ESCRITOS-44
CLASICOS DEL CINE FANTASTICODE LA MIRADA DEL OTRO ALA
PRESENCIA DE LO OTRO: EL
SENTIDO Y LO SINIESTRO
Aun teniendo en cuenta lo sumamente
problematica que resulta la tradicional divi-
sién “genérica” del cine clasico, por la evi-
dente inconsistencia de los cédigos que,
supuestamente, definen a cada “género”
cinematografico; es bien cierto que la con-
ciencia del espectador, su sensacién de
asistir a una comedia, a un melodrama 0 a
una pelicula fantastica o de ciencia ficcién,
condicionaba y condiciona su manera de
relacionarse e interrelacionarse coneltexto
filmico. Nos referimos sobre todo a lo vero-
simil, es decir a las trasgresiones ficciona-
les que el espectador va a estimarcoheren-
tes con el desarrollo de la trama, y, también,
a las espectativas, aquello que espera,
incluso teme, ver/saber. Las espectativas
del espectador; un juego de palabras indu-
dablemente cacofdnico pero que desvela
una ajustada connotacién semantica: el
sujeto que espera ver algo; el espectaculo
como promesa de aquello que va a ser
ofrecido, sacrificado a nuestra mirada.
La connotacién procede de la etimolo-
gfa, de la similitud entre “sperare” (esperar,
tener esperanza) y “spectare” (contemplar,
mirar). Qué espera el espectador, el suje-
to que mira?. Seguramente horrorizarse
ante la invariable presencia de lo real, ante
elpodery la fuerza de lo real sobre el relato.
Nos estamos refiriendo, claro esta, al es-
pectador que se abre al goce estético, que
se atreve con la fruicién estética, que no se
conforma con el mero pasar el rato; aquel
que no est del todo poseido por el malin-
tencionado propésito de matar el tiempo.
No eliminandolo; al contrario, dejandolo
actuar como “tiempo filmico”, como arte, el
espectador se arriesga a otra experiencia,
se aventura por un Ambito diferente del
tranquilizador encadenamiento de los he-
chos que conforma la cotidianidad, en la
que, sin duda, el relato de nuestra vida
parece lograr una cémoda supremacia
sobre lo real
En el hecho filmico, como experiencia
estética, no sucede lo mismo, pues lo real
gravita, pesa, sobre lo relatado. Lo filmico,
en tanto en cuanto “interfase”, intercone-
xi6n ojo-pantalla, se entrelazara, se entre-
tejera dependiendo de cémo se relacionen
ambos registros (lo real versus lo simbdli-
co), a través de lo imaginario; ya que la
pantalla es imagen, espejo, es decir “spe-
culum”, que deriva del arcaico “specere”
(mirar) y que enlaza con “spectrum” (simu-
lacro, aparicién). Lo real es aquello imprevi-
sible, azaroso e incontrolable, que sobre-
determina todo lo demas, a pesar de que el
relato de la vida cotidiana progrese ignoran-
dolo, recubriendo la nada, el vacio, con la
légica del sentido comin. En el hecho fflmi-
co lo real es la fuerza del destino (melodra-
ma), de lo imprevisto que gobierna a los
personajes (comedia) o la presencia de lo
otfo como monstruoso (terror- fantastico)
En la comedia funciona sobre todo una
interconexién sddica con el texto: nosotros
sabemos mas que los personajes, conoce-
mos el hecho, azaroso, que los condiciona
ydomina, riéndonos de su impotencia. Por
ejemplo, en “Me siento rejuvenecer” (Mon-
key Business. Howard Hawks, 1952) sabe-
mos, pues somos los Unicos que lo hemos
visto (a diferencia de todos los personajes),que un mono, un ser irracional, ha mezcla-
do al azar los Iiquidos que no ha logrado
combinar antes el despistado cientifico. Se
obtiene asi la “formula” maravillosa que
serd el motory multiplicador del relato. Solo
nosotros sabemos que los hechos tienen su
origen en la pura e inane casualidad. Por-
que los personajes ignoran lo casual de la
causa, tienen esperanzas, actuan. Noso-
tros nos reimos de su ignorancia.
En elmelodrama, sin embargo, elmeca-
nismo conector es basicamente masoquis-
ta: compadecemos, sufrimos con el actan-
te. El destino machaca a los pequefios e
insignificantes seres, livianas esperanzas
arrolladas por el vendaval, por el huracan
de lo sobredeterminado e inexplicable.
Evidentemente no es solo esto lo que fun-
ciona, y tanto en la comedia como en el
melodrama la identificacién espectatorial
se sustenta sobre procesos mucho mas
complejos, de caracter siempre mixto
(sadomasoquista). Estamos simplificando,
queddndonos con el registro mas superfi-
cial de la conexién ojo-imagen, pues nos
interesa sefialar cémo actua en el animo del
espectador el ‘fuera de sentido”. Ese plus,
ese exceso, inevitable y del cual, ineludible-
mente se tiene que hacer cargo el texto
filmico como arte, como experiencia estéti-
ca;un més alla de la ldgica, de lo razonable,
que se articula de muy diversas formas con
el llamado “fuera de campo”. En intentar
analizar el binomio “fuera de sentido/fuera
de campo" nos vamos a entretener a conti-
nuacién.
Antes de nada convendria sefialar cémo
enel cine clasico de Hollywood el ‘fuera de
campo”, en sentido estricto, no existe. Todo
lo que, de una manera u otra, interese ala
ficcién sera actualizado en su momento
oportuno. De este modo el universo filmico
s@ nos presenta como un todo acabado,
como un espacio pleno, completo, en el
cual cualquier segmento o parte (contrapla-
no) que circunstancialmente quede fuera
de campo (plano), apartada por el relato,
volvera a ser mostrada cuando asi lo exija
eltranscurrir de la trama. Este fenémeno se
puede apreciar mucho mejor si pensamos
enelcampo/contracampo, auténtica piedra
angular del edificio cinematografico clasi-
co. Mediante el juego, infinito, del campo/
contracampo, mirar y ser mirado se unifi-
can; objeto de deseo y mirada deseante se
enganchan en una imparable dualidad
especular. Ese verse verse muestra que,
en lo imaginario al menos, el fuera de
campo no existe en el cine clasico. La
pantalla es el espejo en el que nos recor
cemos; fuera de esa identificacion narci
ta, primordial, nada tiene importancia, nin-
guna otra cosa nos interesa. Lo exterior, lo
periférico, distraeria nuestra atencin.
Podriamos decir, sin duda forzando un
poco nuestro andlisis, que en la comedia
clasica tampoco existe el fuera de campo
en lo simbélico, es decir que el fuera de
sentido ser siempre un acontecimiento del
relato, La azarosa contingencia, la casuali-
dad, escapa alos actores, pero es ofrecida
anuestra mirada, sucede siempre en cam
po. Lo que ocurre es que esta presencia,
extrafia a los protagonistas, impide hasta el
final, siempre feliz, que funcione el campo/
contracampo. Mientras el fuera de sentido
esté dentro de campo, el encuentro amoro-
so del plano-contraplano no surtird efecto.
Al final si, pues se insinua un fuera de
campo que solo entonces aparece: lo que
queda oculto a nuestra mirada, lo que no
nos sera mostrado jamas, aquello que clau-
sura el relato definitivamente, ya que ha de
suceder fuera de él, no es otra cosa que el
acto sexual.
En el melodrama, por el contrario, el
fuera de sentido (el destino) no es produci-
do por el relato, no aparece explicitado en
campo. Es una instancia exterior al propio
texto: inmutable, estable; esta ahi desde el
principio y continuara estandolo al final.
Pero en el melodrama clasico tampoco
existe el fuera de campo, ya que todo lo que
interese al relato sera mostrado en sudebido momento; incluso sera posible la
actualizacién del destino, a través de la
muerte del protagonista, por ejemplo.
En el cine fantastico, que es el que en
esta ocasién nos interesa, el fuera de sen-
tido se coloca, explicitamente, en el fuera
de campo desde el principio del filme. Es lo
otro, lo monstruoso como verdad oculta, un
fuera de campo presente ya en el comien-
Zo, en el arranque del relato, que se mostra-
r, casi siempre al final, como campo; bien
se trate de una fugaz visién del monstruo,
bien como “explicacién", mas 0 menos
convincente, de lo que hasta ese momento
erainexplicable. En este sentido, se da aqui
un proceso totalmente inverso al de la
comedia, en la que el fuera de campo apa-
recia al final.
4Y qué sucede, en el cine fantastico,
con el campo/contracampo?. También en
esto nos encontramos, a poco que pense-
mos en ello, con el proceso contrario a
aquel que sefialabamos en la comedia. El
plano/contraplano funcionara perfecta-
mente, como procedimiento sumamente
codificado, hasta que haga su irrupcién en
campo aquello que, hasta entonces, habia
permanecido fuera de campo. A partir de
ese momento el juego del campo/contra-
campo resulta imposible, corroido por la
presencia del fuera de sentido. En el cine
fantastico clasico es imposible mirar, caraa
cara, a lo monstruoso. Un filme como “La
invasién de los ladrones de cuerpos" (Inva-
sion of the Body Snatchers. Don Siegel,
1956) resulta terriblemente ejemplar, tanto
en esto como en otras muchas cosas. La
escena mas espeluznante, la mas honda-
mente sobrecogedora -al menos para
quién suscribe estas lineas- es aquella, ya
casial final de la pelicula, en la que Miles (el
Dr. Bennell, interpretado por Kevin Mc
Carthy) saca en brazos de la cueva, en la
que se esconden, a su amada Becky (Dana
Wynter), con la intencién de continuar la
huida. Caen al suelo, la besa. En ese mo-
mento retrocede lleno de espanto. Vemios
un primer plano de ella, primero los ojos
cerrados, despues la mirada perdida, va-
cia, y comprendemos que ha sido siniestra-
mente poseida por lo vegetal, por lo mons-
truoso e inhumano. El contraplano siguien-
te, un primer plano que nos muestra a Miles
con la cara sudorosa, mojada y manchada
de barro, viene a ser el complemento nece-
sario del primer plano anterior de ella, de tal
modo que parece enunciar a la perfeccién
eljuego clasico del campo/contracampo de
la pareja protagonista. Solo que ahora se
ha hecho presente en el rostro de él el
teflejo de lo atroz. Deviene imposible el
intercambio, no se pueden cruzar las mira-
das, no es posible la reciprocidad, en lo
simbélico, entre lo humano y lo inhumano.
Lo curioso, lo que hace que “Invasion of the
Body Snatchers” sea una gran pelicula, es
que aqui lo inhumano es idéntico a lo
humano. Ella, la mujer, objeto de mirada, y
de deseo, pasa aser real, es deciraestarde
cuerpo presente. El cuerpo est ahi, es lo
que percibe el protagonista, pero no esta
“ella";su amada ha desaparecido, su objeto
amoroso se ha evaporado, y solo queda el
cuerpo, lo real del cuerpo. El otro como
cosa, es decir como objeto cosificad
cepcién del cuerpo como tal: no hay nada
mAs pavoroso para el que ama. Denotaque
el fantasma imaginario se ha esfumado,
que ha caido la mascara de la belleza y solo
queda instalarse permanentemente en el
goce de lo puramente corporal. Algo, por
tanto, insoportable. En este sentido es muy
brillante que el campo/contracampo que
estamos comentando sea precedido porun
plano general en el que vemos como ellos
se abrazan tumbados en el suelo, en la
oscuridad de la noche, mientras sus cuer-
pos se van cubriendo de barro, enlodaéndo-
se mas y mas.
Estamos en el momento cumbre. Es la
‘secuencia clave, en la que se hace posible
la metamorfosis; una transformacién esen-
cial mediante la cual se instala por fin, y de
modo definitivo, el fuera de campo dentrodel relato, es decir transmutandose en
campo. Un poco antes nos ha sido desvela-
do el misterio, hemos conocido que se trata
de unas semillas que provienen del espa-
cio. Elfuera de sentido se reduce en prime-
ra instancia, en el registro del relato, con
esta minima explicacién que hace verosimil
elmisterio, dentro de los cédigos narrativos
del género fantastico. Claro que lo determi-
nante no es esto. Lo fundamental, la culmi-
nacién de esta apropiacidn filmica de lo
inexplicable, acontecera en la secuencia
comentada. Sera ahi, en ese frustrado y
aterrador plano/contraplano cuando, por
fin, el fuera de campo se instale en el
interior del texto. Pero, ,cémo hemos llega-
do hasta aqui?. No se trata de una ruptura
textual brusca, pues el desarrollo narrativo
y la puesta en escena nos ha ido preparan-
do para este encuentro, cenital, con lo si-
niestro. Veamos como.
Hay una secuencia que es basica, des-
de el punto de vista estructural, ya que su
funcién es acelerar y dirigir esta progresiva
excursion hacia el cruce con la real. El
segmento que nos interesa comentar,
comienza con la llegada del Dr. Bennell y
Becky a la casa de sus amigos Jack (King
Donovan) y Teddy (Carolyn Jones), des-
pues de haber sido avisados por estos. La
secuencia, tal y como nosotros la concebi-
mos, consta de dos escenas (que vamos a
denominar A y B), que transcurren en el
salén de Jack y Teddy; ambas estan sepa-
radas por otra secuencia (en la cual se nos
muestra como Miles acompatia a Becky a
sucasa).Laescena Acomienza cuando los
cuatro amigos entran al salon. El encuadre
mediante el cual se nos narra la entrada se
repetira varias veces, por ejemplo en los
planos 109 y 112 (utilizando el “découpage”
del ya clasico trabajo de Tarnowski (1)) de
la escena B (ver fotos). Lo que ocurre es
que en elarranque de la escena A el cuerpo
del “invasor” no es mostrado, esta fuera de
campo, ya que esta situado en la parte
inferior del encuadre. Aqui nos encontra-
mos conta {uncién determinante del encua-
dre en el cine fantastico clasico como
hemos seftalado en otro trabajo (ver “Escri-
tos-17"). El género fantéstico es, dentro del
cine clasico, el que mayor conciencia del
encuadre manifiesta; siendo este percibido
como limite o frontera que separa dos uni-
versos muy bien marcados:
— el campo: lo humane, lo reconocible,
lo habitual.
— el fuera de campo: lo monstruoso, el
peligro, lo que no tiene sentido, lo
inhumano.
El espectador toma conciencia de que
hay algo que est fuera del alcance de su
mirada, un mas all del encuadre; pero, y
esto es esencial, también sabe que, en un
momento u otro, harasu entrada encampo,
no se escamoteard a nuestra mirada. Mien-
tras tanto, esta funcién del encuadre sirve
como espera, como suspense que nos
anuncia una inevitable intromisién.
Funcién del encuadre que se nos apare-
ce claramente en la escena A. Cuando el
Dr. Bennell avance hacia el primer término
del plano, la camara reencuadra, focalizan-
do aquello que quedaba en el fuera de
campo inferior. Ese “algo” esta sumido enla
oscuridad; lo veremos cuando el médico
protagonist encienda una lmpara que se
encuentra encima de lo tapado. Es un
momento clave, crucial, pues se trata de la
primera visualizacién de lo inexplicable, de
lo monstruoso: un cuerpo sin sentido, sin
identidad, con apariencia cadavérica. En
cualquier caso, lo que cabe sefialar es la
notable pertinencia de la puesta en escena,
pues lo oculto (el fuera de campo), ha
pasado a ser mostrado (campo), a través
de un eficaz trabajo con el encuadre: he
aqui una de las mas notables genialidades
de “Invasion of the Body Snatchers”.
Pero avancemos un poco mas, estu-
diando con mas detalle la escena B. Co-mienzala escenacon el plano 109, unplano
con una gran profundidad de campo que
presenta a los actantes en dos términos:
— en primer término, en el proscenio,
se encuentra el rostro del “invasor",
ya con los rasgos de Jack.
— en segundo término estén Jack y
Teddy dormidos.
En 109a llama la atencién, ademas de la
tremenda profundidad de campo, que nos
hace percibir el techo de la estancia y que
da al conjunto una ambientaci6n siniestra-
mente claustrofébica, el hecho de que los
tres actantes estén con los ojos cerrados.
Dos porque est4n dormidos, el “otro” por-
que, supuestamente, esta muerto. La unica
mirada que se sugiere en ese momento, en
109a, es la del espectador. Inmediatamen-
te despues se despierta Teddy (109b), mira
al “cadaver”. Este instante, de transicion,
sirve para representar la mirada espectato-
rial, para inscribirla en el texto: lo que eraun
plano “objetivo” (109a), ha pasado a ser un
plano de punto de vista (109b). Sin embar-
go el desarrollo posterior de la escena juga-
rAconstantemente con estos dos nivelesde
la identificacién espectatorial: en 109c de
nuevo pasamos, aunque solo sea transito-
riamente (pues Teddy simplemente se
vuelve de espaldas) a una situacién de
“objetividad”, delatandose lo inestable del
punto de vista de Teddy, pues evidente-
mente hay algo que se le escapa y que va
aser mostrado antes al espectador. Lo quese nos muestra antes que a ella es, nada
més y nada menos que, al “invasor’ abrien-
do los ojos. En 109d la mirada que se repre-
senta, pues Teddy continua de espaldas,
es la de lo “otro”, la que, hasta ese momen-
to, permanecia en el fuera de campo.
Se ha sefialado, a propésito del plano
109, como “la disposicién fisica de los tér-
minos en juego (..) otorga al ‘invasor’ los
beneficios del primer plano” (2). De este
modo nos encontramos ante un punto de
inflexi6n en el relato, pues a partir de ahora
existira una supremacia de lo inhumano
(como dominio, o poder sobre el curso de
los acontecimientos) sobre lo humano.
Supremacia que queda subrayada en
409d, pues quien tiene el privilegio de re-
presentar su mirada, unido alayasefialada
ventaja del primer plano es el invasor, fren-
te a Teddy, perdida como pequefio ser en el
fondo del campo que, ademas, no ve lo que
sucede. Sin embargo no solo esto es lo
importante. A otro nivel mas profundo lo
que aqui se muestra tiene que ver con la
disposicién especular de la mirada filmica.
Nos explicamos.
En todo hecho filmico se ponen en jue-
go, esencialmente, dos miradas: la del
espectador, que observa lo que ocurre enla
pantalla, y la del sujeto de la enunciacién,
pues no hay que olvidar que el espectador,
mas o menos conscientemente, sabe, tiene
la certeza, de que todo eso ya ha sido
mirado antes por alguien. Es decir, que hay
un otro (péngase aqui el “autor”, el director,
el productor, incluso el “equipo” o la “institu
cién”), una instancia productora de sentido,
que previamente ha mirado eso por noso-
tros. Para situarnos en el problema, tal y
como nos interesa, pensemos lo que ocurre
en el suefio. En la experiencia onirica
vemos “escenas” enigmaticas cuyo signifi-
cado se nos escapa. Las hemos producido,
la hemos sofiado nosotros, pero sin embar-
go estan endiabladamente cifradas; hasta
tal punto que para llegar a comprenderlas,
a conocer sus claves, se necesita un largo
proceso de anilisis en el que, incluso, debe
intervenir otro (elpsicoanalista). Sobre esta
paradoja, es decir: zquién construye tan
trabajosamente estas “escenas” ontricas,
ocultando su significado y su sentido?;
edificé Freud su impresionante teoria en la
que, quizas como continuacién de las refle-
xiones filoséficas de Nietzsche, se sefiala-
ba claramente la presencia del Otro en una
actividad que, a simple vista, parecia “sub-
jetiva’’
El Otro suefia, cifra el suefio, para mi.
Sin embargo, a diferencia de la experiencia
onirica, en el hecho filmico el Otro adquiere
la consistencia de ese otro que ya ha mira-
do previamente las escenas que nosotros
actualizamos. Las dos miradas borradas en
el suefio se inscriben plenamente en la
experiencia filmica: el sujeto-espectador y
el sujeto de la enunciacién. La operacién
que subyace en el cine clasico es el intento
de transformar esas dos miradas, a través
de un complicadisimo juego de delegacio-
nes en los actantes, en una Unica mirada
especular. Cuando nos miramos al espejo,
la mirada del Otro se pierde en un punto, el
del puro reflejo; produciéndose de este
modo la paradoja, que sefialé Lacan, de
que nuestra identidad se fundamente en la
exterioridad inane de una imagen especu-
lar; recuerdo actualizado de esa mirada del
Otro que nos fundé como “yo”.
Volviendo a lapelicula que nos ocupa, lo
que percibimos en 109des la rupturade esa
ficci6n especular. Las dos miradas han sido
delegadas del siguiente modo:
—la del espectador en Teddy, bajo
cuyo punto de vista parece contarse
la escena. Incluso hay un plano de
mirada, “subjetivo” (110).
— la del sujeto de la enunciacién en el
invasor, pues la puesta en escena
privilegia su mirada.Pero precisamente el invasor es lo otro,
lo que no tiene sentido, el fuera de campo.
Es decir que la mirada del otro, que da el
sentido ultimo a lo que vemos, se delata
aquf como simple presencia de lo inhuma-
no, de lo monstruoso, de lo inexplicable.
Por un momento la mirada del otro filmico
se delata como lo que es en lo real, como
presencia de !o Otro: nada, vacio, sin-sen-
tido absoluto. Quizds aqui se encuentre,
més alla de las evidentes estructuras narra-
tivas, la explicacién Ultima del siniestro te-
rror que nos produce esta escena. Una
explicacién que nunca puede ser definitiva,
todo hay que decirlo, pues estamos ante la
inagotable presencia de lo estético en su
mas honda raiz; que viene a ser el contacto
con lo sagrado, un cruce que puede ser
expresado de infinitas maneras.
Enlazando lo que hemos ido sefialando
alo largo de este trabajo, quizds quede por
decir como esas dos instancias, esas dos
miradas esenciales en el hecho filmico,
encuentran su correspondencia en el juego
del campo/fuera de campo. El encuadre es
el corte, tremendamente fetichista, que la
mirada del otro opera sobre lo real para
dotarlo de sentido y, despues, ofrecérnos-
lo. Enelcine de terror, ya lo hemos dicho, el
encuadre se manifiesta como limite inesta-
ble. Lacontinuacién de la escena analizada
lo demuestra, pues la evolucién de los pla-
nos, desde 112 a 113, cierra y clausura,
solo por el momento, la inscripcién de lo
otro, del fuera de campo. En efecto, en 113
el monstruo pasa a ser, de nuevo, fuera de
campo, enigma que se pierde en los confi-
nes inferiores del encuadre. Ya sabemos
que esto es solo provisional, que la amena-
za volverd a hacerse presente, instalando-
se encampo de modo definitivo en laesce-
na que hemos comentado al inicio de nues-
tro trabajo (cuando Miles descubre que su
amada es ya lo otro).
La escena que hemos llamado B es un
momento de transicién. Cuando Teddy
avanza hacia el invasor (109f), su mirada
sera representada, segun los cédigos pre-
cisos de puesta en escena de la mirada
“subjetiva”: primer plano del actante que
mira (109g), seguido de plano detalle que
muestra lo que ve (110), para concluir con
otro primer plano del que mira, que nos
muestra los efectos en su rostro de lo visto
(111). Es decir que la escena no solo esta
contada desde el punto de vista de Teddy,
sino que hay una marcada subjetivizacion
(mediante estos planos de mirada) del
mismo. El sujeto-espectador delega su
mirada (narrativa) en Teddy, pero la puesta
en escena privilegia la mirada de lo otro, del
invasor, como inscripcién explicita del otro
filmico, el sujeto de la enunciacién, que
aqui, por breves instantes se desvela como
lo Otro.
Se desvela por dos motivos. Primero
porque la mirada especular, puesta en
marcha por los procedimientos narrativos-
representativos del cine clasico, se escinde
en dos. Se separan, por usar otra termino-
logia, “historia” y “discurso” (en cualquier
caso esto es esencial en todo hecho filmico
que se arriesga a ser arte, a producir una
experiencia estética). Claro que aqui esa
escisién esta muy marcada por un meca-
nismo sumamente sutil: la mirada de Teddy
nunca se cruza con la del invasor, no hay un
campo/contracampo. Hay un instante, en
109f, durante el parece que ambas miradas
se van a cruzar (lo cual produciria un terror
maximo). Cuando la expresién del rostro de
Teddy insinua que ese intercambio terrible
se ha producido (109g), esto se manifesta-
ra simplemente como un elemento de sus-
pense: comprobamos que lo que ve es una
mano sangrando (110), enun plano similar
aotro de la escena A. Pero ya hemos dicho
que esta secuencia es un momento detransici6n; en ella la inscripcién del fuera de
campo no puede hacerse todavia como
campo/contracampo.
En segundo lugar, porque la explicita-
ciénde la otra mirada, que transforma, en el
texto filmico clasico, en especular ala mira-
da espectatorial, se insinua, brevemente,
como lo Otro. Pero lo Otro como nada,
como absurdo, como sin sentido. Una rup-
tura maxima, un contacto con lo real. Y es
que, parafraseando a Eugenio Trias (3),
nunca hay que olvidar la intima unién que,
en arte, existe entre lo bello y lo siniestro.
LUIS MARTIN ARIAS
10
(1) Tarnowski, Jean-Frangois, “L'invasion des
protanateurs de sépultures” en L’ecran fan-
tastique, n.3, pags. 72 a 86.
(2) Beltran, Angel. "El otro, el mismo. Notas
acerca de “La invasién de los ladrones de
‘cuerpos” en Contracampo n.19, pags. 51 a
55. Madrid, 1981.
(8) Trias, Eugenio. Lo bello y lo siniestro. Ed.
Ariel. Barcelona, 1988.PROGRAMA
CICLO: “CLASICOS DEL CINE
FANTASTICO”
MAYO 1990
Martes 22 - 7,30 tarde
LA NOCHE DEL DEMONIO
(Night of the Demon)
de Jacques Tourneur
EE.UU. / RU. 1957
By N. 83 minutos. V.O. subtitulada.
GUION: Hal E. Chester, Charles Bennet y Cyril End-
field, segin la novela de Montagu R. James.
FOTOGRAFIA: Ted Scaife
MUSICA: Clifton Parker
INTERPRETES: Dana Andrews, Peggy Cummins,
Niall McGinis, Athene Seyler
Tras visitar a Julian Karswell, un satanista cuyo culto
al Diablo va a ser investigado por una convencién
internacional de psicologia, el profesor Harrington es
atacado por una aparicién monstruosa, precedida de
una bola de fuego y humo, y muere electrocutado al
chocar su automévil con un poste. Su sobrina, Joan-
na, vuela a Londres para investigar las circunstancias
de su muerte. En el mismo avién viaja el profesor
Holden, eminente psicolégo norteamericano y escép-
tico notorio ante los fendmenos sobrenaturales, para
12
tomar parte en la convencién. A su llegada, Holden
descubre la muerte de Harrington y el extrafio acci-
dente sutrido por otro de sus colaboradores, Hubbard,
ahora en estado cataténico, cuando investigaba el
culto de Karswell. El propio Karswell se presenta a
Holden en el Museo Briténico y le insta a que le visite
en su casa de campo; en su tarjeta aparecen unas
palabras —"In Memoriam Henry Harrington, tres
semanas concedidas’— que se borran inmediata-
mente, Joanna se daa conocer a Holden y le lee unas
rnotas del diario de su tio, donde habla de un misterio-
so pergamino con caracteres rinicos. En su finca, tras
provocar en apariencia una violenta tempestad, Kars-
well anuncia al incrédulo y divertide Holden que
morird al cabo de tres dias —"el 28 a las 10 de la
noche’—. En su hotel, Holden descubre luego entre
‘sus papeles un pergamino como el descrito por Ha-
rrington; al verlo, ja madre de Hubbard, a quien
Holden visita en su granja, le dice: “has sido escogi-
do”. En una sesién espirtista organizada por la madre
de Karswell, deseosa de ayudar, Harrington habla a
través de un medium, para advertir a Holden que el
satanista tiene la clave en un viejo libro. Por l
Holden se introduce a escondidas en su bi
pero es atacado por un gato rabioso y perseguido por
tuna bola de fuego y humo,
Miércoles 23 - 7,30 tarde
LA INVASION DE LOS
LADRONES DE CUERPOS
(Invasion of the Body Snatchers)
de Don Siegel
EE.UU. 1956
By N. 77 minutos. V.O. subtitulada.
GUION: Daniel Mainwaring, segtin el rolato de Jack
Finney.
FOTOGRAFIA: Ellsworth Fredericks,
MUSICA: Carmen Dragon,INTERPRETES: Kevin McCarthy, Dana Wynter,
Larry Gates, Carolyn Jones,
Un auténtico clasico, tanto del cine de terror como de
ciencia-ficcién, sobre el que se han realizado multi
ples estudios, como el famoso de Jean-Francois,
‘Tarnowski en “L'ecran fantastique’, y que la critica
saludé, en sus primeras reposiciones, como el “primer
filme de ciencia-ficcién adulto" (Le Monde, 13 de no-
viembre de 1967). Su éxito fue tal que ha sido objeto
de un reciente “remake” en color ("La invasién de los
ultracuerpos", 1978), que sin embargo quedé muy por
‘debajo del original, que llega a alcanzar la genialidad
por su seco y cortante tratamiento de cine negro,
La pelicula narra_una terrorifica historia de invasién
extraterrestre, de una vainas procedentes del espacio
que duplican a los seres humanos; estructurando el
relato como un “crescendo” perfectamente graduado,
El filme pone en evidencia los limites (tenues y que-
bradizos) entre lo humano y lo inhumano, lo otro lo
‘extrafioy exterior: un mundo vegetal, sin alma que, no
obstante, es el doble de la realidad, un auténtico
duplicado de lo humand que adquiere de este modo
una carga terriblemente siniestra. Aparece asi el
pavor ante el doble, ese desconocido, pura imagen
sin sentimiento, perfecto calco de nosotros mismos,
que nos mira, impasible y extrafamente lejano, desde
el otro lado del espejo.
Jueves 24 - 7,30 tarde
LA REVOLUCION DE LAS RATAS
(Willard)
de Daniel Mann.
EE,UU. 1970,
Color. 91 minutos.
GUION: Gilbert A. Ralston seguin el argumento basa-
do en la novela de Stephen A. Gilbert, "Ratman's
Notebooks”
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FOTOGRAFIA: Robert B. Hauser
MUSICA: Alex North
INTERPRETES: Bruce Davison, Elsa Lanchester,
Emest Borgnine, Sondra Locke.
Daniel Mann era ya un veterano director (nacié en
Nueva Yorken 1912) cuando rodé "Willard, Su primer
filme habia sido "Come Back Little Sheba’ estrenado
‘en 1953; rodando desde entonces otras 18 peliculas,
entre las que se encuentran "The Mountain Road’
(Senderos de furia, 1960) 0 “For Love of Ivi" (Un
hombre para Ivy, 1968). Sin embargo, y a pesar desu
veterania, Mann logré en “Willard” un relato pleno de
fresoura y de originalidad casi juvenil; mediante la
identiicacién que consigue crear la cémara con Wi-
llard Stiles (Bruce Davison), un joven introvertido,
timido y humillado por todos, que no es capaz de
relacionarse con su agresivo entomo social
Como consecuencia de su introversién y aislamiento,
Willard logra una increible compenetracién con las
ratas, ya que tan repulsivo animal es su nica compa-
fila. Las ratas, a las que llega a dominar, serdn el
instrumento de su respuesta a la sociedad, Una
pelicula hipndtica ¢ inolvidable.Viernes 25 - 7,30 tarde
EL INCREIBLE HOMBRE
MENGUANTE
(The Incredible Shrinking Man)
de Jack Arnold.
EEUU, 1957
By N. 81 minutos. V.O. subtitulada,
GUION: Richard Watheson
FOTOGRAFIA: Ellis W. Carter
MUSICA: Joseph Gershenson
EFECTOS ESPECIALES: Clifford Stine y Roswell A.
Hoffman
INTERPRETES: Gran Willins, Randy Stuart, April
Kent, Raymond Bailey.
Estando de vacaciones, a bordo de una lancha en el
‘océano Pacifico, Scott Carey es afectado por una
extrafia nube de procedencia desconocida, Meses
después, su talla y su peso comienzan a menguar de
manera progresiva y alarmante. La ciencia se ve
impotente para detener el fenémeno. Carey, transfor-
mado en un enano, se convierte en objeto de la
curiosidad del mundo entero, mientras espera angus-
tiado un resultado positivo’ de las investigaciones
médicas. Pero todo parece intl. Reducido de tama-
fio al punto de vivir en una casa de mufecas, el
increible hombre menguante es atacado por un gato
y arrojado al sétano de la mansién; un nuevo mundo
gigantesco y horripilante, poblado de espantosos
Peligros y monstruos terrorificos, a los que Carey
debe hacer frente mientras su miniisculo cuerpo no
cesa de menguar.
Una verdadera obra maestra, auténtico cldsico del
cine fantastico de todos los tiempos, que logra extraor
del banal y acogedor entorno hogarefio, que configu-
ranuestra cotidianidad, todolo que tiene de aterrador.
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De esta pelicula dijo Guillermo Cabrera Infante lo
siguiente: “Una de las peliculas mas sobrecogedoras
que he visto. Hollywood visita una tierra que han
habitado monstruos del espiritu como Kafka y los
surrealistas, pero no se detiene. El hombrecito lucha
por la existencia con una valentia insensata que
emocionaria al viejo DarwinOBRA CULTURAL
CAJA POPULAR
VALLADOLID
Deposito, Legal: VA-543-89
Lataipoo, s.a.