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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del poder popular para la Educación superior


Universidad Nor-oriental privada gran mariscal de Ayacucho
Facultad de derecho

MITOS, REALIDADES Y TENDENCIAS DE LA


ECONOMIA VENEZOLANA.

Profesor: Bachiller:

Héctor Rodríguez Reinelis A. Pérez C. V-30.350.188

Sección: 1
Comenzare con lo que es la economía. De acuerdo a lo debatido en clases la Economía es una
ciencia social que estudia el comportamiento del individuo frente a la producción de bienes y
servicios y la dinámica que se genera entre ellos, en términos de distribución, comercialización
y consumo.
En Venezuela la economía está dirigida a la exportación de materias primas, sabemos que
Venezuela es un país rico en petróleo, puedo decir con certeza que la extracción y exportación
es la principal actividad económica de nuestro país.
En la década de los 50, 60 y 70 muchas personas de diferentes partes del mundo emigraban
a Venezuela debido a que nuestro país experimento un fuerte crecimiento y desarrollo
económico constante.
Como toda economía paso por altas y bajas ya en la década de 1980 y también parte de
la década de los 90, la economía venezolana se contrajo debido a la caída de los precios del
petróleo, la inflación se disparó hasta alcanzar picos anuales de 84 % en 1989 y 99 % en 1996.
Pero a pesar de estas elevadas tasas de inflación, la economía venezolana seguía siendo
estable y figuraba como la cuarta economía más grande de América Latina.
Mi opinión personal acerca de la economía venezolana en la actualidad es que está hundida en
la más severa crisis económica que haya enfrentado el país con una perspectiva de
recuperación que cada vez es más errónea.

En los últimos años la economía de Venezuela ha caído en un abismo situándonos en el en el puesto 63


del Ranking de Competitividad Mundial del IMD.

La escasez no solo afecta a las empresas por la ausencia de insumos y materias primas también
afecta tristemente a la población venezolana que a diario dedican tiempo a la búsqueda de bienes
esenciales para la subsistencia.

Pude entender que la economía externa no está en un buen momento debido a la pesada carga de
la deuda externa.

En los últimos años se ha establecido nuevas tendencias de la economía venezolana como lo son:

– Apertura comercial –
Para compensar la escasez derivada de la reducción en un 80% del tamaño del PIB, el
gobierno ha abierto el mercado interno a toda clase de importaciones que compiten
ventajosamente con la producción nacional. Ha exonerado una amplia gama de códigos
arancelarios del pago de impuestos de importación que, en condiciones de apreciación del tipo
de cambio, hace mucho más lucrativo importar que producir.
– La dolarización –
La dolarización transaccional ha sido forzada por la hiperinflación que disolvió el poder de
compra de los billetes y obligó a sustituirlos por la divisa estadounidense.
– Privatización –
Las sanciones económicas recaen sobre las empresas del sector público. Corporaciones
trasnacionales con intereses en territorio estadounidense no pueden hacer negocios con
empresas del gobierno.
– Inversión extranjera –
El gobierno ni Pdvsa tienen recursos financieros para levantar la producción de petróleo y gas.
Tampoco puede reactivar las refinerías.

«Es la cruda realidad la que ha forzado al gobierno a ser pragmático y a


abandonar ideologías y dogmas. Aflojar los controles es la clave para su
sobrevivencia. Así lo ha entendido el régimen cuyo pragmatismo apunta a
preservar su modelo político de dominación hegemónica. Si no respira la
economía, el poder político se asfixia», finaliza el economista.

La costa del estado Anzoátegui fue tradicionalmente uno de los grandes centros de producción
petrolera del país y un concurrido destino turístico que se beneficiaba de la llegada del personal
de las compañías extranjeras que trabajaban en las refinerías de la zona. Ahora las cosas
parecen haber cambiado radicalmente.
Ahora bien hablo de mi ciudad, el gas es uno de los recursos abundantes del estado. De
hecho, por sus yacimientos, Anaco está considerado como el corazón gasífero de Venezuela.
Se ha convertido en todo un emporio dedicado a la extracción de este recurso no renovable. A
partir de la explotación del gas, Anaco ha tenido una evolución más o menos parecida a la de
El Tigre.
El régimen económico venezolano actual puede definirse como capitalista, de iniciativa
y propiedad privada, aunque con un grado importante de participación del Estado en la
actividad económica, en especial a través del absoluto control que se ejerce sobre
la industria petrolera, que sigue siendo hoy, el motor principal de la economía venezolana.

En Venezuela funcionan con relativa libertad los mercados de productos, servicios y factores.
Existe movilidad interna e internacional del capital. El régimen de salarios, bajo contratación
colectiva o individual, predomina en el empleo laboral, menos la fijación por decreto
oficial salario mínimo, urbano y rural y bonos compensatorios ante el alza del costo de la vida.

La fuerte dependencia del petróleo es el inevitable punto de partida en cualquier análisis de la


economía venezolana. El petróleo es el recurso más importante de la nación y su más valioso
producto de exportación.
La dependencia del petróleo trajo inestabilidad, y la economía venezolana se convirtió en una
de las más volátiles de América Latina. En efecto, mientras el alza de los precios petroleros se
traducía invariablemente en mayores gastos gubernamentales, estos desembolsos no
declinaban cuando los precios petroleros caían. Cada período de auge fue seguido por
descensos en la actividad económica, que acarreaban un déficit fiscal y de balanza de pagos y
condujeron invariablemente a una crisis y la necesidad de un ajuste que, siempre, fue
incompleto
Mirando hacia el futuro, el reto de esta generación está en aprovechar las oportunidades que
tiene el país y convertirlas en éxitos. Frente a un clima de creciente conflictividad, en el cual las
promesas se tornan exigibles y muchos venezolanos capaces tornan su vista a otros horizontes
en busca de oportunidades, Venezuela debe convertirse en un mercado atractivo para la
inversión privada. Ello requiere seguridad jurídica, respeto a la propiedad privada, un entorno
económico predecible y políticas públicas que estimulen la competitividad de nuestras
empresas. Sin inversión privada no habrá crecimiento, y sin crecimiento no podremos combatir
la pobreza.

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