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la rosa blindada

Octubre 1964

la rosa blindada
Revista mensual
* 1 / Buenos Aires
Año I • N
Aparece el 1’ de cada mes

Luis Cardoza y Aragón Picasso 16

Picasso Palabras y reflexiones


sobre la pintura 22

Carlos Alberto Brocato Reflexión


sobre la responsabilidad
del escritor 24

Rolando Escardó
Heberto Padilla antología de
Roberto Fernández Retamar la joven poesía
Fayad Jamis cubana 25
Pablo Armando Fernández
José A. Baragaño
Como cuando allá por los años del 30 fue condenado
a la cárcel por su poema "Contra”, con el mismo
juvenil asombro y entusiasmo, Raúl González Tuñón,
■el autor de La calle del agujero en la media
y La rosa blindada, está hoy junto a nosotros,
los escritores de una generación posterior, con Galvano delta Volpe
su mano afectuosa y su palabra experimentada.
Pintores y escritores sabemos cuánto es lo
•que se le debe y sabemos también que es a nosotros a
■quienes toca retribuir. Por eso es nuestro director de
honor, por eso uno de sus libros nos nombró para Maí-xjsmo
siempre, por eso le damos públicamente
las gracias hoy, que al filo de sus y crática
sesenta años es el más joven de nosotros. li'íercaa'Hsa

así como la teoría histórico-materialista del 1) El haber sustituido el método hegeliano


arte comienza con las dispersas y concisas apo­ de interpretación contenidista-filosófico de la
rtas que Marx pone de relieve en los últimos obra poética y el método taineano de interpre­
Raúl González Tuñón
párrafos de la Introducción de 1857 a la Cri­ tación contenidista-historicista con un método
tica de la Economía política (es decir, con la de interpretación más concreto y homogéneo
Carlos Alberto Brocato - José Luis Mangieri “dificultad” de entender cómo el arte de los y por lo tanto más refinado. (Plejanov: “como
griegos, si bien “ligado” a ciertas formas del partidario de la concepción materialista del
"desarrollo social”, aún puede procuramos “go­ mundo sostengo que la tarea primera del crí­
Juan Gelman - Guillermo B. Harispe - Ramón Plaza ces” estéticos y se considera como “norma y tico consiste en traducir las ideas de una obra
modelo inaccesible”, etcétera), la crítica e his­ de arte del lenguaje artístico al lenguaje socio­
Narrativa toriografía literaria marxista se origina en las- lógico, para hallar lo que podemos llamar el
Andrés Rivera - Horacio Néstor Casal - Estela Canto - Octavio Getino observaciones ocasionales que Engels hizo a la equivalente sociológico de un fenómeno lite­
poesía dependencia de Esquilo, Dante, Cervan­ rario determinado”; Lukács: la concentración
tes y S< hiller, al realismo y al arte de Balzac y artística “es la intensificación máxima del con­
Oscar Díaz - Carlos Gorriarena - Hugo Griffoi - Norberto Onoírio Sr típ co /literario; -i'- t -r- - desarrolladas
V observaciones --------- ”--T tenido de la esencia social y humana de una
en las cartas que éste envió a Mina Kautsky Kautsly situación determinada”.)
(noviembre de 1885) y Miss Harkness (los pri­ 2) La reactualización del problema estético
Roberto J. Raschclla - Roberto Aizemberg - Nemesio Juárez del contenido y la inclusión de éste en la eco­
meros tías de abril de 1888). Debemos decir,
em largo, que esa crítica,..aunque .haya_ nomía interna de la obra de arte, contra el
formalismo del “arte por el arte”, etcétera.
Roberto Cossa - Andrés Lizarraga - Susana Vallés transcurrido más de medio siglo, queda en cier­
(Plejanov: “la primacía de la forma sobre el
to modo idealmente estancada —debido a cier- contenido: vacuidad y fealdad; la belleza es
tas aportas y problemas no resueltos— en la correspondencia de forma y contenido”; Lu­
León Pomer época en que fue formulada por Engels, crítico kács: “definir un escritor como mediocre ex­
imparcial del arte de Balzac, y por Lenin, crí­ clusivamente por sus defectos formales es su­
tico, no menos imparcial por cierto, del arte perficial. Si a la vacía y epidérmica represen­
Javier Villafañe
de Tolstoi. Queremos decir que este nudo pro­ tación de la vida contraponemos la verdadera
Dlacram ación blemático —descubierto por Engels, juez exacto realidad humana y social [...] las deficiencias
Oscar Díaz y ecuánime de la poesía de Balzac a pesar de de formas se manifiestan sólo como consecuen­
las ideas “falsas”, monárquicas, “no progresis­ cia de una fundamental falta de contenido: la
tas”, del escritor, y vuelto a descubrir por Le­ confrontación con la vida revela de por sí el va­
nin en su análisis no menos exacto de la ver­ cío de la reproducción artística insignificante”.)
dad de la poesía de Tolstoi no obstante las ideas 3) Algunas aplicaciones historiográficas me­
“místicas” y populista-patriarcales del conde suradas, felices, de un contenidismo refinado,
de estos criterios, emergen de los esbozos crí­
autor— ha sido hasta hoy esencialmente elu­
Publicación de Ediciones La rosa blindada. ticos de Plejanov sobre las novelas de Balzac,
dido, inadvertido diríamos, por la critica y la
valoradas por el conocimiento que de ella se
Correspondencia y giros a nombre de José Luis Mangieri, teoría literaria posengelsiana y posleninista. La
Revista La rosa blindada. Corrientes 2565, p. 9, oí. 11, Buenos Aires. desprende de la sociedad francesa en la época
verdad sea dicha.
Registro Nacional de la Propiedad Intelectual en trámite. de la Restauración y de Luis Felipe (véase
Las colaboraciones espontáneas serán aceptadas Veamos, junto a sus méritos innegables, los
—más adelante—, sin embargo, el precedente
y. en la medida de su interés, contestadas. límites del método marxista de interpretación que sienta Engels en la famosa carta de los
Horario de Redacción: lunes a viernes, de 19 a 21. literaria corriente de Plejanov y Lukács: o mé­
Horario de Administración: lunes a viernes, de 10 a 12. primeros días de abril de 1888, dirigida a Miss
Precio del ejemplar: m$n. 50. todo de interpretación contenidista-sociológico- Harkness) y de Madame Bovary (“en este caso
Tirada de este número: 4.000 ejemplares. político. Sus méritos: no se puede hablar de indiferencia hacia el con- 3
tenido: tenemos aquí un estudio atento y una crítico no supla de alguna manera (como en
representación prolija de lo que es el modo de las citadas anteriormente) las deficiencias de hulosa e incoherente y sus poéticos símbolos piedad” de Filomene y Bauci destinada a ser
vida burgués [...] Aquí tenemos un entusias­ los criterios: p. ej., la interpretación plejano- considerados “atrasados” porque, “testimonian absorbida por la gran propiedad industrial de
mo ideal y un apasionado rechazo del ambien­ viana sustancialmente errónea de la poesía ib­ la pobreza de su pensamiento social".
** La Fausto; o en los ensayos sobre Kleist, etcétera.
te. Pero cuando este entusiasmo decae queda la seniana de Espectros, Casa de muñecas. Los única cualidad que se le reconoce pues es la Si consideramos la naturaleza de los erro­
descripción por la descripción misma, y el abu­ pilares de la sociedad, etcétera; por lo cual a de psicólogo del oportunismo de la pequeña res más serios de la crítica plejanoviana y
rrimiento nos invade”). O bien en los ensayos Ibsen artista se lo recrimina por sus ideas mo­ burguesía (Lukács, en esto más acertado, al lukacsiana, comprobamos que las interpreta­
de Lukács sobre realismo europeo y ruso y es­ rales burguesas (la “pureza de la voluntad”, relacionar Ibsen con el “predicador” Tolstoi,
MARXJSMO ciones radicalmente equivocadas de la poesía
pecialmente sobre Balzac, Stendhal, Zola y el "individualismo” ético, etcétera) y por su reconoce —accidentalmente— que “también
V CRITICA ibseniana de Plcjanov y de la poesía flauber-
Tolstoi. “debilidad” fundamental de no saber encon­ Ibsen [...] superará, mediante un similar pa-
LITERARIA tiana de Lukács, por ejemplo, son la prueba Y CRITICA
Los límites: trar “el camino que lo lleve de la moral a la thos de predicador, a sus contemporáneos tam­ evidente de la incomprensión de la funda­
Son evidentes, en primer lugar, cuando ese política” (entiéndase, militante-social), y es bién desde el punto de vista puramente artís­ LITERARIA
mental lección engelsiana (aplicada luego por
método se aplica directamente a la “tarea se­ por esta razón entonces que sus dramáticos dis­ tico”) ; o la interpretación errónea, por parte
gunda” del crítico, que consiste en la “integra­ Lenin al caso Tolstoi) acerca de la poesía rea­
cursos morales * son tachados de oratoria ne- de Lukács, de Madame Bovary, acusada de
ción necesaria” de la primera (Plcjanov) : la lista del reaccionario Balzac. Dice Engels (tam­
descriptivismo con fin en sí misma y de forma­
“consideración de los valores estéticos de la lismo. Significativo es el párrafo —en cuanto bién en esto de acuerdo con Marx): “El realis­
obra juzgada” (P.); puesto que, por un lado, • Obsérvese, entre tantos ejemplos, la rica huma­ revela la negatividad de la problemática con­ mo de que hablo se manifiesta a pesar de las
el criterio de tal consideración o valoración nidad y el contenido social de la siguiente discusió ideas [opinions, Ansieh ten] del autor. Permi­
entre el cónsul Bemick y el joven Tónnesen, de tenidista lukascsiana— en que Lukács se la­
está señalado con la presencia, o no, en la obra greso de América, a propósito de Marta, la cuñ: menta de que Flaubert haya tentado “superar tidme un ejemplo: Balzac, en quien estimo un
de arte, no sólo de un “contenido ideal” o de soltera de Bernick, la pariente pobre de la casa solamente con los medios artísticos y técnicos” maestro del realismo infinitamente más gran­
ideas en general (“sin ideas el arte no puede Los pilares de la sociedad, Acto II, Escena VI): esa “inmovilidad”, y “la vacía y desconsolada de que todos los Zola..., nos da en su Comedia
vivir”; P.), lo cual sería justo, sino, además, "Tónnesen: ¡Pobre Marta! Bernick: ¿Pobre por humana la historia más maravillosamente rea­
qué? Supongo que no creerá que he permitido q rutina” de sus mediocres héroes, tentativa esta
por un contenido ideal “no falso”, es decir, no le falte nada. Puedo decirlo muy alto, soy un “destinada a fracasar” porque “la mediocri­ lista de la sociedad francesa al describir bajo
reaccionario sino progresista (“no toda idea hermano. Ella vive con nosotros y naturalmente dad del hombre medio es producto de las an­ la forma de crónica de las costumbres, casi
puede ser expresada en una obra de arte” y en nuestra mesa. Su sueldo de maestra le tinomias sociales, las cuales determinan obje­ año por año, de 1816 a 1848, la presión cada
“las falsas ideas perjudican a la obra de ar­ para vestirse. ¡ Qué más puede desear una mujer tivamente también su existencia, y en Flau­ vez más grande que la burguesía ascendiente
te”: P.; “una concepción del mundo «cual­ sola! T.: ¡Eh! ¡En América no pensamos así! B.: ha ejercido sobre la nobleza que se había re­
Ya lo supongo. En una sociedad rev bert en cambio, éstas no alcanzan la tensión
quiera» no es adecuada para servir de base al mo la americana. ¡ Pero aqiut,_cn n __más elevada sino que por el contrario se ofus­ constituido después de 1815 [...] Describe có­
realismo”: L.); y por el otro se conserva, co­ mundo, en donde, hasta ahora, ^raci can y equilibran en la superficie”. Se condena mo los últimos restos de esta sociedad, ejem­
mo base gnoseológica de esta grave actitud me­ ha penetrado todavía la corrupción, entonces a Flaubert sólo' ppr haber dado vida plar para él, sucumbieron poco a poco ante la
todológica contenidista, la vieja gnoseología es­ jeres se conforman con una posición decente y intrusión del arribista vulgar de la gran fi-
desta. Además Marta tiene la culpa; desde Ci a ciertos contenidos sociales que no
tética kantiano-romántica, por la cual, según tiempo podia haberse colo upongamo^ caros a Zola ylque nanza o fueron corrompidos por él [... ] alre­
Plcjanov, quien proclama ideas “habla de pre­ querrá decir. B.: Sí; podí orresponden a las ideas sosales dedor de este cuadro central agrupa todo la
ferencia el idioma de la lógica", mientras el partido; porque sé Io\prc Íólogo, qwe por otra parte se historia de la sociedad francesa, en la que yo he
artista “habla de preferencia el idioma de las ñas de muy buena posición, lo cual es sorprende aprendido, aun en lo que concierne a los de­
tratándose de una mujer-?in fortuna qué no. es jo le debe a Flaubert, es decir,
imágenes”, para caer luego, Plcjanov (y esto ya y sin refinamiento alguno. T.:-'¿Sin refinamicn- e inínimo |de' verdad (poética) que esos talles económicos (por ejemplo, la redistribu­
se le reconoce como mérito), en un desarrollo tos? B.: ¡Oh! No se lo echo saxara; no me gus­ mediocres” (palabras de Flaubert) Lpo- ción de la propiedad real y personal después
problemático muy significativo y susceptible de taría que fuese distinta; porque sabe que en casas y en los cuales todo es superficial, en pri­ de la revolución francesa), más que en todos
ser fecundo si se lo despoja de las premisas ple- mer lugar la conciencia de esas antinomias so­ los historiadores, economistas y estadísticas de
ncr una persona ordinaria dispuesta para todo Ir;
janovianas arriba citadas: o sea, cuando éste bajo. T.: Si, pero ¿y ella? B.: ¿Cómo? ¿Ella? N ciales. (Otras interpretaciones de Lukács igual­ la época en su conjunto. Sin duda, en política,
afirma (a propósito de los pretendidos “sermo­ le faltan personas por quienes tomarse interés: nc mente equivocadas se encuentran en los en­ Balzac era legitimista; su gran obra es una
nes” ibsenianos) que “si el autor piensa en imá­ tiene a Betty [la hermana, mujer de Bernick y dueña sayos sobre Hólderlin, de quien se ha conside­ elegía perpetua que deplora la descomposición
genes y figuras, es decir, si es un artista, la de casa], a Olof [el sobrinito] y a mi. Nadie debe irremediable de la alta sociedad; sus simpatías
ocuparse de si mismo antes que de los d rado sólo el aspecto progresivo-iluminista y no,
nebulosidad de sus sermones (y de sus ideas, cialmente las mujeres. '1 en absoluto, el aspecto romántico en el cual están de parte de la clase condenada a morir.
en resumidas cuentas) implicará necesariamen­ nidad, grande o pequeña, el primero confluye y toma fuerza y carácter; Pero a pesar de todo esto su sátira jamás es
te una insuficiente determinación de sus imá­ ayuda y trabajo. Al men o en los ensayos sobre Goethe, en los cuales tan cortante ni su ironía tan amarga como
genes artísticas” (Cfr. cuanto se ha señalado (Señalando a Krapp [su hombre de confi cuando hace obrar a tales aristócratas, a los
la figura del Mefistófeles del Fausto está to­
en II Contemporáneo, 1959, n’ 13, acerca de ño], que viene con un legajo de papeles talmente desvirtuada y, en cambio, pone el mismos hombres y mujeres por los que experi­
la relación orgánica entre claridad intelectual recha.) Mire, allí tiene una prueba. ¿Usted acento, y por demás, sobre la “pequeña pro­ menta una profunda simpatía. Y los únicos
o coherencia de significado y fidelidad de la que son mis asuntos individuales los que tan hombres de quienes habla con una admira­
imagen a la realidad, en base a una dialéctica ocupan? En absoluto. Ellos, ni un minuto. (Rápi­ ción no disimulada son sus adversarios polí­
damente a Krapp.) ¿Qué hay?” •• Basta pensar la concreta realidad del simbó­
de heterogéneos.) y según Lukács, quien afir­ ¿Es esto acaso un “sermón”, y “nebuloso” por ticos más encarnizados, los héroes republicanos
ma sin una pizca de duda que “el arte hace lico término “espectro”: ideas del concepto del re­ del Cloítre Saint Méry, los hombres que, en
añadidura? ¿O no es, en cambio, sin duda alguna, torno o recuerdo terrorífico —provocados por ciertos
intuir sensiblemente” la “móvil unidad” de una de las más profundas denuncias en forma poé­ acontecimientos de nuestra vida— de las creencias aquella época (1830-1836), representaban ver­
universal, particular e individual (¡ sigue en la tica, dramática, de la cruel hipocresía burguesa en heredadas y de nuestras desilusiones y sufrimientos; daderamente a las masas populares. Que Balzac
esfera de las categorías lógicas hegelianasl), las relaciones familiares? Obsérvese luego ■—por la término empleado por la señora Alvin cuando com­
rapidez y la organicidad tan ibseniana de la relación se haya visto forzado a ir en contra de sus pro­
mientras la ciencia resuelve dicha unidad “en prueba la trágica quiebra —y remunerada— de su pias simpatías de clase y de sus prejuicios polí­
de la poesía con la realidad moral y socir legal unión mercenaria —santificada en el matrimo­
sus elementos abstractos y cree definir concep­ historia— esa sutil distinción, contraposición, nio burgués— con el disipado chambelán Alvin. ticos, que haya visto la ineluctibilidad de la caí­
tualmente su recíproca acción”. funcional, entre la sumisión y Igualmente para la nave-ataúd (la Indian girl) de da de sus queridos aristócratas y los haya des­
Los límites resultan evidentes, en segundo le la mujer en la liberal Europ: la que es propietario el deshonesto armador Bernick crito como no mereciendo mejor suerte, que
a entonces) de libertad de la muje en los Pilares; igualmente para la “casa de muñeca"
lugar, en la mayor parte de las aplicaciones democrática América. ¡Y pensar que la o haya visto a los verdaderos hombres del por­
en la homónima comedia "feminista”; igualmente
historiográficas en las que el gusto personal del escrita en 1877! para el “pato salvaje” en la pieza homónima; para venir donde solamente ahí se podían encon­
los "caballos blancos” en Rosmersholm, etcétera. trar en esa época, todo esto yo lo considero
como uno de los más grandes triunfos del rea­ En el primer caso (Balzac), la verdad de su bemos, que no se opone a la tendenciosidad «forma» además de un significado «estético»
lismo ...” (Carta a Miss Harkness, original en arte, que lo hace acreedor al titulo de realis­ ni a la relativa tipicidad sino que siempre ha tiene también un significado «histórico». For­
inglés.) Y realismo —agrega—, “en mi opi­ ta, consiste en “haber visto”, en contra de sus coincidido: desde Dante a Maiakovski. Lo ma «histórica» significa un determinado len­
nión, supone, además de la exactitud de de­ propias simpatías ideológicas, los “hombres del que hemos dicho no excluye —por muy para- guaje, como «contenido» indica un determina­
talles, la representación exacta de caracteres tí­ porvenir”, los adversarios, los burgueses. En el dojal que parezca— una poética (no una esté­ do modo de pensar no sólo histórico sino «so­
picos en circunstancias típicas” (la cursiva es segundo caso (Tolstoi), la verdad consiste en tica) del Realismo socialista: la lleva implíci­ brio», expresivo [... ] La gramática normativa
nuestra). haber visto hombres y cosas de acuerdo con ta precisamente en virtud del principio de que [...] sólo por abstracción puede ser separada
¿Y Lenin? Lenin resuelve la dificultad — sus propias simpatías ideológicas y, aún más, sin ideas en general (incluidas las nuestras) del lenguaje viviente.” (Un residuo idealista
mo él mismo advierte al comienzo de su en haber enseñado al proletariado revoluciona­ no hay poesía y en virtud del principio de en esta concesión demasiado generosa a Cro- MARXISMO
tículo de 1908 audazmente denominado León rio a conocer mejor a sus adversarios, y justa­ tendenciosidad, es decir, de la inevitable de­ ce: “El principio formal de la distinción de
Tolstoi como espejo de la revolución rusa, en mente por haber reflejado en la obra poética terminación histórica de toda idea. De modo las categorías espirituales y de su unidad de LITERARIA
el cual expresa que “a primera vista puede pa­ “algunos de los rasgos esenciales” de la “Re­ que en nuestro tiempo no puede existir como circulación, por abstracto que sea, permite
recer extraño y traído de los cabellos que aso­ volución”, es decir, aquella “masa” campesina ideal artístico práctico, para realizar, más que aprehender la realidad efectiva.”) Y baste re­
ciemos el nombre del gran escritor a la Revolu­ “hecha así”, rebelde de alma pero sin capa­ el realismo socialista, por el cual tenemos el cordar su análisis estructural de la poesía dan­
ción de 1905, que evidentemente no compren­ cidad para mayores cosas. En otros términos, derecho de luchar y no la simple pretensión, tesca en el episodio de Cavalcante (Infierno,
dió y de la que se mantuvo ajeno”—, resuelve en el primer caso el realismo artístico consiste, justamente porque debimos reconocer, en la X, 52-144), en el que se determina de manera
la dificultad, decíamos, al contestar que “si es­ por parte del autor, en ver a los adversarios esfera estética, el mismo derecho a los ideales acabada lo que separa a Gramsci de Croce y
tamos en presencia de un real y gran artista, (progresistas) con mayor claridad y verdad que artísticos y poéticos del pasado en nombre de del idealismo sobre la cuestión del método crí­
quiere decir que éste debió reflejar, en sus a los de su propio bando; en el segundo, en la verdad sociológica y realista de la poesía y tico literario, puesto que este análisis es ya una
obras, algunos de los rasgos esenciales de la ver con mayor verdad a su propio bando y a del arte en general. No existe pues otro ca­ formulación racional-materialista del proble­
Revolución” (cursiva nuestra). Y luego, al sus propias ideas (ambas no progresistas). Pero mino para construir —es decir, justificar rigu­ ma fundamental de la relación estructura-poe­
señalar los siguientes argumentos de su audaz el resultado, como hemos visto, es el mismo: rosamente— una poética del Realismo socia­ sía en la Comedia y por lo tanto en la obra
tesis, escribe: 1) “las ideas del novelista Tols­ la verdad (artística) y con ella el incalcula­ lista. Empero, de esta manera, surgen infini­ poética en general. Gramsci, en contraste con
toi son el espejo de la debilidad, de las defi­ ble beneficio —especialmente para el revolu­ tos problemas (desde el de los distintos enfo­ toda la crítica dantesca tradicional que desde
ciencias de nuestra rebelión campesina”, son cionario digno de ese nombre— de conocer me­ ques de la “verdad” poética o artística, “ver­ De Sanctis hasta Croce y Momigliano sostiene
“un reflejo del estado lastimoso de la aldea jor (también a través de esta vía, artística y dad” que, p. ej., no puede excluir el anacro- que la poesía del canto X, o “canto de Fa-
patriarcal y de la arraigada cobardía de los no científica) la reaZúfadjen-sus_antecedentes __nismo, hasta el del sentido exacto de expre- rinata”, cesa con la llamada “didascalia” de
campesinos económicamente fuertes”; de esta progresistas y reaccionarios, ya que éstos son Wones como "poesía decadente”, etcétera). Farinata (en las palabras: “noi [los heréticos]
manera Tolstoi “reflejó el odio encarnizado, también indispensables para la acción misma. Pero no podemos sustraernos a estos proble­ veggiam, come quei c’ha mala luce, / le cose,
el maduro afán de una vida mejor, el vivo de­ El error de Plcjanov y Lukács estriba en no mas áoñ, tildarlos simplemente de seudo pro­ disse, che ne son Ion taño;/ ... Quando s’appres-
seo de librarse del pasado, la falta de madurez haber comprendido esto: el fondo de ljl'lec-' blema; ó/Sofisticaciones de filósofos contem­ sano o son, tutto é vano / nostro intelletto”,
que entrañaban los sueños, la incultura po­ ción engelsiana y ¡leninista; error mucho más ) plativos; nos lo ’ impiden,
' ’' por otra parte, las etcétera1), didascalia que contesta a la pre­
lítica y la blandura revolucionaria”; 2) “la serio en el caso da sus respectivos análisis, sus— i " observ tetones de¡ Engelso ,,_____
y Lenin a propósito gunta formulada por Dante (“solvetemi quel
historia y el desenlace de la gran Revolución tancialmente equivocados, de la obra , de Ibsen de Bazac y TolktoiL
’rolttoi, qué esperan aún que se
que esperan nodo” 2), que no se explica el porqué del do­
[de 1905] demostraron, en efecto, que la masa y Flaubert, puesto\meestas obrasxdél li--- demuistre que (como piensa iá lá enorme mayó
mayo-­ loroso y dramático desconocimiento de Caval­
—que estaba entre el clasista proletariado so­ beral y democrático qué'fue. Ibsen (a quien le —ría de-los marxistas^italianos'/ extranjeros) no cante acerca del destino de su hijo, es decir,
cialista y los defensores decididos del viejo ré­ debemos una representación todavía no supe­ se trata más que de acertadas observaciones de que si éste vive aún (“Di súbito drizzato
gimen— pensaba de esa manera y no de otra, rada de la cruel hipocresía y de las mentiras críticas particulares, y no, en cambio, como grido. Come / dicesti? elli ebbe? non viv’elli
es decir, pensaba y obraba como Tolstoi la re­ burguesas y por ende de las antinomias inter­ sotenemos, de observaciones a partir de las ancora? / non fiere li occhi suoi il dolce lo­
presentó”; y que finalmente “con el estudio de nas de la moral individualista imposible de so­ cuales puede desarrollarse una verdadera ley me?”3). Gramsci, decíamos, observa que “Dan­
las obras literarias de Tolstoi la clase de los tra­ lucionar, por cierto, desde lo interior; y sin estética objetiva. Pero sigamos nuestro excursus te no interroga a Farinata sólo por «instruirse»,
bajadores rusos aprenderá a conocer mejor sus Ibsen comprenderíamos bastante poco de un histórico. lo interroga porque ha quedado impresionado
adversarios” (1910). (Compárese con los Re­ dramaturgo socialista como Brecht, o mejor Constituye una excepción en la historia de
cuerdos de la Krupskaia: “toda la literatura por la desaparición de Cavalcante (“Quando
dicho, sin Ibsen y el mundo reflejado por éste la crítica literaria marxista las dispersas notas
rusa” era para Lenin “una de las fuentes del Brecht no existiría, no tendría sentido) y las
s’accorse d’alcuna dimora / ch’io facea dinanzi
metodológicas del heroico Gramsci, notas que
conocimiento de la realidad”.) obras del agnóstico en política que fue Flaubert a la risposta, / supin ricadde e piú non parve
no pudieron ser fundadas y desarrolladas den­
La respuesta engelsiana y leninista a la cues­ (a quien le debemos sin embargo el descubri­ tro de una gnoseología estética; pero de las fuora” 4). Quiere que se le desate el nudo que
tión de la que depende el ser y el no ser de una miento de uno de los rasgos más profundos de cuales se vislumbra la exigencia de evitar tanto le impidió responder a Cavalcante, se siente
Estética del Realismo y de la consiguiente las costumbres burguesas: el vicio de la ro­ el formalismo como el contenidismo y apuntar en culpa ante Cavalcante” (“Alora, come di
Poética del Realismo socialista (cuestión que mántica evasión de la mujer que no trabaja: hacia una crítica materialista verdaderamente mía colpa compunto, / dissi: Or direte dunque
concierne a la presencia necesaria, en la obra el bovarismo) son por cierto tan instructivas funcional. a quel caduto, / che’l suo nato é co’vivi ancor
poética, de ideas en general, sin adjetivo al­ para el revolucionario socialista como las de Basta recordar las siguientes notas metodo­ congiunto; / e s’i’ fui, dianzi, alia risposta
guno que las delimite, y no de ideas “no falsas”, Balzac y Tolstoi (en cambio no lógicas: “Sentado el principio de que en la muto, / fate i saper che’l feci che pensava /
es decir, no reaccionarias y por ende progre­ soluto las de Pastemak porque obra de arte debe buscarse sólo el aspecto ar­
sistas) es la siguiente: se trate de un artista ficientemente artista). tístico, no queda excluida de ninguna manera
francés de ideas legitimistas o monárquicas de La ci»
**
ttn fundamental expuesta más la búsqueda de la masa de sentimientos, de la 1 Nosotros somos los que tienen la vista cansada,
1840, o de un artista ruso de ideas místico- ba, percibida por Engels y Lenin, parece resol­ los que ven las cosas distantes. Cuando las cosas
actitud hacia la vida que circula en la misma están próximas, nuestra inteligencia es vana.
populistas de 1905, la conclusión es la misma, verse, entonces, en el sentido de la necesaria obra de arte [...] Lo que se excluye es pre­ 2 Desatadme este nudo.
es decir, ambos artistas son realistas no obstan­ presencia en la obra poética de ideas e ideolo­ cisamente que una obra de arte sea bella por 3 Irguiéndose repentinamente exclamó: ¿Cómo
te, obsérvese bien, la diversidad de la lección gías sin adjetivos; o, lo que es lo mismo, en su contenido moral y político, y no ya por la dijiste?, ¿tuvo? Pues qué, ¿no vive aún? ¿No hiere
de verdad (artística) que emana tanto de uno el sentido de que es la verdad la que también ya sus oios la dulce luz?
forma en la cual el contenido abstracto se ha ’ Cuando observó que yo tardaba en responderle,
como de otro. cuenta en la obra poética, verdad, como sa­ fundido e identificado [... ] «Contenido» y cayó supino en su tumba y no volvió a aparecer más. y
arte aristocrático”; la oda sáfica “tiene la sen­ liaridad semántica, de los textos en cuestión su
giá nell’error che m’avete soluto.”B) Y por vulgar y con el positivismo de la biología de cillez e intensidad del canto popular refinado naturaleza específicamente poética, además de
lo tanto “la palabra más importante del verso las razas: “El arte —dice— es totalmente sub­ y enriquecido por el sensible individualismo la sociológica. Empero este es otro argumento,
«Forse cui Guido vostro ebbe a disdegno» 4 no jetivo. El arte está hecho totalmente de emo­ de un pequeño aunque iluminado círculo aris­ para considerarlo cuando ya se ha demostrado
es «cui»7 (Virgilio) o «disdegno» 8, sino úni­ ciones y por esto se dirige a los instintos, cuyas tocrático”. El viejo y glorioso manual de que la obra de arte, en igualdad de niveles con
camente «ebbe»8”, ya que “sobre «ebbe» cae adaptaciones a la vida social determinan la Schmidt no dice seguramente menos, sin inco­ la científica y filosófica, consta de razón (y no
el acento estético y dramático del verso y ese conciencia emocional. Y es por esto que el arte modar la sombra de Marx. Personalmente con­ solamente de sensibilidad y fantasía) y por lo
es el origen del drama de Cavalcante interpre­ no puede sustraerse de sus íntimas y estrechas sidero que los inteligentes y sutiles análisis his­ tanto está en condiciones de reflejar las ideo­
tado en las «didascalias» de Farinata: y aquí relaciones con el genotipo, cuyos deseos secre­ logías y por ende la sociedad y la historia que MARXISMO
tóricos de Page, en Agamenón, Safo y Alero,
está la «catarsis»”; por consiguiente “el frag­ tos enlazan toda la cultura humana en una MARXISMO o de Fraenkel en Horacio, son mucho más úti­ las condicionan, si es que esa obra las refleja Y CRITICA
mento estructural [el concepto de la previsión, única serie infinita”, etcétera (y véase la dis­ Y CRITICA les como instrumentos de trabajo para el teó­ orgánicamente en sí, o sea, si las expresa. LITERARIA
por parte de esos condenados, del futuro y de tinción de genotipo “atemporal, inmutable, ge­ LITERARIA rico o el crítico marxista (no es casual que la Por lo cual podemos decir, sin incurrir en el
su desconocimiento del presente, etcétera] no es neral” y “mutable y particular”, etcétera). Y crítica clásica tradicional formalista ha pro­ mero juego de palabras, que la búsqueda del
solamente estructura, es también poesía, es un como crítico literario cree explicar de manera testado en todos los sentidos contra Page) que “equivalente sociológico” de la obra de arte
elemento necesario del drama que se ha des­ materialista la poesía de Pope con las siguien­ el panorama “sociológico” presentado por —buscado por Plejanov en un primer momen­
arrollado” (cursiva nuestra). No es arbitrario tes consideraciones, que, por otra parte, no Thomson en su obra. to, o “primer acto” de la crítica materialista—
inferir de estas pruebas que es precisamente de sabemos bien si son más exteriores que tauto­ En una perspectiva distinta tendríamos que interesa a la crítica materialista digna de ese
«lias mismas —de sus resultados que testimo­ lógicas e inútiles: “La poesía de Pope con su ubicar a Edwin Burgum, puesto que sus aná­ nombre en su integridad, desde el momento en
nian la capacidad revelada por Gramsci de «razón» poética [... ] con su lenguaje esmera­ lisis, p. ej., de Prometeo encadenado, de Esqui­ que se ha demostrado que la obra de arte mis­
advertir las razones de la razón o intelectuali­ do y con sus metros y sus antítesis cortas, es un lo, y del más poético de los Luc/s Poems, de ma es el equivalente, o mejor dicho, un equi­
dad en la obra poética (a propósito de la in­ reflejo de ese momento de la ilusión burguesa Wordsworth (el poema que comienza: “Ella valente sociológico, un producto social, histó­
cidencia poética de la topografía física y mo­ en que la libertad de la burguesía puede ser vivía en lugares solitarios...”), muestran ya rico, inscrito en efecto en una superestructura.
ral de la Comedia) sin caer, luego de haber sólo una libertad «limitada»; el hombre debe cómo las ideologías y la historia pueden sus­ Y téngase presente —para concluir— que las
roto el encanto del formalismo estético posro­ ser moderado en sus instancias aun cuando no tanciar a la poesía como poesía; pero esto nos mismas categorías semánticas (es decir, gnosco-
mántico crociano, en la tentación de un con- existe ningún motivo de desesperación, aunque llevaría demasiado lejos. Bastará recordar aquí lógico-especiales) deben servir al crítico mate­
tenidismo aunque sea éste refinado— que se todo marche bien. La vida se eleva cada vez algunos rasgos de sus conclusiones sobre la rialista para individualizar el carácter especí­
delinea la posibilidad de una crítica literaria más, pero es imposible apresurarse. La impo­ Búsqueda proustiana y sobre el Ulysses, de Joy- ficamente poético de ese equivalente sociológi­
integral en cuanto es íntegramente funcional sición de formas exteriores al alma es un hecho -ce. En la crítica del autor al personaje- Swann co; estas categorías, técnicas, obsérvese, no me­
(es decir, en función de la obra de arte), o necesario y aceptado./Aquí reside el contraste (que “es como la crítica de éste a sí mismo: tafísicas (como la “intuición pura”, etcétera),
sea, de una metodología estética que no puede entre la elegante y atildada figura del «dístico y tiene la melancolía de' un segundo pensa­ lejos de ser categorías con fines en sí mismas o
ser más que histérico-materialista, porque de­ heroico» del siglo kvni y la natural elocuencia miento") se evidencia él ^‘significado social” abstractas (como en todo tipo de estilística, vie­
mostrada una vez la presencia eficiente y orgá­ del verso libre isábejino (del siglo ^íhteric>r)\ - P<>r
y| — lo tanto el valor poético simbólico, al ja o nueva que sea), deben ser asumidas por
nica del intelecto —además de la sensibilidad cuyo movimiento I irregular oculta, casi en sí | i ar Ila quiebra; dd lo que , s en un tiempo dicho crítico simplemente como instrumentales
o imaginación— en la obra poética, está real­ mismo, la estructura del ritmo yámbico. Pope sible, de lo que
ría larecido posible, — - anhelaba uha (para reproducir y expresar de nuevo los fines
mente abierto el camino para rendir justicia expresa con gran perfección los ideales de la : H< nry James, es decir, el:ínacimiento
. de una del pensamiento poético) y al mismo tiempo
estética a los contenidos o ideologías y por lo clase burguesa aliada a una aristocracia que se se burguesa acomodada quea reuniera en sus como instrumentos reales, exquisitamente his­
tanto a la historicidad de la obra poética y fi­ vuelve burguesa ella misma en la época de la — riqueza
nos-la .ítulós—nobiliarios, Ler
------,-y los títulos tóricos también ellos como su pensamiento-fin
nalmente a su necesaria inscripción, para de­ manufactura” (y vuelta tal merced a la aten­ vigor y la vieja civilización. Toda la (o valor), válidos también para tales categorías
cirlo de alguna manera, en una superestructura, ción que presta a los prospectos de historia Búsqueda aparece demostrada como “una con­ semánticas especiales, ya que no existe razón
que remite a la correspondiente infraestructura económica y... literaria conjuntamente, con la vincente historia objetiva de la degeneración alguna para demostrar lo contrario, lo que
o base económico-social. indicación, por un lado, de la “acumulación del ideal aristocrático de Francia antes del na- Gramsci reconocía ya (contra Croce y el idea­
Después de Gramsci, con excepción de las primitiva de 1550-1600” y, por el otro, de las cimiento del fascismo y de la segunda guerra lismo) a esa categoría gnoseológico-semántica
tentativas críticas del americano Edwin Berry “características generales” de historia literaria mundial”. Y al Ulysses joyeiano lo sitúa en una general que es la gramática: que, como se ha
y cultural de la “Época Isabelina, Marlowe, esclarecedora perspectiva histérico-ideológica visto, sólo por abstracción puede ser separada
Burgum, se produce, al menos fuera de Italia,
Shakespeare”, etcétera, y finalmente de las al observar (a propósito de la evidente “exu­ del “lenguaje viviente".
un periodo de estancamiento. Las tentativas
“Características técnicas” literarias: del “ritmo berancia rabelesiana” de Ulysses) que si la
de los compañeros ingleses Christopher Caud- yámbico, que expresa el sentido heroico de la obra maestra de Rabelais, el Gargantúa y Pan- (Publicado en II Contemporáneo, Roma, Año
well (1947) y George Thomson (1941), por ilusión burguesa en los términos característicos III, N’ 23, marzo de 1960. Traducción de Victorio
tagruel, “es la registración literaria del naci­
muy notables que sean ciertos aspectos, no nos del mundo antiguo”, etcétera). Minardi.)
miento del individualismo, el Ulysses anuncia
permiten —a mi parecer— prosperar ni en la En Thompson, aparte de la rigurosa base fi­ su bancarrota final con el aislamiento deses­
teoría estética ni en la práctica historiográfico- lológica de su Esquilo y Atenas, se observa cómo perado del espíritu individual” (recuérdese el
literaria o critica. El primero, como teórico, quedan también en él yuxtapuestos y sólo me­ dcsolador deambular de Leopoldo Bloom, el
mezcla directamente —como veremos— el es­ cánica y exteriormente conexos los elementos agente publicitario, un hombre burgués de
teticismo romántico popular con el socialismo histérico-sociales; y la poesía de la Orestiada hoy). Oleante Brooks, crítico refinado muy co­
termina por ser así un “espejo”, sí, de la so­ nocido en los países anglosajones, acusó tam­
ciedad griega, pero documental como podría bién a Burgum de documentarismo. No com­
8 Entonces, como arrepentido por mi falta, le dije: serlo un texto jurídico o religioso de la época.
decid a ese que acaba de caer que su hijo está aún partimos este juicio. Sólo podemos observar que
entre los vivientes; y si antes no le respondí, hacedle Y por otra parte obsérvese el carácter exterior las tentativas de gusto materialista como las de
saber que lo hice porque estaba pensando en la duda y pacífico, por no decir inútil, de las siguientes Burgum presuponen, para no quedar en lo ca­
que me habéis revelado. definiciones sociológicas de la poesía pindárica sual y para desarrollarse en un método crítico
4 A quien quizá vuestro Guido tuvo en desdén. y sáfica: “En Píndaro, el formal y sostenido fecundo, una rigurosa conciencia semántica del
8 Desdén. tono del ritual es elevado al eminente grado arte que integre y compruebe mediante la pecu­ 9
8 Tuvo. de la elaboración consciente y minuciosa de un 8
blaciones y estancias indefensas para robarlas, traban en ninguna parte, puesto que es notorio
se transformaron en huestes militares, que bajo que no hubo manufacturas locales de tipo ca­
las órdenes del Tigre (Quiroga) aprendieron pitalista en aptitud de absorber la mano de
a llevar esas cargas de irresistible impetuosi­ obra desocupada, como ocurrió en los países
dad ...” * A lo que habrá que agregar la de­ más avanzados de Europa.
manda constante de hombres para la guerra, el
repetido envío de recursos tales como harina, el disloque de la economía y el subsecuente es­
León Pomer vino, aguardiente, maíz y ganado, el cierre pa­ tado de espíritu de poseedores y desposeídos.
ra los productos regionales de los caminos a Paz y seguridad eran palabras ignoradas: el EL CHAjCHO
Chile y Perú y el que arrias de muías y escla­ mañana era el hoy. Pero este estado de cosas a
vos destinados al transporte fueran en grado
apreciable al ejército de la patria.
Años después, en 1817, dos enviados a Fa- instaurar algún orden en medio de la anar­
matina del teniente gobernador comprueban la quía; no les quedó otro remedio que delegar
total indigencia de los mineros; el gobernante en alguien esa tarea, a costa de soportar exac­
El Chacho solicitaría trescientos prisioneros españoles cap­ ciones y violencias siempre menores que las
turados en Chile como mano de obra para las violencias de las masas incontroladas. Ese al­
minas. Sin urgentes medidas, dirá, nada salvará guien fue el caudillo, el individuo física e in­
si en la vida peleó y lo pelearon, no es en la Los DÍAS DEL CAUDILLO de “su exterminio” al vecindario en general: telectualmente conformado para arracimar en
muerte donde encontró bienaventuranza. Pa­ su “agonizante estado” había “paralizado de tal tomo suyo a las gentes brutalizadas y hambrea­
negiristas y detractores lo tienen de aquí para La historia de su tierra riojana pareciera re­ modo su orden civil y económico” que ya se das y a los aventureros —eran los menos— que
allá con alabanzas y con denuestros, con prejui­ ducirse a una lucha de familias que tironean hacía “difícil hasta el empeño de su propia vagaban dispersos por las campañas. Y si para
cios heredados y con juicios repetidos. El paisa­ furiosamente del codiciado hueso del poder, y conservación”. En 1819 el Teniente Goberna­ ello valía su prestigio personal y su leyenda,
no decapitado en Oka sigue engendrando pasio­ en la porfía salen invariablemente estropeadas dor notifica al Director Supremo que el comer­ aún más valia su capacidad de procurar ali­
nes quemantes como el acero bravio que lo y cojeando de una pata. Los hechos están ahí, cio está paralizado por la escasez de numerario mentos a quienes tenían como principal pro­
mandó al otro mundo: tiene presencia actual. miserables y caóticos, abrumándonos con san­ y ‘las familias todas indistintamente reducidas blema el de comer.
Lo reclaman como cosa propia alguna capilla gre de culpables e inocentes; pero mirando a a un aniquilamiento nunca visto”. La explota­
de políticos y algún clan de intelectuales. Ha­ lo hondo vemos los hilos conductores, ni tan ción de caldos (productos principalísimQs del Peñaloza, hombre de orden
brá que deplorar que no siempre su evocación delgados ni tan ocultos que no logremos des­ cqmercio), prácticamente desaparecida, “ya por
traiga el acopio paciente de los hechos, su ob­ cubrirlos. / s' los pechos de Córdoba (impuesto de guerrai), En 1817 integró el contingente riojano del
Luego del año 10 la agricultura si allí conducen, ya por la falta de numerh- ejército de los Andes. Doce años después lo ve­
servación medulosa y el sereno extraer de con­
conmuévese gravemente: ind ri¿ legí imo en Salta". En 1821 —y han pasa- mos en La Tablada y un año más tarde en
clusiones alumbrado por una sólida teoría de
dispersan en grande^ masas “ años desde el i[inicio
i de la guerra-f- Oncativo peleando contra Paz y Lamadrid bajo
la historia.
_____
Davila leadviertp ___ o_ que “lás
a Quiroga las órdenes de Quiroga, de quien era el más
Desde que Hernández bramó por su muerte
mismos propietarios, solicitados por 1: quitan biazas para las sementeras de conspicuo subordinado. En 1831 ayuda al Ti­
en un panfleto filoso como lanza de montonero,
des del día, alarmados también- po _,— . Mas no sólo hay merma considerable gre de los Llanos a batir a Lamadrid en Ciu-
uno que otro poeta le cantó. Hoy vuelve a su­
gros que entrañaba aquel sacudirme de la población masculina por'nbra deriá ,gue=~ dadela. Un año después derrotará por sí mis­
ceder porque hay vates que le ven acaso mu­
ellos y sus intereses, la abandonaron rra y porque muchos libertos viven al margen mo a una fuerza de Lamadrid comandada por
cho más que lo que él nunca imaginara de sí
te”. La ganadería sufrió quebrantos por la ac­ de la sociedad; también los desertores de los el coronel Villafañe. En el 35 Quiroga es ase­
mismo. También le interrogan historiadores,
ción de los libertos devenidos cuatreros. La ejércitos patrios son un problema, y con ellos sinado y en el 36 Peñaloza participa de una
que en su caída cruenta creen percibir la de­
minería cayó en la más completa inacción ya los soldados dados de baja que regresan en fallida empresa: con Martín Yanzon, goberna­
rrota de un pueblo que él había acaudillado
que “los dueños de las pertenencias más pro­ muchos casos con más hábitos de aventura y dor de San Juan, invade La Rioja para depo­
con su estampa de ojos azu'cs y largos cabellos
rubios. Peñaloza es indagado intensamente: le ductivas —los aragoneses— huyeron de la pro­ prepotencia que de trabajar. Y si habían par­ ner a su viejo enemigo Villafañe entronizado
hurgan las entrañas, a veces a manotazos, bus­ vincia para ponerse a salvo de las persecusio- tido como paisanos humildes y escasamente le­ como gobernador; la empresa fracasa, el gene­
cando en él alguna explicación de nuestros días nes de que eran objeto por su nacionalidad, y trados, ahora que sabían manejar un sable y ral Tomás Brizuela, jefe de las fuerzas favo­
o el necesario antecedente de los conflictos ac­ fueron a caer fusilados por orden de Belgrano ostentar un uniforme se sentían destinados a rables al gobierno, derrota a Yanzon. En 1837
tuales. Pero la polémica es más ancha, desde en los campos de Tucumán, llevándose a la las alturas del poder. Pero aun queriendo rein­ Brizuela se hace nombrar gobernador de La
luego: están en ella Alberdi y la guerra del tumba el secreto de sus tesoros”. Entre tanto, en tegrarse a las tareas productivas pronto apren­ Rioja y durante su gestión —en 1840— las pro­
Paraguay, los caudillos y Rivadavia, Sarmien­ los valles andinos y aun en los llanos, los des­ dían que el pillaje era la más productiva de vincias de Salta y Tucumán se alzan contra
to, Mitre y Urquiza y la historia entera de cendientes de antiguas tribus —masas de escla­ las tareas: la economía estaba desquiciada. Rosas. Se adhiere el gobernador de La Rioja
nuestra patria. Todo está en discusión y refe­ vos recién liberados— abandonaron sus luga­ Entre los factores computables en la crisis, y con él la provincia de Catamarca al pronun­
res y cayeron sobre los poblados. El liberto —por aunque de menor cuantía en la primera decena ciamiento y se constituye la Coalición del Nor­
rido a los días que vivimos. Pero la urgencia
extraña paradoja— se halló peor que nunca posterior al año 10, cuéntase la destrucción par­ te. Hasta aquí, Peñaloza ha sido un caudillo
por encontrar valores hace olvidar que el perso­
“porque de pronto había perdido el pan y el cial de la artesanía, sometida por el libre co­ alzado, antes como segundo de Quiroga, aho­
naje en debate no es fácil de aprehender con
hogar del amo a cambio de una dignidad que mercio a la ruinosa competencia de manufac­ ra como el primero de los Bañistas. Por cierto
dos palabras apresuradas. De ahí el sambenito
ni conocía ni apreciaba [...] de improviso se turas importadas mejores y más baratas. Y esos que Brizuela no debiera tenerle excesivas sim­
definitivo y fulminante o la alabanza extrema vio reducido a la última miseria y en el caso artesanos sin trabajo y sin medios no los encon- patías, ni a la recíproca, porque cuatro años
que desparraman con exceso los polemistas. Y o dura disyuntiva: o de volver al yugo del an­ atrás anduvieron a los lanzazos. Pero el hecho
el olvidar, una vez más, que los hechos se pre­ tiguo señor cuyas costumbres no se habían mo­ es éste: Brizuela es designado jefe militar de
sentan con apariencias engañadoras y que al dificado o suavizado de ninguna manera, o de 1 Carmelo Valdez, Tradiciones riojanas. Blan­
cos y negros. la Coalición y tiene por segundo al coronel Pe­
interpretar la historia es más difícil ejercer una soportar los horrores del hambre”. Y “aquellas ñaloza. Lamadrid, ¿avalle y Pedemera se su­
2 H. Caillet Bois, Prólogo al t. I del Archivo
teoría científica que recitarla de memoria. partidas sueltas que merodeaban sobre las po- 1O de Quiroga. man a la jefatura de Brizuela. Es decir, el no-
torio unitario Lavalle y Lamadrid, a quien ya poco digno de atención por lo trivial y fre­
vimos derrotado por el Chacho más de una cuente. Pero es que Bustos no es un cualquiera: orden que allí [La Rioja] se presenta. Usted junio, Baltar le escribe a Paunero pidiéndole
vez, comparten con él una misma bandera: La­ cuando la Revolución de Mayo desempeñaba la recordará que hace tiempo lo he pensado así”.8 el envío de mil pesos a Peñaloza, “pues no du­
madrid lo llamará “jefe virtuoso”. Carmelo comandancia de armas de La Rioja, cargo que Es singular que esto lo piensen, y lo digan, do que el general Mitre le mande una suma
Valdez recuerda en sus Tradiciones riojanas. en él habia delegado el gobierno colonial. Ha­ los hombres que tienen como misión exterminar más crecida, como algunos vestuarios y ponchos
Blancos y negros que los hombres comprometi­ bía sido, como se ve, un alto y responsable a Peñaloza. Pero esto no para aquí; el 20-6 in­ de verano...” 7
dos en el pronunciamiento de Pcñaloza contra funcionario del régimen que quiso abatir Mo­ siste Paunero: “Vedoya viene enamorado de Días antes, el 15-6, el general Rivas —otro
Rosas "eran casi la totalidad de los más espec­ reno. Y no hay motivos para pensar que treinta Peñaloza y muy persuadido de que se condu­ importante jefe mitrista— le escribe a don
tables de la provincia”, los mismos que de y seis años más tarde se hubiera convertido de el < cirá con lealtad. Yo también lo creo [... ] Bartolo desde Catuna: "He tenido el honor de
acuerdo con el esquema polar de Civilización y alma a la causa de Mayo. Antes y después del pues no dudo que Peñaloza ha de ser un ins­ conocerlo... ”, está hablando del Chacho, y EL CHACHO
barbarie, debieran lo menos mirarlo con des­ 10 —lo anota Salvador de la Colina en sus trumento útil a la causa nacional en manos de “sin tener la pretensión de darle consejos, per­
confianza. Pero lo aceptan como bueno, al igual Crónicas riojanas y catamarqueñas— Bustos era usted”.4 • * mítame, señor, que le diga que la única ga­
que Brizuela, Lamadrid y Lavalle. Sobre todo “reputado como hombre de fortuna y con di­ Cabría suponer si estos tan fácilmente ena­ rantía de orden y tranquilidad en el interior
estos últimos, ya que Brizuela cae herido de nero disponible”. Sus intereses permanecían in­ moradizos mitristas no eran demasiado inge­ es Peñaloza; sin él nadie se moverá, y está en
muerte en Sañogasta luchando contra Germán variables: cuanto más se habría cambiado de nuos o demasiado zonzos. Pero no parece ser la mejor disposición en servir a usted. Él no
Villafañe y el Chacho, su segundo, asume el traje. Y por cierto que nada malo vio en va­ así. El 24 vuelve Paunero a ponerle unas lí­ entiende de prestar sus servicios al Gobierno
comando de las fuerzas militares de los Llanos. lerse del Chacho para treparse a la silla por neas a Mitre: “Veo que le preocupa —le di­ Nacional sino a usted; y está dispuesto a hacer
Y ya lo tenemos convertido en potencia: pri­ antonomasia; sin duda no le encontraba el es­ ce— que en el arreglo hecho con Peñaloza se lo que usted quiera...” Agrega poco después:
mero entre primeros y segundo de nadie. Pero píritu jacobino de Moreno; sin duda no era el consienta en que quede en La Rioja, encarga­ “Así, pues, no hay hombre que contenga las
Oribe derrota a Lavalle en Famaillá Chacho para él la encamación de las masas do de pacificarla. Crea usted que no ha podi­ masas brutas en estos pueblos que Peñalo­
(19-9-1841) y Pacheco, cinco días después, a acechando su fortuna. Pero admitiendo que la do ser de otra manera ... ”, porque “¿quién za”, y le sugiere lo mismo que Paunero: “en
Peñaloza y Lamadrid en Rodeo del Medio. El cosa fuera al revés y que Peñaloza se valiera contiene a Jas bandas de Uanistas que unidas manos de usted servirá para dar estabilidad a
Chacho emprende el camino del destierro chile­ de Bustos, habrá que reconocer que un lúcido a las montoneras de la Punta se levantarían los gobiernos y quietud a los pueblos”.8
no y la campaña riojana, apunta Valdez, sin y consciente defensor de los intereses populares como por encanto, o más bien, seguirían en el Le habían asignado una misión y él parecía
jefes que la dominen, quedó repleta de vagos, —como lo quieren algunos historiadores— mal estado en que quedaron al terminar la gue- dispuesto a desempeñarla. Pero eso no compa­
forajidos, soldados dispersos, etc., que se de­ se hubiera valido de caballero tan poco reco­ rr^;” Y le agrega unos parrafitos sobre la in­ gina con el intento de algunos historiadores que
dicaron a cometer toda clase de depredaciones, mendable. Don Manuel Vicente gobernó La utilidad de los liberales riojanos —escasísimos quieren hacer del Chacho un insobornable de­
de las que incluso fue victima la familia de Rioja apoyado por Peñaloza. Lo hizo hasta por otra parte— para “conservar el orden en fensor de los más entrañables intereses popu­
Peñaloza. Y este inevitable corolario de la gue­ 1854 y en el Ínterin puso la firma en el Tra­ La Rioja sin la cooperación del Chacho; es lares contra la oligarquía mitrista. Tampoco
rra reciente viene a inscribirse en el marco de tado de San Nicolás.,•Én 1857, añorando la | una triste verdad que es/necésario no dudar’, con la alianza Bustos-Peñaloza o Peñaloza-La-
la crisis total que describimos someramente blandura de la silla, volvió a encaramarse en (demás c
is “cualquiera que sea la posición que madrid, jefe que fuera de Paz y en ese carác­
tupe [eyCKácho],
[ es/ incapaz de abusar de ter opositor de Quiroga. En cambio es adverti­
unos párrafos antes. ¡Calcúlese cómo estaría ella con la ayuda! del su amigazo. Bustos sabía
de anarquizada La Rioja! lo que hacía: un año más tarde la Legislatura lia parai maltratar a questros amigos, quienes ble que el Chacho siempre fue considerado co­
Poco permanece el Chacho allende la cordi­ provincial le hizo ¿nerccd de ocho legüitasde — '
pn el Chacho ’ más bien que solos están lla- mo el hombre adecuado para imponer el orden
llera; allí lo avitualla una comisión argentina campo en el lugar que él las quisiera. Gomo jefe ------------- éjercer lá preponderancia que está Re­ en las campañas, si por orden entendemos en­
—Sarmiento la integra— y retoma a su tierra del Ejecutivo provincial promulgó la ley sin servad i a la parte inteligente de la sociedad".* 8 cauzar el desborde de las masas rurales hacia
en 1842 con cincuenta hombres casi desarma­ que se sepa que Peñaloza se-lo-háya reprocha­ —I Veamos ahoraLsi Pcñaloza' correspOTÍdía a fines menos peligrosos que el asalto a las pro­
dos. Obsérvese que los méritos contraidos por do. Sólo dos años más tarde tuvo que renunciar tanto cariño. En carta del 28 de junio del mis­ piedades de los señores feudales lugareños.
Peñaloza en la reciente lucha antirrosista le por exigencia del Chacho. ¡Pero estaba desti­ mo año, desde Malanzan, le escribe a Paunero:
“No sin razón se queja usted de mi silencio; Peñaloza, jefe popular
granjean la confianza, siquiera limitada, de nado para la silla! En 1864 vuelve a sentarse
Sarmiento, quien prefiere olvidar por el mo­ pero en vista del mal estado en que se encon­ Sin duda lo fue y en grado sumo, no por
por indicación del coronel Arredondo. Esta vez
traba esta provincia, la aglomeración de fuer­ lucido y denodado defensor de los campesinos
mento que ese riojano manso y cordial fue se­ era Mitre quien le arrimaba el hombro. El mis­
gundo del Tigre que lapidaria con palabras te­ mo que con Sarmiento había combatido encar­ zas y el movimiento de otras que venían en y libertos, de los mineros arruinados, los pasto­
rribles en su Facundo. Pero mirese si seria marcha, me pusieron en el caso forzoso de con­ res^ despojados de sus haciendas, los artesanos
nizadamente al Chacho hasta liquidarlo física­
hombre de orden ese Peñaloza que a su regre­ traerme a hacer parar unas y disolver otras; y desplazados por la manufactura extranjera y los
mente. Se supone, en términos de lógica vul­
usted sabe con qué recursos cuesta poner en soldados que al regreso de las campañas no
so —sigo a Valdez— se le unieron seiscientos gar, que la consecuencia para con los princi­
individuos que andaban sueltos y “la confianza pios que se defienden excluía a Bustos del jue­ camino a ciertas gentes, y tanto más cuando no encontraban ante sí otra perspectiva que la del
tenía recursos de ningún género.” Agradece en hambre. Lo fue porque supo aglutinar esas ma­
renació. Hombres y familias volvieron a sus ho­ go político de Mitre, siendo que él y Peñaloza
gares [sobre todo en las campañas, L. P.J y las seguida el buen trato de Paunero por el nom­ sas detrás suyo asegurándoles el sustento que
habían andado largo tiempo entreverados. Pe­
bramiento de los comisionados para el arreglo les negaba la desquiciada economía riojana y de
horas de angustia cedieron un minuto a la ro nuestros liberales no inquirían demasiado el
esperanza de otras mejores”. El Chacho se apa­ de la paz, y el envío del coronel Baltar, “que otras regiones. Y ese sustento venía del botín
pasado ni los intereses a que estaban adscriptos
recía como un providencial enviado si no del puso término a dudas y restableció la confian­ arrebatado al enemigo o de las arcas oficiales.
quienes de alguna manera se prestaban a trans­
cielo al menos de la cordillera: el único capaz za en todos los habitantes de los Llanos”.8 Con Fue un jefe popular de enorme poder real den­
formarse en secuaces suyos, siquiera por una
lo que tenemos a Peñaloza transformado en tro de los términos relativos de su lugar y su
de controlar las masas anarquizadas que reco­
buen cordero mitrista y sin macaneo, que ahí tiempo, y es completamente inútil negarle esa
rrían los campos en busca de sustento. Pero sigamos con Peñaloza, hombre de or­
está el mentado Baltar para atestiguarlo, pega- condición. El 25 de abril de 1862 el gobernador
Pasemos por alto las derrotas que le infiere den. El general Wenceslao Paunero, supremo
dito al Chacho en Malanzan. Y tan total sería de San Luis le escribe a Paunero: “Los hom­
Benavidez, gobernador de San Juan que actua­ jefe mitrista en la guerra contra los caudillos
la conversión del caudillo que el mismo 28 de bres de nuestra campaña, cuya propensión ha­
ba en nombre de Rosas; vayamos a encontrarlo del interior después de Pavón, le escribe a don
bitual es la del vandalaje (tal es la corrupción
en 1846, cuando le arrima el hombro a don Bartolo desde Córdoba el 17-6-1862: “Usted
Manuel Vicente Bustos para voltear al gober­ que ha incrustado en las masas la ominosa ad-
verá que tanto Vedoya como Rivas han que­ 8 Archivo Mitre, t. XI, p. 111.
nador coronel Mota, de quien don Manuel Vi­ dado prendados del Chacho, a punto que ase­ 4 Ibidem, pp. 115-6.
cente era consejero oficial. El hecho parece guran que es el único y mejor elemento de 12 8 Ibidem, p. 118. Ibidem, p. 138.
• Ibidem, p. 137. Ibidem, pp. 261-2. 13
ministración de Derqui), al sólo pisar del gene­ con quienes sabe compartir el pan no pocas ve­ la revolución hubiera logrado encauzarlas para violencia. En el primero porque ganados y mie-
ral Peñaloza el territorio de esta provincia, se ces escaso. En su actitud deliberada o no frente su programa quebrantador de la estructura feu­ ses se tomaban por la fuerza o con promesa de
han plegado a él, en hostilidad al Gobierno y a los hombres de levita resalta esa sutil zorre­ dal que las agobiaba, seguramente' sus desti­ pago diferido. En el segundo por razones ob­
han aumentado la división, hasta más de la ría criolla que le toma el pelo al cajetilla por nos hubieran sido muy otros. Ello no sucedió y vias. Pero siempre los perjudicados eran los
mitad de la fuerza que hoy arrastra”.9 sola acción de contraste y por afirmación de Mayo quedó frustrado. No es el caso analizar poseedores de las riquezas, los mismos que con­
Los testimonios que venimos citando —todos hombría. Con sus prisioneros es noble y gene­ aquí el porqué. Lo cierto es que las gentes que fiaban en el caudillo para contener los desbor­
ellos de oficiales mitristas—, nada interesados roso, lo que en verdad no sucede con los mi- andaban sueltas por las campañas se arraci­ des incontrolados de las gentes hambrientas.
ciertamente en aumentar los méritos del Cha­ tristas que lo pelean sin darle tregua: ¡si ha­ maron en torno de los caudillos, y que los hom­ Por eso tantos señores muy principales que apo­
cho, concurren a abonar la certidumbre de su brá fusilado Sandcs prisioneros chachistas! Es bres de levita que creían en la revolución po­ yaron a Quiroga y al Chacho creyéndolos in­ EL CHACHO
enorme ascendiente sobre las masas rurales. de familia muy principal, pero pasa muchos ces veces vieron en las manifestaciones violen­ dividuos de orden con abstracción de las cir­
Rivas, en la ya citada carta a Mitre del años de su vida en medio de privaciones y ba­ tas y sangrantes de esas masas algo más que la cunstancias, se les dieron vuelta cuando advir­
15-6-1862, apunta: “Esta gente tiene una es­ tallas que estropean su patrimonio. Cartas y exteriorización de un fenómeno cuyas raíces se tieron que eran incapaces de realizar lo que no
pecie de adoración por Peñaloza.” Y puntuali­ otros papeles que de él pueden leerse lo mues­ inscribían en una economía feudal obsoleta y era realizable: calmar el hambre de los ham­
za: “No crea que la influencia de Peñaloza se tran de verdad preocupado por el dolor de su desquiciada. Y más que atacar las raíces ata­ brientos con tierra, aire y palabras. El apren­
reduce a esta provincia: todas las demás cir­ gente. ¿Por qué no conceder sinceridad a esas caron los frutos exacerbando el problema; se diz de hechicero había engendrado las fuerzas
cunvecinas es lo mismo, y de todas ellas le cla­ efusiones? ¿Por qué no admitir que hay dolor las tomaron a tiros con las víctimas en lugar malignas que ahora no podía domesticar y cla­
man porque vaya. En el interior nadie puede en su corazón, y no cálculo y demagogia cuan­ de tomárselas con el victimario esencial: la eco­ maba contra su hijo uterino y la niñera que
con este hombre; él solo cambia los gobiernos, do pide unas pilchas para quienes lo acompa­ nomía feudal. La fórmula “Civilización y bar­ le había contratado: pero el hijo y la niñera
porque las masas no siguen sino a él.” *10 Y fi­ ñaron y lo acompañan? Y no se me escapa que barie" que acuñó Sarmiento llevaba una gran seguían tozudamente en rebeldía; luego, la úni­
nalmente el testimonio de Sarmiento, acaso el aun en la derrota necesita conservar su único verdad y entrañaba un gran peligro. Porque ca solución era su exterminio físico. Eso explica
más valioso de todos porque fue el director de capital: el ascendiente sobre las masas. Para si el progreso burgués vendría irremediablemen­ la violencia ejercida no tanto contra la perso­
la guerra contra el Chacho. En carta al minis­ lo cual nada mejor que mostrarse ante ellas el te de las ciudades, con la manufactura capita­ na del Chacho —que la sufrió en grado excel­
tro de Guerra, general Gelly y Obes, fechada padre protector y preocupado, en la buena y lista y el comercio interior y ultramarino (sólo so— como contra sus muchachos y las pobla­
en San Juan el 12 de agosto de 1863 (Sar­ en la mala. asi es aceptable la sinonimia ciudad-civiliza­ ciones rurales a veces marginales en las luchas
miento es gobernador), le explica que “salien­ Salvador de la Colina —que no lo quiere ción), las masas campesinas no eran la barba­ pero sospechosas y sospechables. Y la solución
do de la ciudad de San Juan al norte hay en bien— lo evoca en sus Crónicas riojanas y ca- rie sino su victima predilecta. Aquí la sinonimia del problema estaba en la violencia, sí, sólo que
todas direcciones un desierto sin agua hasta tamarqueñas, “instalado en su casa, en los su­ era barbarie-feudalismo. ejercida contra el orden económico heredado
cuarenta leguas en que está Jacha!” y otras burbios de la ciudad [de La Riója] [...] en­ — La verdad más profunda.de la fórmala fue de la colonia. Es lo que no hicieron ni el Cha­
cantado con el homenaje de los' gauchos [.. . ] mal interpretada, incluso por Sarmiento mis­ cho ni los ejércitos de Mitre que tan duro lo
doce mil habitantes está camino de Chilecito con quienes departía larga y alegrernpnte de- mo. ¿Piensa que Rivadávia y Echeverría vie­ combatieron, aunque con Peñaloza estuvieran
y el último camino a la ciudad de La Rioja, y bajo del algarrobo/que cubría por. entero'el jón n uyl'cj.- '..........................
y claro el’ probl&ná.) Y cuando el1 san- las masas objetivamente interesadas e imperio­
limítrofe a los Llanos a quince leguas de Lo­ enorme patio”. [Y agrega: “No está/probad^ ’juanit oi impetuoso
i-; tuvo qúe enfrentar al Cha- samente necesitadas de un cambio radical. Para
mas Blancas. Así, pues, Valle Fértil pertenece que el Chacho ordenara directamente un ho­ cho st quedó superficie de las cosas: tam-j juzgar un jefe hay que juzgar sus actos: , en La
completamente al sistema riojano, separado de micidio, un saqueo, ni atropello alguno de ca­ se las tot ó] con. las,víctimas y no ¿on Rioja del Chacho los óiganos de poder y los
San Juan por el referido desierto. rácter personal, pero sí lo cstá qne gra e( apa^,. ando lo contrario de lo que medios de producción nunca cambiaron de ma­
“Durante las operaciones de la guerra lo tuve fiador perpetuo de estos delitos.” Lo que es ___ . __ fiqar más^aún las masas lenl nos desde el punto de vista de clase. Los despo­
desguarnecido y no tomó parte en ella. Jachal natural: el jefe debía consentir, ya que no au­ torno a su caudillo. En 1873 Nicasio Oroño 1c jos a los oligarcas lo más que determinaron fue
estuvo bien armado y defendido. Todos los ha­ torizar los excesos de sus subordinados, que de echaría a Sarmiento en cara estas duras y el acceso a la oligarquía de advenedizos y aven­
bitantes del desierto intermediario y los de Mog- alguna manera tenían que comer. Además, esos muy veraces palabras: “Como director de la tureros. El pueblo nunca accedió al poder.
na tomaron armas en favor de Peñaloza, y des­ bravos Bañistas no eran señoritas: no se anda­ guerra [contra el Chacho] autorizó usted tan­ Por lo demás, en aquellos tiempos —al igual
pués de Lomas Blancas, los del Valle Fértil, rían con vueltas cuando venía la ocasión de to atentado contra los pobres riojanos, que tal que en los nuestros— se produjo un fenómeno
Chucuma se han agitado hasta formar con los disfrutar de alguna hembrita apetitosa, sin im­ vez se alzaban de hambre contra las armas na­ de óptica: los timoratos se espantaron de las
Bañistas dispersos la montonera ...” 11 portarle demasiado si ella consentía o no a sus cionales, que más tarde recriminado usted por masas y el caudillo. Y si el señor Víctor Mer­
Supongo innecesario agregar nada más al res­ transportes amorosos. No era el Chacho quien los amigos del general Mitre no ha querido cante, prologando Su majestad el emperador de
pecto, excepto que Peñaloza arrastró detrás iba a reprocharles estos excesos, por más que a cargar con responsabilidades de hechos cuya los Llanos, de Domingo de la Colina, habla de
suyo a las masas como ocurrió pocas veces en veces la dama fuera algo más que una china monstruosa realidad vino usted a comprender la “experiencia maximalista que realizamos
nuestro siglo xtx: sólo que no aprovechó ese cualquiera y que el marido o novio pagaran ocho años después, y que consistieron en incen­ nosotros durante la época del Chacho”, los
poder para lanzarlas a una verdadera revolu­ con un agujero en la barriga la osadía de de­ dios a poblaciones en masa, en fusilamientos a obtusos señorones de la tierra y algunos docto­
ción popular, la cual, por otra parte, no existía fender su patrimonio. prisioneros indefensos, en flagelaciones sin cuen­ res de levita vieron en las alforjas de Peñalo­
en su cerebro ni como esbozo teórico. to y en un cúmulo inacabable de transgresio­ za, sí no el Manifiesto de Carlos Marx, sí la
Punto final nes a la Constitución que en el vocabulario de revolución en marcha.
El hombre Peñaloza Mayo estremeció las relaciones de producción aquellos tiempos, según documentos presentados Han pasado cien años de la muerte del cau­
Es seductor como el que más. Con él se imperantes en la colonia, agudizó sus contra­ por usted, se llamaba guerra de policía.” 12 dillo y las masas de La Rioja siguen igual: sin
rompe el esquema del caudillo sanguinario que dicciones pero no las liquidó. Lo viejo siguió Las masas objeto de la violencia del hambre poder y sin tierra. Pero los vientos que soplan
se libra a arbitrariedades sin cuento. Jefe bon­ vigente. Pero las masas —al menos en La Rio­ se daban a la violencia para calmarlo. El cau­ permiten suponer que eso está terminando. Y
dadoso y patriarcal —lo reconocen sus enemi­ ja— entraron en acción acaso más que por dillo lo sabía; y si a veces el presupuesto y los con caudillos nuevos más lúcidos que el paisa­
go5—¡ valiente entre valientes y diestro entre contagio ideológico por la crisis económica que recursos lugareños alcanzaban para avituallar no Peñaloza accederán a Ja tierra y al poder.
los diestros, es el amigo fiel de sus muchachos si antes se arrastraba secretamente ahora ha­ a sus hombres, las más era el botín la fuente Será con conciencia clara, sin jefes paternales
bía eclosionado con furor inusitado. Esas ma­ de las vituallas. En ambos casos también había y con voz singular pero no distinta de un gran
• lbldem, pp. 89-90. sas eran objetivamente revolucionarias por más
10 Ibidem, pp. 261-2. ' coro nacional.
11 Revista de la Biblioteca Nacional, N" 51, to­ que en su conciencia las luces de la revolución
mo XXI, pp. 224-6. no siempre echaran la deseada claridad. Y si en el prólogo al
folíete 15
jante a esa vieja zarandaja del “arte por el ar­ nemos límites. Si no podemos adentramos más,
te”. Se diría que quienes hablan así de Picasso, si no podemos descubrir otros aspectos de su
poniéndolo como epígono del - “formalismo”, eternidad, es porque nos faltan tamaños para
no conocen su obra y no saben hasta qué ello. La expresión tiene vastísimos campos, si
punto su genio es españolísimo y universal. Apa­ tenemos facultades creadoras. El dolor, el amor,
sionado por lo real, humano mediterráneamen­
te, encarnando tradición milenaria, es un toro tos, siempre inagotables.
Luis Cardoza y Aragón “Cuando clavaron a Cristo en la Cruz, a
que aún puede raptarse a Europa cuantas ve­
ces se le antoje. Y lo hace sin engaño, llamando Cristo que era todo un hombre —me dijo Pi­ PICASSO
en su vida y en su obra al pan pan y al vino casso alguna vez—, creyeron que clavaban la
vino. Su obra no es más que una invención realidad de Cristo, que mataban en él a Cristo.
constante, una creación permanente, con furia Aquellos realistas no imaginaban que cuando
lúcida casi mitológica, para apoderarse de la más clavado estaba Cristo y más muerto lo de­
realidad y devolvérnosla acuñada con su genio. jaban en la Cruz, más libre y viva hallábase la
Picasso No hay época de su pintura en que la realidad verdadera realidad de Cristo.”
A los realistas que lo creen “formalista”, para
no sea su esencia y, por ello mismo, nos expli­
camos no sólo su pintura, su escultura, su di­ seguir con esa jerga convencional, les pasa lo
bujo, sino también su vida llena de avidez y que a los ejecutores del Cristo: son ellos los for­
estuve con pablo Picasso unos días, muy tográficos, cazándolo en toda ocasión, pidiendo malistas y la realidad se Ies escapa.
de la más clara y generosa pasión humana.
cerca de sus trabajos, de su vida cotidiana, en autógrafos. Picasso firmaba al mismo tiempo Picasso entró al Partido Comunista con una
Algunos han creído ver en el cubismo una
la Costa Azul. Su grandeza se me hizo más evi­ que solicitaba del admirador la firma para el declaración memorable, diciendo que por fin
ausencia de lo real, una preocupación esteticis-
dente al conocer mejor al hombre, su sencillo Llamado de Estocolmo. tenía una patria: se refería al mundo, más allá
ta, así como en otras etapas de su obra. En el
trato, su bondad inmensa y su inquietud cons­ Su vitalidad es prodigiosa. Siempre se halla de su España entrañable, que él encama pro­
cubismo, escribí alguna vez, hace más de 15
tante y generosa. Cuando llegué a la estación entregado a la creación, con la alegría sabia y digiosamente; se refería a la humanidad, a la
años, hay tal hambre de realidad que los obje­
de Antibes, me esperaba en la acera con Ma­ natural de un niño. Pasaba a los hornos de Ma- satisfacción de un sentido ecuménico que re­
tos fueron sitiados por todas partes, copados,
nolo Angeles. Bajamos las maletas del tren y dame Ramier a retocar un plato, a considerar clama su espíritu en todas sus actividades. Ya
abrazados en su totalidad, más allá de una re­
luego en su automóvil nos llevó a donde pa­ cómo iba caminando alguno de sus últimos tra­ sabemos que durante la guerra de España, Pi­
presentación de su apariencia, hasta lograr su
saríamos unos días, viéndolo con frecuencia y bajos. Dibujaba, se reía cojno el mar, hablaba casso eternizó la tragedia en la obra capital de
rendición amorosa. Cuando Picasso hace un
teniendo charlas sobre todos los temas. Yo es­ de muchos de sus proyectos. En su taller, como estos primeros cincuenta años de nuestro siglo:
cartel es un buen cartel. Guando hace una pin-
tuve realmente cohibido en la estación, y todos quien ve nacer un río, encontrábamos u una buena pinturay-án confundir jamás Guernica, en que todas las querellas sobre arte
los días que pasé cerca de él, no sólo por mi ti­ te de proyectos, invecciones, cachivach y política, formalismo y realismo, contenido,
qial. Como en todo realista trascenden-
midez incurable, sino por la camaradería tan más disparatados? Algunas etc., quedaron magistral y pictóricamente re­
la capacidad de un Picasso, el saeñp
cordial del grande hombre. Estaba como si un terminadas se amontonaba: sueltas, dando una lección altísima, concreta y
lefio [colectivo de la humanidad,
peregrino llega a la Meca y se encuentra al piezas de cerámica, junto en la obra, porque la imagina- exacta. Volved a ella los que tengáis dudas.
propio Mahoma en la estación para llevarle las bles. Dominaba úna de las salas del taller el Pablo Picasso acaba de cumplir setenta años.
ión, jla cftación, en una palabra,
maletas y atenderlo. prodigioso bronce del hombre con él cordero. Le envío al más joven pintor de Europa, al más
ríielve lai realidad 'en forma tan exacta
Hacía muchos años que conocía bien su obra, en brazos, hoy en la plaza .de Vallauris. vigoroso y genial, junto a su Mediterráneo, jun­
’éhemente que nuestros~ojos'sé sorpren­
mucho de lo mucho escrito sobre él. Mi admi­ Marcel, el chofer, pasaba a buscarlo para to a Fran^oise y Claude y Paloma, las palomas
te el prodigio. Su sensibilidad y su ima­
ración por su genio, extraordinario en la histo­ llevarlo al mar con Fran$oise, gran pintora de América, para que se sumen al vuelo victo­
ginación plásticas, verdaderamente avasallado­
ria del arte, se acrecentó al conocer mejor al también, y sus dos niños: Claude y Paloma, rioso de las suyas. Tendremos paz, porque es la
ras, reducen a su dimensión exacta a la inmensa
hombre, bueno y sencillo, como todos los gran­ nacida la última en los días del Primer Congre­ voluntad de millones y millones de los hombres
mayoría de los “realistas” que nos dan briznas o
des verdaderos. Jamás le oí una sola palabrí so por la Paz celebrado en la Sala Pleyel, París. mejores del mundo.
astillas de lo prodigioso del mundo y de la vida.
contra ninguno de los artistas que recordamo» A veces, en la mesa, cuando comíamos en al­ La paloma de Picasso sigue su vuelo sobre el
Los minotauros son en Picasso autorretratos.
en las pláticas, pintores, poetas, escritores. Sus gún modesto sitio de los muchos que conoce en mundo. Bajo sus alas florece el olivo, sonríen
Él sobrepasó esas preocupaciones de los prin­
juicios breves y exactos, agudos y cordiales, ofre­ los pueblos de la Costa, nos sentábamos quince, los niños y las parejas de enamorados.
cipiantes de estética del arte para el pueblo,
cían siempre una explicación cuando yo insi­ veinte personas, charlando animadamente. Mar­
realismo, originalidad. Picasso es Picasso: po­
nuaba o afirmaba alguna posición contundente. cel interrumpía a veces la charla, o Picasso nos Hay una inmensa bibliografía sobre la obra
deroso, insatisfecho, ávido y genial, y lo encon­
Está en la perfecta serenidad, fecundo y claro contaba cómo Marcel había dado autógrafos en inmensa de Pablo Picasso. Con la llamada épo­
traremos siempre, grande y cabal, en todas las
como una espiga. Polonia en el último Congreso. Las anécdotas ca azul empezó a destacarse singularmente, a
fases de su obra. Escribo con molestia estas dis­
Alguna vez, en Saint Paul de Vence, visita­ se multiplicaban. Otras veces, después de co­ cusiones que se han planteado últimamente, es­ principios de nuestro siglo. Sobre ningún pintor
mos a algunos artistas jóvenes que desearon mer, charlábamos en el cafetín del pueblo, en tas cosas del “contenido”, del “formalismo”, se ha escrito más en todas las lenguas. Ahora,
mostrarle sus pinturas. Siempre fue sincero y donde todos los parroquianos, carteros, obreros del arte abstracto, porque, a la postre y desde al cumplir ochenta años, se reanuda el dilu­
cabal, animador entusiasta y noble, con natura­ del lugar, barrenderos del municipio, grandes el principio, no hay sino facultad de crear y vio de tinta. Contribuyo con una nota en este
lidad fresca, evidente, como el agua. Lleno de escritores veraneando, universitarios, artistas, ce­ repetidores. Y en el terreno de lá creación, Pi­ homenaje.
vigor, con una animación y una actividad pro­ ramistas de Vallauris, se sentaban a la mesa a casso es tan joven, tan eterno, como las olas de He cerrado todos los libros que hubiese po­
digiosas, lo vi trabajar en lo propio, escultura, tomar café, antes de volver a sus faenas. ¡ Qué su mar, el Mediterráneo. dido consultar. He querido olvidar lo que re­
cerámica, pintura, dibujos, y participar en todo gran simpatía crea Picasso! Qué cordialidad, Los formalistas son ellos, recuerdo que me cuerdo de lo escrito sobre él. Picasso sigue inédi­
con su Partido, colaborador sin descanso por qué alegría reparte con su trato sencillo, con su dijo alguna vez. Picasso ha deshecho las formas, to, ina'canzable. Él mismo se está encontrando
la paz, amado y respetado por todas partes, ro­ jovialidad, con su charla y su risa. las ha transformado, inventado, para rehacer­ siempre. Nos estamos librando ya de su fuerza
Alguna vez charlamos del llamado “forma­ las y renovarlas, para crear nueva realidad, la de gravitación. Y como él es una gran afirma­
deado de admiración y afecto. Hasta en la pla­
lismo” o de la preocupación de la forma por la misma, que nunca terminaremos de asir ni de ción, un sí prodigioso, nada más esperado tam­
ya, mar adentro, llegaban los fotógrafos, los co­
rresponsales extranjeros, los noticiarios cinema- forma, que para mí ha sido siempre algo seme- 16 agotar. La realidad no tiene límites. Nosotros te- bién que origine regateos y negaciones enconá­ is
das, intentando oscurecer su fulgor. Ante su circunscrito con fronteras móviles un territorio sobre lo demolido se alzará el genio libérrimo arrollos sucesivos porque quiso, y no porque su
obra tan insumisa y varia, tan intensa y car­ cuya extensión, fertilidad y recursos dependen del gran andaluz. capacidad no encontrase nuevas posibilidades.
gada de sorpresa y de invención, con cimas de Picasso y de nuestra capacidad para reco­ Picasso vivió en la miseria, calentó su cuar­ Ha hecho más de mil grabados, con gran
únicas que sobresalen en el vasto horizonte de rrerlo y reconocerlo. Su obra —una pasión— ha tucho de hotel con sus dibujos. Se fue impo­ variedad de técnicas e inagotable poder de crea­
la pintura, vuelvo a ella, la siento, la vivo, y, sido algo como lo que Joyce llamó, mientras niendo con lo suyo. De espaldas siempre al éxi­ ción. Es singular la serie de minotauros de los
distante, en lo posible, de todas las conjeturas, avanzaba dentro de sí y en la conciencia de su to, no se acomodó a ninguna corriente: él creó años 1934-35, motivo profundo que asedia a su
discusiones y alabanzas, busco decir algo acer­ tiempo, a work in progress. Pintor heraclitano, las corrientes. De pronto, contra su voluntad, se imaginación española. Muy recientemente exhi­
ca de su genio. No pretendo conocer su na­ su realidad es un mundo de hipótesis. Su mun­ volvió como el rey Midas. El toro español rapta bió una serie de 45 grabados en linóleo (1956-
turaleza, sino dar algo de la idea que tengo do, un paraíso en donde él nombra las cosas Picasso a Europa. Es absolutamente lo contrario del 1960). Bastaría su obra gráfica, porque en ella PICASSO
de su naturaleza, radicalmente lírica y lúdica, por vez primera, bfunca ha podido dejar de re­ “academismo de vanguardia”, que no es crea­ se destacan la violencia, la delicadeza y la fres­
y en donde el drama de nuestro tiempo se conocer e intentar la posibilidad permanente ción ni aventura, sino negocio. Ño siguió a na­ cura lírica de su genio como dibujante, para
palpa siempre en una fabulación sin térmi­ del espíritu para una nueva aventura. Durante die, ni a sí mismo. Encuentra sin buscar —se­ sentir su magnitud.
no, hecha de amor y crueldad, ironía, júbilo y más de medio siglo abrió caminos a una nueva gún la frase conocida— y va adelante de nuevo. Cuando una obra de Picasso me parece dé­
desesperación. poesía y avanzó por ellos como nadie, viendo Se nutre con todo, reconociendo lo que le per­ bil, me viene a la memoria su creación: ese
Escribir una cuartilla propia sobre Picasso, el mundo con la mirada ávida y tierna de sus tenece. Hace retroceder lo que entrevé y ahon­ punto débil de la trayectoria se me borra y
con la sencillez y claridad que reclama, es ar­ ojos tenaces de minotauro. da el límite posible; no le encuentran sus se­ evoco la trayectoria misma. Algunos de los
duo como hacerlo sobre Quevedo, Lope, Gón- Antes de Picasso, la pintura era otra. Otra y guidores. El ya está en otra cosa, y en su misma más grandes artistas de nuestro tiempo, algu­
gora. Algo de la estirpe de estos tres espíritus la misma: es él un eslabón más, pero un esla­ inquietud. Aun a su sombra le fue difícil seguir­ nas veces, han pintado como él, tal vez mejor
hay en él, pero lo mejor de Picasso es lo propio, bón único. Como toda obra extraordinaria, su lo. Hablando no recuerdo de quién, Picasso de­ que él, pero ¡qué diferencia entre esa pintura
y no he pensado, intencionalmente, en pinto­ obra cambió nuestro concepto y nuestra actitud cía que lo valioso en un hombre es lo que es, repetida o modificada en variaciones y la crea­
res. La verdad de Picasso ¿quién la puede de­ ante las artes visuales. Durante años, muchos y no lo que hace. Lo que hace Picasso es por­ ción borbotante y cenital de Picasso! Su obra
cir? La pintura no admite explicaciones. Se no alzaron la cabeza para ver sus constelacio­ que es. Podría repetir como Miguel Angel: es distinta para cada uno, cada vez que se
impone sola. Por mi parte, nunca explico y nes, sino siguieron las huellas de sus pasos. No “Mi estilo creará grandes tontos.” Miguel An­ contempla. Si así no fuere, no interesaría des­
tampoco busco aquiescencia para mis palabras creo que haya creado escuelas, y si alguna es­ gel impuso su insignia a su época, Picasso a la cifrar su claridad sin cubrir nuestra desnudez
sino la reflexión del lector, y me importa, sobre cuela creó fue una escuela de libertad: ha en­ suya. Con una de las fases del cubismo —fue el con su pintura.
todo, su desacuerdo. La verdad y la vida de Pi­ camado la exigencia de ser espontáneamente, creador principal y verdadero de esta proeza— Crea su tradición, formas nuevas y nuevas
casso son la misma cosa. Su verdad y su vida como una manzana es manzana. En todas sus contribuyó a abrir los caminos de lo informal, relaciones de formas; trasciende las apariencias
hecha de raíces y deslumbramientos son el arte épocas, Picasso ha sido, Picasso. Nunca ecléctico, mas se adentró en ellos. Su espontaneidad y su y capta lo real en significaciones que descono­
de Picasso. Su insatisfacción es tan extremada sino parcial y excesivo, -sin preocupaciones de Reflexión viven en él conzfectmda complicidad cíamos. Renovó así las bases mismas de cómo
que su juego es trágico. Lo mejor de su obra excelencias ideales/ poderoso y fecundo,-como Ipfrniigfr / / sentir y vivir la pintura. Con él y otros crea­
magnífica me grita que ninguno como él ha el fuego. Y cargado del misterio y de todas las , LarJ/
x-a preocupación^
;ión por lan 'forma lo llevó a1 la
.............................. dores, surgió una concepción distinta de las
logrado menos de su ambición. Y pongamos provocaciones de la pintura, la más/cqtapleja \ \ :ult ira/desde 'os primer años, a partir acaJ
los priiheros artes visuales, de su apreciación. De un modo
bajo siete llaves toda falta de rigor. Vigilemos de las artes, según Léonardo. í__________ ! de 1907, cuando empie
■ando empieza por él a sutgiii u otro, Picasso ha originado muchos de los des­
nuestras palabras. El aplauso universal no llega Refinado y brutal, nunca se creó hábitos 1a r ueva visión con Les * : 'Demoiselles d’Abig] arrollos más recientes y audaces, por simpatía
a sus oídos. Es el hombre más sencillo y contra­ pictóricos por su phjpiapenetración\y en la n. i .os vínculos de la escultura con su piiitu- o rechazo. ¿Aún no ensayan algunos lo que de­
dictorio que haya encontrado. Como Sísifo, em­ inestabilidad de lo reah de la jdda en sus va­ sor constante^, pircccdiérídola o yendo para­ jó atrás hace medio siglo? En verdad, no se
pieza otra vez y otra vez su tarea: es decir, si­ rias dimensiones. Ha pintado con razón y con lelamente. El tema ha sido lo que se quiera. En puede adivinar su secreto, si secreto hay; pero
gue viviendo, creando. Picasso está en todas las imaginación. Con un sol en el vientre, como verdad, ha sido la riqueza, la gracia, la carga es posible acercarse a su comunión tumultuosa,
épocas de su obra o, más bien, no hay épocas: dijo de Matisse. Hizo estallar el conformismo espiritual de Picasso en la creación. “Los pinto­ al impulso vital de sus visiones. Hablo de él,
son signos exteriores de la misma vida profun­ de la representación del mundo real, como na­ res —dijo— siempre hacen sus cuadros como simplemente, como le siento: un amigo de to­
da. Y su vida es la vida tensa de nuestro tiempo. die lo había logrado antes. El rigor y la aven­ los príncipes a sus hijos: con las pastoras.” Ha­ dos y un creador excepcional. Sí, sencillamen­
Digo su obra, no sus obras. No hablo de tura, sus relaciones entre sí, liberan su obra. blando con mi mitología maya, diría que es un te, un pintor.
cambios propiamente, sino de signos exteriores. Para muchos, su libertad es insoportable. Esa Pngendrador, un Gran Maestro Mago. ¿Cómo
Nunca ha podido saciar su hambre de realidad. libertad impulsada por sus dotes es lo que más pintar el gemido iracundo de un pueblo que Afirma Ehrenburg que la rebelión de Pi­
El mismo impulso rige a todos esos signos. “Yo amo en él. Va más allá de la sugerencia, de la no se rinde a la muerte? Guernica, una de las casso y otros pintores y poetas años antes de la
quisiera —escribió— que el hombre no pudiera metáfora. Su memoria visual es profecía. Siem­ cimas del arte universal, es un desgarramiento primera guerra mundial, no fue sólo contra
repetirse. Repetirse es ir contra las leyes del es­ pre hacia la intensidad y la desnudez, la pre­ que no acaba. Qué elocuencia sencilla y clara los cánones estéticos sino contra la sociedad.
píritu, contra su fuga hacia adelante.” Su re­ cisión de lo esencial. Imprevisible, su única re­ en la congoja concreta de su voz estremecida. Ehrenburg sabe bien lo que dice, lo cual no
belión fáustica va al fondo de toda posibilidad gla es la creación misma. Síntesis de la tragedia de un pueblo y de una impide que algunos supongan lo contrario: Pi­
que ha intuido y conquistado. Entró a saco en La pintura europea se desesperó por salir de casso es un manantial de apreciaciones no só­
la plástica de siglos y civilizaciones, servido por Como en todo lo que le ha apasionado (es­ lo muy distintas sino irreconciliables. Esto nos
su influencia. Esta necesidad justa —médula
su trascendente sentido lúdico y su erotismo cós­ cultura, decoración teatral, cerámica, escritu­ evidencia ya la genialidad de su obra.
de su ejemplo— es un tributo al conjunto de
mico. La tradición universal, como la natura­ ra), en la gráfica renovó la técnica, gran artista Es el creador de una estética nueva, de una
sus revelaciones. Ha tratado la pintura, espa­
leza, está esperando que reconozcamos en ella y magnífico artesano. Hizo grabado antes de concepción de la plástica opuesta al ilusionis-
lo nuestro y lo rescatemos. Por sí solo, Picasso ñolamente, con reverencia y blasfemia. ¿Quién
los veinte años. Trabajó litografías en varios mo de la imitación. Elemental, contradictorio,
es una época. Más que una suma de destruc­ ha vivido con mayor rebeldía la inconformidad,
periódicos: hay algunas hechas entre 1919 y creador, revolucionario: esas condiciones, y
ciones —como alguna vez dijo a Zervos— el con mayor heroísmo natural? ¿En quién ha 1947 y, luego, la serie del 47 al 49. Su imagi­ otras, integran su coherencia hecha de retos y
arte de Picasso me parece multiplicación de re­ alentado con mayor ahínco esa furia amorosa y nación recoge con su dibujo la sensación inme­ prodigios. Lo contradictorio lo sentimos en él,
surrecciones y asunciones. sacrilega, destructora y creadora? Por ello, el diata, rica en contrastes, matices y exaltaciones entre otras cosas, porque nos desespera no po­
Definir el arte de Picasso sería darle mis lí­ más artista, aunque no siempre el más pintor. de lo cotidiano, lo mitológico, la mujer, el toro, der alcanzarlo. Sus imágenes han revelado
mites: relatarme. Su obra es su mejor y .sola El tiempo, sin duda —Picasso lo sabe mejor frutas, peces, signos fulgurantes. Como en otros nuestra época, dueñas de un presente que no
definición. Ha buscado sus límites siempre y ha que nadie— cernirá su obra gigantesca, y hasta campos de su creación, Picasso detuvo sus des­ pasa. Expresiones en movimiento perpetuo; un 19
movimiento engendrado en sus entrañas, y no rrientes definidas; también figurativas, o la del ambiente inmediato, sino de un momento
en ios vientos de Ja moda. Picasso no creó mo­ necesidad de significar con nuevas formas de la de la civilización. Y eso cuenta mucho más que
das. Las modas las originaron sus siempre re­ representación, hasta hablarse ya de un “realis­ todo lo que podamos aprender de una época.
trasados seguidores. “Moda —dijo— es lo que mo no figurativo”. Picasso ha sido uno de los Las artes tienen un desarrollo que no proviene
epicentros más poderosos de estos movimientos sólo del individuo sino también de toda una
Su interpretación cautiva por inmediata y diversos y opuestos. Kandinsky, Klee, Matisse, fuerza adquirida, la civilización que nos pre­
directa: es un iluminado que hace juegos tras­ Braque, Léger, Emst, Miró... cede. No se puede hacer no importa qué. Un
cendentes. Y ha podido revelar a su época por­ Picasso no tiene por qué disimular cuando artista dotado no puede hacer nada. Si emplea­
entra a saco a medio día, el mundo por testigo, PICASSO PICASSO
que no está sólo en ella sino más adelante. ra sólo sus dotes, no existiría. No somos los
Sería pueril considerarlo sólo como precursor en el arte de tal o cual civilización. No toma amos de nuestra producción: nos es impuesta.”
genial. Creó una visión propia. Le dio vuelta, de nadie: todo es propio. Las divisiones que se Con Guernica nos mostró (en sentido opuesto
con una obra inmensa, a la concepción de la han establecido en su trayectoria sólo guardan al muralismo mexicano) cómo entiende, sin re­
pintura misma. Pinta lo que piensa, lo que importancia cronológica. No hay épocas; sólo lación con el Renacimiento, un asunto histó­
siente. Ha seguido su impulso poético con tal hay Picassos. En el apogeo del Fauvismo, Ma­
rico: no pinta la anécdota sino la emoción. No
sinceridad que no pocos se han confundido tisse le preguntó: ¿Por qué no pinta desnu­
hay que reconstruir la anécdota —dijo Bra­
por ello. Sus creaciones son ardientes actos de dos? “Yo pinto cuadros”, fue la respuesta. Los
que— sino construir un hecho plástico.
fe. La palabra que me viene de inmediato al pintores que no pudieron ser porque intenta­
La naturalidad de Picasso, su crear como la
pensar en Picasso es: integridad. Si la natura­ ron seguirle ¡qué bien que no hayan sido! Sen­
timos la furia o la ternura de su trazo, su garra vida, ha sido el peor enemigo del snobismo. No
leza es más fuerte que el hombre, como él lo
violenta, y se nos pierde, en vez de encontrarlo se continúa; se renueva. Su lección es de liber­
cree, también nos dice que el arte es lo que no
por esas características. Qué pintor es por su tad y exigencia. Nos queda el testimonio vivo
es la naturaleza.
insatisfacción, por el desprecio de sus logros, de un espíritu excepcionalmente audaz, pene­
Se ha dicho todo de él, y algo menos. La
por su fecundísima invención formal. Cuántos trante, insaciable y dotado, dispuesto siempre a
oriundez de Picasso es claramente precisable:
se han agotado con uno solo de los hallazgos. hacer retroceder los límites de la infinita posi­
más que mediterráneo es raigalmente español.
No es inconstancia, inestabilidad, sino fideli­ bilidad creativa del hombre. Abrió las puertas
Su creación personalísima es universal y nun­
dad. Gran artista y algo más: un hombre ex­ a la aventura. Y cuando con dos o tres de sus
ca internacional, como acontece con mucho de
cepcional. ^temporáneos se encontró magníficamente
la indiferenciable pintura moderna. Apollinaire
Su libertad la han vistp coffio catástrofe quie­ üp (Braque, Léger, Matisse ...) cohkk Bon-—.
fue el primero que escribió sobre esta renova­
nes la juzgan con sus/propias limitaciones. Él ara, porque los jóvenes lejós de él seguíañ
ción. Cuatro años después de Los pintores cu­
ha sido más severo/que nadie, pero por otro iminos propios, habrá sentido''-" ’' mayor t-J-
i con in-
bistas, en noviembre de 1917 dictó la conferen­ íijsidac naz-trascehde — -■a/ de su obra, que se
rumbo y leneia
cia El Espíritu nuevo y los poetas. “No hay que
apía comprendido s impar ejemplo revolti-
olvidar —afirmaba el autor de Alcoholes— que
analítico «nario Gáuguin afirmaba:
afi. — “En- arte sólo hay
acaso es más peligroso para una nación dejarse ’' s ot
alud naírios.” Los
conquistar intelectualmente que por las armas.” La pintura infon
“Una expresión lírica cosmopolita sólo daría sus cartas de nobl i de las Amiricas, La Habana,
biíl' N
obras vagas, sin acento ni estructura, que ten­ tuano Ciurlionis [187 I, setiembre-diciembre de 1963.)
drían el valor de los lugares comunes de la re­ abstraccionismo contempo
tórica parlamentaria internacional.” Picasso es tes que Kandinsky.) Picasso dejó,
la figura más insigne de la llamada Escuela de Braque, obras singulares en esa etapa,
París. Pero ¿hay Escuela de París? Yo no creo fue el principa) creador. “El cubismo —afirma
en escuelas. Hay pintores. No podría pensar que Henry Kahnweiler— había sido, en sus comien­
el ejemplo directo de Picasso haya sido fecun­ zos, una reacción contra la delicuescencia im­
do, como jamás lo ha sido, por su misma di­ presionista. Había enseñado el orden que se al­
mensión, la de ningún artista de magnitud canza por la disciplina, el rigor de una arqui­
parecida. Sus seguidores le ven la espalda, diría tectura imperativa. Picasso logró obras que es­
Braque. Ha sembrado el camino con signos ful­ tatuían sólo la libertad.” cuando un inmenso
gurantes, con la intención natural e impremedi­ rebaño internacional se volvió cubista, Picasso
tada de no volver nunca atrás, ni siquiera la ya estaba en otras revelaciones.
Al defender lo figurativo o lo no figurativo es
A Picasso le han reclamado para sí casi todas puro infantilismo negar esta o aquel'a escritura.
las tendencias contemporáneas, por ser el más Picasso ha dado sus puntos de vista en su obra
audaz y convincente anticonformista para abrir y en algunos de sus escritos. Para él no hay
nuevos horizontes. Se podría decir que no existe creación ex nihilo. Y también ha buscado la
la Escuela de París de hace años o la Nueva representación de una realidad total, una ex­
Escuela de París: es, más bien, el conjunto de presión total. En el umbral de la abstracción
ramas de un gran tronco, planteándose y re­ del cubismo analítico acaso vio los riesgos del
planteándose la esencia de la pintura, la posi­ decorativismo y saltó de nuevo hacia lo esen­
bilidad de significación. Entre esas ramas hay cial de su concepción poética. Los dedos de
no figurativas que pronto evolucionaron de la una mano bastan para contar los hombres de
aridez geométrica hacia lirismos en que el com­ su talla en el siglo.
pás y la regla nada tenían que decir, y sur­ “Nuestros sentidos tienen una edad de des­
gieron otros valores individuales, más que co­ arrollo —escribió Matisse— que no proviene 20 21
realidad. Cuanto más se deja captu­
Notas rar, más se aleja. Y hay que reco­
menzarlo todo.
Los dias son demasiado cortos,
los talleres demasiado atestados, las
horas demasiado cargadas, la vida
demasiado invasora, la pintura de-

Picasso Y trabaja, trabaja, trabaja.

Y REFLEXIONES
g

alabras
<*

reflexiones SOBRE LA
ia>

obre la pintura PINTURA

Lo ¡«rtible en la actualidad, dice


Picasso, es que nadie dice nada ma­
lo de nadie. Por lo que se lee, todo
está bien. En todas las exposicio­
nes hay algo. Y en todo caso, poco
más o menos, todo es valioso. Pue­
den ser indiferentes, o aun un po­
co perversos. Pero nadie mata a
nadie. Todo sirve, nada es derri­
bado y nada es una bandera. Todo
está al mismo nivel. ¿Por qué? No,
sin duda, porque eso sea cierto. ¿ Y
entonces? ¿Porque ya no se pien­
sa? ¿O porque ya no se osa de-

Homenaje a Van Gooh


Picasso habla continuamente de
Van Gogh. Piensa todo el tiempo
en il; ¡o opone, no sin nostalgia, a
la arrogancia satisfecha y repleta de
los tiempos de pintura que vivimos.
Para él. Van Gogh es el pintor
de vida ejemplar, hasta su muerte
e incluida su muerte. pintore
O más bien detrás de il. Y los
El desnudo tal como es templa. Los de ayer y los d
Picasso reflexiona, contemplando Velázquez no lo abandonó
sus telas, acerca de los pintores que te todo el i qu
pintan desnudos. Dice que es pre- Meninas; lo 23
Carlos Alberto Brocato

Reflexión
sobre lo responsabilidad
del escritor

finalismo que irriga todo nuestro se pretende inferir de ella una ideo-
trabajo intelectual, que nos ubica logia, mudarla en concepción del
en la antípoda de la elaboración mundo, se fabrica un malentendi­
desinteresada y nos aleja a consi­ do que conduce a una trampa. Se
derable distancia de la literatura trampee o no, este escamoteo de la
decisión a otro nivel lleva tarde o
mente. Eso, cómo negarlo, nos nu­ temprano a revolcones. Porque por
tre saludablemente; mas cuántas ve- más habilidoso —en el buen senti­ antología
do— que se sea en ese riesgoso equi­
librio, el viento de la historia agita de
PARA NOSOTROS SIN EMBARCO Seria
Impertinente. Nos costaría mucho liguas. la cuerda cada vez con más vio- la jowen poesía
esfuerzo reconocer como propia es­ Por el otro, el ficticio y abruma­
ta aseveración. No obstante, poi dor negativismo que caracteriza la La decisión a otro nivel se llama cubana
paradójico que pueda resultar, nos descripción de nuestra realidad rea­ la toma de partido.
ccnsume una no menos costosa re­ lizada por ensayistas y estudiosos de Pero la toma de partido no es,
flexión darnos cuenta de lo con- formación irracionalista, envuelta en como podría sugerirlo la figura uti­
esa espesa bruma de frustración y lizada, el reposo, la estabilidad, la
n mi caso aliara, desasosiego. Ella, de tan seguridad sin sobresaltos; algo así
echanzas criticas gada y machacona, ha con/o un oficio para jubilarsé sin x
sorprende al encon- por gravitar sobre nosotr madores trastornos ------------------ --
y nos sorprende. Y efecto irreflexivo de rebote: una Ño obstante, algunos lo/entienden
nos deja con el libro en vilo, en el especie de profilaxis ideológica que asi y de actores se transforman en
comienzo de una meditación que ya nos pone a buen recaudo de con­ empleados. No se comprende que,
se tiñe de sombría porque anuncia taminarnos con la peste. Profilaxis en algunos aspectos, el cambio sólo
—como en el niño pobre que des­ desafortunada; pero operación có- consiste eh-una variación de'pjsta.
cubre de pronto su condición— uu al fin. Porque rio ha de ser todo tan sim­
ir más lejos, cuántos clisés ple desde eT~nroffiéhto en que’ se
poseemos lo que otros poseen. ....... ales habremos de destrozar —o
Asunción culposa de nuestra pro­ sólo dañar— para apoderamos de la base moral, esa
pia inferioridad, podría decirse con este simple pensamiento: en cuanto moral del escritor a que aludimos
dejo psicoanalitico y metafisico. O. a tradición y ambiente, nosotros co­ más arriba. La que sigue sostenien­
para precisar la distinción, una to­ mo escritores no poseemos lo que do su responsabilidad, más comple­
ma de conciencia. Hierro posee. Y, claro, sus consi- ja ahora. Más difícil también, por­
A propósito de la toma de con­ que ya no debe responderse sólo a
si mismo, aunque tenga siempre que
nos pretendemos Y no sólo clisés sino impedimen­ cumplir primordialmente con esa
to embellecedora tos y trabas de otra Índole, que a respuesta. El olvido de esto última
veces estorban la marcha de un es­ le acarreará la disminución de su
—teórica y prác­ critor marxista. Pero que —y esto aptitud intelectual; el envilecimien­
tica; por sobre todo práctica— de hay que decirlo aunque parezca to de su condición después si no
aprendizaje y adquisición del mar­ un descargo— nunca molestan el lo remedia a tiempo.
xismo, que suele ser muchas veces paso de un escritor comprometido Disminución semejante seria la
bastante prolongada. —honesta y lúcidamente, si— con que, por ejemplo, nos empujara a
Y no se trata sólo de mi expe­ sólo sus glóbulos, porque éstos siem­
riencia personal —que pudiera ser pre hablarán a través de su con­ lesto; a sonrojamos de una medita­
marcadamente defectuosa, aunque ciencia, de su propia voz, no la de ción que, por más sombría que pa-
suficiente para traducir el propósi­ stituye el único medio por
to entrañable de todo escritor: dar te sus fiscales y también, si actúan corrige el falso embelleci-
su testimonio—; se comprueba tam­ el escritor se responde a
bién en la de muchos de mis pares y testimonia a los hom-
Comprometerse con uno mismo
por oficio y generación. es todo un programa moral para
Si, embellecemos un poco la reali­ equilibrista ni empleado.
dad. No desentrañaré aquí seme­ el escritor; a poco que lo examine­
jante cuestión. Pero me vienen en mos se convierte, en verdad, en el
seguida a cuenta dos poderosos in­ único basamento seguro en que
flujos de vertientes opuestas. puede reposar su responsabilidad:
Por un lado, la certeza de la es su moral, si se prefiere. Pero es
inevitabilidad del triunfo final, el moral, y no da para más. Cuando 24
Roseando Escardó

Rolando Escardó (1925-1960): ¿a familia llega la hora de mi nacimiento


Libro de Rolando, La Habana,
1961; Lar ráfagas, La Habana, y también la de mis muertos
1961. Madre me acoge en su pecho caliente pues al mundo he venido a instalarme.
día a día. ¿Por qué esos labios se abren como túneles a
Heberto Padilla (1930): El jus­ Abuelo y su cojez retumban el tablado. los que no bajo?
to tiempo humano, La Habana, Aurora es joven, no piensa aún en casarse:
1962. Yo sé que el hombre es un rumbo que se ins­
sueña. tala
Roberto Fernández Retama» Olema ya comienza por pintarse las uñas. sé estas cosas y otras más que no hablo
(1930): Elegía como un himno, (Aún Perucho no ha muerto.) pero yo puedo darme con los dos puños en el
La Habana, 1950; Patrias, La Ha­ Mamá de vez en vez teclea en el piano.
bana, 1952; Alabanzas, conversa­
ciones, México, 1955; Vuelta de la Antonio es cocinero esta Revolución que me da dientes
antigua esperanza. La Habana, y Salvador es el que empuja el carro.
1959; En tu lugar, la poesía. La aunque de todo soy culpable
Habana, 1959; Con las mismas ma­ de todas esas muertes soy culpable
nos, La Habana, 1962. Prosa: La (Enrique fue el que malgastó el dinero ...)
y no me arrepienten los conjuros
poesía contemporánea en Cuba.
1927-1953, La Habana, 1954; Idea que en el triángulo de fuego he provocado.
da la estilística, La Habana, 1958; la intemperie Yo soy el gran culpable
Poesía joven de Cuba, Lima-La Ha­ mi delito no puede condenarlo sino Dios
bana, 1959 (en colaboración con jo del hombre yo, /
Fayad Jamis); Papelería, La Ha­ y aun ni el mismo Dios pudiera
bana, 1962. itari®~peypetúd basta mi edad, (vosotros no lo sabéis
do < e tiempo y muerto de costumbre; pues ni siquiera los colores de la bandera
Fayad Jamis (1930): Brújula, sitído soy; humilde | hasta la cepa os sugieren
Guayos, 1949; Los párpados y el ne oso. \ \ vosotros no lo entenderéis)
polvo, La Habana, 1954; Vaga­
bundo del alba, La Habana, 1959; y esto se quedará como un poema más en la
Cuatro poemas en China, La Ha­ tiniebla
bana, 1961; Los puentes, La Haba­ como el ruido de palabras del viento que me
na, 1962; La pedrada, La Haba­
na, 1962; Por esta libertad, La Ha­ reside igual en todas partes, se acopla pudorosa arrastra
bana, 1962. Prosa: Poesía joven y late y es conmigo.) aunque sé la estrella del alba
de Cuba, Lima-La Habana, 1959 Hijo del hombre yo, pues de todas estas cosas os burlaréis
(en colaboración con Roberto Fer­
nández Retamar). tocado de maldad, vestido ligeramente de hermanos
hombre más allá del deseo de vuestras convicciones
Pablo Armando Fernández por algunas cosas; pero también, en ciertas en la trama creada para mi deleite
(1930): Salterio y lamentación, La horas, pero yo sólo sé
Habana, 1953; Nuevos poemas, ardiente, arrepentido,
Nueva York, 1955; Toda la poesía. pero yo sólo estoy seguro
La Habana, 1961; Himnos, La Ha­ encuentro a Dios en el ligero roce que me
pero yo mismo lo he vivido de mis muertes y
bana, 1962. envuelve,
nacimientos
en las menudas y dispersas vidas...
José A. Baraoaño (1932-1962): ¿y cómo puedo yo mismo así negarme,
Cambiar la vida, París, 1952; El cómo podría yo mirar al Sol y no cegarme?
amor original, La Habana, 1955; Isla
Poesía revolución del ser. La Ha­ Pero lo que importa es la Revolución
bana, 1960; Himno a las milicias y lo demás son palabras
sur poemas. La Habana, 1961. Pro­ Esta isla es una montaña sobre la que vivo.
del trasfondo
sa: Lam, La Habana, 1958. La madre solemne
empujó hacia los mares estas rocas. de este poema que entrego al mundo
(Estos autores y poemas forman En el tiempo desconocido que no se nombra lo demás son mis argumentos.
parte de Antología de la joven en el límite que no se escribe No creáis en mis palabras
poesía cubana, de próxima publi-
sucediéndose los deslaves soy uno de tantos locos que hablan
las profundas grietas y no me comprenderéis
—gargantas hasta los fuegos blancos— no creáis mis palabras
llega la hora de mi nacimiento en esta isla esta isla es una montaña
—planeta ardiendo en el cielo— sobre la que vivo... 227F
Roberto Fernández Retamar
Heberto Padilla

Palabra de mi pueblo la meten aullando en el festival del que no se


Infancia de William Blake Abre la puerta, y en la alta noche, sale.
(Fragmento.) Síguelo, perro del otoño, Canta a mi lado, sustenta mi oído, sino con los pechos cortados.
lame esa mano, el hueso conmovido entre trabazón de números El aura tiñosa
de la última piedad; síguelo, que esconden ambiguas bestias, y la lombriz se regocijan. El caracol se distrae.
Te decían:
¡oh centro pedregoso del otoño, aventuras frutales, dura
“Los niños como tú, William, animal del otoño, fidelidad a las cosas ásperas Pero el número de ojos diurnos se levantará de
serán negados por el ángel; centro grave, robusto del otoño! y final temblor de tetras,
blasfemas, robas en la despensa; Es el desesperado, recién salido, como voz de adolescente. Recto, altivo, casi divino,
tienes la cara sucia; pálido desertado de sus tardes. Sale de polvorientos billetes, con algo de arcángel sin réplica,
andas siempre con claves de estentóreas bocas obreras y echará a volar el aquelarre despedazado
y grabados Noche, tú de algún modo lo conoces.
o de risas relucientes, dejando herida pero renaciente
Por unas cuantas horas y corre sobre las azoteas
y láminas..." la carne de la doncella despierta.
permite, al fin, dormir a William Blake. que blanden humildes banderas,
Tú, arqueado el cuerpo, sonreías.
Cántale, susúrrate un fragante cuento; sobre solares apagados
¡Ay, Blake, el siglo veinte déjalo reposar en tus aguas, y calles muchas y ligero aire, E7 otro
no es un simple grabado que despierte remoto,
en que batallan el arcángel y el diablo! hasta estancias de reposada vida. (Enero P, 1959)
Es esta trampa Sustenta mi oído, canta a mi lado,
Jengua siempre recién hecha Nosotros, los sobrevivientes,
en que luchamos, es esta lluvia ¿a quiénes debemos la sobrevida?
.rota y atendida siempre,
que nos ciega. Han arrasado las despensas abierta y alegre como pecj ¿Quién se murió por mí en la ergástula,
y no hay señales acoge mi atención, colma quién recibió la bala mía,
ni claves ..
la para mí, en su corazón?
que no pueda entender /
¿Sobre qué muerto estoy yo vivo,
el Ministerio de Guerra. solidad
sus huesos quedando en los míos,
Entra, aún estamos en vela. los ojos que te arrancaron, viendo
Cualquier día por la mirada de mi cara,
me gritan a la puerta: y la mano que no es su mano,
“Un hombre con paraguas, mi señor.” Los que se casan con trajes alquilados, que no es ya tampoco la mía,
(No puedes conocerlo. Es de esta época.) no te conozco. desmemoriados, escribiendo palabras rotas
Cualquier día Aún no hay viscera mía olvidados donde él no está, en la sobrevida?
que hayas tocado en lo más leve. de que dentro de dos días
penetran en mi cuarto.
tanto principesco telar,
“Mostró insignias, señor.” En Playa Girón, Epitafio de un invasor
acompañante de la gárrula tarde,
Cualquier día donde murieron mis hermanos,
para mí no hubo y de las lágrimas aducidas al final, Tu bisabuelo cabalgó por Texas,
me obligan a salir a la calle, debe estar devuelto, lo menos ajado posible violó mexicanas trigueñas y robó caballos
me apalean: me lanzan como a una rata (el anuncio compartía una enorme pared hasta que se casó con Mary Stonehill y fundó
en cualquier parte. Metida entre los árboles, con un letrero absurdo, ¡y sin embargo!); un hogar
(Tú no puedes saberlo. Es de la época.) embozada en planicies o en aguas, y recordando en cambio, sin duda, de muebles de roble y God Bless our Home.
Contra mi testifica un inspector de herejías. viste cómo caían que en cinco, seis horas yacerán gloriosos, Tu abuelo desembarcó en Santiago de Cuba,
esperanzados, a lo tejos. avanzan incorruptibles, pálidos vio hundirse la escuadra española, y llevó al
como guantes, hogar
Esta noche Salgo, busco,
ella, el vaho del ron y una oscura nostalgia de
me basta tu silenciosa presencia. te sigo y el fogonazo
difícil y vigilada, mulatas.
En mi cabeza turbada resuena siempre en otra carne.
y él, Tu padre, hombre de paz,
tu poesía alumbra mejor que una lámpara ¿Cuándo seré el que caces,
feliz, aunque no pudieron del todo arreglarle sólo pagó el sueldo de doce muchachos en
sobre mis círculos de miedo. el ya deshecho, la espalda, y el hombro te tira un poco. Guatemala.
No me distraigo. simple testigo que se calla?
Fiel a los tuyos,
Tengo los ojos fijos en la negra ventana. Muerte, te dispusiste a invadir a Cuba, en el otoño
Pasan camiones con soldados, La isla recuperada
no te conozco, de 1962.
gentes de las líneas de fuego. y más allá del mar hablan de ti, El caballo, la mariposa, el marinero, el gato,
En mi casa resuenan las consignas violentas. quieren cubrir mi patria el pescado grande y el pescado chico Hoy sirves de abono a las ceibas. 29
2B
Rayad Jamis Pablo Armando Fernántiex

La visita La lluvia es el cuarzo de mi miseria De hombre a muerte Expuestos a la lluvia preguntándome cuándo
Los políticos roen mi bastón (Fragmento.) volveremos
La gran mosca se ha posado en el marco
Si no me hubiera ahorcado moriría
podrido de tu retrato, hermano, y la visita
de esa extraña enfermedad La historia no es un baldío sin dueño. Esos hombres que nunca estuvieron en
vendrá, quizá bajo una yagua, porque llueve
que sufren los que no comen Libertad, combate,
con todo el frío del viejito San Isidro. La visita
En mis bolsillos traigo cartas estrujadas háblanos de tus muchos amadores que no han peleado con amor,
vendrá y hablará del maíz, de la chiva cargada
que me escribí yo mismo
y del vecino que se mece siempre en su sillón mientras en Mayar! arriba, que no dejaron para siempre las cruces
para engañar mi soledad
humano, bajo el alero de murciélagos y carco­ sobre el campo tendido, quedan algunos. no conocen la guerra.
Mi garganta estaba llena de silencio
mas, mientras canta con su voz lenta, ñoña: Nuestras manos No vamos a morir.
ahora está llena de muerte
ganan una ametralladora Thompson, Seremos viejos en el tiempo de la vejez
“Agarra la gata, ¡caramba!, Estoy enamorado de la mujer que guarda las
llaves de la noche cinco Springfield Seremos viejos para
qui ai viene el gato...”
Ella se ha mirado en mis ojos sin saber quién y algunas armas cortas. contar y orar y dormir.
La gran tatagua, hermano, la tatagua de Libertad .. a las 11 y media de la mañana
alas brumosas y camales, está allí, se ha posado Ahora lo sabrá leyendo mi historia de hollín —no del tigre o el pájaro—,
cruzaron seis camiones
en nuestra mesa, y también la visita vendrá; y en los periódicos la del hombre:
cargados de soldados.”
estará muda, muda, todo el tiempo. Sabrá que me llamaba Louis Krizek gánanos para ayer, para mañana,
Esos pájaros se quedarán
ciudadano del corazón de los hombres libres
para siempre cantando en la memoria.
£7 ahorcado del Café Bonaparte heredero de la ceniza del amanecer
He vivido como un fantasma Ahora él estará afilando en la piedra su
Para no conocer los abismos del humo
entre fantasmas qué viven como machete
para no tragarse los periódicos de la tarde
He vivido sin odio y sin mentira y ella estará recogiendo las tazas vacías.
para no usar unos espejuelos cubiertos de sangre
o telaraña en un mundo de jueces y de somb La postura sumisa del puente.
El que estaba sentado en un rincón lejos de La tierra en que nací río era mía En la oscuridad la tierra parece arder.
los espejos ni el aire en que reposo tampoco
Queremos amor queremos vivir.
tomándose una taza de café no oyendo el Tan sólo he poseído la libertad
es decir el derecho a sufrir"rerrar Tenemos toda la tristeza
tocadiscos
sino el ruido de la pobre llovizna a ser este cuerpo frío (bailaré contigo amor mío),
El que estaba sentado en un rincón lejos de Sólo tú eres destino. la ropa huele a animal mojado huele a las
colgado como un fruto
los relámpagos entre los que cantan y ríen cosas tristes
lejos de los leones morados de todas las guerras entre una playa de cerveza
III (bailaré contigo amor mío).
hizo un cordón con una hoja de papel y un templo edificado para adorar e! miedo
en la que estaban escritos el nombre del Papa Las ametralladoras no comprenden,
La mujer que guarda las llaves de la noche Los hombres se hacen viejos y mueren.
el nombre del presidente no saben por qué es esta alegría.
sabrá que me llamaba Louis Krizek ¿A quién se le querrá atemorizar con la
y otros dos mil nombres ilustres “... a las 4 de la tarde
y que cojeaba un poco y que la amaba muerte?
y a la vista de todos los presentes aproximadamente
Sabrá que no estoy solo que conmigo Los que se le anticipan
se colgó del sombrerero que brillaba sobre su
va a desaparecer un viejo mundo en su oficio se escuchó un nutrido tiroteo como a
cabeza amarilla
El patrón del café salió bajo su capa negra en definitivamente borrado por el alba son muertos de la Muerte.
busca de un policía Así como la niebla a veces aplasta Los hombres mueren o cinco kilómetros.”
Armstrong cantaba sin cesar la luna había las flores del cerezo sin que haya tenido aquél Todo el verdor de esa rama y la flor
aparecido la muerte ha aplastado mi voz” trato con éste; que vendrá y mi sangre
como una gata furiosa en un tejado sin que haya compartido la tristeza. están gritando porque vengas.
Tres borrachos daban puñetazos en el Cuando el patrón volvió con un policía de ¿A quién se le querrá atemorizar con la Queremos vivir con la tristeza, con los adioses,
mostrador lata y azufre muerte?
con todos los recuerdos.
y el ahorcado después de mecerse dulcemente el ahorcado del café Bonaparte La montaña llena de un aire
durante un cuarto de hora ya no era más que el humo tembloroso de un olvidado hace miles de años. Queremos vivir con la alegría.
con su voz muy lejana "... a las 7 de la mañana se apareció Yo te amo.
comenzó a pronunciar un hermoso discurso: bajo el sombrerero una avioneta de reconocimiento.” “... a las 7 en punto nos pusimos
“Maintenant je suis pendu dans le Bona sobre una taza con restos de café. 30 El enemigo detesta mi amor. en marcha.” 31
José A. Barogoño

Himnos a las milicias Caídos entre el mar


y el pantano
El pueblo es la medida de todas las cosas
en él me mido nos medimos No estaban de más
como un campo arado y los borraron
o la cuerda de una lira tremenda las manos que sobraban
obreros campesinos son la medida del pueblo del tablero tremendo
de la vida.
de los que viajan y atraviesan la noche
de los que son una pala humana en las minas Vuestras armas subían hasta el cielo
de los que rompen la piedra en su corazón chocando en el trabajo y el amor blanco
en las canteras en el aire y estruendo de las voces
de los que calculan la medida de la historia creadoras.
en un tomo
Apretado contra la parda tierra os recuerdo
el pueblo mide todas las cosas
inflamo con granos de pólvora
con el diamante perfecto del trabajo
una vasta canción
entre rosas azules y lámparas perpetuas hasta perderos de vista
que nos enseñan el amor y la palabra. en el fuego del him

Miliciano del alma Vuestros cuerpos


bultos negros a mt
no hay muerte para ti...
manos que incend
tu mano arranca la cabellera
esa carretera '
del enemigo
fulminante canal c
hace ceder su puesto
en ese camino rec
al que se arrastra entre un polvo de ojos cielo de la patria
y niños torturados en que el centinela no duerme
avanza ni se inunda la torre con las aguas
como un contingente de estrellas jóvenes son la actividad profunda de la vida.
traza las líneas de la mano
del sueño de los hombres Muertos: no teníais doble
y articula el lenguaje profundo de los pobres sólo un nombre de obrero o campesino
mi nombre
en un tiempo de gloria.
tu nombre
no teníais doble
Para ellos muertos de tierra firme
la muerte sin zapatos sin banderas sin regreso
la corrompida la ausente en estandartes
la sin tierra baterías
la sangrienta sin heridas batallones
la blanca de carne y argollas arden en ese nombre
cercenada millones de gargantas y de armas.
por una cerbatana negra
Vuestro nombre llevará el maíz
por un tajo o una
la cebolla el grano transparente
luz diferente la nada y el arpón con los martillos
para ellos la muerte sonámbula bajo tierra
que se escribe en sus vidas en un himno de fuego y de cosechas
para ellos los héroes siguen combatiendo
la nada allí donde termina el pueblo. sin saberlo. 32

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