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Más allá del trabajo terapéutico, familiar - sistémico, emocional etc. que
formará parte de nuestro proceso, ¿cuál es en esencia el Alma de este
Programa?: La entrega incondicional a la Vida y a la Esencia que en cada
instante la crea y mueve. Es decir, nuestra sintonía con la dimensión
fundamental de la existencia y nuestro “servicio a la vida” en consonancia
ella.
“Quiero tener una experiencia más auténtica, sentir que vivo conforme a lo
que para mí es esencial y coherente”
Estas frases responden a los anhelos más comunes de personas a las que
durante estos años vengo acompañando. Al mismo tiempo son y han sido
las motivaciones centrales de mi propia vida.
Por último:
Este Destino familiar no sólo encierra limitación, sino también todos los
potenciales de alegría, realización, recursos, capacidades y abundancia para
nuestra vida.
Esta es la Conciencia que todo lo piensa, quiere y mueve tal y como la Vida es
en cada instante.
¿No serán acaso estas dificultades heredadas lo que tanto nosotros como el
Alma Familiar a la que pertenecemos necesitamos para dar un salto de
evolución y crecimiento?
¿Es posible que los movimientos más creativos que nos llevan a crecer y a dar
los “saltos cuánticos” de nuestra vida surjan precisamente de esta limitación
heredada?
A medida que vamos incluyendo con Amor la realidad de las raíces a las
que pertenecemos, comprendemos que los orígenes familiares de los que
provenimos son justo el fertilizante para nuestra Vida y el sentido evolutivo
de nuestra Alma en esta tierra.
Si “Algo más Grande” está detrás de los hilos que mueven nuestra
vinculación con el Destino Colectivo Familiar, y será nuestra sintonía con su
Conciencia y su Amor la que nos ayude a sanar y dirigirnos hacia nuestra
propia realización, vamos entonces a regalarnos un espacio filosófico
acerca de “Algo Mayor” o “El movimiento del Espíritu”.
Es por ello que todo lo que hablemos acerca del ámbito espiritual está
orientado a nuestra propia experiencia.
Recuerda los siguientes cuatro puntos que recogen lo que la filosofía era en
sus orígenes. En nuestro proceso vamos a rescatar su esencia original y a
vivirla de este modo, tal como surgió y fue concebida:
El verdadero “saber” está en la vida que vivimos. Está dentro del vínculo con
nuestra pareja, con nuestros hijos, con nuestros proyectos y el trabajo que
desempeñamos al servicio de la Vida.
¿Te has parado alguna vez a pensar que creer en un universo fruto de la
casualidad es mucho más cómodo y fácil que asumir la responsabilidad que
implica el hecho de ser “Hijos” de Algo Mayor?
Es curioso que a partir del “Big Bang” el universo recién nacido no se disgregó
al azar. Empezó a cobrar forma siguiendo unas reglas concretas que
científicamente se llaman “constantes de la naturaleza”. Estas reglas
ordenadas pueden formularse con una precisión matemática sorprendente.
¿De dónde surge este orden y sus pautas?
Son tantas las coincidencias que sin cesar se acumulan en el hecho de que
existamos aquí y ahora como seres humanos y en tal precisión, que decir que
la vida es fruto del azar es igual a creer que podemos poner a 100 monos
delante de cien máquinas de escribir para que escriban aleatoriamente y
acaben por crear las obras completas de Shakespeare.
Esta imagen del “orden implicado” de David Bohm es muy similar al hecho
que nos muestra cada trabajo de constelación familiar cuando
comprobamos, una y otra vez que “Algo más Grande”, a través de su
movimiento, nos conduce conforme a un orden implícito en sí mismo a las
soluciones de nuestra vida.
Y bien sea que lo llamemos “El Campo”, “la Conciencia Esencial”, “el
Espíritu”, “Dios”, “el Ser…”
¿Por qué no reconectarnos con el origen de la Vida, con aquello que nos crea
y sustenta para reorientarnos conforme a su Orden Infinito y su Movimiento?
Así, también yo soy pensado, tal como soy. Así está pensada mi vida, su
principio y su fin. Así está pensado mi destino, tal y como se convierte en mi
destino para mí y para otros.
Ante todo, soy pensado tal como soy ahora, y estoy pensado para lo que se me
presenta en este instante y lo que este instante tiene preparado para mí.
También para lo que el instante me ofrece ahora, para lo que me exige ahora y
lo que ahora me posibilita.
Este pensar, ya que está pensado desde otro lugar que no es aquí, me hace
extenso, me expande. En consonancia con este pensar permanezco sin
preocupación, sin temor, alegre y con dedicación. Me permite estar en el
instante, sin mirar hacia atrás, a lo que ya fue, y sin adelantarme en el ahora,
como si lo que viene ya estuviera antes de estar pensado, pensado de tal forma
que puede ser.
Ante este fenómeno, Bert Hellinger en sus inicios denominó al “Campo” que
permite que la información más oculta y profunda de un sistema familiar
salga a la luz a través de los representantes: El “Campo del Conocimiento”.
¿La misma Conciencia Espiritual que las tradiciones milenarias, cada una
desde su creencia, han percibido como eso “Más Grande” que rige nuestra
existencia?
Con ciencia o sin ella, con creencias espirituales o sin ellas, la propia
experiencia de estar presentes y conectados con la Conciencia Esencial
Creadora, es lo que en verdad nos permite avanzar guiados por “Algo más
Grande”.
¿Puede haber algo realmente inaceptable para la Mente del SER que todo lo
crea tal y como Es?
¿O más bien se trata de nosotros y nuestro sentido moral del “bien” y del
“mal”?
Si todo en la Vida surge fruto de la Conciencia Pura que todo lo crea y mueve
en cada instante… ¿No será que podremos contactar con ella al percatarnos
del espacio del cual surgen nuestros propios pensamientos?
A poco que observemos, nos vamos a dar cuenta de que toda nuestra
experiencia como seres humanos tiene que ver con la Consciencia.
Detente…
Mientras lees ahora estas palabras pregúntate: ¿quién está leyendo estas
palabras?
Esa presencia silenciosa que se “da cuenta” de que está leyendo, de que está
observando, de que es consciente aquí y ahora: es la conciencia pura.
Así de fácil, solo permitir que tus pensamientos hagan lo que quieran hacer…
Los observas relajadamente, igual que si estuvieras viendo una película… las
imágenes de un televisor…
Observando tranquilamente...
Y ahora, con calma, mira más allá de estos pensamientos y date cuenta de lo
que hay detrás de ellos…
...Vacío...
Sólo consciente del Vacío que está presente detrás de los pensamientos
cuando miras más allá de ellos…
...Al Vacío...
...Al Vacío...
Puede que hayas oído que se necesitan muchos años de práctica estricta
para percibir el espacio de quietud más allá de los pensamientos. ¡Acabas
de hacerlo en unos segundos!
Practica de nuevo el ejercicio y esta vez observa cómo durante los espacios
de silencio sin pensamientos tú sigues estando ahí… Tú sigues estando en
el espacio de Vacío que puedes percibir entre tus pensamientos o detrás de
ellos.
A continuación, veremos las fases por las que vamos a transitar a lo largo
de nuestro recorrido práctico para “la conexión”:
¿Qué significa esto? Que todas nuestras implicaciones con nuestro sistema
familiar de origen, además de las limitaciones derivadas de nuestra propia
historia personal (ambas siempre vinculadas) se crearon precisamente por la
separación entre nuestra conciencia individual y la Conciencia Esencial
Creadora.
Es por esto que cultivar nuestra conexión con el Centro y nuestro Corazón,
permaneciendo en sintonía con el “Espíritu”, es el telón de fondo de nuestro
camino y la responsabilidad que asumimos con nuestra sanación y la de
nuestro sistema familiar.
Nuestros traumas personales, las cargas que hemos adoptado de nuestra
familia, las promesas ciegas que sin darnos cuenta hemos hecho, los
sentimientos que vivimos en resonancia con tragedias y daños hechos y
recibidos en el pasado etc.: Sólo pueden ser transformados y liberados desde
nuestra sintonía con la Conciencia Esencial y el Amor de “Algo más grande”.
Las dificultades que hemos heredado del “Destino Colectivo” son fruto de la
desconexión con el Espíritu. Para sanarlas necesitamos volver a “unir” lo que
en su momento quedó separado de éste.
Cuanto más logramos Amar y Agradecer la Vida tal y como es, mayor es el
potencial de sanación, crecimiento, abundancia y realización en todos los
aspectos de nuestra Vida.
Aprendiendo a Amar cada vez más como el Espíritu Ama: sin condiciones.
Es por esto que en esta primera etapa del Programa nos centramos en el
proceso de preparación personal.
Paciencia y paso a paso. El orden de este proceso ha sido pensado para que
cada paso que demos tenga sentido tras la integración de lo que primero
era necesario.
“La conexión” es, ante todo: “sí a todo como es” - “sí a todos como son” - “sí
a mí mismo tal y como soy”.
Cuando queremos hacer un proceso personal porque nos estamos
diciendo “NO” a nosotros mismos tal y como ahora somos, comenzamos a
experimentar en nosotros más de eso que queremos que cambie y no
podemos aceptar.
Aceptar que tal y como somos en este momento es el único modo en que
es posible que seamos dado el pasado colectivo al que pertenecemos: Es
el primer paso.
En el fondo, decirnos “SÍ” a nosotros mismos es decir “Sí” a todo lo que nos
ha venido dado de nuestros padres y ancestros. Cada vez que nos negamos
a nosotros: les negamos a ellos.
Muy distinto es partir de un gran: “SÍ a mí mismo tal y como soy Ahora” - “SÍ
a mi vida tal y como es ahora”.
Entonces podrás caminar sin exigencia y sin meta, solo con compromiso,
responsabilidad y compasión hacia ti mismo. Paso a paso me comprometo
a permanecer en mi proceso desde el amor a como soy en cada momento.
Ya que por ahora: “No puede ser de otra manera”
Confía en que paso a paso, con paciencia y amor, el movimiento del espíritu
que va a tomarte te llevará hacia donde necesites estar mañana. Eso sí, lo
hará lentamente y poco a poco, tal y como son los movimientos más
sanadores y que realmente perduran.
Cuando los procesos han sido vividos en esta actitud, hemos generado el
caldo de cultivo necesario para que, en el momento menos esperado,
experimentemos el famoso “salto cuántico”.
Algo que la constelación familiar nos muestra cada vez que nos abrimos a
las continuas comprensiones que nos brinda, es que en la Vida sólo existen
dos posibles movimientos.
En muchas ocasiones vemos que, cuando creemos que estamos aquí, vivos
y en nuestra vida, la constelación nos muestra que nuestro movimiento
realmente está en la muerte, está en el “menos”.
¿Hacia dónde nos lleva el “Más” ?: Hacia más éxito, realización, salud, dar,
amar y ser amados. ¿Hacia dónde nos lleva entonces el “menos”?
¿Hacia dónde estás orientado ahora? ¿en un movimiento hacia más Vida? ¿o
en un movimiento hacia la muerte, hacia “menos”, hacia el pasado?
¿Por qué te cuento esto tan pronto? ¿En esta misma introducción del curso?
Entonces, tendrás que estar muy atento, porque la fidelidad por su propia
naturaleza quiere mantenerse viva a toda costa.
Ahora, vuelve a mirarles a ellos y qué tan posible ha sido todo esto en sus
vidas…
Cuando somos niños entendemos que amar a nuestros padres es, entre
otras cosas, no darnos el permiso de ser más felices que ellos.
Por otro lado, la conciencia del “Yo Adulto” sabe que el verdadero Amor es
hacer algo bueno con la propia vida: que yendo hacia el “Más” es como
verdaderamente somos consecuentes con la Vida que hemos recibido de
nuestros Padres.
Cada vez que damos un paso de sanación soltamos parte del pasado:
nos despedimos de vínculos, pautas de relación y decisiones que
forman parte de nuestro modo de mantenernos vinculados a nuestra
familia o a partes de nuestra propia historia.
Y si nos parece algo demasiado lejano, la única razón por la que así
nos lo parece es porque sencillamente, no nos es familiar.
Dentro de todas tus raíces y de tu experiencia con tus padres tal y como
ha sido se encuentra todo lo que tenías que recibir en la Vida para
realizar tu propio Camino por mucho que en ocasiones no te haya
parecido “lo más conveniente”
Tus fidelidades contraídas, tus mandatos ciegos, las cargas que has
asumido de otros, las dificultades que se repiten en tu vida y los
momentos en los que sin saberlo miras hacia la muerte, forman parte
del “paquete” de Destino Colectivo que “Algo Más Grande” ha pensado y
querido para ti.