hiciera, y no quería que los hombres, en la estación de bomberos,
supieran que venía de él.

Chester se limpió las manos, con una toalla de cocina y se acercó al


aparador para agarrar su teléfono. Conocía a una persona que podría
entregar de forma segura todo eso por él. —Hey, Yancy, ¿podrías hacerme
un pequeño favor? —Chester miró la comida, de nuevo, sus ojos buscando,
hasta que aterrizaron en un artículo que él sabía que el hombretón
disfrutaría. —Aquí, hay un pastel de merengue de limón para ti.

Sonrió un momento después, mientras colgaba y comenzó a empacar


toda la comida. Era un triste hecho que Yancy Butler estaba gobernado por
el estómago. Le gustaba decir que era gobernado por Seamus, pero Chester
112
sabía que era lo contrario. Sólo necesitaba comenzar a enseñarle a Seamus
a cocinar. Con ello tendría un amigo para toda la vida.

Chester rió mientras otra idea lo golpeó. Caminó por el pasillo hacia
su oficina y encontró el block de papel. Comenzó a tomar notas, para
acoger una clase de cocina semanal. Conocía a un buen número de
personas que le habían pedido lecciones, e gustaba mostrarle a la gente
cómo crear comida excepcional y disfrutarla después.

Era la combinación perfecta... comida y amigos.

Tendría que empezar a llamar a la gente mañana, después de que


hiciera algunas notas más, sobre cómo quería organizar la clase de cocina.
Tal vez incluso pondría un anuncio en la cafetería, para ver cuánta gente
estaría interesada en algo así.

Comenzaría de a poco, tal vez cinco personas a la vez. Podría


proporcionar una lista de lo que cada uno necesitaba llevar o lo haría por
ellos. Sin embargo, tendría que conseguir más ollas y sartenes. Las suyas
eran especiales. Podía almacenar las extras en el armario del pasillo. Sus
estudiantes sólo necesitaban aparecer, pagar por la clase, y con suerte, pasar
un buen rato.

Chester estaba tan concentrado, escribiendo notas, que saltó cuando


el timbre sonó. Casi había olvidado que Yancy venía a recoger la comida,
que había hecho. Tal vez hablaría con él primero, sólo para ver qué tan bien
sería recibida su idea.

Chester golpeó el timbre para abrir la puerta, de la planta baja, y


permitir que Yancy entrara, luego se dirigió a la cocina, para asegurarse de
que todo estaba empacado, bonito y apretado. Escribió, en una pequeña
nota, cuánto tiempo tendrían que recalentar la comida, en caso de que
tuvieran que salir debido a una llamada. La mayor parte de las cosas que
Chester había hecho, podrían comerse frías, incluyendo el jamón, pero
algunos de los bocadillos sabían mejor cuando se calentaban.
113
Cuando alguien llamó a la puerta, Chester simplemente inclinó la
cabeza y gritó: —Entra. La puerta está abierta.
Chester podría haber sido derribado con una pluma, cuando Arson
entró disparado en la habitación. Lo ladró cuando lo vio. Chester se puso en
cuclillas y acarició al exuberante perro, recibiendo varios lametones, bien
colocados, en sus mejillas por las molestias.

—Hey, muchacho, ¿qué estás haciendo aquí?

Frunció el ceño, cuando sus dedos pasaron por encima de un


pequeño sobre, del tamaño de una tarjeta de presentación, adjunto al collar
de Arson. Liberó el sobre y miró su nombre escrito en el frente, en grandes
letras rojas. Sus manos temblaban mientras abría cuidadosamente el sobre y
sacaba una nota escrita en papel cartulina.

"La llama de un bombero".

Giró la tarjeta, buscando el resto del mensaje, ya que simplemente no


tenía sentido. No había nada. Miró en el sobre de nuevo. Nada. Puso la
tarjeta en el mostrador y luego comenzó a correr sus manos sobre la piel de
Arson, en busca de otra nota.

Nada.

—¿Dónde está, Arson?

Arson ladró y giró, saliendo por el pasillo.

Chester se levantó, cogió la nota de la encimera, y salió detrás del


perro. La curiosidad estaba carcomiéndolo. Algo estaba pasando y quería
saber qué. Pero también tenía miedo de descubrir lo que estaba pasando.

Se sorprendió, al encontrar la puerta principal, completamente


abierta. Él estaba más sorprendido aún, de ver a Arson alejándose de la
escalera, por el pasillo, hacia la escalera de incendios, en el otro lado del
edificio. Chester cerró la puerta y caminó por el pasillo. Se encontró
sonriendo, mientras se acercaba y los suaves sonidos de la música llenaron
el aire, flotando a través de la ventana abierta.

Arson estaba de pie sobre sus patas traseras, sus patas delanteras
114
apoyadas en el marco de la ventana. Él le ladró a algo más allá del campo
de visión de Chester. Los pasos de este eran reticentes, cuando se acercó a
la ventana, con miedo de lo que iba a encontrar.

Su mandíbula cayó, cuando miró por la ventana abierta. En el área de


su patio trasero, que había creado para sí mismo, los residentes del
edificio, y tal vez un día, Arson, se alzaban varios bomberos vestidos con el
equipo completo, hasta con sus cascos amarillos. Cuando se asomó por la
ventana, para preguntarles qué estaban haciendo, se quitaron sus cascos y
los sostuvieron contra sus pechos. Y entonces comenzaron a cantar algo,
acerca de un corazón latiendo y una llama eterna ardiendo. Estaban
cantando una canción de The Bangles9, y no estaban haciendo un mal
trabajo. Chester no pudo evitar sonreír, mientras recibía una serenata de
todo el Departamento de Bomberos de Cade Creek, o al menos de la
mayoría. Parecía que había una persona desaparecida.

Y entonces lo vio.

Jack no estaba vestido como los otros bomberos. Llevaba un


esmoquin negro completo, con pajarita blanca y pañuelo de seda en el
bolsillo. Sus rizos, de color marrón oscuro, estaban peinados lejos de la
cara, e incluso desde donde estaba en el segundo piso, podía ver el brillo
en los ojos de color verde oscuro de Jack.

Cuando los bomberos terminaron la canción, todos ellos, se


agacharon, con una rodilla en tierra, sosteniendo silenciosamente sus
cascos contra sus pechos. Chester observó cómo cada uno de ellos sacaba
un largo tallo de rosas roja y simplemente los sostuvieron en alto para él.

Jack dio un paso al frente, del grupo de bomberos. No fue hasta que
la luz cayó sobre el rostro de este, cuando lo inclinó hacia arriba, que
Chester notó las luces blancas, colgadas por todo el patio trasero. Estaban
dispuestas a lo largo de la valla, en los árboles, incluso, terminaban en la
escalera de incendios.

115
9 The Bangles es uno de los primeros grupos formados exclusivamente por mujeres con una alineación funcional
(no grupo vocal), a principio de los años ochenta influenciadas por el new wave y un tanto del estilo garage rock.
—Jack, qué...

—La llama de un bombero, es eterna, Chester. Arde para siempre,


nunca se extingue. Y mi llama arde solamente para ti. —Chester presionó
una mano contra su pecho, cuando Jack se dejó caer sobre una rodilla,
sosteniendo una cajita negra. —Así que, si me quieres, mi llama
eternamente será tuya.

Era la maldita cosa más cursi que Chester había oído en su vida, y
cada palabra trajo lágrimas a sus ojos. Trepó por la ventana e hizo su
camino hasta la escalera de incendios hasta el último peldaño. De alguna
manera, no se sorprendió, que al llegar a la parte inferior, se encontrara con
una escalera de bombero que lo estaba esperando.

Chester trepó por la escalera, hasta llegar al suelo. Presionó su mano


contra su corazón, que estaba latiendo rápidamente, y se giró hacia los
hombres, que lo miraban con expectación. Cualquier cosa que se había
alojado en su garganta, no parecía que fuera a salir, haciéndole un poco
difícil respirar.

Levantó la vista, cuando oyó a Arson lloriquear y vio al perro


tratando de subir por la ventana, detrás de él. —Oh, Jack, él.

—Hank —, dijo Jack, simplemente.

—Entendido, jefe —, dijo uno de los bomberos, antes de golpear el


casco sobre su cabeza y saltar. Asintió hacia Chester, mientras corría junto
a él, para luego comenzar a subir por la escalera y seguir por la escalera de
incendios. Cuando llegó a la cima, empujó a Arson atrás y luego trepó en la
ventana, desapareciendo de la vista.

—Estoy esperando una respuesta, Chester.

Chester tragó con fuerza, y luego volvió a tragar. Eso no le sirvió de


nada. Todavía no podía respirar, y ahora su tenía la garganta seca. Dudaba
que fuera capaz de hablar en ese momento, aun que alguien le ofrecerá un
millón de dólares.
116
—¿Qué dices, Chester? ¿Quieres darme una oportunidad?

Algo frío apretó el estómago de Chester. Estaba claramente


consciente de que tenía una audiencia escuchando cada palabra que decía,
pero él todavía no podía dejar de hablar de ellos. —Ya te di una
oportunidad y no la quisiste.

Jack se puso de pie, caminando lentamente hacia él. Era más que con
arrogancia masculina, era un paseo. No fue hasta que se detuvo justo en
frente suyo, que vio la incertidumbre brillando en esos ojos verdes. Jack –
fuerte, masculino, seguro de sí mismo, sueño húmedo Jack– no estaba
seguro de sí mismo.

—Me diste una oportunidad, Chester —, Jack murmuró, mientras


metía el flequillo de Chester, detrás de la oreja. —No me di cuenta de lo
mucho que la querían hasta que ya no estaba allí.

—¿Y ahora? —Chester seguía siendo escéptico. En su experiencia,


creer en las cosas de la que estaban hechos los sueños, por lo general, los
convertían en pesadillas.

—Te conozco desde hace alrededor de ocho semanas, Chester. —La


voz de Jack era baja y sensual mientras hablaba. —Y en ese tiempo, he
aprendido mucho sobre lo que quiero de la vida. También he aprendido que
no hay una fórmula para enamorarse de alguien. Algunas personas
necesitan años, antes de caer enamorados y otros necesitan sólo unos pocos
días. —Una esquina de su boca se levantó en una sonrisa. —Creo que sólo
necesitaba un par de semanas más.

El aliento de Chester, atrapado en su garganta, tartamudeó. —Yo...


tú…

—Te amo, Chester Bailey —, dijo Jack, con un brillo de esperanza


en sus ojos. —Y espero que me ames. Espero que me des otra oportunidad
de ser parte de tu vida.

Tan asustado como estaba, sólo había una respuesta que podría darle
117
a Jack. —Tenía la esperanza de conseguir un perro para protección. He
oído que hay uno estupendo, abajo en la estación de bomberos. ¿Crees que
él necesita un buen hogar?

—No, pero yo sí. —Jack se echó a reír, mientras lo levantaba.

Chester chilló, mientras se agarraba a hombros de Jack, aferrándose,


mientras era girado en el aire. —¡Suéltame! —Gritó con una voz carente de
convicción. —Vas a hacer que me maree.

Jack se reía mientras dejaba que el cuerpo de Chester se deslizara por


el suyo, hasta que estaban pecho contra pecho. —¿Quisiste decir eso,
Chester? —Preguntó en un tono más bajo, más ronco.

—¿Que vas a hacer que me maree balanceándome alrededor de esa


manera? Sí. —Su estómago estaba todavía girando. Pero podría no tener
nada que ver con haber sido girado alrededor y todo que ver con el brillo de
emoción en los ojos de Jack.

Los labios de Jack se movieron en las esquinas. —Sabes a lo qué me


refería, Chester Bailey.

Chester dio unos golpecitos con el dedo, en el pecho de Jack. —Y tú


sabes a lo que me refería, Jack Helmond.

Los labios de Jack fueron ligeros como una pluma, cuando rozaron la
boca de Chester. Sus labios eran cálidos y sensuales, dejando su boca
ardiendo con fuego. Había una intimidad soñadora en el beso, que hizo que
las rodillas de Chester se debilitaran, hasta que se desplomó contra Jack.

Jack plantó una serie de lentos y trémulos besos en su boca, antes de


levantar la cabeza. —Así que, ¿puedo quedarme, Chester?

—El perro puede quedarse. —Chester respondió con voz ronca. —


Tú estás en periodo de prueba.

118
Capítulo 12
Jack estaba nervioso. Esta no era la primera vez que pasaba la noche
con otro hombre, pero esta era la primera noche que pasaba con Chester.
Tenía que ser perfecta. Como Chester dijo, estaba en periodo de prueba.

—¿A dónde lleva Hank a Arson? —Chester preguntó, mientras la


puerta del apartamento se cerraba detrás del otro bombero.

—Todas las cosas de Arson están abajo, en la estación. Hank dijo que
mantendría un ojo en él esta noche.

—Oh. —La voz de Chester cayó.

—¿Quieres que vaya y lo traiga? —Él lo haría, en un santiamén, si


eso era lo que Chester quería. Haría cualquier cosa por el hombre.

—No, está bien. Sólo como que pensé... —Chester se encogió de


hombros.

El corazón de Jack se hundió, cuando las palabras de Chester se


apagaron. Dio un paso más cerca de él y tomó el lado de la cara del
hombre. —Por favor, por favor, no me excluyas. No soy un lector de
mentes, Chester. Si necesitas algo, si quieres algo, incluso si estoy haciendo
algo mal, tienes que decírmelo.

El rostro de Chester estaba pálido, pero había un atisbo de algo en


sus ojos –esperanza, tal vez– que Jack oró que significara que el hombre
iba a salir de su zona de confort. —Pensé que, tal vez, después de lo que
dijiste tu y Arson iban a quedarte aquí.

Jack sonrió, mientras se inclinaba hacia delante, para descansar su


frente contra Chester. —Lo haremos, bebé. Pero quería esta noche fuera
sólo de nosotros. Arson estaba un poco demasiado emocionado de estar
119
aquí, y dudo que nos hubiera dado ningún tiempo a solas.
—¿Sí? —Chester respiró.

—Sí. —Dios, él amaba a ese hombre. —Voy a empezar a empacar


mañana.

—Mañana es bueno.

Jack dio un roce rápido en sus labios y miró hacia el dormitorio tipo
loft. —¿Por qué no me muestras el loft?

Chester frunció el ceño. —Lo has visto.

—Cierto. —Jack movió sus cejas maliciosamente. —Pero nunca lo


he visto desnudo.

—Pero nosotros–.

—Nop. —Jack sacudió la cabeza. —Ese fue el cuarto de baño, y no


estábamos totalmente desnudos.

Chester parpadeó, por un momento, antes de reír. —Bueno, vamos a


empezar el tour.

—Tour desnudo. —Jack quería obtener todos los finos detalles, fuera
del camino. —Esa parte es importante. —Estuvo a punto de tragarse la
lengua, cuando Chester tomó su sugerencia y empezó a desnudarse,
mientras subía las escaleras.

Cuando Chester llegó a la cima, se inclinó para desatar sus zapatos y


empujar sus pantalones abajo y fuera de sus piernas. Jack cayó en el
escalón por debajo de él, con los ojos fijos en la pequeña estrella rosada
brillando hacia él, de entre dos nalgas perfectas. Incapaz de detenerse,
cogió una mejilla en cada mano y las separó aún más, luego se inclinó y
movió la lengua, saboreando el almizclado olor de Chester, mientras el
sabor irrumpió a través de su lengua.

Chester gritó. Cuando cayó de rodillas, Jack lo siguió, manteniendo


su rostro enterrado entre las nalgas de Chester, su lengua arremolinándose 120
alrededor, empujando en el apretado anillo de músculos. Deslizó sus
pulgares, a lo largo del borde del agujero, empujando, estirando al hombre
incluso mientras seguía lamiendo su piel fuerte y picante.

Todo el cuerpo de Chester se sacudió. Sus suaves gemidos estaban


volviéndose más fuertes, más altos. Cada uno de ellos condujo la lujuria de
Jack a otro nivel. Podía sentir una sensación construirse incontrolable,
salvaje y profundamente en sus entrañas, desesperada por salir.

Metió un dedo en el agujero tembloroso de Chester, mientras su


lengua se arrastraba lentamente por la piel arrugada de su amante. La
estrecha entrada se apretaba y latía como si tratara de aspirarlo. Jack apretó
un poco más cada vez que empujó su dedo, empujando dentro y fuera hasta
que pudo añadir otro dedo.

—J-Jack —, Chester suplicó con voz tensa. Jack añadió un tercer


dedo, empujando hacia adentro y luego tirando de él, sacándolo, burlándose
de Chester mientras pasaba su lengua alrededor de su fruncido agujero.

Moviendo su mano libre hacia abajo, alrededor de Chester, trazó sus


dedos sobre la dura polla de Chester mientras continuaba empujando sus
dedos dentro y fuera del culo del hombre. El profundo gemido de Chester
era como un vivo, fragante afrodisíaco para Jack.

Quitó los dedos y luego se puso de pie, quitándose su ropa, mientras


miraba el trasero curvilíneo de Chester. —Súbete a la cama —, ordenó
mientras terminaba de desvestirse. Chester se puso de pie y corrió hacia la
cama, arrastrándose hasta la cabecera, empujando su culo en el aire,
mientras metía los brazos bajo su pecho.

Jack se arrastró detrás de Chester y se acomodó entre sus piernas.


Alineó su polla y se abrió paso entre el anillo de músculo, extendiéndole el
culo con su espesor. Dejando escapar un largo gemido, Jack empujó hacia
adelante y se enterró tan profundamente en el interior de Chester, como
podía ir, jadeando en la estrechez que rodeaba su eje. Su mandíbula se
apretaba, mientras luchaba por el control. Cerró los ojos y su cuerpo se
puso rígido, tenso. Se detuvo, sosteniendo su control de un hilo -un delgado
121
hilo- que estaba desmoronándose rápidamente.
El calor del apretado canal, era suficiente, para que la polla de Jack
se pusiera imposiblemente dura. El placer llegaba hasta el punto, en que su
orgasmo montó los bordes del abismo. Jack respiró irregularmente,
alcanzando el control, aferrándose a la última pizca de cordura que tenia.

Los ojos de Jack se abrieron tan rápido como se habían cerrado.


Comenzó a mover su dura longitud dentro y fuera del glorioso agujero de
Chester, lentamente al principio, saliendo casi por completo y luego
empujando su gruesa polla de nuevo dentro.

La sensación del cuerpo de Chester debajo de él, envió picos de


fuego a través de su cuerpo, disparando las llamas directamente a su polla.
Se empujó más y más duro en Chester, meciendo la cama con la fuerza de
sus embestidas. Este gimió con cada golpe de las caderas de Jack. Estaba
abrumado por el calor rodeando su duro eje, y por la mirada de puro éxtasis
en el rostro de Chester.

Jack abrazó suavemente la esbelta figura de su compañero a él


cuando comenzó a moverse más duro, más rápido y más profundo. Chester
gritó el nombre de Jack, cuando se vino duro, su semen recubriendo las
manos de Jack.

La polla de Jack, ya imposiblemente dura y enorme en el culo de


Chester, estalló con un sinfín de chorros de semen, bañando el sedoso canal
del hombre. Sosteniendo firmemente a Chester, la espalda de Jack se
arqueó, su clímax fluyendo a través de él como un maremoto. Jack gritó el
nombre de Chester mientras su cuerpo se rompió en mil chispas
electrizantes de placer.

Jack dejó caer la cabeza hacia adelante y la apoyó contra la espalda


resbaladiza, hasta que pudo respirar de nuevo. Los músculos internos de
Chester continuaron teniendo espasmos durante algún tiempo, arrastrando
el orgasmo fuera de Jack, hasta que no creía que tuviera una gota de semen
dentro de su cuerpo.

Una vez que él podía respirar y pensar de nuevo, Jack los puso en sus
122
costados y luego plantó una serie de suaves besos en el lado de la cara de
Chester. Este se giró y sonrió. La intensidad ardiendo en los ojos grises
ahumados, lo hicieron jadear. Nunca nadie lo había mirado con tanta
necesidad, tanto deseo, o con tanta ternura. Jack sintió que podría vivir el
resto de su vida en esa mirada.

Jack se inclinó y se aferró a la boca de Chester. Sus lenguas bailaban


juntas, explorando suavemente, saboreando, para un largo beso que coronó
el sexo que acababan de tener. Ambos tomaron caladas profundas de aire en
sus pulmones.

—Gracias bebé.

Los ojos soñolientos de Chester parpadearon hacia él. —Todavía no


te han dado un tour.

—Mañana, bebé. —Jack rozó sus labios una vez más y luego cogió
la manta en la parte inferior de la cama. Él sabía que tenía que levantarse y
limpiarlos, pero quería descansar en la cama, con su amor, un poco más. —
Duerme, Chester. Estaré aquí cuando despiertes.

La sonrisa serena en el rostro de Chester mientras cerraba los ojos y


se relajaba en el sueño, le dijo a Jack todo lo que necesitaba saber. Chester
era feliz, y eso significaba que él era feliz. El resto debería cargarse de sí
mismos.

123
Capítulo 13
Jack se rió con diversión, mientras observaba a Chester y Hank
tratando de maniobrar su aparador de madera maciza por las escaleras,
hasta el apartamento del segundo piso. Había intentado lograr que Chester
dejara que un par de los bomberos hicieran el trabajo pesado, pero este
insistió en ayudar.

Jack realmente esperaba que Chester no estuviera agotado para el


momento en que movieran todo. Tenía planes definidos para Chester esta
noche. Demonios, él tenía planes definidos para Chester todas las noches,
pero esta noche sería especial. Esta noche era su primera noche bajo el
mismo techo. Jack podría haber estado quedándose durante las últimas
noches, pero no era lo mismo que no tener que ir a casa a cambiarse de
ropa o prepararse para el trabajo.

Ahora, él entendía completamente por qué Chester había querido que


se mudaran juntos tan pronto. Despertar al lado del hombre que amaba cada
mañana, era más satisfactorio que cualquier cosa.

Sacudiendo la cabeza ante las maldiciones, mientras bajaba la


escalera, Jack agarró otra caja de la parte trasera de su camioneta y
comenzó a subir las escaleras. Tuvo que frenar al llegar a la cima. Hank y
Chester todavía llevaban la cómoda por el pasillo hasta el apartamento.

En realidad no había mucho que mover, porque Jack había puesto un


montón de cosas en almacenamiento o simplemente las vendió. La casa de
Chester estaba mejor decorada. Pero había algunos artículos aquí y allá, por
no hablar de sus cosas personales que quería mantener.

También sólo tenía a Hank y Chester para ayudarlo a mudarse,


mientras Vinnie, Raff, y Ari estaban trabajando para un desayuno de 124
panqueques, abajo en la iglesia. Como el jefe, Jack sabía que
probablemente debería estar allí también, pero mudarse con Chester parecía
un uso más importante de su tiempo y era su único día libre, esta semana.

Una vez que el armario estaba finalmente en el interior del


apartamento, Jack entró y dejó la caja en el suelo, en un rincón. Se rió entre
dientes cuando se giró y vio a Chester extendido sobre la parte superior de
la cómoda, jadeando como si no hubiera suficiente aire en el universo para
alimentar a sus pulmones.

—Bebé, baja y trae algunas de las cajas —, dijo mientras levantaba y


ponía a Chester sobre sus pies. —Yo ayudaré a Hank a llevar la cómoda a
arriba.

Chester parpadeó hacia él. —Te amo.

Jack sonrió y depositó un beso en los labios de Chester, antes de


girarse hacia la puerta y le diera un empujoncito. —También, te amo.
Ahora ve. —Jack se rió entre dientes, mientras miraba a Chester caminar
por el pasillo. Su hombre era mejor en la cocina. Él debería atenerse a ella.
—Está bien, Hank. —Jack levantó un extremo de la cómoda de madera
maciza. —Vamos a conseguir poner esta cosa arriba.

No les tomó más que unos pocos minutos el transportar el aparador


de madera maciza por las escaleras y ponerlo en su lugar contra la pared.
Llevaban rollos de manguera de incendios más pesados sobre tramos de
escaleras para practicar Una cómoda de madera apenas los hacía romper a
sudar.

—Tengo que decirte, jefe —, dijo Hank, mientras caminaban por las
escaleras. —Este lugar es bastante elegante.

—Chester lo decoró. Demonios, Chester adapto todo el lugar. —Jack


movió las manos alrededor, gesticulando al apartamento muy bien
decorado. —Todo esto fue su gran plan. Estoy en el viaje.

Hank se echó a reír. —Debe ser agradable tener un amante


adinerado.
125
—Un amante –¿estás loco?

Hank levantó ambas manos en señal de rendición. —Sólo estoy


diciendo...

—Solo estás celoso.

—¿Él es jodidamente lindo, cocina como un sueño, y ahora averiguo


que tiene este fantástico apartamento, en el centro de la ciudad? —Hank
soltó un bufido. —Infiernos, sí, estoy celoso.

Jack se rió entre dientes. —Él es lindo como la mierda, no es…. —


Jack miró a Arson, cuando el perro empezó a ladrar, maldita tonta cabeza.
—Ya basta, Arson. —Rodó los ojos, mientras se giraba de nuevo hacia
Hank. —Tan lindo como es, Chester es más que una cara bonita. Él… ¿Qué
pasa con todos esos ladridos —, espetó, cuando Arson comenzó de nuevo.

Jack irrumpió en la ventana, alcanzándola sólo cuando un grito en la


calle de abajo, le llegó. El miedo lo congeló en su lugar, mientras
observaba a Chester ser empujado en la parte trasera de un auto. El chirrido
de las ruedas, cuando giraron y el auto saliendo en el camino, un momento
después, lo sacaron de su aturdido estupor.

—¡Chester! —Gritó, mientras corría hacia la puerta. —Ese idiota se


llevó a Chester.

Jack pudo oír a Hank corriendo por las escaleras, detrás de él, pero
tenía poco tiempo para escuchar los gritos del hombre o parar ver lo que
quería. Estaba demasiado ocupado tratando de llegar a su camioneta, para
así poder seguir al vehículo que se llevaba a su amor.

Jack llegó a la planta baja y corrió a su auto. Saltó a su camioneta y


encendió el motor, mirando por encima, cuando la puerta del pasajero se
abrió y Arson y Hank subieron. Esperó medio segundo para que Hank
cerrara la puerta y luego sacó de golpe la camioneta al camino y despegó.
126
Agarró el micrófono, conectado a su tablero de instrumentos, y lo
sintonizó. —Agnes, este es el Jefe Helmond. Conéctame con el Ayudante
Butler.

—Diez-cuatro, jefe —, respondió la operadora.

Le pareció que paso una eternidad, antes de escuchar la voz de


Yancey en el comunicador de radio CB. —¿Qué pasa, jefe?

—Ese idiota se llevó a Chester —, Jack respondió rápidamente. —Se


dirige fuera del pueblo, hacia el oeste, por Toad Road en un sedán de cuatro
puertas plateado.

—Nos encontraremos al salir por las curvas de Old Post Road —,


dijo Yancy. —Si se desvía, házmelo saber.

—Yo lo quiero esta vez, Yancy. —La mano de Jack se tensó en el


micrófono, la otra apretada sobre el volante. —Ha aterrorizado a Chester
por demasiado tiempo. Tiene que ser encarcelado.

—Esto es un secuestro, Jack. Se irá por un, muy largo, tiempo.

—Más le vale —, Jack gruñó. Habría preferido que el hombre no


respirara más, pero esa no era una opción que tenía. Por mucho que quería
vengarse, por el terror que Oscar había sometido a Chester, sin embargo, él
no era un asesino. Eso podría cambiar si Oscar lastimaba un pelo en la
cabeza de Chester. —Me reuniré contigo, por las curvas.

—Te veo allí.

Jack golpeó el micrófono de nuevo. —Agnes, conéctame con la


estación de bomberos.

—Diez-cuatro, jefe.

Jack golpeó sin descanso el micrófono, contra el volante, mientras


esperaba a que alguien en la estación de bomberos respondiera su llamada.
127
—Adelante, estación de bomberos.
—Raff, quiero que llames a la caballería. Chester ha sido
secuestrado.

—¡Secuestrado!

—Sí. Ahora, estoy siguiendo al individuo por el Toad Road. Está en


un sedán de cuatro puertas plateado. Yancy se va a reunir con nosotros, por
las curvas, sobre el Old Post Road. Quiero que llames a todo el mundo que
se te ocurra y hagas que se reúnan en esa ubicación. Quiero a ese hijo de
puta detenido.

—Entendido, jefe.

Jack colgó el micrófono.

—¿Alguna otra persona a la que desees llamar? —Preguntó Hank. —


¿La Guardia Nacional, tal vez?

—Si pensara que vendrían, los llamaría. —Llamaría al puñetero


presidente, si conseguiría a Chester de vuelta. Su corazón no iba a
funcionar de nuevo, hasta que tuviera a Chester de nuevo en sus brazos. —
Simplemente mantén un ojo en ese auto.

—Va a saber que lo estamos siguiendo —, Hank señaló. —No hay


manera de ocultar esta bestia.

—Sé eso. —Jack no tenía ninguna otra opción. Era el único vehículo
que tenía, desde la barra de luz intermitente en el techo y el gran cartel
estampado en la puerta, lo proclama como el Jefe de los Bomberos del
Departamento de Bomberos de Cade Creek.

Mientras conducía por el camino, Jack se mantuvo detrás, lo


suficientemente lejos como para que Oscar no pudiera distinguir
completamente su vehículo, pero lo suficientemente cerca para mantener el
auto en su mira. Su camioneta roja era bastante distinguible, por lo que
tenia no muchas esperanzas de no ser visto. Sólo rezaba para que Oscar no
hiciera la conexión entre él y Chester. 128
—Jefe, tengo a Yancy para usted.
Jack agarró el micrófono y lo golpeó. —Adelante, Yancy.

—¿Aún en Toad Road, jefe?

—Afirmativo.

—Estamos instalamos justo alrededor de la curva, en el límite de Old


Post Road. Pon un poco de distancia entre tú y ese auto, jefe. Una vez que
llegue alrededor de esa curva, estará parando rápido. Utiliza tu camioneta
para bloquearlo.

—Entendido. —El corazón de Jack revoloteaba, como si en realidad


pudiera comenzar a latir de nuevo. Tenían un plan. Sólo esperaba que el
plan funcionara. La vida de Chester estaba colgando de un hilo. Era
imposible saber lo que Oscar haría, una vez que se diera cuenta de que no
podía mantenerlo para sus pervertidos jueguitos.

Chester le pertenecía a Jack.

Pensó en los momentos íntimos entre él y Chester. Habían sido


calientes y pesados y habían robado su aliento, pero ni una vez había
sentido la necesidad de golpear a Chester o llevarlo alrededor con una
correa o cualquiera de esas cosas.

No le envidiaba a otros sus opciones, cuando se trataban de cosas


kinky. Simplemente no eran para él, y no parecían ser tampoco para
Chester, lo que hacía las exigencias de Oscar fueran erróneas Nadie debería
ser obligado a participar en cosas en las que no querían participar.
Entonces, era cuando se convertía en abuso, y Jack vería que Oscar
aprendiera eso, a si fuera la última cosa que hiciera.

Chester merecía ser amado en sus propios términos, no con una


correa.

—El límite está a la vuelta de la esquina, jefe —, dijo Hank. —¿No


deberías retroceder?
129
Jack sabía que debería, pero cada pulgada de distancia entre él y
Chester hacia a su estómago apretarse más. Era imperativo que mantuviera
sus ojos en ese auto. Lo necesitaba más de lo que necesitaba respirar.

Cuando el sedán plateado fue alrededor de la esquina y desapareció


de su vista, Jack pisó el acelerador para alcanzarlo, en lugar de disminuir
como habían sugerido Yancy y Hank. Él repensó ese gesto, cuando dobló la
curva y vio el sedán parado en el medio de la carretera. Jack pisó el freno y
tiró del volante, enviando la camioneta de costado.

—Fóllame —, susurró, mientras miraba por la ventana de su lado a


todos los vehículos estacionados... en casi todas partes. Camionetas y autos
e incluso una ambulancia, estaban alineados en la carretera a ambos lados y
luego bloqueándola completamente, excluyendo cualquier medio de escape
en esa dirección.

Incluso mientras estaba sentado allí y veía a los vehículos en la


carretera delante de él, oyó los motores detrás suyo. Se giró para ver varios
vehículos deteniéndose. Demonios, uno de los camiones de bomberos paró
longitudinalmente a través del camino. Nadie estaba entrando en el auto y
nadie estaba saliendo.

La mirada de Jack fue alrededor, cuando oyó gritos. Chester estaba


allí, golpeando la ventana trasera con los puños. Jack agarró la manija de la
puerta, decidido a salir de su camioneta e ir tras su amante. La mano en su
brazo lo detuvo.

Jack se dio la vuelta para mirar a Hank, gruñendo bajo en su


garganta. —¡Déjame ir!

—Sólo espera, Jack. —Hank señaló más allá del campo de visión de
Jack. —Deja que John y Yancy manejen esto. Somos bomberos, no policías
Ellos saben lo que están haciendo.

El corazón de Jack saltó en su garganta, cuando se giró y vio a John


y Yancy acercarse al vehículo, sus armas desenfundadas. Todos los demás 130
que habían respondido a la llamada, estaban agachados detrás de los
vehículos y fuera de la línea de fuego. Sin embargo, era Chester el que
estaba en mayor peligro. Él todavía estaba encerrado en el vehículo con
Oscar.

Jack se volvió y empujó a Hank. —Fuera de la camioneta.

—¿Qué?

—¡Fuera de la camioneta!

Hank frunció el ceño. —¿Por qué?

—Porque si Oscar enloquece, quiero estar allí para tirar a Chester


fuera del vehículo. Para hacer eso, tengo que ir alrededor de la parte
delantera de la camioneta, donde no puede verme. Si salgo por mi puerta,
va a notarlo y podría lastimar a Chester.

Hank se quedó por un momento, frunciendo el ceño, como si


estuviera tratando de decidir los méritos de lo que había dicho. Jack se
tragó un suspiro de alivio, cuando Hank se giró y abrió la puerta. Salió
justo detrás de él, manteniendo la cabeza baja, mientras salía de la
camioneta.

Rodeó el borde delantero de su camioneta, permaneciendo agachado.


Si creyera que podría haberse agazapado debajo de la camioneta, lo habría
hecho, sólo para que Oscar no pudiera descubrirlo. Cuando llegó al borde
del capó Jack se dejó caer pegado al suelo y se arrastró hacia adelante,
apretándose contra la parte trasera del sedán.

Podía oír a John y Yancy tratando de hablar con Oscar, para que
saliera del vehículo. El tono de voz enojado de Oscar le dijo a Jack que la
situación era mucho más volátil lo que cualquiera había previsto. Oscar
estaba al borde de la locura. Jack no tenía duda de que si el hombre se
sentía acorralado, haría algo precipitado, y llevaría a Chester con él.

Tenía que liberar a Chester.

Jack se asomó por el borde del baúl. Oscar estaba sentado en el


asiento delantero, agitando algo alrededor con la mano. Jack oró que no
131
fuera un arma, pero estaba bastante seguro de que lo era. O eso, o un
cuchillo. Era alguna especie de arma.

Chester estaba sentado en el asiento trasero. Estaba presionado


contra la puerta, de cara al asiento delantero. Jack miró a John y Yancy
tratando de calmar a Oscar. Cuando este empezó a gritar de nuevo,
prácticamente inclinándose por la ventana, mientras le gritaba a los dos
oficiales, Jack tomó esto como una señal para moverse.

Se deslizó, a lo largo del borde del auto hasta la puerta. Jack golpeó
una vez en la ventana, ligeramente, lo suficiente fuerte como para llamar la
atención de Chester. Sostuvo el dedo sobre sus labios, cuando Chester lo
miró. Este tragó saliva, y luego asintió, con los ojos lanzándose a la parte
delantera del coche.

Jack lentamente, con cuidado, levantó la manija de la puerta. Hizo


una mueca cuando hizo clic, y oró con todo su ser que la ruidosa boca de
Oscar le impidiera oír que la puerta fue abierta. En el segundo en que la
puerta trasera estaba lo suficientemente abierta, Jack metió la mano y
agarró a Chester. Mantuvo sus ojos en Oscar, mientras sacaba a Chester por
la puerta y lo empujó hacia el suelo detrás de él.

Una vez que Chester estaba libre, Jack cerró con cuidado la puerta
otra vez, simplemente dejándola reposar allí en vez de empujarla,
cerrnadola todo el camino. No era como si Oscar no notara el asiento
trasero desocupado y sabría que Chester había escapado.

Jack se giró y le hizo señas a Chester para que se moviera, hacia la


parte delantera de su camioneta. En este punto, no le importaba si Oscar los
veía o no. Él sólo quería agarrar a Chester y correr. Aún así, se mantuvo
abajo, poniendo su cuerpo grande entre Chester y Oscar.

Acababan de llegar alrededor del frente de su camioneta, cuando


Jack oyó el rugido de Oscar llenar el aire. Jack se puso de pie en toda su
estatura, tomó la mano de Chester, y se echó a correr hacia el camión de
bomberos, tan rápido como sus piernas se lo permitieron.
132
La indignación de Oscar los siguió, cuando llegaron al camión de
bomberos, agachándose alrededor de la parte delantera del gran vehículo de
emergencia. Jack podía oír a John y Yancy gritando ahora, también, sus
palabras sin sentido, mientras finalmente fue capaz de parar y tirar de
Chester en sus brazos. Ni siquiera se preocupó por las ruidosas explosiones
provenientes del otro lado del camión de bomberos. Todo lo que importaba
era sostener a Chester en sus brazos una vez más.

Él nunca podría dejarlo ir.

—Sabía que vendrías por mí —, Chester sollozó.

Jack se rió entre lágrimas, mientras presionaba besos en el rostro


manchado de lágrimas de Chester. —Arson insistió.

133
Capítulo 14
Chester sonrió, cuando abrió la puerta y dejó que sus nuevos
alumnos entraran en el apartamento. —Hey, Seamus, Yancy, me alegra que
ustedes pudieran venir. ¿Puedo tomar sus abrigos?

Seamus asintió, mientras se sacaba la chaqueta. —John estará aquí


en un par de minutos. Recibió una llamada, justo cuando llegamos.

—Está bien. Podemos tomar una copa de vino, mientras esperamos.


—Chester colgó las chaquetas de Seamus y Yancy en el armario, luego
encabezó la marcha a la cocina. —Gracias, Jack —, dijo cuando vio a su
amante llenando varias copas de vino blanco.

—Pensé que íbamos a estar haciendo lasaña —, dijo Yancy.

—Lo estamos —, dijo Chester.

—¿No se supone que debes servir vino tinto con lasaña?

Chester se rió entre dientes. —Técnicamente, puedes servir lo que


quieras. Sin embargo, he elegido un Zinfandel blanco para ir con la cena de
esta noche, ya que vamos a utilizar una salsa Alfredo de cuatro quesos en
lugar de salsa roja.

—¿Se puede hacer eso? —Preguntó Yancy. —¿Usar una salsa blanca
para la lasaña, en vez de una salsa roja?

—Puedes.

—¿Sigue siendo lasaña, entonces?

—Sí, Yancy. Todavía es lasaña. —Chester se sentía tranquilo,


mientras se apoyaba contra el mostrador y habló de su pasión secreta. —Lo
que pasa con la cocina, es que se puede hacer casi todo lo que quieras. Por
134
supuesto, hay ciertas reglas que hay que seguir, como no mezclar ciertas
hierbas con productos lácteos, y cosas por el estilo. Pero eso es sólo una
cosa de reacciones químicas.

Los ojos de Yancy se nublaron. —¿Huh?

—No mezclas chocolate negro con salsa de barbacoa.

La nariz de Yancy se arrugó. —Eeww.

—Exactamente. —Sabía que había una manera de llegar hasta Yancy.


—Por otro lado, si estuvieras haciendo pan casero, tú –como el cocinero–
eres el que decide si va a ser pan blanco, pan francés, pan con queso, o
incluso pan de ajo. Tienes la oportunidad de decidir si será en una hogaza,
baguette, rollos, o lo que sea.

—¿Y esta lasaña Alfredo que estamos haciendo esta noche?

—Es una Alfredo con salsa cuatro quesos. He optado por utilizar una
salchicha italiana suave, cocinada con pimientos rojos y cebollas
caramelizadas, en lugar de carne de res. También estaremos utilizando
mozzarella rallada fresca y queso parmesano, en vez de ricotta. Nuestros
vegetales serán cebollín, pimientos rojo y amarillo y tomates secados al sol.

Yancy se lamió los labios. —¿Cuándo es la cena?

Seamus se rió y golpeó el hombro contra Yancy. —Tan pronto como


lo cocines, culo perezoso.

—Pensé que eras vegetariano —, dijo Yancy.

—No soy vegetariano. A mí me gusta comer cosas con un montón de


verduras frescas. Es mejor para ti.

Yancy frunció el ceño, como si Chester acabara de anunciar que el


mundo estaba llegando a su fin. Se frotó el estómago. —Pero yo soy un
chico en crecimiento.

—Y comerás verduras, si quieres seguir siendo un niño en 135


crecimiento. —Chester le guiñó un ojo a su amigo. —Además, una dieta
sana y equilibrada ayuda al libido y mantiene el equipo en buenas
condiciones de trabajo.

Los ojos de Yancy se redondearon, antes de que estirara la mano y


cogiera una manzana de la taza en el centro de la isla. La miró por un
momento, como si estuviera a punto de comer veneno, y luego la mordió.

Chester se rió, mientras abría la nevera y empezara a sacar los


ingredientes que utilizarían para su cena. —Tenemos a unas cuantas
personas más uniéndose a nosotros y luego empezaremos a cocinar.

—¿Cuándo vamos a aprender a hacer ese cheesecake de mora? —


Preguntó Seamus. —Pensé que Yancy estaba teniendo sexo en la cocina,
cuando empezó a comerlo. Lo oí gemir todo el camino a la sala de estar.

—Realmente nunca pensé en mis postres como afrodisíacos, pero...


—Chester sintió que se ruborizaba. —Tal vez podamos poner eso en el
menú, para la próxima vez.

—¿Tomas sugerencias para el menú? —Seamus preguntó, mientras


tomaba el vaso de vino que Jack le tendía. —Hay algunas cosas que he
estado queriendo aprender a cocinar.

—Claro —, respondió Chester. —Sólo envíame un e-mail y trataré


de encontrar una receta para ello.

Chester sonrió, mientras escuchaba la charla. Miró a Jack por el


rabillo de sus ojos, la felicidad llenándolo, con la sonrisa en el rostro del
hermoso hombre. Esta era la vida que quería. Vivir en un hogar que él
decoró, enseñando en sus clases de cocina y compartiendo la noche con
buenos amigos, y saber que al final de la noche estaría acurrucándose en
los brazos del hombre que lo amaba.

Y todo era debido a su bombero.

Chester dio un paso adelante, para envolver su brazo alrededor de


Jack, pero el timbre de la puerta lo detuvo. Se acercó a la pared y pulsó el 136
intercomunicador. Había aprendido a nunca solo abrir la puerta. —¿Hola?
—Hey, es John Riley.

—Adelante sube, John. —Chester golpeó el timbre y luego caminó


por el pasillo, para abrir la puerta para el sheriff. Dio un paso atrás,
saludando, cuando el sheriff entró con Sammy y Hank. —Hey, chicos.
Adelante. Todo el mundo está en la cocina.

Chester les mostró donde colgar sus chaquetas y luego encabezó la


marcha a la cocina. El nivel de ruido se elevó rápidamente, pero era un tipo
feliz de ruido. Antes de que Chester pudiera caminar y pararse con Jack,
John lo agarró del brazo.

—¿Puedo hablar contigo un momento, Chester?

—Sí.

—¿En privado?

Chester tragó con fuerza. —¿Puede venir Jack?

—Oh. —Los ojos de John se lanzaron hacia la cocina. —Claro.

—¿Jack? —Chester llamó. —¿Puedes venir un momento?

Cuando Jack se unió a ellos, Chester lideró el camino de regreso, por


el pasillo, hacia su oficina. Él entró y cerró la puerta detrás de Jack y John
antes de girarse hacia el sheriff. —¿Qué pasa?

—Recibí una llamada telefónica cuando llegué aquí–.

Chester asintió. —Seamus me dijo.

—Se trataba de Oscar.

Chester se estremeció, sintiendo como sus entrañas se habían


convertido en hielo. Sólo se calentó, cuando los brazos de Jack se
envolvieron a su alrededor. —Continua —, dijo después de un momento.

—En primer lugar quiero dejarles saber que Oscar ha sido trasladado 137
a la enfermería, en la prisión federal de máxima seguridad al norte del
estado. Incluso después de que se recupere de recibir un disparo, no se lo
dejaran salir.

—¿Por qué una prisión federal, John?

—Cuando la policía fue a su casa a revisarla, se encontraron con una


mazmorra, totalmente insonorizada, en su sótano equipado con todos los
dispositivos BDSM jamás creados.

Chester iba a ponerse enfermo. —¿Y?

Los labios de John se apretaron, el sheriff tragó como si no pudiera


creer las palabras que estaba a punto de decir. —Y dos jóvenes encerrados
en jaulas. Le dijeron a la policía que habían sido drogados y luego
mantenidos cautivos, durante más de un mes. Oscar había estado
practicando con ellos, llamándolos sus mascotas.

—Oh, Dios mío. —Las piernas de Chester comenzaron a temblar.


Estaba agradecido, cuando Jack lo llevó a una silla y lo ayudó a sentarse.
Sentía como si estuviera en el limbo, esperando a que alguien le dijera que
todo esto era una broma. —¿Están bien?

—Tan bien como podrían estarlo, dadas las circunstancias. —John


respiró profundamente, con la cara un poco de cenicienta. —Ambos van a
necesitar algo de terapia y uno de ellos tiene algunas lesiones físicas, así
que lo están manteniendo en el hospital. Pero lo importante aquí, es que
Oscar fue detenido antes de que alguien fuera asesinado, y puesto que uno
de estos hombres fue secuestrado, del otro lado de las fronteras estatales,
esto se ha convertido en un caso federal.

—¿Qué significa eso? —Preguntó Jack, cuando Chester sólo podía


mirar al sheriff.

—Significa que no tienes que testificar, Chester. Oscar aceptó un


acuerdo con la fiscalía, que lo mantendrá tras las rejas durante los próximos
veinticinco años. En el momento en que lo dejen salir, va a ser demasiado
viejo como para poder lastimar a alguien.
138
Chester no estaba tan seguro de que fuera lo correcto, pero al menos
no tendría que seguir mirando por encima de su hombro, por los próximos
veinticinco años. Podía respirar un poco más fácilmente, sabiendo que
Oscar estaba, con certeza, tras las rejas en una prisión federal de máxima
seguridad.

—Tenemos que volver a la cocina —, dijo Chester, mientras se


levantaba.

—¿Necesita un momento, bebé? —Jack preguntó, la preocupación


en todo su hermoso rostro.

Los labios de Chester se levantaron en las esquinas. —No. Estoy


bien. Oscar hizo mucho daño, a un montón de gente, y yo no voy a dejar
que interfiera más de lo que ya hizo. Él está fuera de nuestras vidas, para
bien.

Jack apartó el flequillo de Chester de su cara, metiéndolo detrás de la


oreja. —Sabes que te amo, ¿verdad?

—También te amo. —La sonrisa de Chester creció. —Ahora, vamos


a volver allí, antes de que Yancy se coma mis platos.

John se rió entre dientes. —Podría suceder.

Chester estaba triste por los hombres que sufrieron, con la extraña
idea de Oscar, de lo que significaba una relación. Había pasado un tiempo
hablando con Benjamin Brody y su esposo Neeson, haciendo preguntas y
aprendiendo lo suficiente para saber, que Oscar, tenía una idea perversa de
cómo se suponía que tenían que ser las cosas en una relación D/s. No era
algo que Chester querría alguna vez, pero ya no le asustaba. Tenía lo que
quería en el bombero gentil caminando a su lado.

139
Chester sonrió, mientras se frotaba el estómago lleno, divertido por
las disputas entre Yancy, John, y Seamus, mientras discutían sobre quién
podría escoger el siguiente plato que aprenderían a cocinar. Sabía que sus
peleas no significaban nada, pero eran tres hombres muy obstinados
compartiendo el mismo aire. Estaba seguro de que habría algún codo
empujando.

Él, por su parte, era perfectamente feliz sentándose y viendo el


espectáculo, sobre todo, considerando los brazos envueltos a su alrededor,
por detrás. El nuevo pasatiempo favorito de Chester era acurrucarse en un
rincón del sofá seccional con Jack. No había nada mejor en el mundo.
Bueno, además de tener la polla del hombre en su culo, pero eso era un
poco difícil de hacer, con una habitación llena de gente.

—A ellos les gusta discutir, ¿no?

Chester miró al primo de Jack, Sammy, que estaba estirado sobre el


otro extremo del sofá. —No están discutiendo. Están debatiendo.

Las cejas de Sammy subieron. —¿Es así como lo llaman ahora?

—Naw. —Jack se rió entre dientes. —A eso lo llaman juego previo.

Chester se giró hacia Jack, mientras reía. Tenía la nariz en la parte


inferior de la mandíbula de Jack. Incapaz de evitarlo, Chester se acercó más
y frotó su nariz a lo largo del borde de la mandíbula de Jack, inhalando
profundamente el rico aroma masculino del hombre. Jack olía a puro sexo.

Era embriagador.

—Sabes lo que eso me hace, bebé —, Jack murmuró contra el


costado de la cabeza. —A menos que quieras que arrastre tu sexy culo
arriba y tenga mi mal camino contigo, es mejor que pares.

La risa de Chester fue baja e invitadora, mientras inclinaba la cabeza


hacia atrás, para mirar a los ojos verdes que esperaba estar contemplando
en los próximos cincuenta o sesenta años. —No me ves protestando, amor. 140
La ceja de color marrón oscuro de Jack se arqueó alta en su rostro.
Sus profundos ojos verdes se movieron a las otras personas en la
habitación, lanzándose a cada una, antes de volver a la cara de Chester. —
¿Qué tan rápido puedes llegar arriba?

Chester se rió, cuando saltó y corrió por las escaleras delante de Jack.
Teniendo en cuenta lo mucho que quería un apartamento de concepto
abierto, tener un dormitorio tipo loft iba a ser un poco desalentador. Tenían
una habitación llena de gente, que probablemente oiría cada gemido y
quejido. Chester simplemente no podía hacer que le importara, en ese
momento.

Tan pronto como golpeó el escalón más alto, la ropa comenzó a


volar. En el momento en que saltó sobre la cama, ya estaba desnudo. Y
Dios, él esta excitado, sobre todo cuando se dio la vuelta y vio a Jack
arrastrándose, en la parte inferior del colchón, tan desnudo como él.

—Hey, señor bombero. —Chester rió, cuando Jack se arrastró justo


entre sus piernas y se instaló en su contra. Se estremeció, cuando sintió la
dura polla de Jack rozarse contra la suya, la barra de acero caliente y
sedosa. Chester empujó sus caderas, frotándose contra Jack. —Tengo un
incendio para que apague con su manguera.

¿Cursi? Absolutamente, pero la risa que centelleó en los ojos de Jack


hicieron que a Chester no le importara en lo más mínimo. Estaba mezclada
con un amor tan honesto, que le robaba el aliento, cada vez que el hombre
lo miraba. No había duda en su mente, de que Jack lo amaba tal y como
era, y eso hacía al bombero sexy perfecto a sus ojos.

—¿Quién dice que quiero apagarlo? —Preguntó Jack, la picardía


bailando en sus ojos, mientras le daba al culo de Chester un buen apretón.
—Espero que esta llama arda para siempre.

Fin 141
Sobre la Autora

Stormy cree que lo único mejor que un hombre con botas de vaquero,
son dos, o tres hombres con botas de vaquero. También cree en el amor a
primera vista, en amantes predestinados, en el amor verdadero y los finales
felices.

Normalmente la puedes encontrar acurrucada en la cama, con un


libro en la mano y un cachorro en el regazo, o en el ordenador, creando al
siguiente tío bueno para una de sus historias. Stormy aprecia los
comentarios de sus lectores. Su página web es www.stormyglenn.com.

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Creditos

MaryC, Verónica, Clau y Pervy.

Nuestro agradecimiento al Staff de

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