Está en la página 1de 86
Capilule- ( Elamores complejo, de todaslas formasy colores, También es un poco canalla, le gusta el juego y el enredo y, si consigue engancharte, probablemente te gane la partida. Algunas personas se enamoran de verdad después de me- ses de noviazgo; en otras, el amor es instanténeo y fugaz. Hay quienes aman despacio, con lentitud, dilatando cada instante, y quienes prefieren arder antes que consumirse lentamente. Si preguntas, muchos dirén que no saben en qué preciso instan- te se enamoraron, tienen Ia sensacién de que ocurrié poco a Poco. Otros, describen un flechazo directo al corazén: un mo- mento preciso, inico, grabado a fuego en su piel. La primera vez que la vi, yo también sentf ese flechazo. Solo que no fue exactamente un flechazo, sino, més bien, un Bancho con bastante potencia. Y tampoco fue en el pecho, sino eel estémago. Vi estrellas, fuegos artificiales y luces de colores. Y, des- PuéS lo diltimo que recuerdo antes de caer redondo fueron un Par de ojos verdes abiertos de par en par, que me miraban con lone como si yo acabase de dedicarle mi mejor gancho de alla, y no al revés. También recuerdo la primera palabra que me dedic6. /-> ; —Mierda. Luego, todo se volvié oscuro Viena - Grik Capiluls 2 —Mierda —repitié—. Joder, lo siento mucho. Apenas estuve ausente unos segundos. Todo recobré el co- lor y las formas confusas que danzaban ante mf comenzaron a definirse enseguida. La misma chica que me golpeé esta- ba de cuclillas frente a mi, con sus despiertos ojos abiertos de par en par, tan pdlida como el blanco del suelo de baldosas resbaladizas. Tardé unos instantes en ubicarme, en mirar a mi alrede- dor y en confirmar que, efectivamente, habfa sido ella la que casi me atraviesa de un pufietazo. La observé detenidamente; jams habrfa apostado que toda esa fuerza pudiera salir de uno de esos brazos tan esbeltos. Pero el mundo esté leno de Sorpresas, ~Es increfble que la mitad de las palabras que has soltado Sean tacos —le dije, en cuanto todo volvié a su sitio y el mun- do dejé de girar, ! ~iLo que es increfble es que hayas contado las palabras! | on ella. En ese instante la preocupacién de su rostro on con rapidez. Se quedé dubitativa ainios insta q ™mplindome, y volvié a abrir muchos los ojos—. Joder, ' Sitienes razon! mM. 9 punzada de dolor en el abdomen, (la of, y senti una Me ref, y sent mi mano sobre flecha de Cupido). Apoy' risa sincera. z —jCémo es posible que tod una cosa tan pequefia? —le pregunté, y esa vez os dientes blanquisimos. Tenfa una boca sontié ensefiando uni labios eran gruesos Y carnosos— {De dén- ély esbocé una son- as esas palabrotas salgan de fue ella la que pequeiia, pero sus l de sale toda esa violencia? Aquella vez una carcajada reverber6 en todo el espacio; aunque no provocé que nadie mas nos mirara, porque ya lo estaban haciendo todos antes de eso. —Del mismo sitio que el golpe que te he dado, supongo. Lo siento mucho, por cierto. Lajoven se puso en pie y me tendié una mano para ayudar aque me incorporara. Al erguirme, sentf un nuevo aguijonaz0 y me encorvé un poco, reprimiendo un quejido. ~De qué hablas? Es la mejor presentacién de la historia dower tesuelto—. Si no estuviera un poco mareado, te bo jane “ mero. Angie #0 preocupacién resultaba iiipnestéivae wad ramente intensa, ni tampoco daba la De hecho, no habia ni an uviera excesivamente avergonzade pice de vergiienza en su expresion jovial. Pero e: ” St 5, - ‘no me imports; su alegria era contagiosa- —Vamos, ~ to acento ten ee Patio ala enfermerfa —Hablaba con ce” cés, muy i 7 sexy, Yy Suave y disimulado, pero jodidament? >ttas seis palabras y ni un solo improperio, te felicit zado, joder —Sonrid. andar, la gente empezé a disi 1 interés cuando se dieron cuen!* ~~ 10 ) the ue me he esfor: ‘uando echamos a Si arse: “BUFO que perdieron e P que todo aquello no era parte de un esedndalo, sino de una equivocacion. Ast que salimos de las piscinas ¥ ctuzamos el campo de c’sped hasta Negar al pabellin de servicios médicos, Las ins- talaciones eran increibles, el conjunto era inmenso, y no tenfa- mos que salir de alli para nada. Todo lo que necesitabamos estaba dentro, incluso la enfermeria. En los Juegos Juveniles de Viena todo estaba preparado para acoger a j6venes de todo el mundo durante un mes en- tero. Allf entrendbamos con gente diferente, aprendiamos de Jos demas y competfamos entre nosotros. Tomaban parte toda clase de deportistas, en deportes que no siempre eran consi- derados olimpicos. Los mds j6venes tenfan quince afios, los mayores dieciocho. Yo habia cumplido diecisiete aquel afio, era la primera vez que participaba y estaba resultando una experiencia increible. Alllegar a los pabellones médicos, me senté en una camilla mientras la joven se quedaba silenciosa en una esquina. Era guapa, muy guapa, y aproveché que estaba despistada para mirarla con disimulo. Tenia el pelo castafio recogido en una coleta despeinada. Los ojos grandes, enmarcados por dos ce- jas finas y largas, y los labios... joder, los labios. Me obligué a dejar de mirarla de esa forma. No queria que se diera cuenta de que précticamente Ja estaba desnudando con la mirada. —Vas a contarme ya a qué ha ven’ bresalténdola, mientras me deshacia del gorto y ™ tl pelo mojado, a —preguntd, como si no fuera an “ que os allf por ella. Dej6 a un Jado un estuch feaue "el que jugaba y se separé un poco de la mesita en la qi he I ido eso? —pregunté, so- e revolvia aSAS se habfa apoyado—. Ah, eso —adivind, sefialando mi abdo. men—. No era para ti, lo siento. Solté una risa, —Asf que era para alguien. —Claro, gcrees que habrfa dado un puiictazo asf sin que- rer? No soy una salvaje —Un enfermero entré en la sala y vol. vié a correr las cortinas a su paso, pero a ella no parecié im- portarle su presencia—. Me he dado cuenta de que no eras ti cuando he visto que no tenfas ningtin tatuaje. Volvia refr, cada vez més inerédulo. —{Ni siquiera sabias para quién era? Ella también sonrié un poco y se encogié de hombros. El enfermero aproveché Para acercarse con una tablilla con pa- Peles y pasar las hojas distrafdamente. —Me han dicho que te has dado un golpe en el abdomen. Qué clase de golpe? Frunef el cefio y abri la boca eran muy claros sobre Jas tistas, para responder. En Ios Juegos Peleas y los conflictos entre depor- NO queria meter en un Ifo a la chica. —Me caf contra el bordil lo de la piscina, —Y luego le di un Pufietazo —admitis ella, Hamando la : - Fue sin querer, por supuesto —Me de- dicé una mirada y tardé un instante en Teaccionar, —Si, fue sin querer —corroboré, EL enfermero Sostuvo los papeles sin dejar de mirarla arrugé la frente, Luego se volvié hacia mi, —Te caiste ee yd —repiti6— éCémo te Caiste? ¥ lego te pee P —Me resbalg al subir —menti—, NO fue importan «Creo que, en realidad, 6° te, El enfe . . bases Se MEMES largamente y me pidié que me tu eect ¥ me tumbé con cuidado. Por encima de $4 12 hombro, descubrf a la chica, que habia vuelto a acercarse con curiosidad mientras él me palpaba el abdomen, No tard6 en terminar, y enseguida se aparté de hizo un gesto para que me incorporase, —No tienes nada. A simple vista no lo Parece. Si te acaba de dar un puftetazo —dijo, y miré ala joven de reojo— es nor- mal que te duela. Simplemente ponte hielo y si te duele mu- cho vuelve —Apunté algo en sus hojas y guard6 el boligrafo enel bolsillo de su bata—. No sé qué estabais haciendo, yno voy a preguntar. Pero la préxima vez tendréis que dar expli- caciones. Fuera del area de combates esta prohibida cualquier forma de violencia, ya lo sabéis. —No habra una préxima vez —aseguré. El enfermero suspiré y se marché, dejéndonos a solas. —Pareces decepcionada —adverti, reparando en la expre- + sin ausente de la joven. Torcié un tanto el gesto y se encogié de hombros. —Ni siquiera te he roto un par de costillas —protesté—. Niuna sola. Me quedé mirdndola, horrorizado, y tardé un rato en dar- me cuenta de que bromeaba. Cuando Io hice, solté una carca- jada que me hizo doblarme sobre mi mismo de nuevo. ~Si no me hubiera confundido, no le habria hecho ni Cosquillas, ~éQué te ha hecho ese pobre tfo? ~Amfnada —respondié, sentdndose de un salto en laces mea donde estaba—., Era por una amiga —Balanceé las Piet te 'strafdamente—, Pero ya se me ha pasado el cabeo. Ne tig Ie haga nada, después de todo. Tampoco quiero £1 problemas, “Asi que esto ha sido para nada? —bromeé, haciéndome lofen a: indido— Qué saco yo de todo esto? SN . mo mf y me a cabeza para mirarme y sonrefr. Ella levants | plido —contest6, de- —Témate el puftetazo como un cum) jandome totalmente fuera de juego. Ladeé la cabeza, intrigado, y no me resisti. Lo pregunté: —;,Por qué? La chica salt6 de la camilla para apoyarse en tuado frente a mf. Parecfa ser inquieta, de ese tipo de personas que no pueden estar sentadas mds de dos minutos seguidos. —No sabia cémo era ese tipo de cerca, lo habfa visto de lejos y sabia que tenfa un tatuaje horriblemente espantoso en la espalda. Asf que le dije a una de mis amigas que me lo des- cribiera. Dijo, literalmente: nadador, alto, muy guapo, y con un culo de infarto. Asf que te vi saliendo del agua y pensé que tenia que partirte la cara —solt6, como si nada, con una son- risa en los labios—. Cuando te desplomaste me di cuenta de jue no tenias ningtt ® —Pero amen nal . Si —afismd, ein et muerto de risa. Ambos sabemos que ve or dPara qué vamos a negaro! erdad. el carrito si- Volvié a i oan oo del carrito y caminé hacia las cortinas todo, y me d S. Se volvid levemente hacia mi, sin girarse del ry ledicé una suave sonrisa, —iMe sigues 0 te quedas? Y yo la se gui. La seput hacer? *Seguf porque, joder, qué otra cosa podia 0 gi. Onas dos, to de SO en > des. y con 36 que a son- nta de .garlo? ortinas rse del , podit Parise Keb G cpatlul- Oo Llego tarde. Como cada maldito miércoles desde que, hace un mes, acepté ayudar a Max en su nuevo proyecto. Mientras meabro paso a través del metro, doy empujones y recibo otros tantos, me pregunto por qué acepté y me lamento. Atravieso a toda prisa los tineles subterrdneos y llego justo a tiempo para coger el transbordo hasta Ja siguiente estacién. Lunes, miércoles y viernes, después de pasar la mafia- na entrenando, si me da tiempo vuelvo a casa a comer algo, después empiezo mi turno de media jornada en Le Petit Charmant, una cafeterfa de paredes destartaladas en la perife- tia de Paris, y acabo cogiendo el metro hasta la otra punta de laciudad para ayudar a Max. El metro llega enseguida a su destino, y bajo en Pigalle a ‘oda prisa para salir del metro y aterrizar en una calle donde elcalor de septiembre es tan sofocante que el uniforme se me is ala piel. Tiro del cuello de pico, asqueada, ¥ resoplo an- S de reemprender la carrera hacia el local de Max. Puede que en otro sitio se me hubieran quedado fame, pero en el Barrio Rojo de Paris _ aD voy ‘esta algo tan nimio. As{ que no me Pp diab i ida. Lo peor que pueden pensar © que trabajo P' mirando 15 Le aqut, y muchos de los que pasean por las calles a estas horas Jo hacen... por lo que nadie se me queda mirando. Atravieso la calle principal, me interno en uno de los calle. jones, rodeo un par de manzanas y subo empinadas escaleras, de adoquines irregulares hasta que, por fin, llego al local de Max, que estd en el segundo piso de un edificio bastante gran. de, tosco a la vista, del mismo color apagado que los adoqui- nes que bafian la calle. Toco el timbre y aguardo en Ia puerta mientras me tomo unos segundos para mirar el reloj. Llego veinte minutos tarde. Se escucha un crujido y casi caigo de bruces cuando la puerta se abre. Entro dando un traspié, y suelto Ja mejor mal- dicién de borracho de bar de moteros que se me ocurre, Subo las escaleras de dos en dos, malgastando la poca energia que me queda, y cuando llego me encuentro la puerta abierta. La empujo con suavidad y entro mientras mis zapatillas resuenan en el entarimado de madera. Dejo atras la puerta cerrada que da a los pequefios estudios y salas de almacendj y sigo las voces ampliadas que legan desde el salén principal el lugar donde Max hace las audiciones, El sitio es amplisimo. Una de las paredes es enteramen” te una cristalera, el techo esta lejos del suelo y hay tan pocos Z . muebles que Ia actistica es bastante especial, y sus voces F e Suenan por todo el local. Max estd sentado en un sillén de & aldas a bas en hi Jos ventanales, de frente al pequerio escenario donde Cus ica respo . ma Cuand onde a sus preguntas, nerviosa, - ndo me ven llegar, ambos se giran hacia me interrum™” . pen su conversacién, i * . La cara de Max se ilumina con una sont \ sa muy sex ¥ sexy y me hace un gesto para que me siente a su lad : —Mylen, e: i ™ lylen, esta es Kat Lesauvage, mi ayudante. \ ' incantada, Mylen—le digo, con mi mejor sonris vor, continuad, no quetia interrumpir. 16 /™ _—. Por —En realidad, creo que ya tenemos suficiente., Max se pone en pie en cuanto me siento | t | A a su lado, en una \ silla bastante mas modesta que su trono de dj \ irector, y apaga la cémara con Ja que filmaba su audicién, Mientras se despide de le ella, tomo los papeles que él deja en su asiento y compruebo ne que es la primera candidata de la tarde. Leo su ficha y repaso tie sus datos por encima. —Felicidades, lo has hecho muy bien, no En cuanto Max lo dice, alzo la cabeza, emocionada. ¢Podrfa de. ser que después de un mes de casting hayamos encontrado a la su maldita musa? Adoro el talento de Max, y creo que un dia ial podria llegar a ser un gran director, pero su perfeccionismo y tbo suafén por controlarlo todo a veces me sacan de mis casillas. que Aprincipios de verano a Max le concedieron por fin una beca para dirigir el cortometraje con el que Hlevaba sofiando lias afios. Asf que, cuando reunié a un equipo, me ofrecié formar esta parte de él como asistente y acepté. Diana también ha acaba- * do inmersa en el proyecto. Es la principal encargada del ves- tuario y maquillaré a los actores cuando empecemos a rodar; aunque no tiene formacién para eso lo hace muy bien. wes Desde que acepté me dedico a echarle una mano, a organi- oct 2 las reuniones con el resto del equipo, a hacer lamadas, a ssi rte que todo Io que necesitamos esté listo... y . onas jee tenn cosas bastante tediosas. Desde agosto casi me , _ te ond? Sink €n completo a acompanarlo en los castings Y : n, aunque la mayorfa de las veces no Ja tenga en cuenta. cd . ne Nos falta una actriz. Y resulta que es is “a ion gon ma Provocadora y una sonrisa torcida que invita a rendirse 4 F, Conn a playboy, y no lo desperdicia. Y; ‘0 la puerta del estudio se cierra y regresa, dejo los Papeles en al Tegazo y le miro entre suplicante y cansada. —2Qué tiene Mylen de malo? —No es ella —respond, ci ponde, confirmando mi: as. Es " and. as. ierto que no la vaa ll mis sospech: sen Noes ella—repite, muy segur do,y 0 mace! Pregunto—. Llevamos un mes busca” Reviso ios docume ‘ nadie que interprete ese dichoso pap el de las Gltimas candid 8 y Tos paso a toda prisa buscando ies ‘ando a una de ta 4 alas—. @Por qué no ella? —digo, seh" continio, eplintand Ticas de la semana pasada— 0 ella? ~ Vamos, Max, no paden otra que hizo una audicién perfect — MOS segui No puedo empezar ‘Buir asf, a ‘ a @ Brabar si no he encontrado al tw oy candidata adecuada, ya lo sabes —contesta, sedndose frente a mf. Me muerdo la lengua y cojo aire. A veces Max necesit; le bajen del mundo onfrico, bohemio y tot el que vive para dejarse de chorradas, Cl voy a decir asf. —Seguro que alguna teha gustado mds que otra, —Si, pero ninguna lo suficiente —contesta. —Pues algo tendras que hacer. Ya hemos entrevistado a las mejores, . frustrado, pa- aque ‘almente parisino en aro que yo no se lo Max se detiene frente a mf y esboza una sonrisa zalamera. Me quita los papeles de las manos y antes de que abra la boca, ya sé lo que va a decir. —Te contrato a ti. —iNi de cofia! —Estallo en carcajadas ante la idea. No es la primera vez que me lo pide, pero nunca pierde su gracia. —Venga, no: seria la primera vez que actuas delante de una cémara —insiste, tirando de mis manos para ponerme en Pie— Has salido en revistas de moda. —De moda deportiva —aclaro—. Ademés, solo lo hice Para sacar un dinerillo extra. Y no es lo mismo que te saquen Suatro fotos Para que las Tetoquen que interpretar un persona- Nunca lo he hecho, y no serfa capaz. Olvidate. Pero no ge olvida. _ lefdo el guion tantas veces que te lo babes de menno- angina, mientras echa a andar hacia atrés y me a Smanos—, Comprendes la historia, la has visto crecer. ne €S un corto, no un crfo —mascullo, y él frunce el “80, Peto no deja que mi comentario le haga desistir. Ratan ella —asegura, con esa mirada de sofiador que me 1 ? Primera noche que nos conocimos en un pub. i " illate —protesto, cuando tira de mi al sentarse y KO 7 7 ¥a una de sus manos en mi muslo y . e su Tegazo. Deji caigo sobre me provoca dada que parece perfectamente lo que hace. _Fres tii, Te lo Ilevo diciendo desde que empezamos a un escalofrfo. Lo hace de una forma tan descyj. desinteresada. Pero yo sé muy bien que sabe buscarla. —Mira, no voy a hacerlo —le aseguro, aunque no puedo negar estar un poco divertida—. Esta noche nos quedamos, vemos los videos de todas las audiciones y elegimos a una. No saldremos de aqui hasta que te decidas. —Nos quedaremos aqui para siempre. Porque esa chica no esté entre los videos —ronronea, acercando sus labios a mi cuello. Y, de pronto, la perspectiva de no salir nunca jamés de aqui me encanta—. Odias Le Petit Charmant. Si coges el pa- pel, pasards mis tiempo aqui, y no tendras que meter tantas horas en ese garito —prosigue, insistente, y su voz grave me hace cosquillas bajo la piel—. La beca no da para pagar mucho a los actores, pero seguro que es parecido a lo que te pagan allf, y apuesto a que conmigo te lo pasaras mejor. Siento cémo muerde el Idbulo de mi oreja y echo Ja cabeza hacia atras para dejarle seguir. Sin duda, en eso tiltimo tiene raz6n, —No sé actuar —tepito—. Ademis, es un corto romantice, tienes escenas subiditas de tono, y No sé si podria fingir alg? asf con otra persona —afiado, cerrando los ojos e intentando no perder el hilo de la conversacion. Max siempre ha tenido ese efecto en mi. Nos conocime tna noche hace ocho meses y desde entonces hemos estad? viéndonos. A veces una vez al mes, otras veces dos... tltin' mente, con su proyecto, nos vemos varias veces por seman’ ede i sy. sald he de decir que no esta nada mat, No tenemos nada serio; sl “aN 20 ON Dy: ie Abe Sa edo nos, No ca NO ami ds de el pa- fantas ve me nucho pagan cabeza o tiene 1Anticor six a)8° stand? nocimo 5 estad . time” oman ¥ exiO7 gol? somos dos amigos que se lo pasan bien juntos, sin exclusivi- dad. Y, de momento, esto que tenemos me encanta. Max destiza sus labios por mi cuello y su mano oprime mimusio con suavidad, desatando una oleada de calor en mi vientre. Un beso delante de las cémaras no es un beso de verdad, Kat. Aprenderds. —La gente estudia para eso, sabes? Estudian carreras en- teras. No voy a ser mejor que ellos en unas semanas. _—Vamos a intentarlo —casi grufie, con voz ronca, sin apar- tarse de mi cuello. Sus manos ascienden por mi cintura, bus- cando los botones de mi uniforme. Vale, mantener la concen- traci6n se estd volviendo complicado. No... —Hazlo por mf. No tendrds que hacer malabarismos entre Le Petit Charmant y esto. Tendrés horarios més flexibles, més tiempo para entrenar... Durante unos instantes detiene sus tentadoras caricias, y su voz pierde ese deje sensual que invita a rendirse a él. Se ha puesto serio, aunque no del todo, pues mantiene una sonrisa Sagaz y sugerente. —Por favor. Suspiro. ~Me voy a arrepentir de esto. Max me agarra el rostro entre Jas manos y estalla en un atrebato de efusividad sellando mis labios con los suyos. Su atba incipiente me hace cosquillas, pero no me aparto. meee que dirfas que st! —Me da la vuelta hoe aly cranes a horcajadas sobre su regazo—. Al equipo le va a fata de palabras, enarco una ceja. Todavia no puedocreer *¥8 dicho que sf. Antes de tener tiempo para empezar a Jamentarme, me pasa la mano tras la nuca y acerca su Tostro al mio para plantarme un beso que me deja sin aliento, Cuando me muerde el labio inferior, se me escapa un gemido y 61 tes. ponde con una risa ronca. —3Habfas dicho algo de quedarnos aqutf toda la noche? — pregunta, sugerente, subiendo una mano bajo la falda de mi uniforme. Viena - Grik, C apatlule Cuando volvimos a salir al campo de césped artificial, ju- gadores de ftitbol de varios equipos corrfan en circulos bajo el sol. El complejo era inmensamente grande, y en esa zona habia un gran césped bordeado por las piscinas cubiertas, las exteriores y los pabellones médicos justo al final del todo. Echamos a andar por el sendero de arena, para no molestar alos que corrfan, y miré a la joven, esta vez sin d servandola con atencién, imulo, ob- —iQué deporte practicas? —quise saber. —Ti, supongo que hockey sobre hielo —contests con una Sonrisa burlona, dedicando una rapida mirada al batiador, to- davia htimedo, —No sé en qué lo habras notado. Bueno, dime, 2a qué has “enido? —La miré de arriba abajo. Llevaba unas mallas ne- Bras ajustadas, y una camiseta de manga corta por encima de “a de titas mas cefida que apenas se veia, Por su aspecto, Yor la forma en Ia que los mechones que escapaban de su ‘ol ee 9109 a O rea desalifiada eafan sobre la frente, pareeta que acababa de “ntrenar, ~ Sak i inane = dalj, Nadadora No eres, y tampoco compiles en ningma Me lida, ®udtica, _No—contesté, sin dejar de caminar con cierta elegancja, —Quedan descartados el baloncesto y el hockey. —;Por qué esos dos? —quiso saber, claramente divertida, —Primero, porque eres alta; pero no tanto. Y, segundo, porque eres tan delicada que un placaje en el hielo te partiria por la mitad. —Vale, bien. Esos dos descartados —admiti6—. Aunque no soy tan delicada. Sonref. En realidad, por dentro no parecia nada delicada, Pero, a pesar de eso y del descaro y el aplomo con los que se desenvolvia, fisicamente parecia muy ligera; tanto como una pluma, —No te veo jugando al fitbol. —No, tampoco. —Quizé... gtenis? —tanteé. Ella se ech6 a refr y no hizo falta que contestara para saber que andaba muy lejos. —jAlgo que tenga que ver con caballos? —Nunca he tenido nada que ver con caballos —respondié, encantada. Me quedé pensativo, haciendo una lista mental de los de Portes que se presentaban a los Juegos Juveniles de Viena. Sit embargo, era dificil concentrarse con el contonco de sus cade- tas al andar. Me obligué a no mirarle el culo; 0 lo intenté. —Te gustan las alturas? Chquels tee, Pero no estoy en ningtin deporte agreo- s gua. Ella no parecia dispuesta a darme ni” Buna pista. Caminaba con despreocupacién, Parecfa flotar. Eso me sugiri6 una idea, —Ya sé qué es lo que haces, Ah, si? —pre, segufa hasta las pi con gracia. Cas! Bunt6 y se detuvo al llegar al sendero 4u° Scinas. Yo me detuve también, Tenfa qY° aber volver a entrar para ducharme y Tecoger mis cosas. Pero ella probablemente deberia regresar a otro Ppabellén, —Si. Solo una pregunta mas, gsueles correr? —A veces, solo para entrenar. Pero Prefiero evitarlo, es para cobardes —contesté, con una sonrisa, —Entonces no hace falta que me digas nada més. ;Te veo majiana en tu edificio? —Claro... —contesté, frunciendo el cefio— sabes cudl es? Volvi a mirarla de arriba abajo. Si. Estaba seguro. Ya habia descartado la mayor parte de las opciones y, de todas, formas, estaba bastante seguro de que era una bailarina. Esbelia, pero no del tipo de delgadez blanda, sino de una delgadez fibrosa. Semovia como sia cada paso bailara y se desplazara flotan- do. Y esas piernas largas... seguro que esas piernas quedaban bien bajo una falda de ballet. De hecho, quedarfan bien.con cualquier cosa, Seguro que Estoy seguro. Mafiana el entrenador nos deja seguir Por nuestra cuenta, asi que terminaré antes y a las cinco iré a buscarte, ~Esté bien —accedié, dando un paso en otra direccién, acia el camino que se alejaba de las piscinas—. Ha sido un Placer Confundirte con otro. _ Lo mismo digo. No olvides que mafiana te saludaré Beal, Pee alguna ra2én eso le hizo mucha gracia. top ‘staré esperando! —declar6, y eché a correr con es- "el sendero, Pig Ne quedé unos minutos viendo cémo se alejaba a toda ‘Pregunténdome cémo no Ja habia visto hasta ese dfa. ™ 25 5 - jgcomer a, de aquel ' Azoré ‘Alas cinco en punto estaba en Ja entrada de la sala donde gimnasio entrenaban los bailarines. Enese mismo edificio estaba el gim- todos lo nasio que absolutamente todos visitabamos algtin dia, por lo puede qu ue era inmenso. También habja otro es} acio para gimnastas tes desp' q P P y otro para esgrimistas. Y, aunque no la habfa visto todavia, paso con el plano de la entrada decfa que al final del edifico habfa uns los jadeo sauna. el sistem No era el nico viendo el entrenamiento de los bailarines El git aunque me abstuve de sentarme en el suelo con el resto, Y de maqu quedé ahi de pie, junto a la puerta, buscando ala chica de ese toallas. L gancho de derecha tan incresble. banaun Por la cacofonia de idiomas, supuse que varios eqipe: Segu compartian ia sala. As{ que empecé a aguzar el ofdo para & desconfi cuchar alguna voz francesa y encontrar a sus compafieros suenta.J equipo. Quiz4, pensé, si entrenaba con otro tipo de ropa , fin.no: xia més diffcil reconocerla, y comencé a fijarme con detalle © SST cada una de las bailarinas; pero ni rastro de ella. tinc6n. I ne sospecha cruzé mi mente y recorrf los pasillos 2° 4 ce man el ie ies al ah resto de salas. Tal vez, zentrenaba sola? Env cso todo ala i Sela sles ie también entrenaba un reducido grup? © ‘ucha arines, quizé buscando pri : cando, ¢ k privacidad’ para preparar 17° ” los espectaculos finales, i 08. fuera a Pasé, inch , pero la joven no estaba entre ell 4 incluso, frente a la sala de esgri we En | pode vera cane cea Sete de exgrima, y aguardé hasta 4! sth hacian dela Pricticamente todas las chicas que s¢ 4 sol acta: Regresé a in al terminar un combate. % teun Gi Wite hare ee un chico aba alg aba francés para , me acerqué a ° ae siquiera fui capaz de di Préguntarle por una comparters: NI nite arle un nombre; porque n0 10 s* —aA a “ae La nn jcemo no se me habfa ocurrido preguntarselo?! La respuesta deaquel tfo fue que todas sus compaiieras estaban ya allt. Azorado, se me ocurrié que, quizd, estaba entrenando en el gimnasio. Independientemente de qué deporte practicdramos, todos Jo pisdbamos algtin dia para trabajar la musculacién; puede que jncluso también las bailarinas. Asf que unos instan- tes después estaba en las puertas del gimnasio, abriéndome paso con atencién entre el ruido mecénico de las miquinas, los jadeos y el ambiente cargado que se esforzaba en refrescar elsistema de aire acondicionado, zumbando con insistencia. , El gimnasio era enorme: entrenadores personales, cientos e de maquinas, personas pasando la fregona y otras repartiendo # toallas. Las grandes cristaleras frente a las cintas de correr da- bana una pista de atletismo bastante concurrida. Segui abriéndome paso, recibiendo mds de una mirada de 6 desconfianza cada vez que me quedaba observando més de la ide cuenta, Pero Ja chica no estaba por alli. Lo recorri de principio ¢ _ *finno una, sino dos veces. Pasé entre todas y cada una de ect ths mAquinas y me aseguré de que no se me pasaba ni un solo tinc6n, Pero tampoco se encontraba en el gimnasio. / a Cuando di la cuarta vuelta, me senté en uno bancos al final yom del todo, al pie de uno de los cuadrilateros desde los que se 70 é ee volar golpes. Me quedé allf unos instants bes 0!" es 9, una tiltima vez, a Ja joven de ayer. Pero no parecfa q! ol encontrarla. ae wt? si toon et de suponerlo, gpor qué no le in i soltg allet directamente? Apoy¢ los codos ch as rodillas y a a Un largo suspiro. Quizd estaba equivocado, quiza practi; oe iene otro deporte que no habia tenido en cuenta y esta- oo “i en otro edificio. i $a dar otra vuelta por alt o...? KR 97 En cuanto escuché su vOZ, ese deje francés tan singular se abrié paso hasta mis ofdos, y me Con los pies colgando fuera del ring, el torso apoyado en e las cuerdas y los brazos descansando en otra de elas, me dedicé una sonrisa burlona. Una de sus manos, giré como un resorte. una d Ja joven envuelta en un inmenso guante de boxeo, me sefiald. —jDénde me has buscado? —quiso saber, de Jo mas in- trigada, mientras balanceaba sus esbeltas piernas como una nifia—. Son casi las seis. —Boxeo? —inquirf, aturdido. —Apuesto a que ya no quieres saludarme como Jo hice yo ayer ~-rio. Me di la vuelta por completo y me puse de pie con lenti- tud mientras la contemplaba de nuevo. Estaba increfblement? sexy. Zapatillas deportivas, mallas cortas y ajustadas y un top deportivo que le sentaba demasiado bien como para seguir mirandolo sin consecuencias. Me recordé que debia mirarla a Ja cara. — Qué dices? —le solté, haciéndome el incrédulo—. Pe? sicon un solo golpe te partirfan por la mitad. De pie, nuestros rostros quedaban a la misma altura J pude ver a la perfeccién su piel resplandeciente por el sudo% Su expresién divertida, sus ojos verdes brillantes. —iDime donde me has buscado! —exigié—. Quiero sb" qué imagen tienes de mi. —D ebes de ser un peso mosca —Ia ignoré, admirando $* expresion curiosa. —Peso pluma —contest6, co yom ret6, mn seguridad— ;Dimelo! etait Piernas atin més fuerte, dicharacher- 'uscado en la sala de los bailarines. quité Durante un ii e un ins! ‘ instante me mir, insistente, esperando, SHHtN ed que le dijese la verdad. Cuando vio que ce echo a reir como una loca, —j{Crefas que hacfa ballet? —Bueno, desde luego no crefa que hicie —;{Por? —Enarcé una ceja, divertida, contestara—~ ;Qué plan tienes ahora? — —Me quedaré hasta que termines. Tengo curiosidad por rma ver cOmo pegas. Tas boxeo, Pero no esperé a que —Cuando te di ayer tenfas los ojos cerrados? —pregun- ‘6, mordiéndose el labio inferior mientras intentaba contener la risa—. Lo siento. Me lo has puesto muy facil —Estir6 las eye cuerdas con una mano para pasar por debajo y se planté fren- tea mide un salto—. Me temo que terminé hace un rato, mi lent entenadox se ha ido ya —afiadié, sefialando a su espalda—, nente tendrds que venir a verme otro dia. ;Me ayudas? —pregunt6, in top «=seguida, ensehdndome uno de sus guantes. seguir Locogf sin demasiada conviccién y lo observé apenas unos carla 2 itstantes antes de averiguar cémo soltarlo. Cuando Io hice, *£6de dl y lo arrojé al borde del ring para quitarse el segundo _. Pero Ela sola. —cEsperas a que me duche? —preguntd, recogiendo am- (ura, ¥ *os guantes bajo el brazo mientras comenzaba a desatarse las 1 s1do% “erdes de sus manos. ~Claro —contesté. En realidad, no me habfa preocupado io sabe ¥ ,,_ $8€ hariamos después. Simplemente me habia propuesto 5 Foy ‘trenamiento, no habfa pensado en el resto. Pero-no Ma des ‘spedirme tan pronto. No Suiametos —pidid, tendiéndome los guantes—. re ~dectaré, y eché a correr hasta rodear los cuadrildte- ““ que mas —Entonces siempre podrds abrir tu propia heladerfa, —Me lo comeria todo antes de poder venderlo. No funcio- og¥s.? narfa—contest6, distrafda, intentando recuperar su zapatilla. ast aT —O pintar cuadros. —Soy tan buena pintando cuadros como bailando ba- seria. let —respondid, mordiéndose los labios. Ya casi lo habia yorque si le conseguido. —También puedes... No sé qué narices decirte. No po- drias tener aficiones normales como el resto de la gente? ale Kat rio, pero su risa quedo ahogada por una exclamacién. cuando la zapatilla se le resbal6 por completo y cay6 al vacio. Se volvié inmediatamente hacia mi, con la boca abierta y 4 as a Je miraba}# ees bonito rostro contrafdo en una expresion de alarma. gaen | De pronto, se escuchs el golpe y, después, un grito. Nos centra' ; %Somamos al mismo tiempo, conteniendo el aliento, pero la | Pilla habia cafdo lejos ce la gente. Cuando la miss yome ‘ a Telajado un poco, pero ella seguia sobresaltada. stan uch ta tu culpa! —grit6, recogiendo las piernas y arras- jalavidaw | se dentro, Ly se inclin? OMe re, eS —~ 1 — Mi culpa? qEs que acaso era yo quien estaba jugando con la zapatilla? —jNo! Pero me has distrafdo! Vamos a buscarla —declarg, Yo también me apasté del borde, pero no hice ni un solo amago de levantarme. gr HY que todos los que la han visto caer me insulten por bac \ imbécil? No gracias. Arrojar cosas desde tan alto es peligroso, a - seguro que quieren darte una paliza. . . | | Kat abrié mucho la boca, haciéndose la ofendida. Pero ha- ‘isa | i bia un brillo peligroso en su mirada. 7 i —jAcompéfiame! —exigié. : - | —jNo! —exclamé, riéndome como un. loco. E \ Lajoven frunci el cefio y torci6 el gesto, pero no se dio por iptin \ vencida, Se eché hacia delante y tiré de mi pie, haciéndome - | tropezar. conc | —jEh! —protesté. atén | Antes de que me diera cuenta de lo que pretendia, ya tenia P s mi zapatilla en la mano y se puso en pie con ella. abt | Ni se te ocurra —Ie adverts. Para Pero ella ni se lo pens6. Se eché un tanto hacia atrés y lara? lew, | la zapatilla con fuerza para que aterrizara lejos de la gen" espa \ Mientras atin cafa, Kat se volvié para mirarme, seria, como 7 \ ella tampoco creyera lo que acababa de hacer, como si quisie® E | ewvaluar mi reaccién. Ba g ‘| —No lo has hecho —le dije, incrédulo. Agu: | —Lo he hecho —aseguré, atin serena. Kan at ais haber matado a alguien, ~ | SASS si npn nS “vez sonrefa, triunfante—. Veng% & cuayy a compatias? No pienso traerte la tuya, « KR Sp Los dos nos atdbamos los cordones en el cé: i = césped, le; grupo de gente que habia visto volar las zapatilae . a is el r bacon mala cara. aS y nos miirae >, —Nunca voy a perdondrtelo —le dije— Me has ex auna paliza. puesto —Pero no te habrian tocado la cara , eres actor —me solté, risuefia. —Ademéas, me habrias defendido, gno? —zPor quién me tomas? Yo no uso el boxeo fuera del Ting. Enarqué una ceja, de lo mas divertido, recordando nuestro 20T primer encuentro y sonref cuando ella también lo hizo. me —wNo te quejes —me advirtié—. Ese gancho hizo que nos conociéramos. De no haber sido por él, ahora no estarfas aqui aténdote los cordones. onia Sonref. Lo cierto es que me alegraba haberla conocido. Sabfa poco de ella, por no decir nada, pero era suficiente como para estar seguro de que nos llevariamos bien. Al terminar de atarme los cordones y estirar las piernas, levanté la vista y via una chica que se le acercaba a Kat por la ente- spalda, mo si por ti. —No mires, pero creo que alguien viene a esboz6 una lar- isier? En cuanto lo dije, se gird en redondo y 8 sonrisa de orej #4, alzando el brazo P' ja a oreja, alzar 2 "dow Aguardé, intrigado, hasta que Ja chica lleg® # nuestro lado y Ki *#1a saludé con entusiasmo. ara saludarla. Diana! 1 ~] on ~Hola, Preciosa. = Di, Comparto a, 3 | amet este es Erik Nordskov. Erik, ella & \ ®con ella, XN, 45 es _-Fncantada —dijo, mirando de nuevo a su amiga— ;fi _—No llegé a terminar la frase. —No —respondié enseguida, geria—. No es él —Una sola mirada basté para que Diana comprendiera que no debfa se- guir por ahi, y callé. Yo me morfa de ganas por saber quién era «lp. No obstante, no parecfan tener jntencién de afiadir nada més y tuve que abstenerme de preguntar porque Di continué hablando. — De quéos conocéis? —insistié, con falsa discrecién, esta es. vez mirandome a m{ también. —Me pegé porque tenia buen. culo. _—Tipico de Kat —dijo a propia Kat, y Diana se eché 2 reir—. Que sepas que lo confundi con tu nadador, por es0!® di. Diana refunfuiié algo, y se dejé caer a nuestro Jado, intu yendo que el tema iba para largo. —Por eso no te quise decir quién era —grunio—. Sabfa que harias algo estipido y que te penalizarfan. —Pero al final todo ha salido bien —declaré, dedicandom™ una mirada—. Aunque no le haya pegado. ¥ no pienso hacer lo, por cierto, puedes estar tranquila. Diana suspir6 y gir6 el rostro para mirarme. Tras obser" me unos segundos, sonrié, coqueta. ven noche dan una fiesta en nuestro edificio. :Te ape! —Eh. Pa: . piey Wee ser interrumpié Kat, poniéndos? . se para tirar de su hombro yO garla a levantarse tambit ambién—. Te ad nadadores poreste verano, imagen Diana tio. ‘ Peto attyingd Peto silo invitaba por ti, desconfiad ia Mie ja —protest6— 46 Vo que eres seenm Miré servé su habia es —Al a le que eres tonta —le dijo, suspirante. Después, volvié a centrar- seen mi—. Bueno, ;qué? ¢Vas a venir? Miré a Kat con una pregunta silenciosa en los labios y ob- servé su gesto afable. Tras recolocarse un mechén de pelo que habfa escapado de su coleta, asintid levemente y yo sonrei, —Alli estaré. ee Pari Kul C appilule- / ~Estd cabreado —dice Nicole, que hasta hoy no habia co- nocido a Max. —Qué va, Para él esto es estar de muy buen humor —mur- mura Diana, . Me rfo un poco, pero enseguida me Ilevo un dedo a los hhhios y las mando callar. No necesitamos que Max se cabree adn mas, Eljueves pasado el actor no se presenté a la grabacidn. La “xcel6 media hora antes y yo tuve que llamar a la mitad del “auipo para decirles que no vinieran. El resto, estuvimos gra- ; do tomas sueltas y, al final, acabamos en un bar convenci- “Sms de que estsbamos buscando inspiracién para incor- Pora "nuevos escenarios. hemos ente- y hoy nos hemos lier es tay i rabar, Ta mpoco pudimos g! oatodo leg Heel actor ha renunciado. Max nos ha seunid ° me, P9°N St estudio, y ademas de soltar improperios ye mn. Stuacién que es bastante evidente (hemos pend He na © trabajo y hemos malgastado seceoe * ee ingg Raciendo nada més. Solo escuchamos, ; mos pasar SsSpeemeitice a tos muertos del actor y procuramos P "bids —Mira, se le est hinchando una vena —susurra Dj, —Oh, por Dios, jtambién tiene ese genio en la cama? 4 quiere Nicole, mirdndome. Las tres nos refmos y me ponge palida cuando se Velie hacia nosotras. , —~Pasa algo? Sacudo Ja cabeza como una colegiala a la que han pillagy haciendo travesuras. Max me sostiene la mirada durante unos segundos largy. simos. Al final, aparta Ja vista y suspira. —£n fin, a pesar de todo, he encontrado a alguien para sustituirlo. —jVamos a desechar todo lo que hemos grabado hast, ahora? —se le ocurre preguntar a alguien. —Oh, no, no —dice Max, con una serenidad peligrosa—, _Vamos a empezar el corto con un actor y vamos a terminarlo con otro. Y para hacerlo crefble vamos a meter en el guion un trasplante de cara. El tfo se queda callado y no dice ni mu. Maxse sienta frente a todos nosotros, en 1a tarima que usamos de escenario para los ensayos. —El tio que va a sustituirlo estudia Arte Dramiatico ens universidad. Su agencia me ha puesto en contacto con 4, ast que todavia no hemos hablado, pero por el momento es nus tra mejor baza. Nos lo dice como si fuera a tener en cuenta nuestra opi nién. Todos sabemos que no sera asf y, no obstante, asentimos con conviccién. —Bien, en cualquier caso, este viernes yeanudaremos a proyecto. Hasta entonces, descansad —declara, y poné fiat la reuni6n. La gente se levanta del suelo, perezosa, pero Nicole yh 50 no parecen tener intencién de hacerlo, \ a - Me hago : 180 una ide; ‘a también di : 4 lebe de enganchada si ha accedido a acompasi ‘de lo estar muy arla a una reunién que siente Di por Nicole, pero est por propia voluntad. asf —Kat —la eadlenciosa 10% de Max hace que me gire hacia él, sobresaltada, como si hubiera vuelto a pillarme haciendo algo malo— Tienes algo que hacer después? Por un momento, me pilla desprevenida y guardo silencio. Puedo ver en su expresién que empieza a inquietarse. —Nada de nada —contesta Di por mi—. Nicole y yo tene- mos planes y tres son multitud. —Opino igual —afiade Nicole, ladeando la cabeza y ha- cendo que su coleta castafia dance en el aire. Una lenta sonri- sase dibuja en sus labios, y se los muerde para intentar ocultar su regocijo. Las miro, haciéndome la ofendida. —No te lo querfamos decir, pero te ibamos a dejar que vi- nieras con nosotras por pena —afiade Di. Se pone en pie y tiende una mano a Nicole para ayudar a que se levante—. Nos vemos en casa —dice, risuefia, y pasa a mi lado con una son- risa de oreja a oreja. Nicole también me sonrie y me guifia un ojo cuando nos dejan a solas y la puerta de la entrada se cierra tras un portazo. Sus risas todavia pueden ofrse en las escaleras. —Tenemos que hablar —dice él. —Habla —contesto, jovial. Max tuerce el gesto y me dedica una mirada de reproche aa que ya estoy acostumbrada por todas las tomas que he fastidiado. No obstante, no me siento ni un poco culpable por €l:insistié en que yo actuara, y el resultado es solo culpa suya. Yo ya sabfa que no estaba hecha para esto. 7 —pregunta, sin esforzarse —Podrfaslevantarte? Pree POF Gey, sest4 molesto. — tar “ von on pie, suspirante. i siguiera me habla dads cuenta de que estaba en ef suclo. Si hubiera sido al reyé,, me habrfa sentado con ély punto. Me encojo de hombros y aguardo, expectante. Puedes sentarte —me dice, y me toma de la mano~, Pero en otro sitio que no sea el suelo, gno crees? —susurra, con una sonrisa, y me gufa hasta el sill6n que hemos apartado hasta los ventanales para tener todo el suelo libre. Mientras me Ileva hasta alli, estoy segura de que va a sen- tarse y a colocarme sobre su regazo, como hace siempre, pero me doy cuenta de que estoy equivocada cuando me ofrece sentarme y él lo hace en frente, en una silla. No estd en su trono de director. Vale, esto es serio. —Creo que estos dfas he podido estar un poco tenso. Yo si que me pongo tensa. ¢Esto es el comienzo de una dis- culpa? Algo raro esta pasando. —Verds, este proyecto nos ha dado problemas desde el principio. La beca, la brisqueda de equipo, los materiales... Ta lo sabes bien. Y desde que empezamos a grabar la cosa no ha ido mucho mejor —Se calla y coge aire. Sin duda, vuelve @ acordarse de todos los muertos del actor que nos ha dejado tirados—. Estas tiltimas semanas han sido un oco asfixiantes. —Lo sé. E —Pero merecer la pena —asegura, voz. Puedo i fi a ver esa chispa de sofiador que inunda sus ojos 0s- 7 ia misma que desaparece ca da vez la- nes falla y la realidad le daen toda la cai Sueno de sus P ~Yo también lo creo, ma elevando el tono de Se queda unos, ¥ YO sonrio porqu Sreundas larguisimos contemplandome que me siento un Poco incémoda. Creo que 52 Focu. dado Ss, me ANo~, surra, artado a sen- pero ofrece 1a dis- sde el ales... sa NO uelve jejado antes. no de os OS s pla- dome > que is nunca antes me habia mirado durante ¢, fants 1; vento tentada de besarle solo p, tO i Brain. a iempo, _Escucha, tengo algo para Speen Mirary Se levanta un poco de su asiento ysaca la : tio trasero de sus vaqueros. Durante un inst de que se propone sacar el condén que ley; dos pedazos de papel, y me los tiende. —Entradas —-murmuro, consternada. »¥ me ne ast, cartera del bolsi. ‘ante estoy Segura a ahi; pe TO NO, son —Si—contesta, con una sonrisa entusiasmada. —Oh... Es... —murmuro, intentando adivinar para qué son. —Son para el teatro. —El teatro —repito. —S{—Me las quita de las manos y se acerca a mi—. He pensado que podriamos pasar un tiempo juntos, olvidarnos del trabajo... Ademis, asf te doy las gracias por todo lo que me has ayudado. —Vaya, gracias. —No te gustan —adivina, un tanto decepcionado. —jNo! jNo es eso! —miento como una condenada. Lo ul- timo que me apetece es ir a ver el teatro. Casi me duermo con solo pensarlo—. Me ha pillado por sorpresa, eso es todo. Max evaltia mi reaccién un instante, después recoge las en- tradas y saca la cartera. . —Mira, haremos una cosa. El teatro es dentro de dos sema- nas, Tienes tiempo para pensartelo. Si no quieres ir, no pasa nada. Sin compromiso, Asiento, aliviada. La verdad es que saber que tendré la as de decir que no me relaja, aunque después de las las que se ha tomado, no sé si seré capaz de negarme- ~Pero deberfas venir —afiade, sonriente—. Te gustard. Ledevuelvo ta sonrisa sin mucho entusiasmo y lo observ ma | mientras abre la cartera ¥ guarda las entradas. Echo unig ta disimulado al interior. Habria preferido el condon. Viene - Gruk Capilule- & Cuando la vi, no disimulé mi asombro, Llevaba un vestido cortisimo, tan corto que era ineapaz de dejar de mirar esas piernas tan largas. —Hala —murmuré, sin ocultar a direccién de mi mirada. No parecia incémoda. Mi gesto, mas bien, le divertia, Habfan vaciado una de las salas comunes. Las mesas, api- Jadas contra las paredes, servian para dejar los vasos usados ylos vidrios gastados. Un par, en el centro, sostenfan decenas de torres de vasos de plastico y algunas botellas de cristal de contenido dudoso. Ain no habfa mucha gente, pero el ambiente empezaba a animarse, La misica estaba alta, el calor crecfa. Las luces de discoteca arrancaban destellos dorados a su piel. —Lo sé, Estoy increfble —bromeé, girando sobre si misma para que pud ra verla mejor. —Un vestido —murmuré, algo inerédulo. —Vaya, qué observador. 2Te has dado cuenta tt solo? —No te pega llevar un vestido —respond{, sin apartar los Ojos de sus muslos. —Si no le gusta me lo quilo —contest6 al instante, Provocadora, 55 »— " ged cansaba y se acercaba portunidad. Yo no perdf lao a es refs, natural, sencilla, y me tendi6 su bebig, a i ee _—contest6, con Ja misma soltura—, Voy —tTal v' por otro vase. ya estaba hablando con un par de chicas ardé en presentdrselos.'Tampoco tuve re. conocimos, ni en ensefiar la zon, ref cuando Kat hizo un chiste Al regresat, yO demi equipo, y no t paros en contar c6mo nos amoratada de mi abdomen. Y sobre lo flojo que era. A medida que avanzaba la noche, la gente comenzaba a Hegar, y el ambiente se hacfa mas asfixiante. Eailamog juntos, dejando toda 1a energfa en la pista, sudando, volviéndonos locos, Estuvimos un tiempo con Diana hasta que acabé senta- da sobre el regazo de uno de los tipos de atletismo y después Kat me presenté a algunas de sus compaiieras. Ella tampoo oculté Ia historia. Pasamos el resto de la noche riendo, bailando, como sino fuera la vida en ello, pegandonos cuando bailar separadoser imposible o cuando Kat apoyaba las manos en mi pecho, e hausta, para retomar el aliento, Estaba espectacular con esa sonrisa permanente y ese pe! alborotado. Tenfa ese destello peligroso en Ia mirada que pertenecia solo aeella,y, desenfreno, explotand fundiéndose con e| tit aunque parecfa agotada, se movia co lo cada cancién al maximo, saltando, mo de la musica si - dey4ndost Hevar cada segundo... musica sin pudor, dejan No ‘ . Podia dejar de mirarla Y aprovechar cada vez que ® irta @mf para tener una excusa para rode" a , _imismanos, y disfrutar de su cet ica, hablar se hi KEW ot dor im tod dor no! ebida “Voy 4 chicos We te, 4 Zona \ chiste Zaba a juntos, idonos ) senta- espués mpoco ) si nos dos era ho, ex- se pelo que le via con itando, indose que © rodeat rcania- e hiz? jnviable y la pista se convirti6 en un tropel de cuerpos su- dorosos que saltaban, gritaban y se retorefan en Movimientos imposibles, decidf acercarme su ofdo y susurrar: —,Salimos a tomar el aire? Intenté decir algo, pero no pudo hacerse ofr por encima de todo el gentio, asf que acabé asintiendo con la cabeza y tomén- dome de Ja mano para tirar de mf y alejarnos del caos. El pasillo también estaba atestado de gente que tenfa un notable nivel de alcohol en sangre superior al de los de dentro. para ser todos deportistas prometedores bebian como cosacos. Yo solo me habfa tomado dos cervezas, y con eso tenfa més que suficiente. No estaba seguro de cuanto habia bebido Kat, pero intufa que no mucho mds; mientras que yo me arriesgaba a hacer una mala marca si estaba con resaca, ella se arriesgaba aque le partieran la cara. Una vez fuera, me hice con el mando y comencé a guiarlaa través de la gente que se habfa sentado en el pasillo, donde me parecié ver a un tipo dormido. Los sorteamos a todos hasta que giré en una esquina y subimos unas escaleras. La ventana abierta del pasillo dejaba entrar el sonido dis- torsionado de la mtisica. Alli también habia gente que seguia: su propia fiesta particular, pero nadie nos presté atencién cuando empujé una puerta y entramos en los bafios de los chi- cos. Estaba siendo demasiado obvio? Cuando entramos, comprobé que no hubiera nadie, cerré © la puerta y caminé hasta Ja ventana para abrirla. Me asomé fuera, disfrutando de la brisa, y vi, por el rabillo del ojo, como Kat miraba a su alrededor. Habia duchas comunitarias a la 'equierda, y varios lavabos a la derecha. Los bafios estaban al otto lado, tras una pared de azulejos blancos. a aindo me di la vuelta contemplé cémo Kat se acercaba le los lavabos y se humedecfa la cara para despejarse. yh. 57 \ \ ndidas y la piel brillante. Tras coge; aie falas mejillas ence! Tenia las me}} a uno de los lavabos y se qued ge subid de un salto junto ahi mientras yo me apoyaba en la pared de enfrente, entre lag duchas. —La mitad de los que estan ahf dentro no se entienden _murmuré—. Entre el alcohol, la muisica alta y el idioma... aun asf parece que todos se conocen desde hace aiios. _£s el ambiente, el calor, el verano... Y que casi todos se dopan y estan un poco descontrolados. Kat se echd a refr, y bajé la voz enseguida, como si temie- ra que la pillasen ah{ dentro a pesar de que el volumen de la misica del piso de abajo legaba hasta nosotros y nadie nos oirfa. Estaba guapisima. Con el pelo suelto y salvaje cayendo aambos lados de su cara sonrosada, un vestido blanco ceftido a su cintura, resbalando sobre sus piernas... y qué piernas. Cogf aire y me separé de las duchas sin pensarlo mucho. Estaba un poco nervioso, no voy a negarlo. Sin embargo, no dudé. Cuando estuve cerca, apoyé mis manos en sus muslos, las subi lentamente y sentf cémo se tensaba bajo mi caricia. Con ese gesto supe que se sentia exactamente igual que yo. one con el corazén en la boca, latiendo peniiandeticserig " nen ame observaba; habia dejado de reit ¥ » conteniendo el aliento. Subj las manos pot sus rodillas, distruta: baescapar e! indo del roce de su piel, y senti cémo de} muy, muy ee estado conteniendo en un suspil? Surespiracion, y me » uedamos en un silencio solo roto po ededor dent un poco a mas a ella, Sus pie’ mus caderas en un acto reflejo y act? Seguido se mordi i6 el labio infor: algo que no debya, "9 inferior, como si acabase de hace Ese gesto £ fue com, 10 la Tespuesta a una pregunta muda, ¥ 58 fue lo tin también Meap vidad, y' era eso I que llega Me e ojos de ¢ mejillas. deseo qu —No Lade que mir recer alg razén. —,T Sacu mis mat —Le «Bl». Cog —n mos aq al tfo cc Me se apre —E Hizc é = ™ Sentfa, yy i 2 necesité fue lo tinico que necesité para perder el control del tod cl todo, Yo tambien querfa morderle la boca, Me apoys en sus muuslos atin mds, presiondndol wali * Scon sua- yidad, y Me incliné hacia delante para besarla, seguto de era eso lo que querfa, pero sus manos que llegara a su boca. . Me eché hacia atras despacio, confundido, sin apartar tos gjos de ella. Su pecho se movia con Ta misma celeridad, sus mejillas continuaban sonrojadas y me miraba con el mismo que me frenaron antes de deseo que habia visto en ella antes. —No puedo hacerlo —murmur6, con la voz entrecortada. Ladeéla cabeza. Era obvio que sf que queria; no habfa mas que mirarla. Pero querer y poder no eran lo mismo, y al pa- recer algo le impedia seguir adelante. Solo se me ocurrié una razon. —Tienes novio? Sacudi6 la cabeza con energja. Por si acaso, atin no aparté mis manos de sus rodillas. —-Le escuché a Diana, tu amiga, cuando pregunt6 siyoera «bb», Cogié aire y suspiré, pesarosa. —Tuve novio, estaba saliendo con alguien cuando llega- mos aqui. Pero rompimos la semana pasada. Diana se referia al tfo con el que le puse los cuernos. Me quedé de piedra, y creo que ella se dio cuenta, porque Se apresuré a afiadir: —El tfo con el que mi ex cree que le he puesti —Hizo una pausa—. Es complicado, qvale? —iNo le has puesto los cuernos? 0 los cuernos No. Yo le dejé creer que sf. — Por qué? —Cuanto mas hablaba, 1 Sentia, mas perdido me 59 nemos que hablar de esto? —Esbozg " , aq! | =e ae impaciente—. Simplemente no g, toe | ae cous ‘ ‘i ge habfa vuello un poco paranoico, yj, ily. Kat te! ria seguir one pregunt6 si me haba liado con alguien, fp ag garfa des} ma vez ave pid de hombros—- Sé que estd mal, Peto lag amt mist que si Se encog na chica eet ecm la informacién. Todo eso no aclaraby an conn i J itar «si» mientras sus lab; ciente ¥ rer aut todo su cuerpo parecia gritar «s! S labigg ea va | —Entonces, por qué no quieres seguir con esto? —pre. = — gunté, suave. —afiadt. —zPuedo ser franca? —Sin i —Claro. La aj i Aguardé, expectante, y no dejé de mirarla ni un solo ins. pequeiic tante mientras echaba la cabeza hacia atras y perdia la mirada caminar en algtin punto del techo, poder aj Mira, No creo en esto, Nos enrollamos y luego, qué? —Er Nos quedan nueve dfas en Viena, éseguiremos enrollandonos Kat ; al Hlempo que nos queda y loraremos cuando nos marche- Despeg face ae que no ha pasado nada de nada? Me caes sobre u | thos pasar juntos ah Para Perderme el tiempo que podria nosotro hb and ee = me dice que no te deje escapar. Me: | » tuve que sonreir, i —Es el rechazo mas bonito de 1 hi e hasta 4 \ _ Tila tambien serio, y yo acabé akon mre | Piemnas, Al, acerlo, ng reprimie “Partaido las manos de sus a? t en a que ahora Podrfas nian me p i s "came en ei Stos nueve dfas conmigo? Tefr, Jas oprimig cone aus Manos se desliza ¢ a an Wlavidag, empecs gn TON sobre las mias y Ucha “entender un poco mejor = 60 Sbox6 y te ng 7 YY la, len, le dig L Perg lag > aclarab, SUS labios 0? —pre. | Solo ins- la mirada 50, equé? landonos marche- ? Me caes > podria- Tr as de sus - estarias onmigo? 5 méas ¥ <0 mejor nN " — qué era que cada fibra de tu ser tirara de tien . mientras ]a cabeza intentaba levarte en otra, una direccién, Kat tenia raz6n. No me habia parado a pensar ¢ A n qué saria después, Mafiana, el resto de los di, qué pa- fas aqui. Me coy is ef: - no ami mismo. Me crefa capaz de tener un Tollito de y, - una chica y guardarlo como un bonito Tecuerdo. Pero tambiéy era consciente de que era enamoradizo, impulsivo jhosae Gente, y me conocfa demasiado bien como Para saber que Kat Lesauvage era el tipo de chica por la que perderfa la cabeza sin oponer resistencia. erano con —Yo también quiero que nos lo pasemos bien. Sin dramas —aitadi. —Sin dramas —repitio. La ayudé a bajar, pero no solté sus manos:cuando dio un pequefio salto y Io hizo. En lugar de eso tiré de ellay empecé a caminar hacia atrds, hasta llegar a la pared de las duchas para poder apoyarme en ella. —Eres especial —le dije. Kat abrié la boca para decir algo, pero no llegé a hacerlo. Despegué la espalda apenas un poco y volvf a dejarme caer sobre uno de los botones de las duchas. El agua fria cay6 sobre Nosotros, y ella grité y traté de huir, pero yo no se lo permitt. Me ref mientras intentaba zafarse y la retuve de la cintura hasta que el agua dejé de caer y se rindi6. Se quedé miréndo- mey parpaded, incrédula. __ or qué narices has hecho eso? —preguntd, mas diver- ‘ida que enfadada, mientras se daba la vuelta hacia mt. « un calentén —contesté, sin més, y ella rompié a ~iOh, vate! —exclamo— zY no podrias haberte dado la ucha ta Solo? “tA quién quieres engafiar? Ta también la necesitabas aT __Volvi a sonreir cuando ella rio, pero la sonrisa desaparecis en cuanto me di cuenta de lo que habfa provocado Con mij arrebato. Bajé la mirada hasta su vestido empapado, cifigy. dose a cada curva de su cuerpo, y me quedé sin aire— Quieg haya sido mala idea. Ella también desvié los ojos hasta mi pecho, donde la cq. miseta blanca se pegaba a mis mtisculos, y esboz6 una sonrisa divertida sin tapujos. —Si, ha sido una mala idea. cig Ren, ing a ca. Arisa Parise Fl Caprilicle- 9g —iY... qué vas a ponerte? —me vacila Diana, apoyada frente a los lavabos mientras yo termino de ducharme. Ignorosu pullita porque lleva todo el entrenamientohacién- dome preguntas absurdas y soltando risas nada disimuladas. Hace un afio, Diana dejé de jugar al tenis. Llevaba varias temporadas peledndose con una lesién y decidi6 dejarlo del todo. Entre eso y la universidad, dej6 de ser divertido y tuvo que pasar pagina. En cuanto lo hizo se puso a buscar trabajo, y acabd encontréndolo en mi gimnasio, de entrenadora per- sonal. Conoce suficientemente bien las maquinas como para ayudar a los clientes, y tiene cuerpo de supermodelo, asf que ala gente le convence que una persona asi los ponga en for- ma. Diana es muy guapa, preciosa, y tiene buena mano con la &stética. Por eso, quiza, Max estuvo tan seguro de contratarla aella también para que nos echara una mano con la imagen delos actores, dee estado particularmente vaga. En lugar de ir de biteag n eliente ofreciéndoles su ayuda, controlando Sa is ee charlas motivadoras, ha estado aoe ldo gue, la mafiana, Sin duda me arrepiento de haberle co yer Max me invité al teatro. 63 | | NG oa . empezar a prepara —Quiero decir que tendrds que emp' Pp Pararlo a, esos sitios suelen ser elegantes. Sino te Vis gno? Vamos a ver, a asar —Podrfa tomarla en serio sing ien no te van a dejar p: even riéndose a cada palabra que suelta. Me dan ganas q salir y partitle la cara. —Vete ala mierda. Mi cabreo solo hace que se rfa atin mas fuerte. Salgo de; ducha y me envuelvo con una toalla mientras camino hast; mi taquilla. Cuando paso delante de los espejos, reprimo ung mueca de dolor. Normalmente, si solo entrenamos, no sole. mos hacernos dafio, pero hoy mi compafiera se ha despistads cuando yo tenfa la guardia baja y ahora se me esté hinchando el pémulo izquierdo. —En realidad, creo que no voy a ir —Suspiro y empiezoa vestirme. —¢De verdad? :Vas a decirle que no? —Diana deja de reft- se, pero contintia arqueando una ceja, —Es que no quiero ir... —protesto, y esta vez no puedo evitar refrme también— jEl teatro! Por qué narices comptt entradas para el teatro? —A a gente con un poquito de cultura suele gustarle. Bufo, —Seguro que mienten, Diana se queda en silencio unos instantes, después vuelve a preguntar: —éNo vas a darle una oportunidad? —Creo que no, —2Y al teatro? —contintia, seria, Me vuelvo Pata mirarla, —(Hablabas de Max? —St. Se est poniendo serio, —Lo s¢—Asiento—, Eso parece. interrogante. 64 algo dey UNO hasty PTIMO ung >, NO sole. lespistady ainchando empiezoa eja de reir no puedo es compra starle. ués vuelv? —Hicis Todo fue muy bonito has fe lo mismo con tu primer hovio —me a que El sv Lo tomé en se No contesto, porque no sabrfa qué decirle, suelta—, rio. realidad, tie os Juegos Juveniles de Viena, empecé a salir con alguien, Hasta entonces habfa estado con mas chicos, pero habfan sido rollitos de ne razon. Hace tres afios, un poco antes de dfas, ode ; nada serio. Con dl, fue diferente. Me encantaba estar hora: con él, me encantaban sus besos, la forma en la que decfa mi nombre y su manera de provocarme. Me hice adicta a esa sen- sacién que despertaba en mi, a esa atraccién, y cref que serfa demasiado triste dejarlo marchar. Sin embargo, yo nunca Hle- guéa quererlo; no como me queria él.a mi, y dejarle creer que sf durante tanto tiempo fue egoista, Al final nos quemamos. Acabamos convirtiendo lo que te- nfamos en algo téxico. Yo me alejé mientras él querfa que nos acercdramos cada vez mas y se volvi inseguro y desconfiado. Los celos lo consumfan, y una de las veces que me pregunté si tenfa algo con alguien le dejé creer que sf, porque romper asi era mas facil que explicarle que salir juntos habfa sido un error desde el principio porque yo no querfa una relacién. —iKat? —me llama Di, arrancdndome de mis cavilaciones. Suspiro. Me enfundo el uniforme del trabajo; hoy me he entretenido y no me va a dar tiempo a pasar por casa. Y em- Piezo a Tecoger mis cosas. —No sé lo que voy a hacer, vale? De momento es algo que nome preocupa, y a ti tampoco deberia. Hana quiebra su serenidad para volver a sonrett. —Si, sefiora, sa a ahora vuelve al trabajo —le ordeno, echandome la bol- a'hombro—, Te veré luego. 65 oe | | Lacara de Maxes un poema, 6 | Intento sonrefr mientras me mura con atencién, espetan, lp ne. | ae céno te has hecho eso? —pregunta, deslizando Jag ye | mas de los dedos sobre mi pémulo amoratado. Y amoratady i es un eufemismo. | —T qué crees? —contesto, con cierto tonillo irénico, —Bueno, por lo menos no ha sido en un dfa de grabacién, | Paseamos por los Champs de Mars sorteando a un montén | de turistas que buscan dngulos imposibles de la Torte Eiffel | Para sus fotos. Cuando Max me ha Ilamado esta mafiana para . preguntarme si querfa dar una vuelta, me ha extrafiado bas- tante; nunca hemos quedado para pasear. Siempre que lo he- mos hecho ha sido en. bares, en el local, o en su apartamento. Y que ahora haya cambiado de idea solo es una sefial més de que Di tiene raz6n; no sé en qué momento ha ocurrido, \ esto se est4 convirtiendo techos, pero en algo més que una amistad con de- yNo estoy muy Segura de si me gusta. De hecho, cada e pienso en ello se me To plantedrmelo, no quiero Un paso més all, qué complicar las cosas vez que it a Tevuelve el estémago. No quie Preguntarme si estarfamos mejot Astestamos bien, yo estoy bien, par randy a8 Ye. atadg icién, ontén, Eiffel \ para > bas- lo he- lento, ds de pero n de- cada quie- nejor spara is ca Jado mpre z que alg? de la sitima vez que lo hizo consigue que me estremeze, una voz muy sexy, y sabe bien cémo usatla, * Max iene Mientras sigue hablando, pasamos ante unb: fala. Yo me siento en la parte de arriba, por pensar que podria sentarse al lado; se que desde demasiado cerca, me cogeria de la m, NCO y lo se ‘que me horroriza daria miréndome NO, © me pasarfa un brazo por los hombros... Y cualquiera de esas posibilida- des me aterra. Puede parecer extrafio. Nos hemos visto desnudos, sf, Pero sentarse aqui como una parejita y mirarnos fijamente o charlar mientras nos hacemos arrumacos es otra clase de intimidad que no hemos siquiera ‘rozado, y no me apetece llegar a eso justo ahora. Cuando cuelga, me doy cuenta de que me he quedado mi- rando sus labios mientras hablaba, y pensando en todos los lugares donde me ha besado con ellos. Ni siquiera sé de qué ha estado hablando porque estaba demasiado ocupada pen- sando en lo mucho que me pone. Mierda. Si esto se acaba me va a molestar bastante. Después de guardar el mévil, se queda un instante obser- vandome. Quizd se esté preguntando donde sentarse. Al final, parece que decide quedarse de pie. —Sabes quién era? —pregunta, cantarin. —Ni idea. Frunce levemente el cefio. Tal vez podria haberlo deducido Por su conversacién, pero es en serio cuando digo que no lehe Prestado ni la més minima atencién. ~Ya tenemos actor para el papel protagonista. nea verdad? —pregunto, entusiasmada, y es. cierto que 810. Después de tanto esfuerzo, yo también quiero que a Proyecto Salga adelante. Nunca me va a apasionar tanto 67 aeste punto también lo veo como pero Hegados sifuera un poquito mfo. _-st, Acaba de Tamar para co como a Max, nfirmarlo. Su. agencia le ha yha aceptado. Ademés, deben de do el contrato que Je di ald asf que ha aceptado bastante convalidarle algunos créditos, contento. / Eso es genial. Me alegro mucho por ti. —-Ahora ya tenemos protagonista —afiade, y se acerca un poco para darme un golpecito en la nariz—. Pero tti siempre vasa ser mi estrella. . Creo que voy a vomitar. ;Acaba de decir lo que creo que acaba de decir? Es ridiculo, esta situacién es ridicula, yo soy ridicula por haber aceptado dar un paseo con él. Tal vez, po- drfa haberle dicho: «mejor quedamos en tu casa», y nos he- briamos ahorrado toda esta situacién tan extrafia en la quela gente se pone nerviosa y dice chorradas. Porque lo que acaba de decir ha sido Ja mas y absoluta... Mis pensamientos se bloquean. Max se inclina hacia mfY me me con inp, primero de una forma suave y pausaday aad jandose arrastrar por una vehemencia y un dese? que siempre consiguen volverme loca. Su lengua explora mi boca de una forma sutil y calculada que declara que sabe ex" tame) nte lo que hace, y no se sorprende cuando gimo. Se “re de mf y me dedica una sonrisa torcida en P** riunfal, en parte sensual, —Venga, baja de ahty sié ‘Ba, iy siéntats i Un atisbo de descon: riven ate todavia siento e] horrible sent, fianza vuelve a aduefiarse de mi- Pero ‘arm, : ca, y me pregunto si serfa larme un rato A rato a su lado, solo un ratito..- Viena - Grik Caysilulo- 10 Bila era intensa, barroca. Se entregaba a la experiencia de vivir con la totalidad del ser, explorando cada sensaci6n y ex- plotando hasta el tiltimo segundo en cada cosa que hacia. Era, sicabfa, més impulsiva que yo. Y lejos de ser preocupante, era una pasada, una puta pasada... No me equivocaba cuando pensé que si me dejaba llevar, habria acabado completamente loco por ella. Me alegraba haber elegido el otro camino por- que, siendo frio, soy consciente de que me habrfa enganchado aella desde el primer beso, y luego no podria haberla dejado marchar. Cada dfa, hasta el tiltimo en Viena, me habria acor- dado de que tendrfamos que decirnos adiés para siempre, Y puede que mi parte mas sensiblera no me hubiese dejado disfrutar. Aquella noche, después de la fiesta, cref que cada uno vol- verfa a su cuarto, pensé que después de lo que habfa pasado ete itieémoda andar juntos. Pero me convencié misma ete. al aire, en la azotea donde habfamos estado esa fade et Y aunque no nos secamos ni por casualidad, la taney “Jos de resultar incé6moda. ; os siguientes dias entramos en la recta final de 0 que pay Parecfa ser una marat6n de competiciones y fiestas. Bl > | i | | os Juventtes de Viena estaba Hegando a fy pet ne de Tos Jute ala oportunidad al maxing, lily, tay cil sexprimir ¢ sata hora dee . sanen de : e vaignlficuba compellr con una renaca del quincy, so af esd 81 ge vieron muchas cosas que daban Hautia, tanto ey Jin . cog, pero todo el mundo pareefa py fiestas como en Jog torneo, | nln a | i selo bien, HI ambiente er relajado, ae ee Todlog parecfan asumir que estaban allf pi we m 0 en NO para ganar, y exo era de agradecer. De todas ormas, Oo (UE cong. guigramos allfno serfa mas que 40 recardalorio, un Lrofeo sin demasiada relevancia en una verdadera carrera profesional, Kat vino a verme compelir en varias de Jas modalidadysa Jas que me presenlé. La que mas me interesaba era, sin duda, la de salto de plataforma de diez metros, y allf estaba clla, al pie de las gradas, busedéndome con la mirada. Le dediqué un saludo mientras esperaba mi lLurno, porque una vez enfilara el camino hacia la plataforma de diez metros, dejarfa de prestar atencién a cuanto me rodeaba, Eso era lo que me gustaba del salto, la forma en la que tu mente se evar de, Busca un lugar apartado y se retira allf, todo se sume en Ja calma; dejas de escuchar los vitores de la gente, el murmu- Mo del agua, ¢ incluso tus propios pasos mientras subes a la plataforma, . Lo ini e existe s i 60 que existe son los latidos de tu propio corazén, Fesonando con fuerza contra tu per 250, ¢: Ipes quedlos. Y nada ms, pecho, Solo eso, esos golp* sctemtin diferente, y me olvidé incluso de que Kat Y una sonrisa de dhl en tos Ojos brillantes por la emoci6n Subf a ta Plctsbinae a dibujada en su bonita boca. Ve hasta el final yme en el més absoluto silencio, and” Auedé plantado en Jo alto, mirand al frente, a } ” Vos grandes y, 8 Ventanale ‘of ba. Me volyy lentamente, males que daban al campo de hier ” de espaldas a la piscina. Saqué 195 70 que TOS, alo va- 2 en mu- ala zon, pes » Kat ion nd do # nie™ 16 10° snfones fuera de la plataforma, sosteniéndome de puntillas, y me preparé. Respiré hondo, ergufel cuerpo y levantéla cabeza, Mantuve al equilibrio unos instantes, estiré los brazos y salté, Meclevé y comencé a ejecutar el salto. La técnica era parte ge mi cuerpo, Se habfa aprendido cada ejecucién, ¢ hice todo gin tener que pensar. Eran diez metros, y el recorrido en el va- cio era absolutamente intenso y eterno. La concentracié6n era completa. Llevé a cabo cada movimiento y terminé con tiempo, sin apurar. La entrada en el agua fue casi perfecta. Entré practi- camente vertical, erguido, de cabeza, y apenas desplacé agua. Como cada vez que saltaba, el siguiente instante justo después de caer fue increfble. Bajo el agua mis musculos se destensa- ron, mis pulmones soltaron el aire que habian contenido. Y al volver a la superficie, los sonidos regresaron, y el rugido del publico fue apasionado. Cuando salf del vestuario, Kat sonrefa encantada. Parecfa euférica, y eso que el que se habfa llevado la plata habia sido yo. —Increfble —solt6, en cuanto me vio—. jIncrefble! Me tie- nes que ensefiar a hacer eso. Me ref, pero estaba seguro de que hablaba en serio. —Puede que lo haga. ~iLo harés! jTienes que hacerlo! Eso ha sido una pasada. s racias. Siento no poder ir a verte pelear esta tarde. 'ncide con otra de mis competiciones. ~No pasa nada. Ademés, ya me has visto dar golpes — Me re, Cor . Marcha . 6, burlona—;Quieres comer algo conmigo antes de te? © dude ; © en aceptar y pasé la comida lidiando con la N 7 Ve —ooo o™ cidn de Kat, queno dejaba de gritar lo much Sp pido de los vestuarios que por uq pantalones. Miré el re. => creciente admira que le gustarfa saltar asf. Por la tarde salf tan Fr momento dudé si me habfa puesto Hos hé los vit Jj mientras me abrfa paso ente a gene Y SSGNE ON los y las exclamaciones consternadas y deseé que el com! ate de Kat atin no hubiera terminado. Porque, de verdad, queria yer. la pelear. Di un par de empujones apresurados hasta que Ilegué al, tiltima fila, desde donde vefa todo el estadio y, en medio, ¢ ring. Y ahf estaba ella. Dudaba que quedase mucho para que acabase el combate, su rival se movia con pesadez y cansancio y se notaba que a sus golpes les faltaba fuerza. Pero a los de ella no, ella no habia perdido el entusiasmo. “aN En cuanto la miré, no pude apartar los ojos de ella hasta > que acabé el combate. Me quedé embelesado, completamen- of te atrapado por esos movimientos ligeros, por esa forma de ] deslizarse sobre el suelo. Kat tenia mucha razén cuando deca que el boxeo era mucho mds que dar golpes; ella parecia bailar sobre el ring. Sus pies se movian a una velocidad vertiginos4, cambiando de postura, adelantandose a sus pufios, ayudar dola a impulsarse. Sus sutiles movi te, distrayendo y confundiendo a s Sucontrincante debja de estar e a su lado, Kat parecta un pajarill. : SHEP era delgado y fibroso, (RSS Fer pone ‘4 gancho que No consigui u Ba6 noquear a SU oponente, pero cuand? e imientos jugaban al despi U Oponente. N su misma categoria. Pet, lo. Estaba en forma, pero Y No enorme y escultural com? ner ese cuerpo delicado, meso" Se 22 ik atime asatto Teg a su tin, era ta clara vencedora, ‘as dido ols combates, y NO queds finalista, pe nid or teint! Alsalit de los vestuarios nos perdimos en eada tinedn del " lel Habla por. TO cuando se so tacelebracién tue i se reu- amigo la celebracién fue igual que si se hubiera It fi ‘ s Juegos F ‘a lleva pin de los Juegos Juveniles de Viena lo pecinto. Vagamos sin rumbo y sin motivo, solo por el placer de estar juntos. Solo cuando se vio reflejada en un cristal y decidid que debia ponerse algo fro en su pémulo amoratado, nos detavimos. : Nos internamos por uno de los caminos de tierra hasta que este se desvanecid y seguimos caminando hasta que llegamos aunrincdn apartado justo en los limites del complejo. No ha- a. Con Kat, era facil perderse. Una vez alli, me bia nadie cerc lata frfa, y volvf con el'refresco para sentar- ofecta buscar una I measu lado en el césped. —jTe duele? —pregunté, inclindndome sobre ella para verla de cerca. —jQué va! —respondié, —inquirid, acercdndose un poco mas a mi. resuelta— zEs que esta muy mal? Trague saliva. \ —No es para tanto. Si, quedamos en que no pasaria ni me arrepentia porque esos dfas con ell cos. Sin embargo, tenerla tan cerca era dificil. Muy, sugerentes, jnviténdome a mor- ncia, ada entre nosotros, y no a habjan sido fantdsti- muy diffcil. Esos labios entreabiertos, detlos... me volvian loco. Serfa tan facil salvar Ja dista argo y profundo que Tol mper nuestro acuerdo y darle un beso k y estaba casi la voly;. a volviera loca también... Habria sido increible, segu 7 a v0 de que no me habrfa apartado, porque Yo también le ‘aia, Auriase . . as{, a pesar de esa boca, esos ojos y--- Dios, e6as piernas 73 larguisimas junto a mi, decidi controlarme. Hice un estuery sobrehumano y me limité Pasamos el resto de la tarde juntos, cenamos y subimos , la azotea de siempre. Aquella noche, después de la emocigy del dia, el cuerpo me pedia que me rindiese y cerrara los ojos para abandonarme al sueiio. Pero mi coraz6n latia con fuer. za a cada palabra de Kat, que me hablaba de lo maravillogy que era boxear mientras ambos permaneciamos tumbados en aseguir como hasta entonces, nuestra azotea. Me fascinaba la forma en la que todo se volvia intenso en sus labios, el destello de sus ojos verdes al perderse en la oscu- ridad del firmamento, que parecia curiosamente cercano esa noche. Posefa una energia inagotable, una pasién extraordine- ria, y era contagioso. No recuerdo cuanto tiempo estuvimos tumbados, inmé- viles, charlando como si nos conociéramos de toda Ia vida disfrutando incluso de los silencios y perdiéndonos en Ia ris del otro. Pero, para mf, esa noche jamds acabé6. Fue eterna, y nuestra para siempre. ®sfuers, a. ubimos » emocign a los Ojos CON fuer. TaVIllosg bados en ntenso en n la oscu- rcano esa taordina- ‘os, inm6- ‘a la vida, en la risa ,y nuestra Paris Kl Capilulo- Uf Durante toda Ja semana, Max no ha vuelto a llamarme, y yo se lo agradezco profundamente. Ahora no quiero pensar ennada de eso. Me concentro en cumplir con mis turnos en Le Petit Charmant y aprovecho para meter un par de horas extra ahora que no tengo que grabar el corto todavia. Cuando Ilego a casa, un poco mas tarde de lo normal, Adéle me recibe pasedndose entre mis piernas. En apenas un segundo, sin embargo, pierde el interés y me deja seguir avan- zando. En Ja sala de estar, me encuentro a Nicole de nuevo, y me pregunto por qué no se muda de una vez. ‘Total, ya aca- para nuestro reducido espacio a mayor parte del tiempo, y Ro nos vendrfa nada mal que alguien mas colaborara con el alquiler. Pero no pienso meterme donde no me Iaman. No, de momento. Primero esperaré a que alguna de las dos dé el Paso, Sino, puede que tenga que hacerlo por ellas- —¢iana no ha legado? —pregunto. : ~Esté en el gimnasio —contesta, y parece que st ¥ “un gimoteo, oz ocul- Ol h, no. ¢Le esté temblando la voz? Mei i 7 inclino ligeramente y advierto que tiene los ojos hame- Os, Vidriosos, 75 —jHabéis discutido de nuevo? ~ angular, Sorprendida, Una sola mirada de sus ojillos enrojecidos me basta Pag que suavice el tono de voz. —1Qué ha pasado? —pregunto, senténdome a su lado, Nicole se encoge de hombros y mira al suelo. Tieng has piernas cruzadas encima del sofé, los hombros cafdos yd gesto contrafdo en un mohin. Aparentemente, Nicole es un, persona fuerte y despreocupada a la que los problemas le rs. balan. Es guapa, muy guapa, y eso, junto con sus gestos y sy forma de ser, le da un aire de princesa bohemia muy logrado, Ademés, en algunos sentidos es bastante bruta, tanto como Diana o como yo. Pero, sin embargo, ella es la més sensiblera de las tres. En eso, Diana y ella son muy diferentes. Cuando Di sufre una crisis existencial, un desengafio 0 simplemente se cabres, se enfada con el mundo, agota las existencias de helado de todo Paris y se niega a pensar en sus problemas hasta que e- tos acaban por desaparecer. Nicole, en cambio... Bueno, 10 hay més que verla. —No est en el gimnasio, :verdad? —Se ha enfadado y como yo no queria irme se ha marcha do, ¢Crees que deberia...? —gimotea. —No. No te vayas —le digo, tranquilizadora— {Qué sido esta ver? —N 0... No estoy muy segura —responde, y se aclara ! voz, recobrando parte de la compostura—., La verdad es q%° no lo sé. Ha tenido que ser al; guna estupide; rque ya nie acuerdo pee Powase) —De nuevo, ahf esté eg: i i a , a expresién regia y confiae® esa fachada de princesa bohemia—. ine . Como su mejor amis iad no deberfa decirte esto a ti, pe ; ro Diana esté loca. Me tio y le oprimo el hombro con suavidad. 76 st quieres —En pasado. Io has & Nico! pie. —Gr Si. advierto una abs —Lo y darles El ju quiero p de que s atener q bien en decision que el p Cuar Prendo que hag die, y dy Somo ca a Setiame, ra tral 2™ vee I arent _si que lo esta —coincido. Hago una pausa y suspi t quieres arreglar las cosas con ella, verdad? me SSP ITO _si—admite. _Entonces espera a que vuelva. En media hora se le habré se le habra ado. Hay helado en el congelador; ella no lo sabe. Di qu sabe. e johas comprado ti. Nicole sonrie un poco y me mira mientras me pongo en pie. _-Gracias —murmura, agradecida, _-sj le cuentas que he dicho que esté loca, lo negaré —le advierto—. Y si me cuenta por qué os habéis enfadado y es na absoluta locura, también le daré la raz6n. —Lo sé —Se rie, y yome despido para cenar cuanto antes ydarles intimidad. En un rato, Di volverd. oe Max me envia un mensaje para pre; fendrd con el nuevo antes El jueves guntarme si quiero pasarme por Ja reuni6n que t que me gustaria saber con quién voy ! de que se incorpore. Aunt pre viene declino la oferta. Un dia libre siem| a tener que rodar, rece encantado con la bien en el gimnasio, y mi entrenador pa! decision de pasarme el dfa alli, sobre todo teniendo en cuenta que el préximo combate esta a la vuelta de Ia esquina- Cuando llega el viernes y me presento en el teatro, me sor- prendo al descubrir que Max y yo estamos solos. Lo primero we hago es asomarme al almacén, pero allf tampoco hay na- | die, y dudo mucho que estén todos en el cuartito que usamos ©omo camerino, ae tarde? —Pregunto lo prime hora tabay convencida de que se me haya P jando. PD 77 ro que Se me ocurre, odido pasar Ja

También podría gustarte