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La Rosa Blindada 1
La Rosa Blindada 1
Octubre 1964
la rosa blindada
Revista mensual
* 1 / Buenos Aires
Año I • N
Aparece el 1’ de cada mes
Rolando Escardó
Heberto Padilla antología de
Roberto Fernández Retamar la joven poesía
Fayad Jamis cubana 25
Pablo Armando Fernández
José A. Baragaño
Como cuando allá por los años del 30 fue condenado
a la cárcel por su poema "Contra”, con el mismo
juvenil asombro y entusiasmo, Raúl González Tuñón,
■el autor de La calle del agujero en la media
y La rosa blindada, está hoy junto a nosotros,
los escritores de una generación posterior, con Galvano delta Volpe
su mano afectuosa y su palabra experimentada.
Pintores y escritores sabemos cuánto es lo
•que se le debe y sabemos también que es a nosotros a
■quienes toca retribuir. Por eso es nuestro director de
honor, por eso uno de sus libros nos nombró para Maí-xjsmo
siempre, por eso le damos públicamente
las gracias hoy, que al filo de sus y crática
sesenta años es el más joven de nosotros. li'íercaa'Hsa
Y REFLEXIONES
g
alabras
<*
reflexiones SOBRE LA
ia>
Reflexión
sobre lo responsabilidad
del escritor
finalismo que irriga todo nuestro se pretende inferir de ella una ideo-
trabajo intelectual, que nos ubica logia, mudarla en concepción del
en la antípoda de la elaboración mundo, se fabrica un malentendi
desinteresada y nos aleja a consi do que conduce a una trampa. Se
derable distancia de la literatura trampee o no, este escamoteo de la
decisión a otro nivel lleva tarde o
mente. Eso, cómo negarlo, nos nu temprano a revolcones. Porque por
tre saludablemente; mas cuántas ve- más habilidoso —en el buen senti antología
do— que se sea en ese riesgoso equi
librio, el viento de la historia agita de
PARA NOSOTROS SIN EMBARCO Seria
Impertinente. Nos costaría mucho liguas. la cuerda cada vez con más vio- la jowen poesía
esfuerzo reconocer como propia es Por el otro, el ficticio y abruma
ta aseveración. No obstante, poi dor negativismo que caracteriza la La decisión a otro nivel se llama cubana
paradójico que pueda resultar, nos descripción de nuestra realidad rea la toma de partido.
ccnsume una no menos costosa re lizada por ensayistas y estudiosos de Pero la toma de partido no es,
flexión darnos cuenta de lo con- formación irracionalista, envuelta en como podría sugerirlo la figura uti
esa espesa bruma de frustración y lizada, el reposo, la estabilidad, la
n mi caso aliara, desasosiego. Ella, de tan seguridad sin sobresaltos; algo así
echanzas criticas gada y machacona, ha con/o un oficio para jubilarsé sin x
sorprende al encon- por gravitar sobre nosotr madores trastornos ------------------ --
y nos sorprende. Y efecto irreflexivo de rebote: una Ño obstante, algunos lo/entienden
nos deja con el libro en vilo, en el especie de profilaxis ideológica que asi y de actores se transforman en
comienzo de una meditación que ya nos pone a buen recaudo de con empleados. No se comprende que,
se tiñe de sombría porque anuncia taminarnos con la peste. Profilaxis en algunos aspectos, el cambio sólo
—como en el niño pobre que des desafortunada; pero operación có- consiste eh-una variación de'pjsta.
cubre de pronto su condición— uu al fin. Porque rio ha de ser todo tan sim
ir más lejos, cuántos clisés ple desde eT~nroffiéhto en que’ se
poseemos lo que otros poseen. ....... ales habremos de destrozar —o
Asunción culposa de nuestra pro sólo dañar— para apoderamos de la base moral, esa
pia inferioridad, podría decirse con este simple pensamiento: en cuanto moral del escritor a que aludimos
dejo psicoanalitico y metafisico. O. a tradición y ambiente, nosotros co más arriba. La que sigue sostenien
para precisar la distinción, una to mo escritores no poseemos lo que do su responsabilidad, más comple
ma de conciencia. Hierro posee. Y, claro, sus consi- ja ahora. Más difícil también, por
A propósito de la toma de con que ya no debe responderse sólo a
si mismo, aunque tenga siempre que
nos pretendemos Y no sólo clisés sino impedimen cumplir primordialmente con esa
to embellecedora tos y trabas de otra Índole, que a respuesta. El olvido de esto última
veces estorban la marcha de un es le acarreará la disminución de su
—teórica y prác critor marxista. Pero que —y esto aptitud intelectual; el envilecimien
tica; por sobre todo práctica— de hay que decirlo aunque parezca to de su condición después si no
aprendizaje y adquisición del mar un descargo— nunca molestan el lo remedia a tiempo.
xismo, que suele ser muchas veces paso de un escritor comprometido Disminución semejante seria la
bastante prolongada. —honesta y lúcidamente, si— con que, por ejemplo, nos empujara a
Y no se trata sólo de mi expe sólo sus glóbulos, porque éstos siem
riencia personal —que pudiera ser pre hablarán a través de su con lesto; a sonrojamos de una medita
marcadamente defectuosa, aunque ciencia, de su propia voz, no la de ción que, por más sombría que pa-
suficiente para traducir el propósi stituye el único medio por
to entrañable de todo escritor: dar te sus fiscales y también, si actúan corrige el falso embelleci-
su testimonio—; se comprueba tam el escritor se responde a
bién en la de muchos de mis pares y testimonia a los hom-
Comprometerse con uno mismo
por oficio y generación. es todo un programa moral para
Si, embellecemos un poco la reali equilibrista ni empleado.
dad. No desentrañaré aquí seme el escritor; a poco que lo examine
jante cuestión. Pero me vienen en mos se convierte, en verdad, en el
seguida a cuenta dos poderosos in único basamento seguro en que
flujos de vertientes opuestas. puede reposar su responsabilidad:
Por un lado, la certeza de la es su moral, si se prefiere. Pero es
inevitabilidad del triunfo final, el moral, y no da para más. Cuando 24
Roseando Escardó
La visita La lluvia es el cuarzo de mi miseria De hombre a muerte Expuestos a la lluvia preguntándome cuándo
Los políticos roen mi bastón (Fragmento.) volveremos
La gran mosca se ha posado en el marco
Si no me hubiera ahorcado moriría
podrido de tu retrato, hermano, y la visita
de esa extraña enfermedad La historia no es un baldío sin dueño. Esos hombres que nunca estuvieron en
vendrá, quizá bajo una yagua, porque llueve
que sufren los que no comen Libertad, combate,
con todo el frío del viejito San Isidro. La visita
En mis bolsillos traigo cartas estrujadas háblanos de tus muchos amadores que no han peleado con amor,
vendrá y hablará del maíz, de la chiva cargada
que me escribí yo mismo
y del vecino que se mece siempre en su sillón mientras en Mayar! arriba, que no dejaron para siempre las cruces
para engañar mi soledad
humano, bajo el alero de murciélagos y carco sobre el campo tendido, quedan algunos. no conocen la guerra.
Mi garganta estaba llena de silencio
mas, mientras canta con su voz lenta, ñoña: Nuestras manos No vamos a morir.
ahora está llena de muerte
ganan una ametralladora Thompson, Seremos viejos en el tiempo de la vejez
“Agarra la gata, ¡caramba!, Estoy enamorado de la mujer que guarda las
llaves de la noche cinco Springfield Seremos viejos para
qui ai viene el gato...”
Ella se ha mirado en mis ojos sin saber quién y algunas armas cortas. contar y orar y dormir.
La gran tatagua, hermano, la tatagua de Libertad .. a las 11 y media de la mañana
alas brumosas y camales, está allí, se ha posado Ahora lo sabrá leyendo mi historia de hollín —no del tigre o el pájaro—,
cruzaron seis camiones
en nuestra mesa, y también la visita vendrá; y en los periódicos la del hombre:
cargados de soldados.”
estará muda, muda, todo el tiempo. Sabrá que me llamaba Louis Krizek gánanos para ayer, para mañana,
Esos pájaros se quedarán
ciudadano del corazón de los hombres libres
para siempre cantando en la memoria.
£7 ahorcado del Café Bonaparte heredero de la ceniza del amanecer
He vivido como un fantasma Ahora él estará afilando en la piedra su
Para no conocer los abismos del humo
entre fantasmas qué viven como machete
para no tragarse los periódicos de la tarde
He vivido sin odio y sin mentira y ella estará recogiendo las tazas vacías.
para no usar unos espejuelos cubiertos de sangre
o telaraña en un mundo de jueces y de somb La postura sumisa del puente.
El que estaba sentado en un rincón lejos de La tierra en que nací río era mía En la oscuridad la tierra parece arder.
los espejos ni el aire en que reposo tampoco
Queremos amor queremos vivir.
tomándose una taza de café no oyendo el Tan sólo he poseído la libertad
es decir el derecho a sufrir"rerrar Tenemos toda la tristeza
tocadiscos
sino el ruido de la pobre llovizna a ser este cuerpo frío (bailaré contigo amor mío),
El que estaba sentado en un rincón lejos de Sólo tú eres destino. la ropa huele a animal mojado huele a las
colgado como un fruto
los relámpagos entre los que cantan y ríen cosas tristes
lejos de los leones morados de todas las guerras entre una playa de cerveza
III (bailaré contigo amor mío).
hizo un cordón con una hoja de papel y un templo edificado para adorar e! miedo
en la que estaban escritos el nombre del Papa Las ametralladoras no comprenden,
La mujer que guarda las llaves de la noche Los hombres se hacen viejos y mueren.
el nombre del presidente no saben por qué es esta alegría.
sabrá que me llamaba Louis Krizek ¿A quién se le querrá atemorizar con la
y otros dos mil nombres ilustres “... a las 4 de la tarde
y que cojeaba un poco y que la amaba muerte?
y a la vista de todos los presentes aproximadamente
Sabrá que no estoy solo que conmigo Los que se le anticipan
se colgó del sombrerero que brillaba sobre su
va a desaparecer un viejo mundo en su oficio se escuchó un nutrido tiroteo como a
cabeza amarilla
El patrón del café salió bajo su capa negra en definitivamente borrado por el alba son muertos de la Muerte.
busca de un policía Así como la niebla a veces aplasta Los hombres mueren o cinco kilómetros.”
Armstrong cantaba sin cesar la luna había las flores del cerezo sin que haya tenido aquél Todo el verdor de esa rama y la flor
aparecido la muerte ha aplastado mi voz” trato con éste; que vendrá y mi sangre
como una gata furiosa en un tejado sin que haya compartido la tristeza. están gritando porque vengas.
Tres borrachos daban puñetazos en el Cuando el patrón volvió con un policía de ¿A quién se le querrá atemorizar con la Queremos vivir con la tristeza, con los adioses,
mostrador lata y azufre muerte?
con todos los recuerdos.
y el ahorcado después de mecerse dulcemente el ahorcado del café Bonaparte La montaña llena de un aire
durante un cuarto de hora ya no era más que el humo tembloroso de un olvidado hace miles de años. Queremos vivir con la alegría.
con su voz muy lejana "... a las 7 de la mañana se apareció Yo te amo.
comenzó a pronunciar un hermoso discurso: bajo el sombrerero una avioneta de reconocimiento.” “... a las 7 en punto nos pusimos
“Maintenant je suis pendu dans le Bona sobre una taza con restos de café. 30 El enemigo detesta mi amor. en marcha.” 31
José A. Barogoño