Está en la página 1de 13

2015 “Año del Bicentenario del Congreso de los Pueblos Libres”

Riobamba 250 Bis. Monoblock Nº 1 - C.U.R. - 2000EKF Rosario, Santa Fe. Argentina
Tel. 54-341-4808521/22. Fax 54-341-4808520 www.fcpolit.unr.edu.ar

CUADERNOS DE LA CATEDRA
ESTRUCTURA SOCIAL Nº 4

2006

Estructura Agraria Pampeana: la visión de Max Weber


sobre las colonias de Entre Ríos

Adriana Chiroleu
Andrea Delfino
María Elena Nogueira

ISSN 2422-7870
2

A modo de introducción

Las investigaciones de Max Weber en torno a los orígenes del capitalismo han
sido de gran relevancia para la Sociología y para la comprensión general de este
fenómeno que aún nos contiene. Esta premisa se revela en todas sus obras, en
donde los mayores interrogantes están alejados de la búsqueda de “causas” o de
lógicas causales en las realidades sociales y atienden más bien a la comprensión de
los fenómenos a partir de una lógica interpretativa que prevé desentrañar las
conexiones de sentido entre ellos.

En este sentido, nos interesa particularmente el estudio del capitalismo como


hilo conductor de la obra weberiana, precisamente en lo referente a su interpretación
como fenómeno relevante en la historia mundial. Al respecto, conviene remarcar que
no fue otra la gran pregunta de Marx y tampoco es fortuito el “diálogo” permanente
que Weber tiene con éste último. Diálogo, equivocadamente interpretado a partir de
vulgarismos económicos en palabras de Giddens. El análisis que ambos hacen del
capitalismo, desde diferentes ópticas, tiene, como sabemos, elementos comparables
y una recíproca complementariedad (Kowalski, 1971). Incluso en sus artículos
menos recuperados sobre la sociedad rural en Alemania, la polémica con el
marxismo está invariablemente presente, implícita o explícitamente.

En opinión de Murmis (2002), la gran contribución de Marx sobre esta temática


fue considerar al agro como básico para el surgimiento del capitalismo y una vez
establecido este sistema, reconocer su participación de forma diferenciada y,
finalmente, constituirse en un fuerte condicionamiento de su futuro. El análisis del
agro para Marx, está dado por la posibilidad de identificar agentes sociales y su
lugar en las leyes de movimiento propias del capitalismo. La misma contradicción
entre fuerzas productivas y relaciones sociales de producción absorbería en su
movimiento a los clásicos agentes rurales, entre ellos, los campesinos,1
constituyéndose la cuestión agraria en la pieza clave para cualquier análisis de
transición al capitalismo.

Lo interesante es que esta interpretación acerca del capitalismo y la cuestión


agraria tiene también ese rol fundamental en la obra de Weber y allí es donde el
paralelo entre sus primeras obras sobre Sociología Agraria (entre 1892 y 1895) se
hace más evidente en cuanto a obras posteriores, incluso con su famoso texto de
1905.

Sobre Empresas rurales y estructura social rural alemana

En 1894 Weber publica su artículo Empresas rurales de colonos argentinos, en


el cual, para ilustrar su punto de vista acerca de los núcleos centrales de la

1
Kautsky, Lenin y Chayanov, constituyen los más claros referentes del marxismo agrario matizando
el planteo original de Marx.
3

problemática política alemana de su tiempo, toma como caso en estudio, las


explotaciones rurales de la Provincia de Entre Ríos.

Para entonces, tenía treinta años y recién comenzaba su fértil producción


académico-política, estando profundamente involucrado con los estudios agrarios.
Es así como, en 1891 había completado su tesis de Habilitación sobre Historia
Agraria de Roma, con la convicción de que las tensiones que se daban en el mundo
antiguo entre la economía agraria de los grandes latifundios y el creciente comercio
y manufactura podrían iluminar algunos de los problemas a los que debía hacer
frente la Alemania de su tiempo (Giddens,1997).

Un año más tarde, completó la encuesta sobre las relaciones de los


trabajadores rurales en la Alemania Occidental y publicó un estudio sobre los
latifundios de la baja nobleza agraria (junkers) -artífices de la unificación alemana-
ubicados al Este del Elba. Este trabajo formaba parte de una investigación más
amplia sobre las condiciones de tenencia de la tierra en varias de las principales
regiones de Alemania que había sido encargado por la Asociación de la Política
Social2 (Giddens,1997).

La Lección Inaugural (LI) de 1895 constituye también un importante referente de


esta preocupación que sin embargo, excede la particularidad del texto. En este
escrito –como en buena parte de su obra- se esboza con claridad la motivación
política que le da origen, por detrás del análisis de la estructura social rural al este
del Elba. Weber no era ajeno a los cambios políticos de su época, y mucho menos a
los influjos que la estructura social podría tener en la estructura política de una
Alemania unificada apenas unas décadas antes. Por eso esta mirada de Weber
sobre la “cuestión agraria” captura pero también atraviesa al marxismo, en cuanto
avanza en una problemática puramente política como lo es la propia estructura del
Estado nacional. Las dificultades económicas y sociales y los propios intereses
nacionales de la Alemania que Weber está analizando están muy influenciados
desde esta perspectiva, por las diferencias regionales.

Con su habitual lucidez Weber incorpora diversos elementos que le permiten


analizar por un lado, las relaciones sociales de los trabajadores del este del Elba con
los junkers terratenientes en una óptica diríamos “social” del fenómeno pero por otra,
una interpretación implícita y sugerente de la realidad política alemana de fines de
siglo XIX y con ella, su permanente compromiso con la organización política. En este
contexto, “Weber explica la situación económica a través del juego de las fuerzas
culturales (Barbalet, 2001. La traducción es nuestra).

El tema que preocupaba a Weber se centraba, como mencionamos, en las


transformaciones que la introducción del capitalismo en las explotaciones rurales de
Alemania Oriental estaba generando en términos de organización del trabajo y sus
consecuencias para la unidad, la nacionalidad y la cultura alemana.

2
En alemán: Verein für Sozialpolitik .
4

En este texto, Weber argumenta que la región llana de la Prusia oriental, tendría
en sus distritos rurales, algunos elementos sumamente diferenciales. Por un lado,
notables diferencias en la fertilidad de los suelos, y por otro, dos niveles de
estratificación, por tipos de población y por nacionalidades (Weber, 1984. Cursiva en
el original). Es en esta noción de nacionalidad que Weber orienta su argumentación.
La razón está en el plano de las diferencias más culturales que esto genera, en el
propio espíritu que la nacionalidad supone. El avance de los migrantes polacos en la
zona de frontera es la verdadera inquietud de Weber. Pero mientras este avance se
concretaba, “son los jornaleros alemanes quienes predominantemente emigran de
las zonas económicamente elevadas, mientras que los campesinos polacos son
quienes con preferencia aumentan su número en las zonas de bajo nivel” (Weber,
1984: 10. Cursiva en el original).

La pregunta es entonces “¿Por qué emigran los jornaleros alemanes?” y la


respuesta estaría dada, desde la óptica de Weber, no por las condiciones
materiales, la búsqueda de mayores beneficios, las ventajas de la gran ciudad. La
razón está ligada a fenómenos mayormente superestructurales. El elemento
fundante de esto es la mutación de la relación patriarcal “que ligaba al jornalero con
los intereses de la producción agrícola”. La transformación de los Junkers estaría
provocando una grave crisis en la agricultura alemana, que requeriría ahora
trabajadores transitorios, de bajo costo y por lo tanto, una nacionalidad de “menor
desarrollo” como la polaca.

La solución al “problema polaco” vendría de la mano, primero de la “clausura de


la frontera oriental” (Weber, Op. Cit.:14) y segundo, de proveer al Estado de tierras
fiscales para cederlas en colonización a los campesinos alemanes en terrenos
“aptos”. Esta es una decisión de política económica que se constituye como razón
de Estado. El destino político de Alemania está presente en el avance de la
nacionalidad germana y en la maduración incompleta de las clases dominantes.

En estas investigaciones, postuló especialmente la importancia que la


organización patriarcal de las explotaciones agrícolas había tenido para la
estructuración social alemana, señalando que “la organización pública de la
agricultura era a la vez el reflejo y el fundamento de la rigurosa organización del
Estado, era, ante todo, la base sobre la cual se desarrollaban las condiciones
psicológicas de la disciplina militar” (Weber, 1995:162).

De tal manera, se transmitían hábitos básicos como el de “cumplir con su deber


sin reflexión” y se edificaba una estructura fundamental en torno al interés
comunitario. A partir de la introducción de prácticas capitalistas en el agro3, esta
malla de contención y articulación social se desvanecía y se entablaba entonces una
relación entre propietarios y obreros en la cual los primeros privilegiaban la
obtención de la pura ganancia, y los segundos, presentaban tendencias a un

3
Mariane Weber describe así este proceso: “Los terratenientes adquirían más y más tierras,
reemplazaban los viejos privilegios y pagos en especie de sus apareceros por salarios en dinero y
administraban las cosas pensando en el mercado y dejando así de ser una clase señorial patriarcal
para convertirse en una clase empresaria comercial, y destruyendo la antigua comunidad de intereses
con sus trabajadores” (1995:162).
5

comportamiento individualista buscando “por encima de todo, ser ellos mismos los
artífices de su propia felicidad o de su desgracia” (Weber,1995:165).

Al basarse esta relación únicamente en el pago del salario por parte del
propietario, procurando éstos obtener los mayores márgenes de ganancia, y
sacrificando en ese sentido las condiciones de vida de sus asalariados, y la
percepción del mismo por parte del obrero, generalmente contratado por breves
lapsos para desarrollar tareas estacionales, se rompía toda una estructura patriarcal
que había servido de base a la unificación alemana y había generado una
comunidad de valores compartidos y un fuerte sentido de nacionalidad y de
pertenencia. Los trabajadores alemanes, preferían entonces emigrar del país o
dirigirse hacia los centros industriales en busca de mejores oportunidades, y su lugar
era ocupado por polacos y rusos que ingresaban por miles a través de la frontera del
Este, y muchos de ellos permanecían en esta zona de frontera que alguna vez había
pertenecido a sus pueblos de origen4. Estos asalariados eran preferidos por los
terratenientes por tener menores estándares de vida y por lo tanto pretensiones
salariales más modestas5.

La constatación de esta situación preocupó a Weber en su búsqueda de las


formas más adecuadas de organizar una transición hacia el capitalismo, que no
pusiera en peligro a la Nación y sobre todo a la cultura germana como forma de
estructuración nacional. Es en este sentido que el pensamiento expresado por el
autor en los textos de estos años, puede al menos calificarse de nostálgico: los
núcleos que garantizaron el surgimiento de Alemania y la consolidación de la
germanidad se desvanecen sin que aún pueda vislumbrarse la forma de
reemplazarlos, por lo cual corre peligro el equilibrio demográfico, político y social.
Esto lo lleva a alertar sobre los efectos de ciertos rasgos propios del avance del
capitalismo, como la conformación de trabajadores libres que eligen su lugar de
trabajo y de un estrato de empresarios que buscando la maximización de las
ganancias adoptan criterios netamente capitalistas, despreocupados de los efectos
que éstos puedan tener sobre el tejido social y la nacionalidad.

Sin embargo, Weber tenía “una actitud positiva hacia la mecanización y el


industrialismo como condición sine qua non para una gran potencia con una
población creciente. No quería hacer girar hacia atrás las ruedas de la historia, sino
combatir desde dentro los efectos del moderno sistema capitalista” (Weber,
Mariane,1995:167). Además, como el propio Weber sostenía, “la política agraria
debía ser determinada no por los intereses de la producción, sino por los intereses
del Estado”.

Dentro de este contexto general del pensamiento y sobre todo de las


preocupaciones de Weber, se enmarca el texto sobre las explotaciones rurales en
Argentina, más propiamente las colonias de Entre Ríos, las cuales son utilizadas

4
De la antigua Alemania al Este del Elba, que fuera colonizada primero por la orden teutónica y luego
por alemanes y holandeses, sólo las tierras hasta el Oder y el Neisse siguen siendo alemanas en la
actualidad. El resto forma parte de Polonia y de algunos de los estados que formaron la Unión
Soviética (Caravana,1990).
5
El ingreso de extranjeros aceleraba y estimulaba la salida de los alemanes remanentes.
6

para ilustrar la imposibilidad de que Alemania pudiera competir con las economías
emergentes de los países de ultramar por su grado de desarrollo y estructuración
social.

El eje de la postura weberiana se centra en que los rendimientos que se


obtienen en un país como Argentina están relacionados tanto con la juventud del
suelo como con la de la organización social. Esto es, tierras de una enorme
feracidad que son explotadas de manera extensiva y por lo tanto, con un mínimo de
inversión, se complementan con un tejido social totalmente incipiente en el que no
se contemplan formas de contención social y productores y trabajadores quedan
librados a su suerte y sometidos a la inclemencia de las reglas de mercado.

En este contexto sin embargo, y debido precisamente a lo primitivo de esta


comunidad social el que cae “no cae profundo y en seguida vuelve a incorporarse”.
Esto es, aquellos productores que experimentan cosechas negativas y no pueden
hacer frente a sus obligaciones económicas, abandonan esa explotación y prueban
suerte en otra6, reiniciando el círculo.

La situación en Alemania es, sin embargo, diferente: “es la circunstancia de que


somos un antiguo pueblo civilizado y sedentario, asentado sobre un suelo
densamente poblado, con una antigua organización social claramente delineada, y
por lo tanto, sensible, y con necesidades culturales nacionales típicas, lo que nos
hace imposible competir con esas economías” (Weber, 1995:181).

Las preocupaciones centrales de Weber aparecen reflejadas a través de nuevas


imágenes en este texto y adquieren mayor fuerza por el contraste entre los dos
países. En primer lugar, se plantea una opción de hierro entre la organización de la
agricultura como forma de construir un orden social relativamente estable o una
sociedad desarticulada como la argentina7 con una mercantilización extrema de los
distintos aspectos de la vida social8. En segundo lugar, se sostiene la imposibilidad
para Alemania de acercarse al modelo argentino a los efectos de competir por los
mercados mundiales, por todos aquellos rasgos que caracterizan a este país como
un sociedad civilizada y que, por consiguiente, dificultan la renuncia a estándares
mínimos de bienestar para la población. Por último, la creencia que expresa el autor
de que en una sociedad estructurada las huellas que deja el fracaso de una
explotación son más profundos y duraderos que lo que acontece en una sociedad
“primitiva” y “semibárbara” como la argentina.

Desde la perspectiva de nuestro país, el texto resulta atractivo, curioso e


interesante por la imagen especular que nos devuelve. Es precisamente en esta
“rareza” manifiesta en la que se inspiran algunas líneas de análisis novedosas.
6
Al respecto Weber (1994) habla de la “fungibilidad de los productores agrícolas”, haciendo
referencia al “agotamiento” que éstos experimentan con frecuencia y a la falta de continuidad en sus
tareas.
7
En términos de Weber en la Clase Inaugural al Curso de Economía Política en la Universidad de
Freiburg, una “sociedad hecha añicos” (en Sidicaro, 2002).
8
Al respecto, el clima especulativo que domina en Argentino hacia fines del siglo XIX es ampliamente
documentado por diversos autores, entre los cuales, el Informe Bialet Massé puede resultar
especialmente sugerente.
7

Recordemos aquí que el texto al que nos referimos fue construido en base a cartas y
notas escritas por un colono alemán afincado en Entre Ríos.

A través del mismo, podemos informarnos de diferentes aspectos de la vida


cotidiana de una explotación rural, así como de sus formas organizativas, de gestión
general y del trabajo y los resultados obtenidos a través de la misma. Abordaremos
seguidamente algunos de estos aspectos.

La organización laboral

La problemática de las relaciones laborales en una y otra región analizadas por


Weber pueden ser interpretadas a partir de dos grandes ejes de análisis. El primero
de ellos hace referencia al momento de transición hacia el capitalismo en el que se
sitúan tonto el modelo prusiano como el “capitalismo” argentino. El segundo eje
permitiría reconstruir la presencia/ausencia de elementos socio-culturales de tipo
feudal en una y otra forma de organización de las relaciones laborales

Si tomamos el caso de la empresa rural entrerriana descripta por Weber


encontramos que la organización laboral se constituía por trabajadores
permanentes y trabajadores transitorios o migratorios.

Dentro de los primeros es posible establecer tres categorías claramente


diferenciadas en relación al rol que cada uno de los trabajadores desempeñan en el
proceso productivo. Este criterio central adoptado para la delimitación, se entrelaza
con otros vinculados al tipo de relación entablada cotidianamente con el colono y su
lugar de residencia:

a) El capataz: habita con su mujer la casa del colono.


b) El ayudante del capataz: en el caso relatado unido por vínculos de
parentesco al capataz; su tarea fundamental es la de oficiar de asistente a la par
de desarrollar otras tareas tales como el ordeñe de las vacas de los señores9 y
de “cocinar para la gente”. Este trabajador habita con su mujer una choza
construida por él mismo. Ambos participan de la comida señorial.
c) El peón ganadero: tarea desempeñada por un joven que ha sido
contratado a lo largo de todo un año.

En la hacienda alemana, cuando Weber menciona a los trabajadores


permanentes está haciendo referencia a una “servidumbre estable” con una
remuneración fija. En la categoría obreros transitorios es posible incluir a los
trilladores y los jornaleros o asalariados libre. Dentro de los trilladores se
encuentran trabajadores que organizan sus labores anualmente y con su familia,
reciben por este trabajo una paga fija que puede variar en metálico o especie. Por
otra parte, los jornaleros cobran por día de trabajo y entre ellos se cuentan los
inmigrantes polacos transitorios.

9
Es interesante observar cómo Weber refiere a los colonos con terminología propia de realidades
pre-capitalistas.
8

Como antes mencionamos - considerando el caso alemán- es posible encontrar


resabios feudales en esta forma de organización de la vida, aparentemente
capitalista. Esto es, la presencia de un patrón – el junker prusiano- que mantiene con
los trabajadores de su hacienda un tipo de dominación puramente tradicional10.

¿En cuanto difiere o se asemeja la situación de los trabajadores en la empresas


rurales argentinas de las condiciones de vida de los trabajadores rusopolacos
llegados a la región del este del Elba para participar de la zafra de la remolacha?
¿Sus modos de vida son tan opuestos cómo para desprender de esto buena parte
de la explicación de la existencia de las ventajas comparativas de Argentina?

Para desarrollar un análisis en este sentido es posible poner en juego tres


textos escritos por Weber durante el primer quinquenio de la década del 90 en los
cuales, junto a sus preocupaciones político-culturales, describe la situación de los
trabajadores transitorios Argentinos (1894) y de los trabajadores polacos (1892 y
1895). La comparación de los modos de vida es abordada en los textos a partir de
cuatro ejes fundamentales: vínculo laboral y condiciones de trabajo; característica de
la vivienda; alimentación y estructura familiar.

Siguiendo esta lógica, un elemento sumamente interesante que sugiere la


lectura del texto y que se incorpora dentro de la problemática de los “modos de vida”
a los que alude Weber, es el tema de la alimentación de los trabajadores. En
Argentina, ésta estaba constituida fundamentalmente por carne asada, a la que se le
sumaba algo de galletas, sopa de arroz o fideos, maíz cocinado con leche y té. Este
tipo de alimentación da cuenta de un incipiente proceso de “hibridación culinaria”
(Archetti: 2000) en el cual, a la fuerte presencia de elementos “criollos” como la
carne y el maíz, se le suman otros alimentos exógenos o “gringos” como el arroz y
los fideos. Varias investigaciones que tuvieron como objeto el abordaje a las
prácticas culinarias en regiones de nuestro país a fines del siglo XIX y principios del
siglo XX (Archetti, Op. Cit.), señalan que para esa época comer verduras y carne, en
el caso de los pucheros y guisos, era considerado “cosa de gringos”, contrariamente,
solo carne y más carne era de criollos, de gauchos. Al mismo tiempo resaltan que en
la concepción popular de las comidas lo varonil era la carne y lo femenino los guisos
y los dulces.

Además, es importante señalar que a estos dos pares de oposiciones binarias


criollo/gringo, masculino/femenino la fuerte presencia de la carne asada en la
alimentación introduce un nuevo par, la oposición naturaleza/cultura. En este
esquema la carne asada supone una transformación cultural de lo crudo en tanto se
incorpora la mediación del fuego, pero un proceso que es en esencia más elemental
que el proceso transformativo que suponen una alimentación fuertemente basada en

10
En su famosa obra Economía y Sociedad, Weber define tipos ideales puros para las formas de
dominación. Entre ellos se encuentra este particular tipo de dominación, que supone que el origen de
la legitimidad está puesto en la santidad de ordenaciones y poderes de mando heredados de tiempos
lejanos (...) creyéndose en ella en méritos de esta santidad. En esta línea es que interpretamos el
caso alemán, ya que la obediencia al Junker está dada, por una parte, por la fuerza de la tradición y,
por otra, por su libre arbitrio encuadrado en los límites de esa tradición. (WEBER: 1968: 180 -181).
9

elementos hervidos. Allí las mediaciones son mayores. Al fuego se le suma la


utilización del recipiente que lo contiene.

Este último par también es utilizado por Weber en el análisis de la alimentación


de los trabajadores tanto argentinos como polacos. Ambos son colocados en el lugar
del binomio que supone un menor desarrollo cultural -al que ya hemos referido- ya
mencionado, aun cuando ambas alimentaciones estén basada en elementos
radicalmente diferentes como la carne y las hierbas. La alimentación basada en la
carne asada de los trabajadores temporarios argentinos era tan salvaje para Weber
como la alimentación basada en hierbas recogidas literalmente del suelo de los
trabajadores polacos.

No obstante, y con todas las “curiosidades” que venimos trabajando, se trata de


un análisis parcial, basado en información general y unos pocos datos empíricos
organizados en torno al supuesto de que la estructura agraria de fines del siglo XIX
continúa ejerciendo un rol organizador fundamental en la sociedad, poniendo en
duda, de alguna manera, las modificaciones que introduce el tránsito hacia el
capitalismo y por lo tanto, la existencia de otras fuentes “unificadoras”.

Interpretaciones en torno al caso de Entre Ríos

Desde la perspectiva metodológica, el autor construye en el texto un “tipo ideal”


a partir de la información empírica correspondiente a una explotación manejada por
un alemán en el ciclo productivo 1891-1892 “en la provincia de Entreríos, cerca del
Plata” y de una descripción –a veces tendenciosa11- de las conductas sociales y
empresarias, para luego contrastarlo con la situación alemana.

En este tipo ideal, sin embargo, hay que distinguir algunos matices. Por
ejemplo, ¿en qué medida esta explotación puede efectivamente “valer como típica”?
Tengamos en cuenta que se refiere a un predio de tierra virgen, adquirido a plazos
por un colono carente de recursos, que había hecho el recorrido inverso a la gran
mayoría de los inmigrantes: esto es, había pasado del ámbito urbano al rural,
cuando el fracaso en este último fue, por lo general, la causal de radicación de los
inmigrantes en los ciudades, para el desarrollo de actividades secundarias y
terciarias.

Como bien es sabido, la zona de colonias que se instaló en algunas áreas de


las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba, constituyó una excepción en lo
atinente a la radicación de inmigrantes en la Pampa, en la medida en que, la regla
fue el sistema de arrendamiento, más duro por las condiciones generales de los
contratos y por las dificultades que suponía en la aspiración por lograr la propiedad
de la tierra.

Sin embargo, en una sociedad en construcción como la Argentina, ambos


sistemas así como la posibilidad de desarrollar diversas funciones en el ámbito
11
Este es el caso por ejemplo del abordaje del caso de los peones transitorios cuya descripción es
francamente racista.
10

urbano, fueron posicionando a buena parte de estos inmigrantes en lugares sociales


de clase media con acceso a la propiedad, y a recursos materiales y simbólicos (por
ejemplo, educación) que resultaban inalcanzables en los países de origen. Por otra
parte, la constatación de Weber sobre la inexistencia en el país de mecanismos de
contención y organización social generados desde el estado en el ámbito rural -a
pesar de la masividad del movimiento inmigratorio- que podría conducir -desde la
perspectiva del autor- a una fragmentación social mayúscula, no contempla la
generación de otras formas de integración y conformación de la nacionalidad, como
son precisamente la expansión de la educación básica y el Servicio Militar
obligatorio.

Esto es, Weber utiliza el esquema de pensamiento que se presenta como fértil
para el análisis de la situación alemana en el abordaje del caso argentino,
independientemente de las verdaderas connotaciones que este último tiene y sobre
todo de los alcances del proyecto nacional de la Generación del 80. En este sentido,
la información propia de las colonias de Entre Ríos resulta propicia para comprobar
su hipótesis, aunque sólo constituye una versión esquemática, parcial e incompleta
de la situación en Argentina.

El objetivo es claro: alertar sobre los peligros que acechan a Alemania si no


consigue conformar un estamento que a nivel nacional asuma el liderazgo del
desarrollo de un capitalismo que se inscriba en un proceso de salvaguarda de la
germanidad y de la unidad nacional, y en tal sentido, cumpla un papel similar al que
otrora tuvieran los junkers.

En este sentido, la comparación sólo merece aceptarse si el foco se pone en las


posibilidades de Alemania de competir con economías emergentes como corolario
de las discusiones sobre el librecambio en el comercio mundial. Esto es, si lo que
actualmente denominamos producción en condiciones de dumping social se
corresponde con las características y las necesidades de una sociedad como la
alemana. En este aspecto, coincidimos con Sidicaro en que se trata de un ejercicio
de reflexión destinado a alertar sobre los peligros de la evolución de la cuestión rural
alemana, la pérdida de peso de los junkers como estamento unificador y la crisis de
valores que ocasiona el ingreso de extranjeros, pero también, la transición hacia el
capitalismo en sí misma.

Este trabajo de Weber por lo tanto, se inscribe en el nudo central de su obra,


esto es en la preocupación por la expansión del capitalismo y sus consecuencias en
términos políticos y sociales. La lejana y “semibárbara” Argentina es un instrumento
para resaltar sus urgencias y temores, y los mismos no tienen pretensión de
totalidad ni procuran avanzar en una comprensión holística de la situación nacional.

Algunos comentarios finales

La última década del siglo XIX lo encontró a Max Weber centrado en


investigaciones ancladas en dos facetas diferentes de la economía alemana: las
condiciones del campesinado al este del Elba y las operaciones del capital financiero
11

en Alemania. Ambas investigaciones constituían aspectos parciales de una


preocupación central: la inquietud respecto a que la generalización de las
relaciones de producción capitalista socavara la unidad nacional alemana y
pusiera en cuestión la germanidad.

En este marco, Weber concluye que las ventajas comparadas de la Argentina


residían tanto en la juventud del suelo como en las formas que asumía la explotación
del trabajo y el modo de vida a que se sometían a los trabajadores agrícolas. Para
Sidicaro (2002), el autor sitúa de forma correcta la cuestión del comercio
internacional en el plano de las condiciones salariales y de satisfacción de
necesidades materiales y culturales de los países que se relacionan en el comercio
internacional. En este sentido, no serían los precios y los productos los que se
confrontan en la economía mundial, sino los modos de vida.

Con esta lógica, y si consideramos que la ciencia para Weber es, como dice
Aron (1976), un esfuerzo por comprender y explicar los valores a los cuales han
adherido los hombres y las consecuentes obras, no sorprende entonces el marco de
análisis por el que opta el gran sociólogo alemán a la hora de analizar los
fenómenos rurales. Creemos que así como en el análisis más general del
capitalismo, la lógica weberiana “complementa positivamente al marxismo” en
cuanto advierte nuevas significaciones en los procesos de transformación que no se
derivan directamente de la estructura, como también lo hace en relación a la
“cuestión agraria” que el capitalismo supone.

En este sentido, la relación que Weber hace de las lógicas socio-culturales de la


estructura agraria alemana es una contribución importante a los estudios agrarios y
no se aleja, más bien lo contrario, de su obra general y de su profunda preocupación
por la vida política de ese tiempo.
12

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

AGULLA, J.C. (1995), “Max Weber escribe sobre la República Argentina” en


Sociedad Nº 6 - Abril. UBA - Buenos Aires.
ARCHETTI, E. (2000), “Hibridación, pertenencia y localidad en la construcción de
una cocina nacional” en Trabajo y Sociedad. Indagaciones sobre el empleo, la
cultura y las prácticas políticas en sociedades segmentadas. Nº 2, vol. II,
mayo-julio de 2000, Santiago del Estero, Argentina.
ARON, R. (1976), Las etapas del pensamiento sociológico, Siglo XXI, Buenos Aires.
Capítulo “Max Weber”.
BARBALET, J. (2001), “Weber´s Inaugural Lecture and its place in his Sociology” en
Journal of Classical Sociology, 2001. Disponible en Internet.
CARABAÑA MORALES, J (1990), “Un texto poco clásico de un autor clásico: la
ausblick de Weber sobre la situación de los obreros agrícolas al este del Elba”
en Revista Española de Investigaciones Sociológicas. Nro. 49, enero-marzo.
GIDDENS, A. (1994), El Capitalismo y la moderna teoría social, Ed. Labor, Madrid.
GIDDENS, A. (1997), Política, sociología y teoría social. Reflexiones sobre el
pensamiento clásicos y contemporánea. Paidós, España.
INFORME BIALET-MASSÉ SOBRE EL ESTADO DE LAS CLASES OBRERAS
ARGENTINAS A COMIENZOS DE SIGLO (1985), Buenos Aires, CEAL, Tomo
I.
KOWALSKI, S. (1971), “Weber y Marx” en PARSONS, T. et al Presencia de Max
Weber, Nueva Visión, Buenos Aires.
MURMIS, M. (2002), “La contribución de Marx a la sociología agro-rural y el análisis
de las estructuras agrarias” en revista Trabajo y Sociedad. Nro. 5, Santiago
del Estero. Disponible en Internet.
SIDICARO, R. (2002), “Max Weber: texto y contexto de su estudio sobre la
Argentina” en Revista Araucaria. Disponible en Internet.
WEBER, M (1995), “Investigación sobre la situación de los obreros agrícolas del este
del Elba” en Sociedad Nº 7 - Octubre. UBA - Buenos Aires. (Edición original:
1892).
WEBER, M (1995), “Empresas rurales de colonos argentinos” en Sociedad Nº 6 -
Abril. UBA - Buenos Aires. (Edición original: 1894).
WEBER, M. (1968), Economía y Sociedad. FCE, Buenos Aires
WEBER, M. (1984), Escritos políticos. ED. Folio, México (2 tomos).
WEBER, M. (1985), Ensayos de Sociología Contemporánea II, Planeta, Barcelona.
WEBER, Mariane (1995), Biografía de Max Weber, México, Fondo de Cultura
Económica.
WINSON, A. (1994), “La ‘vía prusiana’ de desarrollo agropecuario: una
reconsideración” en revista Ruralia Nro. 5, Buenos Aires.
13

Staff:
Cátedra de Estructura Social
Adriana Chiroleu
Claudia Voras
Andrea Delfino
María Elena Nogueira

ISSN 2422-7870

También podría gustarte