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LA PENA DE MUERTE EN EL PERÚ

La pena de muerte ha sido un tema de controversia durante muchos años en todo el mundo, y el
Perú no es la excepción. Algunos argumentan que la pena de muerte es inhumana e ineficaz
como medida de disuasión, mientras que otros consideran que es necesaria para frenar la
creciente ola de delincuencia. En este ensayo, exploraremos las razones por las cuales la ley de
pena de muerte debería ser aprobada en el Perú.

Desarrollo:

1. Justicia y reparación a las víctimas:

La pena de muerte es una forma de justicia para las víctimas y sus familias. Para aquellos que
han sufrido pérdidas irreparables debido a crímenes violentos, ver que el responsable reciba el
castigo máximo podría brindarles cierto grado de paz y cierre emocional.

2. Disuasión efectiva:

Si bien algunos sostienen que la pena de muerte no es una medida eficaz para disuadir a los
delincuentes, diversos estudios han demostrado lo contrario. La existencia de la pena capital
como una opción de castigo severo podría actuar como un elemento disuasorio para aquellos
que planean cometer crímenes graves.

3. Protección de la sociedad:

La pena de muerte es una forma de proteger a la sociedad de los criminales más peligrosos y
violentos. Al eliminar permanentemente a estos individuos del sistema, se evita que vuelvan a
causar daño a otras personas y se puede reducir la tasa de delincuencia en general.

Conclusion:

Si bien reconocemos las críticas y preocupaciones legítimas sobre la pena de muerte, creemos
que, en el caso particular del Perú, su aprobación sería beneficiosa en términos de justicia,
disuasión, protección de la sociedad, costos económicos y fortalecimiento del sistema judicial.
Sin embargo, es fundamental asegurar un sistema legal justo y riguroso antes de implementar
dicha ley, estableciendo garantías y procedimientos apropiados para evitar errores judiciales y la
ejecución de personas inocentes. La pena de muerte debe ser aplicada únicamente en casos
excepcionales y extremos, donde se haya demostrado de manera indiscutible la culpabilidad del
acusado. El debate continuará, pero debemos considerar la urgencia de abordar la creciente
inseguridad en nuestro país y buscar soluciones efectivas para proteger a la sociedad.

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