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DELITOS DE PELIGRO Y

PROTECCIÓN DE BIENES
JURÍDICO-PENALES
SUPRAINDIVIDUALES
NUEVAS FORMAS DE DELINCUENCIA
Y REINTERPRETACION DE TIPOS
PENALES CLÁSICOS

MIRENTXU CORCOY BIDASOLO


Catedrática de Derecho Penal
Universidad Pública de Navarra

Universidad Pública Departamento de


de N a v a r r a Derecho Público
Nafarroako Zuzenbide
Unibertsitate Publikoa Pñbatuko Saila

tiront lo blIlciAch
Valencia, 1999
:f li^dVí

ÍNDICE
Copyright® 1999

Todos los derechos reservados. Ni la tolalidad ni paile de este libro puede Prólogo 11
reproducirse o transmitirse por ningún procediinicnto electrónico o mecánico,
incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de
información y sistema de recuperación sin permiso escrito de la autora y del editor. índice de abreviaturas , 15

I. INTRODUCCIÓN 19

IL CONCEPTO DE PELIGRO 31
11.1. Peligro objetivo y peligro subjetivo 31
A) Origen del concepto penal de peligro 31
B) Teorías subjetivas y objetivas del peligro 32
C) Concepto normativo de peligro 36
11.2. Concepto normativo de peligro: perspectiva ex ante 40
A) Infracción del cuidado como peligro. Autonomía de los
«delitos de peligro» y concepto de peligro 40
B) Concepto normativo de peligro como único concepto
válido para el Derecho penal 45

IIL JUICIO SOBRE EL PELIGRO TÍPICAMENTE RELE-


VANTE 53
III. 1. Perspectiva ex aníe-es:/?osí: presupuesto de imputación: el
peligro como injusto típico 53
A) Introducción 53
B) Peligro típico objetivo 57
a) Sobre cuándo y cómo se realiza el juicio sobre el
peligro típico objetivo y sobre quién lo realiza .... 57
© MIRENTXU CORCOY BIÜASÜLO b) El riesgo permitido como criterio restrictivo en el
juicio sobre el peligro típico objetivo 71
c) Otros criterios de restricción del tipo, subsumibles
en el riesgo permitido. Adecuación social. Consen-
timiento 94
TlRANTLOliLANCH d) Criterios de determinación del riesgo permitido 101
EDITA: TIRANT LO BLANCH
C) Peligro típico subjetivo 108
C/ Alies Gráficas, 14 - 46010 - Valencia
TELFS.: 96/361 00 48-50 a) El juicio sobre el peligro típico subjetivo 108
FAX: 96/369 41 51 b) Eri'or sobre el peligro objetivo idóneo y dolo 112
Ei!iaÍI:llb@tirant.com D) Peculiaridades del juicio de peligro objetivo-subjetivo
hllp://wivw.lirant.eom en los "delitos de peligro» 117
DEPOSITO LEGAL: V - 4401 - 1999 a) En relación con el juicio de peligro objetivo 117
l,S,B.N.:84-8002-976-5 b) En relación con el juicio de peligro subjetivo 127
IMPRIME: GUADA LITOGRAFÍA. S.L, - PMc III.2. Perspectiva ex post. Primer y segundo juicio de imputa-
ción. El peligro como resultado 129
ÍNDICE 9
ÍNDICE
b) La imputación del resultado de peligro en los
A) Excurso: concepto de «resultado» 129 delitos de peligro concreto, como requisito esencial
B) Primer juicio de imputación: resultado en sentido para la consumación 264
jurídico 134 c) La imputación de elementos agravantes de peligro
C) Segundo juicio de imputación: resultado en sentido como requisito esencial para la aplicación del tipo
material. El peligro como resultado material 148 cualificado 267
D) La lesión del objeto del delito como «resultado" 165 B) La tentativa en los «delitos de peligro». El desistimien-
E) Peligro como elemento constitutivo de circunstancias to en los «delitos de peligro» 271
que cualifican o agravan un delito 170 a) La impunidad de la tentativa en los «delitos de
peligro» 271
IV. CONCEPTO Y CLASES DE «DELITOS D E PELIGRO»: b) Peculiaridades del desistimiento en los «delitos de
LA PROTECCIÓN DE BIENES JURÍDICO-PENALES peligro» 277
SUPRAINDIVIDUALES 175 C) Actos preparatorios en relación con los «delitos de
IV.1. Delitos de peligro en relación con la protección de bienes peligro» 282
jurídico-penales supraindividuales 175 a) Actos preparatorios como "delitos de peligro» 282
A) Introducción: concepto de bien jurídico-penal 175 b) Actos preparatorios de «delitos de peligro» 284
B) Bienes jurídico-penales supraindividuales o colectivos 183 V.2. Tipo subjetivo en los «delitos de peligro» 287
a) Legitimidad de la protección penal de los bienes A) El dolo en los delitos contra bienes jurídicos
jurídicos supraindividuales 183 supraindividuales El llamado «dolo de peligro» 287
b) N a t u r a l e z a de los b i e n e s j u r í d i c o - p e n a l e s a) Concepto y objeto del dolo en los delitos contra
supraindividuales. Modalidades 203 bienes jurídicos supraindividuales 287
c) Principio de lesividad: la lesión del bien jurídico- b) «Dolo de peligro», «dolo de lesión» e imprudencia
penal supraindividual 213 consciente. El tipo subjetivo en los delitos con
IV.2. Delitos de peligro en relación con el resultado 225 resultado de peligro 295
A) Delitos de peligro abstracto 225 B) «Delitos de peligro» por imprudencia. El error en los
a) Actividades peligi'osas y nivel de riesgo 225 delitos contra bienes jurídicos supraindividuales 303
b) Actividades peligrosas y riesgos de futuro 231 a) «Delitos de peligro» por imprudencia 303
c) Intereses generales y funcionamiento de determi- b) El error en los delitos contra bienes jurídicos
nados sectores sociales 235 supraindividuales 312
d) Intereses generales y funcionamiento de institu- V.3. Problemas específicos de autoría y participación en los
ciones públicas 242 delitos contra bienes jurídicos supraindividuales 319
B) Delitos de peligro concreto 247 A) Características de los delitos contra bienes jurídicos
a) Delitos contra bienes jurídicos supraindividuales e supraindividuales que afectan a la imputación de la
individuales 247 autoría 319
b) Delitos contra bienes jurídicos individuales con a) Origen de las dificultades que suscita la imputa-
resultado de peligro 249 ción de la autoría en estos delitos 319
b) Autoría en los delitos contra bienes jurídicos
V. TEORÍA GENERAL DE LOS -DELITOS DE PELIGRO»: supraindividuales cometidos a través de personas
ALGUNOS ASPECTOS FUNDAMENTALES 253 jurídicas 328
V.l. Itej- criminis en los «delitos de peligro-* 253 c) Autoría en delitos especiales en los que se protegen
A) Consumación en los «delitos de peligro». La imputa- bienes jurídicos supraindividuales 335
ción del resultado de peligro en los delitos de peligro B) Coautoría, autoría accesoria y participación en los
concreto 253 «delitos de peligro» 342
a) Momento de la consumación en los «delitos de a) Coautoría y adopción de acuerdos por órganos
peligro», en general 253 colegiados 342
10 ÍNDICE

b) Autoría accesoria y participación en los «delitos de


peligro» 347 PROLOGO
V.4. Consecuencias de la autonomía de los «delitos de peligro»
en relación con la solución concursal 355
A) La referencia al bien jurídico como primer criterio de
solución concursal 355 Hace unos meses, a principios del presente curso académico,
B) Problemas derivados de la naturaleza juridica mixta la autora de este libro obtuvo, por unanimidad de la Comisión
de algunos delitos contra bienes jurídicos supra- juzgadora, la Cátedra de Derecho penal de la Universidad
individuales 362
C) Las modalidades de realización típica y el momento de
pública de Navarra. El segundo ejercicio del concurso-oposición
consumación en relación con el concurso real de deli- correspondiente estuvo constituido por la presentación de una
tos. El p r o b l e m a de los l l a m a d o s «delitos de primera versión de la investigación que ha dado lugar a la
habitualidad» 365 presente obra. La valoración muy positiva que del trabajo
hicieron todos los miembros de la Comisión se corresponde con
VI. CONCLUSIÓN 369
el profundo tratamiento que la Profesora Corcoy ha logrado dar
a uno de los temas más expresivos del estado actual del Derecho
índice bibliográfico 375 penal y de la doctrina vertida sobre el mismo.
Como subraya la autora en su Introducción, el «nuevo Dere-
cho penal» se caracteriza especialmente por la protección que
¿pncede a bienes colectivos, supraindividuales, y a l a técnica
que para ello utiliza de la tipificación de «delitos de peligro».
Ambas cosas contrastan con el sector nuclear del Derecho penal
clásico, integrado por delitos de lesión de bienes estrictamente
individuales. En comparación con éste último, el «nuevo Dere-
cho penal» supone un ampliación del alcance del poder punitivo,
y por ello ha encontrado una decidida oposición en un sector de
la doctrina jurídico-penal, que ve en esta evolución de las
legislaciones penales actuales todo lo contrario de lo que de-
mandaría un «Derecho penal mínimo».
Es cierto que uno de los principios de la Política criminal de
nuestros días más frecuentemente invocados es el que atribuye
al Derecho penal el papel de ultima vatio, de último recurso al
que hay que acudir sólo cuando no existen otros medios menos
lesivos de protección de los bienes jurídicos. La misma idea se
expresa cuando se reclama unánimemente una intervención
mínima del Derecho penal. Y es cierto también que ello parece
contrastar con la evolución real de la legislación penal hacia
una progresiva ampliación de su intervención en el campo de los
12 SANTIAGO MIR PUIG PROLOGO 13

intereses supraindividuales. Ante esta situación caben dos peligro que afectan a bienes supraindividuales. Llama la aten-
posiciones radicales : el abandono del principio de intervención ción del lector el detalle al que desciende su análisis de cada una
mínima a la vista de las exigencias de la nueva «sociedad del de las cuestiones dogmáticas que plantean estos delitos: desde
riesgo», o, todo lo contrario, el rechazo de la extensión del. la discusión en profundidad de los distintos conceptos posibles
Derecho penal a bienes no individuales. Como todas las posicio- de peligro, hasta los problemas especiales que suscitan en esta
nes radicales, ambas parecen ser las más coherentes. Pero si clase de delitos las diversas formas de autoría y participación en
algo va imponiéndose en la opinión pública de los países los mismos, pasando por la distinción —fundamental en esta
democráticos de este final de milenio, es el desencanto ante las obra— entre afectación del bien jurídico y lesión o puesta en
soluciones radicales, y si algo caracteriza al modo de pensar de peligro del objeto de la acción, o por la cuestión de si es o no
estos últimos años es la sustitución del modelo racionalista punible aquí la tentativa.
propio de la modernidad por otro modelo más holístico que No es la primera vez que tengo la satisfacción de poder
lógico-deductivo, que prefiere asumir las inevitables contradic- prologar un libro de Mirentxu Corcoy. Ya al presentar la
ciones que implica una explicación no reductora de la realidad, publicación de su tesis doctoral sobre los criterios de imputación
sino reflejo de su verdadera complejidad. Mirentxu Corcoy se en el delito imprudente destaqué el tratamiento minucioso de
sitúa en este ambiente cultural de la postmodernidad al incli- un tema de gran importancia práctica con todo el instrumental
narse decididamente por una vía que intenta conciliar los de la más moderna dogmática del delito. Ahora tengo de nuevo
principios limitadores del iuspuniendi con el reconocimiento de ocasión de celebrar que uno de los tema preferidos de la actual
Ja necesidad de protección de intereses sociales no estrictamen^ Política criminal, como el que es objeto de esta monografía, sea
te individuales. analizado con la metodología de la mejor dogmática jurídico-
Es la misma preocupación que ha impuesto en nuestra penal. He de volver, pues, a felicitar sinceramente a la Profeso-
cultura occidental, y especialmente en Europa, la idea sintética ra Corcoy por insistir en la línea de trabajo que he querido
del Estado social y democrático de Derecho. El significado inculcar en mis discípulos.
profundo de esta idea, que está en la base de nuestras Consti- Pero en esta ocasión el lector ya no tiene ante sí la obra que
tuciones y de su interpretación actual, es perfectamente cono- auguraba un futuro prometedor para su autora, sino la que
cido: supone la ambición de conciliar dos modelos políticos en demuestra que aquel futuro se ha convertido en una espléndida
principio contrapuestos, el modelo liberal que tiende a reducir realidad.
al mínimo la acción del Estado, y el social que admite la
necesidad de un Estado que intervenga en la vida de la sociedad.
La historia política de los últimos doscientos años h a puesto de Barcelona, junio de 1999
manifiesto que dicho compromiso es necesario, que han fi'aca-
sado tanto el punto de vista individualista del inicial Estado de SANTIAGO MIR P U I G
Derecho, como una perspectiva exclusivamente social que pier- Catedrático de Derecho penal de la
Universidad de Barcelona
da de vista al individuo.
Ahora bien, la autora no se limita a defender su concepción
político- criminal del problema, sino que, sobre todo, desarrolla
una verdadera teoría general de la dogmática de los delitos de
rVK

ÍNDICE DE ABREVIATURAS

AAW Autores varios


ADPCP Anuario de Derecho penal y ciencias penales
art. (s) Artículo (s)
AP Actualidad Penal
AT Allgemeiner Teil (Parte General)
BOE Boletín Oficial del Estado
BGHSt Sentencia del Tribunal Supremo Federal alemán —pro-
cedimientos penales—
BT Besonders Teil (Parte Especial)
CE Constitución Española de 1978
cfr. confrontar
CGPJ Cuadernos del Consejo General del Poder Judicial
cit. (s) citado (s)
Com. Comentario
ComLP Comentarios a la Legislación Penal
Comp. Compendio
coord. Coordinador
CP Código Penal de 1995
CPC Cuadernos de Política Criminal
Dir. Director
DP Derecho Penal
ed. edición, editor, editado, editorial
Fest Festschrift
GA Goldammer's Archiv für Strafrecht
JA Juristische Arbeítsblatter für Ausbildung und Examen
JR Juristische Rundschau
JuS Juristische Schulung
JZ Juristenz eitung
KritV. Kritische Vierteljahresschrift für Gesetzgebung und
Rechtswissenschaft
16 ÍNDICE DE ABREVIATURAS ÍNDICE DE ABREVIATURAS 17

LL Revista Jurídica Española La Ley — STC Sentencia del Tribunal Constitucional


LECrim Ley de Enjuiciamiento Criminal StrV Strafverteidiger
LK Leipziger Kommentar, 10" ed., Berlin-New York 1985 STS Sentencia de la Sala 2"" del Tribunal Supremo ,
LO Ley Orgánica supra arriba
LOPJ Ley Orgánica del Poder Judicial T. tomo
LSA Texto refundido de la Ley de Sociedades Anónimas, RDL TC Tribunal Constitucional
1.564/1989, de 22 de diciembre, revisado por RD 572/ trad. traducción/traductor
1997, de 18 de abril
TS Tribunal Supremo
LSRL Ley 2/1995, de 23 de m a r z o , de S o c i e d a d e s de
vid. vcáse
Responsabilidad Limitada
vol. volumen
NK Neue Kriminalpolitik
ZRP Zeitschrift für Rechtspolitik
NStZ Neue Zeitschirft für Strafrecht
ZStW Zeitschrift für die gesamtc Strafrechtswissenschaft
n. nota
Z VR Zeitschrift für Verkehrs-und Ordnungswidrigkeitenrecht
núm. número
OMS Organización Mundial de la Salud
0.0. de otra opinión
OWiG Ordnungsvi'idrigkeitsgesetz
p./pp. página/s
par. párrafo
passim. en toda la obra
PG Parte General
PE Parte Especial
p.ej. por ejemplo
PJ Poder Judicial
RFDUC Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad
Complutense de Madrid
Rint.DP Revue Internationale de droit penal
RJ Repertorio de jurisprudencia Aranzadi
RJC Revista Jurídica de Cataluña
Sch/Sch Schónke/Schroder. Stragesetzbuch Kommentar. 25" ed.
München
SK Systematischer Kommentar. AT 6" ed. Bonn 1995; BT 5"
ed. Bonn 1994
ss. siguientes
1.) INTRODUCCIÓN

1. Este trabajo está inmerso en el contexto del amplio debate


que actualmente libra la doctrina penal entre las tesis que
abogan por la legitimidad de la intervención penal en los nuevos
á m b i t o s de a c t i v i d a d social, en las que el r e f e r e n t e
supraindividual —colectivo— se encuentra en un primer plano,
y las que abogan por un Derecho penal mínimo^ reducido al
Derecho penal clásico^. La búsqueda de solución a esta disyun-
tiva debe de pasar por un estudio de los denominados «delitos
de peligro», concretamente, por la elaboración de una «teoría
general de los delitos de peligro» a la luz de los valores prevalentes
en la llamada sociedad de riesgo''. Ello es así porque en el
trasfondo del debate conceptual sobre la legitimidad de la
intervención penal en el llamado «nuevo Derecho penal»"^ exis-

Derecho p e n a l m í n i m o e n t e n d i d o como Derecho penal «nuclear»


—Kenisstrafrecht—, no en un sentido totalmente equivalente al concep-
to de Derecho Penal mínimo utilizado por FKRKA,IOIJ, Derecho y razón,
Madrid 1997, passim., postulando a favor de tesis garantistas, tesis que
sí son adoptadas en este trabajo.
Cfr. HASSEMEIÍ, Rasgos y crisis del Derecho Penal moderno, {trad. Elena
Larrauri), ADPCP 1992, pp. 235 y ss., utiliza esta terminología en
relación con el Derecho penal tradicional o Derecho penal nuclear.
Cfr. ESTRVF: PARDO, Técnica, riesgo y Derecho. Tratamiento del riesgo
Tecnológico en el Derecho Ambiental, Barcelona 1999,/ífissím., donde se
examina, tomando como punto de partida la problemática del medio
ambiente, la relación entre técnica y Derecho y, en concreto, en qué
medida y de qué forma debe de evolucionar el Derecho frente a los nuevos
riesgos surgidos por el desarrollo tecnológico.
Considero preferible utilizar el término -nuevo Derecho penal» al de
«Derecho penal accesorio», por cuanto este segundo podría llevar a
confusión, puesto que, la doctrina alemana, a partir de criterios formales,
distingue entre «Derecho penal principal» —Hauptstrafrecht—, para
denominarlos preceptos penales contenidos en el StGB y «Derecho penal
accesorio» —Nebenstrafrecht — para t r a t a r de los preceptos penales que
20 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 21

ten consideraciones de política-criminal relacionadas con el «delito de peligro» que cumpla con todos los principios garantistas
bienjürídico. Mientras en el Derecho penal nuclear se protegen asignados al Derecho penal. Este trabajo supone un intento de
bienes jurídico-penales personales, en general, protegidos me- construir una «Teoría general de los delitos de peligro», desde
diante preceptos configurados como delitos de lesión, el «nuevo una perspectiva político-criminal y atendiendo a los problemas
Derecho penal» tiene como referente la tutela de bienes jurídi- que plantean los distintos grupos de delitos previstos en la
cos supraindividuales o colectivos, a través de la utilización de P a r t e E s p e c i a l como delitos c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s
la técnica legislativa de los llamados «delitos de peligro». Res- supraindividuales, ya sean de peligro abstracto o de peligro
pecto de la protección penal de estos b i e n e s Xurídiciís concreto. De esta forma se pretende realizar una_construcción
supraíñdividuáTes~sé'cnfican tanto los déficits de legitimidad, de la Teoría del Delito que, atendiendo a los principios político-
en atención a la naturaleza del bien jurídico'^, "como la rñerm a de "crimmales, sirvaTerTTa solución de los problemas derivados de
garantías que supone el recurso legislativo a j o s delitos de la concreta descripción típica de la Parte Especial, sea.
peligro. Con este trabajo^ se persiguen dqsjnetas, la primera lajiaturaleza de los bienes jurídico-penales protegidos.
referente a probar la legitimidad y autonomía de los bienes
jurídicos supraindividuales y, a partir do olio, rehacer el concep- 2. En la construcción de esa «Teoría general de los delitos de
to de «delitos de pelij^"ro>^ Se t r a t a por tanto de analizar el peligro» he partido de una concepción funcionalista del Derecho
concepto y naturaleza de los bienes jurídicos supraindividuales, penal, desarrollando el sistema del delito en base a la teoría de
a partir de perspectivas político-criminales que tomen en con- las normas con una orientación teleológica y valorativa, en la
sideración, tanto la valoración social de la protección penal de que los principios de utilidad, necesidad y eficacia deben de
estos intereses, como la eficacia y utilidad de la intervención estar siempre presentes, sin que ello suponga olvidar los
penal en estos ámbitos. Por otra parte, desde la óptica del principios garantistas propios de un Estado de Derecho. En
Derecho penal material, se pretende lograr un concepto de concreto, en el estudio de los delitos de peligro, con mayor
motivo si cabe, por cuanto, al tratarse de ámbitos en los que
existe una duplicidad sancionatoria, no puede obviarse la
importancia que adquieren otros principios político-criminales
se encuentran en leyes especiales, con independencia de su contenido.
Por el contrario, con el concepto «nuevo Derecho penal", se hace referen- como son los de subsidiariedad, fragmentariedad y ultima
cia expresa a criterios de distinción materiales para diferenciar entre los ratio, que deben de ser considerados, primero por el legislador
preceptos propios del Derecho penal nuclear —clásico— y aquéllos que y luego por el Juez, como criterios de restricción del injusto
afectan a ios nuevos ámbitos de incidencia del Derecho penal. típico y de la imposición de la sanción penal, en el nivel de la
La referencia al «concepto personal del bien jurídico» proviene de la
llamada Escuela de Frankfurt, que a p a r t i r l e él ha desarrollado un sancionabilidad, atendiendo, básicamente, a criterios de nece-
concepto dé" Derecho FeharrñmiTii'o,'"é"ñ" el cuál sólo están legitimadas las sidad y merecimiento de pena. No obstante, la aplicación de
Intervenciones del Derecho Penal, en cuanto sirvan pai'a protcgoi" bienes todos estos principios no es suficiente para delimitar, de forma
Jurídicos individuales, en concreto, la vida, la .'íalud, la libertad y j ^ no arbitraria, el ámbito propio del Derecho penal respecto del
propiedad, lo que determina en materia de medio ambiento, que sólo se
podrían proteger los bienes jurídico.^ supraindividuales, tínla medida en
Derecho administrativo sancionador, del Derecho civil, del
que se produzcan efectos lesivos sobre las personas; sobre ello vid. KARGL, Derecho mercantil o del Derecho laboral. La necesidad de
W7, Protección de bienes jurídicos mediante protección del Derecho {trad. encontrar criterios delimitadores que ofrezcan una mayor
Ramón Ragúes i Valles), en «Vom unmoglichen Zustand des Strafrechts»
(Albrecht/Hassemer/Jáger/Kargl/Lüdorssen/Naucke), Frankfurt am seguridad jurídica a la hora de determinar si una conducta
Main 1995 {coord. Silva Sánchez de la ed. española) (en prensa). constituye delito o, únicamente, es un ilícito administrativo (o,
22 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 23

en su caso, civil o laboral) debe de pasar por dotar de antijurícidad de un resultado jurídico de lesión del bien jurídico —^lesividad
iñaTéfiár'propia a los delitos de peligro. En esta dinámica de propia del nivel de la antijurícidad— y el resuTtaHolnateríal de"
búsqueda de la antijuricidad y lesividad propia de los delitos de TésTon o peligro —como lesividad propia del nivel de la
peligro se trata de conocer cuáles son los bienes jurídicos sancionabüjjad—-^ambos desde una perspectiva ex post. Que
tutelados en estos delitos y estudiar su naturaleza, así como de "estemos frente a un delito de peligro o de lesión, en la termino-
conocer el funcionamiento de los mecanismos de motivación, en logía clásica, dependerá de la naturaleza del bien jurídico
relación con las normas penales que castigan esta clase de tutelado y en la terminología que vamos a proponer, estaremos
comportamientos. frente a un delito de lesión o de peligro según se produzca un
3. Es, por consiguiente, una perspectiva de análisis de los resultado material de lesión o de peligro, respectivamente, es
delitos de peligro disjiñta^á la^g[ue se h a mantenidq^tradícTóñaP decir, atendiendo al grado de afectación del objeto del delito*^.
mente por la doctrina penal. Para la doctrina mayoritaria, en la 3. Como afirmaba el trabajo se enmarca en la discusión
distinción entre delitos de peligro y delitos do lesión, se parte de doctrinal sobre la legitimidad del_«nuevó Derecho penal» y, por
la modalidad de ataque ai bien jurídico, de forma que estaremos ello, entre las razones que me h a n conducido a la defensa JeTiT
Trente a un delito de lesión si se lesiona el bien jurídico protegido naturaleza propia de los delitos de peligro y a poner el acento en
y frente ajan j e l i t o de peligro cuando solamente se pone en eTbien jurídico protegido, y n o ¥ n la naturaleza del resultado,"
peligro. Sin embargo, si se profundiza en por qué en ios delitos tiene una importancia determinante el origen del afianzamien-
de peligro se afirma que sólo se pone en peligro el bien jurídico To'"del llamado «huevo Derecho penar>. E n t r T T ó F l n ú l t i p l e s ^
se advierte que el peligro es respecto de la vida o la salud, y, en factores que han propiciado el nacimiento y consolidación de
todo caso, que no existe una «destrucción física» del objeto del este «nuevo Derecho penal», pese a las críticas que desde
delito, pero respecto de la afectación del bien jurídico no se distintos sectores se le hacen', se encuentra la búsqueda del
advierten diferencias entre delitos de peligro y de lesión. La
diferencia entre ambas clases de delitos, en relación con el
grado de afectación del bien jurídico, sólo existe si, como plantea
ese amplio sector doctrinal, no se concede autonomía propia a
los bienes jurídicos protegidos en los delitos de peligro y se ^ Por este motivo cuando hagamos referencia a delitos en los que se
protegen bienes jurídicos supraindividuales, que son considerados deli-
conciben como mero adelantamiento de las barreras de protec- tos de peligro por la doctrina nos referiremos a ellos como «delitos de
ción. Consecuentemente, desde esa perspectiva no resulta ne- peligro», mientras que cuando se haga referencia al peligro en relación
cesario determinar las características específicas de la función con el resultado, delitos de mera actividad —delitos de peligro abstrac-
de motivación de las normas penales propias de los delitos de to— o de resultado de peligro —delitos de peligro concreto—, no se
utilizará el entrecomillado.
peligro. Desde la perspectiva aquí defendida se busca diferen-
' Especialmente crítica sobre el llamado «nuevo Derecho penal» se mues-
ciar entre el objeto material del delito y el bien jurídico protegi- tra la Escuela de Frankfurt, que niega la autonomía de los bienes
cfo^—objeto jurídico—y entre resultado de lesión o de peligro del jurídicos supraindividuales, alegando que en esos casos el Derecho penal
objeto material del delito y resultado de lesión o de peligro del no es diferente de otros medios de solución de conflictos, y deviene, por
bien jurídico protegido ^—objeto jurídico—. Es decir, se t r a t a de consiguiente, simbólico; en este sentido, vid. por ejemplo, HASSEMER,
Symbolisches Strafrecht und Rechtsgüterschutz, NStZ 1989, pp. 553 y
distinguir entre la perspectiva ex anta de creación de peligro ss-, en especial, p. 556, en donde alude al Derecho penal simbólico como
penalmente relevante, propio de la antijurícidad y la producción manifestación de la crisis del Derecho penal orientado a las consecuen-
cias.
24 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 25

llamado estado del bienestar que persigue proteger la confianza nar por la comisión de delitos de peligro sin esperar a que se
de los ciudadanos en el funcionamiento del sistema. Otro de los haya producido un resultado lesivo^.
factores que influye fuertemente en la aparición del «nuevo

f
Derecho penal» se deriva de una concepción utilitarista del 4. No se obvia, por supuesto, en este trabajo ofrecer respues-
Derecho y, en concreto, del Derecho penal, en el sentido de que tas a las críticas vertidas^, por un amplio sector de la doctrina
los Estados han llegado a la conclusión de que prevenir no sólo penal, en relación con la ampliación de la intervención penal en
es más eficaz sino que además es más barato, a lo que cabría Ta~prevención de riesgos de tipo atómico, químico, ecológico
añadir que, siempre y cuando se atienda al principio de propor- genético, socioeconómico.., por entender que una_intervención
cionalidad en la determinación de la clase y medida de la pena, efectiva del Derecho penal en estos campos llevaría a sacrificar
la prevención es menos lesiva para los derechos fundamentales garantías inherentes al Estado de Derecho. Desde estas postu-
de los ciudadanos, tanto de los autores —por la menor gravedad ras, se aboga por resolver los «modernos» problemas con un
de la pena— como de las presuntas víctimas que serán protegi- «Derecho de la intervención» que «esté situado entre el Derecho
das sin ser lesionados sus derechos fundamentales. Por último, penal y el Derecho contravencional, entre el Derecho civil y el
y como motivo de fondo, pienso que no puede desconocerse que público, y que ciertamente dispondría de garantías y procedi-
Ta aparición de nuevos riesgos derivados de la sociedad tecnoló- mientos reguladores menos exigentes que el Derecho penal,
gicá,'por un lado, y del complejo sistema socio-económico actual, pero que a cambio estaría dotado de sanciones menos intensas
por otro, requieren nuevos mecanismos de protección por parte frente a los individuos»^^. El problema que se suscita está ligado
del Ordenamiento jurídico, en general, y del Ordenamiento a la duda sobre si el Derecho penal con su tradicional instru-
jurídico-penal, en particular. Este aspecto ha sido advertido por mental liberal y ajustado al Estado de Derecho puede hacer
los Estados que, al igual que sucedió con la aparición del Estado frente a los riesgos inherentes a nuestra sociedad de fin de
intervencionista, se impone en el siglo XX para controlar la
economía y equilibrarlos desajustes económicos provocados por
una actividad económica dejada bajo el control exclusivo de las
Aun cuando se mantiene la discusión doctrinal sobre la legitimidad de los
leyes del mercado. En el actual momento se advierte que el delitos de peligro, sobre todo en el caso de los delitos de peligro abstracto,
desarrollo de la actividad tecnológica no puede dejarse en cada vez son menos las voces que, como en el caso de ARMIN KAUFMANN,
manos de quienes la promueven y que es necesaria la interven- Lebendiges und Totes in BindingsNormentheorie. Normlogik und moderne
ción del Estado para controlar los riesgos tecnológicos. En este Strafrechtsdogmatik, Gbttingen 1954, pp. 65 ss. y pp. 98 ss., parten de
que el objeto de prohibición de la norma es, únicamente, la finalidad de
«nuevo Derecho penal» confluyen, por consiguiente, el nuevo lesión, afirmando que el resultado de peligro sólo puede fundamentar la
sistema de Estado social, con un nuevo sistema de valores, y el punibilidad cuando el autor sea capaz de querer la producción de ese
nuevo sistema de^Estado liberal, en el contexto de la sociedad resultado de peligro en el mismo nivel que advierte la producción del
tecnológica post-industrial. Esta evolución científica, tecnología resultado de lesión; HOK:<, Konkrete Gerfahrdungsdelikte, Kóln 1973, pp.
111 ss., defiende u n modelo de peligro que se asemeja en gran medida al
ca, socio-económica y, paralelamente, del pensamiento político, de Armin Kaufmann, cuando señala que sólo se puede afirmar la
ha llevado al legislador a proteger penalmente nuevos bienes existencia de peligro cuando la no producción del resultado no pueda ser
jurídicos, a la doctrina y jurisprudencia a reinterpretar el aclarada, buscando un concepto valorativo de peligro que provoque un
sentido de algunos bienes jurídico-penales tradicionales y, por sentimiento de injusto similar al de lesión.
Vid. Supra. I. 1.
último, al sistema judicial a perseguir efectivamente y a conde- HASSEMER, Kennzeichen undKHsen des modernen Strafrechts, ZRP1992,

p. 381.
26 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 27

siglo'^ A esta cuestión se puede responder en el sentido que tas como las de los «okupas», que, tradicionalmente, por afectar
propone la Escuela de Frankfurt''^ reduciendo el Derecho penal a bienes inmuebles cuentan con una fuerte protección por parte
a un «Derecho penal nuclear», ajustado al Estado de derecho del Derecho civil. Igualmente sospechosa, y en la misma direc-
aunque sea a costa de la prevención; o admitir sin límites, ción, me parece la opinión vigente en Alemania, y, en este caso
incluso olvidando los principios garantistas del Derecho penal, absolutamente dominante y con refrendo en diversas Directi-
la protección penal en estos nuevos ámbitos^''; o proponer una vas comunitarias, de abogar por la responsabilidad penal de las
«tercera vía» como la planteada por Stratenwerth^'', para resol- personas jurídicas. La sospecha surge desde el momento en que
ver la cuestión del «aseguramiento del futuro con los medios del los presuntos autores de los nuevos riesgos incriminados no
Derecho penal», sin que ello obedezca a una concepción del serían los mismos sujetos del llamado «Derecho penal nuclear»,
Derecho penal puramente funcionalista recomendando ir más sino los titulares de personas jurídicas.
allá de la protección de bienes jurídicos anclada en el pensa-
miento antropocéntrico, protegiendojurídico-penalmente «nor- 5. El apoyo indiscutido al desarrollo tecnológico estaba
mas de conducta referidas al futuro» sin «retro-referencia a justificado cuando la ciencia servia para controlar los peligros
intereses individuales». La nueva dogmática penal debe de ir en provinientes de la naturaleza, la nueva relación e n y ^ e t é c n i ^ ^
esta dirección y, sin olvidar los principios g a r a n t ^ t a s , s_eiTár^ TJirécho, que como vereiri^síegitima^ la intervención penal,
ios intereses predommlíñTés'HéTá actuafsociedad. Es sorpren- sur£e en el momento en que el ciudadano_advierte que la ciencia
dente que un amplió sector de la moderna doctrina alemana ya no sólo sirve para cubrir las necesidades de la sociedad y para
defienda un «Derecho penal nuclear», excluyendo de la inter- "controlar peligros procedentes de la naturaleza sino que, por el
vención penal los riesgos que a los ciudadanos le parecen más contrario^determina el surgimiento de nuevos riesgos, muchos
graves, como son la mayoría de los mencionados como «nuevos de ello sólo cognoscibles, aveces sólo en parte, por los científicos
riesgos», y sin discutir apenas si cualquier hurto debe de seguir y j ^ i e r t o s y, en consecuencia, riesgos frente~a los que el_
recibiendo protección penal, o si se pueden incriminar conduc- ciudadano se encuent£a_inej'me^^. Frente al actual desarrollo
tecnológico, no sólo el ciudadano se encuentra desprotegido sino
que también el Estado advierte la necesidad de intervenir para
controlar estos riesgos, cuestionándose la necesidad del domi-
^' Ai^BRBiMiT, Das Strafrecht aufdem Weg vom liberalen Rechtsstaat zum nio y control por el Derecho del desarrollo de la técnica. Las
sozialen Interventionsstaat,KritY 1988, p. 182; HKRZÍK;, Gesellschaftliche modernas Constituciones han tomado partido en esta dirección
Unsicherheit und strafrechíliche Daseinvorsorge, 1991; HASSKMER, NStZ
1989, p. 553; HASSEMER/MEINBERG, Umweltschutz durch Strafrecht, NK y, en concreto, la Constitución española, en diferentes precep-
1989, p. 46; KINDIIAUSER, Sicherheitsstrafrecht. Gefahren des Strafrechts tos^^, justifica la intervención del Derecho para hacer frente a
in der Risikogesellschaft, U n i v e r s i t a s 1992, p. 227; PKITTVVITZ,
Funktionalisierung des Strafrechts, StrV 1991, p. 435.
^^ Vid. Supra. nota 5; en sentido similar, NMJCKE, Schwerpunktverlagerung
im Strafrecht, KritV 1993, p. 135, 158, 161, ^^ Cfr. ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo..., pp. 36 y ss., en particular n. 41,
advierte de la sensibilización e la opinión pública respecto de estos
'•'* Como ejemplo patente de Gsta línea intervencionista tenemos las opinio-
nes de determinados fiscales que en España defienden públicamente la riesgos que no pueden ser dominados y controlados por quienes los
utilización de la <'imaginación» para facilitar la persecución y castigo de soportan, con referencias a numerosos estudios realizados en Estados
los delitos contra el medio ambiente. Unidos, en los que se prueba empíricamente la general predisposición
''* Zukunftssicherung mit den Mitteln des Strafrechts, ZStW (105) 1993, p. para aceptar riesgos conocidos y dominables y no respecto de los otros,
679 ss. ^^ Así, por ejemplo, en el art. 40. 2. CE la seguridad e higiene en el trabajo;
en el art. 43. 2. CE se justifica la tutela de 4a salud pública a través de
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 29

los riesgos sin esperar a que se concreten en lesiones de bienes nido del tipo subjetivo donde, tradicionalmente, se había equi-
jurídicos individuales. No obstante, no puede olvidarse nunca parado el dolo de peligro, como elemento subjetivo propio de los
que la Constitución establece un marco de actuación del Estado, «delitos de peligro», y la imprudencia consciente, mientras que
es decir, señala los criterios rectores que debe de cumplir la de lege lata nos encontramos con la tipificación de «delitos de
clase política pero no justifica, por si misma, la intervención del peligro» por imprudencia lo que obliga a un replanteamiento del
Derecho penal, que deberá asumir el mantenimiento de la problema. La situación se reproduce cuando nos planteamos
seguridad de las personas, controlando los riesgos que tengan problemas de imputación objetiva, llegando a la conclusión de
aptitud para lesionarla, firente a supuestos determinados y que, en un primer momento, aparece como incongruente que
especialmente graves para el desarrollo del individuo en la vida puedan existir «delitos de peligro» con resultado de lesión y
social. Como se verá, el referente a la seguridad y libertad de la delitos de lesión con resultado de peligro, lo que nos lleva a una
persona estará presente en la decisión sobre el concepto, natu- nueva concepción de lo que se entiende por peligro abstracto y
raleza y modalidades de bienes jurídico-penales supraindivi- peligro concreto y a poner en relación la idea de peligro abstrac-
duales. to con el concepto de tentativa. En el mismo sentido, es necesa-
6. La discusión tradicional en el ámbito de los delitos de ria la reelaboración, respecto de los «delitos de peligro», de los
peligro se ha centrado'en el esfudio del concepto de peligro y en problemas de relación de autoría y participación, de comisión y
Fa autonomía o dependencia de los bienes jurídicos protegidos omisión, de justificación e, incluso, de culpabilidad. Al respecto,
en estos delitos de peligro, y éste es, precisamente, el punto de en los «delitos de peligro» requiere una especial atención el nivel
partida de este Trabajo. En esta dirección, se trata, en primer de la sancionabilidad y, en particular, los criterios de mereci-
lugar, de delimitar el concepto de peligro que sirve a la atribu- miento y necesidad de pena, así como, los problemas concúrsales.
ción de relevancia penal de un determinado riesgo, tratando de 7. Con este trabajo se t r a t a de demostrar que esta nueva
encontrar un concepto único de peligro propio del Derecho concepción de los llamados «delitos de peligro» no implica una
penal, que trascienda su ámbito de operatividad a los delitos de transgresión delprincipio de intervención mínima del Derecho
lesión. En segundo, lugar, se persigue dotar de contenido propio penal. La limitación de la intervención penal se busca a través
a los bienes jurídicos protegidos en los «delitos de peligro» a la ^ la interpretación restrictiva de los distintos niveles de la
luz de los principios político-criminales de necesidad, eficacia y TeoríaHel deUto, a lar^luz deTajiaruraleza~de los bienes jurídicos
eficiencia de la intervención penal. Para conseguir estos objeti- sujpraindividuales que se entienden protegidos en estos delitos.
vos se parte de una configuración de la T e o r í a d e l delito En esta línea de limitación de la intervención penal, la legitimi-
fundamentada en la Teoría de las normas. La naturaleza propia dad de la protección de bienes jurídico-penales supraindividuales
de los delitos de peligro exige un estudio pormenorizado de se condiciona al cumplimiento estricto de los diferentes princi-
todos los niveles de la Teorfa'del delito erTrelación con esta clase pios constitucionales y, en especial, de lege ferenda, del princi-
de delitos. Prueba de ello la tenemos, por ejemplo, en el conte- pio de proporcionalidad, en concreto, en relación con la pena, y
no sólo con la cuantía de ésta, sino fundamentalmente con la
clase de pena. En otras palabras, se trata de llegar a construir
un Derecho penal mínimo, entendido como un Derecho penal
medidas preventivas»; en el art. 45 CE. la protección del ambiente; o en ^ s p e t u o s o con las garantían, respecto de la protección de todos
el art. 51. 1. CE la protección «mediante procedimientos eficaces de la
los bienes jurídicos que se entienden merecedores de ser consi-
seguridad de los usuarios».
30 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO 3(
^^£?4?^_E^SÍ£S*-atendiendq a 1^^^ de la ÍOCONCÉPtd DE PEUGRQ
^ociedad, y no de entender como «Derecho penal mínimo» la
protección, incluso desproporcionada, de los bienes jurídico-
penales individuales y la no-protección de ios bienesTurídicos
supraindividuales. "~" -——— J L 1 . ^ L I G R 0 OBJETIVO Y PELIGRO SUBJETIVO

A) Origen del concepto penal dejjeligro


1 • Ejconcepto de peligro h a sido, desde los inicios de la ciencia
penal, uno de los institutos que h a sido abordado en más^
ocasiones por la doctrina penal como objeto de estudi^^^ Este
interés de la doctrina penal se debe a que el concepto de peligro
no afecta, únicamente, a los «delitos de peligro» sino que es un
elemento que se debe de tomar en consideración en relación con
la imputación objetiva, con la tentativa, con la justificación, con
el error...'", porque el peligro para el bien jurídico-penal es el
punto de partida de la intervención penal. En esta sede se trata
de exponer sucintamente las distintas opciones doctrinales que
se han desarrollado al respecto. A finales del siglo XIX, en la
doctrina alemana, se enñrentaron diversas doctrinas que pue-
den agruparse en dos posiciones aparentemente contrapuestas,
por un lado, los defensores de la teoría subjetiva del peligro y,
por otro, los partidarios de la teoría objetiva del peligro. En
ambos casos, como veremos se confunde el peligro como situa-
ción con el peligro como juicio.
2. El concepto de peligro que debe de adoptarse ha de ser
^quél que sirva tantb'elf los «delitos de peligro» como en los

Vid, portodos, tioHN, Konkrete ...,passim.;'E,F.cmvAG\u-:CÁ)]i], La puesta en


peligro de bienes jurídicos en Derecho penal, Barcelona 1976, passim.;
KiNniiALiSER, GefahrdungalsStraftat. Rechtstheoretische Untersuchungen
zur Dogmatik der abstrakten und konkreten Gefáhrdungsdelikte,
Frankfurt am Main 1989, pas.'^im.; RoiiKíctiEz MONTAÑÉS, Delitos de
peligro, dolo e imprudencia, Matitid 1994, ])p. 2 1 .ss.
"Así, por ejemplo, en relación con la imputación objetiva, COHCOY BIIIASOLO,
El delito imprudente. Criterios de imputación del resultado. Barcelona
1989, pp. 193 ss.
|32 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 33

delitos de lesión, y tanto en el ámbito de l_a_imputación^obietiva^, peligro no existe pues es únicamente producto del error humano
como de la tentativa...^^Es, decir, es necesario encontrar un y del error personal, en consecuencia, no hay acciones peligro-
concepto de peligro propio del Derecho penal y para el que la "ias sino sólo lesivas o no lesivas, según estemos frente a la
perspectiva causal-naturalista sólo sea un indicio necesario 'causación o la no aclarada no causación"dela'lesión de un bien
perolio suficiente, en un sentido análogo al que he defendido jurídico^^ La existencia de peligro sur^e pues de un inicio ex
respecto de la situación en que se encuentra la relación causal " ^ f e subjetivo, aun cuando sea desde la perspectiva del hombre
dentro de la teoría de la imputación objetiva^". La imputación medio, según el cual una acción es peligrosa cuando expost no
objetiva no puede ser contraria a las reglas causales, pero las conocemos las razones por las que no se h a producido el
reglas causales no ofrecen un criterio válido para determinar resultado, teniendo estos juicios, al repetirse respecto de situa-
cuándo un resultado es imputable a una conducta. En el mismo ciones similares, una pretensión generahzadora^^ El juicio de
sentido, el concepto de peligro que nos pueda ofrecer las ciencias peligro, por consiguiente, tiene una función no sólo declarativa
experimentales no sirve como peligro con capacidad para fun- sino constitutiva del concepto de peligro. Como se advertirá
damentar la existencia de un «delito de peligro» o que sirva también respecto de las teorías objetivas derpeligro^^n^^éstal^
como presupuesto para la existencia de un delito de lesión„eü teoría no se está ofreciendo un concepto de peligro sino una
otras palabras, es necesario encontrar un concepto de peligro definición del juicio de peligro^^.
que sirva para fundamentar la existencia de un riesgo típico y
penalmente relevante. j X a s ^ t e o r í a s objetivas del peligro parten de que determina-
das conductas tienen como propiedad ser generalmente peligro-
_sas^. El carácter peligroso o no de una conducta no surge con la
B) Teorías subjetivas y objetivas del peligro mera posibilidad de que se produzca una lesión sino que es
necesario que, atendiendo a todas las circunstancias concu-
1. La teoría subjetiva del peligro parte de un concepto de rrentes, incluida la posibilidad de intervención del autor o de un
peligrolñmerso en las cóFriente^'^osTEívo-naturalísticas dórñl- tercero para contrarrestar el peligro, exista un grado elevado de
nant^s^ en ese momento que lo sitúan dentro del probTernlT probabilidad de lesión^l La teoría objetiva del peligro es válida
causal. Desde esta perspectiva, el peligro es fruto del descono-
cimiento de las leyes causales, el peligro sólo existe en la mente
del sujeto que tiene una imagen subjetiva, no real, del mundo
basada en la experiencia, la posibilidad o probabilidad de la Cfr. HoRN, Konkrete..., pp. 51 ss,; en contra de esta teoría se manifestó en
su momento, BINDING, Die Normen und ihre Übertretung. 1: Norm und
producción de un resultado dependerá de la mayor o menor Strafgesetzse, 2" ed., Leipzig 1914, p. 377, afirmando que esta asevera-
exactitud de los datos que conocemos^". Para esta teoría el ción es cierta planteada a la inversa, es decir, que el error puede hacer
parecer como peligrosa una situación que no lo es, pero no puede
convertirla en peligrosa.
FiNGKR, Fest. R. Frank., pp. 236 ss.
'•' C(Mí<;()Y BiDA.Síii-O, El delito imprudente..., pp, 423 ss., en el sentido de que E n ^ t e sentido, RonRlGUEZ MONTAÑÉS. Delitos de peligro pp. 27 ss.
la imputación objetiva trata de introducir criterios normativos para L a s l e o r í a s objetivas del peligro son las defendidas por la doctrina
sustituir los criterios ontológicos propios de la relación causal para mayoritaria y entre ellas, una de las más antiguas y representativas, es
superar sus carencias. la de BiNDiNc, Die Normen 1, p. 324, n. 10 y p. 375, que defiende un
2*^ FiNCEií, Begriffder Gefahr uiid Gemeingefahr im Strafrecht, Festgabe für concepto de peligro «como posibilidad objetiva de un resultado lesivo:
R. Frank, 1, Tübingen 1930, pp. 230 ss. probabilidad generalmente válida de su producción»..
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 35

en la medida en que es cierto que al aumentar el peligro es 4^EnJa_discusÍQiLentre teopas obifítiy_as y subjetivas, algu-
mayor la probabilidad de lesión, pero con ello no se ofrece un nos autores^ t r a t a n de llegar a una síntesis_entre ambas,
concepto de peEjro sino de lo que significa el peligro,"es decir, "considerando que el peligro es una prognosis ex ante en la qiie
aumento de la probabilidad de lesi^m sólo se pueden utilizar las circunstancias y los conocimientosde
ía experiencia existentes en el momento en qu£^ejproduce_el
3^La diferencia sustancial entre las teorías objetivas^^u^e- peligro potenciaP". La discusión se centraría, exclusivamente,
tivas del peligro estriba en que, para las primeras, el peligro existe en si el espectador objetivo con los conocimientos del autor tiene
en el mundo reaj_y en el juicio de peligro sólo se constata la que estar dotado como el hombre medio o como un experto. Esta
existencia de ese peligro, mientras que para las teorías subjetivas teoría suscita el mismo problema que las teorías objetivas y
el juicio de peligro l-icne un carácter constitutivo del peligro y no subjetivas, a las que pretende superar, puesto que tampoco nos
meramente declarativo. Las dificultades que entraña encontrar ofrece un concepto de peligro sino tan solo un juicio de peligro.
un concepto de peligro válido para el Derecho penal ha llevado a En todas estas teorías se advierte la falta de diferenciación
algunos autores a defender un concepto de peligro presunto, entre el peligro objetivoTcomo situación —concepto de peligro—
afirmando que el legislador, en los delitos de peligro abstracto, , y el peligro como juicio. No obstante, la crítica más profunda
realiza una presunción iures et de iure sobre la peligrosidad de que cabe hacer a estas teorías es que fundamentan el castigo eñ
algunas modalidades de conducta, como por ejemplo, en la conduc- leyes causales, que ellos mismo definen como inexactas. Excep-
ción bajo la influencia de bebidas alcohólicas''^''. Este planteamien- to los subjetivistas extremos que definen el peligro como mero
to no puede ser aceptado por cuanto, este entendimiento del temor subjetivo del autor, en general, los defensores de las
peligro como presunto, implica que se castigaría también en los teorías subjetivas entienden que el juicio de peligro se basa en
casos en los que el peligro se hubiera excluido y donde faltaría la circunstancias objetivas del mundo exterior, con lo que, exclu-
antijuricidad material entendida como lesividad^''. No puede yendo el momento en que se realiza el juicio de peligro, no se
afirmarse que existan conductas_que_en abstracto sean siempre diferencian mucho de las teorías objetivas, que conciben el
peligrosas puesto que la peligrosidad de una conducta depende no peligro como una mera probabilidad ex ante basada en leyes
sólo de la moHalTdad de conducta sino, en concreto, de todas las causales, probabilidad que ha quedado desmentida expost por
circunstancias concurrentes en el caso que, en modo alguno, la no producción del resultado lesivo. La duda sobre la existen-
pueden ser previstas por el legislador^''. cia de un determinado grado de peligro para un bien jurídico,
por la falta de constatación positiva de la existencia de ese

En este sentido, RonKíGUEZ RAMOS, El resultado en la teoría jurídica del


delito, CPC 1977, p. 75; RODRÍCUIÍZ MOUIÍ[II,L<I, Derecho Penal. Parte
General /, Madrid 1977, p, 379; COÍÍDÍIBA RÍIDA, Les délits de mise en
danger, en Rint.DP, 1969, p. 360 ss.
Cfr. MiH PiJiG, Derecho Penal. Parte General, 4" ed., Barcelona, 1996, p. 209, nadas conductas existe una probabilidad generalmente válida de pro-
pone de relieve como la relevancia penal de una conducta proviene de la duccioiTde un resultado lesivo, validez que debe de ser contrastada en el
peligrosidad que se supone de ella, por lo que no tiene sentido castigar caso concreto.
28
cuando desde el primer momento la peligrosidad aparece como inexistente; j-^ACKNEij, pas konkrete Gefahrdungsdelikt im Verkehrsstrafrecht, Berlin
en el mismo sentido, ESCRIVA GRKCORI, La puesta en peligro..,, p. 73. 1967, p. 18, concepción en la que se advierten reminiscencias subjetivistas
En este sentido tienen razón los defensores de la teoría objetiva, y en al determinar el peligro a través de un juicio ex ante con conocimientos
concreto BINDING, Die_Normen I, p. 324, cuando afirmj;i gue en deterniT- limitados.
36 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 37

peligro objetivo'^'', determina la ausencia de antijuricidad mate- jurídico''^. Ello no suj>one, sin embargo, aceptar la concepción
rial y, al mismo tiempo, la inexistencia de función preventiva puramente objetiva de la doctrina niayoritaria española que
por la imposibilidad de motivar"^. El peligro ex ante para un bien ¿ ^ ^ i b e los delitos de peligro abstracto como delitos de peligro
jurídico penal es el presupuesto esencial de la teoría del delito, presunto, por no poder constatarse la existencia de un peligro
por cuanto es ese peligro el que debe activarla función motivadora ^ a l » para un bien jurídico*^''. Esta concepción objetiva tiene dos
de la norma primaria, el problema estriba en decidir cuándo, problemas, el primero proviene de cuál es el bien jurídico
desde una perspectiva penal, existe ese peligro. protegido, ya que, como veremos, para estas teorías la ausencia
de peligro proviene de que lo ponen en relación con un bien
jurídico individual. En segundo lugar, hay que objetar que el
C) Concepto normativo de peligro concepto de peligro no puede ser meramente una probabilidad
estadística establecida por el legislador sobre la peligrosidad de
1. La doctrina que incluso puede considerarse dominante en determinadas modalidades de conducta con carácter general,
Alemania'", niega que se pueda hablar de pehgro en sentido conductas respecto de las que el juez no debe de plantearse
puramente objetivo y entiende que el peligro es algo valorativo ninguna concreción sobre la existencia efectiva de peligro en el
Este planteamiento es parcialmente cierto, por cuanto no puede caso concreto.
discutirse que el concepto de peligro que nos interesa, desde la
perspectiva del Derecho penal, es un peligro cuya determina- El delito de conducción bajo la influencia de bebidas alcohó-
ción exacta requiere una valoración, pero para que se pueda licas es un ejemplo de la diferencia que supone mantener una
llevar a efecto esa valoración previamente debe de existir el u otra postura. Desde la postura defendida por la doctrina
peligro. Aun cuando es cierto que no toda situación de peligro mayoritaria española'''*, en este delito el legislador establece
tiene relevanaa penal, eTlo no excluye la_ realidadjdel peligro
que existe previo al juicio, sino que limita los supuestos en que
los cuales el peligro tendrá relevancia penal. Una comprensión
En un sentido muy similar se expresaba BINHING, Die Normen I, pp. 385
objetiva del peligro determina que en todo caso deba de
ss., al entender que la peligrosidad se decide por la idoneidad de los
constatarse la existencia de una situación peligrosa entendida medios para provocar el peligro. Vid. Supra. n. 21.; MiR PuiG, DP. PG, p.
como idoneidad ex ante para causar la lesión de un bien 210, limitaja relevancia penal en los delitos de peligro abstractp_^en^el_
sentido de que la peligrosidad estadística que se predica ex ante de una
inodalidad de conducta debe de ser confirmada ex post, excluyendo la^
relevancia penal cuando se excluya de antemano todo peligro
Vid. Supra. nota 23.
RODRÍGUEZ MOURULLO, DP. PG. I, pp. 379 ss.; RODRÍGUEZ RAMOS, El
HENKEL, Der Gefahrbegriff im Strafrecht, Gottingen, 1981, p. 16, no resultado en la teoríajurídica del delito, CPC (1) 1977, pp. 55 ss.; CÓRDOBA
acepta la existencia de peligros objetivos y entiende que el peligro como RODA, Rint.DP 1969, p. 359; TAMARIT SUMALIJ\, Comentarios a la Paróte
situación realmente existente es sólo u n a expresión lingüística usual. Especial del Derecho Penal, {Dir. Quintero Olivares-coord. Valle Muñiz),
no En este sentido, por ejemplo, HORN, Konkrete...., p. 135; SC;IHINEMANN, Pamplona 1996, p. 1044, oponiéndose a la doctrina mayoritaria, negando
Moderne Tendenzen in der Dogmatik del Fahrlássigkeits- und la posibilidad de cualquier «automatismo basado en la idea de u n a mera
Gefahrdungsdelikte, JA 1975, pp. 787 ss. presunción iures et de iure del peligro, entiende que la intervención penal
HENKEL, Der Gefahrbegriff..., p. n;ENC,Kcu_,UntersuchungenüberVorsatz en este caso obedece a u n a regla de experiencia, en este caso empírica-
"ímdFaKrlassigkeit im Strafrecht, Berlin 1930, p. 402; MMmAcu,Deut^hes mente contrastada, que permite afirmar la peligrosidad inherente a
Strafrecht. Allgemeiner Teil I, 4" ed. Kahlsruhe 1971, p. 201 determinados comportamientos». Con lo cual, pese a excluir la relevan-
38 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ,.. 39

iures et de iure la existencia de peligro, lo que llevaría a que sobre la existencia de p e l l ^ o . por razones análogas a las
siempre que una persona conduzca con un determinado grado defendidas para negar eficacia fundamentadora del tipo penaT"
de alcohol en sangre su conducta sería típica. Un amplio sector a la relación causal, aun cuando se acepte su naturaleza
de la jurisprudencia limita el alcance de este delito al exigir la indiciarla respecto de la posibilidad de imputar o no el resulta-^
concurrencia, junto al grado de alcohol en sangre —elemento 3o^^ En la misma dirección en que se desarrolla la teoría de la
objetivo— lo que denominan elemento subjetivo, es decir, la "imputación objetiva a partir de las teorías causales, respecto del
prueba de la influencia del alcohol en la disminución de las concepto de peligro hay que buscar una teoría teleológica y no
capacidades físicas y psíquicas del conductor'*''. causal inmersa en una relación de medio afin''*^.Dentro de las
llamadas teorías normativas las diferencias surgen a partir de
2. En la concepcióndelpeligro hay que excluir también las
la determinación de lo que se entiende por «poder confiar» en
teorías que se basan en una explicación c a u s a í - n a t u r a í í s t i c a ^
que no se producirá el resultado de lesión. Dentro de las
denominadas «teoríasjiormatiy.as del resultado de peligro»''^,^
cia penal en supuestos de insignificancia por casi nula conducción, su problema fundamental estriba en si las especiales capacidades
postura es muy similar a la de la doctrina mayoritaria, puesto que no 'HeTautor, del amenazado u otras circunstancias extraordina-
exige la idoneidad concreta de la conducta enjuiciada para producir u n a rias deben de ser toma.dAs.gja.consideración o no para excluir la
lesión. Distinta es la postura de SILVA SÁNCHEZ, Consideraciones sobre el responsabilidad por el delit^ de peligro concreto. P a r a
delito del art. 340 bis a) 1" del Código Penal, RJC 1993, pp. 33 ss., exige
que concurra como requisito esencial «la real peligrosidad de la conducta, 'Schiinemann^'^, las circunstancias extraordinarias no pueden
percibida contemplando la misma desde una perspectiva ex ante, afir- servir para excluir la responsabilidad penal, mientras que otros
mando que el hecho de que sea un delito de peligro abstracto no implica autores*^ excluyen también la existencia de peligro típico
que pueda ser tratado como un delito de peligro presunto, cuando el amenazado por su increíble e imprevisible capacidad
^'^ En este sentido la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, de la que se sustrae al peligro. Esta segunda postura deja sin contenido
es un claro ejemplo, la STC de 17 de septiembre de 1994, donde se afirma
que el elemento objetivo de la prueba de alcoholemia es un requisito
la idea rectora del «poder confiar», puesto que si podemos
necesario pero no suficiente, por lo que es indispensable la constatación confiar también en lo imprevisible, en el azar, ya no podemos
de la concurrencia del llamado elemento subjetivo; en el mismo sentido, hablar de una teoría normativa puesto que una norma de esta
la jurisprudencia del Tribunal Supremo, entre otras la STS 1993/5885,
En una sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona, de 16 de
marzo de 1995, se nos señalan otros motivos por los que se sigue esta
doble exigencia del elemento objetivo y subjetivo, al afirmar «...si eleva- ^^ Cfr. CoRCOY BiDASOLO, El delito imprudente..., pp. 379 ss.
mos a categoría de verdad incuestionable lo que refieja la máquina
^^ Al respecto, SCIIÜNEMANN, JA 1975, pp. 793 ss., critica la teoría de Hom
sobraría el juicio de valor del Tribunal se correría el riesgo de confundir
y defiende una teoría que él denomina causal, pero entendiendo la
el ilícito administrativo con su propia antijuricidad y menos exigente
causalidad como «circunstancias en las que no se puede confiar». Esta
tipicidad, con el penal de más perfilados, exigentes y restrictivos confines
definidores». concepción del peligro es mucha más normativa que causal puesto que
fundamenta el peligro en la posibilidad de confiar.
•^'' En este sentido, la concepción de HOIÍN, Konkrete..., p. 161, que funda- WoLTRR, Objektive undpersonale Zurechnung von Verhalten, Gefahr und
menta la existencia del resultado de peligro en una teoría científico- Verletzung in einem funktionalen Straftatsystem, Berlín 1981, p. 217.
natural que además tiene connotaciones de la teoría de la condiciü sine ^'^ J A 1975, p. 797.
qua non porque afirma la existencia de peligro cuando el resultado no se Entre otros, WOLTER, Objektive und persónate Zurechnung..., pp. 223 ss.
ha producido por una razón inexplicable conforme a las ciencias natura- denomina a esta teoría «teoría normativa modificada del resultado de
les, siendo, por consiguiente, necesario probar la causa hipotética por la peligro»; en sentido similar se expresa, KINDIÍAUSER, Gefahrdung ais
cual no se ha producido el resultado. Straftat...,p. 202.
40 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 41
%*.
clase no puede servir para motivar al sujeto. En todo caso, estas lesionar un bien jurídico será el presupuesto común a todos los
teorías tan solo delimitan el peligro, desde una perspectiva_e^ delitos, ya sean de peligro o .de_lesiónj^j|f_yA sean dolosos o
post, atendiendo a la evitabiíidad o no de la lesión, por lo que sólo impi'udentes^'\ Schünemann**', se aparta en cierta medida de
sirven respecto de la imputación de un resultado de peligro "esta exigencia de la concurrencia de una infracción del deber
concreto''^," y no son de utili3ad en la determinación de la objetivo de cuidado, al afirmar que lo relevante es la infracción
existencia de un peUgró^e^ ante con relevancia penal. del deber subjetivo de cuidado y que, por consiguiente, el delito
de peligro aparece como un supuesto de tentativa imprudente
sin que sea necesario que el peligro objetivo sea idóneo para
producir un resultado lesivo*".
II. 2. CONCEPTO NORMATIVO DE PELIGRO: Esta opinión de Schünemann no puede sostenerse por cuan-
PERSPECTIVA £XÍA^r¿: to, independientemente, del problema que suscita sobre el
concepto de idoneidad del peligro, al que a continuación nos
A)Infracciófid^l^uidado^ los vamos a referir, al concebir los delitos de peligro como tentati-
«delitos de peligro» y concepto de peligro ~~ vas imprudentes excluye de antemano la posibilidad de distin-
guir entre delitos de peligro dolosos e imprudentes. Haciendo
1. Para las teorías normativas del peligro la relevancia penal abstracción de la correción político-criminal de incriminar de-
de la conducta del sujeto depende de la infracción del cuidaHo^ litos de peligro por imprudencia, en atención a principios como
debido en el sentido de los delitos imprudentes'^''. Este plantea- los de subsidiariedad, fragmentariedad y ultima ratío, lo que no
miento es correcto por cuanto, desde la perspectiva del injusto puede negarse es que conceptualmente son posibles y que de
típico, el tipo objetivo supone, en todo caso, la creación de un lege lata existían en el Código Penal de 1973 y que, en el Código
riesgo grave para un bien jurídico-penal —o el no control de un Penal de 1995, el legislador h a incrementado considerablemen-
riesgo equiparable a su creación—*'^. Por consiguienteja cons- te el número de delitos de peligro por imprudencia.
tatación de la existencia de un peligro idóneo, ex ante, para
2. Una vez planteadas estas premisas sobre el concepto
normativo de peligro, o lo que es lo mismo, sobre el presupuesto
p a r a l a existencia de deíi to7ñ os encentrarnos aFteTa"ñe7e^
*^ Infra. II. 2. y III. 2. se volverá sobre este punto, poniendo de relieve que
en todos los «delitos de peligro», ya sean de peligro abstracto o de peligro
concreto, es necesario que ex ante se pruebe la existencia de una conducta
que revista un peligro típico para un bien jurídico supraindividual. *^ FRISCH, An den Grenzen desStrafrechts, StreeAVessels-Fest,, 1993, p. 93,
'*•'' Cfr. HuiíN, Konkrete...., p. 94; JAKOBK, Strafrecht, Allgemeiner Teil, Die considera que en los delitos de peligro abstracto tiene una mayor
Grundlagen iind die Zurechnungslehre, T ed., Berlín 1991, § 6/89; en relev ancia el contenido del presupuesto de imputación entendido como
sentido similar, Sii.VA SÁNCHEZ, R J C 1993, pp. 38 ss., que en relación con idoneidad ex ante, concibiendo los delitos de peligro abstracto como
el delito de conducción bajo la influencia del alcohol, entiende que se «delitos de aptitud» que "acentúan la aptitud ex ante de la conducta para
trata de un supuesto de imprudencia sin resultado, criminalizada provocar los resultados que hay que evitar».
excepcionalmente por tratarse de una imprudencia permanente y por- *^ JA 1975, p. 798
que la situación descrita admite una mayor objetivación de la infracción. '*' Críticamente respecto de esta posición se manifiesta, WOLTER, Objektíue
^^ CoRCOY BiDASOLO, El delito imprudente..., pp. 335 ss.; COÍÍCOY BIÜAROLO, und personalen Zurechnung..., pp. 288 ss., que además de exigir la
Imputación «objetiva» en el delito imprudente, CGPJXXVI, 1994, pp. 49 infracción del deber objetivo de cuidado, requiere la creación dolosa
ss. inidónea de un riesgo de puesta en peligro.
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de concretar que es lo que se entiende por idoneidad^^^m;fe£ara_ solución a esta cuestión guarda un paralelismo absoluto con el
lesionar un bien jurídico. Desde una concepción funcionalista suscitado por el fundamento del castigo de la tentativa inidónea
del Derecho penal, al que se le atribuye una finalidad priorita- y con la distinción entre tentativa idónea, inidónea e irreaP°^Al
ria de exclusiva protección de bienes jurídicos'^", la primera igual que_sucede_en^la_ tentaj;^ «delitos,de_
conclusión, en relación con el concepto de peligro, es requerir p;^Iigró» no existe una situación de peligTo_obietivo real ex ante
una situación de peligro objetivo para bienes jurídico-penales, de que seproduzca un resultado de lesión para un bien lurídico
como fundamento de la incriminación y punición de cualquier individual, en sentido material, ylos problemas que ellnsnsHtfl
modalidad delictiva'^-', en general, y, en particular, respecto de son también análogo^^ ¿qué grado de apariencia de peligro
los «delitos de peligro» también. El problema, como ya se objetivo ex ante se exige?, ¿es necesario que exista un cierto
apuntaba en las consideraciones anteriores^ estriba end_etermÍ2_ grado de peligro objetivo real?, ¿cuálesson_los criterios para
ñ a r cuándo puede afirmarse que se produce, desde la perspec- realizar el juicio sobre estaapariencia de peligro?''^, ¿cuál es la
tiva penal, una situación de peligro para un bien jurídico. La TuiícÍon'3e los «delitos de peligro», o en su caso de la tentativa
inidónea^'*, si «aparentemente» expost no se ha puesto efectiva-
mente en peligro el bien jurídico protegido?^'*.
La referencia al bien jurídico como requisito indispensable en cualquier
teoría referente a los delitos de peligro es puesta de relieve por ROXIN,
Derecho Penal. Parte General. T.l. Fundamentos. La estructura de la
teoría del delito. (Trad. y notas de Diego-Manuel Luzón Peña, Miguel ^° Cfi-. BALDO LAVILLA, Estado de necesidad..., p. 116, distingue entre
Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal), Madrid 1997, § 11/ tentativa inidónea, absolutamente inidónea (la categoría de «absoluta-
122; no obstante, y como veremos al requerir un concepto normativo de mente inidónea» no es del autor, la denomino así por tratarse de los
peligro, la finalidad de protección de bienes jurídicos, indispensable, na'' supuestos en los que el error sobre la ausencia de peligro es vencible y en
es suficiente, puesto que la norma penal sólo se legitima cuando puede los que, por tanto, el autor duda sobre la necesidad de su punición) e
ejercer una función de motivación; en este sentido, SILVA SANCIIHZ, irreal, según el error del espectador normativo situado en la posición del
Aproximación al Derecho penal contemporáneo, Barcelona 1992, p. 385, autor sobre la ausencia de peligro objetivo real ex ante facto, sea
pone de relieve la interpendencia entre la protección de bienes jurídicos invencible, vencible o burdo.
y la función de motivación, por ser éste el único mecanismo para poder ^^ MiR PiJiG, DP. PG., p. 347, realiza un paralelismo entre los delitos de
lograr una protección efectiva. peligro conc^-eto^y la tentativa idónea y los delitos de peligro abstracto y
En este sentido, MiR Puic, DP. PG., p. 346, defiende la perspectiva Ja~le"nrativa inidónea.
objetiva como fundamento de la punición del delito imposible como Sobre el juicio de peligro vid. Infra II.
imposición de un Derecho penal preventivo en un Estado social y En relación con la función de la tentativa inidónea. BALDO LAVILLA, Estado
democrático de Derecho; con nuevas precisiones, Mm Puic, Sobre lo de necesidad..., p. 118, apunta que lo que legitima el castigo de la
objetivoy lo subjetivo en el injusto, ADPCP 1988, pp. 661 ss.; en el mismo tentativa inidónea es que aun cuando no se pone en peligro efectivo el
sentido, SILVA SANcnv-z, Aproximación..., p. 386.; con un planteamiento bien jurídico que aparentemente se agrede si que se ponen efectivamente
en cierta medida distinto, BALDO LAVILLA, Estado de necesidady legítima en peligro otros bienes jurídicos fundamentales para la convivencia
defensa, Barcelona 1994, p. 114, desde la perspectiva de la norma social, como la libertad y seguridad de las personas. Esta fundamentación,
entiende que son objeto directo de prohibición o mandato concreto con diferencias que se derivan del concepto de delito de peligro que aquí
aquellas conductas que «ex ante facto son idóneas para evitar la lesión se defiende, es análoga a la que en esta sede se propone, en el sentido de
que se pretende evitar», entendiendo que esta finalidad es practicable que también respecto de los «delitos de peligro» se pretende legitimar gu
dentro de la vigencia del principio de causalidad, en base a la función de punición en base a la efectiva puesta en peligro de un bien jurídico, que
motivación que se predica de la norma penal, motivación que sólo es estará en relación con la seguridad y la confianza de los ciudadanos.
posible cuando se trata de evitar conductas que generan «probables 54 Cfi-. CüRCOY BiDASOLO, Responsabilidad penal derivada del producto. En
consecuencias indeseables». particular la regulación legal en el Código penal español: delitos de
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3. Antes de responder a la primera pregunta es necesario la referencia será siempre el bien jurídico-penal supraindividual
hacer referencia a un tema, que constituye el núcleo de este protegido en ese delito.
trabajo y que se desarrollara en el apartado IV. La cuestión
atañe a la autonomía o no de los «delitos de peligro», es decir, a
su concepción como un mero adelantamiento de la barrera efe" B) Concepto normativo de peligro como único concepto»
protección o como delitos en los que se ;^rotegen bienes jurídico- ^^válido para el Derecho penal
penales con naturaleza propia y, en este caso, cuáles son los'
Eienes jurídicos protegidos en los «delitos de peligro». Como ya 1. La teoría normativa del peligro t r a t a precisamente de
se adelantaba en la Introducción, en este trabajo se llega a la poner en relación el peligro objetivo real y el peligro aparente ex
conclusión de la autonomía de los bienes jurídico-penales pro- ante, relevante desde la perspectiva penal. En el estado actual
tegidos en los «delitos de peligro» y, en consecuencia, a la de la ciencia no se conocen todas las leyes de probabilidad, lo que
existencia de bienes jurídico-penales propios de estos delitos''^. implica que, en el caso concreto, incluso conociendo todas las
No obstante, en relación^conL_el cQjicepto de peligro, hay que circunstancias concurrentes en una determinada situación,
adelantar que la idoneidadpara poner en peligro efectivo eljDien existen factores que actualmente para nosotros son aleatorios
jurídico-penal supraindividual protegido en un determinado y de los que depende que se produzca o no el resultado lesivo^^
«<3elito de peKgfo», en muchos de estos~ delitos, tiene una Por consiguiente, el concepto normativo de peligro, como con-
relación mediata con una situación de peligro obj etivo aparente cepto de^eligro válido para el Derecho penal, se ha de definir
ex ante para bienes jurídico-penales individuales"'''. Por consi- como «probabilidad de l e s i ^ j d e un bien junSicb^^^peñal». El
guiente, eñ la determinación del grado de peligro, como proba- grado de probabilidad exigible será lo que determine, en un
bilidad de lesión, se debe de tener en cuenta también su relación primer momento, la idoneidad de ese peligro para lesionar el
con los bienes jurídico-penales individuales y, a partir de ahí, en bienjurídico. Deterjninar el grado de probabilidad en abstracto
la ponderación de intereses que se suscita en el juicio de peligro es imposible por múltiples razones, la fundamental radica en
que el peligro no tiene una existencia independiente "3e~uña"
conducta situada en un"'molñLeñto concreto y i u r g e por"Ta
peligro, en «Responsabilidad penal de las empresas y sus órganos y
concurrencia de div"ersos factores^^. Por este motivo no es
responsabilidad por el producto» (Coords. Mir Puig-Luzón Peña), Barce- posible decantarse por una teoría objetiva ni subjetiva del
lona 1996, pp. 247 ss., donde se plantea la autonomía de los delitos de
peligro, en base a la exigencia de una efectiva puesta en peligro <¿x ante,
en todos los delitos de peligro, que se concreta en un peligro pard un bien
jurídico colectivo.
^^ Como veremos Infra III, mi planteamiento, aun cuando aparentemente ^^ ScHüNEMANN, JA 1975, p. 795, pone de relieve la necesidad de acudir a
pueda tener cierta similitud con el defendido por KiNDEíAiisEEí, Ge/a/lí-rfuTi^ criterios de probabilidad en base al estado actual de la ciencia; en sentido
ais Straftat..., p. 296, es diferente por cuanto este autor realmente al análogo, ESCRIVA GREGÜRI, La puesta en peligro..., p. 17.
58
concebir los delitos de peligro abstracto como delitos en los que no se Cfr. KiNDUÁusER, Gefahrdungs ais Straftat..., pp. 202 ss., entiende el
protegen bienes jurídicos sino que garantizan la seguridad, en el fondo peligro como «Disposition» que, simplificando, sería un adjetivo califica-
está haciendo una redefinición de los delitos de peligro abstracto como tivo de un objeto. Pone el ejemplo de una ventana, adjetivo calificativo de
adelantamiento de la barrera de protección. una ventana es «fragilidad», pero esta «Disposition» necesita ser concre-
^'^ Como veremos, en los "delitos de peligro» se trata de proteger expectati- tada, \a. disposición —fragilidad de una v e n t a n a ^ implica la hipótesis de
vasHe confianza y seguiTHa3"'de'"ÍÓs^iudadanos y esfás expectativas" que la ventana es frágil si se echa contra ella una piedra no si se tira
siempre tienen como reíerencia bienes jurídicos individuales. azúcar.
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peligro sino que hay que seguir una teoría normativa, ya que el decisión sobre la existencia de peligro, se examina la posibilidad
peligro que nos interesa, desde la perspectwa penal, es peligro de evitar la lesión por parte del autor, en unos casos, y por parte
como adjetivo calificativo^!elin comportamiento que puede ser de la víctima en otros, analizando la existencia de peligro ya
objeto de prohíBición penal. Una teoría normativa es la única,^ desde la perspectiva de la atribución penal al autor de ese
además, que tiene por objeto un concepto de peligro penal al peligro. Estos teorías no tienen validez con carácter general
permitir, en un segundo momento, concretar el grado de proba- porque sólo contemplan la probabilidad de lesión desüe una"
bilidad relevante en el caso concreto según la clase de bien perspectiva ex post, como problema propio de los delitos de
jurídico-penal afectado y según el ámbito de actividad en el que "piíígrojqqncreto^
se desarrolla la situación de peligro, puesto que el riesgo
3^Previo a este juicio de imputación del resultado de peligro_
permitido se determina atendiendo a ambos factores'''''.
concreto y respectode todos los^delitos, es necesario determinar^
2. El grado de probabilidad necesario para convertix„gl cuándo se entiende que una situación es peligrosa desde una
peligro en penalmente relevante hajde tener una entidad tal perspectiva penal. Por consiguiente, el juicio sobre si el peligro
que debe de rozar la seguridad de lesj_ón. Desde es^ta_p^specti- se debe de considerar evitable o no por el autor no afecta a la
va, áT^Ünos autores, que defienden la teoría nOTmativa del^ existencia de la situación peligrosa sino a la atribución penal de
peligro^ determinan el grado de probabilidad de lesión_de. la situación peligrosa al autor. En consecuencia, la calificación
acuerdo con el grado de evitabilidad de la lesión, las diferencias^ de una conducta como peligrosa se deberá de plantear como un
surgen a la hora de d e c í ^ F c ú a n d b sejpuede afirmar que la problema de probabilidad de lesión en el caso concreto, aten-
lesión no es evita^íe|¡^. Para Kindháuser''', un comportamiento diendo a los bienes Jurídico-^nales potencialmente puestos en
se puede calificar como peligroso cuando el autor no está en peligro y al ámbito de actividad donde se desarrolla esa situa-
situación de impedir o evitar con seguridad una lesión que se ción, independientemente de si el autor puede evitarla lesión ya]
tiene por posible y en la que su integridad depende de influen- sea con medios normales o extraordinarios'^'*. Otra cosa es que
cias de distinto signo. Demuth^^, formula un concepto de peligro
similar al de Kindháuser pero poniendo el acento en el aspecto
de la normalidad o anormalidad de las medidas necesarias para objektiuen Tatbestándes, J u S 1986, pp. 259 ss.; KÜPPER, Zum Verháltnis
von dolus eventualis, Gefahrdiingsvorsatz und bewufiter Fahrlassigkeit,
poder evitar la lesión''''. En general, en estas teorías, en la ZStW (100) 1988, p. 772; en España, RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Delitos de
peligro..., p. 36 ss., mantiene una postura a caballo entre la defendida por
Kindháuser y Derauth.
^'* Si un autor ha situado en el mercado un producto nocivo para la salud,
•''•' Vid. CRAMER, Sch/Sch, § 315 c, 29 1. a., con referencias jurisprudenciales el delito contra la salud de los consumidores ya se ha consumado, con
en relación con la exigencia de que el peligro sea determinado en el caso independencia de que el autor pueda conseguir o no quitar del mercado
concreto. ese producto. Ello no excluye que, si el autor, una vez que el producto
™ Supra. II. 1. B). 2., advertíamos como el criterio de la evitabilidad sólo nocivo se encuentra en el mercado, consigue evitar que ese producto
puede tener eficacia en los delitos de peligro concreto, en la imputación llegue efectivamente al usuario estaríamos ante un supuesto de desisti-
del resultado de peligro. miento voluntario activo y será necesario decidir que efectos tiene ese
"' Geführdungs ais Síraftat..., p. 204 ss.. desistimiento activo respecto de un «delito de peligro», cuando
<'^ Der normative Gefahrbegj'iff. Ein Beitrag zur Dogmatik der konkreten dogmáticamente ese delito ya está consumado y, en principio, el desisti-
Gefdhrdungsdelikte, Bochum 1980, p. 218. miento carece de relevancia para eximir de responsabilidad penal en un
*'•* Esta postura, con diversos matices, es la seguida por un amplio sector de delito consumado, a u n cuando pueda servir para atenuarla, a través de
la doctrina alemana, en este sentido, por ejemplo, HERZBERG, Problem des las atenuantes de arrepentimiento o de reparación del daño.
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la capacidad del autor, o de la víctima, en cuanto circunstancias que se defiende la autonomía de los «delitos de peligro», en el
que concurren ex ante, son reconocibles y tienen eficacia en ^^^HtiHo de^proteger unos bienes jurídico-penales específicos y,
orden a controlar o evitar el riesgo, sí forman parte del juicio ^^Tcoñsecuencia, que gozan de una antijuricidad propia. Como
sobre la idoneidad del peligro, como cualquier otra circunstan- veremos*'^, el peligro concreto tiene en la concepción defendida
cia concurrente que aumente o disminuya el grado de probabi- en este trabajo una doble función. En primer lugar, el peligro
lidad de lesión'*'^. concreto supone un mayor desvalor del injusto de ese delito
Criterios como el de la «evitabilidad», en relación con el juicio respecto de los «delitos de peligro» en los que se protege el mismo
de peligro, son utilizados por la doctrina, en los delitos de bien jurídico supraindividual y en el que no se requiere peligro
peligro concreto, en base a que fundamentan la antijuricidad de concreto. Este mayor desvalor de injusto proviene de la lesión
estos delitos, precisamente, en la constatación de la existencia del bien jurídico-penal propio de los «delitos de peligro» más la
de ese peligro concreto. Desde esta perspectiva es correcta la puesta en peligro del bien jurídico-penal protegido a través de
interpretación de Schünemann"*^, de los delitos de peligro con- ese resultado de peligro concreto. Situación análoga a la ante-
creto como tentativas imprudentes, puesto que respecto del rior es la que se suscita en los supuestos en los que el peligro
bien jurídico individual puesto en peligro concreto no existe concreto constituye una circunstancia agravante o cualificante
dolo, ya que en caso contrario no estaríamos ante un delito de de un delito de lesión o de uno de peligro, en cuyo caso también
peligro concreto sino ante una tentativa de lesión de ese bien habrá dos bienes jurídico-penales afectados. El peligro concre-
jurídico''^. Respecto de las d i s t i n t a s acepciones de la to, además de conllevar ese plus de antijuricidad, es un resul-
«evitabilidad» el problema estriba en que es distinto plantear la tado y como tal debe de ser examinado e imputado al hecho
evitabilidad como criterio de exclusión del injusto típico o como peligroso, como requisito necesario para que ese hecho peligro-
criterio de imputación del resultado y, por consiguiente, el so sea sancionable*"'^.
problema que subyace a todas estas teorías proviene de que no El peligro concreto como resultadqj;^equiere, al igual que un
queda claro si el peligro concreto lo conciben únicamente como resultado de lesión, que pueda ser imputado objetivamente a la
fundamento de la antijuricidad o también como resultado. conducta peKgrbsa y, delfo ser imputable, eslaríamos ante una
4. Desde la concepción de los «delitos de p e l i g r o » ^ la que se tentativa de «delito de peligro»^" y como tal debería de s^r
llega en esta sede, las teorías anteriores no tienen cabida puesto impune'', excepto cuando exista un correlativo delito de peligro

*'•'"' Al respecto vid. Infra III. B). 2. ''s InfralII. 2. y l V .


"« JA 1975, p. 798 *^^ Infra m . 2.
''^ En el delito de conducción temeraria la puesta en peligro concreta do la ^^ O, en su caso, frente a otro «delito de peligro». Por ejemplo, en el caso de
vida o salud de las personas no es abarcada por el dolo del sujeto, ya que la conducción temeraria sino se prueba la puesta en peligro concreto de
en caso contrario estaríamos ante una tentativa de homicidio doloso. En una persona imputable a esa conducción temeraria y la conducción ha
este caso esta afirmación resulta confirmada de lege lata por la creación sido calificada como temeraria por conducir bajo el influjo del alcohol o
del llamado "delito de los pilotos suicidas» que, como claramente ha de sustancias estupefacientes se podría castigar por este segundo delito,
puesto de relieve SILVA SÁNCHEZ, Consideraciones dogmáticas y político- existiría, por tanto, entre ambos una relación de concurso de leyes.
legislativas sobre el fenómeno de la conducción suicida, LL 1988, pp. 970 ^^ De acuerdo con nuestro Código Penal la impunidad de la tentativa, en los
ss., no puede ser interpretado de forma distinta a una tentativa de «delitos de peligro», no viene impuesta de lege lata por el legislador sino
homicidio en dolo eventual. que es consecuencia de una interpretación teleológica de los tipos penales'
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abstracto. El peligro concreto será o no imputable dependiendo El delito de conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas es
de cuáles sean los motivos por los que finalmente el resultado un claro ejemplo de la importancia del riesgo permitido en relación con
de peligro concreto no se h a producido'^^. el grado de peligro —entendido como probabilidad de lesión en el caso
concreto— que se considera penalmente relevante. El cambio respecto
5. El límite lógico a la concepción n o r m a t i v a d e l peligro . a la aceptación social de este tipo de conductas está ¡levando a una
estriba en que el legislador no puede ircontra las leyes estadís- reducción cada día mayor del grado de riesgo permitido en este ámbito.
ticas, es decir, n o s e pueden calificar normativamente como La sensibilización de la opinión pública en contra de la conducción en
peligrosos comportamientos que, de acuerdo con leyes^estadís- estado de embriaguez determina al legislador a considerar como
"ticas, no son objetivamente idóneos para producir una lesión. penalmente relevante un grado de peligro que anteriormente se hubiera
Con ello, no se t r a t a de seguir una interpretación ontológica de considerado permitido^^.
la probabilidad, entendida como propiedad objetiva de las
cosas, como fi-ecuencia relativa según un método estadístico, La probabilidad puramente objetiva, determinada de acuer-
sino que esta probabilidad objetivo-real constituye un límite do con un método de distribución estadística de probabilidades
insuperable para el concepto normativo de peligro —como en grupos, que permite asignar el grado de probabilidad de
probabilidad de lesión—. Siendo un límite, la probabilidad lesión de acontecimientos fiíturos en base a la ñ'ecuencia con
objetiva no es válida porque persigue encontrar la probabilidad que tales sucesos han tenido lugar en el pasado, nos debe de
estadística de un tipo de conducta y no el grado de peligro servir de indicio, y límite máximo, para concretar el grado de
penalmente relevante y no puede determinar el grado de probabilidad de lesión que se considera penalmente relevante.
probabilidad en el caso concreto'''. La probabilidad de lesión La importancia de la probabilidad siibjetiva como posibilidad
relevante_para el Derecho penal dependerá del grado de riesgo de conocimiento por el sujeto del grado de probabifidad de
permitido que exista en el caso concretoIacLUe depende, a su vez^ lesión, asi como las posibilidades efectivas de evitación, se"
del bien"jurídico-penal protegido y de una j)onderación de deberán de analizar en el juicio sobre el peligro. ""
intereses sobre la utilidad social de la actividad desarrollada''*. 6^Concluyendo, el concepto de peligro, una vez superadas las
teorías objetivas y subjetivas del peligro se define como un
en la que se toman en consideración los principios de subsidiariedad y £oñcepíoporma^^ perspectiva causal-naturalis-
uCtima ratio. La poslbliidad de castigar la tentativa en los «delitos de ta^supone un indicio, necesario pero no suficiente por sí mismo,
"peligro» no es algo puramente teórico sino que en la práctica se castiga ^ a r a dotarlo de contenido. JEl peligro normativo, se concibe
la tentátlva'eñnos'^elTtos de tráfico de drogas, unánimemente, conside- como «probabilidad de lesión de un bien jurídico-penal», debien-
rados como delitos de peligro abstracto.
Infra. III. 2. do de suponer dicha probabilidad una entidad rayana en la
Cfr. BuNfiE, La investigación científica, 7" ed., Barcelona 1980, pp. 459 ss.,
con un esquema sobre las distintas teorías de la probabilidad.
74 En sentido contrario, EÍ^C.KIV A GKKCOKI, La puesta en peligro..., pp. 33 ss.,
que en relación con el delito de conducción bajo la influencia de bebidas La disminución paulatina del índice legal de alcohol en sangre permitido
alcohólicas, afirma que no existe una graduación diversa del peligro viene a constatar la dependencia del grado de peligro penal respecto del
según el bien jurídico afectado. Este planteamiento es cierto cuando ya riesgo permitido, porque es evidente que estadísticamente el grado de
estamos analizando un delito de peligro en concreto, en el cual los bienes peligro objetivo de la conducción con un índice de alcohol en sangre de 1,5
jurídicos afectados ya están en cierta medida predeterminados por el gramos de alcohol por litro de sangre no era distinta en 1988 de lo que lo
legislador y, por consiguiente, en este caso el grado de probabilidad de es en 1998 y, sin embargo, en aquel momento, al menos en España, se
lesión relevante depende en mayor medida del riesgo permitido. toleraba y en la actualidad no.
52 MIRENTXU CORCOYBIDASOLO

seguridad de lesión para que esté legitimada la consideración ^ J U I C I O SOBRE EL PELIGRO


de típica de esa conducta. En la valoración de dicha probabili-
dad hay que tomar en consideración otras variables, que no
^ T Í P I C A M E N T E RELEVANTE
tiene relación alguna con la probabilidad causal-naturalista,
como son la clase He bien jurídico-penal afectado o la pondera-
ción de la utilidad social de la actividad desarrollada. En III.l. PERSPECTIVAEXANTEEXPOST'. PRESUPUESTO
co_nsecuencia, para calificar una conducta como peligrosa liabrá DE IMPUTACIÓN: EL PELIGRO COMO INJUSTO f fpiCO
que verificar la probabilidad de^lesión en el casq^ concreto,
atendiendo a los biene¥Jurídico-penales potencialmente_£ués^- A) Introducción
tos en peligro y al ámbito de actividad donde se desarrolla esa
1. En el apartado anterior se trataba de concretar cónio_se_
situación, y ello con independencia de la posibilidad de evita-
debía de determinar el grado de peligro sobre el que posterior-
ción de la lesión por parte del autor. Dicha situación de peligro
iñente debe de recaer el juicio^e peligro'^^ La confusión entre
operará como limite a la incriminación de conductas. La legiti-
Jrado de peligro —^situación de peligro— y juicio de peligro es
midaH~del "castigo de conductas peligrosas está vinculada al
difícilmente evitable y ello lo demuestra las conclusiones a las
respeto de dichos límites axiológicos^ pues sólo en la medida eri_
que llegan los defensores de la «teoría normativa del peligro» en,
"que^s^mcnmmen conductas con suficiente peligrosidad norma-
prácticamente, todas sus formulaciones. En esta sede al califi-
tiva en abstracto se respetarán los postulados del Estado de
car el concepto de peligro como concepto normativo lo que se
Derecho. Consecuencia obligada de esta concepción normativa
quiere dejar patente es que para el Derecho penal, ni tan
deljpeligro es la distinción, a efectos de imputación, 'entre lá
siquiera como indicio, es válido un peligro objetivo estadístico
situación de peligro —gradojie ^peligro_n.ormativo penalmente
analizado en abstracto respecto de una determinada clase de
relevante— y iuicio de peligro, lo que, como veremos a continua-
conductas. La determinación del peligro exige una valoración y
cipn, supone una nueva limitación garantista de la intervención
esta valoración, aun cuando tenga como base leyes estadísticas
penal.
de probabilidad, no puede ser ontológica sino normativa puesto
que la norma penal sólo pretende prohibir peligros que pudie-
ran haber sido conocidos por el autor en el momento concreto,
de acuerdo con las circunstancias concretas que concurrieron
en el hecho. Por consiguiente, el peligro objetivo que llega a ser
conocido, únicamente, con posterioridad a los hechos no puede
tener relevancia alguna como substrato del juicio de peligro,
aun cuando «ontológicamente» ya existiera en ese momento''''.

76
Vid. Supra II. 1. B), las críticas vertidas en relación con las teorías
objetivas y subjetivas por confundir el peligro como situación con el
peligro como juicio.
En la jurisprudencia reciente existen casos que han adquirido una gran
resonancia en los que se suscita el problema aquí enunciado. Así, por
54 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 55

Si e n t e n d e m o s q u e la p o s i b i l i d a d d e m o t i v a c i ó n es lo ú n i c o q u e el peligro objetivo q u e e n t r a ñ a b a n e n el m o r a e n t o en q u e se
T e g i t i m a T á i n t e r v e n c i ó n p e n a l n o es lícito p r o h i b i r al a u t o r c r e a r '^^ahzó el h e c h o , e r a n p e r m i t i d a s — t o l e r a d a s — e n c a s e a
i m r i e s g o 7 n i o r d e n a r l e c o n t r o l a r l o , c u a n d o ni t a n s i q u i e r a la ^ n t e l í o s de u t i l i d a d social. J u n t o a la g r a v e d a d del peligro —
ciencia conocía la e x i s t e n c i a de e s e r i e s g o e n ese momento^^. ' g r a d o de p r o b a b i l i d a d de l e s i ó n — el s e g u n d o factor q u e se d e b e
2. E n l a m i s m a dirección, t a m p o c o p u e d e f o r m a r p a r t e del de t o m a r en c o n s i d e r a c i ó n al h a b l a r d e peligro n o r m a t i v o es el
g r a d o de peligro, i n h e r e n t e a la s i t u a c i ó n s o b r e la q u e r e c a e el de la c a l i d a d d e l r i e s g o , el r i e s g o p e r m i t i d o r e s t r i n g e el á m b i t o
juicio de peligro, a q u e l l a s c i r c u n s t a n c i a s q u e , a u n conociéndose de lo q u e se c o m p r e n d e como riesgo p e n a l m e n t e típico''-'.

En el apartado anterior ponía un ejemplo que afecta ai tráfico viario


—la conducción bajo ia influencia de bebidas alcohólicas—. supuesto en
el que no cabe plantearse dudas sobre !a limitación que respecto del
ejemplo, en Alemania, en el caso de la «Thalidomida» nos encontramos
grado de peligro tolerable en esta clase de conductas se ha producido
con que de acuerdo con las exigencias y conocimientos cientíñcos de la
época no se podía conocer el peligro objetivo que suponía la en ia actualidad. Respecto de la conducción bajo la influencia de bebidas
comercialización de esas pastillas; la misma cuestión es la que subyacía alcohólicas o estupefacientes, no puede afirmarse que se haya elevado
en los casos enjuiciados, en Franciay en España, sobre la transmisión del el grado objetivo de peligro, desde una perspectiva estadística, sino que
virus VHS por no realizar análisis de la sangre que iba a ser transfundida. lo sucedido es que ha aumentado el grado de peligro normativo, por una
En la STS de 18 de noviembre de 1991 (RJ 1991/9448), se hace expresa disminución del ámbito del riesgo permitido, ai cambiar ia valoración
referencia a la necesidad de que un peligro sea conocido con carácter sobre su utilidad social en relación con el peligro objetivo que suponen.
general en el ámbito donde se desarrolla esa clase de peligro para que Y, también en el tráfico viario, encontramos otro ejemplo fácilmente
pueda ser considerado como base del tipo objetivo, analizando, en
aprehensible de lo que se trata de poner de manifiesto al distinguir entre
consecuencia, si se sabía y si se conocían los riesgos de la transfusión
sanguínea en orden al contagio del SIDA, afirmado que: «No había peligro objetivo y peligro normativo. En los años sesenta, e incluso en
entonces criterios uniformes, comúnmente aceptados, pero la anamnesis, los setenta, para la jurisprudencia un resultado lesivo producido como
el cribado de la sangre, los test anti-SID A o incluso las pruebas serológicas, consecuencia de un reventón en el vehículo por llevar los neumáticos en
que permitían detectar la presencia de anticuerpos, eran ya prácticas mal estado era considerado un supuesto de «caso fortuito»; lo que
conocidas y sabidas». significa, en atención a lo que aquí se quiere poner de manifiesto, que
En ambos casos, estamos frente a u n a situación límite, puesto que si bien
ya se conocía, entre los especialistas, la posibilidad de contagio y la
posibilidad de analizar la sangre antes de realizarla transfusión, todavía
se discutía la gravedad del peligro que suponía esa conducta en el '^ Cfr. CoRCOY BiDASOLo, El delíto imprudente..., pp. 293 ss., pone de
momento en que se realizaron las transfusiones de sangre infectada por manifiesto como en el juicio sobre la creación de un riesgo típicamente
no haber sido previamente anahzada. relevante es necesario tomar en consideración tanto la cantidad como la
''^ En este sentido, GIMBERNAT ORDEIC, Delitos cualificados por el resultado calidad del riesgo; en el mismo sentido. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación...,
y causalidad, Madrid 1966, p. 35, toma como base del juicio de adecua- p. 387, con la diferencia que respecto de la calidad del riesgo no se refiere
ción todas las leyes de la naturaleza que '<constan al tiempo de la acción^; al riesgo permitido sino a la «ausencia de tolerabilidad», es decir,
por el contrario, y precisamente en relación con la "Thalídomida", sustituye el término «permitido» por el de «tolerable». Esta diferencia me
SCHRODER, Rapport sur les délits de mise en danger, en Rint.DP 1969, pp. parece adecuada por las connotaciones que la palabra «permitido» tiene
13 ss., se manifiesta a favor de tener en cuenta los datos conocidos con para el Derecho pero, por otro lado, la implantación de la referencia al
posterioridad al momento de la conducta; en el mismo sentido, ESCIÍIVA riesgo permitido para tratar de lo que aquí se analiza me lleva a
GKKC.om, La puesta en peligro..., p. 93; en sentido similar, aun cuando se mantener, en principio, esta acepción; en este sentido, JAKÜBS, A T , § 7/76,
sitúa en el nivel de la causalidad, respecto del «caso de la colza», GÓMIÍZ sigue utilizando la terminología de riesgo permitido aun cuando haga
B]-:NÍTE'Á, Causalidad, imputación y cualificación por el resultado, Madrid
referencia a «lo tolerable» para delimitar la frontera entre el riesgo
1988, pp. 7 6 s s . .
permitido y no permitido.
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 57

se entendía que no había concurrido un peligro relevante, desde la lesionar, selecciona aquéllos q u e posjien u n g r a d o de probabili-
perspectiva penal o, en otras palabras, que esa conducta entraba dentro ^ ^ " ^ ^ e t i v a de lesión_«idónea», q u e d e s ' d e ' u n a p e r s p e c t i v a
del ámbito del riesgo permitido y no podía calificarse como peligro
n o r m a t i v a c o n s i d e r a q u e es p e n a l m e n t e r e l e v a n t e .
típico. En la actualidad la conducción con los neumáticos en mal estado
es considerada una situación peligrosa a efectos penales y los resultados 3. L a adopción de u n concepto n o r m a t i v o de peligro, como
lesivos producidos como consecuencia de una conducta de esa clase, en s u b s t r a t o del juicio de peligro, d e t e r m i n a ya, e n u n p r i m e r
principio, dará lugar a responsabilidad penal^". ¿Esta evolución de la nivel, q u e el legislador decida q u é riesgos son r e l e v a n t e s e n
jurisprudencia obedece a que ha cambiado el grado de peligro objetivo atención a l a g r a v e d a d del peligro — g r a d o de p r o b a b i l i d a d de
real propio de la conducción con neumáticos en mal estado?'^' La
lesión— y de la c a l i d a d de ese riesgo ^ b i e n e s jurídicos p u e s t o s
respuesta a esta pregunta ha de ser negativa, en este caso lo que sucede
en peligro y situación e n la q u e se d e s a r r o l l a ese riesgo— y, e n
es que han aumentado las exigencias en materia de seguridad vial y este
cambio de valoración lleva a la conclusión de que esa conducta supone b a s e a ello d e t e r m i n a l a s m o d a l i d a d e s de c o n d u c t a q u e conside-
la existencia de un peligro penalmente relevante^^. r a con suficiente p e l i g r o s i d a d n o r m a t i v a en a b s t r a c t o p a r a s e r
objeto de u n a n o r m a p e n a l . E n u n s e g u n d o nivel, d e s d e u n a
La diferencia e n t r e el peligro objetivo y el peligro n o r m a t i v o p e r s p e c t i v a d o g m á t i c a , el a p l i c a d o r de la ley — e s p e c t a d o r
e s t r i b a en q u e e í _ r é g í s T a 3 o F p r i m e r o , ~ y ^ é r ' á p B ^ a ^ o F J u r T d ^ ^ objetivo ex ante^'^^ d e b e de d e t e r m i n a r c u á l e s , de e n t r e l a s
d e s p u é s , de e n t r e todos los c o m p o r t a m i e n t o s q u e ex ante, de c i r c u n s t a n c i a s c o n c u r r e n t e s — e n t e n d i e n d o t a m b i é n como cir-
a c u e r d o con leyes de experiencia, a p a r e c e n como idóneos p a r a c u n s t a n c i a s la c a p a c i d a d del a u t o r , los conocimientos técnico-
científicos del m o m e n t o , el c o n s e n t i m i e n t o de la v í c t i m a . . . — , se
d e b e r á n de t o m a r e n consideración e n el juicio sobre el peligro.
^" Pese a entender que esta clase de conducta realiza el tipo objetivo, por E n u n t e r c e r nivel, y d e s d e u n a p e r s p e c t i v a político-criminal, el
crear un riesgo penalmente relevante, la responsabilidad penal puede aplicador de la ley — e s p e c t a d o r objetivo ex ante— d e b e r á
quedar excluida por concurrir un error invencible sobre la existencia de v a l o r a r el á m b i t o del riesgo p e r m i t i d o , a t e n d i e n d o a la u t i l i d a d
ese peligro, por falta de imputación del resultado o por concurrir una social, c o n d i c i o n a n t e s socio-ecónomicos, a l a r m a social.... Todos
causa de justificación o de exclusión de la responsabilidad personal.
estos factores son los q u e f o r m a n p a r t e de ese juicio de peligro
^^ Se me podría rebatir este ejemplo en el sentido de que en la actualidad,
al haber aumentado la circulación, el peligro objetivo estadístico de la n o r m a t i v o q u e r e c a e sobre l a s i t u a c i ó n de peligro objetiva.
conducción con neumáticos en mal estado es mayor que antes; sin
embargo, a esta objeción, se puede contestar que, globalmente, no puede
afirmarse ese mayor grado de peligro objetivo, por cuanto, aceptando que B) Peligro típico objetivo
el mayor nivel de circulación incrementa el peligro objetivo, también es
cierto que ha mejorado el trazado y asfalto de las carreteras y el nivel de a) Sobre cuándo y cómo se realiza el juicio sobre el peligro típico
seguridad general de los vehículos —frenos, suspensión...— lo que objetivo y sohre quién lo realiza
supone disminuir otros factores de riesgo que concurren en esta clase de
situaciones. L J D e t e r m i n a d a s e n a b s t r a c t o por el legislador, l a s c o n d u c t a s
^^ Las mayores exigencias en materia de seguridad vial, al igual que, como q u e s u p e r a n el nivel de peligro objetivo idóneo —peligro objeti-
veremos, sucede en otros campos, no obedecen, al menos exclusivamente,
a una mayor voluntad política de prevención de lesiones sino a que, de
acuerdo con criterios de utilidad, en la actualidad la situación socio-
económica, no sólo posibilita estas exigencias de seguridad, sino que las La término espectador objetivo supone una predeterminación de las
hace convenientes, por implicar un incremento de la actividad económica condiciones en que se debe de llevar a efecto el juicio de peligro objetivo
y además ser asequibles para un amplio espectro de población. al que se hará referencia Infra. III. 1. A).
58 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 59

VO normativo— se ha de pasar a valorar si una situación •^.gppr.tador objetivo situado en el lugar del autor». Que el
detemiinada cohstiti3yB~un "peltgró" objetivo idóneo en éTcaso ^ ^ ^ ^ a d o r objetivo se sitúe en el lugar del autor supone afirmar
concreto—juicio de peligro^^TTlespecto del jufcib"de^éligro ^éT la necesidad de que el juicio se reahce desde u n a perspectiva ex
primer aspecto que hay que decidir es el momento en qué se ante y, en la actualidad, es una postura que, aun cuando
debe de realizar. Por ^a propia naturaleza de las cosas es subsistan matices, se h a ido imponiendo al menos en este
evidente que el juicio se llevará a efecto en un momenlo aspecto concreto. Situarse en el lugar del autor en un momento
posterior al de la realización de la situación peligrosa. Ñcrés" ex ante no supone una subrogación personal del espectador
materialmente posible un juicio sobreel peligro objetivo inhe- objetivo en el «lugar» del autor puesto que el espectador objetivo
rente a un caso concreto si previamente no se ha producido puede tomar en consideración tanto el comportamiento del
efectivamente esa situación. Por consiguiente, desde una pers- autor/es como el de otros intervinientes ya sean partícipes,
pectiva temporal, el juicio de peligro es siempre expost^"^. Que terceros o víctimas y cualesquiera otras circunstancias concu-
efectivamente el juicio tenga lugar a posteriori no es obstáculo rrentes.
para^que, Se'acüerHo coñTa función de motivación atribuida a
2. La disoisión^e centra, fundamentalmente, en dos aspec-
la norma penal, en el Juicio sobre^peligFo típico objetivo se siga
tosTen primer lugar, sobre qué circunstancias se deben de
una perspectiva ex ante. La fórninla utilizada por la doctrina
"lomar'en consideración en el juicio de peligro, en concreto, si se
JH^^^L^'llsU.^ílX^l^íiáEL'"'^'^ la imputacióu objüliva, para deter-
debe de contar con todas las circunstancias que en ese momento
minar q u i é n d e b e de realizar t-1 juicio y cuándo se debe ¿ e
expost se ha sabido que concurrían, aun cuando en el momento
realizar el juicio de imputación del peligro iípico^'''j se refiere al
ex ante no se pudieran conocer, o si, únicamente, se deben de
valorar las circunstancias que ya se podían conocer —
reconocibles— como concurrentes en el momento en que se
Kui ii,!íN, Zur Prohiematik der nachtrdglíchen ex ante-Beurteilung im estaba realizando el hecho objeto del juicio, en la terminología
Strafrecht und iti der Moral, en «Recht und Moral», Jung/Müller-Dietz/ jurídico-penal, si se t r a t a de un juicio a realizar ex ante o ex
Neumann ed., Baden-Badcn 1991, pp. 341 ss., sobre los problemas 'post^^. La relevancia del criterio del riesgo permitido es^ otro de]
prácticos de enjuiciamiento que plantea un juicio ex ante que se realiza
en realidad a posteriori. Aun cuando es cierto que en el proceso se pueden
Toslispectos que suscita discrepancias doctrinales, tanto^obre
plantear problemas sobre el momento en que se tiene que enjuiciar la la naturaleza del riesgo permitido, como respecto de su ubica-_
relevancia de la conducta, lo cierto es que, aunque existen excepciones, ción sistemática, o en relación con su eficacia a la hora de
en la mayoría de juicios se sigue también la perspectiva ex ante, aun delimitar el grado de peligro que se considera típicamente"
cuando esta terminología todavía resulte extraña para la mayor parte de
la judicatura. Las garantías procesales, sobre todo en relación con la
relevante, la Relevancia penaTdelma conducta jusíífi^cada o la
legitimidad de la prueba, puede ser uno de los motivos de que se vaya de u n a ^ ó ñ d ü c t a antijurídica"'. Las diferencias^
imponiendo también en la práctica la perspectiva ex ante.
Actualmente se va imponiendo-en la doctrina Iñ distincláTi.,pntrp^_pl_^
presupuesto de imputación y la imputación objetiva en sentido estricto,
distinción de enorme importancia porque el primer juicio ha de ser ex Lajaerspectiva ex ante en Derecho penal es u n a idea constante en el
ante y tiene naturaleza obietivo-subietiva y el segundo se íia de realizar planteamiento de Mir Puig, al respecto vid, especialmente, MiR PuiG, La
'perspectiva «ex ante>réíi Derecho Penai, AIJPOP i^aá, pp. 5 ss..
ex post V t i e n e n a t u r a l e z a objetiva; en e s t e s e n t i d o , FRISCH, 87
PAHKDES CASTAÑON, Él riesgo permitido en Dei-echo Penal (Régimen_
Tatbestandm᧿ges_Verhalten und Zurechnung des Erforgs, 1989, pp. iurídico^penal deJa£acñUtaaaes peligrosas), Madnd L'd'dü, ppTSS ss., en
509 ss.; CoiiCDY BIDASOLO, El delito imprudente..., pp. 335 ss.; SILVA esfáoHramonográfica sobre el riesgo permitido señala estos puntos como
SANVAIE'Á, Aproximación..., pp. 415 ss. HmSamentales para comprenderlo y analizarlo correctamente. '
mf MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 61

doctrinales también surgen respecto de quién realiza ese juicio j^g en caso contrario, no es posible afirmar si una determinada
sobre el peligro, básicamente, sobre si se t r a t a de un espectador conducta externa es peligrosa o no. Es indiscutible que se deben
objetivo situado en el lugar del autor con sus conocimientos o si de considerar los conocimientos del autor en cuanto que los
se trata de un espectador objetivo situado en el lugar del autor ^ ^ ^ c í i ñ i ^ t o s internos, incluido el plan del autor, forman parte
con los conocimientos existentes en ese momento. El baremo a g^Tas^d^unstancias concurrentes en el momento del juicio, lo
utilizar para determinar quién es ese espectador objetivo — -;;;Tsi^^ue se deberán considerar los conocimientos que la
hombre medio, hombre medio del ámbito de actividad del autor, ;Hñtíma tenía acerca del «plan del autor»^^. Consecuentemente,
hombre ideal...— sigue siendo un punto conflictivo para la también es una de las circunstancias que se debe de considerar,
doctrina penal. El núcleo de este problema se encuentra en la la capacidad del autor para evitar o no el resultado lesivo o la
decisión sobre la naturaleza objetiva o subjetiva de este juicio. capacidad de la víctima para eludir el peligro, pero estas
Como ya he manifestado en otras ocasiones, el juicio sobre el circunstancias sólo se t e n d r á n en c u e n t a cuando sean
peligro típico es un juicio objetivo-subjetivo que metodoló- reconocibles ex ante^^. Todos estos datos forman parte del juicio
gicamente se tiene que realizar en dos niveles, independiente- sobre el grado de probabilidad idónea de lesión puesto que sin
mente de la discusión sobre si, y, en su caso, en que forma, ellos el espectador objetivo no podría afirmar la idoneidad o
afectan los aspectos subjetivos al juicio sobre la concurrencia de inidoneidad del peligro. Ello, sin embargo, no supone que se
un peligro típico objetivo. trate de un juicio objetivo-subjetivo, puesto que los conocimien-
tos y las capacidades, aun cuando no sean aprehensibles exter-
3. Abordando la primera cuestión planteada en el apartado namente por los sentidos, son datos que se pueden objetivar a
anterior se han de coñcreTaF que circüñsTáncias se deben de la hora de determinar el grado de peligro. El grado de peligro
tomaFen consideración en el juicio sobre ¿rpeligro normativo. idóneo_e^ ante noj^amhia. porque una determinada circunstan-
Existe un prTmer nivel de consenso para aceptar que el espec- cia peligrosa sea conocida o no por el autor. El grado de peligro
tador objetivo, éh una prognosis ex ante a posteriori, para objetivo cambia si el conocimiento o desconocimiento de la
graduar el peligro atenderá a todas las circunstancias concu-
rrentes en ese momento tanto conocidas como no conocidas por
ei aujor. El primer problema surge respecto de si~se deberán de"
considerar también los conocimientos del autor acerca de su P. ej., si la victima sabe que puede ser objeto de una atentado de una
propia conducta, entre los que se encontraría, por ejemplo, el determinada clase y toma las medidas de cuidado necesarias, el peligro
plan del autor. Silva Sánchez"", afirma que en el juicio sobre la objetivo inherente a la conducta del autor disminuye sensiblemente,
concurrencia de o no de un riesgo penalmente injusto hay que sobre todo si éste desconoce a su vez los especiales conocimientos de la
contemplar el hecho en su unidad objetiva-subjetiva puesto presunta victima.
Lo mismo podríamos decir, por ejemplo, sobre la idoneidad del peligro
inherente a una falsificación de un documento público que no puede ser
la misma cuando está destinado a ser utihzado frente a expertos o no, en
el primer caso, si la falsificación es burda, podría afirmarse la ausencia
Aproximación..., p. 388, entiende que se han de tener presentes los de antijuricidad material, por falta de un peligro idóneo y en el otro caso
conocimientos del sujeto acerca de su propia conducta, contemplando el no.
hecho del sujeto en su unidad objetivo-subjetiva. Esta afirmación os ^° La capacidad de la víctima para eludir el choque con un vehículo que le
cierta en cuanto el juicio sobre el injusto típico tiene naturaleza objetiva- viene de frente disminuye el grado de peligro idóneo, pero sólo cuando
subjetiva, pero aquí se trata de, por razones metodológicas, diferenciar esta capacidad era reconocible ex ante, por ejemplo, por tratarse de un
entre tos dos niveles del tipo el objetivo y el subjetivo. deportista.
162 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO ', DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 63

c i r c u n s t a n c i a lleva al a u t o r a a c t u a r de otro m o d o , pero, e n cada "FJQ i n c r e m e n t a el g r a d o objetivo de peligro ex a7z¿e"^Eldolono


caso concreto, el peligro objetivo se d e b e r á d e t e r m i n a r s o b r e la a l i m e n t a el g r a d o de p r o b a b i l i d a d de lesión pero si p u e d e
b a s e de q u e el a u t o r conocía e s a c i r c u n s t a n c i a y la t o m a b a en ^ifectar alegrado de p^Hgro idóneo, p e n a l m e n t e r e l e v a n t e , por
consideración — s u p u e s t o a)—; l a conocía y no la t o m a b a en ^;;^^[^o, u n determina'do g r a d o de peligro objetivo p u e d e e s t a r
consideración — s u p u e s t o b)—; o de q u e no la conocía — s u p u e s - ^ ^ í í ^ e n d i d F e n e l á m b i t o del riesgo p e r m i t i d o si el a u t o r a c t ú a
to c)—, es decir, el conocimiento d i s t i n t o , o la c a p a c i d a d m a y o r { p r u d e n t e m e n t e y, pófTanto, no s e F p e l i g r o idóneo, m i e n t r a s
o m e n o r . . . , c a m b i a n el objeto del juicio de peligro y, consecuen- ^^5^~ésé~mismo g r a d o de peligro objetivo p u e d e c o n s i d e r a r s e
t e m e n t e , el g r a d o de peligro. íHóneo si el a u t o r a c t ú a d o l o s a m e n t e . D e s d e e s t a p e r s p e c t i v a , sí
"ie p u e d e a f i r m a r q u e los especiales conocimientos del sujeto
Supuesto a): W conoce que lleva los frenos en mal estado y en
consecuencia conduce teniendo en cuenta esta circunstancia. deben de s e r t e n i d o s e n c u e n t a en el juicio sobre el peligro típico
Supuesto b): W conoce que lleva los frenos en mal estado, pero no objetivo p u e s t o q u e p u e d e n llevar a q u e u n m i s m o g r a d o
toma en consideración esta circunstancia. objetivo de peligro e n el á m b i t o de u n a actividad peligrosa pero
Supuesto c): W desconoce que lleva los frenos en mal estado y, p e r m i t i d a — t o l e r a d a — p u e d a calificarse como idóneo o inidóneo
consecuentemente, no puede tener en cuenta esta circunstancia. a t e n d i e n d o a los especiales conocimientos q u e de la situación
En principio, objetivamente el peligro es mayor en los supuestos b) tiene el a u t o r .
y c) porque tanto el no tener en cuenta una circunstancia objetivamente
en abstracto peligrosa como el no conocerla, aumenta el peligro Si un boxeador conoce que su adversario padece una tumor cerebral
objetivo; si decimos en principio, es porque si en el supuesto a), W utiliza y sabe que golpeándolo, dentro de las «reglas del juego», en ese
esta circunstancia para convertir en lesiva su conducta el peligro objetivo determinado punto del cráneo lo mata se podría calificar el peligro como
es mayor, p. ej. colocándose en unas circunstancias en las que sino frena idóneo cuando no lo sería si el boxeador no conocía esa concreta
mata los peatones que están cruzando. circunstancia^^. El problema que esconde este ejemplo es que, indepen-
dientemente de que el conocimiento del tumor por parte del contrincan-
4 ^ 1 c o n o c i m i ^ t o del sujeto afecta al j u i c i o s o b r e el peligro te pueda aumentar el peligro objetivo si ello le induce a golpearle
idóneo objetivo en c u a n t o utiliza e s t e conocimiento, y a s e a e n el especialmente en esa zona^'', lo que siempre aumenta el peligro objetivo
control_del peligro o en su evitación, pero todo ello son c i r c u n s -
t a n c i a s qbjetivables y e n e s t e s e n t i d o es como se t i e n e n en
c u e n t a en este p r i m e r nivel. No se t o m a n e n consícTeracióñ cóñío 92
En este sentido, MiR Puio, Función de la pena y teoría del delito en un
juicio subjetivo sobre el nivel de conocimiento del sujeto en estado ssocialy democrático de Derecho, 2"" ed., Barcelona 1982,pp.74ss.;
relación con el peligro idóneo c o n c u r r e n t e , p u e s t o q u e e s t e EL MISMO, ADPCP 1988, pp. 677 ss., entiende que el dolo incorpora a la
aspecto afectará al juicio sobre el peligro típico subjetivo"'. La gravedad del hecho un significado simbólico de desprecio; en sentido
cuestión e s t á r e l a c i o n a d a con la discusión sobre si el conoci- similar, NowAKOWSKi, Probleme der Strafrechtsdogmatik, JA 1972, p. 33,
también afirma que el grado de peligro varía según el autor actúe dolosa
m i e n t o del sujeto de la situación de peligro afecta al g r a d o de
o imprudentemente.
p r o b a b i l i d a d de lesión, c u a n d o ese conocimiento no es u t i l i z a d o 93
HERZBKKO, Die Abgrenzug van Vorsatz und Bewu/3ten Fakrlassigkeít -ein
p a r a a u m e n t a r o b j e t i v a m e n t e el peligro, e n o t r a s p a l a b r a s , si el Problem des objektiuen Tatbestandes, J u S 1986, p. 257, al analizar este
supuesto afirma que en todo caso sería impune, fundamentando esta
impunidad en que el autor actúa dentro de las reglas técnicas del boxeo.
94
El conocimiento especial podría disminuir también el peligro objetivo, en
•" Que el sujeto conociera o debiera conocer el peligro afectará al juicio sobre el supuesto de que el conocimiento por parte del contrincante de la
el peligro típico subjetivo que veremos Infra III. 1. C). enfermedad le llevara a no golpearle en esa zona. En ambos casos vemos
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO í DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .. 65

es el hecho de que el boxeador padezca el tumor, situación en la que la J^triba en determinar cuándo se entiende que esos datos que
conducta de boxear no puede considerarse riesgo permitido, exceptó en -pf^g^^eíñentan el peligro se conocían o no: ¿cuándo"un"cierÍtfftcTr
G! supuesto de que no fuese exigible conocer que padecía esa enferme- •j^Tía descubierto?; ¿cuándo la comunidad científica interna-
dad'^-\ puesto que el boxeo es riesgo permitido sólo en determinadas cional los adopta?; ¿cuándo la legislación sobre prevención de
circunstancias y una de ellas es que los participantes no padezcan riesgos de esa clase los prohibe? En relación con la primera
lesiones que aumenten el peligro inherente a este juego. pregunta surge una segunda: ¿cambia la respuesta si el cientí-
fico que los ha descubierto es el propio autor? En principio, la
5. El problema se incrementa cuando los especiales conoci-
respuesta se ha de buscar en dos niveles, por un lado, atendien-
miéñtos del alltorsonunos conocí fnic;nlos teóricos desconqd^
do a la función de motivación atribuida a la norma penal y, por
mciuso por los especialistas en esa materia, es decir, cuando se
otro, en el nivel del riesgo permitido. Desde la fiínción motivadora
trata de un peligro que no h a sido todavía reconocido por las
de la nórmaselo s^ podrán tener en cuenta aquellos riesgos que,
leyes científicas generales del momento'"' o sobre cuya natura-
pÓr'estar aceptados por la ciencia con un cierto grado de
lezapol i grosa subsisten dudas''^ Al t r a t a r s e dé riesgos descontP"
consenso, pueden tener eficacia motivadora. Por consiguiente,
cidos por el hombre medio es preciso siempre el informe de
en un primer nivel, hay que responder que no se podrían tomar
expertos y técnicos, sin que eUo permita excluir la dificultad
en consideración conocimientos todavía puestos en discusión
básica de inseguridad, puesto que entre los expertos y técnicos
por un amplio sector científico, aun cuando desde luego no sería
siempre se encuentran opiniones absolutamente divergentes,
necesario que hubieran sido prohibidos por las leyes vigentes en
divergencias fundadas muchas veces en motivaciones económi-
la materia^''". Esta afirmación se debe de matizar, sin embargo,
cas''^ Losdatos^uej.ncrementaiiel_peligroobjetivo guesólose^
l l e g a n ^ conocer con posterioridad a j o s hechos no pueden seF
tomados en consideración como «peligro idóneo»*'-'; el problema
^^ En este sentido, en la sentencia del Tribunal Supremo, de 18 de noviem-
bre de 1991 (RJ 1991/9448), se examina, en relación con la existencia o
no de infracción del deber de cuidado, la relevancia de que la necesariedad
que lo que aumenta o disminuye el peligro objetivo no es el conocimiento de realizar análisis previos de la sangre que va a ser transfundida para
detectar el virus del SIDA fuera algo reconocido por la comunidad
en si, sino la utilización por el autor de ese conocimiento.
científica y, en concreto, por los hematólogos y sobre la importancia de
^^ En este caso, se podrían plantear incluso situaciones de autoría mediata
que fuese obligatorio o no por ley la realización de esos análisis. E n esta
dolosa o imprudente, con instrumento que actúa con engaño, cuando
sentencia, aun cuando no se diga expresamente, pueden advertirse dos
quién tuviera el deber de conocer la existencia de tumor y de impedir que
niveles de análisis en relación con la posibilidad de tener en cuenta los
boxease en esas condiciones no fuese el contrincante sino un tercero — riesgos derivados do la transfusión de sangre en relación con el contagio
preparador, manager...— y éste incumpliese ese deber. del SIDA, así como la importancia de que ía prevención de estos riesgos
^^ GiMiiKiíNAT OiinEiG, DeUtos cualificados..., p. 35, toma como base del juicio estuviera o no regulada, como un momento previo a la discusión sobre la
de adecuación, junto a las leyes de la naturaleza que constan al tiempo infracción del deber de cuidado, en la que se hace referencia a que «eran
de la acción, -...todas las demás leyes que le son conocidas al autor a ya prácticas conocidas y sabidas» y, luego, en relación con la infracción
consecuencia del azar o de conocimientos teóricos excepcionales». del deber de cuidado, se tiene en cuenta si los sujetos conocían estos
"^"^ CoRCOY BiDASOLO, Responsabilidad penal derivada del producto..., p. riesgos, y, en este segundo momento, se utiliza como baremo los poderes
260, con ejemplos sobre casos en los que existían dudas científicas. I' especiales del autor, en este caso, los poderes especiales de los autores,
•i** Cfr. EsTiívi'] PARDO, Técnica, riesgo..., pp. 38 y ss., sobre el problema por «su reconocida competencia profesional» y, en base a que, «Los dos
jurídico que suscita la incertidumbre respecto del alcance real de los acusados, uno como Director del Hospital «Príncipe de España» y la otra
riesgos tecnológicos. como Jefe del Servicio de Hematología del mismo, aparecen inmersos
'*'* Vid. Supra III. 1. A) 1.
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 67

en dos sentidos, atendiendo a la función de motivación, por un tos teóricos excepcionales no pueden ser tomados en considera-
lado, y al nivel del riesgo permitido, por otro. Respecto de la ^^i^éíriTjuicio sobre el injusto típico de los «delitos de peligro».
función de motivación es evidente que en el supuesto en el cual, XJna posterior restricción del grado de peligro idóneo en los
quién posee ese esp^cTáTco no cimiento es el autor, éste sí q"ue~ <4elitos de peligro» surge por la limitación del tipo en el nivel del
puede ser motivado por la norma y el problema que se s u s c i t a riesgo permitido, que conduce a que, incluso cuando existan
puede parecer análogo al que plantea la consideración o no de conocimientos teóricos sobre la peligrosidad que entraña una
los poderes superiores del autor para determinar la existencia determinada actividad, conocimientos que pueden ser no sólo
de infracción del debo!r de cuidado"". Existiendo similitudes excepcionales sino generalizados, si esa actividad tiene una
también es cierto que no son problemas idénticos y que la elevada utilidad social seguirá siendo permitida^"'^
solución que se adopte para el juicio sobre la creación del riesgo
típico en los «delitos de peligro» puede ser distinta a la seguida 6. Respecto de las circunstancias conocidas—-o reconocibles—
respecto de la creación de riesgo típico en los delitos impruden- por el autor que son producto del a z a r ^ y que la doctrina
tes. Estadiferente solución, en uno y otro caso, s e j u n d a m e n t a ñíavoritaria considera que hay que tomar en consideración en
en que la función de motivación está limitada por la protección iTJiiicio sobre el peligro típico objetivo^'^'^j es necesario concretar
de bienes jurídicos-penaJes lo que obliga a que el peligrOj^para qué se entiende por «azar» y cuándo ha podido ser conocida esa
tener relevancia penal, debe de ser idóneo para lesionar el bien circunstancia. Si por «azar» se entiende todas aquellas circuns-
jurídico-penar3e*qu*e"sé"ffálé. Los delitos imprudentes, respec- tancias que no están dominadas por el autor/es del hecho —ya
to de los que se ha analizado la incorporación de los poderes provengan de otros partícipes, de terceros, de la víctima/s o de
individuales en el juicio sobre el injusto típico, son, básicamen- la naturaleza— es evidente que para concretar el peligro
te, los delitos de homicidio y lesiones imprudentes, en los que se objetivo es necesario tenerlas en cuenta, ei problema estriba en
protege la vida o la salud y, en ellos, no se pone en duda la cuáles de estas circunstancias se tomarán en consideración
afectación del bien j urí dico.Por el contrario, desde la postura en para determinar el peligro idóneo^"''. Si la función motivadora
esta sede defendida, en los «delitos de peligro», la naturaleza de de la norma es límite de la prohibición, en el juicio sobre el
los bienes jurídico-penales protegidos requiere que el peligro peHgro objetivo idóneo, de entre todas las circunstancias peli-
objetivo no sólo sea éTectivamcrito idóneo sino que además h a de grosas concurrentes, sólo se tendrán en cuenta aquéllas que
ser aparentemente idóneo'"''^, en consecuencia, los conocimien- podrían haber sido conocidas por el autor —reconocibles—
cuando realizó el comportamiento objeto"de~~ese juicio, con
independencia de que esas circunstancias ya existieran en ese
momento o se fueran a producir con posterioridad a su actua-
dentro de ose ambiente médico, de auténtica preocupación por ei proble-
ma y perlas Resoluciones que fueran pertinentes, finalmente impactados
del entorno de la propagación del SIDA suponía.,.».
^"^ La discusión sobre la relevancia de los poderes personales del autor ya en '"^ Vid. Infra IIL 1. B).
el nivel del injusto y no, únicamente, en el ámbito de la culpabilidad, ha ^"^ Por todos, vid. TRAEGER, Der Kausalbegriff im Straf- und Zivilrecht,
sido fuente de innumerables controversias doctrinales cuyo examen no Marburg 1927, p. 159; GÍMBERNAT ORDEIO, Delitos cualificados..., p. 35.
puede ser objeto de este trabajo; por todos vid. LUZÓN PEÑA, Curso de ^^^ KRATZSCH, Verhaltensteuerung und Organization im Strafrect. Ansátze
Derecho penal. Parte General I, 1996, pp. 501 ss.; MiR Puic, DP. PG., pp. zur Reform des strafrechtlichen Unrechtsbegriffs und der Regeln der
277ss.;STiiATENwiíiíTii,SVa/'rec/iíA;í^emei«errc'i/,/,3^ed.,1981,p.l097 Gesetzeanwendung, Berlinl985, pp. 274 ss., legitima la prohibición de
'"^ Vid. Infra IV. 1. B). poner en peligro abstracto como medio para dominar el azar.
W MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ,,. 69

ción. Así descrita la situación parece sencilla pero en la práctica criminab El problema dogmático es relativo puesto
se plalitean dos problemas de difícil solución. En primer lugar, "¿^ctriñsTes unánime al concebir los delitos de peligro abstracto"
hay que preguntarse sobre qué criterios son válidos para ^xíío deUtos de mera actividad que se consuman con la realiza-
^ ^ í ^ " T ! ^ ] Í Í ^ J l ° g J Í ^ Í g posterior, y sobre cuáles, de entre las cTón de la conducta típica peligrosa y los delitos de peligro
circunstancias que ex post efectivamente h a n concurrido, de- concreto^como delitos de resultado que se_consuman con la
bían dé haber sido previstas ex..ant3}l^l- Si eritendjéramos^que producción del resultado de peligro imputable a la conducta
con los delitos "de'perigro abstracto se t r a t a de evitar lesiones típica peligrosa. Sin embargo, en la práctica la solución no es
provimentés del azar no existirían límites y todas las circuns- "tan evidente puesto que, en este sentido, los «delitos de peligro»,
táncias que conviertan en peligrosa un situación de las conside- ya sean abstractos o concretos, plantean dos clases de proble-
radas peligrosas en abstracto por el legislador se tendrían en mas. El primero, se suscita a partir de los principios de
cuenta en el juicio sobre el pehgro objetivo típico'^''. Un plantea- subsidiariedad y ultima ratio que obligan a limitar la interven-
miento de esta clase supone transformar el peligro idóneo en un ción penal respecto de los riesgos especialmente graves para
peligro presunto que ha sido previsto en abstracto por el bienes jurídico-penales. En muchos de los «delitos de peligro»'°^,
legislador y que no es necesario determinar en el caso concreto se advierte que, para poder calificar el peligro como idóneo —
y no estaría legitimado'''^ P9Í1PJ?ÍIM0J^Í?^*?JL_??^^^^^^^^J^_Í^ grado de peligro penalmente relevante—, es necesaria una
considerarse aquellas circunstancias peÍigrosas_^que normal- repetición de hechos peligrosos, no siendo suficiente la realiza-
meñte'^üedeirTodear la situación prevista como típica en ción de una conducta aislada, a no ser que ésta sea, en sí misma,
abstracto por el legisladof y que consciente o inconscientemente extremadamente peligrosa. Este aspecto político-criminal tie-
han sido tomadas en consideración por éste para calificar cojno ne su reflejo en la práctica procesal donde la mayoría de estos
típica esa situación.^ delitos sólo se persiguen cuando la situación creada produce
alarma social, momento en el que ya se han producido multipli-
7. Este criterio también es válido para decidir cuáles, de cidad de conductas peligrosas^^".
entre"!ás~cFcunstanci'as'"rio' dominadas por el autor y que
•coñcurrerTcoñ postor i orí dad a su actuación,^eben de Ibrmar 8. Respecto de quién ha de formular el juicio por el que se
parte del juicio de péligfoTEgeste caso_se suscita un problema d^terminague un hecho concreto constituye un peligro típico
añadid oque" hace r eferenci a al momento de la consumación de
los «delitos de peligro». Aun cuando_sobrejeUema trataremos en
un momento postenorj^n_esJ:e punto hay^^^ adelantar que^l
^°^ Vid. Infra V. 1. A), y V. 4. C).
problema más que un problema dogmático, propio de las estruc-
Una excepción serían los delitos de tráfico de drogas que, como iremos
turas de la teoría del dehto, es un problema procesal y político- viendo a lo largo del trabajo, por la multiplicidad de factores políticos,
sociales... que les afectan no sirven de ejemplo válido para enjuiciar el
tratamiento jurisprudencial de los «delitos de peligro». No obstante,
incluso en los delitos de tráfico de drogas, en la mayoría de supuestos, la
^'^*' En base a los motivos ya enunciados Supra III. 1. A). 1. intervención policial y, posteriormente, judicial, sólo tiene lugar cuando
'"^ KKATZSCH, Verhaltensteuerung..., pp. 274 ss. se tiene constancia de la habitualidad en un sujeto en u n a determinada
'^^ JAKOBS, A T , § 6/86 ss., concibe muchos do los delitos de peligro abstracto actividad; otra excepción a este criterio es el delito de conducción bajo la
como delito de desobediencia sin requerir un peligro idóneo; una concep- influencia del alcohol para la que se h a n producido condenas incluso en
ción de los delitos de peligro abstracto en este sentido justifica la crítica controles rutinarios en los que no ha habido efectiva conducción en la vía
que el propio Jakobs plantea sobre la legitimidad de esta clase de delitos. pública o ésta h a sido mínima.
70 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 71

objetivOj^la doctrina mayoritaria utiliza el término de «especta- T) El riesgo permitido como criterio restrictivo en el juicio sobre el
dor objetivo»^". Los criterios para determinar qué circunstan- " peligro típico objetivo
cias debe de tomar en consideración ese «espectador objetivo» y
las razones por las cuáles el «espectador objetivo» debe de estar 1. En la determinación de qué circunstancias peligrosas se
situado en el lugar del autor ya h a n sido analizadas en los debeíTde tomar en consideración para determinar el ¿iligro
apartados anteriores, por consiguiente sólo subsiste el proble- obietivo idóneo adquiere una especial importancia el cnterio del
ma de si, en este juicio sobre el riesgo típico objetivo, se debe de ^:j^gorpermitido ""'. El concepto del riesgo permitido surge en la
utilizar el baremo del hombre medio, del hombre ideal...^^^. La segundo mitad del siglo XIX, en la jurisprudencia alemana, en
naturaleza de los bienes jurídico-penales protegidos en estos relación con las lesiones y muertes que se producían en el
delitos, determina que no tengan relevancia las especiales ámbito de la industria. El riesgo permitido es un concepto, y a ^ i
capacidades o conocimientos del autor en el juicio sobre el su origen, ligado a la nueva sociedad industrial que surgía y, en
peligro objetivo idóneo^^''. En estos delitos los bienes jurídicos Consecuencia, es coherente que en la segunda mitad délsiglo"!^Or
protegidos son supraindividuales y, precisamente, por tener un serevitalice un concepto ligado a ía solución de los conflictos que
mayor grado de indeterminación se limita la tipicidad a los "píáñteañjas actividades peligrosas con utilidad social en un
supuestos en los quo concurre un riesgo especialmente_grave, contexto que se_ha d a d o ^ denomin_ar «sociedad de nesgo». La"
por lo que un cuidado mínimo, exigible no ya al hombre más poñderacióiTde intereses, como presupuesto para la delimita-
diligente sino incluso al más descuidado, es suñciente para ción del nesgo permitido, es una decisión política^^'', pues
conocerlo. Por ello, sustentar una opinión distinta sobre la supone aceptar o rechazar riesgos que afectan al conjunto de la
relevancia de los poderes individuales en el nivel del injusto sociedad. Esta decisión política es especialmente problemática
típico en los delitos imprudentes y en los «delitos de peligro» no cuando recae sobre riesgos sólo cognoscibles por expertos, con
supone defender una función distinta de la norma penal en uno conocimientos limitados sobre las consecuencias a medio y
y otro caso, sino que la diferencia de baremo obedece, precisa- largo plazo y con controversias en sus apreciaciones, puesto que
mente, a la pretensión de que la función de motivación sea igual en ese caso no funcionan los mecanismos de representatividad
en todo los delitos"'^. para que una sociedad pueda disponer sobre los riesgos^^^.
En mi trabajo sobre la imprudencia'^^, ya introduje conside-
BA]J)ohAVihL\,Estado de neceñidad..., pp. 112 ss., se refiere al «especta-
raciones acerca del riesgo permitido en base a que es un
dor iiüi'iiKiLix'i)», ruiuraini'iit.anilo csLa U'i'iiiiiiología en que el baremu ^oncepto que la doctrina ha relacionado precisamente con la
pai'ii dcLeniiiiuiri.;! |)L'lÍi:;r(i lu) puede scfol di^l i'S])e(:tadorohjcüvii.situado
en el lugar de! autor ))orquc L\stiíjnÍLÍn solí re la idoiHíidad del pollero debo
de tener valor erga oiniies. Es cierto que el juicio sobre el peligro i_dóneo U5
es unjuicio normativo y, por consiguiente, que l ó s e n t e o s que tiene que La bibliografía acerca del riesgo permitido es casi inabarcable, por ello es
útil i/.a rol (ís¡)ecladoi'objelivohan de ser' iioi'iiiativo.s, |jero el lo no es óbice especialmente aconsejable la mon^^rafía de PAREDES CASTAÑÓN, El riesgo
para tomar en consÍLleraeióii los eoiiociinieiiios y cajiaritlades de! autor', permitido..., passim., con una amplia pant)rámica de la doctrina alema-
eñ cuanto pueden sei' conocidos y afc^cian al ^rado di' peligi'O objetivo. ná y^española sobre el tema.
U6
TRMICVM, Der Kausalbegñff..., p. 159, utiliza en este nivel como baremo Cfr.Mu'RS\\'i)L:CK,DiestaatlicheVerantwortungfürdieRisikenderTechnik,
el del "hombre prudente». Berlín 1985, p. 399, que afirma que la decisión sobre riesgos tolerados es
Vid. Supra. III. 1. B). 5., respecto de los especiales conocimientos teóricos U7
una decisión del Estado «de la que es políticamente responsable».
ue En este sentido, ESTKVE PARDO, Técnica, riesgo..., p. 41.
que pueda tener el autor sobre la idoneidad objetiva del peligro.
El delito imprudente..., pp. 308 ss.
Infra. IV. 1. B)., con nuevas pormenorizaciones.
72 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 73
delincffijjBfá^ i m p r u d e n t e " ' ^ , p u e s t o q u e é s t a se p r o d u c e , gene-^ p o s t u r a s d o c t r i n a l e s en relación con e s t a i n s t i t u c i ó n es m ú l t i p l e
raTméSE^erTeT conTexto d e l a r e a l i z a c i ó n d e l a s m e n c i o n a d a ^ y sobre t o d a s e l l a s r e a l i z a r é u n a s s u c i n t a s consideraciones:
a c t i v i d a d e s . E n c e s t a s e d e p i e n s o q u e es n e c e s a r i o p r e c i s a r
a l g u n o s a s p e c t o s y modificar a l g u n a s d e l a s conclusiones a l a s a') Riesgo permitido como causa de exclusión del desvalor objetivo
de la conducta;
q u e l l e g u é respecto del concepto d e riesgo p e r m i t i d o en a q u e l
b') Riesgo permitido como causa de exclusión del dolo;
m o m e n t o , cambios q u e son fruto de la evolución d e m i p e n s a -
c") Riesgo permitido como causa de justificación;
m i e n t o acerca de a l g u n a s i n s t i t u c i o n e s d e la t e o r í a del delito. L a d') Riesgo permitido como causa de exclusión de la culpabilidad;
n a t u r a l e z a j u r í d i c a y la ubicación s i s t e m á t i c a del riesgo p e r m i - e') Riesgo permitido como criterio restrictivo del tipo, en e¡ contexto
tido son los dos p r i m e r o s p u n t o s a e x a m i n a r , a n a l i z a n d o , a la de la imputación objetiva, como problema de imputación del resultado;
l u z de estos principios, los g r u p o s d e casos e n r e l a c i ó n con el f) Riesgo permitido vinculado a la autoría, en el ámbito también de
riesgo p e r m i t i d o p r o p u e s t o s p o r l a d o c t r i n a a l e m a n a , conclu- la imputación, en este caso de la relación de autoría;
y e n d o con l a s p e c u l i a r i d a d e s q u e el riesgo p e r m i t i d o s u s c i t a e n g") Riesgo permitido, como criterio restrictivo del tipo objetivo, en el
los «delitos d e peligro». juicio sobre el tipo de injusto penal, que es la teoría que en esta sede se
propone.
2. L a n a t u r a l e z a j u r í d i c a y la ubicación sistemática_de_la_
i n s t i t u c i ó n del riesgo p e r m i t i d o e s t á n í n t i m a m e n t e interrela-_ 3. A n t e s de e n t r a r a a n a l i z a r cada u n a d e e s t a s t e o r í a s ,
c l o n a d a s , pues la decisión s ó b r e l a n a t u r a l e z a j u r í d i c a d e t e r m i - q u i e r o h a c e r r e f e r e n c i a a u n a opinión m u y extendida^^^ q u e no_
n a la ubicación del riesgo p e r m i t i d o y, a s u v e z , la ubicación c o n s i d e r a n e c e s a r i o s i t u a r el criterio del riesgo p e r m i t i d o e n u n
influyee"rnos"cnterios"3e^aloración s e g ú n los c u a l e s u n r i e s g ^ d e t e r m i n a d o nivel d e la t e o r í a del delito, i n t e r p r e t a n d o el riesgo
d e b e de c o n s i d e r a r s e p e r m i t i d o o no. Ambos a s p e c t o s h a n sido p e r m i t i d o como u n principio r e g u l a t i v o g e n e r a l de c a r á c t é F
n i u v discutidos'por l a d o c t r i n a , e incluso algunos, e n t i e n d e n q u e n o r m a t i v o p a r a el q u e son posibles t o d a s l a s o r d e n a c i o n e s
el riesgo p e r m i t i d o n o t i e n e significado a l g u n o q u e s e a d i s t i n t o
del concepto"de infi-ácción d e l d e b e r d e cuidado^^^ El n ú m e r o d e

en relación con las conductas imprudentes, también despliega su eficacia


eiíTós delitos dolosos y, especialmente, en ro^s~'c[eirtos de peligro". Por
Sobre la afinidad entre el riesgo permitido y la imprudencia, sin equipa- tanto, aceptando la premisa de que previo a l a norma imperativa existe
rar ambos conceptos, JAKOBS, A'l', § V/40, p. 246." una valoración sobre lo qué se quiere y qué se puede ordenar, tal y como
REIIBERG, Zur Lehre vom erlaubten Risiko, Zürich 1962, pp. 226 ss., afirma, MARTÍNEZ ESCAMILLA, La imputación ..., p. 144, esta valoración
afirma que el riesgo permitido no añade ningún elemento de valoración afecta a todas las normas penales no únicamente a aquéllas que prohiben
que no deba de ser considerado en el examen del cuidado; en sentido conductas imprudentes y, por consiguiente, el riesgo permitido no puede
similar, ARMIN KAUI'-MANN, Das fahiiássige Delikt, ZVR 1.964, p. 50, limitarse al ámbito de la infracción de cuidado. Esta afirmación la
entiende que riesgo permitido e infracción del cuidado se superponen, fundamento en que, primero, la infracción del deber de cuidado tiene dos
«...infringe el cuidado cada riesgo que no sea permitido»; en sentido niveles la infracción del deber objetivo de cuidado y la infracción del
similar, GiMiiií!iNATORnF-i(:,¿Que es la imputación objetiva'?, en Estudios deber subjetivo de cuidado y, este segundo nivel, no tiene relación alguna
penales y criminológicos, T. X, Universidad de Santiago de Compostela con el riesgo permitido y, segundo, el riesgo permitido reviste u n a
1987, pp. 175 ss.; MAKTINEZ ESUAMII.LA, La imputación objetiva del importancia considerable en los «delitos de peligro» dolosos o impruden-
rp.^ultndo. Madrid Igggjpp. 139 ss.. equiparando la superación del riesgo tes.
permitido con la infracción del deber de cuidado. La primera objeción que
se debe de plantear a estas posturas es Fa limitación del riesgo permitido KiKNAPFEL, Das erlaubten Risiko im Strafrecht, Frankfurt 1966, p. 26;
alaimprúdencia. Con independencia de que el riesgo permitido surgiera PREUSS, lintersuchungen über erlaubten Risiko im Strafrecht, Berlin
1974, pp. 63 y 225 ss.; HIRSCH, L K , ante § 51/26.
m MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 75

sistemáticas. Esta última postura, que en su.momento pensé dotándole d^jun contenido propio, haré un mínimo análisis de
qué~ér^lalñás~ad"ecT^ada|^^ tien_e un problema básico que nace fas^tras~teOrias exponiéndolas y valorándolas:
"ya de su punto de partida^_s_dedr, de la concepción del riesgo
a') Las teorías quejubican el riesgo permitido en el nivel de
permltiHb como un criteriojaormativo de valoracióii,"cuando,
la acción^^^, no pueden ser aceptadas desde Ia~concepción de la
como veremos, el concepto de riesgo permitido exige una previa
TeoHá^el delito que aquí se defiende^'^^, ya que Implican "la
v^Toracionr^eTpéligro^jetivo para determinar que parte de ese
adopción de un concepto de acción como acción típica constitu-
riesgo puede calificarse como permitido'^''. Desde una perspec-
tiva del delito, dentro de una sistemática en la que se concibe el
tiva lingüística también debe de ser criticada esta postura pues
delito como «acción típica antijurídica y culpable». Es cierto que
supone confundir el concepto de «permisión», que desde luego
considerando la acción como primer nivel de la teoría del delito,
cabe en todas las ordenaciones sistemáticas, siempre que se dé
en los supuestos de riesgo permitido no hay un comportamiento
alguna circunstancia en base a la cual un hecho, en principio
humano con relevancia jurídico-penal, pero ello no equivale a
penalmente relevante resulta finalmente irrelevante, ya sea
afirmar que cuando el riesgo es permitido el comportamiento
por falta de imputación objetiva del resultado, o por la concu-
humano no tiene relevancia sociaP^^.
rrencia de un error invencible, o por faltar la relación de autoría,
o por concurrir los elementos de una causa de justificación, o por
falta de imputabihdad o culpabilidad. En estos casos, exceptó
cuando falta la imputabilidad o la culpabilidad, la irrelevancia
penal se puede expresar terminológicamente haciendo referen- ScHMiDT. EB, Soziale Handlungslehre, en Fest.-Engisch, Frankfurt 1969,
cia a la permisión, puesto que al faltar la antijuricidad penal el pp. á45 ss.
hecho no está prohibido y, en consecuencia, se puede afirmar Desde la perspectiva aue_defíendq¡^siguiendo en_lq_esenciaí, lo_ex£uesto
que está permitido y alhaber concurrido previamente un riesgo por íñí maestro, MIK PUIG, Función de la pena y teoría del delito en el
estado social y democrático de Derecho, 2''ed., Barcelona 1982,pp.49ss.;
se podría decir que ese riesgo está permitido. Ello supone una
EL MISMO, DP. PG., pp. 159 ss.; en el mismo sentido, LuzóN PEÑA, Curso...,
utilización del término riesgo permitido en un sentido que lo pp. 266 ss., la acción es un nivel prejurídico con una función negativa que
vacía de contenido puesto que se identifica riesgo permitido con sirve a la selección de los hechos a las que se puede dirigir la norma penal.
ausencia de prohibición, no prohibición de una conducta peli- La función de motivación d é l a norma penal sólo ti(íne sentido rosjK'clo
grosa que en cada caso obedece a un motivo distinto y que debe de los comportamientos humanos voluntarios, pero este comportamiento
es, únicamente, el objeto sobre el que recae el juicio sobre el injusto típico
de ser explicada de acuerdo con los criterios que rigen en la no el injusto típico. Las diferencias entre mi postura y la defendida por
ordenación sistemática que le corresponde. Mir Puig y Luzón Peña, no afectan a la relación entre acción y riesgo
permitido, sino únicamente a la exigencia o no de finalidad como
4. Con la finalidad de fundamentar correctamente la teoría requisito del comportamiento voluntario para tener relevancia penal.
quelñ^m^^Tífñila^ítpTTca^éT^ricéptó'dé riesgo permitido, Sn.vA SÁNCHEZ, La función negativa del concepto de acción, ADPCP1986,
pp. 922 ss, tampoco exige finalidad, requiriendo únicamente una cons-
ciencia mínima; en sentido similar, GIMBERNAT ORDEIG, Sobre los concep-
tos de omisión y de comportamiento, ADPCP 1987, pp. 586 ss.
126 La relación entre acción típica y relevancia social, desde la perspectiva
^^^ Cfr^CoRCOy BIDASOLO.EÍ íUdito imprudenU^..., p. 311, me adherí a esta
de las teorías que ubican el riesgo permitido en el nivel de la acción, tiene
postura, e n la aHualidad dcflendd otro conci^pLo de riesgo permitido. un significado muy distinto al del concepto social de acción, defendido por
^^••^ jAKi'iis, AT, ^7/4^,-4fí.distingue claramente entre^los criterios a utilizar JESCHECK, Tratado de Derecho penal (trad. y adiciones de Mir Puig y
para valorar si dctorüiiníido riesgo es permitido o no y la base del juic-ío" Muñoz Conde), Barcelona 1981, pp. 295 ss.
dé imputación y o! rv--i^o permitido en si mismo.
76 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 77

b') A p a r t i r d e l s i s t e m a d e d e l i t o q u e s e d e f i e n d e , l a c o n c e p - peligro objetivo^^' lo que equivaldría a disminuir el ámbito d e riesgo


ción d e l r i e s g o p e r m i t i d o c o m o c a u s a d e e x c l u s i ó n d e l dolo permitido. Pero si, c o m o se defiende en esta sede^-*"^, se parte de que el
t a m b i é n e s e r r ó n e a , p u e s t o q u e s i el r i e s g o e s p e r m i t i d o íaTta el dolo, por si mismo, n o cambia el grado de peligro objetivo, sino que, lo
tipo objetivo y, e n consecuencia, m e t o d o l ó g i c a m e n t e y a n o " que sucede, en algunos casos, es que la capacidad o los conocimientos
especiales del autor o el desconocimiento o la capacidad de la víctima
p u e d e h a b l a r s e d e t i p o s u b j e t i v o , n i d o l o s o n i i m p r u d e n t e . K[
pueden ser utilizados por el autor para aumentar el peligro objetivo, hay
error de estas teorías parte dela aceptación de q u e la existencia
que concluir que el dolo, entendido sólo c o m o intención que n o va unida
d e d o l o p u e d e f u n d a m e n t a r e l t i p o objetivo^^'', e s d e c i r , d e q u e l a
a un a u m e n t o del peligro objetivo, n o afecta al ámbito del riesgo
i n t e n c i ó n p u e d e c r e a r el tipo objetivo, c u a n d o l a i n t e n c i ó n s i n permitido^-^-^.
peligro objetivo idóneo e s u n a t e n t a t i v a i r r e a l y como t a l Si se entiende que el objeto del dolo es el tipo objetivo —peligro
impune'^*^. ^ m e t o d o l ó g i c a m e n t e s e s i g u e u n o r d e n e n e l e x a - objetivo idóneo d e la situación—^•^'', la relación entre riesgo permitido
m e n d e los distintos niveles d e la teoría del delito, la d e t e r m i - y dolo e s inversa respecto d e las teorías que defienden que el dolo
n ^ c i ó n d e l tipo objetivo e s p r e v i a al a n á l i s i s s o b r e el tipo" disminuye el ámbito del riesgo permitido, puesto que, si todo el peligro
subjetivo, p u e s t o q u e el objeto d e l c o n o c i m i e n t o , y e n s u c a s o d e objetivo se califica c o m o riesgo permitido, lo que sucede es que n o hay
l a voluntad'^'', r e c a e s o b r e el peligro i d ó n e o — p e n a l m e n t e tipo objetivo y, p o r tanto, t a m p o c o dolo.
r e l e v a n t e — q u e f u n d a m e n t a el tipo objetivo. L a d i f e r e n c i a
e n t r e el tipo s u b j e t i v o doloso e i m p r u d e n t e n o s e s u s t e n t a e n c') E l f u n c i o n a m i e n t o d ^ l a in.^tit.nrión d e l r i e s g o p e r m i t i d o y
problemas de riesgo permitido, sino que estriba e n que, en los el d e l a s c a u s a s d e i u s t i f i c a c i ó n , e n e s p e c i a l d e l e s t a d o d e
s u p u e s t o s dolosos, el objeto d e conocimiento d e l tipo subjetivo,
y e n s u caso l a v o l u n t a d , coincide e x a c t a m e n t e c o n el tipo
objetivo m i e n t r a s q u e e n la i m p r u d e n c i a n o se d a e s t a c o n g r u e n -
^^^ En este sentido, entre otros, BINDING, Die Normen und ihre Übertretung
c i a 130 II, 1916, pp. 302 ss.; REHBERG, Zur Lehre vom erlaubten..., p. 93; AKMIN
La influencia del dolo en el ámbito del riesgo permitido e s válida KAUFMANN, ¿Atribución objetiva en el delito doloso?, (trad. Cuello
Contreras), ADPCP 1985, pp. 821 ss.; CEREZO MIR, Curso de Derecho
desde la postura d e quienes afirman que el dolo a u m e n t a el grado de
penal español. Parte General I., S^ed. 1985, pp. 325 ss.; MIR PUIG, A D P C P
1988, pp. 677 ss.; SILVA SANCHK'/., Aproximación..., p. 388.
^^^ Vid. Supra. III. 1. B) a)., sobre este punto, en particular en el ejemplo del
boxeador.
'^'^Cfr. PiíEuss, Untersuchungen über erlaubten..., pp. 194 ss., sobre la ^^^ Con otra fundamentación, PAREDES C^STAÑON, El riesgo permitido..., pp.
relación entre riesgo permitido y dolo. 46 ss., también niega, en principio eficacia al riesgo permitido para
1^8 Zll'F, Rechtskonformes und sozialadáquates Verhalteii ini Strafrecht, excluir el dolo, aun cuando este autor dé una mayor relevancia, respecto
ZStW (82) 1970, pp. 633 ss., afirma que no puede hablarse de riesgo de lo que se defenderá en esta sede, a las «reglas del juego» para la
permitido cuando hay intención. calificación de un riesgo como permitido o no.
'^^ La_gágencia de elemento volitivo en el d o l o n o afecta en nada a la ^^* FRISCH, Vorsató..., pp. 9 4 s s . y 159ss.;CoRCOYBiDASOLo,£;íie//¿miíeeníre
cuestión aquí planteada, puesto que tampoco el querer puede cambiarTa el dolo y la imprudencia, ADPCP 1985, pp. 259 ss.; en sentido similar,
naturaleza del peligro que, conforma el tipo objetivo, excepto^uando e ^ PAREDES CASTAÑÓN, El riesgo permitido..., pp. 120 ss.; PAREDES CASTAÑÓN/
querer, igual que afirmábamos Supra. III. 1..B). a), respecto del conoci- DE VICENTE REMESAI^DÍAZ Y GARCIA CONLLEDO, Argumentación y prueba en
miento, se haya utilizado para a u m e n t a r realmente el peligro objetivo_ la determinación del dolo, P J 1998 (en prensa); RODRÍGUEZ MONTAÑÉS,
concurrente. Delitos de peligro..., p. 142 ss., la diferencia básica de estas posturas,
1^^ Cfr. FRISCH, Vorsatz undRisiko, Koln 1983, pp, 266 ss., sobre la congruen- respecto de la defendida en esta sede, estriba en lainclusión del resultado
cia entre tipo objetivo y tipo subjetivo en los delitos dolosos. como objeto del dolo.
78; MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 79

necesidad, tienen mucho en común, puesto que en ambos casos puede derivarse responsabilidad civil para quién haya actuado
^ t r a t a d e solucionaTUrTconflicto de intereses "q"üe"sé""sÜsci'Ea~ en esa situación, respecto de los daños causados en estado de
entre la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico-penal y la necesidad^•''^. En relación con el proceso las diferencias de
salvación de otro bien jurídico-penal o de la concurrencia de tratamiento de un hecho atípico y de un hecho típico pero
otros intereses jurídicamente protegidos o de principios políti-_ justificado son innumerables, aun cuando este distinto trato
eos criminales —consentimiento utilidad social^ adecuación procesal sea criticable en muchos aspectos e, incluso, pueda
social, ultima ratio...—. U t r o ^ p e c t o importante que tienen en tacharse de inconstitucional, por infracción del principio de
común, el riesgo permitido y la justificación es la, en principio, defensa y, en concreto de la presunción de inocencia y el
identidad de consecuencias jurídicas, ya que, en ambos casos, principio in dubio pro reo, puesto que supone una inversión de
de la concurrencia de riesgo permitido o de la concurrencia de la carga de la prueba^'"^.
los elementos de una causa de justificación resulta la ausencia
de antijuricidad penal de una conducta objetivamente peligrosa Desde una dogmática en la que se introduce una orientación
o lesiva de un bien jurídico-penal. Advirtiendo la existencia de a valoresJ^a diferencia entre un comportamiento atípico y un
estos dos puntos comunes es conveniente hacer hincapié en las comportamiento típico justificadojis mucho más profunda. La
diferencias fimdamentales que existen entre ambas institucio- existencia de una conducta dolosa o imprudente lesiva de un
nes''''. Incluso desde una dogmática orientada exclusivamente
a las consecuencias no puede defenderse la identidad entre una
causa de exclusión del tipo y una causa de exclusión de la esta perspectiva dogmática, las diferencias son menores «se relativizan»,
siguen existiendo.
justificación, puesto que las consecuencias jurídicas no penales ^-^'^ Vid. art. 118. 1. del CP, en relación con el número 5° del art. 20, que
no son idénticas^'^'*; así, por ejemplo, del estado de necesidad impone la obligación de responder civilmente por los daños irrogados en
situación de estado de necesidad.
^^^ Cfr. CoRCOY BiDASOLO, "Restricciones» jurisprudenciales al derecho de
defensa: legitima defensa y principio de legalidad, ADPCP 1991, pp. 903
'•^^ En esta sede, aun distinguiendo entre el nivel de la tipicidad y el de la ss., independientemente de los problemas de legalidad, desde una
antijuricidad se sigue manteniendo que las dos categorías fundamenta- perspectiva de Derecho penal material, que suscita el hecho de que la
les del delito son la antijuricidad y la sancionabilidad; en este sentido, jurisprudencia exija la concurrencia de proporcionalidad en la legítima
ScHüNEMANN, El sístema moderno del Derecho penal: cuestiones funda- defensa en contra de lo prescrito en el artículo 20. 4". CP., antes art. 8. 4"
mentales Cintrod., trad. y notas Silva Sánchez), Barcelona 1991, p. 72, CP. 1973; en general, respecto de las causas de justificación, los derechos
«La tipicidad y la ausencia de causas de justificación constituyen, pues, constitucionales de defensa, de presunción de inocencia y el principio in
diferencias pragmáticas del plano valorativo del injusto penal especifi- dubio pro reo, art. 24. 2. CE, resultan infringidos en dos aspectos. En
co-. Esta argumentación sobre la razón de diferenciar entre tipicidad y primer lugar, por entender que no cabe dictar auto de sobreseimiento
ausencia de causas de justificación se corresponde exactamente con los libre, cuando concurren los elementos de una causa de justificación,
motivos que, en esta sede, han servido para excluir el riesgo permitido de incluso en aquellos supuestos en los que no se discuten los hechos, lo que
la justificación, aun cuando desde luego, como hemos visto, no puede supone afirmar que hay «indicios de criminalidad», en base a que se ha
negarse la afinidad entre la institución del riesgo permitido y la ponde- producido un hecho típico, considerando «criminal» una conducta que no
ración de intereses en el estado de necesidad. es antijurídica; en segundo lugar, por la inversión de la carga de la
'•"* En sentido similar. SILVA SÁNCHEZ, A/?ra:ieímactdn..., p. 332, señala como prueba que se produce respecto de los elementos de justificación, ya que
«...desde una dogmática orientada exclusivamente a las consecuencias la jurisprudencia entiende que estos elementos deben de ser probados
(por intrasistemáticas que éstas sean) la diferenciación entre comporta- por quien los alega —infracción del principio de presunción de inocen-
miento atípíco y comportamiento típico pero justificado podría cia—, presumiendo la ausencia de causa de justificación en caso de duda
relativizarse al máximo», poniendo de relieve como aun cuando, desde —infracción del principio in dubio pro reo—.
80 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .. 81

bien jurídico-penal tiene un significado valorativo distinto del permitido implica afirmar que ese peligro debe de ser «tolerado»
que tiene una conducta atípica, aun cuando constituya un ilícito poFtodos^^, mientras que en el estado^e necesidad el «deber de
civil, administrativo o laboraP'^-'. La relevancia penal de la tolerancia» s^impone al sujeto afectado^^'^ El <<d^eber de toleran-
conducta dolosa o imprudente lesiva^ de un bien jurídico-pe^ ^cía» en el estado de necesidad, aun cuando es válido «para
nal^'*'^, impide su calificación como nesgo permitido —como todos»''*'*, sólo incumbe, en cada caso concreto, al sujeto afectado
a u s e n a a de peligro objetivo penalmente relevante—, en eT por la acción de salvaguarda, mientras en el riesgo permitido el
sentido que aquí se defiende, puesto que el péUgro penalmente «deber de tolerar» ese riesgo es general, y en cada caso concreto
relevante no cambia por la concurrencia de una causa de incumbe a toda la sociedad. Lo «tolerable» como criterio
justificación sino que lo que sucede es que no será un peligro interpretativo común, pone de manifiesto que existiendo dife-
prohibido''^'. Una último argumento a favor de la necesidad de rencias entre la atipicidad, por valoración del peligro como
diferenciar entre" riesgo ])ermitido y j^omportamiento típico riesgo permitido, y la justificación, en ambos casos se suscita
justificado, y, en concreto, con el estado de necesidad^^e cnc^uen- una cuestión es truc tur al mente idéntica. La valoración sobre la
tra en eTTiécHo Se que la calificación de un peligro como riesgo atipicidad de un peligro potencialmente idóneo para lesionar un
bien jurídico-penal y la valoración sobre la concurrencia de una
causa de justificación, especialmente el estado de necesidad,
requieren u n a ponderación de intereses en confiicto''*''. No
^^^ En este sentido, SILVA SÁNCHEZ, Aproximación..., p. 332, en base_al
distinto grado de ingerencia en la estera de iíBertaH"He"otra persona de obstante, las diferencias, no sólo por las consecuencias jurídi-
"una conducta dolosa o imprudentes respecto de la ingerencia que supone cas, sino, fundamentalmente, por las distintas características
un ilícito civil o administrativo.
del conflicto deintereses en uno y otro caso, prevalecen sobre las
^^'^ El sigiiiíicado v;ilüi ativo distinto que, a su vez, tiene una conducta dolosa
respecto de una imprudente, afecta también al ámbito de justificación similitudes. Los conflictos de intereses, propios del nesgo per-
qüVpuede ser mayor cuando se t r a t a de justiticar uriaTconducta impru- mitido, suscitan una irrelevancia penal general de esa clase de
dente que cuando se trate de u n a conducta dolosa.
^'*^ Para llegar a esta solución no es óbice que sG~HeÍTenda la teoría de los
elementos negativos del tipo, que concibeTa justificación como elemento
negativo deí tipo, puesto que en ninguna de sus acepciones se niega la Al tratar los criterios que entran en juego en la valoración sobre la
distintarelevancia jurídica de un cüniportainiento alípico respecto de un calificación de un peligro como riesgo permitido, "utilizaremos como
"comportamiento tíi)ic(i justificado; üii este sentido, (IIMIU;I;NA'1'(")IU)KH;. El "baremo de valoración lo «tolerable».
sistema de Derechu penal en la acLualidad, en "Estudios de Derecho 143
Cfr. BALDO LAVI^LLA, Estado de necesidad..., pp. 37 ss,, 178 ss., 326 ss.,
penal, 3^ ed., Madrid 1990, p. 171, n. 32; h\.VAÓNVv.ñ\, Aspectos esenciales aesarrolla ampliamente el ámbito y alcance del «deber de tolerancia» del
de la legítima defensa, 1978, p. 251; EI. MISMO, Curso..., pp. 558 ss.; Mm
sujeto afectado por la facultad do salvaguarda al sujeto necesitado, comcT
Pino, DP. PG., pp. 131 ss., a u n cuando se aparte en cierta medida de la
criterio de solución del conflicto dü intereses derivado de u n a situación
concepción clásica, por rechazar el sentido que se da al término tipo desde
di; necesidad.
la teoría estricta de los elementos negativos del tipo; SCIIÚNIÍMANN, Die
Cfr. BALDO LA VILLA, Estado de necesidad..., pp. 38 ss., sobre la «validez
deutschsprachige Sirafrechtswissenschaft nach der Strafrechtsreform
im Spiegel des Leipzíger Kommentars und des Wiener Kommentars, 1. general" de las causas dejustifícación en relación con el deber de tolerar
Teil: l^atbestands- und Unrechtslehre, GA 1985, pp. 351 ss. que se impone al afectado por la acción de salvaguarda.
JAKOBS, A T , §7/41, desde perspectivas distintas a las de las teorías de los PAIÍKÜKS CASTAÑÓN, El riesgo permitido..., pp. 514 ss., fundamenta en esta
elementos negativos del tipo, sitúa también la diferencia entre riesgo identidad estructural la consideración del riesgo permitido, con muchos
permitido y estado de necesidad en el límite general entre exclusión del matices, como causa de exclusión de la tipicidad y como causa de
tipo y justificación. justificación, siempre que exista un conflicto de intereses necesitado de
una valoración según criterios de utilidad social.
82 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO •*!.í DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .., 83

c o n d u c t a s , m i e n t r a s q u e en l a justificación el conflicto t i e n e u n a concepción c a u s a l i s t a de l a a n t i j u r i c i d a d . E n g e n e r a l , sin


c a r á c t e r excepcional, a u n q u e t e n g a v a l i d e z « p a r a todos». e n t r a r e n la címcreta concepción de a n t i j u r i c i d a d y culpabili-
dad^*^, la d o c t r i n a a c t u a l m e n t e m a y o r i t a r i a , i n c l u y e n d o a quie-
En las situaciones de conflicto relacionadas con ei riesgo permitido
todos tenemos el "deber de tolerar» el peligro que se valora como n e s defienden u n s i s t e m a t r i p a r t i t o de delito, e n t i e n d e la
permitido. Esto es lo que sucede, por ejemplo, con las emisiones nocivas a n t i j u r i c i d a d como prohibición y, por consiguiente, frente a u n
procedentes del tráfico uiario, puesto que en la ponderación de intereses h e c h o q u e y a se h a calificado como prohibido no t i e n e s e n t i d o
entre los beneficios que supone el transporte por ciudad y carretera y h a b l a r de riesgo p e r m i t i d o , e n todo caso s e r á u n h e c h o prohibido
los peligros para la salud y el medio ambiente que implican estas q u e no p u e d e s e r « i m p u t a b l e p e r s o n a l m e n t e » o «sanciona-
emisiones, por el momento en la ponderación de estos intereses el ble»^^". A n á l o g o s r a z o n a m i e n t o s a los e x p u e s t o s e n el a p a r t a d o
conflicto se ha decantado, con carácter genera!, a favor del tráfico viario, a n t e r i o r , p a r a n e g a r validez a l a s t e o r í a s q u e s i t ú a n el riesgo
incluso sabiendo que esas emisiones en ocasiones superan los mínimos p e r m i t i d o como c a u s a de justificación, refiriéndonos a l a s «rela-
legales. Esa superación del mínimo legal constituye, en principio, un t i v a m e n t e » d i s t i n t a s c o n s e c u e n c i a s j u r í d i c a s de u n c o m p o r t a -
ilícito administrativo pero no un ilícito pena!.
m i e n t o atípico r e s p e c t o de u n c o m p o r t a m i e n t o típico justifica-
En la justificación, por el contrario, '<yo» tengo el «deber de tolerar»
do, p u e d e n r e p e t i r s e con m u c h o m a y o r ñ i n d a m e n t o e n e s t e
que rompan las ventanas de mi casa para poder apagar un fuego que
se ha producido en et local vecino. Es decir, estamos ante una situación caso, e n b a s e a q u e las consecuencias j u r í d i c a s de u n h e c h o no
excepcional que en cada caso hace surgir un «deber de tolerar» respecto antijurídico y l a s de u n h e c h o antijurídico no s a n c i o n a b l e no son
de un número determinado de personas y su validez general estriba en sólo « r e l a t i v a m e n t e » d i s t i n t a s sino « s u s t a n c i a l m e n t e » distin-
que ese deber surgirá siempre que se dé esa situación excepcional. tas.

La conducta del chico de quince años que se apodera violentamente


d ' j L a s t e o r í a s q u e s i t ú a n el riesgo p e r m i t i d o como c a u s a de
del bolso de una señora, tirándola al suelo y causándole lesiones no
exclusión de la culpabilidad^'*^, no p u e d e n s e r c o m p a r t i d a s
puede decirse, en ningún sentido del término, que sea un riesgo
p o r q u e son i n c o m p a t i b l e s con la fianción de la n o r m a p e n a l y eí permitido. La sociedad no «tolera» esta clase de conductas lo que sucede
concepto de delito q u e defíendo^^V^^, p u e s t o q u e r e s p o n d e n a es que el ordenamiento jurídico-penal entiende que la minoría de edad

RoiíDER, Die Einhaltung des sozialadaquaten Risikos and ihr


systematischer Standart iin Verbrechensaubaii, Berlín 1969, p. 94; simi- partir de la teoría de las normas (primaría y secundaria), construida
lar, REHBRRC,Zí/r Lehre vom erlaubten..., p. 185, pero situándolo en la desde la perspectiva de los fines del Derecho penal, vid, con nuevas
categoría de la responsabilidad. Consideraciones, SII.VA_SÁNCHEZJ A/jToximación,.., pp. 376 ss., denonii-
La concepción sobre la función de las normas penales y la orientación nando a la categoría de la «imputación personal», «sancionabilidad»,
teleológica de las distintas categorías es determinante para la opción de denominación que estimo preferible por cuanto su significado y conteni-
un sistema bipartito de delito, con dos niveles valorativos fundamenta- do se corresponde con el que defiendo,
les, antijuricidad e imputación por el hecho; en este sentido sigo en las ^*^ En el mismo sentido, PAREDKS CASTAÑÓN, El riesgo permitido..., p. 48, en
líneas fundamentales a mi maestro. MUÍ PUK;, D P , P G . , pp. 109 ss,, pp,~ la crítica de estas teorías sobre el riesgo permitido.
536 ss.; VÁ. m^MO, Antijuricidad normativa y antinormatividad en Dere- '^^ Sin entrar tampoco en las diferentes fundamentaciones y denominacio-
cho penal, ADPCP 1994, passim., aun cuando mantenga dudas acerca de nes de la categoría, tradicionalmente, llamada «culpabilidad», por exce-
la conveniencia de denominar a la segunda categoría jónyjutación der con mucho el objeto de este trabajo,
personal»; consideroliecesafio eliminaTtaTeterericTá ao^pabilidad, por ^•^ Según la denominación que se dé a esta segunda categoría del delito; vid.
lÓs^referéhtes éticos que tiene; sobre este concepto de delito formulado a Supra. n. 147.
84 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .. 85

excluye la responsabilidad penal'-'', pero al mismo tiempo articula, o ción del resultado no excluye la relevancia penal de la conducta,
mejor dicho debería de articular, medidas de seguridad tendentes a que en los delitos dolosos podrá ser castigada en esos casos como
evitar que esa persona siga realizando conductas antijurídicas y, por tentativa o, incluso, como «delito de peligro», y, en los delitos
tanto, prohibidas. imprudentes^''^, cuando esté legalmente previsto como «delito
de peligro». Y, en sentido contrario, la imputación del resultado
e') Un amplio sector doctrinal concibe el j"iesgo permitido carece de sentido si no existe un riesgo no permitido.
como causa de exclusión de la imputación del injusto^'pico, ya
sea por faltar la imputación objetiva del resultado o de la Quién conduciendo a una velocidad excesiva, y sin luces, por una
conducta cuando el riesgo sea permitido""^, o, incluso, por carretera muy frecuentada, atropella a una persona que le salta
exclusión de la imputación de la autoría por esta ausencia de inopinadamente delante de las ruedas porque queria suicidarse, de
riesgo no permitido. La concepción del riesgo permitido como forma que se prueba que conduciendo con el cuidado debido, con una
probabilidad rayana en la seguridad tampoco hubiera evitado el resul-
criterio de imputación objetiva del resultado, desde una pers-
tado, la muerte del suicida no puede ser imputada a la conducía
pectiva expost, debe de ser rechazada en base a que la imputa- peligrosa del conductor pero ello no significa que sea un riesgo
ción o no del resultado en nada puede afectar a la existencia de permitido, porque esa conducta es típica al realizar el tipo de conducción
un riesgo no permitido, en otras palabras, aun cuando el temeraria.
resultado no sea imputable expost, si existía un peligro típico ex
ante, éste no puede ser «borrado» expost por la falta de imputa- f) La relación de autoría supone la imputación del hecho a un
ción del resultado, en todo caso la imposibilidad de imputar el sujeto «como suyo», para que éste pueda ser calificado_como_
resultado determinará, en algunos casos, la no sancionabilidad autor'^'^. La imputación de la autoría presupone la existencia de
del hecho^'''^ En los delitos de resultado, la ausencia de imputa- un hecho que haya sido calificado como tipo de injusto penal,
presuponiendo, por tanto la realización del tipo objetivo y
subjetivo y, en su caso, la imputación del resultado. Por consi-
guiente, el riesgo permitido carece de cualquier eficacia en este
^^^ La respuesta sobre por qué se excluye la responsabilidad penal en los
supuestos de minoría de edad, y en general en los supuestos de
nivel, puesto que la imposibilidad de imputar un hecho típicoT
ínimputabilidad, dependerá del fundamento que se dé a la categoría de
la «sancionabilidad», y puede ser, la anormalidad motivacional, la falta
de necesidad de pena...
^^^ Esta sería la opinión de lo que podríamos denominar doctrina niayorita- riesgo permitido no afecta al nivel de la imputación del resultado sino al
ria, tanto en Alemania como en~España; cfr. sobre la bibliufírafía sobre momento de la creación del peligro típicamente relevante, en este
los partirlarifis dv esta concepción del r'iesgo permitido, I^KEUSK, sentido: Fliiscil, Tatbestandsmassiges Verhalten und Zurechnung des
ünlersuchungen ilbcr crlaubtcn..,, passim. Erfolgs, Heildelberg 1988, pp. 509 ss.; CoKCO^'BiDMAOho, El delito impru-
"'•'' En la base de estas teorías está la confusión que la concepción de la teoría dente..., pp. 335 s.; SILVA SÁNCHEZ, Aproximación..., pp. 415 ss.
de la imputación objetiva suscitaba ai exigir: a) la creación de un riesgo ^''•'
Una conducta puede calificarse como imprudente, en relación con un-
jurídicamente desaprobado y b) que se realice en el resultado, sin delito de resultado, por desconocer el autor el efectivo peligro que estaba
distinguir claramente éntreoslos dos momentos, en este sentido, JKSCMIÍCK, creando, y constituir, al mismo tiempo, un «delito de peligro» doloso o
Tratado /, p. 389; RIIDOLÍ-HI, S K , ante § 1, p. 57; RoxiN, DP. PG., íj 11/39 imprudente.
ss.. Por el contrario, si se diferencian los dos niveles de imputación, ^^^ MiR PuiG, DP. PG., pp. 235 ss. y pp. 357 ss., por ser distintos los tipos de
primero la imputación de la conducta a la parte objetiva del tipo — autoría respecto de los de participación, la relación de autoría supone la
presupuesto de imputación—, ex ante, y la imputación del resultado en atribución de un hecho a un sujeto «como suyo», entendiendo la califica-
sentido estricto, ex post;, se advierte fácilmente que el problema del ción de autor en un sentido socio-normativo de imputación.
86 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 87

un sujeto determinado — o a varios— no «borra» su relevancia atríbuible a la víctima^^^. En estos casos, no falta la relación de
penal, exceptó cuando ese hecho no puede considerarse ©"Brardet Itutoría sino que lo que sucede es que la víctima es al mismo
Smñbre. La ausencia de relación de autoría puede p r o v e n i r ^ tiempo «autor»^''^ y se pueden producir distintas situaciones:
que, en base a la incorrecta redacción del tipo, el principio de
1. La «víctima-autor» muere, como consecuencia del peligro que sólo
legalidad impida calificar al sujeto como autor'^'^', o por no
es atríbuible a su conducta, el hecho es irrelevante penalmente porque
haberse podido determinar o identificar al sujeto, por proble- la muerte extingue la responsabilidad penal;
mas procesales de prueba, en aplicación del principio de defen- 2. La <'victima-autor» resulta lesionada, y no se producen ni muerte/
sa, la presunción de inocencia o el principio ín dubiopro reo'^''^. es, ni iesión/es, ni daño/os en terceros, estaríamos frente a una
Que los hechos típicos no puedan imputarse a Jjna persona autopuesta en peligro y. por ello, ímpune^^^;
determinada no implica que dejen de ser penalmente relevan- 3. La "víctima-autor» resulta lesionada, y como consecuencia del
tés, aunque no se produzca una condena^^^. mismo hecho, se producen muerte/es, lesión/es o daño/os en terceros.
En este último supuesto la solución dependerá de si, efectivamente, a
Quiénes sitúan el riesgo permitido en el ámbito de la relación esa «víctima'» le es imputable todo el peligro creado'*''^ y, siendo así, si
de autoría^''", se plantean, basÍcaménte~eT~problema qtle~s5 le son imputables esos resultados lesivos.
"suscita en los supuestos en los que la creación ígfoes
Analizando estos supuestos se puede observar que el proble-
ma no está en el nivel de la autoría, v que la solución hay que
reconducirla como problema de consentimiento y, en su caso, de
imputación objetiva del resultado.
En los delitos cspocialos propios no puede calificarse como autor, aun
cuando haya realizado el hecho, a quién no reúne la cualificación g') La consideración del riesgo permitido como causa de
necesaria, ni siquiera como autor mediato; en este sentido, GIMBRRNAT restricción o exclusión del tipo objetivo^'''^, requiere una serie de
ORDEIG, Autor y cómplice en Derecho penal, Madrid 1966, pp. 229 ss.;
RODRÍGUEZ MOURULLO, El autor mediato en Derecho penal español, ADPCP
1969, p. 477.
Estos casos se dan frecuentemente en los ámbitos del tráfico viario y,
Las garantías del proceso penal exigen que en el juicio oral se pruebe especialmente, en el ámbito laboral, donde, en muchos supuestos, ni aun
positivamente, sin que reste una duda razonable, que los hechos objeto aplicando el principio de desconfianza en la actuación peligrosa del
del juicio fueron realizados por quién aparece como acusado. Tanto trabajador que incumbe al «empresario» puede atribuirse el hecho a éste.
cuando el testigo manifiesta dudas sobre !a identificación en la rueda de CANCIG MELIÁ, Conducta de la víctima e imputación objetiva en Derecho
reconocimiento, o no ratifica la identificación en su testimonio en el acto penal, Barcelona 1998, pp. 320 ss., pone de relieve que en los supuestos
del juicio oral, como cuando se consideran ilícitas las pruebas aportadas, en los que la conducta arriesgada es imputable a la víctima, el compor-
por haber enseñado la policía, con carácter previo a la identificación en tamiento es atípico, X... pero no en virtud de un permiso de riesgo genérico
rueda, una solo fotografi'a..., el Juez o Tribunal deberá absolver, sin que como el que ofrece el riesgo permitido.»
ello suponga negar la relevancia penal de los hechos enjuiciados.
RoxiN, Problemas básicos de Derecho penal, (trad. Luzón Peña), Madrid
Es frí'cuontt;, en la práctica de los Tribunales, que en el acto del juicio oral
1976 pp. 192 ss., sitúa los supuestos de autopuesta en peligro dentro del
sedeclarcm probados unos hechos como constitutivos de deTffo'y"qü"é"ño"
riesgo permitido por consentimiento, distinguiendo los supuestos en los
se pueda ])iol);n' (¡uk'u fue el auloi/cs, terminando el acto con uña
que el consentimiento equivale a una autopuesta en peligro, de los casos
sentencia absolutoria para el acusado, aun ruando, en la misma senten-
de puesta en peligro de un tercero aceptada por éste.
cia_se__dechire j)ruliado la i'ealizaciíHi de unos heelies eunsUtutivos de l(i3 Los terceros pueden haber consentido en el peligro o puede ser un caso
delito. ' "
de puesta en peligro consentida.
~En este sentido, RKIIUIÍIU:, ZWLehrezumerlaubten..., pp. 93 ss.; KIRSCH, Un amplio sector de la doctrina sitúa el riesgo permitido como causa de
Soziale Adáquanz und Unrechtslehre, ZStW (74) 1962, pp. 98 ss. exclusión de la imputación de la conducta^Ltipo: en este sentido^ p. ej.
ífSD MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 89

matizaciones para concretar su alcance^no sólo por razones clase de conductas^'^^ No se consideran, por consiguiente, como
sistemáticas que ya han sido abordadas, sino en base al concep- riesgo permitido aquellas conductas que se cqnsideranatípicas
to de riesgo permitido como criterio de exclusión, en el juicio por faltar algunoTo _^gH:^°^'. ^^ ^9? ^l^?>®?-t°? ,.^ípipo,l™4^-HL
sobre el_peligro objetivo idóneo"'\ de los peligros que, siendo delito''^^. Tampoco entran en el nivel del riesgo permitido, en
potencialmente lesivospara un bien jurídico-penaJ, la sociedad sentido estricto, los comportamientos que realizan el tipo obje-
está dispuesta a «tolerar», entendiendo por «tolerar» no la tivo, pero en los que el sujeto incurre en un error invencible de
irrelevancia jurídica de ese riesgo siiw, exclusivamente, la tipo, porque en esos casos no se produce la situación de conflicto
liTeTevañcia penal'"". JJe este concepto de riesgo permitido, se de intereses que configura el riesgo permitido sino que falta el
"Heriva, en primer lugar, que no todos las causas de atipicidad tipo subjetivo^*^^; lo mismo se puede predicar respecto de la
tienen su origen en el riesgo permitido sino, únicamente, ausencia de tipicidad por falta de infracción del deber de
aquéllas que procedan de u n a ponderación de intereses en cuidado^^°. En base a la exigencia de esa situación de conflicto
conflicto que determina la irrelevancia penal general de esa

^^•^ PAREDES CASTAÑÓN, El riesgo permitido..., pp. 514 ss., propone u n concep-
to en cierta medida parecido, siendo una de las diferencias el hecho de
que se refiera a las conductas abarcadas en el ámbito del riesgo permitido
RoxiN, Problemas básicos ..., p. 140; KL MISMO, D P . P G . , §§ 11/55 ss., como "Conductas peligrosas con autorización general". Este concepto no
incluye el nesgo permitido tanto como causa de exclusión de la jrnputa^ se corresponde con el que en esta sede se propone puesto que se parte de
ción deUípo a la conducta como respecto de la imputación del resultado; que el riesgo permitido no implica la irrelevancia jurídica de la conducta
en el misnio sentido, JAKOBS, A T . § 7/41-42; Woi/riíu, Der irrtüm über den sino únicamente su irrelevancia penal, pudiendo considerarse esa con-
Kausalverlauf ais Problem objektiuen Erfolgs-Zurechnung, ZStW (89) ducta peligrosa como ilícito civil, administrativo o laboral.
1977, pp. 672 ss.; GÓMEZ BENITEZ, Teoría jurídica del delito. Derecho ^^^ Un sujeto que conduce temerariamente por el interior de su_finca^y_pon£
penal. Parte General, 1984, p. 187; TÍIRIO LÓI'EZ, Naturaleza y ámbito de en peligro concreto la vida de u n a persona, no realiza el tipo de conduc-
la teoría de la imputación objetiva, ADPCP 1986, pp. 40 ss.; BACKIALUPO ción temeraria porque la conducta peligrosa no se desarrolla en la vía
ZAP\TER, Principios de Derecho penal. Parte General, 2"ed., 1990, p. 121; pública, aun cuando, en su caso, se pudiese calificar su conducta de
LENCKNER, Scli/Sch, ante § 13/93 tentativa de lesiones o de homicidio; o.O. TAMARITSUMALI.A, Com. PE. DP.
La ubicación que aquí se propone se aparta en cierta medida de las (Dir. Quintero Olivares-coord. Valle Muñiz), p. 1044, entiende que la_
teorías que lo sitúan en la imputación de la conducta al tipo objetivo, conducción en la vía pública no es u n elemento típico de este delito.
puesto que en esta sede se encuentran dentro del juicio sobre el peligro 169 Lo contrario supondría equiparar riesgo permitido con atipicidad, con-
idóneo que no es un juicio de atribución —imputación— sino de valora- fundiendo el tipo objetivo y el tipo subjetivo; afirmar que los comporta-
ción, previo ai juicio de atribución; en este sentido, COIÍCOY BIDASÜI.O, El mientos peligrosos incursos en el nivel del riesgo permitido son atípicos,
delito imprudente..., pp. 43 ss y pp. 325 ss., se distingue entre el nivel del no es lo mismo que decir que todos los comportamientos atípicos son
juicio sobre el injusto típico y el segundo momento de la imputación del riesgo permitido, porque ello supone confundir niveles de valoración
tipo a la conducta; pormenorizando sobre el distinto significado del juicio distintos y deja sin contenido propio el riesgo permitido.
de atribución y el juicio de valoración, precisamente en relación con la ^^^ U n amplio sector doctrinal equipara, sin embargo, riesgo permitido y
ubicación del riesgo permitido, vid. PAREDES C.\STAÑÓN, El riesgo permi- deber de cuidado, en este sentido, por ejemplo, REUIÍERG, Zur Lehre vom
tido..., pp. 49 SS. erlaubten..., pp. 226 ss.; ARMIN KAUFMANN, Z V R 1964, p. 50; BURGSTALLER,
Como ya se h a puesto de relieve, el concepto que se defiende del riesffo Das Fahrlassigkeitsdelikt im Strafrecht unter besonderer Berücksi-
permitido es exclusivamente de naturnlczü penal, de fonna (jue a u n chtigung der Praxis in Verkehrssachen, Viena 1974, p. 26; SCHÜNEMANN,
cuando una conducta se piuída consirloi ir ¡fctiaimíínto ii-relevanl.c, |)or JA 1975, p. 442; ROMEO CASABONA, El médico y el Derecho Penal I. La
estar comprendida d(!iilr'i) di;! tic^;f;ü pei-niitÍdo, puedo consl.il.uir un actividad curativa. Barcelona 1981, p. 223; en u n sentido, en parte
ilícito civil, admiiiistraLivi) o laboi'al. distinto, PiiPi'E, Vorsatz und Zurechnung, 1992, p. 29, que ofrece u n
90 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 91

tampoco seJTicluyen en el riesgo permitido aquellos supuestos como riesgo permitido, aun cuando constituyan ilícitos de
en los que falta el tipo objetivo por tratarse de peligros que no acuerdo con otras ramas del ordenamiento jurídico. Con este
eran reconocibles ex ante, ya sea porque no existíanlos conocí^ Manteamiento se pretende distinguir entre el juicio sobre el
mientos científicos necesarios para reconocer ese peligro o por peligro objetivo idóneo y el nivel del riesgo permitido, como un
tratarse de peligros que no debían de preverse'''^, ex ante, los aspecto de este juicio, y, al mismo tiempo, afirmarla naturaleza
llamados tradicionalmente «casos fortuitos». "" estrictamente jurídico-penal del riesgo permitido.
5. El objeto del juicio de valoración sobre el nivel de riesgo Una vez definido el riesgo permitido como criterio de restric-
permitido, conceMd^o^como criterio restrictivo del tipo objoiivoi HórTdel tipo^ituado_en_el juicios obre el peligro objetivo idóneo^
es el peligroli^etiyo ex ante, determinado según leyes cstadís- con naturaleza jurídico-penal y concebido como ponderación de
Hcas de probabilidad, desde la perspectiva del espectador í g é r e s e s en contlicto, es necesario, aun cuando sea brevemen-
ol^tiyo_ex ante, según el baremo derh'ombro prudente"^. Es te, delimitar que grupos de supuestos deben de incluirse en el
decir, el juicio de valofación 3eT peligro concurrente oif una nivel del riesgo permitido, en estos términos concebido.
determinada situación como riesgo permitido se lleva a efecto
dentro, y en las mismas condiciones, del juicio sobre el peligro 6^_Los supuestos que tradicionalmente se sitúan en el nivel
objetivo idóneo. La valoración de un peligro objetivo como d e l j i e s g o permitido, como criterio restrictivo del tipo, son
idóneo supone haber excluido, de entre los peligros efectiva- aquéllosrespecto de los que originarmjiigntesurffió, es decir, los
mente concurrentes ex ante, además de los peligros no que están relacionados con actividades peligrosas, que se desa-
reconocibles ex ante^'''\ aquéllos que deben de ser calificados rrollan coíTmedios tecnológicos o científicos y en las que, por su
utilidad social, la relación coste/beneficio entre el comporta-
miento^eligroso y^l peligro o lesión ocasionados, se decanta a
"favor del_p^mero. El grado de utilidad social depende de
concepto de riesgo permitido, en sentido negativo, puesto que, para esta
autora, riesgo no permitido es aquél que conlleva un grado de probabili- múltiples factores y varía conforme van evolucionando los
dad de lesión tan alto que obliga al sujeto a cumplir el deber de cuidado, elementos que la fundamentan, esencialmente, en relación con
es decir el riesgo no permitido hace surgir un deber, lo que es distinto que los avances tecnológicos, la situación económica, la valoración
afirmar que deber de cuidado y riesgo permitido es lo mismo. social de esa conducta, los cambios políticos...^^*.
No es correcto decir que no eran previsibles, porque «previsible» es todo
l£C|ue finalmente sucede, un rayo es previsible pero el sujeto no tiene el Dentro de este grupo de casos, el tráfico viario es uno de los ámbitos
deber He preverlo, cxccpTiTcuamlo, por concurrir~determmadas circuns- que, tradicionalmente, se considera que tienen un nivel de riesgo
tancias, que en ese caso podrin ser una tormenta..., ya no se trate de un
permitido y en éi puede apreciarse fácilmente c o m o los avances
fenómeno extraordinari(], '""
tecnológicos y la mejora d e la situación económica están posibilitando
Tampoco es reconocible v\ peligro derivado de la ruptui'a de un puenl e pnr
limitar el nivel de riesgo permitido. Los avances de la tecnología del
habeLdiociido un Iren de alta'velocidad contra la estructui-a de use
puente, ¡)ara ios ciiiiduclntes que pasaban en ese momento por el puente automóvil están suponiendo un a u m e n t o d e la seguridad de los vehículos
no ora ^reconocible' L-SU |jeUg]-o, no tenían el debeT'He~l3r"evérlo~y7por' y una disminución de los costos que, a su vez, incide en una disminución
consiguiente, no infringían el deber de cuidado al no haber paradoantes"
de entrar en el puente.
172 "l^idTSÍÍ^a. 111, 1. ÜJ" científicamente o porque, en base a su carácter extraordinario no se
17.1
EnestejuiciosobreelpehpToohjf-tivniHónPngPPVfliiirnn también, como tenga el deber de preverlos.
veíamos, Supra. IIj. 1. B)., aquellos peligros que no fuesen cogn^isciblcs "PREUSS, Untersuchungen über erlaubten..., pp. 20 ss., incluye estos su-
en éT momento en que se realiza la conducta, poi' ser de.scoiKK'idOs puestos en el primer grupo de casos.
DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 93
m MIRENTXU CORCOY BIDASOLO

del nivel de riesgo permitido^''^. Incluso llega un m o m e n t o que el gos en estos sectores, en aras de los beneficios que para la
«beneficio», entendido c o m o utilidad socio-económica en este caso, es sociedad deparan los avances científicos, un nivel de riesgo
mayor cuanto menor es el nivel d e riesgo permitido, porque la exigencia permitido^"^^, no es óbice para afirmar la necesidad de controlar
de mayores medidas de seguridad implica mayor consumo^'''^. normativamente estas actividades. La concepción de las cien-
Situaciones análogas se plantean en muchos otros sectores en los
cias experimentales, como algo beneficioso por definición para
que las nuevas tecnologías posibilitan prohibir c o m p o r t a m i e n t o s peli-
el avance de la sociedad, ya no se sostiene en la actualidad, lo
grosos que mientras no existían debían de permitirse por su utilidad
socio-económica. En el ámbito laboral, la prevención de riesgos
mismo que sucede con la tecnología y la industrialización,
laborales requiere, en la actualidad, un alto grado de medidas de porque en este fin de siglo se h a podido constatar que, junto a
seguridad que antes no eran posibles por su inexistencia o por su alto los peligros que se conocían y que se asumieron como riesgo
costo y cuya exigencia en otro m o m e n t o hubiera supuesto un colapso permitido, se h a n producido efectos lesivos que no fueron
económico y social. Lo mismo sucede con determinados materiales que, previstos en su momento y que, al menos la sociedad en su
aun conociéndose su nocividad, no se han prohibido hasta que no han conjunto, desconocía que pudieran producirse. La constatación
podido ser sustituidos por otros nuevos y, en principio, no nocivos'''''. de los graves riesgos que comporta el desarrollo tecnológico h a
llevado a un^_^ambio en la postura del Estado respecto del
7. E n l a a c t u a l i d a d r e v i s t e n u n a e s p e c i a l i m p o r t a n c i a l o s
control de la necesidad de_control^¿lo£ne^^
riesgos derivados de las ríüevas te'chologías, c u y a s consecueñ-
nos en una situación en la que al menos se advierte la necesidad
cias^a m e d i o y l a r g o p l a z o s o n d e s c o n o c i d a s , i n c l u s o p a r a los
de intervenir en el desarrollo tecnológico, precisamente para
" c i e n t í f i c o s ^ u e l a s d e s a r r o l l a n " ^ , (¿jue d e b e n d e a c e p t a r s e ríes=~
cootrolar los riesgos derivados de éste que afectan al conjunto
de la sociedad^*^".

Vid. Supra. IL 2. B), en particular, el ejemplo de la conducción con los


neumáticos en mal estado, porque con una tecnología mucho menos
avanzada —que implica menor seguridad en las ruedas y mayor coste,
proporcionalmente— y con una sociedad con muy bajo nivel adquisitivo en el ámbito de la medicina, curativa y preventiva, como en relación con
se tiene que considerar riesgo permitido —«caso fortuito»— porque de la producción de alimentos. La normativa que está surgiendo al respecto
otra forma se impide en la práctica el tráfico viario, exceptó para un t r a t a de controlar los riesgos prohibiendo determinadas actuaciones, así
número muy limitado de personas con mayor nivel adquisitivo. por ejemplo, la Ley 35/88, de 22 de noviembre, de Reproducción Asistida
Las revisiones obligatorias de los vehículos (ITV) conllevan, por un lado, H u m a n a y la Ley 42/88, de Donación y Utilización de Embriones y Fetos
consumo y puestos de trabajo, directos e indirectos, y, por otro, una Humanos e, incluso, el Derecho penal ha entrado en este ámbito, con la
renovación del parque automovilístico con el consiguiente empuje del creación del Título V del Código Penal de 1995, de «Delitos relativos a la
mercado del automóvil. manipulación genética».
179
Entre otros muchos ejemplos, tenemos el de la fabricación y utilización Sobre la necesariedad de permitir los riesgos propios de nuevas tecnolo-
de la uralita, que contiene asbesto y que, por ello, produce enfermedades gías, como medio de poder a v a n z a r la sociedad, vid. PREUSS,
pulmonares, tanto en quiénes la fabrican como en quiénes la utilizan, y Untersuchungen über erlaabten.,., pp. 89 ss.; W O L ^ R , Objektive und
que, sin embargo, desde que fue conocido este peligro, cada país ia ha persónate Zurechnung..., p. 63.
180
prohibido cuando socio-económicamente ello no suponía un fuerte perjui- Cfr^JñFX^K^^isikoffpspI.lschaft Auf de.m Wee in eine andere Moderne.
cio: en Estados Unidos se prohibió en los años setenta y en España a P r a n k f u r t a m Main 1986, p, 306, pone de relieve la necesidad de
principios de los noventa, controlarlos avances"fñcññ!ógicos. porcuanto. la lógica de la producción
17H "domina sobre ladt'l r-i^.'^f^n, afirmando que «el desconocimiento_de las
U n d a r o ejemplo. de_esta_c2a^e_d^rÍ6Sgo son los peligros que pueden
Jenvarse de la llamada "ingeniería genética» y, en general, de la" ^consecuencias y la falta de responsabilidad es el programa de desarrollo
biotecnología. Ciencias a los que nadie niega su enorme iíEilidad,' taríto' Je la ciencia».
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 95

Los peligros que han surgido c o m o consecuencia de los avances posible de acuerdo con una probabilidad objetiva, no puede
científicos y tecnológicos, son múltiples y por citar algunos, especial- decirse que sea previsible desde una perspectiva normativa ex
mente, graves, p o d e m o s señalar, por ejemplo, la aparición de nuevas ante y, por consiguiente, no es una circunstancia que pueda
enfermedades, respecto de las que se sospecha su relación con considerarse dentro del peligro objetivo idóneo.
investigaciones en el ámbito de la biología, los cambios climáticos, la
destrucción de la capa de ozono, en general, el deterioro medio b') Supuestos que pueden reconducirse dentro de los plantea-
ambiental.... dos en el apartado anterior, es decir, de riesgo permitido en
sentido estricto. Serían los ejemplos de actividades peligrosas,
como el tráfico viario, la industria..., puesto que en todos ellos
c) Otros criterios de restricción del tipo, subsumibles en el riesgo lo que sustenta la adecuación social es la «utilidad socia-
permitido económica», más que la «ética-social».

Adecuación social. Consentimiento c') Supuestos que se incluirían dentro del principio de insig-
nificancia, restringiendo el ámbito de aplicación del tipo, como
1. La adecuación .social, en Ia_ conce^cimí quejgarte de subcaso de riesgo permitido. Son los ejemplos del regalo de
Welzel'"\ tiene un sentido de_restricción del ti^o^^l^considerar' Navidad a un funcionario, las conductas indecorosas respecto
atípleos comportamientos que, formalmente, realizan un tipo de los delitos contra la libertad sexual, determinados imprope-
penal pero que son valorados positivamente desde una perspec- rios..., casos todos ellos, en los que confluyen un mínimo riesgo
tiva éticojsocial. Los ejemplos que Welzel incluye en la adecua- y una «adecuación social» de ese riesgo^^^.
ción social, pueden reconducirse a tres grupos:
Por ello, pese a estar de acuerdo, en lo esencial, en cuanto a
a) Supuestos de irrelevancia absoluta de la conducta, como la confusión e^inseguridad delprincipio de la adecuación social.
sería el ejemplo de quién engendra a un asesino. Son casos en enaqüellossupuestoserUosjgj¿elaperims^^^
los que no existe un problema de permisión del riesgo sino de l ^ r í e ' c o m p o n ente ético-social y socio-cultural, la referencia a
ausencia de riesgo, desde una perspectiva ex ante. El peligro de la adecuación social, como subcaso del riesgo permitido, puede
que el hijo que se engendra sea un asesino, aun cuando es serHealgun a utiíi dad, porque las referencias éticas y culturales
que tienen determinadas valoraciones acerca de lo «tolerable»
en relación con ciertas modalidades de comportamiento, no
Studien zum System des Strafreckts, ZStW (59) 1939, pp. 491 ss., desaparecen por el mero hecho de negar su e x i s t e n c i a ^ Si en
considera que las normas contienen descripciones de conducías sociales
y afirma que aquellos comportamientos, que desde una perspectiva ético-
social, la sociedad, en un determinado contexto histórico, valora positi-
vamente no están prohibidos aun cuando pudieran suhsumirse en un **^ RoxiN, Bemerkungen zur sozialen Adaquanz im Strafrecht, Fest.-U.
determinado tipo penal. Esta concepción tan amplia de la adecuación Klug, Kbln 1983, pp. 310 ss., agrupa los problemas planteados dentro de
social explica los sucesivos cambios que Welzel introdujo, pasando la adecuación social en dos grupos de casos: 1".- Supuestos de atipicidad
sucesivamente la adecuación social del tipo a la justificación y viceversa. por riesgo irrelevante o permitido, que serían los ejemplos de quién
La amplitud y diversidad de contenidos que Welzel otorga a la adecua- engendra a un asesino, plantar un árbol de Belladona o participar en
ción social llevó a un amjplio sector doctrinal a rechazar este principio por actividades peligrosas; 2°.- Supuestos de restricción del tipo mediante «la
entender que su indeterminación lesionaba el principio de sé^guridaJ" reducción teleológica orientada al fin de protección de ese tipo»
jurídica; en este sentido.. Hiitscii, l-'K, ante § 15/19; SAMSON, S K 7 § 32/13; ^^^ PARKDES CASTAÑÓN, El riesgo permitido_.... DP, 83 ss.. pone de relieve que
KoMJ':(i t'ASAituN.A, El médico..., p. 129. el concepto de riesgo permitido y el de adecuación social no son excluyen-
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 97

u n E s t a d o d e m o c r á t i c o la conciencia social d e b e de s e r t o m a d a fmás importante en detrimento del valor vida o salud c o m o bienes
en c o n s i d e r a c i ó n p o r los políticos a la h o r a d e legislar^^\ a q u é - Muridicos indisponibles, cuya protección se consideraba un deber ilimi-
llos s e c t o r e s de a c t i v i d a d e s p e l i g r o s a s , q u e c a r e c e n d e r e g u l a - ¡tado de los facultativos'^^. En conceptos c o m o eutanasia, aborto...
ción formal, y se r i g e n por « r e g l a m e n t a c i o n e s » p r i v a d a s , a l a s Ipggar la existencia de un c o m p o n e n t e ético es negar una evidencia y la
q u e p o d e m o s l l a m a r «reglas especiales» —códigos deontológicos, evolución en la valoración ética de estos conceptos afecta, directamen-
reglamentaciones deportivas...— e s t á n m u c h o m á s influen- Ite a la valoración normativa y, en consecuencia, al nivel del riesgo
ciados por la opinión p ú b l i c a y, e n ellos, el c o m p o n e n t e ético- [permitido.
El deporte, en todas sus vertientes —deportistas, público, directi-
social y socio-cultural es m u y e l e v a d o y, en c o n s e c u e n c i a , el
[vos. -.— es otro sector, estrechamente vinculado, con valoraciones, en
nivel de riesgo p e r m i t i d o r e s u l t a d e la evolución de la conciencia
;ste caso, socio-culturales que afectan, a su vez, al nivel del riesgo
social en r e l a c i ó n con l a s v a l o r a c i o n e s é t i c a s y c u l t u r a l e s r e s -
^permitido'^''. Los graves problemas causados por determinados hin-
pecto d e e s t a s a c t i v i d a d e s . pchas, especialmente, en el fútbol, está haciendo cambiar la opinión
La medicina es un ámbito, especialmente, afectado por componen- [pública sobre qué comportamientos pueden ser «tolerados», es decir,
tes éticos, filosóficos y culturales. Los cambios que se han introducido )bre el nivel de riesgo permitido. Así, p . ej., la permisividad de
en los Códigos Deontológicos de los Colegios de Médicos, en los últimos réngalas, instrumentos peligrosos... que existía en los c a m p o s de fútbol
años^^^, son un claro reflejo de la evolución ético-filosófica de este fin lasta finales de los años ochenta, casi ha desaparecido en la actualidad;
de siglo y existe un amplio debate en el que intervienen no sólo juristas ín la misma dirección, en todos los países aumentan, n o ya las
y cientificos, sino también éticos. En estos Códigos, la libertad, enten- a n d o n e s a los clubes p o r conductas lesivas de sus hinchas, sino las
dida como libre desarrollo de la personalidad, ocupa un lugar cada vez icondenas penales de éstos.

2. E l p r i n c i p i ó l e i n s i g n i f i c a n c i a e s t á f u e r t e m e n t e r e l a c i o n a -
t e s s i n o que pueden ser complementarios, con independencia de la do c o n el c o n c e p t o d e a d e c u a c i ó n s o c i a P ^ ^ , y , e s p e c i a l m e n t e , c o n
distinta^eílc^cfa que le otorga, en su caso, la adecuación social la concibe los s u p u e s t o s c). E n t o d o s e s t o s casos h a y u n c o m p o n e n t e de
exclusivamente como" causa excepcional de exclusión del íñjusfo en el c a n t i d a d de r i e s g o , e n el s e n t i d o d e m í n i m o r i e s g o , lo q u e explica
nivel de lajustiñcación. su calificación d e n t r o del p r i n c i p i o d e i n s i g n i f i c a n c i a , p e r o el
'^"^ En este sentido deben de entenderse los Referendums celebrados en
m í n i m o r i e s g o n o explica t o t a l m e n t e el p o r q u é se «toleran»
Italia acerca de la legalización del aborto o del divorcio; también en este
sentido, ha de interpretarse la Convención sobre Derechos Humanos y algunos d e e s t o s c o m p o r t a m i e n t o s m í n i m a m e n t e lesivos y otros
Bioética, de 4 de abril de 1997, que establece en su art. 28 que los no y el p o r q u é lo «tolerable» v a r í a t a n t o a u m e n t a n d o como
Gobiernos firmantes deben de velar por que «las cuestiones fundamen-
tales planteadas por el desarrollo de la biología y de la medicina sean
debatidas públicamente y de manera adecuada, atendiendo en particu-
lar a las correspondientes aplicaciones médicas, sociales, económicas,
CoRCüY BiDASOLO, LibeHadde terapia versas consentimiento, en «Bioética,
éticas y jurídicas y porque sus posibles aplicaciones sean objeto de
obligada consulta» Derecho y Sociedad" (Coord. María Casado), Madrid 1998., pp. 121 ss.,
la libertad de terapia como derecho del médico queda completamente
185 Yj¿ pQj. ejemplo, el Codi de Deontología {Normes d'Etica Médica) del subordinada a la libertad de elección del tratamiento por parte del
Consell de Col-legis de Metges de Catalunya, de 16 de junio de 1997, que, paciente.
en su primer artículo, ya introduce un concepto de salud que va mucho 187
Para que la intervención en un deporte peligroso sea riesgo permitido es
más allá del tradicional de «ausencia de enfermedad», definiendo la
presupuesto, indispensable, el consentimiento de los participantes,
salud como «conjunto de condiciones físicas, psíquicas y sociales que
PRISCH, Tatbestandsma[iiges Verhalten..., p. 115.
permiten la máxima plenitud de la persona, para que ésta se pueda
LENCKNER, Sch/Sch, ante § 13/69-70a, compara la adecuación social con el
desenvolver de manera autónoma».
principio de insignificancia.
98 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 99

disminuyendo el ámbito de lo «tolerable». Si analizamos los bienes jurídicos—- de un sujeto^y^éste, en ejercicio de su derecho
ejemplos, que ya en su día Welzel propuso, vemos queto5o"s ellos 0á^libertad^onsien|e^ejiejpeli^o^^^^ porque sólo en ese caso
tienen un fuerte componente ético, son comportamientos relacio- ^"consenBmiento restrmgi^ elTipo y además se suscita un
ñados con la libertad sexual —^honestidad—, la corrupción, el conflicto de intereses que han de ser ponderados. En las activi-
honor... En estos casos láatipicidád del comportamiento süi^e de dades deportivas, junto a la valoración sobre su utilidad so-
la combinación de un mínimo r i e s g o Y ^ é ^ adecuación soci^! cial ^^^, que debe de ser puesta en relación con el grado de peligro
Sólo de esta forma se puede comprender, p. ej. que insultos que hoy que implica cada deporte, la permisión de la actividad requiere
día son normales, en la calle, en un campo de fútbol, o incluso en el como presupuesto el consentimiento de los participantes^^^.
Congreso, un siglo antes hubieran justificado un duelo a muerte.; en
La distinta eficacia del consentimiento en el ámbito de la tipicidad y
consecuencia, debemos decir que, en relación con el honor el nivel de
de la justificación constituye un nuevo argumento a favor de la
!o "tolerable^, el grado de riesgo que se considera insignificante, ha
restricción del concepto de riesgo permitido como causa de exclusión
aumentado muy considerablemente.
del tipo objetivo. Cuando una persona consiente, libre y válidamente,
En relación con la libertad sexual, por el contrario, lo insignificante ha en ser puesta en peligro, de forma que nos encontremos frente a una
disminuido también considerablemente. Propinar un ligero golpe en las autopuesta en peligro, ese peligro será considerado riesgo permitido^^''.
nalgas, antes se hubiera visto como un homenaje a la belleza de esa mujer, Por el contrario, en las causas de justificación cambia muy poco la
y adecuado socialmente, mientras que hoy día ese mismo comportamien- valoración jurídica de la situación, en el supuesto de que el sujeto
to ha llegado a los Tribunales como supuesto de agresión sexual. consienta libremente en ser afectado por la acción de salvaguarda,
respecto de los casos en que, únicamente, la «tolere» coaccionado por
3. Un último grupo de casos de riesgo permitido están el "deber de tolerar» que se le impone^''-'^, porque e! consentimiento no
relacionados con el consentimiento. Ej^conseñtimiento tiene afecta a la ponderación de intereses en el nivel de la justificación.
distintos niveles de eficacia^"'', y, en el nivel del riesgo permiti-
do, sólo se incluye el consentimiento cuanHo supone uña
auTopuesta en~peligro que genera una situación de contlicEd" aceptación de la víctima; el riesgo permitido tiene, en estos casos, como
entre la libertad y el peligro. La eficacia del cohsentiiñiento, presupuesto el consentimiento en la realización de la actividad
coiño" criterio restrictivo del peligro objetivo en cuanto idóneo, plurisubjetiva.
191
dentro del nivel del riesgo permitido, surge a partir del interés En^e^nÜdo^AK^^^ALiiJZlllylá^
excluye el tipo cuando el^i^ijurídico penajmente, protegido en ese tijw_
que fundamenta la permisión del riesgo: la voluntad de una
és disponible por su titular.
persona de ponerse en peligro, su derecho al ejercicio de la 192
El grado de peligro «tolerado» en los deportes está influido también por
libertad y, más en concreto, el derecho al libre desarrollo de la valoraciones socio-culturales y socio-económicas. La exigencia de mayo-
personalidad'™. El consentimiento sólo puede constituir riesgo res medidas de seguridad en deportes como el esquí, el motociclismo o la
permitido cuanjp_e[pejigrq_ajectá~aTMérr jurídico —o a los fórmula 1, obedecen, por un lado, a una distinta conciencia social sobre
los riesgos que en estos deportes deben de tolerarse y, por otro, a
consideraciones socio-económicas, por el coste social que se deriva de los
accidentes que se producen en e s t a s actividades, p a r a p l e j í a s ,
tetraplejías...
193
'"^ Cfr. CoRCOY BiDASOLO, Relevancia del consentimiento, el conocimientoy la Cfr. FRIRCII, Tatbestandmdfiiges Verhalten..., p. 115.
194
competencia para la imputación objetiva y subjetiva, ADPCP 1996, pp- Siempre que ese peligro consentido sólo afecte a bienes jurídicos dispo-
289 ss. nibles por quién consiente
195
'^" CANCIO Mi':iJÁ, Conducta de la víctima..., pp. 319 ss., señala cómo en Cfr. BALDO LAVILLA, Estado de necesidad..., pp. 178 ss., ampliamente,
determinadas actividades peligrosas, el riesgo permitido precisa de la sobre el sentido y alcance del deber de tolerar la acción de salvaguarda.
r
WÚO MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 101

Un ejemplo paradigmático, en relación con la eficacia^del --^]^ qprá^esgo permitidQ„cuando^ÉáiÍWaBQns^itimiento infor-


consentimiento, incurso en el nivel del riesgo permitido, nos lo -^:^^^^¡^^^derpaciente. Si el facultativo realiza el tratamiento
ofrece el consfíniimionto en el tratamiento médico-quirúrgico Iñédícó^quirúrgico sin_el_cons&a^imiento d^ realiza
puesto que en_estoH casos entran en juego bienes jurídico^ ^^J^iTcónducta típica aun cuando el result^ado sea «satisfactorio»,
penales como vida y salud, en los que la disponibilidad por eT 3esdeTá^perspectiva del pronóstico de vida^^^. "" "
titular es relativa. La situación de conflicto se suscita entre el
peligro para la vida o salud de una persona y su derecho
fundamental a la libertad, El «deber» del facultativo de proteger ¿) Criterios de determinación del riesgo permitido
la vida y la salud depende, por un lado, del nivel de disponibi- (T)Incluso una vez definido el concepto de riesgo permitido,
lidad que cada Ordenamiento jurídico otorgue a la persona su naturaleza jurídica, su ubicación y los otros conceptos que se
respecto de su vida y salud y, por otro, de tomar en consideración subsumen en él, subsiste el problema de cuáles son los criterios
que el peligro para la vida o salud que se t r a t a de limitar o o principios que deben de ser utilizados en la valoración de un
suprimir, a través del tratamiento médico-quirúrgico, no lo crea riesgo como permitido. Comn premisa_básicaj.desde^ujia dogmá-
dolosamente el «paciente». Por ello, en estos casos debe de tica jurídico-penal orientada teleológicamente, el bienjurídico^
admitirse que, aun cuando de acuerdo con el Ordenamiento ^ehal ha de estar siempre presente en la ponderación de
jurídico-penal no exista plena disponibilidad por el titular de lílfereses que constituye la determinación del riesgo permitido,
estos bienes jurídicos, el consentimiento del paciente es requi- ya que para saber si üri riesgo es «tolerable» es necesario conocer
sito indispensable para que esa actividad no sea típica'^'\ j¿a_ que bien jurídico-penal está afectado y a qué intereses obedece
actividad médico-quirúrgica, exceptó en casos excepcionales''", esta «tolerabilidad». Por consiguiente, los criterios y principios
utilizados en la determinación del riesgo permitido tienen que
que estará limitado por la conveniencia político-criminal y la posibilidad tener siempre como referencia:
real de imponer determinado nivel de solidaridad.
^"^ El deporte es otro sector de actividad que tiene puntos de conexión muy
a') El coste: qué bien jurídico-penal se^stá_ poniendo en
directos con el tratamiento médico-quirúrgico, en relación con el riesgo situaciorTHe desamparo ya sea por eí peligro, en sí mismo, o por
permitido y el consentimiento, puesto que el riesgo propio del deporte — lapróbaBilídad délesión —en el mismo sentido, que el principio
especialmente en algunos especialmente peligrosos, como fútbol ameri- de proporcionalidad en el estado de necesidad obliga ajyalqrar,
cano, hockey sobre hielo..,, pero en general en casi todos— sólo es un
como premisa básica, el valor del bien jurídico afectado-—^
riesgo permitido si existe consentimiento, puesto que si alguno de los
participantes, por engaño o por violencia o intimidación, no interviene b^") El beneficio: cuáles son^josjntereses^ que se pretenda
voluntariamente, respecto de esa/s persona/s el riesgo será prohibido;
JAKOBS, A T , § 7/127, sitúa el consentimiento siempre diferenciado del p r o t e g ^ q u é grado de: 1°. utilidad social; 2°. socio-económica;
riesgo permitido y, en concreto, respecto del deporte su atipicidad la
deriva, exclusivamente, del consentimiento; o.O. GIINTUKK, Stra-
frechtswidrigkeit und Strafrechtsauschlu/J. Studien zurRechtswidrigheit 198
La puesta en relación del concepto de salud con ol derecho al libr.e_
ais Straftatmerkmal und zur Funktion der Rechtfertigunsgründe,Berlín
desarrollo de la personalidad, como expresión factica do este derecho, nos
1983, p. 350, considera que en las lesiones deportivas el consentimiento
conduce a concebirla como «Eíeñestar físico^ psíquico y social», no como
Opera como causa de justificación.
199
pronóstico de vida, CORCOY BIMASOLO, Libertad de terapia ..., pp. l.TO ss.
'"^ No será necesario el consentimiento en casos de urgencias, cuando no En consecuencia, en principio, oÍ nivel de riesgo pernútido, en los delitos
pueda obtenerse esc ('(msentimiento o en supuestos en los que el trata- cTe peligrorserá mayor por la propia naturaleza de los bienes jurídicos
miento es iu'ces;n-in \n>v (íxistif peligro para la salud pública. protegidos en esos delitos.
102 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 103

3°. s o c i o - c u l t u r a l o p e r s o n a l ; 4°. e n a l g u n o s casóos e l «beneficio» histórico y de la importancia que en esa sociedad se conceda a la libertad
e s t r i b a e n « e v i t a r » u n c o s t e s o c i a l y p e F s o n a l m a y o r q u e el personal^^^
«coste», c o m o p e l i g r o p a r a u n b i e n j u r í d i c o - p e n a l , e s t o s s e r í a n 4°.- «Evitación» de coste social y personal: el apoderamíento de u n a
"Tós"llamados «delitos b a g a t e l a » , q u e a l g u n o s i n c l u y e n e n ^ bebida refrescante en un supermercado es un comportamiento típico de
hurto y, en este caso, la consideración de este riesgo como «tolerable»
Hafnado principio de insignificancia.
proviene, más que de la utilidad social, económica... a proteger, del
Veamos algunos ejemplos de «intereses» a proteger: mínimo peligro que ese comportamiento comporta para el bien jurídico-
penal en comparación con las consecuencias que tiene su efectiva
1-.- Utilidad social: el grado de peligro, para la vida o salud de las
persecución. En supuestos de esta clase m á s que frente a una pondera-
personas, que se puede considerar «tolerable" -—riesgo permitido—,
ción de coste/beneficio nos e n c o n t r a m o s ante una ponderación c o s t e /
derivado de poner a la venta un medicamento del que todavía se
coste. El beneficio obtenido es la evitación del coste social que supone
desconocen exactamente las contraindicaciones d e p e n d e de la utilidad
poner en marcha la Administración de Justicia para estos casos y la
social del medicamento de que se trate. En un medicamento que sirve
evitación de! coste de libertad personal que siempre supone un proce-
para endurecer las uñas este grado será mínimo, mientras que medica-
samiento y una condena, cuando falta la necesidad de pena.
mentos con los que se pretenda atajar enfermedades c o m o el Alzheimer,
. el cáncer.,., el grado de peligro tolerable será muy elevado, incluso
De las consideraciones anteriores se debe de concluir que, e n
cuándo no se conocen las consecuencias exactas que pueden producir
la p o n d e r a c i ó n d e i n t e r e s e s q u e s e r e a l i z a p a r a d e t e r m i n a r e l
a medio y largo plazo.
2-r Utilidad socio-económica: el grado de peligro tolerable» — n i v e l d e r i e s g o p e r m i t i d o , li(>nen m a y o r i m p o r t a n c i a l o s c r i t e -
riesgo permitido— derivado de la utilización de pesticidas, que suponen r i o s axiológicos^'^^, q u e e l g r a d o d e p e l i g r o , c o m o p r o b a b i l i d a d
un peligro para el medio ambiente y para la seguridad en el consumo, e s t a d í s t i c a d e lesión^"''.
p e r o que mejoran la productividad agro-alimentaria, será distinto según
su utilidad socio-económica, que se graduará atendiendo a factores tan
diversos c o m o pueden ser la posibilidad de utilizar otros agentes menos
agresivos, la importancia de esa clase de cultivo para la economía del ^°^ El ejercicio de la libertad está relacionado con la eficacia del consenti-
país, el n ú m e r o d e p e r s o n a s q u e p u e d e n resultar a f e c t a d a s miento en el nivel del riesgo permitido, vid. Supra. III. 1. B).
laboralmente.,.^™ Cfr. FRISCH, Vorsatz..., p. 156, para quién el riesgo permitido no es, en
ningún caso, un problema de probabilidad sino una cuestión puramente
3-.- Utilidad socio-cultural y personal: el grado de peligro ¡'tolerable» axiológica.
—riesgo permitido— derivado de la realización de un determinado SAMSON, Rechtliche Modelle zur Regelung des Risiko-Nutzen-Problems,
deporte, que p o n e en peligro y lesiona la salud de los íntervinientes, en «Vortschritt und Sicherheit», Stuttgart 1980, pp. 297 ss., pone el
dependerá a su vez del grado de utilidad socio-cultural que tenga su ejemplo de la energía nuclear en relación con el tráfico viario. En el
práctica, en un determinado país y en un determinado m o m e n t o tráfico viario, estadísticamente el grado de peligro es altísimo, se conoce
previamente, casi con exactitud, el número de muertes y lesiones graves
que se producen anualmente o en un fin de semana..., y, sin embargo, la
sociedad lo «tolera» por los «beneficios» que comporta, y estos "beneficios»
no son de naturaleza puramente económica sino que incluyen valoracio-
^"" Cfr. ESTEVE PARDO, Técnica y riesgo..., p. 100, pone de relieve como en la nes tan diversas como que la sociedad está acostumbrada a estos
peligros, piensa que controla el peligro, los usuarios son la mayor parte
decisión sobre la tecnología exigible para controlar, disminuir o eliminar
de la sociedad lo que supone que aprecie los beneficios directamente....
riesgos se lleva a efecto una ponderación do costes-beneíkios, pondera-
Por el contrario, frente a los peligros que proviene del uso de la energía
ción que incluso se asume en algunas directivas de la Comunidad
nuclear, la sociedad está dispuesta a «tolerar» un nivel de riesgo permi-
Europea que introducen este criterio al referirse a «tomando en conside-
tido mucho menor y ello se debe, más que al grado de probabilidad de
ración los costes y los beneficios».
104 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 105

2.- E n la valoración del nivel de n e s g o p e r m i t i d o s e ^ h a n Poner a la venta unos alimentos que no cumplen las exigencias
seguido~distintos criterios, q u e , i n d e p e n d í e n teniente^ d é l a administrativas de caducidad..., será riesgo permitido, e n el sentido
ñ i i y o r o m e n o r efí^ácíiTque se les o t o r g u e , es i n d u d a b l e q u e restrictivo con el que en este trabajo se concibe, si esa infracción de la
d e b e n de ser t o m a d o s e n consideración. V e a m o s a l g u n o s : normativa administrativa no comporta un peligro relevante para la vida
o ia salud, lo que sucederá cuando ese producto, pese a no cumplir la
a') U n criterio, q u e a p r i m e r a v i s t a nos p u e d e p a r e c e r la normativa administrativa no es nocivo para la salud.
solución m a s a c e r t a d a , s e r í a e n t e n d e r como riesgo no p e r m i t i d o
tóíiosTos c o m p o r t a m i e n t o s p r o h i b i d o s e n o t r a s r a m a s del orde-^ b') E n los sectores de actividad regidos por s i s t e m a s de regula^;
l i a m i e n t o jurídico^'^'^. k s t e criterio se a j u s t a al principio de 'ción n o T b n n a l , n o r m a s a las Q ^ j u n i o s denominado <'reglas
"seguridadjurídica, en s e n t i d o formal, p e r o deja s i n c o n t e n i d o el especiaTes»^"^—^exar¿¿s, especificaciones técnicas,reglas deportí^
concepto de riesgo p e r m i t i d o y, a d e m á s , d e s d e la p e r s p e c t i v a vas...—, esfás"reglas especiales tampoco p u e d e n servir p a r a
defendida en e s t a sede, p r i v a al riesgo p e r m i t i d o de eficacia en Heterminar el ámbito del riesgo permitido, puesto que si la
los á m b i t o s e n q u e m a y o r u t i l i d a d t i e n e , q u e son a q u é l l o s e n los regulación formal no es v i n c u l a n t e parTeTDerecho peñaT^ m e n o r
q u e se d e s a r r o l l a n las a c t i v i d a d e s p e l i g r o s a s de u t i l i d a d social 'eScacía t e n d r á n , en principio, estas «reglas especiales»^'^''.
—tráfico viario, á m b i t o l a b o r a l , m e d i o a m b i e n t e . . . . L a n o r m a -
P. ej. en el deporte la infracción de las reglas de juego no puede
t i v a e x t r a - p e n a l sólo p u e d e t e n e r u n efecto indiciario en r e l a - suponer por si misma, creación de un riesgo no permitido. En el deporte
ción con la r e l e v a n c i a o i r r e l e v a n c i a p e n a l de u n riesgo^"'"'. conductas no sólo de peligro sino de lesión y no sólo imprudentes sino
Conducir a ochenta kilómetros por hora en una carretera que tiene dolosas y, desde luego, con infracción de las normas técnicas del
un límite de velocidad de 60 Km/h, es un comportamiento prohibido respectivo deporte son riesgo permitido^"^. Lo contrario es hablar de un
en cuanto infringe la Ley de Seguridad Vial y se puede imponer una
sanción, pero no puede calificarse como conducción temeraria, exceptó
cuando concurran otros riesgos reconocibles. ^'"' BouNERT, Fahrlassigkeitsvorwurf und Sondernorm, JR 1982, pp. 6 ss.,
a g r u p a e s t a s r e g u l a c i o n e s no formales bajo la d e n o m i n a c i ó n
«Sondernormen»; BUKGSTALLER, DasFahrlassigkeitsdelikt..., p. 50, deno-
lesión, a consideraciones de distinta índole, en la línea de sentirse mina a estas «reglamentaciones», que han sido creadas por instituciones
amenazada por ser un riesgo que no controla, del que, además, desconoce o asociaciones privadas, entre las que se encuentran las «reglamentacio-
con exactitud sus consecuencias reales. nes deportivas», les denomina «normas del tráfico».
^'^* En este sentido, FRISCH, TatbestandsmafiigesVerhalten..., pp. 90 ss., ^°^ JAKOISS, AT, § 7/45, que considera vinculante la prohibición de un
entiende que los comportamientos prohibidos ya no son riesgo permitido; comportamiento para excluirlo del ámbito del riesgo permitido, respecto
JAKOR.S, A T , §7/4,'Í, on el mismo sentido, entendiendo que en su caso estas de las normas técnicas entiende que sólo tienen un efecto indiciario.
conductas pu(ifí(í¡i estar Justificadas pero no serán atípicas. " oXT, TAKEDES CASTAÑÓN, Consentimiento y riesgo en las actividades
^'^^ En este sentido, KÜULF.N, Fragen einer strafrechtlichen Produkthaftung, deportivas: algunas cuestiones jurídico-penales, ADPCP 1990, pp. 633
Heildelberg 1989, pp. 114 ss., sobre la eficacia de las que él denomina ss., entiende que un comportamiento que infringe las reglas del juego no
«Sondernormen», término acuñado por Bohnert, Infra. nota 206., en la puede considerarse riesgo permitido; EL MISMO, El riesgo permitido..., pp.
determinación del cuidado debido, otorgándoles, únicamente, un efecto 109 ss., sitúa el riesgo permitido en la superación del nivel de riesgo
indiciario; en sentido similar, ESTEVE PAKIÍO, Técnica, riesgo..., pp. 153 y establecido por las «reglas de conducta», que abarcarían tantolas normas
ss-, llega a la conclusión de que las normas técnicas no tienen la misma formales como las» reglas especiales», entendiendo que, aun cuando se
fuerza vinculante que las normas jurídicas, aun cuando para este autor infrinjan las reglas de conducta, pueden ponderarse otros intereses
"regla técnica» no tiene el mismo significado que el propuesto en esta concurrentes que lleven a «...limitar la protección que en principio la
sede que es igual al de Kuhlen cuando se refiere a las «Sondernormen», regla de conducta quiere otorgar —reconocimiento de espacios de riesgo
sino el de normas que no proceden de instancias públicas. permitido—...».
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO í DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ...
X

107

concepto formal de riesgo permitido porque supone afirmar que 3- Losj)rincipios^poJitkq-criminale de utilidad, interven-
comportamientos lesivos dolosos, infractores de las reglas de juego, que ción mínima^^'^ -—subsidianedad y ultima ratio —, que se
se producen por centenares en los campos de juego, son típicos, sin "d^van^Sel principio de necesid"ad~de pena^^\ adquieren una
ofrecer explicación alguna del por qué no se persiguen con carácter especial importancia en la determinación del ámbito del riesgo
general cuando son conocidos públicamente^"'-'.
^5ermitido y, especTalmente, en el riesgo permitido respecto de
c') Respecto de la eficacia, tanto de las normas extra-penales '^^njllosj^dglitos de peligro» que castigan comportamientos que*
como~de~las «reglas especiales»^~y^ii& de'refelimbs a ios^ también son objéto^de prohibición en otras ramas del Ordena-
principios político-criminal es que tienen una especial relevan- miento jurídico. En otros sectores del Ordenamiento, en Dere-
cia en ia ponaeracIorT de intereses en el ámbito d^l jj^sgo "cho privado y administrativo sancionador, se puede exigir un
permitido, es necesario distiñgun-7de entre las normas formales mayor grado de diligencia y, especialmente, en Derecho civil y
y las «reglas e'spéaaT^», aquéllas que t r a t a n de regular aspec~ laboral, donde cabe incluso la responsabilidad objetiva. Por
tos organizativos o políticos de estos ámbitos de actividad, consiguiente, en estos sectores de actividad, con doble nivel de
respecto de las que, directamente, tienen una finalidad de_ regulación, el Derecho penal sólo debe de intervenir respecto de
prevéñcfórTHeliesgos para bienes jurídicos. En el primer caso, riesgos especialmente graves. Estos principios deben de ser
la infracción de esa norma careceincluso Í\O efecto indiciario, en tomados en cuenta por el legislador en la incriminación y
relación con el riesgo permitido. desincriminación de conductas^^^, pero también deben de ser
aplicados por el Juez en la interpretación de los tipos legales
P. ej. la puesta en el mercado de un producto alimenticio, infringien- antes de calificar un comportamiento como típico, para restrin-
do la legislación sobre política-lingüística de una determinada Comuni- gir o excluir su alcance^'^, y es, en este segundo momento,
dad autónoma o de la Comunidad europea, carece de cualquier
relevancia respecto al concepto de riesgo permitido.
En el ámbito deportivo, en el fútbol, por ejemplo, tocar e! balón con
210
las manos (¡exceptó el portero!) es una infracción grave de las reglas de Cfr. MUÑOZ CONDE, Introducción al Derecho penal, Barcelona 1975, pp. 59
juego que, en determinados supuestos puede acarrear la expulsión del ss.; MiR PuiG, Principio de intervención mínima, ADPCP 1987, pp. 151
jugador, y, sin embargo, no tienen incidencia alguna en relación con el ss., como exigencia de economía social coherente con la lógica del Estado
riesgo permitido. social, que debe de buscar el mayor bien social con el menor costo social.
2U En este sentido, LUZÓN PEÑA, Curso..., pp. 82 ss., entiende que, en base
Por el contrario, no colocar andamios en un n o v e n o piso de una obra a estos principios, es necesario desincriminizar los ilícitos poco graves o
en construcción, infringe la normativa de riesgos laborales y, exceptó injusto-bagatela; PAREDES CASTAÑÓN, El rie.'igo permitido..., pp. 505 ss.,
cuando se hayan adoptado otras medidas de seguridad que disminuyan aürnia que los niveles de riesgo permitido en Derecho'penanían"B.e ser"
sustancialmcnte el peligro d e caída de un operario, será un riesgo no [supenoi-es a los de otros sectores del ordenamiento, por aplicación de los
permitido. principios de necesidad y merecimiento de pena.
212
Sin embargo, el legislador del Código i'enal de 1995 parece que olvidó
estos principios.
En este sentido, LUZÓN PEÑA, La relación de merecimiento depenayde la
necesidad de la pena con la estructura del delito, en «Fundamentos de un
Derecho penal europeo», Libro-Homenaje a Claus Roxin (ed. española
Silva Sánchez, coords. Schünemann/Fígueíredo Dias), Barcelona 1995,
2'"' La explicación en le sentido de que la cifra negra de criminalidad es muy pp. 119, entiende que la necesidad y el merecimiento de pena operan
elevada en general no sirve frente a estos casos que son vistos por como principios generales para todos los elementos del delito, tanto en la
televisión, en cámara lenta y con autores perfectamente identificados. fundamentación como en la limitación y la exclusión de todos los
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 109

cuando estos principios político-criminales afectan directamen- en consideración los conocimientos personales del autor sobre
te al nivel del riesgo permitido. Para el legislador es imposible, la situación de peligro objeto del juicio objetivo. Que se valoren
crear un tipo en el que se defina exactamente el grado de peligro aspectos subjetivos no significa que este segundo juicio tenga
que se considera suficiente para que el riesgo esté prohibido, y naturaleza subjetiva^^^ sino que en él, el espectador objetivo,
además una regulación de esta clase, de ser posible, sería toma en consideración el conocimiento que tiene el autor sobre
tachada de casuística, con los graves problemas que ello impli- el peligro objetivo idóneo inherente a la situación. El j uicio sobre
ca. Por_ello, el legislador debe de_o£tar por términos como el peligro subjetivo, al igual que el juicio sobre el peligro objetivo
«grave», que deben de ser valorados por el Juez —aplicador dej idóneo, es un juicio normativo lo que implica que los criterios
derecho—y, en esta valoración, no se deben de tener en cuenta, utilizados han de ser de naturaleza normativa, en este juicio, que
exclusivamente, criteríos de probabilidad sino criterios muy es un juicio de imputación, se trata, en suma, de objetivizar los
"s^ñejantes a los aquí propuestos para determinar el^iyel de elementos subjetivos. Si el conocimiento que tiene el autor sobre
riesgo permitido. Es decir, también en la determinación de la peligrosidad de su conducta no coincide con el peligro objetivo
TñíTchos elementos del tipo el Juez ha de ponderar intereses idóneo nos encontramos ante una situación de error de tipo, error
individuales y generales^^*^, por lo que las críticas dirigidas del que habrá que analizar su vencibilidad o invencibilidad.
contra el riesgo permitido, en base a que puede generar proble-
mas de inseguridad jurídica carecen de fundamento. W 2. Una de las diferencias que pueden suscitarse entre el error
de tipo, en un delito de lesión respecto de un «delito de peligro»
KB.
estriba en que, en el primer caso, el autor puede conocer el
peligro y el error recaer sobre «la efectiva virtualidad del riesgo
C) Peligro típico subjetivo creado —o no controlado^—», es decir, sobre la concurrencia de
a) El juicio sobre el peligro típico subjetivo una posibilidad razonable de evitar el resultado —supuestos de
imprudencia consciente—, mientras que en los «delitos de
1. El juicio sobre el peligro subjetivo se debe de realizar ex peligro» el error siempre recaerá sobre la «idoneidad» del
post desde una perspectiva ex ante —igual que se afirmaba peligro objetivo^^''. El error sobre la idoneidad tendrá su origen
respecto del juicio sobre el peligro objetivo idóneo— por el generalmente en el desconocimiento del autor de la concurren-
espectador objetivo situado en el lugar del autor y, en este caso, cia de circunstancias peligrosas y, por tanto, no dominadas por
sí subrogándose en el lugar de éste. La diferencia esencial entre él, por ser circunstancias de peligro objetivo del hecho de las que
el juicio objetivo y el subjetivo se encuentra en el hecho de que desconoce su naturaleza peligrosa, por tratarse de característi-
el juicio objetivo tiene validez general respecto de un caso cas técnicas o científicas que desconoce o por provenir de
concreto, mientras que en el juicio subjetivo se deben de tomar terceros o de la víctima.

elementos del delito; en sentido similar, DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, La


215
autoría en Derecho penal, Barcelona 1991, pp. 75 ss. Seguimos en el nivel de la antijuricidad y, por tanto, no estamos ante un
^^^ Cfr. AMELUNG, Contribución a la crítica del sistema Jurídico-penal de juicio de imputación personal.
216
orientación político-criminal de Roxin, en Schüneman (comp.), El siste- Esta diferencia será más o menos importante según cuál sea el objeto del
ma moderno del Derecho penal (trad., introducción y notas, Silva dolo. Si el resultado de los delitos de lesión es objeto del dolo, el contenido
Sánchez), Madrid 1991, pp. 96 ss,, que advierte como «..,ya el propio tipo del dolo en los delitos de peligro y de lesión es muy diferente, al respecto
penal aparece como producto de u n a solución de conflicto». vid. Infra. V. 2.
lio MÍRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 111

Quién conduce a excesiva velocidad, de noche, en una carretera Subjetivo imprudente^''^, e n el caso de los «delitos de peligro»,
transitada y adelanta un camión a la salida de una curva, chocando con supone la infracción del d e b e r de conocer t o d a s las c i r c u n s t a n -
el vehículo que venía de frente y muriendo los dos ocupantes, conoce cias p e l i g r o s a s reconocibles ex ante, y q u e y a s e h a n t o m a d o e n
el alto grado de peligro que está creando con su conducta, pero en virtud
consideración p a r a d e t e r m i n a r el objeto del juicio de peligro
de que es él quien conduce el vehículo, puede creer erróneamente que
objetivo idóneo. E n los «delitos de peligro», la peligrosidad típica
podía controlar el peligro y, en consecuencia, evitar el resultado.
Respecto de las muertes que se pudieran producir concurre un error surge por la s u m a del peligro i n h e r e n t e a l a c o n d u c t a del suj eto,
vencible de tipo que, en su caso, conllevaría su calificación como j u n t o con el peligro propio de ese á m b i t o de actividad. Con la
homicidios imprudentes. Por el contrario, respecto del delito de conduc- creación de los «delitos de peligro» se p r e t e n d e m o t i v a r al
ción temeraria, que también realiza con su conducta, existe dolo porque d e s t i n a t a r i o de la n o r m a a p r e v e r los riesgos propios del sector
conoce la «idoneidad» de su conducta para poner en peligro la seguridad de actividad d o n d e d e s a r r o l l a la c o n d u c t a , p a r a e v i t a r q u e ese
en el tráfico viario^^'. i n c r e m e n t o de la peligrosidad q u e crea con su c o n d u c t a l a
convierta e n típica. E n los delitos de peligro i m p r u d e n t e lo
3. E n el juicio sobre el peligro objetivo i d ó n e o s e t o m a b a n e n «reconocible» y lo «cognoscible» coincide e n u n a m p l i o p o r c e n t a -
consideración los peligros objetivos — s e g ú n leyes e s t a d í s t i c a s je.
de p r o b a b i l i d a d — q u e e r a n conocidos o p o d í a n s e r conocidos por
el a u t o r , E n el juicio subjetivo de peligro h a y q u e i n t r o d u c i r el Cuando el legislador tipifica la conducción bajo la influencia de
criterio n o r m a t i v o de la exigibilidad p a r a d e t e r m i n a r c u á l e s , de bebidas alcohólicas o sustancias estupefacientes toma en consideración
junto al peligro inherente a la conducción con las condiciones físicas y
e n t r e l a s c i r c u n s t a n c i a s p e l i g r o s a s reconocibles ex ante p o r el
psíquicas disminuidas, todos los riesgos propios del tráfico viario, pues
a u t o r , «debían» de h a b e r sido conocidas por é s t e , es decir, e r a n
es precisamente esa conjunción de una actividad peligrosa, realizada en
«cognoscibles». E n los «delitos de peligro», l a exigibilidad t i e n e un ámbito peligroso, en condiciones que aumentan su peligrosidad !o
u n contenido, e n c i e r t a m e d i d a , d i s t i n t o del q u e p u e d e t e n e r e n que legitima su penalización por el elevado grado de peligro objetivo
los delitos i m p r u d e n t e s ^ ' ^ , como c o n s e c u e n c i a de q u e e n el juicio idóneo que conlleva^^".
objetivo, d e e n t r e los peligros objetivos c o n c u r r e n t e s , s e consi-
d e r a b a n ú n i c a m e n t e como peligros idóneos, a q u é l l o s q u e po- E n consecuencia, todos los riesgos «normales» e n el tráfico
d í a n s e r conocidos con r e l a t i v a facilidad e n el r e s p e c t i v o á m b i t o viario son peligros objetivos idóneos y como t a l e s d e b e n de s e r
de actividad en el q u e se d e s a r r o l l a la s i t u a c i ó n peligrosa, conocidos por el a u t o r , son cognoscibles. Riesgos no n o r m a l e s —
excluyendo, por ejemplo, los conocimientos teóricos e x t r a o r d i - e x t r a o r d i n a r i o s — s e r í a n aquéllos q u e obedecen a peligros q u e
narios aunque estuviesen relativamente generalizados. E n
consecuencia, el l í m i t e inferior del juicio subjetivo de peligro, es
decir, el contenido m í n i m o n e c e s a r i o p a r a q u e c o n c u r r a u n tipo 219
CoRCOY BiDASOLO, El delito imprudente..., pp. 225 ss., en relación con el
contenido del tipo subjetivo de los delitos imprudentes, concebido como
infracción del deber de conocer —cognoscibilidad—.
Z2ü
Por ello, en contra de la opinión de un sector doctrinal, así por ejemplo,
Que en este supuesto se deba castigar, únicamente, por uno do los delitos TAMARIT SUMALLA, Com. PE. DP.(Dir. Quintero Olivares-coord. Valle
se deriva de la cláusula de subsidiariedad prevista en el art. 383. CP., no Muñiz), p. 1044, no es suficiente con una mínima conducción o con la
de que no se realicen ambos. conducción fuera de la vía pública o cuando no se prueba que había
CoKcOY BiDASüLO, El delito imprudente..., pp. 250 ss., entendiendo la conducido, por realizarse la prueba en un control rutinario..., para
exigibilidad como principio regulativo que permite trazar un límite al fundamentar el injusto típico de este delito por faltar uno de los elemen-
deber de conocer la peligrosidad de la conducta. tos típicos, es decir, la efectiva conducción en la vía pública.
112 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 113

no t i e n e n relación a l g u n a con el tráfico v i a r i o , t r a d i c i o n a l m e n - el riesgo creado por el transportista —delito contra la salud de los
te, d e n o m i n a d o s «imprevisibles»^^^ U n r i e s g o de e s t a clase consumidores imprudente—.
s e r í a , por ejemplo, la explosión de u n a bomba^^^, q u e u n suicida Si, por el contrario, se parte de que al fabricante sólo le son
se t i r e d e l a n t e del coche, u n a i n u n d a c i ó n , la r o t u r a de u n imputables los riesgos propios de la fabricación, su conducta no sería
puente... típica por faltar el grado de peligro objetivo idóneo —injusto típico
objetivo—, exceptó en el supuesto en que, por estar de acuerdo con el
transportista, para abaratar los costes..., asumiera los riesgos inheren-
tes al transporte. La decisión en uno u otro sentido no puede ser correcta
b) Error sobre el peligro objetivo idóneo y dolo
sino se examina, al respecto, junto al alcance de la conducta típica el
1. Los riesgos propios d e l a a c t i v i d a d peligrosa, objeto de momento de la consumación en estos delitos.
regulación p e n a l , e n principio, se p r e s u m e n conocidos por q u i é n
2. L a infracción del d e b e r de conocer las c i r c u n s t a n c i a s
p a r t i c i p a e n ella. El e r r o r sobre el peligro objetivo idóneo
)eligrosas reconocibles ex ante f u n d a m e n t a u n tipo subj etivo de
r e c a e r á , por t a n t o , en las c i r c u n s t a n c i a s p e l i g r o s a s p r o v i n i e n t e s
peligro i m p r u d e n t e p e r o no u n o doloso. La tipificación de
de terceros o de la v í c t i m a y cuyo riesgo c o n c u r r e j u n t o con el del
«delitos de peligro» por i m p r u d e n c i a e n el Código P e n a l de 1995,
a u t o r p a r a a l c a n z a r el g r a d o de peligro objetivo q u e f u n d a m e n -
i n d e p e n d i e n t e m e n t e , de q u e se m a n t e n g a u n a posición crítica
t a su i d o n e i d a d p a r a s e r c o n s i d e r a d o peligro típico.
respecto a su creación^^'^, s u p o n e q u e e n esos delitos la c o n d u c t a
En el llamado delito de «fraude alimentario», el elemento típico será p e n a l m e n t e típica c u a n d o p a r a el sujeto e r a cognoscible la
esencial es la «nocividad» del producto que se fabrica o se comercializa. peligrosidad i n h e r e n t e a s u c o n d u c t a . E n todo caso, t a m b i é n e n
En este supuesto, si el fabricante vende un producto caducado pero que los «delitos de peligro» d e b e n de t e n e r eficacia l a s r e g l a s del
si es tratado normalmente —de acuerdo con las reglas de cuidado
error de tipo y, e n consecuencia, si el e r r o r sobre la c o n c u r r e n c i a
propias de esa actividad— no es «nocivo», pero el transportista lo deja
de u n peligro objetivo idóneo es invencible el h e c h o d e b e r á de
unos días sin refrigerar y cuando finalmente llega al mercado sí que es
"nocivo», la solución a la que se llegue será diametralmente distinta ser i m p u n e . Calificar el e r r o r como vencible implica a f i r m a r q u e
según qué riesgos de los realmente concurrentes son imputables al el sujeto h a infringido el d e b e r de c u i d a d o y su c o n d u c t a se
fabricante. Si se entiende que la "nocividad» propia de vender productos c a s t i g a r á como i m p r u d e n t e si e s t a p r e v i s t a la comisión i m p r u -
caducados está formada por la suma del peligro propio de la caducidad, dente y s e r á i m p u n e en caso contrarío^^'^.
unido a otros riesgos que son previsibles y que determinarán que
El sujeto que, tomando una determinada medicación contraindicada
finalmente cuando esté en el mercado ese producto sea idóneamente
con la ingesta de alcohol, durante una fiesta olvida estos datos^^-'' y toma
peligroso, la conducta del fabricante será típica, exceptó cuando haya
tratado de evitar los riesgos posteriores y no haya podido por el actuar
fraudulento de los otros intervinientes —error invencible sobre la
idoneidad del peligro objetivo—, con independencia de que conociera
22;t
—delito contra la salud de los consumidores doloso— o debiera conocer Vid. Infra. V. 2.
224
El castigo o la impunidad dependerán de que el legislador haya previsto
o no la comisión imprudente en esa modalidad delictiva, al seguirse
desde la entrada en vigor del Código Penal de 1995, el sistema de
^^^ El término «imprevisible» es incorrecto pues el mero hecho de poder incriminación cerrada de la imprudencia —numerus clausus—.
enumerar aquí algunos de ellos implica que pueden ser previstos, es La situación sería distinta si el médico no sólo no le ha advertido de este
decir, que son previsibles. problema sino que incluso le dice que esas pastillas no tienen contrain-
^^^ Siempre que la situación política del momento sea también «normal». dicación alguna. En este segundo ejemplo, el principio de confianza sería
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 115
114
una copa, que en situación normal no hubiera elevado el nivel de alcohol esarroUado-múltiples teorías^^*^. En la actualidad^^^, van impo-
en sangre por encima de lo permitido ni hubiera afectado relevantemente niéndose aquellas teorías que ponen el acento en el elemento
a su capacidad para conducir, si en esta situación coge su vehículo para cognitivo del dolo, entendido como conocimiento de la situación
volver a casa, tal como tenía pensado, y conduce descuidadamente sin de peligro típica^^". Si se entiende el dolo como realización por
advertido precisamente por tener mermadas sus facultades, está incu- el autor de una conducta voluntaria conociendo el exacto peligro
rriendo en un error vencible sobre la idoneidad del peligro que está típico que entraña, en los «delitos de peligro» dolosos el sujeto
creando y su conducta deberá de quedar impune, al no estar prevista la deberá de conocer todas las circunstancias que determinan la
comisión imprudente del delito de conducción bajo la influencia de
existencia de un peligro objetivo idóneo —típico^, igual que en
bebidas alcohólicas^^^.
El sujeto que pone en el mercado un producto «nocivo», descono- los delitos de lesión. Hay que diferenciar el dolo de los «delitos
ciendo esta nocividad, porque no tiene los datos técnicos que debería de de peligro», en cuanto delitos en los que se protegen bienes
conocer para poder fabricar esa clase de productos, incurre en un error jurídicos supraindividuales, y el «dolo de peligro», puesto que el
vencible sobre la idoneidad del peligro que está creando y su conducta dolo de peligro sólo tiene sentido en relación con los delitos de
deberá de calificarse como delito contra la salud de los consumidores peligro concreto^'^ La identidad del dolo en los «delitos de
imprudente, puesto que en este caso sí que está prevista la comisión peligro» y en los delitos de lesión no depende, únicamente, del
imprudente. concepto de dolo sino también del objeto del dolo, que en un caso
es un resultado de peligro y en otro un resultado de lesión^''^.
3. Para que concurra un «delito de peligro» doloso es necesa-
rio probar que el sujeto conocía el peligro objetivo idóneo
concurrente. El dolo en los «delitos de peligro» no puede tener un
contenido distinto del que se predique respecto de los delitos de ^^^ Sobre las distintas teorías ver la completa monografía sobre el dolo de
lesión^'^'^, en los que se suscita una fuerte controversia acerca del FRISCH, Vorsatz ..., passim.
elemento volitivo en el dolo, precisamente en relación con el ^^^ En los últimos años existe u n a tendencia clara, tanto en la doctrina como
en la jurisprudencia, hacíala objetivación del dolo, centrando el conteni-
«querer» el resultado, problema respecto del que la doctrina ha do del dolo en el elemento del conocimiento; en este sentido, se manifes-
taban entre otros, por ejemplo, HRUSCIIKA, Strukturen der Zurechnung,
Berlín 1976, p. 12; SCHÜNEMANN, JA 1975, pp. 789 ss.; SILVA SÁNCHEZ,
«Aberrado ictus» e imputación objetiva, ADPCP 1984, p. 367; CoRCOY
BiDASOLO, El delito imprudente..., pp. 273 ss.; en el caso de la jurispruden-
eficaz para calificar el error como invencible y, en consecuencia, se cia esta evolución se fundamenta en la imposibilidad de probar el
debería afirmar la impunidad de su conducta. elemento volitivo del dolo, si se cumple estrictamente con el principio de
'^'^^' Si en esta situación, debido a su falta de reflejos, atrepella a u n a persona, defensa; KINDHAUSER, Der Vorsatz ais Zurechnungskriterium, ZStW (96)
sí que se le podría castigar por un delito o falta imprudente, según si, 1984, p. 23, pone de relieve este aspecto al afirmar que no tiene ningún
atendiendo a todas las circunstancias concurrentes, se podría calificar su sentido exigir un elemento en el dolo que luego no puede ser apreciado.
230
infracción del cuidado de grave o leve, al haber olvidado el peligro que en Cfr. FKISCH, Vorsatz..., pp. 297 ss.
231
su situación implicaba beber teniendo que coger posteriormente el coche RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Delitos de peligro..., pp. 58 ss., afirma que desde
para volver a casa. una teoría estrictamente cognitiva del dolo es coherente la identificación
^^"^ La doctrina mayoritaria alemana defiende la identidad entre dolo de del dolo de peligro, el dolo eventual de lesión y la imprudencia consciente,
peligro y dolo de lesión, cfr. WOLTKR, Objektive and personaic aun cuando ella no sea partidaria de esta identidad precisamente por no
Zurechnung...,\iip. 210 ss.; en el mismo sentido, los pocos autores que en 232 ^^^PÍ-^^ las teorías cognitivas.
España que t r a t a n el tema, cfr. RODRICIÜE?, MONTAÑÉS, Delitos de peligi'o El problema con que se enfrentan tanto las teorías volitivas, como las de
..., pp. 46 ss., manifestándose la autora en contra de esta identidad la probabilidad, las del sentimiento, las eclécticas o las cognoscitivas
aceptada por la doctrina mayoritaria.
imi MIRENTXU CORCOYBIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 117

4. El acercamiento de posiciones hacia un concepto de dolo conocer el peligro objetivo idóneo—. Por consiguiente, el funda-
objetivado no excluye las divergencias respecto de cuál es el mento de la identidad conceptual entre dolo de peligro y dolo de
objeto del conocimiento propio del dolo. Si se considera que la lesión no depende de que se defienda una teoría volitiva o una
producción del resultado no pertenece al injusto^'*'', el resultado cognitiva sino, básicamente, de que la producción del resultado
no será objeto del dolo y, por el contrario, si se parte de que el sea objeto del dolo o no^'^^. Si el objeto del dolo es la situación
resultado forma parte del injusto, el dolo deberá abarcar la típica y ésta h a de ser fruto de una conducta humana volunta-
producción del resultado^'^'*, afectando la distinta comprensión ria, al coincidir el objeto de conocimiento con el objeto de la
de la ubicación del resultado a las diferencias entre dolo de voluntad puede admitirse que el dolo contenga un elemento
peligro y dolo de lesión, en la concepción tradicional. Si el volitivo que, además, desde esa perspectiva puede ser fácilmen-
resultado forma parte del injusto y, como tal, es objeto del dolo, te probado. Se podría alegar contra esta postura que impide
el dolo de lesión será sustancialmente distinto del dolo de diferenciar el dolo eventual de la imprudencia consciente,
peligro porque comprenderá el conocimiento y la aceptación de puesto que la imprudencia también va precedida de una con-
la producción del resultado, y probar ese conocimiento y acep- ducta voluntaria y en la imprudencia consciente hay conoci-
tación es precisamente el aspecto que no resuelve ninguna de miento del peligro. Esta objeción puede ser rebatida en base a
las teorías acerca del dolo eventual^''^ Si, por el contrario, se que el elemento subjetivo del tipo imprudente se caracteriza por
mantiene que el resultado no forma parte del injusto típico, sino un desconocimiento del «efectivo» riesgo creado —o no contro-
de la sancionabilidad, para que exista dolo de lesión es suficien- l a d o ^ por la conducta, desconocimiento del peligro exacto
te con que el sujeto conozca el exacto peligro típico creado con su creado que, conceptualmente, también es igual en los «delitos
conducta —lo que implica que conoce su eficacia para producir de peligro» imprudentes^'*^.
el resultado—. Es decir, el mismo contenido que en un «delito de
peligro», en el que habrá dolo cuando el sujeto conozca el exacto
peligro típico creado por su conducta —que en este caso no D) Peculiaridades del juicio de peligro —objetivo-subjetivo—
implicará conocer su eficacia para producir el resultado sino en los «delitos de peligro»

a) En relación con el juicio de peligro objetivo


estriba precisamente en la dificultad de probar la existencia de dolo 1. Al analizar el juicio objetivo y subjetivo sobre el peligro en
respecto del resultado en el dolo eventual. '^^Br
La no pertenencia del resultado al injusto es muy contestada en la
los apartados anteriores ya se han ido señalando los problemas
doctrina pero creo que es la única postura que realmente es coherente con específicos que plantean estos juicios de imputación en los
la función motivadora de la norma penal, por un lado, y con las posibili- "delitos de peligro». En este punto se t r a t a de poner de relieve
dades procesales de probar el dolo, sin recurrir a presunciones contra reo; aquellos aspectos diferendadores que para este trabajo tienen
en este sentido, ARMIN KAUFMANN, Zum Stand del Lehre uom personalen
Unrecht, Welzel F e s t , 1974, pp. 410 ss.; HOÜN, Konkrete..., pp. 78 ss;
SILVA SÁNOIEZ, Aproximación..., pp. 388 ss..
234 236
En este sentido la doctrina mayoritaria, tanto en España como en FRISCH, Vorsatz..., pp. 57 ss., centra correctamente la discusión acerca del
Alemania. dolo, al centrar el problema en el objeto del dolo, en sentido de que el
En este sentido es curiosa la posición de JAKODS, A T , § 6/79, que objeto del dolo no es el tipo objetivo en su conjunto, sino únicamente el
defendiendo la pertenencia del resultado al injusto, mantiene que las comportamiento típico.
237
diferencias entre dolo de peligro y de lesión son mínimas. Infra. V. 2. B).
118 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO Kí DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 119

una especial importancia. En primer lugar, y en relación con la aue pueden suponer peligros futuros para la humanidad —
relevancia de los poderes individuales del autor en el juicio delitos contra el medio ambiente, delitos de manipulaciones
sobre el injusto típico objetivo, para los «delitos de peligro» se eenéticas...— y, en todos esos casos, el poder personal del autor
propone la utilización del baremo del hombre medio —el hom- ¿e cumplir la norma es muy elevado, pues son sectores de
bre prudente—, en lugar de tomar en consideración los poderes actividad que sólo deberían de ser asumidos por profesionales.
individuales del autor en el injusto, tal y como defiendo respecto En otras palabras, en estos sectores los poderes especiales son
del baremo a utilizar en los delitos imprudentes. Las razones necesarios no para cumplir la norma sino para infringirla,
por las que se propone utilizar el baremo del hombre medio en porque los intervinientes en los diferentes ámbitos enumerados
los «delitos de peligro» ya se han apuntado^''", pero creo necesa- deben de tener una preparación previa y la falta de esa prepa-
rio volver sobre ello por la incongruencia sistemática que puede ración obliga a no intervenir, porque la mera intervención
parecer que significa. Esta diferencia no surge a partir de que supondría ya la creación de un riesgo por encima del nivel del
en los «delitos de peligro» se entienda que la norma penal riesgo permitido.
primaria no tiene función de motivación o tiene una función de
motivación distinta, puesto que de ser así la incongruencia 2. Respecto de cuándo es el momento en el que el espectador
metodológica no sería aparente sino real. La norma primaria objetivo se sitúa «ex ante en el lugar del autor» se suscitaban
penal, como imperativo dirigido a todos los ciudadanos, tiene su problemas de naturaleza dogmática y político-criminal. Los
límite en el poder personal de cumplir la norma por parte del problemas dogmáticos surgían respecto del momento del inicio
sujeto^-''* y este principio no puede ser diferente en los «delitos de de la tentativa y de la consumación en los «delitos de peligro»,
peligro» respecto de los «delitos de lesión». En los «delitos de puesto que de ello depende la ubicación temporal del espectador
peligro», por las características de los bienes jurídico-penales objetivo y ello, a su vez, afecta a qué circunstancias peligrosas
protegidos en ellos, lo que pretende el legislador es motivar a un debían de ser tomadas en consideración para determinar el
actuar prudente en actividades peligrosas —delitos contra la objeto sobre el que recaería el juicio de peligro. Al respecto será
seguridad en el tráfico, delitos contra la seguridad en el trabajo, necesario concretar cuándo se inicia la tentativa en los «delitos
delitos de riesgo catastrófico, delitos contra los derechos de de peligro» y cuándo puede entenderse consumado un «delito de
peligro». Este segundo problema tiene una especial importan-
consumidores y usuarios —, motivar a controlar los riesgos cia en relación con la posibilidad de desistimiento activo y con
propios de la organización de instituciones que están al servicio la calificación como concurso real, delito continuado o como un
del ciudadano —delitos contra la Administración de Justicia, único «delito de peligro», en supuestos en los que un sujeto/s
delitos contra la Administración Pública, delitos contra la realiza actividades peligrosas de la misma naturaleza durante
Hacienda Pública...— y motivar para evitar comportamientos un período más o menos prolongado de tiempo^'^°. La solución
respecto de los problemas concúrsales debe de buscarse más en
criterios político-criminales que dogmáticos, puesto que las
^•'" Supra. III. 1. B).; sobre este tema se volverá Infra. IV. 1. razones para calificar en uno u otro sentido obedecen en mayor
^•'•' En su obra sobre los delitos imprudentes, JAKOBH, Stiidienzumfahiidssigpn
Erfolgsdelikt, Berlin 1972, p. 69, justifica la utilización do los poderes
individuales en la determinación de la infracción del deber de cuidado
con un argumento basado en la naturaleza de la norma penal como
imperativo dirigido a todos los destinatarios que, por consiguiente, 240
Infra. V. 1. y 5., respectivamente, en relación con la tentativa y consuma-
encuentra su límite en ol poder de cumplimiento del sujeto. ción y con la problemática concursal.
120 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 121

m e d i d a a valoraciones sobre el m e r e c i m i e n t o y la n e c e s i d a d de ^ a s jurídicas que llevan aparejadas suponen u n a menor inge-


p e n a , y a p r o b l e m a s p r o c e s a l e s de p r u e b a , q u e a r a z o n e s rencia en la esfera de l i b e r t a d de la p e r s o n a .
estrictamente dogmáticas.
4. J u n t o a los principios a n t e r i o r e s , f r e n t e a d e t e r m i n a d o s
3. El riesgo p e r m i t i d o , como criterio r e s t r i c t i v o del tipo «delitos de peligro», t i e n e u n a especial i m p o r t a n c i a el criterio de
objetivo, t i e n e u n a especial incidencia e n los «delitos de peli- la adecuación social, con u n a doble v e r t i e n t e de uso social y de
gro»^^', y a s e a n dolosos o i m p r u d e n t e s . L a t r a s c e n d e n c i a del insignificancia. E n los ejemplos p r o p u e s t o s por la d o c t r i n a
riesgo p e r m i t i d o en los «delitos de peligro» es consecuencia, por a l e m a n a , e n relación con el criterio de la adecuación social,
u n lado, de la n a t u r a l e z a p e n a l del riesgo p e r m i t i d o , e n el puede o b s e r v a r s e q u e m u c h o s de ellos e s t á n e n relación con los
concepto a q u í defendido, y de la d u p l i c i d a d s a n c i o n a t o r i a q u e delitos c o n t r a la A d m i n i s t r a c i ó n P ú b l i c a y de J u s t i c i a , es decir,
c o n c u r r e en la m a y o r í a de estos delitos — s e g u r i d a d e n el afectan a «delitos d e peligro».
tráfico, s e g u r i d a d en el t r a b a j o , m e d i o a m b i e n t e , s a l u d de los
En el supuesto de los regalos al funcionario de Correos en Navi-
consumidores, energía nuclear, manipulaciones genéticas,
dad^''^, como ejemplo de adecuación social, en relación con el delito de
m e r c a d o . . . — , así como de la r e l e v a n c i a del juicio de peligro cohecho, su «tolerabilidad» dependerá de la clase de regalo, es decir, del
objetivo en estos delitos. L a n a t u r a l e z a j u r í d i c o - p e n a l del riesgo mínimo riesgo, pero también de la ualoración social de esa conducta.
p e r m i t i d o y su ubicación en el tipo objetivo d e t e r m i n a su Cuando, en el principio de los años ochenta, se comentaba este ejemplo
u t i l i d a d p a r a r e s t r i n g i r el tipo objetivo, q u e se configura a p a r t i r en algún seminario de penal era unánime el considerar irrelevante este
de aquellos peligros q u e t e n g a r e l e v a n c i a p e n a l , excluyendo tipo de comportamientos, aun cuando formalmente realizara el tipo de
otros peligros q u e p u e d e n s e r t a m b i é n ilícitos p e r o de n a t u r a l e - cohecho. Sin embargo, la corrupción tan elevada que se ha producido
za civil, a d m i n i s t r a t i v a o laboraP'^'^ P a r a c o n c r e t a r el nivel del y en España en los últimos años ha conducido a una sensibilización de la
conciencia social y se ha llegado al extremo de procesar a un alcalde por
riesgo p e r m i t i d o , en s u p u e s t o s de d u p l i c i d a d s a n c i o n a t o r i a , se
haber regalado un décimo de Navidad a los empleados del Ayuntamien-
d e b e n t e n e r s i e m p r e p r e s e n t e s , como criterios específicos de to.
valoración, los principios de s u b s i d i a r i e d a d y ultima ratio,
r e s e r v a n d o la calificación de peligro típico ú n i c a m e n t e respecto
Por el c o n t r a r i o , el c o n s e n t i m i e n t o , e n el nivel del riesgo
de aquellos peligros e s p e c i a l m e n t e g r a v e s , p u e s t o q u e , e n estos
permitido, no t i e n e incidencia a l g u n a en relación con los «deli-
á m b i t o s , el D e r e c h o p e n a l debe de s e g u i r s i e n d o accesorio
tos de peligro», p u e s t o q u e los b i e n e s jurídicos protegidos e n
respecto a los o t r a s r a m a s del O r d e n a m i e n t o j u r í d i c o , d o n d e el
esos delitos, al s e r s u p r a i n d i v i d u a l e s o colectivos, no son dispo-
nivel de exigencia p u e d e s e r m a y o r , p o r c u a n t o l a s consecuen-
nibles y a q u e c a r e c e n de titularidad^**. Al t r a t a r d e l a eficacia

243
Comportamiento que en España se conocía tradicionalmente como «agui-
^"" Supra. 111. 1. B), se ponía de relieve la afinidad entre riesgo permitido c naldo» y que, desde luego, era considerado adecuado socialmente.
imprudencia, pero esta afinidad se puede predicar, incluso en mayor 244
Los casos de conducción suicida son supuestos de autopuesta en peligro,
müdida, entre riesgo permitido y delitos de peligro. existe consentimiento por parte de quién conduce y, normalmente, en su
^^^ Vid. Supra, III, 1. B)., en relación con la crítica a la consideración del caso, por parte de los acompañantes, para realizar la conducta peligrosa,
riesgo permitido como causa de justificación, uno de cuyos motivos era la y, sin embargo, ese peligro no puede calificarse nunca de riesgo permiti-
mayor ingerencia, en la esfera de libertad de torceros, de un comporta- do. Esa conducta realiza un delito contra la seguridad en el tráfico (sin
miento típico justificado respecto de un comportamiento atípico, qu(í entrar aquí sobre la incorrecta redacción del llamado delito de los «pilotos
constituye ilícito civil, administrativo o laboral. suicidas» que impide su aplicación), estaríamos, en estos casos, frente a
122 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO 'íi" DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .. 123

del consentimiento, en relación con el riesgo permitido, respecto sión» de ámbitos «administrativos» por parte del Ordenamiento
del tratamiento médico-quirúrgico, ya señalábamos^'^'"', que un penal lleva a una reconsideración de esta accesoriedad absoluta
límite a la eficacia del consentimiento, en este ámbito, se y se comienza a hablar de una «accesoriedad relativa»^''^. La
encuentra, precisamente, en los supuestos en los que el trata- llamada «accesoriedad relativa» sólo puede ser aceptada si
miento es necesario para evitar un peligro para la salud de los previamente se establecen dos categorías diferentes, la referen-
consumidores, es decir, un peligro para un bien jurídico te a la accesoriedad del Derecho y la referente a la accesoriedad
supraindividual. del acto administrativo^*^ En el caso de las leyes penales en
5. En los bienes jurídico-penales supraindividuales la posi- blanco, la accesoriedad penal respecto de la normativa adminis-
ble restricción del tipo, con similitudes respecto del riesgo trativa es evidente^'^'', puesto que la propia norma penal remite
permitido, puede plantearse por la presunta eficacia que pue- a la administrativa para concretar el supuesto de hecho'^^^. El
dan tener las autorizaciones administrativas que «permiten» aspecto de la accesoriedad que mayor discusión suscita, y que es
superar los límites de riesgo establecidos en los tipos penales. el que nos interesa en esta sede, se refiere a la eficacia de los
El problema supera con mucho el objeto de esta trabajo pero actos administrativos para limitar el alcance de la norma
requiere al menos ser enunciado. Como se ha ido poniendo de penaP^^
relieve muchos de estos «delitos de peligro» regulan sectores de
actividad que, tradicionalmente, han sido, y siguen siendo,
objeto de protección o regulación por otros ordenamientos, CE que confieren al Juez penal la potestad de decidir sobre la compati-
especialmente, el Derecho administrativo. Mientras el Derecho bihdad de dos normas de rango distinto y denegar la aplicación de
penal se mantuvo al margen o, prácticamente, al margen de aquella norma que sobrepase los límites de otra de rango superior.
MATEOS RODRÍGUEZ-ARIAS, Derecho penal y protección del medio ambiente,
estos sectores de actividad, se había defendido un modelo de Madrid 1992, p. 81, plantea esta accesoriedad relativa en relación con las
accesoriedad absoluta de las distintas r a m a s del Ordenamiento autorizaciones administrativas en materia de medio ambiente.
jurídico respecto del Derecho penaP'^''. La denominada «inva- Cfr.T\VAWMA:<^l'KwmiAUS¥M,Umweltstrafrecht-BewáhrungoderReform'^,
NStZ 1988, p. 342.
En ningún caso pienso que se puede hablar de accesoriedad absoluta
puesto que en el Derecho penal rigen unos principios que debe de ser
un delito de conducción temeraria), o, frente a una tentativa de homici- aplicados en todo caso y que condicionan la interpretación de los hechos
dio/lesiones en dolo eventual o, en su caso, si se producen resultados enjuiciados. La normativa administrativa es indiciaría respecto del
lesivos imputables a la conducta, frente a un delito de homicidio o injusto típico; en una ley penal en blanco cuando los hechos no infringen
lesiones. la norma administrativa no cabe hablar de tipo penal, porque faltaría
245 Supra, III. l . B ) . uno de los elementos del tipo, pero la infracción administrativa no
24fi determina la existencia de un ilícito penal.
En Italia la accesoriedad absoluta del Derecho penal se entiende en
sentido contrario, es decir, el Derecho penal es garante del cumplimiento Al respecto, es de reseñar la voluntad del legislador penal de 1995 de
de la normativa administrativa, de forma que el Derecho penal sólo limitar al máximo las leyes penales en blanco, incluso en ámbitos en los
puede entrar cuando exista un procedimiento administrativo en el que que parece necesaria esta técnica legislativa como serían los de la
ya se haya declarado la infracción. En España el principio es el opuesto propiedad intelectual o industrial o las manipulaciones genéticas...,
y el procedimiento penal paraliza cualquier otro procedimiento y las ámbitos en los que, por su especificidad, parece conveniente la remisión
resoluciones de otros ordenamientos no afectan a la resolución pena!, tal para evitar infracciones del principio de igualdady de seguridadjurídica.
y como se desprende de una interpretación sistemática de los artículos 251 El problema se ha planteado especialmente en relación con el medio
sitruientes: art. 10 LOPJ, art. 3 LECrim y Art. 4 de la Ley reguladora de ambiente, donde existen autorizaciones administrativas que «permiten»
la Jurisdicción contenciosa Administrativa y, en especial, los arts. 9 y 163 superar los límites legales establecidos, al respecto, vid. PE LA MATA
124 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 125

La jurisprudencia, aun cuando tenemos minimas referencias al ordenamiento jurídico, de seguridad jurídica, de legalidad y de
respecto, y las que existen no están especialmente fundamentadas y la falta de competencia de los Tribunales penales para juzgar el
parecen obedecer a motivos de justicia material, en principio parece que acto administrativo y, otro sector, al concebir la autorización
se inclina por negar a la autorización administrativa la posibilidad de
administrativa como fuente de derechos subjetivos^'''^, entien-
generar derechos subjetivos. El Tribunal Supremo, en sentencia de 30
de noviembre de 1990 (RJ 9269/1990), sobre delito ecológico den que el acto administrativo anulable vincula al ordenamien-
provocado por una Central Térmica, cuya actividad estaba autorizada to penal. Este planteamiento no es sostenible^'''^, por cuanto,
por la Conselleria de Medi Ambient de la Generalitat de Catalunya, especialmente, en estos ámbitos el Derecho penal tiene una
establece que la autorización administrativa carece de relevancia alguna función específica, no de protección o garantía del cumplimien-
para desvirtuar la tipicidad de una conducta materialmente lesiva para to de las resoluciones administrativas, sino de control de la
el bien jurídico. propia Administración, que no es titular de derecho alguno en
materia de medio ambiente, energía nuclear, manipulaciones
6. Para entender la posible eficacia limitadora del tipo penal, genéticas, salud de los consumidores..., sino que, únicamente,
en un sentido análogo a lo que sucedía en los casos examinados tiene una función de organización y control del cumplimiento de
de riesgo permitido^''^, de las autorizaciones administrativas, la normativa existente^^'^.
especialmente, en materia de medio ambiente, habría que
distinguir, en primer lugar, entre las autorizaciones adminis-
trativas arbitrarias, que son nulas de pleno derecho^^-' —puesto
M 7. La cuestión es distinta cuando el problema de accesoriedad
se suscita porque uno de los elementos del tipo penal es la falta
que no obedecen a solución de intereses legítimos—y aquéllas de autorización administrativa^''^, por cuanto, el propio Orde-
que son anulables. En este segundo supuesto, un sector de la namiento penal vincula la tipicidad a la autorización adminis-
doctrina alemán a ^•''^, en virtud de los principios de unidad del
y
JAKOBS, A T , § 16/28 ss. y ROXIN, D P . P G . , § 17/42 ss., justifican la
irrelevancia jurídico-penal de las conductas amparadas en autorizacio-
BARRANCO, Protección Penal del Ambiente y Accesoriedad Administrati- nes administrativas al concebirlas como fuente de derechos subjetivos.
va. Tratamiento penal de comportamientos perjudiciales para el ambien- 256 Cfr. DE LA CUESTA AGUADO, Respuesta al peligro nuclear, Barcelona 1994,
te amparados en una autorización administrativa ilícita, Barcelona pp. 242 ss., refiriéndose, en concreto, a una resolución del BGHSt de 13
1996, passim.; VERCHKK NOGUEJÍA, Las autorizaciones administrativas y de marzo de 1993, en la que se rechaza la vinculación del ordenamiento
los delitos contra el medio ambiente, AP (2) 1995, p. 911. penal a la autorización administrativa.
La autorización administrativa nunca puede tenor la eficacia que tiene 257 El legislador de 1995 ha sido consciente de este problema creando tipos
el conscntimientorcspectode los bienesjurídicoíndividuales, puesto que específicos en los que se sanciona a los funcionarios o autoridades que
la Administración tiene la función de organizary «administrar» determi- faciliten, posibiliten... la realización de un delito contra el medio ambien-
nados sectores de actividad pero no es titular de derechos y, por tanto, no te o de un delito urbanístico o contra el patrimonio histórico-artístico,
puede disponer libremente, el único Poder que tiene potestad para preceptos que, con independencia de las críticas que por la incorrecta
decidir el nivel de riesgo permitido con carácter general es el Poder técnica legislativa merezcan, político-criminalmente suponen que el
legislativo. legislador ha advertido que los más graves ataques en estos ámbitos se
Cfr. DK 1^ MATA BARIÍANCO, Protección penal del ambiente..., pp. 155 ss., realizan contando con autorizaciones administrativas.
niega rotundamente relevancia jurídica a esta clase de autorizaciones, 258 La problemática es muy diversa y en esta sede no es posible abordarla,
en la misma dirección que la doctrina mayoritaria alemana y española. pero al respecto se suscitan distintas situaciones como pueden ser
Cfr. SonMl'r/,, ROLANIJ, Verwaltungshandeln und Strafreckt. Zur excesos respecto de la autorización, autorización posterior, autorización
Verwaltungsakzessorietát des Umwelstrafrehts, Heildelberg 1992, pp. caducada..., cada uno de los cuales requiere un tratamiento específico,
34 ss. pero que, en general, debe de resolverse en el caso concreto.
126 MIRENTXU CORCOYBIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 127

trativa. Pese a ello, la falta de autorización no puede suponer autorización administrativa no vincula al ordenamiento jurídi-
sin más ni la tipicidad de una conducta ni tan siquiera la co-penal y que, los posibles conflictos se deberán de solucionar
aplicación de un tipo agravado en base a esta falta de autoriza- con los principios generales de interpretación del Derecho
ción. Para que la falta de autorización tenga relevancia penal es penal, ya sea en el ámbito de la antijuricidad, en el nivel de la
necesario que ese requisito esté dirigido a controlar las riesgos tipicidad o de la justificación, o de la sancionabilidad^'^^
que afectan directamente al bien jurídico protegido en ese
delito.
b) En relación con el juicio de peligro subjetivo
P. ej. la falta de autorización para ejercer una actividad, consistente
en la falta de! alta definitiva de la empresa, que tiene exclusivamente 1. En relación con el juicio subjetivo, en los «delitos de
efectos fiscales, no puede servir ni para fundamentar ni para agravar e! peligro» se suscitan diferencias respecto de los «delitos de
injusto penal. Por el contrario, la autorización de una depuradora para
realizar una determinada actividad si que afecta directamente al posible lesión» en relación con el deber de conocer —cognoscibilidad—
delito medio ambiental. el peligro objetivo idóneo que coincide en mayor medida con el
peligro objetivo reconocible en los delitos de peligro que en los
En sentido contrario, la autorización obtenida fraudulenta- de lesión. La posibilidad de admitir un error de tipo, por
mente, ya sea engañando ya sea corrompiendo a la Administra- desconocimiento de factores de riesgo concurrentes ex ante, es
ción competente, no puede surtir efecto en orden a excluir el menor en los «delitos de peligro» que en los de lesión, en base al
tipo. especial contenido del injusto típico objetivo en estos delitos en
los cuales el peligro típico objetivo abarca los riesgos propios de
8. La autorización administrativa es también fuente de la actividad regulada, no siendo necesario conocer, exactamen-
errores de tipo o de prohibición, en los que puede incurrir quien te, su eficacia lesiva, en el sentido de las consecuencias posterio-
actúa al amparo de esa autorización^''-'. Cuando la autorización res que se puedan derivar del comportamiento peligroso, sino
se ha obtenido fraudulentamente no puede alegarse error en que, para que concurra dolo, es necesario conocer, únicamente,
base a la existencia de autorización pero siempre subsistirá, en
esos casos, el problema de prueba. En los demás casos, si el
sujeto actúa de buena fe, la autorización administrativa, en
falta de autorización administrativa, siempre que el acto administrativo
principio, fundamentará un error de tipo o de prohibición, no fuera nulo de pleno derecho.
según los casos, invencible, por cuanto no le es exigible al ^^^ En relación con los llamados «Planes graduales de descontaminación",
ciudadano controlar el buen funcionamiento de la administra- las Comunidades Autónomas que tienen transferida la competencia en
ción y, por el contrario, puede confiar en que sea correcto. En materia de medio ambiente, empezaron, a través de actos administrati-
vos, a autorizar individualmente sobrepasar los límites legales. Los
consecuencia, como criterio generaP''^, hay que partir de que la
problemas de «accesoriedad» que esta situación suscitaba, existiendo
procesamientos en situaciones en las que se actuaba con autorización
administrativa en el contexto de un «Plan gradual de descontamina-
ción», h a llevado a que los respectivos Parlamentos dictaran leyes para
^'^^ Cfr. BACIGAI.UFO ZAPATKR, El error sobre los elementos del tipo y el error regular con carácter general estos planes, así, por ejemplo, en el País
sobre la antijuricidad o la prohibición (artículo 6 bis a) del Código Penal, Vasco, Ley 3/1998, de 27 de febrero. General de Protección del Medio
en Comentarios a la Legislación Penal, T. V, vol. I, p. 69 ss. Ambiente del País Vasco, y la Ley 3/1998, de 23 de marzo, de Protección
'^^^ Cuya excepción, en virtud del principio de legalidad, se produciría, del Medio Ambiente. Intervención integral de la Administración am-
únicamente, en aquellos delitos que requieran, como elemento típico, la biental en Catalunya.
128 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO ?T,'.. DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 129

la a p t i t u d del c o m p o r t a m i e n t o p a r a l e s i o n a r el b i e n jurídico- ; salud que puede provocar su uso, para que exista dolo, si que debe de
p e n a l protegido. El m e n o r á m b i t o del e r r o r en los «delitos de tconocer la naturaleza nociva y ello muchas veces es difícil porque la
peligro» explica la m a y o r s i m i l i t u d e n t r e i m p r u d e n c i a conscien- ínocividad puede surgir de una conjunción de circunstancias, parte de las
t e y dolo en estos delitos, sin q u e ello s u p o n g a a f i r m a r q u e el dolo ^cuales él desconozca o porque desconozca las consecuencias de su
e n los «delitos de peligro» es u n «dolo de peligro», ni t a n s i q u i e r a i,concurrencia.
q u e el dolo de peligro s e a e q u i p a r a b l e a la i m p r u d e n c i a cons- Esta complejidad puede ser fuente de errores en otras modalidades
ciente en u n delito de lesión^''^. E n los delitos de peligro, al igual toe delitos contra bienes jurídicos supraindividuales, como pueden ser los
Idelitos contra la Administración pública. Así, por ejemplo, en el delito
q u e en todos los d e m á s , se p u e d e n d a r s u p u e s t o s de i m p r u d e n -
3e malversación, el destinar bienes a finalidades distintas a las debidas,
cia consciente, c u a n d o el sujeto conozca la c o n c u r r e n c i a de u n
fexige un conocimiento de cuáles son estas finalidades que muchas veces
peligro pero desconozca s u i d o n e i d a d objetiva p a r a l e s i o n a r el no es evidente. En el supuesto tan conocido de la utilización de fondos
b i e n jurídico. ^públicos para comprar ropa que iba a ser utilizada con fines de
Así, por ejemplo, el comerciante que sitúa en el mercado alimentos ¡representación pública, se puede incurrir en error sobre si ello es una
caducados, conociendo esta circunstancia y los peligros propios de la ^finalidad adecuada o no. En general, respecto de los gastos de
caducidad, sabe que está creando un peligro pero si desconoce que esos ¡representación, como pueden ser también comidas..., no esta claro
alimentos no sólo están caducados sino que son nocivos para la salud, [dónde está el límite de lo que puede considerarse gasto adscrito
conoce ía situación peligrosa pero desconoce su idoenidad para lesionar ^directamente a la función pública y no.
la confianza y seguridad del usuario. De acuerdo con estos hechos, el
comerciante realiza el delito contra la salud de los consumidores previsto
en el art. 367 CP en relación con el art. 363. 1. CP, no el art. 363. 1.
CP, puesto que su conducta no es dolosa sino imprudente. flll. 2. P E R S P E C T I V A í ; X P O S r . P R I M E R Y S E G U N D O
JUICIO DE IMPUTACIÓN. EL PELIGRO COMO
2. Si respecto de la eficacia lesiva del c o m p o r t a m i e n t o , RESULTADO
e n t e n d i d a como d a ñ o m a t e r i a l , el posible e r r o r carece de rele-
v a n c i a p e n a l , en s e n t i d o opuesto, la posibilidad de i n c u r r i r en A) Excurso: concepto de resultado
e r r o r sobre la existencia de riesgos o sobre la i d o n e i d a d de la
c o n d u c t a p a r a l e s i o n a r el b i e n j u r í d i c o p u e d e s e r m a y o r e n b a s e 1. Los d i s t i n t o s conceptos del t é r m i n o «resultado» q u e se
a la complejidad de los delitos c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s s u p r a i n - utilizan e n e s t e t r a b a j o obliga a r e a l i z a r u n a p e q u e ñ a i n t r o d u c -
dividuales. ción p a r a definir el significado de e s t a p a l a b r a en c a d a u n o de
ellos. L a utilización de u n m i s m o t é r m i n o con significados
En el ejemplo anterior se planteaba un error de esta clase, por distintos se justifica d e s d e dos p u n t o s de v i s t a , el p r i m e r o
cuanto, aun cuando no es necesario que e! sujeto conozca la exacta
lingüístico y el s e g u n d o n o r m a t i v o . D e s d e la p e r s p e c t i v a del
eficacia del producto nocivo, en el sentido de la clase de problemas de
lenguaje, el t é r m i n o «resultado» t i e n e u n significado de «conse-
cuencia o final de algo» y es, p r e c i s a m e n t e , e s t e s e n t i d o de
^consecuencia» lo q u e t i e n e n e n c o m ú n l a s t r e s acepciones de l a
Como ya afirmábamos Supra. IL 1. C). 5. p a l a b r a r e s u l t a d o q u e se v a n a b a r a j a r . El significado q u e en el
No obstante, un amplio sector de la doctrina, ha equiparado la impruden-
cia consciente al dolo de peligro; en este sentido, por ejemplo, WOLTEÜ, lenguaje h a b i t u a l t i e n e el r e s u l t a d o como «consecuencia», es
Objektive undpersonale Zurechnung..., p, 210, considera que la doctrina c o h e r e n t e con el motivo p o r el cual, d e s d e la teoría de la n o r m a ,
dominante identifica dolo de peligro y imprudencia consciente. se e n t i e n d e q u e e s t a s t r e s acepciones de r e s u l t a d o t i e n e n u n
130 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 131

aspecto común. En los tres supuestos, el resultado se produce ex en los delitos de peligro concreto, en el tipo también se prevé la
post, porque ex ante sólo hay un juicio de peligro referido a unos producción de un resultado en sentido material que, en este
hechos. La norma primaria, como norma de prohibición, está caso, no será de lesión del substrato del bien jurídico sino de
dirigida a la evitación de esos comportamientos peligrosos y es, peligro para el substrato de un bien jurídico individual distinto
la norma secundaria, la que sanciona esos comportamientos del bien jurídico supraindividual protegido expresamente en
peligrosos cuando se h a producido una «consecuencia» lesiva^'"''. ese «delito de peligro». Delitos de peligro concreto, en el sentido
Por consiguiente, las tres acepciones que se plantean respecto de que requieren la producción de un resultado de peligro,
del término «resultado» tienen en común el encontrarse en el también están previstos en delitos en los que se protegen bienes
ámbito de la norma secundaria y, en consecuencia, que en todo jurídicos individuales^''^.
caso han de ser objeto de un juicio ex post.
En el delito de conducción temeraria, delito de peligro concreto, el
2. La doctrina penal utiliza habitualmente los dos primeros bien jurídico-penal protegido es la seguridad en el tráfico uiario^^^ y el
conceptos de resultado, el resultado en sentido jurídico, que resultado, en sentido juridico, ha de ser la «lesion•>^^'' de ese bien jurídico-
supone la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico-penal y penal. El peligro concreto para la vida o la salud supone que en este
el resultado en sentido material, que afecta al substrato del bien delito se protege, junto a la seguridad en el tráfico uiario, la uida o salud,
como bienes jurídico-penales individuales. Respecto de la protección
jurídico y es aprehensible por los sentidos, separable espacio- del bien juridico-pena! uida o salud, en este delito, tanto el resultado, en
temporalmente de la conductaj propio de los delitos de resulta- sentido juridico como el resultado en sentido material, son de peligro y
do^'''' . En general, los delitos de resultado se conciben siempre como no de lesión.
delitos de lesión ^resultado, en sentido jurídico, de lesión del bien
jurídico—, en contraposición a los delitos de peligro —resultado, 3. El resultado en sentido material, en los delitos de peligro
en sentido jurídico, de peligro para el bien jurídico—, sin embargo. concreto, plantea el problema del significado que al respecto
tiene un «resultado» de peligro. El peligro concreto es un
resultado en sentido material, en cuanto que como tal viene
'^^^ No es factible entrar en este trabajo a fundamentar el concepto que
configurado en el tipo pero no es un resultado aprehensible por
defiendo de la teoría del delito, construido sobre la base de la teoría de las los sentidos, lo que plantea problemas de prueba mayores que
normas, a partir de los fines preventivos y garantísticos que correspon-
den al Derecho penal, señalando, únicamente, que desde esta concepción
la norma primaria, que prohibe un comportamiento, contempla el hecho
ex ante y la norma secundaria, en la que se decide que comportamientos
prohibidos merecen, además de la amenaza de un pena, prohibición ^^•^ Vid. Infra. IV. 2. B)b).
abstracta, un castigo concreto, y, en consecuencia, contempla el hecho ex ^^'^ Infra. IV. 2. A) y B). se concretará el significado exacto que tiene «la
post; en este aspecto, mi postura se acerca mucho a la defendida por SILVA seguridad en el tráfico viario».
SANCUF/A, Aproximación..., passim.; una postura en cierta medida similar ' Se trata de «lesión» y no de peligro para el bien jurídico-penal, con
es la mantenida por KiNDiiAUKr.ii, Gefáhrdung ais Straftat..,, pp. 29 ss. independencia de que la «lesión» de bienes jurídicos carentes de substrato
^'''' Por todos, MiH PuiG, DP. PG., pp. 200 ss., diferenciando los tipos de delito, material pueda implicar una mayor indeterminación, indeterminación
en atención a la parte objetiva del tipo, entre delitos de mera actividad que no es exclusiva de los delitos en los que se protegen bienes jurídicos
y delitos de resultado, en sentido material y, atendiendo a la relación con supraindividuales sino que afecta a todos los delitos en los cuáles el
el bien jurídico, entre delitos de lesión, en el sentido jurídico de resultado substrato del bien jurídico es inmaterial, aun cuando sea individual;
como lesión del bien jurídico, y delitos de peligro, puesta en peligro del como ejemplos paradigmáticos estarían los delitos contra el honor, los
bien jurídico como resultado en sentido jurídico. delitos de amenazas o los delitos contra la integridad moral.
132 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 133

los que se suscitan cuando el resultado es de lesión^^^. El vida, en otros delitos el bien jurídico descansa en una realidad
problema se acrecienta cuando se estudian los tipos en los que inmaterial, como puede ser el honor, pero en ningún caso se
se preven resultados de peligro, puesto que nos encontramos puede identificar conceptualmente el bien jurídico con su
con que el legislador h a utilizado toda clase de «fórmulas» en la substrato^™. Sin entrar en consideraciones sobre la relación
tipificación de estos resultados de peligro, desde resultado de entre el bien jurídico y su substrato empírico^''^ en los delitos en
peligro potencial, idóneo, concreto, grave, intención de causar el los que el bien jurídico-penal protegido recae sobre una realidad
peligro, peligro para un bien jurídico-penal supraindividual, material que, a su vez, es el objeto material del delito, el
perjuicio...^''^. Como veremos, Infra. III. 2. C), en muchos casos resultado material supondrá la lesión del objeto material del
el legislador tampoco deja claro qué bienes jurídicos individua- delito y del bien jurídico-penal, los tres sentidos de resultado
les se pretende proteger, p. ej. al diferenciar entre salud e recaen en el mismo sustrato materiaF'^^. En otros delitos, en los
integridad física y, en otros tipos, de la redacción legal ni tan que el bien jurídico-penal recae sobre una realidad inmaterial,
siquiera queda claro si se tata de un delito de peligro concreto al carecer el bien jurídico-penal de substrato material, el objeto
o abstracto, p. ej. en el delito llamado de fraude alimenticio, del delito es la «cosa» sobre la que incide el comportamiento, por
cuando se refiere a la salud de los consumidores, Infra. IV. 2. A). lo que resultado en sentido material, como lesión del objeto del
delito, y resultado en sentido jurídico no coinciden^'^. En estos
4. En cuanto a la tercera acepción del término «resultado», casos, en los que el bien jurídico-penal no tiene substrato
que propongo, en el sentido de lesión del objeto material en empírico, cuando estamos frente a delitos de resultado, en
determinados delitos de peligro, sé que es una propuesta sentido material, la afectación del objeto del delito constituye el
heterodoxa, y que puede acarrear cierta confusión, pero estos resultado material, pero en los delitos contra bienes jurídicos
inconvenientes pueden quedar salvados por las ventajas que supraindividuales no hay resultado en sentido material, pero sí
ofrece. El objeto material del delito es la «cosa» sobre la que que pueden requerir para la realización del tipo, la lesión del
incide el comportamiento, en los delitos contra el patrimonio, el objeto del delito. Esta afectación del objeto del delito, que no es
bien mueble o inmueble, en los delitos de lesiones un órgano del resultado en sentido material, sino un elemento esencial del
cuerpo... En algunos delitos el objeto material del delito es el tipo, es a la que denominamos también «resultado», por cuanto
substrato del bien jurídico, son aquéllos en los que el bien
jurídico descansa en una realidad material, como puede ser la

^^''Mili PuiG, DP. PG., pp. 135 ss., señala que aun cuando el bien jurídico
descanse en una cosa corporal, su concepto no se agota en ésta, «los
^''*' Como advertíamos, la producción del resultado suele ser el punto de bienes... son las cosas más el valor que se les ha incorporado» (citando a
partida para la apertura de un procedimiento, siendo muy difícil que se Frondizi)
abran diligencias cuando no hay resultados lesivos aprehensibles por los " ' Cfr. Mm PuiG, DP. PG., p. 136.
sentidos; problema que se acrecienta, desde la perspectiva de la prueba- ^^^ Así, por ejemplo, el homicidio, en el que el objeto material del delito es la
Aun cuando, la doctrina penal ha tratado, como veremos, de buscar persona viva, el bien jurídico es la vida y la lesividad propia del delito de
criterios para determinar cuándo puede afirmarse que se ha producido homicidio es la lesión del respeto por la vida individual y el resultado
un resultado de peligro concreto, estos criterios, por válidos que puedan material es la persona muerta.
ser, chocan en el proceso con la necesidad de probar fehacientemente la ^'^ Así, por ejemplo, los delitos patrimoniales, en los que el objeto es la cosa
existencia de ese peligro. mueble o inmueble, el resultado material es la separación de la cosa
^''•' Sobre las distintas formulaciones del legislador en relación con los mueble o inmueble de su propietario —la pérdida de la posesión de esa
resultados de peligro, vid. Infra. IV. 2. B). cosa— y el resultado, en sentido jurídico, es la lesión de la propiedad.
134 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO .••il DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 135

p o l í t i c o - c r i m i n a l m e n t e y p r o c e s a l m e n t e , e s t a lesión del objeto grave p a r a b i e n e s j u r í d i c o - p e n a l e s s u p o n e la caracterización de


del delito t i e n e i d é n t i c a función q u e la del r e s u l t a d o m a t e r i a l de ese hecho peligroso, objeto del juicio, como tipo de injusto p e n a l .
los delitos de lesión. La producción del r e s u l t a d o , y a s e a e n s e n t i d o m a t e r i a l , propio
de los delitos de r e s u l t a d o , como e n el s e n t i d o j u r í d i c o , de lesión
En los delitos de falsedades se produce una lesión del objeto del delito
de u n b i e n j u r í d i c o - p e n a l , s e h a de e x a m i n a r d e s d e u n a perspec-
—alteración, simulación... del documento—, sin que esta lesión sea un
resultado material, en sentido estricto, el resultado se produce sólo en tiva expost^'^'^. El r e s u l t a d o , e n s e n t i d o j u r í d i c o , como lesión del
el sentido jurídico de lesión de la seguridad en el tráfico jurídico —bien bien j u r í d i c o - p e n a l p r o t e g i d o en el tipo, d e s d e u n a p e r s p e c t i v a
jurídico protegido en estos delitos—. El documento alterado, simula- ex post, h a de c o n c u r r i r en todos los delitos, y a s e a n de r e s u l t a d o
do..., en todo o en parte, que es el objeto del delito de falsedades c o n s u m a d o s {de lesión, de peligro o de lesión/peligro), de m e r a
documentales, aun cuando no es un resultado, ni en sentido jurídico ni actividad (de peligro o de lesión), o de tentativa^'^^. P a r a q u e u n
en sentido material, tiene la misma función de seguridad jurídica en las hecho c a r a c t e r i z a d o , ex ante, como tipo de injusto p e n a l , s e a
falsedades que puede tener el muerto —resultado en sentido material— m e r e c e d o r de p e n a — s a n c i o n a b l e — , es n e c e s a r i o p r o b a r l a
en un delito de homicidio. realización típica d e s d e u n a p e r s p e c t i v a ex post, p a r a poder
i m p u t a r l e el c a r á c t e r de tipo p e n a P ' ^ . Ello s u p o n e la i m p u t a c i ó n
E n los delitos contra bienes jurídicos s u p r a i n d i v i d u a l e s la
de la lesión del bien j u r í d i c o - p e n a l al peligro típico g e n e r a d o por
afectación del objeto del delito es u n elemento del tipo de injusto,
la c o n d u c t a y r e q u i e r e p r o b a r la i d o e n i d a d ex post de la c o n d u c t a
y como tal se deberá de j u z g a r ex ante, y u n resultado, en el sentido
p a r a l e s i o n a r el b i e n j u r í d i c o - p e n a l protegido.
de q u e se debe de j u z g a r ex post la efectiva lesión del objeto del
delito, efectividad que se d e t e r m i n a r á e n atención a su idoneidad
p a r a lesionar el bien jurídico-penal protegido. L a constatación de
la lesión del objeto del delito, no sólo desde u n a perspectiva ex ante,
sino t a m b i é n desde u n a perspectiva ex post, tiene u n significado de primerjuicio de imputación, e imputación objetiva del resultado, como
seguridad jurídica, sentido q u e tiene s i e m p r e el concepto de segundo juicio de imputación, con la finalidad de limitarla utilización del
resultado, y, como veremos^'^'*, e s t a función de s e g u r i d a d jurídica término imputación a los juicios de atribución.
276
Aun cuando la problemática de la distinción entre injusto y sancionabilidad
reviste u n a especial i m p o r t a n c i a en la dirección p e r s e g u i d a de
escapa con mucho del objeto de este trabajo, aquí sólo quiero señalar que
legitimar la existencia de los delitos en los que se protegen bienes la diferente perspectiva de este primer juicio de imputación, ex post,
jurídico-penales supraindividuales. respecto del juicio sobre el tipo de injusto penal —presupuesto de
imputación—, ex ante, es el fundamento de la ubicación del resultado en
el nivel de la sancionabilidad.
277
Cfr. SILVA SANc;HEZ,Apra:timacíón...,pp. 389 ss., el injusto se fundamenta
B) Primerjuicio de imputación"^: resultado en sentidojurídico en la creación de riesgos especialmente graves para bienes jurídico-
penales, la efectiva lesión del bien jurídico sólo se puede conocer exposí
1. D e s d e la p e r s p e c t i v a ex ante, al juicio n o r m a t i v o sobre la y, por consiguiente, afectará a la sancionabilidad, que integra el ámbito
existencia de u n peligro objetivo idóneo p a r a c r e a r u n riesgo del tipo punible.
278
Cfr. GtJNTiiER, Strafrechtswidrigkeit..., p p . 84 ss.; ALTPETER,
Strafwürdigkeit und Straftatsystem, Frankfurt 1990, pp. 170 ss., que
fundamenta el principio de merecimiento de pena, como exigencia del
^^-i Infra. IV. 2. A) injusto penal, como reflejo en el Derecho penal del orden de valores
'^''^' Me aparto de la terminología que, desde la tesis hasta ahora, he utilizado materiales expresado en la Constitución, dignidad humana, libre desa-
rrollo de la personalidad....
en mis trabajos para distinguir entre presupuesto de imputación, como
136 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 137

2. El resultado, en sentido jurídico, como lesión de un bien ¿e injusto, ex ante, el hecho h a creado un riesgo grave para el
jurídico-penal imputable al peligro objetivo idóneo, en cuanto bien jun'dico-penaP*^^ —concurrencia de un peligro objetivo
creador de un riesgo grave para un bien jurídico-penal es una idóneo—, ex post se prueba que ese peligro no ha sido efectivo y
exigencia derivada del principio de lesividad^'^'' y, en consecuen- que, por consiguiente, no existe un resultado de lesión del bien
cia, se ha de probar su concurrencia en todas las clases de tipos jurídico-penal. La doctrina mayoritaria justifica el castigo de la
delictivos^™'. La exigencia de una lesión del bien jurídico-penal tentativa en la existencia de peligro para el bien jurídico-penal,
como requisito esencial para legitimar la imposición de una sin embargo, mientras el peligro ex ante para el bien jurídico-
pena, entendiendo que no es suficiente la puesta en peligro del penal sirve para fundamentar la prohibición de ese comporta-
bien jurídico-penal, plantea problemas en tres tipos de delitos: miento^^', el peligro ex post p a r a el bien jurídico-penal
a) en los «delitos de lesión» en grado de tentativa; b) en los difícilmente cumple con las exigencias del principio de lesividad.
«delitos de peligro», en general; c) en los «delitos de peligro Esta dificultad alcanza tanto a la tentativa idónea como a la
concreto», en particular.
a) «Delitos de lesión» en grado de tentativa. En la tentativa,
ya sea idónea o inidónea^^', aun cuando en el juicio sobre el tipo
relevante. Las tentativas inidóneas son aquellas que ex ante son peligro-
sas para el hombre medio en la posición del autor, pero no para quien se
coloca en otras perspectivas distintas, en estos casos la existencia de
peligro objetivo idóneo ex ante dependerá de hasta que punto la aparien-
^^^ La finalidad del Derecho penal moderno, orientado a la protección de cia de peligro era adecuada para inducir a error con un carácter general
bienes jurídicos, requiere la garantía material de ofensividad, centrada o sólo respecto del autor. En este segundo caso esa tentativa inidónea se
en el principio de lesividad que tendría dos aspectos esenciales, uno acercaría a la tentativa irreal y debería de ser impune, desde la perspec-
asentado en el principio de fragmentariedad, de diferenciación entre tiva aquí adoptada. Sobre la distinción entre tentativa idónea, inidónea
bien jurídico y bien jurídico-penal sin que ello suponga la imposibilidad e irreal y el fundamento del castigo de la tentativa inidónea, vid. FARRE
de proteger bienes jurídicos supraindividuales, por todos, HASSEMKÜ/ TREPAT, Consideraciones dogmáticas y de lege ferenda en torno a la
MUÑOZ CONDE, Introducción a la Criminología y al Derecho penal, punición de la tentativa inidónea, en Libro Homenaje a Rodríguez
Valencia 1989, pp. 110 ss.; y, el otro, en la lesión efectiva del bien jurídico- Devesa, T.l, Madrid 1989, pp. 259 ss.; GONZÁLEZ CUSSAC, Principio de
penal, que es el aspecto del principio de lesividad al que en este punto se ofensividad, aplicación del Derechoy reforma penal, PJ (28) 1992, pp. 7
hace referencia. ss.; Sii.vA SÁNCHEZ, £ / nuevo Código penal: cinco cuestiones fundamenta-
280 Problema distinto es como se concibe esa lesión efectiva del bien jurídico, les ,'Qsirce\on?i 1997, pp. 128 ss.; ^ALDO'L.hwuÁ, El estado de necesidad...,
por cuanto, el concepto de lesión tiene un referente dé destrucción que, pp. 112 ss.; GRACIA MARTÍN, Política Criminal y Dogmática Jurídico penal
en ese sentido estricto, se produce en muy pocos delitos. Al respecto, vid. del proceso de reforma penal en España, AP {17 -18) 1994, p. 353; DE SOLA
Infra. IV. 1. B),, sobre la naturaleza de la lesión en los bienes jurídicos RECHE, La llamada «tentativa inidónea» de delito. Aspectos básicos.
supraindividuales. Granada 1996, pp. 164 ss.
^ Ello supone que ex ante se excluye ya la posible relevancia penal de las
^^' En puridad no existe una tentativa real o idónea porque todas las
tentativas irreales y absolutamente inidóneas, en las que en el juicio ex
tentativas, por e! hecho de serlo son inidóneas y entre unas y otras sólo
ante sobre el peligro objetivo idóneo, para cualquiera —que no sea la
existe una diferencia cuantitativa de grado de peligro objetivoex ante. En
mente del autor—, falta la creación de ese riesgo grave para el bien
las llamadas tentativas idóneas, desde una perspectiva ex ante la
jurídico-penal.
conducta es peligrosa para cualquiera y sólo alguien muy experto y con
conocimientos muy especiales podría advertir que no se produciría el 2S3
Desde la perspectiva ex ante, sea cuál sea el tipo de delito sólo existe un
resultado y sólo ex post se puede conocer la causa por la que no se ha peligro para el bien jurídico y es ese peligro el que justifica la creación de
producido. Desde la perspectiva aquí seguida, en estos casos, en el juicio una norma de prohibición para motivar al ciudadano en orden a no
sobre el peligro objetivo idóneo ex ante, se afirmaría que existe ese peligro realizar ese comportamiento peligroso.
138 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 139

inidónea, puesto que, aun cuando pueda parecer, que en la primera: aunque se conciban todos los delitos de peligro
tentativa inidónea la legitimación de la sanción penal sea como delitos con autonomía propia no puede plantearse, ni tan
mayor, el problema de fondo es común, ya que en ninguna de las siquiera la duda de que en estos delitos, tanto en los que se
dos se lesiona el bien jurídico-penal protegido en el tipo. Recien- protegen, exclusivamente, bienes jurídicos supraindividuales
temente, algunos autores'^"'^, han planteado la posibilidad de —los llamados delitos de peligro abstracto— como en los que se
que en la tentativa el bien jurídico-penal protegido sea la protegen bienes jurídicos supraindividuales e individuales —
seguridad y libertad de los ciudadanos, lo que acercaría el delitos de peligro concreto—, tienen en común que de forma
fundamento del castigo de la tentativa al fundamento del inmediata se protegen bienes jurídico-penales suprain-
castigo de los delitos en los que se protegen bienes jurídicos dividuales, pero en la valoración sobre la necesidad, utilidad y
supraindividuales. Estando de acuerdo en el punto de parti- legitimidad de su protección penal siempre existe una referen-
da^^^, esta fundamentación me suscitaba un problema, aparen- cia a intereses individuales^^^. Incluso aquellos delitos en los
temente, de difícil solución. El problema estriba en que la que se ha dicho que se protegen intereses del Estado y que, por
«seguridad» y «libertad» que se protege en la tentativa no es la tanto, carecen de conexión con intereses individuales, existe un
del bien jurídico-penal protegido en el delito intentado —que referente individual. E n los delitos contra la Administración
puede ser la vida, la salud, la propiedad...—, sino la «seguridad» Pública, la Administración de Justicia, la Hacienda Pública, el
y «libertad», como expectativa del individuo como ser sociaP*^''. Orden Público...., sólo se castigarán aquellos comportamientos
A partir de analizar las ventajas e inconvenientes de la concep- que sean idóneos para lesionar la confianza y seguridad del
ción clásica de los delitos de peligro, como adelantamiento de las ciudadano en su buen funcionamiento y que sirven a su libre
barreras de protección, y los pros y contras de la teoría que se participación en la vida social, y no aquéllos en los que, única-
defiende en este trabajo, que se encuentra en la línea que mente, se lesione el buen funcionamiento, en un sentido
actualmente se va, poco a poco, imponiendo^^'^, llegué a dos organizativo, que quedarían dentro del ámbito del Derecho
conclusiones: administrativo. A través de esta interpretación teleológica de
todos los delitos contra bienes jurídicos supraindividuales^^^, se

'^^'* BALDO LAVII.W, Estado de necesidad..., pp. 117 ss.; SILVA SÁNCHEZ, El
nuevo Código penal:..., p. 131, plantea la posibilidad de interpretar las
tentativas como delitos en los que se protege la libertad y seguridad de 0.0. SciiüNRMANN, J A 1975, p. 798; WOLTEE, Objektiue und persónate
los ciudadanos en el disfrute de sus bienes jurídicos. Zurechnung..., pp. 317 ss.; RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Delitos de peligro..., pp.
^¡^^ Infra. IV. B), sobre la naturaleza de los bienes jurídico-penales protegi- 299 ss., proponen diferenciar los delitos de peligro abstracto en atención
dos en tos llamados «delitos de peligro». a los bienes jurídicos protegidos, diferenciando entre los que están
'^^'' Sin que ello suponga fundamentar la sanción en la vigencia del Ordena- orientados a l a protección de bienes jurídicos suficientemente
miento jurídico ni apartarse de un Derecho penal basado en la protección individualizados de aquellos e n q u e se protegen bienes jurídicos
de bienes jurídicos, sino que supone u n cambio en relación con los supraindividuales o colectivos no reconducibles a bienes jurídicos indi-
intereses que la sociedad actual considera que es necesario proteger. La viduales.
289
seguridad y confianza de los ciudadanos en el desarrollo de sus activida- Por ello no puede adoptarse la diferenciación propuesta entre dos clases
des sociales puede ser tanto o más importante para un ciudadano del S. de delitos de peligro abstracto, ya que supone afirmar que existen dos
XXI que el honor para uno del S. XIX. clases de bienes jurídicos supraindividuales, los que tienen un referente
2*^'' Al menos en un amplio sector de la doctrina alemana, aun cuando, la a bienes jurídicos individualizados y los que no son reconducibles a
postura, que en esta sede se defiende, mantiene diferencias esenciales, bienes individuales; lo que implica, o que se niega la autonomía a algunos
que veremos Infra. IV. 1. B). de estos delitos, de peligro abstracto —los que tienen referente indivi-
140 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 141

puede restringir materialmente el alcance de estos tipo, aun En los delitos de lesiones, donde se protege la salud individual, la
cuando no estén expresamente previstos en su tipificación situación es análoga y de !ege lata'^''^'-\ se niega eficacia al consentimien-
concreta, porque la referencia a la persona es la única garantía to para disponer libremente de ese bien jurídico^''''. Las connotaciones
socio-económicas que implican las agresiones a la salud, c o m o conse-
que posibilita limitar la finalidad preventiva del Derecho penal
cuencia, de la existencia de una sanidad pública son evidentes y se están
y su fiínción de protección de bienes jurídicos^-'^.
poniendo constantemente en evidencia, con las distintas limitaciones y
Esta afirmación suscita, a su vez, una pregunta: si los bienes prohibiciones de toda clase de comportamientos que conlleven perjui-
jurídico-penales supraindividuales tienen siempre como punto cios para la salud: tabaco, alcohol, conducción sin caso, conducción sin
de partida un referente individual, ¿no cabe preguntarse si en cinturón de seguridad, sin airbag...
la protección de los bienes jurídico-penales individuales, tam-
bién de forma mediata, no existe una referencia a bienes Segunda: La respuesta a la pregunta sobre la existencia de
jurídico-penales supraindividuales? una protección mediata de bienes jurídico-penales supraindi-
viduales en los delitos en los que se protegen bienes jurídico-
En el delito de homicidio, en el que se protege la vida humana penales individuales de forma inmediata, ha de ser afirmativa.
independiente, la doctrina penal siempre^'^^ se ha planteado la existen- Los dos ejemplos anteriores se pueden expresar, con carácter
cia de una dimensión social de ese bien jurídico vida, que no sería un general, en el sentido de que la persona no sólo espera que sea
derecho exclusivo de su titular, por coexistir junto a ese derecho
protegido el bien jurídico del que es titular, sino que sus
personal unas expectativas sociales que legitiman la no plena disponi-
bilidad de ese bien jurídico^^^. expectativas de que ello sea así sólo se confirman si se protege
ese bien jurídico respecto de la sociedad en general. Por consi-
guiente, en la tentativa lo que sucede es que, un hecho que
aparentemente ex ante supone un peligro objetivo idóneo para
un bien jurídico-penal individual, se convierte ex post en un
dual— o, si se acepta la autonomía también de estos delitos, la diferencia
entre unos y otros puede ser tenida en cuenta pero carece de suficiente «delito de peligro» en el que se lesionan las expectativas sociales
entidad como para considerar que estamos fi-ente a dos clases de delitos de seguridad respecto de esa clase de bien jurídico individual.
de peligro abstracto. Con ello las explicaciones doctrinales que tratan de diferenciar
'^^^ Los bienes jurídicos supraindividuales se pueden contemplar desde su entre las tentativas punibles y no punibles, en base a la
importancia para el sistema social, que sería el enfoque propio de un
amenaza social que representa el comportamiento enjuiciado,
Estado autoritario, o en función de su repercusión en los individuos,
enfoque propio de un Estado democrático, y que es el que se adopta en encuentran una respuesta coherente. Esta coherencia sistemá-
este trabajo.
^^' Portodos,MüÑOzC()NDE,De7-ec/ioPeíia/. Parte Especial. 11". ed., Valencia
1996, pp. 58 ss.
^^^ Incluso desde las posturas que defienden la impunidad de la eutanasia Art. 156. CP, limita la eficacia del consentimiento en las lesiones a los
activa, se acepta la necesidad de poner límites a la total disponibilidad casos de transplantes legales y de cirugía transexual.
de la vida, así, por ejemplo, QUKKAI.T JIMÍÍNEZ, Derecho Penal. Parte ^^ SILVA SÁNCHEZ, £ / nuevo Código Penal..., pp. 110 ss. se plantea si con la
Especial, 3" ed., Barcelona 1996, pp. 7 ss.; un análisis de la legislación y ubicación del precepto, en el que se limita la eficacia del consentimiento
doctrina comparada, en relación con el tratamiento jurídico de la euta- en las lesiones, detrás del tipo de lesiones imprudentes, el Código Penal
nasia, nos indica que son muy pocos quiénes admiten la total disponibi- no estará prohibiendo incluso la posibilidad de disponer de la salud
lidad de la vida, en este sentido, vid. A A W , El tratamiento Jurídico de imprudentemente, es decir, la redacción legal pone en tela de juicio la
la eutanasia. Una perspectiva comparada, (Coords. José Luis Diez impunidad de las llamadas antepuestas en peligro, defendida por la
RipoUés-Juan Muñoz Sánchez). Valencia 1996, passim. doctrina mayoritaria.
142 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 143

tica no tiene un significado meramente formal, de explicación antijuricidad material reside en una puesta en peligro del bien
lógica, sino que, de un lado, permite encontrar criterios jurídico^^^
interpretativos materiales para delimitar la tentativa punible
de la no punible y, de otro, fundamenta mejor la lesividad propia La teoría propuesta da respuesta a estos dos problemas:
de la tentativa. Primero: la autonomía, con carácter general, de los bienes
b) «Delitos de peligro», en general. En los «delitos de peligro», juridico-penales protegidos en los «delitos de peligro» permite
tanto abstracto como concreto, la doctrina mayoritaria entien- formular un concepto unitario de estos delitos, ya sean delitos
de que no se produce una lesión del bienjun'dico-penal protegi- de peligro concreto o abstracto. Y este concepto pasa por negar
do sino, únicamente, un peligro para ese bien jurídico. La la existencia de «delitos de peligro», en la acepción tradicional
denominación de «delitos de peligro» surge, precisamente, de del término, o, en otras palabras, negar validez a la distinción
esa distinción entre «delitos de lesión», en los que se produce la entre «delitos de lesión» y «delitos de peligro» según sea la
lesión efectiva del bien jurídico-penal protegido, y «delitos de relación con el bien jurídico. En atención al bien jurídico, la
peligro» en los que sólo existe una puesta en peligro del bien única clasificación válida es la de delitos en los que se protegen
jurídico. bienes jurídico-penales individuales y delitos en los que se
protegen bienes jurídico-penales supraindividuales^^^. El tér-
Esta afirmación podría ser cierta si el bien jurídico-penal protegido mino «delito de peligro» sería válido en relación con el resultado,
en los delitos de peligro siempre fuera un bien jurídico-penal individua!, en sentido material, para distinguir entre delitos con resultado
así, por ejemplo, en los delitos contra la seguridad en el tráfico, la vida material de lesión y delitos con resultado material de peligro.
y salud de las personas, pero el problema subsiste respecto de aquéllos
delitos de peligro en los que se protegen bienes jurídicos supraindividuales Segundo: se fundamenta coherentemente la antijuricidad
como los delitos de falsedades, los delitos contra la Administración material y la lesividad, en el sentido, de que, al igual que en los
Pública, los delitos socio-económicos,.. «delitos de lesión», en los «delitos de peligro», la antijuricidad
material requiere siempre la concurrencia de un peligro objeti-
La concepción clásica de los delitos de peligro, junto al vo idóneo —riesgo relevante para un bien jurídico-penal—
problema enunciado de no poder explicar la existencia de dos desde una perspectiva ex ante y la sancionabilidad también
«categorías» de delitos de peligro, unos que se conciben como requiere en todo caso la «lesión del bien jurídico-penal» desde
adelantamiento de la barrera de protección respecto de bienes
jurídico-penales individuales y otros en los que se protegen
bienes jurídicos supraindividuales, tampoco soluciona la legiti-
midad de la creación de «delitos de peligro» en relación con el
296
principio de lesividad, al igual que sucedía en los delitos Desde la teoría del delito que se propone la situación es distinta porque
la antijuricidad material supone la infracción de la norma primaria,
intentados. Desde la perspectiva clásica, la antijuricidad mate-
entendida como creación de un riesgo relevante para un bienjun'dico-
rial de los «delitos de peligro» queda en entredicho, aun cuando, penal y la sancionabilidad, ámbito de la norma secundaria, requiere la
formalmente, se salve formulándola como «puesta en peligro de lesividad entendida como lesión ex post del bien jurídico-penal.
297
un bien jurídico»^^'', de forma que en los «delitos de peligro» la TiKDEMANN, Wirtsckaftsstrafrecht und Wirtschaftskriminalitat. T. I,
Hamburg 1976, pp. 81 ss., afirma que la técnica legislativa del delito de
peligro abstracto se corresponde con la esencia del bien jurídico
supraindividual, advirtiendo que sólo se puede hablar de peligro abstrac-
^'*2 Por todos, M I R P U I C , DP. PG, pp. 122 ss.; JKSCHECK, Traíarfo..., p. 316. to si nos estamos refiriendo a bienes jurídicos individuales.
144 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 145

una perspectiva expost'^'^^. De acuerdo con la premisa anterior existe un plus de antijuricidad y de lesividad —los llamados
en los llamados «delitos de peligro» se lesiona un bien jurídico- delitos de peligro concreto—, respecto de los delitos en los que
penal supraindividual y en los «delitos de lesión» se lesiona un ú n i c a m e n t e se p r o t e g e el m i s m o bien j u r í d i c o - p e n a l
bien jurídico-penal individual, tanto desde una perspectiva ex supraindividual —los llamados delitos de peligro abstracto—.
ante como ex post'^-''\
Así, por ejemplo, dentro de los delitos contra la seguridad en el
c) En los delitos de peligro concreto, en particular. En su tráfico, el delito de conducción temeraria ofrece un desvalor mayor que
esencia, como veíamos en el apartado b), los delitos de peligro el delito de conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas o
abstracto y concreto son idénticos. La naturaleza del bien estupefacientes. Ello es así, porque en ambos se lesiona, ex ante y ex
jurídico-penal es común a todos los llamados «delitos de peligro» post, la seguridad en el tráfico viario y en el primero, además, las
y, en consecuencia, su antijuricidad y lesividad también son expectativas sobre la seguridad del bien jurídico vida^™.
iguales, se trata de delitos en los que se lesiona, desde la
perspectiva ex ante y ex post, u n bien j u r í d i c o - p e n a l E n estos delitos, como veremos'"^\ concurre, junto al tipo de
supraindividual (excepto los supuestos en los que el peligro injusto de lesión de un bien jurídico supraindividual (o, en su
concreto está incurso dentro de la protección de otro bien caso, individual), un tipo de tentativa de lesión de un bien
jurídico individual). A partir de este substrato común, la dife- jurídico-penal individual. El tipo subjetivo de esta tentativa de
rencia hay que buscarla en el significado que se dé al «peligro lesión del bien jurídico-individual es imprudente'^"^, puesto que
concreto». En aquellos delitos en los que se protege un bien de concurrir dolo eventual respecto de la idoneidad del compor-
jurídico-penal supraindividual y además se requiere la concu- tamiento para lesionar el bien jurídico-individual se suscitaría
rrencia de un peligro concreto para otro bien jurídico-penal una situación de concurso de leyes entre el delito de peligro
concreto y la tentativa de homicidio, o lesiones, en dolo even-

Un problema distinto que trataremos Infra. IV. B), es el de saber en qué


consiste la lesión de los bienes jurídicos supraindividuales, explicación 3Ü0
Por ello, entre estos dos delitos, puede afirmarse que existe una relación
que, en el fondo, no es muy distinta de la que pueda ofrecerse sobre !a de concurso de leyes, en el sentido de que la conducción bajo la influencia
lesión de los bienes jurídico-penales individuales carentes do substrato de bebidas alcohólicas también es una conducción temeraria, lo que pasa
material.
que en el segundo concurre además una tentativa de lesión, lo que
Las críticas vertidas en base a afirmar en los delitos de peligro abstracto justificaría, por otro lado, la mayor pena prevista, vid. Infra. V. 4. A).
se castiga la mera infracción de una norma, prescindiendo de la lesión 301
Infra. IV. 2. B).
quedan do esta forma desvirtuadas; en este sentido, p. ej., NIKTO, Derecho .302
ScuiJNEMANN, JA 1975, p. 798, concibe los delitos de peligro concreto como
adminisirativo sancionador, 2" ed. Madrid 1994, p. 38; ESTEVE PAIÍDO, tentativas imprudentes, desde la postura que aquí se defiende ello es
Técnica, riesgo..., pp. 80 y ss., fundamenta su crítica a los delitos de
cierto en relación con el bien jurídico-individual puesto en concreto
peligro abstracto en el hecho de que se prescinda de la lesión, entendien-
peligro, pero no respecto del substrato del delito en el cual se ha previsto
do que en los delitos contra el medio ambiente sólo se requiere un peligro
ese resultado de peligro concreto y, en consecuencia, para que pueda ser
abstracto para el bien jurídico medio ambiente, aceptando la autonomía
típico el peligro concreto para el bien jurídico-individual ha de producirse
del medio ambiente como bien jurídico-penal protegido, cuando la discu-
sión en el ámbito de la doctrina penal se encuentra, básicamente, en la también la lesión del bien jurídico supraindividual. P a r a poder castigar
aceptación de este presupuesto y en la consideración de los delitos contra por un delito de conducción temeraria es necesario que el sujeto conduzca
el medio ambiente como delitos de peligro abstracto en relación con la en el vía pública con u n a temeridad manifiesta, comportamiento que
lesión de la vida o la salud de las personas. implicaría la lesión del bien jurídico seguridad en el tráfico y, además,
que se produzca el peligro concreto para un bien jurídico-individual.
146 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 147

t u a P ' ^ N o o b s t a n t e , p a r a q u e c o n c u r r a el d e l i t o d e p e l i g r o to es d e t e n t a t i v a p u e s t o q u e r e s p e c t o del b i e n j u r í d i c o - p e n a l
concreto es necesario q u e , j u n t o a la t e n t a t i v a i m p r u d e n t e de individual protegido a t r a v é s del peligro concreto, no existe u n
lesión del bien jurídico individual c o n c u r r a la lesión del bien p e l i g r o r e a l ex ante'^^^ y , p o r e l l o , ex post n o s e p r o d u c e u n
jurídico supraindividual dolosa o i m p r u d e n t e . r e s u l t a d o m a t e r i a l d e lesión, al igual q u e s u c e d e e n t o d a s l a s
tentativas.
Así, por ejemplo, para castigar por un delito de conducción temeraria
es necesario que un sujeto conduzca un yebicuio por la uía pública con una La conducción a excesiva velocidad por u n a calle muy transitada, sin
temeridad manifiesta —lesión de la seguridad en el tráfico—, y, además, parar ni reducir la velocidad al cruzar un paso de peatones, que están
como consecuencia de esa conducta peligrosa, debe de poner en peligro atravesando varias personas supone una apariencia de peligro ex ante
a una o varias personas —tentativa imprudente de lesión—. para la vida o / y salud de esas personas, p e r o el hecho de que ex post
En consecuencia, el peatón que cruza con u n a temeraridad manifies- no resulten atropelladas implica que «realmente» n o existía peligro para
ta un semáforo en rojo en u n a via de circulación rápida provocando esos bienes jurídicos individuales. La calificación de estos hechos c o m o
frenazos, desvíos de la calzada.,., de forma que los conductores y delito de conducción temeraria o c o m o tentativa de homicidio o lesiones
pasajeros de los vehículos afectados se encuentran en situación de dependerá del tipo subjetivo que concurra, pero en relación con el bien
peligro para sus vidas o salud, no podrá ser castigado c o m o autor de un jurídico, el «delito de peligro concreto» y la «tentativa de lesión» son
delito de conducción temeraria, por cuanto falta el presupuesto de estructuralmente idénticas-^"^.
lesión de la seguridad en el tráfico, por cuanto n o realiza la conducta
típica que requiere un vebículo que transita en una vía pública. En este La m i s m a e s t r u c t u r a d e t e n t a t i v a es la q u e se suscita en los
caso, sino se producen resultados lesivos, aun cuando concurre una delitos c o n t r a bienes jurídicos i n d i v i d u a l e s e n los q u e e s t á
tentativa imprudente de lesión, la conducta será impune al ser atípica-^'^''. previsto u n resultado de peligro. E n estos casos, como sucede en
todas las t e n t a t i v a s , se lesionan las expectativas sociales de
La e s t r u c t u r a típica de la conducta, respecto del bien j urídico
seguridad respecto de esa clase de bien jurídico individual.
individual protegido a t r a v é s d e u n r e s u l t a d o d e peligro concre-
3. O t r a d e l a s consecuencias i m p o r t a n t e s d e e s t a concepción
de los delitos d e peligro concreto es q u e implica la exigencia de
303 En el llamado delito de los «pilotos suicidas» se h a puesto de relieve que, q u e c o n c u r r a n dolo d e peligro o imprudencia''^^, r e s p e c t o d e l a
si se quiere dotar de significado al elemento típico previsto en ese
precepto de «consciente desprecio por la vida de los demás-, nos encon-
tramos con que estaríamos ante u n a tentativa de homicidio en dolo
eventual; en este sentido, SILVA SANCIIKZ, L L 1988, pp. 970 ss.; QÜKRALT ^'^^ Cfr, 'QhLDohAViiAA, Estado de necesidad..., pp. 116 ss.; SILVA SÁNCHEZ, £¿
JIMÉNEZ, D P . PE., 3" ed., pp. 759 ss.; o. O. MIR PUU;, Conducción temeraria nuevo Código penal..., pp. 128 ss., ponen de relieve como todas las
y el nuevo art. 340 bis d) del Código Penal, en Derecho de la Circulación, tentativas tienen en común la inexistencia de un peligro real.
Madrid 1993, p. 194, por entender que en este delito el desprecio no tiene ^^ La existencia de dolo eventual de lesión suscita en estos delitos el
un significado subjetivo sino objetivo, de exigir u n a «imprudencia muy problema del error sobre la capacidad de evitación, en base a que el sujeto
temeraria». mantiene el control sobre el peligro, lo que determina u n a presunción a
Esta interpretación, como veremos, explica, así mismo, el por qué el favor de la imprudencia en relación con los bienes jurídicos individuales,
legislador castiga también esta conducta, a u n cuando no exista peligro cfr. CoiíCOY BiDASOLO, El delito imprudente..., pp. 285.
307
concreto para la vida o salud, con una pena inferior. Hasta el CP 1995, la doctrina y jurisprudencia española, pese a que
304 Aun cuando en nuestro Código Penal la regulación de la tentativa sigue existía un sistema de incriminación abierta de la imprudencia, había
el sistema de numeras apertus, la doctrina de forma unánime, por entendido que los delitos de peligro concreto sólo se castigaban en su
aplicación de los principios generales del Derecho penal, entiende que no modalidad dolosa y, por consiguiente, era necesario dolo de peligro
cabe castigar las tentativas imprudentes de lesión. respecto de la vida, la salud... Por el contrario en el CP 1995 existen
148 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 149

idoneidad de la conducta para que se produzca el peligro naturaleza análoga a la imputación obj etiva del resultado en los
concreto para el bien jurídico individual. El dolo de peligro o la delitos de lesión. Como delito de peligro concreto se conciben los
imprudencia no debe abarcar la producción del resultado de delitos en los que el tipo requiere la producción de un resultado
peligro, al igual que en los delitos de resultado de lesión'*"*^, pero de peligro, generalmente para la vida o la salud'^"^, y este
sí la idoneidad del comportamiento para lesionar ese bien resultado debe de imputarse al tipo de injusto penal, también,
jurídico-penal individual. Es decir, el dolo de peligro, o la por supuesto, desde una perspectiva ex post. Aun cuando, la
imprudencia, debe de abarcar la idoneidad del comportamiento doctrina'^^^ al t r a t a r el resultado de peligro siempre hace
para lesionar el bien jurídico-penal supraindividual y el indivi- referencia a la constatación de un peligro concreto para un bien
dual. La situación, tanto desde el punto de vista objetivo, del jurídico individual, si observamos el Código penal se advierte
juicio sobre la existencia de peligro ex ante para el bien jurídico- que se han tipificado modalidades muy distintas de resultado
penal individual, como desde la perspectiva subjetiva, se com- de peligro y, además, estos resultados de peligro están previstos
plica cuando el tipo no requiere un peligro concreto sino, tanto en delitos contra bienes jurídico-penales individuales
únicamente, un peligro potencial para el bien jurídico-penal como supraindividuales'"^. Existen delitos con resultado de
individual y, con mayor motivo, cuando se trata de un peligro peligro concreto para bienes jurídicos individuales y para bie-
para otro bien jurídico-penal supraindividual. Por motivos nes jurídicos supraindividuales y con resultado de peligro
similares, es conñictiva la naturaleza de las circunstancias potencial para bienes jurídicos individuales y supraindividuales,
agravantes, o elementos que cualifican el tipo, cuando están teniendo todos ellos en común el primer juicio de imputación, en
configuradas como peligro, ya estén previstas respecto de un el sentido de prueba ex post de la lesividad de la conducta para
«delito de lesión» o para un «delito de peligro»'^*''-'. lesionar el respectivo bien jurídico protegido''^^.

C) Segundo juicio de imputación: resultado en sentido


material. El peligro como resultado material
^^^ En el Código Penal de 1995 se preven resultados de peligro concreto
1. Los llamados «delitos de peligro concreto» son delitos en los también respecto de otros bienes jurídicos como la propiedad o la libertad
que es necesario realizar un segundo juicio de imputación de sexual, así, por ejemplo, el art. 229. 3". y el art. 231. 2"., peligro para la
vida, salud o libertad sexual, en relación con el abandono de menores, ó
el art. 341,, peligro para la vida, salud o bienes...
^" Por todos, sobre el concepto de delito de peligro concreto, KINDHÁUSER,
muchos delitos de peligro concreto, respecto de los cuales está prevista Gefahrdangs ais Straftat..., pp. 204 ss.
la comisión imprudente (entre otros, se encuentran los delitos contra la ^^ Vid., por ejemplo, el art. 266. CP. delito de daños en bienes afectos a las
salud de los consumidores, delitos contra la seguridad en el trabajo, Fuerzas Armadas o Cuerpos de Seguridad del Estado, a través de medios
delitos de energía nuclear, delitos contra el medio ambiente,.,) y, en que «pongan en peligro la vida o la salud de las personas», es un delito en
consecuencia, al igual que respecto del bien jurídico supraindividual será el que se protege un bien jurídico-penal individual —propiedad— con un
suficiente que exista imprudencia respecto del bien jurídico individual, resultado de peligro respecto de otros bienes jurídico-penales individua-
^"^ Desde el sistema de delito que se defiende, el resultado, ya sea resultado les —vida y salud—.
313
de peligro o de lesión, no forma parte de la antijuricidad y, por tanto, no
está abarcado por el tipo subjetivo, del que sí formará parte el conoci- Previo a la imputación del resultado es necesario en todo caso realizar el
miento de la idoneidad de la conducta para producir el resultado. primer juicio de imputación al que hacíamos referencia Supra III. 2. B),
•™ Infra. IV, 2. B). puesto que no cabe imputar ningún resultado si previamente no se ha
imputado el carácter de injusto típico a un comportamiento.
150 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 151

Por ello, pienso que la denominación de delitos de peligro mentan en que con esta propuesta lo único que se pretende es
abstracto y delitos de peligro concreto es mucho más coherente constatar ex ante por el juez la peligrosidad de la acción,
si se utiliza para distinguir los diferentes tipos de delitos en constatación propia de los delitos de peligro abstracto'^'^, pero es
atención a la modalidad de resultado de peligro que requieren, que además carece de utilidad por cuanto lo que pretenden'^^^,
que cuando se sirven de esta denominación para diferenciar es que la constatación del peligro no se haga según criterios
según el distinto grado de afectación del bien j urídico, tal y como generales de peligrosidad sino de acuerdo con las circunstan-
es utilizada por la doctrina mayoritaria'^''^. La comprensión de cias del caso concreto"".
los delitos de peligro abstracto como delitos de infracción de un
deber, delitos de mera desobediencia, en los que no es necesario 2. La diferencia sustancial entre los delitos con resultado de
un juicio sobre la existencia de peligro ex ante en el caso peligro y los delitos con resultado de lesión estriba en que, en los
concreto, ni la constatación ex post de que efectivamente se ha primeros no se produce un resultado material separable espa-
producido esa situación de peligro, explica que algunos autores cio-temporalmente de la conducta'^^^. La falta de un resultado de
hayan sugerido la diferenciación de un tercer grupo de delitos lesión añade, a los problemas de imputación objetiva del resul-
de peligro, que serían los delitos de peligro abstracto-concreto, tado a la conducta, la dificultad de determinar la misma
que serían delitos de peligro abstracto en los cuales el juez ha existencia del resultado. Si la prueba de la existencia de un
de constatar la existencia de peligro atendiendo a las circuns- peligro objetivo idóneo planteaba graves problemas para su
tancias concretas'"^ Las críticas a esta diferenciación se funda- definición y determinación, es decir, en relación con su natura-
leza ontológica o normativa y respecto del baremo, las circuns-
tancias...'^^°, la dificultad se acrecienta cuando es necesario
•*''^ En todo caso, lo que no es admisible es la comprensión de los delitos de probar también la existencia de un peligro «objetivo» expost^^^,
peligro abstracto como delitos formales en los cuales el legislador define
las conductas que en general tienen una peligrosidad o aptitud lesiva, sin
que sea necesario realizar un juicio ex ante sobre la existencia de peligro
cuando concurren esas concretas circunstancias y un posterior juicio de
imputación exposí en el que se constate la existencia de un peligro idóneo propone un juicio sobre la peligrosidad no general de una clase de
imputable a un comportamiento. E n este sentido, KINDHAUSEIÍ,
conducta sino concreto respecto de las circunstancias concurrentes en el
Gefahrdungs ais Straftat..., pp. 130 ss., aun cuando en apariencia, en
caso enjuiciado.
este punto siga la doctrina mayoritaria, en el sentido de no exigir ningún
^^^ Cfr. ScHKñDER, JZ 1967, p. 525.
juicio ex post de imputación en los delitos de peligro abstracto, luego
^^^ En este sentido defiende esta postura, SCHÜNEMANN, JA 1975, p. 793.
afirma que aun cuando para el fundamento de la prohibición es irrele-
vantc que la conducta produzca efectivamente una lesión, una puesta en ^^^ Cuestión distinta es la que se suscita en los delitos de lesión en los que
peligro concreto o demuestre su irrelevancia lesiva, en relación con la el bien jurídico-penal protegido no tiene un substrato material, porque
necesidad de pena sí que tiene importancia el hecho de que ex post no se en ellos la prueba ex post de la lesión del bien jurídico-penal —resultado
haya constatado la existencia de peligro, con lo que se acerca en cierta en sentido j u r í d i c o ^ implica el resultado en sentido material y no es
medida a la tesis que en esta sede se propone. necesario probar su concurrencia. Así, por ejemplo, en los delitos contra
el honor o la intimidad.
'"^ En este sentido, SCHKODER, Abstrakl-konkrete Gefahrdungsdelikte, J2 320
Vid. Supra. II. 2.
1967, pp, 522 ss.; SCIIÜNEMANN, JA 1975, p. 793.
^^^ En los delitos de lesión es precisamente la existencia del resultado lo que
•''"' Cfr. GALLAS, Abstrakte und konkrete Gefdrdung, Heinitz-Fest., Berlin promueve la incoación del proceso y el punto de partida procesal para
1972, pp. 171 ss., entiende que es superflua la distinción propuesta por analizar los hechos, con independencia de que sistemáticamente se
Schroder por cuanto considera que la constatación del peligro general es mantenga la perspectiva ex ante, para determinar la relevancia penal del
lo propio de los delitos de peligro abstracto, y no advierte que Schroder comportamiento.
152 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 153

peligro «objetivo» que nunca puede ser «real», por cuanto no se COTÍ los resultados de peligro, se agudiza cuando el legislador
ha producido la lesión del bien jurídico amenazado. alude al «perjuicio», en un sentido que no puede interpretarse
De lege lata, este resultado de peligro puede consistir tanto como lesión, que sería el significado habitual del término, sino
en un peligro concreto — «se haya puesto en concreto peli- como peligro''^'^.
gro»^^^— como en un peligro potencial —«puedan causar un En la búsqueda de una interpretación armónica del Código
peligro»''^''—, o como en un peligro que no se sabe si es concreto penal, sería posible asimilar como delitos de peligro concreto, es
o potencial —«pongan en peligro»''^"*—. Además, este resultado decir, como delitos con resultado de peligro, con matices en
de peligro puede afectar tanto a bienes jurídico-penales indivi- cuanto al grado de exigencia de peligro, los delitos en los que se
duales como supraindividuales'*'^''', siendo la situación más com- hace referencia a «una puesta en peligro» y los que requieren
plicada si cabe desde el momento en que el legislador utiliza «una puesta en peligro concreto» o los que aluden a «peligro
diversas cláusulas en relación con estos resultados de peligro, grave». Las diferencias entre unos y otros serían cuantitativas,
incluyendo calificativos respecto de este peligro, en el sentido, no cualitativas, semejantes a l a s que se suscitan en la tentativa,
de «grave», «manifiesto», en ocasiones como sustitución del en relación con el grado de peligro y el grado de ejecución.
término «concreto»''^''. Es difícil de interpretar, si esta utiliza- Utilizando un símil, en los delitos con «resultado de peligro
ción de términos distintos, por parte del legislador, implica un concreto» estaríamos ante una tentativa acabada, mientras que
diferente significado material o no; problema que, en relación los delitos de «resultado de peligro» o de «peligro grave» estarían
más próximos a la tentativa inacabada. Es decir, en los delitos
en los que se requiere un peligro concreto el grado de peligro h a
^^^ P. ej. art. 229. 3. CP, «se haya puesto en concreto peligro la vida, salud,
de ser más elevado que en los delitos en los que se exige «peligro
integridad física o libertad sexual del menor o incapaz», grave» y en estos mayor que en los que, únicamente, se requiere
^^'' P. ej. art. 282. CP, «puedan causar un perjuicio grave y manifiesto a los «peligro». Entre un delito con resultado de peligro concreto y un
consumidores». delito con resultado de peligro existe la misma diferencia que
•^^•^ P. ej. art. 154. CP, «pongan en peligro la vida o integridad de las entre un delito con resultado de peligro o con resultado de
personas».
'^'^^ Así, por ejemplo, en el art. 282. del Código penal, se exige un «perjuicio
peligro grave o de peligro grave y manifiesto. En todo caso, se
grave y manifiesto para los consumidores». La expresión «perjuicio» trata de diferencias cuantitativas que afectan al mayor o menor
podría interpretarse como resultado de lesión, pero un resultado de grado de peligro que se requiere en cada uno de los casos para
lesión, en sentido m a t e r i a l , respecto de un bien jurídico-penal entender que se h a producido el resultado de peligro.
supraindividual como lo es los derechos de los consumidores no puede ser
nunca un resultado separable espacio-temporalmente de la conducta;
por ello, cuando se hace referencia a «perjuicio grave para ios consumi-
dores» no se está requiriendo un perjuicio patrimonial efectivo de uno o
varios consumidores sino un peligro para esos patrimonios derivados de
" P. ej. en los delitos contra el medio ambiente, en el art. 325. CP, primero
la lesión de los derechos de los consumidores. Además, como veremos,
se refiere a que «puedan perjudicar gravemente el equilibrio de los
Infra. nota 327, con una interpretación sistemática de los tipos, el
término «perjuicio» tiene un caro significado de peligro. sistemas naturales», para, a renglón seguido, decir: «Si el riesgo de grave
perjuicio fiaese para la salud de las personas...». Con independencia de
^^'' Este sería el caso de los delitos contra la seguridad c higiene en el trabajo, los problemas que semejante redacción plantea a la hora de definir cuál
en los que en la redacción del Código Penal de 1973 se utilizaba la palabra es el bien jurídico protegido en este delito, en relación con el tema que
«concreto» y mientras que el actual Código Penal se refiere a «peligro aquí nos ocupa parece que el legislador está equiparando «perjuicio» con
grave». «riesgo».
154 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .. 155

3. La s i t u a c i ó n es d i s t i n t a , e n los delitos e n los q u e en el tipo Así, por ejemplo, en los delitos contra la salud de los consumidores,
e s t á p r e v i s t a u n a p u e s t a e n peligro potencial, p u e s t o q u e no en concreto e! llamado "fraude alimentario, art. 363. CP., requiere una
p u e d e n calificarse como delitos de r e s u l t a d o de peligro, e n el puesta en peligro "de la salud de los consumidores». Esta puesta en
s e n t i d o de r e s u l t a d o m a t e r i a l , por c u a n t o , e s a p u e s t a e n peligro peligro de la salud de los consumidores no puede interpretarse como un
potencial no es o t r a cosa q u e la i d o n e i d a d expost de la conducta resultado de peligro concreto sino como un elemento típico, cuya
p a r a l e s i o n a r el b i e n jurídico. E s decir, e n esos delitos es concurrencia afectará al momento de la consumación. La puesta en
peligro de la salud de los consumidores implica que el producto nocivo
suficiente con p r o b a r q u e j u n t o a la lesión del b i e n jurídico
ha de haber salido del ámbito de dominio de quién lo ha elaborado,
s u p r a i n d i v i d u a l h a y u n a p u e s t a en peligro del b i e n jurídico
distribuido o comerciado y encontrarse, en ese sentido, en el merca-
i n d i v i d u a l , al q u e s e refiera l a p u e s t a e n peligro p o t e n c i a l , en do32^
cuyo caso es discutible q u e e f e c t i v a m e n t e s u p o n g a n u n p l u s de
lesividad respecto de los delitos de peligro a b s t r a c t o . Los delitos Concluyendo, l a d e n o m i n a c i ó n de delito de peligro concreto
contra b i e n e s j u r í d i c o - p e n a l e s s u p r a i n d i v i d u a l e s q u e contie- se r e s e r v a r í a p a r a l o s d e l i t o s c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s
n e n como e l e m e n t o típico la p u e s t a en peligro p o t e n c i a l de uno, s u p r a i n d i v i d u a l e s o i n d i v i d u a l e s e n los q u e se r e q u i e r e la
y/o varios, b i e n e s j u r í d i c o s i n d i v i d u a l e s , t i e n e n e n c o m ú n con producción de u n r e s u l t a d o de peligro p a r a u n bien j u r í d i c o
los delitos con r e s u l t a d o de peligro q u e e n ellos se p r o t e g e n dos individual y l a de delitos de peligro a b s t r a c t o p a r a aquellos
b i e n e s j u r í d i c o - p e n a l e s d i s t i n t o s — u n o s u p r a i n d i v i d u a l y uno delitos e n los q u e se p r o t e g e n e x c l u s i v a m e n t e b i e n e s jurídicos
i n d i v i d u a l — , pero se diferencian e n q u e e n ellos no es necesario s u p r a i n d i v i d u a l e s y q u e , por c o n s i g u i e n t e , no r e q u i e r e n u n
p r o b a r la existencia de u n r e s u l t a d o de peligro, no r e q u i e r e n r e s u l t a d o de peligro. L a diferencia e n t r e u n o s y otros se e n c u e n -
r e a l i z a r el s e g u n d o juicio de i m p u t a c i ó n y, por t a n t o , el peligro t r a en la exigencia o no del r e s u l t a d o de peligro, no en l a
p a r a el bien jurídico i n d i v i d u a l sólo es u n e l e m e n t o típico q u e no n a t u r a l e z a de los b i e n e s jurídicos protegidos.
a ñ a d e n a d a a la lesividad p r o p i a de la afectación expost del bien
jurídico s u p r a i n d i v i d u a l . 4. La d o c t r i n a , e n relación con los «delitos de peligro concre-
to», h a e l a b o r a d o u n a serie de t e o r í a s p a r a d e t e r m i n a r c u á n d o
P o r ello, e s t o s delitos c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s s u p r a i n - puede a f i r m a r s e q u e r e a l m e n t e se h a producido u n r e s u l t a d o de
dividuales, en los q u e se r e q u i e r e u n a p u e s t a en peligro poten- peligro'*^-*. Como h e m o s dicho, e n estos delitos, con c a r á c t e r
cial de u n bien j u r í d i c o i n d i v i d u a l o la p u e s t a e n peligro del bien previo a q u e se p r o d u z c a el r e s u l t a d o de peligro, d e s d e u n a
j u r í d i c o s u p r a i n d i v i d u a l , son a s i m i l a b l e s a los delitos de peligro perspectiva ex ante, es n e c e s a r i o q u e , j u n t o al peligro p a r a u n
a b s t r a c t o e n s e n t i d o estricto, es decir, a los delitos e n los q u e , bien j u r í d i c o - p e n a l supraindividuaP'*'^, se p o n g a e n peligro el
ú n i c a m e n t e , se r e q u i e r e la lesión ex ante —juicio sobre el
injusto típico— y ex post — p r i m e r juicio de i m p u t a c i ó n — del
bien j u r í d i c o s u p r a i n d i v i d u a l , p o r q u e t a m p o c o e n ellos es nece-
•^^^ Vid. Infra. V. 1. A).
sario r e a l i z a r el s e g u n d o juicio de i m p u t a c i ó n . L a diferencia Sobre la evolución doctrinal acerca de la comprobación del resultado de
e s t r i b a en q u e , e n los p r i m e r o s , se r e q u i e r e la p u e s t a e n peligro peligro concreto, LACKNER, Das konkrete Gefáhrdungsdelikt im
ex ante del bien j u r í d i c o i n d i v i d u a l como u n e l e m e n t o q u e Verkehrsstrafrecht, Berlín 1967; RÜDRÍGUKZ MONTAÑÉS, Delitos de peli-
condiciona la tipicidad y q u e p u e d e t e n e r el s e n t i d o de propor- gro..., pp. 13 ss.
cionar s e g u r i d a d j u r í d i c a e n la v a l o r a c i ó n de la lesión del bien Esta situación sería la propia de los delitos de peligro «clásicos», como por
ejemplo, el delito de conducción temeraria, los delitos contraía seguridad
jurídico supraindividual. e higiene en el trabajo, el llamado delito do «fraude alimentario»..., sin
embargo, en el Código Penal también existen delitos de peligro concreto
156 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 157

b i e n j u r í d i c o - p e n a l i n d i v i d u a l y p a r a ello t i e n e q u e h a b e r un Si, en el mismo supuesto viene un vehículo de frente y logran


«objeto» sobre el q u e r e c a i g a el c o m p o r t a m i e n t o peligroso'''^ Tal cruzarse en la curva, sin que se produzca ninguna clase de lesión, desde
y como h e m o s afirmado'*^^, estos delitos son tipos complejos en una perspectiva ex ante existe peligro objetivo idóneo para la vida o la
los q u e se p r o t e g e n , al m e n o s , dos b i e n e s j u r í d i c o s , en conse- salud de los ocupantes del vehículo que viene de frente y también, en el
cuencia, p a r a q u e e x i s t a a n t i j u r i c i d a d , r e s p e c t o del b i e n jurídi- caso de que los hubiera, para los ocupantes del vehículo que adelanta
e incluso para los ocupantes del coche adelantado, el problema estriba
co-penal i n d i v i d u a l , es n e c e s a r i o q u e r e s p e c t o a é s t e e x i s t a un
en determinar si también existe un resultado de peligro concreto y sí ese
peligro idóneo ex ante —juicio sobre el peligro objetivo'*''''— y
resultado de peligro es imputable al injusto típico.
p a r a ello es n e c e s a r i o q u e el objeto de ese delito se e n c u e n t r e en
el á m b i t o del peligro.
5. U n a vez se c o m p r u e b a l a existencia de peligro objetivo
Quien, en una carretera estrecha, adelanta en una curva sin idóneo p a r a el b i e n j u r í d i c o i n d i v i d u a l , desde u n a p e r s p e c t i v a ex
visibilidad chocaría inevitablemente con el vehículo que viniera de frente ante, y se i m p u t a ese peligro objetivo idóneo p a r a el b i e n j u r í d i c o
y, sin embargo, no comete delito de conducción temeraria si, en el caso al injusto típico, d e s d e u n a p e r s p e c t i v a expost — p r i m e r juicio
concreto, no viene nadie de frente, porque no existe objeto en relación de i m p u t a c i ó n — e n t r a m o s de lleno e n el p r o b l e m a q u e t r a t a n de
con ei peligro concreto, que hubiese sido en su caso, el conductor y los solucionar las d o c t r i n a s a las q u e nos h e m o s referido, la existen-
pasajeros del coche que hipotéticamente podía venir de frente*-^''. cia de u n r e s u l t a d o de peligro concreto expost q u e , a su vez, s e a
Volviendo al símil con la tentativa, nos encontraríamos frente a una
i m p u t a b l e al injusto típico — s e g u n d o juicio de imputación—^'"'.
tentativa inidónea homicidio/lesiones en la que, en principio, no
C u a n d o a n a l i z a m o s las t e o r í a s m á s r e l e v a n t e s q u e se h a n
concurre dolo de lesión y, por lo tanto, impune.
p r o p u e s t o al respecto, s e a d v i e r t e q u e t a n t o en relación con los
p r o b l e m a s como r e s p e c t o de l a s soluciones q u e p l a n t e a n e s t á n
confundiendo los dos niveles a los q u e nos h e m o s referido, el de
previstos en delitos de lesión contra bienes jurídico individuales y
la existencia de u n r e s u l t a d o de peligro concreto y el de la
elementos y circunstancias agravantes do delitos de toda clase, que
presentan una problemática semejante, por cuanto, en todo caso, habrá i m p u t a c i ó n de é s t e al c o m p o r t a m i e n t o peligroso.
que probar que existe el resultado de peligro y que este resultado es
imputable al comportamiento peligroso. V e a m o s a l g u n a s de e s t a s teorías^^^, v a l o r á n d o l a s s e g ú n la
Cfr. WoLTER, Konkrete Erfolgsgefahr und konkreter Gefahreifolg im dferenciación p r o p u e s t a :
Strafrecht, J u S 1978, pp. 748 ss., con comentarios sobre la jurispruden-
cia alemana en relación con los delitos de peligro concreto, poniendo de
relieve como en todo caso se exige que exista un objeto de la acción y que
éste haya entrado en la órbita de quién lo pone en peligro.
Vid. Supra. III. 2. B) 2. c), sobre el significado de los delitos de peligro En cierta medida similar, SCHÜNEMANN, JA 1975, p. 796, ya planteaba la
concreto. solución en tres niveles, primero una acción típica (en esta sede, —
;t;t;( Vid. Supra. II. 2. perspectiva ex ante de la existencia de un peligro objetivo idóneo—),
;i;t4 El ejemplo está tomado de HORN, Konkrete..., p. 161, aun cuando se ha segundo, que esta acción típica se presente como adecuada para lesionar
introducido una variante, puesto que Horn se refiere a un adelantamien- el bien jurídico (en esta sede, —primer juicio de imputación, atribución
to antes de un cambio de rasante «de tal modo que tendría que chocar a la acción del carácter de injusto típico—) y, tercero, que todas aquellas
inevitablemente con el coche que viniera de fi-ente». El situar el adelan- causas salvadoras que finalmente impiden la lesión no respondan al
tamiento on una curva sin visibilidad de una carretera estrecha se pone normal desarrollo del curso causal (en esta sede —imputación del
ol acento en la inevitabilidad, sin tener que recurrir a circunstancias resultado de peligro al injusto típico, prueba de la relación de riesgo—).
hipotéticas, como sucede en el ejemplo de Horn, cuando puntualiza Iti Síe
No es posible recoger en esta sede todas las teorías propuestas y por ello
modalidad de conducta, diciendo: «de tal modo». sólo se hace referencia a las más representativas.
- 'i'

158 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 159

a) Teoría científico-natural del resultado de peligró'^''''^: exis- resultado'"*'', y este error en la ubicación del problema explica
tirá un peligro concreto cuando según las leyes causales cono- Que no se plantee el por qué una circunstancia azarosa excluye
cidas las circunstancias habrían tenido que dar lugar a la lesión el peíig^o concreto y las otras no.
del objeto de la acción, pero ésta h a dejado de producirse sólo por b) Teoría normativa del resultado de peligró'^'^^. De acuerdo
una razón inexplicable conforme a las ciencias naturales, «como con esta teoría sólo existe peligro concreto cuando la lesión no
por un milagro» o debido a un azar enigmático. Las críticas que se produce por casualidad, pero mientras Horn se servía de un
se la han dirigido a esta teoría, fundamentalmente, estriban en concepto naturalístico de causalidad, Schünemann utiliza uno
que se estrecha mucho el concepto de peligro concreto, porque normativo, excluyendo la responsabilidad por el delito de peli-
en el estado actual de la ciencia expost (casi) todo es explicable gro cuando la lesión se evita por una circunstancia «en cuya
por las ciencias naturales''''*^. producción no se puede confiar». Por tanto, todas las causas
En el ejemplo de! adelantamiento en un cambio de rasante, Horn'':''\ salvadoras que «se basan en una destreza extraordinaria del
excluye ia responsabilidad por el delito de peligro incluso cuando el amenazado o en una feliz e indominable concatenación de otras
choque no se produce porque una inesperada e imprevisible ráfaga de circunstancias»'^^^, no excluyen la responsabilidad por el delito
viento echa a un lado al vehículo que viene de frente. En base a que, ex de peligro, sólo los medios salvadores dominables por el autor
post, la circunstancia de que la ráfaga de viento cambie la dirección del excluyen la responsabilidad por el peligro.
vehículo que viene de frente tiene una explicación científico-natural.
Volviendo al ejemplo, del adelantamiento, para Schünemann, no se
Horn al intentar definir el peligro concreto lo delimita a excluiría la responsabilidad por el delito de peligro, para el conductor A,
través de unas condiciones que se sittian en el nivel de la que realiza el adelantamiento temerario, tanto si la circunstancia que
imputación objetiva. Cuando afirma que en los casos en los que evita la lesión es la destreza extraordinaria, por encima de las capacida-
el resultado de lesión no se produce por una circunstancia des normales, del conductor B, que viene de frente como si se evita por
«extraña», parte de que existe peligro, pero no nos explica el por una repentina ráfaga de viento y sí se excluiría si la evitación se debe a
una maniobra evasiva del conductor A.
qué sólo cuando se evita la lesión a través de una circunstancia
«enigmática» o «azarosa» no concurre el resultado de peligro El problema básico, que argumentaba respecto de la teoría
concreto y cuando las circunstancias son de esta clase o de otra. propuesta por Horn, es reproducible respecto de la teoría de
Por ello, siendo asumibles las críticas que ha recibido su teoría, Schünemann puesto que, al no situar expresamente el proble-
en el sentido de que limita el concepto de peligro, en base a que ma en el nivel de la relación de riesgo —imputación objetiva—
en la actualidad con una probabilidad rayana en la seguridad tampoco nos explica en qué nos basamos para saber cuándo «se
se va a poder conocer la razón por la que se evitó la lesión, el puede confiar» en que concurra una circunstancia, aun cuando
motivo de fondo que invalida la teoría es que no advierte que con
su fórmula no pretende delimitar el concepto de peligro sino
decidir cuándo existe un peligro al que se puede imputar el
340
Las críticas que se le han dirigido, sin llegar al final del problema
centrándolo en la imputación objetiva, si advierten que Horn utiliza un
concepto de causalidad naturalístico y, como tal, sin relevancia para el
3''^ Cfr. HoHN, Konkrete..., p. 212. Derecho penal, en este sentido, ROXIN, D P . P G . , § 11/117.
••'•'*' Críticamente, en este sentido, RoxiN, DP. PG., § 11/116. 341
Cfr. SCHÜNEMANN, JA 1975, pp. 793 ss.
339 342
Konkrete..., p. 212. SCHÜNEMANN, JA 1975, p. 797.
160 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .. 161

su propuesta vaya en esta dirección. La dificultad estriba en que forinelación, falta la concreción de los criterios que se deben de
en la búsqueda de un concepto normativo de peligro acude luego utilizar para determinar cuándo se puede confiar. Con la
a criterios causal-naturalísticos para resolverlo —propios de la uaodificación que introduce Wolter realmente desaparece la
relación causal—, en lugar de seguir utilizando criterios norma- jiaturaleza normativa del «poder confiar», ya que este principio
tivos —propios de la relación de r i e s g o ^ . en cuanto normativo tiene que estar referido siempre al deber
c) Teoría normativa modificada del resultado de peligro-'''^-\ que compete al autor, careciendo de sentido que la confianza
Esta teoría, como su propio nombre indica'^"^*, trata de buscar las dependa de la capacidad del sujeto qué viene de frente, circuns-
razones de por qué se puede confiar o no en la concurrencia de tancia que respecto del deber que compete al conductor y de la
una circunstancia y, con ello, delimitar, de entre las circunstan- relevancia penal de su conducta es tan ajena como la ráfaga de
cias, aquéllas en las que se podía confiar y las que no. Para viento.
Wolter, excluyen la responsabilidad por el delito de peligro d) Teorías Jiormativas del peligro atendiendo a la
todas las «circunstancias que abren posibilidades de salvación», «dominabilidad>>-^'^^. Dentro de un concepto normativo del peli-
incluso cuando la circunstancia que evita la lesión «se basa en gro estas teorías centran el problema al buscar criterios norma-
una destreza extraordinaria del amenazado» y, en consecuen- tivos y no causal-naturalísticos para delimitar las circunstan-
cia, la responsabilidad por delito de peligro sólo se dará cuando cias que pueden servir para excluir la responsabilidad por el
la lesión se evite por una maniobra extraordinariamente arries- delito de peligro. Demuth ya pone el acento en la idea de la
gada del conductor más capacitado que sólo puede servir para dominabilidad, entendiendo que existe peligro cuando la lesión
evitar la lesión por la conjunción de muchas circunstancias ya no es evitable a través de los medios normales de defensa,
afortunadas. pero no da el paso definitivo que supone la teoría de Kindháuser.
El conductor que adelanta en la curva sin visibilidad no será La diferencia entre ambas teorías estriba en que este último
responsable del delito de peligro si el choque con el vehículo que viene centra el criterio de la dominabilidad en la posibilidad por parte
de frente se evita por una maniobra evasiva del conductor de ese del autor de evitar la lesión, mientras que Demuth no concreta
vehículo que es corredor de rallys, de acuerdo con su formulación, cuándo se debe de entender que el peligro ya no es «domina-
incluso si la maniobra consiste en ponerse sobre dos ruedas, por cuanto ble»3*'\ Lo importante no es que se trate de «medios normales de
para un corredor esta maniobra no es «'locamente arriesgada», ni defensa»'*'^'^, sino quién y en qué circunstancias debe y puede
necesita una conjunción de circunstancias afortunadas para evitar el evitar la lesión. Por el contrario Kindháuser delimita los medios
accidente distintas de su propia capacidad. de defensa no por su «normalidad» o «anormalidad» sino por que
Wolter, al modificar la teoría normativa del peligro, real-
mente la desvirtúa porque en Schünemann el principio de
«poder confiar» es normativo, cuestión distinta es que, en su
Bajo esta denominación se pueden incluir la teoría de DEMÍITH, Der
normatiue Gefahrbegriff.... pp. 184 ss. y la teoría de KINDHÁUSER,
Gefáhrdungs ais Straftat..., pp. 201 ss.
RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Delitos de peligro..., pp. 37 ss., se manifiesta
'"*•' Cfr. Woi.TEEí, Objektiue undpersonale Zureehnung..., pp. 223 ss. partidaria de las teorías de Demuth y Kindháuser, poniendo el acento en
•'•'*•* Respecto de las denominaciones de estas teorías no podemos olvidar que la idea rectora de la evitación a través de la «dominabilidad» o por la
fue precisamente Wolter y no los autores que las desarrollaron quién les pertenencia al ámbito organizativo.
puso el nombre, Objektiue und personale Zuree hnung..., p. 217. DEMUTH, Der normatiue Gefahrbegriff..., p. 218.
162 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO

sean medios pertenecientes «al ámbito organizativo al qug


T DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 163

En el ejemplo anterior, existirá resultado de peligro siempre que,


pertenece el peligro» o no'*'*". viniendo el vehículo de frente, el resultado de lesión no se haya
producido porque ha concurrido alguna circunstancia que ha permitido
6. Las continuas referencias que, en estas teorías, se suscitan controlar o disminuir el peligro, ya sea proviniente de la naturaleza —
respecto de la «evitabilidad» de la lesión ponen de relieve que ráfaga de viento—•^^", de la especial habilidad del conductor que viene
nos encontramos más frente a un problema de imputación de frente, de la especial habilidad del conductor que adelanta... y no
objetiva del resultado de peligro que ante cuestiones referentes habrá resultado de peligro cuando lo lesión no se produce pese a que
a la existencia del resultado de peligro, El resultado de peligro no concurre circunstancia alguna que disminuya o controle el peligro
concurre cuando existe un peligro objetivo idóneo ex post para que «aparentemente» existia, como, por ejemplo, que la carretera fuera
el bien jurídico individual, el resultado es la «amenaza» para el más ancha de los que parecía y puedan cruzarse sin realizar ninguno de
bien jurídico que se encuentra en el ámbito de riesgo creado por ellos maniobra alguna de evitación o porque por la velocidad que
el comportamiento'^*'. llevaban ambos se cruzan una vez pasada la curva...

La solución se debe de buscar en dos niveles: primero, De acuerdo con el planteamiento anterior, una vez constata-
determinando cuándo existe resultado de peligro y, posterior- da la existencia de un resultado de peligro será necesario
mente, concretando cuándo ese resultado es imputable a la imputar ese resultado al injusto típico y, en este segundo nivel,
conducta, es decir, cuándo hay relación de riesgo entre el de la imputación obj etiva, es cuando podemos diferenciar según
comportamiento típico y el resultado de peligro. El resultado de la clase de circunstancia que haya servido para disminuir o
peligro no existe cuando «aparentemente» el bien jurídico está controlar el riesgo y evitar la lesión. Utilizando los criterios
«amenazado» y la lesión no se produce pese a que no interviene generales de imputación del resultado y, en concreto, el de la
ninguna circunstancia que no fuera ya preexistente y no habrá finalidad de protección de la norma, será necesario distinguir
relación de riesgo cuando el resultado de lesión no se produce entre las circunstancias que quedan fueran del ámbito de
porque interviene alguna circunstancia proviniente del ámbito dominio —o de competencia^''^— del autor y las circunstancias
de dominio u organizativo del autor que controla o disminuye el que el propio autor introduce. El resultado será imputable al
peligro. Por el contrario, existe relación de riesgo cuando la injusto típico cuando la circunstancia que ha disminuido o
lesión no se produce porque las circunstancias que controlan o controlado el riesgo, y evitado el resultado de lesión, está fuera
disminuyen el peligro provienen de terceros, de la naturale- de la esfera de dominio o competencia del autor y no será
za....

350
Supuesto planteado por HORN, Konkrete..., p. 175.
El ejemplo que aquí estamos analizando, para simplificar y poder
explicar mejor el método seguido, es un caso que sucede en el tráfico
^'^^ KiNDiiAiiSKK, Gefahrdungs ais Straftat..., p. 214, la puesta en peligro viario en el cual sigue siendo útil la concepción de la autoría como
concreto es una «situación en la que el bien jurídico deja de estar «dominio del hechO", pero en otros ámbitos como pueden ser el de la
protegido certeramente frente a la lesión por los medios del ámbito responsabilidad por el producto o el medio ambiente la determinación de
organizativo al que pertenece. La genuina dañosidad de la puesta en la autoría se explica mejor atendiendo a criterios de competencia. En este
peligro concreta radica en la aguda desprotección del bien, en la depen- sentido, BALDO LAVII,I,A, Estado de necesidad..., passim,, en particular,
dencia de su integridad de influencias helerónomas». pp. 107 ss.,, utiliza el concepto de competencia para delimitar quién es
^**'' DvMivni, Der nonnative Gefahrbegriff..., p. 218, define esta situación de «responsable» del peligro amenazante en la legítima defensa y el estado
peligro, en que consiste el resultado de peligro como «amenaza». de necesidad.
164 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 165

i m p u t a b l e c u a n d o la c i r c u n s t a n c i a p r o v e n g a de s u dominio o responderá por el delito de conducción temeraria, si por el contrario, en


competencia. la misma situación, lo que sucede es que los viandantes se apartan
ágilmente de su radio de acción el resultado de peligro es imputable y
S e g ú n el criterio del fin de protección de la n o r m a infi-ingida responderá por delito de conducción temeraria.
la prohibición de c r e a r s i t u a c i o n e s de peligro concreto está
dirigida a e v i t a r q u e se creen riesgos g r a v e s p a r a el b i e n j urídico
no controlables por el a u t o r . E n l a i m p u t a c i ó n objetiva de un ])) La lesión del objeto del delito como «resultado» en algunos
r e s u l t a d o de lesión, la relación de riesgo no c o n c u r r e c u a n d o el delitos en los que se protegen bienes jurídicos suprain-
riesgo q u e se h a r e a l i z a d o e n el r e s u l t a d o no es el c r e a d o por el dividuales
a u t o r —no es u n riesgo q u e se e n c u e n t r a e n su esfera de
competencia—. S i g u i e n d o e s t e criterio, si el r e s u l t a d o de lesión 1. M u c h a s de l a s críticas v e r t i d a s e n relación con los l l a m a -
no se p r o d u c e como c o n s e c u e n c i a del control sobre el riesgo dos «delitos de peligro» se f u n d a m e n t a n e n su indefinición, e n
ejercido por el a u t o r , el r e s u l t a d o de peligro no le s e r á i m p u t a b l e la i n s e g u r i d a d j u r í d i c a q u e s u p o n e n , e n la n a t u r a l e z a de los
a s u c o m p o r t a m i e n t o peligroso y no s e r á r e s p o n s a b l e por el bienes jurídicos protegidos, a los q u e les falta legitimación p a r a
delito de peligro, p u e s t o q u e la n o r m a no p r o h i b e riesgos ser m e r e c e d o r e s de protección penal'^'''^ y, de forma esencial, en
controlables por el autor"*-. la falta de referencia al resultado'^*''*. N o p u e d e n e g a r s e q u e el
r e s u l t a d o es p r u e b a , «a veces la ú n i c a s e g u r a , sobre la peligro-
Volviendo a las analogías con la tentativa, en estos casos en ios que
quien ha creado el riesgo, o tiene la competencia sobre el riesgo, es sidad q u e e n t r a ñ a b a la c o n d u c t a p r o h i b i d a ex ante»^^'\ y, a d e -
quien positivamente evita la lesión estariamos frente a un supuesto m á s , la producción del r e s u l t a d o g e n e r a u n a decisiva p e r t u r b a -
análogo al del desistimiento activo y, como tal, lo debemos considerar ción de la p a z j u r í d i c a , u n a m a y o r s e n s a c i ó n de i n s e g u r i d a d ,
impune. Si el resultado de peligro consiste en la «amenaza» para el bien u n a m a y o r i n d i g n a c i ó n por la comisión del hecho^^*^. La lesión
jurídico, en la inseguridad del bien jurídico, ese desvalor queda desvir- del objeto del delito, e n d e t e r m i n a d o s tipos e n los q u e se
tuado cuando es el propio autor quien demuestra que «se podía confiar" protegen b i e n e s j u r í d i c o - p e n a l e s s u p r a i n d i v i d u a l e s , e n los q u e ,
en su capacidad para evitar la lesión. en consecuencia, no p u e d e existir u n r e s u l t a d o m a t e r i a l de
En el ejemplo del adelantamiento si el vehículo que adelanta en el
momento que ve el vehículo que viene de frente tiene la capacidad
suficiente para frenar y ponerse detrás del coche adelantado la sensa-
ción de «amenaza» e «inseguridad» que había surgido resulta coropensa- 353
La doctrina tradicional no se plantea este problema en muchos de los
da por la ^confianza» que inspira su control del riesgo. delitos de peligro, al concebirlos como adelantamiento de las barreras de
En el caso en que un conductor, por ir distraído y a excesiva protección respecto de bienes jurídico-penales individuales, pero las
velocidad, se sube en una acera en la que hay viandantes crea un peligro críticas en relación con los delitos de peligro, en general, cuando se
para la salud y vida de estos, pero si el conductor con una maniobra conciben como protección de bienes jurídicos supraindividuales, se basan
evasiva vuelve a la calzada ese resultado de peligro no es imputable y no en su indeterminación; sobre este punto, vid. Infra. IV. 1. B).
354 Como ya se ha repetido innumerables veces la ubicación del resultado en
la sancionabilidad, en lugar de en la antijuricidad, en nada empece a la
importancia que se otorga al resultado; por todos, vid. Mm Puio, Función
de la pena..., 2''ed. pp. 66 ss.; SILVA SANCHEZ, Aproximación..., pp.418ss.
Cfr. CoRCOY BiDAKOi.o, El delito imprudente..., pp. 561 ss., se trata de 355 MiR PuiG, Función de la pena..., 2" ed., pp. 66 ss.; FRISCH,
determinar la relación de riesgo complementando el criterio del incre- Tatbestandsma/^iges Verhalten..., p. 517.
mento del riesgo expost con el del fin de protección de la norma.
356 FKI.SCH, Tatbestandsmafiiges Verhalten..., p. 517.
"""*Hnid
166 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 167

lesión del s u b s t r a t o del b i e n j u r í d i c o , p u e d e c u m p l i r l a m i s m a la lesión del patrimonio, porque la cosa es substrato materia! del bien
función q u e , como v e í a m o s , t i e n e el r e s u l t a d o . L a comprobación jurídico, lo que desde luego no supone que se puedan identificar ambos,
de la existencia de u n a lesión objetiva c o n s t a t a b l e empírica- porque, p. ej. si a una persona con cierta capacidad económica le roban
m e n t e ex post, d e s d e u n a p e r s p e c t i v a p r o c e s a l , c u m p l e la 10.000.— pesetas, no <ipierde'> su patrimonio pero, aun cuando sea en
función de p r u e b a de q u e la c o n d u c t a e r a peligrosa, por u n lado, mínima medida, el patrimonio sí que resulta afectado.
y, a d e m á s , d e s d e u n a p e r s p e c t i v a político-criminal, la afecta-
C u a n d o el «resultado» no es s u b s t r a t o del bien j u r í d i c o - p e n a l
ción del objeto del delito t a m b i é n g e n e r a e s a s s e n s a c i o n e s de
protegido, la doble i m p u t a c i ó n ex post se d e b e r á h a c e r de forma
p e r t u r b a c i ó n , de i n s e g u r i d a d e i n d i g n a c i ó n , q u e se a t r i b u y e n a
inversa a como se p l a n t e a en los delitos de r e s u l t a d o , en los q u e
la producción de u n r e s u l t a d o m a t e r i a l , en s e n t i d o estricto.
primero se a n a l i z a la l e s i v i d a d de la c o n d u c t a — p r i m e r juicio de
2. M u c h o s de los delitos en los q u e se p r o t e g e n b i e n e s i m p u t a c i ó n — y luego se i m p u t a el r e s u l t a d o a e s a c o n d u c t a
jurídicos s u p r a i n d i v i d u a l e s t i e n e n previsto, como e l e m e n t o lesiva. — s e g u n d o juicio de i m p u t a c i ó n — . Por el c o n t r a r i o , e n
típico, la afectación del objeto del delito. E n c i e r t a forma, esta estos delitos, p r i m e r o s e d e b e r á i m p u t a r el «resultado lesivo» a
afectación del e l e m e n t o típico es u n r e s u l t a d o , y u n r e s u l t a d o en la c o n d u c t a y luego se i m p u t a r á a ese «resultado» su i d o n e i d a d
s e n t i d o m a t e r i a l , p u e s t o q u e ex post e s t e objeto r e s u l t a » efecti- p a r a afectar al b i e n j u r í d i c o protegido.
v a m e n t e » lesionado. Ello i m p l i c a r í a concebir estos delitos como
En los delitos contra el medio ambiente, en concreto, en su tipo
«delitos de peligro» — e n el s e n t i d o de q u e s e p r o t e g e n bienes
básico se requiere que la conducta «^incida» en algún recurso natural —
jurídicos s u p r a i n d i v i d u a l e s e n los q u e no se «destruye» el bien agua, suelo, aire— pero esta lesión del recurso natural, que es un
j u r í d i c o — con «resultado» de lesión. Ello, sin e m b a r g o , s u p o n e elemento del tipo —en concreto e! objeto sobre el que recae la conducta
i n t r o d u c i r u n nuevo concepto de r e s u l t a d o m a t e r i a l , p o r q u e es típica—, no implica de forma inmediata la lesión del bien jurídico-penal
u n r e s u l t a d o m a t e r i a l e n el s e n t i d o de q u e se p r o d u c e efectiva- protegido en estos delitos que es el equilibrio de los sistemas naturales.
m e n t e la lesión del objeto, pero e s a lesión no i m p l i c a de forma El "resultado» de lesión de un río se debe, primero de imputar a la
i n m e d i a t a la afectación del b i e n j u r í d i c o , al r e c a e r sobre el conducta típica, por ejemplo, de vertidos nocivos, y luego, se deberá de
objeto del delito q u e no es el s u b s t r a t o m a t e r i a l del b i e n jurídico- valorar si a esa destrucción del recurso se le puede imputar la lesión del
equilibrio de los sistemas naturales.
p e n a l protegido. No se t r a t a , ú n i c a m e n t e , de q u e , como dijimos,
no se p u e d e n u n c a identificar el r e s u l t a d o m a t e r i a l con el bien En los delitos de manipulaciones genéticas, el tipo básico requiere
jurídico, sino q u e en estos s u p u e s t o s a d e m á s ese «resultado» no que la conducta de «manipulación" modifique el ADN, es decir, que
altere el genoma, esta alteración del «genoma» es un «resultado» y, como
es s u b s t r a t o m a t e r i a l del b i e n j u r í d i c o sino, ú n i c a m e n t e , ele-
tal, deberá de ser imputado a la conducta de manipulación, pero ello no
m e n t o del tipo'*''''.
implica de forma inmediata que se haya afectado el bien jurídico-penal
En los delitos contra la propiedad si un sujeto se apropia de una cosa protegido, sino que será necesario un segundo juicio para imputar a esta
ajena el dueño de la cosa resulta lesionado en su patrimonio, el alteración del genoma su idoneidad para afectar la identidad de la
resultado, pérdida de la posesión de la cosa, implica de forma inmediata especie humana. En consecuencia, las alteraciones del genoma que no
tengan posibilidad de reproducirse en otros individuos carecerán de
relevancia penal aunque formalmente realicen el tipo.
En el llamado delito de "fraude alimentario», el objeto del delito es un
•'^' En los delitos en los que se protegen bienes jurídicos supraindividuales
producto que se sitúa en el mercado y que es nocivo para la salud, la
el objeto material del delito y el objetojurídico del delito no coinciden. En
estos casos más que del objeto del delito se trata, en realidad, de un nocividad de un producto que está en e! mercado es el «resultado» en este
elemento del tipo. delito. Esta interpretación implica que no toda alteración de un
168 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 169

producto, ni aun cuando con ella se infrinjan las leyes y reglamentos en en un río lesiona la calidad del agua de ese río. El agua del río
la materia, será considerada delito, cuando no sea idónea para lesionar contaminada es el «resultado» y es un resultado del que se puede probar
la seguridad y confianza de los ciudadanos en que los productos que se objetivamente el grado de contaminación, se pueden realizar pruebas
¡ encuentran en el mercado no superan el nivel de riesgo permitido. Ello contradictorias..., es decir, cumple la función de seguridad jurídica del
supone restringir el ámbito del tipo y excluir la sanción penal como resultado. Pero además, a partir del agua del río contaminada, de la que
consecuencia de una mera infracción administrativa. La prueba de la se puede probar con exactitud el grado de contaminación, se puede
nocividad del producto requiere, al igual, que en los casos anteriores, un conocer donde vierte el agua contaminada, a que otros elementos
juicio de imputación sobre la idoneidad de esa nocividad para lesionar afecta... y ello permite valorar de una forma no arbitraria la idoneidad
el bien jurídico-penal protegido, Al igual que en los ejemplos anteriores, de esa afectación de un recurso natural para lesionar el equilibrio de ios
las infracciones que no impliquen una efectiva nocividad del producto sistemas naturales, limitando la intervención penal a los casos más
no serán penalmente relevantes. graves, en los que no sólo se haya destruido un recurso natural, sino que
además esa destrucción tenga capacidad lesiva del sistema natural.
3. E s t a , en cierta m e d i d a , e q u i p a r a c i ó n e n t r e l a lesión del
objeto del delito, en los delitos de peligro y el r e s u l t a d o propio E s t a i n t e r p r e t a c i ó n r e s t r i c t i v a del alcance de los tipos p e n a -
de los delitos de lesión, t i e n e dos funciones e s e n c i a l e s . E n la les en los q u e se p r o t e g e n b i e n e s j u r í d i c o - p e n a l e s s u p r a i n -
i n t e r p r e t a c i ó n en e s t a s e d e p r o p u e s t a , la lesión del objeto del dividuales t i e n e u n a t e r c e r a consecuencia, e n todos aquellos
delito c u m p l e u n a función de s e g u r i d a d j u r í d i c a , e n u n s e n t i d o delitos q u e r e g u l a n sectores de a c t i v i d a d e n los q u e existe u n a
idéntico a la función q u e c u m p l e el r e s u l t a d o , y, a d e m á s , duplicidad s a n c i o n a t o r i a , como s e r í a el caso de los dos ejemplos
posibilita u n a i n t e r p r e t a c i ó n r e s t r i c t i v a del tipo p e n a l acorde p r o p u e s t o s , m a n i p u l a c i o n e s g e n é t i c a s y m e d i o a m b i e n t e . Con
con los principios del D e r e c h o p e n a l de i n t e r v e n c i ó n m í n i m a , la i n t e r p r e t a c i ó n en e s t a sede p r o p u e s t a se p u e d e l i m i t a r , de
s u b s i d i a r i e d a d y ultima ratio, por c u a n t o , no c u a l q u i e r lesión forma no a r b i t r a r i a , la i n t e r v e n c i ó n p e n a l a los s u p u e s t o s
del objeto del delito i m p l i c a la lesión del b i e n j u r í d i c o sino, e s p e c i a l m e n t e g r a v e s y e v i t a r q u e la m e r a existencia de u n a
ú n i c a m e n t e , a q u é l l a s e s p e c i a l m e n t e g r a v e s y como t a l e s idó- conducta q u e , a p a r e n t e m e n t e o f o r m a l m e n t e , r e a l i z a el tipo
neas —relevantes penalmente— p a r a lesionarlo. p u e d a s e r m e r e c e d o r a de sanción p e n a l .

Asi, por ejemplo, en el caso de las manipulaciones genéticas — En materia de medio ambiente esta interpretación restrictiva del
transgénesis—, el genoma alterado tiene la misma función que el tipo, en la linea aquí propuesta, adquiere cada vez mayor importancia
resultado puesto que es un elemento separable espacio-temporalmente sino queremos que en este ámbito siga ocurriendo que el Derecho penal
de la conducta, del que se puede probar objetivamente —pericialmente— no cumpla las funciones que tiene asignadas-^^^, al limitarse a incidir en
su existencia y sus características concretas, lo que cumple la función de
seguridad jurídica propia del resultado. Pero, la exigencia del '«segundo»
juicio de imputación, es decir, la imputación a ese genoma alterado de • ^^ Algunos autores afirman que el Derecho penal en materia medio ambien-
su idoneidad para lesionar la identidad de la especie humana, permite tal tiene una función meramente simbólica, en este sentido, PRITTWITZ,
restringir el alcance del tipo penal, por cuanto, no cualquier alteración Sirafrecht and Risiko. Untersuchungen zur Krise von Strafrecht und
del genoma puede lesionar la identidad de la especie humana. Así, por Krbninalpolitik in der Risikogesellschaft, Frankfurt 1993, pp. 365 ss.;
KuHi,EN, Umweltstrafrecht - aufder Suche einer neuen Dogmatik, ZStW
ejemplo, si ese genoma no tiene capacidad para reproducirse, aun
(105) 1993, pp. 697 ss.; HORMAZABAI. Mhhm.EE, Delito ecológico y función
cuando esté alterado en nada puede afectar a la identidad de la especie simbólica, en «Delito ecológico y función simbólica del Derecho penal»,
humana. Terradillos Basoco (ed.), Madrid 1992, pp. 51 ss.
En los delitos contra el medio ambiente, la situación es análoga. Con independencia de que la función simbólica del Derecho penal no puede
Primero habrá que probar que la realización de unos vertidos nocivos ser rechazada de forma absoluta, pienso que en materia medio ambiental
170 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 171

supuestos que se podrían denominar «ilícitos de bagatela»-^^''^ C o m o gido —adelantamiento de la barrera de protección respecto de
pueden ser los vertidos de polvo de mármol, S T S de 3 de abril de 1 9 9 5 un bien jurídico-individual o protección de bienes jurídicos
o de fuel oil y aceites procedentes de un depósito de automóviles, STS
supraindividuales—, ni un problema de la naturaleza del resul-
de 2 6 de septiembre de 1 9 9 4 ; los vertidos de lindano por una fábrica
tado material —^de lesión o de peligro— sino que también
de productos químicos que pudieron ser retirados por la propia
empresa, STS de 5 de octubre de 1 9 9 3 ; o de fluidos de una balsa con
encontramos muchos elementos típicos que agravan o cualifi-
naranjas en putrefacción, que una vez secos pudieron ser utilizados can un delito con naturaleza de peligro. Si en este trabajo se
como pienso para el ganado, S T S de 11 de marzo de 1 9 9 2 . En algunos hace referencia a ello es porque los problemas que puede
de estos supuestos, formalmente, se realiza el tipo por cuanto se plantear la prueba sobre la existencia de esa clase de peligro, su
producen unos vertidos nocivos en un recurso natural. Sin embargo, en determinación o la concurrencia del elemento subjetivo —dolo
todos ellos falta, por un lado la incidencia efectiva en el recurso natural o imprudencia— respecto de ese elemento típico, son muy
—"destrucción»^*'" del objeto del delito— y la lesión del bien jurídico similares a los que se suscitan en relación con el resultado de
protegido —que esta "destrucción» del objeto del delito afecte al peligro. En el Código Penal de 1995, el legislador ha ehminado
equilibrio de los sistemas naturales—^^'K los tradicionales delitos cualificados por el resultado, pero, sin
embargo, siguen subsistiendo muchos «delitos cualificados por
el resultado», en el sentido de resultado que aquí se propone.
E) Peligro como elemento constitutivo de circunstancias que Estos elementos cualificantes pueden ser de lesión, en sentido
cualifican o agravan un delito estricto, de peligro para bienes jurídicos individuales, o de
peligro/lesión para bienes jurídicos supraindividuales.
1. En el Código Penal la referencia al peligro no es, exclusi-
vamente, un problema de la naturaleza del bien jurídico prote- Así, por ejemplo, en muchos delitos contra la Administración
pública, delitoscontrabienesjuridicossupraindiuiduales.se preven tipos
agravados que contienen un resultado de lesión/peligro cualificante,
el Derecho penal tiene que cumplir las mismas funciones que en otros expresado en los términos siguientes "si resultare grave daño para la
ámbitos, sin embargo, es cierto que en la actual situación no sólo no cumple causa pública". Defino este elemento como resultado de "lesión/
su función de protección de bienes j urídicos sino que, si se sigue en la misma peligro» porque el «grave daño» pienso que no se puede interpretar
línea de actuación, perderá también su función simbólica. como resultado de lesión de concretos objetos propiedad de la Adminis-
^''^ En este sentido. SILVA SÁNCHEZ, ¿Protección penal del medio ambiente? tración pública sino en un grave deterioro de la confianza de los
Texto y contenido del artículo 325 del Código Pe nal, hh 1997 ,pp. 1714 ss., ciudadanos en su buen funcionamiento, es decir, una grave lesión del
examinando las sentencias del Tribunal Supremo, y algunas de las bien jurídico supraindividual y, por tanto, carente de resultado materia!
Audiencias, advierte como el Derecho penal está interviniendo en agre- de lesión.
siones al medio ambiente que carecen de la gravedad necesaria para ello,
sobre todo cuando se conocen otros supuestos especialmente graves que Un supuesto idéntico seria el previsto en el párrafo 3- dei articulo
no han sido objeto de proceso penal, 286 del CP, dentro de los delitos contra el mercado, que se expresa
'•^''^ «Destrucción» se debe de entender en el sentido de una incidencia grave como sigue; «Que se cause grave daño a los intereses generales».
que además sea imputable al comportamiento típico enjuiciado. También aquí estamos frente a un resultado de «lesión/peligro», por
^•^^ Una de las pocas sentencias del Tribunal Supremo que contempla un cuanto, no puede interpretarse el grave daño para los intereses
caso que reúne todos los requisitos aquí exigidos para propiciar una generales como resultado de lesión, en sentido estricto.
condena por delito medio ambiental, sería la primera, STS de 30 de
noviembre de 1990, sobre la Central Térmica de Cercs que provocó una
lluvia acida que destruyó las masas boscosas afectando además al suelo 2. El contenido de muchos de estos elementos cualificantes
de forma que se impedía su recuperación de forma natural. plantea problemas de prueba análogos a los que se suscitan en
172 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO )•:'•. i.'fi'í
.r DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .,, 173
los delitos de peligro, e n t e n d i d o s como peligro en relación con el en el caso anterior, el problema de estos «resultados cualificantes»
resultado'''^, t a n t o c u a n d o estos e l e m e n t o s c o n s i s t e n e n u n no se suscita, ú n i c a m e n t e , c u a n d o son « r e s u l t a d o s cualificantes
peligro p a r a u n b i e n j u r í d i c o i n d i v i d u a l , como u n a «lesión/ de peligro», h e creído n e c e s a r i o h a c e r al m e n o s referencia a
peligro» p a r a u n b i e n j u r í d i c o s u p r a i n d i v i d u a l , como e n la estos e l e m e n t o s cualificantes en e s t a s e d e , por c u a n t o , existe u n
utilización de u n m e d i o peligroso p a r a b i e n e s j u r í d i c o s indivi- grave «peligro» de volver a u n a forma e n c u b i e r t a d e r e s p o n s a -
d u a l e s . E n todos los casos, al i g u a l q u e s u c e d e e n los delitos de bilidad objetiva a t r a v é s d e e s t a s f ó r m u l a s . Si u n i m o s la r e d a c -
peligro, en s e n t i d o t r a d i c i o n a l , h a y q u e t r a t a r d e e v i t a r u n a ción, en m u c h o s casos, objetivizante q u e les h a d a d o el legisla-
i n t e r p r e t a c i ó n f o r m a l i s t a d e estos e l e m e n t o s . E n o t r a s pala- dor a estos e l e m e n t o s cualificantes, j u n t o al s i s t e m a de numerus
bras, también respecto de estos elementos se requiere probar clausus d e la i m p r u d e n c i a , y al h e c h o d e q u e no e x i s t e u n a
t a n t o la existencia d e u n riesgo ex ante p a r a el b i e n j u r í d i c o , cláusula s i m i l a r a la p r e v i s t a en el ú l t i m o p á r r a f o del artículo
como s u lesividad ex post, es decir, se t i e n e q u e c o n s t a t a r la 1. del Código P e n a l derogado: «cuando la p e n a v e n g a d e t e r m i -
a n t i j u r i c i d a d y lesividad. nada por la producción de u n r e s u l t a d o u l t e r i o r m á s g r a v e , sólo
se r e s p o n d e r á por é s t e si se h u b i e s e c a u s a d o , al m e n o s , por
Un supuesto muy frecuente en la práctica, sería el de la utilización
culpa», la situación p u e d e d e r i v a r , con u n a l t o g r a d o de proba-
de medios peligrosos en el delito de robo con intimidación, que un sector
muy amplio de la jurisprudencia lo interpreta de una forma meramente bilidad, en q u e , en la p r á c t i c a , los T r i b u n a l e s se l i m i t e n a
formal, en el sentido, de aplicar la agravante siempre que en el robo el c o n s t a t a r la existencia de ese «resultado» sin e n t r a r e n conside-
autor lleva algún elemento peligroso. Algunos fiscales han calificado raciones de r e s p o n s a b i l i d a d subjetiva, es decir, s i n exigir ni dolo
incluso como robo con intimidación con instrumento peligroso la ni i m p r u d e n c i a por p a r t e del a u t o r e n relación con l a i d o n e i d a d
utilización de un bolígrafo para intimidar a la víctima, cuando en este de la c o n d u c t a p a r a p r o d u c i r e s e «resultado» m á s g r a v e .
caso faltaría ya ex ante el riesgo para la vida y la salud que debería de
requerirse siempre para condenar por el tipo agravado. Pero es que
incluso existiendo un instrumento peligroso —riesgo ex ante—, si ex
post no se prueba que ese instrumento, en la forma en que ha sido
utilizado por el autor, era idóneo para lesionar la vida o la salud no
debería castigarse por el tipo agravado. Ello supone dotar de antijuricidad
material y de lesividad a todos los elementos del tipo; así configurado,
el delito de robo con intimidación con medio peligroso, seria un delito
de lesión contra la propiedad y la libertad y un delito de peligro concreto
respecto de la vida y la salud.

3. L a p r o b l e m á t i c a a n t e r i o r se a c r e c i e n t a c u a n d o p o n e m o s el
a c e n t o en el aspecto subj etivo y, a u n c u a n d o , al igual q u e s u c e d e

Es decir, en este sentido delitos de peligro son todos los delitos en los que
se protegen bienes jurídicos supraindividuales, tanto en los que no se
""'«Mm:.!:;:' requiere u n resultado de peligro —delitos de peligro abstracto—, como en
•"««tiiil
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los que sí se exige un resultado de peligro concreto.
IV. CONCEPTO Y CLASES DE
«DELITO DE PELIGRO»: LA
PROTECCIÓN DE BIENES
JURÍDICOS SUPRAINDIVIDUALES

IV.l. DELITOS DE PELIGRO EN RELACIÓN CON LA


PROTECCIÓN DE BIENES JURÍDICO-PENALES
SUPRAINDIVIDUALES

A) Introducción: concepto de bien jurídico-penaV^^


1. La idea del bien jurídico procede del pensamiento de la
Ilustración, y fue formulada y fundamentada por Feuerbach-'^'*,
con la pretensión de separar Derecho y moral, y, en concreto,
con la voluntad de excluir del ámbito del Derecho penal las
conductas meramente inmorales. Tras la crisis de la teoría del
bien jurídico, en la concepción del neokantismo, como valor
espiritual-cultural, que priva al concepto de bien jurídico de
cualquier finalidad limitadora^'^'', en los años sesenta en Alema-

363
MiR PuiG, Bien jurídico y bien jurídico-penal como límites del 'lus
puniendV, en «Estudios penales y criminológicos XIV», Santiago de
Compostela 1989-1990, pp. 204 ss., pone de relieve la importancia de
distinguir entre bien jurídico y bien jurídico-penal, cuando se quiere
limitar el lus puniendi a través, precisamente, del concepto de bien
jurídico.
364
Cfr. HASSEMER, Theorie und Soziologie des Verbrechens. Ansatzte zu einer
praxisorientierten Rechtsgutslehre, Frankfurt am Main 1973, pp. 27 ss.,
sobre el origen de la teoría del bien jurídico en la filosofía política de la
Ilustración.
365
Cfr. HASSEMER,Theorie und Soziologie..., pp. 41 ss.; GÓMEZ BENlTEZ,Soí)re
la teoría del bien jurídico, RFDUC (69) 1983, pp. 87 ss.; TERRADILLOS
BASOCO, La satisfacción de necesidades como criterio de determinación
del objeto de tutela jurídico-penal, RFDUC (63) 1981, pp. 123 ss., en
relación con la ausencia de función garantista del bien jurídico en la
176 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 177

nia, resurge cuando se propugna el cambio de orientación del suscita problemas paralelos sobre la compatibilidad de la con-
sistema jurídico-penal, como un sistema orientado hacia las ciliación en el ámbito penal y las garantías del imputado, en
consecuencias, por los autores del Proyecto Alternativo de particular por la infracción que supone del principio de presun-
Código Penal, Parte General'"'''. Desde entonces la idea del bien ción de inocencia, por la posibilidad de imponer una sanción sin
jurídico h a estado presente en todas las teorías de la doctrina práctica de prueba ni pronunciamiento judicial sobre la culpa-
penal, en relación con los fines y función del Derecho penal. Este biUdad^^'^«.
alto grado de consenso sobre la finalidad limitadora del bien
jurídico, choca con las discrepancias en torno al concepto de bien La función de reparación del daño en el Derecho penal es,
jurídico, que han suscitado posicionamientos totalmente dife- especialmente, contradictoria con la protección de bienes jurí-
rentes, por no decir encontrados, acerca de su contenido y de las dicos supraindividuales, por cuanto en ellos no se lesiona
consecuencias que implica la idea del bien jurídico como límite ningún derecho de titularidad privada y no sería, en consecuen-
a la intervención penal. cia, necesaria la reparación. Es curioso que por la vía de la
reparación del daño, como función del Derecho penal, se podría
2. El bien jurídico como límite a la intervención penal, en el llegar a consecuencias semejantes a las que llegan quiénes
sentido de que «la conducta h u m a n a solamente puede ser proponen la limitación del Derecho penal al Derecho penal
injusto punible si lesiona un bien jurídico», supuso, en su nuclear, como medio para evitar una ingerencia excesiva del
momento, la reaparición de la figura de la víctima, recuperación Estado en la esfera personal'"". Estas propuestas de limitación
que algunos autores han llevado más lejos, proponiendo una del Derecho penal no son compartidas por el sentir general de
orientación político criminal en la que el Derecho penal asume la mayoría de la sociedad, lo que nos podría llevar a concluir que
funciones de reparación, como parte de la compensación autor-
víctima'"''^. La introducción, dentro de la funciones del Derecho
penal, de la búsqueda de solución del conflicto entre autor y Entre las críticas efectuadas al proyecto, una de la más fundamentada
víctima y de la reparación del daño que ésta sufre, implica es la de HIRSCH, Wiedergutmachung des Sckadens ¿m Rahmen des
confundir el Derecho penal con el Derecho civil y desnaturaliza materielen Strafrechts, ZStW (102) 1990, pp. 534 ss., poniendo el acento
su función y su carácter público''^'". La idea de la reparación en el carácter regresivo de la propuesta, que podría abrir paso a vías de
autotutela o a nuevas teorías retribucionistas. Advirtiendo, que, o bien
la reparación del daño realmente pretende tutelar a la víctima, ya que
supone ofrecer al Derecho penal un medio de presión, vedado al Derecho
concepción neokantiana, utilizada en la justificación del Derecho penal civil, es decir, al ser una forma encubierta de volver a la prisión por
del Nacionalsocialismo. deudas, o bien sirve únicamente para favorecer al autor, y la utilización
'^^^ Cñ-. RoxiN, Problemas básicos..., pp, 37 ss., analiza la evolución del de la víctima sería un pretesto para un velado abolicionismo parcial.
concepto de bien jurídico y señala la conexión entre la concepción ^''^ Hmacn, La posición del ofendido en el Derecho Penal y en el Derecho
políticocriminal del Proyecto Alternativo con la idea del bien jurídico en Procesal Penal, con especial referencia a la reparación, (trad. Sánchez-
la obra de Von Liszt. Ocaña Chamorro), CPC (42) 1990, pp. 574 ss., poniendo de relieve que
^'•'^ En el año 1992 a p a r e c e en A l e m a n i a el Alternativ Entwurf estas propuestas plantearían problemas semejantes a los que está
Wiederguímachuiig, realizado por un grupo de profesores alemanes, suscitando el Derecho penal juvenil en Alemania; SILVA SÁNCHEZ, Medios
austríacos y suizos, entre ios que resalta la intervención de Roxin y no judiciales de reparación de la víctima, LL (ed. Argentina), 1993, p. 5,
sobre los problemas que la reparación plantea respecto de la presunción
Schoch, y presentado como un Proyecto de reforma de la Parte General
de inocencia y otras garantías.
del Código Penal.
3H8 E,\ Alternativ Entwurf Wiedergut!nachuiig,íiu.epreseniRdoenelDeutsc\wv 370
Vid. Infra. IV. 1. B) a), en particular, en la propuesta de la Escuela de
'"*!«»;; Juristen Tag de 1992 y rechazado por la mayoría de los intervinientes. Frankfurt.
178 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO •JD.yiU DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 179

no es correcta ni la excesiva tutela del autor ni la excesiva tutela ¿e elección y control de estos representantes. Segundo, si
de la víctima. No dejando de sorprender, asimismo, que los gceptamos las reglas de juego de un Estado democrático ¿se
detractores de la teoría de la reparación son defensores de la pueden calificar de «injustas» las normas dictadas por los
restricción del Derecho penal a un Derecho penal nuclear y representantes legítimamente elegidos por el pueblo?
viceversa, y que, entre las críticas que se han hecho respecto de
la reparación, se plantee la minimización de la intervención En este sentido, el propio Jakobs''"'^, al referirse a las críticas
estatal en el Derecho penal''"", y su incompatibilidad con las que se le dirigen en el sentido de que pasa por «alto al sujeto
exigencias de prevención general y, en concreto, con la función libre», advierte que esta crítica sólo es cierta si el sujeto no
de la reinstauración de la confianza en la norma''^'^. participa determinantemente en la autodescripción de la socie-
dad. No se puede contraponer libertad a colectivismo, porque la
3. La teoría del bien jurídico ha sido también objeto de la individualidad no sólo es el presupuesto sino también una
revolución, que para la dogmática jurídico-penal, h a supuesto consecuencia de la socialidad. El individuo es persona en cuanto
la obra de Jakobs. En su concepción del Derecho penal, la teoría es un animal social y además, en el actual sistema de Estado,
del bien jurídico carece de función garantista e identifica bien tiene medios para participar activamente en la configuración
jurídico con la protección de las normas penales'"'. Para de esa sociedad a la que pertenece y a la que configura.
Jakobs'"'', es equivalente la conducta que lesiona un bien
jurídico a un suceso relevante para el quebrantamiento de la Esta defensa del contenido de la obra de Jakobs, en relación
norma. Una de las objeciones que se h a planteado en relación con la función del Derecho penal, no quiere decir que me
con esta construcción estriba en que con su teoría no se puede adscriba a su t e o r í a , si se la concibe como un puro
limitar el poder del Estado que es quien dicta las normas y que normativismo'^^*^. Reinstaurar la confianza del ciudadano en la
éstas pueden ser «injustas», lo que priva al bien jurídico de su norma puede ser un fin más del Derecho penal pero no «la
función garantista. En estas críticas se están olvidando dos función» del Derecho penal, la norma penal sólo tiene sentido si
puntos esenciales, primero, que si estamos hablando de un está al servicio de la protección de los intereses más relevantes
Estado democrático, las normas las dictan los representantes de la sociedad, ya sean de titularidad individual o colectiva. La
elegidos por el pueblo, por lo que en todo caso habrá que importancia social que ha de tener el bien para ser merecedor
cuestionar o el Estado democrático en si mismo, por entender de tutela jurídico-penal implica que los bienes jurídicos para ser
que los representantes del pueblo no tienen capacidad para «penales» han de considerarse fundamentales para la vida
decidir qué intereses desean proteger y en qué forma, o la forma social''".
4. Paralelamente a la concepción del bien jurídico en Jakobs,
una corriente doctrinal busca la delimitación del concepto del
^''^ En este sentido, HASSEMER-MUÑOZ CONDE, Introducción a la Criminología
y al Derecho Penal, Valencia 1989, pp. 170 ss., ponen de relieve que la
37^
reparación minimiza el papel del Estado en el Derecho penal.
Sociedad, norma y persona en una teoría de un Derecho penal funcional,
•'*'^ En este sentido, SCIIMIDT-HIKBEK, Ausgleich statt Geldstrafe, NJW (32)
(trad. Cancio Meliá-Feijóo Sánchez), Madrid 1996, pp. 29 ss.
1992, pp. 2001 ss.; por el contrario, JAKOBS, A T , § l/13c, afirma que la
En este sentido estaría de acuerdo con SILVA SÁNCHEZ, Aproximación...,
reparación del daño también sirve para confirmar la vigencia de la
p. 268, cuando afirma que las concepciones positivistas, como la de
norma infringida. Jakobs, carecen de función garantista alguna, al identificar bien jurídico
3" JAKOILS, AT, § 2/7 ss.. con el aseguramiento de las expectativas normativas.
377
«=:|Í;¿ 3^* AT, § 7/3. En este sentido, Mm PUIG, Bien jurídico..,, p. 209
"^hllljl
180 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO -UTK: tvi DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 181

bien jurídico-penal a partir de los derechos fundamentales jjieta el Poder público'^'^'^. Segundo, siendo indiscutible que el
protegidos en la Constitución'"^. Desde esta perspectiva se trata reconocimiento constitucional de un bien debe de tomarse
de limitar la intervención penal a través de determinar las geriamente en consideración con ello no tenemos todavía crite-
conductas que podrían ser objeto de sanción penal a la luz de los rios suficientes para saber frente a qué modalidades de ataques
derechos fundamentales protegidos en la constitución, esen- se debe de proteger ese bien y que grado de afectación es necesario
cialmente, dignidad, libertad e igualdad. De esta forma una para que merezca la protección penaf^*^'. La Constitución por su
norma penal sólo estará legitimada cuando tenga la función de itiisma naturaleza es un marco demasiado amplio y flexible para
proteger la libertad, la dignidad o la igualdad de la persona. El tener una aplicación directa en la incriminación o desincriminación
problema que nos suscita esta teoría estriba en hasta que punto de conductas pero, en sentido positivo, no pueden tener naturaleza
estos principios pueden ser realmente útiles en la determina- de bien jurídico-penal, las realidades que, explícita o tácitamente,
ción de las conductas punibles. En concreto, respecto de la no estén consagradas en la Constitución, pero no todas las reali-
libertad, no puede nunca olvidarse que cuando se vive en dades contempladas en la Constitución, adquieren relevancia
sociedad la libertad de uno termina donde comienza la libertad penal, en virtud de este reconocimiento'*^^.
de otro. Pero es que además, si ponemos en relación los dos
principios de libertad y dignidad llegamos a la conclusión que la 5. Cuando analizábamos las críticas doctrinales a la teoría de
única forma de protegerlos efectivamente es protegiendo el la reparación, veíamos que, junto a las objeciones que se
libre desarrollo de la personalidad y ésto sólo es posible prote- basaban en la supresión de garantías que implica esta teoría, el
giendo la seguridad y confianza en que no se defraudaran las reproche fundamental se suscitaba por la limitación del Dere-
expectativas de cada uno. cho penal a un conflicto entre autor y víctima, ya que ello supone
olvidar el carácter de conflicto público que debe de generar
La Constitución como referente para la concreción de cuáles cualquier lesión de un bien jurídico-penal. Los efectos negativos
han de ser los bienes jurídico-penales tiene una función especí- de la lesión de un bien jurídico-penal van más allá del conflicto
fica pero no sirve como solución única para esta delimitación. entre autor y víctima y del daño individual que ésta sufre'^^'^ La
Primero, porque la Constitución tiene como finalidad primor-
dial regular el ejercicio del Poder político, el reconocimiento de
bienes y derechos que se efectúa en la Constitución tiene ante 380
Este sería el sentido de preceptos constitucionales en los que se estable-
todo por objeto fijar los límites que deben respetar los poderes cen derechos tales como «todos tienen derecho a un trabajo remunerado»
públicos'"", y establecer los objetivos que debe de tener como o "todos tienen derecho a una vivienda»...
381
Cfr. Mili PUK;, Bien jurídico..., p. 211; PORTILLA CONTRERAS, Principio de
intervención mínimay bienes jurídicos colectivos, CPC (39) 1989, p. 745,
entiende que la Constitución es el punto de partida «el límite mínimo
W()LTi;!i, Derechos humanos y protección de bienes jurídicos en un sistema exigible», negando legitimidad a los delitos de peligro abstracto que
europeo del Derecho penal, (trad. Baldó Lavilla), en Fundamentos do un considera deberían de configurase como delitos de peligro concreto.
.182
sistema europeo del Derecho penal. Libro-homenaje a Claus Roxin Mili Puiü, Bien jurídico..., pp. 205 ss.
(coords. Schünemann/Figueiredo Dias, ed. española Silva Sanche?.), HASSKMKR, Fundamentos del Derecho Penal, {trad. y notas Muñoz Conde-
Barcelona 1995, pp. 39 ss., en el sentido de que el Derecho penal, en este Arroyo Zapatero), Barcelona 1984, p. 38, entiende que «nadie que se
casa el europeo-comunitario, debe de tener siempre como base, "La limite a especulaciones sobre el autor y la víctima puede responder
dignidad humana, el contenido de dignidad de los derechos de libertad y suficientemente a los interrogantes relativos a qué conductas, y con qué
de los derechos de igualdad...». intensidad, son dañosos para la sociedad y cómo y con qué medios pueden
Cfr. MiR Puifi, Bien jurídico..., p. 210. ser combatidas con éxito a largo plazo.».
182 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 183

dimensión social del bien jurídico-penal h a llevado a transfor- -ypraindividuales estará legitimada siempre que sean útiles
m a r la concepción del bien j urídico en u n a teoría de la dañosidad para la autorrealización del hombre en sociedad'**'*^.
social, que toma en cuenta las necesidades e intereses del
sistema sociaF^^. No obstante, la teoría de la dañosidad social no
surge, únicamente, como respuesta a la teoría de la reparación g) Bienes jurídico-penales supraindividuales o colectivos
poniendo de relieve la dimensión social del conflicto, sino,
a) Legitimidad de la protección penal de los bienes jurídicos
fundamentalmente, como oposición a la concepción neokantiana
del bien jurídico y su pretensión es sacar al bien jurídico del supraindividuales
mundo abstracto de los valores e integrarlo en la realidad social. 1. La discusión sobre la legitimidad de la protección de bienes
La teoría de la dañosidad social, al tener una perspectiva, jurídicos supraindividuales h a hecho correr ríos de tinta y
exclusivamente, funcionalista puede a n u l a r l a eficacia contra la creación de delitos de esta clase se h a n desarrollado
limitadora del concepto de bien jurídico''"'\ y caer en las mismas distintas fundamentaciones. La interpretación de los delitos de
consecuencias que la teoría a la que pretende superar, puesto peligro como adelantamiento de la barrera de protección, por un
que la protección de valores morales o de ideas políticas puede amplio sector doctrinal, tiene su explicación en la reticencia a
entenderse como funcional en una determinada sociedad'*^''. La aceptar la legitimidad de la protección de esos bienes jurídicos
teoría de la dañosidad social es criticable, además, por cuanto supraindividuales, entendiendo que lo único que legitima estos
al olvidar la referencia al individuo pierde su eficacia limitadora delitos es su función de protección de los bienes jurídicos
de la intervención penal. La referencia al individuo en cuanto i n d i v i d u a l e s . La calificación d e los b i e n e s j u r í d i c o s
ser social, que desarrolla su vida en sociedad, ha de ser siempre supraindividuales como «intereses difusos»''*^^, pone ya de mani-
referente de la intervención penal, que sólo estará legitimada fiesto el reproche acerca de su legitimidad. Uno de las objecio-
cuando sirva al libre desarrollo personal del hombre en socie- nes a la protección de bienes jurídicos supraindividuales es la
dad^^^. Desde esta perspectiva la protección de bienes jurídicos ruptura de los principios básicos del Derecho penal que supone
castigar u n a conducta sin verificar la existencia de peligro,
incriminando la mera desobediencia^^'^. Estas críticas, y otras a
las que haremos referencia, sólo serían válidas si se defienden
.184 Cfr. AMELUNC, Rechtsgüterschutz und Schutz cler Gessellschaft,
determinados conceptos debienjurídico-penaP^\ no se refuerza
Untersuchungen zum Inhalt und zuin Anwendungsbereich eines
Strafrechtsprinzips auf doginengeschichtlicher Grundlage. Zugleich ein
BeitragzurLehreuonder"Sozmlchadlichkeit»desVerbrechens,Frank{uiÍ
am Main 1972, pp. 366 ss. SILVA SÁNCHEZ, Api-oximación..., pp. 272 ss.
En este sentido, AMF.LUNG,Rechtsgüterschutz ..., pp. 350 ss., renuncia a' Término ideado por SGUBBI, La tutela degli interessi difusi nel diritto
concopto de bien jurídico; en sentido crítico, MIRPUIC, Introducción a la'^ comparato, Milán 1976.
390
bases del Derecho Penal, Barcelona 1976, pp. 135 ss. JAKOISS, A T . § 7/88, descartando la legitimidad de los delitos de peligro
38H SiiA'A SANCHKZ, Aproximación..., p. 269. abstracto en los que no está prevista una puesta en peligro concreto.
IP 387 GóMií/; BiíNlTEZ, RFDUC (69) 1983, p. 99, define los bienes jurídicos como
«realidades o pretensiones que son útiles para el individuo y su libre
J9l
En particular, la concepción del bien jurídico exclusivamente referido a
valores, determinadas propuestas de la teoría de la dañosidad social que
desarrollo o para el funcionamiento del total sistema social, construido llegan a sustituir el concepto de bien jurídico por el de dañosidad social,
con tal fin», es decir, que la protección del sistema social sólo será legítimo o la sustitución del concepto de bien jurídico por el aseguramiento de las
cuando sirva al desairollo del individuo. expectativas normativas.
184 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 185

la garantía limitadora del concepto de bien jurídico con log llevado a un sector de la doctrina penal alemana^^*, ha rechazar
demás principios limitadores del Derecho penal, especialmen- la utilización del Derecho penal para combatir los problemas de
te, el de proporcionalidad y necesidad, y no se exige, en cado caso la sociedad moderna mediante un Derecho penal preventivo.
concreto, la prueba de la concurrencia de todos los elementos Desde estos sectores se propugna limitar la intervención del
típicos y todas las estructuras de imputación objetiva, subjetiva perecho penal al ámbito del Derecho penal nuclear y resolver
y de autoría. los problemas actuales a través de un «Derecho de la interven-
2. El concepto de bien jurídico, y, en concreto, respecto de los ción», a caballo e n t r e el Derecho penal y el Derecho
bienes jurídicos supraindividuales por carecer de substrato contravencional, entre el Derecho civil y el público, con menos
material, pierde su función garantiste cuando se entiende garantías pero también con sanciones que supongan una menor
«como una realidad valorada positivamente»'*'^^. Lo criticable es ingerencia en la esfera personal'*^^. En la Introducción a este
la referencia a valores sin exigir que su infracción suponga una trabajo, ya manifesté mis dudas sobre lo qué se esconde detrás
repercusión negativa en la realización de los individuos como de esta «aparente» voluntad de protección de las garantías
seres sociales, pero el rechazo de esta concepción no afecta en esenciales de un Estado de Derecho, en especial, cuando, desde
nada a la legitimidad de la protección de bienes jurídicos los mismos sectores, se propugna la responsabilidad penal de
supraindividuales, siempre que tengan como referencia la las personas jurídicas, en base, entre otras razones, a una
protección de intereses fundamentales para la vida social de la pretendida dificultad de determinar la autoría en las activida-
persona, en el sentido aquí defendido. La misma crítica cabe des de una sociedad'^'"', y en atención a que, quién actúa como
•k atribuir a la teoría de la dañosidad social que, cuando olvida su miembro de una sociedad, resulta afectado por su organización
referente al individuo y atiende a criterios coyunturales de
funcionalidad, pierde, como en el caso anterior, cualquier efica-
cia limitadora y puede caer en la misma situación que en su
En especial la «Escuela de Frankfurt», así, en especial las tesis de,
origen pretendía superar, la protección de valores morales o HEKZOÍ!, Gesellschaftliche Unsicherheit und strafrechtliche Daseins-
idearios políticos''^'. uorsorge, 1991; PRITTWITZ, Strafrecht und Risiko, 1993; NAUCKE, KritV
1993, pp. 135 ss., exige que el Derecho penal se ajuste incondicionalmen-
3. El resurgimiento del liberalismo, junto a los peligros de te al Estado de Derecho aunque sea a costa de la prevención.
expansión sin límites del Derecho penal que para algunos En este sentido, HASSEMER, Z R P 1992, pp. 381 ss.,; en sentido similar,
representa la concepción funcionalista del Derecho penal, ha Aj.BRECUT, KritV 1993, pp. 163 ss., entiende que el «nuevo» Derecho penal
erosiona el Derecho penal ajustado al Estado de Derecho y propone un
giro hacia otras formas de control ya existentes en el Derecho civil,
administrativo y laboral.
Cfr. GÓMEZ BKNÍTEZ, R F D U C (69) 1983, pp. 87 ss.; TEIÍRADILLOH BASI)(-O, 39fi
Las dificultades de determinar la autoría en los robos, violaciones..., que
RFDUC (63) 1981, pp. 123 ss. suponen la mayor parte de absoluciones y sobreseimientos, no parecen
Reproches similares ssuscita la dañosidad social desde una perspectiva preocupar excesivamente a estos autores.
puramente normativista, en el sentido propuesto por JAKOIW, A T . § 2/22 Por lo demás, en el supuesto de que se llegara a una absolución por falta
ss., aun cuando como veíamos Supra. IV. 1. A)., su declaración de rechazo de pruebas concretas contra uno o varios sujetos determinados, siempre
de la teoría del bien jurídico y la concepción de la función del Derecho se puede exigir responsabilidad civil derivada de delito e imponer otras
penal como confirmación de las expectativas normativas defendidas, sanciones, como la confiscación de las ganancias obtenidas como conse-
desde mi punto de vista, se contradice con otros aspectos de su construc- cuencia de la comisión de un delito; cfr. GRACIA MARTÍN, Responsabilidad
ción, que en conjunto para nada puede definirse como expansiva de 1^^ de directivos, órganos y representantes de una persona jurídica por
intervención penal ni de la aplicación de la pena. delitos especiales, Barcelona 1986, pp. 100 ss.
186 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 187

y no a c t ú a como lo h a r í a individualmente'*'". L a s referencias a sicionamientos se t r a t a de p r o t e g e r a estos «nuevos» a u t o -


po 401
u n a v o l u n t a d colectiva no t i e n e n o t r a función q u e esconder Ig
res
existencia de v o l u n t a d e s i n d i v i d u a l e s c o n c r e t a s q u e actúan
En los delitos socio-económicos y, más en concreto, en los delitos
a m p a r a d a s en esa s u p u e s t a v o l u n t a d colectiva'^'*^. tributarios, el Derecho penal cumple una función preventiva evidente,
H a y r a z o n e s objetivas p a r a p e n s a r q u e e s t a s dos corrientes sobre todo en relación con los <<grandes» defraudadores que siempre
d o c t r i n a l e s , q u e p r o p o n e n la limitación del D e r e c h o p e n a l a un pueden cuantificar las sanciones administrativas para poder pagar en el
caso de que sean objeto de una inspección tributaria. Por el contrario,
Derecho p e n a l n u c l e a r y a d m i t i r la r e s p o n s a b i l i d a d de las
desde una perspectiva preventiva, para los ^'pequeños» defraudadores
p e r s o n a s j u r í d i c a s e n l a s n u e v a s m o d a l i d a d e s delictivas, obede-
puede ser suficiente la sanción administrativa ya que el pago de la multa
cen a u n d e n o m i n a d o r c o m ú n q u e converge e n la v o l u n t a d de ¡es suele ser extremadamente dificultoso.
p r o t e g e r de la i n t e r v e n c i ó n p e n a l a d e t e r m i n a d o s sectores de la Del ejemplo anterior, podemos deducir, dos consecuencias impor-
sociedad. Los delitos en los q u e se p r o t e g e n b i e n e s jurídicos tantes:
s u p r a i n d i v i d u a l e s o sólo p u e d e n s e r cometidos por d e t e r m i n a - Primera: que en los delitos socio-económicos el Derecho penal es
dos profesionales — i n c l u y e n d o en e s t e t é r m i n o a los funciona- el único que cumple una efectiva función preventiva, siempre y cuando
rios y autoridades—•*•'•' o, n o r m a l m e n t e , son cometidos en el la sanción no se limite a una multa y no se instaure la responsabilidad
m a r c o de a c t i v i d a d e s e m p r e s a r i a l e s , es decir, por los directivos penal exclusiva de las personas jurídicas.
de p e r s o n a s jurídicas^™. E n los delitos e n los q u e se protegen Segunda: que en los delitos con duplicidad sancionatoria es muy
b i e n e s j u r í d i c o s s u p r a i n d i v i d u a l e s , g e n e r a l m e n t e , los potencia- importante reservar la intervención penal a las conductas especialmente
les a u t o r e s no son «los de siempre», por lo q u e p u e d e afírmarse graves y dejar fuera las demás. Es decir, prácticamente, al contrario de
lo que está sucediendo en la práctica de los Tribunales.
q u e existe m á s q u e u n a m e r a s o s p e c h a de q u e d e s d e estos
4. Los t r a s f o n d o s de estos p l a n t e a m i e n t o s se p o n e n e n
evidencia c u a n d o se a n a l i z a n e s t a s t e o r í a s en relación con el
concepto de b i e n jurídico. E n concreto, l a t e o r í a de l a d a ñ o s i d a d
•'^' TíEDEMANN, Poder económico y delito, Barcelona 1985, pp., mantiene la social, e n el s e n t i d o de la E s c u e l a de F r a n k f u r t , y a q u e , lógica-
tesis de la culpabilidad de la persona jurídica «por defecto de organiza- mente, s u s p o s t u l a d o s d e b e r í a n de conducir a u n a concepción
ción»; en sentido crítico a esta tesis, GRACIA MARTIN, La cuestión de la del bien j u r í d i c o m e n o s c e n t r a d a en el d a ñ o y e n el conflicto
responsabilidad penal de las personas jurídicas, AP (39) 1993, pp. 602 personal e n t r e a u t o r y v í c t i m a y, en m a y o r m e d i d a dirigida a
ss..
398 gj^ gg|.g sentido, BAJO FIÍUNÁNDEZ, El Derecho penal económico. Un estudio p r o t e g e r los i n t e r e s e s q u e l a s o c i e d a d a c t u a l c o n s i d e r a
de Derecho positivo español, ADPCP 1973, p. 113; OCTAVIO DI-; TOM-;DI), Las p r e v a l e n t e s y, por el c o n t r a r i o , concluyen e n u n a limitación
actuaciones en nombre de otro, ADPCP 1984, pp. 25 ss.. absoluta del D e r e c h o p e n a l a la protección de los i n t e r e s e s
•^•''' Delitos de falsedades, contra la Administración de Justicia, contra ^^
Administración pública. En este sentido, es llamativa la alarma provo-
cada por la creación en el CP de 1995 de los delitos de funcionarios y
401
autoridades, en el marco de los delitos de urbanismo y contra el medio Es curioso, cuanto menos, que existan dos clases de delitos contra bienes
ambiente, con independencia de que fueran necesarios y de que su jurídicos supraindividuales que se persiguen sistemáticamente: los
técnica legislativa sea criticable. delitos de conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas y los
'"'" Delitos contra el mercado y los consumidores, delitos tributarios, delito^ delitos de tráficos de drogas, en los que la mayoría de autores que están
contra la salud de los consumidores —de responsabilidad por el produC' dentro de estos sectores de opinión no se definen sobre la legitimidad de
to—, delitos contra el medio ambiente... que entren en el ámbito de acción del Derecho penal.
188 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO
J^ DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 189

I
i n d i v i d u a l e s básicos ^ v i d a , s a l u d , l i b e r t a d y propiedad—"^o^, L^ «moderno», q u e , como v e í a m o s , sólo p u e d e conllevar p r o b l e m a s
conclusión a la q u e l l e g a n es m á s c o n t r a d i c t o r i a si cabe, p^j. añadidos'*"''. E s lógico q u e en u n a sociedad d i s t i n t a s u r j a n
c u a n t o p a r t e n de u n a concepción f u n c i o n a l i s t a del Derecho jiuevas f o r m a s de c r i m i n a l i d a d , p o r q u e el c r i m e n v a u n i d o al
p e n a l , con r e f e r e n t e a la d a ñ o s i d a d social, q u e l e g i t i m a Ig h o m b r e y todos los m e d i o s q u e s i r v e n y son útiles p a r a el
i n t e r v e n c i ó n p e n a l c u a n d o u n a c o n d u c t a h u m a n a p r o d u c e efec- desarrollo del h o m b r e y de la sociedad — i n f o r m á t i c a , i n d u s t r i a -
tos «socialmente» d a ñ o s o s , no « p e r s o n a l m e n t e » lesivos'^"''. lización, comunicación, genética...—, t a m b i é n se p u e d e n utili-
2ar de m o d o c o n t r a r i o a los i n t e r e s e s g e n e r a l e s .
Por otro lado, s u s p r o p u e s t a s e n el s e n t i d o de c r e a r un
Derecho de i n t e r v e n c i ó n p a r a a s u m i r los n u e v o s problemas Un ejemplo, pienso que uálido para explicar lo anterior, puede ser
sociales^"'^, l a ú n i c a «ventaja» q u e p u e d e s u p o n e r e s e v i t a r que el de la energía nuclear, como en su momento lo fue la pólvora, puesto
p u e d a n i m p o n e r s e s a n c i o n e s p e n a l e s frente a c o n d u c t a s de esta que es una invención con múltiples utilidades positivas —medicina,
clase, es decir, se p u e d e c o n s e g u i r u n a m e n o r i n g e r e n c i a en la energía...— y que, sin embargo, ha sido y puede ser utilizada como
esfera p e r s o n a l de los «autores» de e s t o s «ilícitos» c o n t r a el medio destructivo. Pero es que su ¡licita utilización no es sólo su uso
Derecho de la i n t e r v e n c i ó n . L a s dificultades de persecución destinado directamente a matar, sino que también es ilícita su utilización
cuando, por ejemplo, en empresas de energía nuclear o en hospitales
s e r á n l a s m i s m a s , a s í como las de « i n d e t e r m i n a c i ó n » del objeto
se manipula sin cumplir ias medidas de seguridad exigiblcs en una
de protección, con el i n c o n v e n i e n t e a ñ a d i d o de e n f r e n t a r s e con
actividad tan peligrosa Esa conducta es ilícita con independencia de que
u n D e r e c h o «nuevo» del q u e se desconoce d e s d e su i n s t r u m e n t a l se produzcan resultados lesivos que le puedan ser imputables porque la
h a s t a s u s e s t r u c t u r a s y q u e , s i e m p r e , como d e c í a m o s , será única forma que tiene el Derecho para controlar riesgos de esa magnitud
m e n o s g a r a n t i s t a q u e el D e r e c h o p e n a l . es intervenir antes de que se desencadenen los resultados y, frente a las
infracciones más graves el Derecho que debe de intervenir es el Derecho
5. L a d e p e n d e n c i a e n t r e D e r e c h o y sociedad, i m p l i c a que
penal, porque la gravedad del riesgo así lo exige.
frente a u n a «modernización» de la sociedad, el D e r e c h o penal
Los aspectos beneficiosos de las "manipulaciones»'"'^ genéticas
debe de r e a l i z a r esfuerzos p a r a a s u m i r los n u e v o s problemas están fuera de toda duda y su importancia, tanto en la medicina
sociales y no i n h i b i r s e frente a ellos, ni «crear u n Derecho preventiva y curativa como en el "desarrollo» agrícola, piscícola y
ganadero es indiscutible, pero a nadie se le escapan tampoco los
peligros de toda índole que encierra, y no sólo en las manipulaciones de
genes humanos sino también en las de animales y plantas. Estas
En este sentido es paradigmático el trabajo de KARCI,, Protección de bienes actividades también deben ser objeto de control, por la gravedad de los
jurídicos...; digo que es paradigmático porque comienza con un rechazo de riesgos que se pueden llegar a provocar, de los que en cierta medida se
la concepción del bien jurídico como daño, y advierte que ni tan siquiera la desconoce con exactitud su potencialidad lesiva y las consecuencias que
vida se protege por ser un derecho del individuo, por cuanto una vez muerto
se pueden derivar a medio y largo plazo.
no puede ejercer ese derecho, sino como un valor social en tanto existe
interés de la sociedad en proteger la vida con fundamentos moralizantes y
termina afirmando que sólo está legitimada la intervención penal en la
protección de la vida, salud, libertad y propiedad, por sor intereses
individuales, ¿por qué esta conclusión si previamente se negaba la íegiti' W5
JAKOILS, Sociedad, norma y persona..., p. 22.
midad de proteger la vida como interés particular? 406
El término «manipulaciones» utilizado por et legislador es contestado por
En este sentido se expresa, por ejemplo, HAHSHMIÍIÍ, Fundamentos..-, P' los científicos ya que a las modificaciones del ADN se les denomina
39. «transgénesis», considerando esta actividad como algo totalmente posi-
Cfi'. HASSEMKR, Prociuktverantwortung im modernen Sírafrecht, 1994, p- tivo y rechazando la denominación de «manipulación" por su significado
23. I
peyorativo.
"IW
191
mo MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ...

La sociedad moderna y, en concreto, los avances científico^ lucha contra esta criminalidad no es posible con los medios
no sólo generan ventajas reales, que explican que se apoye su tradicionales con que cuenta la Policía judicial y la Administra-
utilización y su desarrollo, y riesgos, que requieren una inter- ción de Justicia porque nos encontramos en una guerra de
vención por parte del Derecho penal con la creación de nuevos flechas contra cañones. Pero cabría preguntarnos si no se
delitos, sino que también suscitan problemas en los delitos más aprovecharía más el sistema judicial interviniendo en estos
clásicos como puede ser el homicidio. La muerte hasta hace muy sectores, para evitar luego tener que rasgarnos las vestiduras
poco se determinaba con la ausencia de respiración pulmonar, ante lo inevitable y buscar el castigo al precio de infringir todas
en la actualidad la gente puede vivir en coma, conectada a las garantías procesales y penales.
respiradores y, en algunos casos, luego recuperarse. Los avan-
¿Qué sentido tiene que se haya castigado a algunos de los fabricantes
ces de la medicina, que puede alargar con las nuevas técnicas la
de aceite por las innumerables muertes y lesiones producidas en el caso
vida, plantean al Derecho y, en concreto, al Derecho penal la de la colza, por ejemplo, cuando se sigue fabricando aceite de forma
necesidad de determinar cuándo una persona se puede conside- muy similar a la que teóricamente, dio origen al problema, máxime
rar jurídicamente muerta'**", para poder concretar el alcance del cuando nunca se probó efectivamente cuál de entre todas las manipu-
delito de homicidio. El mismo problema se repite respecto del laciones efectuadas' fue origen del problema? El castigo por estas
inicio de la vida, por cuanto, hoy día es posible que un feto/bebé, lesiones sólo cumple una función retributiva, sin que sirva ni tan siquiera
de tres o cuatro meses sea perfectamente viable fuera del útero para poder advertir el verdadero origen del problema. En una sociedad
materno, suscitándose la discusión acerca de la viabilidad de un como la actual el Derecho penal no puede seguir cumpliendo está
recién nacido para concretar también el alcance del término función retributiva —justiciera—, mucho más injusta si cabe cuando,
homicidio, por un lado, y delimitarlo respecto del aborto, por por las presiones políticas y sociales, se busca desesperadamente un
otro. culpable en una especie de nueva caza de brujas'"^'-'. Además, esta

6. Las alegaciones en el sentido de que el Derecho penal en


estos ámbitos no puede ser eficaz carecen de fiandamento, de criminalidad, lo único que surgen son formas más sofisticadas.
puesto que si se tiene voluntad política para ello se puede dotar Formas más sofisticadas pero que si existe voluntad de perseguir estos
delitos puede ser más fácil, frente a un delito socio-económico, medio
al sistema policial yjudicial de los medios necesarios para hacer ambiental..., cometido en el marco de u n a empresa, determinar quién
frente a estas nuevas formas de criminalidad^"^. Desde luego la era realmente competente y excluir la responsabilidad del testaferro,
que en los supuestos clásicos. En la delincuencia empresarial existen
infinidad de documentos que pueden facilitar la determinación de la
autoría, mientras que en la delincuencia clásica, normalmente, sólo se
En este sentido, la regulación sobre transplantes y donaciones de contará con la testifical de unos y otros.
órganos, Ley 30/1979, de 27 de septiembre, sobre transplante y donación ''"^ Las críticas que a partir de esta sentencia han surgido en relación con los
de órganos, está siendo utilizada para determinar el momento de la bienes jurídicos supraindividuales carecen de sentido, por cuanto los
muerte, lo que implica que incluso la calificación como homicidio, en problemas de causalidad que se suscitaban en la sentencia no surgen en
determinados supuestos, requiera acudir a normativas extrapentiles relación con el delito contra la salud de los consumidores sino en
para valorar si una conducta puede calificarse como homicidio o no. referencia a las lesiones y muertes. En todo caso el origen del problema
En relación con la autoría se ha alegado que fi^ente a la intervención d d que se suscitó en este caso es el desconocimiento del origen de las lesiones
Derecho penal en estos ámbitos las grandes empresas buscan testaferros y más a u n el desconocimiento de, en su caso, qué manipulación había
para que asuman, en su caso, la responsabilidad penal, como si esto fuera determinado la nocividad de la colza. Sin embargo, la existencia de un
una novedad, cuando en la delincuencia «clásica» siempre ha existid^* delito contra la salud de los consumidores sí quedó claramente probada;
quién se "Come el marrón», es decir, no se ha inventado nada en materia en este sentido. PAREDES CASTAÑÓN-RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, El caso de la
192 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 193
búsqueda de culpables de las lesiones y muertes no es necesaria, si lo que ^víctima», que en los delitos c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s
se pretende castigar son los riesgos que supone poner en el mercado un gupraindividuales son todos los ciudadanos menos los autores.
producto nocivo para la salud, en cuyo caso cada uno de los intervinientes
en la comercialización del aceite nocivo, sería responsable por su propia La doctrina alemana favorable a esta limitación del Derecho penal
conducta, que es lo que siempre ha de perseguir el Derecho penal'"". ha buscado apoyo a su propuesta en una desgraciada resolución del
Tribunal Supremo Alemán, BGHSt 37/1990, en la que se condena al
7. La sociedad «moderna» es una sociedad de riesgo y los consejo de administración de un empresa que fabricaba un spray para
beneficios que estos riesgos proporcionan a la sociedad los el cuero que produjo problemas respiratorios en varios usuarios. La
justifican, pero, al mismo tiempo, el ciudadano, para poder sentencia es criticable porque la técnica jurídica utilizada es incorrecta,
ejercer realmente su libertad precisa tener una cierta seguri- pero este ejemplo no puede servir para descalificar la intervención penal
en el ámbito de la responsabilidad por el producto. Sentencias jurídica-
dad y confianza en que esos riesgos no son superiores a los que mente insostenibles hay bastantes, pero normalmente no se desarrollan
aparentan ser. Quienes se muestran partidarios de limitar el teorías que supongan un cambio esencial en los principios político
Derecho penal a una Derecho penal nuclear lo hacen, básica- criminales y en el concepto del Derecho penal'^'^
mente, en nombre de la libertad. Según ellos, el Derecho penal
debe de limitarse a proteger vida, salud, libertad y propiedad b) Respecto de la segunda pregunta: ¿se protege realmente la
para evitar ingerencias excesivas en la esfera personal. Las libertad de la persona en una sociedad como la actual cuando no
preguntas que ante esta propuesta me planteo, son esencial- se puede ejercer esa libertad? Lo que tratamos de poner de
mente, dos: a) ¿en la esfera personal de quién?; b) ¿se protege relieve es que, en general, se está utilizando la idea de libertad
realmente la libertad de la persona en una sociedad como la de una forma muy hueca, porque la libertad no se puede ejercer
actual cuando no se puede ejercer esa libertad? realmente si no se tiene una cierta seguridad, sino se puede
confiar en que no existirán ingerencias extrañas en la esfera
a) En relación con la primera pregunta, lo que se plantea es
personal. Ello implica dar la vuelta a la razón fundamental que
lo siguiente: ¿a quién se puede afectar en la esfera personal con
alegan los defensores de la teoría de la limitación del Derecho
la intervención del Derecho penal?, y la respuesta es evidente:
penal, en el sentido de que efectivamente es una función
al «autor», a quien infringe la norma. El Derecho penal no
prioritaria del ordenamiento jurídico la protección de la liber-
debería nunca incidir sobre quien la cumple y si esto sucede no
tad. Estando de acuerdo en esta premisa, no puede olvidarse
es un problema de la norma penal sino de sus aplicadores. En
que fundamentalmente la libertad que tiene que protegerse es
un sentido distinto del que plantea la teoría de la reparación,
la de quien no infringe la norma, no la del autor. En general,
considerando que el Derecho penal tiene una función de solu-
ción del conflicto entre autor y víctima, lo que no puede olvidar-
se es que el Derecho penal tiene que tener en cuenta a la
Sobre la sentencia del Lederspray, BGHSt 37/1990, KUHLKN, Cuestiones
fundamentales de la responsabilidad por el producto (trad. Bolea Bardon),
en «Responsabilidad penal de las empresas y sus órganos y responsabi-
colza: responsabilidad penal por productos adulterados, Valencia 1995, lidad por el producto» (Coords. Mir Puig- Luzón Peña), Barcelona 1996,
pp. 49 ss. pp, 231 ss,; PuPPE, Problemas de imputación del resultado en el ámbito
^^" PARKDES CASTAÑóN-RüDRíGiriíz MoNTAÑES, El caso de la colza..., pp. 133 ss-, de la responsabilidad penal por el producto (trad. Cardenal Montraveta),
sobre los problemas que en el caso de la colza suscitó la atribución de en "Responsabilidad penal de las empresas y sus órganos y responsabi-
responsabilidad penal por las muertes y lesiones a cada uno de los lidad por el producto» (coords. Mir Puig-Luzón Peña), Barcelona 1996,
intervinientes. pp. 216 ss.
""*lli|;|
-ii.:.
•im MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 195

desde estas posiciones, entre los bienes jurídicos a los qug i-foUo del hombre en la sociedad moderna y, únicamente,
limitan la protección del Derecho penal sitúan siempre la respecto de las modalidades de ataque más graves, por aplica-
libertad, y yo me pregunto ¿cómo se puede proteger la libertad ción de los principios de intervención mínima, ñ-agmentariedad
si no se protege la seguridad? La libertad, en un sentido amplio y necesidad de la intervención penal'*''^ Defendiendo, sin ningu-
debe de entenderse como libre desarrollo de la personalidad y na limitación estos límites del ámbito de lo incriminable, la
éste sólo es posible en u n ambiente de seguridad y confianza. consecuencia no es la ilegitimidad de la protección de bienes
En una sociedad rural proteger la calidad de los alimentos carecería jurídicos supraindividuales, sino la aplicación de estos princi-
de sentido porque se encuentran en su situación natural y todos pueden pios con carácter general para delimitar el concepto de bien
conocer en que circunstancias están comprando esos productos, sin jurídico-penal^ ^^, en el sentido de que, también respecto de
embargo, en una sociedad como la actual, en la que los alimentos llegan bienes jurídico-penales individuales y, en particular, respecto
empaquetados, manipulados..., el ciudadano tiene que poder confiar de determinadas modalidades de ataque a estos bienes*^^.
en que ese alimento es, precisamente, lo que i<dicei> ser y que está en las
condiciones que "dice» estar'"'^.
En una sociedad en la que el producto más tecnificado es un carro
o una azada tampoco tiene sentido controlar la producción de esos 413
En el Derecho administrativo es posible calificar como ilícito la infracción
utensilios, porque quien los usa puede advertir directamente en que de una norma, sin que se pruebe que ha existido un riesgo efectivo para
estado se encuentran. Por el contrario, quien compra un vehículo, o lo un bien jurídico, en este sentido, ESTEVE PARDO, Técnica y riesgo..., p. 79,
lleva a reparar, tiene que poder confiar en que ese coche está en advierte como para el Derecho administrativo sancionador lo determi-
condiciones de circular normalmente puesto que él, por sí mismo, no nante no es que se cree una situación de riesgo, sino que se dé la
puede saber si realmente es así. infracción tipificada de la norma.
Cfr. HASSEMICR-MUÑOZ CONDE, Introducción, pp. 67 ss., en relación con el
8. Todo ello no significa negar que en la protección de bienes criterio de merecimiento de pena, entienden que los derechos fundamen-
tales constitucionales no tienen directamente rango de bien jurídico
jurídico-penales supraindividuales se suscitan problemas, a los penal merecedor de protección penal, y en la relación entre derechos
que ya se ha hecho referencia, que, esencialmente, están en fundamentales y merecimiento de pena, el bien jurídico penal deben de
relación con la dificultad de su persecución, por la aparente limitarse a criterios que se derivan de la Justicia y de la utilidad que son
imposibilidad de aplicar las estructuras de la teoría del delito y principios orientados a la limitación de la punibilídad, unos relacionados
con la formalización de la Administración de Justicia, entre los cuales
la delimitación entre ilícito civil o administrativo y penal. En merecen ser mencionados los siguientes: principio de subsidiariedad {el
relación con este último problema, es básica la distinción entre Derecho penal sólo debe de actuar cuando no haya otro medio de resolver
bien jurídico y bien jurídico-penal, en el sentido de que no se el conflicto); principio de dañosidad social (el conflicto debe afectarnos «a
deben de proteger penalmente todos los bienes jurídicos sino, todos», y no solamente al autor y a la víctima); proporcionalidad,
tolerancia, humanidad, protección de la dignidad del hombre (una
únicamente, aquéllos valorados como esenciales para el desa-
amenaza penal, cualquiera que sea su clase, no debe lesionar los
fundamentos de nuestra cultura jurídica). Además, también los funda-
mentos del Derecho penal del hecho y las leyes penales determinadas
412 Cfr, KuHLEN, Fragen einer strafrechüichim Produkthaftung, Heidclberg constituyen elementos que limitan la determinación del 'merecimiento
1989, p. 1, pone de relieve que "la creciente distancia personal entrtí de pena'". Es decir, los principios limitan el concepto de hien jurídico-
fabricante y usuario, así como el desnivel técnico-científico entre fabri- penal pero no determinan qué puede ser objeto de protección penal.
1
cante y usuario, .gon circunstancias de la producción industrial Qii^ ÍL-S En este sentido nos debemos preguntar, por ejemplo, si es legítimo
1
"^^^HlH,
"*""iiiiii.":i'"
' 'llhij limitan considerablemente las posibilidades de control por parte mantener en el Código Penal de 1995 u n a incriminación abierta de la
" " " ' ¡ Í S N • '^ i
del tentativa, o si es legítimo el número de delitos imprudentes previstos o
^••"Hnij;
l^^^ consumidor».
1
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 197

Así, por ejemplo, ¿se ha pensado en la necesidad y merecimiento de por lo q u e r e q u i e r e n p a r a su aplicación u n perfecto conocimien-
pena al crear el tipo del articulo 254 CP, tipificando como apropiación to y m a n e j o de la técnica jurídico-penal. La m a y o r dificultad
indebida la no devolución de cantidades recibidas por error del "trans- técnico-jurídica q u e p r e s e n t a n estos delitos no q u i e r e decir q u e
misor»? ¿Merecen o/y necesitan los bancos, presuntas víctimas, qug 00 p u e d a n u t i l i z a r s e las e s t r u c t u r a s clásicas, e s p e c i a l m e n t e , e n
poseen toda una serie de mecanismos legales y capacidad sobrada para
la concepción q u e t i e n e n en la m o d e r n a teoría del delito.
ejercitar sus derechos, protección penal para subsanar sus propios
errores? Las críticas vertidas contra los delitos de peligro abstracto, y, en
O, en el supuesto del articulo 245. 2. CP., delito de <'okupas», concreto, respecto de la llamada responsabilidad por el producto'' '^, por
¿necesitan y/o merecen, los propietarios de bienes inmuebles, mayores las dificultades que en estos sectores de actividad reviste la prueba de la
mecanismos de protección que los que les otorga el Derecho civil? autoría o de la imputación objetiva, no son problemas que afecten
Piénsese que, además, dada la amplitud del concepto penal de morada, exclusivamente a los delitos de peligro abstracto. En los ejemplos que
en la mayoría de supuestos de "okupas» los propietarios, presuntas se toman en consideración para realizar estas críticas'^'', lo reprochable
víctimas, están infringiendo la normativa urbanística que protege la es que se pretenda castigar por las lesiones y muertes sin poder probar
especulación del suelo. la imputación de esos resultados a las conductas enjuiciadas, lo que
puede deberse a la presión política y de la opinión pública que <'exige»
9. L a s dificultades, en b a s e a los p r o b l e m a s de persecución, el castigo por las lesiones o muertes, con un claro contenido retributivo,
por u n lado, y, en s e n t i d o opuesto, por l a n e c e s i d a d de m a n t e n e r por cuanto los problemas de imputación desaparecen si, en estos
las g a r a n t í a s procesales y l a s g a r a n t í a s m a t e r i a l e s , utilizando mismos casos, se exigiera responsabilidad penal, exclusivamente, por
y aplicando l a s e s t r u c t u r a s clásicas de l a t e o r í a del delito que, la puesta en e! mercado de productos nocivos para la salud de los
sin d u d a , g e n e r a n los delitos c o n t r a b i e n e s jurídico-penales usuarios y no por lesiones o muertes''^^.
s u p r a i n d i v i d u a l e s t a m p o c o son d e t e r m i n a n t e s p a r a n e g a r la Cuestión distinta es que, respecto de las lesiones o muertes, en cierta
medida conectadas con el comportamiento peligroso, se pudiera
l e g i t i m i d a d de la protección de e s t o s b i e n e s jurídico-penales
reclamar por vía civil, o prever la posibilidad de exigir responsabilidad
sino q u e t i e n e n q u e conducir, como d e c í a m o s , a m o d e r n i z a r el
s i s t e m a judicial, p a r a s u p e r a r los p r o b l e m a s p r o c e s a l e s , y, en
estos delitos con m a y o r i n t e n s i d a d , a q u e los a p l i c a d o r e s t e n g a n
u n a b u e n a técnica j u r í d i c a y l a utilicen c o r r e c t a m e n t e . E n estos
La responsabilidad por el producto en el Código Penal de 1995 no está
delitos, si cabe m á s q u e en los t r a d i c i o n a l e s , la d o g m á t i c a de la recogida de modo expreso, en el sentido, que tiene el concepto de
teoría del delito es e s p e c i a l m e n t e i m p o r t a n t e p a r a p o d e r deli- responsabilidad por el producto en Europa y Estados Unidos, es difícil
m i t a r los h e c h o s p u n i b l e s de los q u e no lo s o n por f a l t a r alguno encardinarla en ningún tipo. El artículo 363. CP y, en concreto, en su
párrafo 2. sería el tipo que en mayor medida cubriría la responsabilidad
de los e l e m e n t o s e s e n c i a l e s q u e configuran el delito. L a impu-
por el producto. La dificultad estriba en que, en los delitos contra la salud
tación del injusto típico, en s u s a s p e c t o s objetivos y subjetivos, de los consumidores, el objeto del delito está muy determinado, prote-
la p r o b l e m á t i c a del e r r o r , la i m p u t a c i ó n de la a u t o r í a . . . , adquie- giendo respecto de los productos químicos, los medicamentos y los
r e n u n a especial r e l e v a n c i a firente a h e c h o s con m a y o r comple- productos alimenticios, en general, quedando fuera o, al menos sólo de
j i d a d de la q u e p u e d e t e n e r u n h u r t o , u n robo o u n a s lesiones, forma forzada reconducible al art. 363. 2. CP., la responsabilidad por
productos defectuosos.
•117
Fundamentalmente el caso del Lederspray y el caso de la Colza.
41»
La sentencia del Lederspray, en Alemania y la sentencia de la Colza en
España, se dictaron por los respectivos Tribunales Supremos con un
los supuestos de actoa preparatorios punibles, o la punición de la margen de dos años (1990-1992), y manifiestan notables paralelismos,
complicidad... tanto en su planteamiento como en la solución de problemas.
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO
T DEUTOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 199

civil en el propio proceso penal'^''\ Por el desarrollo de las nuevas la legalidad de la ley penal en blanco, que el reenvío normativo
tecnologías y las formas de distribución es muy difícil poder imputar sea expreso, la conducta calificada como delictiva suficiente-
siguiendo los criterios de imputación propios del Derecho penal, la niente precisada y esté justificada la remisión en razón del bien
autoría y los resultados lesivos, con lo que la realización de riesgos típicos jurídico protegido. Atendiendo al último requisito «en razón del
"modernos» que dan lugar a accidentes espectaculares deberían de bien jurídico protegido», en los delitos en los que se protegen
quedar impunes. Y, desde luego es injusto, que para contentar a la bienes jurídico-penales supraindividuales, respecto de conduc-
opinión pública, se castigue a individuos por lesiones o muertes que
tas técnicas y con mayor complejidad, y con regulación en otros
juridico-penalmente no les pueden ser atribuidas''^". La responsabilidad
por el producto —configurada como delito contra bienes jurídico- sectores del ordenamiento, está técnica legislativa aparece
penales supraindividuales— puede cumplir la función de evitar la como la más adecuada.
impunidad de estas conductas sin transgredir los criterios de imputación Así, por ejemplo, es criticable que en los delitos de manipulaciones
jurídico-penales. genéticas no se haya utilizado la técnica de la ley penal en blanco,
realizando unas descripciones típicas en las que se ha utilizado una
10. Muchos de los problemas que suscita la incriminación de terminología "vulgar», en e! peor sentido de la palabra, y carente de
nuevas conductas provienen de la técnica legislativa utilizada, significado científico (¿qué significa «tara" o «raza»?), lo que origina
es decir, no sólo los aplicadores deben de esforzarse sino que graves disfunciones entre la protección pena! y la administrativo.
también el legislador debe de crear tipos que sean suficiente-
mente concretos, sin caer en una técnica legislativa casuística, En el Código Penal de 1995 se encuentran innumerables
pudiendo, o debiendo, recurrir en estos sectores de actividad, casos de esta técnica legislativa casuística que provoca proble-
que son objeto de protección también en otros ámbitos del mas de interpretación, de concurso y de lagunas de punibilidad,
ordenamiento jurídico, a la técnica de la ley penal en blanco que, cuando se pretende lo contrario. Los delitos contra el medio
correctamente utilizada, puede ser la más adecuada en estos ambiente y los delitos contra la salud de los consumidores son
casos. El Tribunal Constitucional*^^ pone como requisitos para uno de los mejores ejemplos de esta técnica que pretendiendo
abarcar todos los posibles casos que se puedan producir lo único
que crea es confiasión por no existir una lógica ni un análisis de
"^'^ En el sentido previsto en el artículo 383. CP en relación con los delitos cuál es la diferencia entre unos y otros delitos en atención al
contra la seguridad en el tráfico, que posibilita, cuando ademá.s de contenido de antijuricidad material. Esta falta de sistemática
concurrir el delito de peligro se produzcan lesiones o muertes, el resar- llega hasta el punto de que, en algunos casos, provoca que sea
cimiento civil aun cuando sólo se castigue penalmente por el delito de discutible cuál es el bien jurídico-penal que se pretende prote-
peligro. ger.
'*^" En el caso del Lederspray el problema de la autoría era mayor por cuanto
se trataba de un Consejo de Administración, y en la sentencia no se
examina cuál fue exactamente sxx participación ni la competencia que
En el delito medio ambiental del art. 325. CP, parece que se debería
tenían tanto en la distribución como en la retirada del producto, puesto de entender, con una interpretación teleológica y sistemática, que se
que además, en este caso, se plantean dos momentos uno activo, de trata de proteger el equilibrio de los sistemas naturales en todo caso.
distribución del producto, y uno omisivo, de su no retirada cuando se Pero, sin embargo, el legislador introduce la duda en la última frase del
conocen los efectos nocivos. precepto "Si el riesgo de grave perjuicio fuese para la salud de las
••^^ La constitucionalidad de la ley penal en blanco es mayoritariamente personas...», con lo que no sabemos si cuando existe riesgo para la salud
aceptada y existen varias sentencias del Tribunal Constitucional que se de las personas ya no se requiere el peligro para el equilibrio del
""'«Hlii;~
manifiestan en este sentido, así, por ejemplo, STC 122/1987 ó STC 127/ ecosistema o si se trata de un tipo agravado por la puesta en peligro de
1990.
• "IB"
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO •'i .-'0^ DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .,, 201

otro bien juridico, en este caso la salud de las personas. Esta parece que destrucción de! suelo y la absorción de las aguas subterráneas, surge de
seria la interpretación adecuada, por cuanto, además, en el caso de las inmensas plantaciones de árboles no autóctonos como los eucaliptus,
grave riesgo para la salud está prevista una pena superior, pero, sin que gozan de beneplácito administrativo. O. p. ej, la introducción de
embargo, con la redacción legal subsiste la duda y la discusión, con las cangrejos americanos en rías de Catalunya por parte de la Generalitat
consecuencias de inseguridad jurídica... que han supuesto la desaparición de toda la fauna autóctona de esos
ríos.
11. A l a i n t e r v e n c i ó n p e n a l e n estos n u e v o s s e c t o r e s t a m b i é n
se le h a d e n o m i n a d o D e r e c h o p e n a l simbólico, en la m a y o r í a de La función simbólica q u e , c i e r t a m e n t e , c u m p l e e s t e n u e v o
ocasiones en u n s e n t i d o crítico, es decir, en el s e n t i d o de n e g a r Derecho p e n a l no p u e d e r e c h a z a r s e de p l a n o p u e s t o q u e no
q u e el Derecho p e n a l p u e d a s e r eficaz e n e s t o s á m b i t o s y, al puede olvidarse la fuerza configuradora de v a l o r e s q u e posee el
m i s m o t i e m p o , n e g a r l e g i t i m i d a d a u n D e r e c h o p e n a l q u e no Derecho p e n a l , al igual q u e l a s d e m á s leyes. L a eficacia p r e v e n -
t i e n e eficacia r e a l y q u e sólo c u m p l e u n a función simbólica. Así tivo-general de p r o h i b i r bajo a m e n a z a de p e n a d e t e r m i n a d a s
formulado e s t e p l a n t e a m i e n t o es incorrecto en s u s dos p r e m i s a s , conductas es evidente^^^, siendo s u b s i d i a r i o q u e r e a l m e n t e se
r e s p e c t o de la p r i m e r a , p o r q u e no e s t á d e m o s t r a d a su i n u t i l i d a d decida c a s t i g a r o no'*^'*. No o b s t a n t e , es cierto q u e , e s t e n u e v o
ya q u e el D e r e c h o p e n a l p u e d e s e r eficaz t a m b i é n en estos Derecho p e n a l q u e d a en u n m e r o D e r e c h o p e n a l simbólico, e n
á m b i t o s y, no sólo p u e d e s e r eficaz, sino q u e y a lo es a c t u a l m e n - sentido n e g a t i v o , c u a n d o ni t a n s i q u i e r a se p r o d u c e u n proceso
te. L a p r e t e n d i d a ineficacia no p u e d e f u n d a r s e en q u e se en el q u e se diluciden r e s p o n s a b i l i d a d e s o, peor a u n , c u a n d o es
p e r s i g u e n m u y pocos de estos delitos ni en q u e se siguen utilizado a r b i t r a r i a m e n t e p a r a c a s t i g a r de vez en c u a n d o algu-
r e a l i z a n d o a c t i v i d a d e s delictivas e n estos á m b i t o s , sino que na c o n d u c t a de e s t a clase, careciendo a s í e n t e n d i d o de legitimi-
d e b e r í a de e x a m i n a r s e h a s t a q u e p u n t o la creación de estos dad a l g u n a . E n el p r i m e r caso p o r q u e p i e r d e s u eficacia al
n u e v o s delitos no e s t á s i r v i e n d o ya p a r a q u e m u c h o s dejen de c o n s t a t a r s e su inaplicación y, en el s e g u n d o , p o r q u e , a d e m á s , se
r e a l i z a r e s t a s a c t i v i d a d e s de forma delictiva''^^, y p a r a obligar a lesionan los principios de j u s t i c i a e i g u a l d a d . L a función s i m b ó -
la A d m i n i s t r a c i ó n a t e n e r u n m a y o r c u i d a d o e n s u s actuaciones, lica del D e r e c h o p e n a l , no sólo e n relación con la protección de
bienes j u r í d i c o - p e n a l e s s u p r a i n d i v i d u a l e s sino e n g e n e r a l , es
P. ej., en el ámbito de la protección del medio ambiente lo que si se rechazable c u a n d o e s t a función es la ú n i c a q u e t i e n e u n d e t e r -
ha demostrado es la ineficacia de la Administración para proteger
m i n a d o delito^^'', por t r a t a r s e de preceptos q u e no p u e d e n
correctamente estos intereses, puesto que en los supuestos más graves
se encuentra siempre involucrada. Existiendo intereses de la Adminis-
tración que entran en conflicto con los que se pretende proteger, es
parte interesada y como tal irñposibilitada para solucionar correctamen- *^^ Incluso con la mala aplicación que de estos delitos realizan los Tribuna-
les, en cuanto arbitraria y respecto de casos que se podría calificar incluso
te esos conflictos. Sirva como mínimo ejemplo, que uno de los casos
de «bagatela», como p. ej, en relación con el delito fiscal o el delito medio
más graves de lesión del equilibrio de los sistemas naturales, por la ambiental, la eficacia preventiva de su incriminación está fuera de toda
duda.
*^'' Su.vA SÁNcnE'/,, Aproximación..., p. 408, en relación con el merecimiento
de pena, advierte de la importancia de la subsistencia de la norma
*'^'^ En relación con la eficacia del Derecho penal, MIK PUK!, D P . PG., p, 88, primaria, siendo menos importante la operatividad plena de la norma
afirma, con toda razón, que la eficacia del Derecho penal no puede secundaria.
juzgarse únicamente por el grado de reincidencia o porque se sigan *^^ Cfi-. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación..., pp. 304 ss,, sin rechazar con carác-
cometiendo delitos sino en base a la gran cantidad do personas qut; n"
m delinquen y acaso lo hubieran hecho de no existir la amenaza penal.
ter general la función simbólica del Derecho penal, considera ilegítimas
las disposiciones con una exclusiva función simbólica.
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .,. 203

aplicarse o de p r e c e p t o s q u e c o n t e m p l a n s u p u e s t o s q u e p u e d e n con el q u e se p r e t e n d e proteger que las condiciones de seguridad


i n c a r d i n a r s e e n p r e c e p t o s ya e x i s t e n t e s . e higi^^^ ^^ ^^ trabajo se m a n t e n g a n d e n t r o del nivel del riesgo
permitido. La altísima siniestralidad q u e existe en este ámbito y
Son varios los tipos que están previstos pensando en un supuesto
real, sin tomar en consideración qué es lo que se trata realmente de el hecho de que no d i s m i n u y a s u s t a n c i a l m e n t e pese a la existencia
proteger y si esas conductas no están ya previstas en otros preceptos ¿e u n a ingente n o r m a t i v a laboral inspectora y sancionadora,
Son los que se puede denominar delitos «con nombre y apellido», asi podría justificar la intervención penal como recurso final p a r a
por ejemplo, el «caso del clombuterol» art. 364. CP., que sólo añade intervenir donde las limitaciones propias de los otros mecanismos
confusión respecto del art. 363. CP; el «caso de la colza» art. 367. CP., les impiden hacerlo. L a inaplicación total del art. 348 bis a) del CP.
que castiga la comisión imprudente de los delitos contra la salud de los de 1973, debería de h a b e r hecho reflexionar al legislador de 1995
consumidores'^^^'; el caso del «Camping de los Alfaques», art. 349. CP, sobre la conveniencia de m a n t e n e r l a y, en su caso, de cómo se debía
y e! caso de la «presa de Tous» art. 350. CP., puesto que estas conductas de modificar el tipo p a r a conseguir su eficacia. Sin embargo, los
ya están contempladas o en el delito de estragos o en los arts. 359 y 360. cambios introducidos, en el art. 316. CP., e s t á n en la línea del
CP.; el caso del «despacho de Juan Guerra», art. 434. CP., que en su
Derecho penal simbólico en su faceta negativa, porque el legisla-
caso debería haber supuesto una ligera modificación del delito de
dor h a buscado u n a m a y o r incriminación y, p a r a ello, frente a u n a
malversación y no un tipo totalmente distinto.
Como supuestos de delitos inaplicables o, en su caso, aplicables, a conducta r e l a t i v a m e n t e d e t e r m i n a d a «no exijan o faciliten los
supuestos de «delitos bagatela» y, por ello no justificada su incriminación, medios o procuren las condiciones»— opta por la indeterminación
estarían los delitos de urbanismo, al menos en la configuración prevista en de la conducta típica —«no facilitación de medios»—, cuando
el Código Penal de 1995 y, en su poco tiempo de vigencia ésta parece ser veíamos q u e «los delitos de peligro» n e c e s i t a b a n u n a concreción
!a tendencia, ya que, sólo se ha aplicado en dos o tres casos, y respecto de las c o n d u c t a s t í p i c a s p a r a c o n s e g u i r su eficacia. S u s t i t u y e l a
de construcciones de pequeñas casas, en algún supuesto incluso prefabri- referencia al r e s u l t a d o de peligro concreto, pero i n t r o d u c e u n
cada, en los que, con una interpretación teleológica y no formal del tipo, r e s u l t a d o de peligro «grave», con lo q u e no sólo no e v i t a los
habría que negar la existencia de antijuricidad material. problemas clásicos de los delitos de peligro concreto, sino q u e
crea u n a v a r i a n t e de r e s u l t a d o de peligro q u e p a r a lo único q u e
12. C u a n d o u n delito, y no sólo los delitos de peligro, no se aplica puede s e r v i r es p a r a dificultar m á s la p r u e b a ; y, por último, e n
n u n c a , no sólo pierde la eficacia de protección q u e perseguía sino el a r t . 317. CP., i n t r o d u c e la comisión i m p r u d e n t e , q u e es
que, en u n plazo m a y o r o m e n o r de tiempo, s u fiínción simbólica p r á c t i c a m e n t e imposible diferenciar de los ilícitos l a b o r a l e s .
t a m b i é n r e s u l t a ineficaz. U n s u p u e s t o de e s t a clase es el delito Todas e s t a s i n n o v a c i o n e s a p o r t a n m a y o r confusión a u n a con-
contra la seguridad de los trabajadores, delito de peligro concreto, figuración típica q u e y a no h a b í a sido aplicada, por lo q u e la
voluntad del legislador de conseguir su aplicación, lo m á s seguro
tendrá efectos contrarios a los perseguidos.
Exceptó en el delito de tráfico de drogas tóxicas y estupefacientes, lo cual
no deja de ser curioso, por la voluntad de perseguir al máximo esta clase
de actividad que se refleja en la amplitud de los tipos y en la dureza de
las penas, sin que por lo demás se me ocurra una explicación lógica del b) Naturaleza de los bienes jurídico-penales supraindividuales.
por qué se prevé la comisión imprudente de todos los delitos contra la Modalidades
salud pública menos en éste.
En todo caso, en general, castigar la comisión imprudente de los delitos 1. Todos los b i e n e s j u r í d i c o - p e n a l e s s u p r a i n d i v i d u a l e s tie-
. 1 üj contra bienes jurídicos supraindividuales, por distintas razones, quu
veremos, Infi:-a. V. 2., no me parece legítimo. nen e n c o m ú n q u e no son derechos o i n t e r e s e s q u e r e c a i g a n e n
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .. 205

una persona sino que son derechos o intereses de una colectivi- delitos pretende eliminar la responsabilidad penal derivada de
dad. La titularidad de estos derechos no es personal sino infracciones formales sin que se pruebe la existencia de una
compartida por todos los ciudadanos o, al menos, por una efectiva afectación de la convivencia social.
colectividad de personas, con independencia de que esa protec-
E! orden público como bien juridico protegido en los delitos de
ción sirva a cada uno de los ciudadanos para lograr su pleno desobediencia, atentado..., tradicionalmente, se había entendido como
desarrollo como personas individuales. La consecuencia de esta protección de los principios de autoridad y jerarquía, caracterizando la
titularidad compartida del interés o derecho protegido conlleva protección del orden pública de una forma absoluta, configurando estos
que nadie, individualmente, tenga capacidad de disponer de delitos como delitos formales de peligro presunto''^''. Esta concepción
estos bienes jurídicos, ni tan siquiera los poderes e instituciones formal no puede aceptarse y debe de buscarse un contenido material al
públicas. En este sentido, veíamos, como el consentimiento orden público, en el sentido de que el elemento decisivo para la
tiene una eficacia muy limitada para restringir el ámbito del relevancia penal sea la pretensión de proteger la seguridad de las
tipo, como sub-criterio del riesgo permitido, en estos delitos. manifestaciones colectivas de la vida social''^^.
Respecto de la función limitadora o excluyente de la responsa-
bilidad penal que pueda tener una autorización administrativa, 2. La consecuencia práctica de este doble presupuesto en la
en relación con estos delitos, también veíamos, que como regla concepción e interpretación de los bienes jurídico-penales
general carece de eficacia, o debería de carecer de eficacia. La supraindividuales, entendidos como protección de intereses o
razón no la podemos ver, únicamente, en el principio de legali- derechos colectivos con referente individual, es que en la califi-
dad sino que, desde la concepción de los bienes jurídico-penales cación de un hecho como punible siempre, cualquiera que sea el
supraindividuales siempre con referente individual, el Estado delito, se deberá interpretar el tipo teleológicamente en aten-
o la Administración tampoco poseen la titularidad de estos ción a estos dos fines y nunca formalmente. Se trata de negar la
bienes, ni tan siquiera respecto de los delitos contra la Adminis- posibilidad de interpretar determinados delitos como delitos de
tración de Justicia, la Administración pública o el orden públi- mera desobediencia o de peligro presunto. Cualquiera de los
tipos que la doctrina h a calificado como delito de mera desobe-
co. diencia o de infracción de un deber están dotados de antijuricidad
La protección penal de estos sectores no puede estar al material y lesividad si se interpretan los elementos típicos no
servicio de su buen funcionamiento por si mismo sino, única- formalmente sino teleológicamente, en atención al bien jurídico
mente, respecto de aquellos aspectos que puedan afectar al protegido.
ciudadano, ni tampoco puede quedar como un mero conflicto
entre el autor y la institución, en concreto afectada. Al igual que
se dijo que el Derecho penal no puede tener la función de
^'^ En este sentido, en relación con el delito de atentado, STS de 22 de
solucionar conflictos entre autor y víctima, el Derecho penal diciembre de 1970 {RJ 1970/5540) o STS de 6 de octubre de 1982 (RJ1982/
tampoco puede proteger principios como el de jerarquía o 5606).
autoridad de una forma absoluta, sino que su intervención sólo ^ Cfr. OCTAVIO DE TOLEDO Y UBIETO, De nuevo sobre el interés protegido en
se justifica cuando el comportamiento supera el límite del atentados, desacatos y figuras afínes, CPC (11) 1980, pp. 103 ss., descarta
conflicto agresor/víctima o de la infracción de un deber de que en estos delitos se deba de proteger la maiestas, concretado en la
protección de lapotestas (atentados) y de la dignitas (desacatos), recha-
subordinación y afecta a la vida social. Esta nueva orientación zando su incardinación en la «(repudiable) idea amplia de orden público»,
"•iiii„„,!!:'ii„,,i„,^^
respecto de los bienes jurídico-penales protegidos en estos proponiendo la protección de un concepto estricto de orden público; sobre
el bien jurídico protegido en estos delitos vid. Infra. IV. 2. A) d). "
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 207

El delito de conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas bienes j u r í d i c o s s u p r a i n d i v i d u a l e s es i n d i f e r e n t e q u e el delito


puede concebirse formalmente en el sentido de que la conducta del gea d e peligro a b s t r a c t o o de peligro concreto, p u e s t o q u e la
conductor será típica siempre que éste supere el índice de alcohol en diferencia e n t r e a m b o s e s t r i b a e n q u e e n los s e g u n d o s se
sangre legal o, puede, exigirse una interpretación material del tipo y
protege t a m b i é n u n b i e n jurídico i n d i v i d u a l y se r e q u i e r e u n
requerir, junto a la superación del índice de alcohol, por parte del
conductor, que exista conducción efectiva en una vía pública y que el I i-esultado d e peligro e n relación con e s e b i e n jurídico. P o r ello,
conductor tenga sus condiciones físicas y psíquicas efectivamente I pese a q u e es cierto q u e d e n t r o d e los delitos c o n t r a b i e n e s
alteradas por el alcohol o otras sustancias estupefacientes. Esta interpre- jurídicos s u p r a i n d i v i d u a l e s e x i s t e n p a r t i c u l a r i d a d e s , la i m p o r -
tación, por otra parte, se ajusta mejor a la letra del tipo, «El que tancia s u s t a n t i v a d e los p u n t o s q u e t i e n e n e n c o m ú n aconseja
condujere un vehículo a motor o un ciclomotor bajo !a influencia de no r e a l i z a r u n a división en clases distintas'*'*^ sino, ú n i c a m e n t e
drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o de bebidas e s t u d i a r s u s aspectos p e c u l i a r e s a g r u p á n d o l o s en a t e n c i ó n a
alcohólicas...», que requiere "conducción» y que ésta se produzca estos'*''^. L a diferenciación p r o p u e s t a p o r u n sector doctrinal
estando el sujeto afectado en su capacidad de conducir por la ingestión
e n t r e delitos con r e f e r e n t e a b i e n e s j u r í d i c o s i n d i v i d u a l e s y s i n
de una de estas sustancias'^^'-'.
referente, n o p u e d e s e r a d o p t a d a en e s t e t r a b a j o , p o r c u a n t o ,
esta distinción s u p o n e no reconocer a u t o n o m í a propia a los
3. O t r a c a r a c t e r í s t i c a de los delitos e n los q u e se protegen delitos d e peligro a b s t r a c t o q u e s e clasifican como «orientados
b i e n e s j u r í d i c o - p e n a l e s s u p r a i n d i v i d u a l e s es q u e en ellos no se a l a protección de b i e n e s jurídicos i n d i v i d u a l e s o suficientemen-
produce u n r e s u l t a d o m a t e r i a l , en s e n t i d o e s t r i c t o , a u n cuando, te individualizados», y a q u e , e n estos delitos, s e g ú n s u concep-
como veíamos'^''", la afectación d e l objeto del delito p u e d e cum- ción, el b i e n j u r í d i c o i n d i v i d u a l n o t i e n e u n a función de referen-
plir u n a función a n á l o g a , e s e n c i a l m e n t e d e s e g u r i d a d jurídica, te, sino q u e , e n la p r á c t i c a , es el único b i e n jurídico-penal
q u e l a q u e se a t r i b u y e al r e s u l t a d o de lesión. E n r e l a c i ó n con los protegido. Respecto del otro g r u p o d e delitos, e n los q u e consi-
d e r a n q u e se p r o t e g e n b i e n e s j u r í d i c o s s u p r a i n d i v i d u a l e s no
reconducibles a b i e n e s j u r í d i c o s i n d i v i d u a l e s , se s u s c i t a el
La jurisprudencia, pienso que mayoritaria, defiende esta concepción del p r o b l e m a o p u e s t o d e l a posible f a l t a d e r e f e r e n t e i n d i v i d u a l e n
delito de conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas o estupefa- estos casos, q u e d e s d e la concepción defendida e n e s t a s e d e
cientes, en este sentido, entre otras, SSTS de 22 de febrero de 1991, de tampoco es a c e p t a b l e .
23 de enero de 1993, de 14 de julio de 1993, entre otras. El Tribunal
Constitucional, STC 22/1988, de 18 de febrero, apoya también esta
interpretación del tipo; en el mismo sentido. Circular de la Fiscalía
General del Estado, ADPCP 1986, pp. 598 ss.
La doctrina mayoritaria se muestra partidaria de esta interpretación,
GÓMEZ PAVÓN, La jurisprudencia constitucional sobre la prueba de 431
En Alemania, entre otros, SCHÜNEMANN, JA 1975, p, 798; WOLTER,
alcoholemia, ADPCP 1986, pp. 1000 ss,; MUÑOZ CONDE, Derecho Penal- Zurechnung..., pp. 317 ss., se muestran partidarios de distinguir entre
Parte Especial. 11" ed. Valencia 1996, p. 591; QUERAI.T JIMÍ:NÍÍZ, D P . P B - delitos de peligro abstracto orientados a la protección de bienes jurídicos
3" ed., p. 755; TAMAKIT SUMALLA, Com. PE. DP. (Dir. Quintero Olivares- individuales o suficientemente individualizados y los que se protegen
coord. Valle Muñiz), p. 1046. bienes jurídicos supraindividuales no reconducibles a bienes individua-
En contra de esta interpretación, MOLINA FEKNANDKZ, Delitos contra la les; en España, RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Delitos de peligro..., pp. 299ss.,se
seguridad en el tráfico, Comp. DP. PE. Vol. IL (Dir. Bajo Fernández), p muestra también partidaria de esta diferenciación.
717, afirmando que existe un nivel en sangre que necesariamente altera 432
KINDHAUSER, Geführdung ais Straftat..., pp. 277 ss., realiza una propues-
'*^«iKpil:','".4 significativamente la capacidad requerida para conducir. ta similar, al defender la unidad de los delitos de peligro abstracto en sus
-'Wtii!íS;3 Vid, Supra. IIL 2. D),
'•"Wlllll iítiiíd
aspectos sustanciales, aun cuando, luego examina sus particularidades.
..IHhl
208 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .,, 209

4. Los bienes jurídicos supraindividuales sirven a la persona jerechodeun trabajador o varios trabajadores en concreto sino
a través de proteger su seguridad y confianza en el buen IQS derechos especiales de que gozan las personas que tienen
fia ncion a miento y en el nivel de riesgo de las distintas activida- que acceder al mercado del trabajo. Las personas que tiene a su
des en las que esa persona se ve involucrada en cuanto partícipe cargo menores o incapaces también tienen que proteger su
de esa sociedad y a través de la protección de determinadas indemnidad, además de, por supuesto, su salud, vida, libertad
colectividades que, por su naturaleza o su concreta situación en sexual...^''^''^
el entramado social, se consideran más débiles. En el primer
En estos casos, no se pretende proteger, únicamente, a determina-
caso, se trata de actividades que afectan, o pueden afectar, a
das personas, es decir, no existe un trato de favor para algunos en
todos los ciudadanos, por tratarse de sectores en los que cual- detrimento de otros, lo que infringiría el principio de igualdad, sino que
quiera, por el mero hecho de vivir en esa sociedad, puede o tiene se protege a las personas, cualesquiera que sean, que se encuentran
que i n t e r v e n i r . De e s t a clase s e r í a n b i e n e s jurídicos especialmente desprotegidas, precisamente tratando de cumplir con el
supraindividuales como la confianza y seguridad en el buen principio de igualdad material: «tratar a los iguales como iguales y a los
funcionamiento de la Administración de Justicia o de la Admi- desiguales como desiguales», de forma que finalmente todos estén
nistración pública o en el tráfico jurídico e incluso del tráfico igualmente protegidos y a todos se les exija el mismo nivel de esfuerzo.
viario y, también, aquéllos que pretenden proteger el entorno
vital del hombre y la propia supervivencia de la especie con una 6. Si realmente merecen protección penal^-'**, también se
visión de presente y futuro, como son, el equilibrio de los deberían de encuadrar en este grupo los delitos societarios y los
sistemas naturales o la identidad de la especie h u m a n a . Tam- delitos relativos al mercado, en los que, teóricamente, se trata
bién en este grupo deberían de englobarse los delitos tributarios de proteger el correcto funcionamiento de las empresas y del
y, en general, los delitos socio-económicos, puesto que en nues- mercado, en defensa de sus participantes menos protegidos.
tro sistema de sociedad, la buena marcha de la economía es
esencial para que se puedan cubrir las necesidades públicas en
materia de sanidad, pensiones, infraestructuras, desempleo y 433
En este sentido si ponemos en relación los arts. 223 y 224. CP. con el art.
educación, entre otras muchas. 225. CP, relativos a los deberes de custodia de menores e incapaces, se
debe de interpretar que el bien jurídico protegido es la indemnidad —
5. En el segundo grupo de casos, en los que se pretende la seguridad, libertad f u t u r a . . . ^ de quienes están desprotegidos, por
protección especial de determinadas personas, en cuanto se cuanto en el art. 225. CP. se castiga, como tipo atenuado, el quebranta-
encuentran en una determinada situación que las hace más miento de la custodia y la inducción a abandonar el domicilio, cuando no
proclives a ser dañadas, se persigue a u m e n t a r la seguridad y se haya puesto en peligro la vida, salud, integridad física o libertad
confianza de quiénes se encuentran o intervienen en sectores de sexual. Asertsu contrario, los arts. 223. CP.y 224. CP., aun cuando no se
diga expresamente, son delitos de peligro para la vida, salud, integridad
actividad o sociales que están especialmente desprotegidos. física o libertad sexual de! menor; al respecto, vid. Infra. IV. 2. B).
Entre estos delitos se encuentran aquéllos en los que se protege 434
La propuesta a favor de la legitimidad de los delitos en los que se protegen
la seguridad en el trabajo y los derechos de los trabajadores o los bienes jurídico-penales supraindividuales, como principio general, no
delitos en los que se protege la seguridad e indemnidad de los significa que se esté de acuerdo con algunos de los delitos de esta clase
menores e incapaces. Cualquier persona que tenga trabajado- que se han creado en el Código penal de 1995, como sería el caso de
muchos de los delitos societarios, ni tampoco en la forma en que se han
res a su cargo se verá afectado por esa especial protección previsto, al no cumplirse los requisitos necesarios de concreción; en este
respecto de los trabajadores, pero no se trata de proteger el sentido, SuÁRhv/. GONZÁLEZ, Comp. DP. PE. Vol II (Dir. Bajo Fernández),
pp. 573 ss., critica la regulación de los delitos societarios en el CP. 1995.

T
210 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .. 211

como pueden ser los consumidores, en un caso, y los socios ge protege la seguridad en el consumo —la llamada responsa-
minoritarios en otro. La legitimación de estos delitos se debe de bilidad por el p r o d u c t o ^ . Estos delitos, aun cuando tienen como
buscar en el sentido de que al proteger el buen funcionamiento referente la puesta en el mercado de un producto nocivo y, por
del sistema económico de mercado se pretende proteger tam- ello, se habla de «seguridad en el consumo», no tratan de
bién la participación en situación de igualdad de los ciudadanos proteger, únicamente, a los consumidores, es decir, a quiénes
en este sistema económico'''*^'. No obstante, en el Código Penal de adquieren el producto, sino a cualquiera que puede usar ese
1995, estos delitos están configurados como delitos semipúblicos, producto que se encuentra en el mercado, es decir, al usuario,
en los que se requiere la denuncia de la persona agraviada, a no por el contrario, la protección del libre mercado si que afecta
ser que se lesionen intereses generales o de una pluralidad de exclusivamente a los consumidores y demás intervinientes en
p e r s o n a s , lo que es i n c o m p a t i b l e con la n a t u r a l e z a el mercado, por cuanto, en los delitos contra los derechos de los
supraindividual de estas figuras delictivas. La fórmula seguida consumidores no se t r a t a de proteger la seguridad o confianza
en la regulación de los delitos relativos al mercado y de los de que los productos a los que se puede acceder en el mercado
delitos societarios, en el Código Penal de 1995, sería la que no son perjudiciales para la salud, sino que se trata de proteger
podríamos denominar de «delitos complejos alternativos». En la confianza de quiénes compran productos, en el sentido de que
estos delitos se protegen o los bienes jurídicos individuales de esos productos son exactamente lo que aparentan ser y que
una o varias personas —agraviado/s— o los intereses generales tienen el precio adecuado a sus características. En el primer
de los ciudadanos en el buen funcionamiento del sistema caso el referente individual es la salud y en el segundo el
económico de mercado, es decir, pueden ser delitos contra el referente individual es el patrimonio, por lo que en el primer
patrimonio, como bien jurídico individual, o delitos contra el caso la colectividad afectada es más amplia que en el segundo.
orden socio-económico, como bien jurídico supraindividual.
Esta ambigüedad sobre la naturaleza del bien jurídico protegi- 8. Los delitos de omisión propia más significativos, como son
do en la regulación de estos delitos explica las dificultades que los de omisión del deber de socorro, al que en el Código Penal de
encuentra la doctrina penal para clasificarlos y los problemas 1995 se suma la denegación de asistencia facultativa, y los de
de delimitación, respecto de los «clásicos» delitos patrimoniales, impedir determinados delitos, también son delitos contra bie-
e interpretación que se están reproduciendo en los tribunales. nes jurídicos supraindividuales, como otra faceta de la seguri-
dad y confianza del ciudadano en que se cumplirá el deber de
7. Un supuesto a caballo entre estos dos grupos de casos es solidaridad de todos respecto de la salvación de los bienes
el de los delitos contra la salud de los consumidores'^'"', en los que jurídicos individuales fundamentales. En estos delitos no es
relevante que se consiga o no el resultado de salvación de los
bienes jurídicos individuales sino que es suficiente con que ex
ante se dé la situación de peligro y exista la posibilidad objetiva
*3^ En este sentido, VALLP: MUÑIZ, Com. PE. DP. (Dir. Quintero Olivarcs- de salvación para que se consume el delito, siendo irrelevante
coord. Valle Muñiz), p. 660, fundamentando la legitimidad de proteger
este bien jurídico en la ineficacia de los otros sistemas de control, en
relación con actividades irregulares de grandes instituciones financieras
y crediticias.
'^'^^ En relación con los delitos de tráfico de drogas, aun cuando se encuentran discutible de lege lata (dada la amplitud de los tipos) que el bien jurídico
dentro de los delitos contra la salud pública —es «el delito» contra la protegido sea, únicamente, la seguridad en el consumo, por cuanto quién
salud pública, para la mayoría de la sociedad y para los Tribunales—, ^^ consume la sustancia estupefaciente conoce su nocividad.
212 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 213

si expost efectivamente se podía evitar la lesión de la víctima o dando que en el «Derecho penal clásico» se han protegido bienes
el delito, respectivamente'''^ La existencia de peligrosidad jurídicos tan subjetivos como el honor y tan difíciles de determi-
objetiva y posibilidad de evitación ex ante, debe de probarse en j^ar como la libertad de formación de la voluntad.
el juicio ex post sobre la lesividad de la conducta para el bien
jurídico-penal supraindividual, de forma que si ni tan siquiera
había víctima o delito que evitar no concurre delito de omi- (•) principio de lesividad: la lesión del bien jurídico-penal
4;i8 supraindividual
sión
9. Por último, desde una perspectiva exclusivamente políti- 1. En relación con la lesión del bien jurídico protegido en los
co-criminal y procesal, los «delitos de peligro» suscitan una serie delitos de peligro abstracto, la doctrina penal que podemos
de cuestiones derivadas de la naturaleza de los bienes jurídicos considerar mayoritaria, defiende que en ellos no hay lesión de
protegidos en estos delitos'^''"; de que, en la mayoría de casos, un bien jurídico-penal, sino únicamente una conducta peligro-
estos delitos se alejan del llamado Derecho penal clásico'*'^"; de sa, considerando, en consecuencia, que su existencia entra en
la ausencia de un resultado material, que en la práctica proce- colisión con el principio de culpabilidad'*^^. En esta misma
sal es lo que determina el inicio del procedimiento'*'*^; y de la dirección, otro sector doctrinal, niega la existencia de lesión,
concurrencia, también en la mayoría de casos, junto a la pero fundamenta la punibilidad en la peligrosidad general de
regulación penal de una legislación de carácter administrativa, un comportamiento determinado o de una determinada conse-
laboral o civil, que plantea problemas de competencia y cuencia y acepta que son necesarios cuando es necesario orga-
accesoriedad. Estos problemas político-criminal es y procesales nizar un ámbito social regularizando conductas'**'*, con lo que
han llevado a amplios sectores de la doctrina a negar legitimi- finalmente no se pone ningún límite a la legitimidad de los
dad a la tipificación de delitos de peligro. Las críticas surgen, delitos de peligro abstracto. En el origen de estas posiciones
fundamentalmente, en base a lo que se denomina indetermina- está la propuesta de Binding'*'*'', que diferencia dos grupos de
ción de los bienes jurídicos protegidos en estos delitos'''*^, olvi- delitos de peligro abstracto, los que son reconducibles a un
delito de peligro concreto en los que no concurre un resultado de
peligro y los de mera desobediencia, que serían injustos forma-
les, carentes de fundamento material.
'•'^ En este sentido, SILVA SÁNCHEZ, El delito de omisión. Concepto y sistema,
Barcelona, 1986, pp. 331 ss., entiende que estos delitos deben de conce-
birse como delitos de peligro abstracto, siendo irrelevante las considera-
ciones ex post sobre las posibilidades de evitación. 443
43H Vid. Infra. IV. 1. B). c), sobre el principio de lesividad en estos delitos. RoxiN, DP. PG., §11/119.
iU
'*^^ Como veremos Infra. IV,, en aquellos delitos en los que se protegen bienes JAKOBS, A T , § 7/86 ss, entiende que esta situación se produce cuando por
jurídicos supraindividuales o colectivos y, como tales, con una mayoi' la naturaleza compleja del sector de actividad no se puede esperar que
indeterminación respecto de los protegidos en los delitos contra bienes quiénes participan actúen de forma que no se produzcan daños, poniendo
jurídicos individuales. como ejemplo, el falso testimonio o el incendio de una vivienda, o cuando
'"" En este sentido, los delitos de tráfico de drogas, de falsedades y d^ una actividad sólo puede permitirse estandarizando las conductas, como
conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas serían la excepción. sería el caso del tráfico viario, y en los supuestos en los que un único
•^^^ En los delitos de peligro la llamada cifra negra de criminalidad no es qn^ comportamiento es sólo arriesgado pero cumulativamente sería lesivo,
sea más elevada que en los demás delitos sino que incluso es desconocida. como sería el caso del medio ambiente.
445
''''^ Sobre estas críticas, vid. Infra, IV, 1, B). Die Normen I, pp. 397 ss.
214 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 215

Schroder'*'*", entiende que los delitos de peligro son legítimos Uorn'*''\ lleva hasta el final estos planteamientos y a ñ r m a que
por cuanto suponen una presunción de peligro realizada por el los delitos de peligro abstracto son delitos imprudentes, en los
legislador, pero sólo cuando no quedan en meros delitos de que no se exige un resultado lesivo, consistiendo la lesión del
desobediencia por haberse probado con seguridad que determi- jjien jurídico en la infracción del cuidado expresamente tipifica-
nados objetos concretables han sido puestos efectivamente en do «con fines ejemplificadores». Brehm^^^, en la misma línea que
peligro. Este planteamiento, como pone de relieve Roxin^'^^, es el anterior, entiende que el juicio de antijuricidad es idéntico al
impracticable porque si se exige al Tribunal la comprobación de de los delitos imprudentes, por lo que el juez debe de constatar
que el objeto, cuya protección es el motivo del legislador, ha sido la existencia de una infracción del deber de cuidado que deter-
efectivamente puesto en peligro se transformaría en un delito mine la aptitud de la conducta para lesionar el bien jurídico, el
de peligro concreto y si el Tribunal mantiene dudas sobre la contenido del injusto será esta aptitud de la acción para lesionar
efectividad del peligro, en base a la aplicación del principio ín el bien jurídico. Brehms, sin embargo, diferencia dos clases de
duhio pro reo, estaría obligado a absolver. La solución de delitos de peligro abstracto, los que están orientados a la lesión
Cramer'*'*^, supone una reformulación de la teoría anterior, al del bien jurídico que castigan acciones que no se diferencias de
interpretar los delitos de peligro abstracto como tentativas de las lesivas y otros que no tutelan intereses individuales sino
delitos de peligro concreto, lo que implica reconducir el proble- abstractos, que tienen una función regulativa, en los que la
ma a la legitimidad del castigo de la tentativa, en esta caso antijuricidad se deriva de la infracción de la prohibición y en los
agravado por no concurrir dolo respecto de la lesión'*^^. que no se admiten restricciones típicas^^'^. En los supuestos en
que se tutelan intereses abstractos*'^*, el contenido de injusto es
En la evolución de estas teorías, distintos autores, con la mera infracción de la prohibición, por lo que la crítica a los
diversos matices, t r a t a n de dotar de antijuricidad material a los delitos de peligro abstracto, en el sentido de que son delitos
delitos de peligro abstracto, a partir del desvalor de la conducta formales, de mera desobediencia, está plenamente justifica-
en el sentido de que el comportamiento peligroso debe de infrin-
gir el deber de cuidado y existir, al menos, imprudencia respecto
de la lesión o puesta en peligro del bien jurídico protegido''''".

451
Gefahrdungsdelikte..., pp. 22 ss.
452
44(i Die Gefahrdungsdelikte im Strafrecht, ZStW (81) 1969, pp. 14 ss. Zur Dogmatik des abstrakten Gefahrdungsdelikts, Tübingen 1973, pp.
447 DP. PG. §11^120. 126 ss.
448 453
Der VoUrauschtatbestand ais Gefahrdungsdelikt, Tübingen 1962, pp. 61 BREHM, Zur Dogmatik..., pp. 137 ss.; SCHÜNEMANN, J A 1975, p. 798,
ss. defiende una tesis muy próxima a la de Brehm, recurriendo a la tentativa
Vid. Supra. IIL 1., sobre la legitimidad de la punición de la tentativa, imprudente, como infracción del cuidado subjetivo, pero sólo respecto de
entendiendo que en la tentativa se protegen también bienes jurídicos aquellos delitos de peligro que ni son delitos con bien jurídico intermedio
supraindividuales. espiritualizado, en los que la lesión del bien intermedio es el contenido
Vui,7-, Unrechi and Schuld abstrakter Gefahrdungsdelikte, Gottingen del injusto, ni «acciones masa», como sucede en el ámbito de la circulación
1968, pp. 167 ss., para quien el contenido de injusto de estos delitos se donde la automatización es necesaria, por la función organizativa de
encuentra en la asunción del riesgo por el autor, conociendo el significado estas normas, en un sentido análogo, y en los mismo casos, que planteaba
social de su acción peligrosa y de la protección del bien jurídico qu*^ Brehm; similar, Roxm, DP. PG., §11/121 ss.
subyace a la prohibición; en un sentido similar, Riin()i,['ni, Inhalt und *H En la doctrina española, sobre estos delitos, en los que se concibe el bien
Funktion des Handlungsunwertes im Rahnien der personale" jurídico como «bien jurídico intermedio», vid. MATA Y MARTÍN, Bienes
Unrechtslehre, Fest. -Maurach, Karlsruhe 1972, p. 59. jurídicos intermedios y delitos de peligro, Granada 1997, pp. 22 ss.
••« !
216 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO VAU DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 217

da^-'-\ Respecto de los supuestos que reconducen a la impruden- abstracto, peligrosidad que se comprueba a través de un juicio
cia la objeción de fondo es que esa imprudencia la plantean en sobre la capacidad lesiva de la acción realizado ex ante, teniendo
relación con los bienes jurídicos individuales que consideran gu cuenta todas las circunstancias concurrentes, incluidos los
referentes. A este problema hay que añadir otro que afecta al conocimientos y capacidad del autor''". La exigencia de que, en
tipo subjetivo, por cuanto los delitos de peligro, en principio, son el caso concreto, se deba de probar la peligrosidad ex ante de la
dolosos y, aun cuando, el dolo de peligro, en el sentido tradicio- conducta es un requisito indispensable para la legitimidad de
nal, se configura como conocimiento de la peligrosidad de la los delitos de peligro abstracto, como en cualquier otro delito,
conducta, si se exige imprudencia sin distinguir entre impru- pero el problema subsiste en el sentido de que nd se específica
dencia consciente e inconsciente se castigarían también como ¿qué bien jurídico es el que debe de tenerse en Cuenta para
delito de peligro doloso, los supuestos de imprudencia incons- juzgar sobre la peligrosidad ex ante de la conducta?**^^. Los
ciente en relación con la peligrosidad de la conducta. delitos de peligro abstracto sólo están legitimados si, en todos
2. Estas teorías, con formulaciones y matices distintos, ellos, se t r a t a de proteger un bien jurídico supraindividual^''^,
podrían resumirse en que fundamentan el injusto de los delitos del que se pruebe, en el caso concreto, que ha sido puesto en
de peligro abstracto en la peligrosidad de la acción, en base a su
aptitud para lesionar un bien jurídico individual, exceptó en los
casos en que consideran que QS suficiente la infracción de la 457 'M.KYÍL.K, DieGefahrligkeitsdelikte.EinBeitf^ag zar Dogmatikder'abst/^akten
gefdhrdungsdelikte' unter besonderer Berücksichtigung des Verfassun-
prohibición. Un amplio sector de la doctrina española'*^''', requie- gsrechts, Hamburgo 1992, pp. 181 ss., defiende una teoría similar con la
re la peligrosidad de la acción en todos los delitos de peligro diferencia, pienso que sustancial, de que no requiere que concurra dolo,
entendido como conocimiento de la peligrosidad de la conducta, conside-
rando suficiente que el sujeto debiera haber conocido la peligrosidad, es
decir, desde su perspectiva, en los delitos de peligro es indiferente que
concurra dolo o imprudencia; tesis ésta que entiendo insostenible,
"^^'^ WoLTER, Objektive und personale Zurechnung..., pp. 319 ss., plantea una primero, porque en ningún caso el injusto doloso y el imprudente tienen
tesis similar a las anteriores, pero que al estar más formulada pono en el mismo desvalor y, en segundo lugar, porque, como veremos, entiendo
evidencia el carácter de infracción de deber de este segundo grupo de que, en general, no están legitimados los delitos de peligro por impruden-
delitos de peligro abstracto, a los que denomina "propios». A los delitos cia.
que Schünemann denominaba «acciones masa», los considera delitos de
*^^ En este sentido. RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Delitos de peligro..., pp. 298 ss.,
peligro abstracto propio y considera que en ellos la protección de bienes
mostrándose, en principio, partidaria de esta teoría, advierte que no es
jurídicos, como la vida o la salud, sólo es el motivo del legislador para
posible dar un tratamiento conjunto a los delitos de peligro abstracto
crear el delito, pasando las funciones de policía a un primer plano, siendo
siendo necesario diferenciarlos en función del bien jurídico protegido,
sólo necesario para su legitimidad que estén formuladas muy concreta-
entendiendo que, en los supuestos en los que se protegen bienes jurídicos
mente las conductas típicas y con una relación mediata con bieno-'^
esenciales individualizables, la exigencia de antijuricidad material pasa
jurídicos individuales. En los delitos de peligro abstracto impropio, como
por su reconducción a la imprudencia; esta posición implica afirmar, por
sería el delito de incendio en casa habitada, que no tienen esta función
consiguiente, que determinados delitos de peligro abstracto carecen de
de policía, es necesario encontrar una relación inmediata con la concrct'^
un bien jurídico con naturaleza propia.
peligrosidad para la vida o salud pues sino se lesionarían los principio--^
de lesividad y culpabilidad. ''^ MÉNDEZ RODRÍGUEZ, LOS delitos de peligro y sus técnicas de tipificación,
Madrid 1993, pp. 154 ss., entiende que los delitos de peligro abstracto
'•'*' En este sentido, entre otros, ESCRIVA GREGORI, La puesta en peligro..-, PP- sólo se puede legitimar si se concreta el bien jurídico o interés colectivo
72 ss.; TORIO LÓPEZ, LOS delitos de peligro hipotético (Contribución «' que se pretende proteger y no pueden legitimarse los delitos de peligro
estudio diferencial de los delitos de peligro abstracto), ADPCP 1981, pP- abstracto en base a una peligrosidad referida a un bien jurídico indivi-
831 ss.; dual.
218 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 219

peligro ex ante y que ha resultado lesionado, desde una perspec. ¿e, sino que la única referencia es la seguridad en la libre
tiva ex posf^^'^K disposición de los bienes individuales, lo que implica equiparar
3. El fundamento de estas posiciones, y de otras similares la lesión de la seguridad a la efectiva peligrosidad de la conduc-
como ya hemos puesto de relieve^'''^ se encuentra en que no ta. En esta sede, cuando se habla de «seguridad» y «confianza»,
admiten la existencia de un bien jurídico-penal propio en cada como bienes jurídico-penales protegidos en estos delitos, no es
uno de estos delitos^''^. La exigencia de lesividad, como presu- en relación con la libre disposición de determinados bienes
puesto de la sanción penal, implica que la responsabilidad individuales, sino que esa exigencia de seguridad y confianza
penal sólo pueda apreciarse cuando exista lesión de un bien radica en que no se sobrepase el riesgo permitido en determina-
jurídico-penal, independientemente, de que éste sea individual das actividades peligrosas o, la seguridad y confianza, en el
o supraindividual. No se trata de inventarse bienes jurídico- buen funcionamiento de las instituciones como medio para que
penales para legitimar determinados delitos sino de determi- la persona se pueda desarrollar libren^ente en la vida sociales
nar, primero, respecto del precepto, si realmente en él se trata decir, como un bien jurídico-penal en si mismo.
de proteger un interés merecedor de sanción penal y, en el caso 4. Los problemas para aceptar la legitimidad de la protección
concreto, analizar si ese comportamiento efectivamente ha penal de los bienes jurídicos supraindividuales tiene dos moti-
«afectado» al bien jurídico-penal protegido''^'''. Kindháuser'*''^, vos, conectados entre sí por el origen del concepto de bien
con un planteamiento en cierta^medida similar, entiende que en jurídico. Cuando, con la Ilustración, surge el concepto de bien
estos delitos se produce una lesión «sui generis». La diferencia jurídico, supone una reaparición de la figura de la víctima, pero
entre la concepción de Kindháuser y la que aquí se defiende, ello no puede implicar que se deba de limitar la intervención del
estriba en que, este autor, realmente no atribuye un contenido Derecho penal a la existencia de una víctima a la que se le han
de injusto propio a los delitos de peligro abstracto'"''', por cuanto lesionado bienes o intereses'*'^''. Los motivos que originan difi-
para él, en estos delitos la lesión del bien jurídico no es referen- cultades en la legitimación de la protección de los bienes
jurídicos supraindividuales provienen, junto a otras razones
paralelas, de la concepción del bien jurídico-penal puesto que en
Vid. Supra. III, 2. B)., en el juicio ex ante se prueba la antijuricidad del muchos casos se está confundiendo el bien jurídico con su
comportamiento y en el juicio ex post su sancionabilidad. substrato material y la lesión del bien jurídico con la producción
4(51 Supra. IV. 1. B) a). de un daño. El bien jurídico-penal es algo diferente del «daño»,
M\2
Si respecto de determinado precepto no existe ese bien jurídico-penal entendido como destrucción de un objeto cuantificable*^^. El
merecedor de protección penal ese delito en concreto no estará legitima-
do, como por lo demás, ya advertíamos, que puede decirse de delitos en problema con que se enfrentan la mayoría de las teorías sobre
los que, teóricamente, se protegen bienes jurídicos individuales pero en el bien jurídico proviene del significado de destrucción, propio
los que no cabe apreciar ni la necesidad ni el merecimiento de pena. del término «lesión», que se requiere para no infringir el
4li;f Vid. Infra. IV. 1. B) c), sobre le reformulación del concepto de «daño». principio de lesividad. «Lesión» del bien jurídico, en el sentido
4ii4 Gefdhrdang ais Straftat...¡ pp. 271 ss., entendiendo que en estos delitos
se protege la «seguridad», como posibilidad de disposición de los bienes de destrucción de éste, no de destrucción o menoscabo del objeto
sin peligro, como garantía para el desarrollo de la personalidad.
RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Delitos de peligro..., p. 267, tiene razón cuando
afirma que Kindháuser no ofrece una solución satisfactoria a la legitima-
'^^ En el sentido que propugna, HASSEMER-MUÑOZ CONDE, Introducción..., p.
ción de los delitos de peligi'o abstracto, pero ello se debe a que no !eí^
atribuye un contenido de injusto propio. 38.
^ • 1 1 "'''«I 467
^^..llsíhil Cfr. KARGL, Protección de bienes jurídicos ..., (en prensa).

Jt
220 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO UÜ DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 221

m a t e r i a l , se produce en m u y pocos delitos, p u e s t o q u e en U necesidad cuando el mal que amenazaba era, por ejemplo, el hambre,
m a y o r í a de s u p u e s t o s h a y u n a «afectación» del b i e n jurídico entendiendo que faltaba la cercanía de la amenaza, por cuanto todavía
p e r o n o u n a «lesión». no había peligro de muerte. Al igual que la necesidad existe aun cuando
no haya peligro de muerte la lesión se produce aun cuando no se
Así, por ejemplo, en los delitos contra el honor, lo usual es que i^ destruya el bien jurídico.
injuria o la calumnia no "destruyan» el honor de una persona, es más
puede que, objetivamente, ni tan siquiera llegue a afectarse. Lo mismo 5. Si l a s r e t i c e n c i a s p a r a a c e p t a r q u e l o s b i e n e s j u r í d i c o - p e n a l e s
puede decirse de los delitos de amenazas, en los cuales la existencia de s u p r a i n d i v i d u a l e s t a m b i é n p u e d e n s e r «lesionados» p r o v i e n e del
delito no requiere que la persona amenazada haga cosas o dejé de
o r i g e n d e l c o n c e p t o d e b i e n jurídico'^'^'^, a p a r t i r d e u n a v i s i ó n
hacerlas por el temor que ha suscitado en ella la amenaza y, sj^
c a u s a l - n a t u r a l i s t a d e l m u n d o p r o p i a d e l S. XEX, s e g ú n el c u a l el
embargo, su libertad ha sido afectada. Pero es que la ausencia de «lesión»
d a ñ o d e b e d e f i n i r s e c o m o r e s u l t a d o p e r j u d i c i a l p a r a los i n t e r e s e s
se produce incluso en los delitos de lesiones, ya que, por ejemplo, un
corte en un brazo, aun cuando requiera puntos de sutura, se puede decir vitales d e los p e r j u d i c a d o s o d e la colectividad, h a b r á q u e redefinir
que "afecta» a la salud, pero desde luego no puede decirse que la el c o n c e p t o d e <<daño». Kargl'*'^\ a d v i e r t e c o m o l a l e s i v i d a d n o
«destruya», lo que sí es cierto es que una afectación continuada puede p u e d e i n t e r p r e t a r s e n a t u r a l í s t i c a m e n t e c o m o «daño» e n cosas,
destruirla. p u e s t o q u e lo q u e r e a l m e n t e s e p r o t e g e y, p o r c o n s i g u i e n t e , lo q u e ,
El problema no es muy diferente al que se suscita, por ejemplo, con en s u c a s o s e l e s i o n a , e s el i n t e r é s e n e s a cosa'*'^.
el cohecho o la prevaricación, por cuanto conductas de esta clase
"afectan» a la confianza del ciudadano en el buen funcionamiento de las Pese a q u e nivel teórico la doctrina p e n a l distingue e n t r e bien
instituciones p e r o no "destruyen» su confianza, aun cuando, si estos jurídico —objeto jurídico— y s u s u b s t r a t o m a t e r i a l —objeto del
ataques se multiplican, se puede llegar a la destrucción no de la delito—''^^, c u a n d o s e h a c e r e f e r e n c i a a l p r i n c i p i o d e l e s i v i d a d ,
confianza sino propio del Estado'''^"'^. La situación es idéntica a la que se
suscita en el caso de los delitos tributarios, de los que se ha dicho que
el Erario público, o el Patrimonio de la Hacienda Pública o de la económica» falta la inminencia del peligro porque no existe un peligro
Seguridad Social, no puede ser lesionado mediante comportamientos inminente para la vida, lo que no quiere decir que exista peligro para la
salud o, incluso, para la libertad y dignidad de esa persona.
aislados, puesto que la lesión sólo se produce por una repetición
•^^^ Cfr. KARGL, Protección de bienes jurídicos..., señala que al proceder la
cumulatiua de hechos aislados, por si mismos inocuos.
teoría del bien jurídico en Derecho penal, básicamente, de la concepción
Se podría realizar un paralelismo, entre los problemas con que se de Von Liszt, se mantiene anclada en esa visión naturalista del mundo.
tropieza la doctrina para admitir que en los delitos en los que se protegen '"^ Protección de bienes jurídicos..., pp. 3 ss., el replante amiento de la
bienes jurídicos supraindividuales se produce una lesión —entendida naturaleza de la lesión del bien jurídico, a partir del cambio en la
c o m o afectación, no c o m o destrucción— y la dificultad que, tradicional- concepción del bien jurídico que propone es realmente interesante, lo que
mente''*^''-', ha tenido la jurisprudencia española para admitir el estado de no puedo explicarme es cómo de unos presupuestos lógicamente desarro-
llados y fundamentados llega a una conclusión abiertamente opuesta con
ellos y sin ofrecer razonamiento alguno al respecto. De ahí, mi «sospecha»
respecto al interés no justificado explícitamente de un amplio sector de
4fi8 Véase el ejemplo de lo sucedido en España en los últimos años o lo que la doctrina alemana, encabezado por la Escuela de Frankfurt, de limitar
sucede en Italia desde los años setenta; la desestabilización de una la intervención penal, en el sentido que plantea el propio Kargl, a la
sociedad por conductas de esta clase y la imposibilidad de su desarrollo protección de la vida, la integridad física y la libertad.
tiene claros ejemplos en la mayoría de países centroamericanofi y 472 KARGL, Protección de bienes jurídicos..., pp. 5 ss., al interés en la cosa, se
sudamericanos. al vida o la propiedad u otro interés, lo denomina «moralidad», entendida
*'"' Así, por ejemplo, STS de 21 de octubre de 1952 o STS de 24 de febrero de como moralidad del daño no moralidad del Derecho.
473
1978, entre otras, entienden que los casos «de estrechez o angustia Vid. Supra. III. 2. D).
222 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 223

a u n c u a n d o , se h a g a referencia a la lesión o peligro p a r a el bien E n los delitos e n los q u e se p r o t e g e n b i e n e s j u r í d i c o s


jurídico en r e a l i d a d se t o m a como r e f e r e n c i a s u substrato gupraindividuales, como serían todos los delitos de peligro a b s -
m a t e r i a l , la lesión del objeto del delito como r e s u l t a d o mate- ti-acto, el objeto del delito no es el s u b s t r a t o m a t e r i a l del bien
riaP^'*. L a teoría de la d a ñ o s i d a d social t r a t ó de s u p e r a r esta jurídico, pero ello no cambia en n a d a el concepto de lesividad
limitación c a u s a l - n a t u r a l i s t a pero a costa d e h a c e r r e c a e r el respecto de los delitos contra bienes jurídicos individuales, q u e se
d a ñ o , e n todo caso, en la colectividad i n d e p e n d i e n t e m e n t e de] fundamenta en la lesión del bien jurídico, i n d e p e n d i e n t e m e n t e de
individuo'*'^^'. A q u í se p r e t e n d e l l e g a r a u n a s í n t e s i s e n t r e la que en la m a y o r í a de supuestos t a m b i é n se lesione el objeto del
concepción del d a ñ o como afectación d e i n t e r e s e s sociales, que delito, con la diferencia, de q u e en estos casos la lesión del objeto
exige u n a r e s p u e s t a , p r e c i s a m e n t e , p o r p a r t e d e u n ordena- del delito n o es u n r e s u l t a d o m a t e r i a l , en sentido estricto'^'^^
m i e n t o de n a t u r a l e z a pública como es el p e n a l , p e r o s i n perder
En los delitos de falsedades documentales la afectación o lesión del
el r e f e r e n t e a i n t e r e s e s i n d i v i d u a l e s , e n el s e n t i d o d e q u e esa
documento —objeto del delito— es un elemento esencial del tipo, pero
d a ñ o s i d a d social debe de r e p e r c u t i r e n el libre d e s a r r o l l o de la no constituye el contenido de lesividad propio de estos delitos, que se
p e r s o n a l i d a d del i n d i v i d u o y, s i e m p r e , d i f e r e n c i a n d o claramen- debe buscar en la lesión de la seguridad en el tráfico jurídico. Por ello,
te, e n t r e lesión del objeto del delito y lesión del b i e n jurídico. cuando se falsifica uii documento, si esa alteración no tiene aptitud para
inducir a error sobre el significado o contenido de ese documento —por
6. E n los delitos, en los q u e se p r o t e g e n b i e n e s jurídicos
ser una alteración burda, o por estar de acuerdo el autor del documento
i n d i v i d u a l e s , la lesión del b i e n j u r í d i c o n o es la lesión del objeto original'^'^^ o por no cambiar el significado o el contenido de los hechos
del delito n u n c a , ni t a n s i q u i e r a c u a n d o el objeto del delito es el respectos de los que ese documento pretende ofrecer seguridad''''^—,
s u b s t r a t o m a t e r i a l del b i e n j u r í d i c o . L a l e s i v i d a d s u p o n e la ese comportamiento no dará lugar a responsabilidad penal, por faltar
lesión del bien j u r í d i c o con i n d e p e n d e n c i a d e q u e se lesione la lesividad, pese a que, en sentido formal, existe un documento
t a m b i é n el objeto del delito, q u e en e s t o s casos c o n s t i t u i r á el alterado. Es cierto, que estos supuestos podrían ser calificados como
r e s u l t a d o m a t e r i a l de lesión. tentativas irreales o inidóneas, según su aptitud para inducir a error fuera
nula o sólo apta para determinadas personas, no obstante esa califica-
Asi, por ejemplo, en e! delito de homicidio la lesión de! objeto del ción sólo es posible cuando el autor actúa conociendo la idoneidad de
delito —resultado en sentido material— es la muerte de una persona y esa falsificación para inducir a error en el tráfico jurídico. En los casos
la lesión del bien jurídico —resultado en sentido juridico— es la lesión en los que el autor conozca que «altera» el documento pero sepa, al
del interés social e individual por la uida'^''*'. Con esta perspectiva se mismo tiempo, que con ello no puede inducir a error ni sobre la
podría reinterpretar los problemas de la eutanasia, en el sentido, de que naturaleza del documento, no existe tentativa.
en determinadas situaciones aunque se mata a una persona no se
lesiona el interés ni social ni individual por la vida y, por ello, ese 7. De todo lo a n t e r i o r cabe concluir q u e , en los delitos c o n t r a
comportamiento, formalmente, de homicidio no seria sancionable, al bienes j u r í d i c o s s u p r a i n d i v i d u a l e s , al igual q u e en todos los
faltar la lesividad propia de este delito.

"^ Vid. Supra. III. 2. D).


Quien firma un documento en lugar de quién figura como autor del
''^•' Sobre la distinción entre objeto material y objeto jurídico, KHÜMFEI.MANN. documento atendiendo a su voluntad, no incurre en un comportamiento
Die Bagatelldelikte, Berlín 1966, pp. 88 ss; LANCVAÍ, Strafrechtsdogmatík merecedor de sanción penal pese a que, formalmente, existe un documen-
ais Wissenschaft, GA 1990, p. 457. to falso, como así lo atestiguaría un perito calígrafo.
479
•"-«I '•''^ Cfr. AMEHINC, Rechtsgüterschutz..., pp. 366 ss. Quién cambia la fotografía de un documento por otra suya, en la que sale
"«it^:
''^" KAIÍÍÍL, Protección de bienea jurídicos..., pp. 4 ss. más favorecido, tampoco es responsable por un delito de falsedades.
IHJ.
224 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 225

delitos, el d e s v a l o r de i n j u s t o y la l e s i v i d a d n o p u e d e n medirse cía de los vertidos que realiza el Ayuntamiento de la población costera
con criterios n a t u r a l í s t i c o s de g r a v e d a d del «daño», sino con sin pasar por la depuradora, sabiendo que es una playa en la que se
criterios n o r m a t i v o s sobre la m a y o r o m e n o r r e l e v a n c i a jurídico bañan muchas personas y aun más grave si sabe que existen numerosas
penal del comportamiento —desvalor de injusto— y de la mayor especies protegidas en esa bahía; delito medio ambiental, tipo básico,
o m e n o r g r a v e d a d de la afectación del bien jurídico —lesividad-— si esos mismos vertidos se realizan en una playa que no es utilizada por
y estos valores d e p e n d e r á n del bien jurídico puesto e n peligro y el público y donde no hay especies protegidas: será un delito medio
afectado y de la modalidad del comportamiento, según suponga un ambiental imprudente si ios vertidos se producen por un descuido grave
mayor o m e n o r grado de respeto por los intereses penalmente de los vigilantes de la depuradora que no advierten que no está
funcionando; y será irrelevante penalmente sí los vertidos se producen
protegidos. U n comportamiento doloso s i e m p r e se h a considerado
por un fallo de la depuradora que no podía ser advertido por quienes se
que tiene u n m a y o r desvalor de injusto q u e uno i m p r u d e n t e y
encontraban vigilando el funcionamiento.
d e t e r m i n a d a s modalidades de agresión a u n bien j urídico también
se h a n considerados m á s gi-aves q u e o t r a s , a u n c u a n d o afectasen E s t o s ejemplos p i e n s o q u e s o n s u f i c i e n t e m e n t e r e p r e s e n t a -
al mismo bien jurídico, i n d e p e n d i e n t e m e n t e , del d a ñ o q u e expost tivos de q u e , p a r a el D e r e c h o p e n a l , la lesividad no es i g u a l a
se h a producido. Por ello en relación con los bienes jurídicos daño m a t e r i a l sino a afectación de u n bien j u r í d i c o , afectación
supraindividuales no podemos olvidar estos principios y limitar- que s e r á m a y o r o m e n o r a t e n d i e n d o a factores m u y diversos,
nos a e x a m i n a r la g r a v e d a d del daño c a u s a d o por la conducta. entre los q u e t a m b i é n e s t a r á la c u a n t í a de la d e s t r u c c i ó n
Un robo con fuerza en las cosas, en la casa de montaña de un material del objeto, pero que é s t e no p u e d e s e r el único p a r á m e t r o
multimillonario, en el que el autor se lleva una radio, valorada en para d e t e r m i n a r la lesividad de u n a c o n d u c t a a n t i j u r í d i c a . P o r
15.000,— ptas., lesiona menos el patrimonio de esa persona que una ello, no t i e n e s e n t i d o q u e , en relación con los b i e n e s j u r í d i c o s
defraudación de 500 millones lesiona a la Hacienda Pública. Otra cosa s u p r a i n d i v i d u a l e s , se utilicé u n b a r e m o d i s t i n t o al q u e se
es que, en ambos casos, el multimillonario y la sociedad, que debe de utiliza r e s p e c t o de ios b i e n e s j u r í d i c o s i n d i v i d u a l e s p a r a d e t e r -
recibir a través de los Presupuestos Generales los servicios requeridos minar s u r e l e v a n c i a penal*™.
al Estado, haya resultada afectada en sus intereses.
Un resultado de muerte, desde la perspectiva de su relevancia pena!,
puede pasar de constituir asesinato, si la muerte se produce por medio
de precio; homicidio doloso, si la persona muere de un disparo realizado IV.2. DELITOS D E PELIGRO EN RELACIÓN CON EL
contra el cuerpo; homicidio imprudente, si la persona muere por un
RESULTADO
disparo cuando el autor jugaba delante de él con la pistola; falta de
homicidio por imprudencia simple, si la persona muere por un disparo AJ Delitos de peligro abstracto
en el curso de una partida de caza porque se había escondido en unos
matorrales; o ser absolutamente irreleuante si muere por un disparo de QJ Actividades peligrosas y nivel de riesgo
una pistola que la "víctima» había asegurado que estaba descargada,
1. Al t r a t a r l a n a t u r a l e z a d e l o s b i e n e s j u r í d i c o s
pidiendo al autor que la probase.
Supraindividuales se hizo r e f e r e n c i a a l a s m o d a l i d a d e s de
La misma situación se puede repetir, por ejemplo, en relación con
el medio ambiente, la destrucción del agua de una bahía y de todas sus
especies animales y vegetales puede ser desde un delito medio ambien-
tal cualificado, básico, imprudente o irrelevante penalmente. Desde una Vid, Infra. V. 1. A)., al tratar de la consumación de los delitos contra
bienes jurídicos supraindividuales examinaremos las teorías que en
perspectiva penal esa alteración del equilibrio de los sistemas naturales
~VL[ J ""li^
w estos delitos parecen exigir que la consumación suponga «destrucción»
será delito medio ambiental cualificado si se produce como consecuen- total del bien jurídico.
:%
226 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 227
bienes jurídico-penales supraindividuales protegidos, pero e^ 3. De esta clase son los delitos contra la seguridad en el
este lugar se pretende realizar una sucinta agrupación de los tráfico, contra la seguridad e higiene en el trabajo, contra la
«delitos de peligro» dividiéndolos, en atención a si requieren o galud de los consumidores y los llamados delitos de riesgo en
no un resultado de peligro, entre delitos de peligro abstracto v rfeneral, aun cuando estos últimos se agrupan entre los delitos
concreto. Dentro de los delitos de peligro concreto, se mencio- ¿Q peligro concreto por la inexistencia de un referente claro
nan también aquellos delitos contra bienes jurídicos individua- respecto de un bien jurídico supraindividual. El tráfico es el
les que cuentan con un resultado de peligro concreto o un sector de actividad más peligroso, atendiendo a la probabilidad
elemento típico de peligro que los cualifica. No se pretende estadística de muertes, lesiones y daños, pero debido a su
realizar una exhaustiva descripción de los «delitos de peligro» utilidad para la gran mayoría de ciudadanos nadie está dis-
en el Código Penal de 1995, sino recoger los principales grupos puesto a renunciar a esta actividad que asegura las comunica-
de delitos en los que se protege un bien j urídico supraindividual, ciones y permite mantener el actual sistema social y económico.
agrupándolos según el tipo requiera o no la concurrencia de Con estos delitos se trata de mantener el nivel de riesgo
resultado de peligro'^^'. permitido, prohibiendo aquellas modalidades de conducta es-
2. Determinadas actividades «normales» en nuestra socie- pecialmente graves por el alto grado de probabilidad de lesión
dad, tienen un alto nivel de riesgo pero están permitidas, con que en abstracto suponen. Sin embargo, y como en todos los
carácter general, por su utilidad social. Esta permisión sólo es demás supuestos, estos comportamientos sólo se pueden casti-
posible si al mismo tiempo se controla el peligro propio de estos gar cuando la realización de esa modalidad de conducta efecti-
sectores de actividad, prohibiendo las modalidades de conducta vamente suponga una amenaza que en el caso concreto, por la
que pueden elevar el riesgo por encima de los permitido. La falta idoneidad del peligro que supone, afecta realmente la seguridad
de control del riesgo puede implicar para el ciudadano no sólo y confianza del ciudadano que participa en ella. En otras
el peligro de lesiones para su vida, salud o bienes sino también palabras, y como se ha ido repitiendo a lo largo del trabajo, el
una sensación de amenaza que lesiona su seguridad y confianza alto nivel de riesgo no «autoriza» al poder legislativo ni judicial
en que el riesgo de estas actividades se mantenga dentro del a saltarse los principios que informan el Derecho penal y, en
nivel de riesgo permitido, impidiéndole el libre desarrollo de su especial, el principio de lesividad, por lo que siempre se deberá
personalidad. El ciudadano en el desarrollo de su actividad de probar que, en el caso concreto, ex post la conducta era
cotidiana «participa», activa o pasivamente, en estas activida- efectivamente peligrosa —objetivamente idónea— y lesionaba
des y, por consiguiente, mantener el nivel de riesgo permitido la seguridad y confianza del ciudadano.
en estos sectores es fi^ndamental para que pueda vivir en
4. Los riesgos laborales, junto con los riesgos propios del
libertad.
tráfico viario, son lo que tienen un nivel estadístico más alto de
lesiones, en sentido amplio, es decir, de muertes, lesiones y
^años. La protección de la seguridad e higiene en el trabajo
Supone, por tanto, el aseguramiento de que, con el cumpUmien-
^^'^ Como no se trate de realizar un estudio de cada uno de los tipos 1¡^ •^0 de todas las medidas de seguridad, se mantenga el riesgo
doctrina que se cita es la mayoritaria, basándome en los Manuales, con dentro del nivel permitido y con ello se protege la seguridad y
alguna excepción cuando existe un trabajo muy concreto sobre un tem'^ Confianza de los trabajadores en el desarrollo de su actividad.
"""n >H I que sirva de referencia para el concepto de bien jurídico defendido en cstt^
trabajo.
^osarts. 316. y 317, CP., en los que se regulan los delitos contra
228 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 229

la seguridad e higiene en el trabajo, doloso e imprudente gn general, porque en ellos, lo que se desconoce son los riesgos
respectivamente, están configurados como delitos de peligra que puedan derivarse de su incorrecta elaboración, manipula-
c o n c r e t o , pero en ellos se p r o t e g e u n b i e n jurídico (.jón, transporte..., pero cualquiera sabe que se trata de sustan-
supraindividual, junto al peligro para uno o varios bienes cias nocivas y peligrosas. Por su parte, los arts. 360. y 361. CP.,
jurídicos individuales. Si pese a su caracterización como delitog que tienen como objeto los medicamentos están configurados
de peligro concreto los he ubicado en este grupo se debe a que de como delitos de peligro concreto lo que en este caso también es
lege ferenda, si se quiere verdaderamente que la intervención criticable, puesto que, por la naturaleza del objeto del delito
penal sea eficaz, consiguiendo la aplicación de estos tipos, se «medicamentos», los peligros que se puedan derivar de su
deberían de incriminar las conductas especialmente graves alteración, deterioro..., afectan, especialmente, a quienes ya se
para la seguridad e higiene en el trabajo como delitos de peligro encuentran enfermos con lo que la dificultad para poder impu-
abstracto. Esta propuesta no está motivada por una voluntad tar el resultado de peligro roza la imposibilidad, por cuanto, casi
de incriminar sin fundamento, sino que tiene dos razones que siempre existirá la duda de si el peligro para la vida o salud, que
la justifican. Por un lado, la estructura de delito de peligro en este caso se debería de entender como aumento del peligro,
concreto en estos tipos no tiene sentido porque, en muchas es imputable al medicamento o a la enfermedad y, en caso, de
ocasiones, los propios trabajadores son «autores» del riesgo, por duda, la solución es siempre la absolución, por aplicación del
lo que si ellos mismos lo evitan no se podría imputar el resultado principio in duhio pro reo.
de peligro concreto. La segunda razón, está en relación con la
El núcleo de los delitos contra la salud de los consumidores
protección de la «higiene», protección que hay que interpretar
son los relativos a la responsabilidad por el producto que podría
como evitación de riesgos idóneos para provocar enfermedades
reducirse, con modificaciones, al tipo previsto en el art. 363.
a medio o largo plazo, y en esos supuestos poder imputar el
CP., y, en todo caso, junto al art. 365. CP., cuya diferencia
peligro concreto es prácticamente imposible.
sustancial estriba en que, en el segundo, autor puede ser
5. La necesidad de protección penal de la llamada «responsa- cualquiera y en que uno de los objetos sobre los que puede recaer
bilidad por el producto», los delitos contra la salud de los la conducta son las aguas potables, de difícil clasificación como
consumidores, obedece a que por el actual sistema de mercado «producto que se encuentra en el mercado». Respecto del art.
y por el alto nivel de tecnología el ciudadano no puede conocer 364. CP. su única «utilidad» puede estar en castigar conductas
los riesgos que suponen determinados productos que puede incardinables formalmente en el tipo aun cuando no se pruebe
adquirir en el mercado. Consecuentemente, se t r a t a de proteger su peligrosidad, por cuanto si realmente el producto es nocivo,
la seguridad y confianza del ciudadano en que los productos que el comportamiento típico cabe en el art. 363. CP.. La considera-
están a su alcance, que puede usar, no son peligrosos para su ción del art. 363. CP. como delito de peligro abstracto o concreto
salud o su vida si los utiliza correctamente. En estos casos, aun no es pacífica en la doctrina**^^, pero entiendo que poner en
cuando se haga referencia en algunos de ellos a los consumido-
res, no se protege únicamente la seguridad y confianza del
consumidor, es decir, de quien adquiere el producto, sino de
todos los usuarios de productos que están en el mercado. Entre 48a
Un sector doctrinal, entiende que es de peligro concreto, en este sentido,
estos delitos podemos distinguir los previstos en los arts. 3^^' MKNIJOZA BUERGO, Comp. DP. PE. Vol. II (Dir. Bajo Fernández), p. 655;
y 360. CP., que deberían de estar dentro de los delitos de riesgo^ En sentido similar al propuesto se manifiestan, Boix REIO-DOVAL PAÍS,
Comentarios al Código Penal de 1995. Vol. II (Coord. Vives Antón),
230 MIRENTXU GORCOY BIDASOLO .¡.í.-i'.I DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 231

peligro la salud de los consumidores no puede interpretarse denominarse doctrina mayoritaria, en uno o otro grado admite
como resultado de peligro sino como exigencia de lesividad, que junto, o en lugar, de la salud pública se protegen otros
para evitar que el tipo sea tratado como un delito de peligro intereses referidos al orden público, a la seguridad colectiva e
presunto, al no exigir la prueba de la existencia de peligro ex incluso a intereses directamente morales o culturales'^^''. La
post. conclusión, desde la perspectiva que nos interesa en este traba-
jo, sería que en todo caso es un delito contra bienes jurídicos
6. Los delitos de tráfico de drogas tóxicas y estupefacientes, supraindividuales, de peligro abstracto, y que, por eso mismo,
que en el Código Penal se encuentran agrupados con los ante- no puede interpretarse como un delito de peligro presunto.
riores, dentro de los delitos contra la salud pública, son de más Consecuentemente, sean cuáles sean los bienes jurídicos prote-
difícil concreción en cuanto a cuál sea el bien jurídico protegido. gidos es requisito indispensable que exista una conducta peli-
En estos delitos la novicidad del producto se presume iures et de grosa, ex ante y ex post, lo que implica que no es válido un
iuj-e, por el mero hecho de que él «producto» esté incluido en las concepto formal de droga —inclusión en las listas menciona-
listas Anexas al Convenio Umco de 30 de febrero de 1971, sobre das—, puesto que para que cualquiera de los bienes jurídicos
Estupefacientes, ratificado por Instrumento de 3 de febrero de enunciados resulte lesionado es imprescindible que el «produc-
1966 y el Convenio de 21 de febrero de 1971, ratificado por to» efectivamente sea nocivo para la salud. Por las mismas
Instrumento de 2 de febrero de 1973, sobre Sustancias razones, tampoco es admisible la incriminación de actos prepa-
Psicotrópicas y Anexo sobre sustancias enumeradas en las ratorios, ni como delitos autónomos, ni como formas de partici-
listas del citado Convenio (BOE n" 233, de 10 de septiembre de pación anteriores al inicio de la ejecución de los tipos básicos''^^.
1976), listas que se renuevan cada año por la OMS y que son En todo caso, si se admite que el bien jurídico protegido es la
ratificadas, por lo que no puede entenderse que tenga como salud colectiva , que es al menos uno o el principal bien jurídico
finalidad proteger la seguridad y confianza de los ciudadanos en protegido, la nocividad específica de este «producto» será la de
que los productos que se encuentran en el mercado no sean crear dependencia, porque lo que se pretendería es preservar la
peligrosos para su vida o salud'*"''. La doctrina al respecto no es salud de quien se inicia en el consumo, por cuanto luego ya no
pacífica y en esta sede no se puede entrar a examinar cada una es libre para decidir si quiere o no seguir consumiendo'*"''.
de las opiniones que sobre el bien jurídico protegido en estos
delitos se han propuesto. Aun cuando, la que podría incluso
h) Actividades peligrosas y riesgos de futuro

1. Algunas actividades peligrosas que también reciben pro-


Valencia 1996, p. 1663; MUÑOZ CONDH, DP. PE., p. 556; GAIU^IA ALBKIÍO.
Com, PE. DP. (Dir. Quintero Olivares-coord. Valle Muñiz), p. 976; tección penal las he>separado de las anteriores por cuanto los
^^^ Cfr. DíEZ RiPOLLÉS, Los delitos relativos a las drogas tóxicas, estupefacien- riesgos que implican son de presente y también de futuro. La
tes y sustancias psicotrópicas. Estudio de las modificaciones introduci-
das por la Ley Orgánica 111988. de 24 de marzo, Madrid 1989, sobre líi
incoherencia de referirse en este caso a la salud pública como objeto de
protección. Por todos. DIEZ RIPOLLÉS, LOS delitos relativos a las drogas..., pp
La jurisprudencia, portadas, STSS de 25 demarzode 1993, de 27 de mayo ^^^ Infra. V. 1. C).
4Rfi
de 1994 ó de 16 de septiembre de 1994, y un sector de la doctrin^^ En este sentido, el concepto de droga de la OMS, como ^-sustancia natural
-^-l entienden que no se puede discutir que el bien jurídico protegido es 1^ o sintética cuya consumición continuada provoca dependencia física y/o
salud pública. psíquica, así como tolerancia —tendencia a aumentar las dosis».
232 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 233

prohibición de modalidades de conductas peligrosas propias de 3. Determinados riesgos provinientes de la energía nuclear,
determinadas actividades no sólo tiene una finalidad de presen- entre los que se incluye los de radiaciones ionizantes, se prohi-
te, análoga a la que se planteaba en el apartado anterior de ben por los peligros de présente, pero también por un compo-
proteger la seguridad y confianza del ciudadano en que no se nente de riesgo de futuro, que conecta con lo que se decía
supere el nivel de riesgo permitido, sino que, fundamentalmen- respecto de las manipulaciones genéticas, por el desconoci-
te, se trata de proteger el futuro de la humanidad en unas miento exacto de las consecuencias que a largo plazo pueda
condiciones no muy diferentes de las actuales. De esta clase son tener la contaminación proviniente de esta energía, tanto para
los delitos contra el medio ambiente, los de protección de la flora el ser humano como para los animales, plantas y demás recur-
y la fauna, los de incendios forestales, los de energía nuclear y sos naturales. La técnica de delito de peligro concreto utilizada
los de manipulaciones genéticas. en los arts. 341. a 344. CP., viene a evitar la interpretación de
los tipos como delitos de peligro presunto, sin embargo, como
2. Entre los delitos de manipulaciones genéticas algunos de
hemos ido viendo, este problema puede evitarse si, configurado
los tipos no encajan en lo que debería de ser el núcleo de las
como delito de peligro abstracto, en cada caso concreto se
conductas típicas, como sucede en el art. 162. CP., en el que se
prueba la lesividad expost, con lo que se evitan las dificultades
protege la libertad de la mujer, o con el delito previsto en el art.
de prueba que entrañan los delitos de peligro concreto. Dificul-
160. CP., como delito de peligro abstracto, que tiene una
tades que, en este supuesto, son superiores si cabe por el
naturaleza más próxima a los delitos de riesgo en general, o a
desconocimiento de las consecuencias, a medio y largo plazo,
los delitos relativos a la energía nuclear o incluso a los delitos
para la vida y la salud de las personas. En el art. 345. CP. se
contra el orden público, en concreto, a los relativos a la tenencia
regula un tipo de apropiación de materiales nucleares, como
de armas o explosivos, que a los de manipulaciones genéticas.
delito de peligro abstracto, por cuanto, entiendo que lo relevan-
Respecto de los arts. 159. y 161. CP., que serían los que con
te no es el posible ataque a la propiedad, ya que ni la pena se
mayor propiedad encajan en el concepto de manipulación gené-
hace depender del valor de la cosa, ni se exige ánimo de lucro,
tica, la identidad de la especie h u m a n a sería el bien jurídico
siendo la función básica evitar los peligros que se derivan de que
protegido, y la legitimidad de la protección de este bien jurídico
exista material nuclear fuera de control.
hay que buscarla en el desconocimiento de las consecuencias que
las manipulaciones de genes, la transgénesis, o las clonaciones 4. Con la protección del medio ambiente, la flora y la fauna
pueden suponer para el futuro de la especie humana''*^^. se pretende, al igual que sucedía en los dos supuestos anterio-
res, proteger el equilibrio de los sistemas naturales respecto de
los riesgos de destrucción a corto plazo, pero también a medio y
^^'^ ScuOmiMANN,KritischeAnmerhungenzurgeistigenSilucUionderdeutschen largo plazo, por cuanto, las consecuencias que puedan derivarse
Strafrechtswissenschaft, GA1995, p. 205, concibe la «supervivencia de la para el futuro del planeta no se conocen con certeza^^^. Por ello,
especie humana» como principio regulativo superior; QUEIÍAI-T JIMKNK'^,
DP. PE., p. 49, advierte como su legitimación sólo puede fundamentarse
en las «insondables consecuencias» que puedan derivarse; en sentido
diferente, GONZALEZ CUKSAC, Manipulación genética y reproducción asis- Las opiniones doctrínales respecto al bien jurídico protegido en estos
tida en la reformapenal española, Revista de Derecho y genoma humano, delitos, simplificando, pueden resumirse entre los partidarios de su
(3) 1995, p. 73, entiende que el bienjurídico protegido es la vida prenatal, interpretación como delito de peligro concreto en el que se persigue evitar
lo que implica que no podría ser considerado como un delito contra bienes peligros para la salud o la vida de las personas; son las que entienden que
jurídicos supraindividuales. la protección del medio ambiente ha de servir a la protección de bienes
234 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO VÍJ^K.' DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 235

cuando veíamos la lesividad propia de los delitos contra bienes por tanto, la lesión del bien jurídico en todos los casos, lo que
jurídicos supraindividuales, advertíamos que «lesión» no puede excluiría la atribución de responsabilidad penal en delitos que
confundirse con «destrucción», sino que equivale a «afectación» sólo formalmente realizan el tipo^^°. Que en determinados
y en el caso, del medio ambiente conocemos una afectación de delitos de incendios forestales, o contra la flora y la fauna, no se
presente, pero no se puede olvidar la posible afectación de haga referencia expresa al medio ambiente no excluye esta
futuro, que también debe de ser valorada al considerar la interpretación, por cuanto, tanto el bosque como la flora y la
necesidad de la incriminación de estas conductas'^^'^. fauna autóctona son elementos esenciales en el equilibrio de los
sistemas naturales. Resulta abonada esta interpretación por la
Que la protección de los bosques, en concreto, respecto del referencia expresa al medio ambiente en algunos delitos en los
fuego en los delitos de incendios forestales, en el Código Penal que no es tan evidente la afectación del equilibrio de los
esté separada de los delitos medio ambientales, sólo se justifica sistemas naturales por la lesión del objeto del delito, como
por razones político criminales, en base a que se t r a t a de una sucede en los delitos de incendios, en el art. 356. CP., en el
modalidad muy definida de destrucción de recursos naturales supuesto en que se incendia vegetación no forestal.
que, además, en muchos casos, tiene un origen socio-económico
distinto al que condiciona las otras modalidades de conductas
contra el medio ambiente. La protección específica de la flora y c) Intereses generales y funcionamiento de determinados sectores y
la fauna puede tener una justificación análoga a la anterior, actividades socio-económicas.
sobre todo al contemplar conjuntamente los delitos de caza y
pesca con la protección de la flora y la fauna autóctona. En 1. Determinados sectores económicos y sociales por la com-
ambos casos, a la concreción de las modalidades de conductas plejidad de su estructura precisan de una especial protección de
típicas se une que, generalmente, estos delitos no serán conse- su correcto funcionamiento. Los delitos contra el mercado y los
cuencia de actividades empresariales o de instituciones públi- derechos de los consumidores y los delitos societarios son un
cos sino de personas individuales. En todos ellos, sin embargo, claro ejemplo de ello, puesto que la organización actual del
el bosque, o la flora y la fauna, en su caso, sólo constituyen el mercado y los complejas organizaciones empresariales y
objeto del delito, mientras que como bien jurídico debe de crediticias que lo conforman sitúan al particular en una situa-
entenderse, al igual que en el delito medio ambiental, la ción tal de desamparo que es precisa, no sólo la protección que
protección del equilibrio de los sistemas naturales, exigiendo, le puede ofi*ecer otras ramas del Ordenamiento jurídico, que
están pensadas en gran medida para proteger esas mismas
estructuras, sino también la protección penal respecto de aque-
jurídicos individuales, como vida y salud, p. ej. MUÑOZ CONDI':, D P . PE-,
p. 502: Boix REIG-JAREÑO REAL, Cora. CP. 1995, Vol. II (Dir. Vives Antón),
49(1
pp. 1592 ss.; y las que consideran que los recursos naturales o el En este sentido, la doctrina mayoritaria, por todos, BACIOALUPO ZAPATFR,
equilibrio de los sistemas naturales son, en si mismos, el bien jurídico La instrumentación técnico-legislativa de la protección penal del medio
M
objeto de protección, p. ej. CAIÍMONA SALCAIX), Curso de Derecho Penal- ambiente, en Estudios penales y criminológicos, 1982, T. V, p. 200, como
Español Parte Especial. II. (Dir. Cobo del Rosal), Madrid 1997, pp. 52 ss- objeto de protección del ambiente incluye «el mantenimiento de las
^^** Cfr. ScfiüÑEMANÑ, GA 1995, pp. 205 ss., a partir de la idea de «superviven- propiedades del suelo, el aire y el agua, así como de la fauna y la flora y
cia de la especie humana», como principio regulativo superior, establece las condiciones ambientales de desarrollo de estas especies, de tal forma
los subprincipios relativos a la participación igualitaria de todas las que el sistema ecológico se mantenga con sus sistemas subordinados y no
generaciones en los recursos naturales. sufra alteraciones perjudiciales»
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9

236 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO .;:-ii: DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 237

lias conductas que más gravemente afectan al libre acceso al ^QX cuanto, fe pública y seguridad en el tráfico jurídico son dos
mercado, al equilibrio natural entre oferta y demanda y a la gjeinentos que cumplen una finalidad común. Que la apariencia
igualdad de oportunidades y de tratamiento de quienes inter- ¿e determinados signos, objetos, formas... se corresponda con la
vienen en el mercado, en sentido amplio. Los intereses genera- verdad —fe pública— es el presupuesto necesario para que
les de los consumidores, en los delitos contra el mercado y los funcionen correctamente las relaciones en el tráfico jurídico —
consumidores, los intereses generales de los socios minorita- seguridad en el tráfico jurídico—. Con ello se pretende proteger
rios, en los delitos societarios, y los intereses generales de los la confianza y seguridad del ciudadano en el tráfico jurídico, por
participantes en la Bolsa, son las diferentes concreciones del lo que para que se cometa el delito no es suficiente que exista
bien jurídico supraindividual protegido, con independencia de falsedad —lesión de la fe pública— sino que además esa false-
que al ser delitos complejos, se protejan también los bienes dad debe de tener repercusión en el tráfico jurídico. La consta-
jurídicos individuales de los sujetos que, en el caso concreto, tación de la falsedad, como no correspondencia de la cosa —
resultan afectados'^''^. documento, moneda, certificado, nombre, profesión...— con la
realidad implica la lesión del objeto del delito, que es presupues-
2. Los delitos de falsedades, se consideran tradicionalmente
to necesario pero no suficiente para que la conducta sea consti-
como delitos de peligro abstracto, dividiéndose la doctrina entre
tutiva de delito de falsedades. Para que el comportamiento sea
los que entienden que el bien jurídico protegido es la fe pública
típico es necesario que esa lesión del objeto del delito —
y los que lo conciben como protección de la seguridad en el
resultado en sentido amplio— suponga un peligro objetivo
tráfico jurídico'*''^. Estas dos concepciones pueden unificarse,
idóneo para lesionar el tráfico jurídico, e:^ ante —injusto típico—
y ex post —lesividad—.

^''^ En este sentido, OTTO, El abuso de información privilegiada como delito Aun cuando, con la seguridad en el tráfico jurídico no se
de peligro abstracto (trad. Feijoo Sánchez), en «Hacia un Derecho penal pretende proteger exclusivamente el funcionamiento del siste-
económico europeo», Jornadas en honor de Klaus Tiedemann, Madrid ma socio-económico, éste es uno de los campos más afectados,
1995, pp, 457 ss., pone de relieve la complejidad de estos tipos y, en
concreto en relación con el insider trading, advierte que la conducta
especialmente, en relación con la falsificación de moneda y
supone una abuso de confianza respecto do la empresa en la que realiza muchas de las falsedades documentales. Incluso los delitos de
la actividad el insider, puede conllevar un perjuicio patrimonial para el falsedades personales, en particular, el intrusismo, afecta al
inversor individual y puede perjudicar intereses económicos generales correcto funcionamiento de los sistemas sociales y económicos,
mediante la vulneración de la confianza del inversor en la capacidad de
funcionamiento del mercado de capitales. De estos perjuicios considera
en sentido amplio, puesto que atañe a las relaciones personales
penalmente irrelevantes los que se puedan irrogar a la empresa, por y a las relaciones profesionales. La presunta heterogeneidad de
cuanto los intereses relevantes ya están suficientemente protegidos, estos delitos, que lleva a la doctrina a discutir que puedan
tampoco hay que proteger penalmente al inversor individual, por cuanto, agruparse bajo un denominador común en atención al bien
depende de la bolsa y corre el riesgo propio de esta clase de negocio, aun
cuando es cierto que se lesiona la igualdad de oportunidades, mientras
jurídico protegido, no es tal, por cuanto lo heterogéneo son los
que sí es necesaria la protección del bien jurídico colectivo, entendido por distintos objetos sobre los que recae la protección del bien
protección de la perturbación de la función de la Bolsa y de la consiguien-
te pérdida de confianza en su funcionamiento.
*9^ E(;HAN(3 BASALDUA, Comp. Dp. PE. Vol. II, (Dir. Bajo Fernández), pp. 748 comprender los delitos tan heterogéneos agrupados en una misma
ss., comienza por rechazar la fe pública y la seguridad en el tráfico rúbrica, para finalmente considerar que habrá que profundizar en estas
jurídico, considerando además que son dispares y que no sirven para teorías.
238 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ,.. 239

jurídico, diferencia de objeto del delito que no es óbice para qug el delito de fraude de subvenciones persigue evitar que el dinero
tengan como denominador común la protección de la apariencia público sea utilizado fraudulentamente por sus beneficiarios en
de verdad de esos distintos objetos —moneda, documentos perjuicio del resto de los ciudadanos, protección penal que es
nombres o títulos...—, como medio de proteger la seguridad v pecesaria en un sistema socio-económico en el que la política de
confianza de los ciudadanos en el tráfico jurídico, que abarca las subvenciones está generalizada. Los delitos de contrabando
relaciones económicas, institucionales, personales o profesio- tienen un sentido análogo a los anteriores, porque se trata
nales. Desde esta perspectiva, como delitos que afectan a la también de evitar que el incumplimiento de deberes fiscales por
seguridad en el tráfico jurídico, se deberían de incluir los parte de algunos perjudique a la sociedad en general, creando
matrimonios ilegales y los relativos a la suposición de parto y de además un desequilibrio en el mercado, al favorecer ilícitamente
la alteración de la paternidad, estado o condición del menor, por la entrada de productos extranjeros que perjudica los intereses
cuanto, todos ellos implican falsedades que afectan al tráfico socio-económicos generales*^*. Lo mismo cabe decir del blan-
jurídico, en este caso, en concreto, a las relaciones jurídicas queo de capitales, porque con independencia de que existen
familiares. otros intereses que se pretenden proteger con estos delitos,
3. En los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad como puede ser la referencia al bien jurídico lesionado en el
Social se trata también de proteger los intereses generales de delito previo y los intereses de la Administración de Justicia"^^^,
los ciudadanos en que el Estado, las Autonomías, los Ayunta- la razón de fondo que ha conducido a su nueva regulación es
mientos o la Comunidad Europea, en relación con el delito controlar las grandes bolsas de dinero negro que no están
fiscal, arts. 305. y 306. CP., y las defraudaciones a la Seguridad sujetas a tributación y que, consecuentemente, no sirven a los
Social, art. 307. CP,, a través de la protección del deber de intereses generales.
solidaridad de los obligados tributarios en contribuir al sosteni- 4. El mercado laboral también está necesitado de protección,
miento del Gasto público, para que los distintos entes públicos básicamente, para proteger las condiciones de los que tienen
puedan realizar las contraprestaciones a las que se han obliga- que acceder a él. Es cierto que podría decirse que en los delitos
do, y que los ciudadanos deben de recibir, a través del cumpli- contra la libertad y seguridad en el trabajo no se protege un bien
miento de los respectivos presupuestos. El Erario público de
cada uno de los mencionados Entes públicos, o la Tesorería
General de la Seguridad Social, constituyen el objeto del delito, la recaudación tributaria; en el mismo sentido, p. 81, en el caso de las
pero no el bien jurídico-penal protegido'''". En el mismo sentido, defraudaciones a la Seguridad Social, el bien jurídico protegido sería la
Tesorería General de la Seguridad Social.
494
En este sentido, la STS de 1 de diciembre de 1997, al fundamentar la
calificación de concurso de leyes entre los delitos de contrabando y los
Cfr. SÁN(:IIIÍ;Í-OS-I'IZ GUTIKRREZ, El delito contable tributario, Pamplona delitos de tráfico de drogas, concibe el delito de contrabando como un
1995, pp. 196 ss., realiza una fundamentada crítica a la doctrina que aunténtico delito fiscal, fundamentando tal interpretación en la LO 12/
defiende como bien jurídico protegido en estos delitos el patrimonio del 1995 de 12 de diciembre, de represión del contrabando, que en el art. 2.
Erario público, dejando patente las «distorsiones y defectos técnicos que 3. prevé el contrabando de drogas aplicable a quien teniendo una expresa
se derivarían de entender el patrimonio del Erario como bien jurídico- autorización administrativa para la introducción de drogas, eluden su
penal protegido». despacho en las oficinas de aduanas.
En otro sentido, MARTÍNEZ-Bu JAN PÉREZ, LOS delitos contra la Hacienda 495
Bienes jurídicos protegidos en los delitos de recepctación, según la
Pública y la Seguridad Social, Madrid 1995, p. 25, afirma que el bien doctrina mayoritaria, por todos, SUÁREZ GONZÁLEZ, Comp. DP. PE., Vol. II
jurídico protegido es el patrimonio de la Hacienda Pública, y en concreto (Dir. Bajo Fernández), p. 558.
:^5r-
240 MIRENTXU CORCOYBIDAñOLO J'^[,}S'. DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 241

jurídico supraindividual sino los derechos de cada uno de W tica, en cuyo caso no estarían legitimados. Este interés general
trabajadores que accede al mercado laboral. Sin embargo, esta ¿e naturaleza cultural es el protegido en los delitos contra el
interpretación es simplista y desde luego no sirve para algurioo patrimonio histórico, art. 46 CE., que, por cierto, también h a
de los delitos contemplados en este Título XV., como son log sido objeto de espolio en beneficio de algunos y en perjuicio de
delitos previstos en los arts. 312. y 313. CP., que regulan el la sociedad. El objeto del delito son los bienes que conforman el
tráfico ilegal de mano de obra, y los previstos en los arts. 314. y patrimonio histórico, cultural y artístico, por su relevante valor
315. CP., que protegen la igualdad de todos en el acceso al socio-cultural y el bien jurídico protegido es el interés general
trabajo y el ejercicio de los derechos fundamentales de los de la colectividad en mantenerlo, por la función socio-cultural
trabajadores, de asociación y de huelga. En todos ellos, se que desempeña, e incluso por el interés económico general que
pretende proteger el correcto funcionamiento del mercado labo- representa al favorecer el turismo cultural.
ral para evitar que la infracción de determinadas normas
perjudique los intereses generales de todos los trabajadores. 6. El correcto funcionamiento de la vida social necesita
Por el contrario, los delitos previstos en los arts. 316 y 317. CP., también de la protección de la solidaridad entre los ciudadanos
aun cuando están ubicados en el mismo título, por razón de las y en este lugar se sitúan los delitos de omisión del deber de
personas a las que afectan directamente, creo conveniente socorro, de denegación de asistencia facultativa y de impedir
situarlos dentro de los delitos en los que se protege el manteni- determinados delitos, a los que hicimos referencia, como delitos
miento del nivel de riesgo permitido en la realización de activi- contra bienes jurídicos supraindividuales, en los que se protege
dades peligrosas. otra faceta de la seguridad y confianza del ciudadano, en este
caso, en que se cumplirá el deber de solidaridad de todos
5. Con los delitos urbanísticos y de protección del patrimonio respecto de la salvación de los bienes jurídicos individuales
histórico se pretende salvaguardar el interés general de los fundamentales'*^'^. La ubicación en el Código Penal de 1995, de
ciudadanos en el disfrute del territorio y del patrimonio histó- los delitos de omisión de socorro y de denegación de asistencia
rico. La protección de la ordenación del territorio es uno de los facultativa, tras los delitos contra los bienes jurídicos indivi-
aspectos protegidos en el art. 47 CE., dentro de los principios duales fundamentales no es razón suficiente para, con una
rectores de la política económica y social, para proteger los interpretación sistemática, comprender el bien jurídico protegi-
intereses generales evitando la especulación del suelo"*'"'. El
interés general en la ordenación del territorio no puede limitar-
se, sin embargo, a esa política económica y social, sino que debe
de abarcar un interés general de carácter cultural, como es el '^^ Como, en general, sucede con todos los delitos que estamos examinando
como «delitos de peligro», un amplio sector doctrinal, los concibe como
valor paisajístico del suelo que, precisamente en España, ha
protección de bienes jurídicos individuales, particularmente, la vida y la
sido destrozado por el urbanismo y al que debe de estar orien- salud, en este sentido, p. ej. CARQONELL-GONZÁLEZ CUSSAC, Com. CP 1995,
tada la interpretación de los tipos, que no pueden quedar Vol. I (coord. Vives Antón), p. 470.
limitados a una mera protección penal de la normativa urbanís- Sin embargo, en relación con la omisión del deber de socorro, la doctrina
mayoritaria defiende la protección del deber de solidaridad, por todos,
GARCÍA ALBERO, Com. PE. DP. {Dir. Quintero Olivares-coord. Valle
Muñiz), pp. 278 ss.; en un sentido diferente, QÜERALT JIMÉNEZ, DP. PE.,
p. 167, afirma que la solidaridad es el motivo político criminal que puede
''^'' Cfr. MORALES PHATS-TAMARIT SUMALI-A, Com. PE. DP. (Dir. Quiíift;''" orientar el precepto, pero que la indemnidad de los bienes jurídicos
Olivares-coord. Valle Muñiz), p. 844. individuales es el bien jurídico protegido.
242 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO
T DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 243

do en clave individualista. Esta situación en el Código penal n^ comportamientos que sean idóneos para lesionar gravemente
es razón suficiente porque, sistemáticamente, también l^g la seguridad y confianza de los ciudadanos en su correcto
manipulaciones genéticas tienen una ubicación semejante y f^mcionamiento*^^. No pueden entenderse, por tanto, como
sin embargo, en los tipos básicos se protege un bien jurídico pieros delitos de funcionarios o de infracción de deber, abonan-
supraindividual y legalmente, en estos delitos de omisión, Ig do la nueva regulación prevista en el Código penal de 1995 esta
sancionabilidad se desvincula totalmente de la evitación o no de interpretación, al incluir a las autoridades junto a los funciona-
resultados lesivos. La existencia de un persona desamparada rios, y al procurar evitar lagunas de punibilidad debidas a su
que se encuentra en peligro para su vida o salud, o necesitada configuración como delitos especiales de funcionarios,
de asistencia facultativa, o en peligro para sus bienes jurídicos incriminando también conductas de particulares que lesionen
fundamentales por la probabilidad de que sean lesionados por los intereses generales. No son delitos de funcionarios sino
la comisión de un delito, son las distintas situaciones típicas que delitos que atañen a quienes realizan funciones públicas y, en
hacen surgir el deber de solidaridad pero esos bienes jurídicos determinados casos, a quien sin ejercerlas provocan o cooperan
en peligro, constituyen el elemento típico del respectivo delito a que se ejerza la función pública incorrectamente, lo que
omisivo —situación típica—, pero no son el bien jurídico prote- impide su concepción como delitos de infracción de un deber. En
gido. esta dirección, en el Código penal de 1995, desaparecen delitos
que no afectaban a los intereses generales sino únicamente a la
organización interna de la Administración, como sería el caso
d) Intereses generales y funcionamiento de instituciones públicas de los delitos de anticipación, prolongación y abandono de

1. Las instituciones públicas, en general, deben de estar al


servicio del ciudadano y, por tanto, existe un interés general en
que funcionen correctamente. La complejidad de estas institu- AsuA BATARRITA, La tutela penal del correcto funcionamiento de la Ad-
ciones dificulta el conocimiento de lo que sucede dentro de ellas, ministración. Cuestiones criminales y criterios de interpretación, en
«Delitos contra la Administración pública», ed. Asúa Batarrita, Bilbao
lo que, unido a los intereses de sus miembros en que no se 1997, entiende que la infracción del deber del funcionario sólo es
conozcan determinadas irregularidades, obliga a que ese con- relevante a efectos penales si afecta a las expectativas legítimas de los
trol no sea solamente interno, estando necesitadas de mecanis- ciudadanos en relación con la Administración, sea porque impide u
mos externos de control, que para los casos más graves deben de obstaculiza el ejercicio de un derecho concreto, sea porque pone en serio
peligro las posibilidades de acceso y participación en el disfrute de
ser penales. El buen funcionamiento de la Administración servicios o desarrollo de actividades que las instituciones deben de
pública afecta a los intereses generales, a cuyo servicio debe de garantizar y en su caso promover»; en cierto sentido similar, OI,AIZOLA
estar, y su incorrecto funcionamiento, por el abuso de la función NOGALES, El delito de cohecho, Valencia 1999, pp. 77 ss., entiende que en
pública, puede llegar incluso a desestabilizar el sistema políti- los delitos contra la Administración pública aun cuando existe un bien
jurídico general y común que sería la defraudación de legítimas expecta-
co. Los arts. 9. 1. y 3. CE., someten a los poderes públicos a la tivas de los ciudadanos frente a la Administración, luego debe de ser
Constitución, y al resto del Ordenamiento jurídico, y el art. 103. matizado en algunos delitos o en grupos de delitos y, en particular,
CE. orienta la función de la Administración al servicio de los diferencia entre dos bienes jurídicos protegidos que, en algunos delitos,
intereses generales. La importancia que el buen funcionamieí'' es el buen funcionamiento de la Administración, entendido como impar-
cialidad, legalidad y objetividad, y, en otros, la atención a los intereses
to de la Administración tiene para la sociedad en general generales de la sociedad en la actuación administrativa, en conexión con
justifica sobradamente la intervención penal respecto de lo^ lo establecido en los arts. 103 y 106 de la CE.
244 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO íUJdí" DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 245

funciones o el delito de renuncia o negativa a desempeñar un jirectamente a la Administración de Justicia, como un fin en si
cargo, y, en sentido contrario, como decíamos, se incriminan jiiisina. Si el bien jurídico protegido es la confianza y seguridad
conductas cometidas por particulares que afectan al correcto ¿el ciudadano en la solución jurídica correcta de los conflictos
funcionamiento de la Administración. gociales se deben de incriminar las conductas que impidan o
¿ificulten esta solución, ya procedan de quienes ejercen funciones
La-jurisprudencia más reciente, con apoyo también en los
jurisdiccionales —jueces, secretarios judiciales y fiscales—, ya
arts. 103 y 106 de la CE, afirma la obligación de que la actuación
procedan de los diversos operadores jurídicos —funcionarios de
administrativa sea acorde con los valores constitucionales. En
ja Administración de Justicia, abogados, procuradores, peri-
este sentido la sentencia de 22 de septiembre de 1993 (RJ 1993/
tos...— o de cualquiera de los intervinientes en el proceso —
6857), afirma que la Administración pública está obligada, en
condenados, testigos...—. El aspecto concretamente protegido
virtud del art. 103 CE., «.. .de servir con objetividad los intereses
en cada caso afecta a cuál sea el objeto de protección en cada uno
generales, con pleno sometimiento a la Ley y el Derecho y, por
de los delitos —la iniciación del proceso, el proceso, el cumpli-
el art. 106 CE, el mismo sometimiento a la legalidad de la
miento de las consecuencias...—, pero no cambia el contenido
actividad administrativa y de ésta a los fines que la justifican
del bien jurídico protegido.
(SS. 17-9-1990 (RJ 1990/7322) y 25-5-1992 {RJ 1992/4336); bien
entendido que el carácter fragmentario del Derecho penal y la 3. Los delitos contra el orden público, de tenencia ilícita de
consideración de la sanción punitiva como ultima ratio del armas, delitos contra la Constitución, delitos contra la paz e
Derecho, que se recoge en el principio de intervención mínima, independencia del Estado y relativos a la Defensa Nacional,
debe impedir que no toda desviación de la actividad administra- delitos contra la Comunidad Internacional..., desde la perspec-
tiva respecto a sus fines caiga en el área penal, sino sólo aquéllas tiva defendida en esta sede deben de ubicarse también en este
que por reunir claramente los elementos típicos de la figuras grupo, por cuanto, estos delitos no estarían legitimados si se
penales tuteladoras de aquel bien jurídico, merezcan el repro- tratara de proteger el ejercicio del poder del Estado por si
che de la sanción penal...». Esta doctrina supone una orienta- mismo, de forma absoluta, o el principio de autoridad, como
ción del bien jurídico a la protección de los intereses generales, veíamos Supra. IV. 1. B) b) 2.. E n consecuencia, la protección
a través de una interpretación teleológica de estricto cumpli- penal del orden público se h a de fundamentar en las necesida-
miento de todos los elementos típicos del correspondiente deli- des de la función pública al servicio de los ciudadanos, interpre-
I . to, en un sentido análogo al propuesto. tando los tipos desde la óptica de la seguridad de las manifes-
taciones colectivas de la vida social. La efectiva realización del
2. En los delitos contra la Administración de Justicia la
comportamiento típico tiene que producir una perturbación de
perspectiva debe de ser idéntica a la anterior, es decir, proteger
la función pública, lo que supone la lesión del objeto del delito
los intereses generales de los ciudadanos en que se resuelvan
pero no un resultado de lesión, en sentido estricto, puesto que
los conflictos y se preserven los derechos y los legítimos intere-
ses de los ciudadanos, conforme a la ley'*"'', y no salvaguardar

específicamente estos delitos, que son unos de los más problemáticos por
GONZÁLEZ RUS, Curso DP. PE.. II. (Dir. Cobo del Rosal), pp- 454 ss.; la aparente dualidad de bienes jurídicos protegidos, llega a la conclusión
MAGALDI PATKRNOSTRÜ, Aspectos esenciales de la acusación y denuncia que el único bien jurídico protegido, en todos los delitos contra la
falsa, ADPCP 1987, pp. 37 ss., en relación con el bien jurídico protegido Administración de Justicia, es la solución jurídica de conflictos sociales.
246 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 247

la lesividad propia de estos delitos se produce cuando la afectg, a) Delitos de peligro concreto
ción del orden público no es meramente formal sino que supone
una lesión de la paz pública que vaya contra los intereses QJ Delitos contra bienes jurídicos supraindividuales con resultado
generales de los ciudadanos''™. En este sentido, la STS de 29 ¿g de peligro para bienes jurídicos individuales
octubre de 1994 (RJ 1994/12), ofrece un concepto de paz pública
como «...conjunto de condiciones externas que permiten el 1. Dentro de los distintos grupos de delitos contra bienes
normal desarrollo de la convivencia ciudadana (o el normal jurídicos supraindividuales algunos tipos están configurados
ejercicio de los derechos y libertades públicas) o, más como delitos de peligro abstracto y otros de peligro concreto. Los
sintéticamente, como normalidad en la convivencia ciudadana. delitos contra la seguridad en el tráfico son la mayoría de
Como dice la Sentencia de esta Sala de 25 de enero de 1990 (Rj peligro concreto, conducción temeraria o alteración de la vía
1990, 496), se atenta contra la paz pública cuando se produce pública, pero el delito de conducción bajo la influencia de
alarma social y perturbación en el seno de la vida ciudada- bebidas alcohólicas o estupefacientes es de peligro abstracto,
na»...». El bien jurídico protegido en los delitos de tenencia mientras que el llamado delito de «conducción suicida» está
ilícita de armas es también la paz pública, en igual sentido que previsto como delito de peligro abstracto y concreto. Una situa-
en los delitos contra el orden público, desvinculado de los bienes ción similar es la que se produce en los delitos contra la salud
jurídicos individuales que pudieran ser puestos en peligro por de los consumidores, aun cuando un sector doctrinal entiende
estas armas'''"\ lo mismo que cabría decir respecto del art. 160. que todos ellos son de peligro concreto. La razón de esta
CP., relativo a las armas biológicas. afirmación hay que buscarla en la comprensión de estos delitos
como adelantamiento de la barrera de protección, respecto de la
protección de bienes jurídicos individuales, en cuyo caso es
correcto entender que deben de ser siempre de peligro concreto.
Sin embargo, aun cuando los delitos relativos a medicamentos
sí están configurados como delitos de peligro concreto, el llama-
™" GARÍ;IA ALHKIU), PE. DP. (Dir. Quintero Olivares-coord. Valle Muñiz), pp. do delito de fraude alimentario, art. 363. CP., difícilmente, con
1536 ss., en relación con los delitos de desórdenes públicos, diferencia la actual redacción, se puede interpretar como delito de peligro
entre la perturbación del orden público y la puesta en peligro potencial concreto porque no veo la concreción de un peligro cuando se
de la paz o el sosiego públicos, defendiendo esta segunda interpretación Configura como peligro para «la salud de los consumidores». Lo
del bien jurídico protegido por entender, correctamente, que es aplicable
a los restantes delitos contra el orden público y que restringe el ámbito mismo es aplicable respecto de la referencia, en los arts. 364. y
de los tipos; o. O. PHATH CANUT, PE. DP. (Dir, Quintero Olivares-cnora. 365. CP., a que las conductas típicas sean «susceptibles de
Valle Muñiz), pp. 1525 ss., en relación con el delito de atentado concibe ¿pausar daño a la salud de las personas» o «pueden ser gravemen-
la efectiva perturbación del orden público como resultado de lesión, en
sentido estricto. nocivas para la salud», respectivamente. En estos casos, no
'^'^^ En este sentido, GARCIA ALUIÍIU), PE. DP. (Dir. Quintero Olivares-coord. Se t r a t a de que el tipo requiera un resultado de peligro concreto
Valle Muñiz), pp. 1553 ss., que advierte claramente como esta concepción para un bien jurídico individual, sino de introducir expresa-
del bien jurídico no sólo permite una interpretación restrictiva de 1"^ fílente la exigencia de lesividad p a r a el bien jurídico
tipos sino que tiene el apoyo del legislador, rechazando la configuración pupraindividual, que se concreta en la nocividad del producto
de estos tipos, exclusivamente, como delitos de peligro abstracto, en el
sentido de la doctrina tradicional, como peligro potencial o presunto paJ'" impidiendo su interpretación como delitos de peligro presunto.
bienes jurídicos individuales.
248 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO •;/,:;?..Í;M' DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 249

2. Los delitos contra la seguridad en el trabajo son delitos H ¿1 Dditos contra bienes jurídicos individuales con resultado de
peligro concreto, en los que de lege lata siempre es necesario qu - peligro
se ponga en peligro la vida o salud de un trabajador. Este
requisito, que puede tener sentido en aras a la seguridg^j 1. Dentro de los delitos contra bienes jurídicos individuales
jurídica, ha llevado, como veíamos Supra. IV. 2. A) a) 4., a U existen algunos tipos que están configurados como delitos de
inaplicación de estos tipos. Habría que preguntarse hasta qu^ peligro concreto, en los que se protege el mismo bien jurídico
punto es necesario está configuración como dehto de peligro jiidividual u otros. Dentro de los delitos de lesiones existen dos
concreto y sino sería mejor la estructura de peligro abstracto tipos de peligro como son las violencias familiares y la riña
aun cuando luego se limitarán las modalidades de conductas tumultuaria. En el delito de violencias familiares, art. 153. CP.,
típicas objeto de prohibición, en atención, al grado de peligro en no hay un bien jurídico supraindividual protegido sino dos
abstracto, incriminando únicamente aquéllas especialmente bienes jurídicos individuales, uno que se lesiona, la integridad
peligrosas, en el sentido de elevada probabilidad objetiva de moral, como manifestación del principio de dignidad huma-
lesión, y exigiendo que, en el caso concreto, se pruebe la na^°^, y otro que se pone en peligro, la vida o la salud configura-
concurrencia de un peligro objetivo idóneo, ex ante y ex post, das como resultada de peligro concreto. En el delito de riña
para la seguridad e higiene de los trabajadores. Tipificación que tumultuaria, art. 154. CP., se protege únicamente la vida y la
revestiría especial importancia en los supuestos en los que se jj,integridad física de las personas frente a conductas que revis-
derivan lesiones para la vida o salud de los trabajadores no llen una especial peligrosidad, agotándose el contenido de injus-
imputables objetivamente a esa lesión de la seguridad e higiene to en el peligro para la salud o la vida, con lo que se trata de un
de los trabajadores, por la concurrencia de diversos riesgos en delito de peligro concreto, en su concepción clásica, lo que lleva
la producción de los resultados de lesión. a poner en duda su legitimidad.
3. Dentro de los delitos contra el medio ambiente, energía 2. Una situación análoga a la anterior es la que se produce en
nuclear e incendios forestales también existen modalidades determinados delitos contra bienes jurídicos individuales en los
típicas, o tipos agravados, en los que se requiere un peligro que se introduce una cualificación del tipo, fundamentada en la
concreto para la vida, salud o bienes de las personas. Se trata r|)uesta en peligro de otros bienes jurídicos individuales, p. ej. en
de delitos de peligro concreto, normalmente configurados como ;Sos delitos contra la libertad sexual, de agresión sexual con
delitos cualificados por la producción de ese resultado de peligro utilización de medio peligroso, art. 180. 5". CP. o los delitos de
para un bien jurídico-penal individual, pero en los que, al robo con violencia o intimidación con utilización de medio
mismo tiempo, se protege el bien jurídico supraindividual peligroso, art. 242. 2. CP., o la puesta en peligro del mismo bien
correspondiente. Un supuesto de delito cuahñcado por la pro- pürídico con mayor intensidad, en los delitos de lesiones con
ducción de un resultado de peligro para la vida o salud de las itilización de medio peligroso, art. 148. V. CP.. Son los casos
personas es el previsto en el último párrafo del delito medio lue veíamos Supra. III. 2. E)., en los que el peligro es un
ambiental, art. 325. CP, al igual que sucede en los delitos de sGlemento constitutivo de circunstancias que agravan o cualifi-
incendios forestales, con la agravación prevista en el segundo
párrafo del art. 352. CP., en atención a la puesta en peligro de
la vida o integridad física de las personas.
5U2
TAMARIT SUMALLA, P E . D P . (Dir. Quintero Olivares-coord. Valle Muñiz),
pp. 100 ss.
250 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO ;0'1 Í.!M DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 251

can el delito y que, en la misma línea seguida en todo el trabain común de «delitos de riesgo en general». Son supuestos en los
no se pueden interpretar formalmente sino que, también res' Que realmente se tipifican tentativas imprudentes de lesión de
pecto de estos elementos cualificantes, se ha de requerir q^g bienes jurídicos individuales, sin que exista un bien jurídico ni
concurra el injusto típico objetivo y subjetivo y la lesividad. individual ni supraindividual protegido distinto al que se pone
3. Dentro de los delitos relativos a las relaciones familiares en peligro''"'. La razón de incriminación de estas modalidades
se encuadran los delitos contra los derechos y deberes familia! delictivas estriba en todos las casos en la alta probabilidad
res, que tienen como común denominador la especial protección estadística de lesión que existe por la peligrosidad objetiva de
que requieren los menores e incapaces, arts. 223. 224. 225. 226 esas modalidades de comportamientos. Los delitos previstos en
229. 230. 231. 232. 233. y 622. CP.. En estos dehtos, fundamen- los arts. 359. y 360. CP., aun cuando están dentro de los delitos
talmente, se protege la indemnidad de los menores e incapaces contra la salud pública, son delitos de riesgo en general, por
e incluso de los miembros de la familia especialmente desampa- cuanto en ellos no hay dudas sobre la nocividad del producto y
rados, puesto que tampoco en este caso pueden ser concebidos lo que se trata de proteger es que estos productos sean manipu-
como delitos de infracción de deber de carácter formal, o de lados de forma que no se supere el nivel de riesgo permitido, por
peligro presunto, ni como protección del mantenimiento de la la peligrosidad que alcanzan estos comportamientos en base a
familia. Su consideración como delitos de peligro concreto se la naturaleza de los productos. El delito de incendio con peligro
debe a que requieren la lesión de la indemnidad y un peligro, para la vida o la integridad física, art. 351. CP., sería otro de los
abstracto o concreto, para los bienes jurídicos individuales tipos encuadrable en este grupo, porque en el tipo la lesión del
fundamentales de los menores o incapaces o de otros miembros patrimonio que pueda suponer el incendio no fundamenta la
de la familia que por razones determinadas se encuentren antijuricidad de la conducta, sino el peligro que el fuego, de
desamparados. La protección penal se ha de procurar en aten- acuerdo con criterios de probabilidad de lesión en abstracto,
ción a la situación de inferioridad en que se encuentran estas supone para la vida y la salud. Al tratarse de una tentativa de
personas y en los tipos que no requieren un resultado de peligro homicidio o lesiones, expresamente tipificada, la pena prevista
concreto, o en los que la producción de un resultado concreto infringe sustancialmente el principio de proporcionalidad,
constituye un tipo cualificado, p. ej. en el art. 229. 3. CP- máxime cuando la estructura subjetiva —dolo eventual/cul-
respecto del párrafo 1., se ha de exigir que ex ante y expost la pa— es dudosa. Los llamados «delitos de riesgo provocados por
conducta lesione la indemnidad de alguno o algunos bienes otros agentes», con independencia de que su existencia sea
jurídicos fundamentales. criticable, también deben de situarse en este grupo, por cuanto
son modalidades de conducta peligrosas que deben de mante-
Una excepción, de !ege ¡ata, respecto de la estructura de lesión/
peligro, propia de estos delitos, podría ser el delito de impago d^
pensiones, art. 227. CP., sobre todo por la amplia regulación del tipo, que
503
abarca no sólo el incumplimiento de las prestaciones esenciales, alimen- GONZÁLEZ RUS, Curso. DP. PE. Vol. 11 (Dir. Cobo del Rosal), pp. 94 ss., se
ticias, sanitarias o educativas, sino también "cualquier tipo de prestación plantea la duda acerca del concepto de «seguridad colectiva» o de "riesgo
en favor de su cónyuge o de sus hijos, establecida en el convenio..."' catastrófico», llegando a la conclusión que como seguridad colectiva se
Tipificación que también conduce a poner en duda su legitimidad. considera la tutela del conjunto de «condiciones cuyo cumplimiento
asegu ra y genera la expectativa social de que no se incrementará el riesgo
para los bienes personales o colectivos que se ven implicados en algunas
4. Existen varios tipos, ubicados en distintos lugares del actividades peligrosas más allá de lo consustancial y permitido en cada
'"«í-}S;:
Código Penal, que se pueden agrupar bajo el denominador una de ellas».
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO ¿..''.<í

nerse dentro del nivel de riesgo permitido para evitar lesión


Un caso, en cierta medida, especial es el delito de estragos, art^'
V. TEORÍA GENERAL DE LOS
346. y 347. CP., por cuanto, aun cuando la conducta típica es d^ «DELITOS DE PELIGRO .504
daños y el objeto del delito, bienes de naturaleza pública ^
dedicados al servicio público, el núcleo del injusto es la puest^ ALGUNOS ASPECTOS
en peligro de la vida o integridad de las personas. ^ FUNDAMENTALES

V.l. ITER CRIMINI8 EN LOS «DELITOS DE PELIGRO»

A) Consumación en los «delitos de peligro». La imputación del


resultado de peligro en los delitos de peligro concreto

a) Momento de la consumación en los «delitos de peligro», en general


1. La consumación de los delitos contra bienes jurídicos
supraindividuales no requiere la producción de un resultado
material de lesión y, sólo en los delitos de peligro concreto, se
requiere un resultado material de peligro para un bien jurídico
individual. El hecho de que no se produzca un resultado mate-
rial de lesión no implica que no deban de concurrir todos los
elementos típicos propios de ese delito y, en particular, la lesión
o afectación del objeto del delito que, como decíamos, puede
tener una función análoga al resultado material, en sentido
estricto.
En los delitos contra el medio ambiente, en particular, en el previsto
en el art. 325. CP., el objeto del delito es el recurso natural ^aire, agua,
suelo— sobre el que incide e! comportamiento típico y este objeto del
delito debe de ser efectivamente afectado, precisamente, por ese
comportamiento típico. Para la consumación será necesario probar la
existencia de ese «daño» imputable al comportamiento típico —realiza-

GQ4
De acuerdo, con la concopción propuesta en este trabajo, de aquí en
adelante la denominación "delitos de peligro» significara siempre que en
ese delito so protege un bien jurídico supraindividual, siendo delito de
peligro abstracto cuando no requiera un resultado material de peligro y
delitos de peligro concreto cuando sí lo requiera.
254 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 255

clon del tipo pena!— y la aptitud de esa afectación del recurso natur interpretación, defendida en e s t a sede, de los delitos c o n t r a
para lesionar el equilibrio de los sistemas naturales ^esiuidad propia H i bienes j u r í d i c o - p e n a l e s s u p r a i n d i v i d u a l e s s u p o n e u n a i m p o r -
delito medio ambiental—. tante restricción del á m b i t o de los tipos y t i e n e , al m i s m o
fjempo, i m p o r t a n t e s consecuencias, en r e l a c i ó n con la teoría
L a lesión del objeto del delito es u n e l e m e n t o típico, del cuai concursal, p u e s t o q u e la m o d a l i d a d de concurso d e p e n d e r á de
se h a de p r o b a r s u c o n c u r r e n c i a , pero, p a r a q u e el delito se qué delitos se e n t i e n d e q u e m a t e r i a l m e n t e s e h a n r e a l i z a d o , por
c o n s u m e , es n e c e s a r i o p r o b a r a d e m á s q u e e s a lesión del objeto h a b e r s e l e s i o n a d o el b i e n j u r í d i c o protegido^^^.
del delito es idónea p a r a afectar al b i e n j u r í d i c o supraindividual
2. E n los delitos pluriofensivos, q u e son delitos complejos e n
Así, por ejemplo, en los delitos de falsedades documentales, la los q u e p u e d e p r o t e g e r s e , por ejemplo, u n b i e n j u r í d i c o - p e n a l
alteración o simulación del documento implica la lesión del objeto del
s u p r a i n d i v i d u a l y u n b i e n jurídico-penal i n d i v i d u a l , q u e sería
delito, pero si ese documento se utiliza exclusivamente, como medio de
el s u p u e s t o q u e nos i n t e r e s a e n e s t a sede, es n e c e s a r i o p r o b a r
engañar a un tercero para inducirlo a error de forma que realice una
disposición patrimonial y de ese modo obtener un beneficio patrimonial también la c o n c u r r e n c i a de todos los e l e m e n t o s típicos, q u e , por
ilícito, entiendo que sólo existirá un delito de estafa, por cuanto, aun sus c a r a c t e r í s t i c a s , i m p l i q u e n la lesión de los dos b i e n e s j u r í d i -
cuando formalmente se ha realizado la falsedad documental, no se ha co-penales protegidos, por lo q u e no s e r í a válido p r o b a r , exclu-
lesionado la seguridad en el tráfico jurídico. sivamente, la lesión de u n o de los b i e n e s j u r í d i c o s
En el delito de incendio con peligro para la vida o salud de las
La malversación, en !a actual interpretación de !a doctrina es un
personas, la regulación del Código Penal ha pasado de un extremo a
delito pluriofensiuo^"'', en el que es necesaria la lesión del patrimonio
otro, en el Código Penal de 1973, arts. 547 a 552, existía una
público, a través del apoderamiento de bienes adscritos a la función
regulación casuística y como tal criticable, pero en el Código Penal de
pública, art. 432. CP., o por la utilización privada de bienes muebles o
1995, art. 3 5 1 . CP., se pasa al extremo opuesto y se regula, práctica-
inmuebles adscritos a la función pública, art. 434 CP., y que esta lesión
mente, como delito de resultado de peligro sin determinar la conducta
del patrimonio, por la concurrencia de los demás elementos típicos,
típica exceptó en que ha de «provocar» un incendio. En todo caso, lo que
en este punto nos interesa es que en el Código Penal de 1973 unos tipos
estaban configurados como delito de peligro abstracto y otros como
no resulta claro qué delitos de peligro abstracto considera que son de
delitos de peligro concreto y, en Código Penal de 1995, como delito de resultado; la afirmación resulta muy extraña desde el momento en que
peligro concreto, pero ni en uno ni en otro caso el incendio constituía este autor concibe los delitos de peligro abstracto como delitos de
ni constituye un resultado, en sentido estricto, sino la lesión del objeto del desobediencia, en los que no cabe restricción alguna del tipo, fuera de los
delito. Sin embargo, la jurispmdencia había interpretado que el art. 548 casos bagatela, ni tan siquiera en los casos en que la conducta no
CP. 1973, era un delito de peligro abstracto de resultado, siendo el supusiera peligro alguno.
EOE
resultado el incendio, en este sentido, junto con bastantes otras anteriores, Vid. Infra, V. 4. sobre las consecuencias de la autonomía de los «delitos
una sentencia muy reciente, STS 1997/698. de 5 de febrero de 1997, de peligro» en la solución concursal.
607
mantiene esta concepción del incendio como «resultado». Cfr. DE LA MATA/ETXEBERRIA, Malversación y lesión del patrimonio publico,
Barcelona 1995, pp. 41 ss., con referencias a la legislación y doctrina
italiana, francesa e iberoamericana y, en particular, a la doctrina
Sin n e c e s i d a d de confundir la lesión del objeto del delito con española, sobre la malversación, advirtiendo que en general se defiende
el r e s u l t a d o , como se h a c e en la j u r i s p r u d e n c i a referida''"'', 1^ el carácter pluriofensivo, con matices acerca de la mayor relevancia de
uno u otro aspecto; MORALES PRATS/MÜRALES GARCÍA, Com. PE. DP. {Dir.
Quintero Olivares-coord. Valle Muñiz), pp. 1245 ss., se manifiestan
'•'"^ JAKOBS, AT, § 7/86, afirma que los delitos de peligro abstracto pueden ser también a favor de la pluriofensividad, que parece más evidente con la
tanto de mera actividad como de resultado, sin embargo, de su exposii^i*''^ actual tipificación de los delitos de malversación, en el CP 1995.
256 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO i,'ít,L DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ., 257

lesione la confianza del ciudadano en el buen funcionamiento de la j,Qiiiportamiento típico peligroso, n o s i e n d o suficiente con la
Administración Pública'^"^. Desde esta perspectiva, cuando la conducta «rueba de sólo u n o de los dos aspectos.
irregular del funcionario es inidónea para lesionar el patrimonio público
no se podrá condenar por malversación o si es discutible que la conducta En el delito de "fraude alimenario», si el producto nocivo no está
lesione la confianza en el buen funcionamiento de la Administración por destinado al mercado, sino que, únicamente, está al alcance de un
no resultar evidente que se traía de una conducta irregular, tampoco se número determinado de personas, no se podrá castigar por el delito
podrá condenar por malversación''*^''. contra la salud de los consumidores, aun cuando se haya puesto en
peligro la salud de esas determinadas personas, ya que no se ha
Lo m i s m o s u c e d e en los delitos de peligro concreto, en los que lesionado la seguridad y confianza de los usuarios en que los productos
p a r a la c o n s u m a c i ó n , es n e c e s a r i o p r o b a r la lesión del bien que están en el mercado no superan el limite del riesgo permitido. En
jurídico s u p r a i n d i v i d u a l y la p u e s t a e n peligro del b i e n jurídico esos casos, sólo se podría castigar cuando se produjeran lesiones o
muerte de alguna de esas personas como delito doloso o imprudente de
i n d i v i d u a l , por la c o n c u r r e n c i a m a t e r i a l de todos los elementos
homicidio o lesiones. Un caso límite sería la utilización de un alimento
típicos, i n c l u i d a la i m p u t a c i ó n del r e s u l t a d o de peligro al
nocivo en un banquete, en cuyo caso, la decisión en uno u otro sentido
dependerá de si se realiza el banquete en un establecimiento público, en
cuyo caso concurre delito contra la salud de los consumidores, sea cual
''"^ En los delitos contra la Administración pública, tradicionalmente, se ha sea el número de invitados, o se trate de una fiesta privada servida por
concebido el bien jurídico como incumplimiento de los deberes de fideli-
los mismos que invitan (en caso de ser servida por terceros estaríamos
dad y probidad, contenido del bien jurídico que como correctamente pone
de relieve OCTAVIO DE TOLKIXÍ, La prevaricación del funcionario público, en un supuesto idéntico al anterior), en cuyo caso la decisión dependerá
Madrid 1980, pp. 218 ss., es incompatible con un Estado social y del grado de privacidad, atendiendo siempre a en qué medida realmente
democrático de derecho; QUERALTJIMÉ;NP]Z, D P . P E . , pp, 665 ss., incluye la se ha lesionado el bien jurídico protegido.
malversación entre los delitos socio-económicos contra la Hacienda
púlilica. 3. De a c u e r d o con el p l a n t e a m i e n t o a n t e r i o r , e n a r a s a la
En Alemania, CRAMÍÍR, Scli/Sch, ante §§ 331 ss., entiende que en los s e g u r i d a d j u r í d i c a , los d e l i t o s c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s
Delitos contra la Administración pública se protege la lesión de la
s u p r a i n d i v i d u a l e s n o t e n d r í a n q u e e s t a r descritos como delitos
«fidelidad hacia el Estado o de la confianza de la colectividad en la
integridad del aparato administrativo'. resultativos, p u e s t o q u e se d e b e r í a de c o n c r e t a r c u á l e s son l a s
^'^'^ DK LA MATA/ETXEBERRIA, Malversación ..., pp. 101 ss., proponen una modalidades de c o m p o r t a m i e n t o típicas, es decir, d e b e n de
reinterpretación de los tipos en atención al bien jurídico entendido como estar configurados como los delitos de m e r a actividad, con
IH protección de la correcta gestión del patrimonio público, concibiéndolos independencia de q u e se r e q u i e r a o no u n r e s u l t a d o de peligro,
como delitos de carácter exclusivamente patrimonial, pero realmente lo
único que niegan, correctamente, es que la infracción del deber del concreción de la c o n d u c t a típica es u n o de los r e q u i s i t o s p a r a
fi.incionario sea un interés penal, pero admiten que en estos delitos se l e g i t i m i d a d de e s t a clase de delitos''^*', por c u a n t o , sin consi-
protege el correcto ejercicio de la función pública desde la perspectiva de derar q u e en ellos se e s t é p r o t e g i e n d o «intereses difiísos», lo q u e
los ciudadanos en la gestión del patrimonio, lo que supone una concep-
es cierto q u e es q u e son m e n o s d e t e r m i n a d o s q u e a l g u n o s de
ción del bien jurídico/s protegido/s en estos delitos muy similar a la
propuesta en esta sede, con la diferencia que unifican en un sólo bien
jurídico, el bien jurídico patrimonio público y el bien jurídico cori'ccto
funcionamiento de la Administración desde la perspectiva de los ciuda-
Vid. Supra IV, 1. B) a), sobre los requisitos para que los delitos contra
danos, bajo el prisma de una concepción funcional del patrimonio
bienes jurídicos supraindividuales estén legitimados, incluyendo la
público, en el sentido de que su lesión está referida a una disminución
técnica legislativa utilizada por el legislador, que debe de concretar
económica apreciable sino a un menoscabo de su aptitud para cumplir les
fines públicos legalmente prefijados,. exactamente cuáles son los comportamientos típicos, incluso acudiendo,
cuando para ello sea necesario, a la técnica de la ley penal en blanco.
258 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO i-'i' DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 259

l o s d e l i t o s c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s i n d i v i d u a l e s , o, m e j o r dicho b i e n e s j u r í d i c o s s u p r a i n d i v i d u a l e s , el m o m e n t o d e l a c o n s u m a -
son m e n o s d e t e r m i n a d o s q u e los b i e n e s j u r í d i c o s individuales ción d e p e n d e r á d e l a m o d a l i d a d d e c o n d u c t a t í p i c a , i n t e r p r e t a -
q u e t i e n e n u n s u b s t r a t o m a t e r i a l ^ ' ^ L a c o n c r e c i ó n d e l a conduc- do d e a c u e r d o c o n l a finalidad d e p r o t e c c i ó n q u e t i e n e a t r i b u i d a ,
t a típica, por p a r t e del legislador, y la p r u e b a d e l a concurrencia gn un m i s m o delito la consumación se producirá en u n m o m e n -
d e t o d o s l o s e l e m e n t o s t í p i c o s , p o r p a r t e d e l j u e z , p e r m i t e salva^. to d i s t i n t o s e g ú n l a c l a s e d e c o n d u c t a t í p i c a q u e s e h a r e a l i z a d o .
l a s c r í t i c a s s o b r e l a i n d e t e r m i n a c i ó n y l a n a t u r a l e z a f o r m a l de
En el delito contra la salud de los consumidores del art. 3 6 4 . CP., la
estos delitos.
conducta típica es adulterar con aditivos u agentes no autorizados
Así, por ejemplo, en el delito de conducción bajo la influencia de susceptibles de causar daños a la salud de las personas —nocivos—
bebidas alcohólicas o estupefacientes, si se practica la prueba en un alimentos, sustancias o bebidas destinadas al comercio alimentario. Si
control a la salida de una discoteca, antes de que el presunto autor haya se detecta en un almacén la existencia de alimentos o sustancias
comenzado efectivamente a conducir en la vía pública, d a n d o positivo adulteradas habrá que probar positivamente que esos alimentos o
tanto la prueba de alcoholemia c o m o la de la disminución de sus sustancias iban a ser introducidos en el comercio, puesto que, en caso
capacidades fisicas y psíquicas, estaremos frente a una tentativa, pero contrario, faltaría la lesividad propia de estos delitos, que requiere que
no se puede condenar por un delito de conducción bajo la influencia de los productos nocivos se encuentren en el mercado, porque sólo de esa
bebidas alcohólicas consumado. forma se lesiona la seguridad y confianza de los usuarios.
Para el fabricante, el delito se consumará cuando io ponga a
S i l a c o n s u m a c i ó n r e q u i e r e l a r e a l i z a c i ó n d e t o d o s l o s ele- disposición del distribuidor o comerciante y para el comerciante cuando
m e n t o s típicos y la lesión del bien j urídico, e n los delitos contra lo ponga a la venta, a no ser que puedan considerarse coautores, en
cuyo caso la imputación recíproca determinará la consumación en el
m o m e n t o en que pierdan el dominio funcional compartido sobre el
producto. Es decir, el elemento determinante para el m o m e n t o de la
'" Como vetamos Supra. TV. 1., hay delitos contra bienes jurídicos indivi-
consumación, si a t e n d e m o s al bien jurídico protegido en el delito, es
duales en los cuales tampoco se produce un resultado en sentido material
de lesión del substrato del bien jurídico, como pueden ser los delitos que, objetivamente, quién ha realizado el comportamiento típico haya
contra el honor, los delitos de amenazas, los delitos contra la integridad perdido el control del riesgo que supone ese producto^''^. El delito se
moral, los delitos contra ta intimidad e, incluso, muchos delitos contra la consuma cuando el producto nocivo se encuentra en el mercado, por
libertad sexual, en los cuales, al no haber resultado material, requieren haber salido del ámbito de dominio de quién lo fabricó o comercializó,
la concreción de la conducta típica, puesto que, en caso contrario, pueden sin que sea necesario que haya pasado efectivamente al usuario^'^.
ser muchos más indeterminados o «difusos» que los delitos contra bienes
jurídicos supraindividuales. Así, por ejemplo, en el delito de agresión
sexual del art. 178. CP, no se define en absoluto la conducta típica, en
relación con la libertad sexual, puesto que la violencia o intimidación son En la STS de 18 de diciembre de 1981, en relación con la consumación del
elementos típicos de muchos otros delitos y suponen un ataque a l^^ art. 346. CP. de 1973, entiende que se consuma con la simple posesión de
libertad de formación de la libertad o a la libertad de actuación, respec- un producto corrompido con ánimo de venta. Esta interpretación del tipo
tivamente. Respecto de la libertad sexual el tipo está previsto como delito sería menos criticable si el ánimo de venta no se presume de la mera
resultativo, «el que atentare contra la libertad sexual", es decir, lo único posesión sino que se exige que objetivamente se haya probado que estaba
que describe es, precisamente, la lesividad propia de este delito: • destinado a venderse, aun cuando, la mera posesión probándose el
idoneidad de la conducta para lesionar la libertad sexual. La indeterni|' destino a la venta, sólo podría calificarse como tentativa, entre otras
nación es mayor si cabe en el delito de abusos sexuales, previsto en el af • razones, como veremos, porque mientras el autor tenga el dominio del
181. 1. CP., puesto que está redactado en sentido negativo respecto de riesgo puede desistir.
violencia, la intimidación y el consentimiento, sin ninguna referencia < Cfr. CoHcoY BiDASOLO, Responsabilidad penal derivada del producto...,
la conducta típica. pp. 254 ss., sobre la doctrina y jurisprudencia italiana y alemana en
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4. D e t e r m i n a d o s delitos c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s supraij, tales, pero para que el hecho sea lesivo, merezca sanción penal, es
d i v i d u a l e s , se conciben como «delitos con b i e n j u r í d i c o interm^ necesario que esa falta de veracidad del testimonio sea idónea para
dio espiritualizado»^'^\ p o r c o n s i d e r a r q u e el b i e n jurídico p^Q^ afectar la confianza en la tutela judicial efectiva.
tegido sólo se lesiona p o r u n a r e i t e r a c i ó n g e n e r a l i z a d a ¿o Este doble juicio de idoneidad, ex ante, en el juicio sobre el injusto
típico, y ex post, en el juicio de imputación del injusto típico al
c o n d u c t a s q u e no r e s p e t a n l a s r e g l a s b á s i c a s , lo q u e determina
comportamiento, como elemento esencial de la sancionabilidad, re-
la dificultad de d e t e r m i n a r el g r a d o d e l e s i v i d a d de la conducta
quiere introducir criterios de valoración, muchas veces de difícil concre-
i n d i v i d u a l en relación con el bien j u r í d i c o s u p r a i n d i v i d u a l . Ejj ción, pero esta dificultad no puede excluir la necesidad de que se lleve
estos casos se c o n s i d e r a q u e la técnica a d e c u a d a d e protección a efecto ese doble juicio como requisito insoslayable para exigir
es la de los delitos de peligro a b s t r a c t o , tipificando la afectación responsabilidad penal.
de u n «bien i n t e r m e d i o con función representativa»'''''. Cuando
se a n a l i z a n los ejemplos p r o p u e s t o s p o r la d o c t r i n a , especial- La concepción de los «bienes j u r í d i c o s i n t e r m e d i o s con fun-
m e n t e alemana''"', se a d v i e r t e q u e e s e «bien j u r í d i c o interme- ción d e r e p r e s e n t a c i ó n » es i n c o r r e c t a t a n t o e n el motivo como en
dio» es, r e a l m e n t e , u n e l e m e n t o típico del delito — q u e puede ser la solución. E n el motivo es e r r ó n e a p o r q u e c u a n d o a f i r m a n q u e
el objeto del delito o d e t e r m i n a d o s d e b e r e s — , pero no, en en estos casos no se lesiona el bien j u r í d i c o i n m a t e r i a l por u n a
s e n t i d o estricto, u n b i e n jurídico. sola c o n d u c t a i n d i v i d u a l sino ú n i c a m e n t e por u n a r e i t e r a c i ó n
de c o n d u c t a s d e e s t a clase, e s t á n c o m p r e n d i e n d o la lesión como
P. ej., desde la teoría del bien jurídico intermedio con función de
representación, en el delito de falso testimonio se protegería la veraci- «destrucción» n o como «afectación»^^'^.
dad de los testimonios, que sería el bien jurídico intermedio que Es evidente que no se destruye el equilibrio de los sistemas naturales
representaría a la obstrucción a la justicia o a la confianza del ciudadano por un comportamiento típico contra el medio ambiente, ni tan siquiera
en la tutela judicial efectiva, que sería el bien jurídico representado. El una conducta en apariencia tan grave como la sucedida en el Coto de
testimonio y su veracidad es el objeto del delito, al igual que el Doñana «destruye» el equilibrio de los sistemas naturales, pero, desde
documento y su veracidad es el objeto del delito de falsedades documen- luego, que sí resulta "afectado" ese equilibrio. La importancia de, p. ej.
en el caso del medio ambiente, defender que el equilibrio del ecosistema
es el bien jurídico protegido y exigir la lesión del recurso natural, como
relación con la consumación de este delito. En Alemania donde no se objeto del delito, estriba en que con esta configuración es posible
castiga la fabricación, HORN, S K § 319 ó CRAMER, Sch/Sch. § 319, delimitar, de entre los comportamientos que realizan los elementos
entienden que el delito se consuma cuando el producto nocivo se puede típicos, aquéllos que revisten la gravedad suficiente como para afectar
encontrar en el comercio. En Italia, donde se castiga tanto la fabricación el sistema ambiental. Si se requiere únicamente la «lesión» del objeto del
como la venta, diferencian respecto de la consumación de ambas moda-
delito, en este caso el recurso natural, como propone la teoría de los
lidades do conducta, en un sentido similar al propuesto en este trabajo-
respecto de la fabricación se requiere que el producto esté destinado 3 ^'bienes jurídicos intermedios», no se puede delimitar la relevancia penal
comercio y respecto de la comercialización que el producto esté situad atendiendo a la gravedad que representa el comportamiento para el
en el comercio. "bien jurídico representado».
^^•* Denominación de SCUONEMANN, JA 1975, p. 798.
'^'^ Denominación de JAKOIÍS, AT, § 6/88. Y se equivocan e n la solución, en el s e n t i d o d e e n t e n d e r q u e
^'*' En Alemania esta concepción está relativamente extendida, vid, ent ^n e s t o s delitos e x i s t e u n b i e n j u r í d i c o i n t e r m e d i o q u e es el
otros, ScHüNEMANN, JA 1975, p. 798; WOI.TEK, Objektive und persona^^
Zurechnung..., pp. 328 ss.; JAKOBS, AT, § 6/88; ROXIN, D P . P G . , § ll/l^*'-
En España, al respecto, vid. RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Delitos de pelig''^-'" 5i7
pp. 300 ss.; MATA Y MARTIN, Bienes Jurídicos intermedios..., pp. 22 s^' Vid. Supra. IV. 1. B)b).
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lesionado^'^^ por dos r a z o n e s . P r i m e r a p o r q u e , como veíamos Q^I formal en el que se apliqué una sanción penal como consecuencia de !a
los ejemplos a n t e r i o r e s , ese d e n o m i n a d o «bien jurídico» no gg infracción administrativa que suponen los vertidos, emisiones..., sin
o t r a cosa q u e u n e l e m e n t o del tipo, y a s e a u n d e b e r o el objeto requerir la lesividad propia de estos delitos e imposibilitando en la
del delito. S e g u n d o , y e s t a es la r a z ó n de fondo p a r a criticar esta práctica diferenciar entre infracción administrativa y delito^^*^. Si el
p o s t u r a , con e s t a i n t e r p r e t a c i ó n se t r a n s f o r m a n e s t o s delitos de comportamiento típico es detectado antes de que se produzca la lesión
del bien jurídico-penal lo adecuado es imponer las correspondientes
peligro a b s t r a c t o en delitos f o r m a l e s , sin q u e p u e d a restringirse
sanciones administrativas y no aplicar el Derecho penal con "imagina-
el tipo por u n a i n t e r p r e t a c i ó n teleológica e n a t e n c i ó n al bien
ción» obviando todos los principios y garantías.
jurídico, e n b a s e a la poca g r a v e d a d q u e r e v i s t e la conducta o a
q u e , por c o n c u r r i r d e t e r m i n a d a s c i r c u n s t a n c i a s , e n el caso 5. L a n e c e s i d a d de c o n s t a t a r la c o n c u r r e n c i a de todos los
concreto, el c o m p o r t a m i e n t o carece de a p t i t u d p a r a lesionar el elementos típicos y la i m p o r t a n c i a q u e la lesión del objeto del
bien jurídico. L a objeción es i d é n t i c a , e n el caso, de los delitos delito p u e d e t e n e r e n e s t o s delitos y a l a h e m o s p u e s t o de relieve,
c o n t r a la A d m i n i s t r a c i ó n pública o de J u s t i c i a , d o n d e esta tanto al t r a t a r la lesividad p r o p i a de los delitos c o n t r a b i e n e s
t e o r í a de los b i e n e s j u r í d i c o s i n t e r m e d i o s , c o n v i e r t e estos deli- jurídicos s u p r a i n d i v i d u a l e s , como, e n e s t e p u n t o , al e x a m i n a r el
tos, por o t r a vía, en delitos de infracción de d e b e r . momento de la c o n s u m a c i ó n . Sin e m b a r g o , el c u m p l i m i e n t o de
En los delitos contra el medio ambiente, cuando se propone su estos r e q u i s i t o s típicos, d e r i v a d o s del principio de legalidad, no
tipificación como delitos de peligro abstracto, se fundamenta en que, en implica convertir la infracción de u n d e b e r o la lesión del objeto
la mayoría de supuestos, la afectación del recurso natural y la lesión del del delito en u n bien j u r í d i c o , de forma q u e su lesión s u p o n g a la
equilibrio de ios sistemas naturales se produce como consecuencia de lesión del bien j u r í d i c o y s e a el único c o n t e n i d o de lesividad, sino
una serie de comportamientos continuados''^'^ Esta realidad no puede que la concurrencia de los e l e m e n t o s típicos se h a de p r o b a r a
conducir a convertir el delito contra el medio ambiente en un delito través de u n a i n t e r p r e t a c i ó n teleológica en atención al bien
jurídico protegido.
De !a importancia de la interpretación teleológica de los tipos, en el
'^^^ TiEDKMANN, Pode?' económico y delito, 1985, p. 36, en relación con los
delitos socio-económicos, pone de relieve que en estos supuestos <'E1 sentido de restringir el ámbito de lo punible, tenemos un claro ejemplo
peligro parece abstracto únicamente si es referido a los intereses patri- en las consecuencias de la evolución jurisprudencial sobre el bien
moniales individuales, mientras que, si se toman en consideración los
aspectos supraindividuales (sociales) del bien jurídico y los aspectos de
la información {por ej. como interés tutelado en el caso de los balances), MATEO RonRfauEZ-ARIAS, Derecho penal y protección del medio ambiente,
estos intereses son lesionados (y no únicamente puestos en peligro) por Madrid 1992, pp. 104 ss., se manifiesta a favor de la configuración del
el delito». delito medio ambiental como delito de peligro abstracto, en el que sería
^^'^ Que la habitualidad se la forma normal de realización de los delitos suficiente comprobar que se ha realizado una acción idónea para lesionar
medio ambientales no excluye que se puedan realizar a través de un el medio ambiente, sin necesidad de comprobar que haya existido un
único comportamiento. Normalmente los vertidos ilegales se irán reali- peligro real para el medio ambiente, por lo que el juzgador sólo deberá de
zando conforme se producen pero también pueden ser recogidos en ü acreditar que se han superado los valores-límites fijados en las normas
depósito y emitidos conjuntamente. En el homicidio se puede matar o no penales.
un disparo pero también se puede m a t a r poniendo un poco de arsénico e Este planteamiento, compartido por un amplio sector de la doctrina
el desayuno cada día, lo que sucede es que, al revés de lo que sucede e española, pone en evidencia la imposibilidad de diferenciar, ni tan solo
materia medio ambiental, en el homicidio es más normal el disparo, si cuantitativamente, entre infracción administrativay penal, por lo que la
lo

que, en ningún caso, la forma de realización típica pueda afectar a imposición de una u otra sanción dependerá del procedimiento que
aleatoriamente se haya seguido.
naturaleza del delito,
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jurídico protegido en ei delito de cohecho, que ha pasado de concebirse cuando e s t a m o s h a b l a n d o de r e s u l t a d o de peligro, r e a l m e n t e no


como protección del deber de probidad derivado del cargo, a \^ jia existido peligro efectivo p o r q u e no se h a producido la lesión.
protección del principio de imparcialidad. Este cambio de concepto La c o n c u r r e n c i a del r e s u l t a d o de peligro, es e q u i v a l e n t e a la
unido a la interpretación del tipo a la luz del principio de imparcialidad, existencia de u n a t e n t a t i v a i d ó n e a de lesión, p o r q u e , en a m b o s
permite restringir el tipo en los supuestos en que el interés de los casos, expost no h a y u n peligro efectivo — p u e s t o q u e de h a b e r l o
ciudadanos en la imparcialidad de la actuación pública no se vea se h u b i e r a producido u n r e s u l t a d o lesivo— sino u n a i d o n e i d a d
seriamente afectado, en este sentido, p. ej. STS de 5 de febrero de 1996
del peligro ex ante d e s d e u n a p e r s p e c t i v a ex post^'^'^.
(RJ 1996/797).
En el mismo sentido, el cambio de orientación de la jurisprudencia De a c u e r d o , con lo q u e p l a n t e á b a m o s al a n a l i z a r la i m p u t a -
del Tribunal Supremo respecto al bien jurídico protegido en los delitos ción del r e s u l t a d o m a t e r i a l de peligro d e s d e u n a p e r s p e c t i v a ex
de desórdenes públicos ha llevado a una interpretación restrictiva de los post, u n a vez c o n s t a t a d a la «existencia» de u n r e s u l t a d o de
tipos, por cuanto se exige no sólo que se haya producido la perturbación
peligro, e s t e r e s u l t a d o no s e r á i m p u t a b l e c u a n d o se p r u e b e q u e
del orden público, sino además que esta alteración lesione la paz
pública, entendida como "conjunto de condiciones externas que permi- |,la lesión s e h a e v i t a d o como consecuencia del control del riesgo
ten el normal desarrollo de la vida social», p. ej. STS de 19 de enero de por p a r t e del a u t o r y sí s e r á i m p u t a b l e c u a n d o la lesión se h a y a
1994 (RJ 1994, 76)^^^ evitado por o t r a s c i r c u n s t a n c i a s c o n c u r r e n t e s , a j e n a s al á m b i t o
^ de d o m i n i o del autor^^'^.
2. P o r ello, l a p r u e b a de la relación de riesgo, e n t r e el
b) La imputación del resultado de peligro en los delitos de peligro
r e s u l t a d o de peligro y el c o m p o r t a m i e n t o típico peligroso, t i e n e
concreto, como requisito esencial para la consumación similitudes con la p r u e b a de la relación de riesgo e n los delitos
de r e s u l t a d o de lesión, e n comisión por omisión. E n la comisión
1. Al a n a l i z a r los d i s t i n t o s conceptos de r e s u l t a d o , se anaUzó
or omisión se a f i r m a q u e el r e s u l t a d o es i m p u t a b l e al compor-
el r e s u l t a d o de peligro, en los delitos de peligro concreto,
t a m i e n t o típico omisivo c u a n d o se p r u e b e , con u n a p r o b a b i l i d a d
d e t e r m i n a n d o su n a t u r a l e z a y la n e c e s i d a d de q u e ese resultado
r a y a n a e n la s e g u r i d a d , q u e con l a realización de la c o n d u c t a
de peligro fuera i m p u t a b l e al c o m p o r t a m i e n t o típico, d e s d e una
debida se h u b i e r a e v i t a d o el resultado''^^, y en los delitos de
p e r s p e c t i v a ex post, p a r a q u e el delito se c o n s u m a s e . E n este
.iiS
p u n t o , ú n i c a m e n t e se q u i e r e n p o n e r de relieve los criterios que
deben de s e g u i r s e e n l a i m p u t a c i ó n del r e s u l t a d o d e peligro al
522
c o m p o r t a m i e n t o , como r e q u i s i t o esencial p a r a q u e se produzca Vid. Supra. III. 2. C).
523
la c o n s u m a c i ó n del delito de peligro concreto, sin volver a hacer Vid. Infra. V. 1. B)., al tratar el desistimiento en los delitos de peligro se
mención de l a s d i s t i n t a s t e o r í a s q u e s e h a n d e s a r r o l l a d o al advierte que, en atención al bien jurídico protegido, en estos delitos se
puede ampliar la eficacia del desistimiento, cuando el autor pone los
respecto. L a m a y o r dificultad q u e p l a n t e a l a p r u e b a de la
medios necesarios para contrarrestar el peligro que había creado.
existencia de u n r e s u l t a d o de peligro y, por c o n s i g u i e n t e , su En el delito de conducción temeraria, si el autor temerario es quién evita
i m p u t a c i ó n , en relación con la dificultad q u e s u s c i t a la prueba la lesión no podrá castigarse su conducta como delito contra la seguridad
de la i m p u t a c i ó n de u n r e s u l t a d o de lesión, e s t r i b a en que, en el tráfico, a no ser que su temeridad proviniera de la influencia del
alcohol o sustancias estupefacientes, en cuya caso se le podría exigir
responsabilidad penal por ese delito, que no requiere un resultado de
peligro.
•''^^ Cfr. GARCÍA AI.BKKO, Com. PE. DP. (Dir. Quintero Ülivares-coord. Valle SILVA SÁNCHEZ, El delito de omisión..., pp. 339 ss., considera que en
Muñiz), pp. 1537 ss. sentido estricto el concepto de comisión por omisión sólo puede darse en
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peligro concreto a f i r m á b a m o s q u e el r e s u l t a d o de peligro con, una alta probabilidad de supervivencia si hubiera recibido las transfusio-
creto es i m p u t a b l e c u a n d o la evitación de la lesión no se ha nes de sangre que precisaba a tiempo. En este caso la duda sobre la
debido al control del riesgo por el autor^^^, con lo q u e nos enfermedad que padecía hubiera debido de tener como consecuencia
e n c o n t r a m o s frente a s i t u a c i o n e s i d é n t i c a s p e r o i n v e r t i d a s . iSfi que también existiesen dudas sobre si la transfusión hubiera evitado el
resultado y, con independencia de otros problemas que suscita la
e n los delitos en comisión por omisión ni e n los delitos de peligro
sentencia, en aplicación del principio in dubio pro reo, hubiera debido
concreto, el c o m p o r t a m i e n t o típico es la c a u s a del r e s u l t a d o , en
conducir a la absolución de los padres.
la comisión por omisión, p o r q u e el r e s u l t a d o t i e n e otro origen y
En el supuesto propuesto al tratar el concepto de resultado de
en el r e s u l t a d o de peligro concreto, p o r q u e el r e s u l t a d o no se ha I peligro^^^, si el conductor, al adelantar oíro vehículo en una curva sin
producido. E n los delitos de omisión i m p r o p i a el r e s u l t a d o se í! visibilidad, cuando ve el coche que viene de frente acelera y supera al
produce por u n a c a u s a d i s t i n t a del c o m p o r t a m i e n t o típico y, por vehículo adelantado antes de colisionar, no habrá resultado de peligro
consiguiente, no t e n e m o s q u e p r o b a r cuál es la c a u s a del ^; concreto aunque el conductor que venía de frente hubiera frenado,
r e s u l t a d o sino a q u é c o m p o r t a m i e n t o no r e a l i z a d o , y q u e debía siempre que exista una duda razonable de que la lesión se evitó por la
y podía r e a l i z a r s e , es a t r i b u i b l e p o r q u e h u b i e r a evitado el conducta del autor.
r e s u l t a d o . E s decir, e n los delitos de comisión p o r omisión nos
preguntamos, hipotéticamente, sobre qué conductas hubieran L a p r u e b a de la i m p u t a c i ó n del r e s u l t a d o s u p o n e , e n a m b o s
evitado el r e s u l t a d o y sobre si u n a de e s a s c o n d u c t a s era la casos, u n juicio expost s o b r e la evitabilidad; en el p r i m e r caso,
c o n d u c t a exigible al a u t o r ; e n los delitos de peligro concreto nos p r e g u n t a m o s por q u é no se h a e v i t a d o el r e s u l t a d o y, en el
t a m b i é n e s t a m o s frente a u n a p r e g u n t a h i p o t é t i c a en relación segundo, por q u é se h a e v i t a d o y, e n a m b a s p r e g u n t a s , l a
con q u é c o n d u c t a s h a n evitado el r e s u l t a d o y si e s a evitación se r e s p u e s t a se d e b e de b u s c a r en relación con el c o m p o r t a m i e n t o
h a debido a la c o n d u c t a del a u t o r . típico. E n l a comisión por omisión, si el c o m p o r t a m i e n t o exigi-
ble al a u t o r h u b i e r a e v i t a d o el r e s u l t a d o y, e n el delito de peligro
En la sentencia del Tribunal Supremo 1 9 9 7 / 9 5 0 , de 27 de junio de concreto, si el comportamiento realizado por el a u t o r h a evitado el
1997, se condena a los padres de un niño de trece años que muere de resultado de lesión. Y, en ambos, casos, la r e s p u e s t a que podemos
una leucemia aguda linfoblástica,«.. .enfermedad que con un alto grado obtener no nos ofrece u n a p l e n a seguridad sino u n a probabilidad
de probabilidad padecía...», por homicidio en comisión por omisión por
y, en ambos casos, la d u d a razonable, en virtud del principio in
no haber dejado que se le realizase una transfusión de sangre. B
dubio pro reo debe de conducir a la no imputación del resultado de
Tribunal Supremo entiende probado que a corto y medio plazo tenía
lesión, e n u n caso, y, del r e s u l t a d o de peligro, en el otro.

delitos de resultado, cuando existe u n a identidad estructural entre la c) La imputación de elementos agravantes de peligro como requisito
conducta omisiva y la comisiva y el resultado es imputable a la omisión-
''^'' Vid. Supra. III. 2. C) d), sobre la teorías normativas del peligro qu^ esencial para la aplicación del tipo cualificado
atienden al criterio de la «dominabilidad», concluyendo que el resultado
de peligro existe cuando el bien jurídico está «amenazado» y la lesión no 1. Respecto de los «resultado de peligro», configurados como
se produce porque interviene alguna circunstancia que lo evita y ^^^ elementos que cualifican los tipos por la producción de u n «resul-
resultado de peligro es imputable cuando esa circunstancia no se encuen- tado» de peligro o por la utilización de medios peligrosos, es
tra en el ámbito de dominio u organizativo del autor y no es imputable
cuando la circunstancia que evita la lesión proviene de ese ámbiL
organizativo o de dominio del autor que es quién controla o disminuye e
,„'""^il S26
riesgo y evita la lesión. Vid. Supra. III. 2. C) a)
268 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 269

evidente que dogmáticamente son problemas totalmente distin- Esta interpretación objetivizada debe de ser rechazada,
tos, pero, sin embargo, estructuralmente son similares y en su igual que se afirmaba respecto de los delitos de peligro y, por
aplicación práctica suscitan problemas análogos''^^. En los Tribu- consiguiente, para apreciar su concurrencia se deben de utilizar
nales se lleva a efecto una aplicación formal de los elementos criterios idénticos a los que se requerían para imputar el
típicos agravantes específicos, tanto cuando consisten en m^ resultado de peligro y no se debería de condenar por el tipo
«resultado» de peligro, como cuando son un medio peligroso que cualificado cuando el «resultado» de peligro o los medios peligro-
cualifica al comportamiento. Puede por tanto apreciarse ya una sos, no hayan tenido incidencia en la efectiva gravedad del
primera similitud entre los problemas que suscitan los «delitos de hecho. La incidencia, como repetidamente se ha ido manifestan-
peligro», en sentido estricto, y estos elementos agravantes, punto do en este trabajo, se deberá de probar a través de dos juicios sobre
de encuentro consistente en la tendencia judicial a una aplicación la idoneidad ex ante y ex post de ese medio peligroso o de ese
formal. La jurisprudencia califica por los tipos agravados siempre «resultado» de peligro para afectar al bien jurídico protegido.
que, formalmente, se haya probado la concurrencia de los elemen-
2. Respecto de estos elementos cualificantes que se configu-
tos o medios peligrosos típicos, sin realizar ningún juicio de
ran como un «resultado» de peligro existen en el Código Penal
valoración sobre si esta concurrencia supone un mayor desvalor de
múltiples variantes, en algunas de las cuáles no se hace men-
injusto y una mayor lesividad^'^^. La razón de fondo de esta
ción del término peligro, utilizando términos como «perjuicio» o
interpretación jurisprudencial del resultado de peligro concreto y
«daño» respecto de bienes jurídicos supraindividuales. Estos
de los elementos cualificantes de peligro es que en ningún de los
preceptos se deberían de interpretar en el sentido de que sólo
casos toman como referencia el bien jurídico, llevando a efecto una
puede sancionarse, con la pena del tipo cualificado, cuando
interpretación literal de los tipos y no una interpretación teleológica.
revista una especial gravedad la afectación del bien jurídico-
penal supraindividual protegido. Es decir, aun cuando el legis-
lador los configure como «resultados», realmente, son elemen-
'''^'^ SciiRODER, JZ 1967, pp. 523 ss., al analizar los delitos de peligro, tos que cualifican la gravedad de la conducta típica, por cuanto
simultáneamente hace referencia a todos los elementos típicos en los que afectan al mismo bien jurídico protegido y suponen que ese tipo
el legislador ha tomada como referencia el concepto de peligro, diferen-
ciando según cualifiquen a la acción o al resultado.
sólo pueda ser aplicado cuando esa afectación del bien jurídico-
^'^^ BoLDOVA PAHAMAK, Imputación subjetiva de resultados 'más graves'en el penal supraindividual sea sensiblemente importante. Tiene
CP español, ADPCP 1994, pp. 62 ss., se plantea las similitudes y naturaleza de «peligro» en cuando están relacionados con bie-
diferencias entre los delitos calificados por el resultado y los tipos nes jurídicos supraindividuales y no son resultados porque no
agravados o cualificados por un resultado más grave, llegando a la , requieren la producción de una lesión, entendida como resulta-
conclusión de que la mayor diferencia estriba en que en los detitos
cualificados por el resultado es suficiente que exista imprudencia respec- p o material, en sentido estricto, ni la afectación de otro bien
to del resultado, mientras que en los tipos agravados por un resultado Jurídico, en el sentido de los delitos de peligro concreto.
más gravo, ese «resultado» deberían de estar abarcado siempre por el
dolo. La diferencia de tratamiento subjetivo de unos y otros la fundamen- De esta clase serían, dentro de los delitos contra !a Administración
ta en el art. 1. 2. del CP de 1973, cláusula que en el Código Penal de 199^ pública, las referencias a «'grave perjuicio de un servicio público o de la
desaparece, lo que puede determinar que los problemas de formalisniOt comunidad", del art. 409. 2. CP., en el cual la menor importancia de la
denunciados ya en relación con los aspectos objetivos, se acentúan en intervención de ¡a autoridad o funcionario, consistente meramente en
relación con los aspectos subjetivos. Sobre los problemas que se pueden «tomaren parte», en relación con las modalidades típicas previstas en el
derivar de la supresión de la cláusula, en relación con estos elementos
apartado 1. son las de «promovieren, dirigieren u organizaren», deter-
cualificantes, vid. SII,VA SANCHF;Z, El nuevo Código Penal..., pp. 118 ss.
mina, junto a una menor pena, que se requiera una mayor afectación
270 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO '•S\<\ DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .., 271

del bien jurídico protegido, que será vaiorable atendiendo ai grado Hp todos ellos la letra de la ley requiere el «uso», en la práctica de los
afectación del objeto del delito —el servicio público—. tribunales se lleva a efecto una interpretación absolutamente formalista,
En el art. 417. 1. CP., segundo párrafo, se prevé un tipo agravada en el sentido de que el «uso» se infiere de que en la realización del hecho
respecto del tipo básico de revelación y descubrimiento de secretos^ en típico el autor, o alguno de los autores, fuera portador de un «medio
base a un «grave daño para la causa pública o para tercero», lo que peligroso», sin realizar ninguna posterior restricción en el sentido de
implica que la agravación puede venir dada por una mayor afectación probar si, efectivamente, en el caso concreto, ese medio peligroso ha
del bien jurídico protegido, en el mismo sentido que en el art. 409. 2 tenido alguna incidencia en la gravedad del hecho, en el sentido de
CP., o por la configuración como un delito de peligro concreto, perla aumentar o posibilitar la lesión de! bien jurídico. El uso de medio
afectación de otro bien jurídico individual que en este caso, en principio peligroso para poder cualificar cualquiera de los delitos mencionados,
debemos de entender que seria la intimidad. La utilización de informa- debe de suponer un aumento del peligro típico para la vida o la salud,
ción privilegiada o de secretos obtenidos de una autoridad o funcionario mientras que cuando sólo ha sido el medio que era necesario para
por un particular, art. 418. final CP., también puede resultar cualificada intimidar no puede servir luego para cualificar el tipo, porque ello
por el «grave daño para la causa pública". supone una conculcación «encubierta» del principio de non bis in idem.
Interpretación análoga a la anterior es la que debe de hacerse, por Un supuesto de difícil clasificación es el tipo previsto en el art. 266.
ejemplo, respecto de la «intención de causar perjuicio grave al consumi- CP, dentro de los delitos de daños, que aparece como un tipo cualificado
dor», del art. 281. 1. CP., independientemente del significado que de dafios, en base a la idoneidad de la modalidad de comportamiento
pueda darse a la introducción del término «intención»; o del «perjuicio típico de dañar, comportamiento utilizado, en el caso concreto, para
grave y manifiesto de los consumidores», art, 282, CP.; o del «perjuicio lesionar otros bienes jurídicos, como son la seguridad colectiva —
para la defensa nacional», art. 277. CP., aun cuando, en este caso, más idoneidad para causar estragos— o la seguridad y confianza de los
que frente a un tipo cualificado, estaríamos ante un delito complejo en ciudadanos —peligro para la vida o integridad de las personas—. En el
el que se protege, junto a la propiedad industrial, un bien jurídico primer caso, estaríamos frente a un delito de peligro abstracto, contra
supraindividual como es la '<seguridad del Estado». la seguridad colectiva, que cualifica a un delito de lesión contra la
propiedad, y, en el segundo caso, ante un delito de peligro concreto,
3. E n otros delitos el peligro, el e l e m e n t o q u e cualifica el tipo, contra la seguridad y confianza de los ciudadanos, con el resultado de
v i e n e configurado como utilización de m e d i o s peligrosos que peligro para la vida o la integridad de las personas^^^, que cualifica,
a u m e n t a n o g e n e r a n la i d o n e i d a d lesiva del c o m p o r t a m i e n t o . asimismo, al delito contra la propiedad.
E n estos s u p u e s t o s se d e b e de p r o b a r q u e ese m e d i o peligroso,
efectivamente, h a g e n e r a d o o a u m e n t a d o la i d o n e i d a d lesiva
del c o m p o r t a m i e n t o , y a sea en r e l a c i ó n con el m i s m o bien B) La tentativa en los «delitos de peligro». Peculiaridades del
j u r í d i c o - p e n a l protegido e n el tipo básico, y a s e a r e s p e c t o de otro desistimiento en los «delitos de peligro»
bien jurídico. E s a i d o n e i d a d lesiva, en s e n t i d o idéntico a todo lo
e x p u e s t o con a n t e r i o r i d a d , se d e b e de p r o b a r ex ante y expost,
0.) La impunidad de la tentativa en los «delitos de peligro»
p a r a poder calificar por ese tipo. 1. La estructura de tentativa en los delitos contra bienes
Uno de estos elementos cualificantes, que aparece en el Código jurídicos supraindividuales, se produce, al igual que en los
Penal, en relación con varios delitos, todos ellos con importante
incidencia práctica, es la «utilización de medios peligrosos», que cons-
tituye elemento típico agravante en los delitos de lesiones, art, 148. ^"• 529 Aun cuando en este delito, como en otros, no se utiliza el término
en las agresiones sexuales, art, 180, 5-; o en el delito de robo co'(^
'•concreto», creo conveniente asimilarlo a aquellos supuestos en los que
violencia e intimidación, art. 242. 2.. En estos supuestos, pese a que en sí se utiliza, al respecto, vid. Supra. III. 2. C),
272 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 273

delitos contra bienes jurídicos individuales, cuando ex ante el Cuando el autor dispara contra una persona a la pierna y no le toca,
comportamiento aparezca como un peligro idóneo para lesion^j, porque la víctima advierte a tiempo que le van a disparar y puede saltar,
el bien jurídico supraindividuar*'"', y, en el juicio ex post, gg tampoco se produce una lesión de la salud, pero sí existe una «amenaza»
pruebe que ese peligro idóneo ex ante no se h a realizado ex pos; a la salud que lesiona la seguridad y confianza de los ciudadanos en que
En su momento'''^^ se puso de relieve que la existencia dg la salud de las personas sea respetada.
lesividad en la tentativa de los delitos contra bienes jurídicos
individuales implicaba que en en estos delitos junto a la protec- 2. El concebir el objeto de protección propio de los bienes
ción del bien jurídico individual se protegía la seguridad y rjurídicos supraindividuales, en todo caso, con un referente
confianza de los ciudadanos en la indemnidad y respeto de los individual, como protección de la seguridad y confianza de los
intereses individuales, como medio de hacer efectivo el derecho ciudadanos en que no se supere el ámbito del riesgo permitido
f u n d a m e n t a l al libre d e s a r r o l l o de la l i b e r t a d como en determinadas actividades peligrosas o como protección de
autorrealización. La protección de la seguridad y confianza en esa misma seguridad y confianza de los ciudadanos en el
la indemnidad y respeto de ese bien jurídico implica que, aun correcto funcionamiento de determinadas instituciones que
cuando ex/josí no se haya lesionado el bien jurídico individual, han de estar a su servicio, determina que se deba de negar la
cuando se trate de una tentativa no absolutamente inidónea™, sancionabilidad de la tentativa en estos delitos. Y ello es así,
se habrá lesionado esa seguridad y confianza en el respeto del I, porque, atendiendo al contenido de lesividad propio de la
bien jurídico-penal individual que requiere la sociedad, que es tentativa, la tentativa en los delitos contra bienes jurídicos
el bien jurídico-penal supraindividual que se protege en ese supraindividuales supondría la lesión de la seguridad y con-
delito, junto al bien jurídico individual. 1, fianza de los ciudadanos en que no se lesione la seguridad y
confianza de los ciudadanos en el correcto funcionamiento de
Cuando el autor amenaza con una navaja a una persona para que distintos ámbitos de actividad, lo que implica un adelantamien-
!e entregue la cartera y al ir a apoderarse de ella, aparece la policía y lo to de las barreras de protección inadmisible, de acuerdo con los
detiene, la propiedad no ha sido lesionada, por cuanto, la victima ni tan ¡•principios de necesidad y merecimiento de pena, en los que
siquiera ha perdido la posesión de la cosa, pero si que ha existido una |están comprendidos los de subsidiariedad y ultima ratio.
lesión de la seguridad y confianza de los ciudadanos, no sólo de la
victima, en que su propiedad será respetada. A lo largo de todo el trabajo se ha ido remarcando que la
'legitimidad de los delitos contra bienes jurídicos supraindivi-
I duales no afecta a estos principios político-criminales siempre
que se dote de contenido propio a estos bienes jurídicos, negando
53U Yj¿ Supra, III. 1., sobre el presupuesto de imputación, concebido como su legitimidad cuando se conciben como delitos de mera desobe-
un juicio ex ante-expost sobre la idoneidad objetivo-subjetiva del compor- ,diencia, en los que no rigen los criterios generales de imputación
tamiento para poner en peligro el bien jurídico protegido, sea de la clase
que sea. restricción del tipo. Se ha tratado de poner de manifiesto que
^'^^ Vid. Supra. III. 2. B)., sobre la identidad estructural entre la lesividad utilizando los conceptos y estructuras propios de la teoría del
propia de la tentativa y la lesividad de los delitos contra bienes jurídicos delito en todos los casos, con alguna particularidad que permita
supraindividuales. restringir en mayor medida estos tipos, por la posible indeter-
'•^^ Equiparando la tentativa irreal y la absolutamente inidónea, que se jniinación que en algunos de ellos pueda existir, todos las
entiende han de quedar impunes, por faltar la apariencia objetiva d*'
peligro e.*; aníe; cfr. BALDO LAVII,Í,A, Estado de necesidad..., p. 117; Sn^''^
[•objeciones vertidas respecto de estos delitos resultan infunda-
SÁN(;HP:Z, El nuevo Código Penal..., pp. 128 ss das. La impunidad de la tentativa a la que se llega, aplicando
Mé MIRENTXU CORCOYBIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 275

los conceptos y e s t r u c t u r a s p r o p u e s t o s en e s t e t r a b a j o , es uria cohecho del art. 390. CP. 1973, en el que la conducta típica era
p r u e b a e v i d e n t e de q u e con e s t a concepción de los delitos contra «admitir», entiende que la solicitud de dádiva por parte del funcionario
b i e n e s j u r í d i c o - p e n a l e s s u p r a i n d i v i d u a l e s no se infringe nin por la realización de un acto no prohibido o por consideración a su
g ú n principio del D e r e c h o p e n a l , ni s u p o n e u n a m a y o r incrimi. cargo, considera que se trata de un delito frustrado de cohecho porque
nación. existe una afectación decisiva del bien jurídico, esta argumentación es

3. L a i m p u n i d a d de la t e n t a t i v a e n los tipos en los que se


p r o t e g e n b i e n e s j u r í d i c o - p e n a l e s s u p r a i n d i v i d u a l e s e n ningún
t errónea, por cuanto, al solicitar la dádiva no se realiza, ni en todo ni en
parte, la conducta típica de admitir, y cuando en la sentencia se
fundamenta la punición como frustración en el hecho de que existe
caso se p u e d e c o n s i d e r a r u n a l a g u n a de p u n i b i l i d a d p u e s t o que f, afectación del bien juridico. no se justifica la existencia de tentativa que
d e s d e u n a p e r s p e c t i v a político-criminal, e n e s t o s delitos la I' requiere inicio de la ejecución del tipo, que no concurre, y, aun cuando,
n e c e s i d a d de p e n a e n los s u p u e s t o s de t e n t a t i v a es n u l a . Las í' esta afectación es cierta, ello supone una laguna de punibilidad que no
r a z o n e s q u e f u n d a m e n t a n e s t a afirmación son d i f e r e n t e s según í puede ser subsanada a través de la tentativa. Que realmente, en este
' caso, se trataba de una laguna de punibilidad parece haber sido asumido
las m o d a l i d a d e s delictivas. Por u n lado, e n la m a y o r í a de delitos
por el legislador de 1995 que, en el art. 425. CP.. que se correspondería
c o n t r a la A d m i n i s t r a c i ó n pública, de J u s t i c i a , de falsedades,
con el anterior art. 390. CP 1973, introduce la solicitud, junto a la
tráfico de d r o g a s . . . , e s t á n tipificados de t a l forma q u e se hace admisión, como conducta típica.
difícil i m a g i n a r s u p u e s t o s i n t e r m e d i o s , e n t r e lo q u e serían
actos p r e p a r a t o r i o s y la c o n s u m a c i ó n . 4. E n otros delitos, en los q u e se p r o t e g e n b i e n e s j u r í d i c o s
P. ej. en el delito de cohecho, del art. 419 CP,, el tipo se consuma s u p r a i n d i v i d u a l e s sí q u e son factibles formas de i m p e r f e c t a
cuando se constata la existencia de un acuerdo o de un intento de ejecución, pero r e s p e c t o de ellas no existe n e c e s i d a d ni m e r e c i -
acuerdo entre funcionario y particular, dirigido a que el funcionario miento de p e n a , e s p e c i a l m e n t e , e n todos aquellos s u p u e s t o s e n
realice un acto constitutivo de delito, sin que sea necesario que el los q u e existe u n a d u p l i c i d a d s a n c i o n a t o r i a , por lo q u e , en s u
funcionario ni tan siquiera dé comienzo a la realización del acto. Siendo caso, e s a s p r e s u n t a s t e n t a t i v a s , p o d r í a n s e r s a n c i o n a d a s como
modalidades de conducta típica, el solicitar, el recibir o el aceptar p l e i t o s a d m i n i s t r a t i v o s , civiles o l a b o r a l e s .
(dádiva, presente, ofrecimiento o promesa), ía tentativa sólo puede
imaginarse como un acto preparatorio de planear la forma en que se P. ej. en los delitos contra el medio ambiente, sino se prueba la
solicita la dádiva o presente, mientras que, en los demás supuestos de m, incidencia efectiva del comportamiento típico —vertidos, emisiones...—
conductas típicas —recibir o aceptar—, ni tan siquiera son imaginables W en el recurso natura! —agua, aire, suelo—, de acuerdo con el plantea-
actos preparatorios. miento defendido en esta sede estaríamos frente a una tentativa y por
ello impune, pero sería posible, no sólo posible sino que se debería de
E n el s u p u e s t o de q u e , e f e c t i v a m e n t e , e x i s t i e r a n , en el sancionar esa conducta en vía administrativa.
Similar sería la solución, p. ej. en los supuestos de conducción bajo
a n t e r i o r Código P e n a l , o e n el a c t u a l , l a g u n a s de p u n i b i l i d a d por
I la influencia de bebidas alcohólicas, cuando la prueba de alcoholemia se
c u a n t o d e t e r m i n a d a c o n d u c t a no e s t u v i e r a c o n s i d e r a d a como
t realiza en un control rutinario a la salida, por ejemplo, de una discoteca
típica y, sin e m b a r g o , s u p u s i e r a u n a afectación g r a v e del bien **• y todavía no se ha iniciado la conducción, no cabría exigir responsabi-
j u r í d i c o - p e n a l , la solución no es c a s t i g a r por t e n t a t i v a sino lidad penal pero sí imponer una sanción administrativa^^^.
e x a m i n a r si r e a l m e n t e , d e s d e u n a p e r s p e c t i v a político-crimi-
n a l , es necesario i n c r i m i n a r t a m b i é n e s a c o n d u c t a .
En este sentido, cuando, p. ej., el Tribunal Supremo, en sentencia !'t33
En este sentido, CóEDOBA RODA, Comentarios al Código Penal, Vol. III,
de 11 de mayo de 1994 (RJ 3687/1994), en relación con delito de Barcelona 1977, p. 1252, advierte como teóricamente se pueden dar

JL
276 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 277

En la llamada responsabilidad por el producto, o delitos contra I?, los autores creían que era ¡'speed», realmente se trataba de Benzilamina,
salud de los consumidorGS, nos e n c o n t r a m o s frente a una situación sustancia que no se considera psicotrópica.
idéntica, en los casos en los que el producto nocivo todavía no ha salido
del ámbito de dominio de! autor, estaríamos frente a una tentativa D e l a c e r t e z a d e lo q u e lo q u e d e c í a m o s e n el a p a r t a d o
impune penalmente y que, también, podría ser sancionada en vía a n t e r i o r , e n el s e n t i d o d e q u e e n m u c h o s d e e s t o s d e l i t o s n i t a n
administrativa. siquiera es i m a g i n a b l e la t e n t a t i v a , es e x p r e s i v a e s t a s e n t e n c i a ,
puesto q u e , c o m o v e í a m o s , s e t r a t a b a d e u n a t e n t a t i v a i n i d ó n e a ,
5. D e lege lata e s p o s i b l e c a s t i g a r l a t e n t a t i v a d e c u a l q u i e r
¿elito i m p o s i b l e , q u e s o n p r e c i s a m e n t e l o s ú n i c o s c a s o s
delito, incluido, por t a n t o , los delitos c o n t r a b i e n e s jurídicos
imaginables de t e n t a t i v a e n los delitos e n los q u e se c a s t i g a y a
s u p r a i n d i v i d u a l e s , p u e s t o q u e el C ó d i g o P e n a l d e 1 9 9 5 sigue
el m e r o f a v o r e c i m i e n t o ' ' ' ' ^ . S i l a s l a g u n a s d e p u n i b i l i d a d , d e r i v a -
c o n el s i s t e m a d e i n c r i m i n a c i ó n a b i e r t a d e l a t e n t a t i v a , a u n
das d e l a i m p u n i d a d d e l a t e n t a t i v a e n l o s d e l i t o s c o n t r a b i e n e s
c u a n d o e n relación con la i m p r u d e n c i a y los actos p r e p a r a t o r i o s
jurídicos s u p r a i n d i v i d u a l e s , r e c a e , p r e c i s a m e n t e , e n u n o d e los
sí q u e h a y a o p t a d o por u n a i n c r i m i n a c i ó n c e r r a d a .
casos m á s d i s c u t i b l e s d e p u n i c i ó n d e l a t e n t a t i v a , c r e o q u e n o
La jurisprudencia, incluso en sentencias muy recientes, admite la puede ofrecer d u d a s l a c o n v e n i e n c i a d e d e f e n d e r , como c r i t e r i o
punición de la tentativa en delitos que ella misma concibe c o m o delitos general, la i m p u n i d a d d e la t e n t a t i v a e n e s t o s delitos.
de peligro abstracto, c o m o son los delitos de tráfico de drogas,
sustancias psicotrópicas o estupefacientes. P. ej. en la S T S de 16 de
diciembre de 1 9 9 6 (RJ 1 9 9 6 / 9 6 6 0 ) , se castiga por tentativa de delito
h) Peculiaridades del desistimiento en los «delitos de peligro»
contra la salud de los consumidores de tráfico de drogas que causa grave
daño a la salud, además en un supuesto de tentativa inidónea, por 1. E l d e s i s t i m i e n t o a f e c t a a l a s a n c i o n a b i l i d a d d e l i n j u s t o d e
inidoneidad del objeto'^'^'^, puesto que el objeto del tráfico, aun cuando
la t e n t a t i v a , p o r c o n s i d e r a c i o n e s p o l í t i c o - c r i m i n a l e s d e f a l t a d e

situación de imperfecta ejecución en relación con los delitos contra la «objetivizante>* de la tentativa, pero esta objetividad hay que examinarla
seguridad en el tráfico; GóMiiZ PAVÓN, El delito de conducción bajo la ex ante, puesto que si se prueba ex post, daría lugar a la impunidad de
influencia de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas o estupefacitíntes, Bar- todas las tentativas, poniendo el ejemplo de una sentencias de la
celona 1985, pp. 180 ss., admitiendo la posibilidad teórica rechaza la Audiencia Provincial de Zaragoza, de 24 de mayo de 1996, en la que un
sanción en atención a los principios político criminales de intervención sujeto reprocha a su esposa que tiene la culpa del accidente de tráfico que
mínima, fragmentariedad y ultima vatio. han sufrido y le amenaza gritándole "te voy a matar», y, cuando ésta se
•''•'•* Al tratarse, en este caso, de un supuesto de los que, tradicionalmente, se aleja, le dispara a una distancia de entre 15 y 20 metros sin alcanzarle,
llamaban delito imposible, la punición todavía es más discutible, puesto por estar la precisión y potencia del arma seriamente dañadas, absol-
que, tras la entrada en vigor del Código Penal de 1995, donde desaparece viendo de la tentativa de homicidio por la que venía acusado, en base a
la referencia al delito imposible, la doctrina y la jurisprudencia se la inidoneidad absoluta de la conducta para causar la muerte, cuando
plantean si el delito imposible sigue siendo punible, en base además a esta inidoneidad sólo se pudo probar ex post por un experto en balística.
que el art. 16 CP, utiliza el término «objetivamente». No obstante, 1^ En este sentido, es cierto que en otros casos, en los que los tribunales han
discusión doctrinal se centra, como antes de la entrada en vigor, en que castigado por tentativa de dehto de tráfico de drogas, actuaban, precisa-
se debe de entender por «objetivo» y creo que hay que seguir distinguien- mente, con la voluntad de restringir el ámbito del tipo, porque formal-
do entre tentativas que ex ante ya no son peligrosas, excepto para el autor mente cualquier conducta relacionada con el tráfico de estupefacientes
o personas de su mismo grupo sub-cultural y las que sí los son; cfr. Mu' es típica e implica por si misma la consumación, excepto el consumo o la
Pu!G, DP. PG., p. 347; SILVA SÁNCHEZ, El nuevo Código Penal..., pp- ^^^ posesión para el autoconsumo, también por voluntad restrictiva de los

Ife ss., en el sentido de que la actual situación requiere una concepción tribunales.
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 279

n e c e s i d a d de pena'''"'. E n consecuencia, no e x i s t e n i n g u n a razón La «regularización» fiscal, prevista en el art. 305. 4. CP., es uno de
p a r a q u e el d e s i s t i m i e n t o no t e n g a eficacia en los delitos contra ios supuestos más conocidos y con mayores consecuencias prácticas de
b i e n e s jurídicos s u p r a i n d i v i d u a l e s , e n los q u e concurriendo el estas causas de exclusión de la pena previstas por el legislador del
injusto típico, el a u t o r lleve a efecto a c t u a c i o n e s t e n d e n t e s a Código Penal de 1995. La "regularización» también está prevista para
e v i t a r la lesividad de ese c o m p o r t a m i e n t o . L a s peculiaridades las defraudaciones a la Seguridad Social, en el art. 307. 3. CP. y para
q u e p r e s e n t a la figura del d e s i s t i m i e n t o , e n e s t a clase de delitos los fraudes de subvenciones, art. 308. 4. CP,'^^^.
t i e n e n dos orígenes, de u n lado, la dificultad de encontrar En los delitos contra la ordenación del territorio, la protección del
m o m e n t o s i n t e r m e d i o s e n t r e los m e r o s actos p r e p a r a t o r i o s y ]Q patrimonio histórico y el medio ambiente, está prevista la atenuación de
c o n s u m a c i ó n , e n m u c h o s de ellos, t a l y como v e í a m o s en el la pena en un grado, cuando el culpable proceda voluntariamente a
a p a r t a d o a n t e r i o r , y, de otro, q u e , de lege lata, e s t á n regulados reparar el daño, art. 340. CP.^''^''. Dentro de los delitos de incendios
d i s t i n t o s s u p u e s t o s de exclusión y a t e n u a c i ó n de la pena, en forestales, también está prevista una cláusula de exención de la pena
a t e n c i ó n a c o m p o r t a m i e n t o s de la m i s m a n a t u r a l e z a que el cuando el culpable evita voluntariamente la propagación del incendio,
art. 354. 2. CP.
d e s i s t i m i e n t o , sólo q u e con efectos p o s t e r i o r e s a l a consuma-
En el delito de cohecho, art. 427. CP., queda exento de pena, el
ción''^'.
particular que haya accedido a la solicitud de dádiva o presente realizada
por autoridad o funcionario —que supone la consumación de! delito—
E n el Código P e n a l de 1995, la i m p o r t a n c i a político-criminal siempre que denunciare el hecho antes de pasados Diez días, sin que se
del principio de n e c e s i d a d de p e n a , h a llevado al legislador a haya iniciado el procedimiento.
prever, en la P a r t e G e n e r a l , u n a n u e v a a t e n u a n t e genérica de
r e p a r a c i ó n del d a ñ o , a r t . 2 1 . 5° CP., j u n t o a la tradicional de
a r r e p e n t i m i e n t o , a r t . 2 1 . 4". CP., q u e a d e m á s e s t á r e g u l a d o con arrepentimiento activo, con efectos análogos a los del desistimiento en
u n m a y o r á m b i t o de efectividad q u e e n el Código P e n a l anterior, supuestos de delitos de peligro concreto cometidos por imprudencia {§
311 c Abs 3, r ; § 311 Abs 5, 5"; § 315 Abs 6; § 330 Abs 6, StGB)
y a q u e no se r e q u i e r e q u e sea «expontáneo», y, en la Parte
No existe una explicación lógica sobre la razón que haya podido llevar al
Especial, n u m e r o s a s c a u s a s de exclusión o a t e n u a c i ó n de la legislador a negar efectos de exclusión de pena a las «regularizaciones»
p e n a específicas, t o d a s ellas con efectos p o s t e r i o r e s a la consu- en las defraudaciones que afectan a presupuestos o subvenciones de la
mación, a l g u n a s en relación con delitos e n los q u e se protegen Comunidad Europea.
b i e n e s jurídicos individuales^''"^, p e r o en la m a y o r í a de supues- En el caso del medio ambiente, p. ej. la reparación del daño debe de
interpretarse como recuperación del recurso natural afectado, puesto
tos respecto de delitos c o n t r a b i e n e s j urídicos supraindividuales.
que, si, realmente, es posible eliminar el «daño», entendido como lesión
del equilibrio de los sistemas naturales, sería discutible que la conducta
fuera merecedora de sanción penal. En este sentido la STS de 5 de
octubre de 1993 (RJ 1993/7694), condena en un supuesto de vertido de
En este sentido, SILVA SÁNCHEZ, El nuevo Código Penal..., p. 142. residuos sólidos de una fábrica de productos químicos que pudo ser
Al concebir el desistimiento como una causa de exclusión de 1^ retirado por la propia empresa, sin que se hubiese probado que esos
sancionabilidad, su naturaleza y la naturaleza de las causas específicas vertidos tuvieran ninguna clase de efectos en el equilibrio de los sistemas
de exclusión o atenuación de la pena con efectividad posterior a 1^ naturales. Cuestión distinta es p. ej. el caso del Coto de Doñana, que,
consumación, es idéntica. independientemente, de quién o quiénes sean los responsables, o si
P. ej. art. 214. CP, se rebaja considerablemente la pena del culpable d^ existe responsable penal, lo que es evidente es que, por mucho que se
injurias o calumnias que lo reconoce y se retracta; se mantiene ¡^ retiren los residuos, ello podrá evitar un aumento de la lesividad y servir
tradicional atenuante en las detenciones ilegales, de dar libertad a para atenuar la pena al presunto culpable, pero desde luego no podrá
detenido antes de los tres días sin obtener la finalidad propuesto, ^r^j borrar los efectos que ya se han producido en el equilibrio de los sistemas
163. 2. CP. En Alemania, se preven causas específicas de eficacia del naturales.
280 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO •-IJStv, DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 281

2. E n los delitos c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s s u p r a i n d i v i d u a l e s lesión efectiva ex post del bien jurídico-penal protegido, y como tal
los q u e la realización del c o m p o r t a m i e n t o típico consuma impune-"'^
delito, sin r e q u e r i r n i n g u n a clase de r e s u l t a d o , ni en sentid
estricto, ni de lesión del objeto del delito, ni de peligro concret Se t r a t a de u n a e s t r u c t u r a a n á l o g a a la del d e s i s t i m i e n t o
y en los q u e a d e m á s se t r a t a de m o d a l i d a d e s de conducta' ctivo en la t e n t a t i v a a c a b a d a , e n el cual el sujeto t a m b i é n h a
típicas, como p. ej., las p r e v i s t a s en el cohecho —solicitar alizado y a todos los actos q u e d e b í a n de h a b e r c o n s u m a d o el
recibir, ofrecer...—, la posibilidad de q u e p u e d a d a r s e desisti- delito y, donde, sin e m b a r g o , t o d a v í a t i e n e la posibilidad de
m i e n t o , en s e n t i d o estricto, no existe p u e s t o q u e , como veíamos poner los m e d i o s n e c e s a r i o s p a r a e v i t a r la c o n s u m a c i ó n . De lege
no h a y u n m o m e n t o i n t e r m e d i o e n t r e el inicio de la ejecución v lata, la aplicación de la figura del d e s i s t i m i e n t o en estos casos
la consumación. Sin e m b a r g o , e n a t e n c i ó n , p r e c i s a m e n t e a la Éioca con el p r o b l e m a de q u e el delito f o r m a l m e n t e y a se h a
falta de lesividad del c o m p o r t a m i e n t o típico, a u n cuando, for- consumado, s i n e m b a r g o , a t r a v é s de u n a i n t e r p r e t a c i ó n
m a l m e n t e , se h a y a c o n s u m a d o el delito, p o d r í a n d a r s e actuacio- teleológica se p u e d e r e s t r i n g i r el tipo e n t e n d i e n d o q u e no se h a
n e s a n á l o g a s al d e s i s t i m i e n t o q u e e x c l u y e r a n la sancionabilidad consumado al q u e d a r excluida la lesividad efectiva y, e n b a s e a
incluso sin e s t a r , e x p r e s a m e n t e , p r e v i s t a s e n el Código Penal. ello, no s e r sancionable^*^.

3. Si no se concibe la función del D e r e c h o p e n a l como


r e p a r a c i ó n de l a d e f r a u d a c i ó n d e e x p e c t a t i v a s p r o d u c i d a por la S41 Cfr. MUÑOZ CONUP:, El desistimiento voluntario de consumar el delito,
infracción de la n o r m a , en el s e n t i d o de J a k o b s , sino como de Barcelona 1972, pp. 144 ss., propone esta solución para los supuestos de
protección de b i e n e s j u r í d i c o s y, en el caso concreto, el bien desistimiento en los que se produce una consumación anticipada, aun
jurídico lesionado es la s e g u r i d a d y confianza del c i u d a d a n o en cuando el fundamento que en esta sede se propone no es en clave
subjetivista como hace Muñoz Conde, «por el abandono de la voluntad
el b u e n f u n c i o n a m i e n t o de u n servicio, o e n q u e u n a actividad criminal", sino objetivista y, en concreto, en base a la falta de lesividad
no s u p e r e el nivel del riesgo p e r m i t i d o , la l e s i v i d a d p r o p i a de ese por la naturaleza del bien jurídico puesto en peligro; o. O. MARTÍNEZ
c o m p o r t a m i e n t o d e s a p a r e c e si la a c t u a c i ó n p o s t e r i o r del sujeto EscAMiLLA, El desistimiento en Derecho Penal, Madrid 1994, pp. 73 ss.,
líl'ill examina los soluciones doctrinales en los supuestos de consumación
d e v u e l v e la s e g u r i d a d y confianza en el r e s p e t o de los intereses
anticipada o "desistimiento malogrado", llegando a la conclusión de que
amenazados. no puede ofrecerse una solución unitaria, pero advirtiendo que no se
Quien fabrica un producto nocivo y lo distribuye en el mercado, puede llegar a la solución propuesta por Muñoz Conde, siendo en algún
caso aplicable la atenuante de arrepentimiento expontáneo.
realiza un delito consumado contra la salud de los consumidores, sin En este sentido, KJNDHÁUSER, Gefáhrdung ais Straftat..., pp. 345 ss., en
embargo, en el supuesto de que, antes de que pueda ¡legar a manos de relación con los delitos de peligro abstracto se plantea la posibilidad de
terceros, ponga los medios necesarios y adecuados para evitar la venta, limitar la punibilidad cuando la lesión de los intereses de seguridad es
en principio, entiendo que no debería exigírsele responsabilidad penal compensada por el autor restituyendo las condiciones de seguridad,
por esa conducta y, en el caso, de que por alguna razón extraña se distinguiendo los supuestos en los que no cabe la compensación, cuando
hubiese producido alguna venta y como consecuencia de ella se hubiera la lesión de la seguridad se deriva de la realización de determinadas
producido algún resultado lesivo para ia vida o la salud, debería conductas en ciertas condiciones, p. ej. conducción bajo la influencia de
bebidas alcohólicas, respecto de aquellos en los que el autor si está en
responder, únicamente, por el delito de homicidio o lesiones impruden-
situación de eliminar las condiciones de las que se deriva la relevancia
te. La razón de la solución que se propone se basa en que, si lesiva de su conducta.
efectivamente el sujeto realiza todos los actos «necesarios» y «adecúa' Kindháuserveestaposibilidad como una formade<<Wiedergutmachung»,
dos» para evitar la venta, respecto del delito contra la salud de los
consumidores estaríamos frente a una tentativa acabada, por faltar 13 en la que el autor debe de tener abierta la posibilidad de restablecer, a
través de su conducta, la validez de la norma infringida. En sentido
:>

A
:y^. '•

MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 283

C) Actos preparatorios en relación con los «delitos depeliaf.Q^ 2. Tipificar actos p r e p a r a t o r i o s s u p o n e n c a s t i g a r comporta-
lientos q u e h a c e n previsible l a comisión de u n delito, del q u e
a) «Actos preparatorios» como «delito de peligro»
ji t a n s i q u i e r a se h a iniciado s u ej ecución y q u e p u e d e q u e ni t a n
1. E n el Código P e n a l de 1995, e x i s t e n b a s t a n t e s preceptos en j i q u i e r a h a y a sido p l a n e a d o y respecto de ese delito «previsible»
los q u e se c a s t i g a n s u p u e s t o s q u e , e n principio, s e r í a n actos í g posible q u e el a u t o r de ese c o m p o r t a m i e n t o previo no t e n g a
p r e p a r a t o r i o s como delitos a u t ó n o m o s , p. ej. la t e n e n c i a de «revisto p a r t i c i p a r , por consiguiente, como actos p r e p a r a t o r i o s ,
útiles, i n s t r u m e n t o s , s u s t a n c i a s , m á q u i n a s , p r o g r a m a s de or- en s e n t i d o estricto, i n c u m p l i r í a n el principio de lesividad,
d e n a d o r o a p a r a t o s d e s t i n a d o s a la falsificación, a r t . 400. CP estando sólo l e g i t i m a d o s c u a n d o c o n s t i t u y a n u n «delito de
a u n c u a n d o se h a n e l i m i n a d o otros, p. ej. la t e n e n c i a de útiles peligro» e n el s e n t i d o a q u í p r o p u e s t o . Lo i m p o r t a n t e , por t a n t o ,
p a r a el robo, a r t . 509 C P igVS'''''^ L a l e g i t i m i d a d de la tipificación es q u e ese c o m p o r t a m i e n t o cree u n a s i t u a c i ó n de peligro, por sí
de actos p r e p a r a t o r i o s como delitos a u t ó n o m o s de «peligro» ^ i s m o , sin consideraciones sobre los «previsibles» delitos, es
d e p e n d e r á de q u e r e a l m e n t e e x i s t a u n b i e n j u r í d i c o merecedor "decir, el castigo de c o m p o r t a m i e n t o s de e s t a clase sólo e s t a r á
de protección p e n a l . La d o c t r i n a en relación con preceptos de legitimado c u a n d o i m p l i q u e n u n a a c t i v i d a d peligrosa q u e s u p e -
e s t a clase, t r a d i c i o n a l m e n t e , se dividía e n t r e q u i e n e s los conce- j a a m p l i a m e n t e los niveles de riesgo p e r m i t i d o .
b í a n como actos preparatorios'''^'^, y los q u e los concebían como .# "Actos preparatorios» que estarían legitimados como «delitos de
delitos de peligro abstracto^'^^. L a i n t e r p r e t a c i ó n de estos delitos peligro» serían, p. ej, los relativos al apoderamiento, tráfico, transporte,
como actos p r e p a r a t o r i o s , l l e v a b a como c o n s e c u e n c i a su concep- tenencia ... de materiales nucleares sin la preceptiva autorización, art.
ción como delitos de s o s p e c h a en los q u e no e r a necesario ni 345. CP., por el alto nivel de riesgo que supone e! uso de materiales de
p r o b a r q u e e f e c t i v a m e n t e se f u e r a n a u t i l i z a r con la finalidad de esta clase sin control. El mismo significado y. por consiguiente, la misma
c o m e t e r robos o f a l s e d a d e s , siendo suficiente su posesión sin legitimación tendría la tenencia de armas prohibidas o sin licencia, arts.
poder p r o b a r su origen''''''. 563. ss. CP., siempre que, en el caso concreto, se probase positivamen-
te la existencia de ese elevado nivel de riesgo que legitima su existencia,
es decir, que la falta de autorización no sea el único factor determinante
para la sancionabilídad del comportamiento^''^.
similar al que aquí se propone, entiende que estos supuestos tienen la Por el contrario, no estarían legitimados delitos como los previstos
misma estructura formal del desistimiento en la tentativa acabada, y en el art. 371. 1. CP., en relación con el tráfico de drogas, sobre todo
que de legeferenda deberían de estar prevista la exclusión de la punibilidad en lo relativo a la tenencia de equipos o materiales''''^, o en el art. 400.
y de lege lata que so puede excluir la punibilidad a través de una
interpretación tcleológica de los tipos.
GONZALP;Z CUSSAC, Principio de ofensiuidad, aplicación del Derecho y
de la carga de la prueba que infringía el art. 24. 2. CE., de presunción de
reforma penal, PJ {28} 1992, pp. 25 ss., parte de este precepto para
inocencia.
analizar la legitimidad del adelantamiento de la barrera de protección en
'**'' En este sentido, MOHAI.KS PRATS, Com. PE, DP. (Dir. Quintero Olivares-
relación con el principio de oí'ensividad.
coord. Valle Muñiz), p. 921, exigiendo la afectación del bien jurídico
Que sería la doctrina prácticamente mayoritaria, por todos, CÓIÍIX'"'^
tutelado, no siendo punible el comportamiento por la mera ausencia de
RODA, Notas al Tratado de Derecho Penal de R. Maurach, vol. I',
autorización; o. O. MuÑOZ CONDE, DP. PE., pp. 525 ss., entiende que en
Barcelona 1962, p. 171.
estos delitos no es necesario probar la situación peligrosa y que la
QuiNTANO RipOLLKS, Tratado de la Parte Especial del Derecho penal, T. H-
ausencia de autorización administrativa es el único condicionante de la
2" ed., Madrid 1977, pp. 349 ss.
tipicidad.
^!^5 La STC 105/1989, declara la inconstitucionalidad de esta interpretación
Respecto de los precursores, que son sustancias que sirven para el
del precepto de tenencia de útiles para el robo por suponer una inversiói*
cultivo, producción o frabricación de drogas ilícitas, podría ser más
.1

284 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 285

CP., sobre la fabricación o tenencia de útiles para cometer delitos H Cantadas de p a r t i c i p a c i ó n e s p e c i a l m e n t e p e l i g r o s a s , a r t . 17. y
falsedades. En ambos casos se trata de actos preparatorios de delitos H^ 18-1- CP., conspiración, p r o p o s i c i ó n y provocación. E n el Código
peÜgro abstracto, por lo que estaríamos ante supuestos menos legitim ^ e n a l de 1995 l l a m a la a t e n c i ó n q u e , h a b i é n d o s e r e g u l a d o los
dos en su punición que la tentativa de estos mismos delitos I ' a c t o s p r e p a r a t o r i o s como s i s t e m a c e r r a d o y h a b i é n d o s e s u p r i -
conductas típicas de los delitos de tráfico de influencias, arts. 42g
mido a l g u n o s actos p r e p a r a t o r i o s específicos e x i s t e n t e s e n
429. CP., también pueden considerarse como incriminación de acto
relación con b i e n e s j u r í d i c o s i n d i v i d u a l e s , como el d e t e n e n c i a
preparatorios, en relación con la lesión del bien jurídico, en concreto s
trataría de una proposición de delito de cohecho^'*''. de útiles p a r a el robo, se m a n t e n g a n , como v e í a m o s , actos
Si, como vimos, la punición de la tentativa de delitos de peliorn p r e p a r a t o r i o s específicos r e s p e c t o de delitos de peligro a b s t r a c -
abstracto no está legitimada, menos lo pueden estar los actos prepara- to, p. ej. e n tráfico de d r o g a s y f a l s e d a d e s , y se tipifiquen,
torios, en relación con estos mismos delitos. De ¡ege lata, será e x p r e s a m e n t e , los actos p r e p a r a t o r i o s genéricos de conspira-
necesario realizar una interpretación en el sentido apuntado por la STC éción, proposición y provocación en delitos de peligro a b s t r a c t o ,
1 0 5 / 1 9 8 9 , en relación con el antiguo delito de tenencia de útiles para jfecomo el propio tráfico de d r o g a s o la receptación''^^
el robo, de exigir que se pruebe positivamente el destino inmediato al
tráfico de drogas, en un caso y para realizar algún supuesto de delito de ^ 2. Sin e n t r a r e n la l e g i t i m i d a d , con c a r á c t e r g e n e r a l , de la
falsedades, en el otro, sin que en ningún supuesto puedan castigarse sancionabilidad de los actos p r e p a r a t o r i o s , como formas p r e -
como delitos de sospecha, infringiendo el principio de presunción de vias de codelincuencia e n el h e c h o c o n s u m a d o , los m i s m o s
inocencia al invertir la carga de la prueba^^". r a z o n a m i e n t o s q u e se p l a n t e a r o n , r e s p e c t o de la t e n t a t i v a de
delitos c o n t r a b i e n e s jurídicos s u p r a i n d i v i d u a l e s , son r e p r o d u -
cibles p a r a los actos p r e p a r a t o r i o s . E n concreto, e n el tráfico de
b) Actos preparatorios de «delitos de peligro». drogas tóxicas y e s t u p e f a c i e n t e s , i n d e p e n d i e n t e m e n t e , de l a
falta de l e g i t i m i d a d por la lejanía de la lesión del b i e n jurídico,
1. E n el a p a r t a d o a n t e r i o r nos r e f e r í a m o s a s u p u e s t o s de
a t e n d i e n d o a l a s m o d a l i d a d e s típicas p r e v i s t a s e n el tipo básico,
«actos p r e p a r a t o r i o s » específicos y en e s t e lo h a r e m o s respecto
favorecer, facilitar y, e s p e c i a l m e n t e , «promover», p a r a los j u e -
de los actos p r e p a r a t o r i o s genéricos, q u e s u p o n e n formas ade-
i'fCes v a a r e s u l t a r u n jeroglífico decidir si se e s t á frente a u n acto
p r e p a r a t o r i o o frente a la c o n s u m a c i ó n del delito. E n el tráfico
discutible si verdaderamente se prueba no sólo que iban a ser utilizados de d r o g a s , e n b a s e a las c o n d u c t a s típicas p r e v i s t a s , no sólo no
con ese fin sino que se estaban elaborando drogas ilegales; si la legitimi- I h a y p a s o s i n t e r m e d i o s e n t r e los actos p r e p a r a t o r i o s y l a consu-
dad de la punibilidad de estas conductas es más que dudosa, resulta aun mación, como s u c e d e e n m u c h o s delitos de peligro a b s t r a c t o ,
más sorprendente que siendo conductas preparatorias puedan llevar
aparejada mayor pena que algunas de tráfico. sino q u e ni t a n s i q u i e r a h a y diferencias e n t r e los actos p r e p a -
^•'•' En este sentido, OCTAVIO DI-; TOLEDO Y UIÍIE'I-O, LOS delitos relativos o' ratorios y la c o n s u m a c i ó n . L l e g a n d o al m á x i m o la infracción de
tráfico de influencias, LL, de 2 de septiembre de 1998, en atención a' los principios esenciales del D e r e c h o p e n a l c u a n d o , al e s t a r
principio de subsidiariedad, entiende que su legitimación pasa pof
concebirlos como formas intermedias entre la proposición y la inducción,
por cuanto, «influir con prevalímiento» supone ima mayor intensidad de
la eficacia para ser atendidas que «proponer o invitar», y, en atención,«' ^ En sentido crítico, a la regulación de los actos preparatorios punibles en
principio de ofensividad se debe de requerir que el funcionario se el CP 1995, SILVA SÁNCHEZ, El nuevo Código Penal..., pp. 149 ss.,
encuentre dispuesto a aceptar la proposición. considerando que es mejor el sistema alemán de castigar determinados
«Ib. *"••,
^™ En este sentido, QuEiíAi/r JIMÉNKZ, D P . PE., p. 555, respecto del art. 400 actos preparatorios con carácter general para los delitos más graves, en
^^^^ CP. lugar de la «selección» que ha realizado el legislador de 1995.
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 287

p r e v i s t a s como f o r m a s d e comisión típicas a u t ó n o m a s acto V.2. TIPO S U B J E T I V O E N LOS «DELITOS D E PELIGRO»


p r e p a r a t o r i o s — t e n e n c i a de m a t e r i a l e s p a r a la elaboración--.
y c a s t i g a r s e los actos p r e p a r a t o r i o s r e s p e c t o de todos los tipoJ J() El dolo en los delitos contra bienes jurídicos suprain-
de tráfico de d r o g a s , se p r e t e n d e c a s t i g a r los actos preparato- dividuales. El llamado «dolo de peligro»
rios de actos preparatorios''''^.
d) Concepto y objeto del dolo en los delitos contra bienes jurídicos
En una sentencia muy reciente del Tribunal Supremo, de 5 de rnayo supraindividuales
de 1998, ponente Martin Pallin, se castiga un supuesto de conspiración f
para el tráfico de drogas. En este caso, de acuerdo con los hechos
f 1. E l concepto de dolo no p u e d e s e r d i s t i n t o e n los delitos
probados en la sentencia de instancia, «el dirigente de la organización
* contra b i e n e s j u r í d i c o s s u p r a i n d i v i d u a l e s o i n d i v i d u a l e s , el dolo
"en medio de los actos preparativos", decidió prescindir del recurrente
para que participase en la operación porque no se fiaba de él. La como c o n t e n i d o del tipo subjetivo doloso s u p o n e el conocimiento
Audiencia le había condenado como autor de los delitos de contrabando lexacto del peligro objetivo típico. E l objeto del dolo, e n los delitos
y contra la salud pública, en grado de frustración. En la sentencia del contra b i e n e s j u r í d i c o - p e n a l e s s u p r a i n d i v i d u a l e s , es, por t a n t o ,
Tribunal Supremo se afirma que <'el acusado no toma parte en el proceso el c o m p o r t a m i e n t o t:ípico e n c u a n t o s u p o n e u n peligro objetivo
puesto en marcha para la recepción de la droga, por lo que no se le idóneo p a r a el b i e n j u r í d i c o protegido, al igual q u e en c u a l q u i e r
puede imputar los actos que culminan con la entrega y recepción de la fctro delito. C u e s t i ó n d i s t i n t a es q u e , al t r a t a r s e de delitos sin
droga. Es cierto que su alejamiento de la empresa delictiva no tiene lugar r e s u l t a d o de lesión, p a r a q u e e x i s t a dolo no es necesario q u e el
por decisión propia, pero ello no es obstáculo para considerar que no sujeto conozca la efectiva peligrosidad de la conducta, en r e l a -
ha intervenido de forma directa en el proceso que termina con la ción con la producción de ese r e s u l t a d o , el conocimiento de la
interceptación por la policía de la recepción de la droga». En el
idoneidad del peligro no r e q u i e r e el conocimiento de la e x a c t a
fundamento segundo de la sentencia, se advierte entre líneas el
eficacia del c o m p o r t a m i e n t o p a r a p r o d u c i r el r e s u l t a d o lesi-
problema que aquí anunciábamos de la dificultad de diferenciar en estos
delitos entre actos preparatorios y consumación, cuando se afirma: "En vo^''-^ E s t e conocimiento específico de la i d o n e i d a d lesiva sí s e r á
esta clase delitos ¡as tareas de concertación del tráfico o entrega de pnecesario, por ejemplo, p a r a aplicar los tipos cualificados de
¡as sustar]cias estupefacier]tes marcan el cornienzo del proceso ' delitos c o n t r a b i e n e s jurídicos s u p r a i n d i v i d u a l e s , e n b a s e a l a
consumativo. Ante la imprecisión del hecho probado tenemos que mayor g r a v e d a d de la afectación del b i e n jurídico o por la
adoptar la postura más favorable al acusado y situarnos en el momento concurrencia de otros e l e m e n t o s típicos o en los delitos de
en que se le aparta, sin su voluntad, de la operación». Independiente- peligro concreto respecto del r e s u l t a d o de peligro. E n estos
mente de si en caso de duda sobre los hechos lo más favorable para el casos, el sujeto d e b e r á conocer q u e el c o m p o r t a m i e n t o q u e e s t á
acusado no hubiese sido la absolución, lo cierto es que, lo que a priori r e a l i z a n d o es o b j e t i v a m e n t e idóneo p a r a p r o d u c i r e s a s conse-
supone una mayor incriminación, como sería la tipificación de la cuencias t í p i c a s . Al i g u a l q u e p a r a aplicar c u a l q u i e r otro tipo
conspiración, proposición y provocación para cometer delitos de
tráfico de drogas, puede tener efectos favorables al acusado, como
sucede en este caso.

I ^^^ Cfr. CoRCOY BiDAS0L0,EZ delito imprudente...,Tpp. 246 ss., el conocimiento


^^^ Cfr. JosHi JuBEKT, Sobre el concepto de «organización" en el delito de exacto de la eficacia del peligro para producir un resultado implica dolo,
tráfico de drogas en la Jurisprudencia del Tribunal Supremo, ADPCP mientras que si existe un error sobre esta eficacia lesiva estaremos frente
1995, p. 658. a un supuesto de imprudencia consciente. -
288 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO 'O''.'l\¡í*\ DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 289

cualificado, el dolo h a de a b a r c a r s i e m p r e todos los elementos Iggionar el b i e n j u r í d i c o - p e n a l protegido y, e n m u c h o s de estos


típicos, y a q u e e n t e n d e r l o en otro s e n t i d o s u p o n e infringir p] jglitos, ni t a n s i q u i e r a la d o c t r i n a e s t á de a c u e r d o en cuál es el
principio de i m p u t a c i ó n subjetiva y volver a f o r m a s de respon- bien j u r í d i c o protegido y, en m u c h o s casos, e x i s t e n controver-
s a b i l i d a d objetiva'''"'. sias i n c l u s o r e s p e c t o del riesgo objetivo q u e origina u n a deter-
njinada c o n d u c t a . A u n c u a n d o el peligro idóneo es el a p t o p a r a
P. ej. en los delitos contra los derechos de los consumidores, art
282. CP., pese a la redacción objetivizante del legislador, cuando ^^esionar el b i e n j u r í d i c o , lo q u e d e b e de conocer el a u t o r es el
requiere en el tipo que el comportamiento de publicidad engañosa significado del c o m p o r t a m i e n t o q u e e s t á r e a l i z a n d o pero no es
"puedan causar un grave perjuicio a los consumidores», el autor debe de jiecesario q u e conozca la concreta r e l e v a n c i a j u r í d i c a de ese
conocer las circunstancias que el juez valora para considerar que su c o m p o r t a m i e n t o . E l desconocimiento de l a e x a c t a r e l e v a n c i a
comportamiento puede perjudicar gravemente los derechos de los fcrídica, e n s u caso, p o d r í a d a r l u g a r a u n e r r o r de prohibición
consumidores y si las circunstancias son ajenas a él. o no las conoce, no pero no excluye el dolo. L a e s t r u c t u r a es la m i s m a q u e en los
se podrán tener en cuenta, aun cuando concurran junto con su delitos c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s i n d i v i d u a l e s , sólo q u e e n estos,
comportamiento. Lo mismo en el supuesto de tipos cualificados, como gobre todo los q u e configuran el l l a m a d o D e r e c h o p e n a l n u c l e a r ,
p. ej. el art. 286. 3-, CP. "Que se cause grave daño a los intereses
generales». El autor, lo mismo que en el caso anterior debe conocer las
circunstancias que determinan e! grave daño a los intereses generales.

2. C u a n d o decimos q u e el dolo s u p o n e conocer el peligro


f m á s fácil q u e s e conozca ese significado j u r í d i c o , a u n cuando,
uchas veces, lo q u e s u c e d e es q u e lo d a m o s por conocido.
P. ej. en los delitos de detenciones ilegales se protege la libertad
deambulatoria como aspecto básico del derecho fundamental a la
objetivo idóneo del c o m p o r t a m i e n t o , e n a l g u n o s delitos contra libertad. No obstante, el sujeto que coge a un niño y lo encierra en una
b i e n e s jurídicos s u p r a i n d i v i d u a l e s , se nos p u e d e p l a n t e a r el habitación para cobrar un rescate, es muy posible que ni tan siquiera se
p r o b l e m a de cuál h a de s e r el nivel de conocimiento, en el haya planteado conscientemente que le está privando de "libertad» sino
s e n t i d o de h a s t a q u e p u n t o el a u t o r d e b e de conocer la «idonei- que únicamente sea consciente de que encerrando al niño consigue
intimidar a quién tiene que pagar el rescate y asi obtener un beneficio
dad». Decir q u e el c o m p o r t a m i e n t o crea u n peligro objetivo
ilícito. Aun cuando se probara positivamente la falta de conciencia sobre
idóneo implica a f i r m a r q u e el c o m p o r t a m i e n t o es a p t o para
el significado del encierro, a nadie se le ocurriría no condenar por un
delito de detenciones ilegales doloso, porque el autor conocía exacta-
• mente lo que estaba haciendo y que no conociese la relevancia jurídica
'^•* Una posibilidad menos rechazable sería exigir al menos imprudencia exacta de su conducta, en el sentido de que suponía privar a una persona
respecto de esos «resultados» más graves o elementos que cualifican el de un derecho fundamental como la libertad no cambia nada. Se trataría
tipo, pero esta interpretación choca con la supresión de la cláusula del de un desconocimiento de la calificación jurídica de su comportamiento
art. 1 final del CP 1973 y la incriminación de la imprudencia como y, como tal, irrelevante.
numerus clausus; de esta opinión, LuzóN PEÑA, Curso, p. 547; MUÑO/ En el mismo sentido que en el ejemplo anterior, e! funcionario que
CONDK/GAIÍCÍA ARAN, Derecho Penal. Parte General. 2" ed., Valencia 1996,
í- solicita una dádiva para realizar un acto propio de su cargo, es posible que
p. 312.
conozca que con ello infringe el deber de probidad o fidelidad a su cargo
La STS de 14 de noviembre de 1997 (RJ1997/7860), en un delito de tráfico
de drogas concede relevancia a la existencia de un error de tipo sobre un
pero que ni se haya planteado que su conducta lesiona la confianza y
elemento que cualifica el tipo, en este caso, la cualidad de la sustancia seguridad de los ciudadanos en el buen funcionamiento de la Administra-
para causar grave daño a la salud, y califica por el tipo básico. En el ción pública. Es más, incluso aunque pensase que al no tratarse de un acto
mismo sentido, la STS de 7 de julio de 1995 (RJ 1995/5389), e n l a que casa injusto no infringe ningún deber, el hecho sería doloso y su error sobre el
y anula la sentencia de la Audiencia que no había concedido relevancia significado de su comportamiento como mucho podría dar lugar a un error
a esa clase de error. de prohibición, que no excluiría el dolo.
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 291

3. La dificultad de conocer la e x a c t a r e l e v a n c i a j u r í d i c a (^gi estando e n u n proceso y, e n el otro, al colocar u n p r o d u c t o nocivo


c o m p o r t a m i e n t o en los delitos c o n t r a b i e n e s jurídicos en el m e r c a d o . P e r o p a r a a f i r m a r la existencia d e dolo no es
s u p r a i n d i v i d u a l e s no afecta ni al c o n t e n i d o del dolo ni a sr¡ ,necesario «crear» u n b i e n j u r í d i c o i n t e r m e d i o , p o r q u e ese l l a m a -
existencia q u e debe de r e c a e r s o b r e el c o m p o r t a m i e n t o típico y Ido bien j u r í d i c o i n t e r m e d i o es, p r e c i s a m e n t e , el c o m p o r t a m i e n -
en s u caso, sobre los e l e m e n t o s típicos cualificantes. Al t r a t a r de to típico q u e es lo q u e d e b e de s e r a b a r c a d o p o r el dolo, e n todos
la lesividad en los delitos c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s suprain- los casos, no sólo e n estos delitos. E n todos estos s u p u e s t o s , el
d i v i d u a l e s h a c í a m o s referencia a l a s t e o r í a s q u e , e n a r a s a í^autor lo q u e desconoce o, p u e d e desconocer, es la exacta relevancia
l e g i t i m a r la protección d e estos b i e n e s j u r í d i c o s , p r o p o n e n la jurídico-penal del comportamiento pero no desconoce n i n g u n o de
creación de delitos d e peligro a b s t r a c t o en los q u e se protegen
los aspectos objetivos del comportamiento q u e e s t á realizando,
«bienes jurídicos i n t e r m e d i o s con función d e representación»,
E n su p r o p u e s t a , e n relación con el tipo subjetivo, e s t a s teorías
f elementos objetivos típicos que constituyen el objeto del dolo.

e n t i e n d e n q u e el dolo debe de e s t a r referido al b i e n jurídico 4. L a discusión d o c t r i n a l acerca del contenido del dolo en
i n t e r m e d i o —objeto r e p r e s e n t a t i v o — s i n q u e s e a necesario í^íestos delitos p r o c e d e n d e t r e s s i t u a c i o n e s q u e s e p r o d u c e n , con
conocer la a p t i t u d del c o m p o r t a m i e n t o p a r a l e s i o n a r el bien frecuencia, e n los delitos c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s s u p r a i n -
jurídico representado. dividuales. P o r u n lado, en estos delitos, m u c h o s d e los e l e m e n -
tos típicos son e l e m e n t o s n o r m a t i v o s d e contenido j u r í d i c o , lo
P. ej. en el delito de falso testimonio es suficiente conocer que se está
que p u e d e facilitar o a c e n t u a r s i t u a c i o n e s de desconocimiento
declarando en un proceso y que lo que se está afirmando es falso, sin
de la e x a c t a r e l e v a n c i a j u r í d i c a . L a d o c t r i n a , m a y o r í t a r i a ,
necesidad de conocer que con ello se obstruye el correcto funcionamien-
to de la Administración de Justicia o la confianza de los ciudadanos en entiende q u e , r e s p e c t o de los e l e m e n t o s n o r m a t i v o s , el conoci-
ese buen funcionamiento. Al nivel del profano, el sujeto que declara p n i e n t o d e s u significado no s u p o n e u n a e x a c t a s u b s u n c i ó n
falsamente en un proceso conoce el significado de un proceso, conoce jurídica, sino q u e p a r a la existencia de dolo es suficiente con el
que tiene que decir la verdad y conoce que no la dice; el significado conocimiento del significado d e a c u e r d o con «la valoración
concreto que jurídicamente tenga su comportamiento no afecta al dolo. paralela e n la esfera del profano»^^^. E l e r r o r sobre los e l e m e n -
En el llamado delito de «fraude alimentario» no es necesario, no ya
que el sujeto conozca que al poner un producto nocivo en el mercado
lesiona la confianza de los ciudadanos en que los productos que se ,B65
Fórmula ideada por MEZGKR, Tratado de Derecho penal, T. II. (trad. y
pueden encontrar en el mercado no superan el nivel del riesgo
notas de derecho español de Rodríguez Muñoz), S'^ ed. 1957, pp. 142 ss.
permitido, sino que ni tan siquiera es necesario que conozca los y que pese a las críticas, sigue siendo válida aun cuando la terminología
concretos efectos que para la salud puede tener el producto nocivo que pueda ser anticuada, y explica el núcleo de lo que el sujeto ha de conocer.
está colocando en el mercado para que exista dolo. El dolo, en este caso, No es el lugar para entrar en el estudio sobre concepto de elemento
supone conocer que el producto es nocivo, en el sentido de que puede normativo y su diferencia respecto de los elementos descriptivos, pero en
afectar de algún modo la salud de las personas, y que lo está colocando ese punto estoy sustancialmente de acuerdo con DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO,
en el mercado. Los elementos normativos del tipo penal y la teoría del error, en Estudios
Jurídicos en Memoria del Prof. Casabó Ruiz, Vol. 1, Valencia 1997, pp.
E s cierto q u e en estos casos e x i s t e dolo p o r q u e el sujeto 657 ss., básicamente en cuanto la distinción entre elementos normativos
y descriptivos es excesivamente simplista, por cuanto no existen elemen-
conoce el significado de lo q u e e s t á h a c i e n d o , y a q u e conoce, con
tos puramente descriptivos, ya que todos tienen un referente jurídico y
precisión, la c o n c u r r e n c i a de l a s c i r c u n s t a n c i a s q u e convierten precisan para su aprehensión de un proceso intelectivo, por lo que la
•^il^^-L
e n típico s u c o m p o r t a m i e n t o , e n u n caso a l n o d e c i r la verdad distinción entre unos y otros sólo tiene importancia en atención a los
"^í^^^-^lsr- problemas normativos que provocan respecto del dolo y el error.
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO •n-^'-i.r.^rí DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 293

tos normativos supone un error sobre la calificación jurídica Ipara realizar un acto propio de su cargo, lo único que persigue
llamado, tradicionalmente, error de subsunción que, en su casn' res un beneficio económico, el desvalor de injusto es idéntico que
puede tener relevancia como error de prohibición. El hecho ¿^ Isi lo que pretende es desacreditar a la Administración''^**. Que el
que bastantes de estos delitos sean leyes penales en blanco o gi ¡01ÓVÍ1 no tenga relevancia y que sea también irrelevante si el
menos, tengan remisiones a leyes extra-penales plantea tam- sujeto conoce o no qué bien jurídico-penal está lesionando, no
bién problemas de error que pueden afectar al dolo, porque la quiere decir que el comportamiento no lesione el bien jurídico-
ley extra-penal constituye en estos delitos un elemento típico y '• penal protegido, que en el ejemplo del cohecho será la confianza
su desconocimiento determina la existencia de un error de tipo del ciudadano en el buen fiancionamiento de la Administración
y, por consiguiente, la ausencia de dolo^''^'. pública, porque el dolo del autor no es necesario que abarque el
concreto contenido jurídico de la finalidad de protección que
En relación con el contenido del dolo en muchos de los delitos ¡persigue la norma penal. Al igual que sucede con los elementos
a los q u e se a t r i b u y e u n «bien j u r í d i c o intermedio normativos típicos, en relación con la finalidad jurídica de la
espiritualizado», los problemas que se plantea la doctrina norma penal es suficiente con una «valoración paralela en la
provienen de la confiísión entre el dolo y la intención o el móvil esfera del profano». El conocimiento de la razón que ha llevado
del autor, en relación con la voluntad de lesionar el bien al legislador a prohibir determinada conducta —qué bien jurí-
jurídico-penal protegido. Cuál sea el móvil del sujeto al realizar dico-penal se pretende proteger con esa prohibición—, en todo
el comportamiento es absolutamente irrelevante, a no ser que caso, formaría parte del conocimiento de la antijuricidad y, por
el tipo contenga un elemento subjetivo del injusto que requiera tanto, no es objeto del conocimiento propio del dolo naturaP'"'^.
una especial intención^", por tanto, si quién solicita una dádiva

que, a partir de las STSS de 28 de mayo de 1982 y de 21 de diciembre de


''''''
La doctrina mayoritaria alemana, por todos CHAMKIÍ, Scli/Scli, §15/99, 1983, sigue u n criterio ecléctico ajustándose a la letra de la ley, en el
diferencian entre el error sobre un elemento objetivo de la ley extra-penal sentido de que se admite la comisión imprudente en todos los delitos de
que constituye un error de tipo y el error sobre la existencia de la norma falsedades que no requieren una especial intención del autor en el tipo.
complementaria que da lugar a u n error de prohibición. Díaz y García Conlledo a través de razonamientos de naturaleza dogmá-
^^"^ En relación con los elementos subjetivos del injusto hay que tener en tica y político criminal, entiende que sólo deberían de castigarse las
cuenta que muchos de los delitos en los que la doctrina y la jurisprudencia falsedades dolosas.
55S
entendía que necesitaban un elemento subjetivo del injusto, legalmente La doctrina mayoritaria española y alemana entienden que en los delitos
no se requería este elemento como elemento típico, como p. ej. en las contra la Administración pública es indiferente el móvil que impulse al
falsedades, el ánimo falsario, o en los delitos contra la libertad sexual, el funcionario a actuar, por todos, en relación, en concreto, con el cohecho,
ánimo lúbrico, y, actualmente, algunas sentencias y un sector de la MUÑOZ CONDE, D P . PE., p. 865; CRAMEE, Sch/Sch, § 331/32; OLAIZOLA
doctrina tienden a restringir estas exigencias no legales. En este sentido, Noc.ALES, El delito de cohecho..., p. 363.
en relación con las falsedades, la STS. de 18 de octubre de 1994, en un A partir del fínalismo, el objeto del dolo se redujo a conocer y querer los
supuesto de falsificación por encargo, en la que al falsificador le ^^ elementos de la situación típica, mientras que el dolo, como conocimiento
indiferente o desconoce el destino último del documento falso, entienda de la antijuricidad, sigue formando parte de la culpabilidad, por todos,
que son falsedades dolosas; en este sentido, Eci IANO BAKALDÜA, Comp- ^^ • Mm PuiG, DP. PG., pp. 554 ss.; ROXIN, DP. PG. T. I, § 21/ 12 ss..
PE., Vol. II. {Dir. Bajo Fernández), p. 796. La doble posición del dolo, defendida por la doctrina mayoritaria en
Cfr. DÍAZ Y GARCÍA CONLLKDO, ¿Son punibles las falsedades imprudent^^ Alemania, no cambia lo anterior, ya que ha sido defendida para solucio-
en documento público u oficial?, PJ (1) 1986, pp. 85 ss., sobre la doctrin^ nar el problema que suscita el error sobre los presupuestos objetivos de
jurisprudencial en relación con las falsedades imprudentes, advirtiera una causa de justificación.
294 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 295

Es más, en general, por conocimiento de la antijuricidad gg b) «Dolo de peligro», «dolo de lesión» e imprudencia consciente. El
comprende únicamente el conocimiento de que se está realizan- tipo subjetivo en los delitos con resultado de peligro
do un injusto —conocimiento de la prohibición— pero no e|
motivo por el cuál el legislador h a prohibido ese comportamien- 1. Como veíamos en el apartado anterior el concepto de dolo
to, sin requerir ni t a n siquiera que se conozca que se trata de en los delitos contra bienes jurídicos supraindividuales es
una prohibición penaK''^'^. Aun cuando entiendo que el conoci- idéntico al de cualquier otro delito, por consiguiente, hablar de
miento de la antijuricidad supone el conocimiento de que la «dolo de peligro» tiene sentido, únicarñente, en relación con los
conducta es objeto de prohibición penal, ello no impide que no delitos de peligro concreto pero no respecto de los «delitos de
se tenga en cuenta el conocimiento concreto de la función de f peligro» en generaP^^ Así como, en el injusto típico objetivo
protección de la norma infringida, por cuanto entonces ni tan afirmábamos que la referencia a delitos de peligro sólo tenía
siquiera podrían delinquir los expertos en Derecho penal. I sentido en relación con la clase de resultado exigido por el tipo
r y no respecto de la modalidad de ataque al bien jurídico-penal
protegido, diferenciando, según en el injusto típico se requiriera
resultado o no, entre delitos de peligro concreto y abstracto, en
el injusto típico subjetivo la referencia a un dolo específico de
peligro sólo cobra sentido en relación con el resultado, según
este resultado sea de lesión o de peligro. Por consiguiente, la
f^™ Cfr. MEZCIÍIÍ, Tratado..., p. 151; RoxiN, DP. PG., § 21/12 ss.. E n e ! mismo
sentido, la jurisprudencia, entro otras muchas, STS de 14 de noviembre
diferencia entre dolo de lesión y dolo de peligro adquiere su
de 1997 {RJ 1997/7860), entienden que: «El error de prohibición consti- significado en relación con la modalidad de resultado requerido
tuye el reverso de la conciencia de la antijuricidad como elemento en el tipo de injusto, en los delitos con resultado de lesión
constitutivo de la culpabilidad y exige que el autor de la infracción penal concurrirá dolo de lesión y en los delitos con resultado de
ignore que su conducta es contraria a Derecho... Sólo h a y un error de esta
peligro, dolo de peligro. En los delitos de peligro concreto, al
clase cuando se cree obrar conforme a Derecho, sin que tenga nada que
ver con esto el caso en que el autor del delito piense que la infracción requerir un resultado de peligro y no de lesión, no se necesita
cometida es más leve de como en realidad la sanciona la Ley Penal», conocer que la conducta tiene una concreta efectividad lesiva
o, O. CRAMER, Sch/Sch, § 17/11, amplia el ámbito del error de prohibición sino únicamente peligrosa, lo que realmente acerca en este
exigiendo que para que se pueda decir que haya conocimiento de la punto el dolo a la imprudencia consciente, por la menor inciden-
antijuricidad es necesario que el sujeto conozca la prohibición del tipo
que él en concreto está realizando, pero ni siquiera desde esta perspec- cia que, en principio, tendrá el error sobre la efectiva peligrosi-
tiva se suscita un error de prohibición cuando el sujeto no conoce qué bien dad de la conducta para excluir el dolo^^^. Respecto del resultado
jurídico-penal, en concreto, se protege en ese tipo.
Un importante sector doctrinal, al que me adhiero, otorga relevancia al
error sobre la prohibición penal de la conducta, en este sentido. SILVA
SÁNCHEZ, Observaciones sobre el conocimiento «eventual» de l^
antijuricidad, ADPCP1987, p. 648; BACKIAI.ÜI'OZAPATEII, DP. PG., pp-1?'^ ^^^ En sentido similar, FRISCH, Vorstaz ..., pp. 290 ss., defiende un concepto
ss.;LuzóN PEÑA,Error(¿eítpoy error f/epro/ií6ictón, en NEJSeix,p. 2843; de dolo de naturaleza cognitiva en todos los delitos, pudiéndose diferen-
DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, Los elementos normativos..., pp. 674 ss., pero ciar el dolo de lesión respecto del dolo de peligro, únicamente, en los
esta ampliación del error de prohibición tampoco implica que el autoi dehtos de peligro concreto.
562
deba de conocer el significado exacto del bien jurídico protegido en el tip0' Cfr. CoKíXíY BiDASOLO, ADPCP 1985, pp. 259 ss., fundamentando la
sino únicamente que la conducta esta prohibida penalmente y no sólo diferencia entre dolo eventual y imprudencia consciente en el error sobre
prohibida. la eficacia lesiva de la conducta como elemento determinante de la
ausencia de dolo y la concurrencia de imprudencia.
296 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO •líi DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 297

d e p e l i g r o , el c o m p o r t a m i e n t o s e r á d o l o s o c u a n d o el s u j e t o autor conoce la nocividad necesariamente conoce la exacta eficacia


c o n o z c a el p e l i g r o o b j e t i v o i d ó n e o d e s u c o n d u c t a p a r a a f e c t a r al lesiva, c o m o serian los previstos en los arts. 3 5 9 , 3 6 0 y 3 6 5 no se
bien jurídico protegido en ese r e s u l t a d o de peligro. El problema requiere la producción de un resultado de peligro concreto. Por el
contrario, en aquellos preceptos en los que, conociendo la nocividad
q u e s e s u s c i t a e s si e s e «dolo d e p e l i g r o » a c e r c a d e l r e s u l t a d o d e
general o en abstracto del producto, por las características de éste es
peligro es idéntico o n o a u n dolo d e e v e n t u a l de lesión, por
posible que el sujeto conozca que p o n e en peligro la salud de las
c u a n t o , e n a m b o s c a s o s el s u j e t o d e b e d e c o n o c e r «el p e l i g r o
personas pero que desconozca que efectivamente si lo usan resultarán
o b j e t i v o i d ó n e o p a r a a f e c t a r a l b i e n j u r í d i c o protegido»''''^''. El lesionadas, si se requiere un resultado de peligro para la vida o salud de
d o l o d e p e l i g r o y el d o l o e v e n t u a l d e l e s i ó n s o n d i f e r e n t e s c u a n d o las personas, arts. 3 6 1 . y 3 6 2 . CP.
el c o n o c i m i e n t o q u e el s u j e t o t i e n e s o b r e l a p e l i g r o s i d a d d e s u Al referirnos a la «nocividad general o en abstracto^ del producto se
c o n d u c t a , e n u n c a s o y e n o t r o , e s d i s t i n t o , e l l o s u c e d e e n los quiere indicar que, en estos casos, para que la novicidad del producto
s u p u e s t o s e n l o s q u e el p e l i g r o s e m a n t i e n e e n e l á m b i t o d e sea efectivamente lesiva para la salud, se requiere que concurran unas
d o m i n i o d e l p r o p i o s u j e t o q u e e s q u i e n c o n t r o l a el r i e s g o , p o r el determinadas circunstancias, por el contrario, si por la clase de
c o n t r a r i o , c u a n d o el s u j e t o n o d o m i n a el r i e s g o el «dolo d e nocividad del producto se conoce que en cuanto sea usado normalmen-
p e l i g r o » y e l d o l o e v e n t u a l d e l e s i ó n s e a p r o x i m a n mucho^*'^. te se producirá la lesión de la salud de las persona existirá ya un dolo
eventual de lesión. P. ej. quien vende un producto caducado sabe que
P. ej. volviendo a! delito de «fraude alimentario», si se prueba que el ello puede ser peligroso para la salud de quien lo consume, si éste tarda
fabricante o el comerciante conocen la exacta eficacia nociva del mucho en usarlo o si lo guarda en malas condiciones, pero sabe que
producto que sitúan en el mercado para poner en concreto peligro la cuando no se den esas circunstancias no se producirá la lesión, en estos
salud de las personas, en el m o m e n t o en que pierde el control sobre el casos existirá un dolo de peligro; por el contrario, si vende un producto
producto, que es cuando se consuma el delito, existirá un dolo eventual cuya nocividad es tan elevada que conoce que con su uso normal,
de lesión por cuanto sólo «pueden confiar» en el azar para evitar la lesión probablemente, lesionará la salud de quien lo consuma actúa con dolo
de la salud de quién utilice le producto. En este sentido debería eventual de lesión.
interpretarse la regulación del Código Penal de 1 9 9 5 de los delitos
contra la salud de los consumidores, porque en aquellos preceptos en C u a n d o e n u n delito d e p e l i g r o c o n c r e t o , el r i e s g o q u e d a
los que, claramente, por la modalidad de conducta típica, cuando el fuera del á m b i t o de d o m i n i o del a u t o r c o n c u r r i r á dolo d e peligro
y no dolo e v e n t u a l d e lesión, c u a n d o por la n a t u r a l e z a del
peligro no s e a e v i d e n t e la efectiva lesividad del c o m p o r t a m i e n -
to, e n l o s d e m á s c a s o s e x i s t i r á d o l o e v e n t u a l d e l e s i ó n . E n el
Cfr. RoDRíniíEZ MONTAÑKS, Delitos de peligro..., pp. 51 ss., sobre las
distintas teorías en relación con la identidad o diferencias entre el dolo s u p u e s t o de que no se p r o d u z c a n resultados lesivos, se p l a n t e a -
de peligro y el dolo eventaul de lesión. r í a u n c o n c u r s o d e l e y e s e n t r e la t e n t a t i v a d e l e s i ó n y el delito
ScHMiDiiÁusiíií, Zum Begriffder bewu¡]ten Fahrlassigkeit, GA 1957, pp- de peligro concreto, cuya resolución, a favor de u n a u o t r a
305 ss., parte de la identidad entre dolo de peligro y dolo eventual de c a l i ñ c a c i ó n , d e p e n d e r á d e si s e a d m i t e o n o l a p u n i b i l i d a d d e l a
lesión a partir de concebir et dolo únicamente como conocimiento, pero su
t e n t a t i v a e n dolo e v e n t u a P ^ ^ . C o n ello e s t a m o s a f i r m a n d o , al
problema es que no advierte que según como se desarrolle el comporta-
miento, el sujeto puede tener un conocimiento distinto del peligro no pc"
una cuestión de «fe» o «azar», en cuyo caso, existiría dolo eventual d^
lesión, sino por concurrir un error sobre su capacidad de evitación. En ei
ejemplo que trata de Guillermo Tell, éste siendo un buen tirador puede
creerse capaz de evitar la muerte de su hijo, porque el comportamiento 565
Cfr. FARRE TREPAT, Dolo eventual, imprudencia y formas de imperfecta
peligroso lo controla él. ejecución, ADPCP 1986, pp. 257 ss.
298 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO 'XJ DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .,. 299

mismo tiempo, que el dolo de lesión comprende el dolo dg jjnuchos de ellos, el resultado de peligro puede afectar alterna-
peligro^'^''. kivamente a distintos bienes jurídicos —vida, salud, bienes,
2. La cuestión es distinta, en los delitos de peligro concreto en ¡libertad sexual, medio ambiente—y, además, en algunos casos,
los que el sujeto tiene el dominio del riesgo, en los cuales el líncluso se limita el peligro a los supuestos en que éste que
problema se suscitaría en el sentido de si, en estos casos, cabría ¡recaiga sobre determinada grupo de personas —menores, inca-
hablar también de error sobre la capacidad de evitación cuando Ipaces, consumidores, trabajadores—^'^^.
el sujeto está seguro de que controla el riesgo y que, aun cuando P. ej. en el delito de conducción temeraria, art. 381. CP., el peligro
conoce que su conducta es peligrosa en abstracto, piensa, en concreto puede recaer sobre la uida o la integridad de las personas^^^;
base al dominio que mantiene sobre el riesgo, que no pone en en el delito de abandono de menores del art. 229. 3. CP, los peligros
peligro concreto ningún bien jurídico. Al t r a t a r la imputación concretos pueden recaer sobre la vida, salud, integridad física o libertad
objetiva del resultado de peligro, veíamos que ésta queda sexual del menor o incapaz; en los delitos contra la salud de los
excluida cuando es el autor quién controla el riesgo y evita la consumidores, de "medicamentos», arts. 361. y 362 CP., el peligro
lesión. La cuestión que aquí se plantea es si, para excluir la debe de afectar a la vida o la salud de las personas; en los delitos de
incendio, el peligro debe recaer sobre la vida o la integridad física de las
imputación subjetiva a título doloso, sería bastante el error
personas, igual que en el delito de estragos, art. 347. CP.; mientras que
vencible o invencible, sobre su capacidad para controlar el en los arts. 348. y 349 CP., "delitos de riesgo provocados por otros
riesgo. Aun cuando no desconozco que aceptar esta modalidad agentes», el peligro puede afectar a la vida, la salud, la integridad física
de error puede conducir, prácticamente, a la impunidad en o el medio ambiente; en los delitos relativos a la energía nuclear, el
todos los delitos de peligro concreto en los que el autor tenga el
dominio sobre el riesgo, por cuanto, en estos casos, la prueba de
que conocía que con su comportamiento ponía en peligro efecti-
^^ En estos casos, el peligro objetivo para ser típico debe recacer sobre una
vo el objeto protegido es una prueba casi imposible, pienso que de esas personas y, para que el tipo sea doloso, el sujeto ha de conocer que
es la consecuencia lógica de exigir la imputación subjetiva con el peligro recae sobre una de esas personas; si el peligro afecta a una
la misma intensidad que en cualquier otra clase de delito. Las persona distinta o el sujeto desconoce que el peligro se produce sobre una
posibles lagunas de punibilidad no son tales si pensamos que en de esas personas, no concurrirá delito de peligro concreto doloso; p. ej. en
el delito contra la seguridad de los trabajadores, si la ausencia de una red
todos los supuestos de delitos de peligro concreto es factible pone en peligro a un paseante que pasaba por debajo de la obra, no
imponer una sanción administrativa o laboral y, en muchos concurre delito de peligro concreto contra la seguridad en el trabajo,
casos, también, cabrá exigir responsabilidad penal por un delito |M9 gj^ relación con los resultados de peligro referidos a la salud de las
de peligro abstracto o por un delito de peligro concreto por personas, el Código Penal utiliza unos criterios que carecen de lógica, por
cuanto, en ocasiones hace referencia a la salud, en otros casos a la
imprudencia''^'''. integridad física, en otros a la integridad y, por último, en otros indistin-
tamente a la integridad o a la salud. Una explicación podría ser que no
3. Uno de las peculiaridades que suscitan, en relación con la se haya puesto al día la terminología, de acuerdo con el concepto de
imputación subjetiva, los delitos de peligro concreto es que, en lesiones que se introdujo en la reforma del Código Penal de 1989. Sin
embargo, de lege lata, por ejemplo, en los delitos de incendio cuando el
peligro resulta para la salud y no para la integridad física —porque, p.
ej. se trate de humos tóxicos que produzcan enfermedades pulmonares,
oculares...—, la interpretación propuesta se podría rechazar por ser
''''''Opinión que, por otra parte comparte la doctrina, unánimemente; p^^
-.;^- contra reo, máxime cuando en otros delitos se contrapone salud e
todos, WoLTER, Objektive undpersónate Zureehnung..., p. 211.
integridad física....
-I
:>"'=:
^'''' Vid, Infra. V. 2. A) c), sobre los delitos de peligro por imprudencia.
300 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO •Vi
DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 301

peligro puede recaer sobre la vida o salud, en el art. 342. CP. y sobre te respecto de los posibles resultado lesivos que se produzcan
la vida, salud, integridad o bienes en el art. 343. CP.; en el delito rnedio como consecuencia del peligro creado por la conducta, puesto
ambienta!, art. 325. CP. la cualificación vendrá dada por el peligro para [que en ellos el dolo está referido exclusivamente a la idoneidad
la salud de las personas; en el delito contra la seguridad en el trabajo, art [del comportamiento p a r a lesionar el bien jurídico-penal
316. CP.. sobre la vida, salud o integridad física de los trabajadores. 'supraindividual protegido. Para la existencia de dolo es sufi-
¡ciente que el sujeto conozca que concurren los elementos típicos
Nos encontramos, por tanto, frente a un «dolo alternativo de I del delito, sin que sea necesario que conozca la concreta lesividad
peligro», que tiene consecuencias distintas a las del dolo alter- [de ese comportamiento en relación con bienes jurídicos indivi-
nativo, en el sentido en que tradicionalmente se h a utilizado. La í duales, que puede que ni tan siquiera exista y, que en todo caso,
doctrina, al referirse al dolo alternativo, piensa en los supuestos ino constituyen elementos típicos por lo que no deben de estar
en los que el sujeto se plantea la posibilidad alternativa de abarcados por el dolo.
realizar uno u otro delito, según como se desarrollen los hechos
o según sean las circunstancias que finalmente concurran, En el delito contra el medio ambiente para que sea doloso no es
planteándose entonces el problema de la solución concursal que necesario que el sujeto conozca la peligrosidad de su comportamiento
deba de darse en esos casos respecto del delito intentado y el respecto de la vida o salud de las personas, sino que, únicamente, ha de
consumado"". El «dolo alternativo de peligro» no implica esas conocer que su comportamiento es lesivo para e! medio ambiente. Si,
en un caso concreto, el sujeto conoce que su comportamiento pone en
consecuencias ya que no se suscita una situación concursal, ni peligro la salud de las personas, y este peligro objetivamente existe,
de leyes ni de delitos, porque no existe dolo en relación con dos serviría para aplicar el tipo agravado de peligro concreto, previsto en el
delitos distintos sino respecto de dos modalidades de peligro último párrafo del art. 325. CP.
concreto, descritas en una única realización típica. En los Igualmente, en el delito de conducción bajo la influencia de bebidas
delitos de peligro concreto, en los que está previsto, como alcohólicas no es necesario que el sujeto conozca que su conducta está
resultado de peligro concreto, el peligro para distintos bienes poniendo en peligro la vida o salud de alguna persona, puesto que si
jurídicos, para que se pueda castigar el comportamiento como tiene este conocimiento y existe el peligro para la vida o salud de una
delito de peligro concreto doloso, es suficiente con que concurra persona, su dolo no abarca exclusivamente a la seguridad en el tráfico,
dolo respecto de uno de esos peligros, sin que cambie la situación sino que implica un «dolo de peligro» respecto de la vida o salud de las
cuando el dolo abarca también a otro bienjurídico o a todos ellos; personas y se le debería de castigar por el delito de conducción
igual que no cambia la situación si el peligro recae sobre una temeraria, y no por el de conducción bajo la influencia de bebidas
alcohólicas o estupefacientes.
sola persona o sobre varias, o si el sujeto advierte la posibilidad
de poner en peligro la vida o/y la salud..., en consecuencia, es Por el contrario, en los delitos de peligro concreto, el «dolo de
indiferente que advierta todas las posibilidades, algunas o sólo peligro», entendido como conocimiento de la idoneidad de la
una de ellas. conducta para poner en concreto peligro un bienjurídico indi-
4. La concurrencia de dolo en los delitos de peligro abstracto vidual, sí que implica la existencia de imprudencia consciente
no tiene porque implicar la existencia de imprudencia conscien- respecto de la lesión de ese bien jurídico que se sabe está en
peligro o, incluso puede concurrir dolo eventual, cuando el
sujeto conoce exactamente el peligro, éste es elevado y «no
puede confiar razonablemente», por no contar con medios a su
''•''" Cfr. AiiTZ, Bedingter Entschlup und Vorbereitungshandlung, JZ 1969.
alcance distintos del «azar» o «la esperanza», en que no se
pp. 54 ss.
302 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 303

p r o d u c i r á la lesión. L a i m p r u d e n c i a c o n s c i e n t e s u p o n e conoci- denomina "veneno», pero hoy en día todavía no está claro qué producto
m i e n t o de la peligrosidad de la c o n d u c t a y desconocimiento de de los incorporados a la colza era venenoso y, segunda, en el supuesto
la efectiva i d o n e i d a d lesiva r e s p e c t o de la producción de un se daban una serie de circunstancias confluyentes que podían funda-
r e s u l t a d o de lesión, al igual q u e s u c e d e e n el dolo de peligro, por mentar un error sobre !a virtualidad lesiva del producto en cada uno o
c u a n t o , si el sujeto conoce la efectiva i d o n e i d a d lesiva de la en algunos de los intervinientes.
conducta y no d o m i n a el riesgo a c t u a r í a con dolo e v e n t u a l de
lesión. Si e x a m i n a m o s t o d a s l a s t e o r í a s q u e se h a n d e s a r r o l l a d o e n
relación con l a s diferencias e n t r e dolo e v e n t u a l e i m p r u d e n c i a
El sujeto que conduce temerariamente, poniendo en peligro la vida Consciente, a d v e r t i m o s q u e el significado de la i m p r u d e n c i a
de una persona, si esa persona finalmente resulta lesionada o muerta iionsciente e s t á s i e m p r e referido a delitos de r e s u l t a d o de lesión
como consecuencia de la conducta temeraria, esa muerte o lesión le será
los q u e s e p r o t e g e n b i e n e s j u r í d i c o s i n d i v i d u a l e s , p o r q u e el
imputable como lesión u homicidio imprudente. Es un supuesto en el
júnico significado j u r í d i c o r e l e v a n t e de e s t a figura es p o d e r
que, al controlar el sujeto el riesgo, el dolo eventual de lesión pude
quedar excluido por un error en su capacidad de evitación, pero en todo [diferenciar el dolo e v e n t u a l de lesión de la i m p r u d e n c i a de
caso, existe imprudencia consciente, porque conoce perfectamente el ¡lesión, y a q u e e n los d e m á s casos la diferencia e n t r e i m p r u d e n -
peligro en el que está colocando a esa persona. . consciente e i n c o n s c i e n t e carece de r e l e v a n c i a jurídica^''^ L a
Si una persona coloca en el mercado un vino en el que se ha utilizado ^ ravedad del injusto i m p r u d e n t e d e p e n d e de la g r a v e d a d de la
una clase de alcohol desnaturalizado que provoca la ceguera de quién Pinfracción del d e b e r de c u i d a d o , y, e n relación con el tipo
lo beba en cantidades normales, conociendo esta circunstancia, y se ¡subjetivo, la g r a v e d a d d e p e n d e r á de l a i n t e n s i d a d de la infrac-
produce ese resultado lesivo, creo que no se debería de calificar como íción del d e b e r de conocer, no de si el sujeto desconoce o conoce
lesiones imprudentes sino como lesiones dolosas, puesto que el autor
! el peligro. D e s d e e s t a p e r s p e c t i v a p u e d e s e r m a y o r la g r a v e d a d
una vez pierde el control sobre el destino del producto nocivo sólo podía
;del d e s v a l o r del injusto del c o m p o r t a m i e n t o de q u i é n ni t a n
confiar en que «milagrosamente» no se produjera el resultado. Con
independencia, de que se castigase también por el delito contra la salud i s i q u i e r a a d v i e r t e q u e e x i s t e el peligro, q u e el d e s v a l o r de a q u é l
de los consumidores doloso, puesto que la lesión de la seguridad y -que lo a d v i e r t e y t r a t a de controlarlo.
confianza en que los productos que se encuentran en el mercado no
superan el nivel de riesgo permitido no queda absorvida por las lesiones
de quien efectivamente ha bebido el vino nocivo. B) «Delitos de peligro» por imprudencia. El error en los delitos
En la sentencia de la colza, STS de 23 de abril de 1992 (RJ 1992/ contra bienes jurídicos supraindividuales
6783), se afirma «si el autor sabía de la sustancia venenosa contenida
en el aceite y de la posibilidad concreta y seria de que el aceite fuera [a) Delitos de peligro» por imprudencia
introducido en el mercado de consumo con resultado de muerte para las
personas, no es posible negar, al menos, el dolo eventual respecto de 1. E n el Código P e n a l de 1973, e n el a r t . 346., ú l t i m o párrafo,
los resultados de muerte y lesiones.., pues el autor somete a la victima d e s p u é s del caso de la Colza, se tipificó, por p r i m e r a vez u n
a situaciones peligrosas que no tiene la seguridad de controlar, aunque
no persiga el resultado típico...». El planteamiento es similar al propues-
to, ya que sí se conoce exactamente la eficacia lesiva y no se puede
controlar el riesgo, existe dolo eventual, sin embargo, en esta sentencia ^•^ o. O. RoxiN, DP. PG., § 24/61, aun cuando también parte de la poca
se parte de dos premisas erróneas. Primera, que los sujetos conocieran relevancia jurídica de la distinción entre imprudencia consciente e
la efectiva peligrosidad del producto, ya que en la sentencia se le inconsciente, considera que la consciente resulta más merecedora de
pena que la consciente, lo que repercutirá en la medición de la pena.
304 MIRENTXU OORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 305

delito de peligro concreto por imprudencia^''^. Si bien es cierto ni, 2. D o g m á t i c a m e n t e la posibilidad de q u e e x i s t a u n delito de
al existir u n s i s t e m a de incriminación a b i e r t a de la imprudencia peligro concreto por i m p r u d e n c i a no p r e s e n t a dificultad a l g u -
en principio, cualquier delito podía s e r cometido por imprudencia' na, p o r q u e incluso e q u i p a r a n d o dolo de peligro e i m p r u d e n c i a
la doctrina m a y o r i t a r i a e n t e n d í a que los delitos de peligro por consciente, nos q u e d a n los s u p u e s t o s de i m p r u d e n c i a incons-
imprudencia no e r a n punibles de no e s t a r e x p r e s a m e n t e tipificados ciente q u e r e s u l t a r í a n a b a r c a d o s por esos delitos de peligro
y la j u r i s p r u d e n c i a , q u e t a m b i é n h a b í a realizado u n a interpreta- concreto por i m p r u d e n c i a .
ción restrictiva de los delitos q u e se podían cometer por impruden-
P. ej. quien conduce un camión por una calle en bajada y muy
cia, en principio, excepto en algunos casos en los q u e se había
concurrida, desconociendo que lleva los frenos estropeados, está
apreciado la concurrencia de u n error de tipo vencible, no había
poniendo en concreto peligro a las personas que se cruzan con el
castigado delitos de peligro concreto por i m p r u d e n c i a y, raras camión en el momento en que intenta frenar y no puede; si por las
veces, delitos de peligro abstracto por imprudencia''^'*. circunstancias previas o concurrentes debía de haber sabido que llevaba
los frenos estropeados —por ejemplo, porque no había pasado en su
E n b a s t a n t e s delitos de peligro a b s t r a c t o y concreto, en el
momento la revisión técnica necesaria—, incurre en una estructura de
Código P e n a l de 1995, e s t á p r e v i s t a l a comisión i m p r u d e n t e y
delito de peligro concreto contra la seguridad en el tráfico por impruden-
en a l g u n o s casos, con u n a c l á u s u l a a b i e r t a r e s p e c t o de la pena, cia (en este caso impune por no estar expresamente previsto el delito
llt con lo q u e se i n c u r r e e n u n o de los r e p r o c h e s m á s fundamenta- de conducción temeraria por imprudencia).
dos q u e se h a b í a n dirigido c o n t r a el a n t e r i o r s i s t e m a de incrimi- Quien prende fuego en un bosque cerca de una casa sin advertir que
nación de la i m p r u d e n c i a , por infracción del principio de lega- el viento sopla en esa dirección y creyendo que la casa está vacía, cuando
lidad, y a q u e e n l a d e t e r m i n a c i ó n de l a p e n a u t i l i z a n u n a regla en ella habita una persona, y el fuego se propaga a la casa, incurre en
a n á l o g a a la p r e v i s t a en el a n t i g u o a r t . 565 C P 1973. un delito de incendio agravado por el peligro para la vida por impruden-
cia {en este caso punible, por estar tipificado en el art. 358., en relación
P. ej., en los delitos contra e! medio ambiente, art. 3 3 1 . CP., en los con el art. 352, segundo párrafo, CP.}.
delitos de incendio, art. 358. CP., en los delitos relativos a la energía
nuclear, art. 344. CP., o en los delitos contra la salud de los consumi- Si d o g m á t i c a m e n t e es posible c a s t i g a r la comisión de u n
dores, art. 367 CP., están previstas cláusulas generalesde imprudencia,
delito de peligro a b s t r a c t o o concreto por i m p r u d e n c i a , como
preveyendo, en general, para la comisión imprudente, la pena inferior
r e g l a g e n e r a l , d e s d e u n a p e r s p e c t i v a político-criminal, en la
en grado respecto del correspondiente delito doloso.
tipificación de la comisión i m p r u d e n t e de los delitos de peligro
concreto f a l t a r í a la n e c e s i d a d de p e n a . L a falta de n e c e s i d a d de
''"'^
Es cierto que en el CP 1973, estaban tipificadas ia prevaricación judicial p e n a es, e s p e c i a l m e n t e , e v i d e n t e r e s p e c t o de los delitos de
y de funcionario y la malversación por imprudencia, pero esos delitos, peligro concreto, en los q u e los c o m p o r t a m i e n t o s e s t á n r e g u l a -
que en esta sede, en atención a la naturaleza del bien jurídico se asimil^'^ dos y p u e d e n s e r s a n c i o n a d o s por o t r a r a m a del o r d e n a m i e n t o
a los delitos de peligro concreto, son delitos de peligro abstracto. ^jurídico, en esos casos la previsión de m o d a l i d a d e s de comisión
^^^ Cfr. RoDRííUJEz MONTAÑÉS, Delitos de peligro..., pp. 212, sobre las distin-
tas teorías que se desarrollaron en España, durante la vigencia
i m p r u d e n t e carece de justificación y legitimidad^'''*.
sistema de incriminación abierta de la imprudencia, para negar, en base
a razones dogmáticas, la posibilidad de comisión imprudente de ¡os
delitos de peligro concreto, siendo doctrina mayoritaria la que partía «e
que los delitos de peligro concreto eran delitos imprudentes sin resulta"
'=:;.-??'.
específicamente tipificados, por la voluntad del legislador de adelanta 574 o. O, RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, De/iíos de peligro..., pp. 228 ss., aun cuando
^^^''íl'^ las barreras de protección. respecto de la situación anterior al Código Penal de 1995, de legeferenda,
306 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 307

En todos los delitos de peligro concreto por imprudencia, previsto^ g u p r a i n d i v i d u a l y u n o i n d i v i d u a l , e s t á j u s t i f i c a d a , e n t a n t o en


en el Código Penal de 1995, delitos contra la segundad de los cuanto, se l i m i t e n a los s u p u e s t o s de a t a q u e s e s p e c i a l m e n t e

n trabajadores, art. 317. CP.; delitos relativos al medio ambiente, art


331. CP,; delitos relativos a la energía nuclear, art. 344. CP. y delitos
contra la salud de los consumidores, art. 367. CP., nos encontramos
frente a sectores de actividad que cuentan con una, en muchos casos
graves a esos b i e n e s j u r í d i c o s . E l D e r e c h o p e n a l d e b e de l i m i t a r
gu i n t e r v e n c i ó n no sólo en a t e n c i ó n a la protección de b i e n e s
jurídicos q u e m e r e z c a n el calificativo de «penales», sino q u e
exahaustiva, regulación extra-penal, con sanciones extremadamente respecto de e s t o s b i e n e s j u r í d i c o s - p e n a l e s sólo d e b e de i n t e r v e -
gravosas. nir e n relación con l a s a g r e s i o n e s m á s g r a v e s —principio de
f r a g m e n t a n e d a d — y e n el caso de l a s a g r e s i o n e s i m p r u d e n t e s ,
E n relación con el principio de eficacia, e n e s t a s m o d a l i d a d e s en principio, h a y q u e s e r m u c h o m á s restrictivo.
delictivas, d e s d e la p e r s p e c t i v a de la p r á c t i c a j u r í d i c a , las Uno de los supuestos en los que la tipificación imprudente de delitos
posibilidades de c o n d e n a de estos c o m p o r t a m i e n t o s típicos son de peligro concreto o abstracto estaría legitimada sería en los supuestos
m í n i m a s , p o r q u e j u n t o a los p r o b l e m a s de p r u e b a , r e s u l t a de imprudencia profesional en sectores de actividad que por el riesgo
p r á c t i c a m e n t e imposible d e l i m i t a r l o s de l a s c o r r e s p o n d i e n t e s que suponen exigen profesionalidad de las personas que intervienen en
infr-acciones a d m i n i s t r a t i v a s o l a b o r a l e s . f ellos: estaríamos frente a una imprudencia profesional cuando el
desconocimiento de !a peligrosidad inherente al comportamiento se
P. ej. en supuestos como el delito contra la seguridad e higiene de debe a la falta de capacitación profesional para ejercer esa actividad. En
ios trabajadores, que presenta una enorme dificultad en orden a cierta medida, en estos casos, la imprudencia profesional y el dolo
diferenciar entre las infracciones laborales y el delito, incluso en su eventual están muy cercanos, por cuanto, el hecho de ejercer una
modalidad dolosa, que en la práctica ha conducido a su inaplicación, se actividad peligrosa sin tener los conocimientos o la capacidad necesaria
hace difícil imaginar cómo se puede concebir una modalidad impruden- para ello, conlleva implícitamente la existencia de do!o eventual, ya que
te que tenga alguna diferencia cuantitativa o cualitativa con una quien no tiene ni conocimientos ni capacidad para desarrollar una
infracción labora!. actividad peligrosa, no puede alegar que creía que tenía capacidad para
controlar el riesgo o que desconocía su existencia.
J u n t o a las dificultades p r á c t i c a s de p r u e b a y delimitación,
q u e afectan al principio de eficacia, e n t r a n d o e n el fondo, en 3. Respecto de delitos de peligro a b s t r a c t o , como p u e d e n s e r
g e n e r a l , e n los delitos q u e p r o h i b e n c o m p o r t a m i e n t o s respecto los delitos de f a l s e d a d e s , t r a d i c i o n a l m e n t e , se h a b í a discutido
de los q u e existe u n a d u p l i c i d a d s a n c i o n a t o r i a , es difícil afirmar por la d o c t r i n a la posibilidad de su punición, y la j u r i s p r u d e n c i a
la legitimación p a r a tipificar la m o d a l i d a d de comisión impru- la h a b í a a d m i t i d o en a l g u n o s casos, e n p a r t i c u l a r , r e s p e c t o de
d e n t e , en b a s e , a los principios de s u b s i d i a r i e d a d y ultima ratio las f a l s e d a d e s ideológicas d e los funcionarios públicos''^''. E s t a
del Derecho p e n a l . Tal y como h e m o s ido p o n i e n d o de relieve a
lo largo de todo el t r a b a j o , la i n c r i m i n a c i ó n de los delitos contra
b i e n e s j u r í d i c o s s u p r a i n d i v i d u a l e s , y, por t a n t o , t a m b i é n de los
"^ Cfr. DÍAZ Y GARCÍA CoNLLEDO,PJ{l) 1986, pp. 85 ss., sobre la sentencia de
delitos de peligro concreto, en los q u e se p r o t e g e u n b i e n jurídico 13 de diciembre de 1985, en la que se condena al médico que certificó la
defunción por muerte natural, sin observar el cadáver y al médico del
Registro que ratificó esta primera certificación pese a observar que el
entiende que de acuerdo con los principios político-criminales está cadáver presentaba múltiples golpes y conocer que la muerta había
legitimado el castigo de la comisión de los delitos de peligro concreto por sufi-ido malos tratos por parte de su marido; Díaz y García Conlledo,
imprudencia grave, excepto que el tipo requiera expresamente el dolo, lo analizando la sentencia llega a la conclusión de que en el caso del primer
que de lege lata se cumple en el nuevo Código Penal. médico estaríamos ante una imprudencia consciente rozando el dolo
308 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO :íOílU DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 309

situación anterior choca con la sorprendente amplitud del tipo 4. La necesidad de incriminar comportamientos impruden-
previsto en el art. 391. CP., en relación con los delitos ¿^ «s en relación con la protección de bienes j u r í d i c o s
falsedades imprudentes^™, máxime cuando en el Código Penal Jupraindividuales deberá de determinarse de acuerdo con los
de 1995, se ha reducido sensiblemente la incriminación de las principios generales de política-criminal y, en general, es válido
falsedades, en general. La desmesurada incriminación de la al planteamiento que se hacía respecto de los delitos de peligro
falsedad documental imprudente se evidencia desde el momen- ^* ^ncreto en los supuestos en los que los comportamientos que se
to en que se llega a castigar, en el segundo inciso del art. 39i icrimina, o se pretende incriminar, tienen una doble regula-
CP., la participación imprudente de autoridad o funcionario en ción. Por ello, en relación con los delitos contra los derechos de
una falsedad dolosa ajena. Más sorprendente, si cabe, resulta ips consumidores, delitos contra el mercado o los delitos
esta amplitud de la incriminación de la falsedad documental Ibcietarios, las conductas imprudentes que puedan producirse
imprudente por funcionario o autoridad cuando, en el Código jn estos sectores de actividad ya tienen una respuesta completa
Penal de 1995, desaparecen dos delitos imprudentes que tradi- jn el ámbito de la regulación administrativa y mercantil. Lo
cionalmente habían estado previstos expresamente, como son lismo cabe decir de los delitos tributarios, los delitos contra la
la prevaricación de funcionario o autoridad y la malversación de ¡alud de los consumidores, los delitos contra el medio ambiente,
caudales públicos. le energía nuclear, de manipulaciones genéticas, cuyas activi-
En el Código Penal de 1995, como delitos de peligro abstracto por lades no sólo están reguladas por el Derecho administrativo
imprudencia grave, están previstos, las alteraciones en el genotipo, art. ístatal y autonómico, sino que también son obj eto prioritario de
159. 2. CP; el blanqueo de capitales, art. 301. 3. CP; delitos contra el regulación y sanción por el Derecho comunitario. El único
medio ambiente y los recursos naturales, art. 331. CP; delitos relativos fámbito en el que pese a existir una regulación administrativa
a la energía nuclear, art. 344. CP; delitos de falsedades por funcionario iancionatoria, tanto la utilidad del Derecho penal como la
o autoridad, art. 391. CP.; delito de prevaricación judicial, por impru- lecesidad de pena pueden concurrir sería el de aquellos delitos
dencia grave o ignorancia inexcusable, art. 447. CP; delitos de desleal- ;n los que participa, en uno u otro grado, la propia Administra-
tad profesional por abogado o procurador, art. 467. 2. CP; delito de
|ción, ya que, quien debería aplicarla sanción administrativa, es
descubrimiento de secretos relativos a la defensa nacional, art. 601. CP.
la misma Administración implicada en el comportamiento
lesivo para su buen funcionamiento. Por ello, en el apartado
pinterior, se llamaba la atención de que fuera, precisamente, en
íste ámbito donde se hayan suprimido dos delitos que afectan
eventual, que no podría castigarse como dolosa por falta de prueba, pero [al buen funcionamiento de la Administración, y que estaban
que respecto del médico del Registro, de acuerdo con los hechos probados, previamente tipificados en su modalidad de comisión impru-
e, independientemente, de cuales fueran los móviles, conocía que había
signos de violencia, por lo que actuó dolosamente. En este caso, como en lente, como son la prevaricación de funcionario y la malversa-
otros en los que los Tribunales han condenado por falsedad imprudente, ción.
realmente supone la aplicación del criterio de oportunidad restrictivo del
ámbito del dolo, en actividades respecto de las que hay una presunción Así mismo, en los delitos de prevaricación, especialmente previstos
podríamos decir iuris et de iure de que los autores no pueden actuar en los delitos contra la ordenación de! territorio, la protección del
dolosamente, sobre ello, CoRtxiY Bii")A.soi,(), El delito imprudente..., PP- Patrimonio histórico y el medio ambiente, tampoco está prevista la
281 ss. comisión imprudente de los delitos de "prevaricación especial", arts.
"'' En este sentido, ECÜANU BASALDUA, Comp. DP. PE., Vol. II (Dir. Bajo 320., 322. y 329. CP. En el caso de los delitos contra el medio
Fernández), pp. 800 ss. ambiente, en los que si está prevista respecto de los demás tipos la
=fe
310 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 311

.'• comisión imprudente, la posibilidad de castigar la "prevaricación d trabajando correctamente, porque los informes de ios técnicos así lo
autoridad o funcionario contra el medio ambiente» es muy discutida gi declaran, no incurre en delito contra el medio ambiente por impruden-
haber introducido el legislador en el tipo el término "a sabiendas». cia, aun cuando con esos vertidos se produzca una afectación del agua
del río que lesione e! equilibrio de los sistemas naturales. Sin embargo,
5. E n los s u p u e s t o s q u e de lege lata e s t á n p r e v i s t o s delitos de en el mismo caso, si el empresario «cree» que la depuradora funciona
peligro por i m p r u d e n c i a , y a s e a n de peligro concreto o de peligro porque no ha examinado los informes técnicos que le advierten de que
a b s t r a c t o , la e s t r u c t u r a del injusto típico s e r á la p r o p i a de los hay una avería, sería responsable por un delito contra el medio ambiente
delitos i m p r u d e n t e s . Si, en relación con los delitos c o n t r a bienes por imprudencia. La distinta solución se deriva de que, en el primer
jurídicos s u p r a i n d i v i d u a l e s e x i s t e el p r o b l e m a de su posible caso, falta el injusto típico subjetivo, porque no le es exigible conocer que
los vertidos se están realizando incorrectamente, mientras que, en el
i n t e r p r e t a c i ó n como m e r o s delitos de d e s o b e d i e n c i a o delitos
segundo supuesto, aun cuando no conoce que se están realizando los
formales, el «peligro» es m a y o r c u a n d o nos e n c o n t r a m o s frente
vertidos incorrectamente sí que tenía el deber de conocerlo.
a la m o d a l i d a d de comisión i m p r u d e n t e , p o r q u e si u n amplio
En el caso del acelerador de neutrones del Hospital Clínico de
sector doctrinal los configura como delitos de infracción de un Zaragoza, sin tener en cuenta la imputación imprudente de las muertes
d e b e r en los q u e no cabe n i n g u n a r e s t r i c c i ó n del tipo, se y lesiones, respecto del delito de radiaciones ionizantes-'''^^, en un primer
posibilitaría el castigo de c o n d u c t a s q u e e n el á m b i t o del momento, a los médicos responsables de los servicios de oncología,
D e r e c h o a d m i n i s t r a t i v o no p o d r í a n s e r s a n c i o n a d a s . E s t e plan- radiología y quemados, no les era exigible conocer que el aparato
t e a m i e n t o , q u e no se a c e p t a r e s p e c t o de la comisión dolosa, funcionaba incorrectamente, por cuanto el técnico, aparentemente, lo
t a m p o c o p u e d e a c e p t a r s e p a r a la comisión i m p r u d e n t e , puesto había arreglado y, por tanto, no hubieran sido responsables por el delito
q u e c u a l q u i e r infracción de u n o de los d e b e r e s implícitos en el de radiaciones ionizantes por imprudencia, del art. 344., en relación
tipo p e n a l , sin p o d e r c o n t a r ni t a n s i q u i e r a con el l í m i t e que con el art. 343. CP, por faltar el tipo subjetivo imprudente; sin embargo,
s u p o n e el dolo, i m p l i c a r í a la comisión del delito i m p r u d e n t e . cuando, en días posteriores, las quemaduras seguían produciéndose,
independientemente de que advirtieran o no con exactitud el origen,
Por ello, e n todo caso, es n e c e s a r i o q u e con el c o m p o r t a m i e n t o
infringían el deber de conocer al no advertir, pudiendo y debiendo
se cree u n peligro objetivo idóneo, ex ante y expost, p a r a lesionar
hacerlo, que las quemaduras se producían por el mal funcionamiento del
el b i e n j u r í d i c o - p e n a l protegido, es decir, el injusto típico obje- aparato, y, por consiguiente, si que concurría el tipo subjetivo impruden-
tivo r e q u i e r e las m i s m a s e s t r u c t u r a s de i m p u t a c i ó n en la te —cognoscibilidad—.
comisión i m p r u d e n t e q u e en la dolosa. R e s p e c t o del injusto
típico subjetivo no es posible c o n f o r m a r s e con el aspecto nega- 6. L a comisión i m p r u d e n t e de los delitos de peligro concreto,
tivo de a u s e n c i a de dolo sino q u e es n e c e s a r i o q u e el sujeto r e q u i e r e , j u n t o a la cognoscibilidad del peligro objetivo idóneo
h u b i e r a debido y podido conocer el peligro objetivo idóneo p a r a el b i e n j u r í d i c o s u p r a i n d i v i d u a l , q u e t a m b i é n s e a n
creado por su conducta, es decir, el i n j u s t o típico i m p r u d e n t e cognoscibles l a s c i r c u n s t a n c i a s q u e configuran ese peligro con-
r e q u i e r e la «cognoscibilidad» por el sujeto del peligro objetivo creto. E l sujeto t i e n e q u e d e b e r y p o d e r conocer q u e e s t á
idóneo"'^.

P. ej. el empresario que ordena que los vertidos se hagan a través de


una depuradora, creyendo fundadamente que la depuradora está En la sentencia no se toma en consideración la posible comisión de un
delito relativo a la energía nuclear {en concreto el delito de radiaciones
ionizantes del art. 343. CP. que contempla claramente este caso concre-
to), porque cuando de produjeron los hechos el Código Penal de 1995,
'^^'^ Cfr. CoHcoY BinASOLO, El delito imprudente..., pp. 226 ss. donde aparecen por primera vez estos delitos, no estaba vigente.
312 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO I'ÍMJÍÍ > DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 313

poniendo en peligro «uno» de los bienes jurídico-penales indivi úenapre s e r á m e n o r q u e en los de lesión. L a m e n o r incidencia
duales protegidos en ese delito, puesto que como veíamos''''", en 1 [el e r r o r sobre l a s consecuencias del peligro c r e a d o por el sujeto
mayoría de delitos de peligro concreto no existe u n único objeto H cplica la m a y o r similitud e n t r e i m p r u d e n c i a consciente y dolo
protección sino varios posibles objetos de protección. Por ello, en la In a l g u n o s de estos delitos^*"^. Sin e m b a r g o , d a d a la m a y o r
comisión i m p r u d e n t e , en el mismo sentido que se afirmaba respec, lificultad de concreción e i n t e r p r e t a c i ó n de los e l e m e n t o s típi-
to de la comisión dolosa de delitos de peligro concreto, es suficiente cos e n estos delitos, como consecuencia de la m a y o r complejidad
con que p a r a el sujeto sea cognoscible el peligro q u e está creando le l a s a c t i v i d a d e s q u e p r e t e n d e n p r o h i b i r y el c o n s i g u i e n t e
p a r a uno de esos objetos de protección. La cognoscibilidad debe de Slevado p o r c e n t a j e de e l e m e n t o s típicos n o r m a t i v o s , la posibi-
a b a r c a r u n a de las clases de bien jurídico-penal protegido —vida ^dad de q u e el sujeto i n c u r r a en u n e r r o r sobre el exacto
s a l u d . . . — y t a m b i é n , en su caso, el grupo de p e r s o n a s titulares del gignificado de d e t e r m i n a d a s c i r c u n s t a n c i a s q u e configuran el
bien jurídico protegido. E n todo caso, al igual q u e sucede en la injusto típico es m u y amplio, sobre todo c u a n d o el a u t o r desco-
comisión dolosa, si falta ya el peligro objetivo idóneo no puede loce a s p e c t o s técnicos q u e afectan a la i d o n e i d a d del peligro
existir tipo subjetivo ni doloso ni i m p r u d e n t e . )ara ser c o n s i d e r a d o típico.
P. ej. quien realiza una obra sin haber puesto las redes preceptivas P. ej. el concepto de «nocividad», en los delitos contra la salud de los
en una zona de viandantes, cayendo un ladrillo que roza a uno de estos consumidores, en general es de muy difícil determinación, por cuanto
paseantes, no sólo no incurre en responsabilidad por delito contra la existen muchos factores que inciden en la calificación de un producto
seguridad e higiene de los trabajadores doloso, sino tampoco impruden- como nocivo. Si la «nocividad» de! producto fuese absoluta, en el sentido
te, aun cuando, evidentemente, conocía o como mínimo le era cognos-' de que su idoneidad para lesionar la vida o la salud de los consumidores
cible que por la clase y lugar de la obra era probable que se produjera fuera de una probabilidad rayana en la seguridad con un uso normal, no
una situación como la que efectivamente sucedió. La impunidad de la se podría hablar de un delito de peligro contra la salud pública sino de
conducta se deriva de la falta del peligro objetivo típico idóneo, puesto un dolo eventual de homicidio.
que no concurre peligro objetivo idóneo para la vida o integridad física Las posibilidades de error, en base al desconocimiento de todos los
de un «trabajador», que es un elemento típico —resultado de peligro factores de riesgo, puede ser especialmente importante en delitos como
concreto—. los de manipulaciones genéticas o los relativos a la energía nuclear, por
desconocerse científicamente muchos de los factores de riesgo, sobre todo
a largo plazo. P. ej., en el supuesto de la manipulaciones genéticas, los
b) El error en los delitos contra bienes jurídicos supraindividuales científicos se extrañan de que a los juristas se les ocurra la posibilidad de
su realización imprudente, su extrañeza es debida a su desconocimiento
1. E n los delitos c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s s u p r a i n d i v i d u a l e s , al del Derecho penal, por cuanto, entienden por "manipulación impmden-
no s e r necesario conocer la eficacia lesiva r e a l del comporta- te», aquélla realizada sin advertir que se estaba realizando, mientras que,
m i e n t o , en relación con la producción de u n r e s u l t a d o de lesión, desde el Derecho penal, cuando nos referimos a una manipulación
la posibilidad de q u e el sujeto i n c u r r a e n u n e r r o r de tipo, en este genética imprudente no pensamos en que la manipulación se haya
sentido, es m e n o r . La posibilidad de e r r o r sobre la c a p a c i d a d de producido casualmente sino que en la realización de una manipulación
perfectamente pensada por ios científicos se llegue a resultados lesivos
evitación en los delitos de peligro concreto, e n relación con el
para el genoma humano que no habían previsto pero que debían de haber
r e s u l t a d o de peligro, d e b e r í a de a d m i t i r s e p e r o e n todo caso

Vid. Supra. V. 2. A) b). Vid. Supra. IH. 1. D).


^;Í ^ :^
mm MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 315

previsto. Cuestión distinta es si estamos dispuestos a aceptar esos riesqn E n estos sectores de actividad científico-técnica, se p u e d e
en base a que la ciencia sólo puede avanzar de esta forma, y, por ello n u s c i t a r el p r o b l e m a de la consideración q u e d e b a d a r s e a los
incriminar las manipulaciones genéticas imprudentes. joderes s u p e r i o r e s , e n aquellos casos en los q u e el a u t o r t i e n e
inos conocimientos q u e no posee la m a y o r í a . ¿Qué s u c e d e
E n estos casos e s t a r í a m o s frente a u n e r r o r adee tipo, ^
luando los técnicos de u n l a b o r a t o r i o d e s c u b r e n la «nocividad»
s o l u c i o n a r de a c u e r d o con l a s r e g l a s g e n e r a l e s , s e g ú n su \e u n p r o d u c t o , del q u e e s t a b a p e r m i t i d a su comercialización,
vencibilidad o invencibilidad, a r t . 14. 1. C P . , s i e n d o i m p u n e el
p e s e a conocer l a «nocividad» la e m p r e s a decide s e g u i r
h e c h o si el e r r o r es invencible, o si s i e n d o vencible no está
idelante con la fabricación y distribución del producto q u e ,
p r e v i s t a su comisión i m p r u d e n t e , y c a s t i g á n d o s e como impru-
i d e m á s , t a m b i é n lo s i g u e n fabricando otras empresas?^^^ E n
d e n t e c u a n d o el e r r o r s e a vencible y e s t é p r e v i s t a la comisión
sste caso, los poderes s u p e r i o r e s no sólo p u e d e n f u n d a m e n t a r la
i m p r u d e n t e de ese delito. E n el juicio sobre la vencibilidad del
[encibilidad del error, sino q u e d e b e r í a n de l l e v a r a la caUfica-
e r r o r h a b r á q u e t e n e r e n c u e n t a t o d a s las c i r c u n s t a n c i a s concu-
;ión de los h e c h o s como dolosos, s i e m p r e que, por el principio de
r r e n t e s , i n c l u i d a s l a s p e r s o n a l e s del a u t o r , t o m a n d o como
egalidad, no q u e d a s e excluida la r e s p o n s a b i l i d a d p e n a l , por
c r i t e r i o r e g u l a t i v o la e x i g i b i l i d a d . P o r t a n t o , los poderes
;ratarse de u n a ley p e n a l e n blanco q u e r e q u i r i e r a infracción de
i n f e r i o r e s o s u p e r i o r e s del a u t o r d e b e r á n de s e r c o n s i d e r a d o s
eyes o r e g l a m e n t o s e n l a m a t e r i a y, e n el caso, concreto, no s e
e n l a d e c i s i ó n s o b r e l a v e n c i b i l i d a d del e r r o r , s i n e m b a r g o ,
)rodujera la infracción. P e r o e n ese s u p u e s t o , a u n c u a n d o no se
c u a n d o el e r r o r se p r o d u c e e n el d e s a r r o l l o de a c t i v i d a d e s
u d i e r a i m p u t a r r e s p o n s a b i l i d a d p e n a l por el delito de peligro,
p r o f e s i o n a l e s ^ r e s p o n s a b i l i d a d p o r el p r o d u c t o , s e g u r i d a d en
ií q u e s e r í a n i m p u t a b l e s l a s m u e r t e s o lesiones q u e se produje-
el t r a b a j o , m a n i p u l a c i o n e s g e n é t i c a s , e n e r g í a n u c l e a r , medio
a n como consecuencia del uso normal del p r o d u c t o .
a m b i e n t e . . . — , los p o d e r e s inferiores del sujeto no p u e d e n servir
p a r a f u n d a m e n t a r la i n v e n c i b i h d a d del e r r o r sino al contrario 2. Al a n a l i z a r el contenido y objeto del dolo, en los delitos
p o r q u e , al a s u m i r el ejercicio de la a c t i v i d a d , d e b e de conocer o n t r a b i e n e s jurídicos s u p r a i n d i v i d u a l e s , a d v e r t í a m o s q u e
por si, o a t r a v é s de técnicos q u e le a s e s o r e n , los p r o b l e m a s y uchos de ellos e s t á n descritos a t r a v é s de e l e m e n t o s n o r m a t i -
riesgos de la actividad, por lo q u e la infracción de ese d e b e r de os típicos de contenido jurídico, lo q u e s u s c i t a b a p r o b l e m a s
cuidado q u e le h a conducido a u n e r r o r sobre u n h e c h o consti- obre cuál debía de s e r el nivel de conocimiento q u e s e r e q u e r í a
t u t i v o de la infracción p e n a l , i m p l i c a de lege ferenda la califica- obre estos e l e m e n t o s n o r m a t i v o s , con las consecuencias q u e de
ción del h e c h o por i m p r u d e n c i a g r a v e profesional. a falta de conocimiento s e d e r i v a n . E n general, se e n t i e n d e q u e
1 e r r o r sobre estos e l e m e n t o s no excluye el dolo y el t r a t a m i e n t o
En estos ámbitos científicos y/o técnicos, los errores debidos a que,
el e r r o r sobre el concreto significado jurídico de los e l e m e n t o s
por el estado de la ciencia en el momento de los hechos, ese riesgo era
o r m a t i v o s se r e c o n d u c e , n o r m a l m e n t e , al e r r o r de prohibi-
desconocido deben de considerarse errores invencibles. Los problemas
de decisión sobre la vencibilidad o invencibilidad del error aumentan ión''*^^, e n cuyo caso l a v e n c i b i l i d a d o invencibilidad del e r r o r ,
cuando ese riesgo era en cierta medida conocido, pero todavía no había
sido asumido por la totalidad de la comunidad científica —p. ej. caso de
las transfusiones de sangre de Bellvitge—; en los casos en que se conocía
En estos casos también se plantea un difícil problema en relación con la
pero se "admitía", incluso estando prohibido su uso, por la utilidad del imputación de la autoría, vid. Infra. V. 3. A)..
producto, que era difícil sustituir por otro —p. ej. la utilización de la Al delimitar el problema a los elementos normativos «con contenido
uralita después de conocerse su nocividad—; o, p. ej. cuando por la jurídico», se quiere poner de relieve que todos los elementos típicos tienen
complejidad técnica es discutible si e! fallo podía haber sido advertido. • • un componente normativo, porque, como decíamos al inicio del trabajo,
^
316 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .. 317

determinada de acuerdo con el criterio de exigibilidad, llevar' información mayor que el que obliga, en general, a todos los
a la atenuación de la pena o a la impunidad, respectivamente ciudadanos. Al «profesional» le es más exigible conocer, por lo
Existe un acuerdo amplio en que para la existencia de dolo es que, cuando exista duda sobre el conocimiento del significado
suficiente con que el autor conozca las circunstancias concu- antijurídico de su comportamiento, en principio, habrá que
rrentes y su significado normativo, en el nivel de la esfera del considerar que es una «duda resoluble» y, que, por tanto, no
profano, sin que sea necesario que el sujeto conozca la descrip- tiene efectos ni de atenuación de la pena ni exclusión de la
ción de los elementos típicos. responsabilidad criminal.
Al respecto, es importante, poner de relieve que la mayor 3. Los errores sobre los elementos normativos de contenido
parte de los delitos en los que se protegen bienes jurídico- jurídico afectan al conocimiento de la antijuricidad, pero los
penales supraindividuales requieren «profesionalidad»'''^'^ por problemas sobre el conocimiento de la antijuricidad, en los
parte de quien realiza comportamientos en estos ámbitos. Esta delitos que en esta sede analizamos, tiene también otras conno-
«profesionalidad» determina que exista una cierta presunción taciones. E n aquellos delitos que forman parte del Derecho
de que los sujetos que participan en estas actividades conocen, penal nuclear, el conocimiento de la antijuricidad prácticamen-
al menos eventualmente, el significado antijurídico de su com- te se presume, mientras que en estos delitos nuevos o, en todo
portamiento y, por consiguiente, junto al problema del nivel de caso, menos conocidos, suscita mayores dificultades de prue-
conocimiento que se requiera para admitir la existencia de ]3^585 ^ ^ j ^ cuando no se pueda entrar a fondo en el problema no
error, se plantea la cuestión de la consideración que se tenga quiero dejar de hacer mención a otra cuestión, no resuelta por
respecto del conocimiento eventual de la antijuricidad"'^"*. La la doctrina, y que también se suscita especialmente en estos
utilización del criterio de exigibilidad determina que sobre el delitos en los que, prácticamente siempre, existe una duplici-
autor, por su carácter de «profesional», recae un deber de dad sancionatoria.
¿Qué relevancia jurídico penal tendrían errores como los siguientes:
incluso el concepto «muerte» requiere u n a interpretación normativa el sujeto cree que la defraudación que está realizando es una infracción
sobre el inicio yfinde la vida. La dificultad de delimitar qué elementos tributaria pero no es delito, o cree qué los vertidos infringen la normativa
típicos son normativos con contenido jurídico, junto al nuevo sistema de administrativa, pero no constituyen delito, o qué esa compra de
incriminación de la imprudencia que determina la impunidad en supues- acciones en perjuicio de los socios minoritarios infringe la Ley de
tos de error de tipo vencible en comportamientos respecto de los que no Sociedades Anónimas pero no constituye delito, o que la venta de un
está prevista la comisión imprudente, conducirá a que los errores sobre producto caducado infringe la normativa sobre alimentos pero no
elementos normativos con contenido jurídico sufran un incremento
importante; al igual que sucederá, y ya sucede, respecto de la extensión
constituye delito...?
de la figura del dolo eventual, problema que ya advertí en mi tesis sobre
el delito imprudente, CORCOY BIIIASOLO, El delito imprudente..., pp- ^^"^ 585 Si examinamos los supuestos en los que en nuestra junsprudencia se ha
ss.
discutido la existencia de un error de prohibición se advierte que en la
''^'-^ Aquí so utiliza el término «profesional» en un sentido amplio que gran mayoría de casos se trata de delitos contra bienes jurídicos
abarcaría, junto a los profesionales en sentido estricto, a los empresarios, supraindividuales, p. ej. STS de 14 de diciembre de 1985 (RJ 1985/6264)
fabricantes, comerciantes, funcionarios, autoridades.... o STS de 10 de abril de 1986 (RJ 1986/1995), tratan sobre tenencia de
•'^^ Cfr. Sii.vA SÁNCHEZ, A D P C P 1987, pp. 647 ss.; PÉREZ AI.ONSO, La duda armas; STS de 7 de jubo de 1987 (RJ 1987/5286), sobre dehtos moneta-
sobre la prohibición, ADPCP 1995, pp, 71 ss., sobre la doctrina >' rios; STS de 5 de octubre de 1990 (RJ 1990/7678), sobre falsedades
jurisprudencia relativa al tratamiento del conocimiento eventual de l<i documentales; STS de 21 de febrero de 1991 (RJ 1991/1313), sobre
antijuricidad. intrusismo.
i?'
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 319

Con sólo estos ejemplos es claramente perceptible que i V.3. PROBLEMAS ESPECÍFICOS DE AUTORÍA Y
discusión sobre si el conocimiento de la antijuricidad requier PARTICIPACIÓN EN LOS DELITOS CONTRA BIENES
el conocimiento de la antijuricidad-penal, es decir, el conocí JURÍDICOS SUPRAINDIVIDUALES
miento no sólo de que el comportamiento está prohibido sino de
que está prohibido penalmente, afecta directamente al núcleo i) Características de los delitos contra bienes jurídicos
de los delitos examinados. Al respecto sólo apuntar que la supraindividuales que afectan a la imputación de la
doctrina mayoritaria entiende que es suficiente el conocimiento autoría
de la antijuricidad sin que sea necesario conocer la naturaleza
penal de la prohibición, sin que, por otro lado, se fundamente a) Origen de las dificultades que suscita la imputación de la autoría
claramente el por qué de esta solución que no toma en conside- en estos delitos
ración la naturaleza propia de las sanciones penales cuando, en
general, esos mismos autores, limitan la intervención penal a 1. El concepto de autoría, y la imputación de ésta, en los
través de los principios de necesidad y merecimiento de pena-'*^''. delitos contra bienes jurídico-penales supraindividuales son,
Admitiendo las dificultades de prueba que acarrearía esta estructuralmente, idénticos a los de cualquier otro delito. Al no
exigencia de conocimiento de la antijuricidad penal, no puede ser el objeto de este trabajo entrar en estos temas, únicamente
olvidarse que ello supondría una restricción de la sancionabilidad se pretende señalar los problemas que, en base a las especiales
en unos delitos que muchos consideran de difícil legitimación. características de muchos de estos delitos, suscita la imputa-
En la misma línea seguida a lo largo del trabajo, pienso que ía ción de la autoría. Por consiguiente, para contrastar esas
legitimidad de estos delitos sólo es dudosa cuando, respecto a peculiaridades hemos de partir del concepto de autoría que se
ellos, se utilizan otros principios y estructuras distintos, o con defiende, sin entrar en el debate que mantiene la moderna
mayor «flexibilidad», de los que rigen para los demás delitos. doctrina penal sobre esta cuestión^^'. Un amplio sector de la
Respecto del conocimiento de la antijuricidad, en la solución del doctrina, llega al acuerdo de afirmar que es autor quien, solo,
error sobre la prohibición se debe de seguir el mismo criterio y, conjuntamente con otros o por medio de otro, crea un riesgo
aun cuando, por sus características planteen mayores proble- típicamente relevante y, a partir de ese punto, es decir, respecto
mas no se pueden utilizar otros haremos. del concepto de autor que pueda servir para determinar cuándo
se producen esas situaciones, las posiciones se separan y esta
disparidad de criterios se acentúa cuando nos encontramos
frente a estructuras complejas de autoría como las que se
suscitan en los delitos contra bienes jurídicos supraindi-
viduales^^*^. El concepto de autoría que defiendo es el del domi-

587 Cfr. DlAZ Y GARCÍA CONLLEDO, La autoría ...,passim., con un completo y


razonado panorama sobre las distintas teorías de la autoría.
588 Como pone de relieve, FRISCH, Problemas fundamentales de la responsa-
bilidad penal de los órganos de dirección de la empresa, (trad. Paredes
Cfr. GüNTHKK, Strafrechtswidrigkeit..., passim,, sobre el concepto de Castañón), en «Responsabilidad penal de las empresas y de sus órganos
antijuricidad penal. y responsabilidad por el producto» (Coords. Mir Puig-Luzón Peña), pp.
320 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO i>T¡.iai DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 321

nio funcional del h e c h o típico, e n a l g u n o s a s p e c t o s coincidente determinación cuando el hecho no se realiza ni directa ni físicamente
con el de la c o m p e t e n c i a en la esfera de organización''"". Este por el autor sino a través de una empresa, organización o institución,
concepto de a u t o r í a q u e , es el único q u e ofrece u n a explicación o cuando intervienen más personas, o en supuestos omisivos...
metodológica y j u r í d i c o - p e n a l a la valoración q u e sobre la
a u t o r í a se llega d e s d e u n a p e r s p e c t i v a político-criminal, en L a d o c t r i n a p e n a l , por c o n s i g u i e n t e , lo q u e d e b e de b u s c a r
atención a los principios de n e c e s i d a d y m e r e c i m i e n t o de pena 3on conceptos y e s t r u c t u r a s de i m p u t a c i ó n q u e s i r v a n t a n t o en
y d e s d e u n a p e r s p e c t i v a de la v a l o r a c i ó n jurídico-social de [os casos sencillos como e n los complejos, p o r q u e el b u s c a r
d e t e r m i n a d a s c o n d u c t a s , sin n e c e s i d a d de u t i l i z a r fórmulas soluciones excepcionales f r e n t e a casos difíciles, en los q u e por
e x t r a o r d i n a r i a s de i m p u t a c i ó n c u a n d o por m o t i v o s de justicia razones de j u s t i c i a m a t e r i a l se a d v i e r t e c l a r a m e n t e q u e se debe
m a t e r i a l se e n t i e n d e q u e el concepto de a u t o r defendido no sirve le c a s t i g a r y a q u i é n se d e b e de c a s t i g a r , s u p o n e u n a infracción
p a r a c a s t i g a r a q u i é n a p a r e c e c l a r a m e n t e como t a l . E n estruc- le los principios de i g u a l d a d y s e g u r i d a d j u r í d i c a . E n conse-
t u r a s delictivas s i m p l e s , en principio, otros conceptos de autoría cuencia, los conceptos y e s t r u c t u r a s de i m p u t a c i ó n , e n los
p u e d e n s e r de u t i l i d a d , a u n c u a n d o , s i e m p r e q u e se e n c u e n t r a n tomienzos del S. XXI, d e b e n de servir, con c a r á c t e r g e n e r a l ,
frente a s u p u e s t o s , en los q u e , por la forma de realización, Fpara todos los delitos y, e n p a r t i c u l a r , p a r a l a s n u e v a s formas
p r e s e n t a n u n a m a y o r dificultad, es n e c e s a r i o b u s c a r excepcio- le realización del c r i m e n , q u e s e p r o d u c e n no sólo en los nuevos
nes a ese concepto, con lo q u e la loable v o l u n t a d de d e f e n d e r un lelitos sino t a m b i é n e n delitos clásicos, como estafas, a p r o p i a -
concepto restrictivo de a u t o r í a q u e d a d e s v i r t u a d a . ción i n d e b i d a . . . , p o r q u e son consecuencia de la c a r a c t e r í s t i c a de
Siempre que un sujeto es quien, personal, directa y físicamente ^complejidad p r o p i a de l a sociedad a c t u a l .
realiza la acción típica, la imputación de la autoría no requiere acudir a 2. El por q u é se s u s c i t a n dificultades, e n relación con la
criterios normativos para determinarla. AI igual que, en la imputación [imputación de la a u t o r í a , en m u c h o s de los delitos c o n t r a b i e n e s
objetiva del resultado, cuando la víctima muere directamente de la bala
jurídicos s u p r a i n d i v i d u a l e s se e n c u e n t r a e n el f u n d a m e n t o
que le dirige el autor al corazón, no se requiere acudir a criterios de
í e n é p c o de todos e s t o s b i e n e s j u r í d i c o s . Los b i e n e s jurídico-
determinación de la imputación objetiva y, realmente, la relación causal
sería suficiente o, al menos, es equivalente la causalidad y la imputación )enales s u p r a i n d i v i d u a l e s , i n d e p e n d i e n t e m e n t e de las funcio-
objetiva. Por el contrario, tanto la imputación de la autoría como la |nes específicas de protección q u e t i e n e c a d a u n o de ellos, como
imputación del resultado requieren de ulteriores criterios normativos de función c o m ú n y b á s i c a d e b e n de p r o t e g e r la s e g u r i d a d y
[confianza del c i u d a d a n o frente a s i t u a c i o n e s q u e por su comple-
yidad desconoce y no p u e d e c o n t r o l a r i m p i d i é n d o l e el libre
[desarrollo de l a p e r s o n a l i d a d . T a n t o en a q u e l l a s a c t i v i d a d e s
100 ss., los delitos de lesión cometidos por empleados de una empresa, en
relación con la actividad de ésta, es muy difícil que den lugar a respon- >eligrosas e n l a s q u e s e p r e t e n d e m a n t e n e r el riesgo e n el nivel
sabilidad penal de los órganos de esa empresa. [del riesgo p e r m i t i d o , como r e s p e c t o del b u e n f u n c i o n a m i e n t o de
•''"•' La competencia por organización o institucional fundamenta el dominio [las i n s t i t u c i o n e s o, frente a la c r i m i n a l i d a d o r g a n i z a d a , veía-
funcional del hecho en los delitos en comisión por omisión o de autoría los q u e u n o de los motivos de la n e c e s i d a d de protección p e n a l
mediata, sin estar de acuerdo, con la distinción entre delitos de dominio
y delitos de infracción de un deber, en el sentido de JAKOIÍS, AT, pp- 729 surge de q u e el c i u d a d a n o no p u e d e reconocer por si m i s m o , los
ss.; la discrepancia básica parte de que la mera infracción de un deber, "iesgos, y a s e a por la n a t u r a l e z a de estos, y a s e a por la lejanía
al igual que respecto de los delitos de peligro abstracto, no podía impliC'"" jentre la fuente del riesgo y el d e s t i n a t a r i o final..., ni p u e d e
de forma inmediata la realización típica, en la relación de autoría, 1^ ¡onecer el f u n c i o n a m i e n t o de l a s i n s t i t u c i o n e s . L a complejidad
infracción de un deber no determina el concepto de autor.
le los riesgos y de l a s e m p r e s a s , o r g a n i z a c i o n e s o i n s t i t u c i o n e s ,
1^
322 MIRENTXU CORCOYBIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 323

en cuyo e n t r a m a d o se d e b e de b u s c a r al a u t o r , q u e dificultan 1^ En relación, especialmente, con los delitos socioeconómicos la utiliza-


i m p u t a c i ó n de la a u t o r í a son al m i s m o t i e m p o , u n a de las ción de sociedades, en muchos casos situadas en los llamados paraísos
r a z o n e s por las q u e el c i u d a d a n o n e c e s i t a s e r protegido. fiscales, para dificultar la persecución por estos delitos, plantea serios
problemas para la atribución de responsabilidad, siendo una de las
A los p r o b l e m a s d e r i v a d o s de q u e la a c t i v i d a d de riesgo se
soluciones, que ya se han utilizado por la jurisprudencia alemana, la del
d e s a r r o l l e e n el seno de u n a e m p r e s a , o r g a n i z a c i ó n o institu- <'levantamiento del velo».
ción, se u n e n l a s dificultades q u e p r o v i e n e n de la redacción de Pero es que incluso, en casos en los que no existe esa voluntad de
estos delitos, e s p e c i a l m e n t e , c u a n d o los tipos c o n t i e n e n deter- dificultar la persecución, la estructura del mercado lleua a que, en estos
m i n a d a s m o d a l i d a d e s de acción típica o/y e s t á n p r e v i s t o s como y otros delitos, como los relativos a !a salud de los consumidores o al
delitos especiales. A todo ello h a y q u e a ñ a d i r q u e , e n muchos medio ambiente..., existan distintas sociedades que intervienen en la
casos, nos e n c o n t r a m o s con e s t r u c t u r a s de comisión por omi- realización del hecho típico, con competencias diferentes, lo que
sión, t a n t o e n i n s t i t u c i o n e s como e n e m p r e s a s y organizaciones, dificulta también la imputación de la autoría. El problema se ve
en los q u e la a u t o r í a s e d e t e r m i n a , e n b a s e al c o n t e n i d o del claramente al examinar la estructura empresarial en el caso del
d e b e r de vigilancia'''**', y a los l í m i t e s de é s t e r e s p e c t o del Lederspray, en el cual una sociedad de responsabilidad limitada fabri-
principio de confianza, c u a n d o la a c t i v i d a d s e d e s a r r o l l a bajo caba unos sprays (Lederspray) para proteger e impregnar zapatos y
' ropas de cuero y los comercializaba a través de una filial, con la marca
criterios de división v e r t i c a l del t r a b a j o , de a c u e r d o con el
Erdal y a través de otra sociedad filial con la marca Solitar, empresas,
principio de j e r a r q u í a . C u a n d o l a o r g a n i z a c i ó n o l a e m p r e s a se
todas ellas, en las que, a su vez, la primera tenía cuatro directores-
h a n c r e a d o e s p e c i a l m e n t e p a r a d e l i n q u i r , la l l a m a d a «crimina- gerentes y las filiales cinco directores-gerentes cada una, que depen-
lidad o r g a n i z a d a » , o c u a n d o se u t i l i z a n sociedades i n t e r p u e s t a s dían, de acuerdo con el sistema organizativo del grupo de empresas, del
con e s t a m i s m a finalidad, las dificultades de d e t e r m i n a c i ó n de director-gerente de ventas de la sociedad productora.
la a u t o r í a a u m e n t a n p o r q u e la a t r i b u c i ó n del h e c h o al a u t o r se
h a de h a c e r a p a r t i r de la e s t r u c t u r a de e s a o r g a n i z a c i ó n y, en 3. Como decíamos, las dificultades p a r a la p r u e b a de l a
estos casos, n o r m a l m e n t e es m á s difícil conocer la e s t r u c t u r a relación de a u t o r í a , e m p i e z a n c u a n d o el a u t o r no es q u i é n
organizativa. físicamente h a r e a l i z a d o la a c t i v i d a d de la q u e s u r g e el riesgo
típico, p r o b l e m a s q u e se m u l t i p l i c a n c u a n d o e n el tipo se p r e v e n
En este sentido, respecto de los delitos de tráfico de drogas o el
d e t e r m i n a d a s m o d a l i d a d e s de acción típica o son delitos espe-
blanqueo de capitales es normal la existencia de organizaciones perfec-
ciales. Se t r a t a de s u p u e s t o s q u e , e s t r u c t u r a l m e n t e , p u e d e n
tamente estructuradas, con división del trabajo, pero sin reconocimien-
to legal, lo que plantea enormes problemas para determinar la autoria^''^' • v e r s e , e n u n o s casos, como de comisión por omisión y, e n otros,
como a u t o r í a m e d i a t a o de a u t o r í a m e d i a t a e n comisión por
omisión^^^. L a j u r i s p r u d e n c i a solucionaba la a t r i b u c i ó n de r e s -
Deber que en Alemania está, especialmente, regulado y previsto en el S
130 OWiG. que exige que la conducta, cometida en el seno de una
empresa o negocio, sea contraria a uno de los deberes que incumben al intervinientes más significados, jefe, administrador y encargado y la
titular y que esté sancionada con pena o multa, figura del autor detrás del autor.
591 Cfr. Josiii JuBERT, ADPCP 1995, pp. 660, ss,, en referencia al concepto de 592
La calificación como comisión por omisión o como autoría mediata
organización como elemento que cualifica el delito de tráfico de drogas, depende de que se trate o no de delitos resultativos, porque la comisión
analiza el concepto de organización como una estructura organizada por omisión, tradicionalmente, surge en relación con los delitos de
jerárquicamente con división del trabajo que afecta directamente a la resultado para obviar el problema de causalidad que en esos casos se
atribución de la autoría, definiendo así mismo las competencias de íos suscitaba, pero, como veremos, desde la posición que se adopta en esta
^^
324 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 325

ponsabilidad penal a los directivos, en sede de comisión por a partir de la S T S de 3 de julio de 1 9 9 2 o de la STS de 10 de noviembre
omisión, a través del concepto formal de la posición de garante de 1 9 9 3 , la responsabilidad de los representantes de la persona jurídica
por ley o contrato, o, a partir de 1983, por medio de la cláusula se determina materialmente, c o m o un deber de control de determina-
dos riesgos, delimitados según la distribución de competencias^^*.
general del «actuar en nombre de otro», del art. 15 bis CP 1973
Estas soluciones se ha visto que, en la práctica, revierten en
El art. 31. CP. no puede ser utilizado como fórmula extraor-
formas de responsabilidad objetiva, con una imputación formal
linaria de imputación de la autoría y, por consiguiente, no
de la autoría, por lo que parece necesario buscar nuevos crite-
>uede servir para atribuir responsabilidad penal a las personas
rios de imputación de la autoría, concebida como dominio
lue ejercen la competencia sobre determinados riesgos dentro
funcional del hecho, entendido como competencia sobre el
de una empresa, puesto que la finalidad de este precepto es
riesgo: autor es la persona o personas que tienen el dominio''-"
obviar las lagunas de punibilidad que se suscitan en los delitos
directo o por competencia específica'"'*^, de controlar o evitar el
especiales, cuándo quién reúne las características en el tipo es
riesgo típico, independientemente que ejecute materialmente
la persona jurídica y no la física. Un problema análogo, de
la conducta típica o no.
atribución formal de responsabilidad penal en estos casos, se
Hasta fechas muy recientes la jurisprudencia, antes y después de puede derivar de la introducción de una cláusula de comisión
1 9 8 3 , cuando se introdujo el art. 15 bis C P 1 9 7 3 , a través de la por omisión, en el art. 11. CP., precepto que, aun cuando se
concepción forma! de la posición de garante, había atribuido responsa- puedanintentarinterpretaciones restrictivas, parece favorecer
bilidad penal a los directivos por hechos delictivos cometidos en las la clásica concepción formal de la posición de garante defendida
empresas, en un sentido que lo acercaba a la responsabilidad objetiva^''^; por la jurisprudencia, que fundamenta la posición de garante
por ley, contrato o actuar precedente-^^"^. Previo a la entrada en
vigor del Código Penal de 1995, un amplio sector se manifestaba
sede carece de importancia la calificación de los hechos en uno u otro partidario de la introducción de una cláusula de comisión por
sentido. omisión, pero un sector importante de la doctrina''^^, entendía
''•'^ Runoi,HHi, SK, § 13/ 32 ss., fundamenta la posición de garante, en estos que el castigo de un delito previsto legalmente como comisivo
supuestos de comisión por omisión, a través de un análisis de las
estructuras de dominio de las empresas organizadas jerárquicamente,
por omisión, es decir, la incriminación de la comisión por
en el dominio de la causa esencial del resultado; SCUÜNIÍMANN, omisión, sólo e s t a b a l e g i t i m a d o cuando era directa y
Unternehmenskriminalitat und Strafrecht, Kóln 1979, pp. 102 ss,, fun- estructuralmente subsumible en la descripción de la conducta
damenta la posición de garante en el poder jurídico de mando, la mayor
información de los jefes y la práctica de la obediencia de los subordinados,
que determina el dominio actual del jefe y este dominio actual la decisión
a favor de la responsabilidad por autoría, aun cuando haya sido el el Trabajo, sin entrar en consideraciones sobre si, enel caso concreto, ese
subordinado quien materialmente haya realizado la acción típica. garante formal había infringido el deber de cuidado.
'^'^ JAKOIÍS, A T , § 29/26 ss., entiende el deber de garante en el sentido de que ''^^ Sobre la interpretación material del art. 15 bis CP 1973, es clarificadora,
incumbe exclusivamente al titular de la esfera de organización, funda- y sienta la jurisprudencia posterior, la STC 253/1993, de 20 de juHo.
mentando la responsabiUdad en los deberes en virtud de una competen- ^^'^ Cfr. SILVA SÁNCHEZ, El nuevo Código penal..., pp. 51 ss.
cia de organización o deberes en virtud de una competencia institucional- '^^^ LuzÓN PEÑA, La participación por omisión en la jurisprudencia reciente
^^^ Vid. CoRCOY BiDASOLO, El delito imprudente..., pp. 191 ss., en relación con del TS, en Estudios Penales, Barcelona 1991, p. 238; GRACIA MARTÍN, La
la atribución de responsabilidad penal a directivos, técnicos y mandos comisión por omisión en el Derecho penal español, en «La comisión por
intermedios por muertes y lesiones imprudentes de trabajadores de Is omisión», CGPJ XXIII, Madrid 1995, pp. 55 ss.; GIMBKRNAT ORDEIG,
empresa, en base, al art. 10 de la Ordenanza de Seguridad e Higiene en Causalidad, omisión e imprudencia, ADPCP 1994, pp. 5 ss.
326 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 327

típica, e s t a s u b s u n c i ó n se debe de b u s c a r a t r a v é s de uria comisión y comisión por omisión. E n e s t o s delitos c u a n d o u n


i n t e r p r e t a c i ó n m á s a d s c r i p t i v a q u e d e s c r i p t i v a de los verbos sujeto infringe su d e b e r específico de c o n t r o l a r riesgos típicos,
típicos, con u n significado de a t r i b u c i ó n de r e s p o n s a b i l i d a d y HQ q u e c r e a n p e r s o n a s v i n c u l a d a s j e r á r q u i c a m e n t e con él, e s t á
de descripción de la causalidad'''''''. E n los s u p u e s t o s en los que r e a l i z a n d o la c o n d u c t a típica, d e s d e u n a p e r s p e c t i v a n o r m a t i v a
con u n a i n t e r p r e t a c i ó n a d s c r i p t i v a de los tipos, s e a difícil no ontológica. Por c o n s i g u i e n t e , en e s t o s delitos no es n e c e s a r i a
e q u i p a r a r la comisión por omisión con la comisión, como puede la previsión de tipos omisivos e x p r e s o s , p o r q u e a nivel n o r m a -
suceder, p r e c i s a m e n t e , en delitos de c o n d u c t a s d e t e r m i n a d a s tivo el dominio sobre el riesgo típico lo t i e n e el sujeto q u e t i e n e
no r e s u l t a t i v o s , como son los delitos c o n t r a b i e n e s jurídicos competencia sobre la existencia o no de ese riesgo no q u i e n
s u p r a i n d i v i d u a l e s , s e r á n e c e s a r i o , en su caso, la previsión de un m a t e r i a l m e n t o lo ejecuta.
tipo específico de omisión.
En el art. 325. CP., delito medio ambiental, se ha previsto una
En este sentido, en el Código Penal, en bastantes delitos contra cláusula ambigua que puede entenderse como previsión expresa de la
bienes jurídicos supraindiuiduales se regula junto al tipo comisivo el omisión o de la autoría mediata, -provoque o realice directa o indirec-
omisivo. Un ejemplo es el delito fiscal, del art. 305. 1. CP., que tamente». Con esta redacción de los verbos típicos entiendo que se trata
comienza en estos términos: «El que por acción u omisión...», lo que de evitar que no resulten atípicos los supuestos normales de delitos
posibilita imputar el delito tributario a título de autor al obligado medio ambientales y poder castigar a quién efectivamente tiene el
tributario que comete el delito a través de otro —asesor fiscal...—, dominio sobre la realización o no de los vertidos, emisiones, extraccio-
siempre que se dé la equivalencia estructural entre omisión y comisión, nes, excavacions..., que inciden negativamente en los recursos natura-
lo que requerirá que el obligado tributario conozca exactamente los les. La voluntad del legislador de asegurarse la punición en este sentido
términos en los que su asesor está realizando la defraudación; en el art. es correcta, pero pienso que con una interpretación teleológica del tipo
414. CP., sobre la infidelidad en la custodia de documentos, junto a y una comprensión de la autoría como dominio funcional del hecho
destruya, «o consienta su destrucción o inutilización» (sólo respecto de típico también se consigue esta finalidad.
documentos reservados); igual que en la malversación, art. 432. 1. CP., En este sentido, aun cuando todavía no existe jurisprudencia al
a "Sustrajere» se suma «consintiere que un tercero»; con lo que, al crear respecto, estoy segura que en relación, p. ej. con los delitos relativos a
tipos omisivos impropios, se obvian las dificultades propias de la la energía nuclear aun cuando los verbos típicos apuntan a una dinámica
comisión por omisión y, en parte, las que se derivan de su configuración comisiva: «libere», «perturbe», «altere», «exponga», cuando los hechos
como delito especial propio. típicos se realicen en el ámbito de una organización o empresa, el quién
del hecho será la persona que tenga el dominio funcional sobre la
E n los delitos c o n t r a b i e n e s j u r í d i c o s s u p r a i n d i v i d u a l e s en manipulación de esos materiales nucleares, no el transportista, e!
los q u e , f u n d a m e n t a l m e n t e , se t r a t a de e v i t a r q u e los riesgos encargado... Ello por supuesto siempre y cuando no sea ese transpor-
p r o v i n i e n t e s de d e t e r m i n a d a s a c t i v i d a d e s p e l i g r o s a s s u p e r e n tista, encargado... la persona que, bajo su única responsabilidad, con
el riesgo p e r m i t i d o , sí q u e se d a la e q u i v a l e n c i a n o r m a t i v a entre desconocimiento de la empresa, ha decidido realizar la conducta típica.
En estos supuestos, atendiendo a los hechos concretos, habría que
decidir si los responsables de la empresa responden, en autoría
accesoria, por el correspondiente delito relativo a la energía nuclear por
imprudencia, sí han infringido el deber de vigilancia que les compete, o
En este sentido, SILVA SÁNCHEZ, Comisión y omisión: criterios de distin- si responden únicamente civilmente, respecto de los posibles daños y
ción, en «La comisión por omisión», CGPJ XXIII, Madrid 1995, pp. U ss.,
perjuicios ocasionados.
aun cuando el tema ya ¡o había tratado en numerosos trabajos y
apuntaba esta solución ya en el que constituyó su tesis doctoral, El delito
de omisión. ..., pp. 146 y 354 ss.
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 329

b) Autoría en los delitos contra bienes jurídicos supraindividuales posibilidad de entender que existe autoría mediata porque el
cometidos a través de personas jurídicas inferior jerárquico obra justificadamente o en situación de
inexigibilidad o error de prohibición, con independencia de que
1. Como se avanzaba en el apartado anterior, un amplio es muy discutido por la doctrina, supondría una solución excep-
número de delitos contra bienes jurídicos supraindividuales se cional para una cuestión que en la práctica está normalizada.
cometen a través de empresas, con o sin personalidad jurídica
o de instituciones públicas, y en todos estos supuestos se En e! ámbito, p. ej. de los delitos medio ambientales ni siquiera se ha
plantean problemas similares en relación con los criterios a planteado la cuestión de procesar a los ejecutores materiales de los
vertidos, emisiones..., sino que directamente se ha actuado contra los
seguir para imputar la autoría a las personas individuales.
responsables de la empresa que había originado esos vertidos, emisio-
Respecto al estado de la cuestión relativo a atribución de nes.. ., sin acudir a estructuras de autoría mediata. Idéntica es la situación
responsabilidad penal en los delitos cometidos a través de una en los delitos contra la salud de los consumidores, con independencia
persona jurídica existen muchos trabajos a los que me remito"™. de que en muchos de los casos que se han perseguido en España en estos
La estructura organizativa de la empresa incide en la atribu- ámbitos, se trataba de empresas familiares, prácticamente unipersonales.
ción de responsabilidad personal, ya que la división horizontal
y vertical del trabajo genera ámbitos de competencia diferen- Hasta el Código Penal de 1995 se decía que la autoría
ciada, que controlan la actuación de los sujetos que se encuen- mediata era una construcción supralegal y como tal con proble-
tran en un nivel inferior y que, normalmente, serán quiénes mas de legalidad, en concreto, por suponer analogía contra reo.
realicen la conducta ejecutiva, que no será siempre la más En el Código Penal de 1995, art. 28., se introduce la autoría
relevante, lo que implica el cambio sustancial que debe de mediata con una fórmula absolutamente abierta, en el sentido
producirse en el concepto de autoría, respecto del que podía de «Son autores quienes realizan el hecho... por medio de otro
tener sentido frente al Derecho penal clásico. El problema no es del que se sirven como instrumento». Este precepto puede
tanto dogmático, por cuanto siempre existirá un último ej ecutor plantear un problema análogo al que en su día suscitó la
al que se le podría atribuir la autoría, ni de lagunas de fórmula del «actuar por otro», sirviendo como justificación
punibilidad, porque, en la mayoría de casos, se podría atribuir formal de la posible infracción del principio de legalidad y
responsabilidad a los superiores jerárquicos como inductores o «permitir» atribuirlaresponsabilidad penal formalmente. Esta
cooperadores necesarios, como político-criminal, por cuanto, posibilidad ha de ser rechazada, debiendo de interpretarse en
con esa solución no se consiguen las finalidades que se persi- el sentido de que esa actuación por medio de otro debe de ser
guen. La estructura de la autoría mediata, que podría servir en estructuralmente idéntica a la autoría directa, en el mismo
algunos casos muy concretos, tampoco es apta en todos aquellos sentido que se decía respecto de la comisión por omisión. En
en los que el ejecutor actúa dolosamente por conocer, al menos general, como ya decía al comienzo, cualquier fórmula que
en el nivel de la esfera del profano, la realización típica. La pueda servir para atribuir, excepcionalmente, responsabilidad
penal se debería de evitar, exigiendo que las estructuras de
imputación de la autoría sean siempre idénticas'^''^

600 PQJ. todos, cfr. SCHÜNEMANN, Unternehmenskriinminalitat..., passini.;


GRACIA MARTÍN, El actuaren lugar de otro en Derecho penal, T. I, Zaragoza
1985 y T. II, Zaragoza 1986, passim..; RODKRÜIKZ MONTAÑÉS, La respon- ^''^ En este sentido, DÍAZ Y GARCIA Com^hEDO, Autoría y participación, L L d e
sabilidad penal del administrador..., passim. 28 de febrero de 1996, considera innecesaria la mención de las formas de
330 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 331

2. El juicio sobre la relación de autoría debe de pasar pQj. co) de status^^"^. Por consiguiente, el art. 31. CP. viene a dar
identificar, en cada caso, atendiendo a todas las circunstancias solución a los problemas que, en relación con el principio de
concurrentes, y no sólo a la posición que el sujeto teórica o legalidad, planteaba la atribución de responsabilidad penal a
formalmente ocupa dentro de la empresa, organización o insti- [las personas individuales en los delitos cometidos a través de
tución, sino a la que realmente ejerce, quién tenía el dominio )rganizaciones o empresas, cuando la conducta típica sólo
relevante o esencial sobre el riesgo típico, desde una perspectiva [puede ser realizada por la empresa y es realizada por ésta.
funcional, no formal, en el sentido de deber por ostentar un
En relación con delitos contra bienes jurídico-penaies
determinado cargo en la empresa*'"^. Una vez delimitado supraindividuales, en el Código Pena! de 1995, muchos de ellos
funcionalmente el «autor» del hecho, los problemas de imputa- requieren del art. 31. CP. para poder castigar a las personas individuales
ción de la autoría pueden surgir cuando se trate de un delito cuando el quién del tipo es la empresa.; p. ej., dentro de los delitos socio-
especial propio y ese quién no reúna las condiciones requeridas económicos, las insolvencias punibles, arts. 257 ss. o los delitos contra
por el tipo para ser autor. el mercado y los consumidores, arts. 281. ss. CP.; en los delitos de
blanqueo de capitales, arts. 298. ss; en los delitos contra la Hacienda
Como veíamos en el apartado anterior, el art. 31. CP.'^^'', no Pública y contra la Seguridad Social, arts. 305. ss.; los delitos contra los
puede interpretarse como una fórmula extraordinaria de impu- derechos y !a seguridad de los trabajadores, arts. 311 ss....
tación de la autoría ni sirve, con carácter general, para la
atribución de responsabilidad penal objetiva por hechos come- 3. En los delitos cometidos a través de una persona jurídica
tidos a través de una persona jurídica. Este precepto debe de íe pueden plantear problemas en supuestos de delegación de
interpretarse materialmente como una cláusula que funda- Funciones. La delegación de competencias es posible pero no
menta legalmente la atribución de responsabilidad penal de puede ser absoluta, puesto que, quién delega debe de conocer la
quien actúa por otro, sea persona física o jurídica, cuando se dé capacidad de la persona en quien delega y vigilar su posterior
la equivalencia material de la conducta de éste respecto de la del actuación, es decir, la delegación de competencia tiene unos
sujeto idóneo del delito especial, atendiendo al concepto mate- límites derivados del deber de vigilancia. Este problema en
rial (y dinámico) de función, frente al concepto formal (y estáti- Alemania está muy elaborado, a partir del § 130 OWiG, precep-
to que supone una imputación jurídico-sancionataria de la
omisión de las medidas de vigilancia, imponiendo una multa
cuando el delegado comete una contravención no evitada y
cuando comete un delito, sin distinguir entre los dos supuestos.
autoría, por cuanto, son formas de auténtica autoría, considerando que
puede ser conveniente su formulación expresa para dejar claro que es
En Alemania respecto de la relevancia penal de la infracción del
una forma de autoría y evitar el entendimiento, a veces no explícito, de deber de vigilancia hay dos posturas contrapuestas, la de
algunos autores de la autoría mediata como forma de ampliación de la Schünemann'^'*^, que considera este precepto inconstitucional y
autoría.
En ese sentido, las críticas a la sentencia del Lederspray BGHSt 37/1990-
vid. Supra. nota 397, están plenamente justificadas, porque supone
atribuirla autoría perla mera pertenencia al Consejo de Administración,
sin ulteriores restricciones en atención a su dominio efectivo sobre la ^^'* GRACIA MARTÍN, Responsabilidad de directivos..., pp. 25 ss., en relación
realización típica. con el art. 15 bis CP 1973, que es el precedente del actual, art. 31 CP.
El art. 31. CP amplia la cláusula del «actuar por otro», a los supuestos de ^''^ Strafrechtdogmatische und kriminalpolitische Grundfragen der
actuación en nombre y representación de persona física. Unternehmenkrminalitat, Wistra 1982, pp. 49 ss.
^Ifl
332 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DEUTOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 333

la de Tiedemann*^"*', que propone la creación de un tipo penal de horizontal y vertical del trabajo, el principio de confianza puede
infracción del deber de vigilancia, equivalente a este precepto servir como criterio de interpretación válido para delimitar la
para los delitos no evitados de los colaboradores. responsabilidad penal, tanto en concepto de autor como de
partícipe. El principio de confianza constituye un límite al
En España, aun cuando no exista un precepto equivalente deber de vigilancia —división vertical del trabaj o—, puesto que
la delegación de funciones no puede implicar tampoco la irres- el deber de vigilancia sin este límite implicaría, de fado, la
ponsabilidad penal absoluta de quien delega. Para atribuir imposibilidad de delegar funciones^'^'^, y un criterio de delimita-
responsabilidad penal a quién ha delegado las funciones, sin tción de la competencia —división horizontal del trabajo—.
controlar como se ejercían, habría que acudir a estructuras de
imprudencia, o de participación, y se podría imputar responsa- El príncipio de confianza, tradicionalmente, se h a estudiado
bilidad penal por imprudencia, siempre que esté prevista res- en relación con los delitos imprudentes como un límite al
pecto del delito cometido por el delegado, cuando realmente se alcance del deber de cuidado en relación con riesgos concurren-
ha delegado en quién no tenía capacidad para ejercer las tes en la producción de un resultado lesivo, especialmente, en el
funciones y cuándo siendo cognoscible que existían problemas ámbito del tráfico viario y aquí se propone su utilización para
no se ha vigilado su actuación. En el supuesto en que quien delimitar responsabilidades en actuaciones conjuntas, no con-
delega conoce de la actuación típica del delegado, estaríamos currentes. Aun cuando, el principio de confianza está estrecha-
frente a un caso de cooperación omisiva en el delito cometido por mente relacionado con el criterio del riesgo permitido, es impor-
el delegado, por parte del delegante. tante diferenciarlos porque el principio de confianza despliega
su eficacia, precisamente, en los niveles de imputación de la
Un aspecto diferente de! deber de vigilancia se plantea en relación autoría y participación. El príncipio de confianza, para delimi-
con la responsabilidad por el producto, en el sentido, de que no se trata
de un deber de vigilar los riesgos derivados de los posibles delitos tar la competencia y el alcance del deber de vigilancia respecto
cometidos por el delegado, sino de un deber de vigilar los riesgos de un riesgo creado en el seno de una organización, puede tener
inherentes a los productos que se introducen en el mercado. En el mayor utilidad que en los supuestos de riesgos concurrentes. En
Derecho Civil, a partir de una Directiva del Consejo de la Comunidad su concepción clásica, el principio de confianza restringe el
Europea, 59/1992, relativa a la seguridad general de los producios, se ámbito del deber de cuidado, delimitando en qué casos los
reconoce un deber de vigilancia con posterioridad a la venta del riesgos procedentes de terceros o de la víctima deben de ser
producto por parte de directivos, gerentes o propietarios. En la controlados por el sujeto, pero el problema se encuentra en que
sentencia del Lederspray, a la que ya nos hemos referido, conocida los «otros» es cualquier persona que puede crear «cualquier»
también como "caso Erdal», el Tribunal Supremo alemán, para atribuir clase de riesgo y ello h a llevado a una restricción del principio
responsabilidad penal al Consejo de Administración, fundamenta la de confianza a través de dos principios: la ineficacia del princi-
posición de garante en la infracción de ese deber de vigilancia. pio de confianza para el sujeto que infringe el cuidado y el
principio de defensa. Aplicando estos dos subprincipios, el
4. En orden a solucionar algunas de las dificultades de
atribución de responsabilidad penal en actividades realizadas
en el seno de organizaciones, estructuradas por una división

^'''' Sobre el principio de confianza, por todos, cfr. KRÜMPELMANN, Die


verwirkung des Vertrauengrundsatz bei pflichtwidrigen Verhalten in
Wirtschaftsstrafrecht..., pp. 203 ss. den kritischen Verkehrsituation, Fest- Lackner, Berlin 1987, pp. 290 ss..
334 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 335

principio de confianza no tiene ninguna capacidad de limitación interpretación de la competencia, delimitando el alcance de la
lo que lo convierte en superfluo*''^^. función que asume cada uno y las implicaciones que esa función
Por el contrario, el principio de confianza puede ser eficaz tiene en relación con el control o evitación del riesgo. Tanto en
cuando se conocen los riesgos que se deben de prever. En relación con la división del trabajo vertical como horizontal, la
relación con los riesgos provinientes de conductas concurrentes cuestión que nos planteamos, a través del principio de confian-
veíamos que, precisamente, la amplitud de los riesgos previsi- za, no es si el riesgo era previsible o/y controlable objetivamente
bles restaban eficacia al principio, sin embargo, en los riesgos por el sujeto sino si, atendiendo a la distribución de competen-
conjuntos, en el seno de una organización estructurada, el cias, tenía el deber de prever o/y controlar ese riesgo'^''^.
riesgo que cada uno de los intervinientes debe de controlar está
mucho más delimitado, lo que abona la eficacia del principio de
confianza. En las actuaciones conjuntas, el principio de confian- c) Autoría en delitos especiales en los que se protegen bienes jurídicos
za despliega su eficacia, en relación con la división del trabajo supraindividuales
vertical, restringiendo el deber de vigilancia respecto de la
actuación correcta de aquéllos en los que se hubieran delegado 1. La determinación de la autoría en delitos contra bienes
funciones, limitando el deber de control en un primer momento jurídicos supraindividuales cometidos personalmente o, a tra-
por la constatación de que esa persona en quién se delega tiene vés de organizaciones o empresas, puede estar necesitada de
capacidad suficiente para desempeñar esa actividad y, en un ulterior interpretación cuando se t r a t a de u n deUto especial
segundo momento, realizando un seguimiento sobre sí efectiva- propio, por requerirse en el tipo unas determinadas caracterís-
mente está desempeñando correctamente su función. ticas respecto de ese quién del hecho.
II En e! caso del acelerador de neutrones del Hospital Clínico de P. ej. en los delitos contra el mercado y los consumidores, art. 2 8 2 .
C P . , el quién del h e c h o ha de ser "fabricantes o comerciantes»; en los
Zaragoza, a los responsabie médicos el principio de confianza les
liberaba en un primer momento de responsabilidad porque hablan delitos societarios, arts. 2 9 0 . y ss., «los administradores de hecho o de
llamado al técnico de General Electric, que era ¡a marca del acelerador derecho o los socios»; en los delitos contra la salud de los consumidores,
de neutrones, pero estos responsables no pueden acudir a! principio de art. 3 6 3 . C P . , «productores, distribuidores o comerciantes»; y en los
confianza, en un segundo momento, porque cuando se constata la delitos relativos a la ordenación del territorio, art. 3 1 9 . C P . , "promoto-
existencia de irregularidades, pese a haber acudido el técnico, tienen el res, constructores o técnicos intermedios» ^^^.
deber de controlar el riesgo aunque hubieran delegado correctamente
esa función de control.
Por eso entiendo que no es correcto el argumento de la STS de 23 de abril
En relación con la valoración del deber que compete a los de 1992, en el caso de la Colza, cuando afirma que el sujeto está obligado
intervinientes en la actuación conjunta —división del trabajo a aplicar todas las medidas de cuidado necesarias para eliminar el riesgo
horizontal—, el principio de confianza sirve como criterio de derivado de su propia actuación, y también el proviniente de actuaciones
de otros sujetos cuando el mismo sea previsible y controlable para él. En
el mismo sentido, crítico a esta argumentación del Tribunal Supremo,
PAREDES CASTAÑÓN, El caso de la colza..., pp. 159 ss.
Los delitos tributarios, la doctrina mayoritaria, los concibe como delitos
"^"^ SciiüNEMANN, JA 1975, p. 719, en sentido crítico a la máxima jurispruden-
especiales propios, en el sentido de que autor sólo puede ser el obligado
cial de «Quien infringe el deber de cuidado exigido por el tráfico, no puede
tributario, mientras que otro sector postula que se t r a t a de un delito
apelar para si, el principio de confianza».
común, en el sentido de que no es necesario que la conducta defiraudatoria
336 MIRENTXU CORCOYBIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 337
'.!:'Kt

E n estos casos, es necesario d e t e r m i n a r cuál es el concepto de d e s d e el m o m e n t o e n q u e e q u i p a r a a los a d m i n i s t r a d o r e s de


fabricante, comerciante, promotor..., que sirve p a r a conformar h e c h o y d e d e r e c h o , a r t s . 290. y s s . C P , e n el m i s m o s e n t i d o q u e
este elemento requerido por el tipo. Las interpretaciones posi- el p r o p i o a r t . 3 1 . CF}'^\
bles pueden ir desde una m e r a m e n t e formal: es comerciante
En relación con el concepto de facultativo, encontramos en el
quién posee u n a licencia fiscal; u n a formal-material, quien
Código Penal dos definiciones que atienden a la clase de delito para
posea la licencia fiscal y ejerza h a b i t u a l m e n t e , en el sentido del
delimitar el concepto y que, en ambos casos, pretenden abarcar a todas
concepto de comerciante del Código de Comercio, art. 1.: «la las personas que ejerzan actividades relacionadas con la sanidad que
persona que con capacidad legal p a r a ejercer el comercio, se puedan tener relación con la modalidad de conducta típica, por encima
dedican a él habitualmente»; o u n a e s t r i c t a m e n t e funcional, en de cualquier formalismo administrativo. P. ej., en relación con los delitos
el sentido de que es comerciante, quien realiza actividades de relativos a la suposición de parto y alteración de la paternidad, estado
esa clase, a u n cuando no lo h a g a h a b i t u a l m e n t e ni posea o condición del menor y venta de niños, se entiende por facultativo tanto
licencia fiscal. Esta última interpretación es, desde u n a pers- los médicos, como !as matronas, personal de enfermería, y «cualquier
pectiva político-criminal, la m á s adecuada y, de lege lata, se otra persona que realice una actividad sanitaria o sociosanitaria», art.
corresponde con el sentido de los conceptos que de funcionario 222. CP., último párrafo; en el art. 3 0 3 . CP. fina!, respecto de la
receptación y blanqueo de capitales, tenemos otro concepto de facul-
y autoridad, art. 24. CP., ofrece el Código Penal, que no se
tativo que incluye «médicos, psicólogos, las personas en posesión de
corresponden con los criterios administrativos sino que persi-
títulos sanitarios, los veterinarios, los farmacéuticos y sus dependien-
guen u n a delimitación funcional, en base al ejercicio efectivo de
tes»; (el mismo concepto que el previsto en el art. 3 7 2 . CP. último
funciones púbhcas; esta desvinculación es la que debe de guiar párrafo, respecto de los delitos contra !a salud de los consumidores).
la interpretación de categorías mercantiles como la de comer-
ciante, fabricante, promotor... La redacción legal de las condi-
ciones jurídicas que deben de concurrir en el autor en los delitos
societarios también se corresponde con esta interpretación. Un amplio sector doctrinal, como p. ej. RODRÍGUEZ MOURULLO, Algunas
consideraciones político-criminales sobre los delitos societarios, ADPCP
1984, p. 688; TERRADILLOS BASOCO, Derecho penal de la empresa, Madrid
1995, p. 81, sostenían la necesidad de que se equipararan los administra-
dores de hecho y de derecho, porque, en palabras de Rodríguez Mourullo,
se cometa en relación con tributos propios, por lo que autor también ••se favorecería a quienes por desidia no se hubiesen preocupado de
podría ser, p. ej. el asesor fiscal. regularizar la sociedad o la designación de administradores y —lo que es
En los delitos contra los derechos de los trabajadores, un sector doctrinal peor todavía— a quienes dolosamente hubiesen creado la situación
también los concibe como delito especial propio, en este sentido, MUÑOZ irregular para sustraerse del ámbito de los derechos societarios»; sobre
CUNDE, Ü P . PE., p. 290, entiende que autor ha de ser u n empresario; sin la actual regulación de los delitos societarios y el concepto de administra-
embargo, esta interpretación cuya base legal sería únicamente el art. dor de hecho y de derecho. RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, La responsabilidad
318. CP, por cuanto este precepto sólo establece u n a cláusula específica penal del administrador desleal y los nuevos delitos societarios, Madrid
de actuar por otro, para el supuesto de que los hechos se realicen a través 1997, pp. 113 ss..
de persona jurídica, innecesaria por otra parte, y que, por consiguiente, En el mismo sentido, FRISCII, Problemas fundamentales de la responsa-
no obliga a considerarlos como delitos especiales, mientras que político-
bilidad penal de los órganos de dirección..., pp. 123 ss., se manifiesta en
criminalmente es incorrecta porque, aun cuando puedan ser empresas,
contra de la cláusula general del «actuar por otro», § 14 StGB, por limitar
en muchas ocasiones, y normalmente en los casos más graves como puede
la punibiíidad a los sujetos designados expresamente para asumir y
ser el tráfico ilegal de mano de obra, los comportamientos típicos se
ejercer bajo su propia responsabilidad fiínciones propias del titular de la
realizan a través de organizaciones criminales, que no revisten la
condición jurídica de empresa. empresa, con lo que no se contempla, por ejemplo, los supuestos de
designación tácita.
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO , DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 339

2. No p u e d e n e g a r s e , sin e m b a r g o , q u e u n a i n t e r p r e t a c i ó n ción de la a u t o r í a como dominio funcional del h e c h o típico, s e r í a


q u e h u y a de c u a l q u i e r f o r m a l i s m o y r e q u i e r a , ú n i c a m e n t e , que e n t e n d e r q u e al l i m i t a r la a u t o r í a r e s p e c t o de e s t a s p e r s o n a s se
la p e r s o n a o e m p r e s a h a y a ejercido, en relación con el hecho p r e t e n d e la a t r i b u c i ó n de r e s p o n s a b i l i d a d p e n a l , e n concepto de
típico, e s a actividad, s u p o n e v a c i a r de c o n t e n i d o la referencia a u t o r , e x c l u s i v a m e n t e , a q u i é n ejerza esos cargos y no a los
q u e e n el tipo se h a c e a f a b r i c a n t e s , c o m e r c i a n t e s , puesto ejecutores m a t e r i a l e s .
q u e s e r í a c o m e r c i a n t e o f a b r i c a n t e c u a l q u i e r a q u e ejerza esa
3. E n delitos como, p. ej., los de m e d i o a m b i e n t e , s a l u d de los
actividad. Sin e m b a r g o , a t e n d i e n d o a principios político-crimi-
c o n s u m i d o r e s , e n e r g í a n u c l e a r . . . , e n los q u e se t r a t a de p r o t e -
n a l e s es c o h e r e n t e q u e q u i é n , por ejemplo, s i t ú a u n producto
ger la s e g u r i d a d y confianza del c i u d a d a n o e n q u e no se
nocivo en el m e r c a d o , s i e n d o u n a e m p r e s a de c o n s u l t i n g , que
s u p e r a r á el nivel de riesgo p e r m i t i d o , carece de s e n t i d o su
p u n t u a l m e n t e se e n c u e n t r a con q u e p u e d e o b t e n e r beneficios
configuración como delitos e s p e c i a l e s propios, e n s e n t i d o estric-
con e s a v e n t a , se le p u e d a exigir r e s p o n s a b i l i d a d p e n a l a u n q u e
to, p o r q u e e n estos casos no se t r a t a de q u e el c i u d a d a n o p u e d a
no posea la licencia al efecto o/y a u n q u e no ejerza h a b i t u a l m e n -
confiar e n q u e los f o r m a l m e n t e r e s p o n s a b l e s de u n a i n s t i t u c i ó n
t e esa actividad. L a sujeción del D e r e c h o p e n a l a conceptos
o de u n a e m p r e s a r e s p o n d a n por su correcto f u n c i o n a m i e n t o ,
propios de o t r a s r a m a s del o r d e n a m i e n t o j u r í d i c o no p u e d e ser
sino q u e p u e d a n confiar en q u e , e n la realización de a c t i v i d a d e s
a b s o l u t a y, por c o n s i g u i e n t e , el J u e z p e n a l d e b e de i n t e r p r e t a r
p e l i g r o s a s , no se s u p e r a r á el nivel de riesgo p e r m i t i d o . E n estos
todos los e l e m e n t o s típicos, incluidos los r e f e r e n t e s a la a u t o r í a ,
s u p u e s t o s , lo r e l e v a n t e es la c o n d u c t a típica, m i e n t r a s q u e la
teleológicamente, d e a c u e r d o con los p r i n c i p i o s propios del
condición j u r í d i c a de q u i é n la r e a l i z a sólo p o d r í a servir, en su
D e r e c h o p e n a l y, e s p e c i a l m e n t e , e n a t e n c i ó n al b i e n jurídico
caso, p a r a a t e n u a r o a g r a v a r la p e n a , c u a n d o s e p r e v e a como
protegido e n el delito de q u e se t r a t e , t e n i e n d o los conceptos
tipo privilegiado o a g r a v a d o l a r e a l i z a c i ó n por q u i é n no t i e n e o
e x t r a - p e n a l e s , c a r á c t e r indiciarlo p e r o no v i n c u l a n t e en la
t i e n e u n a d e t e r m i n a d a cualificación; o p a r a f u n d a m e n t a r l a
concreción de los e l e m e n t o s típicos.
comisión i m p r u d e n t e , e n el caso de q u e e s t é p r e v i s t a .
En materia de urbanismo, p. ej. los conceptos de promotor,
Una interpretación restrictiva de quién puede ser autor en los delitos
constructor..., no están definidos en el Texto Refundido de ia Ley de
que pretenden limitar el nivel de riesgo en actividades peligrosas, puede
Régimen del Suelo y Ordenación Urbana, de 23 de junio de 1978,
llevar, como parece que está sucediendo en relación con el delito medio
mientras que en la Ley de la Generalitat de Catalunya, de 18 de
ambiental, a que, en base a que en el art. 326. a} CP., tipo cualificado,
noviembre de 1981, define el concepto de promotor, que es uno de los
se utilizan los términos «industria o actividad», se persigan, básicamente,
previstos en el art. 319. CP,, como «el propietario del suelo sobre el cual
sólo cuando, las contaminaciones ambientales que pongan en peligro
o bajo el cual se efectúa o se ha efectuado la infracción y su agente,
el equilibrio de los sistemas naturales procedan de una industria^^^.
gestor o impulsor», es decir, de una forma tan amplia que equivale a su
indefinición. La sujección del Juez penal a la normativa administrativa, Esta agravación, prevista del art. 326. a) CP., para los supuestos en
en estos términos, determinaría además la infracción del principio de los que la industria o actividad funcione clandestinamente, sería acorde
igualdad, porque la interpretación de los tipos legales sería distinta en con la propuesta de que en estas modalidades delictivas la condición
las diferentes comunidades autonómicas, sin que estemos en los
supuestos de una ley penal en blanco.
^^^ En este sentido, PÉREZ m: GREGORIO, LOS delitos contra el medio ambiente,
U n a i n t e r p r e t a c i ó n posible d e e s t o s d e l i t o s , q u e j u s t i f i c a la LL de 23 de febrero de 1996, entiende que, «a la vista de los subtipos
utilización de u n concepto e s t r i c t a m e n t e funcional de comer- agravados las actividades sancionadas como delitos serán mayorita-
c i a n t e , f a b r i c a n t e , p r o m o t o r . . . y, al m i s m o t i e m p o , la concep- riamente las derivadas de la contaminación industrial».
340 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO '''^'••r^.lA^',. DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 341

jurídica del autor puede agravar la pena o atenuar pero en un sentido pasivo de u n a obligación t r i b u t a r i a , la infracción del d e b e r la
contrario a lo que implica un delito especial, porque, p. ej. en esta comete, ú n i c a m e n t e , el t i t u l a r del deber.
agravante, el aumento de desuaior proviene de que el sujeto no reúne
la condición jurídica necesaria para realizar la actividad. 5. Lo dicho, respecto de los delitos especiales q u e requieren la
La agravante prevista en el art. 362. 2. CP., para el supuesto de que concurrencia de u n d e t e r m i n a d o deber que d e t e r m i n a quién
ios delitos relativos a la fabricación o comercialización de medicamentos puede s e r autor, es de aplicación respecto de los delitos en los que
deteriorados, incorrectos, caducados o ineficaces, sean cometidos por el a u t o r debe de ser u n funcionario o autoridad. E n estos casos, sin
farmacéuticos o directores técnicos de laboratorios legalmente autori- concebirlos como delitos de infracción de u n deber, lo cierto es que
zados, coincide con la propuesta que se hace de que la condición jurídica
el deber y la iníracción deben de existir y que t i t u l a r del deber sólo
del autor, aumente o disminuya el desvalor del hecho en atención al bien
puede s e r el funcionario o autoridad que ostenta la competencia
jurídico protegido. En el caso de los medicamentos, el ciudadano sí que
requiere una especial profesionalidad del personal de laboratorio o de q u e implica el deber. E s decir, la infiracción del deber no es
un farmacéutico que le asegure que no se supera el nivel de riesgo, lo concluyente p a r a la atribución de responsabilidad penal pero si no
que implica que el incumplimiento de su profesión, implicará una mayor h a y iníracción de u n deber no se d a tampoco el tipo. Por ello, si se
lesión de la seguridad y confianza del ciudadano. q u i e r e n evitar l a g u n a s de punibilidad, en los tipos legales e n que
se describan estos delitos se debe de prever, e x p r e s a m e n t e , la
4. C u e s t i ó n d i s t i n t a son los delitos e s p e c i a l e s propios en los realización de l a conducta típica por omisión o/y por medio de otra
q u e el e l e m e n t o típico q u e condiciona la a u t o r í a consiste e n u n persona. El Código P e n a l , en la redacción de los delitos referentes
d e b e r q u e obliga a d e t e r m i n a d a s p e r s o n a s , e n cuyo caso, a u t o r a conductas típicas de funcionarios o a u t o r i d a d e s en el ejercicio de
sólo p u e d e n s e r las p e r s o n a s físicas o j u r í d i c a s sobre l a s que s u s cargos debe de t e n e r u n especial cuidado en la redacción típica
r e c a e ese deber. p a r a c o n t e m p l a r esos supuestos omisivos o m e d i a t o s cuando,
desde u n a perspectiva político-criminal, exista merecimiento y
P. ej. en el delito de revelación de secretos de empresa, art. 279.
necesidad de pena.
CP., autor sólo puede ser quien tiene una obligación legal o contractual
de guardar reserva; en los delitos contra la Hacienda Pública y la En este sentido, p. ej. en el art. 414. CP., sobre !a infidelidad en la
Segundad Social, autor sólo puede ser la persona física o jurídica sobre custodia de documentos, está prevista junto a la conducta de destruir e
la que recae !a obligación tributaria, el retenedor de las cuotas de la inutilizar, la de consentir su destrucción o inutilización (sólo respecto de
Seguridad Social o el que obtenga indebidamente devoluciones o documentos reservados, no en el tipo básico, art. 4 1 3 . CP.,
subvenciones.
presumiblemente por entender que sólo respecto del tipo cualificado
concurre la necesidad y merecimiento de pena en los supuestos omisivos
E n estos casos la e x i s t e n c i a del d e b e r j u r í d i c o e x t r a - p e n a l no o mediatos); en los delitos de cohecho pasivo, arts. 419. y ss., cuando se
p u e d e s e r obviada y c o n s t i t u y e u n l í m i t e del tipo q u e no p u e d e refiere al «provecho propio o de tercero», se tiene en cuenta la posibilidad
e s t a r sujeto a i n t e r p r e t a c i o n e s político-criminales p o r q u e ya no de que el elemento subjetivo de tendencia no concurra en el funcionario
es u n p r o b l e m a de d e l i m i t a r a q u i é n se le p u e d e c o n s i d e r a r y como, igua! que sucede respecto del tipo objetivo, la fórmula del actuar
c o m e r c i a n t e o p r o m o t o r . . . , definiendo de u n a u o t r a forma estos en lugar de otro no sirve en estos delitos para ampliar el tipo subjetivo, es
conceptos, sino q u e se t r a t a de q u e la e x i s t e n c i a de u n d e b e r necesario que el legislador lo prevea expresamente^^^; en los delitos de
e x t r a - p e n a l , no sólo l i m i t a el círculo de a u t o r e s posibles sino q u e
e s t á en el f u n d a m e n t o de la infracción p e n a l . L a c o n d u c t a típica
^^-^ Cfr. GRACIA MARTÍN, Responsabilidad de directivos..., pp. 40 ss., sobre los
en el delito fiscal es la «defraudación» y e v i d e n t e m e n t e sólo
elementos subjetivos del injusto en relación con la fórmula del actuar por
p u e d e h a b e r d e f r a u d a c i ó n c u a n d o p r e v i a m e n t e e x i s t a u n sujeto otro.
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cohecho, el legislador también ha previsto la posibilidad de comisión en nos colegiados la solución ha de ser idéntica. Por tanto, los
^ autoría mediata «por sí o por persona interpuesta'>, que tampoco quedaría
cubierta ni por el art. 28. CP. ni por el art. 31. CP., por la especial términos en los que los arts. 133. de la LSAy el art. 69. l a LSRL,
naturaleza de estos delitos; arts. 428. y ss. CP., sobre ei tráfico de determinan, en el ámbito mercantil la responsabilidad solida-
influencias «directa o indirectamente», «'beneficio económico propio o de ria de los administradores frente a la sociedad, los accionistas
tercero»; en la malversación, art. 432. 1. CP., a «sustrajere" se suma y los acreedores por los eventuales actos lesivos, no vincula al
«consintiere que un tercero»; en el art. 437. CP., sobre exacciones ilegales, Derecho penal. En el Derecho penal rige el principio de respon-
se añade a la exigencia directa, la «indirecta»; en los arts. 439. y 441. CP., sabilidad personal, no solidaria, y, en todos los casos, para
relativos a las negociaciones prohibidas a los funcionarios, se incluye la atribuir responsabilidad penal deberán concurrir respecto de
fórmula, «o por persona interpuesta»... cada uno de los intervinientes en el órgano los criterios de
imputación objetivos, subjetivos y de autoría. Prueba evidente
El legislador en estos tipos pretende salvar las lagunas de de la imposibilidad de traspasar los criterios mercantiles al
punibilidad que en estos casos, por la naturaleza jurídica de los ámbito penal, es el hecho de que, tanto en la LSA, como en la
delitos, efectivamente, no podrían ser resueltas, sin infringir el LSRL, se limita la responsabilidad respecto de la sociedad, los
principio de legalidad, ni a través una interpretación teleológica accionistas y los acreedores, cuando la responsabilidad penal
del tipo, ni con un concepto de dominio funcional del hecho en puede surgir por actos lesivos a terceros y a la colectividad, como
la autoría, ni con cláusulas generales sobre el actuar por otro, sería el caso de los delitos contra el mercado y los consumidores,
de comisión por omisión o de autoría mediata. Cuestión distinta los delitos contra la salud de los consumidores, los relativos a la
es si el legislador realmente consigue esta meta, pero desde energía nuclear o al medio ambiente...^"
luego ésta no es la sede para entrar en un examen crítico de la
regulación, en el Código Penal de 1995, de los delitos contra la 2. En relación con la responsabilidad penal de los órganos
Administración pública y de Justicia. colegiados, hay que diferenciar los supuestos en los que la
actuación del órgano realiza la conducta típica —p. ej. acuerdos
societarios perjudiciales para los socios minoritarios—, de aque-
B) Coautoria, autoría accesoria y participación en los «delitos llos en los que la actuación o no actuación del órgano colegiado
de peligro» es previa a la ejecución material de la conducta típica por un
tercero que no tiene dominio sobre el hecho típico —cuya
a) Coautoria y adopción de acuerdos por órganos colegiados
conducta no tendrá relevancia penal— o que tiene un dominio
1. Uno de los problemas con el que nos encontramos en la relativo, supeditado al del órgano —en cuyo caso, se le puede
llamada criminalidad de empresa es el de la atribución de
responsabilidad en los órganos colegiados, o respecto de los
socios, y de la delimitación, en sentido vertical, de hasta donde
puede llegar la atribución de responsabilidad penal y si esta *'^'* Cfr. JAKOBS, Responsabilidad penal en supuestos de adopción colectiva de
acuerdos, {trad. Díaz y García Conlledo), en «Responsabilidad penal de
atribución lo es en calidad de partícipe o de coautor. Tal y como las empresas y sus órganos y responsabilidad por el producto» (Coords.
se afirmaba respecto de la accesoriedad de los conceptos mer- Mir Puig-Luzón Peña), Barcelona 1996, pp. 75 ss., plantea una serie de
cantiles o administrativos, p. ej. de comerciante o promotor, configuraciones de casos posibles muy sugerentes, aun cuando no entra
para determinar el contenido penal de estos términos, en en la calificación de la conducta de los intervinientes, en el sentido de si,
relación con la atribución de responsabilidad penal a los órga- en el caso de tener relevancia penal, serían coautores, inductores o
¡I cómplices.
•ui/;' MIRENTXU CORCOY BIDASOLO
DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 345
atribuir responsabilidad penal como partícipe—. Serían casos órgano colegiado. Junto a la mayor formalización de las actua-
•• p. ej. en los que el órgano decide que se realicen vertidos ciones de los órganos colegiados públicos, otra diferencia sus-
contaminantes, que se ponga a la venta un producto nocivo para tancial que, generalmente, se produce respecto de los órganos
la salud... o que no se tome el acuerdo de parar los vertidos colegiados de una empresa, es que el órgano colegiado público
contaminantes o retirar el producto nocivo para la salud. Son realiza la conducta típica, no se trata, como en muchos de los
supuestos de autoría mediata, en comisión o en comisión por supuestos anteriores, de que tras la resolución o no resolución
omisión, en los que el acuerdo del órgano colegiado no constitu- del órgano colegiado, la conducta típica la realice materialmen-
ye ni tan siquiera tentativa del correspondiente delito contra el te un tercero, sino que la conducta típica está constituida por la
medio ambiente o contra la salud de los consumidores. propia resolución del órgano.
En el primer grupo de casos, la atribución de responsabilidad En el Código Penal de 1995 se reconoce, expresamente, en la
penal a cada uno de los miembros es relativamente más fácil,
prevaricación de funcionarios, dentro de los delitos relativos a
puesto que es un supuesto de coautoría y, en principio, excepto
la ordenación del territorio, el patrimonio histórico y el medio
para los miembros que se opongan, o en el supuesto de que se
ambiente, arts. 320., 322. y 329. CP., la equivalencia entre la
abstengan, cuando sea seguro que el hecho de votar en contra
actuación de un funcionario o autoridad como órgano unipersonal
no cambiaría nada, regiría el principio de imputación recíproca,
por lo que para atribuir responsabilidad penal no es necesario o colegiado, y, por otra parte, en el art. 24. CP., se hace
que el voto sea dirimente. Si un miembro se opone, pero se referencia al órgano colegiado, cuando se define el concepto de
prueba que lo ha hecho cuando sabía que su voto no cambiaría autoridad. Previo a la entrada en vigor del Código Penal de
el sentido de la resolución y estaba de acuerdo con ésta, también 1995, y pese a no existir ninguna referencia legal a los órganos
se le podría atribuir responsabilidad penal como coautor. Res- colegiados, la jurisprudencia, no había tenido problemas para
pecto del segundo grupo de casos, la diferencia sustancial atribuir responsabilidad penal a los órganos colegiados y, en
estriba en que, al no haberse iniciado la ejecución, son posibles esos supuestos, consideraba coautores a todos los miembros que
modalidades de comportamiento que impliquen un desisti- contribuyen con su voto a la realización de la conducta típica,
miento activo, aun cuando finalmente el desistimiento no tenga excluyendo la responsabilidad penal de quienes se abstuvieron
éxito. de votar o votaron en contra**^^. En todo caso, este criterio
jurisprudencial no puede ser taxativo ni estar exento de mati-
3. La responsabilidad de los órganos colegiados en el ámbito zaciones, en atención a la efectiva contribución que cada miem-
de las instituciones públicas está más delimitada que en los bro del órgano colegiado haya tenido respecto de la realización
supuestos de órganos colegiados de empresas, puesto que en las de la conducta típica, siendo de aplicación algunas de las
instituciones públicas, la competencia y la forma de ejercerla, o situaciones y soluciones que, a tal efecto se han planteado
delegarla, está regulada y los tipos responden al cumplimiento respecto de órganos colegiados de personas jurídicas privadas.
correcto de esta competencia. El mayor nivel de reglamentación
de las actuaciones de los órganos colegiados públicos determina
que las opiniones doctrinales y jurisprudenciales sean unáni-
mes al entender que los funcionarios o autoridades responden
por la conducta típica tanto cuando actúan como órganos ^15 En este sentido, STS de 19 de diciembre de 1994 (RJ 194/10231), en
unipersonales como cuando lo hacen como miembros de un relación con un delito de prevaricación en el que la resolución injusta
había sido dictada por un órgano colegiado.
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4. En los delitos especiales propios se suscitaba la discusión Por consiguiente, en los delitos especiales propios habrá que
en el sentido de si el extraneus podía ser partícipe aun cuando distinguir los supuestos en los que el extraneus actúa descono-
no reuniera las condiciones requeridas para ser autor. En este ciendo el significado de su conducta, supuesto que responde a la
sentido, la STS de 20 de mayo de 1996, establece que las reglas figura del instrumento que actúa por error, lo que le exime de
de participación del Código Penal no reclaman que los partíci- responsabilidad penal, de aquéllos en los que actúa dolosamente,
pes en un delito especial propio presenten la misma condición en los que responderá como partícipe y, de acuerdo con la
jurídica que el autor, de modo que la ley no impide la punibilidad doctrina sentada por el Tribunal Supremo, se le podría aplicar
del extraneus como partícipe en el delito del intraneus, pudien- una atenuante analógica^^^. Aun cuando, al respecto no exista
do no obstante verse beneficiado por una atenuación de la pena jurisprudencia, en estos casos, la clase de responsabilidad como
porque al no inñ'ingir el deber específico del autor su conducta partícipe seguirá las reglas generales de la participación, por lo
presenta un menor desvalor. En estos supuestos, el Tribunal que atendiendo a la modalidad de contribución al hecho se le
Supremo ha aplicado la atenuante analógica de no albergar la podrá castigar como inductor, cooperador necesario o cómplice.
condición típica del autor, p. ej. en la sentencia de 20 de mayo Cuando, estructuralmente, su conducta sea de coautoría su
de 1996, respecto de un delito fiscal y, en la sentencia de 24 de consideración será la de cooperador necesario ya que, por su
junio de 1994 (RJ 1994/5031), en relación con los funcionarios naturaleza de extraneus, no reúne las condiciones típicas de la
públicos, afirmando que el principio de legalidad impide casti- autoría en esos delitos.
gar como autor a la persona en quien no concurren las circuns-
tancias establecidas en el tipo penal, «... pero si la participación
del extraño consiste en inducir o en cooperar con actos necesa- h) Autoría accesoria y participación en los «delitos de peligro»
rios, entonces no es imprescindible que quienes así actúen sean
funcionarios públicos ... aunque en tales casos pueda y deba 1. E n los supuestos de responsabilidad en cadena, en los
utilizarse por vía indirecta, el contenido del artículo 60. del delitos cometidos dentro de una estructura jerárquica, se plan-
Código Penal, que se refiere a las circunstancias modificativas tea el problema de hasta dónde puede llegar la exigencia de
de la responsabilidad criminal, como determinante, cuando responsabilidad en concepto de autor y en qué punto hay que
haya lugar a ello, de una atenuante por la vía del artículo 9.10, trazar la línea para pasar a atribuir, en su caso, la responsabi-
del Código Penal, es decir, mediante la utilización de la analogía lidad como partícipe y no como autor. La atribución de respon-
en beneficio del reo, con la finalidad de no olvidar nunca el sabilidad penal a título de autor debe de limitarse a quiénes
principio de proporcionalidad, que es inseparable al principio tienen el dominio funcional esencial del hecho típico, y en ese
de justicia del que forma parte, pues sólo así la pena que haya delimitación se deberá de atender, en primer lugar, a la compe-
de imponerse responderá a la exigencia de individualización y tencia que el sujeto ostentaba en la organización. Sólo quienes
es obvio que, en estos casos, el extraño al no concurrir en él la gozan de capacidad decisoria sobre la producción o evitación del
condición de funcionario, no actúa con la potencialidad y fuerza riesgo típico pueden ser autores, por el contrario, quienes de
de antijuricidad que caracteriza a quien sí posee esta condición,
pues le falta el plus de tal carácter que en él no concurre y que
es el determinante, por así decirlo, del nacimiento de la figura "'^ Esta doctrina jurisprudencial tiene un precedente legal en Alemania, en
penal alrededor de la cual giran las correspondientes participa- el § 28 I StGB, está prevista la atenuación preceptiva de la pena del
ciones delictivas». partícipe al que le faltan las características especiales personales que
fundamentan la pena del autor.
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a c u e r d o con s u c o m p e t e n c i a , i n f o r m a n , e j e c u t a n . . . , pero no 2. E n los s u p u e s t o s en los q u e , en el propio tipo, e s t á previsto


p u e d e n decidir sobre el riesgo típico, e n el caso de q u e conozcan q u e diferentes p e r s o n a s p u e d e n r e u n i r l a s condiciones típicas
los hechos y no se o p o n g a n , e n la forma e n q u e , por su propio p r e c i s a s p a r a s e r a u t o r e s , t a m b i é n se d e b e de decidir, a t e n d i e n -
nivel de c o m p e t e n c i a les es exigible h a c e r , s e r á n p a r t í c i p e s . do al caso concreto, si son s u p u e s t o s de c o a u t o r í a , de a u t o r í a
En el ejemplo que poníamos sobre delitos contra el medio ambiente, accesoria o de participación.
será autor la persona o personas que tengan efectivo dominio sobre la
P. ej. en los delitos relativos a la ordenación del territorio, autores
realización o no de vertidos contaminantes. En principio, serán respon-
pueden ser los promotores, constructores y técnicos directores y dada
sables los directivos que tengan poder de decisión —competencia—
la complejidad de determinadas obras pueden coexistir incluso, en la
sobre esa realización de vertidos, el problema se centra en decidir si, por
ejemplo, también los responsables del laboratorio tienen ese dominio misma obra, varios promotores, constructores y, por supuestos, técni-
esencial o, si por el contrario, respecto de los técnicos de laboratorio cos-directores. Los constructores y promotores, en principio, y salvo
sólo se podría hablar de participación. En la decisión, a favor de una u que se dé alguno de los supuestos planteados respecto de los órganos
otra solución, se deberá tomar en consideración la competencia colegiados, serán coautores, excepto en el caso de que uno o varios de
decisoria de estos técnicos en esa empresa, teniendo en cuenta datos ellos, expresamente, se oponga/n a la realización de la obra en esas
como los referentes a la influencia que los informes técnicos, según se condiciones, con la salvedad de que si continúa/n en ella pese a todo
realicen en uno u otro sentido o la mayor o menor incidencia en los será difícil no admitir una aceptación tácita del acuerdo por su parte.
efectos que la conducta pueda tener para modificar en todo o en parte Pueden suscitarse, dadas las circunstancias en que trabajan promotoras
la resolución de los órganos competentes. y constructuras, que algunos de ellos desconozcan que la realización de
la obra en esas condiciones implica un peligro objetivo idóneo, en cuyo
Quedaría excluida la responsabilidad penal, por falta de dominio
caso, dado que la comisión imprudente es atípica no se le podrá atribuir
sobre el hecho, de los ejecutores materiales que carecen de competen-
responsabilidad penal.
cia decisoria dentro de la organización. En estos supuestos más que un
Respecto de los técnicos-directores, independientemente, de que,
problema de ausencia de dolo, o de justificación o inexigibilidad, es una
legalmente, dada la redacción típica pueden ser autores habrá que
cuestión de falta de tipicidad objetiva, por cuanto su contribución a la
realización del hecho típico, en el ámbito de la organización es delimitar claramente, en el mismo sentido que se hacía en el apartado
irrelevante, son un mero engranaje que puede ser sustituido sin que anterior, cuál era su competencia en la organización, en base, funda-
cambie nada. Por consiguiente, al faltar el tipo objetivo es indiferente mentalmente, a su capacidad decisoria y a la contribución a la realiza-
que actúen conociendo la naturaleza de su conducta o sin conocerla, ción de la conducta típica. Si, p. ej., el arquitecto director es quien
porque no hay relación de autoría ni de participación, como imputacio- propone el construir de esa forma, convenciendo a los demás de los
nes esenciales en el ámbito del tipo^^''. beneficios que ello les reportará, estaríamos ante una figura de induc-
ción o de coautoría, si, por el contrario, su conducta se limita a realizar
el proyecto de acuerdo con las instrucciones que los promotores y
constructores le han dado, su figura sería la de cooperador necesario.
*"'' En ei procedimiento por la contaminación de aguas del Ter que acabó con El problema es que si, a ¡a redacción típica, que expresamente considera
una sentencia condenatoria para el dueño y gerente de la empresa, STS autores a los técnicos directores, unimos la teoría jurisprudencial del
de 1 de febrero de 1997, se procesó también a la encargada de la
depuradora de la empresa, en calidad de responsable de vertidos e
Ingeniero Técnico Quúnico de la empresa. Sin embargo, en la sentencia
de la Audiencia, se afirma: «El acusado incumplió en todo momento la
obligación de llevar un libro Registro del funcionamiento de la Depuradora ningún razonamiento que pueda sustentar esta traslación de competen-
y de realizar análisis periódicos de los contaminantes vertidos». Es decir, cias, atribuye al gerente el incumplimiento de los deberes, cuando ambos

k para el Tribunal olvidando la estructura organizativa de la empresa y sin eran competencia directa de la encargada de la depuradora, no del
gerente.
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acuerdo previo en la coautoría y la tradición en los delitos de homicidio racional, va en la dirección de dotar de contenido de injusto al arbitrio
y lesiones imprudentes en el ámbito de la industria y la construcción de que se otorga al Juez, en los arts. 320,, 322. y 329. CP, para optar entre
imputar por igual a promotores, constructores, arquitectos, encarga- pena de prisión o multa, de forma que, según nos encontrásemos frente
dos..,, a titulo de autor se puede prever que, si finalmente existen a un supuesto de coautoría o de autoría accesoria, la pena fuese de
procedimientos en asuntos con una mínima entidad, suceda lo mismo, prisión o de multa, respectivamente. La razón estriba en que cuando
calificamos como autoría accesoria estamos frente a una prevaricación
3. L a a u t o r í a accesoria se p u e d e s u s c i t a r c u a n d o existen agravada, por recaer sobre materias político-criminalmente. especial-
formas de dominio esencial del hecho típico d i f e r e n c i a d a s por mente, necesitadas de protección, mientras que en los supuestos que
afectar a d i s t i n t o s niveles de c o m p e t e n c i a . E s p e c i a l m e n t e , e s t a estructuralmente son de coautoría, materialmente, se produce un
situación se d a r á c u a n d o la A d m i n i s t r a c i ó n pública, q u e t i e n e concurso entre un delito medio ambiental, urbanístico o contra el
u n específico d e b e r de control de d e t e r m i n a d o s riesgos típicos, patrimonio histórico y una prevaricación.
los a u t o r i z a e x p r e s a o t á c i t a m e n t e s a b i e n d o q u e se e s t á n
L a a u t o r í a accesoria p u e d e d a r s e t a m b i é n en delitos cometi-
r e a l i z a n d o , e infringe el d e b e r de vigilancia, e n el s e n t i d o , de
q u e tiene el d e b e r de s a b e r lo q u e s u c e d e e n su á m b i t o de dos e n el seno de i n s t i t u c i o n e s p ú b l i c a s , e n los delitos c o n t r a la
competencia. E s t e d e b e r s e d e r i v a de q u e la A d m i n i s t r a c i ó n A d m i n i s t r a c i ó n p ú b l i c a y/o de J u s t i c i a , c u a n d o , p. ej. u n funcio-
e s t a t a l , o a u t o n ó m i c a , s e g ú n e x i s t a n o no t r a s p a s o de c o m p e t e n - n a r i o d i c t a u n a resolución i n j u s t a y, otro, sin e s t a r de a c u e r d o
cias, j u n t o a la función n o r m a t i v a , t i e n e a t r i b u i d a s funciones de con el p r i m e r o , d i c t a o t r a resolución inj u s t a e n b a s e a la p r i m e r a
control y vigilancia, p. ej., en m a t e r i a s r e l a t i v a s al m e d i o a s a b i e n d a s de l a injusticia de a m b a s resoluciones. E n estos
a m b i e n t e , u r b a n i s m o o s a l u d pública. casos, no h a y c o u t o r í a p o r q u e e x i s t e n dos delitos y, e n conse-
cuencia, a c a d a u n o de los a u t o r e s se le d e b e r á a t r i b u i r la
Los delitos de prevaricación, previstos en el Código Penal de 1995, r e s p o n s a b i l i d a d p e n a l q u e le c o r r e s p o n d a por su p r o p i a conduc-
en relación con los delitos de urbanismo, contra el patrimonio histórico
ta.
y contra el medio ambiente, arts, 320,, 322. y 329. CP,, suponen el
reconocimiento expreso de estas funciones de control y vigilancia, pero 4. Los s u p u e s t o s de a u t o r í a accesoria q u e h e m o s a n a l i z a d o ,
plantean problemas de definición típica, en varios sentidos'''^. ¿Se debe d e s d e el p u n t o de v i s t a subjetivo, e r a n m o d a l i d a d e s de dolo-
de tratar igual al funcionario o autoridad que actúa en connivencia con dolo, p e r o como a u t o r í a accesoria t a m b i é n se p u e d e n d a r o t r a s
los promotores o constructores que al que no lo hace así, en otras combinaciones como son l a s de d o l o - i m p r u d e n c i a o l a s de
palabras, es necesario para castigar por el tipo de prevaricación i m p r u d e n c i a - i m p r u d e n c i a . L a r e s p o n s a b i l i d a d p e n a l en los
urbanística, medio ambiental o sobre el patrimonio histórico que se dé
s u p u e s t o s de comisión i m p r u d e n t e d e p e n d e r á de q u e e s t é
una situación estructural de coautoría? La respuesta no es fácil, porque
prevista o no.
en los casos que se dé una verdadera situación de coautoría la aplicación
del tipo de funcionario, en lugar del básico supone un privilegio para el P. ej. el comerciante que adquiere un producto nocivo, del que no
funcionario, ya que la pena podría quedar en multa e inhabilitación, en conoce la nocividad, pero que debía de haberla advertido porque la
lugar de prísión, multa e inhabilitación. La solución, que me parece más adquirió por un conducto distinto del habitual y de! que, por las
condiciones en que se encontraba, debía de saber que no cumplía
ninguna normativa administrativa, comete un delito contra la salud de
'•"^ No entraremos en la discusión sobre si era necesaria su previsión, por ser los consumidores imprudente, en autoría accesoria, en su caso, con el
supuestos que ya cabían en los delitos de prevaricación, ni en las críticas fabricante que dolosa o imprudentemente fabricó ese producto nocivo.
sobre la ambigüedad de la redacción legal, que adelanta las barreras de Poner a la venta un producto en esas condiciones supone infringir el
protección, especialmente, en el caso de los informes favorables. deber de cuidado más elemental y, desde luego, el que incumbe a un
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<'buen come re i ante». Según ei fabricante haya actuado dolosa o impru- t e exclusión de l a comisión i m p r u d e n t e del delito de p r e v a r i c a -
dentemente tendremos una combinación de autoría accesoria dolo- ción contra el m e d i o a m b i e n t e no se c o m p r e n d e d e s d e el mo-
imprudencia o imprudencia-imprudencia. Si, por el contrario, e! comer-
m e n t o en q u e , como d e c í a m o s , la A d m i n i s t r a c i ó n t i e n e u n a
ciante no conocía ni tenia ei deber de conocer la naturaleza nociva del
producto, su conducta carece de relevancia penal*^'''^ función de control y vigilancia y la infracción de estos d e b e r e s
es lo q u e posibilita q u e se p r o d u z c a n c o m p o r t a m i e n t o s típicos
L a s combinaciones i m p r u d e n c i a - i m p r u d e n c i a y dolo-impru- c o n t r a el m e d i o a m b i e n t e .
dencia, e n a u t o r í a accesoria p u e d e n d a r l u g a r , p. ej. e n m a t e r i a Al analizar las sentencias del Tribunal Supremo en materia de medio
de medio a m b i e n t e , a l a g u n a s de p u n i b i l i d a d p u e s t o q u e , ambiente se advierte que en todos los casos en los que la lesión medio
c u a n d o c o n c u r r a n las c o n d u c t a s típicas de los directivos de la ambiental es realmente relevante existen actuaciones de la Administra-
e m p r e s a y la de los funcionarios o a u t o r i d a d e s , t a n t o c u a n d o , ción, dolosas o imprudentes, que han "permitido», «tolerado» o "posibi-
e s t r u c t u r a l m e n t e , se t r a t e de u n s u p u e s t o de a u t o r í a accesoria litado» que la actividad contaminante se desarrollara durante años. En
como c u a n d o lo s e a de c o autoría''^**, la no p r e v i s i ó n de la la primera, la de la Central térmica de Cercs, el propio Tribunal
comisión i m p r u d e n t e de la p r e v a r i c a c i ó n de funcionario d a r á Supremo advierte de la relevancia penal de la conducta de la Adminis-
tración que, en aquel caso debería de haberse calificado sino de
l u g a r a la i m p u n i d a d del funcionario o autoridad''^'. L a a p a r e n -
coautoría si de autoría accesoria de un delito medio ambiental agravado
por el resultado de deterioro irreversible, puesto que había autorizado
que se continuara con la actividad conociendo la afectación de enormes
zonas de bosque. El Tribunal Supremo, aun cuando no entra en el fondo
'•'^En el caso de la «Colza», se plantea un problema de estas características por impedirlo el principio acusatorio, ya que no había sido procesado
en relación con la conducta de R.F.L. que compra la materia prima ningún funcionario ni autoridad de la Generalitat, deja entrever que los
necesaria para elaborar aceite adulterado sin conocer que el producto
miembros de la Administración, que ostentaban la competencia en esta
contenía una sustancia altamente tóxica. El que sea un aceite adultera-
do, si no es nocivo para la salud no tiene relevancia en relación con la materia, también debían de haber sido condenados.
salud de los consumidores, y, en su caso, supondría la realización de una
delito contra los derechos de los consumidores y/o estafa. Por ello, en la 5. Los s u p u e s t o s e n los q u e la contribución a la realización
sentencia, el entender que existía una infracción del deber de cuidado típica no t e n g a la suficiente e n t i d a d como p a r a s e r c o n s i d e r a d a
que permitía atribuirlos resultados lesivos a R.F.L., independientemen-
inducción o cooperación n e c e s a r i a y q u e d e , por t a n t o , en m e r a
te de los problemas de imputación del resultado, supone una forma de
versare in re illicita, en el sentido de que se fundamentan los homicidios complicidad, e n aplicación de los principios l i m i t a d o r e s de la
y lesiones por imprudencia en el hecho de que el sujeto intentaba obtener i n t e r v e n c i ó n p e n a l d e b e r í a de q u e d a r i m p u n e . Los motivos de
un beneficio ilícito, la i m p u n i d a d , de lege lata, de la complicidad e n «delitos de
^^" Aun cuando, estructuralmente, la relación entre directivos y funciona-
peligro», s e r í a n a n á l o g o s a los p l a n t e a d o s respecto de la i m p u -
rios o autoridades sea de coautoría, la previsión específica del delito
contra el medio ambiente cometido por funcionario, atendiendo al n i d a d de la t e n t a t i v a , a u n c u a n d o , de lege ferenda, al igual, q u e
principio de legalidad, impide castigar al funcionario a autoridad por el dijimos respecto de la t e n t a t i v a s e r í a c o n v e n i e n t e s e g u i r u n
tipo común. s i s t e m a cerrado de i n c r i m i n a c i ó n de l a complicidad.
''^' Si bien es cierto, que sin infringir el principio de legalidad, sería factible
En la práctica jurídica son excepcionales las condenas por compli-
aceptar que también está prevista la comisión imprudente del delito de
prevaricación medioambiental, en la práctica al existir el elemento típico cidad en ios delitos contra bienes jurídicos supraíndividuales, pero esa
de «a sabiendas», se va a interpretar que la existencia de este elemento excepcíonalidad no justifica que de ¡ege íata se sigan castigando. En la
subjetivo del injusto excluye la posibilidad de comisión imprudente, aun STS de 23 de abril de 1992, caso de !a «Colza», se condena a J.P.G.
cuando, personalmente, entiendo que no es así. como cómplice de un delito contra la salud pública, aun cuando en este
MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 355
caso, de acuerdo con la competencia que le incumbía en el entramado del interpretación restrictiva del tipo, en el sentido de que, cuando
caso, era intermediario en las ventas de aceite desnaturalizado y estuvo en
una de las conductas, que formalmente es de autoría, pero cuya
las conversaciones en las que se decidió desnaturalizar el aceite para
dedicarlo al consumo humano, por lo que no queda claro por qué se ie actividad tiene un contenido subordinado al del principal res-
califica como cómplice y no como cooperador necesario o coautor. ponsable dueño de la acción delictiva se le considera cómplice.
En este sentido, la STS de 14 de noviembre de 1997 (RJ 1997/
En relación con delitos contra bienes jurídicos supra- 7860), afirma «...entiende posible la condena por complicidad,
individuales, haciendo exclusión de consideraciones dogmáti- lo que parece como imprescindible, a veces, como ocurre en el
cas y político-criminales, en general, no se discuten problemas caso presente, para adecuar la pena a las diferentes categorías
de delimitación entre cooperación necesaria y complicidad, sino de participación en los hechos. Favorecer el consumo ilícito de
entre cooperación necesaria y autoría y, en los casos, como el de drogas constituye autoría del artículo 344, pero cuando hay
la Colza, la calificación como cómplice supone más un privilegio alguien que sólo actúa como «favorecedor del favorecedor» en un
que una ampliación de la incriminación. En estos casos porque evidente plano meramente subalterno hemos de acudir a la
las conductas que, materialmente, se deberían de calificar como figura de la coraplicidad»^^^. En este sentido estaría legitimado
complicidad, son conductas ejecutivas realizadas por quién no el castigo del cómplice, por no suponer una extensión de la
tiene dominio funcional alguno sobre el hecho típico y, en estos responsabilidad penal sino, por el contrario, una restricción.
casos, junto a la menor entidad de la contribución se suscitan
cuestiones de inexígibilidad, ya que la calificación de su interven-
ción podría ser también la de instrumento que actúa en situación
de inexígibilidad. De lege lata, esta doble atenuación de injusto y V.4. CONSECUENCIAS DE LA AUTONOMÍA DE LOS
sancionabilidad podría suponer la exclusión de la pena del cómpli- «DELITOS DE PELIGRO» EN RELACIÓN CON LA
ce que actúa en una situación de inexígibilidad incompleta. SOLUCIÓN CONCURSAL
En los clásicos "delitos de peligro», p. ej. el de conducción bajo la A) La referencia al bien jurídico como primer criterio de
influencia de bebidas alcohólicas o estupefacientes, serla una conducta
de complicidad, la de la persona que sigue bebiendo con su amigo solución concursal
sabiendo que luego éste va a conducir y que, incluso, sube con él en el
vehículo. Es una complicidad psíquica a la que pienso que no puede 1. En esta sede no es posible entrar en los concretos proble-
atribuírsele responsabilidad penal. Cuestión distinta seria si el «partíci- mas concúrsales que se suscitan en la Parte Especial del Código
pe» es quien consigue que su amigo beba, cuando éste en un primer Penal, en relación con los delitos contra bienes jurídico-penales
momento no quería hacerlo porque tenía que conducir. En este segundo supraindividuales, porque ello, en si mismo, sería objeto de un
supuesto la conducta seria de inducción y como tal relevante penalmente, trabajo independiente^^'', máxime si tenemos en cuenta que en
aun cuando en la práctica la persecución de estos delitos es tan rutinaria el actual Código Penal los problemas concúrsales se han multi-
que en los procesos no se plantean nunca problemas de participación.

En otros supuestos, la calificación como cómplice en delitos


•^^2 En el mismo sentido, entre otras, la STS de 7 de julio de 1997.
contra bienes jurídicos supraindividuales, como el del delito de «^3 Cfr. GARCÍA ALBERÜ, «Non Bis in ídem» Material y Concurso de Leyes
tráfico de drogas, cuya conducta típica reviste una amplitud Penales, Barcelona 1995, es una obra fundamental sobre la teoría
desmesurada, la calificación como cómplice obedece a una general del concurso donde se trabaja con los concretos problemas
concúrsales del anterior Código Penal.
356 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 357

pilcado y, especialmente, respecto de estos delitos. En este 2. Los «delitos de peligro», en la configuración propuesta
apartado, únicamente, se pretende poner de manifiesto las deben de suponer, en todo caso, una afectación de un bien
consecuencias que la concepción de los «delitos de peligro», aquí jurídico supraindividual y, por consiguiente, no acarreará res-
defendida, tiene en relación con la solución concursal. La ponsabilidad criminal la realización de un comportamiento
decisión fundamental en la teoría concursal no es tanto la que que, aparentemente, realiza el tipo de peligro pero, ex post,
se plantea entre los diferentes concursos de delitos, ideal, exclusivamente, implica lesiones a una persona determinada.
medial o real, sino la distinción entre concurso de leyes y
concurso de delitos y, en esta solución, es esencial la referencia En algunas sentencias, en relación con delitos contra la seguridad en
eltráfico,p. ej. STS 1 9 - 2 - 1 9 9 6 , se niega la tipicidad c o m o delito contra
al bien jurídico''^*. Esta conclusión predetermina las importan- la seguridad en el tráfico de las conductas que sólo afectan a un sujeto
tes consecuencias que en materia concursal tiene la defensa de determinado y no entrañan un peligro colectivo^^^. En todo caso,
la autonomía de los «delitos de peligro». La autonomía de los cuando la conducta peligrosa se produzca fuera de las vías públicas o
delitos contra bienes jurídicos supraindividuales supone que asimiladas entiendo que tanto la puesta en peligro c o m o la lesión de una
cuando una conducta realiza dos delitos, uno de ellos contra un o varias personas acarrearán responsabilidad, en su caso, por delitos de
bien jurídico supraindividual y otro contra un bien jurídico lesiones, coacciones, homicidio .,.—dolosos o imprudentes—, p e r o no
individual, aun cuando sea el mismo comportamiento el que dé por delito contra la seguridad en el tráfico porque la seguridad y
lugar a la realización de los elementos típicos de ambos delitos confianza del ciudadano en que el tráfico viario no supere los niveles de
estaremos frente a un concurso de delitos no de leyes. riesgo permitido n o ha sido lesionado^^''
En los delitos contra la salud de los consumidores, p . ej. en el detito
P. ej. E! funcionario que amenaza a un particular con dictar una de despacho de medicamentos deteriorados, art. 3 6 1 . CP., si una
resolución que le perjudica sino le entrega una cantidad de dinero, persona le da, onerosa o gratuitamente, a otra un medicamento, a titulo
realiza un delito de amenazas y un delito de cohecho, en concurso ideal privado, t a m p o c o habrá delito contra la salud de los consumidores, aun
de delitos, sin que con ello se infrinja el principio de non bis in ídem,
porque se lesionan dos bienes jurídicos distintos, y el desvalor de uno no
puede absorver el del otro^^^.
626 0.0, MOLINA FERNÁNDEZ, Corap. DP. PE. Vol. II {Dir. Bajo Fernández), p.
712, considera dudoso que todos los delitos, incluidos en el Título de
«Delitos contra la seguridad colectiva», puedan ser interpretados en el
^^•* Se sigue en este punto la definición restringida del concurso de delitos sentido de exigir un peligro colectivo.
que diferencia entre el concurso de leyes y el concurso de delitos, por Una interpretación teleológica de todos estos tipos debe de requerir
todos, SANZ MORAN, El concurso de delitos, Valladolid 1986, pp. 142 ss.; siempre la concurrencia de esta afectación de la seguridad y confianza
o. O. PEÑARANDA RAMOS, Concurso de leyes, error y participación en el colectiva, como requisito de la antijuricidad material; en este sentido, la
delito, Madrid 1991, pp. 59 ss., defiende un concepto amplio de concurso STS de 19 de febrero de 1996 (RJ 1996/1050), en un supuesto en el que
de delitos que abarca al de leyes. se atrepella a una persona y la Audiencia condenó por delito de conduc-
••^^ En este sentido, OLAIZOI,A NOCALES, Cohecho y amenazas: la relación entre ción suicida del art. 340 bis d) CP 1973, el Tribunal Supremo entiende
ambos delitos, PJ (40) 1995, pp. 463 ss,, con este mismo ejemplo; en el que la Audiencia incidió en un error iuris, al condenar por este delito, por
mismo sentido, en relación con otros delitos, LuzóN PEÑA, Detenciones cuanto se trata de u n delito de peligro concreto cuyo bien jurídico
ilegales, coacciones o amenazas y robo con toma de rehenes o intimidatorio: protegido es la seguridad colectiva, y en ese caso se puso en peligro y se
cuestiones concúrsales, en Estudios penales, Barcelona 1991, pp. 381 ss.; lesionó a una persona pero no existió ni peligro ni lesión de la según ad
DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, Algunas consideraciones sobre el tipo de apode-
ramiento de determinados objetos destinados al seruiciopúblico, PJ (16) colectiva.
^'''' o. O. TAMARIT SUMALLA, Com. PE. DP. (Dir. Quintero Olivares-coord. Valle
1989, pp. 209 ss.
Muñiz), p. 1044.
358 MIRENTXU CORCOYBIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 359
cuando la persona o personas que tomen el medicamento resulten
leyes p o r q u e el desvalor de u n o de los tipos, ni es especial ni
afectadas, siendo de aplicación todo lo dicho en el apartado anterior.
a b s o r v e ni c o n s u m e el d e s v a l o r del otro. L a situación p u e d e s e r
3. E n s e n t i d o opuesto, la producción de r e s u l t a d o s lesivos diferente c u a n d o el delito contra u n bienjurídico s u p r a i n d i v i d u a l
i m p u t a b l e s a la c o n d u c t a típica, como c o n s e c u e n c i a de la reali- s e a u n delito de peligro concreto y s e lesione a la p e r s o n a q u e h a
zación de u n delito contra u n bien jurídico-penal s u p r a i n d i v i d u a l sido p u e s t a en peligro. Si, ú n i c a m e n t e , se h a p u e s t o e n peligro
no absorve la realización de e s t e delito. E n t r e el delito de lesión concreto a l a p e r s o n a p o s t e r i o r m e n t e l e s i o n a d a e s t a r í a m o s
y el «delito de peligro» h a b r á u n a relación de concurso de delitos, f r e n t e a u n a situación de concurso de leyes, e n t r e el delito de
no de leyes, q u e , e n principio, se d e c a n t a r á a favor del concurso peligro concreto y el de lesión, p o r q u e si c a s t i g a m o s por los dos
ideal de delitos. d e l i t o s , a u n c u a n d o h a y a u n a l e s i ó n del b i e n j u r í d i c o
s u p r a i n d i v i d u a l , si el delito es de peligro concreto p a r a q u e se
En los delitos contra la salud de los consumidores, p. ej. el llamado c o n s u m e el delito es n e c e s a r i o q u e c o n c u r r a t a m b i é n la p u e s t a
"fraude alimentario, del art. 363. CP.^^*, cuando de la realización de uno e n p e h g r o de u n a p e r s o n a y si se c a s t i g a por la p u e s t a en p e h g r o
de los tipos, por haber colocado en el mercado un producto nocivo para
y la lesión de u n m i s m o b i e n j u r í d i c o se infringiría el principio
la salud, se producen diferentes resultados lesivos para bienes jurídicos
individuales imputables al uso de ese producto nocivo, se produce un de non bis in ídem. U n s u p u e s t o d i s t i n t o se d a r í a si se p o n e n e n
concurso ideal de delitos entre el delito contra la salud de los consumi- peligro a v a r i a s p e r s o n a s y a l g u n a s de ellas r e s u l t a n l e s i o n a d a s ,
dores y el o los delitos de homicidio o/y lesiones imprudentes. por c u a n t o la p u e s t a en peligro afecta, por u n lado a u n bien
En el supuesto de las manipulaciones genéticas, si como consecuen- jurídico supraindividual y, por otro, a diversos bienes individua-
cia de una clonación realizada con la finalidad de conseguir un super- les, m i e n t r a s que la lesión afecta a algunos de esos bienes indivi-
niño, que realiza e! tipo del art. 161. 2. CP., el feto que se consigue sufre d u a l e s , e n cuyo caso, e n t r e el delito de peligro concreto y el de lesión
graves alteraciones físicas, estaríamos ante un concurso ideal entre el se produce u n a situación de concurso ideal de delitos.
delito de manipulaciones genéticas y el delito de lesiones al feto por
imprudencia, siempre que las lesiones al feto fueran imputables a la P. ej., en los delitos contra la salud de los consumidores, si una
clonación. farmacia tiene a la venta medicamentos deteriorados y los intenta
vender a varias personas, los vende a otras y, finalmente, se producen
E n a m b o s casos h a y , al m e n o s , dos b i e n e s j u r í d i c o s diferen- lesiones imputables a la ingestión del medicamento en tres personas,
habrá un concurso de delitos entre el tipo previsto en el art. 3 6 1 . CP.
t e s lesionados y, por t a n t o , no es factibles a c u d i r al c o n c u r s o de
y las lesiones por imprudencia'^^^.

^^^ La redacción del delito contra la salud de los consumidores del art. 363.
CP., plantea un problema sobre su naturaleza jurídica, discutiéndose si ^29 Cfr. CRAMER, Sch-Sch, § 315 b)/16, en relación con los delitos c""tra la
se trata de un delito de peligro abstracto o concreto, porque al t r a t a r del seguridad en le tráfico, entiende que en estos casos existe ^J" «^"^^^^«o
resultado se refiere a «pongan en peligro la salud de los consumidores». .deal de delitos; en E s p a . a , dada la cláusula ^^^;^^:::^IT:::Í
Esta redacción, desde la perspectiva aquí adoptada, conduce a conside- del art. 383. CP., esta solución no es posible P^™ ^^^^^^.^ ,ea la del
rarlo como delito de peligro abstracto porque la puesta en peligro de la cláusula no sirve para concluir que la so'ucion ^^ ^^ ^^ ^^^^.^^ ^^
salud de los consumidores requiere que un producto nocivo para la salud concurso de leyes, porque la interpretación ^''g'^^ efectivamente
se encuentre en el mercado, como prueba ex posí de la lesividad propia
que esta cláusula es una excepción a la estructur
de estos delitos, como lesión efectiva de la seguridad y confianza de los
consumidores en que los productos que se encuentran en el mercado no concurre de concurso de delitos. g^g^ proponía de
son nocivos para la salud. En este sentido, GARCÍA AJOBERO, «Non bis in ídem"-" " ^ . j . ^ captar el total
legeferenda la supresión de la cláusula porque no pe
360 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO r'^ÍUCl DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 361

En los delitos contra la segundad e higiene de los trabajadores, art. del delito contra la seguridad en el tráfico, se producen lesiones
316. CP., si en una empresa se está utilizando unas pinturas para imputables a la conducta que lesiona la seguridad en el tráfico, para
1 estampar en unas condiciones de ventilación que infringen los regla- excluir la aplicación de un concurso ideal de delitos que es la estructura
mentos de seguridad e higiene, por lo que se genera un ambiente tóxico, concursa! que realmente se produce.
resultando con problemas respiratorios cinco de los veinte trabajadores, En los dehtos de abandono de menores, en el art. 229. CP., mientras
también se produce una situación de concurso ideal de delitos, entre el el apartado 1. está previsto un delito de peligro abstracto, en el apartado
delito contra la seguridad e higiene en el trabajo y las lesiones 3., como tipo agravado, está previsto un delito de peligro concreto, que
imprudentes. en este caso no plantea mayores problemas concúrsales al estar
configurados uno como tipo agravado del otro. Configurar un delito de
4. C u a n d o u n a c o n d u c t a r e a l i z a s i m u l t á n e a m e n t e u n delito peligro abstracto, como tipo básico, y otro cualificado por el peligro
de peligro concreto y u n delito de peligro a b s t r a c t o , en los q u e concreto, es la técnica legislativa que en mayor medida se adecúa al
el bien j u r í d i c o s u p r a i n d i v i d u a l p r o t e g i d o es el m i s m o , nos contenido de injusto de cada uno de ellos y, además, la que menos
e n c o n t r a m o s a n t e u n concurso de leyes, p u e s t o q u e e n el delito problemas de interpretación y concúrsales plantea. El único problema
de peligro concreto se p r o t e g e el b i e n j u r í d i c o s u p r a i n d i v i d u a l que en la práctica se puede suscitar se deriva de la tendencia a la
y u n o o v a r i o s b i e n e s j u r í d i c o s i n d i v i d u a l e s , por c o n s i g u i e n t e , la objetivación de la imputación del resultado de peligro, olvidando la
realización del delito de peligro concreto a b s o r v e todo el desvalor necesidad de imputación subjetiva respecto de todos los elementos
del delito de peligro a b s t r a c t o y se d e b e de r e s o l v e r de a c u e r d o típicos.
con el a r t . 8. 3. CP., en el s e n t i d o de q u e el p r e c e p t o m á s a m p l i o
5. E n otros casos nos p o d e m o s e n c o n t r a r con s i t u a c i o n e s
o complejo a b s o r v e a los q u e c a s t i g a n infracciones c o n s u m i d a s
c o n c ú r s a l e s q u e s e p r o d u c e n e n t r e dos delitos c o n t r a b i e n e s
e n aquél.
jurídicos supraindividuales, especialmente, entre delitos
P. ej, quien conduce temerariamente por tener sus capacidad física societarios o delitos c o n t r a l a H a c i e n d a P ú b l i c a y los delitos de
y psíquica alterada por la ingestión de alcohol y atraviesa un paso de falsedades.
peatones en rojo, poniendo en peligro a una persona que debe de saltar P. ej. en el delito societario de! art. 290. CP. donde la conducta típica
para no ser arrollada, realiza tanto el delito de conducción bajo la es precisamente la de falsedad documental. En este caso concreto,
influencia de bebidas alcohólicas y estupefacientes como el delito de entiendo que aunque existan dos bienes jurídico-penales distintos, el
conducción temeraria, pero éste es de aplicación preferente por desvalor del delito societario absorve el de las falsedades, porque aun
subsidiariedad tácita (o consunción) sin tener para ello que acudir a la cuando es cierto que se da el tipo de falsedad documenta! todo el peligro
cláusula de subsidiariedad expresa del 383. CP., puesto que este objetivo de esa conducta para lesionar la seguridad en le tráfico jurídico,
precepto está previsto para los supuestos en que, como consecuencia es decir todo el desvalor de la conducta, queda absorvído en la
realización del delito societario.
También debe considerarse concurso de leyes los supuestos en los
que una misma conducta realiza dos o más tipos en los que se protege
desvalor de la conducta, pero el legislador de 1995 ha vuelto a introducir
un mismo bien jurídico, como en el caso de la Administración pública,
la cláusula con una variante en relación con la posibilidad de que se
condene en todo caso al resarcimiento de la responsabilidad civil. p. ej. cuando unos hechos constituyen un delito de tráfico de influencias
Estando de acuerdo con la propuesta de García Albero de suprimir la y uno de prevaricación, en cuyo caso estaremos frente a un concurso
cláusula, la actual redacción abona la interpretación de ta cláusula como de leyes, en el que la prevaricación de funcionario absorve el tráfico de
excepción, porque viene a reconocer que ambos delitos, de peligro y de influencias. En sentido contrario, la STS de 24 de junio de 1994 (RJ
lesión, se han cometido, excluyendo la pena de uno de ellos por razones, 1994/5031), entiende que entre el tráfico de influencias y la prevarica-
se supone, político criminales. ción de funcionario existe una relación de concurso ideal delitos, por

^ ^ B
362 MIRENTXU CORCOYBIDASOLO IJJíO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 363

existir una relación de medio a fin, teniendo únicamente en cuenta que compleja de estos delitos, complejidad que se corresponde, por
hay unas conductas que suponen una progresión delictiva, sin tomar en otra parte, con la del Título XIII, donde están ubicados, que
consideración que sólo se ha lesionado un bien jurídico. reúne los tradicionales delitos patrimoniales con los delitos
contra el orden socioeconómico. La decisión político-criminal de
Un caso paradigmático de esta clase de concurso es el que se
agrupar bajo la misma rúbrica estas dos clases de delitos se
produce entre los delitos de tráfico de drogas tóxicas y estupefa-
puede explicar por la estrecha conexión entre ellos, y sobre todo,
cientes y el delito de contrabando en el que se ha producido un giro
por la naturaleza jurídica mixta, patrimonial y socioeconómica
en la doctrina jurisprudencial de 180°, al pasar de haber sido
de algunos de ellos, como serían los relativos al mercado y los
considerado tradicionalmente como concurso de delitos a tratarse
consumidores y los delitos societarios'''^'', lo que al mismo tiempo
como concurso de leyes. En la sentencia, de 1 de diciembre de 1997,
permite entender el por qué los delitos contra la Hacienda
el Tribunal Supremo, fundamenta el cambio de doctrina en
Pública y la Seguridad Social están en el Título siguiente.
atención a los bienes jurídicos protegidos, por entender que en
relación con el delito de tráfico de drogas no cabe aplicar el delito Aceptando la naturaleza jurídica mixta de los delitos contra
de contrabando porque aunque el sujeto hubiera querido pagar a el mercado y los consumidores^^S entiendo que su legitimación
la Hacienda Pública no hubiera podido hacerlo porque no existe un pasa por concebirlos como delitos contra bienes jurídicos
interés fiscal defi^audado. Considera que se trata de un concurso supraindividuales, en los que se pretende proteger los intereses
de leyes a resolver de acuerdo con el art. 8. 3". CP., porque el generales de los consumidores, y demás intervi ni entes en el
precepto más amplio o complejo, el tráfico de drogas, absorve a los mercado, que se concretan en la libre participación y acceso al
que castiguen las infi:"acciones consumidas en aquél, el delito de mercado en condiciones de igualdad y en la seguridad y confian-
contrabando. En la STS de 29 de enero de 1998 (RJ 1998/207), se za en su correcto funcionamiento. La lesión de estos intereses
aphca esta solución concursal, pese a que no había sido alegada por generales parece, por tanto, un requisito ineludible para que
las partes, estimando de oficio que no concurre el delito de concurra lesividad penal en estos comportamientos, plantea-
contrabando, en atención al principio de igualdad miento que choca, en cierta medida, con su regulación como
delitos semipúblicos. De lege lata, en el art. 287. 1. CP. se
En este caso, realmente, y, en base a las propias consideraciones que
establece como condición de procedibilidad la necesidad de
se reflejan en la sentencia, lo que sucede es que ni tan siquiera existe un
concurso de leyes en sentido estricto, porque no se realiza el delito de denuncia de la persona agraviada o su representante legal, y
contrabando por falta de antijuricidad material, al no existir un interés sólo en el apartado 2., se dice que no será necesaria la denuncia
fiscal defraudado. Por tanto, no es que se realicen dos delitos distintos cuando la comisión del delito afecte a los intereses generales o
y que en base a la aplicación del principio non bis in ídem se deba a una pluralidad de personas. Al referirse, el art. 287. CP., a
castigar sólo por uno de ellos —concurso de leyes— sino que realmente todas las secciones anteriores, siendo la de los delitos contra el
sólo se ha realizado un delito. mercado y los consumidores una de ellas, entiendo que en lo
referente a los delitos previstos en los arts. 281. al 285. CP., en

B) Problemas derivados de la naturaleza jurídica mixta de


algunos delitos contra bienes jurídicos supraindividuales ^^° En este sentido, PÉREZ MANZANO, Comp. DP. PE. Vol. II (Dir. Bajo
Fernández), p. 341.
1. En los delitos contra el mercado y los consumidores el ^^^ Probablemente haciendo excepción de los delitos de revelación y descu-
problema concursal se complica por la naturaleza jurídica brimiento de secretos de empresa, de los arts. 278. 279. y 280. CP.
DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES .. 365
364 MIRENTKU CORCOY BIDASOLO

zan delitos patrimoniales a través de la lesión típica de intere-


todo caso es aplicable el párrafo segundo, por cuanto siempre h a
ses generales. :
de haber una lesión de intereses generales, y en los supuestos
3. Esta situación se reproduce casi en los mismo términos en
en los que el perjuicio sea para una o varias personas concretas
relación con los delitos societarios, pero existen matices que
y no afecte a intereses generales, los delitos patrimoniales
pueden ser importantes. En el art. 296. CP., a semejanza del
tradicionales o el ordenamiento civil o mercantil son quienes
tendrán que dar la respuesta adecuada. art. 287. CP., se recoge una condición de procedibilidad, confi-
gurando los delitos societarios como delitos semipúblicos, pero
2. En relación con el concurso, esta naturaleza mixta plantea a diferencia de lo que sucede en los delitos relativos al mercado
un problema de difícil solución cuando, junto a la lesión de y los consumidores, en los delitos societarios, la condición de
intereses generales, concurre la lesión de bienes jurídicos patri- procedibilidad se refiere exclusivamente a los delitos societarios,
moniales de una o varios personas. Aun cuando, de acuerdo con con lo que la interpretación realizada en el apartado anteriores,
los principios establecidos en esta sede, partiendo de los dife- en el sentido de que la cláusula afecta a los delitos contra la
rentes bienes jurídicos protegidos, la decisión sobre si estamos propiedad intelectual e industrial, secciones I"" y 2"*, pero no a la
frente a un concurso ideal de delitos o un concurso de leyes se sección 3"*, de los delitos relativos al mercado y los consumidores
debe de decantar a favor del concurso ideal de delitos, en la o a algunos de ellos, no es válida en el caso de los societarios.
práctica la regulación legal de estos tipos puede llevar a consi-
derar que entre los delitos contra el mercado y los consumidores El problema concursa! es mayor cuando, como p. ej. en el art. 290.
y los delitos patrimoniales clásicos, p. ej. entre el de publicidad CP., en el último párrafo, se prevé un tipo cualificado por la producción
engañosa y el de estafa, existe una relación de concurso de leyes, de un perjuicio económico a los socios, ¿si aplicamos el tipo agravado
a solucionar por el principio de especialidad a favor del delito ya no cabe castigar por los posibles delitos de alzamiento de bienes?, ¿el
contra bienes jurídicos supraindividuales. La posibilidad de tipo agravado es o no un tipo especial respecto de la situación de
que los Tribunales, en estos casos, acudan a la solución del concurso ideal de delitos entre el delito societario y el delito de
concurso de leyes y, en concreto, al principio de especialidad, se alzamiento de bienes?
puede originar porque en los «delitos de peligro», las conductas
típicas están más determinadas y, por consiguiente, si en el caso C) Las modalidades de realización típica y el momento de
concreto describen los comportamientos que han producido la
consumación en relación con el concurso real de delitos. El
lesión, es previsible que se conciban como especiales los tipos
donde esté descrita expresamente la conducta realizada. Res- problema de los llamados «delitos de habitualidad»
pecto del problema que para esta solución representa la produc- 1. La propuesta doctrinal en el sentido de que en estos delitos
ción del resultado lesivo, el hecho de que los «delitos de peligro» existe un bien jurídico intermedio espiritualizado con función
contra el mercado y los consumidores se configuren como delitos de representación, pretendía legitimar estos delitos por enten-
semipúblicos puede interpretarse en el sentido de que abarcan der que los bienes jurídicos supraindividuales no pueden ser
la lesión del bien jurídico individual del «perjudicado», que es lesionados por una sola conducta'^^^. En su momento afirmamos
quien en principio está legitimado para denunciar. La conside-
ración de estos supuestos como concurso de leyes, y no de
delitos, en el que resulta de aplicación el «delito de peligro»,
^^^ Vid. Supra. V. 1. A) a) 4., sobre la teoría de los bienes jurídicos interme-
puede suponer una situación de privilegio para quienes reali-
dios en relación con el momento de la consumación.
366 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES ... 367

que esta construcción no era necesaria porque no era cierto que sea la forma normal de realización típica no excluye que se pueda
no hubiese lesión del bien jurídico supraindividual, puesto que producir la lesión del equilibrio de los sistemas naturales de manera
no tiene porque concebirse la lesión como destrucción sino como prácticamente instantánea, como sucedió, p. ej. en el Coto de Doñana.
afectación, en el mismo sentido que se admite el concepto de En los supuestos en los que la actividad contaminante dura años,
lesión en relación con la mayoría de bienes jurídicos individua- realmente estaríamos ante un delito continuado de delito medio ambien-
les. Ello no es obstáculo para aceptar que en algunos de estos tal^^"*, sin embargo, nos encontraremos, generalmente, con un proble-
ma de prueba, por cuanto no se podrá probar que efectivamente
delitos la consumación por la producción del resultado típico, en
durante todo ese tiempo la conducta fue típica y en virtud del principio
sentido amplio, como lesión del objeto del delito, y, en conse- ín dubio pro reo, no se podrá castigar por delito continuado. En la STS
cuencia, la lesión del bien jurídico se producen por la realización de 1 de febrero de 1997 (RJ 90/1997), se califican los hechos
de una actividad durante un plazo mayor o menor de tiempo, es enjuiciados como un delito continuado contra el medio ambiente, aun
decir, que no se producen a través de un comportamiento cuando, finalmente en la sentencia de la Audiencia no fue realmente
puntual sino por el desarrollo de una actividad en una determi- aplicado el delito continuado, y por esta razón, el Tribunal Supremo no
nada forma. Esta realidad no tiene otras implicaciones dogmá- entra en consideraciones sobre ese motivo de casación.
ticas que el hecho de que el delito puede revestir una forma de
realización típica que, físicamente, requiere de un mayor o 3. Es importante en este punto la delimitación entre tenta-
menor plazo de tiempo y de un determinado número de compor- tiva y consumación que ya examinamos en su momento, puesto
tamientos individualizables, sin embargo, las dificultades prác- que al no ser delitos de lesión, la producción del resultado no
ticas de prueba son importantes. sirve como criterio delimitador. La lesión del objeto del delito,
como resultado en sentido amplio, tampoco es determinante en
2. La cuestión, en relación con la solución concursal, estriba orden a la consumación, porque como veíamos, su similitud con
en delimitar cuándo esa actividad ya ha realizado el delito, es el resultado de lesión se centraba en procurar seguridad jurídi-
decir, el momento de la consumación, y, por consiguiente, a ca al ser un elemento típico objetivo que puede ser probado con
partir de cuándo la continuación de la actividad en los mismos relativa facilidad, pero no sirve de criterio determinante respec-
términos supone otra realización típica, con lo que estaríamos to de la consumación.
frente a un concurso real de delitos que, en su caso, podría
recibir el tratamiento de delito continuado. En los delitos contra la salud de los consumidores, la elabo-
ración o comercialización de una modalidad de producto nocivo
Los delitos contra el medio ambiente son un ejemplo claro de esta —objeto del delito—realiza el tipo y si se elabora o comercializa
situación, por cuanto la contaminación de un río, de un suelo, del aire,.., otro distinto será un tipo distinto; en el delito medio ambiental
no se produce, normalmente, de forma instantánea sino por la suma de
si se realizan una clase de vertidos que contaminan el agua y
vertidos, emisiones..., durante un período más o menos largo de
tiempo, sobre todo si se diferencia entre lo que sería un ilícito otros vertidos que contaminan el suelo, también habrá dos
administrativo, que se realizaría por la prueba de que un vertido ha realizaciones típicas, sin embargo, en ambos casos, subiste el
producido una afectación del agua del río por encima de los límites problema acerca de cuándo se h a consumado cada una de las
legales, y un delito medio ambiental, que requiere la prueba de que esos realizaciones típicas. Con independencia de los problemas de
vertidos no sólo han producido esa alteración en el agua del río sino que prueba que, como veíamos, sobre todo se pueden plantear en
también haya afectado a! habitat propio de ese río, es decir, ai subsuelo,
la flora o la fauna, como elemento necesario para que esa conducta
tenga relevancia penal. Que la dilatación mayor o menor en el tiempo Vid. Supra. V.l. A) a).
368 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO V'-S"

materia medio ambiental, habrá que atender a la lesión del bien


jurídico para determinar el momento de la consumación. En VI. CONCLUSIÓN
relación con la responsabilidad por el producto, cada partida de
productos nocivos que son colocados en el mercado constituyen
la consumación del delito y, por consiguiente, si se continúa con 1. La primera conclusión que cabe extraer de las tesis
la fabricación cada nueva venta consumará el delito. defendidas en esta sede es que la meta de un Derecho penal
Un primer criterio de delimitación sobre cuándo estamos mínimo, en cumplimiento del principio de intervención míni-
frente a realizaciones típicas distintas será, por tanto, la crea- ma, no pude buscarse a partir de la limitación de la intervención
ción de riesgo distintos, aun cuando afecten al mismo bien penal a la protección de los bienes jurídico-penales fundamen-
jurídico-penal y se realicen dentro de la misma actividad. Un tales —vida, salud, libertad y propiedad—, por cuanto, con ello
segundo criterio de delimitación, íntimamente relacionado con se está olvidando que en la sociedad, que ya se puede denominar
el anterior, consiste en la realización de todos los elementos del siglo XXI, existen otros intereses que el ciudadano valora
típicos y, especialmente, la lesión del objeto del delito. Un tercer como indispensables para poder ej ercer efectivamente sus dere-
criterio es la consumación del delito por haberse realizado todos chos fundamentales. La situación de desamparo en que se
los elementos típicos más la lesión del bienjurídico-penal, desde encuentra el ciudadano frente a las nuevas tecnologías y frente
una perspectiva expost. Cuando el problema subsiste, pese a a la complejidad tanto de los productos de consumo como de las
que estos criterios teóricamente son suficientes para decidir si instituciones y organizaciones, tanto públicas como privadas,
la calificación correcta de los hechos es la de un delito contra la determina que el control por parte del Derecho penal de estos
salud pública, el medio ambiente... o de un delito continuado ámbitos de actividad sea necesario y legítimo. Por Derecho
contra la salud pública, el medio ambiente..., se debe a la forma penal mínimo debe de entenderse la aplicación efectiva de los
en que se desarrollan estas actividades, en las que es muy difícil criterios político-criminales de subsidiariedad y proporcionali-
saber cuándo podemos decir qué es un riesgo distinto y no una dad del Derecho penal, tanto en el momento legislativo como en
continuación del anterior. A esta dificultad se suma, especial- el judicial, y no alegarlos como meras declaraciones de princi-
mente en medio ambiente, el problema de prueba de las distin- pios, carentes de contenido. Estos principios son criterios de
tas lesiones del bien jurídico, por cuanto al iniciarse el proceso interpretación que deben de servir a la restricción, en ambos
se parte de la prueba de la lesión en el momento anterior a su planos —legislativo y judicial—, de los distintos niveles de la
inicio, pero no se tienen pruebas concluyentes, que sirvan para Teoría del delito y de los preceptos de la Parte Especial. El
destruir la presunción de inocencia, respecto de lo sucedido en principio de proporcionalidad adquiere un importancia decisi-
los años anteriores. va en la determinación de la pena —en el plano legislativo y
judicial— tanto en cuanto a la gravedad de la pena como, muy
especialmente, en relación con la clase de pena, que debe de ser
adecuada a la clase de delito, de acuerdo con las finalidades de
prevención que se asignan al Derecho penal. El principio de
subsidiariedad sirve también, a través de una interpretación
sistemática y teleológica, a la restricción del ámbito de la
tentativa punible, en concreto, en el caso que nos ocupa de los
delitos contra bienes jurídicos supraindividuales y, especial-
370 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 371

mente, en todos los supuestos en los que existe una duplicidad en la protección de los tradicionales delitos contra bienes
sancionatoria. Situación que se repite respecto del castigo de jurídico-penales supraindividuales puede repetirse respecto de
delitos contra bienes jurídicos supraindividuales por impru- la protección de los nuevos bienes jurídico-penales, siempre que
dencia, lo que no es óbice para que en determinados casos sea exista esa voluntad política, por cuanto pienso que la sensibili-
legítimo el castigo de conductas imprudentes en relación con dad social ya existe. La necesidad de intervención del Derecho
estos delitos. penal se justifica, así mismo, por la insuficiencia de los otros
2. Mientras que la restricción del ámbito de aplicación del controles jurídicos y sociales. Los jurídicos, por cuanto, en los
Derecho penal en base al principio de intervención mínima y casos especialmente graves es la propia Administración, que
proporcionalidad, cumple con las exigencias garantistas y al debería de controlar y sancionar, la que está involucrada y en
mismo tiempo con las necesidades de protección de bienes el caso de los sociales porque la gravedad de la intervención del
jurídico-penales, por el contrario, la reducción del Derecho Derecho penal es la única que puede tener la fuerza necesaria
penal al Derecho penal nuclear no sirve adecuadamente a los para motivar a las personas físicas que están al frente de las
problemas inherentes a la sociedad actual y deja al Derecho personas jurídicas que cometen estos delitos, al ser la única
penal al margen de las preocupaciones esenciales de ésta. instancia que actúa directamente contra ellos y no contra la
Incluso la función simbólica del Derecho penal, que indiscuti- persona jurídica.
blemente se produce en estos nuevos ámbitos de aplicación, es 3. La construcción propuesta en este trabajo de los delitos
legítima y no puede ser rechazada de forma absoluta, a excep- contra bienes jurídico-penales supraindividuales creo que su-
ción de que ésta sea la única función de los preceptos penales en pera las críticas relativas a la merma de garantías que se alega
los que se protegen estos nuevos bienes jurídicos. En relación respecto de los denominados delitos de peligro abstracto. La
con la aludida ineficacia del Derecho penal en estos ámbitos se merma de garantías se deriva, en muchas ocasiones, de una
advierte que es más una cuestión de falta de voluntad política incorrecta interpretación de los tipos penales y, en concreto, de
de que intervenga el Derecho penal y de falta de los medios los delitos de peligro abstracto, en los que se confunde la
necesarios para su aplicación, que de una incapacidad de los ausencia de un resultado material, separable espacio-tempo-
instrumentos propios del Derecho penal para proteger a la ralmente de la conducta, con la falta de lesividad por la inexis-
sociedad frente a estos nuevos riesgos. Ello se demuestra en el tencia de una lesión del bien jurídico protegido. Esta confusión
hecho de que en ámbitos protegidos tradicionalmente por el proviene, en parte, de la concepción de estos delitos como un
Derecho penal en los que éste ha sido inoperante hasta fechas adelantamiento de las barreras de protección respecto de la
muy recientes —delitos contra la Administración pública o de protección de bienes jurídicos individuales y, en parte, de
Justicia—, delitos todos ellos contra bienes jurídico-penales entender la lesión como «destrucción» del bien jurídico. «Des-
supraindividuales, en la actualidad está siendo relativamente trucción» que sólo se produce, además aparentemente, y en la
eficaz, al menos en la misma medida, o incluso mayor, que mayoría de casos sólo parcialmente, en los delitos en los que el
frente a los problemas de la delincuencia clásica —robos, substrato del bien jurídico protegido es al mismo tiempo el
lesiones—. El hecho de que actualmente se condene por delitos objeto del delito —en concreto, la destrucción del bien jurídico
como los de prevaricación o cohecho no se debe a modificaciones sólo se produce de forma total en el homicidio—. Desde la
legislativas, aun cuando éstas hayan existido, sino a un cambio posición adoptada en esta sede se parte de que sólo esta
de la sensibilidad política y social. La eficacia del Derecho penal legitimada la previsión legislativa de un «deUto de peligro»
372 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO DELITOS DE PELIGRO Y PROTECCIÓN DE BIENES 373

cuando con su creación se pretenda la protección de un bien forma, el referente individual presente en los bienes jurídico-
jurídico-penal supraindividual, con autonomía propia, por en- penales supraindividuales determina que no deba de ser punible
carnar un interés esencial para el desarrollo del hombre como la tentativa de estos delitos. En la misma dirección, la complicidad
ser social. Desde la perspectiva judicial, concebir los delitos de no debe de castigarse tampoco en los delitos contra bienes jurídico-
peligro abstracto como delitos formales de infracción de deber penales supraindividuales. En general, se trata de salvar las
sí deslegitima su existencia, pero esta interpretación difiere críticas sobre la indeterminación y naturaleza formal de estos
completamente de la propuesta, donde se requiere en todo caso delitos a través de requerir un referente individual, de la concre-
la afectación del bien jurídico, a través de la prueba de la ción de la conducta típica, de la interpretación restrictiva de los
idoeneidad ex ante de la conducta y de la lesión expost del bien distintos niveles de la Teoría del delito y de la prueba de la
jurídico imputable al peligro típico. La mayor dificultad para concurrencia material de todos los elementos típicos.
probar la lesión de los bienes jurídicos supraindividuales es
más aparente que real y, en el caso de los nuevos delitos contra 5. La «Teoría general de los delitos de peligro» que se h a
bienes jurídicos supraindividuales, proviene más de la falta de desarrollado en este trabajo, concibiendo estos delitos como
referencias jurisprudenciales que de la indeterminación de tipos estructuralmente autónomos otorga un contenido común
estos bienes. Aun cuando, no puede obviarse el problema que a todos los «delitos de peligro», sean de peligro abstracto o
suscita la existencia de riesgos desconocidos y, especialmente, concreto. Elementos comunes son la protección y lesión de un
el desconocimiento de la idoneidad de determinados riesgos bien jurídico-penal supraindividual, junto a la protección me-
para lesionar el bien jurídico, especialmente, en aquellos ámbi- diata y/o inmediata de un bien jurídico-penal individual. La
tos en los que existen discrepancias en las apreciaciones de los delimitación entre delitos de peligro abstracto y concreto se
científicos y expertos sobre las consecuencias que pueden aca- fundamenta en que, en los primeros, únicamente se protege, de
rrear determinados riesgos. Por su parte, la afectación del forma inmediata un bien jurídico-penal supraindividual, mien-
objeto del delito, como resultado sui generis, en los delitos tras que en los delitos de peligro concreto, junto al bien jurídico-
contra bienes jurídico-penales supraindividuales, sirve sufi- penal supraindividual, se protege, también de forma inmedia-
cientemente a las necesidades de seguridad jurídica y a salvar ta, un bien jurídico-penal individual, exigiéndose en ese caso un
la pretendida indeterminación de los mencionados bienes. resultado de peligro para ese bien jurídico. La diferencia entre
delitos de lesión y de peligro no se encuentra en la distinta forma
4. La legitimidad de la protección de bienes jurídico-penales de afectación del bien jurídico sino en la distinta naturaleza de
supraindividuales se fundamenta a través, esencialmente, de dos éste —individual o supraindividual—. La distinción entre deli-
principios. El primero estriba en que la justificación de la protec- tos de peligro y delitos de lesión sólo tiene sentido en relación
ción penal de un bien jurídico-penal supraindividual tiene como con la naturaleza del resultado en sentido material, según sea
presupuesto indispensable la existencia de un referente indivi- de peligro o de lesión, porque el resultado en sentido jurídico es
dual, en el sentido, de que la protección del bien jurídico idéntico en todos los delitos: lesión del bien jurídico-penal o,
supraindividual sirva para el libre desarrollo de la persona como mejor expresado, afectación del bien jurídico-penal ex ante y ex
ser social. El segundo criterio consiste en requerir una interpreta- post. En relación con los resultados de peligro se pone de relieve
ción especialmente restrictiva de los diferentes niveles de la la diferente terminología utilizada respecto de las modalidades
Teoría del delito, a la luz del presupuesto, es decir, en base a la de peUgro que existe en el Código Penal de 1995, así como, en
naturaleza de los bienes jurídicos supraindividuales. De esta ocasiones la indefinición del bien jurídico individual protegí o.
374 MIRENTXU CORCOY BIDASOLO

-í 6. Como referencia de la efectividad y legitimidad de esta ÍNDICE BIBLIOGRÁFICO


construcción se han examinado, aun cuando sea sucintamente,
grupos de delitos en los que se protegen bienes jurídico-penales
supraindividuales y en todos los casos se ha probado la correc- AAW, Compendio de Derecho Penal. Parte Especial. Vol. II (Dir.
ción del sistema, sin excluir la necesidad de reformas de lege
Bajo Fernández). Madrid 1998.
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regulación de esos concretos delitos en el Código Penal de 1995 AAW, Curso de Derecho Penal Español. Parte Especial. I y 11. (Dir.
o incluso a la legitimidad de la protección de determinados Cobo del Rosal), Madrid 1997.
bienes jurídicos, por su ineficacia no sólo demostrada sino AAW, El tratamiento jurídico de la eutanasia. Una perspectiva
también previsible ó por no protegerse un interés de la impor- comparada, (Coords. José Luis Diez Ripollés-Juan Muñoz Sánchez).
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dividuales o al menos de lege lata a una interpretación teleológica AAW, Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal (Dir.
que excluya su castigo. Los problemas relativos a la autoría no Quintero Olivares-coord. Valle Muñiz). Pamplona 1996.
afectan exclusivamente a los delitos contra bienes jurídicos AAW, Systematischer Kommentar, AT 6" ed. Bonn 1995; BT 5^ ed.
supraindividuales sino a la comisión de delitos a través de Bonn 1994.
personas jurídicas, organizaciones o instituciones. No obstante,
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es cierto que son precisamente los delitos contra bienes jurídi-
cos supraindividuales los que generalmente se cometen de esta München 1995.
forma, complicándose más la situación cuando los tipos están AAW, Comentarios al Código Penal de 1995. Vol. I y II {Coorá. Vives
previstos como delitos especiales o en los supuestos en los que Antón). Madrid 1996.
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