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El Topo Blindado NUESTRA ULTIMA SERIE JUAN MARA. curtennnx Bef etc at pees, PES See ‘Momteviden) cre 8 de ee Sais leccign. ae aoesic 1A ROSA SLINDADA Eeches personas, qr delfmmants “viele Juan Bautista Albendi Escritos sobre estélica y problemas de Ia litergiura Eugueni Evtuchenko No he nocido tarde Horacio Néstor Casal, Jorge Correa y Jorge Sanchez Cuontistes argentinos inéditos PAGO CHICO Ties cess eperonaided yd don sscilliad dad Go ferme oe gtinke deter a! Swonie ace a goes tare ioe Gs Gboiige Fapigomimete TTR erieitmy ogame ome cect eg et Fost noltdhe "mr fants faite anne Se seser oe finer i clecate ™E naiaue bap woe e foeneds to eee Ee aia Saran 0 or mae ne Se ae ah Dusizedos noe le hive is LA ROSA BLINDADA 2 Norherte Bobbio Wolus sobre tu ait Juan Bosch Apunies sobre el arte de escribir cuentos Gustavo Roldan “Huasinngo” 1 In problematiea social on Hie ponoumérica Bstela Canto La. Oulpabte Serguei Fisenstein Mis roouerdes de Hollywood / Notas autobio. grificas Jack London Cémo me hice soviatista ica en Gramsci Wladyslaw Gomullsa Los excritores al semxeic de ia Nacisa Nydia Lamarque / Jorge Luis Borges / Luis ‘Waismamn “RI arte debe estar al servicio dot problema octal?” LA ROSA BLNDADA & (aparece el 1 de marzo de 1965) senta choy de Ruill Gonziles Tuten Osvaldo Dragiin / Juan Carlos Gené / Arnoldo Fischer El idioma en el teatro argontine Francisco J. Herrera Julio. Cortazer Jean Paul Sartre Mis relcciones con él Partido Comunista fran: 8s (a ropésita de “Las manos sucias) Brocato / Gelaan / Mangler! / Plaza / Roldan / Spunborg Poemat 4 109 guersilleros Josd Luis Romero Respuosta al Rector de la Universidad do Bue- nos Aires sobre Ios epigodics det 2 de junio en ia F, de Pilosofia y Letras ‘Tape: Carlos Giambiaggi El Topo Blindado aparecio un libro ity snesend 5 para el trabajo politico ¢ intelectual Introduccién a la metodologia marxista por ROGER GARAUDY wiema y Ing ond cee one Je leananisibilidad 26 sw onsefensa El vol:men: $ 100. Pidalo en las buence lbresies © en ter BLINDADA Ediciones Meridiano Batiness 1616 - Buenos Aims LO ‘SINCERAMENTE... aF Bo & Buenos Aires. ESPERABAMOS... Uno Méx Use Aumanided Ia Seleded on Pedares MADRUGADA isco longplay 33 x.p.m. poemas de Juan Gelman miisica de Juan Garlos Gedrén otras preg parlate rob “mi buenos wines queride? Adquiéralo on Ediciones LA ROSA BLINDADA Precio $ 500. ENSAYO TEATRO POESIA 6a, SERIE Paolo Chiarini La vanguardin y la poética del realismo Andrés Lizarraga aQuiere usted comprar un pueblo? Carlos Alberto Broeato Muado de sucia ligrinaa Ediciones LA ROSA BLINDADA cea y Difunda ACTITUD — BARRILETE — CERO —- EL ESCARABAIG DE ORO — las HOY EN LA CULTURA — MIENTRAS — NOSOTROS — REFLEJOS Revistas Literarias — TEATRO XX — TIEMPOS MODERNOS — VJELO —- ZONA El Topo Blindado Carlos Alberto Brocato Eugueni Eviuchenko Carlos Gosriarena Ernst Hemingway Bertolt Brecht Eugenio J. Mandrini Horacio Pilar Diciembre de 1964 larosablindada Revista mensual Aino T- N° 3 / Buenos Aires Apacece el If de cada mes Sumario Defensa del socialista 3 alisme El coloco enfermo: Pablo de Rokha 10 Pocmas 16 Tres pintores, tres tendencias, Premio Intemacional Dj Tella 6+ 20 Encuesta: ¢Cudl es cl significado Jas “fundaciones”? 2. Cartas 2 Kashkin y Simonov 25 Opiniones sobre Galifeo Galilei 28 Sarmiento yel Chacha 30 Pocmnas 92 El Topo Blindado Director de honor Rail Gonzélez Tuféa Directores Carlos Alberto Brocato - José Luis Mangieri Foeatn Juan Gelman - Guillermo B. Harispe - Ramén Plaza Narrative Andrés Rivera - Horacio Néstor Casal - Estela Canto - Octavio Getino Plistice Mugo Griffoi - Oscar Diaz - Carlos Gorriarena - Norberto Onofri ime Roberto V. Raschella - Roberto Aizenberg - Nemesio Juérez Teatro Roberto Cossa - Andrés Lizarraga - Susana Vallés Wisteria Len Porner Floootia Patricio Canto Liveratarn infant Javier Villafafie Disgremectén Oscar Diag Publicseién de Ediciones La nosa numnapa Gorrespondencia y givos a nombre de José Luis Mangieti, Revista Le rosa blindada, Gosrientes 2565, p. 9, of. 11, Bucnos Aires Registro Nacional de la Propiedad Intelectual N? 831.648, Las colaheraciones esponthncas sein aceptaces ¥. en Ta medida ce su intexés, comtesiadas, Horario de Redacciin: lunes a viernes, de 19 a 21, Horario de Administracién: lunes a viernes, de 10 a 12. Precio del ejemplar: m$n. 50, Tirada de esle wimero: 4.000 ejemplares, Distribuidor en Capital Federal: Pedra Sirera Quiosco de Corrientes 1557 El Topo Blindado Carlos Alberto Brocato Defensa del realismo socialista TAREGIERA Shn QUE Como RESULTADO de Ja lucha idleol6gica, en cuyo dmbito la formula "zcalis mo socialista” ha sido vapuleada, trajinada, vi- lipendiada, enterrada y rescatada, en una tu multuosa contienda cuyo final no s¢ avi atin, andamos los marxistas un poco recelosos de su utilizaciin, , tal ves, acobardados; y hasta avergenzados, Bien estin en avergonzare los que pienson, © pensaban, que “realisma socialista designa la literatura realista producida por soviéticos Semejamte criterio estatal merece avergonza- mienio, Pero por més chatas y extraestéticas que hayan sido las interpretaciones que de tal denominaci6n se hicieron y se hacen, no se ve por qué debemos renunciar a ella, Ni aquéllas, con ser muchas, la han desmonetizado tanto co- mo para que, por ejemplo, recuramos aun perifrastico “tealisma dindmico y suprasubje- tivo”, como rodea Agosti. Ni tampoco justifica la omisién de Portantiero, guien, como bien se lo indica Herrera®, opta por prescindir del tér- mino en su libro, I Conviene detenerse en este porque los dos casos citados no agoian les ejempks posibles; se trata de una actitud bastante generalizada, Observada en cada caso, esta actitud en cuentra explicaciones en la ‘particular concep ciéa del autor que la formula; pero esta expli- cacién es insuficiente. Hay rasgos comunes que Ja desbordan: ellos remiten al masco histérico, al contexto cultural al quo estin ligadas Ios obras, al ambiente en que se forjan. No csiaimos frente a le negacién explicita del término “realismo socialista” sino frente a su rodeo; no se lo rechaza, se lo soslaya. ¢ Por qué este efugio o aquella perifrasis quo diluyen Ia definicién en lugar de concentrarla? Si se exa- 1 F. J. Horners, Resultados y no intenciones, en “Hoy en la cultura, Bucacs Alves, Ao I, N* 1, no- vicabre de 1961, p. 12. aminan algunos de esos trabajos se comprucba que la dilacién 0 desvio de esa fSrmula ocasio- na més perjuicios que beneficios; que el pres- cindir de ella traba metédicamente un desarro+ Wo adecuado. E] método acertado ¢s el inverso: partiondo de ella, desarroltarla y fundamentarla, en una direccién critica no dogmatica. La es- pecificacién sosialista es imprescindible para una entera comprension. Ex Italia, por dar ua ejemplo, no se observa este hecho.? El caso apunta al meollo de la explicacién histérieo-cultural. En efecto, es el marco histérico-cultural el que explica tal actitud. ‘Una exploracién prolija de nuestro contexto cultural rernite necesariamente, a su ver, al s0- viético, que ha gravitado y gravita sobre el nucs- tro, on estes aspectos, 2 través de una ligazin haito mecinica, Se ve por aqui, en primer Iu ar, que cuando hablamos de nuestro contexto cultural referido a este problema lo hacemos por extensidn, pues sélo una parte de ese contexto se vincula directaments con nuestra cuestién: aque! en el que se verifica el uso e intercambfo de las ideas marxistas; Ambita cuyo centro y nudo principal es el Partido Comunista, Las lineas generates en que se mueve y ra0- ifica ese contexto son similares a Jas de Ja URSS, Un anilisis pormenorizado incluitia un rastreo de los orfgenes de ese concepto en el pensamiento filoséfico marxistz; su proceso de formacién y sus variants; su incorporacién a fa concepcién estética; sus avatares en el des tnvolvimiento de la estética predominante 1 ofi= ial en Ia URSS; sus limitacionas, sx esquema- tizacién, sus prejuicios; en fin, su dogmatica, 2 Obsérvese, p. ef., 1a utlizaetéin del término en. della Volpe, el mas clestacado eateta italiano; en Chine ini, diucipulo de aqusl —reientemente treducides los dea a nuestro idioma, y en tantes olros comu- nistas italiancs que claboren 7 confrantan si produc cidn en un ambiente dinamizado por Ia poléiaics, que cx el sigao Teninista eabal de una auténtica cultora vpartidaria El Topo Blindado No nos proponemoas en este trabajo tal vestigacion; nos limitaemos agai a las fneas generales que pasamos a destacar. ‘Lodo el cuerpo eritico-hisiérico de la extéiica oficial soviética,® en cl que se ublca par su ne turaleza el concepto “realismo socialista”, ofrece limitaciones dogméticas. Sin embargo, no es por la descripcién de esas limitaciones por don- de se encaina una. averiguacion dirigida a en- comttar e) centro de ese dogmatisino. iste se ilumina por cierto euando se descubre, junto ai cuerpo critico-hisiérico, sm amexo protuberant. fl miembro normative parasitario, Es decit, sit Retérica, Este miembro maligne (porque come y debi. lita al propio cuerpo critico-hindrice) da not maas; indica cba se debe escribir; sedala tomas y también los destierra; legisla. procedimientos: determina qué parte de Ja realidad debe refle- jane y qué reflejos artistieos demuneian una concepeién antipartidaria; prescribe fines éti y politicos —articula un finalismo—; eotrer cla y confunde la diddctica de la difusién cul- tual masiva con la sociologia do las relacionss entre la obra artistica y el piiblicos tragplanta la premisa “el arte al servicio de Jas uzsas" del campo politico-cultural al terseno artistico-indi- vidual; ctedtera, Organiza, en resumen, un one po reldrico: y de tales dimensiones que termina por iinponerse y aplastar al auténtion excre cxitice-histérico, “La retériea reproduce siempre la imagen del hombre ideal”, dice Curtius reficiéndose a la retérica de la tardia Antigiiedad y la Edad Mee dia, pero dando al mismo tiempo une definicién valida para todas las épocas. Le gua varia et el ideal de hombre: fa reldcica medieval cenit uno, Jn aetésica offelal soviéticn, otro; pero In acti= tud setérica, anvalista, es similar rye exiticonhistérico de la eetitiea of- romprende ua vaso eamape de elaho- in eden y erosions share [os os rer ‘icon, laa proposiciones y aesaluciveies ee la cultura, Iss eeclaraciones de cirigen ieos y del Estado y el euadro. general en se trensformen en intramiienes e in cespics2 on Je acciud con que lee mi ian y valont la ogra de arte. 7 fe ta obra fel juteio al parva y reads Brodsky, de velnciceatr 38, condenado a Ge este allo en Leningrade 4 cinco afine de tuabfos forzades por ter consideracla un clerweuio 30 aunnte al trabajo y psesto ahors en Kbertad mocced & le agitarion que produjo esta coedeaa y la cont guieate Tntervencion de lunportantes escritores y are sométieos, pone de mamitiests la subsistencia de eso “cuerpo” oh la cosisdad soviética’ pariculenacne te on lo que tafe a la velorseién del trabaio poctcn come uahajo socielucule tl). Tstbricanvent Seuerno” macs en fos alredeores del 30: eg decir, se Woftcialize”, con lo.cual sigza su crisaligacién y traba yor ende cl desarrolla de Ja especalacidn estetion al impodisle sx aecesaria.antonsen: Euasz Rosxr Cuariws, Literature exropes Edad Media iatina, tead. de Mange Verh Alztors ‘onio Alatorrs, Fondo de Cultwea Econdmiea, ME ico, 1855, 2.1, p 285 Y Ja retérieg crea sus enferunos modelos, ss lugares cemunes legalizados, sus t6picos. Ba la obra mencionada, ejemplar por muchos moti- vos *, Curtius elasifica con mucha prolijided y erudicién una gran cantidad de téplcos, La tdpica se presenta para él con un sentido histie Heo, en eposicién al caricter normative con que se la concebia on Ja retésica, De ee enfoque emerge una diseiplina sumamente provechosa bara el estudio genético de los elementos forma- les literarios y una utilfsima visidn general para cl problema que hemo: abordado. £1 t6pico s un Tugar comin, um elisé a, para no degradarlo demasiado, ua medio formal de uso rriterado. Esto supone que el topico es un elemento formal original con cieria dos: de de- generacfon or el uso repetide. Es verdai, Pero lo gue realmente corrompe a los tépieos --y no todos estin on estas condiciones— ex su apodes ramiento por la retdvica y su comsiguiente cod ficacién, Se incorporan ast al eueipo normative ys exponen en la lista de temas, estintos, prow o era, que la retSzica aconseja Issisla. Agul sf el tépico es un olemento form en plone ‘proceso de dagencsacidn e ya dee ntrado. Xo obstante, esto no significa que por el solo hecho de que un eccritor use un recurso formal codificade asuiee con ello wna actitud rtd rica; puotic haber, y bay muchas veces, una simple eoinciencia evonolégica, La actitied - térica aparece ~-y esto es general en la Edad Media euardio el escritor lo usa porque fo extiae da la wiéricas porque acaia la guia y norma de Ja retgvica y elabora en fancion de ell Por eso se observa aue innumerables descrip. ciones de la natutalers, por ejenmplo, ea Ta Hite ratura medioval no aspltan a reflaja~ le roalidad, no la refiejan en sama: son el producto de una tradicién litrrarta tija: forman ponte de la ciene tla reldrica ce Jas figuras; no constituyen un © No dheutimos aqui la “tendenelo antipopulae” y la “Gnentalidad librerea” ene eneiers cidn ffloidgica de Curting, reflejadas en cia. “compe Incisn imponente de estudios eantinyomintcose mite Jas fuentes eruditae”, segtin los severos juicios de Spitwer (Cf, Leo Srrrzes, Lingiifstica e hitterie Tie tora, teed. de José érne RY Credes, Mia dri, 1955, pp. 63-8, a 4.) Mas esta cencepeidn a. eral de Wh 2 pide a Cartius aleanzar fecundus en su trabajo, desde ict cuales jelsitnas pesibiliceder de invastigacion tized a lot que quien woseado, dice el ruismo Pox otra pacts, se deduce también que Jos peoret enemigos do'In relérioa son ‘kg grants ceatoress ioe ng tierce fuerea sufceyte porn edie 4 clzcnamenio tuand una sociedad olleea ta bicteg: 7 legiiea, pues esa sluacion, teas pee fesbar ef suiuienm do tales eccitres, ahoge Tas Pirpice postlidadea, avisia ean el tempo a Is lies DEFENSA pep PRALISHO soctaLs EL TQRO.BUNIAMC... an assxipcin BGR La reidrica no crea la tradicién Miteratias eb papel generader corcesponde a la propia lite~ ratura. Lo que fa cet6riea hace es dicién, tipilicarla, ordenarla, transmititla. Sin. ella esa tradicién no tendria tanto peso, no gra- taria. de tal manera sobre los escritores. Y bien, dentro de ese apéndice enfermo de Ja estética oficial soviética, fa cleformacién nor mativa del “realismo socialista” ha fabricado también sus téplcos. De nuestro andl anemos uno: “el optimisme histérico”, No sélo :¢ ha transformade en un tépico co- Uificade sino gue, por su naturalera filoséfica, es a su ver el jugo nutricio de un conjuato de weplees y resapaesias nonnative. reldrica soviética Je ka impucsto su defor macién: ha dejado de ser ese convencimiento fi- Ieséfico fundamentada cle Ta inevitabilidad del triunfo final, que se integra al convencimiento total, en donde senian todas as faereas eon. tradictorias de dificultades y cbstdculos zecono- cidos, que podria resumirse como la apropiaciéa de la realidad six concesiones; ha dejado de ser este convencimiento para transformazse en i normative. No es él resultado de la reereacién permanente de Ia conciencia del comunista que, en la, prasis artistica v int mana, confirma y revitaliza su “optimising his ico”. No es tempeco la meza coineidencia imay reforenc ba, Es la reproduccién ret6ri artistica fliada por ta estética oficial sovittica, Y a esta reproduccién aspiza, y asf to eodiffea, Los eizmplos de este tpicn y sus conexse son inmumerables: van desde “el trectorita siera- pre victorioso” hasta el “militante de temple sta- Tinista”; se encuentra en el concepto de gue ta descripcién de los aspect: negatives de la civdad vonstituye una actitud artistion artimar- xisia_hasta aquel que confunde la “Salida” con cl “final feliz”. Yn hugar del sélido optimiemo marsista se insiala la irpostaci’in de Ta alege! a witranza. . son las fineas generates de cca concep. ica y normative. En el marco de In URSS Tas consecuencias dafiosas de esta fal- sa concepeiéa son. conocides, Pignsese akos de I mocfnicamente a una sociedad aue vo vhe ef proceso social de Ta Unién Soviésica. Si lo observamos en el hecho aztistica, sep entonces 4a telieve ls siguionts diferencia: en w proceso social revolucionario esta falsa concep- Gién puede viciar y maiograr el producto ar- realista; en un proceso social no revel. cionario o descendente esta falsa_concepcin puede Megara trabar Ja produceién artistica tealista oa alejarla def camino del sealismo, Porque en el segundo caso el eseritor comu- nista que haya recihido esta falsa conciencia del problema, ¢ intente a Ta vex reflejar artistica- mente la realidad, enteard necescriamente en un conflict pecducido por un postutado nor mativo que la propia realidad Je desmniente, 'Y cuando esa realidad social inicia una etapa de retroceso politico, de represién antidemocré- tica, de doscenso de las condiciones legales, de repliegne. del movimiento obrera y democratic, entonces en ese mamento e] conflicto adquicre toda el carieter de woa allenacién que padece el eseri i El conflicto se reniclve cuando el escritey eu. pera esa falsa conciencia, Es decir, cuando dese poja al “optimism histérico” de toca su hoje~ rasea no: do su excrocencia retSrica y Jo teseata para sf en sn desnuda valider da~ léetica, Pero esa superacién, que es viva y dolorosa, puede Cemorane 0 no encontrarse. AT no po- dex, entonces, recuperar o lograr al contenido correcio de ese falso “optimisino histérico”, Ya concicncia del creador es urgida a buscar vias de eseape que alivien Ta tercién del conflics, Nizguna de ellas secd ideslmente correcta, pero dentzo dal mazco goncral ay > también del amino del realismo. En camhio, algu- on significar la renuneia consciente 0 Ta conci-uwcta de esta deformactin,dogimfttoa ibe y acampleja, por asi decirlo, 2 musstros ensayiias, independientemonts por supuesta de Ih tendencia que pueda tener cada uno a liberar of marsismo de su esteechex mar- sito. Lo tants como cbictive cultural es por ello en qué medida contribvimos on un esfuerzo eso que i \. per afaiidura, poner al ubisrte Ins residues Uberales asentados en costs formufaciones. dom re esta disousin yh A dol problems —arue eélo lograrse a través de uta profinda pol mica, para la cuial es necesario partir de ima macién no sectaria de fa dimensida que pue- da alcemar aquélts, puss de lo contrario ta ahovamos antes d2 que nazce—, Ia procuccisn tétiea marsista, on nuestro pals se mantendri en su coniusto er una casi pardlisis o array irando sm peneso mochniento cuyas dos plen en constants deseeucrde son las sigul Una, fa actitud dofensiva de la produecién 8 en_plena etapa antocritien dose de los iltimns.afios, afirmaase se ve en qué medida Ia taba 2) pata pasar a una ctana de +? boracién exitica y positiva, cue permitir’ abor- osvaNea psu ESALISMO SOCIALIST EbTF QpO-BU AAAI no individual ~y este hecho ha de ser, por zazén del propio pro- ceso histirfco, generacional— el andliss de la cultura y literatura nacionales, pues no s¢ pe~ netrar4 de Meno en esa etapa critica si no se resuelven proviamente las vacilaciones tetricas Y metodol6gicas actuales. La otta, la actitud sectaria —por ello, agte- siva~- de'la producciin dogmitica (se com prende que hemos hecho dos grandes divisio- nes, por razoncs expoxitivas, que no niegan Ins matices de una realidad intelectual més rica que este doble esquema), adherida todavia a una concepcién esiética aprioristica y normnati- ‘va que proveca no sélo desaciertos sino las os cilaciones mAs polares, forzadas por esa necesi- dad —mecdnicamente concebida— de ajustarse al contexto histérico-cultural cefialado, y Jas con: tradicciones mAs insospechables en el andlisis conereto?, demorada en una etapa que no ma. dura por falta de autocritica (y aqui se ve en qué medida no la ayuda la otra pierna, pues el especticulo que le brinda es ef de una pura autoeritica) y porque, en esencia, persiste on conectar rigidamente la investigacién al estadio de ese coniexto, que esté determinado funda- mentalmente por las premisas inmedistas de Ja diteccién politica, por la inmediatez de lo politico, Sélo sf se Ia inscribe en este marco se expli- cara Ja naturaleza de la reticencia 2 usar Ta férmula “realismo socialista”. Y solo si cada uno de nosotros aporta su propia interpretacién del “roalismo socialista”, ea una vonfcontacién alle gerada en lo posible de inhibiciones tedricas, podremos superar esta etapa, No pedinios con esto benevolencia para fos Obsérvense estas oscilaciones en un ensayista como Agasti (Gir. Defense del tectimo, varias dix clones; desde Ja segunda inclusive se exchuye el tra ajo tobre Malraviz, apareeido en. la primera; no sakemoi ct criterio seguido por aw autor para ox @luirlo pues no hay ninguna iota aclasstoria co Jas ediciones posteriores que lo explique), atribuldas unas ‘veces por error y ottas inteneionalmenie a la flexi Bilidad de su pensamiento mataista: p. ely 0 ap fogla de Ja noyelitica de Malraux como. arqustiga de realismo socielista;, st valoracién formatisia de a poesia de Rail Gonzaler Takin que fide el enjui ciamieato Werario de {a etapa comunista (Agosti Befiala como el mejor bye de Tuscn La calle del azujero en ia media; no discutimos este juicio de valor ni nos intaresa en este momento, Poro por tr tatse de un libro de Ia etapa no comunista de Tuion, et obvio que ette juicio supone el otra: que la etapa comiunista 0% ntenos lograda Heerariamerte que Ta no contunista, Independienterente de que esto sea. asi © no Jo ca, a un estuciowo marisa se Te impone la necesided de explicar y apuatalar este juicio —-ne- cetidad imperiosa en yirtud de logue smiplica— to pena de quedacse en la superfcialidad de wna vaio. tacky formalisia que v2.2 confuadie at lector, que 5 10 que cecum); m clogio de la generacién poste el 40, que es Ia promocién que ha dado la espalda a su pueblo y a su pais del mode mis tajaace, en- vuelta por una concepeién izracionalista del fenwimneno antstico e imbuida de unz éptica burguesa cel hecho social que la sislé de ta realidad y te impidié. dar uuna poesie nica y poderese. errores que pueda contener nuestra interpreta. ci6n, pero es necesario tener en cuenta la im- portancia de esta direecién, pues se trata en el fondo de rescatar un clima intelectual y pro- ducir fos hechos que fuercen a apertura de la polémica; Iuego, si se logra, el esfuerzo por abocardarla es siempre menor. A.eso tiende este trabajo. ca Hixtéricemente, el realisino socialista consti- tuye Ja etapa actual del realismo (siglo xx). Entendiendo cl realismo no como una corrien- te del arte sino como [a corriente multiforme del arte, la perdurable, Ia lograda. A sus mar- genes, paralclamente, han ida quedantlo los se- dimentos —a veces, los grandes socimenios— de Jos intentos formalistas; l4meselos ‘manierismo, barroco, artepurismao, éteétera. No toda la co- rricnte realista se compone de grandes obras, por supuesto; halilamos desde un punto de vista histérico, no critico. El realismo acompafia todo el desarrollo de la sociedad humana y es un teflejo, en las diferentes etapas, de la visién del mundo que tiene el hombre y de sus pos lidades de indagarlo. Lo que no es realismo constituye el producto de una aegaciém a mirar el snundo y, por ende, una renuncia a indagarlo, Unas y otras posiciones se gestan en los propios conilictes de Ja sociedad, padecidos de diferen- tos maneras por los artistas. Tedricamenie, el realismo socialista os ealis- mo... socialista, marxista, Bs un realismo que se especifica por Ja visin del mundo marsista que lo sustenta. Como positivista fue la vision del mundo que sustentd, a su taro, otra etapa dei realismo. Y asi de seguida, aunque no todas ta tengan

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